Tercera Meditacion - Descartes

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Descartes MEDITACIÓN TERCERA Comienza haciendo un breve resumen de lo que sabe hasta ahora con certeza. La indagación se dirige ahora a averiguar si, además de encontrar en sí mismo la certeza de ser una cosa piensa, no poseerá otros conocimientos. El primer paso es: se que soy una cosa que piensa ¿no sé lo que se requiere para estar cierto de algo? Aquí Descartes está introduciendo el criterio de certeza. Son verdaderas todas las cosas que percibimos con gran claridad y distinción. Parece claro entonces el famoso: Yo pienso, luego yo existo. Pero, ¿que ocurre con las cosas percibidas por los sentidos? Tales ideas nos engañan, es decir, hay que dudar de todas las cosas que percibimos en el exterior, de esto ultimo no tiene evidencia. Hay cosas para cuyo conocimiento no es menester traspasar los límites de la evidencia, como son las que se refieren a las matemáticas. La certeza se ve amenazada por al hipótesis del Dios Engañador. Sin embargo parece que la evidencia sale victoriosa, aunque Descartes no esta aún absolutamente seguro de haberse librado de la hipótesis del Dios engañador. Expresa la necesidad de investigar, primero si hay Dios y , segundo, si puede ser engañador. Cabe sacar dos conclusiones del conjunto del pensamiento de Descartes: 1. Cuando el objeto se conoce está presente el entendimiento, el criterio de certeza es la claridad y distinción con que lo percibimos. Cuando no este presente tendremos que recurrir a Dios. 2. Si distinguimos entre el aspecto subjetivo según el cual se genera el sistema cartesiano y el aspecto de la realidad objetiva de las ideas, podemos afirmar que, en el primer caso, el criterio es el de la claridad y distinción, mientras que en el segundo es la existencia de un Dios veraz. Es muy importante el orden en la constitución del pensamiento. Para averiguar los temas relacionados con Dios procede a clasificar sus conocimientos desde el punto de vista de su verdad y falsedad. Distingue entre su pensamiento dos grupos: las ideas y el espíritu. ¿Qué grado de verdad poseen estos tipos de pensamiento?. Lo que yo imagino es verdadero; otra cosa es que se corresponda o no con cosas que están fuera de mí. La nota más característica es le concepto de idea, plenamente espiritual y con valor representativo, al ser como imágenes de las cosas. Tampoco pueden considerarse falsos los actos de voluntad y con lo que si hay que tener cuidado es con los juicios, puede cometerse el error de remitir las ideas a las cosas que están fuera del sujeto. Descartes ofrece una clasificación de las ideas: innatas, adventicias y ficticias.

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DescartesMEDITACIÓN TERCERA

Comienza haciendo un breve resumen de lo que sabe hasta ahora con certeza. La indagación se dirige ahora a averiguar si, además de encontrar en sí mismo la certeza de ser una cosa piensa, no poseerá otros conocimientos. El primer paso es: se que soy una cosa que piensa ¿no sé lo que se requiere para estar cierto de algo? Aquí Descartes está introduciendo el criterio de certeza. Son verdaderas todas las cosas que percibimos con gran claridad y distinción. Parece claro entonces el famoso: Yo pienso, luego yo existo. Pero, ¿que ocurre con las cosas percibidas por los sentidos? Tales ideas nos engañan, es decir, hay que dudar de todas las cosas que percibimos en el exterior, de esto ultimo no tiene evidencia.

Hay cosas para cuyo conocimiento no es menester traspasar los límites de la evidencia, como son las que se refieren a las matemáticas. La certeza se ve amenazada por al hipótesis del Dios Engañador. Sin embargo parece que la evidencia sale victoriosa, aunque Descartes no esta aún absolutamente seguro de haberse librado de la hipótesis del Dios engañador. Expresa la necesidad de investigar, primero si hay Dios y , segundo, si puede ser engañador.

Cabe sacar dos conclusiones del conjunto del pensamiento de Descartes:

1. Cuando el objeto se conoce está presente el entendimiento, el criterio de certeza es la claridad y distinción con que lo percibimos. Cuando no este presente tendremos que recurrir a Dios.

2. Si distinguimos entre el aspecto subjetivo según el cual se genera el sistema cartesiano y el aspecto de la realidad objetiva de las ideas, podemos afirmar que, en el primer caso, el criterio es el de la claridad y distinción, mientras que en el segundo es la existencia de un Dios veraz.

Es muy importante el orden en la constitución del pensamiento. Para averiguar los temas relacionados con Dios procede a clasificar sus conocimientos desde el punto de vista de su verdad y falsedad.

Distingue entre su pensamiento dos grupos: las ideas y el espíritu. ¿Qué grado de verdad poseen estos tipos de pensamiento?. Lo que yo imagino es verdadero; otra cosa es que se corresponda o no con cosas que están fuera de mí. La nota más característica es le concepto de idea, plenamente espiritual y con valor representativo, al ser como imágenes de las cosas.

Tampoco pueden considerarse falsos los actos de voluntad y con lo que si hay que tener cuidado es con los juicios, puede cometerse el error de remitir las ideas a las cosas que están fuera del sujeto.

Descartes ofrece una clasificación de las ideas: innatas, adventicias y ficticias.

El siguiente paso consiste en plantearse por qué cree que las ideas que parecen provenir de objetos extramentales son semejantes a tales objetos. Las razones para creer en la semejanza entre las ideas y los objetos de donde parecen provenir son dos:

1. Que parece enseñárselo la naturaleza.2. Que tales ideas no dependen de la voluntad.

El problema ahora es analizar la fuerza y el poder de convicción de estas razones, conviene recordar aquí que Descartes estudia las ideas desde tres puntos de vista: Realidad material, realidad formal y realidad objetiva.

Considera a las ideas como modos de pensar. El primer argumento: parece enseñárselo la naturaleza, esto es una luz natural que le mostrara con claridad que es así. La experiencia le demuestra que no puede dejarse guiar por tales inclinaciones. El segundo argumento: las ideas no dependen de la voluntad. La conclusión es que considerando las ideas como modos de pensamiento, no se puede afirmar que existan objetos exteriores que originen las ideas ni que entre ambos se pueda establecer una relación de semejanza.

Las ideas desde otro punto de vista, el de su realidad objetiva, ahora las ideas van a ser distintas unas a otras, cada una representa algo distinto. La idea de una sustancia infinita contiene mas realidad objetiva que

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las que representan sustancias finitas.

Quiere situarse ante la idea de Dios para ello expresa la realidad objetiva de las ideas de la siguiente manera:

1. Debe haber por lo menos tanta realidad en la causa como en su efecto.2. De la nada no se produce nada.3. La realidad objetiva de una idea debe haberla recibido de alguna causa que contenga al menos tanta

realidad formal, actual, como realidad objetiva contiene la idea.4. Aunque una idea pueda nacer de otra idea y esta, a su vez de otra, no se puede seguir en este

proceso hasta el infinito.

El examen detenido de todo lo anterior le lleva a aceptarlo con claridad y distinción. Y obtiene una conclusión de enorme importancia: Si poseo una idea cuya realidad objetiva sea tan grande que no pueda haber sido causada por mí, entonces, es que, además de mí hay otra cosa en el mundo, que es la causa de esa idea.

Tras esta conclusión examina sus ideas y encuentra la idea de Dios y de cosas corpóreas, las cuales han sido creadas por el yo. Comienza a analizar la idea de Dios. Desde el punto de vista material, es un modo de pensamiento, pero en cuanto a su realidad objetiva tiene un significado tan grande que le hace convencerse que no ha podido ser creada por él. Dios existe y es infinito, por lo tanto no puede explicarse desde la realidad finita del yo. Se plantea el problema de cómo conocer lo infinito y para ello distingue entre entender y comprender la idea de lo infinito. Afirma que podemos entender la idea de infinito y ver, incluso, que en la sustancia infinita hay más realidad que en la sustancia finita. Por lo que la idea de Dios no puede ser materialmente falsa, puesto que es la idea que contiene más realidad objetiva y se representa de forma muy clara y distinta en la mente. La idea de Dios es absolutamente verdadera, pero Descartes se pregunta si ha podido ser creada por el yo y llega a la conclusión de que no ha podido ser creada por él y llega a la conclusión de que debe haber sido puesta en él por un ser que sea perfecto y por lo tanto concluye: si yo existo, es que Dios existe.

Señala que aún pensando que fuéramos seres perfectos y autosuficientes se nos plantea la duda de quién nos creó. Explica que el cuerpo evidentemente nace de un parto y señala que esto lo explica nuestro juicio y la comprensión; indica que lo que nos falta es quién crea el alma. Responde que evidentemente debe venir de un ser superior, Dios; explica que sólo él es capaz de unir cuerpo y alma. Así queda resulto el segundo argumento de la existencia de Dios.

Por último señala que aún así nos faltaría saber cómo adquirimos la idea de la existencia de Dios, pero como esto evidentemente no puede adquirirse a través de los sentidos, nos percatamos de que sólo Dios mismo nos pudo introducir esa idea de forma natural.