Tema Número 2
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Universidad Santa María - Facultad de Ciencias Económicas y Sociales - Escuela de Derecho
Cátedra de Economía Política
Tema Número 02
LAS ESCUELAS ECONÓMICAS
I.- LOS PRIMEROS TEÓRICOS DE LA ECONOMÍA
Antonio de Montchrétien fue el primero en publicar una obra que ostentaba el pomposo título
de TRATADO DE ECONOMÍA POLÍTICA, en el año 1615, y decimos que era pomposo porque no se
trataba ciertamente de un tratado de economía política. El nacimiento de esta nueva ciencia es
ciertamente posterior a Montchrétien.
La simple economía mercantil obtuvo un formidable impulso con el descubrimiento de América,
ya que, multitud de frutos y productos de la tierra se dirigieron a Europa procedentes del
continente recién descubierto, llegando a engrosar, extraordinariamente, el cúmulo de
mercaderías que se ofrecían a la venta en las ciudades mercantilistas. La gran afluencia de oro y
plata que hicieron irrupción en los mercados y que sirvieron para formar los tesoros de los
banqueros, dio un impulso insospechado a las relaciones mercantiles.
II. LA TEORÍA MERCANTILISTA
España era la nación privilegiada porque disponía de grandes y numerosas minas de Oro y de
Plata en el continente americano. Inglaterra, Francia y los Países Bajos veían, no sin envidia,
aquel afluir de riquezas a manos de los españoles.
La solución adoptada fue muy sencilla: trabajar intensamente en las manufacturas y artesanía,
de modo de producir toda clase de artículos para venderlos a los españoles, a cambio de su oro
y de su plata.
España veía solamente pasar por sus manos los tesoros de América para que luego fuesen a caer
en los bolsillos de los fabricantes y mercaderes de Inglaterra, Francia, Italia y los Países Bajos.
Su aparición coincidió con el gran desarrollo del comercio en Europa. El gran desarrollo de la
economía mercantil y de la manufactura produjo cambios de importancia en la política. Bajo su
influjo apareció la monarquía absoluta y se formaron los grandes Estados Nacionales.
La escuela Mercantilista comparaba la economía de los países a la de los individuos. Le
interesaba su enriquecimiento personal. Cifraba toda la riqueza y el poderío en la acumulación
de los metales preciosos y en el desarrollo del comercio y de la exportación. Era la manera de
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lograra que el oro y la plata afluyeran a los países que estaban en posibilidad de exportar
productos agrícolas y manufacturados.
El capitalismo aparece en el siglo XVI y, coetáneamente, aparecen los primeros intentos de
explicar una serie de fenómenos propios del Capitalismo. Por eso surgió el MERCANTILISMO en
el siglo XVI y se prolongo hasta el siglo XVIII. Era la época en que el capital monetario y comercial
dominaba en la economía, ya que apenas se comenzaban a dar los primeros pasos de la
industria, bajo la forma de la manufactura. Era lógico que los teóricos del MERCANTILISMO no se
fijaran en la esfera de la producción, sino solamente en la del cambio y del préstamo.
El MERCANTILISMO era partidario de la intervención del Estado en los asuntos económicos de la
Sociedad, porque con ello aspiraba a que el Estado protegiera y fomentara las empresas
industriales o manufactureras. Fue así como lograron el otorgamiento de primas a la exportación
y se implantaron aranceles aduaneros para la importación. Se aspiraba a vender al extranjero
mucho más de lo que se le compraba.
Las ideas de los mercantilistas contribuyeron poderosamente a la expansión de las industrias y,
en esa medida, jugaron un papel progresista en su época. Pero sus ideas sobre las riquezas eran
una demostración de la inmadurez de la que adolecía la producción capitalista. En la época
moderna el mercantilismo es insostenible. El comercio internacional se rige por principios de
interdependencia y reciprocidad; y el concepto de riqueza no radica sólo en la posesión de los
metales preciosos, sino, en el conjunto de la producción de bienes materiales destinados al
bienestar general. Ningún país puede aislarse de los demás, así sea el más rico del mundo,
porque ninguno está en capacidad de producir todo cuanto necesite.
III.- LA ESCUELA DE LOS FISIOCRATAS.
Fue a mediados de los años 1700 cuando nació otra corriente económica, se trata de la escuela
de los fisiócratas, de la que fue fundador Francois Quesnai, su obra principal fue “CUADRO
ECONÓMICO” publicado en 1758.
Esta obra influencio al punto de constituir a base de sus ideas una nueva teoría económica con
innumerables discípulos.
Dos postulados fundamentales y nuevos fueron introducidos por esta escuela:
1) La existencia de un orden natural en las Sociedades Humanas, regido por leyes naturales,
que se cumplen fuera de nuestra voluntad y a pesar de ellas. No hace falta dictar leyes
económicas, porque la naturaleza a dictado las mejores posibles.
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2) La agricultura es la base fundamental de la economía, porque sólo la tierra es capaz de
producir riquezas. Como se ve este postulado significa un retroceso con respecto a los
mercantilistas, que habían preconizado un sistema de enriquecimiento cuando no
poseían minas derivando de ellos enormes ventajas.
La escuela de los fisiócratas tuvo un carácter burgués capitalista, pues aparece en el período de
preparación ideológica de la Gran Revolución Democrática.
El mérito principal de la fisiocracia fue su notable intento de dar una explicación de la
reproducción capitalista en su conjunto, aunque no llegó a elaborar una teoría verdaderamente
científica sobre ello.
La fisiocracia giró toda su explicación alrededor del producto neto. Daban este nombre a todo el
producto sobrante, una vez cubiertos los gastos, o sea, a lo que la escuela Socialista ha
denominado plusvalía. Concluían así que el producto neto, creado mediante la aplicación del
trabajo asalariado, brota como un don de la naturaleza, exclusivamente de la agricultura y la
ganadería. En las demás ramas de la producción no se verifican procesos biológicos, y el trabajo
del hombre se limita a cambiar la forma de los productos brindados por la naturaleza.
Basados en éste criterio llegaron a la conclusión de que sólo estas ramas de la producción
debían pagar impuestos, librando a la industria manufacturera de ellos. Aquí se revela el
carácter burgués capitalista de esta teoría.
Los fisiócratas se pronuncian por la libertad de cambio y de comercio internacional y contra toda
forma de intervención del Estado en la economía. Es la escuela que considera que la economía
está regida por leyes naturales.
IV.- LA ESCUELA CLÁSICA (LIBERAL)
Esta escuela abarca a todos los fundadores de la Economía Política, considera al individuo como
el motor y fin de toda la actividad económica. Por eso también se llama escuela individualista.
Su principio básico es dejar hacer, dejar pasar, esto es, no intervenir en los asuntos económicos,
porque ellos son producto del orden natural establecido en las sociedades humanas.
Puede resumir su doctrina en tres puntos:
1) Las sociedades humanas están gobernadas por leyes naturales que no podríamos
cambiar, aunque quisiéramos, y que además ningún interés tendríamos en modificarlas,
porque son buenas cuando menos, las mejores posibles. El deber de los gobiernos y de
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los individuos es descubrir esas leyes naturales y ajustarse a ellas, sin tratar de intervenir
para nada.
2) Esas leyes no son contrarias a la libertad humana, sino la expresión de las relaciones que
se establecen espontáneamente entre los hombres que viven en sociedad.
3) El papel del Estado, si quiere conservar el orden social y el progreso, se limita a
desarrollar, en lo posible, las iniciativas de los particulares. El Estado debe abstenerse de
intervenir y dejar completa libertad de acción a las leyes económicas.
El fundador de la Escuela Clásica o Liberal fue Adam Smith. En 1776 publicó su notable obra
titulada “Investigación sobre la Naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, que dio
nacimiento al estudio verdaderamente científico de los fenómenos económicos.
Acogió el primer postulado de los fisiócratas, o sea, la existencia de un orden natural regido por
leyes de igual naturaleza, en el campo de la economía. Pero rechazó, totalmente, el segundo
postulado relativo a la agricultura y la tierra. La riqueza de un país, según Adam Smith, está
representada en toda la masa de mercancías producidas en él. Es decir, que todo trabajo,
cualquiera que sea la rama de la producción en que se aplique, es fuente de valor y riquezas.
La escuela liberal surge en plena era de la revolución industrial. Por ello, Adam Smith vio en la
división del trabajo la base para elevar la productividad.
Fue el primero en señalar la estructura clasista de la sociedad capitalista. Consideraba que
estaba constituida por tres clases: 1) los obreros; 2) los capitalistas, y 3) los propietarios de
tierras. El producto social, por consiguiente, estaba formado, según Smith, por tres ingresos
diversos: el salario, la ganancia y la renta de la tierra. Este enfoque lo conducía al error de no ver,
en el valor de las mercancías elaboradas, la parte del capital constante empleado en la
producción, que se transmite, lentamente, al valor de las mercancías.
La escuela clásica se apoya en los principios de la libre concurrencia y de la división del trabajo.
La libre concurrencia es el acceso, sin obstáculos, al mercado, de compradores y vendedores. La
división del trabajo hasta el principio de que hay factores favorables en cada país y en cada
individuo, para desarrollar una determinada industria, fuera de toda competencia, en cuanto a
calidad y precio.
Por último, para los clásicos, ciertas leyes económicas eran tan inmutables como las físicas: la
pobreza y la ignorancia eran fatalidades irremediables.
Fue Adam Smith quien primero determinó que el valor de cambio de las mercancías brotaba del
trabajo humano empleado en producirlas.
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La escuela clásica o liberal llegó a la cúspide de su desarrollo y grandeza con las obras de David
Ricardo. Su obra principal se tituló “Principios de Economía Política y Tributación, que apareció
en 1817.
Ricardo demostró que el valor creado por el trabajo del obrero es la fuente de la que surgen
tanto el salario como la ganancia y la renta, distinguiendo el trabajo presente o trabajo vivo y el
trabajo pasado o trabajo muerto, representado éste último en las herramientas, máquinas, etc.
También distinguió dos hipótesis: el caso en que el trabajo pasado no perteneciera al que
emplea el trabajo presente, y aquél en que el dueño del trabajo presente lo fuese igualmente
del pasado. En el primer caso el valor comprendería el salario y la ganancia.
Pone de manifiesto la contraposición de intereses entre las clases en la Sociedad Capitalista,
sobre todo en la esfera de la distribución. Pero él consideraba que la existencia de las clases
sociales era un fenómeno natural y perenne en la sociedad. Demostró Ricardo la contradicción
entre el salario y la ganancia; entre la ganancia y la renta de la tierra, concluyendo que cuanto
más alto sea el salario del trabajador menor será la ganancia del empresario y viceversa. Supo
poner de relieve la contradicción entre la ganancia capitalista y la renta de la tierra.
Al igual que Adam Smith, consideró que el sistema Capitalista estaba basado en la naturaleza y,
por tanto, era eterno, sin llegar jamás a plantear el problema de las categorías económicas, de
carácter histórico, tales como el dinero, la mercancía, el interés, la ganancia y la renta. En su
error, confundía, por ejemplo, el capital con los medios de producción.
Con posterioridad a Ricardo, surgieron otros economistas afiliados a la escuela clásica, como
Juan Bautista Say quien aportó a la Economía Política la noción acerca de la tripartición del
proceso económico en producción, distribución y consumo. Asimismo, precisó el concepto y la
diferencia entre ganancia del empresario e interés del capital.
La teoría de los tres factores de la producción hubo de tener, como es comprensible, mucha
difusión entre los economistas de las clases poseedoras, porque encubre que, sólo en un
determinado momento y bajo ciertas condiciones sociales (bajo el capitalismo), el trabajo se
convierte en trabajo asalariado; los medios de producción en capital; y la tierra en fuente de
renta.
John Stuart Mill, en su obra “Principios de Economía Política de 1848, considera que las leyes
económicas eran leyes naturales, pero sólo las que se referían a la esfera de la producción. No
así las referentes a la distribución y consumo, porque consideraba que en este sector de la
economía intervienen leyes humanas variables.
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V.-EL SOCIALISMO
Esta escuela no admite otros intereses que los del proletariado, considerando que en ello está el
porvenir de la humanidad, y el futuro del modo de producción socialista.
Fue fundada por Carlos Marx y por Federico Engels, ambos de nacionalidad Alemana.
La escuela socialista ve la causa esencial de los males sociales en la disparidad entre fuerzas
productivas y las relaciones de producción en el capitalismo. Por consiguiente, tal contradicción
debe ser resuelta haciendo que las formas de la producción y de la apropiación coincidan y sean
ambas socialistas. Las leyes que rigen la economía imponen la abolición de la propiedad privada
de los medios de producción (capitales), y su sustitución por la propiedad colectiva o propiedad
socialista. Sólo subsistiría la propiedad privada de los bienes de consumo. Nadie podría utilizar
su propiedad para hacer trabajar a otro en su provecho.
La escuela socialista ve también la anarquía de la producción, que existe en la sociedad
capitalista. No se produce según un plan conjunto, sino que, por la existencia de los capitales
privados, cada quien produce desordenadamente, sin tener en cuenta las necesidades del
mercado.
Bajo la forma socialista, la producción es planificada con antelación, de modo que no puede
haber superproducción ni minusproducción de los artículos necesarios en el mercado, en cada
momento determinado.
La escuela socialista ve, en la ley de concentración y centralización de los capitales, la causa de la
propia ruina y hundimiento del sistema capitalista, porque llega un momento en que el sistema
deja de dar satisfacción a la gran mayoría de la sociedad, imponiéndose el establecimiento de
nuevas relaciones de producción.
Es mediante la propia dinámica de las leyes económicas, como explica la escuela socialista el
advenimiento de un nuevo orden social, y no por razones morales de justicia pura, de equidad o
de humanitarismo.
El Socialismo se basa en la dialéctica materialista y en el materialismo histórico, que ve la
sociedad en su constante movimiento y no como algo inmutable; descubre las leyes objetivas
del desarrollo social, las leyes que rigen el cambio de unas formas de la sociedad por otras.
La sociedad evoluciona, se transforma, cuando se transforma o evoluciona el modo de
producción; y este a su vez cambia en la medida en que cambia la técnica de la producción, en la
medida en que se perfeccionan los medios de producción.
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El Socialismo científico considera que no puede llegarse, de un golpe, al modo comunista de
producción, y que será preciso pasar primero por una etapa o modo de reparto socialista.
La fórmula establecida para ésta primera etapa será: Cada quien produce según su capacidad, y
participará en el reparto según sus necesidades.
De ello se deduce que el socialismo no aspira borrar las diferencias humanas basadas en el
talento o la habilidad, pues siempre existirán hombres más inteligentes que otros, y así, cada
uno contribuirá a la producción social, según su capacidad. Pero todos verán satisfechas sus
necesidades por igual.
VI.- EL COMUNISMO
El comunismo (de común),entendido como organización social y económica, es una asociación
basada en la comunidad de los medios sociales de producción y los bienes que con ellos se
producen, mediante la participación directa de sus miembros en un ámbito de vida colectiva. A
diferencia de lo que acontece en el socialismo, el comunismo implica el fin de la división social
del trabajo y del dinero.
El comunismo, entendido como movimiento socio-político, es un conjunto de corrientes y
agrupaciones cuyo principal objetivo histórico es -particularmente desde la adopción de la
doctrina marxista- la supresión revolucionaria de la sociedad capitalista en tanto última forma
de sociedad con clases, y el establecimiento de una sociedad socialista como paso previo a la
construcción gradual de una organización social comunista. Las doctrinas de las diversas
corrientes comunistas coinciden en la necesidad de suprimir la propiedad privada
(especialmente la de los medios de producción sociales) y en la emancipación del proletariado
como la primera clase oprimida sin economía propia, negación de toda posible apropiación
privada y por ende tendiente a desaparecer como clase en una comunidad comunista.
Debido a la popularidad de la revolución rusa de 1917 y la polarización política entre los
regímenes socialistas y el capitalismo occidental, el Comunismo se ha identificado casi
exclusivamente con la doctrina marxista-leninista. Sin embargo, existen otras doctrinas
comunistas (algunas previas al marxismo-leninismo, otras contemporáneas, y otras posteriores).
Orígenes y fuentes históricas del comunismo
Comunismo primitivo y comunismo cristiano
Karl Marx vio el comunismo primitivo como el estado original cazador-recolector de la especie
humana del que surgió el comunismo temprano. Para Marx, sólo después de que la humanidad
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fue capaz de producir excedentes (y de que algunos miembros de la sociedad se apropiaron de
ellos), se desarrolló la propiedad privada y el Estado.
Comunismo igualitario
Se designa con esta expresión a todas las doctrinas premarxistas, que con muchísima diversidad,
se las puede englobar como utopías sociales que abogaban por la propiedad colectiva (a
diferencia de un régimen de propietarios iguales) y la igualdad total (incluyendo todas las
necesidades) de todos los productores. Tales doctrinas primitivas resolvían el problema de las
relaciones del individuo con la sociedad a través de la «sociedades de iguales», que bien podía
ser una comuna, el Estado, etc.
Tales doctrinas se desarrollaron en la Época Clásica y en la Edad Media.
Socialismo utópico
El comunismo como tradición política e ideológica surge a partir del siglo XVIII impulsado por las
fuertes contradicciones sociales en Europa. Proponía la abolición de la propiedad privada, la
instauración de la propiedad comunitaria para asegurar la única y verdadera igualdad, no sólo
política, sino también económica. El movimiento, claro está, fue salvajemente reprimido, si bien
su pensamiento resistió el paso del tiempo y engendró la mayoría de los comunismos
posteriores.
Sobre 1835, las ideas comunistas prosiguieron su desarrollo fuertemente vinculadas al concepto
de socialismo, a partir del llamado socialismo utópico (también denominado comunismo
utópico), siendo sus principales exponentes Robert Owen, Charles Fourier y Saint-Simon.
Robert Owen fue el primer autor en considerar que el valor de los productos debía medirse con
base al trabajo incorporado a ellos, y no al valor en dinero que se les atribuye. Charles Fourier
fue el primero en proponer la abolición del capitalismo para la formación de una sociedad
comunista. Y el Conde de Saint-Simon consideró que la nueva sociedad debía estar planificada
para atender las necesidades de los pobres. Estos autores propusieron la transición hacia
nuevas sociedades a través de comunidades rurales autosuficientes por el trabajo de
voluntarios; sin embargo, no consideraban que la sociedad capitalista estuviera compuesta por
clases sociales antagónicas.
El desarrollo de las doctrinas comunistas
Marxismo o comunismo científico
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Para Marx y Engels, la clase obrera industrial es la única que, por su imposibilidad de una
adquisición privada, puede superar mediante la síntesis comunista la contradicción sin salida de
la socialización estatal: es la negación comunista de la sociedad porque no puede transformarse
en nueva clase explotadora, es la negación comunista del Estado porque sólo transformándose
ella misma en poder público puede superar su carácter asalariado remanente de la sociedad
burguesa, y es la negación comunista de la propiedad porque sólo distribuyendo de acuerdo a
las necesidades y las capacidades puede adquirir los frutos de los medios de producción. De ello
se deriva el lema De cada cual, según sus capacidades; a cada cual según sus necesidades.
El Manifiesto Comunista es considerado uno de los tratados políticos más influyentes de la
historia.
Relación con el anarquismo
La principal diferencia entre estos dos grupos fue que los marxistas proponían un período de
transición después de la revolución social antes de la disolución final del estado, idea que los
bakuninistas no aceptaban considerando que la revolución debía acabar inmediatamente con el
estado.
El anarcocomunismo es anarquismo porque niega toda jerarquía y es comunismo porque busca
una sociedad comunista (la sociedad comunista es una sociedad sin Estado donde toda la
propiedad es común).
Desarrollos posteriores a la Revolución Rusa
En los desarrollos posteriores a Marx del comunismo marxista, ha existido cierto debate sobre
cuáles son los métodos más eficaces para lograr un cambio del sistema socioeconómico
capitalista. En gran parte estos debates y desarrollos de estrategias consiguientes han estado
ligados a personas influyentes dentro del movimiento comunista internacional. En ocasiones el
debate ha estado más caracterizado por alineamientos personales con los principales teóricos,
que por verdaderas e irreconciliables posturas ideológicas.
Marxismo-leninismo
El marxismo-leninismo engloba en realidad a varios desarrollos del marxismo posteriores al
propio Marx. En esencia todos estos enfoques sugieren la necesidad de una élite intelectual o
un partido centralizado que acelere o dirija propiamente el fin del sistema capitalista, que otras
ramas del marxismo veían como un proceso auto-organizado que se daría por sí mismo sin la
necesidad de dirigirlo. Por tanto, como política el marxismo-leninismo aboga por el dirigismo
centralista de los procesos revolucionarios anti-capitalistas.
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Maoísmo
Significo un desarrollo sustancial del leninismo. Los aportes son la adaptación del marxismo-
leninismo a un país principalmente agricultor y con muy pocas industrias y una sociedad feudal.
Comunismo de consejos
Hizo centro en la autoorganización de la clase proletaria en los consejos obreros, en vez de la
dirección política de la misma de un "partido revolucionario".
Nuevas Corrientes Comunistas
Austromarxismo
El austromarxismo surge a partir de la mezcla de principios del capitalismo con principios
leninistas.
Socialismo autogestionario
El socialismo autogestionario o socialismo de autogestión es el sistema político que está basado
en la participación de las diferentes comunidades cercanas a la vida cotidiana colectivizada
(empresa, sindicato, localidad, partido) en la gestión de comunidades políticas superiores
(Estado, federaciones, confederaciones, etc.).
Nacional-bolchevismo
El nacional-bolchevismo busca como meta final una sociedad basada en el principio de "a cada
cual según sus necesidades" pero desarrollada en un ámbito meramente estatal.
Crítica al comunismo
El comunismo se ha confundido con el marxismo-leninismo. En este sentido, la crítica al
«comunismo» no sólo ha venido de los sectores derechistas o centristas, sino también del
comunismo de izquierda.
Existen varias críticas contemporáneas al comunismo marxista y al marxismo-leninismo. Ya sea
desde el anticomunismo (fascismo, nacionalismo, neoconservadurismo), desde los movimientos
demócratas liberalismo, socialdemocracia, como desde el anarquismo.
El comunismo marxista es un movimiento liberal, solidario y materialista, que niega la existencia
de dios y de lo religioso como algo mítico-fantástico. Sin embargo algunos teóricos muestran
una faceta diferente de tipo cristiano, con lo que tratan de mezclar el cristianismo con el
materialismo histórico, con los objetivos de la vida humana para buscar la felicidad.
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VII.- SOLIDARISMO
El Solidarismo es una escuela fundamentalmente Francesa, arranca del punto de vista de la
dependencia mutua de los hombres, que tan visible es en el cambio, en el trabajo y en otros
fenómenos económicos. Quiere, por tanto, que la solidaridad no sea más un hecho impuesto
brutalmente por la necesidad, sino que se convierta en regla de conducta y en obligación
jurídica sancionada por la ley.
Conserva la propiedad privada de los medios de producción, la herencia y demás bases del
orden actual, pero atenúa esas desigualdades uniendo a los débiles con los fuertes, por medio
de mil lazos de asociaciones voluntarias.
Considera el solidarismo que es necesario proveer a la situación de los miserables por dos
razones:
1) Porque en gran parte, somos los autores de su miseria, por la manera de invertir
nuestros dineros, de hacer nuestras compras, de dirigir nuestras empresas.
2) Porque sabemos que podemos ser también víctimas de los males de los miserables, de
sus enfermedades, de su depravación y de sus delitos.
VIII.- EL COOPERATIVISMO
El cooperativismo se funda en el mismo principio del solidarismo. Su lema es “Cada uno para
todos y todos para cada uno”. Pero aspira lograr los objetivos de su programa, por medio de las
cooperativas voluntarias de producción, de crédito, de comercio, etc. Cuando tales cooperativas
abarcasen el total de la producción, de los créditos y del comercio, abría desaparecido, en
opinión de los cooperativistas, la explotación del hombre por el hombre, las desigualdades
sociales, la pobreza inmensa de unos y la riqueza excesiva de otros. Esta cooperación no sería
obligatoria por la ley, sino voluntaria y obra del convencimiento.
El cooperativismo se inicio en el siglo XVIII en Inglaterra, al crearse las primeras cooperativas de
consumo. En los primeros años del Siglo XIX se extendió por los Estados Unidos, pero bajo la
forma de cooperativas de producción.
A pesar de que ha transcurrido siglo y medio desde su aparición, el movimiento cooperativista
no ha logrado ninguna realización concreta. Hasta hoy no existe ninguna nación organizada bajo
la forma cooperativista.
El cooperativismo integral suele invocar la noción moral de solidaridad y hace de ella uno de sus
pilares fundamentales.
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IX.- NEOLIBERALISMO
El término neoliberalismo hace referencia a una política económica con énfasis tecnocrático y
macroeconómico que pretende reducir al mínimo la intervención estatal en materia económica
y social, defendiendo el libre mercado capitalista como mejor garante del equilibrio institucional
y el crecimiento económico de un país, salvo ante la presencia de los denominados fallos del
mercado.
No rechaza totalmente el intervencionismo estatal. Siendo una propuesta macroeconómica
tiende a ser neutral con respecto a las libertades civiles.
Se usa con el fin de agrupar un conjunto de ideologías y teorías económicas que promueven el
fortalecimiento de la economía nacional (macroeconomía) y su entrada en el proceso
globalizador a través de incentivos empresariales que, según sus críticos, es susceptible de
conducirse en beneficio de intereses políticos más que a la economía de mercado propiamente
dicha.
Muchos economistas cuestionan el término neoliberalismo porque no corresponde a ninguna
escuela bien definida.
Origen y políticas
El término nació de la necesidad de diferenciar el liberalismo económico (previo a la Primera
Guerra Mundial), de los modelos económicos de la democracia liberal surgidos durante la
Guerra Fría, siendo el neoliberalismo en todos los casos, un conjunto de ideas bastante alejadas
de la ortodoxia liberal del siglo XIX. No define una teoría económica concreta, y se usa más para
referirse a la institucionalización de un sistema en el comercio mundial. Tampoco el
neoliberalismo es una filosofía política unificada debido a la diversidad de escuelas y
movimientos que se le suelen relacionar.
Historia
En teoría, el neoliberalismo suele defender algunos conceptos filosóficos del viejo liberalismo
clásico del siglo XIX, aunque sus alineamientos políticos y su implicación con ideas posteriores,
hace de él una doctrina diferente de dicho liberalismo clásico.
Entre las cuestiones ampliamente promovidas por el neoliberalismo están la extensión de la
iniciativa privada a todas las áreas de la actividad económica o la limitación del papel del
Estado. Entre las ideas y principios introducidos por el neoliberalismo y ausentes en el
liberalismo clásico están el principio de subsidiariedad del Estado, y en especial, el
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monetarismo de la Escuela de Chicago que, desde mediados de los años 50, se convirtió en
crítico opositor de las políticas de intervención económica que se adoptaban en todo el mundo.
El neoliberalismo, como política tecnocrática y macroeconómica (y no propiamente filosófica),
tiene una dimensión geopolítica mercantilista ajena en la práctica al liberalismo económico
propiamente dicho, es decir el neoliberalismo no es necesariamente sinónimo de mercado libre
-sin trabas burocráticas ni privilegios sectoriales-, razón que explicaría que sea asociado al
corporativismo internacional.
Características
El neoliberalismo propende que se deje en manos de los particulares actividades que antes
realizaba el Estado, en esa dinámica se privatizan empresas públicas, se abren las fronteras para
mercancías, capitales y flujos financieros y se reduce el tamaño del Estado.
Las políticas macroeconómicas recomendadas por teóricos o ideólogos neoliberales (en
principio recomendaciones a países tanto industrializados como en desarrollo) incluyen:
Políticas monetarias restrictivas: Aumentar tasas de interés o reducir la oferta de dinero.
Con ello disminuye la inflación y se reduce el riesgo de una devaluación. No obstante con ello se
inhibe el crecimiento económico ya que se disminuye el flujo de exportaciones y se perpetúa el
nivel de deuda interna y externa denominada en monedas extranjeras. Así mismo, se evitan los
llamados ciclos del mercado.
Políticas fiscales restrictivas: Aumentar los impuestos sobre el consumo y reducir los
impuestos sobre la producción y la renta; eliminar regímenes especiales; disminuir el gasto
público. Con ello se supone que se incentiva la inversión, se sanean las finanzas públicas y se
fortalece la efectividad del Estado. No obstante no se distingue entre los niveles de ingreso de
los contribuyentes, donde unos puede pagar más impuestos que otros, y se grava a las mayorías
mientras que se exime a las minorías, deprimiéndose así la demanda, si bien se busca apoyar la
oferta, buscando el bienestar de toda la sociedad. Tampoco se reconoce que el gasto público es
necesario, tanto para el crecimiento como para el desarrollo; para la protección de sectores
vulnerables de la economía y la población; y para la estabilidad social y económica en general.
Liberalización: Tanto la liberalización para el comercio como para las inversiones se supone
que incentivan tanto el crecimiento como la distribución de la riqueza, al permitir:
1. una participación más amplia de agentes en el mercado (sin monopolios u oligopolios),
2. la generación de economías de escala (mayor productividad),
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3. el aprovechamiento de ventajas competitivas relativas (mano de obra barata o
potentes infraestructuras, por ejemplo),
4. el abaratamiento de bienes y servicios (al reducirse costos de transportación y del
proteccionismo), y
5. el aumento en los niveles de consumo y el bienestar derivado de ello (en general
aumento de la oferta y la demanda en un contexto de «libre» mercado, con situaciones de
equilibrio y utilidades marginales).
Privatización: Se considera que los agentes privados tienden a ser más productivos y eficientes
que los públicos y que el Estado debe adelgazarse para ser más eficiente y permitir que el sector
privado sea el encargado de la generación de riqueza.
Desregulación: Se considera que demasiadas reglas y leyes inhiben la actividad económica y
que su reducción a un mínimo necesario (sobre todo la garantización del régimen de propiedad
y de la seguridad) propician un mayor dinamismo de los agentes económicos.
En todos los casos, los teóricos denominados neoliberales afirman que la mejor manera de
alcanzar la distribución de la riqueza y el bienestar de los individuos es mediante un crecimiento
total del producto, que por su propia dinámica permea al total de los integrantes de la sociedad;
como liberales promueven «mediante el beneficio individual, alcanzar el beneficio de toda la
sociedad».
En consecuencia, y como es también usual con las diferentes acepciones del término liberal, no
se puede hablar de una definición universalmente aceptada, uniforme en el espacio y constante
en el tiempo, sino sólo de usos del término neoliberalismo en diferentes contextos.
X.- TERCERA VÍA
Tercera vía es el nombre que se ha dado a una variedad de aproximaciones teóricas y
propuestas políticas que, en general, sugieren un sistema económico de economía mixta y el
centrismo o reformismo como ideología de gobierno. En la práctica política, estas posiciones
rechazan la validez absoluta de las filosofías tanto del laissez faire como del mercado totalmente
controlado del marxismo-leninismo; promueven la profundización de la democracia y enfatizan
el desarrollo tecnológico, la educación y los mecanismos de competencia regulada a fin de
obtener progreso, desarrollo económico, social y otros objetivos sociales. Las filosofías de la
tercera vía han sido a menudo descritas como una síntesis del capitalismo y el socialismo por
algunos de sus proponentes.
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Dado que el término no se define específicamente, se puede hablar de terceras vías en el
sentido amplio o en el más estricto de la palabra. La diferencia estaría en que el sentido amplio
incorporaría cualquier proposición que buscara obtener o mantener una posición equidistante
tanto del comunismo como del capitalismo, a través ya sea de una economía mixta o políticas
que rechacen esas percepciones extremas. Sin embargo, no todas esas alternativas pueden ser
catalogadas como progresivas sino también algunas deben ser definidas como fuerte o
abiertamente reaccionarias.
Consecuentemente, el análisis político moderno hace notar que la tercera vía no debe
confundirse con el concepto tercera posición o tercerposicionismo, que es como se autodefinen
los movimientos de orientación fascista o neofascista, los que se consideran opuestos tanto al
capitalismo como al comunismo y no admiten su posicionamiento en el espectro político
izquierda-derecha. La tercera vía se suele calificar, por el contrario, de centrista. El termino
Tercera Vía se reserva para aquellas posiciones que, avocando intervención estatal en la
economía, enfatizan su preferencia por la democracia como sistema de gobierno.
En la práctica política, los proponentes de la tercera vía en su sentido estricto van desde muchos
que apoyan la socialdemocracia a aquellos que apoyan el liberalismo progresista; incluiría
también aquellos que proponen la Economía social de mercado, proyecto que busca
explícitamente ser un punto medio entre el liberalismo y la socialdemocracia.
XI.- MODELO DE DESARROLLO ECONÓMICO APLICABLE AL CASO VENEZOLANO
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, define con claridad meridiana, cual es
el modelo de Desarrollo Económico y Social que debe adelantarse por quienes tienen en sus
manos los destinos del país y tienen el poder de definir y ejecutar las políticas públicas que
enmarcan el crecimiento económico de la Nación. No es esa entelequia que hoy nos quieren
imponer, por la fuerza si fuera necesario, que denominan Socialismo del Siglo 21; tampoco es
un desarrollismo a ultranza, ejecutando obras monumentales, sin importar el entorno que se
afecte, ni los recursos naturales que puedan perderse, degradarse o contaminarse. No, el
modelo Constitucional de Desarrollo Económico es el del Desarrollo Sustentable, es decir, aquel
permite la satisfacción de las necesidades de esta generación de venezolanos (la nuestra), sin
comprometer el desarrollo y la satisfacción de las necesidades de las futuras generaciones.
Es así como, cuando nos planteamos el Modelo de País que queremos, es obligatorio tener en
cuenta que el crecimiento económico, el bienestar social y la protección ambiental deben
marchar unidos, en una relación permanente, en la que si uno de estos elementos se ve
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alterado, se alterarán de inmediato los demás, creando un desequilibrio de consecuencias
impredecibles.
Si revisamos con cuidado nuestra Constitución vigente, observaremos que desde el Preámbulo,
que contiene los grandes elementos políticos, así como el propósito y razón de ser de la Máxima
Ley de la República, observamos como se nos señala que los bienes de la Naturaleza, son
“patrimonio común e irrenunciable de la humanidad, y que es necesario el respeto por el
equilibrio ecológico”, a fin de asegurar la satisfacción de las necesidades elementales para esta y
las futuras generaciones. Está entonces claramente cual es el modelo que nos dimos los
venezolanos en la Constitución de 1999.
Sin embargo, cuando ahora nos quieren cambiar el modelo por otro denominado socialista, no
podemos sino concluir que la Visión de País que tienen nuestros gobernantes es contraria a la
que les impone la Constitución y lamentablemente nuestro Desarrollo Económico NO es
SUSTENTABLE.
Tiene rasgos neoliberales basado en un capitalismo de estado, toma aspectos de la doctrina
comunista y socialista pero sin rasgos formalmente definidos.
XII.- ANÁLISIS ARTÍCULOS 112, 115 Y 299 DE LA C.R.B.V
Artículo 112. Todas las personas pueden dedicarse libremente a la actividad económica de su
preferencia, sin más limitaciones que las previstas en esta Constitución y las que establezcan las
leyes, por razones de desarrollo humano, seguridad, sanidad, protección del ambiente u otras
de interés social. El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa
distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan las
necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa, comercio, industria, sin perjuicio
de su facultad para dictar medidas para planificar, racionalizar y regular la economía e impulsar
el desarrollo integral del país.
Artículo 115. Se garantiza el derecho de propiedad. Toda persona tiene derecho al uso, goce,
disfrute y disposición de sus bienes. La propiedad estará sometida a las contribuciones,
restricciones y obligaciones que establezca la ley con fines de utilidad pública o de interés
general. Sólo por causa de utilidad pública o interés social, mediante sentencia firme y pago
oportuno de justa indemnización, podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de
bienes.
Artículo 299. El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de Venezuela se
fundamenta en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia,
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protección del ambiente, productividad y solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo
humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado,
conjuntamente con la iniciativa privada, promoverá el desarrollo armónico de la economía
nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar el nivel de
vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país, garantizando la seguridad
jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento de la
economía, para lograr una justa distribución de la riqueza mediante una planificación
estratégica democrática, participativa y de consulta abierta.
XIII.- SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
Estructura ideológica
El socialismo del siglo XXI es un concepto que aparece en la escena mundial en 1996, a través
de Heinz Dieterich Steffan. El término adquirió difusión mundial desde que fue mencionado en
un discurso por el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005, desde el V
Foro Social Mundial.
Dieterich no establece un modelo único y absoluto para lograr una sociedad democrática,
participativa, socialista y sin clases sociales. Más bien establece una metodología para elaborar
lo que denomina El Nuevo Proyecto Histórico cuyos pilares estratégicos son el Bloque Regional
de Poder (BRP) que sería la integración económica y política de los Estados Progresistas de la
región y el Bloque Regional de Poder Popular (BRPP) que correspondería a la coordinación
continental de los movimientos sociales que apoyen a la implementación del Socialismo del
siglo XXI. A eso, se suma la colaboración igualitaria y solidaria entre los Estados y los
movimientos sociales, es decir, entre el BRP y el BRPP. La autogestión y la idea de Comunidades
Creativas y Sostenibilidad.
Economía de equivalencias
Dieterich en el Socialismo del Siglo XXI propone un modelo económico que no esté basado en el
precio de mercado, fundamento de la economía de mercado y del capitalismo, a los que
considera fuentes de las asimetrías sociales y de la sobre explotación de recursos naturales.
Propone lo que denomina una economía de valores fundado en el valor del trabajo que implica
un producto o servicio y no en las leyes de la oferta y la demanda. Este valor del trabajo se
mediría sencillamente por el tiempo de trabajo que precisa un determinado producto o servicio;
además de los valores agregados a dicho trabajo, es decir, el tiempo de trabajo que se usó para
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producir las herramientas o servicios que se emplean en el trabajo mismo, lo cual a su vez lleva
a un ciclo complejo de tiempos de trabajo sumados recíprocamente.
Para Dieterich, el modelo de mercado ha puesto su atención principalmente en los alcances de
la ganancia y la propiedad, desvirtuando completamente el sentido de la economía.
En este sentido, el precio, como principio operativo y cibernético de la economía, determina
dónde invertir, por cuanto trabajar, cuanto y qué comprar, cuánto y cuándo ahorrar y es, por lo
tanto, la hebra ordenadora del sistema.
Para que el mercado funcione eficientemente, debería existir el suficiente poder adquisitivo
para comprar, una formación libre del precio, un mercado que no sea monopólico y un Estado
de derecho eficiente y no corrupto.
Ante la eficiencia ordenadora del sistema de libre mercado, la planificación de un modelo
socialista resulta insuficiente y deformadora de la interconexión en un mundo globalizado. Así,
los incesantes intentos históricos para remediar las injusticias de la economía de mercado han
fracasado sistemáticamente. Las correcciones del sistema a través de la educación, la
redistribución estatal, la expropiación y la democracia obrera, no han resuelto
satisfactoriamente la eficiencia cibernética que el modelo de libre mercado impone en las redes
globales.
El modelo del socialismo del siglo XXI debería estar basado en una ecuación donde el valor
(precio) del producto, se vinculara la equivalencia sobre los tiempos de producción y a la
democracia participativa. De esta manera, la redistribución y los cambios a nivel de educación
deberían recoger los intereses reales de las personas que estructuran y definen los sistemas
político-económicos. Para Dieterich, el socialismo del siglo XXI es la ampliación y profundización
de la democracia participativa, donde las dimensiones de lo cotidiano, lo estético y lo racional-
crítico deben estar incorporadas al cambio social.
Constante reformulación
Heinz Dieterich Steffan, al final de su obra, llama a un debate abierto y constructivo para
mejorar el proyecto del Socialismo del Siglo XXI, lo cual indica que dicha ideología sigue
reformulándose.
Dieterich plantea que "la estatización de los medios de producción no resuelve el problema de
la economía socialista del Siglo XXI. El problema económico de la nueva civilización es
informático, la sustitución del precio por el valor objetivo del trabajo".
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Representatividad Democrática: Tricameralidad y Democracia Directa
Los proponentes de la tricameralidad argumentan que la representación de la comunidad en
cada nivel (municipal, autonómico o estatal, nacional o federal, etc.) es un problema complejo y
que tiene tres fuentes (la ideológica, la sindical y la territorial). Para resolverlo se postura la
existencia de tres cámaras en cada uno de los niveles citados (municipal, autonómico o estatal y
nacional o federal/confederal).
En el Socialismo del Siglo XXI se redefine el concepto Soberanía en sus dos vertientes:
1. Soberanía Política: fruto de los representantes elegidos por los ciudadanos en los órganos
habilitados para ello: Parlamentos y Partidos Políticos.
2. Soberanía Social: representada por dos ámbitos diferentes del ideológico (que estaría
representado por el punto 1) el socio-económico (sindicatos y el consejo económico social
y/o patronal) y el territorial ciudadano (Senado).
Frente a las grandes innovaciones se propone una constante reformulación de pequeños
cambios que a mediano o largo plazo producen una mejora continua del sistema. Para este rol
cobran especial relevancia todos los actores:
1. Actores de la Democracia Representativa: representantes de la Soberanía Política (Partidos
Políticos) + Representantes de la Soberanía Social (Senado + Cámara Socio-Económica).
2. Actores de la Democracia directa: la reformulación ideológica parte de un proceso de
mejora continua que parte de la base ciudadana, de alta implicación y de su continua
interacción con los agentes de la Democracia Representativa.
Objetivo: Una Democracia de Calidad Total
La Democracia de Calidad Total constituye una metodología de mejora continua del sistema
democrático. Esta metodología es aplicada desde un punto de vista de Democracia
representativa más la Democracia participativa.
Sus principios:
1. Orientación al Ciudadano: el ciudadano es productor de Democracia. Constituye medio y
fin.
2. Principio de Autodeterminación: todos participan en la comunicación/determinación de
metas.
XIV.- CAPITALISMO
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El capitalismo es el orden social que resulta de la libertad económica en la disposición y
usufructo de la propiedad privada sobre el capital como herramienta de producción.
En el capitalismo los individuos y las empresas llevan a cabo la producción y el intercambio de
bienes o de servicios en forma libre dentro de la división del trabajo, con el propósito necesario
del beneficio monetario para la obtención de recursos en función de cualquier orden de fines
dentro del marco de una cooperación mediatizada por el mercado. La distribución, la
producción y los precios de los bienes y servicios son determinados por el libre mercado, la
oferta y la demanda entre productores y consumidores.
El origen etimológico de la palabra capitalismo proviene de la idea de capital y su uso para la
propiedad privada de los medios de producción, sin embargo se relaciona mayormente al
capitalismo como concepto con el intercambio dentro de una economía de mercado que es su
condición necesaria, y a la propiedad burguesa que es su corolario previo como forma más
acabada y coherente de la propiedad privada.
Se denomina sociedad capitalista a toda aquella sociedad política y jurídica originada en la
moderna civilización occidental y basada en una organización racional del trabajo y monetario-
utilitaria de los recursos de producción, caracteres propios de aquel sistema económico. El
orden capitalista, en tanto sociedad formada por clases en vez de estamentos, se distingue de
otras formas sociales y productivas por la movilidad social de los individuos y por la regulación
formal de las relaciones socioeconómicas mediante el contrato libre.
El nombre de sociedad capitalista proviene del hecho de que el capital como relación de
producción se convierte dentro de ésta en un elemento económicamente predominante. La
discrepancia sobre las razones de este predominio divide a las ideologías políticas modernas: el
enfoque liberal smithiano se centra en la utilidad que el capital como relación social provee para
la producción en una sociedad comercial con una amplia división del trabajo, entendida como
causa y consecuencia de la mejora de la oferta de consumo y los mayores ingresos por vía del
salario respecto del trabajo autónomo, mientras que el enfoque socialista marxista considera
que el capital como relación social es precedido (y luego retroalimentado) por una
institucionalizada imposibilidad social de sobrevivir sin relacionarse con los propietarios de un
mayor capital físico mediante el intercambio de trabajo asalariado.
La clase social conformada por los creadores y/o propietarios que proveen de capital a la
organización económica se la describe como "capitalista", a diferencia de las funciones
empresariales y gerenciales. Vulgarmente se describe desde el siglo XVIII como "burguesía"
tanto a este conjunto social como al de los empleadores de trabajo de una moderna sociedad
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industrial, pero la burguesía se origina en las ciudades de la sociedad rural medieval y está
constituida por propietarios auto-empleados cuya naturaleza da origen al capitalismo moderno.
Existen diferentes apreciaciones sobre la naturaleza del capitalismo según la perspectiva social e
ideológica desde la cual se lo analice.
XV.- CAPITALISMO DE ESTADO
Esta escuela tiene estrechos vínculos con la Escuela Histórica Alemana, podríamos decir que se
confunde con ella. Rechaza por entero el postulado de la escuela clásica de dejar hacer, dejar
pasar, y asigna a la Economía política un fin práctico.
Estiman que las instituciones económicas de la propiedad, el salario, el interés, etc.,
consideradas por la escuela clásica como definitivas, son transitorias, simples categorías
históricas, llamadas a desaparecer, y que, en el pasado, han tomado formas variadas.
No ha estado exenta de objeciones esta escuela. La primera de ellas es que el Estado, aunque
sus reformas sean buenas, debe actuar por constreñimiento, es decir, por la fuerza. La segunda
objeción es que el Estado casi siempre ha resultado un pésimo administrador, y que su
capacidad económica es manifiestamente nula. La escuela del Capitalismo de Estado preconiza
la estatización de diversas ramas de la producción, sustituyendo la propiedad privada por la
propiedad del Estado.