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Tema 4. Los Reyes Católicos y el imperio de los Austrias. (1474-1700).
Prof. Pilar Félix | HISTORIA DE ESPAÑA | IES Santa María del Águila. Página 1
BLOQUE 3.
LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y SU EXPANSIÓN MUNDIAL (1474-1700).
Tema 4. Los Reyes Católicos y el imperio de los Austrias. (1474-1700).
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN.
2. LOS REYES CATÓLICOS Y LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA.
2.1. La unión dinástica de los Reyes Católicos.
2.2. La organización del Estado y su política interior.
2.3. Política exterior y descubrimiento de América.
3. EL AUGE DEL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS EN EL SIGLO XVI.
3.1. La política interna de los Austrias Mayores. Carlos V y Felipe II.
3.2. La política exterior del Imperio de los Austrias.
3.3. Conquista y colonización de América.
3.4. Economía y sociedad en época del Imperio.
4. LOS AUSTRIAS MENORES Y LA CRISIS DEL SIGLO XVII.
4.1. Los Austrias menores y el gobierno de los validos.
4.2. La Crisis del siglo XVII.
4.3. El Siglo de Oro. Cultura y Arte.
5. CONCLUSIONES.
1. INTRODUCCIÓN.
El periodo comprendido entre finales del siglo XV y finales del siglo XVIII correspondiente a
la Edad Moderna, fue de suma importancia para España. Bajo la bandera de la monarquía
hispánica se alcanzó la unión de diversos núcleos políticos de los tiempos medievales. El éxito
del proyecto de Colón hizo posible la expansión española por el continente americano, también
incorporado a la monarquía hispánica. Además, la casa de Austria jugó un papel trascendental
en la política europea, siendo los defensores de la fé católica. La crisis del siglo XVII a nivel
interno y externo frenó este periodo de crecimiento, y aunque el imperio comenzó a recuperarse
a finales del siglo XVII, ya nada volvería a ser igual. Paralelamente a la crisis, en este periodo
floreció notablemente la cultura y el arte, hasta ser conocido como el Siglo de Oro Español.
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2. LOS REYES CATÓLICOS Y LA FORMACIÓN DE LA MONARQUÍA HISPÁNICA.
2.1. La unión dinástica de los Reyes Católicos.
A finales del siglo XV se produjo en el occidente europeo el nacimiento de las monarquías
autoritarias, en las que los reyes controlaron el poder político dando lugar al nacimiento de los
estados modernos.
La Monarquía española surge tras la unión matrimonial entre Fernando de Aragón e Isabel
de Castilla lo que no supone una unificación política, administrativa y jurídica de sus reinos, ya
que no crean un estado centralizado, pero sí una unión dinástica, ya que agrupan distintos reinos
bajo una misma Corona.
Isabel no fue proclamada reina de Castilla hasta 1474, tras la guerra civil que enfrentó a los
castellanos partidarios de Isabel y a los partidarios de su sobrina, Juana “La Beltraneja”.
Fernando tampoco accedería al trono aragonés hasta 1479.
El dominio de los Reyes Católicos se compone del Reino de Castilla (cuya reina era Isabel),
y de los territorios de Canarias y Melilla pertenecientes a éste; de la Corona de Aragón (formada
por los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca y los Condados Catalanes) y los territorios italianos
conquistados por Aragón (el Reino de Nápoles y las islas de Sicilia y Cerdeña); del Reino de
Granada, conquistado en 1492 y del Reino de Navarra, conquistado en 1512.
Ilustración 1.Mapa de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón. siglo XV.
Por lo tanto, aunque hubo una unión dinástica, hay que destacar que ello no significó la fusión de
los dos reinos, ya que cada reino mantuvo sus instituciones, sus leyes y costumbres peculiares.
Pese a ello, por su tamaño, población y auge económico, Castilla desempeñó desde el principio
el papel hegemónico. Así pues, se puede decir que hubo un desequilibrio a favor de Castilla que
se manifestó en una tendencia a la castellanización que irá acentuándose conforme avance la
centuria.
Los reyes Isabel y Fernando, que más adelante empezarían a llamarse “Reyes Católicos”,
en aplicación del título que les concedió el papa Alejandro VI en 1494 por el éxito en la
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Reconquista del reino de Granada, iniciaron un proceso destinado a reforzar la autoridad del
Estado, y en consecuencia, a la propia Monarquía. El mérito de la Reyes Católicos estuvo en
aplicar las reformas necesarias con habilidad y energía pasando sus reinos de ser unos
Estados semifeudales con unos reyes sin autoridad, a una Monarquía autoritaria, en la
cual todas las decisiones importantes son tomadas por los monarcas, aunque se consulta
la opinión de las Cortes y de los Consejos.
2.2. La organización del Estado y su política interior.
Para llevar a cabo el reforzamiento del poder real, los reyes tuvieron que imponer su
autoridad ante la nobleza. Así que, aunque tras la Batalla de Toro (1476)1 recuperaron parte del
patrimonio real que se encontraba en manos de los señores, también se comprometieron con
ellos a consolidar sus privilegios jurisdiccionales (señoríos) y su poder dentro de la Mesta,
además de fomentar el mayorazgo2.
Una vez dominada la nobleza y el clero, los monarcas organizaron una serie de instituciones
eficaces para fortalecer la autoridad real:
Un ejército permanente y a su servicio.
Un cuerpo de embajadores para asuntos diplomáticos.
La Santa Hermandad (1476), que contaba con atribuciones policiales, judiciales y de
recaudación de impuestos.
Los corregidores, delegados del poder real en las ciudades: presidían los ayuntamientos y
tenían funciones judiciales y de orden público.
Consejo Real, que introdujo miembros procedentes de la baja nobleza (secretarios,
letrados..) en detrimento de la alta nobleza.
Las Cortes, sobre todo en Castilla, que perdieron protagonismo y que, casi en exclusiva, se
reunían cuando los monarcas necesitaban más recursos o para confirmar al nuevo rey.
La Audiencia de Valladolid, para la administración de la justicia. Posteriormente surgieron
más audiencias en Sevilla y Galicia.
La Corona de Aragón mantuvo sus instituciones tradicionales, aunque introdujo también
algunas nuevas, como la del lugarteniente (posteriormente, virrey), representante de los
monarcas que ejercía plenamente la autoridad real.
Pero quizá el aspecto más significativo de este fortalecimiento del Estado fue la unidad
religiosa basada en el Cristianismo. Desde 1480 funcionaba en Castilla el tribunal de la
Inquisición, directamente vinculada con los reyes y cuyo objetivo esencial fue la de la
persecución de los falsos conversos.
2.3. Política exterior y descubrimiento de América.
1 En ella parte de la nobleza castellana apoyó a Juana la Beltraneja en vez de apoyar a Isabel. Tras ser derrotada Juana, se firmaron las Leyes de Toro (1505) donde los nobles devolvían patrimonio a la reina a cambio de que esta reforzara su poder en la Mesta y sus derechos jurisdiccionales sobre sus tierras. 2 Privilegio por el cual el hijo mayor de un noble era el que heredaba el total de la tierra, vinculando dichas tierras a los grandes títulos nobiliarios.
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La unión lograda por los Reyes Católicos reforzó la presencia internacional de España. En
política exterior, las directrices generales que guiaron el gobierno fueron las buenas relaciones
con Portugal, la rivalidad con Francia en Italia y Navarra, la finalización de la conquista de las
Canarias, la acción en el norte de África y el descubrimiento de América.
Los Reyes Católicos destinaron muchos esfuerzos a la política exterior. Los intereses de
Castilla se volcaron en el Atlántico, y los de Aragón, en el Mediterráneo.
Desde la conquista de las islas Canarias, los castellanos habían abierto las rutas en el
Atlántico, aunque eran los portugueses quienes dominaban las vías marítimas. Cristobal Colón
presentó una propuesta basándose en la esfericidad de la Tierra, que consistía en abrir una ruta
al Oeste para alcanzar Asia en lugar de bordear África. Tras la conquista de Granada (2 de
Enero de 1492), Isabel aceptó la propuesta y puso a disposición del navegante los medios para
el viaje. Las Capitulaciones de Santa Fé (1492) fueron unos acuerdos firmados entre la Corona
de Castilla y Cristobal Colón porque el que el navegante se comprometía a que todas las tierras
que descubriese lo haría en nombre de Castilla y serían territorios de la Corona, a cambio de ser
nombrado virrey y un porcentaje económico de las tierras que descubriera. Andalucía, por su
situación geográfica privilegiada, tendrá un papel muy importante en esta y otras rutas
posteriores por el Atlántico. El 3 de Agosto de 1492 salieron del puerto de Palos (Huelva),
alcanzando tierra el 12 de Octubre de 1492 en unas islas del Caribe. Lo cierto es que Cristobal
Colón había descubierto un continente hasta entonces desconocido: América. Los Reyes
Católicos se preocuparon inmediatamente de obtener los derechos de conquista y
evangelización sobre las nuevas tierras. Y lo consiguieron a partir de la bula Inter Caetera
(1493), otorgada por el Papa Alejandro VI, y que repartía las nuevas conquistas entre España y
Portugal a partir del establecimiento de una línea de demarcación a cien leguas al oeste de las
islas Azores: al Este de la línea para Portugal y al Oeste para España. Portugal no se conformó,
y en el Tratado de Tordesillas (1494) se acordó desplazar el meridiano de demarcación 370
leguas al oeste de las islas Cabo Verde. De este modo, Brasil quedó dentro del área portuguesa.
La política matrimonial llevada a cabo por los reyes buscaba un doble objetivo: por un lado,
buscar la unidad peninsular con la alianza con Portugal y por otro, aislar a su enemiga en
Europa, Francia.
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La consecuencia más importante de esta política matrimonial, y en concreto del enlace entre
Juana y Felipe de Austria, fue la entronización en España de la dinastía austríaca de los
Habsburgo y la conversión de España en el eje central de la política mundial.
Ilustración 2. Política matrimonial de los Reyes Católicos.
3. EL AUGE DEL IMPERIO DE LOS AUSTRIAS EN EL SIGLO XVI.
Tras la muerte de Isabel (1504), heredó la Corona de Castilla su hija Juana, casada con
Felipe de Borgoña, el “Hermoso”. La prematura muerte de Felipe y las depresiones de Juana
dieron el trono a su primogénito Carlos I, nacido en Gante (Bélgica) en 1500. Carlos I también
heredó la corona de Aragón tras la muerte de su abuelo Fernando el Católico (1516) y en 1519,
tras fallecer su abuelo paterno, el emperador Maximiliano, fue elegido emperador con el nombre
de Carlos V de Alemania. Con Carlos V comenzó la dinastía de los Austrias, también llamada de
los Habsburgo, heredando un vasto imperio que ampliaría y heredaría su hijo, Felipe II.
3.1. La política interna de los Austrias Mayores. Carlos V y Felipe II.
CARLOS V fue considerado un “rey extranjero” a su llegada a la Corona, con lo que para
poder ejercer su gobierno con autoridad, antes tuvo que apaciguar varias revueltas. La más
significativa tuvo lugar en la Corona de Castilla en 1520 con la sublevación de las
Comunidades, iniciada en las ciudades y extendida después al campo. Los comuneros, cuyos
principales líderes eran Bravo, Padilla y Maldonado y María Pacheco, querían mayor
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participación del reino en el gobierno, pero fueron derrotados y ajusticiados en Villalar
(Valladolid) en 1521.
Carlos V abdicó en su hijo FELIPE II en 1556, cediéndole todos sus territorios salvo los
dominios del archiducado de Austria y el titulo imperial, cedidos a su hermano Fernando. A
diferencia de su padre, Felipe II fue un monarca dedicado a las cuestiones de su reino. En
política interior reestructuró instituciones de gobierno de la época de los Reyes Católicos, como
el Consejo de Estado, los Consejos de ámbito territorial, el Consejo de la Inquisición o el Consejo
de Hacienda. También estableció la capital en Madrid. A nivel interno, uno de los problemas más
importantes fue la llamada Revuelta de las Alpujarras (1568-1571), en la región de Granada y
parte de Almería. En 1566 un decreto prohibió a los habitantes moriscos el uso de sus
costumbres y formas de vida. Estos respondieron iniciando un levantamiento militar sofocado por
Juan de Austria, hermanastro del rey. Terminada la sublevación, el rey ordenó la deportación de
los moriscos granadinos a otras regiones de Andalucía. Otros sucesos importantes a nivel
interior fueron los procesos contra los protestantes, la prisión del príncipe Don Carlos, heredero a
la corona por sus “extravagancias y anormalidades”, o el proceso del secretario del rey, Antonio
Pérez, acusado de herejía ante la inquisición. Estos últimos sucesos aumentaron la leyenda
negra del rey Felipe II.
Ilustración 3. El imperio de Felipe II.
3.2. La política exterior del Imperio de los Austrias Mayores.
El reinado de Carlos V coincidió con la rebelión religiosa y política de los protestantes en
Europa central. Además, Francia aspiraba al dominio de Italia y de Europa, y los turcos
amenazaban con expandirse por el Mediterráneo.
La política de Carlos I se caracterizaba por:
a) Lograr la unión de los Estados cristianos europeos para defender la cristiandad contra los
turcos, que avanzaban rápidamente por el sureste europeo.
b) Afianzar el predominio en Italia, todo ello bajo el protagonismo de su dinastía.
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Sin embargo, su proyecto de unidad cristiana, no se podrá llevar a cabo debido a que el
emperador tendrá que hacer frente a otras problemáticas:
1. las distintas guerras contra Francia (también interesada por Italia)
2. La piratería turca (que desde la plaza de Argel, antes española, hostigaba la navegación
por el Mediterráneo)
3. El problema protestante o luterano, que estalla en Alemania, territorio del que él es
emperador. El denominada problema protestante estalla en 1521, cuando Carlos I convoca a
Lutero ante la Dieta (asamblea imperial) de Worms para que se retractase de sus doctrinas
religiosas, que estaba suponiendo una ruptura del cristianismo en Europa occidental. En defensa
del catolicismo, España se vea inmerso en una serie de guerras de religión en centro Europa que
acabarán en la denominada paz de Augsburgo (1555) que permite que cada príncipe elija la
doctrina que desee (protestantismo o catolicismo) en sus territorios. Además, y como dato
importante, decir que para hacer frente al protestantismo, el papa Pablo III convoca el Concilio
de Trento.
La política exterior de Felipe II buscaba, ante todo, la defensa de la religión católica. Con
Felipe II España llegó a su máximo poderío, pero a un elevado coste para Castilla, que fue el
reino que soporte el mayor peso económico.
Los principales conflictos exteriores a los que se enfrentó Felipe II fueron los siguientes:
1. La guerra contra Francia. Conflicto heredado de su padre, Felipe II derrotó a los
franceses en batallas tan conocidas como la de San Quintín y firmó paz de Cateau-
Cambrèsis en 1559.
2. Los turcos en el Mediterráneo. Otro problema heredado. Para frenar su avance, se
formó la llamada Liga Santa, que derrotaría a los turcos en la Batalla de Lepanto, donde
Miguel de Cervantes perdió una mano.
3. Sublevación de los Países Bajos. Felipe II heredó de su padre el territorio formado por
Bélgica, Holanda, Luxemburgo y algunos de los actuales departamentos franceses del
norte. Durante su reinado se desarrolló en este territorio tanto el movimiento protestante
como el calvinista, lo que contribuía a la idea del independentismo de la zona. Las
primeras revueltas fueron sofocadas por el Duque de Alba, pero no lograron pacificar el
territorio. Finalmente El norte, Holanda, de religión calvinista, siguió en contra de Felipe
II, bajo la dirección de Guillermo de Orange (con apoyo francés, inglés y alemán).
4. Lucha contra Inglaterra. Las relaciones con Inglaterra fueron de amistad durante el
reinado de Carlos I. Con Felipe II las cosas se complicaron. Al comienzo de su reinado
contrajo matrimonio con la reina de Inglaterra María Tudor, pero ésta falleció poco
después. A María Tudor le sucedió Isabel (tenían el mismo padre, Enrique VIII, pero
distinta madre: de María Tudor, Catalina de Aragón; de Isabel, Ana Bolena) que llevo a
cabo una política que consistió en apoyar a todos los enemigos de España. Así, cuando
estalló la sublevación de los Países Bajos apoyó a los holandeses con lo que Felipe II
decidió enfrentarse a Inglaterra. De esta forma, planeó la invasión de Inglaterra: una
enorme flota (la “Armada Invencible”) partió de Lisboa rumbo a los Países Bajos para
recoger al ejército de Alejandro Farnesio y desembarcarlo en las costas inglesas. Sin
embargo, el plan fracasó debido a que los ingleses establecieron una mejor estrategia,
con buques más pequeños y de más rápido movimiento. Además, las tempestades
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contribuyeron a desorganizar la escuadra. En torno a la mitad de los barcos y de los
hombres se perdió en su regreso al circunnavegar las Islas Británicas. Era el año 1588.
Ambos conflictos, el de los Países Bajos y el de Inglaterra, quedaron sin cerrar a la muerte
de Felipe II en 1598 en el Escorial.
3.3. Conquista y colonización de América.
En 1511 el conjunto de las Antillas estaba bajo el control de la monarquía de los Austrias. La
colonización del continente americano abarcó su práctica totalidad con la excepción del actual
Brasil, en manos de Portugal como consecuencia del Tratado de Tordesillas. La conquista se
desarrolló en dos grandes etapas:
La primera etapa fue capitaneada por Hernán Cortés. Su expedición, iniciada en 1518,
desembarcó en tierras mexicanas y se adentró en el territorio de los aztecas. Tras derrotar
a su líder Moctezuma, se apoderó de las riquezas del nuevo territorio, que recibió el nombre
de Nueva España. El siguiente paso sería la península del Yucatán, ocupado por la
civilización maya, alcanzando el territorio de la actual Guatemala y Honduras.
La segunda etapa de conquista fue dirigida por Francisco Pizarro a partir de 1531. Partió de
Panamá y se dirigió hacia las costas de Ecuador para iniciar la conquista del imperio inca,
que abarcaba las actuales Perú, Ecuador y parte de Bolivia. Pizarro ajustició al líder inca
Atahualpa y conquistó su capital, Cuzco. En esa misma época, en América del Norte,
Cabeza de Vaca exploró Florida, Texas y California. En América del Sur, destacaron otros
conquistadores como Orellana, recorriendo el Amazonas; Almagro y Valdivia conquistando
Chile o Pedro de Mendoza fundando Buenos Aires.
Para el gobierno y la administración de estas nuevas tierras, la monarquía española creó las
siguientes instituciones y organismos:
- El Consejo de las Indias (1524), se encargaba de gobernar los territorios americanos
desde Castilla. Ejercía funciones legislativas, ejecutivas (proponía al rey candidatos a los
principales cargos administrativos en las Indias) y judiciales.
- La Casa de Contratación. Fundada en 1503 por los Reyes Católicos, se estableció en
Sevilla y tenía como cometido organizar y controlar todo el comercio y la navegación con
América (inspección de los navíos, recaudación de impuestos, elaboración de mapas,
formación de pilotos, etc.)
- El virreinato. Inicialmente se crearon dos: el de Nueva España (en 1535, con capital en
Ciudad de México) y el de Perú (en 1544, con capital en Lima). Al frente de cada uno de
ellos había un virrey, que era el representante del rey en esa demarcación, y por tanto la
máxima autoridad. Los virreinatos se dividían en provincias, al frente de las cuales se
encontraban los gobernadores. Las ciudades eran regidas por un cabildo o
ayuntamiento. Las Audiencias constituían el máximo organismo judicial.
Los nuevos territorios supusieron una importante fuente de ingresos para Castilla, y en
general, para la Corona, que controlaba el tráfico comercial y se reservaba la quinta parte (quinto
real) de todo el metal precioso (oro y plata) y el gravamen (impuesto) del 7,5% de todos los
productos importados o exportados. Las minas y las tierras fueron las principales fuentes de
riqueza. Las tierras se repartieron entre los conquistadores, a los que se les entregaba una
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porción de tierras y un grupo de indios, las llamadas encomiendas. Los indios pagaban un tributo
y trabajaban forzosamente en las encomiendas. Las minas eran propiedad de los reyes, aunque
la explotación era privada, y también utilizaba este sistema de la encomienda con los índios.
Aunque, en teoría, los habitantes indígenas eran libres y súbditos de la Corona, en la práctica
acabaron sometidos mediante prácticas casi feudales. Las Leyes Nuevas de Indias (1542)
trataron de regular esta situación, aunque eran constantemente incumplidas, aspecto que
denunció el padre Bartolomé de las Casas en su Brevísima historia de las Indias. Las
consecuencias para la población indígena fueron catastróficas. Además del descenso de la
población, se impulsó el tráfico de esclavos negros desde África. La influencia cultural castellana
fue muy grande y se impuso a esta población. Se impuso una lengua y una religión cristiana y se
crearon las primeras universidades ante la resistencia de algunos indígenas precolombinos a
abandonar sus tradiciones. Es por esto que algunos historiadores afirman que la colonización
española abrió el camino a un proceso de aculturación y enriquecedor mestizaje.
Ilustración 4. Mapa colonización de América.
3.4. Economía y sociedad en época del Imperio.
El siglo XVI se caracterizó por un incremento continuado de la población en Castilla, en torno a
los 6 millones y medio de los cuales casi un millón y medio vivía en Andalucía. Con el incremento
de la población la agricultura tuvo un alza constante aunque debido a las malas cosechas, la
estructura agraria no se transformó. También se experimentó una expansión de la industria
artesanal, estimulada por la demanda del mercado americano. El comercio fue el sector con
mayor desarrollo de todo el siglo XVI, gracias a la explotación del nuevo mundo. Castilla
suministraba trigo, vid, aceite, ganado, vestidos, armas… y de América llegaban,
fundamentalmente oro y plata, pero también productos agrícolas hasta entonces desconocidos
como el maíz, la patata, el cacao, el tabaco y el cacahuete. Sevilla se convirtió en la ciudad más
importante del reino y a punto estuvo de ser nombrada capital. Su puerto tenía el monopolio del
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comercio americano, las salidas y entradas sólo se realizaban desde su puerto y además, era
sede de la Casa de Contratación. Sevilla sería una gran urbe a la que llegaban miles de
personas en busca de trabajo, plagada también de miseria, prostitución y pícaros que intentaban
sobrevivir.
Pero a pesar de la riqueza que llegaba, el endeudamiento de la corona primero para financiar la
expansión, y después su mantenimiento, hacía que el tesoro se gastara con tanta rapidez como
entraba. En definitiva, el enorme flujo de comercio no sirvió para transformar la estructura
económica de Castilla.
Además, la sociedad se caracterizó por la preeminencia de la nobleza y el clero, grupo de
privilegiados. Entre los no privilegiados se encontraban los pecheros o campesinos ordinarios,
los pequeños propietarios o el proletariado urbano, además de las minorías morisca y judía.
Todos ellos pagaban tributos a la corona, aunque estos últimos eran además, perseguidos o
marginados.
4. LOS AUSTRIAS MENORES Y LA CRISIS DEL SIGLO XVII.
4.1. Los Austrias menores y el gobierno de los validos.
El siglo XVII fue una época de decadencia para la monarquía hispánica, pues no sólo se
perdió la hegemonía que había ostentado en Europa, sino que también vivió una profunda crisis
interna.
En este momento aparece la figura del VALIDO. Eran personas (varones) en las que el rey
confiaba plenamente, hasta el punto de permitir que, en la práctica, fueran quienes gobernaran.
Felipe III (1598-1621) tuvo, en general, un reinado pacífico, aunque bajo su mandato se
produjo la expulsión definitiva de los moriscos (1609). Las tareas de gobierno quedaron en
manos de su valido, el Duque de Lerma que, al perder su poder, fue sustituido por su propio
hijo, el Duque de Uceda.
Le sucedió su hijo Felipe IV (1621-1665), que dejó el poder en manos del más conocido y
poderoso de los validos, Gaspar de Guzmán, el Conde-Duque de Olivares, cuyo gobierno se
caracterizó por el autoritarismo y la centralización. Pretendió integrar a todos los reinos en un
solo estado, con las mismas leyes e instituciones, siguiendo el modelo castellano que permitía
un mayor poder real, y avanzando hacia un modelo absolutista. Su intento fracasó, originando
graves revueltas.
La dinastía de los Austrias concluyó con el reinado de Carlos II (1665-1700), un monarca
enfermizo conocido como “El Hechizado”, que murió sin descendencia. Su reinado significó el
punto álgido de la crisis económica y social de los reinos. Carlos II también tuvo a sus validos,
primero por el jesuita Nithard, después por Francisco de Valenzuela y, posteriormente, por el hijo
ilegítimo de Felipe IV y por lo tanto su hermanastro, Juan José de Austria.
Uno de los conflictos más importantes que tuvo lugar durante el reinado de los Austrias
menores fue la GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS (1618-1648). Esta guerra fue un conflicto de
signo religioso al oponer a cristianos y protestantes, pero también resultó una pugna política
contra el dominio en Europa de los Habsburgo austriacos y españoles. Los enfrentamientos se
desarrollaron sobre todo en Flandes y en el Norte de Francia. Agotados tras una larga guerra y
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con el centro de Europa devastado, se firmaron los Tratados de Westfalia (1648), donde se
acordó que los intereses de los Estados y su religión prevalecerían sobre los del antiguo imperio.
En 1650, España reconoció la independencia del territorio norte de Flandes, que pasó a llamarse
Provincias Unidas de Holanda y a estar gobernada por la familia de Orange, que reina aún hoy
en día. La Paz de los Pirineos puso fin al conflicto con Francia, en la que la monarquía española
cedió los territorios que poseía al Norte de los Pirineos (Rosellón y la Cerdaña), con lo que la
frontera quedó fijada en la propia cordillera pirinaica.
También en este momento tuvo lugar la Revuelta de Cataluña, que tuvo lugar cuando
Olivares, en plena guerra de los Treinta años, abrió un frente militar contra los franceses en los
Pirineos a pesar de que las Cortes de Aragón se habían negado a ello. Esta revuelta se
generalizó con el apoy de Francia, aunque finalmente Barcelona terminó rindiéndose al ejército
real, al mano de Juan José de Austria.
Otro de los conflictos que tuvo lugar fue la rebelión de Portugal, que no quería permanecer
unido a la corona hispánica. Finalmente, en 1652 Portugal consiguió su independencia definitiva
de la corona de Castilla.
4.2. La crisis del siglo XVII
La crisis de la España del siglo XVII fue indiscutible. La población descendió, debido a las
guerras, las pestes, la emigración a América y a la expulsión de los moriscos.
A esto se le unió un periodo de malas cosechas y de abandono de las tierras, ya que no
había suficientes campesinos para cultivarlas. Además, el comercio y la industria se paralizaron.
Esta situación de crisis evidenció que el mantenimiento de una mentalidad aristocrático
había imposibilitado rentabilizar la riqueza de América. Sin embarg, en vez de estimular las
actividades productivas, esta riqueza había servido para pagar las empresas imperiales y
consolidar un sector nobiliario en el que los capitales se empleaban en comprar tierras y en “vivir
de las rentas” o enriquecerse de la aventura americana. Se generó por lo tanto una sociedad de
nobles e hidalgos en detrimento de una burguesía formada por campesinado propietario,
artesanos y comerciantes.
4.3. El Siglo de Oro. Cultura y Arte.
En contraste con el panorama de crisis del siglo XVII, en el campo de las letras se vivió un
auténtico Siglo de Oro. En la literatura destacaron escritores como Miguel de Cervantes, Lope
de Vega, Quevedo, Calderón y Góngora, que con su obra expresaban las contradicciones en
las que se debatía la sociedad española del siglo XVII.
El arte barroco triunfará en este siglo, caracterizado por ser un arte propagandístico de la
religión católica. Destacarán obras como la Clerecía de Salamanca o la Catedral de Granada. En
escultura, la imaginería religiosa será la protagonista, definiéndose dos escuelas: la sobriedad
castellana de Gregorio Fernández frente a la escuela andaluz de Martínez Montañes y Alonso
Cano.
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Pero el siglo XVII fue, ante todo, el siglo de la pintura española. Desde el tenebrismo de José
de Ribera, al realismo ingenuo de Zurbarán, las obras populares y con luz del sevillano Murillo
o Valdés Leal y sus alegorías barrocas.
No obstante, el pintor por excelencia, maestro de todos los tiempos, será Diego de
Velazquez. Pintor de cámara real, había viajado a Italia para estudiar a los maestros clásicos,
aunque sin duda desarrollaría un estilo tan personal como único. Su obra, sumamente variada,
comprende obras como la Fragua de Vulcano (tema mitológico), retratos de corte como el del
Conde-Duque de Olivares, paisajes como los de la Villa Medici o sus obras más populares: La
Venus del Espejo, Las Hilanderas y Las Meninas.
5. CONCLUSIONES.
La unión dinástica de los Reyes Católicos supuso el nacimiento del Estado Moderno en
España. Sin embargo su unión no significó la unión de sus reinos, ya que ambas coronas,
Castilla y Aragón, siguieron manteniendo sus instituciones, leyes y estructuras económicas. Su
nieto Carlos V instauraría una nueva dinastía, la de los Austrias y junto con su hijo Felipe II, el
imperio viviría su máximo momento de esplendor. Sin embargo, la crisis del siglo XVII bajo el
reinado de los Austrias Menores, inició una paulatina desintegración del imperio y de la propia
casa de Austria, que terminará en 1700 con la muerte del último Habsburgo, el rey Carlos II.