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Un vínculo afectivo con la familia claretiana Año 19 - Nº 65 - Enero - Marzo 2016 Porque Claret tejió telas, y luego las Buenas Noticias ¿Está en su fase final el sistema que nos domina?

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Revista TELAR lanzó su edición Nº 65 Se ha completado la distribución de la edición 65 de nuestra revista claretiana TELAR entre las comunidades que conforman la Provincia Claretiana San José del Sur. TELAR es un medio de comunicación destinado a vincular a la familia claretiana combinando reflexión, formación y entretención. Prioriza una temática de propuestas liberadoras, grandes causas sociales y eclesiales (indigenista, feminista, ecologista, iglesia de base, familia y otras) que forman parte de la misión claretiana de acuerdo a las orientaciones del papa Francisco. En el ámbito carismático y familiar destaca figuras, vivencias y testimonios que conforman el patrimonio claretiano. Puede accederse aquí a esta última edición completa.

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Un vínculo afectivo con la familia claretiana

Año 19 - Nº 65 - Enero - Marzo 2016

Porque Claret tejió telas, y luego las Buenas Noticias

¿Está en su fase final el sistema que nos domina?

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Comparte artículo sobre el Papa

Hola, Alfredo.Un placer volver a saber de ti y de

tu ‘Telar’.Colocamos ayer el artículo sobre el

Papa, que comparto totalmente.Por cierto, a lo mejor voy a Santiago

de Chile en el mes de marzo. No está el viaje todavía cerrado, pero es muy pro-

bable. Ya te iré diciendo. Un fuerte abrazo.

José Manuel VidalDirector de

Religion DigitalMadrid. España

Comenta artículo “Grandes desafíos de la Iglesia”

Magnífica y emocionante reflexión la de D. Marco Antonio Velásquez. Creo que hace un análisis muy lúcido de la situación actual y de los desafíos de la Iglesia ante la misma. Me atre-vería a decir que ha entendido como pocos la misión que pretende llevar a cabo el papa Francisco, sobre todo con la frase “ devolvió a la Iglesia su lugar evangélico natural, ubicándola defini-tivamente entre los pobres “. Es indu-dable que la Iglesia se pone a la van-guardia de los grandes desafíos del presente y del futuro.

TinoLector del portal Religión Digital

Cartas

Telar Es una publicación de los Misioneros Claretianos Director: José Agustín Cabré Rufatt, cmf. Editor general: Alfredo Barahona ZuletaDiseño: ECCLA, Ediciones y Comunicaciones ClaretianasZenteno 764 - Casilla 2989 Santiago-21. Santiago - ChileF. (56) 226 95 34 15, Fx. (56) 226 95 34 07E-mail: [email protected] · www.eccla.cl

2 CARTAS

Su opinión nos interesaEsta página está abierta para que los lectores puedan opinar: ya sea sobre la revista, sus artículos o temas, o sobre otros asuntos de interés acordes con el objetivo de TELAR: tejer la Buena Noticia en medio de la realidad del mundo, donde la familia claretiana y todos los cristianos estamos llamados a ser luz y sal.Los aportes pueden dirigirse, a nombre del Editor general de TELAR, a: [email protected] , o bien, por fax, al Nª (56) 226953407. Por correo convencional, a Casilla 2989, Santiago-21, Chile.

El testimonio de un profeta viviente

Señor Editor general:Me ha emocionado leer en el últi-

mo TELAR el poema sobre “Santa María de Nuestra Liberación” escrito por el obispo emérito hispano-brasi-leño claretiano don Pedro Casaldáliga.

Con razón lo han presentado Uds. como “profeta de América”. Quienes venimos siguiendo desde muchos años el devenir sociopolítico y reli-gioso de nuestra Latinoamérica, des-garrada por las injusticias, las repre-siones de dictaduras sangrientas y el asesinato de miles de hermanos nues-tros, siempre los más pobres, a manos de los poderes dominantes, no hemos podido menos que asombrarnos por el testimonio heroico de Don Pedro.

El ha entregado palabra, acción y vida en forma incansable, en defensa de los campesinos sin tierra del nor-deste brasileño. Ha expuesto en ello su propia vida; ha visto morir asesinados a estrechos colaboradores, y ha estado

no fueron asesinados como los márti-res de El Salvador retornan de sus exi-lios eclesiales reconocidos y abraza-dos, emociona leer a uno de los gran-des entre ellos, Casaldáliga, elevando en el recio estilo poético que le cono-cemos ese himno a Santa María de Nuestra Liberación, con el que ustedes han rendido homenaje a aquella que parió para nosostros al Liberador.

Que ella nos conserve por un tiem-po más y en el mejor estado posible al Profeta viviente que lentamente se nos muere dejando uno de los mayo-res testimonios de consecuencia con el Cristo Liberador.

Lorenzo Márquez HernándezJujuy. Argentina

más de una vez en serio riesgo de ser eliminado como su hermano y amigo San Romero de América.

Por cierto, no sólo con los poderes del dinero, la política y las armas tuvo que enfrentarse, sino también con el “fuego amigo” de altas jerarquías de la Iglesia, con las que chocó no sólo por un estilo como obispo que no cua-draba con los moldes romanos, sino sobre todo por haber emergido como uno de los más altos exponentes de la Teología de la Liberación, silenciada, proscrita y perseguida por tantos años como virtual herejía.

Hoy, cuando nuevos aires soplan con tanta fuerza en la Iglesia desde la cátedra de Francisco, y los silenciados, proscritos y perseguidos de ayer que

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3EDITORIAL

Al servicio de las causas noblesSi bien nuestro TELAR está pen-

sado para unir comunicacionalmen-te a personas y familias que de algún modo viven en sintonía con los crite-rios y el modo de ser iglesia de S. Anto-nio Mª Claret, la revista también teje su mundo de relaciones en un espacio más ancho y abierto.

Pretendemos, a través de este

medio, dialogar con la gente y con la historia que se va enhebrando día a día en el sur de nuestra Amerindia. Nuestra revista es más formativa que informativa (su frecuencia trimestral lo indica); es más laical que clerical; es más de avanzada que de retaguardia en asuntos sociales, políticos y eclesia-les. No es una revista piadosa. Es una revista de fundamentación cristiana y, por eso, abraza a quien está al lado como compañero de camino o está al frente como oponente ideológico, nunca como enemigo.

A través de la palabra escrita que-remos defender las buenas causas de la humanidad. Una palabra que des-pierte el interés, la reflexión, el diálo-go, la decisión, en todos aquellos que nos lean. Una palabra comprometida

en la solidaridad con los que van que-dando marginados y hasta olvidados en una sociedad que se hace agresi-va para las mayorías populares y para las minorías que luchan por tener un lugar en la gran mesa social.

Fundamentados en el Evangelio, anunciamos y denunciamos. Anuncia-mos que otro mundo, otra sociedad, otra iglesia, son posibles, en la medi-da que nos hagamos responsables de un mundo que necesita el aporte del pensamiento cristiano más puro y consecuente con el mensaje de Cris-to. Denunciamos lo que atenta con-tra la dignidad, la belleza, la paz. A veces, en situaciones amargas, tendre-mos que decir palabras duras, “porque cuando golpean a mi hermano, con lo que tengo a mano lo defiendo” (Neru-da). Otras veces anunciaremos, como en este año 2016, el tiempo de gra-cia y de misericordia, unidos a la voz y los gestos de Francisco para dar al mundo nuestro aporte específicamen-te cristiano.

Nuestro pequeño equipo periodís-tico no tiene otro medio para cum-plir su misión de contribuir al bienes-

tar social. Nuestra revista, y su herma-na de leche radiotelar.net han nacido y están creciendo bajo la inspiración del carisma de Claret, quien ocupó los medios de su tiempo para anunciar a la gente la buena noticia de la libera-ción. Los que sentimos su influencia en el modo de ser y vivir la fe de cara a las nuevas realidades, en diálogo con las culturas, con los nuevos modos de pensar, con la transformación de la sociedad, seríamos infieles si no tejié-ramos las esperanzas y las realidades en nuestro TELAR.

Estamos ante un nuevo año. La Palabra de Dios deberá seguir ilumi-nando los caminos de la gente. Los acontecimientos sociales seguirán haciendo reír o llorar a los pueblos y las personas. Nosotros seguiremos atentos para ser fieles a nuestra voca-ción de comunicadores. Contamos también con usted, para que seamos protagonistas y no meros consumi-dores. ¡Atrévase a compartir su pensa-miento y su opinión; así se enriquece-rá nuestro diálogo!

El Director

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4 PULSO DE LA IGLESIA

Carta de navegación de la barca de Pedro

Es evidente que, con Francisco a la cabeza, la Iglesia navega por nuevos mares, inexplorados en las últimas déca-das. Una travesía que despierta temores y desconfianzas, especialmente entre quienes se acostumbraron a recorrer rutas conocidas y orientadas con las cartas de navegación de la cristiandad.

Por eso, no faltan quienes viven las tempestades y tur-bulencias de siempre con sentimientos de zozobra, preci-samente por la audacia de Pedro, que a ratos parece con-vertir a la barca de la Iglesia en una generosa patera. Claro, porque al invitar a compartir universalmente la alegría del Evangelio, dicho mensaje se hace esperanza que atrae a una multitud de desplazados por la globalización de la indi-ferencia.

Novedad que tensiona

Éste es precisamente el terreno donde Francisco ha revelado la catolicidad de la Iglesia, imponiendo la costum-bre de Jesucristo de invitar sin condicionamientos. Ésta es la novedad que desborda a la barca de Pedro y que se ha con-

vertido en fuente de tensiones internas, especialmente para quienes se acostumbraron a escuchar, antes que el abrazo amoroso del Evangelio, una rigurosa prédica moralizante.

Así, es entendible que entre algunos resurja la tentación por restablecer el orden, la disciplina y el control, refrescan-do exigencias y obligaciones.

Es evidente que la llamada universal a compartir la ale-gría del Evangelio tiene respuesta efectiva y global, espe-cialmente en una época en que la desesperanza abun-da como consecuencia del imperio de una “economía que mata” y que multiplica empobrecidos, desplazados y mar-ginalizados.

Signo profético del gran éxodo En este contexto, la realidad conmovedora de enor-

mes contingentes humanos de migrantes, que se movilizan hacia un mejor futuro abandonando condiciones de ver-dadera esclavitud, parece constituirse en un impresionan-te signo de los tiempos al que la Iglesia no puede dejar de responder.

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5PULSO DE LA IGLESIA

Condiciones de pobreza, sequía, guerras y persecuciones desencade-nan una fuerza humana inconteni-ble, que interpela a la sociedad occi-dental del bienestar y, por supues-to, a la Iglesia. Consecuente con ello, gobiernos y organizaciones huma-nitarias se enfrentan a un fenóme-no global que a ratos parece incon-trolable.

Es imposible no ver en esta inter-pelante realidad un hecho que remi-te a los orígenes del cristianismo, y que trae a la memoria aquel Éxodo que desencadenó la historia de la Salvación.

La imagen de pueblos deambu-lando en busca de un mejor porvenir, no sólo conmueve, sino escenifica una realidad profética que actualiza esa per-manente tensión entre esclavitud y salvación, entre domi-nación y liberación.

Un grito de esperanza

Hoy como ayer, con una reconfiguración del poder y del sometimiento humano, la historia se repite con el mismo clamor de justicia. Sin embargo, hoy, a diferencia de ayer, ese anhelo profundo ya no es un grito desesperado, sino una llamada universal que espera respuesta humana. Por-que en el presente esa esperanza tiene nombre, Jesucristo, y fundamento, el Reino de paz, de justicia y de amor. Enton-ces, el contemporáneo grito de los subyugados es un llama-do a la unidad, a la organización y a la solidaridad, porque espera compromiso cristiano, comunitario y humanitario.

Con el horizonte de grandes éxodos humanos, la carta de navegación de Pedro tiene como destino alcanzar los océanos agrestes del sufrimiento humano.

Teológicamente ello implica realizar aquella opción pre-ferencial por los empobrecidos del mundo; una opción evan-gélica que la Iglesia descubrió y maduró en comunión con los pobres de Latinoamérica. Por eso, a Francisco parece haber-le cabido tomar el timón de la barca de Pedro como hijo de aquellas latitudes donde compartió con los pobres ese anhe-lo profundo de ser protagonistas de su propio destino.

Sello de autenticidad evangélica

De esta manera la Palabra se hace realidad, porque “se hizo carne y habitó entre nosotros”, mientras “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo” encuentran eco en el corazón de la Iglesia. Entonces, es ineludible que Francisco siga conduciendo a la Iglesia por caminos de liberación de tantas y nuevas escla-vitudes que asolan a la humanidad. Sólo así la Iglesia estará realizando en los hechos aquella anhelada catolicidad que es parte de su identidad.

En este contexto, las presiones que enfrenta Francisco son parte de la bitácora de acontecimientos que debe asu-mir en fidelidad al Evangelio, y consecuencia del encargo que el mismo Dios le confió al sacarlo de los confines del mundo para servir a la humanidad desde Roma. Es más, las hostilidades y oposición que se manifiestan en contra del Papa, comienzan a convertirse en sello inconfundible de autenticidad de su espíritu evangélico.

Visto así, la barca de Pedro, que navega en el siglo y no en mares imaginarios, está llamada a convertirse en pate-ra global de esperanza para los empobrecidos del mundo.

Marco A. Velásquez Uribe

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6 PULSO DE LA PATRIA GRANDE

Latinoamérica: efervescencias generalizadas, y nuevas esperanzas

Comenzando 2016 se abren posi-bilidades e ilusiones para los habitan-tes de América latina, en medio de situaciones que en general no vienen siendo tranquilas.

Nuestros países se enfrentarán a diversos desafíos, cambios de mando, candidaturas presidenciales, nuevos modos de administrar la política; a la vez continuarán investigaciones sobre tráficos de influencias, corrupción, malversaciones de fondos y violencia.

Pero no todo es malo. Frente a lo negativo hay siempre una luz que a veces cuesta identificar. Ella es la espe-ranza de pueblos que, animados por sus luchas de derechos y justicia, siem-bran un camino que les puede per-mitir avanzar dejando atrás innúme-ros episodios agraces. Demos vuelta la página de 2015, y veamos qué nos espera este 2016.

Cambios en el horizonte

En Argentina hubo elecciones a fines de 2015. Fue derrotado el oficia-lista Daniel Scioli (Frente para la Victo-ria), por Mauricio Macri (Cambiemos).

Entre 2003 y 2015 Néstor Kirchner y su viuda Cristina Fernández estuvie-

ron a la cabeza del gobierno, que, más allá de evaluaciones, no logró consoli-dar ahora su continuidad.

La mano del nuevo Presidente, quien suele autodefinirse como “con-servador y pragmático tirando a la cen-troderecha”, ya se ha hecho sentir:

Eliminó el “cepo cambiario” que tenía preso al dólar, asegurando que se apreciará el peso argentino.

Ha apuntado a normalizar la rela-ción con los mercados internacionales; para acceder a créditos, vetados al país, negociará los abrumadores “fondos buitres” que Cristina se negó a pagar.

Eliminó las retenciones que frena-ban las exportaciones de diversos pro-ductos, y la autorización de nuevas semillas transgénicas.

Eliminará subsidios a los servicios de gas y electricidad.

En el breve tiempo que lleva en el cargo, Macri ya ha presenciado algu-nas protestas sociales, relacionadas con modificaciones que realizó a la Ley de Medios (de comunicaciones), y a algunas medidas que ha tomado para favorecer a la minería extractivista.

Avanzando hacia el norte suda-mericano, es justo detenerse en Vene-zuela. Con la elección de la Asamblea

Nacional en diciembre, el gobierno de Nicolás Maduro recibió un duro golpe: la coalición opositora, Mesa de la Uni-dad Democrática, obtuvo 112 escaños, frente a 55 del gobernante Gran Polo Patriótico Simón Bolivar.

El sector triunfador ha dicho sin eufemismos que procurará derrocar “legalmente” al gobierno. Maduro ha respondido con amenazas grandilo-cuentes que le han granjeado cuestio-namientos de la comunidad interna-cional. Paralelamente declaró estado de emergencia económica por 60 días, para dictar medidas especiales con que reimpulsar la estancada producción nacional, frente al agudo desabasteci-miento generalizado. La inflación vene-zolana superó en 2015 un 270% sin pre-cedentes en la historia del país.

Movimientos y efectos

En el norte de la Patria Grande, Méxi-co ha captado la atención internacional con la recaptura del poderoso narcotra-ficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Ella se ha mezclado con el mundi-llo del espectáculo, porque “El Chapo” había tenido contactos con los actores Kate del Castillo y Sean Penn, y este últi-

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7PULSO DE LA PATRIA GRANDE

mo lo entrevistó en la clandestinidad. Otro caso que no se olvida es el

de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, presuntamente asesinados. La fisca-lía mexicana encontró restos óseos de numerosas víctimas, y desde diversos estados salieron caravanas a recorrer el país exigiendo justicia por los estudian-tes, desaparecidos hace ya 15 meses.

En Colombia, el proceso de paz con-tinúa con las conversaciones entre el gobierno y las guerrillas Farc. Según dijo hace unos meses el Presidente Juan Manuel Santos, “el próximo 23 de marzo debe estar firmado el acuerdo final”.

En Ecuador, el Presidente Rafael Correa advirtió que será un año difí-cil para su país. Esto ha cobrado mayor sentido con la caída del precio del petróleo, que puede verse aun más afectado tras el reingreso de Irán al mercado internacional.

Guatemala comienza este año con altas expectativas ante el gobierno del nuevo Presidente, Jimmy Morales. Ha dado muestras de querer dar un nuevo aire a la política tradicional. En esta línea, declaró que donará el 60% de su sueldo para educación y cultura.

Y yendo hacia el Caribe, Haití está a la espera de su segunda vuelta pre-sidencial. Quien sea electo deberá enfrentar problemas de infraestructu-ra, inestabilidad política, una aguda pobreza y la aún presente misión mili-tar (“intervención” según sus críticos) de la ONU desde el terremoto de 2010.

Elecciones y proyecciones

Brasil continúa envuelto en escán-dalos de corrupción y crisis económi-ca. La propia Presidenta Dilma Rous-seff ha reconocido que su gobierno no fue capaz de percibir los alcances de esta crisis. La inflación carioca llegó a un 10,67%, encareciendo fuertemente el costo de vida. A la vez Rousseff fue citada a declarar en calidad de testigo

por un caso de sobornos al interior de su gobierno.

En Perú se avecinan cambios, aun-que relativos, de cara a las eleccio-nes de abril próximo, pues las candi-daturas traen algunos nombres reco-nocidos e historiados. Encabeza las encuestas con una aparente y cómoda ventaja Keiko Fujimori (Fuerza Popu-lar), seguida de Pedro Pablo Kuczyns-ki (Peruanos por el Kambio), y César Acuña (Alianza para el Progreso). Más atrás se dejan ver los expresidentes Alan García y Alejandro Toledo.

Otro país que enfrentará una elec-ción es Bolivia. Vivirá un referéndum constitucional que busca aprobar o rechazar que el presidente/a de turno pueda ser reelecto/a dos veces segui-das. El principal interesado es el actual Mandatario, Evo Morales, quien tras 10 años en el cargo apuesta a repostular-se de nuevo.

Chile también se encuentra ante una encrucijada política. El gobierno y la propia Mandataria, Michelle Bache-let, han caído a niveles de apoyo de 25% y desaprobación del 66%. Las reformas propuestas (Tributaria, Labo-ral y Gratuidad de la Educación), tam-poco han alcanzado la aprobación ori-ginalmente prevista. Para algunos, desestabilizarán el modelo económico o han pecado de graves improvisacio-nes; para otros, no han sido lo profun-das que se anunciaron.

A la vez, siguen pendientes defi-niciones sobre el cambio constitucio-nal, uno de los pilares del programa de Bachelet. Por si fuera poco, los partidos de gobierno y oposición cuentan con un bajísimo nivel de confianza; ningu-no supera el 14%. A ello se suman casos transversales de corrupción y cohecho al interior del Congreso.

Tejiendo esperanzas

Aunque lo negativo genera más

resonancias, los movimientos socia-les del subcontinente han crecido en capacidad de resistencia y emplazan a gobernantes tanto conservadores como progresistas.

Las causas son variadas. Además de la resistencia al extractivismo mine-ro depredador y los monocultivos, se vislumbran síntomas de una nueva crisis que está afligiendo a grandes sectores con el aumento de los pre-cios básicos de consumo, la caída del empleo y los salarios, y una mayor pre-cariedad laboral.

Levantamientos indígenas en Ecua-dor; movimiento estudiantil secunda-rio y universitario en Paraguay; luchas de comités cívicos en Bolivia contra el modelo extractivista; manifestaciones contra el reelecto Tabaré Vásquez en Uruguay por su propuesta que afecta la huelga de los docentes; el ya endé-mico conflicto mapuche en Chile, son algunos ejemplos de cómo se movie-ron las bases en 2015.

Este 2016 ha comenzado con fuerza en el mismo sentido. En Brasil se oponen a la mercantilización de la educación que busca privatizar algunas universi-dades; en Colombia, la adquisición de la generadora de energía Isagén por una empresa canadiense levantó a algunos sectores, por considerarla ilegal.

En suma, la esperanza no se debe perder, porque es la acción organiza-da de las bases la que puede realmen-te generar cambios en un mundo cada vez más carente de justicia, equidad y solidaridad. Francisco Lazo Medina

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8 ORIENTACIONES

La misericordia como tarea

En Temuco, sur de Chile, son las 13:50, y corro porque tengo cita a las dos en la cár-cel de varones.

Con otros 7 compañeros que son mis amigos del voluntariado, cada martes nos reunimos con los internos más complejos, que vienen a nuestros talleres para hacer algo de conducta y poder acceder a beneficios. Pero luego se van quedando porque han descu-bierto que no vamos para juzgarlos ni perdonarlos, sino sólo por nuestro compromiso con el Evangelio.

Por gracia del Espíritu

Mis compañeros son muy diferen-tes entre sí. Un grupo variado, pero con mucha energía y voluntad, unido sólo por gracia del Espíritu Santo.

Hoy tenemos taller de biblia. Inicia-mos la actividad con las parábolas, nos dividimos en grupos y leemos juntos distintos textos; luego la aplicación a la vida diaria. Es el compartir de jóvenes que están condenados a 12, a 20 años.

Siempre vuelven a la familia en sus acotaciones. Han cometido deli-tos graves, están ahí porque de verdad hicieron algo malo. Pero una y otra vez me pregunto: ¿quién soy yo para juzgarlos? ¿Quién dice que no tengo responsabilidad en que tantos seres humanos no tengan oportunidades de desarrollo?

Ponerse en su lugar

Estos chicos hablan un lenguaje propio, tienen una cultura carcelaria ya aprendida, su vocabulario es de las calles. Algunos no terminaron el octavo básico; otros, teniendo cuarto medio, nunca contaron con una fami-lia que los apoyase.

Las grandes desigualdades socioe-conómicas y las carencias de oportuni-dades de calidad, particularmente en educación, en gran medida hacen que muchos delincan porque quieren acce-der a lujos que solo unos pocos tienen.

La misericordia pasa por la compa-sión, por ponerse en el lugar, en los zapatos del otro. Sería una maravilla que cada cristiano se alegrase de redescu-brir y hacer fecunda la misericordia de Dios, porque de una u otra forma todos estamos llamados a dar consuelo a cada hombre y mujer de nuestro tiempo.

No perder la esperanza

El papa Francisco ha instaurado un año de jubileo de la misericordia, esa que significa tener un corazón solida-rio con aquellos que tienen necesidad, mediante gestos cotidianos que nos inspiren a multiplicar la gracia de Dios.

Así este año me viene como una invitación a no desfallecer en intentar ser con otros, a caminar con otros, a misionar y a no perder la esperanza en la humanidad, que tiene por esencia un corazón bondadoso, porque al fin y al cabo todos estamos llamados a amar y a ser agradecidos del regalo de la vida.

Yoscelyn Cárcamo

La entrega del corazón al necesitado

Cuando era niña, mi padre contaba que su abuela, para el gran terremoto de Chillán, Chile, en 1939, salió corrien-do con él, que tenía 7 años, y aferrándo-se a un árbol gritaba a Dios: “¡Misericor-dia…, misericordia!”, y al mismo tiem-po de seguro pedía perdón, como si el terremoto fuera un castigo divino por las culpas humanas.

Eran los tiempos antiguos del Dios castigador y al mismo tiempo miseri-cordioso, curiosa dualidad. Y es preci-samente esa cualidad “humana” atri-buida a Dios, con la que el papa Fran-cisco nos pide vivir este 2016 de nue-vos tiempos, nuevas teologías, nuevas formas de vivenciar nuestra fe.

Misericordia es un nombre femeni-no, que proviene de tres palabras del latín: “miser” que significa “el que sufre, padece miseria o necesidad”; “cor”, que indica “corazón”, y  “dia”, que expresa “relación o entrega”. Misericordia es, así, la entrega del corazón al que sufre.

Misericordia es la capacidad de “sentir profundamente” la desdicha de los otros y dar en la medida que cada uno pueda, la ayuda necesaria para que la otra persona tenga lo que nece-sita, evitando que ello se transforme en mero asistencialismo.

Una entrega universal

Por eso pienso que nuestro trabajo pastoral es todo lo que hacemos, todo lo que somos, todos con quienes nos

La misericordia, desde ojos femeninos

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9ORIENTACIONES

relacionamos de alguna u otra mane-ra; es apoyar las causas y personas que den mejor bienestar a nuestro planeta, denunciando a quienes sólo lo usan con el fin de acumular y beneficiarse con el sacrificio de otros.

Porque las necesidades que tene-mos no son sólo económicas; la mayor carencia en el mundo y que provoca la miseria humana es paradojalmente la “abundancia” de egoísmo.

Misericordioso es quien siente la urgencia de dar, pero mucho más de entregarse a los demás, en un acto de amor que proporciona felicidad y no obligación.

Solemos olvidar que aquella perso-na que no es parte de nuestra familia nos necesita tanto o más que los cer-canos; sólo hay que aprender a mirar a los ojos y escudriñar en su corazón. Mucha gente no sonríe porque su vida esconde dolor, humillación, rabia, y está deseosa de ser escuchada, pero todos están pensando en sí mismos, en sus propias carencias y problemas.

Ser como los niños

Pero si recobramos esa capacidad maravillosa de los niños de pregun-tar una y otra vez, porque necesitan aprender y no tienen miedo al ridículo o al “qué dirán”; si recuperamos la fuer-za, esa certeza e idealismo por cam-biar el mundo que caracteriza a los jóvenes, y no desechamos la experien-cia y la riqueza de la historia de nues-tros adultos mayores, estaremos prac-ticando la misericordia, no por un año, sino para siempre.

Ana Ortiz Pardo

Misericordiosos, cómplices de Dios

Cuando me invi-taron a escribir sobre la misericordia y la misión, convoqué a

mi propia experiencia de la misericordia; aquella que he com-partido en el seno de mi propia familia, donde frente a dolores profundos tenía pocas grietas para florecer, pero de la mano de mucho amor nacía para hacer aprendizaje.

Algunos puntos que me hicieron pensar para compartir este tiempo en la misión:

* Experiencia de Dios: El Padre Dios es misericordioso; se conmueve y enternece como una madre por su hijo. La Palabra nos regala esa bella Parábo-la del “Hijo Pródigo”. Ese encuentro amoroso es una fiesta, un encuentro que queda; que no se borra.

* “Misericordiosos, como el Padre”: “¡Cuántas situaciones de precariedad y sufrimiento existen en el mundo hoy! Cuántas heridas sellan la carne de muchos que no tienen voz porque su grito se ha debilitado y silenciado a causa de la indi-ferencia de los pueblos ricos” ( Bula Mise-ricordiae Vultus, Papa Francisco, 2015).

Todas nuestras acciones que favo-recen y promueven espacios para cui-dar la Vida amenazada, nos transfor-

man en “cómplices” cotidianos de la causa de Dios para pronunciarnos frente a los atropellos, violencias y muerte que sufren muchos de nues-tros pueblos.

* Compromisos que nacen del corazón: los proyectos sociales o de promoción humana de nuestras comu-nidades nacieron siempre al calor de los sueños y de la conmoción; de hacer-les lugar para acoger el dolor que el otro nos compartió y confió en noso-tros. Pero cuando pasa el tiempo y esos espacios van creciendo, pueden ir per-diendo los primeros lazos que dieron origen a la Vida y al compromiso.

* Acciones que no “chamullan”: La Palabra nos comparte un progra-ma bien concreto para que el amor y el compromiso se materialicen: dar de comer al hambriento; de beber al sediento... (Mateo 25, 31-45). Conso-lar con la palabra y gestos eficaces a los pobres; anunciar la liberación a los que están prisioneros de nuevas escla-vitudes; restituir la vista a los ciegos; devolver dignidad a cuantos han sido privados de ella...

Este año estamos invitados a recupe-rar la experiencia de la misericordia que vive en las entrañas de la propia vida. Ojalá podamos abrirnos a este regalo gratuito de Dios Misericordioso.

Flavia CampbellComunidad Florencio Varela,

Argentina

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10 REFLEXIONES

Mariano Avellana:¿Un santo claretiano en los confines de América?

Tal es el testimonio del misione-ro español Mariano Avellana Lasierra, uno de los primeros claretianos que a partir de 1870 pusieron pie en Amé-rica desembarcando en Chile, desde donde iniciaron su extensión por el continente.

El P. Mariano evangelizó durante 31 años a lo largo del país, sobre todo a los enfermos, los presos y los más necesitados.

Murió en su ley el 14 de mayo de 1904, mientras predicaba en el norte chileno la última de sus misiones.

Declarado venerable por el papa Juan Pablo II en 1987, sólo falta un milagro para su beatificación.

Santificarse, o morir

Al venir a misionar por estas remo-tas tierras, el P. Mariano formuló un propósito tan duro y tajante como su carácter: “o santo, o muerto”.

Treinta y un años después, cuan-do falleció en un pequeño hospital de un poblado minero, su apodo de “el santo padre Mariano” era ya popu-lar sobre todo entre aquellos a quie-nes había dedicado sus mayores afa-nes misioneros.

Evangelizó el territorio chileno a lo largo de unos 2.000 kilómetros, ya fuera en tren, en carretelas, en preca-

rios barcos, a caballo o a pie, según los medios de la época.

En tres décadas predicó más de 700 misiones que duraban un prome-dio de 8 a 10 días. Más de 250 de ellas dedicó a la zona norte, con tal entre-ga que llegó a valerle el apodo de “el Apóstol del Norte”.

Apóstol incansable

Desde La Serena –unos 500 km al norte de Santiago, la capital–, a donde llegó destinado en 1880, se despla-zó durante 14 años por otros 500 km en todos los rincones de una geogra-fía excepcionalmente abrupta. No hay poblado de esas regiones donde no se haya escuchado su vozarrón evangeli-zador. Sólo en el área de la actual dió-cesis de Copiapó –donde dejaría final-mente la vida– llegó a predicar más de 100 misiones. En la zona central del país sumó otras 250.

Su entrega sin límites a los sufrien-tes y desamparados fue el sello más inconfundible de su santidad. Se dice que “no hubo hospital ni cárcel que no visitara”. Donde estuviera iba casi a dia-rio a evangelizar y ayudar a los presos. Y sobre el fruto de su entrega a los enfer-mos en los hospitales, él mismo escri-bía que “ninguno murió impenitente”.

Por sobre sus propios sufrimientos

En sus andanzas no le faltaron motivos de gran sacrificio y dolor. De ahí que su testimonio de vida fuera reconocido por Juan Pablo II como “heroico”.

Desplazándose sin descanso hasta los lugares más apartados, un día se le reventó un absceso en la pierna dere-cha, que se convirtió en una llaga enor-me. Jamás le cicatrizó, y la sufriría por diez años, hasta su muerte. Pero siguió haciendo su vida normal y cabalgando por todos los rincones, con asombro de quienes conocieron su secreto.

Este sufrimiento se sumó a una dolorosa herpe inguinal que, provo-cándole erosiones profundas, lo ator-mentó por veinte años e igualmente hasta la muerte, Por último, una pará-lisis facial le torcería por un tiempo la boca dificultando gravemente su labor misionera, hasta que, a fuerza de cons-tancia, oraciones y tratamientos dolo-rosos, logró superarla.

A más de un siglo de su muerte, el padre Mariano Avellana camino a los altares se proyecta así como uno de los grandes evangelizadores que ha conocido Latinoamérica.

Alfredo Barahona Z.

“Dejar de lado la comodidad donde estamos instalados… Salir a las periferias territoriales y sociales de la marginali-dad… Ser pastores con olor a oveja… Predicar la alegría del Evangelio..” Cuando la voz del papa Francisco resuena ins-tando así a los cristianos a cambiar los propios estilos de ser iglesia, brilla la figura de un misionero claretiano que más de un siglo atrás hizo suyas estas directrices adelantándose a su tiempo, y las practicó hasta entregar en ello la vida.

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11ORIENTACIONES

Un desafío eclesial largamente pendiente

El sistema parroquial sigue vigente en la pastoral de la Iglesia Católica, aunque quedó obsoleto hace cien años y no supo acomodarse a las nuevas realidades. Un sistema concebido para atender la religiosidad rural terminó trasla-dado sin mayor reflexión a la vida urbana. Como las condi-ciones eran muy distintas, el resultado ha sido un fracaso.

Según la definición muy general del Código de Dere-cho Canónico, la parroquia es una determinada comunidad de fieles constituida de modo estable en la iglesia particu-lar (obispados), cuyo cuidado pastoral, bajo la autoridad del obispo diocesano, se encomienda a un párroco como su pastor propio (Can. 515, 1).

Ordinariamente definida por un territorio, una parroquia es de por sí centrípeta. Es decir, ofrece una respuesta pas-toral a los que se sienten parte o se acercan a ella, para for-talecer su fe participando de los sacramentos, mantener la esperanza mediante la animación comunitaria y vivir la soli-daridad. La parroquia, tal como está establecida, atiende a los que ya están.

Pero este tipo de parroquia enfrenta varias dificultades. Porque la parroquia es:

-un territorio;-una estructura (espacios, edificios);-una organización: piramidal, canónica, clerical;-un servicio: sacramental, ritual, asistencial, catequísti-co, de mantención;-una comunidad de personas, de intereses, de expe-riencias, de virtudes y pecados. Entre los aspectos que juegan en contra de una parro-

quia “viva” están: -la rutina administrativa y burocrática;-la actitud receptiva de cuidar una oveja dejando las 99 en el campo;-la rutina celebrativa por sobre la celebración de la vida; -el liderazgo clerical, cuando el cura se hace propieta-rio de su comunidad;-el cuidado de las estructuras, generalmente obesas;-el crecimiento desbordante de la población, que supera su capacidad de respuesta. Numerosos documentos eclesiales hablan de una parro-

quia misionera, evangelizadora, en salida hacia su ambien-te, las periferias y los desafíos. Pero las nuestras ya están copadas en su respuesta hacia adentro.

Una parroquia misionera debe considerar a los alejados geográficamente (periferias); a los olvidados socialmente (pobres); a los abandonados religiosamente (el 90% de su población). Pero, en la generalidad, las parroquias actuales apenas dan abasto para atender al 10% que se siente per-teneciente a ella.

A una parroquia con sentido misionero se le pide aten-der en varias dimensiones:

-carismática: ofrecer el Evangelio integral, y no sólo en insistencias de tipo moral;-teológica: trabajar por establecer los valores del Reino;-humana: compartir la vida real, y no ser un castillo;-pastoral: ir pasando de rebaño a comunidad;-profética: promover comunidades extratemplo, donde la gente vive, trabaja, participa, crea sociedad.No sé si una iglesia un tanto aletargada como la que

padecemos (hablo de Chile), podrá salir del atolladero en que vive. Los encuentros pastorales se multiplican para analizar y dialogar, pero las conclusiones son las de siempre, como si la sociedad no hubiera cambiado en cincuenta años.

En los medios de comunicación y en las tecnologías cada día más invasivas, no existe presencia de nuestra iglesia.

Sería entendible si se hubiera optado conscientemente por el “pequeño rebaño” comunitario y hubiéramos apren-dido con humildad a no ser figurones. Pero seguimos anhe-lando ser alguien en el concierto social, cuando en realidad pesamos bien poco.

La pastoral de los grandes centros urbanos es un desa-fío tan grande que no nos atrevemos a enfrentarlo. En nues-tras reuniones seguimos discutiendo nimiedades litúrgicas, sin reconocer que un solo partido de fútbol puede desper-tar más interés y seguimiento que todas las misas domini-cales de la ciudad.

La gente necesita más abrazos que rezos. Más alegría que lamentos. Más solidaridad que egoísmos. Más esperanzas que esperas. Más humanidad que promesas celestiales.

A.C.R.

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12 PULSO DEL MUNDO

¿Está el capitalismo en su crisis terminal?

El teólogo latinoamericano Leonardo Boff (Concordia,

Brasil, 14 Dic. 1938), como buen escrutador de los

caminos humanos, mira en el horizonte el fin de una época

en que los dineros han sido más importantes que los seres

humanos. Ofrecemos esta reflexión

que, sin duda, ayudará a mantener la esperanza en

tiempos cuando la naturaleza recobre su sitio en el panorama

universal.

Creo que la crisis actual del capita-lismo es más que coyuntural y estruc-tural. Es terminal.

¿Ha llegado al final la capacidad del capitalismo para adaptarse siempre a cualquier circunstancia? Soy conscien-te de que pocas personas sostienen esta tesis. Dos razones, sin embargo, me llevan a esta interpretación.

¿Qué pasó con la Tierra?

La primera razón que veo es la siguiente: la crisis es terminal porque todos nosotros, pero particularmente el capitalismo, nos hemos saltado los límites de la Tierra.

Hemos ocupado, depredándolo, todo el planeta; desarmando su sutil equilibrio y agotando sus bienes y ser-vicios, hasta el punto de que no con-sigue reponer por su cuenta lo que le han secuestrado.

Ya a mediados del siglo XIX, Karl Marx escribía proféticamente que la tendencia del capital iba en dirección a destruir sus dos fuentes de riqueza y

de reproducción: la naturaleza y el tra-bajo. Es lo que está ocurriendo.

La naturaleza, efectivamente, se encuentra sometida a un gran estrés, como nunca antes lo estuvo, por lo menos en el último siglo; sin contar los 15 grandes desastres planetarios que conoció a lo largo de su historia de más de cuatro mil millones de años.

Los fenómenos extremos verifica-bles en todas las regiones, y los cam-bios climáticos que tienden a un calen-tamiento global creciente, hablan a favor de la tesis de Marx.

Sin naturaleza, ¿cómo va a repro-ducirse el capitalismo? Ha chocado con un límite insuperable.

¿Y qué ha pasado con el Trabajo?

El capitalismo hace también preca-rio el trabajo, y prescinde de él.

Existe gran desarrollo sin trabajo. El aparato productivo informatizado y

robotizado produce más y mejor con casi ningún trabajo.

La consecuencia directa es el des-empleo estructural. Millones de per-sonas no van a ingresar nunca jamás en el mundo del trabajo, ni siquiera como ejército de reserva. El trabajo, de depender del capital, ha pasado a ser prescindido por él.

Esto significa una grave crisis social, como la que asola en este momento a ciertos países incluso de Europa. Se sacrifica a toda la sociedad en nombre de una economía hecha no para aten-der las demandas humanas, sino para pagar la deuda con los bancos y con el sistema financiero.

Marx tenía razón: el trabajo explo-tado ya no es fuente de riqueza; lo es la máquina.

Esta segunda razón está ligada a la crisis humanitaria que el capitalismo está generando. Antes estaba limitada a los países periféricos. Hoy es global y ha alcanzado a los países centrales.

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13PULSO DEL MUNDO

En su propio veneno

No se puede resolver la cuestión económica desmontando la sociedad. Las víctimas, entrelazadas por nuevas avenidas de comunicación, resisten, se rebelan y amenazan el orden vigente. Cada vez más personas, especialmen-te jóvenes, no aceptan la lógica per-versa de la economía política capita-lista: la dictadura de las finanzas que, vía mercado, somete los Estados a sus intereses, y la rentabilidad de los capi-tales especulativos que circulan de unas bolsas a otras obteniendo ganan-cias sin producir absolutamente nada, a no ser más dinero para sus rentistas.

Fue el capital mismo el que creó el veneno que lo puede matar. Al exigir a los trabajadores una formación técni-ca cada vez mejor para estar a la altu-

ra del crecimiento acelerado y de la mayor competitividad, creó involunta-riamente personas que piensan.

Éstas, lentamente, van descubrien-do la perversidad del sistema, que des-pelleja a las personas en nombre de una acumulación meramente material, que se muestra sin corazón al exigir más y más eficiencia hasta el punto de llevar a los trabajadores a un estrés profundo, a la desesperación, y en algunos casos al suicidio, como ocurre en varios países.

“Indignados” y una rebelión creciente

Las calles de varios países europeos

y árabes, los “indignados” que llenan algunas plazas centrales de Europa, son expresión de una rebelión contra el sis-tema político vigente a remolque del

mercado y de la lógica del capital. Los jóvenes gritan «¡no es una cri-

sis, es un robo!». Los ladrones están afincados en Wall Street, en el FMI y en el Banco Central Europeo, es decir, son los sumos sacerdotes del capital glo-balizado y explotador.

Al agravarse la crisis crecerán en todo el mundo las multitudes que ya no aguantarán las consecuencias de la superexplotación de sus vidas y de la vida de la Tierra, y se rebelarán con-tra este sistema económico que ahora agoniza, no por envejecimiento, sino por la fuerza del veneno y de las con-tradicciones que ha creado, castigan-do a la Madre Tierra y afligiendo la vida de sus hijos e hijas.

Leonardo Boff Petrópolis, RJ, Brasil

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alrededor de cien mil kilóme-tros cuadrados y con una desa-fiante geografía irregular, andi-na y preandina. Las misiones populares, los ejercicios espi-rituales a la gente sencilla, al clero, a religiosos y religiosas.

De aquellos primeros misioneros oímos relatos impactantes de sus recorri-dos de horas y días, a pie y a lomo de mula, por aque-llas quebradas y montañas. Tardaría décadas en aparecer la camioneta misionera del P. José Benedicto Gómez (+ 2011) que, a su vez, recorrería por largos años aquellas lejanas comunidades. Por épocas, él y otros cmff cubrieron los ser-vicios parroquiales de la zona.

Cien años del templo cordimariano

Entre tanto, los misioneros fueron adoptando tam-bién otras formas de servicio a la sociedad catamarque-ña. Mientras de a poco construían el templo al Corazón de María (inaugurado en 1916), a su vera se creó, ya en 1911, la escuela nocturna y gratuita para obreros, tan necesaria en aquellos años según la estimación de los obispos del país. Prestaría su servicio hasta 1948, cediendo después su lugar a la Academia Claret.

Los catamarqueños no han olvidado las célebres mision-citas de los niños, obra del P. Camilo Melet (+ 1946). Año tras año movilizaban a toda la ciudad con el mensaje callejero de los más pequeños, sus proclamas, sus cantos, sus gestos de

caridad con los presos y los más necesitados. Los restos de aquel inolvidable misionero descansan al pie del presbiterio. Su busto lo recuerda en el atrio del templo.

14 VIDA CLARETIANA

Los claretianos en CatamarcaUn servicio misionero más que centenarioen el norte argentino

Cuenta la historia que, cuando el gobernador Mate de Luna decidió fundar la ciudad de Catamarca, allá por el 1680, la Virgen María ya llevaba años en aquel Valle Viejo, arropada por los pobladores originarios en la gruta de Choya. Allí, si no fundadora, sí la llamaban Madre. Por eso, ella tiene reservado el lugar más importante de la ciudad capital y del corazón de los catamarqueños. Tal vez por eso, el claretiano P. Zacarías Iglesias, cuando comenzaba a misio-nar por aquel norte, intuyó y escribió: parece que la Virgen nos quiere a su lado.

Eso fue en 1903. Desde entonces, gracias a la genero-sidad y espíritu apostólico del obispo Pablo Padilla y de otros ilustres sacerdotes, los claretianos se pudieron colo-car cerca del Santuario de la Virgen del Valle (en la esquina de República y Ayacucho), para llevar desde allí el mensa-je del Evangelio a toda la provincia, siempre con la dulzura con que -parece- los catamarqueños se han contagiado de su Santa Patrona.

Parte de la diócesis de Tucumán hasta 1911, la provincia de Catamarca tendría desde entonces obispo propio en la persona de D. Bernabé Piedrabuena, lleno del mismo espí-ritu misionero. Años antes de iniciarse el seminario claretia-no en Rosario de Santa Fe, Catamarca había ofrecido ya las primeras vocaciones a la congregación claretiana: dos jóve-nes que realizarían su formación y su ministerio en tierras lejanas. Los seguiría más tarde una larga y rica lista de voca-ciones misioneras.

A pie y a lomo de mula

La fundamental tarea de los misioneros claretianos fue, desde los inicios, la predicación al pueblo de aquel territorio de

La Escuela Nocturna gratuita para obreros, creada en 1911, cedió lugar en 1948 a la Academia Claret , de cuya labor capacitadora para centenares de jóvenes ofrece una muestra esta escena de un curso de Dactilografía captada a principios de los años ’50.

Hermoso templo levantado por sus hijos al Corazón de María, cerca de la “Cuesta del Portezuelo” que ha hecho internacionalmente famoso el “Paisaje de Catamarca”. Cumple este año su centenario.

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VIDA CLARETIANA 15

Fructífero trabajo parroquial

Desde 1965 el templo del Corazón de María pasó a ser sede parroquial para un sector urbano y suburbano que se ha ido expandiendo rápidamente. De los cincuenta años de esta parroquia cabe subrayar dos facetas de particular signi-ficado. Ante todo el movimiento juvenil que allí floreció con el impulso del P. Miguel A. Cardoso (+ 2002) con incidencia en la ciudad y continuado por quienes lo sucedieron. Y, en segundo lugar, el compromiso pastoral de los misioneros en la atención a las muchas urbanizaciones surgidas en el territorio parroquial.

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de San José del Sur.• Fundación Claret. Temuco,

Chile.• Parroquia Inmaculada

Concepción. Antofagasta, Chile.

• Parroquia Corazón de María. Catamarca, Argen-tina.

• Colegio parroquial de Andacollo, Chile.

• Fundación Cristo Ayuda. Santiago, Chile.

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Un territorio donde, además, en solidaridad con la gente, han acompañado y dirigido la construcción de los templos de Fátima, de María Auxiliadora, de San Antonio Mª Claret, y, en su momento, la restructuración de otros (San Nicolás y San Isidro). Algunos son ahora sedes de nue-vas parroquias.

Quien visite Catamarca no deje de acercarse al cemen-terio municipal. Allí, en el panteón de los misioneros, podrá registrar los nombres de destacados hijos del Corazón de María que misionaron aquellas tierras.

Gustavo Alonso, cmf

El asesinato de la joven María Soledad Morales, cuyos ribetes de altos poderes implicados conmovieron por años a la sociedad argentina, fue mantenido en alto de forma incansable por la comunidad parroquial catamarqueña, que presionó hasta lograr justicia. Aquí, un recorte de prensa de la memoria junto al monolito de la víctima celebrada en el 15º aniversario del crimen.

Las catequesis y “misioncitas de los niños” a cargo del P. Camilo Melet forman parte relevante de la historia claretiana en Catamarca. Y de que fueron masivas da cuenta esta toma fotográfica captada en 1938, con una incontable muchachada junto a los padres Melet y Alfredo Bestué (+ 1954).

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16 REFLEXIONES

La Semana Santa, memoria de los misterios supremos de nuestra Fe

“Semana Santa”, veremos lo que esta fecha significa para gran parte del mundo: viajes, turismo, hoteles, luga-res de descanso…

Esto me trae a la memoria un artí-culo escrito en una revista chilena de inspiración cristiana que por los años de 1970 se llamaba “Mundo”:

“Si estos días son conmemoración y vivencia de nuestra redención con la muerte y resurrección de Cristo y des-tinados para vivirlos desde la fe, no es necesario que sean feriados, ya que los creyentes los podrían vivir asistiendo a los templos al atardecer.”

Cómo vivir estos días ahora

Volvamos a nuestras raíces cris-tianas, en la primera generación de creyentes después de la Ascensión de Jesús: ellos no tenían nada escrito sobre El; vivían lo que vieron y apren-dieron de Jesús en forma directa, y lo trasmitieron a una segunda genera-ción de cristianos a la que pertenecie-ron los evangelistas.

Estos tomaron de esa primera “generación-testigo” aquello que vivie-ron con Jesús y lo que más les impre-sionó de su vida. Y es lo que dejaron escrito en los evangelios.

Nosotros, hoy, desde la fe, debería-

sólo en las comunidades cristianas, más tarde, en la Edad Media, caracte-rizada por su “cristiandad” (unión del poder civil y la Iglesia), se fue impo-niendo en todos los pueblos cristia-nos, que lo vivieron añadiendo aspec-tos populares a través de los cuales sentían expresarse mejor.

Así estos días de supremo recogi-miento se marcaron como obligato-rios para todos, y no como una expre-sión espontánea nacida de la fe.

En los tiempos que hoy vivimos

En el mundo de hoy ya no vivimos un ambiente de “cristiandad”. Por ello la Iglesia no puede imponer, sino sólo presentar a sus seguidores las formas y liturgias cristianas para vivir los gran-des misterios de la Semana Santa.

Sin embargo, los Estados que anta-ño fueron cristianos, viendo que la mayoría o parte importante de sus habitantes aún lo son, respetan gene-ralmente sus tradiciones y expresio-nes. Y así tenemos en muchos de ellos los “feriados de Semana Santa”.

Pero ¿qué son estos feriados? ¿Se dedican realmente a vivir los grandes misterios de la Redención, o a otros fines que para nada la tienen en cuenta?

Si entramos a Google buscando

La Iglesia ha dado desde siglos a la Semana Santa también el apelativo de Semana Mayor. Sin duda, por la mag-nitud y trascendencia de los aconte-cimientos que en ella se rememoran.

Ante la proximidad de su cele-bración este año, bien valen algunas reflexiones.

“La más grande historia...”

En el pueblo cristiano la celebración de estos “días santos” tuvo su origen en los evangelios, que con tanto detalle nos narran los acontecimientos sucedi-dos en estos días que los creyentes revi-ven para sentir una mayor unión con el Jesús sufriente y triunfante.

Santa Elena, que fue peregrina a Jerusalén en el siglo IV, describió sus vivencias en la ciudad donde ocurrie-ron esos días santos; desde el sábado anterior al Domingo de Ramos, que recordaba la visita de Jesús a Lázaro tras haberlo resucitado; y al día siguien-te su entrada solemne a Jerusalén.

Refirió también cómo los creyen-tes ayunaban y vivían lo que cada día de esa semana mostraban los evangelios, hasta llegar al gran ayuno del Sábado Santo y celebrar la vigilia de la Resurrec-ción con la alegría del triunfo de Cristo.

Esto, que al principio fue vivido

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17REFLEXIONES

Judas se movía por la ambición; no tenía fe ni confianza en Jesús; era cíni-co; su interés estaba en el dinero, y su corazón se hallaba cerrado.

Pedro amaba a Jesús, y se arries-gó a meterse imprudentemente entre los enemigos del Maestro movido por tratar de saber qué le sucedería tras su aprehensión. Pero es débil, y lo niega hasta con juramento.

Ambos reconocen haber actuado mal, pero la diferencia está en que Judas Iscariote no acude a Dios; se encierra en sí mismo, y la desesperación lo lleva al suicidio (Mateo 27, 3-9). Pedro llora “amargamente” su pecado, pero tiene confianza en Jesús porque éste lo ha mirado con cariño (Lucas 23, 61).

2.- Los ladrones crucificados junto a El: ambos son unos malhechores, pero sólo uno reconoce su pecado y pone su fe en Jesús; al otro sólo le interesa sacar ventaja y seguir en las suyas si el cruci-ficado al medio es realmente el Mesías (Lucas 23, 39).

Jesús no juzga los pecados de sus compañeros de suplicio; más bien mira las disposiciones interiores de ambos, y ante ellas reacciona: “hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23, 43).

3.- El centurión romano a cargo de la crucifixión: viendo los fenóme-nos naturales que acompañaron la muerte del Señor, confesó: “verda-deramente este hombre era inocen-te” (Lucas 23, 47).

Todos estos acontecimientos de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús deben influir en nosotros sus seguidores de hoy para mantenernos firmes en la fe como nuestros herma-nos del primer siglo.

Mario Calvo G., cmf

ria y vivencia de los cristianos testi-gos de ellos. Por eso fueron entrega-dos con tanto detalle y extensión a la segunda generación.

Además, la importancia de estos acontecimientos se ve también por los tres preanuncios que de ellos hizo Jesús. Así lo constatan los evangelistas Marcos, Mateo y Lucas, quienes tam-bién destacan su decisión de ir a Jeru-salén para que se cumplieran.

Además del hecho mismo de su muerte y triunfo, a los primeros cris-tianos les reafirmaron en su fe ciertas situaciones que descubrieron en ellos:

a) El amor en su entregaLo destaca especialmente el evan-

gelista S. Juan en el discurso de despe-dida: “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por los amigos” (Juan 15, 13). Y esto lo expresa después del man-damiento supremo del amor: “ámense... como yo los he amado” (Juan 15, 12).

Además, llama la atención la insis-tencia de Jesús en el amor, a través de ese discurso de despedida en que S. Juan se extiende entre los capítulos 13 al 17 de su evangelio.

Esto es lo que debemos descubrir y remarcar por sobre todo en nuestras vidas hoy: ¿quién me ha amado hasta dar su vida por mi?

b) La reacción de algunos, y la respuesta de Dios

Lo antedicho tenía sentido para los primeros cristianos porque en el pri-mer siglo sufrieron diversas persecu-ciones en las que algunos desertaban de su fe.

No pudieron pasar inadvertidas a esos primeros seguidores las reaccio-nes diferentes de algunos protagonis-tas de esos hechos trascendentales:

1.- San Pedro y Judas Iscariote: ambos elegidos por Jesús.

mos vivir estos días santos como los vivieron los cristianos del primer siglo. Y deberíamos acudir a los evangelios, por-que ellos reflejan fielmente lo ocurrido, los hechos y sentimientos de sus prota-gonistas y de la “generación testigo”.

El relato de los evangelios

Lo primero que llama la atención es la extensión que tiene en los cuatro evangelios la narración de la crucifi-xión, muerte y resurrección del Señor.

Ello significa que estos aconteci-mientos trascendentales de Jesús for-talecían a los primeros creyentes en su fe, y por eso los vivían interiormente con gran intensidad. Y así mantenían su adhesión al Maestro en medio de las dificultades y persecuciones.

No hay que olvidar que en el pri-mer siglo los cristianos eran solo como una secta en medio del judaísmo, y no bien mirados por los pueblos paga-nos; aun más, fueron perseguidos por el imperio romano.

Esos primeros cristianos, en su vivencia de la Pasión, Muerte y Resu-rrección de Jesús, nos enseñan cómo también debemos enfrentar ahora el mundo que nos rodea, que tampoco es muy propicio a Jesús y sus enseñanzas. Así podremos mantener una fe viva.

Qué impresionó más a los testigos

Lo que más les llamó la atención a aquellos testigos presenciales para permanecer adheridos a Jesús fue-ron los acontecimientos mismos de su Pasión, Muerte y Resurrección.

Esto se ve claro por la extensión que les dieron en sus escritos los evan-gelistas. Los cuatro los narran en forma extensa y en varios capítulos de sus evangelios. Esto demuestra que esos sucesos eran muy fuertes en la memo-

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Cómo y por qué me hice claretianoJorge Ortigoza Garcete:De los bosques de Paraguay al desierto chileno

vocacional en la vida. Descubrí mi vocación misionera y religiosa al estilo misionero

de S. Antonio Mª Claret, y con el paso del tiempo mi respuesta se fue forta-

leciendo ante la llamada del Señor. Creí y creo en lo que dice el libro del Éxodo, al hablar del llamado a Moi-sés: “Yo estoy contigo, ésta es la señal de que yo te envío (Ex, 3, 12).

-¿En qué etapa estás actualmente?

-Ya han sido ocho años de vida clare-tiana. He realizado los estudios en Lambaré

(Asunción del Paraguay), en Cochabamba (Boli-via), en Córdoba (Argentina). Y el año 2015 tuve la experien-cia de vida comunitaria y pastoral en Antofagasta (Chile).

-¿Qué experiencia sacas de ese año junto al mar?-Ha sido muy significativa, porque siento gozo y paz

en mi corazón, señal de que Dios está conmigo. Me gustó trabajar en un equipo pastoral muy comprometido con la evangelización de los niños y de los jóvenes, en el ámbi-to del colegio Corazón de María de esa ciudad. También colaborar en las comunidades poblacionales de los cerros donde vive el mundo popular. Estoy muy agradecido con las personas que componen la pastoral del colegio; ellos ayudaron mucho en mi formación, con sus testimonios misioneros.

-¿Y el futuro?-Bueno, debo continuar los estudios en Córdoba. Pero

llevo vivencias que me han enseñado mucho y me han dejado contento y conforme con las experiencias vividas. Estuve en una comunidad misionera muy fraterna allí en Antofagasta, y estoy muy motivado para seguir dando pasos en el seguimiento de Jesús desde el carisma de nues-tro buen Padre Claret.

Jorge Ortigoza Garcete está en la etapa de formación como misionero claretiano.

El año 2015 realizó su experiencia de servicio pastoral en la comunidad claretiana de Antofagasta, Chile. Pero su patria es Paraguay. Allí, en la ciudad de Coronel Oviedo, nació en diciembre de 1979.

Desde luego, habla el guara-ní, y los caminos de la vida lo han llevado desde el corazón del Para-guay hasta residencias requeridas por el proceso formativo en Bolivia, Argen-tina y Chile.

-¿Cómo surgió esta vocación misionera?-Surgió cuando estaba en la etapa de confirmación,

que recibí a los 16 años en mi comunidad llamada San José Obrero. Ahí empecé a participar en el grupo juvenil; luego, mi vida pasó por un tiempo de desierto y de búsqueda. Fue una etapa de transformación, de experiencias y de conver-sión, porque veía que Dios iba poniéndome, en el cami-no, pequeñas señales, a través de acontecimientos de la vida, a través de personas. Participé en la catequesis y en un grupo laical muy comprometido en el servicio y anun-cio de la Buena Noticia; todo esto, a mí me gustaba mucho: ser discípulo y misionero de Jesús. Así Dios me iba forman-do y llamando.

- ¿Y cuando diste el salto hasta ingresar al seminario?

-Cuando me encontré con un gran misionero, el P. Ángel Pérez, recientemente fallecido, que era promotor vocacional en aquel tiempo. El se convirtió en instrumen-to fundamental de Dios para mí.

-¿Te costó asumir esa nueva vida? -Solamente las dificultades normales de todo proceso

VIDA CLARETIANA18

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ba mucho en la parroquia, sentía que Dios me pedía mayor compromiso en cada situación

que conocía de desesperanza y pobreza en las familias. Todos estos cuestiona-

mientos se los presentaba también a María, para que me ayudara a tomar una decisión clara y definitiva.

Y Dios se hizo exigente

“Ya adulto, sentí que Dios me ponía ‘entre la espada y la pared’. Al igual

que a Abraham y Moisés. Había llegado el momento de responderme y responder a Jesús,

acerca de la Alianza de amor y entrega que había naci-do en mi pre-adolescencia.

“Inicié una búsqueda más directa, sin trampas ni huidas. Empecé a visualizar interiormente cada experiencia de mi vida, la presencia de Dios en ella y a cientos de hermanos que había visto sufrir sin consuelo y vivir sin sentido.

“Sentí profundamente que ‘la hora había llegado’ y no podía aplazarla. Conocí la congregación de misioneros clare-tianos. Hablé con el párroco de mi pueblo, y escuché con aten-ción y humildad sus palabras. Renuncié a mi trabajo como pro-fesor, y a mi independencia económica, que era buena.

“Llegué, finalmente, con fe y alegría, a una comunidad cla-retiana para iniciar un proceso de profundización en mi vida.

Quiero realizar mi sueño

“Mi sueño vocacional sigue siendo el de mi adolescen-cia: consagrarme día a día al Señor para compartir la Buena Noticia de su Reino con los demás. Evangelizar por medio de su Palabra; como María, acompañar y trabajar por la dig-nidad de las personas, especialmente los empobrecidos. Humanizar al estilo de Jesús. Vivir y llevar el Evangelio que se encarna y se hace historia en miles de historias de mis hermanas y hermanos.

“Deseo compartir en comunidad con mis hermanos y trabajar juntos para hacer realidad el Reino de Jesucris-to. Al igual que María, saber escuchar a Dios, en el silencio interior y en la vida de las personas. Mi sueño vocacional es amar a Dios a través de los demás. Jamás caer en la indi-ferencia frente al dolor y la pobreza de tantas hermanas y hermanos.”

El chileno José Olguín Herrera tiene una his-toria vocacional que ha confiado a TELAR tras varios años de preparación para ejercer en plenitud el servicio misio-nero. He aquí su propio testimonio personal.

“Todos nacemos con nuestra vocación. Es el sueño que Dios tiene para nosotros. Es importante estar atentos para descubrir cómo Él va mostrando el camino.

“Puedo decir que mi familia mis padres, dos hermanas y dos hermanos han llevado una vida esforzada. Tuvimos períodos muy dificulto-sos, agravados por los tiempos de la dictadura.

“Mi padre no tenía trabajo. Dentro de esas circunstan-cias me preguntaba si había un Dios de amor y misericor-dioso que nos sacara de aquella situación. Pero Dios calla-ba, y parecía que insistía en esconderse y hacerse ajeno a mi vida y a la de mi familia. La pregunta me quemaba el alma y seguía sin respuesta.

Pero empecé a ver a Dios

“Algunas personas me mostraron el rostro de Dios aco-gedor, misericordioso y cercano. Poco a poco, a partir de esa experiencia, mi pregunta empezó a tener respuesta, que le dio sentido a mi vida dentro de esa situación tan precaria. En mi interior nació una inquietud que fue creciendo y consolidán-dose con el tiempo; Dios me estaba preparando para acoger su llamada e invitación a la entrega de mi vida total a su Vida y a su Misión: compartir la Buena Nueva con los demás, especial-mente con los “empobrecidos” de nuestro mundo.

“Nuestra situación fue cambiando positivamente. Yo empecé a participar en la parroquia, tanto en catequesis como en la celebración de las misas. Mi relación amorosa y filial con María se profundizó y afianzó; sentía que nos cui-daba y acogía en su amor maternal. La pregunta que me quemaba en mi niñez se transformó en inquietud y fuego interior que me impulsaba a seguir pensando en la llamada de Jesús para ser religioso misionero sin fronteras.

“Mientras tanto, estudiaba y trabajaba para ayudar a la situación económica familiar. Estábamos más tranqui-los, porque ahora llevábamos una vida “normal”. Participa-

José Olguín Herrera:Cautivado por Jesucristo y la gente

Continúa >>

19VIDA CLARETIANA

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20 VIDA CLARETIANA

Franco Torres: De El Tambo a las preguntas y los sueños misioneros

ción de calle; o si Mario no me hubiese llamado para acompañar a una familia que resistía al desalojo que se le venía encima…, nunca me habría hecho la pregunta sobre el sueño de Dios para mi vida del modo como lo hice.

“Pero, sobre todo, creo que si no hubiese habido allí una comunidad claretiana que me enamorara como lo hizo entonces, no habría tenido con qué responderle.

Hambre, sed y alegría

“Hambre de justicia, sed de her-mandad con la Creación entera, y la alegría de compartirlo todo en una comunidad revolucionada por el amor de Jesús: eso fue lo que sentimos como misioneros universitarios en El Tambo, y eso es lo que me sigue ani-mando hasta el día de hoy.

“Eso es también lo que alimenta mis sueños misioneros. Actualmen-te estoy culminando una experiencia comunitaria y pastoral en una región de la Patagonia, y veo que mi razón de vivir tiene mucho que ver con el modo en que la gente de esta tierra nom-bra a sus pares: pu peñi, pu lamüen, es decir, los hermanos y hermanas.

“La misión nos va dando el cien-to por uno en madres, padres…, en los más chiquitos, que sin pedir per-miso nos incorporan a su propia fami-lia. De todos ellos me siento un herma-no, y ya no puedo imaginarme la vida sin saberme parte de esa gran familia que, siguiendo el ejemplo de María, marcha, crea y baila al ritmo del Espí-ritu liberador.

Franco es un joven argentino del-gado, inquieto, un tanto desordena-do (para eso es joven, ¿no?), motiva-do por el ideal misionero de Claret. Lo descubrió mientras participaba en El Tambo, un espacio de amistad, de reflexión y de acompañamiento que los claretianos tienen en el centro de Córdoba, “la Docta”.

En el año 2015 realizó una viven-cia comunitaria en la Patagonia argen-tina. Dejemos que él mismo nos relate su experiencia.

“El Tambo fue el lugar en que mis deseos más íntimos se transformaron en una sed compartida. Recuerdo que el claretiano Dani Velázquez, mientras nos preparábamos unos mates en la cocina, me preguntó: “¿Te planteaste alguna vez ser misionero?”

“La verdad es que si la Peque, al final de una misa, no hubiese invita-do a ganarse amigos en la Peatonal, el Correo o la Terminal, en vez de pasar de largo frente a las personas en situa-

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21ORIENTACIONES

Pastores para la comunidad:

Daniel Sturla: el “che cura” de MontevideoEl salesiano D. Daniel Sturla (Montevideo, 4 Jul. 1959), es hombre cercano, amable y con las cualidades de un buen pastor.El 11 de febrero de 2014 fue nombrado arzobispo de Montevideo por el papa Francisco, y asumió oficialmente el 9 de marzo. El 4 de enero de 2015 fue designado cardenal de la Iglesia Católica, y creado tal en el consistorio del 14 del mes siguiente. Es así el segundo cardenal uruguayo, después del capuchino D. Antonio Mª Barbieri (Montevideo, 12 Oct. 1892 – 6 Jul. 1979).En una entrevista reciente nos habló de su vida, sus esperanzas, sus desvelos.

pondí que no. Pero me despertó una inquietud. Y en un momento me dije: “me tengo que sacar esta inquietud”; y empecé un acompañamiento espiri-tual con otro sacerdote, empecé a dar catequesis, y ahí resolví dar el paso de entrar en la formación salesiana.

-Cuando salió del seminario, ¿cuál fue su primera función?

-Estuve tres años como consejero de estudios en Talleres Don Bosco. Ya había estado ahí, porque en la mitad de nuestra carrera tenemos dos años de experiencia pastoral, y la hice en los talleres. Fue una experiencia muy linda.

-¿Qué sintió cuando le anunciaron que había sido designado arzobispo de Montevideo por el papa Francisco?

-Lo viví con mucha paz, alegría y un poco de susto, porque la responsabili-dad es muy grande. Ahora lo procesé, y tengo confianza en Dios.

-¿Cuáles cree usted que son los principales desafíos que tiene la Iglesia en Uruguay?

-El gran desafío es la comunica-

ción. Estoy convencido de que la fe cristiana es un tesoro y lo que da sen-tido a la vida. Entonces, estar tan con-vencido de algo y ver que mucha gente se aleja de la Iglesia, es un dolor enorme. Entiendo que se debe a que tenemos un problema de comunica-ción. No somos capaces de comunicar-lo con la fuerza necesaria para entu-siasmar a la gente.

-El papa Francisco ha sido crítico con la actitud de los curas, y dijo que dan sermones aburridos y malos. En Uruguay hay pocos católicos practi-cantes; cada vez menos. Y cada vez menos se casan por la Iglesia. ¿Dará alguna directiva a los curas en ese sentido?

-Si bien creo que hay cosas por mejorar, los sacerdotes uruguayos son en su inmensa mayoría muy buena gente, muy buenos curas; se rom-pen el alma trabajando, y no reci-ben mucha gratificación, porque no es como en otros países de Améri-ca, donde al sacerdote es se le tiene

“Soy el menor de cinco hermanos, hijo de un abogado y una ama de casa. Mi familia era católica; mi padre era fer-voroso, y mi madre se convirtió cuando se enamoró de él.

“Mi adolescencia está marcada por la muerte de mis padres con muy poco tiempo de diferencia: a mis 13 años murió mi padre, y con 16, mi madre. Ahí quedamos solos, mis hermanos más grandes trabajando, porque había que mantener la casa. Tuvimos apoyo de tíos, pero cada uno era responsable de sus actos, no había un control.

-¿Cuándo sintió que quería ser

cura?-Cuando estaba en quinto de liceo

fui a misa un domingo, en una fecha muy ligada a mis padres, porque era como su aniversario. Después de la misa, un sacerdote me preguntó si nunca había pensado en ser cura, y si no quería participar en un encuen-tro de jóvenes que tenían la inquie-tud vocacional. A los dos días le res-

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mucha reverencia, respeto y estima. En Uruguay es “che cura”.

-En una entrevista, Ud. dijo que una de las primeras cosas que quie-re hacer es hablar con los curas. ¿Por qué?

-Sí; lo primero que quiero hacer es escucharlos, compartir y aprender de ellos. La idea es pensar juntos, a la luz de lo que es la maravilla del papa Francis-co para la Iglesia, cómo podemos comu-nicar mejor la alegría del Evangelio. De hecho ya he estado con grupos de curas, y luego tengo fijados encuentros de carácter informal para ir compartiendo, hablando y pensando juntos.

-Un sacerdote está en contacto con la gente, escucha sus preocupa-ciones. ¿Qué le dicen? ¿Qué desvela a los uruguayos?

-Hay una preocupación por el sen-tido de la vida. Muchos uruguayos no encuentran sentido a sus vidas. Como educador, me duele en el alma, sobre todo cuando veo a jóvenes que viven como consumiéndola en lugar de vivirla con intensidad. Creo que éste es el tema central. También cuando uno ve el tema de la natalidad en Uru-guay, es necesario saber que detrás de un pueblo que no tiene muchos hijos hay un pueblo que se va entristecien-do; y eso nos habla de un problema de sentido de la vida. Después están las preocupaciones que ya todos conoce-mos: educación y seguridad.

-Cuando se anunció que usted sería el arzobispo de Montevideo, don Nicolás Cotugno –el anterior arzobispo, también salesiano– dijo que seguía la misma música con dis-tinto director de orquesta. ¿Usted continuará la misma línea de él?

-Yo creo que cada uno cumple su ciclo y vive su etapa. Creo que ahora ha terminado una etapa y comienza otra. La Iglesia no empieza conmigo ni terminará conmigo. Hay una conti-nuidad, pero cada persona que está al

frente le da su propio color. A mí me gusta el trabajo en equipo; entonces no sólo va a ser importante marcar un estilo personal, sino también trabajar con el obispo auxiliar, los sacerdotes, los consagrados y los laicos, y entre todos darle rostro a la Iglesia.

-¿Cómo ve el fenómeno que se ha generado en torno al papa Fran-cisco?

-En una Iglesia que estaba atrave-sando momentos difíciles, y cuando parecía, según la opinión de muchos, que vivía un cierto languidecer en muchos aspectos, el papa Francisco vino a revitalizarla. Es un soplo del Espíritu Santo. Y quiero destacar que, si está él, es porque antes hubo un papa con el coraje impresionante de Benedicto XVI. El gesto de su renun-cia supone la humildad de quien sabe que la Iglesia no la guía él, sino el Espí-ritu Santo.

-¿Cuál es la mejor enseñanza que cree usted ha dado hasta ahora el papa Francisco?

-La alegría del Evangelio; que todos tenemos que mirar a los que más necesitan, y la misericordia de Dios.

-El gobierno aprobó la legaliza-ción del aborto. ¿Qué opina?

-Creo que hay que mirar para ade-lante, porque la ley ya está aprobada. Y ahí lo importante es la Iglesia que sale a curar heridas de la sociedad, que sigue defendiendo la vida desde el pri-mer momento de la concepción hasta la muerte natural.

-También se aprobó la legaliza-ción de la marihuana. ¿Cómo ve esta ley usted, que ha estado en perma-nente contacto con los jóvenes?

-Es un tema muy complejo. Por supuesto que la marihuana es una droga, y es mala. Pero después de escu-char argumentos a favor y en contra, sinceramente no tengo una opinión totalmente conformada. Creo que los que promueven la ley tienen la buena intención de poner un freno al narco-tráfico, y de algún modo impedir que nuestros jóvenes den más pasos en la droga. Lo que se ha hecho hasta ahora no ha tenido mucho resultado. La ley que se aprobó tiene fallas, pero entien-do que tenemos que buscar formas para salvar a los jóvenes de la droga.

-¿Qué tipo de fallas?-Me hace ruido hasta dónde el Esta-

do será capaz de controlar la produc-ción y distribución de la marihuana.

-¿Qué opina de la ley que aprobó el matrimonio homosexual?

-Lo mismo: ya fue aprobada, y hay que mirar para adelante. Estoy en con-tra de esa ley, pero creo que lo que vale es la dignidad humana más allá de la condición sexual. Yo defiendo la familia constituida por hombre y mujer; defiendo que estas familias sean generosas en la transmisión de la vida, y al mismo tiempo siento un enorme respeto por las personas que forman una pareja homosexual.

Viviana Ruggiero

ORIENTACIONES22

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Pedro Urdemales, el pícaro criollo al que se tragó el campo

Dicen que era bis-tras-tataranie-to del Lazarillo de Tormes, ese

gran pícaro que se metió en la literatura española como antihéroe del caballero al que parodió Quijano el loco.

Pudo ser; porque fue igual-mente ingenioso, astuto, tram-

poso y capaz de burlar a señoro-nes forrados en oro y blasones, con

frecuencia prepotentes, avaros y abusivos del pobre.Unos aseguran que Pedro Urdemales tenía, mestiza-

dos, los rasgos de otros pícaros famosos, como el Buscón, un tal Guzmán de Alfarache, un bribón ensotanado que se las sabía por libro y fue arcipreste de Hita, y hasta un com-padre de Satanás que se vino a hacer pillerías en la Tierra como Diablo Cojuelo.

Otros juran que uno de su ancestros se metió como poli-zón entre las ratas de un galeón español cargado de cruces y espadas, y al llegar a puerto chileno se confundió entre el enjambre de pillastres que cubrieron de bastardos cada rin-cón de la América morena.

Han de tener razón, porque siendo hijo de padre desco-nocido –“huacho”, en término infamante– alguien le endil-gó ese apellido infeliz. Porque Pedro nunca urdió maldades ni les hizo daño –lo que se dice daño– a sus víctimas. Pedro Truhán le hubiera cuadrado mucho mejor.

Picardía campesina

Era hombre de ese campo que marcó la estructura sociopolítica de Chile hasta bien entrado el siglo XX. De seguro analfabeto, como la entonces mayoría abrumadora de sus parientes, vecinos y cuanta población rural recorrió con sus ojotas de cuero de cerdo.

Muy distintos eran los grandes hacendados –patrones de fundo, se llamaban– símbolos de las enormes injusticias e inequidades del sistema entonces vigente.

Pedro se parecía al David que con astucia venció a Goliath; a la tortuga que superó a la liebre, y a varios de sus ancestros que demostraron cómo el humilde, pobre e iletra-do puede ganarle al poderoso tapizado en oro y pergaminos.

Así me lo enfatizaba el centenario Tío Desiderio, que con

sus cuentos alegró mis vacaciones infantiles en el campo. Se sabía todas las andanzas de Urdemales. Pero, niño al fin, no se me ocurrió anotarlas, y hoy recuerdo muy pocas.

Burló al patrón

Contaba el Tío Desiderio que un día Urdemales quiso demostrar que era más avispado que el patrón de su fundo.

Le dijo al tabernero del pueblo que invitaría a cenar y beber como príncipes al patrón y un grupo de amigos. Para impresionarlos, quería pagar por adelantado. Así, al final de la cena se acercaría con ellos y preguntaría cuánto debía. “Y usted me dirá: está todo pagado, don Pedrito”.

Así se hizo; el asombro fue general, y Pedro quedó como rey. Pero, intrigado, el patrón lo llamó para develar el misterio.

“Es que mi sombrero es mágico, patrón –dijo el gran pillo–. Al ir a pagar lo giro un poco, y me dicen que está todo pagado. Si quiere, lo comprobamos mañana”.

Al día siguiente se repitió la escena. El patrón constató cómo Pedro giraba el sombrero al pedir la cuenta, y quedó “todo pagado, don Pedrito”. Deslumbrado, ofreció comprar-le el sombrero. Terminó pagándole una gran suma.

Muy de madrugada, Pedro se fue del lugar con una enorme bolsa al hombro, para nunca volver. El patrón dio luego un festín a medio pueblo. Al pedir la cuenta giró el sombrero, y… la juerga no estaba pagada.

Y le ganó al Diablo

Otra vez, Urdemales desafió al mismísimo Diablo a quién cosía más rápido una prenda enorme. Su alma sería del Maligno si éste triunfaba; de lo contrario, un gran cofre lleno de oro para Pedro.

Creyendo ganar tiempo, Satán puso en su aguja una hebra bien larga; Pedro optó por varias cortas. A poco andar, la hebra del Diablo se enredó, triunfó Urdemales, y partió con su tesoro a cuestas.

Años después supe que nunca volvió. He preguntado dondequiera que voy, y ya nadie lo conoce. Lo he buscado en Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram… Hasta escribí a la Legión Extranjera. Pedro Urdemales desapareció con el viejo campo chileno. Preguntarle al Tío Desiderio, imposible.

Nostálgico.

23DE LO NUESTRO

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Borges, luz potente en medio de las tinieblas

Milonga de los dos hermanos

Jorge Luis Borges

Traiga cuentos la guitarra  de cuando el fierro brillaba,  cuentos de truco y de taba,  de cuadreras y de copas,  cuentos de la Costa Brava  y el Camino de las Tropas.  Venga una historia de ayer  que apreciarán los más lerdos;  el destino no hace acuerdos  y nadie se lo reproche;  ya estoy viendo que esta noche  vienen del Sur los recuerdos.  Velay, señores, la historia  de los hermanos Iberra,  hombres de amor y de guerra  y en el peligro primeros, la flor de los cuchilleros y ahora los tapa la tierra. Suelen al hombre perder la soberbia o la codicia; también el coraje envicia a quien le da noche y día; el que era menor debía más muertes a la justicia. Cuando Juan Iberra vio que el menor lo aventajaba, la paciencia se le acaba y le fue tendiendo un lazo; le dio muerte de un balazo, allá por la Costa Brava. Así de manera fiel conté la historia hasta el fin; es la historia de Caín que sigue matando a Abel.

Jorge Luis Borges (Buenos Aires, 24 Ag. 1899 – Ginebra, 14 Jun. 1986) es uno de los valores más altos de las letras argentinas, la literatura y el pen-samiento universal del siglo XX.

Habiendo descollado como ensa-yista, poeta, cuentista, crítico e histo-riador literario, la amplitud y profun-didad de su pensamiento le otorgó también lugar en la filosofía, las cien-cias exactas, la filología y una gama de otras disciplinas, consagrándolo como uno de los intelectuales más relevan-tes de la lengua castellana .

Afincado en su juventud en Gine-bra y España, se relacionó con grandes pensadores de la época, para regresar a la Argentina en 1921 imbuido por el “ultraísmo”. Esta corriente marcó su primera etapa literaria, cuando, según confesaba, hizo de las calles de Bue-nos Aires “su entraña”, para nutrirse del lunfardo, el sabor de los suburbios pendencieros, el tango y los atribu-tos de la esencia argentina, que verte-

ría en busca del nuevo tipo de regio-nalismo que intentó fundar tras haber superado su matriz ultraísta.

El Borges vanguardista y luego terruñero, cultor de “que las palabras sean no sólo un medio de comunica-ción, sino símbolos mágicos y música”, evolucionó así en un largo y fructífero proceso al cosmopolitismo y el vuelo metafísico, durante décadas de una producción singularmente fecunda que le otorgó justa fama internacional.

No fue un pensador tranquilo y apacible. Por el contrario, hizo arder polémicas intelectuales y políticas –en especial como antiperonista acérri-mo- cuyas esquirlas le bloquearon el Premio Nóbel de Literatura, al que fue propuesto por treinta años.

La ceguera progresiva de herencia paterna que se le hizo total a los 55 años, no melló la actividad que como escri-tor, ensayista y conferenciante desplegó hasta poco antes que un cáncer lo lleva-ra a morir en Ginebra, casi a los 87.