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Ca p t u l o 1
LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA
ten a , dc/\cnono'i ,- i n to
La epistemologa, en otros tiempos el orgullo de la filosofa mo
derna, parece estar enferma hoy en da. Hace cincuenta aos, du
rante el apogeo del^empirismo lgiccj un movimiento importante
no slo en la filosofa sino tambir^inmensamente influyente en laciencia social' daba la impresin de que el autntico centro de la
filosofa era la teora del conocimiento. sta se entenda com o la
principal contribucin de la filosofa a la cultura cientfica: la
ciencia avanzaba y acumulaba conocimiento y la reflexin filosfi
ca se ocupaba de la validez de las pretensiones de conocimiento.
Lq-preeminenci?de la epistemologa explica un fenmeno como el
de Karl Popper, que basndose en su reputacin como terico del
conocimiento cientfico, pudo obtener audiencia para sus inmode
radas opiniones sobre destacados filsofos de la tradicin, que estaban bien alejadas de la verdad.1Estc^evoca^un fenmeno parale
lo en las artes, donde las opiniones polticas de un gran artista o
escritor, son escuchadas con mayor atencin y respeto de lo que
aconseja su propio valorjntrinseco?
Por supuesto, esto slo era cierto en el mundo anglosajn. En
el continente la fuerza de la tradicin epistemolgica se encontra
ba en un completen-reflujo7Heidegger y Merleau-Ponty ya ejercan
una amplia influencia. Sera demasiado simple afirmar que ac
tualmente esta actitud escptica se ha trasladado al mundo de ha
bla inglesa. Ms bien, se podra decir que la epistemologa est
ahora sometida a un^escrutinio crtic^ms intenso en ambas cul
turas. En Francia, la generacin de losestructuralistas?y postes-
tructuralistas, de ser algo, fue incluso ms ajena a este estilo de
pensamiento de lo que lo haba sido Merleau-Ponty. En Inglaterra
y Norteamrica, los argumentos de ambas generaciones de pensa
dores continentales han empezado a tener impacto. La publica
cin en 1979 del influyente La filosofa y el espejo de la naturalezaj
1. Karl Popper, Logik der Forschung (Viena/1935): The Open Society and Its
*Enemies (Princeton. 1950) [trad, cast.: La sociedad abierta y sus enemigos,Barcelo
n a , Paids, 1993], .'
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20 ARGUMENTOS FILOSFICOS
de Richard Rorty ayud tanto a cristalizar como a acelerar una
tenden cia de rechazo a la totalidad del proyecto epistemolgico.
En algunos crculos se ha convertido en una nuevqortodoxit?elconsiderar todo e^Iprovect? desde Descartes, pasando por Locke y
Kant y proseguido p or varias corrientes de los siglos xix y xx, co
mo un error. Sin embargo, cada ve z est menos claro qu significa
exactam ente superar la epistem ologa o repudiar todo el proyecto.
Esto es, qu es lo que se est tratando de negar?
El libro de Rorty parece ofrecer una respuesta clara y plausible.
En el corazn d la vieja ep istem ologa hallamos e]proyecto /un- .
d c i on a lP Desde el punto de vista de este proyecto, las ciencias po
sitivas necesitaban una disciplina rigurosa que pudiera controlar
la^credencialesPde todas las pretensiones de verdad. De modo que
una supuesta ciencia ser vlida slo si sus hallazgos supranoste
testQ-de lo contrarile apoyar en arena-. Slo la epistemologa
pu ee aclarar qu^convierte las pretensiones de conocim iento en
vlidas y en qu grados de valid ez ltima pueden aspirar a descan
sar. (N aturalmente , se pod ra sugerir una respuesta ms pesimista
y escptica a esta lt im a cuestin. La epis te mologa no era necesa
riam ente una empresa ra ciona lista. Es ms, sus ltimos grandes
defensor es eran y son em piristas.)
En la prctica, los defensores de la epistem ologa tom an su ejem
plo de lo que identifican como las ciencias con xito de su poca,
desde la infatuacin de Descartes con la matemtica a la contempo
rnea moda de la reduccin a la fsica. Si bien el verdadero funda
mento de la ciencia no se supone en s mismo dependiente de ciencia
em prica alguna -evidentem ente para evitar una circularidad que sa
crific ara su carcter fundacional-. Se considera que los argumentos!
sobre la fuente de todo con ocim iento vlido no son empricos. '
De acuerdo con esta descripcin, queda claro qu significa su
perar la epistemologa: abandonar el fundacionalismo. Desde este
punto de vista, Quine figurara entre los preeminentes lderes deeste nuevo giro filosfico, va que propone naturalizar la episte
m olo ga , es decir, privarla de su con dicin a prioriy considerarla
co m o una ciencia entre otras, com o una de las muchas especiali
dades interactivas de nuestra imagen del mundo.'' Y as parece
considerarlo Rorty, a pesar de que con algunas reservas.234
2. Richard Ro m . Philosophy and the M in or o f Naum (Princeton, 1979) pg. 132
tirad, cast.: La filoso fa y el espejo de la na turaleza, Madrid , Ctedra, 1989],
3. W.V. Ouiiie, Epistemology Naturalized, en Ontological Relativity and Other
Essays (Nueva York, 1969) Pgs. 69-90.
4. Rorty, Philosophy, pgs. 173 y sigs.
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Pero hay una concepcin ms amplia de la tradicin epistemo
lgica, en cuyo marco ste ltimo sera ms bien un juicio grotesco. Se trata de la interpretacin que centra su atencin no tanto en
el fundacionalismo sino en la idea del conocimiento que lo hizo
posible. Si tuviera que resumir esta idea en una nica frmula, s
ta sera la siguiente: el conocimiento ha de considerarse como la
correcta representacin de una realidad.independiente. En su for
ma o rig i i i i irv e y ^ ^ h o c n u ^ to como la imagen interna de una
reahdadexterna.5 - -
La razn por la que algunos pensadores prefieren centrarse en
esta interpretacin y no meramente en las ambiciones fundaciona-
listas que, en ltimo trmino (como Quine ha mostrado) son sepa
rables de la epistemologa, es que esta se halla conectada a nocio-
nes_muy influyentes y a menudo incompletamente formuladas sobre
la ciencia y sobre la naturaleza d la capacidad de accin humana. Y,
a travs de ellas, conecta cor ciertas ideas morales y espirituales cen
trales de la edad moderna. Y si la aspiracin es desafiar la primaca
de la epistemologa, desafiar tambin estas ideas, entonces hay que
indagar en este enfoque ms amplio -o ms profundo- y no simplemente mostrar lo vano de la empresa fundacionalista.
Me gustara trazar alguna de estas conexiones. Una de ellas es
evidente y, de hecho, es doble: la que se da entre la concepcin re
presen Laci^naLy la nueva .ciencia. iOficanictsla. del sigETxvn. Por un
lacio, Ta mecanizacin de la imagen del mundo socav la compren
sin previamente dominante "def conocimiento y, por tanto, pavi
ment el camino para la concepcin moderna' De acuerdo con
Aristteles la concepcin tradicional ms importante, cuando llegamos a conocer algo, la mente_{nous) se torna una con el objeto
de pensamiento.6 Esto no significa, por supuesto, que materia l
mente lleguen a ser la misma cosa, sino, en todo caso, que la men-
5, Vase la declaracin de Descartes en su carta a Gib ieu f del 19 de enero de
1642 en la que se declara assur que je puis avoir aucune connaissance de ce qui
est hors de moi, que par lentremise des idees que ja i eu en moi . La idea de que la
tradicin epistemolgica moderna est dominada por esta fcinnajtexalendgjJia re-
presentacin fue indaggda.pat Martin Heidegger en su Die Zeit des Weltbildes(The~ge of th e World Picture, 1938), en Holzwege (Frankfurt, 1952, 1972), pgs. 69-
104; y su evolucin desde esta primera perspectiva fue brillantemente descrita por
MichaelEeucault en los captulos iniciales de su Les Mots et les choses (Pars, 1966)
Itrad. cast.: Las palabras y las cosas, Barcelona, Planeta:De Ag ostin i, 985], de la
que existe traduccin al ingls: The Order of Things (Nueva York, 1970).
6. Vase, por ejemplo, Aristteles, c anima 3.430a20, tambin 431 a l , 431 b20-
23 Itrad. cast.: Acerca del alma, Barcelona. Planeta-De Agostini, 1995],
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22 ARGUMENTOS FILOSFICOS
te y el objeto estn informados por el mismo eidos.7Se trataba de
una concepcin bastante distinta a la del modelo representational
Si bien algunas de las afirmaciones de Aristteles pueden ser inter
pretadas desde la perspectiva de ste ltimo, la inclinacin bsica
del modelo aristotlico puede ser descrita mucho mejor en trmi
nos de participacin: al ser informada por el mismo eidos, la men- j
te participa en el ser del objeto conocido y no slo lo representa. -
Ahora bien, esta teora depende totalmente de la filosofa de las
formas y, una vez que ya no explicamos el modo en que las cosas
son en trminos de especies que las informan, esta concepcin del
conocimiento es insostenible y se convierte rpidamente casi en
[ininteligible. Hoy en da tenemos grandes dificultades para enten-iderla y por ello la concepcin representational se nos puede pre
sentar como la nica alternativa disponible.
sta sera la conexin negativa entre el mecanicismo y la mo
derna epistemologa. La positiva se impone tan pronto como in
tentamos explicar mecanicsticamente nuestra propia capacidad
de conocer. Su elave bvimen te es la percepcin de que, si la con
sideramos como un proceso ms en el universo mecanicista, he
mos de interpretar que implica -como componente esencial- la re
cepcin pasiva yie impresiones del mundo externo. As pues, elconocimientp_depende de una cierta relacin entre lo que est
ah afuera y ciertos estados internos, causados en nosotros por
esta realidad externa/Esta interpretacin, vlida para Locke, es
^aplicable tambin a losms recientes modelos de inteligencia arti
ficial de pensmito^onstituye uno de los motivos principales/
dTTradlcin epistemolgica.
La interpretacin epistemolgica consiste en una comprensin
del conocimiento que encaja bien con la moderna ciencia mecani
cista. ste es uno de sus grandes valores y ciertamente contribuyea la actual moda de modelos de la mente basados en la computa
dora. Pero esto no es todo lo que esta interpretacin persigue. De
hecho, est fuertemente sobredeterminada, ya que el punto de vis
ta representational tambin se vio fortalecdcTplos nuevos idea-
les delu _c ien cia "Tas"nevas_ concepciones de la excelencia del
pensar, que surgieron afmTsmqjLiernpo.
~ Esta conexin le central en la filoso fa cartesiana, una de cu
yas ideas rectoras fue que la ciencia -el verdadero conocim iento-
no consiste simplemente en la congruencia entre las ideas de la
mente y la realidad externa. Si el objeto de mis meditaciones coin-
7. Ibd., 3.430a9, 431b32.
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. cide-con los eventos reales en el mundo, esto no me proporciona
c o n o c i m i e n t o la congruencia tieTqeTlegar a travs de
un mtodo fiable generando as una confianza bien fundada. Laciencia exige certeza y sta slo puede estar basada en aquella in
negable claridad denominada por Descartes vidence. Toda cien
cia es un conocimiento cierto y evidente, reza la primera frase de
la segunda regla de Reglas para la direccin del entendimiento.
De modo que la certeza es algo que la mente debe generar por
s misma. Se requiere un giro reflexivo, en el que, en lugar de con
fiar simplemente en las opiniones recibidas a travs de la educa
cin, hay que examinar su fundamentacin, la cual, en ltimo
trmino, se encuentra en la propia mente. Por supuesto, el tema
del sabio alejndose de la mera opinion comn y haciendo un
examen ms riguroso que le ha de conducir a la ciencia es muy
viejo, se remonta, por lo menos, a Scrates y a Platn. Lo que es
nuevo en Descartes es la naturaleza reflexiva de este giro: quien
busca la ciencia no se enctientra encaminado desde la cambiante
e incierta opinin hacia el orden de lo inmvil, como en Platn,
antes bien, se dirige hacia adentro, hacia los contenidos de su
propia mente Jtos cuaTesHebe "ser cuidadosamente distinguidostanto de la realidad externa como de sus ilusorias localizaciones
en el cuerpo). De modo que, entonces, la cuestin de la correc
cin de la ciencia, esto es, la cuestin de la certeza, puede plante
arse -la cuestin de la correspondencia de una idea con la reali
dad, que Descartes formula y despus soluciona por medio de la
suposicin del malin gnie*y la posterior prueba de su negacin,
el verdadero Dios.
El supuesto que subyace a la totalidad de esta operacin es que
lia certeza es algo que podemos "generar porTrnsoTroslmismos aLor-
demarijo rfcam erite nuestros pensamientos -de acuerdo con co-
rixidns clasjLdistintas-. Est confianza es, en cierto sentido,
independiente del resultado positivo de la argumentacin cartesia
na en torno a la existencia del verdadero Dios, garanta de nuestra
ciencia. En tanto que nuestro conocimiento sea entendido repre-
sentacionalmente, el mismo hecho de la claridad reflexiva est
obligado a mejorar nuestra posicin epistmica. Aunque no pudi
ramos probar que el malin gnieno existe, Descartes todava estara en mejor posicin que el resto de nosotros -mentes no reflexi
vas-, porque habra medido el grado de incerteza que se cierne
* Trmino de la filosofa cartesiana que se traduce al castellano como genio
ma ligno. [N . del r.].
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24 ARGUMENTOS FILOSFICOS
sobre nuestras creencias acerca del mundo y habra aislado clara
mente nuestra innegable creencia en nosotros mismos.
De este modo, Descartes est en el origen de la moderna nocin
-que ha ejercido una poderosa influenc ia en nuestra cultura- de
_queja certeza.es hija.de la.claridad reflex iva o del examen de nues
tras propias ideas haciendo abstraccin de lo que representan o
comoYflYnbcTo que tienen aquellos que comparten su confianza en
el poder del razonamiento para probar tesis fuertes acerca de la
realidad externa. Locke y Hume siguen en la misma senda, a pesar
de que Hume va tan lejos en la direccin del escepticismo como
ningn otro moderno ha ido. Pero, con todo, es cierto para Humeque nos purgamos de nuestra falsa confianza en nuestras dema
siado precipitadas extrapolaciones centrando la atencin en su
origen, en nuestas ideas. Y es ah donde nos damos cuenta, por
ejemplo, de que nuestras creencias en torno a la causalidad no es
tn basadas ms que en la conjuncin constante, de que el yo no
es ms que un haz de impresiones, etc.
Este giro reflexivo, que se conform primero en el mbito de
las!3eas /way o f ideas]de los siglos x v i iy xvm est indisoluble
mente onec todojdajrm dem represen Laciopa! y sepodra decir que presupone esta interpretacin del conocimiento.
Si Platn y Aristteles tuvieran razn, el camino hacia la certeza no
podra estar en el interior -ms an la misma nocin de certeza se
ra distinta: estara definida en trminos de los tipos de ser y no a
travs del orden de nuestros pensamientos-, Pero, en mi opinin,j
hay tambin una conexin motivacional en otra direccin; el ideal;,
de una certeza autodada es un poderoso incentivo para interpretari
nuestro conocimiento de modo tal que nuestro pensamiento acerca!
de lo real pueda ser distinguido de sus objetos y examinado por s!
mismo. Y este incentivo ha sobrevivido al original mbito de las
ideas. Incluso en una poca en la que ya no queremos hablar de i
ideas lockeanas o de sense data,en la que el punto de vista repre-
sentacionalisla es reinterpretado en trminos de representaciones
lingsticas o de estados corporales (y quiz no se trate de genuinas
alternativas), hay todava una fuerte tendencia a distinguir y a tra
zar un mapa ae tas operaciones fo rm ales de nuestro pensamiento>
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El ltimo es un excelente ejem plo de lo que he de no m inad o s o
bredeterminacin de la interpretacin epis tem ol gic a. La plaus ibi-
lidad de la computadora com o un m ode lo del pen sam iento pro vien een parte del hecho de que es una m qu ina y, po r co ns igu ien te, una
prueba viva de que el materialismo pu ede a co ger e xp licacion es en
trminos de realizaciones inteligentes; y en pa rte p roc ed e tam bin
de la muy difundida fe en que nuestras realizaciones inteligentes
han de ser en ltima instancia entendidas en trm ino s d e o p er a d o ^
nes formales. Se ha dicho.que la com pu tad ora es.un m o to r sintc--
tico^_y_en tom o a esta idea hay una fuerte co ntr overs ia. L os c rtic os
ms perspicuos contra el desbocado entu siasm o ha cia el m od elo
computacional, com o por e jemplo Hu bert D re vfu s ^ sealan incan
sablemente cun inverosmil es entender algunas de nuestras realizaciones inteligentes en trmino s de un clcu lo form al, inclu idas
nuestras ms comunes acciones cotidianas, tales c om o nu estro 1
abrirnos camino por habitaciones, calles y jard ines o nu estro reco-\
ger y manipular los objetos que usamos. P ero las m ay ore s d ificu lta- '
des encontradas por las simu laciones com pu tacio na les en este rea
no parecen haber socavado el entusiasmo de los defen sores del m o
delo. Es como si se hubiera recibido alguna revelacin a p r i o r i se-)
gn lrcTtdo ebe~serTiech o p or rftedio de. clcu los form ale s.
Ahora bTeTme perm ito af irm ar que tal revelac in tiene su orige n
en las profundidades de nuestra cultura m od ern a y del m o d elo ep is
temolgico a ella anclado, y que su fuerza se basa n o s lo en su a fi
nidad con la ciencia mecanicista sino tam bin a su a f inida d co n el;
poderoso ideal de certeza au torreflexiva y a utoda da.
Hay que en tend er este ideT~~; orno serriejan te a un id ea l m o ra l.
El poder d este ideal puede apreciarse en el siguiente pasaje de
>>Las meditaciones cartesianas (1929) , pasa je s ign i f ica t ivo porque
Husserl ya haba roto con algunas de las tesis pr inc ipa les de la tr a
dicin epistemolgica. jEn la prim era m ed itaci n se pre gu n ta si la/
desesperanza de las actuales dif icultades f i losf icas no emerge' ,
del hecho de haber abandon ado el origina l nfasis ca rtes ian o en laj
autorresponsaj2li4adL) ~89
'^'
8. Danie l Dennett acu e l t rmino m oto r sem n t ico para d esc r ib ir la co m
putadora , en Three Kinds o f Intent iona l Psych olog y , en R.A . Hea ley , co m p. , R e -
ducium, Time and Reality (Camb ridge, Inglaterra, 19811. Pe ro, po r supuesto, m ere
ce esta descripcin slo porque su func ionam iento coin cide , ante to do , con cierta s
operac iones formales, que se ent ienden com o interpre tadas d e un m od o d ete rm i
nado. Vase este debate en Sem antic En gine s de John H auge land , int rod uc cin a
un volumen editado por l mism o. Mind Design (Cam br idge . Massach uset ts , 1981).
9. H.L. Dreyfus, What Computers Can't Do. 2 : ed. (N u eva V or i ; , 1979).
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j No debiera pertenecer ms bien al sentido fundamental de la
j genuina filosofa la exigencia, presuntamente exagerada, de una fi-
i losofa dirigida a la extrema supresin concebible de prejuicios, una'
; filosofa que se configura con efectiva autonoma a partir de evi-I dencias ltimas producidas por ella misma y, en consecuencia, ab-
; solutamente autorresponsable?10
El ideal dejiutorresponsabilidad es fundacional en la cultura
moderna; no slo surge de nuestralmagen del desarrollo de la
ciencia moderna por medio del herosmo de los grandes cientfi
cos, que se opusieron a la opinin de su poca partiendo de su
propia certeza autorresponsable -Coprnico, Galileo (que vacil
un poco frente al Santo Oficio, pero, quin puede culparle porello?), Darwin, Freud-, sino que est tambin estrechamente co
nectado con el moderno ideal.de libertad como autonoma, como
sugiere el fragmento de Husserl. Ser libre en el sentido moderno
del trmino es ser autorresponsable, apoyarse en el propio juicio,
hallar el propio propsito en s mismo.
De modo que la tradicin epistem olgica est entrelazada con
juna cierta nocin de libertad y con la dignidad, ligada a nosotros
ten virtud de aqulla. La feqnTdel conocimiento extrae parte de su
fuerza de esLa conexin, ^^recprocamente, el ideal delibertad hasacado su Tuerza desta conexin que se intensifica con la inter
pretacin del conocimiento aparentemente favorecida por la cien
cia moderna. Desde este punto de vista, es decisivo que esta no
cin de libertad haya sido interpretada de forma que implica
, algunas tesis clave acerca de la naturaleza del agente humano, que
podemos llamar creencias anjrojxijgicas. Si stas son o no son de
hecho inseparables de la moderna aspiracin a la autonoma, es
una cuestin abierta y muy importante a la que volver ms ade
lante. Pero las tres nociones de las que me quiero ocupar aqu es-
tn estrechamente conectadas histricamente con la interpreta
cin epistemolgica.
* La primera es la imagen del sujeto com o idealmente desvincu
lado [disengaged],esto es, como libre y racional hasta el punto de
distinguirse totalme.nLejde los. mundos naturaLy-social, de modo
que su identidad ya no puede ser definida en trminos de lo que,
fuera de s mismo, descansa en estos mundos. La segunda, que se
sigue de sta, es una concepcin puntual del yo, idealmente pre-
10. Edmund Husserl, Cartesianische Meditationen (La Haya, 1950) pg. 47, 2
[trad. cast.: Meditaciones cartesianas,Madrid, Tecnos, 1986],
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parado, en tanto que libre y racional, para tratar instrumental-
mente_estos mundos -e incluso algunos rasgos de su mismo ca
rcter-, com o materia susceptible de cambio y reorganizacin en
vistas a una mejora que permita asegurar su bienestar y el de los
dems. La tercera es la consecuencia social de las dos primeras:
una inJeijjretacin^ atom ism de la sociedad com o constituida o,
en ltim a instancia, explioaTlp bn tfi s Hp propsitns-Lndd^
_duales.
r' Originalmente la primera nocin se manifiesta en el dualismo
clsico,donde el sujeto se aleja incluso de su propio cuerpo, Tqe'
es capaz de observar como un objeto, pero pervive ms all de lamuerte del dualismo en la exigencia contempornea de una cien-
cia neutral y objetivadora de la vida y de la accin humanas. La se
gunda, se manifiesta en los ideaFesHiTgEIenio y de refrm a del yo
que tuvieron un lugar tan importante en el siglo xvn y de los que
ILocke desarrolla una influyente versin11y pervive hoy en da en la
tremenda fuerza que la razn instrumental y los modelos de la in
geniera tienen en nuestra^poltica social,medicina, psiquiatra,
poltica, etc. La tercera nocin se va perfilando en las teoras del
contrato social del siglo xvn, pero sobrevive no slo en sus suceso-
ras contemporneas sino tambin en muchos supuestos del libera
lismo contemporneo y de la ciencia social dominante.
No necesitamos continuar desgranando estas ideas para ver
que la tradicin epistemolgica est conectada a algunas de las
ms importantes ideas morales y espirituales de nuestra civiliza
cin -y tambin a algunas de las ms controvertidas y cuestiona
bles-. Desafiarlas significa tarde o temprano atacar la fuerza de
esta tradicin que mantiene con ellas una compleja relacin de
mutuo apoyo. Superar o criticar estas ideas supone luchar a brazo
partido con la epistemoFogiaTY esW ^n 'erelic iTe tenderla en tr ~(;
j minos de lo que he identificado como su enfoque amplio, la entera
interpretacin representacional del conocimientofy no slo como
la fe en el fundacionalismo.'j ~~
Cuando atendemos a las crticas clsicas a la epistemologa,
encontramos que, por lo gerteflrdeKecK, han estado.
" tonocon esta interpretacin de lo cientfico y lo moral. En su conoci
do ataque a esta tradicin, en la introduccin a la Fenomenologa
11. Vase el penetrante anlisis de James Tully, Governing Conduct, en Cons-
cience and Casuistry in Early Modern Europe,Edmund Leites, (comp.) (Cambridge,
Inglaterra, 1988).
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del espritu, Hegel habla de el temor a errar que se revela co- |
mo tem or a la verdad 7****12? v contina mostrando cm o esta posi-
cin est conectada a una cierta aspiracin a la individualidad y 1
separabilidad, que rechazara lo que l entiende como la verdad de la identidad objeto-sujeto. Es tambin sabido que Hei-/
degger entiende el surgimiento de la perspectiva epistemolgica
moderna como una etapa en el desarrollo de una actitud de do- s
minio del mundo que culmina en la .Sidad tecno lgica con
tempornea,., Merleau-Ponty traza ms explcitamente los nexos
polticos y clanfcla'hocin alternativa de libertad que emerge
de la crtica al empirism o y al inte lectualismo.13Menos evidentes
son las consecuencias morales de la devastadora crtica a la epis
temologa del ltimo Wittgenstein, dado que era muy reacio a ex-
plicitar este tipo de cosas. Pero sus seguidores han mostrado una
cierta afinidad con la crtica a la desvinculacin, a la razn ins-
trumental y al atomismo,... ..........
Es prudentedecir que todos estos crticos estuvieron muy mo
tivados por una cierta aversin hacia las consecuencias morales y
espirituales de la epistemologa y por una fuerte afinidad con al-
gunriliturnativa. Efectivamente, la conexin entre lo cientfico y
lo moral se torna ms evidente en su obra que en la de los princi
pales defensores del punto de vista epistemolgico. Pero una im
portante caracterstica de todas estas crticas es que establecen
una nueva concepcin moral al derrocar la concepcin moderna
del conocimiento. No se limitan simplemente a registrar sus dis
crepancias con respecto a las creencias antropolgicas asociadas a
esta concepcin, sino que muestran que los fundamentos de tales
creencias son dbiles, puesto que estn basadas en una interpreta
cin insostenible del conocimiento.
Los cuatro hombres mencionados, a quienes considero los msimportantes crticos de la epistemologa y los autores de las for
mas de crtica ms influyentes, ofrecen nuevas interpretaciones
del conocimiento. Ms an y a pesar de sus grandes diferencias,
los cuatro comparten una forma bsica de argumentacin, que tie
ne sus orgenes en Kant y que se podra denominar argumenta
cin desde condiciones trascendentales.
12. G.W.F. Hegel, The Ph enomenology o f Spirit, traduccin de A.V. Miller (Ox- j
ford, 1977) pg. 47, [trad, cast.: Fenomenologa del espritu, Madrid, FCE, 1981],13. Maurice Merleau-Ponty, La Phnom nologie de la perception (Pars, 1945) ,
parte tercera, captulo 3 [trad, cast.: Fenomenologa de la percepcin, Barcelona,
Planeta-De Agostini, 1985],
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LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA 29
Con ello quiero decir ms o menos lo siguiente. Sostenemos la
inadecuacin de la interpretacin epistemolgica y la necesidad de
una nueva concepcin, desde lo que mostramos que son lasxondi-
ciones indispensables para que, en primer lugar, se d algo seme.-,
jante a la experiencia o la conciencia del mundo. La mera cuestin
de cmo caracterizar esta realidad, cuyas condiciones estamos de
finiendo, puede ser ya un problema en s misma. Kant se refiere a
ello simplemente como experiencia; pero Heidegger, con su pre
ocupacin para ir ms all de las formulaciones subjetivistas, aca
ba por hablar de claro del bosque {Lichtung^.All donde la ex-
presin kantiana se centra en la mefl&rtlel sujeto y en las
condiciones de tener lo que podemos denominar experiencia, laformulacin heideggeriana nos sita en otro aspecto del mismo fe
nmeno, el_hecho de que todo puede
la luz. Lo cual exige que haya un ser ante el cual aparecer,para el
cual ser un objeto; se necesita, en cierto sentido, un conocedor. Pe
ro la formulacin de la Lichtungcentra nuestra atencin en el he- /j
cho (que se,supone que llegaremos a percibir como sorprendente) 1
de que-el com plejo conocedor-conocido es ce una sola pleza/y nos ^
hace dejar ele considerar al cWfcdorromtj-garanti'zad eh trminos de sujeto, para despus examinar qu es lo que hace posible
tener algn conocimiento o experiencia del mundo.14
En este extremadamente importante cambio en el centro de gra
vedad de lo que hay que tomar como punto de partida, encontra
mos una cierta continuidad entre Kant y Heidegger, Wittgenstein o j
Merleau-Ponty. Todos ellos parten de la intuicin de que este fen: j
meno central de la experiencia, o del .claro del bosQue no resultet T- f
[eligible bajo la~ iYIerprefacin epistemolgica , ni en su variantej
eTipir i stf fm Tn -1a racionalista. Es ta i n t e r p re taci n ofrece una ex
plicacin de las etapas del conocedor cjFansiste, en ltima ins
tancia, en una incoherente amalgama de dos rasgosa^estos esta
dos (las ideas) estn autodelimitados, en el sentido de que pueden auf1
ser cuidadosamente identificados y "descritos haciendo abstraccin (
del mundo exterior (esto naturalmente es esencial'a todo el im-
puiso racionalista del someter a prueba las bases del conocim iento);
yfB) sin embargo, las ideas apuntan hacia y representan objetos del
14. Creo que es en trminos de esta nocin de claro del bosque que debe ser in
terpretada la lamosa invocacin de Heidegger de la pregunta leibniziana: Warum
ist berhaupt Seiendes und nicht vielmehr Nichts? (Por qu es en general el eme
y no ms bien la nada?). Einfhrung in die Metaphysik (Tubinga, 1966), pg. 1: An
Introduction Io Metaphysics (New Haven, 1959) [trad, cast.: Introduccin a la meta-
fsica,Barcelona, Gedisa, 1992].
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30 ARGUMENTOS FILOSFICOS
mundo externo. La incoherencia de esta combinacin puede per
manecer oculta a nuestros ojos, dada la existencia de cosas que pa
recen tener el rasgo a), tales como determinadas sensaciones e incluso de estados que parecen combinar a) y b), como, por ejemplo,
las ilusiones estables. Pero lo que emerge claramente de toda la ar
gumentacin de los dos ltimos siglos es la condicin de que los es-
tadosjde nosotros mismos que tienen b) no puedrfsatisfacer a).
Esto empez a resultar evidente con el empirismo clsico y su in
cierta vacilacin entre dos definiciones de idea o impresin: en>
una, se trata simplemente de un contenido de la mente, un cua-'
siobjeto, y que est en lugar una descripcin-objeto; en la otra, tie
ne que ser una pretensin acerca de cmo estn las cosas y podra!
ser slo reproducida en una oracin-que. "
La caracterstica b) es lo que ms tarde se conoci, en la tradi
cin de Brentano-Husserl, como intencionalidad: nuestras ideas
son esencialmente deo acema.deJgoTiqniay otra manera de ca
racterizar la condicin central de la experiencia o del claro del
bosque. Lo que Kant, denomina condiciones trascendentales son
condiciones Je'intencionalidad y las lneas de argumentacin que
provienen chKant pueden ser vistas como explorando en qu de
ben consistir aqullas.15
A la luz de tales condiciones, KanLya haba mostrado-que la
comprensin atomista del conocimiento de Hume era insosteni
ble; si nuestros estados han de "Contar como experiencia de una
realidad objetiva, deben estar unidos conjuntamente para formar
un todo coherente o estar vinculados entre s por reglas. Aunque
mucho de esto ltimo pueda ser discutido, la incoherencia de la
imagen humeana, que situaba la base del conocimiento en la re
cepcin de datos crudos, atmicos y no interpretados, qued brillantemente demostrada. Cmo lo consigui Kant? De hecho, es
tableci una forma de argumentacin que, desde entonces, ha sido
usada por sus sucesores y que puede ser considerada como una
suerte de apelacin a la intuicin. En el caso concreto de la refut
is. Hasta cierto punto, esta pregunta se convierte en inevitable en la era mo
derna. Mientras las interpretaciones platnicas o aristotlicas eran dominantes, la
pregunta no poda surgir. El propio universo estaba informado por ideas, hasta
cierto punto autorreveladoras. El claro del bosque, por utilizar el trmino de
Heidegger, estaba basado en la naturaleza de los seres conocidos. Cuando esta res
puesta deja de ser estar disponible, la pregunta Cuales son las bases de la inten
cionalidad? est lista para ser respondida. Se necesita una insensibilidad, que ha
sido extensamente generada y legitimada por la tradicin epistemolgica, para evi
tar que aparezca.
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14/26
LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA 31
cin de Hume (que, en mi opinin, es el tema principal de la de
duccin trascendental, segn la primera edicin de la Crtica de la
razn pura),Kant nos hace tomar conciencia, en primer lugar, deque no tendramos lo que reconocemos como experiencia a menos
( que sta sea construibie como de un objeto ( entiendo que aqu se
f "sugiere un tipo de proto-tesis de la intencionalidad) y, segundo, de
que su ser-experiencia de un objeto supone que nuestras repre
sentaciones en cierto modo se relacian entre s. Sfri esto, afir
ma Kant entonces existira la posibilidad de que un torrente de
fenmenos-invadiera nuestra alma, sin que jams surgiera de este
*hecho experiencia alguna. Nuestras percepciones no pertenece
ran tampoco a ninguna experiencia, por lo que careceran de objeto y no seran ms que un ciego juego de representaciones, es de
cir, seran menos que un sueo.16
Considero que este tipo de apelacin a la intuicin se entiende
mejor como una llamada a lo que quiero denominar nuestro co
nocimiento de agente. Como sujetos electivamente vinculados
[engaged] en las actividades de llegar a percibir y a conocer el
mundo, somos capaces de identificar ciertas condiciones sin las
que nuestra actividad caera en la incoherencia. La labor filos fica
consiste en definir los temas adecuadamente. Y una vez hecho es
to, como brillantemente hace Kant en relacin con el empirismo
humeano, nos encontramos que slo hay una respuesta racional:
simplemente no podramos tener experiencia alguna del mundo si
tuviramos que empezar con un torbellino de datos no interpreta-,
dos. En efecto, ni siquiera habra data, porque incluso esta m
nima descripcin depende de nuestro distinguir entre lo que nos
es dado de alguna fuente objetiva y lo que meramente nos damos a \
nosotros m ismos.17Ahora bien, los cuatro autores que menciono llevan este argu
mento ms lejos e indagan las condiciones de intencionalidad que
requieren una ruptura ms fundametal con la tradicin epistemo-
lgica/En concreto, lo llevan lo suficientemente lejos como para
socavar las creencias antropolgicas que antes he descrito: el suje
to desvinculado, el yo puntual y el atomismo.
Los argumentos de Heidegger y de Merleau-Ponty acabaron
con el p rimer punto de vista^ Por ejemplo, Heidegger muestra
-particularmente en su clebre anlisis del ser en el mundo - que
16. Immanuel Kant, Critique o f Pure Reason, Al 11, Al 12 [trad, cast.: Critica de
la razn pura, Barcelona, Orbis, 1984],
17. Trato esta forma de argumentacin ms extensamente en el captulo 2.
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32
. . , . . ~ -
ARGUMENTOS FILOSFICOS
la condicin de nuestro formar representaciones desvinculadas de
la realidad es que debemos estar ya implicados en hacer frente a
nuestro mundo, en tener'que ver con las cosas que hay en l, a lu
char con ellas.18La descripcin desvinculada es una posibilidad es
pecial, slo realizable de forma intermitente, de un ser (Dasein)
que siempre est en el mundo de otra manera, como agente___
comprometido en la realizacin de unaicierta fo rm a je v3& Esto
es lo que somos inmediata y regularmente (zunchst und zumeist).
! La gran contribucin de Heidegger, igual que la de Kant, con
siste en haber abordado el tema adecuadamente. Y una vez reali- ^
izada esta tarea, podemos negar la imagen que emerge. Incluso en ^
nuestra postura terica hacia el mundo, somos agentes; tambin alinformarnos acerca del mundo y formular imgenes desinteresa
das tenemos que luchar con l, experimentar, situarnos para ob
servar, controlar condiciones. Pero en todo ello, que forma la base
indispensable de la teora, estamos implicados como agentes en
frentndonos a las cosas. Est claro que no podramos formar re- |
presentaciones desinteresadas de otro mo3o7 )
Pero una vez introducida esta idea, queda totalmente socavada la
posicin epistemolgica. Evidentemente el fundacionalismo desa
parece, puesto que nuestras representaciones de las cosas -los tipos
de objetos que logramos ver como un todo, las entidades duraderas-
estn basadas en la forma en que nosmelacionamos con ellas. Tales
relaciones estn, en buena medida, inarticuladas jy el proyecto de
formularlas totalmente es esencialmentenTCtrETente, porque cual-,
quier proyecto de articulacin descansa en un trasfondo [back- \
ground]u horizonte de compromiso no explcito con el mundo. __
Pero el argumento va ms all. El fundacionalismo queda mi
nado porque no se puede continuar cavando por debajo de nuestras representaciones para dejar al descubierto nuevas representa
ciones bsicas. Lo que descubrimos y que subyace a nuestras r
representaciones del mundo -el tipo de cosas que formulamos, por
ejemplo, en frases declarativas- ya no es representacin, sino una
ciertajcaptacin del mundo que tenemos en tanto m e a g p n te s en
luLo cual muestra que toda la interpretacin epistemolgica del
conocimiento es errnea. Ya que ste no slo consiste en imgenes
internas de una realidad externa, sino que se basa en algo bastan
te distinto. Y en esta fundacin, el movimiento esencial de la in
terpretacin epistemolgica -distingu ir estados del sujeto (nues- 1
18. Heidegger, Sein und Zeit,primera parte, captulos 2 y 3A [trad, cast.: El ser
y el tiempo,Barcelona, Gedisa, 1993].
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LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA 33
tras id ea s ) de rasgos del mundo exter ior- no puede ser efectua
do. Si bien podemos trazar una lnea neta entre mi imagende un
objeto y tal objeto, no podemos hacerlo entre mi relacin s o nel '
objeto y el_objeto. Tiene sentido que~s ns pida que centremos |nuestra atencin en lo que creemos acerca de algo, por ejemplo, |
una pelota de ftbol, incluso en ausencia de tal cosa; pero cuando
la centramos en jugar a ftbol, la peticin correspondiente sera
absurda. Las acciones implicadas en el juego nojpuedemsejixeali-:
zadas sin el objeto; incluyen el objeto. Si Jo eliminamos, tendrcT
mos algo totalmente distinto -gente imitando un jueguen iin esce
nario, quiz-, La idea de que nuestra comprensin del mundo est
basada en nuestras relaciones con l equivale a la tesis de que tal
comprensin no est, en ltima instancia, basada totalmente en
representaciones, esto es en imgenes identificables con indepen- '*19
dencia de lo que figuran.h
Las reflexiones deTIe idegger nos colocan totalmente fuera de la
interpretacin epistemolgica. Nuestras reflexiones en torno a lasj ~
condiciones de inteimionalidad muestran que stas incluyen nes- j
Tro~serrTmn3iata y regularmente agentes en el mundo. Pero es-
T tambijmresTrayelircon^^^ ideal pudie
ra TeTTa" total falta decqm pjpm iso , puesto que sto se muestraimposible y sera destructivo intentarlo: no podemos convertir el
trasfondo a partir del cual pensamos, en un objeto para nosotros. .
La tarea deHaTazndia ce ser concebida'de forma distinta: articu-
lar el trasfondo,..desvelando lo que implica. Y as puede abrirse
Tava para separarnos de alterar parte de lo que lo ha'
constituido -puede, incluso, darse el caso de que esta alteracin sej
torne irresistibleppero siempre en medio de nuestra incuestionada1
confianza en todo lo dems."-)
As tn o la nocin de agente, que se sostena en el ideal de ladesvinculacin, se ha mostrado imposible, a la nocin del yo pun-
~tual le ha ocurrido lo mismo. Tanto Heidegger como Merleau-
19. Por supuesto, un defensor del modelo de accin humana basado en las
computadoras discutira esta afirmacin e intentara explicar nuestra hbil actua
cin en el campo de ftbol en trminos de una computacin de bitsde input infor-
macional, los cuales tienen el mismo papel que las representaciones en la teora
clsica. Pero, de hecho, esLo sera desafiar las bases de nuestra comprensin al re
lacionarnos con las cosas. Es lo mismo que afirmar que este orden de fundamenta-
cin es puramente aparente, como las cosas parecen en la experiencia, mientrasque el orden real es el inverso: la diestra actuacin se basa en un cmputo sobre re
presentaciones explcitas -aunque a un nivel inconsciente-. Por supuesto, esto no
puede excluirse por medio de un argumento a priori, pero su inverosimilitud ha
quedado sobradamente mostrada en Dreyfus, What Computers Can't Do.
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34 ARGUMENTOS FILOSFICOS
l Ol u o C ^
-u h
Ponty muestran de qu modo la inevitabilidad del sustrato implica
comprender la profundidad del agente, y lo hacen, en direcciones
complementarias, por medio de una investigacin acerca de las
condiciones de intencionalidad. Heidegger muestra cmo el mundodel Daseines definido por los propsitos relacionados de un deter
minado modo de vida compartido con otros. Merleau-Ponty mues
tra cmo nuestra capacidad en tanto que agenfs^estaT'sencialmen-
te encarnada y cmo el cuerpo vivido es el lugar de las direcciones
de accin y de deseo, que nunca podemos captar o controlar total
mente por decisin personal.
Esta crtica cuestiona tambin la tercera creencia antropolgi
ca, sealada ms arriba, el atomismo. Acabo de decir que la no
cin heideggeriana del modcTdevida del Dasein es esencialmente
el de una colectividad. Una caracterstica general de las crticas
paradigmticas es que rechazan duramente esta tercera creencia y,
por contra, muestran la prioridad de la sociedad comp locus,j.le la
identidad individuafr Y este punto es destacado mediante de una
ihgaoh'ltcerca e papel del lenguaje. La nueva teora del len
guaje que surge al final delsiglo xvm, especialmente en la obra de
Herder y de Humboldt, n o j lo da una nueva explicacin de cmo
eTlnguaje e s e s e nc i a lgara e 1pensamiento humano, sino tambin
sita la capacidad de hablar.no .en .el individuo, sino pr imordia l
ment e n la~~C0munidad de habla.20 Lo cual trastoca el punto de
vista de laY0rrftepfincipl'de la tradicin epistemolgica. Y los
argumentos en esta lnea han formado parte de la refutacin del
atomismo que se ha desarrollado a travs de un derrocamiento de.
la moderna epistemologa estndar.
! Ejemplos importantes de argumentos de este tipo son los de'
Hegel -en el primer captulo de la Fenonomenologa del espritu-
puando ataca la actitud que define como certeza sensible yimuestra el carcter indispensable y holstico del lenguaje; o las fa-
imosas demostraciones de inutilidad de las definiciones ostensi
vas, en las que se hace evidente el papel jugado por el lenguaje en
lia identificacin del objeto y la imposibilidad de un lenguaje pura
mente privado.21 Ambos son, en mi opinin, excelentes ejemplos
\V 20. Trato este tema ms extensamente en Language and Human Nature y
\\ Theories of Meaning, ambas en mi Human Agency and Language: Philosophical
Papers,vol.l (Cambridge, Inglaterra, 1985).21. Vase mi debate en Th e Opening Arguments of the Phenomenology, en
Alasdair Mac-Intyre, (comp.), Hegel: A Collection o f Critica l Essays (Notre Dame,
1976); Ludwig Wittgenstein, Philosophical Investigations (Oxford, 1953), 28 y
sigs., 258 y sigs. [trad, cast.: Investigaciones filosficas,Barcelona, Crtica, 1988].
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LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA 35
de argumenlaciones que indagan en las condiciones de intendo/
nalidad y muestran sus conclusiones como ineludibles.
Es evidente que estos argumentos nos ofrecen una idea bastante distinta de la superacin de la dpistemolgda qela que no's'pro-
porciona la mera renuncia al Fundacionalismo y podemos medir
Todo el abismo que les separa al comparar cualquiera de los cuatro!
-Heidegger o quiz Merleau-Ponty- con el Quine de la Epistemo-i
logia naturalizada. Est claro que los elementos_esenciales. de jai
interpretacin epistemolgica Kan perm anec ido arraigados en
Quine y, por tanto, defmodo no sorprendente..tambin jas cjeen-
cas antropolgicas centralesjde la tradicin. La falta de compro
miso emergef&n sii gusto por los paisajes desrticos, el yo pun-
! tual en su conductismo y el atomismo en su particu lar marca de;
conservadurismo poltico. Es ante diferencias de esta magnitud^
: cuando se plantea la cuestin: qu significa superar la epistemo-j
; logia? " j
Ha ido surgiendo un retrato de lo que debera significar -un
retrato tendencioso, lo admito, puesto que acoge la definicin
ms amplia o ms profunda de la tarea: superar las creencias an-t ropolgicas distorsionadas a travs de una crtica y corre c c i n
de la interpretacin del conocimiento a ellas entretejida y que
tanto ha hecho para darles un inmerecido crd ito-. D icho de otro
modo: a travs de la clarificacin de las condiciones de intencio-
nalidadTTIegmos a unajmejor comprensin 3 lo que~snios eos.
mcfagFihqs conocedores -y, por consiguiente, como seres lings-
'ticos- y, asiTnosTormamos una idea de algunas de las cuestiones 'i
antropolgicas cruciales que sostienen nuestras creencias mora-
les y espirituales.
A pesar de su ruptura radical con la tradicin, este tipo de filo
sofa todava estara en una relacin de continuidad con ella en un
aspecto: pervive en su seno la exigencia de autoclaridad acerca de
nuestra riafurTeza como agentes conocedores, al adoptar una me-
jo r y ms crticamente defendible Id de lo aue.,est.Q_supone. En
rugar de buscar"una imposible justificacin fundacional d e f cono
cimiento o de esperar lograr una total claridad reflexiva sobre las
bases de nuestras creencias, se entiende esta autocomprensin c o c ino conciencia de los lmites v de las condiciones de nuestro cono-22
22. Vase Quine, From a Logical Po int o f View,pg. 4 (Nueva York,1955) [trad,
cast.: Desde un punto de vista lgico, Barcelona, Orbis, 1985]; Word and Object
(Cambridge, Massachusetts, 1960).
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36 ARGUMENTOS FILOSFICOS
cimiento, una conciencia que nos ayudara a superar las ilusiones
""de desvincLlacin y de individualidad atmica que constantemen
te estn siendo generadas por una sociedad fundada en la movilidad y en la razn instrumental. ' - " ------' "
TodcTelltrpoHr entenderse en trminos de un ampliar el pro
yecto de la razn moderna, o incluso de razn autorresponsable
i a travs de darle un nuevo significado. As concibi Husserl el pro-
! yecto crtico en sus ltimas grandes conferencias er f torno a la
crisis de las ciencias europeas, impartidas en Viena en 193'57~
Husserl nos imagina uchandcTiTra realizar una tarea fundamen
tal, la del europischen Geist (Espritu europeo), cuyo objetivo es lograr una total claridad reflexiva. Deberamos vernos como
funcionarios-filsofos (Funktionre der neuzeitlichen philosop
hischen Menschheit), La fundacin originaria (Urstiftung)de la
tradicin europea apunta hacia una fundacin final (Endstiftung)
y slo en la ltima se revela plenamente la primera:
Solamente en la fundacin final se revela esto, slo a partir deella puede manifestarse la orientacin unitaria de todas las filosof
as y filsofos, y slo a partir de ella puede lograrse una claridad acuya luz resultan comprensibles los pensadores como jams ellosmismos hubieran podido comprenderse.23
La esperanza de Husserl suena aqu ridiculamente exagerada,
lo cual puede tener que ver con su fracaso en llevar hasta el final
su crtica al fundacionalismo. La exageracin ha contribuido de
forma destacada al descrdito de la tarea, como he subrayado. Pe
ro si expurgamos la formulacin de la bsqueda de una fundacin final, donde la absoluta apodicticidad se habra conseguido
finalmente, y nos concentramos simplemente en_lo_que ganajama-
zn aH legar a entender lo que hay.de jlusorio.en .el moderno pro-
...YS..epistemolgico y en la articulacin de las intuiciones sobre
nosotros que provienen de_ste, entonces la pretensin de haber
llevado el moderno proyecto de razn un poco ms all y de haber
entendido a nuestros antepasados 4&(mcdeJ o que sexnfeHieren
a s mismos7hTesTfa tan increble. '* "Ts bien conocido el tipo de reflexin que esta direccin implica.
Implica, primero, concebir la razn de forma distinta, de manera
23. Husser!, Die Krisis der europischen Wissenschaften und die transzendentalen
Phnomenologie (flamburgo, 1977), sec. 15, pgs. 78-80 [trad, cast.: Crisis de la
ciencia europeay la fenomenolog a trascendental,Barcelona, Grijalbo, 1991 ].
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37LA SUPERACION DE LA EPISTEMOLOGAISrwfo. -vL/O
Ps
que incluya -al lado de las formas familiares de la Ilustracin- una
nueva seccin,; cuya excelencia consiste en nuestro ser capaces de
articular claramente el ststral^ de nuestras vidas., Para ello pode
mos usar la palabra desocultacin, siguiendo a teidegger. Y stava acompaada de una concepcin del razonamiento crtico, de
importancia especial para el pensamiento moral/que se centra en
la naturaleza de las transiciones en nuestro pensamiento, del cual
la crtica inmanente es slo el ejemplo mejor conocido.24
En el mbito del pensamiento moral, de esta crtica emerge un
rechazo de las morales basadas simplemente en la razn instru
mental, como el utilitarismo, y tambin una ciarta-distanria crti
ca de las morales basadas en unajnocin de yo puntual, tom o en
las diversas derivaciones de Kant. La crtica de MichaeTSandel a
John Rawls, realizada en nombre de una teora del agente menos
delgada, es umexcelente ejemplo de ello.2526En la teora social, el I
resultado es el rechazo de las teoras atomistas y de las_que no (
pueden acoger significado mhrsOhjtivo.28Be modo que a ciencia j
social es considerada com o ms cercana a la histor iografa de un j
cierto tipo. En poltica, el impulso antiatomista de la crtica la '
convierte en hostil a ciertas formas de conservadurismo contem
porneo y tambin a doctrinas radicales de libertad no situada.27
Creo que li3i~dfertliHmdhdmat7IJe n j ^ n
fasis en la libertad situada y en las races de nuestra identidad en
la comunidad, por una parte, y la tradicin de humanismo cvico,
por otra, como testimonia la obra de un buen nmero de escrito-
res, de Humboldt a Arendt.28
En este punto podra parecer que todo debera simplemente
deslizarse hacia una serie de conclusiones antropolgicas con
un cierto matiz poltico-moral. Pero, de hecho, hay una fuerte
oposicin en torno a ello, no slo por parte de quienes deseandefender la tradicin epistemolgica, lo cual sera comprensible,
sino por aquellos que se consideran a s mismos sus crticos.
24. O frezco una caracterizacin ms completa de este tema en el captulo 3.
25. Sandel, Liberalism and the Limits o f Justice (Cambridge, Inglaterra, 1982).
26. Vase mi Interpretation and the Sciences of Man, Philosophy and the Hu -
man Sciences: Philosophical Papers, vol. 2 (Cambridge, Inglaterra, 1985).
27. Vase mi Hegel and Modern Society (Cambridge, Inglaterra, 1979), capi
tulo 3.
28. Hannah Arendt, The Human Condition (Chicago, 1958) [trad, cast.: La con-dicin humana, Barcelona, Paids, 1996]. Trato algunas cuestiones relacionadas
con esta comprensin de la poltica y la sociedad moderna en Legitimation Cri
sis?, en mi Philosophy and the Human Sciences.
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38 ARGUMENTOS FILOSFICOS
Entre estos ltimos hay un grupo de pensadores que se han de
finido a s mismos a partir de una determinada lectura de
Nietzsche. En mi opinin, el ms importante de ellos es Fou- 4P
cauIt.Mantenindonos en los temas de este captulo, quiz po-
"demos llegar ms directamente a la base de su disentimiento si
atendemos a la perspectiva moral o espiritual que desean defen
der. En el caso de Foucault esto qued relativamente claro al fi
nal de su vida, cuando rechaz el concepto de yo puntual, un yo
que poda adoptar una actidTffsTFmbhtal Haca su_vida y ca-
Sfyrcter -esto es lo que, de hecho, surge de las prcticas y verda
des de la sociedad disciplinaria que pint con colores tan re
pulsivos (fueserTcuales fuesen las protestas de neutralidad que
acompaaban la pintura). Pero tampoco poda aceptar la nocin
rival de un yo profundo o autntico, que surge de las tradiciones
crticas denHngeTyTdle^otro modo, de Fleidegger o de Merleau- V
Pony, que le parecan otra prisin. Rechaz ambas nociones en j
favor de la idea nietzscheana del yo como potencialmente aulo-
producido, el yo com o obra de arte , una 'concepcin central de
la esttica de la existencia .29 J
Algo anlogo, pero a un nivel mucho ms frvolo, parece ani
mar a algunos de los pensadores(postestructuralistas, como Derrida] por ejemplo. Paradjicamente, todo el discurso del fin de la
subjetividad considera que uno de los mayores atractivos de este
tipo de posicin es que no pone obstculos para' que la subjetivi
dad realice sus propias transformaciones, invente significado -e li
mina trabas tales cmo una correcta interpretacin o un irrefuta- ^
ble significado de la vida o del texto. La autoconstruccin es u
nuevamente primaria.
Las iifeasxle Nietzsche en torno al modo en que el lenguaje or
dena nuestro mundo y en torno a la teora como un tipo de violen-ciax han sido cruciales para todos los puntos de vista de esta suer-
te. Ofrece, as, una alternativa a aquella crtica a la epistemologa
-al tipo que he estado describiendo-, que al ser desarrollada nos
hace descubrir algo ms profundo y vlido acerca de nosotros mis-i
mos. En cambio, ataca la aspiracin a la verdad, tal como habi
tualmente es entendida. Todos los rdenes epistemolgicos son
impuestos y la interpretacin epistemolgica no es ms que uno
de estos rdenes. No hay ninguna apelacin a la correccin lti-
29. Vase la entrevista publicada como apndice en la segunda edicin de H.L.
Dreyfus y Paul Rabinow, Michael Foucault: Beyond Structuralism and Hermeneutics
(Chicago, 1983).
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LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA 39
ma, no tanto porque se haya mostrado inadecuada por medio una
indagacin de las condiciones de intencionalidad, sino porque ta
les pretensiones son artificiales, confunden-an-acto-de poder con
una revelacin de la v e r d a d . La Urstiftungde Husserl aparece aho
ra con un aire bastante diferente y siniestro. ^
Esta crtica a la epistemologa es claramente la ms compatiblej
con la actitud espiritual de la autoconstruccin, puesto que consH t
i dera de modo radical la voG ntadjpom o primaria. En cambio, la
'crtica a travs de las condiciones de intencionahdaTpTetedS
mostrarnos ms de lo que de-hecho-somos -mostrarnos, por as
decirlo, algo de nuestra profunda o autntica naturaleza como
vos-. De modo, que los que escogen el camino de Nietzsche sonnaturalmente muy reluctantes a entender la crtica como una ga-
nancia en razn; prefieren negar que la razn tenga algo que ver
con nuestras elecciones de lo que somas? " ----------------
Pero esto no es lo mismo que decir que entienden el final de la
epistemologa como una ruptura radical. Del mismo modo que la
crtica por medio de condjc ione-sde-in tencionai i dad representa
una suerte de continuidad-a-travs-de-transformacin en la tradi
cin de la razn_autocrtica, el rechazo nietzscheano representa^
una cotmuidad-a-travs-de-transformacin de otra faceta de la:
identidad moderna^-]a primaca de la volnnaH-M.a cual desempe
un rol importante en el surgimiento de la ciencia moderna y dej
punto de vista epigiemfgicq a ella asociado; en cierto sentido,
una antropolog_yolmMrisl^con sus races en una teologa vo-
luntarista, prepantrorrehtefreno durante siglos papa Ja revolucin
del siglo_xvii, notoriamente en forma demmrinahsms. Entre los
modernosTu punto central de divisin e ^ T f^ e S e p i ensa ace rc
de la primaca de la voluntad. sta es una de las cuestiones en juej-|go entre estas dos concepciones de lo que quiere decir superar 1;
(tradicin epistemolgica.
A pesar de que esta oposicin sea quizs la ms dramtica en
tre los crticos de la epistemologa, est lejos de agotar el campo.
Por ejemplo,[IJa'berinas, Aa sostenido una postura que no equiva
le a ninguna de ras-dos. En contra de los neonietzscheanos, de
fiende fuertemente la tradicin de la razn crtica, pero tiene sus
propias razones para recelar de la desocultacin heideggeriana y,
en cambio, quiere sostener una concepcin formal de la razn y,\por consiguiente, una tica procedimental, aunque purgada de los p
errores monolgicos d sus tempranas variantes. Habermas ha \
aprovechado con fuerza la crtica a la epistemologa de los cuatro "
autores antes mencionados, pero teme por el destinode una tica
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40 ARGUMENTOS FILOSFICOS
crtica y verdaderamente universal si tenemos que seguir con
aquella crtica.30 _
Cmo valorar este tipo de debate? Cmo decidir acerca de |
qu significa verdaderamente la superacin de la epistemologa? j
No pretendo resolver el problema aqu, tan slo decir algo acerciT
de cmo debera ser resuelto y, para definirlo mejor, quiero volver
a la disputa ms dramtica, la que se da entre los neonietzschea-
nos y los defensores de la razn crtica. '
Me~parece que, sea quien fuere quien tenga razn, el debate tie
ne que librarse en el terreno de los ltimos. La posicin nietzsche-
ana se confirma o se destruye junto a una cierta interpretacin del
conocimiento: a relativa a los diversos regmenes de verdad enltimo trmino impuestos, por usar la expresin de Foucaultj Se~
supone que esta interpretacin tiene que mostrarse por s misma
superior a la que emerge_de la indagacin de las condiciones de in
tencionalidad; Realmente es as?
Naturalmente, la concepcin nietzscheana ha proporcionado
importantes intuiciones: no hay interpretacin inocente, siempre
se excluye algo; y lo que es ms, en todo lenguaje algunos interlo
cutores siempre tienen una ventaja relativa frente a otros.31Signi
fica esto que no podemos hablar de ganancia epistmica, al pasarde una interpretacin a otra? La afirmacin de que existe una tal
ganancia caracteriza a quienes indagan las condiciones de inten
cionalidad. Esta afirmacin no se confirma o se destruye junto a
una concepcin ingenua o anglica de las interpretaciones filos
ficas como totalmente desligadas del poder. Dnde est el argm"
mento que muestra la verdad de la mayor radicalidad de la afir
macin nietzscheana y la insostenibilidad de la tesis de la razn
crtica?
Lamento decir que se oyen muy pocos argumentos serios en
este campo. Los neonietzscheanos parecen pensar que estn exi
midos de ello porque suponen que ya es evidente, o tambin, que
no deben implicarse so pena de ver su posicin comprometida.
Derrida y sus seguidores perteneceran a la primera categora.
Aqu, el peso principal del argumento descansa en una imagen to-
30. Comento los motivos y limitaciones de este tipo de tica proccdimenta! en
mi Language and Society, en A. Honnelh and H. Joas, (comps.), CommunicativeAction (Cambridge, Inglaterra, 1991) y en Justice after Virtue, en M. Benedikt y
R. Berger, (comps.) Kritische Methode und Zukunft der Anthropologie (Viena, 1985),
pgs. 23-48.
31. William Connolly expres estos puntos en un debate que sostuvimos en tor
no a Foucault. Vase su Taylor, Foucault and Otherness, Foucault,captulo 2.
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LA SUPERACIN DE LA EPISTEMOLOGA 41
talmente caricaturizada de la posicin alternativa, a la que se le
atribuye una creencia en una suerte de claridad enteramente au-
ttransparexite,. cosa que hara enrojecer incluso a Hegel. La reichrica desplegada tiene el efecto de oscurecer la'posibilidad de la
existencia de una tercera alternativa frente a las otras dos, bas
tante estrafalarias. De continuar con ello, el punto de vista derri-
diano parece ganar, aparece como el menos loco, aunque por los
pelos. -
Otros tratan de argumentar, en nombre dejloucaulL-afirman-
do que ste(no poda entrar en la argumentacin relativa a las in
terpretaciones del conocimiento sin^abandonar su posicin
nietzscheana, segn la cual no hay nada ue argumentaracerca
de ellas. Cierto, pero entonces la cuestin de si es o nposible
argumentar, exige alguna suerte de apoyo. Algo puede segura
mente ser dicho acerca de esto y, de hecho, se ha dicho bastante,
por parte de Nietzsche y tambin algo por Foucault -por ejem
plo, al hablar de los regnfenes de verdad; la cuestin es si se
trata de algo penetrante o si conlleva una buena dosis de resbala
dizas evasivas.
D icha con brevedad, las razones para no argumentar son uni-
formemente malas. Y, de hecho, Foucault hizo, en una ocasin, un
intento serio de compromiso con la indagacin de las condiciones
de intencionalidad: en la ltima parte (captulo 9) de luis palabras
y las cosas, donde habla acerca de la invencin del hombre y del
doble empricamente-trascendental. Naturalmente esto era an
tes de la ltima fase, ms centralmente nietzscheana, pero puede
entenderse como preparando el terreno para sta, como muestran
Dreyfus y Rabinow.
En este caso, los argumentos me parecen basados mucho msen la crtica heideggeriana y merleau-pontyana de Kant que en el
desafo a esta crtica. Y de la validez de estos argumentos se segui
ra que nada coherente se puede decir acerca de las condiciones de
intencionalidad. Me resulta tambin difcil ver cmo esto podra
fracasar al competir con el punto de vista nietzscheano. En Las pa-
labras y las cosas,Foucault se refugia en una especie de esiructu-
ralismo, que tambin pretende evitar la cuestin. Poco despus lo
abandona y no sabemos hacia dnde el argumento pretende con
ducirnos. Sin embargo, en general entre los neonietzscheanos rei
na una cierta atmsfera en la que se percibe esta cuestin como ya
resuelta. Lyotard nos exhorta a dejar de tomar en serio las meta-32
32. Dreyfus y Rabinow, Foucault,captulo 2.
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42 ARGUMENTOS FILOSFICOS
narrativas, pero para ello aduce un argumento que parece apoyar
se en una caricatura.33
Si estoy en lo cierto, la cuestin est lejos de estar resuelta. Y
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Ca p t u l o 2
LA VALIDEZ DE LOS ARGUM ENTOS TRASCENDENTALES
Cundo y por qu son vlidos los argumentos trascendentales?
Esta pregunta resume (aunque algo tendenciosamente) el tema del
que voy a ocuparme. Con la expresin argumento trascendental
me refiero a un determinado modo de argumentacin que nos lle
ga de Kant y cuya primera y paradigmtica instancia puede en
contrarse en la Analtica trascendental, pero que ha adquirido
diversas formas entre nuestros contemporneos.
Los argumentos que deseo denominar trascendentales em
piezan con la afirmacin de que algn rasgo de nuestra experien
cia es indudable y que est ms all de cualquier objecin, para
luego avanzar hacia una conclusin ms fuerte, relativa a la natu
raleza del sujeto o a la posicin del sujeto en el mundo. Realizan
este paso por medio de un argumento regresivo, con el propsitode que la conclusin sea ms fuerte si el hecho indudable acerca
de la experiencia es posible (y al serlo, debe ser posible).
As, en la deduccin trascendental Kant parte de la idea de que
debemos ser capaces de distinguir dentro de la experiencia entre
un orden objetivo de cosas y un orden meramente subjetivo, ya
que de lo contrario la experiencia que tendramos no sera experi
mentada como siendo dealgo; sera una experiencia sin un objeto,
lo cual hay que considerar imposible. Si verdaderamente no hu
biera nada en este sentido, no tendramos el mnimo necesario deconciencia y de captacin de lo que ocurre como para que lo que
pasa en nosotros constituya experiencia.
Entiendo que ste es-uno de los puntos de partida identificables
en los argumentos reunidos en la deduccin trascendental en am
bas ediciones de la primera Crtica. Desde este punto, Kant se
mueve rpidamente hacia la necesidad de algn tipo de unidad co
herente de representaciones que convierta la experiencia en una
condicin necesaria de su ser-experiencia de un objeto. Podramosf
considerar esto como un primer paso en un argumento trascen-1dental, una regresin desde un incuestionable rasgo de experien- j
cia hacia una tesis ms fuerte como la condicin de su posibilidad, j
0 tambin podramos entender la necesidad de una unidad cohe- \