Tardo

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TARDO El tardo es un duende de la mitología gallega, similar al trasno pero mucho más malévolo. Es pequeño, peludo, con muchos dientes, de color verdoso y ojos redondos y negros; tiene barba y va vestido con ropas viejas y un gorro rojo. Además, se diferencia de otros duendes porque lleva una pequeña y afilada espada. Aunque tiene un tamaño muy pequeño, pesa mucho. Acostumbra a vivir bajo tierra y aprovecha la oscuridad de la noche para entrar en las casas, y así, sentarse sobre el pecho de las personas dormidas, provocándoles dolor en el pecho y terribles pesadillas. Además es muy curioso y fisgonea entre los objetos de las casa pero despues lo vuelve a dejar todo en su lugar. Para librarse de él basta con dejar un cuenco con granos de maíz o algún otro cereal. Como es muy curioso, irá a ver el cuenco y empezará a contar los granos, pero como sólo sabe contar hasta diez o cien en algunos casos muy raros volverá a empezar una y otra vez y así pasará la noche sin molestar luego por la mañana se le echa de casa y no volverá a entrar en dicha casa. Es muy cobarde, y nada inteligente y cuando se encuentra en alguna situación complicada, no duda en suplicar dócilmente para salir bien parado. Además, teme a los perros y a los gatos porque lo pueden ver con facilidad.

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TARDO

El tardo es un duende de la mitología gallega, similar al trasno pero mucho más malévolo.

Es pequeño, peludo, con muchos dientes, de color verdoso y ojos redondos y negros; tiene barba y va vestido con ropas viejas y un gorro rojo. Además, se diferencia de otros duendes porque lleva una pequeña y afilada espada. Aunque tiene un tamaño muy pequeño, pesa mucho. Acostumbra a vivir bajo tierra y aprovecha la oscuridad de la noche para entrar en las casas, y así, sentarse sobre el pecho de las personas dormidas, provocándoles dolor en el pecho y terribles pesadillas. Además es muy curioso y fisgonea entre los objetos de las casa pero despues lo vuelve a dejar todo en su lugar.

Para librarse de él basta con dejar un cuenco con granos de maíz o algún otro cereal. Como es muy curioso, irá a ver el cuenco y empezará a contar los granos, pero como sólo sabe contar hasta diez o cien en algunos casos muy raros volverá a empezar una y otra vez y así pasará la noche sin molestar luego por la mañana se le echa de casa y no volverá a entrar en dicha casa. Es muy cobarde, y nada inteligente y cuando se encuentra en alguna situación complicada, no duda en suplicar dócilmente para salir bien parado. Además, teme a los perros y a los gatos porque lo pueden ver con facilidad.