Sueño en el pabellón rojo: una obra maestra de la...

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1 Sueño en el pabellón rojo: una obra maestra de la literatura china, una serie de TV, un jardín de Beijing y un escritor sin fortuna La lectura de Sueño en el pabellón rojo (Hóng Lóu Mèng, 红楼梦), uno de los cuatro grandes clásicos de la literatura china, supone un exigente reto literario (2 volúmenes, 2371 páginas en la edición española de Galaxia Gutenberg, año 2010), que la calidad de la novela compensa con creces. Inicialmente, el relato transcurre con una lentitud aparentemente exagerada: el autor se recrea en la descripción hiperdetallista de los personajes, espacios y

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Sueño en el pabellón rojo: una obra maestra de la

literatura china, una serie de TV, un jardín de Beijing y

un escritor sin fortuna

La lectura de Sueño en el pabellón rojo (Hóng Lóu Mèng, 红楼梦), uno de los cuatro

grandes clásicos de la literatura china, supone un exigente reto literario (2 volúmenes,

2371 páginas en la edición española de Galaxia Gutenberg, año 2010), que la

calidad de la novela compensa con creces.

Inicialmente, el relato transcurre con una lentitud aparentemente exagerada: el

autor se recrea en la descripción hiperdetallista de los personajes, espacios y

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situaciones, por lo que se suceden, sin un orden o una finalidad muy precisas,

secuencias muy diversas.

Así, en el libro encontramos desde la descripción minuciosa de los elegantes jardines y

pabellones tradicionales de la mansión, hasta las prolongadas veladas poéticas del

grupo de jóvenes protagonistas; desde la pictórica narración de efectos de una

nevada sobre el paisaje, hasta el minimalista juego de pequeños y grandes

malentendidos entre señores y sirvientes; desde la práctica de juegos tradicionales en

grupo, con predominio de las modalidades de pago de prenda (beber una copa y

componer un poema...) hasta la organización una ceremonia budista en la casa

principal.

Parque Da Guan Yuan, en Beijing, donde se rodó la serie de la TV china "Sueño en el pabellón

rojo"

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Con cuidada parsimonia, se suceden los sabrosos platos de un banquete con

delicatessen de la época; la cuidada aplicación de los ingredientes de una receta de

medicina tradicional china; la precisa organización de la visita de una concubina

imperial; o los detalles en el estilo de composición de un cuadro....

Sin embargo, el hiperrealismo con el que se describe el estilo de vida y las relaciones

personales de una casa noble, en el apogeo de la dinastía Qing (finales del s. XVII,

principios del S.XVIII), se vuelve irreal y onírico conforme avanza el relato.

Nos vemos literalmente transportados en el tiempo, inmersos en el detalle de los

escenarios y los personajes, con sus variados perfiles (la sensibilidad poética y la

fragilidad psicofísica de Daiyu, la inconsistencia e impulsividad romántica de Baoyu,

la ceguera matrimonial de Wang Xifeng, el equilibrio de Baochai, la cuidada atención

maternal de la señora Wang, matriarca del clan..).

Recreación de los personajes de "Sueño en el Pabellón Rojo", de acuerdo con la serie de TV del

año 1987, en los pabellones del parque Da Guan Yuan, en Beijing

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Esta sensación onírica no se ve truncada con las secuencias más brutales, también

descritas con detalle, como la interminable paliza del padre de Baoyu a su hijo, o la

salvaje tortura de uno de los innumerables personajes secundarios en un juzgado para

arrancarle la confesión de un delito.

Ni tampoco se ve atenuada por los duros momentos de crisis familiar, provocados por

la pérdida de confianza del emperador, las acusaciones de corrupción, la muerte de

algunos protagonistas o las deudas familiares.

Por todas estas razones, lo que parecía un exigente reto literario devino un placer de

lectura sin una finalidad específica, sin prisas por acabar. La lectura del texto me

ocupó casi un año, buscando siempre espacios y momentos en que la prisa estuviera

ausente, pero la disfruté desde el principio hasta el final, viviéndola como un deleite

pensado para amantes de la refinada cultura tradicional china.

Es fácil descubrir en el texto y en sus personajes todas las fuentes de esa cultura: el

budismo del ceremonial religioso se cruza con la estricta moral confuciana de los

progenitores y un cierto libertinaje taoísta, artístico y creativo, en sus protagonistas

más jóvenes.

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Hay que resaltar que se trata de una novela de mujeres: mujeres inteligentes, con

capacidad de organizar y talento artístico, a cuyo lado los protagonistas masculinos,

incluso el desorientado Baoyu, parecen algo toscos, e incluso brutales

Sueño en el Pabellón Rojo es un texto literario muy admirado y conocido, dentro y

fuera de China (Borges lo definió en términos muy elogiosos). Sin embargo, la novela

alcanzó una gran popularidad en China tras la emisión de una serie de TV de 36

capítulos, en los años 80 del siglo pasado (1987).

Una reunión de los actores de la serie de la CCTV china, en el jardín Da Guan Yuan de

Beijing, donde se rodó la serie. La reunión tuvo lugar con ocasión del 20º aniversario del

rodaje. En el centro, con abrigo blanco, la estrella protagonista Chen Xiaoxu, que

interpretaba a Lin Daiyu.

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Aún con el objetivo de popularizar el texto, la serie de TV consiguió transmitir el

refinamiento y el romanticismo de la obra, con una cuidadísima puesta en escena

muy representativa del estilo ming-qing: vestuario, pabellones, jardines, rocas se

correspondían en lo básico con las descripciones del autor, aún obviando las partes

más densas del texto.

La elección de los actores también ayudó en el éxito de la serie, en especial, la de los

dos protagonistas principales, Jia Baoyu y Lin Daiyu. El actor Ouyang Fengqiang y la

actriz Chen Xiaoxu fueron muy populares con sus interpretaciones en una de las

primeras series de TV modernas de la televisión pública china (CCTV).

En particular, la actriz Chen Xiaoxu, que se convirtió en monja budista años después

de rodar la serie, y falleció de cáncer en 2007, alcanzó uno de los primeros estatus

de estrella en el star system chino.

Una parte del éxito de la serie fue debido a sus cuidados escenarios que, como muchos

en China saben, fueron rodados en el PARQUE DA GUAN YUAN DE BEIJING, 大观园,

situado al sur de la ciudad, en el límite suroeste del 2º cinturón.

Tuve ocasión de visitarlo el verano de 2012 y no me decepcionó. Los jardines, el

estanque y la mayor parte de los pabellones están en un excelente estado de

conservación, y, en algunos de ellos es posible encontrar maniquíes con el vestuario

utilizado durante el rodaje. También hay salas de exposiciones con fotografías y

dibujos, no sólo de la serie, sino también de otras adaptaciones televisivas,

cinematográficas y teatrales de la obra.

Una de las salas del parque está dedicada a su autor, Cao Xueqin.

Cao Xueqin, que dejó su obra inacabada, era descendiente de una empobrecida

familia de altos funcionarios de la corte Qing.

La vida de Xueqin es, en si misma, un relato. Sus ascendientes fueron personas

brillantes, cultivados en todas las artes reconocidas en la cultura tradicional china

(poesía, música, dibujo...), y con grandes habilidades políticas, que prosperaron como

consejeros del emperador Kangxi, gran gobernante qing que reinó con éxito durante

61 años.

Sin embargo, una vez fallecido Kangxi, la familia cayó en desgracia ante el nuevo

emperador (Yongzheng) por acusaciones de corrupción y malversación, y los titulares

de los puestos funcionariales asignados por Kangxi los perdieron, sus bienes fueron

confiscados y el entonces patriarca de la familia fue encarcelado durante varios años.

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La familia se vio inmersa en poco tiempo (entre 1720 y 1730) en una situación de

extrema pobreza, en la que creció Cao, en una situación paradójica, pero estimulante

desde el punto de vista creativo: un glorioso pasado, una brillante educación y una

falta absoluta de medios básicos de subsistencia.

Estatua de Cao Xueqin en Beijing

Cao, persona de gran inteligencia y gran bebedor, según las fuentes consultadas (algo

en común con algunos famosos poetas de la dinastía Tang, como Li Bai), sobrevivió

pintando, mientras, en sus ratos libres, y durante 10 años, escribía dibujando con

exquisito detalle todos los episodios y anécdotas, inspirándose sin duda en el glorioso y

trágico devenir de sus antepasados.

Murió hacia 1763. La obra, inacabada, fue completada por algunos de sus seguidores

y su primera publicación impresa data de 1791.