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CARMEN CODOÑER PILAR FERNÁNDEZ ÁLVAREZ J. ANTONIO FERNÁNDEZ DELGADO (Editores) STEPHANION Homenaje a María C. Giner SALAMANCA 1988

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CARMEN CODOÑERM~ PILAR FERNÁNDEZ ÁLVAREZ

J. ANTONIO FERNÁNDEZ DELGADO(Editores)

STEPHANIONHomenaje a María C. Giner

SALAMANCA1988

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SISTEMA Y SISTEMAS DE LOS CASOSEN GRIEGO ANTIGUO

Francisco R. Adrados

Es conocida la larga serie de teorías sobre el sistema de los casos, casi siem­pre con una voluntad de validez general: ya teorías localistas, ya gramaticalistas,ya mixtas; ya postulando unidad, ya multiplicidad semántica de los casos. En li­bros como el de Ana Agud 1 y el de Guy Serbat 2 puede obtenerse una buena in­formación. Respecto a mi posición personal, no puedo sino referirme a lo quehe manifestado en publicaciones anteriores 3: no creo en el universalismo de lossistemas de casos, sólo en la difusión más o menos general de algunos rasgos delos mismos; ni creo en la monosemia de los casos ni un sistema simple de oposi­ciones de los mismos. Sí en oposiciones varias a veces neutralizadas, en relacióncon diversas distribuciones. En un trabajo leido en el VII Congreso Español deEstudios Clásicos (Madrid 1987) «Anticipos de una nueva teoría del sistema ca­sual del Griego antiguo», he insistido en este punto de vista.

Por señalar un detalle: ¿cómo vamos a generalizar al Genitivo griego defini­ciones que se han dado del Genitivo latino, por ejemplo, la que lo considera unsimple determinante del nombre, cuando en Griego el Genitivo es, con infinita­mente mayor frecuencia que en el Latín, un determinante del verbo? Hablamossincrónicamente, prescindimos de problemas diacrónicos.

Por tanto, el que quiera intentar establecer el sistema de los casos griegos-y este es precisamente mi intento en un libro en preparación Las categorías yfunciones del Griego antiguo. Ensayo estructural- tiene que trabajar a base dematerial griego y no de deducciones a partir de sistemas universales: tiene querecoger y clasificar materiales y, luego, inducir hechos sistemáticos. Despreocu­pándose, por supuesto, tanto de los sistemas de otras lenguas como de los proble­mas de la diacronía del Griego. Todo esto queda para una segunda fase.

1 A. Agud, Historia y teoria de los casos, Madrid 1980.2 G. Serbat, Cas et jonctions des cas, París 1981.3 F.R . Adrados, sobre todo, Lingidstica Estructural, Madrid2 1974, p. 577 ss. y «Las categorías

gramaticales del griego antiguo», en Estudios metodolágicos sobre la lengua griega, C áceres, Univer­sidad de Extremadura 1983, pp. 85-97.

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Ahora bien, es de sobra evidente que un sistema de los casos griegos que seestablezca por este procedimiento, será un sistema pancrónico. Organizará he­chos separados entre sí por varios intervalos de tiempo (de la lengua micénica yhomérica al Griego tardío), por diferencias de estilo (poesía y prosa de diversostipos) y por niveles sociolingüísticos: tres oposiciones que se interfieren y sola­pan, a veces.

Naturalmente, junto a este sistema pancrónico podrá intentarse establecerotros de alcance cronológico, estilístico o sociolingüístico más reducido; sistemasque, por lo demás, poseen un núcleo común y coincidente, en cuanto que se tratasiempre de Griego antiguo. En la abundante bibliografía sobre Sintaxis griega,tanto la general como la específica (según períodos, estilos, autores, categoríasgramaticales, etc.), que no es cuestión de repasar aquí, se encontrarán materialespara intentar establecer esos sistemas. Aunque a nadie que conozca el terreno dela Sintaxis griega se le ocultará que esos materiales son insuficientes: muchas ve­ces .se refieren más bien a rarezas y a desviaciones respecto a la norma ática ycarecen las más de ellas de encuadramiento estadístico. Hay mucho de inexplora­do todavía en la Sintaxis griega.

Pero más es lo que falta cuando queremos introducir criterios de sistema yestructura: aquí falta prácticamente todo. No se ha pasado del estadio de los tra­tamientos aislados, atomizantes, de los diferentes fenómenos. Por no hablar dela falta de atención al contexto, de las etiquetas arbitrarias, de la mezcla de sin­cronía y diacronía, etc. Nos hallamos, pues, ante una material útil, pero insufi­ciente y que debe manejarse con crítica.

Aquí quiero apuntar tan sólo -como anticipo del libro mencionado- a al­gunos hechos de sistema, dentro de la teroía de los casos, que diferencian el usode la prosa clásica y, sobre todo, de la helenística, del de la antigua poesía. Sin,insisto, hechos conocidos, pero al ponerlos en relación unos con otros yen con­traste con su uso en diversas fechas y estilos, aparecen a una nueva luz.

El sistema casual a que tiende el Griego y que aproximadamente se realizaen la prosa de la koiné popular es mucho más simple que el de Homero y la anti­gua poesía. El Ac. es mucho más generalmente un simple determinante generaldel verbo; el G. se reduce en una gran medida al papel de determinante del nom­bre; el D. tiende a concentrarse en los usos de complemento indirecto (para de­caer rápidamente en la lengua vulgar de época romana y perderse en fechabizantina).

Esta evolución está ya iniciada en la prosa ática. Aquí hay tres usos antiguosque forman un pequeño sistema y que desaparecen: el Ac. lativo; el D. locativo(quedan pequeños usos fosilizados como oúcoi, 'A8tívr¡<H); el G. separativo o abla­tivo. Es bien sabido que son sustituidos por giros preposicionales. Pues bien, setrata de tres usos que causan graves problemas a los intentos de hallar un signifi­cado unitario de los casos: recuérdense las polémicas sobre si ellativo deriva delcomplemento directo o al revés, la teoría de que el Genitivo de origen procedede un caso independiente con sentido independiente (el Ablativo), etc. Por otraparte, el pequeño sistema opositivo de estos tres usos del Ac., D. y G. difiere delsistema habitual que opone N. YAc. y opone el G. en uso adnominal a cualquier

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caso, en uso adverbal al Ac. o D. pero con sentidos diferentes y en distribucionesdiferentes.

No es ésta, ni mucho menos, la única contribución de la prosa ática a la sim­plificación del sistema casual. Si se quisieran citar otras, podrían proponerse laeliminación de usos del Ac.: de ciertos Ac. internos muy forzados y metafóricos!de ciertas transitivizaciones de verbos intransitivos (E. He!. 947 8UKPÜCHll j)AÉq>a­pu), de ciertos Ac. con perífrasis (A. Ag. 788 'lAioD <j)8opó:~ ...\IItí<j)OD~ feev-ro),que son cosa sólo de la poesía usos como el Ac. y el G. exclamativos, el V. noapelativo (usos figurados con nombres de ciudades, hipóstasis, etc.), el D. simpa­tético, ciertos G. apositivos, de causa y agentes.

Ahora bien, es en la prosa helenística de la koiné donde esta reducción designificados alcanza el máximo. Para el Ac. se da un doble fenómeno: de un la­do, en los niveles populares y vulgares tiende a desaparecer su uso como sujetode infinitivo, pues estas construcciones van siendo sustituidas por otras conjun­cionales; de otro! el uso clave del Ac., el de complemento directo, se amplía, puestoque desplaza sistemáticamente al G. regido por el verbo y se emplea con intransi­tivos, que se transitivizan. En cualquier Gramática pueden encontrarse ejemplosabundantes de esto para el N.T. Y los papiros, por ejemplo.

De otra parte, hay otros usos especiales tradicionales del Ac. que tienden igual­mente a perderse: el de espacio (raro, cf. Eu. Luc. 22.41 (Í)(JEi AiSoD 130AlÍv, suelepreferirse la construcción con curó), el de tiempo (sólo se emplea para indicar eltiempo preciso, cf. Eu. 10. EX6eC; ropav É~8óJ.LTJv, el de relación (se prefiere el tipoóvóurrn o expresiones preposicionales).

Cada vez más el Ac. se opone simplemente al sujeto en N. como complemen­to directo y pierde el uso adnominal. Y cada vez más el G. pasa a ser un purodeterminante nominal. Desaparece en G. con verbos como CtKOúro y los de «acor­darse», «olvidarse», etc. sustituido por el Ac., como ya se indicó. Dentro del usoadnominal, hay una serie de ampliaciones, en cambio: es muy corriente el posesi­vo del pronombre personal (tipo ó ncnilP uoü) y se difunden el apositivo, el agen­te con adjetivos verbales, el de cualidad. Si desaparecen o se restringen algunosusos (el partitivo yel comparativo, que tienden a sustituirse por giros preposicio­nales), son usos un tanto distanciados semánticamente del núcleo significativo delcaso.

Si algo tiene de notable la sintaxis del Ac. y G. en Griego es que el primeroha pasado al uso adnominal (Ac. de relación) y el segundo al adverbal: como sesabe, son usos desconocidos en Latín (y creo que en Indoeuropeo), con pocas ex­cepciones, sin duda desarrollos secundarios. De otro lado, en determinadas dis­tribuciones se han creado usos muy especializados, algunos desde el Indoeuro­peo, otros sin duda en Griego. Pues bien, la prosa griega y sobre todo la de lakoiné se caracteriza por una especie de marcha atrás hacia un sistema casual sim­ple: el Ac. como determinante del verbo, el G. del nombre. Naturalmente, lascosas no son tan simples, pueden ponerse ejemplos en contra: pero las líneas ge­nerales son, creo, claras.

Algo así ocurre también con el D.: me refiero a la época de la koiné, no ala de su sustitución en diversas funciones por el G. YAc. y su desaparición defini-

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tiva. USOS como el instrumental y el comitativo sufren la fuerte concurrencia delos giros preposicionales (LXX Gen. ev nácrlJ -rij laxót J,10U, otros con crúv y ~.Llná

para el comitativo). Decae el D. de rección a favor del Ac. Son los D. de comple­mento indirecto y de interés, que se consideran sin duda emparentados, los quese convierten ahora en núcleo de la categoría. Aunque hay que hacer excepcio­nes: los nuevos D. de tiempo y de relación. Pero los que priman son los otrosusos, pese a la difusión de giros preposicionales que sustituyen al D. complemen­to indirecto. El de interés se amplía haciéndolo depender de nombres (tipo Kp18aiovcp). Luego, ya se sabe, viene la decadencia y desaparición total del caso, temasobre el que son conocidas las monografías de 1. Humbert 4 y W. Dressler 5.

No hay que olvidar decir que el pequeño y simple sistema casual que tiendea resultar (más pequeño y simple una vez desaparecido el D.) está rodeado deluso de los casos en giros preposicionales, que ofrecen la posibilidad de crear sen­tidos especializados como los que se perdían y otros más aún. Pero querría com­pletar el cuadro hasta aquí trazado añadiendo algo importante: si el sistema delas oposiciones casuales se hace más simple y los casos más monosémicos, estono es todo, porque en ciertos contextos se dan usos neutralizados (casos usadoscomo no-casos, asintácticos o absolutos) mucho más numerosos y frecuentes queen el Griego arcaico. De un lado, los casos se oponen en un sistema claro y biendefinido; de otro, se neutralizan. Es el contexto el que decide.

Así, comenzando por el N., hay en fecha helenística usos neutralizados conel V.: el N. exclamativo de tipo Eu. lo. 17.21 patér, que no es clásico. Nótesetambién el N. denominativo de tipo Act. Ap. 9.11 OVOJ,1U ex,Et 'AnoAAúffiv o Eu.Luc. 19.29 ró opo<; ró KUAOÚIlEVOV 'EAUlCÓV, también postclásico. Los usos neu­tros del N. quedan así ampliados.

Con el Ac. ocurre algo notable. Tiende a desaparecer como hemos indicado,el Ac, sujeto del infinitivo, que es una neutralización respecto al N. pero aumentaenormemente el uso neutro, en otras ocasiones: si ya en la prosa ática hay másusos adverbiales (de lugar y tiempo) que en poesía arcaica, en koiné encontra­mos, en listas y cuentas) un Ac. que alterna indistintamente con el N. e inclusoel G. (PSI 551 xotPOt, OPVt8E<;, 7tÉp8tKE<;... KOAOKÚV'tU<;).

y se da, igualmente, la neutralización del G.: en papiros desde el s. III a.C.se da en G. el nombre de la aldea a que se refieren (PHib. 112.2 KEpKEaf1<;) oel tema del documento (PRal. 1.24 'Peu8ollap-rupíou.

Los dos rasgos de la sintaxis de los casos a que nos venimos refiriendo -ten­dencia a los valores monosémicos de los casos y a un sistema simple y universalde los mismos; neutralización de su oposición en otras ocasiones- sólo aparente­mente son contradictorios. Fuera de los valores y oposiciones a que nos referi­mos, los casos no tienen valor propio e independiente: esto se ve también en lasinonimización de los casos dependientes de preposiciones, donde se sinonimizanF.V + D. y Ei<; + Ac., el Ac. entra en lugar del G.) etc.

4 J . Humbert, La disparition du Dativ en Grec, París 1930.5 W. Dressler, «Der Untergang des Dativs in der anatolischen Grazitat», WS 77. 1964-65, pp.

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Claro está que la existencia de una zona neutra en el significado de los casoses antigua: a veces por oposición al V. (usos exclamativos), otras por oposicióna varios casos (usos adverbiales del Ac., G. y D.) o en parejas (Ac. y G. de rec­ción, etc.). Ahora ciertos sectores de esta zona han desaparecido, otros se hanampliado.

Con todo esto se verá hasta qué punto es imposible establecer un sistema únicoy definitivo del uso de los casos en Griego. Para ampliar esta idea querríamoshacer ver, para terminar, que incluso la descripción que hemos hecho reposa enuna simplificación.

Diacrónicamente, mezcla hechos diversos: ciertas pérdidas son producto deuna evolución (así la del sistema lativo/D. de lugar/G. separativo), ciertas crea­ciones son innovaciones. Pero esto no tiene sincrónicamente importancia. Másinterés presenta el hecho de que algunos de los datos integrantes del nuevo siste­ma aquí descritos no representan tanto el Griego helenístico como un determina­do nivel de lengua, que a veces, además, representa un arcaísmo. Es notable, porejemplo, que el uso neutro del N. se dé principalmente, aparte de en la prosa dekoiné, en la poesía homérica yen escritos documentales como algunos de los hi­pocráticos (las Epidemias) y ciertas inscripciones: quizá en niveles de lengua me­nos literarios se ha conservado este arcaísmo. El uso asintáctico , sobre todo elanacolútico, del N. y Ac, es especialmente frecuente, como es natural, en la prosamás conversacional, menos disciplinada.

En todo caso, estos son problemas diacrónicos. Trátese de evolución, arcaís­mo o hecho sociolingüístico (que no se excluye que repose en evolución o arcaís­mo), el hecho es que el uso de los casos presenta, en koiné popular, una nuevafacies que se refleja no sólo en hechos aislados, sino también en otros de sistema.Esto es lo que quería destacar aquí, sólo en esbozo.