SOFÍA Y ROBOTINA

Érase una vez una muñeca blandita que se llamaba Sofía a la que le gustaba mucho jugar con su manta de los sentidos, uno de los días cuando llegó del colegio, venía tan cansada, tan cansada, tan cansada que cuando se puso a jugar encima de su manta se quedó dormida.

Durante su siesta Sofía soñó que viajaba fuera del planeta montada en un tren negro con destellos.

El tren aterrizó en un planeta grande rosa, Sofía bajó del tren y se dio cuenta de que había llegado al planeta de las chuches, donde los árboles eran de piruletas, las casitas de chocolate, las flores de lacasitos… e incluso las personas eran de golosinas. Estuvo caminando por las calles de regaliz cuando, de repente, vio a lo lejos un robot caminando hacia ella.

En el medio del camino Sofía y Robotina se encontraron:

• ¿Quién eres tú? ¿Qué haces en mi planeta?- dijo Robotina.

• Me llamo Sofía, estaba dentro de un tren y me ha dejado aquí, no sé donde estoy y tampoco sé como volver a mi casa con mi familia.

. No te preocupes, yo cuidaré de ti. Aquí en el planeta de las chuces todas las cosas que pasan son buenas y te ayudaré a volver a tu casa pero antes me tienes que ayudar tú a mi –dijo Robotina.

Muy bien, pero no sé muy bien cómo puedo ayudarte –contestó Sofía.

• Necesito encontrar mi mantita, con la que duermo, está mañana me levanté y no la tenía –dijo Robotina.

• ¿Y cómo es tu mantita? –preguntó Sofía.

• Muy especial, tiene texturas, un espejo, un peluche… cuando la veas sabrás que es mía -contestó Robotina.

• No perdamos tiempo, vamos a buscarla –dijo Sofía.

Así que Robotina y Sofía se fueron, buscando la manta por todo el planeta, miraron hasta por debajo de las piedras que eran lacasitos.

De repente, encima de un árbol que era una piruleta de corazón, encontraron algo enganchado….

Robotina subió corriendo para bajarlo y SORPRESAAA!!!!

ERAAA

SU

MANTITAAA!!!!

Cuando Sofía la vio dijo: Robotina…. Esa mantita la tengo yo en mi casa, es con la que juego todos los días…

Robotina dijo… ¿Sí? ¿De verdad? No lo puedo creer tenemos la misma mantita y somos de planetas diferentes. ¿Tú cómo juegas con ella?

Sofía dijo: Yo, me tumbo, la toco, y al final me acabo durmiendo sobre ella.

Igual que yo –dijo Robotina.

Entonces, Sofía y Robotina se tumbaron a jugar en la manta y se quedaron dormidas.

Al despertar, Sofía estaba en su casa con su familia, al levantarse de la cama se encontró con un tren negro con destellos igual con el que había soñado y con una piruleta con forma de corazón.

Sofía nunca olvidó a Robotina.

MORALEJA: Aún siendo de diferentes planetas, países… todos tenemos cosas iguales.