Silvio Poet A
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Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau
Ediciones La Memoria
Director: Vctor Casaus
Coordinadora: Mara Santucho
Editora-Jefa: Vivian Nez
Edicin y emplane: Yoel Manuel L. Vzquez
Diseo de cubierta: Katia Hernndez
Suyn Morales Alemay, 2008
Sobre la presente edicin:
Ediciones La Memoria
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, 2008
ISBN: 978-959-7135-66-1
Ediciones La Memoria
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau
Calle de la Muralla No. 63, La Habana Vieja,
Ciudad de La Habana, Cuba
www.centropablo.cult.cu
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Premiar la poesa
La convocatoria al Premio de Ensayo Noel Nicola, lanzada por el Centro Cultural Pablo de la
Torriente Brau a principios del ao 2007, es el antecedente inmediato de este libro que ahora
publicamos. Aquella accin cultural fue realizada por sus promotores el Centro Pablo, los
estudios Ojal y el portal latinoamericano Trovacub con el objetivo de promover la
aparicin y difusin de textos de pensamiento y anlisis sobre la trova cubana, desde sus
orgenes a los ms recientes ex-ponentes de esta rica, viva y cambiante expresin de nuestra
creatividad artstica.
El Premio se propuso, al mismo tiempo, rendir homenaje a la vida y la obra de Noel Nicola,
uno de los principales iniciadores de la Nueva Trova, que dedic tambin su inteligencia y su
agudeza crtica al estudio de la cancin cubana, apoyando as el desarrollo de las
manifestaciones ms recientes de este gnero expresadas en las obras de los trovadores y las
trovadoras de nuestros das.
Los resultados globales de esta convocatoria reafirmaron nuestra certeza sobre la necesidad de
incentivar, por esta y otras vas, el ejercicio del estudio y el debate sobre temas de la cultura
cubana que debiera animar las gestiones de diversas instituciones y las estrategias personales de
muchos actores en las esferas del pensamiento y la creacin artstica. Por una parte concursaron
obras que se proponen la documentacin y el estudio de distintos momentos de lo que hoy
llamamos Nueva Trova Cubana, arriesgando propuestas que incluyen el anlisis de esos y otros
trminos que se utilizan desde hace ms de tres dcadas para designar esa cambiante zona de
nuestra creacin musical y potica.
Esas propuestas tambin han servido para llamar(nos) la atencin sobre la necesidad de
continuar investigando y discutiendo acerca de estos temas a partir de la incorporacin de esas
nuevas miradas, con el propsito de buscar (y, si es posible, encontrar) a travs del debate
profundo, desprejuiciado y abierto, nuevas verdades para nuestras preguntas, en ese reflujo in-
cesante que el pensamiento genuinamente revolucionario (es decir, vivo y comprometido) debe
alentar constantemente.
La nueva coleccin A guitarra limpia, de Ediciones La Memoria, se propone llevar a debate
esas ideas incluidas en algunos de los libros mencionados en el concurso y las que surjan en el
Coloquio que el Centro Pablo se dispone a realizar, dentro de las actividades por el dcimo
aniversario del espacio construido con el aporte de los trovadores y las trovadoras de todas las
generaciones y tendencias de la Nueva Trova Cubana.
El jurado del Premio de Ensayo Noel Nicola integrado por el cantautor Alberto Faya, el
escritor y crtico Germn Piniella y el que ahora escribe estas lneas tuvo la oportunidad de
comprobar la seriedad y el amor con que los concursantes se han acercado al anlisis de muy
diversos aspectos de esa fundamental manifestacin artstica nuestra, y sugiri a los
organizadores del evento que se repita su convocatoria peridicamente y que se difundan las
propuestas incluidas en algunos libros para incentivar la reflexin y el debate sobre esos temas.
Al mismo tiempo el jurado decidi, por unanimidad, conceder el Premio al texto que ahora
publicamos bajo el ttulo de Silvio poeta, de la joven investigadora Suyn Morales, a partir de
estos valores relevantes que aparecen sealados en el Acta de premiacin:
Por la precisin con que caracteriza la diversidad temtica de la literatura en las canciones
de Silvio Rodrguez.
Por la acertada manera con que identifica los vnculos de la obra de un artista con la
sociedad en la que se desarrolla.
Por la sencillez y el rigor intelectual de sus anlisis que contribuyen a esa claridad de ideas
imprescindible en un ensayo literario.
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Resulta, sin dudas, alentador que este Premio se otorgue a un libro que analiza y comenta una
de las facetas ms importantes en la obra de Silvio: su relacin con (o mejor an, su pertenencia
a) los vastos e inquietantes territorios de la poesa, y que su autora sea una joven investigadora
con la capacidad necesaria para proponernos, desde la identificacin y el rigor profesional, esos
acercamientos iniciales que podrn ser enriquecidos en el futuro por otras visiones, pero que
tienen la virtud indiscutible de abrir caminos, proponer mi-radas e iluminar contenidos con las
herramientas de la bsqueda acuciosa y el anlisis puntual.
Estoy seguro de que este libro ser una importante contribucin inicial al estudio de esa faceta
del universo creativo de Silvio, por dems ancho y no precisamente ajeno, su poesa: la poesa
que lo ha acompaado de diversas formas, con dismiles ropajes, en momentos intensos,
crticos, de su vida y de su obra. Y con la que ha tenido una relacin recproca y pro-funda,
dramtica o gozosa segn los casos, siempre signada por la autenticidad y el (re)conocimiento
mutuo.
A partir de las incitaciones que hace este volumen, podremos acercarnos a otros temas
adyacentes, como la influencia de la poesa (de otros poetas) en la obra y la vida de Silvio. Para
ello valen de manera especial, por supuesto, las palabras del trovador, rastreadas por la autora,
como estas que provienen de la encuesta rpida incluida en el libro Que levante la mano la
guitarra, en la que cabalgan, por derecho propio, estos tres jinetes de la imaginacin y la
palabra: Mart, Vallejo y Que-vedo, de los que Silvio se confiesa deudor apasionado.
He valorado (y disfrutado) de manera especial el acercamiento que hace este texto al universo
vallejiano, en relacin con la obra del trovador (y viceversa). Cuesta poco o nada comprender
que el disfrute proviene de una identificacin compartida con el cholo magnfico y la magnfica
densidad humana de su poesa que se hizo universal a partir de los valores que la inspiraron, el
lenguaje con que se (re)cre y los avatares conmovedores de la vida del autor que la escribi.
Por ello somos capaces de sentir de manera especial esa resonancia admirable cuando leemos
(escuchamos) en la cancin Emilia: Qu horriblemente hermoso era aquel tiempo o cuando
nos habla el trovador acerca de aquellos das distintos a los das en sus Proposiciones. Lo que
descubro y siento personalmente en estas constataciones, en estos encuentros coincidentes que
he ido viendo aparecer y crecer a lo largo de los aos, es parte, por supuesto, de una
identificacin mayor que el propio Silvio ha confesado ms de una vez: la que se estableci, a
travs de bsquedas, hallazgos y riesgos comunes, entre el trovador y los poetas de su
soadora, contradictoria y entraable generacin reunidos bajo la bandera memorable
audaz, imperfecta de aquella primera etapa de El Caimn Barbudo. Al seguir el rastro creador de Silvio poeta, este libro recorre algunos de los universos
temticos de su obra, incluidos los que tienen que ver con un valor que necesitamos rescatar,
potenciar, socializar (aqu y en otros rincones del mundo): la tica puesta al servicio de la
justicia, la solidaridad y la bsqueda de la verdad. En ese sentido, sus canciones (su potica) han
hablado difana, valientemente a lo largo del tiempo. Ah estn, para constatarlo, su declaracin
de principios (Con el oportunismo tengo un duelo,/con las cabezas como el hierro viejo) o su
irona eficaz a la hora de confesar esta deuda (interna) en su cancin Testamento: Le debo una
cancin al oportuno,/al oportuno mutilador de cuanta ala.
Esa visin crtica alcanz en su potica diversos niveles de la realidad, y rehuy siempre la
ancdota banalizadora, el chisme de las capillas (ardientes o no), para elevarse hacia una pro-
puesta muchas veces sorprendente: primero, por su temprana madurez y despus, por la
sistemtica y fiel consecuencia de sus dichos y de sus actos. Este libro tambin podr transmitir,
a quienes busquen en l, esa admirable consecuencia del poeta Silvio Rodrguez, para quien el
compromiso intelectual no ha residido en la fcil y sospechosa disposicin para emitir una
oportuna declaracin en el mejor estilo cederista una vez al ao y publicarla despus en el
peridico adecuado, sino en la capacidad difana, lcida y valiente de pensar con cabeza propia
y expresar sus criterios y defenderlos. En la poesa y en la vida.
Por todas esas cosas y algunas ms, esta coleccin editorial A guitarra limpia se inici con un
libro que testimonia y analiza la obra del trovador y se contina con este libro ganador del
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Premio de Ensayo dedicado a Noel que comparti con nosotros, en su momento, aquella
dedicatoria entregada a Silvio en un patio de la Calle de la Muralla:
A Silvio Rodrguez, expedicionario del amor, por tus canciones y tus ideas (que
compartimos); por tu persistencia y tu coraje en las buenas y en las malas (como debe ser):
juntos levantaremos siempre la guitarra.
En eso estamos, tambin, al publicar este libro sobre Silvio poeta.
VCTOR CASAUS
Silvio poeta
En marzo de 1979, durante su segunda visita a Pars, Silvio estuvo en el cementerio de
Montparnasse para cumplir con el viejo sueo de una tropa de jvenes, que bajo el influjo de la
lectura compartida de Csar Vallejo, se haban prometido algunos aos atrs, medio en broma
pero seguramente sintindolo como un pacto ineludible y justo, que aquel de ellos que lograra
llegar a la Ciudad de la Luz visitara la tumba del gran poeta peruano. El hecho de haber sido el
primero, convoc al cantautor cubano al homenaje en nombre de todos, y unos meses despus,
en su nmero de enero de 1980, la revista Revolucin y Cultura incluy un artculo1 en el que
Silvio contaba sobre esta historia colectiva, comenzando por el principio, cuando, una noche de
finales de la dcada del 60, en que se juntaba como casi siempre con un grupo de amigos en las
mesitas al aire libre de la heladera Coppelia de La Habana, lleg Vallejo y se sent entre ellos
cansado y son-riente. A travs de la ancdota y el lenguaje figurado, que me recuerda el modo
en que, contrario a lo que dictara la lgica, protagoniza el escritor universal el verso Vallejo as
nos des-cubri, de la cancin Emilia, Silvio dejaba aclarada la presencia constante del autor de
Los heraldos negros, Trilce y Poemas humanos, en la vida y obra de sus contemporneos. Casi
cuarenta aos despus, gracias a la inventiva, el cantor de la guerra espaola se sienta,
literalmente, junto a esos jvenes en la instantnea que ilustra la cubierta del doble CD rase
que se era. Ah aparece junto a Silvio y, segn el pie de foto, otros poetas.
1 Silvio Rodrguez: Cumplir con Vallejo. En: Revolucin y Cultura. La Habana (89), enero de 1980. (En las dems referencias se
consignar solo la pgina. Buscar la bibliografa para los dems datos.)
Puedo reconocer entre ellos a Guillermo Rodrguez Rivera, Luis Rogelio (Wichy) Nogueras,
Vctor Casaus, Antonio Conte y Ral Rivero, integrantes de la generacin de El Caimn
Barbudo con los que Silvio compartiera aquellas memorables tertulias. El reencuentro
maravilloso que posibilita la imagen me dice que este disco est amparado por la Poesa y por la
figura de Csar Vallejo, quien sigue siendo la voz tutelar anunciada por Roberto Fernndez
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Retamar para la corriente coloquialista que se apodera del escenario literario en la dcada del 50
y a la que los jvenes poetas de la Revolucin se adscriben. Luego de volver sobre la cancin
que le da ttulo, confirmo de todas formas mi certeza, porque rase que se era2 (1969) me
parece un homenaje a aquellas citas nocturnas: ramos una vez un grupo de nueve o diez/que
coincidan cada noche:/una suerte de sueos que hacan cuadrilla,/unos buenos muchachos
riendo juntos. Se trata de una narracin a travs de la cual el hablante del poema reconstruye
una poca pasada: Yo no s si fue el tiempo que lo vuela todo,/o si fuimos nosotros detonando el
tiempo,/pero nos fragmentamos como una granada, que los versos hacen sentir remota, heroica
e irrepetible, y que deriva en la reflexin sobre la supervivencia de lo vivido en la memoria y el
significado que puede tener para sus protagonistas sobre todo si, como en este caso, la
experiencia compartida, generacional, ha sido intensa: Era imposible pasar un slo da sin
morir,/sin gritar, sin rer, sin comprender, sin amar./Qu desastre de gente que no poda estar
en paz.
2 Fue compuesta el 24 de noviembre de 1969 y fue la nmero 29 en el Playa Girn. Habamos pasado dos meses en alta mar y por
primera vez divisbamos no tierra pero s las arenas del entonces Sahara Espaol, hoy Repblica Saharaui. Las bodegas del barco
rebosaban, llevbamos das esperando por el buque madre Ocano ndico, para descargarle el resultado de nuestra primera
campaa y despus continuar. El tiempo y la distancia empezaban a cocinar un caldo de tensiones. Un marinero haba tenido que
ser reducido por sus compaeros, que se defendan de sus amagos con un enorme cuchillo de cocina. No era el nico loco a bordo,
entre los reales y ficticios. Por mi parte llevaba algunos das sin poder conciliar el sueo y el sanitario me dio fenobarbital con
belladona. As que ese da lo pas soando y no me acerqu al diario. Al da siguiente no recordaba nada, pero rase que se era ya
estaba escrita y registrada en cinta. Silvio Rodrguez, Disco rase que se era.
Con los integrantes de El Caimn Barbudo, Silvio comparte, en 1967, dos recitales de poesa
que se organizan en el teatro del Museo de Bellas Artes y en la Biblioteca Nacional. Al ao
siguiente se produce otro recital, en la Casa de las Amricas, y ya esta vez Silvio aparece junto a
dos de los futuros integrantes del Movimiento de la Nueva Trova: Pablo Milans y Noel Nicola.
De esta manera, podra decir providencial, estaba participando de dos procesos artsticos que
han sido certeramente clasificados como simultneos y cmplices; se encontraba tan cerca de la
poesa, como de la msica, pero en realidad ms cerca de la primera, porque, segn l mismo ha
dicho,3 su irrupcin sistematizada y consciente en la problemtica de la cancin,
fundamentalmente en la msica, se producira tiempo despus, cuando forma parte, en 1969, del
Grupo de Experimentacin Sonora del ICAIC; mientras tanto, y a pesar de no pertenecer de
manera oficial al grupo potico, s haba sido acogido en este crculo de escritores e intelectuales
como uno ms y de los buenos, y es que, aunque tena la guitarra, haba demostrado pronto,
segn admiten quienes lo conocan desde entonces,4 que no necesitaba de los tex-tos de nadie,
que era un poeta ms, slo que tambin msico, como los antiguos y errantes trovadores.
Afirmar que Silvio es un poeta no resulta, pues, particularmente revelador. Del Silvio poeta es
que vamos a hablar en estas pginas, escriben Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus en el
prlogo a la antologa Silvio: que levante la mano la guitarra, un libro con el que sus autores
inauguran aproximaciones literarias5 a la cancin de Silvio, que en su caso se producen de un
modo natural, por la amistad entraable que los une, el reconocimiento del valor literario de
sus textos y el hecho de considerarlo un poeta ms de su generacin; en esencia, el compromiso
social y la experiencia vital y creadora compartida, que hacen posible integrar a Silvio dentro de
la lrica colectiva de El Caimn Barbudo, para abordar su cancin desde esa condicin potica,
primigenia en el gnero trovadoresco, que en el cantautor se manifiesta desde el inicio de su
carrera.
3 Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus: Silvio: que levante la mano la guitarra, p. 34. 4 Guillermo Rodrguez Rivera: Poesa y cancin en Cuba. En Ensayos voluntarios, p. 160. 5 El cancionero de Silvio ha sido objeto de estudios literarios que se han propuesto como objetivo hallar en l resonancias martianas,
influencias de Vallejo e incluso vnculos con la potica de Rubn Daro. Un ejemplo es precisamente el artculo de Ins Izquierdo
Millar titulado Ecos modernistas en Silvio Rodrguez, publicado en la revista elec-trnica Espculo, no. 22, de la Universidad
Complutense de Madrid, Espaa. http://www.ucm.es/info/especulo/.
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Estos jvenes poetas que se agrupan alrededor de la revista se adscriben, como ya antes
enunci, a la corriente coloquialista con una visin contextualizada del arte, en particular de la
expresin potica. En el manifiesto Nos pronunciamos, que sale en el primer nmero de la
publicacin, dan a conocer sus postulados ticos y estticos, entre los que se encuentran el
compromiso con la Revolucin, la funcin testimonial de la poesa, su amplitud temtica y
formal, y la creencia en las posibilidades poticas de la cancin. De una manera igual-mente
consciente, la obra de los nuevos cantautores resulta rigurosamente literaria y revolucionaria.
Sucede que la joven poesa y la nueva cancin se estn sumando a una respuesta generacional
mucho ms abarcadora que cualquier movimiento artstico. Es por eso que cuando a Silvio le
preguntan cules cree que sean los vnculos humanos, artsticos e ideo-lgicos entre la Nueva
Trova y la Nueva Poesa Cubana,6 evade la referencia directa a ambos grupos para hacer un
recuento de las vivencias compartidas por toda una generacin que siendo muy joven, casi nia
a veces, participa de la epopeya revolucionaria y de la cual surgirn los poetas y trovadores,
pero tambin los constructores, los fundidores, los soldados. Lo que recuerda e intenta explicar
a travs de la ancdota es el modo en que la juventud cubana asume una responsabilidad tica
dentro de la circunstancia histrica que le toca vivir, expresa una voluntad de cambio. Voluntad
de hacer amanecer, escribe el trovador en la cancin Domingo Rojo (1982).
As como Guillermo Rodrguez Rivera afirma en 1978, desde su condicin de poeta de la
generacin de El Caimn Barbudo y estudioso de la literatura, que la joven poesa de Cuba es
obra de la Revolucin,7 el Silvio trovador sentencia8 desde una perspectiva coincidente que la
Nueva Trova es formal y tcnicamente un producto de los aos que vivimos. Si en el manifiesto
Nos pronunciamos esta vanguardia potica expresa: Con la Revolucin nos hemos formado nos estamos formando, sin ella no podramos explicarnos; Silvio, de manera particular, asevera:9 sin la Revolucin no sera lo que soy, ni pensara como pienso.
Poetas y trovadores se emparentan, pues, en la bsqueda de una expresin acorde con las
exigencias del momento. Comparten, en primer lugar, el valor testimonial que define a la poesa
coloquialista, el reflejo de las circunstancias histricas, an cuando se trate de abordar asuntos
de naturaleza ntima, el acercamiento a la inmediatez para hallar lo potico de lo que ocurre e
incluso de cmo ocurre, segn caracteriza Virgilio Lpez Lemus10 esta tendencia literaria,
adems de la manera en que conciben enfocar ese reflejo, desde una perspectiva esencialmente
creadora, evitando la repeticin de frmulas pobres y gastadas, o, como explica Silvio, que se
encuentra en la misma cuerda estilstica, trabajando contra las frases hechas, los caminos
trillados, las frmulas obvias que sonaban a panfleto y no a literatura.11
6 Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus: Silvio: que levante la mano la guitarra, pp. 218-219. 7 Guillermo Rodrguez Rivera: Poesa y cancin en Cuba. En Ensayos voluntarios, p. 101. 8 Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus: Silvio: que levante la mano la guitarra, p. 19. 9 Ibdem, p. 44. 10 Virgilio Lpez Lemus: Palabras del trasfondo, p. 89. 11 Susurros en el camino, una respuesta de Silvio Rodrguez. Entre-vista. Espaa.
Para la joven poesa de la Revolucin y este ttulo no le es dado gratuitamente ella
constituye el gran asunto del que derivan infinidad de temticas: su defensa, la educacin y el
cambio en la conciencia social, la tica revolucionaria y la nueva moral, la edificacin del
socialismo, los trabajos voluntarios, los temas de naturaleza histrica, antiimperialismo,
solidaridad con otros pases, planteo del servicio social de la literatura, la infancia, la muerte, la
propia poesa, la existencia humana, el amor, son algunos de los contenidos fundamentales
definidos. A partir de ellos, no resulta difcil hallar las primeras concordancias entre ambas
expresiones, la de la poesa escrita y la de la posea cantada de Silvio Rodrguez.
En el conjunto de la obra del cantautor aparece esa serie de temas escritos a finales de la
dcada del 60 y los aos 70, mencionemos La nueva escuela (1971), Voy a cantarle al porvenir
(1968), Cuando digo futuro (1969), Vamos a andar (1978), Los pasos de la guerra (70), Al
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final de este viaje en la vida (1970), donde encontramos expuesta una realidad en progreso,
radical en sus cambios, renovadora y dramtica. Estn tambin las canciones como Preludio de
Girn (1975), Oh, bienvenido seas octubre (1972), Domingo Rojo (1982) y Cancin de la
Columna Juvenil del Centenario (1971), en las que tanto la defensa del pas, como un trabajo
voluntario se convierten en episodio lrico. Y aquellas composiciones, La era est pariendo un
corazn (1968), Fusil contra Fusil (1968), Bajo el arco del sol, la lucha armada (1968),
Santiago de Chile (1973), Viet Nam (60), Viet Nam, yo vivo (60), Angola es una (1976),
dedicadas especfica-mente a los principios fundamentales enarbolados por la ideologa
revolucionaria como el internacionalismo, la solidaridad, el antiimperialismo.
En las canciones Acerca de los padres, Cancin de invierno, La familia, la propiedad privada
y el amor, Qu se puede hacer con el amor, No vayas a cerrar los ojos, todas escritas en 1969,
quedan enfrentados tabes, prejuicios y discriminaciones sexuales, la miga de lo que no se
acomoda a los nuevos tiempos. Pero tambin las canciones de amor y las canciones ms
ntimas, aquellas que sabemos nacieron de un conflicto personal, aquellas que el propio Silvio
ha confesado, hizo para molestar,12 como es el caso de Debo partirme en dos (1969) o Resumen
de noticias (1970), testimonian una poca, una realidad, un drama, por ejemplo, el de la
polmica alrededor del artista, del artista revolucionario. O sea, que an cuando se trate de
contar una historia de amor, de recordar la infancia, de ser autobiogrfico, o de definir una
potica, la obra es expresin del contexto y el ser social.
En Emilia (1969), una de las canciones preferidas de Silvio, De la ausencia y de ti (1969) y
Mariposas (1972) el entorno revolucionario emerge de las palabras empleadas, an cuando no
existe una alusin directa a l, porque recordar a la amada como furibunda compaera, o hablar
de un tiempo horrible-mente hermoso, de madrugadas sin ir a dormir, o afirmar que las ideas
son balas hoy da, obviamente no es un modo de ex-presin gratuito; o sea, contienen el nimo
de ese tiempo vehemente, fundacional, transformador.
12 Debo partirme en dos, por ejemplo, fue una cancin hecha para joder, o Resumen de noticias, una cancin muy desgarradora. Yo
estaba suspendido por la radio y la televisin, con toda la mitologa de un nio malo detrs. Era algo que me dola muchsimo, que
me laceraba realmente Fue una poca en que a cada paso surga un conflicto y una contradiccin. Eran tiempos duros que
empezaron a llevarme a una guerra sin cuartel, que me salpic con alguna que otra paranoia y termin hacindome tocar la puerta
de un psiquiatra, porque realmente no entenda lo que me estaba pasando. La de los sesenta fue una dcada muy convulsiva.
Cuando uno es joven, tiene que mostrar lo que vale, el ojo del tigre. Uno tiene urgencia de compartir con el mundo las energas de
la juventud, y entonces lucha, dice, busca, discute y, por supuesto, encuentra resistencia. Y cuando esa resistencia se enturbia con
enredos y ataques, el ojo del tigre, inexorablemente, se multiplica. Entrevista publicada en el diario La Tercera, 22 de septiembre de
1996.
Cuando Silvio aborda la Revolucin lo hace desde el punto de vista de su esencia
transformadora, la que emplea como alegora del proceso histrico, que de esta manera no
necesita nombrar, es decir, la palabra Revolucin aparece en algn que otro texto casi a manera
de excepcin, como en Nunca he credo que alguien me odia (Siempre tendr un enemigo/con
el semblante arrugado/y ms cansado que yo./El que al largo de su sombra/quiera cortar la
medida/de cada Revolucin, 1972) o El necio (Dicen que me arrastrarn por sobre
rocas/cuando la Revolucin se venga abajo, 1991), porque su visin la entrega mediante
procedimientos lingsticos contrarios a la mencin directa, manida y dotada muchas veces de
connotaciones triunfalistas que nada tienen que ver con el fin testimonial de su poesa. Los
conceptos de pasado, presente y futuro, por ejemplo, sirven a esta intencin comunicativa de
mostrar una realidad en progreso, cambiante, renovadora.
S que el pasado me odia
y que no va a perdonarme
mi amor por el porvenir.
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Mi asesino es el pasado
aunque con mano de hombre.
(Nunca he credo que alguien me odia)
Pero debo decir que me toc nacer
en el pasado y que no volver.
Es por eso que un da me vi en el presente,
con un pie all donde vive la muerte
y otro pie suspendido en el aire,
buscando lugar,
reclamando tierra del futuro para descansar.
Yo no reniego de lo que me toca,
yo no me arrepiento pues no tengo culpa,
pero hubiera querido poderme jugar
toda la muerte all, en el pasado,
o toda la vida en el porvenir que no puedo alcanzar.
(Oda a mi generacin, 1972)
Voy a cantarle al porvenir:
voy a vivir
(Voy a cantarle al porvenir)
Vale la pena dejar de llorar
y hacer cita con el porvenir.
Vale la pena vivir
(Yo soy como soy, 1983)
La era est pariendo un corazn.
No puede ms, se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir
(La era est pariendo un corazn)
Si la poesa coloquialista, en sentido general, se caracteriza por la tendencia a reafirmarse en
sus creencias y a proyectarse positivamente hacia el futuro desde el presente, en el contexto de
la Revolucin Cubana, en el que la relacin del hombre con su circunstancia histrica se
replantea con un objetivo comn y luminoso, encuentra motivos ms certeros para su actitud
potica. En la obra de Silvio el futuro es la promesa cumplida, el mejoramiento humano, las
maravillas anunciadas en la cancin Venga la esperanza (1989) y Variaciones sobre un tema
(1969). El pasado es el odio, la muerte, lo viejo y cuando el pasado logra coexistir con el
presente, se convierte en rezago: s que el pasado me odia/y que no va a perdonarme/mi amor
por el porvenir, mi asesino es el pasado/aunque con mano de hombre. El presente se comporta
como ruptura con el pasado a la vez que proyectado hacia el futuro. Por eso en la cancin La
nueva escuela, el sujeto lrico lo llama preludio de futuro y en la cancin Al final de este viaje
en la vida: prehistoria que tendr el futuro, anales remotos del hombre, pasado del cielo, y
finalmente Dios; comparacin osada, que entraa muy claramente la idea de la creacin, y
define una poca abocada en la formacin de una sociedad y un hombre nuevos.
La Cancin de la Columna Juvenil del Centenario, escrita por encargo13 por Silvio y Pablo
para el documental homnimo, centra su contenido en la disposicin al sacrificio de los jvenes
que integraban este contingente para sumarse voluntariamente a la zafra azucarera del pas.
Segn Silvio Rodrguez, el reportaje mostraba adolescentes vistiendo ripios, durmiendo a la
intemperie, demacrados por la comida insuficiente y la labor excesiva, pero que mantenan una
firmeza y voluntad impresionantes. El costo humano que representaba su actitud, sostenida en
condiciones adversas, alejados de sus casas e intereses individuales, no se le escapa al poeta,
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porque aunque asume la perspectiva de alguien que no participa de esa realidad (S que ahora
mismo,/mientras se entona cualquier canto,/mientras partimos a disipar el calor,/se est
luchando all.), no por ello le es ajena. La visin entonces del hombre, individuo y a la vez
miembro de la colectividad, se define por el sacrificio y el drama que implica su participacin
en esa construccin social y en ese sentido es profundamente realista. En Voy a cantarle al
porvenir, esa visin aparece despojada de todo recurso extrahumano: Dir que fuimos lo
normal;/piel y cerebro para andar, y en cierto momento el sujeto lrico no puede ser ms literal:
batallar con todo el tiempo alrededor fue del caray. En La nueva escuela, el acto de edificar, se caracteriza mezclando rasgos de humanidad con elementos constructivos: adoquines de
vergenza, piedra y lucero; lugares alzados a golpe de sangre y martillo. En la Cancin de la
CJC es conmovedor cuando alcanza la verdad ms insondable:
Qu va a pagar
la sangre que la tierra absorbe?
Qu oro que no es oro de sueos pesa as?
Qu puede valer ms?
...
Qu paga este sudor, el tiempo que se va?
Qu tiempo estn pagando? el de sus vidas. Qu vida est sangrando por la herida
de virar esta tierra de una vez?
13 la parte compuesta por m de la Cancin para la Columna Juvenil del Centenario es hasta Qu puede valer ms?. El autor
de los versos que siguen es Pablo Milans, as como la msica y la voz que los interpretan. Por entonces ramos integrantes del
Grupo de Experimentacin Sonora (GES) del ICAIC. Era habitual que los directores nos pidieran que trabajramos juntos las
bandas sonoras y de ah salieron algunas canciones a cuatro y en ocasiones a seis manos. No creo que la autora compartida
cambie lo esencial que nos ocupa, ya que Pablo y yo estbamos plenamente identificados e igualmente conmovidos por el sacrificio
de aquellos jvenes trabajadores que intentaban (y sin duda, conseguan) virar esta tierra de una vez. ramos tan compatibles
que a veces para hacer las canciones solo acordbamos una tonalidad. Con ese norte cada uno se iba a su casa y compona su
parte. Luego nos encontrbamos y analizbamos qu segmento servira mejor para empezar y cul para concluir. Entonces
empalmbamos los pedazos y listo. Jams hicimos retoques. Entrevista Susurros en el camino, una respuesta de Silvio Rodrguez.
Espaa.
De esta manera, hay una obra (la nueva escuela, la nueva casa, los semilleros hechos, los
lugares alzados) que argumenta sobre el proyecto social, pero su protagonista es el hombre
representado en estos recursos metonmicos: piel, cerebro, sudor, ansiedad, vergenza, sangre,
sueos, manos, que en conjunto hacen saber de la abnegacin con que vive el presente.
Segn ha confesado el propio Silvio, desafiaba as la perspectiva oficial, aburridamente
solemne y hiertica, de una realidad que l, desde su doble condicin de espectador y
participante de ella, opta por mostrar con todos sus matices. Pero confesiones aparte, la obra de
Silvio argumenta tambin sobre ese afn testimonial de un modo no deducible, sino di-recto,
cuando lo enuncia en los versos como condicin inapelable, desde fecha tan temprana como
1966, ao en que escribe La cancin de la trova, en la que el gnero se define sobre todo por la
sinceridad en la manera de abordar los contenidos de la cancin: Pues, siempre que se cante con
el corazn,/habr un sentido atento para la emocin de ver/que la guitarra es la guitarra,/sin
envejecer.
pero cantar es difcil, porque hay que querer
la verdad mucho ms que a la misma cancin
(Defensa del trovador, 1969)
y aqu est la cancin lo que un poquito cruda
porque la realidad se ha de cantar desnuda
(Annimo, 1970)
-
ay amor, ay amor, canta siempre de corazn
(Verbos en juego, 1987)
...mi garganta no sabe cantar, si mi corazn no alza vuelo
(Qu s yo, 2003)
Tocando fondo,
como ir cantando,
es algo hondo
que no anda esperando./
No tocar duro
nuestras verdades
levanta muros,
pudre capitales./
Asumirse los fuegos
es no dictaminarse.
Me publico completo,
me espero mejorable
desde mi parlamento
de guitarra sonante.
(Tocando fondo, 1993)
Esa visin de una realidad perfectible, no contradice en Silvio la reafirmacin optimista del
presente y, sin embargo, alguna vez, absurdamente, fue malinterpretada como una forma de
disidencia. Si fuera a hablarse de lo obvio en los contenidos de su cancin, habra que
mencionar la intencin convocatoria14 y la toma de partido a favor de la Revolucin, que sobre
todo en las canciones escritas en los primeros aos, dcadas del 60 y 70, se manifiestan con una
conviccin desbordante. Canciones como Los compromisos (1969), Oda a mi generacin
(1970), Los pasos de la guerra (1975), pueden catalogarse como una declaracin de principios
en la que el sujeto lrico deja manifiesta su disposicin a participar del combate transformador:
Me digo comprometido totalmente y de una vez:
el tiempo me hala la manga, quiere que vaya con l
(Los compromisos)
S que hay que seguir navegando.
Sigan exigindome cada vez ms,
hasta poder seguir
o reventar.
(Oda a mi generacin)
Salgo con un pan y un credo,
un rifle, una meloda.
Salgo dispuesto a mi da
y al tiempo de mi sendero.
(Los pasos de la guerra)
14 yo soy un hombre con su visin del mundo. Un hombre que ha tomado partido. De lo que resulta que estoy invitando a todos a
sumarse a mi bando, que es el bando de la Revolucin y la belleza. Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus. Silvio: que levante la
mano la guitarra, p. 209.
En Oda a mi generacin, el sujeto lrico deja aclarada la naturaleza involuntaria de su
situacin (me toc nacer en el pasado, me vi en el presente) no para sacudirse de ella, sino para
reclamar, en su nombre y en el de su generacin, el papel que les corresponde dentro de las
circunstancias histricas del pas, inducido por un profundo sentimiento de pertenencia que
-
inequvocamente deja expresado en los siguientes versos: Ahora quiero hablar de poetas,/de
poetas muertos y poetas vivos,/de tantos muchachos hijos de esta fiesta.
Otros ttulos, Cuando digo futuro, Vamos a andar, Yo te invito a caminar conmigo, invitan al
lector a confiar en el tiempo que ha de venir en composiciones donde el presente se define como
el espacio donde se construye el futuro. Pero incluso en aquellas escritas despus, en las que el
poeta reconoce que aquel futuro, una vez llegado, no alcanza los proyectos de ayer, el discurso
no deja de ser esperanzador.
El problema no es
despearse en abismos de ensueo
porque hoy no lleg
al futuro sangrado de ayer
(El problema, 1989)
En busca de un sueo
part con mi da,
en busca de un sueo
que no hay todava.
(En busca de un sueo, 1988)
El Yo aparece con insistencia, implcito en pronombres de primera persona, representado en la
morfologa del verbo, o incluso de manera explcita, lo que le brinda valor expresivo. Como en
la cancin Cuando digo futuro, donde la primera persona, desde la cual est el sujeto lrico
hablando (Te convido a creerme cuando digo futuro./Si no crees mi palabra,/cree en la
angustia de un grito,/cree en mi cuerpo, cree en mis manos,/que se acaban.) aparece realizada
fonticamente en el epifonema del final (Yo te convido a creerme cuando digo futuro),
otorgndole de esta manera fuerza y determinacin al verso.
La presencia de esa primera persona resulta necesaria para otorgar visos de vivencia a la
experiencia que se quiere comunicar, pero en el caso de la obra de Silvio, el punto de vista
personal parece derivar justamente del objetivo primero que persigue con su cancin: decir mis
propias cosas.15 En Al final de este viaje en la vida, por ejemplo, el sujeto lrico se deslinda del
personaje colectivo desde el que ha comenzado a hablar (Al final de este viaje en la vida,
quedarn/nuestros cuerpos hinchados de ir/a la muerte, al odio, al borde del mar) para
introducir el Yo en un verso esclarecedor (por lo menos por eso es que estoy aqu) en el que el
compromiso con el presente lo establece de manera individual. Sin embargo, en Canto arena
(1975), el autor, que todo el tiempo habla desde su propio yo (Por eso canto), se revela de
pronto integrante de una colectividad, sujeto de la accin que enuncia, a la que as
indirectamente apostrofa: La prisa lleva maravilla y lleva error/pero viajamos sobre rueda
encabritada.
La trayectoria de Silvio es el hilo conductor de su canto, ha manifestado el poeta uruguayo
Mario Benedetti. Y en verdad, por muchos aspectos formales y de contenido, sus canciones
validan la identificacin del sujeto lrico, esa primera persona gramatical que se presenta
muchas veces definida como trovador, con el autor real, con la persona de Silvio Rodrguez.
Pero, puede tambin caracterizarse ese Yo a partir del carcter pluralizado con que es empleado
por los poetas coloquialistas como smbolo de conciencia de generacin y de grupo.
En La maza (1979) Silvio enumera una serie de razones por las cuales su obra se salva de la
esterilidad, la servidumbre y la pompa. Ms que razones, como bien apunta Joseba Sanz en su
libro Silvio, memoria trovada de una revolucin, se trata de sus ms profundas convicciones,
pues el uso del verbo creer a lo largo del texto (Si no creyera en la locura/de la garganta del
sinsonte/si no creyera que en el monte/se esconde el trino y la pavura) infunde arraigo a cada
expresin. Pero a pesar del discurso reflexivo con el que aborda el tema de la razn de ser del
artista,16 el oyente puede sentirse requerido por la pregunta y el vocativo: Qu cosa fuera,
corazn, qu cosa fuera, qu cosa fuera la maza sin cantera? O sea que podemos presuponer,
adems de una autocomunicacin significativa, un posible dilogo con el que estara tentando la
conciencia crtica de quien le escucha.
-
15 Desde que cog la guitarra, lo hice con la idea de decir mis propias cosas. Siempre tuve la certidumbre de que tena mis propias
cosas que decir. Entrevista En el principio no haba nueva trova. La Habana, 1980. 16 (La maza) es un poco la razn de ser del artista, de su compromiso, que no se deja seducir por los artificios y superficialidades
que suelen acompaar a algunas manifestaciones escnicas La cantera es de donde se sacan los cantos, la maza es con lo que se
golpea. Si no hubiera una cantera de donde sacar un producto, algo, para qu servira la maza. Entrevista En el principio no haba
nueva trova. La Habana, 1980.
En La era est pariendo un corazn el sujeto lrico reconstruye alegricamente, empleando
como interlocutor a su sombra, un dilogo consigo mismo (Le he preguntado a mi sombra mi sombra dice), pero este modo de reproducirlo de manera indirecta constituye una excepcin
dentro del conjunto de su obra, porque casi siempre vamos a encontrar un dilogo entre el Yo
que se instala en el discurso y una segunda persona, es decir un T, al que directamente se
dirige.
En canciones como Debo partirme en dos, La maza, Resumen de noticias, Hay un grupo que
dice (1967), Oda a mi generacin, Defensa del trovador, Mientras tanto (1967), El barquero
(1967), Viven muy felices (1970), Canto arena (1975), Nunca he credo que alguien me odia, va
a pronunciarse, como sus contemporneos poetas, por un arte reflexivo, solidario, denunciador,
comprometido, va a hacerlo a ttulo personal y dejando asomar una posicin contestataria. Estos
textos se caracterizan, pues, por su carcter apelativo: el sujeto lrico es una primera persona que
se dirige a un interlocutor, individuo o grupo definido por el rechazo hacia su cancin lo que le
brinda al autor el motivo para definirla y definirse.
No se crean que es majadera,
que nadie se levante aunque me ra:
hace tiempo que vengo lidiando con gente
que dicen que yo canto cosas indecentes.
(Debo partirme en dos)
Viven muy felices, no digo yo,
los que repiten la leccin como aprendices,
los que no buscan ms all de sus narices.
los que repiten un camino sin razones
y ven la audacia como historia de canciones.
los que no arriesgan su cancin con lo que dicen,
los que maana no sern ya ni races.
(Viven muy felices)
He estado al alcance de todos los bolsillos
porque no cuesta nada mirarse para dentro.
He estado al alcance de todas las manos
que han querido tocar mi mano amigamente.
...
Pero, pobre de m, no he estado con los presos
de su propia cabeza acomodada,
no he estado en los que ren con slo media risa,
los delimitadores de las primaveras.
(Resumen de noticias)
En Resumen de noticias, la contraposicin est dada a travs del modo afirmativo y negativo
con que el sujeto lrico resume lo hecho, aquello que lo define como persona y artista (He
estado, he dicho, s, he procurado, he preferido) y lo no hecho (no he estado), lo que de
-
ninguna manera comparte. En Mientras tanto, nuevamente se enfrentan dos grupos de acciones
incompatibles entre s, pero el sujeto lrico no niega ahora la realizacin de aquellas que
conllevan una renuncia de s mismo, sino que las pospone. Con irona mal disimulada, ubica en
un futuro indeterminado el cumplimiento de esa especie de compromiso, muy a largo plazo, que
establece con el receptor, puesto que le anuncia complacerlo cuando pueda, mientras, introduce
con la frase Yo tengo que un matiz de urgencia para los actos que considera un deber
inaplazable, presente.
Al que le disguste mi sincero afn
de decir la vida en mi cancin,
slo le dir que cuando pueda
colgar mi voz de algn lugar comn,
que cuando pueda dejar mi forma de pensar,
que cuando pueda mi guitarra ir a parar al mar.
Pero mientras tanto, pero mientras tanto
yo tengo que hablar, tengo que vivir,
tengo que decir lo que he de pensar.
Mientras tanto, pero mientras tanto
yo tengo que hablar, cantar y gritar
la vida, el amor, la guerra, el dolor.
Y ms tarde
guardar la voz.
(Mientras tanto)
En Hay un grupo que dice las dos posiciones que a propsito de la cancin se presentan estn
caracterizadas por dos campos semnticos excluyentes. Por una parte el grupo que dice se
identifica con los vocablos rer, juvenil, fcil, feliz, mientras que el sujeto lrico se identifica con
los motivos para no rerse, los motivos para preocuparse, las mil cosas muy tristes.
Hay un grupo que dice que una cancin
tiene que ser muy fcil para la razn,
que las cosas que digo slo las s yo.
No han abierto los ojos al mundo.
...
Miren que decir eso,
con tantos motivos
para preocuparse
como hay.
(Hay un grupo que dice)
En La era... vamos a encontrar tambin empleada la antonimia risallanto para enfrentar dos
realidades opuestas, la del Yo y la del mundo: Le he preguntado a mi sombra/a ver cmo ando
para rerme,/mientras el llanto, con voz de templo,/rompe en la sala regando el tiempo. La risa
aparece empleada como smbolo de una actitud eglatra e indiferente. El llanto, que el adverbio
mientras se encarga de colocar en el mismo eje temporal, representa el dolor ajeno. De esta
manera, comienza el hablante del poema a mostrarnos el despertar de una conciencia a las
vibraciones de su entorno. La disyuntiva queda resuelta en la ltima estrofa, cuando el sujeto
lrico retoma la primera persona del singular: Debo dejar la casa y el silln, para asumir, como
obligacin humana, una actitud solidaria.
En Que levante la mano la guitarra, el sujeto lrico hace sentir su voz en el modo de
estructurar el texto mediante preguntas sucesivas y en el tono imperativo de algunos versos:
Hable quien conozca su patria/Que levante la mano la guitarra. Su presencia es casi nula.
Aparece nicamente en estructuras oracionales: Con qu ojos nos busca la tristeza? Qu
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quiere de nosotros nuestra sombra?, en las que ni siquiera se concede protagonismo; en su
lugar personifica y hace sujeto de la accin esos estados inherentes al gnero humano: el
sufrimiento, el dolor, la tristeza. En realidad, a travs de estas formas convierte a cada uno de
los participantes de la comunicacin, remitente y destinatario, en sujeto y a la vez objeto de sus
propias preocupaciones, desdibuja el contorno de su figura para incorporar a todos a su
reflexin. La composicin est aqu en funcin de desbordar los lmites de la individualizacin.
La metfora concede rasgos humanos a conceptos de naturaleza abstracta, sentimientos o
sensaciones cuyas causas son las que perturban y por las que inquiere el hablante: Sufrir qu
forma tiene, qu cabeza? Al dolor, qu matices lo acompaan? Con qu ojos nos busca la
tristeza? Cmo camina la tristeza?, las mismas razones para preocuparse, para no rerse, las
mil cosas muy tristes, que, si recordamos, ab-sorben la atencin del sujeto lrico en Hay un
grupo que dice. De este modo encontramos al hombre y su circunstancia situados en el centro
de inters del individuo, slo que ahora asumir esta posicin condiciona, adems, la respuesta a
todas las interrogantes: Hable quien conozca su patria/quien la define donde vive, una exigencia
recurrente en otros textos del cantautor:
Hicimos cosas sin parar,
pues la palabra hay que ganar
para opinar de todo bien o criticar.
(Voy a cantarle al porvenir)
El rumbo temtico de la obra de Silvio emana, pues, de la responsabilidad que lo caracteriza
como ser social, atento a los sucesos externos, sensible, de modo particular, a los
acontecimientos ms inquietantes que atestigua, actitudes que demanda, por tanto, no como
deber exclusivo del mundo artstico, estrechamente relacionado con su funcin testimonial,
reveladora, sino como preocupacin inherente al ser humano. Ese requerimiento lo encontramos
expuesto tambin en El barquero. El sujeto lrico apela en uno de los versos a un interlocutor
colectivo al que conmina a ejercer su doble rol de partcipe y espectador del escenario de la
vida:
Ya me canso de tanto hablar,
si est dicho todo hasta el fin.
Qu ms ruido que el de escuchar
de la vida todo el trajn?
Tanto espacio entre mi voz
y el odo que ha de esperar.
Nada tengo que decir yo.
Miren todo y me escucharn.
En Canto arena, la labor creadora es visceral e implica sufrimiento, supone una tarea dedicada
y paciente de reconocimiento y comprensin de la realidad. En la primera estrofa: Hoy continu
tomando rumbo a mi regin,/clavando seas, descifrando encrucijadas./Mi cuerpo sigue
practicando su cuestin:/cruje mi hueso y se hace la palabra, cada una de las acciones enumeradas tienen en comn el referente de la composicin, que se experimenta como proceso
incesantemente repetido de interpretacin y re-velacin del acontecer inmediato, subjetivo y
determinado temticamente por la voluntad cronista del poeta. Desde el punto de vista de su
contenido, esta cancin es resultado de la imbricacin entre la razn histrica y la razn
individual que sustentan la creacin literaria de Silvio recordemos sus palabras Yo canto por goce y por conciencia17 abordadas con un sentido de reafirmacin, puesto que el recuento del da de Hoy por parte del sujeto lrico (Hoy continu) deviene la historia de su cotidianidad.
Enuncia tambin aqu su potica, pero esta vez, como bien apuntan Luis Rogelio Nogueras y
Vctor Casaus, la frmula en progreso, es decir, hace al pblico partcipe de la ejecucin de la
obra, testigo excepcional del alumbramiento artstico, nos ubica en el momento mismo en que la
-
cancin est siendo compuesta. As, cada vez que el sujeto lrico repite en el estribillo el verso
Por eso canto, confirma y proyecta hacia el futuro la continuidad de su obra, a la vez que
sincroniza palabra y accin para situar a la audiencia en un tiempo y espacio coincidente con el
momento en que l cumple con su destino, que se manifiesta como hecho continuado,
ineluctable. En otros textos, como Preludio de Girn, Santiago de Chile (1973), Te doy una
cancin (1970), Madre (1974), a los que sumo Hoy mi deber era (1973) y Yo digo que las
estrellas (1975), estos mismos autores hacen resaltar cmo aludir a la cancin en su texto
mismo est frecuentemente vinculado a elementos patriticos, y deviene smbolo de lo
colectivo, de lo coral, de la unidad y de la victoria.
17 Luis Rogelio Nogueras y Vctor y Casaus: Silvio: que levante la mano la guitarra, p. 209.
Hoy mi deber era
cantarle a la patria
alzar la bandera
sumarme a la plaza
...
hoy yo que tena
que cantar a coro
me escondo del da
susurro esto solo
(Hoy mi deber era)
Yo digo que no hay ms canto
que el que sale de la selva
y que ser el que lo entienda
fruto del rbol ms alto.
Y digo que cuesta tanto
y que hay que cruzar la tundra,
pero al final la penumbra
se hace arcoiris del canto.
(Yo digo que las estrellas)
En el ltimo fragmento citado, el canto que sale de la selva, me remite inmediatamente al
poderoso canto de la tierra que menciona el sujeto lrico en Santiago de Chile: All nuestra
cancin se hizo pequea/entre la multitud desesperada:/un poderoso canto de la tierra/era
quien ms cantaba. Esta cancin, temticamente determinada por las circunstancias poltico
sociales existentes en ese pas en la dcada del 70, en que Silvio hace su visita, puede parecer
distanciada desde el punto de vista del contenido y de la forma de Yo digo que las estrellas,
pues si en aquella prima el recuento de la experiencia pasada, aqu nos enfrentamos al tono
reflexivo y sentencioso con el que el sujeto lrico se pronuncia sobre algunas cuestiones, en
general, la poesa, el hombre, la cancin. Sin embargo, creo que la alusin metafrica al canto
que en ambas canciones se hace, sintetiza lo que para el poeta significa el canto verdadero, el
ms autntico, que es el que surge de lo ms hondo y de la contienda. En este sentido, el
vocablo tierra puede llevar en su acepcin figurada ms de la expresin genuina, puesto que,
desde el punto de vista semntico es tambin origen; fuente y selva se reviste de los conflictos
humanos, porque puede asociarse mejor a lo intrincado, a la maleza contra la que luchan los
brazos, si recordamos el texto escrito por Silvio para Cuba va: Puede que algn machete/se
enrede en la maleza,/puede que algunas noches/las estrellas no quieran salir./Puede que con
los brazos/haya que abrir la selva,/pero a pesar los pesares,/como sea Cuba Va. En cualquier
caso, no son excluyentes. Si en Santiago de Chile el contexto discursivo puede restringir el
significado que adquiere el canto de la tierra al grito unnime de lucha del pueblo chileno y en este sentido se ha interpretado tambin como smbolo de la guerrilla el canto que sale de la
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selva puede ser este y todos los que surjan simplemente como expresin de valores y
sentimientos profundamente humanos; la defensa de una causa justa, por ejemplo. Segn
palabras del propio Silvio, la cancin naci del pueblo y, ya fuera su tema amoroso, poltico o
cualquier otro, responda a los autnticos sentimientos populares.18 Para el poeta, cancin es
entonces la obra que rescata el arte de la manipulacin del comercio y lo devuelve a sus
orgenes, a la selva, a la tierra.
18 Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus: Silvio: que levante la mano la guitarra, pp. 40-41.
En otros textos, el momento de la composicin y el de la recepcin concurren tambin a travs
del uso del tiempo presente o de pronombres demostrativos, como esta, esto, o el adverbio he,
que designan la cancin en desarrollo.
Esta cancin es ms que una cancin,
y un pretexto para sufrir.
Y ms que mi vivir
y ms que mi sentir.
Esta cancin es la necesidad
de agarrarme a la tierra al fin,
de que te veas en m,
de que me vea en ti.
(Esta cancin, 1967)
Esto no es una elega ni es un romance, ni un verso:
ms bien una accin de gracias,
por darle a mis ansias
razn para un beso;
una modesta corona
encontrada en la aurora.
(Esto es una elega, 1973)
Cuando acabe este verso que canto
(Causas y azares, 1984)
Esta va a ser mi cancin ms sencilla
que no hablar de nada y que hablar de todo.
(Al final de la segunda luna, 1968)
Me decido a tararearte todo lo que se te extraa
desde el siglo en que partiste hasta el largo da de hoy.
Me acompao de guitarra porque yo no s de cartas
y, adems, ya t conoces que ella va donde yo voy
(Tu fantasma, 1983)
Dej pasar algunas horas,
pupila veladora,
por si me daba igual.
Tu tiempo se meti en mi tiempo:
momentos y momentos
que no quieren pasar.
Y he aqu que la guitarra
-
vuelve a soltar amarras,
canta y gime al volar.
(Que ya viv, que te vas, 1976)
Una detencin puramente lingstica, como esta que acabo de hacer, no deja lugar a dudas que
hablar de la cancin dentro de la misma cancin resulta un acto repetido en la obra de Silvio. Lo
que me parece relevante, y espero que la lectura de los fragmentos citados lo haya hecho notar,
es que, aun cuando no se trate de una declaracin de principios, como lo es Canto arena o Yo
digo que las estrellas, el autor deja expresado en sus textos el impulso vital que moviliza su
escritura.
Pero ya que llegamos aqu a travs de su potica, propongo seguir rastreando algunos de los
principios que guan su labor creadora a partir de la lectura de los versos. Que Silvio no se
permite dar la espalda a su realidad lo constituye el hecho de que en diferentes composiciones
los ojos son como ventanas que el cantautor abre hacia la realidad visible como hacia s: He
estado al alcance de todos los bosillos/porque no cuesta nada mirarse para dentro (Resumen
de noticias).
Hay un grupo que dice que una cancin
tiene que ser muy fcil para la razn,
que las cosas que digo slo las s yo.
No han abierto los ojos al mundo
Yo no puedo vivir fcilmente, sin ver
que suceden mil cosas muy tristes.
(Hay un grupo que dice)
Esta va a ser mi cancin ms sencilla,
que no hablar de nada y hablar de todo.
No es necesario mencionar la vida
para que se sienta su presencia en los ojos.
(Al final de la segunda luna)
Y si esto fuera poco,
tengo mis cantos
que, poco a poco,
muelo y rehago
habitando el tiempo,
como le cuadra a un hombre despierto.
(Pequea serenata diurna, 1974)
No hay nada aqu:
slo unos das que se aprestan a pasar,
slo una tarde en que se puede respirar
un diminuto instante inmenso en el vivir.
Despus de mirar la realidad y nada ms
(Y nada ms, 1966)
Hoy camin en el lado de otro odio
donde ronda el mundo y yo cuando estoy,
y vi la realidad bajo una tempestad.
(Bajo el arco del sol, la lucha armada)
Un hombre se levanta
-
y sale a la ventana
y lo que ve decide
la prxima maana
Un hombre simplemente
sale a mirar el da
y se deja quemar
por ese resplandor
y decide salir
a perseguir el sol
(Un hombre se levanta, 1972)
Este modo consciente en que asume la realidad circundante, resulta compatible con la
naturaleza tica de los criterios sostenidos por la lrica coloquialista, con la preocupacin social
o poltica, con el deseo de opinar y transmitir ideas, con el sentido de reafirmacin definidos
entre los rasgos tpicos de esta tendencia y tambin con el hecho de que, sobre su condicin de
artista, Silvio consigue reafirmarse como ser humano o al me-nos intenta mantenerse intacto. De
hecho, en algunas de sus canciones puede encontrarse la intencin confesada una y otra vez de
mezclarse entre la gente, de no sobresalir o sobrestimar su oficio.19
Un obrero me ve, me llama artista
noblemente me suma a su estatura.
(Llover sobre mojado, 1982)
Yo quera cantar encapuchado
y despus confundirme a vuestro lado
(Debo partirme en dos)
Yo soy un grano de arena,
una hoja ms en un rbol
(Martianos, 1969)
Prefiero andar en ropa de calle porque
as puedo juntarme a las aceras mejor.
(Como todo el mundo, 1969)
19 Estoy contra el vedetismo y esa tendencia de que se vea el artista como una gente mgica, sobrenatural, que sale y se va de las
pantallas pero que nunca llega al pueblo. El artista actual padece de muchas taras, de mucho estereotipos legados de la vieja
sociedad, de la pro-paganda, del profesionalismo. Aunque yo entiendo que el profesionalismo como tal no debe eliminarse puesto
que en determinada medida implica la calidad. Lo que s debe eliminarse es el vedetismo, ese ser omnipotente, esa suficiencia, esa
falsedad, esa cosa irreal y falta de respeto que conservan muchos artistas actuales en sus relaciones con el pueblo. El artista de
esta poca debe ser una gente sencilla, modesta, que se supere y se integre lo ms posible a los movimientos populares, a la vida
del pueblo. Tratar de que se le mire como un ser humano ms. Lo irreal limita mucho la comunicacin del hombre con el hombre.
Entrevista de Joseba Sanz: Silvio: memoria trovada de una Revolucin, p. 109.
Silvio esboza el oficio de cantautor desde el punto de vista de su funcin social: decir, hablar,
gritar resumen el sentido en que el poeta persigue la cancin como tribuna: yo tengo que
hablar, cantar y gritar la vida, el amor, la guerra, el dolor (Mientras tanto). El objeto artstico
se manifiesta como medio de absorcin de la realidad: Estoy hablando a quien pueda in-
teresar,/pero ante todo tengo que coger respiro./He de llenarme nuevamente/ de las cosas, de
las gentes,/antes de hacerme aplaudir o censurar (A quien pueda interesar, 1969). Y tambin
de transformacin, si tenemos en cuenta la intencin, implcita en los versos, de hacer una
cancin combativa, incitadora:
Voy a cantar para que escuchen mi cancin
como una aguja que traspase la razn.
-
(La leyenda del guila, 1966)
Poetizar, poetizar,
ahora es poner junto a Viet Nam
clara la accin.
Movilizar, movilizar
es la obra cumbre, el arte de hoy,
la perfeccin.
(Viet Nam, arte potica, 1979)
Quisiera ahora desgajar
mi larga rama de palabras
y echarlas a todas a volar
sobre las almas de las almas.
Y que estallen y que muerdan
y que sus semillas prendan
y que todo sea mejor.
(Yo te invito a caminar conmigo)
A los tristes amores mal nacidos
y condenados por su rebelin
dar algn da mi cancin de amigo
y fundir mi vino con su vino,
sin perder el sueo por la excomunin.
(El sol no da de beber, 1981)
Sueo con serpientes, con serpientes de mar,
con cierto mar, ay, de serpiente, sueo yo.
Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan
lo que puedan arrebatarle al amor.
Esta al fin me engulle. Y mientras por su esfago
paseo, voy pensando en qu vendr.
Pero se destruye cuando llego a su estmago
y planteo con un verso una verdad.
(Sueo con serpientes, 1975)
En Sueo con serpientes, el sujeto lrico se vale de la palabra para vencer las deformidades del
alma humana; en el El sol no da de beber se solidariza con la estirpe de los amores condenados.
La voluntad transformadora, que en estos textos resulta un hecho, est expresada en Yo te invito
a caminar conmigo como un deseo. En este tema la imaginacin potica pretende dotar a la
palabra de una capacidad de accin que los verbos empleados estallen, muerdan me
permiten calificar de agresiva. Generalizan ellos sobre el propsito, podra decirse, instigador al
que el poeta aspira con su discurso, pero sin arrogancia, a mi parecer; por eso el uso del modo
subjuntivo, cuya funcin gramatical consiste justamente en atenuar la efectividad de las
acciones expresadas.
La cancin Despus que canta el hombre (1969)20 es una especie de revelacin de bambalinas
singular y grfica en la que se describe, del cantor, el alma moldeada por el poder subyugador
de la funcin escnica. Pero no es como cantor que se refiere el sujeto lrico a esa tercera
persona de la que nos habla, sino como hombre que canta para hacer notar la esencia humana
del artista.21 En su poder tiene la capacidad expresiva necesaria para mantener un dilogo con su
interlocutor por lo que decir, ya lo hemos comprobado, se convierte en su misin ms autntica,
de ah que en la cancin se le compare con un ngel postizo: Despus que canta, el hombre
-
queda solo,/sobre-viviendo a igual incertidumbre./Pero de nuevo ordena sus con-ciertos/como
un ngel postizo que insistiese./Sabe que ahora, de pronto, se hace luego, aunque despus que
cante quede ciego. A mi modo de ver, la expresin tropolgica inserta en esta ltima estrofa el
sentido de mensajero que originalmente tuvo el sustantivo ngel, lo cual podra parecer
realmente presuntuoso por parte del sujeto lrico, pero el adjetivo postizo agrega el matiz
necesario para restarle expansin a la imagen y dotarla de un referente concreto, en este caso, la
naturaleza humana del cantor que la yuxtaposicin del calificativo rescata inmediatamente.
20 El 27 de diciembre de 1969, frente a Namibia, mientras llenbamos las bodegas con la captura del pesquero Golfo de Tonkin,
compuse Despus que canta el hombre. Y fue un tema al que acud a menudo en recitales posteriores. Creo que esta cancin, desde
mis limitaciones, es un tributo a la deuda que tenemos con la cultura del flamenco, por el duende que aporta al saber universal. Por
eso ahora se lo envo a la eternidad al gran bailador y amigo Antonio Gades. Silvio Rodrguez, Disco rase que se era. 21 El recital es la comunicacin directa con la gente Ests en contacto con la gente, la gente te est viendo respirar, te est
viendo equivocarte, que te equivocas muchas veces, te est viendo cmo se te van los gallos: est viendo que eres un ser humano.
Luis Rogelio Nogueras y Vctor Casaus. Silvio: que levante la mano la guitarra, p. 21.
Particulariza este texto el punto de vista adoptado por el hablante poemtico, gramaticalmente
distanciado de la historia a travs de la tercera persona: Despus que canta el hombre queda
solo; pero en realidad metido en ella hasta el punto de delatarse partcipe en el conocimiento
cmplice que muestra sobre el mundo interior del personaje y en la fuerza determinativa con
que le hace asumir su decisin de volver una y otra vez a escena. Y ya sabemos el valor
semntico que da el poeta al sentido de la vista, por lo que podemos comprender la magnitud de
lo que arriesga y la importancia con la que reviste el contacto con el pblico.
El poeta sita en el centro de su discurso a su propio yo para enfrentar desde la individualidad
el facilismo, la indiferencia, la repeticin, el dogmatismo, actitudes y posiciones que no
comparte y a las que se enfrenta. Pero este punto de vista comunicativo no es exclusivo de las
canciones en las que reivindica su generacin o pronuncia los criterios sobre los que construye
su arte, ni siquiera de aquellas que, segn testimonios del propio cantautor, surgieron como
respuesta a circunstancias personales adversas, a una necesidad de autorreafirmacin, de ganar
un espacio, de no ser aplastado. La perspectiva autoral esencialmente personal constituye una
particularidad estilstica que vincula el cancionero de Silvio con la poesa coloquialista, cuya
retrica parte de la conversacin, de un dilogo que establece el yo del poema con un auditor al
que se dirige.
En la mayora de los temas de amor de Silvio, por ejemplo, encontramos a alguien que est
siendo invocado en los versos. A veces, esa invocacin est hecha desde la pregunta, y en el
modo de la pregunta asoman tambin sentimientos. El viento eres t (1966) se colorea con
matices de desesperacin, angustia, ansiedad, resentimiento o desilusin con qu certeza
puede hablarse de uno u otro?, estados de nimo que asoman a travs de la fuerza de las
imgenes con que el hablante describe su relacin o con la forma la doble interrogacin ms
el imperativo de los versos finales: Por qu, por qu... di. El vocativo resulta la manera ms directa de dirigirse a la otra persona; Oye, mi amor, dice el
hablante en esa cancin bautizada en portugus, Saudade; Oye (1965), es el ttulo de otra
cancin; a Emilia la llama tantas veces en el tema al que da ttulo, que tal pareciera oportuna
manera de pronunciar su nombre una y otra vez. En Mi lecho est tendido (1982), nuevamente
el hablante pregunta y exige:
Mi lecho est tendido
me has hecho un gran favor.
Pero en el sitio en que estaba dormido
no encontr mi corazn.
Dnde me lo guardaste?
-
Qu has hecho al fin con l?
Hiciste tu labor y te marchaste,
y ahora ya no s querer.
No quiero tal favor,
deja en su lugar a ese corazn.
En Mariposas (1972), emplea este smbolo, tomado de cierta leyenda nahualt,22 para evocar a
la persona ausente. Ay, mari-posa: t eres el alma/ de los guerreros que aman y cantan/y eres el
nuevo ser que se asoma por mi garganta.
El amor es el gran y verdadero hacedor que Silvio reclama en canciones como El problema
(1989), Con un poco de amor (1986) y Slo el amor (1976), cancin de la pelcula Los
condenados de la cueva del muerto. Es a lo que Silvio ms ha cantado, en toda la extensin
semntica de la palabra y tambin en su significado ms estrecho del viejo asunto entre dos. De
hecho, una de las primeras canciones escritas por Silvio, en el ao 1965, fue justamente
Saudade, un tema que anunciaba, claro que sin saberlo an, la saga de los amores difciles
cantados por el trovador; amores prohibidos, amores imposibles, amo-res adolescentes, amores
frustrados, amores terminados, pasiones carnales, tabes sociales. Y amores felices?
Hasta en los amores felices, segn el propio Silvio, hay alguna sombra que acecha.23 Quizs
por eso es que no se encuentra apenas en su obra un tema de amor que justifique el uso de tal
calificativo. En los primeros aos de creacin, resulta hasta curiosa la visin fatalista del amor
que, como en Saudade, el Silvio de entonces entrega en los temas De qu valen mis razones
(1964), En otro tiempo (1967), Besos atrs (1967/1968), Ahora s (1967), Qudate (1967). El
sujeto lrico de estos textos parece ser un convencido de que el amor, an el ms desatinado y
tenaz, a la manera de Cien aos de soledad, resulta de todos modos una verdad efmera.
22 La cancin Mariposas es una invitacin evocadora que tiene que ver con la leyenda de la cultura nahualt que cuenta que las
almas de los guerreros aztecas, cuando volvan de la batalla, regresaban transformadas en mariposas para embellecer la vida de
los humanos. Yo utilizo ese sentido para evocar a una persona que se ha ido. Silvio Rodrguez. Entrevista a propsito del disco
Mariposas. 23 Creo que mis canciones, en cierto sentido, siempre han sido una especie de grito con pocos decibelios, porque la bulla no me
gusta. Creo que todo el que tiene algo que decir, lo hace desde su propia conmocin. Casi todas mis canciones llevan implcita
alguna queja y creo que no hubieran podido ser de otra manera. Querer atrapar la vida conlleva una angustia tremenda y estoy
seguro de que los que hicieron las pinturas rupestres la sintieron. (Entrevista Cuando miro mi vida. La Jiribilla.)
La otra noche me segua
vida de celos la ansiedad,
y pens que en esta vida no hay
querer sincero, sin maldad.
(Saudade)
Ahora s
que el amor es soledad,
buscar una esperanza,
que siempre desaparece
cuando se la alcanza.
Ahora s
(Ahora s)
Es olvidar
todo este tiempo que vendr trayendo un fin.
Es olvidar,
todo lo triste del sufrir que ha de llegar.
-
Es olvidar
llenar vacos que se irn,
(Besos atrs)
Por eso yo
pregunto a mis razones
qu van a dar
para vivir
si voy a arder
en una estrecha cadena
de suspiro y pena
recuerdo y distancia
deseos y ansias
de volver
para ti
(De qu valen mis razones)
Mi conviccin es no querer
ya nunca ms, porque
la misma historia es otra vez
y otra vez, y otra vez, y otra vez
(Qudate)
As, a lo largo de toda su obra, casi siempre el tratamiento del asunto parte de alguna historia a
la que le ha faltado el ansiado final feliz. Por ejemplo, El viento eres t, Emilia, De la ausencia
y de ti (1969), Mariposas, Tu fantasma, Rquiem (1983), Mi lecho est tendido, Ojal (1969),
Qudate (1967), Ay de m! (1968), Djame regresar (1967) son, en resumen, versiones de un
mismo asunto: el del fin de la relacin amorosa. Lo que pasa es que, a mi modo de ver, Silvio
siempre responde con amor al desamor.
La cancin Ojal, por ejemplo, de la que se ha dicho que revela a Silvio en uno de sus ms
grandes despechos, es expresin de un sentimiento amoroso sublime y duradero que se nota tras
el modo en que perturba la realidad del hablante y el reclamo, fervoroso y utpico, con que
desea revertir su suerte, porque en esa sucesin de negaciones que es todo el texto (Ojal no te
toquen, ojal que no puedas, ojal deje de ser, ojal no te bese, ojal se te acabe, ojal no d,
ojal no retengan, ojal borre), precisamente lo que queda claro es que las cosas no pueden ser
de otra manera. La expresin gramatical de este sinsentido es el modo subjuntivo en que el
hablante conjuga cada uno de los verbos: toquen, puedas, deje, bese, acabe, d, retengan, borre,
pase, lleve, con lo cual las acciones se declaran nicamente posibles y por tanto sus aspiraciones
una falacia, al menos presente. Silvio ha contado que esta cancin la escribi en un momento
quizs de delirio, de arrebato, de sentimiento un poco desmesurado y en verdad su fuerza
expresiva deja entrever la pasin incurable. Pensemos en los versos de Vinicius de Moraes, el
amor es eterno mientras dura,24 y podremos entender por qu esta cancin, por encima de la
traicin que enfrenta o la frustracin a la que responde, segn confesiones del autor; o a pesar de
interpretaciones contrarias, es, para m, declaracin afectiva.
24 Se trata del ltimo verso del Soneto de la fidelidad, traducido al Espaol de maneras distintas, por lo que transcribo su ltima
estrofa en portugus: Eu possa (me) dizer do amor (que tive):/Que no seja imortal, posto que chama/mas que seja infinito
enquanto dure.
Porque Ojal ha sido, y es, entendida de muy diversas maneras, no siempre ligadas al tpico
del amor. En lugar de un tema sentimental, hay quien alrededor del mundo la ha sentido como
una cancin de tinte poltico, escrita contra Pinochet, Somoza y hasta contra Franco o
Kruschov; y en Cuba, se populariz como un contraataque a determinados representantes del
oficialismo cultural y poltico. Pero, me pregunto, qu otro sentimiento, que no sea el del amor,
podra concebir esa imagen que el poeta entrega en los primeros siete versos de su cancin?
-
Ojal que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
para que no las puedas convertir en cristal.
Ojal que la lluvia deje de ser milagro que baje por tu cuerpo.
Ojal que la luna pueda salir sin ti.
Ojal que la tierra no te bese los pasos.
Ojal se te acabe la mirada constante,
la palabra precisa, la sonrisa perfecta.
Su percepcin del mundo exterior y el propio est viciada por la presencia de esta persona; la
hojas que caen, la lluvia, la luna, la tierra, la aurora, las paredes, esa voz, el deseo, todo lo
devuelve a ella, y en su visin, trastornada y obsesiva para no verte tanto, para no verte siempre,/en todos los segundos, en todas las visiones el sujeto lrico le otorga los poderes y las perfecciones de un ser casi divino, que posee el don de alterar el orden natural de las cosas
convierte las hojas en cristal, la lluvia en milagro, la tierra la reverencia, amn de la absoluta certeza con que el hablante enumera ciertas virtudes: Ojal se te acabe la mirada
constante/la palabra precisa, la sonrisa perfecta, que podemos pensar que as lo sean porque al
evocar la imagen de la amada no menciona sus ojos, sino su mirada; no habla de su boca, sino
de su sonrisa; no piensa en su voz, sino en su palabra, manifestaciones del espritu a las que
adems sublima con la adjetivacin.
Y como son todos estos elementos externos la naturaleza y los muros que le rodean, los sonidos y los sentimientos (como el deseo, que no nombra como propio an sindolo), los responsables de mantener vivo el recuerdo de ese amor, pues apela tambin el sujeto lrico no a
su propia persona, sino a otras realidades igualmente ajenas, para olvidar: algo, una luz
cegadora, un disparo de nieve, la muerte. nicamente lo encontramos responsable de la accin
en un verso, aquel en que hace referencia al oficio de cantor: ojal que no pueda tocarte ni en
canciones, pero en este caso el tema, en su totalidad, se rebela, negndole implcitamente su
pedido. Qu puede ser ms significativo de esta paradoja que el hecho de que la muerte
aparezca como otra solucin? La muerte, que queda disminuida con la frase por lo menos,
insertada en la oracin que es ese verso increble, ojal por lo menos que me lleve la muerte, se
convierte en signo de su desesperacin. No se trata de un gesto noble, sino de una salida
extrema al dolor del amor no correspondido, la nica que puede hacer posible el olvido. El
sujeto lrico de Tu beso ha tenido ya antes la certeza. En esta cancin, escrita en 1967, se habla
del recuerdo de un beso, un recuerdo que atormenta, que ata, que no deja respirar, intenso, del
cual el sujeto lrico sabe que slo puede librarlo la muerte: Tu beso/ser enterrado junto a mis
huesos,/quiero matarlo de mis recuerdos/porque me extingues de recordar.
Ojal que la aurora no d gritos que caigan en mi espalda
Ojal que tu nombre se le olvide a esa voz.
Ojal las paredes no retengan tu ruido de camino cansado.
Ojal que el deseo se vaya tras de ti,
a tu viejo gobierno de difuntos y flores.
Este ltimo verso citado, resulta tremendamente polismico; ha sido, por ejemplo, razn de
ser de los que defienden la finalidad poltica, acusadora de este texto, interpretado literalmente
como una referencia al golpe de estado en Chile, ocurrida en 1973, lo que hace la referencia
imposible aunque, sin dudas, permitida recordemos que Ojal fue escrita en 1969. Sin embargo, para m es el verso que mejor define esta cancin como una cancin de amor. La
interpretacin de a qu tipo de deseo se est refiriendo aqu el sujeto lrico, depende, claro, de la
idea que nos hagamos de qu realidad est nombrando viejo gobierno de difuntos y flores,
cmo podemos entender la yuxtaposicin de difuntos y flores, como conceptos
complementarios u opuestos? Y ya que, se trata de un lugar hacia donde se va: Ojal que el
deseo se vaya tras de ti/a tu viejo gobierno de difuntos y flores, forma este parte de la
destinataria del poema, en qu sentido le pertenece? Se trata de algo palpable, material o
puramente subjetivo?
-
Podra aportarnos alguna claridad, el hecho de que la palabra flor y otras semnticamente a
ella relacionadas como jardn o rosa, aparezcan en canciones en las que el cuerpo femenino
tiene protagonismo desde el punto de vista sexual; citemos, por ejemplo, Flores nocturnas
(1991), Bolero y Habaneras (1986), Ando como hormiguita (1989), Desnuda y con sombrilla
(1993), El depredador (1985).
Se abren las flores nocturnas de quinta avenida
para esos pobres seores que van al hotel.
(Flores nocturnas)
slo mud de cuidador la rosa,
no se troc la flor por el dinero.
(Bolero y Habaneras)
T te vuelves pidiendo el cielo,
apuntando a la luz con flores.
Y como lazarillos son los sabores
en tu jardn de anhelos.
(Ando como hormiguita)
Yo a punto del delirio
extraigo un solo cirio
que poso ante tu flor.
(Desnuda y con sombrilla)
La viva rosa de la carne se abraz a su destino
y corrieron los jugos del amor como perfecto vino,
vino de amantes,
frtil sabia para doblar la sed,
mientras ms abundante
(El depredador)
En estos casos la alusin al cuerpo o al sexo femenino se resuelve metafricamente con el uso
de estos trminos, utilizados adems en otros textos Das y flores (1975), Imagnate (1978), Las ruinas (1969), Palabras (1970), De la ausencia y de ti (1969), Los compromisos (1969), En
el claro de la luna (1974), Mi casa ha sido tomada por las flores (2003), relacionado con el gesto gentil, delicado, con el lado bondadoso de la vida, el lado justamente femenino. Al
escuchar este verso, pienso entonces en una alusin al amor carnal, al placer quizs no
compartido en virtud de una falsa moralidad. Es que hay algo que se siente atvico y rector en la
frase viejo gobierno, la que sin dudas nos parece despectiva (no en balde se piensa en
interpretaciones como las que antes comentbamos), que me lleva a esta idea como riesgo
interpretativo.
De todas formas, quizs Silvio entienda, como Jorge Luis Borges, que despejar incgnitas
significa anular el poema, por lo que ha brindado una lectura abarcadora de su cancin, y ha
dicho que Ojal denuncia la traicin y nos define ante esta ltima. Lo cierto es que, sin nimo
de limitar la imaginacin infinita de quienes lo escuchan, Silvio le debe Ojal25 y otros ttulos
como Josah, la que pinta (1969), Emilia, a cierta mujer llamada as, Emilia, que fue su primer
amor, un amor de juventud, terminado, segn cuenta el cantautor, por las circunstancias y no
porque se agotara, y cuyo recuerdo le inspir temas como estos, nostlgicos, aferrados a la
memoria de tiempos pasados.
25 la compuse a una mujer que fue, podramos decir, mi primer amor. Fue un amor que tuve cuando estuve en el ejrcito,
haciendo mi servicio militar. La conoc cuando tena 18 aos, fue mi primer amor importante en el sentido de que fue el primer
amor que me ense cosas. Era una muchacha mucho ms evolucionada que yo, mucho ms inteligente, ms culta. Me ense, por
ejemplo, a Csar Vallejo. Despus nos tuvimos que separar se fue a su pueblo, Camagey y yo me qued slo aqu en La
-
Habana, totalmente desolado. Pasaron los aos, y el recuerdo de aquel amor tan bonito, tan productivo, tan til (ojo, no confundir
con utilitario) enriquecedor, de aporte a uno pues, estaba obsesionado yo con esa idea. Y porque fue un amor frustrado,
tronchado por las circunstancias, por la vida, no fue una cosa que se agotara, pues se me qued un poco como un fantasma y por
eso compuse esta cancin en un momento quizs de delirio, de arrebato, de sentimiento un poco desmesurado: ojal esto, ojal lo
otro. www.patriagrande.net/cuba/silvio.rodriguez/discografa.htm.
Si nos detenemos un instante en algunos de los textos que hemos venido citando, nos damos
cuenta de que recordar es un acto recurrente en la poesa amorosa de Silvio Rodrguez; es como
si con ello el sujeto lrico conjurara la ausencia de la amada. Vamos a ver: es lo quiere dejar de
hacer en Ojal, lo que confiesa en Te doy una cancin: Cmo gasto papeles recordndote; y lo
que hace en Emilia: qu pasa, cul resaca nos llev, al silencio, a recordar; en Oye: Quisiera
verte y no pensarte; en De la ausencia y de ti: no quisiera un fracaso en el sabio delito que es
recordar; en Mariposas: qu maneras ms curiosas de recordar tiene uno, hoy recuerdo
mariposas; y, de una manera casi involuntaria, en Como quien dice (1970/1971), Que ya viv,
que te vas, en Tu imagen (1978), en Y anoche (1965). Digo involuntaria, porque estos ltimos
ttulos tienen en comn una historia de ilusin, o al menos, ocurre que en cada uno el acto de
recordar se manifiesta como imprevisible e inevitable, irrumpe en el sueo simplemente, sin
ton ni son.
Hoy volv a bailar contigo
con rgano y danzn;
volv a ensearte mis amigos,
regres, sin ton ni son.
(Como quien dice)
Tu imagen me lleg
a las seis menos diez
y no pude dormir
ni un instante despus.
Te confundas con mis sbanas,
te me enredabas en la sien.
(Tu imagen)
Dej pasar unas horas
por si se hua tu sueo.
Durmiendo la veladora
tu tiempo se entr en mi tiempo
y, en fin, la guitarra sola
gira contigo en el centro.
(Que ya viv, que te vas)
Anoche
dorm intranquilo yo.
Anoche
no estabas cerca, no.
Anoche
quise tenerte,
quise besarte,
so contigo donde ests
y me dorm despus.
La noche est llegando.
Dime, amor, hasta cundo
-
aorar tu calor
perdido
(Y anoche)
Pero el amor frustrado puede provocar una actitud arrogante. Al menos el texto inicial de leo
de mujer con sombrero puede serlo, si hacemos una pequea precisin gramatical. La distancia
que surge entre el sujeto que aparece slo una vez (Una mujer) y la frase verbal (se ha perdido)
que se repite en cada lnea de la primera estrofa, puede hacer que el oyente se distraiga de la
relacin sintctica existente entre ambos, explcita nicamente en el primer verso: Una mujer se
ha perdido conocer el delirio y el polvo. Pero, la posicin de lector en la que oportunamente nos
encontramos, nos permite resolver la ambigedad que inmediatamente se desata en los versos
siguientes, para que no se pierda el tono altivo del sujeto lrico.
Una mujer se ha perdido conocer el delirio y el polvo
(Una mujer) se ha perdido esta bella locura, su breve
cintura debajo de m.
(Una mujer) se ha perdido mi forma de amar.
(Una mujer) se ha perdido mi huella en su mar.
Puesto de esta manera, esa serie de prdidas mencionadas por el sujeto lrico no se disuelven
(solamente) en la nada, si-no que tienen a quien a pertenecer. Podemos pensar, entonces, que no
lamenta el sujeto lrico lo que no pudo ser, sino que presume de la fuerza y el prodigio del amor
que esta mujer no ha sabido corresponder. Dicta, pues, su fallo inclemente al confinar a los
amores cobardes al olvido, a la indiferencia, a la omisin. De hecho, su discurso conlleva la
sentencia, porque, contrario a lo que usualmente caracteriza su poesa amorosa, no dirige estos
versos a la destinataria especfica del poema, sino que se refiere a ella en tercera persona, es una
mujer, una mujer innombrable.
En la cancin El sol no da de beber hay una historia que se emparenta temticamente con la
de leo de mujer con sombrero, a travs de la defensa del amor que tambin es ella, aunque por
razn diversa, pues si en la segunda el miedo frustra la relacin amorosa, en la primera se
mantiene oculta y rebelde. El amor est aqu abordado desde su persistencia en los encuentros
furtivos y breves, la simulacin, la entrega incondicional y sediciosa.
La relacin amorosa adquiere otra connotacin, mezcla de amor y complicidad, cuando el
sujeto lrico la asume desde su papel como ser social. Incluso hay otra manera, rara mezcla de
esperanza y serena resignacin, de asimilar la prdida y de expresar los sentimientos ms
ntimos, por ejemplo, la aoranza del ser amado:
Ahora slo me queda
buscarme de amante
la respiracin,
no mirar a los mapas,
seguir en m mismo,
no andar ciertas calles,
olvidar que fue mo
una vez cierto libro,
o hacer la cancin
y decirte que todo est igual:
la ciudad, los amigos y el mar
esperando por ti.
(De la ausencia y de ti, Velia)
En el tema Hoy mi deber (1979) el recuerdo de la mujer que ama ocupa todos los sentidos del
personaje. Su ausencia le desanima, le sustrae de la celebracin y contentos generales, le impide
compartir el momento dedicado a la patria.
-
Hoy mi deber era
cantarle a la patria
alzar la bandera
sumarme a la plaza
pero t me faltas
hace tantos das
que quiero y no puedo
tener alegras
El amor aparece entonces como obstculo al deber, pero slo en un primer momento, pues el
debate interno que provocan en el personaje la coincidencia de ambos sentimientos reconcilia
finalmente a estos aparentes contrarios, como tambin ocurre en Te doy una cancin. En este
texto encontramos nuevamente un sujeto lrico en primera persona apasionado por una mujer:
Cmo gasto papeles recordndote,/cmo me haces hablar en el silenci