Silla de manos

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Museo Arqueológico Nacional Departamento de Difusión Serrano, 13. 28001 Madrid. Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840 http://man.mcu.es MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL BIBLIOGRAFÍA: • BARRIUSO ARREBA, Inmaculada: “Silla de Manos”, en: Museo Arqueológico Nacional, Guías Artísticas Electa, Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Madrid, 2002, pp. 112-113. • DELGADO, Osiris: Paret y Alcázar. Universidades de Puerto Rico y Madrid. Instituto Diego Velázquez. CSIC. Madrid, 1957. • JANER, Florencio: “De las literas y sillas de manos, y en particular de la Silla de manos que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional”, en: Museo Español de Antigüedades, Tomo IX, Madrid, 1878, pp. 2-10. • MAÑUECO SANTURTÚN, Carmen: “Edad Moderna. Salas XXXVII-XL”, en: Guía General. Museo Arqueológico Nacional. Ministerio de Educación y Cultura, Madrid, 1996, p. 263. • MORALES y MARÍN, José Luis: Luis Paret. Vida y Obra. Aneto Publicaciones, Zaragoza, 1997. Texto original: Inmaculada Barriuso, junio 2010 Adaptación del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión) NIPO: 551-09-006-X SILLA de manos de Luis Paret Un medio de transporte exclusivo La silla de manos tuvo sus antecedentes en los palanquines y literas usados en el antiguo Oriente, Grecia y Roma. En Europa, las sillas de manos se emplea- ron principalmente en los siglos XVII y XVIII por las clases privilegiadas. Este mueble era transportado por al menos dos lacayos. Ciertas sillas de manos se diseñaron para ser utilizadas dentro de los límites de una propiedad o de una residencia privada. Otras fueron empleadas para el tránsito exterior; la literatura de la época señala que las damas españolas usaban este medio de transporte y de noche se hacían acom- pañar por servidores que, con hachas de viento, alumbraban el camino y eviden- ciaban el lujo de la dama y su séquito. Los excesos en la suntuosidad de estos objetos indujeron al rey Felipe V a pro- mulgar una pragmática en 1723, que obligaba a observar austeridad en sus formas y adornos. Edad Moderna Tesoro a tesoro: descúbrelos

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Museo Arqueológico NacionalDepartamento de DifusiónSerrano, 13. 28001 Madrid.

Tel.: 915 777 912; Fax: 914 316 840http://man.mcu.es

MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL

BIBLIOGRAFÍA:

• BARRIUSO ARREBA, Inmaculada: “Silla de Manos”, en: Museo Arqueológico Nacional, Guías Artísticas Electa,

Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, Madrid, 2002, pp. 112-113.

• DELGADO, Osiris: Paret y Alcázar. Universidades de Puerto Rico y Madrid. Instituto Diego Velázquez.

CSIC. Madrid, 1957.

• JANER, Florencio: “De las literas y sillas de manos, y en particular de la Silla de manos que se conserva en

el Museo Arqueológico Nacional”, en: Museo Español de Antigüedades, Tomo IX, Madrid, 1878, pp. 2-10.

• MAÑUECO SANTURTÚN, Carmen: “Edad Moderna. Salas XXXVII-XL”, en: Guía General. Museo

Arqueológico Nacional. Ministerio de Educación y Cultura, Madrid, 1996, p. 263.

• MORALES y MARÍN, José Luis: Luis Paret. Vida y Obra. Aneto Publicaciones, Zaragoza, 1997.

Texto original: Inmaculada Barriuso, junio 2010 Adaptación del texto: Ángela García Blanco y Dori Fernández (Dpto. de Difusión)

NIPO: 551-09-006-X

SILLAde manos de

Luis Paret

Un medio de transporte exclusivoLa silla de manos tuvo sus antecedentesen los palanquines y literas usados en elantiguo Oriente, Grecia y Roma. EnEuropa, las sillas de manos se emplea-ron principalmente en los siglos XVII yXVIII por las clases privilegiadas. Estemueble era transportado por al menosdos lacayos. Ciertas sillas de manos sediseñaron para ser utilizadas dentro delos límites de una propiedad o de unaresidencia privada. Otras fueron

empleadas para el tránsito exterior; laliteratura de la época señala que lasdamas españolas usaban este medio detransporte y de noche se hacían acom-pañar por servidores que, con hachas deviento, alumbraban el camino y eviden-ciaban el lujo de la dama y su séquito.Los excesos en la suntuosidad de estosobjetos indujeron al rey Felipe V a pro-mulgar una pragmática en 1723, queobligaba a observar austeridad en susformas y adornos.

Edad Moderna

Tesoro a tesoro: descúbrelos

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medallón en el que se han esculpido dosmanos que se estrechan, posible símbo-lo de la amistad.

En el panel lateral izquierdo, se esce-nifica el momento en que Jasón inten-ta conseguir el vellocino de oro con elauxilio de su educador, el más célebrey sabio de los centauros, Quirón -hijode Cronos- amigo de los hombres yenemigo de la brutalidad. Jasón conta-ba asimismo con la protección de unungüento mágico que le preservaba dela acción del fuego, facilitado por suenamorada Medea. Tocado con uncasco con penacho de plumas y armadocon una lanza, se yergue, montado alomos del centauro, para atacar al dra-gón –aquí en forma de serpiente-,cuya cabeza amenazante emerge tras elárbol en el que custodiaba el vellocinode oro.

El panel superior trasero presenta, enun ámbito celeste en el que la masa denubes se abre para mostrar un arco iris,a las diosas Juno -protectora de los vín-culos matrimoniales- y Venus –diosadel Amor y la Belleza- sentadas sobretronos de rocalla. Tras ellas se sitúan suscarros triunfales. Juno, con corona ycetro de oro, porta sobre sus blancasvestiduras el precioso ceñidor mágicoque le regalara Venus para combatir lasinfidelidades de su esposo, Júpiter. Esteceñidor encerraba todos los encantos dela voluptuosidad, el amor, el deseo y laelocuencia de la persuasión. Se haceacompañar de dos pavos reales, anima-les consagrados a la diosa. Por su parte,Venus, protectora del matrimonio y lafecundidad, corona su cabeza con rosas,flores consagradas a la diosa por subelleza y suave olor y por estar protegi-das con agudas espinas, símil del amor,rodeado de pasiones, dolores y tormen-tos. A los pies de ambas, dos palomas searrullan, uniendo sus picos; éstas sehallaban bajo la protección de Venus,

Este magnífico carruaje de manos,decorado con pinturas de Luis Paret yAlcázar y destinado al transporte depersonas, constituye un ejemplar únicodel exquisito arte rococó del siglo XVIIIespañol.

El refinamiento del arte rococóLa fabricación de este medio de trans-porte requería de la intervención dediversos artífices (constructores decarrozas, ebanistas, tallistas, doradores,fabricantes de tejidos y sedas, tapiceros,bordadores, vidrieros, pintores...)

Estructuralmente, se trata de una cajade madera ensamblada, tallada y dora-da, cuyos paneles están pintados al óleo.Su interior, guarnecido con tisú de oroy plata, incorpora un asiento; se abre alexterior en tres vanos protegidos porvidrios, provistos de cortinillas quepermitían al ocupante salvaguardar suintimidad.

En el exterior, las labores de tallistas ydoradores enmarcan los paneles pinta-dos al óleo. Las sinuosidades de losmotivos vegetales simulan emerger ytrepar por el mueble, como si éste sehubiera conformado como una estruc-tura orgánica vegetal, de cuyos tallosemergen rosas carnosas, que delicada-mente invade los paneles y que remataen su parte superior en guirnaldas ycestillos florales y, en el techo, en uncanastillo repleto de rosas. En los late-rales, cuatro apliques de metal doradopermitían incorporar las andas demadera labrada, con las que los portea-dores trasladarían la silla.

Los paneles de Luis Paret y Alcázar: elprograma iconográficoLos siete paneles de la silla fueron pin-tados, entre 1770-1775, por Luis Parety Alcázar (1746-1799), protegido delinfante Luis de Borbón, y uno de losmás exquisitos pintores del siglo XVIII.

Despliegan historias relacionadas conpersonajes de la mitología clásica, quegiran en torno a la exaltación del Amory la Amistad.

En el panel frontal, se muestra a lanereida Anfítrite en un medio acuático,montada sobre el delfín que la ha trans-portado, surcando las aguas, hastaPoseidón, dios del mar y su futuroesposo. Sentada sobre una venera degrandes dimensiones, la silueta deAnfítrite, en el centro de la composi-ción, describe una delicada diagonalque parece distanciar los ámbitosterrestre y marino. Envuelta en unatúnica blanca que deja parcialmente aldescubierto su pecho, sujeta con suníveo brazo un manto azul ondeante,agitado por el viento. Recoge sus cabe-llos con un tocado de perlas y dirige suhermoso rostro hacia Poseidón, que sepresenta ante ella como si se hallaragenuflexo sobre las olas. Este, coronadocon laurel, sotiene en una de sus manosun delicadísimo nautilus; es un perso-naje ya maduro, de largas barbas blancasy torso aún hercúleo, que espera, ren-dido de amor, a su futura esposa. Seescenifica aquí el triunfo del amor.

En el panel derecho, en un entornobucólico, con un fondo celeste de deli-cadas tonalidades, una masa de vegeta-ción y rocas sobre las que se sientan lospersonajes, se ha representado aHermes, mensajero de los dioses, ele-gantemente reclinado y tocado con sucaracterístico gorro alado. Se presentaaquí como educador de Eros -el Amor-, quien toma la forma habitual de unamorcillo alado que, reclinado sobre eldios, realiza la lectura de un gran plie-go, mientras señala con su índice algu-nas líneas del texto. En el suelo descan-san los atributos de ambos, el carcaj conlas flechas de Eros y el caduceo y las san-dalias aladas de Hermes. Tras ellos, unacolumna truncada acoge en su fuste un

por ser aves de intensa dedicación alconnubio amoroso y de continuas pro-creaciones.

El panel inferior trasero muestra aPigmalión, escultor enamorado de labella estatua que había modelado, y querogó al cielo concediera sensibilidad asu obra. Juno escuchó su súplica y envióa Iris, personificación del arco iris,para cumplir sus deseos. En una bellísi-ma diagonal que ordena la composi-ción, aparece Iris, personaje femeninoalado que porta una antorcha encendi-da que dirige hacia la tierra, símbolo deque la aventura amorosa ya ha dadocomienzo. Se inclina sobre la estatua ycon su mano deja paso al hálito de lavida, evidenciado en la calidez de lascarnaciones que adquiere la figurafemenina en su rostro y parte superiorde su cuerpo. La escultura hace descan-sar su otra mano, aún pétrea, en la dePigmalión, quien se yergue envuelto enuna túnica de tonalidades azules. A suderecha, se han representado objetosrelacionados con la escultura y el dibu-jo que aluden a la faceta creadora dePigmalión; en el ángulo inferiorizquierdo, un trípode metálico desde elque se eleva una columna de humo, unjarro y una patena.

Los dos paneles laterales de menoresdimensiones se han dedicado a Eros.En el izquierdo, se hace acompañar deun perro –alusión a la fidelidad-, posi-blemente el can sagrado de la diosa sub-terránea Artemis, considerada en untiempo madre de Eros. En el panelderecho, Eros, suspendido en el aire yenmarcado por un paño azul, sostieneen su mano una antorcha encendida,símbolo del fuego del amor; bajo sufigura, se ha representado un yugo demadera, símbolo del amor conyugal,adornado con guirnalda de rosas ysemioculto por una gran nube.