Semiótica Poética
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8/10/2019 Semitica Potica
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ENS VOS DE
SEMiTI
POTI
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ENS YOS
DE SEMiTI POTI
Conjunto dirigido por
GREIM S
con la colaboracin de
Michel
Arriv
Jean Claude Coquet
Jean Paul Dumont
Jacques Geninasca Nicole Gueunier Jean Louis Houdebine
Julia Kristeva
Francois Rastier
Teun
A Van
Dijk
Claude Zilberberg
EDITORIAL PLANETA
BARCELONA
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8/10/2019 Semitica Potica
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SUMARIO
HACIA
UNA TEORA DEL DISCURSO POTICO 9
1 Introduccin
El hecho
potico
11; 1 2 La
lectura
de
los textos poticos
12; 1 3 La
organi
zacin potica 14
El signo potico 6
Signo y objeto potico.
16; 2 El nivel
prosdico
17;
3
El nivel
sintctico 18.
El discurso potico 9
El
isomorfismo
de la expresin
y
del
contenido
19;
2
El
plano
de la expre
sin
22;
3
El
plano
del
contenido
24
IV El objeto potico 30
PROBLEMAS DE LA EXPRESiN 35
Potica y lingstica 37
1
Acerca del
objeto potico 37; Equivalencias
horizontales
y verticales 39;
Se pueden
mitigar
las
insuficiencias
de la
teora
Iingistica?
41;
IV. Homolo
gacin de
los
niveles 43; V
Anlisis
del n ivel
fnico y prosdico
45; VI
Puntos
de equivalencia 47; VII
Sistemas
de
descripcin
49; VIII.
Disonancias y con
sonancias prosdicas
52; IX
Los puntos dbiles
de la
descripcin Iingistica
55; X Hacia una gramtica del
discurso
potico 56
Fragmentacin convencional
y
significacin
6
1 Elaboracin de un enrejado txico 62; Elementos de
ilustracin
74
PROBLEMAS DEL CONTENIDO 83
Estructuracin
y
destruccin del signo en algunos textos de Jarry 85
1 El texto como estructuracin de un sistema de signos 87; El texto
como
des
tructor
de un
sistema
de
signos
90; El
efecto transformador
de
los textos
101
Sistemtica
de las isotopas
7
1 Prembulo 108; Las
isotopias
del
contenido
112;
Hacia
una
estilstica
de
las isotopias
132
-
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L lmposslble de Georges Bataille. Ensayo de descripcin estructural 4
La
eleccin
del
corpus
142;
Anlisis
de la estructura prosdica 144;
Anlisis sintct ico: estructuras
superficiales 147; IV.
Anlisis
sintctico: es-
tructuras
profun da s 149; V.
Problemas
en la
comprobacin
del modelo 160;
VI. El problema de la r ef er en ci a 162.
OBJETOS
POTICOS 167
Literalmente y en todos los sentidos. Ensayo de anlisis estructural
de un cuarteto de Rimbaud 169
Preliminares metodolgicos 170; Proyeccin paradigmtica 171;
El
encuadre fonemtico y gramatical 173; IV. La clase de los sujetos 174; V. La
c la se de
los
p re dic ado s 175; VI. La
clase
de
los
circunstantes 177; VII. La c la se
morfolgica
de
los
a dj et iv os 182; V II I. La ltima
transformacin
183.
Ensayo de lectura de Rimbaud: -Bonne pense du matin 187
Fijacin del
texto
189; Segmentacin del texto 190; Anlisis de la pri
mera secuencia 191; IV. Anlisis de la segunda s ec ue nc ia 195; V. Anlisis
de la tercera s ec ue nc ia 199; VI. E sq ue ma narrativo 201; VII. Conclusin 203.
Ensayo de lectura reflexiva de un
texto
de Michaux en sus diferentes
niveles de enunciacin 207
Un
texto
como
fragmento
208;
La
estructuracin
interna 210; El compo
nente narrativo: diversidad de niveles 212; IV. El
componente
narrativo: el nivel
semntico 219; V. El
componente
dialogado 228; VI. La pa labr a real 231.
ESFUERZOS TERICOS 237
Aspectos de una teora generativa del texto potico 239
La nocin de
teorra
y sus implicaciones 240; Estructura profunda y estruc
tura de superficie del texto 245; Pre li mi na re s para la construccin de una gra
mtica generativa del texto 248; IV. El
estructurador
textual
254; V. La
estruc
turacin
en el nivel semntico del texto 261; VI. La
estructuracin
smica en la
oracin:
la metaforizacin 268.
Semanlisis y produccin de sentido 273
Algunos problemas de semitica literaria a propsito de un
texto
de Mallarm: Un
coup de
s
274;
Preliminares 274; El texto como prctica significante 279;
Teoria y prctica en
Mallarm
285; IV. Un golpe de dados jams
abolir
el
azar 300.
BIBLlOGRAFfA 307
Referencias generales 309
Bibliografa somera 309
Libros de conjunto y de orientacin
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ci un teor del discurso potico
GREIM S
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1. INTRODUCCIN
1.1. HE HO POTICO
Hoy da ya no es posible hablar del hecho potico integrndolo en
la teora general de la literatura, como si, por ejemplo, los textos po-
ticos fueran un subconjunto de los literarios, debido a una razn muy
sencilla: se ha criticado casi unnimemente la concepcin de la lite-
ratura como discurso autnomo que comporta en s mismo sus pro-
pias leyes y su especificidad intrnseca; el concepto de literariedad,
con el que se pretenda fundamentarla, se suele interpretar como una
connotacin sociocultural variable en el tiempo y en el espacio hu-
manos. Pero hay ms: incluso si aceptamos el relativismo cultural
y nos encerramos voluntariamente en el lcido europeocentrismo de
nuestra tipologa connotativa de los objetos culturales. nos cuesta tra-
bajo encontrar criterios lo suficientemente generales como para subsu-
mir bajo una denominacin comn a la llamada poesa clsica (fcil-
mente identificable con la versificacin) y a la concepcin romntica
y posromntica de la poeticidad (definida esencialmente
por
sus con-
tenidos).
Sin embargo existe la poesa; todos intuimos vagamente su exis-
tencia, dentro de los lmites prescritos por la actuacin lingstica per
form nce
del lector. De todas formas, a primera vista parece ser in-
diferente al lenguaje en que se manifiesta: se habla de cine y de teatro
potico, e incluso podemos tener sueos poticos. Adoptando la pers-
pectiva de los efectos de sentido producidos en
el
oyente, se podra,
1.
Es decir, la perspectiva de los valores derivados del contexto.
Para
la com-
prensin de este trmino a lo largo del volumen proponemos esta aclaracin de
P. Guiraud A la oposicin cdigo-mensaje le corresponde la distincin entre
sentido
y
efectos de sentido [... ]; si los signos tienen un sentido dado por su po-
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J reim s
por
extensin considerar como potico todo aquello que en otras ci-
vilizaciones tiene su origen en lo sagrado: himnos rituales cantados
as como ciertos textos religiosos o filosficos.
Para darnos una primera idea del objeto de la semitica potica
podramos decir:
a
que el discurso potico no es ca extensivo al concepto de lite-
ratura;
b
que
es indiferente en principio al lenguaje en
que
se produce;
e que su aprehensin intuitiva como discurso potico y sagrado
al mismo tiempo se basa en los efectos caractersticos de un tipo par-
ticular de discurso.
La problemtica del hecho potico se sita por consiguiente dentro
del cuadro tipolgico de un discurso cualquiera; s610 podr recono-
cerse su especificidad captada intuitivamente en el caso de que el
efecto producido est justificado
por una
disposicin estructural del
discurso que le sea propia.
En
este caso el efecto de sentido se muestra como un efecto de
los sentidos: el significante sonoro -
y
grfico en menor
medida
interviene conjugando sus articulaciones con las del significado pro-
vocando as una ilusin referencial e invitndonos a aceptar como
verdaderos los contenidos del discurso potico; su sacralidad se ve
fundada en su materialidad. El postulado de la correlacin entre el
plano de la expresin y el del contenido que define
el
carcter espec-
fico de la semitica potica est presente a lo largo de este volumen
justificndolo como demostracin de los procedimientos analticos y
como lugar de su validacin.
I.2.
L
LECTURA DE LOS TEXTOS POTICOS
Toda teora que intente simultneamente
dar
cuenta del discurso po-
tico y fundamentar la semitica potica debe sr capaz en un primer
momento de enfrentarse a dos tipos de problemas:
sicin en el sistema de la lengua en
un
texto en situacin este sentido se actua-
liza en los ms diversos e inesperados efectos
o
o
o]
en contexto cualquier signo
puede expresar cualquier cosa Essais de stylistique Klinsckieck 1969
po
19 .
N. del t
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ci un teor del discurso potico
13
a Reconociendo que el discurso potico es en realidad un discur-
so doble
que despliega sus articulaciones en los dos planos a la vez - el
de la expresin y el del contenido
debe construirse un aparato con-
ceptual susceptible de fundamentar y justificar los procedimientos para
reconocer las articulaciones de estos dos discursos. stas son de dos
tipos:
por
un lado las que hacen posible lo que se ha dado en llamar
la
segmentacin del discurso
en unidades de dimensiones variables que
van desde las totalizadoras de los objetos poticos discretos hasta los
elementos mnimos rasgos pertinentes de los dos planos, es decir,
sernas y femas , otras, las que hacen posible la distincin entre los
ni-
veles lingsticos de anlisis
de tal modo que el reconocimiento de
un determinado tipo de unidades permita definir de
un
manera homo-
gnea un nivel lingstico dado, y a la inversa.
Al disponer de varios niveles lingsticos homogneos en cada
uno de los dos planos del lenguaje, la semitica potica quedar ca-
pacitada p r establecer una
tipologa de las correlaciones posibles
entre
los planos de la expresin y del contenido y, en consecuencia, p r
instituir una
tipologa de los objetos poticos
basada en el estudio - aten-
diendo a su correlacin - de unos determinados niveles lingsticos del
discurso.
Estos dos caminos de investigacin, as como los esfuerzos que
tratan de convertirlos en procedimientos de descripcin, subtienden el
conjunto de los anlisis aqu reunidos dndoles una cierta unidad me-
todolgica.
Para la mayor parte de los investigadores presentes el concepto de
lectura
significa simultneamente su objetivo, sus mtodos y la justifi-
cacin de su quehacer semitico. La lectura consiste, p r J e Coquet,
en reconocer un vocabulario y una gramtica, es decir, las unidades
lingsticas, sus reglas de estructuracin morfologa y de funciona-
miento sintaxis . Se completa este aspecto heurstico de la lectura que
la convierte en el instrumento de la elaboracin terica insistiendo en
que la funcin de la lectura consiste en hacer vlida la teora.
labor semitica queda definida como una praxis cientfica, como un
ir y venir entre la teora y la prctica, entre lo construido y lo ob-
servable.
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4 A
J
Greimas
1.3.
ORGANIZAClN POTICA
Buscar la especificidad del hecho potico slo es fcil para los que
creen que se manifiesta en una clase particular de discurso. Se sabe
que la lingstica, que hasta estos ltimos tiempos limitaba su objeto
a las dimensiones de la frase, no nos
ha preparado
para
manipular
con los discursos. a distincin que desde hace poco se intenta esta-
blecer entre la palabra inmediata dilogo, comentario sobre el mundo
y la mediata discurso, texto, relato no deja de entraar dificultades y
no parece descansar an en criterios formales suficientemente firmes
y generales.
No basta entender el discurso como una concatenacin de enun-
ciados para justificar su isotopa, es decir, su coherencia sintagmtica.
Entrever redundancias significativas es ya reconocer
por
lo pronto una
regularidad que al no proceder de la gramtica generativa de las frases
obliga a imaginar una organizacin discursiva autnoma. Ante la im-
posibilidad de apoyarse en una teora general de los discursos, la se-
mitica potica se ve obligada a irse forjando sus propios conceptos
operacionales.
Una vez reconocida la existencia de dos tipos de regularidades su-
perpuestas - unas, gramaticales y microestructurales; otras, discursivas
y macroestructurales - existe la tentacin de creer que el discurso
potico se puede definir por esta superposicin y por la transgresin
cart de la norma que origina. Grosso modo pueden distinguirse tres
interpretaciones de esta transgresin:
a
Sin atender al clculo estadstico decepcionante a falta de una
teora subyacente de las desviaciones
carts
significativas - que de-
terminan la especificidad de los textos literarios y que slo aluden como
viejo recuerdo a la querella aparentemente superada hoy de la agrama-
ticalidad de los enunciados poticos - cuyo estudio consistira en el
registro de las anomalas, volveremos a encontrar la huella de los con-
ceptos de norma y de texto normal en
Van
Dijk que propone con-
siderarla como un cuadro de referencia del discurso potico. Una
interpretacin de este tipo, incluso muy atenuada, no deja de apoyarse
en una concepcin racionalista de los discursos realizados en las len-
guas naturales, segn la cual existira en ellos una lgica implcita sub-
tenida, concepcin heredada del positivismo: las palabras dicen ante
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Hacia una teora del discurso potico
todo lo que realmente quieren decir, y los discursos obedecen a
l a
funcin fundamentalmente denotativa.
b n
el extremo opuesto se encuentra una actitud carucicrivada
por la hipstasis del lenguaje potico, que sera el resultado dc pro-
yectar sobre la lengua natural cotidiana las configuraciones
l
translingsticas que producen la dislocacin de las estructuras del
lenguaje comunicativo J. Kristeva y la destruccin sistemtica de
los signos M. Arriv .
A pesar de las connotaciones ya eufricas, ya disfricas - pero
en ambos casos no pertinentes
para
una aproximacin cientfica - del
hecho potico, las dos actitudes estn menos alejadas entre s de lo
que parece: aun afirmando el estatuto normalizado de las lenguas na-
turales, presentan al discurso potico como
una
desviacin, o ms bien
como un conjunto de desviaciones sistematizables, capaces de fundar
una
nueva normalidad
que mantenga relaciones distorsionantes con la
primera. A todo lo ms, podramos reprocharles
una
concepcin de-
masiado estrecha de las lenguas naturales: stas, en tanto que lengua-
jes de manifestacin, nos parecen fundamentalmente polismicas y am-
biguas, pudiendo recubrir y articular a la totalidad de los universos
semnticos, al desplegar en sus discursos todos los sistemas secunda-
rio modeladores.
Dado que el concepto de desviacin es impreciso y da lugar f-
cilmente a interpretaciones y procedimientos atomistas, el problema de
su sistematizacin se
ha
planteado en el cuadro de la reflexin estruc-
tural sobre el lenguaje. La hiptesis de
oman
Jakobson segn la cual
la organizacin de las desviaciones podra tener un estatuto paradig-
mtico
y
la proyeccin de estas regularidades paradigmticas sobre el
desarrollo sintagmtico del lenguaje definira la especificidad del dis-
curso potico, abre camino a las investigaciones estructurales en poesa.
As el anlisis de
Les hats
de Baudelaire propuesto
por
R. Jakobson
y
Lvi-Strauss
constituye como hiptesis de trabajo y modus ope-
randi ejemplar un hito al que remitimos el conjunto de estudios con-
cretos de este volumen.
Desde entonces la teora semitica se ha enriquecido con nuevos
conceptos, integrndose al mismo tiempo en nuevos campos de ob-
servacin y de experimentacin. El reconocimiento de las estructuras
narrativas que subyacen en los discursos organizndolos con la ayuda
de un reglamento sintagmtico portador de transformaciones previsi-
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A. J. Greimas
bIes y formalizables tiene que preguntarse, parcialmente al menos, por
el principio de la disposicin exclusivamente paradigmtica del discur-
so potico. La lectura paradigmtica de los mitos reivindicada por
Lvi-Strauss, adems de no permitir ya que se la considere como
el rasgo especfico del fenmeno potico, ha planteado el problema de
los niveles de profundidad en la lectura de los textos. Con la ayuda
de la gramtica generativa la distincin entre estru tur s profund s y
estru tur s de superfi ie - o, en la versin sovitica saumjan-Solobeva
y J. Kristeva , entre geno-texto y feno-texto - parece aplicable, despus
de ciertos ajustes, a una determinada jerarquizacin de los niveles del
discurso potico; a consecuencia de esto resulta posible un cambio de
ptica: en lugar de dedicarnos a registrar las regularidades de un orden
potico, consideradas como informaciones complementarias propor-
cionadas por el texto situado en el marco de la comunicacin potica,
podemos fijar nuestra atencin en los procesos semiticos que condi-
cionan la produccin de los discursos poticos como articulables y for-
malizables en un espacio apriorstico escalonado, de tal manera que
una gramtica potica, de carcter deductivo, as construida pueda dar
cuenta de todos los discursos producidos y
por
producir la aplicacin
de esta gramtica a discursos-ocurrencia constituye el procedimiento de
su validacin . Elegidos con meditada intencionalidad, los anlisis re-
unidos en este volumen se sitan, en su mayora, a medio camino
entre estas dos aproximaciones.
JI.
EL
SIGNO
POTr O
II l SIGNO y OBJETO POTICO
Un texto potico cualquiera se presenta como un encadenamiento
sintagmtico de signos que tiene un principio y un final marcados por
silencios o espacios blancos. Los signos, definidos segn la tradicin
saussuriana como la reunin de un significante y un significado, pue-
den tener dimensiones variables: una palabra, una oracin son signos,
pero tambin un discurso lo es en la medida en que se manifiesta como
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Hacia una teora del discurso potico
una unidad discreta. En una primera aproximacin
el
discurso pot eo
puede ser considerado como un
signo complejo
Si la delimitacin hace del texto un signo potico evidente, se re-
quiere que una nueva lectura, cuya primera operacin se conoce con
el nombre de segmentacin, le convierta en
objeto potico al impo-
nerle sus articulaciones propias.
a
divisin del texto en partes no es
una simple segmentacin sintagmtica; es tambin una primera proyec-
cin sobre el texto de un orden sistemtico
y
jerrquico. Ver un ob-
jeto potico bajo las apariencias del signo lingstico complejo no es
describir exhaustivamente este signo hasta agotar sus articulaciones, sino
realizar la construccin del
objeto
que emerge
y
toma forma a partir
del estado de cosa en el que se ofrece a nuestros sentidos.
descomposicin de este signo que todo discurso potico supone
permite establecer las articulaciones paralelas del significante y del sig-
nificado: diremos que en l est presente el significante como nivel
prosdico del discurso y el significado como nivel sintctico del mismo.
II.2.
NIVEL PROSDICO
Bajo la denominacin de nivel prosdico podemos reunir las dife-
rentes manifestaciones suprasegmenta1es del plano de la expresin, desde
el acento de la palabra, pasando
por
los fraseados de modulacin de
los enunciados, hasta las curvas meldicas de las oraciones comple-
jas, de los perodos oratorios, etc.
Las matrices convencionales, estudiadas
por J.
Geninasca, apa-
recen as como deformaciones voluntarias de las articulaciones supra-
segmentales del significante: el metro, el ritmo, la organizacin en
versos y en estructuras estrficas reforzadas por la consonancia y la
asonancia no constituyen ms que una organizacin autnoma des-
fasada en relacin con los acentos y las modulaciones naturales de
las lenguas del nivel prosdico, iconizando con insistencia, en un sabio
juego de paralelismo y simetras alternantes, el proyecto paradigmtico
del discurso potico.
b En ausencia de esta verdadera organizacin potica, las modu-
laciones suprasegmentales normales recuperan sus derechos y
des-
empean la funcin reguladora del caudal sonoro instaurando el nivel
prosdico que, aun siendo el menos llamativo, organiza el discurso po-
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8
A Greimas
tico. Una estrofa de Apollinaire
J. e.
Coquet , un fragmento de Mi-
chaux J.-L. Houdebine no nos proporcionan los ejemplos ideales
debido a la homologa que en ellos encontramos entre los fraseados
de modulacin y la organizacin sintctica: es en las distorsiones vo-
luntarias, que separan los dos niveles, donde aparece su eficacia po-
tica. Aunque poco estudiadas, las modulaciones suprasegmentales cons-
tituyen un componente nada desdeable de la articulacin del discur-
so potico moderno y posmoderno, caracterizado por el abandono de
las matrices convencionales.
Finalmente, el nivel prosdico puede estar presente en su forma
grfica: la disposicin general del texto impreso, la distribucin de
los espacios blancos que marcan las pausas, los signos de puntuacin
o su ausencia, la utilizacin de variantes tipogrficas cuyo estudio es-
boza en esta obra N. Gueunier desdoblan la manipulacin fnica del
nivel prosdico y rearticulan la prosa en poesa. Tambin este
caso las investigaciones son incompletas e insuficientes.
n.
3.
EL
NIVEL
SINTcrI O
El nivel sintctico es el que en el plano del contenido parece co-
rresponder al nivel prosdico de la expresin: la conexin de estos
dos niveles proporciona una red de articulaciones suficiente para seg-
mentar y circunscribir al objeto potico.
El modelo txico construido por J. Geninasca a partir de los so-
netos de Nerval se presenta como la deformacin y autonomizacin
sistemticas de las modulaciones naturales suprasegmentales. Es l-
gico que le corresponda, a nivel de significado, una sistematizacin
comparable de las articulaciones de los contenidos, que libera al texto
de las sujeciones sintcticas de la lengua natural: la matriz se pre-
senta como un enrejado txico, como una estructura jerrquica de
cIases posicionales donde se vierten los contenidos simtricos o equi-
valentes. Etahorgol gaci
l
de los significa< os
a.dfIlls de modernidad
de
_Nerva1,;Oe- e n -eviden-
cia el principio segn el cual toda transgresin del esquema conven-
cional funciona como icono de transformacin. Las regularidades po-
ticas no se plantearan sino
para
ser negadas, para dar lugar a nuevas
anomalas formales creadoras de sentido.
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Hacia una teora del discurso potico
Los niveles prosdico y sintctico no son necesariamente isomorfos:
al contrario, su articulacin homologada como hemos visto
a
prop
sito de Apollinaire y Michaux no hace sino mantener la conformidad
del discurso potico con respecto a la norma de la lengua natural uti-
lizada.
Las
relaciones entre los dos criterios prosdicos y sintcticos
de articulacin aparecen en los textos analizados de dos maneras di-
ferentes:
cuando se trata de articulaciones de sintaxis discursiva, transo-
racional, los criterios sintcticos parecen dominar sobre los prosdicos:
la conjuncin pero colocada entre dos estrofas del poema de im
baud
es la que les une en
una
nica secuencia
c.
Zilberberg , la opo-
sicin del discurso-enunciado cl y el discurso-enunciacin cyo
t justifica a su vez la segmentacin del fragmento de Michaux en
dos prrafos J.-L. Houdebine ;
b cuando se trata de unidades sintcticas oracionales, se sitan
bajo el dominio de las articulaciones prosdicas: en el interior de la
organizacin estrfica es donde se reconocen los sintagmas y las clases
sintcticas con sus paralelismos y sus contrastes J.-P. Dumont .
ll EL
DISCURSO POTICO
Ill.l. EL
ISOMORFISMO DE LA EXPRESIN Y
DEL
CONTENIDO
El progreso fundamental de la lingstica de entreguerra
ha
con-
sistido en demostrar
que
el anlisis, comenzado en el plano de los
signos morfemas, palabras, oraciones, discursos solamente puede con-
tinuarse y
dar
cuenta del fenmeno lingstico si admite la disjuncin
de los dos planos simples del lenguaje - el de la expresin y el del
contenido - y somete a cada uno de ellos por separado a una seg-
mentacin y sistematizacin, no ya en signos, sino - empleando el
trmino hjelmsleviano - en figuras, es decir, en unidades de los dos
planos no manifestadas, sino construidas. La consigna de destruccin
del signo no ha esperado - como vemos - la llegada de una
nueva
generacin de crticos literarios.
-
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A. J. Greimas
Por lo tanto nos parece oportuno analizar los trabajos aqu reuni
dos para ver cmo conciben la articulacin del discurso potico en
cada uno de los dos planos antes de intentar reconstruir el objeto po
tico en su totalidad. Este punto de partida analtico ya clsico se re
fuerza con una nueva exigencia terica; la lingstica de la posguerra
ha aadido al principio de las articulaciones autnomas de los dos
planos consideraciones sobre los niveles de profundidad: las unidades
cuyas realizaciones sintagmticas tienen dimensiones ms reducidas se
sitan en
el
nivel del lenguaje ms profundo mientras que las ms am
plias son consideradas unidades de superficie.
El problema del isomorfismo de los dos planos trascendental.mr.a
la semi.tka. potjQl arranca .de paralelismo entre el siz
nifi nte v el siznificado postulado
PQI
Saussure: evidente en el plano
de los signos puede este paralelismo servir de base para construir
las figuras?
La desigualdad de los progresos realizados
por las investigaciones
aplicadas al estudio independiente de los dos planos del lenguaje no
ha permitido hasta ahora entrever una solucin para este problema.
Se sabe que la fonologa ha conseguido no sin esfuerzos elaborar los
conceptos de
fonema
unidad abstracta independiente de sus realizacio
nes fnicas en
el
nivel de los signos y de
tema
o rasgo definitivo uni
dad mnima constitutiva del fonema. La semntica que la ha seguido
con considerable retraso postula a su vez las figuras correspondientes
de semema y serna De ah que podamos presentar la hiptesis del iso
morfismo en un esquema simplificado:
semnticos
scmas
c m s
ivel
profundo:
de
de
contenido
nivel profundo:
superficie: fonemas
slabas
de la manifestacin {fonemas realizados}
lexemas
superficie: S II II OS
_
enunciados
de la
plano
del
plano
1
plano
1
-
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17/30
Hacia una teora del dscurso potico
El examen de este cuadro sugiere inmediatamente las siguientes deduc-
ciones: si se puede postular el isomorfismo de las unidades lingsti-
cas en los dos planos autnomos, consideradas como figuras de arti-
culacin, este isomorfismo deja de existir salvo en raros casos en que
el lexema monosemmico tenga como formantc una nica realizacin
fonmica , no slo en
l .planaac.
manifestacin. donde, l un fo-
nema realizado l corresponde.uin lexema sino tambin y principal-
mente en el nivel de la organizacin
sintagmtica
dcl lenguaje, en el
que la combinacin, lineal
de.
.lcs fonemas .produce las unidades-slaba,
mientras que la de los sememas da..lugar a la
construccin
de enun-
ciados
El isomorfismo, tal y como acabamos de definirlo. no conduce.
pues. a una homologacin de trmino con trmino. de segmento fnico
con segmento semntico en los dos planos del discurso potico. Cuan-
do es posible la homologacin, aparece bajo la forma de una corre-
lacin de otro tipo. En el ejemplo de Apollinaire analizado por .J.-C Co-
quet se podra formular como
sl
1 [-ik] :
sl
2 [k r i-] : :
enunci do
1 :
enunci do
2
Si todava puede mantenerse el principio de cierto isomorfismo entre
las unidades de la expresin y del contenido - con la condicin de no
situarlo en el plano de la manifestacin
sintagmtica
de los signos
cabe extraer otras consecuencias de esta hiptesis. eodeulOs, por ejem-
plo, intentar definir la esoecificidad jlel .discurso potico por la co-ocu-
rrencia en el plano de la manifestacin de dos discursos paralelos,
uno fonmco y otro semntico, que se desarrollan simultneamente.
cada uno en su plano autnomo. y que producen regularidades forma-
les comparables y ocasionalmente homologablcs: regularidades discur-
sivas que obedeceran a una doble gramtica potica situada en el nivel
de las estructuras profundas. Una vez reconocido el isomorfismo entre
la slaba y el enunciado semntico se podra intentar extenderlo y apli-
carla. a las dimensiones transoracionales considerando la posibilidad de
que existen organizaciones discursivas - fonmicas y semnticas - pa-
ralelas; finalmente. las taxas fmicas y srnicas, situadas en el nivel
ms profundo, dirigiran
y
ordenaran esas producciones discursivas.
-
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A Greimas
IlI.2. EL PLANO DE LA
EXPRESIN
Las exigencias tericas del modelo del discurso potico, cuyas lneas
generales acabamos de esbozar, parecen tener muy poco en comn
con el estado actual de las investigaciones, fielmente reflejado en los
estudios aqu reunidos. Basta leer los pasajes, muy oportunos, en los
que J.-C. Coquet se dedica a examinar las incoherencias del lenguaje
descriptivo (utilizado para dar cuenta de la estructura del plano de la
expresin de las lenguas naturales) para convencernos de que compar-
timos la responsabilidad de
los
fallos de nuestros anlisis sobre el for-
mante potico con lingsticas y semiticos. A pesar de la superioridad
de la fonologa clsica sobre las otras disciplinas lingsticas, se le han
impuesto una serie de adaptaciones - paso de la instancia fisiolgi-
ca de la fonacin a la percepcin con abundante dosis de impresio-
nismo; desarrollo reciente de las investigaciones situadas en la instan-
cia acstica del fenmeno sonoro que han servido de confusin en
vez de proporcionar un instrumental tecnolgico renovado: la hetero-
geneidad terminolgica que encontramos en este volumen es un reflejo
de estas incertidumbres.
Estos retrasos y vacilaciones lgicamente repercuten en el anlisis
fnico del discurso potico. Aunque la descripcin de R Jakobson, y
de Lvi-Strauss, seguida de las de N. Ruwet, han permitido superar
la fase impresionista y afirmar la pertinencia de un nivel de anlisis
en rasgos distintivos, las investigaciones en este campo parecen avan-
zar resintindose probablemente de la ausencia de modelos fmicos de
articulacin suficientemente estimulantes. El principio de emparejamien-
to (S. Levin) aplicado a la expresin, a pesar de dar ciertos resultados
interesantes - ejemplo de ello es la descripcin de J.-L. Dumont
e incluso permitir la formulacin de reglas de homologacin entre ni-
2. A este campo pertenecen, por ejemplo, las investigaciones de P. Delattre
(el.es attributs physiques de la parole et l esthtique
du
vers francais, en evue
d esthtique, julio-diciembre, 1965), que ha descubierto nuevos criterios acsticos
para la clasificacin de los sonidos: cambios de frecuencia en las bandas, veloci-
dad de transicin, etc. N . del
t.
3. Levin Linguistic tructures in Poetry, Mouton 1962) ha descrito bajo el
nombre
de parejas y emparejamiento los distintos tipos de construccin
que
permiten situar
en posiciones equivalentes, en el mensaje, formas pertenecientes a
la misma categora smica o fnica.
N.
del t.)
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-
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4
J
Greimas
son adems del postulado de isomorfismo entre los dos planos del len-
guaje y la trasposicin del modelo gramatical entre uno y otro , las con-
sideraciones ms generales sobre lo que llamaremos musicalidad de la
poesa. Da igual que la poesa naciera del canto o que fuera ste quien
encontrara su origen como sostienen algunos trabajos de etnomusicolo-
ga en las modulaciones y ritmos de la poesa; el caso es que la expre-
sin potica se sita a medio camino entre los gargarismos que, saliendo
de la garganta, se organizan en sonidos del lenguaje dada su virtud dis-
criminatoria y las series ordenadas de sonoridad que constituyen el len-
guaje musical. El discurso potico aparece en el plano de la expresin
como un lenguaje formado simultneamente por ruidos sonidos; por
ello J e Coquet apela a las reglas de armona e inarmona de su orga-
nizacin, y F. Rastier habla de los efectos de eufona y disfona que le
connotan. La gramtica de la expresin potica sera la teora de este
lenguaje.
IlI.3. EL
PLANO DEL CONTENIDO
Las dificultades cambian cuando se trata de hablar del contenido
potico: en el caso del plano de la expresin se deban a la ignorancia
de muchas cosas sobre las estructuras fonmicas expresivas; ahora el pro-
blema es quiz saber demasiado. Expliquemos: el significado potico
aislado no se distingue de los dems discursos literarios msticos, on-
ricos - que puedan contener los mismos temas. Nuestros conocimientos
e ignorancias estn equilibrados; consisten, a falta de una teora homo-
gnea del discurso, en una masa de estudios parciales desde mltiples
puntos de vista.
Tan slo la necesidad de tener en cuenta por un igual a los dos dis-
cursos paralelos proyectando las restricciones de la expresin sobre el
desarrollo de los contenidos, y a la inversa determina en gran medida
las opciones que recaen sobre ciertas formas de organizacin del texto
potico. En este sentido se podra decir que
lo potico
selecciona sus for-
mas entre los inventarios que le ofrece la potica
Este desdoblamiento del discurso, as como las relaciones recpro-
cas que se establecen entre ambos, permite caracterizar al discurso poti-
co por su densidad entendiendo por tal el nmero de relaciones estruc-
turales que exige la construccin del objeto potico. El grado de densidad
-
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ci un teor del discurso potico
puede desde ahora servir de criterio
para
una clasificacin de los objetos
poticos. Este criterio podra a su vez cruzarse con el de los tipos de
Sl >
lecciones recprocas de los niveles y las formas discursivas, que los dos
planos del lenguaje efectan cada uno a partir del otro. Entre dos ca-
sos-lmite, un tratado de lgebra versificado y un discurso poticamente
delirante, aunque sin comprometer a la expresin, existe un punto inter-
medio en el que se podra establecer una tipologa de los discursos poti-
cos. Todo ocurre como si se mantuviera una flexible correlacin entre
las siguientes variaciones:
narrativizan
paradigmatizacin
estructuras prosdicas
estructuras fonmicas
nivel de superficie
nivel profundo
Vemos, adems, que los anlisis de los textos poticos aqu reunidos se
inclinan ya hacia una representacin narrativa, ya hacia una lectura pa-
radigmtica del plano del significado: si el texto de G. Bataille se presta
a una interpretacin narrativa, el cuarteto de Rimba ud se puede leer en
todos los sentidos. Conciliar los dos tipos de aproximacin, leer un texto
potico a la vez como taxa y como relato como un conjunto de sime-
tras que repercuten en varios niveles y cuyo valor es esencialmente
de
servir de lugares de transformacin), parece caracterizar, en este mo-
mento, a un tipo de estrategia de desciframiento de los objetos poticos.
a introduccin de la dimensin narrativa en el anlisis del discurso
potico, aun constituyendo una de las principales aportaciones de estos
ltimos
aqs no
deja de suscitar nuevos problemas, entre ellos el de la
lectura de isotopas.
a
posibilidad de una lectura pluri-isotpica de los textos, admitida
con reparos por los que defienden la Jinearidad de los discursos, no es
exclusiva del potico un cuento popular, Caperucita roja, por ejem-
plo, puede leerse al mismo tiempo sobre la isotopa culinaria y sobre la
sexual), aunque constituye una de sus caractersticas ms pertinentes.
As F. Rastier distingue en un soneto de Mallarm tres lecturas isotpi-
cas posibles: el soneto cuenta al mismo tiempo la historia del banque-
te y la de una navegacin, estando ambos relatos subentendidos por
una problemtica narrativizacla de la escritura. Lo mismo ocurre en
la lectura de A. Jarry: Michel
Arriv
reconoce en ella las isotopas excre-
mencial, religiosa y sexual.
Debe entenderse que la pluri-isotopa del texto no tiene nada que ver
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J Greimas
con la infinidad de lecturas posibles, segn la moda que tiende a negar
la posibilidad de un anlisis cientfico de la
obra
literaria:
el
nmero de
lecturas posibles puede ser infinito, pero estas variaciones dependen ni-
camente de la actuacin lingstica de los lectores, sin que por ello se
destruya o se desestructure el texto; a propsito de esto hay que
plantearse dos cuestiones: la del paso de una isotopa a otra y la de las
relaciones de profundidad entre las diversas lecturas posibles.
Es
J e
Coquet quien por primera vez, segn creemos, en su anlisis
de L tranger de Camus ha llamado la atencin sobre la existencia de
indicadores
4
que preparan el paso de
una
isotopa a
otra
la aparicin
del paralexema ma ta r el tiempo, legible en dos niveles semmicos di-
ferentes, desencadena una segunda lectura que se superpone a la primera.
F. Rastier intenta incluso generalizar este tipo de observaciones procu-
rando formularlas mediante procedimientos de reconocimiento: la apa-
ricin entre los lexemas polismicos que pueden leerse en varias isoto-
pas) de un lexema unvoco garantiza la autonoma de este ltimo; la
existencia de un lexema que no puede leerse en ninguna de las isotopas
reconocidas postula una nueva isotopa an por detectar. Otras sugeren-
cias podran ampliar
el
problema: gracias a la insercin de un texto en
otro explica M. Arriv la instauracin de una nueva lectura del relato
inserto. Al reorganizar las partes constitutivas del texto de Bataille en-
cuentra N. Gueunier nuevas dimensiones de interpretacin. sistema-
tizacin de los procedimientos de embrague de las isotopas se ofrece a
partir de ahora como una tarea concreta de la semitica narrativa.
No podemos dejar de plantear el problema de si las diversas lecturas
isotpicas son independientes, o si, al contrario, se pueden determinar
relaciones entre ellas. La respuesta, que en el estado actual de nuestros
4. Utilizamos el trmino
indicador
para traducir el francs embr yeur em-
bragador: su funcin es la de desplazar el nivel de comunicacin), que correspon-
de al trmino shijter
acuado
por Jakobson. Hemos preferido seguir a E. Ben-
vcniste, que los
ha
estudiado bajo el nombre de indicateur
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acia una teora del discurso potico
27
conocimientos slo puede ser parcial, sugiere la existencia de una rela-
cin que hace que cada isotopa presuponga a la otra: la lectura escri-
tura sera imposible en el soneto de MaIlarm si antes no se hubiera
establecido la de navegacin; la sotopa sexual del texto de arrypre-
supone la interpretacin exerernencial del relato. Podra postularse una
jerarqua de las isotopas semnticas (unas ms profundas que otras)
basndola en criterios formales. Es evidente que en la perspectiva gene-
rativa la estructura pluri-isotpica del discurso, que llega escalonada-
mente hasta el plano de la manifestacin, produce
all
lexemas
polismi-
cos y distorsiones textuales que dan lugar a menudo a metadiscursos mi-
tificantes de la ambigedad, a la que erigen en la esencia misma de la
poesa. Resultara peligroso, de todas formas, confundir las isotopas se-
mnticas y sus articulaciones en profundidad con los niveles de organi-
zacin formal del plano de contenido, tal y como se supone que entran
en correlacin con los niveles comparables de la expresin
para
consti-
tuir el discurso potico. Se trata de la diferencia entre el diccionario y la
gramtica, entre el mensaje variable de un objeto a
otro
y la estructura
del objeto potico mismo; dicho de otro modo, entre las estructuras se-
mnticas
stri to sensu
y la organizacin de las regularidades formales
que constituyen el discurso potico segundo.
Aunque se acepte de manera general el proyecto de una gramtica
discursiva y se reconozca la necesidad de diferenciar los niveles grama-
ticales, estaremos an lejos de una concepcin unitaria del canon que
le corresponde a cada nivel: partiendo de las reflexiones sobre la narra-
tividad, nos gustara ver en ella la oposicin entre estructuras abstractas,
lugar de transformaciones lgico-semnticas, y una sintaxis ms super-
ficial, actancial y modal al mismo tiempo. Este punto de vista no es
irreconciliable con la distincin de los niveles caracterizados por las es-
tructuras smicas por un lado, y las semmicas por otro (aplicado por
T A. Van Dijk). No obstante aparecen divergencias cuando se trata de
representar las articulaciones fundamentales del nivel profundo, a partir
del cual se generan los objetos poticos: la estructura h
u
tendra,
segn anDijk, la forma de una oracin simple, y sera una configura-
cin translingstica del sueo para J. Kristeva, mientras
que
nosotros
veramos ms bien una estructura txica elemental. Estas divergencias no
suponen la ausencia de un consensus mucho ms importante, que de
hecho existe, con respecto al proyecto y la economa general de la teora
del discurso.
-
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8
J Greimas
Parece imposible interrumpir en este
punto
la reflexin sobre el com-
ponente semntico del discurso potico sin haber intentado antes preci-
sar el estatuto de la
enunciacin que
lgicamente se opone al texto con-
siderado como
enunciado.
No es
nada
extrao
que
el sujeto de la enun-
ciacin est presente de un modo u otro en el proceso de la produccin
del objeto potico y en el objeto mismo: es incluso uno de los criterios
que
permiten distinguir la li teratura escrita de la oral. Sin embargo, por
ser caracterstico de la manifestacin escrita, pierde ya parte de la espon-
taneidad creativa
que
debera tener.
Equivale a decir
que aun
rechazando una nueva mitificacin
que
per-
mitira reintroducir subrepticiamente la problemtica de lo inefable,
habra que
determinar el estatuto y el modo de existencia del sujeto de
la enunciacin.
a
imposibilidad que existe en semitica de
hablar
es-
trictamente del sujeto, sin concebirle necesariamente
como
formante de
la estructura lgico-gramatical de la enumeracin en la
que
se
comporta
como actante-sujeto, muestra simultneamente los lmites en los que se
encierra
por
voluntad propia nuestra reflexin semntica y el cuadro
terico en cuyo interior puede precisarse su estatuto. O bien la enuncia-
cin es un acto no lingstico de la actuacin, y corno tal se escapa de la
competencia del semitico, o bien est presente - como presupuesto im-
plcito en el texto, por ejemplo
en cuyo caso podra formularse como
un enunciado de un tipo especial, es decir, como un enunciado llamado
enunciacin porque comporta otro enunciado en calidad de actante-ob-
jeto, y por lo tanto se reincorporar a la reflexin semitica que intenta
definir el estatuto semntico y gramatical de su sujeto.
n cuanto al plano semntico, el
enunciado llamado enunciacin
se
muestra como una posible isotopa del discurso potico
cf.
la escritura
de
Mallarm .
Distingamos tres tipos de contenidos
que
pueden estar
investidos en l: el sujeto
que
habla de su propio ser, de su hacer que
pertenece al orden del decir y de la finalidad de su decir y contaremos
con un
punto
de partida posible
para
una clasificacin semntica de las
isotopas enunciativas. Estamos de acuerdo en
que
en un momento dado
de la historia una subclase puede encargarse de los problemas de la
es
critura:
este criterio aislado, capaz de referirse a un tipo de contenido
investido, no agota la definicin del hecho potico.
n cuanto al plano gramatical, podemos decir que la estructura eco-
nmica de la enunciacin, en la
medida
en
que
se puede identificar con
la comunicacin de un objeto enunciado entre un remitente y un destina-
-
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ci un teor del discurso potico
tario, es lgicamente anterior y jerrquicamente superior a la estructura
del enunciado simple. De esto se deduce que los enunciados lingsticos
del tipo yo-t dan la impresin de estar ms cerca del sujeto no lin-
gstico de la enunciacin y producen una ilusin de realidad ms
intensa. En este sentido, y slo en ste, tiene razn J.-L. Houdebine
al hablar de la comunicacin pattica de Michaux, que se proyecta
simultneamente en el yo y en el t semiticarnente disjuntos.
El anlisis de los
indicadores estanciales
constituye un captulo impor-
tante - an no escrito - de la semitica, pero nada permite identi-
ficar a los diferentes quin habla? del discurso literario - bien
estn expresados por pronombres yo, bien, de modo tangencial, por
un adjetivo posesivo, como seala J.-P. Dumont en el cuarteto de Rim-
baud - con un sujeto nico de la enunciacin, del mismo modo que
no es posible afirmar que Michaux est menos presente en el l
de la primera parte del texto que en el yo-t de la segunda.
Adems no comprendemos cmo se podra concebir la definicin
del sujeto de la enunciacin sin volver a caer en la ontologa del su-
jeto de la que tanto trabajo le ha costado liberarse a la semitica potica:
el nico recurso sera basarse en la totalidad de sus determinaciones
textuales. Todo ello es independiente de que en una fase ms avan-
zada se pueda pensar en un estudio de las correlaciones - semejan-
tes a las que se establecen, por ejemplo, entre las lesiones cerebrales
y las perturbaciones del lenguaje existentes entre las estructuras
referenciales del sujeto no lingstico y las estructurales semiticas
correspondientes.
5. Cf. en este sentido, el
trabajo
muy
sugerente
de R. Jakobson Dos aspec-
tos del lenguaje y dos tipos de
trastornos
afsicos,
en und mentos
del lenguaje,
Ciencia Nueva pp. 1967, 69-102
sobre
la conexin de dos tipos de trastornos
afsicos con las perturbaciones en el mecanismo lingstico de la seleccin y la
combinacin
mecanismos
que dan
cuenta de la naturaleza de la metfora y la me-
tonimia, respectivamente.
N. del t.
-
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3 A J Greimas
V L OBJETO POETICO
Las reflexiones anteriores han intentado dar una imagen de las pa
sibilidades actuales del anlisis de los discursos poticos:
han
conce-
dido igual importancia a lo que puede considerarse perteneciente al
campo de lo adquirido y constituido en procedimientos sin duda per-
fectibles pero que no pueden proponerse ya a los investigadores como
modelos de un quehacer que ha superado la fase de las intuiciones
individuales) como a lo que an est sujeto a conjeturas, extrapolable
a partir de anlisis concretos que suponen otras tantas hiptesis de
trabajo cuya eficacia est an por comprobar. El inventario de las
adquisiciones obtenidas mediante una prctica analtica competente,
y tambin el de las elaboraciones tericas parciales, constituyen
para
nosotros
una
etapa necesaria en el camino hacia la construccin de
una teora, que
para
ser coherente ha de ser deductiva.
Una
gramtica potica slo podr construirse si consigue integrar,
homogeneizndolos, los diversos problemas cuya recensin - some-
ramente, y sobre todo con lagunas - hacemos aqu. Slo podr ser
una construccin y no
una
fiel reproduccin de la realidad y los ob-
jetos poticos, que tiende a generar idealmente, tendrn
que
ser obje-
tos construidos que nunca conseguirn la plenitud de lo vivido,
propia de su manifestacin textual. El lenguaje que se elabora para
dar cuenta de la inteligibilidad de los objetos poticos no puede ser
potico tambin, a menos que se
pueda
definir como poeticidad de
segundo grado a la correlacin entre el metalenguaje y el lenguaje-
objeto que intenta traducir.
Una gramtica de este tipo deber dar cuenta de la produccin de
los objetos poticos en nmero indefinido. Hablamos de produccin
de o jetos porque son el resultado de aplicar a los lenguajes de ma-
nifestacin formas cannicas reguladas y, de alguna manera, limita-
doras; hablamos de objetos
poticos
porque, debido a su naturaleza
biplana, estn motivados y connotados socialmente; adems pueden
producirse en nmero indefinido ya que la gramtica, al ocuparse
slo de la estructuracin
y
funcionamiento de sus formas cannicas,
permanece indiferente a los mens jes poticos que ofrece, y que, al
-
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Hacia una teora del discurso potico
igual que las frases producidas por la gramtica de las lllgllas na-
turales, son innumerables: es de la semntica y la
fontica
pOl
ica
de donde procede el anlisis de los mensajes-ocurrencia y su ocasional
tipologa.
Al concepto de cierre elemento de la definicin del objeto potico,
se suele oponer la nocin de
apertura
cuyas diferentes interpretacio-
nes conviene precisar. Se puede decir que el objeto potico se abre
sobre otros: es inconcebible una gramtica que se limite a dar cuenta
de la construccin de un solo objeto; slo puede generar los objetos
considerados como clases definidas por la identidad de sus formas
cannicas y por las diferencias que les oponen a otras. Todo objeto
potico est abierto al universo de las formas poticas y slo tiene exis-
tencia en su interior. Por otro lado, est tambin abierto a su contexto,
al universo semntico que el sujeto no lingstico de la enunciacin
asume con todas sus implicaciones (manifestndolo en otras ocasiones
y en otros textos). Elaborar el cdigo potico - l igual que el mito-
lgico, por ejemplo - y utilizarlo convenientemente en el anlisis de
los mensajes poticos constituye toda una problemtica que arranca
de la teora semitica general. Se ve que la intertextualidad bakhti-
niana, a menos que se reduzca a un simple registro de influencias
literarias, no puede prescindir de la mediacin del universo semn-
tico del sujeto productor, lugar donde se cumplen la recepcin e inte-
?racron de las influencias: en el interior de este universo es donde
se seleccionan las formas y los contenidos poticos. Por ltimo, el
objeto potico se abre al manifestarse en la lengua natural elegida:
como muy bien ha demostrado J. Kristeva a propsito del texto de
Mallarm, el carcter polismico y polifmico de la manifestacin per-
6. Julia Kristeva
ha
interpretado y adoptado la
concepcin
bakhtiniana de
intertextualidad. Para ella el estatuto de la palabra se define horizontalmente - la
palabra
en el texto pertenece simultneamente al sujeto y al destinatario (eje co-
nocido
por Bakhtine como
dilogo
- y verticalmente - la
palabra
se
orienta
hacia
el
corpus
literario anterior o sincrnico (eje al que llama
Bakhtine
ambiva
lencia Este doble estatuto pone de relieve que la palabra (texto) es un cruce
de
palabras
(textos)
donde
se lec por lo menos
otra palabra
(texto) (ed.e
mot
le
dialogue et le roman, en cchcrches pour une semanalyse Seuil, 1969, p. 145).
As, con su nocin de intcrtcxtualidad
que
sustituye a la de intersubjetividad) .
Bakhtine ha aportado
un
importante descubrimiento
a la
teora literaria: todo
texto
se estructura
como dilogo entre
el sujeto
y
el destinatario,
y
por
otra part e
todo texto se construye como mosaico de citas, todo texto es
absorcin
y
trans-
formacin de otro (op. cit., p. 146). N del t.
-
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3
J
Greimas
mite, mediante juegos de asociaciones libres, todas las aperturas del
significante y el significado, cuyos lmites corresponden, no obstante,
a los de la actuacin del lector en este mismo marco se podra pro-
bablemente situar e interpretar el fenmeno del anagramatismo .
Se puede decir que los objetos poticos en tanto que signos, es
decir, en razn de su manifestacin en una lengua natural, estn mo-
tivados, si entendemos por motivacin siguiendo la tradicin saussu-
riana la existencia de relaciones no arbitrarias entre el significante
y el significado. Entre la motivacin absoluta, por llamarla de alguna
manera, que podemos encontrar en el grito situado en el lmite del
lenguaje humano y el carcter inmotivado de los signos debido a la
ausencia de isomorfismo entre los planos del significante y el signifi-
cado en momento de su manifestacin, se instala la motivacin po-
tica que puede definirse como la realizacin de las estructuras para-
lelas y comparables que establecen correlaciones significativas entre
los dos planos del lenguaje, dando un estatuto especfico a los signos-
discursos as expresados. Un discurso ideal en el que todos los nive-
les estuvieran correlacionados y todas las unidades estructurales homo-
logadas sera quiz el ms potico: incapaz de homologar, incluso
dentro de las dimensiones de la frase, las estructuras de la expresin
y del contenido, se reducira inevitablemente a un grito del corazn
del poeta.
Por lo tanto no se puede hablar sensatamente ms que de motiva-
ciones relativas de los objetos poticos. n primer lugar, porque es
sobre el fondo sintagmtico ondulante donde las equivalencias corre-
lacionadas imponen su significacin, y porque, a partir de estas homo-
logaciones expuestas, nuevas transgresiones se revelan significativas; en
segundo lugar, porque
l
motivacin, parcial, puede afectar a un deter-
minado nivel de la articulacin, puede recaer sobre una determinada
clase de unidades poticas discursivas: dara lugar eventualmente a
una tipologa formal de los objetos poticos, utilizando los mismos
criterios que los definen como tales.
Dejando a un lado la descripcin que anota las correlaciones re-
conocibles, y adoptando el punto de vista de la produccin de obje-
tos poticos, podemos evitar preguntarnos sobre el tipo de relaciones
que se establecen progresivamente entre el plano de la expresin y el
del contenido. n
primer lugar, este grito del corazn, esta verdad
esencial, sea cual sea su forma - estructura elemental, frase simple,
-
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ci un teor del discurso potico
configuracin onrica - aparece acaso en el nivel profundo como
una estructura ya desdoblada, como una constelacin
fmica
y
smicu
al mismo tiempo? Y adems: si intentamos trazar la trayectoria que
sigue la generacin del objeto potico, cules son los modelos de
S
que, segn el orden previsible de prioridades, se servira la significa-
cin para su sonorizacin, o bien la expresin
para
su contenido
Vemos, por ejemplo, que la poesa que utiliza las matrices convencio-
nales slidamente trabadas se sirve de ellas no para seleccionar los
contenidos propiamente dichos, sino
para
organizar su forma discursi-
va, previendo la distribucin y los emplazamientos respectivos de estos
contenidos
J
Geninasca). Estamos de acuerdo con T. A. Van Dijk
cuando postula que en la fase inmediatamente anterior a la manifes-
tacin, la expresin (es decir, el esquema discursivo fonmico) selec-
ciona las .realizaciones lexemticas de los contenidos. Pero se podra
tambin estudiar la inversin de las relaciones de presuposicin y pre-
tender, por ejemplo, que las reglas narrativas imponen las disjuncio-
nes o las transformaciones de los contenidos profundos en el mismo
momento en que imponen las de la expresin, y que los tiempos fuer-
tes del relato sealan, sitan y determinan las perturbaciones fon-
micas
J. e.
Coquet, e. Zilberberg). He aqu un obstculo ms que
dificulta la elaboracin de la teora de los discursos poticos.
Para que sta sea completa debe contar adems con una tipologa
de la connotacin social de los objetos poticos. En el cuadro de una
tipologa de los .textos, tal y como la concibe Lotmann, o incluso en
el de una de los objetos culturales en general, los objetos poticos
estn sujetos a variaciones en el tiempo y en el espacio debido a las
apreciaciones connotativas que les prestan las colectividades cultura-
les de los consumidores y, en menor medida, de los productores de
poesa, Lo que se considera o no como potico es variable: la puesta
en correlacin de dos tipologas
l
primera, estructural, basada en
los tipos y grados de motivacin de los objetos poticos; la segunda,
connotativa, apoyada en la articulacin taxinmica de la clase de las
variables que suponen remitentes y
o destinatarios sociales - aporta-
ra una contribucin a la historia de las formas poticas,
No obstante, la teora del discurso potico aparecer an durante
mucho - tiempo como un andamiaje que rodea a un edificio del que
slo algunos muros, y no precisamente los ms importantes, apenas
comienzan a sostenerse. La falta de una teora general del discurso
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8/10/2019 Semitica Potica
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J
Greimas
que debera servirle de cimientos y determinar su economa,
p r
muy
de lamentar que sea, no justifica en ningn modo el escepticismo, y
sobre todo el abandono, de todo esfuerzo de sistematizacin. r lo
tanto hemos credo conveniente reservar un lugar importante en este
volumen a los recientes proyectos y desarrollos tericos: los dos es-
tudios finales se refieren globalmente a una concepcin generativa del
lenguaje, pero mientras que T. A. Van Dijk ms ortodoxo en su
proyecto gramatical intenta integrar orgnicamente en ella las recien-
tes adquisiciones de la semntica, J. Kristeva da amplia entrada a las
exploraciones del psicoanlisis. No nos corresponde someterlos a elo-
gio o a crtica. A la vista del repertorio que constituye este volumen,
el lector juzgar.