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    COLECCIONIDEOLOGIAS CONTEMPORANEAS

    a cargo de

    JESUS FUEYO ALVAREZ

    C a r l S c h m i t t

    TEORIA DEL PARTISANO

    Acotacin al concepto de lo poltico

    INSTI TUTO DE ESTUDIOS POLITICOS

    MADRI D

    1966

    Schmitt, Carl, Teora del partisano, Madrid,

    Instituto de Estudios Polticos, 1966, pp.

    130.

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    Ttulo original:

    THEORIE DES PARTISANEN

    Zwischenbemerkung zum Begriff des Politischen

    Duncker & Humblot, Berlin 1963

    Traduccin de

    ANIMA SCHMITT DE OTERO

    Depsito Legal: M. 19.069-1966

    S. A. E. Grficas Espejo. Toms Bretn, 5 1.Madr id 7. 1966

    en su 60 aniversario

    13 septiembre 1962

    Ernst Forsthoff

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    P R E F A C I O

    El origen de esta Teora del partisano son dos con-ferencias que pronunci en Pamplona en la prima-vera de 1962, invitado por el Estudio General deNavarra, y en la Universidad de Zaragoza, el 17 demarzo en un ciclo de conferencias organizado por laCtedra Palafox, dirigido por el profesor don LuisGarca Arias. La conferencia apareci en las publi-

    caciones de la Ctedra Palafox.El momento concreto de la publicacin actual ex-

    plica el subttulo Acotacin al concepto de lo pol-tico. Se prepara actualmente una reedicin de mitrabajo de 1932. En las ltimas dcadas se aadie-ron varios corolarios acerca del tema. Pero el en-sayo presente no es uno de estos corolarios. Es untrabajo independiente, aunque en bosquejo, cuyotema desemboca inevitablemente en el problema dela distincin de amigo y enemigo. Presento, pues, laampliacin de mis dos conferencias de la primaverade 1962 en la forma sencilla de una acotacin, paraque se haga accesible a todos los que han seguidoatentamente, hasta hoy da, la difcil discusin sobreel concepto de lo poltico.

    Febrero 1963.C A R L S C H M I T T

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    I N T R O D U C C I NOJEADA A LA SITUACIN DE PAR TID A DEL I8O8-I3

    El punto de partida para nuestras consideracio-nes en torno al problema del partisano es la gue-rrilla que hizo el pueblo espaol contra el ejrcitode un invasor extranjero en los aos 1808 a 1813.Por primera vez en la Historia, el pueblo un pue-

    blo preb urgus , pr ei nd us tr ia l y pre con vencional

    choc con un ejrcito regular moderno y bien or-ganizado sobre la base de las experiencias de la re-volucin francesa. Gracias a este choque se abrieronnuevos espacios de guerra, se desarrollaron nuevasnociones de beligerencia y surgi una nueva teorade guerra y poltica.

    El partisano lucha irregularmente. Pero la dife-rencia de lucha regular e irregular depende de laprec is in de lo regu la r, y en cu en tr a so lamente sucontraste concreto y su nocin exacta en las mo-dernas formas de organizacin resultantes de lasguerras de la revolucin francesa. En todas las po-cas de la humanidad y de sus mltiples luchas yguerras ha habido reglas de guerra y lucha y, porconsiguiente, ha habido tambin desacato y viola-cin de estas reglas. En los perodos de desintegra-cin, sobre todo, como por ejemplo durante la gue-

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    rra de Treinta aos en Alemania (1618-1684), y entodas las guerras civiles y coloniales de la Historiauniversal surg ier on fenmenos que se podr an de-nominar partisanos. Mas, para la teora del parti-sano en general, hay que tener en cuenta que la

    fuerza y trascendencia de la irregularidad est de-terminada por la fuerza e importancia de lo regu-lar que est puesto en trance existencial. Esta re-gularidad estatal y militar recibe una nueva y exactaprec is in en el Es ta do fr an c s y en el ejrcito fran-cs gracias a Napolen. Las innumerables guerrasde los conquistadores blancos contra los pieles ro-ja s, desde el siglo XVII ha st a el XIX, incluso los m-todos de los riflemen contra el ejrcito regularingls en la guerra de la independencia americana

    (1774-1783) y las guerras civiles entre Chouans y ja-cobinos en la Vende (1793-1796), pertenecen an ala fase prenapolenica. El nuevo arte blico de losejrcitos regulares de Napolen se haba forjadoen el nuevo mtodo revolucionario de lucha. Todala campaa de Napolen contra Prusia en 1806 lepa reci a un oficia l pr us ia no de entonces un tiro-teo al por mayor 1.

    1. EBERHART KESSE L : Die Wandlung der Kriegskunst imZeitalter der franzsischen Revolution, en Historische Zeits-chrift, 148 (1933), 248 s. y 191 (1960), 397 ss. (rec. de Q U I M B Y :The Baclcground of Napoleonic Warfare). WERNER HAHLWEG,

    Preussische Reformzeit und revolutionrer Krieg, en Wehrwissenchaftliche Rundschau, apnd. 18 (1962), 49-50: "Napolenhizo de esto es decir, del nuevo mtodo de lucha de los ejr-citos masivos del pueblo revolucionario un sistema casi per-fectamente acabado, sus operaciones de la grande guerra, sugran tctica y su gran estrategia." El publicista Julius vonVoss, oficial prusiano, opin que toda la campaa napolenicade 1806 poda "calificarse de partisanismo en gran escala".(W. HAHLWEG, Preussische Reformzeit, cit. p. 1 4 . )

    TEORIA DEL PARTISANO

    El partisano de la guerrilla espaola de 1808 fueel primero que se atrevi a luchar irregularmentecontra los primeros ejcitos modernos y regulares.En otoo de 1808, Napolen haba vencido al ejr-cito regular espaol; verdadera guerrilla espa-ola nicamente comenz despus de la derrota del

    ejrcito regular. No existe an ninguna historia com-pl et a y do cu ment ad a de la gu er ra pa rt is an a espa-ola \ Como dice Fernando Solano Costa, esta

    2. Entre las publicaciones de la Ctedra General Palafox,de la Universidad de Zaragosa, vid. FERNA NDO DE SALA S LPEZ :Guerrillas y quintas columias, en La guerra moderna, II( 1 9 5 5 ) , p. 181-211; JOS MAJA JOVER ZAMORA: La guerra dela Independencia espaola m el marco de las guerras euro-

    peas de liberacin ( 1 8 0 8 - 1 8 1 0 , en La guerra de la Indepen-dencia espaola y los sitios e Zaragoza ( 1 9 5 8 ) , p. 4 1 - 1 6 5 ; F E R -NANDO SOLAN O COSTA : La resistencia popular en la guerra dela Independencia: los guerrilleros, en La guerra de la Inde-

    pendencia, cit. p. 387 -42 3; ANTONIO SERRANO MONTALVO : El

    pueblo en la guerra de la Iniependencia: la resistencia en lasciudades, en La guerra de la Independencia, cit. p. 4 6 3 - 5 3 0 .Debemos citar tambin dos trabajos fundamentales de LuisGARCA ARIA S : Sobre la licitud de la guerra moderna, en

    La guerra moderna, I, y El nuevo concepto de defensa nacio-nal, en Defensa nacional ( 1 6 0 ) . F . Solano Costa afirma, ha-cia el final de su trabajo citado, que hasta ahora falta unahistoria documentada del movimiento popular espaol contraNapolen. Pero tenemos que citar especialmente su trabajo yel de J. Jover Zamora como excelente resumen y fuente im-portante de informacin. Las obras histricas espaolas tra-tan la guerrilla de manera distinta, pero, de todas formas, noexiste ninguna descripcin completa que satisfaga el intersactual (Conde de Toreno, Modesto Lafuente, Rodrguez deSols, Jos Mara Garca Rodrguez). La obra ms extensa es

    de JOS GMEZ DE ARTECHE : Historia de la guerra de la Inde-pendencia. Nos llevara demasiado lejos citar los trabajos fran-ceses, ingleses y aleman es; puede verse el resumen excele ntede FERNANDO SOLANO COSTA : "El guerrillero y su trasc endencia",en Congreso histrico internacional de la guerra de la Inde-

    pendencia y su poca (Zaragoza, Institucin Fernando el Cat-lico, 1 9 5 9 ) ; all se encuentran tambin las comunicaciones deSANTIAGO AMADO LORIGA: Aspectos militares de la guerra dela Independencia; JU AN MERCADER R IBA : La organizacin ad-ministrativa francesa en Espaa.

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    historia es muy necesaria, pero tambin muy com-plicada, p o r q u e la guerri ll a espaola , su to ta li dad,se compuso de casi 200 guerrillas regionales, enAsturias, Aragn, Catalua, Navarra, Castilla, etc-tera, bajo el mando de muchos luchadores. El nom-

    br e de algu no s de ellos es t ro dead o de leyen das ymitos, sobre todo Juan Martn Diez, llamado el Em-pecinado, q u e fu e el te rr or de los fran cese s y per -turb la carretera de Madrid a Zaragoza 3. Estaguerra partisana se llev por ambas partes con cruel-dad sangrienta, y no es de extraar que se haya

    publ icad o m s materi al hi str ico po r pa rt e de losafrancesados cultos, acostumbrados a escribir librosy memorias, que por parte de los guerrilleros. Seacual sea la relacin de mito y leyenda, por un lado,

    y de Historia documentada, por el otro lado, las l-neas de nuestra situacin de partida estn claras.Segn Clausewitz, en muchas ocasiones medio ejr-cito francs hubo de estar en Espaa, y la mitad deaquellas fuerzas, unos 250.000 a 260.000 hombres,estaban ocupados contra los guerrilleros. Gmez de

    3. Vid. SOLANO COSTA: La resistencia, cit. p. 387, 402 y 405.G. Maran public el captulo sobre El Empecinado del libroingls de HARDMAN, Peninsular Scenes and Sketches (Edinburgo-Londres, 1847), en una traduccin espaola. Gmez de Arteche

    reproduce en el tomo XIV de su obra, como apndice, unaconferencia sobre El Empecinado. Aparte del Empecinado ha-bra que mencionar al cura Merino, al cual se dedica el ltimorelato en el libro publicado por Maran. El Empecinado y elcura Merino se encontraron en 1823 en frentes opuestos cuan-do los franceses, los famosos Cien mil hijos de San Luis, habanentrado en Espaa por orden de la Santa Alianza; El Em-pecinado estaba de parte de los constitucionalistas y el cura Me-rino de parte de la restauracin absolutista y de los fran-ceses.

    TEORIA DEL PARTISANO

    Arteche los calcula en 50.000, y otros an en muchosmenos.

    Es caracterstico del partisano espaol de 1808 quese arriesga a luchar por su tierra y por su patria,mientras que el rey y su familia an no saban endnde estaba el verdadero enemigo. En este aspecto,la autoridad legitimase comport en Espaa de lamisma manera que en Alemania. Adems, las capascultas de la nobleza, del clero y de la burguesa eranen gran medida afrancesadas, y simpatizaron conel invasor extranjero. Tambin en este aspecto hayciertos paralelismos con Alemania, en donde el granpo et a alemn , Goethe, co mpus o himn os en ho no rde Napolen, y los intelectuales no saban nuncacon seguridad a dnde pertenecan. En Espaa, el

    guerrillero se ech a una lucha sin salida; un pobreatrevido, el primer caso tpico de carne de canirregular de las disputas poltico-mundiales. Todoesto forma parte, como obertura, de una teora del

    pa rt is an o.

    Una chispa salt entonces desde Espaa al norte.All no provoc un incendio igual al que dio su im-

    po rt an ci a histri co- uni ver sa l a la guerri lla espaola .Pero provoc unos efectos cuya consecuencia hoy,

    en la segunda mitad del siglo xx, llega a cambiarla faz de la tierra y de la humanidad. Provoc unateora de la guerra y de la enemistad que culmina,lgicamente, en una teora del partisano.

    En el ao 1809, durante la breve lucha del empe-rador de Austria contra Napolen, hubo un intento

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    pl an if ic ado de im it ar el ej em pl o espaol. Con laayuda de publicistas famosos, como Friedrich Gentzy Friedrich Schlegel, el gobierno austraco organizuna propaganda nacional contra Napolen. Escritosespaoles se pub li ca ro n en lengua alema na. Hein-rich von Kleist acudi, y despus de esta guerra aus-trac a de 1809 sigui haciendo propag anda antifra n-cesa en Berln. En aquellos aos, hasta su muerteen noviembre de 1811, se convirti en el verdaderopo et a de la re si ste nc ia nacional co nt ra el invaso rextranjero. Su drama Die Hermannsschlacht es lams grande poes a parti sana de todas las pocas.Tambin hizo un poema, An Palafox, en el cual com-

    pa ra al de fens or de Zar agoza con Lenidas, Arminioy Guillermo Tell 5. Los reformadores del Estado

    Mayor prusiano, sobre todo Gneisenau y Scharn-

    4 . P E T E R R A S S O W : Die Wirkung der Erhellung Spaniensauf die Erhebung gegen Napoleon I, en Historische Zeits-chrift, 1 6 7 ( 1 9 4 3 ) , 3 1 0 - 3 3 5 , comenta el folleto del ministro es-paol Ceballos, Ernst Moritz Arndt, y el Katechismus der

    Deutschen, de KLEIST. Vid., adems, W . HAHLWEG, PreussischeReformzeit, cit. p. 9 n. 9 ss. (acerca de las resurrecciones enAlemania 1 8 0 7 - 1 8 1 3 ) . Tambin el coronel Schepeler, que se co-noci ms tarde como historiador de la guerra de la Indepen-dencia espaola, colabor desde el norte en los planes austra-cos de una sublevaci n armada contra los fran cese s; vid. H.JURESCHKE : El coronel von Schepeler. Carcter y valor infor-

    mativo de su obra historiogrfica sobre el reinado de Fernan-do VII, en Revista de Estudios Polticos, 1 2 6 ( 1 9 6 2 ) , 2 3 0 .

    5. RUDOL F BORCHARDT ha incluido el poema de K L E I S T : An-Palafox, en su coleccin Ewiger Vorrat deutscher Poesie ( 1 9 2 6 ) .El general Palafox, el defensor de Zaragoza, no era partisano,sino oficial de carrera, y la defensa herica de la ciudad portoda la poblacin, hombres y mujeres, an no era lucha par-tisana, como subraya HANS SCHOMERUS (Par ti sanen ) en se-manario Christ und Welt, 2 6 [ 1 9 4 9 ] ) , sino resistencia regularcontra un sitio regular.

    TEORIA DEL PARTISANO

    horst, estaban profundamente impresionados por elejemplo espaol. Los grmenes del libro Vom Krie-

    ge que dio una aura casi mtica al nombre de Clau-sewitz, estn en el ambiente espiritual de aquellosoficiales del Estado Mayor prusiano entre 1808 y1813. Su frmula de h guerra como continuacin

    de la poltica implica ya in nuce una teora del par-tisano. Como veremos ms adelante, Lenin y MaoTse-tung llevaron hasta sus extremos la lgica in-manente de esta teora.

    Slo en el Tirol se produjo una autntica guerrillapo pu la r, que debe men ciona rse en re lacin con nues-tro problema partisano. Andreas Hofer, Speckbachery el fraile capuchino Haspinger fueron sus cabeci-

    llas. Segn la expresin de Clausewitz, los tirolesesse convirtieron en una antorcha potente 6. Peroeste episodio del ao 1809 acab pronto. En todoel resto de Alemania no surgi ninguna guerra par-tisana contra los franceses. El fuerte impulso na-cional, que se demostr en sublevaciones y pronun-ciamientos aislados, desemboc pronto y por com-

    pleto en el cauce de la gu er ra regu la r. Las luchasde la primavera y verano de 1813 tuvieron lugar encampos de batalla, y la decisin final se dio en una

    ba ta ll a campal , en oc tu br e de 1813, cerca de Leipzig.

    En el marco de una restauracin general, el Con-greso de Viena de 1814-15 rehabilit tambin las no-

    6. C. VON CLAUSEWITZ : Politische Schriften und Briefe (ed.Hans Rothfels. Munich, 1 9 2 2 ) , p. 2 1 7 .

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    ciones del Derecho de guerra europeo 7. Esto fueuna de las restauraciones ms asombrosas de laHistoria universal. Tuvo el xito enorme de queaquel Derecho de guerra, el Derecho de la guerraterrestre continental acotada, hubiera dominado la

    pr c ti ca eu rope a de la be lige ra nc ia mi li ta r ha st a la

    pr ime ra gue r ra mu nd ia l de 1914-1918. Es te Derechose denomina an hoy el Derecho de guerra clsico,y con toda la razn. Conoce distinciones inequvocas,en especial, la diferencia de guerra y paz, de com-ba ti en te s y no co mb at ie nt es , de enem igo y cr im inal .La guerra se hace de Estado a Estado, como unaguerra de ejrcitos regulares estatales, soberanos

    po rta do res de un ius belli, que se respetan, incluso enla guerra, como enemigos, y que no se discriminanmutuamente como criminales, de tal manera que

    7. Una serie de restauraciones del Congreso de Viena hanentrado, como tal es, en la conciencia general; por ejemplo, elprincipio de legitimidad dinstica y la realeza legitima, la altaaristocracia en Alemania, los Estados Pontificios en Italia y,por va del papado, la Orden de los jesutas. Menos conocida,en general, es la gran obra de restauracin del jus publicumEuropaeum y sus acotamientos de la guerra terrestre entre Es-tados soberanos europeos, una restauracin que se mantuvohasta hoy da, por lo menos en los manuales de Derechointernacional, como fachada "clsica". En mi libro Der Nomosder Erde im jus publicum Europaeum, II (Berlin, Dumeker &Humblot Verlag, 1960) no se trata muy detalladamente de lainterrupcin que provocaron las guerras de la revolucin fran-

    cesa y de la poca napolenica. HANS WEHBERG (rec. en Frie-denswarte, 50 [1951], 305-314), lo critica con razn. Para supliresta falta, por lo menos en parte, debo insinuar la lectura delos trabajos de Roman Schnur sobre ideas y prcticas jurdico-internacionales en Francia, entre 1789 y 1815. Hasta ahora sepublic un ensayo titulado Land und Meer, en Zeitschriftfr Politik (1961), 11 ss. La continua neutralidad de Sulza ysu permanente Situation unique pertenece al mbito de la obrarestauradora del acotamiento de la guerra europea (vid. Der

    Nomos der Erde, cit. p. 222).

    TEORIA DEL PARTISANO

    una conclusin de paz queda siempre posible, e in-cluso suele ser el fin normal y supuesto de unaguerra. Mientras que esta regularidad clsica tuvovalidez autntica, el partisano no poda ser ms quena figura marginal, como ocurri realmente duran-te toda la primera guerra mundial.

    HORIZONTES DE NUESTRO ESTUDIO

    Hablo algunas veces de teoras modernas del par-tisano, y debo precisar que en el fondo no existenteoras viejas que se pudieran contrastar con teo-ras nuevas. En el Derecho de guerra clsico, tal co-mo lo concibe el Derecho internacional europeo,no hay cabida para el partisano en el sentido mo-derno. O se conceba como una especie de tropa

    liegra, sumamente mvil, pero regular como en lasguer ra s de ga binete del siglo XVIII o bien se ca-lificaba como un criminal especialmente odioso queestaba, naturalmente, fuera de la ley: un hors laloi. Tena que ser as mientras la guerra conservabaalguna significacin de duelo con armas francas ysentido de caballerosidad.

    Con la introduccin del servicio militar obligato-rio, sin embargo, todas las guerras se conviertentericamente en guerras populares. Frecuentemente

    se producen situaciones que son difciles o imposi-bles de so luci on ar para el De re cho de gu er ra cl-sico; por ejemplo, una leve en masse ms o me-nos improvisada, los cuerpos francos o los franco-tiradores. Fundamentalmente, de todas formas, laguerra queda acotada, y el partisano est fuera delacotamiento. Incluso pertenece a su esencia y a su

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    manera de ser el estar fuera de cualquier acotamien-to. El partisano moderno no espera ni gracia ni

    just ic ia del en em ig o. El dio la espa lda a la enemis -tad convencional con sus guerras domesticadas yacotadas, y se fue al mbito de otra enemistad ver-dadera, que se enreda en un crculo de terror y con-traterror hasta la aniquilacin total.

    En conexin con el partisanismo nos interesan,sobre todo, dos clases de guerra: la guerra civil y laguerra colonial. Tienen, en cierto sentido, algn pa-rentesco con el partisanismo. Esta coincidencia, enla actualidad, es realmente un sntoma especfico.El clsico Derecho internacional europeo dej almargen a estas dos peligrosas especies de la guerray de la enemistad. La guerra del ius publicum Eu-ropaeum era una guerra interestatal, que realizabaun ejrcito regular y estatal contra otro ejr-cito de la misma naturaleza. La guerra civil abiertase consideraba como una sublevacin armada quese reprima mediante el estado de sitio con ayudade polica y tropas del ejrcito regular, a no ser quese llegara a un reconocimiento de los rebeldes comopa rt id o be li gerant e. La cienci a mi li ta r de algunasnaciones, como Inglaterra, Francia y Espaa, no

    pe rd i de vi st a a la guer ra coloni al . Pero to do es tono puso en trance existencial a la guerra regularentre Estados como modelo clsico

    Hay que hacer una mencin especial de Rusia.Durante todo el siglo xix, el ejrcito ruso hizo mu-chas guerras con los pueblos montaeses de Asia.

    8. Vid. Der Nomos der Erde, cit. ndice de materias s. v."Brgerkrieg", "Feind", "justa causa" y "justus hostis".

    TEORIA DEL PARTISANO

    Nunca se limi t ta n exclusivamente a la guer ra re-gular de ejrcitos como lo hizo el ejrcito prusiano-alemn. La Historia rusa conoce, adems, la lucha

    pa rt is an a au t ct on a contra el ej r ci to napolenico.En el verano de 1812, partisanos rusos, bajo mandomilitar, acosaron y estorbaron al ejrcito francs

    en su avance hacia Mosc. En otoo e invierno delmism o ao, campesinos rusos ma tar on a los fran-ceses que huan muertos de hambre y fro. Todoesto apenas dur medio ao, pero, sin embargo,lleg a ser un acontecimiento histrico de gran en-vergadur a, aun que ms bien por el mito polticoy sus interpretaciones variadas que por su efectopa radigm t ic o pa ra la teora y ciencia mi li ta res.Tenemos que mencionar por lo menos dos inter-

    pr et ac io nes di st in ta s, incluso opuest as , de es ta gue-rra partisana rusa de 1812: una es anarquista, crea-da por Bakunin y Kropotkin, y que lleg a ser mun-dialmenfce famosa gracias a las descripciones deTolstoi en su novela Guerra y paz, y la otra es elaprovechamiento bolchevista hecho por Stalin parala tctica y estrategia de la guerra revolucionaria.

    Tolstoi no era un anarquista del estilo de Ba-kunin o Kropotkin, pero su repercusin literariafue mucho mayor. Su epos Guerra y paz contiene

    ms sustancia creadora de mito que todas las doc-trinas polticas o que toda Historia bien documen-tada. Tolstoi ve en el partisano ruso del ao 1812el portador de las fuerzas elementales de la tierrarusa que sacude al famoso emperador Napolen contodo su brillante ejrcito como a un bicho molesto.Para Tolstoi, el pobre Muschik inculto y analfabeto

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    es, no solamente ms fuerte, sino tambin ms in-teligente qu e todos los estra tegas y tcticos, inclu-so ms inteligente que el gran general Napolen,convertido en una marioneta en manos del aconte-cer his tri co. En la segunda guerra mundial , Stalinrecurri a este mito del partisanismo patritico-

    nacional contra Alemania, y lo puso muy concreta-mente al servicio del comunismo y de su polticamundial. Esto significa la iniciacin de una faseesencialmente nueva del partisanismo. En su co-mienzo est el nombre de Mao Tse-tung.

    Desde hace treinta aos hay duras luchas parti-sanas en amplias regiones de la tierra. Empezaronya en 1927, antes de la segunda guerra mundial, enla China y otros pases asiticos, que se defendieronms tarde, de 1932 a 1945, contra la invasin japo-nesa. Durante la segunda guerra mundial, Rusia, Po-lonia, los Balkanes, Francia, Albania, Grecia y otrasregiones se convirtieron en escenario de esta clasede guerra. Despus de la segunda guerra mundial,la lucha partisana sigui en Indochina. El lder co-munista del Vietnam, Ho-Chi-minh, y el vencedorde Dien Bien Phu, el general Vo Nguyen Giap, orga-nizaron eficazmente la lucha contra el ejrcito colo-nial francs. Lo mismo ocurri en Malaya, en las

    Filipinas y en Argelia, en Chipre bajo el coronelGrivas, y en Cuba bajo Fidel Castro y Che Guevara.Desde 1962, los pases indochinos Laos y Vietnamson regiones de guerra partisana, la cual desarrollacada da nuevos mtodos de vencer, ya sea por fuerzaya sea por astucia. La tcnica moderna suministraarmas y medios de destruccin cada vez ms efica-

    TEORIA DEL PARTISANO

    ees, medios de trfico y de comunicacin cada vezms perfectos, tanto para los partisanos cuanto

    pa ra la tr op a regu la r que lucha co nt ra ellos. En elcrculo infernal de terror y contraterror, la luchacontra los partisanos suele ser, muchas veces, elfiel reflejo de los mtodos de los partisanos mismos.Hay una frase famosa, que se suele citar como or-den de Napolen al general Lefvre, del 12 de sep-tiembre de 1813, y que no perdi nada de su actua-lidad y exactit ud: con parti sanos hay que luchara la manera de los partisanos, il faut oprer en par-tisan partout ou il y a ies partisans.

    Ms adelante tr ata r algunos problem as de unaregulacin jurdico-internacional. Lo fundamental seentiende por s mismo; la aplicacin en los casos

    concretos de una evolucin rpida est muy distu-tida. Tenemos, en estos ltimos aos, un documen-to impresionante de la voluntad a la resistencia to-tal, y no solamente de la voluntad, sino tambinde instrucciones detalladas para la realizacin con-creta. Es la instruccin general en caso de guerrilla(Kleinkriegsanleitung fr jedermann), que edit laAsociacin suiza de suboficiales bajo el ttulo Dertotale Widerstand (La resistencia total). Su autores el cor one l H. von Dach En ms de 180 pgi-

    nas se dan instrucciones de resistencia activa y pa-siva contra una invasin extranjera, con indicacio-nes exactas para sabotaje, evasin, ocultacin dearmas, organizacin de golpes, lucha contra espio-naje, etc. Las experiencias de los ltimos aos estn

    9. H. VON DACH: Der totale Widerstand, II (Biel, 1958).

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    cuidadosamente aprovechadas. Esta moderna ins-truccin general de guerra est encabezada por unanota que dice que la resistencia hasta el fin tieneque resp eta r el Convenio de La Haya sobre leyesy costumbres de la guerra terrestre y los cuatroConvenios de Gine bra de 1949. Esto se entiende por

    s mismo. No es difcil imaginarse cmo reaccionaraun ejrcito normal y regular ante el ejercicio prc-tico de aquella instruccin de guerrilla (por ejem-

    plo , l iq ui da ci n si lenciosa de cent inelas , ma tndo-los con un hacha) mientras que no se sienta vencido.

    NOM BRE, VOCABLO Y NOCION DE PARTISANO

    La breve enumeracin de algunos hechos y nom-br es co nocidos, con la cua l hemo s in te nt ad o un apr im er a ci rc un sc ripc i n del hori zonte de nu es tr asreflexiones, nos da una idea de la inmensa amplituddel tema y de su problemtica. Por eso ser reco-mendable precisar algunos sntomas y criterios, paraque la discusin no se haga abstracta e ilimitada.Una de las caractersticas la hemos destacado yaal principio, cuando hemos partido del supuestode que el partisano es un combatiente irregular.

    El carcter regular se manifiesta en el uniforme delsoldado, que es ms que un simple traje profesional,

    po rq ue de mu es tr a un dominio de la vida pbl ica,y con el uniforme se lleva abierta y demostrativa-mente el arma. El soldado enemigo uniformadoes el verdadero blanco de tiro para el partisano mo-derno.

    TEORIA DEL PARTISANO

    Otro sntoma que se impone actualmente es elintenso engagement poltico que distingue al par-tisano de otros combatientes. Hay que mantener elcarcter intensamente poltico del partisano para noconfundirlo con el vil ladrn y atracador que pien-san exclusivame nte en su provecho part icular , sin

    tener otros motivos. Este criterio terico del carc-te r poltico tiene la misma estructura, pero exacta-men te a la inversa, qu e el pira ta del Derecho mar-timo de guerra. El carcter apoltico es esencial

    pa ra los de sa fu er os del pira ta, que slo tiene inte-rs por el robo y la ganancia personal. El piratatiene, como afirman los juristas, el animus furandi.El partisano lucha en un frente poltico, y precisa-mente el carcter poltico de su actividad revalo-riza el sentido originario de la palabra partisano.La palabra se deriva de partido, e indica los vn-culos con un partido o grupo que lucha o hace laguerra o acta polticamente de alguna forma. Se-mejante vinculacin a un partido se refuerza entiempos revolucionarios.

    En la guerra revolucionaria la adhesin a un par-tido revolucionario implica nada menos que la cap-tacin total. Otros grupos y organizaciones, sobretodo el Estado actual, no consiguen integrar tan

    completamente a sus miembros y adheridos comoun partido en lucha revolucionaria capta a sus com-

    ba ti en te s act ivos. En la ampl s ima dis cusin sobreel llamado Estado total an no se lleg a la conscien-cia general que hoy da. no el Estado como tal, sinoel partido revolucionario como tal es el que represen-ta la verdadera y, en el fondo, la nica organizacin

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    totalitaria 10 . En cuanto a la pura organizacin,en el sentido del funcionamiento estricto de ordeny obediencia, hay que reconocer incluso la superio-ridad de algunas organizaciones revolucionarias so-br e alg un as tr op as regulares. En el Derecho inter-nacional de guerra tiene que producirse cierto con-

    fusi onis mo, si la organizacin como tal se consi-dera cual criterio de la regularidad; y esto ocurrien los Convenios de Ginebra, del 12 de agosto de1949 ".

    Partisano quiere decir partidario, uno que va conun partido. Lo que esto significa concretamente

    pu ed e varia r mu ch o en poca s di st in ta s, en cu an to alpa rt id o o f r en t e con qui en uno va y en cu an to a laforma de colaborar, algo, mucho o totalmente, y encaso de ser hecho prisionero. Hay partidos belige-rentes, pero tambin hay partes de un proceso ju-dicial, partidos de una democracia parlamentaria,

    pa rt id os de op in in y de acci n. En las lengu as la-tinas el vocablo se puede usar como sustantivo oadjetivo; en francs se habla incluso del partisande cualquier opinin. En fin, un vocablo general,multifactico se convierte de repente en una expre-sin sumamente poltica. Casi se impone el paralelolingstico con un vocablo general como status, que

    de repente, puede significar Estado. En tiempos dedesorden, como en el siglo XVII, duran te la guerrade los Treinta aos, el soldado irregular se confundefcilmente con los bandidos y vagabundos; hace la

    10. Vid. C. SCHMITT: Weiterentwicklung des totalen Staa-tes in Deutschland (1933), en Verfassungsrechtliche Aufsatze(Berln, Duncker & Humblot, 1958), glosa 3 p. 366.

    11. Vid. p. 38.

    TEORIA DEL PARTISANO

    guerra por su cuenta, y llega a ser la figura prin-cipal de las novelas picarescas, como, por ejemplo,el picar o espaol Esteban illo Gonzlez, que estuvoer la batalla de Nordlingen (1635), y lo cuenta en elesilo del soldado Schwejk, tal como se puede leerer el Simplizius Simplizissimus de Grimmelshau-

    sei o contemplar en los grabados y aguafuertes deJaiques Callot. En el siglo XVIII , el partidario

    pertenece a las pa nd ur os y h sa re s o a ot ras cla sesde tro pa ligera que luc ha aisladamente como tro-

    pa mvil y hace la ll am ad a guerra pequea , encontraste con la guerra grande, mucho ms lenta,de las tro pas de lnea. En este caso, la dis tincinde regular e irregul ar es puram ent e tcnico-militar,y ao se refiere, de ningn modo, a una calificacinde legal e ilegal en un senti do jur di co del Der echo

    internacional o constitucional. En el caso del par-tisano actual los anta gonis mos regular- irregular ylegal-ilegal suelen cruzarse y desdibujarse.

    Movilidad, rapidez y cambios bruscos de ataquey retirada, en una palabra, movilidad acentuada si-gue siendo, an hoy, una caracterstica del partisano.Tecnizacin y motorizacin incluso intensifican lamovilidad. Pero la guerra revolucionaria disuelve loscontraste clsicos, y se forman mltiples grupos semio pararregularcs. El partisano que lucha con armas

    depende siempre de una organizacin regular. Pre-cisamente Ernesto Che Guevara, el compaero deFidel Castro en la lucha cubana, lo subraya coninsistencia De esta colaboraci n resu ltan ya algu-

    12. ERNESTO CHE GUEVARA : On Guerrilla Warfare; withan introduction hy Mayor Harries-Clichy Peterson (Nueva York,Frederick A. Praeger, 1961), p. 9: "It is obvious that guerrilla

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    nos estadios intermedios de regular e irregular. Lomismo ocurre cuando un gobierno, aunque no searevolucionario en absoluto, convoca a la defensa delsuelo nacional contra un invasor extranjero. Guerra

    po pu la r y gu er ra pequea se fu nd en y co nf un denen este caso. En los reglamentos de semejantes re-clutamientos encontramos ya desde el siglo xvi lapa la br a partisan ". Veremos ms adelante dos ejem-plos im po rt an te s de una regulacin fo rm al de gu er rapo pu la r y Landsturm, que intentaron reglamentarla guerrilla. Desde la otra parte, tambin el invasorextranjero da sus rdenes para la lucha contra lospa rt is an os enemigos. Tod as es ta s reglamentacionesse tropiezan con el difcil problema de una regula-cin jurdico-internacional es decir, vlida paraambas partes de lo irregular, en lo referente alreconocimiento del partisano como combatiente y sutratamiento como prisionero y, por otro lado, en loque se refiere al respeto de los derechos de las fuer-zas militares de ocupacin. Ya hemos indicado queen este terreno hay campo, fcilmente, para contro-

    warfare is a preliminary step, unable to win a war all by it-

    self." Cito por esta edicin porque slo posteriormente pudeconocer el original castellano y otras traducciones.

    13. M . FRAGA (Guerra y poltica en el siglo XX, en Lasrelaciones internacionales de la era de la guerra fra [Madrid,Instituto de Estudios Polticos, 1962], p. 29, n. 62) indica queya desde 1595 existen decretos franceses sobre la resistenciaen caso de una invasin extranjera, y utilizan los trminos par-tisan y part de guerre. Vid. n. 39.

    TEORIA DEL PARTISANO

    versias jurdicas. Por ejemplo, trataremos de la po-lmica acerca de los francotiradores en la guerragermano-francesa de 1870-71.

    La tendencia a transformar o incluso disolver lasnociones tradicionales las nociones clsicas, como

    se dice hoy con preferencia es general y, en vistade la transformacin acelerada del mundo, muycomprensible 14. Esto afecta tambin a la ideaclsica del partisano, si se nos permite decir as.En un libro de Rolf Schroers: Der Partisan, muy in-teresante para nuestro tema, el verdadero tipo de

    pa rt is an o es el co mb at ient e de la resi st enci a ilegaly el activista clandestino 1S. Esto es una conside-rable transformacin de idea, determinada princi-pa lm en te po r ci er ta s si tuac iones in te r-alemanas dela poca de Hitler. La irregularidad est sustituidapo r la ilega lidad, la lucha mi li ta r po r la resi st encia.

    14. Vid. mi conferencia "El orden del mundo despus dela segunda guerra mundial", en Revista de Estudios Polticos,1 2 2 ( 1 9 6 2 ) , 1 2 ; tambin Verfassungsrechtliche Aufstze cit. n-dices de materias s. v. klassisch, p. 512.

    15. ROLF SCHROERS: Der Partisan; ein Beitrag zur politis-

    chen Anthropologie (Colonia, Kiepenheuer & Witsch, 1 9 6 1 ) . En

    el curso de nuestra exposicin nos referiremos alguna vez aeste libro, muy importante para nuestro tema; vid. n. 18 y62. Schroers distingue, con razn, el partisano del agente revo-lucionario, del funcionario, espa y saboteador. Por otro lado, loidentifica con el combatiente de la resistencia en general. Fren-te a esto sostengo mis criterios expuestos en el texto, y esperoque esta posicin ms clara d la base para una discusinfructfera.

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    Me parece que esto significa una interpretacin err-nea del partisano de las guerras de independencianacional, la cual no ti en e en cuenta que la guerrarevoluci onaria an no pre sc ind i de la conexinmilitar de ejrcito regular y combatiente irregular.

    En algunos casos la interpretacin arbitraria llega

    a una simbolizacin general y hasta a la disolucincompleta de la nocin. A fin de cuentas, cualquierindividualista o noconformista se puede llamar par-tisano, sin tener en cuenta si piensa, ni aun remo-tamente, coger un arma y utilizarla 16. Como me-tfora puede ser admisible; yo mismo la utilic paracaracterizar algunas figuras y situaciones histrico-espirituales 17. En un sen tid o figurado, el serhombre es ser combatiente, y el individualista con-secuente lucha por cuenta propia y, si es valiente,

    tambin con riesgo propio. Se convierte entoncesen su propio partidario. Estas disoluciones de ideasson sntomas significativos de nuestra poca, y me-

    16. HANS JOACHIM SELL: Partisan. (Dsseldorf, Eugen Die-derichs Verlag, 1 9 6 2 . ) Es una novela con descripciones exce-lentes, psicolgica y sociolgicamente interesantes, de figurasaristocrticas y burguesas de la Repblica Federal alemanaen la situacin del ao 1950.

    17. He llamado, por ejemplo, a Bruno Bauer y a Max StirnerPartisanen des Wettgeistes, partisanos del espritu universal,en un ensayo sobre Lorenz von Stein, en el ao 1940 (TOMMIS-SEN : Bibliographie Carl Schmitt n. 202 y 303) y en una con-

    ferencia sobre Donoso Corts, en 1944 (TOMMISSEN : Bibliogra-phie, cit. n. 49, 283 y 287). En un artculo en Zrcher Woche,2 6 ( 1 9 6 2 ) , con motivo del 250. aniversario de la muerte de J. J.Rousseau me refer a R. Schroers y a H. J. Seil y utilic la figuradel partisano para aclarar la discutida figura de Rousseau.Mientras tanto conoc un trabajo de HEN RI GUILLEMIN : J. J.Rousseau, trouble-fte, que parece confirmar esta interpreta-cin. H. GUILLENMIN public las Lettres crites de la Montagnede Rousseau, con un importante prefacio. (Neuchtel, Collectiondu Sablier, 1 9 6 2 . )

    TEORIA DEL PARTISANO

    recen un estudio particular ". Para una teoradel partisano, como la intentada aqu, no debemos

    pe rd er de vist a algunos cr iter ios, pues , de lo con-trario, el tema se disolvera en una generalizacinabstracta. Tales criterios son: irregularidad, movi-

    18 . R. SCHROERS (De r Partisan, cit.) ve en el partisano laltima resistencia contra el nihilismo de un mundo completa-mente tecnificado, el ltimo defensor de suelo y costumbre, enfin, el ltimo verdadero hombre. GERHARD NEBEL (linter Partisa-nen und Kreuzfahrern [Stuttgart, Ernst Klett Verlag, 1 9 5 0 ] ) ,opina todo lo contrario, ve en el partisano una figura del nihi-lismo moderno, destino de nuestro siglo, que abarca todas lasclases, estados y profesiones: sacerdotes, campesinos, intelec-tuales y tambin al soldado. El libro de Nebel es un diario deguerra de un soldado alemn de los aos 1 9 4 4 - 1 9 4 5 en Italia yAlemania. Valdra la pena comparar su descripcin del parti-sano en la Italia de entonces con la interpretacin de SCHROERS(Der Partisan, cit. p. 243). Nebel capta estupendamente el mo-mento en que un gran ejrcito regular se disuelve. Sus miem-bros se convierten en chusma que la poblacin mata cuandopuede, o ellos mismos matan y saquean, de manera que ambaspartes pueden pasar por partisanos. Pero aparte de sus buenasdescripciones, Nebel clasifica los pobres diablos, picaros ygamberros como nihilistas, lo cual no es ms que el condimentometafsico, conforme a la poca, que hoy da parece ser obligato-rio, de la misma manera que el picaro del siglo xvn iba acompa-ado con algo de teologa escolstica. ERNST JUNGER (De rWaldgang [Frankfurt, Verlag Vittorio Klostermann, 1 9 5 1 ] ) cons-truye el Waldganger a veces le llama tambin partisanocomo una "figura" en el sentido de su figura del obrero (Ar-beiter, 1 9 3 2 ) . El individuo, cercado por aparatos, no abandonala partida, aparentemente sin slida, si no quiere continuarlapor su fuerza ms ntima y "se decide a irse al bosque" (Wald-gang). "En cuanto a su lugar, el bosque, puede ser cualquier

    sitio" (p. 11). Getseman, por ejemplo, el Jardn de los Olivos,que conocemos por la Pasin de Jesucristo, es "bosque" en elsentido de Ernst Jnger (p. 73), pero tambin el Daimoniumde Scrates (p. 82). Por consiguiente, se le niega al "profesorde Derecho y al profesor de Derecho estatal" la capacidadde entregar al Waldganger "el material de equipo necesario.Poetas y filsofos aciertan mejor el plan que hay que defen-der" (p. 126). Pero slo el telogo conoce las verdaderas fuentesde la fuerza. "Por telogos se entienden todos los que saben..."(pgina 95).

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    lidad acentuada de la lucha activa y mayor inten-sidad del engagement poltico.

    Quisiera afirmar otro sntoma del autntico parti-sano al que Jover Zamora llam carcter telrico.Es impor tant e par a la situacin del part isa no que, a

    pe sa r de to da la mo vi li da d tct ica, es fu nd am en ta l-

    mente defensiva, y cambia su esencia cuando seidentifica con la agresividad absoluta de una ideo-loga de revolucin mundial o tecnicista. Hay dostrabajos acerca de este tema que coinciden en elfondo con este criterio y que tienen mucho inters

    pa ra nu es tr o te ma : el li br o de Rolf Schroers ", yla tesis doctoral de Jrg. H. Schmid sobre la situa-cin jurdico - interna cional del partisano Lafundamentacin del partisano en el carcter telricome parece necesaria para destacar espacialmente la

    po stu ra def ensiva, es deci r, la limi tacin de la ene-mistad en el espacio y para evitar la reivindicacinabsoluta de una justicia abstracta.

    Para los partisanos que lucharon durante los aos1808-1813 en Espaa, en el Tirol y en Rusia estecriterio es evidente. Pero tambin las luchas par-tisanas de la segunda guerra mundial y las de losaos siguientes en Indochina y otros pases, que sesimbolizan con los nombres de Mao Tse-tung, Ho

    Chi-minh y Fidel Castro, permiten ver que la rela-cin con el suelo, con la poblacin autctona y conlas condiciones geogrficas del pas montaa, sel-va, jungla o desierto tienen la misma actualidad

    19. vid . n. 15.20. Vid. infra p. 45.

    TEORA DEL PARTISANO

    que antes. El partisano es y seguir siendo siempretan distinto del pirata, y tambin del corsario, comotierra y mar son distintos espacios elementales dela actividad humana y de disputas blicas entrelos pueblos. Tierra y mar no slo han desarrolladodistintos medios de la beligerancia y campos de

    ba ta ll a muy des iguales, sino ta mbi n di st in ta s ideasde guerra, enemigo y botn 21 . Mientras siga sub-sistiendo, por lo menos, la posibilidad de guerrasanticolonialistas en nuestro planeta, el partisano re-

    pr es en ta r un ti po de co mb at ient e act ivo espec f i-camente terrestre 22. Ms adelante destacaremosel carcter telrico del partisano a travs de unacomparacin con figuras tpicas del Derecho marti-mo y mediante una explicacin del aspecto espacial.

    Pero tambin el partisano autctono, de origen

    21. CARL SCHMITT: Land, und Meer (Reclam Universalbi-bliothek n. 7536 , 1* ed. 1942, 2." ed. 1 9 5 4 ) ; Der Nomos der

    Erde, cit. p. 143 y 286; Die geschichtliche Struktur des heutigenWeltgegensatzes von Ost und West (19 55) . (TOMMISSEN : Biblio-

    graphie, cit. n. 239 y 294). En este ltimo ensayo, que se pu-blic simultneamente en Revista de Estudios Polticos, 81 (1955),he anunciado una reclamacin: quisiera conseguir el plenodesenvolvimiento hermenutico de los 2 4 7 - 2 4 8 de la Filosofadel Derecho, de HEGEL, como clula germinal de la Historia delespritu para un conocimiento del mundo tcnico-industrialde hoy, despus de que la interpretacin marxista ha desarro-llado los prrafos precedentes, 2 4 3 - 2 4 6 , para la sociedad bur-guesa.

    22. MARGRET BOVERI (rec. de R. SCHROERS: Der Partisan,citado en Merkur 1 6 8 [ 1 9 6 2 ] ) elogia el libro de CZESLAV MILOSZ :West- und Ostliches Gelnde. (Colonia, Kiepenheuer & WitschVerlag, 1961 .) El autor da una imagen viva y simptica de suvida en Lituania, Polonia, Europa occidental, especialmente enPars, y cuenta de su existencia clandestina en Varsovia, du-rante la ocupacin alemana, cuando reparti libelos contra losalemanes. Dice expresamente que no era partisano ni queraserlo (p. 276). Pero su amor a la patria lituana y sus bosquespodra corresponder al carcter telrico del autntico partisano.

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    agrario, est arrastrado hacia el campo de fuerzasdel irresistible progreso tcnico-industrial. Gracias ala motorizacin, su movilidad se aumenta de tal for-ma que est en peligro de desincardinarse por com-

    pleto. En las si tu ac io ne s de la guer ra fr a se con-vierte en tcnico de la lucha invisible, en sabotea-

    dor y espa. En la segunda guerra mundial hubo yatropas de sabotaje con entrenamiento partisano.Este partisano motorizado pierde su carcter tel-rico. Ya no es ms que un instrumento, transporta-ble e in te rcam biab le , de una cent ra l pode ro sa quehace poltica mundial, que lo utiliza en la guerraabierta o invisible y que lo despide cuando le con-viene. Esta posibilidad forma parte de su existenciaactual, y en una teora del partisano no debemos

    pe rd er la de vista.

    Con estos cuatro criterios irregularidad, movi-lidad acentuada, intensidad del engagement polticoy carcter telrico y con la perspectiva de los efec-tos que podr tener una tecnificacin, industriali-zacin y desagrarizacin avanzadas hemos circuns-crito el horizonte de nuestra reflexin. Se extiendedesde el guerrillero de la poca napolenica hasta el

    pa rt is an o bien eq ui pa do del pres en te , desde el Em-pecinado , pa sa nd o po r Mao Tse-tung y Ho Chi -minh,

    hasta Fidel Castro. Es un vasto terreno en el cualla historiografa y la ciencia militar han elaboradoun material enorme y que crece continuamente.Lo utilizamos en la medida en que est a nuestroalcance, e intentamos extraer de l algunos cono-cimientos para una teora del partisano.

    TEORIA DEL PARTISANO

    PANORAMA DE LA SITUACION JURIDICOINTERNACIONAL

    El partisano lucha de manera irregular. Algunascategoras de combatientes irregulares, sin embar-go, se equiparan a las fuerzas de combate regulares

    y disfrutan de los derechos y privilegios de los com-ba ti en te s regulares. Es to signif ica que su ac tividadde guerra no es ilegal y, cuando caen en manos desus enemigos, tienen derecho al tratamiento espe-cial de los prisioneros y heridos. La situacin jur-dica se ha compilado en la Ordenacin de la guerraterrestre de La Haya, del 18 de octubre de 1907,cuya validez sigue reconocida hasta hoy. Despusde la segunda guerra mundial se complement concuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de

    1949. Dos de ellos se refieren a la suerte de los he-ridos y enfermos en la guerra terrestre y martima,el tercero se refiere al tratamiento de los prisione-ros y el cuarto regula la proteccin de las personasciviles en tiempo de guerra. Muchos Estados, tantodel mundo occidental como del bloque oriental loshan ratificado. Tambin el nuevo manual militaramericano de Derecho de guerra terrestre, del 18 de

    ju li o de 1956, es t ad ap tad o a es ta s no rm as .

    La Ordenacin de La Haya haba aquiparado a las

    fuerzas regulares, en ciertas condiciones, las mili-cias, cuerpos francos y colaboradores de los levan-tamientos populares espontneos. Al tratar del des-entono prusiano frente al partisanismo, hablaremosde algunas dificultades y vaguedades de aquel regla-mento. El desarrollo que conduce a los Conveniosde Ginebra de 1949 se caracteriza por un reconoci-

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    miento de los relajamientos cada vez mayores delDerecho internacional que hasta entonces haba sido

    pu ra me nt e es ta ta l y eur ope o. Categor as cada vezms amplias de participantes en la guerra pasanahora por combatientes. Tambin las personas civi-les, en los territorios militarmente ocupados es

    decir, el verdadero campo de accin para el parti-sano que lucha a espaldas del ejrcito enemigo dis-frutan de una mayor proteccin jurdica que a te-nor de la Ordenacin de la guerra terrestre de 1907.Muchos cooperadores en la lucha, que se conside-raron hasta entonces partisanos, estn equiparadosa combatientes regulares, y tienen sus derechos y

    privilegio s. En el fo nd o ya no se pued en ll am ar par-tisanos. Pero las nociones son todava vacilantes ypoco prec isas .

    Las formulaciones de los Convenios de Ginebratienen presentes las experiencias europeas, pero nolas guerras partisanas de Mao Tse-tung y la evolu-cin posterior de la guerrilla moderna. En los pri-meros aos posteriores a 1945, an no haba llegadoa la consciencia general lo que formul HerrmannFoertsch, especialista en la materia, de la manerasiguiente: las acciones blicas despus de 1945 adop-taron un carcter partisano porque los poseedoresde bombas atmicas temieron su utilizacin por

    consideraciones humanitarias, y los no poseedorescontaron con estos reparos; una consecuencia ines-

    pe rada ta nt o de la bo mb a atmica como de las con-sideraciones humanitarias. Los conceptos de las nor-mas de Ginebra que tienen importancia para el pro-bl ema pa rt is an o se ab str aj ero n de cier ta s si tua-ciones. Son una referencia precisa a los movimien-

    TEORIA DEL PARTISANO

    tos de resistencia de la segunda guerra mundial de1939-45, segn se dice en el Comentario oficial dela Cruz Roja Internacional, dirigido por Jean S.Pictet

    No se as pi raba a un cambio fu nd am en tal de laOrdenacin de La Haya de 1907. Incluso se man-tienen, en general, las cuatro condiciones clsicas

    pa ra una equiparacin con tr op as regu la re s: je fe sresponsables, insignias fijas y visibles, portar lasarmas abiertamente y respeto de las reglas y cos-tumbres del Derecho de guerra. El convenio parala proteccin de la poblacin civil, sin embargo,debe valer para todos los conflictos armados inter-nacionales, no solamente para las guerras interes-tatales, sino tambin para las guerras civiles, su-blevacio nes , etc. En el fo ndo, es to no es ms quela base jurdica para las intervenciones humanita-rias del Comit Internacional de la Cruz Roja y deotras organizaciones imparciales. Inter arma ca-ritas. En el artculo 3, prrafo 4 del Convenio, sesubraya con insistencia que esto no afecta el statutjuridique de las pa rt es del confl icto En la gue-rra interestatal, la potencia de ocupacin del te-rreno militarmente ocupado sigue con el derechode obligar a la polica de aquel territorio a quemantenga el orden y suprima las actividades bli-cas irregulares y, por consiguiente, obligarla tam-bin a que pers iga los pa rt is an os , sin considera-ciones de las ideas que los inspiran 25.

    23. JEAN S. PICTET: Comentario oficial de la Cruz Roja In-ternacional, III (1958), p. 65.

    24. J . S. PICTET : Comentario cit. I I I ( 1 9 5 5 ) , p. 3 9 - 4 0 .25. J . S. PICTET: Comentario cit. I V (1956), p. 330.

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    Vemos, pues, que se mantiene fundamentalmentela conceptua cin del parti sano como combat ienteirregular que no se equipara a las tropas regulares.El partisano, en este sentido, no tiene los derechosy privilegios del combatiente; es un criminal, segnel Derecho comn, y se puede neutralizar con pro-

    cesos sumarsimos y con represalias. En los proce-sos de criminales de guerra, despus de la segundaguerra mundial, sobre todo en los juicios de Nu-remberg contra generales alemanes (Jodl, Leeb, List)se reconocieron, por principio, estos criterios. To-das las crueldades que sobrepasan la represin ne-cesaria de los partisanos, como medidas de terror,castigos colectivos o participacin en un genocidio,se consideran, naturalmente, crmenes de guerra.

    Los Convenios de Ginebra aumentan el crculo depersonas que se eq uip ara n a los co mbat ie ntes re-gulares porque consideran a todos los miembrosde un movimiento de resistencia organizado igua-les a las milicias y cuerpos francos, y de esta ma-nera les otorgan los derechos y privilegios de loscombatientes regulares. Ni siquiera se exige expre-samente que se trate de una organizacin militar(artculo 13 del Convenio sobre heridos y artculo14 del Convenio de prisioneros de guerra). El Con-

    venio para la proteccin de la poblacin civil equi-pa ra los confl ic tos inte rnacionales , que se dispu-tan con fuerzas armadas, a las guerras interestata-les, segn el clsico Derecho de gentes europeo.Esto afecta profundamente a un instituto jurdicoque era tpico hasta ahora del Derecho de guerra:la occupatio bellica. En este momento podemos in-

    TEORIA DEL PARTISANO

    dicar solamente algunos ejemplos de estas amplifi-caciones y relajamientos. Adase los grandes cam-bios y tr an sf or ma ci on es que re su lt an na tu ra lm en tedel desarrollo de la moderna tcnica de armamen-tos. A la lucha partisana le afecta an ms inten-samente. Que quiere decir, por ejemplo, la orden

    de que hay que portar las armas abiertamente,si la Instruccin general de guerrilla de la Asocia-cin de suboficiales suizos, mencionada anterior-mente, indica a los combatientes de la resistencia:Opera solamente de noche, y descansa durante elda en los bosques? Qu significa la exigencia deuna insignia visible durante la lucha nocturna ofrente a las armas de largo alcance de la modernatcnica de guerra? Muchas preguntas parecidas sur-gen cuando el problema se considera bajo la pers-pec tiva del pa rt is an o y cu an do se tienen en cu en talos aspectos de la transformacin espacial que pro-voca el desarrollo tcnico-industrial.

    La proteccin de la poblacin civil en un terrenomilitarmente ocupado es proteccin hacia varios la-dos. La fuerza de ocupacin tiene inters en quehaya paz y orden en la regin que tiene ocupada.Se sigue sosteniendo que la poblacin de una co-marca ocupada est obligada a obedecer los decre-

    tos de los ocupantes si son admisibles segn elDerecho de guerra. Se exige obediencia, aunque nofidelidad. Los funcionarios incluso la policadeben seguir trabajando correctamente, y la fuerzade ocupacin debe tratarlos como corresponde asus actividades. Todo esto es un compromiso dif-cil, un equilibrio trabajosamente conseguible entre

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    los intereses de la fuerza de ocupacin y de susadversarios de guerra. El partisano perturba de ma-nera peligrosa esta clase de orden en la regin ocu-pada , no slo porque su ve rd ad er o espacio de lu-cha es el terreno a espaldas del frente enemigo,donde estorba el transporte y suministro, sino tam-

    bin po rq ue la poblac i n de aquel te rr en o lo pro-tege y esconde ms o menos. La poblacin es tumejor amigo, dice la Instruccin general de gue-rrilla repetidamente citada. La proteccin de seme-

    ja nt e po bl ac i n impl ica po tenc ia lm ente tamb in laprot eccin del pa rt is an o. As se explica que en elcurso de la evolucin del Derecho de guerra, a razde las deliberaciones sobre la Ordenacin de laguerra terrestre de La Haya y durante su desarrolloulterior, surgi una y otra vez un agrupamiento t-pico: las gr an de s potencias mi li ta res, es dec ir, lasposibles po te nc ias ocupan te s exigan que se asegu-rase el orden con toda la severidad en el terrenoocupado, mientras que los Estados pequeos, po-sibles vctimas de una ocupacin militar Blgica,Suiza, Luxemburgo, queran imponer una amplia

    proteccin de la resist encia y de la poblac in civi l.La evolucin desde la segunda guerra mundial nosabri mltiples perspectivas en este aspecto, y la

    posible dest ru cc i n de es tr uc tu ra s soc ial es nos hacedudar si no pueden darse casos en que la poblacinnecesite ser protegida contra los partisanos.

    Las Convenciones de Ginebra de 1949 provocaronunos cambios en el instituto jurdico clsico de laoccupatio bellica, que la Ordenacin de la guerraterrestre de La Haya haba reglamentado con todala precisin. An no se pueden calcular, en muchos

    TEORIA DEL PARTISANO

    aspectos, las consecuencias que producirn estoscambios. Combatientes de la resistencia, que antesse hubieran tratado como partisanos, se igualanahora a los combatientes regulares con tal de queestn organizados. Frente a los intereses de la fuer-za de ocupacin se tienen en cuenta los interesesde la poblacin del terreno ocupado, hasta tal puntoque, por lo menos tericamente, cualquier resisten-cia contra la fuerza de ocupacin, y tambin la ac-tividad partisana, no se considera como ilegal si

    pr ocede de motivos es timables . Po r ot ro lado, lafuerza de ocupacin queda autorizada para tomarmedidas de represin. En esta situacin, un parti-sano no actuara, precisamente, de manera legal,

    pe ro ta mp oc o ilegalmente; ac tu ar a a riesgo prop io .

    Si utilizamos una palabra como riesgo o arries-gado en un sentido general, sin concisin, debemosadvertir que el partisano no es el nico que vivede manera arriesgada en un terreno ocupado porel enemigo y minado por la resistencia. En el sen-tido general de inseguridad y peligro, toda la po-

    blac in es t ba jo un ri esgo considerab le . Los fun-cionarios que desean seguir trabajando correcta-mente, segn la Ordenacin de La Haya, corren unriesgo suplementario en cualquier accin u omisin.

    Sobre todo el funcionario polica est en un crucepeligroso de im pu tacion es que se cont radicen un asa otras. La fuerza de ocupacin enemiga le exigeobediencia y ayuda para mantener seguridad y or-den, mientras que el partisano intenta precisamentepe rt ur ba r es te orden; el pr op io Es ta do nacional leexige fidelidad y le pedir responsabilidades des-

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    pus de la guer ra ; la pob lacin a la cua l pertene-ce le exige lealtad y solidaridad. En cuanto a la ac-tividad de un polica esto puede conducir a con-secuencias prcticas completamente opuestas, casode que el polica no resuelva hacerse l mismo par-tisano. En fin, tanto los partisanos como sus adver-sarios lo arrastrarn pronto en su crculo diablicode represalias y contrarrepresalias. En general, laaccin u omisin arriesgada no es una caractersticaespecfica del partisano.

    La palabra arriesgado implica un significado pre-ciso: el hombre que acta a riesgo propio asumeconscientemente las consecuencias de su hacer o nohacer, de manera que no se puede quejar de la in-

    just ic ia si suf re un as consecuen cias mala s. Por ot ro

    lado, tiene la posibilidad de equilibrar el riesgom ie nt ra s qu e no se tr at e de ac tividades ilegalesrealizando un contrato de seguro. El domicilio ju-rdico de la nocin riesgo, su topos jurdico-cient-fico sigue siendo el Derecho de seguro. El hombrevive en medio de peligros e inseguridades. Darle lacalificacin de riesgo a un peligro o a una insegu-ridad, con consciencia jurdica, significa que el pe-ligro y la persona afectada por l se hacen asegu-rables. Es de suponer que, en el caso del partisano,

    este sistema fracasara por la irregularidad e ilega-lidad de su actuacin, an cuando hubiera alguna

    buen a vo luntad de incluirlo en el m xi mo cu ad rode peligro y protegerlo de un riesgo exagerado me-diante la tcnica de seguros.

    Es necesario recordar la nocin de riesgo en cuan-to a situaciones de guerra y en el ejercicio de la

    TEORIA DEL PARTISANO

    enemistad. Josef L. Kunz 26 introdujo el vocabloen la teora jurdico-internacional de Alemania. Perono se refiere a la guerra terrestre ni, mucho menos,al partisano. All no es su lugar. Si prescindimosdel Derecho de seguro como domicilio jurdico dela nocin riesgo y si dejamos aparte aplicaciones

    imprecisas de la palabra por ejemplo, la compa-racin coa el preso que escapa y arriesga ser ma-tado resulta que el uso fructfero de la nocinarriesgado, segn J. Kunz, afecta exclusivamenteal Derecho de guerra martima y a sus figuras y si-tuaciones tpicas. La guerra martima es en granmedida guerra mercantil. Frente a la guerra terres-tre, tiene su propio espac io y sus propias nocionesde enemigo y botn. En el reglamento de Ginebrade agosto de 1949, hay incluso dos convenciones

    pa ra el trato y faci li dades a los heridos, con dis tin -cin de tierra y mar.

    En este sentido especfico hay dos participantesde la guerra martima que actan con riesgo: elneutral forzador de bloqueo y el contrabandistaneutral. En cuanto a ellos, la palabra arriesgadoreviste toda su precisin. Ambos participantes dela guerra se enrolan en una aventura comercialmuy aprovechable, pero arriesgada 27. En el casode ser atrapados, arriesgan barco y carga. Con todoesto, ni siquiera tienen un enemigo, aunque son tra-tados como enemigo, segn el Derecho de guerramartima. Su ideal social es el buen negocio. Sucampo es el mar libre. No piensan ni remotamente

    26. JOSEJ L. KUN Z : Kriegsrecht und Neutralitatsrecht ( 1 9 3 5 ) ,pginas 146 y 247.

    2 7 . J . L . K U N Z : Kriegsrecht, cit. p. 2 7 7 .

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    en defender casa, familia y patria contra un inva-sor extranjero como corresponde al arquetipo del

    pa rt is an o aut ctono . No hacen co nt ra to s de seguropa ra cu br ir el rie sgo , como por ej em plo hundimien-to por submarinos. Gran riesgo pero con seguromximo.

    Una palabra tan precisa como arriesgado no sedeba deslizar de su ambiente propio, el Derecho deguerra martima, disolvindola en una borrosa ideageneral. Esto tiene una importancia especial paranosotros, porque seguimos afirmando el carcter te-lrico del partisano. Si algn da he calificado a losfilibusteros y espumadores del mar de la tempranapoca capitalista como partisanos del mar ! ,quisiera corregirlo ahora como falta de precisin

    terminolgica. El partisano tiene un enemigo, yarriesga algo muy distinto que el forzador de blo-queo o el jefe contrabandista. No solamente arries-ga su vida como cualquier combatiente regular,sino que tambin est consciente y dispuesto a queel enemigo le ponga fuera de ley, derecho y honor.

    Lo mismo hace, en realidad, el combatiente revo-lucionario: decla ra a su enemigo criminal, y califi-ca de trampa ideolgica todas sus nociones de ley,derecho y honor. A pesar de todas las combinacio-

    nes y mezclas de las dos clases de partisanos eldefensor autctono de su patria y el activista revo-lucionario en un plan de agresin mundial que ca-racterizan nuestra poca, desde la segunda guerramundial hasta hoy da, este contraste persiste. Su

    base son un as ideas de gu er ra y enemis tad fu nda-

    28 . C. SCHMITT: Der Nomos der Erde, cit. p. 145.

    TEORIA DEL PARTISANO

    mentalmente distintas, que se realizan en distintostipos de partisanos. Cuando se trata de una enemis-tad entre dos Estados, que se lleva en ambos ladoscomo um guerra no discriminadora, el partisano esuna figuia marginal. No rompe el marco de la gue-rra ni cambia la estructura general del acontecer

    pol tico. Sin embargo, cu an do se lucha con crimi-nalizaciones del adversario blico en su totalidad,cuando la guerra se hace guerra civil, y se luchaentre enemigos de clase, cuando su objetivo prin-cipal es la eliminacin del gobierno del Estado ene-migo, entonces la explosiva fuerza revolucionariade la criminalizacin del enemigo provoca que el

    pa rt is ano se convie rta en el ve rd ad er o h ro e de laguerra. El ejecuta la pena capital contra un crimi-nal, y corre por su parte el riesgo de que lo traten

    como criminal o antisocial. Es la lgica de una gue-rra que reclama la justa causa sin reconocer un

    justus hostis. Esta lgica convierte al partisano re-volucionario en figura central de la guerra.

    El problema del partisano llega a ser la mejorpi ed ra de toque. Aunque las di st in ta s fo rm as de laguerra partisana se mezclen y enreden en la prcticade la beligerancia actual, sus supuestos fundamen-tales, sin embargo, permanecen siendo tan distintos

    que se comprueba en ellos el criterio de la agrupa-cin amigo-enemigo. Recordamos antes la agrupa-cin tpica, que surgi al preparar la Ordenacin dela guerra de La Haya: las grandes potencias mili-tares frente a los pequeos pases neutrales. En ladeliberacin de las Convenciones de Ginebra de1949, se consigui muy penosamente una frmula

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    de compromiso: los movimientos organizados deresistencia se consideraron iguales a los cuerposfrancos. Otra vez se produjo la agrupacin tpicacuando se trat de aprovechar las experiencias dela segunda guerra mundial para nuevas normas ju-rdico-internacionales. Igual que anteriormente, las

    grandes potencias militares, los posibles ocupantesse encontraron frente a los Estados pequeos queteman una ocupacin. Pero esta vez hubo una mo-dificacin tan llamativa como sintomtica: la ma-yor potencia terrestre del mundo, el posible ocu-pa nt e ms fu ert e, la Unin Sov it ica es ta ba dellado de los Estados pequeos.

    El libro de Jrg H. Schmid s , un trabajo biendocumentado y con amplio material, pretende co-locar la guerrilla de personas civiles bajo el es-cudo del Derecho. Se piensa concretamente en los

    pa rt is an os de St al in . Schmid ve aq u la qu intaesen-cia del problema partisano y la meritoria creacin

    ju r di ca de la s Convenciones de Gineb ra. Pr et endeeliminar ciertos reparos del Derecho de ocupacinque corresponden a la idea tradicional de fuerza deocupacin, sobre todo el muy alabado deber deobediencia. Para este fin se sirve de la teora dela accin de guerra legal pero arriesgada cambin-dole un poco el acento, de manera que resulta unaaccin de guerra arriesgada pero no ilegal. De estaforma Schmid disminuye el riesgo del partisano.A costa de la fuerza de ocupacin le atribuye unmximo de derechos y privilegios. No veo claro cmo

    29. JR G H. SCHMID : Die vlkerrechtliche Stellung derPartisanen im Kriege (Zrcher Studien zum InternationalenRecht n. 23 , Zrich, 1 9 5 6 ) .

    TEORIA DEL PARTISANO

    quiere evitarla lgica de terror y contraterror, ano ser que criminalice simplemente al enemigo b-lico del partiano. Todo esto es una mezcla intere-santsima de dos statuts juridiques, de combatien-te y persona civil, con dos fo rmas disti ntas de laguerra moderna, es decir, guerra fra y guerra ca-

    liente entre p)blacin y fuerza de ocupacin, en lacual el partisaio de Schmid participa deux mains,segn las insrucciones de Mao. Lo asombroso es

    u na verdadera ro tur a del ej e concep tual queesta desilegali:acin del partisano stalinista a cargodel clsico Iferecho internacional se combina almismo tiempo con una vuelta a la pura guerra deEstados, segi la doctrina de Rousseau y Portalis.Schmid afirma que esta doctrina slo en su tier nainfancia ha prohibido que las personas civiles eje-

    cuten actos blicos. De esta manera el partisano sehace asegurab e.

    Las cuatro Convenciones de Ginebra del 12 deagosto de 1949 son la obra de una postura hu-mana y de ur. desarrollo humanitario que merecetodo el respeto. Reconociendo al enemigo, no sola-mente humanidad, sino tambin justicia, las con-venciones quedan en el mbito del clsico Derechointernacional y de su tradicin, sin lo cual seme-

    ja nt e ob ra de hu ma ni da d parece ra inv ero smil. Su

    base sigue siendo la es ta ta li dad de la beligeranciay, sobre esta base, el acotamiento de la guerra, consus claras distinciones de guerra y paz, militar ycivil, enemigo y criminal, guerra estatal y guerracivil. Sin embargo, empiezan a relajarse las distin-ciones esenciales, e incluso se ponen en trance exis-tencial. As se franquea la entrada a una especie

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    de guerra que destruye conscientemente aquellasclaras distinciones. Algunas regulaciones de compro-miso, cuidadosamente estilizadas, en realidad no sonms que frgil puente sobre el abismo que suponeel cambio trascendental de los conceptos de guerra,enemigo y partisano.

    DESARROLLO DE LA TEORIAEL DESENTONO PRUSIANO FRENTE AL PARTISANISMO

    Un fuerte sentimiento nacional acompaaba lasublevacin conta Napolen en Prusia, la principalpotenc ia mi li ta r de Aleman ia, en la pr im av er a de1813. Este momento cumbre pas pronto. Su im-

    po rt an ci a pa ra la Hi stor ia del pa rt is an is mo esesencial.

    Es un hecho histrico indiscutible que el ejrci-to prusiano, y ms adelante el ejrcito alemn bajodireccin prusiana, desde 1813 hasta mediados de lasegunda guerra mundial, constituye el ejemplo cl-sico de una organizacin militar que haba excluidoradicalmente cualquier idea de partisanismo. Lostreinta aos de dominio colonial de los Alemanesen Africa (1885-1915) no tenan la suficiente impor-tancia militar para que los excelentes tericos del

    Estado Mayor prusiano tuvieran necesidad de plan-tearse seriamente este problema. El ejrcito austro-hngaro conoca la guerra partisana desde los Bal-canes, y tena un reglamento para la guerrilla. Elejrcito prusiano-alemn, sin embargo, entr en Ru-sia durante la segunda guerra mundial, el 22 de ju-nio de 1941, sin pensar ni remotamente en una gue-

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    rra partisana. Su campaa contra Stalin comenzcon la m xi ma : la tropa lucha cont ra el enemigo,la polica se encarga de los merodeadores. En oc-tubre de 1941 aparecieron las primeras indicacionesespeciales para la lucha contra partisanos, y tan sloen mayo de 1944, apenas un ao antes de terminar

    una guerra de cuatro aos, se promulg el primerreglamento completo del Alto mando de la Wehr-macht 30.

    Durant e el siglo XIX el ej rcito pr usiano-ale mnlleg a ser la organizacin militar ms perfecta yclebre de Europa, y Europa era entonces el mundo.Mas esta fama se deba exclusivamente a victoriasmilitares sobre otros ejrcitos regulares europeos,en especial los de Francia y Austria. Slo una vezse haban enfrentado con la guerra irregular, con los

    francotiradores de la guerra franco-alemana de 1870-71. En alemn se llamaron Heckenschtzen, y setrataron implacablemente segn el Derecho marcial,como lo hubiera hecho cualquier ejrcito regular.Cuanto ms estrictamente disciplinado sea un ejr-cito regular, cuanto ms correctamente distinga mi-litar y civil, considerando slo el adversario uni-formado como enemigo, tanto ms nervioso y sen-sible se pone si al otro lado una poblacin civil nouniformada participa en la lucha. Los militares sue-

    len reaccionar con duras represalias fusilamien-tos, toma de rehenes, destruccin de pueblos, etc.,

    30. HAN S SCHOMERUS : Partisanen, en Christ und Weif .26 (1949), especialmente el captulo "Der Wall der Tradition"Tambin los trabajos posteriores de Schomerus, publicados enel mismo ao en aquel semanario Christ und Welt, tienen graninters para el problema partisano.

    TEORIA DEL PARTISANO

    y lo consideran una legtima defensa contra desleal-tad y acechanza. Cuanto ms se respeta al adver-sario regular y uniformado como enemigo y no seconfunde con un criminal aun en la lucha ms san-grienta, tanto ms inexorablemente se trata comocriminal al combatiente irregular. Todo esto se de-

    riva claramente de la lgica del clsico Derecho deguerra europeo, que distingue militar y civil, com-ba ti en te s y no co mbat ient es , y que tiene la asom-br os a fu er za mo ra l de no decl ar ar cr im in al a unenemigo.

    Durante el otoo de 1870 y en el invierno del aosiguiente, despus de la gran victoria del 2 de sep-tiembre sobre el ejrcito regular de Napolen III,en Sedan, los soldados alemanes tuvieron que en-frentarse con el francotirador francs. Segn las re-

    glas de la guerra de ejrcitos, clsica y regular, lonormal hubiera sido que, despus de semejantevictoria, terminase la guerra y se concluyera la paz.En vez de esto, se destituy al vencido Gobiernoimperial. El nuevo Gobierno republicano de LonGambetta proclam la resistencia nacional contrael invasor extranjero, la guerra outrance. Apresu-radamente levant nuevos y nuevos ejrcitos, y lanznuevas masas de soldados bisoos a los campos de

    ba ta ll a. En noviembre de 1870, tuvo incluso un xi to

    militar en el Loire gracias a este sistema. La situa-cin de las tropas alemanas era muy incmoda, y lasituacin de la poltica exterior alemana estaba ame-nazada, porque nadie haba contado con que la gue-rra durara mucho tiempo. Se despert un entusiasmopa tr i ti co en la poblac in fr an ce sa . Pa rt ic ip de las

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    maneras ms diversas en la lucha contra los alema-nes. Estos tomaron como rehenes notables y per-sonas destacadas, fusilaron a los francotiradoressorprendidos con las armas en la mano y presiona-ron a ls poblacin con represalias de toda ndole.Esto fue el punto de partida de una disputa en pro

    y en contra del francotirador que ocup ms de me-dio siglo a los internacionalistas y a la propagandapbl ica de ambos lados . Las cont rovers ia s se en-cendieron nuevamente durante la primera guerramun dia l en la di sputa germano-belga sobre los fran-cotiradores. Se escribieron, verdaderas bibliotecassobre este problema, y an en los ltimos aos,1958-60, se form un comit de prestigiosos histo-riadores belgas y alemanes para aclarar y liquidarpo r lo meno s un pu nt o de discordia de es te com-

    pi ej oTodo esto es interesante para el problema del

    part is ano, porque de mu es tr a que una regulacinnormativa es jurdicamente imposible, si queremoscaptar el problema en toda su realidad, y no con-tentarnos con un deslizarse sobre juicios de valory clusulas generales. El tradicional acotamientoeuropeo de la guerra interestatal depende desde elsiglo XVIII de ciert os c onceptos. Verdad es que larevolucin francesa los haba interrumpido, pero

    la obra restauradora del congreso de Viena los con-firm en todo su vigor. Estas ideas de la guerraacotada y del enemigo justo, que son oriundas de

    31. E. KESSEL, en Historische Zeitschrift 1 9 1 ( 1 9 6 0 ) , 385-39 3; FRANZ PETRI y PETER SCHOLLER: "Zur Bereinigung desFranktireurploblems vom August 1 9 1 4 " , en Vierteljahreshefte

    fr Zeitgeschichte 9 ( 1 9 6 1 ) , 2 3 4 - 2 4 8 .

    TEORIA DEL PARTISANO

    la poca de la monarqua, se dejan legalizar si losEstados beligerantes las acatan tanto en un mbitointerior como exterior, si sus ideas estatales e inter-estatales de regularidad e irregularidad, de legali-dad e ilegalidad coincilien en el contenido o, porlo menos, tienen una estructura ms o menos ho-

    mognea. A no ser as la normacin interestatalno tiene otro resultado (pie dar pretexto y consigna

    pa ra acusac iones mutuas, en vez de fo me nt ar lapaz . A pa rt ir de la primera guer ra mundia l, es taverdad sencilla lleg poco a poco a la consciencia.Pero la fachada del inventario de nociones hereda-das sigue teniendo su vigor ideolgico. Por razones

    prc ti cas, los Es ta do s tienen in te r s en la apl ica-cin de las llamadas ideas clsicas, aunque en otrasocasiones las echen a un lado como anticuadas y

    reaccionarias. Adems, los internacionalistas euro-peos re pr im ie ro n con tozudez la imagen de un a nue-va realidad surgida a partir de 1900 32.

    Todo esto vale, en general, para la diferenciacinde una guerra estatal europea de estilo clsico yuna guerra popular democrtica, y mucho ms ansi se trata de un levantamiento popular improvi-sado, de una guerra popular ountrance como laque proclam Gambetta en septiembre de 1870. El

    32. "Hacia fin es del siglo xix el Derecho internacional eu-ropeo perdi sin la ms mnima sensibilidad crtica, sin pre-sentimiento alguno, la consciencia de la estructura espacial desu orden, vigente hasta entonces. De la manera ms ingenuacrey que el proceso de universalizacin, cada vez ms amplio,ms exterior y ms superficial, significase una victoria delDerecho internacional europeo. Crey que la descolocacin deEuropa del centro jurdico-internacional del mundo significarauna colocacin de Europa en este centro" (Der Nomos der Erde,citado p. 206).

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    Ordenamiento de la Haya de 1907 igual que todossus antecesores del siglo XIXintent encontrar uncompromiso en cuanto al francotirador. Se exigenciertas condiciones para que el combatiente impro-visado, con uniforme improvisado, se considere co-mo combatiente en el sentido del Derecho interna-

    cional: superiores responsables, insignia fija y cla-ramente visible y, sobre todo, llevar las armas abier-tamente. La gran vaguedad conceptual del Orde-namiento de la Haya y de las Convenciones deGinebra compl ica el proble ma Porque el par-tisano evita precisamente llevar sus armas a la vista;lucha en emboscadas, y utiliza lo que sea para sucamuf laje : el unif orme del enemigo, insignias fij aso sueltas y cualquier clase de vestimenta civil. Di-

    simulo y oscuridad son sus mejores armas. No puedeprescindir de ellas sin pe rd er el espacio de la irre-

    33. La confus in se hace impenetrable, no solamente en lapropaganda y antipropaganda poltica (donde est en su lu-gar), no slo en la discusin de casos litigiosos agudos (comoel caso del sbdito yugoslavo Lazar Vracaric, detenido en no-viembre de 1961 por las autoridades alemanes en Munich), sino,por desgracia, tambin en la literatura especialmente jurdica,tan pronto como pierde la conciencia de las nociones con-cretas del Derecho internacional europeo. Se ve en la tesisdoctoral de J. H. SCHMID : Die vlkerrechtliche Stellung der

    Partisanen im Kriege, cit. HELLMUTH RENTSCH (Pa rt is an en kamp f,Erfahrungen und Lehren [Frankfur, 1961], p. 204, n. 9) se dej

    desconcertar en alguna ocasin, y quiere colocar al partisano"bajo proteccin y amparo del Derecho internacional". El ver-dadero partisano lo aceptar con gusto como arma suplemen-taria. Todo esto es consecuencia de la destruccin del jus pu-blicum Europaeum y de sus conceptos racional-humanos deguerra y enemigo. La rebarbarizacin del Derecho de guerrasera un captulo suplementario del magnfico libro de F. J. P.VEALE: Advance to Barbarism (Appleton, C. C. Nelson Publi-shing Company, 1953) (Trad, alemana Wiesbaden, Verlag K. H.Priester, 1962).

    TEORIA DEL PARTISANO

    gularidad; es decir, las necesita esencialmente paraser partisano.

    El punto de vista militar del ejrcito regular pru-siano no significaba, de ringuna manera, una faltade inteligencia ni ignorancia en cuanto a la impor-tancia de la guerr illa. La prue ba la tenemos en el

    interesante libro de un tpico oficial prusiano deEstado Mayor que conoci la guerra de francotira-dores de 1870-71, y public sus opiniones en el ao1877 bajo el ttulo Len Gambetta y sus ejrcitos.El autor, Colmar Freiherr von der Goltz, muridurante la primera guerra mundial como PachGoltz y jefe de un ejrcito turco. Con toda la obje-tividad y una gran precisin, el joven oficial pru-siano se da cuenta del error decisivo de la tcticarepublicana, y observa: Gambetta quiso continuar

    la guerra en grande y, para su desgracia, lo hizo.Una guerra pequea, una guerrilla hubiera sidomucho ms peligrosa para las tropas alemanas enla Francia de entonces. i4.

    Por fin, aunque muy tarde, el mando del ejrcitoprus iano-a lemn comprendi la guer ra pa rt is an a.El Alto mando del ejrcito alemn public el 6 de

    34. COLMAR VON GOLTZ : Lon Gambetta und seine Armeen(Berln, 1877), p. 36: "Cuanto ms penetr a el ejrcito de in-vasin, tanto ms dbiles resultan los cuadros, tanto ms pe-

    sado se hace el tren de aprovisionamiento. Todo esto favorece alos bandos activos del enemigo. Gambetta, sin embargo, quisola guerra grande. Brillantes e imponentes como la fuerza nu-mrica de sus ejrcitos deban de ser sus hazaas blicas parajustifi carl o ante el pas." Al doctor J. Hadrich, de Berln, aquien debo el libro del Freiherr von der Goltz, debo igualmentela noticia de que los abisinios fueron vencidos en su resisten-cia contra el ejrcito italiano de Mussolini, en 1935-1936, porqueintentaron hacer una guerra de tropas regulares en vez de unalucha partisana.

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    mayo de 1944 las instrucciones generales para lalucha contra partisanos. Antes de perecer, el ejr-cito alemn se dio cuenta del problema partisano.Mientras tanto, un enemigo de Alemania reconociy calific a las instrucciones de mayo de 1944 dereglamento excelente. Despus de la segunda guerra

    mundial, el brigadier ingls Dixon, public, en co-laboracin con Otto Heilbrunn, un documentadolibro sobre partisanos, en el cual reproduce in ex-tenso las instrucciones alemanas como muestraejemplar de una lucha adecuada contra los partisa-nos, y el general ingls Sir Reginald F. S. Denningobserva en su prlogo al libro de Dixon y Heilbrunnque no se disminuye el valor del reglamento alemncontra los partisanos por tratarse de instruccionesdel ejrcito alemn para la lucha contra partisa-

    nos rusosEl Volk.sstu.rm y el llamado Werwolf, dos fenme-

    nos que se produjeron hacia el final de la guerra,en 1944-45, no se pueden cargar en cuenta al ejr-cito alemn; ms bien se explican como una oposi-cin al ejrcito. El Volkssturm se levant, por undecreto del 25 de septiembre de 1944, como miliciaterritorial para la defensa del pas. Sus miembros,mientras estaban de servicio, eran soldados en elsentido de la legislacin militar y combatientes en

    el sentido del Ordenamiento de la Haya. El Mayorgeneral Hans Kissel, que a partir de noviembre de1944 fue jefe de la direccin del Volkssturm alemn,

    35. Utilizo la edicin alemana de C. AUBKEY DIXON, O. B. E.y OTTO HE ILBRU NN : Partisanen, Strategie und Taktik des Gue-rrillakrieges (Frankfurt-Berlin, Verlag fr Wehrwesen, Bernard& Graefe, 1956), p. XXV y 213-240.

    TEORIA DEL PARTISANO

    describe en un trabajo recientemente publicado suorganizacin, equipo, empleo, espritu de combatey sus prdidas. Kissel relata que los Aliados consi-deraron el Volkssturm, en general, como tropa re-gular, mientras que los rusos lo trataron como or-ganizacin partisana, y fusilaron a los prisioneros.

    A diferenda de esta milicia territorial, el Werwolffue concebido como una organizacin partisana dela juventud. El libro de Dixon y Heilbrunn nos re-lat a el resultado final : Unos pocos Werwolfe enciernes fueron capturados por los Aliados, y conesto termin el asunto. Se quiso caracterizar alWerwolf como un intento de desencadenacin deuna guerra de nios francotiradores. 36.

    Despus de la primera guerra mundial, los ven-cedores de entonces disolvieron el Estado Mayor

    alemn y prohibieron su restablecimiento era in-diferente en qu forma en el artculo 160 delTratado de Versalles del 28 de junio de 1919. Segnuna lgica his trica y jurdico-inte rnacional, losvencedores de la segunda guerra mundial, en espe-cial Estados Unidos y la Unin Sovitica, despusde haber proscrito la guerra duelo del clsico De-recho de gentes europeo, proscribieron tambin yliquidaron al Estado prusiano, a continuacin de

    36. HAN S KISSEL : Ver deutsche Volkssturm 1 9 4 4 - 4 5 , eineterritoriales Milis der Landesverteidigung. (Prankfurt, VerlagE. S. Mittler & Sohn, 1 9 6 2 ) . La informacin sobre el tratamien-to distinto segn este u oeste se encuentra en la pgina 46.El trmino "kinderheckenschtzenkrieg" lo emplea Erich P.Pruck en su recensin del libro de KISSEL, en Zeitschrift frPolitik, 9 ( 1 9 6 2 ) , 2 9 8 - 2 9 9 . Pruck dice con razn que "el lmiteentre lucha legal (en el sentido de la Ordenacin de La Haya)y partisanismo es poco claro". D I S O N y HEILBRUNN : Partisa-nen, cit. p. 3.

    CARL SCHMITTTEORIA DEL PARTISANO

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    su victoria comn sobre Alemania. La ley Nr. 46 delConsejo de Control Aliado del 25 de febrero de 1947dispuso:

    El Estado prusiano, portador desde siempredel militarismo y de la reaccin en Alemania,ha dejado de existir de facto. Guiado por laidea de mantener la paz y la seguridad de lospue blos y con el deseo de as eg ur ar la recons-truccin de la vida poltica en Alemania sobre

    ba se de mo cr t ic a, el Consejo de Control dis-po ne lo sigui ente:

    Artc ulo 1. El Est ado prusi ano con su go-bi er no y to da su ad mini st raci n qu eda disuel to .

    EL PARTISANO COMO IDEAL PRUSIANO 1813Y LA VUELTA A LA TEORIA

    No fue un so ldado pr us ia no ni ta mp oco un ofi-cial profesional de tendencias reformistas del Es-tado Mayor prusiano, sino un primer ministro pru-siano, Bismarck, quien quiso utilizar, en la luchacontra la monarqua de Habsburgo y contra la Fran-cia bonapartista de 1866, cualquier arma que nosofrezca el movimiento nacional desencadenado nosolamente en Alemania sino tambin en Hungray Bohemia para no sucumbir. Bismarck estabadecidido a poner en marcha el Aqueronte. Le gus-taba utilizar la cita clsica Acheronta movere. pero,naturalmente, prefiri achacarlo a sus adversariosen la poltica interior. Tanto el Rey prusiano Gui-

    TEORIA DEL PARTISANO

    llermol como el jefe del Estado Mayor prusiano,Moltke, estaban muy lejos de planes aquernticos;semejante cosa les pareci inquietante y poco aptaal estilo prusiano. La palabra aquerntico seratambia demasiado fuerte para los dbiles intentosde revolucionar al pueblo que hizo el gobierno ale-

    mn y el Esta do Mayor durant e la primera g uerramundial. Sin embargo, el viaje de Lenin de Suizaa Rusia en 1917 pertenece a este contexto. Pero todolo que los alemanes hay an pensa do y planeado en-tonces, al organiza r el viaje de Lenin, fue sobrepa-sado y arrol lado t an des medida mente po r las con-secuencias histricas de aquel intento de revolu-cionamiento que, no slo no contradice, sino ms

    bien con firma nu es tr a tesis del desentono pr us ia nofrente al partisanismo

    37. BISMARK (Gedanken und Erinnerungen, 1, 20; III, 1 y10) utiliza la cita "Acheronta movebo" para pintar el diabloen la pared. Bismark disminuye la importancia por motivosexplicables. En realidad, como demostr el moderno historia-dor Egmont Zechlin, haba reunido "una tropa de lite hn-gara dispuesta a la lucha" y generales como Klapka y Trr.El cuerpo de oficiales de la legin hngara estaba compuestopor la ms alta nobleza hngara. "Pero Bismarck no tuvo re-paro en llevar al cuartel general a Joseph Fri, revolucionariocheco, socialista radical y amigo de Bakunin. El coronel Ores-covic en Belgrado y el ministro Garasanin, los lderes prin-cipales del movimiento sudeslavista, eran de su juego, y gra-cias a Vctor Manuel y tambin a Klapka y Tr estaba en con-tacto con el hroe europeo de la revolucin, Garibaldi". A

    un general conservador-reaccionario del zar, con el cual estabaen negociaciones, le mand un telegrama diciendo que prefe-ra hacer la revolucin y no padecerla. Comparados con estalinea nacional-revolucionaria en la poltica de Bismarck, losintentos revolucionarios del Gobierno alemn y del estadomayor durante la primera Guerra mundial en Rusia, en elmundo islmico-israel y en Amrica resultan dbiles e "im-provisados". EGMOT ZECHLIN : Friedensbertrobungen und Re-volutionierungsversuche, en Das Parlament, apnd. 20, 24 y 25(1961). GUSTAV ADOLF REIN: Die Revolution in der Politik Bis-

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    Sin embargo, el Estado militar prusiano tuvo unavez dur ante su Historia un momen to aquerntic o.

    Esto fue en el inv ier no y pr im avera de 1812-13,cuando una lite de oficiales de Estado Mayor in-tent desencadenar las fuerzas de la enemistadracional contra Napolen y apoderarse de ellas. La

    guerra alemana contra Napolen no era una guerrapar tisana. Apenas se puede ll am ar un a guer ra na-cional. Como Ernst Forsthoff dice acertadamente,slo una leyenda con fondos polticos quiere con-vertirlo en un movimiento popular 3S. Pronto seconsigui dirigir aquellas fuerzas elementales alcauce firme del orden estatal y de la lucha regularcontra las tropas francesas. No obstante, aquel bre-ve momento revolucionario tiene y conserva una

    marcks (Gttingen, Musterschmidt Verlag, 1957) es un libro muybien documentado en el que se saca esta conclus in: "Bismarckenfoc con toda claridad la cara de la revolucin, para des-cubrir su debilidad interior, y emprendi la tarea de despertarotra vez la vida en la vieja monarquia" (p. 131). Es una penaque en el libro de Rein no se trate tan detalladamente lasituacin concreta del ao 1866 cmo lo hubiera merecidodentro de este tema.

    38. E R N S T F O R S T H O F F : Deutsche Verfassungsgeschichte derNeuzeit2, (Stuttgart, W. Kohlhammer Verlag, 1961), pgina 84.FORSTHOFF califica de leyenda que la Landwehr prusiana laclase de tropa ms parecida al ideal burgus de una milicia-haya tenido una parte esencial en la victoria. "A principios dela guerra la utilidad de la Landwehr era, en realidad, muy limi-tada. No aguantara un ataque serio, porque su energa moraly su fuerza de combate militar eran deficientes. No estabaasegurada contra confusin y pnico. En el curso de la guerra,despus de estar ms tiempo en armas, aument su valor com-bativo. En estas circunstancias, la afirmacin de que la Land-wehr haya participado esencialmente en la victoria perteneceal mbito de la fbula". Trata este momento de la primaverade 1813 y, sobre todo, el edicto de Landsturm, ERNST RUDOLFHBER : Verfassungsgeschichte, I (1957), p. 213; Her und Staatin der deutschen Geschichte (Hamburgo, 1938), p. 144 ss.

    importancia trascendental para la teora del parti-sanismo,

    En seguida se pensar en una clebre obra maes-tra de la ciencia blica, en el libro Vom