Saúl Yurkievich - Antología de La Poesía Hispanoamerica 1960-1970

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  • Poesahispanoamericana19601970antologa atravsde uncertamen continental porSADLYURKI~VICH

  • COLECCINMNIMA

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  • POESAHISPANOAMERICANA:

    1960-1970una antologa a travs deun certamen continental

    compilacin y prlogo deSAL YURKIVICH

  • siglo veintiuno editores, saC~GABRIEL MANCERA, 65

    , MEXICO 12, O. F.

    siglo veintiuno de espaa editores, sa[.>3'K1 EMiLIO RUBN, 7_'_' MADRID 16, ESPA~A

    siglo veintiuno argentina editores, saf)i(j TACUARf 1271

    ~ BUENOS AIRE;S, ARGENTiNA

    primera edicin, 1972 siglo xxi editores, s. a.

    derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxicoprinted and made in mexico

  • NDICE

    Premio Casa de las Amricas: diez aosde poesa, por Sal Yurkivich 7

    Jorge Enrique AdoumDIOS TRAJO LA SOMBRA 41

    Roberto IbezLA FRONTERA 53

    Fayad JamisPOR ESTA LIBERTAD 59

    AH LamedaEL GR\" C,\CroUE 69

    Mario TrejoEL USO DE LA PALABRA 79

    Vctor Garca RoblesOD MORTALES 91

    Enrique LihnPOESA DE PASO 109

    Flix GrandeBLANCO SPIRITUALS 125

    Antonio CisnerosCANTO CERD,lONIAL 143

    Roque DaltonTABERN,\ y OTROS LUGARES 163

    Carlos Mara GutirrezDIARIO DEL CUARTEL 183

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  • PREMIO CASA DE LAS AM~RICAS:DIEZ AOS DE POES1A

    Otorgado anualmente a partir de 1960 y publicadode inmediato en una coleccin especial, el PremioCasa de las Amricas ha ido adquiriendo peso,talla y envergadura. Es uno de los ms repre-sentativos y el ms regular de los pocos que seconcursan a escala continental. A travs de losautores que consagra, se pueden seguir los rum-bos, establecer las coordenadas de la produccinliteraria latinoamericana. Tal es mi intento (quepodra llamarse, parafraseando a los economistas,de macrocrftica) en lo que respecta a la poesa;me propongo analizar los once premios del de-cenio 1960-1970. El materiai es no slo intrnse-camente interesante, tambin lo es comparati-vamente; la confrontacin de estos libros, susafinidades y diferencias, permiten esbozar unahistoria del perodo y caracterizar su esttica do-minante. Crisis del idealismo romntico, pasajede los nerudeanos a los vallejeanos, concienciacrtica, desgarrada, desacralizacin humorstica,irrupcin de la actualidad, transicin entre elpsicologismo y el sociologisrno, agresividad, liber-tad de expresin, avance del coloquialismo y delprosasmo, pluralidad formal y estilstica, discon-tinuidad, inestabilidad, ruptura, apertura, cosmo-politismo, tales son en sucinta recorrida los ras-gos comunes, las lneas de fuerza de la poesa quese hace hoy en Amrica.

    Para no restarle entidad ni autonoma a lospoetas incluidos, analizar primero sus libros ensucesin cronolgica, para luego conectarlos sin-crnicamente y deducir algunas conclusiones. Diostrajo la sombra del ecuatoriano Jorge Enrique

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  • Adoum inaugura la serie de premios; es un in-tento coincidente con el Canto general de Nerudaen cuanto a objetivo de representacin y estiloadoptado. Se propone "interpretar el espritu ame-ricano, desde sus orgenes hasta hoy, a travs desus luchas y victorias por la libertad". Mensajey medio no pueden dejar de parangonarse conuna visin y una escritura que son ya casi patri-monio exclusivo de Neruda. Las imgenes pro-vienen del mismo trasfondo mtico y se expresanmediante esa magnificacin metafrica, que algu-nos llamaran telurismo, que establece constantestransfusiones entre todos los rdenes de una natu-raleza fascinante y avasalladora:

    Pases del segundo da, creacin inacabada,hmedos,

    sin tiempo para secarse todava. Y el habitantepuro como el sitio, adolescente: crteres, espumas,

    agresin de la flor, cuyo aroma entorpece ysecreta un cido para quemar bajo la piel elalma; temblor del arenal

    trasladado a puro viento, diurnogemido del vendaval atravesando piedra pmez(espuma dura? roca de hueso? hueso seco?J.y los seres ms dulces de la tierra, con un hablalquida, apta para convencer a dios y a la

    doncella. [5]En versin denostadora para Espaa, Adoum rei-tera los tpicos de la conquista enfocados por lareprobacin americana: indios puros, ntegros, can-dorosos que habitaban un mundo virginal en co-munidades armonizadas con la naturaleza, profa-nadas y destruidas por la rapacidad del invasor.Las efusiones lricas atemperan la dureza pica.Para mover el texto y volverlo polifnico, Adoumincorpora fragmentos literales de sus fuentes:crnicas espaolas y cantos religiosos incaicos.S

  • Cabra comparar Dios trajo la sombra con otratentativa de reavivar el mismo momento histrico:El estrecho dudoso de Ernesto Cardenal. Cardenal opta por un estilo duro, prieto, econmico, singalanuras retricas, por una lengua arcaizanteque se asemeja a la de los cronistas y que au-menta la verosimilitud del texto, la presencia, laaproximacin de lo representado.

    El segundo.premiado, La frontera del uruguayoRoberto Ibez, es un libro tradicional por su con-tenido y continente. Reitera a travs de la formasoneto, de los metros cultos, de una estricta ob-servancia de la versificacin espaola, los lugarescomunes del simbolismo de la potica romntica:los sueos de desmaterializacin que permita re-cobrar el reino puro de las esencias eternas, lapoesa como alfombra mgica que posibilita elcontacto con un ms all celestial, con la msicaradiante, con los supremos secretos, con la tras-lumbre, con la inmortalidad, con el estado ed-nico. La poesa es aqu instrumento de aperturapsicolgica, la ejecutora de la imaginacin eva-siva que se desembaraza de las restricciones delmundo material, de las limitaciones de la expe-riencia concreta para alcanzar la condicin ang-lica. La frontera es un anacronismo esttico, unasupervivencia de ese posmodernismo intimista quequiere atemperar, armonizar las disonancias y con-flictos, las rupturas, la osada metafrica, el afnneologista, la experimentacin tcnica de las pri-meras generaciones modernistas (pienso sobre todoen Dara, en Lugones, en Herrera y Reissig),

    Si con Ibez se da la evasin idealista quereniega del mundo circundante, el ensueo comoliberador de la historia que constrie, el cubanoFayad Jamis se sita en la antpoda. En Por estalibertad practica una poesa comprometida queasume admirativa y obedientemente una circuns-tancia histrica dotada de los poderes purifica-

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  • dores y redentores que Ibez adjudica al arte:la Revolucin cubana. Pero su esttica no es me-nos convencional que la de Ibez ; si el uno seadhiere al simbolismo, el otro adopta el realismosocialista con equiparable .sumisin. Su versines ideolgicamente simplista, su visin maniquea.Formalmente los poemas oscilan entre la conver-sacin, la epstola y la oda patritica. Jamis optapor el decir directo, por los significados clara-mente denotados, por la estabilidad que aplanala plurivalencia, que anula la sugestin por ex-ceso de determinacin semntica. Palabra quequiere ser verdadera, verificable con respecto auna realidad de la que debe sentarse un testimo-nio fiel, palabra ms documental que inventora.El texto renuncia totalmente a su autonoma enaras de los deberes cvicos. La visin es tajante,bipolar: la revolucin es el amanecer de un nuevomundo del que estn desterrados todos los malesdel antiguo; ella aporta la clarividencia con res-pecto al pasado, la justicia, la plenitud vital, paz,libertad, amor y alegra para los oprimidos; y enconcordancia con esta redencin, la poesa dejade ser confesin egosta, atormentado inventa-rio de ensueos e impresiones mortecinas, reso-nador de una sensibilidad delicuescente, para na-turalizarse, para vitalizarse en la construccin delsocialismo. Este realismo no es menos literarioque el simbolismo de Ibez; slo cambia de pro-tocolo sin ampliar las posibilidades de lo poti-camente decible. Jams quiere dejar de lado laretrica, para que su mensaje pueda ser captadosin interferencias por todo lector, especialmentepor los no iniciados. Evita el ornato o la distor-sin metafrica. Hasta la estructura versal escasi ociosa; por la falta de andadura rtmica,sus poemas caen a menudo en una elocucindemasiado discursiva. Justamente, el mejor textodel libro, Los innombrables, es un poema en prosa.10

  • Aunque Jamis aspire a sustituir la literalidad poruna mayor naturalidad, su poesa no est menossujeta a una formalizacin restrictiva y consue-tudinaria.

    El gran cacique del venezolano AH Lameda seemparenta temticamente con Dios trajo la som-bra. El ttulo, como en los libros anteriores,indica neto y ntido el contenido; se trata de unaloa a Guaicaipuro, gran cacique de la tribu teque,del Valle de los Caracas, que resisti casi diezafias combatiendo a los conquistadores. Es unaidealizacin metafrica de un cacique cannico,como el Caupolicn de la Araucana. Los florile-gios de la estilizacin crean entre el estilo adop-tado y el personaje representado una incense-cuencia : el rudo guerrero est tan engalanado detropos y lujos retricos que parece un doncelde Knosos. El ornato verbal pasa a primer plano;el protagonista es menos Guaicaipuro que ese len-guaje culterano, gongorizante, lleno de esplendo-res figurados, rico en filigranas, recargado dehalagos sensuales:

    Oh suelo en flor de esplndido COIZUCOy arracimada gestacin: agres teiba tu raza en su lunar cayucoa ras del agua de franjeada veste.y junto al aromado calmabucopalpitaba SIL clmide celeste,Sil vasto da de speros guijarros;y arda plena del grandioso origende nioras verdes y ambarinos jarros. [68J

    Con mayor sobrepeso sensorial, con mayor sun-tuosidad y libertad imaginativa que la de Adoum,en Lameda subyace el epcs tradicional; Jos per-sonajes son unvocos, prototipos ni dubitativos nivacilantes, en conflicto con el inconfundible ene-migo, nunca consigo mismo. El indio dotado de

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  • todos los beneficios y poderes telricos, es elhombre natural que vive pacfico ejerciendo lasartesanas bsicas, en una tierra paradisiaca; lu-cha contra el espaol, profanador de la ley natu-ral, esclavizador, codicioso, usurpador, sanguina-rio. Es el enfrentamiento de los adamitas con loscainitas, de la naturaleza contra la tcnica, delmundo virginal contra la Europa pervertida, dela religin creadora contra la destructora, de Am-rica indgena contra la Espaa de la cruz y de laespada, de los pueblos pacficos contra los impe-rialistas.

    A partir de El IlSO de la palabra del argentinoMario Treja se produce un cambio de estticaque es hasta exteriormente notorio, porque tam-bin se modernizan las ediciones cubanas. Todoslos poetas anteriores adoptan estticas prevan-guardistas : para ajustar ms la apreciacin, diga-mos que estn levemente teidas de ilogicisrno, dedisonancia, de libertad ele asociacin. ,f>,. partirde Treja, se pasa de los nerudeanos a los valle-jeanos : Treja propone a Vallejo como paradigma:Csar Vallejodanos tu t'iolel1ciatu cresta histricatus manotones clebrestus a tientas con tanta punteratus formidables que te sobrevivenPor eso vivo tu no-ser sensitivotu joven cadver lleno de mundoQue as seaQue nunca lo contrario [12]

    Desde Treja se inscribe un mbito potico quepor cosmopolita no es menos latinoamericano.Para Treja la uoesa es una temporalidad conflic-12

  • tiva, angustiada, "una obstinacin de aos y dis-tancias", "una tensin entre los muertos y lasprofecas", pasa a ser una p~-&na con y por ellenguaje. A partir del SO tambin los latinoame-ricanos, que no han tenido posguerra, caen en elgran agujero existencial; el mundo se les vuelveconfuso, difuso, vacilante, inhabitable, la vida unapaulatina anulacin, un combate contra la nuseay la nada, a menudo con las viejas armas delidealismo romntico, con la resquebrajada creen-cia en los poderes excepcionales de la poesa. ParaTreja, ella sigue siendo ansia de absoluto, de pu-rificacin, de holocausto en las grandes hoguerasdel ardor vital o en el enajenamiento libertador,en el naufragio, la disolucin, la regresin al caosprimigenio. La disyuntiva se da entre la selva, osea la inconsciente integridad natural o el museo,cultura exange, muerta, petrificada [21]; en me-dio de esta radicalizacin de las opciones destruc-toras, aparece una salida: la revolucin:

    Amrica ma dame tus quejidosRevolucin dame tus latidosNo importa que los aos se gasteny me gastenHombre usadoPoeta adictoal tiempo que fabricotiempo que a otros servirEl poeta y yoviviremos siempre a la intemperie [43)El lado izquierdo de las cosas, segunda parte dellibro, rene los poemas de inspiracin poltica..Treja abandona los deslumbres metafricos. losensamblajes surrealistas, para adoptar una expre-sin ms coloquial; se historifica a travs de unamayor localizacin temporal y geogrfica; se tra-ta de Amrica contempornea transcrita en poe-

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  • mas circunstanciados, ligados a la experiencia coti-diana. El soliloquio quiere convertirse en coloquio,participar en el combate de denuncia y liberacin,comprometerse con el aqu y el ahora. Pero elepicentro de esta potica sigue siendo el yo pro-tagnico, la subjetividad angustiada que confiesasus tribulaciones; la psicologa, la ideologa sus-tentadora es todava individualista.

    El libro de Treja recoge poemas distintos y dis-tantes, es una acumulacin heterognea por sudiversidad temtica y estilstica; lo es tambinestticamente por el conflicto irresoluto entrelirismo y prosasmo, entre heroicidad y pusilani-midad, entre delirio y rutina, entre deseo y reali-dad. Pero Treja asume con humor esas contra-dicciones, la incoherencia que tantos buscamossuperar. La de Treja es una potica actualizaday por tanto conflictiva, contrastante, crtica, encrisis.

    Aunque el argentino Vctor Garca Robles, aligual que Treja, reitere con cierta insistencia ma-gia, delirio y embriaguez como emancipadores dela miseria terrena, la pequea realidad cotidianairrumpe en Od mortales rotundamente. Todas lasexcelsitudes del arte han sido anuladas por las ata-duras de un presente miserable. El poeta es ahorafrancamente un hombre de pueblo, uno de losincontables antihroes de alas cortadas, que se le-vantan temprano ateridos y hambrientos, que su-fren la estrechez y la monotona de la pobrezaurbana, que marchan en multitud annima por lascalles de Buenos Aires. Su humanismo fraternallo identifica con los parias porteos. Se acaba-ron el ilusionismo o la idealizacin, terminaronlos privilegios del elegido; trtase del hombreconsuetudinario, del trabajador alienado, de la rea-lidad prosaica, del mundo visto desde abajo. Yano conviene el estilo protocolar, el verbo mayes-ttico, el lenguaje honorable, sino la palabra del14

  • hombre de la calle, plagada de coloquialismos,llena de popularismos. El grfico lunfardo tan-guero le sirve para solidarizarse con el desposedo,con los menoscabados, para dolerse de la suerteadversa, del sobrepeso, del descenso diario, de laburla del destino:

    Efectivamente los versos vuelande bocacalles agrisadas por el fuegoacorralado de los ojos,y yo soy un ping-pong burln,la vida es una joda,no dejo de caminar con los dems,nos remos de nuestra propia mueca,nos remos porque no podemos ms,hagan otra guerra,los machos no lloran,yo allo,no hago otra cosa que aullar,vendan disfraces nuevos,inventen alguna religin cientifica,dense cuenta que asno podemos seguir haciendo como que estamos

    vivos.

    -s-Dale, flaco, la depresin te sombrea el labiocon un tajo de luto,cantate alguna cosa,chill un poco,cualquier cosa, flaco,cualquier cosa resultaste,total, a quin le importa lo que hacemos,si quers vamos de farra al infiernoy amaneceremos con el pelo desesperado,s, la boca trasnochada ms amarga todava,asesinados por el iazz y la milonga negrade algn cuerpo prestado para agonizar

    plenamente.- (102-103]

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  • Los modismos populares inscriben un humor queacidifica la miseria; todas las magias son intilescontra el hambre, contra la frustracin. Slo lanoche dispensa a Treja de la lucha por la vida yle permite dar rienda suelta al arrebato lrico. Elda revela las injusticias de un pas desquiciado,de una sociedad que acenta sus desigualdades, laimpotencia individual para luchar contra un mun-do subvertido.

    El poeta no es un prestidigitador de la lengua,ya no estruja "la gastada rosa del ngel consa-bido", ya no posee una subjetividad excepcional,una "cultura evanescente"; no tiene ni queridaviciosa ni larga melena ni editor; es uno ms delmontn que quiere testimoniar la situacin de esainmensa mayora. Garca Robles parte de unestilo sumamente vallejeano, de una asimilacincabal, a veces hasta fiel remedo, de la escriturade Vallejo; emplea de igual modo los camhiosde funcin sintctica, los contrastes de nivel delengua, las sorpresas, 10s parntesis, preguntas,exclamaciones, imperativos utilizados para movi-lizar el texto, los mismos coloquialismos para con-fraternizar con el lector. Los poemas de Odmortales se vuelven cada vez ms incidentales,ms circunstanciales, ms prximos de la expe-riencia concreta, cotidiana, material. A medidaque se avanza, aumenta la cuota de historia, deactualidad personal, nacional, mundial; y aumen-ta progresivamente la intromisin de la lenguapopular, utilizada a menudo con valor metafrico,como coloratura ms chillona, como elementode ruptura. El ahinco en el lunfardo es tambinun desafo a la literatura literaria, una volunta-ria agresin, una opcin poltica: la lengua delpueblo representa la causa del pueblo. El poetaes no slo cantor sino tambin cronista popular.En el poema Sepa lo que pasa a lgrima viva ycon malas palabras [135] intencionalmente el ms16

  • argtico y panfletario, se da la mxima historifi-cacin y la mxima indignacin; pasa revista ala dcada argentina del 55 al 65, desde la cadade Pern hasta la de Frondizi, y predica ese adve-nimiento apocalptico que transformar radical-mente la realidad condenada: la revolucin.

    El chileno Enrique Lhin se sita en una est-tica afn con fa de Treja. La disolucin de lasformas regulares, de la estructura versal llega enPoesa de paso a un lmite vecino al de la prosa.Lhin es verboso. caudaloso, gusta de los perodoslargos> discursivos, de la pgina abigarrada, conalgunos cortes breves de carcter ms semnticoque rtmic.o. En la lectura oral sus versos pasa-ran desapercibidos. Esta forma prosaria est muydifundida entre los poetas latinoamericanos actua-les, especialmente cuando se trata de un chilenoposterior a Nicanor Parra, enrolado en el bandode la antpoesa, aquella que se vuelca al pro-sasmo como antdoto contra los oropeles retri-cos. contra la prosodia nerudeana, contra la fas-tuosidad telrica, contra el boato metafrico,contra el esteticisrno (pero no del todo contra lasensibilidad romntica). Como Garca Robles,Lhin es adicto al humor que desacraliza, queironiza, que piruetea, que distancia, que permitedesasirse del exceso de subjetividad o de patetis-mo. Su libro es marcadamente autobiogrfico, unaautoexgesis cuyo eje sigue siendo una individua-lidad angustiada. A travs de sus poemas, de susconfesiones y confusiones, podemos representar-nos al yo protagonice, el periplo de una concienciaen crisis que oscila entre la exaltacin y la depre-sin, entre el espritu comunitario y la rebelinanrquica; comprobamos las repercusiones de lasexperiencias vividas: las evasiones geogrficas oerticas, el contacto y la confrontacin de cultu-ras, las tribulaciones literarias, artsticas, polti-cas, la soledad, la incomunicacin, los avatares

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  • ideolgicos. Lhin oscila entre lo conversacionaly una oscura polisemia, entre el verbo claro y elhermtico; su mensaje, nunca regido por el afnde precisin o de economa, suele estar pertur-bado por la comunicacin enrarecida (exceso deentropa) o por representaciones muy difusas.

    Como Treja, Lhin emprende el peregrinaje a lasfuentes culturales europeas; su viaj e, ms psico-lgico que geogrfico, constituir una especie deprueba Incitica has ta adquirir la lucidez: el co-nocimiento de s mismo, la conciencia de Su ubi-cacin en el mundo, de lo que significa su con-dicin de latinoamericano. Ve los monumentos,recorre ciudades donde se siente extranjero, viveen hoteles inhspitos; retiene aquello que su me-moria, regida por extrao designio, retiene, hastaque se encuentra con Nathalie y la ama apasio-nadamente; cuando se agota el enardecimientosurgen las diferencias entre la mentalidad racio-nalista, entre la conducta controlada, civilizada;que enfra y distancia, siempre coherente, y laafectividad inestable, conflictiva, hipersensible dellatinoamericano, del subdesarrollado:

    T eres ms razonable que nosotros: existe unahistoria de lo que pudo ser

    "n 'importe oa hors du monde",te mereces, Lul, una cita de Baudelaire,mltiples besos en las dos mejillas,mi adis a una Francia, con la que te confundo, la

    llica eterna, ojal, viejecilla.Ah, nosotros en cambio . . . ni griegos ni romanos;

    gente dejada de sus propias manos, los quecambiamos el disco rpidamente

    por temor a que los griegos llegaran al techo.Trnsfugas de la tribu en la tierra de nadie;

    calculadores, jugadores y tristes poraadidura. Y confusos. r8586]

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  • Motivado anecdticamente. aparece el problemade la confrontacin cultural entre Europa y Am-rica un tema que se da con frecuenca en estageneracin de poetas poliglotos y viajeros.y quereencontraremos en Antonio Cisneros y RoqueDalton.

    En La derrota [95] culmina esta Poesa de paso,proclamando la clausura de la poesa ilusionistay el imperio de la realidad, el trnsito de la poesapsicolgica a la sociolgica:

    Concentracin de imgenes, diana de lo real;las palabras restituyen el poder a los hechos,' y

    e/ ardiente fantasma de la nueva poesaes un viejo que cierra su negocio por ltima vez,extramuros de una ciudad que ha perdido el

    recuerdo de sus correspondenciascon e/ boulevard Montparnasse,la razn de los sueos y el buen sentido de/

    misterio. [95]

    Como Garca Robles, Lhin reafirma la caduci-dad de la poesa de ensoacin, la invalidez de lamagia y el misterio por irrupcin violenta, irre-frenable de la actualidad de Amrica, la de losconquistadores y los conquistados. Denuncia elimperialismo y su correlato, el subdesarrollo, lascaducas tradiciones hispnicas, el remplazo delos mitos y costumbres aldeanas por un plidoremedo del modelo norteamericano, condenadopor el coloniaje a la mediocridad. Poesa de paso,la de Lhin se sabe tanteo incidental, verbo detransicin entre un mundo que acaba y otro quelo superar.

    Blanco spirituals del espaol Flix Grande es ellibro de un iracundo disconforme apasionadamen-te consustanciado con su poca, un libro de osten-sible contemporaneidad. Si revisamos los epgra-fes observaremos la mezcla de Musil con Silvie

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  • Vartan, de Cortzar con el presidente Johnson,de Marlowe con un viejo manual de buenas cos-tumbres, de Cesare Pavese con el ABC de Madrid,es decir, una voluntaria confusin de jerarquas,un trastocamiento del orden consagrado.Se tratade una poesa rebelde, de protesta. Grande con-trapone su iniciacin romntica, la de la ingenuaconfianza, la de la admiracin por los encanta-mientos poticos, la de la imaginacin etrea, conun mundo catastrfico, sumido en la violencia yel exterminio:

    cruc el jardn de la imaginacin su maleza sufuente

    pronuncaba p-o-e-s--a como quien suelta un globous abus del corcel blanco de la confianzamas que hoy me avergenza tener piedad de mdescend y en qu estado del famoso caballo de

    cartncmo hacer elegas a la niez ah mi carreraahora me veo comprometido a buscar otro estilocon una problemtica algo ms adecuada a esa

    veloz urdimbreque componen la onu y el entierro de los diosessanto domingo y el residuo de sigmund freudla msica concreta mao tse-tung y la cibernticael regusto de la palabra democracia y el imperio

    de la publicidadresulta chocante mencionar en hexmetros

    acreditadosel descrdito de un mundo agujereado de suicidas

    y obusesno admitir en este congreso al desarrapado

    sarcasmome parece poco realista no abuse de su ceo pibe

    [26]

    Esta realidad compulsiva lo obliga a cambiar deregistro, a volverse mordaz, filoso, agresivamente20

  • vulgar, disonante, a decir su decepcin, su deses-peracin, su despedazamiento. De todos los len-guajes hasta ahora analizados, el de Grande esel ms decididamente actual; no se satisface sloen registrar el presente a escala mundial, qutereutilizar medios contemporneos, medios masivos;usa irnicamente los eslganes publicitarios, su-giere la vertiginosa simultaneidad, entremezcladistintas dimensiones, introduce rupturas inespe-radas, concatena caprichosamente; agita, revuel-ve, combina; as corno convergen en un peridicolas noticias dl da, hace confluir en el poemamateriales heterogneos:

    las distancias son ya un concepto del ajadopitecantropo

    si su pasaporte est en regla almuerza usted enbruxelles

    )' fornica. esa misma noche con una mulata en elnuevo brasil

    kruschev se descalz el zapato y golpe sobre lamesa

    la onu parpade unnime expresiva qu orzueloqu veo qu oigo

    gminis IV gminis V ms gminis con susapellidos reales

    y la princesa ana de inglaterra cayse del briosocorcel

    y lastimse el dedo meique segn informe de laprensa

    4? poder oh gutenberg inapreciable el abajofirmante

    y su mujer mantienen muy atentas y cmo nosinceras

    conversaciones sobre la libertad la contgenciael sexo

    la conciencia la mala fe y el determinismobiolgico [35]

    21

  • Su lenguaje es poli tonal, mixtura de coloquialismoespaol con lunfardismos; incurre en una orto-grata burlesca, irreverente, con la que rinde ho-menaje a Julio Cortzar:escuchamos mentar la GRANdeza del hespiritumanoy entre aullidos caricias descaradas y guitarras

    elctricasadvertimos que se marca la zibilvcaquion

    oczientaly quealo -1- xagrado le nacen como hiedras los

    remasmientras cortzar en una novela escribe mierda de

    seis formasy dekora kon kaes enkantadoras las voces ke

    korrian el peligrode koaczionar kon su grandioxo krdito y su

    buiaratadade xiglos hi de xiglos hi de imnos hi de hest tuas

    [55]

    Grande toma pedazos de realidades lingsticas,como los titulares periodsticos o las frmulaspublicitarias, que preexisten al poema, y las incor-pora en bruto, alternndolas con pasajes dondereaparece el yo protagnico. Utjliz!. una tcnicade mosaico, de collage; establece un montaj e con-trastante oponiendo las secuencias impersonalescon las personalizadas. Su estilo es. .una suma deestilos; su registro est elaborado sobre la basede la variacin estilstica; no busca la singulari-zacin individual; el poema no es ya el exclusivoportavoz de las profundidades individuales, de lapersonalidad inconfundible, con toda su densidadpsicolgica, traducidos en palabra nica; el estilono es el hombre sino los hombres.

    Grande tambin es un antipoeta que se autorre-trata despectivamente, homologndose en vulga-ridad y en rutina con cualquier otro semejante,22

  • que establece su confraternidad social con los me-noscabados. Alude a menudo a las contingenciasde su vida domstica, a los convencionalismosfamiliares. En alto grado autobiogrficos, muchosde sus poemas son crnicas del hasto. Se rebelacontra la sociedad mercantil y burguesa, contrala hipocresa, contra los antagonismos, contradic-ciones, distorsiones y destrucciones del mundocontemporneo. Est dispuesto a denunciar todaslas amenazas, runidades e indigencias, y a vivircon cierta esperanza en medio del anonadamientoy la incongruencia.

    En Grande notamos el mismo atribulado con-flicto de Treja, Garca Robles y Lhin, la mismacrisis de la subjetividad romntica, la misma con-ciencia desgarrada, la del intelectual que no en-cuentrac6mo ubicarse frente a una realidad quele exige intervenir:

    quisiera lograr la mayor congruencia, conciliarmi desconcierto y mi emocin, mi corazn, mi

    historia,mis bronquios, mi dolor, mis adopciones y mi

    inarmonia,quisiera ser meldico, soy atonal, contemporneo

    (87]

    Descrdito y descreimiento en el poder de las pa-labras, apetencia fctica, operativa; a medida quela poesa se historifica, el poeta se contenta cadavez menos con el oficio de escribir, con el confi-namiento en la literatura, con la exclusiva accintextual.

    Si consideramos que los ttulos prefiguran est-ticas, Canto ceremonial para un oso hormigueroes indicativo de una actitud que caracteriza alpoeta peruano Antonio Cisneros; aplica el estilonoble, ceremoniosa. a objetos desconcertantes, mi-nsculos vulgares o hasta abyectos; provoca una

    23

  • reduccin humorstica al absurdo, una sutil osci-lacin entre sacralizacin y desacralizacin, entre.lo prestigioso y lo pedestre. Sus sbitas amplfi-caciones por inflacin literaria (uso de cultismos,de metforas consagradas, de estilo heroico, dedistanciamiento mayesttico, de vocativos clsi-cos), por sorpresivas escapadas a lo fantstico ya lo maravilloso, distorsionan sabiamente la re-presentacin, la dotan de movilidad, multiplicansus planos, la tornan plurivalente.

    Cisneros, como Treja y como Lhin, es tambinun poeta cosmopolita. En su libro alternan luga-res londinenses y parisinos con los peruanos.Lima es evocada con la horripilacin que le atri-buyera Sebastin Salzar Bondy; Crnica de Lirna[19] dice la decrepitud de la antigua ciudad reala orillas de UD ro seco y de un ignorado marque todo lo oxida. Las imgenes estn transidaspor la infusin del arrebato lrico, de las pompasretricas a una realidad degradada.

    Como Lhin, Cisneros compara Europa con Lati-noamrica. La confortable civilizacin britnicapractica un humanismo asentado en el comerciocon los brbaros, de cuyo caos se asla; nosotrosasimilamos los patrones culturales europeos, adop-tamos sus padres y sus dioses, pero sin identifi-camos cabalmente con un mundo .cuyo ordena-miento nos es ajeno y que no constituye nuestramorada:

    Aqu se hornean las rutas del comercio hacia lasIndias

    y esa sabidura que pastamos sin mirar nuestrosrostros.

    Usted gusta de Kipling, mas no se ha enriquecidocon la Guerra del Opio.

    Gusta de Eliot y Thomas, testimonios de orden yun desorden ajenos.

    y es manso bajo el viejo caballo de Lord Byron.24

  • Raro comercio ste.Los Padres del enemigo son los nuestros, nuestros

    sus Dioses. Y cul nuestra morada. [63-64]

    Cisneros parece imbuido de literatura inglesa;remeda a T. S. Eliot en sus comuniones disonan-tes cuando ste asocia a Tresias y el Tmesis,Cartago y la suciedad londinense-, en sus ana-cronismos, en la intromisin de la salmodia bbli-ca o de la literatura clsica dentro de contextostpicamente contemporneos, de los prestigios delgran pasado literario en la banalidad ms cotidia-na o en la actualidad poltica.

    In memoriam ensambla "Cuba, Fidel y aquelao 60" con el Per que vive exclusivamente dela harina de pescado, con ancdotas personales,con arquetipos literarios o histricos, con figurashomricas, con alegoras. El material extradodel presente es literalizado por una arcaizacin,por el distanciamiento, por la prosopopeya clsica:

    Yo estuve con mi alegre ignorancia, mi rabia, misplumas de colores

    en las antiguas fiestas de la hoguera,Cuba s, yanquis no.

    y fue entonces que tuvimos nuestro muerto.(Los marinos volvieron con su cuerpo en una

    bolsa, con las carnes estropeadasy la noticia de reinos convenientes.As les ofrecimos sopa de acelgas, panes con

    asado, beterragas,y en la noche

    quemamos su navio.]"Quin no tuvo un par de manes, tres lares y algn

    brujo como toda heredad-s-sabios y amables son, engordan cada da.Hombres del pas donde la nica Torre es el

    comercio de harina de pescado,25

  • gastados como un odre de vino entre borrachos.Qu aire ya nos queda.

    y recibimos un laurel viejo de las manos delpropio Virgilio y de manos de Erasmo

    una medalla rota. [35-36]Los Animales domsticos constituyen el mejor

    ejemplo del sutil y eficaz humor de Cisneros, tanbien modulado. Ballena, hormigas, cangrejos, ca-racoles, araa son proyecciones fantsticas, .rneta-morfosis kafkianas que connotan metafricamen-te la situacin vital del poeta, personificacionesfabulosas que aluden a su circunstancia hogarea,materializacin onrica de angustias, restricciones,represiones trasmutadas en zoologa humorstica.El humor opera por reduccin al absurdo, por sus-pensin irnica del juicio afectivo, como trastoca-miento del orden consuetudinario, por distancia-miento, como freno a la angustia, a la solemnidadal patetismo.

    Estticamente, Cisneros disiente de los otrospoetas premiados. Su posicin vital e ideolgicaes posiblemente la misma, pero su registro expre-sivo, ms afinado, ms culto. Su singular apro-vechamiento de la tradicin (en especial de la nohispnica) lo diferencia de sus contemporneos.Implcitamente, Cisneros postula un retorno alorden literario, a una mayor formalizacin del dis-curso potico para que ste conserve su especifici-dad, un freno al excesivo coloquialismo y prosas-mo, a la transcripcin naturalista de la realidadinmediata, un nuevo clasicismo.

    Taberna y otros lugares del salvadoreo RoqueDalton se organiza acumulativamente en sucesincronolgica. Es una autobiografa que gira entorno de cuatro ejes temticos: una inquisicinsobre la patria oprimida; la crcel; que puede In-cluirse en un campo semntico.ms vasto; la coer-cion (las agresiones, la censura la amenaza fsica,26

  • las mutilaciones que provoca un medio adverso ala actividad. intelectual a todo intento de oposi-cin a un sistema primitivo y dictatorial); la po-tica: la dilucidacin y el revisionismo estticos;y la confrontacin de culturas. Por supuesto queestos temas se imbrican los unos en los otros,convergen, se entretejen.

    La experiencia salvadorea, la preocupacin re-flexiva en torno del pequeo pas centroamericanosometido desde hace decenios a un rgimen opri-mente y anacrnico conecta el contenido de lastres primeras partes de Taberna. Ante una reali-dad tan cruda y cruenta, el poeta celeste, el alado,aquel que pinta flores y roco, el rapsdica, elesteta desmelenado, el subjetivo y egocntrico esquebrantado por la represin militar y policiaca;sus valores, degradados o invalidados por la bar-barie. Volvemos a hallar en Dalton el mismo resen-timiento por la impotencia e inadecuacin de lalrica frente a las exigencias de la historia, quecomprobamos en Treja, Garca Robles, Lhin yGrande. Dalton evoca a los asesinos y a los ase-sinados -Ios muertos molestan, pesan demasiado,se insubordinan, comienzan a darse cuenta de queestn llegando a ser la mayora-; representa apresos y carceleros, interiorizndolos desde la pers-pectiva de cada personaje; se encarna en militarque persigue, tortura y mata; en el chofer queacuchilla a un ex dictador por una afrenta perso-,nal y que juzga con su cdigo ingenuo la situa-cin del pas; en una familia inglesa trasplantadaa El Salvador, hostigada por un medio al que per-manece ajena. A travs de una visin multifocal,Dalton quiere reflejar todas las facetas del polie-dro, todos los ngulos de ese pequeo territorioenajenado por la penetracin extranjera.

    Los Poemas de la ltima crcel se suceden comoun diario del encierro y la degradacin; anecd-ticamente dan cuenta de las amenazas, distorsio-

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  • nes, restricciones y reacciones que provoca lareclusin. De mayor intensidad, ms conmovedoray penetrante es la visin de Los extranjeros, cuyoepgrafe orienta dentro de este sugestivo y ne-buloso laberinto: "Ponga usted una honorablefamilia inglesa a vivir dos aos en El Salvador ytendr cuervos ingleses para sacar los ojos a quienquiera". El trpico es el reactivo que suscita dis-tintas actitudes en estos britnicos que quierenconservar su spleen, sus costumbres imperiales,sus prejuicios, su desprecio al nativo, su cinismo,sus vicios. Sir Thomas, el padre borracho, fatigadode su existencia sin sentido, monologa despectiva.mente sobre ese Nuevo Mundo que lo descon-cierta:

    Samantha habla de sembrar abedulesy abonarlos con helados de fresa,mientras extrae una banana monda del joyero.Todo es posible en un pas como steque, entre otras cosas, tiene el nombre ms risible

    del mundo:cualquiera dira que se trata de un hospital o de

    un remolcador.Recuerdo a mi padre decir que con una Bibliay con una perenne pinta de cerveza negra de Dublinseguira siendo cristiano aun en los infiernos.Dios no me deje ironizar sobre su memoria,pero el Nuevo Mundo es un acuario con pecesque no se pueden trinchar en los altares. [59-60]

    Mathew y Samantha alimentan un amor incestuo-so; el uno ve por doquier corrupcin y destruccin,la otra odia el crculo familiar, sus convencionalis-mos hipcritas, y se embriaga con el esplendor na-tural, con la profusin vital del trpico; la madre,Lady Ann, presa de obsesiones sexuales, se hundeen el tedio sin contacto alguno con ese mundoextrao y amenazador que rodea la casa. Toma t28

  • con el obispo que tambin menosprecia la grose-ra de su pueblo; parsito de la oligarqua, amala suntuosidad y la pompa eclesisticas. Slo elprimognito, con humor flemtico, se da cuentade la realidad del pas, de su chatura, de la abyec-cin, del oprobio de ese medio donde impera laviolencia; pero sin intervenir, sigue aorando elbienestar britnico.

    Como Cisneros, Dalton hace hablar a sus ingle-ses en estilo mayesttico, en una lengua marcada-mente literaria, isabelina, que provoca un arreba-to lrico, una especie de rarefaccin enriquecedoradel mensaje, una estilizacin del mbito represen-tado, un distanciamiento teatral.

    En Taberna existen muchos pasajes de refle-xin esttica. Dalton reacciona contra todas lascensuras, contra toda delimitacin externa del de-cible potico, de la libertad expresiva, contra lasconvenciones mutiladoras de derecha e izquierda,contra el clasicismo y, en especial, contra el ene-migo interno, el acartonado realismo socialista:

    .. .Deberamos recordar lo que le pas a Stalin porhacer de las palabras excepciones del materialis-mo dialctco: de ah la muerte de Babel, de ahel naufragio-entre-tmpanos de la Internacional,de ah la prosa sovitica contempornea. Si lehubiera hecho frente al problema con apasiona-miento y coraje, otra y magnfica habra sido lasituacn. Habra bastado con comenzar a cono-cer verdaderamente las palabras, a organizarlaspara el porvenir, a discutr con ellas sobre la lber-tad y, sobre todo, a separarlas de las antipalabras,las palabras degeneradas (,... ) y las palabrasmuertas. [111-112]

    Dalton es implacable en su juiciosobre Ja-Iitera-tura sovitica, producto de un cercenamiento queha matado toda creatividad: "te aceptara sin las

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  • bromas usuales! que Sholojov mereci el PremioNobel/ y que la poesa sovitica tiene crucialesdiferencias! con el chewing gum" [1351 La poesaes sobre todo un hecho .lingstico, una especificarealidad verbal que responde a sus propias exigen-cias, no puede resistir a la forzada homogeneizacinstalinista: "No, no: el arte es un lenguaje! (el rea-lismo quiso ser su esperanto i/ cosas del mundode Madame Trpat, Berthe Trpat )" [173J. Tam-bin satiriza con humor censorio el ilogicismo dela poesa contempornea que permite y justificalas ms caprichosas asociaciones. Con desparpajode intelectual del Nuevo Mundo, se burla de losvalores consagrados.

    Si por un lado predica, como lo proclama elttulo de uno de sus poemas -El ser social deter-mina la conciencia social-, el necesario trnsitode la era psicolgica, del individualismo burgusy su correlato ideolgico, el idealismo romntico,

    ~ la sociolgica, es decir, a una esttica histori-cista, marxista, materialista, comunitaria, su bs-queda de una ubicacin coherente en un mundosocialista cuyos valores son todava inciertos einestables est llena de dudas y de espinosas con-tradicciones. Sus convicciones polticas, su mili-tancia comunista no lo absuelven de esa concien-cia desgarrada, crtica, agnica, de esa fisuraexistencial que tambin manifiestan Treja, Lhiny Grande. Dalton parece querer fundamentar unnuevo humanismo, sin las abstracciones metafsi-cas e idealistas del tradicional, ms terrestre yconflictivo:

    TENER FE ES LA MEJOR AUDACIAY LA AUDACIA ES BELLSIMA

    PERO ES QUE LA HUMANIDAD ES UN CONCEPTOPARA ONANISTAS.

    PORQUE NO HAY HROES POSIBLES

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  • CUANDO LA TEMPESTAD OCURREEN UN OSCURO MAR DE MIERDA.

    LA INMORTALIDAD PUEDE SER BIENPEQUEA

    MEZQUINA PUEDE SER.MONOS CIEGOS BUSCANDO CON LA BOCAEL FL\CO PECHO DE LA VIDA, SOMOS.PEDIMOS LA LECHE DE LA CONCIENCIAY SLO NOS SEALAN SU PRECIO ALTSIMO,INALCANZABLE COMO EL SINIESTRO AMORENTRE HERMANOS. 1174-175J

    Los extranjeros, segunda parte de Taberna, pro-pone implcitamente una confrontacin entre Eu-ropa y Latinoamrica, entre el viejo y el nuevomundo, entre una confortable y decadente civili-zacn y la barbarie. El tema se reedita en Historiade un amor.; aqu Dalton da cuenta de su relacincon una muchacha checoslovaca, del choque y laincompatibilidad de dos idiosincrasias. La situa-cin es comparable a la de Lhin en Nathalie asimple vista .. el entendimiento amoroso se frustrapor la racionalidad y el pragmatismo de la mujereuropea frente a la desordenada espontaneidad,a la inmadurez, a la hiperafectividad latinoameri-cana: "Claro, ustedes son los seres que acaparanlas cualidades superiores, son dramticos, ator-mentados y demoniacos. Nosotros podemos, enel mejor de los casos, aspirar a ser divertidos ysimpticos. T y tus amigos son personajes deKafka, yo y mis sombras vivimos en el mundode los cornics" [147]. No slo parecen inconcilia-bles ambas mentalidades, tambin los socialismosque generan. Dalton ve al checoslovaco demasiadofro, pragmtico, programtico, tecnocrtico, de-masiado atento a las comodidades de la sociedadde consumo. "EN CUBA NO sER AS! -exclama-oEN AMRICA LATINA NO PODR SER As 1"; la prodigali-

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  • dad de nuestra naturaleza y el apasionamiento denuestro carcter motivarn socialismos ms vita-les y altruistas. Dalton radicaliza su crtica, sudesilusin, sus exigencias; ya no queda otra co-munidad incontaminada, otra entrega al ideal re-volucionario tan autntica, generosa e integral quela guerrilla.

    Dalton es un buscador que experimenta todaslas posibilidades del lenguaje. Multiforme y palito-nal Taberna S mueve en distintos niveles de len-gua, adopta tanto la estructura versal como laprosaria, activa su escritura con recursos ideogr-ficos, provoca rupturas, disonancias, trabaja conla heterogeneidad. Tcnicamente, el libro avanzaa medida que adelantan sus pginas. Culmina enel ltimo poema, Taberna, el ms extenso y ambi-cioso, que est expresamente destacado porquesirve de ttulo a todo el volumen. Es un poema-conversacin (su precedente ms antiguo es LundiRue Christine de GuilIaume Apollinaire) que yux-tapone en montaje veloz y discontinuo, jugandoCon variantes tipogrficas, fragmentos orales desupuestos interlocutores, captados en un cafde Praga. En contraste disonante, los parlamen-tos alternan con efusivos soliloquios del poeta.El sistema de ensamblaje permite incorporar alpoema un material muy diverso, una carga de sig-nificacin. omnicomprcnsiva; a travs de una es-tructura abierta, en un dinmico revoltijo, seamalgama toda la problemtica de actualidad:socialismo, guerra del Vietnam, revolucin, revi-sionismos, China, el smog, Marx, cncer, Cuba,anticonceptivos, pop-art, kukluxklan, carrera arma-mentista, Amrica Latina, racismo, poetas angli-cos y csmicos, Iglesia, realismo, Cortzar... Lavoluntaria y vibrante mezcolanza atiende ms alrltmo que a las jerarquas, a -la vivacidad que ala veracidad. Es una muestra de esa libertad queDalton reclama para la poesa.32

  • Decamos que a partir de Mario Treja se notabaun cambio ntido de influencia y por ende de es-ttica, el pasaje de los nerudeanos a los vallejea-nos. La filiacin es explcita en Diario del cuartel:El uruguayo Carlos Mara Gutirrez concluye sulibro con Piedra blanca sobre piedra blanca donde,parafraseando a Vallejo, lo considera su mximorevelador potico. No es casual que sea ste consu estructura de mosaico que conecta tiempos yespacios distintos, uno de los mejores poemas;Vallejo se parangona con Cuba, equiparables am-bos como recinto de la poesa verdadera, la quemanda vivir y realizar la humana plenitud. No esel olvido de Neruda sino la condena. Che; d Aren-berg muestra, en despiadada stira, a la frvolaburguesa uruguaya, aquella que se duele de lashuelgas y el terrorismo que perturban su holgura,y can la que el poeta comunista fraterniza.

    Diario del cuartel se mueve entre dos registros:uno de representacin objetiva, despojada, sin n-fasis de una realidad autobiogrfica denigrante, lacrcel; y otro iracundo, agresivo, de rebelin, derepugnancia y rechazo de la realidad uruguayaactual. Realidad personal y realidad nacional seinterpenetran hasta confundirse. Gutirrez ha iden-tificado su suerte con la de su pas y no quieresalirse de la experiencia concreta, fctica. Porsupuesto que detrs de toda transcripcin de loreal est la ideologa que prefigura la visin yque la configura. Son mltiples las declaracionesde fe revolucionaria; Gutirrez reafirma el caris-ma de la guerrilla, la redentora que, como lasaguas bautismales, se purifica con el envilecirnien-to ele una sociedad en descomposicin:

    muchacho sta es tu patriaen el reparto nos toc este naipeaprende la leccin[ich la fauna

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  • gordos expertos en devaluacionesflacos especialistas en reformascornudos consentidos del Pentgonojueces matriculados en la CIApedagogos graduados en la infamiaescribas que argumentan reeleccionescacos de inmunidad parlamentariasacerdotisas civicas y plidasque menstruan de pavor y patriotismosi no ven la bandera bien izada [76]Gutirrez implacable, rabiosamente denuncia laslacras uruguayas: subdesarrollo, penetracin im-perialista, falseamiento de la democracia. Es enestos poemas colricos donde se permite una com-posicin ms diversificada, la utilizacin de efec-tos tcnicos, una mayor formalizacin, ms des-pliegue estilstico. En la crnica carcelaria sedespoja de artificios retricos, utiliza un lenguajedirecto para que nada amortige la pesantez, paraque nada filtre la presencia grvida del mundoenclaustrado; la reclusin est objetivada con do-loroso humor pero pdicamente, sin altisonancias:

    pobre la soledad perro tan solono aguant la parada 110 entendaest perdida amaneci rabiosahay que matarla antes que contagie

    despus de diana cuando venga el cabopara recuento de las cucarachasy la inspeccin de equipo y de menajeque me le pegue W1 tiro tras la orejacomo se hace con perros y traidoresy que cierren la puerta a ver si duermohasta la hora del examen mdico [45-46]

    Como en Lhin, Garca Robles, Grande o Dalton,est patente la subjetividad atribulada de su autor,34

  • el pathos apenas contrarrestado por el humorismo.El libro trasmite emotivamente un mensaje persa.nalizado, una confesin individual que nos per-mite extraer la radiografa psicolgica e ideolgicadel poeta. Crisis, opresin, distorsin, alienacin,violencia son constantes que expresan condensada-mente no slo una situacin poltica ya continen-tal, sino tambin la situacin mental de los inte-lectuales de izquierda en Latinoamrlca. Diario delcuartel es un libro representativo de nuestromundo, de las sacudidas de su actualidad pertur-badora, de la historia que quiere convertirse enverbo potico sin perder su inmediatez, su urgen-cia. Pero, colocado en situacin extrema, Guti-rrez no ha seguido fielmente el ejemplo del admi-rado Vallejo, se ha negado el derecho a la ima-ginacin y el poder de recuperar la anulacinpersonal, de contrarrestar la desintegracin de larealidad a travs de una escritura magistral y li-brrima.

    Extraigamos ahora las conclusiones del decenio.El premio de 1961 es un hecho aislado, consagrauna esttica anacrnica explicable, quiz, por raza.nes de edad; nacido en 1907, Ibez es muy ante-rior a los restantes premiados. No obstante, elidealismo romntico, actualizado, mantenido y cri-ticado, sin la cohesin y la coherencia con que seda en lbez, sobrevive, a veces como pura nos-talgia, hasta en los poetas ms actuales, mshistoricistas". ms terrestres y sociales.

    Adoum y Lameda practican estticas afines que,para simplificar, llamaremos nerudeanas, filiacinque se evidencia en Dios trajo la sombra. Amboscantan laudatoriamente, con concepcin concor-dante, el pasado indgena de Amrica, asentndoseen la visin mitolgica; incas o caracas son loshijos de la madre-tierra, de la prdiga Amricatodava en estado ednico, no desnaturalizada porla contaminacin europea. Los americanos primi-

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  • genios, dotados de todas las virtudes telricas,representan el bien sin retaceos, as como los espa-oles son la monoltica encarnacin del mal. Elepos es tradicional y los contendientes son arque-tipos representados con voluntad de estilizacin,pasados por el tamiz literario, el del ritual barroco.La representacin tiende a formalizarse acabada-mente, al neto perfilarniento, a la obra cerrada,al tonalismo, a la armonizacin, a la homogenei-dad, sin altibajos de lengua, sin mayores rupturasdel continuo lgico, sin sorpresas y con solem-nidad.

    Si Adoum utiliza como fuentes textuales el co-mienzo de la historia americana, Jamis se sitaen la antpoda cronolgica, trabaja sobre la apre-miante actualidad, sobre la otra punta elel hilo:la Revolucin cubana, exaltada en versin conven-cional y esquemtica, no menos arquetipal quela de sus predecesores. Constituye un buen ejem-plo de realismo socialista, Q sea de una codifica-cin que responde a una preceptiva tcnica y tema-tica cuyo objetivo es adecuar por completo el artea la praxis social y de tomar la realidad clara-mente comunicable y totalmente comprensible.Jamis tiende hacia una inteligibilidad popular, arepetir con retrica congelada los estereotipos deuna interpretacin dogmtica de la realidad.

    A travs de oscilaciones estticas, el premio seencamina a partir de 1964 hacia la consagracinde una potica dominante i paulatinamente se ac-tualiza hasta ponerse al da con respecto a. latnica que prima en la poesa joven de AmricaLatina. Al margen de la modulacin personal quecada autor le imprime, de las individualidades es-tilsticas, desde Trejo todos los premiados se ave-cinan, inscriben una tendencia comn caracteri-zada sobre todo por una visin ms concorde conel horizonte gncseolgico, con la tesitura, con laheterognea multiplicidad del mundo contempor-

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  • neo, por una relacin ms inmediata, concreta ycrtica con la realidad histrica, por una amplia-cin de las libertades expresivas, por ser plurifo-cales, poli tonales, metamrficos, por retomar latradicin de ruptura, de revuelta contra las estruc-turas caducas que postul y practic la primeravanguardia. Como Vallejo, que les sirve de mo-delo artstico y tico, se saben todos viviendo enun tiempo fragmentado, en la disociacin mutila-dora de una sociedad que los frustra, en unarealidad sin sentido, invadidos por las contradic-ciones, la incoherencia, la arbitrariedad, las coer-ciones, la injusticia, el avasallamiento, la violen-cia. Todos coinciden en su versin de AmricaLatina, en la descomposicin de los sistemas yvalores tradicionales, en condenar esos frenos re-tardatarios del desenlace socialista que son lasociedad burguesa y el capitalismo imperialista.Todos se autorretratan como hombres de trans-cron, educados en los cnones de la civilizacineuropea con la que ya no se identifican, tironeadosde uno y otro lado por concepciones inconciliables,vacilando entre una era individualista que acabay otra naciente colectivista que arrasar con lavieja, aorando la redencin revolucionaria que re-suelva apocalpticamente sus conflictos.

    Todos ostentan conciencias desgarradas, unaapetencia fctica, operativa que no puede ser satis-fecha por la actividad textual. Casi todos son cosomopolitas, irreverentes, rebeldes, agresivos. Todoshan descendido del reino celestial al terrestre yquieren decirlo ntegramente, en sus excelsitudesy sordideces, en sus deslumbres y oscuridades, ensus dignidades y bajezas, sin dejar de anhelar elvuelo liberador, el remonte enaltecedor, la pleni-tud ednica que imaginativamente los descie dela atadura concreta y cotidiana, de la restriccinde lo real.

    Todos han dejado de lado la Amrica natural y37

  • agraria, el contexto rural, para asentar su poesaen las urbes modernas, en un medio citadino. Ypor ms que quieran empequeecerse, perder pos-tura heroica, acercarse al hombre de la calle uti-lizando la lengua popular o representando las ex-periencias vulgares, la inmediatez domstica ocallejera, el epicentro de su poesia sigue siendoel yo protagnico, una individualidad que se con-fiesa Iricamente a travs de una escritura perso-nalizada, que tiende a la densidad y a la interiori-zacin psicolgica.

    Para terminar, no se puede hablar en Latino-amrica de poesas nacionales porque literaria-mente, como lo demuestran estos poetas, las fron-teras estn abolidas. Es imposible establecercaractersticas, una voz, un registro, un lenguajeque sean privativos de un pas. Se ha producidouna sincronizacin continental merced a la iden-tidad de lengua (Brasil sigue todava desvinculadode Hispanoamrica), de cultura, de problemticay gracias tambin a la mayor intercomunicacin,a la difusin de los escritos y a la accin amalga-madora de un concurso como el de la Casa de lasAmricas.

    SAL YURKIVICH

    ADDENDA: He aqu por orden cronolgico las refe-rencias bibliogrficas del premio de poesa Casade las Amricas:

    1960: Jorge Enrique Adoum (Ecuador, 1926), Diostrajo la sombra, Ministerio de Educacin yCasa de las Amricas, La Habana, 1960.

    1961: Roberto Ibez (Uruguay, 1907), La frontera,Casa de las Amricas, La Habana, 1961.

    1962: Fayad Jamis (Cuba, 1930), Por esta libertad,Casa de las Amricas, La Habana, 1962.

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  • 1963: Aj Lameda (Venezuela, 1923), El gran caci-que, Casa de las Amricas, Coleccin Con-curso, La Habana, 1963.

    1964: Mario Treja (Argentina, 1926), El uso de lapalabra, Casa de las Amricas, ColeccinConcurso, La Habana, 1964.

    1965: Vctor Garca Robles (Argentina, 1933), Odmortales, Casa de las Amricas, ColeccinPremio, 1965.

    1966: Enrique Lhin (Chile, 1929), Poesa de paso,Casa de las Amricas, Coleccin Premio, LaHabana, 1966.

    1967: Flix Grande (Espaa, 1937), Blanco spiri-tuals, Casa de las Amricas, Coleccin Pre-mio, La Habana, 1967.

    1968: Antonio Cisneros (Per, 1942), Canto cereornonial contra un oso hormiguero, Casa delas Amricas, Coleccin Premio, La Habana,1968.

    1969: Roque Dalton (El Salvador, 1933), Tabernay otros lugares, Casa de las Amricas, Co-leccin Premio, La Habana, 1969.

    1970: Carlos Mara Gutirrez (Uruguay, 1926), Dia-rio del cuartel, Casa de las Amricas, Co-leccin Premio, La Habana, 1970.

    Los nmeros que en mi texto figuran entre corochetes corresponden a indicaciones de pgina de losvolmenes que acabo de enunciar.

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  • Jorge Enrique AdoumDIOS TRAJO LA SOMBRA

    [fragmentos de la primera parte]

  • 1Qu pasar?La gran estrella

    cruza dejando hilachas de camisa desgarrada, y elcndor asediado de aves negrasrod tuerto desplumado hasta la plaza.

    "Dnde estspoderoso cimiento del mundo,seor de la fuente sagrada,t que gobiernashasta el granizo?"

    Han temblado los suelos, se ha roto el murogris que contena la sedicin del agua, el miedolleva al hombre a esconder el rostroentre las piernas de una mujer agria,y hay ruido dentro de las piedras.

    "Dnde ests-cmo si no fuerayo hijo tuyo-,arriba,abajoo en el medio ?"

    Sbditos desiguales apartan el olor de las mucha-chas, deshacen los racimos, lloran se arrod-llan dicen qu pasar:

    por la cintura de la espuma han vistotilla agresiva procesin de dioses flacos, hijosadulterinos con la bestia, metlicascriaturas de otro astro, intercambiando slabasque no son un lenguaje de la tierra.En lidia oral los furiosos labradoreshan salido a la costa, gritndolesdesterrados, desterrados,y que tenan cabellos en las caras,

    43

  • y que eran engendrados de la espumadel mar, sin tener otrolinaj e, pues por ella venan,y que para qu andaban vagandoel mundo, y que deban ser grandesholgazanes pues en ninguna parteparaban a labrar ni a sembrar la tierra

    "yeme,T que permanecesen el ocano del cieloy que tambin vivesen los mares de la tierra,Gobierno del mundo,Creador del hombre,T que me mandasteel cetro real,yeme,antes de que caigay muera."

    "Porque hace treinta aos que no vivescon nosotros." Yo conozco estos indicios, vocesde la conspiracin, pero el taciturno, peroel temeroso a punto de ser triste,me preocupan ms que los sediciosos.

    (Hay trozos,pedazos de seales, rotas consignasque vuelven desde el fondo: la memoriaplural es como el agua: el hechocae, oh terrestres, provoca crculos y nadams recordis porque prontola suciedad del da restaala abierta superficie. Y buscis un huecodel muro, el sueo, una trenzade mujer como refugio, un pez, una camisa,ya sin tiempopara averiguar por el principio.44

  • Pero al fondo est el guijarro, el ojovengativamente abierto de dios, su resbalosoprpado proftico.) j Sea la Pascua,bajo el auspicio de tres dassin mujer ni lumbre -fro y fro-,en homenaje al Sol! i Que se preguntea la llama estril qu dicensus riones! i Que venga el SupremoAugur, a rastras bajo su caparazn de pluma,y explique tras las flautas y tamboresqu sucede en el gento, qu sonlos signos de la desesperanza y estaorina turbia de pavor!

    "Dnde ests? Afuerao adentro, en la nubeo en la sombra?yeme, contstame,que viva libre y en pazel ser que pusistey criaste.Haz que viva muchos das,hasta la edad en que debaencanecer.Entonces, levntame,y si me canso, auxliame,dondequiera que ests,Padre Viracocha,"

    Mas he aqu que este viaje de regreso ya es funeralprecipitado

    y yo soy el difunto: las seales se cumpleny no hay armas contra el vaticinio.Yo soy la tarde, declina aqu mi dinasta.Esta fiebre, que no aplacanlos baos ni las cscaras amargas,es la seal convenida para cuandomi Padre haya de llamarme. Este froque no absorben las siete concubinas

    45

  • es la noche que no me pertenece.Llevad mi cuerpo, tnicavaca, a la cmara del templo.Pero guardad mi corazn aqudonde he amado.

    E: Sacerdote dice: Ha vueltoViracocha desde las aguas gruesas (y no sabeen qu postura esperar su cumplimiento).Mirad el regalo que me envael barbudo: su dios de palobarbudo blanco crucificado flaco.i Levantaos, rebeldes! i Maldecid, msticossometidos! i Reid, sabios, del embaucamiento!Viracocha crucificado? Escupiden mi nombre a la espuma que los trajo,golpead al visitante hambriento!Yo soy Hijo del Sol, parientede Viracocha: a m me hubiera habladocon nuestro idioma solar, con nuestrasimperiales contraseas! Guardaosde Jos hombres, pero tambin de Dios,pues los dioses caen en la trampa de los

    estafadoresy arrastran consigo a los desprevenidos.

    y t, hijo deslumbrante en quien descubrola forma perfecta de la luz humana,gobierna con tu tribu el sitioque am como a tu madre y que ellame entreg junto a su sexo.La mitad de la tierra con su alba trizada,la mitad del aire y su presentimientode zozobra, a ti te pertenecen.Que el otro, el concebido en el vientrede la ley, sea Seor de cuanto habitamosmi estirpe y yo antes de amar.

    46

  • III

    Yo no soy un visitante sino el adversario.Entendedme,indgenas risueos: no soy un husped (mirad:voy como animal de paso, sin mujer que selavara para m en un rito de hogar acostum-brado) y no pido prstamos ni posada. Soydeudor sin fortuna, socio comprometido porveintemil ducados a pactar con lo descono-cido.

    Porque existe documento, papel de locos, escritode testarudos, con cruz de tinta junto al nom-bre del notario, y una hostia partida en tres

    que atestigua el negocio. Esto es una empresa,tiene planillas libros cuentas obligaciones hipo-tecas utilidades amortizaciones intereses ven-cimientos sanciones para los tres

    sin que ninguno lleve ms que el otro, as deestado de seor como de repartamiento de in-dios perpetuos, de tierras y solares y here-dades, corno tesoros y escondrijos encubiertos,como de cualquier riqueza y aprovechamientode oro, perlas, plata, esmeraldas, rubes y dia-mantes, y de cualquier estado o condicin quesea,

    a repartir con el clrigo y el tuerto (compromisosobre lo improbable, obligacin de inventarcomo cuando se engendra).

    No se pact precio por el ojo del socio,pero yo calcul cada una de mis heridas. Y cunto

    me toca por los padecimientos del ocio,y por la crepuscular costumbre de inventar

    resistencia,y por este gozo difcil, igual al del primer gegrafo,

    de acomodar la voz para las cosas nuevas,para decir lagarto dolo inmensidad o perejil,y sobre todo, lluvia.

    47

  • y esta ambicin tan tenaz como la lujuria peroque no se quebranta

    entre dos muslos. Y cada tarde el hombrecayndole la piel, como el vestido, a trozos,vuelve a decir: Maana. Y cada noche el

    desangradose palpa las verrugas y repite: Maana.y el que tiembla con la fiebre del pantano recuer-

    da una rodilla dulce, huele un vaso de distantetrementina -en dnde

    est el sitio prohibido, en qu estacin del aodescansa de su andanza por la muerteel extranjero?- y suea con el cacique empol-

    vndose dorndose y con el matriarcado de las.lbricas, y con el Arbol del Agua. Maana.

    Cundo es maana? La esperanza, flor gigante,nos besa y muerde hacia la tarde el alma. Y dellejano esplendor an no vimos sino una balsacargada de sortilegio y brisa, seal anticipadadel naufragio o dato del paraso transitorio.

    Todava no son los seres, no hay seres que noscastiguen: es la tierra, la geolgica venganzaadvierte que un pie distinto viene y pisa en elmisterio, el agua torrencial y trrida sabe quenfermedades nuevas nos lavamos a escondi-das, es la lluvia lluvia que llueve su foeteturbio, y el azote del trueno,

    nico vengador triunfante.

    De isla en isla vengo, llamo y pregunto: Esaqu? Y aqu slo es el hambre y su castilloa la intemperie, su ejrcito hmedoy de mosquitos defendiendo a ciegassu oloroso invadido territorio.

    y la noche,como un cntaro donde hubiera fermentado el

    medioda,derrama su miel espesa y abrasante,su caspa rasgada por el rayo48

  • y el rayo del felino.Conquistadores en harapos, ocho meses

    presida ros en la isla, dinmicosburlados por los vientos de la sal,vuelven a m su ojo, su pupilaya gorda de locura. "Esta guerra, seor,no tiene cuerpo", no haya quienver, no hay flanco vulnerable ni botn, no se puededisparar al sol ni tomar represaliacontra el ocio bajo las tiendas de la lluvia.El da es largo, larga su duracin sin comida que

    lo parta, sin horario animal: oh razdel veneno, agua boba, burbujasde la napa.

    (Una noche, Ojeda, l mismo, ha sorprendidoa unos cuantos hombres blancos y cristianosvenidos de Espaa, en torno de una hoguera,cocinando a un indio del Caribe.)

    "Que no disputen ms: distribuidla vbora en pedazos, y echad al marel diente que no sirve. .. y no esperemos yapor el piloto: se ha comido los zurronesde la nave." Dadme un trozo, dice el jinete,de cida montura, un bocadode suela; servidme un platode riendas y de ltigos. (Y a m, djamea m esa bota suculenta, cueroequivocado, carne remotacuyos jugos azot hace tiempola ronca sed de la curtidura.)El bello animal del sueo ya en desuso. Y en su

    lugar los restos de un perfume de la tierranatal, triunfando por sobre la embriaguez dela canela.

    "Aun puede volverel que tuviere hijos, resignacin o desvergenza.Pero yo no tengo carnina de retorno sino esta vejez

    que llevo a cuestas para olvidar la infancia.49

  • Yo soy el desterrado a golpes, conquistadorempujado por los siglos. Esta parte es la de la

    muerte,los trabajos las hambres la desnudez los aguaceros

    y los desamparos;la otra, la del gusto. Por aqu se regresa a ser

    pobres; por alla ser ricos. Escoja el que fuere buen castellanolo que ms bien le estuviere."y ray la rencorosa trabazn de la isla, y cruc

    esa lneacon que mi mano me invent un destino. Y me

    siguieron-desafiando el ya tenue alarido del instintoy la salvaje furia de la tierra (como un animal al

    que la cola pisan)- los Caballeros de laEspuela Dorada, trece

    sobrevivientes de la sarna, territoriodel piojo, capitanes del hambre, hijastrosde la lluvia despiadada.

    Fugitivo,fugitivo victorioso, de quinhuas sino de ti, de qu sino de la pobrezaque guardaba tus das, la puertade tus das, tu miserable caldo?Porque stos son los trabajos de la desesperacin,

    el saltoal deseado hundimiento. Porque entre todas las

    formas del morirt buscaste la nica que podas burlar. Yesoes tambin un modo -de desesperarte.Ven conmigo, ste es el zagun dorado, el zcaloal fin a donde llamo desousre tantacontrasea de tormento:" los sitios(otros los llamarn despus con nombresde capitn o de prelado) que bautizamos

    -como nos dolieron: Cabode Muerte, Puerto del Hambre, IslaMaldita, Pueblo Quemado. Yo veo cercano50

  • desde aqu el fulgor, el verdaderorelmpago de la tierra que preguntay espera por nosotros. Espera tpor m, que vuelvo: hay asuntosque uno pacta, sin querer, consigo.

    Yo, abanderado abandonado, porquerizo y capi-tn, tenido en menos por los navegantes queya haban regresado del Oscuro, puesto en pri-sin por los acreedores que nunca viajan yrepiten igual cuenta cada da,

    yo nadie, slo ser, analfabeto entrampado en lahistoria,

    vuelvo y deslumbro a los cmodoscon slo los indicios: mnimas arenasdel planetario resplandor, el flaco descarnadorelato de los hroes que los dems engordan,y me recibe y escucha el Rey y pregunta como

    un nio,y la Reina me entrega las dulces Capitulaciones

    "por todos los das de vuestra vida, con sala-rio de veinte y cinco mil maravedes cadaao. Y mandamos que las dichas haciendasy heredades y tierras y solares las tengis ygocis. Y en lo que toca a los indios es nues-tra voluntad que los tengis y gocis y sirvisde ellos por el tiempo que vuestra voluntadfuere".

    y me invent con tosudez y hambres, con humedadque ablanda el alma bajo la armadura,

    una nobleza: un guila coronada abrazar lascolumnas y la ciudad que hall, con un leny un tigre que el portero tiene para guardade su entrada, con cierta parte de mar y denavos como hay en esa tierra, y por orlaciertos hatos de vicuas,

    y he aqu que mis hermanos, los tres Bobosconcebidos en fortuna,

    51

  • descubren el desenterrado afectopor el que fue engendrado en cama de sirvienta,ahora Gran Marqus y Adelantado y Alguacil

    Mayor yCapitn General de las provincias entrevistas,

    como unamujer hace tiempo acosada,

    por la cerradurade la fiebre y la fbula.

    52

  • Roberto IbezLA FRONTERA

  • YA

    Ya en el vaco que mi mano fundaun tacto de jazmines desespera.Ya sin mis ojos, en absorta esfera,degrada el cielo su coral profundo.

    Ya una lejana sed de ala iracunda,la nunca proferida, la extranjera,designa en m su plida fronteray con vidas bocas me circunda.

    Ya mis huesos intactos acongojala vocacin terrestre del roco.Ya el mar se apaga. Ya la luz aherrojasu secreto radiante. Ya es el fro.Todo el otoo cabe en una hoja.Toda la muerte en este cuerpo mo.

    VIAJE POR LOS HUESOS

    Ahora viajo de incgnito por el haz de mis huesos.Por planicies unnimes de horizontes ilesos.Entre blancuras solas,i ah, qu msica inerte!Oigo en noche lejana de cedrn y amapolasel beso original que fund tanta muerte.

    En estos huesos puros, de terrestre destino,bajo intemperies lcteas, mi maana adivino.Y en sus solas blancurasde apariencia esteparia,reconocer no puedo mis cenizas futuras,mi austera calavera, puntual y solitaria.

    55

  • Pero ahora en mis huesos, genealgicos, fieles,un suave ayer recobro de memorables mieles.Con una luz antiguade absorta primavera,ese candor profundo todava atestiguala niez celestsima, la sonrisa primera.

    EL TORREROTel qu'eri Lui-mme en/inl'ternit le change ...

    i Qu hazaa de marfil tu frente franegando al viento sus cenizas cruelesy con un rayo de infligidas mielesel adusto jazmn de tu agona!1Qu ejercicio de alondras en el dacelebra tus nocturnos mirabelesy qu pber idioma de laureles,hueso menguante, salva tu alegra!

    Arcngel de la incgnita hermosura,atleta de la rosa, que en el froazogas con tu piel la primavera:

    j Qu texto de paloma, tu blancura,en el umbral celeste del rocodonde tu sangre, ya diamante, espera!

    LA SE~A

    Si lejos, en mi sangre, se levantacon el cielo de ayer tu rostro puro,56

  • desdibujado en un temblor futuro,siempre en flor y en alondra la garganta ...

    Si en tanto azul que se desmide y cantaa bruir soledades me apresuroy hablar contigo, slo hablar, procuro,oh claro sueo de furtiva planta.

    Por qu no acoges esta viva seaque ya en cristales ltimos se enfraahogando un coro de soleadas voces? ..

    i Ah, los sueos no ven al que los sueay aunque tu frente fue una vez la mani me contestas ni me reconoces!

    VARIACIONES DE LA DESCONOCIDA

    y digo en nunca abiertas soledades:Cmo podr borrarme con un beso,cmo, con el amor, contradecirme,si me trasmite con su semen ciego?

    y en l estoy. Por l. Crezco en su olvido,criatura amarga de su pensamiento.y sus hambres montonas compartoy en el lecho habitual su angosto sueo.

    Abandono su sombra tornadizapor la huraa blancura de sus huesos.O en la efusiva noche de su sangrerostros perdidos voy reconociendo.

    Lo miro procrear, llorar, rerse,enllantar y mover su triste cero,uniformar los das no vividosen calendarios fros y siniestros,

    57

  • aguijar sus fanticos relojes,inventariar su miserable tiempo,medirse los minutos como un rbolque contara sus hojas en el viento.

    58

  • Fayad JamisPOR ESTA LIBERTAD

  • ESTO NO ES UNA CARTA

    Amigos a lo lejos:esto no es una cartasino un pedazo de mi islai Es difcil escribir una cartay ms cuando en la noche crecen las estrellasy la voz ms amada por todos nosotrostodava resuena en la sangre!No s cmo empezarLas cosas siempre empiezansimples como un retooEl reloj suena en la otra habitaciny los camiones estremecenlas paredes tranquilas de mi casaEl da ha sido demasiado cortoporque no he trabajado demasiado(Aqu todos estamos aprendiendoa amar ms y ms la vida en el trabaj o)El humo de mi cigarro sube lento en la nochey la brisa con olor a tierra viene lenta hacia mYo vivo lejos de la tierravivo ms bien en el cementovivo ms bien en los rumores polvorientos de la

    ciudady en la ciudad el viento libre arrastra las escoriashacia el fondo de la noche(Mientras escribo siento hasta en los huesosla serenidad de mis palabrasEllas viven con la misma recia serenidadque hay en el centro de la Revolucinenvuelta en colricas banderas)Aqu lo digo aqu lo estoy diciendoamigos a lo lejos de esta islabella como una inmensa llamaradatriunfando sobre la miseriaLas cosas siempre empiezansimples como un retooal romper la semilla

    61

  • Los libros se multiplican a mi ladolos rboles llenan la ciudady el campo se va llenando de casasslidas y floridasNunca he sabidoescribir una cartay ahora estoy diciendocosas incoherentesCasi encima de mhay dos ventanas abiertasy escucho algunas vocesLa vida se va volviendo dulce y hondafrtil y rumorosa como un roNadie podr destruir lo que hemos hechoEstamos poderosamente unidosy poderosamente alegres y despiertosNo s qu ms decirEsto es todo por hoyLas estrellas azules llenan mi ventanay huele dulcemente a tierraHasta pront.

    LOS INNOMBRABLES

    Los bandidos que en el crucero de la anacahuitamataron al perro santo de mi hermano, dndole untiro de sal que reson en el cajn de nuestra casa;

    Los que corretearon sobre sus bestias de espu-ma amarga, cruzando una y mil veces el maizalque empezaba a dorarse, y no dejaron ms queel reguero de tallos pisoteados y las mazorcas des-dentadas hundidas en la tierra;

    Los que en las noches de estrellas de tinta azulquisieron acaparar toda la claridad del mundo yslo nos permitieron parpadear en silencio bajola humosa llama del candil;62

  • Los que tirotearon la calma oscura de nuestrasoledad y atravesaron las casas de la cercanasembrando la inseguridad y el espanto;

    Los que cada atardecer pasaban por el caminoen sus caballos alazanes y nos saludaban desdelejos con un gesto de proteccin y siempre resul-taron ser los protectores de nuestros enemigos,los incendiarios de techos tranquilos, los asesinosde la risa y el pan;

    Los que conspiraron contra nuestra esperanza yse pasearon noche tras noche por la yerba frescade nuestros sueos con sus botas de golpes deatad;

    Ninguno podr volver del tiempo podrido delexilio, ninguno volver a ser en esta tierra sino lapudricin de que se alimentan las auras tiosasen los mediodas de acero derretido.

    LAS RESPUESTAS

    Haban prolongado tanto la nocheque necesariamente tena que llegarun alba poderosamente clara y duraderay ahora esta luz nos deja ver todo lo que fue

    oscurotodo lo que fue traicin y traicion y adopt

    cualquierade las innumerables formas del crimeny ahora esta luz nos deja ver la obrade todos los culpables:el tremendo amasijo de robo y crimen y mentira y

    sombray desesperacin y abyecciny ahora que la luz est aqui del lado nuestroahora que la libertad est del lado nuestroles respondemos a nuestro mejor modo:

    63

  • Por cada hueso roto en la madrugada oscura deimproperios

    el surtidor verde de un rbolPor cada ojo arrancado entre risas de sangrese enciende una luz en una esquina donde antes

    slo humeaba la lmpara del terrorPor cada salivazo en una frente clara y profunda

    como el cielo de la patriaesta rectitud sin crueldad pero sin olvido con que

    son tratados los traidoresPor cada espalda asesinada el implacable rayo de

    luz en la nucaPor cada hurfano una escuela

    un jardnuna palmaotra bocanada de viento

    de futuroPor cada centavo extrado de la miseria del pueblolos puos cerrados y en alto del pueblocon sus ojos definitivamente abiertos y limpiosbajo la violencia de la luzPor cada boho incendiado entre perros

    hambrientosentre latigazos plvora y aguardienteuna casa llena de msica con pan y con trabajouna casa tranquila con flores y con librosuna casa con noches de sueos atravesados por

    el olor del albahacaPor cada mentira una verdadPor cada golpe un ladrilloPor cada palma vendida otra palma de libertadPor cada escuela destruida una ciudad escolar con

    millares de librosmillares de nios vestidos de limpiomillares de pequeos huertos de frutas y flores

    estrelladasmillares de cometas multicolores que llevan

    escritas las palabrasLibertad

    64

  • PazAmorAlegra

    Por cada diario dedicado a justificar el robo elcrimen la ignorancia el terror la miseria

    o la supuesta superioridad racial de nuestrosopresores

    Por cada diario dedicado a destruir la imaginacincreadora del pueblo

    la esperanza de los desposedos y el espritu dejusticia y rebelda

    un diario al servicio de la libertad de todos los quetrabajan para merecerla

    un diario al servicio de la edificacin de la verdadal servicio de las causas por las cuales murieron

    bajo un reguero de estrellas y de balas:MartMaceoMellaRubnJessCamilo

    y tantos otros que llenaron de flores annimas latierra

    tantos otros que sudaron conspiraron a la luz dela lmparabajo el cielo manchacho de la patria

    tantos otros que se arrastraron con su carga demiserias

    entre cardos y ortigas entre desastres y victoriasempuando el machete inmortal la llama

    imperecederapara que nosotros pudiramos respirar este aire

    con olor a humo de fbricascon olor a campo y a mary tantos otros que cayeron sin haber podido decir

    sta es mi patriay los que se consumieron en el asfalto de las

    65

  • ciudades mordiendo el polvo de la impotenciay el ltigo ensangrentado de los asesinos

    y los que envejecieron en el alba desabrida delexilio

    separados para siempre del patio amado de la sillaamada de los ojos amados

    de todas las pequeas cosas inolvidables einsustituibles

    y los que en la piedra podrida de la crcelcantaron el himno inmortal

    y luego fueron aplastados tapiados hundidos en elvertedero del silencio

    y los que no conocieron ms que la mediocridadla ignorancia y el polvoy siempre vivieron atados y encadenados por

    la sombraPor todos y por cada uno de los innumerablesCuba entera construye y levanta su vozhermosa y violentamente triunfal

    Por cada garganta que silenciaron los que "cum-plan rdenes de los superiores" en el robo yel crimen

    por cada garganta oprimida en el aire cido de lasnoches de las celdasfuera del tiempoo en el extrao tiempo del dolor

    all donde no llega ningn grito sino el rumor deuna enorme solidaridad

    un parque con tupidos ramajes y bancos y daliasfrente al mar

    Por cada mirada arrancada de este mundoarrancada del paisaje nublado de la infanciade la casa con paredes multicolores y pequeas

    araas de vidriouna mirada arrancada de la calma azul del rocon peces espejeantes rosados de solarrancada de las lgrimas de la madre y del ceo

    del padre66

  • y de las manos de la novia y del flanco de la esposay del puo del amigo y del asombro del hijo y del

    remolino de la vidaPor cada mirada arrancada de este mundouna larga calle de flamboyanes y de casas limpiasuna calle de asfalto blanco de futuro y de rosas

    de presentePor cada humillacin un nuevo camino hacia la

    humildad del saberPor cada palabra de dientes de leche cortada un

    parque estallando de alegraPor cada trapo de mordaza una bandera de fiesta

    al aire librePor cada eslabn de hierro un campo sembrado de

    arroz con tractores cantando bajo el canto delhombre

    Por cada soldado inyectado de veneno amarillode crimen amarillo

    miles de hombres vestidos de camisas verdes yazules vegetales celestes con olor a tierrasembrada y a ciudad adornada

    Por cada poltico un poetaPor cada confidente un crculo infantilPor cada mendigo un carpinteroPor cada loco asesino un iluminado por el puebloPor cada arquitecto de palacios de opresores un

    albail de casas humildesPor cada payaso radiotelevisado y perfumado un

    maestroPor cada folletn de sueos de valet de cmara

    romnticola novela de la maravillosa realidadel poema de la Revolucin.

    67

  • AH LamedaEL GRAI\T CACIQUE

  • 'EL GRAN CACIQUE

    Canto a Guaicaipuro

    Hermoso era el Cacique, precioso; que lo digaJ8 adintelada noche que lo mir creciendo.Se alzaba sobre el suelo como una gran espigamineral, de azulosos cabellos floreciendo.Lunar era el Cacique; de escamas alunadasera la piel del torso bruido y encendidoque ergua en sus celestes regiones invioladas.Solar era el Cacique, como un sol, y fundidoen un solemne bronce de fundicin radiosa.De tierra era el Cacique; su brazo era de tierradelgada, su cabeza como una negra rosaesplndida, y su pecho floreal como la sierrapor donde a grandes saltos paseaba su hermosura,su desnudez suntuosa de piedra centelleante.Enorme era el Cacique; su plida estaturatocaba con su frente la cspide acechantedel gran cerro que el valle metlico domina.Pequeo era el Cacique dorado, no ms grandeque un minsculo talle sutil de clavellina,ni ms que el jazminero que su perfume expandecuando cae el crepsculo sobre el suelo y lo vistede agudos resplandores de tornasol y grana.Bravo era el Cacique; ms que el cuerno que

    embiste,ms duro que el obscuro macizo de obsidianasalvaje en que se rompen gimiendo los ciclones,ms que los pedernales recnditos del suelo,ms ardiente que el fuego de rubios dentellones.Fino era, con figura fragante de asfodelo,el Cacique. La vida no pudo hacerlo nuncams fino; y as, llama finsima saltando,en la terrible noche qued su copa trunca ...i Por ella todava la arena est llorando!

    71

  • Guaicaipuro y la tierra

    -Madre ma me miras? Estoy aqu paradosobre tu vientre, en medio del vendaval que explotabajo este firmamento abellotado.Madre ma: la noche tiembla en su arena rota.Me miras, mientras zumbael viento de cabello huracanado?-Hijo mo: te miro; miro tu piel, tu frentesobre la que el chispazo del trueno se derrumba.Mi dura entraa te hizo como te veo, hirviente,con sigilo de sierpe que a ras del suelo vuela.Ests aqu, de pie, sobre mi rudoregazo, ests rodeado por mi spera tutelamaternal. Es agudotu perfil, como un fino saliente de antracita;recio es tu pecho de gata, radiantetu mirada infinitadonde profunda brilla mi noche desbordante.De un metal que perpetuo la fibra te sostieneson tus brazos que largos disparan la llameanteflecha amariposada que detieneel guacamayo azul en el espacio.Tu dureza grantica te vienede mi propia dureza. As, reacio,por los obscurecidos aguaderosoigo tu frgil paso magntico en la tarde.Mis profundos braseroseternos te conocen. Tu piel ardecomo una brasa, y lleva tu corazn el saltode mi terrible llama vengadora;y as de puro en tu febril basaltomi desgarrada costra de amor te mira ahora.-Madre ma: los castos dominios en que un dase alzaba tu grandeza incomparableinvadidos estn; una jauradevoradora rompe la mcura admirable,la solar pedrerade nuestro suelo con su dios de barro72

  • purpurino. No escuchas la funeral descargaque, ronca, pulveriza la tuna y el chinarroverdoso? Corre largapisoteando esta negra caballera; correpor las secas llanuras sin luz y las laderasy el ventisquero de azulada torre.ste fue nuestro da; nuestras erasfueron stas. El hombre de jaspe fue su dueo.Era una sola, inmensa, dulce casala pradera, y el ro y el pequeorisco. La roja brasadel sol en el fantstico ponientea todos alumbraba por igual, y del hondoPadre de fuego - unnime torrentemaravilloso!- todos recibanla vida por igual. Rizado y blondoen la estacin vibrante nuestras manos coganel fruto de la tuna. El dios de plata-j oh luminoso Padre sustantivo!-abri a todas las manos su esbelta cataratabrillante y, oro vivo,el maz se entregaba con su jilote undosoal clan de la neblina y al clan de la floresta.ste fue nuestro duro y salitrosolampadario en la noche de acres cinturas. stanuestra laguna de solemnes garzas.ste fue nuestro bosque de hinchado predominiocon mazudos adiantos acuferos y zarzas.ste fue nuestro mar y su dominiode olas y de algas. ste nuestro secoparaje el espacioso rebalse de flexiblesjunqueras, la arquera vespertina y su flecoprismtico; sta, madre, fue nuestra paz durmientecon sus despeaderos impasibles,con su ardorosa chicha floreciente,y la macana del cacique ancianoy la lluvia anegando las copas amarillasy dormida despus en el pantano.Fueron stas, oh madre, las sagradas orillas

    73

  • que los sangrientos esclavizadoresdestrozan ya, que el dios de hierro quema.Dame algo, madre eterna, de tus agrios furoressombros, de la clera supremacon que rompes, ciclnica, los troncos que

    t mismagerminaste. Dame algo de tu crisol tremendo,de la serenidad de tu marisma,del delirio chispeante que pones en tu estruendofluvial, porque tus rosas y tus rosy tu cresta y tus arcas de prfido, libradoshan de ser del que ahora los asalta. -Hijo mo:veo aqu mis rincones desgarrados.T irs por m al rescate del cuerpo y la azucena.Conoces la colina donde abre, rojo y ronco,el huracn sus alas; conoces esta arenapacfica y conoces cada troncode mi sangre, que crece sobre mi propia costra.Todo cuanto en el da de la paz aqu bellolucieras: el apio, el mbar y la ostra,los pjaros de brbaro destello,ahora muere junto con el hombre.Toma mi fuego, mi terrible fuegosin par; toma mi soplo frentico, mi nombre,la luz disolvedora que te entrego.Toma esta flama dura, inagotable,que ardiendo se retuerce como una sierpe. Tomaeste agudo relmpago implacableque doy a tu furiosa ternura; y ve a la loma,a la caverna, al monte, a la espesuramortal, y ve a la noche de efmero letargoa defender la orqudea, la arena y la blancura,tu herencia de oro, tu linaje amargo!

    El enemigo

    El enemigo tuvo un solo nombre.74

  • Se llamara Villegas, Fajardo, Len o Surez,a toda hora siempre fue el mismo hombre,la misma mala cosa. Vino a los estelaresprfidos de la tierra donde tuvo su origenel aragun esplndido y el cardoa saquear este pilago aborigen,a incendiar las selvosas mansiones del leopardo,a sacar de su templo al dios de arenapara quemarlo. "Todo cuanto abarcael ojo es nuestro -as deca-o Es buenaesta tierra que tiembla suntuosa como un arcaradiante, dulce y plena.Un solo rey, el nuestro,es aqu el rey. Traemos al salvajeque puebla estos dominios una cruz y un cabestro."y as cay el linajede la mazorca, y de su trono antiguofue destronado el ceibo y la acerola.Se llamara Tolosa, de ojo ambiguo,o Narvez o Daz, el invasor de aureolasombra siempre y siempre fue el mismo. As redujoa fuego y sangre las purificadaspoblaciones que hall su negro flujoconquistador y, horrible, quem as las arqueadasgeografas, y buscando el regiometal, sediento anduvo por frondas y montaas,tocado slo por el sortilegiodel oro que guardaran las entraasdel barranco de lmina marchita.De norte a sur el enemigo hambrientose movi aqu tan slo buscando la inauditaveta Iacrosa, el bulbo amarillentodel topacio o la tierna alocrota.Por eso Guaieaipuro dispuso sus legionescara una feroz lucha sin sosiego.

    ~l conoca las constelaciones, -el secreto del fuego,y saba que su agrio metal decidirala suerte ele la tierra. Por eso ardi los huecos

    75

  • bastiones en que tuvo su asiento la jaurainvasora; y por eso dej en la tierra, secos,los estanques y, flama veloz, llev el estragoa las jardineras del invasor y un dade muchos das de gemido vagopuso en las vivas ascuas silenciosasla carne del vencido, y acechante(noche su cuerpo, noche su sombra alucinante)estuvo hasta clavar la flecha dondelata el corazn del enemigo.As la tierra al invasor responde,y as, dura y amarga, le impone su castigo.

    Tu trmula substancia anochecidase desborda flameando entre la sombracomo una gran lucirnaga florida.y la huella que dejas en la alfombradel arenal cansado -fino rastrode tigre- fulge bajo la dormidamedianoche del tiempo como un astro.Oh s, Cacique de oro, surgiendo de la tiesapenumbra, levantndote del humo,flotando en tu sonmbula turquesa:en ti, en tu noble zumoradiante, el enemigo busc el oculto germendel suelo que sus manos anhelaban,y en tu torso enterrado se levantan y duermentodava las formas del barro azul que amabantus manos de arcilloso dinamismo.Sobre la ciega costra que invadierael enemigo infausto fue siempre, siempre el

    mismo;una misma luz fierabrill en sus ojos; una misma bocacerdosa y afanosa tuvo para el gachumbo,para la miel y para la mandioca.Un mismo hlito hediondo despidi sobre el rumboque siguiera, buscando la esmeralda,la cochinilla y el coral y el cuero76

  • del jaguar penumbroso de ojo gualda.Igual para la tuna y el venero,igual para los rgidos osariosdel magnesio y la fruta y el palo y la penca;igual para los blondos cogollos planetarios,para el adobe y la alunada cuenca;igual para la madre y para el niofue el enemigo. i As lo vio la lumbrede la selva, as el llano, y as el fugaz armiodel achantado risco de impvida techumbre!

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  • Mario TrejaEL USO DE LA PALABRA

  • ULTIMATUM A UN JOVEN POETA

    Que el pan sea pan y mar el marBasta de conjeturasMurcilagos lunares o roedores de orqudeasToda palabra tiene precioLas palabras que atacan como rayos o vborasy tambin madreAmigoy alcohol y cama y mesay el hijo concebido a dulces empujonesy los hongos que provocan destellos de amorO resplandores de 'muertey el poeta que cae bajo las balasComo un sol que la noche acribilla

    Que el pan sea pan y mar el mary el agua eternaPero la sed eternaPara poder decir al fin:He hallado un pan junto al marLos buitres sobrevolaban mi amorHe mordido una orqudea

    Los buitres disputaban un cuerpo queridoHe guiado camiones y dormido en aserraderosLos buitres devoraban a mi amadaViaj de noche sobre la arena calienteInvoqu los nombres secretosConjur un maleficioContuve una catstrofeConduje a un guila a su nidoHe muerto con mis muertos y estoy vivoCuando IIegu a la ciudadUn loco vagaba por las caIIesEn su mirada haba un cuchilloLe di una manoLo mirLe habl y mi voz dur entre los astros

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  • Erarnos slo dos sobre la tierraPero ramos dos sobre la tierra

    La soledad se hizo aicosLa poesa palabras

    EL RESIDENTE DIALCTICOA L.'I.NE SODERBERG

    He velado toda la noche la herrumbre solarde pie frente a ese versoacechando su silbidosu respiracinsu ataque

    Paralizada ante el monstruola memoria se sobrepone y huyedignamente primeroenloquecida despusdejando un reguero de recuerdosHay entre esas palabras y youn parentescouna recproca persuasinuna slaba obsedidaque cuando dice yodice todos los hombres

    Ellos podrn adheriro noa nuestro vrtigo lcidoNo importaAmbos sabemos que son slo palabraspero no menos que palabras

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  • Otra noche mundial nos unecorno tantos recuerdos nos separan

    Conciencias, malentendidosabricl los ojos y observad esta vigilia

    fosforescente:la dialctica duerme con los ojos abiertos.

    LA LUCHA PERSONAL

    Cuando digo Alemaniadigo Schumann y Auschwitzdigo Benn digo Brechtdigo Marx y Gestapo

    Cuando digo muerte locuradigo Auschwitz y Stalindigo Dallas en Texasdigo la Bomba

    Cuando digo la fe en el trabajoel porvenir como una idea fijadigo Lenin Far Westy a veces digo Stalin

    Cuando digo made in USAdigo Hemingway Lncolndigo Jazz y Miles DavisKKK y la Bomba

    Cuando digo locuradigo Artaud Nerval Holderlincuando digo delirio digo R