Sábana Santa

52
¡Venga tu Reino! La Sábana Santa I. INTRODUCCIÓN II. EL CAMINO DE UNA IDENTIFICACIÓN A. BREVE RESEÑA HISTÓRICA B. LA TELA C. LA PRUEBA DEL CARBONO 14 D. UNA IMPRONTA MISTERIOSA E. PALINOLOGÍA F. EL LEPTÓN G. CÁLCULO DE PROBABILIDADES H. LETRAS EN EL ROSTRO III. PASIÓN, MUERTE Y RESURRECIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO A. "SU SUDOR SE HIZO COMO GOTAS ESPESAS DE SANGRE" B. "¿ASÍ CONTESTAS AL SUMO SACERDOTE?" C. "¡ADIVINA! ¿QUIÉN TE HA PEGADO?" D. "Y MANDÓ AZOTARLE" E. "SALVE, REY DE LOS JUDÍOS" F. "CARGANDO CON SU CRUZ, SALIÓ HACIA EL LUGAR LLAMADO CALVARIO" G. "Y ALLÍ LE CRUCIFICARON" H. "E INCLINANDO LA CABEZA, ENTREGÓ EL ESPÍRITU" I. "LE ENVOLVIÓ EN UNA SÁBANA LIMPIA" J. "VIO Y CREYÓ" IV. CONCLUSIÓN V. BIBLIOGRAFÍA

Transcript of Sábana Santa

Page 1: Sábana Santa

¡Venga tu Reino!

La Sábana Santa

I. INTRODUCCIÓN

II. EL CAMINO DE UNA IDENTIFICACIÓN

A. BREVE RESEÑA HISTÓRICA

B. LA TELA

C. LA PRUEBA DEL CARBONO 14

D. UNA IMPRONTA MISTERIOSA

E. PALINOLOGÍA

F. EL LEPTÓN

G. CÁLCULO DE PROBABILIDADES

H. LETRAS EN EL ROSTRO

III. PASIÓN, MUERTE Y RESURRECIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

A. "SU SUDOR SE HIZO COMO GOTAS ESPESAS DE SANGRE"

B. "¿ASÍ CONTESTAS AL SUMO SACERDOTE?"

C. "¡ADIVINA! ¿QUIÉN TE HA PEGADO?"

D. "Y MANDÓ AZOTARLE"

E. "SALVE, REY DE LOS JUDÍOS"

F. "CARGANDO CON SU CRUZ, SALIÓ HACIA EL LUGAR LLAMADO CALVARIO"

G. "Y ALLÍ LE CRUCIFICARON"

H. "E INCLINANDO LA CABEZA, ENTREGÓ EL ESPÍRITU"

I. "LE ENVOLVIÓ EN UNA SÁBANA LIMPIA"

J. "VIO Y CREYÓ"

IV. CONCLUSIÓN

V. BIBLIOGRAFÍA

Page 2: Sábana Santa

¡Venga tu Reino!Error! Bookmark not defined.

Santiago Pérez Santana, L.C.

I. INTRODUCCIÓN

Nuestra fe no se pone en entredicho si la Sábana Santa es falsa o

verdadera. Creemos por la Revelación contenida en la Palabra de Dios, por

la auténtica Tradición de la iglesia Católica y por el Magisterio de ésta. La

Sábana es un documento arqueológico, científico y médico, aunque no

cabe duda que se trata de la reliquia más importante de la cristiandad, si

efectivamente envolvió el cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo. En cualquier

caso, a los ojos de la medicina legal nos encontramos ante un espeluznante

documento gráfico de una crucifixión, que nos muestra todo el horror y

barbarie de semejante suplicio.

Jesús nos dijo que aprendiésemos a leer los signos de los tiempos, y es

curioso y notable observar que en este mundo en el que la ciencia y la

tecnología han tomado un papel tan predominante, dándoseles incluso un

cierto endiosamiento, es precisamente gracias a ese progreso científico

como hemos conseguido saber lo que en realidad oculta la Sábana, y con

ello, asombrarnos con los sensacionales descubrimientos que ratifican en

todo lo que sabemos por la fe a través de los Evangelios.

Es como si el Señor nos quisiese hablar hoy a través del Sudario y

decirnos que ÉL sigue con nosotros, en su Iglesia, en los sacramentos y en

nuestra vida, todos los días, hasta el final de los tiempos.

Con todo, la Iglesia nunca se ha pronunciado oficialmente sobre la

autenticidad del Lienzo. La fe no depende de ello.

II. EL CAMINO DE UNA IDENTIFICACIÓN

A. BREVE RESEÑA HISTÓRICA

Page 3: Sábana Santa

El primer dato referido a la Sábana, aparte de la cita de los cuatro

Evangelios, lo encontramos en varias fuentes apócrifas cristianas, como el

"Evangelio según los Hebreos", el "Evangelio de los Doce Apóstoles" y las

"Actas de Pilato". En estos textos, más que la precisión histórica, nos

interesa el hecho de que ya en la primera comunidad cristiana se diese una

especial veneración a los lienzos sepulcrales de Jesús.

Existen por otra parte, multitud de lagunas en la historia de la Sábana y

se han formulado las más diversas teorías sobre el itinerario que siguió el

Sudario, desde su salida de Palestina hasta la posterior llegada a

Occidente.

Vamos a sintetizarlas en dos hipótesis, basadas en documentos

distintos; sólo a partir del siglo X tenemos ya una cierta seguridad sobre la

trayectoria seguida por la Sábana.

Una primera teoría supone que el Sudario fue trasladado poco después

de la resurrección del Señor a Edesa, hoy Urfa, en la actual Turquía central.

En San Petersburgo se descubrió en 1878 un manuscrito siriaco del siglo VI

íntegramente conservado, que era copia de otro texto más antiguo, de los

archivos reales de Edesa. Narra una antigua historia sobre el rey Abgar IV

(9-46 d.C.), el cual oyó hablar sobre el Profeta de Jerusalén y quiso

ofrecerle asilo, para protegerlo de los judíos, en su ciudad. Le envió un

embajador; pero al llegar éste a Palestina se encontró con que ya había

muerto. Regresó entonces con la efigie del Profeta extraña y

milagrosamente estampada sobre un lienzo de lino. El rey Abgar, leproso y

muy enfermo, se curó al contacto con ella. Es importante destacar que en

Edesa se fundó la primera Iglesia reconocida oficialmente por un Estado en

el mundo (170 d.C.).

Sin embargo no se tiene noticia alguna de los cinco primeros siglos de

permanencia del Sudario en Edesa, después de la legendaria historia del

rey Abgar. Ante esta laguna surge una leyenda que sostiene que el sucesor

de éste, Abgar V, inició una persecución contra los cristianos de Edesa,

cuyo obispo ocultó la imagen en un nicho de la muralla. Esto ocurría el año

57; la imagen fue completamente olvidada. El año 544 los persas de

Cosroes I sitiaron la ciudad y fue entonces cuando se encontró

Page 4: Sábana Santa

milagrosamente el Lienzo en la muralla. tras el hallazgo, fueron destruidas

las máquinas de guerras persas y los sitiadores derrotados, atribuyéndose

al Lienzo la victoria.

Volviendo a Palestina, es interesante señalar que una monja de la

Hispania romana, Etheria, llegó a Jerusalén el 28 de marzo del 381,

residiendo en Tierra Santa más de tres años. Nos ha dejado interesantes

anotaciones históricas y litúrgicas sobre su estancia, entre las que no

aparece ninguna referencia al Sudario, a pesar de haber vivido tres

Semanas Santas en Jerusalén. Más aún; en ese mismo viaje visitó también

Edesa, lo cual sería absurdo si en esa ciudad no se hallase un objeto de

veneración muy particular. Etheria afirma además que penetró en Edesa

por la puerta por la que el Sudario había entrado en la ciudad.

El año 944 se trasladó el Sudario a Constantinopla, al ser conquistada

Edesa. Nos consta que durante el asedio de esta ciudad, el emperador de

Bizancio, Romano I Lecapene (920-944), reclamó la Sábana y los edesanos

trataron de engañarlo con copias, "pero el Lienzo resultaba inimitable". A

favor de esta hipótesis existe una miniatura de Skylitres (1081-1118) en la

Biblioteca Nacional de Madrid, que reproduce la escena del emperador

Lecapene besando la Sábana, extendida y con las dimensiones reales, al

llegar ésta de Edesa a Constantinopla donde entró el 16 de agosto del 944.

La llegada del Lienzo a esta ciudad en esta fecha viene respaldada por

antiquísimos documentos que relatan el hecho; existen textos litúrgicos

que narran como desde entonces se celebró cada año una solemnísima

fiesta en ese día. Los bizantinos construyeron una Capilla, Santa María de

Blanquerna, para custodiarla y venerarla.

Los Santos Padres también nos hablan del Sudario, entre ellos San Juan

Damasceno. Existen multitud de escritos al respecto; como la carta escrita

por San Braulio, arzobispo de Zaragoza, al abad Taio, refiriéndose al Lienzo.

Una segunda hipótesis supone que la Sábana permaneció en Palestina

casi mil años, hasta su traslado a Constantinopla.

Los testimonios de la presencia de la Síndone en Jerusalén, durante los

primeros 4 siglos son solamente indirectos, pues al tratarse de un objeto

comprometido y al no gozar de plena libertad la Iglesia en el Medio Oriente,

Page 5: Sábana Santa

suponía exponerla a la destrucción, ya que se estaban vulnerando

preceptos religiosos (impureza legal), teológicos (naturaleza humana real o

sólo aparente de Jesús) y jurídicos (violación de un sepulcro).

Solamente encontramos referencias indirectas en escritos apócrifos.

Las Acta Philipi hablan de la Sábana como un tejido de lino que presenta

las características de los othoni, y añade un leve reproche de Anás y Caifás

a José de Arimatea, por haber utilizado un lienzo "puro" con aquel

condenado a muerte, vulnerando así la ley judaica.

Es posible, por otra parte, que la Sábana fuera alejada de Jerusalén con

motivo de las rebeliones y guerras judías de los años 70 y 132, para evitar

su destrucción, siendo trasladada a Pella. Además, ninguno de los

peregrinos que visitaron Jerusalén antes del Edicto de Milán (313) dejaron

constancia de haber visto el Lienzo con la Impronta acheiropoieta (no

hecha por mano humana).

Carecemos prácticamente de datos sobre el Sudario hasta el siglo VI,

en el que recuperamos la pista jebusea por medio de dos insospechadas

fuentes de investigación: dos narraciones sobre la medición de la longitud

de la impronta. En el 537 el emperador Justiniano I quiso conocer la altura

de Cristo. Años después aparece una alusión mensurable de la Sábana

misma en cuanto a su longitud, con la explícita referencia de que se

trataba del lienzo más grande que llevaba impresa la imagen del Señor.

Estas mediciones las llevó a cabo el obispo de Periguenz, Arcaulfo,

peregrino en Jerusalén el año 670.

Del siglo IX tenemos noticia de que la custodiaban dos presbíteros y un

diácono. En un elenco de reliquias de la Basílica constantiniana del Gólgota

aparece también la Sindone, aunque tal relación está también atribuida por

los historiadores al tesoro de Constantinopla. Es notable destacar que a

inicios del siglo XI, bajo el funesto período de El Hakem, muchos objetos

sagrados salieron de Jerusalén debido a la bárbara persecución que se

originó. Los defensores de la tesis jebusea fechan entonces la salida de la

Sábana a Constantinopla, lo cual es más que improbable, pues no se

recoge tal afirmación en ningún documento conservado.

Ante esta contradicción entre ambas tesis, y como conclusión, parece

Page 6: Sábana Santa

prudente afirmar que la Sábana permaneció en Palestina durante algunos

siglos, pues no se explica que los cristianos de Jerusalén regalasen un

objeto tan precioso a un extraño, como lo era Abgar. Sostiene además el P.

Manuel Solé, reputado sindonólogo, que posiblemente la escasez de datos

en estos primeros siglos con referencia al Lienzo, se debe a que éste fue a

parar en manos de una secta cristiana judaizante, los ebionitas, cuya

mentalidad cabalgaba todavía entre el cristianismo y el judaísmo. Aunque

veneraban la Sábana, seguía siendo ésta un lienzo mortuorio y por lo tanto

impuro, por lo que la mantuvieron oculta en alguno de sus monasterios.

Más tarde pasaría a los pagano-cristianos de Jerusalén (el obispo Arcaulfo,

al que antes nos referimos, cuenta una ingenua historia de cómo ocurrió

esto en el 667); de ellos llegó a Edesa. El cómo y el cuándo lo ignoramos,

pero tal suposición viene confirmada por la palinología, como veremos más

adelante. Una vez en Edesa, la Sábana pasa a Constantinopla.

A partir del siglo X, la presencia constantinopolitana de la Sábana es

prácticamente segura. Los cruzados la veneraron en Constantinopla el año

1147, durante la 2ª Cruzada; así lo confirma Roberto de Clary, cronista de

aquel periplo.

Hasta 1204, cada viernes era expuesta una Sábana en la iglesia de

Santa Maria de Blanquerna en Constantinopla, la cual fue presentada en

1147 a la veneración del rey de Francia Ludovico VII y en 1171 a Aadamuri,

rey de Jerusalén, por el emperador Manuel Comeno.

Otro problema radica en determinar cuándo y cómo salió la Síndone

de Constantinopla. También nos encontramos en este punto con dos

hipótesis.

La primera sostiene que en 1247 todavía parece casi segura su

permanencia, pues Balduino II, rey de Constantinopla envió a su primo san

Luis IX de Francia partem Sudarii quo involutum Corpus eius fuit in

sepulchro. El mismo Luis IX envió un pedazo al monasterio Vilziakicense, y

otro en 1248 a la iglesia de Toledo, como regalo a su primo san Fernando,

rey de Castilla, con estas palabras: De Syndone qua Corpus ipsius

sepultum, qui thesauro imperii contantinopolitani suscepi. La historia

sindónica del imperio latino de Constantinopla se cierra según esta teoría,

Page 7: Sábana Santa

en 1261, cuando era regente un miembro de la familia De Toucy,

emparentada con la familia real francesa. Un conde de Charny, Godofredo

I, emparentado a su vez con la familia de Toucy, fue estandarte en la

afortunada batalla de Esmirna y pocos años después (1353) aparece como

el poseedor de la venerada reliquia, otorgada como don por una victoria

(¿Esmirna?). Ciertamente nos resulta un poco extraño que un objeto tan

preciado por los emperadores orientales fuese donado tan generosamente

por un servicio prestado.

La otra hipótesis sobre la llegada a occidente del Sudario, se fecha en

1204, momento en el que se produce el saqueo de Constantinopla por los

cruzados; esta teoría afirma que el jefe de la 4ª Cruzada, Otto de la Roche,

la robó y la trajo a Occidente.

Esta teoría viene sostenida por una carta fechada el 1 de agosto de

1205, que el nieto del emperador Isaac II de Constantinopla, Teodoro

Ángel, escribió al Papa Inocencio III, exigiendo su restitución.

Sea como sea, si la Sábana no hubiese llegado a Europa occidental

habría resultado destruida en 1453, al ser conquistada y arrasada

Constantinopla por los musulmanes.

En 1353, como antes afirmamos, consta ya con seguridad que la

Sábana está en manos del duque Godofredo de Charny, en Lirey, el cual la

dona como cumplimiento de un voto, el 20 de enero de 1353, al Capítulo

de los canónigos de la Colegiata por él fundada en Troyes, después de ser

liberado de los ingleses.

En 1452, con acta notarial, después de haber obtenido permiso con un

Breve del Papa, la condesa Margarita la cedió a la duquesa Ana de luisagne

esposa de Ludovico, duque de Saboya, a cambio del usufructo del castillo y

tierras de Mirabel. En Marzo de este año la Sábana es trasladada a

Chambery donde el duque de Saboya construyó una capilla, la cual sufrió

en 1532 un extraño incendio en el que a punto estuvo de ser destruido el

Lienzo, fundiéndose la urna de plata que lo contenía y dejando las

ostensibles marcas que hoy nos muestra.

El 14 de septiembre de 1578 fiesta de la exaltación de la Cruz, conocido

el voto de Carlos Borromeo, Arzobispo e Milán, de ir a pie a Chambery para

Page 8: Sábana Santa

dar gracias a Dios por librar a Milán de la peste, Enmanuel Filiberto envía la

Sábana a Turín, para acortarle el viaje. Desde entonces el Lienzo

permanece en Turín, donde Guarini edificó en 1694 la iglesia en la cual se

conserva.

En 1983 el duque de Saboya Humberto II, heredero de la corona

italiana, la regaló a la Santa Sede.

B. LA TELA

Nos encontramos ante un lienzo de lino de 4,36 x 1,10 metros, tejido

con una modalidad llamada espina de pescado o de espiga, urdido en un

telar a mano. El lino está también hilado a mano. Es tupido, opaco, flexible,

ligero (pesa 1123 gramos) y está bien cuidado.

No es de extrañar la antigüedad del lienzo (casi dos mil años) pues en

el Museo Británico de Londres o en el Museo Egipcio de Turín, se conservan

linos de más de 4000 años.

Cabe destacar que esta forma de tejer el lino se dejó de utilizar después

del siglo I, pues los telares manuales desaparecieron y ya no se volvieron a

utilizar. No se conservan en ningún museo del mundo especializado en

telas, linos urdidos de esta forma posteriores al siglo I.

Los judíos solían utilizar esta clase de lienzos en sus enterramientos,

aunque se desconoce con exactitud pues no se conserva ningún escrito

aludiendo a este tema. Sí consta que utilizaban con profusión multitud de

perfumes, atendiendo sobre todo a la dignidad del muerto. Por eso no debe

extrañarnos la cantidad exagerada, a nuestro parecer, (100 libras) de

perfumes utilizadas por Nicodemo. En la Sábana se han encontrado restos

microscópicos de mirra y áloe.

Por otra parte, se conoce desde la más remota antigüedad el tipo de

tejido del Sudario, lo cual ha tenido una significativa influencia en la

liturgia. En el concilio provincial del año 325, celebrado en las Termas de

Trajano en Roma, estableció el Papa Silvestre junto con 267 obispos y la

presencia del emperador Constantino, que la Santa Misa fuese celebrada

sobre una sábana de lino: Sacrificium missae in panno lineo ab episcopo

consecrato fiat, ut in Sindone munda Christi (Labbé, Sacrorum Concilium)

Page 9: Sábana Santa

C. LA PRUEBA DEL CARBONO 14

Según el resultado obtenido por los laboratorios de las universidades de

Oxford, Zurich y Arizona, coordinados por el Dr. Michael Tite, jefe del

laboratorio del Museo Británico de Londres, en octubre de 1988, la Sábana

Santa se puede datar en el período comprendido entre 1260 y 1390. Esta

prueba no es definitiva ni indiscutible, pues no podemos ignorar las

múltiples investigaciones de las más diversas disciplinas, que confirman la

antigüedad y autenticidad del Lienzo.

¿En qué consiste la prueba del carbono 14?

Muy someramente diremos que todos los seres vivos poseen un isótopo

o elemento radiactivo, absorbido por el aire que respiramos, que se

mantiene constante ya que lo vamos reponiendo en la misma cantidad que

va desintegrándose. Cuando el ser vivo muere, el carbono 14 continúa su

desintegración, y al no reponerse, según la cantidad de carbono 14 que

reste, se puede calcular con un error de +/- 200 años, la fecha de la muerte

de los vegetales o animales que queremos analizar.

¿Por qué éste análisis no es válido en el caso de la Sábana?

Porque incluso suponiendo que hayan sido correctos estos análisis (se

ha hablado y argumentado muy seriamente la posibilidad de un fraude e

interpretaciones deliberadamente erróneas), hay que tener en cuenta que

la cantidad del carbono, clave para la determinación de la edad del lino,

puede haberse alterado con la radiación detectada por los científicos del

proyecto STURP (1978), que grabó a fuego la imagen. Esta afirmación la

corroboran numerosos y prestigiosos científicos, expertos en el

radiocarbono, los cuales mantienen que la radiación de neutrones ha

podido perfectamente "rejuvenecer" el lino en 1300 años.

Además esta prueba pierde casi por completo su virtualidad y eficacia,

cuando se trata de analizar objetos que han estado expuestos al aire libre,

en las más diversas situaciones o en contacto con otros elementos que han

podido "contaminar" la cantidad de carbono 14, como afirman los expertos

en el radiocarbono. Ya conocemos la compleja historia de la Sábana, la cual

Page 10: Sábana Santa

ha soportado incendios, agua, cera de velas, remiendos, agentes

atmosféricos,... y por si fuera poco, estuvo expuesta durante la

investigación llevada a cabo por los científicos del proyecto STURP a más

de 6000 disparos de flash y rayos x.

Por lo tanto, no es una prueba tajante ni definitiva, pues no podemos

ignorar tantas otras investigaciones que confirman la edad del Lienzo. Es

curioso reseñar que justo un año después de el famoso resultado

orquestado a bombo y platillo por los medios de comunicación, el doctor

Tite, coordinador como dijimos de la prueba, reconoció oficialmente con

una carta fechada el 14 de septiembre de 1989 que si la Sábana ha

recibido tal radiación, es decir el bombardeo de neutrones, es posible una

alteración sustancial y aumento del carbono 14. También el doctor Robert

Hedges, de la universidad de Oxford, afirma que si la Sábana ha recibido

esa descarga de neutrones de la que hablan los científicos, la datación del

carbono 14 es inválida. ¿Por qué los medios de comunicación no dieron a

conocer esto? Misterio...

Para concluir este apartado, se impone hacer referencia a las

investigaciones y experimentos realizados por el químico ruso Dmitri

Kouznetsov, el cual ha demostrado que el incendio de 1532 pudo haber

alterado los resultados del examen del carbono 14; este científico afirma

que el hecho de que la Sábana estuviese dentro de una urna de plata

durante el incendio, la cual llegó a fundirse quemando el lienzo (cfr. Breve

reseña histórica), ha modificado completamente la estructura atómica del

tejido. Dos experimentos verifican esta hipótesis:

-Los restos de tejidos encontrados sepultados en Pompeya por la

erupción del Vesubio el año 79 de nuestra era, presentan diversas

cantidades de carbono 14, y por lo tanto diversas "edades" según hayan

estado más o menos cerca de metales. Por ejemplo; un paño de lino que

envolvía monedas de plata es mucho más "joven" (más rico en carbono 14)

que otro que no envolvía nada.

-El científico del Centro Internacional de Sindonología, Mario Moroni,

obtuvo de unas excavaciones en Gedi (Israel) fragmentos de lino, y los

envió a los laboratorios de Tucson (uno de los que llevó adelante el análisis

Page 11: Sábana Santa

de 1988) Toronto y Moscú para que los datasen con el radiocarbono. Los

tres laboratorios coincidieron en que las muestras pertenecían al siglo II.

Más tarde envió nuevos fragmentos de los mismos tejidos a estos

laboratorios, después de someterlos a las condiciones de un incendio de

200 grados centígrados de temperatura envueltos en plata; la datación

resultante correspondía a un tejido del año 1200. El asombroso resultado

habla por sí solo, y tal vez cierra definitivamente el espinoso y manipulado

asunto de los análisis de 1988.

Si estas investigaciones de Kouznetsov y Moroni son verificadas,

esperamos que la confirmación masiva de los medios de comunicación

alegando los verdaderos resultados del carbono 14 no se haga esperar. En

caso de que nada se comente en los canales de televisión de todo el

mundo, sabremos claramente a qué atenernos en cuanto a su

"imparcialidad científica" y deseo de transmitir la verdad.

D. UNA IMPRONTA MISTERIOSA

Todo comenzó cuando Secondo Pía, abogado y aprendiz de fotógrafo,

obtuvo en 1898 el primer permiso para fotografiar la Sábana. Al efectuar el

revelado descubrió algo impresionante; lo mismo sucedió en 1931 al volver

a fotografiar el lienzo: La imagen del Sudario se comporta como un

verdadero negativo fotográfico, siendo el negativo de la fotografía tomada,

la imagen positiva y real. Todo en la Sábana está en negativo, salvo las

manchas de sangre, que están realmente sobre la tela y presentan, su

color rojo oscuro natural.

No es una pintura: ¿Por qué?

No hay pinceladas, no hay delimitación de imagen, no hay contornos

delimitados como usaban los pintores de la Edad Media y Renacimiento, la

imagen de la Sábana, por sus toques vaporosos, recuerda más bien a

ciertos impresionistas del siglo XX.

Aun las partes más coloreadas de la tela, las más marcadas, no

contienen rastro alguno de pintura; analizada la tela con lupa o microscopio

no presenta signo de laca, pastel, óleo o lápiz. La imagen, en tales

Page 12: Sábana Santa

aumentos, desaparece y sólo quedan los hilos limpios y chamuscados.

Un miembro de la NASA, perteneciente al proyecto STURP, afirmó que

fuera de una pequeña cantidad de óxido de hierro, no encontraron en la

Sábana pigmentación alguna. Este óxido fue encontrado en las manchas de

sangre en la misma proporción que se halla en ésta.

En ningún momento aparecen pinceladas o la dirección de ellas que

cualquier artista imprime a su obra.

La pintura, por definición, tiene una base líquida, y en la Sábana no

aparece ningún resto de fluido, ni las fibrillas de la tela presentan una

absorción de liquido como lo hace cualquier tela o algodón.

Nadie en la Edad Media, era capaz de imaginarse un negativo

fotográfico. Si comparamos la imagen con las copias que de ella se

hicieron, vemos que los artistas incluso de la talla de Durero, no supieron

interpretar lo que veían. Aun conociendo hoy la fotografía es poco menos

que imposible pintar un negativo fotográfico perfecto, es decir, que al ser

fotografiado nos dé un positivo perfecto.

Supongamos por un momento que se trata de una falsificación pictórica

medieval; el artista tuvo que pintar la figura a más de 2 metros, pues a

menos de esa distancia no se distingue la imagen; así pues el falsificador

debió utilizar un pincel de 2 mt de largo y pintar sin contornos definidos,

algo absurdo en todas las corrientes pictóricas de todos los tiempos. Utilizó

también una pintura que no contenía óleo ni agua y un microscopio de gran

aumento para mover el pincel (imposible sin un brazo robótico hidráulico

del siglo XX). Tuvo que utilizar también autentica sangre de un tipo

sanguíneo muy raro en Occidente; el AB, que sólo se da en un 3 % de la

población, siendo muy habitual en Oriente Medio. Además, la sangre que

aplicó a las diversas heridas era tanto premortal (de un hombre vivo) como

postmortal (la sangre de la herida del costado es de un hombre muerto).

Curiosamente Miguel Servet no descubriría la circulación sanguínea hasta

siglos después...

Utilizó también suero para aplicar a las marcas de los azotes, tierra

para las escoriaciones de las rodillas y de la cara y lodo, imperceptible a

simple vista, en los talones.

Page 13: Sábana Santa

Otras muchas teorías se han elaborado sobre la formación de la

impronta, como la del calco de una estatua de esas dimensiones con ácido

sulfúrico, como la del estampado,... Todas han sido refutadas por los

científicos.

Otro dato interesante es que la Sábana es la única fotografía

tridimensional del mundo. Es decir, la intensidad del colorido de las

imágenes es inversamente proporcional a la distancia que separaba en

cada punto la tela del cadáver fotografiado. La impronta es más intensa en

aquellos puntos en que la Sábana estaba más pegada al cuerpo. Con ello

podemos calcular incluso el volumen exacto del cuerpo que formó la

imagen. En este descubrimiento realizado por los científicos de la NASA

Jackson, Jumper y Miller en 1975 se ha utilizado el VP8, aparato destinado a

investigar la orografía de los planetas sobre los distintos juegos de

fotografías conseguidos por los satélites.

E. PALINOLOGÍA

Es la ciencia que estudia las diversas clases de pólenes que existen en

las plantas; cada especie tiene un polen microscópicamente distinto y

completamente identificable con respecto a todas las demás especies.

Max Frei, palinólogo suizo de la Interpol, ha estudiado a fondo la

Sábana desde la objetividad de su disciplina. Aplicando cintas adhesivas ha

encontrado más de 99 pólenes distintos, sacando el siguiente cálculo:

13 pólenes plantas exclusivas Francia central.

16 pólenes área Piamonte.

18 pólenes área Constantinopla.

18 pólenes área Anatolia Central. Turquía oriental. Edesa.

11 pólenes área Mar Muerto.

23 pólenes área Jerusalén.

Todo esto sin contar el número de pólenes de plantas comunes a todas

estas áreas. Cabe además otra puntualización muy importante, pues en el

Page 14: Sábana Santa

Sudario aparecen pólenes de plantas pertenecientes a Palestina que

desaparecieron después del siglo I. Estas plantas han sido encontradas

fosilizadas en los estratos sedimentarios de hace dos mil años en el Mar

Muerto.

Este polen nos concluye algo muy importante. ¿Cómo un falsificador de

la Edad Media iba a pensar que en el siglo XX se harían estudios

microscópicos de la Sábana y que con ellos se iba a encontrar el polen -

desconocido entonces- de una planta palestina que sólo se encuentra en

estratos sedimentarios de Tierra Santa, porque ya ha desaparecido? El

supuesto falsificador de 1260 tuvo que ir entonces a Palestina, ocupada por

los musulmanes y en plenas cruzadas, hacer excavaciones, conocer que tal

planta ya había desaparecido, arrancarle microscópicamente el polen (el

microscopio se descubrió en el siglo XVII) y dejarlo caer sobre el lienzo tal y

como lo hace la naturaleza. Todo esto con la única intención de engañar a

los futuros científicos. Lo absurdo de tal hipótesis nos conduce a una

conclusión lógica e irrefutable: esta Sábana estuvo en Palestina en el

primer siglo de nuestra era.

Max Frei, de cuyo juicio perital ha dependido alguna sentencia judicial,

concluye; "para mí no cabe duda, esta Sábana estuvo en Palestina en el

siglo I y se confirma toda la historia conocida de ella". Esto no nos dice que

el crucificado sea Jesús, pero cierra definitivamente el capítulo del carbono

14 y nos enmarca dónde y cuándo estuvo el lienzo.

F. EL LEPTÓN

los ojos del Hombre de la Sábana aparecen extrañamente abultados,

tanto que viendo sólo el rostro da la sensación de tenerlos abiertos. Esto

dio lugar a que la iconografía representase en ocasiones a Jesús con los

ojos saltones.

El descubrimiento de las supuestas monedas sobre los ojos lo realizaron

en 1977 los científicos que descubrieron la tridimensionalidad del Lienzo

con el VP8, al analizar las fotografías del rostro. En 1979 el P. Francis Filas

S.I. de la Universidad de Loyola en Chicago (E.E.U.U.), amplió al máximo

Page 15: Sábana Santa

con microscopio electrónico la zona ocular de la figura, y afirmó que este

Hombre tiene sobre los párpados 2 monedas, lo que confirma, según él, la

usanza de los enterramientos judíos y de tantos pueblos antiguos, que

colocaban monedas sobre los párpados para mantener los ojos cerrados.

El P. Filas y algunos numismáticos, llegaron a identificar la moneda, que

aparece más nítida en el ojo derecho que en el izquierdo. Se trata de un

leptón, moneda acuñada por Poncio Pilato y que circuló en Palestina entre

los años 26 y 36 de nuestra era. Existen ejemplares de esta moneda en

colecciones numismáticas; el leptón no representa ninguna figura humana

si no un cayado, utilizado por los augures o adivinos romanos, llamado

lituus. Las figuras de los leptones solían ser palmeras, ánforas u otros

adornos. Pilato acuñó su leptón con esta figura del culto pagano para

mortificar el ánimo de los judíos. Años más tarde su inconsideración e

imprudencia le costarán el puesto.

En las ampliaciones se distinguen las letras UCAI, que pertenecen a las

palabras completas TIBEPIOUCAICAPOC. La duda más fundada de esta

suposición es que la palabra CAICAPOC, debería estar escrita con K inicial y

no con C. Como respuesta podemos decir que resulta conocida entre los

numismáticos la mala calidad con que Pilato acuñaba sus monedas, incluso

con errores ortográficos. Existen además en colecciones algunos leptones

con el mismo error.

Ha habido autores tan prestigiosos como Luigi Fossati o Mons. Giulio

Ricci, que niegan la existencia de estas moneditas sobre los ojos del

Crucificado. Mons. Ricci atribuye tal abultamiento a una concentración de

materia orgánica en la cuenca de los ojos; para él además, las supuestas

letras están fuera del eje de lo que deberían ser las monedas. Por otra

parte trata también el tema de los enterramientos judíos en la época de

Cristo, afirmando que no consta sino hasta la Edad Media, que los judíos

utilizasen este tipo de monedas "impuras" sobre los cadáveres para

mantener los ojos cerrados. Además hace referencia a los errores

ortográficos de las monedas, y sostiene que son otra prueba del error de la

hipótesis del leptón. Este último punto ya lo hemos tratado más arriba y

parece zanjado; en relación a las otras tres objeciones de Mons. Ricci

Page 16: Sábana Santa

podemos decir que las letras que aparecen en las ampliaciones, no están

fuera del eje de la moneda. La mala acuñación del leptón y el desgaste por

el uso hacían que esta moneda no tuviese en muchos casos ni siquiera la

forma circular (como en los ejemplares de las colecciones existentes), lo

cual le confiere una forma extraña, especialmente en una fotografía como

es el caso de la Sábana. Creemos que no se trata tampoco de

concentración de materia orgánica, ya que tanto las letras como el cayado

aparecen bastante claros. Se han encontrado más de 74 puntos de

coincidencia entre los leptones existentes y las marcas del ojo del Hombre

de la Sábana; una figura tan complicada no puede formarse simplemente

por casualidad.

En cuanto al modo de enterramiento judío, se descubrió a final de los

años setenta una necrópolis del siglo I cerca de Jericó. En una de las

tumbas se encontraron dentro del cráneo del cadáver dos monedas de

Herodes Agripa (41-44). Esto parece confirmar la usanza judía en relación

con la Sábana.

Por otra parte si admitimos la veracidad de la existencia del leptón en

los ojos del Crucificado, lo cual parece muy probable, tenemos

prácticamente la fecha del enterramiento del cadáver, pues sólo circuló en

un período muy determinado y en una zona geográfica perfectamente

localizada; lógicamente quien efectuó la sepultura del cuerpo empleó la

moneda de uso corriente, la que tenía más a mano.

Aunque no podemos negar los fundados argumentos (arqueológicos,

históricos, e incluso la disposición física del cadáver en en el sepulcro) en

contra de esta hipótesis, la presencia de estas imágenes en las fotografías

parece garantizar su validez.

G. CÁLCULO DE PROBABILIDADES

Por la correlación de detalles entre la figura del Hombre de la Sábana y

lo que conocemos de Jesús por el Evangelio, es posible concluir que ambos

son la misma persona. Tomando como punto de partida un análisis del

ingeniero francés Paul de Gail, vamos a demostrar esto matemáticamente,

Page 17: Sábana Santa

haciendo un cálculo de probabilidades sobre unos pocos puntos de

coincidencia entre el lienzo y la Pasión de Cristo:

1. El Hombre de la Sábana, como Cristo, tuvo un lienzo por mortaja y

fue sepultado honoríficamente. Lo normal era que los crucificados fuesen

arrojados en una fosa común o abandonados como pasto de las aves de

rapiña y los chacales. Supongamos, y es mucho suponer, que 1 de cada 3

haya gozado de sepultura honorífica con aromas...La proporción de que

este Hombre sea Jesús es de 1/3.

2. El Hombre de la Sábana, como Jesús, permaneció poco tiempo

envuelto en ella ya que no aparecen señales de descomposición del

cuerpo. Normalmente cuando se entierra a alguien es para dejarle bajo

tierra. ¿A cuántos ajusticiados se les ha concedido el lujo de cambiar de

mortaja en tan breve espacio de tiempo, pues la descomposición comienza

a las 36 horas -recordemos el caso de Lázaro-? Supongamos 1 de cada 20.

La proporción es de 1/20.

3. El Hombre de la Síndone, como veremos más adelante, ha sido

separado de la tela con una técnica misteriosa que ha dejado

completamente intactas y nítidas las marcas de las heridas reblandecidas y

pegadas a la Sábana. Supongamos que 1 de cada 50 puede separarse de

Lienzo de esta extraordinaria forma.

4. El Crucificado de la Síndone presenta las heridas de una corona de

espinas. En toda la historia este hecho sólo consta de una caso.

Supongamos que 1 de cada 1000 fuese coronado como Jesús.

5. Lanzada en el costado después de muerto. El uso era romper las

piernas de los ajusticiados para acelerar su muerte. Al Hombre de la

Sábana le alancearon ya fallecido. Supongamos que 1 de cada 5.

6. Este Hombre fue enterrado con sumo cuidado, con cariño, y a la vez

con mucha prisa, lo cual resulta extraño en los enterramientos judíos pues

solían lavar, rasurar y perfumar los cadáveres con mucha atención y

parsimonia. Conocemos la razón por el Evangelio. Supongamos que 1 de

cada 10 fuese enterrado así.

7. El rostro del Hombre de la Sábana, presenta una expresión

Page 18: Sábana Santa

majestuosa y triste, y al mismo tiempo serena. Es de una hermosura

increíble: ¿Cuántos reos después de pasar por el terrible suplicio al que fue

sometido este Hombre podrían presentar una expresión tan serena y

noble? ¿1 de cada millón? pongamos que 1 de cada 10.000 (para entender

esto sólo es necesario ver el rostro de algún ajusticiado).

Si hacemos el cálculo, es decir, conjuntamos estas pocas similitudes y

multiplicamos, obtenemos que 1/3 x 1/20 x 1/50 x 1/1000 x 1/5 x 1/10 x

1/10.000 = 1/150.000.000.000.

La posibilidad pues, de que el hombre de la Sábana no sea Jesús es de

una entre ciento cincuenta mil millones; es decir, es casi cero. Deberían

haber sido crucificados ciento cincuenta mil millones de personas en

aquellos diez años o en todo el período en que se utilizó este suplicio, para

que hubiese una sola posibilidad de que este Hombre no fuese Cristo.

Para hacerlo más gráfico e imaginarnos: si un chico que vive en su casa

con su padre, un día se niega a abrazar a su padre porque no sería

imposible que un doble exacto le hubiese substituido, matemáticamente

tiene razón, pues habría una posibilidad entre varios miles de millones de

que eso fuese cierto, pero debería ser ingresado de inmediato en un

manicomio.

El mismo de Gail añade que se ha limitado a unos pocos puntos de

coincidencia, reduciendo al mínimo la valoración favorable del resultado

obtenido. El P. Carreño realizó también este cálculo, teniendo en cuentas

más puntos de coincidencia (la flagelación sistemática anterior a la

sentencia, las heridas de las rodillas en las caídas, el porrazo que le rompió

la nariz, el sudor de sangre,...), llegando a la probabilidad de ¡una sobre

cinco mil trillones! Los resultados hablan solos.

H. LETRAS EN EL ROSTRO

El químico-farmacéutico Dr. Piero Ugolotti junto con el profesor Aldo

Marastoni de la Universidad de Milán, descubrieron hace unos años unos

restos de inscripciones escritas en lenguas y alfabetos diversos, sobre el

Rostro de la Sábana.

Page 19: Sábana Santa

Encima de la ceja derecha se distinguen tres letras en arameo (tau)

(wau) que no significan nada. En el centro de la frente existen restos de

una palabra latina IBER. Otras letras latinas se entrevén en la impronta de

la cara.

¿Qué explicación tiene esto?

En la defensa de C. Rabirio, Marco Tulio Cicerón emplea la antiquísima

formula de condenación a muerte de cruz usada por los Duunviros: I, lictor,

colliga manus, caput obnubito, arbori infelici suspendito; "ve, lictor, átale

las manos, vélale la cabeza y suspéndelo del árbol de la cruz". Es decir, se

cubría la cabeza del condenado después de la condena a muerte, en el

momento previo al via crucis, con una mitra o capucha de ignominia, en la

que se escribía la sentencia, el nombre del reo y el emperador reinante. El

Evangelio no hace ninguna referencia a esto ya que, además de ser muy

parco en la Pasión física de Cristo, nadie, ni siquiera san Juan, estuvo

dentro del pretorio para poder verlo.

Al condenado no le escribían estas letras sobre la cara, sino que lo

hacían sobre la capucha. El sudor y la sangre pegaron las letras al rostro.

En la Sábana no aparece pintura sino puntos menos claros de la imagen del

rostro, que no pueden deberse a la casualidad. En los lados izquierdo y

derecho de la cara se distinguen dos inscripciones, que forman las palabras

latinas

IN NECE, faltando la m del acusativo por tratarse del latín vulgar de la

soldadesca. En la parte derecha, aparecen las letras S NAZARE, que se

trata evidentemente de IESUS NAZARENUS. El IBER de la frente

corresponde a TIBERIUS CAESAR.

Las inscripciones del Rostro serían pues:

TIBERIUS CAESAR

IESUS NAZARENUS

IN NECEM

TIBERIO CÉSAR

JESÚS NAZARENO

CONDENADO A MUERTE

Page 20: Sábana Santa

La identificación está concluida. Estamos ya en condiciones de

pronunciar un Nombre.

Page 21: Sábana Santa

III. PASIÓN, MUERTE Y RESURRECIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Una vez aclarada la identidad del Hombre de la Síndone, vamos a

repasar la Pasión del Señor añadiendo los escalofriantes datos que nos

aporta el Sudario.

A. "SU SUDOR SE HIZO COMO GOTAS ESPESAS DE SANGRE"

Es el primer momento doloroso de la Pasión. La lucha interior fue

aterradora y en la agonía señalada por san Lucas, leemos; "entonces se le

apareció un ángel que venido del cielo le confortaba. Pero Él, puesto en

agonía, oraba más intensamente, y sudó gotas de sangre, que corrían

hasta el suelo" (Lc. 22, 33-44). Esta precisación nos la relata solamente san

Lucas, el único evzangelista médico; pero ¿es posible tal situación?

La hematridosis (sudor de sangre) es un fenómeno muy raro pero

posible y perfectamente documentado (como en el caso de un soldado en

el frente, en la segunda Guerra Mundial, antes de una ofensiva); ocurre

según los médicos, en condiciones excepcionales, como consecuencia de

un agotamiento físico acompañado de un trastorno moral, producido por

una emoción profunda, por un miedo atroz. Es lo que Lucas llama agonía,

que en su original griego quiere decir lucha, ansiedad.

La hematridosis se produce por una dilatación de los vasos capilares

subcutáneos, la cual puede provocar una ruptura de los mismos, con lo que

la sangre unida al sudor se coagula, sale al exterior y forma por la piel de

todo el cuerpo reguerillos y coágulos que llegan a caer al suelo.

Toda la piel queda lesionada, dolorida y muy sensible a los golpes. Con

un minicomputador el prof. Tamburelli ha detectado en la cara del Hombre

del Lienzo innumerables reguerillos y grumos de sangre que la surcan. El

ordenador ha concluido que la sangre se encontraba en la misma

proporción por toda la cara pues los reguerillos son muy regulares. Las

Page 22: Sábana Santa

heridas del resto del cuerpo imposibilitan tal observación, pero traduciendo

lo que vemos en la cara, deducen los médicos que el hombre de la Sábana

sudó sangre, como nos dice el Evangelio, dando a toda la piel una

dolorosísima sensibilidad ante los golpes, que tan profusamente cayeron

sobre el reo.

B. "¿ASÍ CONTESTAS AL SUMO SACERDOTE?"

El Hombre del Sudario presenta un bastonazo que rompió el cartílago

de la nariz e inflamó la mejilla derecha.

San Juan narra en su Evangelio que durante el interrogatorio en casa de

Anás, un servidor le dio una bofetada diciendo "¿Así respondes al

pontífice?"

La palabra griega rápisma que usa san Juan (testigo ocular

probablemente) no significaba en principio bofetada sino bastonazo.

Rapís=bastón; rapítzo=apalear. Sólo tiempo después significó bofetada,

traduciéndolo así san Jerónimo en la Vulgata, la cual es base de todas las

Sagradas Escrituras actuales.

La Sábana precisa y corrige a los traductores pues Jesús presenta un

porrazo, infligido con un palo corto, cilíndrico de 4 ó 5 centímetros de

diámetro, dado por un hombre zurdo, a la derecha del reo. El doctor Judica

Cordiglia ve en el hecho de que fuese zurdo (calculado por la posición y

forma del golpe) que posiblemente se tratase de un escriba hebreo,

habituado a escribir de derecha a izquierda.

Este golpe, con la desviación del tabique nasal, conlleva una enorme

pérdida de sangre (la barba y el bigote están completamente empapados)

y nos da una escalofriante idea del trato que recibió Jesús y de la paciencia

y benignidad de su respuesta.

C. "¡ADIVINA! ¿QUIÉN TE HA PEGADO?"

Page 23: Sábana Santa

En el Sanedrín, una vez condenado a muerte, los sanedritas se

abalanzaron sobre Él, le escupieron y acribillaron a puñetazos: "Entonces

se pusieron a escupirle y a abofetearle; y otros a golpearle, diciendo:

adivínanos, Cristo. ¿Quién te ha pegado?" (Mt. 26, 67-68). Más tarde los

soldados, después de coronarle de espinas le daban bofetadas y le

escupían (Mt. 27, 29-30).

Observando el Rostro de la Síndone con atención encontramos huellas

palpables de estos hechos; hinchazones en diferentes partes de la cara y

un enorme gargajo que le baja desde la punta interior del ojo derecho

hasta la parte inferior de la nariz a lo largo de la unión de ésta con la

mejilla. Muy posiblemente alguien limpió aquel Rostro; a pesar de ello este

esputo no fue eliminado, probablemente por las prisas y por estar más

resguardado en el hundimiento de esa línea de la cara.

Presenta más maltratada la parte derecha de la cara que la izquierda,

esto ha hecho suponer a Mons. Ricci que eran en su mayor parte zurdos,

levitas y escribas. Tiene además arrancados de cuajo, incluyendo pedazos

de la epidermis, mechones de la barba (Is. 50, 6), lo cual tuvo que acarrear

un dolor intensísimo al lesionar la delicada capa nerviosa que recubre esa

zona del rostro.

D. "Y MANDÓ AZOTARLE"

La Sábana es mucho más precisa aquí que los evangelistas. Estamos

ante un castigo anterior a la condena de muerte, pues bajo las

escoriaciones en la zona escapular izquierda y sobrescapular derecha,

producidas por cargar el madero del patibulum, aparecen claras las huellas

de las heridas de los azotes. Esto no es lo usual ya que los romanos

flagelaban a los condenados a morir en cruz, sólo durante el trayecto al

lugar de la crucifixión; la flagelación constituía una pena en sí y nadie podía

ser condenado dos veces por el mismo delito o serle impuestas dos penas

diversas. Jurídicamente es, dentro del derecho romano, un caso

Page 24: Sábana Santa

excepcional. Un administrador de justicia romana no podía permitirse tales

errores pues con ello se jugaba el puesto. Recordemos por ejemplo la

condena de san Pablo y como el procurador se atemorizó cuando oyó que

Pablo era ciudadano romano y que no había cumplido con él lo prescrito

por el derecho. Es cierto que Cristo, al no ser ciudadano romano era poco

más que una "cosa", que una res; pero existía también un ius gentium que

protegía a todos los no romanos, a los súbditos del Imperio.

Presenta Jesús 121 golpes ternarios, infligidos por dos sayones

forzudos, situados a ambos lados del reo, uno más alto que el otro. Eran

expertos en su oficio, pues le cubrieron metódicamente de golpes en todo

el cuerpo (pecho, vientre, piernas, espalda, incluso detrás de las orejas y

en el órgano genital). Fue un castigo del que debía salir con vida, y por eso

no golpearon la parte izquierda del pecho; los verdugos sabían que si

golpeaban la zona del pericardio, el reo habría muerto en pocos minutos.

Se le hubiese producido una pericardiatis serosa traumática. Volvemos a

encontrar en este punto una coincidencia plena con el Evangelio; Pilato se

dijo "así que le castigaré y le soltaré" (Lc. 23, 16).

Por la dirección de los golpes, se puede deducir que Cristo estaba

encorvado sobre una columna baja, pues la espalda presenta mayor

número de marcas al ofrecer más superficie de contacto.

No eran pocos los que morían en la flagelación, aunque sólo se trataba

de un castigo. Fue flagelado completamente desnudo, pues no presenta en

ninguna parte del cuerpo señales de atenuación por la ropa y san Mateo así

lo subraya. La distribución de los golpes es perfecta, lo que descarta la

flagelación desordenada a la que son sometidos los reos durante el camino

al lugar de la ejecución.

Las fotos ultravioletas nos revelan el sadismo escalofriante de los

verdugos, pues se ensañaron en la parte delantera superior de la pierna,

junto a las ingles.

Había entre los romanos, varias clases de golpes o flagelaciones:

-Ciudadanos romanos; con varas verdes y flexibles, menos degradante.

-No romanos:

Page 25: Sábana Santa

Iorum; amorataba las carnes (correa ancha).

Flagrum; las destruía (2 ó 3 correas estrechas).

Flagellum; empleado con Cristo. Constaba de 2 ó 3 tiras o

nervios de 35 a 40 cm. que en su punta tenían pedazos de

hueso o de metal que cortaban y desgarraban.

E. "SALVE, REY DE LOS JUDÍOS"

El tipo de suplicio que vamos a describir a continuación, no se recoge

en ningún tipo de código penal que haya existido jamás, por eso hace

suponer el afán de burla e insulto que se buscaba con ello, como nos

explican los evangelistas. Presenta el Hombre de Lienzo multitud de calcos

de sangre sobre todo el cuero cabelludo; estas lesiones están producidas

por objetos puntiagudos, clavados y frotados sobre el cutis de la cabeza, en

forma de corona o cofia de espinas. Se trata pues de un casquete de

espinas, a modo de las coronas reales de oriente, que produjo abundante

salida de sangre. Las heridas no se cerraban, pues el pincho se movía

continuamente.

En la frente podemos contar señales de 13 aguijones. Catorce

centímetros de la parte superior de la cabeza carecen de impronta en la

Sábana y por ello no vemos las marcas de la corona. Esto se debe a la

mentonera o paño que se utilizaba para mantener cerrada la boca del

difunto, que muchos especialistas identifican con el pañolón de Oviedo, el

cual primero reposo sobre el Rostro del Señor camino del sepulcro, y luego

se utilizó como mentonera, envuelto en torno al perímetro de la cara.

Es necesario considerar que la frente, las sienes y todo el cuero

cabelludo, presentan una capa nerviosa muy sensitiva a cualquier golpe o

pinchazo. Si calculamos las decenas (más de 50) que atraviesan el cráneo,

nos haremos una terrible idea del dolor que en su cabeza soportó el Señor.

Jesús fue crucificado con la corona de espinas, y el camino del calvario

Page 26: Sábana Santa

lo efectuó con ella sobre la cabeza. la razón que nos permite afirmar esto

está en la nuca, la cual aparece horriblemente herida; se pueden contar los

coágulos perfectamente, es decir, se distinguen nítidamente las

perforaciones en la piel y si no hubiese estado la corona presente, el

rozamiento del patíbulo y las caídas hubiesen dejado una huella de sangre

informe y oscura; la corona actuó pues como dolorosísimo aislante,

evitando los golpes del madero e hincándose cada vez más profundamente

en la nuca.

¿Por qué se coronó de espinas a Cristo?

Los romanos solían jugar a un juego, tanto niños como adultos, que

encerraba cierto matiz de crueldad. En él se elegía un rey que debía

mandar sobre sus súbditos, ejecutando estos todo lo que se les ordenaba.

En las excavaciones y obras hechas en Jerusalén para la construcción del

convento de las Damas de Sión, en el lugar donde se sabe que estaba la

torre Antonia, se descubrió el enlosado del patio de dicha torre, el

lithóstrotos evangélico. En una de las losas se distingue un "tablero" para

dicho juego que los legionarios romanos utilizaban en sus largas horas de

acuartelamiento.

Resulta espontáneo que los soldados oyendo hablar de la realeza de

Jesús y movidos por el odio a los judíos, quisiesen divertirse coronándolo

rey de burlas "Salve, Rey de los Judíos", dándole bofetadas (Jn. 19, 3),

escupiéndole y golpeándole la cabeza coronada de espinas, a modo de

mitra (peri=en torno, epi=sobre). No está claro que clase de espino

emplearon pues crecen diversas especies en Jerusalén.

F. "CARGANDO CON SU CRUZ, SALIÓ HACIA EL LUGAR LLAMADO CALVARIO"

Este momento previo a la crucifixión, que ha llegado a ser una oración

importante en la tradición de la Iglesia, es perfectamente visible en el

Hombre de la Sábana. Fue un penoso camino seguido descalzo por el

Señor, que martirizó hasta el paroxismo su debilitado cuerpo.

Page 27: Sábana Santa

Después de la condena a muerte, y una vez quitado el capuchón de

ignominia del que hablamos páginas atrás, se colocaba sobre sus hombros

el patibulum, el travesaño horizontal, y no toda la cruz como se ha

imaginado siempre. El palo vertical o stipes estaba ya enclavado en el

lugar de la crucifixión. Jesús recorrió este camino vestido y descalzo, pues

sus pies estás muy llagados y sobre los hombros se distinguen claramente

las huellas del patibulum y las de la flagelación. Si el patibulum, que

oscilaba entre 35 ó 40 kg. hubiese estado directamente sobre las heridas,

éstas se hubiesen abierto mucho más y por la fricción se hubiese

convertido toda la parte superior de la espalda en una enorme herida.

Al ir atado horizontalmente, con los brazos en cruz, no podía poner las

manos por delante en las caídas, lo cual suponía golpes muy fuertes en las

rodillas y en la cara. En la Sábana se distinguen las huellas de estas

contusiones, pues las rodillas están destrozadas, y tanto en ellas como en

la punta de la nariz se ha encontrado tierra adherida. El camino al Gólgota,

lo hizo descalzo pues la planta de los pies aparece escoriada y en el talón

derecho se encontró un elemento que en principio costó identificar, se trata

de lodo.

La razón de las caídas, además de la extrema debilidad de Jesús,

podemos encontrarla en que los condenados hacían el camino al lugar de

la ejecución (unos 500 metros de la Torre Antonia al Calvario) atados unos

a otros. Además cada uno llevaba atada la punta izquierda del patibulum al

tobillo izquierdo. En la Sábana se distinguen claramente las marcas de una

cuerda en esa posición en la pierna izquierda, a la altura de los gemelos.

Esta situación ponía a los condenados en un precario equilibrio. Si tenemos

en cuenta que los otros dos reos que iban con el Señor estaban siendo

flagelados por los soldados en el camino, llegamos a la conclusión de que al

estar más frescos huirían continuamente de los golpes, provocando tirones

bruscos de la cuerda, lo que haría perder el equilibrio al extenuado Jesús, el

cual debió caer al suelo en repetidas ocasiones. Es lógico pensar que los

soldados del cortejo, al ver el lamentable estado de Cristo, pensasen que

no iba a llegar vivo al Gólgota, y más movidos por el cumplimiento de sus

Page 28: Sábana Santa

ordenes que por una falsa piedad, pidieron a un transeúnte que cargase el

patibulum del Nazareno.

Ciertamente si no hubiesen hecho esto, muy probablemente Jesús

habría fallecido por conmoción cerebral antes de ser crucificado.

Jesús llega al calvario destrozado, extenuado y sumamente débil,

deshidratado, atacado por una fiebre intensa y desfallecido de cansancio y

pena.

G. "Y ALLÍ LE CRUCIFICARON"

Multitud de médicos forenses han constatado ante la Sábana, que es

como si estuviesen delante del cadáver de un crucificado de la época

romana, pues todas las heridas están donde deben estar y sólo gracias a

los avances de la ciencia médica, se puede observar que este cadáver se

ha comportado, como cualquier cuerpo lo haría, ante el suplicio horroroso

de la cruz. Antes se conocía en la teoría, con la Sábana se baja a la

práctica.

Séneca dice refiriéndose a la crucifixión; in cruce membra distendere, y

el Lienzo nos presenta una estructura horrorosamente deformada,

hombros y codos están alargados y dislocados al máximo.

Fue clavado primero al travesaño y por las muñecas, no como lo

presenta el arte religioso de siglos, que nunca vio realmente a un

crucificado. Si hubiese sido clavado en las palmas, éstas no hubiesen

aguantado los tirones del peso del cuerpo en la cruz. Fue clavada cada

muñeca por el espacio de Desdot,situado entre los huesecillos del carpo,

con lo que se atravesó el nervio mediano, uno de los mas sensibles del

cuerpo pues es motriz y sensitivo. Quedó tenso como la cuerda de una

guitarra, y cada movimiento debía producir un dolor insoportable; los

médicos no se explican cómo no se volvió loco por el dolor. Al atravesar el

clavo este nervio, los pulgares se tensan hacia el centro de la mano, y por

eso no aparecen en la figura. Parece que tuvieron que desenclavar la

Page 29: Sábana Santa

muñeca derecha, pues la herida está muy agrandada. Posiblemente

encontraron una veta en la madera.

Una vez que Cristo fue clavado por las muñecas al travesaño, los

tirones para subir el patibulum al stipes tuvieron que ser alucinantes. Fue

alzado del suelo de espaldas al palo vertical, seguramente le hicieron

ponerse de pie y 2 o más verdugos forzudos levantarían en vilo el

travesaño, con Jesús clavado. Este momento fue especialmente penoso,

pues la asfixia atenazaría el pecho de Cristo en pocos segundos, levantado

en el aire y sujetado sólo por las heridas dolorosísimas de las muñecas. Si

esto se hubiese prolongado 10 ó 15 minutos los médicos aseguran que

hubiese fallecido. Por lo tanto cuando le atravesaron juntos los dos pies, el

izquierdo sobre el derecho, a pesar de la nueva herida supuso un alivio

para su caja torácica, al encontrar un nuevo punto de apoyo ¡en la herida

de un clavo!

Cristo padeció una sed de locura antes y después de la crucifixión; una

sed que aturde la voluntad. Esto se verifica por la densidad de la sangre en

las heridas de los clavos y en los azotes, típica de una persona

deshidratada.

Jesús fue crucificado completamente desnudo, como lo verifican los

reguerillos de sangre de la espalda. la volemia descendió vertiginosamente

y el corazón tuvo que trabajar de forma extraordinaria para evitar la

muerte de los órganos vitales. El cerebro disminuyó el riego de los órganos

menos importantes (riñones y extremidades), y mandó todo su flujo a los

órganos principales (cerebro, pulmones,...) en previsión de una eventual

salida de la crisis; por eso no es de extrañar la lucidez hasta el último

instante en la cruz.

Desde el primer momento de la subida al madero, comienza el

verdadero suplicio del crucificado, la asfixia. Esta, aparte de los demás

dolores, constituye una lucha titánica de los músculos respiratorios por

inhalar un poco de oxígeno. El cuerpo, sobre las heridas de los clavos, debe

levantarse unos 17 centímetros para poder aspirar un poco de aire, pues la

posición normal del crucificado es el desmoronamiento absoluto e informe

Page 30: Sábana Santa

sobre la cruz. Este levantamiento sobre sus heridas, agotó rápidamente las

escasas fuerzas de los músculos de los brazos y de las piernas,

produciendo calambres espasmódicos y terribles. Cada palabra constituía

un esfuerzo sobrehumano pues el aire no daba para tanto, y Cristo nos

dejó todo un testamento de amor y perdón en la cruz. Toda esta lucha por

respirar y hablar se verifica con las distintas direcciones de los regueros de

sangre en los brazos, según los movimientos de Cristo en la cruz, hacia

arriba o hacia abajo.

El pecho del Hombre del lienzo está muy deformado y dilatado, lo cual

es señal clara de la lucha respiratoria a la que nos referimos.

Al mismo tiempo que la asfixia, aparece un nuevo suplicio en cada

centímetro del cuerpo del crucificado. Se trata de la tetanización de TODOS

los músculos del cuerpo por la falta de oxígeno. Es como el dolor de las

agujetas (cristales en los músculos) multiplicado por mil.

La fiebre, que apareció después de la flagelación, aumenta hasta 40 ó

41 grados, lo cual produjo malestar y un frío intenso al reo.

La mala situación general de Jesús empeora; la muerte se está

acercando.

H. "E INCLINANDO LA CABEZA, ENTREGÓ EL ESPÍRITU"

Habida cuenta de la titánica lucha por inhalar un poco de aire, podemos

concluir que las posturas de los reos en la cruz son dos, verificadas - como

dijimos - por la dirección y el ángulo de los regueros de la sangre en los

brazos: una de caída y otra de elevación. En su Evangelio, san Juan nos

ofrece un elemento precioso que nos permite conocer en qué postura

murió Cristo; "e inclinando la cabeza, entregó el espíritu" (Jn. 19, 30). En la

posición de caída es físicamente imposible inclinar la cabeza pues está

inmovilizado el esternocleidomastoideo; para hacerlo más gráfico invito al

lector a tratar de inclinar la cabeza hacia delante con los brazos levantados

no en cruz sino hacia arriba, el resultado se acentúa si el cuerpo está

Page 31: Sábana Santa

colgando. Además en esta postura no se puede respirar y por lo tanto

tampoco se puede hablar y menos gritar, como sucedió con Cristo en el

momento de la muerte según narran los evangelistas. La muerte en

conclusión, le vino al Señor en la posición de elevación, en la cual sí podía

hablar, gritar e inclinar la cabeza. La Sábana también desvela este punto

pues la rigidez cadavérica ha dejado la cabeza en esta postura, inclinada.

La distancia de la barbilla al esternón, en posición normal es de unos 28

centímetros. En el Lienzo esa distancia es de 8 centímetros: la cabeza está

inclinada sobre el pecho.

Los médicos discuten las posibles causas de la muerte, que en resumen

pudieron ser:

-Conjunto o cúmulo de circunstancias; pérdida de sangre, asfixia, mal

estado general.

-Infarto de miocardio, que según los cardiólogos, explicaría el líquido

seroso en el momento del lanzazo.

-Asfixia; tetanización total de los músculos respiratorios.

Debemos tener en cuenta que Jesús tuvo conciencia plena hasta el

último instante de su vida. Si hubiese muerto por asfixia y shock

traumático habría perdido el conocimiento y entrado en un estado

comatoso, como en la generalidad de los casos. Parece por ello más

probable la muerte por rotura de corazón, aunque tampoco en este punto

hay unanimidad en cómo sucedió el infarto y de qué tipo fue.

Una vez muerto Jesús recibió una lanzada en el costado, que le interesó

el corazón. Sabemos que sucedió en este momento, pues los bordes de la

herida no son elásticos y se trata de sangre postmortal. La abertura del

costado mide 45 milímetros y coincide perfectamente con las puntas de

lanza romanas encontradas. El hombre que alanceó al Señor era un

profesional en el manejo de este arma.

La rigidez cadavérica comenzó a manifestarse rápidamente. El cuerpo

está sumamente rígido y tenso; con toda seguridad debieron manifestarse

los primeros síntomas del rigor mortis antes del fallecimiento.

Page 32: Sábana Santa

I. "LE ENVOLVIÓ EN UNA SÁBANA LIMPIA"

El sol se ocultó el 14 del Nisán de aquel año, 785 de la fundación de

Roma, a las 18,08. La aparición de la tercera estrella y el consiguiente

descanso sabático fue sobre las 19,08. Los pocos fieles en torno a Jesús,

tenían sólo media hora para pedir el cuerpo a Pilato, comprar la Sábana,

bajar el cuerpo, quitar los clavos, transportarlo al sepulcro y sepelirlo. Faltó

tiempo para una sepultura completa: la Ley preveía que en casos como

este, se completara el enterramiento el domingo. San Juan narra como

testigo presencial: "Según es costumbre sepultar entre los judíos, allí pues,

a causa de la paresceve de los judíos, puesto que el monumento estaba

cerca, pusieron a Jesús"

La costumbre judía era lavar el cadáver siete veces con agua tibia,

cortarle el pelo, rasurarle, perfumarle y ungirlo con diversas esencias. Este

Hombre, tratado desde este momento con un cuidado exquisito, fue

enterrado con prisas, lo cual concuerda con los evangelios "a causa de la

paresceve de los judíos". El sepelio fue forzosamente precipitado.

"José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su

sepulcro nuevo" (Mt. 27, 59-60)

Jesús no fue rasurado, ni vestido, ni lavado, simplemente desnudo, con

sus heridas llenas de sangre coagulada, envuelto en una Sábana y

colocado en el sepulcro.

La cabeza de Jesús fue atada para mantener la boca cerrada como más

atrás referimos; esta mentonera ha impedido que la parte superior de la

cabeza se marcase en la Sábana. Le peinaron cuidadosamente el cabello

con una trenza propiamente judía y colocaron 2 moneditas de cobre sobre

sus ojos. El Hombre de la Sábana, hasta entonces brutalmente flagelado y

asesinado, fue tratado desde el momento del descenso de la cruz con

cariño, con mimo; casi maternalmente. La Sábana fue cuidadosamente

acomodada a todas las partes del cuerpo, especialmente en las más

heridas, lo cual nos ha dejado una impronta mucho más clara. Sabemos de

la presencia de María, la Madre, en el Gólgota. ¿Por qué no traducir ese

Page 33: Sábana Santa

respetuoso cariño con el cadáver a sus manos maternales?

J. "VIO Y CREYÓ"

Su Santidad Juan Pablo II en una visita pastoral a Turín en 1980, dijo en

la Catedral; "El misterio Pascual ha encontrado aquí alguno de sus más

espléndidos testigos... No podría ser de otra manera tratándose de la

ciudad que atesora una reliquia tan insólita y misteriosa como la Sábana

Santa: ese extraordinario testigo -si hemos de aceptar los argumentos de

tantos hombres de ciencia- de la Pascua, de la Pasión, de la Muerte y de la

Resurrección. Testigo mudo, pero al mismo tiempo, asombrosamente

elocuente"

Hay que tener presente ante todo, que la Iglesia no se ha pronunciado

nunca sobre la autenticidad del lienzo, que la prueba de la Resurrección de

Cristo sólo puede venirnos de la Revelación. La Sábana no puede probar la

resurrección de nadie, ella no fundamenta, como dijimos, nuestra fe, pero

existen (según los científicos) rasgos positivos que la atestiguan como

testigo presente y mudo.

La Sábana Santa nos aporta, junto con el Evangelio, detalles

insospechados.

Narra san Juan (Jn. 20, 3-9): "salió, pues, Pedro y con él el otro discípulo,

y se dirigían al sepulcro. Y corrían los dos a una; mas el otro discípulo,

como corría más aprisa que Pedro, le pasó delante, y llegó primero al

sepulcro; y habiéndose agachado, ve los lienzos por el suelo; con todo, no

entró. Llega, pues, también Simón Pedro en pos de él y entró en el

sepulcro, y contempla los lienzos por el suelo, y además el sudario, que

había estado sobre su cabeza, no por el suelo con los lienzos, sino plegado

en lugar aparte. Entonces, pues, entró también el otro discípulo, que había

llegado primero al sepulcro, y vio y creyó; pues todavía no conocían la

Escritura, que había de resucitar de entre los muertos". Existe todo un

trabajo bíblico exegético sobre este pasaje, en lo referente a la Sábana.

Page 34: Sábana Santa

Sólo vamos a fijarnos en 2 aspectos.

El verbo griego Kéimai, que en su participio kéimena san Juan aplica a

los lienzos (othónia) que encuentra en el sepulcro, significa yacer, estar

tendido, aplanado, alisado. Este verbo se dice por ejemplo de la

disminución de una inflamación en un órgano. Aplicado al texto significa

que estos lienzos, la Sábana, estaban abultados por el cadáver de Cristo.

Así quedaron dos días atrás, la tarde del viernes. Cuando entraron en el

sepulcro Pedro y Juan, éste comprobó que los lienzos estaban en la misma

posición, pero deshinchados (kéimena), vacíos, aplanados. Por lo tanto no

debe traducirse "y contempla los lienzos por el suelo", sino más bien "y

contempla los lienzos deshinchados".

¿Por qué dice el texto que san Juan "vio y creyó"? ¿Qué vio para creer?

mejor dicho ¿qué no vio? si en el sepulcro estaba sólo la Sábana y era

posible el robo del cadáver ¿Por qué creyó y comprendió las Escrituras?

Además dice el Evangelio "y el sudario enrollado aparte", la traducción

real de sudarium no es mortaja sino pañuelo para quitar el sudor, la

mentonera que envolvía la cabeza de Jesús para mantenerle la boca

cerrada. Tampoco la negación ou kéimenon debe traducirse por "enrollado

aparte". Esta negación no implica lejanía física entre la Sábana y el sudario.

En la Sagrada Escritura no se emplea nunca con ese sentido. Significa más

bien que el sudario no estaba desinflado como los lienzos, lo cual es

bastante lógico, pues hemos comprobado páginas atrás que la mentonera,

el sudario, estaba enrollada en torno a la cabeza para mantener la boca

cerrada del cadáver; así lo corrobora el original griego: el sudario estaba

(entetyligménon) arrollado. Si desaparece la cabeza a la que circunda, la

Sábana queda desinflada. El sudario o mentonera queda dentro de la

Síndone mas no allanado, sino abultado, enrollado como un aro al vacío.

Cuando Juan vio la Sábana alisada, allanada a ras de suelo y en el sitio

de la cabeza, el pañolón enrollado, vacío, sin nada dentro, comprendió que

Cristo había resucitado porque entendió que si alguien hubiese robado el

cadáver, los lienzos no podían estar así, en la misma posición que él los

dejo pero desinflados, vacíos; Jesús se había volatilizado, había

Page 35: Sábana Santa

desaparecido, su cuerpo es como si se hubiese desintegrado, "atravesó" la

Sábana y se marchó (recordemos las apariciones de Jesús con las puertas

del Cenáculo cerradas).

Un detalle que confirma todo esto es el de las heridas, cuyos bordes se

presentan perfectos; es decir, el calco de las heridas en la Sábana no

muestra ninguna deficiencia. Si el cadáver se hubiese levantado y

"destapado", o hubiese sido robado, al mover la Sábana lógicamente los

contornos de las heridas se hubiesen corrido al despegarlos del lienzo, pero

éstos aparecen nítidos y precisos. Tal como aparecen es imposible que el

cuerpo haya sido despegado de la Sábana, es como si Él debiese estar aún

dentro de la Sábana. La solución más lógica (dentro de lo ilógico de todo el

asunto) es que el cuerpo se volatilizó, se esfumó, dejando intacta la

Sábana.

En el momento en que se produjo la impronta, el cadáver estaba en

levitación, estaba en el aire. ¿Cómo podemos concluir esto? Debido a que

ambas caras del cuerpo, el frente y el dorso, aparecen marcados con la

misma intensidad, y si como dijimos la imagen es tridimensional, las zonas

del cuerpo apoyadas en el sepulcro (glúteos, espalda) deberían aparecer

más marcadas, con más superficie de impresión, y aparecen igual por

ambos lados.

¿Cómo se formó la imagen, la impronta? Se han dado multitud de

teorías, los científicos de STURP concluyeron en 1978 que la imagen se

formó por medio de una radiación lumínico-térmica desconocida, que

emanó del cuerpo que envolvía el lienzo. Esta radiación súbita de luz duró

una milésima de segundo, pues de haber durado más hubiese quemado el

lienzo. Los hilos están sólo chamuscados superficialmente.

Esta energía es desconocida para estos científicos; no puede ser

energía atómica pues si ese cuerpo de unos 80 Kg. de peso, hubiese

entrado en reacción atómica, habría hecho desaparecer la Sábana y con

ella, todo Jerusalén, como resultado de la explosión.

Se utilizaron todo tipo de energías conocidas; láser, rayos gamma... y

no se llegó a ninguna conclusión salvo lo ya dicho, que se trata de una

Page 36: Sábana Santa

radiación lumínico térmica desconocida, uniforme, que emanó de todas las

partes del cuerpo, por igual.

No han faltado expertos sindonólogos como Mons. Ricci o Maria Grazia

Siliato que han desestimado la radiación lumínico-térmica como formadora

de la impronta, basándose en que ésta no es fluorescente y sí debería serlo

en caso de estar producida por una energía radiante de naturaleza

explosiva. Para ellos la impronta se ha formado por la reacción química de

diversos elementos (sudor, sangre, mirra, áloe,...) en condiciones de

temperatura favorables, lo cual produjo la deshidratación de lino.

Esta posición parece más improbable pues en ningún modo justifica la

tridimensionalidad perfecta de toda la impronta sindónica. Jean Baptiste

Rinaudo, especialista francés en medicina nuclear, logró producir a inicios

de 1993 una huella en un tejido de lino con las mismas características del

Lienzo. Este científico comprobó que la imagen no es más que una

ligerísima oxidación de las microfibrillas más superficiales del lino. Hasta

este punto coinciden los sostenedores de ambas teorías sobre la formación

de la impronta. Pero para Rinaudo sí se formó por una liberación de

energía, por la cual el hidrógeno pesado (deuterio) libera un protón y un

neutrón, siendo el protón -fuertemente energético- capaz de crear esa

imagen sobre la tela. Además al chocar el neutrón con los núcleos atómicos

del carbono, se transforman en carbono 14, enriqueciendo el porcentaje de

éste, por lo que la tela parece más "joven". Concluye Rinaudo que para la

formación de la impronta se requiere una energía justa y precisa; con un

poco más de energía habría salido "oscura", y si hubiese sido escasa sería

ilegible. Según este científico; "es exactamente como si alguien hubiera

tenido la intención precisa de provocar esa imagen".

IV. CONCLUSIÓN

Todo este trabajo no es una prueba científica de la resurrección de

Cristo. Eso es materia de fe. No hay que "creer" en la Sábana. Se trata más

Page 37: Sábana Santa

bien de un testimonio de su realidad histórica, en perfecta consonancia con

el Evangelio. La Iglesia y la fe han existido y crecido durante veinte siglos

sin necesidad de conocer a fondo la Sábana, pero es curioso que en medio

de esta sociedad secularizada y desacralizada, surja el Lienzo, gracias a los

adelantos técnicos que tantas veces ensoberbecen al hombre, como

testigo inapelable e inexplicable del amor de Dios observado desde la

Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, que emerge, ahora más que

nunca, como Señor de todas las cosas.

V. BIBLIOGRAFÍAError! Bookmark not defined.

PIER GIUSEPPE ACCORNERO, La Sindone, storia, attualità, mistero,

Paoline, Milano 2000.

Page 38: Sábana Santa

BRUNO BARBERIS – PEIRO SAVARINO, Sindone, radiodatazione e calcolo

delle probabilitá, Elledici, Leumann (Torino) 1997.

PIERLUIGI BAIMA BOLLONE, Sindone la prova, Arnoldo Mondadori, Milano

1998.

PIERLUIGI BAIMA BOLLONE, Sindone e scienza, all`inizio del terzo

millennio, La Stampa, Torino 2000.

FRANCESCO BARBESINO – MARIO MORONI, Lungo le strade della Sindone,

San Paolo, Milano 2000.

KARL BILMEYER – H. TUECHLE, Storia della Chiesa voll. I-II, Morcelliana,

Brescia 1979.

MARIO CAPPI, La Sindone dalla A alla Z, Messaggero di S. Antonio,

Padova 1997.

JOSÉ LUIS CARREÑO ETXEANDÍA S.D.B., La Sábana Santa, Don Bosco-

Promesa, México D.F. 1981.

LAMBERTO COPPINI – FRANCESCO CAVAZZUTI, Le Icone di Cristo e la

Sindone, San Paolo, Milano 2000.

LUIGI FOSSATI S.D.B., La Sacra Sindone, Storia documentata di una

secolare venerazione, Elledici, Leumann (Torino) 2000.

GIUSEPPE GHIBERTI – UMBERTO CASALE (edd.), Dossier sulla Sindone,

Queriniana, Brescia 1998.

GAETANO INTRIGILLO, Sindone, l`istruttoria del secolo, San Paolo, Milano

1998.

MICHELE LOCONSOLE, Sulle tracce della Sacra Sindone, un itinerario

storico-esegetico, Ladisa, Bari 1999.

Page 39: Sábana Santa

GINO MORETTO, Síndone, la guía, Elledici, Leumann (Torino) 1998.

KENNETH E. STEVENSON, GARY R. HABERMAS, Veredict on the Shroud,

1981. Tr. esp. Jose Luis Carreño Etxeandía S.D.B., Dictamen sobre la

Sábana de Cristo, Planeta, Barcelona 19832.

ORAZIO PETROSILLO, La Sindone da contemplare, Elledici, Leumann

(Torino) 1998.

ORAZIO PETROSILLO ED EMANUELA MARINELLI, La Sindone, un enigma alla

prova della scienza, Rizzoli. Milano 1990.

MONS. GIULIO RICCI, Via Crucis según la Sábana Santa, Centro Romano

di Sindonologia, Roma 1979.

MONS. GIULIO RICCI, La Sindone contestata, difesa, spiegata, Collana

Emmaus, Roma 1992.

SEBASTIANO RODANTE, La Scienza convalida la Sindone, errata la

datazione medievale, Massimo, Milano 1997.

MARIA GRAZIA SILIATO, Il mistero della Sindone, Piemme. Casale

Monferrato 1989.

MARIA GRAZIA SILIATO, L`Uomo della Sindone, Piemme di Pietro Marietti

1985. Tr. esp. Miguel Angel Velasco, El Hombre de la Sábana Santa, BAC,

Madrid 1987.

MANUEL SOLÉ S.J., La Sábana Santa de Turín, Mensajero, Bilbao 19883.

GIAN MARIA ZACCONE, Sulle tracce della Sindone, Storia antica e

recente, Elledici, Leumann (Torino) 1997.