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1 THE PANCHONOMIST ¿SABÍAS QUÉ? EMPRENDIMIENTO P.2 - EL ORDEN POLÍTICO Y LA ESTABILIDAD. P.3 - GLOBALIZACIÓN: ¿LA FÓRMULA PARA EL DESARROLLO? P.7 - EL CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LA IGUALDAD P.9 - DOMINGO 29 DE ABRIL - 2012 - Nº 1, AÑO 1 1 THE PANCHONOMIST ES UNA PUBLICACIÓN SEMESTRAL DEL CLUB DE ECONOMÍA DE LOS ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD SAN FRANCISCO DE QUITO THEPANCHONOMIST@GMAIL.COM

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1THE PANCHONOMIST

¿SabíaS qué?EmprEndimiEnto p.2 -

El ordEn políticoy la EStabilidad. p.3 -

Globalización: ¿La fórmuLa para

EL dEsarroLLo? p.7 -

EL crEcimiEnto Económicoy la iGualdad p.9 -

Domingo 29 De Abril - 2012 - nº 1, Año 1

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the panchonomist

Es una pubLicación

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san francisco dE Quito

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2 THE PANCHONOMIST

Ana Cristina Villarreal

El emprendimiento constituye una he-rramienta trascendental para enfrentar los problemas económicos. Uno de sus prin-cipales medidores es el GEM (Global En-trepreneurship Monitor), índice que evalúa las actividades empresariales, las aspira-ciones y las actitudes de los individuos. Tiene tres objetivos enfocados a estimular el crecimiento de un país y forjar ambien-tes competitivos:

1. Medir los diferentes niveles de actividad emprendedora.

2. Descubrir factores que conducen a elevados niveles de iniciativa empresarial.

3. Proponer políticas que mejoren el nivel de la actividad empresa-rial.¹

Como observamos en el gráfico, las ta-sas de emprendimiento de países en vías de desarrollo presentan un crecimiento más rápido que las naciones desarrolladas. Esto se debe a mayores oportunidades ya que los primeros se encuentran en la tran-

sición de la primera fase del desarrollo, basada en niveles primarios y extractivos, hacia la fase secundaria, centrada en el de-sarrollo industrial; la cual produce mayores niveles de actividad económica, lo que ge-nera un estímulo al emprendimiento. Por otro lado, los países desarrollados se en-cuentran ya en la tercera fase, caracterizada por una expansión en el sector de servicios; lo que demanda un mercado con mayores niveles de ingreso. Es por esta razón que sus tasas de emprendimiento muestran un crecimiento lento y constante, ya que la in-versión para la última fase se vuelve cada vez más costosa.

El emprendimiento es una herramien-ta de crecimiento, que trae consigo inno-vación y competitividad; cuyo motor son las personas que, con trabajo y esfuerzo, producen cambios positivos en la socie-dad. Sin embargo, su funcionamiento está estrechamente ligado a las oportunidades que el país provea.

Laborde, M. N. (Agosto de 2010). Emprendimiento y Desa-rrollo Económico . Recuperado el 22 de Febrero de 2012, de abc de la Economìa : http://socrates.ieem.edu.uy/

wp-content/uploads/2011/05/abc_economia1.pdf

¿SabíaS quE?… EmprEndimiEnto

¹ Además de eso, GEM explora el papel del empresariado en el crecimiento económico nacional, develando las características nacionales y detalladas, relacionadas con la actividad empresarial. Véase: http://www.gemconsortium.org/What-is-GEM

Estimados lectores:

Queremos felicitar a los estudiantes de Economía por la iniciativa y el lanza-miento de THE PANCHO-NOMIST. Este esfuerzo, que hemos apoyado con energía, entra dentro de la filosofía de la Universidad: trabajo, calidad, apertura.

Esperamos dentro y fuera de la USFQ, otros partici-pen en esta publicación en sus siguientes números. Saludos cordiales

Pablo Lucio ParedesDirector del Instituto de

Economía USFQ

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3THE PANCHONOMIST

María Auxiliadora Domínguez

Sofía Coloma

Durante mucho tiempo los eco-nomistas, enfocados en los temas y las políticas meramente económicas, olvidaron la importancia de una sóli-da base institucional como fuente del crecimiento y desarrollo. Las leyes, las normas, las instituciones y las en-tidades que rigen un país tienen gran impacto en las decisiones de los agen-tes económicos, como veremos a con-tinuación. Por esta razón, es de vital importancia tomar en consideración la necesidad de un sistema institucional y político sólido y consistente que ga-rantice el respeto de las leyes y los de-rechos ciudadanos y, de esta manera, promueva el desarrollo.

¿Qué es el orden político y a qué ambiente se lo puede llamar esta-ble?

El orden político es una condición necesaria para el desarrollo económi-co y político propiamente dicho (Nor-th, Summerhill, & Weingast, Order, Disorder and Economic Change: Latin America vs. North America, 1999). Se trata de un bien público que debe ser cuidadosamente construido, con el fin de que los ciudadanos y las institu-ciones puedan desempeñar bien sus funciones, vivir en paz y estabilidad. De esta manera, se espera que las per-sonas no teman por el deterioro de lo más importante: su vida, su familia, y el trabajo y acumulación de capital como fuentes de ingresos. Este orden implica que todas, o por lo menos la

gran mayoría de las personas, gocen de esta situación.

Las características que tiene el or-den político son:

1) Una matriz institucional que es-tablezca los derechos y privilegios de las personas y que defina las institu-ciones que los garanticen.

2) Una estructura estable de las relaciones de intercambio tanto polí-ticas como económicas.

3) Un conjunto de instituciones subyacentes que comprometan creí-blemente al Estado al cumplimiento

de las leyes políticas y a garantizar los derechos de las personas, organizacio-nes y relaciones de intercambio.

4) La existencia de conformidad por parte de los individuos y organizacio-nes, como resultado de la interioriza-ción y la ejecución de las reglas (North, Summerhill, & Weingast, 1999).

¿Y el desorden Político?

El permanente estado de inseguri-dad o de temor con respecto a los as-pectos tanto personales, como familia-res o laborales se puede definir como desorden político (North, Summerhill, & Weingast, 1999). Bajo esta situación,

El ordEn políticoy la EStabilidad:

¿factorEs dE crEcimiEnto Económico?

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4 THE PANCHONOMIST

los individuos inevitablemente se compor-tan de manera diferente, puesto que deben tomar medidas y emplear sus propios re-cursos, con el fin de satisfacer esta necesi-dad de estabilidad y seguridad, que incluso es una de las necesidades que Abraham Maslow identifica como básicas en su fa-mosa pirámide. Se usan ciertos recursos, especialmente económicos, para satisfacer un requerimiento que debería ser cubierto y garantizado por el Estado, recursos que pudieran ser mejor empleados, para satis-facer otro tipo de deseos o necesidades.

Las características de un Estado en des-orden son:

1) Los derechos y los privilegios de los individuos y las organizaciones se encuen-tran en juego, lo que implica una interrup-ción o rompimiento de las relaciones de intercambio existentes tanto en el ámbito político como económico.

2) No existe conformidad como conse-cuencia de la desintegración de las leyes y/o del cambio en la forma de su ejecución (North, Summerhill, & Weingast,1999).

¿Por qué es importante el Orden Polí-tico para el Crecimiento?

Recordemos que la inversión es la varia-ble generadora de crecimiento, por lo tan-to, es importante tener mecanismos que la alienten y conduzcan, de esta manera, a un crecimiento sostenido. Se comprueba que el orden político es uno de estos mecanis-mos que favorecen la inversión.

Para que el sistema de mercado, por ejemplo, pueda desarrollarse correctamen-te, es necesario que se garanticen los de-rechos de propiedad de los individuos, ya que, de lo contrario, éstos se verán temero-sos de involucrarse en el proceso producti-vo y comercial por la falta de seguridades para invertir su capital y llevar a cabo sus actividades.

Para Daron Acemoglu, el respeto de los derechos de la propiedad es uno de los pi-lares fundamentales para el crecimiento y una de las tareas primordiales que cumple el orden político: “Sin derechos de propie-dad, los individuos no tendrán incentivos para invertir en capital físico o humano, ni para adoptar nuevas tecnologías” (Ace-moglu, Robinson, & Johnsson, 2004). Las instituciones son las encargadas de garan-tizar este derecho fundamental, entendién-dose como instituciones a “las reglas de juego en una sociedad o, más formalmen-te, las limitaciones ideadas que dan forma a la interacción humana” (North & Thomas, 1973). Dado que las instituciones son las que se encargan de velar por el cumpli-miento de este derecho, éstas deben ser sólidas, confiables y perdurar en el tiempo.

El riesgo país (medido explícita o implí-citamente) es un ejemplo de las variables económicas en las que se refleja el impacto del orden político. Es una medida que con-templa algunas variables económicas, po-líticas, financieras, entre otras, que tienen o podrían tener impacto en las decisiones económicas de los individuos, especial-mente en las relacionadas a la inversión (Banco Central del Ecuador). Una nación con mayor inestabilidad política, con ma-yor posibilidad de incumplimiento de sus

El orden político es un bien públi-co que debe ser cuidadosamente construido, con el fin de que los ciudadanos y las instituciones pue-dan desempeñar bien sus funcio-nes, vivir en paz y estabilidad … mientras el permanente estado de inseguridad o de temor con respec-to a los aspectos tanto personales, como familiares o laborales se pue-de definir como desorden político.

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obligaciones financieras y, en general, con problemas económicos, tendrá un riesgo país más alto. Este se verá reflejado en una alta tasa de rendimiento para las inversio-nes, necesaria para compensar el riesgo incurrido. Además, el desorden institucio-nal, la inseguridad y la inestabilidad políti-ca desincentivan las inversiones debido al temor de las personas de sufrir algún tipo de pérdida a causa de las decisiones de las instituciones gubernamentales, como por ejemplo: expropiaciones, limitaciones a las importaciones, etc.

Otro punto que vale la pena considerar es la importancia o la necesidad de que los individuos estén amparados por las institu-ciones jurídicas y las normas legales, y to-dos puedan acceder y disfrutar de ellas en la misma medida. La justicia, por ejemplo, debe amparar a todos los ciudadanos por igual. Se espera que sea confiable y no per-mita la impunidad. Que la justicia funcione de manera adecuada es un incentivo y un respaldo para los individuos que deciden invertir en el país.

El mismo hecho de vivir en un ambien-te de paz, en el que pueda gozar de esta-bilidad y tener la certeza que los derechos, como ciudadano, persona y agente econó-mico son respetados, permite realizar pla-nes a largo plazo, ya que se tiene la segu-ridad de que la situación se va a mantener relativamente estable, y no habrán cambios radicales que trastornen los propósitos y expectativas. Cuando existe estabilidad política, se puede tener una idea bastante clara de la forma en la que se manejarán los asuntos públicos y elaborar planes de contingencia y hacer proyecciones.

Un caso concreto y actual de incerti-dumbre y cambio negativos es el de Vene-zuela, donde:

“...el clima de inversiones está afectado por altos costos transaccionales, inestabi-lidad macroeconómica, debilidad institu-cional y conflictos políticos, entre otros, los cuales son costos muy altos para hacer negocios. Es decir, el clima de inversión ha venido deteriorándose, ocasionando con ello una caída significativa de la inversión privada”. (Peña, 2009)

¿Es el orden suficiente para generar crecimiento y desarrollo?

A pesar de ser extremadamente impor-tante, el orden político en sí mismo no pro-duce crecimiento económico. Para que éste ocurra, se debe proporcionar incentivos para los empresarios y emprendedores, de manera que los impulse y comprometa en las actividades productivas. Nos referimos a alicientes que pueden incluir desde faci-lidades para el emprendimiento y la crea-ción de empleo, pasando por el apoyo a la investigación e, incluso, el mismo respeto de las leyes y los derechos que les permi-tan gozar de su propiedad y sus ganancias, entre otros.

Se habla también del papel que jue-ga la generación de ideas como motor del crecimiento, entre más ideas se generen más posibilidades de crecimiento (Ro-mer, 1990). Por esta razón es importante fomentar las actividades de investigación y desarrollo, generadoras de más ideas y, a la larga, mayor progreso. Como siempre habrá nuevas ideas, según esta perspecti-va, siempre podremos generar más rique-za. El orden político en sí mismo no es, pues, el promotor del crecimiento, requiere otras condiciones, pero, sin lugar a duda, es fundamental para que surjan esas “otras condiciones” necesarias y que el progreso sea sostenible.

Conclusión:

la estabilidad en las leyes, en las insti-tuciones y en el sistema político en general, es de vital importancia para el desarrollo económico y, aunque este orden, de por sí, no sea el generador de crecimiento, es la base para que éste se lleve a cabo. En un país en donde reina el caos, en donde no se puede planificar, en donde las personas temen por su estabilidad laboral, por su se-guridad y por la de su familia, no se puede concretar un esfuerzo de desarrollo, dado que las personas estarán más preocupa-das y emplearán más recursos en asegurar lo que ya poseen, en vez de invertir. Por lo tanto, debe ser prioridad de los gobiernos y de las sociedades el construir orden en sus sistemas políticos, en sus leyes e institu-ciones para que, de esta manera, se facilite el crecimiento y el consecuente desarrollo.

N. Zelandia 9,5Dinamarca 9,4Finlandia 9,4Suecia 9,3Singapour 9,2… Bangladesh 2,7ECUADOR 2,7Etiopía 2,7Guatemala 2,7Iran 2,7… Uzbekistan 1,6Afganistan 1,5Myanmar 1,5Corea Norte 1Somalia 1

FUENTE: Transparency International

Índice de Corrupción(a mayor indice,

menor corrupción)

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6 THE PANCHONOMIST

Bibliografía

Acemoglu, D., Robinson, J., & Johnsson, S. (2004). Institutions as the Fundamental Cause of Long-Run Growth.

Banco Central del Ecuador. (s.f.). Ban-co Central del Ecuador. Obtenido de Riesgo País: http://www.bce.fin.ec/resumen_ticker.php?ticker_value=riesgo_pais

Banco Central del Ecuador. (2012). Banco Central del Ecuador. Recuperado en Febrero de 2012, de http://www.bce.fin.ec/resumen_ticker.php?ticker_value=riesgo_pais

Diario Hoy. (7 de Julio de 2011). Riesgo País del Ecuador, entre los más altos de La-tinoamérica. págs. http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/riesgo-pais-del-ecuador-entre-mas-altos-de-america-latina-486019.html.

North, D., & Thomas, R. (1973). The Rise of the Western World: A New Economic Story. Cam-bridge: Cambridge University Press.

North, D., Summerhill, W., & Weingast, B. (1999). Order, Disorder and Economic Change: Latin America vs. North America.

Peña, C. (Enero-Junio de 2009). Univer-sidad de Santiago de Compostela. Recuperado en Febrero de 2011, de Incertidumbre, ren-ta petrolera y clima de inversión en Vene-zuela.: http://www.usc.es/congresos/xiirem/pdf/38.pdf

Romer, P. (1990). Endogenous Technical Change. Journal of Political Economy.

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7THE PANCHONOMIST

La idea de que la globalización trae consigo desarrollo parece, hoy en día, algo más cercan a un mito que a una realidad. La mayoría de la población de los países subdesarrollados sigue esperando por los beneficios que ésta ofreció, con respecto a la masificación del desarrollo. Las cifras económicas no presentan un panorama alentador, pues, salvo China, la pobreza –sub-sistencia con menos de un dólar dia-rio– no se ha reducido de manera con-siderable a lo largo de las dos últimas décadas, en las regiones en vías de de-sarrollo. Este dato lo expresa el Banco Mundial en su página oficial:

El progreso alcanzado respecto de la reducción de la pobreza en los últimos diez años fue dificultosa-mente lento. La cantidad de personas que viven con US$1 o menos al día tuvo una leve disminución, de 1,2 mil millones en 1990 a

1,1 mil millones en 2000. Debido al aumento de-mográfico que se produjo en ese mismo período en los países en desarrollo, la proporción de personas que vive en condiciones de po-breza (la tasa de pobreza) disminuyó de 28% a 21%. La tendencia para las personas que viven con menos de US$2 al día fue similar: los números absolutos aumen-taron levemente, de 2,65 a 2,74 mil millones entre 1990 y 2000, mientras que la tasa de pobreza disminuyó del 61% al 53,6%.

(Banco Mundial - PREM Grupo de políticas económi-cas y Grupo de economía para el desarrollo 2001).

Varios países del continente afri-cano constituyen un caso emblemáti-

co: en 1981, 41.6% de la población era pobre; hoy en día, esta cifra bordea el 47% (Stiglitz 2000,p.36). De esta man-era, los gobiernos de los países en vías de desarrollo argumentan que las políticas monetarias que se exigen dentro del proceso de inserción a la globalización son injustas para sus na-ciones, ya que se pretende implantar-las mediante políticas económicas que imponen ajustes estructurales -como la desregulación de la economía- po-tenciando el funcionamiento de los mercados libres.

No obstante, la apertura de los mercados, como fórmula para fomen-tar el desarrollo de las naciones, con-dena y vuelve a los países necesaria-mente dependientes de la importación de bienes elaborados y de tecnología. Prueba de ello es que el propio BM ha tenido que admitir que, en las naciones en desarrollo, la teoría ha logrado únicamente una mayor inestabilidad económica y social, además de haber

Globalización: ¿La fórmuLa para

EL dEsarroLLo?Damián Alejandro Rodríguez Colaboración de Paúl Andrés Ponce

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conseguido el progresivo aumento de la brecha entre ricos y pobres (Stiglitz 2006, p. 43). De igual manera, en su informe Globalización y Desarrollo, la CE-PAL señala que, en América Latina, el aperturismo comercial ha generado una era de desindustrialización y de-sempleo, principalmente debido a la desigualdad del intercambio comercial (Acosta 2004. p13).

Como secuela, el fracaso de esta teoría incentivó a que diversos espe-cialistas investiguen sobre el tema; ly o que encontraron fue realmente sor-prendente. En un estudio, el econo-mista surcoreano Ha-Joon Chang dem-uestra que, cuando Estados Unidos se hallaba en desventaja tecnológica con respecto a Gran Bretaña -es decir, en la misma condición en la que los actuales países subdesarrollados se encuen-tran frente a las imponentes naciones-, aumentó las barreras arancelarias, con el objetivo de fomentar el desarrollo de la industria interna. Sin embargo, al estar finalmente provisto de una superioridad tecnológica, optó por la apología de la teoría del libre com-ercio. Esto nos lleva a pensar que la recomendación en sí resulta contra-dictoria con las acciones emprendidas por este país (Chang 2003).

La creencia en la desregulación de la economía y en que Estado no juega un papel fundamental para el desar-rollo, es un postulado que ha sido desmitificado con el surgimiento de los países del Sudeste Asiático –Taiwán, Japón, Malasia, Corea del Sur y Sin-

gapur–, naciones en las cuales el Go-bierno ha tenido un papel muy activo. Allí, se entendió que el mercado no necesariamente es eficiente, ni dis-tribuye los recursos entre la mayoría, dado que no existe un conocimiento perfecto de la información, ni compe-tencia perfecta. En este sentido, el rol principal del Gobierno consistió en invertir en infraestructura y en repartir los beneficios de manera amplia entre la población (Stiglitz 2000, p.5 7 y 60). Al mismo tiempo, se enfocó en desti-nar recursos para desarrollar sectores tecnológicos, en vez de dejarlo al libre albedrío de los mercados. Tal es el caso de Corea del Sur que, hasta hace algu-nos años, exportaba soya; hoy en día, es el primer ensamblador y fabricante de barcos, gracias a la inversión guber-namental que propició el desarrollo de esta industria (Dario El Peruano 2012). Así mismo, los países del Este Asiático se basaron en sus exportaciones para buscar el crecimiento, manteniendo un control regulado de las importa-ciones (susceptibles de amenazar su mercado interno). Además, se alejaron de los llamados capitales golondrina, con-siderados inútiles en el proceso de búsqueda del desarrollo. Esta políti-ca económica, a pesar de que resulta completamente opuesta a la fórmula de desarrollo propuesta por el FMI, ha logrado sacar de la pobreza a millones de personas, manteniendo tasas con-stantes de crecimiento superiores al 7%.

Queda claro que, a partir de la fór-mula para alcanzar el desarrollo medi-ante la desregulación de la economía -por medio de la liberalización de los mercados y de la reducción del papel del Estado-, aún no se ha logrado ob-tener los beneficios esperados. De ac-uerdo al Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, se hace evidente la mundialmente creciente tendencia a recaer en la pobreza. En esta misma línea, la fórmula que promulga medi-das desregulatorias en la economía, ha perdido validez, dadas las propias con-tradicciones y contracciones económi-cas que envuelven a los mismos países que las desarrollaron. Asimismo, el surgimiento extraordinario de poten-cias asiáticas que, curiosamente, hici-

eron caso omiso de la mencionada te-oría del libre comercio, desmiente esta tan predicada fórmula. Los resultados saltan a la vista, ya que, en menos de cuatro décadas, los Tigres del Asia han logrado superar el nivel de vida de aquellos que siguen, al pie de la letra, los planteamientos del extensivo pro-grama de globalización. Entonces, un país que se limite a abrirse a ultranza al mundo globalizado en base a fórmulas simplistas, como se ha pregonado en varios centros académicos, estará lejos de encontrar los frutos que la globalización le ha ofrecido.

Bibliografía.-

• Acosta, Alberto. Libre Comercio Mitos y Realidades. Quito : Abya Yala, 2004.

• Banco Mundial - PREM Grupo de políticas económicas y Grupo de economía para el desarrollo. «¿La globalización incrementa la pobreza al mundo?» 2001. 13 de Marzo de 2012 <http://www.ban-comundial.org/temas/globaliza-cion/cuestiones2.htm>.

• Chang, Ha-Joon. Kicking away the ladder. New York: Wimble-don, 2003.

• Dario El Peruano. Corea del Sur desea contribuir en la industria naval. 15 de Febrero de 2012. 26 de Marzo de 2012 <http://www.elperuano.com.pe/edicion/noticia-corea-del-sur-desea-con-tribuir-la-industria-naval-37412.aspx>.

• Desmet, Klaus y Riera, José. «EL MODELO DE HECK-SCHER-OHLIN.» 24 de Marzo de 2012 <http://www.eco.uc3m.es/~desmet/comerciointernac-ional/transparencias/DesmetHO.pdf>.

• North, Douglass. «The Economic Growth of the United States 1790 - 1860.» 1961. 24 de Marzo de 2012 <http://www.questia.com/PM.qst?a=o&d=3475003>.

• Ricardo, David. On the Principles of Political Economy and Taxa-tion. Londres: John Murray: 3ra edición, 1821.

• Stiglitz, Joseph. Cómo hacer que Funcione la Globalización. Bo-gotá : Taurus, 2006.

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INTRODUCCIÓN

“Once one starts to think about [economic growth] it is hard to think of anything else...”

Robert Lucas (1988)

A menudo los diarios y noticieros infor-man y discuten sobre temas referentes al crecimiento económico. De este modo, es habitual escuchar noticias como “El gobierno chino prevé para 2012 menos crecimiento económico y más estabi-lidad” (NTN24, 2012). Ahora bien, ¿qué significa crecimiento económico y qué tan im-portante es? El crecimiento económico se define como un cambio cuantitativo basado en las variaciones del PIB, calcu-lado en términos de inversión, produc-to total, niveles de consumo e ingresos (Lugo, 2000). El término se remonta a co-mienzos de la era moderna, después de 1800, pues sólo entonces las economías empezaron a experimentar crecimientos sostenidos de su PIB per cápita, a un rit-mo tal que podían duplicar el nivel de vida de las personas en el curso de una o dos generaciones, como se evidencia en el cuadro 1 (Larraín & Sachs, 2007).

No obstante, han llamado la atención las divergencias de las tasas de crecimiento. De este modo, se plantearon varios mo-delos económicos que pretendían expli-car estas discrepancias, a partir de varios factores. Las políticas estructurales, de estabilización, las condiciones financie-ras externas, instituciones, geografía,

población, capital físico, infraestructura y capital humano han sido algunos de los determinantes que se han usado al momento de describir el crecimiento económico. Así, las perspectivas han va-riado de acuerdo a la época y a la situa-ción.

Sin embargo, entre las distintas teorías, se destaca la estructuralista, la cual ha cuestionado la relación triangular entre el crecimiento económico, la igualdad de oportunidades y de ingresos. Esto se debe a que los indicadores de la riqueza, que reflejan la cantidad de recursos de una sociedad, no proporcionan informa-ción suficiente sobre la distribución de los mismos. Por ello, no es de sorpren-derse que existan profundas diferencias en la calidad de vida de las personas de países con ingresos medios simila-res, hecho que se refleja en el acceso a la educación, la atención de la salud y la distribución del ingreso. Tomando en cuenta todo esto, nos preguntamos ¿qué relación existe entre el crecimiento económico y las variables de igualdad de oportunidades y de ingresos? ¿Será que estos factores son predecesores o conse-cuencias del crecimiento de un país?.

He aquí algunas de las interrogantes a las que se responderá en el presente ensayo, el cual tiene dos apartados en los que se relaciona el crecimiento eco-nómico con las variables de igualdad de oportunidades -salud y educación- y de ingresos, respectivamente.

Cristian Hidalgo, Rodrigo López, Damián Rodríguez, Ana María Trujillo, Priscila VeraBasado en investigación de: Leonel Borja,Pablo Llerena

EL crEcimiEnto Económico

y la iGualdad

RESUMEN

El presente ensayo analiza la rela-ción entre el crecimiento econó-mico y dos parámetros: la igual-dad de oportunidades - a través del impacto que tienen la salud y la educación en el capital huma-no- y la igualdad de ingresos.

Esta investigación lleva a la con-clusión de que no se puede esta-blecer una relación de causalidad entre las igualdades anteriormen-te mencionadas y el crecimiento económico, ya que las dos varia-bles no son sus promotoras o ge-neradoras y, viceversa, tampoco el vínculo unidireccional es vá-lido. Por tanto, se establece que el crecimiento económico y estas dos variables –igualdad de opor-tunidades e ingresos- deben ser implementadas conjuntamente en el mismo período de tiem-po. Estos hechos se muestran a través de la comprobación de la teoría y la evidencia empírica de América Latina y China.

Palabras Clave: Igualdad, oportunida-des, ingresos, crecimiento

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10 THE PANCHONOMIST

1. IGUALDAD DEOPORTUNIDADES

La igualdad de oportunidades se basa en postulados cualitativos, fácilmente sintetizables bajo la forma de un “reco-nocimiento de que hay diversidad de compromisos, esfuerzos y talentos que pueden producir resultados desiguales aun cuando los puntos de partida sean relativamente similares” (Beyer, Igualdad de Oportunidades, 2008). Sin embargo, sería una utopía imaginar un mundo en el que todos los individuos tuviesen las mismas oportunidades, independien-temente de las condiciones en las que se encontraran. Entonces, la cuestión surge acerca de cómo crear escenarios propicios a la convergencia de dichas circunstancias; es decir, ¿cómo dismi-nuir la desigualdad entre los puntos de partida? (Beyer, Igualdad de Oportunida-des, 2008). Una vez resuelta esta incóg-nita, cabe preguntarse si el crecimiento económico es uno de los factores que conduce a disminuir las brechas, o se presenta, más bien, como una conse-cuencia.

1.1. LA SALUD Y EL CRECIMIENTO

1.1.1. Salud: factor propenso a favo-recer el crecimiento

Dentro de este análisis, el término salud abarca desde los programas de prevención y promoción, pasando por la creación de centros de salud y hospitales, hasta llegar a la adquisición de equipos y medicinas –es decir, infraestructura e insumos.

La incidencia directa de la salud sobre el capital humano es innegable; sus efectos se miden directamente en la productividad

laboral física e intelectual (Hernández & Poullier, 2007). Entre otras cosas la preven-ción de enfermedades -mejoramiento de la salud- trae como consecuencia la reduc-ción del ausentismo, con un impacto posi-tivo en los diversos sectores productivos. La evidencia ha mostrado que el aumento de un año en la esperanza de vida contri-buye a elevar el crecimiento per cápita en hasta 4% (Weil, 2006).

Entonces, la combinación entre el aumen-to de la esperanza de vida y la reducción de la tasa de mortalidad infantil -caracte-rística de una sociedad que ya ha pasado por la transición demográfica1- conduce a un aumento demográfico y por ende de la PEA que, en el mediano plazo, se diversifi-ca y se especializa en los diferentes ramos productivos. “El nivel de salud de la po-blación, particularmente durante períodos largos, tiende a asociarse con el nivel del crecimiento económico y la disponibili-dad general de recursos, como se eviden-cia al correlacionar la tasa de mortalidad infantil con los ingresos […] per cápita” (Casas-Zamora, 2002). La Figura 1 reafirma la misma idea, al mostrar que en países de América Latina y el Caribe, entre 1995-1999, a mayores ingresos corresponde ma-yor disminución de la tasa de mortalidad; lo que implicaría que la relación positiva salud-crecimiento se generaría al combinar ambos elementos, es decir mejorarlos en ambos sentidos. Es de importancia señalar que “la ganancia en salud por unidad de in-cremento del ingreso es proporcionalmen-te mayor en los países, y por extensión en los grupos sociales, más pobres” (Casas-Zamora, 2002).

Ahora bien, cabe introducir el ejemplo de uno de los países que más impacto ha causado, dado su enorme despliegue económico: China. Las medidas econó-micas y sociales introducidas a finales

Fuente: Banco Mundial

Cuadro 1

1 Desplazamiento de una base económica preindustrial, a una urbana, acompañada por un cambio en el comportamiento demográfico. En efecto, se evidencia una caída en la tasa de natalidad y en aquella de mortalidad –debido, sobre todo, a una notable mejora en salud. Para mayor información, ver: http://codex.colmex.mx:8991/exlibris/aleph/a18_1/apache_media/FY1MUMRKGVE3Q5GLACNYCDN-21BGEMM.pdf

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de los 70 -el Gran Salto hacia Adelante-, entre las cuales se encontraba la reforma de la salud, se plasmaron en el aumento de la esperanza de vida, como muestra la figura 2, y en el acelerado crecimiento del PIB.

Fuente: (Banister, Bloom, & Rosenberg,

2010)

1.1.2. Inversión en salud: un alto cos-to de oportunidad

Costo de oportunidad del gobierno, al destinar recursos públicos a la sa-lud

El gobierno enfrenta una disyuntiva que deriva del costo de oportunidad. Si bien podría destinar sus recursos a la inver-sión en salud -la cual, a largo y media-no plazo, tendría un impacto positivo en el crecimiento económico-, podría también asignarlos a cualquiera de los otros componentes del gasto autónomo, definidos, según el modelo keynesiano, como el consumo y la inversión autóno-ma. De esta manera, la influencia de la introducción de dinero en la economía -gasto público e inversión privada- se ve-ría enfatizada por el efecto multiplicador, es decir se da un incremento final del in-greso -crecimiento-, superior a la eleva-ción inicial del gasto público. Dado que la rentabilidad del gasto público debería medirse por sus efectos multiplicadores sobre el sector privado, una inversión en obras públicas -mejora de la viabilidad, por ejemplo- aportará, a corto plazo, ma-yor dinamismo que una inversión en el sector de la salud.

Ciertos tipos de gasto público presentan efectos multiplicadores mayores a otros; por ende, sería más factible invertir en ellos. Basándonos en la clasificación económica de las transacciones guber-namentales (Guerrero & Valdés), inferi-mos que el gasto de capital -inversión física y financiera -trae más réditos que el gasto corriente.

La inversión en salud estimula, sin lugar a dudas, el crecimiento económico; sin embargo, existen otras áreas a las cua-les el Gobierno podría destinar el dinero, obteniendo, como consecuencia, un cre-cimiento económico mucho más visible, medible y directo.

Costo de oportunidad de los indivi-duos al utilizar el dinero de su segu-ridad social

Los individuos se enfrentan a la misma complejidad que presenta el costo de oportunidad.

El sistema de seguridad de reparto pay-as-you-go, que “se financia con las con-tribuciones patronales, de trabajadores autónomos, voluntarias de empleados a este régimen y de Impuesto al Valor Agregado, a las Ganancias, a los Bienes Personales, a los Combustibles y otros” (Bernáth), y el de capitalización indivi-dual, fully-funded, en el que “cada agen-te realiza contribuciones a la seguridad social vía impuestos que financiarán el retiro de los agentes de su propia gene-ración” (Bernáth), disminuyen el efecto ahorro en los individuos. Por tanto, una de las alternativas sería la inversión o el consumo, que generaría un mayor creci-miento económico que el del sistema de capitalización, realizado por las asegura-doras públicas o privadas. Por un lado, la inversión permitiría que los individuos hicieran trabajar su dinero, mediante de-pósitos a plazo fijo, emprendimientos, acumulación del stock capital, entre otros, causantes también de crecimien-to. La segunda opción, el consumo, pro-duciría un crecimiento en la demanda y, por ende, en la producción de bienes y servicios.

1.1.3. Salud como factor del desa-rrollo socio-económico

La salud no se presenta entonces como una de las principales causas del crecimiento económico -inversiones en otras áreas re-sultan ser más rentables-, sino más bien como un resultado del mismo. Como ya fue mencionado en la introducción, el cre-cimiento se relaciona con variables cuanti-tativas, mientras que el desarrollo enfatiza el aspecto cualitativo, el mismo que abarca el crecimiento para su análisis. Así, es im-portante relacionar el bienestar con el de-sarrollo socio-económico, ya que “la salud es esencial para nuestro bienestar, [nues-tras] libertades y posibilidades que somos capaces de ejercer [...] Porque no podemos hacer muchas cosas, si estamos discapaci-tados o incesantemente abrumados por la enfermedad” (Sen, 2007). La instauración de un buen sistema de salud, accesible para todos, no necesariamente gratuito, y

que promueva la igualdad de oportunida-des entre los individuos, respetando sus libertades, pilares fundamentales del desa-rrollo socioeconómico de una nación, jue-ga un papel transcendental en el desarro-llo de la población. Por ello, no es tan fácil desviar recursos de salud a otros rubros, ya que, si bien se promueve el crecimiento, se descuida el otro componente fundamental del bienestar social.

1.2. LA EDUCACIÓN Y EL CRECIMIENTO

Una vez que se ha concluido el análisis de la igualdad de oportunidades, desde el enfoque de la salud, es importante centrarnos en su segundo componente: la educación.

Pero...

“¿Por qué este énfasis en escolaridad? Porque es, quizás, la manera más razo-nable de asegurar igualdad de oportu-nidades. Por ejemplo, existe evidencia […] de que a partir de los 18 meses de edad comienzan a hacerse evidentes las diferencias en el dominio de vocabula-rio […] en los niños de acuerdo con la categoría ocupacional de sus padres. Lo anterior obliga a diseñar intervenciones escolares de calidad en las etapas más tempranas que eviten el surgimiento de este tipo de brechas” (Beyer, Igualdad de Oportunidades, 2008).

Muchos estudios que validan la educa-ción como un factor determinante para alcanzar el desarrollo, se han basado en la teoría del capital humano, formulada por Becker, a inicios de los años 60. El surgimiento de la misma se dio justa-mente cuando numerosos economistas pusieron en tela de duda las dos varia-bles comúnmente utilizadas en los mo-delos: la acumulación de capital físico y de trabajo (Selva, 2004). De acuerdo con Becker, fomentar la universalización de la educación brinda, a los trabajadores y a la sociedad, la oportunidad de alcanzar mejores ingresos y facilita la adopción de nueva tecnología (Simón); lo cual, ne-cesariamente, vuelve la producción más eficiente a mediano y largo plazo. Así, la fase de industrialización y de desarrollo tecnológico trae consigo crecimiento económico. Por ello, al no realizarse esta inversión, se condena a los trabajadores a un lento, e incluso nulo, incremento de la productividad.

1.2.1. Argumentos favorables a la inversión en capital humano: sus ex-ternalidades positivas.

Al definir el crecimiento económico como el aumento de la producción de bienes y servicios, éste, en teoría, se

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puede conseguir mediante la ampliación del stock de capital físico o mediante la inversión en capital humano, responsa-ble de permitir el entendimiento y mani-pulación de nueva tecnología para elevar la productividad.

En este sentido, la mayoría de estudios realizados indica una correlación posi-tiva entre el nivel de educación de una sociedad y su crecimiento económico. Las investigaciones de Barro (Barro, Economic Growth in a Cross Section of Countries, 1991) y de Barro, Mankiw & Sala-i-Martin (Barro, Sala-I-Martin, & Mankiw, Capital Mobility in Neoclassical Models of Growth, 1995) demostraron, empíricamente con datos de la Organiza-ción Mundial de las Naciones Unidas, el vínculo existente entre el gasto en edu-cación pública y el crecimiento (Zeira, 2009). Los resultados hicieron evidente el hecho de que una mejora de la calidad de la enseñanza permite acumular una mayor cantidad de capital humano. Ade-más, el incremento en este gasto -que podría ser considerado como inversión- ayuda a corregir una falla de mercado que, básicamente, consiste en una suer-te de “discriminación por ingresos”. En efecto, la situación económica de cada familia suele ser uno de los principales filtros para el acceso a una educación de calidad, razón por la cual los secto-res más desfavorecidos de la sociedad difícilmente pueden beneficiarse de la misma. Estamos entonces tratando un punto crucial, si consideramos que toda-vía el 40% de la población en los países subdesarrollados vive en el umbral de la pobreza o por debajo del mismo; es de-cir que se encuentran en condiciones de indigencia.

Otros estudios han tratado de cuantificar los efectos de la educación en el capital humano. Los hallazgos son sumamente importantes: las diferencias en el nivel de educación de la población y de la in-versión que se realiza en la misma, expli-can hasta un 40% de las diferencias de producción por trabajador, entre países en vías de desarrollo y del primer mun-do (Zeira, 2009). Estos resultados con-cuerdan con un análisis realizado por la CEPAL, en 2002, en su publicación N. 78, en el cual se encontró una correlación positiva entre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el crecimiento econó-mico. En efecto, los países que poseen un mayor número de egresados de tercer nivel de educación, gozan de mejores ni-veles de vida. De hecho, el reciente auge económico de varias naciones del Este Asiático se atribuye a la inversión desti-nada a la educación. Basándose en este ejemplo, la CEPAL, en el estudio ya men-cionado, comenta que el crecimiento de América Latina necesita de una fuerte inversión en capital humano, con el ob-jetivo de formar gente capaz, no sólo de usar la tecnología disponible, sino de ser partícipe en el proceso de investigación y desarrollo. Esto se debe a que, para-dójicamente, las universidades públicas, centros en donde más se potencia la creación tecnológica en los países de-sarrollados, reciben poca atención por parte del Estado en otras zonas. Como muestra la figura 3, el porcentaje del gas-to público destinado al área de la educa-ción asciende al 13% del total, del cual 21% se invierte en educación de tercer nivel; es decir, únicamente el 2.73% del PIB (UNESCO, 1999). Hecho que mues-tra la falta de compromiso, por parte de los gobiernos, con la educación superior.

Los economistas han tratado de deter-minar las externalidades -si es que las hay- producidas por el capital huma-no y la acumulación de conocimientos. En estudios de Acemoglu-Angrist (MIT, 2000) no se encontraron externalidades generadas por la inversión en educación pública de nivel superior. Por otro lado, Moretti (Moretti, 2004) notó que gradua-dos universitarios generaban externali-dades positivas en los salarios de otros trabajadores y mejoraban su propio ni-vel de ingresos. Debido a tales ambigüe-dades, Helpman, en su libro el Misterio del Crecimiento Económico (Helpman, 2007), plantea que los economistas no han sido capaces de encontrar datos de-finitivos acerca de si el capital humano genera o no externalidades. No obstan-te, él considera que en un ambiente de trabajo en donde el nivel de estudios es más alto, es de esperar que existan externalidades, porque estos trabaja-dores necesariamente ocuparán cargos que permitan el desarrollo y la creación de nuevas empresas, lo que a nivel ma-croeconómico llevará a la creación de nuevos empleos y, con esto, obligatoria-mente crecerá la demanda de mano de obra calificada.

1.2.2. La inversión en educación: clave para el desarrollo en países de Suramérica

Resulta útil orientar nuestra discusión acerca de si la inversión en educación constituye un factor determinante para el crecimiento, no sólo desde el punto de vista teórico, sino también del empí-rico, enfocándonos en América Latina.

Un ejemplo emblemático es el de Chi-le, país considerado como una de las naciones que se prepara para entrar en el primer mundo. Al remontaros en su historia, constatamos que esto se debe principalmente a que el Estado, desde un comienzo, asumió un fuerte compro-miso en esa dirección. En efecto, para la época de 1930, ya tres cuartos de la población sabía leer y escribir. De la mis-ma manera, hacia finales de 1960, la tasa de matriculación a nivel primario era de 95%, entre los niños de 6-14 años (Gus-tav, 2002). La inversión en capital huma-no era entonces consistente, superando, por mucho, las tasas promedio del con-tinente. Por ejemplo, en el 2004, el gasto en educación ascendía a 16% del gas-to total (Moreno-Brid & Ruiz-Nápoles, 2009). La figura 4 muestra la evolución de la educación en los diversos niveles y sus correspondientes retornos. De esta manera, se evidencia que a mayor educa-ción, mayor nivel de ingreso.

1.2.3. Inversión en capital humano, ¿por qué razones podría no funcionar?

Figura 3Porcentaje del Gasto Público

Fuente: UNESCO

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La inversión en educación no conlleva únicamente efectos positivos. De hecho, en el estudio Business Source Complete (Zeira, 2009), se explica que, para que la educación contribuya con el capital hu-mano, tiene que ser de calidad y barata. Barata porque, de otra manera, los sala-rios de los trabajadores educados se vol-verían cada vez más costosos, retrasando así la adquisición de nueva tecnología que dependa de trabajadores educados. En su argumento, Zeira expone que la industrialización es fundamental para el crecimiento y que ésta implica no sólo el desplazamiento de trabajadores por nuevo capital, sino también la demanda de mano de obra apta para la realización de tareas más complejas. Los precios de los factores, en especial los salarios, determinan entonces la rapidez de adop-ción de nueva tecnología; por ende, la velocidad del crecimiento económico.

Otra teoría que ha ganado mucha fuerza es “La Selección”. Ésta argumenta que la inversión social en educación no permite uno de los objetivos más trascendenta-les: identificar y motivar a las personas que poseen mayor potencial y dedica-ción. Por lo tanto, al invertir en el total de la sociedad, la productividad en sí misma no variará (Stiglitz, 2000).

Podemos concluir que la educación es una consecuencia generada por el cre-cimiento económico, puesto que, de otro modo, es muy costoso invertir en un área donde el efecto multiplicador es deficiente. Esto se debe a que el mejora-miento en la calidad de educación debe ir acompañado de una fuerte promoción en tecnología y salarios.

2. IGUALDAD DE INGRESOS

Al enfocarnos en la relación entre el crecimiento económico y la igualdad de ingresos, podemos evidenciar que la misma carece de consensos en cuanto a sus posibles explicaciones, tanto por su interpretación empírica, como teóri-ca. Por un lado, el cuadro 2 muestra que Asia, excluyendo Japón, tuvo un ingreso muy por debajo de la media mundial en el 2001, a pesar de que su tasa de creci-miento fue notable en el período 1973-2001, lo que pone en tela de juicio el vínculo directo entre el crecimiento eco-nómico y la distribución de la renta.

Por otro lado, al relacionar este caso con la teoría, observamos que existen di-versas perspectivas sobre el hecho. Por ejemplo, según Solow (1956) el nivel de igualdad en una sociedad es indepen-diente de su nivel de crecimiento eco-nómico, mientras que otros plantean la tesis de la compatibilidad que postula la

posibilidad de compaginar crecimiento con equidad en la renta y, a su vez, esta última es una causante positiva del cre-cimiento económico. Así, de acuerdo a Roberto Perotti (1996), una mayor distri-bución de la renta genera mayores cotas de crecimiento, al reducir la conflictivi-dad política. Una tercera propuesta pro-movida por “Kuznets (1955), Barnerjee y Newman (1991) sostendrían que hay una imposibilidad de combinar, en cier-tos momentos del proceso de desarro-llo, crecimiento con el mantenimiento del nivel de igualdad económica” (Choi, 2002).

De este modo, la evidencia empírica y la teoría pretenden vislumbrar el enigma, que se centra en responder si la des-igualdad en distribución es un requisito para el crecimiento o la dinámica de este último genera una desigualdad creciente independientemente de la situación de partida (Moreno 2009). Por ello, a conti-nuación evaluaremos si dichas variables tienen una relación endógena o exógena entre sí.

2.1.Evaluación de la propuesta de Kuznets, la incompatibilidad de las va-riables con tendencia a la equidad

La hipótesis de la U invertida, planteada por Simon Kuznets, proponía explicar el crecimiento, en base a la modernización del aparato productivo, causante, a su vez, de la reducción de la desigualdad en la distribución del ingreso (Sánchez, 2006). De este modo, Kuznets formuló cambios intersectoriales para demostrar su hipótesis (ver figura 5).

• Laprimerafase,EconomíaPre-Industrial, se caracteriza por una acele-ración del crecimiento económico y de la desigualdad en la distribución del ingre-

Fuente: (Beyer, Productividad, Desigualdad y Capital humano: los Complejos Desfíos de Chile, 2005)

Figura 4

Cuadro 2

Fuente: Banco Mundial

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so, debido al bajo nivel de los salarios en el sector rural y a su dispersión. Estos in-convenientes deben promover una trans-ferencia de mano de obra de sectores ru-rales y agrícolas, de baja productividad, hacia sectores urbanos e industriales (Sánchez, 2006).

• DurantelaEconomíaIndustrial,fase en la cual se amplía el mercado, se espera que la desigualdad salarial, que hasta entonces habría alcanzado su pun-to máximo, comenzará a disminuir debi-do a la presión productiva.

De este modo, se espera que la tran-sición de una economía agrícola hacia una economía moderna, genere mayores ingresos y haga que la desigualdad dis-minuya. Sin embargo, Eduardo Palacios, destacado economista y escritor colom-biano, planeta que este modelo no expli-ca el origen del crecimiento económico. Asegura que sus predicciones se cum-plen únicamente para la primera fase; lo que sucede después, es totalmente distinto. Para Palacios, la relación capi-tal-producto no es perfectamente simé-trica: debemos reconocer que el capital puede no sólo ser complementario con la mano de obra, sino que también pue-de instaurarse como un sustituto de ella, en especial, cuando ésta no es calificada (e.g. varios guardias, remplazados por un sistema de seguridad que necesita de un solo vigilante). Por lo tanto, si bien la relación capital-producto puede hacer

aumentar el salario real, también hará aumentar la brecha entre la mano de obra calificada y no calificada. Además, esta acumulación de capital tendería a favorecer a empresas grandes, con altos niveles de productividad; lo que implica que las ventajas para las empresas pe-queñas serían muy reducidas, por no de-cir nulas. No obstante, Palacios admite que “la elevación de transferencias y su canalización a los sectores pobres per-mite mantener sus ingresos relativos”, ya que éstas son proclives a disminuir con el aumento del nivel de ingresos de un país; es decir, se trata de variables inver-samente proporcionales.

La doctora Ana Luz Ramos Soto, profeso-ra investigadora de la facultad de conta-duría y administración de la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca, agrega que, al introducir el fenómeno de la economía informal -resultado de los procesos de migración del campo a la ciudad- a la se-gunda etapa del modelo de crecimiento de Kuznets, se hace evidente que éste no se integra completamente a la dinámica industrializada de la ciudad. La informa-lidad tiende a provocar una estandariza-ción de la pobreza, contrariamente a lo predicho. En cuanto a la fase de intro-ducción de nuevas tecnologías, Palacios afirma que la situación de desigualdad no cambia significativamente. La inno-vación técnica tiende a favorecer a las personas con preparación universitaria. Como ya se mencionó anteriormente, se incrementaría la demanda de mano de obra calificada, capaz de manejar las nuevas tecnologías y, por ende, la brecha salarial entre la mano de obra calificada y no calificada, se expandiría.

Un caso interesante es el de China, país que ha experimentado un crecimiento de alrededor del 10% anual, a partir de 1978, con una duplicación del PIB cada siete u ocho años. Así, a simple vista, se tra-ta de un modelo a seguir en términos de crecimiento económico; sin embargo, al analizar la renta per cápita y el coeficien-te de Gini, se vislumbra algunas deficien-cias. De acuerdo a la Administración de Estadísticas del gobierno chino, “la renta media de la población urbana no pasa de 2.489 dólares, en tanto que el ingreso de los campesinos es de 655 dólares” (Maes-tro, 2012). Del mismo modo, el coeficien-te Gini ha pasado de 0.28, en 1981, a 0.45, en 2001 (o 0.39 si se consideran ajustes en el ingreso de la población rural). Esto muestra que la curva en forma de U in-vertida de Kuznets no es adecuada para explicar este tipo de fenómenos, debido a que, contrariamente a lo que sustenta la teoría -aumento del crecimiento eco-nómico y posteriores disminuciones en la distribución del ingreso-, la evidencia empírica pone en realce que, a mayores

Figura 5

Fuente: (Gallo, 2003)Elaborado por: Priscila Vera

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tasas de crecimiento, se acentúa la des-igualdad en la renta.

2.2. Análisis de la relación de com-patibilidad

Como se mostró anteriormente, “una estrategia de crecimiento basada en las desigualdades grandes y crecientes del ingreso puede no ser, en realidad, más que un mito oportunista destina-do a perpetuar los intereses creados y a mantener el statu quo de las élites económicas y políticas […], a menudo a costa de la gran mayoría de la población” (Moreno 2009). De este modo, una acu-sada desigualdad en la distribución de la renta puede traer consigo efectos nega-tivos, como la contracción de la deman-da, presiones sociales y económicas. En este sentido, se afirma una relación de compatibilidad; es decir que los proce-sos de crecimiento económico deben ir acompañados de una política distribu-tiva. No obstante, bajo esta concepción, cabe definir el tipo de vínculo que pue-de ser unidireccional -en el que se debe estimar si el crecimiento económico o la igualdad favorece a la otra-, o bidireccio-nal -que implica un complemento de las variables entre sí.

2.2.1. Compatibilidad unidireccionalEl crecimiento económico favorece la equidad

Durante los 50 y 60, se sostenía que el crecimiento económico era un proceso de carácter gradual, continuo y armó-nico, que beneficia a todos los grupos sociales. Este hecho se sustentaba en la hipótesis de que, al mejorar el progreso tecnológico, los empresarios incremen-tarían sus ingresos y eso repercutiría en el aumento de los salarios reales en su conjunto (Moreno 2009). Sin embargo, al observar la situación de China, se reve-la que, en el 2005, los ingresos medios de los residentes urbanos eran 3.2 veces mayores al de los rurales, a pesar de que, en el mismo año, el Fondo Monetario Internacional (FMI), caracterizó a China como la segunda economía más grande del mundo, principal exportador e in-versionista creciente (Informador, 2012). Esto indica que, si bien el proceso de crecimiento económico es incuestiona-ble, la desigualdad de la riqueza y, espe-cialmente, “el reducido nivel de ingresos de las clases más pobres tiene[n] efectos deprimentes sobre la actividad económi-ca” (Moreno 2009). Por tanto, la relación de unidireccional de crecimiento econó-mico hacia la equidad no es válida.

La equidad impulsa el crecimiento económico

De acuerdo con este postulado, la equi-

dad en la distribución de los ingresos es una variable predecesora del crecimien-to económico. J. M. Keynes es uno de los principales economistas que abogó por esta teoría. Según él, una mejor distri-bución de la renta fomenta, en los indi-viduos, el consumo y la inversión, pues aumenta sus expectativas de gasto, lo que permitiría incrementar la demanda agregada. Del mismo modo, Raúl Pre-bish sostiene que, al fomentar la igual-dad de ingreso, se incorpora a un estrato de la población que puede ser utilizado como un mercado potencial interno. A pesar de ello, las políticas enfocadas a incrementar igualdad de ingreso pueden distorsionar las acciones económicas. Paradójicamente, para distribuir la ren-ta, los gobiernos deben implementar transferencias y financiamiento a través de los impuestos, lo que desmotivaría a los empresarios a invertir en actividades productivas. Además, este hecho inclui-ría una trilogía compuesta por la política, la desigualdad y el crecimiento económi-co. Por ejemplo en Cuba, un país desta-cado por su equidad en distribución de ingreso, las políticas de reparto se vuel-ven cada vez más insostenibles, debido a que se ha limitado el fortalecimiento e incremento de la producción. De este modo, la equidad, como herramienta impulsadora del crecimiento económico, es inviable, si se mantiene en el tiempo, a través de políticas públicas.

2.2.2. Compatibilidad bidireccional

La revisión preliminar nos permite apre-ciar que encontrar una relación de cau-salidad o efecto entre el crecimiento económico y la igualdad de oportunida-des no es posible, ya que ni la curva de Kuznets, ni el sistema unidireccional de las variables, han logrado explicar el vín-culo directo entre las mismas. Así, mien-tras China avanza a pasos agigantados, existen divergencias notables dentro de su territorio. Por ejemplo, Beijing, Shan-gai y Guangzhou se destacan por su pro-ducción y crecimiento económico, com-parable con otros países occidentales desarrollados. Sin embargo, al examinar el interior del país, podemos vislumbrar profundas desigualdades: el 10% de las familias con mayores ingresos poseen el 40% de los activos totales, mientras, que el decil más bajo posee tan sólo el 2%.

No obstante, esto no quiere decir que, entre las variables, no exista una correla-ción. Países como Noruega han logrado alcanzar un coeficiente de Gini cercano a 1 -aproximadamente 0.945- y, a su vez, mantener índices de crecimiento econó-mico estables y beneficiosos para la po-blación. De tal forma, se induce que po-líticas de igualdad y crecimiento deben ser aplicadas simultáneamente, para ge-

nerar el éxito deseado; es decir que la es-trategia debería consistir en implemen-tar un crecimiento igualitario. En este sentido, “países de Asia Oriental -Indo-nesia, Malasia y Tailandia- son un ejem-plo de un equilibrio entre las políticas que estimulan el crecimiento y las que permiten que la población con menos recursos participen del mismo” (Moreno 2009). Esto se basa en la implementa-ción de dos políticas: la primera, dirigida a fomentar el trabajo, especialmente el de las personas más desfavorecidas; y la segunda, enfocada en brindar igualdad de oportunidades. Así se fomenta el uso productivo de la mano de obra, que se complementa con el aprovechamiento de las nuevas oportunidades.

CONCLUSIÓN

Tras el fenómeno de crecimiento econó-mico en el siglo XIX, los economistas, sociólogos e historiadores han pretendi-do explicar y determinar los factores que lo generan. De este modo, se han plan-teado un sinnúmero de teorías, entre las que se destaca la estructuralista. Esta intenta relacionar al crecimiento econó-mico con dos parámetros: la igualdad de oportunidades -salud y educación- e ingresos. Así, la idea central de presente ensayo era establecer el vínculo de cau-salidad o consecuencias entre los dos factores mencionados, a través de las pruebas teóricas y empíricas.

Por medio de estas herramientas, logra-mos evaluar que la igualdad de oportu-nidades es una variable que genera bien-estar en la sociedad y en el individuo, a partir de un gasto sostenible y de cali-dad. Lamentablemente, sería casi impo-sible lograrlo, si la economía se encon-trara en niveles bajos de productividad, ya que no existirían los medios ni el flujo necesarios para invertir en estas áreas. De la misma manera, para poder fomen-tar la educación y la salud de calidad, se necesita un desarrollo socio-económico que parta de un crecimiento económico, y no inversamente.

Por otro lado, a pesar de que el cre-cimiento no necesariamente permite alcanzar una mejor distribución del in-greso, se ha demostrado que crea el escenario propicio para aumentar la ca-pacidad adquisitiva de la población, por medio del incremento de los salarios reales como en el caso de China. Mien-tras, que al promover la equidad antes del crecimiento económico se podría distorsionar la economía de un país por las políticas redistributivas como Cuba. Así, lo más viable es conjuntamente apli-car políticas redistributivas en medio del crecimiento económico.

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