Ruptura y Reconstruccion de La Ciencia Argentina

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Ruptura y reconstruccin de la Ciencia Argentina

AutoridadesPresidente de la Nacin Nstor Carlos Kirchner Jefe de Gabinete de Ministros Alberto ngel Fernndez

Ministro de Educacin, Ciencia y Tecnologa Daniel Filmus Secretario de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva Tulio Abel del Bono Directora de Relaciones Internacionales gueda Menvielle

Ministro de Justicia y Derechos Humanos Alberto Juan Bautista IRIBARNE Secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde Subsecretario de Promocin y Proteccin de los Derechos Humanos Rodolfo Mattarollo Directora Nacional de Derechos Econmicos, Sociales, Culturales y de Incidencia Colectiva Ana Gonzlez

Dr. Jorge Grandi. Director de la Oficina Regional de Ciencia de UNESCO para Amrica Latina y el Caribe. Representante de la UNESCO ante el MERCOSUR.

Comisin Asesora del Programa Raices Eduardo Charreau. Presidente del Consejo Nacional de Investigaciones Cientficas y Tecnolgicas (CONICET). Enrique Martinez. Presidente del Instituto Nacional de Tecnologa Industrial (INTI). Rubn Eduardo Hall. Rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Agueda Menvielle. Directora de Relaciones Internacionales de la Secretara de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva. Conrado Franco Varotto. Director Ejecutivo y Tcnico de la Comisin Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) Flix Crdova Moyano. Director General de Asuntos Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internaconal y Culto. Mario Albornoz. Director del Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educacin Superior (Centro REDES) Pablo Jacovkis. Profesor Titular del Departamento de Computacin, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Cristina Cambiaggio. Centro Atmico Constituyentes, Comisin Nacional de Energa Atmica (CNEA) Mara Cristina Saucede. Directora Nacional de Planificacin, Seguimiento y Evaluacin del Instituto Nacional de Tecnologa Agropecuaria (INTA) Emiliano Kargieman. CORE Security Technologies Ignacio Viglizzo. Profesor Adjunto Ordinario del Departamento de Matemtica de la Universidad Nacional del Sur (UNS)

IndicePrlogo. Ciencia y modelo de desarrollo. Lic. Daniel Filmus. La ciencia como un derecho humano y la lucha de las Abuelas. Sra. Estela Barnes de Carlotto. La fuga de cerebros y la poltica de CyT. Ing. Tulio Del Bono. La ciencia es un derecho humano fundamental. Dr. Eduardo Luis Duhalde. La UNESCO y el desafo del drenaje de capacidades cientficas en Amrica Latina. Dr. Jorge Grandi. El Programa Races en una Argentina en Transformacin. Ing. Agueda Menvielle. El Derecho Humano al Desarrollo. Dr. Rodolfo Mattarollo. La ruptura en la Educacin Argentina. Lic. Juan Carlos Tedesco. Panel 1: Caso testigo en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires Dr. Alejandro Mentaberry Prof. Jorge Aguirre Dr. Roberto Fernndez Prini Panel 2: El caso de la Universidad Nacional del Sur Dr. Dolio Sfascia Dr. Flix Schuster Dr. Alberto Barbeito Panel 3: Ciencia y Tecnologa en la actividad Nuclear Dr. Francisco de la Cruz Dr. Ernesto Maqueda Dr. Toms Buch Panel 4: Ciencia y Tecnologa en el retorno a la democracia Dr. Carlos Abeledo Lic. Juan Carlos Del Bello Panel 5: El Caso de Salud y Ciencias Sociales Dr. Vctor Penchaszadeh Dra. Beatriz Mara Alasia de Heredia Lic. Alicia Stolkiner Panel 6: El Caso Agronoma Dr. Alberto Golberg Ing. Mara Cristina Saucede Ing. Jorge Adamoli 11 13 15 17 19 21 23 29

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CONCLUSIONES Dr. Pablo Jacovkis Dr. Roberto Domecq Dra. Cristina Cambiaggio Dr. Diego Hurtado de Mendoza Lic. Ana Gonzlez Ing. Agr. Jos Alberto Catalano DOCUMENTOS SELECCIONADOS A LA CONVOCATORIA PARA LA PRESENTACIN DE TRABAJOS Las Polticas acadmicas de desarrollo de la Informtica en el retorno democrtico y su posterior ruptura, el PABI, las EBAI y la ESLAI. Jorge Aguirre y Ral Carnota. Instituto Nacional de Microbiologa: aos 1958-1963. Rosa Nagel. CNEA en el perodo 1976-1983. Elementos de anlisis. Enrique E. Pasqualini.

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PROLOGO

Lic. Daniel Filmus Ministro de Educacin, Ciencia y Tecnologa.Ciencia y modelo de desarrollo Ruptura y Reconstruccin. La verdad, no se pudo haber elegido un ttulo mejor. Este concepto resume tal vez como ningn otro los avatares por los que pas nuestra ciencia. Y no slo nuestra ciencia. Esta triste saga, es la saga de nuestra sociedad toda. Porque la ciencia no est ni se hace en una torre de marfil, por encima de todo y de todos, sino que est inserta en el corazn de la sociedad, sujeta al ritmo al que sta late. Hoy, la Argentina viene de atravesar una de las crisis ms graves de su historia. Y el rol que cumpli -o mejor dicho, que no pudo cumplir- la ciencia y la tecnologa en cuanto al desarrollo es muy grande. Para entender esto basta con hacer un poco de memoria: la ruptura de la ciencia comenz con la dictadura de Ongana y su ataque a la universidad. La Noche de los Bastones Largos fue, sin duda, un antes y un despus para la ciencia argentina. En un mismo da 1700 cientficos de la Universidad de Buenos Aires abandonaron sus cargos. La mayor parte de ellos fueron muy bien acogidos por los pases centrales, aunque tambin por muchos pases latinoamericanos. Pero esto no fue un hecho aislado, sino producto de una poltica deliberada para la implementacin de un determinado modelo de desarrollo, en el cual la ciencia, evidentemente, no desempeara un rol protagnico ni mucho menos. Pero no slo la ciencia fue la vctima de esta dictadura y de la que vino despus en 1976. Estos regmenes, en especial el ltimo, tambin tienen el honor de haber transformado a la Argentina en uno de los pocos pases del mundo que llev a cabo un plan sistemtico para desindustrializar el pas. En buena medida, la dictadura argentina intent terminar con un pas que haba logrado hasta el 70 ser el pas ms industrializado de la regin. As, estas dos polticas, en la prctica, fueron de la mano: abortar la capacidad que tena el pas para producir bienes industriales, manteniendo una amplia fuerza laboral industrial, a la vez que diezmar la capacidad de produccin cientfica y tecnolgica a travs de la persecucin y consiguiente expulsin del recurso ms valioso que tiene un pas: sus recursos cientficos. La ltima crisis econmica que vivimos los argentinos a partir de 1998, y en especial desde el 2001, fue producto de la aplicacin de polticas neoliberales que tuvieron su origen en al ltima dictadura y como resultado produjeron: cada del PBI, redistribucin regresiva del ingreso, y una crisis econmica generalizada que llev a que uno de cada cuatro argentinos estuviera desocupado. Tuvimos que esperar hasta el ao 2003 para comenzar a recuperarnos. Este, es el quinto ao consecutivo que Argentina va a crecer un 9 por ciento. Sin embargo, no hay mucho para alegrarse. Recin hoy estamos arriba del producto bruto interno que tenamos en 1998. Todo este crecimiento est sirviendo para recuperar buena parte de lo que hemos perdido los aos anteriores. Ms an, si uno mira el PBI del ao 98 es casi igual al PBI que tenia Argentina en el 74. Este es el gran desafo que tenemos hoy: cambiar y sostener un modelo de desarrollo basado en la industria, en la ciencia, la innovacin y la tecnologa. El gobierno nacional est haciendo un esfuerzo muy grande en construir hacia el futuro un pas basado en la sociedad del conocimiento, en la capacidad de agregar valor a travs del trabajo de nuestra gente. Para ello, hemos cuadruplicado el presupuesto de ciencia y tecnologa en los ltimos aos. Hemos avanzado fuertemente en el lanzamiento de proyectos cientfico tecnolgicos y en un conjunto de polticas econmicas que tambin tienden a colocar en el centro el tema de la justicia social.

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Es en esta poltica estratgica en la que se enmarcan nuestros esfuerzos. A travs del Programa RAICES de nuestra Secretara de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva, procuramos vincular los cientficos argentinos que estn en el exterior y tambin darles la posibilidad de que vuelvan aquellos que quieren hacerlo. Estas iniciativas son las que van a hacer historia, las que transforman estructuralmente y de fondo la realidad Argentina. Estamos definiendo, poco a poco y con mucho esfuerzo, una nueva Argentina donde las condiciones para el crecimiento estn vinculadas al desarrollo cientfico y tecnolgico autnomo. Es imperativo cambiar un modelo que an persiste en la argentina, basado en exportacin de productos primarios de escasa elaboracin. Necesitamos poner como principal capital de nuestro pueblo la capacidad de dar valor para el desarrollo de una Argentina con un perfil productivo totalmente distinto. En el centro de este nuevo modelo estn nuestros cientficos y tecnlogos. Si hay una leccin que debe quedarnos clara es sta: el pas no tiene ninguna posibilidad de mejorar su productividad y competitividad, de cambiar su insercin en el mundo ni las condiciones de vida de su gente, si no es a travs del conocimiento, la ciencia y la tecnologa. Y no hay ms tiempo que perder. No podemos volver atrs. No podemos permitirnos el lujo de volver a romper la ciencia y la tecnologa nacional con la intencin de volver a reconstruirla. El tiempo de la reconstruccin es ahora.

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Sra. Estela Barnes de Carlotto Presidenta de la Asociacin Civil Abuelas de Plaza de MayoLa ciencia como un derecho humano y la lucha de las Abuelas Primero, quisiera agradecer esta invitacin para compartir este seminario -tan importante en este proceso de revisin- para saber qu pas en nuestro pas con los cientficos, con la ciencia y con la cultura, que estn todas estrechamente ligadas. Yo siempre aclaro que mi palabra es una palabra simple, a partir de mi experiencia de vida, aunque enmarcada en una realidad que nos ha tocado vivir a todas las mujeres en al Argentina a partir de la dictadura militar del 76, donde, a partir de un cambio abrupto de vida, fuimos en estos casi 30 aos de vida aprendiendo, conociendo y sabiendo cul es hoy la realidad de un pasado que no queremos que se vuelva a repetir. Pero, este pasado, esta dictadura, que es presente, porque lo estamos resolviendo todava, afect a la sociedad toda. Todos quedamos marcados por ese proyecto de aniquilacin social, sobre todo a los pensadores, a los cientficos, a la gente que poda entorpecer el plan. En el caso de la gente de ciencia, las desapariciones de ellos marcan un vaco dentro de la historia de la ciencia en Argentina. Y los que sobrevivieron y pudieron salvar su vida exilindose, marcan tambin ese dolor de la ausencia y el desarraigo por tener que insertarse en otra sociedad del mundo que les brind las oportunidades que en Argentina no existan, a parte del riesgo de perder la vida. Ya llevamos 23 largos y felices aos de gobiernos constitucionales. Entiendo que es el perodo ms largo de la historia en que no han interrumpido la democracia, cosa que ha pasado sistemticamente desde 1930 en adelante, todo lo cual no nos ha permitido crecer democrticamente, sino con cierta aceptacin de esas interrupciones como los que venan a salvarnos. Pero hoy sabemos muy bien que cada gobierno de facto signific un atraso desde todo punto de vista, y ms desde la parte de la cultura. Hay investigaciones que muestran que cada ocupacin ilcita del poder conllev un deterioro en la educacin. Es preciso en este momento, como sociedad, evaluar la situacin de la ciencia, de los cientficos, de los que han tenido que perder la vida o exiliarse por pensar en el progreso del pas. Tenemos que tratar de que los cientficos que se fueron, regresen en la medida de lo posible, porque aqu el pas los necesita. Sin embargo, es necesario darles las garantas. Estas son decisiones de carcter poltico, o sea, polticas de estado, estratgicas, porque debemos garantizar que estos cientficos en el exterior regresen. Hubo algunos intentos, pero realmente fracasaron porque no estaban bien planificados, y no haba muchas garantas. En el tema de la ciencia, las abuelas tenemos alguna experiencia, y, por el dolor y la lucha, hasta una contribucin indita a la ciencia, como fue indita la desaparicin de nios durante la dictadura. Hemos buscado en todo el mundo pases con dictaduras casi simultneas a la que aqu hubo, no slo en Latinoamrica o en conflictos internos, sino tambin en otros pases y en guerras convencionales. Pero en ningn caso hubo robo de bebs por motivos polticos: o sea, el dejar vivir a la joven embarazada, secuestrada por sus pensamientos polticos o su lucha, hasta dar a luz, luego robarle ese nio para que pase a ser criado con otra identidad en una familia falsa. En general, tal como prueban las estadsticas que tenemos las Abuelas, la mayora de esos nios fueron a parar a las familias de las Fuerzas Armadas y de seguridad, con la participacin de civiles cmplices. En contados casos fueron adoptados por familias que de buena fe y por amor haban hecho todo el proceso legal. Claro, en nuestros comienzos, 30 aos atrs, nosotras ramos mujeres que tenamos otro proyecto. Un proyecto de vida normal, con hijos, para criarlos, disfrutarlos y llegar a esta edad en el descanso y en el retiro de lo que fue una vida de trabajo, disfrutando de los nietos. Pero la dictadura nos marc. Y, si bien los genocidas pensaron que iban a destruirnos por ser mujeres, siempre subestimndonos, se olvidaron de la fuerza de la mujer cuando le tocan un hijo, que es parte entraable de su vida, y que no va a bajar los brazos ni va a tener miedo, y si lo tiene, lo transforma en lucha. 13

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Cuando nos dimos cuenta de que nuestros hijos no regresaban, empezamos a pensar en cmo bamos a reconocer a nuestros nietos, si nunca los habamos visto. Aqu nace un recorrido por los pases del mundo, golpeando puertas de lugares cientficos en Italia, Francia y Suecia. Pero no hubo ninguna respuesta afirmativa. Todo esto, lo s, es muy domstico, pero la ciencia se tiene que mezclar inexorablemente con lo humano. Ya en 1982 visitamos en Washington, Estados Unidos, la Sociedad por el Avance de la Ciencia. All nos escucharon y nunca descartaron la posibilidad de poder hacer algo. De ah, nos fuimos a Nueva York, donde haban argentinos trabajando para recuperar la democracia desde all. Nos sentimos acompaadas por ellos, y ellos nos abrieron los caminos, como el exilio siempre lo hizo, y lo sigue haciendo hoy en da. As, tuvimos acceso al Blood Center de Nueva York, donde tampoco nos descartaron la posibilidad de que esto se consiguiera: de buscar la frmula para que la sangre de los abuelos sirva para reconstruir el mapa gentico de nuestros hijos, padres de nuestros nietos que no estaban. En 1983 tuvimos una respuesta de Estados Unidos. All se hizo un seminario internacional, con presencia de la mxima expresin de la ciencia de todos los pases que pudieron asistir. La respuesta fue categrica: que s se poda reconstruir el mapa gentico de los padres para poder compararlo con el de los hijos. Pero tambin este seminario trat otro tema muy importante para la Argentina, que es la identificacin de cadveres. As, cuando, ya en democracia, muchos de estos cientficos, antroplogos y odontlogos, vienen a nuestro pas, se funda un espacio cientfico importantsimo, que es el Banco Nacional de Datos Genticos, que hoy funciona y donde est depositada la sangre de la familia materna y/o paterna de nuestros hijos desaparecidos, donde, por el mtodo de la histocompatibilidad, se haca el estudio de comparacin para reconstruir el mapa gentico y as llegar hasta nuestros nietos. Este Banco es nico en el mundo. El trabajo de estos cientficos, en especial de los antroplogos y forenses, es el hilo conductor que permite que se pueda encontrar las circunstancias y las responsabilidades de quienes secuestraron, torturaron y asesinaron a nuestros hijos. Porque a pesar de que han pasado 30 aos, la memoria existe. Esta es la ciencia al servicio de los Derechos Humanos, que son todos los derechos de una sociedad que necesita reconstruir su historia y ubicarse en una verdadera y real democracia. Es inconcebible pensar que existen 30 mil personas que no se sabe a donde estn, pero que estn en algn lado, y que hay que buscarlas. No estn vivas, pero el hecho de que se rescate ese NN en un cementerio es darle identidad a esa persona a quien la dictadura la quit la vida. Y en cuanto a los nietos, ya hemos encontrado 88, gracias a este esfuerzo. Y vamos a seguir buscando. Ya son chicos de 29 y 30 aos. Son desaparecidos con vida. A veces, la ciencia de la gentica estuvo muy ligada al nazismo. Bueno, ahora estamos tratando de dar vuelta todo eso en nuestro pas. Este es un pas con mucha pujanza. No hay cientfico argentino que vaya a Europa o Estados Unidos que no sea muy bien recibido, por su calidad y su compromiso. De manera que yo creo que el reconocimiento que se hace con todo este Seminario a los cientficos que se han ido del pas, ayuda sin duda a la sociedad a comprometerse y a tener la fuerza necesaria para hacer que los cientficos vuelvan y ocupen ese lugar que la dictadura les neg. Yo quiero decirles a ellos, de parte de las Abuelas, que los estamos esperando con los brazos abiertos.

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Ing. Tulio Del Bono Secretario de Ciencia, Tecnologa e Innovacin ProductivaLa fuga de cerebros y la poltica de CyT En 1940 Albert Einstein advirti que en el futuro solamente sern exitosos los pueblos que entiendan cmo generar conocimientos y cmo protegerlos; cmo buscar a los jvenes que tengan la capacidad de hacerlo y asegurarse de que se queden en el pas. Las otras naciones se quedarn con litorales hermosos, con iglesias, con minas, con una historia esplndida; pero probablemente no se queden ni con las mismas banderas, ni con las mismas fronteras. Y mucho menos con capacidad econmica. Desde hace un tiempo los medios de comunicacin se estn ocupando con gran inters del denominado drenaje de cerebros. No hay duda de que este xodo de cientficos constituye una fenomenal prdida para nuestro pas: perdemos la inversin que signific formarlos y la posibilidad de contar con los aportes de esta gente para contribuir al desarrollo nacional. En la actualidad existen aproximadamente unos 7000 cientficos argentinos trabajando en el exterior, pero si antes las causas principales de la emigracin eran las persecuciones polticas o religiosas, en la actualidad las causas se originan bsicamente en cuestiones econmicas. Sobre la base de este diagnstico, el Ministerio de Educacin, Ciencia y Tecnologa, a travs de la Secretara de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva ha impulsado una serie de polticas y acciones para enfrentar esta prdida catastrfica. Entre ellas, la principal ha sido el fortalecimiento de nuestro Programa RAICES (Red de Argentinos Investigadores y Cientficos en el Exterior), y su formulacin como poltica estratgica del Estado Argentino. El objetivo del Programa es, por un lado, vincular a los cientficos que estn afuera con la ciencia local, y, por otro lado, generar los incentivos y las condiciones para que vuelvan a nuestro pas. Es muy importante entender que no es posible repatriar la totalidad de la comunidad cientfica emigrada. Lo que s es factible, en cambio, es abrir las oportunidades para que aquellos que deseen volver puedan hacerlo a la vez que evitar la continuidad del drenaje. Bsicamente lo que procuramos es extender la vinculacin de los cientficos argentinos en el exterior con la comunidad cientfica local. Ya que no podemos repatriarlos a todos procuramos convertir este pasivo que significa la comunidad cientfica argentina emigrada, en un activo para el pas. Las posibilidades que facilitan las nuevas tecnologas de la informacin propician una oportunidad histrica para hacer perdurable el contacto con nuestros investigadores en el exterior. Desde sus centros de trabajo y estudio, cientficos argentinos residentes fuera del pas participan en foros de discusin, grupos de investigacin, publican sus trabajos, llevan adelante co-tutoras de tesis y se informan acerca de programas de cooperacin internacional, concursos o puestos vacantes de trabajo. La presentacin del Proyecto de Ley sobre la poltica impulsada por el Programa Races ante la Cmara de Senadores y Diputados de la Nacin, significa para nosotros la legitimacin de la mxima responsabilidad asumida por el Estado en el desafo de promover lneas de accin para la vinculacin y el retorno de cientficos argentinos residentes en el extranjero. La promocin y el recupero de estas capacidades cientficas y tecnolgicas implica un cambio de paradigma respecto de la emigracin forzosa de los investigadores que, desde 1966 en adelante, emigraron en momentos polticos y econmicos casi siempre adversos al desarrollo de la ciencia y la tecnologa nacional.

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Hoy podemos decir, con orgullo, que el flujo, si bien muy lentamente, se detuvo y en parte se est revirtiendo: si antes nuestros cientficos se fugaban, ahora estn volviendo. Sumando los cientficos repatriados del Programa Races y del Conicet, ya han vuelto casi 400 investigadores, y se siguen ampliando los pedidos de repatriacin mes a mes. Sin duda, la posibilidad de garantizar la continuidad institucional del Programa Races en el marco de las polticas de estado asegura un cambio en el paradigma que vena predominando en nuestro pas y que haba mandado a nuestros cientficos a lavar los platos.

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Dr. Eduardo Luis Duhalde Secretario de Derechos HumanosLa ciencia es un derecho humano fundamental Es un orgullo para la Secretara de Derechos Humanos organizar este Seminario junto con la Secretara de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva; la Oficina Regional de la UNESCO y con la presencia de la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que siempre es un aire fresco que introduce a la realidad, nos vuelve a la tierra, del pensamiento abstracto al pensamiento concreto, y nos da, como siempre, una leccin. Este Seminario se titula Ruptura y Reconstruccin de la Ciencia en la Argentina. Pero no se trata de un canto funerario a una ciencia en vas de extincin en la Argentina, sino de un planteo de cmo recuperar una tradicin cientfica e insertarla como un elemento estratgico para el Estado y la sociedad en la Argentina. Por supuesto, no es ajena la presencia de la Secretara de Derechos Humanos si partimos del principio de que el desarrollo de la ciencia y la tecnologa es un derecho humano esencial. Ya en la Declaracin Universal sobre Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948, cuando an se oan los ecos de los gritos de Auschwitz, o el hongo atmico en Nagasaki e Hiroshima, la comunidad internacional dio una respuesta histrica formidable, y frente al horror, puso la piedra fundamental del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. En esa Declaracin Universal, en su artculo 18, plantea como derecho la libertad de pensamiento, en el artculo 19, establece el derecho a la investigacin cientfica, a informar y estar informado, y en el artculo 27, el derecho a participar del progreso cientfico. Todos estos, son puntos nodales respecto a la consideracin de lo que hace al desarrollo de la ciencia y la tecnologa y a la apropiacin colectiva de ese saber como un Derecho Humano fundamental. Hablamos de ruptura y reconstruccin. Tenemos que explicitar qu tipo de ruptura y qu tipo de reconstruccin. No estamos hablando de la ruptura epistemolgica de Gastn Bachelard, ni de la validacin de nuevos saberes cientficos, ni de la ruptura y reconstruccin de los paradigmas anteriores de los saberes ordinarios. Estamos hablando de algo mucho ms profundo. Cuando hablamos de ciencia hablamos tambin de desarrollo, de progreso y de libertad. Es a partir de la Reforma Universitaria de 1918, con la libertad de ctedra, la libertad de pensamiento y el estmulo al pensamiento crtico, que empieza a tener un desarrollo importante la ciencia en la Argentina. Pero este comienzo, tambin coincide con la Primera Guerra Mundial y la consiguiente llegada a nuestro pas de grandes cientficos extranjeros que estaban tratando de salir del horror de esa Europa en llamas. Sin embargo, y esto tenemos que decirlo, la ciencia en la Argentina naci y creci a pesar del estado. Yo creo que los cientficos argentinos han sido hroes civiles, luchando siempre en las peores condiciones, faltos de apoyo sustantivo del Estado. Tenemos que tomar autocrticamente este papel de ausencia que el Estado represent y representa para las nuevas generaciones. Recordemos que Bernardo Houssay fue jubilado y enviado a su casa. O la intervencin del Malbrn, que hizo que Milstein tuviera que irse del pas. Lo cierto es que a partir del esfuerzo de los propios cientficos, y de un importante impulso que hubo dentro de los mbitos de las universidades, la Argentina fue adquiriendo un plantel de cientficos que permitieron generar una base cientfica importante de nivel mundial, una masa crtica de cientficos que hizo destacar a nuestro pas por sobre otros de desarrollo similar, tanto de Amrica Latina como de otras latitudes. De esta forma, pudimos incluso intentar un aceptable desarrollo tecnolgico.

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Pero todo eso fue destrudo no slo desde los actos brutales, que son emblemticos, como la Noche de los Bastones Largos del 29 de julio de 1966. Si bien esos son los hechos ms brutales que quedan en nuestra memoria, hubo otra tarea de destruccin. A veces cuesta pensar a los dictadores y al estado terrorista como un sistema de dominacin absoluta. Entonces, uno se pregunta qu era lo que le poda preocupar a ese oficial cuartelero aquel cientfico que tena todo el da el ojo puesto en el microscopio. Pero s, en realidad, s tenan una visin clara, global, de que la ciencia estaba indisolublemente ligada a la racionalidad y a un pensamiento crtico. Porque es precisamente la ciencia la enemiga mortal del pensamiento dictatorial, absolutista y mesinico. As las cosas, el desarrollo de la ciencia representaba un escollo casi insalvable para un cambio cultural como el que la dictadura pretenda forzar. Pero la emigracin, la expulsin de nuestros cientficos, ese drenaje mortal, uno a uno, de esa masa crtica que supimos conseguir, no slo se explica por las dictaduras. Tenemos que entender que an hoy el problema persiste. Pero ms importante an, es entender que las posibilidades de desarrollo de nuestra sociedad, as como las del resto de Amrica Latina, son limitadas a causa de la implementacin de polticas econmicas de subordinacin y sometimiento. Y todo esto tiene un nombre: neoliberalismo. Es decir, todo este proceso tiene una raz poltica. Las respuestas, por lo tanto, deben ser polticas tambin. El Estado hoy tiene ese desafo que es no slo recuperar la ciencia y a los que se fueron, sino demostrar un inters fundamental en el desarrollo de la ciencia y la tecnologa como parte del desarrollo general de la sociedad.

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Dr. Jorge Grandi Director de la Oficina Regional de la UNESCO para Amrica Latina y el Caribe.La UNESCO y el desafo del drenaje de capacidades cientficas en Amrica Latina La prdida de la capacidad de investigacin, tanto en la Argentina como en otros pases del mundo y Latinoamrica, han sido ocasionadas en gran parte por la reduccin acelerada de los recursos humanos dedicados a la ciencia y tecnologa. A su vez, esta prdida ha sido ocasionada en el pasado por varios factores, entre los cuales figuran la falta de estmulos para hacer carrera en ciencia y tecnologa. En el caso de la Argentina, la emigracin de cientficos ha sido multigeneracional y por causas de distinta ndole. Desde los aos 60, ocasionada por temas polticos, luego por problemas econmicos. Tampoco estuvieron ausentes factores ms directamente relacionados a las prcticas cientficas y tecnolgicas, como por ejemplo la ausencia de planes y programas que no acompaasen a los procesos de desarrollo. Los efectos han sido, se puede decir, de tipo combinado. Nunca hubo, al menos para la Argentina, un elemento que primara en esta problemtica, salvo en dos casos: las dictaduras de 1966 y 1976. Tras analizar estos casos, comprendemos lo que afirma Estela de Carlotto en el sentido de que la ciencia tiene tambin un componente humano muy importante y que no debe ser ignorado a la hora de disear e implementar las polticas de ciencia, tecnologa e innovacin. Por ello, no debemos simplemente pasar la pgina, porque la historia de la memoria es muy importante para nuestra identidad nacional, y para el desarrollo cientfico y tecnolgico y humano. En este sentido, creo que el Programa Races es un elemento de consolidacin, una manera exitosa de abordar esta problemtica. Se puede decir que este es el primer esfuerzo serio que se ha hecho en la Argentina. Despus del 83, por ejemplo, no haba ningn espacio institucional en el pas para que los cientficos que se haban exiliado volviesen. El Programa Races es una experiencia nica de reconstruccin de nuestra golpeada ciencia y tecnologa. Y es exitoso porque es flexible y adaptable, lleva a cabo no slo polticas de repatriacin sino tambin de vinculacin y de difusin de informacin. Hoy estamos en una etapa del desarrollo en el que la movilidad de las personas es imparable. Por esto, creo que la creacin de redes, si son slidas, con un seguimiento que se haga de las mismas, pueden ayudar a consolidar un plan de ciencia y tecnologa y un sistema nacional de innovacin. Hay ejemplos exitosos de ello, como la India, Sudfrica y Armenia. La experiencia internacional ha mostrado ejemplos exitosos de cmo los marcos que determinan los modelos productivos, que ahora apuntan a una sociedad basada en el conocimiento, permiten bajo determinadas circunstancias la recuperacin de las capacidades cientficas. La dispora de cientficos, tcnicos y empresarios pueden colaborar en los pases de origen y cooperar en estrategias de desarrollo que ayuden a crear empleos de calidad, con alto valor agregado en el marco de la consolidacin de un programa de ciencia, tecnologa e innovacin. En el caso de Amrica Latina, al carecer de presupuesto adecuado para investigacin y desarrollo -aunque estos ltimos aos se ha intentado maximizar con algunos programas- el recurso de la dispora cientfica todava no se ha logrado capitalizar efectivamente. En los ltimos 15 aos hemos analizado desde la UNESCO casos exitosos, como el Programa Races de Argentina. Chile es otro ejemplo, aunque lo ha hecho a travs de mecanismos informales, aplicando un modelo de cooptacin informal que tuvo mucho xito: la mayora de los chilenos que antes estaban en el exterior ahora trabajan en su pas de origen, incluso en reas como las ciencias sociales. Colombia es otro caso paradigmtico en donde los mecanismos informales de repatriacin han funcionado con xito. 19

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Partiendo de la experiencia de la UNESCO en apoyar programas y actividades dirigidas a la capacitacin de recursos humanos, polticas y gestin de ciencia y tecnologa, podran considerarse distintas propuestas con el objetivo de coordinar acciones entre los pases latinoamericanos para la recuperacin de capacidades cientficas. Primero, se podra trabajar en la consolidacin de foros que permitan poner en comn logros y experiencias de las polticas de repatriacin entre los distintos pases. Tambin se podra trabajar en una versin del Programa Races como un programa nacional de actividades de capacitacin que tome en cuenta las necesidades de competitividad en el contexto de la emergencia de la sociedad del conocimiento. Pienso que los resultados de estos encuentros tendran que permitir repensar la movilidad de los estudiantes y profesores para ampliarla y profundizarla a nivel MERCOSUR y a nivel sur-sur. Segundo, debera verse la posibilidad de repensarse los acuerdos bilaterales o birregionales con Europa y Norteamrica, que son los pases que ms absorben cerebros. Esto, sin duda, no ser suficiente para garantizar el regreso, pero s para generar algunos mecanismos concertados que permitan parar y revertir el flujo migratorio. Tercero y ltimo, deberamos evaluar la posibilidad de llevar a cabo una convencin internacional sobre la emigracin cientfica y tecnolgica. Estamos en un mundo en el que la movilidad de los factores va a un ritmo imparable. Por qu no, entonces, hacer una convencin internacional que refleje esta dimensin. Debemos entender que el problema de la migracin de cientficos es un problema de carcter global. La UNESCO, sin duda, podra colaborar para ello.

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Ing. Agueda Menvielle Directora de Relaciones Internacionales Secretara de Ciencia, Tecnologa e Innovacin ProductivaEl Programa Races en una Argentina en Transformacin El Programa Races es la primera Red de Argentinos Investigadores y Cientficos en el Exterior. Relanzado en el ao 2003, su propsito es el de actuar de nexo entre los investigadores argentinos en el exterior y el sistema de ciencia y tecnologa nacional con el objetivo bsico de vincularlos y as ir transformando lo que fue durante muchos aos un pasivo para nuestro pas, en un activo: los argentinos que hacen ciencia en el extranjero. Los objetivos del Programa Races son: Difundir las actividades cientficas y tecnolgicas del pas en el exterior. Incrementar la vinculacin entre investigadores argentinos residentes en el pas y en el extranjero. Mejorar la calidad y disponibilidad de la informacin acerca de los investigadores y profesionales argentinos altamente capacitados que residen en el exterior. Desarrollar redes de vinculacin con investigadores argentinos residentes en el exterior. Integrar a investigadores argentinos residentes en el exterior a las actividades del Programa de Atencin a reas de Vacancia (PAV). Involucrar al sector productivo del pas, Fundaciones y otras ONGs en las acciones del programa. El Programa emerge como un mbito abierto a las inquietudes e iniciativas de los cientficos argentinos en el exterior y ejecuta las polticas de retencin, promocin del retorno y vinculacin. stas son definidas por una Comisin Asesora conformada por las principales cabezas de todo nuestro sistema nacional de ciencia y tecnologa. Esto implica un importante esfuerzo concreto por la integracin del sistema CyT. Conformada en el mbito de trabajo de la Secretara de Ciencia, Tecnologa e Innovacin Productiva de la Nacin (SeCyT) y bajo dependencia de la Direccin de Relaciones Internacionales, el Programa Races representa e integra al conjunto de profesionales y tcnicos argentinos que residen en el exterior. En el marco del mismo, se llevan a cabo las siguientes acciones: Base de Datos de Cientficos Se estima que entre 6000 y 7000 cientficos y tecnlogos argentinos se encuentran en el extranjero. La base del Programa Races cuenta con los datos de ms de 4000. PICT RACES: Proyectos de Investigacin Cientfica y Tecnolgica que incluyen en el Grupo Responsable un miembro del Programa Races. Los proyectos presentados estarn orientados a promover el vnculo entre un grupo de investigacin residente en el pas y uno o ms miembros del Programa RAICES. 2006: 13 proyectos presentados, 8 aprobados. 2007: 79 proyectos presentados que estn en evaluacin. Oferta profesional altamente calificada. Difusin de antecedentes profesionales de cientficos e investigadores en el exterior que decidan reinsertarse en el medio profesional argentino, en una base de datos de bsquedas de profesionales de alta calificacin, que se difunde en todo el sector cientfico, tecnolgico y empresarial. Se difundieron ms de 50 CVs de investigadores interesados en retornar. Sub-Programa Subsidios de Retorno. Se orienta a facilitar la instalacin en el pas de investigadores argentinos residentes en el extranjero, que tengan una oferta de trabajo en una institucin pblica o privada en la Argentina. Este subsidio se complementa 21

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con las becas de reinsercin del CONICET. Hasta la fecha se repatriaron 386 investigadores entre ambas instituciones. Sub-Programa Dr. Csar Milstein. Este subsidio promueve la vinculacin de los investigadores argentinos residentes en el exterior con el medio cientfico y tecnolgico local. Financia estadas de no menos de un mes y no ms de cuatro meses, para aquellos investigadores que quieran pasar parte de su ao sabtico en el pas. Se aprobaron 38 subsidios Csar Milstein. Vnculo informativo. Difusin de informacin que puedan resultar de inters para los cientficos e investigadores en el exterior, as como posibilidades laborales en el medio cientfico tecnolgico argentino. Convocatoria de Redes. Convocatoria local de proyectos para el desarrollo de redes virtuales de investigadores en las cuatro reas del conocimiento: Ciencias Sociales, Exactas y Naturales, Biolgicas y de la Salud e Ingenieras. Para la constitucin de estas redes virtuales que involucrarn a cientficos argentinos en el exterior en las respectivas reas temticas, se identifican lderes en cada rea que tienen a su cargo la coordinacin de foros, promocin de proyectos cooperativos y actividades de integracin entre los cientficos participantes. A la fecha se aprobaron 20 redes temticas en las reas de: Ciencias Sociales, Ciencias Exactas y Naturales, Ingeniera y Biolgicas y de la Salud Seminarios y talleres. Realizacin de seminarios y encuentros orientados a promover la transferencia de conocimientos, entre los argentinos residentes en el pas y aquellos residentes en el exterior. Se llevaron a cabo 15 eventos entre worksops, talleres y seminarios. Acuerdos con empresas. Se firmaron Acuerdos, entre el Programa Raices, la Cancillera y las siguientes empresas: IBM, Core, Siderar, Siderca, Techint, Tecpetrol, Arcor y Aceitera General Deheza, para la difusin de ofertas laborales con perfil de alta capacitacin. Proyectos de Investigacin y Desarrollo para la Radicacin de Investigadores (PIDRI). Esta lnea de financiamiento, de la Agencia Nacional para la Promocin Cientfica y Tecnolgica, est orientada a fomentar el incremento de la incorporacin de recursos humanos especializados a las universidades e instituciones dedicadas a la investigacin cientfica y tecnolgica. Los PIDRI tienen como objetivo la incorporacin de investigadores cientficos y/o tecnlogos formados a Unidades Ejecutoras, existentes o a crearse, pertenecientes a las universidades y/o instituciones pblicas o privadas, en reas tecnolgicas prioritarias. La radicacin de investigadores podr consistir en la relocalizacin de investigadores del pas a la reinsercin de investigadores argentinos residentes en el extranjero. De esta manera, el Programa Races forma parte de una poltica de estado que apunta a poner a nuestras capacidades cientficas en el centro de un modelo de desarrollo que transforme la Argentina en un pas productivo y con una economa basada en el conocimiento, la ciencia y la tecnologa.

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Dr. Rodolfo Mattarollo Subsecretario de Derechos HumanosEl Derecho Humano al Desarrollo Ha habido una disputa en el pasado entre la prioridad otorgada a los derechos econmicos, sociales y culturales y la reconocida a los derechos civiles y polticos, disputa que respondi a razones ideolgicas y polticas. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena, Austria, en junio de 1993, fue un punto de inflexin. Ya es clsica la formulacin de la Declaracin y el Programa de Accin de Viena, segn los cuales Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes y estn relacionados entre s. Digamos de entrada que todo reconocimiento de esta igualdad de jerarqua en el plano normativo es importante, pero que en la situacin actual del mundo lo decisivo es su correlato efectivo en las polticas pblicas, y las realidades econmicas, sociales y culturales, tanto en el mbito nacional como internacional. Ya nada puede ocultar la profunda, (creciente?), brecha entre los principios y la prctica en materia de derechos humanos y desarrollo. Sobre las realidades concretas en esta materia llam la atencin ese Informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que tambin marc un punto de inflexin en este campo. Me refiero al Informe del PNUD consagrado al Desarrollo presentado en el ao 2000 y dedicado a Derechos Humanos y Desarrollo Humano. En realidad, estamos todava hoy muy lejos de haber equiparado los mecanismos de proteccin internacionales y nacionales de los derechos civiles y polticos y de los derechos econmicos, sociales y culturales. Mientras que para los primeros existe en el plano internacional el recurso individual ante los rganos de supervisin de tratados, tanto en el sistema universal como en los sistemas regionales, para los segundos an estamos empeados en la elaboracin de un Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC) que establezca dicho recurso. Mientras que existen normativas y rganos nacionales e internacionales, penales y no penales, para enfrentar la impunidad de las graves violaciones de los derechos civiles y polticos, los derechos econmicos, sociales y culturales se violan impunemente en el Norte y en el Sur, a tal punto que todava son necesarios los llamados tribunales internacionales de opinin para ponerlos en evidencia.1 Sin embargo un pensamiento jurdico-poltico avanzado se ha abierto paso tambin en el seno de la Organizacin de las Naciones Unidas (ONU) y tiene mltiples expresiones, particularmente en los trabajos de la denominada Subcomisin de Promocin y Proteccin de los Derechos Humanos, insuficientemente difundidos y conocidos. Por ejemplo, habra que llamar la atencin sobre los esfuerzos del jurista senegals el Sr. Guiss, que present a dicha Subcomisin un informe sobre la impunidad de la violacin de los derechos econmicos, sociales y culturales. En ese informe se abordan mltiples cuestiones esenciales. Una de ellas es la heterogeneidad de enfoques entre organismos de la misma familia de las Naciones Unidas. Como sealaba Guiss es como si la Organizacin Internacional del Trabajo (OIT) y los organismos de Breton Woods -el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial- no pertenecieran a la misma familia de las Naciones Unidas.1

Ver Sentencia sobre las Polticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial en Tribunale Permanente Dei Popoli, le sentenze 1979-1991. Fondazione Internazionale Lelio Basso. Nova cultura editrice. Bertani editore. Verona, 1992, Pg. 441 y ss.

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No obstante evoluciones posteriores en el plano ensaystico, que se han expresado en la literatura de organismos tales como el FMI y el Banco Mundial, no puede olvidarse en particular el papel del FMI en lo que se refiere al ajuste estructural y la deuda externa, las polticas de endeudamiento, de desregulacin y de privatizaciones que tanto el Fondo como otros organismos financieros internacionales impulsaron en la dcada de los 90 y que en muchos de nuestros pases han tenido resultados desastrosos, cuya evidencia se encuentra ms all de toda duda razonable. Los estudios realizados sobre todo en el mbito de la Subcomisin de Promocin y Proteccin de Derechos Humanos en materia de derechos humanos y pobreza, pobreza extrema, derechos humanos y ajuste estructural, muestran la amplitud de la brecha existente entre las polticas macroeconmicas de ajuste y la satisfaccin de las necesidades humanas bsicas de nuestras poblaciones, que los derechos econmicos, sociales y culturales estn llamados a garantizar y que constituyen obligaciones jurdicas y no slo ticas y humanitarias de los Estados y otros actores nacionales e internacionales. El Informe del PNUD del ao 2000 sealaba que la democratizacin que barri del escenario mundial a muchas dictaduras fue un resultado de las luchas polticas y sociales por la democracia y los derechos humanos. Afirmaba tambin que la legislacin por s sola no puede garantizar los derechos humanos. No podemos enfrentar los grandes desafos de este siglo con ingenuidad. Incluso dentro de su cuidado lenguaje el Informe del PNUD sostena con acierto que Como antao, los adelantos del siglo XXI se ganarn con la lucha humana contra los valores divisionistas y contra la oposicin de intereses econmicos y polticos arraigados. El papel de las luchas y los sufrimientos humanos fue decisivo para edificar la Organizacin de las Naciones Unidas al trmino de la segunda guerra mundial, como resulta claramente del prembulo de la Carta de la organizacin mundial. Partiendo de esa contribucin, en la que el pensamiento poltico creador surgi muchas veces del dolor y la experiencia, prestemos por un instante atencin a los aportes no estatales, a los aportes de la sociedad civil, a la edificacin del derecho internacional de los derechos humanos y el derecho al desarrollo humano y sostenible. Es lo que el tratadista espaol Carlos Villn Durn llama la codificacin privada de los derechos humanos.2 Recordemos por ejemplo que se cumplieron el ao pasado treinta aos de la adopcin de la Declaracin Universal de los Derechos de los Pueblos, proclamada en Argel, el 4 de julio de 1976, a la iniciativa de la Fundacin Lelio Basso por los Derechos y la Liberacin de los Pueblos. La originalidad de dicho instrumento como fuente de doctrina, estriba sobre todo en su seccin final de garantas y sanciones, en el que se establece por ejemplo, que las cargas financieras exteriores, que han llegado a ser excesivas e insoportables para los pueblos dejan de ser exigibles. (art. 26). Como afirma Villn Durn, si el Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (CDESC) ha podido avanzar en la precisin de los derechos contenidos en el Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (PIDESC), a travs de sus comentarios generales, se ha debido en gran parte a los Principios de Limburgo sobre esa materia, elaborados por un grupo de expertos convocados en Maastricht en 1986 por varias Organizaciones No Gubernamentales de Derechos Humanos (ONGs). Igualmente el ya mencionado Protocolo Facultativo del PIDESC, fue presentado por el Comit DESC a la Comisin de Derechos Humanos de las Naciones Unidas gracias a la reunin de expertos celebrada en Utrecht en 1995 bajo los auspicios del Instituto Holands de Derechos Humanos.

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Carlos Villn Durn, Curso de Derecho internacional de los derechos humanos, Editorial Trotta, Madrid, 2002, p. 299 y ss.

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Sobre esta cuestin de las violaciones de los DESC una referencia importante son las Directrices de Maasstricht, resultado de la reunin realizada en 1997 por un grupo de 30 expertos bajo los auspicios de varias ONGs. La preocupacin por el carcter operativo de los DESC es hoy predominante. Actualmente esto se afirma de manera corriente en la doctrina. Por ejemplo, un autor argentino -Juan Carlos Vega- afirma que el deber de garanta del Estado -respetar y hacer respetar los derechos- se extiende tambin a los DESC. 3 El carcter progresivo de la realizacin de los DESC de acuerdo a los recursos disponibles, no implica remitir a las calendas griegas el momento de su efectiva vigencia. Se trata de pasarlos de lo que Vega llama la potica jurdica al territorio de la realidad. Para esto se debe aunar el pensamiento jurdico y el pensamiento econmico y social. Siguiendo la orientacin de los trabajos del Comit de los DESC, en especial a partir de los realizados bajo la direccin de su ex Presidente el jurista australiano Philip Alston, puede afirmarse que los Estados tienen la obligacin de adoptar medidas inmediatas para poner en movimiento ese proceso de desarrollo progresivo. Esta posicin, hoy generalizada en la comunidad de los derechos humanos, fue tambin sostenida por el jurista chileno Roberto Carretn en la Conferencia Constitutiva del Observatorio de Derechos Humanos en Polticas Pblicas del MERCOSUR (Crdoba-Argentina en julio de 2004). A este respecto estamos comprometidos en las reuniones de Altas Autoridades de Derechos Humanos y Cancilleras del MERCOSUR y pases asociados con la elaboracin de indicadores sobre la observancia de los DESC. En este sentido se ha decidido, en una primera etapa, la elaboracin de indicadores en materia de trabajo, salud y educacin. Se trata de adoptar metodologas que permitan cotejar datos econmicos y categoras jurdicas de modo de poder medir el grado de desarrollo progresivo de los DESC. La propuesta de Vega es an ms ambiciosa en la medida en que propone que los principales indicadores estn constituidos por: la evolucin de niveles de concentracin de la renta. La evolucin de niveles de evasin impositiva en igual perodo. (...) los niveles de impunidad judicial de la corrupcin medidos en trminos de la Convencin de Caracas. (...) las tasas de desocupacin, de pobreza e indigencia. (...) la evolucin de tasas de desnutricin infantil medidas conforme a estndares internacionales y especficos de cada pas. Del mismo modo que existen indicadores de Riesgo Pas deberan existir parmetros semejantes con variables integradas constitutivas del Riesgo Social Pas, que podran servir a los organismos internacionales para una revisin crtica de sus polticas y prioridades, para la elaboracin de diagnsticos ms comprensivos de la realidad y para superar los enfoques limitados a variables macroeconmicas. Consideraremos a continuacin, un documento con el objeto de presentar, aunque sea parcialmente, una gama de las conclusiones y recomendaciones generales que se desprenden de algunos de los desarrollos elaborados en el curso del debate sobre globalizacin y derechos humanos en el seno de varios organismos de derechos humanos de las Naciones Unidas en los ltimos aos. El Relator Especial de la Subcomisin de Promocin y Proteccin de los Derechos Humanos, sobre la relacin entre el disfrute de los derechos humanos y la distribucin de los ingresos. 4Juan Carlos Vega (Director), Christian Sommer (Coordinador), Derechos Humanos, legalidad y jurisdiccin supranacional, editorial Mediterrnea, Crdoba, 2006, p. 64 y ss. La relacin entre el disfrute de los derechos humanos, en particular los derechos econmicos, sociales y culturales y la distribucin de los ingresos. Informe final preparado por el Sr. Jos Bengoa, Relator Especial. Documento ONU E/CN.4/Sub. 2/1997/9 de 30 de junio de 1997.4 3

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El punto de partida del Relator Especial es la concepcin segn la cual los derechos humanos como cdigo de valores, jurdicamente protegidos a nivel internacional, tienen la capacidad de sealar los lmites de lo aceptable o inaceptable de las medidas de poltica econmica. Es terica y prcticamente posible establecer una distincin entre el comportamiento econmico y su valoracin desde la perspectiva de los derechos humanos. Una economa determinada podra mostrar indicadores macroeconmicos de crecimiento, inflacin, cuentas nacionales, exportaciones, etc. positivos a pesar de que en su interior exista una desigualdad intolerable de ingresos, grados muy altos de discriminacin, exclusin social y pobreza. Ahora bien, los derechos humanos, tal como resultan de su codificacin internacional, que representa hoy un consenso en muchos aspectos universal, constituyen el nico criterio general que permite establecer los mnimos aceptables o inaceptables en materia econmica y social a nivel nacional e internacional. Hay situaciones en las que la alta concentracin de la riqueza produce efectos sociales devastadores que amenazan con destruir toda integracin social de una sociedad. La desigualdad intolerable de los ingresos ser aquella situacin en que se produce un crecimiento sistemtico de la desigualdad en una sociedad (o a nivel internacional), una concentracin grosera del producto en manos de un grupo o sector de la sociedad. Desde una perspectiva de derechos humanos esta situacin equivaldra a una violacin de los derechos econmicos, sociales y culturales y del principio de no discriminacin. 5 El Relator Especial cita los estudios del autor noruego Johan Galtung quien presenta, un cuadro provocativo y pesimista de la condicin humana en el final del siglo veinte ya que muchas sociedades estn sumidas en procesos de desestructuracin y desculturacin que Galtung denomina atomia y anomia. Galtung propone un modelo para entender los procesos de ruptura y desintegracin que se provocan como consecuencias de los reajustes y desajustes econmicos.6 Atomia sera el proceso de desintegracin o atomizacin social y anomia sera el proceso de desintegracin cultural, la disolucin de pautas culturales ms amplias que hacen posible la vida social democrtica. El surgimiento de violencias raciales, etnoreligiosas o simplemente locales, est en relacin con la aparicin de estos procesos desintegradores tanto en lo social como en lo cultural. La defensa de los derechos humanos pasa por la defensa de formas bsicas de integracin de la sociedad. Las polticas y medidas que conducen a la desintegracin social se oponen a la Declaracin Universal de Derechos Humanos y a los Pactos Internacionales de Derechos Humanos. En especial contravienen abiertamente lo dispuesto en el tercer prrafo del prembulo de ambos Pactos, cuyo texto idntico slo difiere por el orden en que se enuncian los derechos civiles y polticos, econmicos, sociales y culturales. Dice en efecto el tercer prrafo del prembulo del Pacto de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales: Reconociendo que, con arreglo a la Declaracin Universal de Derechos Humanos, no puede realizarse el ideal del ser humano libre, liberado del temor y de la miseria, a menos que se creen condiciones que permitan a cada persona gozar de sus derechos econmicos, sociales y culturales, tanto como de sus derechos civiles y polticos, El socilogo y sacerdote jesuita panameo Xavier Gorostiaga, que fue Rector de la Universidad Centro Americana (UCA) de Nicaragua, e inolvidable maestro del pensamiento social avanzado en la regin, propuso la distincin entre una globalizacin por arriba y una globalizacin por abajo. Junto a la globalizacin de lasVer Informe citado en la nota anterior, en especial prrafos 3, 4, 20 y 21. Ver nota 7 del Informe citado en la nota 4 en la que se cita a Johan Galtung On the social costs of modernization, social disintegration, atomie/anomie and social developmenten Development and Change, vol. 27, pgs. 379 a 413. Oxford, Institute of Social Studies, Blackwell Publishers, 1996.6 5

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comunicaciones, el comercio y el poder, o globalizacin por arriba se han comenzado a globalizar las ideas acerca de lo que consistira una agenda humana, o globalizacin por abajo.7 Los derechos humanos se encuentran en el centro de esta globalizacin por abajo. El sistema internacional de respeto, garanta y promocin de los derechos humanos constituye el conjunto normativo ms amplio que existe, el mayor consenso que haya alcanzado la humanidad en materia de proteccin de la dignidad humana. 8 Se ha afirmado en este sentido que los derechos humanos constituyen lo nico sagrado que es comn a todos los seres humanos y es la base de la solidaridad internacional.9 Entiendo que aqu el trmino sagrado refiere a ese ncleo de valores intangibles de la dignidad humana, jurdicamente protegidos, que son los derechos humanos. En la globalizacin por abajo participan activamente las organizaciones de la sociedad civil, con un gran retraso, que se observa en muchos lados, de los partidos polticos -lo que est en relacin con otro fenmeno generalizado, la profunda crisis de representatividad de las organizaciones de la democracia indirecta. La creciente desigualdad es uno de los principales problemas de gobernabilidad en los pases latinoamericanos. Como es sabido, Amrica Latina muestra uno de los niveles mayores de desigualdad en la distribucin del ingreso a nivel mundial. 10 En su libro sobre la Agenda Humana 11 Galbraith plantea la relacin estrecha que existe entre el sistema de distribucin de los ingresos y el sistema poltico: La distribucin de los ingresos en la economa moderna obedece en definitiva a la distribucin del poder. Esta segunda distribucin es a su vez causa y consecuencia de la manera en que se reparten los ingresos. El poder sirve para adquirir ingresos; los ingresos conceden poder sobre la retribucin pecuniaria de otros. Y agrega el imperativo de que el Estado y la sociedad tomen en sus manos la situacin de los sectores ms pobres: su respuesta es la defensa y proteccin pblica de los que carecen de poder...12 Segn el Relator Especial de la Subcomisin, el Estado es el responsable de mantener la sociedad unida y dominar las tendencias a la dispersin y en particular impedir que existan situaciones de exclusin. La justificacin ms corriente que se escucha en los foros internacionales es sealar que no hay medidas posibles, ni sistemas alternativos, frente al proceso de globalizacin en curso. De esta manera se eximira de responsabilidad a los Estados, ya que no se podra hacer otra cosa. Sin embargo, la responsabilidad de los Estados es ineludible frente a la vulneracin de los derechos fundamentales, incluida esa violacin de los derechos humanos que es la exclusin. Al trmino de este somero recorrido propongo colocar este debate que transcurre hoy dentro y fuera de las Naciones Unidas en una perspectiva histrica ms amplia, mediante la transcripcin de dos breves textos de los siglos XVIII y XIX respectivamente.Xavier Gorostiaga propuso esa contraposicin entre las dos globalizaciones en el Encuentro Internacional de Nuevo Orden Econmico y Desarrollo: Desafo tico para el Siglo XXI, organizado por la Asociacin Internacional de tica del Desarrollo y el Centro de Estudios de la Realidad Contempornea de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago, 25 al 30 de octubre de 1995. 8 Ver tambin en este sentido Norberto Bobbio, Let dei diritti, Einaudi, Torino, 1990, pg. 17 y ss. 9 Ver en el Informe mencionado en la nota 4, la nota 53 in finedonde se cita en este sentido a Jurgen Habermas. 10 Informe citado en nota 4 prrafos 59 a 61. 11 John K. Galbraith, The Good Society: The Human Agenda, Houghton Mifflin Company, Boston, 1996. Citado en Informe mencionado en nota 4, nota 9. 12 Informe citado en nota 4 prrafo 76.7

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El primero se refiere a los derechos legales y los derechos efectivos. Al recorrer la historia de las sociedades, habremos tenido ocasin de mostrar que a menudo existe una gran distancia entre los derechos que la ley reconoce en los ciudadanos y los derechos de que stos realmente disfrutan; entre la igualdad establecida por las instituciones polticas y la que existe entre los individuos. Habremos hecho notar que esta diferencia ha sido una de las principales causas de la destruccin de la libertad en las repblicas antiguas, de las tormentas que las han sacudido, de la debilidad que las ha entregado a tiranos extranjeros. Estas diferencias tienen tres causas principales: la desigualdad de la riqueza; la desigualdad de estado entre aqul cuyos medios de subsistencia, garantizados para s mismo, se transmiten a su familia, y aqul para quien esos medios dependen de la duracin de su vida, o ms bien de la parte de su vida durante la cual es apto para el trabajo; finalmente, la desigualdad de instruccin. Marie Jean Antoine Caritat marqus de Condorcet. Esquisse dun tableau historique des progrs de lesprit humain, 1798, Francia. El segundo texto se refiere a la igualdad y dice: Asociacin, progreso, libertad, igualdad, fraternidad, trminos correlativos de la gran sntesis social y humanitaria; smbolos divinos del venturoso porvenir de los pueblos y de la humanidad. La libertad no puede realizarse sino por medio de la igualdad; y la igualdad, sin el auxilio de la asociacin o del concurso de todas las fuerzas individuales encaminadas a un objeto nico, indefinido, el progreso continuo: frmula fundamental de la filosofa del decimonoveno siglo. Esteban Echeverra, Dogma socialista de la Asociacin de Mayo, en el Iniciador, Vol. II, Montevideo, 1838. Si bien hoy estamos muy lejos de la filosofa optimista de nuestro compatriota del siglo XIX exiliado en el Uruguay, y su concepcin del progreso indefinido, se puede convenir que sin la realizacin concreta de lo que el filsofo francs contemporneo Jacques Bidet llama egalibert -una sntesis de los valores de la libertad y la igualdad- difcilmente pueda darse respuesta a los colosales problemas que hoy plantea en el mundo el desarrollo humano y sostenible y el abismo creciente entre proclamacin y efectividad de los derechos humanos, ya sealado por Condorcet desde el fondo de una crcel a finales del siglo XVIII.

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Lic. Juan Carlos Tedesco Secretario de EducacinLa ruptura en la Educacin argentina* 1. Introduccin No es aventurado afirmar que la representacin social ms comn acerca de la evolucin de la educacin argentina en los ltimos cien aos gira alrededor de la idea segn la cual tenamos una educacin de muy buena calidad y la hemos perdido. De acuerdo a la posicin poltica de cada autor, el origen de esa decadencia tiene fechas y explicaciones diferentes. Existen, al menos, cuatro momentos significativos asociados al origen de la decadencia de la educacin argentina que no necesariamente se excluyen entre s: a) la crisis del modelo econmico agro-exportador y el primer golpe de Estado en 1930; b) el desprecio por la actividad intelectual expresada en la consigna de alpargatas s-libros no en los aos 50; c) el golpe de estado de 1966 y su expresin emblemtica en educacin, conocida como la noche de los bastones largos; d) las reformas y las polticas de los aos 90, tanto a partir de las transferencias de las escuelas a las provincias y la implementacin de la reforma educativa como por la crisis social que produjo la cada de vastos sectores de poblacin por debajo de la lnea de pobreza. Estos cuatro momentos estn asociados a cambios socio-polticos muy significativos. Sin embargo, el lugar que la educacin ocup en cada uno de esos momentos de quiebre es diferente. Esas diferencias surgen de una articulacin particular entre situacin social y econmica por un lado, proyecto poltico por el otro y paradigma terico dominante sobre la educacin y su papel en la sociedad. Desde este punto de vista, quisiera ofrecer un anlisis socio-histrico de la educacin en nuestro pas a partir de tres paradigmas dominantes. En primer lugar, abordaremos el paradigma vigente a fines del Siglo XIX, donde la educacin se caracteriz fundamentalmente por su funcin poltica en el contexto del proceso de construccin del Estado-Nacin. En segundo lugar, analizaremos las ideas y los cambios producidos durante la dcada de los aos 50 y 60, basados en las teoras desarrollistas segn las cuales existe (o debe existir) una articulacin directa entre educacin, recursos humanos y desarrollo econmico y social. En tercer lugar, indagaremos los discursos y las polticas que caracterizaron la dcada de los aos noventa donde -en el marco de los procesos de globalizacin y de diseo de un nuevo tipo de capitalismo- se elabor un discurso educativo caracterizado por la centralidad del conocimiento en la sociedad. Por ltimo, a modo de conclusin, se presentan algunos ejes de anlisis para pensar las perspectivas futuras del sistema educativo argentino. 2. Educacin y construccin del Estado-Nacin El sistema educativo argentino fue diseado en las dos ltimas dcadas del siglo XIX, estrechamente asociado a una funcin predominantemente poltica en la sociedad. Por un lado, la expansin de la educacin estuvo ligada a la necesidad de construir la identidad nacional para garantizar la cohesin social y la estabilidad poltica, en el marco de una activa estrategia de atraccin de inmigrantes. Por el otro, era preciso formar a la clase poltica. Simplificando los trminos del problema, es posible sostener que la enseanza primaria estaba destinada a socializar al conjunto de la poblacin en los valores propios del proceso de modernizacin y unidad nacional, mientras la escuela secundaria y la universidad fueron concebidas como las herramientas privilegiadas para formar a la elite dirigente. Las versiones ms difundidas identifican a Sarmiento como el principal responsable de la difusin de este modelo educativo. Sin embargo, es necesario sealar que el pensamiento sarmientino no fue el nico y ni siquiera se puede decir que haya sido el dominante en trminos de las decisiones y de las polticas especficas que se adoptaron en ese perodo.* En este artculo se recogen las principales ideas del trabajo de Juan Carlos Tedesco y Alejandra Cardini, Educacin y Sociedad en la Argentina: proyectos educativos y perspectivas futuras. (Buenos Aires, 2007).

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Sarmiento consideraba absolutamente prioritario expandir en forma universal la escuela primaria. Sin embargo, la prioridad del nivel primario no fue aceptada con el mismo entusiasmo por todos los miembros de la clase poltica de entonces. Alberdi, por ejemplo, no crea en la escuela sino en la educacin de las cosas y pensaba que era mejor invertir en obras pblicas e infraestructura ms que en la educacin formal. Mitre, por su lado, confiaba ms en la necesidad de formar a la clase poltica antes que a la poblacin en su conjunto y fue por su iniciativa que nacieron los Colegios Nacionales. A pesar de esas y otras diferencias importantes, se sancionaron dos importantes leyes educativas -la ley 1420 y la ley Avellaneda- que definieron la obligatoriedad, la gratuidad y la laicicidad de la escuela primaria y sentaron las bases de la organizacin de la universidad. La meta de una escolaridad bsica universal se logr, sin embargo, un siglo despus de sancionada la norma legal. En efecto, si bien es cierto que la expansin de la escuela fue muy sostenida, recin en 1980 la cobertura de escolaridad de la poblacin entre 7-14 aos comienza a superar el 93% y en 1991 alcanza el 97%. En este proceso, el papel del Estado fue fundamental, tanto en la expansin cuantitativa como en los altos niveles de calidad alcanzados por la educacin pblica hasta mediados del siglo XX. El debate sobre el papel de Estado estuvo concentrado fundamentalmente en la distribucin de responsabilidades entre el nivel nacional, el provincial y el municipal. Aqu tambin, el pensamiento de Sarmiento fue ms polmico de lo que se conoce vulgarmente. Recordemos que el viaje por Francia y por Estados Unidos le permiti la existencia de tradiciones administrativas muy diferentes. Por un lado, fue admirador de la visin curricular francesa, orientada a la construccin de la homogeneidad cultural a partir de los valores del racionalismo positivista. Pero por el otro, lo sedujo el enfoque americano, segn el cual las escuelas deban estar gobernadas por los poderes locales y la participacin de los padres deba ser fuertemente incentivada. Ms all de los debates sobre el gobierno de la educacin, lo cierto es que la escuela bsica, pblica y obligatoria, estuvo basada en una oferta curricular -contenidos y mtodos de enseanza- fuertemente influida por el positivismo racionalista que domin en las Escuelas Normales formadoras de maestros. Si bien existi un debate pedaggico bastante intenso en todo ese perodo, la imagen sobre la cual hoy evocamos a la escuela pblica argentina de las primeras dcadas del siglo XX est centrada en una institucin que ofreca un mensaje para toda la poblacin, racionalista, con fuerte concentracin de la autoridad en el maestro, cuyo oficio se defina a partir del dominio de un conjunto de reglas didcticas para ensear a todos de la misma manera. La escuela estaba revestida de cierto carcter sagrado, donde los rituales escolares eran muy fuertes: izar la bandera, cantar canciones patrias, vestir guardapolvo blanco, honrar a los prceres nacionales, respetar la disciplina, y aceptar que el progreso o el fracaso en la jerarqua escolar era los factores que definan el lugar de cada uno en la escala social. La escuela primaria se continuaba luego en la escuela secundaria, que ofreca varias modalidades: bachillerato, comercial, industrial y la escuela Normal. Si bien el bachillerato era la va real hacia la universidad, el resto de las modalidades -que fueron pensadas como alternativas para evitar un exceso de demanda sobre la universidad- terminaron por cumplir esa misma funcin. En el imaginario popular, la carrera universitaria era la garanta de prestigio social y acceso a los puestos de cpula del mercado de trabajo. Asimismo, la universidad se convirti en un espacio significativo de socializacin poltica, anticipatorio de funciones partidarias o gubernamentales. En ese contexto se explica el conflicto de la universidad con el Estado se expresara desde muy temprano. La Reforma de 1918 permiti que la historia de la universidad se escribiera alrededor del tema del gobierno institucional y de la autonoma con respecto al Estado. Es evidente que este panorama tan somero no hace justicia a la complejidad del desarrollo histrico del sistema educativo argentino desde finales del siglo XIX y las primeras dcadas del siglo XX. En trminos generales, sin embargo, es posible sostener que la escuela fue el factor ms importante en el proceso de construccin de la identidad nacional, por encima de los particularismos locales. Pero tambin es importante destacar que la escuela actu en forma relativamente aislada. La construccin de la identidad nacional promovida desde la escuela, no fue acompaada por otras experiencias que permitieran fortalecer la unidad de sentido de todos los habitantes del territorio nacional. Desde el mbito econmico, por ejemplo, la concentracin de la propiedad de la tierra en pocas manos impidi que tanto los habitantes nativos como los inmigrantes asumieran la inte30

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gracin del territorio nacional como un proceso propio. Desde el mbito militar, la Campaa al Desierto no sirvi como una pica para fomentar el sentimiento de identidad nacional. En trminos polticos, la incorporacin a la ciudadana tambin fue un proceso conflictivo y precario, donde los golpes militares recurrentes impidieron que el ejercicio de la soberana popular retificara los principios que pretenda transmitir la escuela. En todo momento, el discurso nacional estuvo asociado a un determinado grupo, que exclua a los otros. La opcin civilizacin o barbarie siempre estuvo presente en el proceso de construccin de la identidad nacional y la escuela slo pudo operar sobre dicha construccin en forma aislada y a travs de dimensiones puramente simblicas. En este sentido, el desarrollo de la educacin durante la primera mitad del siglo XX pone de manifiesto el carcter parcial del proyecto educativo representado por la Ley 1420. De hecho, es importante recordar que dicha ley no fue nacional desde el punto de vista territorial, ya que su aplicacin slo tuvo vigencia en las escuelas que dependan de las autoridades. El resto de las instituciones escolares, en cambio, funcionaban sobre los principios establecidos por leyes provinciales que, en varios casos, estas normativas se distinguan y hasta se contraponan a la Ley 1420. El ejemplo ms claro de esta diferencia fue la enseanza religiosa obligatoria, que sostenan varias leyes provinciales. Los diferentes mensajes socializadores que caracterizaron los contenidos del sistema educativo argentino, sumado al hecho de que la universalizacin de la escuela primaria fue un proceso lento y desigual, son dos elementos claves que tienden a subestimarse tanto por la literatura acadmica como por las visiones populares de la educacin argentina. En este sentido, el surgimiento a mediados del siglo XX de una postura ideolgica con fuerte contenido anti-intelectual, antagnica a la que inspir el desarrollo de la educacin en nuestro pas, no parece casual. El lema alpargatas s-libros no es una expresin de ese fenmeno, que refleja no slo la percepcin libresca que algunos sectores populares tenan de la cultura, sino tambin la incapacidad del proyecto culto para incorporar a los sectores populares. 3. Educacin, desarrollo y recursos humanos El agotamiento del discurso educativo sustentado fundamentalmente en la dimensin poltica de la sociedad estuvo asociado tanto a factores nacionales como internacionales. Las necesidades de reconstruccin de los pases centrales despus de la guerra as como el desafo poltico y econmico que significaba la presencia del bloque socialista, estimularon un inters creciente por la articulacin entre educacin, planificacin, recursos humanos y crecimiento econmico. En trminos esquemticos, se defini una teora segn la cual el nivel educativo de las personas estaba asociado a su productividad y dicha productividad determinaba los ingresos. Desde un punto de vista conceptual, los recursos financieros asignados a la educacin dejaron de ser considerados un gasto para pasar a ser concebidos como una inversin, tanto a nivel individual como social. Estas inversiones podan planificarse en funcin de las tendencias de demandas de mano de obra provocadas por los planes de desarrollo econmico y social. As, la pedagoga fue desplazada por la economa de la educacin y una de las herramientas conceptuales y polticas ms comunes fueron los estudios de las tasas de retorno, que permitan identificar los sectores ms rentables para las inversiones educativas. Si bien estas ideas dominaron la agenda y la reflexin educativa, particularmente en las dcadas de los aos 50 y 60, la realidad fue mucho ms compleja y no se ajust a las predicciones tericas. En primer lugar, qued de manifiesto que la articulacin entre educacin, productividad, puestos de trabajo y salarios asume significados distintos segn los contextos sociales. En el caso argentino, pudo apreciarse que la manufactura nacional -basada en la sustitucin de importaciones y en la presencia de fuertes aparatos sindicales- estuvo vinculada con mecanismos de satisfaccin de las demandas de calificacin de la mano de obra ms complejos que la simple cantidad de aos de estudio. Los estudios al respecto mostraron que -salvo en los extremos de las pirmides educacional y ocupacional- la articulacin entre aos de estudio y puestos de trabajo era significativamente baja.

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En este contexto, las tendencias educativas de estos aos respondieron tanto o ms a demandas sociales relativamente desarticuladas que a los requerimientos de un proyecto educativo coherente. El ejemplo ms elocuente de esta dinmica es el que se refiere a la expansin de la educacin privada. Entre la dcada del cincuenta y la del sesenta, la matrcula de educacin privada en el nivel primario se triplic (pasando de representar el 8% al 15% del total) y en el nivel secundario se duplic (pasando del 21% al 33% de los alumnos de la enseanza media). Dicha expansin fue de tal magnitud que no es posible explicarla sin aludir a una fuerte demanda social por parte de los sectores medios, que buscaban seales de diferenciacin ante la progresiva universalizacin de la cobertura educativa. La tendencia a la privatizacin form parte de un proceso ms general de segmentacin del sistema educativo. Cuando la gran mayora de la poblacin logr el acceso a la educacin primaria y comenz a masificarse la escuela secundaria, empez a operar un mecanismo de distincin diferente al tradicional. Dej de tener prioridad la cantidad de aos de estudio y cobr mayor importancia el circuito de escolaridad en el cual se cursaban esos aos. Las propias escuelas pblicas comenzaron a diferenciarse segn el origen social de sus alumnos. Uno de los estudios ms interesantes sobre estos fenmenos fue el realizado por Cecilia Braslavsky, en el que se seala que las escuelas primarias nicas o comunes previstas por la ley 1420, igualmente equipadas, con prcticas pedaggicas que respondan a un mismo modelo de accin pedaggica, donde se impartan niveles y perfiles de conocimiento iguales que, en principio, permitan el acceso en igualdad de condiciones a los niveles sucesivos dentro del sistema de educacin formal..., se transformaron en ...escuelas en las cuales el equipamiento es distinto, las prcticas pedaggicas son divergentes, los niveles y perfiles de conocimientos que se adquieren no son equivalentes ... y se abren posibilidades distintas y no equivalentes de acceso a establecimientos del nivel inmediato posterior. Tal como indica este trabajo, el sistema educativo argentino empieza a organizarse en circuitos diferenciados de calidad, asociados fundamentalmente al origen social de los alumnos pero tambin a patrones culturales y de localizacin geogrfica. La segmentacin del sistema educativo estuvo acompaada a su vez por un complejo proceso vinculado a las transformaciones culturales e ideolgicas producidas en la sociedad. El autoritarismo poltico y la interrupcin de los procesos democrticos se expresaron con particular virulencia en el sistema educativo, conceptualizado y utilizado como aparato ideolgico. Paradjicamente, sectores polticamente antagnicos coincidieron en este enfoque. As, mientras los enfoques crticos sostenan el carcter reproductor e ideolgicamente conservador de las prcticas educativas, los sectores conservadores perciban al sistema educativo como una agencia subversiva. En esta pugna, se perdi buena parte de la capacidad del sistema educativo para transmitir conocimientos y formar en el dominio de los principales cdigos de la modernidad. Mientras los proyectos educativos autoritarios buscaron definir aquellos contenidos que no haba que ensear y aquello que era preciso destruir, los enfoques crticos concibieron la relacin maestro-alumno bajo la metfora del vnculo entre el amo y el esclavo, donde la enseanza apareca directamente asociada a la dominacin. Como ejemplo de esta pugna, pueden evocarse los procesos sufridos por la Universidad, particularmente la Universidad de Buenos Aires. La UBA vivi un momento de significativo desarrollo cientfico entre los aos 1955-66, que fue destruido tanto por las visiones autoritarias expresadas en el golpe de 1966 como por las visiones crticas que consideraban ese proyecto como una expresin del cientificismo reformista, incompatible con el proyecto revolucionario. En el mismo sentido puede interpretarse el proceso de vaciamiento de contenidos de la escuela en general, visible en los aos de gobiernos autoritarios. Esta estrategia estaba orientada a limitar al mximo el proceso de secularizacin que viva la cultura y la sociedad. Aqu se puede apreciar otra de las paradojas de la historia educativa argentina: los sectores que tradicionalmente percibieron que el Estado era un agente que no garantizaba la vigencia ideolgica de los principios bsicos del orden social y contrapusieron a su accin el papel de la familia y de la Iglesia Catlica, terminaron controlando solamente al Estado, en tanto la familia y la Iglesia dejaban de ser la garanta que representaron en otros momentos histricos.

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4. La educacin en el Nuevo Capitalismo Las reformas de los aos noventa se inscribieron en un contexto nacional e internacional significativamente diferente al de las transformaciones intentadas en etapas anteriores. En este perodo, los cambios no intentaron enfrentar nicamente las deudas o los dficit del pasado, sino que adems pretendan asumir los desafos planteados por los profundos cambios en la organizacin del trabajo, la cultura y el rol de los ciudadanos y el Estado que se registraban a nivel mundial. Estos cambios estuvieron asociados a una doble demanda para las reformas educativas. Desde el sector productivo, los cambios en la organizacin del trabajo provocados por el desarrollo de las nuevas tecnologas de la informacin incidieron sobre la formacin de los trabajadores. Desde la dimensin poltica, el retorno a la democracia y al Estado de Derecho acentu la preocupacin por formar ciudadanos reflexivos, capaces de asumir el proceso de fortalecimiento de la democracia que el pas requera. Esta doble demanda, sin embargo, tena un significado muy diferente al tradicional. En el modelo de produccin industrial clsico -el modelo fordista- formar para el trabajo y formar para la ciudadana exigan el desarrollo de competencias diferentes o antagnicas. El trabajo requera disciplina, obediencia y adecuacin al ritmo de la cadena de produccin, mientras la ciudadana exiga participacin, reflexin y espritu crtico. En contraste, los nuevos modelos de organizacin del trabajo, al menos tericamente, eliminaban esta contradiccin ya que conceban que las competencias para la produccin y para la ciudadana tenan un ncleo comn. Sobre esta base, fue posible que desde diferentes perspectivas tericas y polticas se reconociera la importancia central de la educacin y del conocimiento, tanto en el desarrollo econmico como en el comportamiento ciudadano. Sin embargo, a pesar del amplio consenso acerca de la necesidad de reformar la educacin, los acuerdos comenzaron a desvanecerse a la hora de discutir los sentidos y las estrategias concretas de la reforma. En el debate latinoamericano, desde el comienzo se distinguieron dos orientaciones diferentes. La primera perspectiva consideraba prioritarios aquellos aspectos vinculados con el logro de mayores niveles de eficiencia en la gestin educativa, como por ejemplo, la descentralizacin, la autonoma, la evaluacin de los resultados y los incentivos al rendimiento. El segundo enfoque pona el acento en la necesidad de llevar adelante polticas destinadas a lograr niveles adecuados de equidad para garantizar el carcter sostenido del proceso de desarrollo educativo y social. Desde el punto de vista poltico, mientras los primeros confiaban ms en el mercado como mecanismo de distribucin de los recursos educativos, los segundos sostenan la necesidad de concebir a la educacin como poltica de Estado. Estas dismiles posiciones fueron expuestas en documentos de organismos internacionales. El Banco Mundial public Prioridades y estrategias para la educacin mientras que la CEPAL y la UNESCO publicaron Educacin y conocimiento: Eje de la transformacin productiva con Equidad. En el mbito nacional, luego del amplio proceso de discusin sobre las transformaciones educativas que tuvo lugar en el marco del Congreso Pedaggico realizado en 1986, se inici una reforma del sistema educativo estructural y profunda. Uno de los principales productos de esta reforma fue la Ley Federal de Educacin, sancionada en 1993. Dicha ley extendi la obligatoriedad escolar -que pas de siete aos a nueve; promovi el cambio de la estructura del sistema educativo, al reemplazar la tradicional primaria y secundaria por la educacin general bsica y el polimodal con diferentes orientaciones; se renovaron los contenidos curriculares de todos los niveles de la educacin bsica y la formacin docente y se cre un sistema nacional de evaluacin de la calidad. La implementacin de la ley trajo aparejada una nueva divisin del trabajo entre el Estado Nacional y las provincias. El Estado Nacional se reserv la facultad de la orientacin tcnico pedaggico, la produccin de la informacin y las polticas compensacin de las desigualdades, mientras el Consejo Federal de Educacin qued definido como el mbito institucional para la negociacin y articulacin de polticas. Ms all del discurso que acompa estas transformaciones, lo cierto es que la descentralizacin educativa no estuvo acompaada de mecanismos de cohesin que permitieran mantener la unidad en un sistema federal y, al terminar la dcada, la fragmentacin del sistema educativo argentino era visible en casi todas sus dimensiones. Una de las peculiaridades de la reforma educativa argentina consiste en haber provocado interpretaciones y crticas segn las cuales pudo ser interpretado simultneamente como una estrategia destinada a mantener los estilos burocrticos tradicionales de la gestin de servicios pblicos y como la operaciona-lizacin a nivel 33

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educativo de las polticas neoliberales. Los representantes tericos y polticos del neoliberalismo criticaron las transformaciones por su carcter tradicional y postularon propuestas alternativas basadas en el financiamiento a la demanda, la desregulacin de la actividad privada y de los regmenes laborales docentes. En contraposicin, la literatura de orientacin crtica consider a la transformacin educativa como la cristalizacin del neoliberalismo econmico en el plano educativo y tendi a subestimar la importancia de aquellas medidas orientadas a reforzar la equidad social y el papel del estado. Si bien es cierto que esta ambigedad estuvo presente en la mayor parte de las reformas de Amrica Latina, el grado de conflicto que asumieron en el caso Argentino fue significativamente ms alto y se evidenci no slo en entre los analistas de la reforma sino tambin entre los funcionarios gubernamentales del rea econmica y de la cartera educativa. El hecho de que la reforma educativa se diera en nuestro pas de manera simultnea con transformaciones de otros mbitos de la vida nacional, suscit que algunos sectores la interpretaran como un componente ms del programa de gobierno menemista. En el plano econmico, los noventa fueron testigo de reformas como la apertura econmica, las privatizaciones de empresas y servicios pblicos, el achicamiento del estado y la poltica de la convertibilidad. Sin embargo, es difcil afirmar que las transformaciones del sistema educativo fueron absolutamente coherentes con las orientaciones y decisiones tomadas en el campo de la economa y de la reforma del Estado. Por el contrario, todo pareciera indicar que la poltica educativa fue relativamente independiente en relacin con lo que suceda en otros frentes del gobierno. De hecho, las diferencias se pusieron de manifiesto en el seno del propio partido y gabinete gobernante, donde existan posiciones diferentes acerca del papel del Estado en la educacin. Estas contradicciones mantuvieron su vigencia durante todo el perodo de gobierno de Carlos Menem y culminaron con un conflicto abierto entre el Ministerio de Educacin y el Ministerio de Economa, que provoc la renuncia de la Ministra de Educacin y gran parte de su equipo poltico y tcnico. Recordemos, a ttulo de ejemplos, el momento en el cual el entonces Ministro de Economa Domingo Cavallo mand a lavar platos a los cientficos e investigadores o la actitud de su sucesor, Roque Fernndez, durante el conflicto docente simbolizado por la Carpa Blanca frente al Congreso Nacional. Esta relativa independencia de la transformacin educativa la convirti en una poltica sectorial con cierta autonoma. Sin embargo, sus efectos no pueden disociarse de las consecuencias sociales y econmicas ms generales producidas por el resto de las estrategias del gobierno. La reforma educativa se dio en el marco de un progresivo empobrecimiento de las condiciones de vida de un sector importante de la poblacin. Las profundas transformaciones econmicas introducidas en la Argentina a partir de la sancin de la Ley de Convertibilidad tuvieron dos tipos de efectos. En un primer momento, la estabilidad monetaria signific una mejora en el poder adquisitivo de los ingresos de una capa significativa de hogares de nivel socioeconmico medio bajo que durante la etapa de la hiperinflacin haban cado debajo de la lnea de la pobreza. Sin embargo, pasado este efecto benfico sobre los ingresos y el empleo, comenzaron a manifestarse signos regresivos tanto en materia de distribucin del ingreso como de ampliacin de las oportunidades laborales. Tasas de desempleo de dos dgitos y un significativo crecimiento de la poblacin en condiciones de pobreza definen el escenario que caracteriza los ltimos aos de la dcada de los noventa. En un contexto cada vez ms empobrecido, esta fragmentacin estuvo acompaada por fuertes d