Riera.-el Legado de Los Jemeres Rojos

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—El inicio del juicio contra algunos jemeres rojos nos pone denuevo ante un genocidio poco explicado en Occidente. Un geno-cidio liquidado con el tópico de que Pol Pot era un loco que ase-sinaba a la gente que llevaba gafas o que se atrevía a pensar.Pero la verdad es siempre compleja. Para empezar: ¿Quién erarealmente Pol Pot?—Si nos atenemos a la manera en que él mismo se definió ensu última entrevista poco antes de morir en 1998, Pol Pot seríaun nacionalista entregado a la causa de su pueblo que salvó aCamboya de ser asimilada por Vietnam. Si analizamos su largatrayectoria política sería un oportunista que pasó de la ortodo-xia comunista al maoísmo y después de éste a disolver el parti-do comunista camboyano imitando, para sobrevivir, lo quehacían sus protectores extranjeros, ganando su apoyo político,militar y financiero. Además Pol Pot nunca abandonó el méto-do estalinista de destruir físicamente a sus adversarios po-líticos para mantener su liderazgo. Tengamos en cuenta que noera fácil sobrevivir en el violento pantanal en que convirtierona Camboya los bombarderos ilegales americanos y los intere-ses geopolíticos de Washington, Moscú y Beijing. Pol Pot y susjemeres rojos duraron lo que duró la guerra fría.

—¿Quieres decir que en realidad Pol Pot fue un producto de laguerra fría?—Pol Pot es el resultado de un cúmulo de factores, pero si

tuviera que señalar sólo uno diría la guerra fría. Aunque nopuede explicarse el genocidio camboyano sólo por la guerrafría. Pero ten en cuenta que no es hasta 1973 cuando los co-munistas camboyanos se decantan por hacer una revolucióncultural en Camboya que al final resultó tan catastrófica. Quécasualidad que su giro político al maoísmo ocurre cuando losamericanos y vietnamitas firman un acuerdo de paz que noexige a los americanos parar los bombardeos en Camboya.Estos continúan durante meses con una ferocidad desconoci-da. Pol Pot se siente traicionado por Hanoi, entonces en laórbita de la URSS, y decide “entregarse” a China, que en aque-lla época está en conflicto con Moscú. Es en este período cuan-do desata su primera purga política dentro del partido, contralos que él define con “cuerpo camboyano, alma vietnamita”.Creo que si los americanos y vietnamitas hubiesen incluido ensus acuerdos parar los bombardeos en Camboya la historiahabría sido diferente. Ya no digo si nunca hubiesen comenza-do. Después su “entrega” a China le condujo, en los años ochen-ta, cuando ha sido destronado por los tanques vietnamitas y seha refugiado en la frontera tailandesa, a aceptar ser un peón dela política de Reagan contra la Unión Soviética, disolviendoincluso el Partido Comunista, como se lo pide Deng Xiaoping.China y Estados Unidos comenzaban en aquella época a ponerlas bases de una relación económica que tanta importanciatiene hoy en la economía mundial. Al final las negociaciones de

Una verdad incompletaentrevista a Mark Aguirre

por Miguel Riera

ace unos pocos meses se inició en Phnom Penh el juicio internacional contra algunos (sólo algunos) delos responsables del genocidio camboyano. Un genocidio cuyas causas y consecuencias Mark Aguirreexplica muy bien en su libro, recientemente publicado, Camboya. El legado de los Jemeres Rojos. H

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paz para resolver el conflicto camboyano empiezan cuando laguerra fría termina. Ya no hay razón para que la única super-potencia que ha quedado ayude a Pol Pot indirectamente,como hacía. Es entonces cuando el conflicto camboyano ter-mina.

—Entonces, los bombardeos america-nos fueron un elemento clave. Sin em-bargo, EEUU nunca declaró la guerra aCamboya.—El caso camboyano es una vergüen-za más de tantas para nosotros los occidentales, los supuestoscivilizadores que rompemos las leyes cuando queremos y exi-gimos cumplirlas a nuestros supuestos enemigos. Por los últi-mos documentos desclasificados por el Pentágono se sabe queCamboya tiene la desgracia de ser el país más bombardeado dela historia. Más que Japón, incluyendo las bombas atómicas, ymás que Alemania, durante la segunda guerra mundial. No ol-vides que Camboya es un pequeño país, un poco más grandeque las dos Castillas juntas. Es difícil saber los muertos quehubo, pero la cifra generalmente aceptada por los historiado-res alcanza el medio millón. Tanta destrucción arrasó la socie-dad rural. La ciudad, que apoyaba a los americanos, se libró delas bombas, facilitando el camino a los jemeres rojos. Pero lopatético es que Johnson primero y después Nixon nunca lohicieron público para no alimentar al movimiento contra laguerra de Vietnam, que veían como una amenaza interna.

Cuando Martin Luther King fue asesinado en 1968 estaba en elproceso de unir el movimiento por los derechos civiles al movi-miento contra la guerra de Vietnam, una alianza explosiva. Elmismo Congreso estaba contra la expansión de la guerra. Es en

este contexto que decidieron actuarcontra la legalidad; según la Constitu-ción los Estados Unidos de América nopueden atacar a un país sin declararle laguerra, actuando como rufianes protegi-dos por la oscuridad. Al final la guerrailegal de Camboya fue un elemento más

de los que afortunadamente hicieron caer al presidente Nixon.

—Regresemos a Pol Pot. ¿De dónde salió? ¿Dónde y cómo se for-maron los principales líderes de los jemeres rojos? —Pol Pot pertenece a la primera generación nacionalista decamboyanos que crece con el fin de la colonización francesa,pero además, al tener estudios, forma parte de la nueva eliteque se está preparando para tomar el destino de Camboya ensus manos. Él mismo está de alguna manera relacionado con lacasa real y consigue una beca para estudiar en París. Es allí endonde se hace comunista, junto a otros jóvenes que han se-guido el mismo camino que él. Estamos hablando de los añoscincuenta, cuando el estalinismo domina el movimientocomunista, pero también son los años de las luchas de la des-colonización, años en los que domina entre los jóvenes de lascolonias que han llegado a París a estudiar la idea de hacer de

sus países sociedades igualitariasque no dependan para nada desus antiguos amos imperialistas.Estos jóvenes estudiantes cambo-yanos sellan su compromiso conlazos de sangre, algo habitual en-tre los políticos camboyanos. PolPot tenía lazos familiares con tresde los cinco líderes que están sien-do ahora juzgados por su respon-sabilidad en los grandes crímenesde Kampuchea Democrática. Suprimera mujer, Khieu Ponnary,era hermana de Khieu Samphan,e Ieng Thirith la esposa de IengSary. Cuando regresan a PhnomPenh de París a comienzos de losaños sesenta logran desplazar dela dirección del partido a los cua-dros comunistas formados enVietnam, que han luchado con las

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Camboya tiene la desgracia de ser el país más

bombardeado de la historia.

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armas contra los franceses. Trabajan enla enseñanza y empiezan a reclutarmaestros y estudiantes al partido comu-nista. Al principio su trabajo político esbásicamente urbano, incluso participanen las elecciones, sólo cuando el reySihanouk empieza a matar comunistasdeciden huir al bosque para salvarse. Esentonces cuando Pol Pot comienza a mi-rar a los campesinos como el sujeto revo-lucionario. Empieza a vivir tan espar-tanamente como lo hacen ellos por supobreza. Los maestros reclutados en laciudad, de vuelta a las escuelas ruralesharán de puente entre los “refugiados”comunistas de la ciudad y los campesi-nos budistas. La extensión de la guerra deVietnam a Camboya hará el resto. Comodice Phillip Short, quien ha escrito unacopiosa biografía de él, Pol Pot logró ha-cer de la necesidad una virtud.

—Si el sujeto revolucionario era el cam-pesinado, ¿qué tipo de sociedad preten-dían alumbrar los jemeres rojos? —En Camboya había un dicho antes deque los jemeres rojos se establecieranque decía “los frutos se cultivan en elcampo pero se los comen en las ciuda-des”. El gran problema social de Cam-boya, una sociedad mayoritariamenteagraria, no era la propiedad de la tierra.Era la abismal diferencia de ingresosque había entre el campo pobre y la ciu-dad rica. Algo que empieza a repetirsehoy. Los jemeres rojos querían acabarcon el modelo económico que hacía alos campesinos cada vez más pobres y a los burgueses de laciudad, conectados con los centros económicos imperialistas,más ricos. Estamos hablando de una sociedad mayoritaria-mente rural en donde tener un reloj o una bicicleta significabaser un campesino acomodado. Además no hay que olvidar quelos camboyanos son un pueblo muy nacionalista por su pasa-do grandioso, algo que uno puede captar inmediatamentecuando visita las ruinas impresionantes de Angkor. Pol Pot, in-flado de nacionalismo, cae en la trampa de creer que el decli-ve histórico de Camboya es producto sólo de factores externos.Cierra Camboya al mundo y con los mismos campesinos que

según él habían construido Angkor se propone construir elcomunismo, en un sólo país, desde el primer día, pensandoque acabará con la explotación de la ciudad sobre el campo.Disuelve todas las instituciones del viejo Estado, evacua lasciudades y abole el dinero. No renuncia a la industrializaciónpero tampoco quiere dinero prestado de afuera para comprarla maquinaria necesaria y tampoco utiliza al puñado de inge-nieros y profesionales que hay en Camboya, a quienes consi-dera infectados por la ideología burguesa y a quienes en elmejor de los casos hay que reeducar. Él cree que si todos loscamboyanos imbuidos de nacionalismo se ponen a cultivar

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Duch, responsable del campo de detención de Tuol Sleng

De estas fosas. cuando llueve todavía emergen huesos humanos. Choenug Ek

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los campos de arroz y a construir reservas de agua y canales,organizados en comunas, Camboya podría producir suficientecomida para alimentarse mejor que antes –la mayoría de loscampesinos solo comían dos veces al día– y un excedente paraintercambiarlo con China por maquinaria, en términos de in-tercambio igualitario, para impulsar la industrialización. Sitenía éxito sabía que estadísticamente la mayoría de los cam-boyanos, campesinos pobres, vivirían mejor que antes. Lo queocurre es que su proyecto fracasa estrepitosamente.

—Y tras el fracaso, ¿la represión? ¿O ésta se había iniciado yaantes?—Pol Pot había empezado su primera purga política en 1973,incluso antes de tomar el poder, cuando teme que los vietna-mitas y americanos pudieran haber acordado en París su fin ybusca agentes “provietnamitas” en el interior del partido co-munista. Ya hemos dicho que Pol Pot es unseguidor del método estalinista de liquidarfísicamente a los enemigos políticos, realesy potenciales. Luego, cuando toma el poder,sigue la dinámica sanguinaria de los tiem-pos de la guerra en vez de cambiar de curso.Apoyado en el odio que han generado losbombardeos y la salvaje represión de LonNol –durante la guerra civil no se hacen prisioneros y los gue-rrilleros detenidos son ejecutados– decide ejecutar a los man-dos militares y altos funcionarios del gobierno de Lon Nol. Peroesto no explica el más de un millón de camboyanos de una

población de alrededor de 7 millonesque murieron durante KampucheaDemocrática. Esto sólo puede expli-carse por el fracaso de su proyectoeconómico y la hambruna que gene-ró. Su plan de producir tres tonela-das de arroz por hectárea a la hora dela verdad ni tan siquiera llegó a una.Esto ocurre porque no es posible tra-bajar forzadamente, como obliga ahacer a los camboyanos, y ser pro-ductivo; no es posible aumentar laproductividad sin técnicos a base deconsignas políticas; no es posiblemejorar la vida de los campesinos sindemocracia... Cuando la gente em-pieza a quejarse del hambre y las en-fermedades –los cuadros locales pa-san al final del primer año informesen los que dicen que el 40% no pue-

den trabajar por estar enfermos y que carecen de médicos ymedicinas– el régimen no reacciona. Pol Pot, en vez de escu-char a los críticos, manda ejecutarlos acusándolos de hacerle eljuego a Vietnam y sigue con su desastrosa política económicaque acabará en el genocidio camboyano. La mayoría de lasmuertes serán a consecuencia del hambre, la sobreexplotacióny enfermedades curables. A medida que el hambre se extiendetambién lo hacen la disidencia y las ejecuciones. Para que te ha-gas una idea, de los siete secretarios comunistas de las sietezonas administrativas de Kampuchea Democrática nombradosen 1975, que eran los que conocían lo que estaba pasando deprimera mano, para 1978 cuatro de ellos habrán sido ejecuta-dos en Tuol Sleng y otro mas habrá cometido suicidio.

—Ya has comentado que para los jemeres rojos los habitantes dela ciudad eran enemigos, pero aun así, al tomar el poder, ¿por

qué decidieron evacuar las ciudades?¿quién se quedó en ellas?—Este es uno de los temas que más con-troversia ha generado y esperemos quelos trabajos del Tribunal ayuden a escla-recerlo definitivamente. A los habitantesde Phnom Penh les dijeron que eran eva-cuados para protegerlos de los bombar-

deos americanos. Quizá por eso una población cansada de laguerra aceptó la evacuación sin mayor resistencia. Hul Sa-raeun, un jemer rojo que entreviste en Pailin, me dijo que la or-ganización había decidido la evacuación en 1974, un año antes

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Se les pegaba un golpe en la

cabeza con una barra de hierro y se les degollaba.

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de tomar la capital, pero que fue presentada como algo provi-sional. Él mismo se extrañó cuando llegó a Phnom Penh, unaño después de la evacuación, y vio la ciudad vacía. De dosmillones de habitantes que había en abril de 1975 sólo queda-ban alrededor de 50.000: obreros de fá-bricas, los trabajadores que manteníanla ciudad, los escasos diplomáticos quehabía, el rey Shianouk bajo arresto en suPalacio y el aparato político central delnuevo régimen, incluido Pol Pot y losdemás líderes. Pero la idea predomi-nante entre los historiadores es que laevacuación fue concebida por Pol Pot–posiblemente hubo diferencias inter-nas– como una medida estratégica y no táctica. Acababa de unsolo golpe con los enemigos de la revolución cuya base estabaen las ciudades, conseguía mano de obra para la construcciónde los regadíos necesarios para el nuevo plan económico y per-mitía mediante el trabajo reeducar a los “ricos” de la ciudadponiendo las bases para una nueva sociedad comunista endonde los pobres campesinos y trabajadores educados en losvalores del comunismo serían los únicos actores.

—Finalmente, después de que Pol Pot hubiera liquidado a mi-llares y millares de disidentes comunistas, los vietnamitas de-ciden atacar. Y el régimen de los jemeres rojos se desmoronacomo un azucarillo en aguahirviendo. ¿A qué se debe ese de-rrumbe tan vertiginoso?—Sólo se puede explicar por-que Pol Pot ha perdido el apoyode los campesinos que lo aupa-ron al poder cansados del ham-bre y la brutalidad de los críme-nes de su régimen. En las sema-nas previas a la ocupación, sa-biendo lo que se le venía enci-ma, Pol Pot había ordenado darmás comida en los comedorescomunales, los únicos que ha-bía, y agita el sentimiento anti-vietnamita presente en el ima-ginario colectivo nacionalistacamboyano, pero ya es muytarde. Hastiados, la mayoría delos camboyanos ven a los viet-namitas como liberadores, noimportaba que los vietnamitas

hubiesen invadido a Camboya por intereses de seguridadpropios. No hay suficiente comida, están cansados de los tra-bajos forzados, no hay médicos que los curen, están hartosde tener que estar callados, de ver cómo personas desapare-

cen como gotas de agua en un arroyo...¿Quien va defender algo así? Es verdadque en términos militares el ejércitocamboyano no podía parar al gran ejér-cito vietnamita, pero en realidad setrata de una autoderrota política. Llamala atención la rapidez de la debacle ysobre todo que los jemeres rojos fueranincapaces de establecer una base enterritorio camboyano, como habían

planeado. Lo habían hecho antes en condiciones militaresmás difíciles. Eso sólo se explica porque ya no tienen elapoyo social que antes tenían. Acaban instalándose en tierratailandesa, en las zonas fronterizas desde donde los guerri-lleros hostigan al ejército ocupante con la ayuda de “la co-munidad internacional”, quien con su doble rasero acostum-brado, reconoce a Ieng Sary, uno de los acusados hoy ante elTribunal, como el representante de Camboya en las Nacio-nes Unidas. La misma institución que irónicamente lo estájuzgando en Phnom Penh.

—¿Qué paises siguieron apoyando –y cómo– a Pol Pot cuando

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Pol Potcierra Camboya al mundo y se

propone construir el comunismopensando que acabará

con la explotación de la ciudad sobre el campo.

Cartel actual en Toul Sleng. Prohibido sonreír.

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los jemeres rojos huyeron a Tailandia?—China directamente –mandó armas y pertrechos a los cam-pamentos guerrilleros de los jemeres rojos en Tailandia, sellegó a hablar de una ruta Deng Xiaoping–y Estados Unidos indirectamente. Losjemeres rojos después de disolver el parti-do comunista formaron un frente conSihanouk a la cabeza y lo poco que queda-ba de los antiguos aliados americanos dela época de Lon Nol, para hacer tragar a laopinión pública la ayuda financiera de Reagan a Pol Pot. Noolvides que la ocupación vietnamita ocurre en 1979, el año enque la URSS ocupa Afganistán. En plena guerra fría EstadosUnidos y China ven lo que ellos consideran la “expansión sovié-

tica” en Asia como un ries-go propio. Washington re-curre a Bin Laden en Afga-nistán y a Pol Pot en Cam-boya como peones gue-rrilleros en una política dedesgaste del enemigo,mientras estrecha su alian-za con Beijing. Deng Xiao-ping había declarado laguerra a Vietnam en casti-go por la invasión a Cam-boya, una guerra que aun-que dura muy poco tuvonefastas consecuenciaspara la credibilidad de laizquierda. China tambiéncongelará toda relaciónpolítica con la URSS, po-

niendo como condición para el deshielo la salidade las tropas de Vietnam de Camboya. Deng Xiao-ping lo compensa acercándose más a Estados Uni-dos. De alguna manera el orden económico mun-dial actual se está gestando políticamente en estepequeño y pobre país del Este de Asia.

—Vayamos ahora al juicio contra los responsablesdel genocidio. ¿Por qué ha tardado tanto tiempo enformarse el Tribunal Internacional? ¿Quién estásiendo juzgado?—Nadie estaba interesado en un juicio. ¿Cómo laONU podía quererlo mientras Ieng Sary, uno delos que están ahora en el banquillo, ocupaba el si-llón de representante de Camboya en su sede en

Nueva York a propuesta de “Occidente” después de que seconociera el genocidio? ¿Estados Unidos, que había cometidoseveros crímenes de guerra y contra la humanidad con sus

bombardeos ilegales? ¿China, que habíaestado detrás de Pol Pot? ¿Los políticoscamboyanos, cuya gran mayoría han sidojemeres rojos o aliados de Pol Pot en algunmomento de su vida? Lo que ocurre esque cuando el Presidente Clinton justificalos bombardeos de Yugoslavia para evitar

un genocidio en Kosovo, se acuerdan de Pol Pot. Se veía muymal juzgar a los serbios mientras Pol Pot se paseaba por Tai-landia. Piensan que podía serles útil acabar con él para legiti-mar su agresión en los Balcanes. Sobre todo porque activistas

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En vez de escuchar a los críticos,

manda ejecutarlos acusándolos de hacerle el juego a Vietnam.

Soldados de Camboya buscan minas terrestres en las afueras de Pailin, un antiguo bastión de los jemeres rojos, en el oeste de la provincia de Battambang

Primer día del Tribunal Internacional

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de derechos humanos habían seguido todos esos años exigien-do un juicio que ayudase a conocer la verdad de lo que pasó ycastigase a los responsables del genocidio camboyano. Pero otravez les llevó tiempo a los implicados establecer una jurisdiciónque fuera la horma de los zapatos de todos.No era tan fácil contentar a todos. Al finaldeciden que los bombardeos queden fuera,que la ONU no tenga que rendir cuentaspor acoger a Ieng Sary, que los políticos enactivo camboyanos no puedan ser acusa-dos. Conocer la verdad queda en un segun-do plano. La jurisdicción del Tribunal se reduce estrictamente alperiodo de Kampuchea Democrática y a los altos líderes, a aque-llos que hayan cometido grandes crímenes. Los juzgados enPhnom Penh en estas condiciones han quedado reducidos acinco. Además de Ieng Sary, Khieu Samphan, jefe de estado;Nuon Chea, número dos del Régimen; Duch, el responsable deTuol Sleng; e Ieng Thirith, la esposa de Ieng Sary y hermana deKhieu Samphan y ministra de Asuntos Sociales. Recientementeun fiscal dijo que había reunido evidencias para juzgar a más lí-deres. El Tribunal lo rechazó por falta de dinero. Solo Japón hadado algo más que migajas, posiblemente como un medio demeter el dedo en el ojo de su rival chino.

—Tuol Sleng... ¿Es ahí donde se asesinó a millares de personas?¿Cómo las ejecutaban?—Era terrible. Sólo se conocen una docena de sobrevivientesentre las más de 14 mil personas, entre ellos muchos comu-nistas, que ingresaron en el centro de detención del ComiteCentral del Partido Comunista que era Tuol Sleng, S-21 en lajerga burocrática. Pero no se les ejecutaba allí. En Tuol Sleng seobtenía bajo tortura “la confesión” que necesitaban los diri-gentes del partido, a la que se añadía siempre una lista de “cóm-plices”, delatados por el acusado. Entre otras torturas se metíala cabeza de los prisioneros bajo el agua hasta provocar los pri-meros síntomas de asfixia, se les extirpaban las uñas,o se dabanshoks eléctricos a los prisioneros. No ha-bía prisas para obtener la confesión ade-cuada. Duch, el responsable del centro,una vez firmada por el acusado la repor-taba directamente a Son Sen o a NuonChea, quienes estaban a cargo de la se-guridad del Régimen y quienes a su vez lareportaban a Pol Pot. Éste las usaba cuan-do le convenía para seguir con sus purgas, eliminando física-mente a oponentes políticos. Uno de los verdugos, Him Huy, hacontado –existe un vídeo realizado por el Centro de Documen-tación de Camboya–, dónde y cómo los presos de Tuol Sleng

eran ejecutados. El suplicio tenía lugar en Choenug Ek, un lugarapartado semipantanoso a las afueras de Phnom Penh conver-tido en monumento en memoria del genocidio. Un lugar banal-izado hoy por el dinero. Him cuenta que los detenidos, una vez

firmada “la confesión”, eran llevados al lugarde noche, en camiones, y ejecutados. Se lesvendaban los ojos, se les hacía arrodillardelante de una tumba colectiva, en donde seles pegaba un golpe en la cabeza con unabarra de hierro y se les degollaba. Los queesperaban su turno no podían oír los gritos

de las víctimas por estar junto a un ruidoso generador eléctricoa unos cien metros del improvisado patíbulo. Todavía hoy cuan-do llueve salen huesos de las victimas del suelo.

—¿Que esperas del juicio?—Poca cosa si se espera que verdad y justicia vayan de la mano.Ya he dicho que los organizadores del juicio, el gobierno y la“comunidad internacional”, estaban más preocupados porprotegerse ellos mismos que por investigar lo que pasó y sabercómo se tomaron las decisiones que condujeron a Camboya atanto sufrimiento humano. El padre Ponchaud, famoso por sulibro Camboya. Año 0, dijo en Phnom Penh cuando se consti-tuyó el Tribunal que sentía verguenza por la jurisprudenciapactada y llegó a catalogarlo como una farsa al dejar fuera a losresponsables de los bombarderos americanos, que a su juiciodestrozaron Camboya. Con el juicio en marcha siguen actuan-do para que el proceso no se salga de lo pactado. Hasta el puntode que todavía hay activistas de derechos humanos que no es-tán seguros de que el juicio llegue hasta el final. El dinero in-ternacional prometido no llega y funcionarios gubernamenta-les no dejan de interferir en el proceso y de usar el presupuestodel juicio en su propio provecho. En esta situación la gente haperdido interés. La sala, con cabida para 400 personas, se llenamuy raramente. Normalmente llegan 150-200 personas. Los jó-venes, que son la mayoría de la población, son indiferentes. No

logran ver la relación que tiene el pasado,que les asusta por su crueldad, con su pre-ocupación por encontrar un buen empleoy salir de la pobreza. Pero para muchas delas vítimas que han sobrevivido al geno-cidio, el juicio les puede ayudar de algunamanera a liberar sus traumas, a hacer suvida más llevadera, aunque se les escatime

conocer la verdad. Pienso que, de todas formas, un mal juicioes mejor que ninguno. En Camboya hay una gran cultura deimpunidad para los poderosos. El juicio puede ayudar a com-batirla!

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Hastiados,la mayoría de los camboyanos

ven a los vietnamitas como liberadores.

De alguna manera el orden económico

mundial actual se estaba gestando políticamente en este

pequeño y pobre país.