Revista Metodista nº206

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“Pensamos “Pensamos y dejamos pensar” y dejamos pensar” Juan Wesley Juan Wesley número abril/mayo 2013 nú ú ú ú ú ú ú ú ú ú ú ú úmero 206

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Abril - Mayo 2013

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Page 1: Revista Metodista nº206

“Pensamos “Pensamos y dejamos pensar”y dejamos pensar”

Juan WesleyJuan Wesley

número abril/mayo 2013núúúúúúúúúúúúúmero206

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s u m a r i os u m a r i oEditorial 1

El gran paso Juan Damián 2

Tenemos Papa Oscar Bolioli 3

Fue un día con una bendición

especial Susana Gérez 4

La Salud como Vida Plena

Pastor Ademar Olivera 5

Teología 8

Pastor Gustavo Garello 11

El Instituto Crandon

143 años de educación

y de vida cristiana 12

La Iglesia debe estar afuera

Carolina Vallejo 15

Rosario presenta libro homenaje

a Federico Pagura 17

Drogas y Religión Frei Betto 18

La elección de un nuevo

Papa y el Espíritu Santo Ivone Gebara 19

Análisis Nacional

Los plazos se van acortando

William Quinteros 21

Nos visitaron... 22

Falleció el pastor Emilio Castro

carta del CLAI 24

Publicación de la Iglesia Metodista en el UruguayIMU) – Valor del ejemplar $ 20Comisión de comunicaciones:Oscar Villagrán: redactor responsable,[email protected]

Colaboradores en este número: Juan Damian, Oscar Bolioli, Susana Gérez, Pastor Ademar Olivera, Carolina Vallejo, Frei Betto, Ivone Gebara, William Quinteros, Pastor Adolfo Tomé

Revista Metodista (RM) respeta la opinión de suscolaboradores.

Los artículos firmados expresan única y exclusivamente el pensamiento de sus autores.Permitida la reproducción total o parcial de los artículos, citando su fuente. Agradecemos el envíode un ejemplar.

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Revista Metodista Nº 206ABRIL / MAYO 2013

Diseño: Stella Fernández

Revista Metodista Nº 206abril/mayo 2013

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Iglesia Metodista Iglesia Metodista en el Uruguayen el Uruguay

Page 3: Revista Metodista nº206

E STAMOS SALIENDO como primer número de este año 2013

en un momento especial del calendario cristiano.

Tiempo de recordación, de volver a pasar por el corazón.

Atrás han quedado todas las celebraciones de Tiempo de

Cuaresma y Semana Santa.

Pero la noticia más importante la han traído algunas muje-

res que visitaron el sepulcro de Jesús.

Muy temprano, el primer día de la semana, en un gesto de

amor solidario llevaron especies aromáticas para ungir el cuer-

po, pero el sepulcro estaba vacío.

La noticia ha perturbado la lógica de sus seguidores, a pesar

de que el maestro se lo había dicho varias veces, que al tercer

día resucitaría, esta confi rmación los desconcertó.

Dos de sus discípulos se apartan del grupo, y emprenden su

retorno a Emaús, una aldea a 11 quilómetros de Jerusalén.

Van con los sueños de liberación rotos, desanimados por los

últimos sucesos acaecidos en la ciudad. Es tanta su tristeza que

no reconocen al acompañante que se les arrima a mitad del ca-

mino.

Y se inicia el diálogo. ¿Acaso eres el único que ha estado en

Jerusalén y no sabes lo que ha pasado? Y siguen hablando hasta

que se hace tarde. Los discípulos se solidarizan con este extraño

que les ha hablado y les ha tocado las partes más sensibles de

su fe judía.

¡Quédate con nosotros! Es sentados a la mesa que recono-

cen al partir el pan y beber de la copa a Jesús resucitado. Y de

temerosos se vuelve temerarios.

Ya no importa el peligro de los caminos en la noche. Regre-

san a Jerusalén a compartir la Buena Noticia de la resurrección.

También a nosotros hoy nos invita a compartir la Buena No-

ticia que surge de aquella primera, que trajeron las mujeres al

grupo de sus seguidores.

¡Hemos visto al Señor resucitado!

Una misma actitud: la de la solidaridad de las mujeres y la

de los caminantes de Emaús, es el camino para reconocer al re-

sucitado.

Que en medio de nuestras preocupaciones cotidianas, po-

damos sentir la presencia viva de Jesús que nos desafía a la soli-

daridad y al compromiso

Oscar Villagrán

itud: la de la solidaridad de las mmujujereresess yyyyy lllaaa

de Emaús, es el caamiminononononono ppppppararararara aa a rereerecocococononnocececer r llalalal rrre-e-e-

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2/REVISTA METODISTA Nº 206 -abril / mayo 2013

Pascua entonces es transición, cambio, trans-formación. Cuando celebramos la Pascua cristiana significamos un hecho vivido, cumplido por Jesús. Pero nosotros no somos espectadores, no somos público, no estamos afuera.

De un modo misterioso, inefable a nuestra ex-presión celebramos un hecho que nos involucra. Estamos dentro. No somos el protagonista, pero estamos en el escenario.

Es decir que “nos pasa algo”. Algo “nos está ocurriendo”. Pablo lo dice muy solemne. “Quien ha muerto con Cristo está resucitando con El”.

 ¿Resucitando?

¿A qué estamos resucitando? En los relatos de la resurrección la presencia del Señor es extraña sin dejar de ser familiar. Parece que está pero des-aparece. Sin embargo permanecen sus señales. En el camino a Emaús cambia el desaliento de los dis-cípulos por ánimo y esperanzas. Lo reconocen en la comunión del pan y el ardor del corazón.

En Juan Jesús muestra sus manos y costado he-rido. Siempre los discípulos acogen la señal de “paz para ustedes” y descubren “el sentido de la Escritura”.

¿Cuáles son nuestras señales hoy de estar resucitando? Las  mismas de Jesús pero de otro modo... Contagiar paz, buscar paz, recrearla entre la sociedad y los demás... Despertar la comunión entre la gente... Acercarnos para dar aliento, espe-ranza, ganas de seguir la lucha, la que sea, la que nos toca.

Descubrirlo en el prójimo como Magdalena en un jardinero, o los discípulos en los compañe-ros camino a Emaús.

Hemos de ser testigos del gran paso de Je-sús y paso nuestro. Al decir de Juan “Hemos pa-sado de la muerte a la vida”. Pero eso no lo procla-mamos y juzgamos nosotros, sino los demás, los que nos rodean, conviven y comparten nuestros gestos y presencia.

¿”Llevamos vida, comunicamos vida”? en esta sociedad violenta, corrupta, de consumo, indivi-dualista, Dios quiera entrelacemos paz, honestidad, autenticidad solidaria, humanización evangélica.

Juan Damián

HH  AY MOMENTOS EN LA VIDA de las personas

y de los pueblos que son decisivos. Marcan el gran paso. No cualquiera, el habitual, el cotidiano, el ru-tinario. No. Son el gran paso con que se inicia el nuevo ritmo de un nuevo camino.

Israel ya no será el mismo de Egipto. El paso del Mar Rojo empuja un nuevo camino de libera-ción. Ya no son esclavos, sino libres. Ya no están fuera de la casa, sino que caminan hacia ella.

Los Israelitas lo festejarán siempre. El éxodo hacia la libertad que los constituye e identifica como pueblo.

Los evangelistas ponen en boca de Jesús mu-cho antes del Calvario un anuncio triste... “Tendrá que sufrir, pero...” Un paso decisivo, definitivo en la vida de Jesús que marca la travesía, que cruza el horizonte de la muerte hacia un camino nuevo.  

Jesús ya no será como antes, Se le reconoce pero es distinto. El futuro de Dios empieza en Je-sús resucitado.

Festejar la travesía

Nosotros ya no seremos la vieja humanidad caída, sino el nuevo pueblo levantado que cami-na rumbo a la Vida Abundante.

Aún no lo vemos, no nos damos cuenta, pero el Reino, el Nuevo Mundo de Dios va tomando forma.

La gente, los pueblos festejan el gran paso que alguna vez han dado. Los cumpleaños son el festejo de empezar a andar en la vida. El aniver-sario de matrimonio es la evocación de un nuevo rumbo y un nuevo proyecto. Las fiestas patrias es la memoria de un momento liberador constituti-vo, fundante de un pueblo. Todos y todas signifi-can un gran paso.

La palabra Pascua alude a un paso, un pasa-je, una travesía. En sentido literal es un paso. En su significación más profunda es  camino,  andar. Y cuando tú  andas cambia el paisaje, cambian las cosas, cambian los demás, cambias tú mismo. Todo se revela diferente, se descubre distinto.

El Gran Paso

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REVISTA METODISTA/3Nº 206 - abril / mayo 2013

L Desde la presidenciaDesde la presidenciaDESDE LA PRESIDENCIA

A IGLESIA CATÓLICA desde hace tiempo vie-ne siendo sacudida por problemas internos; de carácter ético que tocan su sistema financiero, el comportamiento de sacerdotes y su relaciona-miento con sectores nada santos en la sociedad. El “ Vatileaks” que involucró al secretario privado del Papa y posiblemente otros del círculo íntimo de Ratzinger, fueron una señal de alarma de la pro-fundidad del tema.. La renuncia de Benedicto XVI. fue una sorpresa en todos los ámbitos. El Papa ha estado en los círculos íntimos de Juan Pablo II en la Curia Vaticana por mas de dos décadas como para sentirse sorprendido por lo que ocurre. Por 600 años los Papas se retiraban a su muerte. Las razones reales de su renuncia continúan siendo un misterio, pero dejo decretos donde mantiene títulos y cercanía a los círculos del Vaticano como señales de que quiere mantener cierta influencia en los procesos futuros. Algunos entendidos en el Vaticano aseguran que Ratzinger acarició un proyecto de un retorno férreo al pasado eclesial y doctrinario y se encontró que el sector en el que se apoyaba estaba implicado en serios problemas y no contaría con el sustento para sacar adelante tal proyecto.

La segunda sorpresa fue la elección del nuevo Papa, rompe con el predominio europeo y es el primer Jesuita de la historia que llega a tal posi-ción. También es el primer cónclave que concita tanta atención tanto católica como secular en la prensa. Un desmedido estado compulsivo de los medios de comunicación. La elección del Carde-nal Jorge Bergoglio de Argentina, desata un des-pliegue mediático desde el Vaticano tomando distancia de sus antecesores y `presentándolo comprometido con los pobres, el diálogo y la sim-plicidad de vida. El nuevo Papa muestra gestos desde su principio de sencillez, de rechazo de los símbolos del boato Vaticano. Excelente comunica-dor, se puso en el bolsillo a la prensa y al público. Pero su elección trae también un debate sobre su pasado durante la dictadura Argentina. Especial-mente la acusación de no haber protegido a dos sacerdotes jesuitas y laicos de las acciones represi-

vas de la dictadura. Las acusaciones parten de un documento del periodista argentino Horacio Ver-bitsky. Esto desata una operación de protección de la imagen del nuevo Obispo de Roma. Lo que trae mas confusión en el debate es el apoyo de teólogos de avanzada como Leonardo Boff, Pedro Casaldágila y de los coordinadores de Comunida-des de Base. El jesuita Jon Sobrino de El Salvador es mas cauto..: Bergoglio superior de las Jesuitas en Argentina en los años de mayor represión del genocidio cívico militar tuvo un alejamiento de la Iglesia popular comprometida con los pobres. No fue un Oscar Romero. Sin embargo destaca signos pequeños pero claros de sencillez y humildad y deseo que crezcan como signos grandes”

En lo que hay consenso es que es una perso-na austera, con preocupación por los pobres. Con-servador y en los temas morales mantiene lo afir-mado por la Iglesia. En lo personal aparece una persona de cercanía, humana. Esto quiere decir

TENEMOS PAPATENEMOS PAPA

Nuestra Iglesia mandó un saludo al Presidente de la Conferencia Episcopal augurándole lo mejor al nuevo Papa y redoblar la oportunidad de seguir trabajando por aquellas cosas que nos unen. No puedo dejar de olvidarme que Monseñor Romero fué elegido Arzobispo para dejar contenta a la clase dominante en El Salvador. Su experiencia de vida lo transformó en el pastor de todo un pueblo

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Fue un día con una bendición especial…

Los fieles de la Iglesia Metodista en Bella Unión, estamos disfrutando, viviendo, y agradeciendo a Dios por todas las bendiciones que estamos recibiendo.

La atención con dos pastores como Nancy y Os-car, que viajan a este lejano rincón de nuestro país que los políticos llaman, excluido y olvidado.

¿Será así? En la política nunca se sabe si es ver-dad o no, lo que estamos seguros es que nuestro Dios no nos olvida y menos aún no nos abandona.

Con cultos todas las semanas, nos sentimos fe-lices, nos estamos renovando y están retornando aquellos miembros que por distintos motivos esta-ban alejados de la iglesia.

Ayer sábado 6 de abril vivimos una jornada muy emotiva con la feria “Todo por $10”.

Gracias a todas las personas que se sintieron mo-tivadas a donar ropa y que a su vez la iglesia pudo hacer posible que muchas personas pudieran vestir a su familia con ropa y calzado de muy buena calidad.

Fue una fiesta, lo disfrutamos doblemente porque todos compartimos un almuerzo que nos tuvimos que turnar para comer, debido a la avalancha de público que se probaba la ropa y había que atender. Cada bolsa vendida iba acompañada de material evangelizador.

En medio de todo este movimiento Oscar; recibe la triste noticia de la partida del pastor Emilio Castro, una pérdida no solo para la familia y la iglesia, sino también para el mundo por su dedicación y partici-pación en la defensa de los derechos humanos y su vocación ecuménica.

La reciente partida del pastor Gustavo Garello, también fue muy sentida, estuvimos orando mucho sabiendo de su lucha y sus ganas de vivir.

El Señor los reclamó y como dice La Palabra: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”, seguro que los dos ya están gozando de la gloria del Señor en alguna de ellas.

Susana GérezBella Unión

que no confundamos los términos. Una persona puede ser simpática y preocuparse por los pobres y ser conservadora. Como decía Hélder Cámara: “ no basta con la humildad ni con la confraterniza-ción con los pobres: de lo que se trata es de en-señarles que la pobreza no es el resultado de un designio maligno o de un capricho de la natura-leza, sino de un producto histórico de una máqui-na implacable de fabricar pobreza y miseria y a la cual la Iglesia jamás tuvo la osadía de condenar a pesar de su intrínseca malignidad”..

La Iglesia Católica no solo por su tamaño, pero por su inserción política e histórica y a pesar de ser debilitada por la sucesión de escándalos, tiene una enorme importancia y peso en lo local e internacional. Por eso de ahora en adelante Fran-cisco deberá mostrar con sus decisiones el camino real hacia donde la Iglesia Católica se dirigirá. Vol-verá al postergado aggiornamento de Juan XXIII. Que hará con el informe secreto encargado por Ratzinger a tres Cardenales sobre la corrupción interna. Producirá la renovación tan necesaria o se cambiará algo para que nada cambie. En Améri-ca Latina apoyará la apertura hacia una sociedad mas justa donde los pobres sean ciudadanos o se-guirá participando de una ideología que predo-minó entre sus antecesores... En Uruguay tendrá que designar quien será el nuevo Arzobispo ya que Monseñor Cotuño llega a sus 75 años y debe retirarse... Un detalle que puede ser importan-te. De lo que se desprende de informaciones de aquí y allá el Cardenal Bergolio entró al Cónclave con el apoyo ya del sector de los purpurados que querían cambios y renovación. Este grupo estaba fuertemente auspiciado por los cardenales nor-teamericanos, que siempre fueron los ”rebeldes” al status quo vaticano. Dos días y cinco escrutinios bastaron para que Bergolio sacara más votos que Ratzinger en el 2005. Tiene un marcado apoyo para producir los cambios de una maquinaria que parece desgastada en el poder.

Nuestra Iglesia mando un saludo al Presidente de la Conferencia Episcopal augurándole lo mejor al nuevo Papa y redoblar la oportunidad de seguir trabajando por aquellas cosas que nos unen. No puedo dejar de olvidarme que Monseñor Rome-ro fué elegido Arzobispo para dejar contenta a la clase dominante en El Salvador. Su experiencia de vida lo transformó en el pastor de todo un pueblo.

Pastor Oscar Bolioli

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REVISTA METODISTA/5Nº 206 - abril / mayo 2013

2) Buscando defi nicionesNo es tarea sencilla poder defi nir correctamente

qué es salud, qué es enfermedad. Una corriente en la medicina afi rma que una persona es enferma y sana, que enfermedad y salud es un movimiento pendu-lar, que no se los puede separar. En ciertos momen-tos estamos enfermos, en otros sanos. Los médicos reconocen que no hay enfermedades sino personas que se enferman. Porque, si bien hay elementos co-munes en los síntomas, la forma en que cada enfer-mo vive esa situación puede ser diferente. También, se dice, que no se enferman las partes (órganos, apa-ratos, sistemas), sino que se enferma la persona en su totalidad. Cualquier enfermedad compromete lo corporal, lo sicológico, lo social, lo espiritual.

Según el diccionario, “Enfermo” es una palabra que proviene del latín: “Infi rmus”, que quiere decir: no fi rme, estar endeble, inestable. “Salud” (del latín Salus), signifi ca armónico, íntegro. Entonces, para lograr un estado saludable es necesario recuperar la armonía, el equilibrio y la integridad. Esto está en consonancia con la expresión creada por las comu-nidades indígenas, el “Buen Vivir”, que se refi ere no sólo a la calidad de vida, sino a vivir en armonía y equilibrio consigo mismo, con las demás personas y con la naturaleza. Y, agrego yo, con Dios.

3) La Función de la Medicina En la Medicina Occidental, la función de curar se

ha asignado a los médicos, subestimando otros me-dios. Los extraordinarios progresos de la ciencia mé-dica en las últimas décadas nos dejan deslumbrados. El conocimiento del organismo humano alcanzado es asombroso. Las técnicas y los medios modernos para prevenir y combatir enfermedades (vacunas, equipos, etc.), han logrado un alto grado de efi cacia. Se ha erradicado y controlado enfermedades que en otro tiempo eran incurables.

Sin embargo, a veces olvidamos que el médico no es Dios, sino una creatura que ha recibido dones y capacitación para aliviar el dolor y el sufrimiento humano y luchar contra la enfermedad y la muerte. Y que, aún con todos sus conocimientos y pericia, el médico tiene limitaciones y está sujeto a la posibili-dad de equivocarse. La ciencia médica no es infali-ble; también comete errores y a veces fracasa. Como ejemplo, baste recordar que, aún hoy, muchas veces se busca atacar los síntomas y no las causas de una enfermedad; o la “aleopatía”, que alude a la terapéu-tica en que el medicamento recetado produce en el paciente reacciones contrarias o secundarias; tam-bién la incapacidad de la medicina para comprender

La Salud como La Salud como Vida PlenaVida Plena

1) Integralidad del Ser HumanoNuestro punto de partida es la certeza de que

cada individuo es un ser integral, indivisible. No se enferma una parte de él (p.ej., el aparato digestivo, los riñones), sino toda la persona. Nadie dice: “la cabeza está dolorida”, sino “me duele la cabeza”. El apóstol Pablo reconoce esa ligazón en la metáfora del cuerpo para referirse a la iglesia: “Si una parte del cuerpo sufre, todas las demás sufren también” (I Cor.12:26).

Si bien hay, en la rama de la medicina, espe-cializaciones que se ocupan de partes específicas del cuerpo (cardiólogos, urólogos, oftalmólogos etc.), para llegar a la raíz de la enfermedad hay que tomar en cuenta a la persona integral. De hecho, la moderna “Medicina Antropológica” parte de una comprensión global, sicosomática, integral de la persona. Cada vez más se reconoce la importancia de lo afectivo, el contacto físico, la caricia, en el proceso de sanación. Eso quiere decir que no es suficiente determinar si hay gérmenes, parásitos o sustancias tóxicas, para entender las dolencias de un paciente. También se requiere considerar facto-res emocionales, síquicos, sociales y espirituales, que están interrelacionados con lo corporal. La alegría, la tristeza, el bienestar, la soledad influyen de alguna manera desconocida en la enfermedad y en la sanación de una persona. En consecuen-cia, para poder llegar a la raíz de una enfermedad, se asume un enfoque interdisciplinario. Con este enfoque, los especialistas se consultan y derivan los casos que tratan. Por otro lado, creemos que se debe reconocer la dimensión social de la salud. Estar angustiado o frustrado, vivir con miedo, con la sensación de inseguridad, la violencia extendi-da, cárceles abarrotadas y casas con rejas, despre-cio por la vida, propia y ajena… son síntomas de que no sólo hay individuos enfermos, sino que la sociedad misma está enferma. Son realidades que afectan, directa o indirectamente, al conjunto de la población. Se hace necesario, por tanto, que la sociedad misma encare esta problemática y traba-je en la recuperación de la salud social.

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y curar ciertas enfermedades como el SIDA, el cáncer y otras.

Eso no quiere decir que hay que despreciar la ciencia médica. Al contrario, como cristianos la esti-mamos como el campo en que Dios está obrando a favor de la humanidad. Pero sabemos que también actúa a través de métodos “no-científi cos”. Por eso, debemos ser cautelosos al medir el alcance de sus funciones, pues la ciencia médica no posee un po-der infi nito y no puede reclamar una “fe ciega” en sus postulados.

4) El problema de las adiccionesLa drogadicción es un tema que admite diferen-

tes enfoques. Mencionamos, por ejemplo: *Incluir o separar las diversas modalidades de

adicciones usuales en nuestro medio: tabaco, bebi-das alcohólicas, analgésicos y psicofármacos, dro-gas. *Clasifi cación de los tipos de drogas, según el grado de dependencia que generan posibles daños a quien las consume, a su familia, a la sociedad: ma-rihuana (Cannabis), cocaína, alucinógenos, pasta base, etc. *Diferenciar claramente dos aspectos: el consumo de drogas y sustancias psicoactivas, por un lado; y la comercialización o tráfi co de drogas, por otro. *Determinar o acordar acerca de qué es “legal” o “ilegal”, desde el punto de vista jurídico, moral, axiológico, o de las normas aceptadas en la socie-dad. Por ejemplo: ¿El adicto es un “transgresor” incli-nado al delito? ¿Por qué y en qué casos? ¿Se puede afi rmar científi ca y racionalmente que la adicción es una enfermedad, consecuencia de una patología, pasible de internación compulsiva por su eventual amenaza a la sociedad? *¿Qué parte corresponde a la responsabilidad individual, a la sociedad o a la in-tervención del Estado, y quién lo defi ne?

Y así podríamos continuar. Lo que de por sí re-fl eja la complejidad del tema. Desde nuestra pers-pectiva, creemos que, en la mayoría de los casos, las conductas adictivas obedecen a factores a menudo múltiples. Problemáticas personales, familiares y del entorno social; carencias afectivas; insatisfacción; problemas emocionales y laborales; quiebre de la relación familiar; inadaptación al medio; falta de va-lores afi rmativos de la identidad.

El adicto es una persona que sufre, aunque no tenga conciencia de ello. Necesita ayuda, compren-sión, acompañamiento, contención. El eje de nues-tro compromiso con el consumo problemático de drogas es la dignidad de las personas. Entra en la órbita de los derechos humanos. Lo cual exige acer-carse al otro con profundo respeto a su identidad, su opción, su estilo de vida.

Para los cristianos, el núcleo de la acción soli-daria en salud consiste en restaurar, reparar situa-ciones de exclusión, de injusticia, de marginación, de no-vida. Con la intervención de distintas disci-plinas, somos desafi ados a ayudar a las personas a recuperar su lugar de dignidad que le corresponde en la sociedad, sin estigmatizaciones. Eso requiere, frecuentemente, un cambio de mentalidad, un cam-bio de actitud, en quienes abordan la problemática. Incluso, un cambio de vocabulario. Por ejemplo, no seguir usando el término “drogadictos”, tan cargado de sentido peyorativo, sino “personas que consumen drogas”.

5) El sentido de la vidaPara orientarnos en la búsqueda de fundamen-

tos que sostengan nuestra postura consultamos la Palabra de Dios. La palabra central en la Biblia es Vida. Nuestra vocación es aceptar y promover la vida como un regalo de Dios. “Les he dado a elegir entre la vida y la muerte, y entre la bendición y la maldición. Escojan, pues, la vida, para que vivan ustedes y sus descen-dientes” (Deuteronomio 30:19). La vida es algo pro-visional, breve, frágil como una fl or, que podemos disfrutar a término. Pero ¡qué hermoso es vivir! Por eso, es importante descubrir el sentido último de la vida. Ya el salmista le pregunta a Dios “¿Qué es el ser humano? ¿Por qué lo recuerdas y te preocupas por él?” (Salmo 8:4). Cada persona es única, irrepetible. ¿Qué la distingue de otras? Un cuerpo, un rostro, un nombre, una huella digital, el ADN. Pero, más allá de la identifi cación personal, la pregunta crucial es ¿para qué vivimos? Naturalmente, hay múltiples respuestas: lograr la felicidad, conservar la especie, formar una familia, amar y ser amado, entrega a una causa…

Para los cristianos, la fuente y el modelo de vida es Jesucristo, quien dice: “Yo he venido para que ten-gan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). ¿En qué consiste la vida que predica Jesús? ¿Qué valor le da? ¿De qué manera la comunica y la defi ende? Al respecto, para poder llegar a una defi -nición más o menos aceptable es necesario dar un rodeo y detenernos en algunos textos y palabras claves.

6) Salvación integralPara Jesús, la vida es el mayor tesoro que tene-

mos, no hay nada tan valioso: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida?” (Marcos 8:36). Pero no cualquier forma de vida.

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REVISTA METODISTA/7Nº 206 - abril / mayo 2013

Se vive para amar. Una persona se realiza ple-namente cuando ama y se siente amada, por Dios y por otros: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y ama a tu prójimo como a ti mismo… Si haces eso, tendrás la vida” (Lucas 10: 27s).

La vida es un don recibido para ser compartida, entregada: “El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará” (Lucas 9:24; Juan 12:24). “El amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos” (Juan 15:13).

La vida plena no es sólo longevidad, vivir mucho tiempo, sino vivir como hijos e hijas de Dios, y vivir como hermanos, en comunión: “Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor mo-rimos. De manera que, tanto en la vida como en la muerte, del Señor somos” (Romanos 14: 7s).

Una palabra muy expresiva que aparece en el Antiguo Testamento es “Shalom”, que se puede tra-ducir por “estar completo”, “realizarse a plenitud”, “seguridad”, “paz”, “armonía”, “salud”, “prosperidad”. Es un saludo con el que se expresa los mejores deseos a una persona.

Otro término de gran signifi cación y muy abar-cativo es “Salvación”. “El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido” (Lucas 9:55s). ¿Salvar de qué? De todo tipo de males. De cualquier cosa que amenace o impida la vida. Puede ser una en-fermedad, el miedo, la liberación de la esclavitud, una opresión. “Salvar” signifi ca sanar, preservar, recuperar, proteger, salvar de la muerte. Jesús vino a “ayudar” a las personas que corren peligro de perder la vida.

Una corriente teológica prioriza la “salvación del alma”, refi riéndose a la dimensión extraterrena, “el más allá”. Es verdad que para Jesús y los autores del Nuevo Testamento existe una realidad espiritual, intangible, que, de alguna forma, incide en la vida de las personas y en el mundo material.

Sin embargo, la vida que defi ende Jesús es la vida real que viven las personas, no considerada en forma abstracta. Por ejemplo, la vida de Pedro ame-nazada por las olas (Mateo 14:30). A la mujer que su-fre “derrames de sangre” Jesús le dice “Hija, tu fe te ha salvado” (Marcos 5: 25-34). La mujer es liberada de un dolor físico y, al mismo tiempo, del sufrimiento moral y espiritual al recuperar la salud y su dignidad como persona al poder reintegrarse a la comunidad. Vuelve a vivir. Entonces, “salvarse” abarca diferentes dimensiones de la vida: biológica, sicológica, espiri-tual, social. Lo cual exige una comprensión holística e integral del ser humano. Esta visión se simboliza,

por ejemplo, con el logo distintivo de la ACJ “Cuerpo – Mente – Alma”.

7) El rol de la iglesiaCreemos que la Comunidad de fe puede y debe

jugar un rol importante en esta temática. Interesarse por la salud de las personas y de la sociedad es parte de la misión que Jesús encomienda a sus seguidores, que incluye la tarea salvífi ca. De hecho, la Iglesia está en condiciones de ofrecer a quienes lo necesitan un espacio de acogida, de contención afectiva, de consolación y esperanza. Funcionar como comuni-dad sanadora motivada por un amor comprometi-do debe estar en su agenda. Ahora bien, para que el servicio que presta sea coherente con los principios evangélicos se requiere tomar en cuenta algunas ac-titudes elementales:

Tomar conciencia de que el consumo de drogas existe, es real, que afecta a gran parte de las familias uruguayas. Por tanto, es un hecho social constatado y lo que corresponde a los cristianos es responder a esa situación, ir al encuentro del que ha caído en desgracia, como lo hizo el buen samaritano.

Considerar la problemática del consumo de dro-gas desde el punto de vista de la vida. Tomar en cuenta seriamente los posibles factores que han llevado a una persona a una situación de depen-dencia y vulnerabilidad, como podría ser la po-breza, la falta de oportunidades, el consumismo, la insatisfacción, la pérdida de la autoestima, di-solución familiar; todo aquello que impide y frus-tra el derecho a una vida plena y abundante.

La forma de relacionamiento con el otro no es condenando o culpabilizando, sino la de respetar la libertad de cada persona en sus opciones y de-cisiones de vida. Porque Dios creó al ser humano libre, en condiciones de responder o rechazar a su amor, también nosotros respetamos la libertad de nuestros semejantes y su derecho a opinar.

Al acercarnos al otro que sufre y necesita ayuda, la principal cualidad no es dar “consejos”, sino sa-ber escuchar, con actitud de comprensión y res-peto; hacerle sentir que no está solo.

Actuar con responsabilidad y modestia. No en forma aislada, como un “francotirador”, sino co-laborando con las ciencias médicas y disciplinas sociales. No en competencia, sino aportando lo que le es específi co buscando llenar el vacío que la ciencia no contempla.

Pastor Ademar Olivera

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8/REVISTA METODISTA Nº 206 -abril / mayo 2013

En estas líneas queremos esbozar la relación o el diálo-

go que se puede establecer entre la política, su concepto, su praxis y la fe cristiana. Los parámetros que tendremos en consi-

deración al momento de realizar nuestro desarro-

llo se concentran en los si-guientes puntos:

1. El sentido históri-co de la actividad política des-

de la Encarnación.2. La propuesta profética del anuncio de las

buenas noticia y de la denuncia de las estructuras que van en contra de la libertad y de la igualdad.

3. La actitud escatológica desde la praxis histórica y política que se realiza desde el Reino en la dialéctica del ‘ya’ y del ‘todavía no’.

Por medio de estos puntos, queremos leer la política a la luz de los principales presupuestos teológicos de la fe cristiana, y levantar categorías o conceptos que nos ayuden a comprender la rea-lidad de la cual somos testigos y protagonistas.

1. El sentido histórico de la actividad política desde la Encarnación

Sin duda el misterio de la Encarnación del Ver-bo, constituye una de las grandes novedades del cristianismo respecto a otras religiones. Ahora ya no es el hombre el que se acerca a Dios, sino que es Dios mismo quien asume la condición terrena para poder entrar en un diálogo fructífero con el género humano. Jesucristo es llamado por los Si-nópticos el “Emmanuel”, el Dios-con-nosotros, con lo cual se hace énfasis en esta relación. Jesucristo, es la palabra que Dios tenía que decir al mundo al final de los tiempos (ver Hb 1).

Jesucristo al pasar a formar parte de la histo-ria, viene a dar sentido a la vocación terrena del

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1

hombre. No por nada el Vaticano II sostiene que a la luz del Verbo Encarnado se comprende el mis-terio del mismo hombre (Cf. GS 22) Con esto se sostiene que, el misterio de la encarnación es la “estructura fundamental y principio operativo de la existencia cristiana, es el sí de Dios a la historia humana” (Bucciarelli, 1974, p. 114). Dios en Jesu-cristo recorre nuestros caminos, conoce nuestras esperanzas, temores, nuestro ser partícipes de una determinada sociedad.  Por la Encarnación, todo lo que es histórico fue iluminado de una u otra forma por Jesucristo, todo puede adquirir un valor cristiano. La misma comunidad creyente, comprende que desde el encuentro con Jesucris-to no puede sino afirmarse como mundana, “en el sentido de que no excluye de su interés apostólico ninguna de las cosas del mundo” (Mullor, 1968, p. 10). Esto lo afirma el Vaticano II cuando sostiene que “todo lo que constituye el orden temporal, a saber (…) las instituciones de la comunidad po-lítica, las relaciones internacionales, y otras cosas semejantes…” (Apostolicam actuositatem, 7), ya adquieren un valor distinto por el hecho de estar constituidas dentro del plan creacional de Dios en Jesucristo.

Teniendo este presupuesto, podemos llegar a comprender la actividad política a la luz de la Encarnación. Hemos dicho anteriormente que el misterio del Verbo encarnado ilumina y le da un nuevo sentido a la historia y a las relaciones que dentro de ella se establecen. La política al ser par-te de la realidad histórica y al comportar necesa-riamente las relaciones entre los hombres, tam-bién resulta afectada por la luz del Verbo. Lo que la Encarnación viene a suprimir es la abstracción religiosa o antropológica, ya que ahora ya no es una mera teoría o conjunto de doctrinas, sino que todo se fundamenta en el encuentro que Dios en Jesucristo tiene con el hombre.

La política se asume como socialización, como promoción del bien común desde el respeto, la igualdad, la solidaridad. Lo que el cristiano, el cre-yente, debe realizar siempre a la luz de la Encarna-ción, es “tener conciencia de la vocación particu-lar y propia que tienen en la comunidad política;

TeologíaEl concepto “política” desde el cristianismo, Juan Pablo Espinosa Arce

TOMADO DE LUPA PROTESTANTE

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en virtud de esta vocación están obligados a dar ejemplo de sentido de responsabilidad y de ser-vicio al bien común” (GS 75) Jesús asumió la voca-ción de estar encarnado en los problemas de su tiempo. El creyente que está ‘cristificado’ en virtud del bautismo, deberá promover y ejercer esta mis-ma vocación profética, pero esto lo veremos en el punto siguiente.

2. La propuesta profética del anuncio de las buenas noticia y de la denuncia de las estructuras que van en contra de la libertad y de la igualdad

Queremos rescatar el aspecto profético, ya que este presenta esa doble relación existen-te entre el anuncio de buenas nuevas y por otro lado, las denuncias de aquellas estructuras que van coartando las libertades de los hombres. El sentido profético se comprende como “aceptar la historia como un lugar en que Dios se manifiesta” (Bucciarelli, 1974, p. 177). Es interesante compren-der que el profeta bíblico no se presenta como el adivino que proyecta sus predicciones hacia futu-ros desconocidos, sino que es un hombre o una mujer que tiene un claro sentido social, encarnado en la historia de su pueblo, y que puede leer los acontecimientos temporales y discernirlos a la luz de la fe y de la Palabra revelada en la historia.

Es interesante ver algunas de las actitudes fundamentales del profeta o del discípulo. Lo im-portante que se debe considerar en la apertura de la fe a la revelación divina, es una capacidad concreta y una actitud de escucha y de lectura de la presencia de Dios mediante los signos de los tiempos. Veamos el texto de Isaías: “mañana tras mañana despierta (el Señor) mi oído para escu-char como los discípulos” (Is 50,4) La actitud del discípulo era la de sentarse a los pies de su maes-tro para aprender de él. El ‘oído despierto’, deno-ta un claro sentido de fidelidad, es poner nuestra atención en la revelación. También Isaías habla de que el profeta o el discípulo debe ‘confortar con la palabra’, esto es, anunciar las buenas nuevas de Dios y denunciar aquello que va dañando los derechos de la persona. San Pablo retomará esta misma reflexión cuando escribe “lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman” (1 Cor 2,9) Lo anterior se presenta como una invitación a vivir la sabiduría que Dios otorga a quienes están dispuestos a escuchar su voz en los signos de los

tiempos, en la historia, en la política, en la pedago-gía, en fin, en la historia comprendida como lugar de encuentro con Dios.

Vemos también como los profetas utilizan ca-tegorías sociales, políticas, culturales, económicas o religiosas para expresar la voluntad de Dios, el cual se posiciona en la línea de los excluidos de los sistemas. Desde esta opción, el profeta anun-cia la voluntad de Dios que fundamentalmente es el respeto por la dignidad, esto contenido en el anuncio de “la liberación política del hombre, la liberación humana a lo largo del curso de la histo-ria, la liberación del pecado y la entrada en comu-nión con Dios” (Bucciarelli, 1974, p. 178). Junto a esta proclamación de buenas noticias, el profeta denuncia aquello que va en contra de lo que ante-riormente hemos expuesto, de aquello que coarta las libertades.

El mismo Jesús retomará la línea profética ve-terotestamentaria, desde el anuncio de un tiempo favorable y de un Evangelio, dirigido especialmen-te a los marginados del sistema judío. Queremos citar el texto con el que se da inicio al ministerio de Jesús en Galilea, en cuyos versículos se presen-ta la imagen del enviado de Yahvé: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anun-ciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor. (…) Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy” (Lc 4, 16-19.21) Consideramos que este texto re-fleja el ‘programa político’ de Jesús, político en el sentido de entablar relaciones humanas desde los procesos de liberación de estos ‘sujetos escatoló-gicos’. Lo que Jesús declara está “realizándose en hechos históricos liberadores”, ya que “anuncia su cumplimiento pleno y lo impulsa efectivamente a la comunión total” (Bucciarelli, 1974, p. 178).  

3. La actitud escatológica desde la praxis histórica y política que se realiza en el ‘ya’ de la historia pero que tendrá su consumación en el ‘todavía no’

Decíamos anteriormente que Jesús anuncia las buenas nuevas a los marginados y excluidos de Israel por causas de enfermedades o por ser pe-cadores. Estos grupos se vienen a constituir como ‘sujetos escatológicos’, entendidos como aquellos primeros destinatarios de la acción de Dios que

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acontece en los últimos tiempos. Ahora bien, ¿de qué manera vamos a entender la escatología? La escatología nos habla de la esperanza que se aloja en el tiempo presente pero que se va proyectando a lo que será el futuro. Es un llamado a la espera, pero también a no dejar de lado el devenir históri-co. La escatología debe provocar una praxis histó-rica que dé testimonio de la esperanza del Reino. El creyente debe establecer un juicio crítico sobre la existencia y, en palabras del Concilio Vaticano II, auscultar los signos de los tiempos.

La escatología cristiana nos aporta una visión nueva sobre la realidad, en donde el esperante cristiano está proyectado en dirección del futuro esperado, pero con la exigencia de permanecer en constante vigilancia de las realidades presentes, en las cuales y a pesar de la presencia del Reino, evidenciamos señales de muerte y opresión, espe-cialmente con los sectores más excluidos. Lo que aquí se promueve es una praxis escatológica basa-da en la justicia y la libertad, ambas implicadas en la promesa de la resurrección.

Uno de los aspectos que nos servirán para hacer el nexo entre escatología y política o com-promiso social, está contenido en la visión histó-rica que la primera posee. La escatología es “una protesta contra el mal, contra la injusticia social rei-nante. Por otro lado, esta teología también expresa la esperanza en la nueva creación donde la pleni-tud de la vida humana será la concreción histórica

de la eterna voluntad de Dios” (Ocaña, 2008, p. 12) Desde esta perspectiva se desarrolla toda la acción de Jesús, ya que su anuncio se realiza en esta clave teológica e histórica. Quizás uno de los textos más ejemplificadores es el discurso escato-lógico de Mateo 25, en el cual el Hijo del hombre anuncia que las acciones realizadas para con los más ‘pequeños’, fue al mismo personaje divino al que se le realizó. Con esto se produce un llamado a la acción histórica impulsada por la justicia.

Concluiremos el apartado de escatología y política con el nexo que nos presenta el Vaticano II. El Concilio provocó una revalorización de la his-toria como lugar teológico en la cual los hombres son interpelados a escuchar la voz de Dios que re-suena en el tiempo. A partir de esto, se establecen también diferentes lineamientos desde los cuales se invita a la comunidad a actuar desde los desa-fíos que comporta el mensaje de Jesús. Es así como “surge una pregunta decisiva también para la es-catología, a saber, la de una concepción cristiana del quehacer político” (Noemí, 1988, p. 59). Por ello, las iglesias deben ser conscientes de la necesidad de un discernimiento teológico en clave política, económica, pedagógica, cultural, estructuras tem-porales encarnadas en la historia, y visualizar en ellas los signos de la presencia de Dios, de manera de que viendo nuestra realidad seamos capaces de juzgarla desde los principios del Evangelio y del Reino y actuar favorablemente ayudando a con-cretar el gran kairós que representa la liberación y la dignificación de los sujetos sociales que se apropian del Evangelio y realizan la subversión de la historia que se concretará en la escatología, en el todavía no de nuestro peregrinar transitorio por las sendas del mundo y la cultura.

Referencias:- Bucciarelli, C. (1974). Realidad juvenil y ca-

tequesis.  Central Catequística Salesiana: Madrid.

- Mullor, J. (1986).  La nueva cristiandad, apuntes para una teología de nuestro tiempo. BAC: Madrid.

- Noemí, J. (1988). Sobre el enfoque esca-tológico del Concilio Vaticano II y su vi-gencia en la teología católica.  Teología y Vida, XXIX, 49-59.

- Ocaña, M. (2008). Lectura teológica-apoca-líptica del tiempo latinoamericano. Signos de vida, 48, 11-14.

...los profetas utilizan categorías sociales, políticas, culturales, económicas o religiosas para expresar la voluntad de Dios, el cual se posiciona en la línea de los excluidos de los sistemas. Desde esta opción, el profeta anuncia la voluntad de Dios que fundamentalmente es el respeto por la dignidad, esto contenido en el anuncio de “la liberación política del hombre, la liberación humana a lo largo del curso de la historia, la liberación del pecado y la entrada en comunión con Dios” (Bucciarelli, 1974, p. 178).

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Muchas veces Dios nos otorga el privilegio de caminar un trecho de vida con personas que “conocemos”, pero que descubrimos real-mente en la cotidianeidad.

Al Pastor Gustavo Garello lo “conocía” des-de hacía muchos años; compartiendo distintos espacios dentro de la misión de nuestra Igle-sia Metodista en el Uruguay; su gestión como integrante de la dirigencia de la IMU (en Con-sejos Ejecutivos; Asambleas Generales –donde su nombre estaba “cantado” para presidirlas -; como coordinador del Cuerpo Pastoral, etc) Gustavo tenía el don de conducir una reunión con mucha autenticidad, a veces integrando un chiste para distender situaciones, poniendo el límite cuando era necesario.

También me llegaban los “ecos” de voces de las comunidades que el había pastoreado; donde el reconocimiento a su labor, a su per-sona, donde proclamaba las Buenas Nuevas de Jesús de Nazaret e invitaba a consolidar en acciones coherentes la Palabra predicada, po-nían de manifiesto a ese Pastor querible y re-cordado siempre.

En los dos últimos años trabajé junto a Gustavo en el Circuito “Montevideo-Oeste”, allí conocí realmente al pastor, al hombre, al com-pañero, al ser humano.

Tuvimos muchas charlas personales y adoptamos un modo de comunicarnos en la semana a través de sms; yo que soy un tanto

“jurásico” para el celular, pude hacerlo con Gus-tavo fluidamente.

Tanto en las conversaciones, como a través de los mensajes de texto, compartimos vida; él siempre con la palabra esperanza presente, pero sin perder la óptica de la realidad que es-taba viviendo.

Recuerdo que en una oportunidad me dijo: “Mirà Adolfo confío plenamente en Dios y en este trasplante, pero se que no tengo plan B si las cosas no salen bien.” En esas palabras ha-bía mucha serenidad, no resignación, muy por el contrario irradiaban fe en un Dios que sabe muy bien lo que necesitamos y en Su Voluntad descansa nuestra certeza que El nos ama incon-dicionalmente.

Las últimas celebraciones litúrgicas que compartí de Gustavo fueron excelentes, detrás de su cansancio que a veces traslucía había una fuerza increíble!; su palabra, su canto acompa-ñado por su guitarra, expresaba su sentir pro-fundo como seguidor de Jesucristo.

Tal vez recuerdo alguno de sus chistes, siempre en el contexto de lo que acontecía; tal vez recuerdo su voz interpretando su canción referida a Juan Wesley “....un 24 de mayo de l738...” con la música de “Rasguña las Piedras” de Sui Generis ; pero lo que no se borrará jamás es su sonrisa ,su buena onda, su liderazgo en la comunidad, su don de gente. Y las palabras de muchas y muchos tales como : “ lo extrañamos tanto”; “ siempre que podía iba a tomar unos mates con Gustavo, me escuchaba y salía re-novada”; “ en aquel campamento en el “Potrero del Burro” recuerdo que Gustavo....”

Damos gracias al Dios de la Vida por Gus-tavo Garello, quien supo ser hijo, hermano, es-poso, padre, abuelo, compañero, amigo, Pastor, Maestro de Ajedrez.

Como dijo al despedirlo un colega valden-se, la última “jugada de ajedrez” la hizo Dios; pero yo agrego que la partida quedó en “ta-blas” porque en Gustavo Garello habitará por siempre Dios.

Pastor Adolfo Tomé

Pastor Gustavo GarelloPastor Gustavo Garello

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Nuestros orígenes, nuestros valoresEl Instituto Crandon fue fundado en 1879 por

una pujante y visionaria mujer: Cecilia Güelfi . Cecilia —maestra, discípula de José Pedro Varela y metodista con profunda vocación de servicio— creó y asumió la dirección de dos pequeñas escuelas evangélicas con el apoyo de la Sociedad Misionera de Señoras de los Estados Unidos. Sus objetivos eran propagar los idea-les evangélicos a través de la educación y brindar edu-cación a los estratos más desfavorecidos del Uruguay del momento. Su propuesta pedagógica hacía foco en la vida, la libertad, la justicia, la solidaridad, el de-sarrollo de la conciencia crítica y el “aprender a ser”. Esos dos primeros establecimientos (uno gratuito y otro pago) fueron solo el inicio del trabajo de Cecilia; la propuesta creció muy pronto y nueve años después ya existían nueve centros educativos en Montevideo bajo la dirección de la Mtra. Güelfi .

Cecilia murió muy joven, solo tenía 31 años, y su hermano Antonio continuó la labor de educación y evangelización. Antonio también se dedicaba a la ta-rea educativa y con su impulso creó cuatro escuelas más. Tiempo más tarde se unieron las trece escuelas y se formó un único centro educativo denominado “Liceo Evangélico para niñas” ubicado en la calle San José. Esa decisión fue tomada por dos misione-ras norteamericanas que se habían establecido en Uruguay para ayudar a Antonio en la conducción de la misión. Minnie Hyde y Mary Bowen le imprimie-ron al proyecto de los hermanos Güelfi pragmatismo e innovación, y así fue que se incluyó, entre otros, la enseñanza del inglés.

Esta es la cuarta entrega que venimos haciendo de las distintas Instituciones que la Iglesia Metodista tiene en Uruguay

El Instituto Crandon: El Instituto Crandon: 134 años de educación y de vida cristiana134 años de educación y de vida cristiana

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Año a año el alcance de la Institución se hizo más grande y pronto se construyó un nuevo edifi cio bajo la conducción de Miss Elizabeth Hewett. Ese edifi cio fue inaugurado en junio de 1906 y aportó salones de clase, un gimnasio y el salón para actos públicos.

Crandon se consolidaba y su proyección educa-tiva dejó huellas importantes. En aquel tiempo las alumnas comenzaron a usar el uniforme de gimna-sia y se impartieron las primeras clases de Economía Doméstica (Administración para el Hogar). El impac-to de la Institución era tal que Miss Reid, la directora, soñaba con un nuevo edifi cio que cumpliera los más altos estándares y que permitiese ofrecer una com-pleta escolarización.

En noviembre de 1920 se emprendieron las obras en 8 de Octubre y Garibaldi y en marzo de 1922 comenzaron las clases en el clásico edifi cio que en-galana la ciudad de Montevideo. El proyecto crecía y el liceo habilitado abrió sus puertas en 1940 bajo la dirección de Esperanza Vizcay de Fuller (maestra formada en el Instituto Normal quien anteriormen-te había sido la primera Directora de la Escuela del Solar de Artigas en Asunción del Paraguay).

El Instituto Crandon es parte de la historia de nuestro país; desde sus orígenes la Institución ha estado fuertemente comprometida para que su co-munidad educativa actúe como agente de cambio en la sociedad a la que pertenece. Por ello ofrece una educación integral, de elevado nivel académico y muy actualizada.

Crandon posee la habilitación de los Consejos de Enseñanza desde Educación Inicial hasta el Bachillerato de Secundaria. Desde sus inicios ha forjado una posición destacada en la educación nacional y de servicio a la comunidad. También ha sostenido un profundo compromiso con los valores cristianos, la calidad, la innovación y el respeto a la diversidad. La Institución se caracteriza por su valio-so aporte a la formación de niños, niñas y jóvenes en pr ocura de su mejor integración social y del desa-rrollo de su persona.

El presente y el futuroMuchas familias confían en Crandon la educa-

ción de sus hijos. En la actualidad desde un año de Educación Inicial hasta Bachillerato, cerca de mil qui-nientos niños, niñas y adolescentes se escolarizan en un espacio alegre y dinámico en el que se jerarqui-zan los valores cristianos, la práctica de ideas demo-cráticas y el desarrollo del pensamiento crítico.

Crandon es una institución cristiana y bilingüe con una fuerte carga horaria de inglés. Este se enseña y se vive a través de diversos contenidos programáticos desde el nivel dos años de Educación Inicial hasta la fi nalización de los estudios Secundarios. Los comien-zos son lúdicos y el proceso signifi cativo. En relación con los exámenes internacionales, en Primaria se rin-den los primeros al fi nalizar el ciclo y en Secundaria las pruebas de mayor exigencia según el “Marco Común Europeo de Referencias para las Lenguas”. El “currícu-lum enriquecido Crandon” aporta idiomas (inglés en Inicial y Primaria, portugués y francés en Secundaria), Educación Cristiana y Acción Social, Educación Física, Economía Doméstica, Informática, Artes, Música.

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Más de 450 personas trabajan en la Institución para ofrecer un proyecto educativo sólido, de alto ni-vel cultural, exigente y holístico. Diversas áreas brin-dan su mirada profesional y la labor educativa cuen-ta con el apoyo de psicólogos(as), psicomotricistas, psicopedagogos(as), bibliotecólogos(as), profesiona-les especializados en Informática y en Comunicación.

La formación permanente del personal de Crandon —docentes, profesionales, técnicos, admi-nistrativos— es un objetivo central de la Institución. Por ello todos los años, al inicio del ciclo lectivo, se realizan jornadas pedagógicas que nuclean a los actores institucionales. Además periódicamente se realizan congresos de educación abiertos a todo el público. Estos congresos ya son referentes en la agenda de formación de los docentes y profesiona-les vinculados a la educación del Uruguay y cuentan con la masiva presencia de educadores ávidos de escuchar e intercambiar miradas, conocimientos, experiencias.

De los congresos de Crandon han participado mi-les de docentes y estudiantes del interior del país y de Montevideo, y en el salón de actos Graff Hall se han escuchado conferencias de importantes pensado-res: Bernard Charlot, Silvia Duschatzky, Pablo Gentili, Verónica Filardo, Graciela Frigerio, Pablo Martinis, Susana Mallo, Jorge Rey Valzacchi, Raquel Volpato, Flavia Terigi, Emilio Tenti Fanfani, entre otros.

La adecuación edilicia es otra de las preocupa-ciones institucionales y por ello Crandon está en constante renovación. La construcción de aulas, el acondicionamiento de espacios abiertos, de áreas de apoyo y de servicio es parte de su historia. En el presente se han realizado importantes edifi caciones: en 2007 se inauguró una moderna cafetería ubicada en el Departamento de Secundaria y en marzo de 2013 la ampliación de Educación Inicial. Esta obra —denominada “Edifi cio Margarita Grassi”— fue di-señada especialmente para dar respuesta a las ne-cesidades de los más pequeños de la Institución y aporta cinco espaciosos e iluminados salones, ofi ci-nas, áreas de acceso y servicios higiénicos.

Los jardines de Crandon también refl ejan su his-toria con árboles, fl ores y plantas que rememoran momentos y personas, y que favorecen el encuentro y el juego en los recreos.

En la Institución, además de los cursos regula-res de Educación Inicial, Primaria y Secundaria, se brindan:

— cursos técnicos en el área de gastrono-mía (Gastronomía Profesional, Repostería Profesional, Profesorado de Cocina, Profesorado de Economía Doméstica y di-versos cursos cortos)

— el Curso de Guía en Turismo bajo la respon-sabilidad de Educación Física

— clases de gimnasia artística a cargo del Centro de Formación Gimnástica

— el Bachillerato para Jóvenes y Adultos con cursos presenciales y por tutorías en horario nocturno.

De esta manera el Instituto Crandon día a día cumple con su misión como organización de la Iglesia Metodista: los valores cristianos se experimentan, se viven plenamente y la comunidad educativa se pre-para en la cotidianeidad para actuar como agente de sensibilización y cambio. Esta impronta es liderada por las Direcciones y por la Pastoral Educativa a tra-vés de sus tres ejes de acción: Capellanía, Educación Cristiana y Acción Social. De marzo a diciembre la vida escolar se colma de sonrisas, esperanzas y pro-yectos. Niños, niñas y adolescentes disfrutan del placer de aprender en una institución que ha sido construida especialmente para esos fi nes. Las artes, las ciencias, la tecnología, el deporte, la educación física, la nutrición impregnan la vida de estudiantes, familias y funcionarios.

Un consistente Proyecto Pedagógico Institucional vertebra la acción, da un marco equilibrado, y permite a Crandon ser una institución educativa sólida, inno-vadora, de vanguardia y formadora de ciudadanos con valores cristianos.

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REVISTA METODISTA/15Nº 206 - abril / mayo 2013

Debe la iglesia “salirse de” los marcos tradicio-nales de otro tiempo y otro espacio. Estamos en la época de post-Guerra Fría, post modernidad y podríamos continuar con un sin-número de post pero eso se lo dejamos al lector.

El tradicional eje “política-religión” se ha vis-to –ayer y hoy- atravesado por múltiples factores culturales. Iremos transitando rápidamente dis-tintos trayectos.

La tradición metodista desde sus orígenes se caracterizó por ese “salirse de” paradigmas-encuadres- ajenos a la realidad social. Buscó dar respuestas individuales y colectivas a distintos sectores de la población en especial los más des-poseídos. En su periplo desde la Inglaterra, pasan-do por su ex – colonia en el norte hasta instalarse en el Río de la Plata y finalmente en lo que sería – en varias décadas-después “la Suiza de América”.

Al instalarse en el Uruguay de la Modernidad1

el grupo metodista se encontró en medio de una verdadera vorágine de cambios políticos, econó-micos, culturales y sociales en el decir del Prof. Barrán entre la “barbarie y la civilización” o de la barbarie a la civilización. Entre sociedad capitalis-ta, liberalismo y positivismo transcurrían grandes enfrentamientos; entre diversos sectores de la sociedad Intelectuales, católicos y protestantes, inmigrantes, luego se uniría la masa obrera en di-versas palestras defendiendo sus ideas.

La instalación del culto a la Razón que con-llevó a tener una religión civil2, laicidad y con ella una secularización3 creciente. Proceso sistemático que abarcó toda la sociedad, toda… conllevando acaloradas discusiones, encuentros y desencuen-tros entre diversos actores; fuertes confrontacio-nes.

En aquel entonces una descatolización de la sociedad aunque no una descristianización.

Y ahora?La secularización llevó a la instalación en

aquel Montevideo de la diada: público/privado. Una discusión desconocida hasta ese momento, así suele suceder…algo irrumpía en la “ciudad –puerto”.

La religión quedó confinada al espacio priva-do, espacio de adentro… pasó a ser el espacio de

lo sagrado4. No obstante en múltiples oportuni-dadades5 la comunidad metodista sale al espacio público, espacio de afuera. Desde la antropología estamos frente a la desprivatización de lo religio-so. Pero para salir “hacia afuera” adentro….

Por aquellos tiempos la educación nacio-nal tema de debate y confrontación, parece que siempre ha sido así ¿no? Y ahí el pastor Thompson apoyando al “joven Varela” y a la educación públi-ca, laica, gratuita, obligatoria y universal.

Ya en el siglo XX a fines de los 30 apoyando movilizaciones de la época contra el racismo, la xenofobia y el fascismo, así lo rescata la prensa de época. No eran luchas en solitario sino con otros grupos religiosos: ¿diálogo Interreligioso?, ¿ecu-menismo?6 Pensemos…

LA IGLESIA DEBE LA IGLESIA DEBE ESTAR AFUERA…ESTAR AFUERA…

1. Ultimo cuarto del Siglo XIX

2. La religión civil conlleva un proceso de sacralización de algunos rasgos de la vida comunitaria a través de rituales públicos, liturgias cívicas o políticas a fi n de lograr y reforzar identidad y orden en una colectividad heterogénea. Culto a los símbolos patrios .3. Laicidad y Secularización. Se alude a la separación de la Iglesia del Estado. En nuestro país se dio un largo proceso de secularización entre 1870-1930. Lo religioso se confi na al espacio de lo privado.Hoy asistimos a otro tipo de debate: la transformación del espacio religioso.

4. El espacio de lo sagrado (templo) la antropolo-gía lo considera espacio social. Allí actúan los laicos y pastores(agentes sociales)

5. Seleccionaré algunas situaciones.

6. Hoy algunos teóricos están construyendo una nueva conceptualización: macroecumenismo.Dejemos que los teóricos hablen, simplemente lo pone-mos sobre la mesa.

Notas

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Llegan los 50, 60 y la “comunidad de fe” sale hacia fuera, se desprivatiza una vez más.

Pero no se sale de cualquier manera. Adentro un cambio de paradigma que conllevó a dar un paso de la actividad social a la acción social; cono-cimiento de la realidad nacional, compromiso con las problemáticas sociales, un brindar espacios de acogida. Esto significó salir, atravesar el atrio –espacio que separa- lo sagrado de lo profano, el adentro del afuera.

Se sucedieron marchas cañeras, conflictiva la-boral, liceos populares, movilizaciones, debates y ahí la presencia.

Y esto continuó en los 70 y en los 80; en pa-checato y en dictadura cívico-militar. Una despri-vatización continua que significó: visitas al penal, salidas del país, apoyo a las familias,”paquetes”, acciones a nivel nacional e internacional.

Salir del espacio de confinación no ha sido para esta comunidad un escollo.

La interpretación de los evangelios a la luz de la realidad nacional es lo que permitió un compro-miso político contundente.

Y hoy la pregunta conturbadora: ¿La comuni-dad de fe está dispuesta a salir?, ¿Está dispuesta a atravesar el atrio?

¿qué pasa adentro? , ¿conocemos lo que pasa afuera? ¿estamos leyendo los evangelios a la luz de la realidad nacional?, ¿estamos confinados?, ¿y la comunicación?

Para salir… hay que entrar y volver a salir. No nos olvidemos que venimos del afuera y conoce-mos “ese afuera” por lo tanto tenemos un compro-miso ineludible… dando repuestas. Ese es hoy nuestro compromiso revolucionario.

Carolina Vallejo

Y hoy la pregunta

conturbadora: ¿La

comunidad de fe está

dispuesta a salir?, ¿Está

dispuesta a atravesar el

atrio?

¿qué pasa adentro? ,

¿conocemos lo que pasa

afuera? ¿estamos leyendo

los evangelios a la luz

de la realidad nacional?,

¿estamos confinados?, ¿y

la comunicación?

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REVISTA METODISTA/17Nº 206 - abril / mayo 2013

El miércoles 24 de octubre, a las 19, se presentó en el Museo de la Memoria, Córdoba 2019. Rosario, la biografía homenaje al  obispo emérito metodista Federico Pagura  titulada  Alborada de Esperanza. Vida y Testimonio de un Profeta Latinoamericano.

El libro, que acaba de ser publicado en Quito con el sello editorial del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), es una co-autoría del pastor me-todista argentino Carlos Sintado y el periodista cu-bano Manuel Quintero Pérez. Se trata de un recorri-do por la extensa trayectoria del co-presidente del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (Medh) y referente del ecumenismo latinoamericano y mundial, Federico Pagura.

A partir de una serie de entrevistas realizadas al mismo Pagura –y a personas de su entorno– y de un extenso catálogo de documentación, los autores re-construyen la vasta tarea intelectual del obispo, en un impulso de recuperación de la memoria histórica de quien ha dedicado su vida a la lucha por la justicia y los derechos humanos. Además, en una segunda parte, propone algunas claves para interpretar su obra poética y musical.

Participarán de la presentación Carlos Sintado (autor), Oscar Lupori (Medh Rosario) Guillermo Font (periodista) y acompañará en el piano el compañero musical de Pagura, Homero Perera, quien cantará al-gunos tangos escritos por el obispo emérito.

Federico José Pagura nació en Arroyo Seco (Santa Fe, Argentina) el 9 de febrero de 1923. Es licenciado en teología (Facultad Evangélica de Teología Buenos Aires en 1946, con estudios de posgrado en Union Theological Seminar (N.Y 1948-49) y en Claremont School of Theology (California, 1968). Ordenado presbítero de la Iglesia Metodista en Argentina en 1950.

Después de ejercer el ministerio como pastor en diferentes congregaciones del país, como super-intendente distrital y como capellán en la Facultad Evangélica de Teología, fue electo obispo de la Iglesia Metodista en Costa Rica y Panamá, cargo que ocupó entre 1969 y 1973. Actualmente es obispo emérito de la IEMA (Iglesia Evangélica Metodista Argentina), que presidió desde 1977 a 1989.

Otras responsabilidades: Presidente hono-rario de CELADEC (Latin American Commission of Christian Education; presidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias (1978-1995); ex presi-dente del Consejo Consultivo de Iglesias (Bs.As), del Colegio de Obispos Metodista de América Latina, del Comité de Solidaridad con Nicaragua, del Comité Argentino contra el Apartheid; entre otras.

En 1986 recibió una distinción otorgada por el Parlamento Mundial para la Seguridad y la Paz, por la tarea en el campo de la promoción de la paz y los derechos humanos. Es miembro de la Comisión Sudamericana por la Paz, la Seguridad Regional y la Democracia constituida, en Buenos Aires en 1987; miembro del Comité Honorario Internacional del SERPAJ en A.L.(Servicio de Paz y Justicia). Fue ase-sor para la Comisión de Derechos Humanos de la CGT (Buenos Aires). Es miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Confederación Latinoamericana de Asociación Cristianas de Jóvenes.

Fue declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Rosario por el Concejo Municipal de la ciudad, el 31 de octubre de 1996. Es miembro de la comisión direc-tiva del Museo de la Memoria de Rosario.Ha recibido, además, numerosos e importantes reconocimientos por su larga trayectoria en defensa de los derechos humanos.+ (PE/Museo de la Memoria Rosario

Rosario Rosario presenta libro presenta libro homenaje a homenaje a Federico PaguraFederico Pagura

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18/REVISTA METODISTA Nº 206 -abril / mayo 2013

Escrito por: Frei Betto   Miércoles 16 de enero de 2013 | 

Participé en São Paulo, en diciembre pasado, en un simposio sobre el crack, promovido por el Cebrid (Centro Brasileño de Informaciones sobre Drogas Psicotrópicas).

Históricamente el uso de alucinógenos y otras sustancias químicas tuvo su origen en rituales reli-giosos, como todavía sucede hoy con el guaro, utili-zado por los fi eles del candomblé.

En la descripción que hace el evangelista Mateo del nacimiento de Jesús consta que los reyes magos (¿astrólogos?) llevaron como regalos al Mesías oro, símbolo de la realeza; incienso, símbolo de la espiri-tualidad; y mirra, símbolo del profetismo.

El incienso, utilizado inicialmente en el antiguo Egipto y extraído del tronco de árboles aromáticos, es una ‘droga’ que reduce la ansiedad y el apetito. Al contrario de lo que muchos piensan, no es originario de la India sino de las montañas del sur de Arabia Saudita, de Somalia y de Etiopía.

La mirra, originaria del África tropical, es una resina que se obtiene de los arbustos del géne-ro Commifora. Sus efectos analgésicos son parecidos a los de la morfi na. En el evangelio de Marcos apare-ce, mezclada con vino, cuando le fue ofrecida a Jesús torturado antes de ser crucifi cado; dice el texto que él rechazó tal bebida.

Ahora las sustancias químicas obtenidas de plantas superaron el ámbito de lo religioso y tera-péutico y se volvieron materia elemental para la de-pendencia química con sus nefastas consecuencias, como es el caso de la coca, cuya hoja es mascada por los indígenas andinos para facilitar la respiración en regiones de oxigenación enrarecida.

Se da también la producción de drogas sinté-ticas y el ‘doctor shopping’, el médico que produ-ce poderosos analgésicos capaces de provocar la muerte de sus pacientes, como se dio en los casos de Michael Jackson y Whitney Houston.

La represión del narcotráfi co no arroja resulta-dos satisfactorios. Las familias de los dependientes, desesperadas, buscan hospitales y terapias ‘milagro-sas’. Los médicos, las medicinas y las terapias pue-den, es cierto, ayudar en la recuperación de alguno

dependientes. Pero lo fundamental es el amor de la familia y de los amigos, lo cual no es nada fácil en esta sociedad consumista, individualista, en la que el ‘drogado’ representa una amenaza y un estorbo.

La religión, adoptada en algunas comunidades terapéuticas, puede favorecer la recuperación, siem-pre que infunda en el dependiente un nuevo sentido a su vida. 

He ahí, además, lo que evitó que mi generación, la que tenía 20 años en la década de 1960, entrase de cabeza en las drogas: estábamos enviciados de uto-pía. Nuestro ‘viaje’ era derribar la dictadura y cambiar el mundo.

En la cuestión de las drogas hay que distinguir entre seguridad pública y salud pública. Soy favo-rable a la despenalización de los usuarios y a la pe-nalización de los trafi cantes. Los usuarios sólo de-bieran ser alejados de la convivencia social cuando resultaran una amenaza para la sociedad. En dicho caso debieran ser orientados a un tratamiento y no al encarcelamiento.

La religión nos sumerge en un universo onírico, pues nos hace emerger de la realidad objetiva y nos introduce en la esfera de lo trascendente, imprimien-do sacralidad a nuestra existencia. Más que un catá-logo de creencias, ella nos permite experimentar a Dios; de ahí su etimología: nos religa con Aquel que nos creó y nos ama, y en el cual llegaremos a desem-bocar cuando alcancemos el límite de esta vida.

Sucede que, gracias al neoliberalismo y su nefas-to ‘fi n de la historia’ -una grave ofensa a la esperan-za- y a las nuevas tecnologías electrónicas, a las que traspasamos el universo onírico, ya apenas tenemos utopías liberadoras ni el idealismo altruista de un mundo mejor. Queremos mejorar nuestra vida, la de nuestra familia, no la del país y la de la humanidad.

Ese agujero en el pecho abre, en los jóvenes, el apetito de las drogas. Todo ‘drogado’ es un místico en potencia, alguien que descubrió lo que debiera ser obvio para todo: la felicidad está dentro y no fue-ra de la persona. El error es buscarla a través de la puerta del absurdo y no por la del Absoluto.

Un poco más de espiritualidad cultivada en las familias, sobre todo en niños y jóvenes, y no tendría-mos tanta vulnerabilidad ante la seducción de las drogas.

Drogas y religiónDrogas y religión

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REVISTA METODISTA/19Nº 206 - abril / mayo 2013

Después de la loable actitud del anciano Benedicto XVI de renunciar al gobierno de la Iglesia católica romana, se sucedieron algunas entrevistas con obispos y sacerdotes en radio y televisión en todo el país. Sin duda un evento de tanta importan-cia para la Iglesia católica romana es una noticia y lle-va a predicciones, elucubraciones de variados tipos, sobre todo de sospechas, intrigas y confl ictos dentro de los muros del Vaticano que habría acelerado la decisión del Papa.

En el contexto de las primeras noticias, lo que me llamó la atención fue algo a primera vista pequeño e insignifi cante para los analistas que tratan asuntos del Vaticano. Se trata de la forma cómo algunos sa-cerdotes entrevistados o conduciendo programas de televisión, cuando se les preguntaba sobre quién se-ría el nuevo Papa, se iban por la tangente. Apelaban a la inspiración o la voluntad del Espíritu Santo, como aquel del cual dependía la elección del nuevo roma-no Pontífi ce. Nada de pensar en personas específi -cas para responder a las situaciones desafi antes del mundo, nada de suscitar una refl exión en la comuni-dad, nada de hablar de temas actuales de la Iglesia que han llevado a un deterioro signifi cativo, nada de escuchar los gritos de la comunidad católica por una democratización de las estructuras anacrónicas que sustentan a la Iglesia institucional. La formación teológica de estos padres comunicadores no les per-mite salir de un patrón de discurso trivial y abstracto bien conocido, un discurso que continúa apelando a las fuerzas ocultas y de cierta forma confi rmando su propio poder. La continua referencia al Espíritu Santo a partir de un misterioso modelo jerárquico es una forma de camufl ar los reales problemas de la Iglesia y una forma de retórica religiosa para no revelar los confl ictos internos que ha vivido la institución. La teo-logía del Espíritu Santo sigue siendo para ellos mági-ca y expresando explicaciones que ya no consiguen hablar a los corazones y a las conciencias de muchas personas que aprecian el legado del Movimiento de Jesús de Nazareth. Es una teología que sigue provo-cando la pasividad del pueblo creyente ante las diver-sas dominaciones, inclusive las religiosas. Continúan repitiendo fórmulas como si estas satisfi cieran a la mayoría de las personas.

Me entristece el hecho de verifi car, una vez más, que los religiosos y algunos laicos, actuando en los medios de comunicación, no percibieran que esta-mos en un mundo en el cual los discursos necesitan ser más asertivos y marcados por referencias fi losófi -cas, más allá de la tradicional escolástica. Un referen-te humanista los tornaría mucho más comprensibles para el común de las personas, incluyendo a los no

católicos y a los no religiosos. La responsabilidad de los medios religiosos es enorme e incluye la impor-tancia de mostrar hasta qué punto la Iglesia depen-de de las relaciones con todas las historias de los países y de las personas individuales. Ya es tiempo de salir de ese lenguaje metafísico abstracto, como si un Dios se fuera a ocupar especialmente de elegir al nuevo Papa, prescindiendo de los confl ictos, desa-fíos, iniquidades y cualidades humanas. Ya es tiem-po de enfrentarnos a un cristianismo que admita el confl icto de las voluntades humanas y que al fi nal de un proceso electivo, no siempre la elección hecha se pueda considerar la mejor para la totalidad. Que permita enfrentar la historia de la Iglesia como una historia construida por todas y todos nosotros y tes-timoniar respeto por nosotras/os mismos y mostrar la responsabilidad que tenemos todas y todos los que nos consideramos miembros de la comunidad católica romana. La elección de un nuevo Papa es algo que tiene que ver con el conjunto de las comu-nidades católicas esparcidas por todo el mundo y no sólo con una elite añosa minoritaria y masculina. Por eso, es necesario ir más allá de un discurso justifi ca-tivo del poder papal y enfrentarse a los problemas y desafíos reales que estamos viviendo. Sin duda, para eso las difi cultades son muchas, y enfrentarlas exi-ge nuevas convicciones y el deseo real de promover cambios que favorezcan la convivencia humana.

Una vez más, me preocupa que no se discuta de forma más abierta el hecho de que el gobierno de la Iglesia institucional se entregue a personas de edad, que a pesar de sus cualidades y sabiduría ya no pue-den enfrentar con vigor y desenvoltura los desafíos que estas funciones representan. ¿Hasta cuándo la gerontocracia masculina papal será el duplicado de la imagen de un Dios blanco, anciano y de barbas blancas? ¿Habría alguna posibilidad de salir de ese esquema o de, al menos, comenzar una discusión en vistas a una organización futura diferente? ¿Habría alguna posibilidad de abrir esas discusiones en las comunidades cristianas populares, que tienen el de-recho a la información y a una formación cristiana más ajustada a nuestros tiempos?

Sabemos hasta qué punto la fuerza de las reli-giones depende de los desafíos y comportamientos que son fruto de convicciones capaces de sustentar la vida de muchos grupos. Entretanto, las convic-ciones religiosas no se pueden reducir a una visión estática de las tradiciones ni a una visión delibera-damente ingenua de las relaciones humanas. Del mismo modo, las convicciones religiosas no pueden

La elección de un nuevo La elección de un nuevo Papa y el Espíritu SantoPapa y el Espíritu Santo

Ivone GebaraIvone Gebara

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ser reducidas a la ola de las más variadas devociones que se propagan a través de los medios de comu-nicación. Y aún más, no podemos continuar tratan-do al pueblo como ignorante e incapaz de hacerse preguntas inteligentes y astutas en relación con la Iglesia. Entretanto, los sacerdotes comunicadores creen tratar con personas pasivas y entre ellas se encuentran muchos jóvenes que llevan adelante un culto romántico en torno a la fi gura del Papa. Los religiosos mantienen esta situación, muchas ve-ces cómoda, por ignorancia o por avidez de poder. Afi rmar la intervención divina en las decisiones que la Iglesia católica jerárquica, prescindiendo de la vo-luntad de las comunidades cristianas esparcidas por el mundo, es un ejemplo fl agrante de esa situación. Es como si quisieran reafi rmar erróneamente que la Iglesia es en primer lugar el clero y las autoridades cardenalicias a las cuales es dado el poder de elegir el nuevo Papa, y que esta es la voluntad de Dios. A los millones de fi eles les cabe a penas rezar para que el Espíritu Santo elija mejor y esperar hasta que la fu-mata blanca anuncie una vez más “habemus papam”. De manera hábil, siempre están intentando hacer a los fi eles escapar de la historia real, de su responsa-bilidad colectiva y apelar a las fuerzas superiores que dirigen la historia de la Iglesia.

Es una pena que esos formadores de opinión pública estén aún viviendo en un mundo teológica-mente y tal vez hasta históricamente premoderno, en el cual lo sagrado parece separarse del mundo real y estar en una esfera superior de poderes a la cual ape-nas unos pocos tiene acceso casi directo. Es desolador ver cómo la conciencia crítica en relación con sus pro-pias creencias infantiles no han sido actualizadas en benefi cio propio y de la comunidad cristiana. Parece incluso que se acentúan muchos oscurantismos reli-giosos presentes en todas las épocas, siendo que el Evangelio de Jesús convoca a una responsabilidad común de unos en relación con los otros.

Sabiendo las muchas difi cultades enfrentadas por el papa Benedicto XVI durante su corto minis-terio papal, las empresas de comunicación católicas sólo resaltan sus cualidades, su donación a la Iglesia, su inteligencia teológica, su pensamiento vigoroso, como si quisieran una vez más esconder los límites de su personalidad y de su postura política, no sólo como pontífi ce, sino también, por muchos años, como presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Ofi cio. No permiten que las contradicciones humanas del hombre Joseph Ratzinger aparezcan, y que su intransigencia legalista y el tratamiento punitivo que caracterizaron, en parte, a su persona sean recordados. Hablan desde su elec-ción, sobre todo de un papado en transición. Sin duda de transición, pero ¿transición hacia qué?

Me gustaría que la actitud loable de renuncia de Benedicto XVI pudiese ser vivida como un momento privilegiado para invitar a las comunidades católicas a repensar sus estructuras de gobierno y los privi-

legios medievales que esta estructura aún ofrece. Estos privilegios tanto del punto de vista económico como político y sociocultural mantienen el papado y el Vaticano como un Estado masculino aparte. Pero un Estado masculino con representación diplomá-tica infl uyente y servido por millares de mujeres a través del mundo en las diferentes instancias de su organización. Ese hecho nos invita igualmente a pensar sobre el tipo de relaciones sociales de género que ese Estado continúa manteniendo en la historia social y política de la actualidad.

Las estructuras premodernas que aún mantie-nen a ese poder religioso necesitan ser confrontadas con las ansias democráticas de nuestros pueblos en la búsqueda de nuevas formas de organización, que se concilien mejor con los tiempos y grupos plurales de hoy. Necesitan ser confrontadas con las luchas de las mujeres, de las minorías y mayorías raciales, de personas de diferentes orientaciones sexuales y opciones; de pensadores, de científi cos y de trabaja-dores de las más distintas profesiones. Necesitan ser retrabajadas en la línea de un diálogo mayor y más fructífero con otros credos religiosos y sabidurías es-parcidas por el mundo.

Y, para terminar, quiero volver al Espíritu Santo, a ese viento que sopla en cada una/o de nosotros, a ese soplo en nosotros, y mayor que nosotros, que nos aproxima y nos hace interdependientes con to-dos los seres vivientes. Un soplo de muchas formas, colores, sabores e intensidades. Soplo de compasión y ternura, soplo de igualdad y diferencia. Este soplo no puede seguir siendo usado para justifi car y man-tener estructuras privilegiadas de poder y tradicio-nes más antiguas o medievales, como si fuesen una ley o una norma indiscutible e inmutable. El viento, el aire, el espíritu sopla donde quiere, y nadie debe atreverse a querer ser ni una sola vez su dueño. El espíritu es la fuerza que nos aproxima unos de otros, es una atracción que permite que nos reconozcamos como semejantes y diferentes, como amigas y ami-gos, y que juntas/os busquemos caminos de convi-vencia, de paz y justicia. Esos caminos del espíritu son los que nos permiten reaccionar a las fuerzas opresoras que nacen de nuestra propia humani-dad, los que nos llevan a denunciar las fuerzas que impiden la circulación de la savia de la vida, los que nos conducen a descubrir los secretos ocultos de los poderosos. Por eso, el espíritu se muestra en accio-nes de misericordia, en pan compartido, en poder compartido, en sanación de las heridas, en reforma agraria, en comercio justo, en armas transformadas en arados, en fi n, en vida en abundancia para todas/os. Ese parece ser el poder del espíritu en nosotros, poder que necesita ser actualizado a cada nuevo momento de nuestra historia y ser actualizado por nosotros, entre nosotros y para nosotros.

Ivone Gebara es escritora, fi lósofa y teóloga católica.Fuente: ADITALTraducción del portugués: Graciela Pujol

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REVISTA METODISTA/21Nº 206 - abril / mayo 2013

Análisis nacionalAnálisis nacionalANÁLISIS NACIONAL

Hace un tiempo, afi rmaba que el tráfi co de dro-gas y la drogadicción son dos fenómenos que corren paralelo. Es, a mi manera de ver, un error, pensar y orquestar medidas sin tener en cuenta que se trata de fenómenos diferentes que recorren sus propios ca-minos, aunque en muchos casos los actores son los mismos, debería decir, las víctimas son las mismas.

Una persona afectada por la drogadicción ge-neralmente solo puede ser responsable de una trá-fi co menor, lo que comúnmente llamamos aquí en Europa, camellos. Trafi can para cubrir su propio con-sumo, tráfi co que alternan con otras formas de delin-cuencia. Quienes en verdad manejan el tráfi co a gran escala, por lo general no consumen, y no es poco fre-cuente ver estos personajes en puestos de gobierno, en grandes negocios como bancos, inmobiliarias, etc. Son hombres de negocios que participan en la más grande multinacional: el tráfi co de drogas.

Esta telaraña atrapa cada vez más las altas esferas, órganos de decisiones políticas y económicas, que lógi-camente tienen una relación muy íntima con lo militar y los confl ictos bélicos. De esto ya he hablado, mencio-nando el famoso caso de Irán y la Contra en Nicaragua. Quisiera hoy agregar a esta lista el también muy di-fundido caso del general Arnoldo Ochoa Sánchez, en Cuba. El régimen cubano tomó la determinación de fusilar a quien fuera un héroe de la Sierra Maestra y el tercer hombre del régimen, después de Fidel, y Raúl Castro. El caso este, muy discutido por la decisión to-mada de condenar a muerte a más de una persona, dio una pauta de la gravedad del tema. Al mismo tiempo puso muy de manifi esto el hecho de que este fl agelo, el tráfi co de drogas, alcanza cualquier régimen, cual-quier ideología para corromper y destruir.

Hoy cuando leo que nuestro presidente se ma-nifi esta de forma terminante en relación a quitarle el mercado a los trafi cantes, reacciono de dos maneras: 1. Me alienta positivamente la muestra de energía del presidente para encarar el tema. 2. Me da temor pensar en que podemos volver al tema de legalizar el uso y comercio del cannabis, para enfrentar el nar-co tráfi co.

Este temor deviene de mi conocimiento y ex-periencia: se puede suministrar como lo hacemos aquí en Noruega, gratuitamente la droga a quienes ya son adictos registrados. Pero eso no detiene el tráfi co, porque como decía son dos fenómenos pa-

ralelos. Se produce la materia prima, se industrializa para un mercado, que por ley del capital tiene que expandirse para cumplir con la necesidad de maxi-mizar las ganancias de los inversores.

El consumidor es el eslabón más débil de esta cadena y como tal muy alejado del centro generador del problema. Pero creo sí que debemos arrebatarle el mercado, pero eso requiere una voluntad política y un trabajo permanente para conseguir el consenso de la población. No exagero cuando afi rmo que estamos frente a un problema de seguridad nacional. El tráfi co de drogas tiene una consecuencia, como lo estamos viendo a diario en México por ejemplo, o como algu-nos quieren imitar en Uruguay. Hoy no tengo repa-ros en decir que coincido con el presidente, debemos erradicar el narcotráfi co, pero sostengo también que esto solo es posible mediante la puesta en marcha de todos los recursos ciudadanos, en un gran frente de defensa de la integridad nacional. Que nazca desde los vecinos, encargados de la seguridad de su cuadra, de su barrio hasta la misma presidencia y parlamen-to pasando por los organismos de seguridad pública. Que cada peso, cada dólar, cada transacción econó-mica de envergadura, sea controlado por el gobierno.

Esto debe ir junto a una campaña intensa de educación de la población, para identifi car al ene-migo, y distinguirlo claramente de las víctimas. De brindarles a éstas, las víctimas, una oportunidad real de recuperación, para que ellos mismo se trans-formen en agentes de educación popular contra la drogadicción.

Esto requiere voluntad política que va más allá de partidos, elecciones y puestos. Esto tiene que sur-gir de la responsabilidad consciente de quienes tie-nen la posibilidad de decidir lo destinos de la nación. Lo que está en juego es el futuro de la nación, dado que la drogadicción afecta el sector de la población que debería ser el más productivo, y quienes un día deberán tomar la conducción del Estado.

William Quinteros

Los plazos Los plazos se van se van acortando…acortando…

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22/REVISTA METODISTA Nº 206 -abril / mayo 2013

En el mes de marzo, nos visitaron dos delegaciones de hermanos y hermanas metodistas.Una delegación vino de Lancashire, Inglaterra. Visitaron distintos puntos del país y estuvieron reunidos con la Junta de Vida y Misión de IMU, y con integrantes de IBV, Instituto de Buena Voluntad explorando la posibilidad de instalar en Montevideo, otro lugar con la misma especialidad.

NOS VISITARON…NOS VISITARON…

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REVISTA METODISTA/23Nº 206 - abril / mayo 2013

NOS VISITARON…

La otra delegación vino de Mississippi, EE:UU:, como ya lo han hecho en otras oportunidades vinieron como voluntarios aportando su trabajo solidario en la iglesia de Malvín.¡Agradecemos profundamente sus visitas!

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24/REVISTA METODISTA Nº 206 -abril / mayo 2013

Estimados familiares y amigos del Pastor Dr. Emilio Castro.

Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de he-cho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3.17)

Con tristeza recibimos la noticia del sensible fa-llecimiento del pastor Emilio Castro. Como CLAI nos sentimos parte de su familia, porque él ha sido un pastor que abogó por la esperanza de la recupera-ción democrática en Uruguay y el resto de América en tiempos de dictaduras en la región. 

Como familia CLAI compartimos el dolor de esta despedida. Su liderazgo y su visión profética moti-varon el movimiento ecuménico hacia la formación de un Consejo Latinoamericano de Iglesias, con el objetivo de ser una voz activa de las iglesias evangé-licas delante de la pobreza y la violación de los dere-chos humanos en este Continente. Por eso, junto a la tristeza de su despedida, sentimos también mucha

gratitud por su ejemplo de vida y sus enseñanzas. Aprendimos del pastor Emilio Castro que los segui-dores de Jesús no podemos presentarnos en esta so-ciedad como «desde fuera» tratando de imponernos para dominar y controlar a quienes no piensan como nosotros. No es ésa la forma de abrir camino al rei-no de Dios. Hemos de vivir «dentro» de la sociedad, compartiendo las incertidumbres, crisis y contradic-ciones del mundo actual, y aportando nuestra vida trasformada por el Evangelio. Hemos de aprender a vivir nuestra fe «en minoría», pero con la fuerza de la levadura, como testigos fi eles de Jesús. 

Aunque no tendremos su presencia física en la VI Asamblea del CLAI en La Habana, sabemos que el pastor Emilio Castro no estará ausente. Por la fe en la resurrección de Cristo, sabemos que él ya llegó a la Casa del Padre, y desde allá seguirá con nosotros/as. 

Obispo Julio MurrayPresidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias 

Rev. Nilton GieseSecretario General del CLAI

Falleció el pastor Emilio Falleció el pastor Emilio Castro - Carta del CLAICastro - Carta del CLAI

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Al fallecer el pastor Emilio Castro escogimos algunos

aportes acerca de su rica trayectoria desde dentro y

fuera de la iglesia.

Emilio Castro, Emilio Castro, notas escritas en su vida para notas escritas en su vida para publicar luego de su muertepublicar luego de su muerte

Escribo esto sin saber cuánto le queda de vida al rev

Emilio Castro. Su sobrina Marta me tiene al tanto de su

salud, pero... mejora, empeora... y en el cuando de un

desenlace previsible, no se conoce.

Muy a inicios de la década del 60 Saeta TV trasmitía un

programa de debate de ideas. Dirigido por Reich Cintas,

tenía panelistas de primer nivel. Desde los desaparecidos Sacerdotes Spadaccino

y Lopez García S.J. a nuestros contemporáneos Nelson Pilsosff y El Pastor Emilio

Castro. Yo, un niño les escuchaba con admiración y aprendía como no solo se

discuten medidas sino rumbos, valores, visiones de país. No se cuánto, pero sin

duda mucho tuvieron que ver esos cuatro personajes en mi modo de comprender

que es discutir además de cómo se hace cuando el respeto es un objetivo común.

Imposible imaginar que con los años, algunos de ellos como Nelson, van a ser mis

amigos, y uno de ellos: Emilio Castro podría llegar a ser alguien de quien 52 años

después iba a decir “es de la personas que más quiero en mi vida” como me encontré

diciendo hace un par de semanas.

El enfrentamiento armado del 14 de abril del 72 tuvo la Iglesia de Emilio como su

escenario y por más injusto que suene eso le llevó, o se usó como pretexto para tener

que irse el exilio. Como nadie es profeta en su tierra, en poco tiempo se convirtió

en Ginebra en el Secretario General del Consejo Mundial de Iglesias (ecumenismo

protestante). Y en la colonia Uruguaya, el padrino del exilio.

La WOLA, ofi cina de DDHH en la que trabajaba en Washington era auspiciada por

una coalición religiosa muy amplia, el Consejo de Iglesias de EEUU, la Conferencia

Católica y la Liga Anti Difamatoria Judía. Castro era asiduo visitante, como nosotros,

lo visitábamos cada vez que íbamos a Ginebra.

En Londres hizo una particular amistad con mi padre. Cuando anunciaba su llegada

a la ciudad de las nieblas, papá cocinaba empanadas de carne cortadas a mano.

Y si alguien le preguntaba por qué tanto preparativo contestaba con su imbatible

humor, viene el Papa, el Papa protestante, lo que era una irónica contradicción en

si misma. Emilio a su vez llegaba con una botella de Old Parr. “Como metodista no

puedo, pero convidar si.” Y cuando se distraía se tomaba alguno.

Quizás los años en que abstinencia de alcohol metodista lo acercaron a su Iglesia

Metodista. Venía de un hogar muy modesto, y trabajador. Seguro que de niño supo

el daño que en muchos hogares hacía la bebida. Pero hasta eso era motivo de

broma entre ellas. No faltaba el Old Parr ni las empanadas criollas.

Mi mamá, que aún con el paso de los años y no faltó a ninguno de los homenajes

que se le han hecho, Ciudadano Ilustre de la Ciudad, ni la celebración de sus 80 años

llevaba en su cartera una papelito escrito en inglés, con muy prolija caligrafía que

decía “si me pasa algo llamen al Pastor Castro 00 41 902...” Teniendo en cuenta la

cantidad de protestantes de Europa, me gustaba tomarle el pelo y decirle, “es como

andar con un papel que diga llamen a Paulo VI en Roma.”

Castro, donde iba congregaba uruguayos. Les hablaba del sueño del regreso, pero

les hablaba de lo importante que era tener corazón y servir a una causa justa. Con

esa serenidad del mar cuya mirada él hizo entender un día, según contó una pastora

de su Iglesia “donde supo que Jesús iba a ser siempre parte de su vida.” Igual todos

los que íbamos integrando esas ruedas de mate, asados, charlas... nos dábamos

cuenta que su testimonio iba a serlo de los nuestros.

Del 80 al 84 trabajamos mucho juntos. En aquel tiempo también se había tenido

que exiliarse el Rev. Oscar Bolioli a quien hoy vuelve a buscar en su Iglesia refugio

para la renovación verdadera. Oscar trabajaba en Nueva York en el Consejo Nacional

de Iglesias. Junto a él y Emilio y con el apoyo de gente

como José Pedro Ciganda y mi hermana Silvia, Victor

Vaillant y otras tantas se empezó a trabajar por el

regreso de los exiliados. La Iglesia Metodista estuvo

a la vanguardia. Dentro de pocos días en el marco de

los 40 años del Golpe se presentará un libro donde

junto a vario compañeros de exilio damos testimonio

de esto.

Cuando se fundó la Convergencia Democrática, viajó

a México. Nos ayudó a redactar la proclama inicial, a

coordinar la ida a las naciones Unidas para hacer la

presentación en sociedad. Era el 20 de abril del 80

y Diego Achard cumplía 29 años. No aceptó como

esperábamos integrar el grupo que se fundaba. Según nos dijo con su habitual

serenidad de espíritu, consideraba que podía ser mucho más útil de la investidura

que esgrimía.

¿Por que cuento este detalle que puede sonar menor? Pasaron casi 30 años de aquel

abril cuando en 2007 Castro vino al Uruguay a festejar sus 80 años. La celebración se

hizo en el mismo templo de sus sermones juveniles, el mismo que le había costado

el destierro. Me invitaron a hablar. En determinado momento, le pedí perdón por

el enojo que me agarré con él cuando nos dijo que no iba a integrar el grupo CDU

sino ayudar de afuera. De joven, creo que yo que ahora no, quién sabe, era yo muy

calentón. Pero había que calentarse con Emilio: imposible.

Todavía no tengo claro si fue un poco en broma, un poco porque me sentía

culpable o un poco por ambas cosas. Pero lo dije. Y con un gran susto verlo que

se levanta desde donde estaba junto a su amigo Bolioli, y caminar hacia mi. Tomó

mi micrófono y dijo “No lo puedo perdonar a Juan Raúl.” Se me heló la sangre. “Tan

grave habrá sido,” pensé. Y agregó “Tenían razón, yo debí haber integrado el grupo.”

No pude casi seguir hablando. Cuando la grandeza es en Emilio Castro, es infi nita.

Casi tres años después fue declarado “Ciudadano Ilustre de Montevideo.” El Acto,

no se celebró como de costumbre en un salón de honor de la Intendencia sino en

la Sala de Sesiones de la Junta. Allí en el primer eslabón de la democracia, el más

cercano a los problemas de la gente.

Emilio estaba muy enfermo. Su rostro había perdido expresividad. Escuchó casi que

rígidamente lo que de él se dijo. Y cuando se le acercó el micrófono habló. Era mejor

oírlo con los ojos cerrados porque era el mismo Emilio con declinaciones de afecto

y un amor tremendo a los suyos. Y cuando habló del exilio dijo, “el inglés es mucho

más benévolo con los exiliados, les llama “stateles”, la lengua de Cervantes les llama

apátridas.”

Luego salieron algunos libros míos: “Vadearás la Sangre” donde le dedico un

capítulo como ser humano excepcional de nuestra historia. Luego Tocando el Cielo,

donde cuento la visita que nos hizo con mamá luego de muerto papá, transcribo el

telegrama, la visita y sus declaraciones a la prensa “Wilson se fue, al país le queda

un ejemplo, a mi, un hermano en la Fe.”

No se cuanto pasó antes de que fuera por casa a ver a mamá. ¿Un año? ¿Dos? Ahí

habló brevemente de su enfermedad, se tomaron de la mano y permanecieron en

silencio más de una hora con una leve sonrisa. Siempre he admirado la elocuencia

de las conversaciones en silencio.

Antes de irse hablamos de Diego Achard, que hacía un par de años que había

muerto. Me contó que lo fue a ver y al despedirse Diego le dijo “Emilio, aún no

creo en Dios.” Y el le había contestado, “eso importa poco, Dios hace mucho ya que

cree en ti.”

Cuántos mortales, como le habrá pasado a Dios, habrán creído una vida en Emilio. Y

quizás por eso no sentimos que nos deja.

Por Juan Raul Ferreira Sienra

7 de abril de 2013

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¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,que a mi puerta, cubierto de rocío,que a mi puerta, cubierto de rocío,

pasas las noches del invierno oscuras?pasas las noches del invierno oscuras?

¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,

si de mi ingratitud el hielo fríosi de mi ingratitud el hielo fríosecó las llagas de tus plantas puras!secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el Ángel me decía:¡Cuántas veces el Ángel me decía:“Alma, asómate ahora a la ventana,“Alma, asómate ahora a la ventana,

verás con cuánto amor llamar porfía”!verás con cuánto amor llamar porfía”!

¡Y cuántas, hermosura soberana,¡Y cuántas, hermosura soberana,“Mañana le abriremos”, respondía,“Mañana le abriremos”, respondía,para lo mismo responder mañana!para lo mismo responder mañana!

Lope de VegaLope de Vega1532 - 16351532 - 1635

¿QUÉ TENGO YO QUEMI AMISTAD PROCURAS?