Relato III Desafío

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TENGO QUE CONTAROS LO QUE SENTÍ. AHÍ VA MI RELATO DEL DESAFÍO Al meter los pies en el agua se me enfrió bruscamente rollo emocional. Habían ido apareciendo los globos, flotando sobre los kayaks, que venían lentamente hacia la playa desde el embarcadero de Niembro. La gente paró un momento su untado de pociones milagrosas contra el frío para ver el espectáculo, realmente impresionante. Santi me miró de reojo a ver si tenía otra vez los ojos llorosos. Intenté disimular, pero la voz entrecortada me delató. Hacía sol pese a la previsión de lluvia, el ambiente entre nosotros era fantástico, los voluntarios recogían las bolsas para llevarlas a la meta... Nada puede salir mal, Palanco, dijo Sergio. Tranquilo, ahora a disfrutar. Desde luego, a "20 grados o más" no estaba el agua; como mucho a 19 y seguramente a menos. Mientras nos internábamos en la mar disimulando los nervios pensé en Rafa y los otros sevillanos, extremeños y alicantinos. Se me van a morir. Ví otra vez el espectáculo increíble de los 36 kayaks y siete embarcaciones de motor esperándonos. Con esos globos naranja tan grandes parecían muchos más. Joder, la que estamos armando, creo que dije en bajo. Busqué a John, a Santi y a Sergio, escupí por octava vez en las gafas, me las puse y me tiré despacio al agua. Este año no se alejaban todos tan rápido. Me sentí acompañado y empecé a relajarme y a pensar en el deslizamiento, en la patada (ni mucha ni poca) y en la respiración. John seguía ahí, muy cerca de otro grupo nutrido. Ví pasar unas casas, unos árboles y grupitos de curiosos en la cresta del acantilado. Esmeré el estilo, como si a esa distancia pudieran admirarme a mí entre todos. Por el lado contrario me pareció que el tipo que iba arrastrado por la moto de agua era Vives, con postura de contorsionista, buscando la toma de video perfecta. Iba a decirle a John algo ingenioso, pero con dos brazadas de menos ya se me escapaba. En poco más de media hora ya noté el estómago vacío. A las 6, cuando me levanté sin apenas haber dormido, no me entró

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Relato III Desafío

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TENGO QUE CONTAROS LO QUE SENT.

AH VA MI RELATO DEL DESAFO

Al meter los pies en el agua se me enfri bruscamente rollo emocional. Haban ido apareciendo los globos, flotando sobre los kayaks, que venan lentamente hacia la playa desde el embarcadero de Niembro. La gente par un momento su untado de pociones milagrosas contra el fro para ver el espectculo, realmente impresionante. Santi me mir de reojo a ver si tena otra vez los ojos llorosos. Intent disimular, pero la voz entrecortada me delat. Haca sol pese a la previsin de lluvia, el ambiente entre nosotros era fantstico, los voluntarios recogan las bolsas para llevarlas a la meta... Nada puede salir mal, Palanco, dijo Sergio. Tranquilo, ahora a disfrutar.Desde luego, a "20 grados o ms" no estaba el agua; como mucho a 19 y seguramente a menos. Mientras nos internbamos en la mar disimulando los nervios pens en Rafa y los otros sevillanos, extremeos y alicantinos. Se me van a morir. V otra vez el espectculo increble de los 36 kayaks y siete embarcaciones de motor esperndonos. Con esos globos naranja tan grandes parecan muchos ms. Joder, la que estamos armando, creo que dije en bajo. Busqu a John, a Santi y a Sergio, escup por octava vez en las gafas, me las puse y me tir despacio al agua.Este ao no se alejaban todos tan rpido. Me sent acompaado y empec a relajarme y a pensar en el deslizamiento, en la patada (ni mucha ni poca) y en la respiracin. John segua ah, muy cerca de otro grupo nutrido. V pasar unas casas, unos rboles y grupitos de curiosos en la cresta del acantilado. Esmer el estilo, como si a esa distancia pudieran admirarme a m entre todos. Por el lado contrario me pareci que el tipo que iba arrastrado por la moto de agua era Vives, con postura de contorsionista, buscando la toma de video perfecta. Iba a decirle a John algo ingenioso, pero con dos brazadas de menos ya se me escapaba.En poco ms de media hora ya not el estmago vaco. A las 6, cuando me levant sin apenas haber dormido, no me entr ms que un caf y una magdalena. Pens que tirara de reservas y entrenamiento y se me ocurri una teora escatolgica sobre la reabsorcin de los deshechos digestivos no evacuados. Esos segundos de reflexin me costaron un esfuerzo extra para volver a pillar a John.Llevaba una hora. Bien, ms de un tercio del tiempo previsto. Empec a sentir un hormigueo en los dedos de las manos y me preocup. Yo estaba entrenado para nadar en fro, pero aqu hay muchos que vienen de aguas clidas. Cada vez que pasaba una lancha vea a evacuados imaginarios gritndome: Veinte grados, eh? Luego hablamos!Cuando volv a atrapar a John vi algo cerca que aleteaba hacia el fondo a gran velocidad. Tard algo en darme cuenta de que era un cormorn persiguiendo peces despavoridos. Fue el mejor momento de la travesa, con varios globos a poca distancia que delataban que bamos un puado de nadadores agrupados. Me encontraba bastante fresco. Sin embargo igual llevbamos dos horas y an no apareca el punto de control. El famoso Castro de Poo se vea lejos, pero quiz algo ms grande cada vez que miraba.Por fin el gran globo rojo. Paramos unos segundos a beber y nos reagrupamos varios. Qu buena idea lo de obligar a dar los nmeros para avisar por whats app a la meta. Me preocup oir a Eduardo: os queda un cuarenta por ciento. Y luego algo como que otros dos salan por hipotermia.Uno del grupo dijo que no poda ms. Aguant an otro rato antes de agarrarse al kayak. Cuando volv a mirar hacia delante, John ya estaba a un puado de metros. Volver a cogerle fue un derroche, pero tena que demostrarme que iba bien.S, el Castro de Poo era cada vez ms grande, pero nunca llegaba. Debe ser descomunal. Cuando pasamos a su lado ya slo quedbamos cuatro en el grupo. Y en unos minutos, John, la chica del neopreno y yo. Not los hombros pesados y que tena que esforzarme para seguir el ritmo. Pareca que Ana flaqueaba y John ni se inmutaba. Eso es el Paseo de San Pedro, un poco ms y estamos.Pues no. Los cubos de colores seguan siendo una mancha lejana. Ana se quitaba las gafas de vez en cuando y parpadeaba mientras John se alejaba cada vez un poco ms. Acompaar a Ana y sus ojazos verdes o a John, dnde vas a comparar, luego ya le cojo.Nuestro kayakista gritaba mi nombre y cosas como mquina, sois no s qu, ya lo tenis. Luego supe que era Javier y que nos animaba porque tenamos un nudo de corriente en contra. Ellos s que tienen mrito. Buscarlos y convencerlos es sin duda la gestin que ms horas llev, conseguir sus piraguas... menos mal que Kimbo coordina ese tinglado.Busqu una referencia en la costa y me asust: no nos movemos. O cambiamos el ritmo o no llegamos. John ya estaba fuera de mi alcance y yo trataba de animar a Ana, venga que ya estamos, es ah.Pens: con esta corriente, si en cada brazada avanzo un metro es un metro menos para llegar. Ya no era cansancio, era una punzada en cada hombro al lanzar el brazo adelante, y la falta total de energa. Es mejor no pensar. Venga, Ana, que enseguida vemos la playa. No me debi salir la voz de sobrao porque creo que me llam mentiroso.En una mirada rpida v, antes que la playa, un gigantesco arco de meta, las banderolas y una especie de hinchable, como un zepeln. Intent ponerme de pie varias veces, pero an cubra demasiado. Cuando lo consegu comprob que el fondo era fangoso. Debieron ser las tempestades, que se llevaron arena. Abrac a Ana y a Javier, el kayakista. Ya haban llegado los buenos haca mucho y por all quedaban sobre todo curiosos y familiares, pero el abrazo de Kimbo, de Chemn, de los amigos de 3A me supieron a gloria.Pens en lo que quedaba por hacer, los diplomas, las clasificaciones, recoger todo, las comidas... V el grupo de encargados y ayudantes que ni me preguntaban, que repartan rdenes, apuntaban tiempos, mandaban a los kayaks al puerto y hasta repartan los globos entre los nios que hacan cola. Algunos nadadores me felicitaban por la organizacin y preguntaban si podan ayudar. Ya no estoy slo, somos un equipo y, sobre todo, amigos.Mientras disimulaba otra vez mi emocin, pens: qu gracioso, son saladas las tres cosas que mueven mi vida: el sudor, las lgrimas y el mar.