Reincidente 121

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* Reincidente no incluye sección de Sociales Año VII, Número 121, 1ra. quincena de mayo de 2016 VANGOHNEANDO Berenice Alvarado Ramírez LA TECNOLOGÍA TIENE SU PRECIO Jorge A. Rodríguez y Morgado EL DESPERTAR DEL POPOCATÉPETL Vera Milarka EL EMANANTISMO DE PLOTINO Francisco Hernández Echeverría POLICULT TRES Jorge Meléndez Preciado DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista ENGAÑO Enrique Condés Lara DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada REINCIGRAMA Fernando Contreras AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín FRANTASÍAS José Fragoso Cervón ARITMOMANÍA Gabriela Breña PROVERBIOS ÁRABES (I) A sí como Akira Kurosawa en Los sueños (1990) vislumbra en el octavo segmento lla- mado “Cuervos” al artista, me atreví a entrar en lo más profundo de la galería del Museo Van Gogh en Ámsterdam para dar con su paradero. No solo recuerdo el Re bemol mayor (1828) del compo- sitor polaco Frédéric Chopin como música de fondo, sino la textura de las pinceladas a medida que saltaba de cuadro en cuadro. Al no saber por dónde empezar a buscarlo, de- cidí entrar a la pintura que más captó mi atención: La noche estrellada (1889). Entonces, entre la gente co- mencé a preguntar por el pintor, algunos con mueca de indiferencia me dijeron que probablemente nunca me recibiría, sin embargo me topé con una anciana, al parecer su criada, que me mostró la casa de Van Gogh en medio de la penumbra. Supuse que vivía en la miseria, pero nunca me per- caté de ello hasta el momento en el cual lo vi contem- plando Los girasoles (1888). Mi visita le resultaba indif- erente porque no le importó verme entrar: él seguía re- tocando los últimos detalles de un cuadro nuevo. Tomé la silla que él pintó en ese mismo año y comencé a ver sus pinturas hasta el instante en el que me preguntó de manera desdeñosa: “¿Qué quieres?” Anonadada en un principio solo supe responder que deseaba saber cómo es que pintaba todas esas obras sin haber podido vender más de una. “Francamente no lo sé”, respondió. “Tra- bajo, me esclavizo, me conduzco como si fuera una lo- comotora…, me entrego de manera particular a cada cuadro sin importar lo que pase después con él o con- migo. Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el día en que la gente reconozca que valen más que el dinero que costaron los colores para pintarlos”. (Van Gogh, 1889, p. 1). Me detuve por un momento a pensar en sus pal- abras, después comprendí que la pintura que él estaba terminando era el llamado Autorretrato (1889). Solo en ese momento me percaté de la gran venda blanca colgada en donde debería de estar su oreja y le dije: “¿Qué te sucedió?, pareces herido”. Respondió: “Ayer estaba tratando de terminar un autorretrato y la ore- ja no me salía bien, entonces me la corté y la tiré”. Se sentó a mi lado y dijo: “Desde los 16 años comencé a trabajar como apren- diz en una galería de arte. Después viajé a Londres y a París, en esos lugares comprendí mi afición por la pintura y comencé a plasmar mi arte. Así que no me importa perder una oreja, todavía tengo otra.” Al ver mi mueca de asombro ante tal respuesta se levantó de su asiento y sacó una caja repleta de cartas. Me contó sobre su hermano Théo y me mostró un fragmento de una de ellas: ARLÉS (octubre de 1888-Mayo de 1889) Mi querido Théo: Gracias por tu carta; pero mira que esta vez he lan- guidecido; mi dinero se había terminado el jueves, así que hasta el mediodía del lunes, resultó terriblemente largo. Durante esos cuatro días he vivido principalmente de 23 cafés y del pan que todavía tengo que pagar. No es cul- pa tuya; si la hay es mía. Porque he estado desesperado por ver mis cuadros enmarcados y he pedido demasiado para mi presupuesto, ya que el mes de alquiler y la criada también había que pagarlos. También aun hoy, volveré a arruinarme, porque debo comprar la tela y prepararla yo mismo, ya que la de Tasset no ha venido todavía. ¿Quis- ieras preguntarle lo más pronto posible si la ha enviado?; 10 metros o por lo menos 5 de tela común a 2 fr. 50. (Van Gogh, 1889, p. 10). Al terminar de leer quise indagar más sobre su vida. Entonces recordé el rumor sobre su presunta fe reli- giosa, me parecía extraño porque la primera impresión que él generaba en mí era la de una persona solitaria. Vincent sonrío y contestó: “A los 23 años regresé a In- glaterra, en ese lugar comencé a leer la biblia y me apa- sionó de tal forma su lectura que me trasladé a Bélgica para ser misionero; sin embargo, Théo me convenció de dejar esa vida y regresar a la pintura, decidí hacer- le caso y a los 27 años me matriculé en Bellas Artes”. Mi sorpresa fue grande, volví a ver de reojo las pin- turas y le pregunté: ¿Cómo es que te decides por pin- tar algo en específico? Van Gogh con mirada perdi- da exclamó: “Si miras con cuidado toda la naturaleza tiene su belleza, cuando aparece esa belleza natural me pierdo en ella y luego como en un sueño el paisaje se pinta a sí mismo para mí … Y luego cuando acabo el cuadro aparece completo ante mí”. Por eso me gusta el pueblo de Arlés, necesito pintar todo. Un tanto alucinado, continuó; “el cuadro en donde estamos precisamente lo pinté estando en el hospital de Saint Rémy debido a mis frecuentes estados de de- presión. Ven, asómate por la ventana y mira lo mismo que yo”. Me acerqué y entonces repitió: “Me encantan esos trazos ondulados que simulan unas gigantescas espirales. Y, ¿veis esas estrellas grandes, enormes, bril- lantes…? Y, ¿ese halo amarillo que revolotea a su alre- dedor, lo veis? Ese halo es el culpable de su intenso brillo. Y, ¿habéis visto la luna, esa luna naranja? ¡Me encanta “La noche estrellada”!. Empecé a contemplar el panorama del cuadro vis- to desde una perspectiva única, al final cerré los ojos y lo único que escuchaba era la voz de Van Gogh en- trelazada con la música de Chopin. De repente los abrí de manera completa tras diversos parpadeos pre- vios y me encontré entre la multitud, en medio de la galería del museo del pintor el día 15 de marzo de 2016. Había viajado más de un siglo en solo un par- padear. Y aquí fue donde comprobé en carne propia la Teoría de la Relatividad del tiempo de Albert Einstein, de la mano de uno de los pintores impresionistas más famosos del mundo. REFERENCIAS: Akira Kurosawa: Los sueños. [Cortometraje]. 1990, Japón: War- ner Bros. F. Rodríguez y D. Arricasdo: Descubriendo a Van Gogh. [Versión electrónica]. 2014, España: Weeble. Vivent Van Gogh: Últimas Cartas Desde mi Locura. s.f. * La autora es estudiante de licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la FF y L. de la BUAP. Berenice Alvarado Ramírez* Como en el mes de marzo celebramos el natalicio de Vincent Van Gogh, presentamos en exclusiva una entrevista realizada al pintor neerlandés el día 15 de marzo del 2016. ESCRÍBENOS • Para cualquier aclaración • Para algún comentario • Para hacer alguna contribución • Para externar una crítica • Para protestar por algo • Para alguna mentada (pero leve) • Para discutir el futuro de la humanidad • Para dudas (que no sean existenciales) • Para preguntas (no capciosas) Si quieres recibir Reincidente, nuestro correo electrónico es: [email protected]

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* Reincidente no incluye sección de Sociales* Reincidente no incluye sección de Sociales

Año VII, Número 121, 1ra. quincena de mayo de 2016

VANGOHNEANDO Berenice Alvarado Ramírez

LA TECNOLOGÍA TIENE SU PRECIO Jorge A. Rodríguez y Morgado

EL DESPERTAR DEL POPOCATÉPETL Vera Milarka

EL EMANANTISMO DE PLOTINO Francisco Hernández Echeverría

POLICULT TRES Jorge Meléndez Preciado

DESDE LA FACULTAD Mariano Torres Bautista

ENGAÑO Enrique Condés Lara

DE PLANTAS Y ANIMALES Cecilia Vázquez Ahumada

REINCIGRAMA Fernando Contreras

AQUÍ, PUROS CUENTOS Paco Rubín

FRANTASÍAS José Fragoso CervónARITMOMANÍA

Gabriela BreñaPROVERBIOS ÁRABES (I)

Así como Akira Kurosawa en Los sueños (1990) vislumbra en el octavo segmento lla-mado “Cuervos” al artista, me atreví a entrar en lo más profundo de la galería del Museo

Van Gogh en Ámsterdam para dar con su paradero. No solo recuerdo el Re bemol mayor (1828) del compo-sitor polaco Frédéric Chopin como música de fondo, sino la textura de las pinceladas a medida que saltaba de cuadro en cuadro.

Al no saber por dónde empezar a buscarlo, de-cidí entrar a la pintura que más captó mi atención: La noche estrellada (1889). Entonces, entre la gente co-mencé a preguntar por el pintor, algunos con mueca de indiferencia me dijeron que probablemente nunca me recibiría, sin embargo me topé con una anciana, al parecer su criada, que me mostró la casa de Van Gogh en medio de la penumbra.

Supuse que vivía en la miseria, pero nunca me per-caté de ello hasta el momento en el cual lo vi contem-plando Los girasoles (1888). Mi visita le resultaba indif-erente porque no le importó verme entrar: él seguía re-tocando los últimos detalles de un cuadro nuevo. Tomé la silla que él pintó en ese mismo año y comencé a ver sus pinturas hasta el instante en el que me preguntó de manera desdeñosa: “¿Qué quieres?” Anonadada en un principio solo supe responder que deseaba saber cómo es que pintaba todas esas obras sin haber podido vender más de una. “Francamente no lo sé”, respondió. “Tra-bajo, me esclavizo, me conduzco como si fuera una lo-comotora…, me entrego de manera particular a cada cuadro sin importar lo que pase después con él o con-migo. Yo no tengo la culpa de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el día en que la gente reconozca que valen más que el dinero que costaron los colores para pintarlos”. (Van Gogh, 1889, p. 1).

Me detuve por un momento a pensar en sus pal-abras, después comprendí que la pintura que él estaba terminando era el llamado Autorretrato (1889). Solo en ese momento me percaté de la gran venda blanca colgada en donde debería de estar su oreja y le dije:

“¿Qué te sucedió?, pareces herido”. Respondió: “Ayer estaba tratando de terminar un autorretrato y la ore-ja no me salía bien, entonces me la corté y la tiré”. Se sentó a mi lado y dijo:

“Desde los 16 años comencé a trabajar como apren-diz en una galería de arte. Después viajé a Londres y a París, en esos lugares comprendí mi afición por la pintura y comencé a plasmar mi arte. Así que no me importa perder una oreja, todavía tengo otra.”

Al ver mi mueca de asombro ante tal respuesta se levantó de su asiento y sacó una caja repleta de cartas. Me contó sobre su hermano Théo y me mostró un fragmento de una de ellas:

ARLÉS (octubre de 1888-Mayo de 1889)Mi querido Théo:

Gracias por tu carta; pero mira que esta vez he lan-guidecido; mi dinero se había terminado el jueves, así que hasta el mediodía del lunes, resultó terriblemente largo.

Durante esos cuatro días he vivido principalmente de 23 cafés y del pan que todavía tengo que pagar. No es cul-pa tuya; si la hay es mía. Porque he estado desesperado por ver mis cuadros enmarcados y he pedido demasiado para mi presupuesto, ya que el mes de alquiler y la criada también había que pagarlos. También aun hoy, volveré a arruinarme, porque debo comprar la tela y prepararla yo mismo, ya que la de Tasset no ha venido todavía. ¿Quis-ieras preguntarle lo más pronto posible si la ha enviado?; 10 metros o por lo menos 5 de tela común a 2 fr. 50. (Van Gogh, 1889, p. 10).

Al terminar de leer quise indagar más sobre su vida. Entonces recordé el rumor sobre su presunta fe reli-giosa, me parecía extraño porque la primera impresión que él generaba en mí era la de una persona solitaria. Vincent sonrío y contestó: “A los 23 años regresé a In-glaterra, en ese lugar comencé a leer la biblia y me apa-sionó de tal forma su lectura que me trasladé a Bélgica para ser misionero; sin embargo, Théo me convenció de dejar esa vida y regresar a la pintura, decidí hacer-le caso y a los 27 años me matriculé en Bellas Artes”.

Mi sorpresa fue grande, volví a ver de reojo las pin-turas y le pregunté: ¿Cómo es que te decides por pin-tar algo en específico? Van Gogh con mirada perdi-da exclamó: “Si miras con cuidado toda la naturaleza tiene su belleza, cuando aparece esa belleza natural me pierdo en ella y luego como en un sueño el paisaje se pinta a sí mismo para mí … Y luego cuando acabo el cuadro aparece completo ante mí”. Por eso me gusta el pueblo de Arlés, necesito pintar todo.

Un tanto alucinado, continuó; “el cuadro en donde estamos precisamente lo pinté estando en el hospital de Saint Rémy debido a mis frecuentes estados de de-presión. Ven, asómate por la ventana y mira lo mismo que yo”. Me acerqué y entonces repitió: “Me encantan esos trazos ondulados que simulan unas gigantescas espirales. Y, ¿veis esas estrellas grandes, enormes, bril-lantes…? Y, ¿ese halo amarillo que revolotea a su alre-dedor, lo veis? Ese halo es el culpable de su intenso brillo. Y, ¿habéis visto la luna, esa luna naranja? ¡Me encanta “La noche estrellada”!.

Empecé a contemplar el panorama del cuadro vis-to desde una perspectiva única, al final cerré los ojos y lo único que escuchaba era la voz de Van Gogh en-trelazada con la música de Chopin. De repente los abrí de manera completa tras diversos parpadeos pre-vios y me encontré entre la multitud, en medio de la galería del museo del pintor el día 15 de marzo de 2016. Había viajado más de un siglo en solo un par-padear. Y aquí fue donde comprobé en carne propia la Teoría de la Relatividad del tiempo de Albert Einstein, de la mano de uno de los pintores impresionistas más famosos del mundo.

RefeRencias:Akira Kurosawa: Los sueños. [Cortometraje]. 1990, Japón: War-

ner Bros.F. Rodríguez y D. Arricasdo: Descubriendo a Van Gogh. [Versión

electrónica]. 2014, España: Weeble. Vivent Van Gogh: Últimas Cartas Desde mi Locura. s.f.

* La autora es estudiante de licenciatura en Lingüística y Literatura Hispánica en la FF y L. de la BUAP.

Berenice Alvarado Ramírez*

Como en el mes de marzo celebramos el natalicio de Vincent Van Gogh, presentamos en exclusiva una

entrevista realizada al pintor neerlandés el día 15 de marzo del 2016.

ESCRÍBENOS •Paracualquieraclaración •Paraalgúncomentario •Parahaceralgunacontribución •Paraexternarunacrítica •Paraprotestarporalgo •Paraalgunamentada(peroleve) •Paradiscutirelfuturodelahumanidad •Paradudas(quenoseanexistenciales) •Parapreguntas(nocapciosas)

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Mariano E. Torres Bautista*

Incluso si “además de que Internet” no se convier-ta cada vez más en un trastorno psiquiátrico en toda regla, son perceptibles también efectos secundarios de ensimismamiento o adicción a Internet, computado-ras y aparatos como teléfonos inteligentes asociados a mala alimentación inducida, falta de sociabilidad, temblores “cibernéticos”, dolores de cabeza y otros síntomas cada vez más perceptibles en los registros y reportes médicos. Una adicción excesiva al Internet o al uso del teléfono inteligente saturado de aplicacio-nes que raya en la dependencia emocional, es signo inequívoco de una realidad detrás: problemas de au-toestima, carencia de afectividad, trastornos de la per-sonalidad que arrancan en la infancia debidos a falta de estimulación temprana, alimentación balanceada y hasta déficit irreversible de las conexiones neuronales.

De hecho, en la 2ª Conferencia del Conocimien-to en febrero del 2016, en medio de sesiones sobre el yoga y la atención, líderes y ejecutivos de todas las grandes empresas de tecnología (Facebook, Twitter, eBay, Zynga, PayPal, Google, Microsoft y Cisco) debatieron si tales firmas se consideraban respons-ables de su poder para atraer al colectivo de los con-sumidores a los juegos o actividades que hacen perder tiempo o distraen.

Es sabido -aunque a la luz de políticas públicas y “reformas” parecería que no- que por sociedad moder-na y desarrollada se entiende aquella que es capaz de procurar a sus ciudadanos su sano desarrollo y es ca-

paz, a la vez, de enriquecerse con las aportaciones de sus ciudadanos bien alimentados, bien comunicados, bien formados. No estamos de acuerdo en que sea la

“necropolítica” la tónica para el futuro de ningún país. Los ciudadanos no somos los enemigos a liquidar, ni seres que deban ser gobernados a través del miedo y muerte por ningún régimen. Claro está que si todo se va estructurando para beneficio de unos cuantos, con-centrando negocios, limitando los ingresos, evadiendo impuestos, buscando solo ganancias a toda costa, has-ta del medio ambiente, para luego sacarlos del país; y todo el aparato de poder se dispone servilmente ante ellos, entonces la confrontación, el resentimiento so-cial y lo que parecería obra de traficantes de todo tipo (enervantes, migrantes, mujeres, niños, medicamentos, ¿olvidamos algo?) la “delincuencia organizada”, “sica-rios”, secuestradores, asaltantes, etc. aparecen trenza-dos en una lógica.

Es tan curioso como significativo que una presti-giosa escuela que no se distingue en absoluto por abra-zar la tecnología esté llena con los hijos de los traba-jadores de Silicon Valley. Conscientes de los peligros de los dispositivos electrónicos, debemos enseñar a las generaciones jóvenes los límites de la tecnología tanto como sobre sus propias capacidades creativas. La tec-nología debe potenciar la capacidad humana; es una herramienta, no un dios ni un sustituto de la afectivi-dad de los seres humanos y seres vivos en general. Es necesario asegurar que nuestras generaciones estén

tan conscientes de los difíciles tiempos que les toca vi-vir, tanto como de las maravillas del mundo real.

* El autor es Doctor en Historia por la Universidad de París I, Phanteon-Sorbonne; actualmente se des-empeña como profesor/investigador del programa de Maestría en Antropología Social de la BUAP.

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1. Implacable. Fernando del Paso, el escritor, locutor, pintor y muchas cosas más que había dicho: ”aprendí la geografía de México por las tragedias que están sucedien-do, ya que no conocía Ayotzinapa, Tlatlaya, Tanhuato”, etcétera, fue galardonado con el premio Cervantes, también motejado como el Nobel de las letras españolas, justamente en el 400 aniversario de la muerte de don Miguel. Era esperado que hiciera una serie de críticas al gobierno de Enrique Peña Nieto, ya que el autor de José Trigo no está cercano a los gobiernos y realizó toda su obra por él mismo, sin pedirle nada a los diferentes círculos de intelectuales amamantados por los pode-rosos. Y así fue. Uno de sus comentarios fue el siguiente: “Las cosas no han cam-biado en México, sino para mal; continúan los atracos, las extorsiones, los secues-tros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, los abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo”. Asuntos constatables todos los días e in-cluso en muchos instantes. También, el creador de Palinuro de México, reprobó la llamada Ley Atenco que desea poner en acción uno de los que se siente presiden-ciables para el 2018, Eruviel Ávila, ya que la misma es un llamado a la represión de cualquier acción de la sociedad. Hubo más de este gran autor, el sexto mexicano que obtiene tal reconocimiento, pero basta para darse cuenta que salvo algunos ofi-ciosos intelectuales, la actual administración federal es repudiada por muchísimos escritores y artistas.

2. Cinco son los puntos centrales de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacio-nal (IPN) en su movimiento de paro en la mayoría de las escuelas guinda y blanco: destitución de autoridades, modernización de laboratorios, autonomía del IPN, terminar con las agresiones de porros a los estudiantes y que se explique el acuerdo de adscribir dicha institución a la esfera de Aurelio Nuño, el secretario de Educa-ción Pública (SEP). Para el engominado funcionario que expulsa, sanciona y despi-de maestros como si fueran jergas desechables, los muchachos deben regresar a las clases para no perder el año lectivo, algo que muestra claramente la ignorancia de un burócrata acerca de las motivaciones y las movilizaciones de los alumnos. Para ciertos gacetilleros de los medios, atrás del estallido de los jóvenes está Morena y López Obrador. Ninguno de esos señores, ni Nuño ni sus escribanos, entendieron que pasó en México en 1968. Más bien continúan a espaldas de la historia. Debe-rían ponerse a leer, cuando menos, Asalto al Cielo. Lo que no se ha dicho del 68 de Aréchiga, Condés, Meléndez, Ortega y Poo Hurtado (Océano) para entender que los movimientos estudiantiles tienen múltiples apariencias y algunos puntos en común: hartazgo, rebelión, cambio, aires nuevos y lucha por la utopía.

3. Vacilada. Ya puedo traer en la chamarra mis 28 gramos de mariguana. Pero: ¿dónde la compro? ¿con quién? ¿en qué lugar puedo plantarla? ¿la puedo intercambiar de forma libre? ¿si mi chava me pide un toque no me acusarán de traficante? ¿fumarla en la universidad es posible? Preguntas que debe responder el secretario de Go-bernación, Miguel Ángel Osorio Chong, tan atento a lo que dice Peña Nieto.

*El autor es profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM y periodista.

Jorge Meléndez Preciado*

El Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales, principal libro de referencia autorizado para los trastornos psiquiátricos, tiene previsto incluir “trastorno por uso de Internet” en el apéndice de su próxima edición, una señal de que la Asociación Americana de Psiquiatría piensa que tal condición puede existir a partir de estudios recientes.

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Cierto es que hay que conocer el tiempo, algo indispensable para dar tiempo al tiempo, porque la idea que existe del tiempo, que es parte integrante e indispensable de cual-

quier concepción del mundo, no ha sido siempre la misma, ni ha sido idéntica en las diversas culturas que ha creado el hombre. Las civilizaciones han observado y entendido el tiempo de manera diferente.

En México y otros países latinoamericanos con un fuerte pasado y presente cultural y social indí-gena y mestizo, coexisten distintas apreciaciones del tiempo que determinan comportamientos y ritmos del quehacer variados. Nos engañamos intentando encajonar en un solo parámetro, el propio de las socie-dades norteamericana y europeas, racionalidades, con-ductas, valoraciones que forman parte de una cosmo-visión que sustenta una idea del tiempo vinculada a lo que el antropólogo Guillermo Bonfil Batalla (1935-1991) denominó el México Profundo, “la persistencia de la civilización mesoamericana que encarna hoy en pueblos definidos (llamados comúnmente gru-pos indígenas), pero que se expresa también, de di-versas maneras, en otros ámbitos mayoritarios de la sociedad nacional.”

No es, agrega este destacado investigador, “un mundo pasivo, estático, sino que vive en tensión

permanente. Los pueblos del México profundo crean y recrean continuamente su cultura, la ajustan a las presiones cambiantes, refuerzan sus ámbitos propios y privados, hacen suyos elementos culturales ajenos para ponerlos a su servicio, reiteran cíclicamente los actos colectivos que son una manera de expresar y renovar su identidad propia; callan o se rebelan, según una es-trategia afinada por siglos de resistencia.”(Guillermo Bonfil: México Profundo. Una civilización negada. CONACULTA/Grijalbo, México, 1990)

Tampoco se trata de “sociedades con distintos gra-dos de desarrollo dentro de una escala común”; lejos de ello, lo que se perfila nítidamente es la división entre formas culturales que corresponden a dos ci-vilizaciones diferentes, nunca fusionadas aunque sí in-terpenetradas. Dos civilizaciones, no una; enfrentadas, contrapuestas, coexistiendo en tiempos y espacios, pero diferenciadas; dominando una de ellas, la del México imaginario a la otra, a la del México profundo, ese México que a lo largo de quinientos años se resis-te a morir y corresponde con mucho más que a rasgos culturales aislados, a ciertas costumbres y expresiones folclóricas, esto es, a un “plan general de vida que le da trascendencia y sentido a los actos del hombre, que ubi-ca a éste de cierta manera en relación con la naturaleza y

el universo, que le da coherencia a sus propósitos y a sus valores, que le permite cambiar incesantemente según los avatares de la historia sin desvirtuar el sentido pro-fundo de su civilización, pero sí actualizándola.”

En efecto, al lado de un México moderno, pujante y dinámico, del México imaginario, legado de la pre-sencia colonial española y de las formas civilizatorias occidentales, existe un México añejo, aparentemente inmutable o cuyos cambios son imperceptibles, que reincide, tomando y moldeando de acuerdo con sus necesidades, elementos del México nuevo pero solo para reforzarse, reforzar su resistencia y su existencia; un México que se nota a lo largo de toda la historia, por todos lados, en los nombres de los pueblos, de los cerros y de los ríos, en una manera de sentir y de hacer ciertas cosas, en una forma de ver y entender el mundo distinta a la de las culturas europea y norteamericana, en el sincretismo religioso, en el orgulloso pasado pre-hispánico con todas las huellas y vestigios que dejó a lo largo del territorio nacional.

Mientras que para el pensamiento occidental la sociedad marcha progresivamente hacia adelante, “se desarrolla” y avanza hacia nuevos y superiores estadios, para los pueblos mesoamericanos el camino es circu-lar y regresa al mismo punto. “Según la cosmogonía azteca, el universo fue destruido y creado de nuevo”, enfatizando:

la naturaleza oscilante y repetitiva de los acontec-imientos que se producen. Se creía que los “Soles” anteri-ores habían sido creaciones que no habían logrado esta-blecer el delicado y necesario equilibrio entre los dioses y los seres humanos. El tiempo de creación se repite, pero está marcado por periodos de destrucción. En segundo lugar, cada momento presente contiene un fragmento del pasa-do. (Anthony Aveni: La Medición del Tiempo y los Cal-endarios en Mesoamérica y los Andes. Grijalbo, Madrid, 2000)

En tanto que en el pensamiento occidental lo importante es el resultado, “realizar”; en los pueblos mesoamericanos es el “ser”, “vivir”. La valoración del tiempo en uno y en otros es diferente: “No todas las culturas definen o experimentan el tiempo del mismo modo”, recuerda Umberto Eco. Su estimación depen-de de su manera de entender el mundo, la naturaleza y el trabajo. En un caso, prevalecen el afán por dominar a la naturaleza, la eficacia, la rapidez y la productivi-dad, al fin de cuentas, “el tiempo es oro”; en el otro, el respeto o convivencia con la naturaleza, la calidad del producto realizado, la satisfacción; en un caso hay que aprovechar el tiempo, no perder el tiempo, en el otro, sentirlo y dejarlo correr.

En la mentalidad occidental, el reloj es el tiempo, desde los primeros minutos de vida empieza el apren-dizaje que impone el reloj, objetivación de la idea del tiempo; “es hora de comer”, “es hora de dormir”, “es hora de divertirse”, “es hora de trabajar”, etc.; la pun-tualidad es la medida de la capacidad, responsabilidad, fiabilidad del hombre: “es irresponsable” si no llega a tiempo, “es cumplido” si está en el momento, “no es de fiar” si no obedece el horario establecido.

El artificio mecánico llamado reloj, hecho para medir el tiempo, se erige en el amo y señor de todos:

“La puntualidad es fruto de un factor interior, no ex-terior. Es el reloj mecánico lo que dio lugar, para lo bueno y para lo malo, a una civilización atenta al paso del tiempo, y por tanto a la productividad y al rendimiento”, sostiene David S. Landes en su docu-mentado y sugerente estudio sobre el reloj y la for-mación del mundo moderno (Revolución en el Ti-empo. Crítica, Barcelona, 2007) Y hace suya la car-dinal observación de otro autor: “el reloj no es sólo un medio para computar el paso del tiempo, sino un instrumento para sincronizar las acciones de los se-res humanos.”

En cambio, en las culturas de matriz mesoameri-cana, los asuntos hay que tomarlos “con calma” y pres-tar atención a otras cosas: no es posible entender el “tiempo mexicano” prescindiendo de la fies-ta. “El solitario mexicano –escribió Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad– ama las fiestas y las reuniones públicas. Todo es ocasión para reunirse. Cualquier pretexto es bueno para interrumpir la marcha del tiempo. Y celebrar con festejos y ceremonias hombres y acontecimientos. Somos un pueblo ritual.” Y suges-tivamente detalla:

En estas ceremonias –nacionales, locales, gremiales o familiares– el mexicano se abre al exterior. Todas ellas le dan ocasión de revelarse y dialogar con la divini-dad, la patria, los amigos o los parientes. Durante esos días el silencioso mexicano silba, grita, canta, arroja petardos, descarga su pistola al aire. Descarga su alma.

Nos encontramos ante racionalidades diferentes. Obviamente, la valoración de los hechos, la estima-ción de las cosas, la importancia que se asigna a unos u otros, los caminos y las metas buscados no son iguales en ambos casos. Cada una ve las cosas de manera dis-tinta a la otra y, por tanto, sus tiempos —en semanas, días, horas, minutos— son diferentes.

* El autor es Doctor en Sociología Política por la Uni-versidad de Granada, España y director del Museo de la Memoria Histórica Universitaria de la BUAP.

Renato Leduc,(1897-1986) poeta y escritor mexicano, con sabiduría escribió un soneto al tiempo que inicia así:

Sabia virtud de conocer el tiempo; a tiempo amar y desatarse a tiempo; como dice el re-frán; dar tiempo al tiempo…

Enrique Condés Lara*

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Cecilia Vázquez Ahumada*

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La tecnología se usa en todos los ámbitos y tienen múltiples beneficios. En algunos paí-ses ya no se puede concebir la educación, la comunicación o las actividades financieras,

sin las modernas herramientas tecnológicas.Sin embargo, el uso de la tecnología también tie-

ne sus inconvenientes y puede llegar a ser un atentado contra la salud, debido a que en los últimos años se han hecho presentes las llamadas tecno-enfermedades las cuales, aunque no han sido aún reconocidas en los protocolos médicos, son más comunes y vigentes de lo que pensamos.

En efecto, en las últimas décadas se ha despertado una alerta en el mundo ya que el uso indiscriminado o inadecuado de la tecnología ha afectado la salud de las nuevas generaciones, creando dos tipos de males: los físicos y los psicológicos, llamados en la actualidad tecno-enfermedades o trastornos tecnológicos.

Tomemos como ejemplo el teléfono móvil que sir-ve como alerta sísmica, sistema de posicionamiento GPS, radio, televisor y muchas otras funciones más; así mismo, algunos de los gadgets o pequeños aparatos que también pueden hacer gran cantidad de funciones son las tabletas electrónicas, iPad, iPod, MP4, calcula-doras, relojes, etc.

Entre los trastornos físico que se derivan del uso de las nuevas tecnologías se aprecian los problemas músculo esqueléticos, debidos a la postura al tomar el teléfono celular; el uso del dedo pulgar en la escritura de mensajes; la posición y largas jornadas frente a las computadoras; la posición de la muñeca al usar el ratón; por otro lado, los síndromes psicológicos se asocian al estrés, la ansiedad, la dependencia, la adicción, la sole-dad, el aislamiento y la depresión.

Las personas que padecen tec-noestrés suelen ser compulsivas, intolerantes, ansiosas e iracun-das. La enfermedad se manifiesta de dos maneras: por el fanatismo (tecnofilia) o el rechazo (tecno-fobia) a los aparatos electrónicos. Asociado a estos conceptos, han surgido otros como tecnodepen-dencia y tecnoadicción y neofilia (que tiende a buscar siempre lo nuevo). Investigadores japoneses han descubierto, según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad Yamagata publicado en el boletín científico Psychiatric Genetics, que la enzima mitocon-drial que causa adicción a la tec-nología es la Monoamino Oxidasa A, la cual tiene carácter genético y nos induce a buscar nuevas cosas de forma compulsiva.

Un artículo aparecido en la revista digital Salud, Nutrición y Bienestar, hace referencia a que “…ya desde el año 2004 un gru-po de investigadores reveló que trabajar con el ordenador portá-til sobre las rodillas disminuye la fertilidad masculina puesto que

el calor que la computadora desprende en el regazo al estar sentados aumenta la temperatura del escro-to…” y precisamente la razón por la que los testícu-los se encuentran en el escroto es la temperatura, que necesita ser ligeramente inferior a la del cuerpo para producir espermatozoides. Investigadores en urolo-gía de la Universidad de Nueva York han comproba-do el aumento de 2.88°C en la temperatura del es-croto en los hombres que se colocan de ese modo el ordenador portátil. Un reciente estudio ha revelado que existe algo peor que el calor y estas son las ondas WiFi, ya que reducen la capacidad de los espermato-zoides para desplazarse, requisito indispensable para que éstos alcancen el útero, lleguen hasta el óvulo y lo fecunden.

Los investigadores han llegado a la conclusión de que la medida de protección más sencilla contra el uso inadecuado de la computadora es la de no colocar el ordenador portátil sobre las rodillas, así como el des-conectar el WiFi en cuanto sea posible y utilizar un cable de red; con relación al teléfono móvil recomien-dan evitar llevarlo en el bolsillo del pantalón y sugie-ren llevarlo apagado el mayor tiempo posible.

Es por ello estimado lector que la tecnología tiene su precio. Usted valórelo.

*El autor es Ingeniero Civil con Doctorado (PhD) en Ingeniería por el Instituto Moscovita de Ingeniería y Construcción; actualmente es trabajador de la BUAP en el área de construcción.

Ríos de fuego sobre el copo de nieve,niebla de ceniza ardiente, fuente ígnea e inagotable ebullición de eternas y gigantescas lágrimas de lava.Junto al holán armiño y frío de las faldas de la Mujer Dormidael Popocatépetl despierta,lanza su aullido desde el fondo de la tierra, herida sobrecalentada y movediza,que se desmodorra entre las rocas.Un rugido escabroso de rabia contenida,es hoy orgasmo natural, eyaculación iridiscente y fogosa,—rojo sangre, magenta y añil— lenguas de serpiente violeta y emplumada,de violentos anaranjados filos de lumbreque funden todo a su paso, abrasando sin tregua, —como un río ardiente de óleo precipitado— sobre la tela de la vida circundante,espesa paleta de pintura alquímica a lo Átl.Nuestro volcán, Don Goyo,es ahora una iracunda Medusa mexicana,toque de roca que petrifica, desde la cúspide donde eruptala rabia ancestral de la cicatriz abierta y terrestre,—que soñaba su pesadilla—, encerrada en la caja nocturna de pedernal.Hoy ríe a carcajadas lanzando sus fuegos artificialessobre las alturas,borbotones de humo, algodones de polvo grisnegro soplo de cristales de obsidiana, diamantes de azabache y turmalina negra pueblan la ciudad con su hedorde lumbre y sombra,las cenizas, polvo de estrellas apagadasnieve de volcán que cubre con su mantode seda plateada, las casas y las iglesias a los alrede-dores—Puebla, Tlaxcala, Amecameca y Morelos—sobre sus cúpulas, sobre sus calles de loza y empedra-das se copan las calzadas de pavesas y favilas del Po-pocatépetl.Don Goyo está despertando de su largo sueño paleomagnético de 730 mil años de actividad, latiendo desde las profundidades, de un sol de medianoche bajo la tierra hasta la boca de su cráter,desde donde su corazón glaciar exhala suspiros ardientes, pedestres fumarolas de gases concentrados de cloruros y sulfatos supurando vapores de agua sobre el lago de un deseoacariciado por decenas de años, dormido.CodaCuando el Popocatépetl despierte....El Popo es como un marido maduro recién levantado tras la primera e intensa precipitación de la mañana. Efusivo y entregado al fulgor de los episodios de tre-mor armónico y matrimonial, superando las anoma-lías magnéticas negativas que le antecedieron, luego de años de ausencia sísmica y trepidante que impedían el ascenso de magma, se levanta diurno y caluroso con toda esa energía sísmica acumulativa, queriendo des-pertar de un amoroso codazo, el onírico viaje de su amada Iztaccíhuatl.

* La autora es historiadora del arte por la Universidad Iberoamericana y crítica de teatro.

Jorge A. Rodríguez y Morgado*

Lo maravilloso de aprender es que nadie logrará arrebatarnos esa riquezaB. B. KING.

El Diccionario de la Real Academia Española define tecnología como “El conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico”. Por consiguiente, la tecnología permite diseñar y crear bienes y servicios que le facilitan al hombre su adaptación al medio ambiente, satisfaciendo tanto sus necesidades esenciales como los deseos de la humanidad, influyendo en el progreso

social y económico.

Vera Milarka*

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HORIZONTALES1. (Segunda), organización que

instituyó el primero de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores.

11. Una de las cinco partes del mundo.

12. Número de horas de trabajo reclamadas por los trabajadores de Estados Unidos, lo que dio origen a una salvaje represión por parte del gobierno.

13. Contracción gramatical.15. Símbolos de la plata y deuterio.16. Escritor francés, autor de Los

misterios de París.17. Apócope de papá.18. Arbusto buxáceo siempre verde.20. (George), tipógrafo sentenciado

a muerte, uno de los Mártires de Chicago.

22. Organización sindical mexica-na, durante décadas monopoli-zó las manifestaciones conme-morativas del Día Internacional de los Trabajadores.

23. Montaña de Grecia.25. Río de Francia.26. Planta herbácea de la familia de

las lamiáceas; es nativa del cen-tro y sur de México, Guatemala y Nicaragua.

27. Con el martillo fue el emblema internacional de la clase obrera.

29. Poema lírico provenzal en ver-sos muy cortos.

30. Asociación Nacional de Actores.31. Mamífero artiodáctilo de los

cérvidos.33. Seguro del Ahorro para el Reti-

ro.34. Política y actriz argentina, en-

cabezó actos de los trabajadores argentinos al lado del presiden-te de la república.

36. Anillos.38. Organización Internacional del

Trabajo.41. Gigante que comía carne hu-

mana, en los cuentos infantiles.43. Río de Europa.44. ( Juan Domingo), participó en

apoyo a los trabajadores de Ar-gentina.

46. Organización de Izquierda Re-volucionaria.

47. Abreviatura de nordeste.48. A nivel.49. Cloruro de sodio.51. Terminación verbal.

52. Obsequiaré, regalaré.53. En la antigua Roma, magis-

trado que tenía a su cargo las obras públicas de la ciudad.[

55. (General del Trabajo), organi-zación argentina, que junto con Juan Domingo Perón asociaron el movimiento peronista con el Día Internacional de los Traba-jadores.

VERTICALES1. Enarbolaban la bandera.2. Símbolo del tantalio.3. Pronombre demostrativo.4. Del verbo regir.5. Caminan, van a pie (inv.).6. Unen con aguja e hilo.7. Brillé, resplandecí (inv.).8. Símbolos del oxígeno y helio.9. Negación.10. Dar voces o hacer señales para

atraer la atención de una perso-na o animal.

14. Sobrino de Abraham (Biblia).17. Símbolos del fósforo y del tita-

nio.19. Presidente de EU cuando la re-

presión contra los trabajadores que solicitaban disminución de la jornada laboral.

21. Símbolo del gauss y yodo.22. Ciudad de EU donde las con-

diciones laborales eran pésimas cuando la represión contra los trabajadores, siglo XIX.

24. Bebida gaseosa (pl.).26. Que carece de cabello.28. Emperador ruso.29. Licenciado en administración

de empresas.32. Comuna de Francia, famosa

por sus alineamientos megalíti-cos.

35. Troten.37. Celebra con la risa.38. Anhelo de saciar un gusto

(inv.).39. Dirigirse a un lugar.40. Carraspear.42. Ensenada amplia.44. Interrumpa el trabajo.45. Flota en un líquido.48. Bebida elaborada a base de gi-

nebra y refresco de cola.50. Abreviatura de licenciado.52. Abreviaturas de diámetro y de

norte.54. Cincuenta y uno en números

romanos.

WORKAHOLICTrabaja jornadas de ocho más horas extras en la ofi-

cina.Se siente triste los días feriados.

MALOS HÁBITOSJugaron a las escondidillas.Confiada a sus costumbres, el avestruz escondió la

cabeza bajo tierra.Fue descubierta de inmediato.

CURIOSIDADESEl oso pana no se desvela, y sin embargo,

tiene ojeras.

ENSEÑANZA¡Vaya maestro tuvo el loro!.Aprendió a hablar de un tartamudo.

Cecilia Vázquez Ahumada*

El origen de los helechos (Filicinophyta) se ubica en el supercontinente de Pangea, por lo cual se calcula que son las plantas más antiguas del mundo. EL más remoto

origen de la humanidad se remonta a cuatro mi-llones de años, un nada de tiempo comparado con los helechos terrestres y epifitos, es decir, que crecen sobre rocas y árboles. Los helechos aparecieron en el planeta hace 335 millones de años, en el Carbo-nífero, luego del Cámbrico, el Ordovícico, el Silú-rico y el Devónico, y vivieron 60 millones de años.

Mucho antes de que los dinosauros anduvie-ran dando guerra por el planeta, la masa conti-nental era un supercontinente, Pangea, “todas las tierras”, en griego. La línea imaginaria que lo divi-día en dos, atravesaba por lo que ahora es Groen-landia, Terranova y el norte de Inglaterra. Pangea era plano y cenagoso porque los glaciares del sur se derretían y volvían a formar. Hacia finales del periodo imperaba el gigantismo, los pantanos fue-ron poblados por anfibios enormes. Hoy se han encontrado marcas de sus patas y vientres. Imagi-nemos, después de 290 millones de años libélulas con alas de 46 centímetros y los milpiés de casi dos metros de largo que los acompañaban. La sombra de árboles de 18 metros de alto los cobijaban y los helechos ya estaban por ahí en abundancia.

Desde aquellos tiempos inmemoriales, las frondas fractales de los helechos usan la energía solar para producir su alimento, al mismo tiempo que atrapan esa energía que al morir, se convierte en compost y en alimento de animales. Los he-lechos de la Pangea, poco a poco se fueron que-dando en sedimentos más y más profundos en los pantanos. Primero como una capa esponjosa de turba, y luego de miles de años, y cada vez más compactos, se convirtieron en capas de carbono.

Los humanos tardamos mucho en aprovechar la energía que helechos y otras plantas habían acu-mulado porque primero explotamos lo que se en-contraba en la superficie del planeta. Sin embargo, una tribu asentada en lo que hoy es Inglaterra, allá por la edad de Bronce, encendía piras funerarias con carbón. Por ello sabemos que la minería fue una actividad aislada hasta la época romana.

Los romanos asentados en el norte de Europa calentaron sus baños e hipocaustos (hornos situa-dos debajo del pavimento, que calentaban las ha-bitaciones, invención del ingeniero romano, Cayo Sergio Orata) con carbón. Pasaron 11 siglos entre la caída del Imperio romano y la comercialización del carbón, efectuada por los monjes medievales en el condado de Durham, al nordeste de Ingla-terra. Ya para el siglo XVIII la extracción y venta del carbón era todo un negocio bien establecido.

En 1724 Daniel Defoe (1160-1731) da cuenta en uno de sus trabajos sobre las montañas de carbón que se han extraído de las entrañas de la tierra en Newcastle. La industria del carbón empleó a emi-grantes rurales en Gran Bretaña, Alemania, Polonia, Bélgica y Escocia. En este último lugar, en los siglos XVII y XVIII, las familias se esclavizaban legal-mente para trabajar en las minas. Los accidentes que sufrían estos trabajadores eran tan frecuentes que en 1767 dejaron de ser noticia en el diario Newcast-le Journal. (Bárbara Freese: Coal: A Human History)

George Stephenson (1781-1848) inventor de la locomotora de vapor y James Watt (1736-1819), ingeniero que la perfeccionó, se valieron del carbón como fuente de energía. En la época victo-riana, Londres dependía íntegramente del carbón y en invierno una nube de humo la cubría. Hoy el uso de combustibles fósiles y la liberación de metano, han hecho un enorme hoyo que destruye la capa de ozono estratosférico que protege nues-tro planeta de la radiación ultravioleta, perjudicial para nosotros, de los rayos solares.

Los combustibles fósiles de dos millones de años, son los que han alimentado nuestra industria y medios de transporte pero han resultado suma-mente perjudiciales para la equilibrio ecológico y para la salud de millones de habitantes del planeta, ya sean plantas, animales y/o personas. El tiem-po apremia para abandonar la explotación de los helechos fosilizados porque la vida humana está amenazada.

* La autora es Licenciada en Antropología Social por la BUAP, actualmente adscrita al INAH-Puebla.

“Una orgía de consumismo está asolando al planeta” Herbert Girandet, experto en medio ambiente.

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Como bien dicen algunos especialistas, en Plotino vanamente encontraremos la sen-cillez y la precisión; toda su obra revela al poeta y al místico. Y aunque sigue fielmente

a su maestro Platón, el Platón plotinico es libremente interpretado, libremente artificioso. Es decir, no es el Platón del Primer Alcibiades ni del Phedón, ni tampoco el del Phedro, sino el Platón del Timeo y del Parmé-nides. A decir de José Ferrater Mora, el pensamiento de Plotino se enzarza desde luego en las redes de la dialéctica; como Platón, parte del conocimiento de lo múltiple y se esfuerza, generalizando, en remontarse a la Unidad. Como Platón, exagera el no ser de los fenómenos y de la naturaleza sensible, y como él en cada uno de los conceptos universales que alcanza, ve una imagen de la unidad absoluta y, por decirlo así, uno de los peldaños por los cuales el espíritu se eleva hasta Dios.

No obstante, la filosofía de Plotino no queda ago-tada con la indicación de que es el fundador del neo-platonismo. En rigor, es una síntesis, una renovación y una recapitulación f ilosófico-religiosa de la historia entera de la f ilosofía griega y las doctrinas cristianas. Dicha re-capitulación considera que Dios no tiene necesidad de las cosas que ha producido, pero, lo mismo ocurre en los seres finitos, para llegar a la perpetuidad y mani-festar su bondad infinita, engendra. Entonces, Dios es un Ser Puro al cual se llega por medio de tres grados: 1) La especulación sobre lo Uno; 2) La meditación so-bre la participación y sobre las naturalezas inteligibles (Noûs, espíritu o inteligencia) y, 3) Su relación con las sensibles (Psyche, el Alma), y con el examen de la idea de la emanación.

Podemos encontrar entonces que la filosofía de Plotino parte, a manera de los eleatas, del Uno, especie de Dios que es expresión de la perfección y origen y fun-damento de toda la realidad. De ahí que también reci-ba los nombres de Lo Uno, Unidad absoluta o Unidad divina. El acto del Uno constituye su misma substan-cia. Dice Plotino: “¿Qué necesidad tendrían los ojos de ver la luz, si fuesen la luz misma, y de qué serviría la conciencia personal a un Ser que es indivisible y está siempre consigo mismo?” (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, 1981, vol. XLV: 850). El “conócete a ti mismo” no puede aplicarse a lo Uno, lo cual no supone ignorancia. La ignorancia supone una relación; consiste en que una cosa no conoce a otra; pero el Uno, siendo solo, no puede conocer ni ignorar nada; estando consigo mismo, no tiene necesidad del conocimiento de sí mismo; tiene una intuición de sí mismo en relación a sí mismo.

Dice Plotino “todos los seres, tanto los primeros como aquellos que reciben tal nombre, son seres sólo en virtud de su unidad” ( José Ferrater Mora: Diccio-nario de Filosofía. Alianza, Madrid, 1984, vol. III. p. 2813). La unidad del ser es su último fundamento, lo que constituye su realidad verdadera y a la vez lo que puede fundar las realidades que a ella se sobreponen. De ahí que todo ser diverso o, ejército de los fenó-menos que componen el mundo movible, tenga como principio y fundamento, como modelo al cual aspira, una unidad superior, de modo análogo a como el cuer-po tiene su unidad superior en el alma. La unidad es,

ante todo, un principio de perfección y de realidad su-perior, si no la perfección y la realidad misma, pues lo Uno no debe concebirse exclusivamente como unidad numérica, como una expresión numérica, la cual supo-ne los demás números; sino como una esencia supre-mamente existente, como el divino principio del ser, el principio de todas las cosas, que no tiene cualidades ni perfecciones, sino que es el ser y la perfección por excelencia.

Ahora bien, si lo Uno es el principio, no es la reali-dad única, aun cuando sea lo único que pueda llamarse con toda propiedad real y absoluto. Lo Uno no es lo único, porque funda justamente la diversidad, aquello que de él emana como pueden emanar de lo real la sombra y el reflejo, los seres cuya forma de existencia no es la eterna permanencia de lo alto, recogiendo en su ser toda existencia, sino la caída, la distensión de la primitiva, perfecta y originaria tensión de la realidad suma; pues lo Uno vive, por así decirlo, en absoluta y completa tensión, recogido sobre sí mismo y recogien-do con él a la realidad restante.

El doble movimiento de procesión y conversión, de despliegue y recogimiento, es la consecuencia de esa posición de toda realidad desde el momento en que se presenta la Unidad suprema y, en el polo opues-to, la nada: la perfección engendra por su propia natu-raleza lo semejante, la copia y el reflejo, que subsisten gracias a estar vueltos contemplativamente hacia su modelo originario. Sólo en este sentido puede decirse, pues, que la suprema Unidad contiene potencialmen-te lo diverso, pues lo Uno no es la unidad de todas las potencias, sino la realidad que las contiene a todas en cuanto potencias. Lo Uno es pues, fundamento de todo ser, realidad absoluta y, a la vez, absoluta perfec-ción. Por ello, unas veces parece Plotino considerar la Unidad como superior a todas las oposiciones, aun de espíritu y de materia, es decir, a todas las denomina-ciones que le damos son inadecuadas ya que siendo superior al Ser y a la Idea, no podemos llegar a ella ni por la visión corporal ni por la intelección racional. Y en otros momentos, la define como el principio espi-ritual por excelencia y como el extrermo opuesto a la materia.

Lo diverso se disciplina a los ojos de Plotino, y pronto, de ley en ley, de simplificación en simplifica-ción, llega a los principios superiores que engendran todos los demás, y que irradiando de esfera en esfera, hacen del mundo entero la traducción siempre lógica y siempre variada de una misma palabra. Entonces lo diverso no está relacionado con lo Uno al modo como la forma aristotélica insufla su realidad a la materia, porque lo Uno es substancia en cuanto entidad que nada necesita para existir, excepto ella misma. Lo di-verso nace, por consiguiente, a causa de una supera-bundancia de lo Uno, como la luz se derrama sin pro-pio sacrificio de sí misma. Todo procede de lo Uno y todo vuelve a lo Uno.

Así, la filosofía de Plotino habla profusamente de la naturaleza divina y de su relación con el mundo, esta relación de lo Uno con lo diverso o, propiamente hablando, toda realidad es obra de una serie de ema-naciones, irradiaciones o difusiones de la Unidad, en la cual lo emanado tiende constantemente a mantenerse

igual a su modelo, a identificarse con él, como el mun-do sensible tiende a realizar en sí mismo los modelos originarios y perfectos de las ideas. El fin último de toda existencia es el retorno o la reabsorción en el seno de la Unidad Absoluta. El Uno es entonces la fuente eterna de todo ser. La explicación de estos procesos constituye el fondo del plotinismo, o en otras palabras, su Metafísica y su Moral, además de que podemos ob-servar que a medida que Plotino se siente dueño de la multiplicidad, sus aspiraciones a la Unidad se hacen más ardientes y el dialéctico desaparece ante el mís-tico. Platón, si es permitido expresarse en esta forma, le conduce únicamente hasta la puerta del santuario.

De lo Uno, de esa unidad suma, desbordante e in-definible, nace por evolución o emanación necesaria regresiva la segunda hipóstasis, la Inteligencia (Noûs). La inteligencia representa la Unidad absoluta de Dios, lo Uno, desdoblado en entendimiento (sujeto) que contempla en mundo de lo Inteligible (objeto), el cual es, a su vez, es producto de esta misma contemplación, es decir, como están uno en otro, todavía la unidad se mantiene como ley de la existencia en esta segunda degradación del Absoluto.

La inteligencia, a semejanza de la Unidad divina, es también creadora; por emanación de lo Inteligible surge la tercera hipóstasis, el Alma del mundo, la cual tiende por naturaleza a la inteligencia, como ésta tien-de a la Unidad. Su función característica no es la in-tuición, sino el discurso, el conocimiento por interme-diarios y por grados, y llega únicamente a las represen-taciones o nociones inadecuadas de las Ideas. La con-ciencia y la memoria son posibles, de un lado, por la imaginación y de otro, por la idea que nos representa en la Inteligencia. Las almas individuales no son más que manifestación del alma universal o del mundo.

En suma, todos estos elementos del sistema de Plotino configuran la enunciación de un suceso espe-cial con todas sus posibilidades culturales, inclusive un tanto distinta del platonismo, respecto del cual repre-senta un verdadero retroceso a consideración de mu-chos eruditos.

* El autor es Maestro en Ciencias de la Educación por la FF y L. de la BUAP, y miembro activo en Óclesis, Víctimas del Artif icio, AC.

Todavía hasta principios del siglo XIX, la filosofía de Plotino, así como la de los últimos tiempos de la historia griega, era toscamente conocida. Será con el trabajo de Immanuel Hermann Fichte —hijo del

famoso filósofo Johann Gottlieb Fichte— titulado De philosophiae novae Platonicae origine (Berlín, 1818)

cuando resalta la importancia del plotinismo.

Francisco Hernández Echeverría*

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Director y editor: Enrique Condés LaraConsejo Editorial: Mariano E. Torres Bautista, Juan Lozada León, José Fragoso Cervón,

María de Lourdes Herrera Feria, Hugo López Coronel, Gabriela Breña, Francisco Hernández Echeverría Cecilia Vázquez Ahumada y Eulogio Romero Rodríguez, Octavio Spíndola Zago

Corrección: Enrique Condés BreñaDiseño: Israel Hernández Cedeño

Correo electrónico: [email protected]*No incluye sección de Sociales

RE~INCIDENTE. Año VII. No. 121. Primera quincena de mayo de 2016. Es una publicación quincenal editada por el C. Enrique Condés Lara, domicilio Costado del Atrio de San Fran-cisco 22 bis. Cuadrante de san Francisco, Delegación Coyoacán, CP. 04320, tel. (55) 55-17-76-63. Correo electrónico: [email protected]. Editor responsable: Enrique Condés Lara. Reserva de Derechos al Uso Exclusivo 04-2011-032210460200-101. ISSN: 2007-476X. Otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor. Certificado de Licitud y Contenido No. 15198 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas de la Secretaría de Gobernación. Impresa en los talleres de El Errante, Editor. Privada Emi-liano Zapata No. 5947, San Baltasar Campeche, Puebla Pue. C.P. 72550. Este número se terminó de imprimir en mayo de 2016 con un tiraje de 5000 ejemplares. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación. Queda estrictamente prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de RE-INCIDENTE.

solución alReincigRama de este númeRo

Resulta que por la edad, por herencia o por tantos años bien bebidos, tronados y viaja-dos o por lo que sea, tengo un problema para escuchar (y no por terco o necio). Ya

en pasado usé un aparato que, la verdad sea dicha, resulto ser un simple, pero molesto, amplificador de sonidos que con el paso del tiempo se desintegró.

Ahora, al no poder integrarme plenamente a las reuniones académicas y otras (“¡queeee!, ¡habla fuer-te porque no te escucho!”), algunos compañeros que tienen el mismo padecer me animaron a presentarme en el hospital y solicitar uno.

Y ahí comenzó el calvario: pasar por lo inimagi-nable para ser atendido. Paso primero (empieza el su-plicio): hay que levantarse de madrugada para hacer cola para alcanzar cita en el hospital; paso segundo: hacer sala de espera (nalga banquillo) para programar en ventanilla la cita con el médico general para que, a su vez, él te canalice con el especialista; paso terce-ro: una vez conseguida la cita (por lo general fecha-da semanas después porque hay un chingo de gente), llegar al consultorio horas antes de lo convenido para anotarse en una nueva lista (la efectiva) porque son pocos los lugares y mucha la demanda; paso cuarto: esperar pacientemente porque el especialista, como todo buen médico, tiene atestadas las sillas del pa-sillo de pacientes (horas nalga sala de espera, porque no se ponen de acuerdo administración–doctores con el sistema de atención a pacientes). Paras hacer me-nos pesado este momento, llevar un libro, un Ipod, o ambos; paso quinto: que la enfermera de turno para te pese, te mida y te tome la presión; paso sexto: una vez dentro del consultorio y después de que atendió a infinidad de visitadores-vendedores-agentes de los diferentes laboratorios que entran con cada paciente (son una plaga, pero hay que llenar la farmacia parti-cular), el médico escudriña tu expediente y, ¡oh sor-

presa!, descubre que desde hace un par de años no te haces los exámenes de rutina (sangre y orina etc.), que de inmediato ordena que realices; paso séptimo: programar en ventanilla de laboratorio día en que te van a hacer los mentados análisis; paso octavo: estar en el laboratorio día y hora de análisis programados; paso noveno: recoger análisis el día indicado (en este departamento también se hacen horas nalga banca, pero no son muchas porque están bien organizados); paso décimo: ya con los análisis en mano regresar al paso primero. ¡Qué pinche alucine!.

Va de nuez. Al revisar los análisis, el médico ge-neral te canaliza al especialista pero (ahí está otro pinche pero: resultó que los análisis indicaban una irregularidad en otros campos por lo que no sólo te te envía con el especialista (otorrino), sino que tam-bién con oncólogo (colólogo en mi caso) y ahora son dos las penitencias (viacrucis, tormentos, suplicios o martirios) que hay que padecer.

Con el colólogo, después de varias citas, estoy en espera del resultado de una tomografía para tomar una decisión.; Y cabe aquí un paréntesis: en el labora-torio de tomografía me encontré con el especialista y su practicante, me tuvieron cuatro horas bajo tortura porque el joven estaba practicando; yo, con la vejiga a punto de reventar y el señorito hurgándome ésta y los tompiates con su aparatito. Como los veo, lo más seguro es que pretendan aplicarme cuchillo (cirugía).

El caso es que, después de meses de acudir al hospital, todavía no tengo, ni saben, la solución para mis males. No vaya a ser que me saquen con los pies por delante de este benemérito lugar. Y todo empe-zó cuando se me ocurrió buscar un simple aparatito para el oído.

* El autor es Doctor en Sociología Jurídica por la BUAP y cuatachín.

La concentración de CO2 en la atmósfera se ha incrementado en 43% desde los tiempos preindustriales.

El clima de la Tierra entrará en una nueva “realidad perma-nente” (ONU) el próximo año. Se nos acaba el tiempo y esta-mos entrando en un círculo vicioso en el que más calor pro-duce más vapor de agua y este a su vez más calor y así hasta el infinito (para 2016).

En el año 2014, las concentraciones de CO2 alcanzaron un récord histórico de 397.7 ppm (partículas por millón), muchí-simas comparadas con las que había en 1750: 278 ppm. Tam-bién se incrementaron rápida y peligrosamente otras partícu-las de gases de efecto invernadero como el metano y el óxido nitroso.

En el último ¼ de siglo ha ocurrido un incremento del 36%. El nivel de los mares se ha incrementado en 20 cm. desde los

tiempos preindustriales, los que representan solamente ⅓ de lo que se elevará el nivel para el siglo XXII con 2grados Cel-sius más de temperatura.

Los científicos afirman que el límite seguro para los humanos es de 350 ppm.

“No podemos ver el CO2. Es una amenaza invisible, pero muy real. Implica temperaturas globales más altas, eventos climáti-cos más frecuentes como golpes de calor e inundaciones, de-rretimiento del hielo, aumento de los niveles de los mares y mayor acidez de los océanos. Está sucediendo ahora y nos estamos moviendo hacia terrenos inexplorados a una gran ve-locidad” ha declarado Michel Jarraud, secretario general de la Organización Mundial Meteorológica (WMO por sus siglas en inglés), la agencia de la ONU responsable de monitorear la atmósfera y el clima.

Entre 1984 y el presente, la concentración de CO2 ha aumen-tado de menos de 350 a casi 400 ppm.

“La leyes de la física no son negociables”, afirma Jarraud, con-minándonos a actuar de inmediato.

http://www.theguardian.com/environment/2015/nov/09/earths-climate-ente-ring-new-permanent-reality-as-co2-hits-new-high

http://www.reuters.com/article/2015/11/09/us-climatechange-carbon-idUSKCN0SY0YN20151109#K6SJJhA4Jf2l8Sxs.97

https://ecowatch.com/2015/11/09/carbon-hit-record-high/?utm_s o u r c e = E c o Wa t c h + L i s t & u t m _ c a m p a i g n = 9 1 a 0 c 1 0 b 4 3 -To p _News_11_9_2015&utm_medium=email&utm_term=0_49c7d43dc9-91a0c10b43-85946505

José Fragoso Cervón*

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1. Es mejor esconder una luz que maldecir la oscuridad. 2. Estate atento cuando tu enemigo te sonría; la fiera mues-

tra los dientes antes de atacar. 3. La envidia señala las virtudes del individuo y los defec-

tos del envidioso.4. Castiga a los que te tienen envidia haciéndoles en bien.5. Después de que has soltado la palabra, ésta te dominará.

Pero mientras no la has soltado, eres su dominador.6. El hombre no puede saltar fuera de su sombra.7. Un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo.8. La primera vez que me engañes, será culpa tuya; la se-

gunda vez, la culpa será mía.

9. Las cosas no valen por el tiempo que duran sino por las huellas que dejan.

10. Lo pasado ha huido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo.

11. No abras los labios si no estás seguro de que lo que vas a decir es más hermoso que el silencio.

12. No desprecies a un rival por pequeño que sea; el mos-quito puede dañar los ojos del león.

13. Para fortalecer el corazón no hay mejor ejercicio que agacharse para levantar a los que están caídos.

14. Que nadie le diga lo que tiene que hacer a alguien que ya ha decidido cuál debe ser su destino.

Como la cultura, o culturas, de los pueblos árabes son tan cercanas y a la vez lejanas a la nuestra, y su pensamiento nos es desconocido, para atenuar

un poco ese problema REINCIDENTE presenta: