Proyecto Enclave.
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Proyecto “Enclave”
Mediaciones artísticas en prácticas cotidianas, al margen del proceso laboral.
El caso del restaurante “Pecorino”
Paulo Alexander Martínez Merchán
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL- FACULTAD DE BELLAS ARTES
LICENCIATURA EN ARTES VISUALES
Bogotá, 2011
Proyecto “Enclave”
Mediaciones artísticas en prácticas cotidianas, al margen del proceso laboral. El caso del restaurante “Pecorino”
Paulo Alexander Martínez Merchán
Código. 2006272016
Trabajo de grado para optar al título de Licenciado en Artes Visuales
Dirigido por: Martha Ayala
IVERSIDADPEDAGÓGICANACIONAL-
FACULTAD DE BELLAS ARTES
LICENCIATURA EN ARTESVISUALES
Bogotá, 2011
RESUMEN ANALÍTICO - RAE
TIPO DE DOCUMENTO: Monografía
ACCESO AL DOCUMENTO: Universidad Pedagógica Nacional
TÍTULO DEL DOCUMENTO: Proyecto “Enclave”
AUTOR: MARTÍNEZ MERCHÁN Paulo Alexander
PUBLICACIÓN: Bogotá, 2011, 142 p
UNIDAD PATROCINANTE: Universidad Pedagógica Nacional
PALABRAS CLAVE: Educación, escenario informal, práctica artística visual en cotidianidad, tácticas cotidianas, subjetividad, individuo, manifestaciones sociales menores, aprendizaje cotidiano, experiencias artísticas a partir de lo cotidiano
DESCRIPCIÓN:
Esta es una experiencia de investigación-acción realizada en la ciudad de Bogotá durante el 2010. En donde se produjó una observación y un proceso de creación participante, al interior de un contexto laboral –un restaurante, en el que me emplee como domiciliario durante un año- evidenciando interrelacionales entre los empleados, en el tiempo y espacio no regulados por la actividad laboral. Allí se buscaba abordar la cotidianidad desde lo artistico visual. Llevando a cabo la creación de micro-acontecimientos, e intervenciones artísticas desarrolladas por los mismos empleados, como aporte a las situaciones ya existentes en dicho escenario, de tal manera que se produjera un pequeño enclave al margen de la jornada laboral.
FUENTES: El autor presenta 16 referencias relacionadas con arte y cotidianidad, educación en escenarios informales, manifestaciones sociales subjetivas en cotidianidad, la investigación en educación artística, prácticas artísticas contemporáneas generadoras de experiencias de aprendizaje en escenarios cotidianos.
CONTENIDOS:
Esta investigación se divide en siete capítulos, el primero presenta el escenario educativo informal de inserción, el segundo un punto de partida en campo, el tipo de investigación con la pregunta y objetivos, el tercero marco teórico con teorizaciones sobre cotidianidad y arte en cotidianidad, el cuarto la ruta metodológica para el trabajo en campo, el quinto sobre el proceso realizado en campo, el sexto la interpretación de lo realizado en el proceso, el séptimo un cierre de consideraciones finales sobre una práctica artística participativa, como la que se realizó.
METODOLOGÍA:
Desde una metodología alternativa de investigación, este proyecto propone una forma de trabajo emergente, desde un enfoque de “La Investigación con Base en las Artes”, para hacer referencia a una observación participante de manifestaciones sociales a una escala menor, en un lugar no autorizado (el trabajo) desde 3 perspectivas la sociología, filosofía y artes plásticas. Y la producción de nuevas situaciones desde un enfoque artístico contemporáneo.
CONCLUSIONES:
Esta investigación evidencio una serie de elementos posibles para la interacción en escenarios cotidianos, y el aprendizaje a partir de experiencias cotidianas propias. Al igual que las capacidades creativas del grupo de participantes, para transformar lo cotidiano en experiencias estéticas, desde modos subjetivos como colectivos.
FECHA ELABORACIÓN RESUMEN
DÍA MES AÑO
24 11 2o11
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN_________________________________________________________1
CAPITULO 1. TIPO DE INVESTIGACIÓN
La “Investigación Basada en las Artes”__________________________________________4
CAPITULO 2. PUNTO DE PARTIDA
2.1 Un antecedente práctico de proyecto “Enclave”_______________________________ 11
2.2 Lugar de indagación (pregunta y objetivos)___________________________________ 19
CAPITULO 3. MARCO TEÓRICO. EL ARTE COMO ACCION COTIDIANA Y TEORIZACIONES SOBRE COTIDIANIDAD
3.1 Incursiones e interpretaciones de cotidianidad_________________________________26
3.2 Michel De Certeau. “De las tácticas cotidianas de oposición”____________________ 27
3.3Hakim Bey. La T.A.Z.___________________________________________________ 30
3.4 Situacionismo__________________________________________________________35
3.5 Proyecto “Ku” (¿y usted qué piensa?)______________________________________ 37
3.6 La complejidad en lo cotidiano_____________________________________________41
CAPITULO 4. RUTA METODOLOGICA
4.1 Implicación y producción artística en un tiempo y espacio cotidiano______________47
CAPITULO 5. TRABAJO EN CAMPO
5.1 Incursión en el sitio_____________________________________________________53
5.2 Proceso de observación_________________________________________________54
5.3 Mediaciones artísticas__________________________________________________78
5.3.1 Participación en situaciones emergentes___________________________________78
5.3.2 Creación de situaciones _______________________________________________81
5.4 Encuentros de creación_________________________________________________86
5.5 Intervenciones en las rutinas laborales_____________________________________106
CAPITULO 6. INTERPRETACIÓN
6.1 Puntos de un recorrido_________________________________________________116
• La Implicación en una cotidianidad especifica • Tácticas: lo invisible en espacio ajeno.
Interpretación del proceso de observación • Enclave: un espacio de producción.
Interpretación del proceso de mediaciones artísticas. • Encuentros de creación.
Interpretación de los encuentros internos y externos del sitio de trabajo. • Aprendizaje en la cotidianidad.
CAPITULO 7. CIERRE. DIMENSIONES EN LA PRÁCTICA DE PROYECTO
“Enclave”.
7.1 Acción táctica en la cotidianidad_________________________________________142
7.2 La creación artística en tiempo presente___________________________________144
7.3 La fotografía, táctica y dispositivo en cotidianidad___________________________147
BIBLIOGRAFÍA________________________________________________________150
ANEXOS_______________________________________________________________151
1
INTRODUCCION
Durante el proceso formativo en la licenciatura en Artes Visuales, desarrollé un interés
académico por prácticas artísticas contemporáneas, relacionadas con escenarios cotidianos,
en asocio con sujetos no artistas, en contextos propios o transitorios. Específicamente por
la práctica del “situacionismo” con mayor énfasis en los propósitos de incursionar y
superar la inmediatez o “normalización” en la vida diaria, al proponer formas distintas de
acción en un “único” escenario: la cotidianidad, como plataforma de realidad donde circulan
lógicas dominantes de un establecimiento ideológico.
Paralelo a aquellos planteamientos surgió un interés y forma de percibir la cotidianidad no
sólo como lugar “conveniente” de incursiones artísticas, sino también como campo de
manifestaciones propias, que llegan a superar el transcurrir rutinario de donde emergen,
como hechos de creación en sí mismos.
La intención perceptiva hacia dichas manifestaciones, se vincula a la experiencia
comprendida en las siguientes imágenes, producidas en un ámbito cotidiano.
2
Más que el conocimiento de estas imágenes fue el primer acercamiento que tuve con un
hecho concreto como manifestación extra cotidiana, ya que la experiencia que guardan
trasciende su misma materialidad. Estas pertenecen a una serie de fotocopias, de las cuales
me fueron obsequiadas las dos publicadas en este documento. Producidas al margen de la
jornada laboral de una mujer, quien se desempeñaba en oficios varios en una multinacional
petrolera, entre sus funciones estaba el manejo de una fotocopiadora. Por reserva con la
autora, por último referiré que esta persona un día decidió hacer copias de partes de su
cuerpo, como forma de sobrellevar la monotonía de su trabajo. Acción realizada en un
momento específico, en ausencia de cualquier supervisión o exigencias normativas de
comportamiento, al interior de la empresa para la que trabajaba.
Si existen manifestaciones como la anterior, en afirmación de un tipo de producción
subjetiva, al margen y a su vez al interior de una actividad cotidiana como lo es el trabajo, es
entonces la cotidianidad un escenario que aun guarda espacios más complejos y pequeños
como productores de sus propios “acontecimientos”. En este sentido puede que hayan
venido creándose de acuerdo a sus necesidades de sub-existencia, en relación al escenario que
les acoge como opositor de toda interrupción o normalizador de cotidianidad.
Para entonces haber conocido la experiencia de las fotocopias intensificó el interés por
manifestaciones similares, pero aún más por el escenario en que se habían producido,
generando una inquietud por aquel contexto diseñado para actividades funcionales y
específicas, que no sería el más “autorizado” para acciones de creación como la experiencia
de aquella mujer.
Es así que en el marco del espacio académico Lenguaje Artístico III en quinto semestre
(2008) emprendí una búsqueda de invenciones extra cotidianas, que a partir de la inquietud
por el escenario en que se habían producido las imágenes antes referenciadas, me propuse
ingresar en un contexto laboral, con la intención de desarrollar un ejercicio plástico con dicha
búsqueda.
Para el caso del interés por la práctica artística del “situacionismo” se retomó
posteriormente, en lo que sería el desarrollo teórico de proyecto “Enclave”.
3
CAPITULO 1. TIPO DE INVESTIGACIÓN
4
1. La Investigación Basada en las Artes, y su aporte Educativo
Enlazando con lo expuesto en “Lugar de indagación”, sobre el escenario educativo informal, en dialogo con una practica artística participativa, dirigida a generar experiencias de aprendizaje. Para proyecto “Enclave”, es oportuno presentar su posición investigativa como sustento educativo de dicho proyecto. De igual manera de cara a “otras” rutas investigativas, que favorezca las lógicas formativas en educación artística.
Para tal propósito primero referiré el asunto de investigativo, y posteriormente lo concerniente a al educativo.
1.1 lo investigativo Para este punto es pertinente mencionar a Fernando Hernández y su estudio sobre “La Investigación Basada en las Artes. Propuestas para repensar la investigación en educación”. introduce definiéndose como profesor que busca “favorecer experiencias de aprendizaje y de investigación relacionadas con la fundamentación disciplinar de las artes”1 (…) al igual que “explorar alternativas a lo que se considera como ‘investigación científica” (…) “que traten de captar los procesos vinculados a diferentes formas de experiencia. Una de ellas sería la artística”.
Este autor presenta un modelo investigativo que basado en las artes, en pro de procesos formativos de la educación artística. Y que inicialmente nos muestra un contexto en lo que podría ser una apuesta que busca “separarse” del modelo científico, heredado y en ocasiones replicado por las ciencias sociales. Respondiendo a esta situación la I.B.A de manera autónoma se arroja a nuevas lógicas investigativas. Distanciándose del contexto científico que el mismo Hernández describe de la siguiente forma: “la hegemonía de la racionalidad presente en la investigación en las Ciencias Experimentales se proyectó en los otros ámbitos del conocimiento humano. Así, y por extensión, a comienzos del siglo XX, se comenzó a hablar de Ciencias de la Educación, Ciencias del Lenguaje, Ciencias Humanas, Ciencias Sociales, tratando de establecer un proceso de legitimación mediante la incorporación de la noción de Ciencia –y de lo que se consideraba su método de investigación- a cualquier otro campo disciplinar. De esta manera, un ámbito del conocimiento humano es legitimado cuando se vincula con el sustantivo ciencia, y la ciencia tiene su razón de ser en cuanto lleva a cabo investigación siguiendo las condiciones establecidas por el método científico.”2
1 Pág. 85. Hernández Fernando. La investigación basada en las artes. Propuestas para repensar la
investigación en educación. Revista Educatio Siglo XXI, Vol 26: Hibridación en las artes plásticas (2008), facultad de educación, universidad de murcia
2 Ibíd. Pág. 88
5
Frente al anterior panorama, el autor señala cambios significativos en la investigación (en ciencias humanas y sociales) posteriores a la crisis del modelo positivista, dejando en cuestión los principios de la investigación y su noción durante la modernidad. Lo cual ha posibilitando el estudio de actuaciones y experiencias sociales, sensibles de ser dotadas de significado.
De esta manera se pude ver como “El impacto de estas ideas, no sólo han supuesto abrir la investigación a otras formas narrativas que representen geografías de la experiencia humana que habían quedado ocultas bajo la capa del objetivismo, sino también a cuestionar lo que es o puede ser investigación. Eso ha llevado a autores como Eisner (1998) y Barone (2001) a plantear que la investigación científica es sólo un tipo de investigación, pero que no es la única forma de investigación posible. Sobre todo si se trata de investigar fenómenos relacionados con comportamientos humanos, relaciones sociales o representaciones simbólicas”3.
Desde una perspectiva de Barone y Eisner la I.B.A Hernández la define como una orientación cualitativa, que hace uso de procedimientos artísticos (literarios, visuales y performativos) para evidenciar prácticas de experiencia en las que tantos los diferentes sujetos (investigador, lector, colaborador) como las interpretaciones sobre sus experiencias desvelan aspectos que no se hacen visibles en otro tipo de investigación.
De esta manera elementos como lo visual, lo performativo, la narración, la música entre otros correspondiente a las artes, estos se convierten en el método de investigación. Al ampliar los limites de la misma como cualitativa, esta hace parte de las formas alternativas de investigación, usadas en educación, ciencias sociales, humanidades y arte terapia.
Sobre el propósito de la investigación con base en las artes Hernández, refiriéndose a Silverman (2000), nos dice como este autor, considera que la finalidad de la I.B.A es permitir acceder a lo que las personas hacen y no sólo a lo que dicen. En este sentido las artes llevan ‘el hacer’ al campo de investigación.
Frente a los aportes de la I.B.A al campo de la investigación y por su puesto al educativo, el autor nos presenta diferentes puntos de vista, de la siguiente manera:
“Como señala Alexander (2006: 67) esto produce una intensa reflexividad crítica, en la medida en que tiene lugar un proceso en el que el autor hace públicos los mecanismos de su propia labor, en un continuo descubrimiento o desvelamiento, que supone a la vez un esfuerzo académico y una performance cultural. (…) Puede ser utilizado para capturar lo inefable, lo que resulta
difícil poner en palabras. Los planteamientos de Eisner (1995:1) en relación con la estética como algo inherente a nuestra necesidad de dar sentido a la experiencia, y sus argumentos en relación a que las formas visuales nos
permiten revelar aquello que sería difícil comprender a través sólo del lenguaje secuencial y de
3 Irbid. Pág. 90
6
los números. Los métodos de indagación basados en las artes pueden ayudarnos a acceder a aquello que es elusivo de ponerse en palabras, como son los aspectos relacionados con nuestro conocimiento práctico, que de otra manera permanecerían ocultos, incluso para nosotros. Es
memorable, no puede ser fácilmente ignorada –demanda nuestra atención sensorial,
emocional e intelectual. El arte es una experiencia, que de manera simultánea atrae nuestros sentidos, emociones e intelecto.
La razón por la cual necesitamos y creamos arte tiene que ver con su capacidad de hacernos sentir vivos y de descubrir lo que no sabíamos que sabemos, o lo que vemos que no nos habíamos dado cuenta antes, incluso cuando está presente frente a nosotros. Debido a que lo visual y lo artístico obtiene una respuesta tanto multisensorial y emocional como intelectual, puede ser más memorable que muchos textos escritos y por
tanto tener una mayor influencia. Las imágenes o experiencias que tienen una referencia emocional permanecen con nosotros quizás ocultas en nuestro inconsciente, para aparecer y provocar una respuesta más tarde. La utilización de formas artísticas de representación incrementan la probabilidad de encontrar una voz o de tener un impacto (sea positivo o negativo) en el lector/visualizador/comunidad, y por supuesto, en nosotros mismos”4.
Para cerrar, sobre el modelo I.B.A (investigación con base en las artes) en dialogo con proyecto “Enclave”, es favorable su presencia metodológica debido a que permite no solo el desarrollo por separado de lo disciplinar artístico e investigativo, sino descubrir los puentes que enriquecen el proceso tanto teórico como practico de dicho proyecto. esos puentes emergen en el transcurrir del relato del presente documento, de la misma manera que se va dando toda experiencia metodológica en campo, al margen de cualquier intención planificadora del tipo de realidad a la que se desee incursionar.
Para proyecto “Enclave” la acción investigativa desde la practica artística, es una apuesta que accede a un fenómeno social como lo es las interrelaciones entre individuos de una forma emergente, y sobre todo en un escenario no “autorizado” para las mimas. Estas interrelaciones se convierten en lugares sensibles de creación e intervención, por parte de quienes habitan dicho escenario antes referenciado.
Desde la perspectiva de la I.B.A proyecto “Enclave” propone una mirada diferente a la cotidianidad más propia, que permita conceder nuevos significados desde manera de hacer estéticas.
Al dirigir la mirada de esta manera al escenario cotidiano ello implica el asunto de la visualidad como ejercicio conceptual a través de instrumentos concretos (en lo que me centraré más adelante en el punto 2.2 ) que permitan la reflexión y por supuesto la “manipulación” de dicha unidad de realidad (la cotidianidad). Es de esta manera que la I.B.A hace posible hacer visible lo invisible, en el marco del escenario al que se ha venido haciendo referencia, y sus los saberes propios que circulan en sus modos prácticos. 4 Ibíd. Pág. 108
7
Para el presente proyecto es importante reiterar las posibles relaciones que emergen en el ejercicio investigativo y la actividad artística participativa propuesta por el mismo, de manera equivalente en términos de los logros cognoscitivos.
1.2 lo educativo
Para cerrar en sintonía con lo expuesto anteriormente desde la perspectiva de la I.B.A, pasando a lo artístico educativo de proyecto “Enclave”, este se concentra en la visualidad de una manera expandida, dirigiendo su acción al hacer visible “practicas cotidianas, al margen de un proceso laboral”. Al respecto modos de hacer visible a través de formas relacionadas con y más allá del lenguaje. Planteamientos como los de Fernando Hernández sobre “una narrativa alternativa para la educación en artes visuales”, este se refiere a una perspectiva desde la cultura visual, campo disciplinar entorno a la construcción de lo visual no solo en el arte, también en la cotidianidad.
“En lo que denominamos Cultura Visual, confluyen una serie de propuestas intelectuales entorno a las practicas culturales relacionadas con la mirada y las maneras culturales de mirar en la vida contemporánea”5.
Este planteamiento abre la posibilidad de un debate acerca las tradicionales dualidades entre productores y receptores visuales, los primeros como generadores de representaciones de mundo, y los segundos como sus consumidores pasivos.
La cultura visual como campo disciplinar, consciente de los discursos dominantes que circulan en las “imágenes visuales”, esta se enuncia como respuesta necesaria para investigar, analizar de manera critica y reflexiva dicha situación cultural. Hernández sobre la “representación” desde la cultura visual nos dice: “al referirme a la noción de “representación” tengo en cuenta la posición de Stuart Hall (1992:25) quien considera que “ni las cosas por sí mismas, ni los usuarios del lenguaje, pueden fijar el sentido del lenguaje. Las cosas no significan: nosotros construimos el sentido usando sistemas de representación –conceptos y signos-“. Para Hall, este sería el sentido del abordaje “construccionista” del lenguaje. De acuerdo con este enfoque no debemos confundir el mundo material, donde las personas y las cosas existen, con las prácticas simbólicas y los procesos a través de los cuales la representación, el sentido y el lenguaje operan. Tal posición no implica negar la existencia del mundo material, sino entender que no es este el que confiere el significado a todo, sino el sistema del lenguaje que estamos utilizando para representarlo”6.
En las instancias de lo educativo los estudios visuales son dirigidos al aprendizaje de dicha intención critica y reflexiva. Esta relación permite quebrantar todo tipo de dualidad entre
5 Pág. 20. Hernández Fernando Construir una narrativa alternativa para la Educación en artes visuales. Espigad@res de la cultura visual. Otra narrativa para la educación de las artes visuales. Ediciones Octaedro. Barcelona 2007. 6 Ibíd. Pág. 20
8
productor y receptor visual. Donde el aprendizaje se de en la medida que se pueden analizar, desconstruir, entender la relación de las imágenes visuales con otros contenidos narrativos.
Sin embargo posterior al descubrimiento de formas dominantes de representar el mundo en imágenes visuales, igualmente se abre nuevas posibilidades de aprendizaje, donde el sujeto se ve atraído a generar sus propias representaciones visuales. Entonces el papel de este sujeto pasaría de un consumidor a productor de si mismo, que puede alejarse en cierto modo de la mira del contexto cultural que busca representarlo. Sobre el énfasis que Hernández hace de las practicas de ver y visualizar las representaciones culturales, también comenta “las maneras subjetivas e intersubjetivas de mirar el mundo y a uno mismo”7.
En términos educativos, sobre el asunto específico de maneras subjetivas e intersubjetivas de mirar y mirase a sí mismo, es que proyecto “Enclave” propone el propiciar un espacio emergente, para que sean los mismos participantes (del proyecto) quienes concedan sentido, significados, y nuevas re creaciones, de sus relaciones emergentemente en la cotidianidad laboral a la que pertenecen. Esa cotidianidad del trabajo con la cual puede determinar a un sujeto, pero no a un individuo.
En este sentido desde la perspectiva educativa de Hernández, en su planteamiento “experiencias de subjetivación en el marco de una educación crítica y preformativa” nos dice: “es importante plantear lo que distingue la subjetividad de una persona de su identidad respecto a un grupo. Cada individuo tiene una percepción de sí mismo que puede o no ser coincidente con la que otros individuos o diferentes grupos, tienen sobre él o ella”8.
Para proyecto “Enclave” es importante la subjetivación en la medida en que una práctica artística participativa, es una plataforma abierta, donde se puede construir permanentemente con sus participantes, lo que les permite a su vez una forma de posicionamiento tanto individual como colectivo.
En la línea de Hernández las experiencias de auto representación, en distanciamiento de la lógica de posicionar a los sujetos en lugares donde no se siente reconocidos, es posible un posicionamiento propio, como punto de partida donde las personas son capaces de preguntarse reflexivamente, por el lugar que ocupan, y sobre qué dicen las producciones visuales de sí mismo.
De esta manera proyecto “Enclave” como “generación de mediaciones artísticas en practicas cotidianas al margen de un proceso laboral”, apuesta por formas de auto reconocimiento de los participantes, experiencias de aprendizaje y recreación de dichas practicas.
Las formas de reconocimiento se dan manera auto referencial, acerca de las imágenes de sus propias prácticas cotidianas.
7 Ibíd. Pág. 21 8 Ibíd. Pág. 70
9
Es de esta manera que se propone una mirada de sí mismo, a partir del asombro por la realidad más inmediata, siempre posible de intervenir y crear en ella.
10
CAPITULO 2. PUNTO DE PARTIDA
11
2.1 UN ANTECEDENTE PRÁCTICO DE PROYECTO “ENCLAVE”
Para la búsqueda Inicié publicando un aviso clasificado en un periódico de circulación
masiva, en el que ofrecía servicios para un cargo muy común: trabajador de oficios varios.
Este clasificado circuló durante una semana en un periódico de circulación nacional. El
fragmento referenciado es del día lunes 27 de noviembre de 2008.
El aviso se publicó acogiéndose a las características de enunciar una necesidad laboral,
siguiendo las sugerencias de la asesora en clasificados quien registró la solicitud por teléfono,
y su precio por palabra. El anuncio circuló durante una semana.
Varias personas respondieron al aviso, llamando para la presentación de entrevistas. Las
opciones de trabajo fueron apareciendo, desde oficios comunes hasta los más inesperados.
De los procesos de entrevistas solo uno dio resultado en relación a unas pautas específicas
que había establecido para aquella búsqueda específica: un grupo de empleados numeroso,
con estabilidad laboral y un área de trabajo amplia. Esta opción se trataba de una pastelería,
las pautas fueron consideradas para observar el vínculo que los empleados tenían con su
trabajo, y por supuesto las relaciones o manifestaciones entre ellos, apartándose de
propósitos laborales.
Ingresé en aquella pastelería en temporada de diciembre, el sitio no estaba pasando por una
buena época, las ventas eran bajas. Por lo que pude notar que era innecesaria la contratación
de personal nuevo. Al cabo de dos semanas el jefe me despidió, mencionando que si la
situación mejoraba me llamaría. El resultado de esta experiencia: acercamientos muy básicos
a los empleados.
La planta de empleados era numerosa y diversa, con espacios que permitían la cercanía de
las personas, las cuales me permitieron observar cómo la contención de un grupo de sujetos
12
en contacto continuo, los obliga a interrelacionarse debido la prolongada actividad laboral
que los reúne.
Como alternativa al “fracaso” anterior -no continuar en la pastelería-, se dio la oportunidad
de trabajar en un restaurante de sanduches. Por casualidad un trabajador de aquel sitio me
habló de una vacante, yo le pedí información específica sobre el lugar y las personas que
trabajaban allí (esta persona no estaba enterada de mis propósitos), posiblemente estas
preguntas le restaban interés al querer trabajar aún cuando mi actitud siempre se mostró
desde la necesidad económica, para poder pasar como tal y no con intereses personales de
tipo artístico, de lo contrario era posible que no hubiese obtenido el trabajo.
Entonces esta persona me llevó al lugar e inicié como domiciliario, llevando pedidos en el
sector financiero que rodea el centro Internacional Tequendama, zona centro de Bogotá.
En comparación con la primera experiencia, esta nueva incursión fue más estable, donde se
pudo hacer un reconocimiento del sitio y sus integrantes, realizando la siguiente
representación escrita:
Descripción Jornada de trabajo en el restaurante de sanduches y ensalada
“Pecorino” (palabra que significa un tipo de queso italiano)
Todos los días Ilda una mujer joven llegaba al restaurante hacia las ocho de la mañana, para
encargarse de alistar lo relacionado con la preparación de sanduches, ensaladas, sopas,
postres y bebidas.
Ella era la única que tenía el horario más extenso entraba a las ocho de la mañana y salía a las
cuatro de la tarde.
Hacia las diez y cuarenta y cinco de la mañana empezábamos a llegar los domiciliarios y
meseros. El jefe administrador era el último en llegar, hacia las once y media de la mañana.
Domiciliarios éramos cinco, que de acuerdo con el orden de llegada íbamos colaborando en lo
que hubiese pendiente para la jornada. En algunas ocasiones teníamos que salir, no muy
cerca, a comprar implementos de aseo, y víveres como atún, brownies y tomates.
Otras veces había que ir con cierta cantidad de dinero de grandes denominaciones a los
bancos y pedir el favor de cambiarnos por moneda o billetes de menor denominación.
13
Las diligencias nos las rotábamos entre los domiciliarios durante la semana y los que se
quedaban en el restaurante ayudaban a recortar servilletas, alistar cubiertos desechables para
los domicilios, los cuales debían ir dentro de bolsas pequeñas de plástico transparente,
además de poner los cubiertos para las mesas.
Los lunes llegaba un pedido grande de insumos para la semana, carnes verduras y otros
acompañamientos para los sanduches. Todo lo traía un señor en una moto y había que
ayudar a descargar y subirlo a la cocina para ponerlo en las despensas o en la nevera.
El restaurante se abría faltando quince minutos para el mediodía, los domicilios empezaban a
llevarse a esa misma hora.
Este sitio era de dos pisos, en el segundo estábamos los domiciliarios parados detrás de unas
plantas, allí esperábamos el turno para salir a llevar pedidos. Los turnos eran de acuerdo al
orden de llegada de cada domiciliario y las propinas no eran buenas.
Por cada piso había un mesero encargado de un número de mesas, el primero tenía cinco y el
segundo quince mesas.
Las distancias recorridas entre el restaurante y puntos de llegada de los domicilios variaban.
Al norte quince calles al sur igual, a diferencia de tres clientes que sobrepasaban la distancia,
había que coger bus para llegar allí, dos quedaban al sur y una al norte. Al occidente había
que bajar máximo cinco calles y al oriente por mucho cuatro calles.
Cuando salíamos a cada domiciliario nos repartían una base de dinero como cambio para los
clientes, y esa cantidad se devolvía a la cajera junto con el dinero de los domicilios
cancelados y/o bonos con los que pagaban (sodexho).
Llevábamos puesto un chaleco color naranja con publicidad del restaurante en la espalda, al
que algunos compañeros le imprimían sus iníciales o marcas que identificara el chaleco
propio.
Terminada la jornada dejábamos el chaleco guardado en un pequeño cuarto que estaba detrás
de la barra donde se atendía a los clientes.
En el segundo piso quedaba la cocina donde tres mujeres se encargaban de la preparación de
los sanduches con sus salsas, sopas, papas bebidas y/o porciones adicionales. En esta
cocina una sola persona lavaba la loza sucia.
14
En el primer piso estaban la cajera y el jefe atendiendo a los clientes y tomando pedidos por
teléfono.
La jornada iba hasta las tres de la tarde, luego de cerrarse el negocio, domiciliarios y meseros
debíamos ayudar a secar la cantidad de loza que se había lavado durante la jornada, también
había que dejarla organizada en la estantería, de igual manera se hacía con los cubiertos.
Al azar la mujer encargada de la caja registradora llamaba a uno por uno de los domiciliarios,
para que entregáramos el dinero de los domicilios cancelados.
A final de mes ayudábamos en el aseo del segundo piso, corríamos las mesas para que las mujeres de la cocina pudieran lavar, mientras cada domiciliario cogía una planta para hacerle aseo general, limpiándole suavemente las hojas.
Durante la estadía en este sitio, decidí hacer un uso propio de algún momento de la jornada
laboral, se trataba propiamente de una intención plástica con el servicio de domiciliario que
me fue asignado. Jugando un poco con la labor asignada en mi caso de servir-entregar un
pedido, empecé a ofrecer algo “distinto” al intercambio de comida por dinero. En una
decisión sin planeación alguna, a propósito de la comida rápida, introduje en las bolsas de
los pedidos el cuento “La Historia del Sandwich”. Del director de cine y escritor
norteamericano Woody Allen. El propósito de ofrecer un cuento como algo adicional, tomo
la apariencia de un pequeño gesto simbólico, que se adhería a un hecho habitual, la hora de
almuerzo de los clientes del restaurante. Este se hizo de forma secreta sin ningún tipo de
interlocución con quien lo recibía. Siempre fue de carácter anónimo, que pudiese a quien
recibía el pedido, acercarse a un hecho literario alrededor de su comida. Sin importar cual
fuera la interpretación de este. Lo interesante allí era hacer pasar por formal una ficción
sobre lo que los clientes se comían, desconociendo todo lo que supuestamente puede haber
detrás de algo tan cotidiano como la comida.
15
W. Allen escribe en un orden cronológico ficticio, la invención del sanduche y su creador,
como sátira al género narrativo de biografía.
A continuación algunos fragmentos del cuento:
“1725-1735: asiste a la escuela, donde aprende el latín y a montar a caballo. En la escuela toma contacto por primera vez con los embutidos y muestra especial interés por los cortes muy finos de roast-beef y de jamón. Para cuando se gradúa, esto se ha convertido ya en una obsesión y, aunque su tesis sobre «El análisis y los fenómenos concomitantes de la merienda de la tarde» llama la atención de los profesores, sus compañeros de estudio le consideran estrambótico.
1738: desheredado, se refugia en los países escandinavos donde, durante tres años, estudia intensivamente el queso. Fascinado por la gran variedad de sardinas que encuentra, anota en su cuaderno: «Estoy convencido de que existe una realidad permanente, más allá de lo que aún ha podido lograr el hombre, en la yuxtaposición de los alimentos. Simplifica, simplifica». A su regreso a Inglaterra, conoce a Nell Smallbore, hija de un verdulero, y contrae matrimonio. Ella le enseñará todos sus conocimientos sobre la lechuga.
1741: reside en el campo con una modesta herencia y trabaja día y noche apretando con frecuencia el cinturón para ahorrar y comprar comida. Su primera obra terminada (una rebanada de pan, otra rebanada de pan encima de la primera y un trozo de pavo encima de las dos rebanadas) fracasa miserablemente. Desilusionado hasta la amargura, regresa a su estudio y vuelve a empezarlo todo de nuevo.
1745: después de cuatro años de frenética labor, está convencido de haber alcanzado la antesala del éxito. Expone ante sus colegas dos trozos de pavo con una rebanada de pan en medio. Todos rechazan su obra salvo David Hume, quien presiente la inminencia de algo grandioso y le alienta a seguir. Enardecido por la amistad del filósofo, vuelve a su trabajo con renovado vigor.
1747: en la miseria, no puede darse el lujo de trabajar con roast-beef o pavo y se dedica al jamón que es más barato.
1758: su creciente aceptación entre los manipuladores de la opinión pública hace que la reina le encargue «algo especial» con motivo de un almuerzo con el embajador de España. Trabaja día y noche experimentando con cientos de posibilidades y, por fin, a las 16 horas 17 minutos del 27 de abril de 1758, crea la obra que consiste en varias tajadas de jamón cubiertas, por encima y por debajo, por dos rebanadas de pan de centeno. En un golpe de inspiración, adorna la obra con mostaza. Es un éxito inmediato, y queda encargado para el resto del año de los almuerzos del sábado.
16
1760: cosecha un éxito tras otro creando «sandwiches», como se !os denomina en su honor, con roast-beef, pollo, lengua y casi cualquier fiambre concebible. No satisfecho con repetir fórmulas ya tratadas, busca nuevas ideas y elabora el sandwich-combinado por el cual recibe la Orden de Ja Jarretera.
1769: en su residencia de campo, recibe la visita de los hombres más ilustres del siglo: Haydn, Kant, Rousseau y Ben Franklin se detienen en su casa, algunos disfrutando de sus admirables creaciones, otros con pedidos para llevar”9.
Paralelo a la acción del cuento, al interior del restaurante de manera eventual introduje una
cámara digital de fotografía, con la cual surgió el juego de tomar fotografías entre los
compañeros. Este evento se repitió y la presencia de la cámara se fue haciendo normal. Lo
que me permitió realizar registros fotográficos de situaciones espontáneas, y como estas se
alejaban de la nominación tradicional de “trabajador”. Estas situaciones estaban comprendidas
por factores como: el humor, la conversación, el juego y manifestaciones de identidad.
Otro grupo de registros compuestos por un conjunto de dibujos anónimos, ubicados en
rincones del restaurante. Se trataba de caricaturas con características físicas de los
compañeros y otros relacionados directamente con espacios del establecimiento, como la
cocina.
En cierta ocasión una serie de dibujos de ratones fueron encontrados cerca de la plancha
donde se preparaban los sánduches.
9Para acabar con las biografías. Sí, ¿pero puede hacer esto la máquina a vapor? Cuentos sin plumas Woody Allen. Editorial Tusquets.2009(1989)
17
Un último grupo de registros mostraba juegos improvisados con elementos de trabajo,
cambiando la ubicación de implementos para la mesa, rubricas sobre los mismos y otros
dibujos libres.
Tales registros fotográficos dejaban ver como las personas usaban el sitio de trabajo para
acciones propias, que circulaban de forma emergente, sin obstaculizar el desempeño laboral.
Los pequeños “gestos” realizados en los pedidos con el cuento sólo se quedo en replicar
acciones similares al interior del restaurante, al comprender la misma como pretensión
separada de lo que acontecía al interior del restaurante, esta quedo de lado. La percepción
fue totalmente atrapada por las relaciones personales de los empleados y sus creaciones
como fenómeno social, desde una perspectiva sociológica y artística.
18
Este acercamiento me permitió conocer y comprender cómo un grupo numeroso de
empleados en cierto modo hacíamos uso de ese sitio de trabajo, a partir de manifestaciones
mínimas. Unas espontáneas otras planeadas, como el cuento de “La Historia del Sandwich”.
Este empleo fue temporal, sólo por un semestre pero el sitio provocó una intención de
volver, debido a la persuasión que sentía por tales manifestaciones. El retorno no podía ser
únicamente desde las impresiones e intuiciones que se habían producido, había que hacerlo
con herramientas y un proceso de asimilación de lo acontecido.
Posterior a la salida de este lugar, se abrió paso a una visualización del material fotográfico,
aunque en principio la mirada era desprevenida pues la adquisición de este archivo no estaba
prevista como parte de la experiencia, la relación con el material cambió. A partir de la
visualización de las imágenes, y respecto a las manifestaciones evidenciadas emergieron las
siguientes observaciones: la ausencia de un fin no siempre era constante, se creaba un
tiempo paralelo a las condiciones normativas del sitio, había una frecuencia de aparición y
circulación, al igual que una incidencia provisional de estas manifestaciones en algunos
espacios del sitio.
Esta primera experiencia la denomine una “forma inversa”, pues aparte de la búsqueda
inicial resuelta, el interés de intervenir artísticamente quedo a un lado, ya que las relaciones
intersubjetivas incidieron en mi percepción de manera significativa e intensificaron el interés
por tales fenómenos cotidianos.
Posterior a esta experiencia emprendí el estudio de autores que abordan el tema de la
cotidianidad y sus formas inventivas, desde interrelaciones sociales como producciones
simbólicas. De igual manera retomando el estudio por la práctica artística del
“situacionismo”, desde sus métodos de diálogo con la cotidianidad. Dicha investigación se
llevó a cabo con el propósito de retornar a aquel restaurante para desarrollar un proceso
artístico sin conocer en detalle las implicaciones que conllevan una propuesta de este tipo,
para entonces solo contaba con la experiencia propia generada por las relaciones de los
empleados como fenómeno social.
Este panorama desembocaría en lo que se llamó proyecto “enclave”, experiencia que
expondré a continuación en el presente documento, acerca de un proceso de mediaciones
artísticas con prácticas cotidianas, al margen del proceso laboral en el caso del restaurante
“Pecorino”. El cual proponía no la invención de situaciones ajenas al contexto de aquel sitio,
sino incursionar en las ya existentes, sensibles de ser consideradas como creaciones en sí
19
mismas, y aportando a estas y a sus productores: los empleados que dejaban de serlo
mientras fabricaban un nuevo y propio tiempo.
El aportar a dichas manifestaciones era contemplado como el mayor propósito, más allá de
la intensión de generar conexiones con un ámbito cotidiano, y producir “irrupciones”
“creativas” en el curso “normal” de una realidad inmediata.
2.2 Lugar de indagación
En nuestra actualidad el uso intensivo y competitivo del conocimiento ha cobrado una gran
importancia en las distintas disciplinas en que este circula, esta situación esta acompañada
de algo igualmente importante como lo es el tema del aprendizaje.
Conocimiento y aprendizaje se han venido consolidando en una doble existencia a lo largo de
la historia, cabe mencionar un tercer elemento o mejor dicho lugar, donde más fuerte ha sido
su presencia y desarrollo, los escenarios educativos formales, desde una mirada tradicional,
escenarios con dinámicas de transmisión y recepción del conocimiento.
Estos escenarios formales implican una acción educativa en un espacio y tiempo concreto
dirigido por unos conocimientos que se espera generen aprendizaje en un grupo de sujetos.
Sin embargo, la educación como proceso puede darse en cualquier tiempo y espacio, de
manera que el aprendizaje puede estar en constante circulación y no necesariamente en
ámbitos formales. El objeto de la ley general de educación define la misma como “un
proceso de formación permanente, personal y cultural y social que se fundamenta en una
concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y deberes”10.
Igualmente dicha ley se fundamenta “de conformidad con el articulo 67 de la Constitución
Política define y desarrolla la organización y la prestación de la educación formal, no formal
e Informal”11.
10 Pág. 33 Ley General de Educación115 de 1994. Ministerio de educación nacional. Republica de Colombia. Ediciones Momo.
11 Ibíd.
20
En un sentido amplio la educación también surge en escenarios de la vida diaria, para lo que
la misma ley de manera especifica otorga el siguiente lugar: “se considera educación informal
todo conocimiento libre y espontáneo adquirido, proveniente de personas, entidades,
medios masivos de comunicación, medios impresos, tradiciones, costumbres,
comportamientos sociales y otros no estructurados”.
En consideración de lo educativo como proceso de formación “permanente cultural y social”
el presente documento centra su interés investigativo en formas particulares de interpretar la
cotidianidad, como escenario potencial de aprendizaje. Específicamente la interrelación
social, como “material” sensible en función de una práctica artística, que provoque una
transformación en la mirada de dicha intercalación al margen de una actividad ocupacional
como lo es el trabajo, la cual emerge como “comportamiento social no estructurado”, y
cotidianidad especifica en un grupo de individuos.
Desde lo expuesto sobre lo informal como escenario educativo, para las prácticas artísticas
contemporáneas este ha sido uno de sus campos de acción, llevando a cabo propuestas que
aportan o potencian el “conocimiento libre y espontáneo” que circula en grupos sociales
específicos de la vida diaria.
Dichas practicas se alejan cada vez mas de una intención reproductora del arte como un
conocimiento estático listo para ser consumido pasivamente, por el contrario se promueve
la apropiación del mismo, de acuerdo al contexto en que este se vincule, pues la dinámica
actual del arte acontece en el ejercicio de producir efectos que trasciendan la recepción
individual de dicho conocimiento, para este punto y en relación al termino “prácticas
artísticas” uno de los referentes en crítica y teoría sobre arte contemporáneo José Luis Brea,
que dedicó igualmente su estudio a las artes visuales nos dice: “No existen obras de arte.
Existen un trabajo y unas practicas que podemos denominar artísticas. Tienen que ver con la
producción significante, afectiva y cultural, y juegan papeles específicos en relación a los
sujetos de experiencia. Pero no tienen que ver con la producción de objetos particulares,
sino únicamente con la impulsión publica de ciertos efectos circulatorios: efectos de
significado, efectos simbólicos, efectos intensivos, afectivos”12...
12Pág. 107. Luis Brea José. El tercer umbral. Estatuto de las prácticas artísticas en la era del capitalismo cultural. Editorial Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo 2004. Murcia, España.
21
Desde esta perspectiva el arte como “disciplina” diferente a temas como el acceso,
promueve una relación flexible capaz de propiciar diálogos en diferentes contextos (formales
e informales), como generador de otras experiencias, y contribuir a su vez en las existentes,
de cualquier tipo de cotidianidad.
En la posibilidad de un arte como experiencia fuera de los terrenos acostumbrados, se
produce un encuentro sugestivo entre conocimientos disciplinares y todo lo que puede
acontecer en la cotidianidad, en términos de conocimiento.
En “Prácticas artísticas, pedagogías y comunidades” Fernando Escobar13, sobre el tema de la
educación artística, menciona una postura que trascienda el conocimiento disciplinar de la
misma, en pro de los propósitos de dicha acción educativa. lo que implicaría una mirada al
sector artístico, sus dinámicas sociales, culturales, políticas, públicos y agentes que
contribuyen al desarrollo y existencia del arte.
Sin embargo condiciones y realidades específicas en la educación demoran una perspectiva
como la mencionada anteriormente, situación a la Escobar que se refiere en términos de
Paulo Freire así: “cuando la gente entiende la educación como posibilidad, la gente descubre
que la educación tiene límites. Es exactamente porque es limitable o limitada ideológica,
económica, social, política y culturalmente, por lo que ella tiene eficacia”. Este
planteamiento funciona también en el señalamiento que Escobar hace de cómo los espacios
de formación artística al igual que el mercado, “han contribuido a la polarización de las
posturas posibles frente al gran espectro de las prácticas artísticas”14. Refiriéndose a
aquellas que han llevado a cabo experiencias alejadas de espacios artísticos así como los
espacios de formación (en educación artística), y que sin embargo generan procesos de
aprendizaje en el terreno informal, desde una suma de voluntades por parte de sus
participantes, y sobre sus “comportamientos sociales y otros no estructurados” (ley general
de educación).
Continuando con Escobar cabe recordar como “En Colombia, desde los años setenta, hemos
presenciado cada vez con mayor frecuencia, incursiones y señalamientos de artistas o
grupos de artistas interesados en integrar su práctica a las dinámicas de la vida cotidiana”15
13Escobar Fernando. Prácticas artísticas, pedagogías y comunidades. consultado en: ww.exsituinsitumoravia.com 14 Ibíd. 15 Ibíd.
22
(…) estas “operan bajo lógicas “otras”, o no hegemónicas, logrando abrir espacios de
participación directa a sujetos no-artistas. Finalmente, existen otras propuestas que
empleando las tácticas artísticas en iniciativas de tipo social”16
“animan diálogos entre saberes sociales o populares y los “saberes expertos” que puedan
representar, entre pedagogías sociales y pedagogías artísticas, abriendo otros espacios de
circulación y de apropiación de prácticas cotidianas”17.
Desde esta perspectiva proyecto “Encalve” se propone el escenario informal como
posibilidad de acción, apostando por un lugar siempre pendiente y rico para la generación de
nuevos diálogos e interacciones, entre lo artístico y las cotidianidades de un grupo de
individuos, con experiencias sociales contenedoras de conocimientos propios.
En este sentido se considera un arte no solo para aprender del mismo, sino para aprender a
través de él, sobre las infinitas posibilidades, especialmente plásticas de la realidad mas
inmediata, y concreta de la vida diaria: la cotidianidad. Para crear relaciones no determinadas,
y convirtiendo en material sensible la vida misma.
Siguiendo con el tema de los encuentros entre practicas artísticas (referenciadas arriba, por
Escobar) y sus aprendizajes producidos, es interesante como la práctica investigativa en
educación artística, ha venido expandiendo sus mismas consideraciones y principios, en
dialogo y complementación con el arte contemporáneo. Frente al momento actual de dicha
práctica y sus tendencias, el autor Ricardo Marin Vadiel en su artículo “La Investigación en
Educación Artística”, hace referencia a un nuevo modelo metodológico llamado: “la
Investigación Basada en las Artes”. Sobre los planteamientos de este modelo se centrará el
numeral 2 como enfoque investigativo del presente documento.
Ricardo Marin señala como en el presente existe una fuerte fusión entre las actividades
profesionales de la creación artística y la educación de dicha disciplina, recordando y
revaluando al decirnos: “siempre ha habido vínculos entre el arte y la escuela, entre artistas
y profesorado, pero el esquema clásico (el artista pintaba sus cuadros y el profesorado
explicaba esos cuadros en la clase para que el alumnado aprendiera cuáles eran sus
características y su mérito) ha cambiado totalmente. En las nuevas situaciones, de forma
bastante natural, artistas, educadoras artísticos, y trabajadores sociales y otros colectivos
16 Ibíd. 17 Ibíd.
23
coinciden en los mismos espacios y proyectos. Para el mundo artístico, la obra no es algo
diferenciado de las aspiraciones y deseos de las personas y comunidades, para los
educadores artísticos las ocasiones de aprendizaje artístico no aparecen únicamente en las
aulas y museos sino en cualquier situación social. (Abad Molina y Palacio Garrido,
2008)”18.
Es así, que en el terreno de lo informal, sobre el aprendizaje que se obtiene en las actividades
de la vida cotidiana, es posible el enlace con una practica artística, que aporte a dicho
aprendizaje, libre y espontáneo. Por lo tanto, proyecto “Enclave” se propone como un
encuentro sugestivo, entre conocimientos disciplinares y el acontecer de una cotidianidad
especifica, al interior de un ambiente laboral con un grupo de empleados del mismo sitio. A
su vez se plantea, como ejercicio “convertidor” de hechos concretos de un diario vivir (en
este caso las interrelaciones personales en el trabajo), a formas sensibles de significar y re
crear, desde la producción de una experiencia artística compartida.
Para emprender esta acción enlazada entre lo artístico y lo cotidiano como escenario
informal de aprendizaje, el primero como aporte a las dinámicas del segundo (ya descrito
arriba) se plantea la siguiente pregunta investigativa y sus respectivos objetivos así:
¿Cómo generar mediaciones artísticas en practicas cotidianas al margen de un proceso
laboral, que permita a los participantes un aprendizaje sobre dichas practicas, y a su vez un
aporte re creador de las mismas?
Objetivo general
Generar mediaciones artísticas en practicas cotidianas al margen de un proceso laboral, que
permita a los participantes un aprendizaje y recreación de dichas practicas
18 Pág. 228. Vadiel Ricardo Marin. La Investigación en Educación Artística. Revista Educatio Siglo XXI Vol 29, Núm 1 (2011): La Investigación en las didácticas específicas. Consultado en: http://revistas.um.es/educatio/article/view/119951
24
Objetivos específicos
1. Artísticos - Implicarse en un ambiente laboral con fuertes características de interrelaciones
sociales entre los empleados, diferenciadas notablemente de los propósitos y rutinas laborales
- Realizar un ejercicio de observación sobre las lógicas que posibilitan dichas interrelaciones en relación al contexto del lugar de trabajo
2. Educativos
- Aproximar a los participantes a una experiencia artística conducida por una lectura sensible sobre su cotidianidad, a partir de la experiencias no laborales
- Propiciar en los participantes las capacidades sensibles de intervenir artísticamente dicha cotidianidad
25
CAPITULO 3. MARCO TEÓRICO. EL ARTE COMO ACCION COTIDIANA Y TEORIZACIONES SOBRE COTIDIANIDAD
26
3.1 INCURSIONES E INTERPRETACIONES DE COTIDIANIDAD
El proyecto “Enclave”, centra su observación en los modos de abordar la cotidianidad, desde
las referencias de: el filosofo Michel De Certeau con “De las prácticas cotidianas de
oposición”19, la teoría T.A.Z (Zona Temporalmente Autónoma) del filósofo Hakim Bey20,
el “situacionismo”21 como práctica artística, y la experiencia del proyecto artístico
Bogotano “Ku”: ¿y usted qué piensa?”22.
Estas referencias como principal capital teórico, toma planteamientos y procedimientos de
inserción e interpretación de la cotidianidad. Teniendo en cuenta las particularidades del
enfoque de cada uno, pero a su vez en un enlace. Que inicia con el autor Michel De Certeau
en el texto referenciado desde un estudio sobre manifestaciones sociales en la cotidianidad,
interpretadas como usos propios de los individuos, que trascienden el lugar de “usuario” o
habitante pasivo en dicho escenario. Estas manifestaciones son un tipo de insumo presente
en el autor Hakim Bey desde el desarrollo de su teoría la T.A.Z en la cual impulsa formas de
organización transitorias, al margen de las condiciones de tiempo más inmediatas en un
realidad concreta, a partir de mínimos hechos sociales como la asociación colectiva y
procesos de creación autónomos. Las manifestaciones enclavadas como incitadoras de
experiencias extra cotidianas son un interés igualmente relevante para el situacionismo desde
las formas constructoras de situaciones emprendidas por los autores Guy Debord y Raoul
Vaneigem, quienes proponían la fabricación de momentos en la vida diaria como ambiente
lúdico de acontecimientos. Por último se presentará la experticia artística local del proyecto
“ku”, que en cierto modo comprende cruces entre los referentes anteriores, además de
procedimientos prácticos, al acercarse a un escenario cotidiano y específico en la ciudad de
Bogotá, y que permite “aterrizar” planteamientos teóricos específicos citados
anteriormente, al igual que tácticas de los situacionistas.
19 En la versión del libro, Modos de hacer, arte crítico, esfera pública y acción directa. Proyecto editorial de Paloma Blanco, Jesús Carrillo, Jordi Clemente, Marcelo Expósito. Ediciones universidad de salamanca. 2001. Pág. 391. Esta versión es una extracción de textos pertenecientes al título original “La invención de los cotidiano. 1 Artes de hacer” 20El autor define T.A.Z como “enclaves libres” autónomos. Liberando un área de tierra de tiempo e imaginación. 21 Movimiento francés de pensamiento y práctica en política y arte (1959-1972), a partir de la construcción de situaciones, que produjeran nuevas experiencias en individuos que transitaban todo espacio cotidiano. 22 proyecto Ku: ¿y usted qué piensa? Realizado en 1997 por los artistas Graciela Duarte y Manuel Santana. El cual consistía en el trabajo con los obreros de la ladrillera Moore al sur oriente de Bogotá durante más de un año, documentando acciones creativas que hacían estas personas con los materiales de trabajo, y a la vez estimularon nuevas producciones artísticas.
27
Lo común a los casos teóricos y práctico, es la posibilidad de un acto notable, para abordar
y reconfigurar la cotidianidad, en una invención de unidades mínimas en la vida diaria tales
como: situaciones, sucesos o acontecimientos, en beneficio de experiencias individuales y
colectivas.
El objeto de la observación de dichos referentes está relacionado con proyecto “Enclave” en
una perspectiva de diálogo que para los casos prácticos, se contemplaron como forma de
pensar sobre lo hecho, en aprendizaje de sus propósitos, y el encuentro de intensiones
artísticas afines.
Por otra parte los casos teóricos se tomaron en cuenta, desde su mirada particular por las
manifestaciones individuales y colectivas como modos de creación social. La cual
contribuyó al desarrollo interpretativo en el trabajo de campo del presente proyecto, y a su
vez el enfoque propio de la práctica realizada en el mismo escenario.
En este sentido lo planteado para este capítulo es llevar a cabo esos cruces teóricos y
procesuales, con el propósito investigativo de las manifestaciones mencionadas en el
capítulo anterior. Y los lugares posibles de mediaciones artísticas con las mismas.
Por último es de mencionar que los presentes insumos teóricos y prácticos, evidencian ideas
incitadoras de autonomía en el ejercicio de interpretación o apropiación de estas, a
propósito del terreno movedizo que es la cotidianidad, como objeto de estudio o interacción
con la misma. En lo que respecta a proyecto “Enclave” este no se contempló como
“aplicación” de los planteamientos referenciados a continuación, por el contrario fueron
considerados como equipamiento conceptual que orientaron el desarrollo de un modo
propio, para ingresar y proceder en el contexto en que se llevó a cabo dicha propuesta. Con
el propósito de reconocer allí manifestaciones propias de grupo focal, y aportar a estas
desde invitaciones artísticas.
3.2 MICHEL DE CERTEAU. DE LAS TÁCTICAS COTIDIANAS DE OPOSICIÓN
En el propósito de ampliar la percepción puesta en las manifestaciones cotidianas para
proyecto “Enclave”, la figura de “tácticas” como “manera de hacer” propuesta por el autor
Michel De Certeau, es un vínculo pertinente sobre actuaciones en espacios no diseñados
para tales fines individuales.
28
En “De las tácticas de oposición” texto perteneciente a la investigación “la invención de lo
cotidiano”, para su planteamiento sobre las tácticas De Certeau parte de un cuestionamiento
a la visión que se tiene de los sujetos en la cotidianidad, desde la acostumbrada condición de
sumisión, la cual no permite advertir experiencias diferentes a la de operario o consumidor.
Y dando preponderancia a formas de control en sus espacios y ocupaciones, y parámetros
dominantes de comportamiento para asistir a los mismos.
El autor propone la exploración de situaciones más allá del hecho en que los sujetos
responden debidamente a la anterior situación descrita, y ejercen espontáneamente maneras
de emplear los espacios organizados modificando por instantes su funcionamiento.
Para el autor los sistemas de organización no son tan exactos como se autopublicitan, ya que
si bien puede dar cuenta de su escala general, no logran llegar a sus propios rincones, allí
donde no se pierde la vigilancia de los individuos.
Es en este punto que se concentra la reflexión del autor, sobre situaciones y espacios donde
se esconden manifestaciones y usos de orden microsocial. En busca de grietas donde emerge
un tipo de producción individual.
De esta manera señala una capacidad creadora innata en los sujetos, haciendo visibles modos
únicos y privados, como potenciales de intervención directa, a partir de acciones cotidianas.
Es entonces este enfoque el que activa una mirada valorativa sobre las cualidades de
creación, en hechos que circulan de manera dispersa en actividades diarias y racionalizadas
como lo puede ser el trabajo.
En el terreno de la producción ajena a los sujetos y como “operarios o consumidores” de
esta De Certeau menciona formas ocultas de apropiación y producción individual, como
operación que existe de manera táctica de cara a las estrategias. La táctica es un capital en
permanente elaboración, ya que se acomodan a los lugares por donde pasan. Al mudar se
hacen casi borrosas al alcance de las estrategias, pues estas últimas de un nivel racionalmente
planificador y con pretensiones de mayor cubrimiento, se hacen identificables a quienes se
mueven o manifiestan tácticamente. De Certeau describe táctica como:
“(…)en relación con las estrategias (cuyas figuras sucesivas desplazan este
esquema demasiado formal y cuyo vínculo con una configuración histórica
particular de la racionalidad estaría por precisarse), llamo táctica a la acción
29
calculada determinada por la ausencia de un lugar propio. Por tanto ninguna
delimitación de la exterioridad le proporciona una condición de autonomía. La
táctica no tiene más lugar que el del otro. Además, debe actuar en el terreno que
le impone y organiza la ley de una fuerza extraña”23.
Desde la concepción de De Certeau podríamos decir que no sólo el arte es transformador de
escenarios “normalizados” en la cotidianidad. Existen formas de creación, que se producen
sobre condiciones dadas, y que el autor propone como “el arte de hacer”, el cual circula
oculto pero a su vez va abriendo camino en espacios vacíos donde no llega el
disciplinamiento de un orden dominante, existiendo igualmente como situaciones que se
deslizan temporalmente de dicho orden.
Esta concepción teórica impulsa no sólo hacer visible “formas de hacer” en la vida diaria,
también la producción continua de las mismas como intervención en el diario vivir. Lo que
podría convertirse en la anunciación de un tipo de “poiesis” cotidiana, es decir en un
momento no esperado en que se da un alejamiento con la oficialidad de un espacio, para dar
paso a la creación subjetiva o colectiva, que transforma parte de la apariencia de dicha
oficialidad.
De esta manera lo expuesto anteriormente no se pretende un sistema organizativo de
manifestaciones al margen de cualquier transcurrir cotidiano, sino la lectura que convierte
aquellos hechos microsociales en una materia sensible al dotarla de sentido, pero sobre todo
interpretarla como oportunidad que pueden llegar a tener los individuos de una forma propia
y la vez sutil, casi como una astucia artística, que no pretende una fuerza mayor, más bien
mínima en la práctica, como hechos extraordinarios, e incidiendo a la vez en sus experiencias
del diario vivir.
Es entonces cuando los ejemplos se hacen visibles, al pensar que no es posible que los
individuos seamos modos programados para comportarnos debidamente, hasta en el más
mínimo detalle, de acuerdo a demandas disciplinares de nuestras actividades diarias.
Contrario a esto más que pensar solo queda imaginar qué hace cada quien, en los espacios
vacíos de vigilancia, durante las actividades más diversas a las que “escogemos” o
“debemos” asistir diariamente.
23 Pág. 401. En la versión del libro Modos de hacer, arte critico, esfera pública y acción directa. Proyecto editorial de Paloma Blanco, Jesús Carrillo, Jordi Clemente, Marcelo Expósito. Ediciones universidad de salamanca. 2001
30
Desde el planteamiento de “tácticas“ en De Certeau se abre un camino por entre el
establecimiento de las actividades preponderantes a las que asistimos los individuos en
nuestras sociedades, un camino para hablar de modos de producción propios que no están a
la espera de un lugar “soñando”, sino que se hace sobre y al interior un espacio y tiempo
presente, específicamente en el que nos vemos organizados por el mismo tiempo. Para este
caso se habla de una producción distante de imaginarios o ideales que tenemos de la misma,
como lo puede ser de larga durabilidad, tangibles o de grandes magnitudes. Por el contrario
se trata de producciones dirigidas al beneficio o placer propio, en pro del enriquecimiento de
las experiencias individuales y colectivas.
Esta acción como figura portátil y creadora, no se detiene en la falta de un lugar propio o
formalizado, por el contrario hace uso del ajeno, el que ofrece la normalización de la
cotidianidad o las condiciones dadas de la misma.
Los comportamientos cambiantes de la táctica aluden a no ser localizadas por la estrategia
del poder interesado en ellas. Si eso ocurriera no solo podrían ser captadas para su dominio,
igualmente podrían ser llevadas a su extinción. Es por ello que esta debe procurar su
fugacidad, tratándose de un modo de operar temporal y no estacionario.
Las manifestaciones en el interés planteado al comienzo del presente documento, adquieren
nuevas cualidades de creación desde del planteamiento de “tácticas”, como manera particular
de existir y movilizarse en un escenario no autorizado o paradójico. Lo que brinda una
mirada como herramienta de observación del acontecer de tales prácticas ubicadas en los
intersticios de la vida diaria. De esta manera las tácticas se comprenden como apariciones y
desapariciones en un lugar y tiempo espontáneo, sin fundarse sus intereses son la
dispersión.
3.3 HAKIM BEY. LA T.A.Z
La manera de leer dichas manifestaciones desde lo expuesto por las tácticas, es capitalizada
en el siguiente propósito de proyecto “Enclave” buscando generar mediaciones artísticas
con las mismas. Por lo que es relevante propiciar modos de encuentro entre aquellas
manifestaciones, como incitadores de creación y nuevas relaciones microsociales. Para ello
es necesario operar en correspondencia con sus principios de existencia, en tiempo, espacio
y autores que las llevan a cabo.
31
A dicho propósito se enlaza la teoría “La Zona Temporalmente Autónoma” del autor
Hakim Bey (Seudónimo del filosofo Peter Lamborn Wilson), la cual centra su planteamiento
en la apertura de zonas cotidianas de creación libre.
El autor desarrolla su teoría desde modos de organización históricos, que han eludido
estructuras de poder o control social, a partir de inclinaciones genuinas. Y que se ingenian
como espacios emergentes de otros establecidos, logrando un modo de supervivencia táctica,
hasta convertirse en grupos temporales alternas (citaré algunos ejemplos mencionados por el
mismo autor más adelante).
Esta teoría hace una idea de lo poco que ha registrado la historia acerca de este tipo de
intenciones de creación autónomas, o en su defecto el mínimo seguimiento que se les ha
hecho, quizás en conveniencia de los discursos ideológicos que pernean la historia.
H. Bey en su teoría “La Zona Temporalmente Autónoma” se plantea como acciones que sin
tener que enfrentarse a estructuras de poder, es posible la conformación de espacios
temporales al interior de otros estructuralmente establecidos, que permita poner en práctica
la creación de situaciones microsociales.
Esta teoría una llevada a la práctica permite darle continuidad a manifestaciones al margen de
un tiempo y espacio racionalizado, convocando hechos aislados para llevarlos a un lugar de
creación grupal. Es una invitación a crear espacios prácticos (casi portátiles), con personas
que ocasionen situaciones opuestas a situaciones predominantes o costumbres impuestas de
la vida diaria.
“La teoría de la T.A.Z intenta ocuparse de situaciones existentes o emergentes,
más que del puro utopismo. Por todo el mundo hay gentes que están dejando o
desapareciendo de la parrilla de la alineación y buscando formas de restaurar el
contacto humano”24.
En consecuencia con las “situaciones emergentes” y la idea de “desaparición de una
alineación” el autor propende la objeción una definición reconocible de lo que puede ser de
su teoría, evitando dogmas cada cual deberá hacer autónomamente su consideración, de lo
que significa una T.A.Z, justo en el momento que se decide la invención y participación de
la misma. 24 Pág. 29. LA ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA. Hakim Bey. Traducción y notas de Guadalupe Sordo. http://www.ccapitalia.net/tip/process/hyo/bey_taz.pdf
32
Esto implica esquivar un contexto ideológico, el cual siempre encuentra formas de aplanar
las intenciones más autónomas, traduciéndolas a estandarizaciones, ejemplo de ello es lo
sucedido con ciertas prácticas artísticas del siglo XX convertidas en tendencias. En este
sentido dicha teoría no busca enunciarse desde un lugar específico, y mucho menos como
una “nueva forma” de arte. El autor opta por mencionar formas tácticas en la historia y en la
literatura, que él define como ejemplos de T.A.Z, y en aprendizaje de sus cualidades
experimentales de poca notoriedad, lo que llama “un arte de la invisibilidad”.
Al señalar uno de sus referentes más remotos en la historia sobre un tipo de organización
temporal H. Bey dice:
“(…)los piratas corsarios del siglo XVIII crearon una «red de información» que
envolvía el globo: primitiva y dedicada primordialmente a los negocios
prohibidos, la red funcionaba admirablemente. Repartidas por ella había islas,
remotos escondites donde los barcos podían ser aprovisionados y cargados con
los frutos del pillaje para satisfacer toda clase de lujos y necesidades. Algunas
de estas islas mantenían «comunidades intencionales», completas
minisociedades que vivían conscientemente fuera de la ley y mostraban
determinación a mantenerse así, aunque fuera sólo por una corta -pero alegre-
existencia”25 .
Continuando con formas tácticas de organización, cita un segundo referente desde la
literatura, en apologia a formas de vida autónomas de la siguiente manera:
“Recientemente Bruce Sterling, uno de los máximos exponentes de la ciencia-
ficción cyberpunk, publicó el relato de un futuro cercano partiendo de asumir
que la decadencia de los sistemas políticos desembocaría en una proliferación
descentralizada de experimentos sobre formas de vida: gigantescas
corporaciones de propiedad obrera, enclaves independientes dedicados a la
piratería de datos, enclaves verde-socialdemócratas, enclaves de trabajo cero,
zonas anarquistas liberadas, etc. La economía de la información que sostenía
esa diversidad era llamada «la red»; sus enclaves -y el título mismo del relato-
era Islas en la Red”26.
25 Ibíd. Pág.1 26 Ibíd. Pág.1
33
“Creo que extrapolando las historias del pasado y el futuro sobre «islas en la
red» podríamos acumular suficientes evidencias como para afirmar que una
especie de «enclave libre» no sólo es en nuestro tiempo posible, sino que de
hecho ya existente. Toda mi investigación ha cristalizado en el concepto de
«ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA» que a partir de aquí abreviaré
TAZ. Pese a su carácter sintético forzado por mi propio pensamiento, no
pretendo que la TAZ sea tomada como un ensayo -en el sentido también de
«intento»-, una propuesta o una fantasía poética. Pese al entusiasmo oratorio
de mi lenguaje, no pretendo elaborar ningún dogma político. De hecho,
renuncio a definir la TAZ: planeo alrededor del concepto, proyectando reflejos
exploratorios. Al final, la TAZ casi se autodefine. En el contexto del mundo
contemporáneo, podría ser entendida sin dificultad... entendida en la acción.”27
En este sentido se hace posible hablar de la existencia de subespacios y situaciones, que
acontecen en la implicación de espacios socialmente establecidos, los cuales custodian
dichos enclaves, y que generan diversas creaciones.
Es así que en la intención de un modo de reunión temporal similar a las cualidades de una
T.A.Z, su mayor contenido son los individuos, encargados de acontecimientos propios
donde se practica un nivel de autonomía, activando un “otro” espacio, gestado al interior de
un orden controlador, y que a su vez se diferencia de la habitualidad o normalización de ese
tiempo presente. Es en este punto que se relacionan las manifestaciones tácticas de las que
hace mención Michel De Certeau, desde aquellas operaciones en un territorio ajeno, y que
con dichas manifestaciones el ejecutante lo apropia temporalmente, distanciándose de la
funcionalidad que le es exigida al mismo sujeto ejecutante.
Al igual que De Certeau el autor H. Bey defiende formas de operar temporales, desde
acciones que procuran su “desaparición”, esta última es una figura común en los dos
autores, como principio en las “tácticas” y en la T.A.Z.
Estas operaciones se fundan en oposición y aprendizaje de aquellos procesos de
enfrentamiento y tensiones sociales durante el siglo XX, que desde la mirada de H. Bey el
sistema de poder dominante, siempre a encontrado como disolver posturas al margen del
mismo, o acogiéndolas como estrategia de disciplinamiento social. 27 Ibíd. Pág.1 y 2.
34
En respuesta de aquellas tensiones históricas, la T.A.Z es una táctica en un tiempo y
espacio de corta duración. Apartándose de todo tipo de encuentro con un poder, pues evita
replicar procedimientos acostumbrados y poco dinámicos, que pretenden posicionar
verdades absolutas en nuestra actualidad, o aplicables universalmente.
Es así como esta particular forma de operar en el tiempo, se desliza por entre las grietas de
ordenamientos sociales. Al estilo de un artilugio de magia, aparece y desaparece
materialmente para emerger en otro lugar, su existencia siempre será transitoria y nuca
estacionaria.
Los planteamientos de la T.A.Z, no apuntan a propuesta de transformaciones cuantitativas
en una sociedad. Su mensaje se independiza de todo discurso político, y en menor medida es
un acto político en si mismo, al tomar distancia de todo establecimiento mayormente
aceptado, su posición siempre apuntará a los fines de quienes deseen su conformación,
desde el simple placer o el beneficio propio, de propiciar nuevas experiencias lejos del
transcurrir normalizado de la vida diaria.
Esta teoría de acción directa en un juego con experiencias sociales flotantes, no determinadas
por los sitios en donde transitan, es el segundo capital teórico para proyecto “Enclave”,
perspectiva que propicia interacciones a partir de saberes “comunes” como las
manifestaciones espontáneas al margen de la oficialidad de un espacio. Ese juego no sólo
aportaría a las mismas, también posibilita la frecuencia de todo tipo de acontecimientos
similares que reafirmen la vida diaria, impulsadas a lugares de imaginación y relaciones
microsociales.
Desde la perspectiva de la T.A.Z, para proyecto “Enclave” es igualmente importante la
generación de experiencias de creación e interrelación social, sin necesidad de un tiempo y
espacio ideal o formal, como práctica que emerge al interior de condiciones y situaciones en
marcha, desde las realidades más inmediatas que puede “estar” viviendo un grupo de
personas, probablemente las mismas que impiden el acceso a experiencias artísticas. En este
sentido las vivencias cotidianas de las que se han venido hablando, son consideradas una
materia plástica con opciones de manipulación o intervención por parte de los mismos
propietarios de tales vivencias.
35
3.4 SITUACIONISMO
En la propensión de Proyecto “Enclave” por mediaciones artísticas con manifestaciones
“tácticas”, al interior de un tiempo y espacio controlado, propone el diálogo con las mismas
como reactivación de tales presencias enclavadas. Este diálogo se hace posible en la
invención de situaciones que lúdicamente se relacionen con dichas manifestaciones,
consiguiendo una reacción de acontecimientos, los cuales son el contenido de una zona
temporal de creación.
Para tales invenciones un referente fuerte es el situacionismo, específicamente como
experimentación artística en contacto con situaciones cotidianas, para afectar el curso de las
mismas.
El autor Bernardo González A. en un documento inédito describe las ideas y práctica de los
situacionistas así:
“El mensaje central de los Situacionistas es que el hombre actual no es un actor
sino un mero espectador. En su rol pasivo acepta el sistema social y, en la
práctica, reproduce la cultura que lo agobia y se caracteriza por el trabajo
rutinario, el desperdicio del tiempo libre, la manipulación de los medios, el arte
excluyente y burocrático, la cultura estereotipada, los ritos empobrecedores, el
conformismo y el aburrimiento.
En contraste, los valores de los Situacionistas son la interacción social, el
diálogo y la renovación del comportamiento. Para ellos, se requiere una
reversión ética que permita equidad en la participación y la recreación lúdica
más que la equidad en la distribución del ingreso o consumo de bienes, que
consideran bienes empobrecidos
Dime qué situaciones has vivido y te diré quién eres, Dime qué situaciones has creado y te diré cuánto has contribuido.
Esta valoración se relaciona con las tesis del antropólogo Johan Huitzinga, que
según Andrew Hussey (en El Juego de la Guerra: La vida y muerte de Guy
Debord) tuvo gran influencia sobre los Situacionistas:
1. Las grandes culturas emergen del juego más que de la planeación.
36
2. El Homo Ludens es por lo menos tan importante como el Homo Faber. 3. El Homo Ludens y el Homo Faber actúan en oposición.
Para los Situacionistas el gran juego reside en el ejercicio amplio y libre de la
capacidad de diseñar, ejecutar y compartir situaciones intensas. Consideran
que las situaciones más valiosas son aquellas que transforman a los
participantes sin posibilidad de retorno” 28
Esta voluntad por las nuevas situaciones a partir de las ya existentes, desde intenciones
artísticas es otro llamado a un modo de producción propia del individuo, neutralizando la
experiencia de consumidor, ocasionada por las opciones ofrecidas de un establecimiento
cultural. Y nuevo enlace a las teorías presentadas anteriormente, que en este punto reafirman
un uso de la experiencia vivida como material de juego, sin temer por las exigencias
circunstanciales de la vida diaria.
Dos de los personajes más influyentes del situacionismo Raoul Vaneigem y Guy Debord, en
la búsqueda de lo extraordinario en la vida diaria, plantearon la “construcción de
situaciones”, como experiencias estéticas e inmediatas dirigidas a los individuos en
escenarios públicos, las cuales se daban como resultado del estudio de tales escenarios, a
partir del método de psicogeografía, el cual analizaba las relaciones de sumisión entre los
ciudadanos y la infraestructura arquitectónica de la ciudad, encontrando formas rutinarias de
circular y vivir en las ciudades, como condicionamientos ambientales de manera que dichas
situaciones artísticas liberarían una especie de zona creativa, de forma extra ordinaria, para
quienes la transitaban.
El autor Mario Perniola, en referencia al concepto de situación como unidad fundamental de
trabajo en aquellos artistas nos dice:
“(…)la situación construida se define como un momento de la vida, concreta y
deliberadamente construido por medio de la elaboración colectiva de un
ambiente unitario y de un juego de acontecimientos” 29
28 Pág. 1 Creando Situaciones sin retorno: Algún día todo seremos artistas, todos seremos Situacionistas. Dr. Bernardo González Aréchiga R. W. consultado en http://www.itesm.mx/egap/que_es_egap/situacionista.pdf 29 Pág. 20 situacionistas. Historia crítica de la última vanguardia del siglo XX. Mario Perniola. Traduccion: Alvaro Garcia Ormaechea. Editorial: ediciones acuarela y A. machado libros. 2007
37
En consideración de situaciones que transformen a quienes las viven, se abren nuevas
maneras de mediar con situaciones variadas de la cotidianidad, sensibles de ser llevadas a
cabo con dichos fines.
Desde los anteriores planteamientos proyecto “Enclave” concibe la participación como la
incentivación a usar lúdicamente las experiencias individuales, desde lo entendido como
manifestaciones “tácticas”, encaminadas a nuevas situaciones, por supuesto este juego debe
ser ejecutado por los mismos dueños de las experiencias. De esta manera se produciría en la
experiencia propia un contraste con lo habitual, en la predominancia de las ocupaciones
diarias.
3.5 PROYECTO “KU: ¿Y USTED QUÉ PIENSA?”
En perspectiva de la producción de experiencias artísticas en común, proyecto “Ku” es una
de esas resonancias para la presente investigación, sobre la incursión en una circunstancia
acostumbrada de la vida diaria como lo es el trabajo. Haciéndolo uno de los referentes
representativos en el campo del arte Bogotano durante la década de los 90’s, debido al
diálogo generado entre una práctica artística y el contexto laboral escogido.
La presencia de “Ku” se dio de forma posterior a la experiencia de proyecto “Enclave”,
como encuentro y diálogo acerca de intenciones experimentales en el plano de la cotidianidad
y el escenario laboral.
38
Proyecto “Ku” se llevó a cabo durante el año de 1997 por los artistas Graciela Duarte y
Manuel Santana. Consistió en el trabajo con obreros de la ladrillera “Moore” en el barrio
“las cruces” de Bogotá. Donde por más de un año, documentaron acciones creativas de estas
personas hechas con sus materiales de trabajo y estimularon nuevas producciones artísticas.
Estas fueron provocadas por una serie de intervenciones objetuales, que ponían en relación a
los empleados desde opiniones o piezas de cerámica, insumo industrial de la fábrica.
Lo acontecido en este ambiente de trabajo cotidiano, fue definido por el proyecto como
“Internet criolla”. Debido al cruce de informaciones, objetos, escritos, opiniones y juegos
compartidos entre los empleados, producto de las intervenciones realizadas en el sitio.
“Internet criolla, se desarrolló en la fábrica de ladrillos y pisos Moore, en el
sector de Las Cruces. Sin aviso previo y con el fin de crear inquietudes entre
los obreros, se instalaron pequeñas orejas, narices y ojos (“hechos en arcilla,
insumo material base de la fábrica”) en sitios estratégicos. Columnas, paredes y
puertas comenzaron a integrarse a una red invisible que comenzó a tejerse en el
interior de la fábrica. Una semana más tarde, se repartieron volantes con las
preguntas: ¿Qué sentido tiene para usted la fábrica? Y ¿Qué relaciones
podemos establecer entre el arte y el trabajo?, con la intención de cruzar ambas
redes.
En forma imprevista, cada nodo (punto de ubicación de los buzones para
respuestas, con las pequeñas orejas, ojos y narices en cerámica) comenzó a
recibir pero también a emitir, conformando el verdadero sentido de estos
puntos. Junto con las respuestas. Que significaron el principio de interacción,
39
comenzaron a aparecer pequeñas piezas elaboradas por los obreros. Así, cada
buzón devino en un sitio de encuentro, un acontecimiento que le quitó
identidad, convirtiéndolo en un no-lugar, rápidamente reidentificado en el
contacto de la fábrica que lo define como lugar ahora cargado de sentido, a
través de la última instancia del juego en la red: las respuestas manuscritas,
extraídas de los buzones, se re escriben en un procesador de palabras y se
ubican junto a las pequeñas orejas, narices u ojos, reelaboradas con tipos de
letra, integradas a juegos del “sopa de letras” o a medios audiovisuales.”30
Los procedimientos anteriormente citados son notables en la medida en que generan un
modo táctico de acercarse al contexto fabril, y que de manera progresiva se fue haciendo un
vínculo con los sujetos, hasta llegar a las intensiones planteadas por “Ku”. Este modo de
proceder es uno de los puntos de interés de proyecto “Enclave” ya que es de vital
importancia el contacto a partir de experiencias pertenecientes a las vivencias concretas de la
actividad laboral, como único capital material de intervención artística.
Sin bien en “Ku” y proyecto “Enclave” existen vínculos sobre un modo de proceder,
además de las intensiones artísticas en un escenario específico, igualmente aparece una
distancia, ya que proyecto “Enclave” no propone una pregunta o valoración a un contexto
obrero acerca de lo que podría definirse como arte. Por el contrario es desde las
manifestaciones “tácticas” no oficiales para el contexto laboral, que de entrada se consideran
experiencias de creación en sí mismas, como potencial artístico y propio de los trabajadores.
Por otra parte la forma de circular del grupo artístico en “Ku” al interior de la fábrica, se
adecuó a dinámicas laborales del sitio, haciendo encuentros al finalizar la jornada en el salón
comunal del barrio, espacios posibles en acuerdos con el jefe de personal de entonces.
Al configurar “otro” espacio, en contraste con el habitual proporcionado por el trabajo, se
evidencian estrategias propias del proyecto, que a partir de una relación paulatina se fue
desarrollando la incursión dentro del sitio, con personas y espacios, hasta llegar a la
sensibilidad de sus expresiones subjetivas.
El compromiso asumido por Duarte y Santana es un ejercicio de poner a prueba el arte en
espacios poco comunes para el mismo. Además de la conexión cometida entre dos
escenarios específicos como el trabajo y el arte.
30 Portafolio del proyecto “Ku: ¿y usted qué piensa?
40
Al interior de la fábrica se abrió un nivel perceptivo que identificaba nociones y
manifestaciones expresivas en los empleados, generadas por medio de las preguntas
dispuestas en el ambiente de trabajo, que en principio podrían generar cierta extrañeza.
Esa forma de abordar asuntos corrientes de la dinámica diaria en la fábrica, despojándoles de
su significado más inmediato y asignándoles un toque de extrañeza, para preguntarse por
aquello, casi como si se desconociera, es lo que permitió encontrar nuevos significados a la
práctica laboral, a la cotidianidad y al arte en las manifestaciones propias de los empleados.
La participación en este proyecto fue otra característica, que contribuyó cualitativamente a
una construcción de sentido mucho más amplia y compleja frente a lo que se ponía en
cuestión en el ambiente laboral.
En diálogo con Manuel Santana31 uno de los directores de “Ku”, refiriéndose a proyectos en
general que cuentan con este perfil de práctica colectiva entre artistas e individuos no
artistas, los define como una forma de actuar similar a un “virus” que aparece en un espacio
común en la sociedad, “y luego se va propagando” en un tiempo prolongado. “Sin grandes
pretensiones” de cambiar el mundo, ya que “las condiciones actuales son diferentes”, donde
las estructuras de poder son mucho más complejas de enfrentar.
Esta especie de “virus” Santana lo pone en conversación con la práctica de “plástica
social” del artista alemán Joseph Beuys, el cual fue uno de los insumos teóricos presentes
en el colectivo. En un sentido de hacer del arte una forma de inmersión en espacios sociales,
con propósitos mínimos, que en el tiempo incidiría hacia pequeñas cambios.
En “Ku” al ingresar en una ocupación cotidiana de relevancia para un grupo de personas,
significó una cuota de experimentación con el tiempo comprometido de los trabajadores, que
a su vez abría una oportunidad de producir otras vivencias, no relacionadas directamente
con la ocupación laboral.
Aquellas experiencias de los trabajadores, podrían ponerse como una sugestiva respuesta a
lo que Raoul Vaneigem (situacionista) hizo fuerte crítica, en cuanto la imponente demanda
de tiempo por el trabajo que eclipsa opciones de vida renovadas, como el desarrollo
31 Manuel Santana. Artista plástico. Actualmente Coordinador del programa en artes plásticas de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Bogotá. Su práctica artística se ha caracterizado por un enfoque de arte participativo en colectivo. Con quien mantuvimos conversación durante el segundo semestre de 2011 sobre su experiencia personal en proyecto “Ku”
41
individual que ahora se ha reducido a la categoría de “tiempo libre”, legitimando otro tiempo
perteneciente a las obligaciones laborales.
En el peor de los casos expone Vaneingem, que cuando tienen la oportunidad de nuevas
situaciones, los sujetos reproducen los comportamientos que han asimilado en el trabajo, ya
que este influye en sus personalidades hasta invadir sus formas de vidas.
En su idea de “omnipresencia del trabajo” este autor escribe: “ponerse el traje de servicio
de lunes a viernes les hace ir a las distracciones como van al trabajo” 32
Esta crítica a la cotidianidad como puede tener validez, limita el campo de opciones de
experiencias sensibles en el mismo escenario laboral, posibles de transformación desde el
arte. Que en el caso de “Ku” fue una posibilidad abierta para sus participantes, de
compartir, de interrelacionarse a partir de experiencias artísticas, haciendo uso del espacio
contenedor del trabajo, producto de los mismos trabajadores, que respondían a una demanda
industrial.
Al evocar lo realizado por una práctica artística como la anteriormente citada, esta evidencia,
o factible de decir “aterriza”, dichas intenciones conectoras entre arte y cotidianidad, e
igualmente las planteadas por los situacionistas, sobre la construcción de nuevas situaciones
para incidir en las experiencias de quienes viven en sus realidades más inmediatas.
En esta dirección proyecto “Enclave” propone un acercamiento táctico a un escenario
laboral, para la generación de nuevas experiencias, este opta por la creación de situaciones
como elemento transformador directo de realidad. En este sentido la experiencia está en un
primer plano, y cualquier producción objetual de manera “subordinada” deberá contribuir a
tales fines transformadores de experiencias.
3.6 LA COMPLEJIDAD EN LO COTIDIANO
Los referentes teóricos y prácticos anteriormente presentados nos permiten ver el desarrollo
de una serie de acercamientos e incursiones en la cotidianidad, además de interpretaciones
sobre la misma. Prácticas artísticas contemporáneas y, por otro lado, teorizaciones afines
como la filosofía; dos campos fundamentales como capital teórico para proyecto “Enclave”,
32 Pág. 41. “Aviso a los vivos sobre la muerte que los gobierna y la oportunidad de deshacerse de ella”. Raoul Vaneigem. Ediciones Tierra de Nadie. 2002
42
el primero como incursión y participación en realidades específicas, el segundo desde la
enunciación de manifestaciones micro sociales como creaciones propias, y transformadoras
de realidades inmediatas.
Trascendiendo todo tipo de representación o materialización artística que usa índices de
realidad, para el caso de proyecto “Enclave” son relevantes los siguientes abordajes y
participaciones que permiten incidir en el lugar de su interés, como se ha expuesto desde los
casos de:
- El situacionismo que proponía ir más allá de una aparición estética, con la
producción de situaciones para desaprender la disciplina circundante en espacios
cotidianos. Las cuales se fundamentaban en estudios previos de observación, que
daban cuenta de las formas dominantes y estratégicas de la arquitectura, como
incidencia en las experiencias cotidianas.
- En el contexto local (Bogotá), proyecto “Ku” al lograr ingresar en un escenario
específico de ciudad como lo es una fábrica, con su modo propio de operar en un
tipo de realidad tan importante para un grupo de trabajadores. Evidencia cómo esta
práctica se extiende a un lugar “lejano” de su campo originario, para incitar el uso de
capacidades de creación, distintas a las aplicadas en los oficios fabriles.
- Hakim Bey dando cuenta de aquellas asociaciones al margen de órdenes
establecidos, propone la T.A.Z aplicada a un tiempo presente, como opción de
pequeñas zonas significativas y experticia para llevar a cabo la autonomía individual
o colectiva, sin pretender procesos de larga duración, por el contrario en una corta
como su forma más precisa.
- Desde la inmersión filosófica y búsqueda interpretativa de manifestaciones mínimas
del individuo, Michel De Certeau y su enunciación de usos particulares, que los
individuos hacen de los espacios ajenos, creando pequeñas zonas propias. En
diferencia a la expresión estratégica como normativa del espacio ajeno planeado.
Desde la perspectiva de estos actores artísticos y productores teóricos, quienes han
elaborado un pensamiento y prácticas complejas frente a un tipo de realidad en continuos
cambios, se nos propone una lectura y relación que supera la habitualidad en la cotidianidad.
Dejando de lado las asimilaciones de un paso del tiempo como si este fuese pasivo, una
presencia inmediata, un proceso automático, o dando por sentado lo que acontece en el
43
diario vivir. Es en este campo de asimilaciones que se posibilitan actuaciones artísticas,
desde modos “tácticos“ que dialoguen con las mismas y sean transformadas en nuevos
acontecimientos o situaciones renovadoras.
Con base en lo expuesto hasta este punto, y como cierre en lo que respecta al marco teórico,
citaré a Raúl César Arechavala Silva y Jaques Ranciére quienes a propósito de las prácticas
artísticas contemporáneas, en conexión con la vida diaria, han puesto su atención y
elaboración de una perspectiva propia frente al tema.
De este modo Raul César Arechavala Silva en su artículo “el arte como ruptura de la
cotidianidad”, nos habla específicamente de posibilidades de desviación del trascurrir lineal
en lo cotidiano, más cuando la cotidianidad como realidad que busca ser organizada por
casos como un poder ideológico, seguramente nos ha conducido a un estado de comodidad
frente a la misma, sin permitirnos arriesgarnos a pensarla, el autor se refiere a este asunto
así:
“Las rutinas se viven como acciones no problemáticas. El problema surge, justamente, con
la interrupción de las rutinas cotidianas. El problema es una fisura en esa realidad plácida de
la vida cotidiana que transcurre sin tropiezos, ayudada por las rutinas. El problema o el
acontecimiento interrumpen esa placidez y obliga a la reflexión.
La rutina nos permite un gran ahorro de energía psíquica; pero, como en todo,
podemos advertir una entropía, también las rutinas se desgastan, simplemente
porque el mundo ha cambiado o porque en medio de su seguridad surge un
problema. Además, la rutina nos protege del “peligro” de la improvisación, ya
que ha ido acumulando, no sólo en cada uno de nosotros sino históricamente, a
través de la historia de la humanidad, una experiencia que permite resolver los
problemas típicos que presenta la vida cotidiana y que interrumpen su
“placidez”. Muchas veces, los problemas nos obligan a ver el mundo desde
otra perspectiva, nos obligan a replantear las rutinas, a transformarlas para que
las acciones resulten mejores y no nos deshumanicemos en la mecanización que
implica la rutina”. 33
33 El arte como ruptura de la cotidianidad. Raúl César Arechavala Silva (Buenos Aires, 1948) licenciado en Filosofía y máster en Tecnología Educativa. Fragmento de texto consultado en http://inventariandoopiniones.blogspot.com/
44
La cotidianidad desde esta perspectiva de mundo interno externo, con sus acciones y
relaciones particulares, es una orientación más para proyecto “Enclave” en la interacción
con significados de esa realidad inmediata, asumiendo un riesgo planificado y a la vez
incierto, pero manteniendo la búsqueda de instantes no incorporados en la normalidad
cotidiana, por esa “entropía” a la que se refiere Raul César A. S. como potencial para crear
nuevas situaciones, nuevos micro acontecimientos. Desde lo anterior es entonces relevante
recordar y aclarar que los planteamientos presentados en este marco teórico son apropiados
por proyecto “Enclave” como formas de acercarse e incidir en manifestaciones espontáneas
de un grupo de individuos, en un escenario de realidades concretas, contrario a cualquier
aspiración cuantitativa busca propiciar una experimentación sobre lo cualitativo en tales
manifestaciones.
En razón de prácticas artísticas y modos de interpretar la realidad inmediata de los
individuos, son importantes sus alcances, al posibilitar situaciones artísticas que generen
espacios compartidos no sólo para poner en cuestión la vida propia o en general, sino para
producir formas experimentales de entenderse con ella.
Es en este sentido se hace pertinente planteamientos como los de Jacques Ranciére quien en
mayo de 2002 llevo a cabo un seminario sobre “estética y política” en el Museo de Arte
Contemporáneo de Barcelona, el cual terminaría en la publicación del libro “sobre políticas
estéticas”. En este sobre el estado actual del arte y su lugar en la política, este autor
introduce al tema de la siguiente manera:
“(…) un mismo aserto se escucha hoy en día casi por todas partes: hemos
terminado, se dice, con la utopía estética, es decir con la idea de un radicalismo
del arte y de su capacidad de contribuir a una transformación radical de las
condiciones de vida colectiva. Esta idea alimenta las grandes polémicas en
torno al fracaso del arte, como resultado de su compromiso con la falaces
promesas del absoluto filosófico y de la revolución social” 34.
Por el contrario este autor se refiere a los propósitos del arte en la actualidad así:
“la situación del arte hoy en día podría constituir perfectamente una forma
específica de una relación mucho más general entre la autonomía de los lugares
34 Pág.12. “Sobre políticas estéticas”. Jacques Ranciére. Museu d’ At Contemporani de Barcelona. Servel de Publicacions de la Universitat Autónoma de Barcelona. 2005
45
reservados al arte y aparentemente todo lo contrario: la implicación del arte en
la construcción de formas de la vida en común” 35.
Esta valoración correspondiente a un despliegue artístico hacia experiencias compartidas,
despoja al arte de todo privilegio, y lo pone a prueba al hacerlo partícipe de interacciones
sociales en la vida diaria.
En consideración de lo anterior, es que cobran pertinencia los planteamientos de Michel De
Certeau y Hakim Bey trabajados en proyecto “Enclave”, como insumos teóricos para una
práctica artística en el tiempo presente de un escenario laboral. En consecuencia de lo dicho
este proyecto se distancia de cualquier discurso de cambio como puede ser la
“transformación social”, y por el contrario es una apuesta por las pequeñas narrativas
(manifestaciones “tácticas”) en la cotidianidad.
Tales insumos teóricos dirigidos a esas pequeñas narrativas se centraron en la figura de
“tácticas” cotidianas de Michel De Certeau, la T.A.Z de Hakim Bey y el situacionismo.
El primero en el acercamiento y en un proceso de observación a formas individuales de
transitar un espacio ajeno, con cualidades poco visibles ante una responsabilidad como
estrategia normativa de espacio, este último en términos de funcionalidad y manera de actuar
laboriosamente. El segundo entendido en consecuencia del primero, es decir una formación
compuesta por un conjunto de tácticas y situaciones llevadas a la conformación de una zona
temporal de creación, al interior del sitio normativo. Y el último desde modos incitadores de
situaciones experimentales como contenido de dicha zona temporal.
35 Ibíd. Pág. 20
46
CAPITULO 4. RUTA METODOLOGICA
47
4.1 IMPLICACIÓN Y PRODUCCIÓN ARTÍSTICA EN UN TIEMPO Y ESPACIO
COTIDIANO
Sobre el propósito de acercarse a las manifestaciones “tácticas”, y comprensión de las
mismas en el restaurante “Pecorino”, proyecto “Enclave” se sitúa desde un enfoque
hermenéutico, como práctica artística de manera endógena en el escenario laboral escogido,
desde la apropiación de los planteamientos teóricos expuestos en el capítulo dos. A partir
de dicho objeto de estudio y teniendo en cuenta su complejidad y contingencia, se llevo a
cabo un modo propio de observación que buscaba dar cuenta del modelo de “tácticas” y
“estrategias” planteado por el autor Michel De Certeau (referenciado en el capítulo dos). Y
que se realizó desde la toma de notas y registros fotográficos, los cuales fueron insumos
descriptivos conducidos a un diario de campo.
Este modo de observación se produjo en relación al orden del día, compuesto por tres
momentos de actividad laboral de la siguiente manera:
- Preproducción, este era el tiempo relacionado con la preparación del espacio de
trabajo e insumos para su desarrollo.
- Producción, este tiempo comprendía el horario de servicio a los clientes al interior y
exterior (con domicilios) del restaurante.
- Postproducción, este tiempo se dedicaba a la organización del sitio para el día
siguiente.
Estas tres unidades de activad se desarrollaban en un establecimiento de dos pisos, el
primero de menor magnitud al segundo en el cual se daba con mayor presencia las
actividades laborales, esta área era donde concentraban las manifestaciones “tácticas” y todo
tipo de relaciones entre los empleados. Espacio en el cual permanecí trabajando al
aproximadamente un año, como domiciliario y otras labores.
De acuerdo a las condiciones de un tiempo y espacio comprometido por la actividad laboral,
donde se llevó a cabo la incursión de proyecto “Enclave”, sumado a las características
móviles o contingentes de las situaciones que se proponía observar, en función del proceso
de creación artística. Estos factores conllevaron a un derrotero que se re elaboraba
48
constantemente, este estuvo ligado a la idea de un proceso endógeno no sólo para
comprender el contexto de inmersión, además capitalizarlo en la “dificultad” que ello
implicaba. Ya que el desarrollo de este proyecto se dio en un escenario muy cambiante,
donde las seguridades se reducían unas veces y emergían en otras.
Para la forma de operar en el proyecto se delimitó un equipamiento teórico previo a la
incursión en campo, caso específico de las miradas interpretativas sobre cotidianidad
presentes en Michel De Certeau, Hakim Bey y el situacionismo.
Cada uno de estos autores se relacionaba con procedimientos del trabajo en campo, el
primero presente en la observación, que permitió la interpretación de manifestaciones micro
sociales como rasgos de autoría. El segundo relacionado con la creación de un espacio
enclavado, compuesto de encuentros junto a situaciones fabricadas. Estas últimas se
relacionaban con el situacionismo, a la hora de operar en instantes que favorecían a la
participación del grupo focal.
“La situación es al mismo tiempo una unidad de comportamiento en el tiempo.
Está formada por los gestos comprendidos en el escenario de un momento.
Estos gestos son el producto del escenario y de sí mismos. Producen otros
escenarios y otros gestos. ¿Cómo orientar estas fuerzas?“36
Con base en el segundo autor se planteó el proceso de un enclave de creación de nuevas
situaciones, y la continuidad de las ya existentes en el lugar. Para este ejercicio se requería el
proceso de observación como estudio de las condiciones que permitían la emergencia de
dichas manifestaciones, al margen de la actividad laboral y su estrategia controladora que
llevaba a la efectividad esperada.
“Una investigación semejante sólo tiene sentido para individuos cuyo trabajo
se enfoque prácticamente sobre la construcción de situaciones. Todos ellos
son, espontáneamente o de forma consciente y organizada, presituacionistas,
individuos que han experimentado la necesidad objetiva de esta construcción”37
Más allá de estas relaciones teóricas por otra parte se contó con la primera experiencia en el
lugar de incursión, como memoria de un panorama general sobre la presencia y movimientos
de las situaciones de interés. Esta experiencia contribuyó no a una estructura determinada 36 Consultado en www.sindominio.net. edición cibernética hispana de Internationale Situationniste 37 Ibíd.
49
para ingresar y poner en marcha las intenciones ya mencionadas, en reemplazo se definió un
“modo de convivir” con el lugar. Una actitud de vivencia y experimentar la cotidianidad en
conjunto con las personas que trabajaban allí.
Este “modo” se veía a sí mismo como un integrante y aportarte más, de las situaciones
fabricadas por los compañeros que las agenciaban, pues esta era la disposición que más me
había permitido aproximarme al sitio (restaurante) y a los empleados sin mostrar mayor
pretensión que relacionarme con los demás. Dinámica siempre fundada en el dejarse afectar
abiertamente por el lugar, como forma combativa contra la predisposición teórica
mencionada arriba.
La experiencia envuelta en dicho contexto, compartía, observaba, incorporaba, participaba o
aportaba en el ambiente de las situaciones. Iba fabricando un comportamiento que respondía
a la demanda del momento, la cual se movía, cambiaba, aparecía, desaparecía por instantes y
espacios.
El “modo en convivencia” como comportamiento experimental no le era posible una forma
identificable o manejable, para replicarse en interacciones futuras con el grupo focal.
Sobre la intención de llevar a cabo un proyecto artístico, en un contexto cotidiano de estas
características, y controlado por la actividad laboral, el equipamiento teórico como enfoque
era puesto a prueba, distanciándose y acercándose a lo que acontecía. Muestra de ello era
lograr un vínculo con las personas, cierta credibilidad, provocar un interés o curiosidad, todo
lo anterior como un compendio que pudiese ser llevado a lugares impredecibles de creación
colectiva.
La permanecía en el ambiente siempre tuvo que ver con situaciones contenedoras de saberes
comunes entre los empleados. En este punto se trataba de saberes en una práctica que
comenzaba a moverse más allá del campo interpretativo logrado desde la teoría adquirida
previamente, que hasta momentos del proceso llegaba a ser borrada por las experiencias
acontecidas en esa realidad.
Sobre los saberes se generaban pequeños aportes, que hicieran girar la situación e impulsaran
a nuevas experiencias. Para lo cual se vivía y aprendía en un solo tiempo hecho que ponía en
juego lo “mínimamente” planeado. Esta dinámica exigía al modo de operar estar presente en
un determinado tiempo, difícilmente logrando llegar a la simultaneidad de los hechos.
50
El modo de convivir y operar requería paulatinamente una disposición a nuevas
experiencias, que partían de las relaciones transitorias entre los empleados.
Al igual que varios procedimientos artísticos presentes en el marco teórico de proyecto
“enclave”, la implicación y producción se vincula al planteamiento del autor Reinaldo
Laddaga (2006), acerca de un arte en el presente y su interés por la experimentación en la
cotidianidad, con la intención de “iniciar o intensificar procesos abiertos de conversación (de
improvisación) que involucren a no artistas durante tiempos largos, en espacios definidos,
donde la producción estética se asocie al despliegue de organizaciones destinadas a modificar
estados de cosas en tal o cual espacio, y que apunten a la constitución de “formas
artificiales de vida social”, modos experimentales de coexistencia” 38
Las situaciones o manifestaciones individuales de los empleados no siempre expresaban una
disposición, haciéndose necesario un el distanciamiento. El ambiente cambiaba y la
interacción era gradual, en este caso para desaparecer como era característico
Por último es importante mencionar una herramienta material, que hizo parte fundamental
de este modo particular de implicación y producción durante el trabajo de campo, una
cámara de fotografía la cual se ingresó sobre la ficción de algo circunstancial, luego se rotó
espontáneamente entre los empleados, hasta que esta fue tomando fuerza para ser
reconocida como objeto de circulación común.
La cámara ingresó en el momento en que ya se estaba participando de los espacios de
relación entre los empleados.
El sentido de esta herramienta se fue construyendo por los usos propios de los empleados,
generando una mutación y presencia trasversal. Por una parte en el proceso de observación
como registro del lugar y situaciones, posteriormente transformada en dispositivo para la
fabricación de situaciones, provocando imágenes individuales o colectivas para la cámara. Y
por ultimo como incitadora de socializaciones alrededor del material producido durante el
proceso, puesto a discusión y reflexión con el grupo.
38 Estética de la emergencia. Reinaldo Laddaga. Adriana Hidalgo editora 2006. Buenos Aires Argentina. Pág. 22
51
Lo anterior como práctica estuvo compuesto de 4 momentos organizados de la siguiente
manera:
1. Incursión.
- Un convenio con el propietario del sitio para realizar el proyecto.
- Presentación de un resumen del proyecto con tiempos, participantes y
actividades a realizar (para el propietario).
- implicación en actividades laborales en el lugar, como domiciliario y en
ocasiones otras labores.
2. Proceso de Observación.
- Evidenciando situaciones no relacionadas con los propósitos laborales por
parte de los individuos que trabajan en el lugar.
3. Mediaciones
En articulación a lo adelantado por el proceso de observación, y el vínculo generado
con los empleados se llevo a cabo:
- Participar en algunas de las situaciones identificadas como emergentes.
- Creación de situaciones basadas en las ya existentes.
4. Encuentros de creación
- Este momento del proyecto lo capitalizado en los anteriores se hizo público a
los empleados del lugar, además de proponerles la realización de unos
encuentros de visualización y socialización del material fotográfico compilado
durante el proceso de observación de las situaciones emergentes. De esta
forma se llevo a cabo:
- Encuentros alternos a la jornada laboral, dentro del restaurante
- Un encuentro externo al sitio de trabajo
- Intervenciones de las rutinas laborales
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CAPITULO 5. TRABAJO EN CAMPO
53
5.1 INCURSIÓN EN EL SITIO.
Para inicios del segundo semestre del 2010 me acerqué al restaurante “Pecorino”, me reuní
con su propietario luego de una charla sobre el tiempo que había pasado y nuestras actuales
vidas. Le comente sobre el interés particular que tenía por aquellas manifestaciones
cotidianas que dejaban ver la faceta de personalidad de los empleados como individuos que
son. Interés que desarrolle durante mi primera incursión laboral en aquel sitio.
Entonces le hablé sobre el deseo que tenía de emprender un proyecto que estaría dividido en
un proceso de observación y una serie de situaciones artísticas alrededor de dichas
manifestaciones.
A lo que literalmente el propietario me respondió “no entiendo nada de lo que me acaba de
decir, pero me interesa”. Por mi parte le correspondí casi con un una respuesta similar,
explicándole que era un proyecto que estaba iniciando, que se interesaba por trabajar en un
sitio cotidiano con un grupo de personas que no estuviera relacionado con espacios de
formación y mucho menos con arte.
Luego de esto él me pidió que le llevara por escrito una propuesta, la cual recibió a la
semana siguiente, describiendo tiempos, participantes y actividades a realizar (tentativas).
Después de haberme manifestado su interés, el cual no profundizó más allá de que le parecía
interesante, realizamos los siguientes acuerdos:
- Respetar horarios y orden de las actividades laborales
- Cualquier actividad del proyecto sólo se dispondría, del final de la jornada u otros
horarios que no la vean interrumpida
- Asumir de mi parte todo lo relacionado con el desarrollo del proyecto
- Estar en contacto con el administrador para enterarlo de lo que se iba a hacer
- En algún momento contarle a las empleados sobre el interés del proyecto y la
invitación a participar de este
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- Intercambiaríamos horas de trabajo no pagas, a cambio de un día a la semana para
desarrollar el proyecto
A partir de este último punto realicé mi incursión en el sitio, implicándome en las
actividades laborales, sirviendo como domiciliario. Igual que lo había hecho en la incursión
anterior hace más de dos años.
Por interés propio en ocasiones iba acercándome a otros espacios de trabajo como el área de
preparación en la cocina o con los meseros. Lo que permitía desplazarme no solo
espacialmente, también el relacionarme con las personas del sitio y conocerlas.
5.2 PROCESO DE OBSERVACIÓN.
El siguiente texto expone el primer acercamiento al lugar de incursión, dando cuenta de
espacios, tiempos y relaciones entre las personas que trabajaban allí. Producto del ejercicio
de observación durante el trabajo en campo, el cual se concentró en las manifestaciones de
dichas relaciones.
Por lo tanto, se realizará una descripción sobre la apariencia física del lugar, y los hechos
sociales (individuales y grupales) alejados del significado espacial y laboral del lugar.
La aparición de estos hechos en el lugar, siguen la idea de enclave, como manifestaciones que
irán evidenciando características diferentes del lugar que las acoge. La descripción de los
hechos mencionados serán resaltados en negrilla. Este ejercicio de observación se
interpretó como insumo para las posteriores situaciones de mediación y creación, en el
ambiente de los empleados.
55
La zona urbana y financiera que se extiende de la calle 24 a la calle 32, entre carreras 5 y 14,
del centro de la ciudad de Bogotá, es el perímetro que rodea al Centro Internacional
Tequendama localizado entre las carreras 10 y 13 y las calles 26 y 28. Allí se encuentra
ubicado el sitio de trabajo “Pecorino”, restaurante especializado en sanduches y ensaladas,
que lleva aproximadamente 6 años establecido en la dirección carrera 10 No. 27 – 63.
La planta de empleados estaba conformada por tres grupos. El primero, el de los
domiciliarios, compuesto por 5 hombres entre los 18 y 29 años de edad. Uno de ellos tenía
la función de domiciliario en motocicleta, para cubrir las distancias más lejanas. Pertenecí a
este grupo como base y en ocasiones colaboraba en otras actividades. El segundo grupo es el
de los meseros, compuesto por un homre y dos mujeres entre los 18 y 30 años d edad. Y el
tercer y último grupo es el de la cocina, conformado por tres mujeres encargadas de preparar
los sanduches, un hombre empacador, una mujer en el lavaplatos, el propietario y
administrador del lugar, y una mujer en la caja registradora, todos ellos entre los 25 y 40
años de edad.
En su mayoría los empleados que conocí en este sitio permanecían periodos mínimos de tres
a seis meses, algunos llegaban al año. Existía una dinámica donde salían y entraban
empleados, principalmente en el puesto de la cajera que era el que más cambiaba; luego
seguían los domiciliarios, los meseros y por último la persona encargada de lavar la loza.
Esta dinámica se debía a una queja entre los empleados –nunca manifiesta ante el jefe- por
recibir un sueldo bajo, sin mínimos beneficios. También se daban casos en los que algunos
domiciliarios cubríamos vacantes como meseros, tal como sucedió con una domiciliaria que
paso a cubrir la renuncia de un mesero.
La preparadora con mayor antigüedad en el sitio, era considerada por el propietario como su
“mano derecha”, llevaba trabajando en el sitio 5 años. Llegaba a las ocho de la mañana y era
la última en salir a las cuatro de la tarde, se encargaba de abrir y cerrar el negocio. Los demás
empleados debían llegar a las once de la mañana. La salida era a las tres de la tarde.
El letrero de la entrada en tipografía blanca sobre fondo naranja, poco alusivo al menú del
sitio, es un aviso sencillo, este color se mantiene en varios elementos como: las cartas, los
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uniformes de los empleados y la decoración del interior (sillas, individuales para las mesas y
algunas paredes).
El restaurante tiene primer y segundo piso, la entrada de unos cuatro metros de ancho por
cinco de fondo, contiene cuatro mesas a su izquierda dejando un pequeño espacio a la
derecha como entrada y salida. A un lado una barra con títulos de revistas como: Dinero,
Soho, Donjuán, Caras, TV y Novelas, Cromos y otras de farándula, que se le entregaban a
los clientes para leer mientras esperaban sus platos. Las revistas más consultadas por lo
clientes hombres eran Soho y Donjuán, las mujeres consultaban muy poco las revistas y
cuando lo hacían, eran generalmente las de farándula.
Estas revistas eran más consultadas y leídas por los empleados que por
los clientes. Los empleados hombres que consultaban Soho y Donjuán,
tenían como preferencia las series fotográficas eróticas de modelos y
actrices. Un mesero del primer piso interesado por este tipo de
contenidos tomaba fotos con su celular a sus modelos favoritas y
comentaba con otros compañeros sobre los atributos de las mismas.
Además mencionaba en burla, que le gustaba alardear con los demás
sobre esas imágenes, diciendo “miren con la chica que estuve”.
Un día cualquiera, el propietario decidió poner en uno de los extremos
de esta barra un buzón con un letrero en cartulina rosada que decía
“propinas”. Acción que incomodó a algunos meseros y despertó la
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inconformidad de otros, debido a que no confiaban en que el manejo del
buzón fuese justo. Para los meseros era preferible que los clientes
decidieran a quién darle propina y a quién no, por el contrario el buzón
ya condicionaba, pues muchas de las propinas empezaron a ir a dicha
caja. El propietario había dicho que cada mes repartiría su contenido
entre los meseros, acción que no presencié jamás y de la que no tuve
información que se haya llevado a cabo.
En una situación posterior, esta era una de las manifestaciones con las cuales
un empleado argumentaba, la poca atención que el propietario prestaba a los
pagos de sus empleados.
En cuanto a la atmósfera, el sitio siempre tenía música pop suave, algunas veces algo de
electrónica y clásicos de rock. La entrada por estar cerca a los ventanales tenía más
luminosidad que cerca a las escaleras.
Durante el almuerzo algunas de las preparadoras de la cocina, mientras
comían decían que disfrutaban de la música, no de toda pero si de
algunos grupos suaves.
De otro lado, esta persona disfrutaba mucho de la música mientras
trabajaba, siempre realizaba sus tareas como barrer el segundo piso,
alistar las mesas con servilletas, individuales y cubiertos, y lavar los
baños, escuchando música. Su género musical favorito era la salsa, el
merengue y los clásicos del rock en inglés. Durante su permanencia en
el restaurante era uno de los empleados que más se relacionaba con los
demás desde la conversación y el humor. Su retiro fue porque el
propietario lo escuchó diciendo que el restaurante era un “sitio
transitorio”, pues él tenía experiencias de trabajos anteriores, donde
contaba con mejores beneficios laborales, desde el mismo sueldo y las
prestaciones, entonces siempre estaba en busca de nuevas ofertas de
trabajo en los clasificados, para poder irse de allí. El comentario no le
agradó al jefe y habló con el mesero, a este le incomodó tal situación y
por lo tanto decidió renunciar.
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Por otro parte, las empleadas mujeres preferían revistas de contenidos
relacionados con la televisión y la farándula. Hombres y mujeres
consultaban en ocasiones el horóscopo, siempre estaban al tanto de la
llegada de nuevas ediciones de acuerdo a sus intereses particulares.
Estas consultas las hacían en solitario pocas veces en grupo, sin embargo
luego de leerlas eran comentadas entre todos, hablaban acerca de los
contenidos que llamaban su atención, de esta manera circulaban temas
relacionados con las revistas y así llegaban a ellas, por recomendación
de algún lector.
Al fondo de este primer piso se encontraba un mueble de madera color oscuro, salían del
costado derecho e izquierdo dos vitrinas exhibiendo postres de limón, cheesecake y
brownies. Sobre el mueble se alcanzaba a ver un monitor de pantalla plana negro, este
siempre tenía abierto el programa Excel con el que sacaban las facturaciones, debajo estaba la
caja registradora. Detrás del mueble y las vitrinas se encontraban la cajera, una mesera y el
propietario. Detrás de ellos un mueble que les daba a la altura de la cintura, sostenía una
máquina para hacer capuchino, una vasija con dulces mentolados para los clientes,
servilletas, y bandejas. La máquina sólo la manejaba el propietario.
Se oían las voces de los clientes, la mesera, las teclas y sonidos de la caja registradora cuando
se imprimían las facturas en papel continuo. El propietario con su voz gruesa siempre
saludaba muy amablemente a los clientes y los invitaba a seguir al segundo piso, debido a
que el primero se llenaba demasiado rápido.
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La interacción entre la mujer de la caja registradora y el propietario
siempre era acelerada y tensa, provocada por el propietario. Este puesto
cambiaba con bastante frecuencia, según las empleadas, porque el
propietario era muy estresante y afanado o porque cuando él manejaba
la caja se “enredaba”. Los domiciliarios que teníamos que recibir en
este lugar las facturas para los pedidos, en ocasiones nos acumulábamos
y algunos cuestionaban cuando el propietario se hacía cargo de la caja.
Las paredes eran blancas, en la entrada a mano derecha colgaba una pizarra verde con el
menú del día, escrito con tiza blanca. De cara a este costado de la pizarra se encontraba otro
televisor pantalla plana negro que por lo general permanecía más apagado que encendido.
En medio de estas paredes y cerca de las mesas se instalaban unas plantas artificiales, de
hojas largas y delgadas en láminas de aluminio que parecían lanzas, incrustadas en materas
de cerámica, detrás de ellas se levantaban dos ventanales, igual que las puertas de entrada,
con vista a la calle. Estos ventanales tenían una franja naranja en vinilo.
Al fondo, en la esquina de la vitrina derecha, iniciaba una escalera de dos tramos, dividida
por un descanso, esta se extendía en forma de U y comunicaba con el segundo piso. Una
pared larga aparece en dirección frontal, de allí cuelgan tres relojes de forma circular y
estructura esquelética en acero oxidado, con los números romanos XII, III, VI y IX. El
primer reloj daba a la altura visual de los clientes, los otros dos quedaban más altos. De los
tres sólo el último de arriba tenía pila y estaba sincronizado con la hora local.
Se oía la fricción de los zapatos de los clientes subiendo o bajando, más sus voces, casi
como murmullos, los sonidos resonaban ya que era un espacio encajonado. La luz allí era
amarilla con poca luminosidad.
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La disposición de estas escaleras eran perfectas para estar atentos a la
entrada de clientes, y en especial a la entrada del propietario en caso de
no querer ser “visto” en una postura no conveniente en apariencia de
descanso, al igual si se estaba conversando con los compañeros o
cualquier tipo de situación relacional no laboral. El propietario siempre
estaba en el primer piso recibiendo a los clientes y en la supervisión de
la caja, muy pocas veces subía, sólo en momentos necesario como ayudar
a empacar pedidos porque no había asistente para tal labor.
Cuando el propietario colaboraba en esta área, si el ritmo de trabajo
disminuía, él conversaba con las empleadas y si aumentaba decían las
empleadas que él las estresaba con su acelere –tal como ocurría en el
primer piso con la cajera -. Entonces preferían que se quedara en el
primer piso recibiendo a los clientes y contestando las llamadas de los
pedidos para domicilio.
Cuando el administrador corregía dichas situaciones de acercamientos entre
empleados, mencionaba a los clientes como observadores, según él para esos
sujetos no eran bien vistas las situaciones no laborales.
Al finalizar la escalera, de frente, a tres metros se encontraban los baños para mujeres y
hombres, a la izquierda una pared blanca de menos de tres metros, en la parte superior
colgaba un televisor pantalla plana, dos ó tres veces lo encendieron. A la derecha detrás de
un muro que daba a la altura de la cintura, se encontraban tres plantas de hojas verdes
61
oscuras, salían de delgados troncos en diagonal y sus puntas caían como cebollas largas, sus
materas eran de cerámica.
Desde ese punto final de las escaleras girando 90 grados a la derecha, en dirección a las
plantas, se encontraban las mesas. Las sillas y mesas son de estructuras metálicas muy frías,
con un cojín de espuma forrado en una funda naranja. Cerca a estas hay un panel de madera
tipo persiana, es decir sus tablas están organizadas en horizontal dejando espacios vacíos
entre tabla y tabla, y se puede ver por entre estos espacios. Este panel es la división entre el
área de mesas y el área de preparación y cocina.
El segundo piso es amplio a comparación del primero ya que es más reducido, lo mismo
ocurre con el sonido y la iluminación, estos elementos le daban una apariencia de mayor
movimiento.
Las mesas de la entrada se disponían para reunión y socialización entre
los empleados, antes de iniciar la jornada y al finalizarla, con mayor
énfasis en este último momento; se reunían a almorzar (llevaban su
almuerzo ya que este no lo cubría el restaurante) y a conversar,
extendiéndose tiempo de más, de su horario de trabajo. En las primeras
mesas, siempre se ubicaban para almorzar, el grupo de mujeres del área
de preparación y cocina junto con dos meseras y ocasionalmente algunos
domiciliarios y domiciliarias.
62
Este era un momento donde compartían sus almuerzos, hablaban de
recetas y modos de preparación personales, de gustos culinarios, se
recordaban platos con ejemplos relacionados a fechas especiales entre
sus familias como cumpleaños o reuniones. También se llegaba a temas
personales de la familia, los amigos y otros trabajos, siempre en
relación a resoluciones o dificultades.
Quien ingresaba a estas mesas, participaba escuchando y a la vez
recibiendo inquietudes de la vida de cada uno de acuerdo al asunto de
discusión del momento. El ambiente, espacio y sonido cambiaba en ese
instante; habían risas, discusiones, se rompía la formalidad y simetría;
en cuanto al ánimo del sitio, a veces se podía oír una sola voz y los
demás escuchando, otras veces se confundían las voces, y luego
descendía el volumen. A esa hora la música del sitio siempre se
escuchaba muy baja, al punto casi de desaparecer entre las
conversaciones del grupo.
Al fondo del segundo piso, de cara a la calle, daba una pared de vidrio con una franja en
vinilo color naranja, que dejaba pasar suficiente luz al área de mesas. Este ventanal permitía
a los clientes ver hacia la carrera décima. La única pared a la derecha de las mesas y plantas,
muestra un color naranja de una tonalidad alta. Muy cerca de la parte superior cuelgan 12
cuadros en óleo sobre lienzo de 10x10cm. Con imágenes abstractas elaboradas por la madre
del propietario, sus tonalidades son cálidas, con un 80 % de color naranja.
63
El piso son tabletas lisas grises de 50x50cm.,
muy brillantes y frías. El techo de material
rústico y pintado de negro del cual se
desprenden doce lámparas cilíndricas de una
medida de 20cm. de largo hechas en papel
pergamino con bocas abiertas en sus
extremos, sostenidas por una extensión, con
luz amarilla que atenúa la luz cálida del sitio.
Después de la división de madera, se
encuentra una barra en ladrillo estucada de blanco. Entre el panel de madera y la barra, la
distancia es de medio metro, dejando un corredor para circulación de domiciliarios y
meseros.
Esta barra en la parte alta tiene una tabla de 5cm. de grosor sin pintar. En ella se ponían
pedidos para mesas, domicilios en bolsas blancas y cartas del menú (color naranja), allí se
oía cuando descargaban los platos con los pedidos (estos eran de loza fuerte).
De abajo hacia arriba, la mitad
de la barra, por la parte externa
que da hacia el panel, sobresalía
un pequeño mesón de madera
similar al anterior, soportado
por estructuras angulares de
aluminio. Allí se acomodaban
cuchillos, tenedores, cucharas
soperas y para el postre,
servilletas, pitillos, bandejas y
factureros.
La entrada a la cocina y área de
preparación estaba al extremo opuesto de la barra y el panel de persiana, entre la pared y la
parte final de la barra hay un espacio de 1mt., sin puerta. Por allí se ingresaba, a la izquierda
estaba la cocineta y a la derecha el área de preparación.
64
A la Izquierda: se encuentra una cocineta, su entrada es de un metro, con media puerta de
vaivén en un sólo lado del marco, sobre esta media puerta siempre se cuelgan toallas
húmedas.
Este espacio tenía una luz blanca de balastro, se oía la licuadora, la sopa hirviendo o el agua
que golpeaba el aluminio del lavaplatos que medía 2x1 espacio reducido para las tareas que
realizaba la persona encargada de este espacio. Había un mesón de aluminio con un
compartimiento en la parte de abajo, donde se acomodaban ollas y loza que se iba lavando.
Sobre este, se ponía una estufa eléctrica de dos puestos color gris muy vieja, para preparar
la sopa del día, la cual varía durante la semana. La estufa siempre estaba en bajo, con la sopa
al “baño maría”, una olla mediana dentro de otra grande, juntas de aluminio y a medio tapar.
El mesón abarca el 90 % del espacio, dejando uno pequeño para implementos de aseo como
escobas, traperos, recogedores, detergentes y limpiadores de fragancias florales de colores
rojo o morado. Al lado de estos objetos, arrinconada contra una esquina, estaba una caneca
de 1mt. de alto, con una bolsa plástica negra, en su interior se botaba todo tipo de basura
producida durante la jornada.
65
En la esquina opuesta sobre una mesa muy delgada y pequeña se pone un recipiente
plástico con fresas muy rojas, frescas y grandes listas para la preparación del jugo. Al
extremo del mesón se encuentra el lavaplatos, contiguo a este un platero de plástico para
poner a escurrir cubiertos y vasos. Entre el lavaplatos y la estufa está la licuadora de vidrio.
Esta área recibe toda la loza de los 2 pisos para lavarla, se alistan sopas del día,
champiñones y jugos.
En la cocineta sobre el mesón guardaban porciones de sanduches no
probados por los clientes, al igual que acompañamientos como papas
fritas o los mismos postres, siempre y cuando el propietario no se diera
cuenta, de lo contrario él se los llevaba para su casa.
Este espacio era propio para hacer descansos que se refrescaban con un
vaso de agua, o jugo que se le pedía de vez en cuando a la empleada
encargada del área, ya que esto no estaba autorizado por el propietario.
Algunos empleados tomaban fresas sin que la encargada se diera cuenta,
otros las pedían.
Saliendo de la cocineta, al frente está el área de preparación de pedidos para domicilios y
clientes de las mesas, se alistan sanduches, ensaladas, se sirven bebidas de botella, agua,
gaseosa, jugo, té y cerveza.
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A la izquierda: se encuentra una nevera blanca modelo tradicional de 140cms. de alto en la
cual se guardan atunes, algunas verduras y, en el congelador, hielo y camarones.
Esta área tiene 6mts. de fondo y 4mts. de ancho, después de la nevera se extiende un estante
de 4mts. de largo x 1mt. de acho, en aluminio, que hace de mesón y en su interior tiene dos
compartimentos horizontales. Estos sirven de despensa para guardar 3 tipos de pan:
baguette, muffin y árabe. Se guardaban pequeños paquetes de papas fritas que se repartían a
todos los sanduches. También se almacenaba la loza extra y las toallas blancas pequeñas
para secar. Sobre este estante se ubicaban utensilios como el horno microondas, estaba muy
cerca de la nevera anteriormente mencionada, luego se ponían recipientes con insumos listos
para las preparaciones: tocineta, lechugas, tomates rojos y verdes, maíz dulce, aguacates
tajados, tomates cherry, pepino cohombro tajado, aceitunas, palmitos, champiñones,
zanahoria picada, queso en cubos y limón.
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Luego de este estante seguía una nevera de aproximadamente de 2mts de alto por 1,70mts.
de ancho y 0,80mts. de profundidad. Con 3 compartimientos; allí se guardaba: en la parte
baja lechugas y limones. Siguiente compartimiento: carnes para los sanduches como
roastbeef, carpacho, jamón, pollo y tocineta triturada. Salsas: mostaza, anchoas y salsa de la
casa. En el último compartimiento se guardaba hielo entre agua, aceitunas, tomates secos,
tomates cherry y maíz dulce. Contiguo a esta nevera seguía la nevera de bebidas que
contenía las ya mencionadas anteriormente.
Paralelo al anterior estante a la derecha, hay otro similar al anterior en sus medidas y
compartimientos interiores, sirve de mesón en el cual se ponen tablas acrílicas blancas, para
la preparación de sanduches y ensaladas. Este mesón está contra la pared de la barra. En una
de las esquinas al fondo se ponen vasos pequeños desechables llenos de tocineta. Dentro de
este estante se acomodaban platos hondos, planos, tasas para sopa, vasos para servir
gaseosa y para agua.
Donde termina el estante hacia el ventanal de la fachada del restaurante, hay una caneca de
basura, contiguo a esta, hay canastas de plástico con paquetes de papas fritas, bolsas
blancas de tres tipos de medidas, bolsas plateadas y bandejas donde se ponen los sanduches
para domicilio. Piso y techo de esta área son iguales al resto del sitio, las paredes son
blancas. Desde allí se ve el área de mesas a través del panel persiana que está en frente, a la
izquierda en la otra parte final del panel se ve hacia la calle, a través del ventanal que da luz
al área de mesas.
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A esta área no se podía entrar sin cofia (un gorro de tela quirúrgica para cubrir la cabeza),
por cuestiones de higiene y cuidado con los platos servidos, e insumos en los mesones.
Las preparadoras encargadas eran tres y en ocasiones cuatro. La
conversación aquí era un elemento muy presente y por lo general
entraban otros empleados a conversar con estas compañeras, también se
leían revistas de manera comentada sobre los temas de interés de cada
una, al igual que las fotografías de personajes de farándula nacional e
internacional.
Al interior del estante que estaba en medio de las neveras, guardaban
catálogos de productos de cosmetología, que comercializaban entre las
empleadas y empleados, de esta misma forma circulaban productos como
ropa para diferentes edades y tallas. También se compartía comida
llevada por ellas mismas como “pasa-bocas” o “medias nueves”, para
resistir la jornada laboral que aplazaba la hora de su almuerzo.
Las relaciones de confianza y respeto eran fuertes en este grupo de
mujeres. No sucedía igual con quienes entraban de vez en cuando a esa
área o en comparación con el resto del restaurante. El ambiente
paulatinamente iba cambiando a otro, simulando un ambiente
doméstico. La conversación era constante y de ritmo dinámico, con
asuntos similares a los del horario de su almuerzo. Con la variación de
temas del ámbito privado, el humor era un elemento importante,
comentarios y bromas relacionadas con la información que circulaba
entre ellas, información que se configuraba en códigos personales (sólo
69
ellas sabían a qué hacían referencia), sus contenidos en general eran de
doble sentido y humor negro, desde un nivel de confianza único en ese
grupo. También se hablaba de aspectos laborales como los clientes,
sobre sus gustos y exigencias.
Tre
s metros pasando las escaleras, antes de llegar a los baños, doblando a mano izquierda (la
pared donde colgaba el televisor pantalla plana), era el área de lockers. Se entraba empujando
hacia la derecha una puerta corrediza de madera oscura (sus rieles rechinaban cuando se
abría).
70
Esta área medía 3x4mts., los lockers eran 12 compartimientos y ocupaban el 50% del
espacio, las mujeres de la cocina lo usaban diario, los demás no muy seguido.
Sobre este había bolsas plásticas un cuadro y dos cascos de motociclista, cosas a las que
nunca le daban uso, como espumas, tablas y un cajón de madera. A lo ancho los lockers no
ocupaba todo el espacio dejando una parte para una brilladora modelo tradicional, una
lámpara dañada, una bolsa blanca con cosas dentro, tres tarros de pintura, algunas
herramientas básicas de construcción y un periódico viejo y sucio.
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De los empleados que pasaron por el restaurante entre meseros y domiciliarios, algunos
llegaron a usarlo guardando pertenencias como: una patineta, una guitarra, un casco de
motociclista y morrales fuera de los lockers.
Los lockers nunca han tenido candados, hubo un tiempo donde algunos empleados dejaron
de confiar en la seguridad de este espacio, a la vez en otros compañeros, en ese entonces se
perdió una cantidad de dinero y el celular de una compañera. A esta situación reaccionaron
un grupo de empleados manifestando la queja al administrador, y este por su parte reunió a
todo el personal para llamar la atención de los mismos, advirtiendo con tomar medidas como
despedir a los sospechosos. Se acordó un horario para el ingreso de lockers, a la llegada para
guardar pertenencias y salida para sacarlas, quedo prohibido entrar durante la jornada de
trabajo. Desde entonces ese espacio empezó a perder su función habitual de guardar
pertenencias.
Sin embargo, cada quien llevaba lo necesario entre sus morrales, y otros no llevaban nada
dejando lo mínimo como chaquetas o suéteres.
A la llegada, en este espacio mientras los empleados guardaban sus
pertenencias conversaban al igual que cuando las recogían, era una
zona de encuentro. Las conversaciones iban en el mismo sentido de
otros espacios, sin embargo con menor frecuencia. La diferencia estaba
en que a menor espacio, menor concurrencia de personas, era el espacio
más reservado para dicha actividad, sin correr el riesgo de ser
descubierto por el propietario. Una de las formas de no exponerse allí,
era que no muchos podían participar de aquel espacio.
El espacio de lockers tenía mayor afluencia, había actividad
conversacional entre los empleados, sin embargo no era tanta en
relación con áreas como la cocina o el espacio de preparación. Luego
dicha actividad fue decayendo después de la desaparición de
pertenencias de la compañera.
Al inicio de la jornada un empleado en ocasiones tocaba la guitarra o la
flauta, ensayando temas de música folclórica, y mostrando al resto de
compañeros sus avances técnicos. Otras veces algunos empleados se
encerraban a descansar (cuando era posible, antes de lo acordado
72
grupalmente con el administrador), otros a modo de broma eran
encerrados por sus compañeros.
Al final de la jornada este espacio era más concurrido que al inicio, pues
todos llegaban a tiempos distintos. Y al recoger sus pertenencias se
tomaban más tiempo, mientras hablaban o bromeaban entre ellos.
La entrada a los lockers era contigua (a mano derecha) a una pared de 2mts., y a espaldas de
otra un poco más amplia, terminando en la entrada de los baños. Este espacio generaba un
rincón en forma de U.
En la pared del lado izquierdo había un espejo que abarcaba casi toda la pared, recostado
contra la misma, de marco de madera delgado, siempre estaba sucio y reflejaba el pasillo que
estaba entre la barra de la cocina y el panel de persiana. En este pequeño espacio los
domiciliarios esperábamos los turnos para llevar pedidos. En aquel lugar cabían máximo
cinco personas, pero en ocasiones, llegó a albergar hasta a seis personas.
73
Aun cuando el espejo nos daba aproximadamente a la cintura, siempre
era un objeto de referencia visual, se podían ver los zapatos y los
pantalones de cada uno. Sin embargo al distanciarse del objeto se
abarcaba la totalidad del cuerpo (dependiendo de la estatura de cada
quien).
Un domiciliario que montaba patineta hacía siempre el chiste del espejo
que estaba hecho para verse la mitad y que la otra mitad se completaba
en el espejo de los baños, ya que ese estaba ubicado después de la
cintura hacia arriba.
Esta era la zona exclusiva de los domiciliarios, la cual era muy reducida.
Allí también se conversaba en términos similares a los de los otros
espacios, con la distancia de ciertos temas y maneras de comunicarse
debido a la diferencia de edad, ya que los domiciliarios todos eran
jóvenes entre los 18 y 29 años. Este espacio generaba bastante cercanía,
sin embargo era el grupo de menos lazos de amistad, o de interacción,
con instantes conversacionales poco frecuentes. El espejo recostado en la
pared, los domiciliarios lo usábamos con frecuencia para vernos los
zapatos o en general el atuendo.
Aledaño a esta área, casi frente a la puerta de los lockers, quedaban los baños, con una
entrada de 1.50mts. de ancho y puertas de madera flexibles de persiana, con una altura de
alto 2.50mts. Al ingresar se encontraban: un baño para hombres y otro seguido para
mujeres, frente a estos, dos lavamanos y un espejo a lo largo.
Los domiciliarios en orden de llegada nos íbamos rotando la salida para domicilios, la cajera
entregaba a cada uno una base de dinero de 20 mil pesos entre billetes de mil, dos mil, cinco
mil y/o moneda, para dar cambio a los clientes. Cada uno debía entregar la base al final de la
jornada más lo recibido en pedidos y las facturas o bonos (sodexho).
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A la llegada cada uno debía ayudar en tareas como: doblar servilletas, empacarlas junto con
cubiertos desechables, en pequeñas bolsas transparentes de plástico (para los pedidos);
otras veces alistar servilletas para las mesas, hacer compras de mercado que se rotaban a
diario entre domiciliarios, en un supermercado cercano al sector o en otro a veinte minutos
de distancia. Por lo general eran cuatro cajas de sopa instantánea, una caja de brownies, un
tarro de limpiador para baño y un paquete de mentas, que se ofrecían a los clientes cuando
cancelaban su cuenta.
En ocasiones algunos domiciliarios de forma sutil hacían trampa con los
turnos, para tener la mayoría de clientes y opciones de recibir propinas,
naturalmente los clientes que daban propinas eran los más apetecidos
por el grupo de domiciliarios. Esta era una manera de compensar un
poco el pago, el cual era muy bajo en relación a las horas trabajadas.
Por lo general las vacantes de domiciliarios, eran cubiertas por amigos o
familiares de quienes ya estaban en el restaurante. Por lo tanto, era
notable algunas relaciones en ese sentido, más las que se hacían entre
otros compañeros. Se veían grupos, parejas o amigos.
En el área que les correspondía permanecer se presentaban
conversaciones de situaciones cotidianas fuera del trabajo, sobre la
familia, planes de cada uno como paseos o reuniones entre amigos.
También se comentaba sobre actividades como el estudio, aun cuando no
todos estudiaban.
Esta actividad de relación no era muy frecuente en aquel grupo, debido a
que todos estaban en permanente movimiento, es decir, mientras unos
llegaban de llevar domicilios otros salían. Se podía pasar una jornada
sin encontrarnos, solo al inicio y al final de la misma. Por lo tanto los
momentos de socialización eran muy rápidos.
En este grupo compartíamos información sobre preferencias personales,
tales como gustos musicales, temas de tecnología, y entretenimiento,
existía un segundo nivel de relación a través de redes sociales en
internet.
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Todos éramos de personalidades y tendencias diferentes, hasta los que
no se identificaban con tendencias; lo que también se convertía en tema
conversación. Las personalidades y actitudes se contrastaban, algunos
más socializadores con mayor facilidad se acercaban al resto del grupo
de trabajadores, otros eran más pasivos, y se notaba en las situaciones de
encuentro.
El domiciliario de la patineta era un apasionado por la información de
sus preferencias musicales y el diseño gráfico. En momentos en que el
ritmo de trabajo bajaba, mientras esperábamos los turnos, nos ponía
música desde su celular, nos pedía que adivináramos las canciones, los
grupos o cantantes, que escucháramos los instrumentos, sus sonidos, nos
explicaba porque le gustaba la música y en especial sobre sus grupos
favoritos.
La patineta para él era su medio de transporte favorito, nos contaba de
sus recorridos por la ciudad, principalmente -su favorito- por la avenida
circunvalar, con música seleccionada para ese trayecto específico. Hacía
públicas sus observaciones sobre el contexto de trabajo, los clientes, los
compañeros y el jefe, siempre estaba abierto a las ideas de las personas
y a escucharlas. De los domiciliarios era quién más socializaba con el
grupo de mujeres del área de preparación y el resto trabajadores.
Al igual que él, casi todos los domiciliarios portaban audífonos,
escuchaban música mientras doblaban servilletas y empacaban cubiertos
para los pedidos, mientras esperaban los turnos, muchas veces cada uno
estaba concentrado en su música sin relación alguna con el resto del
grupo.
El grupo de domiciliarios era en donde más rotaban las personas, en algunos
periodos donde se mantenían. A la semana de mi ingreso, se retiro un
domiciliario, a los dos meses se retiro el chico de la patineta. La versión que
empezó a circular en el ambiente apuntaba a que había sido descubierto por
el propietario, quedándose con dinero que se le entregaba para transportes de
distancias lejanas. La versión del domiciliario era que recibía un pago muy
bajo y sin garantías laborales, que estaba cansado y quería buscar otras
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opciones, que el propietario era “muy cansón” y por todo eso decidió
renunciar.
Este sentir era de varios de los domiciliarios, algunos de ellos estaban allí
mientras encontraban otras opciones de trabajo.
De hecho el chico que renunció, cuando salía a entregar domicilios y le
sobraba tiempo, iba a otros restaurantes del sector preguntando por
vacantes de mesero o de domiciliario, se hacía amigo de domiciliarios de
otros establecimientos e indagaba con ellos opciones de un trabajo
mejor.
Por lo general los domiciliarios eran los primeros en salir al terminar la
jornada, el chico de la patineta se quedaba algunas veces a almorzar con
el grupo de mujeres de la cocina, esto lo hizo durante un periodo corto,
por lo general decía que tenía diligencias personales que hacer.
La madre de otro domiciliario trabajaba en un restaurante contiguo a
“Pecorino”, se desempeñaba en la cocina, le guardaba almuerzo a su
hijo del menú de aquel restaurante. No almorzaba con su madre porque
a ella no se lo permitían, entonces el chico llevaba el almuerzo a
“Pecorino”.
El grupo de mujeres siempre querían ver el plato del chico y le hacían
preguntas por ese restaurante y su menú, que era vegetariano. Él
compartía de su plato con el grupo, de igual forma lo hacía el grupo con
él. Esos dos chicos domiciliarios eran los más cercanos al grupo de
mujeres de la cocina.
Otro domiciliario al parecer entre unos 18 y 19 años, se comunicaba sólo
para lo necesario en relación con el trabajo, su extremo silencio llamaba
la atención de sus compañeros.
El grupo de mujeres se referían a él como el novio de una de las meseras
del segundo piso. Sabíamos que ellos eran amigos, ella lo había
recomendado para cubrir una vacante. Siempre llegaban juntos y se
iban juntos. Sin embargo cuando se les preguntaba o se hacía referencia
77
a su relación, decían que eran amigos y negaban los rumores de los
compañeros, la chica tenía más comunicación con el resto del grupo y
era quien buscaba hacer claridad de dicha situación, el chico por su
parte solo se reía.
Otro chico que entró a cubrir la vacante del domiciliario de la patineta,
conversaba sobre la música que más le gustaba, el rap. Este tema
desataba más conversaciones en el grupo. Ya que era una tendencia
musical que gustaba bastante allí.
En otro momento ingresaron dos chicas para domiciliarias, esto abrió
otros puntos de vista en esos instantes de conversación. Una de ellas
hablaba de su universidad, estudiaba artes plásticas, comentaba sobre
los ejercicios que realizaba sola y en grupo con sus compañeros. Esto era
un tema nuevo en aquel “rincón de espera”. Otro tema era marcado
como preferencia por el rock pesado (específicamente el metal), genero
de poca empatía en el grupo.
La otra chica era amiga de la anterior, tenía una personalidad un poco
contraria, su actitud se aproximaba mucho al chico silencioso. Solo se
comunicaba con el grupo por cuestiones específicas del trabajo, por
ejemplo preguntando direcciones de los domicilios.
Los demás chicos por lo general eran receptores más bien apáticos e
intervenían muy de vez en cuando en las conversaciones.
El elemento fuerte de las conversaciones de este grupo tenía que ver
siempre con las preferencias estéticas a través de la música, todos tenían
un gusto musical muy marcado y conocimiento sobre el mismo. Este
elemento era la entrada a varias de las conversaciones, aparte de estos
temas se hablaba de los clientes y sobre qué tan bien le iba a cada uno
con las propinas.
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5.3 MEDIACIONES ARTÍSTICAS
Frente al anterior panorama de espacios, sujetos y situaciones se optó por realizar una serie
de acciones en los instantes de relación entre los compañeros, que se diferenciaban
notablemente de las actividades laborales. Estos instantes aparecían espontáneamente
generando una interrupción de flujo rutinario dentro del trabajo.
Las acciones se dieron con la intensión de dar continuidad y a su vez aportar a dichas
instantes, partiendo de las mismas acciones de los empleados, a lo que se le denomino
mediaciones en las siguientes situaciones y espacios:
5.3.1 Participación en situaciones emergentes
- A partir de charlas sobre Recetas, intercambio de información y la conversación
espontánea.
Algunas de estas ya venían transcurriendo previas a mi ingreso al restaurante, otras se daban
inesperadamente o desaparecían.
La participación en ellas fue posible gracias a la conversación y la escucha como un sólo
medio, para el encuentro con las personas, a partir de cualquier comentario suelto sobre el
mismo contexto, una anécdota personal o el mismo humor que manejaban algunas de las
personas. A partir de la escucha y conversación como acción que permitía prolongar el
tiempo, llamaba la atención de otros compañeros se iba sumando a la charla, hasta que se
conformaba un grupo alrededor de un tema, poniendo siempre en juego opiniones o puntos
de vista, la conversación se extendía en el tiempo. Esa situación implicaba percibir cuando se
iba agotando el mismo ritmo de los conversadores, debido a sus intereses temáticos.
La conversación me permitía prácticamente desplazarme a otros espacios del sitio, a otras
personas y por supuesto a situaciones de diferentes niveles, desde las más fortuitas hasta
las más propias, donde se llegó a generar confianza para tratar temas del ámbito privado.
La participación en el espacio de la cocina fue de fuerte relevancia, significando el primer
acercamiento con estas personas. Allí se conformó un grupo de mujeres, el cual resultó
siendo el grupo focal de trabajo, en las mediaciones realizadas al interior del restaurante.
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La relación en este grupo inició al finalizar la jornada, desde la actividad que reunía a todo el
personal en el área de preparación (donde se alistaban los pedidos). Allí igualmente se daba
la
med
iació
n de
con
vers
ació
n y
escu
cha
de lo que se compartía en los diferentes diálogos. Un segundo momento era la hora del
almuerzo al finalizar la jornada, donde se facilitaba con mayor tranquilidad la interacción con
el grupo ya que eran sus integrantes quienes hacían la invitación de compartir el espacio de
las mesas para almorzar en compañías con los demás.
Por lo tanto, este grupo siempre demostraba una actitud abierta al resto del personal
(antiguo y nuevo), generando un ambiente amistoso, diferenciándose de momentos laborales
en que cada uno se concentraba en sus tareas.
En esas situaciones que giraban alrededor del almuerzo, cuando conversábamos acerca de la
comida que llevaba cada quien, también resultábamos hablando de recetas y maneras de
preparación, lo que terminaba en compartir formas de hacer o recomendaciones de platos y
productos.
En una ocasión hablando sobre algunos postres, terminamos planeando un almuerzo en el
restaurante para todo el personal, se contempló desde pedir el consentimiento del
propietario hasta la logística de cómo podríamos repartirnos las tareas para llevarlo a cabo.
Esta planeación quedó en buenas intenciones los ánimos se disolvieron y fue un intento
fallido.
Luego de participar en varios momentos alrededor del almuerzo, en ocasiones había que
colaborar en algunas labores como empacador en el área de preparación, donde también las
compañeras me enseñaron a preparar algunos sanduches y ensaladas, para lo que no resulté
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hábil y terminé siendo objeto de burla, continué empacando pedidos para los compañeros
domiciliarios.
Ya había un referente de relación con este grupo desde el horario del almuerzo y de vez en
cuando resultábamos conversando similar a como ocurría en dicho espacio. La incursión en
este espacio era momentánea, de repente tenía que retornar a la tarea de domiciliario.
Por otro lado, entre el grupo de domiciliarios la interacción era menor comparado con el
anterior, sin embargo también hubo acciones que fueron más allá de los instantes de
conversación. Especialmente al aparecer el tema específico de las preferencias musicales de
cada quien, el contacto se dio más cercano con el chico de la patineta, quien tenía un gusto
amplio y fuerte por géneros musicales diversos, con él empezamos a intercambiar música
(de diversos géneros), usábamos un Cd regrabable, donde copiábamos música, este cruce de
información siempre estaba sujeto a conversaciones previas sobre grupos y peticiones. Esta
dinámica alimentaba un espacio de socialización mientras esperábamos los turnos para llevar
domicilios, en el tiempo y espacio que nos correspondía estar. Por lo general, los demás
compañeros se sumaban a este diálogo, pues nadie más mostró interés por compartir
música.
Excepto por el domiciliario de la motocicleta, quien cierto día llegó preguntándonos al resto
del grupo por canciones que sólo recordaba algunas estrofas o coros, se trataba de canciones
de rock sesentero entre los que estaba los Rolling Stones, y nos pidió el favor de que le
“consiguiéramos” música de ese grupo específicamente la canción de la que solo recordaba el
coro (se trataba de “paint it black”), le hice un compilado de este grupo y se lo obsequié.
Una mesera que era muy cercana al grupo de mujeres del área de preparación, me pidió el
favor de conseguirle música cristiana, con especial interés en algunos temas de sus cantantes
favoritos. De la misma manera que con el domiciliario de la motocicleta lo hice con ella,
quien se interesó por una serie de canciones adicionales que le había grabado y no conocía,
de las cuales le entregué un segundo compilado.
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5.3.2 Creación de situaciones
-Desde compartir preparación de recetas, fotografías realizadas por empleados y
lectura grupal del horóscopo.
Con base a las situaciones de las que pude participar en el sitio, como aporte a estas
dinámicas fueron la creación de nuevas situaciones que partían de las emergentes.
Una de estas se llevó a cabo en el grupo de mujeres con quienes nos reuníamos a almorzar al
finalizar la jornada. Días después del intento fallido de la planeación del almuerzo para todo
el personal, decidí llevar un postre del cual habíamos hablado de su preparación. La
intención de este era contraria a lo que habíamos pretendido, como evento o intento, por el
contrario se trató de algo mínimo, sin mayor esfuerzo, que pudiese aportar a la prolongación
de ese espacio de reunión alrededor de la comida, y que por supuesto se empezaba a
evaporar cuando cada uno terminaba de almorzar.
Esta situación la repetí muy intermitentemente con el fin de poder ver que sucedía cuando
se dejaba de hacer. Pudiendo notar que era un elemento más del cual conversar, a propósito
de los temas de cocina que se manejaban en ese momento. Por supuesto, hablábamos de la
preparación, sobre los ingredientes y las variaciones que algunas de las personas hacían de
los mismos cuando los preparaban en sus casas. Los postres también servían como
detonadores de anécdotas personales: fechas especiales como celebraciones familiares,
donde se hacía referencia a las tortas de los cumpleaños y lo que acontecía durante tales
fechas.
Anterior a los postres cuando compartíamos los almuerzos, siempre intencionalmente
llevaba platos diferentes, para introducir sabores o recetas de las que no hablábamos, y
conocer a través de la comida.
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El compartir a partir de la comida fue una situación que se dio de manera focalizada en aquel
grupo y horario, no todos los compañeros del personal participaban de esta situación. Por
otro lado se llevó a cabo una situación relacionada con la fotografía, esta tuvo que ver con el
momento en que introduje una cámara de fotografía digital, y que siempre la asociaron con la
carrera que estaba estudiando, además una actividad compulsiva por capturar imágines (en
espacios interiores y exteriores). En ocasiones me veían tomándole fotos a la comida o a los
implementos de aseo. Esto lo llegaron a tomar como algo acostumbrado en mi interés por las
imágenes en general, que ellos mismos juzgaban como un “aficionado” que exageraba en la
intención por tomar fotos.
Al introducir esta cámara el aparato fue pasando a otras manos, en una ocasión mientras
llevaba domicilios decidí dejársela al compañero de la patineta, quien se hizo algunos
autorretratos, otro día al mesero que le tomaba fotos a las modelos que aparecían en sus
revistas favoritas (Soho y Donjuán). A continuación algunas de las imágenes producidas en
dicha situación.
Fotografías tomadas por domiciliario (el chico de la patineta),
frente al espejo que se encontraba recostado en el área de domiciliarios.
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Fotografías tomadas por el mesero al que le interesaban las modelos de revista Soho y Donjuán.
En un segundo momento en que este sujeto tuvo la cámara en sus manos lo producido con
ella tomó una dirección más distanciada, estas son las imágenes:
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Cuando la cámara empezó a rotarse, nuevas imágenes se iban produciendo, fotografiando
objetos del sitio como revistas, los propios como los de la hora del almuerzo, implementos
de trabajo, haciendo autorretratos, registro de situaciones fortuitas, rutinas, y otras
planeadas para la cámara. Estas últimas tenían que ver especialmente con el juego entre los
compañeros, o con los espacios del restaurante, como lo muestran las siguientes imágenes:
Posterior a la toma fotográfica la cámara circulaba entre los compañeros, donde se iba
haciendo un proceso de visualización espontáneo. A partir de estas fotografías surgían
opiniones sobre las situaciones y personas “registradas”. Esto sucedía en momentos donde
la cámara estaba fuera de mi manipulación, mientras estábamos en las actividades
individuales por lo general el aparato estaba lejos de mi alcance, y no cerca desconociendo
cuál era la percepción de quienes fotografiaban. La única evidencia de estas situaciones eran
las mismas imágenes contenidas en la cámara.
Las anteriores situaciones se desarrollaban en algunos casos reuniendo grupos del personal
en una sola situación, o de manera aislada para hacer imágenes de carácter personal.
Posteriormente llevé a cabo una situación que trataba de vincular la mayor cantidad posible
de compañeros. Haciendo uso de un tiempo y espacio de la actividad laboral que más nos
reunía, cuando secábamos la loza en el área de preparación al final de la jornada.
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Desde el referente de la lectura frecuente de revistas, decidí apropiar un elemento que
pudiera ser de interés general, y no dividido como las revistas de modelos o las revistas de
farándula. Un día mientras secábamos la loza propuse al grupo leerles el horóscopo, lo que
tomaron en broma, risas, comentarios y finalmente resulté haciendo una lectura pública de
los signos zodiacales para los presentes, incluyéndome de la siguiente forma.
Tomaba un vaso en los que se servia gaseosa poniéndolo cerca de la boca en diagonal, para
cuando hablara dar un efecto de una voz encajonada (simulando una radio transmisión) y a
su vez se amplificaba un poco la misma. Imitando un acento “españolete” y con
pronunciación de misterio, donde modulaba la voz subiéndola o bajándola dependiendo del
nivel de expresión que buscaba darle al contenido escrito. Estos elementos le fueron dando
una forma satírica a la lectura, lo que se hizo sorpresivamente para los escuchas, acentuando
dicha intensión cuando el contenido de predicciones se iba mezclando con ironías, ya que
por lo general lo que manifestaba el horóscopo poco correspondía con las realidades de los
presentes. De igual manera la mayoría de los escuchas cuestionaban lo que se vaticinaba en
la lectura respecto a los tradicionales elementos de: salud, fortuna, trabajo y relaciones
afectivas.
Cuando se presentaba el tema específico del trabajo, y el horóscopo hacía referencia al
mismo en tiempo presente, como gran oportunidad o capital valioso, entonces “el locutor”
comentaba la situación laboral real, contrastando la misma con el supuesto hecho venidero,
de esta manera se hacía públicas las condiciones laborales del personal, las cuales no eran las
mejores en cuanto a beneficios y el pago.
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Esta lectura captó la atención de los compañeros, quienes en adelante pedían que se hiciera
la lectura, esta apropiación humorística del horóscopo como situación fue bien recibida por
parte de los escuchas. Espacio que paulatinamente se fue propiciando una confianza para
reírnos del presente propio en relación con las ficciones del horóscopo y a su vez hacernos
conscientes de la misma desde la diversión.
Así todo era un pretexto más, que llevaba a una situación donde nos implicábamos como
escuchas además exponer la experiencia propia al momento de la interpretación del signo
zodiacal individual.
Para esta situación uno de los compañeros realizó un registro audiovisual y fotográfico, la
participación de los empleados con sus comentarios y la misma lectura.
Cuando llegaba personal nuevo, al momento de encontrarnos todos en el área de preparación
para secar loza, el grupo sugería que les leyéramos el horóscopo, esas personas preguntaban
a que nos referíamos, y algunos del grupo lo explicaban como algo que hacíamos diariamente
para saber que nos “deparaba el destino”.
De esta manera se empezó a darle continuidad cuando los compañeros comentaban lo que se
hacía con el horóscopo y el signo de cada uno, y las asociaciones satíricas de situaciones
vividas en el trabajo y fuera de este.
Para esta situación se leían horóscopos de diferentes revistas, aunque la lectura siempre se
llevaba a cabo frente a la barra de la cocina para el personal, algunas veces los escuchas
pedían que se leyera de manera individual. Esta situación logró una reunión y participación
mayor en comparación a las anteriores, generando nuevos temas de conversación durante la
jornada a partir de la experiencia propia en dicha situación.
5.4 ENCUENTROS DE CREACIÓN
- Encuentros alternos a la jornada laboral, en el sitio de trabajo
Las situaciones descritas anteriormente fueron desapareciendo lentamente, pues no se
buscaba establecerlas sino producirlas en la misma dirección de lo emergente -que aparecía y
desaparecía-, algunas se mantenían debido a su naturaleza, como la hora del almuerzo del
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grupo de mujeres del área de preparación. La desaparición de la lectura del horóscopo
también tuvo que ver con el agotamiento de este recurso.
De la misma manera quise llevar a cabo una nueva situación, con la pretensión distinta de lo
hasta entonces realizado, que se asumió como tal arriesgándose a no tener tanta acogida
como las otras. Decidí hacer público el interés por realizar un proceso de creación, a partir
de las situaciones emergentes y las construidas hasta entonces.
Como ya se ha mencionado al principio de este capítulo el único enterado de dicho interés
era el propietario del restaurante. Dentro de los acuerdos que se habían conversado con él,
estaba contarles a los compañeros de la propuesta en curso.
El propietario hasta entonces sabia del proceso de observación que se había hecho de las
situaciones emergentes, más no sabía de mi participación en ellas y la construcción de las
nuevas, pues él se encontraba en el primer piso atendiendo sus labores.
Sin embargo desde lo acordado con el propietario dichas labores nunca se vieron afectadas.
Para este momento el personal no era el mismo, había renunciado un compañero e ingresado
nuevas personas. Los cambios habían sido tres domiciliarios, una chica en la cocineta, una
mesera y el domiciliario de la motocicleta. Las personas que se habían ido a participaron en
la mitad de las situaciones realizadas entonces.
Para entonces nos reunimos en el segundo piso con el personal al finalizar una de las
jornadas. El propietario les hablo a los compañeros recordándoles, que me encontraba
finalizando mi carrera profesional en artes visuales, y por lo tanto tenía algo que
proponerles.
Les hablé del interés que he tenido desde siempre por los espacios cotidianos, por ejemplo
aprender de la manera en que vivimos nuestra cotidianidad, en especial situaciones distintas
que logran escaparse un poco de la realidad diaria, como formas de crear accidental o
intencionalmente, como si se tratara de un detrás de cámaras.
A partir de esa descripción mencioné poder desarrollar una propuesta en conjunto con
situaciones similares a las que estaban ocurriendo en el ámbito laboral.
Hice la invitación a participar desde el más mínimo interés, como lo podía ser la curiosidad o
compartir una oportunidad de saber de qué se trataba y si funcionaba dicha propuesta, sin la
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intensión que todo el grupo estuviese presente, pues si no les interesaba no habría
problema. Entonces lo primero era saber quiénes podían estar interesados en participar y
luego explicar en detalle la dinámica a desarrollar.
La respuesta surgió en principio por el grupo de meseras, quienes preguntaron que si la
propuesta podía terminar siendo una obra de teatro o “algo parecido”, otros preguntaron
por el momento específico en que se haría, unos domiciliarios y mujeres del área de
preparación opinaban que sería “chévere hacer algo diferente a la rutina laboral”.
En ese momento el propietario se despidió de todos y comentó que para cualquier cosa que
necesitáramos podíamos contar con él, además de la disposición del sitio.
Luego de preguntas y comentarios expliqué que se trataría de 3 encuentros al final de la
jornada, durante nuestra hora de almuerzo, donde realizaríamos una conversación sobre las
relaciones sociales existentes entre los compañeros, el producto de la misma podría ser un
insumo para la creación de ejercicios visuales (fotografía, video o dibujo).
Las opciones de los anteriores medios los mencioné como una idea general, más no como
imposición, de hecho no se entró en mayor detalle en este punto, pues se planteó más como
pretexto para en la marcha ver qué dirección tomaban los encuentros.
Posterior a esta conversación tuvimos un segundo encuentro en donde la disposición del
grupo se prestó para trabajar luego del almuerzo, con la participación de 10 compañeros
entre los que se encontraban domiciliarios, meseras y personal de la cocina. Nos sentamos
alrededor de mesas juntas y me preguntaron “qué vamos a hacer”….
Propuse que a partir de un juego de escritura, donde alguien iniciaba escribiendo en el
extremo de una hoja (tomándola de forma vertical), con la menor cantidad de palabras y sin
hacer párrafos, cada uno pusiera la noción que tenía de la palabra creación. Al momento de
terminar se debía esconder el escrito doblando la hoja, y así sucesivamente pasarían los
demás compañeros a escribir.
La hoja la dejamos sobre una mesa retirada de nuestro alcance, el grupo en su totalidad
escribió en la misma hoja, al final la desdoblamos y pegamos en una columna para leer los
escritos.
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Los siguientes son algunos registros de lo escrito por los compañeros.
Cada uno empezó a decir algo sobre lo que se leía en la hoja, trataban de adivinar quien había
escrito cada línea, por el tipo de letra o su contenido –esto se dio de manera espontánea-. En
el primer caso acertaron que la letra tipo graffiti era de uno de los domiciliarios que le
gustaba la música rap, en otro se dio que el contenido apuntaba al tema de la religión y se
relacionaba con una de las meseras que mencionaba frecuentemente su creencia religiosa, de
igual manera había otro contenido que estaba relacionado con un elemento de la ciudad y
tenía que ver con el domiciliario de la motocicleta.
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A continuación los escritos de los compañeros, de acuerdo al planteamiento, qué noción
tiene usted de creación:
1. “desamarrar”
2. “hacer pensar”
3. “expresar”
4. “Dios”
5. “escultor”
6. “piedras”
7. “ingenio”
8. “imaginación del ser humano”
9. “camión”
10. “don dado por dios…perfección, desarrollo, evolución”
Luego cada quien hacía comentarios de lo que se leía en su orden de aparición, estos se
fueron escribiendo al lado de cada uno de los anteriores así:
1. “escribió eso para desenvolver el papel”
2. “primero pensar y luego hacer pensar”
3. “comentar una idea a las personas”
4. “el creador es una creencia”
5. “persona que desarrolla la idea”
6. “material para crear”
7. “capacidad de hacer y pensar las cosas de manera diferente”
8. “un paso antes de crear”
9. “como anda en moto solo ve camiones”
10. “sacada de un libro de frases”
De un momento a otro la atención fue descendiendo, lo que empezó a interesarme aún más,
ya que la intención de la actividad estaba encaminada a una incitación que generará un
espacio de encuentro y diálogo entorno al tema de las nociones de creación, para hacer
visible un conocimiento del grupo; más allá de la formalización de la situación a “buen
término”.
De momento varios empezaron a hacer ver menos serio lo que habíamos escrito, lo que
terminó en nuevos comentarios relacionados y otros sin sentido alguno con lo hecho hasta
entonces.
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Quise dejar que la situación tomara el curso que ellos quisieran, sin tratar de recuperar la
atención frente al tema. Pues considere que ya había sido suficiente el simple hecho de
reunirnos alrededor de lo planteado, y probablemente el interés se estaba agotando.
Al “desviarse” la situación, el nuevo rumbo se hizo interesante hacia las cualidades
espontáneas del grupo.
En medio de voces entrecruzadas alguien preguntó qué hacer con lo que habíamos escrito,
los comentarios fueron los siguientes:
“Crear una definición”
“Robarse los marcadores”
“Comenzar a crear ladrones”
”Sacar ideas”
“Escribir eso en el cuerpo de Ilda”
“Crear el sueño de Ana, y dejarla dentro del sueño”
“Que significa mamar gallo”, definición de desparche”
“Burlarnos de los demás”
“La vagina se parece a un gallo por la cresta, de ahí viene la frase mamar gallo”
“Buscar una manera creativa de mamar gallo durante el trabajo”
Las anteriores ideas hacen parte de una segunda hoja donde una de las participantes empezó
a escribir (como registro) lo que decía el grupo frente a la pregunta: “¿qué hacer con lo
escrito?”.
Finalizando el encuentro pregunté si era posible buscar transformar en algo material lo que
se había conversado y escrito. A lo que no se escuchó respuestas o iniciativas, entonces sólo
mencioné volvernos a encontrar en otro momento.
En ese instante el propietario subió con postres para todos (lo que causó sorpresa entre los
presentes) mientras preguntaba qué habíamos hecho, varios le contaron sobre la inquietud
del significado de “mamar gallo”, luego de escuchar las versiones, él también empezó a
especular con humor negro y resultó involucrado en el asunto, bromeando con los
compañeros. De esta manera los presentes se fueron retirando de la mesa.
A la semana siguiente una de las meseras mientras hacia su rutina de barrer el segundo piso
(en la preproducción del sitio), me daba su opinión frente a lo sucedido en la actividad de los
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escritos. Decía que no le gustaba el doble sentido de las definiciones que daban los
compañeros, se refería a la expresión de “mamar gallo”, y que por eso ella trataba de darle
otro significado “más serio”. Le respondí que la conversación buscaba reunir varias
nociones y ver hasta dónde se llegaba con las mismas por medio de la socialización, sin
querer establecer un sólo punto de vista. En realidad no se buscaba llegar a acuerdos sobre
tal palabra, sin embargo ella insistía en su posición, y dejando en claro que no le interesaban
esas formas de ver las “cosas”, que el humor que manejaban no era de su agrado. La
conversación se cortó por el inicio de actividades laborales, sin embargo ella reafirmaba su
por ver qué sucedería más adelante.
Ese mismo día se hizo de nuevo la invitación (en el transcurso de la jornada) para volvernos
a encontrar, la respuesta fue muy débil, por razones varias entre las que estaban asuntos
personales o simplemente querían salir tan pronto finalizara la jornada.
Respecto a los escritos nadie quería continuar con las ideas que se habían planteado,
manifestaron dejarlo hasta ahí.
Frente a las condiciones de ese día no fue posible realizar otro encuentro, entonces nos
reunimos para la hora del almuerzo como sucedía en otras ocasiones, dejando de lado
cualquier intención planeada para esa tarde.
Hubo un encuentro final al interior del restaurante, mientras almorzábamos se proyectó una
selección del material fotográfico de la primera incursión que tuve en el restaurante, dos años
antes a esta segunda.
La selección constaba de fotografías donde aparecían espacios, personal de esa época,
situaciones de trabajo, relaciones entre compañeros y algunos registros de sitios del sector a
donde se llevaban domicilios.
Cuatro mujeres del grupo de la cocina se quedaron para esta proyección, la cual se hizo en
una esquina del segundo piso con un video beam.
La conversación estuvo siempre desde el relato de dos de las presentes, una de ellas era la
más antigua en el sitio (más conocida como la “mano derecha del propietario”) la segunda
era del grupo de las preparadoras que había estado en aquella época, la tercera era una de las
meseras (llevaba más de un año) y la cuarta era una empleada nueva (encargada de la
cocineta).
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La chica nueva hacia preguntas a las más antiguas, quienes iban relatando al reconocer los
métodos de trabajo de aquella época. Por ejemplo: cómo antes se lavaba el piso,
reemplazado actualmente por “trapear y encerar”; comentaban de los sitios donde se
llevaban domicilios, en cuáles los clientes y entidades eran amables y cuáles no. La chica
antigua reconoció una de las rúbricas que hacia repetidas veces una de las mujeres del área de
preparación, estas firmas por lo general aparecían en individuales de papel (puestos en las
mesas) o en empaques desechables. La autora de esas firmas, admiraba las formas y colores
de las verduras, especialmente los tomates que aparecían en varios registros fotográficos.
Recordaban los nombres de los domiciliarios y otros compañeros que habían trabajado allí,
los dibujos de ratones que un día encontraron cerca de la plancha preparadora de sanduches,
varias de las empleadas que habían estado en la caja registradora, el espacio de bodega que
quedaba en donde se encuentran actualmente las vitrinas del primer piso, la cual funcionaba
como locker mencionando lo desordenado que era.
Hubo una mujer en la que se detuvieron un tiempo, quien había estado en la cocina pero no
lograban recordarla, concluyendo que ha sido bastante la cantidad de gente que ha pasado
por el restaurante, y a veces es difícil recordarlos a todos, haciendo la pregunta de forma
sarcástica ¿por qué se le irán los empleados al propietario?
También aparecía el sitio donde son actualmente los lockers, antes no estaba este cuarto, allí
se encontraban las plantas y detrás de ellas debíamos pararnos los domiciliarios.
Hablaban del humor del personal de entonces y las bromas pesadas que hacían algunos
compañeros, contando que en cierta ocasión antes de iniciar la jornada (a puerta cerrada,
antes de llegar el jefe), uno de los chicos semidesnudo desfilaba por el segundo piso, a todos
les divertía como una de las situaciones más “locas” sucedidas en el lugar de trabajo.
Finalizando retomamos el tema los escritos, a lo que una de ellas manifestó que el resto de
compañeros no parecía muy interesado como lo habían mostrado al principio en la primera
invitación, y que eso a ella no le gustaba.
Efectivamente la participación se redujo, entonces les dije que a pesar de eso, entre los que
estábamos podíamos realizar otras cosas, pues no se trataba de algo obligatorio sino de
interés, entonces si terminábamos dos personas no importaba. Finalmente los escritos
quedaron “olvidados”.
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Por otro lado acordamos un último encuentro para el cual se dio el ofrecimiento de la casa de
una de las meseras, quedamos invitados para el viernes de la siguiente semana, luego de salir
del trabajo con Ana (dueña de la casa) Ilda (la más antigua del restaurante), Vexy (una de las
preparadoras vecina de Ana) y quedamos en avisarle a otra compañera Yely (una de las más
interesadas en participar, quien no había ido a trabajar ese día), la chica de la cocineta no
podía asistir, porque trabajaba en otro lugar luego de salir del restaurante.
Igualmente, a la semana siguiente se hizo la invitación al resto de compañeros, pero
lastimosamente unos tenían ocupaciones y otros no quisieron ir.
- Encuentro externo al sitio de trabajo
Hacia las 5 de la tarde de un viernes nos reunimos en casa de Ana con Ilda y Yely. La
anfitriona nos enseñó su espacio, y preparó onces. Al principio estuvimos hablando de
cómo había estado el día en el restaurante. Así se fue propiciando un ambiente relajado para
referirnos al sitio de trabajo el personal y nosotros dentro del mismo.
Se realizó una proyección (con el Video Beam) en la sala de esta casa, de un compilado de
fotografías que mostraban específicamente las situaciones emergentes, registradas durante el
proceso de observación en el restaurante. Material que se diferenciaba del presentado al
interior del restaurante, pues ambos materiales respondían a épocas diferentes.
Esta proyección de imágenes fijas, desató progresivamente una conversación donde se
reflexionaron temas como: el trabajo, la diferencia de este con otros espacios, relaciones
95
sociales en el mismo, roles laborales, de lo personal, y experiencias diferentes a la
operatividad laboral.
Diálogos
- Sobre los compañeros:
Ana —uno está rodeado de muchos genios, o sea hay gente que es de malgenio, otra
que todo le saca chiste, hay otra que de pronto le molesta…bueno cualquier
cantidad.
Yely —cuando yo llevé a Vexy, con Ilda pensaba, yo le decía a Ilda no es que Vexy
nunca ha trabajado, yo creo que está vieja me va hacer quedar mal. O sea uno se
imagina por lo que ella nunca había trabajado. O le va dar duro y no va ser capaz.
Ella es ágil y berraca y trabajadora, o sea uno se da cuenta que le cogió amor a las
cosas.
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Con ella nos conocimos fue en el S.E.N.A, y yo salí… y dos años después fue que
me vine a encontrar con Vexy.
- Diferencia entre el espacio de trabajo y la casa:
Yely —yo me doy cuenta, por ejemplo Ilda que más o menos me conoce, yo creo
que Ilda se da cuenta que yo en el trabajo soy más extrovertida. Y en la casa me toca
diferente, por respeto ante todo del esposo. Yo no puedo ser lo mismo que soy allá.
Ana —y no solamente eso, sino que es otro ambiente y uno por ejemplo en el
trabajo recocha, molesta, en la casa cuándo lo ven a uno jodiendo riéndose. Pues uno
se ríe…pero eso…ay…primero está el oficio, el almuerzo la comida, las obligaciones
de la casa antes que uno ponerse a relajiar. En el trabajo o sea, por lo menos yo, en
mi caso…por lo menos con todos los problemas que yo he tenido últimamente…ha
sido como una distracción para mí.
O sea ¿usted se imagina yo acá en la casa todo el día encerrada pensando en todos los
problemas que yo tengo?, entonces o sea para mí eso sería, yo ya me estaría
chiflando.
Yely —por ejemplo para una ama de casa, o sea eso es esencial, porque yo en la casa
vivo desarreglada, aburrida, con decirle que uno dice y pa’ qué me arreglo sino voy a
salir…o sea uno tiene esa mentalidad.
Ana —vea es que es más, llega Yely llega a Pecorino y uyy pero se ve bonita, mire
como se le ven los ojos, y eso le sube el autoestima, además por ejemplo yo creo que
Yely en su casa se arreglará y llega su marido, o no nada…o sea igual, ¿sí?
Aquí en la casa a ver quién le dice a uno, ayy pero como se le ve bonita la falda, ayy
pero mire cómo se ve.
Yely —si y eso es verdad, y uno encuentra en la calle cosas que no encuentra en la
casa a veces…porque necesita que le digan y a uno no le dicen, ¿si me entiende?
- Relaciones entre los compañeros de trabajo:
Yely —cuando don Alberto (propietario del restaurante) no estaba en la caja, que
don Alberto empacaba pedidos, con don Alberto recochabamos mucho, uy don
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Alberto es…o sea uno lo respeta, pero en los últimos tiempos ese respeto como que
fue bajando. No es irrespeto como nos tratamos nosotros a veces que es vulgar y
eso. Pero él se le dicen las cosas de otra forma, pero más o menos en el miso sentido.
Ana —por ejemplo hoy que estábamos ahí en Pecorino, ay que ya nos vamos, y don
Alberto ay que, es que Ilda tiene que cumplir horario, entonces como nos hizo
esperar. Entonces Ilda llego y le dijo ay pero nos gastara helado porque qué. Y don
Alberto dijo ¿helado?.....bueno empezó ahí el relajo…Y después empezó a llover,
íbamos a salir entonces, él dijo ay no pero esto está lloviendo, nos vamos a mojar, y
nos volvimos a entrar a Pecorino, estábamos allá, cuando salimos entonces qué
vamos a comernos el helado. Y salimos y fue y nos gasto helado.
O sea fue una situación como chévere porque pues, don Alberto, o sea…don
Alberto tiene unos detalles bacanos, lo que pasa es que tiene otros detalles feos. Por
ejemplo él conmigo, él tiene ha tenido unos detalles muy chéveres conmigo.
Yely —dijo Yina “porque es que son de la misma edad”. (risas)
Si a Ana la respeta mucho, lo que no hubiera hecho con otro, y a otra persona le abre
los ojos, y no es que no y con Ana como que agacha las orejas, y hasta disculpas le
pide.
Ana —por ejemplo la vez pasada que me dijo pero piense pero piense…y ese día a
mí se me salto la piedra. Y yo llegue y le dije, yo lo mire re mal, como cuando yo
estoy de mal genio. Después fue que, por la tarde subió, y yo estaba de mal genio, y
yo lo mire mal. Me dijo: está brava. Yo le dije no es que las cosas no se dicen así
don Alberto. Qué pena con usted, pero yo creo que también merezco respeto. Me
dijo, luego yo qué le dije…si eso de piense, piense, piense. Le dije no eso no….
Entonces ya después me dijo, ay perdóneme Ana, perdóneme que no lo hice con
intención, algo así fue que me dijo.
Yely —Y le dice Ilda, y por qué a Ana si le pide disculpas.
Ana —No fue Paola. Se puso brava, Paola se sintió que porque…
Yely —Que por qué a Ana si le pedía disculpas. Entonces Yina fue cuando dijo, no
ve que es que ellos son de la misma edad. (risas)
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Pero lo dicen en recocha.
Ana —pero no creo que sea por lo de la misma edad…
Yely —sino el respeto.
Ana —sino es el respeto que igual yo a él. Le…o sea el respeto que yo le he dado a
Don Alberto. O sea yo creo que es el respeto mutuo que yo tengo de mi parte hacia
él, y él hacia mi parte.
Y yo cuando le tengo que parar el macho yo se lo paro, yo que pena don
Alberto….(risas)
Por ejemplo la vez pasada…el día del problema, que tuvimos un problema muy
berraco con la niña cajera. Y don Alberto dijo, ay ya pero ya, que no se que, que si
más. Yo le dije que pena don Alberto, pero es que esa niña es un moco pegado en la
pared. A mí me respeta. Le dije porque es que yo, no soy ningún moco, le dije y a
mí me tiene que respetar. Entonces don Alberto, ayy ya Ana que no se que, le dije
que pena don Alberto…su chaleco (implemento para los domiciliarios) y yo me
voy. Yo no necesito estar acá.
Ilda — ¿así de drástica fue?
Ana— Y don Alberto ay ya Ana, no no no se ponga así. Yo le dije no don Alberto, a
mi me respeta, porque es que yo merezco respeto, le dije pero a mí no me vienen a
tratar como se les da la gana. Entonces don Alberto fue cuando, o sea él se dio cuenta
de que, o sea…yo recocho, yo jodo, yo soy muy cansona. Pero yo creo que es con
el respeto igual. O sea yo las respeto a ellas, y jodimos y todo pero……
Yely —uno sabe hasta dónde pasarse… ¿sí?
Ana— si…pero uno tampoco tiene que ser abusivo, a ir a irrespetar a los demás, yo
jodo, o yo soy así que lo diga Andrés (el hijo, presente durante esta reunión), que yo
soy gritona que yo soy cansona, que regaño que yo esto. Pero yo digo
hombre….por ejemplo todos esos culicagados que hay allá. Son culicagados, yo ya
he pasado…yo ya tengo…veinti pico de años más que ellos, ¿sí? Entonces…
Si cuando yo les digo las cosas es por…porque hombre, por por…
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Yely—a Ana le pasa lo que a mí antes, porque a mí me decían…que yo era la
segunda dueña de “Pecorino”…
Ana yo era igual…las matas están sin limpiar. Yo. Las paredes están sucias, pero
mire esos vidrios están manchados por qué no los limpian (le decía a don Alberto). Y
me cargaban un odio.
Ay que yo era la segunda dueña de “Pecorino”, mejor dicho que don Alberto no
tenía nada que ver... (risas). que yo era la segunda dueña. Y no me querían por eso.
Usted se da cuenta que yo hablo duro….y no les gustaba
Ana —y hay personas por ejemplo, con las que uno no tiene, o sea, que no
entienden…no entienden que es el respeto, y hasta donde llega y hasta donde no.
Yely — ejemplo. a mi me paso con John. Yo con John recochaba…jodía…eso
era…mejor dicho las mejores épocas en “Pecorino” que se vivieron así bacanas:
cuando estuvo John, y Yecid, y esos chinos. ¿Se acuerda cuando había ese combo?
(en referencia a una época de más de dos años atrás)
Uyy con esos chinos reiamos….
Ana —lo otro que yo veo es que a nosotras, por ejemplo todo lo que es Ilda, Vexy
usted nosotros ya llevamos un tiempo…que no llevan los demás. Que los demás
llevan un mes. La que mas lleva es…creo que….
Yely —pues Ilda…
Ana —no no no, de…no no de los de ahorita…es esta Paola. Que es Paola la que
lleva como seis meses, siete meses.
Los domiciliarios son los que más cambian…se van.
Entonces es eso, es como que uno ya tiene la experiencia, ya sabe…
Yely —lo que decía Yina, que uno se acostumbraba… ¿a la gente, o cómo era Ilda?
Ilda —que uno se acostumbra con la gente que trabaja
Yely —y siempre llega un mosco en la sopa
100
Ana —por ejemplo con quien nuca tuvimos, con quien nuca fuimos así…en
“Pecorino”. Con esta, cómo era que se llamaba, la…la china esta, la que estaba…
Ilda —la Mayde.
Ana —con Mayde. Porque Mayde todo era…ayy por ejemplo si, Ilda……ay tan
ordinaria, ayy tan…y yo una vez, le dije no es que cada quien tiene su forma de ser,
usted es así… Ilda
Yely —porque esa muchacha es de las que tira la piedra y esconde la mano.
Ana —o sea ella no le gustaba que uno…
Yely —es es de las que le dice a uno una cosa y a la otra le dice otra cosa, esas
personas que son dobles.
Ana —por ejemplo ella le puede estar diciendo, ay tan buena gente, nose que, y allá
al otro lado está diciendo: uyyy esa Ana es una porquería.
Yely —exactamente, entonces nosotros le decimos a Ana. Es que Ana es gritona, es
jodida, es mamona a veces, es esto. Uno se lo dice de frente. Esa china no hacia eso.
Ana —y yo una vez le dije, lo que pasa es que es que desafortunadamente, yo: soy
así. Y yo digo las cosas de frente no se las mando a decir con nadie, ni estoy ahí,
murmurando…ay es que nose quien…y después estoy ahí, ayy tan bonita….nose
que.
…y y, y es eso, o sea son esas situaciones que uno vive, y son chéveres, o sea son
situaciones bacanas que uno…en el trabajo…por lo menos yo digo: el día que yo me
vaya a retirar para mí va ser duro.
Yely — ¿sí o no Ilda? Que en la época de John (mesero) la pasábamos muy
rebacano…o sea uno llegaba a allá y uno se transformaba. Y las recochas…
- El pasado:
Algo que a mí me quedo (de aquella época hace más de dos años)…mejor dicho de lo
que vivimos. Fue el día que hicimos la comparación de los domiciliarios y todos los
chinos….con los perros.
101
Ilda — (risas) ay siii…
Yely — ay pero ese día yo casi me orino de la risa.
Ilda — pues estábamos comparando a los chinos con los perros.
Yely — yo no sé por qué. Es que nosotros siempre salíamos con unos
temas….después de secar la loza.
Qué quien se parecía a John. Que qué perro se le parecía. Y entonces lo
comparábamos…yo no me acuerdo.
Nos acordábamos era del chavarro (domiciliario). Y cuando llegamos a chavarro, que
ese pulguiento…qué…
Ilda — que era un perro chanda, un chandoso.
Yely — era un chandoso de la calle. Y el chavaro no supo ¿cierto?
Ilda — ahorita el parche somos nosotras. No hay mas parche. Además que esos
chinos son como muy culicacagados, empezando por ahí.
Yely — es que esos son todos asolapados, pero búsqueles la lengua y vera que
eso…
Pasa exactamente que con la Paola. Uno se pone a hablar con ellos y, y poquito a
poco van dando van dando.
Otra vez, que hicimos, yo a veces resultaba en esas…el día y amor y amistad, no
quisieron jugar al amigo secreto. Entonces eh…a mí se me ocurrió los defectos que
cada uno escribiera…que cada uno dijéramos los defectos de todos. ¿si me entiende?
Ilda — a siii
Yely — ¿Se acuerda esa vez?
Y entonces empezamos. Entonces que John, que los defectos, y así todos, cada uno
decía algo. (risas) ese día sí que fue desastroso. Y cuando llegamos a Andrés, siempre
nos caía Andrés chavarro.
102
Ilda — coqueto, pecuecudo, ¿qué más era?
Yely — que ese pelo lo tenía…como una plasta, uyyy no…
Ay Ilda y entonces llegamos a Yina. Y John dijo. Asolapada. Y yo dije uy si.
Cuando eso Yina ni hablaba vulgaridades, ni hablaba morbosa, ni nada nada. Uno la
miraba…como la niña perfecta…
Cuando el grupo se veía en las fotografías proyectadas, Yely mencionaba la diferencia entre
la vestimenta fuera del trabajo y dentro del mismo, diciendo que el uniforme le parecía “muy
feo”. También opinaba del mesero que le tomaba foto a las modelos, refiriéndose a él como
alguien morboso.
Al ver una fotografía de uno de los domiciliarios de hace dos años, quien tenía tatuada un
retrato de la mamá en su pecho, dijo que “eso es de sicarios, esos son los que hacen eso”.
Ilda se refería a ese tiempo como: “cuando lavábamos en el segundo piso”.
Todas reconocían los dibujos que dejaban por ahí en cualquier parte. Ilda decía que era John
“que se la pasaba pintando”.
También mencionaban la similitud de la estética de la sucursal del restaurante del centro y el
otro punto de la 70 con séptima, reconociendo los objetos que compran para los dos sitios,
que son los mismos excepto las mesas.
Al final de la visualización de las fotografías Ana intervino.
- Sobre el trabajo:
Ana — lo que pasa es que no somos, o sea no somos solamente robots de trabajo.
Porque hay mucha gente que…o sea el trabajo es como si fuera…trabajar trabajar.
Yely — Y hay muchas empresas que uno tiene que tener un perfil y un orden, según
la Mafe (antigua cajera, que renuncio para irse a trabajar con la compañía
internacional, Subway. De comidas rápidas como sánwich), o sea usted está allá para
trabajar, trabajar y trabajar. O sea usted, Cero recocha, cero relaciones, cero amigos,
cero eso. Porque en si en Estados Unidos esa gente trabaja es así. O sea…
Ana — parecen robots…maquinas.
103
Yely —al americano lo único que le importa es su trabajo, no les interesa si tiene
hijos si tiene su espacio. No. Él le interesa es su trabajo. A usted le pagan por ir
trabajar, mas nada.
O sea que en sí, en eso se basa la empresa (según lo que les cuenta María Fernanda),
supuestamente allá, que ella decía que eso era así.
Y así, y ella nos decía, a uno le pagan hasta por cumplir horario. Según ella decía.
Que…la persona que llegaba puntual, la persona que tenía el uniforme impecable, a
la persona…o sea a esa persona le daban una bonificación. O sea porque…ellos
crean es como maquinas. Que uno se comporte como una máquina.
Ana – o sea uno nada más es para producir.
Ilda —lo que está pasando en la empresa de mi hermana, que me estaba diciendo que
estaba aburrida, que porque, horita iban a ganar una mas que estaba haciendo un
dobladillo que la que colocaba una cremallera. Imagínese…
Ana — y es más complicado colocar una cremallera que hacer un dobladillo
Ilda — claro.
Yely — ¿y por qué?
Ilda — yo no sé. Que por que querían tener un rendimiento…mejor dicho. O sea
más que todo, o sea, la querían volver como cuando trabajan a…a lo que hacen, ¿sí?
por operación.
Yely — o sea a usted le pagan, por decir algo, que nos contaba que días el tío del
gordo, que a él le pagan el kilo de…era quitarle el papelito a la…gaseosa plástica, y
quitarle donde va el pegante…y esto dizque 200 pesos el kilo. O sea si usted tiene
que sacarse un sueldo tienes es que matarse.
Ana — no tenaz…
Yely — o sea yo digo: cómo se aprovechan de la necesidad del pobre, eso es
aprovecharse de la necedad de la persona.
Ana — si eso es si es muy cierto
104
Yely — y yo digo, si yo tuviera una empresa. Uno no debería pensar en uno, o sea
pensar en su empresa, pero en si, quien es el que está en la empresa…
Ana — vea, una de las cosas que yo digo en “Pecorino”, bueno si, eh…en
“Pecorino”, lo que yo he dicho siempre cuando uno está en una empresa uno
simplemente dice me voy, renuncio y hasta luego. Así. Pare de contar, si no le gusto
de malas, se va porque, si yo no me siento a gusto…en donde yo trabajo, por x o y
motivo, simplemente uno hasta luego chaolin y…se acabo el problema.
Pero entonces, por lo menos allí, si….yo estoy de acuerdo con que a nosotros no
nos están pagando lo justo. Lo justo no nos lo están pagando. Pero, qué pasa: por lo
menos yo, yo lo pensaría, y si yo me tengo que retirar dentro de poco, a mí
personalmente, si me duele.
Por qué. Porque es que…
Ilda — por el lugar que tiene.
Ana —Es por eso, porque uno llega allá, y como que uno llega y es relajo, se le
olvida que el mundo existe, que yo tengo problemas, que la separación que si los
muchachos que si una cosa. O es más. Yo tuve una experiencia, cuando me entere lo
de Mario para mí fue terrible (…)
(…) uno llega allá y tiene como…entre comillas…el respaldo de todo el mundo. Que
el uno le dice una cosa y el otro le dice otra. (…)
(…) Don Alberto me decía que si quiere váyase para la casa, si quiere no trabaje.
Yo le decía no don Alberto, porque es que para mí esto, venir acá es una terapia. Y
es cierto, para mí ir allá es una terapia.
Yely — ¿pues no ve lo que paso con Vexy?. Yo la llamé, Vexy qué paso, y me contó
(…). Entonces yo llamé a Ilda a “Pecorino”, y me dijo Ilda: no china necesitamos
una persona para la cocina, y yo entraba ese lunes que yo volvía. Y entonces yo
llame a Vexy, y le dije hay trabajo pero es para la cocina, pa lavar loza y servir
sopas hacer jugos, no era pa’ más. Destapar atunes y sofreír champiñones. Eso no
es ciencia, le dije imposible que usted le quede grande. Y dijo no yo me le mido.
Al mes ya Vexy se había transformado.
105
Y un día incluso me dijo, cuando empezó a preparar (sanduches), a preparar, no yo
no voy a ser capaz. Le dije no eso es un reto para usted, como se le ocurre que no va
a ser capaz. Si yo pude porque no va a ser capaz usted.
Porque es que llegar y entrar a preparar, o sea uno siente que el mundo se le viene
encima y uno no es capaz.
A mí me paso, porque yo iba a renunciar a los…
Eso es un reto. Eso es empeño.
Ana — yo he trabajado, Uno en la vida tiene que aprender hacer tantas….yo he
trabajado desde niñera, empleada de servicio, en abastos en…
Ilda — yo también.
Ana —he sido secretaria de gerencia, he sido asesora pedagógica, he sido trabajadora
en…puerta a puerta.
Yely — trabajadora social… (risas)
Ana —yo digo que uno de los trabajos más duros que yo haya tenido, berracos,
berracos así juepucha, que yo digo tenaz…trabajar puerta a puerta.
Ilda — ¿y yo digo que uno de los trabajos que yo haya tenido duro? Trabajar en las
flores. Uy juepucha. Yo digo que no lo volvería hacer. Prefiero irme a hacer aseo en
un apartamento que en esas tales flores.
Ana — es duro Ilda. Pero es berraco uno trabajar puerta a puerta. Yo le cuento que
uno con una maleta llena de productos, llena de que son cremas chapus…y golpie en
las puertas, y que le echen a uno la madre, que le echen los perros. A uno le toca
salir corriendo porque el perro ya casi lo agarra.
Son situaciones durísimas. A mí me toco trabajar en corabastos, levantarme a las dos
de la mañana, hacer tintos agua aromática, llegar a las tres de la mañana a vender allá.
Tintos aguas aromáticas, aguardientes no se qué…
Y aguantarse a uno que lo miraba mal, la otra le hechaba la madre, porque
desafortunadamente la gente es muy envidiosa.
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Son muchas cosas… (…)
O sea y si nos ponemos a escuchar la historia de cada quien…
Yely — de cada uno sale un libro…
(…) pues si…las historias son muchas…
…esta historia continuara, vamos a comerciales…
Esta conversación finalizó con las anteriores palabras en tono de broma. Luego Ana preparó
sanduches para todos, con salsas del restaurante que ella e Ilda habían llevado para esta
reunión e inmediatamente dejamos de lado el diálogo del trabajo y la proyección.
Al momento llego Vexy (vecina de Ana), quien no nos había podido acompañar por razones
personales, estuvo con el grupo al final, preguntando porqué habíamos hecho, a lo que le
contamos de manera resumida, debido a que estábamos agotados sobre el mismo tema.
De esta manera finalizó dicho encuentro.
5.5 Intervenciones en las rutinas laborales.
Posterior al encuentro en casa de Ana, se propuso al mismo grupo con quienes se había
trabajado allí, llevar a cabo acciones personales interviniendo las rutinas que cada uno tenía a
su cargo, jugando con los materiales pertenecientes a estas. A este grupo se sumó un
domiciliario partícipe de encuentros anteriores.
De esta manera cada uno pensó en darle un curso distinto a las rutinas. Las cuales fueron
registradas en video y fotografía. Y se realizaron en el siguiente orden:
- Ilda. (Preparadora y coordinadora del área de preparación)
Ilda escribió su nombre con trozos de lechuga, tomados de la enorme cantidad de lechuga
que lavaba todas las mañanas. Esta acción fue en referencia a lo que ella hacía de vez en
cuando al firmar en objetos del restaurante, como cajas de icopor donde se servían los
domicilios, o individuales para mesas (en desuso). La firma en aquellos objetos la repetía
constantemente, hasta llenarlos con su rúbrica.
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Esta ese día resultamos tratando temas similares a los del encuentro anterior. La acción
estuvo acompañada por el siguiente relato sobre su historia laboral:
Ilda —Yo acostumbrada a mi casa a mi papá a mi mamá (en su pueblo en Boycá).
Que yo en mi casa pues si trabajaba, quien dice que no me tocaba trabajar, pero pues
uno hacia…lo que le daba la gana. En cambio llegar ahí y encerrado que uy no (se
refiere a trabajar de interna en una casa de familia en Bogotá).
Mi hermana venía me recogía los sábados en las tardes, y los domingos en las tardes
y me traía otra vez –la llevaba a la casa de ella-. O sea venía y me recogía donde yo
estaba trabajando.
Eso fue el primer año. Después me fui a vivir con una hermana que vivía en villa luz.
Bueno allá la pasaba chévere, porque era con mi hermana y…allá dure como agosto
de ese mismo año.
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Después me fui para San Mateo ¿creo?…y me vine de por allá a trabajarle a un
viejo. Y ese viejo era más morboso, y yo cuando yo apenas lo escuchaba llegar ahí
mismo yo cerraba mi puerta y le echaba seguro. Siempre me daba como miedo.
Ahí duré de septiembre a diciembre trabajé tres meses, no me acuerdo que era lo que
me pagaba, como ciento ochenta mil…eso hace, estoy hablando de…del ¿97?...como
del 96.
Y yo noo…bueno. Pero yo ahí la pasaba sola, porque el viejo venía…se iba de viaje,
no sé qué.
Yo me iba para el Oímpica…eso era allí en la séptima con ochenta y ¿tres? Con
ochenta y cinco, por ahí más o menos. Me iba pa´ ese Olímpica a comprar no se
qué. Ahí la pasaba chévere, pero entonces me daba cosa del viejo…
Y, solo me la pasaba hablando por teléfono. Entonces me fui en diciembre, oiga me
fui en diciembre y ¿después? A no si, me fui en diciembre pa´ mi casa. Y ahorre esos
tres meses, compre algo de ropa y me fui pa´ San Mateo un diciembre.
Y…y…allá me quedé de vacaciones y todo eso. Y después me vine a trabajar. A
trabajarle a una señora, a una señora de…allá me fue bien. Allá dure dos años. Ahí
fue cuando empecé a estudiar.
Cuidar las niñas, y hacer el oficio en la casa, y estarme en la casa. También salía los
sábados en las tardes, y los domingos en las tardes. O a veces salía los domingos en
las mañanas y volvía los domingos en las tardes.
Bueno así la pasé…
Después…me aburrí porque…aaa, allá…tocaba cocinar mucho, porque esa gente era
de Boyacá…entonces esa gente comía mucho.
Después una amiga me consiguió….oiga quién me consiguió el trabajo…a en el
colegio con una china allá. Entonces como la mayoría trabajaban internas. Entonces
una amiga en el colegio me ayudó con una señora. Allá si la pase chévere allá dure
también ¿dos años? Como que dos años. Pero pues allá éramos dos empleadas,
entonces…yo la pasaba relajada. Y allá si iba al Ley, iba…eso era en la ciento
109
veintisiete con…quince. Entonces me mandaba al…Ley, ese, ese que queda en ese al
centro co…a Unicentro. Ahí a Unicentro. Por allá yo la pasaba andando todo eso.
Allá era chévere, y ellos se iban todos los fines de semana para…para melgar. Y yo
quedaba sola. Me iba los sábados a rumbiar y llegaba a las dos de la mañana. Y pues
el celador me hacia cuarto y no decía nada.
Ahí la pase chévere. Y pues después termine el colegio. Aaaa… no quería trabajar
más encerrada. Y me fui a andar por la vida…
Trabajé en una cigarrería, trabaje en las flores, que ese trabajo si lo detesto, uishh.
Uyy no esa mierda es muy fea…
Trabajé en una despulpadora de fruta…despulpando fruta. Eh…qué mas
trabajé…después de que Salí de de…interna…
En una cigarrería dure dos…en la despulpadora si era por temporada. Ahí cuando ya
me metí con el papá de Sebastián (el hijo de Ilda).
Y…entonces ya ahí…dure un año en que no conseguía nada estable, nada
estable…pues eso ayudo como a…los problemas…
Y ya fue cuando, entre aquí…después de todo eso entre aquí. Y llevo…ya voy a
cumplir cinco años acá.
Y ahí andamos….jejeje…
Pero bien o sea…por eso yo siempre digo, que yo, mi niñez fue muy bacana. O sea
yo no cambiaría mi niñez por nada. Como hay gente hoy en día que dice que su
niñez fue muy terrible…como la de Ana por ejemplo.
Pero igual bien…que no aproveché oportunidades pero…en tanto en estudiar o en
tanto…bueno tuve dos novios que eran como…no eran pa´mí.
…en un almacén de calzado…uyy esa vaina es muy aburrido. Usted parado
estirando geta. Eso era lo que me parece jarto. Y trabajé ahí como un mes, porque me
dio…ahí fue cuando me dio la varicela.
110
Trabajé en residencias. Y pues trabajaba de seis y media a cuatro de la tarde. Pero lo
malo era que yo no descansaba ni un domingo. Descansaba un día entre semana.
Trabajé en una panadería. Y allá atender a la gente…pues de por sí me ha gustado
mucho atender, a mi me gusta atender a la gente. Y pues ahí duré harto.
- Brayan. (Domiciliario)
Al iniciar la jornada una de las rutinas de Brayan era doblar una cantidad de 300 servilletas
aproximadamente en forma rectangular, ponerlas dentro de pequeñas bolsas transparentes,
junto con cubiertos desechables.
111
Para su acción Brayan decidió escribir el seudónimo que usaba en internet. El cual se leía de
esta manera GTSX K1LL3R IvI. Este se realizó en la barra donde se colocaban servilletas,
cubiertos y facturaros.
Brayan explicaba que con este seudónimo era mejor reconocido en los videos juego en
internet, una de sus actividades favoritas.
- Ana. (Mesera del segundo piso)
Al iniciar la jornada una de las rutinas de Ana era limpiar las mesas. Primero pasaba una
toalla húmeda, después rociaba un desinfectante con olor a “esencias florales” que
igualmente le daban brillo a la madera.
Limpiando una de las mesas al terminar Ana escribió con la punta del dedo índice “yo creo
en Dios”. Al escribir este dejaba un trazo opaco, quitando el brillo por donde pasaba el
dedo.
Al terminar su acción volvió a rociar el desinfectante sobre lo escrito, pasando la toalla
húmeda, para dejar limpia la mesa por completo.
En el restaurante Ana constantemente hablaba sobre su creencia religiosa por el catolicismo.
Este siempre era su mayor referencia al momento de hacer juicios de valor en las
conversaciones de grupo sobre asuntos que implicaban una situación conflictiva entre las
personas. De otro lado también invitaba a los compañeros a congregaciones de comunidades
católicas. Invitación a la cual solo asistió una de las compañeras de la cocina, quien
manifestó no sentirse bien en esos lugares, porque le parecían extraños y “chistosos”.
Ana manifestaba su creencia públicamente intentando dar consejos a los compañeros, y
cantaba canciones religiosas mientras realizaba varias de sus rutinas.
112
113
- Yely junto con Ilda (Yely es preparadora)
La rutina de Yely era preparar sanduches, manipulando siempre insumos como verduras,
carnes, panes y salsas. Con algunas verduras Yely hizo un retrato de Ilda, a quien le
pareció muy gracioso y decía que en nada se parecía ese “mamarracho” con ella. Yely
también opinaba lo mismo pero le era muy “gracioso” hacerlo.Luego ellas dos empezaron a
hacer pequeñas maquetas que representaban sitios como un parque o el campo (puesto que
114
Ilda y Yeley son de municipios aledaños del departamento de Boyacá).
Posterior a este momento de las intervenciones continuamos teniendo encuentros en los
espacios de reunión a la hora del almuerzo y los instantes durante la jornada laboral. Para
ese entonces empezaron a salir más empleados e ingresar nuevos, el personal tomó otro
orden, pues la salida de empleados y sus reemplazos eran notables. Como era costumbre
algunos de ellos se iban por no tener beneficios laborales.
Para entonces el ánimo e interés por los encuentros y acciones realizadas con el grupo más
focal había comenzado a descender y de una manera casi callada el proceso fue
desapareciendo, y para quienes habían estado de espectadores lo tomaron como
debilitamiento.
Tiempo después anuncié entre los compañeros más cercanos mi retiro del restaurante por
motivos personales y ocupaciones. De igual manera lo comuniqué al propietario.
Desde entonces sin seguir de empleado en este sitio, aun mantenemos vínculos con el grupo
de compañeros de este proceso (del área de domicilios y de la cocina). En varias ocasiones
nos hemos seguido reuniendo a la hora del almuerzo (al final de la jornada) sobre la actividad
preferida por el grupo, la conversación. En otras ocasiones igualmente nos comunicamos a
través de medios externos al sitio.
115
CAPITULO 6. INTERPRETACIÓN
116
6.1 PUNTOS DE UN RECORRIDO
Las acciones y situaciones desarrolladas durante el trabajo de campo, es el momento vital de
proyecto “enclave”. Especialmente los movimientos contingentes del sitio en que se eligió
trabajar, que se enfrentaban a las intensiones metodológicas.
La práctica siempre puso a prueba lo capitalizado desde el marco teórico ya que esta
experiencia previa al trabajo en campo demuestra, que aunque aparecen fenómenos
señalados por la teoría, no deja de ser una mínima disposición al escenario de incursión.
En este sentido lo presentado en el marco teórico, los autores y teorías que cobraron mayor
presencia en lo experimentado en campo fueron Michel De Certeau, Hakim Bey y el
situacionismo.
El primero desde su teoría de las “tácticas” cobró una pertinencia como instrumento, a
través del cual fue posible observar la lógica en que se movían las situaciones emergentes
(individuales y grupales) de los empleados no relacionadas con propósitos laborales, y que
trascendían la nominación de trabajador.
El segundo autor de la T.A.Z (Zona Temporalmente Autónoma), fue el instrumento que
guió la disposición de pequeñas zonas de creación, como temporalidades instantáneas.
Donde más que consolidar, se trató de aprovechar y condensar una serie de situaciones
específicas. Como detonadores de experiencias de relación social y de creación, sin
necesidad de trabajar sobre un modelo de larga durabilidad. Simplemente aprovechando los
espacios vacios, que dejaban las condiciones dadas de la realidad laboral.
Finalmente, el situacionismo como práctica y procedimientos incitadores de nuevas
experiencias en ámbitos cotidianos, su uso conceptualmente permitía la fabricación de
encuentros y acciones llevadas a cabo con los empleados. Estas eran el contenido que
comprendía el “enclave” como espacio temporal, haciendo favorable la ocasión para
transformar en acontecimientos o la misma elaboración de situaciones.
117
Las prácticas artísticas en cotidianidad en el marco teórico marcaron una presencia como
camino referencial, evidenciando otros modos de hacer desde la experiencia individual de los
artistas citados.
El caso de proyecto “Ku” fue el cruce de esas formas particulares de operar en el
acercamiento y la generación de vínculos con las personas pertenecientes al contexto
cotidiano de incursión.
Cruces como la comunicación entre dos campos de producción, a veces divergentes y
cercanos. Logrando abrir intersticios para un dialogo intencionado desde el arte, y lo que
implica generar vínculos entre un proyecto artístico, y un campo laboral.
En dirección distinta proyecto “enclave” a diferencia de “Ku”, no pretendió una pregunta al
contexto cotidiano (el restaurante) de lo que podía ser o no considerado como arte, para las
personas que transitaban el sitio.
En el caso de proyecto “enclave” se planteó la creación no necesariamente sujeta al arte,
considerando esta como acción espontánea en los participantes, como irrupción individual y
experimentadora de una situación dada de la cotidianidad.
El arte en este caso tuvo un lugar referencial, como instrumento teórico para el trabajo en
campo, y no como forma predominante para la creación en los participantes del proyecto.
Atendido a lo anterior no se busco la transmisión de un conocimiento específico de arte a los
participantes, evitando sesgar o influenciar sus capacidades de creación innatas, no sólo en
la actividad laboral también como posibles expresiones artísticas.
En este sentido el diálogo entre los insumos teóricos más fuertes ya mencionados, cobran
una presencia en 5 momentos del proceso práctico de la siguiente manera:
• La implicación en una cotidianidad especifica
• Tácticas: lo invisible en espacio ajeno. Interpretación del proceso de observación
• Enclave: un espacio de producción. Interpretación del proceso de mediaciones
• Encuentros de creación. Interpretación de los encuentros internos y el externo al
sitio de trabajo.
118
• Aprendizaje en la cotidianidad, como aporte pedagógico
Cada punto será un dialogo que recorre el proceso desde el equipamiento teórico que
fundamento la acción endógena, de procedimientos al interior del escenario elegido.
• La implicación en una cotidianidad especifica.
Como entrada a las resonancias entre autores y trabajo en campo, es importante señalar el
momento antecesor, que hizo posible dicho proceso.
Es decir la implicación en el sitio elegido para desarrollar proyecto “enclave”. Como práctica
que incursiono contextualmente en una realidad concreta para interactuar con la misma.
En este sentido el inicio de este proyecto se concibió como un tipo de convivencia, y
participación. Siempre asumiendo el sitio de trabajo como estructura ya establecida, donde
se examinaba la posibilidad de un proceso de creación colectiva en su interior.
La experiencia no hubiese sido posible como presencia externa, entonces se hacía
fundamental la inmersión, y desde ella germinar el proceso.
La inmersión fue cobrando fuerza como forma de conocimiento, sobre las propiedades de lo
que acontece en la cotidianidad escogida.
Tal inmersión en las actividades laborales del sitio, como experiencia propia permitía la
observación de una serie de situaciones, causadas por los integrantes del contexto. Que se
daban en un tiempo organizado por el trabajo, pero también este perdía su condición dando
paso a la contingencia.
• Tácticas: lo invisible en espacio ajeno. Interpretación del proceso de observación.
Para este proceso el objeto de observación no se definió como un grupo focal de individuos,
en reemplazo de una definición de “situaciones emergentes”. Entendidas como
manifestaciones de los individuos (trabajadores) en el contexto controlado por la jornada
laboral, en el restaurante “Pecorino”.
El objeto de observación en su contexto, tomaba una presencia más abstracta que concreta,
debido a que tales situaciones se comportaban como una sustancia móvil en un ambiente
particular creado por los empleados.
119
En este sentido el modo narrativo que da cuenta de tal objeto de estudio, aparece imbricado
en el ordenamiento del trabajo.
Es así que la descripción, o mejor entendida como representación escritural del sitio, es un
texto que hace referencia a la oficialidad y operatividad del mismo.
El recorrido hecho por esta oficialidad, hace visible en su interior, las “situaciones
emergentes” en detalle, que abren un sub texto del sitio en cuestión.
Este anterior se contrasta con la demanda de conducta, que se hace a los trabajadores como
operarios de un servicio.
Texto y subtexto cobran relevancia desde el autor trabajado para dicho proceso de
observación Michel De Certeau, quien identifica practicas micro sociales en los intersticios
de la vida diaria, que llegan a evadir procesos de disciplinamiento, en una relación
coexistente y que se lo puede ver proyectado en un sitio específico como el trabajo.
“(…)la división ya no pasa entre el trabajo y las diversiones. Estas dos
regiones de actividades se homogenizan. Se repiten y se refuerzan una a la otra.
En los lugares de trabajo, cunden las técnicas culturales que disfrazan la
reproducción económica bajo cubiertas ficticias de sorpresa (“el
acontecimiento”), de verdad (“la información”) o de comunicación (“la
animación”). Recíprocamente, la producción cultural ofrece un campo de
expansión a las operaciones racionales que permiten administrar el trabajo al
dividirlo (un análisis), al cuadricularlo (una síntesis) y al masificarlo (una
generalización) “39
Descubrir esas maneras de hacer, remite al orden que las provoca en una proyección de
disciplinamiento. Circunstancias que impulsan prácticas en busca de vacios para deslizarse
del control.
Circunstancias y deslizamientos, son planteadas por el autor desde un modelo llamado
estrategias y tácticas, haciendo la siguiente distinción:
39 En la versión del libro, Modos de hacer, arte crítico, esfera pública y acción directa. Proyecto editorial de Paloma Blanco, Jesús Carrillo, Jordi Clemente, Marcelo Expósito. Ediciones universidad de salamanca. 2001. Pág. 393
120
“(…) llamo estrategia al cálculo (o la manipulación) de las relaciones de
fuerzas que se hace posible desde el momento en que un sujeto de voluntad y
de poder (una empresa, un ejército, una ciudad, una institución científica)
resulta aislable. La estrategia postula un lugar susceptible de ser circunscrito
como algo propio y de ser la base de la que administrar las relaciones con una
exterioridad de metas y amenazas”40.
La distinción se da, en la descripción que hace de la táctica como:
“la acción calculada determinada por la ausencia de un lugar propio. Por tanto
ninguna delimitación de la exterioridad le proporciona una condición de
autonomía. La táctica no tiene más lugar que el del otro. Además debe actuar en
el terreno que le impone y organiza la ley de una fuerza extraña”41.
Siguiendo a De Certeau, la gestión de tal oficialidad en el restaurante, correspondería con la
figura de estrategia.
Si bien el contexto referenciado no presentaba una intensión fiel de la “separación del
trabajo”, si se hacía evidente una exigencia de comportamientos corporales a los
trabajadores.
Buscando siempre controlar a estos sujetos puestos en práctica por el propietario, desde la
invención de los clientes como observadores. Los cuales representaban un modo de
vigilancia externa, sustituyendo la presencia corporal del propietario, por la de los clientes.
El uso de este tipo de vigilancia, se daba cuando los trabajadores eran vistos en una situación
de relación con otros trabajadores, o en lo que él consideraba como una postura incorrecta,
por tener la apariencia de descanso y no de laboriosidad. Este tipo situaciones cotidianas,
han sido interpretadas como una forma de poder que el autor Michel Focault las describiría
de la siguiente manera:
“(...) el establecimiento de correlación del cuerpo y del gesto. El control disciplinario no consiste simplemente en enseñar o en imponer una serie de gestos definidos; impone la mejor relación entre un gesto y la actitud global del cuerpo, que es su condición de eficacia y de rapidez. En el buen empleo del
40 Ibíd. Pág. 400 41 Ibíd. Pág. 401
121
cuerpo, que permite un buen empleo del tiempo, nada debe permanecer ocioso o inútil: todo debe ser llamado a formar el soporte del acto requerido” (Foucault, 1989: 156)42
Para ser llevado a buen término la eficacia de la “estrategia” se encargaba de “administrar las
relaciones”, desde esta vigilancia no directa por el propietario, logrando influir en las
conductas de los empleados. Donde los mismos en ocasiones reducían dichas
manifestaciones o anulaban otras.
La organización que requería el sitio de trabajo para su funcionalidad, se presentaba en la
conformación de los tres grupos por labores: meseros, domiciliarios y cocineras.
Sin embargo al no cubrir la totalidad de un tiempo y espacio la estrategia dejaba ver vacios, a
falta de su administración. Habilitando temporalmente lugares donde el poder “vigilante” no
opera. Entonces en ausencia de este, los empleados generaban acciones como el acercarse
unos con otros (acto establecido como prohibido).
Como fenómeno este acercamiento generado en la conformación de los grupos,
paradójicamente era la posibilidad para las situaciones emergentes. Al surgir el encuentro no
precisamente desde la categoría de trabajadores, sino como individuos. Era la entrada
perfecta para relacionarse.
Esta situación como fenómeno confirma en si misma su realización, debido al debilitamiento
de la estrategia.
En momentos donde se empezaba a agotar la imagen que los empleados hacían de los
clientes, supuestamente “observadores” de conductas. Se dovelaba el truco empleado por el
propietario. Quien abandonaba esta parte de la estrategia, y quedaba poco sostenible. En
este preciso debilitamiento los empleados perdían credibilidad y entonces aparecían
comportamientos no relacionados con la conducta demandada.
Dicho fenómeno lograba escabullirse al disciplinamiento coercitivo, que Foucault
desarrollaría en su planteamiento así:
42 Focault, Michel. (1989) Vigilar y Castigar. Buenos Aires, Siglo XXI editores.
122
“A cada individuo su lugar; y en cada emplazamiento un individuo. Evitar
lasdistribuciones por grupos; descomponer las implantaciones colectivas;
analizar las pluralidades confusas, masivas o huidizas. (...) Procedimiento,
pues, para conocer, para dominar y para utilizar. La disciplina organiza un
espacio analítico” (Foucault, 1989: 146-147)43
Las características del restaurante sumado a la figura de autoridad que era una sola y el rol
desempeñado por este, no permitían un procedimiento permanente la estrategia aplicada.
Esta existía dentro de las posibilidades de un solo sujeto.
Posterior a dicha entrada todo lo que acontecía se desarrollo en el lugar de la táctica, forma
silenciosa para dialogar o compartir, sin ser visto por el control anteriormente expuesto.
Las tácticas eran el elemento que permitía movilizar situaciones emergentes de: juego,
espacios conversacionales, lectura de revistas, negocios, reuniones alrededor de la comida. Y
su mayor trascendencia: reuniones fuera del trabajo.
Situaciones compuestas por aprovechamiento de las unidades de tiempo más desprovistas,
donde el compromiso de la actividad laboral, se cambiaba a un instante de entretenimiento,
separándose de la presión rutinaria.
El esfuerzo de la estrategia en este punto no tenía el alcance esperado, las tácticas al
movilizarse reorganizaban el espacio asignado a sus mismos ejecutantes: los empleados.
Desde el planteamiento Focaultiano citado anteriormente, el análisis de estas “pluralidades
confusas” no existía, y por el contrario se hacían “huidizas”.
Sin embargo desde la perspectiva de este autor la estrategia si efectuaba el planteamiento “a
cada individuo su lugar”.
43 Ibíd.
123
Por su parte el autor Michel De Certeau, cercano al planteamiento anterior lo describe
como: “las estrategias (…) se esfuerzan por reducir las relaciones temporales a relaciones
espaciales” 44
Las relaciones en el restaurante, podían desplazarse en el ambiente, haciéndose efímeras
moldeaban tiempo y espacio.
“Las tácticas son procedimientos que valen por la pertenencia que dan al
tiempo, a las circunstancias que el instante preciso de una intervención
transforma en situación favorable, a la rapidez de movimientos que cambian la
organización del espacio, a las relaciones entre momentos sucesivos de una
“jugarreta”(…)”45
“(…) las tácticas ponen sus esperanzas en una hábil utilización del tiempo, en
las ocasiones que presenta y también en las sacudidas que introduce en los
cimientos del poder”46
Esta observación participante consistió en la implicación de dichas situaciones, hablar con
las personas, hacer toma de notas, siempre atento a los detalles de cada instante. Durante las
3 unidades de tiempo de la jornada laboral: pre producción, producción y post producción.
En estos tres tiempos aparecían de manera fluctuante las “situaciones emergentes”, que
activaban zonas temporales. Subespacios que pertenecían al sitio de trabajo, que los
trabajadores convertían en lugares propios. Estos instantes eran practicados de manera
espontánea por ellos mismos, exhibiendo rasgos de identidad individual y colectiva.
Los tipos de identidad se han venido construyendo en el tiempo, convirtiéndose en una
memoria del lugar. Que era llenado por situaciones de autoría propia, en un juego de
aparición-desaparición, durante las jornadas.
Este lugar particular brotaba gracias a las tácticas, en una semejanza de instantes
escenográficos, impulsados por sus propios actores. Produciendo siempre dos
44 En la versión del libro, Modos de hacer, arte crítico, esfera pública y acción directa. Proyecto editorial de Paloma Blanco, Jesús Carrillo, Jordi Clemente, Marcelo Expósito. Ediciones universidad de salamanca. 2001. Pág. 403 45 Ibíd. Pág. 403 46 Ibíd. Pág. 404
124
temporalidades diferentes: una conducida por las ocupaciones laborales, y otra que emergía
con personalidades de quienes respondían a dichas ocupaciones.
Las tácticas como fundamento señalaban usos personales, en una serie de actos a distintas
horas, días y espacios.
Lo que deja claro el dinamismo del sitio, cuando es convertido a lugar por quienes lo
transitan, generando prácticas micro sociales. De una magnitud “menor”, pero de grandes
condensaciones de información y movimientos, como impacto y beneficio para sus
participes.
Poniendo en contravía de manera silenciosa el carácter para lo que se creó el sitio, sin la
pretensión de llevarlo al conflicto o interrumpirlo, pues en ningún momento esto estuvo
contemplado.
Las tácticas como materialización de usos propios, se convierten en procedimientos que
crean y se re-crean demostrando lo que puede cada quien en una realidad dada.
En el caso del restaurante estrategia y táctica conviven la una con la otra, la última conserva
la apariencia de la primera. La táctica puede darse en un tiempo alterno, puede ir y venir,
mientras la estrategia no la alcanzaría, de ser encontrada y regulada siempre existirá la
posibilidad de una nueva aparición táctica re-creada.
Las situaciones emergentes hacían visible las capacidades autónomas y de creación de sus
productores, en el espacio ajeno.
A partir de cercanías y distancias en los planteamientos del autor Michel Foucault y Michel
De Certeau. Es posible realizar una reinterpretación de la instauración del poder en la
subjetividad, desde la perspectiva del primero el cual dibuja un panorama de poca
escapatoria, a este tipo de filtración en los sujetos. Quedando en las reiteradas categorías de
la pasividad o replicación. Y alejándolos cada vez más, de las posibilidades de una
producción propia.
Desde otra perspectiva De Certeau resalta capacidades micro sociales, que se escabullen de
los procesos disciplinarios de control.
125
Las manifestaciones de poca visibilidad, que por entre mínimos espacios emergen formas de
producción, por parte de quienes se han nominado tradicionalmente como usuarios o
consumidores.
Para el autor estas manifestaciones sociales trascienden realidades dadas o impuestas, que
resisten o superan ciertas condiciones, como el control de un cuerpo social en un espacio
determinado.
Desde esta perspectiva la figura de tácticas como fenómeno social, se pudo evidenciar
durante el proceso de observación, donde el trabajo no era la única práctica social en que los
trabajadores se desenvolvían, estos individuos por momentos dejaban de ser sujetos del
trabajo para mostrarse y hablar de sí mismos.
Aparte de las responsabilidades laborales, se pudo visibilizar un estado de usos del sitio de
trabajo, que superaban los habituales como la prestación de servicios en el restaurante.
Las tácticas eran un modo personal de hacer situaciones no permanentes, pero que
alcanzaban prolongaciones, de acuerdo a que tanto se debilitaba o cedía la estrategia, para
generar notables interacciones colectivas.
• Enclave: un espacio de producción. Interpretación del proceso de mediaciones
artísticas
Enlazándose con lo anteriormente expuesto, las tácticas se tomaron como insumo para
configurar un modo de operar siguiente en el caso de las mediaciones. Para el conjunto de
situaciones participantes y producidas con el grupo de empleados más focal.
La manera en que hacia presencia el valor de lo inesperado representaba un juego sin
quebrantar el orden de las rutinas laborales. Como ya se había mencionado anteriormente en
una convivencia entre tácticas y estrategias. Mientras se preparaban los pedidos se podía
conversar o hacer bromas, al igual que un cliente esperaba su pedido leyendo revistas, el
mesero hacia lo mismo mientras esperaba el pedido de este cliente.
Un juego de hacer lo propio e incorporarse de nuevo al tiempo demandado por la ocupación
laboral, interpretado desde la mirada de De Certeau como la “homogenización” entre trabajo
y diversión.
126
Volviendo a este autor, uno de sus valores para referirse a la anterior situación de
convivencia lo describe como:
“(…) la transformación de un equilibrio caracterizaría al arte. Bailar sobre la
cuerda floja es mantener en todo momento un equilibrio, recreándolo a cada
paso gracias a nuevas intervenciones, es conservar una relación que jamás es
adquirida y que una incesante invención renueva al dar la impresión de
“conservarla” el arte de hacer queda así admirablemente definido, más aún
cuando en efecto el ejecutante mismo forma parte del equilibrio que modifica
sin comprometerlo”47.
El modo de operar que se decidió (para las mediaciones) estaba hecho de lo aprendido en esa
convivencia generada por los empleados.
Una elaboración desde la participación en situaciones emergentes, y posterior en: la
creación de situaciones, encuentros alternos a la jornada laboral dentro y fuera del
sitio, y las intervenciones de rutinas laborales.
Participación en situaciones emergentes
Esto se hizo Posible a la ocasión poniéndola al servicio de propósitos actuantes, para
generar pequeños acontecimientos. Se trataba de tomar algún comentario, un gesto o varias
acciones y lanzar, o responder con una acción de “jugarreta” que pudiera impulsar nuevos
efectos. Lo que se daba paralelamente al: compartir recetas, intercambio de información
y los espacios de conversación (este conjunto perteneciente a la creación de situaciones).
Estas experiencias abrían la práctica autónoma, a partir de conexiones entre las tácticas de
los individuos participantes.
Proceso que siempre tenía una forma sujeta a la adquisición y duración de la ocasión. Lo
realmente importante en el ingreso a aquellas duraciones, no era dicha forma, sino el estar
presenciando un compendio de saberes que ya contaban con un recorrido, es decir se
ingresaba en la marcha pues la ocasión no daba espera cada quien llegaba en un momento
diferente.
47 En la versión del libro, Modos de hacer, arte crítico, esfera pública y acción directa. Proyecto editorial de Paloma Blanco, Jesús Carrillo, Jordi Clemente, Marcelo Expósito. Ediciones universidad de salamanca. 2001. Pág. 409
127
En algunos de estos se podían ver y escuchar códigos que solo eran entendidos por los
individuos ejecutantes. Quienes daban por hecho esos momentos de relación, asumiéndolos
como algo divertido, y en su momento llegaba a hacer sentir a los demás como ajenos a la
situación.
Era la muestra de algo que ya se venía cocinando en el tiempo, y sin embargo siempre
abierto a nuevos participantes en esta compresión temporal:
“la ocasión coloca este conocimiento en el volumen más reducido. Concentra el
mayor conocimiento en el menor tiempo. Reducido a su formato más pequeño,
en un acto de metamorfosis de la situación”48.
Estos formatos de situaciones (ocasionales) mostraban la práctica de un saber no
especializado, y su condición era cotidiana, un saber que se practicaba instantáneamente. Sin
pretensión alguna de fabricar un espacio específico para su almacenamiento. Dispuesto en el
ambiente que le pertenecía a los empleados, y siempre tomado a su manera para usarlo.
Creación de situaciones.
La participación permitió identificar instantes donde originar la preparación de recetas,
toma de fotografías de los empleados, y la lectura del horóscopo.
Siempre tratando de seguir el mismo ritmo que tenían las situaciones generadas por el
ambiente.
Estas fueron creaciones endógenas en los grupos con quienes estaban relacionadas. Como
una manera de dar continuidad a aquella temporalidad que se desviaba de lo establecido en el
sitio. Siempre apuntando a micro acontecimientos, o pequeñas narraciones. Llevadas a
generar relaciones y especialmente vínculos entre los integrantes, de manera que se
modificaba el orden que parecía llevar el tiempo en un momento determinado, por ejemplo
compartiendo y realizando recetas para la hora del almuerzo de los compañeros.
En el caso de la toma de fotografías cuando los empleados podían visualizar el material en
la misma cámara, o través de las proyecciones que se hicieron en el restaurante. La mirada
hacia la corporalidad cobraba un sentido diferente mediado por el aparato tecnológico.
48 Ibíd. Pág. 418
128
Estas personas empezaron ficcionar la imagen capturada, simulando situaciones de juego
con el espacio del restaurante, y algunos elementos del mismo.
La imagen fotografiada se convirtió en un elemento todavía más sintetizador, que superaba
la ocasión real de las situaciones emergentes. La construcción de estas imágenes eclosiono
una forma más de creación, donde “todo” era posible: desde el registro de las rutinarias,
hasta la ficción de los cuerpos que hacían parte de esas rutinas, y que jugaban con el orden al
que pertenecían.
La cámara en manos de los empleados tuvo un uso desprevenido, e individual que permitía
libremente las representaciones hechas para el mismo aparato. De esta manera cada uno se
convertía en un experimentador de su realidad inmediata, usando como herramienta cuerpo y
fotografía.
Por otro lado la lectura del horóscopo, como una de las situaciones más poderosas de
congregación grupal, se convirtió en un arma narrativa, al igual que la cámara. Construyendo
instantáneamente historias y re interpretaciones que se hacían de este elemento relacionado
con las realidades de los escuchas.
Era importante la reutilización del horóscopo para convocar a la mayoría desde un mismo
elemento temático. Desviando por un instante la forma aislada de la lectura y búsqueda de
imágenes en estos medios impresos.
El interés de escuchar la lectura estaba en realidad en el contenido satírico y el poderse reír
de sí mismo o de los demás desde la improvisación.
• Encuentros de creación
Encuentros alternos a la jornada laboral dentro del sitio
Estas situaciones abiertamente planeadas se produjeron gracias al vínculo hecho con el
grupo de empleados, desde las mismas interacciones en las ocasiones. Sin las cuales no
hubiese sido posible un tipo de continuidad como propuesta.
En este sentido se dio una dirección distinta a un espacio de experiencias conscientes sobre
el paisaje de “situaciones emergentes”, como capital de creación de los empleados. Y llevado
a nuevas creaciones por los mismos.
129
Como se ha mencionado este espacio se llevo a cabo desde la perspectiva teórica del autor
H. Bey con La Zona Temporalmente Autónoma (abreviada como T.A.Z). La cual expone
iniciativas generadoras de espacios de creación, al interior de estructuras establecidas,
haciendo el mayor uso del presente inmediato, como los que transitamos a diario, los cuales
se ven acogidos por formas controladoras de individuos, en oposición a ello este autor
propone que:
“La teoría de la TAZ intenta ocuparse de situaciones existentes o emergentes, más que del puro utopismo. Por todo el mundo hay gentes que están dejando o "desapareciendo" de la Parrilla de la Alienación y buscando Formas de restaurar el contacto humano.” 49
Además de la comprensión cercana a la teoría de De Certeau, la T.A.Z conllevó a abrir una
zona para la conversación de las “situaciones emergentes”. Como consecuencia de ello se
produjeron intervenciones de las rutinas.
Dentro de las dinámicas volátiles de las “situaciones emergentes”, se buscaba darle
desarrollo a la zona de la misma manera, sin pretender un proceso de larga duración más allá
de lo posible, y del interés por parte de los integrantes.
El encuentro alrededor de las nociones de creación, propicio una participación que
evidenciaba las formas de ver en cada uno, generando un contacto desde la socialización.
Esta zona término en reacciones hacia lo espontáneo, desviando un tanto el propósito del
encuentro mientras la participación aumentaba en una confianza para hablar en público,
donde el sentido de lo que se estaba diciendo era desde el humor negro que manejaba el
grupo.
Lo verdaderamente importante de este espacio era la reunión alrededor de un tema que se
relacionaba con aquellos fenómenos acontecidos en el restaurante. Pero este se transformo
en una conversación más de juego y azar, un ritmo conducido por ellos mismos durante el
encuentro.
Aunque los escritos tuvieron una presencia fuerte, el tema de las nociones, por un momento
figuro mas como pretexto donde lo enriquecedor sucedía en sus efectos. El discutir, la
49 LA ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA. Hakim Bey. Traducción y notas de Guadalupe Sordo. Revisado por Alguien. Anti-copyright. Pág. 29
130
diferencia entre nociones, y su interpretación como definiciones que comprometían al autor
de cada escrito.
En ese momento el clímax del sitio se había transformado, este no era el mismo de siempre
(para el trabajo) y sus empleados parecían trasportados a otro lugar. La situación de un
debate libre, en un ritmo tranquilo y una extraña combinación de intervenciones serias y
otras con humor. Hicieron el encuentro acogedor que sin pretender llegar a elaboraciones
rigurosas, cada quien se prestaba a escuchar a los presentes en ese momento.
De otro lado las proyecciones de fotografía al interior del restaurante, llevo a que los
empleados visibilizaran la memoria que contenía el sitio de trabajo, alrededor de las historias
y personas productoras de las mismas. Entre las cuales estaban los participantes de esta
actividad, al recordar los cambios que ha tenido el trabajo, a partir de sus métodos.
El material proyectado impulsó recuerdos y detalles de las situaciones reflejadas en él
mismo y sus personajes. Durante la proyección del material fotográfico mientras el grupo
hablaba, emergía la memoria del lugar, las imágenes empezaban a llenarse de sentido por las
palabras de los observadores. Como las conexiones de miradas, diálogos y sus diferencias,
sin el interés de establecer un tipo de juicio único.
Encuentro externo al sitio de trabajo.
Este encuentro tuvo un impacto como situación de mayor prolongación y contenido, pues
los integrantes verbalizaron varias de las cualidades organizativas y de control así como de
las situaciones relacionales entre los compañeros.
Por medio de relatos autónomos, no mediados por el espacio físico del trabajo, esta
distancia genero una disposición crítica y reflexiva sobre las experiencias en aquel lugar.
Donde emergían valores y contrariedades sobre ciertas lógicas del restaurante, que habían
estado circulando y desapareciendo a través del tiempo. Este diálogo produjo
conscientemente asuntos de la convivencia entre trabajo y situaciones de entretenimiento a
los trabajadores.
Se produjo un lugar privado para enunciarse desde relatos personales como memoria que
desembocaban con rapidez no sólo en la experiencia laboral, sino en el valor que ellos
mismos encontraban a dicha combinación entre trabajo y entretenimiento a partir de las
situaciones emergentes y sus actores.
131
Intervenciones de las rutinas laborales
Estas se dieron desde una incitación al juego con los insumos materiales (de trabajo) y sus
sentidos como posibilidad de creación sin ningún mandato estético o formal. Y más como
una relación distinta con los mismos.
Si los quehaceres laborales son realidades que deben ser, al igual que su ejecución y
ejecutantes. La acción de juego gestó un instante de manipulación de ese “deber ser” en
oposición a una condición de realidad, desde el deseo espontáneo.
Como apertura a un giro diferente sobre el ritmo laboral con que se conciben los
movimientos acostumbrados, a través de los insumos para una función laboral.
Estas pequeñas acciones permitieron una producción apartada de la establecida y asumida
por los empleados. Por el contrario predominando lo subjetivo como un interés de
comunicar, expresar o manifestarse.
Acciones que no ingresarían en la definición de sujeto en relación al medio (el trabajo), ya
que estas emergieron para hablar de otros rasgos pertenecientes a una identidad, poco o casi
nada visible directamente del dispositivo trabajo.
Concebido lo anterior como una operación en la cotidianidad, mientras se transita por un
ambiente controlado, las expresiones de creación aparecieron como enunciaciones
experimentales (independientemente de su materialización).
Los materiales de trabajo a la espera de un uso tradicional, ese día se consideraron como
objetos lúdicos, que no solo se subordinaron a un ataque espontáneo por parte de sus
manipuladores, también se desviaba el funcionamiento que tenían tales objetos, puestos a un
fin directamente relacionado con el individuo que realizaba esta acción.
Para finalizar es de resaltar que el conjunto de situaciones desde la creación,
como práctica inventiva donde la personas adicionaban significados o sentidos
al entorno material y social que les rodeaba. Siempre estuvo en busca de abrir
desde el interior de cualquier lugar o situación, lo imaginado a nivel grupal e
individual, desde planteamientos de la TAZ, estas experiencias eran “…el
132
único "tiempo" y "lugar" posible para que ocurra arte por el puro placer de la
acción creativa”50
Estos elementos consolidaron un tipo de producción de experiencias en los bordes de la
actividad laboral del restaurante, como enclave en un espacio y tiempo transitorios.
Contribuyendo al lenguaje y cualidades de dichas prácticas micro sociales, en un modo
silencioso y sugestivo hasta llegar a las situaciones finales que se pronunciaron
públicamente.
En este punto en un retorno a la perspectiva de De Certeau, el panorama
conjunto de situaciones propias de los empleados y las producidas
continuamente (inspiradas en las primeras), “como maneras de hacer crean un
espacio de juego mediante una estratificación de funcionamiento diferentes e
interferentes (…) se crea un espacio de juego para las maneras de utilizar el
orden imperante en el lugar…instaura pluralidad y creatividad”51
Proyecto “enclave” fue una tercera presencia que convivió con tales instauraciones plurales
al interior del restaurante. Donde más allá de la implicación, participación y accionar
siempre se consideraba como aporte en el juego de las maneras de utilizar la realidad dada.
Así como estas “maneras de hacer” tenían una presencia enclave produciendo un
comportamiento deseoso de “otras” realidades, el proyecto y su implicación se dio al
mismo nivel de realidad que organizaba a quienes trabajábamos para ese sitio.
Siempre expectante al desarrollo de un orden, unas funciones, dinámicas, y dispuesto a
transitar por entre lo inesperado, un lugar como posibilidad.
Las experticias producidas durante el transito del proyecto por esos lugares, fue el
encuentro de varias posibilidades de activación de una zona creativa. Siguiendo al autor
Hakim Bey quien en enlace con la idea de crear espacios al igual que Decerteau, o liberar
zonas en la planimetría y racionalización de la vida misma, en función de la imaginación o
nuevas situaciones.
50 Ibíd. Pág. 22 51 En la versión del libro, Modos de hacer, arte crítico, esfera pública y acción directa. Proyecto editorial de Paloma Blanco, Jesús Carrillo, Jordi Clemente, Marcelo Expósito. Ediciones universidad de salamanca. 2001. Pág. 394
133
Despejando un ambiente y dando paso a una zona mínima sin mayores pretensiones que la
interacción, concediendo dicha forma desde lo fortuito.
Desde la perspectiva de la T.A.Z históricamente han existido estructuras en pro de la
organización de diferentes experiencias sociales en ámbitos como el trabajo hasta los modos
de circular en la vida diaria.
Con el tiempo estas estructuras se han convertido en modelos sociales y universales a seguir
con sus replicas. Estas han permeado espacios de la vida diaria, por emulación o de manera
inconsciente en este sentido surge el planteamiento del autor:
“¿Es que estamos condenados, los que vivimos el presente, a nunca
experimentar la autonomía, a nunca habitar ni por un momento una tierra
regulada sólo por la libertad? ¿No nos queda otra opción que la nostalgia del
pasado o la nostalgia del futuro? ¿Tendremos que esperar a que la totalidad del
mundo sea liberado del control político antes de que uno sólo de nosotros
pueda afirmar conocer la libertad?”52
Sin embargo por más imponentes o rígidas que estas sean, no puede ser menos interesante ir
en busca de espacios y experiencias que aun no alcanzan a ser permeadas por esos modelos.
Independientemente del espacio, las tácticas aplicadas por proyecto “enclave” siempre
estuvieron dirigidas a experiencias en un tiempo inmediato. Que los participes de las
situaciones efectuadas iban construyendo consciente o inconscientemente “una
intensificación de la vida diaria o, como los Surrealistas habrían dicho, la irrupción de la
Magia en la vida cotidiana. Pero no puede ser utópica en el sentido efectivo del término, de
«no lugar», el lugar sin lugar. Se sitúa en una intersección de fuerzas, como una especie de
centro de fuerza pagano”53.
“La TAZ es una forma que libera un área -de tierra, de tiempo, de imaginación
y entonces se auto disuelve para reconstruirse en cualquier otro lugar o
tiempo… la TAZ puede ocupar" estas áreas clandestinamente y llevar adelante
sus propósitos subversivos por un tiempo con relativa tranquilidad. Quizás 52 LA ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA. Hakim Bey. Traducción y notas de Guadalupe Sordo. Revisado por Alguien. Anti-copyright. Pág.2 53 LA ZONA TEMPORALMENTE AUTÓNOMA. Hakim Bey. Traducción y notas de Guadalupe Sordo. Revisado por Alguien. Anti-copyright. Pág. 10
134
algunas pequeñas TAZs hayan durado vidas enteras, y ello gracias a su
capacidad de permanecer ignoradas, como los enclaves que nunca se han
cruzado con el Espectáculo, que nunca han aparecido fuera de la «vida real»
que resulta invisible a los agentes de la Simulación”54.
• Aprendizaje en la cotidianidad, como aporte pedagógico
En correspondencia teórica con el sentido de las tácticas y la T.A.Z, es necesaria la distancia
con cualquier aspiración de instrumentalización o en caso de “replica”, sobre dicha
metodología de implicación y creación.
En dirección contraria se trata de la búsqueda particular por entender las lógicas que hicieron
o hacen posible (de ser así) una serie de eventos de aprendizaje durante el proceso de
proyecto “enclave”.
La intención de tales eventos no estuvo conducida a la organización del grupo de personas
participes, estos fueron abocados a construir y compartir experiencias específicas de la
cuales se podía aprender, siempre desde los intereses personales.
Estos intereses giraron en torno a elementos que circulaban en las “situaciones emergentes”
identificadas desde: preferencias, manifestaciones de sus personalidades, modos de hacer las
cosas, el sentido que cada uno le daba a su trabajo y en general el ejercicio de la vida misma,
en la temporalidad del sitio.
En esa temporalidad que se comportaba a veces poco visible se hacia una interacción que
aportaba a la continuidad de situaciones emergentes, proyectándolas a una creación de
experiencias propias.
Estas eran posibles en el momento en que se hizo público el interés, hacia las
manifestaciones micro sociales contenidas en el sitio. Justo en ese momento se paso a hacer
visible las intenciones del proyecto, los empleados en conocimiento sobre la propuesta de
construir una experiencia colectiva de creación, pasaron a un lugar participante distinto al
tiempo anterior, la curiosidad y voluntad de hacer algo “diferente a lo rutinario” era la
fuerza mayor de experimentación sobre lo que teníamos para llevar a cabo a dicho fin:
nosotros mismos, nuestras relaciones como individuos en un entorno laboral.
54 Ibíd. Pág. 3.
135
Tales relaciones superaban lo visualmente inmediato de ese sitio, pues había mucho que
aprender de nuestras interacciones y sobre todo muchas posibilidades de hacer sobre las
mismas.
Esta lógica se desarrollo a partir de tres elementos fuertes durante el proceso de proyecto
“enclave”, como medios que contribuyeron a la fabricación de situaciones: la fotografía, el
humor y el juego.
Medios que sin importar sus distancias, funcionan como representación de momentos
específicos del proyecto. Pues cada uno de estos fue haciendo su aparición para ser
manipulados por las personas participes de dichos momentos.
La fotografía por su parte permitió no solo el ejercicio de visualización de lo acontecido en
la versión no oficial del sitio de trabajo. Además conllevo al reconocimiento de sí y los
compañeros en las mismas situaciones, que operaban en conjunto como productores de
espacios y de tiempos. Esta experiencia incitó a las invenciones de situaciones reflejadas en
poses, gestos, autorretratos, fotos grupales, del entorno material, desde encuadres “legibles”
y abstracciones del sitio de trabajo.
La cámara en manos de los empleados creaba experiencias rápidamente mediatizadas con el
entorno, de entrada se adquiría una distancia con el mismo, manifestando un tipo de mirada
en una captura fotográfica, cercana y a la vez lejana del resto de compañeros.
El humor como operación del lenguaje intervenía un orden de las cosas, para cuestionarlo de
manera clandestina, y hacer público el conocimiento que se tenía del mismo. Este elemento
como táctica se enfrentaba a lo impuesto, desde un lugar de poco acceso a las dinámicas
organizadoras del sitio, reduciendo el tono de formalidad de este. En la lectura del horóscopo
el humor ponía en contraste una construcción de realidad venidera al lado de la presente,
esta última cobraba mayor fuerza por lo que sabía cada uno de ella. En las diferencias de
estas dos realidades se daba una comprensión de las condiciones del tiempo presente y de
los sujetos implicados.
El juego subordinaba al entorno material del sitio al antojo de cada quien, dándole utilidades
libres. Desde las situaciones creadas, y específicamente a los materiales de trabajo con que
se llevaron a cabo las intervenciones en rutinas. Estos se interpretaron lúdicamente con el
propósito de bricolaje, esa otra forma de reutilizar lo preexistente encontrando los más
variados recursos como fin.
136
Este juego se contrastaba diferencialmente con los valores ya dados a los materiales, tales
valores serían una réplica de la relación que se tiene con acciones rutinarias, aprendidas en
ese tipo de oficios que implica la repetición.
Para aproximarnos de forma perceptible desde un punto de vista teórico, podríamos traer
como ejemplo la idea de “lo propio de cada uno” en el libro “El maestro ignorante cinco
lecciones para la emancipación intelectual” del autor francés Jacques Ranciére, quien
propone un sujeto que pueda detenerse a pensar sobre el oficio que desempeña en su
trabajo. Separándose de la actividad mecánica a la que se inscribe por medio de la instrucción
del oficio que “elige”, replicado una y otra vez, sin derecho a intervenirlo de forma propia.
Ranciere se refiere a esta condición, desde una “doble limitación de la
conciencia que el artesano tiene de sí mismo: la conciencia de que lo que hace
proviene de una ciencia que no es la suya, la conciencia de que lo que es le
conduce a no hacer nada más que lo que le es propio”.55
Más allá las operaciones mecanizadas, ver las relaciones que tienen los sujetos no solo con
sus oficios, sino especialmente con las personas que comparten las mismas condiciones, en
esos espacios mínimos de poca visibilidad para algunos, se encuentra una producción de
nuevas experiencias pertenecientes al plano relacional, simbólico, e imaginario.
Espacios donde la rigidez del sujeto perteneciente a un campo de producción no propio se
agota, un momento muy preciso que gradualmente va dejando ver cualidades pertenecientes
a la individualidad, en dialogo con otras individualidades.
En ausencia pensante sobre los oficios tal vez sea revelador preguntarse por aquello que se
da en las fronteras de un quehacer. Esas otras creaciones de lo social emergiendo de rincones
temporales.
En esta dinámica ingresó proyecto “enclave” en el contacto directo con personas y sin las
seguridades que ofrece un espacio formal, dedicado a procesos pedagógicos con relación a la
disciplina del arte.
Más allá de planeaciones estratégicas para la congregación de un grupo de individuos se
llevaron a cabo modos tácticos que propiciaban acercamientos horizontales, permitiendo la 55 Jacques Ranciére. el maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual. Laertes. S. A. Ediciones 2002. Pag 26
137
fabricación de situaciones y prolongación de las existentes en el restaurante. A favor de
nuevas experiencias conscientes y provocadoras de significados.
Esta orientación de nuevos hechos podríamos llamarla “tácticas pedagógicas”, conjunto de
acciones a partir de un reconocimiento del lugar y consideraciones arrojadas por el mismo,
acciones que se integraban a los encuentros temporales como acontecimientos.
Los acontecimientos que propendían transformaciones de la cotidianidad laboral, empezaron
a darse en el momento de reunión donde se hizo público el por las situaciones emergentes, la
conversación alrededor de material fotográfico, y por último las intervenciones artísticas.
Consultar la opinión del grupo sobre lo que pensaban de dicha propuesta, fue un primer
espacio de conversación fundamental que se convertía en la puerta para abrir o cerrar toda
posibilidad de desarrollo para proyecto “enclave”. Momento importante donde se ponía a
prueba aún más esta forma “particular” de acercamiento e incursión a un espacio cotidiano,
de condiciones específicas y móviles.
En este punto se hacia un llamado al conocimiento y sentidos de los empleados, sobre el
orden de cosas que no entraban en la producción material para el cual estaba hecho el sitio.
Se propuso traducir ese lugar en un pequeño mundo sensible, y la re elaboración de
significados, con manifestaciones como las relaciones sociales y su transformación. De
entrada era un ejercicio de desacostumbrar los sentidos, y desenvolver otros valores que
superaban la mirada inmediata por lo cotidiano, o la naturalización que hemos hecho de ello.
En la práctica de esta situación las respuestas del grupo correspondieron de maneras
diferentes, a cualquier expectativa prevista.
Es probable que en algún momento la invitación y participación para las algunas personas
no fuera clara o sugerente. Para entonces las condiciones de tiempo quizás fueron poco
favorables para resolver dicha situación, frente a la concentración de atención en los mas
interesados.
Además se trataba de sugerir de arrogar una invitación y experimentar lo sucedido, para que
la respuesta no estuviese tan conducida por instrucciones o planeaciones demasiado
controladas. Y con mayor sentido debían continuar las tácticas al interesar y acercarse a las
personas.
138
Las situaciones desarrolladas no solo venían “preconcebidas” de intensiones teóricas,
también se puso en juego el componente de azar, ignorando por momentos el qué y cómo
iba a producirse nuevas situaciones. Esto era algo que se iba dando sobre la contingencia,
haciendo una forma de conocimiento y aprendizaje en la propia marcha de un escenario
cotidiano.
No se podía saber cuál era la forma precisa de acercarse al grupo, se estaba o no se estaba.
Al igual que cierta disposición para percibir a las personas, dejándose afectar por el
ambiente de las mismas.
El hacer parte de, era el lugar de la táctica, procediendo experimentalmente sobre una marcha
donde no se veía muy viable acciones como organizar al grupo, simplemente había que hallar
un instante que sedujera la atención e introducir una acción “aporte” para dar un giro al
ritmo natural de la situación dada. Envolviéndonos a todos en una situación “armada” o
espontánea.
Al “armar” una situación se contemplaba lo espontáneo pues en ocasiones se presentaba
una situación donde ignorábamos su dirección o lo que podíamos hacer con ella, no
importaba si se tenía respuesta para hacer “algo”. Lo interesante estaba al encontrarnos en
una horizontalidad donde no había un “alguien” que tuviera la solución, nos convocaba
colectivamente la inquietud no el apremiar una respuesta.
Entonces se disolvía aquella jerarquía de quienes saben para enseñar a los otros. Pues en
esos momentos todos éramos desconocedores, y a la vez unos conocedores de esa forma de
jugar con el ambiente.
La búsqueda como un elemento constante en la contingencia se hizo opción especialmente
en el proceso de intervención de las rutinas. Donde el “problema” planteado era encontrar la
forma de darle un giro distinto a esas actuaciones repetitivas como el servir, ordenar,
preparar, entregar, recibir, doblar alistar etc. Movimientos prácticamente ya incorporados
individualmente, que se llevaban a cabo para la producción del sitio.
Entonces cuando se planteaba a los empleados hacer algo que irrumpiera con tal serializad
de comportamientos y movimientos, el efecto de este planteamiento era en sí mismo el
aprendizaje, independiente de “la solución al problema”, el hacer parte de una experiencia
distinta a las acostumbradas era lo relevante permitiendo un lugar de manifestación
autónoma.
139
Retornando a Ranciere en el capitulo anteriormente citado, este hace referencia a la
importancia de la búsqueda como aprendizaje, y sensibilizador de capacidades racionales de
cada uno, aproximando al individuo a generar un conocimiento propio.
“Quien busca siempre encuentra. No encuentra necesariamente lo que busca,
menos aún lo que es necesario encontrar. Pero encuentra algo nuevo para
relacionar con la cosa que ya conoce”56
En esta dirección la búsqueda era la herramienta en uso constante que interrogaba al
ejecutante, además de impulsar su voluntad para abrirse a tal interrogación y dejar seguir lo
venidero de la misma. Manipulando el ambiente lo logrado hacia aparecer un lugar mucho
más plástico, asignando infinitas formas e intencionalidades, que se desconocían en la rigidez
del sitio.
Las rutinas y sus materiales desde el cuestionamiento fueron por ese momento, despojados
de cualquier significación acostumbrada, subordinándose a intereses subjetivos. Creando así
un tipo de traducción individual del problema planteado a todos con respuestas distintas.
La búsqueda se fue consolidando experimentación que se distanciaba de cualquier
instrucción correspondiente a con una información dada.
Desde una mirada pedagógica proyecto “enclave” quiso poner “a prueba” aquellas
seguridades metodológicas, a cambio de la búsqueda, como modo táctico para provocar un
problema al servicio de un ejercicio de creación artística.
Un reemplazo de la idea preconcebida, de una necesidad en los sujetos por un conocimiento
y cubrir esos supuestos vacíos, lo que siempre los dejaría en desventaja frente al que
imparte un conocimiento. Sin considerar la experiencia de la vida misma como un capital de
conocimiento, el cual es sensible de producir nuevas experiencias y conocimientos.
La experimentación en esta dirección de proyecto “enclave” propendió por la apropiación
de las experiencias de sus participantes in situ y fuera de este, las cuales pudieron dar
cuenta de modos particulares de resolver un problema, interviniendo una situación dada en
el contexto controlado de una cotidianidad.
56 Jacques Ranciére. el maestro ignorante. Cinco lecciones sobre la emancipación intelectual. Laertes. S. A. Ediciones 2002. Pag 25
140
Tradicionalmente han circulado imaginarios (históricos) de la división entre estudiante y
docente. El primero adoleciendo de la comprensión o entendimiento para acercarse al
segundo, el cual quedaría en lugar privilegiado como contenedor de información.
En este orden es puesto en evidencia el lugar de quien “aprende”, desde las invenciones que
hace de quien enseña, como único responsable del conocimiento y aprendizaje.
En la construcción del vínculo pedagógico como “docente” y “aprendiz” tal vez estos deban
concentrarse en la disposición de los procesos de enseñanza. Superando la relación
“contenedor informático” y consumidor. Y generando procesos casi como experiencias
cotidianas, que trasciendan el lugar de la instrucción.
Con respecto al arte es importante lo que puede acontecer cuando este es apropiado,
contrario a procedimientos instructivos que lo reduce a sus más mínimas posibilidades,
puesto que no sólo puede ser información a la espera de un tipo de consumo, como puede
llegar a suceder en su enseñanza más lineal.
Este como dispositivo contundente impulsa individual y colectivamente a producir
pensamiento. Da la posibilidad a los individuos de reconocer sus capacidades racionales y
de creación, como productores no consumidores pasivos, y desde una forma perceptiva y
critica con la realidad más inmediata.
Pero sobre todo los individuos no solo aprenderían, también podrían ser productores de su
cotidianidad presente, donde los límites se puedan traducir a posibilidades de creación.
141
CAPITULO 7. CIERRE. DIMENSIONES EN LA PRÁCTICA DE PROYECTO
“Enclave”.
142
7.1 ACCIÓN TÁCTICA EN LA COTIDIANIDAD
Proyecto “enclave” como despliegue de una acción artístico-teórica, se disolvió en el campo
de tensiones de un escenario cotidiano, desafiante y desde la intención aventurada o
pretensiosa de emprender un proceso de creación con las características de ambos agentes
proyecto y escenario. Si bien se dieron encuentros también distancias, lo que garantizaba de
entrada pocas seguridades, como proceso que se exponía a la experimentación propia.
Encuentros y distancias se convirtieron en el lugar de este proyecto, que a través de
operaciones tácticas proponía la convergencia entre dificultad y oportunidad para la
construcción de situaciones, que jugaban con el estado material e inmaterial de una
cotidianidad.
En este sentido la práctica desarrollada en campo es muestra de una intensión que se infiltra
en la rigurosidad de un contexto controlado, poniéndose a prueba y poniendo a prueba la
“normalidad” de las rutinas laborales.
El encuentro de manifestaciones sociales en el contexto de trabajo, era la voluntad no
cubierta por el sistema organizativo y la oficialidad del sitio. Esta voluntad como energía no
incorporada o usada por la “estrategia”, esas experiencias aisladas y sin vigilancia eran el
potencial más fuerte para nuevas y libres interacciones.
Las experiencias emergentes en sus momentos iníciales de formación, eran los de mayor
virtuosidad y plasticidad como transformaciones colectivas.
Esta infiltración más allá de consolidarse como tal, fue la búsqueda de manifestaciones que
se colaban por entre los espacios más mínimos o finos donde no llegaban las condiciones
reguladoras de la vida diaria. Y que se iban configurando en constructores de subjetividades.
La cotidianidad conjunto de momentos no lineales y de múltiples realidades es un campo de
acción fértil donde lo planeado se desvanece, y lo único que se puede saber o esperar es lo
espontáneo o momentos de irrupción. Cualidades que comprenden esta realidad como la
más inmediata de nuestras vidas, asimismo cualquier acción que se decida emprender
también será afectado por el escenario cotidiano escogido, pues siempre las garantías de los
factores espacio, tiempo e individuos y respuestas de estos es casi nula.
143
Es así que acción y campo se encontraron en una Igualdad de condiciones, sobre las cuales
aparece la interacción entre estos factores para crear un nuevo lugar que supera una realidad
determinada.
Al identificar las irrupciones de un tiempo que no marcha continuamente, es entonces la
contingencia el espacio para una intervención, solo que esta comprendería cualidades
artísticas que aporten a la dinámica del tiempo cotidiano.
El arte como irrupción de la cotidianidad se hace necesario en los espacios donde
predominan las certezas o la dominante atención por lo medible, lo esperado, lo material,
por lo comprobable y por todo aquello que se considera “real”.
Las manifestaciones micro sociales en las que se concentro proyecto “enclave” acontecían
de formas poco visibles imbricadas en un escenario formal, lo que las hacía parte del mismo
como otro tipo de realidad, no correspondiente a la demanda por la apariencia visible de
dicho escenario.
Para que esta producción de realidad “invisible” siga su camino (impredecible por cierto)
deberá reconocerse en el lugar del anonimato, transitando tácticamente por diferentes
escenarios, evitando ser alcanzada por las apariencias coercitivas al igual que evitar el
estacionamiento de su acción.
En su transitar esta acción será una producción subjetiva que se encuentra con otras
subjetividades, para elaborar un lugar secreto con otras y nuevas producciones no
correspondientes con el lugar que las acogerá.
En compromiso con las anteriores cualidades formales el proyecto “enclave” debía
responder a esas manifestaciones “invisibles”, de la misma manera que se ingreso en el sitio,
se llevo a cabo una acción de disolvencia para desaparecer.
La implicación como procedimiento endógeno en un escenario cotidiano, se propone una
permanencia observadora y productora sobre lo observado, siempre interactuando con el
orden del que hace parte.
Este procedimiento se hará efectivo en los intersticios de tal orden, los cuales en sí mismos
ya son un lugar de posibilidades.
144
Sin pretender enfrentarse al orden contenedor de dichos intersticios, la mirada deberá estar
puesta en las manifestaciones que se generan allí, de lo contrario la atención puede desviarse
a la estructura contenedora lo que implica propósitos diferentes.
7.2 CREACIÓN ARTÍSTICA EN TIEMPO PRESENTE
En consecuencia con lo anterior, se hace posible formas de apropiación de nuestro tiempo
más inmediato desde los usos más irrelevantes hasta los más conscientes, aplicando
“maneras de hacer”, haciendo girar formaciones físicas y acostumbradas por donde
transitamos. Conduciendo a nuevas experiencias que satisfagan la realidad propia e
inmediata.
Considerar la coexistencia silenciosa entre estrategia y táctica, es una cualidad de la ultima,
que desde el planteamiento de De Certeau se procura un hacer personal que mientras
produce conserva el equilibrio en el que se encuentra, simplemente dando pequeños giros en
la apariencia de lo establecido. Modificar una parte de este equilibrio, esta acción dejaría algo
instaurado en aquella apariencia.
Por su parte la T.A.Z de Hakim Bey como dispositivo conceptual impulsa el encuentro de
esas formas tácticas, la reunión de los agentes de esas realidades alternas provocando
situaciones inspiradas en sus propias tácticas, eclosionando un “sub espacio” para la
creación. Siempre concentrando las fuerzas en dicha formación “sub espacial”, nunca en
idealizaciones de un espacio “perfecto” o futuro.
Los planteamientos de los dos autores anteriores al hacer referencia a las unidades más
concretas e inmediatas de la vida como los son la situaciones, una resonancia teórica del
modelo de activación artística situacionista.
De Certeau desde una posición de estudio por los rasgos de producción de un individuo que
se separan de la categoría de usuario o consumidor pasivo inscrito en la cotidianidad, y por
su parte H. Bey como promotor conceptual de cualquier voluntad de hacer espacios
propios que eludan cualquier forma de poder.
Estos planteamientos son insumos teóricos que desde la posición situacionista cobran una
relevancia fundamental al estudio y análisis de los entornos cotidianos, desde sus
145
apariencias para comprender lo que estas no dejan ver, y encontrar allí mismo un potencial
de intervención e interacción artística. En consideración de una liberación imaginativa y
lúdica, frente a las actuaciones regulativas que ejerce un ambiente rutinario en los individuos.
La situaciones “renovadoras” –concepto situacionista- vendrían a ser el contenido y sentido
en sí mismo de una TAZ, la cual se irá originando desde el estudio y emerger de las
manifestaciones tácticas de los individuos.
Estas son su mayor capital y preciso de ser relacionado con modos de accionar desde el arte,
específicamente desde las practicas que se insertan en realidades inmediatas (espacio
público o escenarios contenidos por este), generando un encuentro horizontal entre un
cuerpo social y una práctica artística como posibilidad de ejercer actos de autonomía, a
través de la manipulación libre de un lenguaje plástico para afectar la percepción del
ambiente que rodea al individuo.
Compartiendo la visión de H. Bey en un distanciamiento por la preocupación de los grandes
discursos utópicos de querer “cambiar el mundo”, que se establecieron en épocas pasadas
(como en los 60’s y 70’s). Es menos angustioso o nostálgico emprender acciones (como otra
opción) de “cambio”, o mejor llamarlas de intervención e interacción menos pretenciosas a
una escala 1:1, es decir una escala natural en el encuentro de individuo a individuo en
escenarios concretos de tránsito de los mismos. Pues estos escenarios son un territorio
propicio para la aplicación del cualquier establecimiento ideológico, que merece su atención
y donde el arte se ha venido haciendo cada vez más pertinente y fuerte.
A diferencia del proyecto político del situacionismo -ya mencionado en el marco teórico-
sobre su participación en los acontecimientos de Mayo del 68, los autores anteriores no
profesan un proyecto de utopía, se concentran en el tiempo presente de cualquier tipo de
cotidianidad. En dirección a procesos subjetivos y colectivos como intervención de la vida
propia.
Pensar en un tiempo o espacio “soñado” no siempre es la opción para el tipo de acciones
que se han venido relatando.
El establecimiento regulador de la vida siempre ha estado en construcción, conociendo como
se construye dicho establecimiento, podremos encontrar los espacios vacíos donde no se ha
edificado su poder.
146
El establecimiento no siempre ha sido el mismo y en una constante construcción siempre
habrá lugares sueltos, donde las situaciones emergen sin ser vistas por un tipo de
racionalización, mientras se transita o permanece temporalmente es sobre los vacíos de esas
condiciones dadas en donde aparece un lugar propio, listo para sembrar nuevas prácticas y
artísticas.
Desde De Certeau y H. Bey sus planteamientos cruzados en un escenario cotidiano, incitan
la práctica autónoma en las grietas de un establecimiento, hallando pequeños espacios
fértiles para una enunciación micro social, desde los “modos de hacer”.
En una práctica como la de proyecto “enclave” se hizo necesario trascender el lugar de la
intuición o fascinación por aquellas manifestaciones, pues su acción estuvo igualmente
ligada al capital teórico como dispositivo que permitió una interpretación, el cruce y el
dialogo con aquellos fenómenos sociales. Desde un distanciamiento que facilitaba reconocer
las cualidades de las que estaban compuestas dichas tácticas, sus formaciones, limitaciones
y potencialidades.
Entonces, es de reconocer el estudio y compresiones que han prestado campos disciplinares
como las prácticas artísticas contemporáneas, al igual campos cercanos como la filosofía,
sociología y antropología. De estas últimas muchas de las prácticas artísticas retoman sus
planteamientos llevados a campo y retornan trasformados.
Esta otra realidad -la teórica- era el lugar de enfoque para la acción, como mínima seguridad
sobre formas de moverse en un escenario tan sensible y difícil de asir.
Este dialogo entre teoría y práctica conllevaba a una fortaleza que se veía precisamente
reflejada en el escenario escogido, visible en un tipo de producción momentánea que la
T.A.Z propone como una mirada valorativa en: la conversación, el compartir información, el
juego, las comidas espontáneas u organizadas.
Proyecto “enclave” fue una tercera presencia que convivió con tales pluralidades al interior
del restaurante, Que más allá de la implicación, participación y accionar, siempre se
consideraba como aporte en el juego de las maneras de utilizar una realidad concreta.
De la misma forma que las “maneras de hacer” tienen una presencia enclavada y que
producen comportamientos deseosos de “otras” realidades, el proyecto existió en una
implicación al mismo nivel de la realidad que organizaba a quienes trabajábamos para ese
147
sitio, y desde esas “otras” realidades deseadas. Siempre expectantes al desarrollo de un
orden, a la vez que dispuestos a transitar por entre lo inesperado, por un lugar propio como
posibilidad.
Las experticias producidas durante el tránsito del proyecto en el lugar, fue el encuentro con
esa posibilidad y activación de una zona. Siguiendo a Hakim Bey quien se enlaza con la idea
de crear espacios, al igual que De Certeau, liberando zonas en la planimetría y
racionalización de la vida misma, en función de la imaginación o nuevas situaciones.
La materialización de todo lo anterior se dio en los espacios que ocupábamos como trabajadores, el lugar “soñando” era las condiciones reales que nos correspondía a cada uno en una ocupación y responsabilidad funcional.
Una practica artística de estas dimensiones no convoca a crear un “mundo mejor”, ella se inserta y participa en las interacciones estables e inestables de la vida diaria, en un “aquí y ahora”; siempre exponiéndose y poniendo a prueba su lugar discursivo o privilegiado.
7.3 LA FOTOGRAFÍA, TÁCTICA Y DISPOSITIVO EN COTIDIANIDAD
La importancia de la teoría en la práctica tenía un lugar importante como abstracto, debido a
un compendio de ideas que se cruzaban con el trabajo en campo desde lo simbólico
producido en los procesos micro sociales.
En comparación con lo anterior la herramienta de la fotografía se hizo necesaria en la
práctica como herramienta tangible e identificable en campo, ya que esta también fue
atravesada por los usos más individuales y colectivos desde una actitud espontánea.
El ingreso de esta herramienta detono nuevas situaciones que se diferenciaban de otras por el
simple hecho de estar medidas por el aparato.
Su importancia radica en la misma subordinación que tuvo la cámara, al momento de hacer la
transición de registro a las manos de los empleados, que buscan producir imágenes de sí
(restaros), del entorno (capturar imágenes fotográficas de las revistas y otros objetos
circundantes en el sitio) o simplificando espacios (planos detalles).
148
Aunque las imágenes producidas iban tendiendo a una memoria del sitio, también se
distanciaban de este valor, planos detalle que aislados de todo referente espacial, causaban el
efecto contrario al de recuerdo.
Aparte de las producciones de autorretrato la fotografía en manos de los empleados
eclosionaron nuevas situaciones, previstas para la cámara donde los individuos actuaban
efímeramente. Desde la figura de la “ocasión”, en el caso de lo construido para la cámara se
lograba condensar en la menor cantidad de tiempo la mayor información.
La condición de herramienta del aparato pasó a dispositivo que se usaba para hacer todo
tipo de ficciones, los usuarios de este elemento a partir del juego desprevenido con el
mismo, lo despojaban de su credibilidad para “retratar” la realidad que envolvía a las
personas, prefiriendo por otra parte un tipo de exposición distinta frente a la cámara.
En ese caso era “mejor” parecer que ser, simulando gestos, juegos entre compañeros, bromas
y todo lo que se “pareciera” a un tipo de acontecimiento, o situación “emergente”.
Es importante el ingreso preferiblemente táctico de dispositivos que abran interacciones
varias con las situaciones emergentes del lugar, en el caso de la fotografía esta es una forma
que en sí misma guardaba evidencias mientras producía mediaciones visuales en el escenario.
Igualmente es de vital importancia utilizar este dispositivo no sólo para captura de
imágenes, también para extraerlas de allí y exponerlas públicamente a juicio de sus
fabricantes. Generando ejercicios donde se pueda pensar sobre lo hecho, socializar en
términos de la mirada de cada quien sobre lo producido visualmente.
Este ejercicio movilizo a otros lugares de producción en términos de percepciones y valores
frente a hechos cotidianos producidos por los fotógrafos, un juego en doble vía ya que estos
se convertían en observadores de sí mismos. A la vez que generaban conocimiento de su
propia realidad del escenario que transitan.
Prueba de ello es la situación de reunión en casa de una de las compañeras, donde alrededor
de una proyección de imágenes fijas, esta condición bidimensional era de menor importancia.
El asunto de credibilidad en la imagen fotográfica se borraba ya que el relato de los presentes
era el protagonista. Activando una zona temporal para expresar la memoria del sitio laboral,
y las dinámicas sociales del mismo.
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En este caso las exactitudes formales de las imágenes no se tenían en cuenta, importaba más
lo provocado por ellas, desde un relato personal que no solo complementaba en cuanto a
información de tales representaciones visuales. Las imágenes eran vínculos de nuevas
historias, solo hasta su finalización era posible continuar el ejercicio de visualización del
material presentado durante dicha situación.
Uno de los usos cotidianos de la fotografía que mayor fuerza tiene en la actualidad se
encuentra en las redes sociales en Internet, circulación de imágenes individuales o grupales
en festividades, viajes o abstracciones de realidades, millones de ellas son comentadas a
diario por sus autores y quienes están relacionados con esta masividad visual. Las personas
que participaron en “proyecto” enclave no eran la excepción, lo que hizo aun más
interesante e enriquecedor la situación de socialización del material fotográfico, ya que este
ejercicio permitía de forma específica el encuentro a escala 1:1, conversación de individuo a
individuo donde los comentarios eran en un tiempo real con voz propia, estaba la presencia
física de un cuerpo verbalizando lo que pensaba y recordaba de los acontecimientos
cotidianos en su lugar de origen.
Como medio trasversal en proyecto “enclave” el uso de la fotografía demostró una
trascendencia de lo objetual a una presencia de posibilidades como dispositivo que permitió:
hacer visible lo “invisible” (situaciones emergentes), ficción de situaciones (poses o escenas
grupales para la cámara) y medio socializador (conversar sobre lo producido visualmente en
el lugar).
A través de estos tres aspectos el proyecto demuestra haber conducido a una zona
incitadora a partir de lo visual, donde los participantes produjeron invenciones sobre su
propia cotidianidad en un orden práctico y reflexivo.
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ANEXOS
- Archivos fotográficos sobre situaciones, mediaciones e intervenciones artísticas:
- Diario de campo