Presentacion interpretando la trama
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El Ensanche de Madrid (conocido también como Plan Castro) es un plan de ensanche realizado en Madrid a mediados del siglo XIX.1 La denominación Plan astro es denominada así en honor de Carlos María de Castro, uno de los urbanistas madrileños promotores del mismo. La idea de acomodar el crecimiento ordenado de la ciudad a una separación de barrios por clases sociales era una idea subyacente.
Los Ensanches que presenta
Carlos María de Castro se
dividen en grandes barrios,
al mismo tiempo que
determina numerosas
reformas en los barrios
existentes. El plan de
ensanche se inspira en los
planes urbanísticos de
Haussmann en París. El plan
propone un aumento de casi
dos millares de hectáreas
al norte y noroeste de la
ciudad. El 19 de julio de
1860 se aprueba el "Plan
Castro" para el ensanche de
Madrid.
Este desarrollo toma como punto de partida procede de Puerta del Sol. El
desarrollo del ensanche se orienta hacia el Norte de la ciudad, el área queda
limitada en su perímetro por una red viaria conocida como las "Rondas" y que
en la actualidad se componen del paseo de Reina Victoria y las calles
Raimundo Fernández Villaverde, Joaquín Costa, Francisco Silvela y Doctor
Esquerdo.
En el plano propuesto por Cerdá
para la ciudad destaca el
optimismo y la ilimitada
previsión de crecimiento, la
ausencia programada de un
centro privilegiado, su
carácter matemático, geométrico
y con visión científica.16
Obsesionado por los aspectos
higienistas que había estudiado
en profundidad y disponiendo de
una amplia libertad para
configurar la ciudad, ya que el
llano de Barcelona no tenía
casi ninguna construcción, su
estructura aprovecha al máximo
la dirección de los vientos
para facilitar la oxigenación y
limpieza de la atmósfera.25 En
la misma línea, asignó un papel
clave a los parques y los
jardines interiores de las
manzanas, aunque la posterior
especulación alteró mucho este
plan. Fijó la ubicación de los
árboles en las calles (1 cada 8
metros) y escogió el plátano de
sombra para poblar la ciudad
después de analizar qué especie
sería la más idónea para vivir
en la ciudad
Además de los aspectos higienistas a Cerdá le
preocupó la movilidad. Definió una anchura de
calles absolutamente inusitada, en parte para
huir de la inhumana densidad que vivía la
ciudad, pero también pensando en un futuro
motorizado con unos espacios propios separados
de los de convivencia social que los reservaba
por las zonas interiores. 26
Incorporó el trazado de líneas ferroviarias que
le habían influido en su visión de futuro
cuando visitó Francia, si bien es consciente de
que éstas tienen que ir soterradas, y le
preocupó que cada barrio tuviera una zona
dedicada a edificios públicos.16 En este
sentido incluye los avances dentro de su
ideario progresista cuando afirmó:25
Chicago es el modelo de
lo que en demografía se
ha venido en llamar
"ciudad hongo", un
poblamiento surgido de la
nada que crece
rápidamente. Nacida en
1803 a partir de un
fuerte del ejército que
fue reconstruido en 1830,
de sus 300 habitantes
iniciales alcanza 30.000
en 1850 y unos 300.000 en
1870. El trazado de la
ciudad era ortogonal,
configurado por una
retícula de calles
tiradas a cordel que
puede ampliarse
indefinidamente.
El importante sector comercial
de Chicago encargaría en 1905 a
Daniel H. Burham un Plan
Ordenador de la ciudad,
realizado en colaboración con
Edward H. Bennet. La redacción
del Plan concluyó cuatro años
más tarde , siendo recibido con
grandes alabanzas. El Plan
resolvía la comunicación urbana
al establecer numerosas
diagonales sobre la retícula
original -que se extendía a lo
largo de la orilla del lago
Michigan en más de 40 km.- y un
gran semicírculo de 16 km.,
jalonado por tres gigantescos
parques, manifestando
claramente la influencia de la
reforma urbanística de París
proyectada por el barón
Haussmann.
Londres no es una ciudad, es más
bien un serie de pueblos unidos
unos a otros con identidades muy
diferentes. Cada uno ha ido
creciendo hasta chocar con su
vecino, sin que ningún plan haya
regulado su desarrollo. El sistema
de abastecimiento de aguas, una
especie de laberinto de riachuelos
que recorría los pueblos y
arrastraba los desperdicios,
desafió durante mucho tiempo a los
urbanistas y no se resolvió hasta
finales del s. XIX. Incluso a
nivel administrativo, la capital
es bicéfala, al estar dividida
entre Westminster y la City.
Esto hace que sea difícil
encontrar un barrio que no
presente una ruptura o una
aberración arquitectónica, ya que
cualquier proyecto se concibe de
manera independiente, sin tener en
cuenta lo que le rodea. Por eso se
pueden ver sorprendentes
yuxtaposiciones como el edificio
de metal de la Lloyd’s junto a las
boiseries rosas del Leadenhall
Market o la silueta fálica de la
Swiss Re dominando el pequeño
campanario de St Andrew.
El hecho de que Londres nunca
haya sido objeto de un gran
proyecto urbanístico, como lo
fue París gracias a Haussman, se
debe también a que los terrenos
son administrados de una manera
muy particular. En su mayoría
pertenecen a la nobleza, que
también es dueña de la mayor
parte del territorio británico,
incluidas las ciudades. Por
ello, para desarrollar un
barrio, era necesario que el
propietario concediera los
terrenos, pero esto no era
suficiente, pues no siempre se
podían incluir en el proyecto de
desarrollo los terrenos vecinos.
De esta forma, el proceso
urbanístico dependía de la
visión más o menos clara de tal
o cual personaje... El resultado
fue que algunos “microbarrios”
muestran una bonita unidad
alrededor de una plazoleta o a
lo largo de su crescent (calle
en forma de media luna), pero no
es fácil que el conjunto se
articule alrededor de grandes
ejes bien delineados.
LISBOA
El urbanismo en Lisboa
viene marcado por sus
particulares condiciones
topográficas y
geográficas, no podemos
olvidar que es una ciudad
construida sobre siete
colinas y la
desembocadura de uno de
los ríos más importantes
de la Península. Además,
por ella, han pasado los
romanos, godos, moros y
cristianos, aportando
cada uno de ellos
construcciones que
quedaran para la
historia, siendo ejemplo
vivo de ello, el Castillo
de San Jorge, la Catedral
de Sé, el Monasterio de
los Jerónimos y la Torre
de Belém, así como los
barrios de la Alfama y
Castelo.
LISBOA
Lisboa es una ciudad de contrastes
que el paseante puede observar en
cualquier rincón, en el barrio
medieval de Alfama donde pequeñas
callejuelas sin orden se entrecruzan
y los peatones deben subir a las
estrechas aceras para permitir a los
tranvías (Carris Eléctricos) que
circulen por las mismas,
sustituyéndose a los autobuses
urbanos por microbuses y todo ello
franqueado por casas de aspecto
pobres, donde todavía hoy se tiende
la ropa en los balcones de las
fachadas principales. Pasando luego a
grandes avenidas, perfectamente
planificadas, impresionantes puentes
y parques, conviviendo todo ello en
perfecta armonía. En cualquier caso,
y sea por la causa que sea, Lisboa es
una ciudad digna de descubrirse.
MANHATTAN
La cuadrícula del mapa de
Manhattan, la más famosa
del mundo, cumple hoy dos
siglos como una exitosa
opción urbanística, que
permite desde saber dónde
se está en todo momento
hasta disfrutar cuatro
días al año de unas
impresionantes puestas y
salidas de sol.
El 22 de marzo de 1811 se
aprobó el plan urbanístico
por el que las calles de
Nueva York -por entonces
sólo Manhattan- formarían
una cuadrícula perfecta:
Once avenidas recorrerían
de norte a sur la isla y
serían cortadas en ángulos
rectos por 155 calles.
Esos días se podrá ver el sol bajando encañonado entre los
rascacielos hasta ponerse en el río Hudson, algo que
fascina a los neoyorquinos y moviliza a cientos de
aficionados, que acuden al este de las calles más anchas
(14, 23, 34, 42 y 57) para fotografiar este fenómeno.
Este fenómeno (que ocurre en otras ciudades con cuadrícula,
aunque el "encañonamiento" del sol no es tan pronunciado
como en Nueva York) se repite con los amaneceres de dos
días en torno a las fechas del 5 de diciembre y el 8 de
enero.
Así, al menos por cuatro días al año nadie se pueden quejar
de tener una cuadrícula tan perfecta por mapa, un diseño
que, según el urbanista Rem Koolhaas, "dio una insospechada
libertad a la anarquía de las tres dimensiones", en
referencia al enloquecido crecimiento de la ciudad en
altura, para regocijo de especuladores inmobiliarios que
pueden explotar al máximo el espacio de una ubicación
valiosa.
Además la cuadrícula -atravesada por la diagonal Broadway-
alimenta la sensación "déjà vu" de quienes visitan Nueva
York por primera vez, ya que, además de haber visto casi
cada esquina de la ciudad en películas y series, es difícil
sentirse perdido cuando se sabe perfectamente dónde está
cada calle y avenida.