Por qué visitar el valle del guadiato
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¿Por qué visitar el Valle del Guadiato?
Por Jerónimo López Mohedano
Cronista Oficial de Peñarroya-Pueblonuevo
El valle del Guadiato, al noroeste de la provincia de Córdoba, es un don del río
que le da nombre y
lo recorre de norte
a sudeste desde su
nacimiento en el
melariense Cerro
de La Calaveruela,
junto a la aldea de
La Coronada, hasta
su desembocadura
en el río
Guadalquivir, en
las cercanías de
Almodóvar del
Río. Flanqueado
por la izquierda
por los montes de
Sierra Morena, cuyo nombre le fue dado por los romanos asentados en la Bética y en
cuyos montunos y deshabitados parajes se establecerían los primitivos eremitas
cristianos haciendo que parte de ella se denominase como Sierra de los Santos, donde
luego verían instalarse alguna comunidad templaria. Por la derecha el relieve es de
menor entidad y elevación como son
las alineaciones de Sierra Ladrones y
la Sierra de Los Puntales. En su
interior, al lado de la ribera
izquierda, algunos cerros testigos
pregonan con su soledad que en
remotas épocas geológicas este valle
estuvo cubierto por aguas marinas
cuyas criaturas dejaron su impronta
en forma de fósiles en rocas y
sedimentos y en la que fuera
legendaria riqueza de su subsuelo: el carbón de piedra.
En cerros testigos, entre los que se
puede mantener con facilidad el contacto
visual, nos han dejado abundantes
vestigios de su ocupación por los primeros
pobladores del Valle en la Sierra de La Estrella (Espiel), Sierra Palacios
(Belmez), el Peñón de Peñarroya (pinturas
rupestres) y el Cerro de Amasatrigos
(Fuente Obejuna), hace unos cuatro mil
años que ya eran agricultores, ganaderos y
sabían trabajar los metales, además de
otros interesantes yacimientos en
Villanueva del Rey u Obejo. Luego serían los poblados ibéricos los que salpicarían el
Valle y que, en ocasiones se convertirían en asentamientos de los romanos que también
establecerían sus villae y poblaciones a poca distancia de la calzada que unía Corduba
con la extremeña Emérita Augusta trazada a la derecha del curso del Guadiato, aunque
en ocasiones lo atravesaba con puentes de los que aún se conservan algunos en el curso
medio y bajo, y salpicada de ventas y postas, arteria de la que salían ramificaciones
hasta los lugares habitados de mayor interés, como es el caso de la más importante Fons
Mellaria, junto a la que se conserva un acueducto y a muy corta distancia, en el Cerro de
La Loba, algunos restos de lo que fuera una de las más importantes minas de plata
cordobesas cuya producción se exportaba en reatas hasta Córdoba desde donde era
reenviada navegando por el Guadalquivir hasta Cádiz.
Siglos después, los hispano-musulmanes aprovecharon el llamado Camino Viejo
y crearon el Camino Nuevo (desde Fuenteovejuna, por el sur de la Sierra de los Santos a
Doña Rama y el Entredicho (aldeas belmezanas) y a mediodía de Sierra Boyera llegar
hasta Villanueva del Rey donde entroncaba con el camino de Córdoba a Mérida. El
caudillo Almanzor en dos de sus victoriosas expediciones contra los hispano-cristianos
de León, en el 977, y de Castilla, en el 999 utilizaría esta ruta. Y también reutilizarían
alguna de las fortalezas romanas, como la existente en la sierra de El Hoyo (Belmez) (la
de El Hoyo de Viandar). Para controlar mejor el Valle levantaron atalayas, como la
desaparecida de Peñarroya, el castillo de la Piña o de Belmez -aunque el poblado árabe
estuviera en Sierra Palacios-; el de Aljófar (Valsequillo) y los de El Vacar, en cuyas
cercanías ocurrieron los hechos que recoge el romance de “Los Siete Infantes de Lara” y
el de Névalo (Villaviciosa). Pero el peligro para la Córdoba hispano-musulmana vendría
desde el norte, desde el Valle de los Pedroches, por lo que su conquistador, Fernando III
de Castilla, se introduciría en el Valle del Guadiato por Espiel hasta alcanzar la capital
en el 1236 y someterla.
Durante la Baja Edad Media mientras buena parte del Valle pertenecía al alfoz
de Córdoba o eran tierras de realengo, las tierras de Belmez y Fuenteovejuna eran
propiedad de la Orden Militar de Calatrava, ocurriendo los conocidos hechos de la
sublevación de los habitantes de esta última población contra el Comendador de
Calatrava que dio origen a la muy conocida obra de teatro de Lope de Vega
“Fuenteovejuna”, sucesos que, según una muy extendida pero difícilmente sostenible
creencia entre los vecinos de la zona, se consideran como la base para la creación de
diversos cortijos tras la huida de los melarienses que deseaban evitar represalias tras el
crimen, cortijos que con el tiempo se convertirían en nuevas poblaciones como sería el
caso de Peñarroya.
Hasta finales
del siglo XVIII las
poblaciones del
Valle del Guadiato
basaron su
economía en la
ganadería (ganados
lanar y de cerda) y
en la agricultura
(cereales,
leguminosas,
algunas vides y a
partir del siglo XIX,
el olivo), aunque durante un tiempo hubo en Fuente Obejuna, la principal de ellas, unas
modestas industrias de pañerías y tejidos y también marcaba el valor del ganado en la
capital cordobesa. El descubrimiento del carbón junto a la aldea de Peñarroya y en
Espiel iba a cambiar la comarca convirtiéndose en objetivo para su explotación por
parte de compañías extranjeras, dada la debilidad de los capitales de la zona y su falta
de visión de futuro, y en un imán que
atrajo españoles, franceses,
portugueses o italianos para trabajar
en las minas de carbón, en la
construcción hospitales, institutos,
ferrocarriles mineros y de ancho
nacional, redes de alcantarillado y
distribución de aguas… provocando
un crecimiento demográfico
espectacular de las poblaciones y un
desplazamiento del eje económico
hacia el norte
de la
provincia.
Peñarroya-
Pueblonuevo
se convertiría
en la capital
económica,
social y
demográfica
del Valle del
Guadiato de la mano de la poderosa transnacional francesa, la Sociedad Minera y
Metalúrgica de Peñarroya que explotó casi monopolísticamente la Cuenca.
La Guerra Civil hizo que esta zona fuera un frente secundario, pero activo de
guerra durante casi tres años y entre sus consecuencias podemos señalar un fuerte éxodo
entre los perdedores y el estancamiento minero industrial durante los años de la
posguerra que provocaría, junto a la introducción y generalización del uso de los
combustibles fósiles líquidos, el abandono de la Cuenca del Guadiato por parte de la
Sociedad Francesa y aunque el Estado creó una empresa estatal (ENCASUR) con el fin
de mantener las explotaciones de carbón y evitar una brutal crisis socioeconómica, la
emigración de los años sesenta y setenta redujo a poco más de un tercio las poblaciones
de los pueblos del Valle, y se cerraron los ferrocarriles mineros y el que fuera potente
Cerco Industrial, con sus fundiciones, fábrica de abonos, talleres metalúrgicos y
mecánicos.
Tras los fallidos planes
de reindustrialización de los
últimos años del siglo XX - se
desaprovecharon los fondos
europeos destinados a este fin- y
del cese total de las últimas
explotaciones carboneras de la
cuenca –cuya producción se
consumía en la central térmica
de Puente Nuevo en 2010-
cuando la minería ha pasado a
ser historia, se han conseguido
algunas mejoras gracias a las
reformas y profunda
transformación de la red de carreteras, así como por a la creación de polígonos
industriales en bastantes de las once poblaciones que integran la Mancomunidad de
Municipios del Valle del Guadiato con los que se ha tratado de fijar industrias y con
ellas a la población más joven evitando la emigración. También se ha mejorado
notablemente el sector servicios, sector ocupacional básico en la actualidad, aunque se
mantienen actividad económica agraria -olivar y cereal- mientras que la encina sigue
alimentando a la cabaña porcina que junto a la ovina y muy poco vacuno centran la
actividad ganadera. Se están introduciendo nuevos cultivos como el del pistachoEs
interesante y rentable la actividad de tipo forestal desarrollada en Villaviciosa de
Córdoba.
En la actualidad las
comunicaciones con otras comarcas
aledañas son excelentes y bastante
aceptables las interiores lo que permite
disfrutar con facilidad de bellos paisajes
naturales, parajes tranquilos en los que
parece que el tiempo se ha detenido, con
arbolado de encinas, alcornoques y
quejigos, así como monte alto o plantas
como la jara, el tomillo el romero y la
lavanda que perfuman el aire y
convierten los paseos a pie o en bicicleta
por senderos libres o señalizados en una
grata y vivificante experiencia por medio
de una flora protegida. Incluso quedan
ejemplares de bosques de ribera en las
corrientes de agua que llevan al
Guadiato. Dos asociaciones, están
intentando revitalizar viejos caminos en
el Valle: la del Camino Mozárabe, que
realiza marchas nocturnas y diurnas en
tramos de lo que fuera este, y la Asociación “La Maquinilla” que ha recuperado parte
del trazado del desaparecido ferrocarril minero que unía Belmez y Peñarroya-
Pueblonuevo como vía verde. Aún hoy, como si de una reminiscencia del pasado
minero se tratara, un tren minero procedente de Puertollano (Ciudad Real) recorre desde
Almorchón (Badajoz) el Valle del Guadiato hasta la estación de La Alhondiguilla.
Es posible asistir al espectáculo otoñal de la berrea del ciervo o practicar la
pesca en cualquiera de los embalses de la comarca: los de Sierra Boyera, de Puente
Nuevo, del Guadiato o de San Pedro e incluso hacer actividades acuáticas en los dos
primeros. Disfrutar de la caza a pie o al aguardo, en rincones habitados por ciervos o
jabalíes, o en campos abiertos especies menores. Aunque la estrella es el lince ibérico
detectado en el
corredor que conecta
la Sierra Morena
Oriental y la
Occidental, vital para
la supervivencia de
esta especie tan
amenazada, lo que
indica la abundancia
de conejos de monte.
También es posible
recrearse con la
variada comunidad de
rapaces compuesta
hasta por 17 especies
diurnas y 7 nocturnas,
como el águila real o
los buitres leonados o negros, aunque algunas no nidifiquen en la zona. Y gozar del
vuelo de multitud de otras especies de la avifauna existente, especialmente en la Zona
de Protección Especial de Aves, con sus avutardas, alcavaranes, carracas, gangas… o la
asociada al mismo Guadiato, como son cigüeñas negras, ánades, fochas, patos y
cormoranes. En las orillas menos accesibles sobrevive una pequeña población de
nutrias.
Otras actividades deportivas como la celebración anual de una prueba de trial en
la falda del Peñón peñarriblense
válida para las pruebas de los
campeonatos español y del mundo.
Se puede realizar escalada en la
Estrella, Espiel y la media maratón
entre Belez y esta última población.
Y, en Fuente Obejuna se puede
disfrutar de los vuelos que pueden
hacerse desde su pista de vuelo para
ultraligeros, pues también se montan
acreditados autogiros, sin que
podamos olvidar en la
representación que bianualmente se
lleva a cabo tan exitosamente por
los vecinos del universal drama de
Lope de Vega que lleva el nombre de
la Villa.
Junto con una variada gastronomía
autóctona, se puede gozar la alegría que da el
buen beber los vinos nuevos, de pitarra secos
y dulces, que preludian el invierno y tan
celebrados son durante el tiempo
de las matanzas del cerdo que se
siguen realizando en los pueblos
de Belmez, Fuente Obejuna o
Villanueva del Rey o de una manera más
institucionalizada en el distrito de Peñarroya,
o de los caldos más elaborados que se
producen en Villaviciosa tan ligados al ciclo
festivo, que se traduce en romerías, ferias y
otras conmemoraciones. En todas las
poblaciones guadiateñas podremos admirar su
patrimonio artístico religioso integrado por
las ermitas de sus patrones o de otros
personajes del santoral, e iglesias y
conventos que abarcan temporalmente desde
el Renacimiento al siglo XX, así como por algunos edificios notables, unos
pertenecientes a construcciones de tipo popular, otros más elaborados. Entre otros
edificios civiles se pueden admirar el palacete modernista de Cardona (Fuente
Obejuna); el que albergara la antigua dirección y oficinas de la Sociedad Minera y
Metalúrgica de Peñarroya, con su apostura neoclásica francesa, el poco conservado
Barrio Francés, así como los espectaculares restos del muy abandonado Cerco
Industrial (Peñarroya-Pueblonuevo) y los edificios de La Tercia y de La Escribana
(Villaviciosa de Córdoba) También es preciso destacar interesantes museos como el
etnográfico de Posadilla (Fuente Obejuna); el Histórico de Belmez y del Territorio
Minero (Belmez); y el Geológico y Minero y el del Centro de Poesía Visual y el de
pintura de Nuestra Señora del Rosario (Peñarroya-Pueblonuevo). No faltan
monumentos en los parques públicos de estas poblaciones, realizadas por autores
contemporáneos y dedicadas, en su mayor, parte al recuerdo de la extinguida actividad
minera. La larga crisis económica ha paralizado los proyectos de un Centro de
Interpretación de la Minería sobre la extinguida mina de Santa Rosa, el Museo del
Ferrocarril y el más ambicioso de todos, el de un Tren Turístico con tracción de vapor
que volvería a unir Córdoba con Puertollano (Ciudad Real) permitiendo a los viajeros
el disfrute de la naturaleza brava de la Sierra Morena y la más apacible del valle del
Guadiato, así como la hospitalidad de sus moradores.
Para hospedarse existen establecimientos hoteleros de diversa categoría en
Belmez, Espiel, Fuente Obejuna y Peñarroya-Pueblonuevo y casas rurales en esta
población; en las belmezanas aldeas de Doña Rama y de El Hoyo y en las melarienses
de Posadilla y Los Pánchez, amén de otra en la propia Villa.
La procedencia de las fotos se especifica así: las aéreas, de Piper7, la primera de
la cola del embalse de Sierra Boyera en las cercanías de Peñarroya-Pueblonuevo y la
última del Guadiato a su paso por la antigua estación reconvertida en hotel, de Espiel;
de Manoli Rizo, la de la Central Térmica de Puente Nuevo y la de la antigua mina
Terrible, de Louis Rabouin. Se desconoce la autoría de la del Palacio de Carmona.
El resto son del autor del texto cuyos nombres se detallan de arriba abajo y de
izquierda y derecha:
2º.- Nacimiento de la luna llena en Peña Ladrones.
3º.- Peñón de Peñarroya desde el Guadiato.
4º.- Ganado lanar con fondo de la Sierra de los Santos.
5º.- Castillo de Belmez y Sierra Palacios
7º.- Vista parcial del Cerco Industrial peñarriblense.
9º.- Estación férrea de Peñarroya-Pueblonuevo.
11º.- Portada parcial de El Periódico de Peñarroya-Pueblonuevo (IX-2013)
12º.- Ayuntamiento de Belmez.
13º.- Antigua Dirección de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya