Populismo, caudillismo y pobreza - usfq.edu.ec · Las causas del fracaso del socialismo ruso. ......

9

Transcript of Populismo, caudillismo y pobreza - usfq.edu.ec · Las causas del fracaso del socialismo ruso. ......

2 3+ @thepanchonomist Vol.4 No.4 Junio 2013

ÍndicePopulismo, caudillismo y pobrezaCristina Martínez y María Alejandra Martínez

América Latina e hiperinflación: ¿cómo llegar al 20.000%?Cristian Hidalgo R.

Chile de afuera hacia adentro.Rodrigo López y Daniela Tufiño.

Política, desigualdad y desarrollo: aciertos de la Revolución Ciudadana.Damián Rodríguez

El Quito que queremos es el Quito que urbanizamos.Galo Pérez e Ignacio Espinosa.

El subdesarrollo latinoamericano: una explicación más apropiada.Leonel Borja y Pablo Llerena.

Cartas de lectoresLas causas del fracaso del socialismo ruso.Rodolfo Bueno

“Este número, ya el cuar-to, de “The Panchonomist”, refle-ja el espíritu de esta publicación.

Un tema central, en este caso América Latina, y visio-nes variadas que reflejan cali-dad, profundidad y diversidad.

La libertad de pensamiento es un elemento clave de la vida de la USFQ. Se trata, de manera críti-ca o con enfoques positivos, temas tan amplios como el “éxito” del modelo chileno o de la Revolución Ciudadana en el Ecuador, el popu-lismo, el desarrollo y subdesarrollo, la equidad y la eficiencia. Temas importantes, claves y polémicos”.

Pablo Lucio ParedesDirector del Instituto de Economía USFQ

CréditosPablo Lucio Paredes - Director del Instituto de Economía USFQ

José Antonio Espinosa - Coordinador Equipo Editor The Panchonomist

Paula Espinosa - Editora The Panchonomist

Valentina Brava - Editora The Panchonomist

María Alejandra Martínez - Coordinadora The Panchonomist

César Paúl Vaca - Ilustración portada y estilo gráfico

Jeanine Salvador - Diseño tipográfico y diagramación

Edwin Fuentes - Diseño editorial y arte final

Fotos e imagenes de stock - 123rf.com

#6226300; #18446714; #13626346; #12078518; #12354017; #7534359.

Populismo, caudillismo y pobreza

E l populismo es una forma de gobierno, de manejo económico y de política social que predomina en América Latina. Los populis-mos de nuestra región se caracte-rizan por depender de liderazgos personales fuertes y determinan-tes, lo que los hace indistinguibles del caudillismo (Boragina, 2013).

Los caudillos representa-dos en El otoño del Patriarca de García Márquez o La Fiesta del Chivo de Vargas Llosa, o la veneración del pueblo y la ceguera frente a sus errores, no son una exageración de nuestra literatura, son el espejo de nuestro escenario inverosímil.

mejor. Por esta razón, nuestra democracia sigue siendo determi-nada por estirpes encerradas en un círculo de pobreza. No resulta ex-traño que, en la actualidad, los paí-ses con mayor desigualdad social tengan los líderes populistas más importantes, tal como es el caso de Bolivia, Venezuela o Nicaragua, seguidos de cerca por Ecuador y Argentina (Vargas Llosa, 2009).

Económicamente, el surgi-miento de los líderes caudillistas suele ir de la mano de rentas ex-traordinarias, las cuales permiten la expansión del gasto en forma de subsidios, bonos de la pobreza y otras medidas compradoras de votos. Estas medidas son el soporte de las promesas románti-cas, las que alimentan la esperanza ingenua del pueblo votante. Este gasto puede financiarse a través de déficits insostenibles o, como es el caso de las economías de Ecuador o Venezuela, con ingresos petrole-

ros que permiten el balance fiscal (España, 2010). En ambos casos, el modelo es incapaz de sostenerse.

Los gobiernos populistas usualmente surgen después de épocas de bajo crecimiento y esce-narios con gran desigualdad en la distribución de la riqueza, lo cual genera un amplio malestar social.

Los líderes establecidos buscan propugnar políticas popu-listas que apuntan a un fin común: acelerar el crecimiento económico y redistribuir las riquezas. Para lograrlo, usualmente se inicia con altas reservas que son utilizadas de inmediato, y se cae en déficits fiscales constantes. Esto permite la expansión del gasto, con la cual se propone lograr un crecimiento instantáneo en la economía (Dor-

nbusch, R. & Edwards, S. , 1990). Por último, para lograr la redistribución de la riqueza, usualmente se plantean grandes aumentos salariales y subsidios.

The Ecuadorian case exemplifies the Latin-American trend of embracing populism as a response to social and economic inequality. Populism leads to the implementation of unsustainable economic policies that fail to solve the existing problems in this region.

“E l populismo es la negación de la realidad por una fantasía ideológica que ha arruinado a todas las sociedades que sucumbieron a su llamada”

(Vargas Lloza, 2009)

Sin embargo, esta negación de la realidad es la mejor respues-ta a la inequidad social, la pobreza y la constante inestabilidad polí-tica. La realidad latinoamericana propicia la aparición de persona-jes políticos con personalidades carismáticas, fuertes, nacionalistas y capaces de movilizar a las masas (Meléndez, 2010). Estas masas se constituyen, en su mayoría, por las clases sociales medias-bajas, usual-mente ingenuas, que permiten que líderes versados con retórica romántica les vendan un futuro

ISSN: 1390-7336

[email protected]

Año 2 - #4 - Junio 2013

Editoral

Publicación Semestral de Estudiantes de la

Universidad San Francisco de Quito.

3

5

9

11

13

15

7

4 5+ @thepanchonomist Vol.4 No.4 Junio 2013

América Latina e hiperinflación:¿Cómo llegar al 20.000%?

A nalicemos el siguiente escena-rio: el pan que podemos comprar hoy en la tienda de la esquina por quince centavos, el próximo año llegará a costar tres mil dólares. ¿Es esto posible? Por ridículo que parezca, esta fue una situación real en varios países de Latinoa-mérica durante el siglo XX. Estas tasas altísimas de inflación son un fenómeno que los economis-tas conocemos con el nombre de hiperinflación. Ahora la pregunta es: ¿cómo se puede llegar a tal punto de elevación de precios? ¿Es posible evitarlo?

Argentina, Brasil, Bolivia, Nicaragua y Perú son casos de países que llegaron a tener cifras de inflación de hasta cuatro y cinco dígitos, (Reinhart & Rogoff, 2009). Decimos que hay hiperinflación

cuando la subida de precios supera el 50% de variación men-sual, (Cagan, 1956). Es decir, si algo costaba $100 el mes anterior, este mes puede llegar a costar $150. En el presente análisis hablaremos de los casos más extremos en nuestra región a finales del siglo XX y estudiaremos las políticas que implementaron estos países.

Existen dos tipos de polí-ticas que los países con hiperin-flación han tenido en común. La primera es un gasto público que exceda la capacidad de financia-miento del gobierno, y la segunda es hacer uso indiscriminado de la impresión de la moneda.

Primero, gastar más dinero del que un gobierno tiene pre-supuestado es una política que puede culminar en altas tasas

de inflación. Éste fue el caso de Bolivia, cuyo gobierno, durante su período de hiperinflación, llegó a gastar hasta 30 veces más dinero del que recibía, (Yergin, 2003).

Es como si una familia, cu-yos ingresos le permiten comprar un Volkswagen Escarabajo del 70, decidiese comprar un BMW Serie X. Esta política de gasto está muy relacionada con la redistribución de riqueza, la razón puede ser que se ha caracterizado a la región como la más desigual del mundo, (PNUD, 2010). Pero más allá de la pregunta sobre si redistribuir o no, la discusión debe enfocarse en si las fuentes para el financiamiento son sustentables o no.

Por ejemplo, las reservas internacionales de un país, que se utilizan para el manejo de políti-

The recurring problem of inflation in Latin America was a result of an irresponsible management of State funds, including excessive public spending, indiscriminate impression of currency, and incurring in unaffordable debt.

Estas políticas tienen un impacto positivo en la primera fase: el crecimiento y el empleo se mantienen y aumentan los sala-rios. Las presiones inflacionarias se estabilizan a través de controles de precios, y la escasez de ciertos bienes se soluciona a través de importaciones pagadas con las reservas del período conservador (Adinolfi, 2010).

Sin embargo, llega una segunda fase donde el déficit fiscal empeora debido a los recurrentes subsidios, por lo que el gobierno se ve obligado a estabilizarse a través de depreciación y recortes en los salarios reales (Dornbusch, R.

& Edwards, S. , 1990). Esta situación genera un estado aún peor que el que existía en el período pre-popu-lista, con salarios reales menores, una moneda devaluada, inflación galopante y un líder caudillista que se ve obligado a abandonar el poder.

Usualmente, después de la catástrofe, surge un líder conser-vador que retoma políticas no populistas con poca aceptación social. Este proceso puede ser corto, como en Chile durante el mandato de Salvador Allende, quien cayó en apenas dos años (Drake, 1982).

Sin embargo, en la actua-lidad, nuestros caudillos se han visto beneficiados por una co-yuntura que permite el aumento sostenido en los ingresos por recursos naturales. Este financia-miento adicional permite que los problemas de la segunda fase se solucionen rápidamente, evitando el desbalance fiscal.

Esto justifica que se man-tengan en el poder de líderes populistas como nuestro presi-dente Rafael Correa. Se puede decir que, hoy en día, el Ecuador

se encuentra bajo un gobierno paternalista, que se considera a sí mismo como “portador del futuro de la nación” (Meléndez, 2010).

El antecedente para este populismo es claro: distribución inequitativa de la renta, grandes diferencias sociales y gobiernos conservadores completamente desprestigiados.

El recurso de la inmediatez es una característica económica del populismo, y Alianza País se ha valido del mismo para cumplir con varias de las aspiraciones de los votantes.

Éstas han sido cumplidas por medio de un crecimiento del PIB nominal del 67% desde el 2006 hasta el 2008 (Banco Central), un aumento del salario básico de $150 en el 2005 a $318 en el 2013 (Ministerio Laboral), una reducción de la pobreza en 5% (Ecuador Inmediato, 2012), un aumento del Bono de Desarro-llo Humano, créditos a la adquisi-ción de viviendas, etc.

Además, se mantiene una estrecha relación entre el gobierno y el pueblo mediante el uso de redes sociales y otros medios de comunicación que no solo ejercen “una gran influencia sobre los ciu-dadanos, sino que los ciudadanos son parte del medio” (Meléndez, 2010).

Medidas como estas le brin-dan a Rafael Correa una aparien-cia inclusiva y representativa entre aquellos marginados por las élites, lo que facilita la manipulación y movilización de las masas.

El Ecuador cumple con to-das las características del modelo de Dornbusch & Edwards. De todas maneras, esperamos que el augurado fracaso se evite, que la maldición de los recursos huma-nos sea esquivada y que, por fin, se cumplan las expectativas de los votantes.

El populismo tiene un discurso que cala en la realidad de la desigualdad latinoamericana y que promulga un fin deseado por todos: la distribución de la riqueza y el progreso. Sin embargo, la rea-lidad es que, si la solución se en-contrara en multiplicar el dinero, hace mucho tiempo que el estudio de la economía estaría extinto.

La escasez de los recursos es un problema que el votante común desconoce, y que el líder populista explota para sus intere-ses políticos estratégicos.

Bibliografía

- Adinolfi, G. (2010). Las estructuras de los

populismos. Nómadas. Revista Crítica de Ciencias

Sociales y Jurídicas, N25.

- Boragina, G. (12 de Marzo de 2013). ¿Qué es el

populismo? Obtenido de Acción Humana: http://

www.accionhumana.com/2013/03/que-es-el-

populismo.html

- Dornbusch, R. & Edwards, S. . (1990). Macroeco-

nomía del Populismo en Latinoamérica. Chicago

Press: National Bureau of Economic Research

Conferencer Report.

- Drake, P. (1982). Socialism and Populism in Chile.

San Diego: Standford.

- Ecuador Inmediato. (21 de Diciembre de

2012). Política Económica. Ecuador Inmedia-

to, pág. http://www.ecuadorinmediato.com/

index.php?module=Noticias&func=news_user_

view&id=188034&umt=ministra_soliz_destaca_lo-

gro_reduccion_pobreza_en_ecuador.

- España, P. (2010). Petróleo con “p” de Populismo.

El Nacional, http://www.soberania.org/Articulos/

articulo_2291.htm.

- Meléndez. (2010). El gobierno de Rafael Correa

en Ecuador. Quito: Universidad Católica.

- Vargas Llosa, M. (2009). Sables y Utopías.

México: Aguilar.

Cristina Martí[email protected]

María Alejandra Martínez [email protected]

7Vol.4 No.4 Junio 20136 + @thepanchonomist

Chile de afuera hacia adentro

“N o hay dudas, Chile ha basa-do su crecimiento económico más reciente en un modelo claramente orientado hacia el comercio exte-rior y basado en la exportación de recursos naturales y, por tanto, las regiones donde ellos se generan son las que han salido más favore-cidas” (Silva Lira et al, 2012).

La economía chilena ha sido emblemática en Latinoamé-rica. Sin embargo, al momento de descomponer su crecimiento por regiones se vuelve evidente que éste no fue parejo. Su modelo eco-nómico ha crecido más en ciertos sectores geográficos dedicados a la explotación de recursos naturales, o en el centro del poder político donde se concentran recursos, y ha dejado por fuera a muchas regiones que no forman parte de esta dinámica. A pesar de que la economía se ha proyectado al

ámbito internacional con impor-tantes avances, sus políticas han generado desigualdad.

El modelo chileno ha sido reconocido por sus altas tasas de crecimiento económico (promedio histórico de 5.2%) e impresio-nantes logros en la eliminación de la pobreza (Siavelis, 2009). Su PIB por habitante es de alrededor de $18.000, lo cual lo ubica entre los países de ingreso mediano-alto del mundo (Schmidt-Hebbel, 2012).

De acuerdo a una evalua-ción de los primeros 6 meses del mandato de Michelle Bachelet, entre sus aciertos se señalan la creación de más de 160.000 puestos de trabajo, un reajuste del 10% a las pensiones mínimas, la creación de 69 centros comunita-rios de salud, y otras conquistas de menor alcance (Libertad, 2006).

Por ejemplo, hubo un

impacto social sobre las políticas educacionales con la Ley General de Educación y la Ley de Subven-ción Escolar Preferencial, con las cuales se quería reestructurar la arquitectura del sistema educati-vo garantizando la calidad de la educación. También se estableció la ampliación de la cobertura de salas cuna. Se impulsaron políti-cas con respecto a la universaliza-ción del preescolar, tras el reco-nocimiento de que esta etapa es la más importante al momento de generar una educación de calidad y equidad en el país (Catalán).

Con la radicalización de políticas neoliberales en el actual gobierno de Sebastián Piñera se han dado importantes avances económicos: un crecimiento del 5.4%, una inflación controlada y una agenda orientada a mejorar la productividad microeconó-

The recent economic policies implemented in Chile have allowed it to become an economic role model in Latin America. However, the country’s recent development has been inequitable, favoring only a small portion of the population located in regions with abundant natural resources.

cas comerciales, o para controlar los shocks en la economía, no pueden ser fuente sustentable para el gasto.

Otro caso es, cuando un país solicita un crédito que excede su capacidad de pago. Una tercera forma no-sostenible de financiar el gasto es a través de la impresión de dinero. Esto pasó en el Perú de Allan García durante los años ochenta, cuyo gobierno empezó a distribuir riqueza imprimiendo dinero. Esta política irresponsable desembocó en una subida gene-ralizada de los precios que afectó sobre todo a los más pobres, (Ramí-

rez, 1991).

Descuidar de esa manera el presupuesto del Estado, sea por una mala planificación o por el mal uso de las fuentes para el financiamiento, puede gene-rar problemas muy serios. Esto demuestra que a veces el resultado de políticas que intentan ayudar a la población puede invertirse, y que se puede pasar de un amplio gasto público a un alto índice de inflación.

Como se señaló, un gobier-no también puede financiar sus ac-tividades a través de la impresión de dinero. O más técnicamente hablando, a través del señoreaje, es decir, la diferencia entre el costo de imprimir un billete y el valor que este tiene en el mercado, (Terrel, 2010). Esta fuente, al igual que cualquier otra, puede salirse de control, y fue sobre-utilizada en América Latina cuando a los go-biernos se les dificultó financiarse por vía de impuestos, debido al gran tamaño de su economía informal o a la dificultad política de cobrarlos.

Asimismo, se vieron inca-paces de endeudarse por haber demostrado no ser buenos sujetos

de crédito, especialmente después de la década de los 70, (OIT, 2013).

En la crisis del 2000, nuestra inflación anual llegó a ser del 96,1%. Esta fue una de las razones por las cuales se decidió adoptar oficialmente el régimen del dólar. A partir del siguiente año de esta medida, la inflación empezó a ba-jar drásticamente, y se mantuvo en cifras de un solo dígito, (Lopez, 2002).

Si algo podemos decir a favor del dólar, es que ha logrado que tengamos una moneda más estable, y que el hecho de que aho-ra nuestras autoridades no estén a cargo de la política monetaria hace que no puedan devaluar la moneda con tanta facilidad. Si el lector desea buscar más referen-cias sobre casos actuales, puede revisar lo que está sucediendo en Argentina y Venezuela en materia de devaluación e inflación.

Bibliografía

- Cagan, P. (1956). The Monetary Dynamics of

Hyperinflation, in Milton Friedman, “Studies in the

Quantity Theory of Money”. Chicago: University of

Chicago Press.

- Lopez, F. (2002). Dollarization in Vulnerable

Economies: The Lessons from Ecuador. University of

New Orleans

- OIT (2013). Economía informal en América Latina

y el Caribe. Obtenido, el 1 de abril de 2013

desde http://www.ilo.org

- NUD (2010). Informe Regional sobre Desarrollo

Humano para América Latina y el Caribe 2010.

- Reinhart, C. & Rogoff, K. (2009). This time is

different: Eight centuries of financial folly. Princeton:

New Jersey

- Terrel, T. (2010). Currency Failures from Argentina

to Zimbabwe: A Brief History of Inflation. Obtenido,

el 8 de marzo de 2013 desde http://www.youtube.

com/user/misesmedia

- ergin, D., J. Stanislaw (2003). The Commanding

Heights, Chapter 10: Bolivia and the brinks. Obteni-

do, el 8 de Marzo de 2013 desde http://www.

pbs.org

Cristian [email protected]

S upongamos que Juan, Pepe y María viven solos en una isla y que cada uno produ-ce diferentes bienes.

Ellos intercambian entre sí sus bienes por medio de la moneda de la isla, la concha Spondylus. Imaginemos que un día, la corriente del mar trajo millones de Spondylus a la playa, y sus tres habitantes recolectaron la mayor cantidad que pudieron de ellas.

Será sólo cuestión de tiempo hasta que los precios de la isla se ajusten a la cantidad de moneda que ahora tienen. Esto es lo mismo que pasa en una economía cuando hay una gran expansión monetaria. Por eso, pensar que nos haremos más ricos con tan solo imprimir dinero, es una presuposición ilusoria.

Sin embargo, no es conve-niente que un país se financie con la impresión de dinero una vez que se conoce la correlación entre aumento de la masa monetaria y la inflación.

La impresión de dinero, una vez que se traduce en un alza ge-neralizada de precios, es como un impuesto que afecta a todos, es-pecialmente a los ciudadanos con ingreso fijo y a los más pobres.

En definitiva, lo que ha he-cho que los gobiernos latinoameri-canos tengan situaciones desastro-sas de inflación ha sido su falta de responsabilidad en el manejo de la política monetaria y fiscal.

En Ecuador estuvimos cerca de caer en una situación similar.

8 9+ Club Economía USFQ Vol.4 No.4 Junio 2013

Política, desigualdad y desarrolloAciertos de la Revolución Ciudadana

A mérica Latina posee ingentes cantidades de recursos naturales, y fácilmente podría figurar como uno de los continentes más avan-zados del planeta.

Sin embargo, la región regis-tra la mayor tasa de desigualdad en la distribución de recursos, in-cluso mayor que el África Subsa-hariana. ¿Por qué ha ocurrido este fenómeno? ¿Cuál es el origen de la desigualdad y la pobreza? ¿Es que ciertos países y continentes están destinados a progresar y otros a fracasar?

Recientemente, economistas interesados en el tema brindaron una explicación. Para Acemol-gu & Robinson (2012), los países fracasan cuando mantienen ins-tituciones económicas y políticas excluyentes, las cuales impiden la participación plena de todos los sectores de la sociedad. Stiglitz, (2012) coincide. El autor mencio-na que la desigualdad es causa y consecuencia de la incapacidad del sistema político, y que contri-buye a la inestabilidad del sistema económico, lo que causa mayor desigualdad.

Nuestro continente, sin duda alguna, se ajusta a esta explicación. Durante los 80s se hizo más evidente lo que se cono-ce como «sesgo regresivo» en la elaboración de políticas, las cuales generaron presiones que termina-ron por eliminar al Estado como

un nivelador de última instancia, (Hoffman & Centeno, 2004).

Ya en la década de los 90, la aplicación de las teorías neolibera-les, en lugar de promover el desa-rrollo del continente, contribuyó a que la pobreza y la desigualdad se acentúen en la región, (Brieger, 2002).

El caso ecuatoriano no fue la excepción. La exclusión social de la mayoría nacional ha sido una característica en la historia del Ecuador. Esto se debe tanto a que las leyes y las instituciones legiti-maron la democracia censitaria, como al hecho de que la actividad política del país se concentró en la elite dominante, (Paz y Miño Cepeda,

2006). En el año 1999, Ecuador

sufrió una de sus peores crisis eco-nómicas, la cual fue, entre otras cosas, alimentada por la reducción de controles que se dio sobre la banca en base al fundamentalismo neoliberal de la época, (Correa, 2009).

Por otro lado, el Estado se encontraba subordinado al pago

The changing of the paradigm by which socioeconomic policies are commonly understood has led Rafael Correa’s government to the reduction of inequality and to economic growth. The new, inclusive policies, allow the people’s wellbeing to once again become the State’s chief objective.

mica y la competitividad. Todos estos cambios impulsan un gran progreso, no solo en la economía sino también en su sociedad. Sin embargo, estos avances no tuvie-ron un alcance equitativo en todas sus regiones.

más desigual que en la época de la dictadura militar.

Además, un estudio pre-sentado en un foro de la CEPAL evidenció la desigualdad existente: el 10% de los hogares más ricos de Chile posee un ingreso per cápita 78 veces superior al del 10% más pobre.

Es interesante observar que el patrimonio del total de las diez familias más ricas de Chile es de alrededor de 75.000 millones de dólares, cifra que supera al PIB del Ecuador. Manfred Max Neef, director del Instituto de Economía de la Universidad Austral, sostuvo que “Chile está entre los diez o doce países con peor distribución del ingreso en el mundo. Se ve muy bien, porque en términos convencionales económicos hace las cosas correctas, es decir, es un buen discípulo del Fondo Mone-tario y del Banco Mundial y hace bien las tareas en la casa. Pero ¿cuánto se ha resuelto realmente en la equidad en Chile? Práctica-mente nada” (Clarín, 2011).

Hay factores que influyen en el desmejoramiento de la distribución del ingreso. Entre estos están la inflación en alimen-tos, el aumento de tarifas en el transporte público e incluso los aranceles que se imponen a los estudiantes. Estos son los golpes que más afectan a las clases media y baja de la población chilena. Klaus Schmidt-Hebbel, presidente del Comité Asesor Financiero de los Fondos de Responsabilidad Fiscal, asegura que “el crecimien-to económico no es sinónimo de desarrollo integral, ni de igualdad, ni de sustentabilidad ambiental, ni de felicidad” (2012).

La imagen internacional que Chile ha venido proyectan-do es excelente, pero ¿qué pasó

con las condiciones sociales de distribución del ingreso y con la igualdad social? Estos son pilares para que una nación se desarrolle de manera adecuada y sustentable. Lamentablemente, siendo una de las economías que más crece en Latinoamérica, ha descuidado estos temas. Esto ha logrado que su aparente desarrollo se limite a hechos concretos de ligero alcance territorial y de una baja equidad en la distribución del ingreso.

Bibliografía

- Catalán, C. (s.f.). Principales políticas públicas

bajo el gobierno de Michelle Bachelet.

- Clarín. (6 de SEPTIEMBRE de 2011). Chi-

le se consolida campeón de la inequidad:

estudio revela que hogares más ricos tienen

ingresos 78 veces superiores a los más pobres.

Recuperado el 10 de 3 de 2013, de http://

www.elclarin.cl/web/index.php?option=com_

content&view=article&id=2462

- Libertad, I. (21 de diciembre de 2006). Michelle

Bachelet: Evaluación de los 6 primeros meses de

gobierno. Obtenido de http://www.gobernabili-

dad.cl/modules.php?name=News&file=article&s

id=1122

- Prudant, C. (2010). Cambio 21. Recupe-

rado el 10 de 3 de 2013, de http://www.

cambio21.cl/cambio21/site/artic/20120316/

pags/20120316152523.html

- Schmidt-Hebbel, K. (28 de Agosto de 2012).

Economía y Negocios On-Line. Recuperado el 24

de Marzo de 2013, de El crecimiento económi-

co de Chile: http://www.economiaynegocios.cl/

noticias/noticias.asp?id=99911

- Siavelis, P. M. (2009). Enclaves de la transcición y

democracia chilena. Revista de ciencia política.

- Silva Lira, I., Riffo Pérez, L., & Sergio, G. C. (2012).

La economía regional chilena en el periodo

1985-2009. Santiago: Instituto Latinoamericano y

del Caribe.

Daniela Tufiño

Rodrigo Ló[email protected]

“E n términos territoriales los mayores dinamismos se regis-traron en el norte del país, en el sur extremo, exceptuando la Región de Magallanes, y en la Región Metropolitana”

(Silva Lira et al, 2012).

Chile ha desarrollado estruc-turas de exportación concentradas en actividades básicas: minería de cobre, fruticultura y, recientemen-te, pesca (creación de los clusters de salmón).

Sin embargo, la concentra-ción de riqueza en las regiones de mayor actividad exportadora ha aumentado la brecha de desigual-dad en términos territoriales. En una entrevista para el periódico Cambio 21, Julio Berdegué, investigador del Centro Latino-americano para el Desarrollo Rural, afirmó que la desigualdad territorial es una dimensión que no se ha tomado en cuenta y que es un factor directo en cuanto a las oportunidades económicas, de conectividad y poder político entre los territorios del país. Para este sociólogo existe suficiente evidencia empírica para señalar un proceso de polarización entre las pocas regiones que crecen y son competitivas versus las demás, (Prudant, 2010).

Por otra parte en un informe elaborado en 2011 por la OCDE (Organización para la Coopera-ción y el Desarrollo Económico) se midió el coeficiente de Gini de Chile en 0.36, siendo un 10%

de la deuda externa desde la déca-da de los 80s, tal como ocurría en el resto del continente. A ello se sumaba el desajuste de las condi-ciones de trabajo, pues se persistía no solo en la “flexibilización” neoliberal, sino en considerar los bajos costos de la mano de obra nacional como una “ventaja com-parativa”, ( Paz y Miño Cepeda, 2006).

En un país productor de petróleo, la participación del Estado en la renta de los contratos petroleros era de apenas un 20%.

Según la tesis presentada, las decisiones de las instituciones políticas afectan las relaciones económicas, por lo que éstas pueden estar sujetas a cambios, contrariamente al adagio popular. En el último periodo, durante el mandato de Rafael Correa, las instituciones económicas han su-frido un cambio trascendental con respecto a las estructuras de poder que habían sido preestablecidas.

En el país, a diferencia de la época neoliberal, se ha resta-

10 11+ Club Economía USFQ Vol.4 No.4 Junio 2013

blecido la planificación estatal como una estrategia de desarrollo nacional, (Ramírez & Minteguiaga, 2007). Más importante aún, las reformas que se han realizado contradicen el saber convencional en cuanto a lo que los gobiernos debían hacer para promover el progreso econó-mico, (Weisbrot, 2013).

El gobierno de Rafael Correa, mediante una decisión plenamente política, dispuso la renegociación de la deuda exter-na. Ésta había sido ilegítimamente contraída por el país, debido a que en la década de los 70, la estrate-gia del endeudamiento agresivo obedecía a la urgencia de colocar los excesos de liquidez generados por los entonces llamados “petro-dólares” por parte de los países desarrollados, (Correa, 2009).

Asimismo, se dispuso la renegociación de los contratos petroleros, lo que hizo posible que los ingresos que aportan al gobier-

no pasaran de 27% del PIB, en 2006, al 40% en 2012, (Weisbrot, 2013). Durante el periodo 2006-2009, el gobierno nacional ha duplicado el presupuesto para educación y salud. En 2006 estos rubros representaban, en conjunto, 3.9% del PIB. En el año 2011 se destinó 7.1% del total de la producción nacional para dichos fines, (Weisbrot

et al, 2013).

Recientemente, se han tomado medidas destinadas a reducir la desigualdad de ingresos. Se fijó un nuevo salario mínimo y se garantizó el derecho de los trabajadores a formar parte del sistema de seguridad social. De igual manera, y de acuerdo con las recomendaciones para reducir la inequidad realizadas por Oxfam Report, se incrementó la tasa impositiva con el fin de distribuir de mejor manera los ingresos. Los resultados son evidentes. El índice de Gini se redujo consi-derablemente durante el periodo 2007-2012, según el informe de la CEPAL Panorama Social 2012.

El crecimiento económico que registró Ecuador también fue sobresaliente en la región. Esto se debe, en parte, a que se ha demos-trado que las sociedades iguali-tarias mantienen un crecimiento más rápido y de mejor calidad, (Oxfam, 2013). La pobreza, en el periodo 2006-2011, disminuyó en un 27%, (Weisbrot, 2013). Lo mismo ocurrió con la indigencia, la cual pasó del 14,4% al 10,1%.

Un país caracterizado por la desigualdad, la inequidad y la ex-plotación laboral, estaba inmerso en lo que Acemoglu denominaría un modelo de desarrollo clara-mente excluyente. En la actuali-dad ha comenzado un proceso de consolidación de cambios trascendentales en la historia de la

nación. Se han implementado ser-vicios públicos antes inexistentes: red de carreteras y de transportes para poder trasladar las mercan-cías, infraestructura pública para que pueda florecer la actividad económica y, por último, servicios públicos tanto de educación como de salud totalmente gratuitos.

Así lo demuestran los indi-cadores macroeconómicos tales como el índice de Gini, de cre-cimiento económico, de calidad de empleo y el índice de pobreza. El país ha retomado el control de sus recursos naturales, los cuales ahora se invierten en el desarrollo del activo más importante de la economía de un país: su pobla-ción.

Bibliografía

- Paz y Miño Cepeda, J. (2006). Ecuador: Una

democracia Inestable. Quito: HAOL.

- Acemolgu, D., & Robinson, J. (2012). Why Nations

Fail. New York: Crown Publishers.

- Brieger, P. (2002). De la década perdida a la

década del mito neoliberal. Buenos Aires: Clacso.

- Comisión Económica Para América Latina .

(2012). Panorama Social 2012. Santiago de

Chile.

- Correa, R. (2009). Ecuador: de Banana Republic

a la No República. Bogotá : Nomos Impresores.

- Hoffman, K., & Centeno, M. A. (2004). El conti-

nente invertido: desigualdades en América Latina.

Nueva Sociedad.

- Oxfam. (2013). The cost of inequality: how wealth

and income extremes hurt us all. Oxfam Media

Briefing.

- Ramírez Gallegos, F., & Minteguiaga, A. (2007). El

nuevo tiempo del Estado. La política posneolibe-

ral del correísmo. Buenos Aires: CLACSO.

- Weisbrot, M. (13 de febrero de 2013). Why

Ecuador loves Rafael Correa. The Guardian.

- Weisbrot, M., Jonhston, j., & Lefebvre, S. (2013).

Ecuador’s New Deal: Reforming and Regulating the

Financial Sector.

Damián Rodrí[email protected]

El Quito que queremos es el Quito que urbanizamos

S egún un informe poblacional de la ONU, publicado en el 2008, por primera vez la mitad de la po-blación mundial vive en ciudades, y se espera que para el año 2050, la población urbana global ascien-da a un impresionante 70%.Esto traerá un impacto social, cultural, medioambiental y económico en todo el mundo.

En Latinoamérica este fenó-meno será particularmente noto-rio ya que se trata de economías nacientes en busca de desarrollo. Esto conlleva la necesidad de crear un marco o una infraestruc-tura consecuente con la migración del campo a la ciudad. Este movi-miento de personas es irreversible y muy presente en procesos de crecimiento económico, por lo que es indispensable interpretar esta tendencia como una oportu-nidad de entender cómo funciona una ciudad eficiente, el papel que juega la densidad en este contexto y qué significa sostenibilidad para las zonas urbanas.

La densidad crea un flujo de personas que permite que exista un contacto social que a la vez genere mayor traspaso de informa-

“T an peatonal y bípedo sin cielo, regresando con tráfico en las venas, cautivo en geometrías y bullicio, soñando alcantarillas, despertando. Tan asfáltico, el hombre, tan urbano.”

ción y establezca una probabilidad alta para la aparición del empren-dedor como agente de redistribu-ción de ingresos.

Mark S. Granoveter, so-ciólogo estadounidense, admite la importancia de los vínculos e interacción entre individuos para el funcionamiento de fenómenos macro tales como la movilidad social, seguridad, organización comunitaria e instituciones (1973).

Cabe resaltar que la densi-dad no solo permite diversidad económica, sino que también es responsable de una mayor canti-dad de traspaso de información entre los ciudadanos. Es muy probable que entre vecinos se den consejos sobre seguridad, marcas, denuncias sobre prácticas comer-ciales desleales, mejores precios, etc.

Este traslado de conoci-mientos crea al emprendedor, ya que éste encuentra la necesidad insatisfecha de su zona y la comer-cializa.

La ciudad densa es el es-

cenario ideal para la interacción entre lo público y lo privado. Las alianzas estratégicas público-privadas se facilitan cuando al aparato estatal le conviene invertir en infraestructura que llegue a una mayor cantidad de beneficia-rios, mientras que para el sector privado significa una mayor aglomeración y libre movimiento de capitales.

Jane Jacobs, en su libro Muerte y Vida de las Grandes ciudades, expone el ejemplo de la Connecticut Life Insurance Com-pany, una empresa que prefirió trasladar su matriz a las afueras de Hartford, en una zona rural, para poder construir instalaciones de lujo para sus empleados. Estas nuevas instalaciones se volvieron ineficientes debido al poco uso que les daban los trabajadores. Para esta empresa, dicha inversión se convirtió en un costo de reno-vación constante y en un subsidio para financiar el traspaso de sus recursos humanos. Además, creó dificultad en la comunicación para

An appropriate urban design, in response to the growth in population density, allows for social, cultural and econo-mic relationships at a micro level which have an impact on development at a macro level.

(Pedro Mairal, 1996)

“L a desigualdad reduce el crecimiento y la eficiencia. La falta de oportunidades implica que el activo más valioso con que cuenta la economía (su gente) no se emplea a pleno. Muchos de los que están en el fondo, o incluso en el medio, no pueden concretar todo su potencial, porque los ricos, que necesitan pocos servicios pú-blicos y temen que un Gobierno fuerte redistribuya los ingresos, usan su influencia política para reducir impuestos y recortar el gasto público. Esto lleva a una subinversión en infraestructura, educación y tecnología, que frena los motores del crecimien-to”

El precio de la desigualdad, Joseph Stiglitz

13Vol.4 No.4 Junio 201312 + Club Economía USFQ

la actividad productiva. Las empresas grandes y

pequeñas se benefician de realizar sus actividades en una zona con alta densidad. En este escenario urbano el empleado adquiere el poder de encontrar a sus clientes y proveedores cara a cara, además de gozar de un amplio rango de actividades debido a que existe la suficiente demanda como para sostener una mayor selección de actividades culturales (1961). En otras palabras, la ciudad densa concentra y potencia demandas y oportunidades.

El estado se encarga de crear un espacio público que facilite la interacción y calidad de vida, es decir, parques, medios de trans-porte masivos, veredas amplias, sistemas de alcantarillado que soporten la alta densidad e infraes-tructura educacional y de salud. El sector privado solo se encarga de distribuir el ingreso median-te sus actividades comerciales individuales y libres. Este tipo de ciudad estimula una simbiosis de cooperación entre el sector públi-co y privado. La ciudad densa se presta para crear relaciones donde se forman cadenas que benefician a todos sus actores.

La verdadera meta del tejido urbano es que la ciudad sea un lugar que muestre una interacción entre la diversidad económica y social. Jacobs explica cuatro elementos que se necesitan para crear diversidad. El primero es que el espacio público cumpla diferentes funciones, con esto se atrae a diferentes personas con necesidades únicas. El segundo es crear cuadras cortas, donde las posibilidades estén presentes al girar en alguna esquina. El tercero es que los barrios tengan edificios que varíen en antigüedad para

que exista diversidad en el nivel económico de sus habitantes. Por último, debe haber una alta densi-dad y concentración de personas que vivan y que no solo estén de paso por esos barrios. No se puede hablar de distribución de ingreso sin crear ambientes que presenten diversidad.

Se podría decir que este enfoque es nuevo para el Ecuador, ya que las ciudades más gran-des no han tomado en cuenta la importancia del espacio público para generar desarrollo. Quito, por ejemplo, se puede dividir en dos ciudades: la ciudad densa y concentrada de Norte a Sur, y la ciudad dispersa y extensa de los valles. En la ciudad horizontal quiteña, el tejido urbano no ofrece suficiente incentivo para la apari-ción de nuevos conocimientos.

La diversidad es algo que se trata de esconder con la creación de portales para delimitar barrios, con espacios comunes ineficiente y con la falta de transporte pú-blico masivo que funcione y que represente arterias de movilidad para los ciudadanos. Incluso se podría culpar a la idiosincrasia de la familia, que prefiere alejarse a los valles en el primer momento en que adquieren algún beneficio económico, con la excusa de una búsqueda de seguridad. Las distin-tas administraciones municipales no se han preocupado por generar planeación a largo plazo, des-echando cualquier esfuerzo que se haya presentado en algún período anterior.

La densidad poblacional, combinada con una diversidad socioeconómica, trae beneficios que pueden ser vistos en el largo plazo. Esta es una propuesta que comienza por el estudio del com-portamiento microeconómico de

las sociedades, es decir, los barrios y los individuos. Si se permite la interacción entre diversidad y densidad en un mismo espacio público, encontraremos una dis-tribución del ingreso mucho más equitativa, lo que significa una amplia gama de oportunidades para el desarrollo espontáneo del sector privado. El Ecuador como país en vías de desarrollo tiene la posibilidad de crear infraestruc-tura nueva que sirva como marco para la aparición de un crecimien-to económico sostenible.

Bibliografía

- Jacobs, Jane. “Part II.” The Death and Life of Great

American Cities the Failure of Town Planning. 3rd

ed. New York: Modern Library, 1961. 187-260.

Print. ISBN-0679.

- Mairal, Pedro. “Tan Lejos De Los Dioses.” Tigre

Como Los Pájaros. Buenos Aires, República Argen-

tina: Botella Al Mar, 1996. N. pag.

- Ridley, Matt. TED: Ideas worth Spreading. Proc. of

Matt Ridley: When Ideas Have Sex, Oxford Univer-

sity, Oxford. N.p., July 2010. Web. http://www.ted.

com/talks/matt_ridley_when_ideas_have_sex.html

- United Nation Population Division. “An Overview

of Urbanization, Internal Migration, Population

Distribution and Development in the World.” (n.d.):

9-11. Web. 14 Jan. 2008. http://www.un.org/esa/

population/meetings/EGM_PopDist/P01_UNPo-

pDiv.pdf

- Granovetter, Mark. “The Strength of Weak Ties.”

The American Journal of Sociology, 78 (1973): n.

pag.

Http://www.itu.dk. Johns Hopkins University, Aug.

2007. Web. Feb. 2013.

Ayn Rand. New York: Meridian.

Rand, A. (1996). Atlas Shrugged. New York: Signet.

Reisman, G. (1998). Capitalism. Ottawa: Jameson

Books.

Ignacio Espinoza

Galo Pérez [email protected]

El subdesarrollo latinoamericano: una explicación más apropiada

N o es raro que durante conver-saciones cotidianas surjan diver-sas conjeturas acerca de por qué Latinoamérica es subdesarrollada. ¿Quién no ha oído la frase: “solo levantamos la mano y alcanzamos un fruto”, alegando que la riqueza propia de nuestro entorno nos ha hecho perezosos y poco innova-dores? Asimismo, ¿quién no ha conside-rado la posibilidad de que la po-breza sea un “problema cultural”, el cual determina nuestro compor-tamiento usualmente indisciplina-do y hasta deshonesto?

Los últimos esfuerzos académicos por comprender los distintos caminos de prosperidad que han tenido otros países nos obligan a descartar tales asevera-ciones y considerar una hipótesis más apropiada: el proceso de desarrollo en Latinoamérica debe ser entendido mediante el análi-sis histórico de sus instituciones políticas y económicas.

Y es que para entender los distintos patrones de prosperidad presentes entre las naciones ricas y las pobres, basta echar un vistazo a sus diferencias institucionales, las cuales se pueden notar desde los orígenes de los países hasta la actualidad.

Las diversas presunciones sobre el desarrollo de nuestro continente no se limitan a conver-saciones cotidianas. Es más, estas suelen tener su origen en teorías académicas.

Por ejemplo, si le pudié-semos preguntar a Max Weber por qué Latinoamérica es pobre,

probablemente él relacionaría tal fenómeno con el hecho de que la mayoría de la población es católica. Si se lo preguntamos a Alberto Acosta, su explicación se reduciría a que Latinoamérica ha sido “maldecida” con demasiados recursos naturales.

Existen otros varios intentos de explicar la desigualdad entre las naciones del mundo; se habla de que las naciones pobres se encuentran cercanas a los tró-picos, mientras que las ricas se encuentran en climas templados. También se dice que la principal diferencia radica en la ignorancia de los gobernantes de las econo-mías subdesarrolladas. Sin embar-go, debido a que muchas de estas teorías fueron creadas enfocándo-se en casos específicos, cuando se trata de aplicarlas a nivel mundial sus análisis quedan cortos.

Por ejemplo, ninguna de las teorías sería capaz de explicar las diferencias en progreso en casos

Cultural or historic reasons cannot account for the economic success or failure of a nation. It is through the analysis of Institutions that the current state of Latin-American countries, in terms of inequality and poverty, can be explained

E l Índice de Calidad Institu-cional (ICI) de Krause tiene una ponderación de 0 a 1, signifi-cando 1 una alta calidad insti-tucional y 0 una baja calidad. La calificación de Ecuador es de 0,2821, ubicándose en el puesto 145 de 190 países.

14 15+ @thepanchonomist Vol.4 No.4 Junio 2013

E n alguno de sus escritos, Marx sostenía que la propiedad estatal es la propiedad privada de la bu-rocracia. Como en la URSS todo pertenecía al Estado, ya pueden imaginarse lo que le esperaba a la sociedad de ese país.

No fue por la corrupción que el socialismo fracasó en Rusia

sino porque el sector más podero-so de su burocracia tomó para sí lo que, según Marx, le pertenecía. Esta apropiación la hizo en un inicio de manera solapada y pau-latina; más adelante, a partir de la Perestroika, descarada y violenta-mente.

La escasez de bienes materiales, consecuencia de los gi-gantescos destrozos causados por las guerras, civil y mundial, fue lo que dio aire al mercado negro y con ello, a la lenta formación de las mafias que, finalmente, hicieron colapsar el régimen so-viético. Reza el dicho que el poder corrompe y que si es absoluto corrompe de manera absoluta; habría que añadir que la corrup-ción depende de quién esté a la cabeza del Estado. Lo digo porque a Stalin se lo puede acusar de todo menos de enriquecimiento lícito o ilícito, pues murió tan o más pobre

que cuando nació, aunque durante más de treinta años gobernó de manera absoluta un país rico en recursos como ningún otro. Esto no significa que durante su gobierno se amarrara a los perros con longaniza, sino que la corrup-ción, por pequeña que fuese, era perseguida y castigada con toda severidad.

Luego de su muerte, las cosas cambiaron, primero de manera timorata para luego tomar un ímpetu muy difícil de ser su-perado por la corrupta burocracia del mundo, que no se equipara a la sombra del enorme y mono-lítico monstruo de granito cuyas ramificaciones, cual tentáculos, se disgregaron por los interminables laberintos de la URSS.

Cuando Pandora, durante la Glasnost, destapó esa olla de grillos, surgieron por doquier, cual monstruos apocalípticos, grotes-

Las causas del fracasodel socialismo ruso

como el de la Alemania occidental y oriental, o entre las dos Coreas, ni siquiera entre el sur de Estados Unidos y el norte de México (Ace-

moglu, 2012).

Entonces surge la pregunta: ¿por qué una teoría incapaz de explicar el subdesarrollo a nivel mundial sería apropiada para explicar ese mismo hecho a nivel de Latinoamérica? La respuesta es que ninguna de estas teorías es adecuada.

En la actualidad existe un creciente consenso entre quienes estudian el desarrollo económico: lo más apropiado para explicar los distintos patrones de prosperidad son las diferencias instituciona-les. Es decir, los países ricos son aquellos en donde los inversores se sienten seguros sobre sus derechos de propiedad, donde rige el Esta-do de Derecho, donde los incenti-vos privados están alineados con los objetivos sociales y donde los ciudadanos gozan de libertades civiles. Las naciones pobres son, entonces, aquellas donde estas instituciones se han malformado o simplemente no están presentes (Rodrick, 2004).

Krauze, en su Índice de Calidad Institucional (ICI) al año 2012, determinó que los países que poseen mayor calidad institu-cional presentan mayores niveles de PIB per cápita. El ICI tiene una ponderación de 0 a 1, significando 1 una alta calidad institucional y 0 una baja calidad. Países como Canadá y Estados Unidos tie-nen una calificación de 0,9397 y 0,9277 respectivamente, mientras que el promedio de los países latinoamericanos es de 0,4419. La calificación de Ecuador es de 0,2821, ubicándose en el puesto 145 de 190 países.

Acemoglu y Robinson

infieren que esta diferencia entre Estados Unidos y Latinoamérica tiene su origen en la época colo-nial (2012). Una de las principales instituciones creadas durante esta época fue la Encomienda, formada por Hernán Cortés tras la conquista de los aztecas en 1521. Ésta consistía en el pago de tributos y mano de obra por parte de los indios a un encomen-dero, representante de la corona, a cambio de su cristianización. Más adelante, en 1569, el virrey Francisco Toledo reviviría en Perú la institución de la Mita adaptán-dola a sus fines, lo que significó el trabajado forzado de los indios en la extracción de plata, dejan-do como consecuencia miles de muertes en las minas y una drás-tica disminución de la población (García, 1983). Otra institución fue la de la repartición de mercancías, que consistía en la venta forzosa de la mercadería que poseían los nativos a un precio fijado por los españoles. La creación de insti-tuciones en América Latina tuvo como objetivo la precarización de vida de los indígenas llevándola al punto de la subsistencia, con el fin de extraer todos los recursos naturales de valor.

En la colonización inglesa de Norteamérica sucedió algo distinto. En 1607 los colonos se establecieron formando el asen-tamiento de Jamestown, donde tuvieron grandes problemas. El te-rritorio no era abundante en oro y plata, y no fue posible coaccionar a los indígenas del lugar, por lo que los colonos tuvieron que sub-sistir por sus propios medios. La Virginia Company, que financiaba la expedición, se dio cuenta que la única forma de que sus colonias fueran económicamente viables era mediante el establecimiento de

instituciones que crearan incenti-vos para la inversión y el trabajo duro, instaurando sistemas como el reparto de tierras por cabeza, entre otros (Acemoglu y Robinson, 2012).

Para North, Summerhill y Weingast (2000), las instituciones creadas por el combinado británi-co y las nuevas ideas durante los debates revolucionarios fueron fundamentales en el desarrollo social de su población. Por ejem-plo, las asambleas generales en las colonias fueron esenciales para construir el concepto de libertad: se encargaron de proveer libertad política y religiosa, orden, y, junto con el poder judicial, garantizar los derechos de propiedad. De esta manera se crearon las bases para la innovación e inversión como motores de crecimiento, acompa-ñados de un marco jurídico que permitió una mejor coordinación de las acciones de los individuos, creando oportunidades para un mayor número de personas.

No se debe pensar que el desarrollo de Estados Unidos y Canadá se debe al legado cultural de la conquista inglesa, y que en Latinoamérica somos pobres por-que nos conquistaron los españo-les y no los ingleses. Sierra Leona y Nigeria también fueron colonias inglesas, pero allí, al igual que en Latinoamérica, se desarrollaron instituciones que favorecían a una élite en detrimento del resto de la población (Acemoglu, 2012). Nuestra condición de subdesarrollo tiene que ver con que dichas institu-ciones se han perpetuado a lo largo de nuestra historia. Estas no cambiaron con la independen-cia, lo que sí cambió fue el grupo dominante que se beneficiaba de ellas.

El considerar a los recursos naturales o los rasgos culturales

Pablo [email protected]

Leonel [email protected]

Bibliografía

- Acemoglu, D. y. (2012). Porqué Fracasan Los

Países: Los orígenes del poder, la prosperidad y la

pobreza. Deusto.

- García, L. N. (1983). America en el siglo XVIII. Los

primeros borbones. Rialp.

- Krauze, M. (2012). Calidad institucional,

progreso y medio ambiente. Fundación Libertad

y Progreso.

- North, D., Summerhill, W., & Weingast, B. (2000).

Order, Disorder and Economic Change: Latin

America vs. North America. Yale University Press.

- Rodrick, D. (2004). Getting Institutions Right.

CESifo DICE Report, 10-15.

como causantes del subdesarrollo nos lleva inevitablemente a con-clusiones pesimistas sobre nuestro futuro, y por ende a políticas ina-propiadas. Entender el desarrollo histórico de nuestras instituciones nos conducirá al desarrollo de políticas que apunten al cambio de las reglas de juego para que incen-tiven el crecimiento equitativo a largo plazo.

Sobre el número anterior de The PanchonomistCARTAS DE LECTORES

16 + Club Economía USFQ

cas creaciones de una ideología distorsionada, verdaderas aberra-ciones económicas, morales, éticas y estéticas difíciles de concebir para una mente sana. En la URSS, lo más degenerado del ingenio humano levantó una academia de descalabros, en la que sus gradua-dos eran consumados maestros en las artes de Caco. Para ese en-tonces se habían instituido reglas de propiedad y vínculos mafiosos, que controlaban todo el aparato productivo, respondían a intereses de los altos círculos gobernantes y eran el reflejo de una economía de nuevo cuño, deformada por completo, y cuya característica principal era la unidad, convertida prácticamente en amalgama, entre la delincuencia común, el crimen organizado y los administradores más altos del Estado.

Según el director del KGB de Moscú, se trataba de una corrupta burocracia, usurpadora de las glorias de la revolución y camuflada por una cápsula impenetrable que los órganos más importantes de la seguridad del Estado, de acuerdo con la ley, estaban obligados a custodiar con exagerado celo, y no hubo fuerza capaz de enfrentar y romper la si-tuación creada, pues si los mejores cuadros del KGB eran enviados a ocupar los puestos claves, con el paso del tiempo se envilecían y la situación se tornaba peor. Se trataba del síndrome de la bestia, conjunto de características de los seres humanos carentes de princi-pios morales, éticos y religiosos, que se apoderaron, desgraciada-mente, del poder soviético.

La tragedia del ruso hon-rado, del que había luchado por forjar y vivir en un mundo nuevo, consiste en que el enfrentamien-to contra la ignominia lo volvió

cruel y semejante a la iniquidad que pretendió vencer, porque el antagonista, antes de morir, se las ingenió para inyectarle su morbo.

La euforia del triunfo le impidió sentir que ya llevaba en su seno la simiente maldita y que él, sin notarlo, empollaba el huevo del monstruo, que finalmente devoraría los cimientos de los ideales por los que combatió. En el transcurso de setenta años, la bestia renació, cual Ave Fénix, para reiniciar la eterna lucha que entre el bien y el mal existe a nivel universal desde la aurora del tiem-po hasta su dilúculo.

Luego del derrumbe de la URSS, y con el pretexto de las privatizaciones, se entregaron a las mafias las riquezas del país por una bagatela; fue una época fructífera para los intereses de esos buitres.

En el interím de una lucha sin cuartel, el ciudadano ruso fue engatusado por sus nuevos “liber-tadores” que se apoderaron de los bienes nacionales de la URSS, del producto de su largo sacrificio. ¡Para qué ganaron la guerra y realizaron una revolución cruen-ta! ¡Para qué derramaron tantas lágrimas!

Es inconcebible que el resul-tado del trabajo de tres generacio-nes, todo aquello que representó la sangre, el sudor y las lágrimas de trescientos millones de soviéticos, que se sacrificaron al extremo de lo imaginable durante tres cuartos de siglo, se repartiera alegremente entre los nuevos amos de las ma-fias rusas. Este colapso, que casi desintegra Rusia, no fue casual sino organizado por las poten-cias extranjeras y sus testaferros internos.

Las mafias rusas son el fruto de la decadencia moral de

los herederos de la vieja guar-dia bolchevique. Cuando Yuri Andrópov ordenó la investigación de este problema, encontró que los altos dirigentes comunistas de Uzbekistán, que posteriormente se suicidaron, o fueron suicida-dos, para impedir ser llevados a juicio, presentaban el algodón de primera calidad como de segunda, y se quedaban con lo grueso de la transacción, unos mil quinien-tos millones de dólares por año durante los cuatro lustros que con-trolaron la producción algodonera de la URSS.

Como ya no podían crecer más, porque para irrigar esas tierras desérticas habían extraído treinta kilómetros cúbicos de agua de los afluentes del mar Aral (lo que es una de las mayores catás-trofes ecológicas de la historia, pues ese mar fue prácticamente secado, eliminando su rica biodi-versidad, empobreció a las pobla-ciones que vivían en sus alrededo-res y contaminó al mundo como nunca antes) para incrementar los cultivos de algodón desde quinien-tas mil hasta cinco millones de hectáreas, pretendieron revertir el recorrido de uno de los grandes ríos siberianos, para que desembo-cara en el Aral.

¡Locura que habría alterado el clima del planeta! Lo que a los revertidores “así se los llamaba con sorna” los tenía sin cuidado. Lastimosamente para ellos se paró el proyecto cuando ya se había invertido miles de millones de dó-lares sin un sólo centavo de rédito.

Lo del mar Aral y Chernóbil son otras de las grandes causas para el descalabro del socialismo ruso.

Rodolfo BuenoProfesor ecuatoriano

Medalla Pushkin de Gobierno Ruso