Política Nuclear en Irán

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Política Nuclear en Irán Estrategias y Escenarios Futuros Guido Larson Bosco Junio 2007

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Trabajo sobre Estrategias y Escenarios futuros en Irán

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Política Nuclear en Irán

Estrategias y Escenarios Futuros

Guido Larson Bosco

Junio 2007

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1. Introducción

Desde la perspectiva de las Relaciones Internacionales la realidad actual en Irán resulta particularmente interesante de analizar, por cuanto se vislumbra como uno de los eventos más complejos y desafiantes del último tiempo. Dicha afirmación no es una constatación antojadiza, sino que responde a las legítimas inquietudes respecto de los resultados de la contingencia iraní y su influencia mundial. Esto porque, más allá que una Política Nuclear sea siempre susceptible de sensibilidades, por cuanto es un tema que levanta sospechas, desconfianzas e inseguridades, el hecho de que se presente un escenario que involucra potencialmente la utilización nuclear para fines militares en una región altamente volátil, que – por otro lado – se involucren actores de enorme relevancia política y que, por último, dicho fenómeno se enmarque en un contexto internacional caracterizado por las transformaciones post 11/9 en todo orden de cosas; implica un tratamiento intenso de las repercusiones que tiene para el orden mundial los planes de política nuclear realizados actualmente por la República Islámica de Irán.

No obstante, pese a la importancia del asunto, éste no deja de tener enormes dificultades en su desarrollo. No sólo por la enorme cantidad de elementos y actores en juego, sino porque se entremezclan en estos acontecimientos diversas perspectivas de análisis y cuestiones de carácter técnico que no son temas que van necesariamente asociados de forma directa a la política nuclear, pero que son una suerte de externalidad que no puede disociarse a priori y que, más bien, se presenta como una variable más que debe considerarse pero que escapa de la competencia netamente políticai . Consecuentemente, parte de la dificultad estriba en obtener un panorama más o menos general del hecho político, para poder luego enfocarse en un aspecto particular que no sólo resulte de interés para quien investiga, sino que pueda, eventualmente, dar luz a los problemas subyacentes para poder encontrar posibles soluciones.

Es importante considerar que el tema sobre la política nuclear de Irán es un asunto absolutamente contingente. Esto genera algunos problemas respecto del marco teórico bajo el cual se sustente este trabajo. Si bien informaciones respecto de la intención de Irán de generar una política nuclear datan desde la época del Sha hacia 19701 (e incluso con anterioridad), no es posible trazar un cronograma político respecto del programa. Cuestiones de política interna, y la guerra con su vecino Irak durante la década de los ochenta postergaron cualquier intención de

i Nos referimos con esto a cuestiones de tipo técnico, como puede ser las características y elementos

requeridos para la conformación de una bomba nuclear: cantidad de uranio necesario, distinción entre uranio

altamente enriquecido y de enriquecimiento bajo, tecnología y funcionamiento de las plantas centrífugas,

caracterización de las plantas de tratamiento de agua pesada etc. Incluso el análisis de la tecnología balística

requerida para montar una eventual ojiva nuclear.

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formular y aplicar una política enfocada a la obtención de recursos nucleares2 . Después de la guerra, y desde 1990, los programas de políticas nucleares revivieron desde diversas ópticas. Pero incluso hoy se hace difícil comparar la situación nuclear iraní con la de hace algunos años ya que el cambio de gobierno en Agosto de 2005 y la llegada de Mahmoud Ahmadinejad al poder agregan consideraciones que análisis anteriores desechaban y que reenfocan el escenario interno de Irán y su mirada al resto del mundo3. La continua dinámica política frente a contingencias cambiantes hacen imposible estudiar el caso iraní mediante la utilización de modelos analíticos estructurados a la manera de Graham Allison4, puesto que su aplicación teórica sólo se conjuga en situaciones políticas ex post. Asimismo, existe la constatación empírica de que el pronóstico de escenarios políticos favorables para resolver, o al menos distender la situación de la política nuclear iraní, se ha visto violentamente modificada, y que, por ejemplo, ya no es posible hablar de “políticas domésticas dinámicas” ni de que exista en Irán un “público vibrante, crítico, abierto al debate y al escrutinio”, con una clase conservadora “en retirada” como lo auguraba Shahram Chubin y Robert S. Litwak en el año 20035 basándose en las observaciones y análisis de los discursos moderados y de orientación civil de Mohammed Khatami y de Hashemi Rafsanjani antes de él6. El nuevo gobierno ha restringido severamente algunas libertades individuales, por lo que las propias circunstancias internas se han visto modificadas7. En este sentido, pretender establecer con un criterio de objetividad la forma en como la situación en Irán se resolverá en el futuro es una cuestión que escapa de nuestras posibilidades. No obstante, existen indicios que permiten demostrar los caminos más probables y es bajo este tipo de supuestos que se organizarán las respuestas que entregaremos acá.

Por otro lado, existen en este tema en particular al menos dos acercamientos respecto a la forma de cómo la toma de decisión política, relacionada con la política nuclear, es llevada a cabo. La primera considera las dinámicas internas y las lógicas de decisión de los actores involucrados en un contexto que involucra múltiples esferas de acción . En alguna medida, entonces, esto supone considerar desde el “interior” – por así decir – los mecanismos y herramientas que explican por qué se decide de la manera en cómo se hace. Lo anterior obliga a considerar estructuras ligadas a los sistemas políticos y a los organismos gubernamentales que juegan un papel relevante en la toma de decisión misma, así como en el manejo de los temas de la agenda pública y la aparición de issues de importancia para la consecución de una política pública determinada8. Esto obligaría a discutir en profundidad las características del sistema político iraní y el proceso de toma de decisión en dicho país. Nos veríamos obligados a describir instituciones como el Ministerio de Asuntos Exteriores, el Consejo de Seguridad Nacional y su interacción con el Majlis, y caer en análisis individuales tendientes a investigar el valor marginal de las opiniones del Líder Espiritual Ayatollah Khameini (Jameini) versus la propia jefatura de Estado9.

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Sin negar el valor de esta perspectiva, y dadas las características de este trabajo, no haremos explícitas las consideraciones respecto de las cualidades de los actores individuales ni del análisis descriptivo sobre el modo de proceder interno de los actores en juego. Lo que resulta realmente importante – a nuestro juicio – no es establecer la forma en que las decisiones se han ido tomando en este caso particular, ni los mecanismos que se llevaron a cabo para configurar un escenario como el de hoy, como tampoco establecer nexos y luchas de poder al interior de los actores individuales; lo importante es prever el comportamiento futuro de los actores y del contexto político en que se enmarcan para establecer la dirección probable del desarrollo de este asunto. Por consiguiente, lo que haremos aquí será establecer escenarios y posiciones de determinados actores que influyen y tienen un rol predominante en el tema de la política nuclear iraní, sin entrar en el análisis de los conflictos internos de aquellas posiciones. Esto permitirá establecer y sistematizar las posibles acciones futuras, para sopesar de manera racional a aquella que se vislumbre como más probable. Además, siguiendo esta metodología será posible conocer a dichos actores y parte de sus características fundamentales. Otorgará, además, la ventaja de no perder de vista el plano global y general en el cual este problema se desenvuelve10.

La tarea, por consiguiente, es doble. Por un lado es necesario establecer parámetros mínimos en los cuáles se sustenta la decisión de generar una política nuclear; sea esta para fines energéticos (pacíficos) o con fines militares. Dicha discusión no es trivial ya que apunta a un problema tácito rara vez explicitado y que tiene que ver con la legitimidad de un país soberano de desarrollar tecnología nuclear. Si bien existen concordancias transversales respecto del uso pacífico que esta tecnología supone, suele pasarse por alto la discusión respecto del uso militar dando por sentado, y considerándolo obvio, el hecho de que no deba utilizarse en este segundo sentidoii. Independiente de los prejuicios personales que se tengan al respecto, no deja de ser interesante observar los argumentos detrás de esta aseveración ya que – de alguna u otra manera – se esgrime que la proliferación va ligada de manera directamente proporcional al riesgo potencial de una guerra nuclear11. Es la veracidad de esta afirmación la que creemos que hay que reexaminar, sobretodo considerando algunas voces disidentes que consideran que la situación es más bien al revés12.

La segunda finalidad es la de establecer estrategias y modelos de acción que tanto Irán como la comunidad internacional pueden eventualmente seguir. Esto implica analizar la información disponible, sus contenidos y proponer escenarios políticos probables. Además hay que verificar la plausibilidad de cada una de las

ii No es nuestro interés tomar posición respecto de la decisión iraní. Pero nos parece importante rescatar el

fondo de la discusión del gobierno de Irán, cual es la de hacer uso de su tecnología de manera soberana

incluyendo el uso militar. Evidentemente esto no significa fomentar la tecnología nuclear para usos militares,

pero sí discutir su licitud.

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proposiciones para afirmar la decisión política más factible. Esto implica conocer los supuestos políticos detrás de las decisiones que conforman los escenarios. Si bien es cierto que juzgar intenciones es un asunto escabroso, ya que difícilmente es posible entrar por completo en la interioridad de la razón del tomador de decisión; no es menos cierto que la misma racionalidad de los individuos involucrados, permiten resolver la ecuación respecto de la dirección que tomará una acción en relación a otra. Esperamos que, una vez puesta todas las piezas en la mesa, pueda apreciarse con claridad el evento más probable respecto de la situación de Irán en el futuro. 2. Legitimidad en torno a la política nuclear de Irán

El Tratado de No Proliferación sobre Armamento Nuclear (TNP) creado para facilitar los resguardos al uso pacífico de las actividades nucleares establecido por la International Atomic Energy Agency (IAEA), señalaba que todos los estados soberanos tienen el derecho a contar con tecnología nuclear para uso pacífico13. Esto significaba, en la práctica, la extensión al uso de tecnología nuclear para países en vías de desarrollo, principalmente como fuente de producción de energía.

Sin embargo, desde los inicios de la investigación nuclear, la tecnología pacífica y militar crecieron de la mano. La liberación de energía por fisión a través del núcleo de uranio suponía un descubrimiento notable desde el punto de vista de la ciencia, pero considerando el contexto histórico bajo el cual estos avances se desarrollaron, era difícil presuponer cándidamente su uso pacífico exclusivo14.

No es el momento y el lugar para discutir las perspectivas históricas del desarrollo de la tecnología nuclear. Lo que interesa recalcar es la imposibilidad de disociar el proceso atómico de producción de energía con su uso, ya que esto último está dado por la intencionalidad de quién la produce15. No obstante, es sumamente importante la comprensión del proceso de generación de energía nucleariii para entender la disyuntiva política, tanto en el proceso de fiscalización

iii El uranio que existe en la naturaleza está compuesto por diferentes isótopos. El U235 y el U238

principalmente. Este último conforma aproximadamente el 99.3% del uranio del mundo. El 0.7% restante es

U235, el único que por sí es capaz de sostener una reacción en cadena. Para poder contar con material

fisionable suficiente para fabricar armamento nuclear, es necesario contar además con una cantidad de masa

de U235 que se denomina masa crítica para poder sostener la reacción en cadena. Algunas estimaciones

señalan que se necesita de un 80% de U235 para poder fabricar una bomba de alto rendimiento. El proceso de

enriquecimiento del uranio consiste en separar el U235 del U238, mediante procesos de alta

sofisticación, generalmente centrífugos (por la diferencia de masa), para que de esta forma se logre juntar la

cantidad necesaria de material que pueda sostener una reacción en cadena. Adicionalmente se puede

“fabricar” U235 bombardeando – por así decir – U238 con partículas provenientes de la reacción de fisión

del U235 o Pu en reactores nucleares denominados “breeder reactors” que crean más material fisionable que

aquel que utilizan para la generación térmica.

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como en el de utilización de la misma. Dado que la producción de una bomba nuclear requiere de uranio enriquecido en cerca de un 80%, y que la producción de energía nuclear no conlleva necesariamente el enriquecimiento de uranio (es decir, puede producirse energía sin que el resultado de esa producción sea el enriquecimiento); se tiende a alegar que quienes enriquecen uranio lo hacen con la intención de producir una bomba. La contraparte alega que el enriquecimiento se debe a la utilización de éste en otros reactores con la finalidad de extender la capacidad energética.

En este sentido, la única preocupación posible es que el enriquecimiento de uranio sea utilizado para la producción de armas nucleares. Desde el punto de vista de la utilización pacífica, tanto el TNP como los estatutos de la propia IAEA conceden el uso energético, siempre y cuando éste se someta a criterios de evaluación y seguridad por la propia institucionalidad de la Agencia de Energía Atómica. Así es como más de 35 países tienen reactores nucleares en funcionamiento para la producción de energía y algunos como Francia – quien además es potencia nuclear militar – depende en más del 75% de su producción total de energía en dichos reactores16. Dada esta situación, difícilmente puede evitarse el conocimiento de la tecnología nuclear y mucho menos su uso pacífico por países que así lo deseen. Es en un contexto como este que el caso de Irán toma importancia. No sólo por las causas que originan su interés por la tecnología nuclear, sino por el posible desarrollo paralelo del uso nuclear hacia fines militares.

Bien podríamos preguntarnos la necesidad real de Irán de requerir de tecnología nuclear para la producción de energía. Para un país que tiene enormes reservas de petróleo y de gas, que es el cuarto país exportador de crudo y el quinto en exportación de gas17, resulta casi paradójico la intención de instalar reactores nucleares con finalidades energéticas. Podría esgrimirse que una política de ese estilo lo que busca es diversificar el mercado y satisfacer la demanda interna mediante energía nuclear, volcando a la exportación el resto o gran parte del resto de los recursos energéticos. Esto no es sorprendente o fuera de lo común, más aún cuando hay antecedentes que indican, por ejemplo, que Rusia podría seguir dicho camino ya que “las ganancias por exportación de gas son mucho mayores que lo que podría obtenerse mediante consumo interno”18, y que “la dependencia a los hidrocarburos no es sostenible en el tiempo dada la creciente demanda interna por energía”19. Hay que recordar que la población en Irán se ha duplicado en los últimos 30 años. El aumento de demanda energética, las vacilaciones en el precio del petróleo, los aumentos en seguridad y protección del medio ambiente, unida a las externalidades positivas que genera en la industria y la manufactura la diversificación de la producción de energía, hacen que sea razonable pensar en la alternativa nuclear 20. Por otro lado, son conocidos los retrasos en infraestructura en Irán. Esto trae consigo el fenómeno de que Irán tenga que importar gasolina, ya que no tiene los medios para la conversión de petróleo en gasolina.

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Consideraciones políticas no pueden dejarse de lado respecto de la consecución por parte de Irán a una política nuclear energética. Por un lado, dado que la capacidad nuclear energética va intrínsecamente ligada al uso militar de la misma, la posesión de tecnología nuclear le otorga a Irán una herramienta negociadora de importancia21. Irán, con tecnología nuclear en su poder, tiene cartas negociadoras claras y puede obtener ganancias políticas de todo tipo ya que la preocupación central de Occidente es que, o que el desarrollo nuclear se detenga antes del “punto de no retorno”, o que se elimine por completo22. Al mismo tiempo, la independencia respecto al know-how sobre materias nucleares permite a Irán trabajar con autonomía respecto de sus intereses energéticos y evitar así la dependencia tecnológica e intelectual que hoy proviene de Rusia y China23. No puede descontarse tampoco el impacto simbólico que tiene para la región el que un país como Irán obtenga y utilice el desarrollo nuclear. A pesar de que tanto Pakistán como India poseen reactores nucleares (y que ambos estén en posesión de armas nucleares); y que Israel también genere energía nuclear y posea armas atómicas (a pesar de que esto último aún no lo reconoce), da pie para el avance iraní. El hecho que Irán tenga tecnología nuclear es una demostración pública de que puede tenerla. Y esto es una declaración implícita sobre el poder científico y económico del propio Irán, lo que no deja de ser importante ya que demuestra la capacidad de Irán en ese ámbito y permite que los demás actores perciban la “influencia potencial”del estado iraní respecto de otras materias24.

Ahora bien, la pregunta es dónde se establecen los puntos de inflexión. Dado que la energía nuclear es y ha sido adoptada por una amplia gama de países, el hecho de que Irán haga lo mismo no debiera generar grandes problemas. Evidentemente la dificultad no subyace ahí, sino que en la extensión del uso nuclear a fines militares y la supuesta violación a los acuerdos suscritos por Irán respecto a la IAEA y al propio TNP. Esta violación estaría registrada por el incumplimiento al artículo 3 número 1 y número 2 del TNP25 el cual indica que estará prohibido la recolección de material fisionable y que el desecho de estos materiales deberá ser cuidadosamente protegido bajo supervisión de las salvaguardias establecidas por los estatutos de IAEA. Sin embargo, dichos resguardos (incluyendo el llamado Protocolo Adicional) habiendo establecido criterios técnicos en relación a lo que es permisible, y generando criterios de evaluación, inspección y recolección de información respecto del desecho de material nuclear declarado y sus cantidades26, es incapaz de predecir su uso futuro ya que, efectivamente, éste podría utilizarse en nuevos reactores y con fines pacíficos.

La situación se vuelve aún más compleja si se toma en consideración la declaración pública del gobierno iraní respecto del desarrollo industrial de su tecnología nuclear27; y de las confesiones “semipúblicas” del Secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, Hassan Rohani, quien en un comunicado

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presumiblemente confidencial, declaró que el enriquecimiento de uranio se encontraba en cerca de 3.5%28. Y cuando se obtiene un enriquecimiento de uranio a ese nivel, el paso para alcanzar el porcentaje requerido para generar armas nucleares ya no es ni técnico ni tecnológico, sino político. Si a esto se suma que la importante planta nuclear de Natanz se mantuvo en secreto hasta bien entrado el 200229 y que hacia Agosto del 2006 una nueva planta era inaugurada30, sin haber sido declarada con anterioridad, es razonable levantar sospechas respecto de la forma en cómo Irán ha tratado el tema de su política nuclear.

Si presuponemos una intencionalidad meramente pacífica (por mucho que la realidad empírica indique otra cosa), cabe aún la pregunta de por qué Irán no cumple los requisitos impuestos por la IAEA; por qué no informa de su ampliación energética con relación a nuevos reactores y, finalmente, por qué, paradójicamente, manifiesta públicamente el enriquecimiento de uranio que está llevando a cabo. Considerando que hacia Mayo del 2003, Reza Aghazadeh, en ese entonces Vicepresidente de Irán, se dirigía al público de la IAEA explicando que la política nuclear de su país era total y completamente pacífica31; pero que en Junio seguían poniéndose trabas a las inspecciones de la IAEA32; que nuevamente en Julio aceptaban algunas inspecciones33, pero rechazan más tarde la firma del Protocolo Adicional, para después aceptarla en Diciembre de 200334; sólo demuestra una estrategia de “tira y afloja” con respecto a los cumplimientos de las normas internacionales en la materia, con la finalidad de ganar tiempo y de opacar el proceso interno y de fiscalización.

Asumiendo que en política ganar tiempo permite enmendar errores graves, o profundizar políticas (muchas veces cuestionables) sin la necesidad transparentar por completo el proceso; cabría concluir que en el caso de Irán este fenómeno se inclina por lo segundo. Y dado que el proceso de enriquecimiento de uranio se mantiene vigente35 y que no existen plantas que lo justifiquen, la conclusión es que efectivamente Irán utilizará el uranio enriquecido para la fabricación de, al menos, un arma nuclear.

¿Tiene derecho Irán a llevar a cabo una política que apunte a la obtención de un arma nuclear? Es una pregunta importante y en la que se mezclan diversas opiniones y perspectivas. Es evidente que parte de la discusión tiene su origen en la firma voluntaria de Irán del TNP la que prohíbe explícitamente la proliferación de armas nucleares36. Sin embargo, para muchos países resulta una desventaja el que el tratado “congele” – por así decir – el número de países con capacidad nuclear militar. Más aún cuando cuatro de ellos han alcanzado el estatus de “país con armas nucleares” y entrado al club, sin tener la traba de haber firmado el TNP. Pero, por sobre todas las cosas, Irán considera que la acción de poseer armas nucleares es únicamente un acto que permite retomar los balances regionales, ya que de los cuatro nuevos países, tres pertenecen a la misma región37. Este

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raciocinio toma incluso más fuerza si se considera con exclusividad el caso de Israel. Más allá de la retórica milenarista, lo cierto es que Irán considera que la comunidad internacional ha actuado con un doble estándar vergonzoso, por cuanto los requerimientos y resguardos para con Irán, son pasados por alto cuando se trata de Israel. Desde el punto de vista de Irán, el que su política se encamine a la obtención de armas nucleares responde a la permisividad con la que ha actuado la comunidad internacional en los casos de India, Pakistán, Corea del Norte e Israel38. Por consiguiente, Irán se siente con el derecho y el deber de mantener los check and balances militares de la región, nivelando el escenario hacia su beneficio aunque eso signifique desoír los compromisos impuestos con la firma al TNP.

Desde la lógica realista del poder político, las políticas de Irán parecieran ser naturales y no un acto de irracionalidad. El problema, evidentemente, está en los riesgos que dicha acción contenga para el equilibrio mundial. Si bien los estados tienden a pensar en sus propios beneficios antes que en los del resto, desde el punto de vista del análisis internacional, aún pudiendo entender la lógica detrás del accionar iraní, lo cierto es que habría que pensar en sus consecuencias globales. Y es en este punto donde el problema de la legitimidad empieza a ser incierto. Esto porque, quiérase o no, se contraponen miradas de política individual con otras colectivas las que, aparentemente, están en tensión y contradicción permanente. En este sentido, la proliferación de armas nucleares no debe verse como una mera situación estratégica, sino como un fenómeno de riesgo real a los esfuerzos de paz multilateral.

La aceptación del contenido de principios medulares tanto de la IAEA como del TNP, obliga a los estados firmantes a aceptar sus principios. De manera consecutiva, las resoluciones 169639, 173740 y 174741 del Consejo de Seguridad de la ONU, establecen parámetros mínimos de fiscalización para resguardar los principios del TNP que Irán ha logrado postergar. En las decisiones internas no pueden dejar de considerarse este tipo de apreciaciones, en el sentido que los estados no sólo deben (o no debieran) generar decisiones políticas que los beneficiarán con el costo de poner en riesgo a la región geográfica en que se encuentra y a su propia seguridad interna42. Por consiguiente, no es posible traslapar las lógicas de Guerra Fría a la contingencia actual. El hecho que en el pasado la proliferación de armamento nuclear haya evitado una guerra nuclear no indica una relación de causalidad; más bien reafirma el riesgo potencial y las consecuencias catastróficas que éste hubiera tenido en el caso de llevarse a cabo. Por tanto, se entiende que el riesgo aumenta de manera proporcional a la cantidad de armamento y de países que posean tecnología nuclear43. Ahora, hablamos de riesgo potencial. La pregunta de fondo es si, a pesar del riesgo potencial, los incentivos a la disuasión permiten sostener un escenario con un Irán nuclear;

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¿puede la disuasión ser sostenida en el famoso concepto de MADiv utilizado para el conflicto de guerra fría?44. Es bajo esta pregunta que pasaremos a conformar los escenarios de acción política probable tanto de Irán como del resto de la comunidad internacional, pero concentrándonos en profundidad en ésta última. 3. Escenarios y Acciones Estratégicas de la Comunidad Internacional

Es imposible observar la totalidad de variables contenidas en el concepto “comunidad internacional” y abstraer escenarios de acción para cada una de ellas. El problema respecto a la política nuclear en Irán es sumamente amplio, en el sentido que hay infinidad de actores con diversos intereses que – en algún sentido u otro – se relacionan de manera directa o indirecta con el Estado iraní45. La intención es focalizar la atención en aquellos actores que presumiblemente tendrían (y tienen) un papel central en el problema. Trataremos genéricamente los escenarios, en vez de ir revisando uno por uno a los actores involucrados. Creemos que esto dará más continuidad al análisis y no nos separará de nuestra intención original, que es la de establecer la plausibilidad de cada uno de esto criterios de acción a) Estrategia de Ataque Preventivo

Desde distintas ópticas esta estrategia ha aparecido en los diversos estudios especializados sobre el tema. Claramente, el sustento ideológico – por así decir – proviene de las políticas de defensa norteamericana inauguradas después de los ataques terroristas del 11/9 y plasmadas en el famoso discurso de George W. Bush donde se instaura el concepto de “axis of evil”46; término que reúne a países que representan una amenaza para la seguridad norteamericana, ya sea por su contacto directo con grupos terroristas, o por los indicios de aquellas naciones que generan políticas que apuntan a obtener armas de destrucción masiva.

La aplicación reciente de este método en Irak demuestran la prudencia con la cual debe considerarse esta estrategia. A pesar de que Israel, como estado satélite estadounidense (tal como lo cataloga Noam Chomsky47) vería con buenos ojos un ataque a Irán, la plausibilidad de esta forma de proceder tiene diversos puntos críticos que hacen improbable su aplicación.

En primer lugar, el desgaste propio de la guerra de Irak y la bajísima aceptación pública dentro de Estados Unidos a la intervención, impiden generar suficiente apoyo político para embarcarse en otra guerra. A pesar de que Israel ha declarado que no aceptará un Irán nuclear (en palabras de Ehud Olmert48), los

iv MAD o Mutual Assured Destruction, destrucción mutua asegurada que provenía de la idea durante la guerra

fría de que cualquier conflicto que escalara al uso de armas nucleares significaría la destrucción completa de

ambas potencias.

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costos de buscar este camino son altísimos. Por una parte, la inteligencia requerida para poder acertar los blancos y saber su ubicación es mínima o nulav. Ni Estados Unidos ni Israel cuentan con información fidedigna de todos los blancos posibles, situación que aumenta considerablemente el riesgo de una respuesta iraní49. Se responde frente a esto que Israel ya llevó a cabo un ataque similar sobre la planta nuclear de Osirak en Irak en 198150 al momento que vio amenazada su seguridad. El problema es que Irán tiene presumiblemente más de dos plantas en funcionamiento y varios centros de desarrollo de investigación y producción de tecnología nuclear clandestinos, haciendo improbable la eliminación de la totalidad de éstos con un ataque aéreo. A esto se suma que los reactores nucleares iraníes se encuentran sumamente cercanos de población civil, por lo que el apoyo del resto de la comunidad internacional, incluyendo la posibilidad de miles de bajas civiles, hacen inviable esta opción. A pesar de que algunos estados perciban con buenos ojos la eliminación del programa nuclear mediante un ataque, públicamente tendrían que repudiar el hecho por cuanto caería en la categoría de ataques unilaterales frente a un estado indefenso, que, por lo demás, sólo es sospechoso de una política orientada a la obtención de armas nucleares.

Incluso más, un ataque sobre suelo iraní sea por Israel o por Estados Unidos será considerado como una declaración de guerra51. Se sospecha que Irán posee armas biológicas y químicas en su arsenal52 y un ataque preventivo podría escalar el conflicto hacia el uso de ese tipo de armamento sobre territorio israelí. Además, se sostiene que Irán tiene importantes contactos con el grupo terrorista de Hezbullah53 y que dicho grupo terrorista posee células en Irak y en Estados Unidos54. La “activación” de dichas células bajo orden iraní podría implicar ataques terroristas de magnitud en suelo norteamericano, y un aumento considerable de las bajas que ya presenta Estados Unidos en Irak. A pesar de que John Negroponte, ex director de inteligencia de Estados Unidos y actualmente segundo en la línea del Departamento de Estado, piensa que Irán está a más de 5 años de conseguir una bomba nuclear55, otros informes no son tan optimistas y piensan que en menos de tres años Irán podría conseguirla56. Esto resta tiempo a cualquier ataque preventivo y da dudas razonables respecto de la situación real de Irán con relación a la bomba. Un ataque a Irán podría incluso generar una respuesta nuclear iraní, siempre y cuando el desarrollo de sus misiles Shahab 3 y 4 estén en funcionamiento y alcancen las distancias que se presumen57. Esta catastrófica situación se refuerza si se consideran las palabras del ex presidente iraní Hashemi Rafsanjani quien declaraba hace algunos años que: “en un duelo nuclear en la región, Israel podría matar a 100 millones de musulmanes [...] los

v Es posible pensar que en un nivel más sofisticado de inteligencia (léase informes confidenciales de la CIA o

de la NSA) la información disponible sea mayor. Lamentablemente no existe acceso público a ese tipo de

informes, pero todos los análisis consultados y las opiniones de los especialistas en el tema son unánimes

respecto de la falta de inteligencia política y militar acerca de Irán.

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musulmanes pueden aceptar esa cifra sabiendo que, de recompensa, no existirá Israel en el mapa”58.

Las voces que alientan el ataque preventivo siguen siendo importantes, en especial del grupo de neoconservadores en Estados Unidos y algunos militares en retiro con fuerte influencia en la institucionalidad armada. Estos grupos parten de la base que es imposible sostener conversaciones con el gobierno iraní, y menos con un presidente como Ahmadinejad a la cabeza59. La recomendación es idear de inmediato un plan que, al menos, pueda conseguir derribar al régimen actual. Sin embargo, un plan como el mencionado requiere enormes niveles de sofisticación para no ser asociado de manera directa con la autoría intelectual de esa estrategia. La clave aquí sería el apoyo del denominado movimiento Mujahideen Al-Khalq (MEK)vi, grupo terrorista de culto guiado bajo una ideología islámica-marxista y con un fanatismo sin precedentes. Paradójicamente este grupo tiene positivos contactos con los Estados Unidos y no ve con buenos ojos el actual gobierno iraní. Michael Ladeen, activista del American Enterprise Institute ha llegado a decir: “Tengo contactos en Irán peleando por un cambio de régimen. Denme 20 millones de dólares y tendrán su revolución”60. A pesar que a primera vista un plan así podría tener éxito, resulta extremadamente complejo coordinar una revolución desde fuera sin ser percibido. Además, no existen garantías que el control de la operación no se escape y que los grupos revolucionarios comiencen a actuar con autonomía. Pero, más importante aún, no se asegura que los planes nucleares se detengan con un nuevo régimen. Los riesgos, así, de un ataque preventivo, incluyendo – por cierto – la posibilidad de desestabilización del régimen, son demasiado altos para que puedan considerarse como una alternativa real a la solución del problema. b) Aplicar Sanciones Económicas

Dentro del abanico de posibles estrategias de acción, el tema de la aplicación de sanciones económicas aparece con fuerza. Irán es económicamente vulnerable. Depende en gran medida de las ventas de sus fuentes energéticas61, el desempleo se encuentra en alza y existe gran descontento, por lo que sería factible negociar con la carta económica en mano. La dirección que podría tomar dicha sanción es doble: por un lado se podrían restringir las inversiones extranjeras dentro de Irán y por el otro prohibir o disminuir significativamente sus exportaciones buscando el colapso de su economía62. El problema es que, para que dicha estrategia funcione, se requiere de enorme coordinación multilateral y de compromisos que aseguren (más allá de las promesas de palabras) el cumplimiento de las sanciones por parte de la comunidad internacional.

vi Organización que también es conocida con las siglas MKO.

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Para Estados Unidos la situación sería fácil: no tienen relaciones diplomáticasvii, no tiene mayores importaciones desde Irán ni tampoco inversiones en dicho país. Consecuentemente, el problema se deriva a otros actores, particularmente Rusia, China, Japón y Europa. Una sanción que involucre a todos estos actores y que pretenda aislar a Irán en términos económicos debe pasar por el Consejo de Seguridad de la ONU y eso es problemático. China posee millonarias inversiones en Irán; Francia le sigue de cerca y Rusia es suministrador neto de importaciones iraníes de todo tipo63. Asegurar la cooperación intergubernamental en este sentido es un proceso de negociación que probablemente lideraría Estados Unidos. La ecuación implícita a esta decisión es la de prevenir un Irán nuclear con alto grado de éxito versus el costo político y económico dentro de los propios países firmantes de la sanción. Esto porque el precio del petróleo se dispararía, a pesar del lobby norteamericano sobre Arabia Saudita con la intención de elevar la producción para mantener el precio estable dentro de lo posible. Hay indicaciones que muestran que una sanción económica elevaría el precio del petróleo a 100 dólares el barril64 y no es posible saber quién pierde primero: el exportador o los importadores65. Lo que es claro es la enorme dependencia de Irán respecto de sus exportaciones de petróleo por lo que sería un golpe devastador en caso de que una sanción así pudiera ser aplicada. El resultado es que obligaría a Irán a negociar.

Siendo éste el escenario más optimista para la comunidad internacional, con un Irán vulnerado económicamente y con intenciones de negociar, no pueden dejar de considerarse las lógicas internas y los intereses propios de cada actor en Irán. Las sanciones económicas multilaterales pueden presentar oportunidades e incentivos para quienes observan que, con la pérdida de influencia relativa de un país determinado dada la sanción, otro país pueda ocupar su lugar, ya sea mediante la negociación directa con Irán de la exportación que quedó “vacante”; o bajo una estrategia de “enroque”, destronando inversiones de la competencia. Esto podría suceder con inversiones Chinas que, al ver el camino allanado, irrumpan agresivamente el sector ocupado hasta ese momento por Tokio66. Tampoco es evidente que los europeos actúen en conjunto. La salida de Blair aún permite especular sobre la posición que tomará el nuevo gobierno en relación a la política exterior. Y a pesar que Bush gana un aliado con Sarkozy, pierde con la situación italiana (el mayor importador de bienes iraníes de Europa67).

La historia respecto del éxito de sanciones económicas unilaterales para lograr objetivos políticos es desalentadora. No hace falta recordar que Estados Unidos ha mantenido un embargo permanente con Cuba durante más de 45 años, sin que esto haya significado un cambio político al interior de la isla68. Lo mismo sucede con el intento de aislamiento hacia Corea del Norte, que cumple cerca de siete décadas, sin que eso restrinja las políticas de Pyongyang69. Si a esto se suma

vii

Cortadas desde la crisis de los rehenes en la Embajada Norteamericana de Teherán entre Noviembre de

1979 y Enero de 1981.

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que Irán no resiente mayormente la indiferencia económica por parte de Washington, no se percibe ningún beneficio por parte de la unilateralidad potencial en la sanción. Lo único que se obtiene es ganar tiempo para Irán. En efecto, considerando la complejidad de una sanción multilateral como la que se describe, del alto grado de coordinación requerido y de la atenta fiscalización para su cumplimiento, son necesarias intensas gestiones diplomáticas que nadie sabe cuánto tiempo tomarán, dando espacio y tiempo a Irán para continuar con su desarrollo nuclear. Considerando que el peor escenario estima un Irán nuclear en tres años (o algo menos), las negociaciones tendrían que realizarse a toda velocidad. c) Reanudar las Gestiones Diplomáticas

Aproximadamente un año después del descubrimiento del reactor nuclear en Natanz, los europeos tomaron la iniciativa de la negociación. Francia, Alemania e Inglaterra (los llamados UE3) han instado a Irán a que termine con el enriquecimiento de uranio por cuanto puede utilizarse para fines militares70. La negociación se ha abierto, involucrando a Javier Solana en la agenda71. No obstante, las negociaciones se han estancado y no existe mayor avance en los acuerdos. No hay claridad respecto de lo que ofrecería la UE a cambio de la detención del enriquecimiento de uranio. Lo que sí se ha afirmado públicamente son los requisitos de Irán: que es la de ejercer soberanía respecto de sus decisiones de enriquecimiento y de la libre construcción de reactores y centrífugas para uso pacífico. Se especula que la UE ofrece beneficios económicos como préstamos a largo plazo con baja tasa de interés, ampliación de los mercados en las exportaciones iraníes y lobby directo con instituciones como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial que, si bien ya no censuran la ayuda a Irán, sigue siendo baja en relación a otros países72. El experto en temas de Medio Oriente del Massachusets Institute of Technology (MIT), Kenneth Pollack, esgrime que el respeto hacia la UE por parte de Irán es mucho mayor del que puede establecerse con Estados Unidos. Durante la historia Irán ha manejado con cuidado las relaciones con la Comunidad Europea, por cuanto ella significa su propia estabilidad económica. En este sentido, la UE es capaz de disuadir Irán si éste considera que las represalias políticas son importantes73. Al mismo tiempo, los grados de confianza que pueden alcanzarse por el medio europeo permiten entablar diálogos más abiertos y negociaciones más transparentes.

Ahora bien, desde otra perspectiva, puede sugerirse que los esfuerzos diplomáticos discriminen abiertamente en torno a conservadores y pragmatistas. Los primeros son mucho más reacios a abandonar la política nuclear, ya que lo consideran una máxima irrenunciable debido a la observación de los actos norteamericanos en la región. Si ni Afganistán ni Irak poseían armas de destrucción masiva y Estados Unidos igualmente derribó a esos gobiernos, los

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iraníes consideran que la adquisición de armamento nuclear es la única disuasión posible a una política similar en su territorio74. Por tanto, hay que buscar canales de comunicación con personeros dentro del propio Irán. Individuos que estén abiertos a considerar el término del plan nuclear como algo factible si su puesta en marcha significa sanciones políticas o económicas. Esto llevaría la diplomacia al nivel de una política comunicacional potente que permita hacerle ver al pueblo iraní las consecuencias de su obstinación. En una estrategia como esta incluso puede participar Estados Unidos, ya sea proporcionando insumos y financiamiento o derechamente participando por medios no convencionales como son Internet y propaganda universitaria por estudiantes iraníes afines a dialogar con Occidente75.

La derivada de este modelo de acción está dada por la diplomacia indirecta. Si las conversaciones entre Europa e Irán no conducen a nada, eventualmente puede pasarse la posta a Rusia o China para que tomen el relevo. Ambos tienen fuertes relaciones políticas y económicas con Irán y ambos han ayudado tecnológicamente a Irán en la consecución de su política nuclear76. Rusia, de hecho, ya había hecho una oferta sumamente sugerente, que era la de instalar los reactores nucleares en su territorio, suministrando energía vía corredor por Georgia; con esto se podían satisfacer las demandas energéticas pacíficas iraníes en un país perteneciente al club y al status quo sobre el tema nuclear77. El rechazo de Irán a esta oferta no debe considerarse como un cierre total a la posibilidad. Mayores incentivos unidos a esta opción, como es la de mantener personal iraní en territorio ruso, podrían volver a hacerla viable. No obstante, la probabilidad de que Rusia coopere dependerá de su propia voluntad, pero posibles amenazas podrían incluir su exclusión del grupo del G-8 y recorte o término a los subsidios de seguridad nuclear, otorgados por Estados Unidos mediante el tratado de Nunn-Lugar de 199278.

China por su parte ha abogado por la solución pacífica del conflicto. Aunque no lo diga, no debe ver positivamente la ampliación del club atómico, ni la creciente autonomía con la que actúan los iraníes en esa materia79. Sin embargo, China considera a Irán como aliado y no lo percibe como amenaza. En este sentido, cualquier negociación que involucre a China con Irán sólo tendrá sentido en torno a posibles presiones de Europa o Estados Unidos. Desde el punto de vista de China, el que Irán posea armas nucleares no es tan relevante dada su situación bilateral. Si bien pierden cierto volumen de poder estratégico, por agregarse otro país al club, el mayor problema para China es la repercusión internacional de la actuación iraní, que podría llevar a una proliferación nuclear en otras regiones de interés Chino, considerando sobretodo la capacidad nuclear energética de Japón. El embajador chino a Naciones Unidas Wang Guangya ha dejado abierta la posibilidad de una mayor participación China en el asunto, diciendo el pasado Marzo que “China está dispuesta a trabajar con otras naciones y de jugar su rol en la solución pacífica y comprensiva del tema nuclear iraní”80. Existen, ciertamente,

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intereses económicos chinos importantísimos en Irán, y cualquier solución no pacífica significaría pérdidas millonarias para las empresas chinas. No es de extrañar que un mayor compromiso chino en esta materia se deba también a esta situación y que, por consiguiente, se busquen mayores participaciones diplomáticas directas por parte de China.

Más allá de la plausibilidad de la opción diplomática y de que ésta siga constituyendo una alternativa real (es el camino actualmente utilizado); existen dos problemas para mantener esta dirección. El primero es que Irán cuenta con la iniciativa negociadora. Esto significa que puede ganar tiempo sin caer en la intransigencia. En la práctica puede dar pequeñas concesiones, transar o dar muestras de pequeños avances. Mientras tanto, la comunidad internacional no puede culparlo de actitud no cooperativa y se gana tiempo. Lo dice el propio Secretario del Consejo Nacional de Seguridad de Irán, Hassan Rohani, ya que reconoce que las negociaciones con la UE3 fueron aceptadas exclusivamente con ese propósito81. Esto permite conversar, dialogar y mantener negociaciones diplomáticas hasta el “punto de no retorno” teniendo como ganador claro a Irán.

Por otro lado, el traspaso diplomático a Rusia o China conlleva el problema de pérdida de poder efectivo respecto de las condiciones de negociación. Tanto Estados Unidos y Europa no podrán conocer personalmente todos los detalles de una eventual estrategia inclusiva con rusos o chinos. Ellos podrían eventualmente hacer transacciones mutuamente beneficiosas en secreto y que no satisfagan todas las condiciones de Occidente. Peor aún es el escenario si se obliga a Rusia y China a compartir información; esto podría significar el término del relevo diplomático y una vuelta a un punto cero.

Resulta claro que la alternativa diplomática es la más deseable desde el punto de vista de la estabilidad mundial. La dificultad estriba en que el proceso diplomático se ve imbuido con lógicas ajenas al caso iraní, que opacan y confunden las propias confianzas entre actores dispuestos a negociar. Ejemplos recientes como los conflictos diplomáticos entre Rusia y Estados Unidos a raíz de la idea de éste último de ampliar geográficamente su escudo antimisiles82, sólo ayudan a deteriorar los beneficios políticos necesarios para un acuerdo multilateral. En un contexto donde están presentes las mayores potencias económicas y militares del mundo y donde cada una de ellas tiene intereses propios, resulta sumamente difícil llegar a consensos que satisfagan a todas las partes involucradas (incluyendo Irán). Con todo, si bien la opción diplomática es deseable, no es realista pensar en un acuerdo en el mediano plazo. Esto no significa que deban desecharse, pero sí considerar que el éxito de esta estrategia es medido por sus resultados, los cuales, hasta hoy, no han sido fructíferos.

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d) La Gran Oferta Finalviii

Si existe una estrategia que supone modificaciones sustanciales a las políticas exteriores esta es la de “oferta final”. Dado que las negociaciones diplomáticas no han rendido los frutos esperados, es razonable suponer que los incentivos no han sido los suficientes. Bajo la lógica de “zanahorias o garrotes” es posible inducir a Irán a cambiar su posición actual83. No obstante, esto significa modificar el escenario político actual y redefinir las orientaciones y objetivos de la política estadounidense. Esto implica literalmente ofrecer condiciones que Irán difícilmente podría rechazar teniendo como moneda de cambio la satisfacción plena de los intereses norteamericanos y europeos. Esto significa partir por reestablecer las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos e Irán84.

No pocas veces ha sido necesario mirar la política a través del prisma pragmático. Y esto significa aminorar momentáneamente los ideales o principios fundamentales de actuación en orden a obtener resultados en el corto plazo. La actitud actual de Estados Unidos, tanto en la práctica como en la retórica, es la de establecer regímenes democráticos y que éstos se encuentren en concordancia con los principios del liberalismo moderno. Por la fuerza, Estados Unidos ha pretendido llevar a cabo esa especie de “plan mesiánico” derribando gobiernos en Irak y Afganistán, y colaborando con la caída del régimen Serbio. Este modo de accionar ha provocado múltiples reacciones negativas al interior de Norteamérica y ha encrispado la opinión musulmana sobre Estados Unidos. No sería descabellado, en este sentido, pensar en una política pragmatista en orden a resolver las diferencias.

Sin embargo, una decisión como esa contiene costos. En primer lugar, debiera dejarse de lado el discurso sobre los “ejes del mal” y retrotraer el afán democrático. Esto significa echar por la borda decenas de años de política exterior ya instauradas en la institucionalidad estadounidense y aceptar una derrota respecto a sus intenciones85. También se deberían acordar garantías de no atacar Irán y de mantener su autonomía política sin presiones; por último, restaurar las relaciones económicas a un nivel normal e incluso fomentar integraciones deseadas por Irán, como es la de pertenecer a la Organización Mundial Comercio.

¿Qué se pudiera pedir a cambio? De partida, transparencia completa y libre del plan nuclear iraní. Acceso total a las instalaciones iraníes por parte del personal de la IAEA e, incluso, fiscalización directa (en territorio iraní) por expertos norteamericanos. La ecuación es sumamente difícil y la decisión por parte de los iraníes paralizaría ipso facto cualquier intención de obtener un arma nuclear. Sin

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Algunos analistas se refieren a esto como la opción del Grand Bargain.

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embargo, esta estrategia da altas posibilidades de éxito porque Irán tendría un incentivo más que suficiente para aceptar.

No obstante, para las autoridades de Estados Unidos el costo político de una estrategia como la descrita es mayor que la intención de aplicarla. En una conferencia de prensa en Marzo del 2006, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice señalaba que quería “dejar muy claro que nuestros esfuerzos [en las negociaciones] no implica lo que algunos han caracterizado como Grand Bargain”86. En otras palabras, desechaba (en ese momento y hasta hoy) cualquier posibilidad de restaurar relaciones diplomáticas87. Resulta claro que una decisión así se somete a cálculos de todo orden antes de ser ejecutada. Pero resulta improbable que la administración Bush llegue a tomar una decisión como esa. Con una elección presidencial en camino el 2008 y con una situación en Irak sumamente complicada, es presumible que la Casa Blanca intente mantener la situación de Irán bajo control racional. Los efectos que pudiera tener para la política interna e internacional una estrategia de Grand Bargain, son sumamente difíciles de sistematizar por lo que existen también problemas de procedimiento a la adopción de esta modalidad de acción. Por último, no hay que minimizar el peso ideológico del neoconservadurismo en la elite norteamericana. Para los halconesix la sola idea de transar principios por resultados es incomprensible. Menos si se trata de Irán y del régimen que lleva Khameini y Ahmadinejad. El lobby personal, las esferas de influencia y el control de la elite política por los neoconservadores88, los ubican en una posición estratégica fundamental y ponen una traba radical a la adopción de una política como la mencionada. e) Resignación y Políticas de Disuasión

Tomando en cuenta el tiempo requerido para negociar, y la capacidad manifiesta de Irán de diluir las conversaciones y después retomarlas para ganar tiempo, resulta del todo factible que Irán llegue a poseer armas nucleares antes de un ataque preventivo, durante los esfuerzos diplomáticos o entre las sanciones económicas. Sin embargo, las opiniones que consideran a este escenario como una situación de guerra nuclear inminente suelen ser exageradas89. La historia iraní, dice el cientista político y vice-presidente del Cato Institute, Ted Carpenter, “está marcada por lógicas racionales de costo-beneficio, y no por políticas suicidas tendientes a la autodestrucción, a pesar que la retórica diga lo contrario”90. Si Irán obtiene una bomba nuclear no hay que suponer que ésta será utilizada ni que Irán iniciará una política de expansión agresiva.

Si las amenazas al uso de un arma nuclear, o de alguna otra agresión de tipo militar para con Irán son suficientemente creíbles, resulta improbable que Irán opte

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Como se les conoce figurativamente a los neoconservadores en Estados Unidos.

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por atacar a algún blanco probable como Israel. Si Estados Unidos, o el propio Israel entregan un ultimátum político a Irán, asegurando que cualquier ataque sobre alguno de los dos resultará en su devastación completa, los costos serán lo suficientemente altos para evitar cualquier acción militar iraní.

La capacidad israelita de respuesta frente a un ataque nuclear está asegurada por la posesión de cinco submarinos con capacidad balística nuclear91. Por tanto, aún cuando Irán se pudiera encargar de la destrucción de las mayores ciudades israelitas y de blancos militares importantes, sería como firmar una sentencia de muerte sobre territorio iraní dada la respuesta de Israel. Con mayor fuerza puede esgrimirse este argumento con relación a Estados Unidos. La capacidad balística norteamericana es infinitamente superior a la israelí, teniendo la posibilidad de lanzar múltiples ataques nucleares mediante el uso de cohetes transatlánticos. Toda indicación racional – y nos inclinamos a pensar que la elite política iraní actúa bajo esos parámetros – hacen imposible un primer ataque por parte de Irán por cuanto constituiría un acto de suicidiox.

Una segunda situación concerniente a los problemas que podría tener la política disuasiva, sería que se estaría amparando desarrollo de capacidad nuclear por otros países, en particular dentro de la misma región. Arabia Saudita y Egipto verían como una amenaza a un Irán nuclear92. Turquía por su parte abogaría para la obtención de armas nucleares93. Existe también el riesgo de que Siria, una vez que Irán haya dominado el proceso de enriquecimiento y la obtención de armas nucleares, se interese en ayuda iraní para sus propios fines militares; todo esto sin contar las conexiones de Irán con el grupo terrorista Hezbullah, los cuáles también podrían hacerse de una bomba atómica94.

Nos es imposible entrar en el análisis detallado de esta situación, por cuanto agrega variables y actores que escaparían a la lógica de este trabajo. Lo que es posible decir, no obstante, son tres cosas. La primera es que hay un control presumible de las inquietudes turcas, egipcias y arábicas por parte de Estados Unidos. En caso de un Irán nuclear y para evitar el desborde de la proliferación, Estados Unidos acordaría estatutos de protección para esos Estados en caso de ataque iraní. Es de público conocimiento las relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos, por lo que se esperaría una especie de “subsidio” militar para los saudíes y también para los egipcios, del cual EEUU se considera un aliado95. Lo segundo, en caso de Turquía, puede ser controlado por su casi obsesión por ser parte de la UE. Una Turquía con ambiciones nucleares vería cerrada para siempre

x Kenneth Pollack y Ted Carpenter coinciden en que se tiende a pensar en un Irán tomador de decisión

irracional porque resulta más cómodo y sencillo pensar en un actor con esas características. La justificación

de un ataque preventivo se sostiene bajo ese principio. Sin embargo, se maximiza la influencia religiosa e

ideológica y no se consideran asuntos políticos del pasado, donde los iraníes han actuado con alta capacidad

racional. (Autores citados, nota 49 y 73)

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la puerta a la Unión Europea. Por último, la información analizada indica que Hezbulla no ha recibido nunca material militar no convencional (armas químicas o biológicas) ya que las conexiones a los países suministradores en ese caso son inmediatas96. Un ataque de Hezbulla con armas no convencionales sería dañino para el propio Irán, porque sería considerado como un ataque con amparo iraní, lo que ocasionaría la respuesta militar del afectado (Israel con ayuda norteamericana).

De acuerdo a la evolución del problema, este escenario de resignación y de

adopción de políticas disuasivas resulta sumamente plausible y los estados involucrados deberían prepararse para ello. Factores indirectos, como la situación en la que quedará el TNP y la propia IAEA también debieran ser observados con cautela y probablemente enfrentar la reforma de sus estatutos. Lo que no puede suceder es que el caso de Irán abra la puerta a deseos nucleares de otros países firmantes, ya que eso generaría una situación muy delicada y volátil, habiendo países buscando armas nucleares para compensar la obtención de éstas por otras naciones. 4. La Estrategia Iraní Partiendo de la base que la intención de Irán es obtener un arma atómica, no nos detendremos en los escenarios de obtención pacífica de energía. Creemos, de acuerdo a como se han ido desarrollando los eventos en este caso, que existen dos escenarios estratégicos posibles para Irán. a) Diplomacia mentirosa, la lucha por más tiempo

Durante los últimos años han existido acercamientos interesantes entre Irán y Estados Unidos. Primero una carta del propio Ahmadinejad dirigida a George W. Bush aparecida en el Washington Post del 9 de Mayo de 2006, en la cual, en un discurso conciliador y con visión de futuro, instaba al presidente norteamericano a trabajar en las diferencias y establecer criterios comunes para la política nuclear pacífica de Irán97. Poco se decía respecto de una agenda práctica en orden a resolver las posiciones divergentes, pero en las 18 páginas de la carta, Ahmadinejad hablaba de la importancia de la religión y las enseñanzas de Cristo, de los problemas en la región y de las actitudes norteamericanas contra algunos países en un tono educado y conciliador.

Una segunda carta enviada a la revista Time y firmada por Hassan Rohani (el mismo Rohani que hemos citado un par de veces en este trabajo, principal representante iraní sobre el tema nuclear y actual representante del Ayatollah), establecía un cronograma de negociación que incluía inspecciones guiadas para

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20

funcionarios de la IAEA y la firma del Protocolo Adicional, además de la garantía de que la política nuclear de Irán era pacífica98 .

Más allá de las especulaciones que puedan realizarse respecto a la

simultaneidad de ambas cartas (con fechas del 9 de Mayo para las dos), resulta interesante este comportamiento. Denota un alto grado de racionalidad al distender el problema y buscar una solución. Al mismo tiempo, se perciben discursos conciliadores, muy distintos de aquellos que suelen verse por televisión. Ahora bien, es la intención de las cartas las que deben juzgarse. Y si tomamos como experiencia la carta en persa divulgada por un sitio iraní donde Rahani hablaba de que las políticas de acercamiento a la UE3 en el pasado fue una estrategia para ganar tiempoxi, resulta razonable pensar y sospechar que lo que buscan estas cartas es obtener más de lo mismo.

Desde el punto de vista iraní esta estrategia es sumamente exitosa. Como dijimos con anterioridad, son ellos los que determinan el ritmo de la negociación y pueden ganar tiempo siempre y cuando otorguen pequeñas concesiones. Irán, de alguna manera, está apostando al ganador porque sabe que un ataque preventivo resulta sumamente riesgoso para Estados Unidos e Israel. De la misma manera, la estrategia del Grand Bargain no es actualmente considerada por el gobierno norteamericano y, tal vez, sería el único escenario en el cual los iraníes podrían pensar en suspender su programa nuclear y transparentarlo. Mientras tanto, los esfuerzos diplomáticos continúan y el tiempo sigue pasando. Si es posible mantener esta lógica hasta el punto de no retorno (2 a 3 años más), la estrategia iraní habrá funcionado. b) “Chip and Charge”

Un segundo criterio de acción va asociado a una estrategia riesgosa, pero que en caso de resultar exitosa, pone a Irán en una situación favorable sin el desgaste necesario de una diplomacia mentirosa. El problema es que este método debe ser utilizado con anterioridad al “punto de no retorno”.

Básicamente, lo que establece la estrategia de Chip and Charge (o Finta y Ataque) es la de transparentar la política nuclear con los resguardos que, en una inspección, no se encuentre rastros de uranio enriquecido y que el programa esté adecuado a las normas y estatutos de la IAEA y el TNP. Si se espera una acusación estadounidense y de inmediato se transparenta demostrando que todo está bien, pierde Estados Unidos, Irán queda como victimario y se distensiona el ambiente internacional. Además, se explotan los sentimientos antinorteamericanos en la región y se genera un ambiente político que restrinja acusaciones futuras99.

xi

Nota 21

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Difícilmente se podrá acusar nuevamente a Irán en el corto o mediano plazo, por lo que vuelve a ganar tiempo para la obtención de un arma nuclear. 5. Conclusiones

En un escenario con decenas de actores involucrados se hace complejo establecer todas las variables en juego. Evidentemente, la intención de este trabajo no es profundizar en todos los actores ni en todas las posibles formas de acción, sino que es obtener una perspectiva general del problema y de ofrecer escenarios políticos probables. En este sentido, la plausibilidad de los escenarios van, en general, relacionados con la asociación costo-beneficio que determinada estrategia posee, sumado a otro tipo de condicionantes que se refieren principalmente a aspectos ideológicos que sostienen y marcan con fuerza una estrategia determinada.

A partir de lo visto y sosteniéndonos en las informaciones del caso cabrían concluir tres cuestiones:

En primer lugar, desde nuestro punto de vista, consideramos que las acciones diplomáticas van a fracasar a menos que el incentivo para Irán sea extremadamente alto. Esto significa entrar en el área del Grand Bargain o de otra situación que se le asemeje involucrando, quizás, a los europeos. Sin embargo, una situación como esa es improbable, en parte porque Irán ya obtiene de Europa buenos y cuantiosos recursos provenientes de importaciones de crudo y otros productos; y porque en Estados Unidos no están dadas las condiciones para embarcarse en una oferta que Irán no podría rechazar.

En segundo lugar, es esperable que Irán consiga una bomba nuclear. El enriquecimiento de uranio no es justificable en la medida que la demanda energética se mantenga estable y de que se prohíba la inspección acuciosa por funcionarios de la IAEA. Si bien las alusiones a la soberanía y al imperialismo pueden servir para ganar apoyo popular, lo cierto es que dichos alegatos son ilegítimos para no adecuarse a los requerimientos de la IAEA, sobretodo si consideramos que Irán firmó el Tratado de No Proliferación y el Protocolo Adicional de la propia IAEA. Personalmente creemos que las acciones diplomáticas de Irán sólo buscan ganar tiempo con el fin de completar su programa nuclear con la adquisición de una bomba.

Por último, la información obtenida apunta a un escenario de disuasión con una alta curva de tensión al inicio. En la medida que la amenaza a Irán, en caso de uso de fuerza, sea susceptible de ser creída y de que se manifieste públicamente que un ataque a un Estado aliado de Estados Unidos significaría una respuesta militar importante (incluyendo el uso potencial de armas de destrucción masiva),

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Irán no se embarcará en un conflicto armado. Sin embargo, la comunidad internacional en su totalidad debiera prestar atención a los hechos de proliferación para no enfrentar situaciones como las presentes en el futuro.

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23

Referencias 1 Victor Gilinsky, “Iran‟s „Legal‟ Paths to the Bomb”. En “Checking Iran‟s Nuclear Ambitions”, Sokolski y

Clwason, 2004.

2 Robert Lowe y Claire Spencer, “Iran, its Neighbours and the Regional Crises”, Middle East Programme

Report para The Royal Institute of International Affairs, 2006.

3 Ilan Berman, “Understanding Ahmadinejad”, The American Foreign Policy Council, Junio 2006.

4 Graham Allison y Philip Zelikow, “Essence of Decision: Explaining the cuban missile crisis”, Ed. Longman,

1999.

5 Shahram Chubin y Robert Litwak, “Debating Iran‟s Nuclear Aspirations”, MIT Center for Strategic and

International Studies, 2003.

6 Como se aprecia en “Transcript of interview with Iranian President Mohammad Khatani” en:

http://www.cnn.com/WORLD/9801/07/iran/interview.html

7 Azadeh Moaveni, “The Creeping Restrictions in Iran”, Time Magazine, Agosto 2006, en:

http://www.time.com/time/world/article/0,8599,1333660,00.html

8 Roger W. Cobb y Charles D. Elder “Issues and Agendas”, en “Public Policy. The Essential Readings”,

Stella Z. Theodoulou y Mathew A. Cahn. Ed. Prentice Hall NJ, 1999. También John W. Kingdom “Agenda

Setting” , loc. cit.

9 Luciano Zaccara, “Irán: La Cuestión Nuclear y la Ejecución de la Política Exterior”, Estudios

Internacionales Mediterráneos de la Universidad Autónoma de Madrid para FRIDE (www.fride.org).

10

Esto no significa no haber interiorizado las dinámicas de toma de decisión al interior del propio Irán.

Mucha de la bibliografía consultada remarcaba la relación crecientemente conflictiva entre la Jefatura de

Estado (Ahmadinejad) y el Velayat al Faqih o Líder Espiritual (Khameini); también entre los conflictos

internos entre moderados y ultraconservadores; y la gradual pérdida de poder de instituciones como el

Ministerio de Asuntos Exteriores o el Comité de Seguridad Nacional que en el pasado jugó un papel

preponderante. Véase Goerge Perkovich, “Changing Iran‟s Nuclear Interest”, en particular el parágrafo

titulado “The Decision-Making Context in Iran”, Policy Outlook, Carnegie Endowment for International

Peace, 2005, en http://www.carnegieendowment.org/files/PO16.perkovich.FINAL2.pdf; e “Iran, its

Neighbours and the Regional Crises”, loc. cit. especialmente el parágrafo “The complexities of Iran‟s

leadership”.

11

“The Treaty on the Non-Proliferation of Nuclear Weapons”, Documento Oficial, en:

http://disarmament.un.org/wmd/npt/npttext.html

12

Reuven Pedatzur, “Let them have Nukes”, en http://www.haaretz.com/hasen/spages/759746.html (el autor

es israelí).

13

TNP, loc. cit.

14

David Fischer, “The History of the International Atomic Energy Agency”, pg. 17. en http://www-

pub.iaea.org/MTCD/publications/PDF/Pub1032_web.pdf

15

El proceso de producción de fisión a través de la separación del núcleo de uranio es un fenómeno

extremadamente complejo. Una explicación de lo que implica el enriquecimiento de uranio desde la

perspectiva atómica se encuentra en http://www.nrc.gov/materials/fuel-cycle-fac/ur-enrichment.html

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Guido Larson B. Política Nuclear en Irán

24

16

World Nuclear Association, “The Nuclear Power in the World Today”, en http://www.world-

nuclear.org/info/inf01.html

17

https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/ir.html

18

World Nuclear Association, “Nuclear Power in Russia”, June 2007, http://www.world-

nuclear.org/info/inf45.html

19

http://www.gazprom.com/eng/articles/article20159.shtml

20

Ali Ashgar Solanieh, “Facts & Figures on Iranian Nuclear Policy”, October 2005, Turkish Weekly.

21

Chen Kane, “Nuclear Decision-Making in Iran: A Rare Glimpse”, Crown Center for Middle East Studies,

May 2006.

22

Loc. cit.

23

Robert O. Freedman, “Russia, Iran and the Nuclear Question: The Putin Record”, November 2006,

Strategic Studies Institute.

24

“Influence is a partly psychological phenomenon, based on the perceptions of the capabilities and

intentions of other States. Potencial influence is based on other policymakers perceptions of the influence that

one may have in specific situations”. En Russett, Starr & Kinsella, “World Politics: The Menu For Choice”,

pg. 91. Ed. Wadsworth Publishing, 2005.

25

http://www.un.org/events/npt2005/npttreaty.html

26

IAEA, “Model Protocol Additional to the Agreement(s) Between State(s) and the International Atomic

Energy Agency for the Application of Safeguards”, Documento Oficial, en

http://www.iaea.org/Publications/Documents/Infcircs/1998/infcirc540corrected.pdf

27

Y. Mansharof, “Inquiry and Analysis Series N°342”, MEMRI (Middle East Media Research Intitute)

www.memri.org.

28

Discurso en persa de Hassan Rohani al Consejo Supremo de Revolución Cultural sin fecha ni lugar de

origen, aunque publicado en Septiembre del 2005. Chane Kane antes citado hace alusión a él. No fue posible

encontrar un texto traducido, pero el original se ubica en www.rahbord-investment.com

29

http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/4394177.stm,. incluso la planta fue descubierta gracias a una

acusación del grupo opositor del Consejo Nacional de Resistencia Iraní y no por voluntad del propio

régimen.

30

Herb Keinon, “Defiant Iran Unveils Heavy-Water Plant”, August 2006, en

http://www.jpost.com/servlet/Satellite?pagename=JPost/JPArticle/ShowFull&cid=1154525946796

31

Reza Aghazadeh, “Iran‟s Nuclear Policy (Peaceful, transparent, Independent)”, Documento Oficial, en

www.iranatom.ru/reports/rep001.pdf

32

Jonathan Harley, “Iran Rejects Call for More Nuclear Inspections”, Australian Broadcasting Corporation,

June 2003. en http://www.abc.net.au/lateline/content/2003/s882118.htm; y “Timeline of the Iranian Nuclear

Dispute” en www.rferl.org.

33

Dave Andrews y Nagel Chamberlain, “The IAEA and Iran: Crisis Averted – for the time being”, British

American Security Information Council, en http://www.basicint.org/pubs/Notes/BN041123.htm

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25

34

http://www.iaea.org/NewsCenter/News/2003/iranap20031218.html, la revisión de prensa sobre la materia

hace extensiva la lógica presentada acá. Informaciones adicionales requeridas por la IAEA son respondidas

con mucho retraso y de forma incompleta por el gobierno de Irán. Esta forma de proceder se extiende incluso

hasta el día de hoy: http://news.bbc.co.uk/2/hi/middle_east/6304575.stm

35

Jacquelyn S. Porth, “Iran Moving Forward to Master Uranium Enrichment Capability”, June 2007,

International Information Programm www.usinfo.stat.gov

36

“The Treaty on the Non-Proliferation of Nuclear Weapons”, Documento Oficial, loc. cit.

37

Berkeley International Studies, “Nuclear Issues in India and Pakistan”,

http://www.lib.berkeley.edu/SSEAL/SouthAsia/nuclear.html

38

Joseph Cirincione, “Iran and Israel‟s Nuclear Weapons”, The Globalist, March 2005.

www.theglobalist.com

39

United Nations Security Council, “Resolution 1696”, July 2006, Documento Oficial en www.un.org

40

Loc. cit. “Resolution 1737”, December 2006.

41

Loc. cit. “Resolution 1747”, March 2007.

42

Abraham Rabinovich, “Tehran found even closer to Nukes”, Washington Times, May 1 2006. El autor cita

a Ehud Olmert quien dice que Israel no aceptará bajo ninguna circunstancia a Irán con capacidad nuclear

militar, lo que es considerado como un ultimátum.

43

Bernard Lewis, “Does Iran have Something in Store?”, Council of Foreign Relations, August 2006,

www.cfr.org.

44

Loc. cit.

45

George Perkovich y Silvia Manzanero, “Iran gets the bomb – then What?”, October 2005. en “Getting

ready for a nuclear-ready Iran”. Los autores estiman que naciones como Corea del Sur, Malasia, Italia, Japón

entre otros, están relacionados con el tema iraní y eventualmente podrían ser parte de las variables que

jueguen un papel en el desarrollo del problema.

46

George W. Bush, “State of the Union Adress”, January 29 2002, Documento Oficial, en

http://www.whitehouse.gov/news/releases/2002/01/20020129-11.html 47

Noam Chomsky, “Piratas y Emperadores”, Ed. B, Argentina, 2000. pg. 28 y ss.

48

Abraham Rabinovich, “Tehran found even closer to nukes”, loc. cit.

49

Ted Galen Carpenter, “Iran‟s Nuclear Program. America‟s Policy Options”, Policy Analysis, September

2006.

50

Whitney Raas y Austin Long, “Osirak Redux? Assesing Israeli Capabilities to Destroy Iranian Nuclear

Facilities”, April 2006, en http://web.mit.edu/ssp/Publications/working_papers/wp_06-1.pdf

51

Kenneth R. Timmerman, “The Day After Iran gets the Bomb”, en “Getting ready for a nuclear-ready Iran”,

loc. cit.

52

Alireza Jafarzadeh y Soona Samsami, “Iranian Regime‟s Programs for Biological and Microbial Weapons”,

Press Briefing. Los declarantes son miembros del Consejo Nacional de Resistencia de Irán (los mismos que

denunciaron la existencia de la planta de Natanz, en www.globalsecurity.org

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53

Michael Ledeen, “The Same War”, July 2006, en www.aei.org.

54

Justin Logan, “The Bottom Line on Iran. Costs and Benefits of Preventive War versus Deterrence”, Policy

Analysis, December 2006.

55

Staff Writers, “Iran Still Years Away from having Nukes”, The Washington Post, April 2006.

56

David Albright y Corey Hindestein, “The Clock is Ticking, but How Fast?”, ISIS, March 2006, www.isis-

online.org

57

Dara Podjarski y Ian Samuel, “The Iranian Threat”, Zionist Federation 2005. El Misil Shahab 3 se presume

que alcanza a las ciudades de Tel Aviv y Riyadh. El nuevo Shahab 3ER se piensa que puede tener un alcance

de 2000 kilómetros. Un tercer tipo de misil Shahab 4, se estima que podría tener un alcance máximo de 5000

kilómetros, lo suficiente para bombardear la costa este de Estados Unidos.

58

“Former Iranian President Rafsanjani on Using a Nuclear Bomb Against Israel”, MEMRI Special Dispatch,

N°325, January 2002. Citado por Kenneth R. Timmerman. loc. cit.

59

Sam Gardiner, “The End of „Summer Diplomacy‟: Assesing U.S Military Options on Iran”, Century

Foundation Report, Marzo 2006.

60

Ledeen citado por Michael Rubin, “Diplomacy is not enough”, Prospect, June 2006,

http://www.aei.org/publication24497

61

Thomas Friedmann, “Iran‟s great weakness may be its Oil”, The San Diego Union Tribune, Feb. 2007, en

http://www.signonsandiego.com/uniontrib/20070203/news_lz1e3friedman.html

62

G. Perkovich y S. Manzanero, loc. cit.

63

“Trade Issues: Bilateral Trade Relations, Iran”, http://europa.eu.int/comm/trade/issues/bilateral/iran

64

Robert Tait, “Iran issues stark warning on Oil Price”, January 2006, en The Guardian

http://www.guardian.co.uk/iran/story/0,12858,1687387,00.html

65

M. Smick, “Iran‟s Ahmadinejad: Crazy or Crazy Like a Fox?”, The International Economy, Winter 2006.

66

Anthony Faiola and Dafna Linzer, “Japan Wary for Sanctions against Iran”, Washongton Post, June 2006,

en http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/06/12/AR2006061201504.html

67

http://www.payvand.com/news/03/nov/1067.html

68

Ted Galen Carpenter, “Iran‟s Nuclear Programm. America‟s Policy Options”, loc. cit.

69

Loc cit.

70

Council of Foreign Relations, “Iran: Nuclear Negotiations”, www.cfr.org

71

Sabrina Tevernise, “Nuclear Negotiators Cautiously Upbeat”; NY Times, April 2007, www.nytimes.com

72

International Monetary Fund, “Iran: Statistical Appendix”; Documento Oficial, Marzo 2007 en

http://www.imf.org/external/pubs/ft/scr/2007/cr07101.pdf

73

Kenneth Pollack, “Taking on Tehran”; Foreign Affairs, March/April 2005.

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Loc. cit.

75

James Phillips, “U.S Policy and Iran‟s Nuclear Challenge. Testimony Before the Senate Foreign Relations

Committee”, Documento Oficial, May 18 2006. www.senate.gov

76

Robert O. Freedman “Russia, Iran and the Nuclear Question: The Putin Record”, loc. cit.

77

International Institute for Strategic Studies, interview with Mark Fitzpatrick, “Is Russia‟s Offer just a

Diplomatic Device?”, Feb 2006. En www.iisis.org.

78

Rensselaer Lee, “Reappraising Nuclear Security Strategy”; Policy Analysis, June 2006.

79

Mu Xequan, “China Best Option to Solve Iran Nuclear Issue Negotiation”, China View en

http://news.xinhuanet.com/english/2007-06/14/content_6239211.htm

80

Entrevista a Wang Guangya en China View (www.chinaview.cn) Marzo 2007.

81

Rohani, citado por Chen Kane en “Nuclear Decision-making in Iran: a rare glimpse”, loc. cit.

82

htpp://washingtontimes.com/world/20070124-100832-7185r.htm, Junio 2007.

83

Kenneth Pollack, “Taking on Tehran”, loc. cit.

84

Leslie H. Gelb, “Time to Talk (To the Bad Guys)”, Wall Street Journal, July 2006.

85

George Perkovich y Silvia Manzanero, “Iran gets the bomb – then What?”, loc. cit.

86

Condoleezza Rice, “Press Conference on Iran”, May 31 2006, en:

http://www.state.gov/secretary/rm/2006/67103.htm

87

Ibid.

88

Emile El-Hokayem, “Cutting through the Myriad Cons About the Neocons”, December 2004, The Henry

L. Stimson Center, http://www.stimson.org/pub.cfm?id=210

89

Barry R. Posen, “We Can Live With A Nuclear Iran”, MIT Center for International Studies, March 2006.

90

Ted Galen Carpenter, “Iran‟s Nuclear Programm” loc. cit.

91

http://www.globalsecurity.org/wmd/world/israel/sub.htm

92

Wyn Q. Bowen y Joanna Kidd, “The Nuclear Capabilities and Ambitions of Iran‟s Neighbors”, en “Getting

Ready for a Nuclear-Ready” Sokolski y Clawson, loc. cit.

93

Ian O. Lesser, “Turkey, Iran and Nuclear Risks”, en Sokolski y Clawson, loc. cit.

94

Bowen y Kidd, loc. cit.

95

Íbid.

96

Justin Logan, “The Bottom Line on Iran”, loc. cit.

97

Ahmadinejad letter to George W. Bush, Washington Post May 9 2006, en

http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2006/05/09/AR2006050900878.html

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98

Hassan Rohani, “Iran‟s Nuclear Programm: The Way Out”, Time Magazine, May 9 2006, en

http://www.time.com/time/world/article/0,8599,1192435,00.html

99

Zogby International, “Poll of Iran May June 2006”. www.zogby.com