Pobladores Urbanos Cap. 2

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Capítulo 2 CULTURA, SOCIEDAD Y TERRITORIO

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Antropología del territorio. Enfoque Colombiano.

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Capítulo 2

CULTURA, SOCIEDAD Y TERRITORIO

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Prólogo

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n este capítulo se incluyen trabajos que tíenen que ver con la forma como los humanos territorializan con relación a sus marcos culturales y sociales. En el país se han formado diversos y entrecruzados territorios simbóUcos en las distíntas épocas históricas, y aún antes, no sólo con los grupos indí­genas -de cuya base incluimos dos trabajos- sino también con los campe­sinos y pobladores urbanos que han conformado y reconfigurado la nación.

Los animales territorializan marcando el espacio con sus humores y sus marcas biológicas; los humanos -de manera social y cultural- lo hace­mos estableciendo signos, iconos, tótems, símbolos, rutas y ofras formas cargadas de senfido. Al hacerlo así tenemos que referirnos a nuevos conte­nidos y renunciar a formas antiguas para desarrollar esa forma permanen­te de significar algo manteniendo, creando y desarrollando territorios.

Los casos presentados aquí cubren una variedad que va desde la forma de territorializar de los iku (arhuacos) en la Sierra Nevada de Santa Marta y los inga en el valle de Sibundoy, como forma de urbanizadón primaria de culturas nativas que desarroUan sus propias civilizaciones hasta las for­mas superpuestas, densas y múltiples de las ciudades en la época de la globalización de la cultura en la interfase.

En Pensamiento de vida del pueblo iku. El mundo espiritual Iku: nues­fro territorio, lugar de origen, corazón del mundo, Aty Seygundiw^a Quigua presenta la macrovisión de nuesfros hermanos mayores de lo que es un terri­torio sacralizado pero también "el territorio, visto como un escenario vivo donde a diario interactúan los lenguajes que rigen el orden de convivencia de todos los seres que lo integramos, el cual tiene un lugar para cada cosa". Así se expUca cada cosa, cada ser vivo que ocupa su lugar natural en el territorio propio y en el territorio más amplio que se comparte con ofros seres vivos y con ofros humanos. » i. : —

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En Kaugsay Suyu Yuyay: lugar, vivir, pensar: conceptos de la tradidón inga sobre territorio, Benjamín Jacanamijoy Tisoy hace una presentadón simUar a la de los iku pero de manera un tanto autobiográfica que le da una visión desde adenfro y referida a una reladón con el medio ambiente y el tejido sodal que se plasma en el chumbe (tejido artesanal) que van construyendo a medida que relatan el mito.

En Hacia una poética de la ciudad contemporánea: MedelUn y sus con­textos territoriales, Nora Elena Mesa cumple lo prometido en el título esta­bledendo varios ejes estéticos-espaciales-poéticos que recogen el trasfondo de tradiciones y jerarquías conceptuales en Medellín y su relación con un territorio propio, pero también como espacio púbUco. Es al mismo tiempo el producto de un grupo de investigadores y una propuesta para un estu­dio integral de las territoriaUdades simbóUcas de la ciudad.

El texto da cuenta de preguntas como ¿qué tanto ha cambiado nuesfro pensamiento sobre ciudad? Y, concomitantemente, ¿qué tanto ha cambia­do la ciudad? Se trata de responder a las preguntas partiendo de hablar de la ciudad, escucharla y narrarla. No tanto, dicen los autores, a partir de las dendas y las epistemiologías sino de sus habitantes, sus moradores, sus franseúntes y pasajeros. Interesante enfoque y aproximación que permite tener una visión coherente del tema planteado. Se parte, sin embargo de los avances conceptuales de estudiosos del tema como Manuel Delgado, Ricoeur y ofros más clásicos como Lefébvre y Goffman para establecer los ejes prindpales del estudio, que está todavía en sus pasos inidales, aunque recoge avances sobre el estudio del espacio y el territorio en MedelUn a partir de la década de los años cincuenta.

También sobre Medellín, Descentrar la mirada: avizorando la ciudad como territoriaUdad, de María Clara Echeverría es la presentación de un ampUo frabajo de investigación y estudio de un equipo interdisciplinario cuyos resultados en términos de inestabilidad, movilidad y cambio apuntan­do hacia los aspectos dinámicos de los territorios o las centraciones, descen-traciones, periferizaciones y márgenes que encaminan a los cenfros virtuales o materiales de referencia o de pertenencia, denfro de los que se crean vín­culos e identidades territoriales.

Sin duda hay un vaUoso aporte en el texto de Echeverría al produdr conodmiento a partir de datos de una investigadón y los referentes con­ceptuales en que se erunarcan y se refieren. El estudio parte de las poUticas e intervenciones territoriales y pasa por la legisladón territorial, la dinámi­ca de globaUzación e informatizadón, los procesos de territorializadón -mareaje, construcción, ocupación y defensa del territorio-. El enfoque

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PRÓLOGO

cenfral es concebir la territoriaUdad como concepto para comprender la ciudad, concentrándose en los procesos sodoculturales y sociopoUtícos.

El Estudio de los senderos y de la paisajístíca de la Universidad Na­cional en Bogotá, en el artículo Planificación participatíva a favor de la recuperación de la estétíca del paisaje urbanístico, realizado por la profe­sora de geografía Susana Barrera y seis estudiantes de la misma carrera, se ubica en el campo de los imaginarios al desarroUar el estudio de Ar­mando Silva, pero también en las necesidades de adecuación de los es­pacio en la Ciudad Universitaria. A partir del estudio de la percepción de cómo se maneja el espacio en términos de senderos y la disposición de basuras como deterioro del paisaje urbanístico, se Uega a una propuesta para mejorarlo.

En el artículo final del capítulo, Bogotá: la dimensión cultural y el terri­torio, Julián Arturo presenta reflexiones y experiendas sobre la percepción de la creadón del territorio y sus principales actores en la ciudad de Bogo­tá, a partír de la creación simbólica, tomando elementos de la historia de la dudad; por ejemplo, la importancia del mestizo como personaje, los men­digos, niños y mujeres en las caUes de Santa Fe de Bogotá, el espacio cam­biante de Bogotá -ya como ciudad repubUcana, mostrando la creación y recreación de territorio a partir del uso, de la formación de nuevos símbo­los y espados, de procesos de identídad y etapas de la modernidad en el siglo XX-. El marco de esos elementos constítutívos de las identídades de Bogotá son los procesos de migración, urbanización y, en general, el desa­rrollo del capitaUsmo periférico, y más redentemente la globalización y la creación de la interfase mundial de la media.

En síntesis, es una muesfra breve pero representatíva de los estudios que desde la dimensión cultural enfocan el tema territorial. El tema del territorio se ha vuelto cenfral en los estudios culturales al comprender que no puede presdndirse de él en la nueva visión del concepto de cultura, en las últímas décadas del siglo XX. Así se ha pasado de concebir la cultura como formas de vida y su organizadón en términos de instítudones y sis­temas a un concepto dinámico que trata de la creación y organización de símbolos,, y su organizadón en términos de sus referentes territoriales. El concepto de cultura requiere su referente de territorio y a su vez le da sentido y contenido al espado que convierte en territorio.

No por casualidad los mitos de creación ubican y organizan un territo­rio, como se Uusfra en los casos indígenas de los iku y los inga. En las ciuda­des, también los procesos de consfrucdón de identidad en sus véiriadas expresiones de generadón, género, etniddad, y demás elementos tirba-

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nos, como la creación de parches y ofros grupos sociales de referencia, per­miten la vida urbana.

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Julián Arturo Profesor, Departamento de Anfropologia, Facultad de Ciendas Humanas,

Bogotá, Universidad Nacional de Colombia

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PENSAMIENTO DE VIDA DEL PUEBLO IKU

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NUESTRO TERRITORIO, LUGAR DE ORIGEN, CORAZÓN DEL MUNDO

La Sierra Nevada de Santa Marta es la casa sagrada, centro de todo donde actual­mente habitan los kagaba (kogui), los iku (arhuacos), los wiwa (arsarios) y los kankuamo. Aquí el padre Serankwua repartió como herencia las tierras del mundo y las semillas que todos debemos sembrar para subsistir, donde en su pico más alto esta clavado, el poste central que sostiene el planeta. La madre universal, única poseedora del arte de hilar y tejer, clavó su inmenso huso en la tierra recién creada, en el centro de la Sierra Nevada, atravesando su pico más alto y dijo que era el poste central del mundo, así mismo la tíerra y el cosmos se conciben como un telar atravesado por un huso perpendicular. "Mitolo­gía Kogui", Revista Ambientai Colombia, mayo de 1998. ' "^' n • '

La Sierra Nevada es el corazón del mundo, donde están grabadas las leyes que dictaron en un prindpio nuestros primeros padres; cada lugar sagrado profanado representa la hueUa que nos aparta del sendero que nos fue trazado como iku para vivir en este mundo y poder conservar el orden y el respeto para que las leyes naturales puedan seguir su curso normal.

TERRITORIO, NIWI U'MUKEO NUESTRA MADRE

Consideramos nuestro territorio como una gran casa sagrada o kankurwa, donde están escritas todas las leyes universales dejadas desde antes de amanecer, alU se encuentran los gobiemos y dueños de todo lo que existe y a ellos se les deben

Estudiante de la Escuela Superior de Administración Pública y miembro de la comunidad iku.

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AILSJEYCÜNPIWA .QUIGUA „

retribuir los tjenefidos recibidos; desde los picos nevados que representan el cere­bro, la Umpieza de nuestro pensamiento y sabiduría, hasta el mar y sus prohindi-dades que son la base y representan nuestros pies, todo absolutamente todo debe

, permanecer en constante relación para que haya calor bueno y frío bueno, para que haya Uuvias buenas y veranos buenos, que el beneficio sea para todo ser tanto de lo alto como de lo bajo; para que las nubes del mar y los valles, regresen las aguas buenas a los nevados y estos mantengan la vida de la Sierra Nevada y por ende los pueblos aledaños, a través de los ríos, arroyos y quebradas, que represen­tan igualmente las venas que irrigan el cuerpo. El territorio al que nos referimos fue dejado desde el comienzo para ser gobernado y cuidado por quienes lo habitamos, para otros indígenas y no indígenas también •• les fue designado un territorio e igualmente una ley que indica la fundón para la cual existen. En nuestro caso para poder dar cumplimiento a la ley y la función dejada, se requiere inevitablemente del territorio, Uamado tradicionalmente como Niwi u 'muke o nuestra madre, de la cual dependemos por siempre. {Por qué no a¡ municipio de Pueblo Bello, Manifiesto de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta).

El territorio, visto como un escenario vivo donde a diario interactúan los lenguajes que rigen el orden de convivenda de todos los seres que lo integramos, tíene un lugar para cada cosa.

Hay lugares sagrados (atinkunas, gwiachunas, morunduas, etc.), exis­ten lugares donde el ser humano puede vivir y consfruir sus hogares, hay lugares donde habitan los espíritus de nuesfros ancesfros. Ofros donde están los dueños espirituales de cada cosa que existe, de las actitudes que encarnan en los distintos seres.

Como no en todos los lugares debemos hacer lo que deseamos, el mamu es el encargado de orientarnos sobre cuáles son los actos permitidos en determinado lugar, si es apropiado o no para consfruir nuesfra casa. De esta manera se puede vivir sin usurpar el lugar de ofros seres y evitamos en lo posible tener deudas con los habitantes de este o de ofro mundo que convivan con nosofros.

Todo lo que existe tiene su lugar y una misión denfro del orden univer­sal, nada existe porque sí. Nuestra misión como hijos del padre Serankwa y la madre Seynekun es cuidar para que ningún ser sea ignorado y despo­jado de su lugar de origen, para que todos podamos cumpUr con la fun­ción que nos fue encomendada para poder conservar la armonía del universo y de esta forma ser guardianes de la vida desde el animal más imperceptible hasta el más temible, desde las plantas que germinan en el desierto hasta aqueUas que pueblan las selvas, desde la piedra que utiliza­mos para construir nuesfras casas y muraUas en los picos nevados hasta aquellas donde está el espíritu vigUante de nuesfros ancesfros, desde el

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^PENSAMIENTO DE VIDA DEL PUEBLO IKU

hüo de agua que brota de la tierra, las lagunas que poseen el alma de nues­fras madres espirituales hasta el más habitado de los mares, desde el sol que permite que la tierra sea fecunda hasta la luna y las esfrellas que acom­pañan el canto de los guardianes de nuesfros sueños, desde el aire que percibimos como el aUento de la vida misma hasta las más turbulentas brisas capaces de arrasar con la esperanza de pueblos milenarios.

No interesa si sólo es semiUa o si ya germinó.

LEY DE ORIGEN

,.. Todo ha existido por siempre y para siempre... La ley que determinó la materia-Uzadón de lo que ya estaba hecho en pensamiento fue la ley de origen; ella engen­dró nuestra madre y permitió que nadera la luz y comenzara a desarroUarse la vida en la que estamos ahora, por eUo es nuestra Ley, la vivimos y a ella debemos regresar. Los mamus conocedores guían este camino y encaman esa sabiduría". (Por qué no a¡ municipio de Pueblo Belio, Manifiesto de las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta). - ,

En palabras de Reichel-Dolmatoff: ^ .

Así, cada roca, cada vuelta del camino, cada pozo en el río, tíene para los iku un profundo significado sobrenatural. El paisaje entero está impregnado de la viva presenda del pasado, desde la creación del universo hasta el recuerdo de un abue­lo reden falleddo; desde las enseñanzas de la mitología heroica hasta las reminis-cendas de los ándanos que todavía cuentan las guerras dviles, de episodios del siglo pasado cuando aún vivían mamus que podían transformarse en jaguares. (...). ASÍ el paisaje es un código, un mapa, un paUmpsesto, sobre cuyos diversos planos se mueven los hombres, siempre sobre caminos ya tréizados por otros que les pre­cedieron; con cada paso uno se aleja de algo, se acerca a algo, su presente, su por­venir. En ninguna parte del país he encontrado tribus tan arraigadas en su tíerra, tan conscientes de su historia y tan convenddos de tener una misión: la de vivir una vida ejemplar para una pobre humanidad desorientada.

EL SIGNIFICADO DEL PAGAMENTO EN EL CONTEXTO DE LA LEY DE ORIGEN

Por ser el territorio el espado donde está narrada la historia cultural iku, la prindpal lucha de nuesfro pueblo ha estado encaminada a hacer respetar la deUmitación de nuesfro territorio, dada desde que fue creado el ser hu­mano y que actualmente se conoce como la "línea negra".

La "línea negra" o "de origen" está conformada por lugares sagrados que bordean la Sierra y han sido respetados y cuidados por nuestros ancestros porque en estos lugares se hacen los distintos tipos de

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AnSEYGUNravyA QUIGUA. .

pagamentos, de tal manera que estos "trabajos espirituales" garanticen la armonía de fuerzas espirituales enfre nosofros y el universo. Son puntos de conexión con las leyes que rigen el mundo.

La manera ancestral de deUmitar nuestro territorio obedece a la misión que nos fue encomendada cuando fuimos ubicados en la Sierra para ser guardianes de la vida de todo lo que aUí estaba compartiendo nuestro es­pacio. ' '

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¿QUIÉN ES EL MAMU? t.

El mamu es un sabio que cumple múltiples funciones dentro de la cultura; es el que Ueva un registro de las famiUas que guía, el tipo de problemas que tiene, las necesidades, es decir, un diagnóstico muy preciso de nuestra rea-

. Udad, por lo que se le puede atribuir la certeza de sus decisiones pues a la " hora de analizar los problemas posee un conocimiento muy agudo capaz I de identificar la raíz el origen del problema. Por lo tanto, las soludones que

presenta siempre son las más acertadas. Es el conocedor de la ley de origen, el intermediario necesario enfre el

individuo y las fuerzas naturales que rigen el universo. Sin su presencia, el equUibrio personal y cósmico serían inalcanzables.

La reladón del mamu con todos los iku consiste en orientarnos para que todos juntos podamos velar por la integridad y el equilibrio del uni­verso; desconocer su conocimiento y sus consejos para cualquier tipo de

" decisión es correr el riesgo de poner en peUgro no sólo la estabiUdad del universo sino de nosofros mismos.

'; La vida de un mamu comienza desde el mismo momento en que es fecundado.

' EL SIGNIFICADO DEL TELAR A LA LUZ DE LA COSMOVISIÓN IKU

Para nosofros, el tejido es un espacio de consfrucción de la vida. A fravés del tejido, los pensamientos se organizan y se insertan denfro de un orden universal. Así, tejiendo y pensando, se logra el equilibrio entre los opues­tos, dando cumplimiento a la ley de origen.

Para las mujeres, la mochila es la red donde diariamente se recrean nuesfros pensamientos, nuestras emociones; los símbolos que se tejen re­presentan nuesfra forma de entender el mundo, que fue dejada desde el comienzo del tiempo.

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PENSAMIENTO OLVIDA DEL PUEBLO IKU

Cada nudo que se teje en la mochila encierra el enigma de una señal de esperanza para la sobrevivenda de nuestra cultura, de nuesfras costum­bres. Sin embargo, hoy en día pueden enconfrarse mochUas en cualquier punto de la tierra. Esto la hace aún más nuesfra...?

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KAUGSAY SUYU YUYAY: LUGAR, VIVIR, PENSAR

CONCEPTOS DE LA TRADICIÓN INGA SOBRE TERRITORIO

Benjamín Jacanamijoy Tisoy'

Soy hablante del quechua y quiero compartir con ustedes algo de todo lo vivido junto a mis abuelos y mis padres. Es decir, el kaugsay suyu yuyay: Vida y pensamiento de un determinado lugar.

Soy originario de un lugar llamado Manoy-Santiago que está ubicado al sur de Colombia, y más específicamente en el vaUe de Sibundoy que hace parte de la cordiUera de los Andes en el nor-ocddente del departa­mento de Putumayo. Dicen que por estos lugares vivió Carlos Tamabioy, el más grande de los caciques ingas, el Taita de Taitas, quien nos dejó como herencia estas tierras.

También tuvo vida por aquí fray Bartolomé de Igualada. El era médico, ingeniero civil, dirigió la consfrucción de la catedral de Sibundoy, consoÜ-dó la 'misión capuchina', aprendió a tomar yajé y combinó conodmientos medicinales ocddentales con los de la fradición inga. Igualmente por esta zona caminó Taita Diego Tisoy, quien hizo las veces de abogado de los indígenas. Parece ser que las leyes las aprendió de los misioneros ya que en un principio frabajo junto a ellos. Hoy en día en esta región convivimos más o menos bien indígenas y no indígenas.

Santiago es un pequeño pueblo donde -según la historia que se frans-mite a fravés de la fradición oral y de generadón en generación- sus habi­tantes indígenas son los descendientes directos de las famüias Mitimak de los incas del Tawaintisuyu -cultura de los cuafro lugares del Sol-, quienes cumpUendo la misión de entablar reladones culturales con ofros pueblos, y en algunos casos de avanzada miütar, Uegaron a estas tierras alrededor del siglo XV. Desde entonces toda su forma de vida y pensamiento se sigue conservando enfre sus descendientes los ingas del VaUe de Sibundoy.

Diseñador gráfico de la Universidad Nadonal de Colombia. Integrante del Grupo de Investigación Visiones del Medio Ambiente a través de tres etnias. Ir\stituto de Estudios Ambientales - IDEA. ,

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LOS INGAS Y SU TERRITORIO

Como en todos los pueblos indígenas, enfre los ingas también existen his­torias que fransmiten los conceptos básicos sobre lo primigenio y otras que recuerdan a los personajes míticos del lugar donde se vive. Estas historias constituyen la relación que nuestras gentes establecen con el Territorio en el cual se convive tanto con los hombres, los animales, las plantas y los minerales.

En este lugar de vida cada uno de nosofros cumplimos una función determinada, es decir que a fravés del lenguaje, los rituales, las costum­bres, el arte, etc., recorremos y cumplimos el ciclo de la vida para proteger y conservar este lugar y desarrollar el conocimiento en beneficio de las futuras generaciones.

Para una mejor Uusfradón, seguidamente voy a contarles dos peque­ñas historias donde, según los ingas, se sintetiza este pensamiento.

Ambl Uasca Sama!, yachai sama! kallarijta

Aliento de yajé o el principio del conocimiento

"En el tíempo primigenio toda la tíerra estuvo a oscuras. Ya estaba poblada de todos los seres incluido el hombre, pero éste carecía de inteligenda y erraba a tíen-tas buscando aUmentos. Realizando esta tarea los hombres tropezaron con el beju­co del yajé, lo partieron justo por la mitad y le dieron a probar a las mujeres y ellas tuvieron la menstruadón; cuando eUos lo probaron se quedaron extasiados vien­do cómo el pedazo que les sobró empezó a crecer y a trepar hacia el délo. Poco a poco, las sombras tomaron contorno y las sUuetas empezaron a dar peque­ños desteUos y vieron que el yajé penetraba una flor inmensa que al ser fecundada se transformó en el Sol. De allí bajaron los hijos del Sol, cada uno tocando una melodía distinta con sus flautas y tambores y cada melodía se transformó en un color distinto; cuando Uegaron a la tierra se dispersaron y cada uno depositó la luz y el color en cada ser Y cuando el mundo estuvo totalmente iluminado, toda esa sinfonía de colores y música hizo brotar el entendimiento en todos los hombres, creándose así la inteügenda y el lenguaje".

Por esto los ingas somos hijos del Samai; aUento, conodmiento o espíritu, transmitido por el bejuco sagrado, a nuesfros padres y abuelos; es por esto que el conocimiento de un Yacha o sabedor se valora de acuerdo con los 'Samai' que tenga de los diferentes tipos de yajé que haya tomado y de los Yachas de quienes lo haya redbido. En síntesis, somos descendientes de la cultura del yajé.

Los Sinchis o Yachas son quienes cumplen el papel de médicos y con­sejeros. Cada famüia tíene a su disposición el apoyo de un Yacha. Un Yacha

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JÍAUGSAY SUYU YUYAY: LUCAR^VMR, PENSAR

puede tener a su "cuidado" varias famiüas, dependiendo del prestigio his­tórico de quienes haya redbido su conocimiento; ya sea de los Uragente (yajeseros ingas, sionas y coreguajes del bajo Putumayo). Y de los Chirigente (Yachas ingas yajeseros y Shishajeros) conocedores, a la vez, de los secretos del Ambe Shishaja y el yajé, y de los yajeseros kamentsá del VaUe de Sibundoy.

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El mito det cacique Tamabioy

"El gran cadque Carlos Tamabioy vino a la vida un día por la mañana, pero no como nacen todos los niños, sino ya grande y desarroUado. Siete amas de leche murieron de inanidón, tratando de satisfacer el apetito descomunal del recién na-ddo, quien crecía de manera prodigiosa. Al mediodía, el niño era ya adulto. Por la tarde reunió a todos los indígenas del VaUe de Sibundoy, les hizo escritura de todas las tíerras, para ellos y sus descendientes, amojonó las parcelas, se las entregó con linderos fijos, y murió con el Sol de ese mismo día..."

La labor desempeñada en favor de los indígenas ingas y kamentzá del VaUe de Sibundoy le permitió al Taita Tamabioy consoUdarse como un au­téntico Uder que lo Uevó incluso a que mucha gente lo haya considerado una leyenda, un ser mítico que ayudó a superar los nuevos tiempos de la civilización. En reaUdad sí existió este Taita y gobernó los cabildos del Valle de Sibundoy entre los años de 1650 v 1700.

Para los ingas, el territorio constituye un lugar de convivenda y de intercambio de conodmientos, en este sentido existen palabras que recogen el significado que tíe­ne para nosotros el mundo como un solo gran territorio subdividido a su vez en una considerable cantidad de lugares de vida y pensamiento. ^ -^

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Kaugsay Suyu - . i

Lugar de vida '" , , . . i i-1 , , • , - '

Es el significado que tíene el territorio, como un lugar donde cada uno de nosofros convivimos con el ofro, ya sea este un ser humano, animal, vege­tal o mineral.

Es el espacio donde todos los seres cumpUmos una determinada fun­ción o tarea, con la perspectiva de consfruir una convivencia armónica. Es de señalar que el proceso de una convivenda pacífica en un lugar de vida, siempre estará en un confinuo estado de balanceo entre posibiUdades bue­nas o malas.

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El reconodmiento del Kaugsay Suyu Yuyay: Lugar de vida y pensa­miento, se da a través de la 'esencia' del Samai: aliento, que es una forma espiritual de comunicación enfre todos los seres que convivimos en el uni­verso. Quedar Samai se entiende como 'quedar con el aUento del ofro en el corazón', haber entendido al ofro como poseedor de fuerza y vida. Que­dar Samaicosca es lo confrario, no haber comprendido el sentido de vida del otro, quedar asustado.

La 'esenda' del Samai o espíritu es la base primordial de nuestra rela­dón con los demás seres con quienes se convive; el espíritu humano, el espíritu vegetal, el espíritu de una danta, el espíritu de un rio, tíenen su propio poder y conocimiento mediante ese aUento o espíritu, cada quien transmite o intercambia la esencia misma del 'ser'.

En el caso de los ingas es importante recalcar que la interculturalidad o interacción se ha consfruido fras un largo proceso de 'convivenda inevita­ble con el otro', el ofro entendido como poseedor de fuerza, vida y pensa­miento. Durante mucho tiempo nuestro pueblo ha soportado la discriminadón cultural por parte de la evangelizadón y la colonización; hoy en día parece haber cambiado esta situadón, puesto que existe un acercamiento enfre las formas de concebir el mundo, que tíenen los indí­genas y los no indígenas.

Como ya lo dije, un territorio es un lugar de convivencia y de intercam­bio de conocimientos, por eUo existen en el mundo un sinnúmero de luga­res. En el caso que nos ocupa voy a referirme al concepto de Suyu o lugar, y el significado que tiene para los ingas un determinado lugar

Un lugar como tal puede estar condicionado por el tiempo y el espacio. El tíempo para los ingas se sintetíza en la palabra Kutij que quiere dedr 'quien regresa' o 'regresa a sí mismo', por esto un día cualquiera se divide en fres momentos: Mañana, tarde y noche, igual que en el ciclo infinito de la procreación, padre-madre e hijo, y así sucesivamente.

Espacio es el elemento que propicia nuevas situaciones para cambiar la historia de un lugar de vida. En el caso de los ingas los acontecimientos del quehacer diario determinan esta posibüidad. A fravés de la Minga, la toma de yajé, la fiesta en honor del Arco Iris, la elaboradón del tejido del chumbe, el intercambio de conocirrüentos alrededor de la tulpa: fogón, etc.; cada quien consfruye o desfruye su propio mundo.

Algunos de los conceptos que voy a presentar a continuadón, hacen parte de la simbología utüizada por las mujeres en el tejido del chumbe.

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KAUGSAY SUYU YUYAY: LUGAR, VMR, PENSAR

Suyu Kallarij

El lugar del que comienza

Este concepto en el tejido del chumbe es simbolizado por la figura de un rombo.

Es el prindpio fundamental, el lugar donde se inida la vida o Uigsa uarmi, Vienfre de mujer. De igual manera es el mundo con sus cuafro pun­tos cardinales. Cuando simbóUcamente se desintegra el rombo, y termina el ciclo de vida de cada ser humano, también es el lugar del que comienza un nuevo camino.

Puncha Suyu

Lugar de día

Es el espado de tiempo donde cada uno de nosofros mediante los rituales del quehacer diario vamos comprendiendo los misterios que guarda el Kaugsay suyu yuyay: vida y pensamiento de un determinado lugar.

Por esto mediante el poder del pensamiento y la palabra, vamos descu­briendo nuevas formas de conodmiento y consfruyendo nuesfra propia historia.

Tuta Suyu

Lugar de noche

Se entiende como el espacio dedicado a los sueños. El augurio de lo bueno o malo que pueden fraer nuesfras visiones del lugar de los sueños.

La interpretación de sueños y "sentimientos" es una especie de poder de predicción que se puede ir desarroUando a fravés de los años, esendal­mente con la toma de yajé.

Samai Suyu

Lugar espiritual

Existen distintos lugares espirituales, los hay para el conodmiento de la palabra-historia, como el lugar de la tulpa: fogón, donde se sodalizan todos los conodmientos.

El lugar de la Chagra o huerta que es el principio de la "economía" de nuesfro pueblo. En este lugar de vida espiritual y fértü son sembrados el

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BENJAMÍN JACANAMI10YIIS.0.Y...

maíz, la papa, el fríjol, la arracacha, las hortalizas, las frutas, las plantas medicinales como los chundures, los vinanes y los cuyangillos, que constitu­yen la base de nuesfra alimentación diaria y de medicina para nuesfras enfermedades.

Hay otros lugares que hacen parte del proceso de conocimiento para Uegar a ser un Yacha: sabedor. Uno de eUos es el 'Ambe Uaska Suyu: Lugar del Yajé'; allí, mediante la toma del yajesito se adquiere confrol mental y poder espiritual para entender los aUentos de corazón de nuestros ancesfros y los 'secretos de poder' de la madre naturaleza.

Uajcho Suyu

Lugar huérfano o pesado

Se entiende como un lugar no propicio para el tránsito de personas. Si se camina por este lugar se debe hacer con mucho cuidado y a determinadas horas del día. Estos lugares son los preferidos por los Yachas: Médicos, para utüizarlos como lugar donde se siembran plantas medicinales de uso exclusivo de ellos.

Las Chagras son los espacios donde se percibe el verdadero valor del territorio donde vivimos. En estos lugares -a fravés de la minga, el divichido y el conchavo, que son formas comunitarias de trabajo que aún persisten, sobre todo para las épocas de siembra, cosecha y consfrucción- los ingas practicamos la interacción y la reciproddad con el "ofro" con quien com­partimos un mismo territorio.

La Minga es una forma de sociaUzación donde la solidaridad es el sen­timiento que mueve a todos los que estén dispuestos a frabajar sin una retribución económica. Aunque en este tipo de frabajo no existe el pago como tal, quien haya convocado a la minga debe correr con los gastos de la chicha y la comida para todos los que participan. La minga se entiende como la fiesta de la siembra y cosecha, donde nos reunimos para hablar, surquiar: hacer surcos, sembrar o agradecer a la madre tierra por la cose­cha de comida que nos haya podido regalar una pordón de su territorio.

En el divichido intercambiar la fuerza de trabajo es el objetivo principal, quien invita se compromete a devolver el favor mediante una jornada de trabajo en cada una de las chagras de los asistentes. Anteriormente varias familias se reunían y organizaban esta actividad, teniendo en cuenta el compromiso que se adquiría, la duración del mismo se prolongaba duran­te varios días o semanas. Al respecto una mujer inga cuenta lo siguiente:

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JCAUGSAY SUYU YUYAY: LUGAR, VIVIR, PENSAR

"Anteriormente había grupos de veinte y hasta treinta personas que les dedan semaneros, eUos eran los que trabajaban, mujeres y hombres de todas las edades, entre eUos había uno que Uamaban Tupuj: el que mide, entregaba a los demás las chacladas o pedazos de tíerra donde cada uno debía trabajar. El Tupuj se encarga­ba de dirigir y vigilar el buen desempeño de cada trabajador. El divichido comenzaba desde muy temprano, 3 o 4 de la mañana. Por lo general la gente de San Andrés y los kamentzás, por los caminos que conducían al lugar del divichido, tocando butoto y a gritos iban convocando a sus compañeros de trabajo. A eso de las 10 de la mañana el dueño de la chagra ya convidaba motesito con carne, ají y la chichita. Muchos de los semaneros se dirigían de aUí a otro lugar, decían que estaban muy alcanzados y debían seguir trabajando. Quienes no po­dían cumplir con un divichido debían mandar reemplazo. En el conchavo se enh'egaba a una persona media cuadra o una cuadra de tíerra para que ella se encargara de trabajarla a través de una minga o un divichido y el dueño del terreno debía pagar en espede o moneda" .

Existen diversidad de chagras, las hay para el sustento familiar diario o chagra uasi: huerta casera, en eUa sembramos frutas, verduras y algunas plantas medicinales como el toronjil, yerba buena, manzanüla, cidrón.

También está el Atún chagra: Chagra grande, en este lugar se cultivan, el maíz, los fríjoles, calabazas, papas, arracacha.

De poca difusión pero que aún persiste entre las famiUas descendien­tes de sabedores se encuenfran los yachajpa chagra: chagra del sabio, donde se culfivan las Uamadas plantas mayores, que sirven para curar las enfer­medades del cuerpo y el espíritu.

El cuidado de la primera chagra se deja en manos de las mujeres, en la segunda es a partir de las mingas, el divichido y el conchavo; en la tercera el Sinchi Yacha: sabio duro, con el apoyo de alguien de mucha confianza se encargan de su cuidado.

La escogencia del 'Kaugsay Suyu: Lugar de vida' donde se ubica un yachajpa chagra, es una decisión tomada por un Yacha, quien generalmente prefiere los lugares "pesados" o "huérfanos". En estos lugares es común en­confrar los Yako ñaui: manantiales y los suyumanda yaya: dueños del lugar que son una espede de "duendes" o "brujas" que habitan en esos lugares.

Al respecto un Taita cuenta lo siguiente;

"EUos son los que cuidan esos lugares, por eso solamente pueden entrar las perso­nas que invite el Yacha y las mujeres que no tengan la mestruadón. Se debe tener mucho cuidado, a veces cuando ya es muy tarde a eso de las 6 se puede ver a la hechicera. Pero es allí donde mejor crecen los vinandtos, los chundures y los cuyanguUlos".

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BENÍAMÍN JACANAMIIOYUSOY .

Como anteriormente ya lo mendoné, el tíempo y el espado de un de­terminado lugar de vida incide en la construcción de la propia historia, por esto es importante mencionar que enfre los inga es esencial tener un buen conodmiento del lugar donde se nace y vive.

En este sentído el reconocimiento de un territorio y sus düerentes lu­gares se da mediante las historias contadas por los mayores a fravés de la fradición oral y las actívidades cotidianas del quehacer diario.

MONTAÑAS SAGRADAS ; '•

Los montes que rodean el vaUe forman parte de la cadena montañosa de la cordiUera de los Andes. Algunos de estos lugares son considerados lugares espirituales de conodmiento.

Patascoy es la montaña de más respeto. Tiene una altura aproximada de 3.700 m, y es un volcán que erupcionó hace ya muchísimos años. Cerca a la población de San Andrés o Putumayo aún se pueden observar vesti­gios de esta catásfrofe natural. AUí existe una gran cantidad de rocas volcá­nicas que nos recuerdan su grandeza y poder Debe su nombre al pareddo que nuesfros ancestros le vieron a la cima de este cerro con el patasca: ceniza hirviente utilizada en la elaboración del mute, que constituye la comida principal de los ingas. Se cuenta que muy pocos han logrado Uegar hasta su cima; enfre eUos algunos Sinchis Yachas que fueron en busca de algún medicamento natural especial.

A unos 20 küómefros de Manoy, por el camino que conduce a la ciudad de Pasto, se encuenfra el páramo de Bordoncülo que representa "El lugar de los remedios". En este lugar se consiguen algunas de las plantas con "más secretos" que utüizan los médicos fradidonales de nuesfro pueblo. Al respecto existe la historia del Dantakunapa Suyumanda Yaya: el señor del lugar de las dantas, en la que se narran los acontecimientos que Uevaron a un kuraka a descubrir los secretos, saberes y poderes que enderra aquel misterioso lugar:

"Era el tíempio en el que las plantas y los animales transmitían sus poderes y saberes a los hombres durante la cacería y los sueños. Un día Taita Yacha Runa, cazador y kuraka del pueblo inga, saUó de su casa en busca del lugar de las dantas. Había caminado un largo tíempo junto a su alkosacha; perro de monte, Uevando con él su bodoquera y una jigra con los dardos propios de un cazador. Iba tan concentrado en sus pensamientos, que no se dio cuenta de que ya se encontraba en un lugar cercano al páramo.

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KAyCSAYSyYU Y U Y A Y : LUGAR, VIVIR, PENSAR

Siguiendo su camino entre los frailejones empezó a divisar el ruku sacha; la vegetadón espesa y misteriosa de las montarías del páramo. A medida que el Taita cazador y su fiel alkosacha se fueron adentrando en las montañas del páramo empezaron a sentir una extraña sensadón en sus cuerpos y al instante aparedó ante sus ojos un lugar increíble y hermoso, donde se unían diferentes formas y colores con la vegetadón. Allí, Taita Yacha Runa, cazador y kuraka, empezó a mirar diversos y variados típos de vinan; estas matas con sus bonitas hojas conformaban una chagra multícolor. Habiendo mirado esto deddió cortar algunas hojas de vinan y al momento empe­zó a tronar y a Uover Enseguida miró dos plantas, una pequeña y una grande; eran las shishajas. Siendo necesario escoger una de las dos plantas pensó en la más pe­queña. Seria a través de eUa que conocería a los buenos espíritus; desechó la gran­de porque mediante eUa iría hacia los espíritus maügnos. Alb' mismo pudo observar una laguna y en sus alrededores por primera vez descu­brió el lugar donde dormían las dantas. En aquel instante, sin darse cuenta, se quedó dormido y mediante el sueño empezó a comprender el valor de cada una de las plantas que había visto. Aprendió que los vinan eran para tener y regalar la buena suerte y la shishaja pequeña preparada como bebida, para evitar los malos espíritus y como "contTa"frente los enemigos. En ese mismo sueño volvió a ver la laguna y dentro de eUa vio dos patos nadando; uno blanco y otro amariUo. Escogió el pato blanco y a pesar de tener la oportunidad de Uevarse el pato amariUo lo dejó en el mismo lugar. Pasado un tíempo. Taita Yacha Runa, se encontró con un kuraka de avanzada edad. Creyendo conveniente hacerlo, empezó a contarle lo que había visto cuando se encontraba despierto y lo que había observado en el sueño. Le contó que había tomado todos los salieres que se le habían ido ofreciendo en las montañas cercanas al páramo, pero que había dejado uno en el lugar donde lo vio. Se trataba del pato amariUo que había dejado nadando en la laguna. Al momento que dejó de hablctr Taita Yacha Runa, el anciano kuraka le contestó: Nuka kane dantakunapa suyumanda yaya; Yo soy el dueño y señor del lugar de las dantas, de todo lo que viste y oíste. Hiciste bien en escoger lo que tú querías; debiste haber tomado el pato amariUo cuando tú lo mirabas; el pato blanco significa dinero y el pato amariUo oro. Ahora jamás volverás a verlo y ya nunca será tuyo. Fue así como Taita Yacha Runa cazador y kuraka descubrió el saber que había en el lugar de las dantas. Desde entonces las dantas son el augurio de buenos tíempos y las pezuñas de sus patas son utilizadas para curar las enfermedades del mal aire, y el perro es uno de los animales que tíene el espíritu más noble; por eUo seguirá acompañando al hombre hasta el final de los tíempos".

LOS INGAS Y LA SELVA

Los montes del Portachuelo que se ubican hada el sur del VaUe de Sibundoy son el límite natural con la selvas del medio y bajo Putumayo.Cuando aún no existía la carretera, por un camino de frocha se debía recorrer a lomo de cabaUo o a pie toda esta zona, si se fra taba de Uegar a la pobladón de Mocoa, la capital del Putumayo. Dos días duraba la caminata. Algunos ingas utíli-zaron esta vía para poder Uegar hasta el bajo Putumayo, que era el lugar donde se iba a conocer los secretos del yajé.

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B.E.NÍAM,(NJA,CANAMUQYJ|.SQ.Y.

La mayoría de los Sinchi Yacha, sabios duros de estos tíempos, en su juventud hicieron esta travesía. Llegar hasta el medio y bajo Putumayo, les permitió crear una red de intercambio de conocimientos y comercio con los 'amigos' o 'Uragente: gente del bajo Putumayo': ingas de Mocoa, Puer­to Limón, Villagarzón, Puerto Umbría, Coreguajes de Santa Rosa de Sucumbíos en cercanías a la población de San Miguel y Sionas de Buena Vista, en cercanías a Puerto Asís. Con eUos tomaron la bebida sagrada del yajé, se hideron compadres y aún hoy esporádicamente siguen visitando a sus 'amigos' los 'Taitas del bajo Putumayo'.

LENGUAJE Y TERRITORIO

En cuanto a cómo a fravés del lenguaje cada uno de nosotros cumpUmos una función determinada para proteger y conservar nuesfro lugar de vida, debo decir que en nuestro pueblo se dice que

El 'Poder de la palabra' esta en el corazón de los 'Mayores' y de alU sale convertído en Samai: aUento o espíritu, palabra de saber o conocimiento, que guía la historia de las futuras generadones. Y la capacidad de escuchar y recordar, para Uegar a viejo, es el atributo de los jóvenes. Por eUo en un intercambio de conocimientos y en la construcdón de lura conviven­d a pacifica, la palabra es primordial.

Enfre los ingas como un homenaje al lugar de vida, donde se nace o se vive, los apelUdos tienen su significado.

Algunos de nuestros apeUidos son referendales: Jacanamijoy viene de Jakana: cuy; mijoy, micoy: comer. Por lo tanto Jacanamijoy significa "come­dor de curi". Tisoy viene de intisuyu, por ello Tisoy significa "de un lugar"; Muyuy significa "movimiento" y Miticanoy que viene de Miticuy: correr, significa "el que corre".

Apellidos como Tamabioy, Mansajoy, Andaki, Chasoy, Tandioy, Mutumbajoy, Jansasoy, Satiaca, Sigindioy, Mavisoy, Chindoy, Juajibioy, Mujanajinsoy y Cuatindioy, significan un lugar, anteriormente en cada uno de estos lugares vivían las familias de un determinado apellido. Los Tamabioy vivían en Tamabioy y así sucesivamente.

Algunos apelUdos como Mojomboy y Jajoy parece ser que provienen de las palabras Mojojoy: rana y Jujoy: machacar. En el caso de Andaki y Quinchoa el primero es el nombre de una variedad de la planta de borrachero denominada Andaki borrachero; el segundo, es el nombre que lleva el río que sirve de Umites a la población de Manoy con algunas de las veredas que lo rodean.

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KAUGSAY SUYU YUYAY: LUGAR, VIVIR, PENSAR

Kaugsankamalla

Mientras vivamos

Esta frase que se pronuncia por lo general en la celebradón del Atún puncha o Fiesta en honor al Arco Iris: representa el sentido que tiene para los ingas la vida sodal, ambiental, poUtica y económica diaria: "Kaugsankamalla; Suma Yuyay, Suma Kaugsay: Mientras vivamos; vivamos bien, pensemos bien".

El Atún Puncha Kalusturinda o el Gran día es el inicio de un nuevo año, fiesta en honor al Arco Iris, a la Pacha Mama y de la reconciUación. Esta fecha coincide con la cosecha de frutas y maíz que se realiza en los meses de febrero y marzo.

Del Atún Puncha, el Gran día de celebradón de la fiesta en honor al Arco Iris, Taita Antonio Jacanamijoy Rosero cuenta lo siguiente:

"En el propio día de la celebradón del Atún Puncha Uegaban al parque central de Manoy cuatro espíritus. Uno aparecía por la parte donde pasa la carretera que conduce a Mocoa; éste era el Urarunakunapa Samai, el espíritu de la gente del bajo Putumayo. Otro aparecía por el camino que conduce a la inspecdón de San An­drés, era el San Andrés Runakunapa samai, espíritu de la gente San Andrés. Uno venia del páramo, y aparetía por el lugar donde se llega de Pasto; era el Paramo runakunapa samai, espíritu de la gente de Páramo. Por último aparecía el inga runakunapa samai, espíritu de la gente inga. Todos Uegaban, baUaban un momen­to y se iban: era el augurio de un año nuevo bueno". "Anteriormente se debía limpiar y refrescar el lugar donde se iba a bailar. En esos tíempos había grandes y poderosos sinchis. Ellos harían esa labor con la ayuda de algunos cabildantes, la limpieza era para que todo transcurriera en paz y armonía, para que no hubiera peleas ni ningún tipo de problemas".

Atún Puncha es también la fiesta de recondliadón y reencuenfro. En este día existe la oportunidad de pedir perdón por errores cometidos y perdonar ofensas recibidas. Así mismo como señal de unión famüiar y apre-do a la tíerra que los vio nacer y crecer, ese día llegan los ingas que han emigrado a otras tíerras por diferentes circunstancias. Para el "ritual de reconciUación" se utüiza el Atún Puncha Tujto: Flor del gran día o flor ama­riUa. Durante el baüe los ingas se colocan uno al ofro los pétalos de esta flor. Se colocan en la cabeza tanto del ofendido como del ofensor como símbolo de respeto y perdón.

ARTE Y MEDIO AMBIENTE

Lo real, lo imaginario, lo espiritual, lo poUtíco, lo económico, lo ambiental y todo lo que impUca vivir en un Kaugsay Suyu Yuyay: determinado lugar

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BtNJAMlNlACANAMUQY T J S Q X -

de vida y pensamiento, es lo que ha permitído en el caso de mi pueblo el desarroUo del "arte de tejer". Por esto la creatívidad -en cuanto a "escribir en el chumbe" la propia historia- depende de la percepción o compren­sión subjetiva "del lugar de vida" que tenga cada una de las mujeres que se dedican a esta labor

El rombo es denominado Uigsa: Vientre, que simboUza un Suyu o lu­gar. Según esto Uigsa Suyu es el lugar donde se inicia la vida -Vienfre de mujer o mundo-, lugar de los cuafro puntos cardinales.

Puesto que este diseño es el principio de todo cumple un papel funda­mental en la construcción de nuevos conceptos. Así, por ejemplo, para conformar un diseño que simboÜce fertüidad se utüiza el Líi sfl más el acon­tedmiento o elemento que complementa dicho concepto. De esta forma, Uigsa tugto: flor de vienfre, es entendido como fertüidad, la unión de lo femenino y mascuUno: fecundación.

Se debe tener en cuenta que el elemento o acontedmiento que esfruc­tura el concepto, está muy Ugado a la forma de vida y pensamiento del pueblo inga. En el caso del tugto: flor, y más específicamente la rustujtu o atún puncha tujtu: flor amariUa, hace parte del ritual de perdón y reconciUa­ción del Atún puncha: El gran día, en el cual se celebra la fiesta en Honor al Arco Iris y a la Pacha Mama por las bondades en la cosecha de frutas y maíz de cada año.

La rustugto: la flor amariUa, en señal de respeto y aprecio; y pronun­ciando la palabra Kaugsankamalla: mienfras vivamos, se coloca en la cabeza de quienes festejan baüando el Atún puncha, constituyéndose así la recon­ciUación, es decir, el perdón de ofensas recibidas y cometidas.

Es de señalar que cada "labor" tiene su propia esfructura y denomina-dón. Por ejemplo: Indi: Sol; Puncha: día, claro; Yako: agua, río; Tujtu: flor; Tuta: noche, oscuro; Chaska: esfreUa; Ñaui: ojo; Kutij: tíempo; Suyu: lugar; etc.

Cada uno de estos puede unirse con ofro y crear un nuevo concepto. Ejemplo: Yako Ñaui: ojo de agua, manantíal; Indi Kutij: tíempo de sol; Chaska Tuta: noche de esfrellas; Uigsa ñaui: ojos de vientre; Uigsa Uañui: muerte de vientre; Uigsa indi: sol de vienfre, vienfre de sol; Uigsa samai: espíritu de vienfre, vienfre espiritual, etc.

Respecto al significado conceptual que tiene cada uno de los diseños o "labores", es decir, de los ojos, las esfrellas, la oscuridad, el lugar de vida, el día, la noche, el agua, el tiempo, el conocimiento, la muerte etc., con los cuales se empieza a "escribir" la "propia historia" existen cuentos que en su esfructura bien pueden recoger la importanda simbóUca de todos eUos.

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KAUGSAY SUYU YUYAYJ^ LUGAR, VIVIR, PENSAR

Este tipo de historias, en su mayoría, son relatadas por mujeres dedicadas al arte del tejido.

Existen relatos cortos y extensos. Las tejedoras van consfruyendo los textos en el chumbe, urdiendo y tejiendo a la vez las historías del Kaugsay Suyu Yuyay.

Durante el tiempo que demora una mujer en tejer un chumbe o un sayo surgen estas historías, a manera de consejos, comentarios o relatos que una y ofra vez son fransmitidos a quien o a quienes están acompañán­dola en ese momento; pueden ser sobre el maíz, los caminos, los ríos, el atún puncha, las enfermedades, los sinchis, etc.

Al finalizar el chumbe, éste se constituye en un escrito de cuafro me­fros en donde se sintetiza el sentido del lugar de vida en donde fue conce­bido y creado.

"...los hombres tropezaron con el bejuco del yajé, lo partieron justo por la mitad y le dieron a probar a las mujeres y eUas tuvieron la menstruadón. Cuando eUos lo probaron se quedaron extasiados viendo cómo el pedazo que les sobró empezó a crecer y a trepar hacia el cielo. Poco a poco, las sombras tomaron contorno y las sUuetas empezaron a dar pequeños destellos y vieron que el yajé penetraba una flor inmensa que al ser fecundada se transformó en el Sol..." (del mito del yajé).

En el chumbe lo anterior puede estar "escrito" de la siguiente manera: Chaska Tuta, Uigsa tugtu, Uigsa Ñaui, Indi Kutij: Noche de estreUas, Flor

de Vienfre, Ojos de Vienfre, Tiempo de Sol.

"¿Saben por qué a veces no hay buena cosecha de maíz? Dicen que una vez el maíz se quejó ante el Creador de todo el universo. El maiz dijo: -Señor muchos me han maltratado: algunos me queman, otros me tiran al suelo sin consideradón, unos me despredan, algunos me tratan con cariño, apredan mis valores, me cuidan y protegen. Y el Todo poderoso le respondió: -Entonces quédate con quienes te apre­dan, cuidan y protegen-. Y así es por eso que en algunos lugares la cosecha no es buena. Solamente se cosecha tusa, porque en esos lugares en vez de asar bien el choclo lo queman; cuando hay buena cosecha lo desperdician echándole demasia­do a las gallinas. Otros cuando se les da cocinado medio medio lo cachicán".

Traducdón: Chagra suyu samai, sugsina kutij. Indi samai, Yako samai, Sara samai: Espíritus del lugar de la chagra, espíritus de sol, agua y maíz, tíem­pos diferentes.

"Antes los Yachas curaban las manos de las mujeres que iban a sembrar el maíz, porque eUas eran las que sembraban el maSz. Había mejores cosechas cuando ha­bían sembrado mujeres".

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BENIAMIN JACANAMIIOY JISQY

Traducdón: Llajtu chugllu suyu uarmi samai: Plumaje y espíritu de mu­jer en el lugar del maíz.

Por último quiero expresar que en un esfuerzo por revitaUzar nuestros valores culturales muchas de las comunidades indígenas de este país he­mos empezado a recopüar, escribir y socializar estos conocimientos here­dados de nuesfros ancesfros.

Igualmente debo decirles que mi presenda aquí puede ser para recor­darles que el mundo es uno solo y la responsabiUdad de mantener y prote­ger nuestra Madre Tierra es de todos los seres que convivimos en ella.

También mi presencia en este lugar puede considerarse como la exis­tencia de la diversidad cultural que ha caracterizado a nuestro país desde siempre, que es el elemento más importante dentro de lo que se ha deno­minado Biodiversidad.

En este sentido, siendo yo descendiente de una famüia de tejedores de historias he querido compartirlo con ustedes en una especie de "fraduc-tor" del sentido de vida que aún existe en las tierras de Manoy, mi pueblo.

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HACIA UNA POÉTICA DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA* MEDELLÍN Y SUS CONTEXTOS TERRITORIALES

Nora Elena Mesa Sánchez**

INTRODUCCIÓN

iVie propongo en estas páginas dar cuenta del avance que en lo teórico y metodológico hemos alcanzado en el desarrollo del proceso de investiga­ción del cual hago parte como coinvestigadora principal. Los objetivos ge­nerales de la investigación pretenden una doble mirada del pensamiento sobre la ciudad. De un lado, la dudad representada, leída, vivida en el pensamiento, pero también en una contradirección: El pensamiento "re­botando", buscando atrapar la ciudad. Esta ruta de frabajo nos ubica en la posibüidad de develar paisajes inéditos, devenidos por múltiples trayec­tos, donde el pensar fecunda en la ciudad, e inversamente. De ahí surgie­ron las preguntas fundamentales del trabajo acerca de ¿qué tanto ha cambiado nuesfro pensamiento sobre la ciudad? O también el anverso de la pregunta: ¿qué tanto ha cambiado la ciudad?. En el sentido de compren­der los modos y visiones con los cuales las ciencias y sus campos epistemológicos han configurado sus teorias y conceptos que fundamen-

Esta ponencia es producto del proceso en curso con un colectivo de investigadón y espedalmente de uno de sus objetivos generales. La investigadón en cuestión, llamada: "Implicadones y corres-pondendas del pensar dudad. Hada una poética de la ciudad contemporánea. Espado y lugar del conocimiento en lo urbano y lo territorial en las dendas del habitat" fue formulada a Coldendas en 1998, por F. Beethoven Zuleta Ruiz, Nora Elena Mesa Sánchez y Nathabe Montoya Arango, del Cehap y el Centro de Investigadones de la Facultad de Arquitectura de la sede de Medellín de la Universidad Nadonal de Colombia. Se comenzó a realizar en septiembre de 1999 y está prevista para ser terminada en agosto del 2001. Lo que presento en estas páginas son reflexiones entresa­cadas del proceso de trabajo y de las elaboradones tanto teóricas como metodológicas de la inves­tigación. Aunque lo que expreso y la forma de dedrlo, son de mi entera responsabilidad, ftofesora. Facultad de Arquitectura, Medellín, Universidad Nadonal de Colombia,.

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NQRA ELENA MESA SANCHEZ...

tan la tarea de pensar la ciudad. Pero también, permitirnos dejar hablar la ciudad -pensar la ciudad, escucharla, y narrarla-. No ya por las dencias y las epistemologías, sino por sus habitantes, sus moradores, sus franseún­tes y pasajeros. En el sentido de escuchar sus discursos y lenguajes, y a partir de eUos, interpretar cómo se habita propiamente la dudad. Integrando la idea o la imagen de dudad en su materiaUdad, e inversamente.

Sobre esta doble mirada del pensamiento de las ciendas sobre la du­dad y la ciudad pensada, vivida, narrada por sus habitantes, estoy partici­pando fundamentalmente del proceso que devela este segundo frente del trabajo con un equipo interdiscipUnario que ayuda a düucidar desde el habitante, sus discursos, narrativas, relatos y vivencias'.

Quiero exponer a continuadón los avances más significativos de la cons­frucción teórica y metodológica, así como la puesta a punto del propio frabajo de campo. No presento resultados de lectura, porque se está pred­samente en este proceso. Esta mirada particular de la investigación la he­mos denominado desde el comienzo y en su planteamiento inicial: eje estético-semióticcP-.

El presente escrito esta dividido en fres partes: la primera infroduce los fundamentos teóricos del eje del trabajo. En una segunda instancia, pre­sento las consfrucciones metodológicas para abordar nuesfro objeto y, en tercer lugar, algunos avances sobre la creación hecha para el abordaje par­ticular del frabajo de campo en nuesfro sitio objeto del trabajo: la dudad de MedeUín y sus territorios anexos. El periodo histórico escogido: los últi­mos 25 años, como constatación de nuesfras hipótesis de frabajo, las que trataré de resumir en el primer aparte.

1. FUNDAMENTOS TEÓRICOS DEL TRABAJO

La fransformación y fragmentación de las representaciones colectivas y de la imagen de la dudad de MedeUín son el resultado del cambio de valora-

Pártidpamos del grupo que desarrolla este objetivo general las siguientes personas: Investigado­ras prindpales: Arquitecta urbanista Mesa Sánchez, Nora Elena, arquitecta urbanista Montoya Arango, Nathalie. Como Investigadores asodados: Arquitecta urbanista Gómez Salazar, Beatriz, economista urbana Ramírez Torp, María Cristina, antropóloga urbana Samp>edro Molina, Angela María, economista y físico Quintero Ortiz, Luis Antonio, abogado y semiótico Taborda Sánchez, Juan Fernando. Como Investígadores auxiliares: Arquitecta y estudiante de Maestría: Ortíz Ardniegas Catalina, arquitecta Peláez Posada, Ligia Teresa, estudiante de arquitectura Bolívar Ri­vera, Gilberto Armando, arquitecto Sierra Lopera, Víctor Hugo. El otro frente del trabajo se llama epistemológico y etnográfico.

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J A O A UNA POÍTICA DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA

dones de los elementos de la esfructura urbana, resaltándose en este pro­ceso, la imposidón de nuevas y diferentes formas estéticas y significativas y el descentramiento y la multipolaridad de la ciudad. La pretensión fun­damental de este eje es desenfrañar cómo la evoludón de la dudad en sus últimos 25 años y sus procesos de fransformadón -tanto en lo impuesto desde lo poUtico y lo económico y su correspondiente estructuradón físi­ca, como en lo debido a los cambios en la vida y las hablas de los habitantes sobre su propia dudad-, se manifiesta en maneras de expresión estética desde lo vivido y sentído por los habitantes, y en poéticas, a fravés de narra­tivas, relatos e imaginarios, como enundados directos de esta dinámica.

Estas fransformadones, cuando la ciudad pasó de ser planificada con los parámefros del proyecto racionaUsta de la modernización y la apUca­dón de una Medellín unívoca, eficaz, funcional, zonificada, organizada, en fin, planificada bajo la ortodoxia de la carta de Atenas, a ser una dudad modificada por los procesos de descentramiento y cambio de la misma idea de representación colectíva del centro, se concretan en la fransforma­ción de la misma vida de sus habitantes, en una nueva esfructura de ha­blas que han comenzado a determinar nuevos modos ciudadanos de vivir y reladonarse con la dudad, de concebir y usar "lo púbUco", de reconfigurar múltiples identídades fundadas en lugares híbridos, nomádicos, itínerantes. Son estos procesos los que queremos reconocer para dar cuenta de las múltíples narrativas y relatos que por medio de la agudeza de la ficdón, la significación, las imágenes e imaginarios, dan un nuevo sentido a la "sobrevivencia" en la complejidad del espado púbUco de una ciudad como MedeUín.

Esta indagadón por las fransformadones anteriormente señaladas, se está hadendo fundamentalmente en la espaciaUdad pública, en tanto "lo que antes tenía un valor en lo privado, hoy se ha sacado hacia lo púbUco, alentando el crecimiento de los componentes de la psique y borrando la significación sodal del encuenfro con el exterior, por fuera de las barreras del sí mismo: en lo público"^. Y a fravés de sitios de paso y por eüo, "no aptos para el permanecer, el estar, la convivenda y la reunión aislada, libre de la vigüancia"'', o lo que es lo mismo, sólo con la visibiUdad del confrol.

3. Cfr Sennet, Richard, "The Fall of Public Man", traducdón realizada por la autora, abril del 2000, pp.1-7.

4. Mesa, Nora Elena, "El espado público. Del ámbito de lo público a la re-liganda, la sodalidad y el nuevo paradigma estético", s. p., p. 2.

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NORA ELENA MESA SA.NCHEJ

Pues a medida que se visibiÜza más la vida, se pierde en intimidad, en sentido, y se imposibÜita escapar a la mirada colectiva de registro, observa­dón y aprobación.

En el espacio público estamos sujetos a ser vistos, interpelados cotidianamente, pero también a ser anónimos, a no ser interpelados, a pa­sar desapercibidos, a pasar ignorados en nuesfro deambular o nuesfra pe­queña estancia. "Este rumbo de pasar a fravés, que ha adquirido el espacio público, le da (...) una fundón primordial de moviUdad. En esta medida y en el mismo sentido en que se gana en movimiento, se pierde en sentido. (...) El espacio público se ha convertido en un sinnúmero de caUes, aveni­das, bulevares, pasos a desnivel, vacíos de comunicación, túneles y atravesamientos para ver rápidamente el paisaje desde un vehículo. Un paisaje cada vez más borroso a medida que la velocidad va impregnando todas las esferas de la vida. El espacio púbUco ha perdido su posible senti­do derivado de sí mismo, y se ha convertido en un mero conector de rela­ciones expeditas"l Pero también, nos permite representar nuestro papel o rol escogido, usar nuestra máscara, ser cualquier cosa o ser nadie. Actua­mos y nos comportamos en lo social, en lo público, en lo externo, bajo el dominio de las máscaras. "El individuo se cierra en su identidad, la perso­na^ se identifica con sus simultáneas o sucesivas máscaras sin agotarse en ninguna de ellas. Cuando lo social se ha saturado nos queda la sodalidad^". "(...) La gente es más sociable mienfras más barreras tangibles existan enfre eüos, justo como si se necesitaran espacios específicos en público, con el único propósito de posibiUtar esta reunión. O los seres humanos necesitan tener distancia enfre unos y otros para sentirse sociables y para evitar la

5. Ibid., p. 3. 6. El concepto de persona es desarrollado por C. G. Jung en su libro: Las relaciones entre el yo y el

inconsciente, publicado inidalmente en castellano en 1971 y reimpreso en 1993, en Barcelona, p. 50: "(...) La persona es una máscara de la psique colectiva, una máscara que finge individualidad, haden-do creer a los demás y a uno mismo que es individual, cuando no constituye si no un papel repre­sentado, donde la psique colectiva tiene la palabra. Cuando analizamos a la persona, disolvemos la máscara y descubrimos que lo que pareda individual era, en el fondo, algo colectívo, o, en otras palabras, que la persona no era sino la máscara de la psique colectiva. En el fondo, la persona no es algo "real". Constituye un compromiso entre individuo y sodedad acerca de "lo que uno parece". Uno asume un nombre, adquiere un título, representa una función, es esto o aquello. Lo cual, naturalmente, en derto sentido es real, pero en reladón con la individualidad del sujeto sólo es una realidad secundaria, una mera configuradón de compromiso en que muchas veces pautid-pan aun más otros que uno. La persona es la apariencia; una realidad, podría dedrse jocosamente, bidimensional". Citado por Mesa, Nora Elena, en op. cit., p. 1.

7. Sennet, Richard, op. cit., p. 15.

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observación íntima de ofros. Incrementando el contacto íntimo decrece la sociabüidad"". Y éste es el carácter que ha asumido la espaciaUdad púbUca al volcarse lo íntimo a lo púbUco: somos un conjunto de seres que pasamos o deambulamos sin, muchas veces, enconfrar caras conocidas en la man­cha de seres que conforman la muchedumbre de lo anónimo.

El proceso de fransformación y modernización iniciado en los años dn­cuenta en la dudad se hace más evidente en los setenta y ochenta, cuando diferentes factores internos y externos producen cambios en la esfructuración de la vida de la pobladón y en la propia organización tecno-económica de la ciudad. Éstos se ven verificados en los ochenta, con proce­sos de movilidad interna de población, como la saUda de la burguesía del cenfro tradicional, que se desplaza hacia los suburbios exclusivos y a algu­nas áreas periféricas incorporadas por los especuladores del suelo, cuando se despoja al centro como uso residencial, terminando con la vitaUdad nocturna, su apropiación intensiva y desdibujando su potencia como refe­rente imaginario de la convocatoria, uso, disfrute, y ejercicio de la ciuda-dama. Con el descenframiento de su esfructura, las periferias cambian la valoración de las rentas urbanas y empiezan a ser planificadas como subcenfros, centraUdades alternas o focos de redesarroUo de actividades de punta, mientras el recambio agudo de las actividades representativas del cenfro vira hada usos comerciales de bajo perfil. La invasión en el man­tenimiento y reaUzadón de obras púbUcas significativas fueron reforzan­do este proceso de vacuidad del centro como imagen colectiva y potenciando el desplazamiento del carácter representativo hacia otras cenfralidades alternas, fundamentadas ya no en el ejercicio de una ciuda­danía, de una idea de ciudad como hecho colectivo, sino generadas a par­tir de diversas estrategias de recomposición social y culturaP.

Es en este momento del cambio vivido en la estructura espacial de Medellín, focalizado a partir de los años ochenta y noventa, donde se es­tán analizando los procesos de descenframiento de la ciudad, la compro­bación del cambio de representación colectiva del centro tradidonal, los procesos de transformación y fragmentación de la imagen y la percepción de la ciudad, y la incursión en la vida de la misma, de los valores y relacio-

8. Ibid., p. 15. 9. Ideas extractadas del proyecto formulado por la autora para la convocatoria de la Direcdón Na­

donal de Investigadones en octubre del 2000, que recogió una primera formuladón hecha para la convocatoria del Ministerio de Cultura a comienzos del año hecha por Mesa, Nora Elena y Montoya, Nathalie.

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nes de sociaUdades diferentes que la inscriben en dinámicas que ofras rea­Udades urbanas a rüvel mtmdial están viviendo.

Múltiples fransformadones culturales, identitarias, territoriales, imagi­narias, económicas, han venido asociadas, como corolarios de este proceso de descenframiento y fragmentación urbana, planteando la necesidad de consfruir nuevos parámetros de interpretación, análisis e intervendón en los tejidos de una dudad compleja, caracterizada por una centralidad dé­bil y una multícenfraUdad creciente. Reforzada esta liltíma, por la super-posidón del sistema Mefro y la incorporadón de nuevos ritmos, veloddades, e interconexiones territoriales.

Este nuevo sentido de esfructuración del espado púbUco, tanto del cen­fro fradidonal como el de los nuevas cenfraUdades, ha fransformado, no sólo las nuevas típologías que hoy dominan la vida de lo púbUco, sino también las formas de enunciación de la vivencia de lo púbUco por parte de sus habitantes. Sean estas vivendas estéticas o relatos, narrativas, imá­genes o imaginarios.

Y estamos entendiendo que lo estético se refiere a la concepción de una estética expandida y reladonada con el paradigma subjetivo de la sensibi­lidad, y lo sensible se expresa a partir de lo perceptible por los órganos de los sentídos, lo sensorial, en la vivenda del espacio público, pero también por los procesos de valoradón, cognidón y simbolizadón.

La propuesta de Leroi-Gourhan abre la mirada tradicionalmente dada al problema estétíco, para entenderlo como el fenómeno que garantiza la adecuada inserción del individuo denfro de su grupo sodal. En tal senti­do, el comportamiento estético estaría fuertemente marcado por la parti­cularidad de las reglas interiores que modulan los quehaceres y concepciones de vida del grupo. Se puede hablar de una compleja super­posición de tramas, como la dialéctíca del refraimiento y préstamos cultu­rales de los sujetos que garantizan de ese modo su propia seguridad dentro del grupo'". "El conjunto de valores y juicios, de modos y acepciones, que convergen en el tejido social del grupo étnico, actúan como garantes del fundonamiento eficaz del dispositivo social, así como de la cohesión del grupo mismo. Sentimientos y emotívidades, procesos de cognidón, iden­tificación y pertenenda al grupo y a su universo espadal, están directa­mente posibiUtados por estos mecanismos de inserdón sodal"". "En tal

10. Cfr. Investigadón. Implicadones y correspondencias del pensar dudad, primer informe de avan­ce, junio del 2000, p.l28.

11. Op. ríf., p. 121.

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sentido, las normas de conducta sodal, tales como actitudes, posturas, po­siciones, atavíos, fradiciones, costumbres, más que el simple útü por medio del cual se garantiza la operación de la cotidianidad, son condensadones materializadas o estatuidas de una frama simbóUca de soporte, cualifica-dón y significación de dichas esfructuras sistémicas de engranaje sodal"'^.

La poética es integrada a nuestro trabajo desde las posturas de Aristóteles, Heidegger y Paul Ricoeur. A partir de la poética se pueden crear universales de lo particular, sin verlos como tal, transformándolos, universalizándolos, fratando los hechos como posibles o necesarios. "Sólo que estos universales no son universales lógicos, verdades lógico abstrac­tas, ni verdades empíricas, sino universales posibles, verosímües: hechos y personajes no como son sino como podrían o deberían ser. Por eso la poe­sía puede infroducir lo irracional, lo imposible, contar mentiras, tabular Lo único que para ella cuenta, incluso cuando es irracional, imposible, falaz, es que todo ello sea verosímü'^'.

Paul Ricoeur hace una aproximación muy sugestiva a la poética para el anáUsis de los discursos, en una línea aristotélica, que define la poética como el arte de consfruir tramas o intrigas para ampliar lo imaginario real y colectivo, con el objeto de descubrir una nueva dimensión de la reaUdad. En su obra La metáfora viva '*, donde con mayor énfasis despUega el anáüsis de la poética, propone un acercamiento renovado al discurso metafórico. Considera la metáfora como atribución extraña, no pertinente, lejos del ornato retórico, o de la curiosidad lingüística, que permite dar la ilusfra-ción más briUante del poder que tiene el lenguaje (los lenguajes) para crear sentidos por medio de acercamientos inéditos, gracias a los cuales surge de pronto una pertinenda semántica de las ruinas de una pertinenda previa arrasada por su inconsistencia semántica y lógica. Ricoeur piensa "que el lenguaje más Uberado de las restricdones prosaicas, el más incUnado por tanto a celebrarse a sí mismo en sus Ubertades poéticas, es el más disponi­ble para intentar decLr el secreto de las cosas. El lenguaje poético contribu­ye a la redescripción de lo real"'^/'*.

"La poética busca así crear una comprensión nueva, dar al espíritu 'mu­cho en qué pensar' aUí donde el entendimiento por medio de conceptos

12. Op. cif., p. 129. 13. Op. rit., p. 91. 14. Ricoeur, Paul, La metáfijra viva, Edidones Europa, 1980. 15. Ricoeur, Pául, Autobiografia intelectual, Buenos Aires: Edidones Nueva 'Wsión, 1997, p. 49. 16. Informe de Investigadón pp. 82 y 83.

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NO.RA..EIE.NA..ME5A.SÁNCHK:

propios de la razón instrumental se queda corto. Sería fratar de compren­der un fenómeno a fravés de su experiencia estética"'^. Es la mirada a las poéticas que operan sobre el cuerpo de la ciudad, los textos que se inscri­ben sobre la ciudad, sus escrituras y reescrituras, ya que como sostiene Manuel Delgado, la ciudad no es solamente "un conjunto de ciudadanos, instituciones, casas, plazas, calles, sino sobre todo (...) una colosal superfi­cie en que múltíples textualidades dialogan, se entrecruzan indiferentes o que, de vez en cuando, se interfieren o interrumpen. En fin una poUfonía de voces secretamente armónicas, que a veces pueden antojarse a música, a veces a ruido"'*'''*.

"El ámbito de lo poétíco, como lo señala Manuel Delgado^, será el ám­bito de lo urbano donde emerge la vida que tíene lugar al interior de la dudad, que frasciende su materialidad y que remite a sus usuarios, es el ámbito de las transformaciones, las mutaciones, el exceso, la errancia, el merodeo; y, este ámbito de lo urbano, es por antonomasia el espacio públi­co, donde se produce la epifanía de lo inopinado, lo imprevisto, lo sor­prendente, lo absurdo; es el ámbito de la dudad ofra, poética, ciega, opaca, frashumante, metafórica, que mantiene con el usuario una relación pareci­da al cuerpo a cuerpo amoroso. Donde se regisfran las prácticas microbianas, singulares y al tiempo plurales, que pululan lejos del control panóptico que proUferan muchas veces ilegítimamente, que escapan de toda discipli­na, de toda clasificación, de toda jerarquización"^'^.

"En síntesis, un primer sentido de un acercamiento poético a la ciudad estaría dado por los mismo fenómenos a considerar, ya que nacen de una vivencia estética de la ciudad. Un segundo sentido, complementario y a la vez inseparable del primero, sería la mirada poética sobre ellos. El término adquiriría así el significado que tiene a partir de la obra de Aristóteles y que se disemina a lo largo de la historia de Occidente en las diferentes poéticas que se ocupan de la Uteratura y el arte. Se pretende dar cuenta de las esté­ticas expandidas sobre la ciudad, mirada a la vez estatuida desde el para­digma estético, tal como lo concibe Maffesoli cuando opone a las

17. Op. rií.,p. 83. 18. Delgado, Manuel, Ciudad líquida, ciudad interrumpida, Medellín: Editorial Uiuversidad de Antioquia,

1999, p. 129, dtado en el Informe de Investigadón, p. 84. 19. Informe de investigadón, p. 84. 20. Delgado, op cit., p. 10. 21. Op. cit., p. 14. 22. Informe de Investigadón, op. cit., p. 85.

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inconsistencias de la Modernidad, situada en el paradigma técnico-econó­mico: lo estétíco "en el sentído etímológico que se refiere a los órganos de los sentidos", y en el que el "sentído es evacuado de un contexto racional a un contexto emocional^', y a la vez epistemológicamente desde el para­digma de la complejidad tal como ha sido descrito por Morin. Esta poética está abierta a las implicaciones del pensar la ciudad contemporánea, está permeada por la proliferación de discursos desde diferentes disdplinas y ámbitos sobre la dudad actual. No es la mera descripción de los fenóme­nos sobre los que recae su mirada porque ellos son la mejor descripdón de sí mismos, en ellos reside su univocidad. Es una mirada de lector actívo, no de un simple observador o anaUsta, un lector que quiere enfrar en contac­to con los puntos estétícamente complejos, problemátícos y subversivos del texto inscrito sobre la ciudad, del texto de la ciudad. Mirada compleja porque el lector está inmerso dentro del texto mismo, en su orden y en su desorden, en su actualidad. Es un lector que pretende partidpar efectiva­mente en el texto, en los textos, performar, y en una ínfima medida (ínfima pero dedsiva) contribuir a su creadón. Ya que como nos recuerda Genette "El espedaÜsta en poética también es el propio lector de sí mismo y descubrir (nos dice también la ciencia moderna) es siempre un poco inventar"^*^.

2. FUNDAMENTOS CONCEPTUALES Y DE LA METÓDICA

Para comprender el quiebre del paradigma de ciudad y entender el senti­do de la fransformación y la expresión del mismo en sus habitantes, hemos consfruido un mapa conceptual para abordar el eje estético-semiótico. A partir de la división del planteamiento inicial en dos subejes como estrategia metodológica, se aspira dar cuenta de la doble aproximación -a y desde- la poética, como umbral de entrada al trabajo en la lectura de las experiencias estéticas y significativas en la ciudad, así como umbral de salida, al reescribir^ el texto final de esta investigación, el cual pretendemos que sea

23. Maffesoli, Michel, El tiempo de las tribus, p. 13. 24. Genette, Gerard, Figuras 111, Barcelona: Editorial Lumen, 1989, p. 325. 25. Informe de investigadón, pp. 85,86. '." 26. Que, como lo señala Lyotard en un capitulo de su libro Lo Inhumano, será como reescribir la mo­

dernidad, "dejando situado el flujo de los acontecimientos de un ahora, un now, (...) y una per-laboradón, es decir un trabajo consagrado a pensar lo que se nos oculta constitutivamente del acontecimiento y su sentido, no sólo por prejuicio pasado, sino también por las dimensiones del futuro que son el pro-yecto, el pro-grama, la pro-spectiva e incluso la pre-posidón y el propósito". Manantial, Buenos Aires, 1998, pp. 33 y 35.

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N O R A E.LE.NA.MESA,SÁNCHEZ...

a su vez, un texto poético hecho por los investígadores. También dar cuen­ta de la semiótíca como posibiUdad de interpretación de los textos encon-frados. Estos dos frentes^^ los hemos denominado estético - poético y poético semiótico. En el primero se propone identíficar las tipologías, ritmos, for­mas, modos y actores de las relaciones estéticas en la espaciaUdad pública, y en el segundo se definen las posibles modalidades de discursos, narrati­vas, relatos e imaginarios a ser interpretados en la investigación. Estos sur­gen desde la poética y la estética pero deben ser interpretados a fravés de la semiótica y la hermenéutica^. - - =, ...,

Eje estético-poético

Actores^': A partir del concepto de máscara ya definido, los actores y suje­tos cumplen múltiples papeles: usuarios, pasajeros, viajantes, turistas, ac­tores del umbral, transeúntes, consumidores, manifestantes, habitantes de la caUe, teafreros, artistas, deUncuentes, víctimas, o tribus urbanas.

Modos: Las derivas hablan del espacio del pasaje, del merodeo, el viaje y el vagabundeo. Los happennings y las perfomances se refieren más a eventos artísticos, dentro de la experiencia estética del arte contemporá­neo. Los acontecirrüentos, las situaciones y los momentos son el cenfro de la vida cotidiana donde es necesario buscar lo más vaUoso para la investí­gación urbana. "Los momentos son categorías de la praxis (...) pero al mis­mo tiempo, son éstas ya modaUdades de la presencia tal como serán analizados por la dramaturgia interaccionista"^. La fiesta será entonces el modelo del momento como experiencia estétíca. La vida en la dudad no será sólo el recuento de los momentos privilegiados, como eran señalados en el pensamiento de la moderrüdad. Nos referimos a instantes y momen­tos de la cotídianidad del espado púbUco.

Puesta en escena: Las espadaUdades y actívidades que se dan en la dudad se han fransformado. Las espaciaUdades nos hablan de la regula-

27. Que pueden esquematizarse en dos subejes. 28. Todo referido al espado público. Para el proceso de afinamiento del trabajo de campo hemos

dividido a su vez el tiabajo en esta misma forma: desde las poéticas y estéticas para definir los posibles sitios de aplicadón de la lectura en la dudad y sus territorios anexos, y el poétíco semiótico para defiíür las herramientas de lectura: entrevistas, talleres, lectura de relatos artísticos, etc.

29. Síntesis tomada del Informe de investigadón. 30. Lefebvie y Goffman, cada uno desde un paradigma diferente, según lo señala Isaac Joseph en

"Retomar la dudad. El espado público como lugar de la acdón", edidón: Posgrado de Estética, Facultad de Ciendas Humanas y Económicas, U. NaL Medellín, 1999, p. 214.

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ción de la accesibiUdad o de la artículadón de los rituales de acceso a esos diferentes territorios-". En esta medida se habla de espados llenos, artícu-lados, reladonados con actívidades diversas, y de espados vados, despeja­dos, escenografías y lugares y no-lugares, de espacios del pasaje, del merodeo, del frayecto, del movimiento, espacios contenedores: cafés, can-tínas, bares, discotecas, zonas comerciales y de servidos, cenfros comerda-les, terminales de transporte, grandes almacenes, terrenos vagos, y muchas ofras formas diferentes.

Temporalidades: La temporalidad en el espacio público no puede ser la misma que aqueUa del lugar propio. En este últímo se permanece y se involucra significativamente la existenda del habitante con la propia espadaUdad, porque ésta se escoge, se privUegia por encima de muchos ofros lugares, integrándolo espadal y socialmente. En el espacio público, las permanencias son cortas, las valoraciones momentáneas. Se imposibiU-ta la estancia mayor por el tránsito, el merodeo, por lo efímero: la medida del tiempo en el espacio púbUco. Todo adquiere veloddad. El estar y el permanecer serán alterados por ofras muchas actividades y acciones que se desenvuelven en esa misma espaciaUdad.

Eje poético-semiótico

Discursos: En un sentido específico los discursos están permeados por la fundón retórica del lenguaje, bien sea poUtíca, la mirada oficial y planifica­da del espacio púbUco, que con su dispositivo tecnocrátíco pretende con­frolar los espacios de la ciudad sobre los cuales emerge la vida urbana, o bien porque esos discursos refransmiten las hueUas de una memoria que configura una comunidad a través de sus lazos cotidianos o famiUares, que en la ciudad contemporánea aparecen fragmentados, como nostalgia de una identidad perdida. Reconocemos dos tipos de discursos, los que se originan en el ámbito poUtico y tecnocrático y que apuntan a crear sentido de pertenencia e identidad y se basan en elementos de representación co­lectiva, y ofros que surgen desde lo familiar y lo condicionado, que tienen un origen en la memoria y las costumbres. Abogan por la conservación de recorridos, itinerarios, lugares, épocas anteriores.

Narrativas y relatos: Fábulas, rumores, ficdones. Las narrativas o relatos que incorporan la fundón poética se distínguen de los ofros típos

31. Cfr. Joseph, I., Retomar la dudad, op. rif., p. 8.

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NORA. EIENA MESA SÁNCHEZ .

de discursos porque se adhieren de manera espedal al campo de la estéti­ca. Lo cual no quiere decir que den la espalda a los imaginarios que circu­lan en un momento y en un espacio dados, porque eUos están en su base y al mismo tíempo sirven para su fransformación y recreación. En un senti­do ampUo son textos que crean mundos posibles, ilimitados y diversos, con una macroestructura de carácter hetereógeneo.

Imaginarios: Lo imaginario afecta los modos de simboUzar aqueUo que conocemos como realidad y esta actividad se cuela en todas las instan­cias de nuesfra vida social. Lo imaginario es "una facultad psicológica indi­vidual que juega con las representaciones, las recrea. Inventa otras realidades posibles (o imposibles). La imaginación es un cuestionamiento permanente de la realidad establecida". El Imaginario, en cambio, "no es la suma de todos los imaginarios singulares. No es tampoco un producto aca­bado y pasivo. Por el contrario, es el efecto de una compleja red de relacio­nes entre discursos y prácticas sociales. El imaginario social interactúa con las individualidades. Se constituye a partir de las coincidencias valorativas de las personas. Pero también de las resistencias. Se manifiesta en dos di­mensiones: la simbólica (lenguaje y valores) y en el accionar concreto enfre las personas (prácticas sociales)"^^.

Además de estos elementos conceptuales se apUca la investigación cua­litativa como premisa básica de lectura de lo sensible y bajo el presupuesto de construcción de un ciclo abierto, que queremos cerrar cuando conside­remos sea posible la reescritura de la poética de la ciudad de MedeUín^^.

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3. AVANCES EN LO METODOLÓGICO

Para enfrar a los dos subejes del frabajo de campo dividimos el grupo en dos frentes de acción, con el fin de dar cuenta, de un lado del eje estético poético^ y la espedficidad de escoger y seleccionar los sitíos de apUcación del frabajo en la ciudad y territorios anexos, y del eje poético semiótico^^ para capturar los textos generados en la dudad por parte de los habitantes. Para

32. E>Í£iz, Esther, La ciencia y el imaginario social, dtada por Sarquis, Jorge, "Ficha sobre imaginario sodal".

33. Como Insfrumentos hemos incorporado la observadón flotante, ias enfrevistas, los talleres de imaginarios e imágenes de la dudad, entrevistas no estructuradas, y superposidón de mapas.

34. De este subgrupo han partidpado Montoya, Nathalie, Gómez, Beatriz y Sampedro, Angela. 35. De este subgrupo han partidpado: Mesa, Nora Elena, Taborda, Juan Fernando, Ramírez, María

Cristina y Quintero, Luis Antonio.

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i n -

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H A C J A UNA_P0ÉT1CA DE ¡A^PUDAD CONTEMPORÁNEA

el primero, buscamos alejarnos de los esquemas dasificatorios fradiciona­les, partiendo de la presundón de que es necesario enfrentar la lectura de lo urbano por lo menos en dos sentídos ampüos. Primero: aprehender las figuras, es decir, implementar una esfrategia de abordaje que permita dis­cernir y categorizar poéticamente los diversos momentos, relatos, narrati­vas, actores, escenografías de la ciudad, en su constante proceso de fransformación y enfropía. Y segundo, deconstruir las taxonomías, esto es, alejarse de los mecanismos taxonómicos que pretenden crear Ustas de di­sección sobre ciertos aspectos, sectores o cronologías de ciudad, en virtud de variables excluyentes que por exceso de focalización, dejan escapar su-tüezas y tintes importantes en la mirada particular pertinente a la cons­trucdón de la poética de la dudad contemporánea. -;

Se ha utüizado el cruce de dos estrategias metodológicas afravesadas por un mecanismo de lectura común: inscripciones espaciales: verificadas en la indagación por los componentes territoriales de la energía urbana, leída a partir del punto, el plano, la línea, los intersticios y los umbrales. Y poéti­cas de los esenciales como mapa de palpamiento de la realidad urbana a través de las poéticas de los esenciales de Gastón Bachelard a nivel de las metáforas: sobre el fuego, el agua, el aire, el espacio y la tierra. Cabe anotar que el uso de las poéticas de Bachelard a nivel de metáforas no excluye ofras aproximaciones poéticas. Con base en esta doble enfrada se han defi­nido sitios de observación y recorrido bajo estas premisas *".

Para el segundo subeje estético semiótico se parte de la representadón simbólica de la ciudad, de los signos del pensar ciudad que caracterizan esta representación, confrontando la ciudad real con la representadón sim­bóUca del pensarla y, a partir de alU, abarcar las siguientes lecturas: 1. La forma fi'sica de la ciudad. Su caracterización para el período de estudio en el quiebre o cambio de paradigma de la ciudad moderna a la contemporá­nea. 2. Los discursos, lógicas e intencionaUdades que han definido o deU-

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36. Desde lo sintético: Cisneros, La Alpujarra, Belén, San Juan, Calle 10, Parque San Antonio. Desde lo modélico: La Mota, Aeroparque Juan Pablo II, El Río, El Metió, Suramericana. Desde lo atípico: El Tesoro, Ciudad Botero. Desde lo sintomático: Bolívar, Milla de Oro, sector Iguana alta. La 80, Na­ranjal. Azarosos (Desde el Azar): Maturín, Licoreras, Ruta de Bares, Circuito de artesanos, Parcjue del Periodista o El Guanábano. Demostrativos. Descentralización: Los Cercas, Nodos de Fuerza: San Diego, Bache o Zona Blanca: La 68, Parque Castilla, Aranjuez, vía Zenú (calle). Artefactos Funcionales: Avenida Oriental, Referencia paisajística: Cerro El Volador, Cerro Nutibara. Saqueo: Plaza Minorista. Extensión prótesis (protésicos): Túneles, Las Palmas, Circuito oriente, Túnel oriente, Túnel ocd­dente, Santa Elena.

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NORA ELENA .MESA SÁNCHEZ..

neado la configuración de dudad, tanto desde lo púbUco como desde lo privado. La planeadón, los discursos insfitudonales y las poUticas propues­tas por el sector privado. La vocadón y sus condidones objetivas tecno-económicas. 3. Lo significafivo poético y simbóUco de las vivencias de la pobladón y de las distintas narrativas, relatos e imaginarios que nos per­mitan reconsfruir cómo la población vive, narra y piensa la ciudad. Cómo ha variado la experiencia de vivir en la ciudad, y cómo han variado sus relatos, narrativas e imaginarios en los últimos 25 años.

Para dar cuenta de estas premisas se diseñó un conjunto de enfrevistas estructuradas y taUeres para ser realizados enfre académicos, funcionarios púbUcos y privados, turistas, residentes exfranjeros, jóvenes estudiantes, adultos, expertos en literatura, dne, video y arte urbano realizado sobre la ciudad, o implementado en el espacio púbUco de la misma. Además, se completa el panorama anterior con la lectura, reconocimiento y revisión de las obras más sobresaUentes que salgan de estas mismas entrevistas, como comprobación de narrativas particulares sobre la ciudad. En la me­dida del avance del mismo proceso, se acotan nuevos enfrevistados o se restringe su aplicadón. - . , > •

, . • : • . • • • • . . , ' ^ • ^ Z ' '

BIBLIOGRAFÍA •

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Informes internos de trabajo sobre lo metodológico por parte de los subgrupos del eje Esté­tico Semiótico.

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en la vida cotidiana. Ediciones Obelisco. Barcelona, 1998. Primer Informe de avance de la investigadón: "ImpUcaciones y correspondendas del pen­

sar dudad. Hada una poética de la ciudad contemporánea. Espado y lugar del conod­miento de lo urbano y lo territorial en las dendas del habitat". Facultad de Arquitectura, CEHAP y Centro de Investigaciones, Universidad Nadonal de Colombia, MedeUín, junio 2000. . .

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Medellín, 2000.

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. • l ' , _

DESCENTRAR LA MIRADA: AVIZORANDO LA CIUDAD

• COMO TERRITORIALIDAD

. » • >,• María Clara Echeverría Ramírez*

'Recuerda, amigo, los dioses nos dan orden o caos para que nosotros vivamos, para que crezcamos 'de' y 'desde' nosotros mismos, con nuestro iogos; su función es dejarnos ser, dejarnos armar

nuestros prodigios y nuestras derrotas para que algún día lleguemos a ser dioses. Porque los dioses somos nosotros. Cada ser humano debe construir para dejar ser a los demás, a ¡os seres que ama

ya ¡os que odia". (Nikólaos ChalaxMzis Acosta, Miterario Dominical, El Colombiano, 19 de Julio de 2001).

A continuadón se comparten algunas inquietudes conceptuales, deriva­das de un proceso de investigación que se aproximó a la dudad desde la territorialidad^ Si bien dentro del mismo se realizó una aproximación al territorio en la dudad de MedeUín, en este frabajo se pretende motivar una discusión sobre la manera como concebimos el estudio de la dudad a partir de la territorialidad, lo cual podria reformular visiones políticas y formas de intervención del espacio y el territorio urbano y aportar a la definición de líneas de frabajo. Se optó por sondear el concepto de la terri-

Profesora, Escuela del Habitat - CEHAR Facultad de Arquitectura, Medellín, Universidad Nado-nal de Colombia. Miembro de la Asodadón Colombiana de Investigadores Urbano Regionales ACIUR - Capítulo Antioquia. Esta ponencia toma, en esenda, los aportes de la investigadón realizada por María Qara Echeverría Ramírez y Análida Rincón Patino, docentes del Centro de Estudios del Habitat Popular - CEHAP de la Universidad Nadonal de Colombia, sede Medellín, en convenio con el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Cienda y la Tecnología Francisco José de Caldas, Coldendas. Contó con el apoyo de dichas entidades y del Cindec de la misma Universidad. Véase. María Clara Echeverría Ramírez y Análida Rincón Patino, Investigaciones 11: Ciudad de Territorialidades. Polémicas de MedelUn, Edita CEHAP, Medellín, didembre de 2000.

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MARIA CLARA ECHEVERRÍA RAMIRK.

torialidad para comprender de manera compleja el proceso de las ciuda­des contemporáneas tras considerar los siguientes enunciados que permi­ten expUcar las razones de esta búsqueda.

A pesar de que la ciudad articula múltiples tramas físicas, bióticas y antrópicas, por lo general las miradas se pardalizan, bien desde el paradigma funcional y técnico (propio de políticos y planificadores), desde el físico, formal, geométrico (de urbanistas y arquitectos), desde el historicista, social o político (de científicos soda­les), e incluso desde el geográfico (de geógrafos, biólogos, ecólogos). Estos enfo­ques contribuyen a comprender aisladamente las múlHples dimensiones de la dudad, pero no bastan en sí mismas para comprender tal complejidad. (M. C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 23).

La mayoría de las reflexiones sobre el territorio han estado marcadas por un fraccionamiento discipUnar que determina las maneras de enten­derlo, muchas veces definiendo visiones deterministas, funcionaUstas o fisicistas, que concuerdan muy bien con lo rígido, vertical y estátíco.

En las polítícas e intervenciones terrítoriales, el territorio generalmente se ha restringido al objeto físico-geográfico y los asuntos sociopolítícos y socioculturales se asumen apenas como telones de fondo de sus discursos. Si bien en los enunciados de las leyes y las polítícas nacionales, regionales y locales territoriales ha habido una gradual incorporación de visiones, principios, criterios y objetivos más integrales, el territorio sigue asumiéndose como ese espacio físico a intervenir y sigue mirándose como ese escenario en el que suceden cosas (sociales, ambientales, económicas, culturales, poUtícas, etc.), pero olvidando su propio sentído de lo territo­rial. Ello se expresa al implementar las polítícas y concretarlas en las inter­venciones directas en los territorios específicos.

La legislación territorial, expresada por ejemplo en las leyes 99, 388 y 152, deriva del criterio ordenador de la planeación (ecológica, económica o urbanística) y adolece de una vaga consideración sobre las fuerzas sociopoUtícas y socioculturales en curso, desconociendo las dinámicas de territorialización. Esa reducción del territorio a un objeto físico-geográfico, que puede prefigurarse y ordenarse espadal, urbanísfica, económica, so­cial, poblacional o ambientalmente conviene al criterio ordenador que pre­determina un destino y un orden, regulando usos y actividades.

La dinámica de globalización e informatizadón ha provocado un giro a las miradas sobre el territorio, planteando la desterritorializadón y la pér­dida de peso de la dimensión espadal y tangible del territorio. Uno de los errores radica en presumir que tal proceso niega el de la territorialización,

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DESCENTRAR LA MIRADA: AVIZORANDO LA CIUDAD COMO TERRITORIALIDAD

ya que en lo local incursionan fuerzas globales que marcan nuevos territo­rios (siendo notorias las hueUas de la globaUzación en los espacios urba­nos). Ofro error consiste en suponer que lo local se haya desterritorializado, ya que a pesar de los procesos informacionales y económicos globales, el espado local y regional no pierde significado para sus habitantes, mante­niendo su sentido como territorio.

A pesar de la búsqueda para democra fizar la planeación mediante la participación dudadana, en el criterio ordenador prevalece un solo orden que ratifica el establecimiento. Sin embargo, las dinámicas que configuran cotidianamente el territorio evidencian profundas fisuras entre dicho cri­terio y las reaUdades que suceden con la constitución múltiple y simultá­nea del territorio, lo cual es aún más visible en un país y en unas ciudades como las colombianas. . ..• -<

Los procesos de territoriaUzación (mareaje, consfrucdón, ocupación y defensa del territorio) en el espacio nacional, regional o local son móviles, simultáneos y heterogéneos y requieren enfoques adecuados para com­prender su complejidad (tanto para la investigación como para la política y la intervención); mas la poUtica y la planeación aún no han incorporado en sus prácticas la diversidad y la flexibiUdad como fundamentos para asu­mir la moviUdad del territorio y la coexistencia de múltiples órdenes den­fro de un sistema sinérgico y comunicado, y denfro de un proyecto territorial democrático. , .r

Entre las discipUnas que miran el territorio, no necesariamente desde su ordenamiento, como lo hacen el urbanismo, la planeación o la econo­mía, etc., están la historia, la antropología y la poUtología, cuyo propósito no es ordenar sino comprender las dinámicas territoriales, pasadas o pre­sentes (e interactuar en el últímo caso). En éstas hay un nodo que debe profundizarse para nutrirse de nuevas miradas. Pero en tales miradas tam­bién hay limitaciones y matices. Por ejemplo, el concepto que supone como base del territorio "el origen y la historia comunes" parece romperse ante una realidad tan móvü y plural como la contemporánea y sobre todo la de la dudad; el concepto que lo explica desde sus dinámicas socioculturales internas parece romperse ante la fuerza de los factores históricos, estructu­rales y externos que lo marcan, y el concepto que supone el territorio ex­clusivamente como resultante de los ejerddos de poder parece romperse ante la inminenda de los procesos sodoculturales que lo marcan interna­mente. Tal sumatoria de aportes merece un frabajo de ponderaciones y aplicadones relatívas, ajustables a los casos espedficos, del cual se derive

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MARÍA CLARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

una mezcla interdiscipUnar y conceptual adecuada a las fuerzas que en cada caso se territoriaUcen y logren consistencia en cada momento.

Lo anterior conduce a la necesidad de identificar formas para hacer más contemporáneas las ciencias y flexibilizar los conceptos disciplinares, de encon­frar nuevas maneras de comprender el papel de la historia, la cultura y la poUtica, como fuerzas que coexisten simultáneamente en la constitudón del territorio y de descubrir nuevos enfoques para la planeadón, la poUtica y la acdón que partan de reconocer un nuevo significado al asunto territorial.

Es necesario interpretar el territorio en su doble papel: como soporte material y básico del desarrollo sodal y como producción social derivada de la actividad hu­mana que transforma con su dinámica ese territorio que le sirve de base. El territo­rio deja de ser sólo ese trozo de naturaleza con cualidades ñ'sicas, climáficas, ambientales, etc., o ese espacio físico con cualidades materiales, fundonales y for­males, etc., para definirse por los grupos sodales que lo han transformado e inter­venido hadéndolo parte de su devenir histórico. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:21)

La reladón entre los sujetos y el territorio es en gran medida una rela­dón interdependiente en la cual los sujetos y el territorio se conforman mutuamente. Se imagina, siente y concibe el territorio de cierta manera, y desde estas imágenes se lo consfruye; mas, a la par, esos territorios que habitamos van marcando nuesfras maneras de imaginar, sentir y perdbir. Así es como la relación entre sujeto transformador y objeto transformado es bidireccional: mienfras el primero crea y modifica el territorio, el mismo te­rritorio deja huellas y fransforma ese sujeto que lo habita.

LA TERRITORIALIDAD: UN CONCEPTO PARA COMPRENDER LA CIUDAD

La territoriaUdad se asume como enfrada para comprender la dudad en tanto territorio, ya que ésta, en gran medida, se constítuye en su origen, pues desde los ejercicios de territoriaUdad de los actores y sujetos, y de las fuerzas de la historia y del contexto, emergen las marcas que van produ-dendo y perfüando el sentído de un territorio específico. Parte de esas marcas territoriales provienen de la historia en la que se inscribe el territo­rio, la cual deja hueUas y elementos esfructurantes que lo marcan de ma­nera notable; y en tal sentido, el territorio debe reconocerse inscrito en su propia historia. Pero a su vez éste se inscribe en dertos contextos y es cons­fruido por las fuerzas del momento que, predsamente, lo van reterrito-rializando en la gestadón de los cambios que dicho territorio va sufriendo.

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DESCENTRAR IA MIRADA: AVIZORANDO LA CIUDAD COMO TERRITORIALIDAD

Con el fin de urüficar la mirada sobre dichos términos, partimos de una síntesis de los conceptos de territoriaUdad, territorio y territorialización:

La territorialidad como ejerddo; como las acdones de expresión y marcadón, ins-tauradón y consoüdadón, protección y defensa, desde múltíples y diversos oríge­nes (fuentes) y dimensiones que en su intervendón y confluenda dan existenda al territorio en múltíples sentídos: imaginario, cotídiano, organizatívo, institudonal, polítíco, técnico, económico, formal, estétíco, espadal, etc. El territorio como medio codificado, dotado de sentído, mulante entre la consís­tenda y la inconsistencia, entre el enderro y la apertura y entre la estabilidad y la fuga (con momentos de consolidación y consistenda, intensidades, grados distin­tos de estabilidad y temporcJidades). Medio o ámbito que puede ser cultural, so­dal, poUtíco, espadal. La territorialización como el proceso, devenir, acontecer, movimiento hacia la au­tonomía, dependenda o interdependencia, que fluye hacia la desterritorializadón y la reterritorializadón (codificadón y descodificadón, establecimiento y fugas, destmcdón y reconstítudón de nuevos procesos de sedimentación, hacia nuevas marcas y planos de consistencia). (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 28).

Ejercicio, expresión, defensa y sentido .•,

Los ejerddos de territorialidad logran expresarse dando forma, material o virtual, al territorio, la cual se arraiga tanto en la memoria y el imaginario colectivo como en la vida cotidiana, en la espacialización y en la institu­cionalización.

Es común entender el ejerdcio de territorialidad como la acdón de pro­teger, ratificar la propiedad o defender un lugar más. Pero, si bien el ejerci­do de territoriaUdad puede incorporar dichas acciones, ésta se origina en las expresiones de alguien o de algo que marcan el espacio y el tiempo, que generan o alteran el ambiente, la atmósfera o el clima social, cultural o poUtico, creando hábitos, ritos y costumbres sociales, dotándolos de senti­do. Así el ejercicio de territoriaUdad incluye tanto la conquista y la demar-cadón, la estabilizadón y la consoUdadón como la protecdón y la defensa del territorio que se consfruye.

El sentído de vida, de orden y de destíno que le confieren sus fuentes, deja huellas en el territorio que se registran momentánea o duraderamente, estableciendo los sistemas de reladones, ritmos y códigos que rigen cada territorio, dotándolo de un sentído territorial propio. En tal proceso se establecen y marcan centros, como ámbitos (materiales o sociales) de identíficadón propios de dertos grupos o suce­sos, y se definen y marcan límites frente a los otros o fronteras y umbrales para sus intercambios y transferencias. (M. C. Echeverría y A. Rincón, 2000:24).

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Ese sentido del territorio se descubre en las expresiones visibles e invi­sibles, tanto de marcas y regisfros personales y colectivos, que conjugan identídades y pertenencias, memorias, percepciones e imaginarios de los sujetos que lo habitan, como de registros de la historia, la coyuntura y las tendencias internas y externas, de las fuerzas económicas, sociales, cultu­rales, históricas, tecnológicas. Desde ese sentído propio se establecen inter­cambios internos y externos que bien pueden confirmar y dar soUdez a la naturaleza del mismo territorio, o pueden "hibridarlo" o desestabilizarlo hasta Uegar a hacerlo desaparecer

"Si bien cada medio tíene su código y que hay constantemente una frascodificación entre los medios, parece, por el confrario, que el territorio se forma a nivel de una cierta descodificación." (Deleuze y Guattari: 1997, citado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 28).

Además de incorporar intrínsecamente el substrato espacial necesario de toda re­ladón humana, el territorio es un signo cuyo significado se construye desde dos lugares: desde los códigos culturales en los que se inscribe y desde los códigos de quienes lo interpretan. Esta es una diferencia conceptual con quienes le asignan al espacio un significado absoluto y objetívo que supondría una relación directa, cons­tante y estática entre signo y significado o entre forma y contenido, y con quienes lo ven como mero hecho nominal o administrativo (región, ciudad o munidpio)". (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 25).

El espacio de interacdón de diversos actores y sujetos terrítoríales con matrices socioculturales, memorias e imaginarios e intereses altamente di­vergentes, constítuye una de las esferas en las que emerge el confUcto te­rritorial. Otra esfera la constituye el espacio de confluencia de las fuerzas regionales, nacionales y globales con los propios actores, sujetos y dinámi­cas internos de un territorio específico. ..

En el territorio confluyen diversos ejercicios de territorialidad no sólo secuencial sino simultáneamente, y en la resolución de sus intercambios se gesta su sentido propio. Éste se ve sometido a los cambios que producen las interacciones y nego­dadones entre las diversas expresiones que acontecen simultáneamente en el es­pado y el tiempo, derivadas tanto de sujetos y actores sociales como de los procesos externos o internos en los que se inscribe o participa un determinado lugar. De allí que el territorio se configure y reconfigure permanentemente, asumiendo varia­dones imprevisibles en el tiempo (cuyos períodos y duraciones bien pueden ser largos o cortos y cuyos ritmos de variadón pueden ser acelerados o lentos), y mu-tadones o innovadones en sus códigos originales. Así, el territorio se mueve cons­tantemente entre una territorializadón, desterritorializadón y reterritorializadón de fuerzas sodales, culturales, pohticas y económicas que se expresan, dando exis­tenda a sus nuevos estadios. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:27-28).

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J)ESCENTRAR LA MIRADAi AVIZORANDO LA CIUDAD COMO TERRITORIALIDAD

Procesos socioculturales y socio políticos ' ' '

Dedr que la "diferenda" es produdda sodalmente nos permite distinguirla de la idea de pluralismos. [...] estaríamos presuponiendo que cada una de las unidades tíene la misma validez social. En esta perspectíva la cuestión del poder se borra. No habría jerarquía ni dominio. En realidad estaríamos aceptando de manera implíd-ta la tesis según la cual el contexto histórico o bien no interfiere con las diversida­des o bien en última instancia sería pluralista, democrático, lo cual es un contrasentído (o mejor dicho, sólo tíene sentído cuando consideramos ideológica­mente el mundo). (R. Ortíz; 1998: p. 149, dtado por M.C. Echeverría y A. Rincón; 2000: 40). (...) Cobra pertínencia la discusión sobre si son las prácticas socioculturales las cla­ves que explicarían la cualidad territorial de la ciudad o si son los procesos sodopoUticos y económicos que ocurren a lo largo del tiempo los que la explican. Así, los enfoques culturales contemporáneos se confrontan con los enfoques del determinismo histórico o económico, discusión sobre la cual queda una posidón más ponderada que permite reconocer los aportes de ambos argumentos, permi­tiendo identificar en grandes líneas, las fuentes directas (con nombre e identidad posibles) y las fuentes del contexto (histórico, estructural y coyuntural) regional, nacional y global, como orígenes claves en la constítución territorial. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:40).

Para comprender el asunto territorial, cobran relevanda dos entradas, entre las que se vive una tensión no sólo de interpretación sino real: la sociocultural, que remite a los imaginarios, vivencias y prácticas cotidianas en la dudad, y la sociopolítica, que remite a los elementos históricos o es­fructurales sociales, poUticos y económicos. Al respecto hemos identifica­do dos fuentes desde las que se originan ejerdcios de territoriaUdad que marcan el territorio (que reconocen precisamente la pertinencias del en­cuenfro anteriormente enunciado):

La primera alude a las marcas, acdón o actuadón de los seres que habitan, produ­cen y usan el espacio, tanto los sujetos (habitantes, dtadinos, individuos...) como los actores (institudones, organizadones, colectividades, dudadanos...). La segun­da se refiere a los procesos y contextos sociales, culturales, tecnológicos, económi­cos y políticos que afectan, atraviesan u ocurren en el espado, desde lo local, regional, nadonal o global. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:40). ,

o .- :. , * " Poderes y conflictos /., i .

Los diversos ejercidos de territorialidad en la dudad no necesariamente confluyen, sino que muchas veces enfran en conflicto. Es preciso recono­cer el conflicto como una cuaUdad inherente a la constitudón del territorio en la ciudad, derivado éste tanto de las diferencias en las lógicas desde las que actúan los actores y sujetos así como de las lógicas derivadas de la

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MARÍA CLARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

historia y de las fuerzas del contexto que lo impartan, y reconocer que la manera como se resuelven dichos confUctos varía notoríamente según se frate de una territorialidad de exclusividad positiva o una territorialidad de ex­clusividad negativa (]. García, 1976), que aquí también denominamos territo­rialidad abierta o positiva y territorialidad cerrada o negativa.

EUo implica que en el encuentro entre los diversos ejercicios de territo­rialidad se establecen ciertos tipos de reladones de poder enfre los actores que, impulsados por sus intereses y finaUdades, disponen y distribuyen recursos, intervienen y establecen negociaciones, en su proceso de marca­ción de un territorio al buscar establecer un determinado sentido. Poder que no se mueve solamente en la esfera poUtica o económica sino que es multidimensional:

La expresión y ejerddo territorial se mueve y realiza dentio de un inmenso uni­verso de dimensiones (cultural, social, política, económica, estética, etc.) que suce­den en im mismo espado o lugar, en el cual se produce "más de un control territorial por grupos sociales o personas" (Sack). Tales contioles se asodan a diversos ejerd­dos de poder y, en ello, las esferas en las que reside el poder o, mejor, los poderes, no aluden únicamente al poder político, social, económico o armado. Hay poderes en pugna, ligados o no con los anteriores, en la esfera sodocultural, que propenden establecer sus sentidos y, como fuerzas en proceso de territorialización, o desterritorializadón, emergen y se hacen visibles, marcando tanto los imaginarios como la organización social, política y espacial, la institucionalidad y la normatividad. (M.C. Echeverría y A. Rincón; 2(XX):43).

Diversidad y desigualdad: un asunto territorial urbano

La diversidad cultural no puede verse sólo como una "diferenda", o sea, algo que se define en reladón con otra cosa, nos remite a alguna cosa. Toda "diferenda" es produdda sodalmente, es portadora de sentido simbólico y de sentido histórico (Ortiz, 1998, p. 148, dtado por Echeverría y Rincón; 2000:30).

Hoy es ineludible comprender la diversidad como cualidad de la ciu­dad, al respecto de lo cual es preciso düerenciar ésta del concepto de des­igualdad. Tanto Renato Ortiz como Rossana ReguiUo y Armando Silva coindden en puntuaUzar la necesidad de no confundir tales conceptos y de reconocer sus interreladones, lo cual cobra relevancia en nuesfro caso latinoamericano. . . . . . . r ./ •'

Si la dudad es el lugar de lo heterogéneo, donde se articulan las diferendas y se gesta la tianscodificación entie tiamas sodcJes, culturales, políticas, parece necesa-

' rio optar por una perspectiva política: entie aquella que propende que todos al­cancen el modelo cential o dominante y aquella que busca la realizadón de esa

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J J E S C E N T R A R LA V U R A D A ; A V I Z Q R A N D O . L A C U J D A D C O M O TERRITORIALIDAD

multipliddad de órdenes bajo acuerdos que permitan la constiucdón de un pro­yecto colectivo bajo conceptos como la equidad urbana y la democrada. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 30).

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Este es un punto cenfral ya que convoca precisamente a la articulación de los estudios socioculturales con los estudios poUtícos e históricos, sien­do una de las puertas de entrada que permitírán cuaUficar epistemoló­gicamente el asunto territorial.

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CONSTITUYENTES DE LA TERRITORIALIDAD URBANA

Entre los asuntos de la territorialidad que cobran pertínencia en la dudad, destacamos: la pertenencia y la identídad, la ofredad y la alteridad; la si­multaneidad, la fragmentación y la heterogeneidad; la inestabiUdad, la movüidad y el cambio; el movimiento en el proceso de centración, descentración, periferización y marginadón. Los cuales miraremos a con­tinuación.

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Pertenencias e identidades, otredad y alteridad

La identidad territorial y la diferenciación frente al otro son puntos centra­les en el anáUsis territorial, en tanto permiten reconocer esos centros de referencia, de pertenencia y de actuación que constituyen dertos sentidos territoriales propios y, a su vez, esas tensiones que Uevan a establecer dÜe-rencias frente a otros territorios que pueden derivar en cerramientos, ex­clusiones o eliminadones de los ofros.

En parte, la consfrucdón de un territorio pasa por el hecho de que éste sea reconocido desde su interior así como desde el exterior (por ofros gru­pos, esferas o escalas donde ese territorio se inscribe o integra). Así el signi­ficado de un territorio no sólo se construye interna sino también externamente, y enfre ambas esferas es posible descubrir diferendas en el imaginario territorial, ya que ese territorio autorreconocido desde aden­fro, por "nosotros", es sustancialmente diferente de aquel territorio reco­noddo desde afuera, por "los ofros".

Es necesario pensar cómo es que cada territorio se reconoce a sí mismo y cuál es el sigrüficado que adquieren los territorios urbanos dentro de contextos sodales y geográficos más amplios (regionales, nacionales o globales), así como pensar en el reconocimiento que cada territorio hace de los otros, dentio del contexto intra e intermunicipal y metiopolitano.(...). (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:31).

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M A R ( A CLARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ..

[...] la identidad cultural regional tíene que ver con el paisaje, tiadidones, formas de organización social, mitos y expresiones vinculadas al lenguaje, a la escritura, a la música, a la danza y a otias formas de expresión colectiva; en definitiva, [...] la identidad hace relación a la forma en que "los demás" perciben al individuo o al grupo en cuestión, es tanto una "internalidad" como una "externalidad" (Sergio Boisier, dtado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 31). Esta identificación desde el exterior no incluye sólo el reconodmiento por parte de los otros ciudadanos, sino también por el Estado y de otras instituciones u organi­zaciones sociales. Para la sodología, la región tiene como condición básica de su existenda el ser reconocida por el Estado al cual está adscrita, concepto que es aplicable a otras escalas de constitudón del territorio. Este es un punto clave para '. la planeadón y gestión públicas de la ciudad, en el sentido de ver cómo el Estado y los demás actores sociales reconocen, o no, los territorios intraurbanos o intermunicipales tanto en cuanto a su existencia sociocultural como sociopolítica. Un reto político sería lograr el reconocimiento de los diversos territorios intiaurbanos por parte de los actores sociales y políticos de la dudad, así como el reconodmiento de los municipios en órdenes como el metiopolitano y regional. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 31). .

Los factores que afectan la constitución de la identidad en la ciudad son múltíples y variables y tíenen origen tanto interno como externo. Para efectos de comprender cómo se constítuye la territoriaUdad en la dudad y ante la superposición e hibridación del mundo contemporáneo y de la ciu­dad, en la era de la amplitud de roles, de la globalización, de la informalización y de las telecomunicaciones, no se puede partír de la es­cueta división binaria en clases o cualidades sociales (campesina, obrera, em­presarial, dirigente, proletaria, burguesa, etc.), o de la diferenciación ideológica, de credo o de pertenencia étnica o geográfica.

La identídad no es raíz inmutable ni origen puro, ni círculo cerrado, única y abso­luta; es móvil, transversal, simultánea y segmentada, se centra y se descentra y sus focos se abren y derran, con fuerzas centrípetas y centrífugas: se coexiste y perte­nece simultáneamente a diversos órdenes, tramas y lugares y dichas pertenencias se transforman permanentemente. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:34). [...] Mientias la dialéctíca identídad/alteridad funcione, una afirmación de perte­nenda a una colectívidad no puede concebirse ni como excluyente de otras perte-nendas ni como excluyente de la afirmación de identídad individual. Pero esta dialéctica está afectada, frenada, tanto por los efectos de disoludón imputables a las tecnologías sobremodemas, como por los efectos de endurecimiento y gladadón provocados por el repliegue a las pertenendas exclusivas. (M. Auge; 1997:42, dta­do por M.C. Echeverría y A. Rincón; 2000:34) En un territorio específico, las pertenencias simultáneas pueden superponerse o pueden entrar en confrontadón interna. Mas, en medio de dicha simultaneidad de pertenendas territoriales, se dan momentos en los que una pertenencia prima frente a otras. Ello se hace evidente, sobre todo, cuando una fuerza externa amena­za con vulnerar la estabilidad de los centros más íntimos; en cuyo caso incluso se

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DESCENTRAR LA MIRADA: AVIZORANDO IA CIUDAD COMO TERRITORIALIDAD

Uegan a aplazar o a deponer las contiadícdones intemas de dicho territorio esped­fico con el fin de enfrentar las fuerzas desestabilizantes del exterior" (M.C. Echeverría y A. Rincón; 2000: 34).

u

Reconocer que en la ciudad la pertenenda es simultánea incorpora un reto tanto en el plano teórico como en el empírico, nos obUga a pro­fundizar conceptualmente en esta hipótesis, a reconocerla por medio de prácticas etnográficas, a integrarla en los procesos de intervendón directa en el mundo y a viabüizar su reconocimiento y fomento en la acción orga­nizada, en la política y en la institudonaUdad. Si logramos descubrir los móviles y constituyentes que fluyen en la identidad de un grupo, tanto en su esfera más interna o menor como en esferas más ampUas o mayores, podríamos entender y actuar sobre los elementos, las relaciones, las perte­nencias simultáneas más sinérgicas. Por ejemplo, en la dudad, las esferas pueden remitirnos a escalas espaciales (tendríamos esferas menores en escalas como cuadra, vecindario o barrio; esferas medias como comuna y zona; esferas mayores como la de dudad, municipio o algunos municipios y de área metropoUtana; y esferas de gran escala como la región o nadón); las esferas podrian remitirnos también a formas adherenda de los grupos humanos por afinidades o situaciones vivenciales (tendríamos, por ejem­plo, esferas menores como "la barra"' ; medianas referidas a la actividad discipUnar, profesional, laboral, escolar, deportiva, la sexuaÜdad, las aficio­nes, etc.; o esferas mayores, como las del grupo social, racial, religioso, po­lítico, condiciones de género, generación, enfre ofros).

Lo anterior conduce a reconocer que, a partir de la pertenencia, pue­den ejercerse simultáneamente múltiples territoriaUdades, las cuales se superponen en un mismo ámbito afectando a la vez el territorio específico.

Simultaneidad, fragmentación y heterogeneidad

La homogeneidad absoluta es impracticable, teóricamente indeseable y, de hecho, no es aceptable [...]. Ello es así, espedalmente, en el caso de regiones que contienen grandes dudades, ya que los grandes centros urbanos siempre provocan hetero­geneidad (Richardson). • ' •!'• ".•>.•

Una buena parte de los frabajos sobre el territorio aluden a la historia común como una de sus cuaUdades; sin embargo, este enunciado merece

El grupo de amigos más cercano, con el cual se desarrolla la vida cotidiana, con afinidades generadonales, culturales, políticas, intelectuales, etc.

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MARÍA CLARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

bastante reflexión crítíca, ya que eUa implica reconocer la existenda del territorio en conexión con el asunto de la homogeneidad, el cual, en gran medida, deja de existír en la dudad, siendo la heterogeneidad una de las cualidades que la definen. , ,

La historia común, asumida en muchas definidones del territorio, no puede des­cartarse como uno de sus constituyentes, en tanto marca su configuración espadal *' la memoria y los imaginarios, la vida cotidiana y los ejerdcios de poder que en torno a éste se desenvuelven. En ello se presume la homogeneidad como caracte- i rística propia del territorio. Sin embargo dicha homogeneidad se cuestiona, pues cuando el territorio no se ve más como escenario o resultado, receptáculo o conte­nedor, sino que se reconoce como una construcdón desde diversos sujetos, actores y procesos, la base del territorio no radica en su historia compartída ni en su homo­geneidad cultural, sino que radica en esos intercambios en el espacio y el tiempo, entie diversas fuentes, en torno a un ámbito común de reladones. Así, más que una historia compartida, se debe aludir es a un ámbito de relaciones comunes (ar­mónicas o conflictívas), en el que participan en su configuradón distintas fuentes desde historias diferentes. En el caso de las grandes dudades, donde la heteroge­neidad es una de sus cualidades, el territorio es ese espacio en el que se traban las reladones entie la diversidad sodal, cultural, económica y política. (...) Clara Inés García, aclara que "la identidad no necesariamente es sinónimo de homogeneidad cultural" y que ésta "puede construirse partiendo de la heteroge- '-• neidad": Tal identidad surge del deseo de diversos actores sociales (con diferendas i ¡ étnicas y culturales) de apropiarse «subjetivamente» de un territorio y de la con- , •. dencia que por tanto, adquieren acerca de «su espado». AUí aparecen una identí­dad heterogénea, en la cual se pertenece a procesos sodoculturales y sodopolítícos (y no necesariamente a una historia o a un espacio originario), y una dimensión afectiva, de deseo y de conciencia, inherente a muchos procesos políticos, no nece­sariamente de expresión y marcadón, sino de apropiadón y defensa del territorio. Entian pues dos nuevos elementos, alternos al de la historia común: el primero , cJude al ámbito común, en torno al cual se gestan las reladones sociales entie los diferentes, como aglutinante del proceso de construcdón del territorio, y, el segun­do, al deseo colectivo de creadón o apropiadón como posibiUdad de realización del territorio. De allí que si bien el origen histórico es importante, hoy también ocupa un lugar menos determinante en el anáUsis del territorio urbano. (M.C. ' Echeverría y A. Rincón, 2000: 29-30).

Coinddiendo con Marc Auge cuando nos remite a los excesos contempo­ráneos de tiempo, espacio e información nos referimos a la simultaneidad para hablar de variaciones en la constitución de la(s) identidad(es) y de la(s) pertenencia(s), ya que éstas son simultáneas, fransversales, mixtas, híbridas, cambiantes y múltíples; y a la constítución del territorio tanto desde la historia y la cultura compartídas como desde la experiencia, acdón y prác­tica compartídas y desde el deseo, la intendón, la organizadón sodal y la proyecdón poUtíca compartídas.

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.DESCENTRAR LA MIRADA: AVIZORANDO LA auDAO COMO TERRrroRiAUDAD

Tras reconocer tal complejidad y "excesos" urbanos es necesario aclarar que no se pretende con eUo consfruir 'el mapa de todos los mapas' como tam­poco abarcar todos y cada uno de los fragmentos y tramas que se enhebran en la dudad, ya que: -i , . ^

No hay un mapa expUcativo de toda esa complejidad urbana en el que se puedan reconocer todas sus partes, ya que entie las partes de la unidad no existe una cohe­rencia única, sino que éstas componen tiamas, segmentos y fragmentos con dertos grados de desarticuladón y dertos elementos que le dan su consistenda. Sin em­bargo, a pesar de las mismas contiadícdones enfre las partes de la dudad, la ciu­dad a su vez existe como una sola. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 31).

En tal sentído, interpretaciones dicotómicas, como la del conoddo enun­dado sobre "las dos ciudades", son inconvenientes; el cual surge de quie­nes asumen como división esas enormes diferencias sodales entre las partes de la dudad. Sin embargo, realmente tenemos una misma ciudad "que cons­truye sus propias contradicciones, donde una parte afecta, altera y condiciona las otras y viceversa". Así se puede dedr que tanto imaginaria como concreta­mente, una parte de es constítutíva de las ofras. Cualquiera de sus partes (físicas, polítícas, económicas, culturales, etc.), si bien puede ser un frag­mento, aisladamente no tíene vida propia, ya que se conforma de sus rela­ciones con las ofras; y cualquiera de ellas se constítuye de y es constituida por las otras. De aUí que la unidad no se rompa, sino que se conforme de su propia heterogeneidad interna, en la cual sus partes se configuran y reconfiguran mutuamente y sus contradicciones en lugar de distanciarlas y esdndirlas las relacionan y Ugan enfre sí. Así, en muchos sentidos, la diferencia no es sólo lo que las distanda sino lo que es a su vez las une.

Si la ciudad, si nuestras ciudades aparecen fragmentadas y cada vez más desterritoriaüzadas, eUo se debe quizá al hecho de que no responden ni a una es­frategia única de memoria -la de la repetidón que se ancla en un pasado como modelo originario y como punto de referencia- ni a un único efecto de la memoria: la memoria "sagrada" que la funda, poco importa si bajo el modelo de un mito o bajo el modelo de la racionaUdad planificada. (J. Montoya; 1996:77, citado por M-C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 32). - ' - t

Aquí aparece un punto cenfral cuando aludimos a la democracia en la poUtica territorial, ya que podriamos decir que la fragmentación, en tanto tal, no sólo no es inconveniente sino que es irreductible y es deseable; pero no lo seria así el fracdonamiento excluyente, el cual, en términos sodales, sí tiene sus inconvenientes. Si percibimos una estructura de múltiples ór-

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denes, es imprescindible reconocer la conveniencia de que existan frag­mentos con cuaUdades propias (en este caso, con cuaUdades territoriales propias) desde las que, dentro de un sistema horizontal de relaciones, cada parte pudiese lograr desarroUar sus propias particularidades y las del con­junto. Ofro asunto muy diferente, es el de la desigualdad, la periferización y la exclusión. He aUí un gran problema de nuestras ciudades, cuya frag­mentación no se deriva de la realización de la diversidad sino que se deri­va de la iniquidad y la hegemonía exduyente, Uegando a una fragmentadón fraccionada, dentro de un sistema que no admite la multipUcidad de órde­nes, que se plantea consfruir un orden hegemónico ideal, regido por los parámetros del progreso e inscrito en la competitividad exigida por la globalizadón y que eUmina en muchos sentidos la posibiUdad de realiza­ción plena de las diferencias.

[...] La dudad, si bien puede expUcarse desde discursos que interpretan su raciona­Udad, no es en sí misma una unidad coherente en la cual una parte corresponde perfectamente con otia, ni es resultante directa de la misma. Simultáneamente existen procesos que la gestan, como territorio, y esos procesos no necesariamente son conexos, o bien son contradictorios, y su resultado es consecuente con dicha lógica. Así, sus partes forman un todo compuesto por fragmentos que, aunque no casen enfre sí, si son partes de una urüdad compleja y heterogénea. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:33).

Ofro aspecto de la simultaneidad remite a reconocer la ciudad como espacio poUtico, en torno al cual se organizan los procesos del poder de lo público, la organización y la institucionalidad; como espacio en el que se desenvuelven las relaciones sociales y económicas enfre los grupos y las sociedades; como espacio en el que se desenvuelve la vida cotidiana, en tanto habitat y campo de la expresión individual; y como espacio en el que se construyen relatos, memorias e imaginarios y se realizan prácticas ritua­les sociales y culturales.

Finalmente, la simultaneidad también se expresa en el asunto de las escalas territoriales, referidas al espacio físico impUcado en el asunto terri­torial. Este punto es cenfral cuando concebimos la poUtíca, pues la mayoría de las veces el tratamiento de las escalas se hace bien bajo la óptíca Uneal o bien bajo la óptíca jerárquica: De aUí que se caiga en miradas limitadas donde, de un lado, se interpreta cada escala por fuera de las demás, en lo cual lo local, lo regional, lo nadonal, lo fransnacional y lo global tendrían ámbitos específicos cada uno (lo cual Ueva a que no se piensen simultánea­mente), dejando de lado la coexistencia simultánea en lo local de cuaUda-

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des de lo regional, lo nacional o lo global y que este local es a su vez parte de lo que conforma las otras escalas; o del ofro, se interpretan las escalas desde una mirada jerarquizada, en la cual lo local octirriria primero, luego lo regional, luego lo nacional, etc. y en las jerarquías que se otorgan, pri­mero estaría lo nacional, luego lo regional y luego lo local, hasta Uegar a lo barrial.

Sin embargo, en un microterritorio pueden actuar simultáneamente fuerzas endógenas y exógenas, menores y mayores, y puede ocurrir que en un mismo lugar se plasmen expresiones desde lo local, lo regional y lo transnacional o global. Así que éste es conformado o territoriaUzado, en tanto territorio, desde la confluencia simultánea de diversas escalas: es lo­cal a la vez que puede ser global y viceversa. " ^

[...] No somos, podría dedrse, desde el horizonte de esta propuesta, dudadanos del mundo, ni moradores de espados intemadonales, todos iguales, sino que los entornos reales y ficticios que suspiramos en el aire de todos los días, todavía nos hacen de una sustancia propia, sin querer decir con ello que hable de una organi­zadón urbana de aldeanos recogidos, pero tampoco de seres planetarios absfrac­tos (Silva, 1992:281, dtado por M.C. Echeverria y A. Rincón, 2000: 35). El territorio puede ser pensado desde los procesos culturales locales, pero no pue­de partirse sólo de alU, sino que en éste se integran las diversas dimensiones y procesos que participan en su conformadón y consoUdación. Al anaUzar el territo­rio en su contexto histórico, sodal y poUtico, éste se comprende en reladón con ofros territorios y escalas de las cuales forma parte: la Ciudad comprende múltí­ples dimensiones y diversas escalas desde las que se expUca con vínculos y relado­nes intra e interurbanas, mefropoUtanas, regionales, nacionales y globales. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:35).

Nosofros mismos, como individuos, cuando nos consideramos como una unidad menor en la que se afincan las fuerzas, seríamos mentes y cuerpos territorializados tanto por las fuerzas locales que nos marcan como por las provenientes de ofras escalas, siendo afectados tanto endógena como exógenamente. Somos así territorios receptores de las marcas simultáneas derivadas de los excesos del tíempo y del espacio en los que vivimos.

Es necesario cambiar la mirada sobre el espacio y las escalas hada el reconodmiento de una simultaneidad en las escalas, en la cual lo local com­prende lo global y viceversa. En tal sentído, la Unealidad, la jerarquía y la secuenciaUdad con la que se asumen las escalas en la planeación, los asun­tos urbano, regional, nadonal y global es inconveniente. Este cambio de mirada no es trivial, como tampoco es fácil, ya que todo el tejido normatí-vo y admirdsfratívo se rige por el concepto secuencial jerárquico y estátíco.

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MARÍACIARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

La Ciudad conforma simultáneamente órdenes territoriales mayores que los de la escala física que ocupa, estando inscrita en los procesos de municipalizadón, conurbadón, metiopolización y/o constitudón de sistemas urbanos", provinciales "y regionales" y en sistemas fransnadonales e intemadonales". Es predso repen-

• sar la manera de mirar la conformadón de munidpios, áreas mefropoUtanas, siste­mas urbanos, ciudades región o regiones urbanas reconociendo en ellos la simultaneidad de escalas: intraurbana, intermunicipal, metropoUtana, regional y global". (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000, 35) "(...) la mundiaUzadón de la cultura y, en consecuenda, del espacio, debe ser defi­nida como fransversaUdad. Puedo así matizar algunas ideas cultura-mundo, cultu­ra nadonal, cultura local' como si constituyesen una jerarquía de unidades que interactúan enfre sí. Las nociones de fransversaUdad y de afravesamiento permi­ten pensarlas de ofra forma. De esta manera, sostengo que no existe una oposidón ' inmanente entre locaVnadonal/mundial. Esto lo perdbimos al hablar de lo cotidia­no. Ya vimos cómo, esta cuaUdad parece asociarse usualmente apenas a los hábitos arraigados en el espado de las locaUdades. Se frata sin embargo de una ilusión. Tanto lo nadonal como lo mundial sólo existen en la medida en que son viven­cias..." (R. Ortíz; 1998:35, dtado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 35).

El cuestionar "la presunción de una relación lineal y jerárquica entre lo global, nacional, regional", provindal, "municipal, zonal, barrial, vecinal" no impUca des­conocer que la cenfraUdad del poder existente reside en las escalas mayores.

No obstante (...) no desconocemos las distintas dudas que hoy crecen sobre la terri­toriaUdad vernacular afectada por los efectos planetarios de "culturas internado-nales". Sólo que, a mi juido, la territoriaUdad mezclada con las intervenciones internacionales se mantiene en reubicaciones simbóUcas de mezclas, que deben ser, precisamente, las que debemos estudiar. (A. Silva; 1992:52, dtado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:38). (...) lo local contiene en su interior un conjunto de procesos y dinámicas propias del m u n d o globalizado, que se expresan de manera particular en cada caso, localizándose, es decir hadéndose locales, de tal modo que lo global no sólo se expresa de manera particular en cada locaUdad sino que existe en tanto es local y en tanto que se hace local (es decir: es local). Al expresarse lo global en lo local emergen múltiples y diversas expresiones que resumen la mixtura de tendendas globales con las cuaUdades y dinámicas locales. Así, la configuradón local se frans­forma permanentemente por los impactos de los órdenes internacionales, a la vez que estos últimos son fransformados en su expresión y representadón al cristaU-zarse en cada locaUdad. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 20(K):36). . .-.. ^ ^

. . . . . K

Inestabilidad, movilidad y cambio

Ofra enfrada necesaria para comprender el territorio es su inestabiUdad y moviUdad en lugar de su permanencia y rigidez. "Edgar Morin señala «una usual incapacidad para ver los procesos sociales en movimiento» lo cual puede incorporar largas o cortas duradones.

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Si el territorio no es el suelo ni se define por los límites que lo encierran, sino que es esa producdón resultante de la tensión permanente de flujos con múltiples regis­tios, intercambios y tianscodificadones enfre las framas sociales, culturales, poUtí­cas, es necesario reconocer esa dudad desde lo que viene acontedendo, desde aqueUo que pasa y reconocer cuáles son sus tendendas. (M.C. Echeverría y A. Rin­cón, 2000:37). [...] Tal vez sean justamente las maneras de viajar, de mirar o de enconfrarse las que han cambiado, lo cual confirma así la hipótesis según la cual la relación global de los seres humanos con lo real se modifica por el efecto de representaciones asoda­das con el desarroUo de las tecnologías, con la globalizadón de ciertas cuestiones y con la aceleración de la historia. (M. Auge; 1997, citado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 37).

Reconocer esa dudad en movimiento implica asumirla como ámbito de negociaciones cotidianas que logra estadios de consistencia y momen­tos de estabüidad, observables e identificables, y ofros de franca confronta­ción, inestabUidad, indefinición y caos. Tales movinüentos transforman tanto los cenfros territoriales como sus fronteras y Umites.

Fronteras y límites

En el anáUsis del territorio aparece como tema el de la frontera y el límite; enten­diéndose la frontera como umbral, es dedr como la "fransidón" enfre dos o más formas de territoriaUdad, que son a su vez dos formas culturales distintas o, en otras palabras, "la separación entre dos percepciones distintas de la reaUdad", en­tie las que pueden darse intercambios culturales sin necesidad de perder la identi­dad de cada una. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 37). - . .. ,-

Si bien en los ejercicios de territoriaUdad se establecen límites físicos, poUticos y administrativos, el territorio no es Urtütado ni mucho menos definido por éstos. En términos de sus fronteras y límites: "hay puntos, seg­mentos, trayectos y franjas de encuentro y desencuentro, de intercambio y asimila­ción, tal como de diferenciación y exclusión que dependen de los movimientos y tipos de relación entre los ejercicios territoriales del medio y de los sujetos y actores" (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 39). De aUí que los límites cambien de acuerdo con la manera como se resuelvan los encuenfros, desencuenfros, diferendaciones e intercambios cotidianos, sociales, económicos, poUticos, culturales, etc. enfre las partes. Así, la división polítíco-adminisfrativa esta­blece formalmente límites y fronteras en el espacio, lo cual obviamente tiene alta injerencia, pero no define el territorio en tanto tal.

(...) el territorio también tiene límites, sólo que impredsos y más bien como drcuns-tanda evocativa. La frontera visual en algunos casos es regisfrable como espede de

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MARÍA CIARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

borde marcado y así concebido en la vivenda del grupo: el borde visual fundona como un nudo pues hasta alU se llega, pero también de aUí se parte. (A. SUva; 1992:52, citado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:38). Un problema radica precisamente en la incapacidad que han tenido las esferas poUtico-administrativas o institudonales para asumir un concepto ampUo y móvil sobre el asunto territorial, que les permita sortear los cambios que se derivan de las dinámicas poblacionales, del contexto y de sus actores y sujetos y reconfigurar per­manentemente sus límites y fronteras. (...) De allí que una de las Umitaciones de la mirada institucional resida en su visión estática, fi'sica, espacial y geométrica, que confunde la materiaUdad del espacio con territorio y en la visión físico-geográfica donde se confunde el territorio con el mapa y, otia de sus Umitadones radica en que dicha mirada confunde la norma con la realidad, al suponer que sus definicio­nes y delimitaciones bastan para expUcar el hecho del territorio (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:38).

Contracciones, descentraciones, periferizaciones y márgenes

La constítución del territorio específico alude, en parte, a la constitución de centros (virtuales o materiales) de poder, simbóUcos, cotidianos, políti­cos, institucionales, organizativos, productivos, de intercambio espádales, de referencia o de pertenencia, dentro de los que se crean vínculos e iden­tidades territoriales; y, dichos centros, tienen expansiones, establecen re­des, cubren sociedades, territorios, espados y tiempos diversos.

Esta pertenenda, la diferendadón frente al otro y la simultánea pertenenda" a la parte y "al todo, son pertínentes en el estudio del territorio y la territoriaUdad ur­banas. En la construcdón y apropiadón territorial, el yo se identifica con aqueUo que le es (o siente como) propio y se diferenda en reladón con lo ajeno, estable­dendo una mirada desde el adentro hacia el afuera. AlU aparece la dupla identídad y otredad desde la cual se construyen centros, márgenes, periferias, no sólo físícoespaciales sino también culturales, sodales, poUtícos, etc. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:38). Las culturas vivas son receptivas a las influencias exteriores; y en cierto sentído, todas las culturas han sido culturas de contacto... (M. Auge; 1997:32, dtado por M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:39). ... . , ,:-.„

En la configuradón de dichos cenfros emergen consecuentemente un adentro y un afuera y, por ende, periferias que pueden moverse denfro de una lógica incluyente o excluyente. Tendríamos estados o cenfros en los que el adentro que busca ratificarse en lo suyo y el afuera que busca alterar la estabilidad de su orden interno; a la vez que podríamos tener cenfros en expansión que chocan con ofros en procesos simüares o que subsumen algunos de los cenfros con los que se relacionan.

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DESCENTRAR ÍA MIRADA: AVIZORANDO LA CIUDAD COMO TERRITORIAÜDAD

La reladón induido-excluido no sucede en una sola esfera, ya que son múltíples las maneras como se cenfran las identídades y pertenencias, correspondiéndose con múltíples otiedades con las que se reladonan en diversas esferas. La identidad contemporánea, al configurarse desde pertenencias simultáneas, transversales y móviles, genera movimientos constantes entre el adentro y el afuera: centros, con-cenfradones, aglutinadones, atracciones, consoUdaciones y periferias, dispersio­nes, fugas, desarticulaciones y desmembraciones. Entran, en tal constitución, elementos múltiples que vinculan o desvinculan, en los que se pueden fundir rela­ciones geográficas; roles socioeconómicos; historias comunes (nacionalismos, regionaUsmos, locaUsmos); creendas reUgiosas, ideológicas o morales y políticas; esferas laborales, estudiantiles, discipUnares, profesionales, gremiales; relaciones generadonales y de género; preferendas y gustos estéticos (moda, música, arte, deportes, etc.); situadones de visibilidad o invisibilidad, de legaUdad o UegaUdad, asimíladón o choque, y posiciones o lugares sodales. Mas, en ello, también entran factores Ugados a la dominación o afracdón cultural, económica y poUtica del con­texto local, regional, nacional y del mundo globaUzado, de los medios y la informá­tica y de las tecnologías y sistemas mecánicos, maquínicos, funcionales y económicos'. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:39).

[...] hay una correlación necesaria entre cambio cultural y afirmadón de identidad, así y todo debemos recordar (contia una representación sustancialista y petrifica­da de la identidad y de la cultura) que, tanto la afirmadón de identidad como la cultura, son construcdones, son procesos. No puede haber afirmación de identi­dad sin una redefinición de las relaciones de alteridad y no puede haber una cultu­ra viva sin creación cultural... (M. Auge; 1997:37, dtado por M.C. Echeverría y A.

• Rincón, 2000:39).

EL TERRITORIO, ESPACIO CON SENTIDO "^ " ! ; ^ ^ C . .

El terrítorio, en tanto producción sodal, no sólo se gesta desde las marcas, prácticas y acciones de los actores que operan directamente sobre éste y desde los sujetos que lo habitan y establecen rituales y hábitos, sino que contribuyen en su gestación ofras fuerzas y dinámicas que suceden en otras esferas y escalas sodales, locales, regionales, nacionales y globales que lle­gan a impactar los distintos ámbitos en los que éste se constituye: imagina­rio, vivencial, organizativo y espacial. Así, en la constitución del territorio se combinan las marcas del contexto más amplio, de las dinámicas y ten­dencias externas e internas y de los actores y sujetos que lo habitan.

í ' .

Por ejemplo, los grupos juveniles se vinculan en torno a la música, el deporte, la filosofía o la ideología, etc., como aglutinantes globales, bajo relaciones virtuales y pertenendas que se expre­san localmente de manera distinta: rock-and-roll, hippismo, rock, reggae, rap, disco, squatters, bandas, pandillas, hoolígans, tribus urbanas, galladas, parches, etc., como nuevas formas de construcdón de un centio de colectívizadón, de sodalizadón o de demarcadón de alteridad.

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MARIA...CÍA8A..ECHEVERR1ARAM.IR62;_

Cuadro 1 Lógicas en el proceso de territorilización

Contexto Lógicas de los actores y sujetos

Lógicas en las relaciones

Lógicas en el territorio

E1 territorio se

inscribe en

contextos y

coyunturas

específicos

(social, político,

cultural, económico;

global, regional

metropolitano, de

ciudad) que lo

marcan.

Los actores y sujetos

urbanos al tenor de

ciertas lógicas,

derivadas de sus

pertenencias e

intereses, ejercen

territorialidad.

En dicho ejercicio.

e inscritos en los

contextos y

coyunturas que ios

afectan, aquellos

establecen distintos

tipos de relaciones

con los otros; y, en

su interacción

generan lógicas

propias de

relacionamiento

frente al territorio.

Esas diversas lógicas

en las relaciones

territoriales se

expresan dejando

huellas y marcas que

generan y estructuran

territorios específicos.

Territorios que se

rigen desde esas

lógicas propias, que

le fijan su propio

sentido.

Fuente: Tomado de María Clara Echeverría, y Análida Rincón R, 2000:49. . • '

Con el fin de reconocer el proceso de marcación y constitución del te­rritorio, que se desenvuelve en el tiempo, identificamos cuafro esferas, que bien pueden moverse con lógicas propias, desde las que se ponen en juego distintos sentídos territoriales: el contexto, los actores, su reladones y el propio territorio.

El contexto porta lógicas y fuerzas propias que marcan el territorio de manera contundente. Es decir, el tíempo y el espado en el que tíene exis­tencia un grupo humano, un habitat, un lugar, además de marcar directa­mente el territorio, alteran los ejercicios de territorialidad que en él ocurren. El contexto que puede develarse, desde sus antecedentes, prioridades, déficits, recursos, dinámicas, conflictos, tendencias, etc. (contexto que, en nuesfro caso, se encuenfra significafivamente marcado por asuntos como el acelerado credmiento urbano y poblacional, el desempleo, las crisis so­cial, la pobreza, la guerra y la violencia, la globaUzación y las exigencias de competítívidad, el resurgimiento de tendencias renovadonistas y de or­den, la aparición de múltíples expresiones sodoculturales juvenües en la dudad, entre ofros). En cierto sentido podríamos dedr que el contexto con­figura una enorme fuerza, como fuerza anónima no identificable con suje­tos específicos, como esos "vientos de una época" que profundizan sus hueUas sobre el territorio virtual, sensible, radonal o material, plasmando el sentido del momento, de la contemporaneidad.

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J D E S C E N T R A R LA MIRADA: AVIZORANDO IA OUDAD COMO TERRrrORIAUDAD

Por su parte, aparecen otias fuerzas identificables, que se mueven desde sus pro­pias lógicas, en pos de los sentidos que portan directcunente diversos sujetos y actores, al respecto de lo cual interesa comprender la radonaUdad con la que opera cada sujeto o actor (con sus memorias, pertenendas, expectativas, imaginarios) en defensa de sus intereses. En la ciudad se albergan y se consfruyen múltiples senti­dos de vida, lo cual podría definirse como múltiples órdenes; órdenes que no sólo son formales y espaciales sino también (y mucho) culturales, sociales y poUticos. La confluenda de esa diversidad en el espacio de la dudad no necesariamente se da en un escenario horizontal, sino que por el contrario, generalmente, se inscribe en una reladón desigual y vertical (visible o no, legal o no), condidonada por lógicas ya asentadas, establecidas o hegemónicas. De aUí que en la resolución de tales en­cuenfros, pueden desprenderse lógicas tanto sinérgicas y de convivencia armóni­ca, asimíladón e hibridación, cómo lógicas conflictivas, contestatarias, de choque, hegemónicas, contrahegemónicas, de eUminación, exclusión, dominadón o vio­lenda. Tales lógicas pueden inscribirse tanto denfro de la radonaUdad formal y legal como dentro de una Uegal o informal; y actuar dentro de unas reladones de derecho tanto como denfro de unas de hecho. En cada caso se expresaría de mane­ra distinta lo totaUzante, lo remanente, lo que irrumpe y lo emergente en su pugna por la fijadón de los sentidos del territorio.

La conjunción de fuerzas simultáneas, tanto del contexto como de los sujetos y actores que afectan directamente el territorio, configura en cada ocasión un campo de encuentro y dicho campo a su vez configura una lógica propia (lógicas que varían de acuerdo con la resolución que adopten los disfintos encuenfros, pudiendo ser incluyente, excluyente, de sinergia positiva o negativa, de hegemonía o de realización de la diversidad o "heteronomía", etc.

En la resoludón de dichos encuenfros, intercambios o mixturas pueden predomi­nar dertas expresiones sobre otias, prevaleciendo un orden sobre los demás, lo cual puede darse de la imposidón y el autoritarismo, de intervendones táctica­mente concebidas o de la fuerza que en derto momento pueda acumular un orden frente a la debiUdad de los ofros. Así es cómo resultan territorios en los que el orden dominante suprime (o tiende a hacerlo) la posibiUdad de expresión de otios órdenes. Los diversos órdenes, bien pueden interactuar e incorporarse de tal manera que la diversidad logre reaUzarse a plenitud; relegarse por el orden dominante, a un pa­pel de remanentes, de periferias (no necesariamente físicas, sino sodales, cultura­les, estéticas, etc.) o pueden sublevarse, desestabUizando el orden territorial prevaleciente. Precisamente en la resolución de tales relaciones (hegemónica, totalizante, remanente, resistente, subversiva, emergente, etc.) se establecen las normas y códigos que rigen el territorio, otorgándole a éste un determinado senti­do social, cultural, espadal y poUtico. AUí se podrán reconocer aquellos modelos socioculturales que lo rigen privilegiando por ejemplo la rentabilidad, la sobrevivenda, el status, la seguridad, el progreso, la lúdica, etc." (M. C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 49-50).

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MARÍA CLARA ECHEVERRÍA RAMÍREZ

Así, derivado de la conjunción de los sentidos y fuerzas con las que se expresa e interactúan el contexto, actores y sujetos, se configura el territo­rio en diversos ámbitos, en cuyo caso es pertinente para esta reflexión se-ñalcu: su constitución como territorio en los ámbitos imaginario, cotidiano, organizacional e institucional y vivencial.

n Cuadro 2 Lógicas y ámbitos en la territorialidad y el territorio''

%'

Organización Vivencial Imaginario Espacial

institucionalidad

Lógicas en la territorialidad y el territorio

En los actores y sujetos

En las interrelaciones

i

En el territorio

j i -

Fuente: Tomado de María Clara Echeverría, y Análida Rincón E, 2(XX):47.

V i

Así, encontramos que la configuración del territorio no ocurre sólo en los ámbitos físico-espacial y polífico adminisfrativo, sino que por el contra­rio éste sucede en aquellos ámbitos de lo subjetivo y de lo orgánico, tanto individual como colectivo, siendo mucho más complejo y mayor el reto para imaginar políticas apropiadas a sus dinámicas.

El territorio, en el ámbito de la organizadón y la institudonaUdad, se consfruye desde el sentido que surge en el establedmiento de formas de sodalizadón (fami­Uares, comunales o sociales) y en la estabilización de prácticas organizacionales y poUticas, desde las que se instauran normas de reladonamiento y funcionamiento, comprendiendo en éste la planeación, las políticas, la legislación, la normatividad y la organizadón. En este ámbito se alude al poder jurídico, poUtico y social y sus mecanismos de reproducción social, así como a la costumbre que se vuelve ley, que en su práctica, se convierte en normas sociales.

Cuadro tomado de María Qara Echeverría y Análida Rincón E„ Informe final de Investigadón, "Ciudad: territorialidad y territorio", p. 62.

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jESaNTRAR LA MIRADA: AVIZORANDO LA CIUDAD COMO TERRITORIAUDAD

El territorio, en el ámbito imaginario, se construye desde el sentído que le recono­cen u otorgan los individuos y los grupos al espacio que habitan y a aquel que cabe en su imaginadón y que construyen sensible y mentalmente, así como a aquellos espados de los que se pre-ocupan, desde sus memorias, percepciones, deseos y prevendones, temores y tensiones, a partir del cual se construyen significados so-dales y culturales sobre los mismos. El territorio, en el ámbito vivencial, se consfruye desde el sentido que surge en la vida cotidiana, derivado de las actividades, usos y prácticas sodoculturales, tanto individuales como colectivas, que acontecen en el espacio, que generan afluendas, ritmos, costumbres y hábitos desde las que se instauran rituales y formas colecti­vas para habitar la dudad. El territorio, en el ámbito de su espacializadón, se configura desde las lógicas que surgen en la concreción física de la corp>oralidad, la materiaUdad y las formas de los lugares, que se expresan y estructuran desde los espados y las reladones físicas, fundonales y formales. (M. C. Echeverría y A. Rincón, 2000: 52).

La rrürada obUgada, cuando comprendemos de esta manera el territo­rio, tiene que superar el pensamiento simple y propender por aprehender la complejidad, de tal manera que logremos insertarnos adecuadamente en sus dinámicas, viabilizando la generadón de sinergias convenientes para el conjunto de la pobladón.

CONCLUSIONES SOBRE EL TERRITORIO Y LA TERRITORIALIDAD EN MEDELLÍN

En el proceso de investigación se incursionó en una lectura sobre ciertos procesos territoriales en Medellín, de la cual se desprenden algunos de los siguientes elementos conclusivos. , .;.

Las fuerzas del contexto que másmarcan el territorio en Medellín y ge­neran confUctos, se derivan de la simultánea coexistenda de la globalización, la competitividad, la modernización, el ajuste institucional y municipal, la crisis sodo-económica, la agudización de la guerra y el enraizamiento de la violenda en la dudad.

Mienfras la dudad busca modernizarse y hacerse competitiva y atiactiva a la in­versión, ésta a su vez vive las demandas que desde la pobreza y el desarraigo le hacen aqueUos sectores impactados por la acción armada y la crisis social y econó­mica. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:193).

En medio de eUo, los actores de la ciudad actúan desde sus propias lógicas, se desenvuelven y disponen sus recursos en pos de sus propios intereses y establecen lógicas de relacionamiento con las ofras fuerzas.

Las distintas lógicas, en el ejercido de la territoriaUdad de los actores en MedelUn, van desde aqueUas del sector privado que propende un proyedo de competitividad

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MARÍA CIABA ECHEVERRÍA RAMÍREZ..

y que se expresan en megaproyectos espaciales, fundonales a sus intereses y estra­tegias; las del Estado, que actúa dentio de las nuevas reglas de juego, con una intervención institucional que se reviste de un discurso participativo y de corresponsabiUdad sodal pero cuya acdón muchas veces se fundamenta en lógi­cas 'efícientistas', (...) y utiUza estrategias de legitimidad o de confrol; las de las organizaciones sociales, que en la década de los 90 logran una identidad como actores territoriales, con proyectos colectivos microterritoriales, pero que no lo­gran insertarse en el andamiaje dedsional local, y las de los grupos armados (narcofráfico, bandas, muidas, autodefensas y deUncuenda organizada) que im­ponen una fuerza que interviene fracdonando microterritorialmente muchos sec­tores de la dudad, alterando los procesos cotidianos (...), siendo determinantes en la fransformadón de las territoriaUdades y en la consfrucdón física del territorio. En relación con estos últimos, la dudad cuenta con un amplio acumulado (en tér­minos de experiendas de intervención) (...), desde prácticas estatales, de otias or­ganizaciones sociales y ONG, así como de la Iglesia católica que actúa como mediador (...),que buscan construir posibiUdades para la resoludón de estos con­fUctos.

Si bien el mercado no tíene necesariamente un proyecto territorial, que exponga de manera visible ante la sociedad, ni mucho menos haya participado comprometídamente en lo que se ha denominado "proyecto colectívo de ciudad", éste si tíene su propia lógica al ocupar el territorio, fundamentado en la rentabiU-dad, la cual se expresa en una alta capaddad de injerencia en la definición de mu­chas de las intervenciones urbanas de la mano de la competítívidad y el progreso, direcdonando la dinámica urbana en pos de sus propios intereses. (...) No siendo un actor que se haga púbUco ni que intervenga visiblemente en los confUctos territoria­les (armados o por usos), si cuenta con la fuerza y las redes y recursos suficientes para implementarla, impactando de manera notoria el territorio, constituyéndose muchas veces en un factor que contribuye a poleirizar el conflicto urbano. Los polítícos, por su parte, miran el territorio como un recurso electoral y, si bien reaUzan intervenciones en el territorio, no aparecen con un proyecto territorial colectívo de dudad. (...) Ofros actores, como las ONG y algunos grupos académi­cos, vienen Uderando la construcción de un proyecto colectívo de ciudad y la de-mocratízadón del ejerddo territorial y apoyando procesos púbUcos de planeadón, tanto de las organizaciones sociales territoriales como del mismo Estado. El Estado hoy enfrenta una gama más ampUa de procesos sodales territoriales y de actores territoriales, con los que debe interactuar, tanto al interior de la dudad, como con aqueUos, externos a la misma, que surgen al tiansformarse la gestión municipal ante la fuerza de lo global, el cambio nacional y los procesos de metropolización y regionaUzadón. (...) Cada vez se ampUa más el espectio de habi­tantes y sujetos urbanos que se expresan y demandan escenarios propidos para su autorreaUzadón en la dudad. EUo exige cambiar sus maneras de relacionamiento social, más dentro del contexto de las fuerzas desestabilizantes, implicando redefinidones poUticas, organizativas, metodológicas y procedimentales. Tanto el Estado como los poUtícos (ya que los partídos no son reconocidos) se miran de dos formas por los habitantes (...), asociadas enfre sí, sutílmente diferentes: como be­nefactores o como quienes tendrían la obUgación de proveer de todo a los habitan­tes, lo cual no contribuye al establedmiento de reladones sodales entie los actores del territorio, que se basen en una dudadam'a fundada en derechos y obügadones sodales. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:193-195).

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DESCENTRAR LA MIRADA: AVIZORANDO LA CIUDAD CXIMO TERRITORIALIDAD

El proceso de configuradón de identídades en las organizadones so­ciales ligadas al desarrollo territorial viene evidenciando cambios sustan-dales frente a dos elementos que anteriormente las típificaban: el primero alude a la tendenda de ruptura con la identídad micro territorial y con la mirada simpUficada; y viene ampUándose la cobertura tanto en términos de la escala espadal como en la profundidad y complejidad de las temátí-cas y las propuestas que hoy se desarroUan para la dudad.

La construcdón de la identídad de actores territoriales (ONG y organizadones comunitarias y sodales) implica para algunos buscar su diferenciación frente al Estado y, para ofros, buscar el reconocimiento por parte del mismo Estado. Dicha diferendadón se consoUda a partír de la consfrucción de un discurso, de un pro­yecto político y de una intervendón distintos. Al interior de su propio territorio, su constiucdón como actor sodal pasa por lograr su reconocimiento y legitimidad denfro del mismo. En esa construcdón sociopolítica del territorio y en esa búsque­da de reconocimiento se hace evidente el conflicto de competencias por el protagonismo denfro de su territorio y frente a la dudad. En lo cual la concentra-dón del poder en un cenfro (o en una organizadón), en relación con sus respecti­vas periferias (u otias organizadones), es un problema que estas organizadones vienen asumiendo.

Los actores organizados en el territorio hoy están ejerciendo su territoriaUdad en escalas y proyectos mayores que lo microterritorial, buscando construir una pers­pectíva de integración urbana. Estos, como actores territoriales que propenden un proyecto poUtico colectivo, se resisten y formulan alternativas frente a la lógica de fracdonamiento e intimidadón, generando procesos nuevos de reguladón social (programas, pactos, acuerdos...) y proyectos artículadores del territorio. Su bús­queda hacia una diferendadón, comprende (...) diferenciarse de la poUtica fradi­cional y de las esfructuras cUentelares, romper las visiones de corto plazo y microterritoriales y lograr su reconodmiento como alternativa tanto denfro de sus territorios y en toda la dudad. Este proceso (...) representa una doble dificultad (...) en tanto ejerdcio de Üderazgo territorial en dos escalas: la urbana (...), que busca invertir su esfructura dedsional desde lo micro hada lo macro, y la zonal, (...), que busca romper con el fracdonamiento microterritorial y construir su estructuradón sodopoU'tica desde una escala territorial mayor, como la zonal por ejemplo, que les habUite una coherencia territorial con capacidad de presenda fuerte en el proceso de la dudad. . - i»:> . .

Se encuenfra una clara esdsión enfre el orden legal, normatívo y plani­ficador y el desorden real, dinámico y existendal, frente a lo cual se hace necesario un cambio en la mirada descenfrando el sentído del orden a uno que nos Ueve a la comprensión de los múltíples órdenes en coexistenda simultánea para su reaUzadón.

Las dinámicas territoriales que concurren en la dudad muestran cómo la interven­dón de actores que, como el sector privado y el Estado, representan el estableci-

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MARÍACusSA ECHEVERRÍA RAMÍREZ..

miento, el orden y la hegemonía institucional, muchas veces es desbordada por esas lógicas 'informales', ilegales, cotídianas, organizativas que constituyen esa territorialidad múltiple y simultánea que se ejerce en la misma ciudad. Son mu­chas dinámicas generadas desde los mismos habitantes y procesos que existen en la dudad no son confrolados ni confrolables, y escapan a la acdón institucionalizada (bien sea pública, privada o comunitaria). La manera como se vive la dudad y como

. ésta es ocupada por los habitantes para satisfacer sus demandas de espacio, en ejercido del derecho a la dudad, del derecho a tiansítarla, a ocuparla y a marcarla, no siempre coincide con aquel ejercicio de territoriaUdad estatal o privado, sino que deriva del hecho territoriaUzante que tianscurre permanente y cotidianamente desde la acción de habitar la ciudad. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:195-196).

Así, las lógicas de los distíntos actores y sujetos en su relación con el espacio de la ciudad, son altamente contradictorias, gestando un escenario propicio para el conflicto. Dichas lógicas van desde el lucro y la renta espe-culatíva, la funcionalidad, la eficiencia, la regulación y el control, hasta la subsistencia, la sobrevivencia, la vivencia y la expresión, el reconocimien­to, la resistencia, la liberación.

El ejercicio de territorialización, ligado a las prácticas socioculturales y socioeconómicas de sus habitantes, no sólo remite a las lógicas de uso (fundonal y productívo) y disfrute del espado púbUco de la ciudad (recreatívo y lúdico) sino también a las lógicas de subsistencia y sobrevivencia en la ciudad y de eUa misma. En este punto se encuentra un nodo del conflicto urbano, que exige reconocer las relaciones y particularidades que ocurren en el encuenfro de los ejercicios de te­rritorialidad de la planeación estatal y los ejercicios de territorialidad de los ha­bitantes; ya que, como en cualquier país del mundo, las dudades constituyen una base económica que es utilizada para producir y vivir (para vivir de ellas, si se quiere); y en este acto, mienfras algunos grupos adquieren una alta rentabiUdad, como en el caso de las franjas más fuertes del sector privado, sobre ofros grupos se demen grandes amenazas (como es el caso de quienes apenas logran sobrevivir en medio de circunstandas muy vulnerables y son asumidos denfro de aquel concep­to de 'informales'; hacia quienes se dirigen los imaginarios satanizados y los recha­zos en tanto su identidad se pierde en las de: 'desposeídos', desplazados, desempleados, habitantes de la calle, locos, prostitutas, fravestíes, etc.). Estas lógi­cas de sobrevivencia representan pues toda una confrontación a la búsqueda orde­nadora de la dudad formal. (...) Se requiere predsamente ampUar la capaddad para encarar la inminenda de la constitudón de esta polaridad que coexiste en la dudad como hecho dual.

Sí bien hay contradicciones enfre las lógicas de actuación de los diversos actores y sujetos urbanos, éstas también ocurren enfre las actuaciones de un mismo ac­tor (...) En el Estado se producen inconsistencias entre sus discursos y sus accio­nes reales, así como confradicdones en las prácticas que éste reaUza en sus distintos escenarios y entídades. (...) Los planteamientos en materia de las poUticas social y de paz y convivencia no parecen tener consistencia con la manera como (...) interviene en el espacio y en la modernización de la ciudad que 'se hace compe­titiva', ya que estas últimas aparecen desestabilizando y polarizando mucho más

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DESCTNTRAR LA MIRADA; AVIZORANDO LA CIUDAD C O M O TERRrrORIALIDAD

las reladones de convivencia sodal en la ciudad. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:196).

El asunto de la territoriaUdad está significafivamente inscrito en el pla­no de la memoria y el imaginario; y es desde alU desde donde se movilizan muchas de las lógicas de relacionamiento entre el yo y el ofro, muchas de las prácficas de exclusión o inclusión y muchas de las poUticas de manejo del espacio púbUco.

Entie los habitantes de la dudad aparecen imaginarios idealizados, asodables enfre sí, como el de la dudad como el escenario del progreso y la representadón de lo moderno, desde el que se persigue el 'ser ciudad' y (...) 'ahora sí' ser ciudadano de la dudad contemporánea. El de la exclusividad y el 'status', desde el que se persi­gue diferenciarse sodalmente (...en el consumo de determinados nichos habita­bles, de ciertos escenarios comerciales, de productos,..) en los que se busca expresar la solidez de un grupo social diferenciándose de los ofros. Tal búsqueda de diferendación se Uga a la del reconodmiento social" y al ejercicio del poder, "que en MedeUín ya no va necesariamente de la mano del factor económico, sino que en muchos sectores se asoda a la del poder armado que va siendo de uso exclusivo de ciertos grupos con alta capaddad de injerencia en la dudad. Dentro de una reladón consecuente con lo anterior, se tiene un escenario de alta segrega­ción y exclusión aUmentada por el miedo, de la cual se desprende el reclamo por la seguridad y se produce un efecto sinérgico, asociado a las visiones sobre lo moder­no, el progreso y la exclusividad, que impacta la dudad configurando una espada­Udad altamente fraccionada y cerrada. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:196-197).

La guetificación y el encierro aparecen como comportamientos conexos con la mutua aUmentación entre exclusividad-exclusión-segregación y en­fre miedo-seguridad-eliminación y entre tensión amenaza externa-cenfros cerrados-microterritoriaUzación

En los habitantes se encuentra una lógica cerrada y excluyente en el ejercicio de su territoriaUdad, asodada a varios factores: el miedo, la violencia real y la diferenda­dón social y cultural que eUos mismos consfruyen frente a los otros. Los sujetos urbanos se asocian a una pertenencia cultural concreta, por lo general referida a un territorio específico, en unos casos el barrio y en ofros la unidad cerrada. En los jóvenes, dicho centro no necesariamente radica en el barrio, sino que su pertenen­da es más móvil territorialmente y más cerrada en el orden de lo grupal; salvo de los jóvenes involucrados en el confUcto armado, cuya pertenenda cerrada y exclu­yente (por lo demás excluida) es aun menor que la barrial, reduciéndose su centro y ámbito de expresión (cotidiana o armada) a un microterritorio que bien puede quedar reducido a una cuadra o a un pequeño sector. En el habitar la ciudad, por esa diversidad de grupos que la componen, se eviden­cian también confrontaciones derivadas de las diferendas socioculturales, entre las que se reconoce el choque enfre aqueUos imaginarios sobre el progreso, la asep­sia y el orden y aqueUas prácticas cotidianas de ocupadón de las caUes por las

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MARÍA CIARA. ECHEVERRÍA RAMÍREZ

diversas actividades de sus habitantes, tanto lúdicas como de una economía infor­mal". (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:197).

El enderro es correlafivo a la configuración de identidades idealizadas y cerradas del yo y a imágenes satanizadas del ofro, las cuales son táctica­mente aprovechadas por los promotores del orden hegemónico y/o de la limpieza social.

Como parte de los rasgos de la identidad en los habitantes, aparece un 'nosotros' claramente diferenciado frente a 'los ofros', desde el cual se cons­fruyen imaginarios en los que el miedo, la satanizadón y la exclusión sodal rigen gran parte de los comportamientos cotidianos. EUo se expresa en la constitución de micro universos, o micro territorios, regulado por lógicas de alto fraccionamiento. Hay territorios y habitantes sobre los que recae dicha satanización: 'las comunas', los pobres y los jóvenes y, hoy, los des­plazados, quienes son, por ende, objetos de segregación, exclusión, recha­zo y muchas veces, de cerramiento frente a éstos y de confrontadón.

El enderro del territorio o en éste no impUca necesariamente una territoriaUdad de exdusividad negativa, sino que se deriva de la constitución de un microcosmos que produce en muchos habitantes ese sentido de ser protegidos por él mismo, lo cual muchas veces va acompañado de la soUdaridad vednal (tanto organizada como de aqueUa que se produce en sus prácticas y rutinas cotidianas). Mas tal encierro no sucede sólo en aqueUos barrios en los que hay una esfructura sodal soUdaria, sino también en aqueUos donde, a pesar del anonimato que supondría el cambio en las esfructuras sodales, culturales y espacíales contemporáneas, se da también una reducdón del territorio espedfico de pertenenda, Ugado al sentido de exclusi­vidad y seguridad, lo cual se acompaña, en el caso de MedeUín, de las motivado­nes produddas por una violencia que se expresa territorialmente. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:197-198).

Nuesfra dudad tiene hoy, sobre su manto, la marca de la guerra y la violencia, al respecto de lo cual tiene dos caminos: invisibiUzar sus dea tri­ces o encararlas de manera creativa. Y a pesar de los esfuerzos, va siendo más profundo el surco que las vendas. ^, ^ ¡i:,

La guerra y la violenda urbana marcan el territorio, generando desplazamientos forzados tanto externos como intemos en la dudad, desestabilizando sus procesos de poblamiento, produdendo el encierro de las viviendas y urbanizadones y de éstas, y aumentando las demandas sobre la dudad tanto en materia de servidos sodales como de espado para su emplazamiento. Ante eUo, se presentan distintas formas de asimüadón e intervención individuales y orgarüzadas, desde la nega­dón del confUcto, la adaptadón a las reglas que éste impone en el territorio, el enderro y el aislamiento, la huida de los lugares, afravesando por la eUminadón

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por vía directa de esa fuente que se ve como amenaza, muchas veces mediante una reacdón igualmente violenta o muchas ofras mediante intervendones planifica­das, hasta llegar a las intervendones organizadas tanto de las comunidades y orga­nizadones sodales como del Estado. Entre estas últimas, se pueden destacar, como esfuerzos institudonales, los procesos de educadón comunitaria y sodoculturales, la intermediadón y protección de jóvenes, los procesos de Paz y Convivenda con y enfre los grupos armados, promovidos o albergados por el Estado y la recupera-dón de espados regulados por la violenda, en lo que participan organizadones sociales, estatales y ONG. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 20(K):198).

Sin duda la guerra marca sustandalmente las prácticas sodales, citadinas y dudadanas de los habitantes y actores, como también marca las formas de actuación estatal.

Si bien, en dertas partes del Estado se reconocen grandes esfuerzos por intervenir y mediar en el la violenda urbana, no puede dedrse lo mismo en reladón con el problema del desplazamiento de pobladón. Frente a (...) la violenda que impacta muchos sectores de la dudad (...), muchas de las intervendones estatales se han derivado de la fuerte presión ejercida por los grupos armados quienes, ante la inminenda del problema, generan una participación reactíva del Estado, Ugada al temor (...) frente a la alta capaddad que estos tienen para desestabiUzar el territo­rio, lo cual no necesariamente se deriva de una preocupadón cenfral por el desa­rroUo de aqueUas zonas con mayores vulnerabiUdades sodales, fí'sicas y económicas. Frente al desplazamiento, este asunto sigue en un estado de latenda inconcebible, del cual se deriva un manejo mediante la diladón, en medio de la guerra que im­pone su reaUdad a la ciudad. Las tensiones territoriales derivadas de eUo producen dos polaridades: de un lado, en reladón con la ocupación de los márgenes de la dudad donde estos habitantes buscan un lugar de residencia, generando confUc­tos con los vecinos del sector donde llegan, y del ofro, en reladón con su ocupación del cenfro de la dudad. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:198-199). > -

Las relaciones enfre cenfro y periferia muesfran hoy un cambio signifi­cativo, con alta potendalidad conflictiva tanto espacial como socialmente hablando: los cenfros se periferizan a medida que, en ofro sentido, las pe­riferias cenfrales son absorbidas por los cenfros y la expansión de la ciudad continúa ampUando sus periferias.

El proceso de urbanización y credmiento de la dudad y el proceso de moderniza-don y competitividad (...) marcan en ofro sentido el territorio. Del primero se des­prende la continuidad en la expansión de la ciudad hacia sus periferias, medíante nuevas urbanizaciones, en su mayoría cerradas, lo cual impacta notoriamente la configuradón del espado púbUco por el fracdonamiento fisico de su frama y del espado urbano a la vez que en muchas ocasiones se intensifica la exclusión o la generadón de enclaves en la dudad al establecer bordes infranqueables. El segun­do, Ugado a lo que se ha denominado aquí periferizadón del cenfro, conduce a la emergenda de ima serie de intervendones en el espado de la dudad para su recu-

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peración y reactivación, acelerando la construcdón de proyectos urbanos para ha­cerla atiactiva, tanto en materia de edificadones púbUcas de gran tamaño y de espacios púbUcos, como de consfrucdón de infraesfructura vial (túneles, puentes y vías rápidas). Con la implantación de estos proyectos, que en su mayoría se ubican en la franja de ese cenfro urbano en expansión, se generan conflictos por usos, afectando la mayoría de las veces zonas de ocupadón esencialmente informal y de bajos ingresos. Aparece aquí la confradicción en las lógicas de un cenfro que en su expansión busca absorber las periferias y de unas periferias en expansión que se territorializan en dicho cenfro, confrontando la anterior lógica. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:199).

La cuaUdad más púbUca del espacio de la ciudad no es hoy la lúdica, ni el ejercicio de la Ubertad, ni el ocio sino la subsistencia y la sobrevivencia.

Los impactos de la actual crisis económica nadonal se concenfran de manera noto­ria en MedeUín, en la cual el grado de desempleo llega a índices inesperados (...) repercutiendo en un crecimiento de la demanda por el uso de su espacio púbUco como único medio de sobrevivencia económica y, en muchos casos, como único medio para resolver la necesidad de un lugar donde habitar Así, el cenfro de la ciudad nuevamente constituye uno de los escenarios donde se expresa el confUcto. Ello de por sí es grave, pero al encarar las intervenciones de modemizadón y tians­formación del centro, anteriormente mencionadas, la polarización enfre ambas ló­gicas se hace más dramática. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:199). .

Así, se ratifica cómo el fenómeno del territorio en la ciudad, más allá de ser mero hecho fisico, espadal y adminisfrativo, es un asunto más comple­jo, hecho social, político y cultural; más allá de ser un hecho estático es un asunto profundamente móvil.

Las grandes polaridades en las que se debaten los ejercicios de territo­riaUdad se descubren en los siguientes tensiones:

ss Enfre la consfrucción del proyecto colectivo de ciudad, de un tejido de actores sociales orientados al ejercicio púbUco de la ciudad versus la acción directa de los actores en pos de sus intereses económicos, políti­cos o sodales particulares, que en el exfremo se expresan en la vía di­recta en aprovechamiento del poder que tienen algunos actores, bien sea económico, social, político o armado.

m Enfre las demandas de la competitividad y la modernizadón el espado en la dudad y las demandas de la eqiüdad y la sobrevivenda en la dudad.

• Enfre un proyecto reglado por un único orden (tanto poUtico como organizacionaL espacial y cultural) y un proyecto estructurado sobre la coexistenda y realización de la multipliddad de órdenes que allí se pro­ducen y recrean permanentemente.

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« Entre una ciudad fraccionada, excluyente y segregada y una dudad fragmentada, incluyente y comunicada.

m Enfre un cenfro (no sólo físico, sino económico y poUtico) en expansión que pretende integrar en su orden unas periferias (sobre todo perife­rias cenfrales), y unas periferias (no necesariamente marginales sino diversas al ofro) asimismo en expansión que 'periferizan' dicho centro a fravés de sus prácticas.

De lo anterior se derivan demandas a los sistemas de planeación y ges­tión local, que conducen reclamar sistemas de planificación basados en la territoriaUdad urbana (y no del territorio físico o administrativo) y en la Ídentificadón de fuerzas, intereses, conflictos y soportados en formas de­mocráticas y rigurosas de concertación, negociadón, decisión, implemen­tación y movilización de compromisos

Algunas inconsistencias en las poUtícas y en los procesos de planeadón y gestíón públicos de la ciudad sobre las que habria que actuar, reconocien­do opciones para abordar las anteriores polaridades en la búsqueda de unas ciudades que se estructuren reconociendo la coexistencia democráti­ca y equitativa de sus múltiples órdenes, serian:

Descoordinación y contradicción dentro del mismo Estado, esencial­mente en el manejo integrado de los tres elementos que desestabilizan hoy la ciudad: guerra y violenda; crisis social y económica; y moderniza­dón y globalización; tensión entre las formulaciones políticas de la demo­cracia, de las reformas sociales y de la equidad y los procesos sociales y poUtícos en curso como la guerra, la acción armada, las operaciones de 'Umpieza social', la expulsión de población por proyectos urbanos y la cri­sis social; descoordinación entre las diversas escalas territoriales; revaloración de las fronteras polítíco-administrativas y las centraUdades y periferias como relación conflictiva y excluyente. (M.C. Echeverría y A. Rincón, 2000:199-200).

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PLANIFICACIÓN PARTICIPATIVA EN FAVOR DE LA

.' RECUPERACIÓN DE LA ESTÉTICA DEL PAISAJE

UNIVERSITARIO

Susana Barrera*, Alexandro Banda, Óscar Cuevas, José Edilberto Garzón, Norma Mendoza, Fabián Ramírez y Bladimir Rodríguez"

RESUMEN ,

La Ciudad Universitaria como espacio geográfico físico y habitado, se está viendo afectada por dos problemas ambientales: disposición de basuras y deterioro del paisaje natural del campus universitario debido a la apari­dón de senderos peatonales

El presente trabajo hace un análisis sobre la génesis de los senderos y presenta un plan de manejo en pro de una mejor utilización de éstos y su respecfiva adecuación. En cuanto a las basuras busca conocer si la actual distribución de la infraestructura asignada responde a las necesidades de la Ciudad Universitaria, y locaUza en el espacio las canecas y los núcleos de basura, identificando las zonas que demandan mayor uso por parte de sus habitantes con el fin de proponer un plan de manejo en donde el proceso de participación de la comunidad sea esencial.

Se muesfra la necesidad de poner en manos de la Universidad las di­sertaciones acerca de la recuperación de espacios vitales que forman parte de una unidad espacial, y que por ser un cenfro en donde confluyen dife­rentes ciencias y discipUnas formadoras de sociedad deben reflejar el or­den de los sistemas. En este sentído, la Universidad dispone de una infraesfructura destinada para el almacenamiento de desperdicios como

Profesora, Facultad de Ciendas Humanas, Departamento de Geografía, Bogotá, Universidad Nacionald de Colombia. Estudiantes de Geografía.

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RARRE.ei^jAN.iaA,..Cy£VAS,.CiAKÓ.a,..M.ENJXJZA,-.8AM(^^

empaques, redpientes, papeles, etc., y para la moviUdad de las personas cuenta con caminos oficiales, y no oficiales.

Mediante este frabajo, se hace un diagnóstico en el que se determina en qué medida los elementos componentes de esta infraesfructura son fun­donales o presentan algunas carencias, y se estípulan sus causas. Se consi­dera que en el momento de tomar alguna acción sobre los elementos esfructurantes del espacio físico de la Universidad Nacional se debe consi­derar el saber de sus habitantes, la forma como estos perciben la reaUdad, para de esta manera enriquecer las visiones al momento de aplicar una acción. Para esto se toman fres principios de planificación, que permiten comprender la complejidad de los procesos de ocupadón de los espados urbanos; en este caso un campus universitario.

Para la recopüación de la información y su respectívo análisis se utiU-zan herramientas técrücas como el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y los Sistemas de Información Geográfica (SIG), métodos estadístícos de análisis de información y métodos cuaUtatívos como enfrevistas y encues­tas, para conocer la percepción de la comunidad universitaria frente a los dos fenómenos a analizar: los senderos peatonales y la disposidón de las canecas y basuras.

Finalmente se propone un plan de manejo ambiental en el que se in­cluye la concientízadón de los habitantes del campus universitario como una herramienta clave al momento de cambiar actítudes frente al uso ma­sivo del espacio pubUco en comunidad, y a partir de unos resultados, se proponen sitíos de localización de nuevas canecas, rehabiUtación de cami­nos y senderos en beneficio de la estéfica del paisaje urüversitario.

Palabras clave: geografía, percepción ambiental, educación ambiental, imaginarios, planificadón, SIG, GPS, campus universitario. , , ;

INTRODUCCIÓN ^

La Ciudad Universitaria como espado geográfico físico y habitado, enten­diendo esto últímo como el resultante de un proceso de consfrucción y apropiadón por parte de los individuos que la habitan, se está viendo afec­tada por dos problemas ambientales: contaminación por basuras y dete­rioro de los espados verdes del campus, generando a su vez contaminadón visual. • , .

La contaminadón por basuras puede tener origen en la inadecuada disposición de canecas, la cual no obedece a los flujos de personas que fransitan por la universidad y al uso que se da a las zonas urüversitarias.

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PLANIFICACIÓN PARTICIPATIVA EN FAVOR DÍ LA RECUPERACIÓN DE IA ESTÍTICA^»

Esta problemátíca se materializa en la dispersión de basuras en el campus y la creadón de focos de acumuladón específicos, producto de la confluenda de usuarios en los diferentes sitios de reunión. Frente a esta problemática, se hace necesario conocer cuál es la percepción de las personas que fransi­tan por el campus ya que, el problema no sólo está siendo causado por la ausenda y la mala distribución de las canecas, sino también por la falta de educación y conciencia ambiental de muchas de las personas que lo habi­tan. Es así como se ve la necesidad de plantear un plan de manejo que busque confrarrestar los impactos ambientales ocasionados a partir de la locaUzación de los focos generadores de desechos y se pretende definir la mejor distribudón de canecas a lo largo del campus urüversitario y esfruc-turar una campaña de educadón y concientización ambiental. >

En cuanto a los senderos peatonales, es claro que la Ciudad Universita­ria en su primera fase de consfrucdón cumpUó con disposiciones funcio­nales en razón de la cantidad de personas y caminos ya existentes, pero que con el franscurso del tiempo el espado físico del campus universitario (estructura) se vio sorprendido con la aparición de düerentes formas arqui­tectónicas que, de acuerdo con determinado uso y apfitud espadal, han generado la confluencia de nuevos flujos peatonales que a su vez demar­can las necesidades de conexión enfre los diferentes lugares. Estos flujos peatonales varían de acuerdo con la demanda que hacen las personas so­bre los espacios, cuya frecuenda difiere según las horas, el día y el mes. Las zonas verdes del campus no se encuentran igualmente concurridas en di­ferentes momentos; por ejemplo, el fránsito al comienzo del semesfre es diferente al del final del mismo. Además, la frecuencia depende del uso que se le atribuye a los espados. La zona de mayor confluencia de la Uni­versidad Nadonal, la cual coincide con la mayor cantidad de senderos en alto grado de desgaste y con el menor grado de cohesión enfre los edifi­cios, tíene como epicenfro la bibUoteca cenfral, con un área de influencia demarcada al norte por las aulas y demás edificios pertenecientes a los programas de ingenierías, al oriente por la zona de artes y arquitectura, al ocddente la zona de ciencias humanas, dendas polítícas y dendas de la tíerra (ver mapa 3).

Se busca, entonces, tener criterios váUdos para suspender o adecuar el uso de algunos de estos senderos permitíendo la regeneradón de la capa vegetal, o convirtíéndolos en caminos ofidales que queden inscritos den­tro de los parámefros y estüo arquitectónico del campus universitario, te­niendo en cuenta los principios de planeación participativa que se expondrán posteriormente.

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El campus debe ofrecer a los estudiantes y a las personas que lo visitan una verdadera apariencia de armonía entre sus partes naturales y físicas, debe atraer miradas y permitír la exaltación de sensaciones de armonía para con el ambiente. Esto se consigue al adoptar visiones que busquen el equilibrio enfre el todo y las partes, denfro de parámefros que inmiscuyan la importancia de mantener la estética en el paisaje creado.

Se pueden considerar las causas y consecuencias de la aparición de los senderos, como parte de un fenómeno adaptativo razonable, natural y necesario denfro de la consfrucción social del espacio. El emplazamiento de las basuras, puede expUcarse en buena medida por la falta de congruen­cia en cuanto a los depósitos y sus sitios de ubicación, la incapaddad de las personas para dirigirse a los depósitos ya existentes y la falta de una educa­ción ambiental por parte de los usuarios que implique un compromiso para con la sociedad en general y para con la Ciudad Universitaria en par­ticular

Tanto para el caso de los senderos como para el de las basuras, se plan­tearán alternativas de solución a partir de un diagnóstico sobre la percep­ción de las basuras y la funcionalidad de los senderos (encuestas); se realizará un anáUsis en el que se superpondrán los senderos, la distribu­ción de canecas, las áreas de basura dispersa y acumulada, y el uso del suelo (encuestas y espacialización de la información).

Con este frabajo se intenta, por medio de la participación, cultivar y desarroUar posibles acdones a corto, mediano y largo plazo, que motiven un cambio en la actitud y el comportamiento de los individuos y en la sociedad en aspectos como el manejo de las basuras, las zonas verdes y la utilización adecuada de los componentes esfructurales del espado físico; en este caso los senderos y caminos peatonales.

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L A PERCEPCIÓN DEL ESPACIO (LOS SENDEROS) '• ^ ^-•'

¿Qué son los senderos?; ¿A qué obedece su aparición?; ¿Cómo se relado­nan éstos con el uso del espado?; ¿Qué hay defrás de estas marcas que también pueden ser entendidas como límites que demarcan una territoria­lidad, que a su vez es dependiente de la confluencia de identidades que en buena parte obedecen a la creación de imaginarios?

La aparidón de caminos secundarios o senderos denfro de un espado relativo puede expUcarse por:

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PLANIFICAaÓN PARTiaPATlVA EN FAVOR DE LA RECUPERACIÓN DE IA ESTÉTICA..

• Necesidades individuales: Hay grupos específicos de personas que utüi­zan ciertos recorridos para Uegar a su destino.

B Necesidades colectivas: Cuando un grupo de personas tiene necesidad de desplazarse entre dos o más lugares y los caminos son insufidentes.

• Necesidades de apropiación del territorio por parte de la población universita­ria: Responde a las distintas vocadones del espado, que a su vez se ven reflejadas en los imaginarios universitarios. Los senderos también de­marcan límites dentro del campus. '

« Fallas en el proceso de planificación de Ja Ciudad Universitaria: La falta de conectividad enfre las partes y el todo.

K Dinámica en cuanto capacidad de los espacios para atraer habitantes: Voca­ción del espado. • T-,

La aparición de los senderos obedece a las necesidades individuales y colectivas que tíenen las personas para desplazarse, es decir, debido a la necesidad de conectívidad enfre los lugares. Estos senderos se reladonan esfrechamente con el uso del espacio. Imaginemos por un instante que la universidad no cuenta con caminos cubiertos por lozas, sino que en vez de estos, se tienen senderos, de tal forma que de acuerdo con su grado de desgaste, podrían conocerse los lugares con mayor demanda de personas y por ende de actívidades. Esto permitiría düerenciar los lugares con ma­yor o menor grado de conectívidad en relación con las partes del todo (espado fi'sico universitario). Pues bien, es esto precisamente lo que nos devela el estado de los senderos al observar el grado de desgaste que algu­nos presentan. Por ejemplo, hada la derecha del camino principal ubicado en la enfrada de la caUe 45, es posible ver un sendero de más de 5 mefros de ancho, el cual soporta grandes flujos peatonales. Anteriormente este sendero no exish'a pues en su lugar se encontraba un pequeño bosque de pinos, que era utiUzado como trinchera en los momentos de exaltación "antiimperiaUsta" por parte de algunos pocos "estudiantes", razón por la cual el bosque fue talado. Actualmente este sendero tiene una gran de­manda por parte de las personas que habitan las Facultades de Artes, Eco­nomía, Ingenierías, enfre ofras, pues se considera que acorta la distancia y por ende el tiempo de recorrido enfre el camino principal peatonal y estas dependendas. De esta misma manera se analizó la funcionaUdad en 5 di­ferentes áreas donde se encuentran los senderos que a juicio de este pro­yecto deben de ser intervenidos.

En el espacio físico que comprende la U.N, sus usuarios se convierten en pobladón universitaria en el momento en que se identifican con el medio.

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. B A R R E M , B A N . R A , . . C U E V A S , . . G . A . R Z Ó N , MENDOZA, ll^MÍREZ^Y

Si observamos un mapa de la U.N veremos una gran cantidad de pafrones esfructurales, al igual que grandes parches de zonas verdes. Cada esfruc­tura (edificios) fiene un área de influencia, que crea un núcleo: por ejem­plo, las aulas de economía crean un núcleo académico que responde en buena medida a las necesidades académicas de los estudiantes de esta fa­cultad. Las zonas verdes de la universidad también sufren este proceso de apropiación por parte de sus habitantes, induddas por unos imaginarios colectívos creados por las personas en respuesta a la aptítud de los espa­dos. Si se tiene en cuenta la aptítud de los espacios universitarios, al igual que la concenfración de población en los mismos, se puede obtener un mapa donde se muesfren estos lugares. A este mapa lo Uamamos Mapa de imaginarios universitarios, en el cual se plasman las diferentes necesidades de apropiación del territorio por parte de los usuarios del campus univer­sitario. Los imaginarios universitarios responden al proceso de ídentifica­dón personal con las colecfividades que moran las zonas de la universidad convirtiéndolas así en lugares.

El imaginario corresponde a la práctica social de atribuir significados a los significados, es decir, a la práctíca sodal por la cual los significados pa­san a acumular imágenes y a significar más. A partir de esto los espados, los datos, las imágenes, los objetos pueden incorporar significados exfras y pasan a consfruir representaciones autónomas que desconocen la práctica sodal que les dio origen. El imaginario social corresponde a aqueUas repre-sentadones que enfremezclan deseo, expectativas, proyectos, valores, creen­cias y hábitos (D'Alessio, 1996).

El imaginario se simboliza y se materializa en diferentes formas como es el caso de una bandera, un dibujo. Es así como "Los imaginarios en cuanto formas de representadón y mentaUdades, entendidas estas como visiones de la sociedad y la naturaleza, habitan el lenguaje, viven del len­guaje y se nufren de representadones y pensamientos. Las palabras son a la vez indicadores que designan cosas, y evocaciones que susdtan la evo-cadón del acontecimiento" (Barbosa, 2000).

Los imaginarios también responden al efecto que causa el símbolo, en este caso podría tomarse como el lugar y lo que este contiene guarda una representadón en el inconsciente de cada individuo, lo que indica que lo imaginario está reladonado con el símbolo: "La conciencia dispone de dos maneras de representar el mundo: una directa, en la cual la cosa misma parece presentarse ante el espíritu, como en la percepción o simple sensa­ción; ofra indirecta, cuando por una u ofra razón la cosa no puede repre­sentarse en 'carne y hueso' a la sensibüidad por el hecho de imaginar los

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paisajes de Marte, el objeto se representa por medio de imágenes" (SUva, 1992).

Las necesidades colectivas e individuales varían con el tíempo, denfro del espacio; por esta razón es expUcable que aparezcan senderos en deter­minados lugares y que desaparezcan en diferentes lapsos de tíempo. De igual forma el uso sodal del espacio marca bordes denfro de los cuales los usuarios 'famüiarizados' se autorreconocen y por fuera de los cuales se ubica al exfranjero o al que no pertenece a ese territorio. En todas las duda-des, para nuesfro caso en la Ciudad Universitaria, sus habitantes tíenen maneras de marcar sus territorios (Silva, 1996).

Vale la pena Uamar la atención a quienes dispusieron el diseño físico y esfructural de la universidad, pues no contaron con la posibiUdad de que el espacio sufriera tal metamorfosis. Esto se podría considerar como un error de "planeación", que se evidencia en la aparíción de senderos debido a que muchos edificios no disponen de una completa conectividad, pero también se puede pensar que este caos pone en evidencia el nuevo orden que deben tomar estos caminos secundaríos; es dedr que después de 75 años de construido el campus, sus complejas interacciones han puesto de manifiesto una nueva red de caminos secundaríos, la gran mayoría fun­donal, mienfras que otros rompen con la armonía del paisaje.

La percepción del espado varía según el grado de interacción y de co­nocimiento que se tenga de éste. Cuanto más se aleja el individuo del co­nodmiento del espacio vivido o experimentado, más se acerca a la utüización del sentído común, lo que hace que en el momento de hacerse necesarío un desplazamiento lo hagamos por el camino que se nos indica, dando la seguridad de que no se va a tener un gasto de energía inoficioso.

Queda entonces expuesto que la aparición del fenómeno de los sende­ros obedece a una actitud del común de las personas que utilizan el campus universitario, que además interactúan con necesidades específicas, de tal manera que continuamente se está definiendo, consfruyendo y deUmitan-do el uso del espacio a partir de la interiorización que se hace del mismo.

Al iniciarse el proceso de consfrucdón del sendero, el suelo comienza a perder su capa vegetal, dejándolo desprovisto de protección confra la Uu­via y la humedad. Al quedar desnudo el suelo, se van generando peque­ños y medianos depósitos de agua en épocas de Uuvia, que a su vez generan senderos esporádicos. El continuo pisoteo realza la subsidenda del suelo, evidenciándose zonas con hundimientos leves.

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BARRERA, BANDA, CUEVAS, CARZÓN, MENDOZA, RAMÍREZ Y EODRÍGUEZ. „ _._. _._ _..

L A PERCEPCIÓN DEL ESPACIO (LAS BASURAS)

La cultura que tienen los habitantes de una ciudad como Bogotá con res­pecto al manejo de las basuras, todavía no ha Uegado al punto de aprove­char los benefidos ambientales y económicos que se pueden generar a partír de la reutílización de residuos sóUdos. Este problema del manejo de basu­ras aparte de presentarse en toda la ciudad, también se vive dentro del campus urüversitario; no hay una reutíUzación de los desechos. El perso­nal encargado para la recolección de los desechos de las aulas y los depósi­tos de las facultades vierte los desperdidos en un depósito mayor sin ningún típo de manejo, para luego ser trasladado por las empresas de aseo de la capital. Actualmente, denfro de la universidad existen algunos grupos que están frabajando sobre este asunto.

Este problema obedece también a una falta de educación y de concien-da ambiental por parte de las personas que habitan el campus Universita­rio, pues, como lo mencionamos anteriormente, no existe una apropiación del espacio en la que se refleje un interés por mantener el equiUbrio am­biental, lo cual se materializa en la cantidad de basura dispersa por la Uni­versidad; reflejo además de la forma como se percibe la ciudad.

La mayor parte de la basura que se genera denfro de la urüversidad, consiste en empaques de comestibles, hojas de fotocopias, propaganda y un sinnúmero de materiales pequeños; también enconframos escombros de consfrucción o adecuadón y mantenimiento, que no se consideran como basura puesto que estos sólo permanecen durante la realizadón de mejo­ras o nuevas construcciones.

El proceso que se debe llevar a cabo para manipular de forma adecua­da las basuras, debe cumpUr unas etapas en las cuales la educación y la cultura de la pobladón sean las protagonistas en el cumplimiento del obje­tívo. En la medida en que se conozca el grado de conciencia ambiental, también se podrá determinar si realmente hacen falta más canecas. El apa­rato cognitívo tíene importanda inidal en esta aprehensión, por el mero hecho de que toda nuesfra educación, formal o informal, "se ha llevado a cabo de forma selectíva y por lo tanto diferentes personas presentan dife­rentes versiones del mismo hecho» (Santos, 1995: 60).

Las basuras son producto de las actívidades cotídianas de las personas y la universidad no está exenta de ellas. El campus universitario es el espa­do donde se reúne un gran grupo humano para desarroUar actívidades académicas, laborales, culturales y recreatívas. En la Ciudad Universitaria convergen personas de todas las clases sociales y de todos los rincones de

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P L A N I F I C A O Ó N PARTICIPATIVA EN FAVOR DE LA RECUPERACIÓN DE LA ESTÉTICA...

nuestro país, lo cual la constítuye en un espado de integradón e intercam­bio cultural. Esta diversidad evidencia düerentes costumbres, en las que se mezclan personas e intereses, que no son conscientes de los Umites que está alcanzando el deterioro y la contaminación ambiental, el cual, ade­más, se evidenda en algunas zonas de la ciudad.

La Ciudad Universitaria tíene como una de sus caracteristícas la liber­tad de expresión y en este sentído existe la posibilidad de que ingrese cual­quier persona independientemente de que tenga un vinculo directo o no. Sin embargo, muchas de las personas que vienen de paso no sienten como suya la universidad y no muesfran ningún interés por cuidarla, tal vez, porque el botar basura hace parte de su forma de vida, y la universidad no estímula lo confrario. Esto se refleja no sólo en el aumento de las basuras, sino también en el estado de la infraestructura y en muchos aspectos más que darian campo para ofro estudio.

De ofra parte, existe un deterioro permanente de muchas de las canecas existentes que no siempre están hechas de un material resistente. En algu­nos casos, no sólo se dañan sino que también desaparecen; en ofros casos su tamaño no se corresponde con la cantídad de basura resultante. Esto conUeva a que algunas canecas se conviertan en focos de dispersión y no de recolección de desechos. La impresión que producen estos espacios de dispersión sobre los individuos, generalmente conlleva a que se siga bo­tando basura a su alrededor y a que la acción sea repetida por ofros, sin pensar en lo que se está haciendo.

EL PROCESO DE PUNIFICACIÓN

Los mecanismos que aboguen porque la ocurrenda del fenómeno de las basuras y los senderos sean predecibles y a su vez que permitan que las consecuencias en cuanto a desequiUbrios en la estética del paisaje sean mínimas, pueden lograrse a fravés de un proceso de planificación. Este proceso debe tener en cuenta el crecimiento de una comunidad a pequeña y grande escala espacio-temporal, con el fin de mifigar en lo posible las consecuencias que arroja el fenómeno de credmiento.

Teniendo en cuenta que los procesos de planificación y consfrucdón en una comunidad deben estar ajustados a las necesidades humanas, to­mamos como base de apoyo teórico fres principios exfraídos del urbanis­mo, que están esfrechamente ligados al complejo funcionamiento de una comunidad.

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BARRERA, BANDA.CUEVAS.GARZÓN,MENDOZA, RAMÍREZ Y RQDRIGUEZ

En el caso de la Ciudad Universitaria, se puede afirmar que cumple con la idea de ser conformada por el principio de orden orgánico: «Todo el mundo es consciente de que la mayor parte del medio ambiente consfrui­do está falto de un orden natural, o sea de un orden que se pone de mani­fiesto por sí rrüsmo en lugares construidos. Este orden natural se realiza cuando existe un equüibrio perfecto enfre las necesidades de las partes individuales del lugar y las necesidades del todo» (Alexander, 1976). "En un medio ambiente orgánico cada lugar es único y las diferentes partes, sin excepción, también cooperan a crear un todo global o un todo que pue­de ser identificado por cualquiera que sea una parte de él" (Ibid).

Esto se puede evidenciar no sólo al recorrer la universidad sino tam­bién en los parques, en los espacios urbanos donde la vegetación todavía es la capa del suelo que amortigua los pasos. En estos casos se observa cómo el orden orgánico se antepone al todo denotando funcionaUdad y organización. Por lo tanto el prindpio del orden orgánico busca que la pla­nificación y la consfrucción física del espacio sean guiadas a fravés de un proceso que permita al todo emerger gradualmente a parfir de actos loca-Uzados. La caracteristica más importante de este proceso es que capacita a la comunidad para elegir su propio orden, no a partir de un mapa que le fija un futuro, sino a parfir de un lenguaje común.

Imaginemos un espacio, la Universidad Nadonal, con el cordón vial adecuadamente dispuesto y todos los edificios en la misma disposición en la que se encuenfran actualmente; también imaginemos el corredor que une la carrera 30 con la caUe 26 en el mismo estado actual, ahora pensemos que no hay caminos enfre las facultades, edificios, oficinas, parqueaderos, cafeterías, bibUotecas, auditoríos, sólo existe el prado y los árboles. ¿Qué sucedería? Se construiría un sinnúmero de senderos, cada uno respon­diendo a necesidades colectivas e individuales, se demarcarían límites, aparecerían senderos más anchos que otros debido a la confluencia de flu­jos peatonales que variarían de acuerdo con la demanda de cada área del campus universitario.

Para que el orden orgánico se manifieste con mayor coherenda es ne­cesario que en el momento de consfruir o intervenir un espacio donde se enfretejen relaciones sociales de diversos órdenes, el papel del individuo habitante-usuario debe ser partidpativo.

En segundo lugar se tiene el principio de participación, según el cual, la mayoría de las dedsiones acerca de qué se ha de consfruir y de cómo se ha de consfruir han de estar en manos de los usuarios; lo cual significa que se debe tener en cuenta la forma de ver el uso del espado por parte de

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PLANIFICACÍÓN PARTICIPATIVA EN FAVOR DE LA RECUPERACIÓN PE LA ESTÉTICA^

ellos, como se intenta hacer en este caso a partir de un proceso de toma de opiniones por medio de encuestas que recojan puntos de vista de una bue­na parte de la población que conforma la UN. >•

Ofro principio a tener en cuenta es el crecimiento a pequeña escala que persigue sintonizar la naturaleza y el espacio circundante; este princi­pio está asociado al concepto de reparadón, lo que significa crear para dar respuesta a los problemas causados por los desequiUbrios enfre edifidos y usuarios (Ej.: crear un nuevo edificio para suplir nuevas demandas). Den­tro de la universidad, este principio puede ser apUcado en el momento de agregar edificaciones, teniendo en cuenta su conexión con el resto del campus y los posibles espacios que se generarán en torno a eUas.

RESULTADOS Y ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN

Percepción, uso y distribución de los senderos en la universidad

A partir de los datos se conoció que el 87% de la población enfrevistada ha notado la existenda de senderos (caminos de desvío) denfro del campus, lo cual muestra que no hay una total indiferencia frente a ellos. Sin embar­go, casi en igual porcentaje se cree que hay muchos senderos (47%) o se considera que hay una cantidad normal de estos (43%), lo que hace pensar que aunque existe una conciencia frente a su existenda, no para todos cons­tituye un problema. Un poco más de la mitad de esta población (49%), no percibe la presencia de senderos como un posible deterioro del paisaje, mienfras que el resto sí lo hace.

Los senderos son tal vez más usados que los mismos caminos, pues el 88% reconoce que siempre o casi siempre utüiz;a estos senderos, las razo­nes parecen ser obvias debido a su función como conectores enfre lugares, lo que sugiere que hay una gran demanda de nuevos caminos y que hay razones suficientes para que se presente un incremento en el deterioro del paisaje. Es curioso que un 33% de los enfrevistados utüice los senderos aun cuando ha llovido. Esto Ueva a pensar en que realmente acortan mu­cho las distancias y son usados aun en drcunstandas exfremas. Aquí pode­mos acogernos al prindpio de orden orgánico pues un gran número de usuarios de los senderos (90%) considera que gasta menos tiempo al des­plazarse por el sendero que por el camino. A partir de esta afirmación, se ve la necesidad de que para un eventual plan de manejo, se consideren estos senderos como un orden natural de los habitantes del campus.

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BARRERA, BANDA, CUEVAS, G A R Z Ó N . MENDOZA, RAMÍREZ Y RQDRtoUEZ

La percepción también hace parte de la respuesta, pues el 75% de los entrevistados disfruta caminar en un medio enmarcado por el verde, y de sentir los pasos sobre un agradable césped. Esto hace que en el plan de manejo, en el momento de la recuperadón de los senderos, éstos deban provocar en los individuos una sensación similar a la que perciben al cami­nar sobre el pasto.

En cuanto al estado de las zonas verdes, la mayoría de los entrevista­dos (59%) considera que se encuentran en regular estado, frente a un 20% que los perdbe en buen estado. Los demás los ven en mal estado. A partir de esto se puede pensar que la percepción ambiental no es igual para to­dos los habitantes del campus, y que no sólo está relacionada con los sen­deros, sino con ofros aspectos, tales como el mantenimiento general de las zonas verdes. A lo anterior se puede ligar el hecho de que más de la mitad de los encuestados (65%) ha pensado alguna vez en el deterioro que se presenta en las zonas verdes de la universidad y al 60% le preocupa este problema. A partir de estas respuestas puede observarse la gran diversi­dad cultural presente en los habitantes del campus universitario, lo cual, como se afirmó anteriormente, puede considerarse una fortaleza, en el sen­tido de que si el campus logra inspirar en sus habitantes cierta conciencia ambiental, esta acción podrá ser repetitiva y fransmitirse a la ciudad, ga­rantizando de esta manera una mayor condenda ambiental por parte de los habitantes de la misma.

De 113 senderos medidos y cartografíados, 56 presentan un flujo entre 1 y 10 personas cada 5 minutos, 16 tienen un flujo enfre 10 y 20, y sólo 11 tienen un flujo enfre 20 y 80. La longitud de los senderos varía de muy corta a muy larga. El sendero más largo empieza en las aulas de ingeniería y termina cerca de la concha acústica, sobre el aniUo vial; el siguiente se encuentra alrededor del estadio, y cine y televisión (ver mapa de distribu­dón y forma de senderos).

No existe una reladón enfre el flujo de personas y la longitud de los senderos, pero sí la hay con respecto a su ancho (r^= 0.8). Por ejemplo, los senderos de la caUe 26 y la caUe 45, a pesar de ser cortos son los más fransi-tados y lo más anchos presentando además el mayor impacto paisajístico.

El mapa de "Distribución y Forma de Senderos", muesfra que el 41% de éstos se localizan en la zona C, seguidos de un 25% en la zona B; es decir en torno a la biblioteca central, al interior del anillo vial, que como se expu­so anteriormente, concentra las actividades que demandan mayor núme­ro de personas. Extrañamente la zona nororiental presenta un menor número de senderos, lo cual puede responder a que en esta zona hay gran

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_ PLANIFICACIÓNPARTICIPATiyA EN.FAVOR DE LA RECUPERACIÓN DE LA ESTÉTICA...

cantidad de caminos que conectan el aniUo vial y las vías arterias o secun­darias, y de ofra parte, a que los edifidos de esta zona tíenen un carácter dentífico, sus habitantes no tíenen un vínculo directo con la universidad y en su mayoría se movilizan en carro.

Percepción, localización y distribución de canecas y basuras en la universidad

La localización de las canecas y las basuras dispersas dentro del campus universitario, se hizo mecüante la utilización del Sistema de Posidonamiento Global (GPS) (Mapa de distribución de basuras y canecas).

Se enconfró que el 47.3% de los enfrevistados perciben mayor cantídad y dispersión de basura en tres zonas específicas: Frente a la Facultad de Ciendas Humanas (Parque Freud), afuera de la Facultad de Medidna y en el Diamante de Béisbol (Ver Mapa de percepción de Basuras). Estas fres zonas tíenen en común dos caracteristícas: La cercanía a los depósitos gran­des de basura (Diamante de Béisbol y Facultad de Medicina), y el hecho de ser sitíos de reunión de diferentes núcleos académicos o de recreación de personas (Parque Freud). Debido a que los depósitos no son lo suficiente­mente grandes, y a que su infraesfructura no es la mejor (sin Umites defini­dos, ni cubiertas, ni adecuada localización), se han convertído en focos de dispersión. El mayor depósito de la universidad se localiza frente al Dia­mante de Béisbol, y justo frente a la Facultad de Medicina está ofro depósi­to, que además de contener basuras, contíene desechos orgánicos, que producen malos olores. De ofra parte, el parque Freud es una de las prind­pales zonas de reunión de la universidad, en donde permanecen gran can­tídad de personas durante todo el día, en su mayoria ajenas a la misma, disfrutando de largas horas de odo. Además es una zona apetecida por los estudiantes en las horas de almuerzo.

El fenómeno de los depósitos de basura como focos de dispersión, se repite al analizar que el 26.8%, de los encuestados, considera que las zonas más sucias de la universidad son las plazas de Ingeniería, detrás del esta­dio de fútbol, la enfrada de la caUe 53, los alrededores de Ingenieria nuevo, los alrededores de la capiUa, defrás del poUdeportívo, y el área de Diseño Gráfico. Estas áreas se localizan principalmente en las partes en donde hay una elevada permanencia de personas pertenecientes a la universidad y en donde existe una mayor cercanía a los depósitos pequeños de basura de algunas facultades. A estas áreas se las ha catalogado como zonas de per­cepción media.

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BARRERA, BANDA, CUEVAS,.GARZÓN, MENDOZA, RAMÍREZ Y RODRÍGUEZ

Las zonas catalogadas como de percepdón baja (11%), corresponden a lugares de poca permanencia o lugares de paso. Las canchas de mini-fút­bol, las enfradas principales de la universidad, el frente o defrás de algu­nas facultades y la playa de la Plaza Che pertenecen a este grupo.

Los resultados arrojados por las encuestas relacionadas con la proble­mátíca de las basuras son bastante confradictorios. Aunque el 96% de los enfrevistados recuerda que hay canecas en la Universidad, y el lugar en donde se encuenfran ubicadas, un gran porcentaje (73%) percibe presen­da de basura dispersa por todo el campus. Así nüsmo, pareciera existir una conciencia ambiental por parte de los entrevistados, pues aparentemente el 60% prefiere guardar la basura y depositarla posteriormente en su casa, en ausencia de canecas, y al 75% definitivamente no le da lo mismo botar basura al piso; sin embargo a un 21% alguien alguna vez, le ha sugerido no botar basura al piso.

Esto nos lleva a inferir fres cosas: O bien hay un gran porcentaje al cual posiblemente le da pena confesar abiertamente que bota basura al piso, ya que supuestamente sólo un 2% lo hace; o quienes botan basura al piso no son los habitantes comunes del campus, sino personas extrañas a él, o bien solamente un pequeño porcentaje de los habitantes del campus es el res­ponsable de la dispersión de las basuras.

De otra parte, muy seguramente hay ausencia de canecas en el campus, lo cual obUga a un 98% de la población a guardar la basura y botarla en ofros lugares. Práctícamente la mitad de la población entrevistada (54%), afirma botar la basura en las canecas, un 44% dice guardarla en los bolsi-Uos. Además, se hace evidente una inadecuada distribución puesto que su localizadón no corresponde con los sitios en donde hay un mayor flujo de personas, ni aqueUos en donde se encuenfra un mayor porcentaje de ba­sura dispersa (Mapa distribución de basuras y canecas).

La mayoría de las canecas se encuentran muy cerca de las construccio­nes y fuera del aniUo vial, pero contradictoriamente, el mayor número de actividades y las zonas con mayor basura están denfro de éste, lo cual indi­ca una inadecuada distribución de las canecas con respecto al flujo de per­sonas y a las actividades que se realizan denfro del campus. La mayoria de la basura puntual y dispersa se encuenfra fuera de los caminos consfrui-dos, lo que puede responder a varias razones: Los caminos son poco usa­dos; los caminos propidan una derta percepción de respeto; los caminos se utilizan para desplazarse rápidamente; o las canecas fijas que se en­cuentran alrededor de los caminos son sufidentes y bien utiUzadas.

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PLANIFICACIÓN PARTigPATIVA EN FAVOR DE LA RECUPERACIÓN DÉ LA ESTÉTICA...

Un aspecto importante a considerar, es que la cantidad de basura no sólo varía en el espacio sino también en el tiempo. Después de un evento especial, por ejemplo un conderto, o después de los fines de semana, es común encontrar gran cantidad de basura dispersa sobre el suelo. Esto puede expUcarse por el hecho de que en estas ocasiones, viene mucha gen­te ajena a la universidad y por lo general las canecas dispuestas no son suficientes, creando focos de dispersión, y sirviendo de estímulo para la repetición de la acdón.

Del 75% de quienes afirmaron que no les da lo mismo botar basura al piso, el 33% dio diversas razones: el considerar a la universidad como su segunda casa y el afirmar que nunca lo hacen, enfre ofras.

A partír del anáUsis de percepción y de la distribución de las basuras se pueden identificar aspectos específicos. Por ejemplo, aunque en el estadio existan muchas canecas, la dispersión de basuras y la percepción que se tíene de este lugar, responde al mal manejo alrededor del depósito y no a la falta de canecas, por consiguiente algunas de estas canecas podrían ser apro­vechadas en ofras zonas en donde posiblemente si se están necesitando.

PROPUESTA DE ALTERNATIVAS DE SOLUCIÓN

Senderos

La población enfrevistada apoya en un 73% la irüciatíva de adoptar sobre los senderos un fratamiento específico adecuado en pro de la recuperación estética del paisaje. El 49% está de acuerdo en que un plan de manejo debería considerar la adecuación de los senderos, y sólo un 14% piensa que sería necesario colocar lozas. El 23% ve como alternativa sembrar de nuevo pasto y el 14% restante considera importante la siembra de árboles. De nuevo se hace evidente que la población universitaria prefiere despla­zarse por zonas naturales, en las que se produzca la misma sensación que da el caminar sobre el pasto. Considerando que los senderos se encuen­fran desprovistos de vegetación, lo que provoca la aparición de zonas de saturadón debido a la lluvia que cae sobre éstos, se hace necesario adoptar medidas que busquen mitigar estos impactos. Si evocamos los principios anteriormente expuestos, que fratan acerca del papel de la planificación en espacios universitarios y urbanos, entonces este fenómeno de la apari­ción de los senderos pone de manifiesto, en gran medida, el orden de las personas al desplazarse, es dedr, que para la implantación de las alternatí­vas se está teniendo en cuenta la marüfestación de los actos locaUzados

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BARREM, BANDA, CUEVAS,.GARZÓN, MENDOZA, RAMÍREZ Y RODRÍGUEZ

que proponen un nuevo orden de parte de la población universitaria, que de igual manera también se hizo presente en las alternatívas que los mis­mos usuarios plantearon.

Según las encuestas reaUzadas, un 78% de las personas afirmaron no estar de acuerdo en que los senderos se convirtieran en caminos oficiales, pero posterior a la explicación del objetivo del proyecto la opinión cambió totalmente; por lo tanto, si tenemos en cuenta el papel de la participación heterogénea en la toma de decisiones al momento de transformar los espa­dos universitarios, los usuarios apoyan en un 45% la idea de permitir que los senderos inoficiosos descansen y recuperen su cobertura. Para esto un 45% de los entrevistados considera apropiado el uso de una campaña edu­cativa. Es necesario hacer una campaña que enfatice sobre el cuidado que se debe tener frente a la estética; ésta se podría desarrollar por intermedio de los mismos estudiantes ya que un 62% afirma que sería capaz de sugerír a otras personas el uso de los caminos en vez de los senderos.

Otra alternativa que se debe tener en cuenta es el uso del foUetos y afiches, ya que un 23% apoya esta medida; sin embargo, a partir de la res­puesta que se obtenga de las personas al momento de la recuperación, surgirá la necesidad de implantar una prohibidón, pues un 24% de los enfrevistados lo creen pertinente.

En los senderos que tíenen forma trenzada, debe dejarse un solo sen­dero lo suficientemente ancho para soportar el flujo de personas, dando la oportunidad de que el área circundante se recubra de verde nuevamente.

Las alternativas de recuperación de los senderos, deben considerar materiales que evoquen la naturaleza, respetando el deseo de los habitan­tes del campus de caminar sobre el prado (acdón partícipativa), pero a su vez deben contar con canales de desagüe, que impidan su saturación du­rante las épocas de invierno. Estas obras, además, deben tener un gráfico que haga alusión a la impertinenda de pasar por dicha área, y que expli­que el porqué de la necesidad de su conservación.

Basuras

Inidalmente es importante considerar el hecho de que la mayoría (60%) de los enfrevistados aprendieron a no botar bastara al suelo desde el núcleo famiUar; el 20% lo aprendió en el colegio, el 11% lo hizo con sus amigos y tan sólo un 9% lo está aprendiendo en la universidad o por ofros medios. Esto evidencia la importancia de la famiUa en las costumbres de los indivi­duos de una sociedad. Por esta razón pensamos que la universidad debe

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PlANIFICAaÓN PARTICIPATIVA EN FAVOR DE LA RECUPERAOÓN DE LA ESTÉTICA,,.

ante todo cambiar o reflejar lo que debe ser una sociedad, para que poste­riormente esto sea fransmitido al núdeo fanüUar, el cual constituye el prin­dpal componente social.

El hecho de que el 87% de las personas consideren que sí es necesario un plan de manejo de basuras denfro de la universidad, pone en eviden­da dos aspectos: de alguna manera sí hay un interés por Uegar a tener una universidad más Umpia y con una mejor apariencia, y de ofra parte, hay una inconformidad de las personas frente a este aspecto.

Con respecto a la alternativa de solución más apropiada, un 56% de los entrevistados sugiere una campaña de concientización, un 33% poner más canecas y un 11% se incUna hacia la vigüancia y otros métodos. Esto nos muesfra que se considera prioritario el papel de la educación al modificar la acción de las personas frente a un hecho como el de no botar basura al suelo. De ofra parte, se evidencia que definitivamente hacen falta más canecas en la universidad, principalmente dentro del anulo vial, por tener un mayor flujo de personas, como se explicó anteriormente.

Si a alguno de los encuestados le sugirieran recoger el papel que ha tirado al piso, muy sorpresivamente el 61 % lo recogería frente a un 31 % al que le daría vergüenza, y sólo un pequeño porcentaje lo ignoraría o res­pondería agresivamente.

A partir de esto es posible concluir que si cada uno de nosofros frata-mos de hacer campaña educativa sugiriendo a la gente no botar basura, tendríamos un buen resultado. De ofra parte, se tiene a favor el hecho de que el 76% de las personas seria capaz de sugerir que no se botara basura al suelo, y además que el 46% no se exaltaria al hacerlo, el 27% se sentiría orgulloso de insinuarlo, sólo un 12% se enojaría y/o le daria pena insinuar­lo (15%).

La campaña educativa debe ser dirigida principalmente a los estudian­tes, debido a que el 85% de los enfrevistados tenía esta ocupación. Esto indica además que son los estudiantes los que generalmente recorren la universidad. De otra parte, según los anáUsis, parece ser que la mayor can­tidad de basura es depositada en el suelo por personas que no tienen un compromiso directo con la urüversidad, es dedr que esta campaña deberá generar un sentido de apropiación y respeto hacia la misma. - '

En los anáüsis se observó que aunque haya basura en el piso, esto no se asocia con un problema ambiental, lo cual nos hace pensar que la campaña debe enfatizar en que un solo papel sobre el suelo ya impUca algún tipo de contaminación. Es decir que no se trata de dejar de botar algunos papeles, sino de no botar ninguno.

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La reutÜización y el reciclaje de los desechos, debe estar denfro de las preocupadones ambientales de la universidad. Por fortuna ya existen al­gunos grupos en la universidad que están haciendo este tipo de tareas. La cultura del reciclaje es de gran importancia para el caso de la universidad, pues la gran mayoría de basura es papel.

También se hace necesaria una preparación y aprendizaje para las per­sonas encargadas de la recolección de la basura, para que haya una separa­dón de éstas. De la misma manera, es pertinente el mejoramiento de las canecas en cuanto a su tamaño y material, pues se necesita que respondan a la cantídad de basura resultante, y que no sufran un deterioro rápido.

A partir de los mapas se evidenció que los depósitos mayores de basu­ras deben presentar mejoras en cuanto a su tamaño y condiciones de infra­estructura, de manera que se evite el que se conviertan en focos de dispersión.

De ofro lado, debe haber una adecuación del campus universitario, en cuanto a la cantídad de canecas disponibles cuando se presente algún even­to. Hay que mencionar que la Universidad actualmente está agregando más canecas en las vías más transitadas del campus, aunque sería bueno comparar la localización de estas nuevas canecas con los mapas de basuras y canecas obtenidos, pero esto deberá hacerse posteriormente.

CONCLUSIONES

» Los depósitos grandes no son suficientes y ni el material, ni la infraes­fructura, son las más adecuadas.

» La mejor alternatíva de solución es una campaña de concientízadón dirigida hacia los estudiantes y con partícipación de los mismos, que estímule un cambio de comportamiento en los demás individuos de la universidad, especialmente de los visitantes, de tal forma que se consi­dere que el hecho de botar solamente un papel ya contribuye a un de­terioro en el paisaje y la Umpieza de la Urüversidad. En el caso de los senderos, la campaña debe mosfrar el daño ambiental que generan en algunas ocasiones, pero debe respetar la percepción que se tíene en general hacia el caminar sobre el pasto.

• Las zonas que requieren más cantídad de canecas y adecuadón de los senderos, se localizan denfro del anulo vial y sobre todo en aqueUas zonas en donde el uso del espacio es mixto (ver mapa de imaginarios), es dedr, en donde un mismo espacio responde a diversos usos. En esta zona se evidencia la necesidad de aplicar el principio de crecimiento a

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_PLANIFJCAaÓN_PART!CIPATIVA_EN FAVOR DE_LA RECUPERACIÓN PE LA ESTÉTICA^

pequeña escala en donde se dé respuesta al desequüibrio de conexión enfre edificios-usuarios, canecas-usuarios.

« Es necesario considerar poUficas específicas de adecuación de canecas para la reaUzadón de eventos, que incluyan algún típo de motívadón a no botar basura.

« La concepción de la Umpieza no es igual para todos, y sólo un pequeño porcentaje de la población universitaria es la responsable de la basura que se encuenfra dispersa en el piso.

m Para la adecuadón de senderos es necesario considerar que la mayor parte de la población universitaria encuenfra agradable el desplazarse sobre el pasto.

« Se pone en evidenda que la planificadón arqiütectónica en cuanto a ftmdonalidad de caminos y localizadón de depósitos de basuras no ha sido la mejor, es decir, que no se tuvo en cuenta el crecimiento a pequeña escala.

» La mayoría de los individuos que habitan la universidad tíene el inte­rés de Uegar a tener una urüversidad más Umpia, sin deterioros del paisaje y zonas verdes.

« Se hace necesario el apoyo y aporte de todos los sectores de la universi­dad para el desarroUo de las actívidades que contribuirán a la solución de los dos problemas fratados.

BIBLIOGRAFÍA

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BOGOTÁ, LA DIMENSIÓN CULTURAL, UNA LECTURA

TRANSVERSA

Julián Arturo*

U n habitante bogotano de comienzos del siglo XX que pudiera renacer hoy enconfraría otra ciudad, esfructuralmente diferente, escenario de vie­jos y nuevos conflictos y violencias, de territorios cruzados, de construc­ción de identidades; ciudad que es el lugar de oportunidades, escenario de grupos antíguos y de etnicidades que antes no se veían -como afro colom­bianos en los parques y en varias zonas especializadas de la ciudad-. En­contraría antiguas y nuevas modernidades. Sin duda el rasgo más sobresaliente que observaría es el movimiento, el crecimiento de procesos sociales sin decantar

La heterogeneidad producto de los diversos grupos sociales Uegados a la dudad en las últímas décadas se ve reforzada por el efecto de la globaUza­ción, que en gran medida está constítuida por procesos culturales y poUtí­cos. Por eso las identidades, especialmente de los jóvenes bogotanos son abigarradas y múltiples. Pero también se enconfraría con mucha más gen­te preocupada por la ciudad. Si Bogotá en parte no ha tenido deudos hasta ahora, eso está cambiando rápidamente. Los primeros migrantes conside­raban mucha gracia Uegar y sobrevivir en la ciudad, en ese sentído "coro­nar" su proceso personal o famüiar. Los hijos de eUos se consideran bogotanos y dudadanos con todos los derechos, para exigülos y luchar por eUos.

Sin embargo, no las tienen todas consigo cuando se trata de su compor­tamiento dentro o no de la legaUdad. En ese sentído el pasado sigue te­niendo mucho peso pues seguimos siendo bastardos, hijos naturales. Bogotá ha sido en gran medida una ciudad üegal, casi la mitad de sus casas o

Profesor, Facultad de Ciendas Humanas, Departamento de Antropología, Bogotá, coordinador de la Red Bogotá de la Universidad Nadonal de Colombia.

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1U.UAN..ASIU.RD....,

lugares de habitación fueron consfruidos por autogestíón, en lotes de ur­banizadores üegales (piratas), que no pagaron los costos de la urbaniza­ción ni los impuestos correspondientes. Durante la última década del siglo XX aún una parte significafiva de los servicios de agua y electricidad eran confrabandos que tampoco pagaban por el uso de esos servicios. El reaU­zar muchos comportamientos y posiciones que en Bogotá se consideran legítimos pero no legales, conUeva una gran desconfianza hacia las autori­dades y las regulaciones que ellas establecen, que fiene sus antecedentes en el principio de que las ordenanzas reales o las disposiciones de los cabü-dos "se obedecen pero no se cumplen".

En numerosos estudios e investigaciones de carácter perceptivo, Bogo­tá se considera un buen vividero, el mejor del país, sin embargo, gran par­te de los empleos y ocupaciones de los bogotanos o de los pobladores de Bogotá viene del sector informal, sin seguridad social y con considerables tasas de auto explotación propia o famiUar.

Al comenzar el siglo XXI la curva demográfica de la ciudad parece estabilizarse de modo que en las próximas décadas puede esperarse una mejoría del nivel de vida de los bogotanos.

Partiendo de la historia y la memoria de Bogotá, en el presente artículo se hace una lectura fransversa para comprender procesos y fenómenos que en la dimensión cultural han hecho de esta ciudad lo que es al comen­zar el siglo XXI, como la prindpal ciudad del país, ciudad simbóUca, de recursos. También se alude al proceso de creadón de las identidades de los bogotanos, a fravés de la identificación con territorios y símbolos en la época contemporánea.

ARQUEOLOGÍA DE CIUDAD

Comprender los procesos sodales y los desarroUos espaciales de Bogotá puede ser emprendido a partir del presente y a la manera de un arqueólogo visualizar la ciudad en sus diferentes profundidades históricas. EUo constí­tuye parte de la expUcación del porqué ocurren las cosas en la ciudad. Otra expUcación está en los migrantes que conformaron la ciudad a partir de la segunda mitad del siglo XX. De esa manera se puede establecer la evolu­ción del núcleo original, sus desarroUos espaciales y sociales, y simultánea­mente el crecimiento de la ciudad en la Sabana hasta convertirse en una conurbación o una mancha poUcénfrica, en los umbrales del siglo XXI.

En esa búsqueda enconframos elementos y personajes fundamentcües que dieron sus caracteristícas a los actores sociales bogotanos.

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_ B . 0 G 0 T A J > DIMENSIÓN CULTUMUiJNAJíCTUR^^^

EL MESTIZO COMO HABITANTE CLAVE DEL ALTIPUVNO

Como indican Zambrano (2000) y Vargas, un personaje o actor social, como se dice ahora, clave en la formación del bogotano es el mestizo del altipla­no y del reino. Se frata de un rebelde que no le tíene miedo al infierno y que no pasa por la iglesia. Es un personaje situado en la línea de sombra, que no está adenfro ni afuera. Es senü-legal (como posteriormente lo serán los vendedores informales o procesos como la autogestíón). No es de aquí ni de aUá, migra, pero fundamentalmente no está sometído al son de cam­pana rü al confrol ejercido por el cura sobre las comunidades y parcialida­des indígenas. En ofras manifestaciones culturales es un irreverente.

Los mestizos viven y se mueven en el altíplano, constítuyéndose en los actores sociales más representatívos a nivel popular de los habitantes de la Colonia en Bogotá y el altíplano. El efecto poUtíco más importante de su presencia, es que a düerencia de ofros países hispanoamericanos que no tíenen una población mestiza considerable, en la Nueva Granada se pro­duce la fragmentación del poder, pues el mestizo no obedece. En el siglo XIX podemos verlo en las fincas de la Sabana en el orejón sabanero. Ese mestizaje ampUo que, según JuUán Vargas, llega a ser la mayoría de la po­blación desde el siglo XIX expUca en parte el tamaño considerable de la clase media en Bogotá y otras dudades colombianas, en comparación con los países andinos y ofros de pobladón indígena considerable. También confribuye a la expUcación de comportamientos de los bogotanos en el siglo XX, por ejemplo su dualidad frente a la legaUdad, en especial en realizar comportamientos que se consideran legítímos aunque sean ile­gales.

MENDIGOS, NIÑOS Y MUJERES EN LAS CALLES DE SANTA FE

Las mujeres solas eran una consecuenda de los hombres ejecutados que dejaron a sus compañeras indefensas, las cuales migraron a Santa Fe. En México y Lima también había más mujeres que hombres, espedalmente porque desempeñaban dertos ofidos urbanos, según dice la historíadora María Imelda Ramírez. A finales del siglo XVIII se termina con la institu­ción de la nodriza y se establece el hospicio real, para intentar manejar los expósitos como se Uamaba a los niños huérfanos. Eran los tiempos del des­potismo Uusfrado de Carlos III y la idea impUcaba una aceptación de la pobreza en las colonias y particularmente en Santa Fe. Con lo del hospicio y ofras casas para mujeres se establedó la primera limpieza social en la

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IUÍIANARTURQ

ciudad, claro que con connotaciones diferentes a las que luego se dieron en el siglo XX, que impUcaban la eliminación física de los "desechables".

BOGOTÁ, ESPACIO CAMBIANTE

Aproximadamente a mediados del siglo XIX los símbolos pasan del predo­minio reUgioso al civü, alrededor de los márfires de la independencia y de las posibiUdades de la sociedad civü. i .-.

A fines de ese mismo siglo, los estratos altos crean espados cerrados para la recreación: el coUseo, el teafro, el estadio, el hipódromo. Es la época en que Bogotá se ufana de ser la Atenas de Suramérica' por sus tertulias y veladas en el Teafro de Colón. El pueblo conserva la plaza, los espados 'públicos'. ,, , . : . ,

Internamente se establecen nuevas fronteras. A medida que las dife­rencias de sangre y de cuna son menos importantes, se establecen diferen­cias UngiÜsticas, de idiolecto, de tono de voz, de expresión corporal, que agregadas a las expresiones fradicionales en el vestido y otros aderezos, Uevan a la diferendadón de los rolos entre el cachaco y el guache, que constituyen personajes o actores sociales que predominan a finales del si­glo XIX y en buena parte del XX. La predominancia de esa duaUdad sólo cede con las migraciones de ofros lugares del país hacia la capital, lo cual matiza el escenario sodal. ,

Esa fuerte diferenciación entre gente "decente" y popular es necesaria para los primeros pues ante la falta de mayores recursos econórrücos es necesario arrendar parte de las casas. Así, subdividen las casas: en el inte­rior viven los dueños, los cachacos; hada el exterior, están las tiendas. Ri­cos y pobres viven en el mismo sitio. Esa situación inaugura un hecho importante en la capital en el siglo XX, el inquUino. No el inquilinato que está circunscrito al cenfro y a otros lugares espedficos sino el inquiUno, en casas donde también vive el dueño de la misma.

Así, en el siglo XIX la ciudad pasa por periodos de cambios internos, aumento de la población, cambios producidos por la infroducción de nue­vas tecnologías como el telégrafo, el teléfono, el alumbrado púbUco. La ciudad crece cinco veces en pobladón, pero espacialmente todavía está consfreñida en sus Umites naturales. A comienzos del XX prácticamente explota, se sale de sus orígenes y territoriaUza buena parte de la Sabana. Por esa época Bogotá tuvo sus personajes típicos, la Loca Margarita, Pomponio, el Bobo Tranvía, luego el doctor Goyeneche, el Artista Colom­biano, fueron sobrevivientes de esa época, pero más restringidos a un sec-

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BOCOTÁj, LA DIMENSIÓN CULTURALt^UNA LECTURA TRANSVERSA

tor, pues el centro había perdido mucho de su influjo cultural, aunque no poUtico.

Luego, a mediados del siglo XX, después del 9 de abrü, se produce la otra etapa intensa de ocupación de la sabana. Ocurre un cambio en la di­mensión tamaño-escala: desde 1948 el área ocupada de Bogotá se quintuplicó y la población aumentó frece veces, tensionando los recursos y el ambiente. ' •'.

A comienzos del siglo XX Bogotá se identificaba como una unidad, con un solo centro, pero luego se constítuye en un nuevo conglomerado de espacios y núcleos dispersos. El proceso tíene que ver con las oleadas de migrantes, el crecimiento de la ciudad, la autogestión y los cambios generacionales. Y se expresa en los nuevos cenfros constítutídos por los centros comerciales, los gimnasios, los parques mefropoUtanos, las zonas rosas, los hipermercados, los parques cementerios.

Luego de cinco décadas, el mosaico cultural y espadal que se originó no ha cuajado en una sociedad suficientemente auto-regiüada como para que sus habitantes la perciban como amable y segura. >

Como resultado de lo anterior, y de ofros fenómenos y procesos, no existe en la páfina cultural de los pobladores bogotanos el sentido de lo púbUco como bien común.

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TEMAS BÁSICOS

Al comenzar el siglo XXI Bogotá sigue siendo una ciudad mediterránea y en algunos aspectos aislada del mundo, pero es, tal vez con BarranquiUa, la más mefropoUtana de las ciudades colombianas, integrando o colocan­do juntas diversas etnias y regiones culturales.

La primera de las dimensiones en el desarroUo de las formas culturales es el territorio. No solamente la ciudad ha crecido espadalmente de mane­ra muy considerable sino que los territorios han cambiado de simboUzación o han superpuesto nuevos símbolos a los antiguos.

1. Espacio y territorio . *

El espacio y la organizadón espadal son producto de las organizadones sociales y culturales en términos de darle sentido, de marcarlo y de apro­piárselo. Dentro de ese conjunto de ideas el territorio podría defirürse como una categoría particular y subjetiva que hace referencia al hecho de la sig­nificadón que pueda darle cada individuo al espado. Así, algunas de las

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formas que tíenen los individuos para identificarse, son demarcando, defi-rüendo, y simbolizando el espacio, no hay pues un lugar sino un conjunto de eUos en red, una yuxtaposición de mundos. En síntesis, cada lugar su­pone un conjunto de posibilidades, de prescripciones y de prohibiciones cuyo contenido es a la vez espacial y social.

El territorio, como el susfrato espacial necesario de toda relación hu­mana, al cual el hombre no accede directamente sino a fravés de una ela­boración simbóUca que no está determinada por las condiciones físicas. En ofras palabras, las formas espaciales que conllevan sigrüficaciones sodo­culturales es lo que el anfropólogo José Luis Garría denomina territorio.

¿Cómo creamos territorio? Poniendo signos para simbolizar. Una pie­dra, una iglesia, un cenfro comerdal, un parque. Se deUnüta y se marca, se esfructura y se jerarquiza, se semantiza y se simboliza, y finalmente se de­fiende. En la ciudad el espacio es el escenario de territorios cruzados. En cuanto territorio el espacio puede servir para varios usos, o por superposi­ción ser la confluencia de varios territorios, que sean complementarios o cuyos conflictos no necesiten resolverse. En Bogotá pueden confluir, por ejemplo, los de vendedores informales con bandas juvenües, pero dos de eUas fácilmente pueden enfrar en confrontación.

El imaginario se proyecta sobre los sitíos que no conocemos, sobre eUos desplegamos nuestras ansiedades, miedos o expectatívas. Por ejemplo. El Cartucho se consituye en el lugar simbólico de la violenda y la droga en la dudad, o Ciudad BoUvar el de la pobreza y la violencia, fundamentalmente por personas que nunca han estado aUá o no los conocen sufidentemente.

¿Qué pasa en el territorio urbano de Bogotá? Los que se presentan a contínuación son algunos de los fenómenos que pueden observarse en la ciudad. -' - v .. ^

Subsidio de unos sectores a otros y disputa por el terrítorio „ 1.' - ^ ' - •

El Prado Veraniego es un buen ejemplo, viví en ese barrio de auto gestión durante 17 años. En las viviendas no se deja espacio para garaje o parqueo y por eso los carros se parquean sobre las aceras o en la caUe. Adicional­mente, el espado púbUco es invadido por taUeres automotrices que vir­tualmente frabajan en la caUe. El sitío es ahora un bazar que ofrece una variedad de comerdo, ofidos varios y fábricas artesanales. Pero ampUando el especfro de observadón es posible darse cuenta que la urüdad es más ampUa y que en reaUdad este barrio subsidia en espacio a los vednos de los barrios que quedan pasando la autopista norte en Bogotá. Mienfras que

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esos barrios, que corresponden a esfratos económicos más altos, mantie­nen su espacio púbUco, constítuido por parque y zonas verdes, limpio y a veces sin uso, invaden el espacio de mi barrio, en donde realizan desde el uso de los cajeros elecfrónicos, pasando por las compras en el supermerca­do popular, más barato, efectuando todo tipo de reparadones, invadiendo el espacio púbUco. Si bien de alguna manera este es un tipo de conviven­da, regulada por el intercambio comerdal, la sesión del espacio púbüco a los vednos de los ofros barrios no deja de disminuir la calidad de vida del que cede el espado. Así como el sector informal de la econorrüa subsidia al formal, los barrios pobres de la ciudad subsidian el espacio de sus vednos de mayor esfrato.

Territorios especiales

Son los de los reddadores y los de las bandas, parches o combos, también los del miedo. En El Cartucho y en las ollas los seres humanos se deshuma­nizan, se denigran, se desfruyen y los habitantes de la caUe no ignoran esta reaUdad. Evidenciamos un doble proceso de exclusión y marginalidad, a rüvel individual porque el habitante de la caUe reconoce El Cartucho como un espado donde puede ser Ubre, donde puede ser como es, y a nivel sodal porque sabe y siente que son considerados como la «escoria del país», que son estigmatizados y aislados.

Un elemento fundamental en la territorialización de la ciudad es el mie­do. En determinadas situaciones el hombre se ve enfrentado a estímulos o representaciones mentales que él siente como amenazas y es justamente ese reconocimiento de im peUgro real o imaginario el que determina en el individuo un sentimiento de miedo (Mannoni, en Territorios del miedo en Santa Fe de Bogotá: "Imaginarios de sus dudadanos": 35).

En El Cartucho el poder se ejerce por medio de la violencia física. Uno de sus insfrumentos es pues el miedo, pues con él se ha creado un aniUo que al mismo tiempo permite que los consumidores, muchos en estado terminal de adicción y deterioro físico, vivan "libremente", haciendo lo que quieren hacer, y por otra parte las organizadones mafiosas que confro-lan al centímefro el lugar puedan operar impunemente. Sin embargo, el éxito en crear un espacio para operar con relafiva Ubertad lo ha converfido en referente simbólico de la droga, del terror y de la muerte en todo el país. Los lugares de más miedo están ubicados en las intersecciones de las ca­Ues, en las esquinas, incluyendo el Botadero de los Muertos. Hay una caUe en particular que se considera "tenebrosa". Se ubican actores sodales que tie-

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nen que ver con el miedo, como viciosos (consumidores), taquUleros (ex­pendedores al detal) y campaneros (quienes avisan si viene la poUcía o exfraños).

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El espacio vivido' . .- -

Vendedores, conductores, peatones, estudiantes. La ciudad no es sólo el conjunto formado por el paisaje natural y construido, por las funciones urbanas que allí se desarroUan y por las características de la pobladón que las vivencia, sino que fundamentalmente es un espacio vivido, sentido, valorado y percibido de forma dÜerente por los individuos que la habitan (Zarate, 1991).

En la mayoría de los actores la percepción inmediata, que se obtiene en las encuestas, es negativa, porque es la que se recibe de los medios de co­municación, son los lugares comunes; pero al profundizar en su estudio, se ven otros elementos, más positivos, en la medida en que se contextualiza la percepción y se completa el cuadro del espacio vivido. La etnografía permite mirar por dentro la percepción y decodificar el lugar común. Los vendedores informales de la caUe desarroUan gran parte de su vida en el espacio púbUco, comen, hacen visita, crían a sus hijos, pelean enfre espo­sos, escuchan la radio, leen el periódico, juegan y frabajan. Este es su espa­do vivido, su fuente de frabajo, su manera de subsistir. En este contexto resultan particularmente borrosos los límites entre lo privado y lo público.

Como el espacio vivido, los claustros no son iguales al lugar físico sino que se consfruyen socialmente a partir de la multipUcidad de relaciones e imaginarios que se dan, en nuesfro caso no sólo por los estudiantes, por sus maesfros o por quienes observan estos lugares y lo que allí ebulle. En los mapas consfruidos por los estudiantes sobre la ciudad, un aspecto que resalta es la autoubicación a fravés de aquellos referentes que les son más cercanos: la Avenida Caracas, la urüversidad donde se estudia, las activi­dades que constituyen su imaginario cultural en la ciudad, los francones, el sitio de frabajo. Ofros escenarios urbanos que aparecen son Monserrate y Guadalupe, la BibUoteca Luis Ángel Arango, el Museo Nadonal, la Plaza de BoUvar, el Parque Nadonal, el Planetario, la Hadenda Sta. Bárbara, el Bulevar Niza, en general los cenfros comerdales y los parques mefropoUtanos.

El Espado Vivido es un estudio realizado pror un grupo de estudiantes de la Maestría de Ciudad y Medio Ambiente del Departamento de Antropología.

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Los mapas mentales de los estudiantes universitarios son pesimistas como sus respuestas a la encuesta, alU la tendenda es a expresar el francón, las dificultades del transitar en la ciudad, la contaminación del medio am­biente, algunos hacen referencia a sitios para la lúdica o representatívos de la ciudad, pero no son los más.

El espacio vivido desborda la dimensión física, enfraña los lugares de la memoria, individual y colectíva. Emerge de la red de interacciones y rela­dones que constítuyen quienes lo viven, lo ocupan, le dan un uso... en este sentído la pregunta por lo púbUco y por lo privado pone de manifiesto el sentido político de tales definiciones, lo que hace imposible la aspiración de definir de una vez por todas el borde que separa uno de otro. Esa fron­tera es móvil, cambia con los actores, los fiempos y los lugares.

En el "espacio vivido" se reconoce que cada grupo genera su propia percepción de lo púbUco, construye sus propias formas de ver, representar y consumir espacio púbUco. La percepción que tienen los diferentes acto­res (vendedores ambulantes, peatones, conductores, escolares y universi­tarios) de la ciudad está asociada con las imágenes de contaminación, densidad de población, edificios y vehículos y con la congestión del tráfico vehicular; unida a eUas aparece la figura del desorden y del caos. Al cruzar la información por sexo se observa cómo hombres y mujeres perdben la ciudad de la misma manera. Es interesante que al analizar los resultados por nivel de educación se observa que para los escolares la percepción de la ciudad está un poco más unida a la densidad de población, edificios, vehículos y a la congestión vehicular, mienfras que para los de educación superior está más unida a la imagen de la contaminadón.

Los conflictos en el espacio púbUco son mútUples. Es fádl percibir que hay conflicto entre peatones y conductores en la disputa inmediata por circular en el espacio, y por la ausencia de normas tácitas de respeto al más débil. Pero también se presentan enfre los mismos grupos de actores, en particular entre los conductores, y enfre los vendedores ambulantes. Sin embargo, en todos los actores hay un afecto y sentimiento por la ciudad, como el mejor lugar para vivir.

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El espacio público como hogar extendido de los pobres

El vendedor informal de la caUe se ha ido apropiando de ella, haciendo uso privado de un espado púbUco para supUr sus necesidades básicas de sobrevivenda o para su usufructo. El espacio público es así el hogar exten­dido del pobre (Glick, 1994). De este uso surge la territorialización del es-

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pació, donde el vendedor de la calle desarrolla su vida privada. Surgen también la irregularidad y los conflictos. La lógica en los espacios púbUcos no es una dialéctica sino una problemática, donde la vibración constante de la membrana que redefine los Umites de lo privado y de lo público no permite establecer con faciUdad qué es privado y qué es púbUco, en pala­bras de Isaac Joseph (1984).

Diferentes escalas de apropiadón: el barrio, la locaUdad o zona, la du­dad. Los cofidianos y los ocasionales en la Plaza de BoUvar.

2. Modernidad

La primaría urbana es resultado de la enfrada a la modernidad de América Lafina. Modernidad se entiende como los procesos económicos, políficos, ideológicos, artístícos, literarios y de otra índole que son concomitantes con el desarroUo del capitaUsmo. Se da de distínta manera en la periferia que en el cenfro. Hay distíntos períodos y aspectos en esa modernidad.

Diferentes momentos y aspectos de la modernidad en el siglo XX en Bogotá son: .

1. La Atenas Suramericana, de 1870 a 1948. Ideológica y de poder. ' 2. La infroducríón del franvía eléctrico y la expulsión de los propietarios

gringos, de 1883 a 1910, y de 1910 a 1948. Tecnológica y de movimientos sociales.

3. Los barrios migrantes y populares. El Ricaurte, Germania, Belén, ViUa Javier, de 1910 a 1930. Luego en el occidente y en el sur a partír de 1930. Espacial y política (control social).

4. El ferrocarü y La Estación de La Sabana, de 1890 a 1950. Tecnológica y de desarrollo industrial y económico.

5. Los planes de desarroUo urbano, fundamentalmente los de Brunner y Le Courbusier, 1934 y 1952. Son POT, pero no corresponden ni a Bogo­tá, ni a Colombia.

6. El gobierno de Rojas Pínula, con la construcción de la autopista norte, el Aeropuerto El Dorado, la consfrucción del CAN. La infroducción de la TV y del radio fransistor, de 1953 a 1957. Espacial, tecnológica y política.

7. El Frente Nadonal, con el voto de la mujer, las organizadones de campe­sinos e indígenas, el UPAC, de 1958 a 1974. Político, ideológico y económico.

8. La consfrucción de los puentes de la caUe 26, de las avenidas conectoras, del Templete, y conjuntos de vivienda como Ciudad Kennedy, de 1961 a 1974. Espacial - de gran ciudad.

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9. Predominio en la consfrucción de condominios (guetos urbanos), cen­fros comerciales, parques mefropoUtanos, jardines cementerios, cafés internet, como centros simbólicos, de 1978 al presente. Espacial y simbológica.

10. Recuperación de cenfros en la Candelaria, San Victorino y El Cartucho, en TeusaquiUo y ofros sitios de la ciudad.

La Atenas Suramericana

Un buen ejemplo de los fenómenos culturales es el planteamiento de que Bogotá es un cenfro cultural ideológico-ciütural simüar a Atenas en su época de esplendor o modernamente a Francia. Siu-ge en las posfrimerías del siglo XIX y permanece vigente hasta la primera mitad del XX. Este imagi­nario recoge la importanda del discurso cultural como legitimador del poder poUtíco.

El discurso cultural de la época pudo contribuir a la cristalización del proyecto poUtico, ratificando desde la cultura, el discurso cenfraUsta plan­teado por los poUtícos liberales y conservadores, que afines con las ideas de centralizadón del poder en una capital mediterránea, consoUdan a Bo­gotá como el cenfro regulador del poder polífico y económico. Desde la cultura como cenfro prestador de servidos culturales, la vanguardia cultu­ral y poUtíca se concenfraba en los esfrechos rírculos de intelectuales-poU-tícos que animaban la vida de la ciudad.

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Imaginarios y leyenda negra Estereotípos y lugares comunes: la visión negatíva de la ciudad, la creación de imaginarios estigmatizantes.

Se piensa que la ciudad es el epicenfro de todos los males, al mismo tiempo en la dudad hay mejores condiciones de serviríos, salud, vivienda (más espado por habitante), educación y empleo.

Los Uamados cordones de miseria, que corresponden en reaUdad a una visión desde fuera, se organizan y mejoran.

Pero también se estereotipa estigmatizando a grupos, espedalmente a los más débües. Por ejemplo, en 1996 el intento de traslado de Comuneros produce una doble estigmatización. Razones económicas, papel del Esta­do en la lucha de clases. Se los mosfró como del Cartucho. Ofros grupos o territorios, zonas, estigmatizadas son los jóvenes, especialmente los po­bres, los habitantes de las zonas pobres -Ciudad Bolívar por ejemplo-, los

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reddadores, las mujeres y en general las minorias débües, los ladronzuelos versus políticos y burócratas como deUncuentes de cueUo blanco.

IDENTIDAD

No es cierto que tengamos un problema de identidad. Por lo menos no en los términos que suelen plantearse para decir que no somos una sociedad organizada, como los países industrializados o del cenfro del capitaUsmo. Es una posición colonialista, que parte de un modelo de lo que debe ser la identidad, de la referencia a valores, música, vestido y otros patrones de comportamiento que se consideran fradicionales, que crean la quintaesenda de una identidad.

Se ha dicho qu en el presente texto se percibe la ciudad no como un territorio homogéneo sino como un conjunto de variados territorios, cada uno con sus Umites, reglas, comportamientos, relaciones y actores. Esa he­terogeneidad territorial lleva a que los actores no posean una identidad unívoca, sino con una variedad que está en concordanda con el lugar en el que se ubiquen. Los roles están deUmi tados por leyes y normas, algunas expUcitas y ofras que tienen sentido sólo para los individuos ubicados en un lugar y hora determinados, denfro de los marcos semánticos.

Así, pues, el individuo no tiene una identidad única, sino que es un conjunto de varias de eUas. Dependiendo del lugar donde se encuentre una persona se determina quién es en un momento dado, pues la identi­dad del individuo tíene una dinámica dentro del tiempo y espacio social. En ofro sentído, un lugar posee una dinámica en su identídad dependien­do del individuo o grupo que lo perciba.

Ahora la identíficación es con un espacio más restringido: la caUe, el barrio, la zona o alcaldía menor (el Kennedy, o la super 8, por ejemplo), el condominio, el centro comercial. Se produce un doble fenómeno de iden­tídad, con la interfase, y con los parches como anclaje.

La idea de identidad colectíva y virtual comienza con la de la nación o el país, y luego se fransfiere a la media y en el momento a la interfase, a la web.

Es un proceso complejo, influido por el pafrón regional, la migración del campo a la dudad, los procesos de modernidad, la globaUzación, con­sumidores y dudadanos, la interface. Hay también una subordinadón a cenfros ideológico culturales, Atenas Suramericana, los Estados Unidos.

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De ¡o regional a lo loca!, y a lo nacional

Los referentes de identidad son importantes por ser elementos que se van asimüando en el proceso de consfrucdón de la identídad. Algunos son:

1. El esfrato socio económico al que pertenezca el individuo 2. El típo de actívidad que se haga en el lugar 3. El estatus del individuo dentro del lugar 4. La pertenencia a un grupo (grupo social de referenda) 5. La pertenenda a un género determinado, incluyendo homosexuales y

matices. ImpUca típos de ocupadón aptos para cada género, valores famulares y de pareja

6. Concepciones de feminidad y masculirüdad, matices 7. Grupos etáreos, involucra ideas de juverül y senü, de utíUdad, de aptí-

tudes para relacionarse con espacios e individuos.

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