Pesimismo intelectuales

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Flistorta El pesimismo dcompana a la t .t I t I humandaddesde trcmpos remotos; sintoma unls ueces persondl, otras social, ;de d6nde swrge?, ;qui6nes lo riegan? La introspecci6n reflexiua y un recorrido historico, puede aportdr algo deluz. Enrique G. delaG. EL pEsrMrsMo EspoNrArueo o tNSTINTtvo Unade las resefras cl6sicas de la historia del oensamiento oesi- mista es la obra del ingl6s James Sully (1842-1923), Pessi- mism. A HistoryAnd A Criticism (1877). Sully se form6 en Berlin, y conoci6 el pensamiento alemSn. Enesa obradistin- gue el pesimismo espont6neo o instintivo del filos6fico, inau- gurado por Schopenhauer. Antes de Schopenhauer solohubo pesimistas diletantes, puesresulta dificilel florecimiento del pesimismo sistem6tico en un contexto cristiano, por ser hijo de la desesoeranza. Losgriegos cl5sicos, fuera de la enjundia socr5tica y de la teleologia aristot6lica. se caracterizan por su pesimismo trii- gico. Frente al desesperar de la vida, la mejorsoluci6n -la 0nica soluci6n. a veces- es sacarse los ojos para no verla. Teognis exagera a0n m6s: <Serfa mejor para los nifros no haber nacido... Pero aunque eso fuese lo 6ptimo. si ya nacie- ron, lo mejorque lespodrfa suceder es traspasar laspuertas del Hades cuanto antesD. El pesimismo es en esteestadio la reacci6n frentea una amenaza perturbadora de la existencia, por lo general buena, organizada, con una patria y un destino. El h6roe se distancia de los mortales en tanto sortee lasdificultades. Su premio no es s6loel reconocimiento de la sociedad y su imitaci6n, sino el gozo pleno de la vida. Enitaca, Ulises esel hombre feliz por antonomasia, junto a la fiel Pen6lope. Resulta mfnima, en cambio, la literatura romana oesimista. Es tan escueta, que el carpedieml (iaprovecha el dia!) hora- ciano y el o tempora, o moresl (iay tiempos, ay costumbres!) ciceroniano la sintetizan. La crisis general del imperio pudo desembocar en posiciones negativas pero,mal que bien.la sociedad se habia ya cristianizado, por lo que fue inmune a cosmovisiones oesi mistas. La Biblia, que no es ingenua, retrata el pesimismo, en espe- cial el Librode Job. Algunos pasajes de los mismos Evangelios parecen pesimistas, aunque al final muestren reluctancia a esta postura. Los personajes m5s sorprendentes son losdiscl- i' ,Ltr: .,i'! *y+i ffi* "tj'r !!: .'.. $r{"

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Flistorta

El pesimismo dcompana a lat . t I t Ihumandad desde trcmpos remotos;

sintoma unls ueces persondl, otras

social, ;de d6nde swrge?, ;qui6nes loriegan? La introspecci6n reflexiua yun recorrido historico, puede aportdralgo de luz.

Enrique G. de la G.

EL pEsrMrsMo EspoNrArueo o tNSTINTtvoUna de las resefras cl6sicas de la historia del oensamiento oesi-mista es la obra del ingl6s James Sul ly (1842-1923), Pessi-mism. A History And A Criticism (1877). Sully se form6 enBerl in, y conoci6 el pensamiento alemSn. En esa obra dist in-gue el pesimismo espont6neo o instintivo del f i los6fico, inau-gurado por Schopenhauer. Antes de Schopenhauer solo hubopesimistas diletantes, pues resulta dif ici l el f lorecimiento delpesimismo sistem6tico en un contexto cristiano, por ser hijode la desesoeranza.

Los griegos cl5sicos, fuera de la enjundia socr5tica y de lateleologia aristot6lica. se caracterizan por su pesimismo tri i-g ico. Frente al desesperar de la v ida, la mejor soluci6n - la0nica soluci6n. a veces- es sacarse los ojos para no ver la.Teognis exagera a0n m6s: <Serfa mejor para los ni f ros nohaber nacido.. . Pero aunque eso fuese lo 6pt imo. s i ya nacie-ron, lo mejor que les podrfa suceder es traspasar las puertas

del Hades cuanto antesD.El pesimismo es en este estadio la reacci6n frente a una

amenaza perturbadora de la existencia, por lo general buena,organizada, con una patria y un destino. El h6roe se distanciade los mortales en tanto sortee las dif icultades. Su premio noes s6lo el reconocimiento de la sociedad y su imitaci6n, s inoel gozo pleno de la vida. En itaca, Ulises es el hombre feliz por

antonomasia, junto a la f ie l Pen6lope.Resul ta mfnima, en cambio, la l i teratura romana oesimista.

Es tan escueta, que el carpe dieml (iaprovecha el dia!) hora-ciano y el o tempora, o moresl (iay tiempos, ay costumbres!)c iceroniano la s intet izan. La cr is is general del imper io pudodesembocar en posic iones negat ivas pero, mal que bien. lasociedad se habia ya cr ist ianizado, por lo que fue inmune acosmovisiones oesi m istas.

La Biblia, que no es ingenua, retrata el pesimismo, en espe-cial el Libro de Job. Algunos pasajes de los mismos Evangeliosparecen pesimistas, aunque al f inal muestren reluctancia aesta postura. Los personajes m5s sorprendentes son los discl-

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pulos cabizbajos de Emafs. Pero tanto el Job judfo, como losya cristianizados discipulos de Ema0s, cuentan con la cuber-terla necesaria para no dejarse impresionar por el pesimismorenqueante. A Job le es restituida una familia y sus pertenen-cias se mult ip l ican; a los discipulos de Ema0s les basta reco-nocer a Jesucristo resucitado durante la cena para regresar aJerusal6n.

El pasaje del Calvario da claves para entender las dos pos-turas frente a un mal compartido. El moribundo Dimas descu-bre c ier ta esperanza en medio del supl ic io, mientras queGestas, al rebelarse, atenaza atn m6s su espfritu. Cristo salvas6lo al or imero.

Como consecuencia de estas ensef ianzas. el cr ist ianismomira receloso a los pesimistas y enarbola al mismo tiempo laalegria como virtud. Las cat5strofes mayores son s6lo aparen-tes en tanto dones previstos por la Div ina Providencia. Nis iquiera la lucha asc6t ica cr ist iana dar6 lugar al abat imiento:el ejercicio de la esperanza es el salvoconducto del creyente.

James Sul ly considera a Hamlet ( i1600?) el puente entre elmundo ant iguo y el moderno. Las tendencias pesimistas uoptimistas se desdibujan y una oscura escatologia hace actode presencia. Cierta rebeldfa escandalosa para el ant iguo,fiofra para el moderno, se divierte con sus primeros guiflos.Hamlet se expresa asf en el famoso mon6logo cuyo inicio haconmovido a todos los hombres (To be, or not to be, that isthe question\:

[70] For who would bear the whips and scorns of t ime,Th' oppressor's wrong, the proud man's contumely,The pangs of despised love, the law's delay,The insolence of office, and the spurnsThat patient merit of th' unworthy takes,

[75] When he himsel f might his quietus makeWith a bare bodkin; who would fardels bear.To grunt and sweat under a weary l ife,But that the dread of something after death,The undiscovered country from whose bourn

[80] No traveller returns, puzzles the wil l,And makes us rather bear those il ls we haveThan fly to others that we know not of? r

EL PESIMISMO FILOSOFICO ATEO Y CULTOEl terremoto, e l tsunami y el incendio de Lisboa en 1755 hansido desde entonces uno de los hitos obligatorios en la concien-cia europea moderna. La catSstrofe fue cuantiosa v conmovi6

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las fibras de un sinn0mero de hombres. El pesimismo, respira-ble ya en la 6poca, contagia a muchos escritores desde enton-ces.

Arthur Schopenhauer (1788-1860) organiza y sistematiza esepesimismo. Se le reconoce por un acuerdo casi undnime comoel primer pensador pesimista en el sentido fuerte, f i los6fito.Gracias a 61, el Weltschmerz (dolor por el mundo) se arrastrapor los pasil los y escaleras de las universidades y se arrincona,con pl6cemes, en las bibliotecas, a pesar del desprecio delmismo Schopenhauer por el mundo universitario. Sus seguido-res desembocan en Nietzsche (1844-1900).

El triunfo de la novela decimon6nica y sus amplias repercu-siones socioculturaes empobrece el sistema inmunol6gico demuchos. que comienzan a resfriarse por las corrientes pesimis-tas centroeurooeas.

Dos fracasos confluyen en el manantial del pesimismo fi lo-s6fico: el proyecto i lustrado se viene abajo y el cristianismo esya insostenible. El determinismo pesimista de corte teol6gicoy los retales de la l lustracidn son el caldo de cultivo dondebrota, casi por generaci6n espontenea , el pesimismo culto.

El descubrimiento del pesimismo cristiano zurcido con lanaturaleza caida luterana acelera o determina la crisis del cris-t ianismo. En efecto, la propuesta de Lutero (1483- i546) espesimista hasta el fondo, y para el siglo XIX el protestantismose decanta ya hacia un ateismo inconforme.

Las consecuencias negativas de la t6cnica derriban el pro-yecto i lustrado. Sirvan de ejemplo la alarma ecologista y eldesbalance econ6mico entre lo industr ia l y lo agrar io. Pero,sobre todo, la t6cnica al servic io del mal, ya sea de maneraaccidental (Ti tanic) o planeada (campos de exterminio ybomba at6mica).

El siglo XX es tambi6n fructlfero. Debe citarse al menos elnombre de Jean Paul Sartre (1905-1980). Al90n astuto hasenalado la diferencia entre Sartre y Nietzsche: el primero selo tom6 todo a broma, incluido el Nobe/; mientras el alemdnfue tan consecuente, es decir, tan alemdn, como para cre6r-sela 6l mismo y terminar loco.

Emil Cioran (191 1-1995) representa, en este s ig lo, otroejemplo insoslayable, con su pesimismo vital y te6rico. Cuen-tan que, al ver lo tan infel iz, su madre le di jo que, de haber losabido, lo habrfa abortado oara ahorrarle la existencia. Perosu pesimismo no es s6lo v i ta l n i anecd6t ico: enraiza en unescepticismo nihil ista.

El r i l t imo ejemplo es Zappfe (1899-1990), pensador norue-go. A su juicio. la inteligencia es un sobredesarrollo que des-

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encaja al hombre de la naturaleza, de suerte que esta nopuede satisfacerlo. La tragedia, como todas, es parad6jica: elhombre orocura deshumanizarse.

Es irrefutable el pesimismo de los intelectuales los dos ri lt i-mos siglos, que serpea todavia hoy.

EL PESIMISMO SOCIAL EUROPEOEn Europa, m6s all6 de la intell igentsia, la posguerra crea unambiente pesimista masivo, hoguera alimentada por la bombaat6mica y las barbaridades nazis. En Alemania se advierte conpart icular c lar idad. La sociedad germdnica, en general cr i t ica,bien informada y con taras hist6ricas recientes, af,eja el pesi-mismo, con la ayuda de escritores y artistas pl6sticos, encerra-dos en su propia incapacidadcomunicativa.

Sin embargo, las esperanzas polar i -

zadas en el Capi ta l ismo y el Social ismoforjan sendas expectativas a lo largo dela Guerra Fria y moldean la sensibil idadde esas generaciones combat ientes.Los j6venes del 68 creen en un ideal .Luchan por 61. El f iasco los estanca enun permisivismo moral interesado en ladiversi6n y un bizarro concepto de cali-dad de vida que pr iv i legia la segur idadecon6mica, la posesi6n y el reconoci-miento pr ib l ico sobre las relacioneshumanas. Para el lo desarrol lan lasherramientas necesarias: tolerancia. tra-

Schopenhauer, primer pensador

pesimista en el sentido fuerte,

filos6fico, organiza y sistematiza

el pesimismo" Gracias a 61, el

dolor por el mundo se arrastrapor pasillos y escaleras de las

universidades y se arrincona,

con pldcemes, en las bibliotecas.

A riesgo de cambiar el tono, intento analizar c6mo ha influidoese pesimismo globalizado en el grueso de la poblaci6n esta-dounidense, victima potencial del terrorismo.

UN PESIMISMO POLiTICO ANTICAPITALISTALa clase globalizada par excellence es la clase media planeta-

ria, en tanto goza de facil idades para viajar, lee la prensa inter-nacional, estudia en universidades con profesores extranjerosy posibil idades de intercambio, aprende otros idiomas y es, almenos en un sent ido minimo, cr f t ica. Las aguas de un nuevopesimismo comienzan a alcanzar a esa clase social. El rfo poli-

t ico sube de nivel . Nos enfrentamos a una nueva versi6n delpesimismo, global izado, de car6cter pol i t ico y depurado por

los medios masivos e inmediatos-muchas veces en t iemoo real- decomunicaci6n.

Estados Unidos juega un papel deci-s ivo en este terreno, ya sea porque elpesimismo llegue a trav6s suyo. ya seaporque se manif iesta como una reac-ci6n contraria a sus maniobras. De estepais depende, en buena medida, si ter-mina por instalarse o s i se vuelve antesde cruzar el umbral . Parece di f ic i l . s inembargo, seguir abrigando el viejo sen-t i r seg0n el cual e l pesimismo es unareacci6n puer i l , espontSnea, comoquiere Sul ly, o un pr iv i legio de los inte-lectuales. Como la increencia rel ig iosa,

bajo duro c inco dlas seguidos y cr6pulas los f ines de semana. el feminismo, la ecologia o tantas otras categorfas anter ior-Tras la caida del Muro en Berlin, el Capitalismo parece ven- mente de c0pula, el pesimismo se globaliza.

cedor y la nueva bandera es la de Hol lywood. Con Estados Los ataques del 11 de sept iembre comprometieron dos deUnidos en boga, acaso en la c ima de su histor ia, e l s istema los valores nacionales mds caros a Estados Unidos: la segurr-exporta el American Dream con d5divas extraordinarias, plan- dad y, como derivado, la l ibertad. En efecto, la l ibertad detando emblemlLicos McDonald's en Mosc0 y Berlfn oriental. movimiento se ha visto interrumpida por las continuas alar-Una economia pujante como nunca antes, e l v iento en popa mas; la l ibertad pol f t ica por la manipulaci6n oportunista ey un panorama prometedor. De una u otra forma se alcanza incluso ideol6gica; la l ibertad de expresi6n por intereses par-el modelo capi ta l is ta, esperado por tantos. De pronto, un t iculares y un largo etc6tera.acontecimiento i r rumpe en la histor ia y enrarece el ambiente: Senalado Osama bin Laden (n. 1957) como el responsablelos aviones del martes I 1 de sept iembre. El preludio habian 0l t imo de los atentados, la opini6n pUbl ica mundial , azuzadasido los Balcanes. por la prensa y el discurso polit ico, esper6 con impaciencia su

Desde ese dia son dos los principalestipos de pesimismo que captura. Acostumbrada al cine, esperaba una operaci6n tancuece la sociedad contempor5nea. Uno viene de Europa, el impresionante como los mismos ataques. Pero las operacionesest6tico; no podremos detenernos aqui en su problemiit ica. El mil itares fallaron y poco falt6 para borrar de la faz de la tierraotro pesimismo, de corte polit ico, es una reacci6n al poderio un pais lejano, pobre y arabizante l lamado AfganistSn. La Casacapitalista que, en su versi6n m6s cruel. l lamamos terrorismo. Blanca se sinti6 urgida a orquestar otra estrategia: el ataque

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a lraq tras la capitulaci6n de la diplomacia y los desesperadosreparos de la ONU, buena parte de la Uni6n Europea, el Vati-

cano y los c iudadanos en las cal les.La debacle de la guerra interminable l leg6 a su peor punto

cuando se conocieron las tor turas en la or is i6n Abu Ghraib.Mi les de pSginas personales en internet reprueban categ6r i -camente a los soldados abusivos en l raq; a lgunos art istas hanconvertido ya en icono la imagen del preso con un manto y un

cono oscuros. sobre una caja con cables electr i f icados. Lam5cula est5 ya puesta en el uni forme mi l i tar , y parece di f fc i lde lavar.

La percepci6n que el mundo t iene de Estados Unidos, tami-zada por los medios de comunicaci6n y las fotograf fas, v ide-os. entrevistas a lfderes de opini6n y la l ibertad de prensa, sealeja cada vez m5s de aquel la ant igua fe esperanzadora en elAmerican Dream, y tiende a debil itarse (cfr. Sasha Abramsky,<Wake Up From The American Dream>, The ChronicleReview). El car iz b6l ico de la administraci6n Bush, el v ict imis-mo tras el 1 1 de sept iembre, el resent imiento por el poderfo

avasallador de Washington y las finanzas de Wall Street pare-

cen confabularse en ciertos individuos hasta formar una con-nivencia i r racional , inst int iva: e l deseo de humil lar a l UncleSam.

Estas var iables pueden avenir hasta poner en apr ietos elAmerican Dream. La crisis serla proporcional a cu6n compro-metidos est6n los mecanismos de la democracia y la seguridadnacional . Carcomidas Ia segur idad, la l ibertad y la democra-cia, el asidero 0ltimo del American Dream son la tecnologfay el nivel de vida. <Estados Unidos ha sido herido en tanto do-gooder, pero sigue presente [a nivel mundial] en tanto goods-

doer> (cfr. Thomas L. Friedman, <Love Our Technology, LoveUs>, Neyy York Times).

A nivel popular, Michael Moore (n. 1954) es la voz mds cr i -t ica de Bush (n. 1946). iSer5 el 6xi to de Moore s6lo un nichode mercado por el cual no vale la pena preocuparse del todoen t6rminos polit icos o un verdadero sfntoma de descompo-sici6n? i5er6 reflejo de una inquietud grande, capaz de esca-lar hasta Hollywood y otras fuentes masivas de comunicaci6ny entretenimiento, y desde al l i . como agua de deshielo, i r r i -gar los val les de la aldea global y contagiar al resto de laooblaci6n?

El quejoso sefror Moore y sus fans son incapaces de recono-cer a Bush como una pieza m5s del engranaje del imper ia l is-mo yanqui , un s imple efecto, una munici6n disparada por lamisma escopeta de donde el los mismos proceden. Bush y

Moore son figuras mainstream, aunque parezcan excepciones

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(cfr . Her iberto Y6pez, <EI real i ty f i lm de Michael Moore>,

Reforma).

Pero s i la c lase media estadounidense cont in0a con ciertodesenfado y desinter6s caracterlstico, con su desprecio pseu-

dorracista por todo aquello distinto de lo American, el restodel mundo tiene serios motivos oara estresarse. Si esto fueraasi , la tabla de salvaci6n ser5 una sentencia de Ovidio: /nge-nium mala saepe movent (Las cosas malas saben mover elingenio). I

San Pedro Garza Garcia. Agosto, 2005.

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