Persia

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Persia (del latín Persa(e), y este del griego Περσίς y Περσική; gent ) es una región histórica de Oriente Medio , al este de Mesopotamia , hoy en día Irán . Índice [ocultar ] 1 Historia o 1.1 El primer imperio persa o 1.2 La expansión persa o 1.3 Cronología o 1.4 La caída del Imperio persa 2 Estructura de la sociedad y gobernabilidad persa o 2.1 La política persa de tolerancia, y su bienvenida como libertadores o 2.2 Características de la administración persa o 2.3 Ejército o 2.4 Zonas hostiles a los persas o 2.5 La debilidad del Imperio persa 3 Cultura persa o 3.1 La religión persa o 3.2 Arte 4 Véase también 5 Referencias 6 Bibliografía 7 Enlaces externos Historia[editar ] Artículo principal: Historia de Irán Los persas fueron un pueblo de origen indoeuropeo de la rama indo- irania que acabaron fusionándose con los pueblos que conquistaron en la época aqueménida. Se originó como un grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de Irán. Alrededor de 1400 a. C. , algunas de estas tribus, antepasadas de los persas históricos, se trasladaron hacia el sur de Irán.

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Persia (del latín Persa(e), y este del griego Περσίς y Περσική; gent) es una región histórica

de Oriente Medio, al este de Mesopotamia, hoy en día Irán.

Índice

  [ocultar] 

1 Historia

o 1.1 El primer imperio persa

o 1.2 La expansión persa

o 1.3 Cronología

o 1.4 La caída del Imperio persa

2 Estructura de la sociedad y gobernabilidad persa

o 2.1 La política persa de tolerancia, y su bienvenida como libertadores

o 2.2 Características de la administración persa

o 2.3 Ejército

o 2.4 Zonas hostiles a los persas

o 2.5 La debilidad del Imperio persa

3 Cultura persa

o 3.1 La religión persa

o 3.2 Arte

4 Véase también

5 Referencias

6 Bibliografía

7 Enlaces externos

Historia[editar]

Artículo principal: Historia de Irán

Los persas fueron un pueblo de origen indoeuropeo de la rama indo-irania que acabaron

fusionándose con los pueblos que conquistaron en la época aqueménida. Se originó como un

grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de Irán.

Alrededor de 1400 a. C., algunas de estas tribus, antepasadas de los persas históricos, se

trasladaron hacia el sur de Irán.

El primer imperio persa[editar]

Antes del surgimiento de la nación persa, la zona del Medio Oriente venía siendo azotada por

las guerras. El foco de estas guerras era el estado agresor y militarista de Asiria. Los asirios

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constantemente lanzaban campañas contra los pueblos que los rodeaban, saqueando,

efectuando matanzas y deportando a las poblaciones o a sus clases dirigentes por lo menos.

Esto provocó un gran deterioro humano y económico en toda la zona, incluso en Asiria, que

llegó a despoblarse debido a las graves bajas sufridas en las guerras. Finalmente Asiria

comenzó a debilitarse, sus enemigos se unieron en una gran coalición, la derrotaron y para el

año 610 a. C. los asirios habían sido totalmente sometidos. La nueva situación mostró cuatro

nuevos ejes de poder: en el actual Irán y el oeste de Turquía, los medos;

en Mesopotamia, Siria y Palestina los neobabilonios; en el Norte de África los egipcios, que

intentaban extender su influencia a Palestina y Siria; y en la zona de Turquía, diferentes

estados, con influencias griegas. Estos estados englobaban variadas poblaciones, no todas

sumisas al nuevo orden.[cita requerida] Siguió habiendo guerras, pero no tan cruentas como

las campañas asirias. El mayor problema era que, a pesar de tener un gobierno nominal,

estaban desorganizados. Muchos de esos gobiernos eran intolerantes y cobraban impuestos

excesivos. Los persas eran un núcleo de pueblos con identidad propia que habitaban en el sur

del actual Irán, estando sometidos al gobierno de los medos, pero con un cierto grado

de autogobierno.

La expansión persa[editar]

En el 559   a.   C.  asume el trono de Persia Ciro II, de la dinastía Aqueménida. Hasta ese

momento los persas eran nominalmente súbditos de los medos. Con Ciro esto cambió, puesto

que independizó al país y lanzó a continuación una guerra de conquista contra sus antiguos

amos. A pesar de haberlos derrotado, Ciro les permitió seguir ocupando cargos y mantener

cierta autonomía. Luego se dedicó a conquistar las zonas del Asia Central y la frontera con

la India, donde se fundaron ciudades y se construyeron fortificaciones para proteger

el Imperio frente a los ataques de los nómadas del Asia Central. A continuación las fuerzas

persas pasaron a la ofensiva en Asia Menor y subyugaron el reino de Lidia, cuyo rey era el

famoso Creso, uno de los reyes más ricos de la época. Esta zona junto con Jonia estaba

poblada por griegos o tenía influencia griega, lo que hizo que la población fuera levantisca.

Luego de un periodo sin guerras los persas atacaron Babilonia apoderándose además de toda

la Mesopotamia, Siria y Palestina. Los persas liberaron a los israelitas de su cautiverio en

Babilonia y en muchas zonas fueron recibidos como libertadores. Luego de estas campañas

falleció Ciro II y lo sucedió en el trono Cambises, que conquistó Egipto para Persia. Egipto

nunca aceptó el dominio persa, por lo que eran frecuentes las conspiraciones y los

alzamientos. En varias oportunidades se sublevó y logró recuperar su independencia por

algún tiempo. También las zonas griegas del Asia menor se sublevaron

entre 499 y 494   a.   C.  (revuelta jónica) con ayuda de los griegos de Europa especialmente

de Atenas, lo que llevó a los persas a tratar de eliminar la amenaza griega en dos

oportunidades, fracasando estrepitosamente. A partir de la derrota en Grecia los griegos con

sus recursos limitados pasaron a la ofensiva, atacando en algunos puntos o apoyando a los

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revoltosos en otros, sin dañar demasiado al Imperio aqueménida. Los persas hábilmente

promovieron la rivalidad entre Atenas y Esparta.

Los persas llegaron a ocupar territorios desde el norte de Grecia hasta el río Indo y el Amu

Daria, incluyendo Tracia, Egipto, Oriente Medio, Asia Menor y el Cáucaso.

Cronología[editar]

559: Ciro II; es coronado como rey de los persas.

549 al 446: Tras sublevarse los persas conquistan Media.

546: Ciro conquista Asia Menor, toma Sardes y hace prisionero a Creso el rey de Lidia.

539: Los persas conquistan Babilonia.

530: Cambises II es el nuevo rey.

525: Los persas conquistan Egipto.

522: Revuelta en Libia contra los persas. Darío I es proclamado rey.

516: Campañas de Darío en Tracia.

499: Revuelta en Jonia contra los persas.

498: Sublevación de Caria y Chipre.

494: Sumisión de los Carios y toma de Mileto, la principal ciudad jonia.

490: Primera Guerra Médica, los griegos rechazan la invasión persa en la batalla de

Maratón.

486: Sublevación en el delta del Nilo.

480: Segunda Guerra Médica, los griegos consiguen aguantar 5 días, pero los persas

consiguen cruzar el paso de las Termópilas y llegan a Atenas para reducirla a cenizas.

479: Se subleva Babilonia sin éxito, treinta mil griegos, de los cuales diez mil espartanos,

interceptan a los persas en Platea; una batalla que dará comienzo a la caída del Imperio

persa.

465: El rey Jerjes es asesinado; asume el gobierno Artajerjes I.

459: Los atenienses lanzan una expedición para liberar Egipto pero los persas logran

triunfar.

La caída del Imperio persa[editar]

Los persas no tenían rivales militares gracias a su gran ejército, excepto los griegos que eran

superiores en sus tácticas. Los griegos tenían en su contra la gran fragmentación política. En

Grecia el poder estaba dividido entre ciudades estado, mientras que Persia era

un imperio enorme totalmente unificado. Los reyes persas hábilmente promovieron las

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disputas entre estados griegos para evitar que alguno tuviera la hegemonía. Pero finalmente

eso sucedió.

Alrededor del año 350 a. C., Filipo II, el rey de Macedonia, emprendió una política expansiva

de su reino, organizando un ejército regular muy profesional y creando armamentos y tácticas

aún superiores a las clásicas tácticas griegas. Gracias a esto logró unificar amplias zonas de

Grecia incorporándolas a su reino y sometiendo a su mandato con cierto grado de autonomía

al resto de las ciudades griegas con excepción de Esparta. Filipo obligó a los estados griegos

a cesar las luchas, colocó guarniciones macedonias en los puntos estratégicos y se formó una

liga de estados griegos que formarían un ejército para invadir el Imperio Persa. Cuando todo

estaba preparado Filipo fue asesinado. Entonces su hijo Alejandro ocupó el trono. La invasión

debió demorarse para volver a someter a los estados griegos que ante la muerte de Filipo

pretendieron recobrar su independencia. Alejandro logró dominarlos y en el año 334 a. C.

cruzó al Asia menor y derrotó a los persas en Granico. Las ciudades jonias resistieron la

invasión griega cosa que sería sorprendente 150 años atrás. Alejandro, luego de tomar esas

ciudades, tomó la mayor parte de Asia Menor con poca resistencia. Un año después todo el

poderío del ejército persa lo enfrentó en la batalla de Issos y nuevamente los persas fueron

derrotados; luego de esto cayeron en poder griego Siria, donde las ciudades fenicias

resistieron, Palestina y Egipto, donde los griegos fueron bienvenidos como libertadores. En el

año 331 a. C. los griegos entraron en Mesopotamia, a pesar de que el rey persa Darío les

ofreció la paz estos la rechazaron. Los persas se enfrentaron a los griegos con un renovado

ejército pero fueron derrotados una vez más, y el rey Darío fue asesinado por los nobles. Los

griegos tomaron Babilonia y las ciudades de Susa, Persépolis y Ecbatana, siendo Persépolis

incendiada para vengar la destrucción de Atenas durante la invasión persa a Grecia. Los

persas continuaron resistiendo con una guerra al estilo guerrillero en las zonas del norte y el

este de Irán y el Asia Central, pero los griegos finalmente lograron invadir también esas zonas

aplastando los últimos focos de resistencia. A pesar de la caída el estado persa resurgió y

desapareció varias veces a través de la historia y su legado se extiende hasta el actual estado

de Irán.

Estructura de la sociedad y gobernabilidad persa[editar]

La política persa de tolerancia, y su bienvenida como libertadores[editar]

A medida que los persas iban incorporando a su imperio nuevas zonas, mostraban políticas

muy tolerantes. Los gobiernos locales contaban con miembros de las élites locales, los

impuestos generalmente eran menores, los persas tenían una gran tolerancia religiosa, e

incluso liberaron a muchos pueblos sometidos, como por ejemplo los hebreos que se hallaban

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deportados en Babilonia. En muchas zonas donde antes estaban en anarquía, los persas

también fueron bienvenidos como los restauradores de las leyes. Las zonas que se

caracterizaron por el apoyo a los persas fueron sobre todo Palestina, ya que los hebreos

estaban felices de contar con un gobierno que respetara y apoyara su religión, y también la

zona de Siria, especialmente las ciudades fenicias, que además de ser respetadas por los

persas, estos les proporcionaron nuevos mercados por tierra y apoyaron su desarrollo naval.

También las zonas de Asia Central se mostraron adictas al gobierno persa ya que cuando el

imperio se desmoronó esas zonas continuaron la resistencia contra Alejandro Magno por

varios años.

Características de la administración persa[editar]

El sistema de gobierno era una monarquía absoluta hereditaria donde el rey era considerado

la forma antropomórfica de dios en la tierra. El rey debía ser el mejor guerrero, como también

el mejor cazador. Disponía de un ejército personal: los "Inmortales".

Los gobiernos persas se caracterizaron por su despotismo militar; la autoridad del

emperador era absoluta, estaba defendido y sostenido por los Inmortales.

El gobierno persa trajo muchas novedades en materia política y económica para la época;

entre ellos:

Tolerancia religiosa y de las costumbres locales.

Mantenimiento de estructuras administrativas locales.

División del territorio en Satrapías que eran auditadas todos los años siendo castigado

el Sátrapa si la población no estaba contenta con su gestión.

Sustracción impositivo del comercio y baja general de todos los impuestos.

Simplificación del comercio mediante construcción de caminos y canales navegables

además de la unificación territorial que hacía menos peligrosos los viajes.

Creación de reservas de moneda en distintos puntos del imperio, y difusión del crédito.

Creación de guarniciones repartidas por el imperio que respondían tan solo a la autoridad

real.

Creación de un sistema unificado de pesos y medidas.

La administración local se focalizaba en la manutención de los caminos y obras públicas,

el combate a la delincuencia y la productividad de la agricultura.

Todas estas medidas produjeron un auge en el comercio a lo largo del imperio incentivando

de gran manera el desarrollo económico lo que logró poner del lado persa algunas zonas que

originalmente los rechazaban y eran revoltosas como las ciudades jonias por ejemplo.

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Con respecto al sistema de administración de las provincias, llamadas satrapías, estas se

componían de tres funcionarios: un general, un secretario y el jefe de provincia.

Cada uno desempeñaba un papel para que no hubiera corrupción en sus colonias. Además un

Inspector Real solía pasar cada determinado período de tiempo para verificar que todo

estuviera en orden dentro de la provincia, y luego informaba al rey sobre el asunto.

Ejército[editar]

El ejército persa se caracterizaba por dos cosas: destreza y puntería. El ejército personal se

componía de soldados entrenados para la batalla llamados los "Inmortales". Era un ejército de

10.000 hombres; se les decía así porque cada vez que caía uno era repuesto por otro de la

reserva; y los arqueros a caballo, eran una especialidad de los persas que requería una

coordinación y habilidad excepcional, que combinaba la arquería con la caballería.

En la educación de los hijos, que dura desde los cinco hasta los veinte años, solamente les enseñan tres cosas: montar a caballo, disparar el arco y decir la verdad.

Heródoto, CXXXVI.1

La organización de las provincias permitía el rápido y eficaz reclutamiento de tropas.

Zonas hostiles a los persas[editar]

Las zonas que más rechazaron a los persas fueron Jonia, Egipto, Mesopotamia y Media. Los

jonios tenían una idiosincrasia distinta, basados en el modelo de ciudad estado griego, en los

primeros años se sublevaron constantemente contra los persas pero luego con el auge

económico se transformaron en súbditos leales del imperio. En Media también los persas

sufrieron revueltas, ante el recelo medo de haberse convertido de amos en siervos, pero la

política persa de tolerancia rindió sus frutos, quedando apaciguados los ánimos. En Babilonia

la población recordaba los viejos tiempos de gloria y por ello la ciudad se sublevó. Esta ciudad

era el núcleo agrícola e industrial del imperio y ante la sublevación la represión fue tan brutal

que nunca más Babilonia se alzó. En Egipto las causas del alzamiento son similares, además

de contar con el apoyo de los griegos. Egipto se sublevó en reiteradas oportunidades siendo

en todas luego de un tiempo reconquistado por los persas.

La debilidad del Imperio persa[editar]

El principal punto débil del Imperio persa era su organización militar. A pesar de contar con un

ejército y una flota incomparable en números, su organización y tácticas dejaban mucho que

desear. El ejército estaba compuesto por un núcleo de élite que era la guardia personal del

emperador, también llamados los Inmortales, y luego a estos se sumaban elementos de todos

los pueblos dominados; no existían unidades estándar sino que era un ejército muy

heterogéneo. Este ejército casi carecía de tácticas para combatir en formaciones. Esto

contrastaba con los ejércitos griegos que eran en muchos casos muy disciplinados y

experimentados y además tenían tácticas de combate y equipos muy superiores a los persas.

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De esta manera un pequeño número de griegos podía mantener a raya a un contingente

persa varias veces superior como quedó demostrado en la batalla de las Termópilas donde

siete mil griegos, 300 de ellos espartanos, los mejores soldados griegos comandados por su

rey Leónidas mantuvieron a raya a un ejército de doscientos mil persas (según Heródoto)

durante las Guerras Médicas.

Cultura persa[editar]

De la misma forma que en la agricultura y el comercio, el Imperio persa jugó un rol

preponderante en el desarrollo material de su civilización. Existía el concepto de arte imperial,

situación que implicaba que las manifestaciones artísticas debían reflejar las creencias e

intereses de las autoridades imperiales.

El arte imperial persa se caracterizaba por ser una mezcla de las diversas manifestaciones

culturales que poseían los habitantes del territorio que se despliega a los pies de los Montes

Zagros. En el arte imperial estaban representadas las creencias y tradiciones locales de los

pueblos sometidos al dominio persa; sin embargo, todas las obras imperiales coincidían en

mostrar una cosmovisión de la vida según las indicaciones del imperio.

Debido al carácter expansivo que adquirió Persia con la subida al trono de Ciro II y sus

sucesores, la cosmovisión persa estaba compuesta, además, por elementos provenientes de

Egipto, Babilonia, Grecia y el resto de sus conquistas territoriales.

Una de las mayores muestras del desarrollo material persa, es la ciudad de Persépolis. Sus

creadores fueron los emperadores Darío y su heredero Jerjes, quienes la convirtieron en la

capital del imperio; no obstante, la ciudad siguió creciendo durante dos siglos más hasta que

fue destruida por Alejandro Magno.

Persépolis se ubicaba en la zona central del territorio persa y en ella estaba ubicado el centro

neurálgico del emperador y, además, la ciudad estaba protegida por una enorme fortaleza.

Como conclusión podemos agregar que uno de los mayores logros del imperio levantado por

Ciro II fue su capacidad para mantener cohesionados a una gran variedad de etnias que

habitaban Persia, mediante la inclusión de las tradiciones locales en la cultura imperial. Este

elemento fue el principal factor de la unidad imperial y permitió a los persas desarrollar el

poderío suficiente para expandir enormemente las fronteras de su territorio.

La religión persa[editar]

La religión persa provino de las predicaciones del profeta Zarathustra, fundador

del mazdeísmo o como este llamaba a su religión Daena Vanguji, que se piensa predicó en el

siglo VI antes de Cristo parte en Asia Central y parte en Irán, adoptando los persas su religión.

El libro sagrado de esta religión era el Avesta y su punto principal era la existencia de dos

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espíritus principales; uno llamado Ahura Mazda, que era la representación del bien y otro

llamado Angra Mainyu, que era la representación del mal. La religión persa también incluía

conceptos novedosos como el juicio final en el cual el espíritu de los muertos era juzgado en

base a sus acciones en la vida y eso definiría su futuro en su nueva vida después de la

muerte.

Esta religión todavía existe en Irán y es una de las religiones oficialmente permitidas, aunque

la religión mayoritaria es el islam. También hay seguidores de Zarathustra en India y otros

países, llamados parsis, la base de esta religión es: "pensar bien, hablar bien, hacer bien".

Arte[editar]

El arte persa recibió influencias egipcias y, sobre todo, mesopotámicas (toros androcéfalos,

empleo del arco).

Entre sus realizaciones destacan las apadanas (palacios de recepción) y las tumbas reales

excavadas en acantilados y decoradas con relieves que representan las diversas provincias

del imperio. Destacan también, además de las pirámides, los capiteles formados por troncos

de toro contrapuestos y la perfección de su cerámica vidriada. No aportaron grandes

novedades ya que su arquitectura se derivaba del mundo mesopotámico.

Véase también[editar]