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PERFILES DE LA MUJER EN EL MOVIMIENTO CÍVICO DEL O RIENTE
ANTIOQUEÑO: UN PRIMER ACERCAMIENTO 1
Beatriz Eugenia Arango Paola Andrea Córdoba
Ana María Henao
RESUMEN
El presente escrito intenta reconstruir los perfiles de las mujeres que, de manera directa o indirecta, participaron del movimiento cívico de los años 80´s en el Oriente antioqueño. Se retoma de esta manera el enfoque metodológico del interaccionismo simbólico, dado que este permitió abordar conceptos teóricos y metodológicos para comprender el rol de la mujer en el proceso de organización y resistencia del movimiento cívico del Oriente antioqueño, sus aportes principales fueron dados desde la interpretación, a partir de los significados, símbolos, subjetividades, intereses e intencionalidades que llevan a visibilizar la participación de la mujer en este escenario político. De esta manera, las categorías de análisis a retomar están dadas principalmente desde los movimientos sociales y movimientos cívicos, trabajadas desde autores como Alain Touraine, y finalmente las categorías de género y rol, trabajadas desde los planteamientos de Erving Gofman y Habermas. La metodología utilizada fue, en primer lugar, una serie de entrevistas a partícipes activos del movimiento cívico y, en segundo lugar, la investigación documental de archivos de prensa y fotografías que permitieron el contraste con los datos arrojados en las entrevistas. La revisión del estado del arte permitió evidenciar perfiles femeninos que fueron invisibilizados en el contexto de esa época. Esta investigación busca resaltar las formas de participación femenina que en un pasado fueron desdibujadas. La mujer como partícipe de esta lucha social fue relegada por la masculinización del movimiento cívico y el sistema patriarcal y conservador de la época. Palabras claves: Movimientos sociales, movimiento cívico, Oriente Antioqueño, mujeres, género, rol.
1 Este trabajo es el resultado de una indagación inicial sobre los perfiles de las mujeres y su participación
social en el movimiento cívico del oriente antioqueño durante los años 80’s, realizado durante los semestres
I y II de 2010 en el curso de Diseño Cualitativo, pregrado de sociología, con la asesoría de la docente Andrea
Lissett Pérez, Universidad de Antioquía.
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INTRODUCCIÓN
El acercamiento investigativo a realidades como los movimientos sociales, permite
proporcionar herramientas de análisis que abordan la construcción de nuevas
propuestas de trabajo investigativo, alrededor de las dinámicas sociales presentes
en los contextos históricos, relacionados puntualmente con el caso del papel de la
mujer en la organización del movimiento cívico en el Oriente antioqueño en los
80´s.
Para entrar en este proceso de reconstrucción, la investigación planteó en primer
lugar el estudio del proceso organizativo del movimiento cívico en el Oriente
antioqueño tras la inserción de la industrialización en los años 80’s. En segundo
lugar, un acercamiento hacia los perfiles de las mujeres partícipes del movimiento
cívico desde diferentes percepciones, como las de los hombres y mujeres que
tuvieron presencia en esta lucha cívica, y de medios de comunicación como la
prensa escrita de la época. Y en tercer lugar, una caracterización de las
condiciones de la mujer como sujeto social y actuante durante el proceso de
organización y de resistencia de este movimiento social.
Cuando se habla del movimiento cívico se encuentra que de forma general este
movimiento social, a partir de sus referencias contiene rasgos muy masculinos de
lo que fue su lucha. Estos rasgos parten desde la descripción directa de
protagonistas y actores hombres que hicieron parte de esta resistencia social.
Entonces, la pregunta sería ¿dónde quedó el papel de la mujer dentro de este
movimiento? ¿Cuál fue el rol de la mujer en este proceso organizativo? ¿Por qué
la mujer no aparece como sujeto social activa dentro del proceso de resistencia
del movimiento cívico?
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Dentro de todos los escritos e investigaciones referenciados, el papel de la mujer
en este movimiento social ha sido opacado, pues el análisis de este movimiento
cuenta con otras categorías totalmente diferentes a las de perspectiva de género.
Estas categorías abordadas desde el interaccionismo simbólico, el neomarxismo,
y enfoques como el género y la sociopolítica permiten una articulación conceptual
para entender el escenario de actuación de las mujeres dentro del movimiento
cívico, contextualizando así diversas dimensiones que orientan la interpretación de
los perfiles de las mujeres y su accionar político en este movimiento social.
Es así como dentro de la investigación se abordan los perfiles de las mujeres en el
proceso de acompañamiento al movimiento cívico, que son dados en formas de
liderazgos, figuraciones en diversas dimensiones y manifestaciones de resistencia,
que van desde el silencio hasta la apropiación de la lucha activista.
Como resultado, la presencia de la mujer con participación política en diversas
formas de manifestación y significación del movimiento cívico llevado a cabo en el
Oriente antiqueño. De igual forma, se resalta cómo el abordaje del movimiento
cívico ha estado marcado por una masculinización de la lucha social, referida a
una invisibilización de la mujer por patrones estructurales como el patriarcado.
También, el sistema conservador de la época, planteamiento que se genera como
hipótesis inicial dentro de esta investigación.
Finalmente, en el trabajo abordamos los procesos de invisibilización de la mujer en
la época del movimiento cívico, pero al mismo tiempo se retoma la visibilización
de estas mujeres ante la indagación de las diferentes percepciones que dan
cuenta de los perfiles de estos sujetos, lo cual nos permitió evidenciar la presencia
de la mujer en la época de auge de este movimiento social, hecho de gran
relevancia ya que cuenta la otra historia, es decir, desde los roles propios de las
mujeres.
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CONTEXTO DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO A LA LUZ DE LOS MOV IMIENTOS
SOCIALES EN LOS 80’S: MOVIMIENTO CÍVICO DEL ORIENTE ANTIOQUEÑO
El Oriente antioqueño contiene veintitrés municipios y es una de las nueve
subregiones en la que está dividido el Departamento de Antioquia. Su riqueza está
basada en los recursos naturales que sustentan las actividades económicas e
industriales que se dan como apoyo a la producción de servicios y al
fortalecimiento de su desarrollo económico y social.
Su ubicación geográfica la convierte en participe de las diferentes dinámicas del
Área Metropolitana, motivo por el cual se han trasladado fabricas y empresas del
Valle de Aburra hacia el Oriente antioqueño. Desde las potencialidades que
caracterizan a esta región, se encuentra “el epicentro del sistema eléctrico y
energético nacional, el cual posee seis embalses y cinco centrales hidroeléctricas
que generan aproximadamente el 30% de la energía nacional y un 73% del total
departamental” (Segundo laboratorio de paz, 2009: 15).
Partiendo de los grandes atractivos que posee el Oriente antioqueño, todas las
transformaciones se han vinculado con las dinámicas externas de la región, las
cuales han tenido grandes repercusiones en lo que han sido las lógicas locales de
los habitantes de este territorio; estos se han visto sometidos a transformaciones
impuestas desde la modernidad y el modelo global como la única opción de
construcción social y cultural de las poblaciones locales.
Los impactos negativos que tuvo la construccion de las hidroelectricas en
localidades especificas y por la efectiva dinamizacion de procesos económicos y
sociales que le cambiaron la vocacion e inserción en la economia regional a
quienes poblaban el altiplano, fueron acompañados de problemas y conflictos,
como “imposiciones” hechas “desde afuera”, “inconsultas” y como “atropellos”.
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Ante esto, para entender las lógicas de lo que fue el Movimiento Cívico del Oriente
antioqueño como una de las representaciones organizativas más importantes no
solo para la región, sino de igual forma para el Departamento y el país, es
necesario remontarse a la época de los 80´s, escenario de los movimientos
sociales en el país y Latinoamérica. Este escenario muestra la recopilación de
muchos de los conflictos que enfrentaba el país con los cambios en los modos de
producción, en los usos de la tierra, y en los nuevos procesos de modernidad e
industrialización que se imponían en las diferentes regiones del país.
No se puede negar que el momento de industrialización fue coyuntural para el
Oriente antioqueño, por ser el factor directo en los cambios al interior de las
dinámicas de la región, ya que la construcción de la hidroeléctrica, por ejemplo,
implicó una serie de acontecimientos que atentaban contra los derechos y la
dignidad de las poblaciones locales, lo cual determinó sustancialmente el
surgimiento de procesos de resistencia por medio de organizaciones como el
movimiento cívico, que buscaban la reivindicación de sus derechos ante las
acciones que vulneraban el bienestar de las poblaciones que habitaban el Oriente
antioqueño.
De igual forma, se toma el argumento de que "los movimientos sociales son una
acción, a la vez culturalmente orientada y socialmente conflictiva, de una clase
social definida por su posición dominante o dependiente en el modo de
apropiación de la historicidad, de los modelos culturales de inversión, de
conocimiento y moralidad, hacia los cuales él mismo se orienta”, (Touraine,
1989:99). Así, la acción del movimiento cívico estuvo orientada hacia los conflictos
generados por los procesos de modernidad e industrialización en este territorio,
los cuales orientaban el desarrollo de la región, hacia posturas hegemónicas de
las elites antioqueñas.
La concepción de los movimientos sociales para Touraine (1989) son
referenciados como sistemas organizados y complejos en donde los individuos le
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otorgan significado a sus acciones de acuerdo con la representación que hacen de
ellas, desde la construcción de la identidad. Es evidente que en este movimiento,
se desató una disputa entre diferentes actores sociales que reclamaban sus
propios intereses y pretendían de una u otra manera reclamar por sus derechos y
demandas, sentidas por un grupo amplio de las poblaciones afectadas, debido a
los cambios y transformaciones traídos por el modelo industrial priorizado para la
región. Pero esto trajo grandes repercusiones, como inconformidades frente a
políticas estatales, nuevos temores e incertidumbres, e incluso desequilibrios
culturales y ecológicos.
Actores
La presencia de diversos actores en el movimiento cívico resaltó una importante y
predominante participación política, en la búsqueda de una reivindicación por los
derechos a unos servicios públicos dignos, y a una búsqueda por la
reconfiguración del desarrollo hegemónico planteado para la región.
Se señala la participación directa de los usuarios de energía, los funcionarios
públicos, campesinos, comerciantes, sindicatos, estudiantes, maestros y líderes
del movimiento, juntas cívicas y organizaciones populares de cada municipio
participante, en la resistencia a las subas de las tarifas impuestas por la
Electrificadora de Antioquia.
Es así como, identificando los rasgos internos de lo que fue el movimiento cívico,
encontramos que sus grandes líderes eran hombres con amplias convicciones de
igualdad y equidad, a partir de una lucha constante por la reivindicación de los
derechos humanos que más tarde cobró la vida de muchos de estos líderes.
Los actores variaron en su composición y participación, según los intereses
generados en el proceso de movilización de asuntos relevantes para el Oriente
antioqueño. Entre ellos se identificaron institucionales como Gobernación de
Antioquia, Empresas Públicas de Medellín, Electrificadora de Antioquia,
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coordinadora Regional Pro- defensa –por parte del movimiento cívico– y Alcaldía
de Medellín. También los líderes del movimiento cívico, la población civil
(proveniente de la mayoría de localidades del Oriente antioqueño) y la Asamblea
popular.
La identificación de actores privilegió la participación masculina, sin omitir en su
totalidad la participación de la mujer, pues se mostraron como activistas, líderes y
acompañantes no solo de este movimiento social sino de muchos otros
movimientos que se desarrollaron en el Oriente antioqueño.
Interacciones
Dentro del transcurso del movimiento cívico, los diversos actores se vieron
inmersos en procesos de interacción, que determinaron el carácter simbólico de
las acciones del movimiento. Movilizarse, implicaba realizar reconocimiento de los
otros, en tanto pares, para la articulación de intereses en cuanto al hecho de
acción colectiva.
Citando a Mead (1964) podríamos inferir que las personas que se movilizaron,
entre tanto, las mujeres, experimentaron cargas significativas de los grupos
sociales que compaginaron en relación a las acciones del movimiento:
El individuo se experimenta a sí mismo como tal, no directamente, sino
sólo indirectamente, desde los puntos de vista particulares de otros
miembros individuales del mismo grupo social o desde el punto de vista
generalizado del grupo social como un todo al que él pertenece […]. El
individuo [se trae] a sí mismo dentro del mismo campo de experiencia de
otro individuo con relación a quién él actúa en una situación social dada
(Mead, 1964:202).
En las acciones de experimentación, las mujeres igualmente fueron partícipes de
los tantos significados que tuvo la movilización en la región. Su rol de esposa o
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ama de casa no limitó su participación para hacer frente a la demanda de
intereses que se instauraron en la región, teniendo en cuenta que las
interacciones no solo se dieron entre pares, sino también con las instituciones y
entes políticos presentes en el territorio.
El proceso de interacciones del movimiento suscitó la discordia en algunos casos
y la empatía en otros, de acuerdo a los intereses generados por la movilización en
el territorio. Los sujetos participantes no solo fueron los activistas sino las
instituciones que, de acuerdo a sus intereses particulares, buscaban los métodos
para el abordaje de proyectos en la región, que se contraponían a las
estimaciones de los actores que se movilizaban por la causa del movimiento.
PERCEPCIONES DE LA PARTICIPACIÓN DE LAS MUJERES EN EL MCOA
¿Cómo se percibe la participación de las mujeres en el movimiento cívico del
Oriente antioqueño desde diferentes actores, puntos de vista o perspectivas?
Las miradas masculinas
A pesar de los procesos patriarcales en que se ha desarrollado la participación
política de las mujeres en los diferentes ámbitos sociales, es de resaltar que las
décadas de los 60’s y 80´s comprenden un auge importante de la participación
femenina a partir de los procesos de movilización.
Estas movilizaciones cobraron víctimas fatales. Puntualmente, hombres líderes del
movimiento cívico como Ramón Emilio, Froilan Arango, Antonio Martínez entre
otros. Pero estas no fueron las únicas víctimas de mencionados sucesos, sus
esposas por ejemplo se quedaron asumiendo una realidad difícil pero con la visión
clara de seguir la lucha.
Jorge Tulio, activista de este movimiento social, resalta una fuerte participación de
la mujer en las luchas del movimiento cívico. Entre ellas menciona a las esposas
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de algunos de estos hombres como Blanca Moreno, Filomena Ramírez de Arango,
que desde su punto de vista las considera como unas grandes líderes. Tulio
recuerda a un centenar de mujeres que desde su lado femenino enfrentaron las
arbitrariedades que los gobiernos locales y centrales cometían contra ellas y sus
familias:
Muchas mujeres que fueron muy valiosas, que fueron muy protagonistas en el
desarrollo de todas estas luchas se encuentran por ejemplo: Teresa granada,
una gran mujer, no era la mujer del discurso, ella frentiaba en las reuniones
pero no era la mujer que se tiraba a una plaza pública, era una mujer que le
daba un apoyo crítico al movimiento. Tenemos a Luz Milla Pulgarín, una gran
mujer con el esposo y con sus hijos. A Sonia estrada, a Felicinda Ramírez una
gran mujer, Ángela Velásquez era hasta escritora, compositora de poesías.
Irma Betancur una gran mujer, Consuelo Castrillón, que todavía vive, una gran
líder sindical que apoyo fuertemente el movimiento cívico (Entrevista, 2010)
Es claro que para Jorge tulio la mujer fue partícipe de estas luchas en diversidad
de formas y desde diferentes papeles. De esta manera, Erving Goffman (1953)
plantea desde su concepción del rol social una pista importante para entender esta
forma de acción social. El rol es definido a partir de los diferentes papeles que
asume el individuo en sociedad. Textualmente, este autor plantea la promulgacion
de los derechos y deberes atribuidos a un status dado, “podemos añadir que un rol
social implicará uno o mas papeles; y que cada uno de estos diferentes papeles
puede ser presentado por el actuante en una serie de ocasiones ante los mismos
tipos de audiencia o ante una audiencia compuesta por las mismas personas”
(Gofman, 1953:29).
Para el caso, Nevardo García, historiador de la casa museo del viejo Peñol,
resalta la presencia de la mujer como sujetos protagónicos de lucha por la
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reivindicación de los derechos a conformar y conservar la familia unida, tras el
proyecto de inundar su pueblo sin ninguna clase de garantías2:
Las mujeres, nuestras madres, nuestras hermanas, evidentemente eran
las que recibían las visitas de los trabajadores de EPM. Eran las que
preparaban los alimentos para nuestros papás o para los que estaban
trabajando en otras partes. Eran las que se reunían por las noches en
grupos de oración, para orar por esa causa. Eran evidentemente las más
preocupadas, ya que eran las que tenían el papel de conservar el hogar
unido (Entrevista, 2010).
Así, en este caso, las mujeres, con un grado de afectación tan alto desde
sus familias, retomaron formas de lucha a partir de la oración y la
participación activa desde las asambleas comunitarias y, como argumenta
Nevardo, en las grandes asambleas comunitarias eran las que siempre
preguntaban ¿Qué va hacer de nosotros? ¿Dónde va a estar nuestro hogar?
Argumentos que para Nevardo son supremamente validos desde la lucha de
la mujer por la familia. Las mujeres que hicieron frente a dicha situación eran
madres, hermanas, hijas, monjas, estudiantes que asumieron diversidad de
papeles para enfrentar las arbitrariedades de la época con movimientos
sociales como “Las cuarenta”.
En los repertorios de confrontación de los movimientos sociales Touraine
(1989) los plantea en torno a la identidad de los actores colectivos y la
orientación de sentido de sus acciones. En este caso, el sentido de acción
de este grupo de mujeres fue orientado hacia la conservación y cuidado de
sus familias. Así, cabe mencionar cuando Touraine, en un primer momento,
habla de la acción colectiva que puede ser entendida “como un esfuerzo de
defensa, de reconstrucción o adaptación de un elemento del sistema social,
2 Se aclara que los sucesos de el municipio de El Peñol se dan en los años 60’s, momento en que empiezan a
gestarse los megaproyectos eléctricos de la región, el movimiento cívico como tal surge en los años 80’s.
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trátese de un valor, una norma, o de la sociedad misma” (Touraine, 1989:
136). De esta manera, se puede entender entonces esta forma de
movimiento social, como una forma de defensa ante los fenómenos
arbitrarios de la época, impuestos por la modernidad y la industrialización.
Para ello es de tener en cuenta que los fuertes lazos del patriarcado y el
machismo fueron lazos fuertes del manejo del ámbito público y privado de
las mujeres, donde los hombres recreaban los acontecimientos siendo ellos
los principales protagonistas.
Para el caso del movimiento Cívico del Oriente, John Jairo Arroyabe
(participante del M.C.O) plantea la argumentación desde el miedo, como
característica que según él no dejo que la mujer asumiera papeles de
liderazgo y confrontación ante el movimiento cívico de Oriente, pero si
resalta de forma interesante unas formas de accionar de las mujeres ante las
circunstancias de la época:
En los años 82-83 fue muy poca la participación femenina. Fue más
adelante, en los paros que siguieron después de estas fechas a partir del
85-86 con la UP, donde ya se veía mucho más activa la mujer, se veía
más participante tanto de las manifestaciones, como de las reuniones que
se hacían, se veían mas deseosas por el conocimiento ideológico. Pero
desafortunadamente el temor, el miedo por los acontecimientos
desafortunados de aquellos tiempos, no permitió que la mujer tomara
mayor fuerza o mayor liderazgo en estos procesos de resistencia
(entrevista, 2010).
Cabe resaltar que el silencio de las mujeres también hacia parte de su forma de
confrontar las arbitrariedades de esta época, pues el silencio, como decía Jorge
Tulio, era uno de los signos de acompañamiento femenino que se transformaban
en formas de respaldo a los esposos, hijos y demás que hacían de cara
directamente a la lucha del movimiento cívico.
Por otro lado John Jairo logra identificar, como dice textualmente, una que otra
mujer, afirmando la existencia, por ejemplo, de Blanca Moreno, esposa de Antonio
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Martínez (líder directo de este movimiento): “Blanca también colaboró, desde el
apoyo que le brindaba a su esposo como tal. Es más, ella también fue líder en el
movimiento más desde la parte política e ideológica”. También resalta la presencia
de mujeres estudiantes del Liceo, que según él estuvieron muy activas en esas
movilizaciones.
Así, se puede llamar a una reflexión desde Narciso Pizarro cuando postula el rol
como “el conjunto de expectativas existentes en un grupo social dado respecto a
la conducta de un individuo que ocupa una determinada posición en él”
(Pizarro,1998:188). Para el caso aquí abordado, las expectativas que se
generaban hacia la conducta de la mujer de acuerdo con la posición que ocupaba
en esa época, eran desarrolladas a partir del contexto mismo del movimineto
cívico del Oriente Antioqueño.
En la búsqueda de más perspectivas masculinas hacia el papel de la mujer nos
dirigimos hacia el municipio de Marinilla, cuna del movimiento cívico del Oriente
antioqueño. Allí se estableció el contacto con el señor Joaquín Duque director del
Periódico El Marinillo, quien fue gran compañero de Ramón Emilio Arcila, líder
directo de este movimiento social, al igual que Ramón Osorio un gran compañero
y seguidor de Ramón Emilio. Estos dos señores relatan el movimiento cívico
desde su diversidad de luchas y formas de confrontación en compañía de uno de
sus grandes líderes.
En la perspectiva de reflexionar acerca de cómo era el papel de la mujer en esa
época resaltan algo de gran importancia. Ellos desde el manejo de archivos de
prensa, actas, imágenes de fotografías de la época (recopilación de información
documental del movimiento cívico) argumentan “una alta invisibilización de la
mujer”. En su recuento Joaquín Duque menciona que en realidad sí existieron
mujeres dentro de este movimiento pero que habían sido invisibilizadas. Al igual
que Ramón Osorio, hacen mención de dos mujeres que a consideración de ellos
fueron protagónicas en esta lucha: el caso de Consuelo Castrillón –líder sindical
de este municipio–, María Antonia Tabares y Bertha Salazar.
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Así las cosas, la participación de la mujer no está mediada como se pudo
haber planteado en un inicio por una falta de participación femenina, se puede
referenciar en principio como interpretación provisional la participación de la
mujer en el movimiento cívico intercedida por diferentes grados de
invisibilización.
Sin embargo, desde las concepciones propias de las teorías sobre el género
donde la feminidad ha sido sinónimo de inferioridad, para este caso como lo
propone Margarita Peláez, el género como un concepto de diferenciación
social, enmarcadas en las relaciones sociales hombre-mujer, conllevan para el
movimiento cívico de Oriente “un grado de afectación en la distribución de
poder y Autoridad” (Pelaez, 2002:34).
Finalmente tanto Joaquín Duque, Ramón Osorio y Jorge Tulio plantean su
inquietud en el grado de dificultad a la hora de abordar algunas de esas
mujeres que fueron la cara femenina y visible en estas luchas sociales, pues
muchas de ellas se encuentran muertas o exiliadas en otros países.
Finalmente, resalta Jorge Tulio que: “estas grandes arbitrariedades no
perdonaron sexo, edad y mucho menos familias, por ello la mujer asumió su
papel y decidió salir a luchar por la causa que debía unir tanto a hombres como
a mujeres en contra de las imposiciones hegemónicas de la industrialización”.
Las mujeres participantes del Movimiento Cívico del Oriente antioqueño: sus
percepciones
Estas mujeres tuvieron un pasado muy interesante con el movimiento cívico del
Oriente antioqueño que, de una u otra forma, marco sus vidas significativamente y
las dotó de herramientas para seguir su lucha como mujeres del Hogar o mujeres
de lo público. En esencia fueron mujeres que desde sus diferentes papeles
aportaron a esta lucha cívica del Oriente antioqueño.
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Para entender los papeles de estas mujeres Retomamos a Habermas en la
concepción del interaccionismo simbólico desde el rol. Es importante acotar su
planteamiento al definirlo propiamente con los procesos de socialización, los
cuales se definen a partir del concepto de identidad “sirviendo como noción para la
acción social de rol” (Habermas, 1986:26).
Es así entonces como Habermas establece la identidad simbólica del rol como
aquella que posee “la capacidad de representarse teniendo en cuenta los sistemas
de referencia a partir de su expresión dentro de un marco de significaciones
reconocidas por todos, permitiendo cumplir sus expectativas como individuo”.
(Habermas,1973:226). Para el caso de estas mujeres, su marco de significaciones
esta planteado a partir de contextos diferenciados, donde cumplen roles que se
distinguen entre ellos, pero contienen un marco de referencia: el movimineto cívico
del Oriente antioqueño, que les permitió actuar de acuedo a sus roles y
expectativas.
De esta manera, Blanca Moreno, esposa de Antonio Martínez, uno de los líderes
directos del Movimiento cívico, plantea su participación en este movimiento social
a partir del apoyo que brindaba a su esposo:
Era un respaldo total. A pesar de tanta intimidación, no logramos hacer
más cosas por miedo. Y precisamente yo pienso que debido a eso era la
ausencia de la mujer en el movimiento cívico, “por el miedo”. Porque en el
mismo tiempo en que se empezaron a generar estos movimientos
cívicos, fue en el preciso momento en el que estaba más fuerte la
presencia de la violencia (Blanca Moreno, entrevista, 2010).
Sin embargo, cabe mencionar que la participación de esta mujer fue mucho
más allá de lo que ella considera, pues representó desde el lado femenino la
fortaleza de enfrentar diferentes liderazgos a pesar de los hechos de violencia
e intimidación que acechaban en la época y de los que fue víctima directa su
esposo los cuales lo llevaron a la muerte.
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Es así entonces como Blanca Moreno se percibía dentro del movimiento cívico,
característica básica que desde Habermas se establece como el marco de
significaciones desde la identidad simbólica, propias de su contexto de
expresión.
En gran parte del movimiento cívico también me toco afrontar el liderazgo
de muchos de los procesos que se llevaban a cabo dentro de la
organización, aclarando que la persona que estaba de lleno era mi
esposo, pero a mí a veces me tocaba ir a representarlo en audiencias.
Nos convertimos en ayudantes incansables de los trabajadores y el
campesinado. Mi presencia radicaba, principalmente, en suplir las
carencias que él presentaba cuando no estaba, así que en muchas
ocasiones me toco estar al frente del movimiento cívico (Entrevista,
2010).
Como se puede observar, Blanca Moreno fue una de las mujeres que más se
recuerda en las voces citadas, y su aporte fue, más allá del acompañamiento a
su esposo, un reflejo significativo de participación femenina en este movimiento
social; argumento que de una u otra forma ella reitera cuando plantea que la
comunidad y los mismos lideres la veían con mucho respeto y admiración por
lo que estaba realizando.
En el plano de lo simbólico, se hace referencia a que la confrontación a
situaciones como los movimiento sociales desde la perspectiva de género,
implica “visibilizar la condición de la mujer respecto a la del hombre, a fin de
identificar lo que impide desarrollar todas sus potencialidades y que se le valore
dentro de la sociedad” (Chaves, 2004:20). Es precisamente lo que Blanca
Moreno desarrolla desde su participación en esta lucha social, pues el apoyo
brindado a su esposo le permitió visibilizar su papel desde la condición de
esposa en la que se hallaba, que a su vez a la hora de incursionar en el campo
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de lo público fue valorada desde el papel que estaba asumiendo a partir de
diferentes liderazgos, resaltando sus potencialidades como mujer.
Blanca Moreno no sólo resalta su perfil dentro de este movimiento cívico, sino
que hace mención de una variedad de rostros femeninos que a lo largo del
desarrollo de esta lucha reivindicativa se hicieron presentes:
En El Carmen resultaron algunas amas de casa, señoras del campo y
principalmente estudiantes. Tuvimos también otra mujer que era más que
todo líder del movimiento estudiantil a nivel del departamento (que era de
la juventud comunista). También estuvo una mujer, que llego hacer
diputada a la Asamblea y que tuvo que salir del país por amenazas,
llamada Beatriz Gómez, ella era una parte muy importante dentro del
movimiento, ella era una gran líder. Se desplazaba por todos los
municipios orientando las reuniones, las asambleas, los movimientos
cívicos, mirando siempre el enfoque de cómo ayudar a la gente,
principalmente a los campesinos (Entrevista, 2010).
Es importante ver cómo se amplía el marco de referencia desde el rol a partir
de los diferentes papeles femeninos que hicieron presencia dentro del
movimiento cívico y que de una u otra forma fueron desdibujados por una alta
invisibilización de la mujer en la época. Finalmente cabe mencionar que este
movimiento cívico fue una referencia importante para la organización de las
mujeres frente a su condición de víctimas en el conflicto armado que ha
azotado al Oriente antioqueño durante muchos años, de esta manera lo
referencia Blanca Moreno (2010):
Los papeles más importantes de las mujeres en aquella época era la
defensa de las necesidades del hogar y de la familia, lo que es en El
Carmen las mujeres lograron respeto y muchos logros que hoy en día se
tienen como organizaciones de mujeres en pro de nuestros derechos. Es
más, el movimiento cívico dio pie a que las mujeres se comenzaran a
organizar y hoy en día muchas de esas organizaciones se establecieron a
partir del movimiento cívico.
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Se define que para esta mujer el movimiento cívico tiene como significación una
apuesta importante para la organización de las mujeres en el Oriente Antioqueño,
apuesta que desde la acción colectiva esta referenciada en los repertorios de
confrontación. De esta manera, Sidney Tarrow apunta a que los repertorios de
confrontación “se refiere a los incentivos para la acción que se concreta en las
demandas que acompañan el descontento ante situaciones concretas que van en
contra de la cotidianidad del sujeto” (Tarrow, 2004: 57).
Esta apuesta de accionar colectivo de muchas mujeres en el Oriente antioqueño
ha estado orientado por variadas circunstancias en las que su cotidianidad se ha
envuelto en infinidad de situaciones de conflicto como la muerte de sus esposos,
hijos y demás situaciones que hoy en día las han vinculado a organizarse desde
un proceso de resistencia ante las arbitrariedades del sistema.
Por otro lado, dentro de los actores participes en la lucha del movimiento cívico del
Oriente antioqueño, un sector importante que cabe resaltar son los sindicatos. En
el contexto de conformación de este movimiento social, gran parte de sus líderes
eran miembros o pertenecían a organizaciones sindicales en la región, los cuales
fortalecieron fuertemente la parte organizativa, ideológica y en fin el desarrollo y
accionar del movimiento cívico.
En el caso de Consuelo Castrillón mujer activa, orientadora y líder como la
describe Jorge Tulio, fue presidenta de uno de los sindicatos del Oriente
antioqueño en una de las empresas textileras de la región; la cual, más adelante,
se convierte en integrante de trabajadores textileros que se ha denominado el
sindicato de trabajadores de la industria textil de Colombia (sindicato que se
convierte en organización nacional), a partir de su participación como líder y
presidenta sindical se vincula a la causa de la lucha cívica del Oriente antioqueño.
En el marco en que Consuelo desarrolla su vinculación al movimiento cívico,
desde el liderazgo sindical, es importante referenciar de nuevo la manera en que
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Tarrow (2004), proyecta este tipo de acción colectiva que se vincula directamente
con este movimiento social. El autor en un primer momento entra a plantear,
desde las estructuras de la modernización, las redes vecinales, parentales,
organizativas y otras que cohesionan los movimientos. Para el caso, es importante
referenciar el papel de esta mujer como presidenta sindical que se identifica con
las referencias de lucha del movimiento cívico de Oriente; estructuralmente ella se
vincula a este movimiento desde una red organizativa como el sindicato, en la
cual, desde esta postura, comparte identidades en el marco de actuación del
movimiento cívico.
Me vinculé al movimiento cívico porque, cuando eso, habían dirigentes
cívicos, pues existía el doctor Ramón Emilio Arcila, ese fue uno de los
grandes líderes del movimiento cívico aquí. Estaba el difunto Alfredo
Gómez, y ya en base a eso y como ya me conocían –fundadora del
sindicato, presidenta del sindicato– yo me vinculé a todo eso cuando
existía la Unión Patriótica. Yo politiqué con la UP aquí en Marinilla, yo
saqué caseta, yo me puse un uniforme de la UP (Consuelo Castrillón,
líder sindical, entrevista, 2010).
El movimiento cívico estuvo integrado por multiplicidad de pensamientos. Entre
ellos cabe mencionar puntualmente el de las mujeres. El caso de Consuelo, por
ejemplo, brinda pistas para entender la diversidad de papeles que las mujeres
asumieron dentro de este movimiento social, indagación que deberá tener
continuidad dentro de esta investigación, ya que es uno de los objetivos centrales
de este trabajo. Consuelo Castrillón plantea su accionar en el movimiento cívico
desde la parte activista: “me gustaban los paros y todas esas cosas si encabezaba
desfiles, y todo lo que fuera propaganda. Aún todavía me gusta mucho repartir la
propaganda y vincularme a todas esas cosas”.
Percepciones de la participación de la mujer: prens a y fotografía de la época
19
En el contexto del movimiento cívico alrededor de los paros, movilizaciones y
demás la prensa de la época exalta estos acontecimientos en particular. Muchos
de los relatos noticiosos son referenciados desde las generalidades en los actores,
y cuando se puntualiza en personajes particulares la imagen de los hombres es
fuertemente notoria. ¿Quiénes eran exaltados como los lideres de toda esta
lucha? El periódico El Colombiano en el año de 1984 –año de varios procesos de
movilización por parte del movimiento cívico– resalta la presencia de cinco de sus
dirigentes principales, encabezado todo ello por hombres. En esta noticia se
resalta la lucha que se venía desarrollando contra la electrificadora de Antioquia y
la imagen que resalta el acontecimiento es muy diciente a la hora de definir y
delimitar cómo la prensa registraba los liderazgos de la época:
El Colombiano, 12 de abril de 1984. Sección: política
Así las cosas, volviendo al caso concreto de las percepciones establecidas por los
medios de comunicación –en el caso puntual de la prensa escrita–, los sondeos de
opinión se encontraban como un pilar importante a la hora de buscar las
percepciones sobre los acontecimientos alrededor de este movimiento social. Un
periódico de la época que desarrollaba esta clase de secciones dentro de su
información, era el periódico El Mundo, que constantemente adelantaba encuestas
con énfasis en preguntar sobre situaciones concretas acerca de las movilizaciones
de la lucha cívica.
20
Para el caso del año de 1984, auge de los paros cívicos del Oriente antioqueño,
el periódico El Mundo realizó una encuesta alrededor de la pregunta: si los
ciudadanos de esta región estaban de acuerdo con los paros que se estaban
llevando a cabo. En una primera sección se indaga la opinión de cuatro hombres
de diferentes partes de la región y, en segundo momento, se establece la
búsqueda de cinco hombres resaltando sus opiniones acerca del acontecimiento
en particular, hecho que da a entender que la opinión de la mujer no se establecía
como prioridad ante las circunstancias de la época. La opinión acerca de dichos
procesos tenía voz y foto masculina.
Periódico El Mundo: 2 de julio 1982: sección: opinión.
Para el caso de algunas noticias registradas por el periódico El Mundo, sus
sondeos de opinión eran constantes. El 27 de febrero de 1984, por ejemplo, este
21
periódico realizo de nuevo la encuesta de opinión en el municipio de Marinilla y
sus invitados principales eran dos hombres que ocupaban cargos públicos en este
municipio, entrevistas que tuvieron su dedicación en dos amplias columnas del
diario.
El Colombiano 21 de septiembre de 1982. Sección: política.
Las anteriores imágenes son de la época del auge de los paros cívicos del Oriente
antiqueño, en los cuales, uno de los epicentros era en el municipio de Marinilla. En
la primera imagen se puede observar a la mujer como espectadora de un aviso
expuesto en una de las calles de Marinilla, en una postura expectante de lo que
allí sucede, y a ese respecto podría lanzarse un juicio de valor, “está interesada
por lo que allí se dice”, sin embargo, la noticia hace alusión principalmente a lo
que expone este aviso y no a la percepción que pueda tener esta mujer con
respecto a lo que en el muro está escrito.
En la segunda imagen pasa algo similar. No se resalta, en el desarrollo de la
noticia que acompaña esta imagen, algo que referencie la posición que esta mujer
22
pueda estar asumiendo como funcionaria de la Electrificadora de Antioquia, pues
lo que se nombra como primordial es la forma en que los usuarios no asisten
como lo hacían antes a pagar las facturas de los servicios públicos de luz. Por
tanto, en esas pocas fotografías, en que se evidencia la mujer, solo están
expuestas para analizar situaciones totalmente ajenas a ellas y a su contexto
inmediato.
Introducción a la perspectiva de género para el aná lisis del rol de la mujer en
el movimiento cívico del Oriente antioqueño:
Si bien hemos intentado de cierta manera visibilizar la figura femenina como
participante activa dentro del movimiento cívico en el Oriente antioqueño en los
años 80´s, es necesario partir de una introducción acerca de la categoría de
género la cual se ha ido constituyendo, a través del tiempo, como un concepto de
diferencia social, enmarcada desde la relación entre los hombres y las mujeres.
El género alude a procesos arraigados en el tejido social, político, económico y
cultural, de las diversas sociedades históricas, y por tanto, atraviesa las relaciones
sociales. Esta construcción se traduce en tareas, en roles y responsabilidades
diferentes, que son asignadas por la sociedad de acuerdo al sexo, mediante una
valoración de lo masculino y de lo femenino, que a su vez determina modelos
acerca de la condición de ser hombres y mujeres.
Es así como el género establece relaciones entre la esfera productiva y
reproductiva en la economía, afectando la distribución de poder y de autoridad.
Teniendo en cuenta que las relaciones entre hombres y mujeres se expresan en
todos los ámbitos de la vida social e inciden en las formas de relacionarse
hombres y mujeres, y mujeres entre sí. En tal sentido, se puede afirmar que la vida
social está atravesada por los órdenes económico, político y social.
(Peláez, 2002:34).
23
De igual forma, el planteamiento de Margarita Peláez es radical en el sentido de
que reafirma el género como concepto de subordinación de la mujer. En esta
corriente, Alain Touraine retoma la crítica a la conceptualización del género:
[…] que para garantizar la igualdad y la libertad de las mujeres se debe reducir
o suprimir la importancia de género, una noción que, advierte la dominación
masculina, que parece una jaula en que las mujeres solo podrían salir
negándose como categoría significativa, eligiendo la igualdad en lugar de la
diferencia y aspirando a una sociedad sin géneros (Touraine, 1992: 25).
Así, la categoría de género evidencia la proyección que tuvo la mujer en este
movimiento social, pues en cualquiera de los papeles que ella hubiera asumido,
su presencia fue reiterativa y su accionar fue importante en la medida en que
comenzaba a establecerse como sujeto político con aportes importantes para el
movimiento cívico.
Rol de la mujer en el movimiento cívico: ¿visible ò Invisible?
En el movimiento cívico se confrontaron diferentes puntos de vista y aparecieron
sujetos que fueron de gran relevancia en la lucha y organización del movimiento
cívico. Como se podría afirmar desde lo expuesto por Sidney Tarrow (2004) en el
marco de acción colectiva, quien argumenta que esta es la forma de acción
culturalmente conocida, ensayada, corregida y aprendida dentro de los
movimientos, en el cual los miembros participan en su propia formación,
comparten valores e identidades o crean nuevas identidades colectivas:
Esto define un nosotros y un ellos al identificar aliados y oponentes, gracias al
marco ideológico que acompaña las reivindicaciones, de esta manera se hace
la aclaración de que un movimiento social o una acción colectiva implica una
interacción entre un nosotros y un ellos que se limita a un intercambio de
mensajes simbólicos de cada uno, sino que genera una construcción cultural,
social y política. (Tarrow, 2004: 57).
24
Con base en muchas de las fundamentaciones entorno al concepto de rol
podemos entonces resaltar una de las concepciones realizadas por Erving
Goffman (1953), quien expresa que el rol del sujeto esta mediado siempre por la
presencia de otros, es decir que esta valoración se da a partir de la interacción
que es definida como la influencia reciproca de un individuo sobre las acciones de
otro, cuando se encuantran ambos en presencia fisica inmediata. De esta manera
se encuentra que el rol es definido a partir de los diferentes papeles que asume el
individuo en sociedad, partiendo de los diversos contextos en que se dan las
relaciones e interacciones sociales donde se proyecta desde los variados
momentos en que se da el interaccionismo.
Partiendo de un análisis con respecto a los resultados arrojados por las entrevistas
y demás medios de documentación e información, encontramos que la figura
femenina, dentro del movimiento cívico, se empezó a evidenciar únicamente a
partir de la voces de los mismos actores participes de una u otra forma, y quienes
corroboraron el significante apoyo y desenvolvimiento que la mujer obtuvo en el
proceso y auge del movimiento cívico del Oriente antioqueño en los años 80´s.
Solo a partir de la recolección de información por medio de las entrevistas, se
obtuvieron significantes datos que dieron pie al desarrollo de nuestro objetivo de
investigación en torno a un hecho significante de tipo histórico, como lo fue dicho
movimiento y el rol desempeñado por la mujer dentro de este.
La mujer dentro de este movimiento no solo se vio involucrada por un rol de tipo
subjetivo, debido a que las interrelaciones entre los diferentes actores del
movimiento tuvieron que ser normados y se desarrollaron dentro de una cultura
política específica. Es decir, que parte de su rol fue prescriptivo, que “es el
conjunto de expectativas existentes en un grupo social dado respecto a la
conducta de un individuo que ocupa una determinada posición en él. Esta
definición hace del rol un conjunto de normas o prescripciones de conducta”
25
(Pizarro, 1998:188), que a su vez son determinadas desde un rango de
socialización normativo.
Cada una de las mujeres determinaron su forma de expresión y participación
acompañado de diferentes motivaciones e intereses, es decir, un proceso de
expresión que parte de la actividad significante de los intereses mediados por los
individuos como lo expresa Goffman (1953: 26): “independientemente del objetivo
particular que persigue el individuo y el motivo que le dicta este objetivo, será
parte de sus intereses controlar la conducta de los otros, en especial el trato con
que le corresponde”. De esta manera, el accionar de la mujer dentro de este
movimiento social está determinado por el sistema social enmarcado en valores,
pautas sociales y patrones culturales de tipo patriarcal y conservador; lo cual
influyó para que las mujeres no fueran, libremente, las protagonistas en sus
propias vidas. Esta hipótesis deberá trascender en investigaciones posteriores
como una señal de la invisibilización de la mujer en este movimiento social.
A MANERA DE CONCLUSIÓN
Es importante resaltar la trascendencia que la mujer ha obtenido a través de la
historia, desde la reivindicación de sus derechos y su participación en los procesos
de resistencia, que han tenido lugar como respuesta a todas las fases de
transformación que han venido implícitos y explícitos dentro de los procesos de
modernización; considerándose entonces que la importancia de esta investigación
radica en llenar el vacío que han dejado los diferentes análisis realizados al
movimiento cívico en cuanto la perspectiva de género a partir de lo que fueron los
perfiles de las mujeres dentro de este movimiento. Todo ello desde una
investigación documental y el desarrollo de entrevistas que dé cuenta de la
participación femenina en el movimiento cívico del Oriente antioqueño, como una
base importante para comprender el rol de la mujer dentro del proceso de acción
colectiva en la actual construcción social.
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Desde rasgos muy generales este análisis retoma las luchas cívicas como una
forma de lucha política y social con una gran capacidad de movilización,
organización y frecuencia.
La mujer efectivamente tuvo un papel determinante para el desarrollo del
movimiento cívico en los años 80´s. Desde diferentes contextos y roles, la mujer
se desenvolvió como un sujeto activo. Tal es el caso de las amas de casa
encargadas del cuidado de los hijos, el acompañamiento y apoyo a sus esposos e
incluso asegurar su protección. Otro de los sujetos femeninos representativos fue
el de las estudiantes, las cuales realizaron un gran proceso de acompañamiento y
a la vez de apoyo. Finalmente podemos señalar el papel de líderes sindicales
quienes cumplieron su labor en cuanto el acompañamiento y motivaciones entorno
a reclamos pendientes por cuenta de los trabajadores de empresas de textiles
principalmente ubicadas en la región.
Es de anotar que ante las circunstancias en las que se vieron inmersas las
mujeres partícipes del movimiento cívico del Oriente Antioqueño, eran momentos
en que el contexto como tal estaba mediado por un sistema estructuralmente
hegemónico que hacía alusión a la presencia de la Iglesia Católica y la apuesta
fuerte del Partido Conservador.
Este contexto como tal, dificultó en la época el reconocimiento de las mujeres en
iguales condiciones que los hombres, lo cual no permitía entonces que las
mujeres se vislumbraran como sujetos activos del desarrollo de la lucha de este
movimiento social.
De acuerdo con lo desarrollado hasta el momento, la búsqueda de diferentes
percepciones hacia la participación o no de la mujer en esta forma de acción
colectiva, abordada desde diferentes actores, permite, primero, establecer a la
mujer de la época como participante activa del movimiento cívico desde procesos
diferenciados, y en segundo lugar se hace relevancia en que la mujer en la historia
27
de los años 80’s estaba desarrollando su lucha reivindicativa desde la búsqueda
del reconocimiento a sus derechos fundamentales en el país y a nivel de
Latinoamérica. Por último, el primer acercamiento a las formas o perfiles que
tomaron las mujeres en el marco de esta lucha , esta referenciada a mujeres de
perfiles simples, pero de un entendimiento complejo: tenemos mujeres que fueron
amas de casa, líderes sindicales, estudiantes, monjas, que desde sus
diferenciados papeles hicieron presencia en el movimiento cívico del Oriente
antioqueño; es más, asumieron liderazgos no solo ante este movimiento social
sino también ante otras luchas de la época –referenciada a la participación con la
UP–.
Groso modo, la presencia de la mujer fue desdibujada en el sentido de que en la
época no se tenía la suficiente conciencia acerca de la presencia de la mujer ante
estas circunstancias; panorama que de una u otra forma invisibilizaba la mujer
desde su accionar, pensar y sentir, pues además de los hombres ellas también
eran afectadas fuertemente por las circunstancias de la época.
Concluimos de esta manera junto con Blanca Moreno que el movimiento cívico fue
un aporte importante para el desarrollo organizativo de las mujeres en el Oriente
antioqueño, pues colectivos como AMOR (Asociación de mujeres del Oriente
antioqueño), son un ejemplo fehaciente de la motivación generada desde este
movimiento social con proyección organizativa hacia las mujeres de este territorio;
partiendo de la búsqueda por la reivindicación de sus derechos ante la historia y
sus contextos propios.
Es de anotar finalmente que el proceso de indagación en esta investigación
inicial no debe parar aquí, pues se debe seguir profundizando en la búsqueda de
los perfiles de las mujeres de esa época, continuando la reconstrucción de las
figuras femeninas que hicieron parte de esta lucha cívica, pues consideramos que
la historia tiene una deuda inmensa con la reivindicación de la mujer como sujeto
28
social activo en el desarrollo del movimiento cívico del Oriente antioqueño en los
años 1980.
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Entrevistas :
BLANCA MORENO, Ex integrante del movimiento cívico, entrevista realizada, mayo 18 de 2010 CONSUELO CASTRILLÓN, Ex integrante del movimiento cívico y líder sindical, entrevista realizada Septiembre 28 de 2010. JHON JAIRO ARROYAVE, Estudiante de Sociología, entrevista realizada, Mayo 16 de 2010 JOAQUÍN DUQUE, Director del periódico El Marinillo, entrevista realizada, Octubre 8 de 2010. JORGE TULIO, Ex integrante del Movimiento del Oriente antioqueño, entrevista realizada, Octubre 12 de 2010. NEVARDO GARCÍA, Historiador del museo El Viejo Peñol, entrevista realizada, Mayo 14 de 2010. RAMÓN OSORIO, Abogado (Ex integrante del movimiento cívico), entrevista realizada, Octubre 01 de 2010