Limitaciones y desafíos de la producción de carne sobre pastizales nativos: Principales interrogantes relacionadas a la ganadería de cría.

Diego Ocampos Olmedo1

, Pedro Paniagua Alcaraz1

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Docentes Investigadores del Dpto. de Producción Animal de La Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción.

La ganadería en la región de pastizales naturales

La ganadería en el Paraguay se ha desarrollado en gran parte sobre pastizales naturales; formacionesvegetales que cubren una superficie estimada de 12.000.000 has en todo el país.

Al sur de la región Oriental, se encuentra la mayor extensión de pastizales naturales, también conocidos como ecorregión de los Campos Naturales; esta cubre una superficie aproximada de 2.035.393 ha y su vegetación se caracteriza por extensos pastizales y humedales con una cobertura de arbustos y árboles dispersos, que se desarrollan sobre suelos de textura limo‐arcillosa.

Actualmente un 50% de los Campos Naturales están dedicados a la agricultura mecanizada y en el 50% restante se desarrollan sistemas ganaderos extensivos, sobre pastizales que poseen limitaciones a la producción animal debido principalmente a su estacionalidad, deficiencias proteicas y ener

géticas. La falta de un manejo integrado de la tierra, el agua y los organismos vivos que promueva tanto la conservación como el uso sostenible del pastizal natural dentro de los límites de su funcionamiento, ha conducido a la degradación de la pastura nativa, el suelo y la rica biodiversidad de la región. Por estas y otras razones en estas áreas, a pesar del paso del tiempo y de la relativa intensificación y/o especialización los índices de producción en la ganadería han permanecido inamovibles. Si en las zonas de pastizales naturales no se han producido cambios en los índices de producción es por la sencilla razón de que los sistemas de producción no han cambiado mayormente al no haber variado la oferta de forraje, debido principalmente a un mal manejo de los pastizales, si bien es cierto que se han notado modificaciones importantes en algunas zonas de pastizales y a nivel de establecimientos particulares, los mismos no han sido lo suficientemente significativos como para promover un aumento de los índices zootécnicos (tasa de preñez, tasa de destete, kg carne/ha/año, e

Figura 1. Distribución de los pastizales naturales en el Paraguay zona de las Misiones.

tc.) de la producción de carne vacuna realizada sobre estos pastizales. La propia característica de extensividad así como el manejo con poca utilización y adopción de nuevas tecnologías juegan su parte de responsabilidad en los bajos índices zootécnicos. Ante esta disyuntiva nos preguntamos y con razón ¿que debe cambiar? Siendo esta la pregunta nos resulta claro que no puede ser una sola respuesta, pues lamentablemente no existe la solución mágica al problema de la baja producción en campos de pastizal nativo. El concepto de extensividad en la ganadería de pastizales naturales en general está muy asociado a no prever soluciones a situaciones que bajo la lógica de lo posible son muy probables que se presenten (sequías y/o heladas). Esto equivale a decir que el nivel de producción y productividad de la ganadería extensiva depende en alto grado de lo benigno o riguroso que se presente el clima, y en definitiva del mucho o poco pasto disponible para los animales, principalmente durante el invierno. En definitiva la principal verdad es que los animales en sistemas extensivos en zonas de pastizales nativos comen poco o muy poco. Cambio de paradigmas productivos Normalmente decimos “En las áreas de pastizales nativos el bajo nivel nutricional durante el invierno es el factor más importante en determinar los bajos índices de producción”. En torno a esta manifestación, nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Estamos de acuerdo con esto? Si es así, es más que clara la necesidad de trabajar para buscar una solución técnico/económica a esta grave problemática de campos nativos. Ahora bien si nos ponemos a reflexionar sobre las características de nuestro invierno cabria reflexionar sobre una cuestión más; hace apenas dos años el país y el continente en general sufrió una gravísima sequía. Este acontecimiento permitió rescatar dos elementos básicos para el manejo de la ganadería a campo natural; primero, muchos productores suplementaron su ganado durante el invierno con diferentes tipos de insumos. La consigna era simple, salvar a sus animales. El segundo elemento es que se demostró que el país tiene capacidad suficiente para proveer reservas de alimentos, las cuales están disponibles pero no siempre son utilizados como tales. A partir de esta reflexión nos preguntamos ¿Porque la consigna debiera ser solo salvar a los animales?, Porque no hacerlos más productivos y eficientes, sin perjudicar o modificar de modo desbalanceado el ecosistema de pastizales nativos, que es de recordar un ecosistema de equilibrio frágil y evitar por otro lado las penurias forrajeras invernales para nuestros animales, lo cual siempre repercute negativamente en el proceso global de nuestra producción? A esto último nos referimos con el cambio de paradigma. Para lograr este cambio de paradigma, es necesario comprender cuales son los factores que interactúan de forma continua sobre la ganadería realizada en zona de pastizales nativos, los cuales tienen elementos técnicos, de manejo y fundamentos ecológicos relacionados con la introducción y adopción de cambios para alcanzar sistemas productivos sostenibles. En este sentido podemos citar tres factores considerados básicos relacionados a las limitaciones de suelo y las especies forrajeras nativas: Estos factores son la carga animal para que a partir de esta carga podamos establecer el ordenamiento del hato (número de animales y las categorías a manejar). En función a esto último establecer el número de potreros con los cuales debiéramos de trabajar.

Tecnologías disponibles En un primer término es necesario reconocer que el grado de adopción de tecnologías por parte de productores pecuarios está lejos de ser óptimo. Por otro lado un hecho común en la ganadería en nuestro país es que los productores adoptan una técnica que forma parte de un conjunto de medidas relativas al manejo, que para que provoquen los cambios deseados tienen que ponerse en práctica globalmente; cuando éstas no son aplicadas de manera conjunta se obtiene una producción restringida por el factor limitante. Es el caso del productor pecuario que decide suplementar con sal mineral y no se preocupo del manejo del pastizal de modo a garantizar una oferta mínima de forraje requerida por el animal, siendo así el efecto de la sal mineral no es observada en los parámetros productivos pues su principal deficiencia es insuficiencia de energía por un bajo consumo de forraje y es allí cuando las respuestas que se esperan no aparecen. Si bien mucho se ha escrito sobre esto, el mensaje no ha sido captado por los productores incluso en las cuestiones que podríamos llamar básicas. El principio fundamental de la producción de carne vacuna, en régimen de pastoreo y en especial aquel que es realizado en pastizales nativos, es acompañar al máximo los ciclos naturales, porque ir contra ellos equivale a encarecer innecesariamente el proceso de producción que de por si tiene baja eficiencia. En estos pastizales, por cada 100 kgs de forraje nativo consumido, el animal sólo produce entre 3 y 7kg de carne, de allí que es fundamental hacer coincidir máximas necesidades alimenticias de los animales con la máxima producción de forraje en cantidad y calidad. Este concepto es el que finalmente determina fecha de monta, parición y época de destete dada la marcada estacionalidad del crecimiento de los pastizales nativos. El mismo principio se aplica al desarrollo de un novillo sobre pastizales nativos (Figura 2).

Figura 2.a.‐Estacionalidad del crecimiento del pastizal/b.‐Actividades distribuidas en función a la estacionalidad del forraje (Adaptado de Samudio, 2006/Horita y Paniagua, 2004) Últimamente, tratando de mejorar la eficiencia reproductiva muchos productores han manejado la doble monta, de primavera‐verano y el de invierno con pariciones en otoño. Esta práctica en general fue bien recibida por los productores, no obstante ella no tiene en cuenta la estacionalidad del pastoreo en cuanto a oferta y calidad, por lo cual el aporte efectivo no será significativo desde que otras prácticas alimenticias suplementarias no sean aplicadas de manera conjunta. Por otro lado las tecnologías disponibles para las zonas de pastizales nativos puede muchas veces ser subvalorada por considerarla gastada y como consecuencia de ello los productores estén siempre a la espera de nuevas informaciones o tecnologías nuevas y que como toda cosa nueva, despierta interés, dejando a los productores con la idea de que podrán cambiar de un golpe la situación d

e estancamiento. En este sentido se pueden mencionar el hecho de inscribir nuevas razas y cruzamientos, monta a los 15 meses, transplante de embriones, sincronización de celos, etc. No obstante el ABC básico, fundamental e imprescindible para que todas esas cosas nuevas puedan operar positivamente, no está funcionando bien. De aquí parte la recomendación de que cada productor en compañía de su técnico asesor de campo analice su explotación objetivamente para que de este análisis surja el convencimiento de que cosas ya muy sabidas como ser las limitaciones del suelo, mineralización, esquema de apotreramientos, carga animal, etc., no están siendo manejadas correctamente y que todos los esfuerzos de un criador de terneros en zona de pastizales nativos deben apuntar esencialmente es a mantener el estado de las vacas durante el periodo de monta (primavera‐verano y el de invierno); esto se logrará con una buena planificación forrajera en los fincas así como una suplementación estratégica que sea adecuada y oportuna.

El manejo de la pradera entendida como pastizal nativo se encuentra definido como la ciencia y el arte de la planificación y dirección del uso múltiple de la pradera para obtener una máxima producción animal, económica, sostenida, compatible con la conservación y/o mejoramiento de los recursos naturales relacionados (Hus y Aguilera, 1974), esto implica satisfacer los requerimientos nutricionales del animal de tal forma que el mismo manifieste su productividad de acuerdo a su potencial genético tentando a eliminar o neutralizar efectos negativos impuestos a la productividad de la pastura y del animal, por las limitaciones existentes. Si bien son numerosas las practicas de manejo de pastizales y animales mantenidos en estos ecosistemas de pastizales en este trabajo abordaremos en orden cronológico aquellas que a nuestro criterio constituyen las herramientas básicas a ser implementadas para manejar razonablemente el sistema suelo, vegetación y animales en ambiente de pastizales y son en orden de importancia la carga animal potencial son ajuste de carga animal, ordenamiento del hato ganadero y finalmente el esquema de apotreramiento a ser utilizado(numero y tamaño de los potreros), acorde con las necesidades y ajustado a las reales posibilidades del propietario. La carga animal es adecuada? Comencemos con esta pregunta y continuemos con otra….que empresa y o productor, técnico tiene argumentos técnicos y económicos para decir que la carga es alta, baja o adecuada en un momento dado?. Si realizamos un análisis somero de campos con pastizales nativos tenemos la impresión que el campo nativo esta exigido al máximo por lo cual diríamos que las dotaciones, mas que de producción, son de mantenimiento para nuestros animales. No será que al concepto de mayor dotación, mayor producción, se le ha llevado a extremos peligrosos y se está trabajando en la porción descendente de la curva de producción?. La exigencia de producir más ha conducido a incrementar la carga sin planificación previa y con ello los índices productivos zootécnicos que ayer generaron excedentes importantes hoy ya no son suficientes. La marcada estacionalidad de la producción de nuestros pastizales a través del año es la responsable de que paradójicamente, para una

dotación promedio, en algunos momentos sobre forraje y en otros escasee a niveles alarmantes. Con los sistemas actuales de producción, la escasa o casi nula producción de forraje en el periodo invernal nos condiciona que la carga invernal sea baja para evitar posibles mortandades. Esto si bien no es una novedad el ajuste de carga sigue siendo el principal problema de manejo y es así que la carga de un campo la condiciona la capacidad receptiva invernal por lo que la definición de campo bueno o malo tiene mucho a ver con eso. La carga promedio hace que en primavera verano tengamos como resultado instantáneo un acumulo de forraje, que es imposible consumirlo, pues el mismo se endurece y pierde calidad nutritiva. Al quemar el pasto sin planificación se queman toneladas de carne y esto pasa a ser una declaración pública de nuestra impotencia por manejar correctamente nuestros pastizales. Una buena forma de disminuir esos sobrantes es mantener más animales en invierno a través de estrategias de manejo diferenciado como ser un correcto manejo fisiológico de los animales cuyo principal objetivo sea hacer coincidir las menores necesidades del rebaño con las épocas de oferta disminuida de alimentos. No obstante debemos recordar que esto ultimo no es suficiente por lo cual debemos incorporar otras estrategias que incrementen la oferta de alimento, ya sea producidos dentro del establecimiento o venidos de fuera de el, no hay otra realidad fuera de esta. Carga animal y suplementación invernal Es común escuchar análisis parciales de tipo, si es conveniente suplementar o no en función a la relación de precio de kilo carne / precio de kilo de alimento. No obstante para un análisis real la apreciación debe ser mucho mas abarcante, del tipo Que costo tienen los terneros no nacidos de vacas que llegaron flacas al periodo de monta? De las vaquillonas que tienen que permanecer un año más comiendo o dos para llegar al peso de encaste así como novillos que no pueden llegar a pesos razonables de faena por lo que también quedan uno o dos años más? Se ha contabilizado todo eso a nivel de productores, asociaciones y o a nivel país? Existen pruebas razonables que hablan de que en promedio las vacas de cría no comen la cantidad y muchas veces la calidad de pasto necesaria para sostener buenas producciones y con esto se estaría explicando gran parte de que en promedio el rodeo nacional se sitúa entre 50 y 60% de fertilidad del rodeo de cría al destete. La variación que ocurre de este promedio en años buenos y malos sostiene esta postura de que en promedio la falta de alimento es la principal causa y no tanto razas, sistemas de cruzamiento y o complicados sistemas de manejo. En general una vaca de 400 kg de peso vivo que desteta un ternero de 150 kg come al año 3.800 kg de materia seca. Durante 6 meses come el 70% y el 30% restante en los otros 6 meses. Es de esperar que esa vaca de cría todos los años. Con la dotación actual de las zonas de pastizales nativos nuestras vacas están lejos de llegar a comer lo que realmente necesitan para lograr un buen comportamiento reproductivo, siendo este un problema no solo de cantidad sino también de calidad. Existen momentos fisiológicos de la vaca de cría en los cuales solo tenemos una salida: alimentar bien al animal y lograr que este en buen estado.

Es muy común oír de los entes relacionados al sector productivo pecuario nacional hablar de la necesidad de aumentar el número de cabezas de la hacienda bovina pero poco se ha escuchado hablar de la necesidad de primero ajustar la carga y que a partir de allí podamos incrementar la oferta forrajera con planificación del pastoreo y luego con incorporación de alternativas de suplementación. Aquí surge la principal interrogante: Es posible aumentar la carga y al mismo tiempo aumentar la productividad?. Muchos podrían suponer que esto no va a ser posible pero que pasaría si se comparara una carga de 0,5 U.A/ha frente a otra de 0,8 U.A./ha? Se podrían lograr más terneros? Como modificaría esta carga el tapiz herbáceo de nuestros pastizales? Como afecta este cambio la producción de carne/ha? para preguntarnos finalmente si el manejo del pastizal nativo se realizaría de la misma forma que con 0,8 U.A/ha?. Como primer paso para la planificación de una finca se ha de determinar la carga animal potencial que el predio puede soportar, sin aporte de suplemento externo. Suplementación invernal Una de las principales razones por la cual la zona de pastizales nativos no ha experimentado cambios en los índices de producción pecuaria ha sido el hecho de no haber presentado cambios sustanciales en la oferta de forraje, en especial en momentos considerados clave para el ganado. Estimamos que la producción promedio de nuestros campos de pastizal nativo se sitúa en el clásico 60 Kg. de carne vacuna y unos 10 Kg. de carne ovina corresponderían a unos 2000 a 2300 Kg. de Materia seca/ha/año. Esta producción si bien presenta picos de producción en el periodo estival estos no son aprovechados al no ser utilizadas otras tecnologías que permitan esta práctica. Siendo así nos preguntamos cual, como o de donde ha de venir el cambio propuesto? Basado en lo arriba expuesto se considera que una técnica simple y rápida de ser implementada junto con la mejora en el manejo del pastizal nativo es la de la suplementación. La aplicación de esta técnica en países de ganadería pastoril y con diferencias en la oferta de forraje a lo largo del año, se torna imprescindible para lograr altos índices de eficiencia técnica y económica. Es evidente que no podemos depender en un alto porcentaje de como venga el año. Este es el concepto que define la extensividad de la ganadería llevada adelante sobre pastizales nativos en un gran porcentaje. Si logramos disminuir mediante técnicas simples como la suplementación sumadas a otras como el manejo del pastoreo perderíamos esa asociación y al mismo tiempo ganaríamos algo de la intensificación. Las pérdidas en ganadería no deberíamos verlas solo por el lado de la mortandad, sino que más bien asociarlas a una productividad potencial de nuestro campo y cuan bajo nos hallamos al momento del análisis. Pocos productores dimensionan el valor de los kilogramos que pierden sus animales en invierno o que no los ganan. El costo por kilo de alimento es enorme ya que se pierde todo lo que se consumió para ganar esos kilos, a los que tenemos que adicionar la cantidad de alimento que se ha de consumir para volver a ganar o alcanzar el mismo peso que tenia al momento de iniciar el invierno. Podríamos sumar a todo esto el retrasó en alcanzar los pesos de faena aumentándole años a nuestro

ciclo productivo. Si pensamos en el costo del mantenimiento de un animal por día tenemos que es un 70% del total de alimento consumido, ese tiempo extra de uno o dos años más para terminación representa varios miles de kilos de pastizal que se inutiliza. Este mismo argumento productivo lo podríamos trasladar al plano reproductivo y preguntarnos Porque debiéramos esperar hasta los tres años para entorar a las vaquillonas cuando que con una suplementación estratégica en el periodo invernal al año y medio de edad podríamos hacerlo a los dos años? O sumar una interrogante mas como ser Cuantos terneros dejamos de producir al utilizar vacas con perdidas excesivas de peso durante el invierno al ser estas, incapaces de entrar en celo en el siguiente entore? Todas estas interrogantes exigen respuestas rápidas asociándolos al factor monetario para darle mas peso al análisis. Es fundamental para la ganadería así como para cualquier actividad productiva, cuantificar el resultado. El gran desafío de la ganadería actual es demostrar la factibilidad económica y biológica de las tecnologías propuestas y demostrar hasta que grado son ciertas las aseveraciones relacionadas a la inaplicabilidad de algunas tecnologías por considerar que los probables beneficios que se pudieran obtener a través de su aplicación no compensarían la inversión realizada. Ordenamiento del Hato El primer punto a analizar y determinar es el producto de venta que hemos de tener en nuestra finca. Terneros, vacas viejas, novillos etc. Es así que para definir ese producto debemos basarnos en la aptitud productiva del ambiente en el cual está inserto nuestro predio y partiendo de que la aptitud productiva está en función de la calidad forrajera de nuestra finca (dependiente de las características edafoclimaticas y la composición botánica del campo), tendremos que por ser los campos de pastizales nativos limitados por su propia condición de pastizales(clímax), nuestros campos deben de ser pensados con el principal objetivo de la cría. El ordenamiento del hato se plantea como segundo paso y no menos importante que la determinación de la carga total es así que proponemos como modelo ideal de un hato de cría los siguientes porcentajes a ser distribuidos entre la carga total calculada para el predio. Se establece que un 60% de la carga total deberá estar destinada a la unidad de producción (vientres), quedando el 35 al 37% para nuestra reposición (vaquillas destetadas, de 1 a 2 años y de 2 a 3 años) y finalmente los toros que ocupan un 5 a un 3% de esta composición ideal. En este caso asumimos que los terneros machos destetados así como las vaquillas no seleccionadas para reposición van a venta directa. En marzo de cada año se debería realizar la clasificación del plantel y distribución de categorías a partir de los resultados de la palpación, como mínimo 45 días posteriores al término del periodo de servicio-monta (manual de manejo de cría en campos de pastizal) con lo cual el rodeo podría quedar constituido con las siguientes categorías: Vacas adultas (preñadas, secas y las destinadas para descarte), vaquillas para 1er servicio, vacas de 1era parición y toros. Es fundamental establecer estas categorías pues ellas han de determinar el siguiente paso cual es el definir el número mínimo de potreros y el esquema

de apotreramientos a ser implementado. Las posibilidades financieras del propietario han de determinar el esquema de desembolsos a ser implementado para llegar a este fin. Se destaca que en una primera etapa es imperiosa la necesidad de tener como mínimo una cantidad de potreros equivalente a las categorías animales manejadas. Tamaño y Número de potreros En base al ordenamiento del hato y a la clasificación por categorías posterior a la palpación se establecerá el número mínimo de potreros con el cual debería contar la finca, para un manejo razonable desde el punto de vista animal. Esta cantidad mínima ha de permitirnos separar las diferentes categorías, pero no garantiza que el manejo del pastizal sea el correcto ya que no existe la posibilidad de hacer rotaciones debido a que se utilizara un sistema de pastoreo continuo, es decir los animales permanecerán todo el tiempo sobre el pastizal. De manera general podríamos decir que el número de categorías ha de determinar el número de potreros. Siguiendo el esquema propuesto en el punto referente a ordenamiento del hato fueron determinadas 6 categorías a ser detalladas nuevamente; vacas adultas preñadas (A), vacas adultas secas (B), vacas adultas de descarte (C), vaquillas de 1er servicio (D), vacas de 1ra parición (E ), Toros (F), totalizando 6 categorías. Como estrategia básica y de manera a definir el plan de trabajo relativo al manejo del pastizal se debería pensar en el corto a mediano plazo en duplicar el número de potreros utilizado en esta primera etapa (6 potreros para 6 categorías). En esta segunda etapa utilizaríamos 12 potreros para las 6 categorías animales. Esta mayor cantidad de potreros (2 por categoría), nos ofrece una posibilidad reducida, pero posibilidad al fin, de controlar la altura de pastoreo y poder manejar mejor nuestro pastizal. Una muy buena estrategia de manejo de pastizales nativos en campos de cria constituye el esquema en baterías (Figura 1). En este sistema, cada categoría es asignada a una batería de potreros que debe contar con una aguada ubicada de manera equidistante de cada uno de los potreros y estaría compuesta por cuatro potreros que serán utilizados por periodos sucesivos a lo largo del año. A este sistema pueden incorporársele variantes de modo a continuar intensificando el pastoreo en función a la capacidad gerencial con que cuente la propiedad (personal técnico capacitado y comprometido). Recuerde siempre que intensificación va asociado a aumento del nivel de gerenciamiento necesario para el manejo de la propiedad.

De manera general los potreros ubicados en los mejores sitios de la propiedad y con pastizal en mejores condiciones deben de ser asignados de esta forma: Potreros de mejor calidad a las categorías A y E los potreros de segunda mejor calidad para las categoría D y toros para que finalmente las vacas secas sean asignadas a los potreros marginales. Se destaca que para que cualquier sistema de manejo de la propiedad con un esquema de apotreramientos, mismo que sea básico, tenga el éxito esperado ha de contar con provisión de agua abundante, de manera a garantizar un pastoreo uniforme de los animales dentro de cada subdivisión de la finca. Consideraciones Finales La peor enfermedad de los animales vacunos en el Paraguay en general y en pastizales nativos del país en particular, es la mala alimentación y nutrición que tiene su punto crítico en invierno pero a veces también golpea en verano. Mismo que parezca algo conocido y aun sabiendo de antemano cuando y como ataca casi nunca se toman las medidas. Las secuelas de esta grave imprevisión son inmensas no solo en mortandad de animales sino que también en la baja eficiencia y productividad de los animales. En general elegimos la negación del problema como respuesta. El desafío es encontrar soluciones posibles, ya se conocen muchas pero no se aplican o si se aplican se hacen de mala forma para la ganadería hecha sobre pastizales nativos que aun sigue siendo la que posee mayor cantidad de animales y la que mas extensión de territorio ocupa en el país.

El entorno de globalización y nuestra inserción en el Mercosur condiciona la producción de carne vacuna en nuestro país, metiendo presión para intensificar la cría en zona de pastizales nativos, teniendo que transformarse estas casi necesariamente en áreas criadoras y dejar de lado la actividad con ganadería de ciclo completo o inclusive solo invernada. Las zonas de pastizales nativos tendrán que convertirse en zonas de producción de terneros de calidad. Los establecimientos de ciclo completo tendrán que ir disminuyendo, lo mismo que los criadores recriadores que le agregaban un año mas a sus desmamantes en el campo. Todos estos cambios sin duda beneficiaran a la cría tornándola mucho más eficiente y por lo tanto en una actividad rentable. Esta realidad aumenta la presión sobre el criador para elevar los índices de producción. Se ha escuchado hablar a propios y extraños de las ventajas comparativas del Paraguay con respecto a la producción de carne a pasto, de ser así Será que esto es cierto? Si existen estas ventajas Porque no las explotamos?. Si bien es cierto que el gobierno ha tenido una cuota de responsabilidad en la no creación de políticas para el sector también el sector ganadero tiene su cuota de responsabilidad en que no se hayan podido crear las condiciones para producir mucho más y darle mayor viabilidad al sector. Confiamos en el manejo de tecnologías basadas en el manejo del pastizal practicadas de forma conjunta con el manejo animal y que no implican mayores gastos. Estas prácticas demandaran mayor gerenciamiento de las propiedades. Estos cambios mismo que mínimos y sumados a otros (suplementación invernal) han de demandar mayores inversiones que las realizadas hasta ahora pues la ganadería como cualquier actividad económica tiene por principal finalidad obtener ganancias de su actividad y siendo así el resultado económico se mide fácilmente al hacer la diferencia entre ingresos y costos. Allí se observan que los aumentos en los costos de producción se han incrementado y no se han visto compensados muchas veces por aumentos en los volúmenes de producción los cuales básicamente no han cambiado por falta de inversión. Es allí donde debemos actuar y romper el círculo vicioso para poder pensar que la ganadería sobre pastizales nativos tiene futuro. Como recomendación final es necesario, antes de pensar en soluciones de alta demanda de capital, pensar siempre en el ABC de la ganadería de carne (ajuste de carga, ordenamiento del hato y apotreramiento), lo cual nos ha de brindar una visión de conjunto que nos permitirá ser productivos en consonancia con la naturaleza y en equilibrio con ella. Bibliografía CANDIDO, M.I.D., ALEXANDRINO, E; GOMIDE. C.A.M et al. Periodo de descanso, valor nutritivo e

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