Oremos Por Lo Que No Nos Gusta Para Poder Recibir Lo Que Nos Gusta

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Oremos por lo que no nos gusta para poder recibir lo que nos gusta. Es decir, aprendamos a presentarnos delante de Dios con humildad, seguros de que nuestro corazón está limpio de rencor y de dolor, porque Él nos pide que oremos por quienes nos hacen mal, que bendigamos y hagamos el bien a todos y en todo tiempo. Ya que si devuelvo el mal, soy yo quien me convierto en malo y de esa forma no podemos pretender que Él nos escuche. Además, es importante dar amor y respeto, especialmente a nuestro cónyuge, a nuestra familia, y ofrecer perdón a todos. Esas son condiciones indispensables para que nuestra oración sea escuchada. ¿Otra condición es importante para orar eficazmente? Acercarnos con honra al Señor, convencidos de que Él es nuestro Padre, pero también es el Señor de señores, quien merece toda la honra y la gloria, por lo que no podemos pretender aproximarnos a Su trono con las manos vacías. Eso sería menospreciarlo; si incluso en el plano terrenal damos obsequios cuando deseamos quedar bien con alguien, ¿cómo nos rehusaríamos a agradar a nuestro Rey? Eso sería contradictorio a nuestra fe. Dios es el Señor de todo, de lo ilimitado y si le pides algo que no existe, Él puede crearlo, no dudes. Él pagará por nosotros, nos defenderá y cuidará, por eso, no es necesario devolver mal por mal, al contrario, debemos pedir bendición para la vida de todos, ya que lo que damos es lo que recibiremos, eso es justicia. Debemos dar testimonio del Señor en todo momento, especialmente con nuestras actitudes y comportamiento.

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Oremos por lo que no nos gusta para poder recibir lo que nos gusta. Es decir, aprendamos a presentarnos delante de Dios con humildad, seguros de que nuestro corazón está limpio de rencor y de dolor,

porque Él nos pide que oremos por quienes nos hacen mal, que bendigamos y hagamos el bien a todos y en todo tiempo. Ya que si devuelvo el mal, soy yo quien me convierto en malo y de esa forma no podemos pretender que Él nos escuche. Además, es importante dar amor y respeto, especialmente a nuestro cónyuge, a nuestra familia, y ofrecer perdón a todos. Esas son condiciones indispensables para que nuestra oración sea escuchada.

 

¿Otra condición es importante para orar eficazmente? Acercarnos con honra al Señor, convencidos de que Él es nuestro Padre, pero también es el Señor de señores, quien merece toda la honra y la gloria, por lo que no podemos pretender aproximarnos a Su trono con las manos vacías. Eso sería menospreciarlo; si incluso en el plano terrenal damos obsequios cuando deseamos quedar bien con alguien, ¿cómo nos rehusaríamos a agradar a nuestro Rey? Eso sería contradictorio a nuestra fe.

 

Dios es el Señor de todo, de lo ilimitado y si le pides algo que no existe, Él puede crearlo, no dudes. Él pagará por nosotros, nos defenderá y cuidará, por eso, no es necesario devolver mal por mal, al contrario, debemos pedir bendición para la vida de todos, ya que lo que damos es lo que recibiremos, eso es justicia. Debemos dar testimonio del Señor en todo momento, especialmente con nuestras actitudes y comportamiento.

 

Si alguien pecará de rencor o de malas intenciones, cuidémonos de no ser nosotros, ya que lo que pasa en la tierra se replica en el cielo como si fuera un espejo. Lo que atamos en la tierra es atado en el cielo, no lo olvidemos, así que busquemos siempre el bien. Si busco venganza, mi esencia cambia y tiramos a la basura el milagro de salvación de Jesús. ¡Evita semejante actitud, demuestra que has nacido de nuevo y que valoras lo que el Señor ha hecho por ti!

 

Nuestras manos están hechas para adorar al Señor y para prodigar amor, no para pelear.

En todo momento, Dios nos habla de honra, amor y respeto a Él, a los padres, a los jefes y a las autoridades. Es determinante enseñar esto a nuestros hijos para que la sociedad mejore.

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Tenemos el compromiso de educarnos para que Dios cambie nuestro corazón y podamos acercarnos con confianza a alabarle y a pedirle.

 

Honra en todo momento. Eso agrada a Dios. En la Palabra leemos que Jesús echó de las puertas del templo a quienes vendían cosas dañadas para que se ofrendaran, porque no era justo que se pretendiera agradar al Señor con algo malo o defectuoso, si Él nos da siempre lo mejor. Aprendamos a honrar a Dios con nuestra ofrendas. De esa forma le damos la gloria y el poder. Preséntate delante de tu Señor con las manos y el corazón llenos de ofrenda que lo agrade. Él siempre ha llenado nuestras manos, Él es la fuente de toda provisión para el cuerpo, el alma y el espíritu. Él ha puesto riqueza, abundancia y bendiciones delante de nosotros, así que debemos regresar a Su lado con las manos llenas, dispuestas a darle de lo que hemos cosechado.

 

Recordemos que para obtener respuesta a nuestras oraciones debemos perdonar a los que nos ofenden, tratar bien a la familia y comprender que nos dirigimos al Rey  y Señor, a quien debemos honrar, porque nos ama y nos cuida. Si Dios nunca se olvida de nosotros, nunca olvidemos quién es Él. Vivir con Dios es vivir con respeto, confianza y con el discernimiento de que Él es todopoderoso. Pidámosle que nuestras manos siempre tengan para dar, especialmente a Él, antes que a nada y a nadie. ¡Gracias, Padre por escucharnos y enseñarnos a acercarnos a ti!

 

Versículos de Referencia: 

Lucas 6:28 dice: Bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan.

 

Romanos 12:17 enseña: No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.

 

1 Pedro 3:7 advierte: De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.

 

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Malaquías 1: 6-9 explica: El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable. Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos. Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero ¿cómo podéis agradarle, si hacéis estas cosas? dice Jehová de los ejércitos.

 

1 Timoteo 2:8 recuerda: Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda.

 

Mateo 21:12-14 relata: Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. Y vinieron a él en el templo ciegos y cojos, y los sanó.

 

Salmo 96:7-8 aconseja: Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,?Dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la honra debida a su nombre;?Traed ofrendas, y venid a sus atrios. 

Éxodo 23:15 advierte: La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías

Hemos nacido con una gran capacidad de aprendizaje. Los bebés, desde sus primera horas de vida, aprenden a comunicar lo que necesitan y a partir de entonces, nunca dejan de recibir información que procesan y aplican para interactuar. La vida es como una escuela y todos somos maestros, no solo de nuestros hijos, sino de quienes nos observan, por lo que también aprendemos de lo que observamos. Esta maravillosa condición, puede volverse en nuestra contra si no nos tomamos de la mano del Señor, quien nos indica qué es lo correcto,

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porque es muy probable que hayamos aprendido cosas que no van de acuerdo a Sus parámetros. Yo formo parte de una familia muy tradicional, donde a los varones nos enseñaron a dejarnos servir por las mujeres. Recuerdo muy bien a mi abuelo sentado a la mesa, llamando a mi abuela para que le alcanzara ¡el salero que tenía frente a sus ojos! Por supuesto, cuando intenté aplicar lo aprendido, no me fue muy bien con mi esposa, quien me enseñó a convivir y colaborar en familia. Así que aprendemos cosas que no se deben, tal vez a fumar, a beber o a responder agresivamente. Por lo que debemos someternos a un proceso de “desaprendizaje”.  La Palabra nos dice que al conocer a Jesús, fuimos rescatados de nuestra manera de vivir1, es decir que en Él recibimos nueva vida y debemos aprender a desechar lo que no estaba bien y no nos sirve2.

Sin importar nuestra edad, es necesario descubrir lo que aprendimos que no es correcto y quitarnos de encima esas cargas innecesarias. Tenemos la responsabilidad de crecer espiritualmente y para lograrlo hay que liberarnos de lo que pudiera mantenernos atados. La Palabra de Dios debe ser nuestra guía, porque actualmente, parece hemos ampliado nuestra tolerancia, lo malo no parece serlo tanto y vemos lo bueno como malo. Como hijos de Dios tenemos la obligación de vivir según los principios que Él nos enseña. Con los cuales veremos claramente lo que es correcto y lo que es incorrecto.

Jesús es un excelente maestro que nos hace ver lo que debemos desaprender. Cuando decía: “Oísteis que fue dicho, pero Yo os digo”, nos estaba re-enseñando algo importante. De esa forma, pide que no nos acomodemos, sino que alcancemos un nuevo nivel a partir de lo bueno que aprendimos de nuestros antepasados. Por ejemplo, la enseñanza que hemos recibido es que no debemos matar, pero Jesús fue más allá, y dijo que también será culpable de juicio quien se enoje con su hermano o lo llame necio3.  ¡Vaya revelación! A partir de este reaprendizaje, vemos que muchos de nosotros debemos arrepentirnos y pedir perdón porque más de alguna vez hemos llamado necio a alguien. Así que es necesario que reaprendamos a hablar. La costumbre nos dice que no es malo y lo vemos como algo normal, pero Jesús dice que es incorrecto, y lo dijo desde hace tanto tiempo que ya deberíamos saberlo. De ahora en adelante, recuerda que “necio” es una mala palabra que debes eliminar de tu vocabulario.

Otro ejemplo es lo que aprendimos sobre el adulterio. Jesús dijo que incluso ver y codiciar a una mujer es adulterio4. Entonces, debemos reaprender a respetar a nuestra pareja y guardarnos de tentación. Desaprendamos costumbres erróneas que hemos adquirido. Incluso, a veces pienso que sería genial que hubiera alguna escuela o universidad cuya misión sea ayudarnos desaprender todo lo erróneo que nos han enseñado.

En otra oportunidad, Jesús dijo que no debemos jurar de ninguna manera, no solamente usando el nombre de Dios, porque nuestra palabra debe ser cierta, cuando decimos sí, es sí, y al decimos no, es no5. Con esto, quería quitar la duda en nuestras conversaciones. Así que reaprendamos a hablar sin decir “lo juro” o “lo prometo”.

¡Hay tantos aprendizajes que podemos replantearnos! Uno muy importante es revisar nuestros hábitos al comer. De pequeños nos decían: “Te lo comes todo, no debe quedar nada en el plato, recuerda tantos niños que no tienen qué comer”. Pero cuando ya somos mayores, debemos desprogramar esas palabras y aprender a decidir qué comemos, en la

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medida justa para nuestras necesidades. Te propongo que anotes tres cosas que debes desaprender y haz el propósito de lograrlo. Recuerda en qué momento aprendiste a enojarte y afanarte, quién te enseñó a ser desesperado o a dejarte llevar por tus impulsos. Al tomar conciencia de que todo es aprendido, podrás asumir el control, eliminar el aprendizaje negativo y sustituirlo por el positivo.Debemos reaprender y desechar lo malo, porque somos hijos del Rey de reyes, así que somos príncipes y princesas, y todos deben notarlo con nuestra conducta. Vivamos con la dignidad que nos confiere nuestra herencia divina. Aprendamos lo que nuestro Padre Celestial desea enseñarnos. Camina erguido, con la frente en alto y reaprende a tratar a tus semejantes con una actitud de amor y servicio, porque la Palabra dice que es la mejor forma de demostrar de quién somos hijos.

Dile a tu Padre: “Señor, yo creía que sabía cómo vivir, pensaba que mi conducta era intachable, pero veo que debo reaprender. Enséñame qué es malo para no hacerlo más. Guíame a caminar como hijo tuyo, nacido para amar. Gracias por decirme qué debo desechar para mejorar y recibir el gozo que deseas darme”.

Versículos de referencia

1 1 Pedro 1:18 dice: Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata.

2 1 Pedro 2:1-2 continúa: Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.

3 Mateo 5:21-22 recuerda: Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.

4 Mateo 5:27-28 dice: Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.

5 Mateo 5:33-37 enseña: Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.

Danilo Montero, un amigo y compositor, escribió una canción que dice: “hay momentos que no deberían terminar, hay segundos que tendrían que ser eternidad”. Todos hemos vivido momento agradables que quisiéramos perpetuar, como el tiempo de adoración en la presencia del Señor. Seguramente cada uno podría enumerar bellos momentos de su vida. Es agradable recordar el día que nos enamoramos, el primer beso y la luna de miel. Pero nadie quiere pensar en la separación o en la muerte. Hay momentos de tristeza, de

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enfermedad y de malas noticias que no podemos evadir.  Entonces, lo recomendable es aprender a vivirlos y superarlos con la ayuda y fortaleza que Dios nos da.   

Todo tiene su tiempo. La Palabra lo dice claramente, hay tiempo para nacer y para morir y para todo lo demás que se puede hacer durante la existencia1. Pidamos al Señor porque los tiempos difíciles pasen pronto para poder disfrutar de los buenos momentos. Aprende a vivir tu tiempo. No importa si el momento es de risa o de llanto, hay que vivirlo intensamente. Nos pasa con la muerte. Evitamos enfrentarla porque no la vemos como parte de la vida, pero también tiene su tiempo.

Noemí era una viuda que  pasaba por un terrible momento; su esposo y sus hijos murieron. Le quedaron sus dos nueras; una era Orfa, quien aceptó su consejo de irse a buscar nuevo esposo. La otra era Rut, quien decidió quedarse a su lado y apoyarla. Cuando Noemí declaró su situación, lo hizo basándose en lo que sentía. Su aflicción era tan grande que incluso quería cambiarse de nombre. Pedía que le llamaran “amarga”, aunque su nombre significaba “placentera”2.

Job también pasó por un mal momento. Se quedó sin nada. Sin embargo, no declaró contra el Señor3. Observa la diferencia, Noemí se sintió despojada y afligida por Dios;  Job, por el contrario, reconoció con humildad su origen desnudo y bendijo al Señor. Aunque en su buena intención, se equivocó, porque no fue Dios sino el diablo quien le quitó cuanto tenía. Y esto debemos tenerlo muy claro porque en la voluntad de nuestro Padre no hay despropósito ni maldad. Las cosas suceden o las provocamos nosotros. Por ejemplo, todos moriremos, pero no es Dios quien nos mata, simplemente llega la hora de ir delante de Su presencia.

Nohemí se dejó dominar por la tristeza, pero Rut fue valiente y se quedó con ella a pesar de la desgracia que las atormentaba. Si no lo hubiera hecho, no habría conocido a Booz y ¡no hubiera continuado la línea de descendencia de Jesús! Así que debemos aprender a ver más allá del momento, aunque no lo comprendamos, nuestra confianza en el Señor debe ser más fuerte que el dolor. Aprendamos a ver el futuro con optimismo porque nuestro Padre nunca nos desampara. No permitas que tus sentimientos te traicionen. Si un mal momento te hace sentir triste, confundido y enojado, vive tus emociones, pero guarda tu boca y úsala solo para hablar de bendición.

Declara lo que sabes: “todo ayuda a bien a quienes aman al Señor”4. Afronta los malos momentos con fe, proclama tu futuro sin temor, da gracias por lo que vives y adora al Señor porque todo obra a bien si confías en Él. Por el contrario, si dejas de amarlo y servirlo, si no perseveras en tu comunión con Él, esa promesa queda inválida porque solo quienes aman al Señor verán que todo lo que sucede obrará para bendición. A pesar de lo que vivas, proclama que estás convencido de que Él tiene un plan para tu vida y para tu familia.

Cuando debo enfrentar situaciones difíciles, primero vivo el momento, lloro y me desahogo sin afectar a nadie. Luego medito, busco calma y pido sabiduría para tomar buenas decisiones. Después, hago una correcta declaración de fe y finalmente, hablo con Dios para escuchar consejo. Acércate al Señor y adórale en todo momento, agradécele por lo que obra en ti.

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Así que ¡sigue adelante! Por supuesto que no es fácil olvidar, pero es posible recordar con el corazón sano, sin resentimiento o tristeza. Si perdiste a tu padre lo lamentarás el resto de tu vida, pero conforme pasa el tiempo y al declarar lo correcto, tu corazón sana y puedes extenderte a lo que está adelante5. Recuerda que para abrir un nuevo capítulo debes cerrar primero el anterior. Deja atrás el pasado y muévete hacia lo que viene.

Sabemos que el hijo pródigo malgastó su herencia y tuvo que reaccionar para acercarse a su padre con arrepentimiento6. Hay momentos difíciles que no podemos evitar y hay otros que nosotros provocamos. Si sufres de alguna adicción, si vives problemas conyugales por tener una amante, estás enfrentando las consecuencias de tus decisiones y debes reaccionar para iniciar el proceso de restauración. No esperes a tocar fondo, abre los ojos y sal de esos momentos amargos que provocaste. Nuestro Padre es misericordioso y nos perdona, pero debemos tomar la decisión.

Imita la actitud y declaración del hijo pródigo. Levántate y toma dirección hacia tu Padre, porque Él siempre te mostrará caminos de bendición y de justicia. Todo lo que viviste ya pasó. Ahora debes ver con optimismo lo que inicias y aprender a vivir el tiempo que corresponde. Recibe a Jesús en tu corazón. Proclámale como Señor y Salvador para que te ayude a vivir cada momento, te levante y te permita avanzar, confiado en Sus promesas.

 

Versículos de referencia

1 Eclesiastés 3:1-8 nos dice: Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

2 En el libro de Rut 1:20-21 leemos:  Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

3 Job 1:20-22 relata: Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré

allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

4 Romanos 8:28 asegura: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

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5 Filipenses 3: 12-13 nos dice: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.

6 En Lucas 15: 17-18 el Señor nos dice: Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!  Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.