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ONETTI - EL POZO INTRODUCCIÓN: Angel Rama considera a Juan Carlos Onetti como el iniciador de literatura de la generación del cuarenta y las siguientes, en las que hay una ruptura con el modelo narrativo realista de los años veinte y treinta de toda Hispanoamérica. Surge así, la utilización de espacios de acción en forma simultánea y múltiple, la desintegración de la lógica lineal del relato y el uso de una metalingüística. (Rama, 1972:124) Hugo Verani (2009:38) y Ángel Rma (Rama en Onetti, 1967: 50), señalan que con El Pozo, se instaura la literatura urbana de proyección universal. Sin embargo, la obra no obtuvo el reconocimiento de la crítica hasta la publicación de la segunda edición de 1965, debido al prólogo de Ángel Rama. El Pozo, publicada en 1939, editada en papel estraza, contó con un primer tiraje de 500 ejemplares. (Rana en Onetti, 1967:51). Es considerada no como novela ni cuento, sino memorias o confesiones de su protagonista, Eladio Linacero (Ferro, 2011:99). Linacero es un antihéroe que posee una existencia desesperanzada, quien -hundido en el pozo de una soledad al cumplir sus cuarenta años de edad-, se encuentra abocado a reflexionar sobre su existencia. Onetti no describe al personaje, sino que construye a un Eladio que nos cuenta directamente sobre su vida mediante un discurso urbano, cargado de pérdida en la fe de los valores humanos. Esa escritura de Eladio es el relato de un conjunto de hechos relacionados intrínsicamente con su discursividad: un suceso inicial “real” para Eladio, desencadena fantasías relacionadas con el acontecimiento “real” para el personaje y lo sucedido cuando trató de contar sus fantasías, y la angustia que todo ésto le provocó a Eladio Linacero, angustia que es transmitida al lector. La vida está vista a través del protagonista-narrador- lector. El lector pierde su yo y se incorpora a esa experiencia angustiante de la soledad. En esta obra, se refleja el punto de vista existencialista. Hebert Benitez(1997:29), afirma que El Pozo presenta “una metaescrituralidad, ya que Onetti escribe a su personaje, Eladio Linacero, que a su vez escribe que escribe”. Esta metaescrituralidad nos lleva a un mundo de signos que nunca nos conduce a “lo real”, que se torna diferido, provocando una opacidad de la escritura. Eladio Linacero es a veces cruel y mezquino, que se trata de recuperar una vida que ha perdido en la realidad. En su mundo de las cosas reales, agredió sexualmente a una joven llamada Ana María cuando tenía quince o dieciséis años, una muchacha con la que a veces sueña haciendo el amor con 1

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ONETTI - EL POZO

INTRODUCCIÓN:

Angel Rama considera a Juan Carlos Onetti como el iniciador de literatura de la generación del

cuarenta y las siguientes, en las que hay una ruptura con el modelo narrativo realista de los años

veinte y treinta de toda Hispanoamérica. Surge así, la utilización de espacios de acción en forma

simultánea y múltiple, la desintegración de la lógica lineal del relato y el uso de una metalingüística.

(Rama, 1972:124)

Hugo Verani (2009:38) y Ángel Rma (Rama en Onetti, 1967: 50), señalan que con El Pozo, se

instaura la literatura urbana de proyección universal. Sin embargo, la obra no obtuvo el

reconocimiento de la crítica hasta la publicación de la segunda edición de 1965, debido al prólogo

de Ángel Rama.

El Pozo, publicada en 1939, editada en papel estraza, contó con un primer tiraje de 500 ejemplares.

(Rana en Onetti, 1967:51). Es considerada no como novela ni cuento, sino memorias o confesiones

de su protagonista, Eladio Linacero (Ferro, 2011:99). Linacero es un antihéroe que posee una

existencia desesperanzada, quien -hundido en el pozo de una soledad al cumplir sus cuarenta años

de edad-, se encuentra abocado a reflexionar sobre su existencia. Onetti no describe al personaje,

sino que construye a un Eladio que nos cuenta directamente sobre su vida mediante un discurso

urbano, cargado de pérdida en la fe de los valores humanos. Esa escritura de Eladio es el relato de

un conjunto de hechos relacionados intrínsicamente con su discursividad: un suceso inicial “real”

para Eladio, desencadena fantasías relacionadas con el acontecimiento “real” para el personaje y lo

sucedido cuando trató de contar sus fantasías, y la angustia que todo ésto le provocó a Eladio

Linacero, angustia que es transmitida al lector. La vida está vista a través del protagonista-narrador-

lector. El lector pierde su yo y se incorpora a esa experiencia angustiante de la soledad. En esta

obra, se refleja el punto de vista existencialista.

Hebert Benitez(1997:29), afirma que El Pozo presenta “una metaescrituralidad, ya que Onetti

escribe a su personaje, Eladio Linacero, que a su vez escribe que escribe”. Esta metaescrituralidad

nos lleva a un mundo de signos que nunca nos conduce a “lo real”, que se torna diferido,

provocando una opacidad de la escritura.

Eladio Linacero es a veces cruel y mezquino, que se trata de recuperar una vida que ha perdido en la

realidad. En su mundo de las cosas reales, agredió sexualmente a una joven llamada Ana María

cuando tenía quince o dieciséis años, una muchacha con la que a veces sueña haciendo el amor con

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su consentimiento, como si la imaginación pudiese reparar un intento atroz de mancillar a alguien

que hubiese poseído a través del amor. Casado con una mujer, Cecilia, salió con ella un día de

tormenta a la calle, en una rambla trató de recuperar su amor, repitiendo teatralmente el día de su

boda, cuando la conoció joven y bella y feliz de casarse con él, llena de esperanzas inútiles que

ambos han perdido: por ese gesto irracional, inmensamente poético, fue tildado de loco y llevado a

juicio. Eladio tiene una amante en la vida de los sucesos reales de nombre Hanka, pero no la ama.

Su verdadero amor es Ana María, a quien posee en una cabaña de troncos en Alaska, una imagen

onírica que nunca habla y que siempre llega desnuda a través de una tormenta de nieve. Eladio

Linacero tiene la vida que desea tener, solamente a través de la imaginación. La obra es un escape

rutinario al mundo de la imaginación y de los sueños.

Eladio sufre la falta de comunicación: no sabe expresarle su juvenil deseo a Ana María, y no sabe

expresar sus sentimientos a Cecilia, su esposa. Sólo es capaz de comunicarse a través de la escritura

en su autoretrato.

El final de la novela es el viaje de Linacero al sueño de la cabaña de troncos donde se encuentra con

su amada. Este sueño se reitera a lo largo de la novela, es el que lo salva de esa realidad donde

dicho sueño nunca podrá ser satisfecho. Es su imaginación la que lo librará de la solitaria realidad.

El presente trabajo se centra en el análisis del prólogo de Ángel Rama a la edición de 1965 de El

Pozo.

ÁNGEL RAMA EN EL POZO:

Rama en su ensayo Origen de un novelista y de una generación literaria, nos cuenta que luego de

veinticinco años de publicado El Pozo, puede considerarse pieza fundamental de la literatura

(Rama en Onetti, 1967: 50) En él afirma: “Onetti rompe las posibles convenciones del relato y por

este rasgo que no se repetirá, recuerda algunos textos de Felisberto Hernández” (Rama en Onetti,

1967:63)

El relato en primera persona y en el presente del lector (Rama en Onetti, 1967: 65)

En su ensayo, Rama establece que el vacío afectivo y físico del narrador, le provoca la necesidad de

escribir, como forma de compensación de su falta de comunicación, que se trasunta en una

“posición antiliteraria” que caracteriza la narración (Rama en Onetti, 1967: 62). Define a Linacero

por una “soledad radical”, distinguiendo una física, encerrado en una habitación, y otra afectiva,

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suspendiendo “su vinculación amorosa o amistosa con cualquier otro ser. Afirma que el

descreimiento y el retiro de la sociedad de los personajes literarios, respondió a una crisis política

tanto internacional como nacional, que llevara a una frustración en lo referente a los gobiernos, que

en Onetti esta postura no sería tal, sino que estaría basada en la convicción que la realidad es

inmodificable, y que ese descreimiento se ve agravado por la carencia de un nacionalismo que

sustituya la ideología político-social. (Rama en Onetti, 1967:54). Pero en El Pozo, el personaje pese

a su soledad, se interesa por su medio social, se cuestiona la rigidez social y familiar, los valores

estéticos, las dignidades éticas, aunque sea para eliminarlas, borrarlas del mundo.

“No sé si la separación en clases es exacta y puede ser nunca definitiva. Pero hay en todo el mundo gente que compone la capa tal vez más numerosa de las sociedades. Se les llama “clase media”, “pequeña burguesía”..........Y cuando a su condición de pequeños burgueses agreganla de “intelectuales”, merecen ser barridos sin juicio previo.........acabar con ellos sería una obra de desinfección.”(Onetti, 1967:38)

Estamos frente a un personaje que critica a la sociedad, a esa clase media burguesa e intelectual,

clase a la que Eladio pertenece, pues es un escritor -aunque sólo escribe sus memorias- y tiene un

amigo poeta. Rama asegura que Onetti se refiere a los intelectuales de izquierda que no son

auténticos. Por esta convicción, Onetti, buscando autenticidad, opta por limitar el uso de artificios

(Rama en Onetti, 1967: 63)

Siguiendo a Rama, los personajes de Onetti son incrédulos, escépticos y en su interior, estáticos,

aunque se muevan de un lado a otro, y justamente por ese moverse sin sentido (Rama en Onetti,

1967:75).

Con respecto a la postura política de Onetti, Angel Rama sostiene el autor es vagamente izquierdista

o progresista, con una actitud independiente. (Rama en Onetti, 1967:77). Es cierto que Rama

conocía muy de cerca a Onetti, pero se podría afirmar con respecto a la postura política de Onetti,

que la mayoría de los intelectuales de la primera mitad del siglo XX se agruparon en la lucha

antifascista y se alinearon a la izquierda. Onetti, escribió para Marcha bajo los seudónimos de

Periquito Aguador y Grucho Marx. Con el primer seudónimo lo hacía sobre literatura, utilizando el

humor para desestabilizar los discursos institucionalizados que legitiman la literatura. Allí expone

sus opiniones sobre la producción lieraria y sobre el discurso que la legitima. En cambio, con el

seudónimo de Grucho Marx, escribía sobre política nacional e internacional, por lo tanto, y en

coincidencia con Ferro, su discurso es político desde el momento en que cuestiona el sistema que

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legitima la práctica literaria institucionalizada (Ferro, 2011). De lo que se desprende, que tenía una

postura política comprometida, y queda evidente que de izquierda, aunque tuviera una actitud

independiente, actitud ésta que valoriza aún más su literatura.

Pero el personaje Eladio Linacero no parece estar ajeno a lo que ocurre a su alrededor; se podría

afirmar que es un personaje filoso, muy crítico. Tampoco parece estar equivocado cuando

manifiesta su postura frente a la sociedad de la época y algunos aspectos políticos como cuando

afirma:

“Este es el momento oportuno para hablarle del lujo

asiático en que viven los comisarios del Kremlin y

de la inclinación inmoral del gran camarada Stalin

por las niñitas tiernas”. (Onetti, 1967:36) .

Linacero reclama que la Unión Soviética continuaba dividida en clases sociales, y los gobernantes

continuaban viviendo en la opulencia.

Linacero sueña despierto y Rama plantea con respecto a estos sueños que son producto de una

“imaginación adolescente” y pueden clasificarse en dos grandes tipos: los eróticos y las proyecciones

ideales de la vida adulta. Este intelectual – que en definitiva lo es Eladio Linacero- se sueña hombre de

acción: cazador en Alaska, rudo, fuerte, seguro, bastándose a sí mismo, conociendo espontáneamente

cuál es su lugar en la tierra, ocupándola con dominio, actuando sin conflictos de conciencia, ejerciendo

su poder contra la naturaleza y los demás hombres. (Rama en Onetti, 1967:85 ) Si bien el sueño más

reiterado refiere a una mujer de su adolescencia, Linacero no sería un personaje que a pesar de sus

cuarenta años se comporte como un adolescente.

De acuerdo a lo que sostiene Hugo Achugar (1997:15), sostiene que toda la obra de Onetti, admite

lecturas “realistas” e “irrealistas”, donde la versosimilitud de los personajes de su obra, se conjuga

con la esencial deconstrucción de toda posible verosimilitud.

Se podría decir que las fantasías de Linacero nacen de las carencias realidad, y buscan imponerse sobre

ella, fabricando ese mismo deseo que buscan satisfacer, a medida que son imaginadas. No hay una

relación armónica entre la realidad y las fantasías que ésta crea a partir de las carencias de aquélla;

realidad y fantasía no se complementan, en Linacero entran en conflicto por ganar el poder hegemónico

sobre la vida.

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Al decir de Rama, “el autor permanece en este lado, en este hemisferio de su doble mundo, el de la

realidad más sórdida y desesperanzada”. Este mundo es regido por el otro, el de los sueños: sus

valores son determinados idealmente desde aquel campo opuesto que rige, mide, sanciona, colorea

la realidad en que vivimos. (Rama en Onetti, 1967: 87)

Esta visión de la realidad, entonces, fuerza a crear necesariamente sustitutos de satisfacción, en

consecuencia de esta esencia de fracaso que inevitablemente corroe todo lo fáctico, por esta oscura

predestinación que persigue a Linacero. Siguiendo a Rama

“lo soñado es compensación de lo vivido. Por obra de su intrínseca realidad operativa, el sueño permite realizar en el terreno imaginario los deseos que han sido frustrados o todavía no han podido cumplirse en la realidad cotidiana […] la poderosa fluencia de estos sueños.” (Rama en Onetti, 1967:84)

Linacero sueña con la joven que casi viola en su adolescencia en la vida real, pero en su sueño ella seentrega sin resistencia y la ama. Sería como una manera de evadir la realidad de aquella brutal acciónque cometió.

El espacio escritorial es construido desde el que se pueden realizar variadísimas interpretaciones . Para

profundisar en esas interpretaciones es necesario observar la noche como alegoría de escritura dentro de

la lógica textual de El pozo . La ausencia de luz externa refleja su confusión interna producida por la

falta de luz que ocasiona la destitución de Dios y su causa más importante en el texto: la destitución del

lenguaje escrito, la capacidad de nombrar y representar el mundo.

La escritura puede funcionar como válvula de escape, pero este espacio absurdo, este mundo pesimista y

solitario ha sido creado a partir de la misma escritura, es un espacio al que la misma escritura lo ha

llevado, convirtiéndose en un arma de doble filo.

Siguiendo a Rama:”Debe registrarse, aquí, la cualidad acuosa de la noche”, que es “negrura

cerrada”, y posee” fuerza dominante” que hace más remarcable la soledad. “Lo que a ella se entrega

es un cuerpo muerto, un ser exhausto por la intensificación de la soledad” (Rama en Onetti, 1967:

57)

La escritura es asumida como fatalidad creadora: “el estado de soledad intensifica la necesidad de

literatura”; sino como “transustanciación” de la profunda necesidad comunicación perdida. (Rama

en Onetti, 1967: 58)

A modo de conclusión, se podría afirmar que el ensayo de Rama en el prólogo de El Pozo, presenta

analísis magistrales, pero debido a la evolución que han tenido los estudios literarios recientemente

en cuanto a teorías se refiere, hoy es posible analizar esta obra con otras perspectivas, bajo la égida

de una renovación crítica de la narrativa, que permite reflexionar sobre la escritura de Onetti.

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BIBLIOGRAFÍA:

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jornadas de homenaje a Juan Carlos Onetti, Lago Sylvia (Com.

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Benitez, Hebert (1997): Juan Carlos Onetti en el pozo de la escritura, en Actas de las

jornadas de homenaje a Juan Carlos Onetti, Lago Sylvia (Com.

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Arca, Montevideo.

Rama, Ángel (1965): “Origen de un novelista y de una generación literaria”, en

Prólogo Onetti, Juan Carlos, El Pozo, Arca, Montevideo.

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