Nuevos enfoques de la cognición - Cosmelli D. y Ibáñez A..pdf

215

Transcript of Nuevos enfoques de la cognición - Cosmelli D. y Ibáñez A..pdf

  • NUEVOS ENFOQUES DE LA C O G N IC IO N :

    -REDESCUBRIENDO LA D IN M ICA DE LA A C C I N ,

    LA IN TEN CI N Y LA IN TERSU BJETIVID AD

  • NUEVOS ENFOQUES DE LA COGNICIN

    -Redescubriendo la dinmica de la accin, la intencin y la intersubjetividad-

    EDITO RES

    Agustn Ibez D iego Cosmelli

    C O LE C C I N PSIC O L O G A

  • N uevos enfoques de la cognic in-R ed escub rien d o la d inm ica de la accin , la in tenc in y la in tersu b je tiv id ad -

    P rim era ed ic in : noviem bre de 2007 E d iciones U n ive rs id ad D iego P ortalesInscripcin en el R egistro de Propiedad In te lectual N 162.385 ISBN N 978 -956-314-005-7

    U n ivers id ad D iego P o rta les , 2007

    U n iversidad D iego P ortalesV icerrec to ra A cadm ica / D ireccin de E xtensin y P ub licaciones Telfono (56 2) 676 2000 / Fax (56 2) 676 2141 Avda. M anuel R odrguez Sur 415, San tiago , C h ile w w w .udp .c l (pub licaciones)

    E dicin : A gustn Ibez, D iego C osm elli.D iseo y producc in grfica : T rin idad C o rt s , T rin idad Ju stin iano Im preso en C h ile po r Salv iat Im presores

    N inguna parte de esta pub licac in puede ser reproduc ida o tran sm itida ,m ed ian te cu alqu ier sistem a, sin la expresa au to riz ac in de la U n ivers id ad D iego P ortales.

  • NDICE GENERAL

    9 | Captulo 1

    Dinmica, intencionalidad y corporeizacin de la mente.Pasos hacia la comprensin de los lmites y posibilidades de los nuevos enfoques de la cognicin.

    D IE G O C O S M E L L I Y A G U S T N IB E Z

    27 | Captulo 2

    Dinmicas no lineales e intencionalidad:El rol de las teoras cerebrales en las ciencias de la mente.

    W A L T E R F R E E M A N

    53 | Captulo 3

    Los tiempos del cerebro: Nuevas aproximaciones en la neurofisiologa.

    P E D R O M A L D O N A D O Y JO S P A B L O O S S A N D N

    71 | Captulo 4

    La cognicin hecha cuerpo florece en metforas...

    JO R G E SO T O A N D R A D E

    91 | Captulo 5

    Posiciones fenomenolgicas de la subjetividad humana:Hacia una reinterpretacin de los pliegues de la conciencia.

    L U IS M A N U E L F L O R E S G O N Z L E Z

    111 | Captulo 6

    Ser viviente y ser hablante.Reflexiones acerca del punto de vista monista en cognicin humana.

    A N D R S H A Y E

  • 131 | Captulo 7

    Emergencia y d o w n w a rd cau sa tion en la sociologa sistmica.

    A L D O M A S C A R E O

    145 | Captulo 8

    El concepto de autonoma en la obra de Varela y sus implicancias ticas para la psicologa. Discusiones crticas desde los aportes de Castoriadis y Habermas.

    A D R IA N A K A U L IN O Y A N T O N IO S T E C H E R

    185 | Referencias.

    211 | Notas sobre los autores.

  • CAPTULO I

    Dinmica, intencionalidad y corporeizacin de la mente. Pasos hacia la comprensin de los lmites y posibilidades de los nuevos enfoques de la cognicin.

    DIEGO CO SM E LLI AGUSTN IB EZ1

    I. El legado fundacional de las ciencias cognitivas.

    Ellos [los p s ic lo go s] desean una intuicin y, p o r una extraa inconsistencia , buscan esa intuicin

    en e l anlisis, qu e es p r e c i sam en te la n ega c in d e ella.

    BERG SO N , 1903 .

    El contexto actual de las ciencias cognitivas puede describirse como el de un cuestionamiento de un paradigma clsico dominante, conocido como computacionalismo. Este se constituy entre los 60 y 70 como un programa multidisciplinario para entender los procesos cognitivos2. En su ncleo conceptual, esta revolucin asumi que la mente podra ser entendida en base a cmputos simblicos, siendo explicada en base a reglas y principios lgico-sintcticos. El significado perdi protagonismo en la explicacin mecanicista de

    1 Correspondencia debe enviarse a Agustn Ibez, Laboratorio de Neurociencias, Universidad Diego Portales, Vergara 275, Santiago de Chile. Mail: [email protected].

    2 Si bien las conferencias Macy en la dcada del 40 fueron un antecedente para este movimiento, recin en la dcada del 60, con las conferencias organizadas por la Sloan F undation , la revolucin cognitiva se organiz dentro del paradigma del computacionalismo.

  • la mente, en favor de la sintaxis y la correspondencia objetiva con entidades del mundo. La razn humana se consider dentro de este isomorfismo, igualndosela a los sistemas lgicos de la poca. Este programa se convirti en una empresa prescriptiva acerca de cmo investigar, y se inici con grandes promesas en el campo de la simulacin de fenmenos cognitivos. En s misma brind una metfora de la mente como computador, que represent una gran reedicin de viejas metforas (ej., la mente como espejo de la naturaleza) actualizadas por la imagen de una nueva y sofisticada tecnologa computacional. Esta nueva metfora permiti reconsiderar fenmenos como el pensamiento, la intuicin, el deseo, la creencia, la memoria y los smbolos. Incluso, el lenguaje comn (al menos el de los investigadores en cognicin) asimil en gran medida los conceptos del procesamiento de la informacin, y hoy en da es comn su aplicacin en la vida cotidiana.

    Conforme al avance del tiempo, la propia investigacin dentro del computacionalismo fue provocando algunos insights acerca de las limitaciones del programa. Existe una multiplicidad de problemas meta-tericos, metodolgicos, conceptuales y empricos sin resolver. La extraa sntesis entre dualismo cartesiano y monismo metafsico del computacionalismo (Descombes, 2001) ha sido criticada por sus supuestos positivistas y por su tendencia fragmenta- dora. El intento transgeneracional (a partir del cartesianismo, pasando por la filosofa analtica del lenguaje ideal, hasta los albores del cognitivismo) de reducir el razonamiento humano a procesos formales de cmputo sobre representaciones residentes en la cabeza, ya haba sido cuestionado por Wittgenstein (1952) y Ryle (1949), entre otros. En los ltimos aos el horizonte de las ciencias cognitivas parece estar teido de crisis, o al menos, de desencanto.

    Algunas de las promesas originarias de la empresa compu- tacionalista fracasaron (Anderson, 2003; Dreyfus & Dreyfus, 1990; Krichmar & Edelman, 2002; Lighthill, 1973; Rumelhart & Zipser, 1986; Wheeler, 1996). Un caso prototpico fue sealado por Winograd (1984), quien acentu las limitaciones insolubles del computacionalismo para dar cuenta del fenmeno de los lengua

  • jes naturales (Winograd & Flores, 1986). La percepcin entendida en trminos computacionales se volvi pasiva y en clara contradiccin con la interaccin natural entre percepcin, ambiente y accin. Funciones sensomotoras simples se convierten en graves problemas de planificacin ejecutiva para robots mviles. Por otra parte, alternativas no-representacionalistas en el mbito de la ro- btica resultaron exitosas (Brooks, 1991 )3. El representacionalis- mo comenz a ser discutido, primero a partir del debate acerca del formato representacional (Kosslyn, 1994 Vrs. Pylyshyn, 1981) y luego por la emergencia de modelos no-representacionales (Beer, 1995; Brooks, 1991; Wheeler, 1996).

    A pesar del xito de los sistemas expertos, capaces de competir a nivel mundial en el ajedrez o el juego de damas, las simulaciones no lograban reproducir la plasticidad y flexibilidad humana (Dietrich, 2000). Muchos sistemas de conocimiento no funcionaban en contextos cambiantes, en tareas de fcil resolucin mediante sentido comn. Esta dificultad fue considerada insalvable con un enfoque computacional (Shoham & Dermott, 1988), ya que conduca a los sistemas basados en clculos bayesianos u otros similares al llamado cuello d e botel la d e v o n Neumann (Gutirrez, 1993). Este consiste en la dificultad de estimar adecuadamente, y en tiempo real, una decisin ecolgicamente fundada en contextos complejos. Por ello la consideracin de la mente como un sistema lgico formal perdi crdito paulatinamente (Dietrich, 2000). A su vez, autores provenientes de las neurociencias, apoyados por los nuevos modelos conexionistas, realizaron crticas a los modelos lgico-simblicos del funcionalismo computacional clsico (Churchland, 1986; Churchland & Sejnowsky, 1992)4.

    3 En cognicin animal y humana la aproximacin no-representacionalista an tiene que probarse experimentalmente generativa y esa es justamente una de las perspectivas de este volumen: explorar hasta qu punto se puede avanzar hacia su operacionalizacin y eventual xito epistemolgico.

    4 Cabe destacar que la nocin de computacin clsica no tiene por qu ser exhaustiva de lo que es un proceso computacional vlido. Dicho de otra forma, tal vez un sistema biolgico es un mejor computador que el mejor computador pero sigue siendo uno, slo que bajo un paradigma diferente de lo que entendemos por computacin (ej: Gabriel & Goldman, 2006).

  • La inteligencia artificial aplicada a la cognicin humana, siguiendo a Lakatos (1983), se convirti en un programa de investigacin degenerativo (Dreyfus & Dreyfus, 1990). Esta afirmacin ya haba sido anunciada previamente por autores como Lighthill (1973); y posteriormente Rumelhart & Zipser (1986).

    II. El surgimiento de enfoques alternativos de la cognicin.

    Junto a las dificultades propias del computacionalismo, la aparicin de nueva s tenden cias en la cognicin, ha pu-esto en duda la tradicional afirmacin de que el computacionalismo no presenta teoras rivales de magnitud5 (Fodor, 2000; Newell & Simn, 1976). A medida que el desencanto con el cognitivismo creca, fueron emergiendo alternativas que escapaban a los supuestos computacionales. Estas tendencias han abierto el campo de investigacin hacia fenmenos no abordados por la tradicin ortodoxa; se han generado nuevos dilogos con otras disciplinas sociales y biolgicas, y se han reconsiderado muchos problemas clsicos del cognitivismo.

    En este marco, el enfoque de la cogn ic in situada (Brigthon et al., 2003; Clark, 1997; Kirsh, 1995; Lynn & Stein, 1991; Wilson & Myers, 1999, entre otros) asume que el conocimiento est estructurado en el ambiente social, ecolgico y fsico que conforma la experiencia. La em b od i e d cogn ition , (Anderson, 2003; Clark, 1997; Coates, 2002; Dourish, 2001; Haugeland, 1995; Prem, 1996; Varela et al., 1991, Varela, 1991; entre otros) afirma que las propiedades de la mente (pensamientos, deseos, imaginacin, etc.) estn encarnadas en la misma corporalidad, que a su vez se encuentra insertada en un contexto ecolgico particular (Cornejo et al., 2007; Ibez et al., 2005; Ibez, Lpez & Cornejo, 2006). Dentro de la em b od i e d cogn it ion se sita la lingstica cognitiva (Johnson, 1987; Lakoff & Johnson, 1980, 1999, entre otros) y la enaccin (Petitot,

    5 Para los autores citados, (Newell & Simn, 1976) no existe otro modelo de competicin. Incluso mencionan como argumento para validar la hiptesis computacional: th e a b s en c e o f sp e c i f i c c o m p e t in g h y p o tb e s e s .

  • 2003; Varela et al., 1991, Thompson & Varela, 2001). Mediante los procesos sensomotores del cuerpo se constituye la cognicin a nivel biolgico, psicolgico, y cultural. La ex tend ed m ind (Clark & Chalmers, 1998; Clark 2001; Li, 2003, entre otros) est interesada en el rol del ambiente en la gnesis de los procesos cognitivos, poniendo nfasis en la consideracin de ste no slo como parte de la accin, sino tambin del pensamiento. Mapas, herramientas y smbolos son parte de la mente extendida. Procesos internos como las creencias son conceptualizadas como constituidas en parte por el ambiente. Al igual que la perspectiva de la cogn ic in distribuida (Col & Engestrm, 1991; Holland et al., 2000; Hutchins, 1995; Wrigth et al., 2000, entre otros), el conocimiento es tomado en un continuum con los procesos del ambiente y en ciertas ocasiones resulta complejo establecer distinciones tajantes entre mundo y mente. La aplicacin de la teora d e la a c t iv idad en la cognicin (Bakhurts, 1995; Engelsted, 1993; Engestrm, 1991; Jones, 1999, 1997, 1998; Kaptelinin, 1992; entre otros) critica la aplicacin de la simulacin computacional para la comprensin de la cognicin humana, y supone que fenmenos psicolgicos como la intencionalidad no pueden ser entendidos en trminos mecanicistas. La llamada biosem itica y algunas corrientes provenientes de la biologa (Emmeche, 2001; Hoffmeyer & Emmeche, 1991; Kull, 2003; Rosen, 1978, 1985a, 1991, 1998, entre otros) han criticado asimismo las limitaciones de los sistemas formales para dar cuenta de procesos cognitivos biolgicos, resaltando la ecologa y autonoma simultneas del organismo con su ambiente y acentuando las limitaciones de los modelos serialistas y discretos para dar cuenta de la cognicin. Los enfoques basados en las teoras dinmicas de la cognicin elevan la controversial promesa de aplicarse tanto a las interacciones neurales como a los fenmenos culturales, apoyando sus explicaciones en formalizaciones matemticas de los fenmenos cognitivos, promoviendo una imagen diferente de la metfora de la computacin clsica, ms multifactica e inclusiva de los afectos y la cultura. El ncleo central de estas teoras est basado

  • en la metfora de la cognicin como sistema dinmico, instanciada por una topologa espaciotemporal (Ibez, 2006, 2007, In Press). Las teoras dinmicas de la cognicin parecieran inaugurar nuevas herramientas y preguntas en torno a los fenmenos cognitivos.

    Estos enfoques alternativos emergen, en parte, como una consecuencia de las limitaciones actuales del computacionalismo. Cabe preguntarse a partir de la crisis del computacionalismo y el surgimiento de nuevas aproximaciones, si existe un giro que transforma

    , la clsica perspectiva reduccionista, atemporal, descorporeizada, es- ttico-racionalista, libre de cultura y emocin. Luego de esta perspectiva clsica, pareciera surgir una cosmovisin ecolgicamente centrada en la accin e intencin, en la comprensin de la mente como un proceso ligado a la interaccin entre cerebro, cuerpo, ambiente y cultura. Este giro estara tambin centrado en el inters en los problemas de conocimiento en tiempo y situaciones reales. Es en este contexto, de redefinicin de cognicin, de cmo puede ser estudiada, y de duda acerca de si existe tal giro descrito ms arriba, que las nuevas tendencias aparecen como una alternativa6.

    Esta alternativa refiere a una particular reinterpretacin general de la cognicin. Esta refleja la reconsideracin de los fenmenos cognitivos de forma multinivelada y ecolgicamente instituida (Cornejo, Ibez & Lpez, 2007). Dichos fenmenos son entendidos como siendo inherentemente temporales, con propiedades mejor entendidas en trminos de procesos, en vez de entidades. La cognicin debe considerarse un fenmeno multinivelado, simultneamente neurolgico, psicolgico y social. Ningn nivel de anlisis particular es suficiente entonces para abarcar el fenmeno en su totalidad. Uno de los grandes insigths de los enfoques alternativos consiste precisamente en acentuar dicha simultaneidad de procesos. Ello conlleva, necesariamente, a la aceptacin de una perspectiva ecolgica de la cognicin: los procesos mentales pueden

    6 Cabe destacar que si bien existe cierta secuencia temporal entre el computacionalismo clsico y los enfoques alternativos de la cognicin, existen antecedentes simultneos y a menudo entrecruzados entre ambas perspectivas (Cf: Ibez, 2006, Captulo 2).

  • considerarse a partir de la interaccin entre subsistemas corporales (cerebro, sistema inmunolgico, sistema esqueletomotor, etc.), entorno y cultura. En este sentido la cognicin ser considerada en s misma la consecuencia de mltiples niveles de un cuerpo en interaccin con otros cuerpos y una historia evolutiva y cultural. La cognicin as entendida reclama un nivel de anlisis especfico. Otro aspecto relevante de la cognicin desde esta re-interpretacin es la temporalidad. La inclusin del tiempo en la descripcin de los fenmenos conlleva a un cambio de perspectiva: los eventos cognitivos estudiados, en lugar de considerarse entidades se convierten en procesos. As por ejemplo, las representaciones como entidades abstractas y aisladas pierden relevancia cuando son contextualiza- das en una perspectiva temporal que las sita como un proceso dependiente de otros procesos, descosificando sus propiedades. Lo mismo puede postularse para otras entidades cognitivas como la memoria de trabajo, la percepcin o el lenguaje: al convertirse en procesos, sus lmites se vuelven ms difusos, y su interactividad con otros procesos (otros fenmenos cognitivos) aumenta. Igualmente, procesos cognitivos clsicamente considerados homun- culares (ej., toma de decisiones, conciencia) pueden considerarse procesos emergentes de la totalidad de un conjunto de otros procesos ms bsicos, sin necesidad de postular una entidad localizada en algn subconjunto cerebral que d cuenta por s misma de las propiedades investigadas. El excesivo nfasis en la descomposicin y fragmentacin de los enfoques ortodoxos puede contrarrestarse con el inters de los nuevos enfoques en la coordinacin y la interconectividad de los procesos cognitivos. La inclusin de la temporalidad, no es sino, un requisito terico de una nueva ciencia de la mente pos-atomicista, procesal. Los enfoques alternativos de la cognicin han evidenciado una clara necesidad al interior de las ciencias cognitivas: el desarrollo de juegos del lenguaje que no sean exclusivamente materialistas o exclusivamente mentalistas en el desarrollo de enfoques cognitivos inter-nivelados. El materialismo reduccionista (matemtico, fsico o neurolgico) y el discursivismo

  • des-biologizado (psicolgico o social) comparten la imposibilidad de abordar los fenmenos cognitivos una vez que se ha aceptado su multiplicidad de niveles de descripcin.

    Sin embargo, cabe preguntarse si ip so fa c to los enfoques alternativos constituyen en trminos absolutos el giro paradigmtico arriba esbozado. Por otra parte, estos enfoques pueden considerarse programas de investigacin recientes y en trnsito. La reconsideracin de la naturaleza de la cognicin surgida en las concepciones alternativas requiere una revisin terica-emprica de sus alcances actuales.

    III. Hacia una mejor valoracin de los enfoques alternativosde la cognicin.

    La mayor dificultad que enfrenta una teora es dar cuenta de un cierto dato observable: debe proveer un marco epistemolgico til para su comprensin dentro de las leyes procedurales y de consenso de la comunidad cientfica. Ms an, es habitual exigirle a dicho corpus que sea capaz de predecir, en base a observaciones de un tipo, comportamiento de otro. Finalmente, es de comn acuerdo que para ser de inters cientfico, dicho marco debe, de alguna manera, ser capaz de explicitar sus lmites y bajo qu condiciones se considerara insuficiente, so riesgo de transformarse en una cuestin de fe.

    Aunque no es este el lugar para hacer un anlisis epistemolgico de la estructura de la teorizacin en ciencias, estas consideraciones dan el punto de partida para discutir brevemente en qu medida los paradigmas de cognicin situada, encarnacin y no-re- presentacionalismo han sido exitosos en generar alternativas experimentales concretas. Tal vez uno de los aspectos ms interesantes de este tipo de aproximaciones es que apelan al sentido comn: nos sentimos seres que forman parte de un sistema (natural) complejo, interconectado e interdependiente, donde descripciones de un aspecto de la realidad son compatibles con mltiples descripciones alternativas y donde co-existimos sin necesariamente ser mquinas

  • unvocas sino ms bien seres equvocos (en el sentido neutro del trmino). Esta compatibilidad intuitiva entre los paradigmas de la complejidad que insisten en la encarnacin de la mente y la necesidad de una comprensin multi-nivelada de la realidad, representa no slo una oportunidad de inters, sino tambin, creemos, esconde su mayor enemigo. Una cosa es decir que la cognicin es situada y otra es decir cmo es que esto ocurre. Dicho de otro modo, existen formas concretas de operacionalizacin de estos paradigmas, que les permitan jugar un rol ms all de una descripcin intuitivamente valiosa? Creemos que ste representa uno de los grandes desafos a los que se enfrentan esta serie de paradigmas si pretenden constituirse como programas de investigacin alternativos vlidos (Ibez & Cosmelli, In Press).

    Podra argumentarse, como desarrollamos en la primera parte de esta introduccin editorial, que es precisamente gracias a la crtica surgida desde perspectivas de cognicin situada y del sentido comn, que muchas de las metforas computacionales y sus marcos tericos han tenido que ser revisadas. Sin duda ste es un rol que ha jugado la disidencia. Sin embargo, no es trivial formular el mismo descontento de manera positiva. Ms an, creemos que la situacin de malestar existente en torno a la incapacidad de los paradigmas tradicionales para dar cuenta de aspectos tan esenciales de nuestro ser-en-el-mundo como la intencionalidad, la subjetividad, la objetividad, la conciencia, la intersubjetividad, etc., llama a tomar ciertos riesgos: Qu experimentos y qu resultados nos obligaran a rechazar una hiptesis de la perspectiva encarnada o situada de la cognicin? Qu re-conceptualizacin de una serie dada de datos experimentales nos permite eliminar (reducir) un lenguaje representacionista de nuestra explicacin sin perder terreno epistemolgico? Qu marcos metodolgicos y analticos son necesarios para abordar el problema de la cognicin situada y cules no lo son? Por qu? Cules son las implicancias para los dominios disciplinares cercanos, especialmente para la tica? Cules son los lmites de las nuevas teoras de la cognicin?

  • Sin pretender dar respuestas a todas estas preguntas, pero inspirados en ellas, las contribuciones que forman este volumen representan un intento concreto de trascender la aproximacin por analoga intuitiva, hacia una formulacin cientficamente generativa de hiptesis y marcos metodolgicos en el estudio de la cognicin.

    IV. Contribuciones especficas.

    Este conjunto de ensayos tuvieron su origen en un ciclo de conferencias internacionales organizado por la Escuela de Psicologa de la Universidad Diego Portales con el fin de insertarse en el mbito de la investigacin en Neurociencias y Ciencias Cognitivas. Como parte del programa que incluy la puesta en marcha de un centro de Neurociencias Cognitivas y el desarrollo de lneas de investigacin financiadas, se organizaron un conjunto de actividades cientficas de divulgacin de primer nivel, a fin de presentar a la sociedad cientfica chilena, el Proyecto de Neurociencias. De esta manera se constituy en noviembre del 2006 el primer ciclo de conferencias internacionales y workshop denominado Complejidad, Autonoma e Intencionalidad: Hacia una mejor teorizacin y formulacin de estrategias empricas en el marco de las Ciencias de la Cognicin; que cont con el patrocinio del Instituto de Sistemas Complejos de Valparaso, del Centro de Estudios Neurobiolgi- cos del Departamento de Psiquiatra de la Pontificia Universidad Catlica de Chile y de Electrical Geodesic Inc. El presente cuerpo de ensayos constituye un selecto grupo de conferencias que lideraron los debates en torno a los nuevos enfoques de la cognicin, inaugurando este volumen el aporte de la conferencia magistral del Dr. Walter Freeman. Este conjunto de ensayos dista de ser homogneo, e implica marcos y disciplinas de enfoques muy diferentes. Sin embargo, todos ellos desde su propia heterogeneidad contribuyen a una mejor conceptualizacin de los enfoques alternativos, en los respectivos campos de aplicacin desarrollados por los autores.

  • La secuencia de presentacin de los ensayos, parte de un continuo formado por los aportes en las neurociencias, luego la psicologa cognitiva y, finalmente, la sociologa y la filosofa. A continuacin se presenta una breve sinopsis de cada uno de ellos.

    El texto de Walter Freeman aborda la inquietante pregunta acerca de la relacin entre la conducta intencional y las teoras del cerebro. En este captulo Freeman argumenta que la teora de la neurodinmica no-lineal del cerebro, posee las herramientas necesarias para abordar la intencionalidad y de esta manera fundar una nueva base para las ciencias de la mente, incluyendo la conducta social y tica. Para ello se realiza un breve recuento histrico de distintas teoras cerebrales, de los griegos hasta la actualidad. Luego, se introduce la teora de la neurodinmica y su corolario, la teora de la vinculacin social, mostrando su relevancia para la comprensin no slo de la intencionalidad, sino tambin de la conducta social. En este texto se ha mantenido en gran medida el estilo oral de disertacin, dada la relevancia y el valor histrico de la conferencia del Dr. Walter Freeman.

    En su contribucin, Pedro Maldonado y Jos Ossandn abordan el problema de la validez de ciertas aproximaciones tradicionales en neurociencias cognitivas para el estudio de los mecanismos neuronales de la percepcin. Utilizando el sistema visual como modelo, Maldonado y Ossandn describen cmo ha sido la aproximacin clsica al estudio de la respuesta neuronal. Bajo esta perspectiva an dominante, se busca primero comprender los mecanismos secuenciales de activacin neuronal frente a estmulos sobre-simplificados. Aqu, la estrategia experimental es considerar la estimulacin externa como una forma de evocar una respuesta estereotipada interna de manera de comprender los mecanismos subyacentes a las capacidades perceptivas del organismo. Los autores discuten una serie de limitaciones de esta aproximacin, tanto conceptuales como fisiolgicas, y sugieren que para hacer frente al cambio de paradigma que est operando, ya no basta slo con entender que el sistema nervioso es una estructura masivamente

  • paralela, distribuida y que presenta una dinmica endgena autnoma, sino que es necesario generar marcos experimentales propicios al estudio de un sistema con estas caractersticas. Este es un punto particularmente interesante de este ensayo, ya que los autores proponen alternativas concretas basadas en la exploracin visual de escenas naturales donde se hace posible estudiar de manera rigurosa, y a la vez ecolgica, los mecanismos neurobiolgicos que subyacen las capacidades perceptuales de los organismos.

    Jorge Soto-Andrade, matemtico de la Universidad de Chile, explora en su ensayo un tema que tiene consecuencias transversales para el estudio de la cognicin: cmo este proceso se expresa de manera fundamental en la generacin, manipulacin y aprehensin de metforas. Interesantemente, para Soto-Andrade este proceso dista mucho de ser una manipulacin abstracta de conceptos, y depende directamente de las actividades exploratorias sensoriomotri- ces que el individuo ejecuta a lo largo de su desarrollo. Es as como el autor, tras entregarnos un marco comn para entender en qu consiste una metfora, explora el rol que estas tienen durante el proceso de enseanza-aprendizaje de las matemticas. A travs de una serie de ejemplos concretos y casos de estudio en terreno, Soto-Andrade muestra cmo la construccin y comprensin de metforas involucra cambios profundos en el modo cognitivo del sujeto, y cmo este cambio sostiene el proceso de aprendizaje en una actividad corporizada concreta. Esto representa un cambio radical respecto del entendimiento del proceso de conocer por acumulacin secuencial, ya que permite y promueve saltos cualitativos e irreversibles (uno no se olvida una vez que ve el sentido de la nueva metfora) no necesariamente verbales. Finalmente el autor sugiere algunas alternativas de desarrollo emprico para profundizar en esta veta, insistiendo en la importancia de los estudios donde el testimonio directo del sujeto (es decir, desde la primera persona) es la base de toda teorizacin generativa ulterior.

    El filsofo Luis Flores presenta en su captulo sobre fenomenologa de la subjetividad humana, una reinterpretacin de la

  • conciencia y la subjetividad que se basa en recontextualizarla en el marco de la experiencia vivida concreta, en un mundo compartido por otros. Tomando elementos de la filosofa de Marcel, Merleau- Ponty y Levinas, Flores explora tres ejes fundacionales de la conciencia: el cuerpo, la temporalidad y el mundo intersubjetivo (y por ende interobjetivo). Mediante un anlisis de estos tres pilares, Flores, muestra cmo la nocin de Descartes, de una conciencia encerrada en s misma, resulta limitante e incapaz para dar cuenta de la complejidad de la dinmica de la estructura intencional que define la subjetividad humana, y que trasciende al individuo aislado mediante vnculos ecolgicos y sociales constitutivos. Ms an, segn Flores, estos tres pilares son cruciales para poder aprehender de manera cabal lo que significa realmente una conciencia encarnada ya que slo en este marco de relaciones vinculantes, es posible que algo as como un punto de vista significante y significado (sealado, objetivado), exista. Hacia el final de su ensayo, Flores explora la convergencia de esta perspectiva con elementos de la complejidad, en particular desde la mirada de Morin. La conclusin que Flores nos propone es un desafo explcito para los experimentalistas:

    N os parece evidente (...) que los trabajos empricos de las ciencias cognitivas, aunque necesarios para el desarrollo de protocolos de laboratorio, son insuficientes para interpretaciones ms globales del cuerpo-presente y los misterios insondables de la encarnacin humana, (nuestro nfasis).

    En un radical e idiosincrtico captulo, Andrs Haye propone el ejercicio de eliminar conceptualmente el trmino intermedio el de sistema cognitivo- con que se quiere unificar vida (biologa) y discurso (intersubjetividad) en ciencias de la cognicin. En contra de las posturas contemporneas de carcter monista, sostiene una distincin entre biologa y cultura presente en el viviente-que-tie- ne-la-palabra, el cual est esencialmente cruzado por una tensin que se debe a la diferencia radical entre lo biolgico y lo dialgico. La distincin entre ser viviente y ser hablante no radica en una di

  • ferencia entre tipos de sustancias, ni tampoco se correlaciona con principios de intimidad, actividad o significacin, como en los viejos dualismos. Ms bien se trata de una diferencia que, a pesar de ser radical, no implica separacin o independencia entre los aspectos diferenciados. Esta distincin entre biolgico y dialgico, que no admite trminos medios radicales (el sistema cognitivo), conlleva a una propuesta de investigacin acerca de la relacin entre dinmica cerebral y comportamiento dialgico-cultural en forma ms directa, y apoyada en ciertas tendencias contemporneas.

    El captulo de Aldo Mascareo aborda el interjuego entre la teora de sistemas sociales y las teoras de la complejidad, respecto a un campo conceptual y temtico compartido que permite un dilogo fluido con la teora cognitiva. En este captulo se esboza el modo en que el orden emergente de la comunicacin se configura a partir de la relacin entre sistemas psquicos y cmo este orden, organizado en trminos de constelaciones significativas de medios simblicos y sistemas sociales, establece condicionamientos a su propia recreacin. Con ello, se pretende mostrar el carcter co- productivo de la relacin ascendente y descendente entre sistemas psquicos y sociales visto bajo la perspectiva sistmica. Mascareo afirma que este nexo puede ser til a la sociologa para reconstruir el proceso de tipo bottom-up que contribuye a la emergencia de lo social como comunicacin. La sociologa sistmica, en tanto, segn el autor, puede describir la forma en que la sociedad configura una d ow n w a rd causation (causacin global a local, macrocausacin) sobre los fenmenos cognitivos. Esto lo logra a travs de la teora de los medios de comunicacin simblicamente generalizados y la formacin de sistemas. En un esfuerzo por aproximar ambas perspectivas, define como central la categora sistmica de sentido como horizonte compartido por sistemas psquicos y sociales.

    El captulo de Adriana Kaulino y Antonio Stecher aborda una de las implicancias ms distantes y controversiales de los nuevos enfoques de la cognicin: la dimensin tica que se desprende de la teora, especialmente de sus extrapolaciones conceptuales a otros

  • dominios del saber. Un aspecto muy relevante de su planteamiento sostiene que la crtica al cartesianismo presente en diversos enfoques alternativos de la cognicin, si bien vlida en dominios cognitivos, corre el riego de desconstruir la agencia reflexiva y moral socialmente instaurada que se encuentra en el horizonte de los planteos modernos. Con miras a contrastar y relevar as el particular uso de la nocin de autonom a presente en la obra del bilogo chileno Francisco Varela, creador de uno de los enfoques alternativos de la cognicin conocido como enaccin o radical em bod im en t , se presentan las reflexiones sobre la nocin de autonoma desarrolladas por Castoriadis y Habermas, quienes han elaborado una concep- tualizacin de la misma, que se enraza, no en la biologa, sino en una profunda valoracin e interrogacin permanente del proyecto tico-poltico de la modernidad. La discusin se centra en el modo en que el concepto de autonoma de Varela podra debilitar una comprensin de la autonoma en trminos de principio tico-poltico constitutivo del horizonte normativo de la modernidad y, por tanto, de marco de sentido para una psicologa interesada en interrogar crticamente el presente. Algunos de los conceptos analizados son especficos de la obra vareliana (ej., autopoiesis, yo virtual) pero otros atraviesan mltiples enfoques alternativos de la cognicin (emergencia, autorreferencia, coordinacin sensoriomotriz).

  • Resumen.

    Diversas teoras han influenciado el estudio de la mente (y el cerebro) desde los antiguos griegos hasta nuestros das, creando marcos prescriptivos acerca de cmo entender e investigar los fenmenos mentales. Las llamadas ciencias cognitivas son un conjunto de disciplinas que asumieron formalmente el compromiso de brindar un marco terico-emprico para abordar la mente. Esta empresa estuvo inicialmente basada en un modelo abstracto del funcionamiento mental, sustentado en la analoga de procesos computacionales descorporeizados, libres de intencin, afecto y cultura. En las ltimas dcadas diversas disciplinas, tales como Biologa, Matemtica, Filosofa de la Ciencia, Psicologa y Neurociencia, han abordado extensamente los fenmenos intencionales y corporizados desde niveles de descripcin muy heterogneos. El problema de la autonoma de los seres vivos, la intencionalidad como propiedad biolgica y humana, la actividad consciente y la inter-subjetividad son ejemplos de ello. En este marco, algunas teoras como la teora de la complejidad, los enfoques dinmicos de la cognicin, y el as llamado radical em b od im en t , buscan formular marcos tericos adecuados al estudio de estos fenmenos. Sin embargo, al tratarse de una promesa cientfica relativamente reciente, formas concretas de aproximacin metodolgica, con predicciones especficas y paradigmas falseables, requieren an de un desarrollo importante antes de constituirse en un paradigma maduro. Los ensayos de este libro abren alternativas especficas que articulan estas propuestas tericas, en programas de investigacin concretos, evaluando su estatus terico y/o experimental actual.

    Abstract.

    Severa l t h eo r i e s f r om the an cien t Greeks ha v e in f lu en ced the m in d s (and brain) conceptions, crea ting p res cr ip t iv e f ram ew ork s abou t h o w to unders tand and inves t ga t e m en ta lph en om ena . The Cogn i-

  • t iv e Sciences w e r e th e f i r s t a t tempt to fo rm a l ly an sw er the question abou t the scientific hasis o f the mind. This en terpr ise was initially based in an abstract m od e l o f the mind, sustained in the Computer m etaphor that abandons the ro le o f em bod im en t , a ffect ion , b od y and cu lture in the c o gn i t iv e ph en om ena . In the last decades, s ev - era l disciplines, such as Biology, Mathematics, Philosophy, Psychol- o g y and Neurosciences, h a v e b e gu n to address the study o f in ten- t ional and s e l f - r e f e r r ed ph en om ena . The p r o b l em o f th e au ton om y o f l iv in g organisms, in tentionality as a human but also b io log ica l property , and the study o f consciousness, sub jec t iv i t y and in ter-sub- j e c t i v i t y are s p e c i f c examples o f this research trend. In search o f a b e t t e r understand ing o f these com p lica ted questions, a num b er o f re la t iv e ly n ew approaches (i. e.: Complexity Theory, Dynam ica l Systems Approach to Cognition, Embod ied Cognition, am on g o th- ers), h a v e b e en a d van c ed as n o v e l th eo re t i ca l f ram ew ork s w ith the prom is e o f b e in g ab le to capture m any o f the specific qualities and e v en tu a l m echan isms und er ly in g in tentional and s e l f - r e f e r r ed p h e nomena. Nevertheless, b e cause these research pa rad igm s are ra ther re c en t (a lthough m any are ba sed on m id - tw en t ie th c en tu ry ideas), con cr e te m e th od o lo g i ca l designs and empirica l approaches in the f o rm o f experimentally testable hypo theses a re still scarce. This is- sue w il l br ing to g e th e r s ev e ra l com p lem en ta ry p e r sp e c t iv e s in ord er to p ropo se and d eba te a lternat ive research approaches in the area o f Cogn it iv e Sciences. We b e l i e v e it necessary to discuss and ad van ce towards the d e v e lo pm en t o f explicit empirica l f r am es in the f o rm o f actual experiments, specific pred ic t ion s and f o rm a l models. The essays p r e s en t ed h e r e constitu te an a t tempt to m o v e in this d irec- tion, w ith the specific aim o f re con sid er in g the study o f the intrinsic propert ies o f brain and mind.

  • CAPTULO II

    Dinmicas no lineales e intencionalidad:El rol de las teoras cerebrales en las ciencias de la mente.

    Nonlinear Dynamics and Intentionality :The Role o f Brain Theory in Scinces o f the Mind\

    WALTER J . FREEM AN 2

    I. Introduccin.

    Muchas gracias al Decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Educacin, Juan Pablo Toro, a la Directora de la escuela de Psicologa, Pilar Torres y a Agustn Ibez, mi anfitrin. Este texto hace referencia a la relacin entre dinmicas no lineales e intencionalidad. El punto crucial reside en la definicin de una teora cerebral. Esta es esencialmente un cuerpo conceptual basado en la fsica, qumica, matemtica y biologa que explica como billones de neuronas usan la informacin gentica y sensorial durante la conducta dirigida de un organismo. El paso crucial en esta conducta, consiste en la creacin de una conducta intencional que se mueve del dominio de la sensacin al de la percepcin. Cmo hace el cerebro para remplazar las sensaciones con sus propias

    1 N del Editor: El presente texto se obtuvo a partir de la conferencia magistral del Dr. Freeman, la cual fue transcripta por Mara Luisa Ilabaca, corregida por el Dr. Freeman, traducida y editada por el Dr. Agustn Ibez. Los editores han agregado con autorizacin del autor diversas aclaraciones, prrafos y referencias al texto.

    2 Correspondencia debe enviarse a Dr. Walter Freeman, The Freeman Neurodynamics Laboratory, University of California at Berkeley, http://sulcus.berkeley.edu.

  • percepciones con significado? Esta es la pregunta fundamental que pretendo abordar. Por lo tanto, es necesario saber qu implica la percepcin ms all de la sensacin. La Fenomenologa se ha dedicado a este tpico durante un siglo y no obtiene respuesta. El motivo se hace patente con el trabajo de Merleau-Ponty (1963), en el que no se distingue sensacin de percepcin. Los fisilogos, por otra parte, s lo hacen, pero aunque son muy buenos analizando las sensaciones, no lo son igualmente para analizar los mecanismos de la percepcin. Esta disyuntiva proviene de antecedentes histricos de larga data que analizar. Primero presentar la teora de los espritus animales, luego la teora de la energa nerviosa y, por ltimo, la teora del procesamiento de la informacin, mostrando su influencia en teoras contemporneas de la mente y el cerebro. Luego de ello, introducir mi teora de neurodinmica y su corolario, la socia l b ond in g tbeory.

    II. La teora de los espritus animales.

    Para describir esta teora, se debe retornar 2400 aos, hacia el tiempo de los antiguos griegos, en el que existan dos teoras antagnicas de la percepcin. Una de ellas perteneca a la escuela de Platn, y sostena que la percepcin es bsicamente pasiva: implica la extraccin de formas del exterior, sobre las cuales la mente opera extrayendo los principios, y formas fundamentales, ideales. El ejemplo clsico es aqul de la cueva en que la luz proviene de afuera y proyecta sombras en las paredes de la cueva. Los trogloditas interpretan esas sombras y determinan las formas que producen las sombras. De esta manera, podra decirse que la informacin viene desde afuera corrompida por el ruido y las distorsiones de nuestros aparatos sensoriales. La tarea de la mente es bsicamente la reconstruccin de formas ideales3. En oposicin a la idea de percepcin

    3 Esta teora podra parecer ingenua pero est presente incluso en la operacin de redes neuronales artificiales donde la entrada provee instancias de las formas ideales y el trabajo de la red consiste en promediar esta informacin entrante y luego construir procesos de reconocimiento de patrones. Esas operaciones son familiares a las ciencias computacionales contemporneas.

  • como un fenmeno pasivo, Aristteles la consideraba un proceso activo, que requera del trabajo continuo del cuerpo, manipulando y registrando las bases para la comprensin de las formas. El mayor error de ste consisti en sostener que el conjunto de aquellos procesos reside en el corazn, no en el cerebro. Dado que el cerebro es ms fro que otras partes del cuerpo, concluy, como fsico, que deba tener una funcin de radiador que enfriaba la sangre. Por ello, a menudo se ha olvidado su nfasis en la primaca de la accin y la nocin de percepcin activa, muy similar a tendencias recientes de cognicin (un ejemplo de ello son los aportes significativos de Humberto Maturana, y Francisco Varela, este ltimo un cientfico brillante y tempranamente fallecido).

    Las teoras griegas platnicas y aristotlicas, se oponen en funcin de la naturaleza pasiva o activa de la percepcin, pero ambas asumen la nocin de que la informacin proviene desde afuera. Ambas teoras tambin influenciaron posteriores desarrollos tericos.

    LA TE O R A DE LA PE RC E PC I N ACTIVA TO M ISTA .

    La teora de la percepcin activa fue resucitada en la Europa Medieval por Toms de Aquino (1225/1274). En su proyecto de cristianizacin de la doctrina aristotlica, introdujo una versin propia de la nocin de intencin. Toms de Aquino es el real creador de la doctrina de la intencionalidad, que concibi a travs de la consideracin de la percepcin como un proceso interno y activo hacia afuera. La palabra latina in tend ere refiere a la tensin de un arco, el cual es usado para dirigir una flecha, y del cual extraemos el significado de intencin. Esta nocin de in tend ere cambi la doctrina aristotlica al sostener la unidad del individuo que no es penetrado por energa u otra cosa desde afuera. Esta tensin hacia fuera de la percepcin activa, en contraste con Platn, implica la operacin de los sentidos como el interjuego de la luz en las propiedades de la pared. Nunca es posible situarse fuera de la cueva, la interpretacin debe realizarse desde el interior por asimilacin. Este es el significado de otra palabra latina utilizada por Santo Toms, adecuatio ,

  • siendo igual o equivalente. Asimilacin, no consiste en extraer una representacin desde el mundo exterior, es esencialmente la forma corporal al tomar, manipular el mundo, permitiendo la creacin de informacin interna acerca del mundo, en base a las operaciones del cuerpo. Por ejemplo, el concepto de copa es creado por el propio cuerpo, al adecuarse la mano a la forma de la copa en una conducta intencionada de obtener bebida. No existe informacin transferida desde el exterior en forma de percepcin de totalidades, o formas ideales. Esta es la idea en el corazn de tendencias contemporneas conocidas como em b od i ed cognition. Un proceso comparable en biologa es la digestin, cuando consumimos diferentes alimentos. Estos son convertidos a partculas fundamentales, qumicos, y luego estos son absorbidos y reconstruidos en nuestros propios rganos, msculos, huesos y sangre. Lo mismo sucede con los sentidos. Los ojos descomponen la luz en fotones capturados por receptores individuales. Nuestros odos descomponen la msica en ondas de sonido que gatillan reacciones de neuronas. Nuestro olfato descompone los olores en molculas simples capturadas por receptores simples y trasmite trenes de descargas neuronales en axones simples. Estos procesos son el ltimo nivel de informacin exterior a partir del cual, el cuerpo construye su propia experiencia. Este proceso no consiste en la importacin de formas aristotlicas, ni tampoco son la gestacin de formas ideales de Platn, sino en la construccin de la mente al estilo Tomista.

    La idea Tomista fue el mayor paso hacia las ciencias de la mente, del cerebro y del cuerpo en los siguientes 400 aos. De hecho, el significado de intencionalidad aparece tempranamente en medicina, acuado por el cirujano italiano La Franchi, para referir a primera intencin cuando se introduce el curativo de la herida de una cicatriz limpia, o, a segunda intencin cuando se interviene en la infeccin y eventual cicatrizacin. Intencin refiere ya a la autogeneracin de la cicatriz, el retorno a la integridad del organismo, la unidad del si mismo biolgico... un maravilloso proceso biolgico.

  • LA REVO LUCI N CARTESIAN A.

    La doctrina de la percepcin entendida como intencionalidad se extendi 400 aos, pero fue rpidamente derrocada por la revolucin cartesiana. Descartes concibi las operaciones del cerebro en trminos de matemticas y las operaciones del cuerpo en trminos de una mquina animal. Y de esta manera, fund el problema de cmo el alma, que se eleva en algn sentido ideal a las formas matemticas, interacciona con el cuerpo. Si bien l negaba la posibilidad de que la solucin consistiera en la operacin del alma piloteando matemticamente el cuerpo, postulaba que exista un flujo de espritu a travs del cerebro, especficamente a travs de los ventrculos y de la glndula pineal situada en la entrada del tercer ventrculo. Ella sera la vlvula que controlaba el flujo de los espritus que mediante el incremento del volumen muscular causan luego la contraccin y el movimiento. La teora cartesiana de los movimientos fue rpidamente descartada por fisilogos italianos que inventaron una mquina que meda el volumen muscular, mostrando que ste no se amplificaba por el movimiento. Sin embargo, la teora cartesiana captur la imaginacin de casi todos los cientficos, debido al rol atribuido a las matemticas. Y ello otorg ms nfasis en la consideracin del cuerpo y el cerebro como una mquina mecnica. Tambin provoc las bases del dualismo presente en textos actuales de fisiologa, neurologa y psiquiatra: en ellas es habitual encontrar dos formas de conducta, la conducta de reflejos, la cual es mecnicamente cartesiana y la conducta voluntaria, la cual no es explicada en trminos mecnicos y requiere algo ms.

    Este dualismo sent sus bases en el plano de la investigacin inicial del cerebro. Por ejemplo, son clsicas las pinturas de Christopher Wren, que basadas en los cerebros de Thomas Willis (1621-1675) muestran el llamado crculo de Willis, que consiste en un anillo de arterias alrededor del sector ptico del cuerpo calloso. Este sitio se consider por mucho tiempo base de los espritus animales y tambin el pinculo por donde el alma operaba sobre el cuerpo. Nuevamente esta perspectiva implicaba una divisin entre

  • la ciencia del cerebro y la ciencia de la mente, porque evocaba una sustancia espiritual que no poda ser medida. Esta divisin recay sobre la idea de encontrar localizaciones precisas para fenmenos mentales especficos. Fue el neuroanatomista Frank Gall (1835), quien postul que las variaciones en la superficie del crneo respondan al desarrollo de distintos fenmenos mentales, estableciendo la ciencia de la frenologa. Johan Spurzheim populariz la frenologa hacia mbitos ms extensos, pero simultneamente el descrdito por esta teora fue total en mbitos cientficos. De esta manera la teora de los espritus animales, y la idea que diferentes fenmenos mentales circulaban por las vas nerviosas no encontr ms apoyo de la ciencia.

    III. La teora de la energa nerviosa.

    Luego del desencanto de la teora de los espritus animales, una nueva revolucin conceptual se asent en base a un estudio. Johannes Mller haba publicado en 1842 que la propagacin de los nervios nunca podra ser medida, dado que era infinitamente rpida como corresponde a una propiedad espiritual. Sin embargo, un joven alumno de Mller, Hermn von Helmholtz (cirujano neuroanatomista) se dedic a contar meticulosamente las fibras nerviosas de las races dorsales y ventrales de la mdula espinal. Fue entonces cuando descubri que poda medir la velocidad de conduccin elctrica (hoy llamada potencial de accin) y as lo hizo: 28 metros por segundo en el nervio de un sapo, a temperatura ambiente. Mediante este ingenioso diseo tecnolgico, prob que la transmisin nerviosa no es un espritu animal, sino una energa que se propaga causal y mecnicamente.

    Fue el mismo von Helmholtz quien sistemticamente se dedic a demostrar que la transmisin cerebral estaba basada en energa y no en espritus, pero encontr un gran problema. La energa nerviosa en el cerebro es tan pequea que no pudo medirla. A pesar de ello midi la energa de los msculos y prob lo que hoy llamamos la

  • primera ley de la termodinmica (1847). Ella implic la conservacin de la energa. Este principio que fluye en nervios y cerebros no era un espritu sino energa, y produjo una gran revolucin en el mundo cientfico. Todo el mundo adopt desde entonces una perspectiva cientfico-materialista en el mbito de la indagacin cerebral.

    Esta nueva visin materialista se ve plasmada en los escritos de Darwin, en los que sostiene que la transmisin de energa por el nervio ocurre con total independencia de la voluntad, de forma mecnica4. Esta idea fue en extremo explotada por Herbert Spencer, el principal exponente de las ideas darwinianas. El escribi:

    It is...an unquestionable truth that, at any moment, the existing quan- tity o f liberated nerve-force, which in an inscrutable w ay produces in us the state we cali feeling, must expend itself in some direction... A n overflow of nerve-force, undirected by any motive, w ill manifestly take the most habitual routes; and, if these do not suffice, w ill overflow into the less habitual ones. (Spencer, 1893, p. 109).

    La manifestacin de cualquier estado mental en cualquier momento, digamos una sensacin, constituira un cambio en la energa liberada que deba ir a alguna parte, y esto pas a considerarse una verdad incuestionable. Por tanto, cualquier cambio mental podra ser detectado en algn canal o sensor que midiera el cambio de energa. Esta idea fue particularmente explotada por el mayor neurlogo del siglo XIX, J. Hughlings Jackson, quien formul una de los principios ms importantes que hoy se usan en la neurologa clnica. El defini la actividad epilptica como una descarga anormal de energa nerviosa, la cual es normalmente controlada en la produccin del movimiento y accin voluntaria. Pero lo importante fue que l consider no slo la cualidad de la energa, sino su tasa de liberacin (Jackson, 1882). Un buen principio de ingeniera

    4 En palabras de Darwin: The involuntary transmission of nerve-force may or may not be accompanied by consciousness. W hy the irritation of nerve-cells should generate or liberate nerve-force is not known; but that this is the case seems to be the conclusin arrived at by all the greatest physiologists such as Mller, Virchow, Bernard, and so on. (Darwin, 1863 p. 70).

  • debe indicar no slo cunto, sino cun rpido: ello ser entonces un indicador de la dinmica. Jackson se dedic intensamente al estudio de las resistencias elctricas que tienen que ser superadas por la energa nerviosa en el cerebro. De esta manera intuy en el ao 1882 que deberan haber conexiones con resistencias (hoy llamadas sinapsis) pero no public nada ms al respecto. El mismo Sigmund Freud avanz un poco ms en esta lnea. El escribi:

    [My] approach is derived from clinical observations o f excessively intense ideas in hysteria... W hat I have in mind is the principie o f neu- ronic inertia. It finds expression in the hypothesis o f a current passing from dendrites to axon... M em ory is made possible by supposing that there are resistances in contacts between the neurons that function as barriers... The hypothesis o f contact-barriers is fruitful in many di- rections. (Freud, 1893, p. 356-359).

    Freud estaba trabajando con la histeria, no con la epilepsia, en donde no existe regin o foco en el cerebro que explique la patologa. En su formulacin del principio de la neurosis por inercia describi la hiptesis de barreras de contacto (con ta ct-barr iers), que sostiene que existe una corriente que pasa de la dendrita al axn. Eso es exactamente lo que pensamos hoy en da. La memoria es posible dado que existen resistencias entre las neuronas, y la hiptesis de contacto devino aplicable en muchas direcciones. Tres aos mas tarde Foster y Sherrington (1897) acuaron el trmino synapse, fundamental para la comprensin del sistema nervioso.

    La idea de transmisin de energa a travs de resistencias, barreras de contacto, o mejor dicho, sinapsis, implic un nuevo paradigma para pensar la relacin entre mente y cerebro. Pero qu produjo su rpida cada? Incluso William James, el fundador del pragmatismo sostena una idea darwineana de conservacin de la energa Consciousness shows it to be what we might expect in an organ added to steer a nervous system grown too complex to reglate itself (James, 1897, p. 18). Bella afirmacin del principio de regulacin de energa. Sin embargo, toda la estructura de la re

  • gulacin de la energa de la neurologa, neurofisiologa, psiquiatra y psicologa, colapsaron. Ello, debido a que parece obvio que energa nerviosa no es lo mismo que energa fsica. El ejemplo ms simple de esto consiste en colocar dos electrodos de estimulacin en el nervio de un sapo y, simultneamente, excitar ambos. Luego se obtienen dos potenciales de accin, ellos se confrontan y se anulan, desapareciendo. All donde se tena energa, ahora no hay nada. La energa fsica por supuesto se ha ido como calor, pero la energa nerviosa no se ha conservado. Fin al principio de conservacin de la energa de los nervios.

    Entonces, la energa nerviosa como flujo de materia y energa en el cerebro no confirma la primera ley de la termodinmica, y el resultado produjo una catastrfica desintegracin de las ciencias de la conducta. Y ustedes pueden ver esto en la transicin de Freud siendo un muy buen neurlogo hasta convertirse en uno de los escritores de ficcin ms grandes de el siglo XX. El cambio en Freud ilustra una nueva y clara escisin ente la mente y el cerebro. Desapareci la posibilidad de una teora mental centrada en el estudio del cerebro. Luego, Sir James Frazer, escribi su magnfico libro The golden bough, acerca de los rboles msticos y sagrados en Roma. Esas interpretaciones fueron tomadas por Cari Gustav Jung y Alfred Adler, llevando la teorizacin de la mente hacia una maravillosa coleccin de cuentos de hadas sin teorizacin acerca del cerebro. Igualmente para el caso de los conductistas, de la mano de Watson y Pavlov, se populariz el dictum nosotros no queremos saber nada acerca del cerebro, es una caja negra, pero podemos manipularla a travs del refuerzo. Aunque de facto, el conductismo fue una herramienta en extremo exitosa para quienes estbamos en neurobiologa estudiando la conducta de los animales, no exista teora all, ni valor explicativo para la ciencia.

    En la psiquiatra, Alois Alzheimer fue extremadamente exitoso por aquellos tiempos. El dedic muchos aos investigando pacientes con distintas patologas, y muchos otros aos estudiando la neuroanatoma cerebral de esas patologas. En un conjunto

  • de pacientes, describi lo que hoy denominamos f ibr il lary tangle fo rmations, que son marcadores de un tipo especfico de degeneracin neuronal. Igualmente, Emil Krapelein, fue el responsable de la mayor taxonoma de enfermedades mentales: esquizofrenia, depresin bipolar, neurosis. Esas clasificaciones se han hiperdesarrollado en el DSM-IV como la biblia de los psiquiatras. Esta taxonomiza- cin tiene muchos parecidos con los bestiarios medievales, aunque sin teora, dado que es investigacin a-terica. Como los conduc- tistas, la cuestin principal consiste en como relacionar una droga con cada individuo y con cada trastorno o enfermedad. El mismo principio para la terapia electro-convulsiva de Ugo Cerletti. Si algo va mal, se utiliza un shock, ello producir mejora. No teora.

    He descrito brevemente el colapso de mltiples dominios luego de la desintegracin de la teora de la energa nerviosa. Pero nunca una teora es abandonada hasta que emerge otra nueva promesa.

    IV. La teora del procesamiento de la informacin.

    Esta nueva teora es actualmente conocida por casi todo lector, se pueden encontrar escritos acerca de ella todos los das. La metfora fallida de la energa nerviosa es reemplazada por la metfora del procesamiento de la informacin neuronal. El surgimiento de esta metfora se estabiliz con la teora de Shannon (1948). Ella sostiene que la informacin no necesita conservarse porque el modelo terico permite tanto la prdida como la creacin de informacin. Sin embargo, mostrar que es bsicamente la misma metfora subyacente. La teora de la conservacin de la energa postula una fuente de energa, en algn lugar, de donde ella proviene y hacia donde ella se dirige (ello debe ser as bajo el principio de la conservacin). Adems, existen canales que tienen capacidad limitada de energa. Esta capacidad limitada, esta tasa de flujo no es sino entendible mediante conceptos de temperatura y entropa. A partir de ello, se define la neg-entropa y tenemos procesamiento de la informacin. Esto no es, sino, vino nuevo en odres viejos.

  • El actor clave en la historia del la teora neural del procesamiento de la informacin no es Ramn y Cajal, sino su ltimo alumno graduado, Rafael Lorente de No. Yo dudo que muchos de ustedes hayan odo hablar de l. Fue un gran neuroanatomista con una gran visin. Una vez, yo me encontraba dando una conferencia sobre el sistema olfativo, y estaba mostrando cmo mis resultados probaban el concepto de conduccin en avalancha de Ramn y Cajal. Esta idea sostiene que si se excitan un grupo de microclulas, ellas excitan a otras y re-excitan las primeras en un feedback positivo, teniendo como consecuencia un incremento masivo en la actividad neuronal por feedback positivo. Pues bien, en la conferencia, un pequeo seor elegantemente vestido se levant y dijo: Usted est equivocado. En la conferencia no pude entender lo que l planteaba, pero luego de ella fuimos a compartir un par de cervezas y el me cont que Ramn y Cajal, en 1929, le haba sugerido no publicar un manuscrito que podra arruinar la carrera de Lorente de No y el laboratorio mismo. En ese manuscrito, Lorente de No mostraba resultados del cortex entorrinal, usando la tcnica de Golgi, que sugera que, en una conexin normal, existan outputs que mostraban propagacin en la direccin opuesta a los imputs de las dendritas. El estaba introduciendo una concepcin dinmica que se ilustraba con una flecha indicando retroalimentacin en una misma neurona. El motivo que llevaba a Ramn y Cajal a repudiar estos resultados era la indeterminacin de la seal. Si los resultados de Lorente de No eran asumidos, una neurona no podra establecer su propio input a partir de su propio output, por tanto, el sistema nervioso no poda trabajar de esa manera. Esta creencia de Ramn y Cajal estaba altamente respaldada por muchos otros cientistas tales como Jackson, Bartlett, y los principales psiclogos de la poca, incluido William James. La retroalimentacin era inadmisible. Lorente de No me cont que l esper hasta que su mentor falleci, en 1934, y recin entonces public el artculo (Lorente de No, 1934), no en una revista de anatoma, sino en una revista de fisiologa alemana. La idea fue rpidamente aceptada por McCullough & Pitts (1943). Warren

  • McCullough fue uno de mis profesores en la Universidad de Yale. l adopt la nocin de retroalimentacin entre neuronas como la base para el clculo neuronal, usando la propiedad de la neurona como un switch binario que genera pulsos on-off brindando las bases para una funcionamiento distribuido de lgebra boolena (o lgica simblica que usa nmeros como smbolos). La idea fue que esta estructura de feedback entre neuronas permite operaciones de lgica y tambin otras formas de pensamiento. Esta idea fue tomada por John von Newman (1951), quien fue el arquitecto de la computadora digital programable. La idea tambin fue tomada por Donald Hebb (1949), un neuropsiclogo. El, al igual que McCullough, us los diagramas de Lorente para explicar la idea de asambleas neuronales que no son otra cosa que las ahora llamadas sinapsis hebbianas. Bajo este principio Frank Rosenblatt (1956) invent el perceptrn y luego surgi un nuevo campo: las redes neuronales (neural networks)5. Es por ello que consider a Lorente de No como el canal por donde la nueva tecnologa del procesamiento de la informacin se hiper-expandi como herramienta explicativa del cerebro.

    Sin embargo, posteriormente diversos problemas comenzaron a emerger. Uno de los pioneros en intuir alguno de esos problemas fue von Neumann. El escribi: whatever the language of the brain is, it cannot fail to differ considerably from what we consciously and explicitly consider as mathematics (van Newman, 1951, p. 81-82). El lenguaje del cerebro no es matemtica. Descansa en paz Descartes. Y la razn, sostuvo, es que el cerebro no trabaja con la diestra capacidad lgico-aritmtica de las computadoras. Una computadora puede resolver un problema complejo y ella lo resolver a travs de muchos pasos secuenciales con una muy alta precisin. Pero los cerebros resuelven los mismos problemas en muchos menos pasos. No hay nmeros en el cerebro. Similarmente, Claude Shannon escribi que el principal problema de la comunicacin informtica consiste en cmo reproducir un mensaje, no

    5 Ciertamente Lorente de No tambin promova ideas de informacin neuronal en base a unidades discretas de informacin, tal como propusieran luego Hubel & Wiesel (1959).

  • cmo generarlo o significarlo (Shannon, 1948). Frecuentemente los mensajes tienen significado, y a veces los aspectos semnticos son irrelevantes para un problema ingenieril. Y he all el gran dilema: porque el significado es crucial para nosotros, no la informacin.

    Mientras yo realizaba mi postdoctorado en UCLA, la teora de la informacin ya se aplicaba a todos los dominios de la investigacin cerebral, aunque tambin ya eran patentes sus problemas. Shannon fue invitado a la Universidad para explicar cmo deba ser usada la teora en este mbito. Su mensaje fue claro:

    N o lo intenten, la teora de la inform acin es irrelevante para el funcionamiento cerebral. Tu no tienes cdigos pre-existentes en el cerebro con los cuales reconstruir y reproducir un mensaje, y no existe nada en la teora de la informacin que iguale la capacidad de generalizacin y abstraccin que existe en los cerebros.

    Sin embargo, muchas personas no escucharon su mensaje.Fioy en da es fcil observar el uso desenfrenado y contradic

    torio de la teora de la informacin por parte de fisilogos y psiclogos quienes buscan en el cerebro los centros de informacin. Mi ejemplo favorito es un estudio en el cual la resonancia magntica funcional fue utilizada para determinar dnde es efectuado el procesamiento matemtico en hombres y mujeres. Los resultados muestran un punto activado en el lbulo frontal izquierdo en el caso de los hombres, y dos puntos activos en ambos lbulos frontales en al caso de las mujeres. Los autores esbozan dos posibles conclusiones al respecto: una es que los hombres son ms inteligentes que las mujeres porque pueden resolver la tarea con slo un hemisferio; y la otra es que las mujeres son ms inteligentes que los hombres porque su cerebro trabaja ms cooperativamente. Bien, ello suena familiar? Ciertamente, no es sino un renacimiento de una nueva neo-frenologa, mediante la localizacin de mdulos especializados, esta vez no a partir de tumbos en la cabezas (como la frenologa propona estudiar) sino mediante puntos rojos en la resonancia magntica funcional. Este uso de la teora de la informa

  • cin no es sino otro fin prximo de otra gran teora. Si bien en los ltimos aos ha habido un considerable desarrollo en este mbito y dado que los investigadores no quieren encontrar slo puntos rojos activos, sino redes de puntos activos, ha habido cierto desarrollo mediante mtodo de fusin tecnolgica. Pero en el mejor de los casos, es avance de la investigacin sin realmente nuevos hechos. Algo esencial se est perdiendo en la teora de la informacin.

    V. El valor de la intencionalidad como rasgo esencial de los organismos.

    Existe un co-desarrollo muy importante a lo largo de los siglos XV al XX, gestado por filsofos, quienes jugaron un rol menos directo en la conceptualizacin entre cerebro y mente. Particularmente, el trabajo de Toms de Aquino, quien fund una contrarrevolucin al reformular la teora cartesiana en base a la reedicin de Aristteles. En esta empresa el concepto esencial fue el de intencionalidad, tomndolo de Aristteles y dndole una nueva forma. Este concepto ya haba sido primeramente re-introducido por Franz Brentano (1895), con la siguiente pregunta: Cul es la diferencia entre una mquina que realiza una tarea y que no sabe que la est haciendo, y una tarea que es realizada por humanos? Los seres humanos tienen intencin, que implica cierto grado de entendimiento de lo que se est haciendo. Este punto fue tomado por Husserl, y luego llevado a la filosofa, hoy conocida como fenomenologa, la cual est ampliamente basada en la nocin de significado (como representacin), y en qu representa este significado, a qu refiere. Este ltimo punto fue discutido formalmente por Heidegger (1962), quien afirmaba poseer un concepto de intencionalidad propio, pero en realidad era una reproduccin directa de la intencionalidad de Toms de Aquino.

    Los trabajos tardos de Merleau-Ponty (1963), se acercaron mucho ms al pensamiento tomista original en base a la idea de arco intencional en la bsqueda de lo que l llamaba mxima

  • tensin, que refiere al punto neurlgico de la intencin: la asimilacin del mundo por el empuje hacia fuera de la intencin. Esta fue su afirmacin al final de una conferencia de tres das en Francia, luego de que un asistente le preguntara por el ncleo central de sus afirmaciones. Su respuesta fue la siguiente:

    Intencionalidad es percibir, es hacer presente algo a uno mismo a travs del cuerpo, las cosas lamentablemente mantienen su lugar en el horizonte perceptual del mundo, la estructuracin de esa percepcin consiste en colocar cada detalle en el horizonte perceptual en el que se sostiene.

    En la conferencia nadie entendi su respuesta. Qu quiso l decir?La postura de Merleau-Ponty, es muy cercana a la de Toms de

    Aquino. Hoy da existen dos colegas mos en Berkeley llamados John Searle y Hubert Dreyfuss, que representan dos principales posturas fenomenolgicas actuales. Para Searle (1991,1992), intencionalidad refiere a lo que l llama aboutness...si Ud. piensa en algo, o tiene una creencia, es sobre algo, refiere a algo en el exterior. Y el gran problema entonces de la consciencia es la relacin interna de la intencionalidad con los objetos en el exterior. Dreyfuss (1990), mucho ms cercano a Heidegger (1962) y Merleau-Ponty (1963), en su idea de intencionalidad como cognicin corporeiza- da (em b od i ed cogn ition) la define como la operacin del cuerpo a travs del cual se logra una clase de unin o completitud entre el actor y el acto, disolviendo los lmites entre sujeto y objeto. Esta definicin es muy cercana a la tomista que consiste en la combinacin y asimilacin a travs de la accin y se aleja de la definicin de Searle basada en el aboutness, que conlleva una perspectiva representacional implcita.

    Mi propia perspectiva de la intencin se acerca directamente a la gnesis del significado que se produce a travs de la accin del cuerpo en un ambiente especfico y sigue la lnea tomista de la generacin desde la intencin hacia las cosas. Bsicamente en esta perspectiva, la intencin posee tres propiedades:

  • (a) Unidad (Unity) que permite distinguir s mismo de no-s mismo, y es algo que poseen los organismos vivos a todos los niveles, principalmente los organismos multicelulares con sistemas inmunolgicos, los cuales son procesos de integridad del s mismo.

    (b) Totalidad (wholeness). Esta idea refiere a las propiedades or- gansticas de la intencionalidad, la que mejor se expresa como circularidad causal, por ejemplo, cuando una herida tiende a cicatrizar como una propiedad auto-causal del organismo.

    (c) Finalmente la direccionalidad (in ten t), la cual hace referencia a la propiedad clsica de la intencionalidad, su direccionalidad hacia un estado u objetivo futuro. Esta propiedad del s mismo implica la direccin (corticalmente dirigida) de la intencin hacia un ambiente particular, y slo los cerebros poseen esta capacidad.

    Estas propiedades de la intencionalidad son relevantes en los organismo biolgicos, de forma particular en los organismos ms complejos. Cuando le a los fenomenlogos, particularmente a Heidegger y Merleau-Ponty, pero tambin John Searle y Hubert Dreyfuss, no entenda a lo que ellos referan hasta que pude integrar sus perspectivas dentro de mis propias preguntas acerca del cerebro, y advert algo que Paul Valery haba mencionado:

    I have already explained what I think o f literal representation; but one cannot insist enough: there is no true meaning o f a text. N o authors authority. W hatever he m ay have wanted to say, he w rote what he wrote. Once published, a text is like an implement that everyone can use as he chooses and according to his means: it is not certain that the maker could use it better than someone else. (Valery, 1957, p. 231).

    Recuerdo una situacin en una de mis clases de fisiologa respecto al siguiente comentario: No existe significado en las palabras, ellas son simplemente ondas de sonido que viajan, u ondas de luz que provienen de alguna pgina de un texto. Un estudiante me

  • pregunt: Dr. Freeman, Ud. sostiene que no existe significado en lo que est d i c i end o?. Yo respond que s, pues lo nico que l recibe de m son fotones y fonemas. No existe significado en esas formas de onda, usted tiene que darles forma en su mente. Pero ciertamente el significado tampoco es algo que yo tenga encapsu- lado en mi cabeza... la respuesta: comun icac in en tr e seres in ten c iona le s. Por ello, yo no entenda a Merleau-Ponty hasta que yo realmente saba (construa) lo que l estaba tratando de decir.

    Y esta idea de la intencionalidad jams puede ser entendida en trminos de procesamiento de la informacin. Pero s en trminos de la neurodinmica.

    VI. La teora de la neurodinmica no-lineal.

    Existe una diferencia distintiva en la tecnologa desde la cual nosotros nos aproximamos al estudio del cerebro desde la neurodinmica con respecto a la tecnologa usada por el marco del procesamiento de la informacin. La herramienta principal de las teoras de procesamiento de la informacin son los microelectrodos que registran la accin de potenciales de accin, los cuales son pulsos, bits, ceros o unos, a partir de los cuales elaboramos redes discretas de procesamiento de la informacin. Por ello las poblaciones de neuronas masivamente interconectadas no consisten en transmisiones discretas ni lgicas, sino masivas6. Los cerebros no son buenos en extraer procesos lgicos, pero lo son para manejar significados. Las redes neuronales artificiales no poseen esta propiedad de significacin.

    Observe usted que los potenciales de campo (field po ten t ia ls) implican principalmente dendritas, no axones (a diferencia de los microelectrodos y las tcnicas de tincin que brindan informacin

    6 En este sentido las tcnicas de Golgi para conocer las comunicaciones entre neuronas pueden dar una imagen muy distorsionada de las neuronas y sus conexiones, pues slo reflejan el 1% de las neuronas presentes en un tejido particular. Adicionalmente existe slo una accin selectiva de esta tcnica de tincin hacia las neuronas grandes.

  • axonal). De hecho, las dendritas consumen el 95% de la energa que el cerebro utiliza. Este es un rgano con slo el 15% de la masa corporal que consume cerca del 20% de energa del cuerpo. Y el 95% de ello va a las dendritas. Los axones son simples mensajeros enviando impulsos de un lugar a otro. Por ello es que las actuales tcnicas de electroencefalografa que recogen principalmente la actividad de las dendritas, son buenas herramientas para estudiar los potenciales de campos de activacin.

    El primer inicio temprano de la consideracin del cerebro como un campo de activacin electromagntico fue gestado por Wolfgang Khler (1940), que se dedic durante los aos de la Segunda Guerra en las Islas Canarias a estudiar la percepcin de los chimpancs. Su principal conclusin fue que una teora de la percepcin deba ser una teora de campo (Field theory). Sin embargo, l pensaba que la funcin de campo de activacin de la percepcin estaba localizada en un medio continuo. Ello implic un rpido y fatal inicio de la f i e l d th eory . Khler cometi lo que Ryle (1949) llamara un error categorial, al confundir una propiedad de una entidad con la totalidad de esa entidad7. Khler se dedic a estudiar las propiedades del nuevo EEG como vehculo de los campos de activacin. En esta empresa confundi los campos de activacin del EEG con los campos de activacin de la percepcin. Este error fue rpidamente evidenciado por Roger Sperry, quien interrumpi la va de la corteza visual de gatos con secuencias de mica, las cuales deban alterar el campo de activacin del EEG, aunque ello no sucedi. Igualmente Sperry coloc agujas de plata en la corteza visual de gatos y macacos (a fin de alterar el campo electromagntico de la corteza) y no observ alteraciones perceptuales en los animales. Ahora sabemos que l no utiliz estimulacin suficientemente profunda, en donde existe una gran organizacin en el cortex, y por ende, la teora de los campos de activacin no fue adecuadamente

    7 Como cuando por ejemplo se confunde alguna propiedad de una facultad (ej. que posee un edificio) con la universidad en s misma (y se pretendera que existiese un edificio para la universidad).

  • abordada. Por otra parte, el trabajo reciente de Paul Bach-y-Rita y sus colaboradores (Bach-y-Rita, 2005; Danilov, Tyler, Bach-y- Rita, 2004, vase tambin Freeman, 2005), en sustitucin sensoria ha mostrado que con tan slo el 2% de la superficie cortical (tanto sensorial como motora) es suficiente para desempear las principales funciones sensoriales. Ciertamente en el bulbo olfatorio se puede extraer cerca del 95% al 98% de tejido (preservado las entradas y salidas) y es posible mantener las funciones olfativas bsicas. Por lo tanto, Sperry demostr la inviabilidad de la teora de campo del EEG como un correlato de los campos de activacin perceptuales, pero ciertamente no rechaz la teora de campo.

    Pues bien, cual es el principal problema de la teora del procesamiento de la informacin: Generalizacin. Cari Lashley mientras trabajaba estudiando las propiedades del tejido cortical organizado lo afirm claramente:

    Generalization is one o f the most primitive basic functions of orga- nized nervous tissue. N erve impulses are transmitted through definite cell-to-cell connections. Yet all behavior is determined by masses of excitation. ... The problem is universal in all activities o f the nervous system. (Lashley, 1950, p. 303).

    Ciertamente, el impulso elctrico es trasmitido a travs de las comunicaciones celulares (que son las sinapsis). Pero esta actividad es ampliamente definida por grandes masas neuronales, que responden a campos de activacin. El problema es cmo coordinar toda esta actividad? La respuesta est a la mano hoy da. Mediante el uso de las dinmicas no-lineales para abordar los campos de activacin neuronales, puede resolverse el dilema de Lashley.

    Ahora les presentar un par de ejemplos. El estudio del bulbo olfativo (Freeman, 1987), y su posterior simulacin matemtica, pueden considerarse el prototipo de esta teora. En un experimento diseado por Skarda y Freeman (1987), 30 conejos fueron condicionados a emitir una seal en respuesta a un odorante y no hacerlo en respuesta a un odorante incondicionado. Se registr la actividad

  • cerebral mediante electro-encefalograma, utilizando una plantilla de 8x8 electrodos crnicamente implantados, espaciados entre0.5 mm; abarcando el 20 % de la superficie del bulbo olfativo. El anlisis de los patrones de EEG mostr que la dinmica espacio- temporal antes del condicionamiento era homognea para todos los odorantes. No se observaron cambios cuando los odorantes no reforzados fueron presentados, pero nuevos patrones emergieron con los odorantes reforzados. Mientras no se efectuara un nuevo condicionamiento, los patrones espaciotemporales mantuvieron su nueva dinmica. El aprendizaje del animal no es sobre un estmulo externo particular, sino que es aprendizaje sobre una situacin como totalidad. Es un cambio contextual complejo lo que produce la modificacin de los patrones. Los resultados del EEG en forma de patrones espaciotemporales mostraban actividad no-lineal basal. Cuando el animal reconoca un odorante previamente aprendido se produca una drstica transicin, haciendo que el patrn cambiara su dinmica espaciotemporal. Este patrn se interpret como un estado cuasi-peridico, con caos bajo-dimensional. Cada odorante significativo para el animal posea un particular patrn de campo espaciotemporal con descargas en fase a una particular frecuencia.

    En dicho experimento, la actividad no-lineal fue propuesta como la forma bsica de la actividad neural colectiva para todo proceso perceptual, a manera de una actividad basal que permite el aprendizaje y acceso de patrones espaciotemporales asociados a memoria. Skarda & Freeman afirmaron: the form in which sen- sory information is represented in the olfactory bulb is a spatial pattern of chaotic activity covering the entire bulb (1990, p. 170). Los resultados de este experimento me condujeron a pensar que el cerebro no se comporta como un receptor pasivo de actividad perceptual basada en informacin, sino por el contrario, el cerebro construira el significado de los eventos segn su propia actividad en curso e histrica.

    En base a este fenmeno constru un modelo de ecuaciones diferenciales no lineales que simula la actividad basal catica que

  • permite la emergencia de patrones espaciales que responden a odorantes especficos. Los receptores slo facilitan la formacin de asambleas neuronales. Durante la inhalacin, todas las neuronas bulbares (no slo los receptores) son coactivadas, predisponiendo la actividad del bulbo a un cambio de estado. Los receptores desestabilizan el bulbo, al aumentar la interaccin global, lo que favorece una transicin hacia un estado global nuevo. En este estado, la informacin transmitida por cada neurona es diseminada en todo el bulbo formando patrones espaciotemporales. Esos patrones son enviados hacia la corteza para ser asociados a memoria y aprendizaje si son biolgicamente relevantes, slo la informacin relevante no es destruida en la dinmica. Despus de la exhalacin, el bulbo retorna a un estado de no-linealidad de bajo nivel hasta nuevas interacciones. De esta manera la dinmica no-lineal acta como un factor que permite desestabilizar al sistema rpidamente (Skarda & Freeman, 1990). Los trabajos originarios del bulbo olfatorio fueron sucesivamente replicados (Freeman & Barrie, 2000, 2000a). Posteriormente, la investigacin se extendi a otros sistemas sensoriales (visual, auditivo y somatosensorial; Freeman, 2003) y a otros animales. Se realizaron estudios de EEG (Freeman & Barrie 2000, Freeman, Burks & Holmes, 2003), y se estudi los patrones mesoscpicos en la percepcin multisensorial (Freeman, Gal & Jrsten, 2003). Se postularon transiciones de fase globales inter-hemisfricas asociadas a percepcin (Freeman & Rogers, 2003), entre otros resultados8.

    Lo importante de estos experimentos es que lo que se logra es un aprendizaje acerca de un estmulo particular en una situacin con una historia del organismo particular. Por primera vez entonces, puede demostrarse que lo que t en em os en e l campo d e a c t iva cin neura l se co r responde con e l aprendizaje p e r c ep tu a l d e l animal. Si bien la sensacin es transmitida por los receptores, la energa que estos producen es remplazada por los potenciales de accin

    8 N del Editor: Esta seccin ha sido presentada con mayor detalle en cuanto a los aspectos empricos de los estudios pioneros de Neurodinmica, basndose en Ibez (2006).

  • que representa el impacto del estmulo en la actividad del animal. Pero luego qu sucede? El paso siguiente consiste en la creacin de un patrn que reemplaza la representacin del estmulo. Y no es ms una representacin en el sentido clsico, es el conocimiento del animal segn su historia evolutiva, es intencionalidad.

    Ahora, yo quisiera dejar en claro que la distincin que estoy sosteniendo es entre sensacin y percepcin. No es un problema acerca de la relacin del alma y el cuerpo, lo nervioso y lo mental, la neurona y el pensamiento. Mi intencin no es plantear relaciones causales entre cerebro y mente. Ello es para mi algo sin sentido, in- viable, slo una continuidad de la dualidad cartesiana entre sujeto y objeto. Mi inters es sobre la distincin entre un simple evento y la constitucin abstracta de una categora de conocimiento, la relacin entre generalizacin y abstraccin. Esa es la diferencia entre sensacin y percepcin. Y es la diferencia entre representacin e intencin. A nivel neurofisiolgico es la diferencia entre una perturbacin externa, estmulos que son registrados brevemente como representaciones y la accin del organismo que remplaza esta simple estimulacin en un patrn auto-organizado. Este corresponde a los raw sense data de los psiclogos, a los fantasmas de la doctrina tomista y su relacin con la percepcin (las especies inteligibles). Las perturbaciones ambientales slo son los potenciales evocados presentes en la actividad auto-organizada de fondo.

    La teora de la neurodinmica no-lineal del cerebro confirma la propuesta de Santo Toms, que por su claridad y relevancia es para m el mejor de los filsofos. Esta teora tambin confirma la perspectiva de los nominalistas, principalmente David Hume, quien sostuvo que la nica forma en la que podemos entender los universales consiste en aceptar su existencia no en el mundo, sino en la accin de la mente. Mi conclusin es que el conocimiento de un animal (incluidos nosotros mismos) no es una representacin del mundo, es la propia actividad creativa de nuestros cerebros en accin. Es un proceso de creacin continuo, y usted no puede inyectar conocimiento en los cerebros.

  • Pero, sin embargo, yo quisiera decir unas pocas palabras acerca de los procesos de vinculacin social, dado que no slo son importantes para los psiclogos, sino porque yo creo que la vinculacin social es un aspecto crtico de nosotros mismos. Los cerebros construyen su dinmica intencional, la fundacin del aprendizaje por experiencia, aquello sobre lo que los fenomenlogos se interesan. Pero el conocimiento no es un proceso aislado, como sucede con algunos estudiantes de doctorado que parecen poseer el sndrome del graduado. Ello consiste en sumergirse progresivamente en su propio y cada vez ms complicado campo de estudio, en el que aprenden ms y ms acerca de menos y menos, y finalmente no pueden siquiera conversar con las personas de la siguiente puerta del laboratorio. El aprendizaje es un fenmeno social.

    EL C O R O LA R IO DE LA N E U RO D IN M ICA :LA TE O R A DE LA V IN CU LACI N SO C IA L .

    Nosotros podemos usar neurodinmicas no lineales para entender y modelar la emergencia del entendimiento entre individuos, que consiste en compartir experiencias y conocimiento. Esto es lo que nosotros tenemos en comn. Y por ello necesitamos conocer la dinmica de la socializacin y la vinculacin. Existe un proceso altamente no reconocido en los diversos mbitos, y es aquel que yo llamara desaprendizaje (unlearn in g ), que sucede cuando los individuos tienen que redirigir sus propios aprendizajes en un ambiente comn, compartido. Este proceso de desaprendizaje ya fue reportado por Ivan Pavlov, el cual lo llam Inhibicin transmargi- nal (transmarginal inhibition), que refiere a la activacin del sistema nervioso hasta un punto en el que se detiene y eventualmente colapsa. En versiones extremas de este fenmeno un organismo puede perder toda su cognicin, lenguaje, o conciencia. En versiones moderadas de Inhibicin transmarginal las personas pueden recuperarse y volver a poseer antiguos aprendizajes. Pero tambin p u ed en adquirir n u e vo s aprendizajes y creencias. Esto fue lo que George Orwell, en su libro 1984, describi en forma de un proceso

  • de terror y convergencia. Sargant (1957), tambin describi la relacin entre este fenmeno pavloviano y lo que el llam lavado de cerebro. El se refera al evangelismo de los siglos XVIII-XIX en Inglaterra y Estados Unidos de Amrica, el cual usaba este fenmeno como una tcnica de ingeniera social para crear formas de vinculacin. Emociones bsicas e intensas, estimuladas por el canto, la danza, el frenes y el miedo, predisponan a los sujetos para aceptar y cambiar creencias religiosas o sociales. Este es un fenmeno muy popular en la antigua Carolina del Norte, en la que la Inhibicin transmarginal haca cambiar el miedo a los demonios por el miedo a reptiles y serpientes. En diversos contextos de la vida moderna, el fenmeno descrito estuvo presente creando sentido de comunidad en muchas fraternidades, sociedades, logias o agrupaciones. Los militares ponen en accin este fenmeno en los campos militares, a travs del entrenamiento corporal combinado con el espritu militar, la alianza ciega y la obediencia a las rdenes. Equipos de deportes, la escuela de medicina, la escuela de leyes, las corporaciones estn basadas en lo mismo, como el caso del famoso Enron Corporation, que desarroll un mito corporativo. En todos estos ejemplos se ilustra un proceso casi universal de socializacin y vinculacin. La gentica y neuroqumica de la socializacin ha evolucionado en mamferos que requieren un largo cuidado por parte de sus progenitores. Realmente existe un proceso neuroqu- mico a la base de la vinculacin, que proviene de nuestros ascendentes mamferos. El primer cambio primordial de un mamfero, de cra a adulto, requiere la eliminacin selectiva de aprendizajes previos para permitir nuevas conductas y aprendizajes sociales. En los mamferos la diferencia fundamental est marcada por la oxitocina y vasopresina. Todos nos hemos familiarizado con las complejas operaciones cerebrales del aprendizaje y estas neuro- hormonas que poseen un rol muy importante en la disolucin de las conexiones neuronales, promoviendo nuevas conductas sociales. Es evidente observar que la incuestionable evolucin de la raza humana, en los ltimos tres millones de aos, ha estado basada en

  • la socializacin. El cerebro es primordialmente un rgano social, un rgano para permitir asociarse entre personas, y no slo para aprender. Aprendizaje es esencial, pero es una operacin neuronal de la que sabemos poco, y es por ello que sostengo que la neurodinmica puede ser una nueva puerta, que integra, adems, el aprendizaje con la socializacin desde la niez a la adultez y en diversas formas de socializacin (Freeman, 2003).

    Mi conclusin es entonces que nosotros podemos usar la teora cerebral para explicar cmo los cerebros construyen su conducta intencional (Freeman, 1995), algo que ha sido descuidado por los filsofos (claramente ellos refieren sobre la conducta intencional, pero no ha sentado las bases para una aproximacin cientfica de ella). Esta nueva teora del cerebro abre incluso una nueva va para entender los aspectos ticos de la conducta (Freeman, 2003).

    Ese es esencialmente mi mensaje. En mi libro H ow Brains Make Up Their Minds, pueden e