Noveno Mandamientos Bienaventurados los limpios de corazón Porque verán a Dios.
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Noveno Mandamientos
Bienaventurados los limpios de corazón
Porque verán a Dios
Tú has visto un cielo sin nubes, tan azul que parece recién
pintado.
Y un paisaje nevado donde nada ni nadie ha dejado una huella.
Y un lago en la alta montaña, de aguas limpias y
transparentes.
Todo eso es una maravilla.
Es tu alma tal como Dios la dejó el día de tu Bautismo: Sin mancha de pecado, llena de luz
y de gracias.
Pero hay algo más resplandeciente y más bello
que todas esas cosas.
Eres como un Sagrario donde vive Dios. ¿Ves por qué merece tanto respeto nuestro
cuerpo?
Además, por el Bautismo, tu cuerpo y tu alma se han
convertido en Templo de Dios.
¿Y el alma puede mancharse? Sólo si nosotros queremos. El alma sólo se mancha con el
pecado.
Ocurre que el cielo, a
veces, se cubre de
nubarrones, la nieve se mancha con las pisadas y las aguas claras se
contaminan cuando en
ellas se vierten
basuras.
Para conservar tu alma limpia, pura, como el cielo sin nubes,
como la nieve que nadie ha pisado, todo en ti tiene que ser limpio: tus palabras, tus
pensamientos y tus acciones.
Así Dios se encontrará muy a gusto dentro de tu corazón.
¿Qué nos manda el noveno mandamiento de la Ley de Dios? El noveno mandamiento de la Ley de Dios
nos manda que seamos puros y castos en pensamiento y deseos.
Aprendemos
Los judíos de la época de Jesús tenían la costumbre
de lavarse muy bien antes de comer y antes
de rezar y acudir al Templo; también
limpiaban con mucho cuidado los vasos, los platos, etc. Eso estaba
muy bien, pero se equivocaban al pensar que eso era lo principal
para estar verdaderamente limpio, porque por mucho que nos lavemos, si luego
maltratamos a los demás o decimos mentiras, estamos ensuciando
nuestra alma.
Una historia de la Biblia
Jesús se lo explicó con un ejemplo: lo que nos hace puros o impuros
no es lo que entra en el
cuerpo, sino lo que sale de
nuestro corazón. Por eso hay que pedir a Jesús un corazón limpio y
puro.
Lo que Dios me propone para ser feliz:
Ser puro y limpio en mi corazón y en mi mente.Guardar el pudor en el vestir, en el hablar, en el
mirar.Rezar mucho. Solo Dios
sabe dar la pureza de corazón. Pidamos ayuda
al Espíritu Santo.Amar al prójimo con un
corazón puro y fiel.Cuidar la gracia que
recibimos en el bautismo, es decir, la vida de Dios
en nosotros.Confesamos siempre que lo
necesitemos para volver a estar en gracia.
Imitar a Jesús, que tenía su corazón en Dios.
Lo que me aleja de DiosConsentir
pensamientos y deseos impuros.
Rezamos con el SalmoOh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu; devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con
espíritu generoso.
FIN