Nº9 IkerketaParanormalak Revista - 29 MARZO 2010
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Transcript of Nº9 IkerketaParanormalak Revista - 29 MARZO 2010
Editorial
Maite Guillan
D
esde que el Homo Sapiens tiene terribles dudas sobre su muerte,
existen misteriosas cosas que le rodean, y misteriosos hechos que le
ocurren. En el tiempo hemos intentado razonar y encontrar una explicación
lógica y natural, y a pesar del desarrollo tecnológico y la evolución de los
medios que tenemos a nuestro alcance, hoy en día siguen habiendo muchos
misterios sin resolver.
En esa línea de investigación nace nuestro equipo, para unirse a ese camino
de personas que a lo largo de los tiempos y de generaciones, dedican parte
de su tiempo a demostrar, conceptos ocurrentes como por ejemplo, si "hay
un más allá". En definitiva, con nuestro trabajo e intuición en equipo,
intentaremos que grandes castillos de arena construidos en el aire, se
desmoronen y otros se contruyan, con nuestra aportación y datos. Será la
mejor manera de demostrarnos a nosotros mismos que estamos en la buena
línea de investigación, lo que nos dará más fuerza para enfrentarnos ante
cualquier reto sobrenatural.
PD: La fuerza del "trabajar en equipo" se expresa en la cohesión, solidaridad
y compañerismo del mismo.
Sumario
Nº9
Románico en Bizkaia. Capítulo III,
Los OVNIs de Hitler II.
Una pequeña investigación. Trabajos de IkerketaParanormalak,
Objeto de Estudio: Nuestra Señora de las Nieves, Criales de Losa.
Photo: Gaztelumendi, Búnker de la Guerra Civil y Cruz.
Objeto de Estudio: San Salvador de Zarandoa, Goikolexea.
Nazismo y Esoterismo.
Capítulo II.
C
omentábamos en la revista nº 7 de Ikerketa Paranormalak, que la
Ahnenerbe, un instituto que tenía como uno de sus principales
objetivos desenterrar evidencias que confirmasen la supuesta superioridad
de la raza aria, fue fruto no sólo de la retorcida mente de Heinrich Himmler,
jefe de las temibles Schutzstaffel o SS, sino consecuencia de una filosofia o
pensamiento nacido en círculos de intelectuales y pensadores
pangermanistas de mediados del siglo XIX. Estos trataban de buscar y de
alguna manera recuperar las esencias de la raza alemana, en un momento
político fundamental para la fundación como estado de la nación alemana
hasta entonces dividida en varios estados independientes.
La Ahnenerbe, que había sido fundada en 1935, poseía laboratorios,
bibliotecas y talleres museísticos. Hacia 1939, tenía en nómina a 137
científicos alemanes, y empleó a otros 82 trabajadores auxiliares entre
cineastas, fotógrafos, pintores, bibliotecarios, técnicos de laboratorio,
contables y arqueólogos. Un grupo de élite que no dudó en dar al traste con
siglos de Historia para retratar el mundo según lo veía Hitler.
El propio Adolf Hitler utilizó la Ahnenerbe para expoliar diversos museos,
colecciones públicas y privadas, archivos, monumentos, etc, con el fin ya
comentado de justificar la preponderancia de la raza aria. Sin embargo el
mismo Hitler detestaba la parte de la organización dedicada al esoterismo,
las sagas o leyendas fantasiosas y sin base histórica o científica, que
consideraba cuentos y mitos en los que no debía basarse el
nacionalsocialismo.
Una de las actividades que más interés a generado en estudiosos e
investigadores fué la dedicada por la Ahnenerbe a la búsqueda de los
orígenes de la raza aria y de diversos artefactos míticos en lugares del
mundo tan dispares como la Antártida, América del Sur, el Tibet,
Escandinavia, etc. por medio de expediciones que, hay constancia de ello,
consiguieron en algunos casos sus objetivos. Puede parecer disparatado
pero, como en las famosas películas de la serie Indiana Jones, en la que
aparecen nazis buscando el Arca de la Alianza o el Santo Grial, expediciones
nazis lograron rescatar ciertos artefactos a los que la leyenda o la sabiduría
popular atribuyen poderes o fantásticos prodigios.
En este número sólo nos vamos a referir a la expedición realizada al Tibet
entre los años 1938 y 1939, y comandada por Ernst Schäfer. Nacido en
Colonia en 1910, Schäfer, bajo y fornido, era hijo de un poderoso
empresario. Desde niño le apasionaba la vida en la naturaleza y
especialmente la caza. También desde muy joven se le metió en la cabeza ir
a explorar el Tíbet, un romántico símbolo de todo lo misterioso y recóndito.
En la Universidad de Göttingen estudió zoología y geología, estudios que no
acabó hasta después de sus primeras expediciones.
Expedición al Tibet (1938-1939)
Capítulo 1
Por encargo de la Ahnenerbe el antropólogo Ernst Schäfer inició los
preparativos para organizar una expedición científica al Tibet. Este iría
acompañado de Karl Wienert, Bruno Beger, Ernst Krause y Edmund Geer,
especialistas en diversos campos de la ciencia. Después de diversos
preparativos no exentos de dificultades, la expedición partió del puerto de
Génova en Abril de 1938, junto con una pequeña escolta de miembros de las
SS. Pero, ¿Cómo empezó y se desarrolló esta aventura?.
Ernst Schäfer ya había participado en otras expediciones a la zona en 1930 y
entre los años 1934-35 junto con el estadounidense Brooke Dolan. Este era
el hijo de un millonario de Filadelfia, aficionado a la aventura y que en
aquella época estaba organizando una expedición a China. Una vez en Asia
vivieron todo tipo de experiencias y contratiempos, es de reseñar que en los
impenetrables bosques de bambú de las montañas de Wassu, en 1931,
Schäfer cazó su primer panda (posiblemente el primero cazado por un
hombre blanco). No entraremos a relatar estas expediciones en el artículo,
pero sí queremos anotar que, por diversas causas, la última termino con
problemas y reproches mutuos y que fue determinante en la intención de
Schäfer de organizar en el futuro una propiamente alemana.
Schäfer, después de haber participado en la expedición de 1930 a las
fronteras orientales del Tibet y a China, volvió a Alemania. Era el año de
1933, y contaba con 23 años. Es aquí en donde, influenciado por la euforia
de la victoria nazi y por cierto oportunismo, se afilia a las SS, ascendiendo
en poco tiempo al cargo de Untersturmfürer (subteniente), más tarde volvió
a abandonar el país por un periodo más largo que su primera primera
expedición. A su vuelta se vió en la necesidad de conseguir el añorado
doctorado que precisamente por su vida aventurera no había podido
obtener (ni siquiera había acabado sus estudios). El éxito de su primer libro
Berge, Buddhas und Bären (Montañas, budas y osos) consiguió llamar la
atención de diversos dirigentes nazis. Pasado cierto tiempo, en el verano de
1936, el joven Schäfer fue al despacho del mismísimo Heinrich Himmler,
hombre con un inmenso poder ya por entonces.
El Reichsfürer acababa de fundar la Ahnenerbe y tenía en común con Shäfer
la pasión por Oriente, sus mitos y religiones. Himmler le pidió que se uniera
a la recién creada sección científica de las SS. Es aquí donde se fraguó la
idea de la expedición que finalmente se realizaría el año 1938.
A los problemas de conseguir fondos (al final fueron solventados desde
varias organizaciones nazis), se sumaba la más importante: definir el equipo
humano que tomaría parte en la expedición. En el desarrollo del proyecto se
definieron los objetivos científicos, optando por un equipo multidisciplinar,
evitando “visionarios” de la Ahnenerbe. Así es como entraron a formar parte
en el equipo el antropólogo Bruno Beger, el etimólogo y fotógrafo Ernst
Krause (cámara oficial del equipo), y al geofísico Karl Wienert y al experto
en técnica y organización Edmund Geer. Krause fue el único miembro no
perteneciente a las SS y Geer tuvo problemas con las SS por problemas
genealógicos, ya que no podía identificar la pureza racial de su abuelo
paterno, y siempre estuvo considerado como un miembro de 2ª clase.
El 18 de Abril de 1938, Bruno Beger, Karl Wienert y Ernst Krause se
embarcaron en el buque alemán Gneisenau rumbo al puerto de Génova en
Italia, Schäfer y Geer tomarían el tren al día siguiente. El 21 de Abril toda la
expedición surcaba las aguas del Mediterráneo a bordo del Gneisenau. En
pleno viaje llegaron a Schäfer negativas para acceder al Tibet por Assam,
argumentando problemas tribales. Tampoco estaba clara la colaboración de
las autoridades británicas de la India. Finalmente la India Office autorizó a
la expedición viajar solamente hasta el pequeño reino de Sikkim, puerta
natural hacia el Tibet desde Calcuta en la India, lugar donde arribó el grupo
de Schäfer. Después de diversas esperas y retrasos que alteraron el humor
de Schäfer, éste soportó un duro golpe al difundirse noticias de que la
expedición no era sino que una tapadera de “espias de la Gestapo”. Era
necesario conseguir equipo y permisos para salir antes de los monzones de
Julio.
El carácter de Schäfer, ya de por sí taciturno, solitario y no pocas veces
brusco, se enrareció, tendiendo a ataques de furia y enfados no justificados.
Es aquí donde seguramente se tejió su plan de acceder a visitar Sikkim para
hechar un “vistazo” sobre el Tibet, para después desobedecer a las
autoridades del Raj británico y penetrar en el “país de los lamas”. Por fin
recibió la autorización del virrey en Simla, capital de verano del Raj. Sin
perder tiempo volvió a Calcuta para organizar y cargar en tren toneladas de
provisiones y material rumbo a Siliguri, había comenzado a llover. El viaje
llegó al final del ferrocarril, la estación británica de Darjeeling. Desde allí se
divisaba la cumbre del Kanchenjunga, montaña sagrada del pequeño estado
de Sikkim.
En la legación británica de Lhasa, su responsable Hugh Richardson recibió
del virrey un telegrama pidiéndole colaboración para con la expedición
alemana. Este estaba furioso, su animadversión hacia el nazismo y las
intenciones anexionistas de los alemanes en los Sudetes en Checoslovaquia,
le predisponía a dificultar en lo posible la estancia de los alemanes. Mal
empezaban las cosas para Schäfer y su grupo.
En cuanto Richardson supo de la llegada de la expedición a Sikkim les
convocó a una tensa reunión en donde les expresó lo que podían y, esto más
importante, lo que no podían realizar en el territorio. Fue Beger el que más
suspicacias despertó en el legado británico, debido a que las actividades
antropológicas del alemán podían causar rechazo en la población
(mediciones del cráneo, nariz, color de ojos, etc.). Debido a ello Richardson
le pidió que no desarrollara estas actividades.
El propio Beger, aprovechando sus conocimientos de medicina, se
aprovechó del tema de la falta de atención médica que sufría la población,
presentando diversas infecciones tales como malaria crónica, fractura de
huesos, esguinces, afecciones que él mismo podría curar. Así se podría
presentar ante la población como “hombre medicina” y no provocar rechazo en aquellas
primitivas gentes.
Todo estaba decidido, así que el equipo Schäfer ayudados por nepalíes comenzó el viaje
dirigiéndose a Gangtok capital de Sikkim y residencia del superior de Richardson, Sir Basil
Gould.
En Gangtok contactaron con el “ghogyal” Tashi Namygal, hombre de carácter afable y con el que
Schäfer mantuvo cierta confianza. Allí tuvieron la oportunidad de filmar la fiesta del “Pang
Lhabsol”, la danza de guerra de los dioses. Durante la estancia del grupo en Gangtok pudieron
asistir y fotografiar innumerables fiestas y ritos. Es aquí donde Schäfer contacto con Sir Basil
Gould, quien, como veterano diplomático, deseaba saber las verdaderas intenciones de los
expedicionarios alemanes. No tardó mucho en conocer los motivos que habían traído a aquellas
tierras a los osados nazis. El diplomático introdujo entre los porteadores gente de su confianza
que le mantendrían informado en todo momento.
El tiempo pasado en Gangtok fue aprovechado para diversas actividades como la caza que llevó
buena parte del tiempo de Schäfer, por su parte Beger comenzó a practicar la técnica de la
máscara facial o molde en individuos cuyas características raciales interesaban al científico.
Semanas después y habiendo sufrido algún que otro incidente a cuenta de las “máscaras” de
Beger, la expedición partió de Gangtok.
La caravana compuesta por los ayudantes nepalíes y una formidable reata de mulas coronó una
colina próxima, es entonces cuando Schäfer, una vez estuvieron fuera de la vista del pueblo,
enfiló el camino hacia el Norte por el valle de Tista, en vez de coger la carretera que conducía al
lago Changu y al puerto de Nathu La. La ruta escogida les llevaría a la Ciudad Prohibida. El 21
de Junio de 1938 Schäfer se dirigió a Chungthang a Lachen y a Thanggu, el lugar donde
establecería el campamento base a los pies del Kanchenjunga.
El valle de Tista es húmedo y nebuloso, en esa época del año se producían innumerables
desprendimientos con lo que la caravana pasaba buena parte del tiempo sorteando piedras y
barrizales, de los que por cierto, supieron lo que era soportar el ataque de las sanguijuelas que
martirizarían a los alemanes.
La vida de marcha y campamento fue creando una rutina de compañerismo, en donde cada cual
cumplía con unas determinadas obligaciones. Los alemanes estaban maravillados de los paisajes
y contrastes que observaban. La diversidad de aquellos parajes les asombraban; de la selva
tropical habían pasado al paisaje alpino del valle del Yumthang. Todo ello con la aparición de vez
en cuando de la mole rojiza del Kanchenjunga. Lejos quedaba la lejana llanura de Bengala, de la
cual se alejaban día a día.
Beger mientras tanto ejercía de “hombre medicina” allí donde se necesitaba de sus servicios,
aunque comenzó al principio atendiendo a los propios porteadores, poco a poco se fueron
acercando gentes de pueblos dispersos, según iba creciendo su fama, hasta el punto de formarse
colas para ser atendidos. Karl Wiener se aplicaba en medir los campos magnéticos de la tierra,
trabajos que otros científicos como Filchner y Wienert habían experimentado, intentando
conocer más de la masa de hierro fluido que rota en el centro de la Tierra.
A finales de Junio, Schäfer condujo a sus hombres hacia Lachen, al norte, en donde acamparon.
Allí repararon y limpiaron el instrumental y Schäfer aprovechó para escribir los primeros
capítulos de lo que llegaría a ser el documental Geheimnis Tibet, que acabado en 1943,
recopilaba innumerables metros de película que Ernst Krause filmó. Desde Lachen se dirigieron
hacia Thanggu, en donde levantaron su primer campamento base a gran altitud, estaba a tan
sólo 24 Kmts. de la frontera del Tibet. Aquí añadieron yaks a la reata de mulas. La ascensión se
realizó con gran esfuerzo, el viaje hasta entonces había sido extremadamente duro y eso se hizo
notar. A esto habia que sumar las lluvias, la altitud y la negativa de los porteadores bhutia (gente
de las aldeas del norte) a alimentar a las bestias. Finalmente el problema se resolvió y pudieron
levantar el campamento en la lengua del glaciar Zemu.
Thanggu era temido por provocar problemas en los viajeros, algunos culpaban al agua de la
zona, pero lo más seguro es de que se trataba del llamado “mal de altura”. Algunos porteadores
enfermaron por este mal. También las supersticiones sobre la existencia del “Migyud” o yeti,
cuya guarida se encontraba cerca del lugar, añadió perplejidad e inquietud, aunque a Schäfer y
su equipo les provocaba cierta hilaridad. Transcurrían los días dedicándose cada cual a sus
actividades, mientras Schäfer cazaba algunos raros especímenes, Beger realizaba mediciones
antropológicas, Krause filmaba al legendario bharal u “oveja azul”…Una anécdota reseñable es
que Schäfer encontró en Zemu los restos del campamento que, Bauer otro alemán, en 1929,
habia excavado en el glacial a 7300 Mts. de altura. Incluso se encontró con latas sin abrir.
Era tiempo de partir y toda la expedición siguió avanzando hacia el norte hasta Gayokang. La
expedición se acercaba lentamente a la frontera tibetana, pero nada había cambiado en cuanto a
los permisos para llegar hasta Lhasa. Intentaría de nuevo solicitar permisos. Fue el momento en
que por una casualidad, al haberse quedado sin provisiones en una de sus muchas cacerías, tuvo
la oportunidad de oir hablar del rarísimo “Shapi”, animal sagrado de los lepcha y que no se podía
dañar o matar. Junto con Geer organizaron una pequeña expedición de caza en donde por fin
pudo dar cuenta de algunos ejemplares. Posteriormente, cuando el cuerpo de un shapi llegó al
Museo de Historia Natural de Berlín, se le bautizaría con el nombre científico de “Hemitragus
jemlahicus schäferi”. Hoy en día es un animal casi extinto.
La suerte pareció cambiar para Schäfer el día en que un hombre ricamente ataviado pasó por el
campamento. Bruno le invitó a tomar el té y el hombre aceptó gustoso. Se trataba de un ministro
del “rey de Tharing”, en opinión de los alemanes. En realidad era un ministro del rajá de Tering
que tenía su residencia en Doptra, junto al lago Gayamtsona, en territorio tibetano. Era la
ocasión de conseguir un “permiso oficial” para poder cruzar la frontera. Una tarde llegó al
campamento una carta con la ansiada autorización, Schäfer sabía que aquello enfurecería a los
británicos, pero no tenía tiempo para papeleos y además aquello sólo era el primer paso para
llegar a Lhasa.
Así que decidió abandonar Sikkim con una pequeña caravana para visitar Doptra, acompañado
de Krause (filmaría diversas escenas) y un sherpa llamado “Kaiser”, era el 30 de Julio, Wienert y
Beger quedarían en el campamento. Cruzaron la frontera a una altitud de 5200 Mts. En ese
momento, según los británicos, Schäfer estaba cometiendo un delito, pero para éste el momento
era de gran transcendencia: por fin veía la “Tierra Prohibida”.
Después cabalgar y pernoctar en la fría y desnuda llanura pusieron rumbo a la capital de la
región Khampa Dzong, en donde el gobernador local, llamado “dzongpon” se tomó a mal la
llegada de los extranjeros. Schäfer solicitó una entrevista. La reunión fue un fracaso por diversas
causa (el guía Kaiser no hablaba bien tibetano y Krause ofendió con sus flashes). En una
siguiente reunión Schafer cambió de estrategia, relatando el interés que tenía sobre las
tradiciones budistas y mencionando su encuentro, en una expedición anterior, con el Panchen
Lama. Esto hizo que el gobernador accediera a permitir a los alemanes a seguir el viaje hasta el
palacio de Doptra, no sin antes comunicarles que tendría que comunicar esto al Kashag. El viaje
hasta la capital de la región fue un calvario para el grupo y cuando por fin llegaron, en malas
condiciones físicas, resulto ser una pequeña ciudad con un “dzong” en ruinas. El rajá vivía en
una pequeña residencia cerca de la fortaleza. El rajá de Tering que sabía de la llegada de la
expedición les atendió gentilmente en tiendas de campaña con agua caliente, jabón, etc. Un lujo
para los extenuados viajeros. Su comportamiento gentil marcó positivamente a Schäfer, que no
olvidaría aquel encuentro.
No obstante su misión allí era conseguir permiso para llegar a Lasha, y la negociación tuvo sus
altibajos debido a que el Tering tenía conocidos entre los británicos y la aristocracia de Lasha.
Finalmente y al coste de regalos de cierto valor accedieron a escribir una carta a la capital del
Tibet.
Schäfer regresó a las montañas a la espera de noticias sobre su solicitud. Prosiguió con sus
peticiones a Sir Basil Gould, éste a su vez mantenía informado al Foreing Office. Presiones desde
la legación británica y desde la misma Lasha influyeron en la actitud del rajá de Tering, pues
demostró, no directamente, sentimientos hostiles contra Schäfer. Aunque Richardson sabía muy
bien que no todos eran proclives a los británicos y que, en última instancia esas diferencias
políticas jugaran a favor de Schäfer. De cualquier modo la autorización dependía del Kashag, y el
alemán esperaba ansioso noticias.
Mientras tanto el resto del equipo escuchaban las noticias de Europa, que no eran nada
alentadoras. En Septiembre Hitler había ordenado preparar el plan de operaciones para la
invasión de Checoslovaquia. La política británica seguía siendo de apaciguamiento, por lo que
Chamberlain, primer ministro británico, envió a su homólogo checoslovaco una carta en donde
le pedía que cediese a las pretensiones alemanas de anexionarse los Sudetes. Las cosas se ponían
verdaderamente peligrosas para los intereses de la expedición de Schäfer…
Queridos amigos y seguidores de IkerketaParanormalak, hasta aquí hemos visto una buena parte de las vicisitudes de Schäfer y sus compañeros. Dejamos para un próximo capítulo la conclusión de esta expedición que, os aseguro, no os va a dejar indiferentes. No os la perdáis…
Una pequeña investigación
Trabajos de IkerketaParanormalak
U
na mañana de febrero, decidimos hacer una pequeña salida
a un cercano pueblo de Bizkaia para visitar una antigua
casa en estado de abandono. Al principio parecía que iba a ser
una visita poco interesante, pero resultó serlo mucho más de lo
pensado. Allí realizamos unas grabaciones de audio, tomamos
vídeo y realizamos un amplio barrido fotográfico.
Solo habíamos visto la casa desde fuera y la teníamos apuntada en nuestro
cuaderno de campo, así que la entrada no estaba asegurada. Llegamos al
lugar, una especia de alto con una antigua escuela abandonada y una ermita
enfrente, y ascendimos unas mohosas escaleras que daban a lo que en su día
debió de ser un gran patio, hoy convertido en selva. Un poco más a la
derecha del patio, había una escalera que subía al primer piso del edificio, la
puerta principal. Esta puerta estaba totalmente cerrada, no había más
opción que buscar otra entrada o retirarnos. Decidimos buscar otra entrada
más conveniente.
En la planta baja del edificio, bajo un pequeño pórtico, estaba la otra puerta
de la casa. La parte inferior de la puerta estaba rota, con lo que
agachándonos un poco teníamos acceso asegurado. Nada más entrar, la
antigua escalera con la barandilla de madera; y tanto a la izquierda como a
la derecha, dos puertas que daban a dos habitaciones con suelo de sucio
cemento. En estas dos habitaciones no hay nada interesante, sólo una
antigua chimenea de madera pintada.
Subimos al primer piso. Aquí, nada más entrar, unas antiguas puertas con
cristales nos dan la bienvenida. Las dos abiertas de par en par. Tras ellas, un
enmoquetado pasillo, no muy largo, y con cinco habitaciones. Curioso dato
que en algunas de las salas las ventanas eran nuevas, y el suelo no tenía
pinta de ser muy antiguo. En una de las cinco salas, la que tenía unos
muebles amontonados, pusimos la grabadora por primera vez. De mientras,
estuvimos en ese mismo piso realizando un pequeño barrido fotográfico.
Sobre las 17 de la tarde retiramos la grabadora del lugar, y justo en ese
momento, se abre agresivamente la ventana del fondo del pasillo, dejando
entrar una corriente de viento que hizo crujir el edificio. No con pocos
esfuerzos, conseguimos cerrar esa ventana mientras la grabadora seguía en
funcionamiento en mis manos. Fue un susto bastante grande el que nos
llevamos.
En el momento de retirar la grabadora, todavía no habíamos visitado toda la
casa.
Faltaban la cocina y el baño. La cocina, una amplia habitación
de suelo linóleo blanco y negro. En el centro tenía una mesa
llena de desconchados. Pegados a la pared, todos los muebles de
una cocina, y además un horno eléctrico y un antiguo fogón. La
ventana estaba totalmente cerrada, aunque había un cristal
roto. Junto a la ventana, la nevera, sucia y vacía.
Al fondo del pasillo se encontraba el austero baño. Una
minúscula habitación alicatada con una pequeña bañera, un
lavabo y un inodoro. Todo ello sumido en una oscuridad
considerable, y sucio.
Antes de irnos ascendimos al piso superior, el ático, donde nos
esperaban unos cuantos sofás y dos camas. Nada más acabar de
subir las escaleras de madera, entramos en un salón pequeño,
con dos butacas, y todas las puertas de las habitaciones están
abiertas, con lo que la luz entra sin problema alguno. El baño
esta vez está decorado en color azul, y sigue siendo igual de
pequeño que el del piso inferior. Una de las habitaciones tiene el
cristal roto, y es justo la zona donde pega el viento, con lo que
hay un ruido considerable. La otra habitación tiene dos camas,
sobre una de las camas hay un crucifijo, allí dejaríamos
posteriormente la grabadora por segunda vez. Detrás de esa
cama había un cuadro del Sagrado Corazón y una mesita de
noche, manchada por los excrementos de un pajaro que alguna
vez entró allí.
Ahora si, hemos terminado el barrido fotográfico y dejamos la
grabadora sobre la cama, junto al crucifijo. Quién sabe, igual es
mejor sitio el crucifijo que una simple mesa. Esta vez la
grabadora actúa otros 15 minutos aproximadamente. Mientras,
estamos en los pisos inferiores grabando con la cámara de vídeo
y comentando lo que se ve. Ascendemos cámara en mano, y
grabamos también como la paramos comentando la hora que es.
Faltaban la cocina y el baño. La cocina, una amplia habitación
de suelo linóleo blanco y negro. En el centro tenía una mesa
llena de desconchados. Pegados a la pared, todos los muebles de
una cocina, y además un horno eléctrico y un antiguo fogón. La
ventana estaba totalmente cerrada, aunque había un cristal
roto. Junto a la ventana, la nevera, sucia y vacía.
Al fondo del pasillo se encontraba el austero baño. Una
minúscula habitación alicatada con una pequeña bañera, un
lavabo y un inodoro. Todo ello sumido en una oscuridad
considerable, y sucio.
Antes de irnos ascendimos al piso superior, el ático, donde nos
esperaban unos cuantos sofás y dos camas. Nada más acabar de
subir las escaleras de madera, entramos en un salón pequeño,
con dos butacas, y todas las puertas de las habitaciones están
abiertas, con lo que la luz entra sin problema alguno. El baño
esta vez está decorado en color azul, y sigue siendo igual de
pequeño que el del piso inferior. Una de las habitaciones tiene el
cristal roto, y es justo la zona donde pega el viento, con lo que
hay un ruido considerable. La otra habitación tiene dos camas,
sobre una de las camas hay un crucifijo, allí dejaríamos
posteriormente la grabadora por segunda vez. Detrás de esa
cama había un cuadro del Sagrado Corazón y una mesita de
noche, manchada por los excrementos de un pajaro que alguna
vez entró allí.
Ahora si, hemos terminado el barrido fotográfico y dejamos la
grabadora sobre la cama, junto al crucifijo. Quién sabe, igual es
mejor sitio el crucifijo que una simple mesa. Esta vez la
grabadora actúa otros 15 minutos aproximadamente. Mientras,
estamos en los pisos inferiores grabando con la cámara de vídeo
y comentando lo que se ve. Ascendemos cámara en mano, y
grabamos también como la paramos comentando la hora que es.
Ha llegado ya el momento de despedirse del lugar, así que con
grabadora en mano, comentamos el descenso por las escaleras
de madera, y la salida por la puerta. Por último sacamos unas
fotos del exterior y nos vamos.
Grabadora Sony analógica de IkerketaParanormalak, una de las tres que tenemos. Es indispensable llevar este elemento con nosotros en todo momento, tanto para realizar grabaciones estáticas como
comentarios en directo de las cosas que van ocurriendo.
Grabadora Sony analógica de IkerketaParanormalak, una de las tres que tenemos. Es indispensable llevar este elemento con nosotros en todo momento, tanto para realizar grabaciones estáticas como
comentarios en directo de las cosas que van ocurriendo.
_photo
Gaztelumendi. Búnker de la Guerra Civíl y Cruz.
Gaztelumendi. Búnker de la Guerra Civíl y Cruz.
E
n esta primera entrega de la nueva sección Photo
vamos a publicar las fotos antiguas de dos
edificaciones que se han convertido monumento con el
paso del tiempo: la cruz del Gaztelumendi y el nido de la
Guerra Civil existente en el mismo monte.
El nido fue construido durante la Guerra Civíl dentro del
cordón defensivo de Bilbao, que due bautizado como
Cinturón de Hierro. Este monte formaba parte
importante de él, pero por culpa de la escasa construcción
en este sector éste mismo nido fue testigo directo de la
rotura del Cinturón de Hierro. Debido a ello, hoy en día se
ha ganado un reconocimiento como monumento que
representa nuestra historia.
De la cruz poco sabemos. Antiguamente la placa adherida
a la base era fácilmente legible, pero hoy los vándalos han
destrozado todo el conjunto. Ya existía sobre 1920,
cuando el fotógrafo eibarrés Indalecio Ojanguren la
retrató en sus colecciones de fotografias en Euskadi.
Cruz del Gaztelumendi.
Como se puede ver, entre la foto
de hoy en día y la antigua hay
varias diferencias. La más clara
de ellas, es que hoy en día un
frondoso bosque de árboles
inunda los alrededores del
monumento, estando
antiguamente la cima del monte
completamente limpia para
poder ver la cruz desde otros
lugares. Las condiciones del
elemento también han ido a
peor. Actualmente la
inscripición se ha vuelto difícil
de entender por las pintadas
que hay en ella, además de que
alguien se ha encargado de
realizar un agujero enorme en la
zona inferior izquierda.
1
_photo
Gaztelumendi. Búnker de la Guerra Civíl y Cruz.
Cima del Gaztelumendi y vista general de la cruz.
Placa con la inscripción. Es imposible descifrar lo que en su día estaba aquí escrito. Ni si
quiera podemos saber el año en el que se hizo esta cruz, solamente se ve en la primera línea que
fue inaugurada un día de junio.
2
3
Gaztelumendi. Búnker de la Guerra Civíl y Cruz.
Nido con la Cruz detrás. Aunque pueda parecer que no, las dos edificaciones están
practicamente al lado. Hoy en día, para llegar hasta el nido debemos entrar en un selvático
camino lleno de zarzas y de vegetación, pero antiguamente vemos que no era así.
Vista actual del nido por el exterior. En esta foto no se ve bien, pero en la solapa superior
hay destrozos en el hormigón, ocasionados por un obús perforador que fue lanzado aquí. En el
interior también hay desperfectos, se ve claramente el agujero dejado por el obús. Cuando el
artefacto cayó, debió de dejar con graves problemas auditivos a todos los que estuvieron dentro
del nido, ya que causaría un enorme estruendo.
4
_photo
Gaztelumendi. Búnker de la Guerra Civíl y Cruz.
<<Nido de Ametralladoras en "Gastelumendi-Fica" donde fue roto el Cinturón>>
Interior. En la solapa vemos el agujero del obús.
Fotografias Antiguas
A
gradecimientos a GureGipuzkoa.net por el libre derecho de distribución de las fotos
numeradas con el 1, 2 y 3. La foto 4 sale del libro "Monografías Sobre la Guerra Civil en
España Nº6: Vizcaya". La foto 5 viene de la página "Frentes de Euzkadi". El resto de
fotografías de hoy en día son propiedad de IkerketaParanormalak y no se pueden distribuir
sin permiso.
5
Gaztelumendi. Búnker de la Guerra Civíl y Cruz.
_objeto de estudio San Salvador de Zarandoa. Goikolexea.
San Salvador de Zarandoa. Goikolexea.
E
n la ladera oriental del monte Gaztelumendi,
barriada de Zarandoa, se encuentra este simple
edificio de mampostería y planta rectangular de 11,60 x
6,85 metros. Tan simple es que lejos de decoraciones, lo
único llamativo es su puerta adintelada. El tejado es una
cubierta a dos aguas. Actualmente el edificio no se dedica
al culto, es utilizado por un vecino de este barrio como
almacén de madera. Se halló una estela discoidea en la
ermita, que actualmente reside en el Museo Vasco.
El elemento más importante de esta ermita es un vano
formado por dos calados o arcos en la zona superior y un
hueco con parteluz redondo en la zona inferior. Su
fechación aproximada está entre los siglos X y XI, dentro
del estilo mozárabe. El mozárabe es una especie de mezcla
de poco carácter decorativo fruto de fusiones y
simplificaciones de otros estilos vigentes en la época más
al sur de Bizkaia, y que penetraron en esta provincia a
través de Araba. De todas maneras, estas no son las
únicas provincias que restos así; los hay en Galicia,
Asturias, Cantabria, y en todo territorio norte
generalmente. En Bizkaia son considerables los restos de
éstas épocas, aún siendo solamente vanos aislados y
algunas estelas en cuantiosas cantidades.
No se celebra culto en la ermita desde 1967, antiguamente
éste era celebrado el lunes anterior a la Ascensión con una
rogativa hacia la ermita desde la próxima iglesia de
Goikolexea.
Vano mozárabe (Siglos X-XI). Entre todos
los de Bizkaia es uno bastante popular y
utilizado como representante del grupo de
vanos que reunen las mismas características
que éste.
_objeto de estudio
San Salvador de Zarandoa. Goikolexea.
Lado oeste de la ermita. Hacia el sur se encuentra el vano, y en este lado podemos hallar la
pequeña puerta adintelada y una simple ventana.
Puerta adintelada. Es uno de los pocos elementos que llaman la atención aqui, el dintel
tallado de esta puerta.
San Salvador de Zarandoa. Goikolexea.