Niños Secuestrados

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JORGE LUIS SIERRA houston – Trece niños la- tinos de Houston han desapare- cido víctimas del secuestro por uno de sus padres, entre 1984 y 2007, y 11 de ellos podrían haber sido llevados por la fuer- za a otro país, principalmente México, según el Departamento de Seguridad Pública de Texas y un grupo dedicado a la localiza- ción de menores desaparecidos en Estados Unidos. La posibilidad de cruzar la frontera con México sin nece- sidad de mostrar pasaportes o documentación ha facilitado este fenómeno, conocido como secuestro familiar internacio- nal, asegura Pamela Brown, abogada de Texas Rio Grande Legal Aid, una organización que trabaja con fondos fede- rales y estatales para asesorar legalmente a personas de bajos recursos en el sur de Texas y la frontera. “México es el parade- ro más común para ese tipo de raptos en todo Estados Unidos”, dice Brown. Un 65 por ciento de los casos de secuestro familiar cometidos en EE.UU. involucra a México y a otros países de América Lati- na como destino, asegura Susan Rohol, directora de la División Internacional del Centro Na- cional de Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC, por sus siglas en inglés), una organiza- ción con sede en Virginia que se dedica a ayudar en la localiza- ción de niños desaparecidos. El mayor número de casos de secuestro familiar internacional ocurre en la comunidad latina, según las cifras del Departa- mento de Seguridad Pública de Texas y del NCMEC. Una de las razones es que el desconocimiento del sistema legal de EE.UU. vuelve vulne- rables a los padres inmigrantes que sufren el secuestro de sus hijos, dice Brown. “En mi experiencia, muchas mujeres no habían denunciado las amenazas, ni los golpes, ni habían ido con la policía”, afir- ma la abogada, en relación con la situación de violencia que suele preceder al secuestro. El caso de Alondra Dorotea García, madre de Alondra Díaz, de 5 años, nacida en Houston, cuenta que su ex esposo, Reynaldo Díaz, la había amenazado varias veces con lle- varse a la hija. Tras el divorcio, en diciembre de 2005, Díaz sólo tenía el derecho de ver a su hija cada jueves y dos fines de sema- na al mes. García asegura que su hija le contaba: “Mi papi dice que está cansado de verte la cara, que un día nos vamos a ir a México.... que cuando nos vayamos te vamos a aventar toda la ropa y nos vamos a ir”. Ella admite que cometió el error de no reportar esas amenazas a la policía. La última vez que Alondra Díaz fue vista fue el 1 de junio, en compañía de su padre. García sospecha que su ex marido se llevó a la niña a Tacátzcuaro, un pequeño pueblo de Michoacán, en el sur de México. La madre tiene las imágenes en video del momento exacto, las 6:06 pm del 1 de junio pasa- do, en el que entregó a su hija al padre, en un restaurante de Houston. Alondra se deja cargar por él y mueve la mano en señal de despedida. García siempre grababa las interacciones con su ex marido porque, asegura, él violaba las órdenes de restric- ción de la corte que le impedían acercarse a ella. En su primer estudio sobre niños desaparecidos, publica- do en 1990, el Departamento de Justicia de Estados Unidos estimó que un total de 354,100 menores habían sido víctimas de secuestro familiar en 1988. Un segundo estudio, de 2002, reportó 203,900 víctimas sólo en 1999. Según este informe, llamado Estudios de incidencia nacional de niños desaparecidos, secues- trados, escapados y expulsados de su casa, el 46 por ciento de esos niños estuvo secuestrado por menos de una semana, el 21 por ciento, un mes o más, y el 6 por ciento aún seguía desa- parecido cuando la encuesta tuvo lugar. Situación previa En la mayor parte de los ca- sos, el secuestro de los propios hijos es un acto de venganza, afirman aquéllos involucrados en el intento de recuperación. “Normalmente, los padres se los llevan a la mamá (de ellos), o a una hermana, porque si son niños chiquitos, los hombres no los quieren cuidar, sólo lo hacen por venganza”, explica Brown. Eso sucedió en el caso de Dorotea García, quien afirma que después de varios inciden- tes de violencia se tuvo que refugiar en un albergue para mujeres maltratadas, en Hous- ton. García consiguió un per- miso de residencia permanente en EE.UU., como parte de los beneficios legales de la Ley con- tra la violencia hacia la mujer, aprobada en 1994, que protege a las víctimas de abusos domés- ticos sin importar su condición inmigratoria. “El juez me dio la custodia (de Alondra) a mí… eso fue lo que provocó su coraje, que la niña pasara más tiempo conmi- go que con él”, dice García. El juez que decretó el di- vorcio le concedió al padre de Alondra el derecho de convivir- con ella todos los jueves y dos fines de semana al mes. “Para el juez, la violencia que él come- tió fue contra mí, no contra la niña”, cuenta la madre. La historia del secuestro de Alondra será dramatizada y transmitida el 3 de diciembre en la serie Desaparecidos, que produjo LAT TV. Texas es uno de los estados con más incidentes (de secues- tro familiar internacional) des- pués de California y antes de Florida, dice Rohol. Según el NCMEC, hasta el día de hoy existen 36 casos abiertos de secuestro familiar de un to- tal de 223 desapari- ciones de menores. en Texas. En otros estados fronterizos con Méxi- co el secuestro familiar ocupa también un lugar importante. En California, el que tiene mayor índice, existen 84 casos abiertos de secuestro familiar de menores de un total de 341 niños desaparecidos. En Nuevo México hay 9 de un total de 24 casos de desapari- ciones y en Arizona, 11 de 62. “Encontrar a estos niños puede ser muy difícil”, admite Rohol. “Podríamos ser capaces de rastrear a los padres basán- donos en la procedencia de su familia”. A pesar de que el secuestro de un hijo es un “golpe tremen- do”, como dice Brown, los pa- dres afectados pueden utilizar los sistemas de justicia penal y civil en EE.UU., afirman el NCMEC y el Departamento de Justicia en una guía para las víc- timas llamada Secuestro fami- liar, prevención y respuesta. El cónyuge podría ser demandado ante una corte penal por el deli- to de secuestro y, si existen sos- pechas de que el secuestrador está en otro país, las fiscalías estatal o federal podrían emitir una orden de aprehensión por intento de fuga. Las cortes civiles sirven para recuperar al menor y deman- dar el pago de daños, según la guía. Pamela Brown ha utilizado las herra- mientas legales que permiten a EE.UU. re- clamar el regreso de un niño que ha sido víctima de secuestro internacio- nal, a través de la Convención de La Haya sobre los aspectos civiles del secuestro internacio- nal de menores. Los padres afectados pue- den solicitar la protección de esta convención a través de una solicitud al Departamento de Estado de Estados Unidos. Esta entidad entrega el caso a la Secretaría de Relaciones Ex- teriores de México, si existe la sospecha de que el menor está en ese país, que empieza el pro- ceso de localización. Una vez encontrados los niños, un juez de lo familiar decide si deben regresar a su país de residencia habitual, explica Brown. “Los niños no tienen que ser residentes legales (en Esta- dos Unidos), pero sí habituales; eso quiere decir que es el país donde ellos han vivido bastante tiempo”, asegura la abogada. Los jueces pueden decidir regresar al menor a su país de residencia habitual para que ahí se defina quién debe tener la custodia, según la Convención de La Haya. Lo más importante, afirma Brown, es localizar al menor. Localización difícil Marisol, una inmigrante de México que pidió no ser identi- ficada con su nombre verdadero porque, afirma, su ex marido la ha amenazado de muerte y él tiene familiares en el área de Houston, consiguió localizar a sus dos hijos, de 11 y 9 años, en Matamoros, Tamaulipas, Méxi- co, en la frontera con Browns- ville, Texas., después de que el padres los secuestrara hace un año y medio. “Supe (del paradero) porque él se llevó una camioneta de aquí que estaba pagando, como habíamos firmado los dos, en- tonces él se fue confiado de que si él no pagaba yo la tenía que pagar”, narra Marisol. Por medio de investigadores privados, la agencia de autos localizó al ex marido en Mata- moros, y recuperó la camioneta. Ella descubrió así el paradero de sus hijos. La violencia doméstica em- pezó en Matamoros y prosiguió en Houston, recuerda Marisol, quien relata que tuvo que seguir a su esposo a Estados Unidos porque él le dijo que sólo así podría seguir viendo a sus hi- jos. Los cuatro llegaron como indocumentados a Houston. La carencia de recursos, la falta de muebles, los celos ex- tremos de su esposo, dice Ma- risol, empeoraron la relación. “Él esperaba que los niños se durmieran y ya que se había to- mado unas cuantas cervezas me empezaba a decir, 'por tu culpa están durmiendo en el suelo'”, afirma. “Llegó a decirme que me iba a deportar, ya cuando yo insistí en que me iba a ir de la casa, que ya no quería estar con él”. André Rodríguez, abogado de YMCA Houston, una institu- ción que da asesoría a víctimas de violencia familiar, afirma que “los abusadores usan el es- tatus (inmigratorio) de la mujer como una forma de control... como posición de poder”. Rodríguez resalta que en el clima antiinmigrante actual, “las amenazas (de promover la deportación) son ahora mucho más poderosas de lo que fue antes”. Marisol espera el resultado de la audiencia en un juzgado familiar en Matamoros donde el juez decidirá esta semana si los niños deben ser devueltos a su madre en Houston. El juez po- dría decidir que México es aho- ra su nuevo país de residencia, según las normas de la Conven- ción de La Haya que establecen que si el padre que se llevó al menor demues- tra que éste está establecido en su nuevo ambiente, el juez decide. “Yo sé que si pierdo el juicio, es no volverlos a ver nunca”, dice Marisol. La experiencia de Rudy Mo- rales, habitante de Nacogdo- ches, Texas, podría reconfortar a Marisol. Por medio de la Convención de la Haya, Morales recuperó a sus dos hijas hace unas semanas, después de que un juez familiar de Tabasco, México, determinó que las ni- ñas debían regresar a EE.UU. Brown explica que éste y otros 11 casos suyos, incluido uno de Houston, han concluido favorablemente para las madres que reclaman esa protección. Morales volvió a ver a sus hijas el 24 de octubre, cuando llegaron a Houston en un vue- lo procedente de la ciudad de México.“Cuando las vi, yo sentí que era como un sueño, como que no lo podía creer, siempre soñaba con ese momento”, dice, emocionada, Morales. H4 LA VOZ DE HOUSTON | HOUSTON | MIÉRCOLES 28 DE NOVIEMBRE DE 2007 México, destino habitual de niños hispanos secuestrados por padres q A través de la Con- vención de La Haya EE.UU. puede solici- tar a las autoridades mexicanas que in- tenten localizar a los menores; una vez en- contrados éstos, un juez determinará si deben regresar a su país de residencia UN feNómeNO qUe abUNda máS eN la cOmUNidad laTiNa eN HOUSTON. AMENAZAS: André Rodríguez, abogado de mujeres víctimas de violencia, asegura que las amenazas de deportación por parte de algunos maridos son más poderosas en este clima antiinmigrante. FOTOS DE NATHAN LINDSTROM : PARA LA VOZ UNA PÉRDIDA TERRIBLE: Dorotea García (izq.) con su hija Saray, de 11 años, sigue buscando a su otra hija, Alondra, quien fue vista por última vez el 1 de junio con su padre, Reynaldo Díaz. García sospecha que la niña está en México. Pulso latino Mientras la inmigración es tema crucial en el debate electoral, la figura del indocumentado es un héroe para algunos y un delincuente para otros. blogs.chron.com/pulsolatino [email protected] Si necesitas orientación o asesoría para localizar y recuperar a hijos secuestrados por un ex cónyuge o familiar puedes acudir a los siguientes recursos: DEPARTAMENTO DE SEGURIDAD PÚBLICA DE TEXAS Tel. (512) 424-5074 y 1- 800-346-3423. CENTRO NACIONAL PARA NIÑOS SECUESTRADOS Y EXPLOTADOS Tel. 1-800-843-5678. OFICINA DE ASUNTOS INFANTILES DEL DEPARTAMENTO DE ESTADO Tel. 1-888-407-4747. Tel.(202) 312-9700. POLICÍA DE HOUSTON Tel. 911 para urgencias. Tel. (713) 884-3131. CONSULADO DE MÉXICO EN HOUSTON Tel. (713) 271-6800. TEXAS RIO GRANDE LEGAL AID Tel. (956) 447-4809. OFICINA DEL FBI EN HOUSTON Tel. (713) 693-5000. POLLY KLAAS FOUNDATION Tel. 1-800-587-4357. POLICÍA DEL CONDADO DE HARRIS Tel. (713) 221-6000. HEIDI SEARCH CENTER Tel. 1-800-547-4435. DEPARTMENT OF FAMILY AND PROTECTIVE SERVICES Tel. 1-800-252-5400. DÓNDE PUEDES PEDIR AYUDA Para ver una galería de fotos de esta nota visita el sitio: chron. com/espanol IDENTIFICACIÓN: Existen tarjetas donde puedes apuntar los datos de tu hijo, además de portar una foto reciente, en caso de necesidad.

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houston – Trece niños latinos de Houston han desaparecido víctimas del secuestro por uno de sus padres, entre 1984 y 2007, y 11 de ellos podrían haber sido llevados por la fuerza a otro país, principalmente México, según el Departamento de Seguridad Pública de Texas y un grupo dedicado a la localización de menores desaparecidos en Estados Unidos.La posibilidad de cruzar la frontera con México sin necesidad de mostrar pasaportes o documentación ha facilitado este fenómeno, conocido como secuestro familiar internacional, asegura Pamela Brown, abogada de Texas Rio Grande Legal Aid, una organización que trabaja con fondos federales y estatales para asesorar legalmente a personas de bajos recursos en el sur de Texas y la frontera. “México es el paradero más común para ese tipo de raptos en todo Estados Unidos”, dice Brown.

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Jorge Luis sierra

houston – Trece niños la-tinos de Houston han desapare-cido víctimas del secuestro por uno de sus padres, entre 1984 y 2007, y 11 de ellos podrían haber sido llevados por la fuer-za a otro país, principalmente México, según el Departamento de Seguridad Pública de Texas y un grupo dedicado a la localiza-ción de menores desaparecidos en Estados Unidos.

La posibilidad de cruzar la frontera con México sin nece-sidad de mostrar pasaportes o documentación ha facilitado este fenómeno, conocido como secuestro familiar internacio-nal, asegura Pamela Brown, abogada de Texas Rio Grande Legal Aid, una organización que trabaja con fondos fede-rales y estatales para asesorar legalmente a personas de bajos recursos en el sur de Texas y la frontera. “México es el parade-ro más común para ese tipo de raptos en todo Estados Unidos”, dice Brown.

Un 65 por ciento de los casos de secuestro familiar cometidos en EE.UU. involucra a México y a otros países de América Lati-na como destino, asegura Susan Rohol, directora de la División Internacional del Centro Na-cional de Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC, por sus siglas en inglés), una organiza-ción con sede en Virginia que se dedica a ayudar en la localiza-ción de niños desaparecidos.

El mayor número de casos de secuestro familiar internacional ocurre en la comunidad latina, según las cifras del Departa-mento de Seguridad Pública de Texas y del NCMEC.

Una de las razones es que el desconocimiento del sistema legal de EE.UU. vuelve vulne-rables a los padres inmigrantes que sufren el secuestro de sus hijos, dice Brown.

“En mi experiencia, muchas mujeres no habían denunciado las amenazas, ni los golpes, ni habían ido con la policía”, afir-ma la abogada, en relación con la situación de violencia que suele preceder al secuestro.

el caso de alondraDorotea García, madre de

Alondra Díaz, de 5 años, nacida en Houston, cuenta que su ex esposo, Reynaldo Díaz, la había amenazado varias veces con lle-varse a la hija. Tras el divorcio, en diciembre de 2005, Díaz sólo tenía el derecho de ver a su hija cada jueves y dos fines de sema-na al mes.

García asegura que su hija le contaba: “Mi papi dice que está cansado de verte la cara, que un día nos vamos a ir a México.... que cuando nos vayamos te vamos a aventar toda la ropa y nos vamos a ir”. Ella admite que cometió el error de no reportar esas amenazas a la policía.

La última vez que Alondra Díaz fue vista fue el 1 de junio, en compañía de su padre. García sospecha que su ex marido se llevó a la niña a Tacátzcuaro, un pequeño pueblo de Michoacán, en el sur de México.

La madre tiene las imágenes en video del momento exacto, las 6:06 pm del 1 de junio pasa-do, en el que entregó a su hija al padre, en un restaurante de Houston. Alondra se deja cargar por él y mueve la mano en señal de despedida. García siempre grababa las interacciones con su ex marido porque, asegura, él violaba las órdenes de restric-ción de la corte que le impedían acercarse a ella.

En su primer estudio sobre niños desaparecidos, publica-do en 1990, el Departamento de Justicia de Estados Unidos estimó que un total de 354,100 menores habían sido víctimas de secuestro familiar en 1988. Un segundo estudio, de 2002,

reportó 203,900 víctimas sólo en 1999.

Según este informe, llamado Estudios de incidencia nacional de niños desaparecidos, secues-trados, escapados y expulsados de su casa, el 46 por ciento de esos niños estuvo secuestrado por menos de una semana, el 21 por ciento, un mes o más, y el 6 por ciento aún seguía desa-parecido cuando la encuesta tuvo lugar.

situación previaEn la mayor parte de los ca-

sos, el secuestro de los propios hijos es un acto de venganza, afirman aquéllos involucrados en el intento de recuperación. “Normalmente, los padres se los llevan a la mamá (de ellos), o a una hermana, porque si son niños chiquitos, los hombres no los quieren cuidar, sólo lo hacen por venganza”, explica Brown.

Eso sucedió en el caso de Dorotea García, quien afirma que después de varios inciden-tes de violencia se tuvo que refugiar en un albergue para mujeres maltratadas, en Hous-ton. García consiguió un per-miso de residencia permanente en EE.UU., como parte de los beneficios legales de la Ley con-tra la violencia hacia la mujer, aprobada en 1994, que protege a las víctimas de abusos domés-ticos sin importar su condición inmigratoria.

“El juez me dio la custodia (de Alondra) a mí… eso fue lo que provocó su coraje, que la niña pasara más tiempo conmi-go que con él”, dice García.

El juez que decretó el di-vorcio le concedió al padre de Alondra el derecho de convivir-

con ella todos los jueves y dos fines de semana al mes. “Para el juez, la violencia que él come-tió fue contra mí, no contra la niña”, cuenta la madre.

La historia del secuestro de Alondra será dramatizada y transmitida el 3 de diciembre en la serie Desaparecidos, que produjo LAT TV.

Texas es uno de los estados con más incidentes (de secues-tro familiar internacional) des-pués de California y antes de Florida, dice Rohol.

Según el NCMEC, hasta el día de hoy existen 36 casos abiertos de secuestro f a m i l i a r de un to-tal de 223 desapari-ciones de menores . en Texas.

En otros e s t a d o s fronterizos con Méxi-co el secuestro familiar ocupa también un lugar importante.

En California, el que tiene mayor índice, existen 84 casos abiertos de secuestro familiar de menores de un total de 341 niños desaparecidos.

En Nuevo México hay 9 de un total de 24 casos de desapari-ciones y en Arizona, 11 de 62.

“Encontrar a estos niños puede ser muy difícil”, admite Rohol. “Podríamos ser capaces de rastrear a los padres basán-donos en la procedencia de su familia”.

A pesar de que el secuestro de un hijo es un “golpe tremen-do”, como dice Brown, los pa-

dres afectados pueden utilizar los sistemas de justicia penal y civil en EE.UU., afirman el NCMEC y el Departamento de Justicia en una guía para las víc-timas llamada Secuestro fami-liar, prevención y respuesta. El cónyuge podría ser demandado ante una corte penal por el deli-to de secuestro y, si existen sos-pechas de que el secuestrador está en otro país, las fiscalías estatal o federal podrían emitir una orden de aprehensión por intento de fuga.

Las cortes civiles sirven para recuperar al menor y deman-

dar el pago de daños, según la guía.

Pamela Brown ha ut i l izado las herra-m i e n t a s legales que permiten a EE.UU. re-clamar el

regreso de un niño que ha sido víctima de secuestro internacio-nal, a través de la Convención de La Haya sobre los aspectos civiles del secuestro internacio-nal de menores.

Los padres afectados pue-den solicitar la protección de esta convención a través de una solicitud al Departamento de Estado de Estados Unidos. Esta entidad entrega el caso a la Secretaría de Relaciones Ex-teriores de México, si existe la sospecha de que el menor está en ese país, que empieza el pro-ceso de localización. Una vez encontrados los niños, un juez de lo familiar decide si deben

regresar a su país de residencia habitual, explica Brown.

“Los niños no tienen que ser residentes legales (en Esta-dos Unidos), pero sí habituales; eso quiere decir que es el país donde ellos han vivido bastante tiempo”, asegura la abogada.

Los jueces pueden decidir regresar al menor a su país de residencia habitual para que ahí se defina quién debe tener la custodia, según la Convención de La Haya. Lo más importante, afirma Brown, es localizar al menor.

Localización difícilMarisol, una inmigrante de

México que pidió no ser identi-ficada con su nombre verdadero porque, afirma, su ex marido la ha amenazado de muerte y él tiene familiares en el área de Houston, consiguió localizar a sus dos hijos, de 11 y 9 años, en Matamoros, Tamaulipas, Méxi-co, en la frontera con Browns-ville, Texas., después de que el padres los secuestrara hace un año y medio.

“Supe (del paradero) porque él se llevó una camioneta de aquí que estaba pagando, como habíamos firmado los dos, en-tonces él se fue confiado de que si él no pagaba yo la tenía que pagar”, narra Marisol.

Por medio de investigadores privados, la agencia de autos localizó al ex marido en Mata-moros, y recuperó la camioneta. Ella descubrió así el paradero de sus hijos.

La violencia doméstica em-pezó en Matamoros y prosiguió en Houston, recuerda Marisol, quien relata que tuvo que seguir a su esposo a Estados Unidos porque él le dijo que sólo así podría seguir viendo a sus hi-jos. Los cuatro llegaron como indocumentados a Houston.

La carencia de recursos, la falta de muebles, los celos ex-tremos de su esposo, dice Ma-risol, empeoraron la relación. “Él esperaba que los niños se durmieran y ya que se había to-mado unas cuantas cervezas me empezaba a decir, 'por tu culpa están durmiendo en el suelo'”, afirma.

“Llegó a decirme que me iba a deportar, ya cuando yo insistí en que me iba a ir de la casa, que ya no quería estar con él”.

André Rodríguez, abogado de YMCA Houston, una institu-ción que da asesoría a víctimas de violencia familiar, afirma que “los abusadores usan el es-tatus (inmigratorio) de la mujer como una forma de control... como posición de poder”.

Rodríguez resalta que en el clima antiinmigrante actual, “las amenazas (de promover la deportación) son ahora mucho más poderosas de lo que fue antes”.

Marisol espera el resultado de la audiencia en un juzgado familiar en Matamoros donde el juez decidirá esta semana si los niños deben ser devueltos a su madre en Houston. El juez po-dría decidir que México es aho-ra su nuevo país de residencia, según las normas de la Conven-ción de La Haya que establecen que si el padre que se llevó al menor demues-tra que éste está establecido en su nuevo ambiente, el juez decide.

“Yo sé que si pierdo el juicio, es no volverlos a ver nunca”, dice Marisol.

La experiencia de Rudy Mo-rales, habitante de Nacogdo-ches, Texas, podría reconfortar a Marisol. Por medio de la Convención de la Haya, Morales recuperó a sus dos hijas hace unas semanas, después de que un juez familiar de Tabasco, México, determinó que las ni-ñas debían regresar a EE.UU.

Brown explica que éste y otros 11 casos suyos, incluido uno de Houston, han concluido favorablemente para las madres que reclaman esa protección.

Morales volvió a ver a sus hijas el 24 de octubre, cuando llegaron a Houston en un vue-lo procedente de la ciudad de México.“Cuando las vi, yo sentí que era como un sueño, como que no lo podía creer, siempre soñaba con ese momento”, dice, emocionada, Morales.

H4 La Voz de Houston | HOUSTON | MIÉRCoLES 28 DE NoVIEMBRE DE 2007

México, destino habitual de niños hispanos secuestrados por padres q A través de la Con-vención de La Haya EE.UU. puede solici-tar a las autoridades mexicanas que in-tenten localizar a los menores; una vez en-contrados éstos, un juez determinará si deben regresar a su país de residencia

UN feNómeNO qUe abUNda máS eN la cOmUNidad laTiNa eN HOUSTON.

amenazas: André Rodríguez, abogado de mujeres víctimas de violencia, asegura que las amenazas de deportación por parte de algunos maridos son más poderosas en este clima antiinmigrante.

fotos de nathan Lindstrom : PARA LA Voz

una pérdida terrible: Dorotea García (izq.) con su hija Saray, de 11 años, sigue buscando a su otra hija, Alondra, quien fue vista por última vez el 1 de junio con su padre, Reynaldo Díaz. García sospecha que la niña está en México.

Pulso latinoMientras la inmigración es tema crucial en el debate electoral, la figura del indocumentado es un héroe para algunos y un delincuente para otros. blogs.chron.com/pulsolatino

[email protected]

Si necesitas orientación o asesoría para localizar y recuperar a hijos secuestrados por un ex cónyuge o familiar puedes acudir a los siguientes recursos:

■ Departamento De seguriDaD pública De texasTel. (512) 424-5074 y 1- 800-346-3423.

■ centro nacional para niños secuestraDos y explotaDosTel. 1-800-843-5678.

■ oficina De asuntos infantiles Del Departamento De estaDo Tel. 1-888-407-4747.Tel.(202) 312-9700.

■ policía De houstonTel. 911 para urgencias. Tel. (713) 884-3131.

■ consulaDo De méxico en houstonTel. (713) 271-6800.

■ texas rio granDe legal aiDTel. (956) 447-4809.

■ oficina Del fbi en houstonTel. (713) 693-5000.

■ polly klaas founDationTel. 1-800-587-4357.

■ policía Del conDaDo De harrisTel. (713) 221-6000.

■ heiDi search centerTel. 1-800-547-4435.

■ Department of family anD protective servicesTel. 1-800-252-5400.

dónde puedes pedir ayuda

Para ver una galería de fotos de esta nota visita el sitio: chron.com/espanol

identificación: Existen tarjetas donde puedes apuntar los datos de tu hijo, además de portar una foto reciente, en caso de necesidad.