Navidad Élica

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LA NOCHE BUENA Y NAVIDAD DE ANTAÑO La noche de Noche Buena y el día de Navidad en la década de los cuarenta-cincuenta, en la casa de mi abuelo se celebraba de una forma distinta a la actual, tan solo acudía la familia más cercana, su hermana, padre, algún tío y su respectiva esposa y como no, mi abuelo. La decoración era escasa y distinta a la actual, si acaso unas velas y candelabros, que se usaban únicamente en estas fechas, para iluminar la cocina en la que se comía sopa de pan, para comenzar el menú; posteriormente un gallo guisado, que se había criado durante siete meses en casa para la cena de navidad, y como guarnición patatas fritas; para finalizar el menú, de postre había un surtido de frutos secos típicos de la zona, manzana asada, y rosca que había hecho mi bisabuela. Una vez finalizada la cena, las familias del pueblo se reunían en una de las casas, junto al fuego; para resguardarse del frio de la nieve. Dentro ya de una de las casas, se contaba alguna anécdota de estas fechas o leyenda; otros jugaban a las cartas; o cantaban villancicos de navidad como “Campana sobre campana” . El día de navidad los niños recibían sus esperados regalos de navidad, que en el caso de mi abuelo eran rosquillas de anís que tenía que compartir con su hermana mayor. Y así era la navidad de por aquel entonces mucho menos consumista y comercial que la actual; pero también mucho más acogedora y familiar que la que existe hoy en día en muchos hogares y sin tradiciones extranjeras, solo las de aquí y nada más. Élica Muñiz Ron, 2º de ESO, CPEB “Aurelio Menéndez”

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LA NOCHE BUENA Y NAVIDAD DE ANTAÑOLa noche de Noche Buena y el día de Navidad en la década de los cuarenta-

cincuenta, en la casa de mi abuelo se celebraba de una forma distinta a la actual, tan solo acudía la familia más cercana, su hermana, padre, algún tío y su respectiva esposa y como no, mi abuelo.

La decoración era escasa y distinta a la actual, si acaso unas velas y candelabros, que se usaban únicamente en estas fechas, para iluminar la cocina en la que se comía sopa de pan, para comenzar el menú; posteriormente un gallo guisado, que se había criado durante siete meses en casa para la cena de navidad, y como guarnición patatas fritas; para finalizar el menú, de postre había un surtido de frutos secos típicos de la zona, manzana asada, y rosca que había hecho mi bisabuela.

Una vez finalizada la cena, las familias del pueblo se reunían en una de las casas, junto al fuego; para resguardarse del frio de la nieve.

Dentro ya de una de las casas, se contaba alguna anécdota de estas fechas o leyenda; otros jugaban a las cartas; o cantaban villancicos de navidad como “Campana sobre campana” .

El día de navidad los niños recibían sus esperados regalos de navidad, que en el caso de mi abuelo eran rosquillas de anís que tenía que compartir con su hermana mayor.

Y así era la navidad de por aquel entonces mucho menos consumista y comercial que la actual; pero también mucho más acogedora y familiar que la que existe hoy en día en muchos hogares y sin tradiciones extranjeras, solo las de aquí y nada más.

Élica Muñiz Ron, 2º de ESO, CPEB “Aurelio Menéndez”