Nagel, La Posibilidad del Altruismo.pdf

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Transcript of Nagel, La Posibilidad del Altruismo.pdf

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Primera eJici1\n en ingles, 1970 l' rimera edici(m en espat1<>1, 2004

N;1gel, Thomas

La posibiliJaJ del altruismo /Thomas Nagel ; trad. d e Ariel Dilon. -Mexico : FCE, 2004

160 p. ; 23 X 17 em - (Colee. Fi losoffa) ISBN 9611-16-72 12-7

I. Altru ismo 2. Erica I. D il on, Ar iel, tr. l l. Ser Ill . t

LC BJ 1474 .N3 Dewey 171 N.318p

Diset'io de portada: R/4, Roge l in Rangel

Se prohfbe Ia reproduccit\n total o parcial de es ta ohra -incluido el disefio tipogrMiw y de portada-, sea c ual fue re el medio, electn\nico o mec\ nico, s in e l con sentimiento por esc riro del editor.

c.:~Hncnt ;\r i us y sugcrenci;ls: cd itln·@fce.et lm .rn x

(:tll1t lZ(a nuestnl C<lt~ i ll).!tl: WW\:V.ftmdtldt'Cll l turaeOll1tllll il'il.Ct l in

Titulo or iginal: The l't1.1.1ihility of Altruism ISRN: 0-69I -02002-7 © PRI NUTI>N UNIVERSITY PR ESS

I l. 1Z. (t:) 2004, h lN I x 1 1>1: ~ :tiiTliRA b :uNUMICA

( :a rrl't"L'r:l Picacho-Ajusw, 227; I 4200 Mexico, D. F

J:-;BN : I.J()K-16- 72 12-7

I mprcs" L' n Mex iro • I.'rinred in M<'xico

_A.

I. LOS FUNDAMENTOS DE LA MORAL

como hay exigencias racionales para el pensamiento, hay tambien r~cionales para la accion, y el altruismo es una de ellas. Este libro

una concepcion de la etica y, por ende, una concepcion de la natu­segun las cuales algunos importantes principios morales plan­

al deseo y ala accion condiciones racionales que derivan de una exigen-. de altruismo. El altruismo en sf depende del reconocimiento de la

de otras personas y de la capacidad equivalente de verse a sf mismo ~t:®~o un simple individuo entre muchos.

' Concibo la etica como una rama de la psicologfa. Mis postulados concier­·• J:~l'l a sus fundamentos, o a su base motivacional ultima. Si las exigencias de Ia

.~-t1ca son racionales, eso implica que el motivo para some terse a ellas debe ser ~?Jl que ignorarlo resultarfa contrario a Ia raz6n. Es necesario demostrar, por lo

- t:'@to, que la susceptibilidad a ciertas influencias motivacionales, incluido el 2iltruismo, es una condici6n de la racionalidad, asf como se considera una con­

. dicion de la racionalidad la capacidad para aceptar ciertos argurnentos teoricos . . La vision que se presenta aquf se opone no solo al relativismo etico, sino a toda

pretension de que los postulados eticos apelan a nuestros intereses: tanto el interes propio como el interes que podamos tener en otras casas u otras perso­nas. El altruismo, que a mi modo de ver subyace a la etica, no debe confundirse

-:;;;-~-· ~-, ·· con_un_apego generalizado porIa raza hurnana. Noes un sentimiento.

§2. Los fil6sofos interesados en los problemas motivacionales de la etica co­munmente .buscan una justificaci6n para el ser moral: una consideraci6n que pueda persuadir a todos, 0 a casi todos, de adherirse a ciertos principios morales,

........ ·'" __ conectando esos principios con una influencia motivacional a la que todos sean susceptibles. El problema resurge, de cualquier manera, pues ningun anclaje semejante encuentra las condiciones de inevitabilidad que podrfan conectar con Ia etica. Toda justificaci6n, parecerfa, debe descansar en supues­tos empfricos acerca de las influencias a las que la gente es susceptible. La justificaci6n no tendra ni validez ni fuerza persuasiva si esos supuestos no son verdaderos para el individuo al cual es dirigida.

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16 ETICA Y MOTIVACION HUMANA

Uno puede escapar a una exigencia racional si deja de cumplir sus condi­ciones de alguna manera. Se esta entonces autorizado a dispensarse, y los terrenos permisivos dependen del principia general del cual se sigue la aplica­ci6n particular de la exigencia. Ese principia puede aplicarse a su vez en vir­tud de un principia aun mas general, ademas de las condiciones adicionales, y si esas condiciones no se dan, escapar es de nuevo posible. Pero la retirada debe llegar a su fin en algun punto: uno debe encontrar una exigencia (no necesita ser condicional, puesto que puede haber ~ido la original) de la cual no sea posible escapar excusandose. Es natural suponer que es esa suerte de principia la que debe subyacer a la etica, si es que existe.

Tambien es natural asumir que la empresa de justificaci6n deberfa enfocar­se en estas exigencias basicas, produciendo, de este modo, un sistema etico con un respaldo motivacional de acero solido. Pero semejante programa esta condenado desde el comienzo. Pues si justificamos una exigencia, es en los terminos de un principia del que se deriva esa exigencia, quiza con la ayuda de condiciones adicionales. Pero tal principia debe representar por sf mismo una exigencia; de lo contrario, aquello que se aduce que justifica tampoco lo sera. Por lo tanto, cualquier exigencia que establezcamos para justificar no sera nunca fundamental. Se necesita algo mas alia de la justificaci6n.

§3. Asumo que una exigencia normativa sobre la acci6n debe tener corres­pondientemente un respaldo motivacional estricto. Si la etica ha de conte­ner exigencias practicas, la teorfa de la motivaci6n, espedficamente Ia teorfa de Ia motivaci6n racional, debe contener conclusiones que sean igualmente inevitables. Puede pensarse que esto excluye el factor del deseo de un papel esencial en los fundamentos de Ia etica ( aunque es un misterio como podrfa uno explicar el origen motivacional de la acci6n etica sin referirse a los seos). El problema acerca de apelar esencialmente a los deseos humanos es que ella parece excluir la crftica racional de las motivaciones eticas en el nivel mas fundamental. Tal como se le concibe comunmente, cualquier de­seo, incluso si en los hechos resulta universal, es, no obstante, meramente un ape go (no susceptible de imposici6n racional) al cual uno esta o no sujeto. Si esto es asf, entonces las consideraciones morales cuya persuasividad depende de los deseos necesitan esencialmente actitudes que no estamos obligados a aceptar. Por otra parte, el cuadro de la estructura motivacional humana como un sistema de deseos dados conectado en cierto modo con la acci6n es muy atractivo, y puede parecer que cualquier justificaci6n persuasiva de lacon­ducta etica debe encontrar su sustento en tal sistema.

LOS FUNDAMENTOS DE LA MORAL 1 7

Hay dos salidas posibles para este dilema, que no son, en ultima instancia, ·''completamente distintas: a) uno puede discutir la vision convencional de la

... motivaci6n y el papel que el deseo juega en ella o b) uno puede sostener que, ' ~~ si bien toda motivaci6n implica deseo, algunos deseos estan abiertos a la

. · itnposici6n racional y no necesariamente han de ser vistos como inclinacio­.nes dadas. Voy a proponer que la base de la etica en la motivaci6n humana es

·.·. algo distinto del deseo; pero este factor por sf solo nos habilitara para criticar .-ciertos deseos como contrarios ala raz6n practica.

La negaci6n de que la justificaci6n es la defensa final apropiada para la sugiere la vision familiar de que la pregunta "zPor que habrfa yo de ser ?" carece de sentido o no puede, en principia, ser respondida. En ter-

10 J111.tnos estrictos, tal insinuaci6n es correcta, pero no en el sentido en el que ·· ie sustenta el intuicionismo. Yo creo que puede descubrirse una explicaci6n

·"r 'lD;;tra ·los principios basicos de la etica, aun cuando no sea una justificaci6n. · ;f.~Una explicaci6n satisfactoria debe dar cuenta de la fuerza motivacional

.:ap.uopiada a las exigencias de la acci6n. La psicologfa, espedficamente la ~gorfa de la motivaci6n, puede, por consiguiente, ser el campo propicio en

, ·~l q.Ne se produzcan progresos en la teorfa etica. Pero ella parece conllevar ~l"~'' ::c,ambios radicales en lo que se considera como las posibilidades de la psico-

,f . •legfa. La investigaci6n psicol6gica dirigida a conclusiones eticas podrfa re­·!{hlerir la reintroducci6n de la metaffsica. Comunmente uno no espera en­eontrar en la teorfa de la motivaci6n ningun principia que se preste a ser "ilil:l!erpretado como exigencia normativa de la acci6n. La teorfa de la moti-

":;;Yaci:6n es vista automaticamente como una ciencia empfrica; se asume que, el rnejor de los casas, deberfamos esperar descubrir las influencias a las

bres estan sujetos y los patrones dentro de los que cae su -tal vez, incluso, ciertos patrones e influencias que son universa­

Les-, Pe:ro la insinuaci6n de que debe haber exigencias motivacionales so-.'' , ·hre las cuales basar las exigencias eticas ( o tal vez que am bas son identicas)

parece reclamar un razonamiento a priori en la teorfa de la motivaci6n -alga ":;":·--ma~ . .b.i@R-inesperado-.

Esta es la posibilidad que propongo explorar. La motivaci6n humana posee caracterfsticas que son susceptibles de investigaci6n metaffsica y que acarrean alguna especie de necesidad (aunque esto ultimo requiere una elaborada cali­ficaci6n). La necesidad de encontrar un terreno psicol6gico suficientemente

. firme para la etica ha impulsado la busqueda de tales caracterfsticas, pero . afortunadamente hay soporte independiente para su existencia.

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16 ETICA Y MOTIVACION HUMANA

Uno puede escapar a una exigencia racional si deja de cumplir sus condi­ciones de alguna manera. Se esta entonces autorizado a dispensarse, y los terrenos permisivos dependen del principia general del cual se sigue la aplica­ci6n particular de la exigencia. Ese principia puede aplicarse a su vez en vir­tud de un principia aun mas general, ademas de las condiciones adicionales, y si esas condiciones no se dan, escapar es de nuevo posible. Pero la retirada debe llegar a su fin en algun punto: uno debe encontrar una exigencia (no necesita ser condicional, puesto que puede haber ~ido la original) de la cual no sea posible escapar excusandose. Es natural suponer que es esa suerte de principia la que debe subyacer a la etica, si es que existe.

Tambien es natural asumir que la empresa de justificaci6n deberfa enfocar­se en estas exigencias basicas, produciendo, de este modo, un sistema etico con un respaldo motivacional de acero solido. Pero semejante programa esta condenado desde el comienzo. Pues si justificamos una exigencia, es en los terminos de un principia del que se deriva esa exigencia, quiza con la ayuda de condiciones adicionales. Pero tal principia debe representar por sf mismo una exigencia; de lo contrario, aquello que se aduce que justifica tampoco lo sera. Por lo tanto, cualquier exigencia que establezcamos para justificar no sera nunca fundamental. Se necesita algo mas alia de la justificaci6n.

§3. Asumo que una exigencia normativa sobre la acci6n debe tener corres­pondientemente un respaldo motivacional estricto. Si la etica ha de conte­ner exigencias practicas, la teorfa de la motivaci6n, espedficamente Ia teorfa de Ia motivaci6n racional, debe contener conclusiones que sean igualmente inevitables. Puede pensarse que esto excluye el factor del deseo de un papel esencial en los fundamentos de Ia etica ( aunque es un misterio como podrfa uno explicar el origen motivacional de la acci6n etica sin referirse a los seos). El problema acerca de apelar esencialmente a los deseos humanos es que ella parece excluir la crftica racional de las motivaciones eticas en el nivel mas fundamental. Tal como se le concibe comunmente, cualquier de­seo, incluso si en los hechos resulta universal, es, no obstante, meramente un ape go (no susceptible de imposici6n racional) al cual uno esta o no sujeto. Si esto es asf, entonces las consideraciones morales cuya persuasividad depende de los deseos necesitan esencialmente actitudes que no estamos obligados a aceptar. Por otra parte, el cuadro de la estructura motivacional humana como un sistema de deseos dados conectado en cierto modo con la acci6n es muy atractivo, y puede parecer que cualquier justificaci6n persuasiva de lacon­ducta etica debe encontrar su sustento en tal sistema.

LOS FUNDAMENTOS DE LA MORAL 1 7

Hay dos salidas posibles para este dilema, que no son, en ultima instancia, ·''completamente distintas: a) uno puede discutir la vision convencional de la

... motivaci6n y el papel que el deseo juega en ella o b) uno puede sostener que, ' ~~ si bien toda motivaci6n implica deseo, algunos deseos estan abiertos a la

. · itnposici6n racional y no necesariamente han de ser vistos como inclinacio­.nes dadas. Voy a proponer que la base de la etica en la motivaci6n humana es

·.·. algo distinto del deseo; pero este factor por sf solo nos habilitara para criticar .-ciertos deseos como contrarios ala raz6n practica.

La negaci6n de que la justificaci6n es la defensa final apropiada para la sugiere la vision familiar de que la pregunta "zPor que habrfa yo de ser ?" carece de sentido o no puede, en principia, ser respondida. En ter-

10 J111.tnos estrictos, tal insinuaci6n es correcta, pero no en el sentido en el que ·· ie sustenta el intuicionismo. Yo creo que puede descubrirse una explicaci6n

·"r 'lD;;tra ·los principios basicos de la etica, aun cuando no sea una justificaci6n. · ;f.~Una explicaci6n satisfactoria debe dar cuenta de la fuerza motivacional

.:ap.uopiada a las exigencias de la acci6n. La psicologfa, espedficamente la ~gorfa de la motivaci6n, puede, por consiguiente, ser el campo propicio en

, ·~l q.Ne se produzcan progresos en la teorfa etica. Pero ella parece conllevar ~l"~'' ::c,ambios radicales en lo que se considera como las posibilidades de la psico-

,f . •legfa. La investigaci6n psicol6gica dirigida a conclusiones eticas podrfa re­·!{hlerir la reintroducci6n de la metaffsica. Comunmente uno no espera en­eontrar en la teorfa de la motivaci6n ningun principia que se preste a ser "ilil:l!erpretado como exigencia normativa de la acci6n. La teorfa de la moti-

":;;Yaci:6n es vista automaticamente como una ciencia empfrica; se asume que, el rnejor de los casas, deberfamos esperar descubrir las influencias a las

bres estan sujetos y los patrones dentro de los que cae su -tal vez, incluso, ciertos patrones e influencias que son universa­

Les-, Pe:ro la insinuaci6n de que debe haber exigencias motivacionales so-.'' , ·hre las cuales basar las exigencias eticas ( o tal vez que am bas son identicas)

parece reclamar un razonamiento a priori en la teorfa de la motivaci6n -alga ":;":·--ma~ . .b.i@R-inesperado-.

Esta es la posibilidad que propongo explorar. La motivaci6n humana posee caracterfsticas que son susceptibles de investigaci6n metaffsica y que acarrean alguna especie de necesidad (aunque esto ultimo requiere una elaborada cali­ficaci6n). La necesidad de encontrar un terreno psicol6gico suficientemente

. firme para la etica ha impulsado la busqueda de tales caracterfsticas, pero . afortunadamente hay soporte independiente para su existencia.

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18 ETICA Y MOTIVACION HUMAN A

En ningun caso se hani descansar Ia intluencia motivacional de las consi­deraciones eticas en inclinaciones fortuitas o evitables. Su arraigo en nos­otros debe ser profunda, y debe estar esencialmente ligado a los principios eticos mismos y a las condiciones de su verdad. La alternativa es abandonar Ia objetividad de Ia etica. Ese es un curso que no puede excluirse de antemano, pero que no deberfa tomarse hasta que todo intento serio de rescatar Ia asig­natura haya fracasado.

II. LA CONTROVERSIA TRADICIONAL

§1. Los nombres "internalismo" y "externallsmo" se han utilizado para desig­nar dos visiones de Ia relacion entre etica y motivaci6n. 1 El internalismo es la opinion segun la cualla presencia de una motivaci6n para actuar moralmen­te esti garantizada par la verdad de las proposiciones eticas mismas. De acuer­do con este modo de ver, la motivaci6n debe estar tan encadenada a la ver­dad, o al sentido, de los enunciados eticos, que cuando en un caso particular alguien esta (o tal vez unicamente cree que esta) maralraente obligado a hacer alga, se deduce que tiene una motivaci6n para hacerlo. El extemalismo sostiene, par otra parte, que la motivaci6n necesaria noes provista por los principios ~ticos y los juicios mismos, y que se precisa una sanci6n psicologica adicional para motivar nuestro acatamiento. El extemalismo es compatible con variados puntas de vista acerca de la motivaci6n del ser moral. Es compa­tible, incluso, con la opinion de que tal motivaci6n esni siem.pre presente -en tanto su presencia no es garantizada por los juicios morales rnismos, sino par alga exterior a la etica-. La presente discusion intenta con~truir las bases de una posicion internalista.

Los internalistas apelan a varios tipos de motivaci6n: el interes propio, la simpatfa, Ia benevolencia; incluso, la informemente general "aprobacion" o "actitud favorable". lncluso el emotivismo puede ser considerado de alguna manera como una posicion intemalista, de suerte que las condiciones que el intemalismo impone a Ia organizaci6n del factor motivacionaJ no necesitan ser muy rigurosas. La apelaci6n al internalismo deriva de la convicci6n de que uno no puede aceptar o defender sinceramente ninguna proposici.On etica sin acep­tar al menos una m.otivaci6n prima facie para actuar en concordancia con ella. Los filosofos que creen que no hay Iugar para un discernimiento racional de los resortes basicos de la motivaci6n tendenin a ser internalistas, pero al costa de abandonar la reivindicaci6n de una objetividad moral. Una manera de l-J_acer

1 V ease W K. Frankena, "Obligation and motivation in recent moral philosophy", en A. I. Melden (camp.), Essays in Moral PhilosojJhy, Seattle, 1958. Frankena deriva los terminos de W D. Falk; vease "'Ought' and motivation", en Proceedings of the Aristoteliaru Society, 194 7-1948.

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En ningun caso se hani descansar Ia intluencia motivacional de las consi­deraciones eticas en inclinaciones fortuitas o evitables. Su arraigo en nos­otros debe ser profunda, y debe estar esencialmente ligado a los principios eticos mismos y a las condiciones de su verdad. La alternativa es abandonar Ia objetividad de Ia etica. Ese es un curso que no puede excluirse de antemano, pero que no deberfa tomarse hasta que todo intento serio de rescatar Ia asig­natura haya fracasado.

II. LA CONTROVERSIA TRADICIONAL

§1. Los nombres "internalismo" y "externallsmo" se han utilizado para desig­nar dos visiones de Ia relacion entre etica y motivaci6n. 1 El internalismo es la opinion segun la cualla presencia de una motivaci6n para actuar moralmen­te esti garantizada par la verdad de las proposiciones eticas mismas. De acuer­do con este modo de ver, la motivaci6n debe estar tan encadenada a la ver­dad, o al sentido, de los enunciados eticos, que cuando en un caso particular alguien esta (o tal vez unicamente cree que esta) maralraente obligado a hacer alga, se deduce que tiene una motivaci6n para hacerlo. El extemalismo sostiene, par otra parte, que la motivaci6n necesaria noes provista por los principios ~ticos y los juicios mismos, y que se precisa una sanci6n psicologica adicional para motivar nuestro acatamiento. El extemalismo es compatible con variados puntas de vista acerca de la motivaci6n del ser moral. Es compa­tible, incluso, con la opinion de que tal motivaci6n esni siem.pre presente -en tanto su presencia no es garantizada por los juicios morales rnismos, sino par alga exterior a la etica-. La presente discusion intenta con~truir las bases de una posicion internalista.

Los internalistas apelan a varios tipos de motivaci6n: el interes propio, la simpatfa, Ia benevolencia; incluso, la informemente general "aprobacion" o "actitud favorable". lncluso el emotivismo puede ser considerado de alguna manera como una posicion intemalista, de suerte que las condiciones que el intemalismo impone a Ia organizaci6n del factor motivacionaJ no necesitan ser muy rigurosas. La apelaci6n al internalismo deriva de la convicci6n de que uno no puede aceptar o defender sinceramente ninguna proposici.On etica sin acep­tar al menos una m.otivaci6n prima facie para actuar en concordancia con ella. Los filosofos que creen que no hay Iugar para un discernimiento racional de los resortes basicos de la motivaci6n tendenin a ser internalistas, pero al costa de abandonar la reivindicaci6n de una objetividad moral. Una manera de l-J_acer

1 V ease W K. Frankena, "Obligation and motivation in recent moral philosophy", en A. I. Melden (camp.), Essays in Moral PhilosojJhy, Seattle, 1958. Frankena deriva los terminos de W D. Falk; vease "'Ought' and motivation", en Proceedings of the Aristoteliaru Society, 194 7-1948.

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20 EriCA Y MOTIVACJON HUMANA

esto es erigir un contenido motivacional dentro del sentido de las aseveracio­nes eticas, convirtiendolas en expresiones de una clase especial de inclina- " cion, apropiadas solamente cuando esa inclinacion esta presente, y arraigadas Unicamente en las lUOtivaciones del hablante. El resultado eS una teorta etiC::J. •I

basicamente antirracional, que tiene por fundamento un compromiso, una inclinacion, un sentimiento o un deseo simplemente dado (aunque la superes­tructura puede estar caracterizada par un alto grado de articulaci6n racional). El contenido r~otivacional queda con ello encadenado al sentido de las asercio­nes eticas -lo que el que habla qui ere decir o expresa- antes que a las verdaderas condiciones de esas aserciones, dejadas en la vaguedad o inexistentes.

Una posicion mas fuerte, que vincule la motivacion con el coritenido cognitivo de las exigencias eticas, requiere la postulacion de influenciaE motivacionales que uno no puede rechazar una vez que se ha enterado de ellas. Si puede demostrarse que semejantes influencias pertenecen al area de la etica, entonces alguien que reconoce la verdad de una exigencia etica tendra que aceptar la motivacion correspondiente.

§ 2. Milly Moore parecen ser externalistas. En el caso de Moore, la atribucion es por eliminacion, pues, al menos en Principia Ethica, no parece considerar en absoluto la motivaci6n para el ser moral. Mill dedica un capitulo separado de Utilitarianism a lo que llama las sanciones para el principia de utilidad. Ve

.la cuestion como separada de aquella de la verdad del principia, y las resp'ues-tas que provee no estan relacionadas con sus argumentos acerca del principia.

Desde el punta de vista establecido par Moore, que la gente se preocupe par hacer lo cm-recto o lo incorrecto solo puede considerarse como un hecho misterioso. Sospecho, sin embargo, que lo que subyace a la "refutaci6n" del naturalismo hecha por Moore realmente es un supuesto de intemalismo no reconocido. El factor evaluativo que siempre ha sido dejado de lado por cual­quier descripcion naturalista del objeto del discernimiento etico es, de he­cho, la inclinacion o actitud pertinente.2 Pero Moore nolo advirtio, y, en consecuencia, no produjo una posicion intemalista, sino una extem.alista en la cual una peculiar cualidad no natural sirvio para expulsar el contenido de las exigencias eticas.

Semejantes posiciones, me parece a mf, son inaceptables en su superficie, dado que penni ten que alguien que ha admitido que debe hacer algo y que ha

2 Esto ha sido observado por R. M. Hare. Cf. las pp. 83-84 de The Language of Morals, Oxford, 1952.

LACONTROVERSIATRADICIONAL 21

visto par que debe hacerlo se pregunte si tiene o no alguna razon para hacerlo. Por supuesto, una linea de retirada de esta conclusion inaceptable es negar que Ia porci6n o el aspecto evaluati vo de una asetci6n etica tenga algiin valm de verdad, y vincular, en cambio, la evaluacion ala expresion individual de la

exigencia etica. Pero si uno desea encadenar los requerimientos de la influencia motiva-cional a las condiciones de verdad de las exigencias morales, con la conse­cuencia de que si alguien reconoce su fundamento no puede sino verse conse­cuentemente afectado, entonces sera necesaTia una conexion motivacional

mas estricta.

§3. Un ejemplo de tal posicion es provisto por Hobbes, cuyo sistema etico esta s6lidamente fundado en energfas motivacionales derivadas de un deseo universal de autopreservaci6n. El sistema etico es simplemente un desarrollo de ciertas consecuencias de ese motivo en la conducta de un individuo racio­nal y completamente informado. La naturaleza humana esta, segun Hobbes, sujeta a otras in.fluen.cias igualmente irracionales, as1 que uno puede no hacer necesariamente lo que debe, incluso cuando sa be que es; pero clada la univer­saliclacl y la naturaleza fundamental del deseo de vivir, reconocer la base de uno de los imperativos eticos de Hobbes no puede dejar cle tentam.os hasta

cierto punta. Hobbes deduce el sistema de exigencias morales de la operaci6n de un factor motivacional que puede ser entendido independienternente, junto con algunos supuestos muy generales acerca de la condici6n human.a. El motivo

, . basico es tomado como un hecho, y solo sus consecuencias califican como ' . ~ conclusiones eticas. Que todos los hombres querr1an preservar sus vidas no

es un principia etico; de modo que, en ese sentido, la teor1a motivacional es previa, en el mas fundamental de los niveles, ala etica, que constituye una de sus ramas. Las exigencias acerca de lo que de ber1amos hacer, segun. este punto de vista, son simplemente exigencias acerca de lo que tenemos algun.a especie de motivaci6n para hacer; los argumentos eticos son persuasivos porque, sial, guien con el supuesto deseo entiende el argumento que lleva a una conclu~ si6n etica, debe estar consciente de esas circunstancias e interconexiones que, de acuerdo con el argumen.to, deber1an motivarlo en caso de que estu~ viera consciente de ellas.

§4. El mas influyente cle los internalistas antirracionales es, por supuesto, Hume. La base motivacional de su sistema etico es mas debil y menos clara-

20 EriCA Y MOTIVACJON HUMANA

esto es erigir un contenido motivacional dentro del sentido de las aseveracio­nes eticas, convirtiendolas en expresiones de una clase especial de inclina- " cion, apropiadas solamente cuando esa inclinacion esta presente, y arraigadas Unicamente en las lUOtivaciones del hablante. El resultado eS una teorta etiC::J. •I

basicamente antirracional, que tiene por fundamento un compromiso, una inclinacion, un sentimiento o un deseo simplemente dado (aunque la superes­tructura puede estar caracterizada par un alto grado de articulaci6n racional). El contenido r~otivacional queda con ello encadenado al sentido de las asercio­nes eticas -lo que el que habla qui ere decir o expresa- antes que a las verdaderas condiciones de esas aserciones, dejadas en la vaguedad o inexistentes.

Una posicion mas fuerte, que vincule la motivacion con el coritenido cognitivo de las exigencias eticas, requiere la postulacion de influenciaE motivacionales que uno no puede rechazar una vez que se ha enterado de ellas. Si puede demostrarse que semejantes influencias pertenecen al area de la etica, entonces alguien que reconoce la verdad de una exigencia etica tendra que aceptar la motivacion correspondiente.

§ 2. Milly Moore parecen ser externalistas. En el caso de Moore, la atribucion es por eliminacion, pues, al menos en Principia Ethica, no parece considerar en absoluto la motivaci6n para el ser moral. Mill dedica un capitulo separado de Utilitarianism a lo que llama las sanciones para el principia de utilidad. Ve

.la cuestion como separada de aquella de la verdad del principia, y las resp'ues-tas que provee no estan relacionadas con sus argumentos acerca del principia.

Desde el punta de vista establecido par Moore, que la gente se preocupe par hacer lo cm-recto o lo incorrecto solo puede considerarse como un hecho misterioso. Sospecho, sin embargo, que lo que subyace a la "refutaci6n" del naturalismo hecha por Moore realmente es un supuesto de intemalismo no reconocido. El factor evaluativo que siempre ha sido dejado de lado por cual­quier descripcion naturalista del objeto del discernimiento etico es, de he­cho, la inclinacion o actitud pertinente.2 Pero Moore nolo advirtio, y, en consecuencia, no produjo una posicion intemalista, sino una extem.alista en la cual una peculiar cualidad no natural sirvio para expulsar el contenido de las exigencias eticas.

Semejantes posiciones, me parece a mf, son inaceptables en su superficie, dado que penni ten que alguien que ha admitido que debe hacer algo y que ha

2 Esto ha sido observado por R. M. Hare. Cf. las pp. 83-84 de The Language of Morals, Oxford, 1952.

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visto par que debe hacerlo se pregunte si tiene o no alguna razon para hacerlo. Por supuesto, una linea de retirada de esta conclusion inaceptable es negar que Ia porci6n o el aspecto evaluati vo de una asetci6n etica tenga algiin valm de verdad, y vincular, en cambio, la evaluacion ala expresion individual de la

exigencia etica. Pero si uno desea encadenar los requerimientos de la influencia motiva-cional a las condiciones de verdad de las exigencias morales, con la conse­cuencia de que si alguien reconoce su fundamento no puede sino verse conse­cuentemente afectado, entonces sera necesaTia una conexion motivacional

mas estricta.

§3. Un ejemplo de tal posicion es provisto por Hobbes, cuyo sistema etico esta s6lidamente fundado en energfas motivacionales derivadas de un deseo universal de autopreservaci6n. El sistema etico es simplemente un desarrollo de ciertas consecuencias de ese motivo en la conducta de un individuo racio­nal y completamente informado. La naturaleza humana esta, segun Hobbes, sujeta a otras in.fluen.cias igualmente irracionales, as1 que uno puede no hacer necesariamente lo que debe, incluso cuando sa be que es; pero clada la univer­saliclacl y la naturaleza fundamental del deseo de vivir, reconocer la base de uno de los imperativos eticos de Hobbes no puede dejar cle tentam.os hasta

cierto punta. Hobbes deduce el sistema de exigencias morales de la operaci6n de un factor motivacional que puede ser entendido independienternente, junto con algunos supuestos muy generales acerca de la condici6n human.a. El motivo

, . basico es tomado como un hecho, y solo sus consecuencias califican como ' . ~ conclusiones eticas. Que todos los hombres querr1an preservar sus vidas no

es un principia etico; de modo que, en ese sentido, la teor1a motivacional es previa, en el mas fundamental de los niveles, ala etica, que constituye una de sus ramas. Las exigencias acerca de lo que de ber1amos hacer, segun. este punto de vista, son simplemente exigencias acerca de lo que tenemos algun.a especie de motivaci6n para hacer; los argumentos eticos son persuasivos porque, sial, guien con el supuesto deseo entiende el argumento que lleva a una conclu~ si6n etica, debe estar consciente de esas circunstancias e interconexiones que, de acuerdo con el argumen.to, deber1an motivarlo en caso de que estu~ viera consciente de ellas.

§4. El mas influyente cle los internalistas antirracionales es, por supuesto, Hume. La base motivacional de su sistema etico es mas debil y menos clara-

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22 ETICA Y MOTIVACION HUMANA

QVERSlA TRADlClONAL LA coNTR , d renderse que la

. , d Hurne debena esp , , de la iroaginacwn e . de todos los seres que pue

, , , , d la teona sgo necesano er que su mente definida que lade Hobbes, puesto que 1a simpatfa (mas tarde bel'tt>~~ --. '~ ~@, e l sirnpada es un ra 3 Pero no parece reconoc ·f· . d 1 · l) 1 · ., 'f' 1 - ;;; Iii) ·"""i , •:l:dada a d losotros. . eledttClO e encta genera , a motlvacton espect tcamente mora , requtere ser reforz '"7 · , ! . · ut l ntirnientos e "to a el concterne, b l

. , . . . . . {' _ os se . 'a· encuar, d Hob es, e por e1 mteres propto st hade ser suftctentemente poderosa para resistir . - :,: aren . tengaesta]erarqut .' . logica. En el caso e .

d - .. _. l6gtco . ncta pstco d un monvo

gencias contrarias emanadas irectamente del interes propio. Pero el ha · ·t1\liSJ.<?0 n una connnge l e esta cerca e ser d , . , . . . . . , ._ . ·.:~~- d scansa e oroo a go qu . l . sien o pre-

exphctta una teorm extremadamente atracttva de 1a JUStlftcacwn de la a ~ . ""a e ·d ede pensarse c l b rnotivaoona stgue . •. " ~ l vt a pu Pero a ase 'l S ·'a necesana

ci~n, ~ue. ~a t~~ido enormes efectos ~n 1~ te~r,fa etica .. La .te.sis es que cuwt~ ~,f. a_ a ara los seres huroanos. e independiente ~,e e · e~t . dad. qmer JUSttftcacwn debe apelar a una mclmacwn en eltndtvtduo a quierl 8 · ·~toP e 'se deduce de ella, l _ esa relacton de pnon

; i!'- l · terna qu , ara a terar ofrece, y que la justificaci6n procede trazando conexi ones entre esa inclirt '".. · "'~-a~ 515 dt·ferente de teona P d

· r · " "~~" rouY · los e esa ci6n y otras cosas (especialmente actos) que son medias para su satisfacci6' ·· - _~-~l'£1i'e era constitu'fen eJemp l , . ,, d a su man , . t'eronque a La inclinaci6n resulta, entonces, transferida a estos por asociaci6n, que es :}@ -~~ ~-:. , Arist6teles, ca a uno . l {a Creo que ambos sm ~ , deseo que hace posible la justificaci6n persuasiva. Si vertemos este pun to de vistrf - ) %laton y ala priori dad de la pstdcodog t,

0 lugar es decir, de nmguln t'

· ;:~ ;. , contr e e o r ' a rno t-en tenninos de razones, establecera que entre las condiciones para la present . , ~))'Len, ra ser moral no proce sible. Segun esta postura, , de

. d , . , d b h b . . . _,.,, it'Ro:acton pa . nte compren derse a traves eta e una razon para la accton e e a er stempre un deseo o una mclina-:o; .:~~ ·I . ·ndependtenteme b' . so'lopuede enten .

. , ·· . ,>•.,.,: -< 'i.ti,nl.lentO 1 . l as aSlCO, l ~te por ntn' cton capaz de motivar a uno a actuar en consecuencia. ,,~~~~~ · , . a i.ncluso en su ntve m esra planteado c aramei . , tra-

El sistema de Hobbes sat is face estas condiciones de la justificaci6rr. De'"_ . ':..i~~ .... ~~'t.~:n etptc ' puesto que el probl~~nadno puntas de vista requenna un h h ' 1 . l 1 b . . ·t b . ;1{.-:t·. ~~ ;euca. ero d' stan e sus d , ec o, e y Hume se aproxtman a a a or por cammos snm ares: am os supo- . -:..::.. ''!!"""' d autores, una tscu d r'ta ernpren er aqut. d K t . «:~, ~0 • e estos l que esea l :La e an, nen que la etica debe representar e1 dominio de lo obj etivo, lo comurr, en.. :., \!£•. • '%<1!11\1 - , · O roas pes ado que e l 1. 0 me]· or en a perSOI . :na.

. . :f~, 'L -0 exegettc . p 0 mucn . de un st.ster cuestiones practicas -vale decir, aquello que todos los hombres por igual tie- ', ~·· ·. ~~1 f a tenet:nos un e]em . do por la exi.gencta l n

·' tl · >t? J?o:r ortun , . ente guta d b itnP erne -nen raz6n para promover-, y ambos buscan una base motivacional para la Alii"~· ·• - .. , plkita 'I consctentem d d de deseos que e ens t·dad

. . . . , . , ·· · _ ,.\ ~ , _ ·en. esta ex . . 1 0 epen a . d 1 rnora 1 postbthdad de semeJante acuerdo. Hobbes 1a encuentra en el comun mteres .-:il;; . .qu.t st'dero roouvac10na n . los itnperauvos e a./ de-

--~~·~·' -·"·~uco cuyo a · eta en que l' cton no de los hombres en ciertas condiciones de seguridad, estructuras sociales y con- · ·'ll."t~ ~ ~, d . sentados. Su t.nststen . . ,~ci.a en que su ap tea. d l que t!..; te arse poi . na mstste"' 1 , uca e venciones necesarias para la realizaci6n de su deseo de sobrevivir; Hume la .f~ .~ . · · ,,.1·cos es en esencta, u . ct'or1.al antenor a a e ' 'nta

] ·;._t n catego" ' f - motwa ve cua halla en la capacidad para la participaci6n simpatica en la felicidad y la infe- -;':J:~.~ _sea d de la presencia de un ac~or E los esfuenos de Kar_tt uno, . :nente licidad de otros, o, incluso, en la mera idea de la probabilidad de su felicidad ··;;: :~': · ren e 'dos corno consecuenoas .. n_·d d de las tnoti.vactones encabr luta

. f t· 'd d , . . . . , , . 'l1· · . .,:' s®n extrat - la pnon a fuente a so o tn e tct a , Ambos ven la ettca como una codtftcacton solo de una parte . .'... h ecesita para socavar . , cos mis1:nos como K t del

-!'-i'~'... l-uc a se n 1 · ctptos ett l ·, de an del aparato motivacion:al; queda un amplio espacio para el desacuerdo practi- · " ~ ~-1 · 'I para colocar os pnn 'ble que la postu acton l de

1 h . . , .. neutra es, l Parece post iento mora

co entre os ombres, y, al menos para Hume, dada la debihdad de 1a stmpana · ---- d t conducta mora · . d _para el comportam . t ble-, e nu.es ra l :nonva or sano es a en comparacion con el interes propio, las con.sideraciones m.orales por sf so las t:. al corno el im.pu so I l f e'·zo Pero no es nece

inten::s mor t' do e es u " · K no son de ningun m.odo decisivas. . l f , enos haya compr01ne t d -la ernpresa de ant. 'ble , . . . , , . . os enom d enten er . dera post ,

Segun el pun to de vtsta de Hume, uno empteza con la pstcologta, y la ettca •.l 't Debetnos tratar e lase que Hume const h"'cer ~·:;t . cer es.o aqu . ' . la uruca c . . 'n para 0

'

es una elaboracion de aquella. Los facto res psicol6gicos basicos no estan ellos ~:...,..;:;.-...~- - -U . perativo hipoteuco es . a a uno la monvaclO to por . . . . . . . . , , . Ttl: ., .t .,.... n nn d d 1 proporct.on , impues

rmsmos destmados a tlumrnar por medto de la mvesttgacton ettca (aunque la ,{;_ . Es bl que un deseo a 0 e d 0 El deseo en st noes '· <\'!< • • ta ece , . to a ese ese ·

necesidad de un fundamen.to para la etica haya conducido a buscarlos). Y da- ·.;.~~- lica s6lo si uno esta su)e d l f . . d H b l . . ' . l d 1 lr y se ap una tenue as as amosas restncctones e ume so re a aprectacton racwna e as (,. . 'n de otro es tener , II

'i1! ~ . 0 la sensaoo d ros sera e a pasiones y de las preferencias, la posibilidad de justificar moralmente es estric- •U irnaginar el sentimtentol . ginaci6n del dolor e ot

· · . . - . . , . . t'~ l p . e sostiene que . . d hi que a nua tamente lnnrtada. Cualquter JUSttfrcacton tenmna, fmalmente, con 1a presen- ~'1\'r .orqu . ·1ento uno tntsn10• e a

., . t . a, ese sentnn cia racionalmente gratuita de la emoci6n de la simpatfa; si esa condici6n no 1~q . copta ed lor·osa ,• '!:.I mtsma o · se encontrara, uno simplernente no tendrfa ninguna raz6n para ser moral.

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22 ETICA Y MOTIVACION HUMANA

QVERSlA TRADlClONAL LA coNTR , d renderse que la

. , d Hurne debena esp , , de la iroaginacwn e . de todos los seres que pue

, , , , d la teona sgo necesano er que su mente definida que lade Hobbes, puesto que 1a simpatfa (mas tarde bel'tt>~~ --. '~ ~@, e l sirnpada es un ra 3 Pero no parece reconoc ·f· . d 1 · l) 1 · ., 'f' 1 - ;;; Iii) ·"""i , •:l:dada a d losotros. . eledttClO e encta genera , a motlvacton espect tcamente mora , requtere ser reforz '"7 · , ! . · ut l ntirnientos e "to a el concterne, b l

. , . . . . . {' _ os se . 'a· encuar, d Hob es, e por e1 mteres propto st hade ser suftctentemente poderosa para resistir . - :,: aren . tengaesta]erarqut .' . logica. En el caso e .

d - .. _. l6gtco . ncta pstco d un monvo

gencias contrarias emanadas irectamente del interes propio. Pero el ha · ·t1\liSJ.<?0 n una connnge l e esta cerca e ser d , . , . . . . . , ._ . ·.:~~- d scansa e oroo a go qu . l . sien o pre-

exphctta una teorm extremadamente atracttva de 1a JUStlftcacwn de la a ~ . ""a e ·d ede pensarse c l b rnotivaoona stgue . •. " ~ l vt a pu Pero a ase 'l S ·'a necesana

ci~n, ~ue. ~a t~~ido enormes efectos ~n 1~ te~r,fa etica .. La .te.sis es que cuwt~ ~,f. a_ a ara los seres huroanos. e independiente ~,e e · e~t . dad. qmer JUSttftcacwn debe apelar a una mclmacwn en eltndtvtduo a quierl 8 · ·~toP e 'se deduce de ella, l _ esa relacton de pnon

; i!'- l · terna qu , ara a terar ofrece, y que la justificaci6n procede trazando conexi ones entre esa inclirt '".. · "'~-a~ 515 dt·ferente de teona P d

· r · " "~~" rouY · los e esa ci6n y otras cosas (especialmente actos) que son medias para su satisfacci6' ·· - _~-~l'£1i'e era constitu'fen eJemp l , . ,, d a su man , . t'eronque a La inclinaci6n resulta, entonces, transferida a estos por asociaci6n, que es :}@ -~~ ~-:. , Arist6teles, ca a uno . l {a Creo que ambos sm ~ , deseo que hace posible la justificaci6n persuasiva. Si vertemos este pun to de vistrf - ) %laton y ala priori dad de la pstdcodog t,

0 lugar es decir, de nmguln t'

· ;:~ ;. , contr e e o r ' a rno t-en tenninos de razones, establecera que entre las condiciones para la present . , ~))'Len, ra ser moral no proce sible. Segun esta postura, , de

. d , . , d b h b . . . _,.,, it'Ro:acton pa . nte compren derse a traves eta e una razon para la accton e e a er stempre un deseo o una mclina-:o; .:~~ ·I . ·ndependtenteme b' . so'lopuede enten .

. , ·· . ,>•.,.,: -< 'i.ti,nl.lentO 1 . l as aSlCO, l ~te por ntn' cton capaz de motivar a uno a actuar en consecuencia. ,,~~~~~ · , . a i.ncluso en su ntve m esra planteado c aramei . , tra-

El sistema de Hobbes sat is face estas condiciones de la justificaci6rr. De'"_ . ':..i~~ .... ~~'t.~:n etptc ' puesto que el probl~~nadno puntas de vista requenna un h h ' 1 . l 1 b . . ·t b . ;1{.-:t·. ~~ ;euca. ero d' stan e sus d , ec o, e y Hume se aproxtman a a a or por cammos snm ares: am os supo- . -:..::.. ''!!"""' d autores, una tscu d r'ta ernpren er aqut. d K t . «:~, ~0 • e estos l que esea l :La e an, nen que la etica debe representar e1 dominio de lo obj etivo, lo comurr, en.. :., \!£•. • '%<1!11\1 - , · O roas pes ado que e l 1. 0 me]· or en a perSOI . :na.

. . :f~, 'L -0 exegettc . p 0 mucn . de un st.ster cuestiones practicas -vale decir, aquello que todos los hombres por igual tie- ', ~·· ·. ~~1 f a tenet:nos un e]em . do por la exi.gencta l n

·' tl · >t? J?o:r ortun , . ente guta d b itnP erne -nen raz6n para promover-, y ambos buscan una base motivacional para la Alii"~· ·• - .. , plkita 'I consctentem d d de deseos que e ens t·dad

. . . . , . , ·· · _ ,.\ ~ , _ ·en. esta ex . . 1 0 epen a . d 1 rnora 1 postbthdad de semeJante acuerdo. Hobbes 1a encuentra en el comun mteres .-:il;; . .qu.t st'dero roouvac10na n . los itnperauvos e a./ de-

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. f t· 'd d , . . . . , , . 'l1· · . .,:' s®n extrat - la pnon a fuente a so o tn e tct a , Ambos ven la ettca como una codtftcacton solo de una parte . .'... h ecesita para socavar . , cos mis1:nos como K t del

-!'-i'~'... l-uc a se n 1 · ctptos ett l ·, de an del aparato motivacion:al; queda un amplio espacio para el desacuerdo practi- · " ~ ~-1 · 'I para colocar os pnn 'ble que la postu acton l de

1 h . . , .. neutra es, l Parece post iento mora

co entre os ombres, y, al menos para Hume, dada la debihdad de 1a stmpana · ---- d t conducta mora · . d _para el comportam . t ble-, e nu.es ra l :nonva or sano es a en comparacion con el interes propio, las con.sideraciones m.orales por sf so las t:. al corno el im.pu so I l f e'·zo Pero no es nece

inten::s mor t' do e es u " · K no son de ningun m.odo decisivas. . l f , enos haya compr01ne t d -la ernpresa de ant. 'ble , . . . , , . . os enom d enten er . dera post ,

Segun el pun to de vtsta de Hume, uno empteza con la pstcologta, y la ettca •.l 't Debetnos tratar e lase que Hume const h"'cer ~·:;t . cer es.o aqu . ' . la uruca c . . 'n para 0

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es una elaboracion de aquella. Los facto res psicol6gicos basicos no estan ellos ~:...,..;:;.-...~- - -U . perativo hipoteuco es . a a uno la monvaclO to por . . . . . . . . , , . Ttl: ., .t .,.... n nn d d 1 proporct.on , impues

rmsmos destmados a tlumrnar por medto de la mvesttgacton ettca (aunque la ,{;_ . Es bl que un deseo a 0 e d 0 El deseo en st noes '· <\'!< • • ta ece , . to a ese ese ·

necesidad de un fundamen.to para la etica haya conducido a buscarlos). Y da- ·.;.~~- lica s6lo si uno esta su)e d l f . . d H b l . . ' . l d 1 lr y se ap una tenue as as amosas restncctones e ume so re a aprectacton racwna e as (,. . 'n de otro es tener , II

'i1! ~ . 0 la sensaoo d ros sera e a pasiones y de las preferencias, la posibilidad de justificar moralmente es estric- •U irnaginar el sentimtentol . ginaci6n del dolor e ot

· · . . - . . , . . t'~ l p . e sostiene que . . d hi que a nua tamente lnnrtada. Cualquter JUSttfrcacton tenmna, fmalmente, con 1a presen- ~'1\'r .orqu . ·1ento uno tntsn10• e a

., . t . a, ese sentnn cia racionalmente gratuita de la emoci6n de la simpatfa; si esa condici6n no 1~q . copta ed lor·osa ,• '!:.I mtsma o · se encontrara, uno simplernente no tendrfa ninguna raz6n para ser moral.

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ETICA Y MOTIVACI6N HUMANA

e) imperative. Consecuentemente, ningUn imperativo hipo<Ctico puede blecer una exigencia incondicionaJ para La acci6n.

El esfuerm de Kant por producir un imperative categ6dco es un descubcir exfgencias para Ia accf6n que se apliquen a un hombre sin condici6n acerca de lo que quiere, lo que siente, etcetera. Deben ser, no tante, exigencias cuya validez involucre Ia capacidad de sennor; vado de acuor. do con elias. Pue"o que ese factor motivacional no puede proven;, de motivaci6n presupue,a, que se ha converrido en una condici6n de las gencias, debe provenir, si ha de exist it en absolute, de las exfgencias Esto ei, lo que vuelve las exigencias vOlidas para nosotros debe

por sf mfsmo Ia capacidad de nuestra estructura motivacional para pmducir Ia acci6n cotrespondienre. SegUn Kant, por lo tanto, Ia itica, antes que apr

0

piarse de un fundamento motivacional previamente comprensfble en el cuaj cimenrar sus exigencias, revela en realidad una estructura motivacfonal que es especfficamente itica y que es explicada precisamente par aquello que ex. plica esas exigencias. Es Ia concepci6n de nosotros mismos como libres Ia que il alega como fuente de nuestra aceptaci6n de los impemtivos de Ia moraJi, dad, yes mediante Ia aceptaci6n de los imperatives asf fundamenrados como explica Ia motivaci6n moral. Esta noes, por otra parte, una explicaci6n mo. tivaciona], pue"o que, en Iugar de bacer usa del si"ema rnotivacional, expJi. ca una de sus caracterfsticas fundamentales.

III. LA SOLUCION

t-rdaci6n de prioridades entre etica )l"teorfa de la motivaci-<Sn es de crucial para un intemalista. La posicion que voy a defender ,se parece a la de

dos aspectos. Primero, da cuenta de una motivaci6n etica que no se supuesto de que el factor moti vacional ya esta presente: entr~ las candi­

de cualquier exigencia moral. Seglin este punta de vista, La posibilidad de lH.btivaci6n apropiada debe estar garantizada por la verdad de la exigencia

misma -pero no porque la exigencia de tal motivaci6n este incluida de an-.· 7ttr@ffiaDO entre las condiciones independientemente comprensib]es de verdad de

.:.:.o . V~: ·"'

~a exigencia moral-. Hay razones para la acci6n que son esped::icamente mora-les; es porque representan exigencias morales que pueden motiva-r, y no viceversa.

Si esto es correcto, la etica debe reportar descubrimientos acerca de la motivaci6n humana. Pero zde que clase? No solamente informacion sabre lo que la gente quiere. Si la etica no ha de presuponer ningu na motivacion, pero debe, en cambia, revelar su posibilidad, los descubrimientos de ben estar en un nivel mas fundamental que ese.

Segun la opinion general, otras teorfas internalistas, del tipD humem~o, ofre­cen una explicaci6n de como es posible la motivaci6n de la cc-nducta etica. La teorfa de Hobbes comienza con un deseo de autopreservaci6n, --y de allf se dedu­

"2! ....... - cen ex~gencias de fidelidad contractual y de obediencia polftica, a tt·aves de un complicado argumento que dernuestra c6mo puede el interes postulado moti­var a uno a adherirse a esas exigencias. Tal deducci6n no empieza desde el comienzo, de cualquier manera; la motivaci6n basica es presupuesta incluso a pesar de que la etica revela la posibilidad de su influencia extendida (exten­diendo asf su influencia real). La teorfa etica no explica, en el sistema de Hobbes, COtnO es posible el miedo a la muerte; por lo que hay Ull CDmponente en la motivaci6n humana que puede comprenderse independientemente de la etica, y del que Ia fuerza de la etica depende en ultima instancia. Esa clase de depen­dencia es la que afirmo que debe eliminarse de la teorfa etica_

Ciertos principios eticos son, ellos mismos, proposiciones de la teorfa de Ia motivacion tan fundamentales que no pueden ser deducidos o definidos en terminos de motivaciones previamente entendidas. Estos principios descri-

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ETICA Y MOTIVACI6N HUMANA

e) imperative. Consecuentemente, ningUn imperativo hipo<Ctico puede blecer una exigencia incondicionaJ para La acci6n.

El esfuerm de Kant por producir un imperative categ6dco es un descubcir exfgencias para Ia accf6n que se apliquen a un hombre sin condici6n acerca de lo que quiere, lo que siente, etcetera. Deben ser, no tante, exigencias cuya validez involucre Ia capacidad de sennor; vado de acuor. do con elias. Pue"o que ese factor motivacional no puede proven;, de motivaci6n presupue,a, que se ha converrido en una condici6n de las gencias, debe provenir, si ha de exist it en absolute, de las exfgencias Esto ei, lo que vuelve las exigencias vOlidas para nosotros debe

por sf mfsmo Ia capacidad de nuestra estructura motivacional para pmducir Ia acci6n cotrespondienre. SegUn Kant, por lo tanto, Ia itica, antes que apr

0

piarse de un fundamento motivacional previamente comprensfble en el cuaj cimenrar sus exigencias, revela en realidad una estructura motivacfonal que es especfficamente itica y que es explicada precisamente par aquello que ex. plica esas exigencias. Es Ia concepci6n de nosotros mismos como libres Ia que il alega como fuente de nuestra aceptaci6n de los impemtivos de Ia moraJi, dad, yes mediante Ia aceptaci6n de los imperatives asf fundamenrados como explica Ia motivaci6n moral. Esta noes, por otra parte, una explicaci6n mo. tivaciona], pue"o que, en Iugar de bacer usa del si"ema rnotivacional, expJi. ca una de sus caracterfsticas fundamentales.

III. LA SOLUCION

t-rdaci6n de prioridades entre etica )l"teorfa de la motivaci-<Sn es de crucial para un intemalista. La posicion que voy a defender ,se parece a la de

dos aspectos. Primero, da cuenta de una motivaci6n etica que no se supuesto de que el factor moti vacional ya esta presente: entr~ las candi­

de cualquier exigencia moral. Seglin este punta de vista, La posibilidad de lH.btivaci6n apropiada debe estar garantizada por la verdad de la exigencia

misma -pero no porque la exigencia de tal motivaci6n este incluida de an-.· 7ttr@ffiaDO entre las condiciones independientemente comprensib]es de verdad de

.:.:.o . V~: ·"'

~a exigencia moral-. Hay razones para la acci6n que son esped::icamente mora-les; es porque representan exigencias morales que pueden motiva-r, y no viceversa.

Si esto es correcto, la etica debe reportar descubrimientos acerca de la motivaci6n humana. Pero zde que clase? No solamente informacion sabre lo que la gente quiere. Si la etica no ha de presuponer ningu na motivacion, pero debe, en cambia, revelar su posibilidad, los descubrimientos de ben estar en un nivel mas fundamental que ese.

Segun la opinion general, otras teorfas internalistas, del tipD humem~o, ofre­cen una explicaci6n de como es posible la motivaci6n de la cc-nducta etica. La teorfa de Hobbes comienza con un deseo de autopreservaci6n, --y de allf se dedu­

"2! ....... - cen ex~gencias de fidelidad contractual y de obediencia polftica, a tt·aves de un complicado argumento que dernuestra c6mo puede el interes postulado moti­var a uno a adherirse a esas exigencias. Tal deducci6n no empieza desde el comienzo, de cualquier manera; la motivaci6n basica es presupuesta incluso a pesar de que la etica revela la posibilidad de su influencia extendida (exten­diendo asf su influencia real). La teorfa etica no explica, en el sistema de Hobbes, COtnO es posible el miedo a la muerte; por lo que hay Ull CDmponente en la motivaci6n humana que puede comprenderse independientemente de la etica, y del que Ia fuerza de la etica depende en ultima instancia. Esa clase de depen­dencia es la que afirmo que debe eliminarse de la teorfa etica_

Ciertos principios eticos son, ellos mismos, proposiciones de la teorfa de Ia motivacion tan fundamentales que no pueden ser deducidos o definidos en terminos de motivaciones previamente entendidas. Estos principios descri-

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26 ETICA Y MOTIVACION HUMANA

ben de que manera las razones para la acci6n derivan de ciertas dadas. Asf, antes que presuponerlas, ellos definen las posibilidades nales. Consecuentemente, la comprensi6n final de la acci6n moti esas razones sera etica. Para en tender la motivacion debemos en tender modo nos gobierna el principia etico.

El segundo aspecto en el cual mi posicion se parece a la de Kant es asigna a cierta caracterfstica de la concepcion metaffsica que el agente de sf mismo un papel central en la operaci6n de motivos eticos. pun to de vista de Kant, la concepcion es lade la libertad, mientras que, opinion, es la concepcion de uno mismo meramente como una persona otras igualmente reales. De cualquier modo, diferentes como son, arnbas· contempladas como concepciones a las que no podemos escapar, y estan sadas para que provean la base para la motivaci6n etica, que en otras internalistas es provista por varios motivos y deseos. A causa de la aleg:~r-1"--;0 inevitabilidad de estas concepciones, una tesis del tipo kantiano implica no somos completamente libres de ser amorales o inmunes a las exi!!Pn morales. Eso es lo que nos hace hombres.

§2. He de argiiir que la contraparte motivacional de una exigencia etica no ninglin deseo o sentimiento particular, sino mas bien una cuesti6n de ra. Cualquier teorfa de la motivaci6n debe contener algunas caracterfsticas es; tructurales. Pueden ser muy simples. En Ultimo caso, pueden simplemente re­montarse a las condiciones de la explicaci6n causal en general, sin caracterfsti­cas especiales que faciliten su aplicaci6n ala conducta humana. Incluso la mas . simple teorfa del instinto supone alguna estructura adicional; una teorfa que explica toda acci6n racional por la combinaci6n de deseos y creencias supone algo mas. Sugiero que la contribuci6n de factores estructurales a la generaci6n de razones, y de acciones realizadas por esas razones, es muy importante. Allf es donde los fundamentos de la etica deben buscarse (aunque de ningun modo todas las contribuciones estructurales importantes han de ser eticas).

Estamos, por lo tanto, en busca de principios que pertenezcan tanto a la etica como ala teorfa de la motivaci6n, y que establezcan condiciones estruc­turales en las formas e interrelaciones de las razones para la acci6n. Puede parecer que esta soluci6n implica una ilegftima combinaci6n de indagaciones explicativas y normativas. Pero una estrecha con.exion entre ambas ya esta implfcita en el concepto ordinaria de razon, pues podemos aducir razones tanto para explicar como para justificar una acci6n. Por otra parte, podemos aseverar que las circunstancias proveen a alguien las razones para actuar de

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~~eras, sin que imp\ique que par consiguiente ese alguieo estara

- "···· ' L ia!Jnque s6lo se deba ala postbthdad de su tgnoranc.a). Pero aunq ue eXP\icativas y normativas pueden divergir, eso no quieoe decir

dos conceptos dispares refugiandonos en una simple palabra.

LASOLUCION

I> acci6n se exp lira mediante razones, es llevada bajo el control de norlllildvos. Una consideraci6n puede operar como un~ rm6n s6lo si tiene, o se supone que tiene, e\ ran go de raWn en el sistema

normati vas par los cuales los individuos gobiernan su co nducta. ios nonnativos describen, par \o tanto, las caracteristicas de \a esrructura motivacional. Esta estructura no es arbi<raria ni

Su forma esti deterrninada en cierto rnodo par e\ hecho de que los

~censnentes de ben aplicar el sistema de principios nonnativos a sl rnismos

.i~GI.o rn.odelan sus intenci.ones.

j;;.rrll'ta eventual de nuestra investigaci6n es un an8\isis del alrruisno con­a \as \ineas precedentes. De cualquier rnanera, sernejante anil isis s6lo

~e ernerger como resulrado de un mas vasto exam en de \as raumes, que ba ii"""\uir rmnbiin una detallada atenci6n a\ motivo de \a prudencia. En reali-

'/la.a, las nociones de pruden cia y alr:r:u~rno senalan una linea de motive<; mas - ""ttingida que aque\\a que se hade discutir; las conclusiones que deferu\ere son

'\;ien generales. Mi prop6sitD es descubrir para la prudenda ~ e\ alrruisooo, y pa­m ptUlS rnotivaciones ernparentadas con esras, una base que no dependa de

. deseos, sino mas bien de aspectOS forrnales de \a raz6n prl-ctica. Uro-o de \0' ~asos de la ru:gumentaci6n sera demostrar que la alternativa mas natural. es dedr, \a exp\icaci6n par media del deseo, no puede dar cuenca de los herb a< adecuadarnente, de modo que es necesaria otra explicaci6n. La base deraRada

--<le-e~~sis oera presentada en conexi6n con la prudenciac '"' moti vo meno• coarrovertido, que pro vee e\ mode\o para un subsiguiente atlihsis del a 1truismO.

La resis general concerniente a\ alr:r:uismo que voy a defender es ~ue uno tiene una raz6n dicecta para promover el in ceres de los otros -una raz6 n que no depende de factores interrnediarios tales como el propio inrer<'s de uno o lO!

--timientos de siropatia y ben<'o\encia que preexistan en uno-· f\\o es canto UDl1 petici6n de la Otica como""" petici6n acerca de \o que ocurre cuando alguien est<i rootivado alrrulsticamenre. En esta forma general, pot Slpuesto, nose pueden arrojar consecuendllS Oticas detalladas y no debe suponerse de antemano que el sistema resultante seta utilitario en relaci6n con lao aetas o con \as reg las, o cualquier otta a\rernativa espedfica. Ella puede surgit (mica­mente de ut1a descripci6n rnis precisa de \as ra,ones altruisticas direcras, que

26 ETICA Y MOTIVACION HUMANA

ben de que manera las razones para la acci6n derivan de ciertas dadas. Asf, antes que presuponerlas, ellos definen las posibilidades nales. Consecuentemente, la comprensi6n final de la acci6n moti esas razones sera etica. Para en tender la motivacion debemos en tender modo nos gobierna el principia etico.

El segundo aspecto en el cual mi posicion se parece a la de Kant es asigna a cierta caracterfstica de la concepcion metaffsica que el agente de sf mismo un papel central en la operaci6n de motivos eticos. pun to de vista de Kant, la concepcion es lade la libertad, mientras que, opinion, es la concepcion de uno mismo meramente como una persona otras igualmente reales. De cualquier modo, diferentes como son, arnbas· contempladas como concepciones a las que no podemos escapar, y estan sadas para que provean la base para la motivaci6n etica, que en otras internalistas es provista por varios motivos y deseos. A causa de la aleg:~r-1"--;0 inevitabilidad de estas concepciones, una tesis del tipo kantiano implica no somos completamente libres de ser amorales o inmunes a las exi!!Pn morales. Eso es lo que nos hace hombres.

§2. He de argiiir que la contraparte motivacional de una exigencia etica no ninglin deseo o sentimiento particular, sino mas bien una cuesti6n de ra. Cualquier teorfa de la motivaci6n debe contener algunas caracterfsticas es; tructurales. Pueden ser muy simples. En Ultimo caso, pueden simplemente re­montarse a las condiciones de la explicaci6n causal en general, sin caracterfsti­cas especiales que faciliten su aplicaci6n ala conducta humana. Incluso la mas . simple teorfa del instinto supone alguna estructura adicional; una teorfa que explica toda acci6n racional por la combinaci6n de deseos y creencias supone algo mas. Sugiero que la contribuci6n de factores estructurales a la generaci6n de razones, y de acciones realizadas por esas razones, es muy importante. Allf es donde los fundamentos de la etica deben buscarse (aunque de ningun modo todas las contribuciones estructurales importantes han de ser eticas).

Estamos, por lo tanto, en busca de principios que pertenezcan tanto a la etica como ala teorfa de la motivaci6n, y que establezcan condiciones estruc­turales en las formas e interrelaciones de las razones para la acci6n. Puede parecer que esta soluci6n implica una ilegftima combinaci6n de indagaciones explicativas y normativas. Pero una estrecha con.exion entre ambas ya esta implfcita en el concepto ordinaria de razon, pues podemos aducir razones tanto para explicar como para justificar una acci6n. Por otra parte, podemos aseverar que las circunstancias proveen a alguien las razones para actuar de

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~~eras, sin que imp\ique que par consiguiente ese alguieo estara

- "···· ' L ia!Jnque s6lo se deba ala postbthdad de su tgnoranc.a). Pero aunq ue eXP\icativas y normativas pueden divergir, eso no quieoe decir

dos conceptos dispares refugiandonos en una simple palabra.

LASOLUCION

I> acci6n se exp lira mediante razones, es llevada bajo el control de norlllildvos. Una consideraci6n puede operar como un~ rm6n s6lo si tiene, o se supone que tiene, e\ ran go de raWn en el sistema

normati vas par los cuales los individuos gobiernan su co nducta. ios nonnativos describen, par \o tanto, las caracteristicas de \a esrructura motivacional. Esta estructura no es arbi<raria ni

Su forma esti deterrninada en cierto rnodo par e\ hecho de que los

~censnentes de ben aplicar el sistema de principios nonnativos a sl rnismos

.i~GI.o rn.odelan sus intenci.ones.

j;;.rrll'ta eventual de nuestra investigaci6n es un an8\isis del alrruisno con­a \as \ineas precedentes. De cualquier rnanera, sernejante anil isis s6lo

~e ernerger como resulrado de un mas vasto exam en de \as raumes, que ba ii"""\uir rmnbiin una detallada atenci6n a\ motivo de \a prudencia. En reali-

'/la.a, las nociones de pruden cia y alr:r:u~rno senalan una linea de motive<; mas - ""ttingida que aque\\a que se hade discutir; las conclusiones que deferu\ere son

'\;ien generales. Mi prop6sitD es descubrir para la prudenda ~ e\ alrruisooo, y pa­m ptUlS rnotivaciones ernparentadas con esras, una base que no dependa de

. deseos, sino mas bien de aspectOS forrnales de \a raz6n prl-ctica. Uro-o de \0' ~asos de la ru:gumentaci6n sera demostrar que la alternativa mas natural. es dedr, \a exp\icaci6n par media del deseo, no puede dar cuenca de los herb a< adecuadarnente, de modo que es necesaria otra explicaci6n. La base deraRada

--<le-e~~sis oera presentada en conexi6n con la prudenciac '"' moti vo meno• coarrovertido, que pro vee e\ mode\o para un subsiguiente atlihsis del a 1truismO.

La resis general concerniente a\ alr:r:uismo que voy a defender es ~ue uno tiene una raz6n dicecta para promover el in ceres de los otros -una raz6 n que no depende de factores interrnediarios tales como el propio inrer<'s de uno o lO!

--timientos de siropatia y ben<'o\encia que preexistan en uno-· f\\o es canto UDl1 petici6n de la Otica como""" petici6n acerca de \o que ocurre cuando alguien est<i rootivado alrrulsticamenre. En esta forma general, pot Slpuesto, nose pueden arrojar consecuendllS Oticas detalladas y no debe suponerse de antemano que el sistema resultante seta utilitario en relaci6n con lao aetas o con \as reg las, o cualquier otta a\rernativa espedfica. Ella puede surgit (mica­mente de ut1a descripci6n rnis precisa de \as ra,ones altruisticas direcras, que

Lli ETICA Y MOTIVACI6N HUMANA

seran determinadas porIa argumentaci6n. El sistema resultante dependera temente, ademas, del analisis de las razones que emanan del in teres propio y sus interrelaciones. Las razones altrufsticas son parasitas de las de in teres las circunstancias en las vidas de los otros que el altruisn1o requiere que deremos son circunstancias que esos otros, por su parte, tienen razones considerar desde un punta de vista de propio interes. Por lo tanto, la forma las razones altrufsticas dependera tanto de la forma de las razones de · propio como del procedimiento de construccion del analog a altrufstico de determinada razon de interes propio. 1

La discusion de las razones prudenciales ~ecede a Ia defensa del aL~"m'v·: y sirve como un prototipo para ella. Argumentare que los intereses de propio futuro nos proveen, por sf mismos, de suficientes razones para la cion presente que los asegura, y que esta clase de motivaci6n no puede y necesita ser explicada por mediacion de deseos presentes o cualquier motivo intermediario.2 Puesto que las dos exigencias son obviamente parale- " las, una defensa del motivo menos controvertido de la prudencia puede ayu­darnos a defender Ia racionalidad del altruismo; pero es pertinente, ademas, en tanto elucida el concepto de interes propio, que el altruismo debe siern­pre, en cualquier caso, tamar como su argumento. Solo si sabemos que cosas las personas tienen razones para hacer por sf mismas podemos descubrir lo que, si tal es el caso, otras tienen razones para hacer por ellas.

1 Debe subrayarse que no entiendo por altruismo unicam.ente la variedad de noble _ autosacrificio a menudo asociado con ese epfteto. Me refiero a cuakJuier conducta motivada por la mera creenc ia de que alguien masse beneficiara o evitara un perjuicio a causa de ella. Nuestras v idas estan llenas de tales conductas; gran parte de ellas es mundana consideraci6n, que no nos cuesta nada y no involucra ni sacrificio ni nobleza -como cuando advertimos a alguien que tiene un neumatico desinflado o una avispa en su hamburguesa-. Debido a sus connotaciones, la palabra "altruismo" parece inapropiada en tales casas , pero puesto que no hay ningun otro termino general para abarcarlos todos, de aquf en adelante utilizare "altruismo" sin otra justificaci6n adicional. Como se vera, calificaciones similares deben adjuntarse a mi uso de Ia palabra "pruden cia".

2 La importanc ia de esta cuesti6n, y su estrech a conexi6n con Ia disputa entre egofsmo y altruismo, fue subrayada por Sidgwick: "No veo por que el axioma de Ia prudencia no habrfa de ser cuestionado, cuando esta renido con Ia inclinaci6n ;Jctual, en un teneno similar a aquel en el cual los egofstas rehusan admitir el axioma de Ia benevolencia racional. Si el utilitario deb e responder a Ia pregunta '1Por que habrfa de sacrificar mi propia felicidad por la mayor felicidad de otro?', debe sin duda ser admisible que se pregunte el egofsta '1Por que habrfa de sacrificar un placer actual por uno mayor en el fu turo? 1Por que deberfa interesar­me acerca de mis propios sentimientos futuros alga mas que acerca de los sentimientos de otras personas?'" (The Methods of Ethics, 5" ed., Londres, 1893, p. 418).

......... ---------

IV. NECESIDAD E INTERPRETACION

'J!l '<nerodo que propongo adoprar para \a exp\icaci6n y \a defensa de \as lciones establecidas para la accion racional es un metoda de interpreta­

r-1" puede ser expresado adecuadamente a traves de ejemplos, y estos la sustancia del argumento. No obstante, existen algunas adver-

de caracter negativo que pueden hacerse por adelantado. interpretacion de un principia no sera una explicacion motivacional de

adhesion a ese principia. Puesto que los principios mismos a ser explicados '~ctben la organizati6n bisica para algunos tipos de exp\icaci6n motivational, ![o ienln suscepr;bks de exp\icaci6n moti vacional a su ver, ya que ello signif,caria

qi:te·los principios originales no seriat<, despues de todo, fundamentales. . ·-,;"-··' Por razones similares, la interpretacion noes una especie de justificacion.

. •Una justificacion debe proceder dentro del contexte de un sistema de razones, . m0strando que se cumplen ciertas condiciones que prove en raz6n suficiente

'~ 'Para a que \\o que esti siendo j ustificado. Puesto que mi petid6n concierne al car:icter formal de cualquier sistema de razones ( ya sea que se les conciba como explicativas o normativas) que puedan proveer el contexte para justif>cadones raciona\es particu\aces, no puede baber nada mas fundaffienra\ a que apelar en el orden de las razones para adherirse a las condiciones

especificadas. Estan mas alla del alcance de la justificacion. La interpretacion es un intento de vincular estos principios practicos a carac-

1j . -· t:eris"ficas·igU:ahnente basicas del concepto que cada persona tiene de si m.isma y de su relacion con el mundo, y de vincular ambos de tal manera que la adhesion a los prlndplos pueda ser vista como una expresi6n pn\ctlca del concepro. E\ merodc es el de la etica metaflsica: la moral y otras exigencias practicas estan fun . .dadas en una metaflsica de la acci6n y, finalmente, en una metaflsica de la persona. Lomas

~--centrale inevitable es el concepto de uno mismo, del cual puede demostrarse que depende la posibilidad de la motivaci6n moral; lo mas cerca que habrernos llega-

do de demostrar que las exigencias de la etica son ineludibles. En este pun to solo es posible indicar, en Hneas generales, las interpretacio-

nes que se ofreceran de la prudencia y el altruismo. En tanto hay paralelos formales entre ambos, habra paralelos entre sus interpretaciones. El principia

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Lli ETICA Y MOTIVACI6N HUMANA

seran determinadas porIa argumentaci6n. El sistema resultante dependera temente, ademas, del analisis de las razones que emanan del in teres propio y sus interrelaciones. Las razones altrufsticas son parasitas de las de in teres las circunstancias en las vidas de los otros que el altruisn1o requiere que deremos son circunstancias que esos otros, por su parte, tienen razones considerar desde un punta de vista de propio interes. Por lo tanto, la forma las razones altrufsticas dependera tanto de la forma de las razones de · propio como del procedimiento de construccion del analog a altrufstico de determinada razon de interes propio. 1

La discusion de las razones prudenciales ~ecede a Ia defensa del aL~"m'v·: y sirve como un prototipo para ella. Argumentare que los intereses de propio futuro nos proveen, por sf mismos, de suficientes razones para la cion presente que los asegura, y que esta clase de motivaci6n no puede y necesita ser explicada por mediacion de deseos presentes o cualquier motivo intermediario.2 Puesto que las dos exigencias son obviamente parale- " las, una defensa del motivo menos controvertido de la prudencia puede ayu­darnos a defender Ia racionalidad del altruismo; pero es pertinente, ademas, en tanto elucida el concepto de interes propio, que el altruismo debe siern­pre, en cualquier caso, tamar como su argumento. Solo si sabemos que cosas las personas tienen razones para hacer por sf mismas podemos descubrir lo que, si tal es el caso, otras tienen razones para hacer por ellas.

1 Debe subrayarse que no entiendo por altruismo unicam.ente la variedad de noble _ autosacrificio a menudo asociado con ese epfteto. Me refiero a cuakJuier conducta motivada por la mera creenc ia de que alguien masse beneficiara o evitara un perjuicio a causa de ella. Nuestras v idas estan llenas de tales conductas; gran parte de ellas es mundana consideraci6n, que no nos cuesta nada y no involucra ni sacrificio ni nobleza -como cuando advertimos a alguien que tiene un neumatico desinflado o una avispa en su hamburguesa-. Debido a sus connotaciones, la palabra "altruismo" parece inapropiada en tales casas , pero puesto que no hay ningun otro termino general para abarcarlos todos, de aquf en adelante utilizare "altruismo" sin otra justificaci6n adicional. Como se vera, calificaciones similares deben adjuntarse a mi uso de Ia palabra "pruden cia".

2 La importanc ia de esta cuesti6n, y su estrech a conexi6n con Ia disputa entre egofsmo y altruismo, fue subrayada por Sidgwick: "No veo por que el axioma de Ia prudencia no habrfa de ser cuestionado, cuando esta renido con Ia inclinaci6n ;Jctual, en un teneno similar a aquel en el cual los egofstas rehusan admitir el axioma de Ia benevolencia racional. Si el utilitario deb e responder a Ia pregunta '1Por que habrfa de sacrificar mi propia felicidad por la mayor felicidad de otro?', debe sin duda ser admisible que se pregunte el egofsta '1Por que habrfa de sacrificar un placer actual por uno mayor en el fu turo? 1Por que deberfa interesar­me acerca de mis propios sentimientos futuros alga mas que acerca de los sentimientos de otras personas?'" (The Methods of Ethics, 5" ed., Londres, 1893, p. 418).

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IV. NECESIDAD E INTERPRETACION

'J!l '<nerodo que propongo adoprar para \a exp\icaci6n y \a defensa de \as lciones establecidas para la accion racional es un metoda de interpreta­

r-1" puede ser expresado adecuadamente a traves de ejemplos, y estos la sustancia del argumento. No obstante, existen algunas adver-

de caracter negativo que pueden hacerse por adelantado. interpretacion de un principia no sera una explicacion motivacional de

adhesion a ese principia. Puesto que los principios mismos a ser explicados '~ctben la organizati6n bisica para algunos tipos de exp\icaci6n motivational, ![o ienln suscepr;bks de exp\icaci6n moti vacional a su ver, ya que ello signif,caria

qi:te·los principios originales no seriat<, despues de todo, fundamentales. . ·-,;"-··' Por razones similares, la interpretacion noes una especie de justificacion.

. •Una justificacion debe proceder dentro del contexte de un sistema de razones, . m0strando que se cumplen ciertas condiciones que prove en raz6n suficiente

'~ 'Para a que \\o que esti siendo j ustificado. Puesto que mi petid6n concierne al car:icter formal de cualquier sistema de razones ( ya sea que se les conciba como explicativas o normativas) que puedan proveer el contexte para justif>cadones raciona\es particu\aces, no puede baber nada mas fundaffienra\ a que apelar en el orden de las razones para adherirse a las condiciones

especificadas. Estan mas alla del alcance de la justificacion. La interpretacion es un intento de vincular estos principios practicos a carac-

1j . -· t:eris"ficas·igU:ahnente basicas del concepto que cada persona tiene de si m.isma y de su relacion con el mundo, y de vincular ambos de tal manera que la adhesion a los prlndplos pueda ser vista como una expresi6n pn\ctlca del concepro. E\ merodc es el de la etica metaflsica: la moral y otras exigencias practicas estan fun . .dadas en una metaflsica de la acci6n y, finalmente, en una metaflsica de la persona. Lomas

~--centrale inevitable es el concepto de uno mismo, del cual puede demostrarse que depende la posibilidad de la motivaci6n moral; lo mas cerca que habrernos llega-

do de demostrar que las exigencias de la etica son ineludibles. En este pun to solo es posible indicar, en Hneas generales, las interpretacio-

nes que se ofreceran de la prudencia y el altruismo. En tanto hay paralelos formales entre ambos, habra paralelos entre sus interpretaciones. El principia

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30 ETICA Y MOTIVACION HUMAN A

de la prudencia esta conectado a un concepto de la situaci6n presente meramente como una etapa en una vida extendida en el tiempo. la capacidad humana de ver el presente, de manera simultanea, c01110 y como un momenta particular, de especificidad diversa. El principia truismo, por otra parte, esta conectado al concepto de uno mismo ma~~~ . .<.c

como una persona entre otras. Procede de la capacidad de ~vmuuiJtaliSt\ uno mismo simultanea.mente como "yo" y como alguien -un individuo pecificidad impersonal-. ,

Par lo tanto, tenemos dos conceptos, cada uno condos aspectos.'Es la ' dade;le ajustar ambos aspectos de cada concepto, y de evitar el conflicto entre los miembros de cada par, lo que da origen a las dos interpretaciones. '

31

}lECESlDAD "£ lNTERPRETAClON

para\elos con el coso de las exlgencias en Ia taz6n te6rlca. Es , ¥'' derecho propio y no puede ser trarado adecuadaroente

te, se irnponen una> pocas observaciones. LaS exigencias que JebernD' pens>!• \o que debemos concluir <ie detennina·

no esti claro eM"e sentido \o dicen ,xacrarnente. tHasta considerarse \a \6gica como una rarna de Ia psicologia? Las

Ia raz6n re6rica no Jl'lrecen establecer, necesartarnente, c6mo deberiamos pensar bajo unas u arras condicior1es. La pro·

que elias esrab\ecen c6rno habtia de pensat un ser perfecramente

,.n vacua como su ani\ogo en el caso prictico en ambos casas son dertos parrones de pensamiento y

cuya arracci6n nos es inevitable -pattones pot los cua\es nos z uosorros mismos cuando errarnos, y en los rennin OS de los cuales

las crlticas de los <iernis-· Esto es Ia que hace plausible ver Ia

§ 2. Hay una adve . . una ciencia norrnatlva. Lo que no encontralnos en ningUn caso,

considemrse que rte~cra ~egativa adicional es Ia posibilidad de analiwt las eJ{igencias racionales en rerrni·

de.scdpci6n de Ia ~~:nfa.sts e.~ Ia inevitabi\id~~r hacet, yes estao n o debe • . Es dec~ que\~ aceptaci6n de oettaS conclusiones no esci pnon nnplican esttgacton como u , . de las extgencias e't. n~ · · . ~=~pot Ia acepracron de crertas prern~as, rncluso sr esas conclusrones

que pro na ettca . 1

teas y to·> . . _ : __ , actUan los seres hu pongo descubrit verd d psrco 6gica 0 metaff . "':; ·. ,.+ ; •\las roisrrtOS imp\icadas poresas premisas.' Y posibilidad son m~~os en realidad. Los tO a es necesarias acetca de srca.a~ · ,~.hecho, Ia aceptad6n de las conclusiones no parece estat iroplicada ni acerca de la

1

.e pe tgrosos, y preferirfa ~teas de necesidad caPt. cOmo,,, .. '-~si uno refuerra Ia fe en las prern~as con Ia fe en que las preroisaS irnpli·

es, si uno ha de ajustar el concepto dual de uno mismo como "yo" y haberlo separado en el razonamiento practico, uno debe aceptar ciertas nes formales en las razones, que implican una exigencia de altruismo. En dancia, la prudencia esta relacionada con el concepto dual del presente "ahora" y "alguna vez". Decir mas serfa prematuro en este punta.

f rarqufa 1n d 1 d evttar c 1 . ' ' mgencia . , · '-' . :. • .. . . . . , . . mnza en que

5

° a e mis asev . ua qmer pronunc· . · .. ·. · i;I':C, »<t\aconcluston· ].omtstnO pue<iedecrrsede Ia rnferencta reorld!nodeductrva;

ea una d d eracrone N ra•mento ' . " · ' ·· . . . . estamos en lo t ver a necesaria s. o tengo ning ':'· · If''', "! \ogtcarnenre postble creer en premtsas que ofrecen un susrento no deducnvo

.' ocante 1 que esta una con· .' 9• • · " . " . suscept

1

bilidad

1

a os aspectos fund mos constituidos -~, ~~~.·' ,;paraunaconc\uston-mcluso creer que sUSrentan Ia conclustoflc'SlDcreeren Ia tm os asf sert'a

1

erac10nes moral p s e os que surge ''-' .. · .~~.'' • ;c®'C ust6n tnlSroa (nrsrqu!Cra en que sea probable). Yen el caso pracuco• el .d a as cons·d . amentale d l como lo , . . .,. - ,.. 1 . " . ' .

to e la argurne . on ltamente difere 0

Sl no estuviesemo . ; . c ;,econocun!Cnto de las condrctones que ofrecen razones para una acct6n, mclu·

d

' mosrec · d · es. er · n uestra .,,,.. . . . . . . . m duda, ha d

1

· so astatfa para e1 : • --, .(, . ~" esra cornbu:u>do con el conoctrn!Cnto de que ellasofrecen ra\es tazanes. no

S

. ntaC16n ntes, y e b s consti· .J ~ • ·' .o· . , . . .

n ·d e laber p.apost· ' ' ~ · 1· h d. l l l eces1 ad esta'

1

. d un sentido tri·v·

1

( · '•·· , . unp rca que uno a e rea Uat aoquiera quererrea i,are aero. tga a a I · . ta en el . · · ~ • · . • · · · · que es perfectam as extgencras de Ia . , que pueda decirse

1 ~ 'i<"". . Podnamos vernos renrados a posru\at una creencra \ogrca o rnducrwa adr·

as e la etica e na se adherira

1

, . cttca; a saber q . Clona que JUST! tque Ia rranstci6n desde las prernisas a Ia conclusiOn volvien·

necesidad de la e't" e 1a erlas). Pero e . . mente a ellas (incl . d o hennOtica Ia conexi6n mental. La contraparte de esto en Ia esfera de \a 1 d ente racio

1

razon pra · que a .•. · l . . f.

, n caso d 1 b .• ecesana ' ue un ser d I . d tea, pue t sto es mUtl uyen o ' ' . . ' . . . . nmos e adhesio' . s o que la racional·d d ,

1

para dar cuet1.t d 1

t""~ pracuca es Ia rentaClon de postular un aproptado deseo mtermedrarro ar os principios nctas racionales U

0

pue e definirse , entre as ,.,ones y Ia acci6n, que simulr!.neamente va\ide \as manes y garan·

c 1 n a extge . 1 a sol d a e a l d . que espe 'f · no no d d en ter-

e ractonalidad ct I can esas exige . d pue e escubrir o . ·f· el , puesto q nctas ed . , d J UStl I-

concepto y d b ue son ptecisam ucren olos del ' e en tomacse p\ausibl ente esas exigencias I concepto

' C.. oimllitud<> were ,.ronamtwro pntoelco y c<6cico fuocon p<o<«h'""'""" oxp\o·

rnd.o pOl R. E<lgkl V li>~ •p,oeti"\ t<>rorl', en Mtrul, ab1i\ de \965 ' \a Unla exccpd6n co c\ ""'""modo en que C, p!Cmio>' y \ao concluoion" ron td6nr>·

es como exigencias inde as ~ue definen pendtentemcnte. cas.

30 ETICA Y MOTIVACION HUMAN A

de la prudencia esta conectado a un concepto de la situaci6n presente meramente como una etapa en una vida extendida en el tiempo. la capacidad humana de ver el presente, de manera simultanea, c01110 y como un momenta particular, de especificidad diversa. El principia truismo, por otra parte, esta conectado al concepto de uno mismo ma~~~ . .<.c

como una persona entre otras. Procede de la capacidad de ~vmuuiJtaliSt\ uno mismo simultanea.mente como "yo" y como alguien -un individuo pecificidad impersonal-. ,

Par lo tanto, tenemos dos conceptos, cada uno condos aspectos.'Es la ' dade;le ajustar ambos aspectos de cada concepto, y de evitar el conflicto entre los miembros de cada par, lo que da origen a las dos interpretaciones. '

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}lECESlDAD "£ lNTERPRETAClON

para\elos con el coso de las exlgencias en Ia taz6n te6rlca. Es , ¥'' derecho propio y no puede ser trarado adecuadaroente

te, se irnponen una> pocas observaciones. LaS exigencias que JebernD' pens>!• \o que debemos concluir <ie detennina·

no esti claro eM"e sentido \o dicen ,xacrarnente. tHasta considerarse \a \6gica como una rarna de Ia psicologia? Las

Ia raz6n re6rica no Jl'lrecen establecer, necesartarnente, c6mo deberiamos pensar bajo unas u arras condicior1es. La pro·

que elias esrab\ecen c6rno habtia de pensat un ser perfecramente

,.n vacua como su ani\ogo en el caso prictico en ambos casas son dertos parrones de pensamiento y

cuya arracci6n nos es inevitable -pattones pot los cua\es nos z uosorros mismos cuando errarnos, y en los rennin OS de los cuales

las crlticas de los <iernis-· Esto es Ia que hace plausible ver Ia

§ 2. Hay una adve . . una ciencia norrnatlva. Lo que no encontralnos en ningUn caso,

considemrse que rte~cra ~egativa adicional es Ia posibilidad de analiwt las eJ{igencias racionales en rerrni·

de.scdpci6n de Ia ~~:nfa.sts e.~ Ia inevitabi\id~~r hacet, yes estao n o debe • . Es dec~ que\~ aceptaci6n de oettaS conclusiones no esci pnon nnplican esttgacton como u , . de las extgencias e't. n~ · · . ~=~pot Ia acepracron de crertas prern~as, rncluso sr esas conclusrones

que pro na ettca . 1

teas y to·> . . _ : __ , actUan los seres hu pongo descubrit verd d psrco 6gica 0 metaff . "':; ·. ,.+ ; •\las roisrrtOS imp\icadas poresas premisas.' Y posibilidad son m~~os en realidad. Los tO a es necesarias acetca de srca.a~ · ,~.hecho, Ia aceptad6n de las conclusiones no parece estat iroplicada ni acerca de la

1

.e pe tgrosos, y preferirfa ~teas de necesidad caPt. cOmo,,, .. '-~si uno refuerra Ia fe en las prern~as con Ia fe en que las preroisaS irnpli·

es, si uno ha de ajustar el concepto dual de uno mismo como "yo" y haberlo separado en el razonamiento practico, uno debe aceptar ciertas nes formales en las razones, que implican una exigencia de altruismo. En dancia, la prudencia esta relacionada con el concepto dual del presente "ahora" y "alguna vez". Decir mas serfa prematuro en este punta.

f rarqufa 1n d 1 d evttar c 1 . ' ' mgencia . , · '-' . :. • .. . . . . , . . mnza en que

5

° a e mis asev . ua qmer pronunc· . · .. ·. · i;I':C, »<t\aconcluston· ].omtstnO pue<iedecrrsede Ia rnferencta reorld!nodeductrva;

ea una d d eracrone N ra•mento ' . " · ' ·· . . . . estamos en lo t ver a necesaria s. o tengo ning ':'· · If''', "! \ogtcarnenre postble creer en premtsas que ofrecen un susrento no deducnvo

.' ocante 1 que esta una con· .' 9• • · " . " . suscept

1

bilidad

1

a os aspectos fund mos constituidos -~, ~~~.·' ,;paraunaconc\uston-mcluso creer que sUSrentan Ia conclustoflc'SlDcreeren Ia tm os asf sert'a

1

erac10nes moral p s e os que surge ''-' .. · .~~.'' • ;c®'C ust6n tnlSroa (nrsrqu!Cra en que sea probable). Yen el caso pracuco• el .d a as cons·d . amentale d l como lo , . . .,. - ,.. 1 . " . ' .

to e la argurne . on ltamente difere 0

Sl no estuviesemo . ; . c ;,econocun!Cnto de las condrctones que ofrecen razones para una acct6n, mclu·

d

' mosrec · d · es. er · n uestra .,,,.. . . . . . . . m duda, ha d

1

· so astatfa para e1 : • --, .(, . ~" esra cornbu:u>do con el conoctrn!Cnto de que ellasofrecen ra\es tazanes. no

S

. ntaC16n ntes, y e b s consti· .J ~ • ·' .o· . , . . .

n ·d e laber p.apost· ' ' ~ · 1· h d. l l l eces1 ad esta'

1

. d un sentido tri·v·

1

( · '•·· , . unp rca que uno a e rea Uat aoquiera quererrea i,are aero. tga a a I · . ta en el . · · ~ • · . • · · · · que es perfectam as extgencras de Ia . , que pueda decirse

1 ~ 'i<"". . Podnamos vernos renrados a posru\at una creencra \ogrca o rnducrwa adr·

as e la etica e na se adherira

1

, . cttca; a saber q . Clona que JUST! tque Ia rranstci6n desde las prernisas a Ia conclusiOn volvien·

necesidad de la e't" e 1a erlas). Pero e . . mente a ellas (incl . d o hennOtica Ia conexi6n mental. La contraparte de esto en Ia esfera de \a 1 d ente racio

1

razon pra · que a .•. · l . . f.

, n caso d 1 b .• ecesana ' ue un ser d I . d tea, pue t sto es mUtl uyen o ' ' . . ' . . . . nmos e adhesio' . s o que la racional·d d ,

1

para dar cuet1.t d 1

t""~ pracuca es Ia rentaClon de postular un aproptado deseo mtermedrarro ar os principios nctas racionales U

0

pue e definirse , entre as ,.,ones y Ia acci6n, que simulr!.neamente va\ide \as manes y garan·

c 1 n a extge . 1 a sol d a e a l d . que espe 'f · no no d d en ter-

e ractonalidad ct I can esas exige . d pue e escubrir o . ·f· el , puesto q nctas ed . , d J UStl I-

concepto y d b ue son ptecisam ucren olos del ' e en tomacse p\ausibl ente esas exigencias I concepto

' C.. oimllitud<> were ,.ronamtwro pntoelco y c<6cico fuocon p<o<«h'""'""" oxp\o·

rnd.o pOl R. E<lgkl V li>~ •p,oeti"\ t<>rorl', en Mtrul, ab1i\ de \965 ' \a Unla exccpd6n co c\ ""'""modo en que C, p!Cmio>' y \ao concluoion" ron td6nr>·

es como exigencias inde as ~ue definen pendtentemcnte. cas.

33

CESlDAD E INTERPRETACION , NE . . de la raz6n pnictica, y esa

i6n con ciertas extgenctas . , . . . . . . .. t -··· bl cer en relac d l . terpretac10n-

tlCe su eftcaeta motrvac10nal. Pero en runguno de los dos casos el agrega/@; ·' .-: :~~·0 esta -~ d l rocedimiento e a 111 _

conseguira su propos ito. Llegar desde el nuevo con junto ampliado de premlS"<;; ' < ~~g;la functon e p l , . a la 1·ustificaci6n Y la . , . , . "" . • .. •. $~' , ara a cnnc '

a la concluswn reqmere todavta alguna clase de estructura; debe haber pr.k .·' . · ~~+- ,;:,;;_.'=". ~' . . cionales son canones P . , C do gobieman los aetas . . . . . .k': ~•· ' . Clpws ra . l coon. uan d

ctptos por los cuales las prermsas se unan para productr concluswnes justifio · d!M:. ]jj>s pnn . , del pensamtento Y a a . . , mismos toman o en . • ~t"· inacton l' 1 rinc1ptos a st ' ,

das, o principios por los cuales las creenctas y los deseos se unan para produc! r~~GiJ,eterrn e la gente ap tea os P . . . s indican que sena una . . . . . . .... , ., ,*" es porqu . 1 los pnnctpto , . acetOnes JUSttftcadas. Uno no puede hacer caso omtso de esta carencia aJ:" · ::'!!l>~ ,\a gente, circunstanc1as Y o que . . , racional es umca entre

::~o. c-:~ presentes , la mouvacton d mentando simplemente las premisas. . ... ' ·. -..;.:~ ,etl~nta sus . . ada. Kant observo que . . , d l acci6n en terminos e

•· .• ;,f. .. · eta apropt · hcae1on e a · · d. · La mayor desemejanza entre el razonamiento teorico y el practico es PGF· - .:. ol'flJ;@nSecuen 1 s porque cualquter exp d t'r1cipios por los lrl tVt'

' ., r ··~ causae, l' ·an esuspr . supuesto, que las premisas de un argumento deductivo implican su con:du.. . ""· i©ssisternas f' sencialmentealaap tcact . Lomismopuededecuse . , . l . . . ·; . .·. ' ' sere tere e . . , d sus acetones. . d'

swn, aun cuando la creencra en a una no tmphque la creencta en la otra':'; _.,; ' Y,{~?na . en la detennmacton e .1

bolas de billar dec1 teran Nada de esto es verdad en el caso practico. Uno podrfa in ten tar constru'i-F. ·. · ';y, Ji{l9s a si mtsrnos, ·onales de la creencia. Es combo st as ut· dadosamente las fuer-

,:, ·, """'· as ract , d servar c 1 artificialmente un contenido con caracter de proposici6n para la conclusi6rk :{': "~ .. £ara las ca~s a que velocidad, despue_s e .0 d la direcci6n apropiada de as de un silogismo practico (cuya verdadera conclusion, como sefiala Arist6teles, ..... ;t__·· ~f:d:6nde r~ ar, y ue operan. sabre ellas e_mftnen 'do d de corregirse a sf mismas 0

· · , ) 1 · · , d , f' · · 1 ·" ¥ y fnccwnes q d d ,.,...as capact a ) es un acto o mtencwn -a guna pet1c1on e razon su tcten.te o, stmp emente : . :: .,. ~ , ·ca (Ten. dan, a e,n ' . t' eran un error . . , , . . ', l .. -1 de la roecant · . · 6n st come 1 . . ,

una concluswn de que algo debena hacerse-. Pero mcluso s1 uno estuviera: ... .....:=---·.. eyes l actitud de unacorrecct ' l t'a de la mouvae1on no ' "'~- d nocer a ex das en a teor

habilitado a presentar las premisas de manera de tornar plausible que esta ·: · . ~ ·., e reco . cias normativas incorpora bservables ( 0 internamente proposici6n estuviese implicada por ellas, el aparato entero serfa parasitario "·. ';:Jt ~ ... , La~ extgen ente patrones externamente fo lt d critica del agente Y lo d l . . . . 1 d 1 , , . . 1 b .... :~.t.,. ,, ·,• d scnben roerarn d biernan la acu a 'l o las e a extgencta ongma e a razon practtca, que no mvo ucra a nmguna ••. . ""~ e l ) t'n t'nternaliza as, go mt'entos. Aque n

· !l·~ "' b b es · es a · s y pens a... . . implicaci6n, sino unicamente una exigencia de una especie diferente. Es es- ~ ' \:·~·· , o serva . ' como la fuente de sus accton: . h n de ser suyas, y esto stgnt-clarecedor que pueda tomarse una posicion similar en relaci6n con la infe- ·' ·:12:? _ . · caractenzanl lecciones de ben emanar de el st a. antes que lo consti.tuyen

-~~::... el' pues as e . · · s determtn rencia no deductiva. La pretension en el sentido de que ciertas premisas con- - · ' : tge, d b r el producto de pnnctpto legidos por el porque no . . . , , . . . . : .. r:··· f que e en se adrian ser e fmnan una cterta concluston podna ser parasttana de extgenctas del razona- ';.:.£r-• tea f te de su elecci6n, y que no P . .

· · d · · 1 · · 1, · • ,. ~~ como la uen , 'l para elegtr. n tamtz mtento m ucttvo que son esencta mente normattvas y pstco ogtcas. . ·" sencia ningun e ·sona sea como u : . ' h b 'a en su au ' . . l de una per . , Y finalmente hay que afiadir que in.cluso el argumento deductivo no esta a I' t -~- •. a n ' 05

el aparato rnottvaClona az de imponer ala accton 1 d . d . , d . 1 . . d h bl d ·:« .,.,. Cuanto men f· . . , posea y sea cap . . a la

sa vo e este ttpo e construccwn -es ectr, a opmt6n e que a ar e . ~· 2--!~ i- b do -cuanta mas de mtcton , ··b ir accion.es y dects10nes_ implicaci6n es parasitario de la necesidad psicol6gica, del hecho de que so- ;: ~-;- :: 0 un em ufl ias- tnas sentido habra en ~tn u tar la etica y otros pnn.ct~

,. ·-~-w~- de esas tn uenc ' ·b·1· d d de mterpre st mos empujados de una creencia a otra, y que nos sentimos obligados a alterar -o:; : 7 · _ mo su origen. La post 1 t a, d f. en lo que una persona es,

· · · d , · · , . C · persona co que estos e 111. , nerales nuestras creenctas en respuesta a ctertos ttpos e crltlca ststemattca-. reo yo . . s basi cos surge por l terroinos mas ge · 1 . . , , Q . w· . s· -:" ~- p!OS normattVO d con ellos en OS d co'mo se que ta opmton es comun a ume y a tttgenstem. 1 es correcta, entonces · · . ..,ducta de acuer o . , s tal indivi uo Y

gobterna su cor. · eta como e l la aparente desemejanza entre las exigencias de la razon practica y las de la l s decir con mas persptca . d aparato raciona ·

lnterpretar os e 'sucas e su 'l ·:no te6rica desaparece. Pero esa es otra cuesti6n. l aleza en. diversas caracten e ha quedado, en u tu

reve a su natur t ar que uno s 1 ue · Lo que puede aseverarse con alguna confianza es que, en tanto las exigen- .. h nada lamentable en en.c~n r . rechazar. Aquello con ° q

cias racionales, practicas o teoricas representan condiciones para la creencia ~-0 . ay 1

algo que 110 puede elegtr acep~ar 0 un nucleo sin el cual tal ~ez

y la acci6n, la necesidad que puede atribuirse a ellas noes 16gica sino natural anallSls, c~~a tal vez sea justamente uno rots~~~ la persona. Tales restricc10· o psicol6gica. Por lo tanto, es necesario investigar de que manera alcanzan su ·,.:: u~o se qu l .

0, 11 seria en absoluto, potest~ . de posibilidad.

1.. mnguna e ecct ' ondtc1ones poder sabre nosotros. Tal vez lo que mas podemos esperar es que tales princi- } l l ctivas se cuentan entre sus c . 1. . d d , . . 1 f d d n.es no e e ptos se nos ap tquen en vtrtu e caractensttcas parttcu armente pro un as e ·

32 ETICA Y MOTIVACION HUMAN A

nuestra constitucion, caracterfsticas que no podemos modificar. Eso es lo que

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CESlDAD E INTERPRETACION , NE . . de la raz6n pnictica, y esa

i6n con ciertas extgenctas . , . . . . . . .. t -··· bl cer en relac d l . terpretac10n-

tlCe su eftcaeta motrvac10nal. Pero en runguno de los dos casos el agrega/@; ·' .-: :~~·0 esta -~ d l rocedimiento e a 111 _

conseguira su propos ito. Llegar desde el nuevo con junto ampliado de premlS"<;; ' < ~~g;la functon e p l , . a la 1·ustificaci6n Y la . , . , . "" . • .. •. $~' , ara a cnnc '

a la concluswn reqmere todavta alguna clase de estructura; debe haber pr.k .·' . · ~~+- ,;:,;;_.'=". ~' . . cionales son canones P . , C do gobieman los aetas . . . . . .k': ~•· ' . Clpws ra . l coon. uan d

ctptos por los cuales las prermsas se unan para productr concluswnes justifio · d!M:. ]jj>s pnn . , del pensamtento Y a a . . , mismos toman o en . • ~t"· inacton l' 1 rinc1ptos a st ' ,

das, o principios por los cuales las creenctas y los deseos se unan para produc! r~~GiJ,eterrn e la gente ap tea os P . . . s indican que sena una . . . . . . .... , ., ,*" es porqu . 1 los pnnctpto , . acetOnes JUSttftcadas. Uno no puede hacer caso omtso de esta carencia aJ:" · ::'!!l>~ ,\a gente, circunstanc1as Y o que . . , racional es umca entre

::~o. c-:~ presentes , la mouvacton d mentando simplemente las premisas. . ... ' ·. -..;.:~ ,etl~nta sus . . ada. Kant observo que . . , d l acci6n en terminos e

•· .• ;,f. .. · eta apropt · hcae1on e a · · d. · La mayor desemejanza entre el razonamiento teorico y el practico es PGF· - .:. ol'flJ;@nSecuen 1 s porque cualquter exp d t'r1cipios por los lrl tVt'

' ., r ··~ causae, l' ·an esuspr . supuesto, que las premisas de un argumento deductivo implican su con:du.. . ""· i©ssisternas f' sencialmentealaap tcact . Lomismopuededecuse . , . l . . . ·; . .·. ' ' sere tere e . . , d sus acetones. . d'

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bolas de billar dec1 teran Nada de esto es verdad en el caso practico. Uno podrfa in ten tar constru'i-F. ·. · ';y, Ji{l9s a si mtsrnos, ·onales de la creencia. Es combo st as ut· dadosamente las fuer-

,:, ·, """'· as ract , d servar c 1 artificialmente un contenido con caracter de proposici6n para la conclusi6rk :{': "~ .. £ara las ca~s a que velocidad, despue_s e .0 d la direcci6n apropiada de as de un silogismo practico (cuya verdadera conclusion, como sefiala Arist6teles, ..... ;t__·· ~f:d:6nde r~ ar, y ue operan. sabre ellas e_mftnen 'do d de corregirse a sf mismas 0

· · , ) 1 · · , d , f' · · 1 ·" ¥ y fnccwnes q d d ,.,...as capact a ) es un acto o mtencwn -a guna pet1c1on e razon su tcten.te o, stmp emente : . :: .,. ~ , ·ca (Ten. dan, a e,n ' . t' eran un error . . , , . . ', l .. -1 de la roecant · . · 6n st come 1 . . ,

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y la acci6n, la necesidad que puede atribuirse a ellas noes 16gica sino natural anallSls, c~~a tal vez sea justamente uno rots~~~ la persona. Tales restricc10· o psicol6gica. Por lo tanto, es necesario investigar de que manera alcanzan su ·,.:: u~o se qu l .

0, 11 seria en absoluto, potest~ . de posibilidad.

1.. mnguna e ecct ' ondtc1ones poder sabre nosotros. Tal vez lo que mas podemos esperar es que tales princi- } l l ctivas se cuentan entre sus c . 1. . d d , . . 1 f d d n.es no e e ptos se nos ap tquen en vtrtu e caractensttcas parttcu armente pro un as e ·

32 ETICA Y MOTIVACION HUMAN A

nuestra constitucion, caracterfsticas que no podemos modificar. Eso es lo que