MundoDigital dromologia

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MundoDigital dromologiaetnografiando la noosfera,

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  • Alfonso V. Atochero

    Primera edicin

    Mundo digital Etnografiando la noosfera

  • 1Prlogo

  • Prologo (Por Riccardo Campa)

    Publicado en italiano en la revista Nouva Antologia

    Roland Barthes afirma que la escritura naci en China para que los mandarines establecieran sus intereses segn un cdigo interpretativo que excluyera los res-tantes. Dplice es el concepto de realidad segn se la aquilate desde la mira-da ordinaria tan obvia como, en el fondo, falsa o desde la mirada visionaria, que abre alarmantes intersticios en la trama de las apariencias.

    La duplicidad de lo real, que todo lo presenta como lbil y equivoco, responde a una oscuridad esencial del ser, ajeno a la visin e inexplicable con las argucias de la luz diurna.

    La tensin agnica del pensamiento hace que esta duplicidad, ms que ambigua, resulte ambivalente; y en el ciberespacio aproximada. Pero la aproximacin codi-ficada tiene una fuerza coexistente, que implica una Weltanschauung de nivel uni-versal. La aldea global de Marshall MacLuhan no es otra cosa que un permetro espacio-temporal cuya dimensin est establecida segn Jrgen Habermas en una red de informaciones.

    La ciberntica facilita la interactuacin de todos los habitantes del planeta de ma-nera tal que no pueden pensar sino lo que pueden expresar. Esto mismo sucedi con el latn. Los perodos hipotticos y la consecutio temporum imponan a los hablantes expresarse sobre lo convenido. Fuera de estos carriles no se prevea alguna promocin creadora. Para liberarse de este podero, es necesario que se acte otra revolucin antropolgica. Hablar por esquemas implica aceptar un condicionamiento, que determina una forma de conducta y una tica uniformado-ra que, en el siglo breve, tiene el rostro del totalitarismo.

    La esquematizacin de la expresin presenta un lmite en la percepcin indivi-dual, la posibilidad de cada cual de seguir ejerciendo a un nivel creador los idio-mas y las idiosincrasias de las distintas comunidades en la cuales gravitan.

    La tecnologa transforma la naturaleza en artificio. El ingenio humano elabora el milieu cultural en el que gravita. Jean-Marie Domenach, autor de Le sauvage et lordinateur, considera la escena contempornea como la estacin en la que la cu-riosidad se exterioriza en los artefactos. La virtualidad coincide con la indetermi-nacin de Werner Heisenberg, que seala un itinerario en continua disolucin para las obras in fieri. La informacin supera el convencimiento, que se concreti-za en los objetos seriales. El homo digitalis est desconcertado frente a su propia capacidad inventiva. La cognicin ednica se convierte en el maquinismo planeta-rio. Los vnculos de interconexin se conjugan con la sintaxis de la argumenta-cin. La autogratificacin se presenta como una metodologa (suero-teraputica) capaz de promover las afinidades electivas a simples y puras dotaciones genti-cas. La conformacin de la estructura cognoscitiva con la inmediatez la exime de acreditarse como el aspecto de una resolucin moral. La tica contempornea est implcita en la legalidad, en virtud de la cual las circunstancias se identifi-can con la necesidad. La red de las comunicaciones, que se despliega en el plane-ta, tiene finalidades protectoras con respecto a su intrnseca contradiccin. La vaguedad es una categora instintiva que encuentra una respuesta en el carcter imperscrutable de algunos aportes cientficos y en sus relativas interpretaciones.

    La Cibercultura relativiza los resultados cognoscitivos para volverlos extensibles al vasto y diversificado escenario de los usuarios. La misma simbologa es pensa-da como un factor conmutativo de sugestiones y de reminiscencias. La desigual-dad cognoscitiva est relacionada con la iniquidad econmica aunque no se le identifica. Las democracias contemporneas, de hecho, se fundan en las modali-dades ms eficaces para responder a las expectativas de un nmero creciente de personas. El mosaico de comunidades transversales, a las que se refiere Sheryl Sandberg, constituye el perfil de un hemisferio social, aun no sujeto etimolgica-mente a las connotaciones tradicionales. Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, sostiene que an las lenguas mayormente en desuso pueden encontrar un lugar en la enciclopedia virtual, que compendia el pluralismo tnico y cultural. Las

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  • tres dimensiones cognoscitivas (geosfera, biosfera, noosfera) representan los as-pectos con los cuales la realidad se manifiesta a la explicacin existencial del g-nero humano. La especulacin de Pierre Teilhard de Chardin se manifiesta en la noognesis, en el lugar donde se sintoniza el pensamiento y la inteligencia. La generacin digital responde no solamente a una tendencia socio-evolutiva, sino tambin a una presin mercantilista y comercial. Las correlaciones personales denotan la existencia de posibles universos sociales, sin consolidarse necesaria-mente en ordenamientos normativos o reglamentarios. La complementariedad de los aportes explicativos de los fenmenos naturales y sociales, conjugada con la ubicuidad tecnolgica, permite vislumbrar un universo multilingstico y mul-ticultural, de algn modo pacificado por la tensin emotiva y consuetudinaria.

    La preocupacin, manifestada por Mario Vargas Llosa, acerca de la aniquilacin de la memoria en presencia del archivo tecnolgico es al mismo tiempo verdade-ra y evasiva. La estructura fisiolgica del gnero humano es tal que no deja du-das acerca de su consistencia memorativa; sus fases de desarrollo o de diversifi-cacin existencial forman parte del patrimonio gentico, que tiene la fuerza de mostrarse, segn las circunstancias, en formas armoniosas o discrticas. El peli-gro ms bien est implcito en la uniformidad de la informacin, que puede gene-rar acostumbramiento, conformismo y falta de sentido crtico. La preocupacin de Maryanne Wolf se refiere a la imposibilidad de lectura profunda y por lo tanto en el retroceso del pensamiento profundo. La excesiva informacin es contraria a la profundizacin, que es la revisin efectuada por la inventiva. El estado de necesidad, recordado por Carl Schmitt, agudiza el ingenio y moviliza los recursos latentes en cada individuo, que tenga en cuenta su destino y el de la colectividad de la que es parte y en la que opera. La red telemtica impone un nuevo modo de afrontar el conocimiento y contextualmente la comunicacin. El instrumento se refiere a las actitudes compulsivas de aquellos que se proponen utilizarlo para finalidades didcticas o decorativas. El as llamado hbito mental es una metfo-ra del aprendizaje colectivo. La virtualidad tiende a armonizarse con la imagina-cin, con la evocacin de lo inconsciente, de la experiencia onrica, de las divaga-ciones mentales. La inteligencia artificial ennoblece tambin las regiones ms obscuras de la personalidad humana.

    La dependencia de la base de datos priva a la bsqueda individual del mbito ini-citico en el que consiste tradicionalmente el desafo de la libertad. El concierto de las nociones, preconstituido a los fines de su fruicin, contiene una suerte de uniformidad, que hace presagiar, casi inconscientemente, un Moloch artificial, destinado a la reglamentacin de los eventos terrenos de la humanidad. Sorpren-de como la tendencia a la sujecin, a la sumisin, a la subordinacin, se realice subliminalmente y por lo tanto con el consentimiento ms o menos obligado de los sujetos. El ideal de la autonoma decisoria, conectada con la identidad, se transforma en la prctica de la garanta existencial, de aquel lan vital, transmiti-do por Henri Bergson en las primeras dcadas del Novecientos. Wikipedia, en cuanto enciclopedia electrnica, permite a muchos individuos encontrar reparo en una memoria colectiva, que garantice, al menos por un breve perodo, una im-periosa presencia en el amor propio. El testimonio de cuanto cada persona reali-za durante su existencia comporta la adhesin a un principio tutor de la exigi-dad existencial. La centralizacin de redaccin y el depsito de datos determina una interdependencia. La estrategia, empleada para acceder a Internet, se mani-fiesta en las formas acostumbradas de la ejemplificacin conceptual. Los testado-res de la empresa que conserva los datos socialmente tiles, como Google, Micro-soft, Amazon, Apple, operan en la nube, en un indeterminado circuito cognitivo, sostenido por considerables resultados econmicos. Segn Richard Stallman, la utilizacin del web server por personas extraas a la subjetividad operativa es un acto peor que la estupidez. Fausto Montoya, experto en criptografa e investi-gador de Fsica aplicada del Consejo Superior de Investigaciones Cientficas (CSIC) explica que la nube constituye un gran repositorio de informacin, con datos de empresas, cuentas bancarias y todo tipo de datos dedicados; el riesgo es muy grande. (1) El riesgo se compendia en la prdida de datos, en la negligen-cia en la gestin de los datos, en la responsabilidad jurdica, en la dependencia de la conexin. La inseguridad, de todos modos, contradice cada sistema de repo-sicin y difusin de datos. El acceso a las bases de datos telemticas es efectuado prevalentemente por adolescentes. El concepto de adolescente o teenager emer-ge en el ao 1940 en Estados Unidos como consecuencia del crecimiento econ-mico y del aumento de la clase media. (2) Sin embargo el significado recndito de esta nueva instancia demogrfica se basa en el desafo a la modernidad, enten-

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  • dida como sustento con respecto a las turbulencias polticas e institucionales, que se verificaron en Europa y en Asia, como consecuencia de la segunda guerra mundial. La Joven Amrica asume el perfil redentorista de un nuevo curso (de-mogrfico) de la humanidad. La debilidad de la actitud crtica es el aspecto ms vulnerable del universo de las comunicaciones y de la uniformidad de las infor-maciones. La bsqueda de las fuentes es virtualmente annima, en el sentido que aquellos que se sirven de ellas no estn capacitados para establecer su auten-ticidad. La flexibilidad del rigor cientfico y de las formas de difusin responde a exigencias prevalentemente contingentes. La casualidad perjudica, solo en parte, la congruencia conceptual. La referencia al objeto discrimina a nivel sexual (se-gn la grandeza, como elemento de diferenciacin entre hombres y mujeres, ma-yormente jvenes). La mundializacin de Internet debera evitar el caos y la anar-qua, introduciendo, en los pases que lo utilizan un orden expresivo, garantiza-do por la convencin explicativa. Los esquemas, los algoritmos, reproponen en clave (suero)teraputica las mismas incidencias expresivas del latn (de la con-secutio temporum y de los perodos hipotticos). La sociedad postindustrial a la que se refiere Daniel Bell, de hecho, se identifica con la sociedad industrial tecno-lgicamente sofisticada, que asegura una mayor productividad, optimizando los recursos energticos. Los corifeos de la microinformtica, de la biotecnologa y de la fsica cuntica hablan de un nuevo En de la condicin humana. Pronosti-can nuevas relaciones intersubjetivas, vertiginosas innovaciones conceptuales, credenciales y de costumbres. A la reminiscencia del pasado prximo se le asigna la valencia de los hallazgos arqueolgicos.

    La incidencia de la tecnologa sobre la estabilidad poltica y econmica es preca-ria y tiende a configurarse en una dinmica social comparable, solo en parte, con los consolidados parmetros consuetudinarios de la familia, de la propiedad y de la convivencia civil. El ocio y la desocupacin asumen connotaciones inditas en el universo de las innovaciones cientficas y tecnolgicas. El carcter interplane-tario de la fenomenologa industrial influye sobre los permetros y sobre la habili-dad de los ordenamientos regionales y del mercado global. La afirmacin de enti-dades sociales de carcter microscpico se debe prevalentemente a la identifica-cin tecnolgica con la cual cada sujeto operativo se interconecta con el escena-rio internacional. La opulencia de algunas reas (Estado Unidos, Europa, China,

    India, Japn, Brasil) se opone a los vastos territorios de la indigencia. La satisfac-cin de las necesidades primarias es considerada una prioridad, vlida para to-das las latitudes y en todas las circunstancias.

    El trabajo asume una compostura meditica y encuentra respuesta en el entrete-nimiento y en la divagacin intelectual. La comodidad y el hiperconsumo son equivalentes del sufrimiento y del tedio, segn Arthur Schopenhauer, y de la inte-raccin del vaco y de lo efmero, segn Gilles Lipovestsky. El pesimismo de Emil Cioran est libre de la sugestin tecnolgica, considerada conforme a todas las iniciativas humanas, destinadas a ilusionar a los mismos responsables de la de-gradacin moral y del olvido.

    El automatismo subjetivo no se concilia con la familia parental, pero se sintoniza con la elega de grupo. La masa tiene una funcin de interdiccin hacia todas las manifestaciones de propensin hipertrfica. La tercera o1a es un libro publica-do en 1979 por Alvin Toffler. Con aire futurista, se basa en la historia de la huma-nidad para describir la configuracin que tomar el mundo una vez superada la era industrial, lo que significa a la vez la superacin de las ideologas, modelos de gobierno, economa, comunicaciones y sociedades estructuradas alrededor de la produccin centralizada, por ejemplo, el industrialismo capitalista y comunis-ta. (3) La transformacin de la economa agraria en economa industrial es un incentivo cultural, comn en todas las reas del planeta, sin distincin de cultu-ras, creencias, costumbres, formas de gobierno. El mismo binomio Oriente y Oc-cidente es superado por las condiciones en las que la estrategia operativa se inter-conecta con las iniciativas econmicas, fuera de las fronteras y prescindiendo de ellas. Las energas renovables e Internet se relacionan faustianamente en el uni-verso onrico que, por momentos, la imaginacin logra percibir. La centraliza-cin urbana permite un ulterior aumento de la poblacin de las ciudades moder-nas con respecto a las estructuras urbano-industriales del siglo XX. La imponde-rabilidad emotiva y expresiva de los conglomerados modernos incide en la estabi-lidad institucional y en el clima social. Las reas agrarias se parecen progresiva-mente a las industriales, ya sea bajo el perfil estructural, ya sea por cuanto con-cierne al comportamiento.

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  • La articulacin a distancia de los procesos decisorios comporta la transforma-cin de la estructura agraria tradicional en las modernas empresas productivas de alto rendimiento, tanto bajo el perfil sociolgico, como bajo el perfil econmi-co (salvaguardando los beneficios). La tecnocracia se manifiesta en el universo digital. La creciente sofisticacin tecnolgica debera, en lnea terica, exorcizar la guerra. Su falta de respuesta al desarrollo lineal en las distintas reas del pla-neta transforma la constancia de la razn en la pesadilla de la inconsciencia. La informatizacin de la sociedad, por ser una fase magnetofnica del progreso, no puede ser monopolizada o oligopolizada por los cuervos econmicos de turno. Los conflictos de la edad tecnotrnica se exteriorizan en la competencia, en la pretensin, ms o menos legtima, de disponer de los dispositivos jurdicos, desti-nados a garantizar los proyectos para la realizacin de obras pblicas, de instala-ciones para la extraccin y distribucin de las materias primas (bajo las formas de productos minerales o vegetales). Contrapuesta a las aflicciones de la econo-ma de mercado, el hemiciclo de la revuelta es la plaza. La globalizacin se mani-fiesta en la democracia directa: las conventions y los programas televisivos susti-tuyen el parlamento, que ratifica cuanto ya es objeto del debate poltico. Las con-vocaciones ocenicas son posibles gracias a las redes sociales, a los procesos de identificacin interactiva. La pulsin de las masas, delineada en los aos Veinte del Novecientos por Jos Ortega y Gasset, evoluciona en la tica participativa. El sistema de la contaminacin comunicativa perjudica el ordenamiento institucio-nal prevalentemente de rgimen totalitario. El carcter dilemtico del malestar social se transforma en eslogan y promueve el consenso, que se confirma decisi-vo en la maraa de las postulaciones individuales. La propaganda con frases de efecto elimina la dialctica dilatoria y alimenta las propensiones intersticiales en la dinmica propiciadora de los eventos resolutivos. La desobediencia civil se ma-nifiesta a nivel institucional a travs de Internet, que asegura las conexiones en-tre los sujetos participantes: Segn Nicolas Sarkozy, Internet confiere credibili-dad a la democracia y ocasiona vergenza a la dictadura. La conformacin unita-ria de los razonamientos se deduce de la prevaleciente postulacin simblica del compromiso electrnico. La primavera rabe demuestra que Internet y el Web son instrumentos de la libertad de expresin y de la iniciacin catrtica.

    La comunicacin virtual es la forma sincopada de la imaginacin. La relacin en-tre el ordenador (computadora) y la plaza se vuelve cada vez ms insistente y al mismo tiempo ms prctica. El lxico operativo prevalece sobre el descriptivo para limitarse al aspecto decisorio ( y reivindicador). El entusiasmo popular se extiende a la accin, que incluye el razonamiento y la inventiva. El apotesico concierto de significados alegricos incide sobre la actitud de protesta de las ma-sas, convocadas por Internet y mantenidas unidas por la asonancia sintctica de las proposiciones cognitivas, vlidas en circunstancias poltica y socialmente dife-renciadas. La relacin evidencia las necesidades. El ascetismo moderno es la su-perfetacin del ascetismo tradicional. En el pasado el anacoreta se conecta con el mundo mediante la plegaria, en la poca contempornea el individuo navega en Internet a la bsqueda de los interlocutores ideales. La subjetividad se configura por lo tanto como la fuente de las goethianas afinidades electivas. La sociedad es en efecto el resultado de una multiplicidad de redes, que se realizan con una de-mediada espontaneidad entre los componentes del orden institucional. Hoy las redes son cada vez ms extensas, superando con creces las redes geopolticas que son los estados tendiendo hacia aspectos ms amplios como los propuestos por Chomsky, buscando un espacio de colaboracin transnacional (piensa globalmen-te, acta localmente). La globalizacin y la liberalizacin de los transportes han logrado que nuestro planeta quede pequeo y que las fronteras sean menos her-mticas a las ideas y a los cambios. (4) La red responde a una necesidad ontol-gica. Los seres vivientes se consideran parte integrante de una aventura csmica difcilmente equiparable en la sabidura y en la trascendencia tradicionales. La creciente complejidad de la sociedad civil reside en la elaboracin de las formas con las cuales se determinan el modo de pensar y el modo de actuar. El pluralis-mo se conecta con la protesta para poder conseguir una sntesis predictiva de nuevas pero beneficiosas insurrecciones cognitivas y operativas. El homo dicty-cus convive con el homo oeconomicus en cuanto protagonistas del escenario ci-berntico. La comunicacin se presenta por lo tanto como la necesidad instintiva de encontrar en el gnero humano la necesidad de trascender la insignificancia (espacial y temporal) que lo caracteriza.

    La presencia fluctuante de las opiniones o de las conjeturas en Internet configu-ra la problematicidad, a la que se suma la revisin. A la dinmica de algunos ope-

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  • radores se contrapone la ataraxia de algunos otros. Normalmente, los usuarios pueden modificar sus intervenciones. Hay usuarios denominados lurkers, que leen pero no escriben. (5) La atraccin para unos y otros es de carcter expositi-vo, ldico y angustioso. Internet permite a todos tramar la vacuidad de la protes-ta, la expectativa salvfica, el silencio. El correo electrnico, adems de respon-der a incumbencias de orden prctico, incide rpidamente sobre la voluntad, no ordena de antemano las proposiciones que se consideran necesarias para expre-sar una opinin, una conviccin o simplemente una pregunta. La difusin de mensajes actualiza los propuestos aunque no sean coherentes con el mbito de referencia. La respuesta plural a un mensaje e-mail verifica la persistencia de un inters de mayor o menor participacin. La trama de las metforas permite entre-ver la imaginacin como reflejo condicionado de la realidad. La creatividad ejer-ce una atraccin recndita en todos aquellos que utilizan la red para mitigar com-plejas problemticas existenciales y absolverlas en el pietismo acostumbrado, en cuanto aspecto escenogrfico del sentido comn. El blog es el instrumento con el que se comparten pensamientos frente a determinados eventos, contados de ma-nera abreviada y didctica. Youtube es el instrumento a travs del cual una comu-nidad consume programas televisivos. La revisin crtica de la imposibilidad re-gistra las actitudes consolatorias de muchos artfices del foro programado de ni-vel exponencial. La virtualidad se adapta a la evidencia e induce a considerar las imgenes como partes integrantes de la experiencia perceptiva. La televisin se-lecciona las conexiones temporales entre los eventos para volverlos co-presentes con la actualidad. Mientras que el fenmeno de las redes sociales est ms di-versificado, y sin contar a las todopoderosas Facebook o Youtube, cada grupo cul-tural tiene querencia hacia uno u otro portal, Google est uniformemente exten-dido en todos los pases, con una imagen homognea. Sin embargo, aunque no haya padecido freno por choques culturales, s ha sufrido ataques y censuras en varios pases por cuestiones polticas. (6) Google-Books permite la compra de libros exentos de los derechos de autor y disponibles para la reproduccin en for-mato digital. La identidad real de Facebook es una prerrogativa ms atrayente con respecto a programas en los cuales la ficcin promueve el acuerdo con las ineludibles reservas mentales.

    El aspecto promocional es evidente en Twitter. Adems de las celebridades, Twi-tter es un gran portal para las empresas, que consiguen enganchar la atencin de sus potenciales clientes, convertidos en seguidores de la marca a cambio de promociones o descuentos en algunos productos. No obstante, hay usuarios an-nimos o no famosos capaces de generar temas de amplia repercusin. (7) Inter-net no distingue entre lo necesario y lo innecesario, entre el protagonismo y la auto-referencialidad; permitiendo a los usuarios individualmente actuar relacio-nes con el mundo exterior segn cnones no convencionales. A la adaptacin del medio corresponde el mensaje, segn la definicin de Herbert Marshall McLuhan. Tambin la amistad subyace a la exteriorizacin de signos e imgenes que la caracterizan. La participacin en la red electrnica establece una suerte de ciudadana virtual, que supera geopolticamente el mundo conocido. Las relacio-nes sociales se identifican con la prctica de la comunicacin. La funcin real se convierte en el factor de la socializacin. La defensa de la individualidad (y de la intimidad) se ejerce con el lxico empleado para disipar potenciales conflictos de carcter o generacionales, que sin embargo permanecen en la estratgica unifor-midad del universo contemporneo. La cooperacin y la solidaridad estn condi-cionadas por el mismo estado de nimo con el que los usuarios de Internet se compenetran en la realidad.

    Las redes de solidaridad que utilizan la tecnologa de la comunicacin tienen un poder de convocacin espontneo por la simultaneidad con la cual afrontan las problemticas de actualidad. La protesta poltica tiende a publicitarse en mbi-tos ocasionales antes que en los institucionales. El anonimato se convierte en la generalidad; las masas obnubilan los desafos publicitarios producidos por las centrales ideolgicas, polticas y econmicas. La ausencia de un liderazgo tradi-cional no priva a las convenciones masivas de una centralidad decisoria y operati-va, que acta sobre la base de un perfil colectivo, y a la ensea de un eslogan cali-ficativo. El uso y el abuso de tales instrumentos de informacin y de comunica-cin se conjugan y se complementan entre ellos. La dependencia de Internet es imperceptible y tendencialmente universal. Constituye un espejo interactivo que permite a las personas de sumergirse en la temperie del mundo. Las nociones contenidas en Internet estn disponibles a quienes no las relacionan entre ellas segn las congruencias y las correlaciones de la argumentacin. La identidad di-

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  • gital es una nueva identificacin consuetudinaria. El seudnimo es un instrumen-to de proteccin o de proyeccin: permite aceptar o rechazar las aprobaciones o las desaprobaciones sin incurrir en la polmica probatoria, que la autenticidad propositiva considera inevitable. El dualismo real-virtual asume una relevancia expresiva en las formas de la experiencia indita. La espiral meditica se identifi-ca en la supervaloracin de las imgenes. Esta capacidad para emprender de manera coordinada entre millones de usuarios, ignota hasta nuestros das, es la principal caracterstica de esta identidad colectiva. (8) Mientras la imprenta de Gutenberg se propone difundir los conocimientos ya operativos en la poca rena-centista, Internet los promueve contextualmente a su empleo en la prctica actua-cin. La industria cultural es el producto de la programacin meditica. Se deba-te sobre la posibilidad creativa o menos, con y en Internet. La escritura, percibi-da como el reflejo condicionado de la actividad cerebral en la accin coordinada y circular del brazo y de la mano, es sustituida por la pantalla del aparato medi-tico de composicin linear. El comercio electrnico, profetizado por el fsico esta-dounidense Clifford Stoll, puede delinearse como un servicio pblico a pesar de la ausencia del contacto personal. La informacin genera desarrollo y por lo tan-to conocimiento, que influye en las costumbres y en las formas de organizacin poltica y social. La democratizacin de la vida asociada se desarrolla en el apren-dizaje y en el uso comn de los instrumentos empleados para subrayar las inno-vaciones tecnolgicas y sus consecuencias en la solidaridad y la igualdad social.

    El exceso de noticias genera dificultades en la elaboracin de las mismas. Acep-tamos por lo tanto que vivimos en un mundo con exceso de informacin, que no puede ser asimilada en su totalidad por el ciudadano del siglo XXI. Aunque es difcil de cuantificar en un mundo digital (la informacin no es tangible, no se puede contar el nmero de pginas o establecer un valor numrico exacto), Da-vid de Ugarte precisa que la cantidad de informacin, generada desde el inicio de la escritura hasta el 2003, es la misma que ahora se genera cada dos das. (9) La capacidad analtica y la inclinacin sinttica se desarrollan a veces en forma ansigena. La memoria de silicio no permite operar lgicamente las postulacio-nes conceptuales de la reflexin tradicional. La relacin entre informacin y li-bertad es una afirmacin de tipo anglosajn que no puede ser verificada, sobre todo en cuanto se refiere al anlisis crtico, al cual puede ser sometida cada pro-

    posicin digital. La brevedad de la informacin es sin duda un aspecto positivo que contribuira a una mayor argumentacin si se aseguraran las fuentes y la cr-tica documental. La trivialidad de la informacin es un riesgo al que se expone cotidianamente el usuario. El antdoto consiste en la metodologa interpretativa, debidamente adecuada a la entidad cognitiva.

    Paradojalmente la tecnologa es considerada una forma de democratizacin del mundo y al mismo tiempo de utilizacin de la misma por imposicin. La cibern-tica pregona la robtica que reduce la fuerza-trabajo proletaria en funcin de la especializacin cada vez ms sofisticada. El mercado laboral establece cuales gru-pos emplear y cuales excluir segn las etapas avanzadas del aparato tecnolgico. Para Freeman Dyson, el desarrollo cientfico, cada vez ms, est permitiendo el desplazamiento de la mano de obra manual, que pasa a ser sustituida por mqui-nas, y los ordenadores estn desplazando a los trabajadores de oficina no cualifi-cados. Segn Dyson, en la sociedad de la informacin se producirn ms tensio-nes y diferencias entre las personas ricas y pobres. (10) La discriminacin fun-cional a nivel generacional es un inconveniente, al que deben poner remedio las sociedades tecnolgicamente desarrolladas. El control, al que se someten las par-tes del ordenamiento institucional, evoca las utopas de Aldous Huxley y George Orwell. Contrariamente a la transformacin de las sociedades colectoras en pro-ductoras, la modificacin de la sociedad industrial en la sociedad postindustrial es de breve duracin y consiste mayormente en la incidencia social de los servi-cios con respecto a los otros sectores productivos. La sociedad digital tiene una caracterstica indita; se despliega en modelos de desarrollo no necesariamente basados en conocimientos innovadores. El espacio pblico hegemoniza las parti-cipaciones individuales y las vuelve interactivas. La instruccin y la cultura ga-rantizan la igualdad de oportunidades para todos los grupos sociales.

    La escritura es sacrificada a favor de la imagen, volviendo dificultosas la lectura y la representacin grfica de la narracin. El predomino de la pantalla prefiere la escenografa del pensamiento antes que sus postulados conceptuales. La abs-traccin, de hecho, se hace de difcil transposicin y an ms difcil de traducir en fotogramas. La nueva sintaxis expresiva se desarrolla en la renovada estacin tecnolgica, capaz de contener todas las instancias cognoscitivas en la cibernti-

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  • ca. El migrante y el nativo segn Marc Prensky tiene acceso casi espontnea-mente a la digitalidad. Una especie de actitud auroral (de primitivismo) sugestio-na las mentes frente a la atraccin digital, que anuncia un nuevo curso del acon-tecer humano en un sentido auxiliador y providencial. La participacin femenina en la nueva estacin interactiva es una prueba de la peculiaridad del cambio en la escena mundial del trabajo, tambin bajo el perfil antropolgico. La utopa Internet para todos es una falacia gubernamental para hacernos vivir un espejis-mo... A parte de los problemas econmicos, los factores culturales tambin condi-cionan el acceso a la red, como el caso de grupos ultraconservadores que ven en el conocimiento libre y en Internet un peligro para sus discpulos, aunque la ba-rrera no sea de ndole econmica sino ideolgica. (11) El aspecto ldico y comu-nicativo (estigmatizado por Theodore Kaczynski, Andrew Keen y Ray Kurzweil) esconde la libertad de expresin segn la simbologa prevista por el sistema in-formtico a nivel internacional. La determinacin del individuo se refleja en el recorrido obligado del mensaje. Las sugestiones informticas se caracterizan por la esencialidad y la condensacin sintctica de la formulacin conceptual. El cuestionario constituye el esquema visible de las comunicaciones, que se realizan a nivel interpersonal. La interlocucin online se produce en el mismo momento. La abstraccin da forma, aunque dbilmente, a la comunicacin electrnica. Y es justamente esta tendencia que generaliza el saber e induce el intelecto agente a considerar lo manifiesto una categora ya no dogmtica sino explicativa de la rea-lidad, en un sentido universal. Las poblaciones precolombinas (mayas, aztecas, toltecas, totonacas, olmecas) logran niveles de conocimientos cientficos sin ela-borar un alfabeto articulado. La diagramacin del saber se interconecta con una estructura simblica (algbrica, trigonomtrica) capaz de controlar las cimas y los rigores de la realidad. Igual que los modelos agrarios tuvieron su tiempo, desapareciendo en beneficio de las sociedades industriales, estas estn dejando paso a la sociedad del conocimiento, marcando, en cierto modo, el inicio de una nueva etapa de la humanidad. (12) La adaptabilidad individual a los instrumen-tos de la tcnica se refiere al aspecto externo (visual) de la mutacin gentica, originada y realizada por el gnero humano. Este cambio social forma parte de un todo en el que las nuevas vas de comunicacin, desarrolladas en Internet, jue-gan un papel primordial. (13) El nuevo orden mundial es un hecho y responde a

    aquellas exigencias globales a las cuales se refiere la literatura econmica como un pretexto, humanamente soportable, para enfrentarse a los desafos del fatalis-mo naturalista, disimulado detrs de alternativas artificiales. El cosmopolitismo virtual es parte integrante del patrimonio cognoscitivo contemporneo. El cam-bio (nunca homogneo) a nivel exponencial vuelve mayormente evidentes las de-sigualdades existentes en el planeta, ya sea a nivel econmico, como a nivel cultu-ral.

    La formacin de un nuevo estilo de vida deja adivinar un conducta ms confor-me a la dinmica y a las premoniciones que a la esttica de las elucubraciones. La contemplacin se expresa, por breves momentos, en los anagramas de la pan-talla, en las estadsticas recorridas por una tensin capaz de atenuar las inquietu-des. La tecnocracia es la nueva clase social, capaz de afrontar la cotidianidad con la misma intensidad emotiva, con la que en el pasado la narracin afrontaba la trascendencia, con la intencin de aprisionar en un propsito la misma eterni-dad. La reputacin de identidad se concretiza en el circuito de amistades o de colaboraciones que cada persona es capaz de mantener. As, como para todos, tambin el anacoreta telemtico ambiciona mantener relaciones con el mundo exterior, percibido ficticiamente a travs de los recuadros del su pantalla hiperac-tiva. La espiritualidad consiste en percibir virtualmente la energa compulsiva, que atrae los individuos y los vuelve a someter a las fluctuaciones de la experien-cia. La proyeccin digital del yo vuelve permanente la hipertrfica exigencia de verificar la exuberancia mimtica con el prximo en una suerte de escenario del mundo, del que se presume se vuelvan evidentes los signos de la transformacin (de la renovacin).

    La introduccin en la red telemtica de las informaciones personales contribuye a alimentar el patrimonio del dominio pblico. Lo genrico de los aportes cubre el anonimato, que interacta al reparo de responsabilidades legales. El peligro del cambio de identidad consiste en el uso impropio de las informaciones adquiri-das con finalidades denigradoras o difamadoras. La extemporaneidad acrece la incongruencia de las prestaciones connotativas. El entretenimiento puede asu-mir tonos discutibles para la conexin de los usuarios, ya sea bajo el perfil delibe-rativo, ya sea bajo el perfil tctico. El uso de la base de datos est sujeto a las nor-

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  • mas de la autoreferencialidad y del autocontrol. La red telemtica desarrolla un rol de entretenimiento y de instrumento de informacin y comunicacin. El ocio est escalonado en la rtmica de las imgenes. El modelo bazar prevalece sobre el modelo catedral de modo al que el interclasismo se manifieste en toda su poten-cia.

    Las advertencias, formuladas por Jonathan Franzen, se refieren a los social net-work, especialmente a Twitter. Los social network movilizan solo a quienes es-tn ya de acuerdo sobre algo. No niego que puedan servir a la comunicacin, pe-ro creo que, con respecto a la expresin del pensamiento, todo se reduce a un pa-recer. Creo que no se pueda escribir nada de serio ni articulado en 140 carcte-res y la simplificacin lleva siempre consigo el riesgo de frases de impacto, cuan-do no el engao. (13) De hecho, cada circuito expresivo se desarrolla en la so-briedad del vocabulario, empleado para asegurar una sugestin, que de otro mo-do no tendra valor. La dificultad mayormente generacional consiste en argu-mentar con formulaciones apodcticas. Las variables postulantes implican una problemtica que no puede encontrar un lugar en los preordinados permetros expresivos. Pero es justamente esta caracterstica la que permite una comunica-cin tan extendida e intergeneracional. La difusin de los nuevos conocimientos presupone la tendencia a aceptarlos. El desarrollo tecnolgico se refleja en la in-teligencia digital. Las dos corrientes sociales, en las que se divide el gnero huma-no del siglo XXI, se describen en atrevidas formas definitorias; lites online y pa-rias offline. El hemisferio de la comunicacin se confronta con el de la aprensin capaz, por principio, de arrepentirse y de recuperarse (tecnolgicamente).

    Est ya convenido cientficamente que la plasticidad cerebral es ms elevada de cuanto se anunciaba y que puede modificarse con pocos ejercicios digitales. La Inteligencia Digital es el aspecto didctico del magisterio cientfico de Negropon-te. En la galaxia de Gutenberg, escribe Pierdomenico Baccalario nos basba-mos en un sistema alfabtico, en el concepto temporal antes y despus y en un aprendizaje reflexivo... Las informaciones deban ser ordenadas. Hoy, el aprendi-zaje es de tipo exploratorio, activo, a menudo ldico. (14) Lo espacial compren-de lo temporal en el sentido que investiga en los signos que lo cuantifican. Lo fragmentario del lenguaje hipertextual permite operar en mbitos multimedia-

    les. La representacin hipermedial une armoniosamente al escritor y al lector del texto que permanece, en el mbito documental, con el soporte de papel. El espa-cio multimedial se interconecta con las sugestiones de la lectura, atenundolas. El ejercicio didctico es ya una custica promocin generacional, de carcter ho-mogeneizante a nivel planetario.

    NOTAS

    1. Alfonso Vzquez Atochero, Incidencia de la brecha digital en grupos de igua-les a partir de la interactividad entre la identidad fsica y la identidad digital, Tesis doctoral, Universidad de Extremadura, 2012, p. 77.

    2. Ibidem, p. 79.

    3. Ibidem, p. 95.

    4. Ibidem, p. 133.

    5. Ibidem, p. 142.

    6. Ibidem, p. 165.

    7. Ibidem, p. 172.

    8. Ibidem, p. 207.

    9. Ibidem, p. 221.

    10. Ibidem, p. 228.

    11. Ibidem, p. 257.

    12. Ibidem, p. 283.

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  • 13. Antonio Monda, Jonathan Franzen, La Repubblica, Roma 23 de mayo de 2012, p. 57.

    14. Pierdomenico Baccalario, Se i ragazzi della generazione click ora hanno unintelligenza artificiale, La Repubblica, Roma 20 de mayo de 2012, p. 49. Cfr. Protesta 2.0, Humboldt, 157, Publicacin del Goethe Institut, Bonn 2012.

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  • 2Ciberantropologa: el estudio de la red como nuevo escenario social

  • Para Henry Ford, el verdadero progreso es aquel que pone la tecnologa al alcance de todos. Esta cita podra ser premonitoria para la tecnologa que iba a acaparar to-dos los mbitos del conocimiento y todos los aspectos de la vida un siglo despus de su famosa cadena de montaje en serie. Porque, ciertamente, Internet es el ejemplo ms evidente de cmo una tecnologa se ha convertido en progreso para toda la huma-nidad. Un medio relativamente barato y asequible que ha marcado un antes y un des-pus en la historia de los inventos y en el desarrollo tecnolgico de la humanidad.

    Ciberantropologa: el estudio de la red como nuevo escenario social

    El estudio antropolgico de la red es un campo relativamente reciente pero que ha atrado a numerosos investigadores sociales, que desde diferentes perspectivas han ido desengranando y desentramando los misterios de este nuevo escenario. Y es que la sociedad de principios del XXI vive inmersa en una serie de cambios vertiginosos, una vorgine de transformaciones que de manera exponencial estn permutando las formas de vida de todos los rincones del planeta. Estos procesos subyacen bajo una sociedad cosmopolita y moderna que aparentemente sigue su camino impasible ante estas cuestiones. Autores como Weber ya estudiaron este cambio continuo e impasi-ble que desde dentro va transformando las sociedades. Sin embargo, segn Weber esos cambios se producan de manera ordenada y paulatina. Pero si la sociedad ha venido ha evolucionado de manera aritmtica, los procesos tecnolgicos lo estn ha-ciendo de manera exponencial, lo que est repercutiendo en una serie de factores so-ciales que tambin han experimentado una evolucin a un ritmo similar.

    Quiz la etnografa virtual de Christine Hine, publicada en Londres por Sage en el ao 2000 sea uno de los textos pioneros y que sirven como punto de referencia a los investigadores que se van internando en el complejo marco de la sociedad red. Hine

    nos ofreca la doble vertiente de Internet: por un lado artefacto cultural y por otro una cultura en s misma1. Es esta consideracin de cultura la que legitima a la antro-pologa a entrar, como el resto de las ciencias sociales, en este nuevo campo de estu-dio. Por ello, no podemos y no debemos resignarnos a abandonar el bagaje metodo-lgico que la antropologa nos ha proporcionando a lo largo de su corta existencia co-mo ciencia ms menos establecida. El trabajo de campo y las tcnicas de la etnografa clsica se hacen vlidas en este nuevo espacio. Tenemos los mismos factores que tu-vieron lo primeros antroplogos que se iniciaron en el estudio de campo. La red es nuestro territorio, nuestra aldea global. Los usuarios son la tribu. Y una tribu que en lneas generales presenta una serie de caractersticas irrepetibles, ya que un mismo usuario suele tener una identidad en cada escenario: un perfil en su vida fsica y otro distinto en su vida virtual. El ciberespacio no es una extensin de la vida en el escena-rio del tomo. El escenario del bit tiene sus propias reglas de juego, su propio tablero. Cada usuario tiene su rol, su funcin en este espacio virtual.

    Y es que no slo Hine piensa que las herramientas que nos proporciona la etnografa son instrumentos vlidos para la tarea en la que nos estamos embarcando. Ser Lvi-Strauss, pensador de primer orden y cuya obra se ha convertido en paradigma y axio-ma de la de todo investigador social, quien nos lo ejemplarice con la siguiente afirma-cin: lo tpico de la antropologa ha sido siempre, desde que existe, reintegrar a la racionalidad todos aquellos fenmenos, gestos o actos humanos que parecan pato-lgicos o incomprensibles. Segn l, sta sera la comprensin que el hombre se ha-ce del concepto de s mismo. Lo que ante nuestra conciencia puede parecer extico, extrao, fuera del sentido comn y de la lgica ha supuesto un reto que ha permitido desarrollar su obra. Desde nio cuenta me he sentido incmodo ante lo irracio-nal y desde entonces he intentado encontrar un orden por detrs de aquello que se nos presenta como desorden2. La antropologa, pues, puede ayudarnos no a poner orden, sino a descubrir el orden que rige este nuevo universo digital, y a los tipos de gente que se han ido posicionando en torno a la red, ocupando diferente lugares en la jerarqua. Descubrir el ordenamiento intrnseco de la sociedad nos permitir com-prender, y esta compresin nos llevar a mejorar la calidad de vida de los miembros de este nuevo sistema. La funcin de la antropologa es interpretar, no juzgar. No es cuestin de buscar el mal o el bien, sino de establecer unos parmetros objetivos que

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  • supongan una mejora en los individuos a corto o medio plazo. Y todo lo que repercu-ta en las partes de un todo, sin duda beneficiarn a ese total, al conjunto de la socie-dad. Por ello partimos que la adquisicin de competencias digitales sin duda es una va de expansin para todos y cada uno de los ciudadanos.

    Por otra parte, fue Nicholas Negroponte quien trabaj el concepto de la revolucin del bit frente al tomo3, de lo virtual frente a lo real, de lo intangible frente a lo tangi-ble. El mundo ciberntico puede ser reducido a on-off, a ceros-unos, a encendido-apa-gado, pares de contrarios opuestos, que combinndose y reinventndose son capaces de generar realidades complejas. Una dualidad de elementos opuestos. No obstante, cuando hablamos de dualidades, como veremos ms adelante, no podemos dejar de pensar en Lvi-Strauss y sus famosas dualidades. En este momento, en la galaxia Internet, pasamos de la dualidad de lo crudo y lo cocido que hizo famosa el clebre antroplogo belga a la dualidad entre lo offline y lo online, caractersticas que pueden ser aplicadas tanto a tendencias y corriente como a personas.

    Para una comprensin ms amplia y globalizada de esta tribu y de este sistema cultu-ral, tendremos en cuentan no slo a los que estn integrados en las nuevas tecnolo-gas, sino a aquellos que por una u otra razn se ha ido quedando al margen. Es nece-sario estudiar tambin esas razones (econmicas, sociales, por razn de sexo, edad...) porque ya no cabe el decir que no nos interesan las nuevas tecnologas; no tenemos la opcin de elegir en qu medida nos va a influir4. La cibersociedad, la sociedad 2.0 ha fagocitado al modelo anterior y no es vlido elegir entrar o no en ella. Todos estamos dentro, la diferencia es que unos controlan este medio y otros no, quedando aparta-dos de estas nuevas vas de expansin y desarrollo. Hasta que punto puede llevar este nuevo medio de exclusin?Podramos llegar a pensar que los no integrados se-rn los nuevos parias? La Sociedad de la Informacin lleva a la Sociedad del Conoci-miento, y sta a la economa del conocimiento. Los nuevos canales econmicos co-menzarn a alimentarse de esta nueva filosofa, en la que el bit cobrar importancia, tanta o ms que el tomo, y la generacin del beneficio no se limitar a la produccin de bienes fsicos5.

    Entre los excluidos y los integrados de esta nueva corriente se abre la denominada brecha digital, una frontera entre los que estn offline y los que estn online. Una ba-

    rrera que generar una serie de desigualdades no slo econmicas y sociales, sino tambin personales. Los parias no slo se perjudican a s mismos, sino que esta exclu-sin afecta al resto de los ciudadanos de la sociedad red. Es por ello que las autorida-des han puesto un cierto empeo en alfabetizar tecnolgicamente a sus ciudadanos y ha habido, hay y habr iniciativas mltiples destinadas a este fin.

    Networking: el arte de relacionarse frente al peligroso enredarse

    Los usuarios red, los habitantes de esa hipottica aldea digital, independientemente de su nivel de conocimientos, van a encontrar como uno de los puntos ms atractivos de este nuevo escenario su capacidad de interaccin. El ser humano es lo que es gra-cias al grupo. Las corrientes difusionistas nos ensean como las pautas favorables, as como los miedos, quedan grabados en nuestro cerebro y quedan registrados en l durante milenios incluso. As, el temor congnito a las serpientes puede provenir de cuando los homnidos bajaron de los rboles y tenan como convecinos a estos peli-grosos reptiles. Este miedo permanece en el subconsciente evolutivo y se mantiene hasta homo sapiens. De la misma manera, la necesidad de relacin entre iguales es un axioma presente en los genes. Es algo que no es necesario aprender. La comunica-cin atrae tambin al cibernauta -homo digitalis6-, que busca nuevos canales de ex-pansin y la red se convierte en esa nueva alternativa que posibilita conocer a otras personas.

    Pero el ansia de conocer es infinita? Hasta dnde podemos llegar en el ciberespa-cio? Quiz la inmediatez y la comodidad, el simple hecho de poder comunicarme aqu y ahora sin lmites ni fronteras desdibuja el acto comunicativo y relacional en s. El usuario espaol ms social en Myspace es Sofa de Oliveira, con 405.000 amigos7. Evidentemente se trata de una agenda nada manejable. Existe un lmite a la hora de contar nuestras relaciones? Segn algunos estudios llevados a cabo en Estados Unidos a finales de los aos 608, 150 es el nmero mximo de personas que podemos recordar y con los que podemos mantener una buena relacin. Pasando este nmero, la calidad del vnculo comienza a deteriorarse. Hasta tal punto que empresas como Gore-Tex estn abierta a abrir una segunda factora antes que superar ese nmero de

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  • empleados, para garantizarse un ambiente de trabajo ptimo, segn nos cuenta Sonia Fernndez en Dos grados: Networking, cultiva tu red virtual de contactos (2004).

    De la misma manera, Robin Dunbar, profesor de antropologa evolutiva de la Univer-sidad de Oxford, afirma que la cantidad de individuos que pueden desarrollarse plena-mente en un sistema determinado no supera los 150. Dunbar teoriza que este valor, aproximadamente 150 individuos, est relacionado con el tamao del neocrtex cere-bral y su capacidad de proceso9. Es lo que se denomina el nmero de Dunbar, cuyas bases tericas se recogen en el artculo Coevolutions of neocortex size, group size and language in humans, publicado en 1993 en el nmero 16 de la revista Beahavoi-ral and brain sciences. En la investigacin que dio luz a esta publicacin, ms de treinta cientficos colaboraron y se analiz la relacin existente entre el tamao del cerebro y el tamao del grupo en varios primates, estableciendo una secuencia en el nmero de relaciones y lazos que podra alcanzar un sujeto en funcin de su tamao cerebral y, por extrapolacin, determin la cantidad de contactos antes citada en los homo sapiens10. Christakis y Fowler, revisando la investigacin de Dunbar, reflexio-nan acerca de las caractersticas que ha de tener un grupo humano, ya que si bien las manadas de animales suelen ser bastante estables, los grupos humanos, y ms en so-ciedades modernas complejas, suelen ser muy fluctuante. No obstante, a lo largo de la historia las agrupaciones y agrupaciones ms operativas han fluctuado entre 120 y 180 personas, como las primeras aldeas o los batallones militares11. Sin embargo, las sociedades modernas, y ms desde la explosin de la sociedad de la informacin, este nmero ha ascendido exponencialmente.

    La necesidad de pertenencia a un colectivo puede explicar esta tendencia al net-working, a las interconexiones sociales (ya sean en red o presencial). Volviendo a Punset, los humanos necesitan pertenecer a algo, a un colectivo social, a una mana-da, les da igual; lo importante es pertenecer. Y es muy difcil aquilatar la importan-cia objetiva del colectivo al que se decide pertenecer; quiero decir que la etnia puede ser mucho menos importante que la camiseta que le han puesto a uno12.

    Interconexiones en la sociedad red

    Otra variable a tener en cuenta es la proximidad y la interconexin entre los habitan-tes de la aldea digital. El escritor hngaro Frigyes Karinthy, en 1929, afirm que to-das las personas del mundo estn interconectadas en una red de contactos de como mximo seis grados. Segn Karinthy, cualquier ser humano escogido al azar en cual-quier parte del planeta conoce a alguien que a su vez conoce a alguien, y as sucesiva-mente, de tal manera que no habr ms de cinco personas entre l y cualquier otra persona. Es decir, el lector de este texto podra llegar a conocer al hombre ms rico del planeta travs de cinco conocidos. De tal manera tan opulento seor estara tam-bin a seis grados del ms pobre de los seres humanos. Tambin la esta historia ha sido llevada al cine en varias ocasiones, como en Seis grados de separacin, de Will Smith o en Cadena de favores, en la que un nio se propone demostrar el alcance de esta teora para un trabajo escolar de corte sociolgico Esta teora de los seis grados de separacin ha sido puesta en tela de juicio y a la vez alabada en diferentes momen-tos. Stanley Milgram, un controvertido psiclogo de la Universidad de Harvard inten-t llevar esta teora a la prctica en 1967. Eligi a 160 granjeros en Omaha (Nebraska) a los que se les dio un paquete y una consigna: hacer llegar el paquete a un corredor de bolsa en Boston. Cada granjero debera buscar un contacto directo, contarle su ta-rea, y pedirle que siguiera la cadena. Resultado? La mayora de los paquetes llega-ron a su destino con un mximo de cinco o seis transacciones. Pero un dato relevante es que el ltimo grado de unin entre remitente y destinatario, es decir la persona que entreg el paquete al agente burstil se encarnaron en solamente tres personas distintas13. Malcolm Gladwell, autor del libro The Tipping Point14 sigui analizando el fenmeno. Para l (esto puede explicar que el ltimo grado, el crculo del corredor de bolsa, fuera tan reducido) no toda persona est unida a otra cualesquiera por seis grados, sino que un nmero relativamente pequeo de personas estn muy bien co-nectadas al resto en unos poco grados, y que son estas personas las que nos permiten estar conectados al resto. Gladwell llama a estas personas connectors, conectores, y seran nexos de comunicacin muy relevantes en el entramado social.

    Con nimo de comprobar el estado actual de la teora, Microsoft, comprobando los envos de treinta mil millones de correos, la ha ratificado, aunque aumentando los

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  • grados a 6,6. Sin embargo, la compaa de mviles O2 decidi repetir el proceso utili-zando mensaje de texto en lugar de correos electrnicos. Encontr que los grados se haban reducido a 3. No obstante, est teora de los grados tiene cierta importancia en comunidades limitadas, y no en un espacio abierto como supone Internet. Tal vez en algunos casos pueda tener una relacin fluida con los contactos que tengo a un gra-do. Tal vez, si no requiere mucho sacrificio podra llegar al segundo grado, a los ami-gos de mis amigos. Sin embargo, si retomamos el caso de Sofa Oliveira en Myspace, vemos como es un connector que permite reducir los grados de conexin, pero nos hace pensar en lo poco relevante de estos grados (cmo es posible gestionar tal n-mero relaciones?) .El socilogo Mark Granovetter profundiz en la fortaleza de los vnculos, determinando la existencia de vnculos fuertes y vnculos dbiles, y en nues-tra red, el caso anterior es un conector que pone en contacto o interconecta 327.000 usuarios, pero no deja de ser un superusuario con numerosos vnculos dbiles, y a lo sumo un centenar o medio de vnculos fuertes. En palabras de Duncan Watts, estar a ms de dos grados es estar en el anonimato. Pero tal vez sea pretencioso pretender conocer a un nmero casi infinito de persona15. Y por otra parte tampoco lo necesita-mos.

    Duncan Watts, profesor de sociologa de la Universidad de Columbia y autor del libro six degrees (2004), ha renovado el experimento de Milgram realizando envos masi-vos a travs de Internet. Recoge los datos de la misma en su espacio Small World16 para intentar determinar los grados que separan entre s a los usuarios de Internet. No obstante, este nuevo proceso tiene un factor excluyente, pues deja fuera a todo aquel que no tiene correo electrnico y acceso a Internet. Si los antiguos experimen-tos buscaban averiguar la interconexin entre los seres humanos, Watts demostrar a lo sumo la interconexin en Internet, al igual que Milgram se limit a la intercone-xin entre ciudadanos norteamericanos. Otra barrera que condicionar el estudio de Watts es la proliferacin de correo electrnico no deseado o basura (spam) y el has-to que provoca en los usuarios el participar en pruebas no solicitadas. No podemos pasar por alto un alto sesgo en estos experimentos: los sujetos que participan parten con una cierta motivacin por este tipo de pruebas.

    Por otra parte, un reciente estudio de la Universidad de Miln en colaboracin con Facebook asegura que la distancia entre dos personas de cualquier lugar del mundo se reduce a 4,74 pasos. En el mismo estudio demuestra que segn aumentan los usua-rios de Facebook, cuya cifra supera ya al 10% de la poblacin mundial, el nmero de pasos del proceso disminuye, y que si se limitan a contactos de un mismo pas, el pro-ceso se puede completar con slo tres pasos17.

    Sea como fuere, y aunque es muy difcil de demostrar, por no decir imposible, por cuntos grados estn separadas las personas entre s, esta tendencia es propia de una humanidad globalizada y cada vez mejor comunicada. Es mucho ms fcil establecer nuevos contactos y ampliar nuestra red en un sistema de comunicacin mediante or-denador (cmc) que mediante los mtodos convencionales. Buen ejemplo de ello son las comunidades virtuales que han proliferado en los ltimos aos, y que para un ele-vado nmero de usuarios son una razn en s mismas que justifican la importancia de Internet. Lo que cabra preguntarse es si la aparicin de estas comunidades ha si-do un simple cambio de escenario o si por el contrario ha revolucionado la manera de comunicarse y conseguir contactos Es Internet un simple medio que nos facilita el da a da o se ha convertido en un fin en s mismo? Necesitamos conocer a tanta gen-te o el tener un nmero de contactos elevado se ha convertido en un rasgo de distin-cin en la sociedad 2.0? A ms amigos ms prestigio?

    Como vemos, es difcil hablar de datos absolutos exactos, pues contabilizar una ten-dencia tan globalizada no dejar ser una labor casi imposible. Podemos contar el nme-ro de accesos, el nmero de adsls, el nmero de cibers o instituciones que ofrecen ac-cesos annimos, gratuitos o no, pero nunca nos acercaremos a datos reales. Como estudio antropolgico dejaremos a un lado los valores cuantitativos para centrarnos en una aproximacin cualitativa al fenmeno red. No buscaremos tanto el valor esta-dstico, el porcentaje, por ser ms temporal y perecedero, sino que intentaremos reve-lar inquietudes. Comunidades virtuales, blogs, creadores de opinin... lo que pode-mos sacar en claro es que la red 2.0, en la que el usuario es consumidor y creador de contenidos, ha despertado sbitamente el inters ciudadano por la participacin en red, generando una manifestacin popular insospechada hace unos pocos aos. Para

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  • comenzar a comprender qu est pasando, empezaremos por analizar el espacio que acoge esta nueva dimensin de la sociedad.

    La doble variable: artefacto cultural y cultura en s mismo

    Christine Hine aprecia en Internet una doble vertiente; por un lado es un artefacto cultural, producto del ser humano del siglo XX como un servicio o una innovacin ms. Esta dimensin es quiz la ms evidente y directa, al igual que existen otros ser-vicios de comunicacin, como la televisin, la radio o el telfono que han mejorado considerablemente la dimensin comunicativa humana gracias a los avances de la tecnologa. Por otra parte, tal vez no tan evidente y quiz desbordando las previsio-nes de sus creadores e idelogos, la red ha ido generando una subcultura con normas y etiquetas propias18. Visto as, la red se convierte en una cultura propia, objeto de ser etnografiada con las mismas tcnicas que utilizaramos a la hora de investigar cual-quier grupo social o cultura. Si bien, reconoce Hine, en sus orgenes los estudiosos de las ciencias sociales no prestaron mucha atencin a la posible creacin de esta subcul-tura, debido a las limitaciones tcnicas y a lo poco atractivo, inicialmente, del medio. Si la televisin o la radio eran medios muy populares, lo inicios de Internet fueron muy limitados en cuanto nmero de usuarios y posibilidades, ya que iba poco ms all del correo electrnico en contextos laborales y organizacionales19.

    Curiosamente, los primeros artculos que se van a ocupar del estudio sociolgico del medio van a ser aquellos centrados en el flaming, o medios de insultar sutilmente a travs del texto. El texto en si puede parecer plano, pero el usuario comienza a esta-blecer cdigos que dan vida a los mensajes. As, el uso de maysculas significa gritar, y la combinacin de algunos caracteres especiales del teclado dan lugar a los emotico-nes, que se encargan de transmitir sentimientos, estados y sensaciones como la un guio;-), una sonrisa:-), sorpresa :-O, burla-complicidad :-b... Este uso menos ortodo-xo indican que el usuario comienza a interiorizar la tecnologa y le da una personali-dad propia20. Cuando esta invencin tcnica comienza a tener vida propia y a generar hbitos concretos, podemos decir que se est generando una subcultura propia que engloba a aquellos usuarios que manejan estos aparatos. Este entorno, en continua

    transformacin y crecimiento, va conformndose con un grupo cada vez ms nutrido de usuarios, un grupo que cada vez tiende ms a universalizarse. De tal manera, la sociedad virtual es cada vez ms compleja y se reproducen los roles que estn presen-tes en la sociedad fsica: as no hay un uso idlico (no todos son buenos) y no hay per-sonajes planos (ni todo es blanco ni todo es negro). De la misma manera, no todos perciben igual el sentido de la red, que a veces se interpreta como algo positivo y otras veces como espacio para el mal 21.

    Como resumen, podemos aceptar que Internet es un producto del contexto social, que a su vez genera dinmicas sociales concretas, que adquieren forma de acuerdo con las expectativas de lo que es y de aquello para lo que se puede utilizar22 [..] que se ha desarrollado como el resultado de una serie de contingencias ocurridas en los procesos sociales, ms que como una consecuencia necesaria de una lgica tcnica o del deseo humano23 .

    Internet como un mundo aparte y como parte del mundo

    Haciendo un paralelismo con la idea anterior y el concepto de jugar con la dicotoma-antitesis-complementariedad, Oscar Grillo24 nos habla de Internet como un mundo a parte frente a Internet como parte del mundo. La primera, ms romnti-ca, se aproxima a su dimensin como cultura en s mismo en el ideario de Hine, don-de Internet aparece como un fenmeno unificado que crece de manera ms o menos lineal derramando generosamente cibercultura25. En esta dimensin, a Internet se le atribuye la capacidad de crear nuevas formas de relacionarse y producir nuevas identidades. Se defiende tambin la posibilidad futura, y no slo la presente, de po-tencial transformador de prcticas polticas y de cambios econmicos, como una tec-nologa capaz de actuar sobre todas las esferas de la vida social, capaz de modelar el ciudadano digital. En palabras de este autor, un molde tecnolgico que opera sobre individuos, actores sociales e instituciones, nos colocara de lleno en un nuevo orden cultural y econmico denominado Sociedad de la Informacin y el Conocimiento, Sociedad Red o Cibercultura. Como crtica sobre esta faceta de Internet como cultu-ra, cita a Hakken, quien en 2003 objet una serie de argumentos contra el optimismo

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  • digital, al afirmar que estamos entrando en el sonambulismo tecnolgico en el que, en cierta manera, estamos dejndonos formatear para actuar al servicio de la mqui-na.

    En cambio, la visin de Internet como parte del mundo, idea anterior si se quiere de la que no podemos obviar su naturaleza humana y por lo tanto, una creacin de ella, se asociara con el artefacto cultural. Este concepto nos desafa a pensar la sociedad de la informacin como un mosaico complejo con piezas de diferentes tamaos y texturas, que se superponen, y se conectan slo a partir de la agencia y la apropia-cin que los actores sociales hacen o no de las posibilidades que ofrece la tecnolo-ga26. Aqu la red se convierte principalmente en una herramienta, en una creacin, factor que prima sobre la dimensin ms personal defendida en el prrafo anterior. No por ello se pretende frenar al importancia de Internet, y se le reconoce su poten-cial para crear nuevas formas de relaciones y su conformacin como espacio social que la gente puede usar para extenderse, sin llegar a interpretar estas formas como opuestas a las anteriores. Toma importancia la idea de actuar en fenmenos locales, pero siendo conscientes de que estamos en una red global27.

    Para concluir su posicionamiento, Grillo se muestra un tanto escptico cuando reco-noce que a pesar de su potencia, ni Internet ni la sociedad del conocimiento no han terminado con la desaparicin de las desigualdades socio-culturales ni con las inequi-dades del sistema, aunque reconoce su vala como herramienta.

    Hacia la convergencia digital

    La tecnologa ciberntica cada vez domina ms nuestras vidas. Hace apenas quince aos pocos conocan Internet y no eran muchos ms los que disfrutaba de un telfo-no mvil. Sin embargo, la cacharrera digital ha evolucionado de manera imparable. Ordenadores cada vez ms potentes y pequeos, porttiles, telfonos mviles con fun-ciones impensables, GPS adaptados para el uso cotidiano. La tecnologa nos facilita la vida, ofrecindonos los medios para saciar unas necesidades que desconocamos hace unos aos. Una serie de necesidades que se fueron creando aisladamente, y para cada

    necesidad, surgi una solucin, siempre que estuviramos dispuestos a pasar por ca-ja. Sin embargo la tendencia actual de la industria tecnolgica es la de construir apa-ratos cada vez ms verstiles y pequeos Por qu llevar una mochila con el telfono mvil, el porttil, el GPS, la cmara de fotos, el reproductor Mp3...? La convergencia digital va encaminada a recoger todas las funcionalidades desarrolladas por la indus-tria tecnolgica en las ltimas dcadas en aparatos cada vez ms sofisticados y en un breve espacio de tiempo ofrecer soluciones menos complejas, ms humana. La tecno-loga que nos ha deshumanizado ahora se vuelve ms humana. Esta tendencia no s-lo va a influir en la cacharrera, sino que el propio sistema tender a hacerse ms hu-mano. La web 2.0 propulsar que el ciudadano sea el propio gestor y creador de con-tenidos. El siguiente paso es la web 3.0: la web semntica tratar de establecer par-metros e interfaces que permitan una comunicacin ms humana y directa con la m-quina, para que sta entienda nuestros deseos y que no seamos nosotros quienes ten-gamos que doblegarnos aprendiendo un lenguaje de mquina.

    Esta reunificacin de quehaceres en un ltimo dispositivo poliubcuo a la par que hu-manizado favorecer la multitarea, ya que la propia maquinaria incitar a ello. La ten-dencia creciente del multitasking, que hace que los adolescentes utilicen de forma simultnea diferentes aparatos como el ordenador, el mvil o la televisin, pone en evidencia la necesidad de encontrar un nuevo dispositivo que les permitir tenerlo todo en un solo click28. Pero el diseo de un aparato que rena estas caractersticas no es algo imaginario, ya que tras la rpida introduccin de tablets y smartphones en el mercado el hecho de estar conectado a Internet y la facilidad de acceder a las apli-caciones ha cambiado radicalmente el uso del mvil. Los usuarios que cuentan con estos dispositivos los utilizan 20 minutos ms al da y hacen un uso diferente. Se ha pasado de hablar un 70% del tiempo a hacerlo slo un 45%, mientras que ha aumen-tado el tiempo destinado a enviar correos electrnicos (de un 4 a un 12%), navegar, escuchar msica y jugar29.

    La nica pega de esta tecnologa, como suele ocurrir en todos lo inicios, es su precio. Sin embargo, una vez abierto camino todo es ms sencillo y es cuestin de tiempo, poco, el que su consumo se estandarice. ste es el camino del futuro: desarrollar un dispositivo verstil, sencillo, intuitivo y barato que permita a los adultos-jvenes

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  • personalizar los contenidos a su propia medida y convertirlos en un reflejo de sus aficiones, intereses y necesidades30.

    Panacea social o la gallina de los huevos de oro?

    Por qu Internet? Quin lo ha elegido?Por qu esta va y no otra? Es un producto altruista para facilitar inocentemente la comunicacin y a transferencia de la informa-cin? Quin produce Internet? Podramos seguir plantando cuestiones con difcil respuesta, pero que sin ningn lugar a dudas arrastran un profundo trasfondo. Hine reflexiona sobre el complejo aparato productivo y logstico necesario para que Inter-net se est generalizando en estos primeros aos del milenio, adems del trasfondo evolutivo. Cualquier historia de Internet, y es un tema ya muy manido, nos establece varias etapas en el uso y generalizacin de Internet, primero como instrumento de comunicacin militar, despus como un servicio de gestin y transferencia de la inves-tigacin entre universidades, para llegar a ser un elemento de consumo masivo en nuestro das. Sin embargo, es innegable que se ha convertido en un referente a la ho-ra de hablar de economa: fabricantes de hardware, programadores, diseadores, ser-vicios de telefona, grupos mediticos... todo un mundo que vive de la red31.

    __________________________________________________________

    HINE, C. (2000) Virtual Ethnography. Este dualidad de la galaxia Internet se trata ampliamente en el segundo captulo, pginas 25-55.

    Este manifiesto a favor de la antropologa fue la leccin inaugural de la ctedra de Antropologa So-cial, impartida en el Collge de France en enero de 1960. Sus primeras palabras en este acto fueron para rendir homenaje a la supersticin por entender que las formas de pensamiento que llamamos supersticiosas constituan objeto de atencin especialsima en la disciplina que l inauguraba en la citada institucin.

    NEGROPONTE, N. (1995) El mundo digital, ediciones B, Barcelona, pgina 25

    BARBOLLA CAMARERO, D, VZQUEZ ATOCHERO, A (2010) Cultura 2.0, Tcnicas de investiga-cin en entornos digitales, OUC, Barcelona

    NEGROPONTE, N. (1995) op. cit. Pgina 97.

    Aceptando la terminologa propuesta por Terceiro en 1996

    http://www.myspace.com/sofia . Consultado en febrero de 2012.

    FERNNDEZ, S. (2004), Dos grados: Networking, cultiva tu red virtual de contactos, Barcelona, Lid Editorial, pag 16.

    Entrevistado por Eduardo Punset en el captulo nmero 93 de Redes, Somos supersociales por natu-r a l e z a ( 1 m a y o 2 0 1 1 ) , c o n s u l t a d o e n m a y o d e 2 0 1 1 http://www.redesparalaciencia.com/5219/1/domingo-redes-93-somos-supersociales-por-naturaleza

    CHRISTAKIS, N.A., FOWLER, J.H., (2010) Conectados. El sorprendente poder de las redes sociales y cmo afectan nuestras vidas, Madrid, Taurus, pgina 257

    Ibd. pginas 257-259.

    P U N S E T , E ( 2 0 1 1 ) D o c t o r , r e c t e m e a l g o c o n t r a l a s o l e d a d http://www.eduardpunset.es/11967/general/doctor-receteme-algo-contra-la-soledad Publicado: 17 abril 2011, consultado abril de 2011

    CHRISTAKIS, N.A., FOWLER, J.H., (2010), op. cit., pginas 39 a 40,.

    Citado por FERNNDEZ, S. (2004), op. cit., pgina 18.

    18

  • Citado por FERNNDEZ, S., (2004) op. cit., pgina 33.

    http://www.stumbleupon.com/url/smallworld.columbia.edu/

    Facebook pulveriza la teora de los seis grados y la sita en menos de cinco, EP. 23.11.2011 http://www.20minutos.es/noticia/1229679/, consultado en noviembre de 2011

    HINE, C. (2000) op. cit., pginas, pginas 25-55.

    Ibd., pgina 26.

    Ibd., pgina 27.

    Ibd., pgina 43.

    Ibd., pgina 43.

    Ibd., pgina 47.

    Socilogo, Universidad de Buenos Aires (UBA) 1976; Mster en la Sociedad de la Informacin y el Conocimiento, Univertat Oberta de Catalunya (UOC), 2003 y Doctorando en la misma universidad.

    GRILLO, O () Internet como un mundo aparte e Internet como parte del mundo, para Dossier de Nuevas Tecnologas, Subsecretara de industrias culturales, Buenos Aires.

    GRILLO, O () Internet como un mundo aparte e Internet como parte del mundo

    La expresin Piensa globalmente, acta localmente (Think Global, Act Local) es utilizada en contex-tos variados.

    Fundacin Creafutur (2010) Teens 2010, cmo son los adolescentes de hoy y cmo evolucionarn sus hbitos de consumo, Barcelona, Fundacin Creafutur, pgina 25.

    Ibd., pgina 25

    Ibd., pgina 25

    HINE, C. (2000) op. cit., pgina 47.

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  • 3La aldea digital: piensa globalmente, acta localmente

  • La aldea digital: piensa globalmente, acta localmente

    McLuhan y Powers reflexionaron premonitoriamente sobre el concepto de aldea glo-bal, idea que se plasm a modo pstumo sobre un texto publicado en 1989, donde se especulaba sobre las transformaciones en la vida y los medios de comunicacin mun-diales en el siglo XXI. Sintetizaron la idea de la aldea global, un concepto que preten-da reducir todo el planeta a una pequea aldea, de manera que se pudieran compa-rar proporcionalmente el reparto de recursos entre sus habitantes. Al mismo tiempo ponan de manifiesto la importante interrelacin entre todos los terrcolas, as como su proximidad y la necesidad de actuar premeditadamente, al repercutir cada accin individual sobre el conjunto de individuos no slo ya que nos rodea, sino con todos los que compartimos humanidad. Esta globalidad y cercana son encarnadas en el ideario de McLuhan por la televisin, de donde se deriva su famosa sentencia de que el medio es el mensaje.

    Pero hasta qu punto es global y hasta qu punto es aldea este escenario imaginado McLuhan y Powers? La explosin de la bomba atmica genera un nuevo sentimiento de que las batallas no pueden reducirse a peleas entre vecinos. La revolucin en los transportes (y posteriormente en la transmisin de la informacin) va a construir una percepcin diferente en cuanto a la interpretacin de las dimensiones de nuestro mundo, hasta el hecho de afirmar que las extensiones de los medios del hombre son el desarrollo del planeta como una segunda fase de la creacin original1. Por lo tan-to, podemos extraer de estos conceptos que estamos ante una nueva civilizacin (los orientales hablan de la era de Aquarius) ms interconectada, ms unida, ms prxi-ma y cada vez ms pequea, donde las distancias se hacen ms cortas por momentos.

    Sobre esta dimensin de un mundo cada vez ms interconectado y globalizado, y ante la comparacin que se viene haciendo entre el nmero de usuarios de Facebook con los habitantes de los pases ms poblados, opina Sheryl Sandberg, directora de opera-ciones de red social; es verdad que seramos el tercer pas en trminos de poblacin. Pero no somos un pas. Yo preferira definir Facebook como un mosaico de comuni-dades trasversales, que se superponen unas a otras. Sobre multiculturalidad y comu-

    nidades tambin anota Jimmy Wales, fundador de la Wikipedia, que la comunidad que rehace continuamente su idea es, sobre todo, "entusiasta": Hay pginas en suahi-li. Internet nos permite que los suahili tengan una enciclopedia, algo que hasta hace poco era completamente inimaginable2.

    La noosfera

    La noosfera o nosfera es un concepto teo-filosfico desarrollado en la primera dca-da de mitad del siglo XX y que puede ser considerado como precursor del fenmeno Internet como revulsivo socio-cultural. El trmino est definido en el diccionario de la Real Academia Espaola como conjunto de los seres inteligentes con el medio en que viven3. La palabra procede del griego noos, inteligencia, y esfera, por similitud con las diferentes capas de la atmsfera, y varios autores han fantaseado con la idea de la existencia de una noosfera que una a todos los humanos. El concepto fue acua-do simultneamente por Jules Le Roy, filsofo francs y estudiante de Henri Bergson, el paleontlogo jesuita Pierre Teilhard de Chardin y el geoqumico ruso Vla-dimir Vernadsky, en la tercera dcada del siglo XX4. Aunque vamos a introducir dos de ellas, la teora de Vernadsky y la de Chardin y nos centraremos en profundidad slo en la concepcin de Chardin.

    Vladimir Ivanovich Vernadsky concibe tres esferas principales5 como una sucesin de fases del desarrollo de la Tierra. La geosfera, que engloba la materia inanimada, la biosfera, referida a la vida biolgica y, como tercer nivel evolutivo la noosfera, como capa que interconecta todo el conocimiento sobre el planeta.

    Por su parte, Pierre Teilhard de Chardin, pensaba en la Nosfera como un espacio virtual en el que se da el nacimiento de la psquis ( noognesis ), un lugar donde ocu-rren todos los fenmenos - patolgicos y normales - del pensamiento y la inteligen-cia6. Imaginaba esta noosfera como una red de vnculos [...] literalmente ms y ms presente, en la inmensidad de su organismo, como la imagen de un sistema nervio-so7. Argelles apostilla al respecto se est produciendo una serie de interacciones de la actividad creciente de las redes humanas creando una capa de pensamiento al-

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  • tamente cargada8. Damos por hecho que la noosfera anticipa, aunque sea de manera onrica, la interconexin social y global que Internet ha permitido desde la ltima d-cada del siglo pasado, no haciendo referencia directamente a la tcnica como tal, sino al crecimiento humano que ha venido produciendo. Chardin suea no obstante con una geotecnologa extendiendo una red estrechamente interdependiente9. A pesa de lo etreo esta teora, no podemos establecer un paralelismo con la hiptesis de Gaia de James Lovelock y Lynn Margulis, ya que sta, a diferencia de la primera, especula sobre el funcionamiento megaorgnico del planeta como conjunto de la suma de to-das las formas de vida sobre el planeta, y no sobre la interconexin del pensamiento humano.

    De refugio freak a icono cultural transgeneracional

    Philippe Breton afirma en su obra el culto de Internet una amenaza para el contac-to social? (La Dcouverte, 2000) que por primera vez en la humanidad, el hombre ha construido un dispositivo tcnico, Internet, capaz de dotar a los hombre de una comunicacin directa total, de tal dimensin que nadie habra podido pensar hace unos aos que podra alcanzar. Internet se ha convertido en objeto de culto, porta-dor de la promesa de un mundo mejor, el del ciberespacio. Mientras, los acrrimos defensores del todo-internet se ocupan de defenderlo ante los tecnfobos y ante los usuarios que piden un uso comedido de la red. Sus militantes fundamentalistas es-tn pidiendo una sociedad mundial de la informacin, donde el nuevo el nuevo vn-culo social se basa en la separacin del cuerpo y la colectivizacin de la conciencia. Una visin que combina la herencia de Teilhard de Chardin, el budismo zen y las creencias de la New Age. Y moviliza a los valores de la cultura americana, como el puritanismo, el maniquesmo, la bsqueda de la armona social y el culto de la ju-ventud. Es parte de una nueva religiosidad, que celebra la utopa de la transparen-cia en un contexto marcado por la crisis de la poltica, pero tambin del debilita-miento de la influencia del monotesmo y el humanismo. De dnde viene este nuevo

    culto? Cules son sus races histricas, por qu su xito? No es un portador, en su exceso, un riesgo importante para un vnculo social ya debilitado?10.

    Homo digitalis es tan profundo el cambio?

    Podemos cambiar de la noche a la maana? Cundo podemos afirmar que una so-ciedad dejar de ser de una manera para transformarse en algo nuevo?

    Terceiro, recordando a Negroponte cuando nos habla de la transicin de tomos a bits, reflexiona sobre cmo esta transformacin ha desembocado en la actualidad en la metamorfosis de homo sapiens a homo digitalis11. Pone de manifiesto como la hu-manidad ha venido midiendo su progreso en trminos de tecnologa, y destaca la ace-leracin del ritmo del desarrollo humano en los ltimos aos. As, reconoce que el Paleoltico dur millones de aos, pero culmin en el neoltico, una etapa de unos tres-cuatro milenios. El siguiente nivel fue la Edad de los Metales, tambin de unos pocos milenios. La Revolucin Industrial duro unos doscientos aos, la era elctrica unos cuarenta y la de la electrnica unos veinticinco y la era de la informacin cuenta ya con unos treinta y cinco aos (lo que l llama infoltico). En termino de generacio-nes, unas 1.400 desde que apareci homo sapiens como especie, 200 desde el comien-zo de la escritura y unas veinte con la imprenta12. Destaca la importancia de que en el infoltico (o sociedad de la informacin), los usuarios tendrn un protagonismo como nunca ante lo haban tenido en ningn proceso histrico o social, siendo ms que nun-ca protagonistas de su propio destino.

    Terceiro dice que esta mutacin de sapiens a digitalis se est produciendo de mane-ra exponencial, transformando hbitos de vida, de consumo, de ocio, de comunicacio-nes... pero deja abierta la interrogante sobre la inconclusin del proceso con un a partir de cundo?13. Sin embargo, destaca que todas estas transformaciones son tan profundas, que los antroplogos del ao 3.000 clasificarn al ser humano que ha ini-ciado el siglo XXI como homo digitalis14, y se atreve a determinar el inicio de esta pro-gresin hacia una nueva especie aproximadamente en la segunda mitad del siglo XX,

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  • con la aparicin de los primeros computadores y su rpida evolucin hacia la inform-tica personal, cada vez ms asequible, potente y transportable.

    Otro punto de inflexin que marca Terceiro es la aparicin de las primeras interfaces grficas de usuario (GUI); Macintosh como pionero y Windows 95 como rplica, aun-que ms clebre debido a una gran campaa de marketing15. Umberto Eco, citado por Terceiro, hace una comparacin entre los interpretes de lneas de comando (MS DOS) y la aparicin de las interfaces grficas (Windows 95 y posteriores, Macintosh de Apple o los Gnome y Kde de Linux). Los primeros seran el protestantismo, el calvi-nismo, donde las escrituras se interpretan libremente y los GUI sera el catolicismo, donde el sistema se obsesiona en llevar al usuario a la salvacin por caminos preesta-blecidos. El calvinismo da por supuesto que no todos pueden alcanzar el reino de los cielos, mientras que los diseadores de GUI dan por supuesto que todos podremos ser redimidos. Por eso, el dejar atrs los sistemas operativos no visuales, a pesar de condenarse es un paso ms haca el homo digitalis, por suponer la masificacin de la informtica de consumo y, con ella, el acceso a Internet.

    Socializacin de las innovaciones

    La transformacin no puede ser inmediata. Requiere de un tiempo, y aunque el cere-bro humano sea capaz de asumir el cambio, una sociedad es ms lenta debida a la dia-lctica que surge entre las diversas interacciones que surgen entre cada uno de sus miembro. Mercier nos dice que la tecnologa no puede hacer tabula rasa con el pasa-do, que es necesario seguir un proceso previo16. No basta con que la investigacin cientfica alcance un descubrimiento relevante: la sociedad debe estar preparada para asimilar este avance. Para ello plantea una metfora: actualmente hay coches asequi-bles que alcanzan velocidades inalcanzables (200-250 km/hora), pero no por ello se puede circular a esa velocidad por determinaciones legales (leyes de trfico) y coyun-turales (pocas vas de comunicacin permitiran una conduccin segura)17. Para per-mitir o restringir los avances, entran en juego tres aspectos o lgicas:

    Lgica tcnica: Es posible alcanzar ese avance?

    Lgica mercantil: Es rentable? Es este el momento o es mejor reservar?

    Lgica social: estamos preparados para este avance?

    Contina afirmando que el paisaje social es imprescindible para la progresin o no de un producto: una sociedad que proyecte una imagen de modernidad estar condena-da a ser moderna y a aceptar aquello que se etiquete como moderno o innovador.

    Pero se puede establecer el tiempo en que una innovacin ser absorbida? El avance de la industria automovilstica ha avanzado relativamente lenta, pasando largo tiem-po desde su inicio hasta su uso frecuente por parte de la ciudadana. Mientras, la aero-nutica ha avanzado a un ritmo trepidante, pasando en cincuenta aos de un vuelo de 200 metros en un aparato de madera y tela a colocar al ser humano en la luna. Mercier, tras preguntarse si puede realmente una innovacin crear una nueva necesi-dad, nos ejemplariza esto en la fbula de la liebre y la tortuga: la tecnologa corre co-mo una liebre, pero la sociedad avanza como una tortuga. Hasta que la tortuga no lle-gue a su meta, la carrera no habr concluido, por mucha ventaja que haya sacado la liebre18. No obstante, el propio Mercier nos habla de la aceleracin del tiempo social: si la escritura ha tardado casi tres milenios en pasar de ser un medio de comunica-cin elitista a un medio de comunicacin masivo, la digitalizacin de la humanidad se est produciendo en pocos decenios.

    En el caso de Internet, la propia intrahistoria de la red nos va marcando las etapas de desarrollo tecnolgico, lo que ha ido marcando su progresiva introduccin en los mer-cados (jugando su papel por un lado la parte fsica hardware- los fabricantes de or-denadores y material informtico y por otra la parte lgica software- o proveedores de acceso)

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  • Nativos e inmigrantes digitales

    Si la sociedad en su conjunto ha migrado hacia un nuevo sistema social, marcado por la tecnologa y las redes digitales, debemos aceptar la pertinencia de una generacin digital, de un ciudadano que debe adaptarse a los nuevos hbitos, aunque ello respon-da no slo a una tendencia socio-evolutiva, sino mercantilista y comercial. El informe Teens 2010 afirma que En la era digital la distincin entre entretenerse, informarse y relacionarse queda totalmente difuminada. De la misma manera que Internet ha supuesto una convergencia de las diversas actividades, la tendencia creciente del multitasking [...] hace que los adolescentes utilicen de forma simultanea diferentes aparatos como el ordenador, el mvil o la televisin19. Por lo tanto, podemos hablar de que los componentes de esta sociedad debern converger hacia las directrices y modus vivendi propios de este nuevo escenario. Pero es una migracin abosoluta? Todos los segmentos sociales acuden de igual manera a este revolucionario espacio?

    Frente a esta clasificacin de inmigrantes y nativos, controvertida y criticada, han sur-gido alternativas diversas. Como hemos defendido en otras ocasiones, existe un seg-mento social integrado en las nuevas tecnologas de la sociedad de la informacin y otro alejado. El devenir de ambos sectores va a crear en el futuro estamentos socia-les bien diferenciados: la lite online y los nuevos parias offline. Hecho grave, ya que entre ambos segmentos, sin importar la edad se va a generar una brecha digital, si bien es ms peligrosa esta fractura entre los grupos de iguales, entre los jvenes. Es ms preocupante la brecha digital entre los grupos de iguales que entre generacio-nes distintas. Lo grave es la brecha que hay entre los propios jvenes. Segn este modelo, la aparicin de la lite online y los parias offline es debida sobre todo a una serie de carencias educativas y de formacin de base, que debilitan aprendizajes pos-teriores, incluido el tecnolgico: el problema es ms la escasa formacin general que la formacin tecnolgica.

    White y Le Cornu nos hablan de visitantes y residentes20 como otro punto de vista para entender la escisin digital de la sociedad preconizada por Prensky. En esta nue-va opcin se justifica la necesidad de establecer un punto de partida con las metfo-ras lugar y herramienta21, sobre todo con la llegada de los medios de comunicacin social. La participacin o el uso de la red y las tecnologas de la comunicacin depen-

    dera de la motivacin y el contexto del usuario, sin tener que establecer una variable de acuerdo a la edad o el origen del usuario22. Los visitantes, a groso modo, seran aquellos que utilizan la informtica como medio, como herramienta de trabajo, sin ms implicaciones en este nuevo escenario social y que, a pesar de poder contar con cuentas de correo o Skype, no se dejarn atrapar por la redes sociales ni desarrolla-rn una identidad digital. Mientras tanto, los residentes ven en la red un nuevo espa-cio de relacin, un lugar donde encontrarse con conocidos y desconocidos. Entre los residentes, los limites entre los online y lo offline estn cada vez ms difusos y desa-rrollan una identidad digital plena. Por lo tanto, para ellos la red es herramienta, pe-ro adems trasciende esta dimensin para convertirse en lugar. Lugar donde vivir, interactuar y relacionarse23.

    http://www.uic.edu/htbin/cgiwrap/bin/ojs/index.php/fm/article/viewArticle/3171/3049

    David S. White y Alison Le Cornu (2010)

    Concluyen afirmando que el paradigma de visitantes y residentes no slo describe la experiencia vivida y la prctica de la participacin tecnolgica de una manera ms precisa que los nativos e inmigrantes de Prensky, sino que se basa en un fundamento ms seguro24. En la figura superior, exponen como la clasificacin no es totalmente dicotmica, sino que cada usuario tiene una proporcin variable de ambos factores. Proponen que algunas personas pueden funcionar completamente como visitantes, limitndose a visitar lugares especficos para fines especficos, sin dejar una huella detrs. En el otro extremo, estn los residentes integrales que dedican todo su tiempo en lnea en la interaccin social, sin tener en cuenta Internet para la recopilacin de informacin, dejando tras de s importantes pruebas de su presencia. Ambos extre-mos son representan una minora, mientras que los perfiles ms representativos se emplazaran dentro de la caja central donde los individuos a veces funcionan ms co-mo visitantes y a veces como residentes, de acuerdo con su motivacin25. Sin embar-go, como descarga de culpa en beneficio de Presnky, argumentan que cuando la teo-

    24

  • ra del nativo digital fue propuesta, Internet era un espacio an de informacin verti-cal, carente de la dimensin 2.0 que impregna la fase actual de la red y que, evidente-mente, Internet no es el mismo desde que aparecieron los espacios sociales26. Ade-ms, apoyan esta tesis de la caducidad del modelo nativos -inmigrantes en la idea de Doug Holton, quien afirma que la distincin entre nativos o inmigrantes digitales es-t muerta o, al menos, a punto de morir (the digital natives / digital immigrants dis-tinction is dead, or at least dying)27 y que por desgracia, la idea sigue siendo acepta-do acrticamente incluso en algunos artculos de revistas, y podra utilizarse como una excusa o una muleta muy a menudo para las prcticas de enseanza deficiente o ineficaz28.

    Inteligencia curricular, inteligencia digitale

    Howard Gardner29 es un psiclogo, investigador y profesor de la Universidad de Har-vard, conocido en el mbito cientfico por sus investigaciones en el anlisis de las ca-pacidades cognitivas y por haber formulado la teora de las inteligencias mltiples, presentada en 1983 en el libro Frames of Mind: