Misioneros Xaverianos
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Misioneros Xaverianos
Programación de la Dirección General
Reflexiones, orientaciones y actividades
para el sexenio 2017–2023
Carta de la Dirección General
iQuaderni de iSaveriani – 102
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Í n d i c e
A. LOS FUNDAMENTOS DE NUESTRA VIDA
1. La dimensión humana
2. La dimensión cristiana
3. La dimensión religiosa
4. La dimensión familiar
5. La dimensión misionera
B. APLICACIÓN DE LAS ORIENTACIONES DEL XVII CG
1. Partícipes del sueño de Dios: hacer del mundo una sola familia
2. Identidad carismática
3. Formación Xaveriana
4. El “audaz proyecto” en comunión con los Laicos Xaverianos
5. Gestión económica y gobierno
6. Misión, Comunicación y Cultura
CONCLUSIÓN
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A los cohermanos
MUY ESTIMADOS COHERMANOS, el Consejo General se ha reunido durante el mes de
octubre con el objetivo de preparar la programación para el sexenio 2017–2023.
Presentamos dos puntos principales: una reflexión sobre los fundamentos de nuestra vida
y la aplicación de las orientaciones del XVII Capítulo General.
A. Los fundamentos de nuestra vida
Es importante conservar en nuestra mente y en nuestro corazón aquello que está a la base
de nuestra vida, los fundamentos, lo que nos da identidad. Podemos resumirlo en las cinco
constantes xaverianas.
1. Dimensión humana
Nuestra humanidad nos recuerda que hemos sido creados, que tenemos características
propias a nivel humano, relacional, afectivo, psicológico, caracterial… La palabra de Dios no
se queda en el aire, sino que se encarna en nuestra naturaleza humana.
La parábola del sembrador (Mc 4,1–20) nos ayuda a comprender mejor el núcleo de esta
constante. La semilla, la palabra de Dios, es buena por naturaleza. Y es dada a todos.
Depende de quién la recibe dar más o menos fruto. Jesús nos habla de cuatro terrenos. En
los primeros tres la tierra no puede dar fruto: ligereza, inconstancia, falta de profundidad,
superficialidad, «las preocupaciones del mundo, la seducción de la riqueza y todas las otras
pasiones ahogan la Palabra y ésta queda sin fruto» (Mc 4,19). Solamente el cuarto terreno,
porque es bueno, permite a la palabra de Dios dar fruto abundante.
Es de capital importancia prestar atención al modo tan complejo de nuestra humanidad:
pensamientos, palabras, comportamientos, sentimientos, afectos, pasiones… en resumen:
nuestro “humus”. Hay que tomar conciencia de estos elementos para poder presentarlos al
Señor y, con la gracia del Espíritu y el empeño personal, purificarlos y ordenarlos hacia el
único objetivo de nuestra vida: dar testimonio de Dios, de su amor, en el corazón de la
humanidad.
Una humanidad no salvada, se convierte en un contra-testimonio de la consagración al
Señor y por lo tanto sería como echar piedras sobre el techo de la propia casa. Al contrario,
una humanidad salvada y rescatada, evangeliza por sí misma.
La palabra de Dios es la pauta y la luz que nos ayuda a crecer en la gracia de Dios. El examen
de conciencia y la relectura del día son medios privilegiados para crecer en la conciencia de
lo que realmente somos y no quedarnos en el engaño de lo que imaginamos pero que, en
realidad, todavía no somos.
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2. Dimensión cristiana
Es necesario recordar que “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran
idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo
horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (EG 7). El evangelista Juan, muchos
años después, no ha olvidado aquel encuentro con Jesús una tarde, en un lugar particular:
“Eran las cuatro de la tarde” (Jn 1,39). A la base de nuestra vida cristiana se encuentra el
Señor Jesús. Somos discípulos. La relación con Él está hecha de amistad, de relación, de
intimidad, de colaboración: «Ustedes son mis amigos… Yo los llamo amigos» (Jn 15,14–15).
El Jesús que anuncies es el Jesús que tú mismo has encontrado. Ser ‘discípulo amigo’ del
Señor. ¡Qué honor y qué privilegio! No hay otro camino.
Santa Teresa de Jesús define de esta manera la oración: “La oración, en mi opinión, no es
otra cosa que una íntima relación de amistad, en la que seguido uno se entretiene a solas
con aquel Dios de quien nos sentimos amados” (Vida 8,5). La calidad de nuestra vida
misionera depende mucho de la intensidad y calidad de la vida de oración. Sin ésta el ser
cristiano se vacía de lo que lo hace cristiano (EG 262). Más leña se pone al fuego, más
ilumina y calienta; menos se pone, más se empobrece.
La meditación cotidiana de la palabra de Dios, del Evangelio, nos ayuda con la gracia del
Espíritu a llegar a ser lo que leemos y meditamos, es decir, palabra de Dios hecha carne en
nuestra carne. La relación entre la palabra de Dios y la vida tiene que ser muy estrecha. Es
necesario tener el valor de no ser tolerantes y por lo tanto condescendientes con aquellas
actitudes que niegan la palabra de Dios en nuestra vida.
Una atención particular debe ser dada a la celebración de la Eucaristía. Los Padres de la
Iglesia decían: “llegas a ser lo que comes y bebes”, es decir Jesús, una vida donada
continuamente para la salvación de la humanidad. En la sacristía de la capilla de las
Hermanas de Madre Teresa se puede leer esta frase: “Oh sacerdote del Señor, celebra esta
Eucaristía como si fuera la primera que celebras, como si fuera la última Eucaristía que
celebrases y como si fuera la única Eucaristía que celebraras”.
El sacramento de la reconciliación celebrado con asiduidad y con amor. Sentir necesidad de
agradecer a Dios por los beneficios recibidos, de pedir perdón por el mal hecho, y confiarse
a su amor paternal. Una señora amiga, de manera muy sencilla, explicaba un día porqué iba
a menudo a confesarse: “así como necesito lavar mi cuerpo físico, también siento la
necesidad de lavar mi espíritu. Cuando no lo hago siento que huelo mal”.
Y todo esto no es sino para apropiarnos las palabras que San Pablo dice a los Filipenses:
“Tengan los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Flp 2,5).
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3. Dimensión religiosa
Vivimos la vida cristiana como consagrados al Señor. Jesús contestó al escriba que lo
interpeló sobre cuál es el primero de todos los mandamientos, diciéndole: «Escucha, Israel.
El Señor nuestro Dios es el único Señor; amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con
toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mc 12, 29–30). La respuesta de
Jesús habla de totalidad, de todo nuestro ser: pensamientos, proyectos, afectividad, pasión,
voluntad, acciones. Nada de lo que somos queda fuera de la consagración. Nuestro sí al
Señor es total.
La consagración al Señor es nuestra respuesta al amor con el que el Señor nos circunda ya
desde nuestra concepción (Sal 139). Amamos al Señor porque Él nos amó primero, dice San
Juan (1Jn 4,19). Por consiguiente, es imperativo hacer memoria del amor del Señor en
nuestra vida, rendirse a su presencia que nos acompaña y que quiere nuestro bien. Olvidar
esto nos llevaría a la frialdad, a la pérdida de aquel santo entusiasmo que ha caracterizado
la vida de muchos hermanos y hermanas que han vivido en la fidelidad y en la alegría su
consagración al Señor.
“Para vivir y expresar más radicalmente nuestra consagración a la misión, seguimos a Cristo
con los votos de castidad, pobreza y obediencia” (C 18). La vida religiosa se manifiesta en
los votos de castidad, pobreza y obediencia que cada uno de nosotros ha profesado
libremente ante Dios y ante los hermanos, sin poner condiciones. Se trata de la palabra
dada. Hay un modo xaveriano de vivir los votos. “La metodología misionera del Xaveriano
es la consagración” (P. Marini). Por eso hace falta leer y releer cuanto dicen sobre esta
cuestión los escritos de San Guido María Conforti, las Constituciones, la Ratio Missionis
Xaveriana y la Ratio Formationis Xaverianae.
Debe ser combatida con energía y fuerza la tibieza, la relativización, el amoldarse a las
propias fragilidades, a los así llamados pecados “veniales”, a una vida religiosa a la carta,
según los propios intereses y gustos. “Jesús lo miró con amor y le dijo: «Sólo te falta una
cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después,
ven y sígueme». Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado, porque poseía
muchos bienes” (Mc 10, 21–22). ‘Sólo te falta una cosa’. Cuando no se da “todo” en nuestra
vida de consagrados, se puede ir hacia una especie de esquizofrenia existencial que llevará
a la autodestrucción más o menos evidente según el grado de infidelidad.
“La vida apostólica y la vida religiosa son para nosotros un carisma único e indivisible” (C
18). No somos dos cosas, no debe darse la prioridad a una en detrimento de la otra. Nuestro
modo de ser misionero es la consagración en la vida religiosa.
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4. Dimensión familiar
«Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de Dios, ese es mi
hermano, mi hermana y mi madre» (Mc 3, 34–35). Formamos una sola familia porque
somos cristianos. La dimensión familiar que nos caracteriza encuentra su origen en Jesús.
Desde el momento en que contestamos a la invitación del Señor a seguirlo entramos a
formar parte de la familia cristiana.
Diversidad y complementariedad
“Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de
Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir,
hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo,
Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó” (Mc 3,13–19). Si
miramos bien la lista de los llamados por Jesús, vemos la gran diversidad que existe entre
ellos. Cada uno con sus características, sus peculiaridades, sus cualidades y sus límites. A
veces, incluso, parecería que hay personalidades opuestas. Sin embargo, el Señor los ha
llamado y pronunciado su nombre. Nadie vale más o menos del otro. Se complementan
en sus diversidades.
A imagen de la Trinidad
En la imagen de la Trinidad cada uno de nosotros es invitado a mirar al hermano como
un don, como aquel que nos ayuda a ser sí mismos. Necesito al otro para ser lo que soy.
San Pablo nos ofrece la imagen del cuerpo para hablar de la Iglesia: cada miembro es
importante, único, pero sin el otro es nada (1Cor 12, 12–31). No somos
religiosos/misioneros para mostrar quién sabe qué cosa, sino para testimoniar juntos,
como reflejo de la comunión Trinitaria, la belleza del Evangelio (C 37).
La oración por los cohermanos
Por esto, es importante orar por los cohermanos que el Señor nos ha dado como don y
ha confiado a nuestro corazón. «¿Dónde está Abel tu hermano?» (Gen 4, 9). San
Francisco Xavier, nuestro Patrono, llevaba al cuello un estuche con los nombres de los
cohermanos de la Compañía de Jesús1.
1 “Y para que yo no me olvide jamás de vosotros, ya sea a través de un asiduo y particular recuerdo ya sea
para mi grande consuelo, os hago saber, queridos hermanos, que de las cartas que me habéis escrito he
recortado vuestros nombres, redactados por vuestra misma mano y, junto con el voto que hice en mi
profesión, los llevo conmigo siempre por las consolaciones que recibo de ello” (Francisco Xavier, Carta del 10
de mayo de 1546).
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En efecto, “la contemplación que deja fuera a los demás es un engaño”, dice el Papa
Francisco (EG 281). Nosotros podemos decir lo mismo: una oración que deja fuera a los
cohermanos con los que comparto mi vida es un engaño, una incoherencia.
Proyecto Comunitario de Vida (PCV)
“El Señor, por medio del Fundador, nos ha reunido en una familia religiosa, para hacer
presente entre los no cristianos a la Iglesia que es comunión y fraternidad nueva en
Cristo. Como familia compartimos todo: fe, compromiso apostólico, esperanzas, alegrías,
preocupaciones, bienes espirituales y materiales” (C 35). Cada comunidad xaveriana,
inserta en un contexto bien concreto y compuesta por hermanos que el Señor reúne,
“elabora un proyecto comunitario propio que regula su vida interna y el compromiso
apostólico” (C 36.1). El Proyecto Comunitario de Vida es la brújula que orienta el camino
que se debe recorrer. Cuando el PCV es débil o completamente puesto al lado, el espíritu
del mal aprovecha la ocasión. ¡Sin duda alguna! El testimonio evangélico sufre. Por
consiguiente, la elaboración, la puesta al día y la verificación del PCV es una obligación
para toda comunidad xaveriana.
Multiculturalidad
A través del testimonio de nuestra vida de familia, el Señor revela a la humanidad su
verdadero rostro. Y el rostro actual de nuestra Familia Xaveriana es un rostro
multicultural. Como en la imagen de Hech 2, 1–13, también nuestra Familia está
compuesta por miembros que tienen orígenes diferentes. Cada uno de nosotros ha
recibido el anuncio de la fe en la propia lengua y cultura. Es Dios quien se ha hecho
presente allí donde hemos nacido. Podemos decir con orgullo que el rostro de Dios es
un rostro multicultural. ¡Y nosotros somos testigos de ello!
Testimonio de vida
Conservemos como un tesoro el testimonio de los cohermanos que han vivido y viven
con amor su pertenencia a la Familia Xaveriana, manifestada en su disponibilidad,
servicio, entrega de sí mismos, gratuidad, modelos de caridad… ¡Son tantos! Son ellos
los que nos ayudan a amar más, a ser más generosos, más humildes, más misioneros,
más buenos. ¡Es la santidad de Dios entre nosotros!
Esta dimensión familiar fue muy apreciada por nuestro Padre y Fundador, San Guido
María Conforti. En la Carta Testamento encontramos algunos fragmentos que nos
ayudan a tener alto el nivel de pertenencia a nuestra Familia Xaveriana. Por ejemplo:
“[…] Espíritu de amor intenso hacia nuestra Familia Religiosa, a la que hemos de
considerar como madre, y de caridad a toda prueba hacia los miembros que la
componen” (CT 10).
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5. Dimensión misionera
«Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he
mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo» (Mt 28,19–20). Somos
misioneros porque el Señor ha puesto su mirada de amor y confianza sobre de nosotros.
Nuestra vocación misionera es la respuesta a esta mirada. No es nuestra misión y mucho
menos “mi” misión, sino que es la misión del Señor, y nosotros somos sus colaboradores.
Es importante recordar que no somos dueños, sino siervos; siervos que después de haber
hecho todo lo que tenían que hacer dicen: “Somos siervos inútiles. Hemos hecho lo que
teníamos que hacer” (Lc 17,10).
El Papa Francisco nos recuerda que “Jesús quiere evangelizadores que anuncien la Buena
Noticia no sólo con palabras, sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la
presencia de Dios” (EG 259). El misionero es un discípulo amado por el Señor y sabe “que
Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él
en medio de la tarea misionera” (EG 266).
El XVII CG 37 nos invita a “redescubrir la belleza y la alegría de ser discípulos misioneros” en
la misión que la Iglesia nos ha confiado, y que para nosotros Xaverianos se caracteriza en
los tres elementos fundamentales: misión ad Gentes, ad Extra y ad Vitam. Por el voto de
misión que hacemos libremente, damos toda nuestra disponibilidad para ir a donde el
Espíritu, a través de la mediación de la autoridad, nos indica. Esto significa que el Señor
llamándonos nos ha hecho capaces de esta disponibilidad. A la base de esta actitud debe
haber libertad interior. Está Dios y su Reino, todo el resto es relativizado (Lc 9,57–62; Mt
6,33). Morir a sí mismos para permitir que el Señor pueda hacerse conocer por aquéllos que
de todo corazón desean encontrar la Verdad.
“El primer anuncio, nosotros lo dirigimos ad gentes, a los no-cristianos, dando preferencia
a los pobres y a los últimos. Estos interlocutores privilegiados son los que definen nuestro
compromiso único y exclusivo, nuestra característica irrenunciable, todo nuestro ser, a tal
punto que indujo a nuestro Fundador a pedir a sus misioneros de no dejarse absorber por
las actividades de servicio a los cristianos” (XVII CG 38a). Este primer anuncio es llevado a
cabo “fuera de nuestro ambiente, cultura e Iglesia de origen” (C 9), y por toda la vida. No
somos misioneros ‘ad tempus’. Cuando hacemos la profesión religiosa confiamos el destino
de nuestra vida a Aquel que nos ha llamado en una alianza eterna.
El espíritu misionero que nos guía nos ayuda a ser creativos y audaces. El Papa Francisco
repite continuamente la palabra ‘salir’. Somos hijos de Abraham, nuestro padre en la fe,
que por primero tuvo confianza en la promesa de Dios y partió. El misionero es un
“nómada”. La tentación de instalarse, de quedarse donde se encuentra bien, allí donde hay
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un poco de más comodidad, a veces con aquellos pretextos sutiles o bien con argumentos
cargados de astucia, es como un virus que trata de entrar en nuestro “disco duro”. Sucumbir
sería como dar marcha atrás en el impulso misionero de nuestra Familia, poner en cuestión
y prácticamente neutralizar el objetivo por el que la Iglesia nos ha aprobado.
El XVI CG hizo del reposicionamiento la palabra guía. Este último Capítulo ha constatado en
el Instituto una cierta resistencia al cambio. “Se nota que el impulso del XVI Capítulo General
para buscar un reposicionamiento, ha sido acogido haciendo pasos concretos y creativos
solamente por algunas Regiones. Esta resistencia a cambiar parece indicar la necesidad de una
reforma general de nuestra mentalidad, y también de nuestras actividades y estructuras, para
ponernos en línea con el “audaz proyecto” (XVII CG 33). Juntos, con los medios de estudio y
discernimiento que tenemos en las comunidades locales, en las Circunscripciones y a nivel
general, permitamos que el Espíritu nos guíe y nos diga lo que tenemos que hacer en el
servicio a la “verdad misionera” de nuestro tiempo (Jn 14,26; 15,26; 16,13).
B. Aplicación de las orientaciones del XVII Capítulo General
El XVII Capítulo General ha confirmado los principios y los fundamentos trazados por el XVI
CG (cfr. XVII CG 2–3; 35–37) y, queriendo continuar el itinerario propuesto por este Capítulo,
ha elaborado y aprobado seis breves documentos que ofrecen sugerencias de reflexión y
dan algunas orientaciones precisas. Para los próximos seis años, la tarea de la DG es ayudar
a la totalidad de la Familia Xaveriana a conocerlos y a acogerlos con confianza en la vida
cotidiana.
Invitamos a cada cohermano, comunidad local y Circunscripción a insertarlos en el orden
del día de los encuentros programados.
Estas son algunas aplicaciones/indicaciones concretas según los documentos:
1. Partícipes del sueño de Dios: hacer del mundo una sola familia. Es una invitación
a leer e interpretar el contexto concreto en el que nos encontramos, a nivel social, a
nivel eclesial y a nivel xaveriano. Para anunciar el Evangelio con cierta competencia
debemos saber dónde estamos, qué está en juego, cómo viven los destinatarios de la
misión… Son necesarios, por lo tanto, el estudio, la investigación, la profundización, la
compartición y la oración contemplativa sobre el mundo creado y amado por Dios.
2. Identidad carismática. Dos concretizaciones:
2.1. El Capítulo ha propuesto que se instituya un “Día de los Mártires Xaverianos”.
Queremos que sea una jornada de toda nuestra Familia, incluyendo a las Hermanas
Xaverianas y a los Laicos Xaverianos. En el mes de febrero de 2018 publicaremos la fecha
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elegida, después de haber consultado a los Superiores de todas las Circunscripciones, a
las Hermanas Xaverianas y a los Laicos Xaverianos.
2.2. Siguiendo el espíritu de este documento sobre la identidad xaveriana, pensamos dar
un relieve particular al primer centenario de las primeras Constituciones y de la Carta
Testamento, que coincide también con el 125º aniversario de la fundación del Instituto,
dedicándole un año completo, un año jubilar, de julio 2020 a julio 2021.
3. Formación Xaveriana
3.1. Por cuanto concierne a la Formación de Base, indicamos cuanto sigue:
Promover el conocimiento de la Ratio Formationis Xaverianae y las Fichas
Formativas del Vademécum 2015.
Organizar un Congreso Internacional sobre la Formación de Base en julio 2020, con
el que daremos inicio a la celebración del Año Jubilar de las primeras Constituciones
y de la Carta Testamento.
Continuar con los encuentros habituales de los Rectores de las Teologías.
Animar la experiencia de los Congresos Continentales sobre la Formación.
En cuanto a la orientación del XVII CG 52a, que se refiere al “discernimiento sobre
la posibilidad de una reducción del número de las Teologías”, la DG tomará una
decisión al final del año académico 2017–2018.
Por cuanto concierne a la orientación 55, que se refiere “al uso personal de los
medios digitales de comunicación”, la DG ya ha dado inicio a su aplicación con una
carta del mes de octubre 2017. El próximo año elaboraremos una Ficha Formativa
sobre este tema.
Sobre la orientación 59, que habla sobre “la posibilidad de reconstituir el
Secretariado General de la Formación”, la DG decide crear una Comisión para la
Formación “a fin de coordinar y armonizar la actividad de la Formación en la Familia
Xaveriana”.
3.2. La Formación Permanente será uno de los puntos centrales de nuestra animación.
Por ello, prevemos:
a. La creación de un equipo para la Formación Permanente que tendrá como finalidad
“incentivar todas las iniciativas posibles tendientes a la maduración integral del
cohermano (formación humana, intelectual, pastoral y espiritual)” (XVII CG 61). En
particular se encargará:
de repensar y reproponer el Curso de Espiritualidad Xaveriana con algunas
particularidades propias;
de acompañar los Centros de Estudios Continentales;
de animar eventuales Cursos de actualización continentales.
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b. Organizar el Congreso sobre el Rostro humano del Xaveriano en julio 2022 como
preparación para el XVIII Capítulo General.
3.3. Xaverianos Hermanos. Las tres orientaciones propuestas por el XVII CG (60) han de
ser tomadas seriamente en consideración. En diálogo con los Xaverianos Hermanos se
verá la modalidad con la cual ponerlos en práctica.
4. El “audaz proyecto” en comunión con los Laicos Xaverianos. Como querido por el
Capítulo General, en este sexenio nos comprometemos a avanzar con determinación en
este sector. Por ello:
4.1. Se constituirá un equipo sobre el Laicado Xaveriano, formado por cohermanos y
Laicos. Primera tarea de este equipo “es recoger las experiencias significativas de
colaboración entre Xaverianos y Laicado Xaveriano en las varias Circunscripciones y
ayudar a los grupos del Laicado a interactuar entre ellos” (XVII CG 72c).
4.2. En las visitas a las Circunscripciones, la DG encontrará las diferentes realidades
laicales (XVII CG 66).
5. Gestión económica y gobierno
5.1. Gestión económica. La DG pone todo su interés en esta dimensión tan importante
de la vida xaveriana:
Tiene en cuenta las diferentes “Indicaciones Prácticas” y las hará objeto de animación
ya sea a nivel general, como a nivel de Circunscripción (XVII CG 81–91).
Retiene importante la decisión prioritaria indicada por el Capítulo: “… Nuestro
esfuerzo, también económico, tiene que ser puesto al servicio de la Congregación y
su “misión” (formación, animación misionera y vocacional, presencias nuevas entre
los no-cristianos, Justicia y Paz, atención a los ancianos y enfermos, etc.), usando y
finalizando de la mejor manera los recursos que la Providencia nos manda a través de
nuestro trabajo y la generosidad de nuestros bienhechores y de las comunidades
cristianas” (81).
Dará inicio “a un estudio con el fin de reflexionar sobre las formas de sustentación de
la Congregación, según el espíritu de nuestro carisma (cfr. C 29), teniendo en cuenta
la diversidad de los contextos en que trabajamos. El resultado de este estudio será
presentado al próximo Capítulo General” (90).
Constituirá “un ente, eventualmente con técnicos, para estudiar los balances y otros
aspectos económicos de la Congregación” (91.1).
Organizará un Congreso sobre la economía que tendrá lugar en octubre 2019.
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5.2. Gobierno. A partir de lo indicado por el Capítulo:
la DG iniciará la reflexión para establecer los criterios para la incorporación o cambio
de estado jurídico de las Circunscripciones. Este tema hará parte del orden del día
de la COSUMA inter-capitular.
La COSUMA inter-capitular, como previsto por el XVII CG 94, tendrá lugar en julio
2021. Coincidirá con la conclusión del Año Jubilar.
Las COSUMAs continentales se desarrollarán en estos tiempos y lugares:
— América: Enero 2019 en México.
— África: Abril 2019 en RDC.
— Asia: Noviembre 2019 en Indonesia.
— Europa: Octubre 2020 en Escocia.
6. Misión, Comunicación y Cultura
6.1. Carisma xaveriano y Social Media. Para este importante sector, siguiendo las
indicaciones prácticas del Capítulo, prevemos:
Crear “un equipo de los Mass y Social Media cuya tarea, entre otras, sea la de
elaborar un Estatuto que tenga en cuenta su organización y los contenidos que
elaborará y transmitirá no sólo al interno de la Congregación, sino también a la
sociedad en general, con atención particular a la AMV” (100a).
Promover “la educación de todos los cohermanos (desde la formación de base) al
uso correcto de estos instrumentos de comunicación, teniendo principalmente en
cuenta un código ético y deontológico que ilumine y regule su uso concreto” (100b).
“Identificar a aquellos cohermanos que, ya sea a nivel de Congregación, como de
Circunscripción, se preparen para este sector de los Mass y Social Media” (100c), con
la finalidad de promover su crecimiento (cfr. 101).
6.2. Misión y Cultura. Teniendo en cuenta que “la evangelización necesita personas que
tengan familiaridad con la Palabra de Dios y, al mismo tiempo, una madurez cultural
adecuada para poder leer los signos de los tiempos y hacer que la realidad sea cada vez
más acorde a las demandas del evangelio” (102), nos proponemos para este sexenio:
Seguir “cualificando a los cohermanos con especializaciones en materias teológicas
y humanas en sintonía con el proyecto regional y las exigencias de la Familia
Xaveriana” (104b).
Seguir apoyando y promoviendo a los Centros de Estudios Continentales y alentar a
“las Circunscripciones de Europa a instituir un Centro de Estudios Europeos” (104h).
Que un Consejero de la DG “cuide y funja como referente en el sector del diálogo
intercultural e interreligioso” (104g).
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Conclusión
Esta carta de programación es publicada el 5 de noviembre, día en que hacemos memoria
de San Guido María Conforti. Con ello queremos confiar este sexenio a su intercesión. El
testimonio de vida que nos ha dejado sea para cada uno de nosotros fuente de inspiración
cotidiana. El proverbio dice: “de tal padre, tal hijo”. Esto es una invitación a estar a la altura
de la vocación xaveriana, como él mismo lo estuvo. Recordamos con alegría aquel gesto que
él hizo el día de su consagración episcopal. Quiso vivir el ministerio episcopal después de
haber emitido la profesión de los votos religiosos. ¡Bonito testimonio!
Que cada uno de los cohermanos se sienta valorado y apreciado por lo que es y por lo que
hace. Cada uno de nosotros es importante, único a los ojos de Dios. Todos juntos formamos
el bello cuerpo de la Familia Xaveriana, instrumento al servicio del reino de Dios. ¡Gracias!
Como Consejo General haremos lo mejor de nuestra parte, para animar, acompañar y
caminar juntos. Como todos, tenemos cualidades y defectos. Por tanto, contamos con su
oración fraterna. “Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los constructores” (Sal
127,1). Les invitamos, además, a que cuando lo crean oportuno, nos enriquezcan con sus
sugerencias y sus propuestas… Todo a fin de que “Sea por todos conocido y amado, nuestro
Señor Jesucristo”.
Fraternalmente
Roma – 5 de Noviembre 2017
San Guido María Conforti
Fernando García Rodríguez sx.
Mario Mula sx.
Eugenio Pulcini sx.
Fabien Kalehezo T’chiribuka sx.
Javier Peguero Pérez sx.