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“Comunidades Mineras, Prácticas Asociativas y construcción de
ciudadanías en la zona litoral del Golfo San Jorge. Comodoro
Rivadavia y Caleta Olivia, 1901-1955”
Maestranda: Edda Lía Crespo
Directora: Dra. Mirta Zaida Lobato
2
Índice
Introducción……………………………………………………………………………..4
Parte I
La invención del orden comunitario……………………………………………………23
Cap.1
En el Golfo……………………………………………………………………………..24
Cap. 2
Tiempo de asociación…………………………………………………………………..65
Parte II
Las formas del socorro: mutualismo, beneficencia y cooperativismo…………………99
Capítulo 3
Entre tradiciones, regionalismos y socorros mutuos: mutualismo étnico y
asociacionismo español……………………………………………………………….100
Capítulo 4
Medio siglo de maternalismo: beneficencia y feminismo…………………………….127
Capítulo 5
Las virtudes moralizadoras del ahorro colectivo: la cooperativa del Personal de los
Yacimientos Petrolíferos Fiscales…………………………………………………….147
Conclusión
Repensar la exclusión identificando prácticas asociativas en las márgenes de la
Nación…………………………………………………………………………………162
Anexo…………………………………………………………………………………172
Metodología y fuentes………………………………………………………………..177
Fuentes y
Bibliografía……………………………………………………………………………186
Índice de mapasy croquis…………………………………………………………......204
3
A la memoria de mi padre Juan, promotor de Sociabilidades.
A mis hijos Florencia y Gastón.
4
Introducción
El día 13 de diciembre de 1969 en conmemoración del día nacional del petróleo,
un colosal monumento construido con el objeto de homenajear al Obrero Petrolero fue
inaugurado en Caleta Olivia, localidad ubicada en la zona litoral del Golfo San Jorge en
el norte de la actual Provincia de Santa Cruz. La obra había sido encarada por una
Comisión de Vecinos los que habían tenido a su cargo tanto la elaboración del proyecto
como su financiación en base a aportes privados y de empréstitos del gobierno nacional.
Aquellas prácticas retomaban las de otras tantas comisiones conformadas por los
habitantes de la zona durante la primera mitad del siglo XX, las que se constituían toda
vez que hubiera que erigir mástiles, organizar fiestas patrias o bien partidos de fútbol.
Muchas veces el desarrollo de las mencionadas actividades fueron el primer paso para
que un conjunto de hombres y mujeres de la zona adquirieran visibilidad y cierta
experiencia en el manejo de asuntos relativos a los intereses del grupo, lo cual se
traducía a posteriori en un nivel mayor de formalización de las mismas cuando éstos
constituían asociaciones voluntarias en las que el carácter recreativo eran la nota
dominante. Las condiciones climáticas imperantes y las distancias de los principales
centros de poder no alcanzaban para obstaculizar el entusiasmo general de sus
organizadores, ya que desde principios del siglo XX éstos habían encontrado en la
promoción de la sociabilidad una manera de compensar la débil presencia del estado en
la resolución de sus problemas cotidianos. De todas formas, la fecha elegida para la
inauguración de aquel coloso recordaba la del descubrimiento del petróleo en 1907 por
parte de una cuadrilla dependiente del estado argentino, hallazgo producido
aproximadamente a unos 80km. al norte de la zona de donde se había erigido el
monumento, esto es en las inmediaciones de Comodoro Rivadavia, localidad emplazada
en el centro de la misma Cuenca del Golfo San Jorge pero en jurisdicción de la actual
Provincia del Chubut.
Aquella figura que aún hoy se recorta en la inmensidad patagónica alzándose
imponente a más de 10 metros del suelo tiene su rostro semioculto bajo un casco, luce
borceguíes y pantalón que lo protegen de las duras condiciones en las que desarrolla su
jornada laboral. Con su torso desnudo simula abrir la válvula que pone en
funcionamiento la extracción del oro negro en la boca del pozo y hay quien dice que la
5
actitud del obrero expresa que la Patagonia entrega al país la riqueza de su suelo con la
satisfacción del deber cumplido y es por ello que su mirada está orientada hacia el norte
de la Argentina. Sin embargo, podríamos imaginar que en realidad la misma se dirige al
corazón del Yacimiento Comodoro Rivadavia como buscando otra más cercana por
parte del administrador del mismo, quien con mano férrea controlaba las horas
transcurridas en los ámbitos de trabajo como aquellas otras dedicadas al disfrute de su
tiempo libre. Es probable que aquel obrero estuviere ansioso por finalizar sus
actividades para volver a encontrarse con su familia o bien en el caso de no contar con
ella, con sus compañeros de tareas con quienes compartía desde el alojamiento en
dependencias de la empresa o bien el sindicato, la cooperativa de consumo, bibliotecas,
clubes sociales y deportivos, las sociedades étnicas o vecinales existentes, las que
formando parte de un entramado asociativo mayor se fueron dispersando por la zona
litoral del Golfo San Jorge en la medida que las actividades de exploración y
explotación de petróleo se expandieron sobre la misma durante la primera mitad del
siglo XX y las que constituyen el objeto de esta investigación.
Mi interés en la temática surgió hace ya mucho tiempo cuando en un taller de
historia oral - realizado en el Centro de Jubilados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales
en mayo de 1990- grabé una conversación entre antiguos empleados de la empresa a
propósito del cambio de nombre de un club de fútbol. Fue durante el relevamiento de
archivos públicos y privados que realicé para la escritura de aquel artículo que comencé
a preguntarme por la forma en que mundo del trabajo, las prácticas asociativas y la
construcción de la ciudadanía se relacionaban. Por aquellos años, esta cuestión estaba
adquiriendo relevancia en la historiografía latinoamericana y argentina y fue en ese
contexto que otra temática relacionada con el espacio que nos ocupa ingresó al menos
en la agenda de los investigadores patagónicos: la de los territorios nacionales. Sin
embargo, debió transcurrir más de una década para que aquellas cuestiones pudieran
pensarse en el campo más amplio de las sociabilidades contemporáneas como aquí
intento plantear.
En un principio la obra de E.P.Thompson fue una fuerte inspiración para
comenzar a realizarme algunas preguntas casi elementales1. Dado que me interesa el
mundo del trabajo como base de la articulación de relaciones interpersonales e intento
reconstruir lo que sucede fuera de él, me pregunto: ¿Qué hacía el personal de la
1 E.P.Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra, Barcelona, Crítica, 1989.
6
empresa cuando finalizaba la jornada laboral? ¿Con quiénes se encontraban? ¿Qué
asociaciones voluntarias conformaban? ¿Las mismas dónde estaban ubicadas? ¿En el
yacimiento? ¿Por fuera del mismo? ¿Qué tipo de actividades desarrollaban?
¿Organizaban ceremonias o rituales? ¿Estas formaban parte de una cultura asociativa?
¿Era ésta una cultura militante? ¿Cómo a través de esas prácticas y rituales los
miembros de esas asociaciones percibían el mundo y a sí mismos?
E.P. Thompson tempranamente había sugerido la importancia de considerar la
forma en que comunidad, tiempo libre y relaciones personales estaban asociadas
subrayando asimismo el lugar que las fiestas jugaban en la cultura obrera2. Estas
cuestiones habían sido advertidas por Maurice Agulhon, aunque su impacto en la
historiografía patagónica ha sido relativamente escaso3. Agulhon entendía por
sociabilidad “la aptitud especial para vivir en grupos y para consolidar los grupos
mediante la constitución de asociaciones voluntarias”4.
Encontré en la obra de Agulhon y también en los estudios de Dora Marucco sobre las
sociedades de socorros mutuos un enfoque que presta atención a algunas cuestiones que
constituyen una referencia obligada a la hora de examinar la cultura asociativa: la
construcción de la sede propia, la fecha en que se recuerda el aniversario de la
asociación, los símbolos que la distinguen de otras asociaciones, entre otros5. La
reducción de escala resulta imprescindible para abordar en forma más detallada estos
aspectos que son centrales para acercarnos al estudio de la “sociabilidad asociativa” tal
como la definiera pioneramente Agulhon. Es que aquí intento pensar a las asociaciones
como sujetos históricos en una perspectiva similar a la desarrollada por la historia de
empresas y algunos estudios sobre el mutualismo étnico español, permitiéndoseme
asimismo incorporar la perspectiva de género y a la vez practicar una aproximación a
una renovada historia política como sugiere Pilar González Bernaldo de Quirós6.
2 Ibídem, tomo I.
3 Maurice Agulhon, “Clase obrera y sociabilidad antes de 1848”, España, Historia Social, No. 12,
invierno 1992, pp.141-166. 4 Ibídem, pág. 142.
5Dora Marucco, “Lavoro e solidarietá popolare: forme, modelli, rapporti del mutuo soccorso italiano” en
Fernando Devoto y Eduardo Miguez (Comps.), Asociacionismo, trabajo e identidad étnica, Bs.As,
CEMLA-CSER-IEMS; 1992, pp. 9-29. También, Dora Marucco; “ Teoria e pratica dell’ auntonomia nel
mutualismo dell’ Ottocento” en Italia, Parole chiave, No. 4, 1994, pp. 41-57. 6 Giulio Sapelli, “La empresa como sujeto histórico”, en María Inés Barbero (Comp.); Historia de
empresas. Aproximaciones historiográficas y problemas en debate, Bs.As., Ceal, 1993, pp. 103- 139.
María Inés Barbero y Fernando Rocchi, “Cultura, sociedad, economía y nuevos sujetos de la historia
empresas y consumidores” en Beatriz Bragoni (Editora), Microanálisis. Ensayos de historiografía
argentina, Bs.As., Prometeo Libros, 2004, pp. 103- 143. También Beatriz Bragoni, “Meritorios
españoles, ejemplares nobles…”Inmigración, redes y mercado: algunas notas sobre la formación de
7
La obra de Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero sobre la cultura de los
sectores populares porteños sirvió tempranamente como inspiración al comenzar a
delinear los rasgos de una cultura asociativa en la zona del Golfo San Jorge, pero a
diferencia de lo que ocurría en Capital Federal donde el fomentismo barrial había
hegemonizado el universo relacional aquí éste había jugado un lugar prácticamente
irrelevante durante el período comprendido entre la ocupación efectiva de la zona
(1901) y el momento en que se había producido la disolución de la Gobernación Militar
de Comodoro Rivadavia en 19557. En la medida que comenzaba a acercarme a ese
mundo tan vasto como complejo comencé a plantearme la necesidad de elaborar una
tipología de las prácticas asociativas, una tendencia en alza a la hora de elaborar un
panorama del asociacionismo para la Argentina8. La necesidad de cartografiar las
prácticas asociativas también ocupó un lugar relevante en la producción de Pilar
González Bernaldo, quien además recientemente ha subrayado la importancia de
abordar la ciudadanía considerando tanto al derecho vinculado al domicilio (residencia)
como a los vínculos contraídos (solidaridad y sociabilidad) 9. He encontrado en su
trabajo un modelo que otorga centralidad a las prácticas asociativas al concebirlas
como una forma de pedagogía cívica mediante la cual el ciudadano hace el aprendizaje
de la cosa pública constitutiva de la comunidad10
. ¿Ahora bien qué tipo de comunidades
son las que me propongo estudiar?
Habiendo iniciado mis investigaciones en una línea que en el presente se
denomina como historia sociocultural de la empresa, mis primeros pasos siguieron los
lineamientos propuestos por Mirta Zaida Lobato para la industria frigorífica sobre todo
emporios vitivinícolas en Mendoza, 1860-1940” en Alejandro Fernández y José C. Moya (Editores); La
inmigración española en la Argentina, Bs.As., Biblos, 1999, pp.115- 140 y Alejandro Férnández, “Las
redes comerciales catalanas en Buenos Aires a comienzos de siglo. Una aproximación”, en Alejandro
Fernández y José Moya (Eds.), Ob. Cit., 1999, pp.141-163. Una interesante reflexión metodológica
acerca del concepto “sociabilidad” puede seguirse en Pilar González Bernaldo de Quirós, “La
‘sociabilidad´ y la historia política” en Jaime Peire (Compilador), Actores, representaciones e
imaginarios, Caseros, Eduntref, 2007, pp.65-109. 7 Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero, Sectores populares, cultura y política. Bs.As.en la
entreguerra, Bs.As., Sudamericana, 1995. Más recientemente, Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis
Alberto Romero y José Luis Moreno; De las Cofradías a las s organizaciones de la Sociedad Civil.
Historia de la Iniciativa Asociativa en Argentina (1776-1990), Argentina; Edilab- Gadis; 2002, Daniel
Marquez y Mario Palma Godoy, Comodoro Rivadavia en tiempos de cambio. Una propuesta para la
revalorización de nuestras identidades culturales, Com.Riv., Ediciones Proyección Patagónica, 1993. 8Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis Alberto Romero y José Luis Moreno; Ob. Cit; 2002.
9 Pilar González Bernaldo de Quirós, Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina. Las
sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862, Bs.As., F.C.E, 2001. Más recientemente Pilar González
Bernaldo, “Una ciudadanía de residencia: la experiencia de los extranjeros en la ciudad de Buenos Aires
(1882-1917), Bs. As., Entrepasados, No.30, fines de 2006, pp. 47-65. 10
Pilar González Bernaldo de Quirós, Ob. Cit, 2001.
8
porque subrayaban la forma en que comunidad y empleo estaban relacionados pero
también porque consideraron la perspectiva de género11
. Mis trabajos iniciales sobre la
petrolera estatal adoptaron tempranamente esa perspectiva, aún cuando el número de
mujeres empleado en las actividades productivas fuera escaso como lo mostraron
estudios posteriores de mis colegas12
. En oposición, la presencia femenina en ámbitos
de reproducción de la fuerza laboral se hacía particularmente visible en ocasiones tales
como fiestas patrias, eventos deportivos, bailes y concursos de belleza13
. En la presente
tesis retomo algunas de estas cuestiones ya que considero que las actividades recreativas
organizadas por el personal de la empresa por fuera de las horas de trabajo eran espacios
de actuación para las mujeres residentes en la zona14
. ¿Quiénes son estas mujeres que
se asoman al espacio público? ¿Qué relaciones tienen con los varones que ocupan
cargos políticos, directivos de empresas, dirigentes de asociaciones voluntarias de todo
tipo? ¿Con qué otras mujeres se encuentran o evitan? ¿Existen conflictos entre ellas o
con los varones? ¿Comparten objetivos con ellos o los disputan? ¿Hay asociaciones
conformadas y controladas por mujeres durante el período en la zona? ¿Es posible
identificar en la organización de estas actividades liderazgos femeninos? ¿Esos
liderazgos se tradujeron en la conformación de asociaciones que se destacaron de
alguna forma en la tipología elaborada? ¿Podemos imaginarlas como ámbitos donde se
construyeron y elaboraron prácticas cívicas?
La obra de Agulhon me ha permitido ampliar el repertorio de preguntas
anteriormente enunciadas, ya que para él abordar la sociabilidad popular requería tanto
del estudio de las asociaciones como de otras dimensiones de la vida cotidiana como
las fiestas15
. A través de su análisis, Agulhon descubrió el protagonismo ejercido por
11
María Inés Barbero y Fernando Rocchi, Ob.Cit, en Beatriz Bragoni, Ob. Cit., 2004, pág.137, Mirta
Zaida Lobato, La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y política en una comunidad obrera, Berisso
(1904-1970), Bs.As., Prometeo Libros/ Entrepasados, 2001. 12
Edda Lía Crespo, “Una propuesta metodológica para el estudio de la experiencia de las mujeres
vinculadas a la industria petrolera estatal”, en Revista Patagónica de Historia Oral, No.1, Universidad
Nacional de la Patagonia Austral. Unidad Académica, Caleta Olivia, 1996, pp.33-35. Graciela Ciselli,
Pioneras Astrenses, El trabajo femenino en el pueblo de una compañía petrolera, 1917-1962, Bs.As.,
Dunken, 2003; Graciela Ciselli, “Familia y trabajo femenino en Y.P.F.”, Bs.As., Todo es historia, No.
484, 2007 pp. 33-37. 13
Edda Lía Crespo, “Madres, esposas, reinas…Petróleo, mujeres y nacionalismo en Comodoro
Rivadavia durante los años del primer peronismo” en Mirta Zaida Lobato (Editora), Cuando las mujeres
reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX, Bs.As., Biblos, 2005, pp.143-174. 14
Mary Nash; “El mundo de las trabajadoras: identidades, cultura de género y espacios de actuación”, en
Paniagua, J, Piqueras, J y .Sanz, V. (eds.), Cultura Social y política en el mundo del trabajo, Valencia,
Biblioteca Historia Social, 1999. pp. 47-68. 15
Maurice Agulhon, 1848 ou l´ aprrentissage de la Republique, París, Editions du Senil, 1973, pp. 22-
42; Maurice Agulhon, La République au village. Les populations du var de la Révolution à la Seconde
République, Paris, Editions du Seuil, 1979.
9
varones y mujeres y el carácter político de sus prácticas en contextos de fuerte control
por parte de las autoridades estatales16
. Durante los años transcurridos desde el inicio de
mis investigaciones hasta el presente, el estudio de los mineros culminó por convertirse
en una de las líneas fundamentales desarrolladas por la historiografía sobre los
trabajadores en la Patagonia, pero como lo han subrayado Enrique Masés y Lisandro
Gallucci el estudio de lo que sucede por fuera de las horas de trabajo sigue siendo un
campo que ha sido calificado como virgen, aunque podríamos relativizar tal afirmación
si consideramos la producción existente sobre la temática en la cuenca del Golfo San
Jorge, la que tempranamente abordó cuestiones como la conformación de barrios y
clubes de fútbol, los rituales obreros y las ceremonias de coronación de reinas de
belleza17
. Las fiestas son escenarios de ocio en los que cada sociedad proyecta sus
valores, pautas, actividades y patrones de conducta estereotipados y ritualizados18
. Un
lenguaje simbólico que es necesario desentrañar pero que debe ser examinado desde la
perspectiva de las funciones esenciales del ocio de acuerdo a lo planteado por Joffre
Dumazedier19
. El tiempo del ocio no es otro que el ámbito de expresión de la
sociabilidad y debe ser concebido como un tiempo que estimula relaciones formales e
informales, que favorece acumulación de poder, prestigio, liderazgo, y que, al mismo
tiempo, fertiliza espacios para la extensión de redes de relaciones y la concreción de
universos de poder 20
. Por otra parte, el mundo asociativo se sitúa en ese espacio
intermedio entre la familia y el Estado, de allí la especificidad de la cultura política
moderna que concibe esas prácticas sociales y culturales como el terreno donde se
elabora y experimenta la democracia21
. En las páginas que siguen intento reconstruir la
16
Ibídem, pp. 230-283. 17
Enrique Masés y Lisandro Gallucci (Editores), Historia de los Trabajadores en la Patagonia,
Neuquén, Educo, 2007; Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo “Entre el petróleo y el carbón:
empresas estatales, trabajadores e identidades sociolaborales en la Patagonia Austral durante el período
territoriano (1907-1955)”, en Susana Bandieri, Graciela Blanco G. y Gladis Varela, Hecho en
Patagonia. La historia en perspectiva regional, Neuquén, CEHIR-EDUCO, Universidad Nacional del
Comahue, 2005, pp. 301-347, Gabriel Carrizo, “Una aproximación a la historiografía de los trabajadores
de la Patagonia Central: balance y perspectivas” en Observatorio Patagónico, Estudios Sociales sobre
Trabajo y Desarrollo, Año 5, No.6, Caleta Olivia, UNPA, 2005, pp.13-20; Brígida Baeza, Edda Crespo
y Gabriel Carrrizo (Comps.), Comodoro Rivadavia a través del siglo XX, Argentina, Municipalidad de
Comodoro Rivadavia, 2007. 18
J. Prat, “Aspectos simbólicos de las fiestas”, en Tiempo de fiesta, Madrid, Tres-catorce-dieciseis, 1982,
p. 163. La cita puede consultarse en Manuel Cuenca Cabeza, Ideas y prácticas para la educación del
ocio: fiestas y clubes, Bilbao, Universidad de Deusto/ Instituto de Estudios de Ocio, No. 15,2000, pág.83. 19
Joffre Dumazedier, Vers une civilization du loisir?, París, Editions du Seuil, 1962, pp.27-29. 20
La cita de Javier Escalera Reyes y de Joffre Dumazedier se encuentra en Graciela Zuppa (Editora),
Prácticas de Sociabilidad en un escenario argentino. Mar del Plata ( 1870-1970), Mar del Plata,
Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Arquitectura , Urbanismo y diseño, 2004, pág.23. 21
Pilar González Bernaldo, Ob. Cit., 2001, pág. 74.
10
experiencia de quienes en su carácter de integrantes de asociaciones voluntarias
(hombres y mujeres) dieron vida a un complejo entramado asociativo que se expandió
sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante la primera mitad del siglo XX. En la
medida que la documentación disponible me lo ha permitido, he elaborado una tipología
de las modalidades y tendencias del asociacionismo pero además a través del análisis de
las fiestas doy cuenta de la forma en que comunidad, tiempo libre y las relaciones
personales estuvieron asociados.
Estado de la cuestión
Tras el retorno a la democracia en 1983, los estudios realizados sobre el
asociacionismo ocuparon un lugar secundario en la producción académica dedicada a la
Patagonia, ya que la mayoría de los trabajos se orientaron a explorar las
particularidades de la estrecha vinculación del área con la extracción petrolífera. Esos
abordajes subrayaron la alta concentración de comunidades de fábrica asentadas en la
zona litoral del Golfo San Jorge. De acuerdo a los mismos, empleo y comunidad se
encontraban sumamente ligados en estos centros extractivos. Si bien se ha producido un
viraje de los estudios hacia cuestiones mayoritariamente vinculadas con el mundo del
trabajo, tal giro ha supuesto una mayor atención respecto de las categorías de análisis
apropiadas para el abordaje de concentraciones obreras alejadas de los grandes centros
urbanos, los mismos dan cuenta de la forma en que la empresa dominó prácticamente
tanto las esferas de producción como reproducción de los trabajadores. En los nuevos
enfoques, las influencias de las obras de Eric Hobsbawn y E.P.Thompson fueron
fundamentales para caracterizar esas concentraciones obreras, aunque el uso de las
categorías enclave, masa aislada e institución total empleados sobrevaloraron la
capacidad de la empresa para dirigir y organizar la vida cotidiana de los trabajadores,
minimizándose los intentos de instaurar formas de organización autónomas por parte los
mismos. Buscando diferenciarme de estas categorizaciones e incorporar paralelamente
la perspectiva de género, encontré que Thomas Miller Klubock utiliza la noción
“comunidad minera” para abordar estas concentraciones obreras subrayando que la
asociación de los hombres con el trabajo asalariado y la de la mujer con la casa no es un
hecho natural. La adopción de esta categoría permite un acercamiento que considera las
formas en que las mujeres elaboraron respuestas a su subordinación económica y
11
sexual dentro del matrimonio como ha propuesto este autor en sus estudios sobre los
mineros chilenos22
.
La obra de Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero sobre la cultura de los
sectores populares porteños sirvió de inspiración a la hora de comenzar a abordar el
análisis de las prácticas asociativas del personal de las empresas petroleras asentadas en
la zona litoral del Golfo San Jorge23
. En lo referente a los estudios realizados existen
importantes avances en torno a la formación de asociaciones de distinto tipo en especial
las organizaciones gremiales y las del mutualismo étnico24
. Mis trabajos sobre clubes de
fútbol pertenecientes al ámbito de la petrolera estatal y la transmisión familiar sobre la
militancia de sectores vinculados al socialismo y el cooperativismo permitieron delinear
algunas particularidades de la zona en relación al reconocimiento de los derechos
sociales y políticos y el lugar que el asociacionismo había jugado en ellos25
. En los
últimos años, algunos de estos otros aspectos relacionados con el tiempo libre de los
trabajadores fueron profundizados sobre todo los referidos al fútbol, las fiestas patrias,
los rituales obreros y las ceremonias de coronación de reinas de belleza26
. Por ello en
esta tesis he retomado estas cuestiones enmarcándolas en una visión de conjunto del
devenir asociativo en la zona en estudio.
Una de las líneas de investigación que se desarrolló tempranamente otorgó
prioridad al peso de la etnicidad en la reconstrucción de las prácticas asociativas,
recuperándose el protagonismo de españoles, italianos, portugueses y chilenos y de las
22
Thomas Klubock, “Hombres y mujeres en El Teniente. La construcción de género y clase en la minería
chilena del cobre, 1904-1951” en Lorena Godoy, Elizabeth Hutchinson, Karin Rosemblatt, y María
Soledad Zárate, (Editoras), Disciplina y desacato. Construcción de identidad en Chile, siglos XIX y XX.,
Chile, Universidad de Chile, s/ f, pp.223-249. 23
Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero, Ob. Cit, 1995. Luciano De Privitellio, Vecinos y
ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de entreguerras, Bs.As., Siglo XXI Editores, 2003. 24
Mario Palma Godoy y Daniel Marquez, Ob. Cit., 1993, Susana Torres, “Two oil company- towns in
Patagonia: European inmigrants, class and ethnicity, 1907- 1933”, PhD, Rutgers University, 1995; Susana
B. Torres, “Conflictos obreros y organizaciones gremiales” Bs.As., Todo es historia, No. 484, 2007, pp.
22-32; Daniel Cabral Marques, “Más allá del mito del desarraigo”, Ob. Cit, 2007, pp.72-80. 25
Edda Lía Crespo. “Tell me about your father. ‘Socialism’ and family stories in Argentina”, en XIth
International Oral History Conference, IOHA- Bogazici University(Turkey), Vol II, junio 2000,pp.562-
567; Edda Lía Crespo, “De Germinal a Florentino Ameghino. Memoria, Política y Asociacionismo en
Comodoro Rivadavia”, Bs.As., Entrepasados, Vol.20, Fines 2001, pp.101-114. Edda Lía Crespo,
“Asociacionismo, consumo y ciudadanía. Acerca de los orígenes de la cooperativa del personal de
Yacimientos Petrolíferos Fiscales”, en Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la
Patagonia Austral, Año IX, No. 26, diciembre de 2003, pp. 169-181; Edda Crespo, “El fantasma de Rodó.
Ariel, públicos lectores y nacionalismo petrolero en Comodoro Rivadavia” en Enrique Masés y Lisandro
Gallucci ( Eds.), Ob. Cit., 2007, pp.221-239. 26
Gabriel Carrizo, “De obreros, pelotas y botines. El proceso de popularización del fútbol en Comodoro
Rivadavia en las primeras décadas del siglo XX” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo
(Comps), Ob. Cit., 2007, pp.211-239; Ester Ceballos, “El primero de mayo en Comodoro Rivadavia
durante el período 1901-1945” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo (Comps), Ob. Cit.,
2007; pp.191-209.
12
asociaciones que ellos conformaron.27
Si bien son aportes importantes para el análisis
del mutualismo étnico en la zona, con excepción del trabajo de Marcelo Borges, no se
ha prestado atención a algunas cuestiones centrales en el estudio del asociacionismo
en la línea planteada por Fernando Devoto28
. La noción de grupo étnico tiene particular
relevancia dado que permite examinar las formas en que más que reproducir se crean las
identidades étnicas29
. En este sentido, en los últimos tiempos han adquirido vitalidad
los estudios sobre dirigencias y liderazgos, destacándose especialmente la obra de Xosé
Manuel Núñez Seixas quien ha elaborado una tipología de los modelos de liderazgo en
comunidades emigradas30
. A nivel local, es escasa la producción que se ha interesado
por dar cuenta de estas cuestiones, aunque contamos con el estudio de Susana Torres en
el que ha considerado la forma en que las identidades étnica y de clase tuvieron en la
construcción de las identidades sociales de los trabajadores de las empresas petroleras
en el período 1917-193231
.
Más recientemente, se ha incorporado a estos análisis el estudio de las identidades
de género32
. Sin embargo, creo que no nos alcanza con mencionar que los lazos
identitarios se construyen a través de actividades sociales, celebraciones nacionales o
reproduciendo la nómina de integrantes femeninas o masculina de las comisiones de
fiestas. El dominio ejercido por parte de un conjunto de “vecinos conscientes” como
27
Daniel Marquez y Mario PalmaGodoy, Ob. Cit., 1993; Susana Torres, Ob. Cit., 1995; Graciela Ciselli,
Los italianos en el sureste del Chubut. Su inserción socio-económica (1901-1944), Com.Ri.v,
Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, 1995 y Marcelo Borges, “Portuguese in two
worlds: a historical study of migration from Algarve to Argentina”, New Brunswick, PhD Rutgers
University, 1997; Brígida Baeza, “Cruzar la frontera en los ´70. Chilenos en Comodoro Rivadavia” en
Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo (Comps), Ob. Cit., 2007; pp.391-423. 28
Fernando Devoto, Historia de la inmigración en la Argentina., Bs.As, Sudamericana, 2003. 29
Pilar González Bernardo, Ob. Cit, 2001, pág. 225; Fernando Devoto y Alejandro Fernández,
“Mutualismo étnico, liderazgo y participación política. Algunas hipótesis de trabajo”, en Diego Armus
(comp.), Mundo urbano y cultura popular, Estudios de Historia Social Argentina, Bs.As., Sudamericana,
1999, pp.129- 152, Fernando Devoto y Eduardo Míguez (Comps.), Asociacionismo, trabajo e identidad
étnica, Bs.As, CEMLA-CSER-IEMS; 1992; Alejandro Fernández y José C. Moya ( Editores); La
inmigración española en la Argentina, Bs.As., Biblos, 1999; José Núñez Seixas, ( Editor). La Galicia
Austral. La inmigración gallega en la Argentina. , Bs.As., Biblos, 2001; José C. Moya, Primos y
extranjeros. La inmigración española en Buenos Aires, 1850- 1930; Bs.As., Emecé Editores, 2004; María
Liliana Da Orden, Inmigración española, familia y movilidad social en la Argentina Moderna. Una
mirada desde Mar del Plata (1890- 1930), Bs.As, Biblos, 2005. 30
Xosé Manoel Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones a
partir de los españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid (Editoras), De
Europa a las Américas. Dirigentes y liderazgos (1880-1960), Bs.As., Sudamericana, 2006, pp. 17-41.
Núñez Seixas siguiendo a John Highman define a un líder étnico simplemente como aquella persona que
ejerce una influencia decisiva sobre los demás coterráneos inmigrados en un contexto de obligaciones e
intereses comunes. Distingue tres tipos: el liderazgo recibido, el liderazgo interno y el liderazgo de
proyección. 31
Susana Torres, Ob. Cit, 1995. 32
Graciela Ciselli, Migración, Género y Mercado Laboral en el sureste del Chubut. Un estudio a partir
de familias italianas, Rawson, Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut; 2005.
13
parte de la sociabilidad popular deja de lado las tensiones provocadas por la presencia
femenina en esos ámbitos, una cuestión que fue sugerida tempranamente por Ricardo
González. Los estudios sobre el mutualismo étnico realizados por Rómolo Gandolfo
sobre las mujeres agnonesas y María Liliana Da Orden sobre el asociacionismo español
en Mar del Plata dan cuenta de la relevancia del rol ocupado por las mujeres en las
mencionadas asociaciones voluntarias, subrayando la importancia que tenían los
recursos generados por estas mujeres para el fortalecimiento del capital social de las
mencionadas entidades y la forma en que algunas de ellas construían liderazgos33
.
Necesitamos explicar cómo a través de estas prácticas asociativas, los integrantes
masculinos o femeninos de distintas asociaciones encontraron formas de hacer política
a pesar de su exclusión promoviendo asimismo el reconocimiento de otros tipos de
derechos (civiles y sociales)34
. Considero indispensable adoptar una perspectiva de
género para estudiar estas temáticas ya que mayoritariamente quienes han estudiado el
contradictorio proceso de inclusión de los habitantes de los territorios nacionales a la
ciudadanía política no incorporaron a esa discusión la forma en que estos procesos
afectaron a varones y mujeres35
.
33
Sobre las cuestiones conflictivas y el lugar de las mujeres en este proceso véase, Ricardo González,
“Lo propio y lo ajeno. Actvidades culturales y fomentismo en una asociación vecinal. Barrio Nazca
(1925-1930)”, en Diego Armus (comp.), Mundo Urbano y cultural popular. Estudios de Historia Social
Argentina, Bs.As., Sudamericana, 1990, pág.106-108; Rómolo Gandolfo, “Del Alto Molise al Centro de
Bs.As. Las mujeres agnonesas y la primera emigración transatlántica, 1870-1900, en Estudios
Migratorios latinoamericanos, Bs.As., Año 7, Abril 1992, No. 20, pp. 71-79, María Liliana Da Orden;
Ob. Cit., 2005. 34
Nancy Fraser, Iustitia Interrupta. Reflexiones Críticas desde la posición `postsocialista´, Colombia,
Universidad de los Andes, 1997, pp. 95-133; Elisabeth Clemens, “ Organizational repertories and
institucional change: womens groups and the transformation of America Politics, 1890-1920”, en Theda
Skocpol and Morris P. Fiorina ( Editors), Civic engagement in American Democracy, The United States,
Brokings Press, 1999, pp. 81-110. Más específicamente para el caso de los Territorios Nacionales, María
Herminia Di Liscia, María Silvia Di Liscia, Ana María Rodríguez y María José Billorou, Acerca de las
mujeres. Género y Sociedad en La Pampa, Santa Rosa, Fondo Editorial Pampeano, 1995; María José
Billorou y Ana María Rodríguez, “Reinas y campesinas: `las hijas de los colonos´ en escena” y Edda
Crespo, en Mirta Z. Lobato (Editora), Ob. Cit, 2005, pp-121-174. La tesis doctoral de Martha Ruffini ha
considerado la exclusión política de los habitantes del Territorio Nacional de Río Negro considerando
asimismo la exclusión de mujeres, inmigrantes e indígenas. Véase, Martha Ruffini, La pervivencia de la
República posible en los territorios nacionales. Poder y ciudadanía en RíoNegro, Bs.As., Quilmes, 2007. 35
Orietta Favaro y Mario Arias Bucciarelli, “El lento y contradictorio proceso de inclusión de los
habitantes de los territorios nacionales a la ciudadanía política: un clivaje en los años ‘30”, Bs. As,
Entrepasados.1995, Nº 9, pp- 7-26, María Silvia Leoni de Rosciani, “Los territorios nacionales” en
V.V.A.A., Nueva Historia de La Nación Argentina. La Argentina del Siglo XX, Academia Nacional de la
Historia, Planeta, Bs. As., 2001, Vol. 8 pp. 43-76, Juan Vilaboa y Aixa Bona, “El surgimiento del
peronismo en Santa Cruz. Cambios y continuidades en la política y en la sociedad “en Darío Macor y
César Tcach (editores), La invención del peronismo en el interior del país, Universidad Nacional del
Litoral, Santa Fe, 2003, pp.437-462; Ernesto Bohoslavsky, “El voto peronista en la Norpatagonia rural en
los ‘50” en Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Año IX, No.
26, diciembre de 2003, pp. 228-248; Lisandro Gallucci, “Las prácticas políticas en las afueras del sistema
político”, en Susana Bandieri, Graciela Blanco y Gladys Varela (Directoras), Ob. Cit, 2005, pp. 407-433.
14
Al trasponer el nuevo siglo se retomó fuertemente el interés por el estudio de
las sociabilidades en general36
. Debo destacar en especial, el esfuerzo de un conjunto de
especialistas que contextualizaron el análisis en los procesos socio-históricos, políticos
y culturales en los que las organizaciones voluntarias se desarrollaron, lo que permitió
aprehender la heterogeneidad del fenómeno y focalizar sus particularidades37
. En ese
estudio, mención especial recibieron aquellos casos como el de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales, en que la empresa establecía viviendas y pueblos para sus
trabajadores , procurando asegurarse la estabilidad de la mano de obra e influyendo en
la conformación de asociaciones de todo tipo, sobre las que ejercían algún tipo de
control38
. De esta forma la zona fue incorporada dentro del panorama del
asociacionismo en la Argentina, aunque en esta investigación señalo las particularidades
de ese entramado asociativo abordando la cuestión desde el campo más amplio del
estudio de las sociabilidades contemporáneas.
La zona litoral del Golfo San Jorge: ocupación, actividades extractivas y prácticas
asociativas
En 1907 una expedición dependiente del Estado argentino descubrió petróleo en
las inmediaciones de Comodoro Rivadavia (Chubut), en 1944 esta situación volvió a
repetirse en las proximidades de Caleta Olivia (Santa Cruz)39
. Ambas localidades se
encuentran ubicadas sobre la zona litoral del Golfo San Jorge y constituyen el centro de
la cuenca petrolera homónima. Si bien ambos asentamientos datan de 1901, hacia 1944
la expansión de las actividades de exploración y explotación de petróleo sobre la zona
litoral del golfo San Jorge culminó por integrarlas a un mismo Yacimiento dependiente
Para un balance sobre la cuestión véase, Graciela Iuorno y Edda Crespo (Coordinadoras), Nuevos temas,
Nuevos problemas. Los territorios nacionales, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco/
Universidad Nacional del Comahue- CEHEPYC (Editores), Neuquén, 2008, pp. 11-15. 36
Sandra Gayol , Sociabilidad en Buenos Aires, Hombre, Honor y cafés 1862-1910, Bs.As., Ediciones
del Signo, 2001; Pilar González Bernardo, Ob. Cit, 2001 ; V.V.A.A, .Sociedad y socialibidad en la
Argentina de los 90, B s.As., Biblos-UNGS, 2002; Graciela Zuppa ( Editora), Ob. Cit., 2004. 37
Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis Alberto Romero y José Luis Moreno; Ob. Cit, 2002. 38
Luis Alberto Romero, “El estado y las corporaciones, 1920-1976”, Ibídem, pág. 175. 39
Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit., 1993; Carlos Reinoso, Tiempo de Crecer. Cañadón
Seco, primeros pobladores. Su historia petrolera. Testimonios, Cañadón Seco, Imprenta Santa Cruz,
1986; Carlos Reinoso, Caleta Olivia, Pájaros de Luz, Bs.As., Talleres Gráficos de la Agencia
Periodística, 1992.
15
de la petrolera estatal40
. Ese mismo año, ambas localidades fueron incorporadas a la
jurisdicción de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia siendo esta última
ciudad la que daba nombre a la zona militar y la que, por otra parte, había sido elevada
al rango de capital. La Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia tuvo efímera
existencia ya que en 1955 fue disuelta al iniciarse la provincialización de los territorios
de Chubut y Santa Cruz.41
MAPA Nº1
UBICACIÓN DE LA GOBERNACION MILITAR DE COMODORO RIVADAVIA
Durante la primera mitad del siglo pasado el desarrollo de las actividades extractivas-
eje principal de la economía en la zona litoral del Golfo San Jorge- dio lugar a un
proceso de urbanización caracterizado por una fuerte heterogeneidad y fragmentación
en la ocupación del espacio42
. Tras el descubrimiento del petróleo en inmediaciones de
Comodoro Rivadavia en 1907, tanto el Estado Argentino como empresas de capitales
40
Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob. Cit., 2005. 41
María Silvia Leoni de Rosciani, Ob. Cit, 2001, Juan Vilaboa y Aixa Bona, Ob. Cit., 2003; Juan
Vilaboa y Aixa Bona, “La transición de territorios nacionales a nuevas provincias: el caso de Santa Cruz”,
en Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Año IX, No. 26,
diciembre de 2003, pp.214-227. 42
Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit, 1993.
16
de distinto origen, promovieron la conformación de varios asentamientos que en su
mayoría se ubicaron al norte del poblado originario43
. El crecimiento de la población
permitió que en 1911 se realizaran las primeras elecciones municipales de las que
participaron los varones residentes en la zona. Sin embargo en 1917, tras una serie de
conflictos entre las autoridades de la petrolera estatal y sus trabajadores, el ejido
municipal fue redefinido quedando fuera del mismo los asentamientos dependientes de
la compañías petrolíferas. Quienes residían en estas comunidades mineras fueron
afectados por una doble exclusión en términos de su ciudadanía política. En su
condición de habitantes de los Territorios Nacionales contaban con derechos políticos
restringidos a la esfera municipal, sin embargo la redefinición de los límites del ejido
urbano dio lugar a que no les fuera permitido empadronarse o presentarse como
candidatos en ocasiones en que se elegían autoridades municipales. Así, los varones
residentes en estas comunidades mineras compartieron con las mujeres de la zona su
condición de exclusión hasta 1951, momento en el que les fue posible participar para
elecciones presidenciales y elegir un delegado territorial al congreso nacional. Sin
embargo, sus derechos políticos sufrieron una nueva restricción a nivel municipal ya
que entre 1944-1955 durante la existencia de la Gobernación Militar de Comodoro
Rivadavia, tanto los gobernadores, comisionados municipales e integrantes de
comisiones de fomento no accedían a sus cargos como el resultado de la voluntad
ciudadana 44
. En la medida que el Yacimiento Comodoro Rivadavia se expandió sobre
la zona litoral del Golfo San Jorge estas condiciones alcanzaron también a quienes
residían en el flanco sur del mismo, ya que al definirse la jurisdicción del ejido urbano
de Caleta Olivia tampoco se incluyó a los campamentos dependientes de la petrolera
estatal como parte del mismo45
.
Una segunda cuestión de relevancia es que tras la separación de los
campamentos dependientes de la petrolera estatal en 1917 del ejido municipal de
Comodoro Rivadavia y durante la mayoría del período en estudio, los directivos de la
empresa ejercieron un control muy estricto sobre su fuerza laboral, a la vez que
desarticulaban todo tipo de prácticas contestatarias tanto en las esferas de producción
43
Graciela Ciselli; Pioneras Astrenses. El trabajo femenino en el pueblo de una compañía petrolera
patagónica, Bs.As, Dunken, 2003. 44
Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob.Cit., 2005; Edda Lía Crespo, Ob. Cit, 2005. 45
Rosa López- Verónica Bucci y Sergio Bucci; Lo que el viento no llevó...Caleta Olivia. Cien Años,
Com. Riv., Imprenta Gráfica, 2001, pág.320.
17
como de reproducción de su personal46
. En este sentido, el Estado en su carácter de
empresario desarrolló un conjunto de acciones sistemáticas que excedieron el marco
estrictamente productivo, distinguiéndose una serie de emprendimientos asociados con
el desarrollo de una amplia infraestructura de servicios sanitarios dentro de los que se
destacan la construcción de hospitales propios y la puesta en marcha de servicios
gratuitos de farmacia, la asignación sin cargo de la vivienda y de los servicios urbanos
vinculados a ella (redes de agua, gas, energía eléctrica, transporte gratuito, etc.), la
implementación de diversos mecanismos relacionados con el subsidio al consumo
doméstico (gamelas y comedores económicos, proveedurías oficiales para el
abastecimiento de la población, etc.), y la constitución de servicios comunitarios
relacionados con la cobertura y regulación del tiempo libre de los trabajadores
(bibliotecas, clubes sociales, salas de cine, eventos culturales)47
. ¿Qué margen de
iniciativa quedó entonces para el personal de la empresa?
Me interesa llamar la atención sobre este aspecto ya que en la literatura existente
al respecto, al abordarse las políticas sociales implementadas por la empresa en la
primera mitad del siglo XX, se señala reiteradamente que el reconocimiento del derecho
a la Seguridad Social y al Bienestar del que gozaba el personal de la empresa los
diferenciaba de otros trabajadores. Asimilando a los petroleros estatales a los
ferroviarios estos trabajos sostuvieron el fuerte convencimiento por parte del personal
de Y.P.F. de que constituían una elite y que éste era un aspecto importante de la idea
que tenían de sí mismos. Sin embargo, si pensamos en el caso de los ferroviarios esta
visión se asentaba en la existencia de un poderoso sindicato y una serie de prácticas
asociativas organizadas en torno a la identidad laboral (cooperativas, bibliotecas,
escuelas, hospital)48
.
Creo importante repensar la cuestión para el período en estudio, ya que desde la
perspectiva de las asociaciones formadas por el personal de la empresa, uno de los
mayores problemas es que encontraron dificultades para constituir un sindicato propio.
Las políticas empresariales con fuerte sesgo bismarckiano si bien incorporaron algunos
46
Susana Torres, Ob. Cit., 1995; Daniel Marquez, “Conflicto e intervención estatal en los orígenes de la
actividad petrolera. Comodoro Rivadavia, 1915- 1930” y “Hacia la definición de un modelo de Bienestar:
Estado, Trabajadores y políticas socio-laborales en los yacimientos Petrolíferos Fiscales de Comodoro
Rivadavia, 1915-1930” en Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Distinguir y comprender. Aportes
para pensar la sociedad y la cultura en Patagonia., Com. Riv.: Ediciones Proyección Patagónica, 1995,
pp.89 – 166. 47
Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob.Cit., 2005. 48
Joel Horowitz, “Los trabajadores ferroviarios en la Argentina (1920-1943). La formación de una elite
obrera”, Bs.As, Desarrollo Económico, vol.25, No. 99, octubre-diciembre 1985, pp.423-446.
18
planteos reivindicativos de los trabajadores culminaron con la desarticulación de las
prácticas contestatarias49
. En las décadas formativas de la empresa, los trabajadores
estatales intentaron construir un sindicato que articulara los intereses de los petroleros
en conjunto, pero desde el año 1932 los trabajadores de la petrolera estatal quedaron al
margen de los movimientos organizados por quienes trabajaban para compañías
privadas. La emergencia de la identidad en torno a la empresa y un sindicato que los
representara resultó más bien tardía como lo muestra la formación del Sindicato de
Obreros y Empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en 194650
. En ausencia de
una asociación de afinidad que representara sus intereses hasta esa fecha, quienes
trabajaban en la industria petrolera estatal encontraron en la formación de clubes de
fútbol, un ámbito propicio tanto para disfrutar de su tiempo libre como para hacer
política. La creación de una de cooperativa de consumo, ahorro y edificación por parte
del personal de la petrolera estatal en 1947 dio cuenta de la existencia de ese gusto por
la asociación. En ambos casos la existencia de una identidad comunitaria basada en el
empleo y fuertemente identificada con la Nación se tradujo en formas variadas de
reunión (de carácter formal o informal) que incluyeron a las mujeres como
organizadoras o asistentes51
.
Maurice Agulhon encontró en el estudio de la sociabilidad formal e informal la
vía para acceder al análisis de las prácticas asociativas, ya que utilizó la noción de
sociabilidad en un sentido amplio para abordar tanto a aquellas asociaciones dotadas de
estatutos y sede propia, como a otros grupos que se reunían frecuentemente sin ninguna
formalidad. A él debemos el haber encontrado también en la denominada
“sociabilidad de costumbre” la vía para explorar las formas en que vida política y vida
cotidiana se hallaban entrelazadas52
. Haciéndome eco de sus planteos, me pregunto:
¿Cuáles fueron las modalidades y tendencias del asociacionismo en la zona litoral del
Golfo San Jorge en la primera mitad del siglo XX? ¿Dónde se ubicaban estas
asociaciones? ¿En el yacimiento dependiente de la petrolera estatal o por fuera del
49
Enrique Masés y otros, “Estado Bismarckiano o Estado de Bienestar: Políticas Laborales y Sociales en
Y.P.F. 1922- 1930”, en Orietta Favaro, Enrique Masés y otros (comps.), Estado, Capital y Régimen
Político, Neuquen, Universidad Nacional del Comahue, 1993, pp. 153- 162. 50
Daniel Cabral Marques, “Crisis y transformación de un modelo empresario de intervención social.
Estado, trabajadores y políticas sociolaborales en los Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Comodoro
Rivadavia (1970-1996); Com.Riv, Tesis de Maestría en Política Social, CIUNPAT/ Universidad Nacional
de la Patagonia “San Juan Bosco”, 1997, inédita.
51 Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob.Cit., 2005; Susana Torres, Ob. Cit., 2007; Gabriel
Carrizo, Ob. Cit., 2007. 52
Maurice Agulhon, Ob. Cit., 1979.
19
mismo? ¿Quiénes las integraban? ¿Qué tipo de actividades desarrollaban? ¿Formaban
parte de un entramado asociativo más amplio? ¿Qué tipo de fiestas organizaban las
asociaciones de la zona? ¿Es posible elaborar un calendario de estas fiestas? ¿Qué rol
jugaban en la construcción de lazos sociales y políticos? ¿Quiénes se ocupaban de estas
actividades? ¿Varones? ¿Mujeres? ¿Existía algún vínculo familiar o de otro tipo entre
ellos/ellas? ¿Es posible identificar en la organización de estas actividades liderazgos
masculinos o femeninos? ¿Esos liderazgos se tradujeron en la conformación de
asociaciones que se destacaron de alguna forma en la tipología elaborada? ¿Podemos
imaginarlas como ámbitos donde se construyeron y elaboraron prácticas cívicas que
permitieron superar la exclusión política formal de sus integrantes?
En esta tesis he retomado las preguntas de Agulhon aplicándolas a un espacio y
tiempo diferentes: la Patagonia durante el período 1901-1955. Para estudiar las prácticas
asociativas me he ubicado en un escenario que trasciende de múltiples formas las
identidades basadas en lazos que otorgan prioridad a ejidos municipales, territorios
nacionales, gobernaciones militares o los más recientes estados provinciales: el de la
zona litoral del Golfo San Jorge y las comunidades mineras allí asentadas. La
conformación espacial de la zona en estudio, la expansión del Yacimiento Comodoro
Rivadavia sobre la misma constituye el telón de fondo que me ha permitido caracterizar
las modalidades y tendencias del asociacionismo, ya que he buscado documentar y
recuperar el protagonismo de los actores locales en un enfoque que no ha sido utilizado
para el caso local. Así, he reconstruido la experiencia de quienes en su carácter de
integrantes de asociaciones voluntarias (hombres y mujeres) dieron vida a un complejo
entramado asociativo que se expandió sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante
la primera mitad del siglo XX.
La tesis consta de dos partes, la primera de ellas denominada La invención del
orden comunitario se divide en dos capítulos. En el primero de ellos bajo el título En el
Golfo describo la ocupación de la zona focalizando mi atención en la forma en que la
expansión del Yacimiento Comodoro Rivadavia sobre la Cuenca del Golfo San Jorge
desencadenó un proceso de urbanización acelerado, adquiriendo el área una modalidad
que con el tiempo distinguiría a la Patagonia de otros espacios: la conformación de
grandes concentraciones industriales o comunidades mineras. Estas particularidades
afectaron las prácticas asociativas ya que quienes la habitaban residían en una zona
donde múltiples jurisdicciones se superponían, lo que supuso en ocasiones
20
reconocimiento de derechos y en otras exclusiones. En el segundo capítulo denominado
Tiempo de Asociación he elaborado una doble tipología de las prácticas asociativas,
para ello he utilizado la caracterización elaborada por Luis Alberto Romero para dar
cuenta de las modalidades y tendencias del asociacionismo en Bs.As. (Asociaciones de
base, asociaciones de afinidad, cooperativas, corporaciones empresarias y asociaciones
culturales) la cual combinaré con otra tipología que he elaborado a partir de la noción
amplia de asociacionismo propuesta por Bobbio- Matteucci y Pasquino: asociaciones
sindicales, asociaciones patronales y las que se engloban dentro del asociacionismo
voluntario53
. Me he interesado por explorar esa compleja cultura asociativa porque me
obliga a imaginar los múltiples contactos cara a cara que pudo haber tenido alguien
que tras asociarse, rápidamente integraba una o varias comisiones directivas de
distintas entidades. El pasaje de socio a dirigente, otorgaba visibilidad y protagonismo
en ocasiones tales como la fiestas mayas o julias, el día de la raza o los festejos por el
descubrimiento del petróleo en la localidad. Las dirigencias de las asociaciones
voluntarias ubicadas en la zona coincidían en la organización de las actividades y en la
procesión cívica que podía realizarse tanto de la zona del ejido del pueblo de
Comodoro Rivadavia, en la zona costera donde se encuentra emplazada Caleta Olivia o
bien en la jurisdicción del Yacimiento dependiente de la petrolera estatal. En muchas
ocasiones estas fiestas cívicas fueron las fechas elegidas para exhibir los logros de las
comisiones directivas al inaugurar sedes sociales y monumentos, permitiéndosenos
incursionar a través de su estudio en las prácticas materiales y simbólicas de las
mismas.
En la segunda parte denominada Las Formas del Socorro he reconstruido la
experiencia de quienes en su carácter de integrantes de asociaciones voluntarias
(hombres y mujeres) dieron vida a un complejo entramado asociativo que se expandió
sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante la primera mitad del siglo XX pero
para dar cuenta de la diversidad de aspiraciones de quienes animaron el movimiento
asociacionista, he seleccionado el estudio de algunos casos que he considerado más
relevantes dado el protagonismo que tuvieron y tienen esas asociaciones voluntarias: la
Cooperativa del Personal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, la Sociedad de Damas
de Beneficencia de Comodoro Rivadavia (hoy desaparecidas) y dentro del amplio
espectro del mutualismo étnico: la Asociación Española de Socorros Mutuos y el
53
Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de Política, México, Siglo
XXI, 8ava. Edición, 1994, pág. 93.
21
Centro Gallego (aún existentes). En términos generales describiré en cada uno de los
capítulos dedicados a las mismas el contexto temporal y asociativo en el que surgen,
los objetivos que persiguen, la forma en que constituyen el capital social y simbólico.
He intentado asimismo identificar los liderazgos ejercidos por los/las integrantes de
estas asociaciones, el carácter del protagonismo que tuvieron dentro del complejo
entramado asociativo de la zona, y, en la medida que la documentación me lo ha
permitido he intentado rastrear proyectos compartidos entre distintas asociaciones o
bien conflictos hacia el interior de las mismas o con los poderes constituidos. En las
conclusiones retomé las tipologías elaboradas sobre del asociacionismo durante el
período 1901-1955 tratando de mostrar cómo avance el asociacionismo en la zona sirvió
tanto para compensar la exclusión de la ciudadanía política como para demandar por
el reconocimiento de otro tipo de derechos (civiles y sociales).
Agradecimientos
Quiero expresar mi agradecimiento a todos los que de alguna forma acompañaron
y apoyaron mi investigación durante más de una década.
En primer lugar, a las autoridades de la Universidades Nacional de la Patagonia
Austral y de la Patagonia San Juan Bosco, instituciones en las que desempeño mis
actividades académicas, las que apoyaron a través de becas y períodos de licencias el
desarrollo de la tesis. Habiendo iniciado mi formación de posgrado en otra Universidad,
la Universidad Nacional de San Martín y la Maestría en Historia bajo la dirección del
Dr. Juan Suriano, me ofreció el espacio académico que me ha permitido culminar con
esta fase de mi formación. A él muy especialmente y a Abel González le estaré
infinitamente agradecida por todas las gestiones realizadas.
A mi directora de Tesis, Mirta Zaida Lobato por su rigurosidad y exigencia.
Durante los años transcurridos desde que comenzamos a esbozar los borradores de la
presente tesis nuestras vidas sufrieron cambios imprevisibles, los que muchas veces
llegaron a amenazar las posibilidades de culminar exitosamente la tarea. Creo haber
aprendido de ella tanto más en lo personal que en lo académico. Dora Barrancos y
Enrique Masés acompañaron ese proceso superando las distancias y estimulándome a
continuar a pesar de las dificultades académicas y personales que se fueron presentando.
Investigar sobre la sociabilidad en Patagonia es una empresa difícil sobre todo a la hora
de acceder a la bibliografía especializada, por ello agradezco especialmente a Sandra
Gayol el haberme permitido consultar su biblioteca personal.
22
A los integrantes de mis equipos de investigación, colegas y amigos, les estaré
infinitamente agradecida: Myriam González, Daniel Cabral Marques, Ester Ceballos,
Patricia Fuentes, Verónica Peralta, Gabriel Carrizo, Alejandra Ferreira, Paula Fernández
y Mariel Pacheco. A Solange Sixto y Cristina Massera debo un agradecimiento especial
tanto por su amistad como por su colaboración a la hora de cartografíar las prácticas
asociativas y sumar al texto las mencionadas imágenes. Agradezco a Brígida Baeza y
Sebastián Barros el haber leído versiones previas de la presente tesis como así también
a Martha Ruffini por su amistad y sus múltiples sugerencias. Jaime Peire, Ernesto
Bohoslavsky, Alejandro Cattaruzza y Lizel Tornay me ofrecieron su amistad en
tiempos personales difíciles. Graciela Pereyra Castel y José Luis Aguaisol Barboza se
encargaron con profesionalismo de ayudarme a superar las etapas siempre álgidas de
escritura de la tesis.
Estoy muy especialmente agradecida a los integrantes de las Comisiones
Directivas de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia y
del Centro Gallego, en especial a José Manuel Lago, que forma parte de ambas. A
María Amado de la Asociación Portuguesa local y Gastón Acevedo del Club Jorge
Newbery por haberme permitido consultar los archivos de las asociaciones. El personal
de la Biblioteca de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y el de la
Municipal de Comodoro Rivadavia, como así también el Archivo Histórico de
Comodoro Rivadavia, la Inspección General de Justicia y el Archivo General de la
Nación colaboraron siempre con todos mis requerimientos.
Mi familia ha acompañado en diferentes formas este proceso, agradezco a mi
madre el haber absorbido muchas de mis funciones maternales a la hora de cursar
seminarios fuera de la zona en donde resido. Desde niña, mi padre me enseñó a
disfrutar de la lectura y sin quererlo despertó mi interés por el estudio de las
sociabilidades, aunque lamentablemente ya no se encuentra entre nosotros en estos
momentos. Mis hijos Florencia y Gastón con su amor son el mejor de los estímulos y
por ello esta tesis les está dedicada.
23
PARTE I
La invención del orden comunitario
“Entonces comenzó a producirse un orden de cosas sin precedentes. Vimos agruparse
alrededor de las nuevas máquinas a innumerables poblaciones separadas de sus
familias, desconocidas para sus nuevos patrones, sin viviendas decentes, sin iglesias,
sin escuelas: privadas, en una palabra, de los medios de bienestar y la moralización
que hasta entonces se habían considerado necesarios para la existencia de un pueblo
civilizado […] Este régimen pesaba de improviso sobre individuos bruscamente
arrancados a un antiguo patronato y a hábitos tradicionales de sobriedad”.
Frédéric Le Play, La réforme sociale en France, París, 1867, t.II, pág.413.
24
Capítulo 1
En el Golfo
“Comodoro Rivadavia ha desarrollado hasta el límite la acción privada, que la lleva al
grado de adelanto que ostenta, pero carece de la preocupación oficial por asegurar el
bienestar de aquella gente que, en lugares alejados y remotos labora silenciosamente
produciendo la riqueza que la capital absorbe ávidamente. Contribuyó mucho a
mantener este estado de cosas, la organización de los Territorios del Sur, y las
facultades absolutamente limitadas que poseían los Gobernadores que, a pesar de su
título, no eran más que simples administradores de magras partidas que se mantenían
igual en el transcurso de los años, mientras los pueblos del sur marchaban por el ancho
camino del progreso merced a la sola iniciativa de sus pobladores”.
Soil Brohman (Director), Cincuentenario de Comodoro Rivadavia, Talleres Gráficos,
Martínez, Rodríguez y Compañía, Bahía Blanca, 1951.
La incorporación de la Patagonia al Estado Argentino se produjo durante la
segunda mitad del siglo XIX, aunque la ocupación efectiva de la zona litoral del San
Golfo San Jorge fue relativamente más tardía. El área había sido intensamente visitada
como parte de iniciativas privadas o estatales, aunque la misma tenía un carácter
marginal si consideramos las áreas ocupadas en el Territorio Nacional de Santa Cruz y
Chubut y en las que residían las autoridades dependientes del Estado Central. Tras el
descubrimiento del petróleo en 1907, la zona atrajo a un número creciente de pobladores
de distintos orígenes como así también a un conjunto de compañías de capital estatal o
privado entre las que Yacimientos Petrolíferos Fiscales ocupó un papel protagónico.
La urbanización se produjo aceleradamente, adquiriendo una modalidad que con el
tiempo distinguiría a la Patagonia de otros espacios: la conformación de grandes
concentraciones industriales o comunidades mineras. En la medida que las actividades
de exploración y extracción del petróleo se fueron extendiendo de norte a sur sobre la
cuenca del Golfo, las mencionadas concentraciones quedaron fuera de los límites de los
ejidos municipales de Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, que muchas veces fueron
redefinidos. Durante aquel período Comodoro Rivadavia fue elevada a la jerarquía de
ciudad Capital de la Gobernación Militar homónima (1944-1955), aunque la
jurisdicción fue disuelta sin realizar el tránsito de territorio nacional a provincia.
25
Para los habitantes de la zona litoral del Golfo San Jorge el hecho de residir en un
espacio en el que múltiples jurisdicciones se superponían supuso en ocasiones
reconocimiento de derechos y en otras de exclusiones. Como tantos otros ciudadanos
territoriales, su exclusión política estaba directamente relacionada con la residencia,
ubicándolos en las “márgenes de la Nación” como ha sostenido Martha Ruffini54
. Sin
embargo, quienes trabajaban en las comunidades mineras, sobre todo la dependiente del
Estado Argentino, contaban con el reconocimiento del derecho a la Seguridad Social y
al Bienestar55
. En el presente capítulo analizo las formas en que la residencia o mejor
54
Martha Ruffini ha señalado que para forjar los ciudadanos territoriales el Estado adoptó una modalidad
de desarrollo cívico y político que ha denominado republicanismo tutelado. Las razones de esta exclusión
se basaron en consideraciones acerca de la “incapacidad” y “minoridad” de los territoriales para el goce
pleno de la ciudadanía política en su dimensión electoral. Con más de una década de diferencia, Ruffini
retomó el planteo realizado por Orietta Favaro y Mario Arias Bucciarelli en un texto pionero en la
temática. Ambos autores habían subrayado que en el caso de sus habitantes, la capacidad electoral de los
mismos quedaba condicionada única y exclusivamente a la circunstancia del lugar en que se habitaba y no
en la calificación del voto, es decir un residente de estos espacios no podía votar en el territorio, pero
bastaba con trasladarse e inscribirse en el padrón de una provincia o de la Capital Federal para estar
habilitado para participar en cualquier elección a que fuera convocado. Si bien Ruffini no hace referencia
a los estudios de Tamar Herzog y Pilar González Bernaldo, estos análisis pusieron el foco en la forma en
que las categorías jurídicas y relacionales sobre todo las referidas a la sociabilidad eran relevantes a la
hora de definir la vecindad tanto en el siglo XIX como en las décadas iniciales del siglo XX haciendo
especial referencia a la residencia. Las investigaciones de Tamar Herzog muestran que la residencia y la
implicación social de la misma juegan un papel considerable en la obtención de ese estatuto. Para
González Bernaldo la noción remite tanto al derecho vinculado al domicilio como a los vínculos
contraídos. Así, las dos nociones, derechos vinculados a la residencia y lazos sociales que ella implica (de
sociabilidad y de solidaridad) están profundamente imbricadas. González Bernaldo introdujo la categoría
ciudadanía de la residencia para dar cuenta de la experiencia de los extranjeros en la ciudad de Buenos
Aires entre 1882-1917. Véase, Martha Ruffini, Ob.Cit, 2007, pág.65 y Orietta Favaro y Mario Arias
Bucciarelli, Ob. Cit., 1995, pág.10. Tamar Herzog, “La vecindad: entre condición formal y negociación
continua. Reflexiones en torno a las categorías sociales y las redes personales”, Tandil, Anuario IEHS,
15, 2000, pp.123-131; González Bernaldo, Ob. Cit, 2006, pp. 47-65. Una perspectiva diferente puede
encontrarse en Luciano De Privitellio, Vecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de
entreguerras, Bs.As., Siglo XXI Editores, 2003. 55
Daniel Cabral Marques ha mostrado cómo durante las décadas formativas de la petrolera estatal, los
directivos ensayaron un conjunto de dispositivos con el objeto de “fijar” e “inmovilizar” a la población
trabajadora jugando un rol central la provisión de vivienda. El discurso de la directiva se hacía eco de una
imagen muy difundida para la época en la que la movilidad de la mano de obra contribuía a divulgar
ideas consideradas disolventes, tildándolos a los trabajadores como provenientes “del bajo fondo” según
este autor. La descripción es similar a la de los vagos y transeúntes que se han estudiado en otros
territorios nacionales como el de La Pampa, enfoques que se vieron influenciados por los estudios de
Oreste Carlos Cansanello sobre la ciudadanía y la vecindad. Véase, Daniel Cabral Marques, “Del período
mosconiano al peronismo: la expansión de las políticas sociolaborales en el Yacimiento Petrolífero Fiscal
de Comodoro Rivadavia y la madurez de una racionalidad socialmente inclusiva” y Oscar Defendente,
“Obligaciones públicas y ciudadanía en el Territorio Nacional de la Pampa Central, 1884-1912” en
Graciela Iuorno y Edda Crespo, (Coordinadoras) Ob. Cit., 2008, pp. 414-416 y 67-82, Andrea Lluch y
Valeria Flores, “´Queda terminantemente prohibido´. Instituciones, normas y prácticas para el control de
la vagancia y la construcción de los derechos de propiedad en el Territorio Nacional de la Pampa (1884-
1894) en en Enrique Masés y Lisandro Gallucci (Eds.), Ob. Cit., 2007, pp.263-262. También, Oreste
Carlos Cansanello, “Ciudadanos y Vecinos. De la igualdad como identidad a la igualdad como justicia”
Bs. As., Entrepasados, No. 14, principios de 1998, pp. 7-20.
26
la domiciliación de sus habitantes afectó la definición de lazos sociales y la
ciudadanía56
. De esta manera, intento subrayar el papel de la sociabilidad en la
construcción del territorio adoptando un enfoque que permite repensar la ciudadanía en
la zona en estudio57
.
Comodoro Rivadavia: de la ocupación a la fragmentación urbana
De acuerdo a los datos del Censo Nacional de 1895, el Territorio Nacional del
Chubut contaba con 3.743 habitantes y el de Santa Cruz con 1.058 respectivamente.
En el caso del primero la población se localizaba en dos regiones relativamente
distantes una de otra, al oeste en torno a la Colonia 16 de octubre y en el este, en la
zona ocupada originariamente por colonos galeses desde 186558
. Gaiman había
alcanzado los requerimientos mínimos para convertirse en el primer municipio electivo
del Territorio aunque Rawson detentaba el carácter de capital de la Gobernación. En el
caso de Santa Cruz, la capital se localizaba en el Sudeste en Río Gallegos, siendo San
Julián, Santa Cruz y Puerto Deseado, las que dispersas en la costa atlántica, reunían el
mayor conjunto de población59
. El panorama cambió radicalmente luego de la fundación
de Comodoro Rivadavia (1901) y tras el descubrimiento del petróleo (1907) ya que de
acuerdo con los datos del Censo de 1914, residían en esa jurisdicción unas 2145
personas aunque la cifra incluyó a quienes residían en Colonia Sarmiento (ubicado a
unos 180 km hacia el oeste del pueblo originario). La población aumentó
considerablemente hacia 1947, por entonces residían en Comodoro Rivadavia 25.651
habitantes mientras que hacia 1960 la cifra ya alcanzaba los 35.966. En el caso de
Caleta Olivia, no se registraron datos en 1914, en 1947 había 161 habitantes y en 1960,
3639. En cuanto a la composición general de la población, el elevado porcentaje de
inmigrantes europeos hizo que Fernando Devoto considerara a ambos territorios dentro
56
He tomado la definición de domiciliación de Oreste Carlos Cansanello quien tempranamente llamó la
atención sobre la cuestión. Para Cansanello los domiciliados eran quienes vivían en un lugar registrado en
los padrones, y todos eran miembros de una vecindad, lo cual generaba derechos y brindaba
protecciones. Los domiciliados se transformaron en vecinos cuando se agregó la extensión de derechos
políticos al cumplimiento de las obligaciones. Oreste Carlos Cansanello, “Domiciliados y transeúntes en
el proceso de formación estatal bonaerense (1820-1832), Bs. As., Entrepasados, No. 6, principios de
1994, pp. 7-22. 57
Mantobani, José María, El papel de la sociabilidad en la construcción del territorio de la costa de la
provincia de Buenos Aires. Un enfoque geográfico. Mar del Plata, fines del siglo XIX, Mar del Plata,
Universidad Nacional de Mar del Plata- Ediciones Suárez, 2004. 58
V.V.A.A., Una frontera lejana. La colonización galesa del Chubut.1865-1935, Bs.As., Ediciones de la
Fundación Antorchas, 2003. 59
Liliana Crespi-Mónica Arellano y Viviana Velásquez (Introd. y comp.); Primer y Segundo Censo
Nacional., Archivo General de la Nación, Fondo Documental Censos de Población, Colección referencia.
Serie Descriptores “, Bs.As, 1995.
27
del área integrada por la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza, la Capital
Federal y el del Territorio Nacional de La Pampa60
.
Hacia 1900 un conjunto de propietarios y arrendatarios ubicados en la zona
habían elevado un memorial ante la Dirección de Tierras y Colonias solicitando la
creación de un “pueblo con puerto de mar” en las costas del Golfo San Jorge. Quienes
firmaron aquel memorial debieron fijar domicilio en la Calle Defensa 540 en la Capital
Federal, cuestión que las crónicas locales posteriores no dejaron de exaltar, subrayando
que quienes lo elevaron lo hicieron en su condición de “vecinos”61
. El hecho de fijar
domicilio en Capital Federal era una de las de las condiciones establecidas por el
Código Civil para el funcionamiento de personas jurídicas, el que reconocía tal
condición al Estado Central, a las provincias federadas, a los municipios, la Iglesia y a
un conjunto de establecimientos considerados de utilidad pública entre los que
figuraban: las corporaciones, las comunidades religiosas, los colegios, las
universidades, las sociedades anónimas, los bancos, las compañías de seguros y
cualquier otra asociación que tuvieren por principal objeto el bien común 62
. El empleo
de la noción vecino parece haber hecho referencia a los intereses comerciales entre
quienes habían firmado aquel petitorio, algunos de ellos habían integrado sociedades de
hecho o bien eran miembros de compañías de comercialización y colonización,
algunas de las cuales en sus estatutos subrayaban que perseguían el bienestar general63
.
En respuesta a estas demandas de los “vecinos”, en febrero de 1901 el gobierno
Nacional solicitó informes del Ministerio de Marina, el que indicó como lugar
apropiado para la fundación del poblado al paraje llamado “Punta Borja”. Allí existía
una baliza colocada por el personal de la Corbeta “La Argentina” en el año 1897. El
navío había estado bajo las órdenes de Martín Rivadavia, nieto de Bernardino. La zona
había atraído el interés del mencionado ministerio, habiéndose previsto la factibilidad de
que pudiera construirse un muelle que fuera incluido entre las escalas obligadas de la
Armada. Con posterioridad a aquella visita, Rivadavia nieto fue elevado al rango de
60
Fernando Devoto, Ob. Cit, 2003, pp. 298. 61
Ibídem, pág. 26. 62
Código Civil, Bs. As., Víctor P. de Zavalía, 2004, pp.15- 27. 63
Francisco Pietrobelli, Primeras Exploraciones y Colonizaciones de la Patagonia Central, Edición de la
Asociación Italiana, S/F.; Graciela Blanco, “Las explotaciones ganaderas en la Patagonia: sujetos
sociales, articulación comercial y organización socio-espacial” en Susana Bandieri, Graciela Blanco, y
Gladys Varela ( Dirs.), Hecho en Patagonia. La historia en perspectiva regional, Neuquen, CEHIR-
EDUCO, Universidad Nacional del Comahue, 2005, pp.155-189. Tegai Roberts y Marcelo Gavirati
(Comps.), Diarios del explorador Llwyd ap Iwan. El desvío del Río Fénix y la colonia galesa de Santa
Cruz que pudo ser, Villa Adelina: Patagonia Sur Libros, General Roca: La Bitácora Patagónica, 2008.
28
primer Ministro de Marina por Julio Argentino Roca durante su segundo mandato
presidencial. Rivadavia falleció en febrero de 1901, pocos días antes de aprobarse el
decreto de fundación del nuevo poblado. En ausencia de Roca, el vicepresidente Quirno
Costa decidió homenajear su memoria bautizándolo con su apellido y grado militar:
Comodoro Rivadavia64
.
Tras la firma del decreto de fundación en febrero de 1901, el movimiento
poblacional y económico fue progresivamente incrementándose, comenzando ese
mismo año la mensura del poblado. Hacia 1907, las primeras actividades de exploración
en búsqueda del petróleo comenzaron a desarrollarse en un contexto en el que un
cronista destacaba: (Comodoro Rivadavia) “Cuenta ya con 800 habitantes, repartidos
en 300 casas y ranchos. Tiene juzgado de Paz a cargo del rico estanciero Don Máximo
Abásolo, oficina de Correos y Telégrafos , colegio dirigido por el Sr. Isidro Quiroga, al
cual asisten 40 niños , etc. El comercio está muy desarrollado siendo las firmas más
importantes: Menéndez, Lahusen y Cía., Manuel Sainz, Mercantil del Chubut, Salso,
Asenio y Cía., A. Fernández y Roqueta y Flores. La falta de agua y otras dificultades no
impiden los rápidos progresos de Comodoro Rivadavia. Este año exportó ya 1.200.000
kilo de lanas y 300.000 de cueros, quillangos, plumas de avestruz y otros frutos contra
300.000 kilos de lanas en 1905. Comodoro Rivadavia ofrece particularidades curiosas
para nosotros. Una perforadora del gobierno ha cavado hasta los 300 metros de
profundidad y no ha encontrado agua”65
.
En la medida que las actividades comerciales se fueron consolidando algunos de
los vecinos firmantes del petitorio que había dado origen al decreto de fundación del
poblado como Ángel Vélaz, comenzaron a vender sus posesiones a los integrantes de la
familia Menéndez, propietaria de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la
Patagonia los que adquirieron tanto los campos de su propiedad como las instalaciones
comerciales. Algo similar sucedió con la firma Fernández, Nieburg y Bertinat los que
vendieron sus posesiones a la firma Lahusen. La Compañía Mercantil del Chubut, una
Cooperativa creada por los colonos galeses en la zona norte del Territorio del Chubut
hacia fines del siglo XIX, inauguró una sucursal de la misma en 1906. Estas tres
compañías, las que se convirtieron en sociedades anónimas durante el período que
estamos analizando, figuraban entre las principales contribuyentes del estado municipal
64
Soil Brohman (Director), Cincuentenario de Comodoro Rivadavia, Talleres Gráficos, Martínez,
Rodríguez y Compañía, Bahía Blanca, 1951, pp. 27y 30-35. 65
El Rivadavia, 13/12/1947.
29
en Comodoro Rivadavia, funcionaban asimismo como entidades crediticias, además de
emplear a un número elevado de habitantes del poblado mayoritariamente de origen
español66
. Cierto es que sus propietarios no residían en la zona, pero el establecimiento
de las sucursales en Comodoro Rivadavia motivó la designación de un número
importante de gerentes, los que arribaron acompañados de sus respectivas familias.
Procedentes de Río Gallegos o Rawson, donde las compañías estaban asentadas hacía
largo tiempo, estas figuras rápidamente comenzaron a adquirir protagonismo, liderando
la conformación de asociaciones voluntarias de todo tipo en las que las mujeres
integrantes de su entorno familiar ocuparon un lugar más que relevante como veremos
en el capítulo dedicado al asociacionismo femenino. Los vínculos familiares parecen
haber seguido los lineamientos esbozados por Daniel Reynoso para el estado de Buenos
Aires en torno a las sociedades comerciales y las sociedades de beneficencia durante la
segunda década del siglo XIX67
.
Durante la primera década de vida del poblado la organización de la corporación
municipal avanzó lentamente puesto que el gobierno fue ejercido por distintas figuras:
jueces de paz, comisarios de policía o el subprefecto marítimo y ninguna revistió
carácter electivo. A esta situación se sumaban los cuatrocientos kilómetros que la
separaban de la sede de las autoridades territorianas y los casi 2000 de las del estado
central, lo cual se tradujo en un mayor protagonismo de las compañías asentadas en el
ejido municipal, las que en muchas ocasiones y a través de sus sedes localizadas en
Capital Federal podían relacionarse directamente con las autoridades nacionales. Tal el
caso de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, cuyos
representantes realizaron gestiones para obtener el financiamiento del tendido del ramal
ferroviario que comunicaría la costa con el interior del territorio chubutense. Una vez
que se aprobó la ley 5.559 de fomento de los territorios nacionales en 1908, los trabajos
se iniciaron al año siguiente y prosiguieron hasta 1912 cuando se interrumpieron
definitivamente. Tanto el tendido del ferrocarril como su puesta en marcha dieron
origen al establecimiento de un hospital ubicado a unos 5 kms. Hacia el norte del
asentamiento originario, emplazamiento en donde se habían instalado los talleres del
ferrocarril y en sus inmediaciones residía el núcleo más importante de los trabajadores
66
Guillermo Beato y otros, “La constitución de los grupos dominantes en Comodoro Rivadavia”, Com.
Riv., Mimeo, 1992. 67
Sobre el Estado de Buenos Aires véase, Daniel Reynoso, “Las sociedades de amigos del país. Una
alternativa de inversión en el Buenos Aires de 1820”, Bs. As., Entrepasados, No. 8, fines de 1998, pp.41-
63.
30
por aquellos años68
. Estudios recientes sugieren que algunas de esas compañías de
colonización y comercialización estaban interesadas en la explotación de los recursos
mineros aún con anterioridad a la ocupación efectiva de la Cuenca del Golfo69
.
Sin embargo, fue a partir de 1907 en que las compañías petrolíferas comenzaron a
asentarse en la zona, lo que otorgó un sesgo distintivo a la urbanización70
. La
expedición dependiente del Estado Argentino había descubierto el petróleo en un área
que se encontraba ubicada a unos tres kilómetros hacia el norte del poblado originario,
con posterioridad y también en esa misma localización, varias compañías de capitales
privados establecieron sus asentamientos: en 1916 Astra, considerada la primera
compañía privada argentina accedió a una concesión de 1.500 hectáreas, iniciando de
inmediato las actividades de producción , a principios de los veinte capitales de origen
alemán adquirieron la misma. Hacia 1919 los ferrocarriles del Sud, Pacífico y Oeste
conformaron la Compañía Ferrocarrilera del Petróleo (Com.Fer.Pet) la cual arrendó
también una concesión de 1500 hectáreas a unos ocho kilómetros del poblado, hacia
1950 el estado argentino culminó nacionalizándola y la misma adoptó la denominación
Petroquímica. Por otra parte, la Royal Deutch Shell había iniciado actividades de
exploración a unos 27 kilómetros al norte del ejido municipal, conformándose en 1922
la compañía Diadema Argentina, la que contaba con capitales holandeses, ingleses y
nacionales.
68
Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit, 1993, pp. 36-43. 69
Tegai Roberts y Marcelo Gavirati (Comps.), Ob. Cit., 2008. 70
Nicolás Gadano, Historia del Petróleo en Argentina. 1907-1955: Desde los inicios hasta la caída de
Perón, Bs.As., Edhasa, 2007; Liliana Carnevale, Edda Crespo, Ramón Gutiérrez, Alejo Gutiérrez
Viñuales y Liliana Lolich; Comodoro Rivadavia Argentina: un siglo de vida petrolera, Bs.As, Fundación
YPF, 2007.
31
CROQUIS Nº1
UBICACIÓN DE LAS COMPAÑIAS PETROLIFERAS
La fuerte heterogeneidad y fragmentación en la ocupación del espacio fue paralela al
incremento de la población y las pautas de residencia de la misma fueron adaptándose a
la conformación de las compañías mencionadas. En pocos años la zona alcanzó un perfil
de ciudad industrial como así también las compañías allí asentadas desarrollaron una
imagen que estaba aún en consonancia con los principios perseguidos por las sociedades
comerciales a principios del siglo XX. Así, en 1933 al poco tiempo de aprobarse la
Ley Orgánica de YPF, el Boletín de Informaciones Petrolíferas que editaba la empresa
consideraba que la petrolera: “Debe llevar su ayuda a las regiones más apartadas y en
general más pobres, porque aunque esto no es muy comercial es muy patriótico y
entiende con ello hacer verdadera obra de nacionalismo; si se considera que tiene a su
servicio cerca de 8.000 personas entre empleados y obreros, a los cuales hace llegar
todos los beneficios a su alcance para hacerles la vida mejor y más higiénica, como el
pago de salarios apropiados y conjuntamente con ello viviendas, asistencia médica,
para lo que disponen los yacimientos de hospitales y asistencia social... sin descuidar
tampoco la parte social: clubes, instituciones culturales, de deportes, etc.,... Esta
organización del Estado, que ha realizado y está realizando la obra que se acaba de
esbozar, que tiene conquistado un lugar prominente entre las industrias del país...,
32
debería necesariamente merecer y merece el apoyo decidido, la consideración y la
simpatía de todo el pueblo de la República”.71
Ahora bien, si consideramos el área de influencia de la empresa en la zona que
nos ocupa, quienes residían en su jurisdicción de la petrolera estatal hacia 1933 eran
370 empleados y 3000 obreros los que alojados con sus familias constituían unas 7.000
almas aproximadamente.72
Me interesa subrayar que para el directorio de la empresa su
personal gozaba de beneficios tales como vivienda, asistencia médica y recreación.
Suerte de handicapología, aquellos beneficios sólo podían ser concedidos en un ámbito
de domiciliación específico: los yacimientos de la misma que se encontraban dispersos
más allá de la Patagonia en el resto de la Argentina73
. A nivel local, tal concepción
perduraba aún a principios de la década del noventa del siglo pasado, como lo sugieren
las afirmaciones de un conjunto de asociaciones vecinales ubicadas en la zona norte de
Comodoro Rivadavia donde se habían asentado las compañías petrolíferas
originariamente. Sus dirigentes subrayaban “que durante más de 80 años (…) esta zona
se desarrolló al margen de la tutela municipal con un régimen de gobierno comunal
que fue ejercido por YPF y otras empresas al amparo de sus derechos de
explotación”74
. Así, a diferencia de lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires donde el
fomentismo barrial fue un canal importante en el denominado proceso de gestión de la
ciudad, en Comodoro Rivadavia la conformación de sociedades de fomento o uniones
vecinales fue un fenómeno bastante tardío, el que comenzó a generalizarse solamente
tras la aprobación de la ordenanza de Asociaciones Vecinales en 1972. La ordenanza
reconoció la jerarquía de barrios a los antiguos campamentos dependientes de las
71
Boletín de Informaciones Petrolíferas. Organo Oficial de YPF. Año 10. Nro. 106. Junio de 1933. pág.
437. 72
Daniel Cabral Marques, Ob. Cit., 2008, pág. 427. 73
Según Robert Castel el trabajo funciona como soporte privilegiado de inscripción en la estructura
social. Existe una fuerte correlación entre el lugar que se ocupa en la división social del trabajo y la
participación en las redes de sociabilidad y en los sistemas de protección que cubren a un individuo ante
los riesgos de la existencia. De allí la posibilidad de construir lo que Castel llama metafóricamente “zonas
de cohesión social”. Entonces, la asociación “trabajo estable/ inserción relacional sólida” caracteriza a
una zona de integración. A la inversa, la ausencia de participación en alguna actividad productiva y el
aislamiento relacional conjugan sus efectos negativos para producir la exclusión, o más bien, la
desafiliación. Así concebida la vulnerabilidad social es una zona intermedia, inestable, que conjuga la
precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de proximidad (redes de protección cercana
generadas por la vecindad), véase Robert Castel, Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del
salariado, Bs.As., Paidós, 2006, pp. 15, 184-185. 74
Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Secretaría de Gobierno, Ordenanzas y resoluciones
correspondientes al período 1964-2002, pág. 7.
33
empresas petroleras los que progresivamente fueron incorporándose al ejido municipal a
partir de entonces75
.
Este modelo de concentración obrera extractiva había comenzado a estructurarse a
partir de la creación de la Dirección General de Explotación del Petróleo de Comodoro
Rivadavia en 1910, aunque sus rasgos fueron definidos a partir de 1917, momento en
que los campamentos de la empresa quedaron fuera del ejido municipal tras el estallido
de las huelgas petroleras y el surgimiento de la Federación Obrera Petrolífera (FOP) y
de la Sociedad de Jefes de Sondeo y Aspirantes. Como ha mostrado Daniel Cabral
Marques por esos años se planteó a la dirigencia de la petrolera la necesidad de
conceder mayor atención a las condiciones de vida y de trabajo de su personal más allá
de las respuestas represivas, las que derivaron en la puesta en práctica de un amplio
abanico de prestaciones asociadas a la reproducción de la fuerza de trabajo76
. Entre las
demandas realizadas por los trabajadores a la empresa se encontraban la reducción de la
jornada de trabajo, aumento de sueldos y jornales, pago de horas extra y
fundamentalmente se reclamaba por las malas condiciones de alojamiento, cobertura
sanitaria y alimentación, planteos que perduraron en el tiempo en la medida que el
poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores se vio afectado por la inflación de
la primera posguerra. Mejoras en las condiciones sanitarias y de alojamiento de los
trabajadores estuvieron nuevamente en el centro de las demandas realizadas por la
Federación Obrera Petrolífera durante el transcurso de 1919, lo que derivó en la
decisión por parte de la empresa de construir viviendas para alojar su personal dentro de
la jurisdicción del yacimiento, de modo que se inició así una forma de gestión de fondos
públicos que permitieron paliar la ausencia de políticas municipales o privadas
referidas a la vivienda obrera en esta área marginal de la Patagonia. El modelo de
filantropía industrial alcanzó de esta forma las costas del Golfo San Jorge, aunque
resulta dificultoso establecer el universo reflexiones sobre la cuestión social que lo
habían inspirado77
. La zona se transformó en un área de experimentación por parte de
75
Luciano De Privitellio, Ob. Cit., 2003; Daniel Marquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit., 1993. 76
Daniel Cabral Marques, Ob. Cit., 2008, pp. 415- 416. 77
Fréderic Le Play (1806-1886), ingeniero en Minas y pionero de la sociología promovió una reflexión
sobre la cuestión social basada en la observación sostenida de sus objetos de estudio: la familia, los
penados, las mujeres entre otros. Le obsesionaba el mantenimiento de la paz social en un siglo repleto de
guerras y revueltas bajo la llegada de la sociedad industrial. interesaron por garantizar las condiciones de
estabilidad social para lo cual desarrollaron prácticas de observación de carácter científico y una
considerable literatura sobre la temática. Creo importante destacar siguiendo a Castel que en la
perspectiva de le Play y los círculos de reformadores sociales a los que inspiró, la política social que
preconizaban no era responsabilidad del gobierno sino de ciudadanos esclarecidos, que debían hacerse
cargo voluntariamente del ejercicio de ese patrocinio sobre las clases populares. Si bien no es una
34
las petroleras de capital estatal o privado las que se abocaron a partir de entonces a
construir el equipamiento necesario para albergar a su personal en sus respectivas
jurisdicciones. Tal carácter perduraba aún en las crónicas periodísticas hacia mediados
del siglo XX, las que al evocar las duras condiciones a las que habían estado expuestos
quienes residían en la zona en las décadas iniciales de la ocupación subrayaban: “En
Comodoro Rivadavia los habitantes fueron sometidos a pruebas de higiene, obras de
sanidad y reformas científicas, y (…) todos han resistido. 78
En la literatura dedicada a las implicancias sociales que tuvo la provisión de
viviendas por parte de las petroleras asentadas en la zona no se ha prestado atención a
las discusiones que casi paralelamente se desarrollaban en el mundo occidental y la
Argentina acerca del ideal de la casa higiénica. A nivel nacional la cuestión estaba en
boga entre las filas radicales, católicas, socialistas y anarquistas, las que coincidían en
señalar que el acceso a la propiedad por parte de los trabajadores no garantizaba el
orden social79
. Por aquellos años, si bien eran escasos los experimentos desarrollados
en la materia, la mayoría habían estado en manos de sociedades de beneficencia. Me
interesa subrayar que en la propuesta de los sectores católicos el modelo de Mansión
Popular contaba con todos los elementos de una pequeña y hermosa ciudad: capilla,
escuela, salón de fiestas, biblioteca, sala de lectura, cooperativa de consumo, jardines,
baños y lavaderos. En palabras de sus defensores todo a disposición de todos
constituiría un verdadero palacio social, el que basado en el mutualismo y la
cooperación permitiría constituir una elite obrera80
. Siguiendo a Anahí Ballent las
mencionadas discusiones alcanzaron su punto culminante al constituirse la Comisión
Nacional de Casas Baratas en 1915, la cual dependía del Ministerio del Interior, su
jurisdicción en principio se limitaba a la Capital Federal aunque posteriormente se
cuestión que demostraré aquí, sostengo que el hecho de que varios ingenieros en minas se desempeñaran
tanto como gerentes en Sociedades Comerciales como la poderosa Sociedad Anónima Importadora y
Exportadora de la Patagonia o en las Compañías Petrolíferas o bien como presidentes la Asociación
Española de Socorros Mutuos, compartían estos principios a la hora enfrentar los temores sobre el
avance de la pauperización del siglo XIX que se habían reeditado como producto de la crisis generada
por la primera posguerra. Véase, José Garrigós Monerris; “Fréderic Le Play y su círculo de reforma
social”, Papers 69, Universidad de Alicante, 2003, pp.133-146. También, Robert Castel, Ob. Cit, pp.211-
267. 78
El Rivadavia, 13/12/1947. 79
Ana María Rigotti, “La ciudad y la vivienda como ámbitos de la política y la práctica profesional” en
Ricardo Falcón, Nueva Historia Argentina. Democracia, conflicto social y renovación de ideas (1916-
1930), Bs.As., Sudamericana, 2000, Tomo VII, pp. 283- 322. Diego Armus, La ciudad impura. Salud,
tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950, Bs.As., Edhasa, 2007, pp. 60-74. 80
Anahí Ballent, “La Iglesia y la vivienda popular: la “Gran Colecta Nacional de 1919” en Diego Armus
(Comp.), Mundo Urbano y cultura popular, Estudios de Historia Social Argentina, Bs.As.,
Sudamericana, 1990, pp.195-217.
35
amplió a los Territorios Nacionales81
. Me interesa enfatizar que en la perspectiva de los
sectores católicos asentados en Buenos Aires el surgimiento de una elite obrera
contribuiría a la pacificación social, diagnóstico que con el paso del tiempo llegó a
convertirse en un dato de la realidad local. En la del reformismo socialista de la Capital
la ausencia de propietarios estimularía la formación de un conjunto de asociaciones de
distinto tipo: bibliotecas populares, clubes sociales y deportivos además de cooperativas
de consumo, el advenimiento de una “sociedad hormiga” al decir de Adrián Gorelik82
.
No existen en la documentación conservada a nivel local referencias acerca de la
mencionada problemática, ya sea en las Actas del Concejo Municipal de Comodoro
Rivadavia como en las Memorias de la petrolera estatal que he consultado, aunque la
decisión de dejar fuera de la jurisdicción del ejido municipal a los campamentos de las
compañías petrolíferas estuvo relacionada con estas cuestiones ya que a partir de
entonces se sentaron las bases para que el surgimiento de una “sociedad de no-
propietarios” en las que la identidad social se basaba en el trabajo asalariado y menos
en la propiedad.83
Esto derivó en la exclusión política de quienes se domiciliaban en su
jurisdicción. Las mencionadas condiciones alcanzaron a quienes habitaban la zona sur
del Golfo San Jorge en la medida que las actividades de exploración y explotación
fueron expandiéndose sobre la misma, culminaron con el descubrimiento del petróleo
en inmediaciones de Caleta Olivia en junio de 1944 y el posterior desarrollo de la
infraestructura acorde con las pautas de urbanización distintivas de las comunidades
mineras allí asentadas.
81
Anahí Ballent, Las huellas de la política. Vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 1943-1955,
Bs.As., Universidad Nacional de Quilmes, Prometeo 3010, 2005, pp. 56-58. 82
Adrián Gorelik, La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936,
Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 1998 (Hay reedición del 2004), pp. 448. 83
Robert Castel, Ob. Cit., 2006, pág.301.
36
MAPA Nº2
UBICACIÓN DE LA CUENCA DEL GOLFO SAN JORGE
Más específicamente, fue a partir de la creación de la Dirección General de Explotación
del Petróleo en Comodoro Rivadavia en 1910 que el campamento había comenzado a
adquirir las características que lo identifican casi hasta la actualidad. En el período
comprendido entre 1910 y 1922 aumentaron las perforaciones, las instalaciones y el
personal del yacimiento. Hacia 1915, el campamento contaba con el edificio de la
administración (construido en madera y zinc), los talleres para tareas específicas
(carpintería, mecánica, etc.), se proveía de luz eléctrica a la Explotación y se habían
37
realizado las captaciones de agua provenientes de Manantiales Behr (aproximadamente
a 38 kilómetros al noroeste del mencionado campamento). En este lapso, se había
construido un muelle sobre la Restinga Coronel que expedía petróleo desde 1914, una
destilería y una refinería. Paralelamente, se habían levantado casas destinadas al
personal superior, empleados y obreros; y habían comenzado a llegar familias de
trabajadores que fueron alojadas en el yacimiento. En 1916 se procedió a crear la
Comisaría de Policía del Yacimiento Petrolífero Fiscal de Comodoro Rivadavia, al año
siguiente los campamentos de la Explotación Nacional del Petróleo quedaron fuera de
la jurisdicción municipal del vecino pueblo de Comodoro Rivadavia. En 1918 se
produjeron una serie de avances edilicios destinados a satisfacer la demanda de
alojamiento por parte del personal que aumentaba día a día. Para los empleados
superiores se construyeron chalets, para los empleados y sus familias, casas de dos
plantas divididas en departamentos; y para los obreros grandes casas de 72 habitaciones
(en la que residía generalmente el personal soltero), o distintas clases de los
denominados “galpones” o “pabellones” que podían albergar familias de obreros o
también personal soltero. En ese período también se inauguró el nuevo edificio de la
Administración, se construyeron los primeros baños públicos y las instalaciones para la
escuela ubicada dentro del yacimiento, oficinas, galpones de depósito para ambulancias,
y un edificio de mampostería destinado a mercado con un puesto de carnicería y otro de
verdulería. Formaban parte del yacimiento una serie de almacenes de proveedores y
hoteles particulares que eran inspeccionados por el personal de la explotación. También
se contaba con un galpón para despacho público de kerosene y nafta.
38
MAPA Nº 3
EXPLOTACIÓN NACIONAL DEL PETRÓLEO. 1915
A partir de 1922 tras la creación de la Dirección General de Yacimientos
Petrolíferos Fiscales se realizó una labor de centralización con consecuencias de
relevancia para el Yacimiento. El campamento había seguido aumentando en lo referido
a alojamientos para el personal, se había comenzado a proveer de gas al pueblo de
Comodoro Rivadavia, instalado el Departamento de Víveres como también la primera
planta para la deshidratación de petróleo. Se había ampliado la destilería y la usina
eléctrica y se habían construido otros tanques receptores de petróleo. Dentro del ahora
denominado Campamento Central, fueron surgiendo una serie de barrios que
aglutinaron a jefes, empleados y obreros de acuerdo a la ya tradicional división
realizada por la empresa. Las viviendas construidas en este ciclo ya no fueron de
mampostería, sino que dada la posibilidad de ampliar los horizontes del yacimiento, se
trajeron desde Buenos Aires y fueron desarmables. Aparecieron también en esta época
la Proveeduría oficial, la panadería, carnicería, matadero y pasteurizadora, servicios que
contaban con el apoyo de la empresa y que buscaban abaratar el costo de vida. Las
“gamelas” de empleados y comedores para obreros que se inauguraron -por entonces-
perseguían objetivos semejantes. Se procedió también a la instalación de casas de baños
39
públicos que eran atendidas por viudas de obreros del yacimiento y que se localizaban
en los distintos barrios del Campamento Central. El Hospital “Presidente Alvear”, uno
de los nosocomios de mayor complejidad del sur argentino, fue inaugurado en 1924 y la
empresa construyó viviendas para los médicos que prestaban allí atención al personal.
YPF se ocupaba, además, de la cuestión educativa y religiosa. Así, como parte de una
estrategia orientada a formar cuadros técnicos de origen argentino para la actividad
petrolera, se autorizó a los Salesianos a construir –con ayuda de la empresa- un colegio
en la zona del Yacimiento, el “Colegio Deán Funes”, y sobre el final de la década se
inauguró una capilla en el Campamento Central cuya patrona sería Santa Lucía por
coincidir su santoral con la fecha del descubrimiento del petróleo, el 13 de diciembre.
En el mismo período, para electrificar el campamento petrolífero se inauguró la nueva
usina de Km. 5, se realizaron diversas obras en la destilería, la planta de lubricantes, la
deshidratadora, la planta compresora, se colaboró con la reinstalación de la grúa en el
nuevo puerto de Comodoro Rivadavia y se habilitaron las instalaciones de una nueva
tornería. El campamento Central incluía –por entonces- canchas de tenis (que
pertenecían al Club Social) y, en 1928, contaba con tres canchas oficiales además de
otras improvisadas en los barrios alejados y que se constituían en puntos de encuentro
deportivo entre la gente del Yacimiento, las compañías petroleras privadas asentadas en
la zona y los habitantes del pueblo de Comodoro Rivadavia. Así, en 1927, la dirección de
la empresa definía al yacimiento como “una agrupación social que tiene todas las
características de un pueblo con sus problemas propios”.84
84
Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Memoria, Bs. As, 1927.
40
MAPA Nº4
UBICACIÓN DEL EJIDO MUNICIPAL DE COMODORO RIVADAVIA
Y LA MINA FISCAL
El alejamiento del General Enrique Mosconi de la dirección de la empresa en
1930 no afectó la tendencia a la ampliación y a la autonomía del yacimiento que
continuó en expansión. Durante los años 30 se prosiguieron las obras de ampliación de
unidades residenciales, con los patrones ya clásicos de diferenciación entre empleados y
obreros. En 1934 se autorizaron las obras de modificación y ampliación del cuartel que
estaba emplazado en el Campamento con el objetivo de asegurar el control militar de la
zona, obras que se concluyeron un año más tarde. También en estos años se procedió a
la instalación de un frigorífico y un edificio destinado a cinematógrafo y se amplió la
labor de parquización del yacimiento. De acuerdo a las declaraciones del entonces
Administrador, Ingeniero Ricardo Silveyra, la empresa se proponía conservar el capital
humano, desarrollando un amplio programa de construcción de casas para empleados y
obreros en la órbita de todos sus yacimientos. La vigencia de este modelo de
organización de la actividad de YPF y su sostenimiento y proyección a través del
tiempo fue instalando entre la población vinculada a la petrolera estatal una fuerte
conciencia de integración social, sobre la base de la articulación de intereses entre
obreros, empleados, y personal jerárquico en función del destino colectivo que suponía
el cumplimiento de una misión histórica. Como ya he mencionado, durante el transcurso
de la primera mitad del siglo XX, la empresa expandió sus tareas de exploración y
explotación en torno a la mencionada localidad ubicada en el entonces Territorio
Nacional del Chubut y fue ampliando la zona de influencia hacia el flanco norte del
41
Territorio Nacional de Santa Cruz, incorporando el yacimiento Cañadón Seco, lugar en
el que se descubrió petróleo en 1944. Siguiendo la lógica de urbanización propia de
estas concentraciones obreras extractivas, la zona donde se realizaban las actividades
de explotación del recurso se encontraban en las proximidades en el área anteriormente
mencionada, mientras que el área de embarque del petróleo se ubicaba en la costa,
donde se encontraba emplazada Caleta Olivia desde principios del siglo XX.
En mayo de 1901 el Ingeniero Policarpo Coronel había llegado a Comodoro
Rivadavia con el objeto de mensurar el poblado, venía acompañado del Teniente
Capitán Ezequiel Guttero a quien el Ministro de Marina le había encomendado extender
el trazado de la línea telegráfica en las costas patagónicas. Guttero recaló en Comodoro
Rivadavia y dado el mal tiempo reinante, decidió elegir una caleta pequeña ubicada
sobre la costa sud del Golfo, más específicamente en la Bahía Lángara en la que
desembarcó el material necesario para construir una oficina telegráfica. Unos meses
después, el 20 de noviembre de 1901, el Ministerio del Interior autorizó a la Dirección
General de Correos y Telégrafos el establecimiento de una oficina telegráfica a la que
denominó Colete Olivié, en jurisdicción del Territorio de Santa Cruz85
. Algunos
pobladores comenzaron a asentarse en sus proximidades y aunque la población aumentó
a ritmo muy lento, se instaló el Juzgado de Paz en 1910, el Registro Civil en 1911 y el
destacamento de Policía en 1912, aunque en años posteriores los mismos fueron
cerrados y trasladados.86
Estudios locales estiman que entre 1903-1913, la zona estaba
ocupada por unas 24 casas y unos 82 habitantes. Sin embargo, el reconocimiento
oficial a quienes ocupaban la zona, se realizó hacia 1921 durante el gobierno de
Hipólito Yrigoyen, cuando se decretó oficialmente la fundación del poblado, tomándose
como fecha la del establecimiento de la oficina telegráfica.87
Hacia 1920 el Consejo
Nacional de Educación había creado una escuela ambulante con instalaciones en
Tellier y otra en Bahía Laura, el Director de la misma parece haber presionado a los
habitantes de la bahía para poder contar con un local gratuito o arbitrar medios para
conseguirlos, ya que el Estado Nacional había adoptado el criterio de no pagar fondos
para pagar locales que ocupen las escuelas ambulantes88
.
85
Rosa López- Verónica Bucci y Sergio Bucci; Lo que el viento no llevó…Caleta Olivia. Cien Años,
Com.Riv., Imprenta Gráfica, 2002. 86
Ibídem, pp.106-113. 87
José Alonso, A orillas del Ferrocarril, Bs.As., Instituto Salesiano de Artes Gráficas, 1998, pp.94-96. 88
Adriana Casatti y Jorge Aybar, Memorias del Golfo. Caleta Olivia Centenaria, Com. Riv, Imprenta
Gráfica, 2002, pp.93-94.
42
Las tareas de mensura de Caleta Olivia se demoraron hasta 1937, cuando la
Dirección de Tierras, encomendó a la Dirección de Geodesia que practicara la traza de
la misma. La subdivisión del asentamiento se ordenó mediante resolución del 12 de
febrero de 1937, concretándose recién en 1942, y aprobándose el 7 de diciembre de
1943. El Agrimensor Juan F. Artigas fue el encargado de las tareas. Ahora bien, si a
principios de siglo se había previsto que el mismo tuviera unas 2500 hectáreas, en 1937
la superficie total de la planta urbana del pueblo se reducía a unas 44 hectáreas y diez
años después la población había alcanzado la cifra de 161 personas89
. Había además un
edificio donde funcionaba la Escuela dependiente del Consejo Nacional de Educación,
la misma contaba con una Cooperadora Escolar, entre cuyos socios honorarios
figuraban Teodoro Wasmuth (considerado el primer poblador en 1903) y Saturnino
López. Este último había asistido a la escuela ambulante a principios de los veinte con
anterioridad a que su padre se incorporara como trabajador de la petrolera estatal en el
yacimiento Comodoro Rivadavia, tiempo más tarde, Saturnino y sus hermanos
realizaron reuniones en el domicilio familiar que culminaron con la creación del Club
Saavedra en 1929. A principios de los treinta, López contrajo nupcias con Juana Terraz
y como desempeñaba tareas como guarda hilos en la oficina telegráfica de Caleta
Olivia, volvió a residir en esa zona. Para 1941, había participado de la conformación de
una comisión pro-arreglo del cementerio, mientras que otras comisiones se habían
conformado con el objeto de inaugurar inaugurado un mástil y en mayo de 1943, con
motivo de las fiestas patrias un combinado de Caleta Olivia había enfrentado a un
equipo fútbol integrado por personal del Ferrocarril del Estado de Comodoro
Rivadavia. Sin embargo, quienes residían en la zona como Saturnino López,
conservaban domicilio en el ejido municipal de Comodoro Rivadavia, ya que esto les
posibilitaba contar con la atención de la partera como parte del servicio de atención
médico gratuito. Saturnino revestía en la misma el “carácter de pobre de solemnidad”
en su condición de vecino90
.
El resto del espacio mensurado en Caleta Olivia se encontraba baldío, aunque en
las mismas quedaron registradas las reservas destinadas a la Plaza Pública y al
Ministerio de Marina, sin embargo solamente tras la creación de la Comisión de
Fomento en 1947, el Registro Civil y Juzgado de Paz funcionaron en Caleta Olivia
89
Casatti y Aybar, Ob. Cit, pág.110. 90
Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia (en adelante AHMCR), Territorio Nacional del
Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente No. 20, 27/2/1932; Expediente No. 675,
10/6/1933, Expediente No. 484, 23/7/1934.
43
nuevamente. Dado que la zona formaba parte de la Gobernación Militar de Comodoro
Rivadavia, en 1949 el Gobernador en esos momentos resolvió formar la subcomisión
represiva de la Especulación, el agio y los precios abusivos en Caleta Olivia. La misma
fue integrada por el personal del estado: Juan Gómez (director de la escuela), Saturnino
López (Correo), Marcelo Sicard (jefe del campamento Caleta Olivia), Francisco
Huichulef (Oficial escribiente de policía) y Vicente Terraz cuñado de López y también
integrante del personal de Y.P.F. Paralelamente Saturnino López se desempeñaba como
secretario de la Comisión de Fomento de Caleta Olivia91
. Esta jerarquización de la zona
se debió al aumento de la población, que alcanzaba la cifra de 161 personas de acuerdo
a los datos del Censo Nacional de 1947 y el avance de las actividades de exploración y
explotación petrolífera en las inmediaciones del poblado. La traza urbana había
comenzado a modificarse abruptamente tras el descubrimiento de petróleo en junio de
1944 en una zona denominada Cañadón Seco, distante unos 20 km hacia el oeste del
núcleo originario. El 9 de julio de 1946 se inauguró un mástil en el campamento de
Y.P.F en las proximidades de la costa y el 29 de setiembre de ese mismo año fue
denominado Yacimiento Caleta Olivia, el que estaba dedicado al despacho de petróleo
procedente de Cañadón Seco en donde también se formó el club homónimo.92
Al igual
que en el caso de Comodoro Rivadavia, el yacimiento dependiente de la petrolera
estatal quedó fuera del ejido municipal y bajo la administración de la misma, de modo
que tanto para el abastecimiento de víveres como para la atención médica el personal de
la empresa se trasladaba a Comodoro Rivadavia, donde se contaba con Hospital propio
desde 1924, recién el 12 de julio de 1963 se inauguraría el Hospital de Y.P.F. en
Caleta Olivia. Estas condiciones se mantenían hacia 1969 cuando fue inaugurado el
monumental coloso en homenaje al obrero petrolero93
.
Por otra parte, desde mayo de 1944 Comodoro Rivadavia se había convertido en
capital de la Gobernación Militar homónima. Creo importante señalar que durante
aquellos años que coincidieron con los del primer peronismo, entraron en tensión los
rasgos del proceso de fragmentación urbana distintivo de las comunidades mineras con
el de aquel otro de conversión en ciudad capital que no ha sido estudiado con
detenimiento. Varias mensuras habían sido realizadas 1901, 1909, 1917, 1924 y 1933,
destacándose en esta última oportunidad que la misma procedió a mantener fuera del
91
Ibídem, pp. 110-111. 92
Carlos Reinoso, Tiempo de Crecer. Cañadón Seco, primeros pobladores. Su historia petrolera
Testimonios., Cañadón Seco, Imprenta Santa Cruz, 1986. 93
López- Bucci y Bucci, Ob. Cit., 2002.
44
ejido municipal de Comodoro Rivadavia tanto a los campamentos dependientes de la
petrolera estatal como a los de las compañías restantes, modificación que había sido
introducida ya en 1917. Tal decisión trajo aparejada la exclusión de la ciudadanía
política a nivel de la jurisdicción municipal para los varones argentinos o extranjeros
que habitaban en las mismas. Ahora bien, hacia 1951 las descripciones de la prensa
local daban cuenta que “el ejido municipal de la ciudad comprende una superficie de
8000 hectáreas, siendo muy probable una inminente ampliación del mismo para
incorporar a su jurisdicción a los barrios General Mosconi, Ministro Castro, Santa
Juana y Diadema Argentina, actualmente comprendidos en lo que se denomina el
“Gran Comodoro Rivadavia”94
.
La prensa local daba cuenta de la emergencia del dispositivo cultural Barrio al
decir de Adrián Gorelik aunque a nivel local la misma había sido producto de una
invención por parte de las autoridades de la Gobernación Militar ya que en concreto los
barrios mencionados no eran otros que las antiguas jurisdicciones de las compañías
asentadas en la zona, las habían sido rebautizadas95
. Así, los campamentos dependientes
de Yacimientos Petrolíferos Fiscales fueron nombrados Barrio General Mosconi, las
dependencias del ferrocarril del estado en Km. 5, Barrio Ministro Castro, la Compañía
Ferrocarrilera del Petróleo, Santa Juana (en homenaje a la madre del entonces
Presidente de la República quien vivía en la zona), solamente Diadema Argentina
conservó su antigua denominación. Dado que no se cuenta con estudios locales sobre
estas transformaciones urbanas, simplemente me limito a señalar que fueron
contemporáneas al momento en que fue posible votar para presidente y para delegados
territoriales, además de que las mujeres pudieron ejercer los mismos derechos que sus
pares masculinos de la zona. Sin embargo, a diferencia de la experiencia de la ciudad de
Buenos Aires, hacia el interior de cada uno de estos barrios coexistía un entramado
asociativo en los que las pertenencias comunitarias se definían en términos de vínculos
de sociabilidad y solidaridad basados en los lazos construidos durante las horas de
trabajo como veremos en el próximo capítulo.
Entre la asistencia y la política: la Corporación Municipal de Comodoro Rivadavia
Mientras las comunidades mineras avanzaban en su consolidación y
comenzaban a expandirse hacia el sur de la zona litoral del Golfo San Jorge, la
94
Soil Brohman,Ob. Cit., 1951,pág. 53. 95
Adrián Gorelik, Ob. Cit, 2004, pág.18.
45
Corporación Municipal de Comodoro Rivadavia demoraba en definir tanto su
jurisdicción como en consolidarse como comunidad política. El crecimiento de la
población había hecho posible la realización de las primeras elecciones municipales
(agosto de 1911) ya que se había alcanzado el mínimo de habitantes establecido por la
ley 1532 de Territorios Nacionales. Al igual que en Capital Federal, los extranjeros
residentes estaban habilitados para ejercer derechos políticos en ese ámbito.
En 1911 con el objeto de participar en aquella jornada electoral con carácter
fundacional para la vida política de la comunidad local, Sebastián Peral, propietario de
una herrería y portugués de origen y su yerno y socio, Enrique Corcoy lideraron la
organización del Partido del Pueblo, el que enfrentó a la Unión Vecinal. Agrupación
presidida por el Dr. Julio Ladvocat, quien se desempeñaba como médico de la Sociedad
Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. El resultado de los comicios
dejó el gobierno municipal en manos del médico anteriormente mencionado, aunque
éste ejerció sus funciones por escaso tiempo ya que los integrantes del partido opositor
denunciaron fraude en el desarrollo de las mismas. El gobierno nacional dispuso la
primera intervención al concejo, la que perduró hasta 1914 en que se realizaron nuevas
elecciones.
En esta segunda jornada electoral se presentó nuevamente como candidato Julio
Ladvocat y una nueva agrupación organizada por Máximo Abásolo, un hacendado,
quien se había desempeñado como juez de paz e integrado la nómina de socios
fundadores de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, éste se convirtió en la figura
política central del período hasta su fallecimiento a principios de 1925. Entre 1914 y
1924 el partido de Abásolo controló la mayoría de los cargos en el Concejo, ocupando
la presidencia del mismo en 1918. Durante estos años, los concejales abordaron
cuestiones referidas fundamentalmente a la urbanización del poblado, entre ellas en
1914 establecieron los criterios de funcionamiento de actividades recreativas y normas
tendientes al control de la sociabilidad tanto de actividades formales como informales96
.
De acuerdo a las Actas del Concejo se estableció que los empresarios de teatros y
circos, conciertos o espectáculos, debían pagar un impuesto de $10, los permisos de
baile en casa de tolerancia ascendían a $ 15, permiso baile de disfraz: 40 $, los que no
cobren entrada $ 20,00, empresas cinematográficas por función cobren o no entrada:
2,00; por cada permiso con el fin de hacer disparos, bombas, cohetes: 2,00; permiso de
96
AHMCR, Acta Concejo Municipal de Comodoro Rivadavia, No. 6, Folio 4-5, 28/7/14.
46
remates: 5,00 $. La normativa dejaba claramente establecido que: “quedaban
exonerados de pedir permiso para celebrar sus reuniones los clubes sociales,
sociedades recreativas o mutualidades que tengan constituida su comisión directiva”97
.
Hacia 1914 solamente la Asociación Española de Socorros Mutuos reunía tales
condiciones, ya que había obtenido la personería jurídica ese mismo año, procedido a
renovar sus autoridades, inaugurado su edificio social y comenzado a recaudar fondos
para la construcción de un hospital de la comunidad98
. Existían asimismo rumores sobre
la constitución de una sociedad de Beneficencia la que no llegaría a materializarse y
aunque la documentación que ha sobrevivido sobre el tema es exigua, es posible que tal
proyecto estuviere relacionado con que por aquellos años se contemplaba la
constitución de una institución de carácter asilar para el conjunto de los Territorios
Nacionales como han planteado algunos estudios que abordaron la cuestión sobre el
Territorio Nacional de La Pampa99
. Es probable que los concejales intentaran estimular
la conformación de asociaciones entre quienes habitaban el poblado, promoviendo un
mayor nivel de formalización de las actividades mutuales, recreativas y sociales entre
las que avanzaba ya la práctica del fútbol.
Ahora bien, estas cuestiones parecían no estar en el centro de las preocupaciones
de un conjunto de 106 vecinos, entre quienes figuraban Sebastián Peral y Martín Venter,
protagonistas ambos de las primeras elecciones en 1911 además de rivales políticos, ya
que los mencionados habían integrado partidos enfrentados. Esta rivalidad no fue
obstáculo para que el 17 de setiembre de 1914 elevaran una solicitud al entonces
Presidente del Concejo Municipal y a sus pares con el objeto de que: “se dignen
suprimir los impuestos de carnes y legumbres por ser los artículos que hoy día
sostienen a las familias pobres y emigrantes que vienen a este pueblo, pues ya son
muchas bocas que están pasando hambre, desnudos y llenos de miseria”100
.
La descripción incluía la ubicación detallada de las manzanas del pueblo en
donde las familias indigentes se encontraban e instaba a los concejales a que si deseaban
97
AHMCR, Acta No. 10, 14/8/14, folio 9-11. 98
Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia (en adelante AESMCR), Libro de
Actas No. 1. 99
María Herminia Di Liscia y María Silvia Di Liscia, “Mujeres, Estado y salud: de la persecución a la
integración”, en María Herminia B. Di Liscia y José Maristany (Editores), Mujeres y Estado en la
Argentina. Educación, salud y beneficencia, Bs.As., Editorial Biblos, 1997, pp. 87-122. 100
AHMCR, Territorio Nacional del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente No. 6
–V. 17/9/1914. Entre los firmantes del petitorio figuraron además de los mencionados: Constante
Reboredo, socio fundador del Centro Gallego y José Guerreiro de la Sociedad Portuguesa de
Beneficencia y Socorros Mutuos, ambas creadas en 1923.
47
enterarse de la verdad, inspeccionaran el vecindario. La respuesta no tardó en llegar y
aunque los concejales no suprimieron el denominado impuesto al abasto, parecen haber
sido conmovidos porque los vecinos les habían “hecho notar la miseria en que se
encuentran algunas familias de la localidad”. Los concejales interpelados dispusieron
comprobar si efectivamente existían dentro del ejido de Comodoro Rivadavia familias
indigentes que necesitaran alivio de la municipalidad, razón por la cual previa
presentación de certificados de pobres de solemnidad otorgados por la policía local, se
les entregaría vales para la carne que necesitaran para su sustento, los que se entregarían
en la Secretaría de la Municipalidad todos los días. La necesidad de inventar la
handicapología parece haber acercado intereses enfrentados en el pasado, ya que las
redes de protección cercana demoraban en constituirse. Por otra parte, me interesa
enfatizar que la organización política del poblado era imprescindible para definir la
jurisdicción municipal, sobre todo porque de ello dependía el establecimiento de un
régimen de asistencia para quienes se consideraba destinatarios del socorro sin importar
su origen. Por entonces la noción de vecino en la zona refería a un conjunto de
solidaridades y expectativas moralizadoras de la sociedad tal como ha mostrado Pilar
González Bernaldo para el caso de Buenos Aires, pero sobre todo porque el ámbito
municipal era concebido como la escuela en la que los propios vecinos podían ejercer
una tutela moral sobre el conjunto de sus habitantes además de materializar sus
expectativas ciudadanas y ésta era una de las escasas atribuciones de los concejos
municipales en los Territorios Nacionales como ha subrayado Martha Ruffini101
.
La consulta de las Actas del Concejo Municipal de Comodoro Rivadavia del
período comprendido entre 1914 - en que volvió a sesionar el mismo- y 1924 -en que se
produjo la segunda intervención- sugiere que en las sesiones del período la higiene de
la localidad fue un tema recurrente: sobre todo el establecimiento del servicio médico
gratuito para las personas asalariadas que vivieran en el ejido municipal (1919) y la
construcción de un hospital municipal (1920). Ahora bien, muchos de los integrantes de
integrantes de la Comisión Directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos
ocupaban buena parte de los cargos del concejo. Si bien en la documentación
conservada en la Asociación Española no se mencionan las razones por las que el
proyecto de construcción de un hospital para la comunidad no llegaría a materializarse
en las primeras décadas del siglo XX, sugiero que los conflictos internos de la
101
Pilar, González Bernaldo, Ob. Cit,,2006, pp.47-65; Martha Ruffini, “Participación política en la
Provincia de Río Negro”, en Graciela Iuorno y Edda Crespo (Coords), Ob. Cit, 2008, pp. 109-128.
48
dirigencia de la entidad étnica derivaron en su ulterior traspaso a la esfera municipal.
Por ejemplo, Pablo Ortega, un ex presidente de la asociación mencionada, al ocupar su
cargo en el concejo fue el encargado de conformar una comisión encargada de
confeccionar planos y presupuesto para el hospital, adjudicando la coordinación a los
médicos que prestaban servicios al municipio: los Dres. Pedro Ciarlotti y Pastor
Schneider. Estos últimos se desempeñaban como facultativos de la asociación e
integraban la Unión Vecinal, el partido gobernante102
.
Mientras se estrechaban los lazos entre las dirigencias de la asociación voluntaria
más antigua de la zona y los partidos locales, otras entidades del mutualismo étnico se
fueron conformado entre 1914-1924: la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, la
Sociedad Polaca, la Unión Germánica. La Sociedad Portuguesa de Beneficencia y
Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, en 1923 se produjo un fraccionamiento
regional del colectivo español que perduró en el tiempo: se conformaron la Sociedad
Vasca que adoptó el nombre de Euskal Echea y el Centro Gallego. Tanto entre los
promotores de la Sociedad Portuguesa como en el Centro Gallego figuraban algunos de
los firmantes del petitorio elevado a por los vecinos en 1914. Estas redes de protección
cercana demoraron casi una década en constituirse quizás porque en el contexto de
relativa normalidad de la vida política municipal se augurara que la atención de la salud
de la población en el ejido sería rápidamente resuelta. El proyecto del hospital fue
retomado en 1926 bajo el estímulo del Gobierno Nacional, recibiendo el apoyo de las
entidades étnicas las que comenzaron a realizar beneficios con el objeto de donar lo
recaudado a la construcción del mismo. Sin embargo, a pesar del entusiasmo de las
dirigencias étnicas de la localidad, el proyecto fue demorado al producirse dos nuevas
intervenciones municipales en 1924 y 1927, la última de las cuales perduró hasta 1932.
Una cuestión que demoró la concreción de aquel proyecto que comenzaba a aunar
los intereses colectivos fue la división del Partido gobernante, la Unión Vecinal la que
fue bautizada Máximo Abásolo tras el fallecimiento del líder mencionado en 1925. En
1923 se produjo un desprendimiento que adoptó el nombre de Unión Popular, el que
quedó bajo la conducción del Dr. Pastor Schneider. La facción que conservó la
denominación Unión Vecinal Máximo Abásolo quedó bajo el liderazgo de Pedro
Ciarlotti, otro médico. Como ya había mencionado, ambos facultativos se habían
desempeñado como médicos municipales pero asimismo se ocupaban de la atención de
102
AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas del Concejo Municipal. Acta
No.77, 28/5/1919, folios 176-185; Acta No. 95, 27/11/1920, folios 237 y ss.
49
los asociados de la entidad voluntaria más antigua de la localidad. La consolidación de
estos médicos en el control de los partidos políticos parece haber afectado a los líderes
étnicos directamente ya que a partir de entonces pasaron a ocupar un lugar subordinado
en las nóminas de ambos partidos una vez que retornó la normalidad institucional
eentre fines de 1932 y comienzos de 1937, evidenciándose entonces una tendencia en
que los saberes profesionales fueron avanzando en el control del Estado como lo han
mostrado Ricardo González Leandri y Pilar González Bernaldo para Buenos Aires y
María Silvia Di Liscia para el Territorio Nacional de la Pampa103
.
Durante aquel período la comuna quedó bajo el control de ambos partidos los que
paradójicamente culminaron otorgando al conjunto del mutualismo étnico un papel más
relevante en la gestión de los problemas de higiene de la localidad. La Asociación
Española era la única que contaba con exenciones impositivas desde la década
precedente dado su carácter mutualista. Pedidos similares fueron elevados ante el
Concejo Municipal durante la gestión del Dr. Pastor Schneider por el Centro Gallego
en 1933, para lo cual debieron modificar los estatutos incorporando a la faz de
promoción de sociabilidad y cultura, la relativa a los socorros mutuos. Las gestiones
realizadas ante las autoridades municipales dieron los frutos esperados, el Centro
Gallego y la Asociación Portuguesa de Socorros Mutuos fueron eximidos de la
contribución, aún cuando la medida generó la oposición de la minoría del concejo. Más
adelante, Schneider hizo extensiva la exención a Euskal Echea y la Asociación Italiana,
sin importar que la mayoría de las asociaciones careciera de personería jurídica.
Durante el período en que la Unión Popular estuvo en el poder se produjo un hecho de
relevancia para la salud pública de la localidad: los sucesores de José Menéndez
decidieron donar parte de su patrimonio para la construcción del Hospital Vecinal104
.
El legado de José Menéndez había atraído la atención de la Comisión Directiva de
la AESCMCR durante la gestión de Jesús Jaureguibeitía a principios de los veinte ya
que el comerciante de origen asturiano y propietario de la Sociedad Anónima
Importadora y Exportadora de la Patagonia, había decidido destinar una parte de su
patrimonio a la constitución de un centro español, siendo ésta una de las prácticas
103
Ricardo González Leandri; “Académicos, doctores y aspirantes. La profesión médica y la reforma
universitaria: Buenos Aires 1871-1876”, Bs.As. Entrepasados, Año VI, No. 12, 1997, pp.31-54, Pilar
González Bernaldo, Ob. Cit., 2006, pp.47-65, María Silvia Di Liscia, “Imaginarios y derroteros de la
salud en los Territorios Nacionales (fines del siglo XIX y principios del siglo XX), Bs.As. Entrepasados,
Año XVII, No. 33, 2008, pp. 49-69. 104
El Chubut, 29/6/1934, pág. 6.
50
comunes de la élite española en la Argentina como ha mostrado José Moya105
. Tras el
fallecimiento del mencionado ocurrido en 1918, y de acuerdo a las Actas de la
asociación, los integrantes de la comisión directiva realizaron permanentes gestiones
con los sucesores de Menéndez para la obtención de la mencionada donación, las que
resultaron infructuosas. Las escasas menciones de la prensa local y el relevamiento de
las actas del concejo local permiten afirmar que finalmente la misma encontró un
destino a favor del bien común del poblado en 1934, siguiendo una tendencia que María
Silvia Di Liscia y Ana María T. Rodríguez han detectado en el Territorio Nacional de la
Pampa para los treinta y cuarenta: la del interés empresario en intervenir en estas
cuestiones y el progresivo y lento avance de un proceso de centralización de la salud por
parte del estado nacional. 106
Si bien la documentación que ha sobrevivido al respecto no lo menciona, la
donación del legado de José Menéndez coincidió con la conformación de la Comisión
Vecinal Pro Hospital de Comodoro Rivadavia en 1934. En abril de ese año los
integrantes de la misma remitieron copia del acta de constitución de la misma al
Presidente del Concejo municipal. Figuraban en la nómina de integrantes: el Dr.
Adolfo Philippeaux, llegado a la zona en 1930 para conducir la Asistencia Pública, se
desempeñaba cono presidente. El cargo de Vicepresidente Primero fue ocupado por el
delegado del Club Social, Dr. Juan A. Perelli, mientras que el Ingeniero Enrique
Ducós lo hacía como Vicepresidente segundo. El Director de la Escuela Nacional
ubicada en el ejido municipal, Emiliano Moyano se desempeñaba como secretario.
José Moirón, delegado del Centro Gallego, fue nombrado Pro secretario mientras que
Otto Hinsch, gerente de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la
Patagonia y Enrique Marx, Gerente de la Casa Lahusen como protesoreros, José A.
Sánchez, representante de La Tehuelche fue designado Revisor de cuentas. Como
vocales participaban los delegados que representaban a las Asociaciones que accedieron
a la invitación de participar en la Comisión: Sr. Fernández del Prado (Sociedad
Española), Luis Spadazzi (Sociedad Italiana), Estanislao Zawadzki ( Sociedad Polaca),
Benito Yrisarri ( Sociedad Euskal Echea), Enrique Sur (Sociedad Germánica), E.
105
José Moya, Ob. Cit,, 2004, pp. 290- 348. 106
María Silvia Di Liscia y Ana María T. Rodríguez, “La cuestión social y las instituciones sociales” en
Andrea Lluch y Claudia Salomón Tarquini (Editoras), Historia de La Pampa; Santa Rosa, Universidad
Nacional de La Pampa, 2008, pp. 523- 543.
51
Goncálvez (Sociedad Portuguesa). A estos se sumaban Casimiro Pella, Juan Gorchs, el
Ingeniero Jack Ballester y Basilio Santillán en carácter de vecinos destacados107
.
Me interesa enfatizar que el cargo de protesorero quedó en manos de quien se
desempeñaba como gerente de la Sociedad Anónima, por otra parte el delegado del
Centro Gallego José Moirón ocupó un lugar de mayor relevancia como prosecretario
ofreciendo las instalaciones del centro para llevar adelante las reuniones de la
mencionada comisión. Moirón había iniciado su vida como asociado de AESCMCR,
aunque tras la creación del Centro Gallego en 1923, destacó rápidamente como uno de
sus más activos integrantes. Hacia 1928 ocupaba el cargo de secretario al momento de
inaugurarse la sede social. Al conformarse la Comisión Vecinal presidía la entidad
étnica además de formar parte del personal de la Sociedad Anónima. Si bien la
documentación no da cuenta de ello, es probable que Moirón conociera desde la década
precedente la existencia de aquel legado y realizara las gestiones para garantizar que
los mismos se destinaran al Hospital Vecinal en un momento en que la presidencia del
Concejo era ocupada por Pastor Schneider, a quien conocía porque era el médico
personal de su suegro, quien lo había precedido en el cargo de presidente de la entidad
gallega local. Por otra parte, como veremos más detalladamente en el capítulo 3, bajo
su gestión se modificaron los estatutos del Centro para incorporar la faz relativa a los
socorros mutuos siguiendo una tendencia registrada por José Moya en Capital Federal
durante el período108
.
Tras la conformación de la Comisión Vecinal Pro Hospital los integrantes de la
misma solicitaron al Concejo la sanción de una Ordenanza que le diera facultades
autónomas para proseguir las Obras del nosocomio, pretendiendo asimismo que tras su
terminación y habilitación tener a su cargo la administración y explotación del mismo.
El Dr. Adolfo Phillippeaux en nombre de la comisión remitió las actas al gobierno
municipal, sin obtener respuesta alguna. Una nueva nota fechada en diciembre del
mismo año y en un tono menos amigable, fue enviada por el presidente de la Comisión
al Concejo, ya que no se conocía el resultado de las gestiones. Casi un año después de
la conformación de aquella primera convocatoria y tras haberse realizado nuevas
elecciones, la presidencia del Concejo quedó bajo el Dr. Pedro Ciarlotti
constituyéndose la Comisión de Fomento y Fiscalización de las Obras del Hospital
Municipal. Esta vez la nómina de vecinos priorizó el papel de las Compañías y
107
AHMCR, Expediente No.291-Tomo V-C, 19/4/1934. 108
José Moya, Ob. Cit., 2004.
52
comerciantes destacados de la localidad: volvieron a figurar Enrique Marx y Otto
Hinsch, los gerentes de Lahusen y de la Anónima, a ellos se sumaron Roque González,
Armando Gosio, Casimiro Pella, Miguel San Martín, Agustín Ibarguren, Julio Cabeza,
Pedro A. Barros, quedando el cargo de Presidente en manos de quien presidía el
Concejo. Menor jerarquía se les otorgó a los presidentes de la Asociación Española de
Socorros Mutuos, Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, Sociedad Portuguesa de
Socorros Mutuos, Sociedad Alemana local y el Presidente del Centro de Propietarios de
Bienes Raíces, los que fueron incorporados como colaboradores. El Centro Gallego no
figuró entre los convocados.109
.
En los días subsiguientes la Comisión adoptó el nombre de Junta Vecinal de
Previsión Social y Salud Pública, sus objetivos se habían ampliado ya que el proyecto
de ordenanza remitido al Concejo preveía que en los 10 días posteriores a su sanción, la
Junta Vecinal debía presentar un reglamento para el funcionamiento del Hospital que
quedaría bajo su jurisdicción. Para el normal desenvolvimiento de sus actividades y
mantenimiento del nosocomio, la Municipalidad traspasaría a la Junta, la
administración y explotación de los servicios públicos de gas y agua, que la misma
manejaría de acuerdo a las “las prácticas más eficientes de administración y técnica”.
Una vez cumplidos los objetivos anteriormente mencionados, la Junta se daría la tarea
de resolver” todo problema relacionado a la niñez abandonada, desamparada y sin
orientación, y a la ancianidad, de las personas carentes de recursos para su
subsistencia, etc., etc., y para lo cual podría fundar Asilos para niños y menores,
colonias de menores y de vacaciones, reformatorios, dispensarios de salubridad, etc.
etc.”110
. La materialización de sus aspiraciones se concretó parcialmente, ya que el 1
de agosto de 1936 se procedió a habilitar el dispensario de salubridad y consultorio
para los enfermos pobres de solemnidad en el nuevo edificio destinado a hospital
municipal, el que finalmente fue inaugurado en 1937 aunque su control quedó bajo la
órbita de un conjunto de profesionales contratados por el estado municipal.
La finalización de las Obras del Hospital coincidió con una nueva intervención a
la comuna la que comenzó en 1937 y perduró hasta 1943. Un ex interventor, el
Comisario César Stafforini fue designado al frente del gobierno permaneciendo en su
109
AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Resoluciones y decretos, 1933-1938, 13/5/35, folio
67. 110
Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, la copia del
Proyecto de Ordenanza se encontraba entre los papeles sueltos correspondientes a los trámites de
solicitud de personería jurídica de la asociación.
53
cargo hasta setiembre de 1943. Como en otros Territorios Nacionales, el municipio
permaneció intervenido durante los años que coincidieron con los gobiernos del primer
peronismo, siendo los comisionados designados por el Poder Ejecutivo Nacional. En el
caso que nos ocupa tras el golpe militar de junio de ese mismo año, el Comisario
Stafforini fue reemplazado por el Coronel Ángel Solari. Meses después, el 31 de mayo
de 1944, Solari se transformó en el primer gobernador de la zona militar de Comodoro
Rivadavia. La creación de la Gobernación Militar supuso una reorganización territorial,
ya que se modificaron las antiguas jurisdicciones de los Territorios Nacionales de
Chubut y Santa Cruz, los que pasaron a integrar una nueva unidad administrativa. Esta
nueva jurisdicción fue el escenario construido para llevar adelante nuevas políticas de
salud que se orientaron hacia la regionalización y la “unidad de comando” con epicentro
en Comodoro Rivadavia. En la ciudad capital comenzó a construirse un monumental
Hospital regional también como parte de la expansión de la infraestructura asistencial de
la gobernación en Caleta Olivia se inauguró una sala de primeros auxilios111
.
El período comprendido entre la intervención a la comuna en 1937 y la disolución
de la gobernación militar en 1955 coincidió con el fracaso por parte de los líderes
étnicos, las compañías de la zona y los partidos políticos en hacerse con el control del
Hospital Vecinal, aunque quienes dirigían las entidades étnicas intentaron garantizar
que sus asociados pudieran ser atendidos en el mismo. Así, el 1 de setiembre de 1937
Teodoro Cereceda, presidente de la Asociación Española, elevó una carta al entonces
Comisionado Stafforini, en la que solicitaba se autorizara la atención de sus
asociados en el Hospital Municipal recientemente inaugurado. Más específicamente,
Cereceda subrayó que se le concediera a la Asociación tal derecho”.112
El comisionado
elevó el pedido al Director del Hospital, quien sostuvo que el mismo era patrimonio del
“enfermo de reconocida pobreza”. El mencionado sostuvo que dadas las circunstancias
especiales por las que atravesaba el servicio hospitalario en esos momentos, la gran
cantidad de enfermos carentes de recursos y la escasa capacidad del mismo, “debía
posponerse” la internación de los enfermos de Sociedades de Socorros Mutuos y demás
entidades de beneficencia local. Tras notificarse de la opinión del Director, el
Comisionado Municipal elaboró una resolución elaborando notas de contenido similar
que fueron remitidas al presidente de la AESMCR, a otras sociedades étnicas ubicadas
111
Susana Belmartino, La atención médica argentina en el siglo XX. Instituciones y procesos., Bs.As.,
Siglo XXI Editores, 2005, pp.109-153. Edda Crespo, Ob. Cit., 2005, pp.143-174. 112
AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente 864- A,
1/9/1937.
54
en el ejido municipal, como así también a las Comisiones de Fomento de Sarmiento y
Las Heras, localidades ubicadas respectivamente en los territorios nacionales de Chubut
y Santa Cruz. En las décadas siguientes, el Centro Gallego y la Asociación Portuguesa
de Socorros Mutuos elevaron solicitudes similares las cuales también fueron
rechazadas. En 1950, las entidades anteriormente mencionadas en forma conjunta con
la Asociación Española y su homónima italiana organizaron un baile kermesse cuyo
producto líquido fue destinado a la Campaña iniciada por la comuna a favor de los
internados en el Hospital Municipal113
. Hasta ese momento, las entidades parecen haber
conservado la esperanza de poder atender a sus asociados en el Hospital Vecinal por
ello es comprensible que al conmemorarse el quincuagésimo aniversario de la fundación
del poblado en 1951, la prensa local destacara que aquel Hospital “era la obra del
pueblo de Comodoro Rivadavia para el pueblo de Comodoro Rivadavia” y subrayaba
que habían contribuido a tan noble fin las entidades mutualistas, centros recreativos y
clubes deportivos114
.”
Las mujeres en escena: de la exhibición patriótica de la desdicha a la exaltación de
la belleza comunitaria
En los últimos años una profusa literatura ha mostrado cómo el control ejercido
por las mujeres de la elite porteña sobre hospitales y asilos generó enfrentamientos con
quienes intentaban racionalizar el manejo de las áreas del estado municipal o nacional
destacándose del conjunto las interpretaciones de Karen Mead y Donna Guy. Algunos
enfoques más recientes sugieren que el éxito de las Damas de Beneficencia de la Capital
se basaba en la elaborada exaltación del rol tutelar que las mismas hacían en ocasiones
tales como las fiestas patrias, momentos en que las mencionadas otorgaban Premios a la
Virtud a sus pares femeninas menos privilegiadas. De esta forma Patria y femineidad
parecían encarnarse en la obra desarrollada por estas mujeres desde la época
rivadaviana115
. En el caso de los Territorios Nacionales y en especial los patagónicos, la
113
AHMCR, Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, Municipalidad de Comodoro Rivadavia,
Expediente 902-A, 23/3/1950. 114
Soil Brohman, Ob. Cit., 115
Karen Mead, “La mujer argentina” y la política de ricas y pobres al fin del siglo XIX”, en Omar Acha
y Paula Halperín ( Comps.), Cuerpos, géneros, identidades. Estudios de Historia de Género en Argentina,
Bs. As., Ediciones del Signo, 2000, pp.29-59. ; Donna Guy, “La ‘verdadera historia’ de la Sociedad de
Beneficencia en José Luis Moreno (Comp.), La política social antes de la política social. Caridad,
beneficencia y política social en Bs.As, siglos XVII a XX, Trama editorial, Prometeo Libros, Bs.As.,
2000, pp.321-341. María Fernanda Lorenzo, Ana Lía Rey y Cecilia Tossounian, “Imágenes de mujeres
virtuosas: moralidad, género y poder en la Argentina de entreguerras” en Mirta Lobato (Editora), Ob.
Cit, 2005, pp.19-43.
55
cuestión fue tratada tempranamente por Ana María T. Rodríguez para el Territorio
Nacional de la Pampa116
. En este sentido me interesa subrayar que estas asociaciones
femeninas de beneficencia han sido abordadas en el marco más amplio de las
organizaciones comunitarias dedicadas a la previsión y solución de los problemas
sociales. Aquí focalizaré mi atención en la asociación temprana entre beneficencia-
patria y pobreza.
Si bien son escasas las referencias sobre los festejos de las fiestas patrias en las
primeras décadas del siglo XX, las descripciones realizadas por Asencio Abeijón dan
cuenta de que:“Para la época de las fiestas patrias, 25 de mayo y 9 de julio, por motivo
de la obligada paralización que la temporada invernal imponía en las tareas que más
brazos requerían, el naciente pueblo de Comodoro, al igual que las demás poblaciones
del sur patagónico, todas costeras del Atlántico, adquirían un inusitado aumento de
personas que llegaban a invernar en los pueblos” 117
. Quienes integraban el concejo
municipal desde la normalización producida en 1914, intentaban llevar adelante un
programa de moralización de esta población que ocasionalmente residía en el ejido, por
ello comenzaron a auspiciar la formación de comisiones organizadoras de las fiestas
patrias, destinándose una partida del presupuesto específicamente con esos fines118
.
Durante aquellos años, los miembros del concejo dedicaban una parte importante de sus
reuniones al nombramiento de los integrantes de las mismas, en los que figuraban
principalmente quienes participaban de la vida política en la localidad ocupando los
cargos honorarios el presidente del Concejo y el administrador de la petrolera estatal. A
partir de 1919 se comenzaron a incluir entre los integrantes a representantes de las
asociaciones existentes. Así los integrantes de la Asociación Española e Italiana fueron
incorporados como miembros honorarios, también fueron incluidos quienes se
desempeñaban como vicecónsules o agentes consulares119
.
A partir de ese momento, el gobierno nacional había instado a través del
gobernador del Territorio a que la Municipalidad se hiciera cargo de la Dirección de los
Festejos, nombrándose para ello una comisión integrada por autoridades y los vecinos
considerados como más importantes. Se sugirió asimismo, que se contara con el
116
Ana María T. Rodríguez, “Las mujeres y el Estado en la construcción del sistema sanitario pampeano:
una estrecha relación”, Ponencia presentada en las XVII Jornadas de Historia Económica, Asociación
Argentina de Historia Económica, Universidad Nacional de Tucumán, Setiembre de 2000. 117
Asensio Abeijón, Ob. Cit., pág. 62. 118
AHMCR, Libro de Actas del Concejo Municipal, Acta No. 25, 1/12/14.Las fiestas que figuraban en la
partida eran 25 de mayo y 9 de julio. 119
AHMCR; Acta No. 77, 12/5/19, folio 172-173.
56
concurso de la escuela con el objeto de realizar la procesión cívica el 25 de mayo a la
misma hora en todo el país120
. En 1921, el Secretario del Concejo municipal fue
autorizado para que citara a una reunión de vecinos para constituir la comisión que
tendría a su cargo festejos del aniversario patrio. En una de las sesiones, el concejal
Casimiro Pella hizo moción para que de la partida destinada para fiestas patrias, se
proveyera de ropas a los niños pobres del pueblo, agregando que si la suma resultara
insuficiente sería reforzada utilizando la partida de gastos eventuales. La moción fue
aprobada, autorizándose al Secretario para que pusiera en conocimiento de los
integrantes de la Comisión Pro Fiestas Patrias los deseos de los concejales. Los
integrantes de la comisión debían hacerse cargo del reparto de ropas, las que deberían
ser distribuidas de acuerdo a un prolijo censo organizado con ese objetivo. La medida
parecía inspirada en una tradición inaugurada por la revolución francesa en la que la
nación garantizaba patrióticamente el socorro a los indigentes válidos según lo
planteado por Robert Castel. La exhibición de la desdicha en ceremonias públicas
organizadas con ese objeto formaba parte de una concepción que la tradición
republicana debía asegurar, aún cuando para su financiamiento y concreción dependiera
de una adscripción territorial local121
.
La comisión de festejos no alcanzó el número de integrantes requerido para
conformarse, de modo que la tarea quedó en manos de la esposa del concejal, Polly
LLoyd de Pella quien entregó a los niños los obsequios en nombre de la
municipalidad122
. A partir de entonces Polly Lloyd de Pella se convirtió en una de las
figuras femeninas más relevantes del poblado, en 1927 cuando su esposo había
alcanzado la presidencia del Concejo fue una de las principales promotoras del Comité
de Cultura Femenino el que aspiraba obtener el ejercicio del sufragio femenino en la
esfera municipal. Durante ese mismo año formó parte de la nómina de socias
fundadoras de la Asociación de Beneficencia de Cooperadoras Salesianas la que luego
adoptó luego el nombre Sociedad de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia y
también integró la nómina en tanto socia fundadora de un Club de fútbol: Huracán.
Dos años más tarde, su persona adquirió nuevamente protagonismo cuando durante los
festejos del 9 de julio, resultó una de las principales destinatarias de los insultos
proferidos por parte la división infantil del Club Gimnasia y Esgrima local. Si bien la
120
Ibídem. 121
Castel, Ob. Cit., 190-191. 122
AHMCR, Acta No. 111,14/5/1921, folios277-80.
57
agresión recibida tenía como objetivo principal a su esposo Casimiro Pella, ex
presidente del Concejo y sospechoso de haber promovido la intervención al municipio
además de presidente honorario del Club Huracán, Polly contaba con méritos propios
para ser objeto de aquellos insultos ya que era una de las socias fundadoras del Club,
habiendo donado una bandera en el momento en que se conformó en diciembre de
1927123
. Por aquellos años, la presencia femenina en las canchas era considerada por la
prensa local como “adorno de democracia”, aunque en estos ámbitos a diferencia de lo
que ocurría con otras asociaciones voluntarias, el protagonismo alcanzado por las
mujeres en los clubes de fútbol estaba basado en que las mismas eran socias activas,
contando con los mismos derechos que sus pares masculinos124
.
Con anterioridad a las ceremonias públicas de exhibición de la desdicha, y, si se
consideran los proyectos llevados adelante por la mencionada AESMCR durante el
período comprendido entre 1914 y 1924 figuraban la inauguración de la sede social y el
hospital comunitario. Al momento de colocarse la piedra fundamental de la sede en
1913 se procedió a labrar un acta el que incluyó la firma de Gregoria Lete de Salso,
Coral S. de Navarta, Virginia M. de González, Carmen de Álvarez, Teresa Farías de
Peralta y Dominga F. de Roqueta. Las damas mencionadas no figuraron en el acta
elaborada al procederse a inaugurar el edificio social en 1914, aunque la misma contó
con la presencia femenina ya que se hizo alusión a las “señoras y señoritas presentes”
las que se habían encargado de reunir los fondos necesarios para la ceremonia,
describiéndose sin embargo con detalle los discursos pronunciados por José Álvarez en
nombre de la Comisión Directiva y las palabras alusivas del niño José Álvarez Lorenzo,
hijo del anteriormente mencionado. Lo que intento subrayar es que a partir de entonces
las comisiones directivas de la asociación al registrar sus actividades deliberadamente
omitieron dar cuenta de la nómina de mujeres movilizadas dentro de su espacio de
actuación aún cuando las mismas participaban activamente de la vida asociativa. Los
fraccionamientos regionales del colectivo español producidos a partir de 1923
culminaron generando el acercamiento de las mujeres españolas el que se hacía
particularmente visible en las fiestas patrias como en 1924 cuando el concejo municipal
encomendó la realización y organización de la velada de gala de las fiestas Mayas y
Julias y el 12 de octubre al Comité Billiken Le Bretón, primera entidad caritativa del
ejido municipal entre cuyas integrantes figuraban Clara y María Julia Ortega, dos de
123
El Globito Comodorense, 1970. 124
Club Atlético Jorge Newbery, Estatutos, 1945.
58
las hijas del concejal y ex presidente de la AESMCR Pablo Ortega, las que eran
secundadas por un importante número de descendientes de integrantes de la Comisión
Directiva125
. Formaban parte de esta asociación caritativa Alba Arguelles y África
Posadas cuyos padres eran asimismo miembros de la comisión directiva del Centro
Asturiano. El comité realizó actividades conjuntas con varias señoritas del Centro
Gallego entre las que figuraban Felisa Majadas, Delia Louro, Laura Meinardo, María e
Isabel Abeijón las que habían destacado en la organización de las romerías con que el
Centro Gallego festejó su primer aniversario en 1924. Tanto el comité como las
señoritas mencionadas se hicieron cargo de los festejos del 12 de Octubre de ese año. En
esta ocasión, la Presidencia de la Comisión de Damas quedó en manos de Doña
Emilia Guillot de Larrea, esposa del primer presidente de la Asociación Española de
Socorros Mutuos. El programa de fiestas del 12 de Octubre anunció a estas jóvenes en
las kermeses, y en la noche de gala se presentó un coro de niños de ambos sexos,
organizados por el Comité Billiken126
.
Las actividades colaborativas entre las mujeres españolas continuaron en la
década siguiente. En junio de 1932, las damas del Centro Gallego decidieron cooperar
con la construcción de la denominada Casa del Niño, un Asilo obra de la Sociedad
Damas de Beneficencia la que había sido creada en 1927. Las Damas del Centro
Gallego decidieron donar el 20 % del producto de “las justas” organizadas en julio con
el objeto de recordar la inauguración de la asociación. Se nombró entonces una
comisión conjunta entre las integrantes del Centro y las de las Damas para llevar
adelante las tareas de organización. Como presidenta de la comisión se nombró a María
de Espiñeira, Jeannette Duplessis de Schneider ocupó la Vicepresidencia en nombre de
las Damas de Beneficencia y como secretaria se designó a Pilar Martínez de Moirón
(esposa del presidente del centro e hija del vicepresidente del mismo)127
. Este tipo de
colaboración entre las mujeres del Centro Gallego y las Damas Beneficencia generó
tensiones hacia el interior las comisiones directivas de la entidad étnica, ya que en
noviembre de 1937 las Damas que se encontraban organizando una kermesse para
principios de diciembre, solicitaron al Centro que adornara por su cuenta un kiosco y
enviara algunas damas vestidas al estilo regional. Tras el tratamiento en reunión de la
125
Ester Ceballos, Julia Patricia Fuentes y Verónica Peralta, “Caridad, género y política. El Comité
Billiken- Le Bretón, 1924-1929” en Graciela Iuorno y Edda Crespo (Coordinadoras), Ob. Cit., 2008,
pp.315-335. 126
El Chubut, 10/10/1924, pág. 6. 127
El Chubut, 1/6/1932, pág. 5.
59
comisión directiva se envió una comunicación a la Sociedad de Beneficencia, que había
resuelto no aceptar por tratarse de gastos prohibidos por los estatutos. Comunicaban
asimismo que en caso de que la sociedad anteriormente mencionada lo considerara
conveniente podían disponer que algunas damas gallegas concurrieran vestidas
regionalmente siempre y cuando no originaran gastos al Centro128
.
Casi paralelamente, Bernardo Cores, en su carácter de presidente del Centro
Gallego decidió ofrecer un asado en agradecimiento de la cooperación prestada por
varias damas durante los festejos realizados por el centro a fines de octubre. En las
actas de la asociación se dejó expresa constancia que los gastos serían abonados del
peculio particular del presidente. Aunque el presidente solicitó se mencionara en las
mismas el nombre de las damas que habían participado en la organización del baile
ofrecido el 30 de octubre de 1937. Las mujeres involucradas eran: María Martínez de
Martínez, Pilar Martínez de Moirón, Eusebia Gago de Cores, Emilia Rey de Marcote,
María Anón de Grubiza, María L. de Espiniera y las señoritas Mafalda Esperanza,
María Elena Fernández, Elena Acinas, Micaela Solachi, Julia Conde, Sara y Magdalena
Gutiérrez, Victoria Britapaja y Alejandra Sánchez129
. Las actas conservadas por el
Centro Gallego no dan cuenta de las razones que motivaron aquella mención especial,
aunque las comisiones directivas de la entidad mutualista habían reservado siempre un
espacio para agradecer las actividades de las señoras y señoritas a diferencia de la
actitud de las restantes comisiones directivas del mutualismo étnico español de la zona.
Dentro del conjunto de Damas gallegas mencionadas destacaba especialmente Pilar
Martínez de Moirón, cuyo protagonismo había ya excedido las fronteras de la
asociación voluntaria en la que figuraba como socia beneficiaria, además de ser hija de
un ex presidente y esposa de otro que había finalizado recientemente su ejercicio. Pilar
fue una de las más activas integrantes de las comisiones directivas de las instituciones
creadas ad hoc para el apoyo a la República Española primero y las de los refugiados
después, como de aquellas que se conformaron con criterios similares tras el estallido
de la Segunda Guerra Mundial. Estas instituciones surgieron dispersas por toda la
geografía argentina y en nuestro caso además de su constitución mantuvieron fuertes
vínculos con sus similares ubicadas en Capital Federal130
. Más específicamente, Pilar de
128
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Acta No. 176, 14/11/1937, folio 118. 129
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Acta No. 176, 14/11/1937, folio 118-119. 130
Dora Schwarztein, Entre Franco y Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en
Argentina, España, Crítica, 2001, pp. 102-138.
60
Moirón se desempeñó como integrante de la comisión femenina de la filial local de la
Agrupación Amigos de la República (ARE) la cual se conformó fines de 1936, años
más tarde ocupaba la presidencia interina de la Junta de la Victoria local.
Las mujeres pertenecientes a las familias que se habían radicado en las
proximidades de la zona donde se encontraba Caleta Olivia también se sintieron
movilizadas por estas cuestiones, tal el caso de Sara, Luisa y Julia Del Hoyo y de Ester
San Juan las que asistieron a la asamblea constitutiva del “Sub- Comité de Ayuda a
Italia” surgido en el marco de la Asociación Italiana de Comodoro Rivadavia131
. Sin
embargo, las hermanas Del Hoyo pertenecían a familias españolas mientras que en el
caso de Ester, su madre Edelmira San Juan había nacido en Punta Arenas (Chile)
contrayendo enlace con Pedro Flue Laberé, un carrero de origen francés con quien se
había radicado en las proximidades de Caleta Olivia hacia 1904 y con quien tuvo dos
hijos. La estancia donde residía la familia fue bautizada “La Edelmira” en su
homenaje y en ella nació Ester en 1918 siendo inscripta en el Registro Civil de Pico
Truncado, aunque su nacimiento se produjo en un momento en que su madre había
enviudado y aún no había contraído segundas nupcias con Martín Blason, un español
encargado de la oficina telegráfica en Caleta Olivia, es decir Ester era hija ilegítima.
Mientras los hermanos de Ester estudiaron en la escuela ubicada en la localidad
para luego ingresar al colegio salesiano en Comodoro Rivadavia y posteriormente
trasladarse a culminar los mismos en Puerto Deseado, Ester permaneció junto a su
madre de modo que su educación en parte combinó la asistencia a la escuela radicada en
Caleta Olivia como así también estuvo a cargo de una tutora en la estancia. Años más
tarde, Ester se radicó en Comodoro Rivadavia por un período de cuatro años ya que
había sido incorporada como pupila de la Academia Mendía de Corte y Confección de
propiedad de su madrina Ángela Bulla Testa132
. Fue durante este período que integró la
nómina femenina del Subcomité Pro Ayuda a Italia, cuya existencia resultó
francamente efímera (7 de julio de 1946 al 16 de febrero de 1947). Las actividades de la
Academia Mendía estaban relacionadas con las de la Subcomisión damas de aquel
comité ya que su propietaria era esposa de uno de los integrantes de la entidad étnica. El
objeto principal de la subcomisión era la constitución de un ropero destinado a
confeccionar ropas para los niños, siendo ésta una modalidad presente en la localidad
131
Graciela Ciselli, Ob Cit,, 2000, pág.67. 132
López- Bucci y Bucci, Ob. Cit., 2001, pp.174-178 y 202-206, Laura Bareilles (nieta de Ester San),
Entrevista personal, agosto de 2009.
61
desde la constitución de la Asociación Ropero Infantil en 1937 y que retomaré en el
capítulo dedicado a las asociaciones femeninas de beneficencia. Ahora bien, lo que me
interesa destacar es que al focalizar nuestra atención en los cambios de domicilio de
Ester San Juan, es posible advertir que las particulares características del proceso de
expansión urbana de Comodoro Rivadavia culminó por incorporar a través de redes de
solidaridad o sociabilidad a quienes residían en sus márgenes en tanto integrantes de
asociaciones voluntarias.
Por otra parte como ya he señalado Ester compartía con tantas mujeres y
hombres “el estigma de nacimiento” en que se había producido su alumbramiento:
fuera de la institución matrimonial133
. Tras el fallecimiento de su padrastro, su madre
presuntamente “no volvió a salir de la estancia”, aunque esta situación no obstaculizó
que tiempo después contrajera nuevamente segundas nupcias con Martín Blasom quien
se encontraba a cargo de la oficina telegráfica en Caleta Olivia, quien compartía sus
horas de trabajo con Saturnino López, guarda hilos en la misma dependencia del Estado
Nacional y quien en 1947 integraría la comisión de fomento de Caleta Olivia en carácter
de secretario. Dado que la estancia de propiedad familiar de las San Juan se encontraba
en inmediaciones de la escuela 14, Ester y Saturnino habían asistido a la misma en su
infancia y probablemente ambos estuvieran expectantes ante el ascenso político de Juan
Domingo Perón, ya que este último era hijo de la madrina de la esposa de López:
Juana Sosa Toledo de Canosa134
.
En cuanto a las hermanas Del Hoyo, Sara, Julia y Luisa compartían con Ester San
Juan el hecho de residir como pupilas en la Academia Mendía, la que estaba bajo la
dirección de la madrina de la anteriormente mencionada: Ángela Bulla Testa de
Oggioni, integrante de la asociación Italiana y a quien acompañaban a las kermeses y
bailes organizados por la entidad étnica. En ese marco fueron incorporadas como
integrantes del Subcomité Pro Ayuda Italia aunque en el presente Julia describe sus
actividades como parte de una formalidad que no superaba la mera asistencia. En ese
mismo carácter fue elegida Reina de la asociación, experiencia que luego compartiría
con otra de las integrantes de la mencionada subcomisión: Iris Gazin la que representó a
la entidad étnica en 1947 al realizarse por primera vez la coronación de la Reina
133
Isabella Cosse, Estigmas de nacimiento. Peronismo y orden familiar. 1946-1955, Bs.As., FCE.
Universidad de San Andrés, 2006. 134
AHMCR, Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Municipalidad de Comodoro Rivadavia.
Expediente 388-, Tomo LVI, Letra C. 30/12, 1953.
62
Nacional del Petróleo135
. La petrolera estatal había promovido a partir del
cuadragésimo aniversario del descubrimiento del petróleo en 1947, la participación del
personal disperso en la jurisdicción de la cuenca del golfo en las actividades de la fiesta
del petróleo, en 1949 Porota Alonso (hija de los propietarios de la estancia en la que se
había descubierto el petróleo en el flanco norte de Santa Cruz) participó como candidata
del Club Cañadón Seco. Dado que la ceremonia se realizaba en el Yacimiento
Comodoro Rivadavia quienes residían en el área anteriormente mencionada debían
trasladarse hacia esta última, ocupando en las mismas particular relevancia la presencia
de la madre del entonces presidente la que residía en la zona del sur del Chubut desde
principios del siglo XX.136
Por aquellos años “Doña Juana” integraba en carácter honorario asociaciones
patrióticas que habían sido bautizadas con el nombre de su hijo. Dado que no han sido
objeto de estudio alguno hasta el momento, intentaré dar cuenta brevemente tanto de la
nómina de sus integrantes como de las actividades que realizaban en la medida que las
escasas menciones que perduraron en la prensa local me lo permitan. Así, la Asociación
Patriótica Femenina Juan Domingo Perón se constituyó el 7 de febrero de 1947 con
el objeto de cumplir con una promesa realizada al entonces presidente de formar en el
suelo sureño una Comisión de Damas que colaborara con las autoridades con la obra
patriótica, social y cultural en que estaba empeñado el Gobierno nacional. La nómina
de integrantes dada a publicidad era la siguiente: Presidenta a Honoraria: Sra. Madre del
Excmo. Sr. Pte. De la Nación: Sra. Juana de Canosa, Presidenta: Sra. Rosa M. de
Santillán; Vicepresidenta primera: Sra. Teodolinda M. de Echauri; Vicepresidenta 2da.
Amelia de la Barrera; Secretaria Victoria Chaud de Coloma; Pro. Secretaria: Margarita
R. De Sabelli; Tesorera: Lidia Vda. De Galeano; Pro tesorera: Sra. Dasso de
Humphreys; Vocales: Aída S. De Ruby; Paula N. De Muzo; Nélida García; Petrona S.
De Quinteros; Alcira de Graciano; Aída Kunzel e Ita Martínez; Delegada general de las
Subcomisiones Sra. Paula G. De Cerezo.137
Rosa Mercado Vera de Santillán presidía la entidad y la mencionada no carecía de
experiencia en la materia ya que con anterioridad se había desempeñado en el mismo
cargo en la Sociedad Damas de Beneficencia. Sin embargo, entre las prácticas de esta
sociedad se encontraba la colaboración con la fiesta campestre que organizaba la
135
Julia Del Hoyo, entrevista personal, Comodoro Rivadavia, 26 setiembre de 2009. 136
Edda Crespo, Ob. Cit, 2005, pp.149-153. 137
El Chubut, 7/2/1947, pág. 4.
63
Asociación Patriótica Peronista para el 9 de febrero en conmemoración del aniversario
de esta última, aún en 1949 esta asociación solicitaba permiso ante las autoridades
municipales para realizar un baile 138
. Aunque la información que ha sobrevivido sobre
estas asociaciones patrióticas femeninas peronistas es exigua, las mismas parecen haber
desaparecido tras la constitución del Partido Peronista Femenino en 1949
incorporándose buena parte de sus integrantes al mismo. Creo que podemos
considerarlas dentro del conjunto de centros cívicos que se constituyeron en toda la
Argentina en el momento previo a la sanción de la ley de voto femenino en 1947 y los
que atrajeron a un importante número de mujeres de sectores populares como ha
mostrado Carolina Barry139
.
Si bien no existen estudios referidos a este último en la zona, el relevamiento
realizado en el Archivo Municipal y la prensa local me permite afirmar que hacia 1952
el mismo había alcanzado una gran dispersión territorial: ya que había 4 unidades
básicas en el ejido urbano de Comodoro Rivadavia y 17 en jurisdicción del yacimiento
petrolero estatal, una de las cuales se encontraba en Cañadón Seco en las proximidades
de Caleta Olivia. Las integrantes del Partido Peronista Femenino parecen haber seguido
las prácticas desarrolladas por sus pares del resto de la Argentina alcanzado asimismo
protagonismo como integrantes del Jurado que coronó la reina nacional del Petróleo en
1951 y en las ceremonias de coronación de reinas del trabajo realizadas en la zona
durante el período 1948-1955140
. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en otras
localidades de la Argentina, las integrantes del Partido Peronista Femenino
desarrollaron actividades en forma conjunta con las Damas de Beneficencia local, con
cuyas dos representantes compartieron la nómina de jurado femenino y la organización
de actividades en el Casa del Niño.
Conclusión
Desde principios del siglo XX las particularidades de ocupación de la Cuenca del
Golfo derivaron en el surgimiento de una ciudad con un claro perfil industrial, la que
138
El Chubut, 5/2/1947, pág.4; AHMCR, Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Municipalidad
de Comodoro Rivadavia. Expediente 6- A, 4/1/1949. 139
Carolina Barry, Evita Capitana. El partido peronista femenino. 1949-1955, Bs.As., EDUNTREF,
2009, pp. 61-69. 140
Ester Ceballos, “De tímidas espectadoras a protagonistas de ritual de belleza. Las reinas del trabajo en
Comodoro Rivadavia 1948-1955”, en Crespo, Edda Lía y González, Myriam (Editoras), Relaciones de
género en la Patagonia. Actas de las I Jornadas Patagónicas de Estudios de las Mujeres y Género,
Buenos Aires, Vela al Viento Ediciones Patagónicas, 2010, pp.157-167.
64
desde 1944 comenzó una profunda transformación al convertirse en ciudad capital de la
Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Más al sur, Caleta Olivia surgida en el
proceso de expansión de las comunicaciones telegráficas casi contemporáneamente a la
de la anteriormente mencionada, fue alcanzada por esas transformaciones urbanas las
que culminaron por incorporar a sus escasos habitantes de una u otra forma como
animadores de un movimiento asociativo en progresiva expansión.
Cierto es que el hecho de residir en la jurisdicción de los Territorios Nacionales
hacía de sus habitantes sujetos con derechos políticos restringidos a la esfera municipal
de la corporación de Comodoro Rivadavia, sin embargo si prestamos atención a la
residencia o domiciliación de los habitantes de la zona, las mencionadas restricciones
no eran tales si se las compara con el reconocimiento de otra serie de derechos como los
sociales. Así, como ha sugerido Robert Castel en la medida que se adscribiera a una
jurisdicción territorial precisa (comunitaria), extranjeros y mujeres (en el ejido de
Comodoro Rivadavia) o bien los trabajadores de la petrolera estatal gozaban de
beneficios en razón de que los mismos eran concebidos como un conjunto de
desafiliados a quienes era posible por el área marginal en que se encontraban ser
inscriptos en el corazón de la Nación141
. Aún cuando la zona en estudio fue tardíamente
ocupada fueron precisamente esas particularidades las que resultaron definitorias a la
hora de asociarse. Dado que la sociabilidad jugó un papel clave en ese proceso, se hace
necesaria la elaboración de una tipología de las prácticas asociativas, tema que abordaré
en el próximo capítulo.
141
Robert Castel, Ob.Cit, 2006, pp.50-59.
65
Capítulo 2
Tiempo de asociación
“Estas manifestaciones concretas que dicen claramente el
estado jovial de ánimo de nuestra población (inclusión hecha de los yacimientos
petrolíferos) a pesar de las razones de medio ambiente que existen en contra.
Efectivamente, la gente quiere divertirse. Todo no puede ser, entregarse al rudo trabajo
y ascético aislamiento(…)La hora del definitivo dedicamento a derribar los muros que
mantienen aislado a nuestro mundo social se aproxima y mil formas serán ensayadas
para conseguirlo, entre ellas podemos señalar los deseos de fundación de centros de
índole recreativa, primera etapa, benigno pretexto para dulcificar el medio social,
merecen que el éxito los corone y así será sin duda porque ellos constituyen más que un
deseo personal, una iniciativa de núcleo, una evidente necesidad social”.
Diario El Chubut, 18/6/1922, pág. 1
El estudio de las sociabilidades contemporáneas requiere de la elaboración de
tipologías ya que los especialistas en la temática consideran fundamental el hecho de
cartografiar las prácticas para poder evaluar el fenómeno. Son escasos los esfuerzos
realizados en esa línea con excepción del panorama general elaborado por un conjunto
de especialistas el que intenta dar cuenta del devenir del asociacionismo en la Argentina
en los siglos XIX y XX. En este sentido solamente contamos con las tipologías
elaboradas por Pilar González Bernaldo y Luis Alberto Romero sobre Buenos Aires.
Nada similar se ha intentado para los Territorios Nacionales, la Patagonia o más
específicamente la zona litoral del Golfo San Jorge. En este último caso, los estudios de
caso dominan el panorama de tímidos esfuerzos por dar cuenta del asociacionismo,
siendo las del mutualismo étnico las más estudiadas. La conformación de federaciones
obreras y sindicatos, con preferencia aquellos vinculados a la actividad petrolera han
atraído mayoritariamente la atención de los especialistas locales. Menor atractivo han
ejercido las asociaciones de base, aunque algunos trabajos se interesaron por la
formación de clubes deportivos pero cuestiones como el cooperativismo, las ligas
patronales, las sociedades políticas y las culturales han permanecido prácticamente
inexploradas, mientras que las asociaciones conformadas por mujeres fueron objeto de
estudio de las académicas en los años más recientes.
66
Creo fundamental la elaboración de una visión de conjunto sobre el devenir del
asociacionismo en la zona ya que me permitirá aproximarme a la civilidad y asociación
en una perspectiva que no ha sido desarrollada hasta el momento para el caso
patagónico o más ampliamente para el conjunto de los territorios nacionales, siendo ésta
una cuestión que ha sido valorizada por la obra pionera de Maurice Agulhon.142
Por
ello he creído necesario adoptar una definición amplia de asociacionismo como la
planteada por Bobbio, Pasquino y Matteucci quienes proponen una clasificación de las
prácticas asociativas de acuerdo a las funciones principales que desempeñan o con el
interés predominante por el que surgen: asociaciones sindicales, asociaciones patronales
y las que se engloban dentro del asociacionismo voluntario (asociaciones culturales,
recreativas, religiosas, profesionales, económicas , políticas, comerciales , asociaciones
de socorros mutuos, cooperativas de productores y de consumidores, etc.),
caracterización que puede observarse en el anexo correspondiente. Sin embargo, no me
restringiré al empleo de la misma ya que he combinado la mencionada con otra
propuesta por Luis Alberto Romero para el caso de Buenos Aires, en la que
distinguiremos asociaciones de base (sociedades de fomento, bibliotecas populares,
cooperadoras escolares, clubes de fútbol, sociales y deportivos, asociaciones
parroquiales), asociaciones de afinidad (étnicas y mutuales), cooperativas y
corporaciones empresarias y finalmente, asociaciones culturales143
.
Creo pertinente proponer asimismo una periodización del fenómeno, por ello he
realizado un tratamiento conjunto del devenir asociativo desde el momento en que se
ocupó efectivamente la zona a partir de 1901 hasta 1914, fecha en que se realizó el
Segundo Censo Nacional. Un segundo período puede considerarse a partir de ese
momento hasta 1947, fecha del Tercer Censo Nacional. Por entonces la ciudad se había
convertido en Capital de la Zona Militar de Comodoro Rivadavia en 1944. Un tercer
período comienza en 1947 y finaliza en 1960, cuando se realiza un nuevo censo. Si
bien este último se realiza con posterioridad al período propuesto para esta
investigación, creo pertinente incorporarlo dado que permite proyectar las tendencias
asociativas en el mediano plazo. Ahora bien desde el momento en que se aprobó el
decreto de fundación de Comodoro Rivadavia y se produjo la instalación de la oficina
142
Maurice Agulhon, Pénitents et Francs-Macons de l´ancienne Provence, Essai sur la sociabilicé
meridionales, France, Fayard, 2da. Edición, 1984. 143
Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de Política, México, Siglo
XXI, 8ava. Edición, 1994, pág. 93. Luis Alberto Romero; “El Estado y las corporaciones, 1920-1976”, en
Ob. Cit., 2002, pág.99-207.
67
telegráfica en Caleta Olivia en 1901 hasta 1917 en que se tomó la decisión de dejar
fuera del ejido municipal de Comodoro Rivadavia a los campamentos dependientes de
la petrolera estatal, la zona fue afectada por un proceso de industrialización acelerado
que he considerado en el capítulo 1. A partir de entonces y hasta 1955, fecha en que se
produjo la disolución de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, el
asociacionismo siguió las particularidades de la ocupación del espacio, lo que se tradujo
en una serie de prácticas que diferenciaban el ejido municipal denominado el pueblo por
los contemporáneos de los yacimientos de la petrolera estatal, jurisdicción que era
conocida como la mina fiscal. En esta última he incluido a la mayoría de asociaciones
conformadas en Caleta Olivia ya que considero que las mismas se formaron al calor de
la expansión de las actividades de exploración y explotación del petróleo sobre la
Cuenca del Golfo.
La fragua de las sociabilidades
La forma en que comenzaron a tejerse los lazos sociales en el período
comprendido entre la fundación de Comodoro Rivadavia, la realización del primer
Censo Nacional y el comienzo del segundo gobierno municipal no ha recibido la
suficiente atención en los estudios locales, priorizándose las referencias acerca de las
actividades económicas y comerciales, las características del poblamiento y el
surgimiento de un incipiente infraestructura estatal. Las escasas menciones con que
contamos dan cuenta de un mundo que ha sido descripto como predominantemente
masculino144
. Cierto es que desde principios del siglo XX cuando comenzó a ocuparse
en forma efectiva la zona, en las proximidades de los galpones, comercios de ramos
generales y del improvisado puerto se habían instalado diversas fondas las que atraían a
un conjunto de habitantes que residían en el poblado estacionalmente: carreros,
comparsas de alambradores, poceros, albañiles y carpinteros. La creciente actividad
portuaria atraía tanto a sociedades comerciales como a un número cada vez más
importante de hombres solos que realizaban sus actividades cotidianas en las costas del
golfo, aunque las descripciones de Asencio Abeijón dan cuenta tanto de de la intensidad
de los intercambios comerciales diurnos como de las diversiones nocturnas: “La playa
es un hervidero de personas que van y vienen, ya a caballo, en carros o de a pie. (…) El
vapor ´Chubut´ se mece anclado a dos kilómetros de la playa mientras sus grandes
144
Francisco Pietrobelli, Ob. Cit, S/F; Daniel Marquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit., 1993, pp.28-30.
68
lanchas, remolcadas por la diminuta pero potente remolcadora, van y vienen de la
playa al buque conduciendo fardos de lana y cueros con destino a Buenos Aires. Cerca
suyo, está también el ´Presidente Roca´, procedente de Buenos Aires, con mercaderías
generales. Tragadas por las bodegas del Chubut, disminuyen las grandes estibas de
lana, traídas del interior por los carros, mientras que, vomitadas por las del Presidente
Roca, se van formando en el lugar estibas de carga general procedente de Buenos
Aires, que los mismos carros, distribuyen lentamente por el territorio. A pulso,
valiéndose de tablones a modo de planchada, los veteranos marinos, casi todos
españoles descargan pesados bultos, con el agua hasta las rodillas y entre gritos y
órdenes, bromas y reniegos de calibre grueso. (…) Y después, siempre en el mismo
tono; vienen las bromas que reflejan picardía y mencionan lugares nocturnos: garitos,
boliches, lupanares…”145
.
Las condiciones en que estos hombres desarrollaban sus tareas los exponían a toda
suerte de accidentes laborales, los que adquirieron mayor espectacularidad en la medida
en que tras el descubrimiento del petróleo en 1907 avanzaban las tareas de exploración
y explotación petrolera en el golfo. Hacia noviembre de 1909 al producirse la primera
explosión en un pozo de petróleo y dado que habían fracasado las gestiones para la
permanencia efectiva de un médico en la zona, aparecieron tres mujeres del pueblo que
llegaron a prestar ayuda, en palabras de Asencio Abeijón: “al verlas, hasta en los ojos
de pestañas quemadas de los desventurados heridos, se reflejó algo así como un brillo
de esperanza. Ellas tampoco sabían nada de medicina y carecían de los recursos casi
indispensables, pero las orientaba “el corazón de instinto maternal”146
. Si bien no es
posible saber los nombres de estas mujeres, el mencionado sostenía que a estas
abnegadas damas años más tarde las denominaban las de “la Cruz Roja”. La
descripción parece estar en consonancia con el estereotipo “Ángel del Hogar” estudiado
por Mary Nash quien ha sostenido que el argumento de los valores femeninos
derivados de su experiencia de prestaciones asistenciales y familiares terminó por
configurar una función pública da las mujeres de índole asistencial147
. Para el caso local,
tanto la presencia de “los ángeles del hogar” como de las prostitutas en el poblado
suponían tempranamente una amenaza para quienes debieron comenzar a delimitar el
145
Asencio Abeijón, El Vasco de la Carretilla y otros relatos. Apuntes de un carrero patagónico, Com.
Riv., Imprenta Andrade, 1986, pp.15-17. 146
Rosalinda Da Silva de Grau (Dirección), Libro de la Cruz Roja. 50 años, Com. Riv, Imprenta Gráfica
Andrade, 1995, pág. 57. 147
Mary Nash, “El aprendizaje del feminismo histórico en España”, Mujeres en red, 23/7/07.
69
espacio público de las redes intradomésticas ya que las mujeres parecen haber tenido un
protagonismo destacado en las décadas iniciales. Por ello hacia fines de la primera
década del siglo XX se hacía necesario entonces afirmar la consistencia de un mundo
propio de los hombres frente al espacio femenino.
La necesidad de delimitar los ámbitos propios de la domesticidad de los de la
esfera pública masculina, pueden ser documentados a través de la experiencia de Marta
Samonta y Sebastián Peral quienes habían llegado a la zona en 1902 acompañados de
una prole familiar ciertamente considerable148
. Procedían de la Provincia de Buenos
Aires, más específicamente de la localidad de Rauch, en donde Peral que era de origen
portugués, se había dedicado al comercio aparentemente con cierto éxito. El
enfrentamiento de este último con un caudillo radical influyó en la decisión de
trasladarse a la Patagonia, todo indica que a partir de esos momentos la familia inició
un proceso de descenso en la jerarquía social. El grupo familiar que arribó a la zona
estaba conformado por el matrimonio Peral, sus dos hijas Mariana y Paulina a las que se
sumaban tres que respondían al apellido Samonta, las que eran producto de una unión
anterior de Marta (Petrona, Victoria y Juana) probablemente ilegítima. Marta era
además descendiente de una mujer pampa y un español, situación que estaba en
consonancia con los hábitos que se consideraban característicos de las mujeres de las
sociedades nativas pos conquista de acuerdo a lo que ha mostrado para la campaña
pampeano-patagónica María Elba Argeri149
.
Desde su arribo a la Cuenca, tanto Marta como su hija Mariana oficiaron de
parteras de sus pares femeninas del poblado siendo Marta asimismo la encargada de la
atención de las enfermedades de sus vecinos de todas las edades. Las menciones de los
remedios utilizados para el tratamiento de todo tipo de dolencias pueden ser utilizadas
como indicios de que existía una cierta tolerancia hacia este sistema de curación
informal en estos espacios de ocupación tardía como han mostrado María Herminia y
María Silvia Di Liscia para el Territorio Nacional de La Pampa. Como ya he
mencionado, todas las gestiones realizadas para promover la radicación de un
148
Sigo aquí los planteos de Mary Ryan acerca de la importancia de documentar las múltiples vías por las
cuales al comienzo de la ocupación de la zona las mujeres fueron progresivamente excluidas de diferentes
ámbitos de actuación por los propios varones de su entorno familiar, los que se abocaron a una progresiva
delimitación de las esferas públicas y privadas. La cita de la obra de Ryan se encuentra en Nancy Fraser,
“Reconsiderando la esfera pública: una contribución a la crítica de la democracia realmente existente”,
Bs.As., Entrepasados, No. 7, 1994, pp.92-93. 149
María Elba Argeri, “Dueñas de su corazón mas no de su mano. Amor, matrimonio y orden social en
la campaña pampeano patagónica a fines del siglo XIX y principios del XX, Tandil, Anuario IEHS,
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, vol.16, 2001, pp. 245-259.
70
facultativo que lograra permanecer en la zona hasta aproximadamente 1907 habían
fracasado inclusive las llevadas adelante por su propio esposo y padre, por ello las
tareas asistenciales basadas en los saberes adquiridos informalmente por estas mujeres
eran altamente valorados por los residentes en el caserío y hasta la fecha son descriptas
por sus descendientes como una “tarea social”150
.
Aunque supuestamente el destino originario de la familia era la Colonia Sarmiento
en el interior del Territorio Nacional del Chubut, los Peral culminaron por instalarse en
el incipiente poblado en 1902, en donde Sebastián trabajó primero como peón para
Francisco Fernández (juez de paz) y luego como albañil hasta que finalmente abrió una
herrería. El modesto taller suele ser descripto como “el primer establecimiento
industrial” el que estaba dedicado a la producción de carros. En realidad, éste fue un
ámbito de trabajo en el que se urdieron los lazos germinales de la sociabilidad del
poblado. Las imágenes conservadas en anuarios conmemorativos acerca de la ciudad,
permiten observar la vida cotidiana de los trabajadores y la de los dueños del taller. Allí,
la división entre la producción y la vida cotidiana de la familia no se encontraban
claramente delimitadas ya que era habitual que las nietas del propietario posaran con los
obreros, algunos de cuyos miembros se habían incorporado al núcleo familiar como
esposos de alguna de las hijas del anteriormente mencionado 151
.
Peral había abierto el establecimiento en sociedad con uno de sus yernos, Enrique
Corcoy, con quien compartió las horas dedicadas a la producción como así también
ambos se contaron entre los fundadores del Partido del Pueblo, una de las primeras
sociedades políticas del poblado. Pero también por fuera de las horas de trabajo en
común, las imágenes dan cuenta que se divertían en ese mismo espacio y agregaría, se
apenaban colectivamente. Enrique Corcoy falleció a principios de 1912, víctima de una
intoxicación por consumir agua contaminada y como consecuencia de la ausencia de un
médico especialista. Es que como plantean María Herminia y Silvia Di Liscia el acceso
150
Elvira Córdoba, Raúl Figueroa y Stella Armesto, Crónicas del Centenario. Comodoro Rivadavia
1901-2001,Bs.As., Compañía Gráfica Balbi, 2001,pág. 40; Liliana Peralta y María Laura Morón, A mi
tierra…Un homenaje a los primeros pobladores. Comodoro Rivadavia, 1901-2001, Com.Riv, Imprenta
Gráfica Armando Andrade, 2001, pp. 51-54. María Herminia Di Liscia y María Silvia Di Liscia,
“Mujeres, Estado y salud: de la persecución a la integración”, en María Herminia B. Di Liscia y José
Maristany (Editores), Mujeres y Estado en la Argentina. Educación, salud y beneficencia, Bs.As.,
Editorial Biblos, 1997, pp. 87-122. 151
Juan Carlos López Badra, Sebastián Peral: Pionero (1ª. Parte), Colección Nuestra GenteNo.4
Com.Riv. Inha Satre Publicaciones, sin fecha, Juan Carlos López Badra, Sebastián Peral: Pionero (2ª.
Parte), Colección Nuestra GenteNo.5, Com.Riv. Inha Satre Publicaciones, sin fecha, Juan Carlos López
Badra, Sebastián Peral: testimonios de una vida, Colección Nuestra Gente No.7 Com.Riv. Inha Satre
Publicaciones, sin fecha, Juan Carlos López Badra, Doña Marta Samonta de Peral. Una Mujer olvidada,
Colección Nuestra GenteNo.4 Com.Riv. Inha Satre Publicaciones, sin fecha.
71
a los niveles formales de la profesión médica en los Territorios Nacionales eran el
último escalón al que accedían los sectores populares en la atención de las
enfermedades152
. La muerte de Enrique Corcoy dejó a Mariana Peral a cargo del
sostenimiento de 7 hijos, el último de los cuales (el único varón) nació a los veinte días
de haber enviudado. Los recuerdos familiares insisten en afirmar que Mariana crió a sus
hijos mientras “lavaba ropa para ganarse la vida. Tenía gallinas, chivas y chanchos,
que le permitían alimentar bien a su familia”. No era la única viuda de la familia.
Petrona Samonta, otra de las hijas de Marta, había contraído primeras nupcias con
Lucas Tobar con quien tuvo varios hijos, las cifras son lo suficientemente imprecisas ya
que varían de 3 a 12 hijos de acuerdo al familiar entrevistado. Tras 8 años de haber
enviudado, volvió a casarse esta vez con Thome Eusebio en 1926, quien era padrino de
su hijo Sebastián. De origen portugués, Eusebio había llegado a la cuenca en 1906,
empleándose como carpintero en la herrería del padrastro de Petrona donde
probablemente se conocieron. Durante los años que permaneció viuda, Petrona había
colaborado con su madre Marta en el lavado de ropa para la Sociedad Salesiana que
administraba el Colegio Miguel Rúa, el que se había instalado en la localidad en 1913.
La institución funcionaba como un internado y como escuela, aunque recibía solamente
a pupilos varones. Estas labores parecen haber sido la fuente de ingresos que le permitió
a Petrona el sostener a su familia hasta su casamiento con Thome. Sus descendientes
insisten en que las tareas que compartían madre e hija “reflejaban su capacidad de dar
y brindarse a los demás”. Los recuerdos familiares subrayan el rol asistencial
desempeñado por estas mujeres, aunque no alcanzan para ocultar el hecho de que las
mismas eran lavanderas y que siguiendo aún una tendencia evidenciada en el Censo
Nacional de 1869 -el que no consideró los Territorios Nacionales ya que por entonces
no habían sido creados- al igual que en los principales centros urbanos la mencionada
“población mujeril adulta” eran sujetos permanentemente expuestos a la
incertidumbre según lo ha mostrado Mirta Lobato153
.
Las desgracias familiares impulsaron a Sebastián Peral a iniciar gestiones ante el
gobierno nacional para la definición del emplazamiento del cementerio que hasta el
momento se encontraba ubicado en la misma cuadra de su domicilio y del taller
familiar. También recolectó firmas para que se asentara definitivamente un médico en
152
María Herminia Di Liscia y María Silvia Di Liscia, Ob. Cit, pág. 100. 153
Mirta Zaida Lobato, Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960), Bs.As., Edhasa, 2007,
pp.37-45.
72
la zona y hacia 1912 promovió en forma conjunta con Francisco Fernández (su ex
patrón y por entonces juez de paz a cargo de la intervención a la comuna), la instalación
de un Asilo-Hospital en Comodoro Rivadavia y otro en Sarmiento. La literatura local
asocia generalmente estas acciones con el ferviente catolicismo que profesaba Peral, yo
intento subrayar que si éste ejerció un liderazgo en ese sentido, el mismo debiera
interpretarse como resultado de las reiteradas tragedias familiares, las que lo habían
dejado al frente un elevado número de viudas y niños. Peral suele ser recordado como
el “primer portugués que llegó a la zona”, lo que lo convierte en un símbolo de su
grupo étnico de origen aunque no desarrollara gestión alguna en la conformación de
asociaciones voluntarias entre los inmigrantes de esa procedencia. A diferencia de él,
uno de sus yernos alcanzó un protagonismo más relevante al destacarse como
organizador eficaz de los socorros colectivos. En las décadas iniciales del poblado, José
Guerreiro quien estaba casado con Paulina Peral, frecuentemente acostumbraba a
amparar a quienes llegaban a la zona en el local de su panadería, esta asistencia
adquirió un mayor grado de formalidad a partir del momento en que promovió la
fundación de la Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de
Comodoro Rivadavia (1923), sociedad a la que lideró por más de treinta años154
.
Si bien los portugueses residentes en la zona tuvieron a un protagonismo
destacado en las primeras décadas de existencia del poblado, fueron un conjunto de 128
españoles los que se reunieron el 11 de setiembre de 1910 para constituir la Sociedad
Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. Creo importante señalar que
entre los socios fundadores de la entidad étnica figuraban un buen número de residentes
en Comodoro Rivadavia como de estancias ubicadas en sus proximidades tanto en el
norte del Territorio de Santa Cruz como el sur del de Chubut. Quienes participaron de
estas primeras reuniones acordaron el nombramiento de quienes serían los encargados
de llevar las tareas necesarias para concretar la constitución de la asociación. Los socios
fundadores además aceptaron el reglamento de la Sociedad Española de Río
Gallegos155
. Es probable que esta decisión se relacionara con la figura de quien fue
elegido como primer presidente ya que Toribio Larrea había arribado a la localidad
procedente de esa región. El mencionado era ingeniero en minas, había vivido en Río
154
Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit, 1993, Marcelo Borges, Ob. Cit, 1997; José Manoel
Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones a partir de los
españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006, pp. 17-41. 155
Nancy, Sáez, Mariana García y Norma Escalante; Asociación Española de Socorros Mutuos. 90 Años.
Comodoro Rivadavia 1910-2000; Com. Riv. ; Imprenta Gráfica, 2000, pág.17.
73
Gallegos, realizado exploraciones en la zona sur de la Argentina contratado por un
consorcio minero y en 1907, había llegado a la localidad al ser nombrado gerente de la
Sucursal de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, cuya
filial había abierto recientemente en el poblado. Muchos de los integrantes de la nómina
de socios fundadores de la entidad étnica figuraban entre el personal de la mencionada
compañía156
.
Los objetivos fundamentales por los que se había creado la asociación eran en
primer lugar crear un fondo común destinado a socorrer a los socios en ella inscriptos,
en los casos de enfermedad y sus consecuencias. En segundo orden la tendencia a todo
bien común que no se opusiera a su base fundamental: el socorro mutuo157
. En este
sentido la sociedad se conformaba para brindar asistencia médica en caso de
enfermedad, pagaba una pensión y en caso de defunción del asociado se hacía cargo del
servicio funerario y sepultura. La jurisdicción en la que tenían cobertura los asociados
coincidía con la del área urbana de Comodoro Rivadavia, aunque se hacía expresa
mención a que en caso de que los socios residieran fuera del mismo debían designar
“casas” en la misma. Dos cuestiones eran consideradas especialmente: quienes hubieren
sido socios efectivos durante cinco años consecutivos y carecieran de todo recurso, en
caso de que fuere declarado crónico incurable e imposibilitado para el trabajo por el
médico de la Asociación, tendrían derecho a optar por un subsidio único de $120 en
lugar de la pensión de $15 mensuales. Por otra parte, la asociación establecía un socorro
a las familias de socios fallecidos, el que se financiaba con las cuotas semestrales
extraordinarias con el que se formaba un fondo de reserva destinado exclusivamente a
socorrer a las familias de los socios que fallecieran después de 8 meses de cobrada la
cuota. En este sentido las familias tendrían derecho a ser socorridas por una sola vez con
una suma determinada por la comisión directiva, y, expresamente se declaraba que sólo
tendrían derecho a él las esposas en estado de pobreza constatada que tuvieran hijos
menores de 12 años de edad158
.
El acta de fundación de la Asociación Española se firmó en setiembre de 1910
aunque solo cuatro años más tarde, el 26 de febrero de 1914 el Vicepresidente de la
Nación consideró que la asociación reunía las condiciones establecidas por el Código
Civil para otorgarle la personería jurídica. Con anterioridad en la Asamblea General
156
Ibídem. 157
AESMCR, Libro de Actas, Tomo 1, Acta No. 4, Asamblea General, 28 de enero de 1911, folio 5. 158
Ibídem.
74
realizada en 1911 se habían fijados los criterios de “moralización” que promovería la
sociedad, en los que expresamente se declaraba que serían excluídos de los socorros
prestados por la entidad étnica “los enfermos por abuso de alcoholes, riñas o desafíos o
males venéreos”159
. Es probable asimismo que el reconocimiento por parte del Estado
Nacional como asociación voluntaria avanzara de la mano de las preocupaciones de
quienes integraban por aquellos años el Concejo Municipal (un buen número de
españoles), el que tras su normalización estableció tempranamente los criterios de
funcionamiento de actividades recreativas y normas tendientes al control de la
sociabilidad160
. La consulta de las Actas del Concejo permiten delinear el tipo de
espectáculos que se desarrollaban en el ejido municipal el que por aquellos años incluía
también los campamentos de las compañías petrolíferas: teatro, circo, conciertos o
espectáculos y cine, bailes en casa de tolerancia y baile de disfraz. Destaco del conjunto
la preocupación recurrente por establecer las normas tendientes para el funcionamiento
de las casas de tolerancia muchas de las cuales parecen haber estado regenteadas por
mujeres. Quienes estuvieron al frente del gobierno municipal durante el período 1914-
1937 oscilaron permanentemente entre el abolicionismo y el reglamentarismo161
. En un
poblado en que la tasa de masculinidad era muy elevada, los concejales se interesaron
por estimular la moralización de sus habitantes y dar apoyo a aquellas prácticas
recreativas, sociales o mutuales que consiguieran un grado de formalización de sus
actividades al constituir sus comisiones directivas162
.
Las actividades deportivas habían comenzado a desarrollarse tempranamente a
pesar de la dureza de las condiciones climáticas. Si bien a principios de siglo la práctica
deportiva se reducía a la de pelota paleta, algo de lucha grecorromana y box, el fútbol
comenzó a practicarse cada vez más asiduamente hacia 1912163
. Aunque resulta
dificultoso elaborar una nómina de las sociedades recreativas existentes en esta etapa,
sabemos que apenas unos años más tarde un grupo de obreros y empleados de la
entonces Explotación Nacional del Petróleo de Comodoro Rivadavia conformaron el
159
Ibídem. 160
ACMCR, Acta No. 6, Folio 4-5, 28/7/14. 161
Patricia Fuentes, “Trabajo, género y salud en Comodoro Rivadavia. Un estudio a través de las
reglamentaciones sobre casas de tolerancia (1914-1937)” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel
Carrizo (Comps), Ob. Cit, 2007, pp. 149-168. 162
ACMCR, Acta No. 10, 14/8/14, folio 9-11. 163
Salvador Paz Núñez, Album Histórico de los Deportes de Comodoro Rivadavia, Com. Riv.1948.
Véase también, Gabriel Carrizo, “Deporte, género y fotografía. Una aproximación al estudio del fútbol
en Comodoro Rivadavia, a través del análisis de un Album Histórico de los Deportes” en Jornadas de
Fotografía, Memoria y Género, Universidad de Buenos Aires, IIEGE, Noviembre 2003, Ponencia.
75
Club Atlético Recreativo de Km.3 para enfrentar al conjunto Juventud Unida de
Comodoro Rivadavia, en realidad un Orfeón constituído para fomentar la recaudación
fondos y promover las actividades recreativas entre los jóvenes que integraban la
Asociación Española local. La mencionada entidad festejaba desde el momento en que
había inaugurado su sede social en 1914, el 2 de mayo, las romerías durante el mes de
setiembre y los “juegos florales” en octubre. Por aquellos años llegó a la zona Jaime
Florit, propietario de una compañía de zarzuelas, el que ofreció donar el producto de sus
actividades a una sociedad de beneficencia en formación, la que no llegaría a
constituirse. A este conjunto se sumó el arribo de la Sociedad Salesiana en 1913, que
como ya he señalado abrió un Colegio destinado a la población masculina de entre siete
y catorce años a la que también ofrecía asilo en carácter de pupilos. El comienzo de las
actividades educativas de los salesianos fue acompañado por la celebración de las
primeras misas y el dictado del catecismo, aunque las mismas parecen no haber
generado mayor interés en el resto de los habitantes del poblado164
. Por entonces los
alumnos del pequeño establecimiento salesiano se hacían visibles en ocasiones como las
fiestas patrias en las que compartían la procesión cívica con la población infantil que
asistía a la escuela pública inaugurada en 1905. Los festejos patrios reunían también a
los miembros del personal superior de la empresa como de la elite en formación de
Comodoro Rivadavia los que se formalizaron sumándose al entramado asociativo
cuando crearon el Club Social en 1915 el que se encontraba localizado en la
jurisdicción del yacimiento dependiente de la petrolera estatal.
Casi paralelamente habían comenzado a organizarse las primeras sociedades
políticas en la medida que la población residente alcanzó el número establecido por la
legislación vigente en torno a la organización política de los municipios en los
Territorios Nacionales. Así, hacia 1911 se conformaron el Partido del Pueblo y la
Unión Vecinal. En aquella oportunidad el padrón estaba conformado por unas 457
personas, de las cuales los españoles eran un 39%, los argentinos el 21%, los
portugueses el 13% y un mismo porcentaje reunía a los habitantes de origen italiano,
chileno y alemán. En cuanto a las Sociedades Patronales, Belarmino Menéndez, quien
había ocupado el cargo de vicepresidente en la primera comisión directiva de la
Asociación Española presidía asimismo la Sociedad Rural hacia 1914. La información
164
Gabriel Carrizo, “Hombres, soldados y mecánicos de la Patria. La construcción de una identidad
masculina en el Colegio Salesiano Deán Funes”, en Edda Crespo y Myriam González (Editoras), Ob. Cit,
2010, pp.177-189.
76
que ha sobrevivido es excesivamente fragmentaria, las escasas menciones al respecto
dan cuenta de que su existencia fue francamente efímera ya que quienes la integraban
eran un grupo de vecinos ligados a la campaña, aunque la mayoría de ellos lo era por
vínculos comerciales y de negocios165
. El desarrollo de un incipiente mercado de
consumidores había generado la atención de los integrantes del Directorio de la
Compañía Mercantil del Chubut, una cooperativa creada por los galeses a fines del
siglo XIX, la que instaló una Sucursal en 1906 aunque la misma cerró sus puertas en
1929. William Hughes integrante del Directorio de la mencionada señalaba: “La
situación geográfica de la colonia en desventaja para competir en los mercados del
mundo. No existe para sus productos mercado más cercano que Buenos Aires y allí no
se lo compra no siendo de exportación El mercado local es limitado e inseguro debido
a la escasez de consumidores, excepción hecha de una demanda escasa desde el campo
petrolífero de Comodoro Rivadavia. (…)En la actualidad es heterogénea la población
del Chubut. Los elementos más fuertes, a más del galés, son los argentinos, españoles e
italianos. Esas razas son gente muy sociable. Poseen clubes sociales, sociedades de
socorros mutuos y sus teatros. Frecuentan los cafés, no tanto para beber, sino para
conversar166
”.
Es probable que las reflexiones de Hughes se basaran en la observación del
personal que la cooperativa empleaba que era mayoritariamente de origen español,
puede asimismo que el mencionado estuviera preocupado porque respondían a aquel
origen quienes participaron en la creación de los primeros diarios. La primera
publicación que circuló en la localidad apareció en 1911 por iniciativa del Director de la
Escuela Nacional existente en el poblado, la misma se denominaba “El Infantil”
aparecía quincenalmente e incluía informaciones de interés general y sociales. El 15 de
enero de 1913 se produjo la aparición de otro periódico de frecuencia quincenal llamado
“La República”, el secretario general era J. Bilbao y el mismo se encontraba
identificado con la mayoría de la población de origen hispano ya que entre sus cronistas
figuraba José Isacc, presidente de la Asociación Española y entre sus tipógrafos un
jovencísimo Cipriano Alonso, quien a futuro ejercería el cargo de Presidente de la
AESMCR en la etapa en que se inauguró el sanatorio social (1954-1960)167
165
Soil Brohman, Ob. Cit, pág. 205. 166
William Hughes, A orillas del Río Chubut en la Patagonia, Rawson, Editorial El Regional, 1993; pp.
95-115. La edición original data de 1924. 167
Soil Brohman, Ob. Cit, 1951, pp.93.
77
Los españoles fueron mayoritarios en número entre los organizadores e integrantes
de la Federación Obrera Petrolífera, la que surgió tiempo después en el contexto de
las huelgas que comenzaron en setiembre de 1917 y perduraron hasta fines de ese año.
Durante aquellos años, los españoles eran el grupo más importante de trabajadores
(23,1%) de la Dirección General de la Explotación del Petróleo de Comodoro
Rivadavia, de modo que los mismos desempeñaron un rol más que protagónico en los
conflictos que la petrolera estatal tuvo con sus trabajadores en sus inicios, los que
culminaron con la decisión por parte de la dirigencia de la Compañía de establecer un
férreo control de la espacios de producción y reproducción de su personal. La
militarización y la argentinización del personal fueron la nota dominante de ese
proceso. Creo importante señalar que al comienzo del conflicto en setiembre de 1917,
los integrantes de la Comisión Directiva de la Asociación Española debieron considerar
la solicitud verbal realizada por un conjunto de obreros de la Explotación del Petróleo
los que proponían realizar sus asambleas en el salón social de la mencionada. Tras un
intenso debate, los integrantes de la comisión directiva de la entidad étnica: “Habiendo
resuelto la situación de los solicitantes de la Justicia de sus pretensiones hacia la
empresa mencionada, y que entre estos hay gran número de españoles, muchos de ellos
socios de esta institución, concederles gratuitamente el salón para sus asambleas
siempre que tengan el permiso de las autoridades competentes, debiendo conducirse
dentro del mayor orden y respeto hacia la asociación y autoridades locales.
Considerando esta concesión como un socorro moral a los mencionados españoles y
asociados, lo cual encuandra con los fines perseguidos por esta asociación168
.
Como ha señalado Geoff Eley el surgimiento de la esfera pública presuponía una
larga acumulación de cambio sociocultural ya que estaba ligada al crecimiento de la
cultura urbana provincial que era el novedoso escenario para una esfera pública
organizada localmente, también a una nueva infraestructura de comunicación social que
incluía la prensa y otros medios literarios, el crecimiento de un público lector,
transportes perfeccionados y centros de sociabilidad como cafés, tabernas y clubes y el
objeto de este estudio: a un nuevo universo de asociación voluntaria169
. En nuestro caso
168
AESMCR, Acta No. 102, 30/9/17, Folio 126-127. 169
Geoff Eley, “Edward Thompson, Historia Social y Cultura Política: la formación de la “esfera pública”
de la clase obrera, 1780-1850”, Bs. As., Entrepasados, No. 6, fines de 1994, pp.116-117. Ese
surgimiento estuvo asimismo enmarcado para el caso británico en el requerimiento de una transformación
de relaciones de autoridad. Eley subraya el paso entre una estructura previa de paternalismo oligárquico
en decadencia para ser reemplazada por una política cultural parlamentaria organizada alrededor de un
nuevo grupo de relaciones entre el gobierno central y el local y el poder social de la clase dominante.
78
la emergencia de esa esfera pública coincidió con la finalización del orden conservador
y la llegada del radicalismo al control del estado nacional. En este sentido y de acuerdo
con Eley la consolidación de un entramado asociativo fue fundamental dada la
debilidad del estado central, lo que permitió el desarrollo de una serie de modalidades y
tendencias que voy a examinar con más detalle a continuación. Hacia 1914 y como
puede observarse en el Anexo 1 ya es posible distinguir al menos dos tipos de
asociaciones de acuerdo a la propuesta de Bobbio, Matteucci y Pascquino: las
patronales (1) y las asociaciones voluntarias aunque no es posible aún diferenciar su
tratamiento de acuerdo a los lazos tejidos en relación a la domiciliación variable de
quienes lo hacían en el ejido municipal o en los Yacimientos dependientes de la
petrolera estatal conocida por los contemporáneos como “la mina fiscal”, los que
abordaré a continuación en forma independiente.
Una tipología del asociacionismo para Comodoro Rivadavia
Durante el transcurso del siglo XX la prensa local editó una serie de anuarios
conmemorativos ofreciendo el denominado Cincuentenario de Comodoro Rivadavia
(1951) una cuidadosa exaltación de las actividades de las asociaciones existentes en la
ciudad capital de la Gobernación Militar. Desde las primeras décadas del siglo
anteriormente mencionado el incremento de la población había ido estimulando la
aparición de un número periódicos, algunos de ellos vinculados al universo del
asociacionismo voluntario en particular al mutualismo étnico español y el
cooperativismo. Dado que estamos prácticamente ante una temática escasamente tratada
por parte de los especialistas locales, me limitaré a sugerir que el mismo siguió en
términos generales la caracterización realizada por Leticia Prislei para el caso de la
prensa norpatagónica170
. En la obra mencionada, varios capítulos fueron dedicados
exclusivamente a la sociabilidad adquiriendo particular relevancia los dedicados a las
Todo esto estaba en constitución en la zona en estudio y si bien es escasa la literatura dedicada al tema,
puedo afirmar basándome en estudios anteriores que la fragua de las sociabilidades estuvo estrechamente
asociada a la esfera pública obrera y el surgimiento de las mentalidades populares de subordinación según
la expresión de E.P.Thompson. que he estudiado en trabajos previos, véase: Edda Crespo, Ob. Cit, 2002,
pp. 101-113 y Edda Crespo, “El fantasma de Rodó. Ariel, públicos lectores y nacionalismo petrolero en
Comodoro Rivadavia” en Enrique Masés y Lisandro Gallucci, Ob. Cit, 2007, pp.221-239. 170
Solange Sixto, “Caprichos e inquietudes comarcanas: publicaciones periódicas, consumo y ciudadanía
en los Territorios Nacionales. Comodoro Rivadavia, 1927” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel
Carrizo (Comps.), Ob.Cit., 2007, pp.45-66; Mario Rodríguez, “La prensa escrita y la construcción de un
imaginario regional y nacional en la Patagonia Austral durante las primeras décadas del siglo XX: el caso
de la Revista Argentina Austral, en Graciela Iuorno y Edda Crespo, (Coords.), Ob. Cit, 2008, pp. 215-
232; Leticia Prislei (Directora), Pasiones Sureñas. Prensa, cultura y política en la Frontera
Norpatagónica (1884-1946), Bs.As., Entrepasados/ Prometeo Libros, 2001.
79
Sociedades, clubes e instituciones privadas (Cap. XVIII), El Cooperativismo en
Comodoro Rivadavia (Cap. XXII), Actividad Deportiva (Cap. XXVI) y Vida Social en
Comodoro Rivadavia (Cap. XXVII). Otras asociaciones fueron mencionadas en otros
apartados siendo las Bibliotecas Nicolás Avellaneda, la Biblioteca Popular General
Mosconi y la Asociación del Magisterio de Comodoro Rivadavia mencionadas en el
capítulo denominado Panorama de la cultura. La Cámara Gremial de Aseguradores
fue incorporada al capítulo dedicado a la Economía y Finanzas, la Cámara de Comercio
en el de Industria y Comercio, la Sociedad Rural en el de Ganadería y Agricultura. Los
redactores del Cincuentenario otorgaban centralidad al asociacionismo voluntario,
hacían escasa mención de las asociaciones patronales y prácticamente no daban cuenta
del devenir de las asociaciones sindicales171
.
De acuerdo a la categorización de Bobbio, Matteucci y Pasquino que he empleado
y que puede observarse en el anexo correspondiente (Anexos 2 y 3) el panorama de las
modalidades y tendencias del asociacionismo es bastante diferente, tanto más si a estas
particularidades sumamos las categorías propuestas por Luis Alberto Romero. Así,
durante el período 1914-1947 habían surgido un importante número de asociaciones de
afinidad. En la segunda década del siglo el panorama del mutualismo étnico se había
vuelto más heterogéneo ya que a la Sociedad Española de Socorros Mutuos se habían
sumado la Sociedad Polaca, la Unión Germánica y la Sociedad Italiana de Socorros
Mutuos, la Sociedad Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de Comodoro
Rivadavia, el Centro Gallego de Comodoro Rivadavia y la Sociedad Euskalechea. En
los treinta existían también el Club de Checoeslovacos y el Club Instructivo Búlgaro
Macedónico, una década más tarde se incorporaron la Asociación Helénica, la Sociedad
Chilena de Socorros Mutuos, la Sociedad Croata de Socorros Mutuos y siguiendo
criterios de pertenencia regional había surgido el Centro Catamarqueño Mutual y
Cultural. Los conflictos europeos habían dejado su huella a nivel local, ya que se
conformaron la Sociedad Democrática Italiana, los Amigos de la República Española, la
Confederación Democrática Argentina de Ayuda a los Pueblos Libres, el Subcomité
Proayuda a Italia y el Subcomite Ukraniano Bielorruso de Ayuda a su Pueblo, también
se había conformado la Liga de los Derechos del Hombre. Si bien resulta dificultoso
dar cuenta de la permanencia de estas asociaciones ad hoc en el tiempo, en el período
comprendido entre 1947-1960 existía aún la Comisión del Hogar de la Defensa Croata.
171
Soil Brohman, Ob. Cit, 1951.
80
A este entramado se incorporarían en 1953 el Centro Asturiano, el Centro Andaluz
(1960) y la Sociedad Mutualista Chilena M. Rodríguez. Si bien la mayoría de estas
asociaciones de afinidad desarrollaban un importante número de actividades recreativas
que les permitían subrayar las diferencias étnicas como constituir el patrimonio social
de las mismas, creo importante destacar que la persecución del bien común se orientaba
fundamentalmente en la tradición inaugurada por la Asociación Española en 1910. Los
editores del Cincuentenario confirmaban el lugar fundacional que la entidad había
ocupada a principios de la ocupación de la zona: “Su primer iniciativa fue la del
Socorro Mutuo y pese a las dificultades serias que se presentaron en aquellos días, no
escatimaron esfuerzos los directivos para seguir firmes adelante, luchado contra todos
los obstáculos que se presentaban en el camino”172
.
Sin embargo, como he mostrado en el capítulo 1, las asociaciones étnicas fueron
marginando a las mujeres en sus propios ámbitos de decisión, lo que derivó en el
acercamiento de muchas de ellas, en especial las de origen hispano, surgiendo prácticas
asociativas entre las que sobresalieron las que orientaron fundamentalmente sus fines a
la beneficencia, aunque no solamente. Así en 1924, el Comité Billiken –Ministro Le
Bretón promovía las actividades culturales, deportivas y benéficas entre sus pequeños
asociados, adquiriendo gran centralidad en la organización de las fiestas patrias del
período. Disuelto en 1929, donó los fondos sociales reunidos a la Casa del Niño,
institución creada por la Sociedad de Damas de Beneficencia de la localidad. Entre sus
integrantes se contaban muchas integrantes del Centro de Cultura Femenino (1927) que
se había organizado para reclamar el voto femenino a nivel municipal. En este período
había surgido también la Asociación de Damas Cristianas del Chubut, la que promovía
la creación de un templo y escuela para las integrantes de la iglesia reformada. Las
mujeres encontraron espacios de actuación en la Comisión de Honor del Centro
Recreativo Astral, conformaron la Junta de la Victoria y hacia 1937 surgió la
Asociación Ropero Infantil. La aparición y consolidación de actividades de estos grupos
se desarrolló paralelamente a la conformación de dos asociaciones femeninas que
combinaron su adhesión al patriotismo y el naciente peronismo luego de 1946: la
Asociación Patriótica Femenina Juan Domingo Perón y la Asociación Argentina
Femenina Juan Domingo Perón.
172
Ibídem., pág. 179.
81
Desde la segunda década del siglo XX el asociacionismo femenino y activismo
católico habían avanzado siguiendo modalidades similares a las estudiadas en otras
ciudades de la Argentina173
. Sin embargo, en los cuarenta y cincuenta convocó una
creciente población femenina, surgiendo comisiones de Damas y Caballeros dedicadas a
la Construcción de Templos. Se organizaron además la Unión Madres de María
Auxiliadora, Liga de Padres de Familia de Comodoro Rivadavia, el Oratorio Domingo
Savio, Asociación Parroquial de Empleados Católicos, Centro de Empleados Católicos.
Acción Católica de la Parroquia San Pedro Damián, Comisión Pro culto Barrio Oeste y
la Comisión Damas Pro Catedral, tras el ascenso a sede del Obispado de la ciudad en los
cincuenta. En términos generales a pesar de que las asociaciones de afinidad
marginaron a las mujeres del control de las mencionadas, eso no significó que a partir
de los treinta comenzaran a organizarse comisiones o subcomisiones de damas, las que
alcanzaron un amplio desarrollo dentro de las denominadas ad hoc. En muchos casos, el
carácter asistencial de sus actividades tuvo continuidad en la integración de otras
subcomisiones de damas como la que existía hacia 1960 en la Asociación Española, la
que proveía de sábanas y otros enseres al sanatorio de la misma, también se había
conformado una comisión de damas también con carácter de cooperadora denominada
Pro Hospital Regional. Las mujeres también tuvieron un protagonismo destacado al
integrar comisiones que promovían la ampliación de edificios escolares o la instalación
de las Hermanas de María Auxiliadora en la localidad. En la década del treinta se
organizaron las Exalumnas de María Auxiliadora, las que se encontraban entre las más
activas en la organización de reuniones, seguidas por otras comisiones de exalumnos de
diversas escuelas públicas.
Este universo puede ser contrastado con las modalidades de Organizaciones de
Base predominantemente masculinas. Aparentemente la práctica del fútbol con un
mayor grado de formalidad, comenzó en el poblado hacia 1916 cuando un grupo de
obreros y empleados de la entonces Explotación Nacional del Petróleo de Comodoro
Rivadavia enfrentaron al conjunto Juventud Unida de Comodoro Rivadavia. En 1919
se formó el Club Atlético Independiente, el que en 1921 cambió su denominación por la
173
Luis Alberto Romero, Ob. Cit., pp. 230-234; Acha, Omar, “Catolicismo social y feminidad en la
década de 1930: de damas a mujeres, en Omar Acha y Paula Halperin (Comps.), Ob. Cit., 2000, pp.197-
227; Omar Acha, “Dos estrategias de domesticación de la mujer joven trabajadora: la Casa y el Hogar de
la Empleada” en Barry, Carolina, Ramaciotti, Karina y Valobra, Adriana (Editoras), La Fundación Eva
Perón y las mujeres: entre la inclusión y la provocación, Bs.As., Biblos, 2008, pp.151-178.
82
de Gimnasia y Esgrima. Antiguos jugadores de Alumni integraron en 1922 el Club
Deportivo Rivadavia, el que tras su unión con Empleados del Correo se convirtió en el
Club Nacional en 1924. Este club pasará a denominarse Jorge Newbery en los treinta.
En 1927 se formó el club opositor por excelencia: Huracán. Hacia 1932, se ha
conformado la Asociación de Football de Comodoro Rivadavia (años más tarde se
trasnformará en la Liga local), cuentan con equipos Correos y Telégrafos, Zapadores
Pontoneros y el Club Deportivo Ferrocarriles del Estado, hacia 1942 se ha sumado a la
nómina el Club de Empleados Públicos y la expansión no se detiene ya que en los
cincuenta figuran en la prensa relevada: Club Sportivo Francia, Sportlandia, Club Golfo
San Jorge, Club Colegial, Club Social y Deportivo Municipal, Club Deportivo El
Ciclón, Club Sportivo Coliseo. De existencia más bien efímera resultaron el Club
Justicialista y el Club del Personal de Gobernación Militar, el Club Hogar Escuela y
el Club de Niños del Colegio Nacional.
El desarrollo de otras actividades deportivas estimularon la formación de nuevas
asociaciones como el Club de Náutica y Pesca Comandante Espora y el Club de
Planeadores, la Asociación de Referees, el Club de Pelota, la Federación de Basket,
el Tiro de Guerra, el Club Federal de Guerra y el Tiro Federal. Existió también el
Club del Ciclista de Comodoro Rivadavia, la Asociación de Deportes del Chubut, una
Comisión de Fomento Scout, la Asociación Argentina de Volantes y la Asociación de
Basket del Chubut, la Federación de Tenis de la Gobernación Militar, Federación de
Atletismo de la Gobernación Militar, Club Ciclista Pedal Comodorense. En la década
del sesenta se sumaban a este entramado el Club Enosis (vinculado al personal de la
Sociedad Anónima Importadora y Exportadora), el Club Ciclista Cruz del Sur, el Club
Deportivo los Andes y diversas agrupaciones que reproducían las denominaciones de
los clubes de Capital Federal: Boca Jrs. del Sur, Club Deportivo Wanderers,Club Social
y Deportivo All Boys.
Debo agregar a estas tendencias las vinculadas a las que Romero caracteriza como
Asociaciones Culturales: en los veinte destacaban el Cuadro Filodramático Enrique
Arellano, el Centro Recreativo Lo Rat Penat, el Orfeón Rivadavia. Durante la década
del treinta el Centro Recreativo Astral será una asociación que se destacará durante el
período por la centralidad que adquirirá en la organización de eventos culturales y
sociales contando además con Biblioteca. También en estos años se forman la
Asociación Artística Americana y la Agrupación Artística Nosotros. A comienzos de
los cuarenta surge el Centro Universitario Patagónico y en 1952 se han conformado la
83
Peña Tradicionalista Mburucuyá, la que realiza sus reuniones en el Club Social, el
Centro de Ex Alumnos de la Universidad de la Patagonia y el Centro Tradicionalista
Riojano “Joaquín V. González” al que se suma en 1960 la Asociación Arte y Cultura
Bautista Iturbide.
Entre las asociaciones de base se registra tempranamente la conformación de un
importante número de Bibliotecas: la primera de ellas, la denominada Biblioteca
Florentino Ameghino. Creada por Isidro Quiroga, director de la primera escuela pública
del poblado, la misma contaba asimismo una con subvención municipal desde las
primeras décadas del siglo pasado. En torno a las actividades de esta biblioteca,
Quiroga organizó la formación de grupos de boy scouts siendo por otra parte la sede de
la misma el lugar de reunión de los integrantes de la Liga Patriótica local. Hacia 1932
surgió la denominada Biblioteca Infantil, la que estaba ubicada en el predio del Parque
creado al efecto y también allí se reunían los boy scouts. Se sumarán a estas actividades
el Centro Cultural Astral, también existió una Comisión Protectora de Bibliotecas
Escolares y la Biblioteca del Consejo Nacional de Mujeres. Mención especial merecen
la constitución del Club Social en 1925 y el Rotary Club en 1938, ambas figuraban en el
Cincuentenario en el capítulo dedicado a las Sociedades, clubes e instituciones privadas
subrayándose especialmente el hecho de que eran instituciones argentinas para
distinguirlas de las del mutualismo étnico que fueron calificadas de extranjeras.
La nómina de Sociedades Políticas formadas entre 1914-1947 no era muy amplia:
la Unión Vecinal y el Partido del Pueblo se disputaron en varias oportunidades el
control del Concejo, a éstas se sumó la Liga Democrática del Sur y los
fraccionamientos de la Unión Vecinal que adoptaron la denominación Máximo Abásolo
y la Unión Popular. Casimiro Pella formó el Partido Pueblo Independiente el que
desarrollaba actividades vinculadas al Comité Radical Diego Luis Molinari. En los
treinta participaban en las elecciones municipales el Partido Comunista, el Socialista,
la Agrupación Comunal Independiente y el Comité Trabajo y Progreso. En esa misma
década la Unión Cívica Radical, el Centro Socialista y la Unión Popular conformaron
el Frente Popular el que participó en las jornadas electorales del período. Sin embargo,
hubo que esperar a las elecciones realizadas en noviembre de 1951 cuando se eligieron
por primera vez delegados territoriales para que el Partido Peronista y el Radical
presentaran candidatos propios. En este último caso el Dr. Pedro Ciarlotti, uno de los
líderes de la Unión Vecinal Máximo Abásolo y dos veces presidente del Concejo
Municipal en los treinta fue candidato del radicalismo, aunque no deja de llamar mi
84
atención su incorporación a estas filas puesto ya que durante el período 1916-1930
había sido uno de los más ardientes críticos del radicalismo. En 1960 la nómina de
sociedades políticas incluía a la Unión Civica Radical Intransigente de Comodoro
Rivadavia y se había formado el Partido Conservador Popular de la Patagonia. La
aparición y consolidación de actividades de los partidos parece desarrollarse
paralelamente a la conformación de dos asociaciones femeninas que combinan su
adhesión al patriotismo y al naciente peronismo hacia 1946: la Asociación Patriótica
Femenina Juan Domingo Perón (presidida por una Ex Presidenta de la Sociedad de
Damas de Beneficencia de la localidad) y la Asociación Argentina Femenina Juan
Domingo Perón. Ambas asociaciones desaparecerán una vez que se conforme el
Partido Peronista Femenino de Comodoro Rivadavia en 1949. El Partido Peronista
Femenino tendrá su sede central en Comodoro Rivadavia y filiales en el denominado
Barrio Gobernación, La Loma Primera Sección, Barrio Perón Segunda sección,
Pietrobelli, y Río Chico. Vinculado a estas prácticas surgirá el Club Hogar Escuela.
Quisiera señalar que durante el período en estudio como ya había mencionado al
abordar las asociaciones de base llama la atención el escaso desarrollo del fomentismo
barrial. A diferencia del peso que se registra en este tipo de asociaciones durante la
entreguerra, no podemos mencionar que haya sido una tendencia predominante en la
zona174
. Si bien se registra la formación de comisiones de vecinos (reunidos
generalmente en torno a la mención de alguna calle), la ausencia de conformación de
sociedades de fomento no deja de llamar la atención. La formación de la Asociación de
Propietarios de Bienes Raíces de Comodoro Rivadavia en 1929, puede considerarse
una excepción. Pero quienes la integran precisamente no son modestos vecinos, sino
que cuentan con una activa participación política, como Casimiro Pella, expresidente
del Concejo Municipal en 1927. Muy tardíamente surge la Unión Vecinal del Barrio
del Barrio Oeste (1947), que registra un activismo notable ya que cuenta con una
comisión de damas y se propone la creación de una cooperativa de consumo. Con
posterioridad se registra en la prensa local la conformación del Concejo Central de
Uniones Vecinales (1960).
En cuanto a las Entidades Patronales existentes en la zona durante el período:
mencionaré que se registra la existencia de la Sociedad Rural en 1915, la que ha
reorganizado sus actividades hacia 1937 comenzando con las gestiones tendientes a la
174
Luis Alberto Romero, Ob. Cit., pág.169; Luciano De Privitellio, Ob. Cit, 2003.
85
construcción de la sede social. Otras entidades Patronales existentes a principios de la
década del veinte son el Centro de Comerciantes y Hacendados de la Campaña, la
Liga de Defensa Comercial e Industrial, la Sociedad Unión Patronal de Hoteles
Confiterías y Bares. Los Hoteleros cumplirán un rol muy activo en la formación de la
Cámara de Comercio en 1946. En el período comprendido entre 1947-1960 la mayoría
de ellas desaparecerá continuando hasta el presente la Sociedad Rural, la Asociación de
Propietarios de Bienes Raíces y la Cámara de Comercio.
En cuanto a las asociaciones sindicales en 1917 se creó la Federación Obrera
Departamental, la que reunía entre sus miembros a los petroleros, estibadores,
panaderos, ferroviarios, troperos, gastronómicos, obreros y empleados del comercio del
pueblo los que organizaban la conmemoración del primero de mayo175
. A principios de
los veinte, la federación organizaba además de la manifestación por las calles del
pueblo, veladas cinematográficas y teatrales en los cines del mismo. En la década del
treinta su sumaron a este entramado el Comité Ayuda Obrera; la Unión General de
Obreros Petroleros; la Unión General de Obreros y una Comisión de Desocupados,
surgió asimismo la Asociación de Trabajadores del Estado. A comienzos de los
cuarenta se organizaron la Unión Obreros y Empleados del Estado y el Centro de
Protección de Chauffeurs. En las décadas posteriores la nómina se ha ampliado, así en
los cincuenta figuran la Delegación de Obreros y empleados telefónicos, Federación
Gráfica, Delegación Regional de la C.G.T. (encargada de organizar la elección de la
reina del trabajo), la Federación. Comodoro Rivadavia de ATE, la Agrupación del
Docente Argentino, el Sindicato de Obreros y Empleados Gastronómicos, el Sindicato
de Obreros y Empleados de Ferrocarriles, la Uocra, la Cámara Gremial de
Comercios, el Sindicato único de Obreros Portuarios, Agremiación del Docente de
C.R., y la Unión Ferroviaria y la Liga Argentina de Profesionales. Hacia 1960 el
entramado del asociacionismo sindical incluía al Sindicato del Personal Loffland
Brothers of Caracas, el Sindicato de correos, la Asociación de Magisterio de
Comodoro Rivadavia, la Unión Artistas de Variedades de Comodoro Rivadavia,
Sociedad Argentina de Locutores y la Asociación Viajantes de Comercio.
En cuanto a las Cooperativas debo subrayar la instalación pionera de la Sucursal
de la Compañía Mercantil del Chubut en 1906 la que cerró sus puertas en 1929. Con
posterioridad, el movimiento Cooperativo tendrá una asociación considerada modelo en
175
Ester Ceballos; “l primero de mayo en Comodoro Rivadavia durante el período 1901-1945”, en
Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo (Comps.), Ob. Cit., 2007, pp. 191-209.
86
el pueblo: la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (1933) que surge con el objetivo
de proveer al pueblo de energía eléctrica. A esta experiencia se sumaron a partir de
1945 la Cooperativa de Consumos del Personal del Puerto de Comodoro Rivadavia
Limitada. Existió asimismo un proyecto de constitución de una Cooperativa Naviera,
proyecto compartido entre quienes integraban la Cámara de Comercio, la Sociedad
Rural local, los propietarios de Bienes Raíces y varias entidades gremiales (Sindicato
de Obreros y Empleados de Y.P.F.; Sindicato Unido de Obreros Estibadores de Puerto y
Barraca; Unión Obreros y Empleados de Astra; Obreros Panaderos, Repartidores y
Anexos; Unión Gremial de Obreros de la Cía. Ferrocarrilera del Petróleo; Unión de
obreros y Empleados de las Obras Portuarias; Centro de Empleados de la Cía. Astra;
Unión de Obreros de la Construcción; Asociación Gremial de Astra; Obreros de la
Diadema Argentina y Centro de Empleados Comerciales de Comodoro Rivadavia). Si
bien la documentación no da cuenta de que se haya concretado, esto no significó que
quienes lideraban los gremios vinculados al petróleo consolidaran la formación de
Cooperativas de Consumo a partir de 1947. Esta explosión asociativa fue liderada por
quienes organizaron la Cooperativa del personal de la Petrolera estatal en ese mismo
año. Estos socios fundadores encabezaron una importante serie de esfuerzos del que
participaban los sindicatos de las compañías petroleras privadas, proponiéndose por lo
menos instituir una cooperativa central para las mismas (sin embargo, terminaron
instituyendo tres cooperativas separadas siguiendo la identidad laboral: Astra, Diadema
Argentina y Km 8) como veremos más adelante.
Modalidades y tendencias del asociacionismo en la mina fiscal
Durante el período 1914-1947 surgieron el Club Social (1915) que reunía tanto a
miembros del personal superior de la empresa como de la elite -en formación- de
Comodoro Rivadavia. Tras la adopción del nombre de Ingeniero Huergo, en 1924, éste
sería el ámbito preferido por las comisiones organizadas para conmemorar las fechas
patrias y otros eventos sociales y culturales reservados a los sectores dirigentes y el
personal técnico del yacimiento. A principios de los veinte, los Clubes del Progreso y
Excursionistas de Perforación y Producción se creaban con el objetivo de organizar
bibliotecas y actividades recreativas entre sus miembros. Otros elegían nombres
vinculados a sus prácticas de lectura (Germinal, Ariel). Muchas veces su existencia fue
francamente efímera o debieron cambiar el nombre por el férreo control ejercido por
87
los directivos de la empresa, pero su sola mención nos permite realizar un acercamiento
a las representaciones del personal de YPF durante el período. Surgieron también clubes
atléticos como el de Empleados y la práctica del tiro se desarrolló en el Tiro Federal
Argentino. La vinculación con la sección laboral de la empresa fue menos
preponderante aunque algunos equipos se organizaron siguiéndola tal el caso de
Talleres Jrs.. En la medida en que la reorganización empresarial implementada por la
administración del General Enrique Mosconi avanzó nombrando los barrios del
Yacimiento en la línea de la liturgia patriótica, los nacientes clubes de fútbol
comenzaron a utilizar el nombre del barrio como forma de identificación (Saavedra,
Azcuénaga, San Martín).
Hacia 1932, año en que se conmemoró el veinticinco aniversario del
descubrimiento del petróleo en la zona esta tendencia se había profundizado y ya era la
conformación de clubes de fútbol la predominante e inclusive la comisión de vecinos
organizada al efecto contaba con una subcomisión de deportes. Más aún, muchos de los
clubes formados por el personal de la empresa participaron de la fundación de la
Asociación Deportiva YPF y de la Asociación de Fútbol de Comodoro Rivadavia,
funcionando esta última en el ámbito del campamento central en estos años. En las
próximas dos décadas comenzaron a surgir clubes en nuevos barrios y campamentos
alejados de la empresa en la medida en que avanzaban las tareas de explotación: Club
Cañadón Perdido, Club Atlético Oeste Jrs., Club Sportivo Escalante, Manantiales Behr,
El Trébol, Club Caleta Córdoba, y Club 13 de Diciembre. Tras el descubrimiento del
petróleo en 1944, en Cañadón Seco, se conformaría el club homónimo -en 1946- que
junto a otros formaría parte de los clubes fundadores de la Liga de Fútbol del Norte de
Santa Cruz una vez que los nuevos Estados provinciales fueron creados a mediados de
los años cincuenta. Si bien fue mayoritaria la conformación de clubes en el ámbito de
los campamentos alejados, en el área conocida como campamento central continuaron
creándose otros como Unión Juan José Paso, Club Proveeduría, Club Deportivo y
Recreativo Villa del Mar y el Club Social y Deportivo Hospital Alvear (1945), integrado
fundamentalmente por el personal del nosocomio. Significativamente, durante el primer
peronismo este club pasó a denominarse Club Social y Deportivo Policlínico Evita.
Además de la práctica del fútbol, hubo otras actividades que se desarrollaron con gran
entusiasmo y que motivaron la formación de distintas asociaciones tales como el Golf
Club Santa Lucía, la Federación Atlética YPF; el Boxing Club YPF, el Club Náutico
88
YPF y en el colegio salesiano ubicado en el Yacimiento se constituyó el Club Dean
Funes (1942).
A esta expansión se le sumará una novedad en la conformación de organizaciones
de base en el ámbito del Yacimiento, las Uniones Vecinales, como las de los Barrios
Mariano Moreno, Laprida y Sarmiento en los años cincuenta, la demora en su
conformación estuvo vinculada al fuerte control que la empresa ejercía sobre la
provisión de vivienda. De todas formas, estas uniones vecinales parecen haberse
dedicado predominantemente a la organización de bailes. Para ello debían apelar al
Consejo Municipal, otra jurisdicción de la que dependía el control de la sociabilidad
informal en Comodoro Rivadavia. En todo caso, el interés por trasponer las fronteras de
la comunidad organizada en torno a la empresa fue un objetivo compartido entre estas
incipientes uniones vecinales, los clubes de fútbol y las asociaciones culturales y
recreativas existentes. Creo importante señalar que con posterioridad y en la medida que
la petrolera estatal comenzó a transferir la propiedad de las viviendas a su personal al
transitar la década del sesenta se conformó una Comisión denominada Pro Casa en
YPF.
Si bien desde fecha temprana existieron en la localidad sociedades mutuales de
origen étnico-nacional, las mismas tuvieron sus sedes fuera de la jurisdicción del
Yacimiento. Aún así y con existencia más bien efímera durante los treinta se
organizaron la colectividad española, la italiana y el Centro Catamarqueños del Barrio
General Mosconi. En este contexto, el 20 de abril de 1931 un grupo de españoles
residentes en la zona de Yacimientos Petro1íferos de Comodoro Rivadavia enviaron un
en telegrama al nuevo gobierno español con el objeto de celebrar el advenimiento de
una nueva democracia. Firmaban el mismo Teodoro Cereceda, Rafael Arano, José
Ripera, Francisco G. Parra, Francisco Díaz, Valentín Ciria, Segundo Concepción,
Joaquina Núñez, Máximo Campo, Gerardo Varea, Dionisio Escolar, Adolfo López,
Ramón Hernández, José López, Antonio Gilaber, Adrián Fernández y Angel Malo176
.
Entre los integrantes de este grupo de españoles, figuraba Teodoro Cereceda quien a
principios de ese año había asumido como presidente de la Asociación Española de
Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. Cereceda poseía un hotel en la jurisdicción
dependiente de la petrolera estatal. Angel Malo, otro de los firmantes, poseía una fábrica
de colchones en la misma zona, de los restantes integrantes no se posee más datos
176
El Chubut, 20/4/31, pág. 8.
89
aunque puedo inferir que se trataba también de comerciantes o personal dependiente de
la petrolera estatal. La primer tarea que se dieron tras el envío de aquel telegrama fue la
de organizar los festejos. Rápidamente conformaron una comisión para ofrecer una
comida popular que en principio habían previsto realizar en los salones de la
Asociación Española, aunque culminó por desarrollarse en el Hotel España. El evento
tuvo lugar finalmente el 3 de mayo casi superponiéndose con actividades previstas
para conmemorar el más tradicional 2 de mayo. La prensa local destacó “el
democrático ambiente” aunque no reprodujo los discursos de los oradores. El acto
contó con la presencia de numerosos argentinos dando un colorido de fraternidad
hispanoamericana al evento. En ese mismo número, se informó que el día anterior se
había realizado un baile familiar en el local social de la Asociación Española en el
marco de los festejos del 2 de mayo177
.
Al año siguiente, la celebración adquirió una mayor formalidad ya que más allá
de las veladas patrióticas que organizaron a partir de 1931, los españoles residentes en
el yacimiento decidieron traducir expectativas en prácticas materiales como la
inauguración de un mástil denominado de los “españoles”. Tras una intensa colecta, la
entrega del mástil a las autoridades de la petrolera estatal (en cuya jurisdicción fue
emplazado el monumento) se realizó el 12 de octubre de 1932. La inauguración formó
de los festejos del Día de la Raza, aunque el mástil se había erigido en homenaje a la
bandera argentina. Los integrantes de la Comisión de Homenaje desempeñaban un
lugar destacado dentro de los comerciantes de la jurisdicción del yacimiento y la
presencia de las asociaciones étnicas con sus representantes y banderas en la ceremonia
se asimilaba a las del ceremonial patriótico de las fiestas mayas y julias. Sin
embargo, como sostiene Dick Hoerder esta visibilidad implicaba una simplificación de
la heterogeneidad cultural interna acarreada desde las sociedades premigratorias. El
proceso de homogeninización era parte de la construcción de una cultura étnica,
objetivamente distinta de la cultura de origen, pero subjetivamente percibida como
diferente. Se había producido una nivelación intencional de las diferenciaciones internas
del grupo y la negociación con otras secciones de la sociedad receptora y la aceptación
de características adscriptas178
.
177
El Chubut, 20/4/1931, pág.8; El Chubut, 22/4/1931, pág. 6, El Chubut, 4/5/1931, pág. 6. 178
Dick Hoerder, “Mercados de trabajo, comunidad, familia: un análisis desde la perspectiva del género
del proceso de inserción y aculturación”, Bs.As, Estudios Migratorios Latinoamericanos, Año 10, No.30,
1995, pág.266.
90
Los festejos del 12 de octubre excedieron el ámbito de las prácticas de
sociabilidad desarrolladas por las asociaciones españolas existentes en la zona,
atrayendo la atención de las comisiones directivas de los clubes de fútbol tanto de
aquellos que se encontraban en la jurisdicción del ejido municipal como de los
dependientes de las compañías petrolíferas. A partir de entonces, la ocasión fue
propicia tanto para el enfrentamiento deportivo como para la organización de bailes.
Destacaron especialmente los organizados por el Club Huracán en el ejido municipal y
Florentino Ameghino, en el ámbito de la petrolera estatal. Fueron los integrantes de la
comisión directiva de este último club, quienes encontraron la forma de fomentar la
sociabilidad informal, vinculando práctica deportiva, día de la raza y elecciones de
reinas de belleza. A fines de octubre de 1937, convocaron a sus pares a designar la
Reina del Deporte. El 26 de octubre, la señorita Angélica Flores fue coronada como
Miss Deporte179
. La tradición fue retomada diez años después por el naciente peronismo
al decidirse la conmemoración del descubrimiento del petróleo el día 13 de diciembre.
Aquella celebración atrajo el interés de los gobernadores militares como así también de
la petrolera estatal, cuya administración estaba intentando recuperar un mayor
protagonismo en los ámbitos de la esfera de reproducción de su fuerza laboral en manos
de autoridades militares tras el golpe de estado de 1943.
En cuanto a las Asociaciones Patronales durante las décadas formativas de la
empresa se había conformado una Liga de Empleados y organizaciones de neto corte
sindical tales como la Sociedad de Jefes de Sondeo y la Federación Obrera Petrolífera
(FOP), pero todas ellas habían desaparecido a principios de los años treinta, en muchos
casos por la política de desarticulación desplegada por las autoridades del yacimiento a
lo largo de toda la década del veinte. Existía también una Mutual del Personal de YPF,
aunque ésta estaba sujeta al firme control empresarial. A este movimiento se le sumaron
en 1946 la creación del Sindicato de Obreros y Empleados de YPF y la apertura de la
Cooperativa del personal de los YPF en 1947. Uno de los mayores problemas que
encontraron las asociaciones de afinidad con formato sindical formadas por el personal
de la empresa fue la dificultad para constituirse como entidades con visos de autonomía
dado el fuerte sesgo bismarckiano de las políticas empresariales que si bien
incorporaron planteos reivindicativos de los trabajadores avanzaron en la
desarticulación de las prácticas contestatarias y la obstaculización de cualquier intento
179
El Chubut, 20/12/37, s/n.
91
por organizar instituciones independientes. En las décadas formativas de la empresa,
los trabajadores estatales construyeron un sindicato que articuló los intereses de los
petroleros de toda el área de Comodoro Rivadavia, la Federación Obrera Petrolífera
(FOP), pero por el éxito de la política empresarial de rígido encuadramiento y control
social sobre el sindicalismo, esta organización fue disuelta y desde los inicios de la
década del 30 el personal de YPF quedó al margen de los movimientos de fuerza que -
por entonces- organizaban vertientes sindicales de corte comunista en las vecinas
compañías petroleras privadas. La emergencia de la identidad en torno a la empresa y
un sindicato que los representara resultó mas bien tardía como los muestra la formación
del Sindicato de Obreros y Empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en 1946.
Algo similar parece haber ocurrido con la Cooperativa del Personal de YPF que se
formó a principios de 1947, es decir que sindicato y cooperativa emergieron casi
paralelamente en el contexto de los cambios en las formas de sociabilidad que se
sucedieron durante el período a nivel nacional.
Representantes de cooperativas y sindicatos integraron el jurado que coronó la
reina nacional del petróleo en 1947. Con anterioridad a la celebración del cuadragésimo
aniversario en 1947, la ceremonia había convocado el interés de antiguos pobladores,
comisiones informales de vecinos, asociaciones religiosas y recreativas, entre las que
destacaron principalmente los clubes deportivos, sobre todos los vinculados al fútbol
ubicados en la jurisdicción de la petrolera estatal. La ausencia de una organización que
nucleara la defensa de los intereses de los trabajadores de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales en el período comprendido entre 1932 y 1947, permitió desempeñar un mayor
protagonismo a comisiones informales de vecinos organizadas al efecto o bien a
asociaciones voluntarias que rápidamente habían encontrado que la celebración del 13
de diciembre ofrecía un potencial imaginario desde el cual podían consolidarse distintas
actividades de su prácticas materiales y simbólicas como así también consolidar las
prácticas recreativas. La oportunidad fue aprovechada por quienes estaban en la zona
con anterioridad al descubrimiento y que invocaron su protagonismo en aquel suceso.
Así, con motivo de conmemorarse el veinticinco aniversario del descubrimiento en
1932 se conformó una comisión de vecinos para organizar los festejos, contándose
asimismo con una subcomisión femenina. A diferencia del carácter de religiosidad que
habían adquirido las celebraciones del descubrimiento del petróleo en la década
precedente, el ceremonial comenzó a adquirir rasgos de una mayor secularización
destacándose la función cinematográfica organizada en el cine-teatro del pueblo. Por
92
aquellos años, los festejos se organizaron de forma separada como acontecía con las
fiestas patrias dado que la municipalidad estaba intervenida, en la jurisdicción de la
petrolera estatal sobresalieron la serie de homenajes realizados en honor de José Fuchs
y de Humberto Beghin- integrantes de la cuadrilla del pozo descubridor en 1907- por
parte de los clubes deportivos. Los descubridores fueron homenajeados doblemente, en
el caso de José Fuchs los reconocimientos se mezclaron con las cenas de despedida con
motivo de su traslado al Yacimiento Mendoza. Don Humberto Beghin fue recibido
también con honores, dado que se había trasladado a Capital Federal para estar presente
en la Exposición de la Industria Petrolífera Nacional que se había llevado a cabo en la
Sociedad Rural.
La práctica fue rápidamente adoptada por las asociaciones recreativas de la zona
entre las que destacó la Estudiantina Milagrosa, asociación cultural que a la par de
promover funciones teatrales y musicales comenzó a elegir la reina de la fiesta en 1933.
Ese mismo año en el área denominada Manantial Rosales en la que se asentaban tanto
campamentos dependientes de la petrolera estatal como de capitales británicos, con
motivo de organizarse una matineé danzante se colocó una urna con el objeto de
consagrar como Mister Manantial y a la Miss del Campamento, resultando elegida la
Señorita Pilar Carro. Al año siguiente, el Album de Comodoro Rivadavia reprodujo
entre sus páginas la primer fotografía de una reina de belleza: F.Gosch, coronada Miss
Kilómetro 8180
. Los clubes de la zona fueron a partir de entonces los principales
impulsores de los concursos de belleza en los que participaban las señoritas que asistían
a los bailes que se organizaban con motivo de obtener fondos para la caja Social.
El Club Florentino Ameghino fue el primero en organizar una gran competencia
en la que se entremezclaban belleza y práctica deportiva, cuando en 1937 convocó a la
elección de Miss Deporte. Las asociaciones étnicas tampoco quedaron al margen ya que
en oportunidad de conmemorar el aniversario de su creación, comenzaron a elegir la
Reina de la Fiesta y a su corte de honor, tal el caso de la Asociación Portuguesa de
Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, quien sostuvo la práctica en forma
ininterrumpida en los cuarenta. En octubre de 1943, resultó electa la Srta. Hilda O. Díaz
como reina y como corte de honor las señoritas Leonor Guerrero, Delmira Cristina y
Victoria Silva. Años más tarde, Hilda Díaz sería elegida acompañante de la reina de la
fiesta en 1948 y coronada como reina del trabajo en 1952. En el caso de Delmira
180
José de Angelis (Dir.), Album de Comodoro Rivadavia 1934.Reseña Gráfica Retrospectiva, Bs. As. ,
Imprenta el Gráfico, 1934, pág. 71.
93
Cristina, representó a la Asociación en la primera oportunidad en que se organizó la
elección de reina nacional del petróleo en 1947, en esos momentos presidía la comisión
de damas de la entidad mutualista.
A diferencia del papel desempeñado por las mujeres en el ámbito deportivo en el
ejido municipal (donde habían integrado las comisiones fundadoras de varios clubes e
inclusive eran presidentas honorarias en algunos de ellos), las mujeres que residían en la
jurisdicción de la petrolera estatal no desempeñaron roles similares. Durante el período
comprendido entre 1932-1947, las mujeres de los sectores populares de la empresa
encontraron espacios en los que pudieron desarrollar actividades como comisiones de
damas. En 1932, una subcomisión de damas del Yacimiento se encargó de organizar
una Kermesse en el marco de los festejos del veinticinco aniversario del descubrimiento
del petróleo en la zona y a partir de ese mismo año, toda vez que los clubes ubicados en
jurisdicción del yacimiento promovieron la organización de veladas danzantes. La
prensa reprodujo la nómina de las mujeres que integraban las mismas, destacándose
especialmente por su protagonismo las comisiones de damas de los clubes Azcuénaga,
Saavedra y Florentino Ameghino. Sin embargo, tuvieron que esperar hasta 1950 para
que el cargo de presidenta de un Club de la jurisdicción quedara en manos femeninas.
Olga S. de Fortinicchi se desempeñó como presidenta del Club Deportivo Empleados.
Por ello, al momento en que comenzaron a organizarse los preparativos para la
conmemoración del cuadragésimo aniversario del descubrimiento, no resultó extraño
que las mujeres no fueron convocadas para integrar la Comisión de Festejos del 13 de
diciembre.
En las páginas precedentes he mostrado cómo los festejos del descubrimiento
habían atraído el interés de asociaciones voluntarias de distinto tipo las cuales habían
hecho de su celebración un escenario en el cual exhibir sus logros en relación al disfrute
del tiempo libre. El 13 de diciembre servía para otorgar visibilidad a las prácticas
desarrolladas sobre todo por los clubes deportivos. Las comisiones directivas de estos
últimos encontraron en la organización de bailes y elecciones de reinas de belleza, una
forma de dar visibilidad al liderazgo que ejercían sobre otras asociaciones y el dominio
que tenían sobre la cultura del ocio. Este dominio fue indiscutido hasta 1947 cuando
la celebración atrajo el interés de la petrolera estatal, las autoridades de la gobernación
militar y del naciente estado peronista. Las tres instancias funcionaban como
interlocutoras y condicionantes de las posibilidades de acción del asociacionismo en
94
la zona y las mismas confluyeron en la conformación de la Comisión de festejos del
13 diciembre181
. Los integrantes de la comisión mencionada retomaron algunos
aspectos del ceremonial practicado en las décadas precedentes por distintas asociaciones
y por la prensa local con motivo de la coronación de reinas de belleza. En 1947, los
organizadores dieron continuidad a la forma que habían adoptado anteriores
ceremonias de coronación, reconociendo que el fenómeno contaba con una fuerte base
asociativa que a la vez permitía exhibir la heterogeneidad urbana. Las asociaciones
voluntarias de la zona respondieron a la iniciativa organizando una serie ininterrumpida
de bailes que se desarrollaron desde setiembre a diciembre con objeto de elegir a sus
representantes. Las asociaciones hicieron gala del dominio acumulado sobre la materia
en la década precedente.
La práctica volvió a retomarse al año siguiente cuando los Clubes Proveeduría
de Y.P.F. y el Deportivo Empleados convocaron a sendas veladas danzantes con el
objeto de consagrar a sus respectivas “misses”. En este último caso, la comisión
directiva del mismo aprovechó la celebración del Día de la raza para organizar la
elección. Sin embargo, a fines de noviembre el Sindicato de Obreros y Empleados de
Y.P.F. comunicó la decisión de organizar una gran Kermesse como actividad central de
los festejos del 13 de diciembre. El sindicato había sido reorganizado en 1946,
permaneciendo al margen del ceremonial instituído en 1947. Tras la afiliación al
Sindicato Unidos Petroleros del Estado, la comisión directiva comenzó a publicar en la
prensa local comunicados sobre sus actividades. El 8 de diciembre se subrayó: “Reina
gran entusiasmo por las kermesses que llevará a cabo el sindicato de Obreros y
Empleados de Y.P.F., en conmemoración del nuevo Aniversario del Descubrimiento del
Petróleo en Comodoro Rivadavia. Las mismas se iniciarán el sábado próximo y
continuarán los días 12 y 13 – Como nota destacada debemos, mencionar que será
elegida Miss Petróleo 1949, participando posiblemente en la fiesta del trabajo para lo
181
Los estudios existentes sobre el tema han dado prioridad al papel del Estado y de la petrolera estatal en
la organización de los festejos, véase Daniel Cabral Marques, “La intervención del Estado en los procesos
de construcción de las identidades socioculturales en La Patagonia Austral: aportes para un debate”, en
Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Año IX, No. 26,
diciembre de 2003, pp. 182-213; Mariel Pacheco, “Las prácticas materiales e imaginarias del Estado y
la nación en un yacimiento petrolero de la Patagonia Argentina. La puesta en escena de la Fiesta Nacional
del Petróleo como mitografía atávica ( 1907-1960)”, en Voces Recobradas, Revista de Historia Oral,
Bs.As., Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Año 6, No. 17, abril 2004, pp. 14-26.
95
cual el citado gremio hará las gestiones necesarias de acuerdo a los datos que hemos
podido recabar”182
.
La decisión provocó el rechazo de varios clubes que unieron fuerzas para
organizar grandes kermesses los días 19, 25 y 26 de diciembre y los días 1, 2, 5, 8 y 9
de enero. Entre los organizadores figuraban Talleres Juniors, Florentino Ameghino,
Tiro Federal, Oeste Junios, Saavedra y Unión San Martín Azcuénaga. De acuerdo al
comunicado publicado por el Sindicato de Obreros y Empleados, la kermesse alcanzó
una concurrencia y un orden extraordinarios, calculando los organizadores que habían
asistido unas once mil personas. Uno de los atractivos principales de la fiesta fue la
elección de la reina del sindicato, recayendo la distinción en la Señorita Elvira López,
elegida por voto de la mayoría y quien fue coronada por la primera Reina Nacional del
Petróleo, Marta I. Mientras el sindicato avanzaba en estas prácticas, los clubes
anteriormente mencionados promocionaron las kermesses que estaban organizando
subrayando que las mismas se realizarían en el local de Tracción Mecánica cedido por
las autoridades de la Petrolera estatal, habría transporte gratis, contándose con la
presencia de cuatro grandes orquestas y que “el football tendría su reina”183
.
Desconocemos el nombre de quien resultara electa ya que la prensa no informó al
respecto, aunque si bien el sindicato proclamó a Elvira López como reina del Petróleo
esta nunca fue reconocida como reina nacional. Aquellos festejos fueron una
oportunidad que sirvió para poner en juego la experiencia acumulada por las
comisiones directivas de los clubes de fútbol y las redes construídas con los directivos
de la empresa permitieron un reconocimiento que les garantizaba el monopolio de la
sociabilidad al menos en las décadas que nos ocupan.
En 1949, para evitar nuevos enfrentamientos entre las asociaciones voluntarias que
conformaban los sectores populares de la empresa, la Comisión Organizadora de la
Fiesta del Petróleo fue integrada por representantes de los Yacimientos Petrolíferos
Fiscales, la Ferrocarrilera del Petróleo, Diadema, Astra y la municipalidad de Comodoro
Rivadavia. La comisión hizo saber a la comunidad que dados los conflictos suscitados
en 1948 se había decidido tomar como base los siguientes actos: elección de la reina del
petróleo, desfile y concursos de carrozas, festival deportivo y kermesses. Se hizo
especial mención a las características que adquiriría la coronación de la reina, la cual se
182
El Chubut, 19/12/48. pág.2. 183
El Chubut, 19/12/1948, pág. 2.
96
realizaría en la misma forma que en 1947, “con la intervención coordinada de los
clubes y comisiones locales de festejos” (subrayado mío). A continuación se explicó
que el desfile y concurso de carrozas se realizaría también como en 1947, las que
representarían a las petroleras asentadas en la zona y la que representaría a Comodoro
Rivadavia. La fiesta incluiría el festival deportivo, cuya organización quedaba en manos
de la Asociación de Deportes de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. El
festival tendría carácter extraordinario y los organizadores se encontraban gestionando
la visita de dos equipos de fútbol de primera división profesional como de un equipo de
básquetbol de la misma. Se aprobó asimismo que la Asociación de Pelota a Paleta
realizara paralelamente el Campeonato Argentino de Pelota, confirmándose la presencia
en la localidad de la visita del campeón olímpico Don Defor Cabrera. Los festejos
culminaron con la realización de grandes kermesses y bailes populares que se
desarrollaron en la zona donde se ubicaba la petrolera estatal. Para la ocasión se
contrataron conjuntos de orquesta y jazz de conocida actuación. De esta forma la
comisión delineó el formato que los festejos, cuya estructura se mantuvo por el resto de
del período analizado184
. Aquel año se contrató por primera vez a la orquesta típica
dirigida por Juan Sánchez Gorio, a quien se le solicitó en forma conjunta con Luis
Mendoza y Reinaldo Yiso que compusieran un Vals denominado Comodoro Rivadavia.
La información que se proporcionó a los compositores sirvió para destacar algunos
aspectos inmateriales de la zona donde se había descubierto aquel preciado recurso. Los
autores decidieron subrayar las condiciones naturales del paisaje patagónico aunque sin
olvidar el papel que el capital humano jugaba en su extracción. No olvidaron tampoco,
destacar la belleza de las mujeres asentadas en la zona, pero para finalizar decidieron
consagrar la estrofa final del vals a las asociaciones voluntarias asentadas en la
jurisdicción de la petrolera estatal, confirmando así el dominio del tiempo libre que se
les asignaba sobre la celebración.
Conclusión
Al comienzo del capítulo dedicado a las Sociedades, clubes e instituciones
privadas los editores del Cincuentenario expresamente destacaron: “Son numerosas las
entidades o asociaciones constituídas por argentinos y extranjeros que ya sea para
practicar el mutualismo, la beneficencia o las actividades sociales y culturales se han
184
El Rivadavia, 4/11/1949, pág. 4.
97
constituído en Comodoro Rivadavia, contribuyendo decididamente al progreso general
y aportando su apoyo eficaz y valioso a diversas iniciativas de interés colectivo. Este
capítulo comprende las instituciones de diversa índole, con excepción de las deportivas
- las que van en capítulo aparte – que funcionan actualmente en Comodoro
Rivadavia”185
. Aquella estructura perduró más allá de lo que sus responsables
imaginaron ya que fue reproducida casi hasta el hartazgo en sucesivos anuarios editados
por la prensa local durante el siglo XX sin sospechar siquiera el contexto que le había
dado origen. El ascenso de Comodoro Rivadavia a ciudad capital de un nuevo estado
fue ciertamente efímero, sin embargo aquella afirmación resultó perdurar en el tiempo
confirmando el entusiasmo de los editores en la primera página de la obra cuando
exaltaron su condición de “capital virtual del sur argentino por su privilegiado nivel
cultural y social”186
.
En este capítulo he intentado mostrar que aquella afirmación no era una mera
ilusión de la prensa local. La tipología elaborada y la periodización propuesta permiten
dar cuenta no solamente del devenir asociativo sino subrayar las particularidades de una
zona que no ha estado en el centro de las reflexiones de los especialistas en la temática
hasta el momento. Me he permitido realizar una caracterización del fenómeno
distinguiendo tres tipos de sociedades: patronales, sindicales y las que comprenden el
amplio espectro del asociacionismo voluntario (asociaciones culturales, recreativas,
religiosas, profesionales, económicas, políticas, comerciales, asociaciones de socorros
mutuos, cooperativas de productores y de consumidores, etc.). Sin embargo, no me he
restringido únicamente al empleo de la misma ya que la he combinado con la
propuesta por Luis Alberto Romero para el caso de Buenos Ares, en la que se distingue
entre asociaciones de base (sociedades de fomento, bibliotecas populares, cooperadoras
escolares, clubes de fútbol, sociales y deportivos, asociaciones parroquiales),
asociaciones de afinidad (étnicas y mutuales) cooperativas y corporaciones empresarias
y finalmente, asociaciones culturales. Para periodizar el fenómeno he distinguido entre
aquellas prácticas que se desarrollaron en el ejido urbano de Comodoro Rivadavia de
aquellas que aparecieron en el ámbito del Yacimiento dependiente de la Petrolera
estatal.
185
Soil Brohman,Ob. Cit., 1951, pág.175. 186
Ídem, pag. 1.
98
En términos generales, puede afirmarse que la tendencia a conformar asociaciones
de todo tipo fue en constante aumento entre 1910-1955, sin embargo a diferencia de lo
ocurrido en el Buenos Aires de la entreguerra el desarrollo del fomentismo barrial no
fue aquí relevante. Como lo postularon los editores del Cincuentenario aquí destacaban
instituciones extranjeras (entre las que se mencionaba a la Asociación Española y al
Centro Gallego), las denominadas privadas de bien público eran calificadas de
argentinas (figuraba allí la Sociedad de Damas de Beneficencia) y se dedicaba un
capítulo completo al devenir del cooperativismo en la Gobernación Militar. No hubo
mención alguna en la obra a las actividades desarrolladas por las sociedades políticas
desde principios de siglo ni al elevado número de asociaciones sindicales que hemos
identificado, esta omisión no fue casual en modo alguno ya que en la perspectiva de los
responsables del Cincuentenario de la ciudad, la tríada beneficencia, mutualismo y
cooperativismo formaban parte de una configuración asociativa a la que dedicaremos la
segunda parte de esta investigación.
99
PARTE II
Las formas del Socorro
“El tiempo libre debe merecerse, y hay que llenarlo bien. (…) La cultura, el deporte, la
salud, la cercanía con la naturaleza, las relaciones sanas (y no sexualizadas) entre los
jóvenes, etc, debían ocupar el tiempo no destinado al trabajo. Nada de tiempo muerto;
la libertad no era la anarquía ni el puro disfrute. Se debía proceder mejor que los
burgueses y trabajar en los ocios”.
Robert Castel, Las Metamorfosis de la cuestión social, 2006.
100
Capítulo 3
Entre tradiciones, regionalismos y socorros mutuos: mutualismo étnico y
asociacionismo español en la zona del Golfo San Jorge
“Año tras año, el Día del Mutualismo va adquiriendo jerarquía de fiesta tradicional.
En esta oportunidad, los actos conmemorativos celebrados con los auspicios de la
Secretaría de Trabajo y Previsión tuvieron honda repercusión en todo el país, no solo
por su significado implícito, sino, por el excepcional alcance de la actividad mutualista
como manifestación de solidaridad humana.
Movimiento generoso y de profundo significado social, el mutualismo tiene sus raíces
en sentimientos de solidaridad que ennoblecen su práctica. Ejercido por asociaciones
privadas, contribuye a resolver problemas sociales de interés general y completa así la
protectora y previsora acción del Estado”
Buenos Aires, julio de 1945.
Antecedentes y legislación sobre Mutualismo en la República Argentina, Bs.As.,
Imprenta de la Cámara de Diputados de la Nación. 5 de octubre de 1945.
A principios de octubre de 1945 los integrantes de la Comisión Organizadora de
los actos del “Día del Mutualismo” dedicaron a Juan Perón un tomo en el que se
compendiaba aspectos legislativos acerca del mismo, una de las tradiciones más
importantes entre las prácticas asociativas desarrolladas por la sociedad civil en la
Argentina. Perón se había desempeñado como presidente Honorario del Congreso de
la Mutualidad desarrollado en Capital Federal en 1944. La edición incluyó un prolijo
detalle de las actividades desarrolladas por los integrantes de la Comisión Directiva, la
transcripción de las sesiones del Congreso, mencionándose asimismo las mutualidades
que dispersas por la extensa geografía argentina habían contribuído a la organización
del mismo aportando todo tipo de subvenciones. No fueron ajenas a este movimiento las
entidades étnicas ubicadas en los Territorios Nacionales, cinco de las cuales se hallaban
localizadas en el que había sido hasta mayo de 1944 jurisdicción del Territorio Nacional
del Chubut. Gaiman, Rawson y Comodoro Rivadavia aportaron un total de 125$ como
contribución y en el caso de las instituciones asentadas en esta última, la Asociación
Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos aportó 20 $, su homónima italiana 15$
y la entidad más antigua de la zona, la Asociación Española de Socorros Mutuos
101
contribuyó con una suma de 50$, siendo la única de las mencionadas que habiendo
adherido al congreso finalmente no designó ni delegados ni asesores en su
representación187
. Tiempo después, Ramón Suárez y Bernardo Cores, presidente y
secretario del Centro Gallego de Comodoro Rivadavia remitieron una nota a los
integrantes de la Comisión Pro derogación decreto No.24499 que funcionaba en Capital
Federal adhiriendo por unanimidad a la conformación de la misma. Paralelamente
elevaron al director de Mutualidades otra carta en la que subrayaban que consideraban
que el decreto “lesionaba grandemente las actividades mutualistas en su doble faz
moral y material”188
. Las tendencias centrífugas terminaron por consolidarse tras la
decisión por parte de la Comisión directiva de la Asociación Española de suscribir un
empréstito interno para la construcción del sanatorio social en noviembre de 1947 y
colocarse la piedra fundamental el 9 de mayo de 1954 189
. La asociación retomó así
una importante tradición del mutualismo étnico en la Argentina por la cual el manejo
de un sector de la atención médica quedaba en manos de asociaciones voluntarias las
cuales controlaban hospitales de comunidades190
.
Como he señalado en los capítulos precedentes la conformación de asociaciones
integradas por españoles comenzó en setiembre de 1910 con la organización de la
Sociedad Española de Socorros Mutuos. Dos décadas más tarde se produjeron una serie
de fraccionamientos regionales que culminaron con la creación de Euskal Echea y el
Centro Gallego que fueron las entidades que perduraron sin interrupción de su vida
institucional hasta nuestros días, ya que éste no fue el caso ni de las entidades creadas
por los catalanes como Lo Rat Penat de efímera existencia y del Centro Asturiano que
culminó por constituirse definitivamente en los cincuenta. En los treinta la Guerra Civil
Española impulsó la creación de una serie de asociaciones ad- hoc de las que intentaré
dar cuenta aunque concentraré mi atención especialmente en aquellas en que figuraban
quienes integraban asimismo las Comisiones directivas de la Asociación Española de
Socorros Mutuos y el Centro Gallego de Comodoro Rivadavia ya que entiendo que de
esta forma podré acercarme al estudio de los liderazgos de las mencionadas
187
Antecedentes y legislación sobre Mutualismo en la República Argentina, Bs.As., Imprenta de la
Cámara de Diputados de la Nación. 5 de octubre de 1945, pp. 202 y 257. 188
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro copiador de cartas, 7 de enero de 1946, folios 409 y
410. 189
El Rivadavia, 21/11/47 pág. 4. Nancy, Sáez, Mariana García y Norma Escalante;Ob. Cit., 2000. 190
Susana Belmartino, Ob. Cit., 2005.
102
asociaciones en una perspectiva poco frecuentada por los especialistas a nivel local pero
con un relevante desarrollo a nivel de estudios migratorios191
.
Entre el socorro, la recreación y la invención de la nacionalidad (1910-1930)
El 11 de setiembre de 1910 se conformó una junta integrada por Toribio Larrea,
Belarmino Menéndez, José Salso, Fermín Las Heras, F. Beltrán Morales, Francisco
Salso, José María Pérez y Fernando Miranda. La comisión tomó como modelo el
Estatuto de la Sociedad de Socorros Mutuos de Río Gallegos, culminando con las
actividades organizativas a principios de 1911 y eligiéndose como primer presidente a
Toribio Larrea. Su gestión al frente de la sociedad se mantuvo hasta 1914, período en
que la Inspección General de Justicia aprobó los estatutos, en febrero de ese mismo año
se adoptó la denominación Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro
Rivadavia. Quienes adhirieron a la convocatoria para la conformación de la AESMCR
o bien aquellos que ocuparon los cargos directivos en el transcurso de los primeros
veinte años de vida de la sociedad, mayoritariamente se identificaban como
“hacendados” en los padrones municipales. Sin embargo, algunos de ellos como en el
caso Belarmino Menéndez, figuraba como arrendatario en la zona norte del territorio de
Santa Cruz, integrando de acuerdo a las actas del concejo municipal la Sociedad Rural
que luego se disolvería. Toribio Larrea, Pablo Ortega y Bernardo Reviriego,
presidentes de la asociación durante este período, realizaban actividades comerciales y
eran arrendatarios en diversas zonas del interior chubutense. En el caso de los dos
últimos mencionados formaban parte además del Centro Comerciantes y Hacendados
de la Campaña. Razones familiares impulsaron la radicación de los tres presidentes en
el ejido urbano de Comodoro Rivadavia. De los tres mencionados, Ortega fue quien
tuvo un mayor compromiso a nivel político, ya que fue electo como concejal a
comienzos de los veinte, aunque su gestión fue una de las más breves que se recuerda
ya que debió renunciar al cargo dado que se había naturalizado argentino. La cuestión
era más bien una excusa para dar cuenta de los crecientes enfrentamientos entre quienes
integraban la dirigencia de la asociación, diferencias que presumo derivaron en el
surgimiento de un conjunto de entidades que al adoptar un perfil más recreativo
respondían a la creciente diferenciación que estaba produciéndose a nivel zonal dentro
del colectivo español.
191
A Férnández y José Moya; Ob. Cit., 1999, A. Bernasconi y C Frid,, 2006.
103
Vida efímera tuvo el Centro Recreativo Asturiano, el cual sobresalía por la
organización de fiestas campestres durante el lapso de tiempo comprendido entre 1921
y 1926 en el que he podido registrar su existencia. En la nómina de autoridades electas
en la Asamblea en que se nombraron nuevos integrantes de la Comisión Directiva del
Centro en 1923, cuatro de ellos - José Alvarez (Presidente), José A. Díaz (vice),
Plácido Pulgar (tesorero) y Lupo Morán (revisor de cuentas) a su vez se desempeñaron
como Presidentes de la Asociación Española en las décadas siguientes. En marzo de
1922, surgió Lo Rat Penat, centro recreativo catalán que organizaba festivales
artísticos, siendo imposible dar cuenta de la nómina de sus asociados puesto que la
prensa local no la reprodujo. Al año siguiente, el Centro como parte de los festejos de
su fundación, exhibió piezas teatrales y organizó un baile. Mientras los catalanes
estaban inmersos en estas celebraciones, circularon las invitaciones para la
conformación de un centro andaluz, aunque el mismo no llegó nunca a constituirse.
A mediados de mayo de 1923, treinta y tres vascos comenzaron a realizar
reuniones en el Hotel Vasconia, propiedad de uno de los integrantes del mismo con el
fin de de crear una sociedad de ayuda mutua a la que por unanimidad se puso el nombre
de “Euskal Echea” que significa Casa Vasca. En julio procedió a elegirse la primer
comisión directiva que quedó integrada por Benito Irisarri( Presidente), José
Urdinarrain(vicepresidente), Jesús Sarasa (secretario), Juan Otaño ( prosecretario),
Benito Lusarreta( Tesorero), Pedro Lapitzaga ( protesorero), Nicolás Saracho, Valeriano
Solachi y José Baceta ( vocales titulares), Vicente Anduaga, José Sanz , Balbino
Mintegui (vocales suplentes). En setiembre de 1932, se adquirió un terreno en la calle
25 de mayo para construir la sede, inaugurándose la misma el 31 de julio de 1933. Diez
años después, la asociación contaba con escasos socios, los cuales ascendían a 41
miembros. Las cuotas se mantenían aún a $2, habiendo adquirido el local social con el
valor de las cuotas y un empréstito interno192
.
Mejor suerte parece haber tenido la convocatoria casi paralela realizada en julio
de 1923 por miembros de la colectividad gallega para realizar una reunión en el Hotel
La Argentina con el objeto de organizar un Centro Gallego. La invitación fue firmada
192
El Chubut, 15/7/1923, pág. 9.AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia,
Expediente 2493-M, 6/11/1943. Daniel H. Alonso, Nancy Sáez y Mariana García, Libro del 80
Aniversario de la Asociación Euskal Echea de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Com.Riv.,
Imprenta Gráfica, 2004.
104
por Francisco Lastres, quien sería electo como primer presidente193
. De acuerdo a los
estatutos, el Centro perseguía múltiples objetos entre los cuales destacaban:
1- “Servir de vínculo entre los gallegos
2- Asesorarlos por medio de un abogado si fuere necesario, de la justicia que
pueda asistirles en cualquier pretensión que abriguen. Si fuesen injustamente
agraviados en su persona o bienes, de tal manera que el agravio constituya una
ofensa para la colectividad, el Centro tomará a su cargo la defensa que
corresponda.
3- Crear un fondo de beneficencia para socorrer a sus asociados en los casos que
la Comisión Directiva estime conveniente”194
.
El segundo artículo, tenía que ver mucho con las desventuras electorales de
Francisco Lastres, quien había se había desempeñado como Secretario del Primer
Concejo Municipal elegido en 1911. En aquella oportunidad, Lastres fue desplazado
de su cargo el que ejerció por un plazo menor a dos meses ya que el Gobierno Nacional
anuló las mismas en marzo de 1912 interviniéndose el Concejo Municipal hasta 1914.
El retorno a la normalidad institucional se produjo con la elección de un nuevo Concejo,
a cuyos integrantes Lastres se dirigió para solicitar se le abonaran los sueldos
correspondientes a su gestión como secretario. Los nuevos concejales no reconocieron
como propia la deuda reclamada, quien anunció la realización de gestiones ante el
Ministerio del Interior como mencionan las Actas del Concejo Municipal en 1914195
. Es
posible que Lastres no habiendo obtenido una respuesta favorable a sus reclamos,
promovió la creación del Centro para garantizar la defensa de sus intereses personales.
La primera comisión directiva quedó conformada por Francisco Lastres (presidente),
Marcial Riádigos (vicepresidente), David Hermida (secretario), Enrique Picón
(protesorero), José Meijón ( tesorero), Francisco Martínez ( bibliotecario), Constante
Reboredo, Fidel Hernández, Enrique Paz, Benito Alvarez, Jesús Martínez, Higinio Rey
( vocales), Salvador Paz, Antonio Núñez, José Vilarino, Joaquín Bueno, Modesto
Domínguez, Joaquín Iglesia, Juan Rodríguez, Dictino Rodríguez, Rafael Beleiro,
193
El Chubut, 15/7/1923, pág. 9. Daniel H. Alonso, Libro de las Bodas de Diamante del Centro Gallego
de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Com.Riv, Imprenta Gráfica, 1998. 194
Centro Gallego de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Estatutos, 1923. 195
AHMCR, Territorio Nacional del Chubut, Concejo Municipal de Comodoro Rivadavia, Acta No. 22,
16/1/14, folios 43-44; Acta No.24, 1/12/14, folio 44, Acta No. 25, 1/12/14, folio 46.
105
Manuel Insúa ( vocales suplentes), Manuel Domínguez, Joaquín M. García y Cruz
Abeijón ( Comisión Sindical)196
.
El Centro se proponía difundir en el Territorio por los medios de considerara más
eficaces el conocimiento de Galicia y de todo aquello que la enalteciera, honraría a los
gallegos que en la región o fuera de ella se hubieran distinguido de una manera
eminente en su servicio, ayudaría a los gallegos recién llegados, a los que trataría de
dirigir o amparar en la medida que lo permitieran los recursos que para ello se destinen,
promoverían el bienestar de la colectividad gallega y saldrían en defensa de su buen
nombre cuando fuere necesario, secundando eficazmente toda acción progresista que se
iniciara en bien de Galicia. En forma consecuente con ese objeto, mantendrían
relaciones directas con las sociedades análogas y de carácter gallego197
. En este sentido,
una de las primeras actividades encaradas por la asociación fue el intento de
comunicarse con el Heraldo Gallego para apoyar la iniciativa que promovía el
mencionado semanario, en la que se proponía interesar a Alfonso XIII para que se
concediera un amplio indulto a los prófugos y desertores permitiéndoles regresar a su
tierra natal. El tema fue tratado en reunión de la Comisión directiva, como lo certifica
la copia de la carta conservada en el libro respectivo de la entidad, aunque se destaca
que nunca fue enviada. No es posible afirmar con la información disponible que los
fundadores del centro u otros asociados pertenecieran a las categorías enunciadas. En
el caso de Bernardo Cores, quien se desempeñó como presidente en la década del
treinta, las dudas generadas por su verdadera identidad motivaron el traslado de una
de sus hijas a Chile y a Galicia, comprobando que su nombre había sido cambiado. La
cuestión no reviste una importancia menor, ya que Cores fue Presidente del Centro en el
integró la policía territoriana, destacándose por redactar el instructivo para los
oficiales198
.
En la medida que avanzaba el creciente proceso de diferenciación entre los
españoles, el proyecto de creación del hospital vecinal por parte de las autoridades
municipales promovió la organización de festivales por parte de distintas asociaciones
voluntarias con ese objeto. La práctica encontró eco por fuera de las que formaban
parte del mapa del asociacionismo español, ya que tanto las Asociación Italiana de
Socorros Mutuos y la Sociedad de Beneficencia Portuguesa organizaron rifas y
196
El Chubut, 15/7/1923, pág. 9. 197
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Estatutos. 1923. 198
Ernesto Maggiori, Historias de frontera. Policías, bandidos, baqueanos, arrieros, comerciantes,
peones y troperos. Patagonia, Com.Riv, Imprenta Gráfica, 2004, pp. 197-207.
106
festivales. Todas estaban interesadas en ofrecer una cobertura mayor a sus asociados al
carecer de hospitales de comunidad propios. La cuestión del “hospital vecinal” se
transformó en un horizonte compartido entre las entidades mutualistas del ejido urbano,
quienes comenzaron un acercamiento que se profundizó en la década siguiente. La
política de donaciones obtenidas producto de la promoción de las actividades
recreativas, redundó en beneficio de la vida asociativa formal, ya que tras una solicitud
realizada por parte de la comisión directiva de la Española en 1927, fueron eximidos del
pago de impuestos de contribución directa a la propiedad en que se ubicaba el local
social, dado su carácter de asociación de beneficencia y socorros mutuos con
personería jurídica. Mientras tanto, las transformaciones políticas en España
adquirieron un cariz que modificó el panorama asociativo de la zona, las que
coincidieron con la emergencia de una generación de dirigentes cuyos nombres
marcaron el perfil de las asociaciones estudiadas, ya que sus gestiones fueron
fundamentales para definir la orientación recreativa o mutualista de las mismas hasta
nuestros días.
Republicanos
El 6 de enero de 1931, Teodoro Cereceda natural de Castilla la Nueva,
propietario de un pequeño hotel en la zona del Yacimiento de la petrolera estatal,
asumió la presidencia de la AESMCR, cargo en el que permaneció hasta el 1 de enero
de 1939. Su gestión (una de las más extensas que se recuerda) coincidió prácticamente
con la instauración de la II República y la finalización de la Guerra Civil. Sin embargo
su gestión es recordada dado que como parte de ella se produjo la inauguración del
magnífico edificio social el 5 mayo de 1934.
El fomento de las dimensiones recreativas en las décadas precedentes había
permitido la consolidación del capital suficiente para encarar la construcción de la
nueva sede, decisión encarada por la reunión de la Comisión Directiva el 27 de
diciembre de 1933. Además del presidente, integraban la misma Manuel Fernández del
Prado (secretario), Marcos Soto (tesorero), Juan Acuña, Joaquín Bordagi, Lázaro
Campos y Rufino Riera (Vocales titulares); Eladio Cánova, Pedro de Miguel. (Vocales
suplentes), Santiago Fernández y Lupo Morán (Jurado) y Santiago Busnadiego
(revisor de cuentas). En la nómina figuraban socios fundadores y ex presidentes, además
de antiguos integrantes del centro recreativo asturiano desaparecido en la década
precedente. Santiago Fernández había sido propietario de un hotel en la zona del
107
Yacimiento de la petrolera estatal, actividad que compartía con el presidente de la
asociación quien también poseía un establecimiento similar en la misma zona. Este
último, en su carácter de comerciante residente en la jurisdicción mencionada encabezó
la nómina de quienes firmaron el 20 de abril de 1931, un telegrama que fue reproducido
por la prensa local: “Excelentísimo Don Niceto Alcalá Zamora, Madrid. En nombre de
los españoles residente en los Yacimientos Petrolíferos de Comodoro Rivadavia,
Patagonia Argentina, saludamos felicitamos y reconocemos en su excelencia, en su
digno ministerio y pueblo español, a los forjadores de la nueva democracia que asoma
al mundo”199
.
Los firmantes organizaron una comisión para ofrecer una comida popular, la que
en principio había sido prevista para realizarse en los salones de la asociación, aunque
culminó por realizarse en el Hotel España. Al año siguiente, fue la Comisión directiva
quien se hizo cargo de la organización de la Gran Velada Patriótica “en los salones de
la asociación”. El discurso de apertura estuvo a cargo del Vicecónsul de España, Don
Francisco Lastres (fundador del Centro Gallego), se continuó con las palabras de Don
José Isaac, finalizando los mismos con otro de los socios del centro gallego, Andrés de
Dios Bretal. La prensa local subrayó que los tres oradores, se refirieron al paso dado por
España, haciendo resaltar que ello representaba un gran avance en la instrucción pública
y libertad de ese pueblo. El advenimiento de la República generó un cambio en las
actitudes mantenidas por las la dirigencias de ambas asociaciones en la década
precedente ya que la celebración de este aniversario permitió la creación de un espacio
de convergencia de intereses, que a posteriori se traduciría en otras prácticas materiales
como la inauguración de un mástil denominado “de los españoles” en la jurisdicción del
yacimiento dependiente de la petrolera estatal.
La entrega del mástil se realizó el 12 de octubre de 1932 asistiendo a los mismos
el administrador del Yacimiento Comodoro Rivadavia, Roberto Raventos, el
comisionado municipal Don César Stafforini y adhiriendo con su presencia la Sociedad
Española , la Sociedad Portuguesa y el Centro Gallego, quienes fueron representados
por sus autoridades, asociados y banderas. Tras la inauguración, se trasladaron al local
de la Asociación Española ubicado en el ejido municipal donde la comisión directiva de
la entidad había organizado un vino de honor. Aquel mástil fue realizado en homenaje a
la bandera argentina, comenzando a profundizarse las expresiones vinculadas a la
199
El Chubut, 20/4/31, pág. 8.
108
argentinidad. En este sentido la fecha de inauguración del edificio social se consignó el
25 de mayo, aunque como la muestran las imágenes de distintos anuarios
conmemorativos, quienes participaron de la ceremonia lo hicieron en presencia de la
bandera argentina y la homónima española, aunque los colores fueron esta vez los
republicanos.
Si bien la información conservada por el Centro Gallego es bastante fragmentaria
(el copiador de correspondencia presenta copias fechadas hacia 1927 y se retoma la
actividad en 1934, habiéndose extraviado el libro de actas correspondiente a los años
1923-33), es posible afirmar que la renovación de dirigentes alcanza también al
mencionado aunque la misma no es acompañada por un incremento del caudal de
asociados, lo cual pondrá en riesgo las finanzas de los entidad. Resulta dificultoso
asimismo, elaborar un perfil de la dirigencia étnica ya que contamos con un registro de
socios que pertenece a un período posterior. El primer presidente de la entidad étnica,
Francisco Lastres ejerció el cargo desde 1923 aunque resulta imposible establecer la
fecha en que finalizó su mandato. Fue sucedido en el cargo por Adolfo Collazo a quien
correspondió iniciar las gestiones para inaugurar la sede social del Centro. Tanto Lastres
como Collazo desarrollaban actividades comerciales (era martillero) aunque resulta
difícil establecer en el segundo de los mencionados con mayor precisión el carácter de
las mismas puesto que no ha dejado descendientes directos ni figura en los padrones
municipales que se han conservado200
. En los años siguientes se sucederán en la
presidencia Jesús Martínez (1930-32), chauffer y José Moirón (1932-1934) quien
trabajaba en el puerto para la Sociedad Anómina Importadora y Exportadora, Angel
Escudero (1934-1936) panadero y uno de los primeros pobladores de la zona y
Bernardo Cores (1936-1939) comisario de policía. Francisco Lastres (primer
presidente) figura aún entre los integrantes del Consejo de Apelaciones en 1933. Ese
mismo año, Lastres eleva una carta a los integrantes del Centro con motivo del décimo
aniversario de la Asociación, en la cual subrayaba “ muchos sinsabores y desengaños
hemos recibido en ese lapso de tiempo, pero ello no tiene importancia si se contenla la
recompensa recibida: Me refiero la solidez y prestigio de nuestro Gallego: A mí me
correspondió el alto honor de guiar los primeros pasos del Centro…disfruto de la
inmensa alegría de verlo ya sólidamente formado y con miras siempre hacia delante,
procurando el bienestar de la comunidad y que el nombre de Galicia no sea nunca
200
Carmen Collazo de Derpich, entrevista personal, Comodoro Rivadavia, junio de 2009. Carmen es
sobrina del mencionado Adolfo Collazo.
109
olvidado en este lejano rincón del solar Argentino a quien tanto debemos querer todos
los españoles que lo habitamos”.
La documentación conservada por la entidad da cuenta de la presencia femenina
en las actividades organizadas por el Centro, pero quiero destacar dentro de mujeres
movilizadas hacia el interior de la entidad mutualista, la figura de Pilar Martínez de
Moirón, hija y esposa de presidentes de la asociación. Pilar de Moirón supo por cuenta
propia ocupar un lugar destacado como integrante de las comisiones directivas de las
instituciones creadas ad hoc para el apoyo a la República primero y los refugiados
después, como así también de aquellas que se conformaron con criterios similares tras
el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Estas instituciones surgieron dispersas por
toda la geografía argentina, aunque en nuestro caso además de su constitución
mantuvieron fuertes vínculos con sus similares ubicadas en Capital Federal. 201
Pilar de
Moirón se desempeñó como integrante de la comisión femenina de la filial local de la
Agrupación Amigos de la República (ARE), la cual se conformó a fines de 1936. La
Comisión Directiva de la Asociación “Amigos de la República Española estaba
integrada por Eladio Cánova ( presidente), Teodoro Cereceda ( vice), Cipriano Navaso
( Secretario), Francisco Gabella (prosecretario), Sergio Picón (tesorero), Agustín
Recalde (protesorero),como vocales figuraban : Carlos Iban, Diego Ramos Postogna;
Donato Sein, Gabriel Ortega, José Ares Hamilton , Luis de Pedra, Antonio Méndez,
Vocal de prensa : Manuel Fidalgo202
. Cánova integraba la comisión directiva de la
“Española” como vocal titular, mientras que Cereceda la presidía. Francisco Gabella
José Ares Hamilton lo sucederían al frente de la misma. Figuraba asimismo como
tesorero Sergio Picón, ex – prosecretario del Centro Gallego y uno de los socios
expulsados en los enfrentamientos de la comisión directiva en los años 33-34.
Muchos de los integrantes de esta primer comisión directiva se sumaron al Centro
Democrático Español surgido en la localidad el 19 de marzo de 1939, que absorbió a la
mayoría de quienes habían adherido al Centro Republicano Español disuelto por
disposiciones del Gobierno Argentino. Este Centro local estaba adherido al Centro
Republicano Español de la Capital y a la Federación de Sociedades Democráticas
Españolas203
. La junta directiva contaba como integrantes en 1940 a José Cárdenas
201
Dora Schwarzstein, Entre Franco y Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en
Argentina, España, Crítica, 2001, pp. 102-138. 202
El Socialista, Comodoro Rivadavia, 31 de diciembre de 1936. 203
El Rivadavia, Edición del 25 Aniversario, Com.Riv. 1940, sin numeración de páginas.
110
(presidente), Lázaro Campos ( vicepresidente), Emilio Fernández ( secretario), Luciano
Nuevo ( pro), Domingo Pardo ( tesorero), Eloy Campos ( pro), Evaristo Morcira
(Contador), B. Menéndez , C. Iban, J. Ares, M, Ares, M. Soto, F. Gabella, F.
Fernández, J.L.Valhondo ( vocales titulares), J.A. Alarcón, J. Paños y L. Ríos. En este
caso, la nómina permite ver la continuidad de varios presidentes de la “Española” del
período entre sus integrantes entre los que figuraba el presidente en ejercicio: Lázaro
Campos. El Centro Democrático perseguía fines culturales y recreativos y era partidario
de la normalización de la vida democrática en España, contaba con un grupo de teatro
integrado por varones y mujeres. La sede donde funcionaba se encontraba en el mismo
local social que la filial de la ARE en los años precedentes. No eran las únicas
instituciones ad-hoc que funcionaban en la zona, ya que se había conformado en la
localidad la Comisión Administrativa de la Junta Regional Pro Refugiados de la Guerra
Española, sus actividades centrales era la organización festivales y colocar afiches
murales de propaganda que fueron varias veces prohibidos dado el carácter agresivo de
las imágenes empleadas. Varios pedidos fueron rechazados dado el carácter comunista
de sus actividades por los comisarios de policía local y el interventor municipal. Las
actividades organizadas por el Centro Democrático Español parecen haber sido
toleradas con un grado mayor de benevolencia, aunque sus integrantes no estaban
exentos de realizar frecuentes aclaraciones referidas a los temas de las conferencias y
espectáculos promovidos, como por ejemplo la nota que debió elevar Francisco Gabella,
explicando los contenidos que trataría la conferencia del ex militar español, Enrique
Jurado, quienes debieron comparecer ante el comisario de policía local , para dejar
constancia que trataría el tema de la defensa de Madrid en los días 6,7 y 8 de noviembre
de 1936 de una manera objetiva y puramente militar sin tener que mencionar
personalidades ni nombres que pudieran manifestaciones que alterara el orden204
.
La presencia entre los integrantes de la comisión directiva del Centro
Democrático Español de varios presidentes de la asociación voluntaria más antigua de
la zona, revela que existió un mayor nivel de tolerancia de sus actividades (aunque las
actividades del centro tenían un declarado perfil socialista). Situaciones similares
parecen haberse presentado a Pilar de Moirón quien en su carácter de presidenta interina
de la Junta de la Victoria local, debió comparecer ante las autoridad policial local para
dar cuenta ante los comisarios de que las asociaciones Confederación Democrática
204
AHMCR,Territorio Nacional del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Exped. 1850-C,
5/11/1941.
111
Argentina, filial Comodoro Rivadavia, Centro Democrático Español, Comisión Pro-
Unidad de los eslavos, Asociación Juventud Unidad de Comodoro Rivadavia, Sociedad
Democrática Italiana de Socorros Mutuos, Unión Obreros y Empleados del Estado,
prestaban su colaboración solamente en la venta de entradas y recolección de
donaciones205
.
Actividades similares por parte del Centro Gallego no parecen haber generado las
sospechas mencionadas probablemente porque durante el período 1936-1939 coincidió
con la gestión como presidente de Bernardo Paulino Cores, un integrante de las filas
policiales. Cores había nacido en la localidad de Panjon (Pontevedra) en 1902 aunque se
había naturalizado argentino. Su familia emigró en 1912 hacia la localidad de Punta
Arenas (Chile) donde residieron hasta 1919, fecha en la que regresaron a su pueblo
natal. La familia no retornó completa, ya que dos de sus hermanas mayores y un
hermano varón permanecieron en Chile. Las razones y el contexto que originó la
decisión de radicarse en Argentina son bastantes confusas, algunos memorialistas
sostienen que Cores adoptó el nombre de un hermano fusilado por los fascistas los días
antes de su partida y que habría ingresado a la Argentina con papeles falsos o bien que
sus hijas descubrieron luego de su muerte, que había adoptado el nombre de un paisano
de su pueblo, y que su nombre verdadero era José Modesto Aballe206
. De todas maneras,
Cores arribó a Buenos Aires en 1921, donde trabajó en una fábrica de camisas y
contrajo matrimonio con Eusebia Gago, trasladándose a la Patagonia donde ingresó a la
policía territoriana en la localidad de Gaiman, luego sería trasladado a Comodoro
Rivadavia. Cores se asoció al Centro en 1932, integrando rápidamente las comisiones
directivas en carácter de vocal de la Biblioteca “Concepción Arenal” creada a fines de
1933 y ascendiendo a secretario durante la gestión de Angel Escudero como presidente.
En ocasión de conmemorarse el décimo cuarto del centro en julio de 1937, Cores en
nombre de la comisión directiva, realizó gestiones de colaboración con la ARE que
organizaban bailes y otros festivales para recolectar fondos para ayudar en sus diversas
formar a las víctimas de la contienda, aún cuando los estatutos prohibían la recolección
de fondos para otros fines que no fueren los sociales. Alegando que los mismos habían
sido elaborados en momentos en que España no se encontraba en Guerra Civil,
resolvieron realizar un baile destinando los beneficios la agrupación anteriormente
205
AHMCR, Territorio Nacional del Chbur, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Exped. 1898-J,
2/11/1942. 206
Ernesto Maggiori, Ob. Cit., 2004.
112
mencionada. El presidente fue comisionado para entrevistarse con las autoridades de
la institución nombrada con el objeto de requerirles la autorización correspondiente para
invocar su nombre en la propaganda. Habiéndose autorizado la alusión a la entidad, se
resolvió comisionar a las señoritas y damas del Centro para prestar colaboración, sobre
todo para que las mismas regalaran al público escarapelas con los colores de la bandera
española republicana. Cores envió a Mencía Hnos.(Capital Federal), una carta
solicitando le fuera remitido al Centro a la mayor brevedad posible : “ 2 gruesas de
moñitos, cuya muestra se adjunta, pero con los colores de la bandera republicana
española (subrayado en el original) y 10 gallardetes multicolores, cuya muestra
también se adjuntaba. Rogaba asimismo efectuaran el envío en el primer correo y
contrareembolso para abonar en el Correo local, o en su defecto, avisaran el importe
que sería girado de inmediato” Se aclaraba que “en caso de que los moñitos de
referencia no pudieran ser enviados con los colores solicitados, les ruego enviar en su
reemplazo una pieza de cinta de seda de 15 metros, con los colores de la República
Española para confeccionar los moñitos en esta institución207
.
En abril de 1938, el Centro Gallego respondió afirmativamente a la convocatoria
efectuada por el Centro Republicano Español de Buenos Aires en la que solicitaba la
adhesión en forma oficial al Gobierno Republicano Español. El tema fue tratado en una
reunión de la Comisión directiva en la que por unanimidad se aprobó la moción
teniendo en cuenta que ese gobierno era el único reconocido legalmente 208
. Un año
después, aquella convicción de fe republicana comenzó a debilitarse y en la medida que
el franquismo perduró en el poder, se tornó un aspecto del pasado de la asociación que
permanecería oculto, salvo se tuviera acceso a la documentación de la entidad étnica.
Toda vez que el Centro encaró actividades conmemorativas como la edición de
anuarios, las descripciones de la gestión de Cores y las menciones sobre las actividades
de Pilar Martínez de Moirón, disimularon su perfil republicano, exaltándose otras
cualidades menos comprometidas de los mencionados. En la actualidad, la bandera
republicana es conservada en una caja construída al efecto formando parte del acervo
del museo con el que cuenta el Centro Gallego, no sucede lo mismo con la respectiva
enseña que posee la Asociación Española. En este caso uno de los integrantes de la
comisión directiva (a su vez secretario del Centro Gallego) la conserva en su domicilio
207
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, copiador de cartas 1923-1946., 29/6/1937, folio 242. 208
Centro Gallego de CR, Libro de Actas, Acta,183, 24/4/1938, folios 129-130.
113
particular, dadas las objeciones hechas por otros integrantes de la Comisión directiva a
que sea expuesta en la sede social209
.
Mientras la cuestión permanece irresuelta en la memoria colectiva de ambas
entidades mutualistas hasta nuestros días, debo preguntarme sobre la forma en que
ambas asociaciones afrontaron la finalización de la guerra civil, el fracaso republicano
y la consolidación del franquismo en el poder. Además de integrar asociaciones ad hoc,
españoles y gallegos orientaron principalmente sus actividades a dar cuenta de las
demandas de atención médica por parte de sus asociados. En el caso del Centro Gallego
reemplazaron las romerías por el “Xantar Gallego” a partir de 1941. En las décadas
posteriores, reeditándose una experiencia de los veinte, se organizaron nuevos centros
en el ámbito de la zona litoral del Golfo San Jorge. La fragmentación asociativa hispana
no quedó al margen de la emergencia de los nuevos estados provinciales, lo que se
tradujo en la conformación de nuevas asociaciones, las que como el Centro Español de
Caleta Olivia inauguraron sus instalaciones el 25 de agosto de 1963210
. Diez años antes,
en Comodoro Rivadavia, reeditando una experiencia de los veinte, los asturianos
conformaron un nuevo Centro el 18 de octubre de 1953, orientando sus actividades a la
promoción de la recreación entre las que se destacó especialmente la práctica deportiva
211. La primer comisión directiva quedó constituída por Rufino Riera ( presidente),
Plácido Pulgar ( vicepresidente), Demófilo Fernández ( secretario), José Estrada (
prosecretario), Aser Menéndez ( tesorero), Eladio Iglesias ( protesorero), Celestino
Menéndez, Segismundo Llaneza, José Fernández, Reineiro Hidalgo, José Pola, José
Fueyo y Emilio Cortina ( vocales), Santiago Fernández, Luciano Nuevo, José Vallina y
José Pulgar ( Comisión Fiscalizadora), Lino Marinas ( bibliotecario).
Luciano Nuevo había integrado el Centro Democrático Español en los cuarenta,
figuraban además en la nómina varios futuros presidentes de la Española en las
décadas del sesenta y setenta: Plácido Pulgar (23/6/61 al 8/5/66), Rufino Riera (8/5/66
al 2/5/69) y José Estrada (2/5/69 al 30/4/71 y 27/05/74 al 23/06/75). Este último, aún
desarrolla actividades en las comisiones directivas del Centro Asturiano e integra
asimismo la comisión directiva de la Española. José Estrada nació en Comodoro
Rivadavia en 1916, su familia de origen asturiano retornó a España luego de la primera
Guerra Mundial, en 1936 se sumó al ejército republicano como voluntario, refugiándose
209
Manuel Lago, entrevista personal, Comodoro Rivadavia, setiembre 2005. 210
Rosa López- Verónica Bucci y Sergio Bucci; Ob. Cit., pág.321. 211
Roque González, Comodoro ´70, Com.Riv. Editoral El Chenque, 1971, pág. 212.
114
en Francia en los años 48 y 49, el 2 de mayo de 1952 retornó a la Argentina en
compañía de su familia. Socialista y autodidacta, es quizás la única figura de las
comisiones directivas estudiadas que exalta su vinculación con “sus ideales”. En el
anuario conmemorativo editado con motivo del noventa aniversario de la “Española”
admitió sin desenfado: “Perón malogró mi vida, porque apoyó abiertamente a Franco,
fue cómplice y fue uno de los artífices de que Franco pudiera mantenerse en el poder.
Yo no pude estudiar porque para ingresar a la Universidad teníamos que llevar un
aval de ser afectos al régimen y yo estuve siempre en contra”212
.
Las palabras de José Estrada son similares a las de otros exiliados republicanos
estudiados en la Argentina213
. Sin embargo, las cicatrices corporales y en la memoria
que dejara la Guerra Civil y el posterior avance del franquismo, no alcanzan para
poder dar cuenta de las huellas que los mencionados procesos dejaron en el entramado
asociativo al cual Estrada accedió durante el transcurso de los cincuenta. En las dos
décadas precedentes, las comisiones directivas de las asociaciones estudiadas habían
desarrollado actividades que fortalecieron los contactos intraétnicos en el marco de la
Guerra Civil, actividades que culminaron en una gran frustración. Fue en el terreno de
las demandas de atención médica de los asociados, que las comisiones directivas
encontraron un terreno apto para expandir el asociacionismo voluntario, sus
aspiraciones de liderazgo e inclusive llevar adelante un proyecto que aspiraba a ejercer
el control del Hospital Vecinal inaugurado en 1937.
Diluyendo fronteras étnicas, construyendo horizontes comunes...
El acercamiento de las dirigencias étnicas durante la tercera y cuarta década del
siglo pasado coincidió con un período de normalidad relativa en los gobiernos
municipales. Entre fines de 1932 y comienzos de 1937, la comuna quedó bajo el
control de la Unión Vecinal Máximo Abásolo y del Partido Unión Popular. Durante ese
período, las comisiones directivas de las distintas asociaciones voluntarias debieron
granjearse la simpatía de los partidos locales quienes se alternaron la conducción
municipal. La tarea no resultó dificultosa dado que en el caso de la “Española”,
integrantes de su comisión directiva como Marcos Soto y Lázaro Campos se
desempeñaban como concejales, aunque en partidos opositores. Esta asociación era la
única que contaba con exanciones impositivas desde la década precedente dado su
212
Nancy, Sáez, Mariana García y Norma Escalante; Ob. Cit., 2000, pág. 48-49. 213
Dora Schwarzstein, Ob. Cit., 2001.
115
carácter mutualista. Pedidos similares fueron elevados por el Centro Gallego en 1933,
para lo cual debieron modificar los estatutos incorporando a la faz de promoción de
sociabilidad y cultura, la relativa a los socorros mutuos. Las gestiones realizadas ante
las autoridades municipales dieron los frutos esperados, el Centro Gallego y la
Asociación Portuguesa de Socorros Mutuos fueron eximidos de la contribución, lo que
generó la oposición de la minoría del concejo. Más adelante, el gobierno de Pastor
Schneider hizo extensiva la exanción a otras asociaciones voluntarias dedicadas a la
beneficencia y el socorro mutuo: la Sociedad de Damas de Beneficencia local, el
Colegio salesiano Catalina Daghero, Euskal Echea y la Asociación Italiana, aún cuando
la mayoría de ellas carecía de personería jurídica. Sin embargo, su sucesor Pedro
Ciarlotti, desconociendo las mismas, reclamó a las entidades las sumas adeudadas por
esos conceptos. El pedido llegó en un momento en que las finanzas de las asociaciones
voluntarias comenzaban a verse afectadas por la muerte de algunos asociados, cuyos
gastos por atención médica y sepelio pusieron en cuestión inclusive la continuidad de la
vida algunas de ellas.
Hasta ese momento, las entidades parecen haber conservado la esperanza de poder
atender a sus asociados en el Hospital Municipal, sin embargo el aumento de las
demandas de atención médica por parte de los asociados era creciente, de modo que
correspondió a la entidad más antigua de la localidad, impulsar la inauguración del
consultorio social, que fue habilitado en octubre de 1939 en los altos del edificio social
construído originariamente con fines recreativos. La comisión directiva el 16 de junio
de 1939 designó al Doctor Eduardo Podestá como responsable del mismo, a la vez que
determinó la compra de material destinado para los nuevos consultorios, adquiriéndose
un equipo de rayos X de la casa “Westinghouse”214
. La inauguración del consultorio
generó competencia entre los servicios prestados por otras entidades mutualistas, como
lo certifica la reunión de la comisión directiva del Centro Gallego efectuada en
noviembre del mismo año. En la reunión mencionada, se abordó el nombramiento del
Dr. Serafín González como médico de la asociación, a la par que se establecían los
honorarios que percibiría el mencionado, para el cálculo debía procederse de manera
similar a “la Española”, ya que la cobertura de “rayos X” era una primordial medida de
propaganda215
. La tendencia se hizo presente en otras sociedades mutualistas de la zona
214
ASESMCR, Acta No. 662, 26/9/1939, pág.78. 215
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas No2, Acta 199. folio 166-7.
116
como la Portuguesa y la Italiana, las que encararon actividades similares durante el
período.
Casi contemporáneamente, la Inspección General de Justicia comenzó a exigir la
modificación de los estatutos sociales de las entidades mutualistas con el objeto de
otorgarles personería Jurídica. En el caso del Centro Gallego, los trámites habían
comenzado durante la presidencia de José Moirón y finalizaron durante la gestión de
Bernardo Cores, otorgándose la misma el 24 de enero de 1939. Actividades similares
realizaron la Asociación Portuguesa y la Sociedad Damas de Beneficencia, las que
obtuvieron la personería durante esos años. Este interés por parte del Estado Nacional
por regular las actividades de las asociaciones voluntarias se profundizó a partir del
golpe de Estado de 1943. En el marco de la creación de la Dirección Nacional de Salud
Pública y Asistencia Social dependiente del Ministerio del Interior en octubre de 1943,
correspondió al Coronel Angel Solari, nombrado como comisionado municipal, el
recabar de las sociedades de beneficencia y socorros mutuos información completa
sobre las formas en que prestaban servicios médicos y de asistencia social. El
Departamento Nacional de Higiene remitió un cuestionario con el objeto de solucionar
los problemas vinculados a la organización sanitaria y de asistencia social.
En noviembre de 1943, Lázaro Campos tuvo a su cargo la tarea de contestar en
nombre de la comisión directiva de la “Española” el cuestionario en cuestión. Esta
asociación y Euskal Echea fueron las únicas que respondieron la convocatoria efectuada
aportando los datos solicitados216
. Entre la información requerida, las entidades debían
dar cuenta del número de socios con que contaban en dos fechas precisas: 31 de agosto
de 1942 y el 31 agosto de 1943. En el caso de la “Española”, contaba con 984
asociados en 1942 y un año después, había ascendido a 1048. En el caso de Euskal
Echea, la suma no había variado: 41 socios217
. En el caso del Centro Gallego, las actas
de reunión de la Comisión directiva dan cuenta de la solicitud por parte de la comisaría
de la localidad de brindar información de corte similar (cantidad de asociados, copia de
estatutos). De acuerdo a la información de las actas consultadas las razones por las que
el Centro permaneció al margen de la anterior convocatoria, estuvieron relacionadas
216
AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente 2493-M,
6/11/1943. 217
Dado que la información con que contamos es lo suficientemente fragmentaria para evaluar el caudal
de asociados de las otras entidades, simplemente a modo de ejemplo, damos cuenta de los asociados
detallados en el Cincuentenario de la ciudad, Asociación Española: 1202, Centro Gallego: 218,
Asociación Portuguesa: 742, Asociación Helénica: 85, Asociación Chilena: 730. Soil Brohman(Director),
Ob. Ci,t, 1951 , pp. 175-185.
117
con nuevos enfrentamientos entre los candidatos a dirigir la entidad, presentándose dos
listas además de serias irregularidades en el recuento de votos, que fueron informadas al
Ministerio de Justicia. Los conflictos derivaron en la solicitud por parte del mismo de
la elaboración de un fichero de socios, resolviéndose asimismo realizar una campaña de
conscripción de asociados. Los enfrentamientos perduraron durante el transcurso de
1944 y finalizaron en noviembre de 1945218
.
Mientras tanto, el escenario normativo en el que se habían desarrollado estos
conflictos, fue transformado abruptamente tras la absorción por parte de la Secretaría de
Trabajo y Previsión de las funciones de asistencia social en agosto de 1944. Las
pretensiones de hegemonizar el sector por parte de la Secretaria de Trabajo, se
profundizaron con la creación de la Dirección de Mutualidades a través del decreto
22.499/45, que parece no haber generado un acompañamiento por parte del mutualismo
al proyecto político de la Secretaría 219
. La información con que contamos acerca de la
actitud tomada por las entidades mutualistas en la zona, muestra que tanto la
Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos, su homónima italiana y la
Asociación Española de Socorros Mutuos aportaron sumas para su realización del
Congreso de Mutualidades que sirvió de base para la elaboración del posterior decreto,
siendo la última la única de las mencionadas que habiendo adherido al congreso
finalmente no designó ni delegados ni asesores en su representación. En el caso del
Centro Gallego, una vez normalizado el funcionamiento de la comisión directiva,
correspondió al nuevo presidente Ramón Suárez y al secretario Bernardo Cores remitir
una nota a los integrantes de la Comisión Pro derogación decreto No.22499 que
funcionaba en Capital Federal, adhiriendo por unanimidad a la conformación de la
misma220
. Paralelamente elevaron al director de Mutualidades otra carta en la que
subrayaban que consideraban que el decreto “lesionaba grandemente las actividades
mutualistas en su doble faz moral y material”221
. El rechazo por parte del Centro se
vinculaba con la presión económica que deberían ejercer las entidades mutualistas
sobre los asociados, ya que entre las nuevas disposiciones los socios además de la cuota
mensual correspondiente a su categoría debían aportar dos cuotas adicionales de 50
centavos cada una, en los meses de junio y diciembre cuyo importe sería ingresado en la
cuenta del fondo para viudas. Igualmente debía abonarse una contribución obligatoria
218
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas No. 2. 219
Susana Belmartino, Ob. Cit,.2005, Pág. 111. 220
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro copiador de cartas, 7 de enero de 1946, folio 409. 221
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro copiador de cartas, 7 de enero de 1946, folio 410.
118
de 10 centavos mensuales para ser depositados en el Banco Central, a la Orden de la
Dirección de Mutualidades.
Habida cuenta de que la experiencia con que se contaba en la localidad, no
favorecía la confianza por parte de la dirigencias del mutualismo étnico hacia las
autoridades municipales (el Centro Gallego había donado sistemáticamente fondos para
la construcción del Hospital Municipal y el último pedido de internación en el mismo en
caso de urgencias había sido rechazado por parte del Comisionado Municipal en 1943)
no había garantías de que cumpliendo con los aportes al Policlínico Mutualista, los
asociados recibieran la atención médica solicitada. Por otra parte, la nueva normativa
obligaba a las entidades a mantener una caudal de afiliación, que en el caso del Centro
Gallego pondría en cuestión su misma existencia dado que hacia 1937 apenas había
logrado superar los 100 asociados. Asimismo, la Secretaría de Trabajo y Previsión
preveía que las entidades debían dar cuenta permanentemente de las condiciones de su
funcionamiento interno, lo cual puede ser entendido como una intromisión “moral” en
términos de la autonomía a la que estaban habituadas a manejarse en la zona.
La opinión parece haber sido compartida por otras comisiones directivas de las
asociaciones étnicas, entre las cuales figuraban la Asociación Portuguesa y la Española,
las que intercambiaron durante el período copias de los estatutos y las modificaciones
exigidas por el decreto anteriormente mencionado. Entre los papeles de Asociación
Portuguesa se encuentra copia del Acta NO. 836 de la Asamblea General Ordinaria de
la Asociación Española de Socorros Mutuos y una copia de los estatutos de la misma.
La asamblea que fue realizada el 28 /3/48, con la presencia de 53 socios, en la que se
mencionaba una asamblea previa realizada en 1947 en la que se había puesto en
consideración el asamblea proyecto de estatutos y reglamentos de acuerdo a las
exigencias establecidas por el decreto Ley 24.499 /45. El mencionado proyecto había
sido elevado a la Dirección de Mutualidades el 21/5/47, sufriendo modificaciones que
les fueron comunicadas por nota el 3/2/48. De acuerdo a los requisitos que debían
reunir las entidades mutualistas, se establecieron los fines que perseguiría la
“Española”.
Las finalidades primordiales de la asociación voluntaria eran la asistencia médica;
medicamentos; maternidad; profilaxis social; servicio funerario; sepultura y panteón
social; pensiones y subsidios por vejez e invalidez; primeros lutos; fondo para viudas;
subsidios por fallecimiento.; establecimiento de servicios profesionales en general para
todos los asociados; sanatorio para áreas de reposo, reeducación de enfermos y
119
accidentados; farmacia propia, hospital para la internación en la forma que fije el
reglamento; hogar de ancianos, biblioteca social y cualquier otro servicio
complementario que tenga por finalidad la ayuda y protección mutua222
. De la misma
forma que el Centro Gallego, la dirigencia de la “Española” consideraba que estas
finalidades eran un área propia de la acción privada, en la cual la asociación tenía más
trayectoria que el estado municipal mismo. Por otra parte, quienes se encontraban al
frente de la entidad, como Lázaro Campos quien respondió la encuesta solicitada por el
Departamento Nacional de Higiene en 1943, tenía plena conciencia de las prestaciones
médicas que ofrecía la sociedad ( asistencia médica en consultorio y domicilio,
internación en el Hospital Español de Buenos Aires o en otro de de la localidad por
cuenta de la asociación, los socios tenían derecho a radiografías, radioscopias,
ultravioleta, diatermia, análisis, se habían llevado a cabo un total de 22 operaciones
quirúrgicas, la entidad contaba con un médico, un enfermero, , un secretario contador y
un encargado de la limpieza.). En el informe Campos subrayó que la entidad ocupaba un
local propio que había sido adquirido con el producto de las cuotas y festivales
realizados por la Asociación y recalcó que no contaban con subisidios de ninguna
naturaleza223
. Si bien el presidente respondió al requerimiento del Ministerio del
Interior, bajo su presidencia comenzó a discutirse la posibilidad de contar con un
sanatorio propio, retomándose así a nivel asociación los lineamientos que él había
llevado adelante durante su gestión como concejal del Partido Unión Vecinal Máximo
Abásolo en la primera mitad de los treinta, cuando habían comenzado avanzado los
proyectos de construcción del Hospital Vecinal. Campos y sus sucesores; Francisco
Gabella y José Ares había compartido otros horizontes en defensa de la democracia
como integrantes del Centro Democrático Español. A partir de la creación de la
gobernación militar producida en mayo de 1944, el contexto local comenzó a adquirir
un cierto aire de familia con el régimen al cual ellos se oponían tan abiertamente, sería
en los marcos de la asociación que por entonces controlaban que sus sueños de
autonomía y democracia culminarían por materializarse en las décadas siguientes.
222
Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Estatutos. 1947. La copia se
encontraba entre los estatutos de la Asociación Portuguesa de Socorros Mutuos. 223
AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente 2493-M,
6/11/1943.
120
El rechazo
El 20 de noviembre de 1947 las autoridades de la Gobernación Militar anunciaron
la construcción de un monumental hospital regional. Al día siguiente la prensa publicó
una pequeña nota en la que se informaba a la población que la Asociación Española de
Socorros Mutuos había iniciado entre sus asociados la emisión de bonos
correspondientes al empréstito que tenía por objeto solventar los gastos que eran
demandados para la construcción del sanatorio, cuya obra fue programada por la actual
comisión directiva que presidía Francisco Gabella. Numerosos asociados efectuaron
su aporte para la obra, el cronista encargado de cubrir el evento subrayó que el
proyecto había sido acogido por toda la colonia española con el mayor beneplácico y
mejor voluntad, y que se encontraban dispuestos a colaborar con esta feliz iniciativa de
la Asociación Española224
.
La Asociación adquirió un solar ubicado en la calle Mitre destinado de antemano
a la construcción del sanatorio.225
Con el objeto de contactarse con los propietarios del
terreno, se formó una comisión que tuvo a su cargo la función de concertar la
operación de compra. Dicha comisión la integraban el Francisco Gabella, Juan Gorchs
y Eladio Cánova. Finalmente, se resolvió autorizar la compra del solar.226
A partir del
momento que se decidió la compra del terreno, la comisión directiva se abocó
completamente a recaudar fondos para tal fin. Bailes de carnaval y promoción de rifas
permitieron recaudar el dinero necesario. En 1950, bajo la presidencia de Teodoro
Villalobos se realizaron entrevistas con maestros mayores de obra y arquitectos,
confeccionándose el proyecto que sirvió de base para el plano definitivo. La comisión
determinó que la edificación del sanatorio se realizaría por etapas, comenzando por la
planta baja y el subsuelo.
El 9 de mayo de 1954, en una emotiva ceremonia se colocó la piedra fundamental
del futuro sanatorio social. Las actividades programadas dieron comienzo a las 10:30 de
la mañana, contándose con la asistencia del Gobernador Militar Coronel Atilio Dell
Oro, del Comisionado Municipal Señor Martínez, Muro, del médico Oficial Dr.
Gregorio Sandoval, autoridades y asociados. Se dio lectura a las actas donde se daba
cuenta del proyecto del futuro Sanatorio, tarea que quedó a cargo del Secretario
224
El Rivadavia, 21/11/47, pág. 4. 225
Nancy Sáez, Mariana García, Norma Escalante, Ob. Cit. 2000 pág.78. 226
Idem.
121
Administrativo Blas Azpillaga. Luego, el Párroco Pbro. L. Méndez, bendijo la piedra
fundamental, tras lo cual hizo uso de la palabra el miembro de la Comisión directiva y
vicecónsul de España, Don Plácido Pulgar, elegido por la Comisión Directiva en su
doble carácter de integrante de la comisión directiva y como vicecónsul. Tras destacar el
honor que le fuera conferido por ser además “antiguo asociado de la Institución y
como testigo presencial de los hechos”, el discurso abordó los hitos en la vida de la
asociación, subrayando que los mismos culminaban en el acto de bendición de la piedra
del sanatorio social. En la síntesis esbozada remarcó especialmente el afán de progreso
de las comisiones que habían regido lo los destinos de la institución. En el discurso se
mencionaron años fundamentales en la vida de la entidad: el surgimiento (1910), la
primera sede (1913), el incendio de la misma (1920), no faltaron las menciones a las
gestiones de Toribio Larrea, Bernardo Reviriego y Teodoro Cereceda. Pulgar finalmente
destacó:
“Durante la presidencia de Don Teodoro Cereceda, el edificio social fue
modernizado adquiriendo su actual fisonomía, siendo refaccionado, totalmente el
interior del teatro, construyéndose las dependencias del frente, donde funcionan bar y
farmacia, y en la planta alta, los consultorios, sala de sesiones y administrativa. Pese a
las ingentes sumas que la institución destina al socorro mutuo de sus asociados, pues
tal es así que el mismo insume la totalidad del ingreso por cuotas sociales, debiéndose
disponer de fondos provenientes de alquileres y los producidos por los festivales,
organizados por las comisiones de fiestas, a las que es justo valorar en el valioso y
generoso aporte que realizan, pese a este desequilibrio no creemos que con eso haber
llegado al punto de beneficios a otorgar a los asociados en el sentido mutual. Es por
ellos que nos hallamos aquí reunidos, mancomunados en nuestros ideales para poder
vislumbrar en un futuro próximo, el moderno sanatorio de la Asociación Española, a
nuestros asociados, a la población de Comodoro Rivadavia y por ende a todos aquellos
que lleguen a sus puertas buscando alivio a sus sufrimientos. Hemos querido que sea en
este mes de mayo, mes de gloria para Argentina y España, pues aunque en distintos
años, las dos sellaron su destino de naciones libres, en gestos emancipadores, el fijado
para iniciar aunque simbólicamente por intermedio de este acto que terminamos227
.
Cinco años más tarde, el 19 de abril de 1959 se inauguró oficialmente el
sanatorio social. En esa oportunidad, no hubo mención alguna a las razones por las
227
El Rivadavia, 10 /5/54, pág. 2.
122
cuales se había elegido ese día, aunque la fecha estaba muy cercana a la
conmemoración de la fecha de la iniciación. de la República en 1931. En esos
momentos, la comisión directiva estaba conformada por Cipriano Alonso (Presidente),
José Cambeiro (vicepresidente), Plácido Pulgar ( Secretario), Adolfo Quintana
( prosecretario) , José Barrau( tesorero), Aser Menédez (Protesorero), José Ferre,
Francisco Gabella, Diego Navarro, Eutimio Díaz y Tomás Fernández ( vocales
titulares). Entre los integrantes figuraba aún Francisco Gabella, quien como ya hemos
mencionado había integrado el Centro Democrático Español. Cipriano Alonso presidía
la asociación desde 1954, habiendo sido reelecto varias veces ya que de acuerdo a la
información ofrecida a la prensa debía darse término a las obras iniciadas. El criterio
había prevalecido en la asamblea realizada en los días previos a la inauguración y
teniéndose en cuenta que ya que la Comisión Directiva había organizado el
funcionamiento y administración del sanatorio, debía ser ella la que pusiera en marcha
la inauguración oficial228
.
Cipriano Alonso había nacido el 16 de setiembre de 1901 en Soria (Castilla La
Vieja), habiendo arribado a la Patagonia cuando contaba con 10 años. Tras el
fallecimiento de su madre, su padre contrajo nuevas nupcias, lo que motivó a Cipriano a
embarcarse como polizón, desembarcando en Comodoro Rivadavia en 1911. A los 13
años, se incorporó como letrista del primer periódico fundado en la localidad
denominado La República. Años más tarde, Cipriano conformaría una sociedad
conviertiéndose en editor propietario y director del mismo229
. En ese carácter, en mayo
de 1933 fue detenido y trasladado al Penal de Rawson por haber realizado críticas sobre
la actuación del Jefe de Policía del Territorio230
. Tres años más tarde, fue aceptado
como socio del Centro Gallego aunque parece no haber desarrollado tareas dentro de la
comisión directiva. Es probable que su vinculación con el mismo estuviese relacionada
con la mencionada detención, ya que los estatutos del Centro preveían la protección de
los asociados por este tipo de cuestiones desde sus orígenes.
A diferencia de la escasa participación que tuvo en esta última entidad, Alonso se
incorporó a “la Española” cuando contaba con apenas 17 años. El fomento de la
dimensión recreativa fue uno de los ejes que el mencionado desarrolló como base para
consolidar el patrimonio social de la asociación pero además contribuir con otros fines,
228
El Chubut, 19/4/59 , pág. 4. 229
Mariana García, Nancy Sáez, Norma Escalante, Ob. Cit, 2000, pág. 126. 230
El Chubut, 9/5/33.
123
como las actividades que desarrolló al frente de la comisión de fiestas en 1927, se
organizó uno de los primeros beneficios a favor del anunciado proyecto de
construcción del Hospital Vecinal por parte del gobierno municipal. Cipriano Alonso
no imaginaba por entonces que un 19 de abril de 1959, serían suyas las palabras
centrales el día de la inauguración del sanatorio social como presidente de la entidad
El día previo a la inauguración oficial, las instalaciones estuvieron abiertas al
público en general, realizándose un vino de honor y una cena danzante para festejar el
evento. La comisión directiva recibió una nota por parte del Embajador de España, en la
que se les comunicaba la imposibilidad de viajar a la zona. Tras entonar los Himnos
Argentinos y Español, los padrinos de la ceremonia, Emilia Guillot de Larrea (viuda del
primer presidente) y Santiago Busnadiego (uno de los socios fundadores) realizaron el
tradicional corte de cintas. En su discurso Alonso destacó:
“Lo que hace tanto tiempo fue una esperanza hoy se ha de convertir en una realidad,
vamos a inaugurar un edificio que fue anhelo de sus fundadores y una preocupación de
sus anteriores directivos. Los hombres que asumimos la responsabilidad de dirigir esta
obra, sabemos que teníamos un camino difícil de recorrer, pero sabíamos que
estábamos respaldados por asociados y pueblo de Comodoro Rivadavia, que siempre
estuvo presente cuando se trató de haber una obra útil al pueblo. En virtud de ella, la
AESMCR, ha resuelto que esta casa sea de PUERTA ABIERTA para médicos y
pueblos. En ella encontrarán los señores profesionales todos los elementos necesarios
para llenar el cometido con la medicina y el pueblo encontrará la comodidad máxima
que se puede ofrecer en esta clase de casa. Esperamos de los sectores médicos y del
personal de la casa, y eso es un anhelo de la comisión directiva, haga que toda persona
que llegue a esta casa, sea bien atendida, esos son nuestros deseos. Me queda por
agradecer al pueblo en genera, autoridades locales, provinciales, prensa oral y escrita
y a todos aquellas personas que de una u otra forma han llegado con su aporte a esta
casa, el agradecimiento profundo de la Comisión directiva231
.
A continuación el intendente Antonio Morán subrayó en su discurso la capacidad
de la Comisión Directiva, mientras que los editores del diario El Chubut dedicaron una
sección al “poder de la Acción privada” resaltando “que no existía un establecimiento
similar en toda la Patagonia232
. Aquella noche del 19 de abril, durante el transcurso de
la cena danzante, organizada por la subcomisión de fiestas y de damas, pudo
231
El Chubut, 19/4/59, pág. 4. 232
Idem.
124
escucharse al Secretario de la Asociación Don Plácido Pulgar, quien nuevamente
insistió acerca del sanatorio : “sus puertas han quedado abiertas de para en par a toda
la población de este rincón de la República(…) Dice un famosos escritor que la
humanidad nunca se contentó con realizar lo posible y que por el contrario, su
grandeza y su tragedia está precisamente, en que procuró siempre, con increíble
entusiasmo, hacer lo imposible, en que persiguió ciertos ideales y visiones de ensueño
y se empeñó en darles realidad con esfuerzo de voluntad sobrehumanos, con los más
abnegados sacrificios. Al principio está siempre la utopía, la imagen visionaria de un
estado que ha de llevarse a la realidad. Luego empieza el trabajo especulativo y
práctica para la realización de lo intuído, que finalmente se ejecuta hasta sus últimos
detalles. El sanatorio social era una mera posibilidad, una promesa, un ensueño y hoy
es realidad. Nosotros queremos que quienes nos sucedan sigan realizando
imposibles233
.
Conclusión
La conformación de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro
Rivadavia en setiembre de 1910 inauguró una tradición asociativa en la que el
mutualismo étnico destacó especialmente por la permanencia de sus logros. Obras como
la monumental sede y el sanatorio social fueron el resultado de las actividades de
numerosas comisiones directivas y de un importante conjunto de líderes étnicos cuyos
perfiles he delineado. Al reconstruir las formas en que el capital social fue constituído
por las comisiones directivas del período, he prestado especial atención a las actividades
que se realizaban hacia el interior de la asociación, también rastreé los contactos
mantenidos con otras sociedades de socorros mutuos de la zona y también con quienes
estuvieron al frente de la corporación municipal o bien con distintas esferas del estado
central.
Desde sus inicios la construcción de un “hospital de comunidad” formó parte de
los proyectos de la dirigencia étnica de la asociación aunque en la medida que muchos
de quienes ejercieron cargos como presidentes de la Asociación o como integrantes de
la comisión directiva desempeñaron paralelamente cargos en el Concejo Municipal, la
provisión de asistencia médica a los asociados quedó inmersa en un proyecto con mayor
proyección sobre el conjunto de la comunidad: el del Hospital Vecinal. Fue en el terreno
233
El Chubut, 21/4/59, pág. 2.
125
de las demandas de atención médica de los asociados, que las comisiones directivas
encontraron un terreno apto para expandir el asociacionismo voluntario y como he
mostrado llevaron adelante un proyecto que aspiraba a ejercer el control del
mencionado nosocomio el que fue finalmente inaugurado en 1937, aunque
paradójicamente quienes por entonces estaban al frente de la corporación municipal
rechazaron sistemáticamente la internación de los asociados de las entidades étnicas.
Aquellos años coincidieron asimismo con un renovado interés de parte del estado
central de regular la vida asociativa, situación que en principio fue recibida con
beneplácito de parte de la dirigencia de la Asociación Española, la que colaboró
elevando informes, modificando estatutos y participando de la organización del
Congreso de Mutualidades incluso hasta financieramente. Sin embargo, la creación de
la Dirección de Mutualidades y el intento de parte de la Secretaría de Trabajo y
Previsión de que las mencionadas entidades dieran cuenta permanentemente de las
condiciones de su funcionamiento interno, culminó con el rechazo de la dirigencia de la
Asociación, la que entendió aquel conjunto de medidas como una intromisión “moral”
en términos de su autonomía. A partir de entonces, la comisión directiva retomó el
proyecto de construcción del sanatorio social el que fue finalmente inaugurado en 1959.
La obra aún en nuestros días simboliza la capacidad de la dirigencia étnica española, la
que demostró haber jugado un rol fundamental de mediación sea en relación a sus
compatriotas como del conjunto de la comunidad toda.
Cierto es que la experiencia no estuvo exenta de conflictos intraétnicos, los que
derivaron en los fraccionamientos regionales de los que he dado cuenta aunque me
interesé particularmente por recuperar aquellas prácticas formales e informales que
paradójicamente servían tanto para diferenciar como para homogeneizar al colectivo
inmigrante estudiado. El estudio de la Asociación Española de Socorros Mutuos como
el abordaje del Centro Gallego de Comodoro Rivadavia me han llevado a pensar las
prácticas de la dirigencia local en la línea propuesta por Xosé Manoel Núñez Seixas
quien ha elaborado una tipología de liderazgo distinguiendo tres modelos: el liderazgo
recibido, el liderazgo interno y el del liderazgo de proyección. En los casos que nos
ocupan estamos frente a un ejemplo del segundo modelo. 234
Sin embargo, al focalizar
234
Xosé Manoel Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones
a partir de los españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006,
pp. 17-41.
126
mi atención en ambas asociaciones voluntarias he podido advertir que ya en las etapas
iniciales de la vida asociativa las mujeres ocuparon un lugar relevante como integrantes
de comisiones de festejos u organización de beneficios. Estas prácticas adquirieron
particular relevancia durante la Guerra Civil Española ya que durante aquellos años las
dirigencias de ambas entidades establecieron contactos con las asociaciones ad- hoc
creadas con ese objeto en otros lugares de la Argentina, pero fue una figura femenina la
de Pilar Martínez de Moirón, esposa e hija de presidentes del Centro Gallego quien
ejerció el denominado liderazgo de proyección. Una de las características del
mencionado liderazgo es que quienes lo ejercen mantienen una situación periférica
dentro del grupo étnico y un mayor protagonismo por fuera de él. Pilar de Moirón
destacó dentro un amplio conjunto de mujeres movilizadas dentro de las asociaciones
estudiadas y a ellas como a las asociaciones femeninas que lideraron dedicaré el
próximo capítulo.
127
Capítulo 4
Medio siglo de maternalismo: beneficencia y feminismo
“La disolución de la Sociedad y la Cesión de sus Bienes a esa Municipalidad,
tropieza contra toda la obra efectuada por las sucesivas comisiones directivas y contra
el espíritu de esta institución que se creó y se mantiene con el apoyo y beneplácito de
toda la población, cual si fuera un imperativo de la dádiva anónima el mantener
íntegra la obra de la Sociedad, considerando además que la base de su existencia y la
efectividad de su acción implica su independencia como entidad jurídica”
Emilia Guillot de Larrea, 1944
El 15 de marzo de 1963 las integrantes de la Comisión Directiva de la Sociedad
de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia hicieron entrega de los bienes de la
asociación al gobierno de la Provincia del Chubut, el que a partir de esos momentos se
hizo cargo de la obra de las mencionadas. En una sencilla ceremonia las integrantes de
la comisión directiva dejaron en manos de los funcionarios provinciales, la
administración del Asilo más conocido como “Casa del Niño” en el que se albergaban
una gran cantidad de pequeños sin hogar235
. Aquel traspaso clausuró un capítulo
fundamental en la vida de las asociaciones voluntarias conformadas por mujeres en la
zona, las que cedieron a los funcionarios de la nueva provincia el control de la
infancia abandonada, objeto central de sus devociones durante más de cuatro décadas de
existencia.
Una profusa bibliografía se ha interesado por abordar la beneficencia en
Argentina. Dentro del conjunto de las producciones existentes, las Damas de
Beneficencia de Capital Federal han llamado la atención de la mayoría de quienes se
interesan por estas cuestiones236
. Existen otros análisis que han abordado este tipo de
asociaciones en Tucumán y Provincia de Buenos Aires237
. Más recientemente, se han
producido algunos estudios referidos a lo los Territorios Nacionales (La Pampa, Chubut
235
El Chubut, 15/3/ 1963, pág. 4. 236
Donna J. Guy, Ob.Cit, 2000, pp.321-341; Karen Mead, Ob. Cit, 2000, María Fernanda Lorenzo, Ana
Lía Rey y Cecilia Tossounian, Ob. Cit., 2005, pp. 19-43. 237
María Estela Fernández, Alejandra Landaburu y Flavia Macías, “Esfera pública, moralidad y mujeres
de la elite. Sociedad de Beneficencia en Tucumán (1860-1920)”, en Temas de Mujeres. Perspectivas de
Género, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 1998, pp.97- 110, Daniel
Reynoso, Ob. Cit, 1998, pp.41- 63.
128
y Santa Cruz)238
. Una cuestión que ha adquirido gran relevancia en la literatura sobre
el tema es que algunos estudios sostienen que el avance del Estado culminó por
eliminar las instituciones de beneficencia durante el siglo XX, proceso que no estuvo
exento de conflictos ya que las mujeres que manejaban las mencionadas asociaciones
desarrollaron múltiples estrategias para impedir la pérdida de las áreas que estaban
bajo su control. En el presente capítulo examino la cuestión centrando mi atención en la
Sociedad Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia, la asociación voluntaria
femenina con mayor trayectoria dentro de un conjunto de experiencias más bien
efímeras (Comité Billiken Ministro Le Bretón y Asociación Ropero Infantil) que
estuvieron relacionadas con la mencionada Sociedad. Por otra parte, intento rastrear si a
nivel local se produjeron conflictos similares a los planteados en otros espacios de la
Argentina durante los años de existencia como asociación voluntaria.
Asociacionismo voluntario, beneficencia y maternalismo
Durante el transcurso del año 1907, Emilia Guillot de Larrea en compañía de su
esposo Toribio y de un conjunto importante de integrantes de su clan familiar arribó a
las costas del Golfo San Jorge. La familia procedente de Río Gallegos siguió los pasos
del derrotero profesional del esposo, designado por entonces gerente de la tercera
sucursal de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia. Años más
tarde, Toribio fue elegido primer presidente de la Sociedad Española de Socorros
Mutuos de Comodoro Rivadavia (1910) y en 1927 primer vicecónsul en la localidad.
Sin embargo, a pesar del creciente protagonismo de su esposo Emilia no figuró entre
las mujeres que participaron de la colocación de la piedra fundamental del edificio
social, aunque el anteriormente mencionado figuraba en la mencionada nómina. Los
rumores sobre la constitución de una sociedad de Beneficencia comenzaron casi
paralelamente a la normalización de las actividades del Concejo Municipal en 1914,
aunque son escasas las referencias al tema en algunas actas de sus sesiones en las que
se menciona que la misma se realizaría en el seno de la Asociación Española de
Socorros Mutuos. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial y a partir de la
convocatoria de la Cruz Roja, algunas damas integrantes de la Asociación, entre ellas
Emilia, comenzaron a reunir fondos y realizar eventos con ese objetivo. La
238
María H. Di Liscia y José Maristany (Editores), Mujeres y estado en la Argentina. Educación, salud y
beneficencia, Bs.As, Biblos, 1997; Daniel Villar, María Herminia Di Liscia y María Jorgelina Caviglia
(Editores), Historia y Género. Seis Estudios sobre la condición femenina, Bs.As., Biblos, 1999.
129
documentación que se conserva es tan fragmentaria que no es posible afirmar si en
aquellos momentos el grupo de damas del entorno de la mencionada aspiraban a
controlar los aspectos referidos a la niñez abandonada o ejercer algún tipo de control
sobre el casi inexistente sistema de salud pública a nivel municipal.
Esta cuestión comenzó a adquirir relevancia durante el período 1914-1947 cuando
los integrantes del Concejo Municipal abordaron cuestiones referidas a la atención de la
salud pública de la localidad: el establecimiento del servicio médico gratuito para las
personas asalariadas que vivieran en el ejido municipal en 1919, la construcción de un
hospital municipal en 1920, para lo cual se debió conformar una comisión encargada de
confeccionar los planos y elaborar el presupuesto, cuya coordinación quedó bajo la
órbita de los médicos que prestaban servicios al municipio: los Dres. Pedro Ciarlotti y
Pastor Schneider. Ambos integraban la Unión Vecinal, el partido gobernante 239
.
Ciarlotti y Schneider eran en estos momentos figuras secundarias respecto de otros
integrantes del mismo partido, el liderazgo lo ejercía Máximo Abásolo quien era a su
vez presidente del Concejo y tras él se ubicaban dos concejales que habían obtenido la
mayoría de votos: Casimiro Pella y Pablo Ortega. Del entorno familiar de los mismos
provinieron las mujeres que comenzaron a adquirir visibilidad en el espacio público de
la localidad. En 1921, Casimiro Pella propuso que en las fiestas patrias se proveyera de
ropa a los niños pobres de la localidad. La moción fue aprobada, encargándose la tarea
a la comisión organizadora de los festejos Sin embargo, tal comisión no alcanzó el
número de integrantes requerido para conformarse, de modo que la tarea quedó en
manos de su esposa, Polly LLoyd quien entregó a los niños los obsequios en nombre de
la municipalidad240
.
En 1924 la preparación de las fiestas mayas, julias y el 12 de octubre les fueron
asignadas al Comité Billiken Le Bretón, la primer asociación voluntaria formada por
mujeres de la localidad, entre las integrantes del mismo figuraban Clara y María Julia
Ortega, hijas del concejal anteriomente mencionado, quien falleció en agosto del mismo
año como así también una de sus hijas y la primer presidenta del comité, Edith Morgan
de Stewart, lo cual fue en desmedro del protagonismo que la asociación tenía en la
sociabilidad de la localidad 241
. Hasta su fallecimiento ocurrido en 1927, Edith Morgan
239
AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas del Concejo Municipal, Acta
No.77, 28/5/1919, folios 176-185; Acta No. 95, 27/11/1920, folios 237 y ss. 240
AHMCR, Acta No. 111,14/5/1921, folios277-80. 241
Ester Ceballos, Julia Patricia Fuentes y Verónica Peralta; Ob. Cit, 2008; pp. 315-335.
130
ocupaba un lugar central entre las mujeres movilizadas, participaba activamente en
reuniones sociales de todo tipo (despedidas de soltera, bailes). Su cuñado Tomás Evans
era el gerente de la Compañía Mercantil del Chubut y juez de paz por la Unión Vecinal
Máximo Abásolo y en 1926 contrajo nupcias con Tomás Stewart uno de los fundadores
de la Sociedad Rural. Buena parte de las integrantes del Comité Billiken provenían del
entorno familiar del personal de la Compañía Mercantil del Chubut y sus propios
sobrinas lo integraban (Angélica y Elena). Tras su muerte y antes del alejamiento de la
familia de la zona, su hermana Mary Ellen adquirió protagonismo: en 1929 ocupaba la
presidencia honoraria del Club Nacional. La práctica del fútbol parece haber atraído a
otras damas de la localidad: como Polly Lloyd de Pella, socia fundadora del Club
Huracán. Es probable que estas mujeres se interesaran en su práctica y promoción dado
que tenían hijos varones que jugaban en las divisiones inferiores de los mencionados
clubes, pero también en esas décadas los clubes de fútbol eran asociaciones voluntarias
que no las excluían de la participación como socias activas, algo que no sucedía en las
entidades mutualistas de la zona.
Marginadas de los cargos directivos por razones de sexo por sus propios esposos,
encontraron en las fiestas patrias un ámbito desde donde adquirir visibilidad. La
exclusión de las mujeres de los cargos directivos de las asociaciones culminó generando
el acercamiento de las mismas como he mostrado en el capítulo 1. Estas mismas
mujeres confluyeron en una serie de actividades para promover la construcción de un
templo y para garantizar la radicación de un colegio para niñas dependiente de la
congregación salesiana. La prensa local detallaba: “a bordo del vapor “Santa Cruz”
llegaron las hermanas salesianas de María Auxiliadora, Reverendas Sor María
Peisino, Vice sub inspectora de los Colegios María Auxiliadora en la República
Argentina y Sor María Montaldo, quienes traen la misión de allegar fondos con que dar
comienzo a las obras de construcción de un colegio para niñas, para cuyo objeto posee
esta piadosa institución un terreno adecuado en la manzana 24 de este pueblo”. A tal
fin “se ha organizado una comisión de damas de la localidad presidida por la
Inspectora de los Colegios de María Auxiliadora en la República Argentina, Rvda.
Madre Magdalena Promis, que reside en la Capital Federal, calle Yapeyú 132, e
integran la comisión las Sras. Emilia G. de Larrea, Claris G. de Herrera, Serafina C.
de Imperiale, Anastasia T. de Gómez y María S. de Van Raap. Esta comisión tendrá a
131
su cargo la recaudación de las sumas mensuales que sean recolectadas y que deberán
depositarse mensualmente en el Banco de la Nación Argentina a la Orden Conjunta de
las Hnas. María Peisino y María Montaldo y Sras. Anastasia T. de Gómez y Clarisa G.
de Herrera”242
.
La creación de una ‘escuela profesional para niñas’ estaba también entre las
perspectivas de otros grupos como el organizado en torno a la Sociedad Cooperadora
Escolar del ámbito de la Explotación Nacional del Petróleo, quienes habían elevado un
proyecto con idénticos fines por aquellos días. El Círculo Católico San José, ubicado
también en el área de la Explotación Nacional y presidido por Humberto Beghin (uno de
los míticos descubridores del petróleo en 1907), propiciaba además “ una kermesse
para lo cual tramita la obtención del local del teatro Coliseo de esta localidad , en los
días 30 de Diciembre y 6 de enero próximos, secundando los trabajos que se hacen
para la instalación de una escuela profesional de niñas de esta población que carecen
de escuelas en las que puedan aprender las labores propias de su sexo(subrayado mío).
Los fondos que se recolecten en dichas fiestas serán destinados íntegramente a la obra
de fundación del colegio citado”243
.
No debe extrañar entonces que los días previos a la llegada de las salesianas en
1925, la prensa local destacara: “el benemérito Instituto de María Auxiliadora sigue
extendiendo su acción educadora y nacionalista (subrayado mío) por el vasto territorio
de la República. Entre los colegios a abrirse este año conmemorando el cincuentenario
de la llegada de los Salesianos a la Argentina, figura el de Comodoro Rivadavia. La
noble determinación ha sido recibida con aplauso y gratitud por las familias de
Comodoro Rivadavia, que desde hace años venían reclamando las sabias y virtuosas
Hermanas de María Auxiliadora para la Educación de sus hijas. Para la Dirección del
mismo Colegio ha sido elegida la actual directora del de Rawson, Sor V. Barrio, a cuya
reconocida competencia, laboriosidad y dotes educacionistas, la Superioridad ha
confiado la difícil y penosa tarea de la apertura del Colegio”244
.
La llegada de las salesianas se produjo durante el transcurso del mes de enero
del veinticinco cuando desembarcaron en el muelle de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales. Las crónicas de la escuela relataban a cincuenta años de la creación del
colegio: “Es imposible detallar la interminable lista de almas generosas que durante 50
242
El Chubut; 18/11/1923; pág.1. 243
Ibídem. 244
El Chubut; 2/1/1925; pág.7.
132
años han ayudado al Instituto María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia. Desde las
beneméritas familias que la mañana del 28 de enero de 1925 recibieron a las primeras
Hermanas en el muelle hasta las actuales familias que hoy le confían sus hijas; desde el
Sr. Humberto Beghin que les facilitó la Capilla-Salón del Círculo Católico de Obreros
San José para que se cobijaran mientras no tuvieran un techo estable, hasta el Superior
Gobierno de la Nación que cedió el edificio conocido en 1925 con el nombre de
“Asilo”, sobre el que se levanta el actual colegio”245
.Entre las familias a quienes la
escuela guardaba eterno agradecimiento se encontraban la familia Van Raap, Larrea,
Herrera y la Sra. de Huber Platz, esposa del entonces administrador del Yacimiento
Estatal. Estas damas habían formado la Comisión que había tenido “la grata misión”
según la prensa local de recaudar los fondos que serían destinados a las mejoras del
local escolar durante los dos años previos a la instalación definitiva de las salesianas en
la localidad.
Durante esos años se produjo la segunda intervención de la comuna (1924)
retornando la normalidad institucional tras una nueva jornada electoral durante el
transcurso de 1926. El cargo de presidente del Concejo Concejo Municipal quedó en
manos de Casimiro Pella, integrante de la Unión Vecinal Máximo Abásolo. En julio de
1927, en su carácter de Presidente del Concejo, Pella presenció la firma de un acuerdo
entre la Condesa Pagani Pacci. y un grupo de damas entre las que figuraba sus esposa
Polly. El acuerdo seguía el programa del último Congreso Internacional Femenino de
Roma y habían resuelto constituir el Comité de Cultura Femenino pro derechos de la
mujer, solicitando al Superior Gobierno de la Nación que se les concediera el voto
administrativo y político. Entre las integrantes del Comité de Cultura Femenino
figuraban: Elli M. De Platz, Polly de Pella, Mercedes D. De Herrera, Elvira S. De
Raventos, Henny Ivoene, Rosalía B. De Becerra, María Lusarreta, Mercedes Larrea,
Imperata Wawtra, Armanda Lovatini, Rosa Coletto, Teresa Miojheth, Johana du
Plesssis, Dolores Lovatini, Alejandra Lovatini, Adelina de Lutz, América Perelli,
Mercedes Lusarreta y Hermelinda Pessolano246
.
Muchos de esos nombres volvieron a repetirse entre las integrantes de la
Asociación de Beneficencia de Cooperadoras Salesianas (más tarde adoptó el nombre
Sociedad de Damas de Beneficencia) surgida en setiembre de 1927. La comisión
245
Folleto editado con motivo de la Conmemoración del Cincuentenario de la Fundación del Colegio
María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, sin datos editoriales, 1975. 246
AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente No. 279, 24 de julio de 1927. También
El Chubut, 13/7/1927, pág.4. .
133
directiva quedó constituída de la siguiente manera: Directora Sor Victorina Barrio
(Directora del Colegio de Salesiano de Niñas); como Presidenta Honoraria figuraba Elli
M. De Platz (esposa del entonces administrador local de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales); Presidenta: Emilia G. De Larrea; vicepresidenta Dorotea G. De Garófoli;
Secretaria, Polly L. de Pella, pro: Iride C. De González; tesorera: María S. de Stempft;
Pro: Teresa C. De Orbaiz, Cronista: Mercedes D. De Herrera; Consejera: Adelina F. De
Luth247
. Las promotoras del Comité Cultura Femenino ocuparon cargos en la primera
comisión directiva de la asociación en 1927(Presidenta honoraria: Elly de Platz, como
secretaria: Polly LLoyd de Pella). Los estatutos de la asociación exigían la renovación
periódica de la comisión directiva, aunque es posible observar que quienes figuraban
entre las promotoras del voto femenino, en las décadas siguientes se mantuvieron en la
asociación ocupando cargos de relevancia (secretarias o tesoreras) como Mercedes
Lusarreta, y Johanna Du Plessis. Como veremos Emilia Guillot de Larrea estuvo al
frente de la presidencia durante la mayor parte de la vida de la entidad.
La Asociación ocupó sus primeros años de existencia en la constitución del
patrimonio de la misma, ya hacia 1929 sus integrantes se encontraban inmersas en la
concreción de un proyecto mucho más ambicioso: el de la inauguración de un asilo. El
proyecto surgió en agosto de 1929 y las damas se habían propuesto “crear un pequeño
asilo para todos aquellos niños cuyas madres se ven precisadas de abandonarlos para
con su honesto trabajo procurar el honesto trabajo de sus hogares. La obra que es de
todo punto de vista, merecedora de apoyo consiste, según sus propias manifestaciones
en lo siguiente: Interpretando la necesidad de ayudar a esas pobres madres y criaturas
cuya afligente situación, las obliga a separarse por determinadas horas del día, les ha
concebido la idea de crear un pequeño asilo donde poder recoger a las criaturas que se
hallen en tan tristes condiciones. [...] Al frente de la casa estará una encargada o
gobernanta, la que cuidará o atenderá, a los niños que se les confíe. Allí se les
suministrará su correspondiente su correspondiente desayuno, comida y merienda,
debiendo pasar sus madres después de terminar sus tareas a retirarlos. Le llaman (dice
el Cronista) la Casa de los Niños”248
.
Los primeros años de la asociación coincidieron con una nueva intervención al
gobierno municipal, lo cual no parece haber afectado la labor de las “damas”, las que
concentraron sus actividades en elevar solicitudes de internación en nombre de los
247
El Chubut, 23/7/1927, pág..3. 248
El Chubut, 16/8/1929, pág. 3
134
pobres de solemnidad de la localidad u organizando rifas y kermeses para así poder
constituir el patrimonio de la asociación. En 1929, la disolución de del Comité Billiken
Le Bretón les permitió consolidar los fondos con que contaban en la Caja Social. Ese
mismo año, organizaron una importante campaña para recibir donaciones e inaugurar el
Asilo, que comenzó a funcionar en instalaciones alquiladas por la asociación. En ningún
momento ocultaron los objetivos maternalistas del proyecto y sus actividades se fueron
orientando hacia la concreción de los mismos, lo cual les permitió incursionar en tareas
asociadas con el denominado “proceso de gestión y construcción de la ciudad”. 249
”
La construcción del asilo comenzó en junio de 1931, procediendo el interventor
municipal de turno, Comisario César Stafforini, a cederles una fracción de terreno en
la avenida Rivadavia. Yacimientos Petrolíferos Fiscales se hizo cargo de la dirección
técnica de la obra, dándose comienzo a los trabajos en agosto de 1932. Al comienzo de
las tareas se contaban con donaciones provenientes de Y.P.F. (13000 $), de la Cía.
Ferrocarrilera del Petróleo ($ 1000), la Cía. Diadema Argentina (1000$ ), la Cía. Astra
(32.000 ladrillos) y la Cía. Industrial y Comercial de Petróleo (1000 $)250
. Fueron
frecuentes la elevación de solicitudes de suministro gratuito de gas y agua, de
eximición del pago de impuestos municipales y en la medida que se aproximaba el
momento de inaugurar el Asilo, las Damas comenzaron a pedir a las autoridades
municipales materiales y obreros que les permitieran realizar actividades de refacción
del antiguo edificio como de las nuevas instalaciones. Ninguno de sus pedidos fue
rechazado, aún cuando el municipio estuvo afectado por la intervención que se
extendió desde fines de 1927 a 1932 como ya he señalado251
. A fines de ese año, se
realizaron nuevamente elecciones municipales, participando la Unión Popular del Dr.
Schneider y la Unión Vecinal Máximo Abásolo, que resultó ganadora del comicio,
nombrándose presidente del Concejo al Dr. Ciarlotti, éste se mantuvo al frente de la
comuna entre diciembre de 1932 y mayo de 1933. Los escasos seis meses en que se
desempeñó como Presidente del Concejo no obstaculizaron su interés por ejercer algún
tipo de control sobre la asociación que se encontraba bajo la presidencia de Jeannette
Du Plessis de Schneider, la esposa de su mayor rival político. Ciarlotti solicitó a las
Damas un informe detallado de los ingresos, egresos y donaciones con las que contaban
249
Luciano de Privitellio, Ob. Cit., 2003. Sobre las cuestiones conflictivas y el lugar de las mujeres en
este proceso véase, Ricardo González, Ob. Cit, 1990, pág.106-108. En cuanto al maternalismo véase,
Marcela Nari, Políticas de Maternidad y maternalismo político. Buenos Aires 1890- 1940, Bs.As., Biblos,
2004. 250
AHMCR, Exped. No. 2181, Sección XXXI, letra “S”, Octubre 8 de 1943. 251
AHMCR, Expeds. No.96-S, 15/3/28, No. 370- S, 11/9/29, No. No. 97-C, 27/2/31.
135
para el desenvolvimiento de sus actividades, y, aunque cumplieron con la presentación
de la documentación que se les había requerido, no desperdiciaron la oportunidad de
solicitar una subvención de 50 $ mensuales que sería destinada a comprar alimentos
para el asilo. La nota fue presentada por una comisión integrada por las Señoras de
Clemant, Camarero y Garófoli y firmada por la vicepresidenta Rosa M.V de Santillán,
quizás para evitar herir la susceptibilidad del Presidente del Concejo, si era elevada por
la Sra. de Schneider. Ciarlotti no pudo negarse y otorgó la subvención que permitió
solventar la compra mensual del pan252
.
En mayo de 1933, Ciarlotti fue reemplazado por su opositor, el Dr. Pastor
Schneider. El nuevo gobierno municipal no tardó en recibir un pedido de ayuda y
“cooperación suficiente” de parte de la comisión directiva de la asociación (bajo la
presidencia de su esposa) la que sostuvo que siendo la única institución dedicada a la
atención de la infancia desvalida, éste constituía “Un acto justiciero”. En reunión del
5 de junio, el concejo aprobó el otorgamiento inmediato de un subsidio de 2000$, suma
a la que se le agregarían otros 7000$ que serían percibidos por la asociación en cuotas
de 400 $ mensuales. La noticia no fue bien recibida ni por la prensa opositora ni por
otras sectores de mujeres quienes en compañía de sus hijos y de trabajadores que
militaban en el comunismo en la zona, se movilizaron hacia el edificio donde
funcionaba la municipalidad coreando: ¡Abajo las subvenciones a las Damas de
Beneficencia! ¡Pan para los hogares pobres !253
. La oposición de estos sectores no
afectó en lo más mínimo a las “damas”, quienes volvieron a elevar al Presidente del
concejo solicitudes de préstamo de stocks de cemento Pórtland, aduciendo que “tenían
conocimiento” de la existencia y disponibilidad de los mismos, o bien utilizaron
mosaicos destinados a la construcción del hospital vecinal, un préstamo que “estaba
perfectamente garantido” de acuerdo a las declaraciones del presidente interino del
Concejo254
.
El 12 de octubre de 1933 las instalaciones de la Casa del Niño fueron inauguradas
en presencia de las autoridades municipales y de numeroso público, aquel acto formó
parte de la conmemoración del Día de la Raza. La apertura de la nueva sede se produjo
en un momento en que si bien había críticas hacia las prácticas económicas de la
comisión directiva de la asociación, las mismas no eran suficientes para cuestionar el
252
AHMCR, Exped. No.208-S, 28/1/1933. 253
AHMCR. Expediente No. 664, Tomo XSVI, S, 7 /6/1933, El Chubut, 8/6/33, pp. 1 y 4. 254
AHMCR, Expediente No. 766-S. 7/7/33.
136
accionar de las Damas. La prensa opositora destacó, siguiendo las críticas habituales
esgrimidas por quienes pretendían racionalizar la administración de la beneficencia: “La
Sociedad de Damas (…) se ha construído el hermoso edificio que en nuestra localidad
se erigió con el nombre de “Casa del Niño” ha dado a publicidad el estado de cuenta
de dicha construcción hasta la fecha. Tal debe suponerse al menos el volante que con
este título se ha distribuido y en el cual figuran detalles minuciosos sobre préstamos,
donaciones, pagos, anticipos de subvenciones recibidas y otros aportes ya gastos que
figuran en las columnas de ingresos y egresos del volante. Cabe hacer notar algunas
fallas al documento como la de no tener fecha ni firma alguna, parte otros detalles que
no aparecen claros o bien distribuidos en lo que normalmente se entiende por balance
o estado de cuenta. No obstante, ahí están confirmado los detalles tan reclamados como
necesarios, sin duda, cuya circunstancia viene a reivindicar la seriedad de la
institución en lo que atañe a la publicidad de inversión de fondos.255
”.
No creo que haya sido casual que los actos se realizaran en un día en que se
vinculaban la raza y la nacionalidad. En un contexto en que el conservadurismo
avanzaba, las damas locales como otras de sus pares de la década se presentaron como
modelo de femineidad y se jactaron de sus logros256
. Mientras ellas festejaban, los
temores masculinos respecto del lugar que estas mujeres estaban ocupando en el espacio
público de la localidad, comenzaron a acercar voluntades de distintos sectores. No
tardaron en encontrar un motivo que justificara sus reuniones y a la vez les permitiera
ocultar sus verdaderas intenciones. La finalización del Hospital Vecinal proporcionaba
la excusa perfecta para intentar poner fin al control que las damas ejercían sobre las
pobres madres obreras y sus hijos.
Una misión imposible: la beneficencia bajo el dominio racional de los hombres
El 19 de abril de 1934 los integrantes de la Comisión Vecinal Pro Hospital de
Comodoro Rivadavia remitieron copia del acta de constitución de la misma al
Presidente del Concejo Dr.Pastor Schneider. Si bien los integrantes declaraban en los
considerandos que la misma sería completamente apolítica, entre sus integrantes
figuraban Augusto Perelli, (presidente de la Liga Patriótica en los veinte), Casimiro
Pella y Luis Spadazzi, ambos vinculados al partido opositor a Pastor Schneider.
También mencionaban que no reveerían en absoluto los fondos que existían para el
255
El Chubut, 12/10/33, pág. 3. 256
María Fernanda Lorenzo, Ana Lía Rey y Cecilia Tossounian, Ob. Cit,, 2005, pág.19
137
Hospital, comprometiéndose ni a criticar ni aplaudir nada de lo actuado con
anterioridad. La comisión solicitaría al Concejo la sanción de una Ordenanza que le
diera facultades autónomas para proseguir las Obras del Hospital hasta su terminación,
habilitación y para su administración y explotación conforme a un detallado plan de
actividades. Teniendo en cuenta estos objetivos se solicitaba al Concejo determinara en
la Ordenanza el monto de su aporte para la terminación de las obras, forma y fecha en
que se haría entrega de los mismos y se fijara el aporte mensual para sostenimiento del
Hospital. Finalmente señalaban que hasta que no se conociera el resultado de las
gestiones mencionadas no deberían iniciarse otras. Habiéndose aprobado las bases, fines
y propósitos de la misma, el Dr.Phillippeaux en nombre de la comisión remitió las actas.
Una nueva nota fechada en diciembre del mismo año, aunque en un tono menos
amigable, fue enviada por el presidente de la Comisión al Concejo, ya que no se
conocía el resultado de las gestiones. Casi un año después de la conformación de
aquella primera convocatoria y tras haberse realizado nuevas elecciones quedando la
presidencia del Concejo bajo el Dr. Pedro Ciarlotti, se constituyó la Comisión de
Fomento y Fiscalización de las Obras del Hospital Municipal integrada por los vecinos:
Don Enrique Marx, Otto Hinsch, Roque González, Armando Gosio, Casimiro Pella,
Miguel San Martín, Agustín Ibarguren, Julio Cabeza, Pedro A. Barros y el Presidente
del Concejo. A esta comisión se sumarían como colaboradores, los señores presidentes
de la Asociación Española de Socorros Mutuos, Sociedad Italiana de Socorros Mutuos,
Sociedad Portuguesa de S.M., Sociedad Alemana local y el Presidente del Centro de
Propietarios de Bienes Raíces257
. El proyecto de ordenanza preveía que en los 10 días
posteriores a su sanción, la Junta Vecinal debía presentar un reglamento para el
funcionamiento del Hospital que quedaría bajo su jurisdicción. Para el normal
desenvolvimiento de sus actividades y mantenimiento del nosocomio, la Municipalidad
traspasaría a la Junta, la administración y explotación de los servicios públicos de gas y
agua, que la misma manejaría de acuerdo a las “las prácticas más eficientes de
administración y técnica”. Una vez cumplidos los objetivos anteriormente
mencionados, la Junta se daría la tarea de resolver” todo problema relacionado a la
niñez abandonada, desamparada y sin orientación, y a la ancianidad, de las personas
carentes de recursos para su subsistencia, etc, etc, y para lo cual podría fundar Asilos
257
AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Resoluciones y decretos, 1933-1938, 13/5/35, folio
67.
138
para niños y menores, colonias de menores y de vacaciones, reformatorios,
dispensarios de salubridad, etc. etc”258
.
Días después la prensa local informó sobre su constitución pero sin dar cuenta de
los objetivos de la Junta que amenazaban con disputar el control a las Damas de
Beneficencia respecto a la infancia desvalida. Esta fue la última mención que se hizo
acerca de la existencia de la mencionada. Meses después y quizás por despecho,
Ciarlotti respondió a una solicitud de las damas en las que reclamaban el pago de
subvenciones atrasadas, que en realidad ellas adeudaban al estado municipal
aproximadamente unos 5400$ en concepto de impuestos y que sería multadas, aunque
es posible pensar que el presidente del Concejo no contaba con muchas fuerzas para
enfrentarlas ya que tras una sesión del mismo, se decidió dejar la multa en suspenso259
.
Poco tiempo le restaba a su administración, ya que la cuarta intervención comenzó en
1937. Un ex interventor, el Comisario César Stafforini fue designado al frente del
gobierno comunal permaneciendo en su cargo hasta setiembre de 1943. Dada la escasa
documentación que ha sobrevivido sobre la existencia de la Junta, no podemos dar
cuenta de los motivos por los cuales se produjo su desaparición. Podemos sugerir que
la materialización de sus aspiraciones se concretó parcialmente ya que el 1 de agosto
de 1936 se procedió a habilitar el dispensario de salubridad y consultorio para los
enfermos pobres de solemnidad en el nuevo edificio destinado a Hospital Municipal.
En contrapartida, el retorno a la administración de César Stafforini consolidó la
labor de las damas, fortalecimiento que contó con el aval presidencial. La firma de
Agustín P.Justo, confirmaba el 20 de octubre de 1937 que la Inspección General de
Justicia les concedía la personalidad Jurídica a la Asociación Sociedad de Beneficencia
de Comodoro Rivadavia. Para sus sostenimiento contaba con las cuotas mensuales de
las/los asociados, con los legados y donaciones en dinero, mercancías, con las
subvenciones acordadas por las autoridades, con el producido por las conferencias,
fiestas , conciertos , etc. que se organizaran a favor de la institución, con las rentas e
intereses que puedan producir el capital de la institución. Habían además instituido el
Día del Niño, fijándose a tal fin los días 4, 5 y 6 e enero de cada año con el objeto de
solicitar ayuda para la Casa del Niño 260
. En los estatutos quedó claramente establecido
258
Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, la copia se
encontraba entre los papeles sueltos correspondientes a los trámites de solicitud de personería jurídica de
la asociación. 259
AHMCR, Exped. 1011-P, 11/10/35. 260
AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943; Expediente 1865, 4/10/51; Expediente 1453; 9/6/55.
139
el objeto de su existencia: “proteger, amparar y socorrer a los desvalidos y necesitados
de esta zona, sin distinción de nacionalidad, sexo, estado, religión o credo político”261
.
Pero como ya era habitual en las prácticas institucionales de estas damas, no
desaprovecharon la oportunidad de que se asentara en los mismos que “la institución
se proponía solicitar de la Municipalidad los fondos que ésta tiene destinados para
tales fines, sean como donación o en administración, peticionar subsidios a los poderes
públicos para su sostenimiento como así recabar la ayuda de la población en la forma
que lo crea conveniente la Comisión Directiva”262
. Aquella cláusula finalmente se
materializó, otorgándole a la asociación no solamente el dominio sobre las pobres
madres obreras y sus hijos, sino dejando en sus manos el control de esos fondos
públicos.
En tiempos del primer peronismo
En setiembre de 1943 el Comisario César Stafforini fue reemplazado por el
Coronel Angel Solari quien ocupó el cargo de Comisionado Municipal hasta su
posterior nombramiento como primer gobernador militar de Comodoro Rivadavia.
Quien desempeñaba el cargo de subintendente, el Mayor David. A. Lavori fue
encargado de realizar visitas a la Casa del Niño. En días subsiguientes el Comisionado
Municipal elaboró un informe en el que destacaba entre otros aspectos que “el
Subintendente ha presenciado los más dolorosos e increíbles cuadros de miseria y
abandono, inadmisibles en un pueblo donde la Municipalidad invierte tantos dinero en
beneficencia. […] La necesidad de refundir en un solo organismo y con una sola
dirección, todas las asociaciones y entidades de carácter benéfico, debiendo renovarse
la comisión anualmente”263
. El Comisionado subrayaba la necesidad imprescindible de
que las Señoras de la Comisión de Damas desplieguen actividad para recolectar fondos,
pidiendo a los comercios locales, organizando ferias de productos confeccionados por
ellas mismas y obsequiados por terceros, etc. Sugería finalmente, que a los niños no
había solamente que alimentarlos sino “que hay que inculcarles aseo, prolijidad,
buenas costumbres, amor a Dios y a la Patria”264
.
Las instituciones que el Comisionado Municipal pretendía fusionar eran la
Sociedad de Damas de Beneficencia local y la Institución Ropero Infantil. Esta política
261
AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943. 262
AHMCR, Expediente 1170, julio 1930. 263
AHMCR, Expediente 2181,8/10/1943. 264
Ibídem.
140
se encontraba en el marco más amplio de centralización que el gobierno de la
revolución del junio del 43 llevaba adelante. Las sugerentes menciones a “Dios” y a la
“Patria” nos recuerdan la fuerte impronta del Nacionalismo Católico en las fuerzas
armadas del momento, pero además nos remiten al proyecto de institucionalización del
bienestar que la “elite militar” auspiciaba265
. El informe además mencionaba el tipo de
actividades que las Señoras de la Comisión de Damas de Beneficencia debían realizar
para recaudar fondos subrayando la relación existente entre caridad y el dominio de las
labores domésticas por parte de las integrantes de la Comisión.
A principios de los cuarenta Doña Emilia Guilot, quien presidía la entidad, ya
había enviudado, cuestión que no hizo que mermaran sus actividades en forma alguna.
Muchas integrantes de su núcleo familiar integraban también la misma comisión en
carácter de vocales. En 1951 fue nombrada como “presidenta vitalicia” de la Sociedad
y era además la atracción principal de las actividades caritativas organizadas por las
damas de la asociación. La prensa local promocionaba en 1947:
“Esta noche- 27 de mayo a las 22 hs.- esta noche
Eduardo Bianco dedica su Noche de Moda a beneficio de la Soc. de Damas de
Beneficencia “ Casa del Niño” que preside la distinguida Sra. Dña.
EMILIA G. DE LARREA
Selecto programa musical. Han prometido su asistencia autoridades de la ciudad y zonas
vecinas.
Grandiosos Éxito Orquesta de Señoritas
“Hungarian Serenaders”
Con la notable cantante Gloria Dorre
Los precios de las consumisiones no tendrán recargo alguno
CONFITERíA VARIETE “EL AGUILA’
San Martín 362- Tel. 520- C.R.
265
Loris Zanatta, Del Estado Liberal a la Nación Católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del
peronismo. 1930-1943, Bs.As., Universidad Nacional de Quilmes, 1996; Loris Zanatta, Perón y el mito
de la Nación Católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo, 1943-1946, Bs.As,
Sudamericana, 1999; Juan Carlos Torre, “Interpretando una vez más los orígenes del peronismo”, Bs.As.,
Desarrollo Económico, vol. 28; No. 112; enero- marzo 1989, pp. 524-548.
141
Un nuevo y espléndido local con una nueva modalidad europea” 266
El protagonismo alcanzado por Emilia Guillot en el evento seguía las pautas
establecidas por los estatutos aprobados en la década precedente, seguían organizando
funciones teatrales, bailes y desfiles de modas, actividades en las que destacaron Emilia
Guillot de Larrea y Pilar Martínez de Moirón, viuda y esposa de presidentes de
asociaciones étnicas. 267
En el capítulo 3 sostuve que el perfil de esta última responde a
las características del denominado liderazgo de proyección268
. Emilia Guillot también
debe ser inscripta en la misma tipología ya que sus prácticas ejemplifican más
acabadamente otro de los rasgos del mencionado liderazgo: suelen situarse en los
márgenes del grupo étnico y están dispuestos a abandonarlo “bajo una delgada capa de
lealtad”269
. Es que habiendo sido marginadas por los hombres de su propio entorno
familiar de los cargos directivos de las asociaciones voluntarias, estas mujeres supieron
hacer de la beneficencia un área bajo su control y comenzaron a ser temidas
precisamente por esos mismos logros 270
.
En este marco debemos entender la necesidad de refundir en un solo organismo y
con una sola dirección todas las asociaciones y entidades de carácter benéfico
existentes en la zona hacia 1943. Con el claro objeto de poner en duda el accionar de la
Sociedad Damas de Beneficencia, el encargado de su redacción enfatizó
deliberadamente el manejo dudoso de la Casa del Niño. Especialmente subrayó
aspectos relacionados con la alimentación deficiente de los niños, el cuidado y orden de
instalaciones como el comedor, los baños y los roperos por cierto ausentes. El Informe
finalizaba sosteniendo que “La Casa del Niño no es una cárcel ni un claustro. Trabajos
manuales, inculcar amor a la tierra haciendo trabajos de jardinería, organizar juegos y
sacarlos a pasear además de efectuar visitas diarias a los barrios donde habitan
familias humildes para hacerles llegar la ayuda no solo material sino también moral.
266
El Rivadavia, 27/5/1947, pág. 5 267
AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943; Expediente 1865, 4/10/51; Expediente 1453; 9/6/55. 268
Xosé Manoel Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones
a partir de los españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006,
pp. 17-41. 269
Idem, pág.22. 270
Mary Ryan se encuentra en Nancy Fraser, “Reconsiderando la esfera pública: una contribución a la
crítica de la democracia realmente existente”, Bs.As., Entrepasados, No. 7, 1994, pp.92-93.
142
No cortarles el cabello como presidiarios, dejarles su aspecto de niños no
disminuyéndolos ante los demás, ni denigrarlos; la casa del niño debe ser un verdadero
hogar, donde el niño se encuentre alegre y feliz y no una reunión de seres humanos que
lleven en su rostro el estigma de su orfandad o ilegitimidad. Finalmente señalaba,
turnarse los demás de la comisión que son maestras, para dar a los niños todos los días
una o dos horas de clase tratando educación, urbanidad, etc.”271
No hubo un informe similar en relación a la otra de las asociaciones voluntarias
involucradas en la futura fusión, de la cual ha sobrevivido una escasísima
documentación. Hacia 1936, un grupo de niñas había comenzado a organizar un
costurero, para terminar fundando una nueva institución en 1937: la Institución
“Ropero Infantil”. Labores y Manualidades de Comodoro Rivadavia. De acuerdo a sus
estatutos orientaba su accionar en la línea de actividades practicadas en torno a la
caridad durante la restauración conservadora: los costureros. La sede de las actividades
de la sociedad se encontraba en el mismo predio ocupado por el Parque Infantil.
Originalmente había comenzado sus actividades en dependencias de la Sociedad de las
Damas de Beneficencia, pero tras solicitud al interventor municipal, trasladaron su sede
al mencionado Parque. 272
Los estatutos de la Sociedad “Ropero infantil” mencionan
que la misma tenía por objeto “contribuir a la enseñanza en forma gratuita, de las
labores y manualidades útiles a la mujer y el hogar, al mismo tiempo que ayudar y
socorrer los hogares necesitados distribuyendo ropas, confeccionadas por las alumnas
entre la gente pobre”273
. El artículo dos mencionaba además que las integrantes de la
asociación para lograr sus objetivos han “gestionado y obtenido una subvención
municipal y ha formado su caja con el aporte de socios”274
. La institución contaba
además con empleadas que dictaban clases y un registro de alumnos. Entre las
asociadas al “Ropero Infantil” sobresalía Raquel V. De Ciarlotti, esposa del Dr. Pedro
Ciarlotti quien había estado al frente del concejo municipal en los treinta en dos
oportunidades.
El día 9 de setiembre de 1943 Emilia G. de Larrea, elevó una nota al Interventor
Municipal en nombre de la más criticada de las dos asociaciones. Sin embargo, no se
molestó en contestar ninguna de las cuestiones que las desprestigiaban, sino que por el
271
AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943. 272
AHMCR,Expediente Municipal 1170, julio 1930. 273
AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943. 274
Idem.
143
contrario comunicó que en reunión extraordinaria habían resuelto aceptar “en
principio” la anexión de la entidad “Ropero Infantil” para lo cual esta última debería
resolver su propia disolución. Además establecían que la anexión supondría la creación
de un anexo que conservaría la denominación “Ropero Infantil, integrando a las ex
socias de la sociedad disuelta, “sin perjuicio de que la acción de la misma dependería
de la Comisión Directiva de la Sociedad que presidía la cual “no sufrirá modificación
alguna en su nombre social”. Por su parte, las integrantes de La Institución Ropero
Infantil, que también realizaron asambleas extraordinarias, parecen no haberse opuesto a
la fusión. En los días previos al 29 de setiembre de 1943, Doña Emilia invitó
personalmente al Interventor a presenciar la Asamblea en la que se resolvería a favor o
en contra de la propuesta del Coronel Solari. Fue entonces cuando la Presidenta de la
Sociedad de Beneficencia comunicó que la Asamblea extraordinaria consideraba “ que
la disolución de la Sociedad y la Cesión de sus Bienes a esa Municipalidad, tropieza
contra toda la obra efectuada por las sucesivas comisiones directivas y contra el
espíritu de esta institución que se creó y se mantiene con el apoyo y beneplácito de toda
la población, cual si fuera un imperativo de la dádiva anónima el mantener íntegra la
obra de la Sociedad, considerando además que la base de su existencia y la efectividad
de su acción implica su independencia como entidad jurídica […]Y que a los fines de
una mayor eficacia en la obra de beneficencia y asistencia social a realizar, solicita
que la Municipalidad amplíe su apoyo a ésta Institución, sea en el orden pecuniario,
sea en la contratación de personal idóneo u otro medio de ayuda para que se
intensifique la labor de amparo al necesitado que ha polarizado siempre la acción de
esta sociedad.”275
.
Emilia agregó en la nota enviada al Comisionado que la Asamblea había resuelto
“no acceder a la sugerencia propuesta”. Al acusar recibo de la nota que le fuera
enviada, el Coronel Solari lamentó que no se hubiera llegado a un acuerdo para la fusión
de las dos Entidades de Beneficencia de la localidad y manifestó que la municipalidad
seguiría cooperando dentro de las posibilidades financieras. Promesa que parecen haber
cumplido sus sucesores ya que los presupuestos municipales de 1950 contaban con
financiamiento de 1200 pesos para ambas instituciones276
. No es posible mostrar aquí,
hasta cuando desarrolló actividades la Institución Ropero Infantil, lo único que sabemos
es que su sede se transformaría en un jardín de infantes posteriormente. En el caso de la
275
Ibídem. 276
Soil Brohman, Ob. Cit., 1951, pág. 176.
144
Sociedad de Damas de Beneficencia, las mismas sobrevivieron incluso al primer
peronismo transfiriendo posteriormente su patrimonio al naciente Estado Chubutense al
transitar la década del 60277
.
Conclusión
Desde las primeras décadas del siglo XX las dirigencias de las asociaciones
voluntarias ubicadas en la zona coincidían en la organización de las actividades y en la
procesión cívica realizada en las fiestas patrias, siendo estas ocasiones las fechas
elegidas para exhibir los logros de las comisiones directivas al inaugurar sedes o bien
reunir fondos para constituir el capital social. Como hemos visto en los capítulos
precedentes estos grupos desarrollaron una capacidad asociacionista que se destacó por
la gran cantidad de entidades creadas. Sin embargo, al descender en la escala de
observación hasta alcanzar un nivel casi microscópico he encontrado que las mujeres
tuvieron un importante protagonismo, ya que a través de la exaltación de su abnegación
y el “carácter social” de sus labores supieron contrarrestar los efectos de la
pauperización producida por las guerras mundiales, las crisis económicas o los azares
de la vida cotidiana, aunque lo más significativo de ese proceso fue que las mujeres
encontraron los repertorios organizaciones que les permitieron hacer política en los
márgenes de la nación como ha sugerido Elisabeth Clemens278
.
En el capítulo 1 focalicé mi atención en la asociación temprana entre beneficencia-
patria y pobreza mostrando cómo las mujeres al desarrollar actividades recreativas y
fundamentalmente benéficas encontraron una forma de acceder a la esfera pública. A
partir de 1921 cuando Polly Lloyd de Pella entregó obsequios a los niños pobres de la
localidad a nombre de la corporación municipal un 25 de mayo, un conjunto de mujeres
comenzaron a movilizarse ajustándose sus prácticas a las de los movimientos de
mujeres en la Argentina, los que demandaban tanto por derechos sociales como
políticos279
. En este sentido, no debe extrañarnos que Polly Lloyd figurara en la nómina
de integrantes del Comité de Cultura Femenino Pro derechos de la Mujer que reclamó
ejercer derechos políticos en la esfera municipal en 1927. Las frecuentes intervenciones
municipales contribuyeron a que sus demandas tuvieran que esperar hasta 1951 cuando
277
Clemente I. Dumrauf, Historia de Chubut, Bs.As, Editorial Plus Ultra, 1996, pp. 493-494. 278
Elisabeth Clemens, Ob. Cit., 1999, pp. 81-110. 279
Dora Barrancos, Mujeres en la Sociedad Argentina. Un historia de cinco siglos; Bs.As.,
Sudamericana, 2007.
145
finalmente alcanzaron la ciudadanía política en pie de igualdad con sus pares
masculinos de los Territorios Nacionales. Lo importante es señalar que a pesar de que
estas mujeres debieron concentrarse en el carácter caritativo de sus actividades,
desarrollaron un rol clave en el reconocimiento de esos derechos y contribuyeron a
moldearlos. Así, en los veinte el desplazamiento del interés hacia los hijos puede ser
entendido como la proyección de una visión de la maternidad que producto del
higienismo y del avance estatal se centraba en relación madre-hijo. A partir de esta
imagen las mujeres pudieron construir nuevos espacios de sociabilidad que les eran
propios. Lejos de la pasividad, estas mujeres supieron articular sus intereses: en la
primera mitad de los veinte en torno a la educación de las niñas, luego reorientaron sus
pasos conformando asociaciones en los que la protección hacia los hijos ocultaba el
objetivo de dar protección a las madres pobres. Sin embargo, tras la inauguración del
Asilo denominado La Casa del Niño en 1929 esta perspectiva fue la que culminó por
perdurar hasta nuestros días, ignorándose en el presente que la obra surgió como
resultado de las prácticas asociativas desarrolladas por las feministas maternalistas de la
zona.
Las asociaciones femeninas de beneficencia no difieren de otras tantas que han
sido estudiadas en el resto de la Argentina y como he mostrado quienes las lideraron
enfrentaron exitosamente intentos de fusión con otras asociaciones voluntarias
existentes o bien el traspaso de sus actividades a otras áreas de la corporación municipal
que estaban en manos de los hombres. Aunque la Sociedad de Damas de Beneficencia
de Comodoro Rivadavia (1927) fue la única asociación voluntaria que alcanzó casi las
cuatro décadas de existencia, pude rastrear la existencia de otras asociaciones caritativas
como el Comité Billiken- Le Bretón (1924) y la Institución Ropero Infantil (1927).
Destaca del conjunto de las mujeres integrantes de las mismas, el protagonismo
alcanzado por las españolas, quienes habían resultado ciertamente marginadas de la
conducción de las propias entidades mutualistas por sus propios padres, hermanos o
esposos. Como resultado de la mencionada marginación, bajo el liderazgo de Emilia
Guillot de Larrea procuraron hacer visible su accionar apropiándose del estereotipo
“Angel del Hogar” e imprimiendo un carácter de abnegación patriótico - asistencial a
sus acciones, el que culminó por dejarlas con el control de la beneficencia en Comodoro
Rivadavia durante la primera mitad del siglo XX. Más allá de ello, Emilia Guillot de
Larrea y el resto de mujeres movilizadas compartían con quienes lideraban las
asociaciones del mutualismo étnico una serie de principios en que el carácter moral de
146
sus actividades daba cuenta de las concepciones de bienestar que manejaban esas
dirigencias. En ellas jugaba un lugar central la conservación de la independencia de la
Sociedad como entidad jurídica ya que como las palabras de la misma exaltaron al
principio del presente capítulo, ésta era obra de las sucesivas comisiones directivas y
cualquier medida que amenazara su autonomía contrariaba los intereses de toda la
población.
147
Capitulo 5
Virtudes moralizadoras, ahorro colectivo y socorro mutuo: la cooperativa del
Personal de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales en sus décadas iniciales
“Los trabajadores de Y.P.F. han
demostrado siempre que poseen el espíritu de iniciativa, propio de que todo obra de
nobles fines encontró apoyo moral y material. Una vez más tenemos que responder y a
favor de nuestros intereses, ofrecer el apoyo total para que tengamos pronto al lado de
nuestra organización gremial una ejemplar cooperativa, orgullo de los obreros y
empleados de Y.P.F”. Adam Trybus, vicepresidente. 280
El 18 de enero de 1972 los integrantes del consejo directivo de la Cooperativa del
Personal de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales homenajearon a sus predecesores con
motivo del veinticinco aniversario de la fundación de la mencionada asociación.
Quienes ejercían el liderazgo de la entidad voluntaria por entonces consideraron
oportuno colocar ofrendas florales al pie del Monolito a los Caídos en la explotación
petrolífera y organizar cenas conmemorativas a las que sumaron la edición de la
Revista Actividad Cooperativa que dedicó su ejemplar al acontecimiento. Las imágenes
del programa de festejos ocuparon una parte importante de la publicación, destacándose
del conjunto las tomadas en inmediaciones del monumento anteriormente mencionado,
las que reproducían a los integrantes de la Comisión Directiva en ejercicio como las de
aquellos que habían tenido un liderazgo indiscutido en las etapas fundacionales de la
asociación281
. La ocasión fue además oportuna para que las reglas de oro de la
cooperación establecidas por los tejedores de Rochdale a mediados del siglo XIX
fueron reproducidas con el objeto de recordar a los lectores de la publicación que los
miembros del directorio aún adherían a aquellos postulados: libre acceso y adhesión
voluntaria, control democrático, distribución del excedente en proporción a las compras,
limitación del interés al capital, neutralidad política y religiosa y estímulo a la
educación. A pesar de que más de un siglo había transcurrido entre su formulación y
el momento en que se los evocaba, aquí intentaré rastrear su vigencia entre quienes
280
El Rivadavia, 13/12/47, pág. 2 281
Manuel José Bolaño (Dir.) y Eduardo Gallego, Actividad Cooperativa, Com.Riv. , Abril de 1972.
148
promovieron la creación de la cooperativa ejerciendo un liderazgo indiscutido en el
movimiento asociacionista en la Cuenca del Golfo.
Reunir la documentación necesaria para reconstruir en términos generales el
devenir del cooperativismo en la zona y más específicamente el del período de sus
orígenes ha consumido un tiempo más que prologado de mis esfuerzos. Dado que las
Cooperativas conformadas por el personal de las compañías petrolíferas han dejado de
existir hace ya largo tiempo, la documentación que da cuenta de su existencia se
encuentra en archivos provinciales, municipales y policiales dispersos en la
inmensidad patagónica. Las entrevistas de historia oral realizadas a integrantes del
directorio, socios y familiares de quienes ejercieron roles protagónicos en la etapa
fundacional de la cooperativa me posibilitaron acceder a documentación que ha sido
difícilmente conservada en los archivos públicos de la región: ejemplares de las
memorias de la asociación voluntaria y de las publicaciones de la entidad. En ambos
casos, tanto las narraciones conversacionales de mis entrevistados y las imágenes que
se reproducen en las fuentes mencionadas fueron fundamentales para poder acercarme
a un universo de representaciones asociadas a las concepciones de bienestar
compartidas por quienes animaron el movimiento cooperativista en la zona. En las
páginas que siguen abordo estas cuestiones, me interesa recuperar la forma en que la
dirigencia de la entidad voluntaria constituyó el capital social y paralelamente lideró el
movimiento cooperativo en la Cuenca del Golfo San Jorge.
De mediaciones y discursos: las huellas de la Acción Cooperativa en la Cuenca del
Golfo
La Cooperativa del Personal de los Yacimientos Petrlíferos Fiscales fue creada en
enero de 1947 como parte de una explosión asociativa. En poco tiempo el
cooperativismo de consumo alcanzó un desarrollo considerable ocupando un lugar
relevante en las tendencias del asociacionismo voluntario en la zona. La Cooperativa se
formó en un momento en que las vías de acceso al bienestar estaban siendo redefinidas
e institucionalizadas en la Argentina y como ya he mostrado en otro lugar quienes la
organizaron utilizaron el consumo para finalmente lograr un objetivo largamente
postergado, algo que les había sido negado en las décadas formativas de la empresa y
que la institucionalización del bienestar ya no podía obviar: el derecho legítimo de
149
existir282
. Este interés por expandir la esfera de los consumos guardaba una estrecha
relación con la sindicalización y en muchos casos coincidía con una tendencia a nivel
nacional estudiada por Joel Horowitz 283
.
Ahora bien, dado que me interesa restituir el lugar que la Cooperativa del Personal
ocupó dentro del conjunto del asociacionismo a nivel local vuelvo sobre el contexto en
que se produjo su formación. Hacia 1947 existían en la zona la Sociedad Cooperativa
Popular Limitada que desde 1933 se dedicaba a la provisión de electricidad, a esta
experiencia se había sumado en 1945 la Cooperativa de Consumos del Personal del
Puerto de Comodoro Rivadavia Limitada. El interés por combatir el agio y la
especulación, motivó a los ganaderos locales a formar una cooperativa durante el mes
de mayo de 1947. Durante el transcurso del mismo mes, una unión vecinal de reciente
formación, conformaba también una comisión pro-cooperativa de consumos. En junio,
quienes habían organizado la Cooperativa del personal de la Petrolera estatal,
encabezaron una importante serie de esfuerzos del que participaban los sindicatos de
las compañías petroleras privadas, proponiéndose por lo menos instituir una cooperativa
central para las mismas (sin embargo, terminaron instituyendo tres cooperativas
separadas siguiendo la identidad laboral : Astra, Diadema Argentina y Km 8 ). Hacia
1950 las cooperativas de consumos de Km 8 y la de Y.P.F., la de Ganaderos y la de
Consumos Limitada culminaron reuniéndose en una entidad más amplia, la Unión de
Cooperativas de la Gobernación Militar, la que adoptó el 10 de setiembre para
conmemorar el Día de la Cooperación siguiendo los lineamientos de la Alianza
Cooperativa Internacional284
. En los días previos a los festejos locales, la prensa había
acompañado la difusión de las actividades subrayando: “El día 10 del presente mes se
conmemora el Día Universal del Cooperativismo. Cooperar que significa unión de
esfuerzos y de miras, en un solo propósito de bien común, es la reunión de los intereses
del que produce, del que comercia y del que consume. La forma cooperativa de
accionar libera al Productor de la explotación del intermediario y el que consume de
los recargos que significan las ganancias de terceros. La bondad del sistema
cooperativo, lo han convertido en una aspiración de todos los estados progresistas que
se interesan por el bienestar de los pueblos. (…) No es el individuo aislado que se
interesa por sementales o semillas, sino la colectividad que se agrupa para conseguir
282
Edda Lía Crespo, Ob. Cit.,2003, pp. 169-181. 283
Joel Horowitz, Ob. Cit., 1988, pag. 10. 284
El Rivadavia, 6/9/1950, pág. 5.
150
sus necesidades. Y esas agrupaciones gozan de los beneficios que el Estado acuerda a
las cooperativas, interesado en su engrandecimiento que es en resumen, el
engrandecimiento colectivo”285
.
El discurso difundido por la prensa local estaba en consonancia con los planteos
de distintas vertientes socialistas las que dentro de los principios básicos del
cooperativismo ponían el acento en la solidaridad de los trabajadores haciendo hincapie
en las agrupaciones positivas de los mismos en tanto consumidores, empleadores y
productores según lo planteado por Luis Alberto Romero286
. Me interesa subrayar
siguiendo a Patricio Geli y Leticia Prislei los ecos justianos de la argumentación, ya que
para Juan B. Justo las cooperativas devenían en manifestaciones modernas de la lucha
de clases en tanto instancias superadoras y no meramente defensivas como las huelgas,
las que al tiempo de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros
operaban como faros pedagógicos demostrando la capacidad de autogobierno de los
trabajadores287
.
Como ya he señalado en los capítulos precedentes el ascenso de Comodoro
Rivadavia a rango de ciudad capital de la Gobernación Militar en mayo de 1944 se hizo
siguiendo el modelo vigente en la ciudad de Bs.As., el que ha sido estudiado con
detenimiento tanto por Adrián Gorelik como por Luciano de Privitellio288
. En todo
caso me interesa recuperar de sus enfoques que durante el período 1920-1943 las
transformaciones de la mancha urbana coincidieron con un proceso de madurez de la
sociedad civil como lo sugiere Luis Alberto Romero, pero podría preguntarme si el
fenómeno se había hecho extensivo a Comodoro Rivadavia y en todo caso si cuento con
las fuentes disponibles para evaluar tal madurez, dado que algunas interpretaciones han
insistido sobre la debilidad de la sociedad civil haciendo extensivo un juicio referido al
Territorio Nacional de Santa Cruz al del conjunto de la Gobernación Militar que estoy
analizando 289
. Como ya he señalado la prensa local nos aporta una de las vías de acceso
a esos discursos y aquí me interesa en particular el Diario El Rivadavia y sobre todo su
director propietario Soil Brohman y los anuarios conmemorativos editados por la
empresa bajo su conducción.
285
El Rivadavia, 6/9/1950, pág. 5. 286
Luis Alberto Romero, Ob. Cit. 2002, pp. 171-275. 287
Patricio Geli y Leticia Prislei, “Una estrategia socialistas para el laberinto argentino. Apuntes sobre el
pensamiento político de Juan B. Justo”, Bs.As., Entrepasados, Año III, No. 4-5. Fines de 1993, pág.33. 288
Adrián Gorelik, Ob. Cit, 1998, Luciano De Privitellio, Ob. Cit, , 2003. 289
Juan Vilaboa y Aixa Bona; Ob. Cit., 2003; pág. 438.
151
Soil Brohman además de su labor periodística se encontraba entre los miembros
del directorio de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada desempeñándose desde
1942 como síndico suplente de la misma290
. Al promediar 1947, Brohman postulaba en
las páginas de su diario que Comodoro Rivadavia era el centro urbano del país donde el
cooperativismo se practicaba con mayor entusiasmo y eficacia e insistía que la zona se
prestaba admirablemente para la creación de asociaciones de tal carácter, sosteniendo
que existía en “nuestro pueblo” algo que podía calificarse de “conciencia cooperativa”
291. También se rodeaba de colaboradores que adherían a esos mismos principios como
en el caso de Víctor Hugo Xarrier quien en ese momento se desempeñaba como
integrante del Directorio de la Cooperativa del Personal de Y.P.F. A fines del 2006 me
acerqué a las instalaciones de la Asociación de Jubilados y Pensionados de Y.P.F. de
Capital Federal con el objeto de solicitar información para contactarme con este
integrante de la comisión directiva de la Cooperativa. Sorpresivamente, uno de los
jubilados del Centro me solicitó que esperara puesto que el Sr. Xarrier iba a recibirme
en su despacho. No solamente vivía aún sino que estaba sentado en su escritorio, en
compañía de su máquina de escribir y rodeado de una inmensa biblioteca y ciertamente
fascinado porque “una joven patagónica” había acudido a entrevistarlo. En la medida
que se fue desarrollando la entrevista Víctor me facilitó ejemplares de la publicación del
Centro denominada Antorcha Petrolera, la que editaba desde hacía tiempo y según
confesó entre risas a la que había tenido que anexarle petrolera al bautizarla, aunque
su objetivo era hacer referencia a la iluminación socialista292
.
Por otra parte, Víctor mencionó que personalmente había recabado la información
necesaria para la elaboración de las secciones sobre el asociacionismo del
Cincuentenario. De allí que no debe llamar la atención la dimensión y extensión que se
concedió tanto a la Biblioteca Popular General Mosconi como a la Cooperativa del
Personal de los Y.P.F., asociaciones en las que se desempeñaba como integrante de la
Comisión Directiva, sin embargo en la estructura de la obra omitió hacerse referencia a
290
Daniel Cabral Marques, Gabriel Carrizo y Luis Zaffaroni, La Sociedad Cooperativa Popular Limitada.
Una institución con identidad local, Argentina, Sociedad Cooperativa Popular Limitada de Comodoro
Rivadavia, Febrero 2008. pp. 102 y 148-149.
pp. 102 y 148-149. 291
El Rivadavia, 30/6/1947. 292
Victor Hugo Xarrier, Entrevista Personal, Capital Federal, Octubre- Noviembre 2006. Xarrier nació
en Capital Federal, cursando estudios técnicos e incorporándose a la petrolera estatal a principios de los
cuarenta, siendo destinado al Yacimiento Comodoro Rivadavia. Militante del Partido Socialista desde
temprana edad, guarda un recuerdo muy especial de las horas que había pasado en la Biblioteca Obrera.
Sobre la iluminación socialista véase: Dora Barrancos, La Escena Iluminada. Ciencias para trabajadores
(1890- 1930), Bs. As., Plus Ultra, 1996.
152
que paralelamente se desempeñaba como secretario de prensa y propaganda en el
Sindicato de Obreros y Empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.
La información sobre la Biblioteca Mosconi se encuentra en la sección dedicada a
abordar la cultura en la Gobernación Militar, se sostenía al respecto: “Un núcleo de
jóvenes técnicos de Y.P.F. y habitantes de la Casa de Técnicos del Yacimiento, tuvieron
la feliz iniciativa de fundar una biblioteca con el objeto de contribuir a enriquecer el
acerbo cultural no sólo de ellos, sino de la población de la mina fiscal. El Señor José
García Aranda, fue quien demostró mayor inquietud en ese sentido, y habiendo
encontrado otros compañeros en quienes germinó tan interesante idea se convocó a
una amplia reunión el 20 de marzo de 1944, fundándose en dicha fecha, la biblioteca,
cuyo nombre, General Mosconi, recuerda a uno de los argentinos que más lucharon en
defensa de la nacionalización de todo el petróleo argentino293
. Me interesa subrayar
que aquella iniciativa de un conjunto de “jóvenes técnicos” en los que había
“germinado” la idea y cuyo perfil socialista Víctor Xarrier no dejó de exaltar en su
entrevista, los que parecen no haber encontrado conflicto alguno al emplear la figura
de Mosconi para nombrar a la misma, aunque esta denominación se ubicaba en una
tradición opuesta a la de quienes en las décadas formativas de la empresa habían
resistido la militarización del yacimiento impuesta por el anteriormente mencionado294
.
La figura de Mosconi fue revalorizada por el Partido Socialista en su conjunto durante
los gobiernos de la restauración conservadora y en especial desde el momento en que el
Ingeniero Ricardo Silveyra asumió la dirección de la petrolera estatal. El período
también coincidió con los últimos años de la vida de Mosconi, quien recibió en su
domicilio asiduamente a Julio V. González (socialista), quien desde su banca en el
Congreso sería la figura más relevante de la oposición a la política petrolera del
Gobierno de Justo295
.
Por otra parte, durante los últimos años de su administración al frente de la
petrolera estatal, Mosconi había encontrado en las nuevas generaciones de jóvenes un
conjunto de interlocutores insospechados y ya durante el transcurso de su “retiro”
recibía a delegaciones de la Federación Universitaria Argentina. Sus biógrafos sostienen
que a ellos dedicó su producción literaria del período: “a la juventud de Latinoamérica,
293
Soil Brohman, Ob, Cit., 2007, pág.92.Víctor Hugo Xarrier, Entrevista personal, Capital Federal,
Octubre- Noviembre 2006. 294
Edda Crespo, Ob. Cit., 2002. 295
Nicolás Gadano, Ob. Cit., 2006, pp.325- 449. Raúl Larra, Mosconi, General del Petróleo, Bs.As.,
Ediciones Anfora, 1981.pp.141-158.
153
en la esperanza de que recoja y haga germinar y florecer algunas de las ideas”296
. El
nombre de la biblioteca recuperaba los ecos rodonianos del nacionalismo petrolero
practicado por integrantes de comisiones directivas de otros clubes de fútbol creados en
la segunda década del siglo pasado en el yacimiento, los que habían adoptado el Ariel
como denominación297
. Pero aquí quisiera sugerir que al nombrar a la biblioteca como
General Mosconi sus creadores apelaban al lugar que éste tenía como defensor del
nacionalismo económico, pero recuperaban asimismo al carácter de “desafiliado” en el
que había pasado sus últimos años.
Olvidado por sus pares de las fuerzas armadas y condenado a una muerte civil, el
general empresario hemipléjico quedó al cuidado de sus hermanas María y Ernestina,
las que tras su muerte continuaron viviendo en el domicilio familiar y las que no habían
sido alcanzadas por el régimen de pensiones militares existentes. Tras su muerte,
producida el 4 de junio de 1940 y según Nicolás Gadano, las autoridades de la empresa
intentaron comprar su biblioteca personal para ayudarlas, a lo que las hermanas se
opusieron decidiendo realizar una donación de la misma, los directivos decidieron
entonces otorgarles un “beneficio” de 1000$ mensuales para compensarlas por los
años de asistencia abnegada hacia su hermano”298
.Los homenajes a su figura
continuaron extendiéndose tras el golpe de estado de 1943 y subrayándose el carácter de
batalla de la política petrolera mosconiana, por ello no debe extrañarnos que el
directorio de la petrolera impulsara la teatralización de su personal en tanto víctimas
durante el período, razón por la cual el 13 de diciembre de 1947 se procedió a
inaugurar el Monolito de los Caídos en la Explotación Petrolífera, sitio conmemorativo
que a posteriori elegirían los directivos de la cooperativa del Personal de los Y.P.F.
para homenajear a sus predecesores como he señalado al comienzo de este capítulo.
Robert Castel ha llamado la atención sobre el lugar que la exaltación de las
desdichas colectivas jugaron en relación de los desafiliados y su inscripción en el
cuerpo de la Nación en el caso francés. Algo similar parece haber sucedido en los
Estados Unidos tras la guerra de secesión, en donde surgió un estado de Bienestar
maternal como lo ha mostrado Theda Scokpol. Es que quienes institucionalizaron el
estado social asumieron una doble tarea, por un lado perpetuar el sentido de ayuda
mutua que aparece en una crisis colectiva, el espíritu de mutualidad que se manifiesta
296
Ibídem. 297
Edda Crespo, Ob. Cit, 2007, pp..221- 239. 298
Raúl Larra, Ob. Cit., Nicolás Gadano; Ob. Cit, pág. 533.Robert Castel, Ob. Cit., 2006, pp.15-16.
154
ante una catástrofe y por otra, hacer de sus víctimas las principales beneficiarias de sus
políticas.299
Cierto es que el contexto de la segunda guerra mundial fue un escenario
favorable para la expansión de expresión de solidaridades en ese sentido, pero se hace
difícil contextualizar aquel monolito en el contexto de las imágenes de los trabajadores
difundidas por el primer peronismo en sus inicios. Como ha mostrado Marcela Gené,
las publicidades de la petrolera estatal en la conmemoración del primero de mayo de
1946, dieron cuenta de que el arquetipo del trabajador industrial se asimilaba
fuertemente al alemán: granjeros jóvenes rodeados por sus instrumentos de trabajo,
fortaleciendo el mito de una pastoral, de una existencia pre- industrial donde la
simplicidad y la superioridad moral de la vida agraria intentaba contraponerse al
liberalismo y a sus efectos nocivos, como la degradación urbana300
. Nada de eso puede
observarse en el monumento, en el que se aprecia el mapa de la Argentina y un conjunto
de placas de bronce. La única imagen humana se encuentra en la placa colocada en
1950, en la que se reproduce el rostro de Mosconi y la que le es dedicada por el personal
de la petrolera al cumplirse el décimo aniversario de su fallecimiento.
Paul Connerton ha subrayado la importancia de prestar atención a estos intentos
de fijar la memoria. Como tales las coordenadas espaciales de la memoria son cruciales
para el recordar individual y social; representan la grilla en la cual los recuerdos pueden
localizarse y cartografiarse. Nos permiten recuperar el espacio social y material perdido
convirtiéndose en una forma de conjurar el duelo por los seres queridos y son también
expresión de sensibilidades como las solidaridades301
. Sugiero entonces que aquel
Monolito se había erigido para teatralizar el advenimiento de los derechos sociales
aunque éste parece ser habido concebido en la lógica de aquellas políticas sociales
destinadas a grupos con problemas especiales302
. En todo caso lo que aquel monumento
tendía una imagen de continuidad entre el nacionalismo de Mosconi y el del naciente
peronismo retomando el perfil paternalista de políticas sociales de carácter bismarkiano
del general anteriormente mencionado.
299
Robert Castel,, Ob.Cit, pp.190-191. Pierre Rosanvallon, La nueva cuestión social. Repensar el Estado
Providencia, Argentina, Manantial, 1995, pp. 52-53. 300
Marcela Gené, Un mundo feliz. Imágenes de los trabajadores en el primer peronismo, 1946-1955,
Bs.As., F.C.E., 2005, pp. 84-85. El epígrafe de la gráfica subrayaba: “La acción social de YPF es un
índice del progreso que avanza por el camino de las pacíficas realizaciones hacia el perfeccionamiento
del nivel de vida del trabajador argentino”. 301
La cita de Connerton puede consultarse en Daniel James, Doña María. Historia de Vida, memoria e
identidad política, Bs. As., Manantial, 2004, pág. 151. 302
Gisela Bock, “Pobreza femenina, derechos de las madres y Estado de Bienestar (1890-1950)”, en
George Duby y Michelle Perrot ( Dirs.), Historia de las Mujeres. El siglo XX, Madrid, Taurus, pp. 1993,
399-437.
155
El monolito fue inaugurado a fines de 1947, en una fecha que se encuentra ubicada
entre la proclamación por parte de Perón de los derechos del trabajador en febrero de
ese año y la del 1 de mayo de 1948, en las que los mencionados derechos fueron el leit
motiv de los festejos. El monolito parece ubicarse en continuidad con tradiciones
existentes desde la revolución francesa sobre la exaltación de las desdichas colectivas y
menos en la de las alegorías elaboradas por el Estado peronista unos meses después,
cuando el 1 de mayo de 1948 lo que se buscaba era exaltarse la felicidad en el
reconocimiento de esos derechos. En oposición a estos repertorios aquí se recordaba a
quienes habían perdido su vida en el desempeño de sus tareas en los yacimientos de la
empresa como resultado de accidentes de trabajo, prevaleciendo el sentido reparador
para quienes habían caído como víctimas de grandes guerras, pero en este caso tal
batalla no era otra que la defensa del nacionalismo petrolero.303
Aquel carácter
moralizador parece haber tenido continuidad en los discursos de los integrantes del
Directorio de la Cooperativa del Personal de los YPF por un largo tiempo.
El cooperativismo entre la pauperización, el ahorro y el consumo
En la sección del Cincuentenario dedicada a abordar el devenir del
Cooperativismo en la Gobernación Militar, los cronistas dedicaron atención especial a
la reproducción de un conjunto de imágenes que daban cuenta del accionar de al menos
tres de las cooperativas que conformaban la Unión de Cooperativas de la Gobernación
Militar. La cooperativa del Personal de los Y.P.F. ocupó un lugar destacado del
conjunto, reproduciéndose las fotografías en las que se podía observar la sucursal
ubicada en la zona de Cañadón Seco, una vista de la sección consumo de la casa central
de la Cooperativa, el del frente de esta última y la del presidente del Directorio. La
imagen de los integrantes de la comisión directiva en ejercicio, entre los que figuraban
Víctor Xarrier, fue reproducida en un tamaño casi exagerado, quizás como forma de
exaltar la hegemonía alcanzada por sus dirigentes dentro del movimiento cooperativo a
nivel de la Cuenca del Golfo. Aquel recorrido fotográfico se ofrecía a la de par de
información considerada relevante para evaluar los logros de la dirigencia. En primer
término se reprodujo la nómina completa de quienes en su carácter de fundadores
habían tenido a su cargo desde la convocatoria al personal de la petrolera a la redacción
303
Alejandra Ferreira, “Por culpa de cuatro fumadores empedernidos…Condiciones laborales y muertes
accidentales en Comodoro Rivadavia (1919-1943)”, XII Jornadas Interescuelas de Historia, Bariloche,
Universidad Nacional del Comahue, 2009. Ponencia.
156
de los estatutos, aunque no deja de llamar mi atención que se subrayara que “el Sr.
Juan S. del Río, fue el verdadero propulsor de la iniciativa y fruto de su entusiasmo y
capacidad surgió a la luz la Cooperativa del Personal del los Y.P.F.”304
. ¿Habría
habido algún tipo de conflicto entre los fundadores de la asociación?
La nómina de los integrantes de aquel primer directorio estaba conformada por
Juan Del Río (presidente), Adam Trybus (vicepresidente), Carlos Bataglio, Pedro
Amieva, Osvaldo Irachet, José Viegas Souza, Osvaldo Fernández Balmaceda, Sebastián
Orestes, Victor Coptil, Alberto Senuy, José Esvenciones, N. Fernández Muñoz. Como
síndico titular se desempeñaba Rubén Dorrego y como suplente Pedro Carlone. Con
excepción de que en su totalidad todos integraban el personal de la petrolera estatal y
que algunos de ellos habían figurado entre los impulsores de la creación del Sindicato
de Obreros y Empleados de los Y.P.F en 1946 (Trybus, Amieva y Coptil) la
información que ha sobrevivido sobre la cooperativa es tan fragmentaria que no nos es
posible reconstruir el perfil del conjunto de la dirigencia de la asociación. El presidente
se desempeñaba como técnico de acuerdo a lo manifestado por Víctor Xarrier en su
entrevista. En el caso del vicepresidente si bien no podemos precisar el sector de la
empresa en el que trabajaba, aunque el análisis del prontuario conservado en los
archivos policiales su actividad es calificada como “socialista”. No me es posible
corroborar el grado de institucionalización de tal actividad partidaria, aunque si es
posible reconstruir algunos aspectos parciales de su trayectoria en especial la que da
cuenta de que Adam Trybus parece haber ocupado un lugar más relevante en el
contexto más amplio de las prácticas asociativas durante la década previa a la fundación
de la Cooperativa.
El 8 de setiembre de 1939 la Asociación Dom Polski, entidad que reunía a los
polacos en la zona, elevó una nota a las autoridades municipales solicitando permiso
para formar la “Comisión Pro Ayuda a las víctimas de la guerra”. Adam Trybus era
uno de sus integrantes y la comisión había surgido con la única finalidad de ayudar a
los polacos afectados por la invasión alemana, habiéndose constituído con el objeto de
asistir a “huérfanos, viudas y ancianos”. Concebida como una obra benéfica, la misma
aceptaba donaciones en ropa, víveres y dinero que quedarían bajo el control de la
Corporación Municipalidad y luego serían remitidos a la Cruz Roja Argentina en
304
Soli Brohman, Ob. Cit., 1951, pág. 217.
157
Buenos Aires305
. Por otra parte, Trybus se encontraba entre los editores del Periódico
Huella, publicación de la filial local de Acción Argentina. Dado el alto grado de
protagonismo alcanzado como organizador del sindicato de obreros y empleados de
Y.P.F., fue objeto de persecución tanto por parte de los directivos de la empresa como
por las de la Gobernación Militar306
. Cesanteado a principios de 1952, debió alejarse
de la zona aunque su figura aún es recordada por quienes ejercieron cargos a futuro en
la conducción del SUPE en décadas posteriores307
. Trybus parece haber desempeñado
un papel central durante los momentos iniciales de la organización de la cooperativa y
el de portavoz de sus ideales ya que estaba al frente de la comisión de Propaganda, al
menos así lo atestiguan sus expresiones reproducidas por la prensa local al
conmemorarse otro aniversario del descubrimiento del petróleo en 1947, de los cuales
destaco aquellos aspectos que permiten dar cuenta del papel que asignaba tanto a la
iniciativa del personal de la empresa como a los valores morales que acompañaban
aquellas prácticas, palabras con las que he iniciado este capítulo.
El hecho de constituir una cooperativa de consumo, ahorro y edificación se
encontraba en consonancia con los objetivos más amplios perseguidos por el conjunto
de quienes lideraban el asociacionismo voluntario en la zona, aunque creo importante
destacar siguiendo a Castel que en la perspectiva de estos reformadores sociales la
política social que preconizaban no era responsabilidad del gobierno sino de ciudadanos
esclarecidos, que debían hacerse cargo voluntariamente del ejercicio de ese patrocinio
sobre las clases populares308
. Trybus destacaba permanentemente que el Directorio
había retomado los principios elaborados por sus antecesores un siglo antes: “Los fines
que persigue el cooperativismo prácticamente son conocidos por la mayor parte de la
población y especialmente por la clase trabajadora. Sus principios y las reglas
fundamentales son universalmente practicados en todas las partes del mundo, donde
funcionan las cooperativas. Su organización y el funcionamiento se basa sobre la
filosofía de Rochdale, Owen, Howarth y Gide, padres del movimiento
cooperativista”309
. Para Charles Gide, el espíritu solidarista tendía a la abolición del
305
Stella Armesto, Elvira Córdoba y Raúl Figueroa, Ob. Cit., 2001,pág. 217 306
El Chubut, 1/2/52, pág. 5. Gabriel Carrizo, “Saldando deudas. El peronismo en la Gobernación Militar
de Comodoro Rivadavia, 1944-1955”, Córdoba, Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad
Nacional de Córdoba, Documento de Trabajo No. 11, 2007, pp. 13- 18. 307
Juan Svoboda, Entrevista personal, Comodoro Rivadavia, agosto 2007. Svoboda lideró el SUPE
durante el período 1971-1984, en su entrevista subrayó que todo lo que sabía sobre el tema lo había
aprendido de Adam Trybus. 308
Robert Castel, Ob. Cit., 2006. 309
El Rivadavia, 13/12/47, pág. 2.
158
capitalismo y del proletariado sin sacrificar ni la propiedad privada ni las libertades
heredadas de la Revolución Francesa, en su perspectiva la ayuda mutua y la educación
económica a través de la cooperación transformaban al hombre. Pero mientras que el
socialismo asociacionista promovía sobre todo la cooperación en la producción, Gide
había hecho de la cooperación en el consumo el centro de la renovación social310
.
El escenario europeo descripto por Trybus retoma con distinto énfasis el carácter
trágico de las guerras producidas en los siglos XIX y XX, reapareciendo asimismo los
temores sobre los efectos de la pauperización en la medida que se ha producido el
avance de la industrialización. La idea de formar un frente cooperativo aparecía como
una vía alternativa. El interés por los desafiliados volvía a aparecer como uno de los
objetivos del cooperativismo: “En la hambrienta y semidestruida Europa por el
bárbaro totalitarismo, la reconstrucción y el aprovisionamiento se lleva a cabo y con
resultados halagüeños por medio de las cooperativas. La iniciativa particular y la
inversión del capital está bien visto, pero las cooperativas tienen el privilegio y así debe
ser, para no depender económicamente de ningún “Plan”.El movimiento cooperativo,
sindical, o sea, gremial, está ligado al movimiento, ambos nacen de la necesidad y con
un fin idéntico. Defender al proletariado contra la explotación y la pauperización”311
.
Tras la finalización del primer ejercicio, se produjo la renovación de integrantes
del directorio de la cooperativa no figurando Trybus entre los mismos, aunque la
presidencia permaneció en manos de Juan Del Río. Este último renunciaría a su cargo
“en procura de actividades acordes a sus inquietudes” de acuerdo a los datos que
reprodujo la edición de Actividad Cooperativa muchos años después312
. Es posible
imaginar que probablemente se opusiera al naciente peronismo, que se encontraba
llevando adelante una agresiva campaña de afiliación en la zona en vistas de las
elecciones de 1951, en la que por primera vez los habitantes podrían elegir
representantes en el parlamento y participar en la elección presidencial. Como manifestó
Víctor Xarrier en su entrevista el antiperonismo de los integrantes del directorio fue
causa para que la empresa decidiera destinarlos a otros yacimientos como en su caso
que fue trasladado a Salta. De todas maneras el número de asociados de la cooperativa
ascendía a 2285 en 1949, los que en el ejercicio siguiente se habían elevado a 3517
310
José Luis Monzón y Jacques Defourny, “La economía social, entre economía capitalista y economía
pública”, en www.cfg.uchile.cl, julio 2009. 311
El Rivadavia, 13/12/47, pág. 2. 312
Manuel José Bolaño (Dir.) y Eduardo Gallego, Ob. Cit, pág.25.
159
incorporándose al mismo el personal de la empresa que trabajaba en el yacimiento
ubicado en la zona de Cañadón Seco-Caleta Olivia, asimismo se contaba con la sede
central y tres sucursales esparcidas por la zona de la cuenca del Golfo San Jorge. Los
líderes insistían en mostrar el acompañamiento de los accionistas a sus gestiones
sosteniéndose que los asociados depositaban en las cuentas personales el resultado de
sus ahorros periódicos, lo que expresaba con elocuencia “la conciencia solidaria”. La
oportunidad fue aprovechada para subrayar que se habían iniciado las gestiones
tendientes para que la administración de la petrolera estatal les transfiriera la
Proveeduría y se insistía: “La Cooperativa del Personal ha demostrado palpablemente,
que los propios trabajadores pueden administrar sus propios intereses, dedicando sus
horas libres a esta gran obra que se llama Movimiento Cooperativo (…)”313
.
Por aquellos años, los integrantes del Directorio ejercían un protagonismo que
excedía ampliamente el de las cooperativas integradas por el personal de las petroleras
de la zona al que habían contribuido a consolidar a través de conferencias y reuniones.
Como lo muestran las palabras de Juan Del Río, quien en nombre de la Unión de
Cooperativas de la Gobernación Militar tuvo a su cargo el discurso central al
conmemorarse el Día Internacional de la Cooperación en setiembre de 1950, sus
palabras resumían las anhelos de un conjunto más amplio de cooperadores: “La
Cooperativa del Personal de los Y.P.F. que agrupa en su seno a la gran mayoría de los
consumidores de YPF adhiere a esta clara significación pacifista de la fecha de la
cooperación internacional. Afirma asimismo en ella que los cooperadores no solo
trabajan para la paz, sino por un mayor orden en la economía del mundo que haga
posible el advenimiento de un sistema que tenga como especial punto de vista el del
consumidor (…), todo ello es el fruto del ahorro familiar, de la moral colectiva, de la
educación de sus asociados en las virtudes de la acción solidaria”314
Sus palabras hicieron referencia aún a que la Humanidad precisaba comer y
vestir, a que las reglas de Oro de Rochdale suponían neutralidad política y religiosa y
que el objetivo más amplio de los cooperativistas de la zona era profundizar el carácter
complementario de sus actividades en relación a la del Estado. Sus argumentaciones se
encontraban aún en consonancia con las de Adam Trybus: “Las cooperativas, tan
sencillas como modestas, encierran todo un nuevo mundo moral, que son el fundamento
313
Soil Brohman, Ob. Cit., pp.217-218. 314
El Rivadavia, 16/9/50., pág. 5.
160
de una nueva sociedad basada en la justicia y en la solidaridad y que llevará a este
mundo de postguerra por los senderos de la paz y la fraternidad, haciendo de la
humanidad toda una gran familia”315
.
Conclusión
He tratado de mostrar en este capítulo que el cooperativismo de consumo del
personal de la petrolera estatal desarrolló sus pasos iniciales en el marco de una
“explosión asociativa” que clausuraba un ciclo iniciado en las décadas precedentes en
las que las bibliotecas populares habían crecido a la par del avance de los clubes
deportivos y sociales que eran la modalidad dominante en la zona a diferencia de los
sucedido en la ciudad de Buenos Aires durante la entreguerra en las que el fomentismo
barrial hegemonizaba el universo relacional. Aquí he sugerido que a los ojos de quienes
militaban en el cooperativismo y como en el caso de Víctor Xarrier también lo habían
hecho en el socialismo en Capital Federal, la ciudad capital de la Gobernación Militar
de Comodoro Rivadavia ofrecía un entramado asociativo soñado por el reformismo
durante largo tiempo y al que dedicaron la edición del Cincuentenario para exaltarlo.
Con el correr de los años, sucesivas ediciones conmemorativas reeditaron aquella
visión en la que la declarada apoliticidad de sus promotores y el repudio a la política
partidaria no hacían más que recordar los logros de una visión reformista de la sociedad
en las que el socialismo había llegado a confundirse con la localidad y la iniciativa
asociativa pero no a través de una vía institucionalista como la ofrecida por los partidos
políticos, sino a través del asociacionismo voluntario en general como procuraban sus
impulsores sobre todo los del cooperativismo de consumo. Sin embargo quisiera
enfatizar que como sus oficiantes ya alcanzaban a sospechar en 1950 la inminencia de
una integración corporativa de la sociedad pondría freno a sus sueños de civilidad y
progreso por lo menos durante las décadas iniciales de la cooperativa que hemos
estudiado y los que coincidieron con los del primer peronismo.
He apelado a una amplia variedad de fuentes, intentando delinear los lazos que
permitan rastrear la interacción social en conjuntos más amplios de personas y sobre
todo intentado acercarme a las representaciones sobre el bienestar que circulaban en
esas dirigencias como lo ha sugerido Fernando Devoto aunque sus reflexiones se
315
Ibídem.
161
orientaban al de los estudios sobre las dirigencias étnicas316
. Por ello, al recuperar el
perfil mutualista de quienes como Adam Trybus ocuparon un lugar central entre los
cooperativistas de la zona, el que parece haber seguido el derrotero sugerido por las
transformaciones identitarias de los sectores populares que ha estudiado Ricardo
González Leandri para el caso de Capital Federal, creo que aquí sería mejor hablar de
“habitantes conscientes”317
. En este sentido, he creído pertinente emplear la noción de
desafiliación propuesta por Robert Castel para aproximarme a una concepción de la
ciudadanía más cercana al ejercicio de las virtudes morales y del patrocinio por parte de
quienes se concebían como un grupo esclarecido de habitantes de la zona. Por otra
parte, he intentado dar cuenta especialmente de la forma en que las representaciones del
bienestar que circulaban entre estos líderes cooperativos eran continuidad de los
principios de Gide en los que la apoliticidad y los valores morales asociados al ejercicio
del cooperativismo habrían de triunfar a más de un siglo de su formulación. Así, he
intentado sugerir el lugar que ocuparon en el conjunto de las prácticas asociativas de
la cuenca del Golfo y más específicamente, en la configuración asociativa conformada
por mutualismo, beneficencia y cooperativismo.
Entre la acción económica y los imperativos de la protección social, los
fundadores de la Cooperativa del Personal de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales
lideraron un movimiento que procuró respetar esa miríada de concepciones al
expandirse por la zona que nos ocupa respetando un modelo que ha sido calificado por
los especialistas en economía social como “el modelo francés”318
. Las palabras de Juan
del Río en 1950 confirmaban que así lo entendían sus principales propulsores: “Lo más
destacado y esencial del movimiento cooperativo radica en que se desenvuelve
pacíficamente dentro del actual orden social bregan por la renovación que persigue
no con revoluciones ni violencias, ni trastocándolo todo, sino con métodos
esencialmente constructivos, tratando de aprovechar inteligentemente las más
valiosas energías útiles de la sociedad al permitir a la misma sustituir el régimen de
la competencia que es la expresión más aguda de la lucha por el de la cooperación
que es la forma más práctica de la ayuda mutua”319
.
316
Fernando Devoto, “Prólogo” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006, pág. 14. 317
Ricardo González Leandri, “La nueva identidad de los sectores populares” en Alejandro Cattaruzza
(Dir.), Nueva Historia Argentina. Crisis económica, avance del Estado e incertidumbre política (1930-
1943), Bs.As, Sudamericana, 2001, Vol VII, pp.222-237. 318
José Luis Monzón y Jacques Defourny, Ob. Cit., 2009. 319
El Rivadavia, 16/9/50., pág. 5.
162
Conclusión
Repensar la exclusión identificando prácticas asociativas en las márgenes de la
Nación
“En el Comodoro Rivadavia de 1902, que ni aún su nombre se sabía con certeza, con
solo ocho o diez casitas, todas de un solo ambiente, no había hotel, sino dos fondas con
su capacidad totalmente colmada, en las que se daba de comer a cualquier hora, pero
quien quería dormir, debía hacerlo casi siempre sobre el piso y en sus propias pilchas o
recado. Se hospedaban en sus carpas de lona, al costado de los carros acampados en
las calles del pueblo.(…) Como población que se está formando en un desierto amplio y
provisor, donde afluían representantes de todas las razas del mundo y circulaba el
dinero, tenía en cambio repetidos lugares de diversión nocturna, garitos o “cabarets”,
siempre colmados de parroquianos deseosos de aumentar, (o casi siempre perder) los
pesos ganados en los trabajos duros para así poder comprar una mayor porción de
“amor de estantería” o “placer a la minuta”. Pero siempre en cualquier resultado,
negativo o positivo, conservando el ánimo, el buen humor, sin echarle la culpa de sus
males a nadie, ni pedir que nadie, ni siquiera el Estado, les pague las consecuencias de
sus chifladuras. Afuera fogatas, música de campamento, con los más variados
instrumentos pero servida al natural…”.
Asencio Abeijón, El Vasco de la Carretilla y otros relatos. Apuntes de un carrero
patagónico, Com.Riv., Imprenta Gráfica Armando Andrade, 1986, pp.43-44.
“En pocas ciudades del interior del país, como en Comodoro Rivadavia se
desenvuelven tantas instituciones privadas de bien público que cumplen una efectiva
labor por el bienestar y progreso de la comunidad. (…) Fueron los españoles,
colectividad laboriosa y cuya contribución al progreso de nuestra zona ha sido
incuestionable, los primeros en concretar, en 1910, la fundación de la primera
institución mutual y de beneficencia(…) A ella siguieron posteriormente otras entidades
representativas de las colectividades que estaban en el quehacer lugareño(…) que aún
contribuyen desde su esfera de acción, como en los primeros tiempos, al
desenvolvimiento y progreso de la ciudad, incluyendo entidades constituídas con fines
sociales o culturales”.
Comodoro 70, pp.225.
163
En febrero de 1971, los editores del anuario Comodoro 70 dedicaron una
importante sección de la mencionada publicación a exaltar el devenir del
asociacionismo voluntario en la zona. Repitiendo una fórmula practicada por sus
antecesores en las décadas precedentes, las asociaciones que participaron de la edición
de aquel anuario conmemorativo tuvieron ocasión de exhibir sus logros a lo largo del
período comprendido entre 1901 y la celebración del setenta aniversario de la ciudad.
Por aquellos años, la que había sido capital de la Gobernación Militar homónima
durante el período 1944-1955 había perdido tal condición desde el momento mismo en
que el inicio del proceso de provincialización de los territorios nacionales de Santa Cruz
y Chubut coincidió con el abrupto final del primer peronismo. Quizás por ello los
cronistas convocados en aquella oportunidad decidieron evocar uno de los rasgos que la
distinguían de otras ciudades de la Patagonia: la sociabilidad asociativa.
Imágenes del equipamiento e infraestructura institucional, cantidades de
actividades sociales y culturales permanentes, el detalle de las cifras de asociados
sirvieron para dar cuenta de la intensa actividad social desarrollada por quienes
voluntariamente habían sido protagonistas de aquel entramado surgido a comienzos del
siglo XX. Inicialmente el impulso había llegado de la mano de un conjunto de
españoles, quienes mayoritarios en número desde la ocupación efectiva de la zona
litoral del Golfo San Jorge, jugaron un rol destacado como propietarios, hacendados y
arrendatarios, comerciantes y gerentes de compañías o bien en tanto trabajadores en el
ferrocarril, el puerto, las actividades de transporte de todo tipo o la incipiente
explotación petrolífera. Respondía también a aquel origen el primer muerto del que se
tuviera recuerdo en el poblado y de hecho fueron su viuda y prole respectiva las que
formando parte de un elevado conjunto de mujeres y niños se transformaron en objeto
de la asistencia de la entidad mutualista que se hacía cargo del pago de pensiones
destinadas a socorrer a quienes en la mencionada situación de desvalimiento así lo
requerieran. Solventadas por contribuciones extraordinarias de los asociados estas
prácticas previsionales servían también para asistir asimismo a quienes dentro del
conjunto de pares masculinos que por razones de salud hubieren perdido la posibilidad
de trabajar. Es que las mencionadas medidas de asistencia que estaban en manos de la
asociación voluntaria permitían paliar la ausencia del estado argentino en esa área
marginal de su territorio.
Fue entonces a partir de la constitución de una sociedad de socorros mutuos de
carácter étnico en 1910 que comenzó a adquirir una mayor formalidad lo que hasta el
164
momento había sido una tarea compartida por hombres y mujeres casi a nivel
doméstico. Tras el descubrimiento del petróleo en 1907 y mientras el proceso de
urbanización avanzaba en la línea de ocupación del espacio que terminará por convertir
al pequeño caserío en una ciudad industrial, la población comenzó a incrementar su
número, de modo que rápidamente culminó por alcanzarse la cantidad de habitantes
requerida por la legislación vigente para la organización de la vida municipal del
poblado de acuerdo a lo establecido por la ley de Territorios Nacionales. Como he
sugerido en el capítulo 1, la organización política del poblado era imprescindible para
definir la jurisdicción municipal, sobre todo porque de ello dependía el establecimiento
de un régimen de asistencia para quienes se consideraba destinatarios del socorro sin
importar su origen. En la medida que las redes de protección cercana basadas en los
vínculos étnicos demoraban en constituirse (la Asociación Italiana de Socorros Mutuos
se constituyó recién en 1919) debió apelarse a una forma de lazo social considerada
más moderna (la de la organización municipal, el partido político) para poder así
definir la comunidad de pertenencia necesaria para imputar al cuerpo político de la
Nación Argentina a un conjunto de extranjeros de diverso origen cuya miseria
preocupaba a la población conciente del incipiente poblado. Como he mostrado, en
1914 un conjunto de vecinos elevó un petitorio solicitando la intervención de los
integrantes del Concejo Municipal reorganizado en esa fecha tras una intervención al
mismo que se había prolongado desde 1911. Los firmantes reclamaron a los concejales
que constataran la miseria en que se encontraban muchas familias del poblado, quienes
respondían a sociedades políticas enfrentadas en el pasado dejaron las mismas de lado
o bien porque las mencionadas nunca habían sido tales. Por entonces la noción de
vecino en la zona refería a un conjunto de solidaridades y expectativas moralizadoras
de la sociedad pero sobre todo porque el ámbito municipal era concebido como la
escuela en la que los propios vecinos podían ejercer una tutela moral sobre el conjunto
de sus habitantes además de materializar sus expectativas ciudadanas.
Ahora bien, si desciendo en la escala de observación hasta alcanzar un nivel casi
microscópico y focalizo mi atención en las dimensiones de la vida cotidiana de los
hogares y familias asentadas durante ese mismo período, encuentro que las que tuvieron
un importante protagonismo fueron las mujeres, las que a través de su abnegación y el
“carácter social” de sus labores supieron contrarrestar los efectos de la pauperización
producida por las guerras mundiales, las crisis económicas o los azares de la vida
cotidiana. En ausencia de un estado fuerte las asociaciones voluntarias tuvieron un
165
creciente protagonismo, pero lo más significativo de ese proceso es que las mujeres, las
que habían sido excluídas mayoritariamente de esas esferas por los propios integrantes
de sus familias (padres, hermanos, esposos), encontraron los repertorios organizaciones
que les permitieron hacer política en los márgenes de la nación. Así he mostrado que
desde las primeras décadas del siglo XX, las mujeres encontraron en el desarrollo de
actividades educativas, recreativas, culturales y fundamentalmente benéficas una forma
de acceder a la esfera pública, esfera que por cierto demoró en constituirse y que si
debiera fecharse comprendería el período 1914- 1917. Durante aquellos años el
gobierno municipal fue reorganizado, aparecieron los primeros periódicos locales, las
mujeres comenzaron a organizar romerías y beneficios y surgieron las primeras
protestas obreras, las que culminaron con la redefinición del ejido municipal puesto que
se dejó fuera a los campamentos dependientes de las compañías petroleras asentadas en
la zona. A partir de entonces quienes residían en las mencionadas jurisdicciones no
pudieron ejercer su ciudadanía política en el ámbito municipal, condición que alcanzó a
quienes habitaban en las proximidades de Caleta Olivia en la medida que las actividades
exploración y explotación del petróleo se expandieron siguiendo la Cuenca del Golfo
San Jorge. Solamente hacia 1951 durante los años del primer peronismo, hombres y
mujeres pudieron elegir presidente y delegados territoriales en pie de igualdad con el
resto de la ciudadanía de la Argentina, la exclusión llegó a su fin coincidiendo con el
momento en que Comodoro Rivadavia se había convertido en ciudad capital de la
Gobernación Militar. Ahora bien quienes en esa misma fecha conmemoraron y
exaltaron esa condición describieron un escenario caracterizado por el dominio del
asociacionismo voluntario que me he dedicado a cartografiar.
II
La elaboración de una tipología del asociacionismo me ha permitido realizar una
caracterización del fenómeno, en principio siguiendo a Bobbio, Matteucci y Pasquino
he distinguido tres tipos de sociedades: patronales, sindicales y las que comprenden el
amplio espectro del asociacionismo voluntario (asociaciones culturales, recreativas,
religiosas, profesionales, económicas, políticas, comerciales, asociaciones de socorros
mutuos, cooperativas de productores y de consumidores, etc.). Sin embargo, no me he
restringido únicamente al empleo de la misma ya que la he combinado con la
propuesta por Luis Alberto Romero para el caso de Buenos Ares, en la que se distingue
entre asociaciones de base (sociedades de fomento, bibliotecas populares, cooperadoras
166
escolares, clubes de fútbol, sociales y deportivos, asociaciones parroquiales),
asociaciones de afinidad (étnicas y mutuales) cooperativas y corporaciones empresarias
y finalmente, asociaciones culturales. He propuesto una periodización del fenómeno y
además distinguido entre aquellas prácticas que se desarrollaron en el ejido urbano de
Comodoro Rivadavia de aquellas que aparecieron en el ámbito del Yacimiento
dependiente de la Petrolera estatal. En términos generales, puede afirmarse que la
tendencia a conformar asociaciones de todo tipo fue en constante aumento entre 1910-
1955. Sin embargo, la tipología resultante se diferencia sustancialmente de la de
Buenos Aires, el caso más estudiado. Un ejemplo claro de la diferencia de estos
procesos, es el escaso desarrollo del fomentismo barrial a nivel local que he registrado.
En oposición, dentro de la conformación de las asociaciones de base, prima la
constitución de clubes deportivos (sobre todo el fútbol entre el personal de la petrolera
estatal) y en menor medida, las asociaciones como las bibliotecas que se orientan a
elevar el nivel cultural de sus asociados. En cuanto a las asociaciones de afinidad si bien
se registra una fuerte presencia tanto del mutualismo étnico como de los sindicatos, la
misma adquiere menor relevancia si se la compara con el elevado número de
asociaciones de base y el desarrollo del cooperativismo que he identificado. La cuestión
no es menor, ya que mayoritariamente los estudios sobre el asociacionismo que se han
realizado a nivel local han abordado preferentemente el mutualismo étnico y los
sindicatos y federaciones organizados por los trabajadores petroleros.
Por otra parte, al realizar el estudio de la Cooperativa del personal de YPF, abordé
la forma en que la cooperativa utilizó el área de expansión del Yacimiento para crear
filiales de la misma, pero además mostré que el personal de la petrolera estatal
consideraba el derecho de asociarse un fin en sí mismo. En el capítulo 5, dedicado al
cooperativismo de consumo del personal de la petrolera estatal, señalé que la
mencionada asociación desarrolló sus pasos iniciales en el marco de una “explosión
asociativa” que clausuraba un ciclo iniciado en las décadas precedentes en las que las
bibliotecas populares habían crecido a la par del avance de los clubes deportivos y
sociales que eran la modalidad dominante en la zona a diferencia de los sucedido en la
ciudad de Buenos Aires durante la entreguerra en las que el fomentismo barrial
hegemonizaba el universo relacional. He sugerido asimismo que a los ojos de quienes
militaban en el cooperativismo y como en el caso de Víctor Xarrier también lo habían
hecho en el socialismo en Capital Federal, la ciudad capital de la Gobernación Militar
de Comodoro Rivadavia ofrecía un entramado asociativo soñado por el reformismo
167
durante largo tiempo y al que dedicaron la edición del Cincuentenario de la ciudad para
exaltarlo. Con el correr de los años, sucesivas ediciones conmemorativas reeditaron
aquella visión en la que la declarada apoliticidad de sus promotores y el repudio a la
política partidaria no hacían más que recordar los logros de una visión reformista de la
sociedad en las que el socialismo había llegado a confundirse con la localidad y la
iniciativa asociativa, pero no a través de una vía institucionalista como la ofrecida por
los partidos políticos, sino a través del asociacionismo voluntario en general como
procuraban sus impulsores sobre todo quienes militaban en el cooperativismo de
consumo. Sin embargo quisiera enfatizar que como sus oficiantes ya alcanzaban a
sospechar en 1950 la inminencia de una integración corporativa de la sociedad pondría
freno a sus sueños de civilidad y progreso por lo menos durante las décadas iniciales de
la cooperativa que hemos estudiado y los que coincidieron con los del primer
peronismo.
III
Clubes, bibliotecas populares, entidades mutualistas, sociedades de beneficencia
y cooperativas fueron espacios de sociabilidad para el ejercicio de liderazgos que
apenas comienzan a ser estudiados, los que deben ser analizados asumiendo los riesgos
de apelar a la “sociabilidad asociativa” como ha advertido criteriosamente Pilar
González Bernaldo. Para aproximarme a ellos he apelado a una amplia variedad de
fuentes, intentando delinear los lazos que permitan rastrear la interacción social en
conjuntos más amplios de personas y sobre todo para acercarme a las representaciones
sobre el bienestar que circulaban en esas dirigencias como lo ha sugerido Fernando
Devoto aunque su reflexiones se orientaban más específicamente a los referidos a las
dirigencias étnicas. Creo entonces que la zona litoral del Golfo San Jorge puede ser
incluída en las tipologías construídas para abordar la historia de la inmigración en la
Argentina por Devoto. Así, inspirada en una importante tradición que ha prestado
atención al estudio de los liderazgos étnicos he intentado aquí sugerir la importancia de
concentrar nuestra atención en esa área pero focalizando nuestras reflexiones tanto en
hombres como en mujeres. Me interesó explorar esa compleja cultura asociativa
porque me obligaba a imaginar los múltiples contactos cara a cara que pudo haber
tenido alguien que tras asociarse, rápidamente integraba una o varias comisiones
directivas de distintas entidades. El pasaje de socio a dirigente, otorgaba visibilidad y
protagonismo en ocasiones tales como la fiestas mayas o julias, el día de la raza o los
168
festejos por el descubrimiento del petróleo en la localidad. Como hemos visto en los
capítulos precedentes, las dirigencias de las asociaciones voluntarias ubicadas en la zona
coincidían en la organización de las actividades y en la procesión cívica que podía
realizarse tanto de la zona del ejido del pueblo de Comodoro Rivadavia, en la zona
costera donde se encuentra emplazada Caleta Olivia o bien en la jurisdicción del
Yacimiento dependiente de la petrolera estatal. En muchas ocasiones estas fiestas
cívicas fueron las fechas elegidas para exhibir los logros de las comisiones directivas
al inaugurar sedes sociales y monumentos, permitiéndosenos incursionar a través de
su estudio en las prácticas materiales y simbólicas de las mismas. Y como ya he
señalado, las mujeres se apropiaron de esas ceremonias para construir una esfera
alternativa a la de los propios hombres de su entorno familiar, resultando tanto temidas
como celebradas.
En un esfuerzo mayúsculo por visibilizar sus prácticas he elaborado breves
semblanzas de mujeres como Emilia Guillot utilizando una amplia diversidad de
fuentes (expedientes municipales, libros de actas y copiadores de cartas de las entidades
mutualistas, la prensa local, anuarios conmemorativos y entrevistas de historia oral a
familiares de las mencionadas). Las españolas, que habían resultado ciertamente
marginadas de la conducción de las propias entidades mutualistas por sus propios
padres o esposos encontraron la forma de superar esa exclusión a través de una serie de
prácticas en las que el maternalismo y la patria jugaron un lugar no menor. En procura
de hacer visible su accionar, he rastreado los repertorios organizacionales y a su vez
he intentado pensar sus prácticas en el contexto más amplio de los feminismos en
España a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX. Siguiendo a Mary Nash
sostengo la importancia de considerar a este feminismo como movimiento social que
representa una manifestación colectiva que ha pretendido superar realidades de
discriminación y de desigualdad social, política y cultural de género.
Ahora bien, en los últimos años quienes han estudiado el contradictorio proceso de
inclusión de los habitantes de los territorios nacionales a la ciudadanía política muy
tímidamente incorporaron a esa discusión la forma en que los mismos afectaron a
varones y mujeres. Si bien algunos aspectos vinculados a prácticas materiales e
imaginarias comenzaron a ser abordados en torno a las fiestas patrias, los rituales
obreros y las ceremonias de coronación de reinas de belleza, otros enfoques priorizaron
el peso de la etnicidad en la reconstrucción de las prácticas asociativas, recuperando el
protagonismo de los españoles y de las asociaciones que ellos conformaron. Si bien son
169
aportes importantes para el análisis del mutualismo étnico en la zona, en la medida que
estos grupos han desarrollado una capacidad asociacionista que se destaca por la gran
cantidad de entidades creadas en la misma, creo que se hace imprescindible explorar las
formas que permitieron a sus integrantes (sea masculinos o femeninos) construir
vínculos en la sociedad local. Ya que es escasa la producción que se ha interesado por
dar cuenta de estas cuestiones, aquí he intentado explicar cómo a través de estas
prácticas asociativas y la adopción de diversos repertorios organizacionales, las mujeres
encontraron formas de hacer política a pesar de su exclusión promoviendo asimismo el
reconocimiento de otros tipos de derechos (civiles y sociales) para ellas mismas como
para otras mujeres de la zona en estudio .
Apropiándose del estereotipo “Angel del Hogar”, Emilia Guillot de Larrea y otras
mujeres de las asociaciones étnicas españolas encontraron la forma de reclamar “por la
igualdad en la diferencia”. Dado que considero que las mismas ejercían un liderazgo
de proyección, los repertorios organizacionales que he rastreado dan cuenta de la
importancia de organizar romerías y fiestas patrias, aunque estas prácticas las situaran
en un lugar marginal ya que esas asociaciones estaban bajo el control masculino. Sin
embargo, al subrayar su identidad social como madres y el dominio de los saberes
domésticos, el carácter de abnegación patriótico - asistencial que imprimieron a sus
acciones culminó por dejarlas con el control de la beneficencia en Comodoro Rivadavia
prácticamente durante la primera mitad del siglo XX. Nuestros ángeles resultaron
exitosos, aunque me gustaría que fueran imaginadas menos desde esa concepción de la
feminidad y más como sujeto de derechos.
Estas mujeres compartían con quienes lideraban por entonces las del mutualismo
étnico una serie de principios en que el carácter moral de sus actividades daba cuenta de
las concepciones de bienestar que manejaban esas dirigencias. Así en el capítulo
dedicado a la Coooperativa del personal de los Y.P.F. he intentado recuperar el perfil
mutualista de quienes como Adam Trybus ocuparon un lugar central entre los
cooperativistas de la zona, el que parece haber seguido el derrotero sugerido por las
transformaciones identitarias de los sectores populares que ha estudiado Ricardo
González Leandri para el caso de Capital Federal, aunque aquí sería mejor hablar de
“habitantes conscientes”. En este sentido, he creído pertinente emplear la noción de
desafiliación propuesta por Robert Castel para aproximarme a una concepción de la
ciudadanía más cercana al ejercicio de las virtudes morales y el ejercicio voluntario del
170
patrocinio por parte de quienes se concebían como un grupo esclarecido de habitantes
de la zona.
Por otra parte, he intentado dar cuenta especialmente de la forma en que las
representaciones del bienestar que circulaban entre estos líderes cooperativos eran
continuidad de los principios de Gide en los que la apoliticidad y los valores morales
asociados al ejercicio del cooperativismo habrían de triunfar a más de un siglo de su
formulación. Así, he intentado sugerir el lugar que ocuparon en el conjunto de las
prácticas asociativas de la cuenca del Golfo y más específicamente, en la configuración
asociativa conformada por mutualismo, beneficencia y cooperativismo. Sin embargo,
ni la Sociedad Damas de Beneficencia ni la Cooperativa del Personal de los Y.P.F. han
sobrevivido hasta nuestros días, solamente del conjunto de esas formas del socorro
mutuo perduran la Asociación Española de Socorros Mutuos y el Centro Gallego de
Comodoro Rivadavia.
El estudio de las dirigencias étnicas me ha permitido rastrear las formas en que las
mismas se fueron confundiendo con los partidos políticos locales y las veces en que las
mismas compartieron proyectos con quienes controlaban el estado municipal o bien con
la creciente intervención del estado nacional en el área. Hasta mediados de la década del
treinta, las mencionadas dirigencias pudieron manejarse con relativa libertad a la hora
de aprobar estatutos, renovar autoridades o bien beneficiarse con las exanciones
impositivas dado el carácter asistencial de sus prácticas, sin embargo el escenario
comenzó a modificarse progresivamente durante los años en que Agustín P. Justo
estuvo en el gobierno y abruptamente en los inicios del primer peronismo. En el caso
de quienes lideraban el mutualismo étnico a nivel local comenzó a sospecharse que
muchos de los rasgos del franquismo al que fervientemente se habían opuesto
reaparecían en la figura de Juan Domingo Perón o más cercanamente de los sucesivos
gobernadores militares en Comodoro Rivadavia. Por ello, si bien en principio
asumieron una actitud colaborativa (se imaginaba que su acción era complementaria
de la del estado) finalmente iniciaron un proyecto que lo enfrentaba: el sanatorio social
en 1947. Cuando pudieron hacer gala de sus exitosas gestiones al frente de la entidad
mutualista más antigua de la zona al inaugurar sus instalaciones en 1959, pudieron
hacerlo en un contexto en el que la Gobernación Militar era un dato del pasado y algo
similar se imaginaba acerca del peronismo, de modo que sus logros no pudieron ser
opacados de ninguna manera. Por entonces, volvían a recordarse las gestiones de
Toribio Larrea, de Teodoro Cereceda, los que en la línea de los fundadores subrayaban
171
como lo habían hecho los cronistas de la época: “Los pueblos de la extensión
patagónica, se acostumbraron, en el correr de largos años de luchas y sacrificios, a
resolver sus problemas por sus propios medios. Entregaron siempre sus riquezas.
Poblaron los campos, levantaron pueblos, hicieron escuelas, crearon hospitales,
refinaron sus haciendas y llegaron a la prosperidad, sin que la acción oficial se
manifestara de ninguna manera, que no fuera la de perturbar, periódicamente aquella
vida de tesón y de trabajo con sus “comisiones” que llegaban de tanto en tanto en
misiones de estudio”320
.
320
Soil Brohman, Ob. Cit., 1951, pág. 163.
172
ANEXO
173
MAPA Nº 5
ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1914
174
MAPA Nº 6
ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1947 - A
175
MAPA Nº 7
ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1947-B
176
MAPA Nº 8
ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1960
177
Metodología y fuentes
Este trabajo indaga los procesos de construcción de la ciudadanía en la zona litoral
del Golfo San Jorge. Al comenzar el proyecto tenía previsto abordar comparativamente
las prácticas asociativas en las comunidades mineras vinculadas a la extracción
petrolífera de capital estatal o privado ubicadas en las localidades de Caleta Olivia y
Comodoro Rivadavia durante el período 1901-1955. Sin embargo, al comenzar el
relevamiento de archivos locales, y sobre todo, tras consultar la prensa local decidí
concentrar mi atención en las prácticas asociativas que se desarrollaron en el pueblo de
Comodoro Rivadavia (fundado en 1901) y las asociaciones que se conformaron en la
jurisdicción del Yacimiento dependiente del Estado Argentino ( 1910: Explotación
Nacional del Petróleo –1922: Yacimientos Petrolíferos Fiscales) ya que en ambos se
encuentran el mayor número de asociaciones conformadas durante el período . La
expansión de este último yacimiento sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante
la primera mitad del siglo XX, me permitió rastrear las asociaciones integradas por el
personal de la petrolera estatal que se conformaron siguiendo este proceso. Las
actividades de exploración culminaron con el surgimiento del petróleo en las
proximidades de Caleta Olivia en 1944, instalándose un campamento dependiente de
la petrolera estatal denominado más tarde Caleta Olivia- Cañadón Seco, las asociaciones
que en él se conformaron seguían las tendencias del resto del yacimiento.
Para caracterizar el proceso de expansión del Yacimiento sobre la zona costera del
Golfo San Jorge he utilizado las Memorias de la Empresa del período 1915-1945 que
conservo en mi archivo personal como producto de las tareas realizadas en proyectos
de investigación desarrollados en otra Universidad pública321
. Hasta el momento me ha
sido imposible acceder al archivo de la petrolera estatal en Comodoro Rivadavia ya
que cuando el proceso privatizador de la misma comenzó en los noventa se iniciaron
las acciones tendientes a transferir el fondo documental existente del ámbito de la
petrolera a la órbita municipal. Proceso que aún no ha concluído322
.
Si bien inicié mi experiencia como investigadora cuando era posible acceder a los
archivos de la petrolera estatal, era conciente que el uso de la información que
321
Edda Lía Crespo; “ Los Campamentos petroleros estatales de Comodoro Rivadavia, 1907-1957”,
Directora Susana López de Monedero; Com.Riv., Universidad Nacional de la Patagonia “ San Juan
Bosco”, Informe Final de Investigación, 1991, inédito; Edda Lía Crespo, “Una visión popular
para la reconstrucción de una historia barrial. El caso del Barrio General Saavedra”; Director: Daniel
Borquez; Com.Riv, CIUNPAT/ Universidad. Nacional de la Patagonia “ San Juan Bosco”,
Informe final aprobado, 1997, inédito. 322
Graciela Swiderski y Elisabet Cipolletta; “La situación de los archivos frente a la privatización de las
empresas públicas”, Bs.As. ; Entrepasados, Año III, No. 4-5, fines de 1993, pp.139-144.
178
encontraba en los mismos era relevante para caracterizar las particularidades de
población de estas comunidades mineras, necesitaba utilizar otro tipo de fuentes si
quería recuperar la experiencia de los trabajadores. Entrevistas de historia oral y la
organización de grupos de recordación que contaron con la participación de personal de
la empresa realizados durante aquellos años y que conservo en mi archivo personal,
hicieron que orientara mis preocupaciones hacia el estudio de las prácticas
asociativas323
. Mis entrevistados/as hacían referencia a sus actividades durante las horas
de trabajo pero en sus relatos mencionaban frecuentemente las relaciones construídas en
espacios de sociabilidad muy variados. Muchos de ellos habían integrado comisiones
directivas de clubes de fútbol y cooperativas; subrayando permanentemente los
intentos de instaurar formas de organización autónomas que estuvieran por fuera del
control empresarial. Comencé entonces a intentar localizar los archivos de muchas de
esas asociaciones, proceso que no estuvo exento de frustraciones. En la mayoría de los
casos las sedes sociales se han incendiado o bien al desaparecer la asociación, con ella
se perdió la documentación que daba cuenta de sus actividades y existencia.
La prensa local ofrece una vía para explorar esas prácticas asociativas. Los dos
diarios que se conservan en las bibliotecas locales (El Chubut y El Rivadavia) tienen
secciones dedicadas a la vida social y deportiva de las localidades estudiadas y es
posible encontrar en ellos las convocatorias realizadas para la organización de
asociaciones, asambleas ordinarias y extraordinarias e incluso pueden reconstruirse las
nóminas de integrantes de comisiones directivas como los temarios tratados en cada
una de esas convocatorias. Este tipo de información es fundamental para rastrear las
diferentes asociaciones, sobre todo las integradas por mujeres que aparecen en las
columnas dedicadas a la vida social.
323 Encontré en los estudios realizados por Daniel James y Mirta Lobato sobre las comunidades obreras de
Berisso un modelo metodológico que valiéndose de una amplia variedad de fuentes ha priorizado los
archivos de empresas y el uso de fuentes orales para aproximarse a la experiencia de los trabajadores.
Ambos autores son concientes de las limitaciones y posibilidades del empleo de fuentes orales para la
investigación histórica, pero coincido con ellos en que el empleo de estas fuentes alternativas permite
analizar las relaciones de producción en las que nacen o entran los hombres y mujeres, el modo en que
articulan intereses comunes y contrapuestos a los de otros y la forma en que expresan sus experiencias en
términos culturales (incluída la dimensión política). Sin embargo, ambos historiadores se han interesado
predominantemente por analizar la experiencia de los trabajadores en la fábrica, prestado menor atención
a lo que sucedía por fuera de ella, objeto central de mis preocupaciones. Mirta Zaida Lobato, Ob. Cit.,
2001; Daniel James y Mirta Zaida Lobato, “Fotos familiares, narraciones orales y formación de
identidades: los ucranianos de Berisso”en Entrepasados, Año XII, No. 24/25, 2003, pp.151-175 y
Daniel James; Ob. Cit., 2004.
.
179
A partir de la información que obtuve en la prensa local - disponible desde 1921-
fue posible elaborar diversas tipologías que me permitieron caracterizar las
modalidades y tendencias del asociacionismo en la zona. La necesidad de cartografiar
las prácticas asociativas aparece en los estudios sobre las sociabilidades contemporáneas
realizados por Pilar González Bernardo y en las visiones de conjunto más recientes
elaboradas por Roberto Di Stefano, Hilda Sábato Luis Alberto Romero y José Luis
Moreno324
. Ya que no existen estudios de conjunto sobre la temática en la zona decidí
realizar diversos cortes temporales distinguiendo entre la asociaciones con sede en el
ejido urbano de Comodoro Rivadavia y el Yacimiento dependiente de la Petrolera
estatal, que se encontraba fuera de la jurisdicción municipal desde 1917 y que durante
el período analizado culminó expandiéndose sobre la zona litoral del Golfo San Jorge e
incluyendo los campamentos ubicados en la zona norte del Territorio Nacional de Santa
Cruz ( Caleta Olivia-Cañadón Seco).
La información disponible en el Archivo Histórico Municipal de Comodoro
Rivadavia es sumamente relevante, éste fue organizado a principios de la década del
noventa y prácticamente no ha sido utilizado por los historiadores locales. El Archivo
cuenta con un registro de expedientes correspondiente al período 1915-1962, estos
expedientes brindan información muy variada sobre las asociaciones (permisos para
construir las sedes, exanciones impositivas, solicitudes de permiso para organización de
actividades recreativas, etc.). A través del análisis de los mismos he podido acceder a
los estatutos de muchas asociaciones que ya no existen en la actualidad y reconstruir
nóminas de integrantes y comisiones directivas (Centros Recreativos, Asociaciones
femeninas, Cooperativas).En este archivo pueden consultarse también algunos
padrones municipales, actas de los Concejos Municipales del período como libros de
ordenanzas que permitieron recuperar aspectos muy variados de la sociabilidad formal
de la localidad y de la zona analizada. También la consulta de este archivo me ha
posibilitado reconstruir las prácticas asociativas en Caleta Olivia, ya que se conservan
expedientes sobre la conformación de las comisiones de fomento, solicitudes de
asistencia médica de vecinos destacados; esta información es sumamente relevante ya
que el Archivo de Municipal de Caleta Olivia se encuentra en proceso de organización.
Para dar cuenta de las prácticas asociativas utilicé bibliografía de autores locales. Las
memorias de la petrolera estatal proveen información sobre las actividades de
324
Pilar González Bernardo, Ob. Cit, 2001, pág.75 y Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis Alberto
Romero y José Luis Moreno; Ob. Cit, 2002.
180
exploración y explotación en esa zona, la prensa de Comodoro Rivadavia cuenta con
una sección especial en la que se informa sobre las actividades sociales en Caleta
Olivia.
La prensa local ha editado durante el transcurso del siglo XX una importante
colección de anuarios conmemorativos que aportan información sobre las asociaciones
voluntarias existentes en la zona ya que ofrecen nóminas de los socios fundadores, de
comisiones directivas, de fechas de fundación, inauguración de sedes, en algunos casos
se mencionan la cantidad de asociados, obtención de la personería jurídica y el capital
social. La información es generalmente acompañada por fotografías de quienes
ejercieron algún tipo de liderazgo, de imágenes de los edificios sociales, en ellas puede
apreciarse la presencia tanto de varones como de mujeres, sobre todo de estas últimas
que aparecen retratadas en su condición de “ comisión de damas organizadoras de
festejos”. La información que contienen esos anuarios fue aportada a la prensa por
quienes ejercían el liderazgo de las asociaciones en el momento en que los mismos se
elaboraron: el aniversario de la ciudad (Album de Comodoro Rivadavia. Reseña Gráfica
Retrospectiva - 1934-; Cincuentenario de Comodoro Rivadavia – 1951-; Comodoro
´70 -1971- ) del descubrimiento del petróleo (Medio siglo de Petróleo Argentino –
1957- ), también se cuenta con un Album histórico de los deportes (1948). Estos
anuarios han sido utilizados para elaborar visiones de conjunto del pasado de la ciudad
suponiendo que los mismos contienen la nómina de la totalidad de las asociaciones
existentes en la zona. Tras un análisis detallado de los mismos he podido advertir que
se encuentran cargados de omisiones y errores si se los compara con las asociaciones
que figuran en el registro de expedientes municipales o las que pueden rastrearse
consultando la prensa local. Utilizo los mencionados anuarios atendiendo a su
condición de “artefactos materiales” a los cuales la comunidad ha otorgado un lugar
especial como símbolos del pasado, pero sin olvidar que la información que se
encuentra contenida en los mismos refiere a una acción de los sujetos que utilizaron
esos objetos para determinar el modo en que los recordarían los demás. 325
Esta no es
una cuestión menor al momento de analizar las prácticas asociativas ya que coincido
con Radley en que estos objetos son susceptibles de ser empleados para enmarcar
325
Alan Radley; “Artefactos, memoria y sentido del pasado” en David Middleton y Derek Edwards
(comps.); Memoria compartida. La naturaleza social del recuerdo y del olvido; España; Paidós; 1992;
pp.63- 76.
181
relaciones sociales326
. Estas publicaciones dan cuenta de una tradición asociativa que se
exhibe como uno de los mayores logros comunitarios aunque si se atiende a los
olvidos u omisiones que contienen y se utilizan “sintomáticamente”
contraponiéndolos con el uso de otras fuentes como las orales, es posible rastrear el
carácter muchas veces conflictivo y los contextos en que surgían y se desarrollaban esas
prácticas327
.
Por otra parte, también intenté reconstruir momentos en que se registraron
enfrentamientos entre distintas asociaciones pero otros tantos en que las dirigencias
encontraron espacios de sociabilidad desde los cuales articular consensos y proyectos.
La inauguración de las sedes y las fechas elegidas para esos eventos me permitieron
explorar aspectos algo descuidados en los estudios realizados sobre el asociacionismo
en la zona. El estudio de la iconografía es importante y por ello he intento captar la
trama de relaciones entre distintas asociaciones voluntarias y las imágenes, sueños y
percepciones de la experiencia vivida. Aquí resulta imprescindible la elaboración de un
calendario de ceremonias para realizar un acercamiento a la sociabilidad popular,
cuestión que ocupa un lugar relevante tanto en la obra de Maurice Agulhon como en la
de Joffre Dumazedier. De ese amplio conjunto de fiestas que puede reconstruirse
siguiendo fundamentalmente la prensa local, abordé con mayor profundidad aquellas
que me parecieron más significativas ya que condensan aspectos tanto locales como
nacionales o de vinculación con el lugar de origen: las fiestas mayas, el día de la raza y
el día del petróleo. He examinado muy someramente ceremonias como el día del
cooperativismo.
Dado que me interesaba fundamentalmente mostrar en qué medida estas prácticas
asociativas se vinculaban con las redes sociales construídas en el ámbito laboral, a partir
del vínculos étnicos o entre distintos grupos de mujeres, seleccioné de la tipología
elaborada algunos casos que me parecieron más relevantes ya que me permitieron dar
cuenta de la diversidad de aspiraciones de quienes animaron el movimiento
asociacionista en la zona: la Cooperativa del Personal de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales y la Sociedad de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia (hoy
326
Ibídem; pág. 74. 327
Ronald Grele “Movimiento sin meta: problemas metodológicos y teóricos en la historia oral”
en Dora Schwarzstein (Selección), La Historia Oral; Bs.As., CEAL, 1991; pp. 119-141, David
Dunaway and Willa Baum (Eds.), Oral History. An interdisciplinary Anthology, The United States of
America Altamira Press, 1996.
182
desaparecidas) y dentro del amplio espectro del mutualismo étnico : la Asociación
Española de Socorros Mutuos y el Centro Gallego ( aún existentes).
Para abordar el estudio de la Cooperativa del Personal de Yacimientos Petroleros
Fiscales utilicé la información que he encontrado en el Archivo Provincial de la
Provincia de Santa Cruz (Río Gallegos). Los expedientes consultados me han permitido
acceder a las actas de constitución de la cooperativa en 1947, los estatutos y algunas
memorias y balances elaborados por los directivos de la cooperativa durante su
existencia. También he utilizado los anuarios conmemorativos anteriormente
mencionados, la prensa local y entrevistas de historia oral a socios fundadores, personal
masculino y femenino de la cooperativa como a hijas/os y esposos/as de los fundadores
de la asociación. Mis entrevistados/ as residen en su mayoría en la zona, pero un
número importante de los fundadores de la cooperativa (socialistas, comunistas) fue
trasladado por la directivos de la petrolera estatal a otros yacimientos ( Salta,
posteriormente a Capital Federal) durante los años del primer peronismo, de modo que
me tuve que trasladarme a Capital Federal para producir esas fuentes orales. Por su
militancia en la izquierda, los fundadores de la cooperativa se encontraban bajo un
estricto control por parte de las autoridades policiales y militares de la zona, de modo
que pueden recuperarse parte de sus prácticas a través de la consulta de los prontuarios
conservados en el Archivo Policial de la Provincia del Chubut (Rawson). Algo similar
ocurre con quienes ejercieron un liderazgo destacado dentro del amplio conjunto del
mutualismo étnico en la zona, en especial los integrantes de las comisiones directivas de
la Asociación Española de Socorros Mutuos y del Centro Gallego de Comodoro
Rivadavia, quienes en algún momento de sus vidas como dirigentes fueron trasladados
al Penal de Rawson producto de sus declaraciones en la prensa local o bien si se
encontraban bajo estrecha vigilancia de la policía territoriana dado el activismo
desarrollado a favor de la causa republicana. Este activismo es un aspecto que ha sido
frecuentemente “olvidado” en un conjunto de publicaciones de carácter conmemorativo
que han editado las asociaciones étnicas con motivo de recordar los aniversarios de su
fundación y los hitos en su historia asociativa.
Durante el transcurso de los últimos años y tras una larga espera, las comisiones
directivas de la Asociación Española de Socorros Mutuos y del Centro Gallego de
Comodoro Rivadavia me permitieron acceder a la consulta de sus archivos. Ambas
asociaciones cuentan con libros de actas, registros de socios, registros de festivales,
estatutos, bibliotecas y en el caso del Centro Gallego un pequeño museo en su sede
183
social. La Asociación Española de Socorros Mutuos es la única que cuenta con dos
edificios sociales que sintetizan el carácter de sus prácticas: el Teatro y el Sanatorio
Social. La información que se conserva en estos archivos privados fue fundamental
para reconstruir el perfil de las dirigencias étnicas, de los asociados en general como de
las actividades desarrolladas por sus miembros durante el transcurso del siglo XX
(romerías, xantar gallego, festivales benéficos). Muchos de sus miembros residían tanto
en Caleta Olivia como en Comodoro Rivadavia. Estos archivos son importantes para
dar cuenta de la presencia de las mujeres en estas prácticas asociativas. Los libros de
actas permiten advertir del protagonismo desarrollado por las mismas en su carácter de
organizadoras de festejos de distinto tipo, pero al momento de aprobarse los estatutos
son sus propios padres, hermanos y esposos los que las han excluído de los cargos
directivos por razones de género. A partir de la consulta de estos archivos privados, de
la prensa local y de los expedientes del Archivo Municipal de Comodoro Rivadavia
pude reconstruir las asociaciones femeninas, sus repertorios organizacionales y el
carácter de sus demandas. En la medida que la documentación me lo permitió elaboraré
un fichero que procuró recuperar las biografías de las mujeres que animaron el
moviendo asociacionista en la zona, aunque como he podido advertir se hace
imprescindible elaborar otros ficheros en los que también se de cuenta de los varones
que ocuparon cargos en las estructuras de poder a nivel municipal o de la petrolera
estatal como de las pertenencias asociativas de los mismos.
La adopción de la perspectiva de género me ha llevado a consultar otros archivos
existentes en la zona donde se conservan información sobre las actividades
desarrolladas por las mujeres: Obispado de Comodoro Rivadavia, la Asociación
Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos. He consultado también los archivos
del Club Jorge Newbery ya que contaba con presidentas honorarias en sus inicios y la
Revista El Goblito Comodorense que fue editada por el Club Huracán durante los años
setenta del siglo pasado, allí se mencionan a varias de mujeres como socias fundadoras.
Los integrantes de la comisión directiva de la Asociación San David me han facilitado
documentación personal (cartas, fotografías) que aportan información sobre varias
integrantes de la primer asociación caritativa femenina creada en 1924. Dado que
muchas de sus integrantes fallecieron desapareciendo la asociación, he debido utilizar
el registro de cementerios ya que allí se consignan nacionalidad, estado civil, fecha y
razones de su fallecimiento. Dado que los Estatutos de la Sociedad de Beneficencia de
Comodoro Rivadavia son similares a los de la Sociedad de Beneficencia de Capital
184
Federal se ha consultado el Archivo General de la Nación en procura de contactos entre
ambas asociaciones. Se han realizado actividades de relevamiento de bibliografía y
periódicos en la Biblioteca Agustín Alvarez de la ciudad de Trelew (Chubut). Los datos
referidos a la población se basan en los Censos Nacionales que se encuentran
disponibles en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la Capital Federal, en
las Memorias de la petrolera estatal y en los anuarios conmemorativos.
La tesis consta de dos partes: en la primera de ellas para introducir al lector y
poder estudiar las prácticas asociativas. En el capítulo 1 he intentado delinear las
particularidades del escenario en que me he ubicado y que trasciende de múltiples
formas las fronteras de los territorios nacionales por entonces existentes: el de la zona
litoral del Golfo San Jorge y las comunidades mineras allí asentadas, cuestión
fundamental a para acceder en el capítulo siguiente a la tipología que he elaborado en
base a la consulta de la prensa local y a la que acompaño con los mapas elaborados
especialmente a partir de la misma y que se presentan en el anexo. En la segunda parte
he reconstruido la experiencia de quienes en su carácter de integrantes de asociaciones
voluntarias (hombres y mujeres) dieron vida a un complejo entramado asociativo que se
expandió sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante la primera mitad del siglo
XX pero para dar cuenta de la diversidad de aspiraciones de quienes animaron el
movimiento asociacionista, he seleccionado el estudio de algunos casos que he
considerado más relevantes dado el protagonismo que tuvieron y tienen esas
asociaciones voluntarias: la Cooperativa del Personal de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales, la Sociedad de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia (hoy
desaparecidas) y dentro del amplio espectro del mutualismo étnico: la Asociación
Española de Socorros Mutuos y el Centro Gallego (aún existentes). En términos
generales he descripto en cada uno de los capítulos dedicados a las mismas el contexto
temporal y asociativo en el que surgen, los objetivos que persiguen, la forma en que
constituyen el capital social y simbólico. Intenté asimismo identificar los liderazgos
ejercidos por los/las integrantes de estas asociaciones, el carácter del protagonismo que
tuvieron dentro del complejo entramado asociativo de la zona, y, en la medida que la
documentación lo permitió, intenté rastrear proyectos compartidos entre distintas
asociaciones o bien conflictos hacia el interior de las mismas o con los poderes
constituídos. En las conclusiones retomé las tipologías elaboradas sobre del
asociacionismo durante el período 1901-1955, dando cuenta de las particularidades en
la zona en estudio e intentando mostrar en qué medida el avance del asociacionismo en
185
la zona sirvió para compensar la exclusión de la ciudadanía política como para
demandar por el reconocimiento de otro tipo de derechos (civiles y sociales).
186
Fuentes y Bibliografía
1. Diarios, periódicos y anuarios editados por la prensa local.
Brohman, Soil(Director), Cincuentenario de Comodoro Rivadavia, Talleres Gráficos,
Martínez, Rodríguez y Compañía, Bahía Blanca, 1951.
Da Silva de Grau, Rosalinda (Dirección), Libro de la Cruz Roja. 50 años, Com. Riv,
Imprenta Gráfica Andrade, 1995.
José de Angelis (Dir.), Album de Comodoro Rivadavia 1934.Reseña Gráfica
Retrospectiva, Bs. As. , Imprenta el Gráfico, 1934.
El Rivadavia, Edición del 25 Aniversario, Com.Riv. 1940.
González, Roque, Comodoro ´70, Com.Riv. Editoral El Chenque, 1971.
Paz Núñez, Salvador, Album Histórico de los Deportes de Comodoro Rivadavia,
Com. Riv., 1948.
El Chubut, 1921-1963.
El Socialista, 1936.
El Rivadavia, 1942-1955.
2. Revistas.
Manuel José Bolaño (Dir.) y Eduardo Gallego, Actividad Cooperativa, Com.Riv.,
Abril de 1972.
El Globito Comodorense, 1970.
3. Fuentes oficiales municipales.
Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Actas del Concejo Municipal, 1914-1929.
Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Secretaría de Gobierno, ordenanzas y
resoluciones correspondientes al período 1964-2002.
4. Fuentes mutuales.
Antecedentes y legislación sobre Mutualismo en la República Argentina, Bs.As.,
Imprenta de la Cámara de Diputados de la Nación. 5 de octubre de 1945.
187
5. Archivos de Asociaciones.
Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. Actas, Estatutos
y Libros copiadores de cartas. 1910-1955.
Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Actas, Estatutos y Libros copiadores de
cartas. 1923-1955.
Asociación Portuguesa de Comodoro Rivadavia, Actas. 1923-1955.
Club Atlético Jorge Newbery, Actas, Estatutos, Libros de Asociados. 1929-1970.
6. Fuentes empresarias.
Boletín de Informaciones Petrolíferas. Organo Oficial de YPF. Año 10. Nro. 106. Junio
de 1933.
Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Memorias, 1915- 1945.
7. Fuentes provinciales.
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8. Artículos, folletos y libros.
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Acha, Omar “Dos estrategias de domesticación de la mujer joven trabajadora: la Casa y
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Agulhon, Maurice, 1848 ou l´ aprrentissage de la Republique, París, Editions du Seuil,
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204
Indice de mapas y croquis
Mapa No.1: Ubicación de la Gobernación Militar de Comodoro
Rivadavia……………………………………………………………………………….15
Croquis No. 1: Ubicación de las Compañías
Petrolíferas……………………….………….………………………………………….31
Mapa No. 2: Ubicación de la Cuenca del Golfo San
Jorge…………………………………………………………………………………….36
Mapa No. 3: Explotación Nacional del
Petróleo.1915…………………………………………………………………………38
Mapa No.4: Ubicación del Ejido Municipal de Comodoro Rivadavia y la Mina
Fiscal…………………………………………………………………………………..40
Mapa No. 5: Asociaciones en Comodoro Rivadavia. 1914……………………. .173
Mapa No. 6: Asociaciones en Comodoro Rivadavia. 1947.A…………………...174
Mapa No. 7: Asociaciones en Comodoro Rivadavia.1947.B…………………….175
Mapa No. 8: Asociaciones en Comodoro Rivadavia. 1960………………………176