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1 “Comunidades Mineras, Prácticas Asociativas y construcción de ciudadanías en la zona litoral del Golfo San Jorge. Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, 1901-1955” Maestranda: Edda Lía Crespo Directora: Dra. Mirta Zaida Lobato

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“Comunidades Mineras, Prácticas Asociativas y construcción de

ciudadanías en la zona litoral del Golfo San Jorge. Comodoro

Rivadavia y Caleta Olivia, 1901-1955”

Maestranda: Edda Lía Crespo

Directora: Dra. Mirta Zaida Lobato

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Índice

Introducción……………………………………………………………………………..4

Parte I

La invención del orden comunitario……………………………………………………23

Cap.1

En el Golfo……………………………………………………………………………..24

Cap. 2

Tiempo de asociación…………………………………………………………………..65

Parte II

Las formas del socorro: mutualismo, beneficencia y cooperativismo…………………99

Capítulo 3

Entre tradiciones, regionalismos y socorros mutuos: mutualismo étnico y

asociacionismo español……………………………………………………………….100

Capítulo 4

Medio siglo de maternalismo: beneficencia y feminismo…………………………….127

Capítulo 5

Las virtudes moralizadoras del ahorro colectivo: la cooperativa del Personal de los

Yacimientos Petrolíferos Fiscales…………………………………………………….147

Conclusión

Repensar la exclusión identificando prácticas asociativas en las márgenes de la

Nación…………………………………………………………………………………162

Anexo…………………………………………………………………………………172

Metodología y fuentes………………………………………………………………..177

Fuentes y

Bibliografía……………………………………………………………………………186

Índice de mapasy croquis…………………………………………………………......204

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3

A la memoria de mi padre Juan, promotor de Sociabilidades.

A mis hijos Florencia y Gastón.

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4

Introducción

El día 13 de diciembre de 1969 en conmemoración del día nacional del petróleo,

un colosal monumento construido con el objeto de homenajear al Obrero Petrolero fue

inaugurado en Caleta Olivia, localidad ubicada en la zona litoral del Golfo San Jorge en

el norte de la actual Provincia de Santa Cruz. La obra había sido encarada por una

Comisión de Vecinos los que habían tenido a su cargo tanto la elaboración del proyecto

como su financiación en base a aportes privados y de empréstitos del gobierno nacional.

Aquellas prácticas retomaban las de otras tantas comisiones conformadas por los

habitantes de la zona durante la primera mitad del siglo XX, las que se constituían toda

vez que hubiera que erigir mástiles, organizar fiestas patrias o bien partidos de fútbol.

Muchas veces el desarrollo de las mencionadas actividades fueron el primer paso para

que un conjunto de hombres y mujeres de la zona adquirieran visibilidad y cierta

experiencia en el manejo de asuntos relativos a los intereses del grupo, lo cual se

traducía a posteriori en un nivel mayor de formalización de las mismas cuando éstos

constituían asociaciones voluntarias en las que el carácter recreativo eran la nota

dominante. Las condiciones climáticas imperantes y las distancias de los principales

centros de poder no alcanzaban para obstaculizar el entusiasmo general de sus

organizadores, ya que desde principios del siglo XX éstos habían encontrado en la

promoción de la sociabilidad una manera de compensar la débil presencia del estado en

la resolución de sus problemas cotidianos. De todas formas, la fecha elegida para la

inauguración de aquel coloso recordaba la del descubrimiento del petróleo en 1907 por

parte de una cuadrilla dependiente del estado argentino, hallazgo producido

aproximadamente a unos 80km. al norte de la zona de donde se había erigido el

monumento, esto es en las inmediaciones de Comodoro Rivadavia, localidad emplazada

en el centro de la misma Cuenca del Golfo San Jorge pero en jurisdicción de la actual

Provincia del Chubut.

Aquella figura que aún hoy se recorta en la inmensidad patagónica alzándose

imponente a más de 10 metros del suelo tiene su rostro semioculto bajo un casco, luce

borceguíes y pantalón que lo protegen de las duras condiciones en las que desarrolla su

jornada laboral. Con su torso desnudo simula abrir la válvula que pone en

funcionamiento la extracción del oro negro en la boca del pozo y hay quien dice que la

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actitud del obrero expresa que la Patagonia entrega al país la riqueza de su suelo con la

satisfacción del deber cumplido y es por ello que su mirada está orientada hacia el norte

de la Argentina. Sin embargo, podríamos imaginar que en realidad la misma se dirige al

corazón del Yacimiento Comodoro Rivadavia como buscando otra más cercana por

parte del administrador del mismo, quien con mano férrea controlaba las horas

transcurridas en los ámbitos de trabajo como aquellas otras dedicadas al disfrute de su

tiempo libre. Es probable que aquel obrero estuviere ansioso por finalizar sus

actividades para volver a encontrarse con su familia o bien en el caso de no contar con

ella, con sus compañeros de tareas con quienes compartía desde el alojamiento en

dependencias de la empresa o bien el sindicato, la cooperativa de consumo, bibliotecas,

clubes sociales y deportivos, las sociedades étnicas o vecinales existentes, las que

formando parte de un entramado asociativo mayor se fueron dispersando por la zona

litoral del Golfo San Jorge en la medida que las actividades de exploración y

explotación de petróleo se expandieron sobre la misma durante la primera mitad del

siglo XX y las que constituyen el objeto de esta investigación.

Mi interés en la temática surgió hace ya mucho tiempo cuando en un taller de

historia oral - realizado en el Centro de Jubilados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales

en mayo de 1990- grabé una conversación entre antiguos empleados de la empresa a

propósito del cambio de nombre de un club de fútbol. Fue durante el relevamiento de

archivos públicos y privados que realicé para la escritura de aquel artículo que comencé

a preguntarme por la forma en que mundo del trabajo, las prácticas asociativas y la

construcción de la ciudadanía se relacionaban. Por aquellos años, esta cuestión estaba

adquiriendo relevancia en la historiografía latinoamericana y argentina y fue en ese

contexto que otra temática relacionada con el espacio que nos ocupa ingresó al menos

en la agenda de los investigadores patagónicos: la de los territorios nacionales. Sin

embargo, debió transcurrir más de una década para que aquellas cuestiones pudieran

pensarse en el campo más amplio de las sociabilidades contemporáneas como aquí

intento plantear.

En un principio la obra de E.P.Thompson fue una fuerte inspiración para

comenzar a realizarme algunas preguntas casi elementales1. Dado que me interesa el

mundo del trabajo como base de la articulación de relaciones interpersonales e intento

reconstruir lo que sucede fuera de él, me pregunto: ¿Qué hacía el personal de la

1 E.P.Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra, Barcelona, Crítica, 1989.

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empresa cuando finalizaba la jornada laboral? ¿Con quiénes se encontraban? ¿Qué

asociaciones voluntarias conformaban? ¿Las mismas dónde estaban ubicadas? ¿En el

yacimiento? ¿Por fuera del mismo? ¿Qué tipo de actividades desarrollaban?

¿Organizaban ceremonias o rituales? ¿Estas formaban parte de una cultura asociativa?

¿Era ésta una cultura militante? ¿Cómo a través de esas prácticas y rituales los

miembros de esas asociaciones percibían el mundo y a sí mismos?

E.P. Thompson tempranamente había sugerido la importancia de considerar la

forma en que comunidad, tiempo libre y relaciones personales estaban asociadas

subrayando asimismo el lugar que las fiestas jugaban en la cultura obrera2. Estas

cuestiones habían sido advertidas por Maurice Agulhon, aunque su impacto en la

historiografía patagónica ha sido relativamente escaso3. Agulhon entendía por

sociabilidad “la aptitud especial para vivir en grupos y para consolidar los grupos

mediante la constitución de asociaciones voluntarias”4.

Encontré en la obra de Agulhon y también en los estudios de Dora Marucco sobre las

sociedades de socorros mutuos un enfoque que presta atención a algunas cuestiones que

constituyen una referencia obligada a la hora de examinar la cultura asociativa: la

construcción de la sede propia, la fecha en que se recuerda el aniversario de la

asociación, los símbolos que la distinguen de otras asociaciones, entre otros5. La

reducción de escala resulta imprescindible para abordar en forma más detallada estos

aspectos que son centrales para acercarnos al estudio de la “sociabilidad asociativa” tal

como la definiera pioneramente Agulhon. Es que aquí intento pensar a las asociaciones

como sujetos históricos en una perspectiva similar a la desarrollada por la historia de

empresas y algunos estudios sobre el mutualismo étnico español, permitiéndoseme

asimismo incorporar la perspectiva de género y a la vez practicar una aproximación a

una renovada historia política como sugiere Pilar González Bernaldo de Quirós6.

2 Ibídem, tomo I.

3 Maurice Agulhon, “Clase obrera y sociabilidad antes de 1848”, España, Historia Social, No. 12,

invierno 1992, pp.141-166. 4 Ibídem, pág. 142.

5Dora Marucco, “Lavoro e solidarietá popolare: forme, modelli, rapporti del mutuo soccorso italiano” en

Fernando Devoto y Eduardo Miguez (Comps.), Asociacionismo, trabajo e identidad étnica, Bs.As,

CEMLA-CSER-IEMS; 1992, pp. 9-29. También, Dora Marucco; “ Teoria e pratica dell’ auntonomia nel

mutualismo dell’ Ottocento” en Italia, Parole chiave, No. 4, 1994, pp. 41-57. 6 Giulio Sapelli, “La empresa como sujeto histórico”, en María Inés Barbero (Comp.); Historia de

empresas. Aproximaciones historiográficas y problemas en debate, Bs.As., Ceal, 1993, pp. 103- 139.

María Inés Barbero y Fernando Rocchi, “Cultura, sociedad, economía y nuevos sujetos de la historia

empresas y consumidores” en Beatriz Bragoni (Editora), Microanálisis. Ensayos de historiografía

argentina, Bs.As., Prometeo Libros, 2004, pp. 103- 143. También Beatriz Bragoni, “Meritorios

españoles, ejemplares nobles…”Inmigración, redes y mercado: algunas notas sobre la formación de

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La obra de Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero sobre la cultura de los

sectores populares porteños sirvió tempranamente como inspiración al comenzar a

delinear los rasgos de una cultura asociativa en la zona del Golfo San Jorge, pero a

diferencia de lo que ocurría en Capital Federal donde el fomentismo barrial había

hegemonizado el universo relacional aquí éste había jugado un lugar prácticamente

irrelevante durante el período comprendido entre la ocupación efectiva de la zona

(1901) y el momento en que se había producido la disolución de la Gobernación Militar

de Comodoro Rivadavia en 19557. En la medida que comenzaba a acercarme a ese

mundo tan vasto como complejo comencé a plantearme la necesidad de elaborar una

tipología de las prácticas asociativas, una tendencia en alza a la hora de elaborar un

panorama del asociacionismo para la Argentina8. La necesidad de cartografiar las

prácticas asociativas también ocupó un lugar relevante en la producción de Pilar

González Bernaldo, quien además recientemente ha subrayado la importancia de

abordar la ciudadanía considerando tanto al derecho vinculado al domicilio (residencia)

como a los vínculos contraídos (solidaridad y sociabilidad) 9. He encontrado en su

trabajo un modelo que otorga centralidad a las prácticas asociativas al concebirlas

como una forma de pedagogía cívica mediante la cual el ciudadano hace el aprendizaje

de la cosa pública constitutiva de la comunidad10

. ¿Ahora bien qué tipo de comunidades

son las que me propongo estudiar?

Habiendo iniciado mis investigaciones en una línea que en el presente se

denomina como historia sociocultural de la empresa, mis primeros pasos siguieron los

lineamientos propuestos por Mirta Zaida Lobato para la industria frigorífica sobre todo

emporios vitivinícolas en Mendoza, 1860-1940” en Alejandro Fernández y José C. Moya (Editores); La

inmigración española en la Argentina, Bs.As., Biblos, 1999, pp.115- 140 y Alejandro Férnández, “Las

redes comerciales catalanas en Buenos Aires a comienzos de siglo. Una aproximación”, en Alejandro

Fernández y José Moya (Eds.), Ob. Cit., 1999, pp.141-163. Una interesante reflexión metodológica

acerca del concepto “sociabilidad” puede seguirse en Pilar González Bernaldo de Quirós, “La

‘sociabilidad´ y la historia política” en Jaime Peire (Compilador), Actores, representaciones e

imaginarios, Caseros, Eduntref, 2007, pp.65-109. 7 Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero, Sectores populares, cultura y política. Bs.As.en la

entreguerra, Bs.As., Sudamericana, 1995. Más recientemente, Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis

Alberto Romero y José Luis Moreno; De las Cofradías a las s organizaciones de la Sociedad Civil.

Historia de la Iniciativa Asociativa en Argentina (1776-1990), Argentina; Edilab- Gadis; 2002, Daniel

Marquez y Mario Palma Godoy, Comodoro Rivadavia en tiempos de cambio. Una propuesta para la

revalorización de nuestras identidades culturales, Com.Riv., Ediciones Proyección Patagónica, 1993. 8Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis Alberto Romero y José Luis Moreno; Ob. Cit; 2002.

9 Pilar González Bernaldo de Quirós, Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina. Las

sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1862, Bs.As., F.C.E, 2001. Más recientemente Pilar González

Bernaldo, “Una ciudadanía de residencia: la experiencia de los extranjeros en la ciudad de Buenos Aires

(1882-1917), Bs. As., Entrepasados, No.30, fines de 2006, pp. 47-65. 10

Pilar González Bernaldo de Quirós, Ob. Cit, 2001.

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porque subrayaban la forma en que comunidad y empleo estaban relacionados pero

también porque consideraron la perspectiva de género11

. Mis trabajos iniciales sobre la

petrolera estatal adoptaron tempranamente esa perspectiva, aún cuando el número de

mujeres empleado en las actividades productivas fuera escaso como lo mostraron

estudios posteriores de mis colegas12

. En oposición, la presencia femenina en ámbitos

de reproducción de la fuerza laboral se hacía particularmente visible en ocasiones tales

como fiestas patrias, eventos deportivos, bailes y concursos de belleza13

. En la presente

tesis retomo algunas de estas cuestiones ya que considero que las actividades recreativas

organizadas por el personal de la empresa por fuera de las horas de trabajo eran espacios

de actuación para las mujeres residentes en la zona14

. ¿Quiénes son estas mujeres que

se asoman al espacio público? ¿Qué relaciones tienen con los varones que ocupan

cargos políticos, directivos de empresas, dirigentes de asociaciones voluntarias de todo

tipo? ¿Con qué otras mujeres se encuentran o evitan? ¿Existen conflictos entre ellas o

con los varones? ¿Comparten objetivos con ellos o los disputan? ¿Hay asociaciones

conformadas y controladas por mujeres durante el período en la zona? ¿Es posible

identificar en la organización de estas actividades liderazgos femeninos? ¿Esos

liderazgos se tradujeron en la conformación de asociaciones que se destacaron de

alguna forma en la tipología elaborada? ¿Podemos imaginarlas como ámbitos donde se

construyeron y elaboraron prácticas cívicas?

La obra de Agulhon me ha permitido ampliar el repertorio de preguntas

anteriormente enunciadas, ya que para él abordar la sociabilidad popular requería tanto

del estudio de las asociaciones como de otras dimensiones de la vida cotidiana como

las fiestas15

. A través de su análisis, Agulhon descubrió el protagonismo ejercido por

11

María Inés Barbero y Fernando Rocchi, Ob.Cit, en Beatriz Bragoni, Ob. Cit., 2004, pág.137, Mirta

Zaida Lobato, La vida en las fábricas. Trabajo, protesta y política en una comunidad obrera, Berisso

(1904-1970), Bs.As., Prometeo Libros/ Entrepasados, 2001. 12

Edda Lía Crespo, “Una propuesta metodológica para el estudio de la experiencia de las mujeres

vinculadas a la industria petrolera estatal”, en Revista Patagónica de Historia Oral, No.1, Universidad

Nacional de la Patagonia Austral. Unidad Académica, Caleta Olivia, 1996, pp.33-35. Graciela Ciselli,

Pioneras Astrenses, El trabajo femenino en el pueblo de una compañía petrolera, 1917-1962, Bs.As.,

Dunken, 2003; Graciela Ciselli, “Familia y trabajo femenino en Y.P.F.”, Bs.As., Todo es historia, No.

484, 2007 pp. 33-37. 13

Edda Lía Crespo, “Madres, esposas, reinas…Petróleo, mujeres y nacionalismo en Comodoro

Rivadavia durante los años del primer peronismo” en Mirta Zaida Lobato (Editora), Cuando las mujeres

reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX, Bs.As., Biblos, 2005, pp.143-174. 14

Mary Nash; “El mundo de las trabajadoras: identidades, cultura de género y espacios de actuación”, en

Paniagua, J, Piqueras, J y .Sanz, V. (eds.), Cultura Social y política en el mundo del trabajo, Valencia,

Biblioteca Historia Social, 1999. pp. 47-68. 15

Maurice Agulhon, 1848 ou l´ aprrentissage de la Republique, París, Editions du Senil, 1973, pp. 22-

42; Maurice Agulhon, La République au village. Les populations du var de la Révolution à la Seconde

République, Paris, Editions du Seuil, 1979.

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varones y mujeres y el carácter político de sus prácticas en contextos de fuerte control

por parte de las autoridades estatales16

. Durante los años transcurridos desde el inicio de

mis investigaciones hasta el presente, el estudio de los mineros culminó por convertirse

en una de las líneas fundamentales desarrolladas por la historiografía sobre los

trabajadores en la Patagonia, pero como lo han subrayado Enrique Masés y Lisandro

Gallucci el estudio de lo que sucede por fuera de las horas de trabajo sigue siendo un

campo que ha sido calificado como virgen, aunque podríamos relativizar tal afirmación

si consideramos la producción existente sobre la temática en la cuenca del Golfo San

Jorge, la que tempranamente abordó cuestiones como la conformación de barrios y

clubes de fútbol, los rituales obreros y las ceremonias de coronación de reinas de

belleza17

. Las fiestas son escenarios de ocio en los que cada sociedad proyecta sus

valores, pautas, actividades y patrones de conducta estereotipados y ritualizados18

. Un

lenguaje simbólico que es necesario desentrañar pero que debe ser examinado desde la

perspectiva de las funciones esenciales del ocio de acuerdo a lo planteado por Joffre

Dumazedier19

. El tiempo del ocio no es otro que el ámbito de expresión de la

sociabilidad y debe ser concebido como un tiempo que estimula relaciones formales e

informales, que favorece acumulación de poder, prestigio, liderazgo, y que, al mismo

tiempo, fertiliza espacios para la extensión de redes de relaciones y la concreción de

universos de poder 20

. Por otra parte, el mundo asociativo se sitúa en ese espacio

intermedio entre la familia y el Estado, de allí la especificidad de la cultura política

moderna que concibe esas prácticas sociales y culturales como el terreno donde se

elabora y experimenta la democracia21

. En las páginas que siguen intento reconstruir la

16

Ibídem, pp. 230-283. 17

Enrique Masés y Lisandro Gallucci (Editores), Historia de los Trabajadores en la Patagonia,

Neuquén, Educo, 2007; Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo “Entre el petróleo y el carbón:

empresas estatales, trabajadores e identidades sociolaborales en la Patagonia Austral durante el período

territoriano (1907-1955)”, en Susana Bandieri, Graciela Blanco G. y Gladis Varela, Hecho en

Patagonia. La historia en perspectiva regional, Neuquén, CEHIR-EDUCO, Universidad Nacional del

Comahue, 2005, pp. 301-347, Gabriel Carrizo, “Una aproximación a la historiografía de los trabajadores

de la Patagonia Central: balance y perspectivas” en Observatorio Patagónico, Estudios Sociales sobre

Trabajo y Desarrollo, Año 5, No.6, Caleta Olivia, UNPA, 2005, pp.13-20; Brígida Baeza, Edda Crespo

y Gabriel Carrrizo (Comps.), Comodoro Rivadavia a través del siglo XX, Argentina, Municipalidad de

Comodoro Rivadavia, 2007. 18

J. Prat, “Aspectos simbólicos de las fiestas”, en Tiempo de fiesta, Madrid, Tres-catorce-dieciseis, 1982,

p. 163. La cita puede consultarse en Manuel Cuenca Cabeza, Ideas y prácticas para la educación del

ocio: fiestas y clubes, Bilbao, Universidad de Deusto/ Instituto de Estudios de Ocio, No. 15,2000, pág.83. 19

Joffre Dumazedier, Vers une civilization du loisir?, París, Editions du Seuil, 1962, pp.27-29. 20

La cita de Javier Escalera Reyes y de Joffre Dumazedier se encuentra en Graciela Zuppa (Editora),

Prácticas de Sociabilidad en un escenario argentino. Mar del Plata ( 1870-1970), Mar del Plata,

Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de Arquitectura , Urbanismo y diseño, 2004, pág.23. 21

Pilar González Bernaldo, Ob. Cit., 2001, pág. 74.

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experiencia de quienes en su carácter de integrantes de asociaciones voluntarias

(hombres y mujeres) dieron vida a un complejo entramado asociativo que se expandió

sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante la primera mitad del siglo XX. En la

medida que la documentación disponible me lo ha permitido, he elaborado una tipología

de las modalidades y tendencias del asociacionismo pero además a través del análisis de

las fiestas doy cuenta de la forma en que comunidad, tiempo libre y las relaciones

personales estuvieron asociados.

Estado de la cuestión

Tras el retorno a la democracia en 1983, los estudios realizados sobre el

asociacionismo ocuparon un lugar secundario en la producción académica dedicada a la

Patagonia, ya que la mayoría de los trabajos se orientaron a explorar las

particularidades de la estrecha vinculación del área con la extracción petrolífera. Esos

abordajes subrayaron la alta concentración de comunidades de fábrica asentadas en la

zona litoral del Golfo San Jorge. De acuerdo a los mismos, empleo y comunidad se

encontraban sumamente ligados en estos centros extractivos. Si bien se ha producido un

viraje de los estudios hacia cuestiones mayoritariamente vinculadas con el mundo del

trabajo, tal giro ha supuesto una mayor atención respecto de las categorías de análisis

apropiadas para el abordaje de concentraciones obreras alejadas de los grandes centros

urbanos, los mismos dan cuenta de la forma en que la empresa dominó prácticamente

tanto las esferas de producción como reproducción de los trabajadores. En los nuevos

enfoques, las influencias de las obras de Eric Hobsbawn y E.P.Thompson fueron

fundamentales para caracterizar esas concentraciones obreras, aunque el uso de las

categorías enclave, masa aislada e institución total empleados sobrevaloraron la

capacidad de la empresa para dirigir y organizar la vida cotidiana de los trabajadores,

minimizándose los intentos de instaurar formas de organización autónomas por parte los

mismos. Buscando diferenciarme de estas categorizaciones e incorporar paralelamente

la perspectiva de género, encontré que Thomas Miller Klubock utiliza la noción

“comunidad minera” para abordar estas concentraciones obreras subrayando que la

asociación de los hombres con el trabajo asalariado y la de la mujer con la casa no es un

hecho natural. La adopción de esta categoría permite un acercamiento que considera las

formas en que las mujeres elaboraron respuestas a su subordinación económica y

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sexual dentro del matrimonio como ha propuesto este autor en sus estudios sobre los

mineros chilenos22

.

La obra de Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero sobre la cultura de los

sectores populares porteños sirvió de inspiración a la hora de comenzar a abordar el

análisis de las prácticas asociativas del personal de las empresas petroleras asentadas en

la zona litoral del Golfo San Jorge23

. En lo referente a los estudios realizados existen

importantes avances en torno a la formación de asociaciones de distinto tipo en especial

las organizaciones gremiales y las del mutualismo étnico24

. Mis trabajos sobre clubes de

fútbol pertenecientes al ámbito de la petrolera estatal y la transmisión familiar sobre la

militancia de sectores vinculados al socialismo y el cooperativismo permitieron delinear

algunas particularidades de la zona en relación al reconocimiento de los derechos

sociales y políticos y el lugar que el asociacionismo había jugado en ellos25

. En los

últimos años, algunos de estos otros aspectos relacionados con el tiempo libre de los

trabajadores fueron profundizados sobre todo los referidos al fútbol, las fiestas patrias,

los rituales obreros y las ceremonias de coronación de reinas de belleza26

. Por ello en

esta tesis he retomado estas cuestiones enmarcándolas en una visión de conjunto del

devenir asociativo en la zona en estudio.

Una de las líneas de investigación que se desarrolló tempranamente otorgó

prioridad al peso de la etnicidad en la reconstrucción de las prácticas asociativas,

recuperándose el protagonismo de españoles, italianos, portugueses y chilenos y de las

22

Thomas Klubock, “Hombres y mujeres en El Teniente. La construcción de género y clase en la minería

chilena del cobre, 1904-1951” en Lorena Godoy, Elizabeth Hutchinson, Karin Rosemblatt, y María

Soledad Zárate, (Editoras), Disciplina y desacato. Construcción de identidad en Chile, siglos XIX y XX.,

Chile, Universidad de Chile, s/ f, pp.223-249. 23

Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero, Ob. Cit, 1995. Luciano De Privitellio, Vecinos y

ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de entreguerras, Bs.As., Siglo XXI Editores, 2003. 24

Mario Palma Godoy y Daniel Marquez, Ob. Cit., 1993, Susana Torres, “Two oil company- towns in

Patagonia: European inmigrants, class and ethnicity, 1907- 1933”, PhD, Rutgers University, 1995; Susana

B. Torres, “Conflictos obreros y organizaciones gremiales” Bs.As., Todo es historia, No. 484, 2007, pp.

22-32; Daniel Cabral Marques, “Más allá del mito del desarraigo”, Ob. Cit, 2007, pp.72-80. 25

Edda Lía Crespo. “Tell me about your father. ‘Socialism’ and family stories in Argentina”, en XIth

International Oral History Conference, IOHA- Bogazici University(Turkey), Vol II, junio 2000,pp.562-

567; Edda Lía Crespo, “De Germinal a Florentino Ameghino. Memoria, Política y Asociacionismo en

Comodoro Rivadavia”, Bs.As., Entrepasados, Vol.20, Fines 2001, pp.101-114. Edda Lía Crespo,

“Asociacionismo, consumo y ciudadanía. Acerca de los orígenes de la cooperativa del personal de

Yacimientos Petrolíferos Fiscales”, en Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la

Patagonia Austral, Año IX, No. 26, diciembre de 2003, pp. 169-181; Edda Crespo, “El fantasma de Rodó.

Ariel, públicos lectores y nacionalismo petrolero en Comodoro Rivadavia” en Enrique Masés y Lisandro

Gallucci ( Eds.), Ob. Cit., 2007, pp.221-239. 26

Gabriel Carrizo, “De obreros, pelotas y botines. El proceso de popularización del fútbol en Comodoro

Rivadavia en las primeras décadas del siglo XX” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo

(Comps), Ob. Cit., 2007, pp.211-239; Ester Ceballos, “El primero de mayo en Comodoro Rivadavia

durante el período 1901-1945” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo (Comps), Ob. Cit.,

2007; pp.191-209.

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asociaciones que ellos conformaron.27

Si bien son aportes importantes para el análisis

del mutualismo étnico en la zona, con excepción del trabajo de Marcelo Borges, no se

ha prestado atención a algunas cuestiones centrales en el estudio del asociacionismo

en la línea planteada por Fernando Devoto28

. La noción de grupo étnico tiene particular

relevancia dado que permite examinar las formas en que más que reproducir se crean las

identidades étnicas29

. En este sentido, en los últimos tiempos han adquirido vitalidad

los estudios sobre dirigencias y liderazgos, destacándose especialmente la obra de Xosé

Manuel Núñez Seixas quien ha elaborado una tipología de los modelos de liderazgo en

comunidades emigradas30

. A nivel local, es escasa la producción que se ha interesado

por dar cuenta de estas cuestiones, aunque contamos con el estudio de Susana Torres en

el que ha considerado la forma en que las identidades étnica y de clase tuvieron en la

construcción de las identidades sociales de los trabajadores de las empresas petroleras

en el período 1917-193231

.

Más recientemente, se ha incorporado a estos análisis el estudio de las identidades

de género32

. Sin embargo, creo que no nos alcanza con mencionar que los lazos

identitarios se construyen a través de actividades sociales, celebraciones nacionales o

reproduciendo la nómina de integrantes femeninas o masculina de las comisiones de

fiestas. El dominio ejercido por parte de un conjunto de “vecinos conscientes” como

27

Daniel Marquez y Mario PalmaGodoy, Ob. Cit., 1993; Susana Torres, Ob. Cit., 1995; Graciela Ciselli,

Los italianos en el sureste del Chubut. Su inserción socio-económica (1901-1944), Com.Ri.v,

Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, 1995 y Marcelo Borges, “Portuguese in two

worlds: a historical study of migration from Algarve to Argentina”, New Brunswick, PhD Rutgers

University, 1997; Brígida Baeza, “Cruzar la frontera en los ´70. Chilenos en Comodoro Rivadavia” en

Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo (Comps), Ob. Cit., 2007; pp.391-423. 28

Fernando Devoto, Historia de la inmigración en la Argentina., Bs.As, Sudamericana, 2003. 29

Pilar González Bernardo, Ob. Cit, 2001, pág. 225; Fernando Devoto y Alejandro Fernández,

“Mutualismo étnico, liderazgo y participación política. Algunas hipótesis de trabajo”, en Diego Armus

(comp.), Mundo urbano y cultura popular, Estudios de Historia Social Argentina, Bs.As., Sudamericana,

1999, pp.129- 152, Fernando Devoto y Eduardo Míguez (Comps.), Asociacionismo, trabajo e identidad

étnica, Bs.As, CEMLA-CSER-IEMS; 1992; Alejandro Fernández y José C. Moya ( Editores); La

inmigración española en la Argentina, Bs.As., Biblos, 1999; José Núñez Seixas, ( Editor). La Galicia

Austral. La inmigración gallega en la Argentina. , Bs.As., Biblos, 2001; José C. Moya, Primos y

extranjeros. La inmigración española en Buenos Aires, 1850- 1930; Bs.As., Emecé Editores, 2004; María

Liliana Da Orden, Inmigración española, familia y movilidad social en la Argentina Moderna. Una

mirada desde Mar del Plata (1890- 1930), Bs.As, Biblos, 2005. 30

Xosé Manoel Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones a

partir de los españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid (Editoras), De

Europa a las Américas. Dirigentes y liderazgos (1880-1960), Bs.As., Sudamericana, 2006, pp. 17-41.

Núñez Seixas siguiendo a John Highman define a un líder étnico simplemente como aquella persona que

ejerce una influencia decisiva sobre los demás coterráneos inmigrados en un contexto de obligaciones e

intereses comunes. Distingue tres tipos: el liderazgo recibido, el liderazgo interno y el liderazgo de

proyección. 31

Susana Torres, Ob. Cit, 1995. 32

Graciela Ciselli, Migración, Género y Mercado Laboral en el sureste del Chubut. Un estudio a partir

de familias italianas, Rawson, Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut; 2005.

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13

parte de la sociabilidad popular deja de lado las tensiones provocadas por la presencia

femenina en esos ámbitos, una cuestión que fue sugerida tempranamente por Ricardo

González. Los estudios sobre el mutualismo étnico realizados por Rómolo Gandolfo

sobre las mujeres agnonesas y María Liliana Da Orden sobre el asociacionismo español

en Mar del Plata dan cuenta de la relevancia del rol ocupado por las mujeres en las

mencionadas asociaciones voluntarias, subrayando la importancia que tenían los

recursos generados por estas mujeres para el fortalecimiento del capital social de las

mencionadas entidades y la forma en que algunas de ellas construían liderazgos33

.

Necesitamos explicar cómo a través de estas prácticas asociativas, los integrantes

masculinos o femeninos de distintas asociaciones encontraron formas de hacer política

a pesar de su exclusión promoviendo asimismo el reconocimiento de otros tipos de

derechos (civiles y sociales)34

. Considero indispensable adoptar una perspectiva de

género para estudiar estas temáticas ya que mayoritariamente quienes han estudiado el

contradictorio proceso de inclusión de los habitantes de los territorios nacionales a la

ciudadanía política no incorporaron a esa discusión la forma en que estos procesos

afectaron a varones y mujeres35

.

33

Sobre las cuestiones conflictivas y el lugar de las mujeres en este proceso véase, Ricardo González,

“Lo propio y lo ajeno. Actvidades culturales y fomentismo en una asociación vecinal. Barrio Nazca

(1925-1930)”, en Diego Armus (comp.), Mundo Urbano y cultural popular. Estudios de Historia Social

Argentina, Bs.As., Sudamericana, 1990, pág.106-108; Rómolo Gandolfo, “Del Alto Molise al Centro de

Bs.As. Las mujeres agnonesas y la primera emigración transatlántica, 1870-1900, en Estudios

Migratorios latinoamericanos, Bs.As., Año 7, Abril 1992, No. 20, pp. 71-79, María Liliana Da Orden;

Ob. Cit., 2005. 34

Nancy Fraser, Iustitia Interrupta. Reflexiones Críticas desde la posición `postsocialista´, Colombia,

Universidad de los Andes, 1997, pp. 95-133; Elisabeth Clemens, “ Organizational repertories and

institucional change: womens groups and the transformation of America Politics, 1890-1920”, en Theda

Skocpol and Morris P. Fiorina ( Editors), Civic engagement in American Democracy, The United States,

Brokings Press, 1999, pp. 81-110. Más específicamente para el caso de los Territorios Nacionales, María

Herminia Di Liscia, María Silvia Di Liscia, Ana María Rodríguez y María José Billorou, Acerca de las

mujeres. Género y Sociedad en La Pampa, Santa Rosa, Fondo Editorial Pampeano, 1995; María José

Billorou y Ana María Rodríguez, “Reinas y campesinas: `las hijas de los colonos´ en escena” y Edda

Crespo, en Mirta Z. Lobato (Editora), Ob. Cit, 2005, pp-121-174. La tesis doctoral de Martha Ruffini ha

considerado la exclusión política de los habitantes del Territorio Nacional de Río Negro considerando

asimismo la exclusión de mujeres, inmigrantes e indígenas. Véase, Martha Ruffini, La pervivencia de la

República posible en los territorios nacionales. Poder y ciudadanía en RíoNegro, Bs.As., Quilmes, 2007. 35

Orietta Favaro y Mario Arias Bucciarelli, “El lento y contradictorio proceso de inclusión de los

habitantes de los territorios nacionales a la ciudadanía política: un clivaje en los años ‘30”, Bs. As,

Entrepasados.1995, Nº 9, pp- 7-26, María Silvia Leoni de Rosciani, “Los territorios nacionales” en

V.V.A.A., Nueva Historia de La Nación Argentina. La Argentina del Siglo XX, Academia Nacional de la

Historia, Planeta, Bs. As., 2001, Vol. 8 pp. 43-76, Juan Vilaboa y Aixa Bona, “El surgimiento del

peronismo en Santa Cruz. Cambios y continuidades en la política y en la sociedad “en Darío Macor y

César Tcach (editores), La invención del peronismo en el interior del país, Universidad Nacional del

Litoral, Santa Fe, 2003, pp.437-462; Ernesto Bohoslavsky, “El voto peronista en la Norpatagonia rural en

los ‘50” en Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Año IX, No.

26, diciembre de 2003, pp. 228-248; Lisandro Gallucci, “Las prácticas políticas en las afueras del sistema

político”, en Susana Bandieri, Graciela Blanco y Gladys Varela (Directoras), Ob. Cit, 2005, pp. 407-433.

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14

Al trasponer el nuevo siglo se retomó fuertemente el interés por el estudio de

las sociabilidades en general36

. Debo destacar en especial, el esfuerzo de un conjunto de

especialistas que contextualizaron el análisis en los procesos socio-históricos, políticos

y culturales en los que las organizaciones voluntarias se desarrollaron, lo que permitió

aprehender la heterogeneidad del fenómeno y focalizar sus particularidades37

. En ese

estudio, mención especial recibieron aquellos casos como el de Yacimientos

Petrolíferos Fiscales, en que la empresa establecía viviendas y pueblos para sus

trabajadores , procurando asegurarse la estabilidad de la mano de obra e influyendo en

la conformación de asociaciones de todo tipo, sobre las que ejercían algún tipo de

control38

. De esta forma la zona fue incorporada dentro del panorama del

asociacionismo en la Argentina, aunque en esta investigación señalo las particularidades

de ese entramado asociativo abordando la cuestión desde el campo más amplio del

estudio de las sociabilidades contemporáneas.

La zona litoral del Golfo San Jorge: ocupación, actividades extractivas y prácticas

asociativas

En 1907 una expedición dependiente del Estado argentino descubrió petróleo en

las inmediaciones de Comodoro Rivadavia (Chubut), en 1944 esta situación volvió a

repetirse en las proximidades de Caleta Olivia (Santa Cruz)39

. Ambas localidades se

encuentran ubicadas sobre la zona litoral del Golfo San Jorge y constituyen el centro de

la cuenca petrolera homónima. Si bien ambos asentamientos datan de 1901, hacia 1944

la expansión de las actividades de exploración y explotación de petróleo sobre la zona

litoral del golfo San Jorge culminó por integrarlas a un mismo Yacimiento dependiente

Para un balance sobre la cuestión véase, Graciela Iuorno y Edda Crespo (Coordinadoras), Nuevos temas,

Nuevos problemas. Los territorios nacionales, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco/

Universidad Nacional del Comahue- CEHEPYC (Editores), Neuquén, 2008, pp. 11-15. 36

Sandra Gayol , Sociabilidad en Buenos Aires, Hombre, Honor y cafés 1862-1910, Bs.As., Ediciones

del Signo, 2001; Pilar González Bernardo, Ob. Cit, 2001 ; V.V.A.A, .Sociedad y socialibidad en la

Argentina de los 90, B s.As., Biblos-UNGS, 2002; Graciela Zuppa ( Editora), Ob. Cit., 2004. 37

Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis Alberto Romero y José Luis Moreno; Ob. Cit, 2002. 38

Luis Alberto Romero, “El estado y las corporaciones, 1920-1976”, Ibídem, pág. 175. 39

Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit., 1993; Carlos Reinoso, Tiempo de Crecer. Cañadón

Seco, primeros pobladores. Su historia petrolera. Testimonios, Cañadón Seco, Imprenta Santa Cruz,

1986; Carlos Reinoso, Caleta Olivia, Pájaros de Luz, Bs.As., Talleres Gráficos de la Agencia

Periodística, 1992.

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15

de la petrolera estatal40

. Ese mismo año, ambas localidades fueron incorporadas a la

jurisdicción de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia siendo esta última

ciudad la que daba nombre a la zona militar y la que, por otra parte, había sido elevada

al rango de capital. La Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia tuvo efímera

existencia ya que en 1955 fue disuelta al iniciarse la provincialización de los territorios

de Chubut y Santa Cruz.41

MAPA Nº1

UBICACIÓN DE LA GOBERNACION MILITAR DE COMODORO RIVADAVIA

Durante la primera mitad del siglo pasado el desarrollo de las actividades extractivas-

eje principal de la economía en la zona litoral del Golfo San Jorge- dio lugar a un

proceso de urbanización caracterizado por una fuerte heterogeneidad y fragmentación

en la ocupación del espacio42

. Tras el descubrimiento del petróleo en inmediaciones de

Comodoro Rivadavia en 1907, tanto el Estado Argentino como empresas de capitales

40

Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob. Cit., 2005. 41

María Silvia Leoni de Rosciani, Ob. Cit, 2001, Juan Vilaboa y Aixa Bona, Ob. Cit., 2003; Juan

Vilaboa y Aixa Bona, “La transición de territorios nacionales a nuevas provincias: el caso de Santa Cruz”,

en Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Año IX, No. 26,

diciembre de 2003, pp.214-227. 42

Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit, 1993.

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16

de distinto origen, promovieron la conformación de varios asentamientos que en su

mayoría se ubicaron al norte del poblado originario43

. El crecimiento de la población

permitió que en 1911 se realizaran las primeras elecciones municipales de las que

participaron los varones residentes en la zona. Sin embargo en 1917, tras una serie de

conflictos entre las autoridades de la petrolera estatal y sus trabajadores, el ejido

municipal fue redefinido quedando fuera del mismo los asentamientos dependientes de

la compañías petrolíferas. Quienes residían en estas comunidades mineras fueron

afectados por una doble exclusión en términos de su ciudadanía política. En su

condición de habitantes de los Territorios Nacionales contaban con derechos políticos

restringidos a la esfera municipal, sin embargo la redefinición de los límites del ejido

urbano dio lugar a que no les fuera permitido empadronarse o presentarse como

candidatos en ocasiones en que se elegían autoridades municipales. Así, los varones

residentes en estas comunidades mineras compartieron con las mujeres de la zona su

condición de exclusión hasta 1951, momento en el que les fue posible participar para

elecciones presidenciales y elegir un delegado territorial al congreso nacional. Sin

embargo, sus derechos políticos sufrieron una nueva restricción a nivel municipal ya

que entre 1944-1955 durante la existencia de la Gobernación Militar de Comodoro

Rivadavia, tanto los gobernadores, comisionados municipales e integrantes de

comisiones de fomento no accedían a sus cargos como el resultado de la voluntad

ciudadana 44

. En la medida que el Yacimiento Comodoro Rivadavia se expandió sobre

la zona litoral del Golfo San Jorge estas condiciones alcanzaron también a quienes

residían en el flanco sur del mismo, ya que al definirse la jurisdicción del ejido urbano

de Caleta Olivia tampoco se incluyó a los campamentos dependientes de la petrolera

estatal como parte del mismo45

.

Una segunda cuestión de relevancia es que tras la separación de los

campamentos dependientes de la petrolera estatal en 1917 del ejido municipal de

Comodoro Rivadavia y durante la mayoría del período en estudio, los directivos de la

empresa ejercieron un control muy estricto sobre su fuerza laboral, a la vez que

desarticulaban todo tipo de prácticas contestatarias tanto en las esferas de producción

43

Graciela Ciselli; Pioneras Astrenses. El trabajo femenino en el pueblo de una compañía petrolera

patagónica, Bs.As, Dunken, 2003. 44

Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob.Cit., 2005; Edda Lía Crespo, Ob. Cit, 2005. 45

Rosa López- Verónica Bucci y Sergio Bucci; Lo que el viento no llevó...Caleta Olivia. Cien Años,

Com. Riv., Imprenta Gráfica, 2001, pág.320.

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17

como de reproducción de su personal46

. En este sentido, el Estado en su carácter de

empresario desarrolló un conjunto de acciones sistemáticas que excedieron el marco

estrictamente productivo, distinguiéndose una serie de emprendimientos asociados con

el desarrollo de una amplia infraestructura de servicios sanitarios dentro de los que se

destacan la construcción de hospitales propios y la puesta en marcha de servicios

gratuitos de farmacia, la asignación sin cargo de la vivienda y de los servicios urbanos

vinculados a ella (redes de agua, gas, energía eléctrica, transporte gratuito, etc.), la

implementación de diversos mecanismos relacionados con el subsidio al consumo

doméstico (gamelas y comedores económicos, proveedurías oficiales para el

abastecimiento de la población, etc.), y la constitución de servicios comunitarios

relacionados con la cobertura y regulación del tiempo libre de los trabajadores

(bibliotecas, clubes sociales, salas de cine, eventos culturales)47

. ¿Qué margen de

iniciativa quedó entonces para el personal de la empresa?

Me interesa llamar la atención sobre este aspecto ya que en la literatura existente

al respecto, al abordarse las políticas sociales implementadas por la empresa en la

primera mitad del siglo XX, se señala reiteradamente que el reconocimiento del derecho

a la Seguridad Social y al Bienestar del que gozaba el personal de la empresa los

diferenciaba de otros trabajadores. Asimilando a los petroleros estatales a los

ferroviarios estos trabajos sostuvieron el fuerte convencimiento por parte del personal

de Y.P.F. de que constituían una elite y que éste era un aspecto importante de la idea

que tenían de sí mismos. Sin embargo, si pensamos en el caso de los ferroviarios esta

visión se asentaba en la existencia de un poderoso sindicato y una serie de prácticas

asociativas organizadas en torno a la identidad laboral (cooperativas, bibliotecas,

escuelas, hospital)48

.

Creo importante repensar la cuestión para el período en estudio, ya que desde la

perspectiva de las asociaciones formadas por el personal de la empresa, uno de los

mayores problemas es que encontraron dificultades para constituir un sindicato propio.

Las políticas empresariales con fuerte sesgo bismarckiano si bien incorporaron algunos

46

Susana Torres, Ob. Cit., 1995; Daniel Marquez, “Conflicto e intervención estatal en los orígenes de la

actividad petrolera. Comodoro Rivadavia, 1915- 1930” y “Hacia la definición de un modelo de Bienestar:

Estado, Trabajadores y políticas socio-laborales en los yacimientos Petrolíferos Fiscales de Comodoro

Rivadavia, 1915-1930” en Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Distinguir y comprender. Aportes

para pensar la sociedad y la cultura en Patagonia., Com. Riv.: Ediciones Proyección Patagónica, 1995,

pp.89 – 166. 47

Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob.Cit., 2005. 48

Joel Horowitz, “Los trabajadores ferroviarios en la Argentina (1920-1943). La formación de una elite

obrera”, Bs.As, Desarrollo Económico, vol.25, No. 99, octubre-diciembre 1985, pp.423-446.

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18

planteos reivindicativos de los trabajadores culminaron con la desarticulación de las

prácticas contestatarias49

. En las décadas formativas de la empresa, los trabajadores

estatales intentaron construir un sindicato que articulara los intereses de los petroleros

en conjunto, pero desde el año 1932 los trabajadores de la petrolera estatal quedaron al

margen de los movimientos organizados por quienes trabajaban para compañías

privadas. La emergencia de la identidad en torno a la empresa y un sindicato que los

representara resultó más bien tardía como lo muestra la formación del Sindicato de

Obreros y Empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en 194650

. En ausencia de

una asociación de afinidad que representara sus intereses hasta esa fecha, quienes

trabajaban en la industria petrolera estatal encontraron en la formación de clubes de

fútbol, un ámbito propicio tanto para disfrutar de su tiempo libre como para hacer

política. La creación de una de cooperativa de consumo, ahorro y edificación por parte

del personal de la petrolera estatal en 1947 dio cuenta de la existencia de ese gusto por

la asociación. En ambos casos la existencia de una identidad comunitaria basada en el

empleo y fuertemente identificada con la Nación se tradujo en formas variadas de

reunión (de carácter formal o informal) que incluyeron a las mujeres como

organizadoras o asistentes51

.

Maurice Agulhon encontró en el estudio de la sociabilidad formal e informal la

vía para acceder al análisis de las prácticas asociativas, ya que utilizó la noción de

sociabilidad en un sentido amplio para abordar tanto a aquellas asociaciones dotadas de

estatutos y sede propia, como a otros grupos que se reunían frecuentemente sin ninguna

formalidad. A él debemos el haber encontrado también en la denominada

“sociabilidad de costumbre” la vía para explorar las formas en que vida política y vida

cotidiana se hallaban entrelazadas52

. Haciéndome eco de sus planteos, me pregunto:

¿Cuáles fueron las modalidades y tendencias del asociacionismo en la zona litoral del

Golfo San Jorge en la primera mitad del siglo XX? ¿Dónde se ubicaban estas

asociaciones? ¿En el yacimiento dependiente de la petrolera estatal o por fuera del

49

Enrique Masés y otros, “Estado Bismarckiano o Estado de Bienestar: Políticas Laborales y Sociales en

Y.P.F. 1922- 1930”, en Orietta Favaro, Enrique Masés y otros (comps.), Estado, Capital y Régimen

Político, Neuquen, Universidad Nacional del Comahue, 1993, pp. 153- 162. 50

Daniel Cabral Marques, “Crisis y transformación de un modelo empresario de intervención social.

Estado, trabajadores y políticas sociolaborales en los Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Comodoro

Rivadavia (1970-1996); Com.Riv, Tesis de Maestría en Política Social, CIUNPAT/ Universidad Nacional

de la Patagonia “San Juan Bosco”, 1997, inédita.

51 Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo, Ob.Cit., 2005; Susana Torres, Ob. Cit., 2007; Gabriel

Carrizo, Ob. Cit., 2007. 52

Maurice Agulhon, Ob. Cit., 1979.

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19

mismo? ¿Quiénes las integraban? ¿Qué tipo de actividades desarrollaban? ¿Formaban

parte de un entramado asociativo más amplio? ¿Qué tipo de fiestas organizaban las

asociaciones de la zona? ¿Es posible elaborar un calendario de estas fiestas? ¿Qué rol

jugaban en la construcción de lazos sociales y políticos? ¿Quiénes se ocupaban de estas

actividades? ¿Varones? ¿Mujeres? ¿Existía algún vínculo familiar o de otro tipo entre

ellos/ellas? ¿Es posible identificar en la organización de estas actividades liderazgos

masculinos o femeninos? ¿Esos liderazgos se tradujeron en la conformación de

asociaciones que se destacaron de alguna forma en la tipología elaborada? ¿Podemos

imaginarlas como ámbitos donde se construyeron y elaboraron prácticas cívicas que

permitieron superar la exclusión política formal de sus integrantes?

En esta tesis he retomado las preguntas de Agulhon aplicándolas a un espacio y

tiempo diferentes: la Patagonia durante el período 1901-1955. Para estudiar las prácticas

asociativas me he ubicado en un escenario que trasciende de múltiples formas las

identidades basadas en lazos que otorgan prioridad a ejidos municipales, territorios

nacionales, gobernaciones militares o los más recientes estados provinciales: el de la

zona litoral del Golfo San Jorge y las comunidades mineras allí asentadas. La

conformación espacial de la zona en estudio, la expansión del Yacimiento Comodoro

Rivadavia sobre la misma constituye el telón de fondo que me ha permitido caracterizar

las modalidades y tendencias del asociacionismo, ya que he buscado documentar y

recuperar el protagonismo de los actores locales en un enfoque que no ha sido utilizado

para el caso local. Así, he reconstruido la experiencia de quienes en su carácter de

integrantes de asociaciones voluntarias (hombres y mujeres) dieron vida a un complejo

entramado asociativo que se expandió sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante

la primera mitad del siglo XX.

La tesis consta de dos partes, la primera de ellas denominada La invención del

orden comunitario se divide en dos capítulos. En el primero de ellos bajo el título En el

Golfo describo la ocupación de la zona focalizando mi atención en la forma en que la

expansión del Yacimiento Comodoro Rivadavia sobre la Cuenca del Golfo San Jorge

desencadenó un proceso de urbanización acelerado, adquiriendo el área una modalidad

que con el tiempo distinguiría a la Patagonia de otros espacios: la conformación de

grandes concentraciones industriales o comunidades mineras. Estas particularidades

afectaron las prácticas asociativas ya que quienes la habitaban residían en una zona

donde múltiples jurisdicciones se superponían, lo que supuso en ocasiones

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20

reconocimiento de derechos y en otras exclusiones. En el segundo capítulo denominado

Tiempo de Asociación he elaborado una doble tipología de las prácticas asociativas,

para ello he utilizado la caracterización elaborada por Luis Alberto Romero para dar

cuenta de las modalidades y tendencias del asociacionismo en Bs.As. (Asociaciones de

base, asociaciones de afinidad, cooperativas, corporaciones empresarias y asociaciones

culturales) la cual combinaré con otra tipología que he elaborado a partir de la noción

amplia de asociacionismo propuesta por Bobbio- Matteucci y Pasquino: asociaciones

sindicales, asociaciones patronales y las que se engloban dentro del asociacionismo

voluntario53

. Me he interesado por explorar esa compleja cultura asociativa porque me

obliga a imaginar los múltiples contactos cara a cara que pudo haber tenido alguien

que tras asociarse, rápidamente integraba una o varias comisiones directivas de

distintas entidades. El pasaje de socio a dirigente, otorgaba visibilidad y protagonismo

en ocasiones tales como la fiestas mayas o julias, el día de la raza o los festejos por el

descubrimiento del petróleo en la localidad. Las dirigencias de las asociaciones

voluntarias ubicadas en la zona coincidían en la organización de las actividades y en la

procesión cívica que podía realizarse tanto de la zona del ejido del pueblo de

Comodoro Rivadavia, en la zona costera donde se encuentra emplazada Caleta Olivia o

bien en la jurisdicción del Yacimiento dependiente de la petrolera estatal. En muchas

ocasiones estas fiestas cívicas fueron las fechas elegidas para exhibir los logros de las

comisiones directivas al inaugurar sedes sociales y monumentos, permitiéndosenos

incursionar a través de su estudio en las prácticas materiales y simbólicas de las

mismas.

En la segunda parte denominada Las Formas del Socorro he reconstruido la

experiencia de quienes en su carácter de integrantes de asociaciones voluntarias

(hombres y mujeres) dieron vida a un complejo entramado asociativo que se expandió

sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante la primera mitad del siglo XX pero

para dar cuenta de la diversidad de aspiraciones de quienes animaron el movimiento

asociacionista, he seleccionado el estudio de algunos casos que he considerado más

relevantes dado el protagonismo que tuvieron y tienen esas asociaciones voluntarias: la

Cooperativa del Personal de Yacimientos Petrolíferos Fiscales, la Sociedad de Damas

de Beneficencia de Comodoro Rivadavia (hoy desaparecidas) y dentro del amplio

espectro del mutualismo étnico: la Asociación Española de Socorros Mutuos y el

53

Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de Política, México, Siglo

XXI, 8ava. Edición, 1994, pág. 93.

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21

Centro Gallego (aún existentes). En términos generales describiré en cada uno de los

capítulos dedicados a las mismas el contexto temporal y asociativo en el que surgen,

los objetivos que persiguen, la forma en que constituyen el capital social y simbólico.

He intentado asimismo identificar los liderazgos ejercidos por los/las integrantes de

estas asociaciones, el carácter del protagonismo que tuvieron dentro del complejo

entramado asociativo de la zona, y, en la medida que la documentación me lo ha

permitido he intentado rastrear proyectos compartidos entre distintas asociaciones o

bien conflictos hacia el interior de las mismas o con los poderes constituidos. En las

conclusiones retomé las tipologías elaboradas sobre del asociacionismo durante el

período 1901-1955 tratando de mostrar cómo avance el asociacionismo en la zona sirvió

tanto para compensar la exclusión de la ciudadanía política como para demandar por

el reconocimiento de otro tipo de derechos (civiles y sociales).

Agradecimientos

Quiero expresar mi agradecimiento a todos los que de alguna forma acompañaron

y apoyaron mi investigación durante más de una década.

En primer lugar, a las autoridades de la Universidades Nacional de la Patagonia

Austral y de la Patagonia San Juan Bosco, instituciones en las que desempeño mis

actividades académicas, las que apoyaron a través de becas y períodos de licencias el

desarrollo de la tesis. Habiendo iniciado mi formación de posgrado en otra Universidad,

la Universidad Nacional de San Martín y la Maestría en Historia bajo la dirección del

Dr. Juan Suriano, me ofreció el espacio académico que me ha permitido culminar con

esta fase de mi formación. A él muy especialmente y a Abel González le estaré

infinitamente agradecida por todas las gestiones realizadas.

A mi directora de Tesis, Mirta Zaida Lobato por su rigurosidad y exigencia.

Durante los años transcurridos desde que comenzamos a esbozar los borradores de la

presente tesis nuestras vidas sufrieron cambios imprevisibles, los que muchas veces

llegaron a amenazar las posibilidades de culminar exitosamente la tarea. Creo haber

aprendido de ella tanto más en lo personal que en lo académico. Dora Barrancos y

Enrique Masés acompañaron ese proceso superando las distancias y estimulándome a

continuar a pesar de las dificultades académicas y personales que se fueron presentando.

Investigar sobre la sociabilidad en Patagonia es una empresa difícil sobre todo a la hora

de acceder a la bibliografía especializada, por ello agradezco especialmente a Sandra

Gayol el haberme permitido consultar su biblioteca personal.

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A los integrantes de mis equipos de investigación, colegas y amigos, les estaré

infinitamente agradecida: Myriam González, Daniel Cabral Marques, Ester Ceballos,

Patricia Fuentes, Verónica Peralta, Gabriel Carrizo, Alejandra Ferreira, Paula Fernández

y Mariel Pacheco. A Solange Sixto y Cristina Massera debo un agradecimiento especial

tanto por su amistad como por su colaboración a la hora de cartografíar las prácticas

asociativas y sumar al texto las mencionadas imágenes. Agradezco a Brígida Baeza y

Sebastián Barros el haber leído versiones previas de la presente tesis como así también

a Martha Ruffini por su amistad y sus múltiples sugerencias. Jaime Peire, Ernesto

Bohoslavsky, Alejandro Cattaruzza y Lizel Tornay me ofrecieron su amistad en

tiempos personales difíciles. Graciela Pereyra Castel y José Luis Aguaisol Barboza se

encargaron con profesionalismo de ayudarme a superar las etapas siempre álgidas de

escritura de la tesis.

Estoy muy especialmente agradecida a los integrantes de las Comisiones

Directivas de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia y

del Centro Gallego, en especial a José Manuel Lago, que forma parte de ambas. A

María Amado de la Asociación Portuguesa local y Gastón Acevedo del Club Jorge

Newbery por haberme permitido consultar los archivos de las asociaciones. El personal

de la Biblioteca de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y el de la

Municipal de Comodoro Rivadavia, como así también el Archivo Histórico de

Comodoro Rivadavia, la Inspección General de Justicia y el Archivo General de la

Nación colaboraron siempre con todos mis requerimientos.

Mi familia ha acompañado en diferentes formas este proceso, agradezco a mi

madre el haber absorbido muchas de mis funciones maternales a la hora de cursar

seminarios fuera de la zona en donde resido. Desde niña, mi padre me enseñó a

disfrutar de la lectura y sin quererlo despertó mi interés por el estudio de las

sociabilidades, aunque lamentablemente ya no se encuentra entre nosotros en estos

momentos. Mis hijos Florencia y Gastón con su amor son el mejor de los estímulos y

por ello esta tesis les está dedicada.

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23

PARTE I

La invención del orden comunitario

“Entonces comenzó a producirse un orden de cosas sin precedentes. Vimos agruparse

alrededor de las nuevas máquinas a innumerables poblaciones separadas de sus

familias, desconocidas para sus nuevos patrones, sin viviendas decentes, sin iglesias,

sin escuelas: privadas, en una palabra, de los medios de bienestar y la moralización

que hasta entonces se habían considerado necesarios para la existencia de un pueblo

civilizado […] Este régimen pesaba de improviso sobre individuos bruscamente

arrancados a un antiguo patronato y a hábitos tradicionales de sobriedad”.

Frédéric Le Play, La réforme sociale en France, París, 1867, t.II, pág.413.

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24

Capítulo 1

En el Golfo

“Comodoro Rivadavia ha desarrollado hasta el límite la acción privada, que la lleva al

grado de adelanto que ostenta, pero carece de la preocupación oficial por asegurar el

bienestar de aquella gente que, en lugares alejados y remotos labora silenciosamente

produciendo la riqueza que la capital absorbe ávidamente. Contribuyó mucho a

mantener este estado de cosas, la organización de los Territorios del Sur, y las

facultades absolutamente limitadas que poseían los Gobernadores que, a pesar de su

título, no eran más que simples administradores de magras partidas que se mantenían

igual en el transcurso de los años, mientras los pueblos del sur marchaban por el ancho

camino del progreso merced a la sola iniciativa de sus pobladores”.

Soil Brohman (Director), Cincuentenario de Comodoro Rivadavia, Talleres Gráficos,

Martínez, Rodríguez y Compañía, Bahía Blanca, 1951.

La incorporación de la Patagonia al Estado Argentino se produjo durante la

segunda mitad del siglo XIX, aunque la ocupación efectiva de la zona litoral del San

Golfo San Jorge fue relativamente más tardía. El área había sido intensamente visitada

como parte de iniciativas privadas o estatales, aunque la misma tenía un carácter

marginal si consideramos las áreas ocupadas en el Territorio Nacional de Santa Cruz y

Chubut y en las que residían las autoridades dependientes del Estado Central. Tras el

descubrimiento del petróleo en 1907, la zona atrajo a un número creciente de pobladores

de distintos orígenes como así también a un conjunto de compañías de capital estatal o

privado entre las que Yacimientos Petrolíferos Fiscales ocupó un papel protagónico.

La urbanización se produjo aceleradamente, adquiriendo una modalidad que con el

tiempo distinguiría a la Patagonia de otros espacios: la conformación de grandes

concentraciones industriales o comunidades mineras. En la medida que las actividades

de exploración y extracción del petróleo se fueron extendiendo de norte a sur sobre la

cuenca del Golfo, las mencionadas concentraciones quedaron fuera de los límites de los

ejidos municipales de Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, que muchas veces fueron

redefinidos. Durante aquel período Comodoro Rivadavia fue elevada a la jerarquía de

ciudad Capital de la Gobernación Militar homónima (1944-1955), aunque la

jurisdicción fue disuelta sin realizar el tránsito de territorio nacional a provincia.

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25

Para los habitantes de la zona litoral del Golfo San Jorge el hecho de residir en un

espacio en el que múltiples jurisdicciones se superponían supuso en ocasiones

reconocimiento de derechos y en otras de exclusiones. Como tantos otros ciudadanos

territoriales, su exclusión política estaba directamente relacionada con la residencia,

ubicándolos en las “márgenes de la Nación” como ha sostenido Martha Ruffini54

. Sin

embargo, quienes trabajaban en las comunidades mineras, sobre todo la dependiente del

Estado Argentino, contaban con el reconocimiento del derecho a la Seguridad Social y

al Bienestar55

. En el presente capítulo analizo las formas en que la residencia o mejor

54

Martha Ruffini ha señalado que para forjar los ciudadanos territoriales el Estado adoptó una modalidad

de desarrollo cívico y político que ha denominado republicanismo tutelado. Las razones de esta exclusión

se basaron en consideraciones acerca de la “incapacidad” y “minoridad” de los territoriales para el goce

pleno de la ciudadanía política en su dimensión electoral. Con más de una década de diferencia, Ruffini

retomó el planteo realizado por Orietta Favaro y Mario Arias Bucciarelli en un texto pionero en la

temática. Ambos autores habían subrayado que en el caso de sus habitantes, la capacidad electoral de los

mismos quedaba condicionada única y exclusivamente a la circunstancia del lugar en que se habitaba y no

en la calificación del voto, es decir un residente de estos espacios no podía votar en el territorio, pero

bastaba con trasladarse e inscribirse en el padrón de una provincia o de la Capital Federal para estar

habilitado para participar en cualquier elección a que fuera convocado. Si bien Ruffini no hace referencia

a los estudios de Tamar Herzog y Pilar González Bernaldo, estos análisis pusieron el foco en la forma en

que las categorías jurídicas y relacionales sobre todo las referidas a la sociabilidad eran relevantes a la

hora de definir la vecindad tanto en el siglo XIX como en las décadas iniciales del siglo XX haciendo

especial referencia a la residencia. Las investigaciones de Tamar Herzog muestran que la residencia y la

implicación social de la misma juegan un papel considerable en la obtención de ese estatuto. Para

González Bernaldo la noción remite tanto al derecho vinculado al domicilio como a los vínculos

contraídos. Así, las dos nociones, derechos vinculados a la residencia y lazos sociales que ella implica (de

sociabilidad y de solidaridad) están profundamente imbricadas. González Bernaldo introdujo la categoría

ciudadanía de la residencia para dar cuenta de la experiencia de los extranjeros en la ciudad de Buenos

Aires entre 1882-1917. Véase, Martha Ruffini, Ob.Cit, 2007, pág.65 y Orietta Favaro y Mario Arias

Bucciarelli, Ob. Cit., 1995, pág.10. Tamar Herzog, “La vecindad: entre condición formal y negociación

continua. Reflexiones en torno a las categorías sociales y las redes personales”, Tandil, Anuario IEHS,

15, 2000, pp.123-131; González Bernaldo, Ob. Cit, 2006, pp. 47-65. Una perspectiva diferente puede

encontrarse en Luciano De Privitellio, Vecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de

entreguerras, Bs.As., Siglo XXI Editores, 2003. 55

Daniel Cabral Marques ha mostrado cómo durante las décadas formativas de la petrolera estatal, los

directivos ensayaron un conjunto de dispositivos con el objeto de “fijar” e “inmovilizar” a la población

trabajadora jugando un rol central la provisión de vivienda. El discurso de la directiva se hacía eco de una

imagen muy difundida para la época en la que la movilidad de la mano de obra contribuía a divulgar

ideas consideradas disolventes, tildándolos a los trabajadores como provenientes “del bajo fondo” según

este autor. La descripción es similar a la de los vagos y transeúntes que se han estudiado en otros

territorios nacionales como el de La Pampa, enfoques que se vieron influenciados por los estudios de

Oreste Carlos Cansanello sobre la ciudadanía y la vecindad. Véase, Daniel Cabral Marques, “Del período

mosconiano al peronismo: la expansión de las políticas sociolaborales en el Yacimiento Petrolífero Fiscal

de Comodoro Rivadavia y la madurez de una racionalidad socialmente inclusiva” y Oscar Defendente,

“Obligaciones públicas y ciudadanía en el Territorio Nacional de la Pampa Central, 1884-1912” en

Graciela Iuorno y Edda Crespo, (Coordinadoras) Ob. Cit., 2008, pp. 414-416 y 67-82, Andrea Lluch y

Valeria Flores, “´Queda terminantemente prohibido´. Instituciones, normas y prácticas para el control de

la vagancia y la construcción de los derechos de propiedad en el Territorio Nacional de la Pampa (1884-

1894) en en Enrique Masés y Lisandro Gallucci (Eds.), Ob. Cit., 2007, pp.263-262. También, Oreste

Carlos Cansanello, “Ciudadanos y Vecinos. De la igualdad como identidad a la igualdad como justicia”

Bs. As., Entrepasados, No. 14, principios de 1998, pp. 7-20.

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la domiciliación de sus habitantes afectó la definición de lazos sociales y la

ciudadanía56

. De esta manera, intento subrayar el papel de la sociabilidad en la

construcción del territorio adoptando un enfoque que permite repensar la ciudadanía en

la zona en estudio57

.

Comodoro Rivadavia: de la ocupación a la fragmentación urbana

De acuerdo a los datos del Censo Nacional de 1895, el Territorio Nacional del

Chubut contaba con 3.743 habitantes y el de Santa Cruz con 1.058 respectivamente.

En el caso del primero la población se localizaba en dos regiones relativamente

distantes una de otra, al oeste en torno a la Colonia 16 de octubre y en el este, en la

zona ocupada originariamente por colonos galeses desde 186558

. Gaiman había

alcanzado los requerimientos mínimos para convertirse en el primer municipio electivo

del Territorio aunque Rawson detentaba el carácter de capital de la Gobernación. En el

caso de Santa Cruz, la capital se localizaba en el Sudeste en Río Gallegos, siendo San

Julián, Santa Cruz y Puerto Deseado, las que dispersas en la costa atlántica, reunían el

mayor conjunto de población59

. El panorama cambió radicalmente luego de la fundación

de Comodoro Rivadavia (1901) y tras el descubrimiento del petróleo (1907) ya que de

acuerdo con los datos del Censo de 1914, residían en esa jurisdicción unas 2145

personas aunque la cifra incluyó a quienes residían en Colonia Sarmiento (ubicado a

unos 180 km hacia el oeste del pueblo originario). La población aumentó

considerablemente hacia 1947, por entonces residían en Comodoro Rivadavia 25.651

habitantes mientras que hacia 1960 la cifra ya alcanzaba los 35.966. En el caso de

Caleta Olivia, no se registraron datos en 1914, en 1947 había 161 habitantes y en 1960,

3639. En cuanto a la composición general de la población, el elevado porcentaje de

inmigrantes europeos hizo que Fernando Devoto considerara a ambos territorios dentro

56

He tomado la definición de domiciliación de Oreste Carlos Cansanello quien tempranamente llamó la

atención sobre la cuestión. Para Cansanello los domiciliados eran quienes vivían en un lugar registrado en

los padrones, y todos eran miembros de una vecindad, lo cual generaba derechos y brindaba

protecciones. Los domiciliados se transformaron en vecinos cuando se agregó la extensión de derechos

políticos al cumplimiento de las obligaciones. Oreste Carlos Cansanello, “Domiciliados y transeúntes en

el proceso de formación estatal bonaerense (1820-1832), Bs. As., Entrepasados, No. 6, principios de

1994, pp. 7-22. 57

Mantobani, José María, El papel de la sociabilidad en la construcción del territorio de la costa de la

provincia de Buenos Aires. Un enfoque geográfico. Mar del Plata, fines del siglo XIX, Mar del Plata,

Universidad Nacional de Mar del Plata- Ediciones Suárez, 2004. 58

V.V.A.A., Una frontera lejana. La colonización galesa del Chubut.1865-1935, Bs.As., Ediciones de la

Fundación Antorchas, 2003. 59

Liliana Crespi-Mónica Arellano y Viviana Velásquez (Introd. y comp.); Primer y Segundo Censo

Nacional., Archivo General de la Nación, Fondo Documental Censos de Población, Colección referencia.

Serie Descriptores “, Bs.As, 1995.

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27

del área integrada por la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza, la Capital

Federal y el del Territorio Nacional de La Pampa60

.

Hacia 1900 un conjunto de propietarios y arrendatarios ubicados en la zona

habían elevado un memorial ante la Dirección de Tierras y Colonias solicitando la

creación de un “pueblo con puerto de mar” en las costas del Golfo San Jorge. Quienes

firmaron aquel memorial debieron fijar domicilio en la Calle Defensa 540 en la Capital

Federal, cuestión que las crónicas locales posteriores no dejaron de exaltar, subrayando

que quienes lo elevaron lo hicieron en su condición de “vecinos”61

. El hecho de fijar

domicilio en Capital Federal era una de las de las condiciones establecidas por el

Código Civil para el funcionamiento de personas jurídicas, el que reconocía tal

condición al Estado Central, a las provincias federadas, a los municipios, la Iglesia y a

un conjunto de establecimientos considerados de utilidad pública entre los que

figuraban: las corporaciones, las comunidades religiosas, los colegios, las

universidades, las sociedades anónimas, los bancos, las compañías de seguros y

cualquier otra asociación que tuvieren por principal objeto el bien común 62

. El empleo

de la noción vecino parece haber hecho referencia a los intereses comerciales entre

quienes habían firmado aquel petitorio, algunos de ellos habían integrado sociedades de

hecho o bien eran miembros de compañías de comercialización y colonización,

algunas de las cuales en sus estatutos subrayaban que perseguían el bienestar general63

.

En respuesta a estas demandas de los “vecinos”, en febrero de 1901 el gobierno

Nacional solicitó informes del Ministerio de Marina, el que indicó como lugar

apropiado para la fundación del poblado al paraje llamado “Punta Borja”. Allí existía

una baliza colocada por el personal de la Corbeta “La Argentina” en el año 1897. El

navío había estado bajo las órdenes de Martín Rivadavia, nieto de Bernardino. La zona

había atraído el interés del mencionado ministerio, habiéndose previsto la factibilidad de

que pudiera construirse un muelle que fuera incluido entre las escalas obligadas de la

Armada. Con posterioridad a aquella visita, Rivadavia nieto fue elevado al rango de

60

Fernando Devoto, Ob. Cit, 2003, pp. 298. 61

Ibídem, pág. 26. 62

Código Civil, Bs. As., Víctor P. de Zavalía, 2004, pp.15- 27. 63

Francisco Pietrobelli, Primeras Exploraciones y Colonizaciones de la Patagonia Central, Edición de la

Asociación Italiana, S/F.; Graciela Blanco, “Las explotaciones ganaderas en la Patagonia: sujetos

sociales, articulación comercial y organización socio-espacial” en Susana Bandieri, Graciela Blanco, y

Gladys Varela ( Dirs.), Hecho en Patagonia. La historia en perspectiva regional, Neuquen, CEHIR-

EDUCO, Universidad Nacional del Comahue, 2005, pp.155-189. Tegai Roberts y Marcelo Gavirati

(Comps.), Diarios del explorador Llwyd ap Iwan. El desvío del Río Fénix y la colonia galesa de Santa

Cruz que pudo ser, Villa Adelina: Patagonia Sur Libros, General Roca: La Bitácora Patagónica, 2008.

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28

primer Ministro de Marina por Julio Argentino Roca durante su segundo mandato

presidencial. Rivadavia falleció en febrero de 1901, pocos días antes de aprobarse el

decreto de fundación del nuevo poblado. En ausencia de Roca, el vicepresidente Quirno

Costa decidió homenajear su memoria bautizándolo con su apellido y grado militar:

Comodoro Rivadavia64

.

Tras la firma del decreto de fundación en febrero de 1901, el movimiento

poblacional y económico fue progresivamente incrementándose, comenzando ese

mismo año la mensura del poblado. Hacia 1907, las primeras actividades de exploración

en búsqueda del petróleo comenzaron a desarrollarse en un contexto en el que un

cronista destacaba: (Comodoro Rivadavia) “Cuenta ya con 800 habitantes, repartidos

en 300 casas y ranchos. Tiene juzgado de Paz a cargo del rico estanciero Don Máximo

Abásolo, oficina de Correos y Telégrafos , colegio dirigido por el Sr. Isidro Quiroga, al

cual asisten 40 niños , etc. El comercio está muy desarrollado siendo las firmas más

importantes: Menéndez, Lahusen y Cía., Manuel Sainz, Mercantil del Chubut, Salso,

Asenio y Cía., A. Fernández y Roqueta y Flores. La falta de agua y otras dificultades no

impiden los rápidos progresos de Comodoro Rivadavia. Este año exportó ya 1.200.000

kilo de lanas y 300.000 de cueros, quillangos, plumas de avestruz y otros frutos contra

300.000 kilos de lanas en 1905. Comodoro Rivadavia ofrece particularidades curiosas

para nosotros. Una perforadora del gobierno ha cavado hasta los 300 metros de

profundidad y no ha encontrado agua”65

.

En la medida que las actividades comerciales se fueron consolidando algunos de

los vecinos firmantes del petitorio que había dado origen al decreto de fundación del

poblado como Ángel Vélaz, comenzaron a vender sus posesiones a los integrantes de la

familia Menéndez, propietaria de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la

Patagonia los que adquirieron tanto los campos de su propiedad como las instalaciones

comerciales. Algo similar sucedió con la firma Fernández, Nieburg y Bertinat los que

vendieron sus posesiones a la firma Lahusen. La Compañía Mercantil del Chubut, una

Cooperativa creada por los colonos galeses en la zona norte del Territorio del Chubut

hacia fines del siglo XIX, inauguró una sucursal de la misma en 1906. Estas tres

compañías, las que se convirtieron en sociedades anónimas durante el período que

estamos analizando, figuraban entre las principales contribuyentes del estado municipal

64

Soil Brohman (Director), Cincuentenario de Comodoro Rivadavia, Talleres Gráficos, Martínez,

Rodríguez y Compañía, Bahía Blanca, 1951, pp. 27y 30-35. 65

El Rivadavia, 13/12/1947.

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en Comodoro Rivadavia, funcionaban asimismo como entidades crediticias, además de

emplear a un número elevado de habitantes del poblado mayoritariamente de origen

español66

. Cierto es que sus propietarios no residían en la zona, pero el establecimiento

de las sucursales en Comodoro Rivadavia motivó la designación de un número

importante de gerentes, los que arribaron acompañados de sus respectivas familias.

Procedentes de Río Gallegos o Rawson, donde las compañías estaban asentadas hacía

largo tiempo, estas figuras rápidamente comenzaron a adquirir protagonismo, liderando

la conformación de asociaciones voluntarias de todo tipo en las que las mujeres

integrantes de su entorno familiar ocuparon un lugar más que relevante como veremos

en el capítulo dedicado al asociacionismo femenino. Los vínculos familiares parecen

haber seguido los lineamientos esbozados por Daniel Reynoso para el estado de Buenos

Aires en torno a las sociedades comerciales y las sociedades de beneficencia durante la

segunda década del siglo XIX67

.

Durante la primera década de vida del poblado la organización de la corporación

municipal avanzó lentamente puesto que el gobierno fue ejercido por distintas figuras:

jueces de paz, comisarios de policía o el subprefecto marítimo y ninguna revistió

carácter electivo. A esta situación se sumaban los cuatrocientos kilómetros que la

separaban de la sede de las autoridades territorianas y los casi 2000 de las del estado

central, lo cual se tradujo en un mayor protagonismo de las compañías asentadas en el

ejido municipal, las que en muchas ocasiones y a través de sus sedes localizadas en

Capital Federal podían relacionarse directamente con las autoridades nacionales. Tal el

caso de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, cuyos

representantes realizaron gestiones para obtener el financiamiento del tendido del ramal

ferroviario que comunicaría la costa con el interior del territorio chubutense. Una vez

que se aprobó la ley 5.559 de fomento de los territorios nacionales en 1908, los trabajos

se iniciaron al año siguiente y prosiguieron hasta 1912 cuando se interrumpieron

definitivamente. Tanto el tendido del ferrocarril como su puesta en marcha dieron

origen al establecimiento de un hospital ubicado a unos 5 kms. Hacia el norte del

asentamiento originario, emplazamiento en donde se habían instalado los talleres del

ferrocarril y en sus inmediaciones residía el núcleo más importante de los trabajadores

66

Guillermo Beato y otros, “La constitución de los grupos dominantes en Comodoro Rivadavia”, Com.

Riv., Mimeo, 1992. 67

Sobre el Estado de Buenos Aires véase, Daniel Reynoso, “Las sociedades de amigos del país. Una

alternativa de inversión en el Buenos Aires de 1820”, Bs. As., Entrepasados, No. 8, fines de 1998, pp.41-

63.

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30

por aquellos años68

. Estudios recientes sugieren que algunas de esas compañías de

colonización y comercialización estaban interesadas en la explotación de los recursos

mineros aún con anterioridad a la ocupación efectiva de la Cuenca del Golfo69

.

Sin embargo, fue a partir de 1907 en que las compañías petrolíferas comenzaron a

asentarse en la zona, lo que otorgó un sesgo distintivo a la urbanización70

. La

expedición dependiente del Estado Argentino había descubierto el petróleo en un área

que se encontraba ubicada a unos tres kilómetros hacia el norte del poblado originario,

con posterioridad y también en esa misma localización, varias compañías de capitales

privados establecieron sus asentamientos: en 1916 Astra, considerada la primera

compañía privada argentina accedió a una concesión de 1.500 hectáreas, iniciando de

inmediato las actividades de producción , a principios de los veinte capitales de origen

alemán adquirieron la misma. Hacia 1919 los ferrocarriles del Sud, Pacífico y Oeste

conformaron la Compañía Ferrocarrilera del Petróleo (Com.Fer.Pet) la cual arrendó

también una concesión de 1500 hectáreas a unos ocho kilómetros del poblado, hacia

1950 el estado argentino culminó nacionalizándola y la misma adoptó la denominación

Petroquímica. Por otra parte, la Royal Deutch Shell había iniciado actividades de

exploración a unos 27 kilómetros al norte del ejido municipal, conformándose en 1922

la compañía Diadema Argentina, la que contaba con capitales holandeses, ingleses y

nacionales.

68

Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit, 1993, pp. 36-43. 69

Tegai Roberts y Marcelo Gavirati (Comps.), Ob. Cit., 2008. 70

Nicolás Gadano, Historia del Petróleo en Argentina. 1907-1955: Desde los inicios hasta la caída de

Perón, Bs.As., Edhasa, 2007; Liliana Carnevale, Edda Crespo, Ramón Gutiérrez, Alejo Gutiérrez

Viñuales y Liliana Lolich; Comodoro Rivadavia Argentina: un siglo de vida petrolera, Bs.As, Fundación

YPF, 2007.

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31

CROQUIS Nº1

UBICACIÓN DE LAS COMPAÑIAS PETROLIFERAS

La fuerte heterogeneidad y fragmentación en la ocupación del espacio fue paralela al

incremento de la población y las pautas de residencia de la misma fueron adaptándose a

la conformación de las compañías mencionadas. En pocos años la zona alcanzó un perfil

de ciudad industrial como así también las compañías allí asentadas desarrollaron una

imagen que estaba aún en consonancia con los principios perseguidos por las sociedades

comerciales a principios del siglo XX. Así, en 1933 al poco tiempo de aprobarse la

Ley Orgánica de YPF, el Boletín de Informaciones Petrolíferas que editaba la empresa

consideraba que la petrolera: “Debe llevar su ayuda a las regiones más apartadas y en

general más pobres, porque aunque esto no es muy comercial es muy patriótico y

entiende con ello hacer verdadera obra de nacionalismo; si se considera que tiene a su

servicio cerca de 8.000 personas entre empleados y obreros, a los cuales hace llegar

todos los beneficios a su alcance para hacerles la vida mejor y más higiénica, como el

pago de salarios apropiados y conjuntamente con ello viviendas, asistencia médica,

para lo que disponen los yacimientos de hospitales y asistencia social... sin descuidar

tampoco la parte social: clubes, instituciones culturales, de deportes, etc.,... Esta

organización del Estado, que ha realizado y está realizando la obra que se acaba de

esbozar, que tiene conquistado un lugar prominente entre las industrias del país...,

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debería necesariamente merecer y merece el apoyo decidido, la consideración y la

simpatía de todo el pueblo de la República”.71

Ahora bien, si consideramos el área de influencia de la empresa en la zona que

nos ocupa, quienes residían en su jurisdicción de la petrolera estatal hacia 1933 eran

370 empleados y 3000 obreros los que alojados con sus familias constituían unas 7.000

almas aproximadamente.72

Me interesa subrayar que para el directorio de la empresa su

personal gozaba de beneficios tales como vivienda, asistencia médica y recreación.

Suerte de handicapología, aquellos beneficios sólo podían ser concedidos en un ámbito

de domiciliación específico: los yacimientos de la misma que se encontraban dispersos

más allá de la Patagonia en el resto de la Argentina73

. A nivel local, tal concepción

perduraba aún a principios de la década del noventa del siglo pasado, como lo sugieren

las afirmaciones de un conjunto de asociaciones vecinales ubicadas en la zona norte de

Comodoro Rivadavia donde se habían asentado las compañías petrolíferas

originariamente. Sus dirigentes subrayaban “que durante más de 80 años (…) esta zona

se desarrolló al margen de la tutela municipal con un régimen de gobierno comunal

que fue ejercido por YPF y otras empresas al amparo de sus derechos de

explotación”74

. Así, a diferencia de lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires donde el

fomentismo barrial fue un canal importante en el denominado proceso de gestión de la

ciudad, en Comodoro Rivadavia la conformación de sociedades de fomento o uniones

vecinales fue un fenómeno bastante tardío, el que comenzó a generalizarse solamente

tras la aprobación de la ordenanza de Asociaciones Vecinales en 1972. La ordenanza

reconoció la jerarquía de barrios a los antiguos campamentos dependientes de las

71

Boletín de Informaciones Petrolíferas. Organo Oficial de YPF. Año 10. Nro. 106. Junio de 1933. pág.

437. 72

Daniel Cabral Marques, Ob. Cit., 2008, pág. 427. 73

Según Robert Castel el trabajo funciona como soporte privilegiado de inscripción en la estructura

social. Existe una fuerte correlación entre el lugar que se ocupa en la división social del trabajo y la

participación en las redes de sociabilidad y en los sistemas de protección que cubren a un individuo ante

los riesgos de la existencia. De allí la posibilidad de construir lo que Castel llama metafóricamente “zonas

de cohesión social”. Entonces, la asociación “trabajo estable/ inserción relacional sólida” caracteriza a

una zona de integración. A la inversa, la ausencia de participación en alguna actividad productiva y el

aislamiento relacional conjugan sus efectos negativos para producir la exclusión, o más bien, la

desafiliación. Así concebida la vulnerabilidad social es una zona intermedia, inestable, que conjuga la

precariedad del trabajo y la fragilidad de los soportes de proximidad (redes de protección cercana

generadas por la vecindad), véase Robert Castel, Las metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del

salariado, Bs.As., Paidós, 2006, pp. 15, 184-185. 74

Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Secretaría de Gobierno, Ordenanzas y resoluciones

correspondientes al período 1964-2002, pág. 7.

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33

empresas petroleras los que progresivamente fueron incorporándose al ejido municipal a

partir de entonces75

.

Este modelo de concentración obrera extractiva había comenzado a estructurarse a

partir de la creación de la Dirección General de Explotación del Petróleo de Comodoro

Rivadavia en 1910, aunque sus rasgos fueron definidos a partir de 1917, momento en

que los campamentos de la empresa quedaron fuera del ejido municipal tras el estallido

de las huelgas petroleras y el surgimiento de la Federación Obrera Petrolífera (FOP) y

de la Sociedad de Jefes de Sondeo y Aspirantes. Como ha mostrado Daniel Cabral

Marques por esos años se planteó a la dirigencia de la petrolera la necesidad de

conceder mayor atención a las condiciones de vida y de trabajo de su personal más allá

de las respuestas represivas, las que derivaron en la puesta en práctica de un amplio

abanico de prestaciones asociadas a la reproducción de la fuerza de trabajo76

. Entre las

demandas realizadas por los trabajadores a la empresa se encontraban la reducción de la

jornada de trabajo, aumento de sueldos y jornales, pago de horas extra y

fundamentalmente se reclamaba por las malas condiciones de alojamiento, cobertura

sanitaria y alimentación, planteos que perduraron en el tiempo en la medida que el

poder adquisitivo de los ingresos de los trabajadores se vio afectado por la inflación de

la primera posguerra. Mejoras en las condiciones sanitarias y de alojamiento de los

trabajadores estuvieron nuevamente en el centro de las demandas realizadas por la

Federación Obrera Petrolífera durante el transcurso de 1919, lo que derivó en la

decisión por parte de la empresa de construir viviendas para alojar su personal dentro de

la jurisdicción del yacimiento, de modo que se inició así una forma de gestión de fondos

públicos que permitieron paliar la ausencia de políticas municipales o privadas

referidas a la vivienda obrera en esta área marginal de la Patagonia. El modelo de

filantropía industrial alcanzó de esta forma las costas del Golfo San Jorge, aunque

resulta dificultoso establecer el universo reflexiones sobre la cuestión social que lo

habían inspirado77

. La zona se transformó en un área de experimentación por parte de

75

Luciano De Privitellio, Ob. Cit., 2003; Daniel Marquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit., 1993. 76

Daniel Cabral Marques, Ob. Cit., 2008, pp. 415- 416. 77

Fréderic Le Play (1806-1886), ingeniero en Minas y pionero de la sociología promovió una reflexión

sobre la cuestión social basada en la observación sostenida de sus objetos de estudio: la familia, los

penados, las mujeres entre otros. Le obsesionaba el mantenimiento de la paz social en un siglo repleto de

guerras y revueltas bajo la llegada de la sociedad industrial. interesaron por garantizar las condiciones de

estabilidad social para lo cual desarrollaron prácticas de observación de carácter científico y una

considerable literatura sobre la temática. Creo importante destacar siguiendo a Castel que en la

perspectiva de le Play y los círculos de reformadores sociales a los que inspiró, la política social que

preconizaban no era responsabilidad del gobierno sino de ciudadanos esclarecidos, que debían hacerse

cargo voluntariamente del ejercicio de ese patrocinio sobre las clases populares. Si bien no es una

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34

las petroleras de capital estatal o privado las que se abocaron a partir de entonces a

construir el equipamiento necesario para albergar a su personal en sus respectivas

jurisdicciones. Tal carácter perduraba aún en las crónicas periodísticas hacia mediados

del siglo XX, las que al evocar las duras condiciones a las que habían estado expuestos

quienes residían en la zona en las décadas iniciales de la ocupación subrayaban: “En

Comodoro Rivadavia los habitantes fueron sometidos a pruebas de higiene, obras de

sanidad y reformas científicas, y (…) todos han resistido. 78

En la literatura dedicada a las implicancias sociales que tuvo la provisión de

viviendas por parte de las petroleras asentadas en la zona no se ha prestado atención a

las discusiones que casi paralelamente se desarrollaban en el mundo occidental y la

Argentina acerca del ideal de la casa higiénica. A nivel nacional la cuestión estaba en

boga entre las filas radicales, católicas, socialistas y anarquistas, las que coincidían en

señalar que el acceso a la propiedad por parte de los trabajadores no garantizaba el

orden social79

. Por aquellos años, si bien eran escasos los experimentos desarrollados

en la materia, la mayoría habían estado en manos de sociedades de beneficencia. Me

interesa subrayar que en la propuesta de los sectores católicos el modelo de Mansión

Popular contaba con todos los elementos de una pequeña y hermosa ciudad: capilla,

escuela, salón de fiestas, biblioteca, sala de lectura, cooperativa de consumo, jardines,

baños y lavaderos. En palabras de sus defensores todo a disposición de todos

constituiría un verdadero palacio social, el que basado en el mutualismo y la

cooperación permitiría constituir una elite obrera80

. Siguiendo a Anahí Ballent las

mencionadas discusiones alcanzaron su punto culminante al constituirse la Comisión

Nacional de Casas Baratas en 1915, la cual dependía del Ministerio del Interior, su

jurisdicción en principio se limitaba a la Capital Federal aunque posteriormente se

cuestión que demostraré aquí, sostengo que el hecho de que varios ingenieros en minas se desempeñaran

tanto como gerentes en Sociedades Comerciales como la poderosa Sociedad Anónima Importadora y

Exportadora de la Patagonia o en las Compañías Petrolíferas o bien como presidentes la Asociación

Española de Socorros Mutuos, compartían estos principios a la hora enfrentar los temores sobre el

avance de la pauperización del siglo XIX que se habían reeditado como producto de la crisis generada

por la primera posguerra. Véase, José Garrigós Monerris; “Fréderic Le Play y su círculo de reforma

social”, Papers 69, Universidad de Alicante, 2003, pp.133-146. También, Robert Castel, Ob. Cit, pp.211-

267. 78

El Rivadavia, 13/12/1947. 79

Ana María Rigotti, “La ciudad y la vivienda como ámbitos de la política y la práctica profesional” en

Ricardo Falcón, Nueva Historia Argentina. Democracia, conflicto social y renovación de ideas (1916-

1930), Bs.As., Sudamericana, 2000, Tomo VII, pp. 283- 322. Diego Armus, La ciudad impura. Salud,

tuberculosis y cultura en Buenos Aires, 1870-1950, Bs.As., Edhasa, 2007, pp. 60-74. 80

Anahí Ballent, “La Iglesia y la vivienda popular: la “Gran Colecta Nacional de 1919” en Diego Armus

(Comp.), Mundo Urbano y cultura popular, Estudios de Historia Social Argentina, Bs.As.,

Sudamericana, 1990, pp.195-217.

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35

amplió a los Territorios Nacionales81

. Me interesa enfatizar que en la perspectiva de los

sectores católicos asentados en Buenos Aires el surgimiento de una elite obrera

contribuiría a la pacificación social, diagnóstico que con el paso del tiempo llegó a

convertirse en un dato de la realidad local. En la del reformismo socialista de la Capital

la ausencia de propietarios estimularía la formación de un conjunto de asociaciones de

distinto tipo: bibliotecas populares, clubes sociales y deportivos además de cooperativas

de consumo, el advenimiento de una “sociedad hormiga” al decir de Adrián Gorelik82

.

No existen en la documentación conservada a nivel local referencias acerca de la

mencionada problemática, ya sea en las Actas del Concejo Municipal de Comodoro

Rivadavia como en las Memorias de la petrolera estatal que he consultado, aunque la

decisión de dejar fuera de la jurisdicción del ejido municipal a los campamentos de las

compañías petrolíferas estuvo relacionada con estas cuestiones ya que a partir de

entonces se sentaron las bases para que el surgimiento de una “sociedad de no-

propietarios” en las que la identidad social se basaba en el trabajo asalariado y menos

en la propiedad.83

Esto derivó en la exclusión política de quienes se domiciliaban en su

jurisdicción. Las mencionadas condiciones alcanzaron a quienes habitaban la zona sur

del Golfo San Jorge en la medida que las actividades de exploración y explotación

fueron expandiéndose sobre la misma, culminaron con el descubrimiento del petróleo

en inmediaciones de Caleta Olivia en junio de 1944 y el posterior desarrollo de la

infraestructura acorde con las pautas de urbanización distintivas de las comunidades

mineras allí asentadas.

81

Anahí Ballent, Las huellas de la política. Vivienda, ciudad, peronismo en Buenos Aires, 1943-1955,

Bs.As., Universidad Nacional de Quilmes, Prometeo 3010, 2005, pp. 56-58. 82

Adrián Gorelik, La grilla y el parque. Espacio público y cultura urbana en Buenos Aires, 1887-1936,

Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 1998 (Hay reedición del 2004), pp. 448. 83

Robert Castel, Ob. Cit., 2006, pág.301.

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36

MAPA Nº2

UBICACIÓN DE LA CUENCA DEL GOLFO SAN JORGE

Más específicamente, fue a partir de la creación de la Dirección General de Explotación

del Petróleo en Comodoro Rivadavia en 1910 que el campamento había comenzado a

adquirir las características que lo identifican casi hasta la actualidad. En el período

comprendido entre 1910 y 1922 aumentaron las perforaciones, las instalaciones y el

personal del yacimiento. Hacia 1915, el campamento contaba con el edificio de la

administración (construido en madera y zinc), los talleres para tareas específicas

(carpintería, mecánica, etc.), se proveía de luz eléctrica a la Explotación y se habían

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37

realizado las captaciones de agua provenientes de Manantiales Behr (aproximadamente

a 38 kilómetros al noroeste del mencionado campamento). En este lapso, se había

construido un muelle sobre la Restinga Coronel que expedía petróleo desde 1914, una

destilería y una refinería. Paralelamente, se habían levantado casas destinadas al

personal superior, empleados y obreros; y habían comenzado a llegar familias de

trabajadores que fueron alojadas en el yacimiento. En 1916 se procedió a crear la

Comisaría de Policía del Yacimiento Petrolífero Fiscal de Comodoro Rivadavia, al año

siguiente los campamentos de la Explotación Nacional del Petróleo quedaron fuera de

la jurisdicción municipal del vecino pueblo de Comodoro Rivadavia. En 1918 se

produjeron una serie de avances edilicios destinados a satisfacer la demanda de

alojamiento por parte del personal que aumentaba día a día. Para los empleados

superiores se construyeron chalets, para los empleados y sus familias, casas de dos

plantas divididas en departamentos; y para los obreros grandes casas de 72 habitaciones

(en la que residía generalmente el personal soltero), o distintas clases de los

denominados “galpones” o “pabellones” que podían albergar familias de obreros o

también personal soltero. En ese período también se inauguró el nuevo edificio de la

Administración, se construyeron los primeros baños públicos y las instalaciones para la

escuela ubicada dentro del yacimiento, oficinas, galpones de depósito para ambulancias,

y un edificio de mampostería destinado a mercado con un puesto de carnicería y otro de

verdulería. Formaban parte del yacimiento una serie de almacenes de proveedores y

hoteles particulares que eran inspeccionados por el personal de la explotación. También

se contaba con un galpón para despacho público de kerosene y nafta.

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38

MAPA Nº 3

EXPLOTACIÓN NACIONAL DEL PETRÓLEO. 1915

A partir de 1922 tras la creación de la Dirección General de Yacimientos

Petrolíferos Fiscales se realizó una labor de centralización con consecuencias de

relevancia para el Yacimiento. El campamento había seguido aumentando en lo referido

a alojamientos para el personal, se había comenzado a proveer de gas al pueblo de

Comodoro Rivadavia, instalado el Departamento de Víveres como también la primera

planta para la deshidratación de petróleo. Se había ampliado la destilería y la usina

eléctrica y se habían construido otros tanques receptores de petróleo. Dentro del ahora

denominado Campamento Central, fueron surgiendo una serie de barrios que

aglutinaron a jefes, empleados y obreros de acuerdo a la ya tradicional división

realizada por la empresa. Las viviendas construidas en este ciclo ya no fueron de

mampostería, sino que dada la posibilidad de ampliar los horizontes del yacimiento, se

trajeron desde Buenos Aires y fueron desarmables. Aparecieron también en esta época

la Proveeduría oficial, la panadería, carnicería, matadero y pasteurizadora, servicios que

contaban con el apoyo de la empresa y que buscaban abaratar el costo de vida. Las

“gamelas” de empleados y comedores para obreros que se inauguraron -por entonces-

perseguían objetivos semejantes. Se procedió también a la instalación de casas de baños

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39

públicos que eran atendidas por viudas de obreros del yacimiento y que se localizaban

en los distintos barrios del Campamento Central. El Hospital “Presidente Alvear”, uno

de los nosocomios de mayor complejidad del sur argentino, fue inaugurado en 1924 y la

empresa construyó viviendas para los médicos que prestaban allí atención al personal.

YPF se ocupaba, además, de la cuestión educativa y religiosa. Así, como parte de una

estrategia orientada a formar cuadros técnicos de origen argentino para la actividad

petrolera, se autorizó a los Salesianos a construir –con ayuda de la empresa- un colegio

en la zona del Yacimiento, el “Colegio Deán Funes”, y sobre el final de la década se

inauguró una capilla en el Campamento Central cuya patrona sería Santa Lucía por

coincidir su santoral con la fecha del descubrimiento del petróleo, el 13 de diciembre.

En el mismo período, para electrificar el campamento petrolífero se inauguró la nueva

usina de Km. 5, se realizaron diversas obras en la destilería, la planta de lubricantes, la

deshidratadora, la planta compresora, se colaboró con la reinstalación de la grúa en el

nuevo puerto de Comodoro Rivadavia y se habilitaron las instalaciones de una nueva

tornería. El campamento Central incluía –por entonces- canchas de tenis (que

pertenecían al Club Social) y, en 1928, contaba con tres canchas oficiales además de

otras improvisadas en los barrios alejados y que se constituían en puntos de encuentro

deportivo entre la gente del Yacimiento, las compañías petroleras privadas asentadas en

la zona y los habitantes del pueblo de Comodoro Rivadavia. Así, en 1927, la dirección de

la empresa definía al yacimiento como “una agrupación social que tiene todas las

características de un pueblo con sus problemas propios”.84

84

Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Memoria, Bs. As, 1927.

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MAPA Nº4

UBICACIÓN DEL EJIDO MUNICIPAL DE COMODORO RIVADAVIA

Y LA MINA FISCAL

El alejamiento del General Enrique Mosconi de la dirección de la empresa en

1930 no afectó la tendencia a la ampliación y a la autonomía del yacimiento que

continuó en expansión. Durante los años 30 se prosiguieron las obras de ampliación de

unidades residenciales, con los patrones ya clásicos de diferenciación entre empleados y

obreros. En 1934 se autorizaron las obras de modificación y ampliación del cuartel que

estaba emplazado en el Campamento con el objetivo de asegurar el control militar de la

zona, obras que se concluyeron un año más tarde. También en estos años se procedió a

la instalación de un frigorífico y un edificio destinado a cinematógrafo y se amplió la

labor de parquización del yacimiento. De acuerdo a las declaraciones del entonces

Administrador, Ingeniero Ricardo Silveyra, la empresa se proponía conservar el capital

humano, desarrollando un amplio programa de construcción de casas para empleados y

obreros en la órbita de todos sus yacimientos. La vigencia de este modelo de

organización de la actividad de YPF y su sostenimiento y proyección a través del

tiempo fue instalando entre la población vinculada a la petrolera estatal una fuerte

conciencia de integración social, sobre la base de la articulación de intereses entre

obreros, empleados, y personal jerárquico en función del destino colectivo que suponía

el cumplimiento de una misión histórica. Como ya he mencionado, durante el transcurso

de la primera mitad del siglo XX, la empresa expandió sus tareas de exploración y

explotación en torno a la mencionada localidad ubicada en el entonces Territorio

Nacional del Chubut y fue ampliando la zona de influencia hacia el flanco norte del

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Territorio Nacional de Santa Cruz, incorporando el yacimiento Cañadón Seco, lugar en

el que se descubrió petróleo en 1944. Siguiendo la lógica de urbanización propia de

estas concentraciones obreras extractivas, la zona donde se realizaban las actividades

de explotación del recurso se encontraban en las proximidades en el área anteriormente

mencionada, mientras que el área de embarque del petróleo se ubicaba en la costa,

donde se encontraba emplazada Caleta Olivia desde principios del siglo XX.

En mayo de 1901 el Ingeniero Policarpo Coronel había llegado a Comodoro

Rivadavia con el objeto de mensurar el poblado, venía acompañado del Teniente

Capitán Ezequiel Guttero a quien el Ministro de Marina le había encomendado extender

el trazado de la línea telegráfica en las costas patagónicas. Guttero recaló en Comodoro

Rivadavia y dado el mal tiempo reinante, decidió elegir una caleta pequeña ubicada

sobre la costa sud del Golfo, más específicamente en la Bahía Lángara en la que

desembarcó el material necesario para construir una oficina telegráfica. Unos meses

después, el 20 de noviembre de 1901, el Ministerio del Interior autorizó a la Dirección

General de Correos y Telégrafos el establecimiento de una oficina telegráfica a la que

denominó Colete Olivié, en jurisdicción del Territorio de Santa Cruz85

. Algunos

pobladores comenzaron a asentarse en sus proximidades y aunque la población aumentó

a ritmo muy lento, se instaló el Juzgado de Paz en 1910, el Registro Civil en 1911 y el

destacamento de Policía en 1912, aunque en años posteriores los mismos fueron

cerrados y trasladados.86

Estudios locales estiman que entre 1903-1913, la zona estaba

ocupada por unas 24 casas y unos 82 habitantes. Sin embargo, el reconocimiento

oficial a quienes ocupaban la zona, se realizó hacia 1921 durante el gobierno de

Hipólito Yrigoyen, cuando se decretó oficialmente la fundación del poblado, tomándose

como fecha la del establecimiento de la oficina telegráfica.87

Hacia 1920 el Consejo

Nacional de Educación había creado una escuela ambulante con instalaciones en

Tellier y otra en Bahía Laura, el Director de la misma parece haber presionado a los

habitantes de la bahía para poder contar con un local gratuito o arbitrar medios para

conseguirlos, ya que el Estado Nacional había adoptado el criterio de no pagar fondos

para pagar locales que ocupen las escuelas ambulantes88

.

85

Rosa López- Verónica Bucci y Sergio Bucci; Lo que el viento no llevó…Caleta Olivia. Cien Años,

Com.Riv., Imprenta Gráfica, 2002. 86

Ibídem, pp.106-113. 87

José Alonso, A orillas del Ferrocarril, Bs.As., Instituto Salesiano de Artes Gráficas, 1998, pp.94-96. 88

Adriana Casatti y Jorge Aybar, Memorias del Golfo. Caleta Olivia Centenaria, Com. Riv, Imprenta

Gráfica, 2002, pp.93-94.

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42

Las tareas de mensura de Caleta Olivia se demoraron hasta 1937, cuando la

Dirección de Tierras, encomendó a la Dirección de Geodesia que practicara la traza de

la misma. La subdivisión del asentamiento se ordenó mediante resolución del 12 de

febrero de 1937, concretándose recién en 1942, y aprobándose el 7 de diciembre de

1943. El Agrimensor Juan F. Artigas fue el encargado de las tareas. Ahora bien, si a

principios de siglo se había previsto que el mismo tuviera unas 2500 hectáreas, en 1937

la superficie total de la planta urbana del pueblo se reducía a unas 44 hectáreas y diez

años después la población había alcanzado la cifra de 161 personas89

. Había además un

edificio donde funcionaba la Escuela dependiente del Consejo Nacional de Educación,

la misma contaba con una Cooperadora Escolar, entre cuyos socios honorarios

figuraban Teodoro Wasmuth (considerado el primer poblador en 1903) y Saturnino

López. Este último había asistido a la escuela ambulante a principios de los veinte con

anterioridad a que su padre se incorporara como trabajador de la petrolera estatal en el

yacimiento Comodoro Rivadavia, tiempo más tarde, Saturnino y sus hermanos

realizaron reuniones en el domicilio familiar que culminaron con la creación del Club

Saavedra en 1929. A principios de los treinta, López contrajo nupcias con Juana Terraz

y como desempeñaba tareas como guarda hilos en la oficina telegráfica de Caleta

Olivia, volvió a residir en esa zona. Para 1941, había participado de la conformación de

una comisión pro-arreglo del cementerio, mientras que otras comisiones se habían

conformado con el objeto de inaugurar inaugurado un mástil y en mayo de 1943, con

motivo de las fiestas patrias un combinado de Caleta Olivia había enfrentado a un

equipo fútbol integrado por personal del Ferrocarril del Estado de Comodoro

Rivadavia. Sin embargo, quienes residían en la zona como Saturnino López,

conservaban domicilio en el ejido municipal de Comodoro Rivadavia, ya que esto les

posibilitaba contar con la atención de la partera como parte del servicio de atención

médico gratuito. Saturnino revestía en la misma el “carácter de pobre de solemnidad”

en su condición de vecino90

.

El resto del espacio mensurado en Caleta Olivia se encontraba baldío, aunque en

las mismas quedaron registradas las reservas destinadas a la Plaza Pública y al

Ministerio de Marina, sin embargo solamente tras la creación de la Comisión de

Fomento en 1947, el Registro Civil y Juzgado de Paz funcionaron en Caleta Olivia

89

Casatti y Aybar, Ob. Cit, pág.110. 90

Archivo Histórico Municipal de Comodoro Rivadavia (en adelante AHMCR), Territorio Nacional del

Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente No. 20, 27/2/1932; Expediente No. 675,

10/6/1933, Expediente No. 484, 23/7/1934.

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43

nuevamente. Dado que la zona formaba parte de la Gobernación Militar de Comodoro

Rivadavia, en 1949 el Gobernador en esos momentos resolvió formar la subcomisión

represiva de la Especulación, el agio y los precios abusivos en Caleta Olivia. La misma

fue integrada por el personal del estado: Juan Gómez (director de la escuela), Saturnino

López (Correo), Marcelo Sicard (jefe del campamento Caleta Olivia), Francisco

Huichulef (Oficial escribiente de policía) y Vicente Terraz cuñado de López y también

integrante del personal de Y.P.F. Paralelamente Saturnino López se desempeñaba como

secretario de la Comisión de Fomento de Caleta Olivia91

. Esta jerarquización de la zona

se debió al aumento de la población, que alcanzaba la cifra de 161 personas de acuerdo

a los datos del Censo Nacional de 1947 y el avance de las actividades de exploración y

explotación petrolífera en las inmediaciones del poblado. La traza urbana había

comenzado a modificarse abruptamente tras el descubrimiento de petróleo en junio de

1944 en una zona denominada Cañadón Seco, distante unos 20 km hacia el oeste del

núcleo originario. El 9 de julio de 1946 se inauguró un mástil en el campamento de

Y.P.F en las proximidades de la costa y el 29 de setiembre de ese mismo año fue

denominado Yacimiento Caleta Olivia, el que estaba dedicado al despacho de petróleo

procedente de Cañadón Seco en donde también se formó el club homónimo.92

Al igual

que en el caso de Comodoro Rivadavia, el yacimiento dependiente de la petrolera

estatal quedó fuera del ejido municipal y bajo la administración de la misma, de modo

que tanto para el abastecimiento de víveres como para la atención médica el personal de

la empresa se trasladaba a Comodoro Rivadavia, donde se contaba con Hospital propio

desde 1924, recién el 12 de julio de 1963 se inauguraría el Hospital de Y.P.F. en

Caleta Olivia. Estas condiciones se mantenían hacia 1969 cuando fue inaugurado el

monumental coloso en homenaje al obrero petrolero93

.

Por otra parte, desde mayo de 1944 Comodoro Rivadavia se había convertido en

capital de la Gobernación Militar homónima. Creo importante señalar que durante

aquellos años que coincidieron con los del primer peronismo, entraron en tensión los

rasgos del proceso de fragmentación urbana distintivo de las comunidades mineras con

el de aquel otro de conversión en ciudad capital que no ha sido estudiado con

detenimiento. Varias mensuras habían sido realizadas 1901, 1909, 1917, 1924 y 1933,

destacándose en esta última oportunidad que la misma procedió a mantener fuera del

91

Ibídem, pp. 110-111. 92

Carlos Reinoso, Tiempo de Crecer. Cañadón Seco, primeros pobladores. Su historia petrolera

Testimonios., Cañadón Seco, Imprenta Santa Cruz, 1986. 93

López- Bucci y Bucci, Ob. Cit., 2002.

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ejido municipal de Comodoro Rivadavia tanto a los campamentos dependientes de la

petrolera estatal como a los de las compañías restantes, modificación que había sido

introducida ya en 1917. Tal decisión trajo aparejada la exclusión de la ciudadanía

política a nivel de la jurisdicción municipal para los varones argentinos o extranjeros

que habitaban en las mismas. Ahora bien, hacia 1951 las descripciones de la prensa

local daban cuenta que “el ejido municipal de la ciudad comprende una superficie de

8000 hectáreas, siendo muy probable una inminente ampliación del mismo para

incorporar a su jurisdicción a los barrios General Mosconi, Ministro Castro, Santa

Juana y Diadema Argentina, actualmente comprendidos en lo que se denomina el

“Gran Comodoro Rivadavia”94

.

La prensa local daba cuenta de la emergencia del dispositivo cultural Barrio al

decir de Adrián Gorelik aunque a nivel local la misma había sido producto de una

invención por parte de las autoridades de la Gobernación Militar ya que en concreto los

barrios mencionados no eran otros que las antiguas jurisdicciones de las compañías

asentadas en la zona, las habían sido rebautizadas95

. Así, los campamentos dependientes

de Yacimientos Petrolíferos Fiscales fueron nombrados Barrio General Mosconi, las

dependencias del ferrocarril del estado en Km. 5, Barrio Ministro Castro, la Compañía

Ferrocarrilera del Petróleo, Santa Juana (en homenaje a la madre del entonces

Presidente de la República quien vivía en la zona), solamente Diadema Argentina

conservó su antigua denominación. Dado que no se cuenta con estudios locales sobre

estas transformaciones urbanas, simplemente me limito a señalar que fueron

contemporáneas al momento en que fue posible votar para presidente y para delegados

territoriales, además de que las mujeres pudieron ejercer los mismos derechos que sus

pares masculinos de la zona. Sin embargo, a diferencia de la experiencia de la ciudad de

Buenos Aires, hacia el interior de cada uno de estos barrios coexistía un entramado

asociativo en los que las pertenencias comunitarias se definían en términos de vínculos

de sociabilidad y solidaridad basados en los lazos construidos durante las horas de

trabajo como veremos en el próximo capítulo.

Entre la asistencia y la política: la Corporación Municipal de Comodoro Rivadavia

Mientras las comunidades mineras avanzaban en su consolidación y

comenzaban a expandirse hacia el sur de la zona litoral del Golfo San Jorge, la

94

Soil Brohman,Ob. Cit., 1951,pág. 53. 95

Adrián Gorelik, Ob. Cit, 2004, pág.18.

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Corporación Municipal de Comodoro Rivadavia demoraba en definir tanto su

jurisdicción como en consolidarse como comunidad política. El crecimiento de la

población había hecho posible la realización de las primeras elecciones municipales

(agosto de 1911) ya que se había alcanzado el mínimo de habitantes establecido por la

ley 1532 de Territorios Nacionales. Al igual que en Capital Federal, los extranjeros

residentes estaban habilitados para ejercer derechos políticos en ese ámbito.

En 1911 con el objeto de participar en aquella jornada electoral con carácter

fundacional para la vida política de la comunidad local, Sebastián Peral, propietario de

una herrería y portugués de origen y su yerno y socio, Enrique Corcoy lideraron la

organización del Partido del Pueblo, el que enfrentó a la Unión Vecinal. Agrupación

presidida por el Dr. Julio Ladvocat, quien se desempeñaba como médico de la Sociedad

Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. El resultado de los comicios

dejó el gobierno municipal en manos del médico anteriormente mencionado, aunque

éste ejerció sus funciones por escaso tiempo ya que los integrantes del partido opositor

denunciaron fraude en el desarrollo de las mismas. El gobierno nacional dispuso la

primera intervención al concejo, la que perduró hasta 1914 en que se realizaron nuevas

elecciones.

En esta segunda jornada electoral se presentó nuevamente como candidato Julio

Ladvocat y una nueva agrupación organizada por Máximo Abásolo, un hacendado,

quien se había desempeñado como juez de paz e integrado la nómina de socios

fundadores de la Sociedad Española de Socorros Mutuos, éste se convirtió en la figura

política central del período hasta su fallecimiento a principios de 1925. Entre 1914 y

1924 el partido de Abásolo controló la mayoría de los cargos en el Concejo, ocupando

la presidencia del mismo en 1918. Durante estos años, los concejales abordaron

cuestiones referidas fundamentalmente a la urbanización del poblado, entre ellas en

1914 establecieron los criterios de funcionamiento de actividades recreativas y normas

tendientes al control de la sociabilidad tanto de actividades formales como informales96

.

De acuerdo a las Actas del Concejo se estableció que los empresarios de teatros y

circos, conciertos o espectáculos, debían pagar un impuesto de $10, los permisos de

baile en casa de tolerancia ascendían a $ 15, permiso baile de disfraz: 40 $, los que no

cobren entrada $ 20,00, empresas cinematográficas por función cobren o no entrada:

2,00; por cada permiso con el fin de hacer disparos, bombas, cohetes: 2,00; permiso de

96

AHMCR, Acta Concejo Municipal de Comodoro Rivadavia, No. 6, Folio 4-5, 28/7/14.

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remates: 5,00 $. La normativa dejaba claramente establecido que: “quedaban

exonerados de pedir permiso para celebrar sus reuniones los clubes sociales,

sociedades recreativas o mutualidades que tengan constituida su comisión directiva”97

.

Hacia 1914 solamente la Asociación Española de Socorros Mutuos reunía tales

condiciones, ya que había obtenido la personería jurídica ese mismo año, procedido a

renovar sus autoridades, inaugurado su edificio social y comenzado a recaudar fondos

para la construcción de un hospital de la comunidad98

. Existían asimismo rumores sobre

la constitución de una sociedad de Beneficencia la que no llegaría a materializarse y

aunque la documentación que ha sobrevivido sobre el tema es exigua, es posible que tal

proyecto estuviere relacionado con que por aquellos años se contemplaba la

constitución de una institución de carácter asilar para el conjunto de los Territorios

Nacionales como han planteado algunos estudios que abordaron la cuestión sobre el

Territorio Nacional de La Pampa99

. Es probable que los concejales intentaran estimular

la conformación de asociaciones entre quienes habitaban el poblado, promoviendo un

mayor nivel de formalización de las actividades mutuales, recreativas y sociales entre

las que avanzaba ya la práctica del fútbol.

Ahora bien, estas cuestiones parecían no estar en el centro de las preocupaciones

de un conjunto de 106 vecinos, entre quienes figuraban Sebastián Peral y Martín Venter,

protagonistas ambos de las primeras elecciones en 1911 además de rivales políticos, ya

que los mencionados habían integrado partidos enfrentados. Esta rivalidad no fue

obstáculo para que el 17 de setiembre de 1914 elevaran una solicitud al entonces

Presidente del Concejo Municipal y a sus pares con el objeto de que: “se dignen

suprimir los impuestos de carnes y legumbres por ser los artículos que hoy día

sostienen a las familias pobres y emigrantes que vienen a este pueblo, pues ya son

muchas bocas que están pasando hambre, desnudos y llenos de miseria”100

.

La descripción incluía la ubicación detallada de las manzanas del pueblo en

donde las familias indigentes se encontraban e instaba a los concejales a que si deseaban

97

AHMCR, Acta No. 10, 14/8/14, folio 9-11. 98

Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia (en adelante AESMCR), Libro de

Actas No. 1. 99

María Herminia Di Liscia y María Silvia Di Liscia, “Mujeres, Estado y salud: de la persecución a la

integración”, en María Herminia B. Di Liscia y José Maristany (Editores), Mujeres y Estado en la

Argentina. Educación, salud y beneficencia, Bs.As., Editorial Biblos, 1997, pp. 87-122. 100

AHMCR, Territorio Nacional del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente No. 6

–V. 17/9/1914. Entre los firmantes del petitorio figuraron además de los mencionados: Constante

Reboredo, socio fundador del Centro Gallego y José Guerreiro de la Sociedad Portuguesa de

Beneficencia y Socorros Mutuos, ambas creadas en 1923.

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enterarse de la verdad, inspeccionaran el vecindario. La respuesta no tardó en llegar y

aunque los concejales no suprimieron el denominado impuesto al abasto, parecen haber

sido conmovidos porque los vecinos les habían “hecho notar la miseria en que se

encuentran algunas familias de la localidad”. Los concejales interpelados dispusieron

comprobar si efectivamente existían dentro del ejido de Comodoro Rivadavia familias

indigentes que necesitaran alivio de la municipalidad, razón por la cual previa

presentación de certificados de pobres de solemnidad otorgados por la policía local, se

les entregaría vales para la carne que necesitaran para su sustento, los que se entregarían

en la Secretaría de la Municipalidad todos los días. La necesidad de inventar la

handicapología parece haber acercado intereses enfrentados en el pasado, ya que las

redes de protección cercana demoraban en constituirse. Por otra parte, me interesa

enfatizar que la organización política del poblado era imprescindible para definir la

jurisdicción municipal, sobre todo porque de ello dependía el establecimiento de un

régimen de asistencia para quienes se consideraba destinatarios del socorro sin importar

su origen. Por entonces la noción de vecino en la zona refería a un conjunto de

solidaridades y expectativas moralizadoras de la sociedad tal como ha mostrado Pilar

González Bernaldo para el caso de Buenos Aires, pero sobre todo porque el ámbito

municipal era concebido como la escuela en la que los propios vecinos podían ejercer

una tutela moral sobre el conjunto de sus habitantes además de materializar sus

expectativas ciudadanas y ésta era una de las escasas atribuciones de los concejos

municipales en los Territorios Nacionales como ha subrayado Martha Ruffini101

.

La consulta de las Actas del Concejo Municipal de Comodoro Rivadavia del

período comprendido entre 1914 - en que volvió a sesionar el mismo- y 1924 -en que se

produjo la segunda intervención- sugiere que en las sesiones del período la higiene de

la localidad fue un tema recurrente: sobre todo el establecimiento del servicio médico

gratuito para las personas asalariadas que vivieran en el ejido municipal (1919) y la

construcción de un hospital municipal (1920). Ahora bien, muchos de los integrantes de

integrantes de la Comisión Directiva de la Asociación Española de Socorros Mutuos

ocupaban buena parte de los cargos del concejo. Si bien en la documentación

conservada en la Asociación Española no se mencionan las razones por las que el

proyecto de construcción de un hospital para la comunidad no llegaría a materializarse

en las primeras décadas del siglo XX, sugiero que los conflictos internos de la

101

Pilar, González Bernaldo, Ob. Cit,,2006, pp.47-65; Martha Ruffini, “Participación política en la

Provincia de Río Negro”, en Graciela Iuorno y Edda Crespo (Coords), Ob. Cit, 2008, pp. 109-128.

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dirigencia de la entidad étnica derivaron en su ulterior traspaso a la esfera municipal.

Por ejemplo, Pablo Ortega, un ex presidente de la asociación mencionada, al ocupar su

cargo en el concejo fue el encargado de conformar una comisión encargada de

confeccionar planos y presupuesto para el hospital, adjudicando la coordinación a los

médicos que prestaban servicios al municipio: los Dres. Pedro Ciarlotti y Pastor

Schneider. Estos últimos se desempeñaban como facultativos de la asociación e

integraban la Unión Vecinal, el partido gobernante102

.

Mientras se estrechaban los lazos entre las dirigencias de la asociación voluntaria

más antigua de la zona y los partidos locales, otras entidades del mutualismo étnico se

fueron conformado entre 1914-1924: la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, la

Sociedad Polaca, la Unión Germánica. La Sociedad Portuguesa de Beneficencia y

Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, en 1923 se produjo un fraccionamiento

regional del colectivo español que perduró en el tiempo: se conformaron la Sociedad

Vasca que adoptó el nombre de Euskal Echea y el Centro Gallego. Tanto entre los

promotores de la Sociedad Portuguesa como en el Centro Gallego figuraban algunos de

los firmantes del petitorio elevado a por los vecinos en 1914. Estas redes de protección

cercana demoraron casi una década en constituirse quizás porque en el contexto de

relativa normalidad de la vida política municipal se augurara que la atención de la salud

de la población en el ejido sería rápidamente resuelta. El proyecto del hospital fue

retomado en 1926 bajo el estímulo del Gobierno Nacional, recibiendo el apoyo de las

entidades étnicas las que comenzaron a realizar beneficios con el objeto de donar lo

recaudado a la construcción del mismo. Sin embargo, a pesar del entusiasmo de las

dirigencias étnicas de la localidad, el proyecto fue demorado al producirse dos nuevas

intervenciones municipales en 1924 y 1927, la última de las cuales perduró hasta 1932.

Una cuestión que demoró la concreción de aquel proyecto que comenzaba a aunar

los intereses colectivos fue la división del Partido gobernante, la Unión Vecinal la que

fue bautizada Máximo Abásolo tras el fallecimiento del líder mencionado en 1925. En

1923 se produjo un desprendimiento que adoptó el nombre de Unión Popular, el que

quedó bajo la conducción del Dr. Pastor Schneider. La facción que conservó la

denominación Unión Vecinal Máximo Abásolo quedó bajo el liderazgo de Pedro

Ciarlotti, otro médico. Como ya había mencionado, ambos facultativos se habían

desempeñado como médicos municipales pero asimismo se ocupaban de la atención de

102

AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas del Concejo Municipal. Acta

No.77, 28/5/1919, folios 176-185; Acta No. 95, 27/11/1920, folios 237 y ss.

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los asociados de la entidad voluntaria más antigua de la localidad. La consolidación de

estos médicos en el control de los partidos políticos parece haber afectado a los líderes

étnicos directamente ya que a partir de entonces pasaron a ocupar un lugar subordinado

en las nóminas de ambos partidos una vez que retornó la normalidad institucional

eentre fines de 1932 y comienzos de 1937, evidenciándose entonces una tendencia en

que los saberes profesionales fueron avanzando en el control del Estado como lo han

mostrado Ricardo González Leandri y Pilar González Bernaldo para Buenos Aires y

María Silvia Di Liscia para el Territorio Nacional de la Pampa103

.

Durante aquel período la comuna quedó bajo el control de ambos partidos los que

paradójicamente culminaron otorgando al conjunto del mutualismo étnico un papel más

relevante en la gestión de los problemas de higiene de la localidad. La Asociación

Española era la única que contaba con exenciones impositivas desde la década

precedente dado su carácter mutualista. Pedidos similares fueron elevados ante el

Concejo Municipal durante la gestión del Dr. Pastor Schneider por el Centro Gallego

en 1933, para lo cual debieron modificar los estatutos incorporando a la faz de

promoción de sociabilidad y cultura, la relativa a los socorros mutuos. Las gestiones

realizadas ante las autoridades municipales dieron los frutos esperados, el Centro

Gallego y la Asociación Portuguesa de Socorros Mutuos fueron eximidos de la

contribución, aún cuando la medida generó la oposición de la minoría del concejo. Más

adelante, Schneider hizo extensiva la exención a Euskal Echea y la Asociación Italiana,

sin importar que la mayoría de las asociaciones careciera de personería jurídica.

Durante el período en que la Unión Popular estuvo en el poder se produjo un hecho de

relevancia para la salud pública de la localidad: los sucesores de José Menéndez

decidieron donar parte de su patrimonio para la construcción del Hospital Vecinal104

.

El legado de José Menéndez había atraído la atención de la Comisión Directiva de

la AESCMCR durante la gestión de Jesús Jaureguibeitía a principios de los veinte ya

que el comerciante de origen asturiano y propietario de la Sociedad Anónima

Importadora y Exportadora de la Patagonia, había decidido destinar una parte de su

patrimonio a la constitución de un centro español, siendo ésta una de las prácticas

103

Ricardo González Leandri; “Académicos, doctores y aspirantes. La profesión médica y la reforma

universitaria: Buenos Aires 1871-1876”, Bs.As. Entrepasados, Año VI, No. 12, 1997, pp.31-54, Pilar

González Bernaldo, Ob. Cit., 2006, pp.47-65, María Silvia Di Liscia, “Imaginarios y derroteros de la

salud en los Territorios Nacionales (fines del siglo XIX y principios del siglo XX), Bs.As. Entrepasados,

Año XVII, No. 33, 2008, pp. 49-69. 104

El Chubut, 29/6/1934, pág. 6.

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comunes de la élite española en la Argentina como ha mostrado José Moya105

. Tras el

fallecimiento del mencionado ocurrido en 1918, y de acuerdo a las Actas de la

asociación, los integrantes de la comisión directiva realizaron permanentes gestiones

con los sucesores de Menéndez para la obtención de la mencionada donación, las que

resultaron infructuosas. Las escasas menciones de la prensa local y el relevamiento de

las actas del concejo local permiten afirmar que finalmente la misma encontró un

destino a favor del bien común del poblado en 1934, siguiendo una tendencia que María

Silvia Di Liscia y Ana María T. Rodríguez han detectado en el Territorio Nacional de la

Pampa para los treinta y cuarenta: la del interés empresario en intervenir en estas

cuestiones y el progresivo y lento avance de un proceso de centralización de la salud por

parte del estado nacional. 106

Si bien la documentación que ha sobrevivido al respecto no lo menciona, la

donación del legado de José Menéndez coincidió con la conformación de la Comisión

Vecinal Pro Hospital de Comodoro Rivadavia en 1934. En abril de ese año los

integrantes de la misma remitieron copia del acta de constitución de la misma al

Presidente del Concejo municipal. Figuraban en la nómina de integrantes: el Dr.

Adolfo Philippeaux, llegado a la zona en 1930 para conducir la Asistencia Pública, se

desempeñaba cono presidente. El cargo de Vicepresidente Primero fue ocupado por el

delegado del Club Social, Dr. Juan A. Perelli, mientras que el Ingeniero Enrique

Ducós lo hacía como Vicepresidente segundo. El Director de la Escuela Nacional

ubicada en el ejido municipal, Emiliano Moyano se desempeñaba como secretario.

José Moirón, delegado del Centro Gallego, fue nombrado Pro secretario mientras que

Otto Hinsch, gerente de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la

Patagonia y Enrique Marx, Gerente de la Casa Lahusen como protesoreros, José A.

Sánchez, representante de La Tehuelche fue designado Revisor de cuentas. Como

vocales participaban los delegados que representaban a las Asociaciones que accedieron

a la invitación de participar en la Comisión: Sr. Fernández del Prado (Sociedad

Española), Luis Spadazzi (Sociedad Italiana), Estanislao Zawadzki ( Sociedad Polaca),

Benito Yrisarri ( Sociedad Euskal Echea), Enrique Sur (Sociedad Germánica), E.

105

José Moya, Ob. Cit,, 2004, pp. 290- 348. 106

María Silvia Di Liscia y Ana María T. Rodríguez, “La cuestión social y las instituciones sociales” en

Andrea Lluch y Claudia Salomón Tarquini (Editoras), Historia de La Pampa; Santa Rosa, Universidad

Nacional de La Pampa, 2008, pp. 523- 543.

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Goncálvez (Sociedad Portuguesa). A estos se sumaban Casimiro Pella, Juan Gorchs, el

Ingeniero Jack Ballester y Basilio Santillán en carácter de vecinos destacados107

.

Me interesa enfatizar que el cargo de protesorero quedó en manos de quien se

desempeñaba como gerente de la Sociedad Anónima, por otra parte el delegado del

Centro Gallego José Moirón ocupó un lugar de mayor relevancia como prosecretario

ofreciendo las instalaciones del centro para llevar adelante las reuniones de la

mencionada comisión. Moirón había iniciado su vida como asociado de AESCMCR,

aunque tras la creación del Centro Gallego en 1923, destacó rápidamente como uno de

sus más activos integrantes. Hacia 1928 ocupaba el cargo de secretario al momento de

inaugurarse la sede social. Al conformarse la Comisión Vecinal presidía la entidad

étnica además de formar parte del personal de la Sociedad Anónima. Si bien la

documentación no da cuenta de ello, es probable que Moirón conociera desde la década

precedente la existencia de aquel legado y realizara las gestiones para garantizar que

los mismos se destinaran al Hospital Vecinal en un momento en que la presidencia del

Concejo era ocupada por Pastor Schneider, a quien conocía porque era el médico

personal de su suegro, quien lo había precedido en el cargo de presidente de la entidad

gallega local. Por otra parte, como veremos más detalladamente en el capítulo 3, bajo

su gestión se modificaron los estatutos del Centro para incorporar la faz relativa a los

socorros mutuos siguiendo una tendencia registrada por José Moya en Capital Federal

durante el período108

.

Tras la conformación de la Comisión Vecinal Pro Hospital los integrantes de la

misma solicitaron al Concejo la sanción de una Ordenanza que le diera facultades

autónomas para proseguir las Obras del nosocomio, pretendiendo asimismo que tras su

terminación y habilitación tener a su cargo la administración y explotación del mismo.

El Dr. Adolfo Phillippeaux en nombre de la comisión remitió las actas al gobierno

municipal, sin obtener respuesta alguna. Una nueva nota fechada en diciembre del

mismo año y en un tono menos amigable, fue enviada por el presidente de la Comisión

al Concejo, ya que no se conocía el resultado de las gestiones. Casi un año después de

la conformación de aquella primera convocatoria y tras haberse realizado nuevas

elecciones, la presidencia del Concejo quedó bajo el Dr. Pedro Ciarlotti

constituyéndose la Comisión de Fomento y Fiscalización de las Obras del Hospital

Municipal. Esta vez la nómina de vecinos priorizó el papel de las Compañías y

107

AHMCR, Expediente No.291-Tomo V-C, 19/4/1934. 108

José Moya, Ob. Cit., 2004.

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comerciantes destacados de la localidad: volvieron a figurar Enrique Marx y Otto

Hinsch, los gerentes de Lahusen y de la Anónima, a ellos se sumaron Roque González,

Armando Gosio, Casimiro Pella, Miguel San Martín, Agustín Ibarguren, Julio Cabeza,

Pedro A. Barros, quedando el cargo de Presidente en manos de quien presidía el

Concejo. Menor jerarquía se les otorgó a los presidentes de la Asociación Española de

Socorros Mutuos, Sociedad Italiana de Socorros Mutuos, Sociedad Portuguesa de

Socorros Mutuos, Sociedad Alemana local y el Presidente del Centro de Propietarios de

Bienes Raíces, los que fueron incorporados como colaboradores. El Centro Gallego no

figuró entre los convocados.109

.

En los días subsiguientes la Comisión adoptó el nombre de Junta Vecinal de

Previsión Social y Salud Pública, sus objetivos se habían ampliado ya que el proyecto

de ordenanza remitido al Concejo preveía que en los 10 días posteriores a su sanción, la

Junta Vecinal debía presentar un reglamento para el funcionamiento del Hospital que

quedaría bajo su jurisdicción. Para el normal desenvolvimiento de sus actividades y

mantenimiento del nosocomio, la Municipalidad traspasaría a la Junta, la

administración y explotación de los servicios públicos de gas y agua, que la misma

manejaría de acuerdo a las “las prácticas más eficientes de administración y técnica”.

Una vez cumplidos los objetivos anteriormente mencionados, la Junta se daría la tarea

de resolver” todo problema relacionado a la niñez abandonada, desamparada y sin

orientación, y a la ancianidad, de las personas carentes de recursos para su

subsistencia, etc., etc., y para lo cual podría fundar Asilos para niños y menores,

colonias de menores y de vacaciones, reformatorios, dispensarios de salubridad, etc.

etc.”110

. La materialización de sus aspiraciones se concretó parcialmente, ya que el 1

de agosto de 1936 se procedió a habilitar el dispensario de salubridad y consultorio

para los enfermos pobres de solemnidad en el nuevo edificio destinado a hospital

municipal, el que finalmente fue inaugurado en 1937 aunque su control quedó bajo la

órbita de un conjunto de profesionales contratados por el estado municipal.

La finalización de las Obras del Hospital coincidió con una nueva intervención a

la comuna la que comenzó en 1937 y perduró hasta 1943. Un ex interventor, el

Comisario César Stafforini fue designado al frente del gobierno permaneciendo en su

109

AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Resoluciones y decretos, 1933-1938, 13/5/35, folio

67. 110

Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, la copia del

Proyecto de Ordenanza se encontraba entre los papeles sueltos correspondientes a los trámites de

solicitud de personería jurídica de la asociación.

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cargo hasta setiembre de 1943. Como en otros Territorios Nacionales, el municipio

permaneció intervenido durante los años que coincidieron con los gobiernos del primer

peronismo, siendo los comisionados designados por el Poder Ejecutivo Nacional. En el

caso que nos ocupa tras el golpe militar de junio de ese mismo año, el Comisario

Stafforini fue reemplazado por el Coronel Ángel Solari. Meses después, el 31 de mayo

de 1944, Solari se transformó en el primer gobernador de la zona militar de Comodoro

Rivadavia. La creación de la Gobernación Militar supuso una reorganización territorial,

ya que se modificaron las antiguas jurisdicciones de los Territorios Nacionales de

Chubut y Santa Cruz, los que pasaron a integrar una nueva unidad administrativa. Esta

nueva jurisdicción fue el escenario construido para llevar adelante nuevas políticas de

salud que se orientaron hacia la regionalización y la “unidad de comando” con epicentro

en Comodoro Rivadavia. En la ciudad capital comenzó a construirse un monumental

Hospital regional también como parte de la expansión de la infraestructura asistencial de

la gobernación en Caleta Olivia se inauguró una sala de primeros auxilios111

.

El período comprendido entre la intervención a la comuna en 1937 y la disolución

de la gobernación militar en 1955 coincidió con el fracaso por parte de los líderes

étnicos, las compañías de la zona y los partidos políticos en hacerse con el control del

Hospital Vecinal, aunque quienes dirigían las entidades étnicas intentaron garantizar

que sus asociados pudieran ser atendidos en el mismo. Así, el 1 de setiembre de 1937

Teodoro Cereceda, presidente de la Asociación Española, elevó una carta al entonces

Comisionado Stafforini, en la que solicitaba se autorizara la atención de sus

asociados en el Hospital Municipal recientemente inaugurado. Más específicamente,

Cereceda subrayó que se le concediera a la Asociación tal derecho”.112

El comisionado

elevó el pedido al Director del Hospital, quien sostuvo que el mismo era patrimonio del

“enfermo de reconocida pobreza”. El mencionado sostuvo que dadas las circunstancias

especiales por las que atravesaba el servicio hospitalario en esos momentos, la gran

cantidad de enfermos carentes de recursos y la escasa capacidad del mismo, “debía

posponerse” la internación de los enfermos de Sociedades de Socorros Mutuos y demás

entidades de beneficencia local. Tras notificarse de la opinión del Director, el

Comisionado Municipal elaboró una resolución elaborando notas de contenido similar

que fueron remitidas al presidente de la AESMCR, a otras sociedades étnicas ubicadas

111

Susana Belmartino, La atención médica argentina en el siglo XX. Instituciones y procesos., Bs.As.,

Siglo XXI Editores, 2005, pp.109-153. Edda Crespo, Ob. Cit., 2005, pp.143-174. 112

AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente 864- A,

1/9/1937.

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en el ejido municipal, como así también a las Comisiones de Fomento de Sarmiento y

Las Heras, localidades ubicadas respectivamente en los territorios nacionales de Chubut

y Santa Cruz. En las décadas siguientes, el Centro Gallego y la Asociación Portuguesa

de Socorros Mutuos elevaron solicitudes similares las cuales también fueron

rechazadas. En 1950, las entidades anteriormente mencionadas en forma conjunta con

la Asociación Española y su homónima italiana organizaron un baile kermesse cuyo

producto líquido fue destinado a la Campaña iniciada por la comuna a favor de los

internados en el Hospital Municipal113

. Hasta ese momento, las entidades parecen haber

conservado la esperanza de poder atender a sus asociados en el Hospital Vecinal por

ello es comprensible que al conmemorarse el quincuagésimo aniversario de la fundación

del poblado en 1951, la prensa local destacara que aquel Hospital “era la obra del

pueblo de Comodoro Rivadavia para el pueblo de Comodoro Rivadavia” y subrayaba

que habían contribuido a tan noble fin las entidades mutualistas, centros recreativos y

clubes deportivos114

.”

Las mujeres en escena: de la exhibición patriótica de la desdicha a la exaltación de

la belleza comunitaria

En los últimos años una profusa literatura ha mostrado cómo el control ejercido

por las mujeres de la elite porteña sobre hospitales y asilos generó enfrentamientos con

quienes intentaban racionalizar el manejo de las áreas del estado municipal o nacional

destacándose del conjunto las interpretaciones de Karen Mead y Donna Guy. Algunos

enfoques más recientes sugieren que el éxito de las Damas de Beneficencia de la Capital

se basaba en la elaborada exaltación del rol tutelar que las mismas hacían en ocasiones

tales como las fiestas patrias, momentos en que las mencionadas otorgaban Premios a la

Virtud a sus pares femeninas menos privilegiadas. De esta forma Patria y femineidad

parecían encarnarse en la obra desarrollada por estas mujeres desde la época

rivadaviana115

. En el caso de los Territorios Nacionales y en especial los patagónicos, la

113

AHMCR, Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, Municipalidad de Comodoro Rivadavia,

Expediente 902-A, 23/3/1950. 114

Soil Brohman, Ob. Cit., 115

Karen Mead, “La mujer argentina” y la política de ricas y pobres al fin del siglo XIX”, en Omar Acha

y Paula Halperín ( Comps.), Cuerpos, géneros, identidades. Estudios de Historia de Género en Argentina,

Bs. As., Ediciones del Signo, 2000, pp.29-59. ; Donna Guy, “La ‘verdadera historia’ de la Sociedad de

Beneficencia en José Luis Moreno (Comp.), La política social antes de la política social. Caridad,

beneficencia y política social en Bs.As, siglos XVII a XX, Trama editorial, Prometeo Libros, Bs.As.,

2000, pp.321-341. María Fernanda Lorenzo, Ana Lía Rey y Cecilia Tossounian, “Imágenes de mujeres

virtuosas: moralidad, género y poder en la Argentina de entreguerras” en Mirta Lobato (Editora), Ob.

Cit, 2005, pp.19-43.

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cuestión fue tratada tempranamente por Ana María T. Rodríguez para el Territorio

Nacional de la Pampa116

. En este sentido me interesa subrayar que estas asociaciones

femeninas de beneficencia han sido abordadas en el marco más amplio de las

organizaciones comunitarias dedicadas a la previsión y solución de los problemas

sociales. Aquí focalizaré mi atención en la asociación temprana entre beneficencia-

patria y pobreza.

Si bien son escasas las referencias sobre los festejos de las fiestas patrias en las

primeras décadas del siglo XX, las descripciones realizadas por Asencio Abeijón dan

cuenta de que:“Para la época de las fiestas patrias, 25 de mayo y 9 de julio, por motivo

de la obligada paralización que la temporada invernal imponía en las tareas que más

brazos requerían, el naciente pueblo de Comodoro, al igual que las demás poblaciones

del sur patagónico, todas costeras del Atlántico, adquirían un inusitado aumento de

personas que llegaban a invernar en los pueblos” 117

. Quienes integraban el concejo

municipal desde la normalización producida en 1914, intentaban llevar adelante un

programa de moralización de esta población que ocasionalmente residía en el ejido, por

ello comenzaron a auspiciar la formación de comisiones organizadoras de las fiestas

patrias, destinándose una partida del presupuesto específicamente con esos fines118

.

Durante aquellos años, los miembros del concejo dedicaban una parte importante de sus

reuniones al nombramiento de los integrantes de las mismas, en los que figuraban

principalmente quienes participaban de la vida política en la localidad ocupando los

cargos honorarios el presidente del Concejo y el administrador de la petrolera estatal. A

partir de 1919 se comenzaron a incluir entre los integrantes a representantes de las

asociaciones existentes. Así los integrantes de la Asociación Española e Italiana fueron

incorporados como miembros honorarios, también fueron incluidos quienes se

desempeñaban como vicecónsules o agentes consulares119

.

A partir de ese momento, el gobierno nacional había instado a través del

gobernador del Territorio a que la Municipalidad se hiciera cargo de la Dirección de los

Festejos, nombrándose para ello una comisión integrada por autoridades y los vecinos

considerados como más importantes. Se sugirió asimismo, que se contara con el

116

Ana María T. Rodríguez, “Las mujeres y el Estado en la construcción del sistema sanitario pampeano:

una estrecha relación”, Ponencia presentada en las XVII Jornadas de Historia Económica, Asociación

Argentina de Historia Económica, Universidad Nacional de Tucumán, Setiembre de 2000. 117

Asensio Abeijón, Ob. Cit., pág. 62. 118

AHMCR, Libro de Actas del Concejo Municipal, Acta No. 25, 1/12/14.Las fiestas que figuraban en la

partida eran 25 de mayo y 9 de julio. 119

AHMCR; Acta No. 77, 12/5/19, folio 172-173.

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concurso de la escuela con el objeto de realizar la procesión cívica el 25 de mayo a la

misma hora en todo el país120

. En 1921, el Secretario del Concejo municipal fue

autorizado para que citara a una reunión de vecinos para constituir la comisión que

tendría a su cargo festejos del aniversario patrio. En una de las sesiones, el concejal

Casimiro Pella hizo moción para que de la partida destinada para fiestas patrias, se

proveyera de ropas a los niños pobres del pueblo, agregando que si la suma resultara

insuficiente sería reforzada utilizando la partida de gastos eventuales. La moción fue

aprobada, autorizándose al Secretario para que pusiera en conocimiento de los

integrantes de la Comisión Pro Fiestas Patrias los deseos de los concejales. Los

integrantes de la comisión debían hacerse cargo del reparto de ropas, las que deberían

ser distribuidas de acuerdo a un prolijo censo organizado con ese objetivo. La medida

parecía inspirada en una tradición inaugurada por la revolución francesa en la que la

nación garantizaba patrióticamente el socorro a los indigentes válidos según lo

planteado por Robert Castel. La exhibición de la desdicha en ceremonias públicas

organizadas con ese objeto formaba parte de una concepción que la tradición

republicana debía asegurar, aún cuando para su financiamiento y concreción dependiera

de una adscripción territorial local121

.

La comisión de festejos no alcanzó el número de integrantes requerido para

conformarse, de modo que la tarea quedó en manos de la esposa del concejal, Polly

LLoyd de Pella quien entregó a los niños los obsequios en nombre de la

municipalidad122

. A partir de entonces Polly Lloyd de Pella se convirtió en una de las

figuras femeninas más relevantes del poblado, en 1927 cuando su esposo había

alcanzado la presidencia del Concejo fue una de las principales promotoras del Comité

de Cultura Femenino el que aspiraba obtener el ejercicio del sufragio femenino en la

esfera municipal. Durante ese mismo año formó parte de la nómina de socias

fundadoras de la Asociación de Beneficencia de Cooperadoras Salesianas la que luego

adoptó luego el nombre Sociedad de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia y

también integró la nómina en tanto socia fundadora de un Club de fútbol: Huracán.

Dos años más tarde, su persona adquirió nuevamente protagonismo cuando durante los

festejos del 9 de julio, resultó una de las principales destinatarias de los insultos

proferidos por parte la división infantil del Club Gimnasia y Esgrima local. Si bien la

120

Ibídem. 121

Castel, Ob. Cit., 190-191. 122

AHMCR, Acta No. 111,14/5/1921, folios277-80.

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agresión recibida tenía como objetivo principal a su esposo Casimiro Pella, ex

presidente del Concejo y sospechoso de haber promovido la intervención al municipio

además de presidente honorario del Club Huracán, Polly contaba con méritos propios

para ser objeto de aquellos insultos ya que era una de las socias fundadoras del Club,

habiendo donado una bandera en el momento en que se conformó en diciembre de

1927123

. Por aquellos años, la presencia femenina en las canchas era considerada por la

prensa local como “adorno de democracia”, aunque en estos ámbitos a diferencia de lo

que ocurría con otras asociaciones voluntarias, el protagonismo alcanzado por las

mujeres en los clubes de fútbol estaba basado en que las mismas eran socias activas,

contando con los mismos derechos que sus pares masculinos124

.

Con anterioridad a las ceremonias públicas de exhibición de la desdicha, y, si se

consideran los proyectos llevados adelante por la mencionada AESMCR durante el

período comprendido entre 1914 y 1924 figuraban la inauguración de la sede social y el

hospital comunitario. Al momento de colocarse la piedra fundamental de la sede en

1913 se procedió a labrar un acta el que incluyó la firma de Gregoria Lete de Salso,

Coral S. de Navarta, Virginia M. de González, Carmen de Álvarez, Teresa Farías de

Peralta y Dominga F. de Roqueta. Las damas mencionadas no figuraron en el acta

elaborada al procederse a inaugurar el edificio social en 1914, aunque la misma contó

con la presencia femenina ya que se hizo alusión a las “señoras y señoritas presentes”

las que se habían encargado de reunir los fondos necesarios para la ceremonia,

describiéndose sin embargo con detalle los discursos pronunciados por José Álvarez en

nombre de la Comisión Directiva y las palabras alusivas del niño José Álvarez Lorenzo,

hijo del anteriormente mencionado. Lo que intento subrayar es que a partir de entonces

las comisiones directivas de la asociación al registrar sus actividades deliberadamente

omitieron dar cuenta de la nómina de mujeres movilizadas dentro de su espacio de

actuación aún cuando las mismas participaban activamente de la vida asociativa. Los

fraccionamientos regionales del colectivo español producidos a partir de 1923

culminaron generando el acercamiento de las mujeres españolas el que se hacía

particularmente visible en las fiestas patrias como en 1924 cuando el concejo municipal

encomendó la realización y organización de la velada de gala de las fiestas Mayas y

Julias y el 12 de octubre al Comité Billiken Le Bretón, primera entidad caritativa del

ejido municipal entre cuyas integrantes figuraban Clara y María Julia Ortega, dos de

123

El Globito Comodorense, 1970. 124

Club Atlético Jorge Newbery, Estatutos, 1945.

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las hijas del concejal y ex presidente de la AESMCR Pablo Ortega, las que eran

secundadas por un importante número de descendientes de integrantes de la Comisión

Directiva125

. Formaban parte de esta asociación caritativa Alba Arguelles y África

Posadas cuyos padres eran asimismo miembros de la comisión directiva del Centro

Asturiano. El comité realizó actividades conjuntas con varias señoritas del Centro

Gallego entre las que figuraban Felisa Majadas, Delia Louro, Laura Meinardo, María e

Isabel Abeijón las que habían destacado en la organización de las romerías con que el

Centro Gallego festejó su primer aniversario en 1924. Tanto el comité como las

señoritas mencionadas se hicieron cargo de los festejos del 12 de Octubre de ese año. En

esta ocasión, la Presidencia de la Comisión de Damas quedó en manos de Doña

Emilia Guillot de Larrea, esposa del primer presidente de la Asociación Española de

Socorros Mutuos. El programa de fiestas del 12 de Octubre anunció a estas jóvenes en

las kermeses, y en la noche de gala se presentó un coro de niños de ambos sexos,

organizados por el Comité Billiken126

.

Las actividades colaborativas entre las mujeres españolas continuaron en la

década siguiente. En junio de 1932, las damas del Centro Gallego decidieron cooperar

con la construcción de la denominada Casa del Niño, un Asilo obra de la Sociedad

Damas de Beneficencia la que había sido creada en 1927. Las Damas del Centro

Gallego decidieron donar el 20 % del producto de “las justas” organizadas en julio con

el objeto de recordar la inauguración de la asociación. Se nombró entonces una

comisión conjunta entre las integrantes del Centro y las de las Damas para llevar

adelante las tareas de organización. Como presidenta de la comisión se nombró a María

de Espiñeira, Jeannette Duplessis de Schneider ocupó la Vicepresidencia en nombre de

las Damas de Beneficencia y como secretaria se designó a Pilar Martínez de Moirón

(esposa del presidente del centro e hija del vicepresidente del mismo)127

. Este tipo de

colaboración entre las mujeres del Centro Gallego y las Damas Beneficencia generó

tensiones hacia el interior las comisiones directivas de la entidad étnica, ya que en

noviembre de 1937 las Damas que se encontraban organizando una kermesse para

principios de diciembre, solicitaron al Centro que adornara por su cuenta un kiosco y

enviara algunas damas vestidas al estilo regional. Tras el tratamiento en reunión de la

125

Ester Ceballos, Julia Patricia Fuentes y Verónica Peralta, “Caridad, género y política. El Comité

Billiken- Le Bretón, 1924-1929” en Graciela Iuorno y Edda Crespo (Coordinadoras), Ob. Cit., 2008,

pp.315-335. 126

El Chubut, 10/10/1924, pág. 6. 127

El Chubut, 1/6/1932, pág. 5.

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comisión directiva se envió una comunicación a la Sociedad de Beneficencia, que había

resuelto no aceptar por tratarse de gastos prohibidos por los estatutos. Comunicaban

asimismo que en caso de que la sociedad anteriormente mencionada lo considerara

conveniente podían disponer que algunas damas gallegas concurrieran vestidas

regionalmente siempre y cuando no originaran gastos al Centro128

.

Casi paralelamente, Bernardo Cores, en su carácter de presidente del Centro

Gallego decidió ofrecer un asado en agradecimiento de la cooperación prestada por

varias damas durante los festejos realizados por el centro a fines de octubre. En las

actas de la asociación se dejó expresa constancia que los gastos serían abonados del

peculio particular del presidente. Aunque el presidente solicitó se mencionara en las

mismas el nombre de las damas que habían participado en la organización del baile

ofrecido el 30 de octubre de 1937. Las mujeres involucradas eran: María Martínez de

Martínez, Pilar Martínez de Moirón, Eusebia Gago de Cores, Emilia Rey de Marcote,

María Anón de Grubiza, María L. de Espiniera y las señoritas Mafalda Esperanza,

María Elena Fernández, Elena Acinas, Micaela Solachi, Julia Conde, Sara y Magdalena

Gutiérrez, Victoria Britapaja y Alejandra Sánchez129

. Las actas conservadas por el

Centro Gallego no dan cuenta de las razones que motivaron aquella mención especial,

aunque las comisiones directivas de la entidad mutualista habían reservado siempre un

espacio para agradecer las actividades de las señoras y señoritas a diferencia de la

actitud de las restantes comisiones directivas del mutualismo étnico español de la zona.

Dentro del conjunto de Damas gallegas mencionadas destacaba especialmente Pilar

Martínez de Moirón, cuyo protagonismo había ya excedido las fronteras de la

asociación voluntaria en la que figuraba como socia beneficiaria, además de ser hija de

un ex presidente y esposa de otro que había finalizado recientemente su ejercicio. Pilar

fue una de las más activas integrantes de las comisiones directivas de las instituciones

creadas ad hoc para el apoyo a la República Española primero y las de los refugiados

después, como de aquellas que se conformaron con criterios similares tras el estallido

de la Segunda Guerra Mundial. Estas instituciones surgieron dispersas por toda la

geografía argentina y en nuestro caso además de su constitución mantuvieron fuertes

vínculos con sus similares ubicadas en Capital Federal130

. Más específicamente, Pilar de

128

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Acta No. 176, 14/11/1937, folio 118. 129

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Acta No. 176, 14/11/1937, folio 118-119. 130

Dora Schwarztein, Entre Franco y Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en

Argentina, España, Crítica, 2001, pp. 102-138.

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Moirón se desempeñó como integrante de la comisión femenina de la filial local de la

Agrupación Amigos de la República (ARE) la cual se conformó fines de 1936, años

más tarde ocupaba la presidencia interina de la Junta de la Victoria local.

Las mujeres pertenecientes a las familias que se habían radicado en las

proximidades de la zona donde se encontraba Caleta Olivia también se sintieron

movilizadas por estas cuestiones, tal el caso de Sara, Luisa y Julia Del Hoyo y de Ester

San Juan las que asistieron a la asamblea constitutiva del “Sub- Comité de Ayuda a

Italia” surgido en el marco de la Asociación Italiana de Comodoro Rivadavia131

. Sin

embargo, las hermanas Del Hoyo pertenecían a familias españolas mientras que en el

caso de Ester, su madre Edelmira San Juan había nacido en Punta Arenas (Chile)

contrayendo enlace con Pedro Flue Laberé, un carrero de origen francés con quien se

había radicado en las proximidades de Caleta Olivia hacia 1904 y con quien tuvo dos

hijos. La estancia donde residía la familia fue bautizada “La Edelmira” en su

homenaje y en ella nació Ester en 1918 siendo inscripta en el Registro Civil de Pico

Truncado, aunque su nacimiento se produjo en un momento en que su madre había

enviudado y aún no había contraído segundas nupcias con Martín Blason, un español

encargado de la oficina telegráfica en Caleta Olivia, es decir Ester era hija ilegítima.

Mientras los hermanos de Ester estudiaron en la escuela ubicada en la localidad

para luego ingresar al colegio salesiano en Comodoro Rivadavia y posteriormente

trasladarse a culminar los mismos en Puerto Deseado, Ester permaneció junto a su

madre de modo que su educación en parte combinó la asistencia a la escuela radicada en

Caleta Olivia como así también estuvo a cargo de una tutora en la estancia. Años más

tarde, Ester se radicó en Comodoro Rivadavia por un período de cuatro años ya que

había sido incorporada como pupila de la Academia Mendía de Corte y Confección de

propiedad de su madrina Ángela Bulla Testa132

. Fue durante este período que integró la

nómina femenina del Subcomité Pro Ayuda a Italia, cuya existencia resultó

francamente efímera (7 de julio de 1946 al 16 de febrero de 1947). Las actividades de la

Academia Mendía estaban relacionadas con las de la Subcomisión damas de aquel

comité ya que su propietaria era esposa de uno de los integrantes de la entidad étnica. El

objeto principal de la subcomisión era la constitución de un ropero destinado a

confeccionar ropas para los niños, siendo ésta una modalidad presente en la localidad

131

Graciela Ciselli, Ob Cit,, 2000, pág.67. 132

López- Bucci y Bucci, Ob. Cit., 2001, pp.174-178 y 202-206, Laura Bareilles (nieta de Ester San),

Entrevista personal, agosto de 2009.

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desde la constitución de la Asociación Ropero Infantil en 1937 y que retomaré en el

capítulo dedicado a las asociaciones femeninas de beneficencia. Ahora bien, lo que me

interesa destacar es que al focalizar nuestra atención en los cambios de domicilio de

Ester San Juan, es posible advertir que las particulares características del proceso de

expansión urbana de Comodoro Rivadavia culminó por incorporar a través de redes de

solidaridad o sociabilidad a quienes residían en sus márgenes en tanto integrantes de

asociaciones voluntarias.

Por otra parte como ya he señalado Ester compartía con tantas mujeres y

hombres “el estigma de nacimiento” en que se había producido su alumbramiento:

fuera de la institución matrimonial133

. Tras el fallecimiento de su padrastro, su madre

presuntamente “no volvió a salir de la estancia”, aunque esta situación no obstaculizó

que tiempo después contrajera nuevamente segundas nupcias con Martín Blasom quien

se encontraba a cargo de la oficina telegráfica en Caleta Olivia, quien compartía sus

horas de trabajo con Saturnino López, guarda hilos en la misma dependencia del Estado

Nacional y quien en 1947 integraría la comisión de fomento de Caleta Olivia en carácter

de secretario. Dado que la estancia de propiedad familiar de las San Juan se encontraba

en inmediaciones de la escuela 14, Ester y Saturnino habían asistido a la misma en su

infancia y probablemente ambos estuvieran expectantes ante el ascenso político de Juan

Domingo Perón, ya que este último era hijo de la madrina de la esposa de López:

Juana Sosa Toledo de Canosa134

.

En cuanto a las hermanas Del Hoyo, Sara, Julia y Luisa compartían con Ester San

Juan el hecho de residir como pupilas en la Academia Mendía, la que estaba bajo la

dirección de la madrina de la anteriormente mencionada: Ángela Bulla Testa de

Oggioni, integrante de la asociación Italiana y a quien acompañaban a las kermeses y

bailes organizados por la entidad étnica. En ese marco fueron incorporadas como

integrantes del Subcomité Pro Ayuda Italia aunque en el presente Julia describe sus

actividades como parte de una formalidad que no superaba la mera asistencia. En ese

mismo carácter fue elegida Reina de la asociación, experiencia que luego compartiría

con otra de las integrantes de la mencionada subcomisión: Iris Gazin la que representó a

la entidad étnica en 1947 al realizarse por primera vez la coronación de la Reina

133

Isabella Cosse, Estigmas de nacimiento. Peronismo y orden familiar. 1946-1955, Bs.As., FCE.

Universidad de San Andrés, 2006. 134

AHMCR, Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Municipalidad de Comodoro Rivadavia.

Expediente 388-, Tomo LVI, Letra C. 30/12, 1953.

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62

Nacional del Petróleo135

. La petrolera estatal había promovido a partir del

cuadragésimo aniversario del descubrimiento del petróleo en 1947, la participación del

personal disperso en la jurisdicción de la cuenca del golfo en las actividades de la fiesta

del petróleo, en 1949 Porota Alonso (hija de los propietarios de la estancia en la que se

había descubierto el petróleo en el flanco norte de Santa Cruz) participó como candidata

del Club Cañadón Seco. Dado que la ceremonia se realizaba en el Yacimiento

Comodoro Rivadavia quienes residían en el área anteriormente mencionada debían

trasladarse hacia esta última, ocupando en las mismas particular relevancia la presencia

de la madre del entonces presidente la que residía en la zona del sur del Chubut desde

principios del siglo XX.136

Por aquellos años “Doña Juana” integraba en carácter honorario asociaciones

patrióticas que habían sido bautizadas con el nombre de su hijo. Dado que no han sido

objeto de estudio alguno hasta el momento, intentaré dar cuenta brevemente tanto de la

nómina de sus integrantes como de las actividades que realizaban en la medida que las

escasas menciones que perduraron en la prensa local me lo permitan. Así, la Asociación

Patriótica Femenina Juan Domingo Perón se constituyó el 7 de febrero de 1947 con

el objeto de cumplir con una promesa realizada al entonces presidente de formar en el

suelo sureño una Comisión de Damas que colaborara con las autoridades con la obra

patriótica, social y cultural en que estaba empeñado el Gobierno nacional. La nómina

de integrantes dada a publicidad era la siguiente: Presidenta a Honoraria: Sra. Madre del

Excmo. Sr. Pte. De la Nación: Sra. Juana de Canosa, Presidenta: Sra. Rosa M. de

Santillán; Vicepresidenta primera: Sra. Teodolinda M. de Echauri; Vicepresidenta 2da.

Amelia de la Barrera; Secretaria Victoria Chaud de Coloma; Pro. Secretaria: Margarita

R. De Sabelli; Tesorera: Lidia Vda. De Galeano; Pro tesorera: Sra. Dasso de

Humphreys; Vocales: Aída S. De Ruby; Paula N. De Muzo; Nélida García; Petrona S.

De Quinteros; Alcira de Graciano; Aída Kunzel e Ita Martínez; Delegada general de las

Subcomisiones Sra. Paula G. De Cerezo.137

Rosa Mercado Vera de Santillán presidía la entidad y la mencionada no carecía de

experiencia en la materia ya que con anterioridad se había desempeñado en el mismo

cargo en la Sociedad Damas de Beneficencia. Sin embargo, entre las prácticas de esta

sociedad se encontraba la colaboración con la fiesta campestre que organizaba la

135

Julia Del Hoyo, entrevista personal, Comodoro Rivadavia, 26 setiembre de 2009. 136

Edda Crespo, Ob. Cit, 2005, pp.149-153. 137

El Chubut, 7/2/1947, pág. 4.

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Asociación Patriótica Peronista para el 9 de febrero en conmemoración del aniversario

de esta última, aún en 1949 esta asociación solicitaba permiso ante las autoridades

municipales para realizar un baile 138

. Aunque la información que ha sobrevivido sobre

estas asociaciones patrióticas femeninas peronistas es exigua, las mismas parecen haber

desaparecido tras la constitución del Partido Peronista Femenino en 1949

incorporándose buena parte de sus integrantes al mismo. Creo que podemos

considerarlas dentro del conjunto de centros cívicos que se constituyeron en toda la

Argentina en el momento previo a la sanción de la ley de voto femenino en 1947 y los

que atrajeron a un importante número de mujeres de sectores populares como ha

mostrado Carolina Barry139

.

Si bien no existen estudios referidos a este último en la zona, el relevamiento

realizado en el Archivo Municipal y la prensa local me permite afirmar que hacia 1952

el mismo había alcanzado una gran dispersión territorial: ya que había 4 unidades

básicas en el ejido urbano de Comodoro Rivadavia y 17 en jurisdicción del yacimiento

petrolero estatal, una de las cuales se encontraba en Cañadón Seco en las proximidades

de Caleta Olivia. Las integrantes del Partido Peronista Femenino parecen haber seguido

las prácticas desarrolladas por sus pares del resto de la Argentina alcanzado asimismo

protagonismo como integrantes del Jurado que coronó la reina nacional del Petróleo en

1951 y en las ceremonias de coronación de reinas del trabajo realizadas en la zona

durante el período 1948-1955140

. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en otras

localidades de la Argentina, las integrantes del Partido Peronista Femenino

desarrollaron actividades en forma conjunta con las Damas de Beneficencia local, con

cuyas dos representantes compartieron la nómina de jurado femenino y la organización

de actividades en el Casa del Niño.

Conclusión

Desde principios del siglo XX las particularidades de ocupación de la Cuenca del

Golfo derivaron en el surgimiento de una ciudad con un claro perfil industrial, la que

138

El Chubut, 5/2/1947, pág.4; AHMCR, Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Municipalidad

de Comodoro Rivadavia. Expediente 6- A, 4/1/1949. 139

Carolina Barry, Evita Capitana. El partido peronista femenino. 1949-1955, Bs.As., EDUNTREF,

2009, pp. 61-69. 140

Ester Ceballos, “De tímidas espectadoras a protagonistas de ritual de belleza. Las reinas del trabajo en

Comodoro Rivadavia 1948-1955”, en Crespo, Edda Lía y González, Myriam (Editoras), Relaciones de

género en la Patagonia. Actas de las I Jornadas Patagónicas de Estudios de las Mujeres y Género,

Buenos Aires, Vela al Viento Ediciones Patagónicas, 2010, pp.157-167.

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desde 1944 comenzó una profunda transformación al convertirse en ciudad capital de la

Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. Más al sur, Caleta Olivia surgida en el

proceso de expansión de las comunicaciones telegráficas casi contemporáneamente a la

de la anteriormente mencionada, fue alcanzada por esas transformaciones urbanas las

que culminaron por incorporar a sus escasos habitantes de una u otra forma como

animadores de un movimiento asociativo en progresiva expansión.

Cierto es que el hecho de residir en la jurisdicción de los Territorios Nacionales

hacía de sus habitantes sujetos con derechos políticos restringidos a la esfera municipal

de la corporación de Comodoro Rivadavia, sin embargo si prestamos atención a la

residencia o domiciliación de los habitantes de la zona, las mencionadas restricciones

no eran tales si se las compara con el reconocimiento de otra serie de derechos como los

sociales. Así, como ha sugerido Robert Castel en la medida que se adscribiera a una

jurisdicción territorial precisa (comunitaria), extranjeros y mujeres (en el ejido de

Comodoro Rivadavia) o bien los trabajadores de la petrolera estatal gozaban de

beneficios en razón de que los mismos eran concebidos como un conjunto de

desafiliados a quienes era posible por el área marginal en que se encontraban ser

inscriptos en el corazón de la Nación141

. Aún cuando la zona en estudio fue tardíamente

ocupada fueron precisamente esas particularidades las que resultaron definitorias a la

hora de asociarse. Dado que la sociabilidad jugó un papel clave en ese proceso, se hace

necesaria la elaboración de una tipología de las prácticas asociativas, tema que abordaré

en el próximo capítulo.

141

Robert Castel, Ob.Cit, 2006, pp.50-59.

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Capítulo 2

Tiempo de asociación

“Estas manifestaciones concretas que dicen claramente el

estado jovial de ánimo de nuestra población (inclusión hecha de los yacimientos

petrolíferos) a pesar de las razones de medio ambiente que existen en contra.

Efectivamente, la gente quiere divertirse. Todo no puede ser, entregarse al rudo trabajo

y ascético aislamiento(…)La hora del definitivo dedicamento a derribar los muros que

mantienen aislado a nuestro mundo social se aproxima y mil formas serán ensayadas

para conseguirlo, entre ellas podemos señalar los deseos de fundación de centros de

índole recreativa, primera etapa, benigno pretexto para dulcificar el medio social,

merecen que el éxito los corone y así será sin duda porque ellos constituyen más que un

deseo personal, una iniciativa de núcleo, una evidente necesidad social”.

Diario El Chubut, 18/6/1922, pág. 1

El estudio de las sociabilidades contemporáneas requiere de la elaboración de

tipologías ya que los especialistas en la temática consideran fundamental el hecho de

cartografiar las prácticas para poder evaluar el fenómeno. Son escasos los esfuerzos

realizados en esa línea con excepción del panorama general elaborado por un conjunto

de especialistas el que intenta dar cuenta del devenir del asociacionismo en la Argentina

en los siglos XIX y XX. En este sentido solamente contamos con las tipologías

elaboradas por Pilar González Bernaldo y Luis Alberto Romero sobre Buenos Aires.

Nada similar se ha intentado para los Territorios Nacionales, la Patagonia o más

específicamente la zona litoral del Golfo San Jorge. En este último caso, los estudios de

caso dominan el panorama de tímidos esfuerzos por dar cuenta del asociacionismo,

siendo las del mutualismo étnico las más estudiadas. La conformación de federaciones

obreras y sindicatos, con preferencia aquellos vinculados a la actividad petrolera han

atraído mayoritariamente la atención de los especialistas locales. Menor atractivo han

ejercido las asociaciones de base, aunque algunos trabajos se interesaron por la

formación de clubes deportivos pero cuestiones como el cooperativismo, las ligas

patronales, las sociedades políticas y las culturales han permanecido prácticamente

inexploradas, mientras que las asociaciones conformadas por mujeres fueron objeto de

estudio de las académicas en los años más recientes.

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Creo fundamental la elaboración de una visión de conjunto sobre el devenir del

asociacionismo en la zona ya que me permitirá aproximarme a la civilidad y asociación

en una perspectiva que no ha sido desarrollada hasta el momento para el caso

patagónico o más ampliamente para el conjunto de los territorios nacionales, siendo ésta

una cuestión que ha sido valorizada por la obra pionera de Maurice Agulhon.142

Por

ello he creído necesario adoptar una definición amplia de asociacionismo como la

planteada por Bobbio, Pasquino y Matteucci quienes proponen una clasificación de las

prácticas asociativas de acuerdo a las funciones principales que desempeñan o con el

interés predominante por el que surgen: asociaciones sindicales, asociaciones patronales

y las que se engloban dentro del asociacionismo voluntario (asociaciones culturales,

recreativas, religiosas, profesionales, económicas , políticas, comerciales , asociaciones

de socorros mutuos, cooperativas de productores y de consumidores, etc.),

caracterización que puede observarse en el anexo correspondiente. Sin embargo, no me

restringiré al empleo de la misma ya que he combinado la mencionada con otra

propuesta por Luis Alberto Romero para el caso de Buenos Aires, en la que

distinguiremos asociaciones de base (sociedades de fomento, bibliotecas populares,

cooperadoras escolares, clubes de fútbol, sociales y deportivos, asociaciones

parroquiales), asociaciones de afinidad (étnicas y mutuales), cooperativas y

corporaciones empresarias y finalmente, asociaciones culturales143

.

Creo pertinente proponer asimismo una periodización del fenómeno, por ello he

realizado un tratamiento conjunto del devenir asociativo desde el momento en que se

ocupó efectivamente la zona a partir de 1901 hasta 1914, fecha en que se realizó el

Segundo Censo Nacional. Un segundo período puede considerarse a partir de ese

momento hasta 1947, fecha del Tercer Censo Nacional. Por entonces la ciudad se había

convertido en Capital de la Zona Militar de Comodoro Rivadavia en 1944. Un tercer

período comienza en 1947 y finaliza en 1960, cuando se realiza un nuevo censo. Si

bien este último se realiza con posterioridad al período propuesto para esta

investigación, creo pertinente incorporarlo dado que permite proyectar las tendencias

asociativas en el mediano plazo. Ahora bien desde el momento en que se aprobó el

decreto de fundación de Comodoro Rivadavia y se produjo la instalación de la oficina

142

Maurice Agulhon, Pénitents et Francs-Macons de l´ancienne Provence, Essai sur la sociabilicé

meridionales, France, Fayard, 2da. Edición, 1984. 143

Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, Diccionario de Política, México, Siglo

XXI, 8ava. Edición, 1994, pág. 93. Luis Alberto Romero; “El Estado y las corporaciones, 1920-1976”, en

Ob. Cit., 2002, pág.99-207.

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telegráfica en Caleta Olivia en 1901 hasta 1917 en que se tomó la decisión de dejar

fuera del ejido municipal de Comodoro Rivadavia a los campamentos dependientes de

la petrolera estatal, la zona fue afectada por un proceso de industrialización acelerado

que he considerado en el capítulo 1. A partir de entonces y hasta 1955, fecha en que se

produjo la disolución de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia, el

asociacionismo siguió las particularidades de la ocupación del espacio, lo que se tradujo

en una serie de prácticas que diferenciaban el ejido municipal denominado el pueblo por

los contemporáneos de los yacimientos de la petrolera estatal, jurisdicción que era

conocida como la mina fiscal. En esta última he incluido a la mayoría de asociaciones

conformadas en Caleta Olivia ya que considero que las mismas se formaron al calor de

la expansión de las actividades de exploración y explotación del petróleo sobre la

Cuenca del Golfo.

La fragua de las sociabilidades

La forma en que comenzaron a tejerse los lazos sociales en el período

comprendido entre la fundación de Comodoro Rivadavia, la realización del primer

Censo Nacional y el comienzo del segundo gobierno municipal no ha recibido la

suficiente atención en los estudios locales, priorizándose las referencias acerca de las

actividades económicas y comerciales, las características del poblamiento y el

surgimiento de un incipiente infraestructura estatal. Las escasas menciones con que

contamos dan cuenta de un mundo que ha sido descripto como predominantemente

masculino144

. Cierto es que desde principios del siglo XX cuando comenzó a ocuparse

en forma efectiva la zona, en las proximidades de los galpones, comercios de ramos

generales y del improvisado puerto se habían instalado diversas fondas las que atraían a

un conjunto de habitantes que residían en el poblado estacionalmente: carreros,

comparsas de alambradores, poceros, albañiles y carpinteros. La creciente actividad

portuaria atraía tanto a sociedades comerciales como a un número cada vez más

importante de hombres solos que realizaban sus actividades cotidianas en las costas del

golfo, aunque las descripciones de Asencio Abeijón dan cuenta tanto de de la intensidad

de los intercambios comerciales diurnos como de las diversiones nocturnas: “La playa

es un hervidero de personas que van y vienen, ya a caballo, en carros o de a pie. (…) El

vapor ´Chubut´ se mece anclado a dos kilómetros de la playa mientras sus grandes

144

Francisco Pietrobelli, Ob. Cit, S/F; Daniel Marquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit., 1993, pp.28-30.

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lanchas, remolcadas por la diminuta pero potente remolcadora, van y vienen de la

playa al buque conduciendo fardos de lana y cueros con destino a Buenos Aires. Cerca

suyo, está también el ´Presidente Roca´, procedente de Buenos Aires, con mercaderías

generales. Tragadas por las bodegas del Chubut, disminuyen las grandes estibas de

lana, traídas del interior por los carros, mientras que, vomitadas por las del Presidente

Roca, se van formando en el lugar estibas de carga general procedente de Buenos

Aires, que los mismos carros, distribuyen lentamente por el territorio. A pulso,

valiéndose de tablones a modo de planchada, los veteranos marinos, casi todos

españoles descargan pesados bultos, con el agua hasta las rodillas y entre gritos y

órdenes, bromas y reniegos de calibre grueso. (…) Y después, siempre en el mismo

tono; vienen las bromas que reflejan picardía y mencionan lugares nocturnos: garitos,

boliches, lupanares…”145

.

Las condiciones en que estos hombres desarrollaban sus tareas los exponían a toda

suerte de accidentes laborales, los que adquirieron mayor espectacularidad en la medida

en que tras el descubrimiento del petróleo en 1907 avanzaban las tareas de exploración

y explotación petrolera en el golfo. Hacia noviembre de 1909 al producirse la primera

explosión en un pozo de petróleo y dado que habían fracasado las gestiones para la

permanencia efectiva de un médico en la zona, aparecieron tres mujeres del pueblo que

llegaron a prestar ayuda, en palabras de Asencio Abeijón: “al verlas, hasta en los ojos

de pestañas quemadas de los desventurados heridos, se reflejó algo así como un brillo

de esperanza. Ellas tampoco sabían nada de medicina y carecían de los recursos casi

indispensables, pero las orientaba “el corazón de instinto maternal”146

. Si bien no es

posible saber los nombres de estas mujeres, el mencionado sostenía que a estas

abnegadas damas años más tarde las denominaban las de “la Cruz Roja”. La

descripción parece estar en consonancia con el estereotipo “Ángel del Hogar” estudiado

por Mary Nash quien ha sostenido que el argumento de los valores femeninos

derivados de su experiencia de prestaciones asistenciales y familiares terminó por

configurar una función pública da las mujeres de índole asistencial147

. Para el caso local,

tanto la presencia de “los ángeles del hogar” como de las prostitutas en el poblado

suponían tempranamente una amenaza para quienes debieron comenzar a delimitar el

145

Asencio Abeijón, El Vasco de la Carretilla y otros relatos. Apuntes de un carrero patagónico, Com.

Riv., Imprenta Andrade, 1986, pp.15-17. 146

Rosalinda Da Silva de Grau (Dirección), Libro de la Cruz Roja. 50 años, Com. Riv, Imprenta Gráfica

Andrade, 1995, pág. 57. 147

Mary Nash, “El aprendizaje del feminismo histórico en España”, Mujeres en red, 23/7/07.

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espacio público de las redes intradomésticas ya que las mujeres parecen haber tenido un

protagonismo destacado en las décadas iniciales. Por ello hacia fines de la primera

década del siglo XX se hacía necesario entonces afirmar la consistencia de un mundo

propio de los hombres frente al espacio femenino.

La necesidad de delimitar los ámbitos propios de la domesticidad de los de la

esfera pública masculina, pueden ser documentados a través de la experiencia de Marta

Samonta y Sebastián Peral quienes habían llegado a la zona en 1902 acompañados de

una prole familiar ciertamente considerable148

. Procedían de la Provincia de Buenos

Aires, más específicamente de la localidad de Rauch, en donde Peral que era de origen

portugués, se había dedicado al comercio aparentemente con cierto éxito. El

enfrentamiento de este último con un caudillo radical influyó en la decisión de

trasladarse a la Patagonia, todo indica que a partir de esos momentos la familia inició

un proceso de descenso en la jerarquía social. El grupo familiar que arribó a la zona

estaba conformado por el matrimonio Peral, sus dos hijas Mariana y Paulina a las que se

sumaban tres que respondían al apellido Samonta, las que eran producto de una unión

anterior de Marta (Petrona, Victoria y Juana) probablemente ilegítima. Marta era

además descendiente de una mujer pampa y un español, situación que estaba en

consonancia con los hábitos que se consideraban característicos de las mujeres de las

sociedades nativas pos conquista de acuerdo a lo que ha mostrado para la campaña

pampeano-patagónica María Elba Argeri149

.

Desde su arribo a la Cuenca, tanto Marta como su hija Mariana oficiaron de

parteras de sus pares femeninas del poblado siendo Marta asimismo la encargada de la

atención de las enfermedades de sus vecinos de todas las edades. Las menciones de los

remedios utilizados para el tratamiento de todo tipo de dolencias pueden ser utilizadas

como indicios de que existía una cierta tolerancia hacia este sistema de curación

informal en estos espacios de ocupación tardía como han mostrado María Herminia y

María Silvia Di Liscia para el Territorio Nacional de La Pampa. Como ya he

mencionado, todas las gestiones realizadas para promover la radicación de un

148

Sigo aquí los planteos de Mary Ryan acerca de la importancia de documentar las múltiples vías por las

cuales al comienzo de la ocupación de la zona las mujeres fueron progresivamente excluidas de diferentes

ámbitos de actuación por los propios varones de su entorno familiar, los que se abocaron a una progresiva

delimitación de las esferas públicas y privadas. La cita de la obra de Ryan se encuentra en Nancy Fraser,

“Reconsiderando la esfera pública: una contribución a la crítica de la democracia realmente existente”,

Bs.As., Entrepasados, No. 7, 1994, pp.92-93. 149

María Elba Argeri, “Dueñas de su corazón mas no de su mano. Amor, matrimonio y orden social en

la campaña pampeano patagónica a fines del siglo XIX y principios del XX, Tandil, Anuario IEHS,

Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, vol.16, 2001, pp. 245-259.

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facultativo que lograra permanecer en la zona hasta aproximadamente 1907 habían

fracasado inclusive las llevadas adelante por su propio esposo y padre, por ello las

tareas asistenciales basadas en los saberes adquiridos informalmente por estas mujeres

eran altamente valorados por los residentes en el caserío y hasta la fecha son descriptas

por sus descendientes como una “tarea social”150

.

Aunque supuestamente el destino originario de la familia era la Colonia Sarmiento

en el interior del Territorio Nacional del Chubut, los Peral culminaron por instalarse en

el incipiente poblado en 1902, en donde Sebastián trabajó primero como peón para

Francisco Fernández (juez de paz) y luego como albañil hasta que finalmente abrió una

herrería. El modesto taller suele ser descripto como “el primer establecimiento

industrial” el que estaba dedicado a la producción de carros. En realidad, éste fue un

ámbito de trabajo en el que se urdieron los lazos germinales de la sociabilidad del

poblado. Las imágenes conservadas en anuarios conmemorativos acerca de la ciudad,

permiten observar la vida cotidiana de los trabajadores y la de los dueños del taller. Allí,

la división entre la producción y la vida cotidiana de la familia no se encontraban

claramente delimitadas ya que era habitual que las nietas del propietario posaran con los

obreros, algunos de cuyos miembros se habían incorporado al núcleo familiar como

esposos de alguna de las hijas del anteriormente mencionado 151

.

Peral había abierto el establecimiento en sociedad con uno de sus yernos, Enrique

Corcoy, con quien compartió las horas dedicadas a la producción como así también

ambos se contaron entre los fundadores del Partido del Pueblo, una de las primeras

sociedades políticas del poblado. Pero también por fuera de las horas de trabajo en

común, las imágenes dan cuenta que se divertían en ese mismo espacio y agregaría, se

apenaban colectivamente. Enrique Corcoy falleció a principios de 1912, víctima de una

intoxicación por consumir agua contaminada y como consecuencia de la ausencia de un

médico especialista. Es que como plantean María Herminia y Silvia Di Liscia el acceso

150

Elvira Córdoba, Raúl Figueroa y Stella Armesto, Crónicas del Centenario. Comodoro Rivadavia

1901-2001,Bs.As., Compañía Gráfica Balbi, 2001,pág. 40; Liliana Peralta y María Laura Morón, A mi

tierra…Un homenaje a los primeros pobladores. Comodoro Rivadavia, 1901-2001, Com.Riv, Imprenta

Gráfica Armando Andrade, 2001, pp. 51-54. María Herminia Di Liscia y María Silvia Di Liscia,

“Mujeres, Estado y salud: de la persecución a la integración”, en María Herminia B. Di Liscia y José

Maristany (Editores), Mujeres y Estado en la Argentina. Educación, salud y beneficencia, Bs.As.,

Editorial Biblos, 1997, pp. 87-122. 151

Juan Carlos López Badra, Sebastián Peral: Pionero (1ª. Parte), Colección Nuestra GenteNo.4

Com.Riv. Inha Satre Publicaciones, sin fecha, Juan Carlos López Badra, Sebastián Peral: Pionero (2ª.

Parte), Colección Nuestra GenteNo.5, Com.Riv. Inha Satre Publicaciones, sin fecha, Juan Carlos López

Badra, Sebastián Peral: testimonios de una vida, Colección Nuestra Gente No.7 Com.Riv. Inha Satre

Publicaciones, sin fecha, Juan Carlos López Badra, Doña Marta Samonta de Peral. Una Mujer olvidada,

Colección Nuestra GenteNo.4 Com.Riv. Inha Satre Publicaciones, sin fecha.

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a los niveles formales de la profesión médica en los Territorios Nacionales eran el

último escalón al que accedían los sectores populares en la atención de las

enfermedades152

. La muerte de Enrique Corcoy dejó a Mariana Peral a cargo del

sostenimiento de 7 hijos, el último de los cuales (el único varón) nació a los veinte días

de haber enviudado. Los recuerdos familiares insisten en afirmar que Mariana crió a sus

hijos mientras “lavaba ropa para ganarse la vida. Tenía gallinas, chivas y chanchos,

que le permitían alimentar bien a su familia”. No era la única viuda de la familia.

Petrona Samonta, otra de las hijas de Marta, había contraído primeras nupcias con

Lucas Tobar con quien tuvo varios hijos, las cifras son lo suficientemente imprecisas ya

que varían de 3 a 12 hijos de acuerdo al familiar entrevistado. Tras 8 años de haber

enviudado, volvió a casarse esta vez con Thome Eusebio en 1926, quien era padrino de

su hijo Sebastián. De origen portugués, Eusebio había llegado a la cuenca en 1906,

empleándose como carpintero en la herrería del padrastro de Petrona donde

probablemente se conocieron. Durante los años que permaneció viuda, Petrona había

colaborado con su madre Marta en el lavado de ropa para la Sociedad Salesiana que

administraba el Colegio Miguel Rúa, el que se había instalado en la localidad en 1913.

La institución funcionaba como un internado y como escuela, aunque recibía solamente

a pupilos varones. Estas labores parecen haber sido la fuente de ingresos que le permitió

a Petrona el sostener a su familia hasta su casamiento con Thome. Sus descendientes

insisten en que las tareas que compartían madre e hija “reflejaban su capacidad de dar

y brindarse a los demás”. Los recuerdos familiares subrayan el rol asistencial

desempeñado por estas mujeres, aunque no alcanzan para ocultar el hecho de que las

mismas eran lavanderas y que siguiendo aún una tendencia evidenciada en el Censo

Nacional de 1869 -el que no consideró los Territorios Nacionales ya que por entonces

no habían sido creados- al igual que en los principales centros urbanos la mencionada

“población mujeril adulta” eran sujetos permanentemente expuestos a la

incertidumbre según lo ha mostrado Mirta Lobato153

.

Las desgracias familiares impulsaron a Sebastián Peral a iniciar gestiones ante el

gobierno nacional para la definición del emplazamiento del cementerio que hasta el

momento se encontraba ubicado en la misma cuadra de su domicilio y del taller

familiar. También recolectó firmas para que se asentara definitivamente un médico en

152

María Herminia Di Liscia y María Silvia Di Liscia, Ob. Cit, pág. 100. 153

Mirta Zaida Lobato, Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960), Bs.As., Edhasa, 2007,

pp.37-45.

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la zona y hacia 1912 promovió en forma conjunta con Francisco Fernández (su ex

patrón y por entonces juez de paz a cargo de la intervención a la comuna), la instalación

de un Asilo-Hospital en Comodoro Rivadavia y otro en Sarmiento. La literatura local

asocia generalmente estas acciones con el ferviente catolicismo que profesaba Peral, yo

intento subrayar que si éste ejerció un liderazgo en ese sentido, el mismo debiera

interpretarse como resultado de las reiteradas tragedias familiares, las que lo habían

dejado al frente un elevado número de viudas y niños. Peral suele ser recordado como

el “primer portugués que llegó a la zona”, lo que lo convierte en un símbolo de su

grupo étnico de origen aunque no desarrollara gestión alguna en la conformación de

asociaciones voluntarias entre los inmigrantes de esa procedencia. A diferencia de él,

uno de sus yernos alcanzó un protagonismo más relevante al destacarse como

organizador eficaz de los socorros colectivos. En las décadas iniciales del poblado, José

Guerreiro quien estaba casado con Paulina Peral, frecuentemente acostumbraba a

amparar a quienes llegaban a la zona en el local de su panadería, esta asistencia

adquirió un mayor grado de formalidad a partir del momento en que promovió la

fundación de la Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de

Comodoro Rivadavia (1923), sociedad a la que lideró por más de treinta años154

.

Si bien los portugueses residentes en la zona tuvieron a un protagonismo

destacado en las primeras décadas de existencia del poblado, fueron un conjunto de 128

españoles los que se reunieron el 11 de setiembre de 1910 para constituir la Sociedad

Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. Creo importante señalar que

entre los socios fundadores de la entidad étnica figuraban un buen número de residentes

en Comodoro Rivadavia como de estancias ubicadas en sus proximidades tanto en el

norte del Territorio de Santa Cruz como el sur del de Chubut. Quienes participaron de

estas primeras reuniones acordaron el nombramiento de quienes serían los encargados

de llevar las tareas necesarias para concretar la constitución de la asociación. Los socios

fundadores además aceptaron el reglamento de la Sociedad Española de Río

Gallegos155

. Es probable que esta decisión se relacionara con la figura de quien fue

elegido como primer presidente ya que Toribio Larrea había arribado a la localidad

procedente de esa región. El mencionado era ingeniero en minas, había vivido en Río

154

Daniel Márquez y Mario Palma Godoy, Ob. Cit, 1993, Marcelo Borges, Ob. Cit, 1997; José Manoel

Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones a partir de los

españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006, pp. 17-41. 155

Nancy, Sáez, Mariana García y Norma Escalante; Asociación Española de Socorros Mutuos. 90 Años.

Comodoro Rivadavia 1910-2000; Com. Riv. ; Imprenta Gráfica, 2000, pág.17.

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Gallegos, realizado exploraciones en la zona sur de la Argentina contratado por un

consorcio minero y en 1907, había llegado a la localidad al ser nombrado gerente de la

Sucursal de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, cuya

filial había abierto recientemente en el poblado. Muchos de los integrantes de la nómina

de socios fundadores de la entidad étnica figuraban entre el personal de la mencionada

compañía156

.

Los objetivos fundamentales por los que se había creado la asociación eran en

primer lugar crear un fondo común destinado a socorrer a los socios en ella inscriptos,

en los casos de enfermedad y sus consecuencias. En segundo orden la tendencia a todo

bien común que no se opusiera a su base fundamental: el socorro mutuo157

. En este

sentido la sociedad se conformaba para brindar asistencia médica en caso de

enfermedad, pagaba una pensión y en caso de defunción del asociado se hacía cargo del

servicio funerario y sepultura. La jurisdicción en la que tenían cobertura los asociados

coincidía con la del área urbana de Comodoro Rivadavia, aunque se hacía expresa

mención a que en caso de que los socios residieran fuera del mismo debían designar

“casas” en la misma. Dos cuestiones eran consideradas especialmente: quienes hubieren

sido socios efectivos durante cinco años consecutivos y carecieran de todo recurso, en

caso de que fuere declarado crónico incurable e imposibilitado para el trabajo por el

médico de la Asociación, tendrían derecho a optar por un subsidio único de $120 en

lugar de la pensión de $15 mensuales. Por otra parte, la asociación establecía un socorro

a las familias de socios fallecidos, el que se financiaba con las cuotas semestrales

extraordinarias con el que se formaba un fondo de reserva destinado exclusivamente a

socorrer a las familias de los socios que fallecieran después de 8 meses de cobrada la

cuota. En este sentido las familias tendrían derecho a ser socorridas por una sola vez con

una suma determinada por la comisión directiva, y, expresamente se declaraba que sólo

tendrían derecho a él las esposas en estado de pobreza constatada que tuvieran hijos

menores de 12 años de edad158

.

El acta de fundación de la Asociación Española se firmó en setiembre de 1910

aunque solo cuatro años más tarde, el 26 de febrero de 1914 el Vicepresidente de la

Nación consideró que la asociación reunía las condiciones establecidas por el Código

Civil para otorgarle la personería jurídica. Con anterioridad en la Asamblea General

156

Ibídem. 157

AESMCR, Libro de Actas, Tomo 1, Acta No. 4, Asamblea General, 28 de enero de 1911, folio 5. 158

Ibídem.

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realizada en 1911 se habían fijados los criterios de “moralización” que promovería la

sociedad, en los que expresamente se declaraba que serían excluídos de los socorros

prestados por la entidad étnica “los enfermos por abuso de alcoholes, riñas o desafíos o

males venéreos”159

. Es probable asimismo que el reconocimiento por parte del Estado

Nacional como asociación voluntaria avanzara de la mano de las preocupaciones de

quienes integraban por aquellos años el Concejo Municipal (un buen número de

españoles), el que tras su normalización estableció tempranamente los criterios de

funcionamiento de actividades recreativas y normas tendientes al control de la

sociabilidad160

. La consulta de las Actas del Concejo permiten delinear el tipo de

espectáculos que se desarrollaban en el ejido municipal el que por aquellos años incluía

también los campamentos de las compañías petrolíferas: teatro, circo, conciertos o

espectáculos y cine, bailes en casa de tolerancia y baile de disfraz. Destaco del conjunto

la preocupación recurrente por establecer las normas tendientes para el funcionamiento

de las casas de tolerancia muchas de las cuales parecen haber estado regenteadas por

mujeres. Quienes estuvieron al frente del gobierno municipal durante el período 1914-

1937 oscilaron permanentemente entre el abolicionismo y el reglamentarismo161

. En un

poblado en que la tasa de masculinidad era muy elevada, los concejales se interesaron

por estimular la moralización de sus habitantes y dar apoyo a aquellas prácticas

recreativas, sociales o mutuales que consiguieran un grado de formalización de sus

actividades al constituir sus comisiones directivas162

.

Las actividades deportivas habían comenzado a desarrollarse tempranamente a

pesar de la dureza de las condiciones climáticas. Si bien a principios de siglo la práctica

deportiva se reducía a la de pelota paleta, algo de lucha grecorromana y box, el fútbol

comenzó a practicarse cada vez más asiduamente hacia 1912163

. Aunque resulta

dificultoso elaborar una nómina de las sociedades recreativas existentes en esta etapa,

sabemos que apenas unos años más tarde un grupo de obreros y empleados de la

entonces Explotación Nacional del Petróleo de Comodoro Rivadavia conformaron el

159

Ibídem. 160

ACMCR, Acta No. 6, Folio 4-5, 28/7/14. 161

Patricia Fuentes, “Trabajo, género y salud en Comodoro Rivadavia. Un estudio a través de las

reglamentaciones sobre casas de tolerancia (1914-1937)” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel

Carrizo (Comps), Ob. Cit, 2007, pp. 149-168. 162

ACMCR, Acta No. 10, 14/8/14, folio 9-11. 163

Salvador Paz Núñez, Album Histórico de los Deportes de Comodoro Rivadavia, Com. Riv.1948.

Véase también, Gabriel Carrizo, “Deporte, género y fotografía. Una aproximación al estudio del fútbol

en Comodoro Rivadavia, a través del análisis de un Album Histórico de los Deportes” en Jornadas de

Fotografía, Memoria y Género, Universidad de Buenos Aires, IIEGE, Noviembre 2003, Ponencia.

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Club Atlético Recreativo de Km.3 para enfrentar al conjunto Juventud Unida de

Comodoro Rivadavia, en realidad un Orfeón constituído para fomentar la recaudación

fondos y promover las actividades recreativas entre los jóvenes que integraban la

Asociación Española local. La mencionada entidad festejaba desde el momento en que

había inaugurado su sede social en 1914, el 2 de mayo, las romerías durante el mes de

setiembre y los “juegos florales” en octubre. Por aquellos años llegó a la zona Jaime

Florit, propietario de una compañía de zarzuelas, el que ofreció donar el producto de sus

actividades a una sociedad de beneficencia en formación, la que no llegaría a

constituirse. A este conjunto se sumó el arribo de la Sociedad Salesiana en 1913, que

como ya he señalado abrió un Colegio destinado a la población masculina de entre siete

y catorce años a la que también ofrecía asilo en carácter de pupilos. El comienzo de las

actividades educativas de los salesianos fue acompañado por la celebración de las

primeras misas y el dictado del catecismo, aunque las mismas parecen no haber

generado mayor interés en el resto de los habitantes del poblado164

. Por entonces los

alumnos del pequeño establecimiento salesiano se hacían visibles en ocasiones como las

fiestas patrias en las que compartían la procesión cívica con la población infantil que

asistía a la escuela pública inaugurada en 1905. Los festejos patrios reunían también a

los miembros del personal superior de la empresa como de la elite en formación de

Comodoro Rivadavia los que se formalizaron sumándose al entramado asociativo

cuando crearon el Club Social en 1915 el que se encontraba localizado en la

jurisdicción del yacimiento dependiente de la petrolera estatal.

Casi paralelamente habían comenzado a organizarse las primeras sociedades

políticas en la medida que la población residente alcanzó el número establecido por la

legislación vigente en torno a la organización política de los municipios en los

Territorios Nacionales. Así, hacia 1911 se conformaron el Partido del Pueblo y la

Unión Vecinal. En aquella oportunidad el padrón estaba conformado por unas 457

personas, de las cuales los españoles eran un 39%, los argentinos el 21%, los

portugueses el 13% y un mismo porcentaje reunía a los habitantes de origen italiano,

chileno y alemán. En cuanto a las Sociedades Patronales, Belarmino Menéndez, quien

había ocupado el cargo de vicepresidente en la primera comisión directiva de la

Asociación Española presidía asimismo la Sociedad Rural hacia 1914. La información

164

Gabriel Carrizo, “Hombres, soldados y mecánicos de la Patria. La construcción de una identidad

masculina en el Colegio Salesiano Deán Funes”, en Edda Crespo y Myriam González (Editoras), Ob. Cit,

2010, pp.177-189.

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que ha sobrevivido es excesivamente fragmentaria, las escasas menciones al respecto

dan cuenta de que su existencia fue francamente efímera ya que quienes la integraban

eran un grupo de vecinos ligados a la campaña, aunque la mayoría de ellos lo era por

vínculos comerciales y de negocios165

. El desarrollo de un incipiente mercado de

consumidores había generado la atención de los integrantes del Directorio de la

Compañía Mercantil del Chubut, una cooperativa creada por los galeses a fines del

siglo XIX, la que instaló una Sucursal en 1906 aunque la misma cerró sus puertas en

1929. William Hughes integrante del Directorio de la mencionada señalaba: “La

situación geográfica de la colonia en desventaja para competir en los mercados del

mundo. No existe para sus productos mercado más cercano que Buenos Aires y allí no

se lo compra no siendo de exportación El mercado local es limitado e inseguro debido

a la escasez de consumidores, excepción hecha de una demanda escasa desde el campo

petrolífero de Comodoro Rivadavia. (…)En la actualidad es heterogénea la población

del Chubut. Los elementos más fuertes, a más del galés, son los argentinos, españoles e

italianos. Esas razas son gente muy sociable. Poseen clubes sociales, sociedades de

socorros mutuos y sus teatros. Frecuentan los cafés, no tanto para beber, sino para

conversar166

”.

Es probable que las reflexiones de Hughes se basaran en la observación del

personal que la cooperativa empleaba que era mayoritariamente de origen español,

puede asimismo que el mencionado estuviera preocupado porque respondían a aquel

origen quienes participaron en la creación de los primeros diarios. La primera

publicación que circuló en la localidad apareció en 1911 por iniciativa del Director de la

Escuela Nacional existente en el poblado, la misma se denominaba “El Infantil”

aparecía quincenalmente e incluía informaciones de interés general y sociales. El 15 de

enero de 1913 se produjo la aparición de otro periódico de frecuencia quincenal llamado

“La República”, el secretario general era J. Bilbao y el mismo se encontraba

identificado con la mayoría de la población de origen hispano ya que entre sus cronistas

figuraba José Isacc, presidente de la Asociación Española y entre sus tipógrafos un

jovencísimo Cipriano Alonso, quien a futuro ejercería el cargo de Presidente de la

AESMCR en la etapa en que se inauguró el sanatorio social (1954-1960)167

165

Soil Brohman, Ob. Cit, pág. 205. 166

William Hughes, A orillas del Río Chubut en la Patagonia, Rawson, Editorial El Regional, 1993; pp.

95-115. La edición original data de 1924. 167

Soil Brohman, Ob. Cit, 1951, pp.93.

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Los españoles fueron mayoritarios en número entre los organizadores e integrantes

de la Federación Obrera Petrolífera, la que surgió tiempo después en el contexto de

las huelgas que comenzaron en setiembre de 1917 y perduraron hasta fines de ese año.

Durante aquellos años, los españoles eran el grupo más importante de trabajadores

(23,1%) de la Dirección General de la Explotación del Petróleo de Comodoro

Rivadavia, de modo que los mismos desempeñaron un rol más que protagónico en los

conflictos que la petrolera estatal tuvo con sus trabajadores en sus inicios, los que

culminaron con la decisión por parte de la dirigencia de la Compañía de establecer un

férreo control de la espacios de producción y reproducción de su personal. La

militarización y la argentinización del personal fueron la nota dominante de ese

proceso. Creo importante señalar que al comienzo del conflicto en setiembre de 1917,

los integrantes de la Comisión Directiva de la Asociación Española debieron considerar

la solicitud verbal realizada por un conjunto de obreros de la Explotación del Petróleo

los que proponían realizar sus asambleas en el salón social de la mencionada. Tras un

intenso debate, los integrantes de la comisión directiva de la entidad étnica: “Habiendo

resuelto la situación de los solicitantes de la Justicia de sus pretensiones hacia la

empresa mencionada, y que entre estos hay gran número de españoles, muchos de ellos

socios de esta institución, concederles gratuitamente el salón para sus asambleas

siempre que tengan el permiso de las autoridades competentes, debiendo conducirse

dentro del mayor orden y respeto hacia la asociación y autoridades locales.

Considerando esta concesión como un socorro moral a los mencionados españoles y

asociados, lo cual encuandra con los fines perseguidos por esta asociación168

.

Como ha señalado Geoff Eley el surgimiento de la esfera pública presuponía una

larga acumulación de cambio sociocultural ya que estaba ligada al crecimiento de la

cultura urbana provincial que era el novedoso escenario para una esfera pública

organizada localmente, también a una nueva infraestructura de comunicación social que

incluía la prensa y otros medios literarios, el crecimiento de un público lector,

transportes perfeccionados y centros de sociabilidad como cafés, tabernas y clubes y el

objeto de este estudio: a un nuevo universo de asociación voluntaria169

. En nuestro caso

168

AESMCR, Acta No. 102, 30/9/17, Folio 126-127. 169

Geoff Eley, “Edward Thompson, Historia Social y Cultura Política: la formación de la “esfera pública”

de la clase obrera, 1780-1850”, Bs. As., Entrepasados, No. 6, fines de 1994, pp.116-117. Ese

surgimiento estuvo asimismo enmarcado para el caso británico en el requerimiento de una transformación

de relaciones de autoridad. Eley subraya el paso entre una estructura previa de paternalismo oligárquico

en decadencia para ser reemplazada por una política cultural parlamentaria organizada alrededor de un

nuevo grupo de relaciones entre el gobierno central y el local y el poder social de la clase dominante.

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la emergencia de esa esfera pública coincidió con la finalización del orden conservador

y la llegada del radicalismo al control del estado nacional. En este sentido y de acuerdo

con Eley la consolidación de un entramado asociativo fue fundamental dada la

debilidad del estado central, lo que permitió el desarrollo de una serie de modalidades y

tendencias que voy a examinar con más detalle a continuación. Hacia 1914 y como

puede observarse en el Anexo 1 ya es posible distinguir al menos dos tipos de

asociaciones de acuerdo a la propuesta de Bobbio, Matteucci y Pascquino: las

patronales (1) y las asociaciones voluntarias aunque no es posible aún diferenciar su

tratamiento de acuerdo a los lazos tejidos en relación a la domiciliación variable de

quienes lo hacían en el ejido municipal o en los Yacimientos dependientes de la

petrolera estatal conocida por los contemporáneos como “la mina fiscal”, los que

abordaré a continuación en forma independiente.

Una tipología del asociacionismo para Comodoro Rivadavia

Durante el transcurso del siglo XX la prensa local editó una serie de anuarios

conmemorativos ofreciendo el denominado Cincuentenario de Comodoro Rivadavia

(1951) una cuidadosa exaltación de las actividades de las asociaciones existentes en la

ciudad capital de la Gobernación Militar. Desde las primeras décadas del siglo

anteriormente mencionado el incremento de la población había ido estimulando la

aparición de un número periódicos, algunos de ellos vinculados al universo del

asociacionismo voluntario en particular al mutualismo étnico español y el

cooperativismo. Dado que estamos prácticamente ante una temática escasamente tratada

por parte de los especialistas locales, me limitaré a sugerir que el mismo siguió en

términos generales la caracterización realizada por Leticia Prislei para el caso de la

prensa norpatagónica170

. En la obra mencionada, varios capítulos fueron dedicados

exclusivamente a la sociabilidad adquiriendo particular relevancia los dedicados a las

Todo esto estaba en constitución en la zona en estudio y si bien es escasa la literatura dedicada al tema,

puedo afirmar basándome en estudios anteriores que la fragua de las sociabilidades estuvo estrechamente

asociada a la esfera pública obrera y el surgimiento de las mentalidades populares de subordinación según

la expresión de E.P.Thompson. que he estudiado en trabajos previos, véase: Edda Crespo, Ob. Cit, 2002,

pp. 101-113 y Edda Crespo, “El fantasma de Rodó. Ariel, públicos lectores y nacionalismo petrolero en

Comodoro Rivadavia” en Enrique Masés y Lisandro Gallucci, Ob. Cit, 2007, pp.221-239. 170

Solange Sixto, “Caprichos e inquietudes comarcanas: publicaciones periódicas, consumo y ciudadanía

en los Territorios Nacionales. Comodoro Rivadavia, 1927” en Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel

Carrizo (Comps.), Ob.Cit., 2007, pp.45-66; Mario Rodríguez, “La prensa escrita y la construcción de un

imaginario regional y nacional en la Patagonia Austral durante las primeras décadas del siglo XX: el caso

de la Revista Argentina Austral, en Graciela Iuorno y Edda Crespo, (Coords.), Ob. Cit, 2008, pp. 215-

232; Leticia Prislei (Directora), Pasiones Sureñas. Prensa, cultura y política en la Frontera

Norpatagónica (1884-1946), Bs.As., Entrepasados/ Prometeo Libros, 2001.

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Sociedades, clubes e instituciones privadas (Cap. XVIII), El Cooperativismo en

Comodoro Rivadavia (Cap. XXII), Actividad Deportiva (Cap. XXVI) y Vida Social en

Comodoro Rivadavia (Cap. XXVII). Otras asociaciones fueron mencionadas en otros

apartados siendo las Bibliotecas Nicolás Avellaneda, la Biblioteca Popular General

Mosconi y la Asociación del Magisterio de Comodoro Rivadavia mencionadas en el

capítulo denominado Panorama de la cultura. La Cámara Gremial de Aseguradores

fue incorporada al capítulo dedicado a la Economía y Finanzas, la Cámara de Comercio

en el de Industria y Comercio, la Sociedad Rural en el de Ganadería y Agricultura. Los

redactores del Cincuentenario otorgaban centralidad al asociacionismo voluntario,

hacían escasa mención de las asociaciones patronales y prácticamente no daban cuenta

del devenir de las asociaciones sindicales171

.

De acuerdo a la categorización de Bobbio, Matteucci y Pasquino que he empleado

y que puede observarse en el anexo correspondiente (Anexos 2 y 3) el panorama de las

modalidades y tendencias del asociacionismo es bastante diferente, tanto más si a estas

particularidades sumamos las categorías propuestas por Luis Alberto Romero. Así,

durante el período 1914-1947 habían surgido un importante número de asociaciones de

afinidad. En la segunda década del siglo el panorama del mutualismo étnico se había

vuelto más heterogéneo ya que a la Sociedad Española de Socorros Mutuos se habían

sumado la Sociedad Polaca, la Unión Germánica y la Sociedad Italiana de Socorros

Mutuos, la Sociedad Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de Comodoro

Rivadavia, el Centro Gallego de Comodoro Rivadavia y la Sociedad Euskalechea. En

los treinta existían también el Club de Checoeslovacos y el Club Instructivo Búlgaro

Macedónico, una década más tarde se incorporaron la Asociación Helénica, la Sociedad

Chilena de Socorros Mutuos, la Sociedad Croata de Socorros Mutuos y siguiendo

criterios de pertenencia regional había surgido el Centro Catamarqueño Mutual y

Cultural. Los conflictos europeos habían dejado su huella a nivel local, ya que se

conformaron la Sociedad Democrática Italiana, los Amigos de la República Española, la

Confederación Democrática Argentina de Ayuda a los Pueblos Libres, el Subcomité

Proayuda a Italia y el Subcomite Ukraniano Bielorruso de Ayuda a su Pueblo, también

se había conformado la Liga de los Derechos del Hombre. Si bien resulta dificultoso

dar cuenta de la permanencia de estas asociaciones ad hoc en el tiempo, en el período

comprendido entre 1947-1960 existía aún la Comisión del Hogar de la Defensa Croata.

171

Soil Brohman, Ob. Cit, 1951.

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80

A este entramado se incorporarían en 1953 el Centro Asturiano, el Centro Andaluz

(1960) y la Sociedad Mutualista Chilena M. Rodríguez. Si bien la mayoría de estas

asociaciones de afinidad desarrollaban un importante número de actividades recreativas

que les permitían subrayar las diferencias étnicas como constituir el patrimonio social

de las mismas, creo importante destacar que la persecución del bien común se orientaba

fundamentalmente en la tradición inaugurada por la Asociación Española en 1910. Los

editores del Cincuentenario confirmaban el lugar fundacional que la entidad había

ocupada a principios de la ocupación de la zona: “Su primer iniciativa fue la del

Socorro Mutuo y pese a las dificultades serias que se presentaron en aquellos días, no

escatimaron esfuerzos los directivos para seguir firmes adelante, luchado contra todos

los obstáculos que se presentaban en el camino”172

.

Sin embargo, como he mostrado en el capítulo 1, las asociaciones étnicas fueron

marginando a las mujeres en sus propios ámbitos de decisión, lo que derivó en el

acercamiento de muchas de ellas, en especial las de origen hispano, surgiendo prácticas

asociativas entre las que sobresalieron las que orientaron fundamentalmente sus fines a

la beneficencia, aunque no solamente. Así en 1924, el Comité Billiken –Ministro Le

Bretón promovía las actividades culturales, deportivas y benéficas entre sus pequeños

asociados, adquiriendo gran centralidad en la organización de las fiestas patrias del

período. Disuelto en 1929, donó los fondos sociales reunidos a la Casa del Niño,

institución creada por la Sociedad de Damas de Beneficencia de la localidad. Entre sus

integrantes se contaban muchas integrantes del Centro de Cultura Femenino (1927) que

se había organizado para reclamar el voto femenino a nivel municipal. En este período

había surgido también la Asociación de Damas Cristianas del Chubut, la que promovía

la creación de un templo y escuela para las integrantes de la iglesia reformada. Las

mujeres encontraron espacios de actuación en la Comisión de Honor del Centro

Recreativo Astral, conformaron la Junta de la Victoria y hacia 1937 surgió la

Asociación Ropero Infantil. La aparición y consolidación de actividades de estos grupos

se desarrolló paralelamente a la conformación de dos asociaciones femeninas que

combinaron su adhesión al patriotismo y el naciente peronismo luego de 1946: la

Asociación Patriótica Femenina Juan Domingo Perón y la Asociación Argentina

Femenina Juan Domingo Perón.

172

Ibídem., pág. 179.

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81

Desde la segunda década del siglo XX el asociacionismo femenino y activismo

católico habían avanzado siguiendo modalidades similares a las estudiadas en otras

ciudades de la Argentina173

. Sin embargo, en los cuarenta y cincuenta convocó una

creciente población femenina, surgiendo comisiones de Damas y Caballeros dedicadas a

la Construcción de Templos. Se organizaron además la Unión Madres de María

Auxiliadora, Liga de Padres de Familia de Comodoro Rivadavia, el Oratorio Domingo

Savio, Asociación Parroquial de Empleados Católicos, Centro de Empleados Católicos.

Acción Católica de la Parroquia San Pedro Damián, Comisión Pro culto Barrio Oeste y

la Comisión Damas Pro Catedral, tras el ascenso a sede del Obispado de la ciudad en los

cincuenta. En términos generales a pesar de que las asociaciones de afinidad

marginaron a las mujeres del control de las mencionadas, eso no significó que a partir

de los treinta comenzaran a organizarse comisiones o subcomisiones de damas, las que

alcanzaron un amplio desarrollo dentro de las denominadas ad hoc. En muchos casos, el

carácter asistencial de sus actividades tuvo continuidad en la integración de otras

subcomisiones de damas como la que existía hacia 1960 en la Asociación Española, la

que proveía de sábanas y otros enseres al sanatorio de la misma, también se había

conformado una comisión de damas también con carácter de cooperadora denominada

Pro Hospital Regional. Las mujeres también tuvieron un protagonismo destacado al

integrar comisiones que promovían la ampliación de edificios escolares o la instalación

de las Hermanas de María Auxiliadora en la localidad. En la década del treinta se

organizaron las Exalumnas de María Auxiliadora, las que se encontraban entre las más

activas en la organización de reuniones, seguidas por otras comisiones de exalumnos de

diversas escuelas públicas.

Este universo puede ser contrastado con las modalidades de Organizaciones de

Base predominantemente masculinas. Aparentemente la práctica del fútbol con un

mayor grado de formalidad, comenzó en el poblado hacia 1916 cuando un grupo de

obreros y empleados de la entonces Explotación Nacional del Petróleo de Comodoro

Rivadavia enfrentaron al conjunto Juventud Unida de Comodoro Rivadavia. En 1919

se formó el Club Atlético Independiente, el que en 1921 cambió su denominación por la

173

Luis Alberto Romero, Ob. Cit., pp. 230-234; Acha, Omar, “Catolicismo social y feminidad en la

década de 1930: de damas a mujeres, en Omar Acha y Paula Halperin (Comps.), Ob. Cit., 2000, pp.197-

227; Omar Acha, “Dos estrategias de domesticación de la mujer joven trabajadora: la Casa y el Hogar de

la Empleada” en Barry, Carolina, Ramaciotti, Karina y Valobra, Adriana (Editoras), La Fundación Eva

Perón y las mujeres: entre la inclusión y la provocación, Bs.As., Biblos, 2008, pp.151-178.

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de Gimnasia y Esgrima. Antiguos jugadores de Alumni integraron en 1922 el Club

Deportivo Rivadavia, el que tras su unión con Empleados del Correo se convirtió en el

Club Nacional en 1924. Este club pasará a denominarse Jorge Newbery en los treinta.

En 1927 se formó el club opositor por excelencia: Huracán. Hacia 1932, se ha

conformado la Asociación de Football de Comodoro Rivadavia (años más tarde se

trasnformará en la Liga local), cuentan con equipos Correos y Telégrafos, Zapadores

Pontoneros y el Club Deportivo Ferrocarriles del Estado, hacia 1942 se ha sumado a la

nómina el Club de Empleados Públicos y la expansión no se detiene ya que en los

cincuenta figuran en la prensa relevada: Club Sportivo Francia, Sportlandia, Club Golfo

San Jorge, Club Colegial, Club Social y Deportivo Municipal, Club Deportivo El

Ciclón, Club Sportivo Coliseo. De existencia más bien efímera resultaron el Club

Justicialista y el Club del Personal de Gobernación Militar, el Club Hogar Escuela y

el Club de Niños del Colegio Nacional.

El desarrollo de otras actividades deportivas estimularon la formación de nuevas

asociaciones como el Club de Náutica y Pesca Comandante Espora y el Club de

Planeadores, la Asociación de Referees, el Club de Pelota, la Federación de Basket,

el Tiro de Guerra, el Club Federal de Guerra y el Tiro Federal. Existió también el

Club del Ciclista de Comodoro Rivadavia, la Asociación de Deportes del Chubut, una

Comisión de Fomento Scout, la Asociación Argentina de Volantes y la Asociación de

Basket del Chubut, la Federación de Tenis de la Gobernación Militar, Federación de

Atletismo de la Gobernación Militar, Club Ciclista Pedal Comodorense. En la década

del sesenta se sumaban a este entramado el Club Enosis (vinculado al personal de la

Sociedad Anónima Importadora y Exportadora), el Club Ciclista Cruz del Sur, el Club

Deportivo los Andes y diversas agrupaciones que reproducían las denominaciones de

los clubes de Capital Federal: Boca Jrs. del Sur, Club Deportivo Wanderers,Club Social

y Deportivo All Boys.

Debo agregar a estas tendencias las vinculadas a las que Romero caracteriza como

Asociaciones Culturales: en los veinte destacaban el Cuadro Filodramático Enrique

Arellano, el Centro Recreativo Lo Rat Penat, el Orfeón Rivadavia. Durante la década

del treinta el Centro Recreativo Astral será una asociación que se destacará durante el

período por la centralidad que adquirirá en la organización de eventos culturales y

sociales contando además con Biblioteca. También en estos años se forman la

Asociación Artística Americana y la Agrupación Artística Nosotros. A comienzos de

los cuarenta surge el Centro Universitario Patagónico y en 1952 se han conformado la

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83

Peña Tradicionalista Mburucuyá, la que realiza sus reuniones en el Club Social, el

Centro de Ex Alumnos de la Universidad de la Patagonia y el Centro Tradicionalista

Riojano “Joaquín V. González” al que se suma en 1960 la Asociación Arte y Cultura

Bautista Iturbide.

Entre las asociaciones de base se registra tempranamente la conformación de un

importante número de Bibliotecas: la primera de ellas, la denominada Biblioteca

Florentino Ameghino. Creada por Isidro Quiroga, director de la primera escuela pública

del poblado, la misma contaba asimismo una con subvención municipal desde las

primeras décadas del siglo pasado. En torno a las actividades de esta biblioteca,

Quiroga organizó la formación de grupos de boy scouts siendo por otra parte la sede de

la misma el lugar de reunión de los integrantes de la Liga Patriótica local. Hacia 1932

surgió la denominada Biblioteca Infantil, la que estaba ubicada en el predio del Parque

creado al efecto y también allí se reunían los boy scouts. Se sumarán a estas actividades

el Centro Cultural Astral, también existió una Comisión Protectora de Bibliotecas

Escolares y la Biblioteca del Consejo Nacional de Mujeres. Mención especial merecen

la constitución del Club Social en 1925 y el Rotary Club en 1938, ambas figuraban en el

Cincuentenario en el capítulo dedicado a las Sociedades, clubes e instituciones privadas

subrayándose especialmente el hecho de que eran instituciones argentinas para

distinguirlas de las del mutualismo étnico que fueron calificadas de extranjeras.

La nómina de Sociedades Políticas formadas entre 1914-1947 no era muy amplia:

la Unión Vecinal y el Partido del Pueblo se disputaron en varias oportunidades el

control del Concejo, a éstas se sumó la Liga Democrática del Sur y los

fraccionamientos de la Unión Vecinal que adoptaron la denominación Máximo Abásolo

y la Unión Popular. Casimiro Pella formó el Partido Pueblo Independiente el que

desarrollaba actividades vinculadas al Comité Radical Diego Luis Molinari. En los

treinta participaban en las elecciones municipales el Partido Comunista, el Socialista,

la Agrupación Comunal Independiente y el Comité Trabajo y Progreso. En esa misma

década la Unión Cívica Radical, el Centro Socialista y la Unión Popular conformaron

el Frente Popular el que participó en las jornadas electorales del período. Sin embargo,

hubo que esperar a las elecciones realizadas en noviembre de 1951 cuando se eligieron

por primera vez delegados territoriales para que el Partido Peronista y el Radical

presentaran candidatos propios. En este último caso el Dr. Pedro Ciarlotti, uno de los

líderes de la Unión Vecinal Máximo Abásolo y dos veces presidente del Concejo

Municipal en los treinta fue candidato del radicalismo, aunque no deja de llamar mi

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84

atención su incorporación a estas filas puesto ya que durante el período 1916-1930

había sido uno de los más ardientes críticos del radicalismo. En 1960 la nómina de

sociedades políticas incluía a la Unión Civica Radical Intransigente de Comodoro

Rivadavia y se había formado el Partido Conservador Popular de la Patagonia. La

aparición y consolidación de actividades de los partidos parece desarrollarse

paralelamente a la conformación de dos asociaciones femeninas que combinan su

adhesión al patriotismo y al naciente peronismo hacia 1946: la Asociación Patriótica

Femenina Juan Domingo Perón (presidida por una Ex Presidenta de la Sociedad de

Damas de Beneficencia de la localidad) y la Asociación Argentina Femenina Juan

Domingo Perón. Ambas asociaciones desaparecerán una vez que se conforme el

Partido Peronista Femenino de Comodoro Rivadavia en 1949. El Partido Peronista

Femenino tendrá su sede central en Comodoro Rivadavia y filiales en el denominado

Barrio Gobernación, La Loma Primera Sección, Barrio Perón Segunda sección,

Pietrobelli, y Río Chico. Vinculado a estas prácticas surgirá el Club Hogar Escuela.

Quisiera señalar que durante el período en estudio como ya había mencionado al

abordar las asociaciones de base llama la atención el escaso desarrollo del fomentismo

barrial. A diferencia del peso que se registra en este tipo de asociaciones durante la

entreguerra, no podemos mencionar que haya sido una tendencia predominante en la

zona174

. Si bien se registra la formación de comisiones de vecinos (reunidos

generalmente en torno a la mención de alguna calle), la ausencia de conformación de

sociedades de fomento no deja de llamar la atención. La formación de la Asociación de

Propietarios de Bienes Raíces de Comodoro Rivadavia en 1929, puede considerarse

una excepción. Pero quienes la integran precisamente no son modestos vecinos, sino

que cuentan con una activa participación política, como Casimiro Pella, expresidente

del Concejo Municipal en 1927. Muy tardíamente surge la Unión Vecinal del Barrio

del Barrio Oeste (1947), que registra un activismo notable ya que cuenta con una

comisión de damas y se propone la creación de una cooperativa de consumo. Con

posterioridad se registra en la prensa local la conformación del Concejo Central de

Uniones Vecinales (1960).

En cuanto a las Entidades Patronales existentes en la zona durante el período:

mencionaré que se registra la existencia de la Sociedad Rural en 1915, la que ha

reorganizado sus actividades hacia 1937 comenzando con las gestiones tendientes a la

174

Luis Alberto Romero, Ob. Cit., pág.169; Luciano De Privitellio, Ob. Cit, 2003.

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85

construcción de la sede social. Otras entidades Patronales existentes a principios de la

década del veinte son el Centro de Comerciantes y Hacendados de la Campaña, la

Liga de Defensa Comercial e Industrial, la Sociedad Unión Patronal de Hoteles

Confiterías y Bares. Los Hoteleros cumplirán un rol muy activo en la formación de la

Cámara de Comercio en 1946. En el período comprendido entre 1947-1960 la mayoría

de ellas desaparecerá continuando hasta el presente la Sociedad Rural, la Asociación de

Propietarios de Bienes Raíces y la Cámara de Comercio.

En cuanto a las asociaciones sindicales en 1917 se creó la Federación Obrera

Departamental, la que reunía entre sus miembros a los petroleros, estibadores,

panaderos, ferroviarios, troperos, gastronómicos, obreros y empleados del comercio del

pueblo los que organizaban la conmemoración del primero de mayo175

. A principios de

los veinte, la federación organizaba además de la manifestación por las calles del

pueblo, veladas cinematográficas y teatrales en los cines del mismo. En la década del

treinta su sumaron a este entramado el Comité Ayuda Obrera; la Unión General de

Obreros Petroleros; la Unión General de Obreros y una Comisión de Desocupados,

surgió asimismo la Asociación de Trabajadores del Estado. A comienzos de los

cuarenta se organizaron la Unión Obreros y Empleados del Estado y el Centro de

Protección de Chauffeurs. En las décadas posteriores la nómina se ha ampliado, así en

los cincuenta figuran la Delegación de Obreros y empleados telefónicos, Federación

Gráfica, Delegación Regional de la C.G.T. (encargada de organizar la elección de la

reina del trabajo), la Federación. Comodoro Rivadavia de ATE, la Agrupación del

Docente Argentino, el Sindicato de Obreros y Empleados Gastronómicos, el Sindicato

de Obreros y Empleados de Ferrocarriles, la Uocra, la Cámara Gremial de

Comercios, el Sindicato único de Obreros Portuarios, Agremiación del Docente de

C.R., y la Unión Ferroviaria y la Liga Argentina de Profesionales. Hacia 1960 el

entramado del asociacionismo sindical incluía al Sindicato del Personal Loffland

Brothers of Caracas, el Sindicato de correos, la Asociación de Magisterio de

Comodoro Rivadavia, la Unión Artistas de Variedades de Comodoro Rivadavia,

Sociedad Argentina de Locutores y la Asociación Viajantes de Comercio.

En cuanto a las Cooperativas debo subrayar la instalación pionera de la Sucursal

de la Compañía Mercantil del Chubut en 1906 la que cerró sus puertas en 1929. Con

posterioridad, el movimiento Cooperativo tendrá una asociación considerada modelo en

175

Ester Ceballos; “l primero de mayo en Comodoro Rivadavia durante el período 1901-1945”, en

Brígida Baeza, Edda Crespo y Gabriel Carrizo (Comps.), Ob. Cit., 2007, pp. 191-209.

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86

el pueblo: la Sociedad Cooperativa Popular Limitada (1933) que surge con el objetivo

de proveer al pueblo de energía eléctrica. A esta experiencia se sumaron a partir de

1945 la Cooperativa de Consumos del Personal del Puerto de Comodoro Rivadavia

Limitada. Existió asimismo un proyecto de constitución de una Cooperativa Naviera,

proyecto compartido entre quienes integraban la Cámara de Comercio, la Sociedad

Rural local, los propietarios de Bienes Raíces y varias entidades gremiales (Sindicato

de Obreros y Empleados de Y.P.F.; Sindicato Unido de Obreros Estibadores de Puerto y

Barraca; Unión Obreros y Empleados de Astra; Obreros Panaderos, Repartidores y

Anexos; Unión Gremial de Obreros de la Cía. Ferrocarrilera del Petróleo; Unión de

obreros y Empleados de las Obras Portuarias; Centro de Empleados de la Cía. Astra;

Unión de Obreros de la Construcción; Asociación Gremial de Astra; Obreros de la

Diadema Argentina y Centro de Empleados Comerciales de Comodoro Rivadavia). Si

bien la documentación no da cuenta de que se haya concretado, esto no significó que

quienes lideraban los gremios vinculados al petróleo consolidaran la formación de

Cooperativas de Consumo a partir de 1947. Esta explosión asociativa fue liderada por

quienes organizaron la Cooperativa del personal de la Petrolera estatal en ese mismo

año. Estos socios fundadores encabezaron una importante serie de esfuerzos del que

participaban los sindicatos de las compañías petroleras privadas, proponiéndose por lo

menos instituir una cooperativa central para las mismas (sin embargo, terminaron

instituyendo tres cooperativas separadas siguiendo la identidad laboral: Astra, Diadema

Argentina y Km 8) como veremos más adelante.

Modalidades y tendencias del asociacionismo en la mina fiscal

Durante el período 1914-1947 surgieron el Club Social (1915) que reunía tanto a

miembros del personal superior de la empresa como de la elite -en formación- de

Comodoro Rivadavia. Tras la adopción del nombre de Ingeniero Huergo, en 1924, éste

sería el ámbito preferido por las comisiones organizadas para conmemorar las fechas

patrias y otros eventos sociales y culturales reservados a los sectores dirigentes y el

personal técnico del yacimiento. A principios de los veinte, los Clubes del Progreso y

Excursionistas de Perforación y Producción se creaban con el objetivo de organizar

bibliotecas y actividades recreativas entre sus miembros. Otros elegían nombres

vinculados a sus prácticas de lectura (Germinal, Ariel). Muchas veces su existencia fue

francamente efímera o debieron cambiar el nombre por el férreo control ejercido por

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87

los directivos de la empresa, pero su sola mención nos permite realizar un acercamiento

a las representaciones del personal de YPF durante el período. Surgieron también clubes

atléticos como el de Empleados y la práctica del tiro se desarrolló en el Tiro Federal

Argentino. La vinculación con la sección laboral de la empresa fue menos

preponderante aunque algunos equipos se organizaron siguiéndola tal el caso de

Talleres Jrs.. En la medida en que la reorganización empresarial implementada por la

administración del General Enrique Mosconi avanzó nombrando los barrios del

Yacimiento en la línea de la liturgia patriótica, los nacientes clubes de fútbol

comenzaron a utilizar el nombre del barrio como forma de identificación (Saavedra,

Azcuénaga, San Martín).

Hacia 1932, año en que se conmemoró el veinticinco aniversario del

descubrimiento del petróleo en la zona esta tendencia se había profundizado y ya era la

conformación de clubes de fútbol la predominante e inclusive la comisión de vecinos

organizada al efecto contaba con una subcomisión de deportes. Más aún, muchos de los

clubes formados por el personal de la empresa participaron de la fundación de la

Asociación Deportiva YPF y de la Asociación de Fútbol de Comodoro Rivadavia,

funcionando esta última en el ámbito del campamento central en estos años. En las

próximas dos décadas comenzaron a surgir clubes en nuevos barrios y campamentos

alejados de la empresa en la medida en que avanzaban las tareas de explotación: Club

Cañadón Perdido, Club Atlético Oeste Jrs., Club Sportivo Escalante, Manantiales Behr,

El Trébol, Club Caleta Córdoba, y Club 13 de Diciembre. Tras el descubrimiento del

petróleo en 1944, en Cañadón Seco, se conformaría el club homónimo -en 1946- que

junto a otros formaría parte de los clubes fundadores de la Liga de Fútbol del Norte de

Santa Cruz una vez que los nuevos Estados provinciales fueron creados a mediados de

los años cincuenta. Si bien fue mayoritaria la conformación de clubes en el ámbito de

los campamentos alejados, en el área conocida como campamento central continuaron

creándose otros como Unión Juan José Paso, Club Proveeduría, Club Deportivo y

Recreativo Villa del Mar y el Club Social y Deportivo Hospital Alvear (1945), integrado

fundamentalmente por el personal del nosocomio. Significativamente, durante el primer

peronismo este club pasó a denominarse Club Social y Deportivo Policlínico Evita.

Además de la práctica del fútbol, hubo otras actividades que se desarrollaron con gran

entusiasmo y que motivaron la formación de distintas asociaciones tales como el Golf

Club Santa Lucía, la Federación Atlética YPF; el Boxing Club YPF, el Club Náutico

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88

YPF y en el colegio salesiano ubicado en el Yacimiento se constituyó el Club Dean

Funes (1942).

A esta expansión se le sumará una novedad en la conformación de organizaciones

de base en el ámbito del Yacimiento, las Uniones Vecinales, como las de los Barrios

Mariano Moreno, Laprida y Sarmiento en los años cincuenta, la demora en su

conformación estuvo vinculada al fuerte control que la empresa ejercía sobre la

provisión de vivienda. De todas formas, estas uniones vecinales parecen haberse

dedicado predominantemente a la organización de bailes. Para ello debían apelar al

Consejo Municipal, otra jurisdicción de la que dependía el control de la sociabilidad

informal en Comodoro Rivadavia. En todo caso, el interés por trasponer las fronteras de

la comunidad organizada en torno a la empresa fue un objetivo compartido entre estas

incipientes uniones vecinales, los clubes de fútbol y las asociaciones culturales y

recreativas existentes. Creo importante señalar que con posterioridad y en la medida que

la petrolera estatal comenzó a transferir la propiedad de las viviendas a su personal al

transitar la década del sesenta se conformó una Comisión denominada Pro Casa en

YPF.

Si bien desde fecha temprana existieron en la localidad sociedades mutuales de

origen étnico-nacional, las mismas tuvieron sus sedes fuera de la jurisdicción del

Yacimiento. Aún así y con existencia más bien efímera durante los treinta se

organizaron la colectividad española, la italiana y el Centro Catamarqueños del Barrio

General Mosconi. En este contexto, el 20 de abril de 1931 un grupo de españoles

residentes en la zona de Yacimientos Petro1íferos de Comodoro Rivadavia enviaron un

en telegrama al nuevo gobierno español con el objeto de celebrar el advenimiento de

una nueva democracia. Firmaban el mismo Teodoro Cereceda, Rafael Arano, José

Ripera, Francisco G. Parra, Francisco Díaz, Valentín Ciria, Segundo Concepción,

Joaquina Núñez, Máximo Campo, Gerardo Varea, Dionisio Escolar, Adolfo López,

Ramón Hernández, José López, Antonio Gilaber, Adrián Fernández y Angel Malo176

.

Entre los integrantes de este grupo de españoles, figuraba Teodoro Cereceda quien a

principios de ese año había asumido como presidente de la Asociación Española de

Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. Cereceda poseía un hotel en la jurisdicción

dependiente de la petrolera estatal. Angel Malo, otro de los firmantes, poseía una fábrica

de colchones en la misma zona, de los restantes integrantes no se posee más datos

176

El Chubut, 20/4/31, pág. 8.

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89

aunque puedo inferir que se trataba también de comerciantes o personal dependiente de

la petrolera estatal. La primer tarea que se dieron tras el envío de aquel telegrama fue la

de organizar los festejos. Rápidamente conformaron una comisión para ofrecer una

comida popular que en principio habían previsto realizar en los salones de la

Asociación Española, aunque culminó por desarrollarse en el Hotel España. El evento

tuvo lugar finalmente el 3 de mayo casi superponiéndose con actividades previstas

para conmemorar el más tradicional 2 de mayo. La prensa local destacó “el

democrático ambiente” aunque no reprodujo los discursos de los oradores. El acto

contó con la presencia de numerosos argentinos dando un colorido de fraternidad

hispanoamericana al evento. En ese mismo número, se informó que el día anterior se

había realizado un baile familiar en el local social de la Asociación Española en el

marco de los festejos del 2 de mayo177

.

Al año siguiente, la celebración adquirió una mayor formalidad ya que más allá

de las veladas patrióticas que organizaron a partir de 1931, los españoles residentes en

el yacimiento decidieron traducir expectativas en prácticas materiales como la

inauguración de un mástil denominado de los “españoles”. Tras una intensa colecta, la

entrega del mástil a las autoridades de la petrolera estatal (en cuya jurisdicción fue

emplazado el monumento) se realizó el 12 de octubre de 1932. La inauguración formó

de los festejos del Día de la Raza, aunque el mástil se había erigido en homenaje a la

bandera argentina. Los integrantes de la Comisión de Homenaje desempeñaban un

lugar destacado dentro de los comerciantes de la jurisdicción del yacimiento y la

presencia de las asociaciones étnicas con sus representantes y banderas en la ceremonia

se asimilaba a las del ceremonial patriótico de las fiestas mayas y julias. Sin

embargo, como sostiene Dick Hoerder esta visibilidad implicaba una simplificación de

la heterogeneidad cultural interna acarreada desde las sociedades premigratorias. El

proceso de homogeninización era parte de la construcción de una cultura étnica,

objetivamente distinta de la cultura de origen, pero subjetivamente percibida como

diferente. Se había producido una nivelación intencional de las diferenciaciones internas

del grupo y la negociación con otras secciones de la sociedad receptora y la aceptación

de características adscriptas178

.

177

El Chubut, 20/4/1931, pág.8; El Chubut, 22/4/1931, pág. 6, El Chubut, 4/5/1931, pág. 6. 178

Dick Hoerder, “Mercados de trabajo, comunidad, familia: un análisis desde la perspectiva del género

del proceso de inserción y aculturación”, Bs.As, Estudios Migratorios Latinoamericanos, Año 10, No.30,

1995, pág.266.

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90

Los festejos del 12 de octubre excedieron el ámbito de las prácticas de

sociabilidad desarrolladas por las asociaciones españolas existentes en la zona,

atrayendo la atención de las comisiones directivas de los clubes de fútbol tanto de

aquellos que se encontraban en la jurisdicción del ejido municipal como de los

dependientes de las compañías petrolíferas. A partir de entonces, la ocasión fue

propicia tanto para el enfrentamiento deportivo como para la organización de bailes.

Destacaron especialmente los organizados por el Club Huracán en el ejido municipal y

Florentino Ameghino, en el ámbito de la petrolera estatal. Fueron los integrantes de la

comisión directiva de este último club, quienes encontraron la forma de fomentar la

sociabilidad informal, vinculando práctica deportiva, día de la raza y elecciones de

reinas de belleza. A fines de octubre de 1937, convocaron a sus pares a designar la

Reina del Deporte. El 26 de octubre, la señorita Angélica Flores fue coronada como

Miss Deporte179

. La tradición fue retomada diez años después por el naciente peronismo

al decidirse la conmemoración del descubrimiento del petróleo el día 13 de diciembre.

Aquella celebración atrajo el interés de los gobernadores militares como así también de

la petrolera estatal, cuya administración estaba intentando recuperar un mayor

protagonismo en los ámbitos de la esfera de reproducción de su fuerza laboral en manos

de autoridades militares tras el golpe de estado de 1943.

En cuanto a las Asociaciones Patronales durante las décadas formativas de la

empresa se había conformado una Liga de Empleados y organizaciones de neto corte

sindical tales como la Sociedad de Jefes de Sondeo y la Federación Obrera Petrolífera

(FOP), pero todas ellas habían desaparecido a principios de los años treinta, en muchos

casos por la política de desarticulación desplegada por las autoridades del yacimiento a

lo largo de toda la década del veinte. Existía también una Mutual del Personal de YPF,

aunque ésta estaba sujeta al firme control empresarial. A este movimiento se le sumaron

en 1946 la creación del Sindicato de Obreros y Empleados de YPF y la apertura de la

Cooperativa del personal de los YPF en 1947. Uno de los mayores problemas que

encontraron las asociaciones de afinidad con formato sindical formadas por el personal

de la empresa fue la dificultad para constituirse como entidades con visos de autonomía

dado el fuerte sesgo bismarckiano de las políticas empresariales que si bien

incorporaron planteos reivindicativos de los trabajadores avanzaron en la

desarticulación de las prácticas contestatarias y la obstaculización de cualquier intento

179

El Chubut, 20/12/37, s/n.

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91

por organizar instituciones independientes. En las décadas formativas de la empresa,

los trabajadores estatales construyeron un sindicato que articuló los intereses de los

petroleros de toda el área de Comodoro Rivadavia, la Federación Obrera Petrolífera

(FOP), pero por el éxito de la política empresarial de rígido encuadramiento y control

social sobre el sindicalismo, esta organización fue disuelta y desde los inicios de la

década del 30 el personal de YPF quedó al margen de los movimientos de fuerza que -

por entonces- organizaban vertientes sindicales de corte comunista en las vecinas

compañías petroleras privadas. La emergencia de la identidad en torno a la empresa y

un sindicato que los representara resultó mas bien tardía como los muestra la formación

del Sindicato de Obreros y Empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en 1946.

Algo similar parece haber ocurrido con la Cooperativa del Personal de YPF que se

formó a principios de 1947, es decir que sindicato y cooperativa emergieron casi

paralelamente en el contexto de los cambios en las formas de sociabilidad que se

sucedieron durante el período a nivel nacional.

Representantes de cooperativas y sindicatos integraron el jurado que coronó la

reina nacional del petróleo en 1947. Con anterioridad a la celebración del cuadragésimo

aniversario en 1947, la ceremonia había convocado el interés de antiguos pobladores,

comisiones informales de vecinos, asociaciones religiosas y recreativas, entre las que

destacaron principalmente los clubes deportivos, sobre todos los vinculados al fútbol

ubicados en la jurisdicción de la petrolera estatal. La ausencia de una organización que

nucleara la defensa de los intereses de los trabajadores de Yacimientos Petrolíferos

Fiscales en el período comprendido entre 1932 y 1947, permitió desempeñar un mayor

protagonismo a comisiones informales de vecinos organizadas al efecto o bien a

asociaciones voluntarias que rápidamente habían encontrado que la celebración del 13

de diciembre ofrecía un potencial imaginario desde el cual podían consolidarse distintas

actividades de su prácticas materiales y simbólicas como así también consolidar las

prácticas recreativas. La oportunidad fue aprovechada por quienes estaban en la zona

con anterioridad al descubrimiento y que invocaron su protagonismo en aquel suceso.

Así, con motivo de conmemorarse el veinticinco aniversario del descubrimiento en

1932 se conformó una comisión de vecinos para organizar los festejos, contándose

asimismo con una subcomisión femenina. A diferencia del carácter de religiosidad que

habían adquirido las celebraciones del descubrimiento del petróleo en la década

precedente, el ceremonial comenzó a adquirir rasgos de una mayor secularización

destacándose la función cinematográfica organizada en el cine-teatro del pueblo. Por

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92

aquellos años, los festejos se organizaron de forma separada como acontecía con las

fiestas patrias dado que la municipalidad estaba intervenida, en la jurisdicción de la

petrolera estatal sobresalieron la serie de homenajes realizados en honor de José Fuchs

y de Humberto Beghin- integrantes de la cuadrilla del pozo descubridor en 1907- por

parte de los clubes deportivos. Los descubridores fueron homenajeados doblemente, en

el caso de José Fuchs los reconocimientos se mezclaron con las cenas de despedida con

motivo de su traslado al Yacimiento Mendoza. Don Humberto Beghin fue recibido

también con honores, dado que se había trasladado a Capital Federal para estar presente

en la Exposición de la Industria Petrolífera Nacional que se había llevado a cabo en la

Sociedad Rural.

La práctica fue rápidamente adoptada por las asociaciones recreativas de la zona

entre las que destacó la Estudiantina Milagrosa, asociación cultural que a la par de

promover funciones teatrales y musicales comenzó a elegir la reina de la fiesta en 1933.

Ese mismo año en el área denominada Manantial Rosales en la que se asentaban tanto

campamentos dependientes de la petrolera estatal como de capitales británicos, con

motivo de organizarse una matineé danzante se colocó una urna con el objeto de

consagrar como Mister Manantial y a la Miss del Campamento, resultando elegida la

Señorita Pilar Carro. Al año siguiente, el Album de Comodoro Rivadavia reprodujo

entre sus páginas la primer fotografía de una reina de belleza: F.Gosch, coronada Miss

Kilómetro 8180

. Los clubes de la zona fueron a partir de entonces los principales

impulsores de los concursos de belleza en los que participaban las señoritas que asistían

a los bailes que se organizaban con motivo de obtener fondos para la caja Social.

El Club Florentino Ameghino fue el primero en organizar una gran competencia

en la que se entremezclaban belleza y práctica deportiva, cuando en 1937 convocó a la

elección de Miss Deporte. Las asociaciones étnicas tampoco quedaron al margen ya que

en oportunidad de conmemorar el aniversario de su creación, comenzaron a elegir la

Reina de la Fiesta y a su corte de honor, tal el caso de la Asociación Portuguesa de

Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, quien sostuvo la práctica en forma

ininterrumpida en los cuarenta. En octubre de 1943, resultó electa la Srta. Hilda O. Díaz

como reina y como corte de honor las señoritas Leonor Guerrero, Delmira Cristina y

Victoria Silva. Años más tarde, Hilda Díaz sería elegida acompañante de la reina de la

fiesta en 1948 y coronada como reina del trabajo en 1952. En el caso de Delmira

180

José de Angelis (Dir.), Album de Comodoro Rivadavia 1934.Reseña Gráfica Retrospectiva, Bs. As. ,

Imprenta el Gráfico, 1934, pág. 71.

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Cristina, representó a la Asociación en la primera oportunidad en que se organizó la

elección de reina nacional del petróleo en 1947, en esos momentos presidía la comisión

de damas de la entidad mutualista.

A diferencia del papel desempeñado por las mujeres en el ámbito deportivo en el

ejido municipal (donde habían integrado las comisiones fundadoras de varios clubes e

inclusive eran presidentas honorarias en algunos de ellos), las mujeres que residían en la

jurisdicción de la petrolera estatal no desempeñaron roles similares. Durante el período

comprendido entre 1932-1947, las mujeres de los sectores populares de la empresa

encontraron espacios en los que pudieron desarrollar actividades como comisiones de

damas. En 1932, una subcomisión de damas del Yacimiento se encargó de organizar

una Kermesse en el marco de los festejos del veinticinco aniversario del descubrimiento

del petróleo en la zona y a partir de ese mismo año, toda vez que los clubes ubicados en

jurisdicción del yacimiento promovieron la organización de veladas danzantes. La

prensa reprodujo la nómina de las mujeres que integraban las mismas, destacándose

especialmente por su protagonismo las comisiones de damas de los clubes Azcuénaga,

Saavedra y Florentino Ameghino. Sin embargo, tuvieron que esperar hasta 1950 para

que el cargo de presidenta de un Club de la jurisdicción quedara en manos femeninas.

Olga S. de Fortinicchi se desempeñó como presidenta del Club Deportivo Empleados.

Por ello, al momento en que comenzaron a organizarse los preparativos para la

conmemoración del cuadragésimo aniversario del descubrimiento, no resultó extraño

que las mujeres no fueron convocadas para integrar la Comisión de Festejos del 13 de

diciembre.

En las páginas precedentes he mostrado cómo los festejos del descubrimiento

habían atraído el interés de asociaciones voluntarias de distinto tipo las cuales habían

hecho de su celebración un escenario en el cual exhibir sus logros en relación al disfrute

del tiempo libre. El 13 de diciembre servía para otorgar visibilidad a las prácticas

desarrolladas sobre todo por los clubes deportivos. Las comisiones directivas de estos

últimos encontraron en la organización de bailes y elecciones de reinas de belleza, una

forma de dar visibilidad al liderazgo que ejercían sobre otras asociaciones y el dominio

que tenían sobre la cultura del ocio. Este dominio fue indiscutido hasta 1947 cuando

la celebración atrajo el interés de la petrolera estatal, las autoridades de la gobernación

militar y del naciente estado peronista. Las tres instancias funcionaban como

interlocutoras y condicionantes de las posibilidades de acción del asociacionismo en

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94

la zona y las mismas confluyeron en la conformación de la Comisión de festejos del

13 diciembre181

. Los integrantes de la comisión mencionada retomaron algunos

aspectos del ceremonial practicado en las décadas precedentes por distintas asociaciones

y por la prensa local con motivo de la coronación de reinas de belleza. En 1947, los

organizadores dieron continuidad a la forma que habían adoptado anteriores

ceremonias de coronación, reconociendo que el fenómeno contaba con una fuerte base

asociativa que a la vez permitía exhibir la heterogeneidad urbana. Las asociaciones

voluntarias de la zona respondieron a la iniciativa organizando una serie ininterrumpida

de bailes que se desarrollaron desde setiembre a diciembre con objeto de elegir a sus

representantes. Las asociaciones hicieron gala del dominio acumulado sobre la materia

en la década precedente.

La práctica volvió a retomarse al año siguiente cuando los Clubes Proveeduría

de Y.P.F. y el Deportivo Empleados convocaron a sendas veladas danzantes con el

objeto de consagrar a sus respectivas “misses”. En este último caso, la comisión

directiva del mismo aprovechó la celebración del Día de la raza para organizar la

elección. Sin embargo, a fines de noviembre el Sindicato de Obreros y Empleados de

Y.P.F. comunicó la decisión de organizar una gran Kermesse como actividad central de

los festejos del 13 de diciembre. El sindicato había sido reorganizado en 1946,

permaneciendo al margen del ceremonial instituído en 1947. Tras la afiliación al

Sindicato Unidos Petroleros del Estado, la comisión directiva comenzó a publicar en la

prensa local comunicados sobre sus actividades. El 8 de diciembre se subrayó: “Reina

gran entusiasmo por las kermesses que llevará a cabo el sindicato de Obreros y

Empleados de Y.P.F., en conmemoración del nuevo Aniversario del Descubrimiento del

Petróleo en Comodoro Rivadavia. Las mismas se iniciarán el sábado próximo y

continuarán los días 12 y 13 – Como nota destacada debemos, mencionar que será

elegida Miss Petróleo 1949, participando posiblemente en la fiesta del trabajo para lo

181

Los estudios existentes sobre el tema han dado prioridad al papel del Estado y de la petrolera estatal en

la organización de los festejos, véase Daniel Cabral Marques, “La intervención del Estado en los procesos

de construcción de las identidades socioculturales en La Patagonia Austral: aportes para un debate”, en

Espacios Referata, Río Gallegos, Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Año IX, No. 26,

diciembre de 2003, pp. 182-213; Mariel Pacheco, “Las prácticas materiales e imaginarias del Estado y

la nación en un yacimiento petrolero de la Patagonia Argentina. La puesta en escena de la Fiesta Nacional

del Petróleo como mitografía atávica ( 1907-1960)”, en Voces Recobradas, Revista de Historia Oral,

Bs.As., Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, Año 6, No. 17, abril 2004, pp. 14-26.

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95

cual el citado gremio hará las gestiones necesarias de acuerdo a los datos que hemos

podido recabar”182

.

La decisión provocó el rechazo de varios clubes que unieron fuerzas para

organizar grandes kermesses los días 19, 25 y 26 de diciembre y los días 1, 2, 5, 8 y 9

de enero. Entre los organizadores figuraban Talleres Juniors, Florentino Ameghino,

Tiro Federal, Oeste Junios, Saavedra y Unión San Martín Azcuénaga. De acuerdo al

comunicado publicado por el Sindicato de Obreros y Empleados, la kermesse alcanzó

una concurrencia y un orden extraordinarios, calculando los organizadores que habían

asistido unas once mil personas. Uno de los atractivos principales de la fiesta fue la

elección de la reina del sindicato, recayendo la distinción en la Señorita Elvira López,

elegida por voto de la mayoría y quien fue coronada por la primera Reina Nacional del

Petróleo, Marta I. Mientras el sindicato avanzaba en estas prácticas, los clubes

anteriormente mencionados promocionaron las kermesses que estaban organizando

subrayando que las mismas se realizarían en el local de Tracción Mecánica cedido por

las autoridades de la Petrolera estatal, habría transporte gratis, contándose con la

presencia de cuatro grandes orquestas y que “el football tendría su reina”183

.

Desconocemos el nombre de quien resultara electa ya que la prensa no informó al

respecto, aunque si bien el sindicato proclamó a Elvira López como reina del Petróleo

esta nunca fue reconocida como reina nacional. Aquellos festejos fueron una

oportunidad que sirvió para poner en juego la experiencia acumulada por las

comisiones directivas de los clubes de fútbol y las redes construídas con los directivos

de la empresa permitieron un reconocimiento que les garantizaba el monopolio de la

sociabilidad al menos en las décadas que nos ocupan.

En 1949, para evitar nuevos enfrentamientos entre las asociaciones voluntarias que

conformaban los sectores populares de la empresa, la Comisión Organizadora de la

Fiesta del Petróleo fue integrada por representantes de los Yacimientos Petrolíferos

Fiscales, la Ferrocarrilera del Petróleo, Diadema, Astra y la municipalidad de Comodoro

Rivadavia. La comisión hizo saber a la comunidad que dados los conflictos suscitados

en 1948 se había decidido tomar como base los siguientes actos: elección de la reina del

petróleo, desfile y concursos de carrozas, festival deportivo y kermesses. Se hizo

especial mención a las características que adquiriría la coronación de la reina, la cual se

182

El Chubut, 19/12/48. pág.2. 183

El Chubut, 19/12/1948, pág. 2.

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96

realizaría en la misma forma que en 1947, “con la intervención coordinada de los

clubes y comisiones locales de festejos” (subrayado mío). A continuación se explicó

que el desfile y concurso de carrozas se realizaría también como en 1947, las que

representarían a las petroleras asentadas en la zona y la que representaría a Comodoro

Rivadavia. La fiesta incluiría el festival deportivo, cuya organización quedaba en manos

de la Asociación de Deportes de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. El

festival tendría carácter extraordinario y los organizadores se encontraban gestionando

la visita de dos equipos de fútbol de primera división profesional como de un equipo de

básquetbol de la misma. Se aprobó asimismo que la Asociación de Pelota a Paleta

realizara paralelamente el Campeonato Argentino de Pelota, confirmándose la presencia

en la localidad de la visita del campeón olímpico Don Defor Cabrera. Los festejos

culminaron con la realización de grandes kermesses y bailes populares que se

desarrollaron en la zona donde se ubicaba la petrolera estatal. Para la ocasión se

contrataron conjuntos de orquesta y jazz de conocida actuación. De esta forma la

comisión delineó el formato que los festejos, cuya estructura se mantuvo por el resto de

del período analizado184

. Aquel año se contrató por primera vez a la orquesta típica

dirigida por Juan Sánchez Gorio, a quien se le solicitó en forma conjunta con Luis

Mendoza y Reinaldo Yiso que compusieran un Vals denominado Comodoro Rivadavia.

La información que se proporcionó a los compositores sirvió para destacar algunos

aspectos inmateriales de la zona donde se había descubierto aquel preciado recurso. Los

autores decidieron subrayar las condiciones naturales del paisaje patagónico aunque sin

olvidar el papel que el capital humano jugaba en su extracción. No olvidaron tampoco,

destacar la belleza de las mujeres asentadas en la zona, pero para finalizar decidieron

consagrar la estrofa final del vals a las asociaciones voluntarias asentadas en la

jurisdicción de la petrolera estatal, confirmando así el dominio del tiempo libre que se

les asignaba sobre la celebración.

Conclusión

Al comienzo del capítulo dedicado a las Sociedades, clubes e instituciones

privadas los editores del Cincuentenario expresamente destacaron: “Son numerosas las

entidades o asociaciones constituídas por argentinos y extranjeros que ya sea para

practicar el mutualismo, la beneficencia o las actividades sociales y culturales se han

184

El Rivadavia, 4/11/1949, pág. 4.

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97

constituído en Comodoro Rivadavia, contribuyendo decididamente al progreso general

y aportando su apoyo eficaz y valioso a diversas iniciativas de interés colectivo. Este

capítulo comprende las instituciones de diversa índole, con excepción de las deportivas

- las que van en capítulo aparte – que funcionan actualmente en Comodoro

Rivadavia”185

. Aquella estructura perduró más allá de lo que sus responsables

imaginaron ya que fue reproducida casi hasta el hartazgo en sucesivos anuarios editados

por la prensa local durante el siglo XX sin sospechar siquiera el contexto que le había

dado origen. El ascenso de Comodoro Rivadavia a ciudad capital de un nuevo estado

fue ciertamente efímero, sin embargo aquella afirmación resultó perdurar en el tiempo

confirmando el entusiasmo de los editores en la primera página de la obra cuando

exaltaron su condición de “capital virtual del sur argentino por su privilegiado nivel

cultural y social”186

.

En este capítulo he intentado mostrar que aquella afirmación no era una mera

ilusión de la prensa local. La tipología elaborada y la periodización propuesta permiten

dar cuenta no solamente del devenir asociativo sino subrayar las particularidades de una

zona que no ha estado en el centro de las reflexiones de los especialistas en la temática

hasta el momento. Me he permitido realizar una caracterización del fenómeno

distinguiendo tres tipos de sociedades: patronales, sindicales y las que comprenden el

amplio espectro del asociacionismo voluntario (asociaciones culturales, recreativas,

religiosas, profesionales, económicas, políticas, comerciales, asociaciones de socorros

mutuos, cooperativas de productores y de consumidores, etc.). Sin embargo, no me he

restringido únicamente al empleo de la misma ya que la he combinado con la

propuesta por Luis Alberto Romero para el caso de Buenos Ares, en la que se distingue

entre asociaciones de base (sociedades de fomento, bibliotecas populares, cooperadoras

escolares, clubes de fútbol, sociales y deportivos, asociaciones parroquiales),

asociaciones de afinidad (étnicas y mutuales) cooperativas y corporaciones empresarias

y finalmente, asociaciones culturales. Para periodizar el fenómeno he distinguido entre

aquellas prácticas que se desarrollaron en el ejido urbano de Comodoro Rivadavia de

aquellas que aparecieron en el ámbito del Yacimiento dependiente de la Petrolera

estatal.

185

Soil Brohman,Ob. Cit., 1951, pág.175. 186

Ídem, pag. 1.

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98

En términos generales, puede afirmarse que la tendencia a conformar asociaciones

de todo tipo fue en constante aumento entre 1910-1955, sin embargo a diferencia de lo

ocurrido en el Buenos Aires de la entreguerra el desarrollo del fomentismo barrial no

fue aquí relevante. Como lo postularon los editores del Cincuentenario aquí destacaban

instituciones extranjeras (entre las que se mencionaba a la Asociación Española y al

Centro Gallego), las denominadas privadas de bien público eran calificadas de

argentinas (figuraba allí la Sociedad de Damas de Beneficencia) y se dedicaba un

capítulo completo al devenir del cooperativismo en la Gobernación Militar. No hubo

mención alguna en la obra a las actividades desarrolladas por las sociedades políticas

desde principios de siglo ni al elevado número de asociaciones sindicales que hemos

identificado, esta omisión no fue casual en modo alguno ya que en la perspectiva de los

responsables del Cincuentenario de la ciudad, la tríada beneficencia, mutualismo y

cooperativismo formaban parte de una configuración asociativa a la que dedicaremos la

segunda parte de esta investigación.

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99

PARTE II

Las formas del Socorro

“El tiempo libre debe merecerse, y hay que llenarlo bien. (…) La cultura, el deporte, la

salud, la cercanía con la naturaleza, las relaciones sanas (y no sexualizadas) entre los

jóvenes, etc, debían ocupar el tiempo no destinado al trabajo. Nada de tiempo muerto;

la libertad no era la anarquía ni el puro disfrute. Se debía proceder mejor que los

burgueses y trabajar en los ocios”.

Robert Castel, Las Metamorfosis de la cuestión social, 2006.

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100

Capítulo 3

Entre tradiciones, regionalismos y socorros mutuos: mutualismo étnico y

asociacionismo español en la zona del Golfo San Jorge

“Año tras año, el Día del Mutualismo va adquiriendo jerarquía de fiesta tradicional.

En esta oportunidad, los actos conmemorativos celebrados con los auspicios de la

Secretaría de Trabajo y Previsión tuvieron honda repercusión en todo el país, no solo

por su significado implícito, sino, por el excepcional alcance de la actividad mutualista

como manifestación de solidaridad humana.

Movimiento generoso y de profundo significado social, el mutualismo tiene sus raíces

en sentimientos de solidaridad que ennoblecen su práctica. Ejercido por asociaciones

privadas, contribuye a resolver problemas sociales de interés general y completa así la

protectora y previsora acción del Estado”

Buenos Aires, julio de 1945.

Antecedentes y legislación sobre Mutualismo en la República Argentina, Bs.As.,

Imprenta de la Cámara de Diputados de la Nación. 5 de octubre de 1945.

A principios de octubre de 1945 los integrantes de la Comisión Organizadora de

los actos del “Día del Mutualismo” dedicaron a Juan Perón un tomo en el que se

compendiaba aspectos legislativos acerca del mismo, una de las tradiciones más

importantes entre las prácticas asociativas desarrolladas por la sociedad civil en la

Argentina. Perón se había desempeñado como presidente Honorario del Congreso de

la Mutualidad desarrollado en Capital Federal en 1944. La edición incluyó un prolijo

detalle de las actividades desarrolladas por los integrantes de la Comisión Directiva, la

transcripción de las sesiones del Congreso, mencionándose asimismo las mutualidades

que dispersas por la extensa geografía argentina habían contribuído a la organización

del mismo aportando todo tipo de subvenciones. No fueron ajenas a este movimiento las

entidades étnicas ubicadas en los Territorios Nacionales, cinco de las cuales se hallaban

localizadas en el que había sido hasta mayo de 1944 jurisdicción del Territorio Nacional

del Chubut. Gaiman, Rawson y Comodoro Rivadavia aportaron un total de 125$ como

contribución y en el caso de las instituciones asentadas en esta última, la Asociación

Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos aportó 20 $, su homónima italiana 15$

y la entidad más antigua de la zona, la Asociación Española de Socorros Mutuos

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101

contribuyó con una suma de 50$, siendo la única de las mencionadas que habiendo

adherido al congreso finalmente no designó ni delegados ni asesores en su

representación187

. Tiempo después, Ramón Suárez y Bernardo Cores, presidente y

secretario del Centro Gallego de Comodoro Rivadavia remitieron una nota a los

integrantes de la Comisión Pro derogación decreto No.24499 que funcionaba en Capital

Federal adhiriendo por unanimidad a la conformación de la misma. Paralelamente

elevaron al director de Mutualidades otra carta en la que subrayaban que consideraban

que el decreto “lesionaba grandemente las actividades mutualistas en su doble faz

moral y material”188

. Las tendencias centrífugas terminaron por consolidarse tras la

decisión por parte de la Comisión directiva de la Asociación Española de suscribir un

empréstito interno para la construcción del sanatorio social en noviembre de 1947 y

colocarse la piedra fundamental el 9 de mayo de 1954 189

. La asociación retomó así

una importante tradición del mutualismo étnico en la Argentina por la cual el manejo

de un sector de la atención médica quedaba en manos de asociaciones voluntarias las

cuales controlaban hospitales de comunidades190

.

Como he señalado en los capítulos precedentes la conformación de asociaciones

integradas por españoles comenzó en setiembre de 1910 con la organización de la

Sociedad Española de Socorros Mutuos. Dos décadas más tarde se produjeron una serie

de fraccionamientos regionales que culminaron con la creación de Euskal Echea y el

Centro Gallego que fueron las entidades que perduraron sin interrupción de su vida

institucional hasta nuestros días, ya que éste no fue el caso ni de las entidades creadas

por los catalanes como Lo Rat Penat de efímera existencia y del Centro Asturiano que

culminó por constituirse definitivamente en los cincuenta. En los treinta la Guerra Civil

Española impulsó la creación de una serie de asociaciones ad- hoc de las que intentaré

dar cuenta aunque concentraré mi atención especialmente en aquellas en que figuraban

quienes integraban asimismo las Comisiones directivas de la Asociación Española de

Socorros Mutuos y el Centro Gallego de Comodoro Rivadavia ya que entiendo que de

esta forma podré acercarme al estudio de los liderazgos de las mencionadas

187

Antecedentes y legislación sobre Mutualismo en la República Argentina, Bs.As., Imprenta de la

Cámara de Diputados de la Nación. 5 de octubre de 1945, pp. 202 y 257. 188

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro copiador de cartas, 7 de enero de 1946, folios 409 y

410. 189

El Rivadavia, 21/11/47 pág. 4. Nancy, Sáez, Mariana García y Norma Escalante;Ob. Cit., 2000. 190

Susana Belmartino, Ob. Cit., 2005.

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102

asociaciones en una perspectiva poco frecuentada por los especialistas a nivel local pero

con un relevante desarrollo a nivel de estudios migratorios191

.

Entre el socorro, la recreación y la invención de la nacionalidad (1910-1930)

El 11 de setiembre de 1910 se conformó una junta integrada por Toribio Larrea,

Belarmino Menéndez, José Salso, Fermín Las Heras, F. Beltrán Morales, Francisco

Salso, José María Pérez y Fernando Miranda. La comisión tomó como modelo el

Estatuto de la Sociedad de Socorros Mutuos de Río Gallegos, culminando con las

actividades organizativas a principios de 1911 y eligiéndose como primer presidente a

Toribio Larrea. Su gestión al frente de la sociedad se mantuvo hasta 1914, período en

que la Inspección General de Justicia aprobó los estatutos, en febrero de ese mismo año

se adoptó la denominación Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro

Rivadavia. Quienes adhirieron a la convocatoria para la conformación de la AESMCR

o bien aquellos que ocuparon los cargos directivos en el transcurso de los primeros

veinte años de vida de la sociedad, mayoritariamente se identificaban como

“hacendados” en los padrones municipales. Sin embargo, algunos de ellos como en el

caso Belarmino Menéndez, figuraba como arrendatario en la zona norte del territorio de

Santa Cruz, integrando de acuerdo a las actas del concejo municipal la Sociedad Rural

que luego se disolvería. Toribio Larrea, Pablo Ortega y Bernardo Reviriego,

presidentes de la asociación durante este período, realizaban actividades comerciales y

eran arrendatarios en diversas zonas del interior chubutense. En el caso de los dos

últimos mencionados formaban parte además del Centro Comerciantes y Hacendados

de la Campaña. Razones familiares impulsaron la radicación de los tres presidentes en

el ejido urbano de Comodoro Rivadavia. De los tres mencionados, Ortega fue quien

tuvo un mayor compromiso a nivel político, ya que fue electo como concejal a

comienzos de los veinte, aunque su gestión fue una de las más breves que se recuerda

ya que debió renunciar al cargo dado que se había naturalizado argentino. La cuestión

era más bien una excusa para dar cuenta de los crecientes enfrentamientos entre quienes

integraban la dirigencia de la asociación, diferencias que presumo derivaron en el

surgimiento de un conjunto de entidades que al adoptar un perfil más recreativo

respondían a la creciente diferenciación que estaba produciéndose a nivel zonal dentro

del colectivo español.

191

A Férnández y José Moya; Ob. Cit., 1999, A. Bernasconi y C Frid,, 2006.

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103

Vida efímera tuvo el Centro Recreativo Asturiano, el cual sobresalía por la

organización de fiestas campestres durante el lapso de tiempo comprendido entre 1921

y 1926 en el que he podido registrar su existencia. En la nómina de autoridades electas

en la Asamblea en que se nombraron nuevos integrantes de la Comisión Directiva del

Centro en 1923, cuatro de ellos - José Alvarez (Presidente), José A. Díaz (vice),

Plácido Pulgar (tesorero) y Lupo Morán (revisor de cuentas) a su vez se desempeñaron

como Presidentes de la Asociación Española en las décadas siguientes. En marzo de

1922, surgió Lo Rat Penat, centro recreativo catalán que organizaba festivales

artísticos, siendo imposible dar cuenta de la nómina de sus asociados puesto que la

prensa local no la reprodujo. Al año siguiente, el Centro como parte de los festejos de

su fundación, exhibió piezas teatrales y organizó un baile. Mientras los catalanes

estaban inmersos en estas celebraciones, circularon las invitaciones para la

conformación de un centro andaluz, aunque el mismo no llegó nunca a constituirse.

A mediados de mayo de 1923, treinta y tres vascos comenzaron a realizar

reuniones en el Hotel Vasconia, propiedad de uno de los integrantes del mismo con el

fin de de crear una sociedad de ayuda mutua a la que por unanimidad se puso el nombre

de “Euskal Echea” que significa Casa Vasca. En julio procedió a elegirse la primer

comisión directiva que quedó integrada por Benito Irisarri( Presidente), José

Urdinarrain(vicepresidente), Jesús Sarasa (secretario), Juan Otaño ( prosecretario),

Benito Lusarreta( Tesorero), Pedro Lapitzaga ( protesorero), Nicolás Saracho, Valeriano

Solachi y José Baceta ( vocales titulares), Vicente Anduaga, José Sanz , Balbino

Mintegui (vocales suplentes). En setiembre de 1932, se adquirió un terreno en la calle

25 de mayo para construir la sede, inaugurándose la misma el 31 de julio de 1933. Diez

años después, la asociación contaba con escasos socios, los cuales ascendían a 41

miembros. Las cuotas se mantenían aún a $2, habiendo adquirido el local social con el

valor de las cuotas y un empréstito interno192

.

Mejor suerte parece haber tenido la convocatoria casi paralela realizada en julio

de 1923 por miembros de la colectividad gallega para realizar una reunión en el Hotel

La Argentina con el objeto de organizar un Centro Gallego. La invitación fue firmada

192

El Chubut, 15/7/1923, pág. 9.AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia,

Expediente 2493-M, 6/11/1943. Daniel H. Alonso, Nancy Sáez y Mariana García, Libro del 80

Aniversario de la Asociación Euskal Echea de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Com.Riv.,

Imprenta Gráfica, 2004.

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104

por Francisco Lastres, quien sería electo como primer presidente193

. De acuerdo a los

estatutos, el Centro perseguía múltiples objetos entre los cuales destacaban:

1- “Servir de vínculo entre los gallegos

2- Asesorarlos por medio de un abogado si fuere necesario, de la justicia que

pueda asistirles en cualquier pretensión que abriguen. Si fuesen injustamente

agraviados en su persona o bienes, de tal manera que el agravio constituya una

ofensa para la colectividad, el Centro tomará a su cargo la defensa que

corresponda.

3- Crear un fondo de beneficencia para socorrer a sus asociados en los casos que

la Comisión Directiva estime conveniente”194

.

El segundo artículo, tenía que ver mucho con las desventuras electorales de

Francisco Lastres, quien había se había desempeñado como Secretario del Primer

Concejo Municipal elegido en 1911. En aquella oportunidad, Lastres fue desplazado

de su cargo el que ejerció por un plazo menor a dos meses ya que el Gobierno Nacional

anuló las mismas en marzo de 1912 interviniéndose el Concejo Municipal hasta 1914.

El retorno a la normalidad institucional se produjo con la elección de un nuevo Concejo,

a cuyos integrantes Lastres se dirigió para solicitar se le abonaran los sueldos

correspondientes a su gestión como secretario. Los nuevos concejales no reconocieron

como propia la deuda reclamada, quien anunció la realización de gestiones ante el

Ministerio del Interior como mencionan las Actas del Concejo Municipal en 1914195

. Es

posible que Lastres no habiendo obtenido una respuesta favorable a sus reclamos,

promovió la creación del Centro para garantizar la defensa de sus intereses personales.

La primera comisión directiva quedó conformada por Francisco Lastres (presidente),

Marcial Riádigos (vicepresidente), David Hermida (secretario), Enrique Picón

(protesorero), José Meijón ( tesorero), Francisco Martínez ( bibliotecario), Constante

Reboredo, Fidel Hernández, Enrique Paz, Benito Alvarez, Jesús Martínez, Higinio Rey

( vocales), Salvador Paz, Antonio Núñez, José Vilarino, Joaquín Bueno, Modesto

Domínguez, Joaquín Iglesia, Juan Rodríguez, Dictino Rodríguez, Rafael Beleiro,

193

El Chubut, 15/7/1923, pág. 9. Daniel H. Alonso, Libro de las Bodas de Diamante del Centro Gallego

de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Com.Riv, Imprenta Gráfica, 1998. 194

Centro Gallego de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Estatutos, 1923. 195

AHMCR, Territorio Nacional del Chubut, Concejo Municipal de Comodoro Rivadavia, Acta No. 22,

16/1/14, folios 43-44; Acta No.24, 1/12/14, folio 44, Acta No. 25, 1/12/14, folio 46.

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105

Manuel Insúa ( vocales suplentes), Manuel Domínguez, Joaquín M. García y Cruz

Abeijón ( Comisión Sindical)196

.

El Centro se proponía difundir en el Territorio por los medios de considerara más

eficaces el conocimiento de Galicia y de todo aquello que la enalteciera, honraría a los

gallegos que en la región o fuera de ella se hubieran distinguido de una manera

eminente en su servicio, ayudaría a los gallegos recién llegados, a los que trataría de

dirigir o amparar en la medida que lo permitieran los recursos que para ello se destinen,

promoverían el bienestar de la colectividad gallega y saldrían en defensa de su buen

nombre cuando fuere necesario, secundando eficazmente toda acción progresista que se

iniciara en bien de Galicia. En forma consecuente con ese objeto, mantendrían

relaciones directas con las sociedades análogas y de carácter gallego197

. En este sentido,

una de las primeras actividades encaradas por la asociación fue el intento de

comunicarse con el Heraldo Gallego para apoyar la iniciativa que promovía el

mencionado semanario, en la que se proponía interesar a Alfonso XIII para que se

concediera un amplio indulto a los prófugos y desertores permitiéndoles regresar a su

tierra natal. El tema fue tratado en reunión de la Comisión directiva, como lo certifica

la copia de la carta conservada en el libro respectivo de la entidad, aunque se destaca

que nunca fue enviada. No es posible afirmar con la información disponible que los

fundadores del centro u otros asociados pertenecieran a las categorías enunciadas. En

el caso de Bernardo Cores, quien se desempeñó como presidente en la década del

treinta, las dudas generadas por su verdadera identidad motivaron el traslado de una

de sus hijas a Chile y a Galicia, comprobando que su nombre había sido cambiado. La

cuestión no reviste una importancia menor, ya que Cores fue Presidente del Centro en el

integró la policía territoriana, destacándose por redactar el instructivo para los

oficiales198

.

En la medida que avanzaba el creciente proceso de diferenciación entre los

españoles, el proyecto de creación del hospital vecinal por parte de las autoridades

municipales promovió la organización de festivales por parte de distintas asociaciones

voluntarias con ese objeto. La práctica encontró eco por fuera de las que formaban

parte del mapa del asociacionismo español, ya que tanto las Asociación Italiana de

Socorros Mutuos y la Sociedad de Beneficencia Portuguesa organizaron rifas y

196

El Chubut, 15/7/1923, pág. 9. 197

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Estatutos. 1923. 198

Ernesto Maggiori, Historias de frontera. Policías, bandidos, baqueanos, arrieros, comerciantes,

peones y troperos. Patagonia, Com.Riv, Imprenta Gráfica, 2004, pp. 197-207.

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106

festivales. Todas estaban interesadas en ofrecer una cobertura mayor a sus asociados al

carecer de hospitales de comunidad propios. La cuestión del “hospital vecinal” se

transformó en un horizonte compartido entre las entidades mutualistas del ejido urbano,

quienes comenzaron un acercamiento que se profundizó en la década siguiente. La

política de donaciones obtenidas producto de la promoción de las actividades

recreativas, redundó en beneficio de la vida asociativa formal, ya que tras una solicitud

realizada por parte de la comisión directiva de la Española en 1927, fueron eximidos del

pago de impuestos de contribución directa a la propiedad en que se ubicaba el local

social, dado su carácter de asociación de beneficencia y socorros mutuos con

personería jurídica. Mientras tanto, las transformaciones políticas en España

adquirieron un cariz que modificó el panorama asociativo de la zona, las que

coincidieron con la emergencia de una generación de dirigentes cuyos nombres

marcaron el perfil de las asociaciones estudiadas, ya que sus gestiones fueron

fundamentales para definir la orientación recreativa o mutualista de las mismas hasta

nuestros días.

Republicanos

El 6 de enero de 1931, Teodoro Cereceda natural de Castilla la Nueva,

propietario de un pequeño hotel en la zona del Yacimiento de la petrolera estatal,

asumió la presidencia de la AESMCR, cargo en el que permaneció hasta el 1 de enero

de 1939. Su gestión (una de las más extensas que se recuerda) coincidió prácticamente

con la instauración de la II República y la finalización de la Guerra Civil. Sin embargo

su gestión es recordada dado que como parte de ella se produjo la inauguración del

magnífico edificio social el 5 mayo de 1934.

El fomento de las dimensiones recreativas en las décadas precedentes había

permitido la consolidación del capital suficiente para encarar la construcción de la

nueva sede, decisión encarada por la reunión de la Comisión Directiva el 27 de

diciembre de 1933. Además del presidente, integraban la misma Manuel Fernández del

Prado (secretario), Marcos Soto (tesorero), Juan Acuña, Joaquín Bordagi, Lázaro

Campos y Rufino Riera (Vocales titulares); Eladio Cánova, Pedro de Miguel. (Vocales

suplentes), Santiago Fernández y Lupo Morán (Jurado) y Santiago Busnadiego

(revisor de cuentas). En la nómina figuraban socios fundadores y ex presidentes, además

de antiguos integrantes del centro recreativo asturiano desaparecido en la década

precedente. Santiago Fernández había sido propietario de un hotel en la zona del

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107

Yacimiento de la petrolera estatal, actividad que compartía con el presidente de la

asociación quien también poseía un establecimiento similar en la misma zona. Este

último, en su carácter de comerciante residente en la jurisdicción mencionada encabezó

la nómina de quienes firmaron el 20 de abril de 1931, un telegrama que fue reproducido

por la prensa local: “Excelentísimo Don Niceto Alcalá Zamora, Madrid. En nombre de

los españoles residente en los Yacimientos Petrolíferos de Comodoro Rivadavia,

Patagonia Argentina, saludamos felicitamos y reconocemos en su excelencia, en su

digno ministerio y pueblo español, a los forjadores de la nueva democracia que asoma

al mundo”199

.

Los firmantes organizaron una comisión para ofrecer una comida popular, la que

en principio había sido prevista para realizarse en los salones de la asociación, aunque

culminó por realizarse en el Hotel España. Al año siguiente, fue la Comisión directiva

quien se hizo cargo de la organización de la Gran Velada Patriótica “en los salones de

la asociación”. El discurso de apertura estuvo a cargo del Vicecónsul de España, Don

Francisco Lastres (fundador del Centro Gallego), se continuó con las palabras de Don

José Isaac, finalizando los mismos con otro de los socios del centro gallego, Andrés de

Dios Bretal. La prensa local subrayó que los tres oradores, se refirieron al paso dado por

España, haciendo resaltar que ello representaba un gran avance en la instrucción pública

y libertad de ese pueblo. El advenimiento de la República generó un cambio en las

actitudes mantenidas por las la dirigencias de ambas asociaciones en la década

precedente ya que la celebración de este aniversario permitió la creación de un espacio

de convergencia de intereses, que a posteriori se traduciría en otras prácticas materiales

como la inauguración de un mástil denominado “de los españoles” en la jurisdicción del

yacimiento dependiente de la petrolera estatal.

La entrega del mástil se realizó el 12 de octubre de 1932 asistiendo a los mismos

el administrador del Yacimiento Comodoro Rivadavia, Roberto Raventos, el

comisionado municipal Don César Stafforini y adhiriendo con su presencia la Sociedad

Española , la Sociedad Portuguesa y el Centro Gallego, quienes fueron representados

por sus autoridades, asociados y banderas. Tras la inauguración, se trasladaron al local

de la Asociación Española ubicado en el ejido municipal donde la comisión directiva de

la entidad había organizado un vino de honor. Aquel mástil fue realizado en homenaje a

la bandera argentina, comenzando a profundizarse las expresiones vinculadas a la

199

El Chubut, 20/4/31, pág. 8.

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108

argentinidad. En este sentido la fecha de inauguración del edificio social se consignó el

25 de mayo, aunque como la muestran las imágenes de distintos anuarios

conmemorativos, quienes participaron de la ceremonia lo hicieron en presencia de la

bandera argentina y la homónima española, aunque los colores fueron esta vez los

republicanos.

Si bien la información conservada por el Centro Gallego es bastante fragmentaria

(el copiador de correspondencia presenta copias fechadas hacia 1927 y se retoma la

actividad en 1934, habiéndose extraviado el libro de actas correspondiente a los años

1923-33), es posible afirmar que la renovación de dirigentes alcanza también al

mencionado aunque la misma no es acompañada por un incremento del caudal de

asociados, lo cual pondrá en riesgo las finanzas de los entidad. Resulta dificultoso

asimismo, elaborar un perfil de la dirigencia étnica ya que contamos con un registro de

socios que pertenece a un período posterior. El primer presidente de la entidad étnica,

Francisco Lastres ejerció el cargo desde 1923 aunque resulta imposible establecer la

fecha en que finalizó su mandato. Fue sucedido en el cargo por Adolfo Collazo a quien

correspondió iniciar las gestiones para inaugurar la sede social del Centro. Tanto Lastres

como Collazo desarrollaban actividades comerciales (era martillero) aunque resulta

difícil establecer en el segundo de los mencionados con mayor precisión el carácter de

las mismas puesto que no ha dejado descendientes directos ni figura en los padrones

municipales que se han conservado200

. En los años siguientes se sucederán en la

presidencia Jesús Martínez (1930-32), chauffer y José Moirón (1932-1934) quien

trabajaba en el puerto para la Sociedad Anómina Importadora y Exportadora, Angel

Escudero (1934-1936) panadero y uno de los primeros pobladores de la zona y

Bernardo Cores (1936-1939) comisario de policía. Francisco Lastres (primer

presidente) figura aún entre los integrantes del Consejo de Apelaciones en 1933. Ese

mismo año, Lastres eleva una carta a los integrantes del Centro con motivo del décimo

aniversario de la Asociación, en la cual subrayaba “ muchos sinsabores y desengaños

hemos recibido en ese lapso de tiempo, pero ello no tiene importancia si se contenla la

recompensa recibida: Me refiero la solidez y prestigio de nuestro Gallego: A mí me

correspondió el alto honor de guiar los primeros pasos del Centro…disfruto de la

inmensa alegría de verlo ya sólidamente formado y con miras siempre hacia delante,

procurando el bienestar de la comunidad y que el nombre de Galicia no sea nunca

200

Carmen Collazo de Derpich, entrevista personal, Comodoro Rivadavia, junio de 2009. Carmen es

sobrina del mencionado Adolfo Collazo.

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109

olvidado en este lejano rincón del solar Argentino a quien tanto debemos querer todos

los españoles que lo habitamos”.

La documentación conservada por la entidad da cuenta de la presencia femenina

en las actividades organizadas por el Centro, pero quiero destacar dentro de mujeres

movilizadas hacia el interior de la entidad mutualista, la figura de Pilar Martínez de

Moirón, hija y esposa de presidentes de la asociación. Pilar de Moirón supo por cuenta

propia ocupar un lugar destacado como integrante de las comisiones directivas de las

instituciones creadas ad hoc para el apoyo a la República primero y los refugiados

después, como así también de aquellas que se conformaron con criterios similares tras

el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Estas instituciones surgieron dispersas por

toda la geografía argentina, aunque en nuestro caso además de su constitución

mantuvieron fuertes vínculos con sus similares ubicadas en Capital Federal. 201

Pilar de

Moirón se desempeñó como integrante de la comisión femenina de la filial local de la

Agrupación Amigos de la República (ARE), la cual se conformó a fines de 1936. La

Comisión Directiva de la Asociación “Amigos de la República Española estaba

integrada por Eladio Cánova ( presidente), Teodoro Cereceda ( vice), Cipriano Navaso

( Secretario), Francisco Gabella (prosecretario), Sergio Picón (tesorero), Agustín

Recalde (protesorero),como vocales figuraban : Carlos Iban, Diego Ramos Postogna;

Donato Sein, Gabriel Ortega, José Ares Hamilton , Luis de Pedra, Antonio Méndez,

Vocal de prensa : Manuel Fidalgo202

. Cánova integraba la comisión directiva de la

“Española” como vocal titular, mientras que Cereceda la presidía. Francisco Gabella

José Ares Hamilton lo sucederían al frente de la misma. Figuraba asimismo como

tesorero Sergio Picón, ex – prosecretario del Centro Gallego y uno de los socios

expulsados en los enfrentamientos de la comisión directiva en los años 33-34.

Muchos de los integrantes de esta primer comisión directiva se sumaron al Centro

Democrático Español surgido en la localidad el 19 de marzo de 1939, que absorbió a la

mayoría de quienes habían adherido al Centro Republicano Español disuelto por

disposiciones del Gobierno Argentino. Este Centro local estaba adherido al Centro

Republicano Español de la Capital y a la Federación de Sociedades Democráticas

Españolas203

. La junta directiva contaba como integrantes en 1940 a José Cárdenas

201

Dora Schwarzstein, Entre Franco y Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en

Argentina, España, Crítica, 2001, pp. 102-138. 202

El Socialista, Comodoro Rivadavia, 31 de diciembre de 1936. 203

El Rivadavia, Edición del 25 Aniversario, Com.Riv. 1940, sin numeración de páginas.

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110

(presidente), Lázaro Campos ( vicepresidente), Emilio Fernández ( secretario), Luciano

Nuevo ( pro), Domingo Pardo ( tesorero), Eloy Campos ( pro), Evaristo Morcira

(Contador), B. Menéndez , C. Iban, J. Ares, M, Ares, M. Soto, F. Gabella, F.

Fernández, J.L.Valhondo ( vocales titulares), J.A. Alarcón, J. Paños y L. Ríos. En este

caso, la nómina permite ver la continuidad de varios presidentes de la “Española” del

período entre sus integrantes entre los que figuraba el presidente en ejercicio: Lázaro

Campos. El Centro Democrático perseguía fines culturales y recreativos y era partidario

de la normalización de la vida democrática en España, contaba con un grupo de teatro

integrado por varones y mujeres. La sede donde funcionaba se encontraba en el mismo

local social que la filial de la ARE en los años precedentes. No eran las únicas

instituciones ad-hoc que funcionaban en la zona, ya que se había conformado en la

localidad la Comisión Administrativa de la Junta Regional Pro Refugiados de la Guerra

Española, sus actividades centrales era la organización festivales y colocar afiches

murales de propaganda que fueron varias veces prohibidos dado el carácter agresivo de

las imágenes empleadas. Varios pedidos fueron rechazados dado el carácter comunista

de sus actividades por los comisarios de policía local y el interventor municipal. Las

actividades organizadas por el Centro Democrático Español parecen haber sido

toleradas con un grado mayor de benevolencia, aunque sus integrantes no estaban

exentos de realizar frecuentes aclaraciones referidas a los temas de las conferencias y

espectáculos promovidos, como por ejemplo la nota que debió elevar Francisco Gabella,

explicando los contenidos que trataría la conferencia del ex militar español, Enrique

Jurado, quienes debieron comparecer ante el comisario de policía local , para dejar

constancia que trataría el tema de la defensa de Madrid en los días 6,7 y 8 de noviembre

de 1936 de una manera objetiva y puramente militar sin tener que mencionar

personalidades ni nombres que pudieran manifestaciones que alterara el orden204

.

La presencia entre los integrantes de la comisión directiva del Centro

Democrático Español de varios presidentes de la asociación voluntaria más antigua de

la zona, revela que existió un mayor nivel de tolerancia de sus actividades (aunque las

actividades del centro tenían un declarado perfil socialista). Situaciones similares

parecen haberse presentado a Pilar de Moirón quien en su carácter de presidenta interina

de la Junta de la Victoria local, debió comparecer ante las autoridad policial local para

dar cuenta ante los comisarios de que las asociaciones Confederación Democrática

204

AHMCR,Territorio Nacional del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Exped. 1850-C,

5/11/1941.

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111

Argentina, filial Comodoro Rivadavia, Centro Democrático Español, Comisión Pro-

Unidad de los eslavos, Asociación Juventud Unidad de Comodoro Rivadavia, Sociedad

Democrática Italiana de Socorros Mutuos, Unión Obreros y Empleados del Estado,

prestaban su colaboración solamente en la venta de entradas y recolección de

donaciones205

.

Actividades similares por parte del Centro Gallego no parecen haber generado las

sospechas mencionadas probablemente porque durante el período 1936-1939 coincidió

con la gestión como presidente de Bernardo Paulino Cores, un integrante de las filas

policiales. Cores había nacido en la localidad de Panjon (Pontevedra) en 1902 aunque se

había naturalizado argentino. Su familia emigró en 1912 hacia la localidad de Punta

Arenas (Chile) donde residieron hasta 1919, fecha en la que regresaron a su pueblo

natal. La familia no retornó completa, ya que dos de sus hermanas mayores y un

hermano varón permanecieron en Chile. Las razones y el contexto que originó la

decisión de radicarse en Argentina son bastantes confusas, algunos memorialistas

sostienen que Cores adoptó el nombre de un hermano fusilado por los fascistas los días

antes de su partida y que habría ingresado a la Argentina con papeles falsos o bien que

sus hijas descubrieron luego de su muerte, que había adoptado el nombre de un paisano

de su pueblo, y que su nombre verdadero era José Modesto Aballe206

. De todas maneras,

Cores arribó a Buenos Aires en 1921, donde trabajó en una fábrica de camisas y

contrajo matrimonio con Eusebia Gago, trasladándose a la Patagonia donde ingresó a la

policía territoriana en la localidad de Gaiman, luego sería trasladado a Comodoro

Rivadavia. Cores se asoció al Centro en 1932, integrando rápidamente las comisiones

directivas en carácter de vocal de la Biblioteca “Concepción Arenal” creada a fines de

1933 y ascendiendo a secretario durante la gestión de Angel Escudero como presidente.

En ocasión de conmemorarse el décimo cuarto del centro en julio de 1937, Cores en

nombre de la comisión directiva, realizó gestiones de colaboración con la ARE que

organizaban bailes y otros festivales para recolectar fondos para ayudar en sus diversas

formar a las víctimas de la contienda, aún cuando los estatutos prohibían la recolección

de fondos para otros fines que no fueren los sociales. Alegando que los mismos habían

sido elaborados en momentos en que España no se encontraba en Guerra Civil,

resolvieron realizar un baile destinando los beneficios la agrupación anteriormente

205

AHMCR, Territorio Nacional del Chbur, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Exped. 1898-J,

2/11/1942. 206

Ernesto Maggiori, Ob. Cit., 2004.

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112

mencionada. El presidente fue comisionado para entrevistarse con las autoridades de

la institución nombrada con el objeto de requerirles la autorización correspondiente para

invocar su nombre en la propaganda. Habiéndose autorizado la alusión a la entidad, se

resolvió comisionar a las señoritas y damas del Centro para prestar colaboración, sobre

todo para que las mismas regalaran al público escarapelas con los colores de la bandera

española republicana. Cores envió a Mencía Hnos.(Capital Federal), una carta

solicitando le fuera remitido al Centro a la mayor brevedad posible : “ 2 gruesas de

moñitos, cuya muestra se adjunta, pero con los colores de la bandera republicana

española (subrayado en el original) y 10 gallardetes multicolores, cuya muestra

también se adjuntaba. Rogaba asimismo efectuaran el envío en el primer correo y

contrareembolso para abonar en el Correo local, o en su defecto, avisaran el importe

que sería girado de inmediato” Se aclaraba que “en caso de que los moñitos de

referencia no pudieran ser enviados con los colores solicitados, les ruego enviar en su

reemplazo una pieza de cinta de seda de 15 metros, con los colores de la República

Española para confeccionar los moñitos en esta institución207

.

En abril de 1938, el Centro Gallego respondió afirmativamente a la convocatoria

efectuada por el Centro Republicano Español de Buenos Aires en la que solicitaba la

adhesión en forma oficial al Gobierno Republicano Español. El tema fue tratado en una

reunión de la Comisión directiva en la que por unanimidad se aprobó la moción

teniendo en cuenta que ese gobierno era el único reconocido legalmente 208

. Un año

después, aquella convicción de fe republicana comenzó a debilitarse y en la medida que

el franquismo perduró en el poder, se tornó un aspecto del pasado de la asociación que

permanecería oculto, salvo se tuviera acceso a la documentación de la entidad étnica.

Toda vez que el Centro encaró actividades conmemorativas como la edición de

anuarios, las descripciones de la gestión de Cores y las menciones sobre las actividades

de Pilar Martínez de Moirón, disimularon su perfil republicano, exaltándose otras

cualidades menos comprometidas de los mencionados. En la actualidad, la bandera

republicana es conservada en una caja construída al efecto formando parte del acervo

del museo con el que cuenta el Centro Gallego, no sucede lo mismo con la respectiva

enseña que posee la Asociación Española. En este caso uno de los integrantes de la

comisión directiva (a su vez secretario del Centro Gallego) la conserva en su domicilio

207

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, copiador de cartas 1923-1946., 29/6/1937, folio 242. 208

Centro Gallego de CR, Libro de Actas, Acta,183, 24/4/1938, folios 129-130.

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113

particular, dadas las objeciones hechas por otros integrantes de la Comisión directiva a

que sea expuesta en la sede social209

.

Mientras la cuestión permanece irresuelta en la memoria colectiva de ambas

entidades mutualistas hasta nuestros días, debo preguntarme sobre la forma en que

ambas asociaciones afrontaron la finalización de la guerra civil, el fracaso republicano

y la consolidación del franquismo en el poder. Además de integrar asociaciones ad hoc,

españoles y gallegos orientaron principalmente sus actividades a dar cuenta de las

demandas de atención médica por parte de sus asociados. En el caso del Centro Gallego

reemplazaron las romerías por el “Xantar Gallego” a partir de 1941. En las décadas

posteriores, reeditándose una experiencia de los veinte, se organizaron nuevos centros

en el ámbito de la zona litoral del Golfo San Jorge. La fragmentación asociativa hispana

no quedó al margen de la emergencia de los nuevos estados provinciales, lo que se

tradujo en la conformación de nuevas asociaciones, las que como el Centro Español de

Caleta Olivia inauguraron sus instalaciones el 25 de agosto de 1963210

. Diez años antes,

en Comodoro Rivadavia, reeditando una experiencia de los veinte, los asturianos

conformaron un nuevo Centro el 18 de octubre de 1953, orientando sus actividades a la

promoción de la recreación entre las que se destacó especialmente la práctica deportiva

211. La primer comisión directiva quedó constituída por Rufino Riera ( presidente),

Plácido Pulgar ( vicepresidente), Demófilo Fernández ( secretario), José Estrada (

prosecretario), Aser Menéndez ( tesorero), Eladio Iglesias ( protesorero), Celestino

Menéndez, Segismundo Llaneza, José Fernández, Reineiro Hidalgo, José Pola, José

Fueyo y Emilio Cortina ( vocales), Santiago Fernández, Luciano Nuevo, José Vallina y

José Pulgar ( Comisión Fiscalizadora), Lino Marinas ( bibliotecario).

Luciano Nuevo había integrado el Centro Democrático Español en los cuarenta,

figuraban además en la nómina varios futuros presidentes de la Española en las

décadas del sesenta y setenta: Plácido Pulgar (23/6/61 al 8/5/66), Rufino Riera (8/5/66

al 2/5/69) y José Estrada (2/5/69 al 30/4/71 y 27/05/74 al 23/06/75). Este último, aún

desarrolla actividades en las comisiones directivas del Centro Asturiano e integra

asimismo la comisión directiva de la Española. José Estrada nació en Comodoro

Rivadavia en 1916, su familia de origen asturiano retornó a España luego de la primera

Guerra Mundial, en 1936 se sumó al ejército republicano como voluntario, refugiándose

209

Manuel Lago, entrevista personal, Comodoro Rivadavia, setiembre 2005. 210

Rosa López- Verónica Bucci y Sergio Bucci; Ob. Cit., pág.321. 211

Roque González, Comodoro ´70, Com.Riv. Editoral El Chenque, 1971, pág. 212.

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en Francia en los años 48 y 49, el 2 de mayo de 1952 retornó a la Argentina en

compañía de su familia. Socialista y autodidacta, es quizás la única figura de las

comisiones directivas estudiadas que exalta su vinculación con “sus ideales”. En el

anuario conmemorativo editado con motivo del noventa aniversario de la “Española”

admitió sin desenfado: “Perón malogró mi vida, porque apoyó abiertamente a Franco,

fue cómplice y fue uno de los artífices de que Franco pudiera mantenerse en el poder.

Yo no pude estudiar porque para ingresar a la Universidad teníamos que llevar un

aval de ser afectos al régimen y yo estuve siempre en contra”212

.

Las palabras de José Estrada son similares a las de otros exiliados republicanos

estudiados en la Argentina213

. Sin embargo, las cicatrices corporales y en la memoria

que dejara la Guerra Civil y el posterior avance del franquismo, no alcanzan para

poder dar cuenta de las huellas que los mencionados procesos dejaron en el entramado

asociativo al cual Estrada accedió durante el transcurso de los cincuenta. En las dos

décadas precedentes, las comisiones directivas de las asociaciones estudiadas habían

desarrollado actividades que fortalecieron los contactos intraétnicos en el marco de la

Guerra Civil, actividades que culminaron en una gran frustración. Fue en el terreno de

las demandas de atención médica de los asociados, que las comisiones directivas

encontraron un terreno apto para expandir el asociacionismo voluntario, sus

aspiraciones de liderazgo e inclusive llevar adelante un proyecto que aspiraba a ejercer

el control del Hospital Vecinal inaugurado en 1937.

Diluyendo fronteras étnicas, construyendo horizontes comunes...

El acercamiento de las dirigencias étnicas durante la tercera y cuarta década del

siglo pasado coincidió con un período de normalidad relativa en los gobiernos

municipales. Entre fines de 1932 y comienzos de 1937, la comuna quedó bajo el

control de la Unión Vecinal Máximo Abásolo y del Partido Unión Popular. Durante ese

período, las comisiones directivas de las distintas asociaciones voluntarias debieron

granjearse la simpatía de los partidos locales quienes se alternaron la conducción

municipal. La tarea no resultó dificultosa dado que en el caso de la “Española”,

integrantes de su comisión directiva como Marcos Soto y Lázaro Campos se

desempeñaban como concejales, aunque en partidos opositores. Esta asociación era la

única que contaba con exanciones impositivas desde la década precedente dado su

212

Nancy, Sáez, Mariana García y Norma Escalante; Ob. Cit., 2000, pág. 48-49. 213

Dora Schwarzstein, Ob. Cit., 2001.

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115

carácter mutualista. Pedidos similares fueron elevados por el Centro Gallego en 1933,

para lo cual debieron modificar los estatutos incorporando a la faz de promoción de

sociabilidad y cultura, la relativa a los socorros mutuos. Las gestiones realizadas ante

las autoridades municipales dieron los frutos esperados, el Centro Gallego y la

Asociación Portuguesa de Socorros Mutuos fueron eximidos de la contribución, lo que

generó la oposición de la minoría del concejo. Más adelante, el gobierno de Pastor

Schneider hizo extensiva la exanción a otras asociaciones voluntarias dedicadas a la

beneficencia y el socorro mutuo: la Sociedad de Damas de Beneficencia local, el

Colegio salesiano Catalina Daghero, Euskal Echea y la Asociación Italiana, aún cuando

la mayoría de ellas carecía de personería jurídica. Sin embargo, su sucesor Pedro

Ciarlotti, desconociendo las mismas, reclamó a las entidades las sumas adeudadas por

esos conceptos. El pedido llegó en un momento en que las finanzas de las asociaciones

voluntarias comenzaban a verse afectadas por la muerte de algunos asociados, cuyos

gastos por atención médica y sepelio pusieron en cuestión inclusive la continuidad de la

vida algunas de ellas.

Hasta ese momento, las entidades parecen haber conservado la esperanza de poder

atender a sus asociados en el Hospital Municipal, sin embargo el aumento de las

demandas de atención médica por parte de los asociados era creciente, de modo que

correspondió a la entidad más antigua de la localidad, impulsar la inauguración del

consultorio social, que fue habilitado en octubre de 1939 en los altos del edificio social

construído originariamente con fines recreativos. La comisión directiva el 16 de junio

de 1939 designó al Doctor Eduardo Podestá como responsable del mismo, a la vez que

determinó la compra de material destinado para los nuevos consultorios, adquiriéndose

un equipo de rayos X de la casa “Westinghouse”214

. La inauguración del consultorio

generó competencia entre los servicios prestados por otras entidades mutualistas, como

lo certifica la reunión de la comisión directiva del Centro Gallego efectuada en

noviembre del mismo año. En la reunión mencionada, se abordó el nombramiento del

Dr. Serafín González como médico de la asociación, a la par que se establecían los

honorarios que percibiría el mencionado, para el cálculo debía procederse de manera

similar a “la Española”, ya que la cobertura de “rayos X” era una primordial medida de

propaganda215

. La tendencia se hizo presente en otras sociedades mutualistas de la zona

214

ASESMCR, Acta No. 662, 26/9/1939, pág.78. 215

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas No2, Acta 199. folio 166-7.

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116

como la Portuguesa y la Italiana, las que encararon actividades similares durante el

período.

Casi contemporáneamente, la Inspección General de Justicia comenzó a exigir la

modificación de los estatutos sociales de las entidades mutualistas con el objeto de

otorgarles personería Jurídica. En el caso del Centro Gallego, los trámites habían

comenzado durante la presidencia de José Moirón y finalizaron durante la gestión de

Bernardo Cores, otorgándose la misma el 24 de enero de 1939. Actividades similares

realizaron la Asociación Portuguesa y la Sociedad Damas de Beneficencia, las que

obtuvieron la personería durante esos años. Este interés por parte del Estado Nacional

por regular las actividades de las asociaciones voluntarias se profundizó a partir del

golpe de Estado de 1943. En el marco de la creación de la Dirección Nacional de Salud

Pública y Asistencia Social dependiente del Ministerio del Interior en octubre de 1943,

correspondió al Coronel Angel Solari, nombrado como comisionado municipal, el

recabar de las sociedades de beneficencia y socorros mutuos información completa

sobre las formas en que prestaban servicios médicos y de asistencia social. El

Departamento Nacional de Higiene remitió un cuestionario con el objeto de solucionar

los problemas vinculados a la organización sanitaria y de asistencia social.

En noviembre de 1943, Lázaro Campos tuvo a su cargo la tarea de contestar en

nombre de la comisión directiva de la “Española” el cuestionario en cuestión. Esta

asociación y Euskal Echea fueron las únicas que respondieron la convocatoria efectuada

aportando los datos solicitados216

. Entre la información requerida, las entidades debían

dar cuenta del número de socios con que contaban en dos fechas precisas: 31 de agosto

de 1942 y el 31 agosto de 1943. En el caso de la “Española”, contaba con 984

asociados en 1942 y un año después, había ascendido a 1048. En el caso de Euskal

Echea, la suma no había variado: 41 socios217

. En el caso del Centro Gallego, las actas

de reunión de la Comisión directiva dan cuenta de la solicitud por parte de la comisaría

de la localidad de brindar información de corte similar (cantidad de asociados, copia de

estatutos). De acuerdo a la información de las actas consultadas las razones por las que

el Centro permaneció al margen de la anterior convocatoria, estuvieron relacionadas

216

AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente 2493-M,

6/11/1943. 217

Dado que la información con que contamos es lo suficientemente fragmentaria para evaluar el caudal

de asociados de las otras entidades, simplemente a modo de ejemplo, damos cuenta de los asociados

detallados en el Cincuentenario de la ciudad, Asociación Española: 1202, Centro Gallego: 218,

Asociación Portuguesa: 742, Asociación Helénica: 85, Asociación Chilena: 730. Soil Brohman(Director),

Ob. Ci,t, 1951 , pp. 175-185.

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con nuevos enfrentamientos entre los candidatos a dirigir la entidad, presentándose dos

listas además de serias irregularidades en el recuento de votos, que fueron informadas al

Ministerio de Justicia. Los conflictos derivaron en la solicitud por parte del mismo de

la elaboración de un fichero de socios, resolviéndose asimismo realizar una campaña de

conscripción de asociados. Los enfrentamientos perduraron durante el transcurso de

1944 y finalizaron en noviembre de 1945218

.

Mientras tanto, el escenario normativo en el que se habían desarrollado estos

conflictos, fue transformado abruptamente tras la absorción por parte de la Secretaría de

Trabajo y Previsión de las funciones de asistencia social en agosto de 1944. Las

pretensiones de hegemonizar el sector por parte de la Secretaria de Trabajo, se

profundizaron con la creación de la Dirección de Mutualidades a través del decreto

22.499/45, que parece no haber generado un acompañamiento por parte del mutualismo

al proyecto político de la Secretaría 219

. La información con que contamos acerca de la

actitud tomada por las entidades mutualistas en la zona, muestra que tanto la

Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos, su homónima italiana y la

Asociación Española de Socorros Mutuos aportaron sumas para su realización del

Congreso de Mutualidades que sirvió de base para la elaboración del posterior decreto,

siendo la última la única de las mencionadas que habiendo adherido al congreso

finalmente no designó ni delegados ni asesores en su representación. En el caso del

Centro Gallego, una vez normalizado el funcionamiento de la comisión directiva,

correspondió al nuevo presidente Ramón Suárez y al secretario Bernardo Cores remitir

una nota a los integrantes de la Comisión Pro derogación decreto No.22499 que

funcionaba en Capital Federal, adhiriendo por unanimidad a la conformación de la

misma220

. Paralelamente elevaron al director de Mutualidades otra carta en la que

subrayaban que consideraban que el decreto “lesionaba grandemente las actividades

mutualistas en su doble faz moral y material”221

. El rechazo por parte del Centro se

vinculaba con la presión económica que deberían ejercer las entidades mutualistas

sobre los asociados, ya que entre las nuevas disposiciones los socios además de la cuota

mensual correspondiente a su categoría debían aportar dos cuotas adicionales de 50

centavos cada una, en los meses de junio y diciembre cuyo importe sería ingresado en la

cuenta del fondo para viudas. Igualmente debía abonarse una contribución obligatoria

218

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas No. 2. 219

Susana Belmartino, Ob. Cit,.2005, Pág. 111. 220

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro copiador de cartas, 7 de enero de 1946, folio 409. 221

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Libro copiador de cartas, 7 de enero de 1946, folio 410.

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118

de 10 centavos mensuales para ser depositados en el Banco Central, a la Orden de la

Dirección de Mutualidades.

Habida cuenta de que la experiencia con que se contaba en la localidad, no

favorecía la confianza por parte de la dirigencias del mutualismo étnico hacia las

autoridades municipales (el Centro Gallego había donado sistemáticamente fondos para

la construcción del Hospital Municipal y el último pedido de internación en el mismo en

caso de urgencias había sido rechazado por parte del Comisionado Municipal en 1943)

no había garantías de que cumpliendo con los aportes al Policlínico Mutualista, los

asociados recibieran la atención médica solicitada. Por otra parte, la nueva normativa

obligaba a las entidades a mantener una caudal de afiliación, que en el caso del Centro

Gallego pondría en cuestión su misma existencia dado que hacia 1937 apenas había

logrado superar los 100 asociados. Asimismo, la Secretaría de Trabajo y Previsión

preveía que las entidades debían dar cuenta permanentemente de las condiciones de su

funcionamiento interno, lo cual puede ser entendido como una intromisión “moral” en

términos de la autonomía a la que estaban habituadas a manejarse en la zona.

La opinión parece haber sido compartida por otras comisiones directivas de las

asociaciones étnicas, entre las cuales figuraban la Asociación Portuguesa y la Española,

las que intercambiaron durante el período copias de los estatutos y las modificaciones

exigidas por el decreto anteriormente mencionado. Entre los papeles de Asociación

Portuguesa se encuentra copia del Acta NO. 836 de la Asamblea General Ordinaria de

la Asociación Española de Socorros Mutuos y una copia de los estatutos de la misma.

La asamblea que fue realizada el 28 /3/48, con la presencia de 53 socios, en la que se

mencionaba una asamblea previa realizada en 1947 en la que se había puesto en

consideración el asamblea proyecto de estatutos y reglamentos de acuerdo a las

exigencias establecidas por el decreto Ley 24.499 /45. El mencionado proyecto había

sido elevado a la Dirección de Mutualidades el 21/5/47, sufriendo modificaciones que

les fueron comunicadas por nota el 3/2/48. De acuerdo a los requisitos que debían

reunir las entidades mutualistas, se establecieron los fines que perseguiría la

“Española”.

Las finalidades primordiales de la asociación voluntaria eran la asistencia médica;

medicamentos; maternidad; profilaxis social; servicio funerario; sepultura y panteón

social; pensiones y subsidios por vejez e invalidez; primeros lutos; fondo para viudas;

subsidios por fallecimiento.; establecimiento de servicios profesionales en general para

todos los asociados; sanatorio para áreas de reposo, reeducación de enfermos y

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119

accidentados; farmacia propia, hospital para la internación en la forma que fije el

reglamento; hogar de ancianos, biblioteca social y cualquier otro servicio

complementario que tenga por finalidad la ayuda y protección mutua222

. De la misma

forma que el Centro Gallego, la dirigencia de la “Española” consideraba que estas

finalidades eran un área propia de la acción privada, en la cual la asociación tenía más

trayectoria que el estado municipal mismo. Por otra parte, quienes se encontraban al

frente de la entidad, como Lázaro Campos quien respondió la encuesta solicitada por el

Departamento Nacional de Higiene en 1943, tenía plena conciencia de las prestaciones

médicas que ofrecía la sociedad ( asistencia médica en consultorio y domicilio,

internación en el Hospital Español de Buenos Aires o en otro de de la localidad por

cuenta de la asociación, los socios tenían derecho a radiografías, radioscopias,

ultravioleta, diatermia, análisis, se habían llevado a cabo un total de 22 operaciones

quirúrgicas, la entidad contaba con un médico, un enfermero, , un secretario contador y

un encargado de la limpieza.). En el informe Campos subrayó que la entidad ocupaba un

local propio que había sido adquirido con el producto de las cuotas y festivales

realizados por la Asociación y recalcó que no contaban con subisidios de ninguna

naturaleza223

. Si bien el presidente respondió al requerimiento del Ministerio del

Interior, bajo su presidencia comenzó a discutirse la posibilidad de contar con un

sanatorio propio, retomándose así a nivel asociación los lineamientos que él había

llevado adelante durante su gestión como concejal del Partido Unión Vecinal Máximo

Abásolo en la primera mitad de los treinta, cuando habían comenzado avanzado los

proyectos de construcción del Hospital Vecinal. Campos y sus sucesores; Francisco

Gabella y José Ares había compartido otros horizontes en defensa de la democracia

como integrantes del Centro Democrático Español. A partir de la creación de la

gobernación militar producida en mayo de 1944, el contexto local comenzó a adquirir

un cierto aire de familia con el régimen al cual ellos se oponían tan abiertamente, sería

en los marcos de la asociación que por entonces controlaban que sus sueños de

autonomía y democracia culminarían por materializarse en las décadas siguientes.

222

Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, Estatutos. 1947. La copia se

encontraba entre los estatutos de la Asociación Portuguesa de Socorros Mutuos. 223

AHMCR, Territorio del Chubut, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente 2493-M,

6/11/1943.

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120

El rechazo

El 20 de noviembre de 1947 las autoridades de la Gobernación Militar anunciaron

la construcción de un monumental hospital regional. Al día siguiente la prensa publicó

una pequeña nota en la que se informaba a la población que la Asociación Española de

Socorros Mutuos había iniciado entre sus asociados la emisión de bonos

correspondientes al empréstito que tenía por objeto solventar los gastos que eran

demandados para la construcción del sanatorio, cuya obra fue programada por la actual

comisión directiva que presidía Francisco Gabella. Numerosos asociados efectuaron

su aporte para la obra, el cronista encargado de cubrir el evento subrayó que el

proyecto había sido acogido por toda la colonia española con el mayor beneplácico y

mejor voluntad, y que se encontraban dispuestos a colaborar con esta feliz iniciativa de

la Asociación Española224

.

La Asociación adquirió un solar ubicado en la calle Mitre destinado de antemano

a la construcción del sanatorio.225

Con el objeto de contactarse con los propietarios del

terreno, se formó una comisión que tuvo a su cargo la función de concertar la

operación de compra. Dicha comisión la integraban el Francisco Gabella, Juan Gorchs

y Eladio Cánova. Finalmente, se resolvió autorizar la compra del solar.226

A partir del

momento que se decidió la compra del terreno, la comisión directiva se abocó

completamente a recaudar fondos para tal fin. Bailes de carnaval y promoción de rifas

permitieron recaudar el dinero necesario. En 1950, bajo la presidencia de Teodoro

Villalobos se realizaron entrevistas con maestros mayores de obra y arquitectos,

confeccionándose el proyecto que sirvió de base para el plano definitivo. La comisión

determinó que la edificación del sanatorio se realizaría por etapas, comenzando por la

planta baja y el subsuelo.

El 9 de mayo de 1954, en una emotiva ceremonia se colocó la piedra fundamental

del futuro sanatorio social. Las actividades programadas dieron comienzo a las 10:30 de

la mañana, contándose con la asistencia del Gobernador Militar Coronel Atilio Dell

Oro, del Comisionado Municipal Señor Martínez, Muro, del médico Oficial Dr.

Gregorio Sandoval, autoridades y asociados. Se dio lectura a las actas donde se daba

cuenta del proyecto del futuro Sanatorio, tarea que quedó a cargo del Secretario

224

El Rivadavia, 21/11/47, pág. 4. 225

Nancy Sáez, Mariana García, Norma Escalante, Ob. Cit. 2000 pág.78. 226

Idem.

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121

Administrativo Blas Azpillaga. Luego, el Párroco Pbro. L. Méndez, bendijo la piedra

fundamental, tras lo cual hizo uso de la palabra el miembro de la Comisión directiva y

vicecónsul de España, Don Plácido Pulgar, elegido por la Comisión Directiva en su

doble carácter de integrante de la comisión directiva y como vicecónsul. Tras destacar el

honor que le fuera conferido por ser además “antiguo asociado de la Institución y

como testigo presencial de los hechos”, el discurso abordó los hitos en la vida de la

asociación, subrayando que los mismos culminaban en el acto de bendición de la piedra

del sanatorio social. En la síntesis esbozada remarcó especialmente el afán de progreso

de las comisiones que habían regido lo los destinos de la institución. En el discurso se

mencionaron años fundamentales en la vida de la entidad: el surgimiento (1910), la

primera sede (1913), el incendio de la misma (1920), no faltaron las menciones a las

gestiones de Toribio Larrea, Bernardo Reviriego y Teodoro Cereceda. Pulgar finalmente

destacó:

“Durante la presidencia de Don Teodoro Cereceda, el edificio social fue

modernizado adquiriendo su actual fisonomía, siendo refaccionado, totalmente el

interior del teatro, construyéndose las dependencias del frente, donde funcionan bar y

farmacia, y en la planta alta, los consultorios, sala de sesiones y administrativa. Pese a

las ingentes sumas que la institución destina al socorro mutuo de sus asociados, pues

tal es así que el mismo insume la totalidad del ingreso por cuotas sociales, debiéndose

disponer de fondos provenientes de alquileres y los producidos por los festivales,

organizados por las comisiones de fiestas, a las que es justo valorar en el valioso y

generoso aporte que realizan, pese a este desequilibrio no creemos que con eso haber

llegado al punto de beneficios a otorgar a los asociados en el sentido mutual. Es por

ellos que nos hallamos aquí reunidos, mancomunados en nuestros ideales para poder

vislumbrar en un futuro próximo, el moderno sanatorio de la Asociación Española, a

nuestros asociados, a la población de Comodoro Rivadavia y por ende a todos aquellos

que lleguen a sus puertas buscando alivio a sus sufrimientos. Hemos querido que sea en

este mes de mayo, mes de gloria para Argentina y España, pues aunque en distintos

años, las dos sellaron su destino de naciones libres, en gestos emancipadores, el fijado

para iniciar aunque simbólicamente por intermedio de este acto que terminamos227

.

Cinco años más tarde, el 19 de abril de 1959 se inauguró oficialmente el

sanatorio social. En esa oportunidad, no hubo mención alguna a las razones por las

227

El Rivadavia, 10 /5/54, pág. 2.

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122

cuales se había elegido ese día, aunque la fecha estaba muy cercana a la

conmemoración de la fecha de la iniciación. de la República en 1931. En esos

momentos, la comisión directiva estaba conformada por Cipriano Alonso (Presidente),

José Cambeiro (vicepresidente), Plácido Pulgar ( Secretario), Adolfo Quintana

( prosecretario) , José Barrau( tesorero), Aser Menédez (Protesorero), José Ferre,

Francisco Gabella, Diego Navarro, Eutimio Díaz y Tomás Fernández ( vocales

titulares). Entre los integrantes figuraba aún Francisco Gabella, quien como ya hemos

mencionado había integrado el Centro Democrático Español. Cipriano Alonso presidía

la asociación desde 1954, habiendo sido reelecto varias veces ya que de acuerdo a la

información ofrecida a la prensa debía darse término a las obras iniciadas. El criterio

había prevalecido en la asamblea realizada en los días previos a la inauguración y

teniéndose en cuenta que ya que la Comisión Directiva había organizado el

funcionamiento y administración del sanatorio, debía ser ella la que pusiera en marcha

la inauguración oficial228

.

Cipriano Alonso había nacido el 16 de setiembre de 1901 en Soria (Castilla La

Vieja), habiendo arribado a la Patagonia cuando contaba con 10 años. Tras el

fallecimiento de su madre, su padre contrajo nuevas nupcias, lo que motivó a Cipriano a

embarcarse como polizón, desembarcando en Comodoro Rivadavia en 1911. A los 13

años, se incorporó como letrista del primer periódico fundado en la localidad

denominado La República. Años más tarde, Cipriano conformaría una sociedad

conviertiéndose en editor propietario y director del mismo229

. En ese carácter, en mayo

de 1933 fue detenido y trasladado al Penal de Rawson por haber realizado críticas sobre

la actuación del Jefe de Policía del Territorio230

. Tres años más tarde, fue aceptado

como socio del Centro Gallego aunque parece no haber desarrollado tareas dentro de la

comisión directiva. Es probable que su vinculación con el mismo estuviese relacionada

con la mencionada detención, ya que los estatutos del Centro preveían la protección de

los asociados por este tipo de cuestiones desde sus orígenes.

A diferencia de la escasa participación que tuvo en esta última entidad, Alonso se

incorporó a “la Española” cuando contaba con apenas 17 años. El fomento de la

dimensión recreativa fue uno de los ejes que el mencionado desarrolló como base para

consolidar el patrimonio social de la asociación pero además contribuir con otros fines,

228

El Chubut, 19/4/59 , pág. 4. 229

Mariana García, Nancy Sáez, Norma Escalante, Ob. Cit, 2000, pág. 126. 230

El Chubut, 9/5/33.

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123

como las actividades que desarrolló al frente de la comisión de fiestas en 1927, se

organizó uno de los primeros beneficios a favor del anunciado proyecto de

construcción del Hospital Vecinal por parte del gobierno municipal. Cipriano Alonso

no imaginaba por entonces que un 19 de abril de 1959, serían suyas las palabras

centrales el día de la inauguración del sanatorio social como presidente de la entidad

El día previo a la inauguración oficial, las instalaciones estuvieron abiertas al

público en general, realizándose un vino de honor y una cena danzante para festejar el

evento. La comisión directiva recibió una nota por parte del Embajador de España, en la

que se les comunicaba la imposibilidad de viajar a la zona. Tras entonar los Himnos

Argentinos y Español, los padrinos de la ceremonia, Emilia Guillot de Larrea (viuda del

primer presidente) y Santiago Busnadiego (uno de los socios fundadores) realizaron el

tradicional corte de cintas. En su discurso Alonso destacó:

“Lo que hace tanto tiempo fue una esperanza hoy se ha de convertir en una realidad,

vamos a inaugurar un edificio que fue anhelo de sus fundadores y una preocupación de

sus anteriores directivos. Los hombres que asumimos la responsabilidad de dirigir esta

obra, sabemos que teníamos un camino difícil de recorrer, pero sabíamos que

estábamos respaldados por asociados y pueblo de Comodoro Rivadavia, que siempre

estuvo presente cuando se trató de haber una obra útil al pueblo. En virtud de ella, la

AESMCR, ha resuelto que esta casa sea de PUERTA ABIERTA para médicos y

pueblos. En ella encontrarán los señores profesionales todos los elementos necesarios

para llenar el cometido con la medicina y el pueblo encontrará la comodidad máxima

que se puede ofrecer en esta clase de casa. Esperamos de los sectores médicos y del

personal de la casa, y eso es un anhelo de la comisión directiva, haga que toda persona

que llegue a esta casa, sea bien atendida, esos son nuestros deseos. Me queda por

agradecer al pueblo en genera, autoridades locales, provinciales, prensa oral y escrita

y a todos aquellas personas que de una u otra forma han llegado con su aporte a esta

casa, el agradecimiento profundo de la Comisión directiva231

.

A continuación el intendente Antonio Morán subrayó en su discurso la capacidad

de la Comisión Directiva, mientras que los editores del diario El Chubut dedicaron una

sección al “poder de la Acción privada” resaltando “que no existía un establecimiento

similar en toda la Patagonia232

. Aquella noche del 19 de abril, durante el transcurso de

la cena danzante, organizada por la subcomisión de fiestas y de damas, pudo

231

El Chubut, 19/4/59, pág. 4. 232

Idem.

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124

escucharse al Secretario de la Asociación Don Plácido Pulgar, quien nuevamente

insistió acerca del sanatorio : “sus puertas han quedado abiertas de para en par a toda

la población de este rincón de la República(…) Dice un famosos escritor que la

humanidad nunca se contentó con realizar lo posible y que por el contrario, su

grandeza y su tragedia está precisamente, en que procuró siempre, con increíble

entusiasmo, hacer lo imposible, en que persiguió ciertos ideales y visiones de ensueño

y se empeñó en darles realidad con esfuerzo de voluntad sobrehumanos, con los más

abnegados sacrificios. Al principio está siempre la utopía, la imagen visionaria de un

estado que ha de llevarse a la realidad. Luego empieza el trabajo especulativo y

práctica para la realización de lo intuído, que finalmente se ejecuta hasta sus últimos

detalles. El sanatorio social era una mera posibilidad, una promesa, un ensueño y hoy

es realidad. Nosotros queremos que quienes nos sucedan sigan realizando

imposibles233

.

Conclusión

La conformación de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro

Rivadavia en setiembre de 1910 inauguró una tradición asociativa en la que el

mutualismo étnico destacó especialmente por la permanencia de sus logros. Obras como

la monumental sede y el sanatorio social fueron el resultado de las actividades de

numerosas comisiones directivas y de un importante conjunto de líderes étnicos cuyos

perfiles he delineado. Al reconstruir las formas en que el capital social fue constituído

por las comisiones directivas del período, he prestado especial atención a las actividades

que se realizaban hacia el interior de la asociación, también rastreé los contactos

mantenidos con otras sociedades de socorros mutuos de la zona y también con quienes

estuvieron al frente de la corporación municipal o bien con distintas esferas del estado

central.

Desde sus inicios la construcción de un “hospital de comunidad” formó parte de

los proyectos de la dirigencia étnica de la asociación aunque en la medida que muchos

de quienes ejercieron cargos como presidentes de la Asociación o como integrantes de

la comisión directiva desempeñaron paralelamente cargos en el Concejo Municipal, la

provisión de asistencia médica a los asociados quedó inmersa en un proyecto con mayor

proyección sobre el conjunto de la comunidad: el del Hospital Vecinal. Fue en el terreno

233

El Chubut, 21/4/59, pág. 2.

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125

de las demandas de atención médica de los asociados, que las comisiones directivas

encontraron un terreno apto para expandir el asociacionismo voluntario y como he

mostrado llevaron adelante un proyecto que aspiraba a ejercer el control del

mencionado nosocomio el que fue finalmente inaugurado en 1937, aunque

paradójicamente quienes por entonces estaban al frente de la corporación municipal

rechazaron sistemáticamente la internación de los asociados de las entidades étnicas.

Aquellos años coincidieron asimismo con un renovado interés de parte del estado

central de regular la vida asociativa, situación que en principio fue recibida con

beneplácito de parte de la dirigencia de la Asociación Española, la que colaboró

elevando informes, modificando estatutos y participando de la organización del

Congreso de Mutualidades incluso hasta financieramente. Sin embargo, la creación de

la Dirección de Mutualidades y el intento de parte de la Secretaría de Trabajo y

Previsión de que las mencionadas entidades dieran cuenta permanentemente de las

condiciones de su funcionamiento interno, culminó con el rechazo de la dirigencia de la

Asociación, la que entendió aquel conjunto de medidas como una intromisión “moral”

en términos de su autonomía. A partir de entonces, la comisión directiva retomó el

proyecto de construcción del sanatorio social el que fue finalmente inaugurado en 1959.

La obra aún en nuestros días simboliza la capacidad de la dirigencia étnica española, la

que demostró haber jugado un rol fundamental de mediación sea en relación a sus

compatriotas como del conjunto de la comunidad toda.

Cierto es que la experiencia no estuvo exenta de conflictos intraétnicos, los que

derivaron en los fraccionamientos regionales de los que he dado cuenta aunque me

interesé particularmente por recuperar aquellas prácticas formales e informales que

paradójicamente servían tanto para diferenciar como para homogeneizar al colectivo

inmigrante estudiado. El estudio de la Asociación Española de Socorros Mutuos como

el abordaje del Centro Gallego de Comodoro Rivadavia me han llevado a pensar las

prácticas de la dirigencia local en la línea propuesta por Xosé Manoel Núñez Seixas

quien ha elaborado una tipología de liderazgo distinguiendo tres modelos: el liderazgo

recibido, el liderazgo interno y el del liderazgo de proyección. En los casos que nos

ocupan estamos frente a un ejemplo del segundo modelo. 234

Sin embargo, al focalizar

234

Xosé Manoel Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones

a partir de los españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006,

pp. 17-41.

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mi atención en ambas asociaciones voluntarias he podido advertir que ya en las etapas

iniciales de la vida asociativa las mujeres ocuparon un lugar relevante como integrantes

de comisiones de festejos u organización de beneficios. Estas prácticas adquirieron

particular relevancia durante la Guerra Civil Española ya que durante aquellos años las

dirigencias de ambas entidades establecieron contactos con las asociaciones ad- hoc

creadas con ese objeto en otros lugares de la Argentina, pero fue una figura femenina la

de Pilar Martínez de Moirón, esposa e hija de presidentes del Centro Gallego quien

ejerció el denominado liderazgo de proyección. Una de las características del

mencionado liderazgo es que quienes lo ejercen mantienen una situación periférica

dentro del grupo étnico y un mayor protagonismo por fuera de él. Pilar de Moirón

destacó dentro un amplio conjunto de mujeres movilizadas dentro de las asociaciones

estudiadas y a ellas como a las asociaciones femeninas que lideraron dedicaré el

próximo capítulo.

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127

Capítulo 4

Medio siglo de maternalismo: beneficencia y feminismo

“La disolución de la Sociedad y la Cesión de sus Bienes a esa Municipalidad,

tropieza contra toda la obra efectuada por las sucesivas comisiones directivas y contra

el espíritu de esta institución que se creó y se mantiene con el apoyo y beneplácito de

toda la población, cual si fuera un imperativo de la dádiva anónima el mantener

íntegra la obra de la Sociedad, considerando además que la base de su existencia y la

efectividad de su acción implica su independencia como entidad jurídica”

Emilia Guillot de Larrea, 1944

El 15 de marzo de 1963 las integrantes de la Comisión Directiva de la Sociedad

de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia hicieron entrega de los bienes de la

asociación al gobierno de la Provincia del Chubut, el que a partir de esos momentos se

hizo cargo de la obra de las mencionadas. En una sencilla ceremonia las integrantes de

la comisión directiva dejaron en manos de los funcionarios provinciales, la

administración del Asilo más conocido como “Casa del Niño” en el que se albergaban

una gran cantidad de pequeños sin hogar235

. Aquel traspaso clausuró un capítulo

fundamental en la vida de las asociaciones voluntarias conformadas por mujeres en la

zona, las que cedieron a los funcionarios de la nueva provincia el control de la

infancia abandonada, objeto central de sus devociones durante más de cuatro décadas de

existencia.

Una profusa bibliografía se ha interesado por abordar la beneficencia en

Argentina. Dentro del conjunto de las producciones existentes, las Damas de

Beneficencia de Capital Federal han llamado la atención de la mayoría de quienes se

interesan por estas cuestiones236

. Existen otros análisis que han abordado este tipo de

asociaciones en Tucumán y Provincia de Buenos Aires237

. Más recientemente, se han

producido algunos estudios referidos a lo los Territorios Nacionales (La Pampa, Chubut

235

El Chubut, 15/3/ 1963, pág. 4. 236

Donna J. Guy, Ob.Cit, 2000, pp.321-341; Karen Mead, Ob. Cit, 2000, María Fernanda Lorenzo, Ana

Lía Rey y Cecilia Tossounian, Ob. Cit., 2005, pp. 19-43. 237

María Estela Fernández, Alejandra Landaburu y Flavia Macías, “Esfera pública, moralidad y mujeres

de la elite. Sociedad de Beneficencia en Tucumán (1860-1920)”, en Temas de Mujeres. Perspectivas de

Género, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 1998, pp.97- 110, Daniel

Reynoso, Ob. Cit, 1998, pp.41- 63.

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128

y Santa Cruz)238

. Una cuestión que ha adquirido gran relevancia en la literatura sobre

el tema es que algunos estudios sostienen que el avance del Estado culminó por

eliminar las instituciones de beneficencia durante el siglo XX, proceso que no estuvo

exento de conflictos ya que las mujeres que manejaban las mencionadas asociaciones

desarrollaron múltiples estrategias para impedir la pérdida de las áreas que estaban

bajo su control. En el presente capítulo examino la cuestión centrando mi atención en la

Sociedad Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia, la asociación voluntaria

femenina con mayor trayectoria dentro de un conjunto de experiencias más bien

efímeras (Comité Billiken Ministro Le Bretón y Asociación Ropero Infantil) que

estuvieron relacionadas con la mencionada Sociedad. Por otra parte, intento rastrear si a

nivel local se produjeron conflictos similares a los planteados en otros espacios de la

Argentina durante los años de existencia como asociación voluntaria.

Asociacionismo voluntario, beneficencia y maternalismo

Durante el transcurso del año 1907, Emilia Guillot de Larrea en compañía de su

esposo Toribio y de un conjunto importante de integrantes de su clan familiar arribó a

las costas del Golfo San Jorge. La familia procedente de Río Gallegos siguió los pasos

del derrotero profesional del esposo, designado por entonces gerente de la tercera

sucursal de la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia. Años más

tarde, Toribio fue elegido primer presidente de la Sociedad Española de Socorros

Mutuos de Comodoro Rivadavia (1910) y en 1927 primer vicecónsul en la localidad.

Sin embargo, a pesar del creciente protagonismo de su esposo Emilia no figuró entre

las mujeres que participaron de la colocación de la piedra fundamental del edificio

social, aunque el anteriormente mencionado figuraba en la mencionada nómina. Los

rumores sobre la constitución de una sociedad de Beneficencia comenzaron casi

paralelamente a la normalización de las actividades del Concejo Municipal en 1914,

aunque son escasas las referencias al tema en algunas actas de sus sesiones en las que

se menciona que la misma se realizaría en el seno de la Asociación Española de

Socorros Mutuos. Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial y a partir de la

convocatoria de la Cruz Roja, algunas damas integrantes de la Asociación, entre ellas

Emilia, comenzaron a reunir fondos y realizar eventos con ese objetivo. La

238

María H. Di Liscia y José Maristany (Editores), Mujeres y estado en la Argentina. Educación, salud y

beneficencia, Bs.As, Biblos, 1997; Daniel Villar, María Herminia Di Liscia y María Jorgelina Caviglia

(Editores), Historia y Género. Seis Estudios sobre la condición femenina, Bs.As., Biblos, 1999.

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129

documentación que se conserva es tan fragmentaria que no es posible afirmar si en

aquellos momentos el grupo de damas del entorno de la mencionada aspiraban a

controlar los aspectos referidos a la niñez abandonada o ejercer algún tipo de control

sobre el casi inexistente sistema de salud pública a nivel municipal.

Esta cuestión comenzó a adquirir relevancia durante el período 1914-1947 cuando

los integrantes del Concejo Municipal abordaron cuestiones referidas a la atención de la

salud pública de la localidad: el establecimiento del servicio médico gratuito para las

personas asalariadas que vivieran en el ejido municipal en 1919, la construcción de un

hospital municipal en 1920, para lo cual se debió conformar una comisión encargada de

confeccionar los planos y elaborar el presupuesto, cuya coordinación quedó bajo la

órbita de los médicos que prestaban servicios al municipio: los Dres. Pedro Ciarlotti y

Pastor Schneider. Ambos integraban la Unión Vecinal, el partido gobernante 239

.

Ciarlotti y Schneider eran en estos momentos figuras secundarias respecto de otros

integrantes del mismo partido, el liderazgo lo ejercía Máximo Abásolo quien era a su

vez presidente del Concejo y tras él se ubicaban dos concejales que habían obtenido la

mayoría de votos: Casimiro Pella y Pablo Ortega. Del entorno familiar de los mismos

provinieron las mujeres que comenzaron a adquirir visibilidad en el espacio público de

la localidad. En 1921, Casimiro Pella propuso que en las fiestas patrias se proveyera de

ropa a los niños pobres de la localidad. La moción fue aprobada, encargándose la tarea

a la comisión organizadora de los festejos Sin embargo, tal comisión no alcanzó el

número de integrantes requerido para conformarse, de modo que la tarea quedó en

manos de su esposa, Polly LLoyd quien entregó a los niños los obsequios en nombre de

la municipalidad240

.

En 1924 la preparación de las fiestas mayas, julias y el 12 de octubre les fueron

asignadas al Comité Billiken Le Bretón, la primer asociación voluntaria formada por

mujeres de la localidad, entre las integrantes del mismo figuraban Clara y María Julia

Ortega, hijas del concejal anteriomente mencionado, quien falleció en agosto del mismo

año como así también una de sus hijas y la primer presidenta del comité, Edith Morgan

de Stewart, lo cual fue en desmedro del protagonismo que la asociación tenía en la

sociabilidad de la localidad 241

. Hasta su fallecimiento ocurrido en 1927, Edith Morgan

239

AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Libro de Actas del Concejo Municipal, Acta

No.77, 28/5/1919, folios 176-185; Acta No. 95, 27/11/1920, folios 237 y ss. 240

AHMCR, Acta No. 111,14/5/1921, folios277-80. 241

Ester Ceballos, Julia Patricia Fuentes y Verónica Peralta; Ob. Cit, 2008; pp. 315-335.

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130

ocupaba un lugar central entre las mujeres movilizadas, participaba activamente en

reuniones sociales de todo tipo (despedidas de soltera, bailes). Su cuñado Tomás Evans

era el gerente de la Compañía Mercantil del Chubut y juez de paz por la Unión Vecinal

Máximo Abásolo y en 1926 contrajo nupcias con Tomás Stewart uno de los fundadores

de la Sociedad Rural. Buena parte de las integrantes del Comité Billiken provenían del

entorno familiar del personal de la Compañía Mercantil del Chubut y sus propios

sobrinas lo integraban (Angélica y Elena). Tras su muerte y antes del alejamiento de la

familia de la zona, su hermana Mary Ellen adquirió protagonismo: en 1929 ocupaba la

presidencia honoraria del Club Nacional. La práctica del fútbol parece haber atraído a

otras damas de la localidad: como Polly Lloyd de Pella, socia fundadora del Club

Huracán. Es probable que estas mujeres se interesaran en su práctica y promoción dado

que tenían hijos varones que jugaban en las divisiones inferiores de los mencionados

clubes, pero también en esas décadas los clubes de fútbol eran asociaciones voluntarias

que no las excluían de la participación como socias activas, algo que no sucedía en las

entidades mutualistas de la zona.

Marginadas de los cargos directivos por razones de sexo por sus propios esposos,

encontraron en las fiestas patrias un ámbito desde donde adquirir visibilidad. La

exclusión de las mujeres de los cargos directivos de las asociaciones culminó generando

el acercamiento de las mismas como he mostrado en el capítulo 1. Estas mismas

mujeres confluyeron en una serie de actividades para promover la construcción de un

templo y para garantizar la radicación de un colegio para niñas dependiente de la

congregación salesiana. La prensa local detallaba: “a bordo del vapor “Santa Cruz”

llegaron las hermanas salesianas de María Auxiliadora, Reverendas Sor María

Peisino, Vice sub inspectora de los Colegios María Auxiliadora en la República

Argentina y Sor María Montaldo, quienes traen la misión de allegar fondos con que dar

comienzo a las obras de construcción de un colegio para niñas, para cuyo objeto posee

esta piadosa institución un terreno adecuado en la manzana 24 de este pueblo”. A tal

fin “se ha organizado una comisión de damas de la localidad presidida por la

Inspectora de los Colegios de María Auxiliadora en la República Argentina, Rvda.

Madre Magdalena Promis, que reside en la Capital Federal, calle Yapeyú 132, e

integran la comisión las Sras. Emilia G. de Larrea, Claris G. de Herrera, Serafina C.

de Imperiale, Anastasia T. de Gómez y María S. de Van Raap. Esta comisión tendrá a

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131

su cargo la recaudación de las sumas mensuales que sean recolectadas y que deberán

depositarse mensualmente en el Banco de la Nación Argentina a la Orden Conjunta de

las Hnas. María Peisino y María Montaldo y Sras. Anastasia T. de Gómez y Clarisa G.

de Herrera”242

.

La creación de una ‘escuela profesional para niñas’ estaba también entre las

perspectivas de otros grupos como el organizado en torno a la Sociedad Cooperadora

Escolar del ámbito de la Explotación Nacional del Petróleo, quienes habían elevado un

proyecto con idénticos fines por aquellos días. El Círculo Católico San José, ubicado

también en el área de la Explotación Nacional y presidido por Humberto Beghin (uno de

los míticos descubridores del petróleo en 1907), propiciaba además “ una kermesse

para lo cual tramita la obtención del local del teatro Coliseo de esta localidad , en los

días 30 de Diciembre y 6 de enero próximos, secundando los trabajos que se hacen

para la instalación de una escuela profesional de niñas de esta población que carecen

de escuelas en las que puedan aprender las labores propias de su sexo(subrayado mío).

Los fondos que se recolecten en dichas fiestas serán destinados íntegramente a la obra

de fundación del colegio citado”243

.

No debe extrañar entonces que los días previos a la llegada de las salesianas en

1925, la prensa local destacara: “el benemérito Instituto de María Auxiliadora sigue

extendiendo su acción educadora y nacionalista (subrayado mío) por el vasto territorio

de la República. Entre los colegios a abrirse este año conmemorando el cincuentenario

de la llegada de los Salesianos a la Argentina, figura el de Comodoro Rivadavia. La

noble determinación ha sido recibida con aplauso y gratitud por las familias de

Comodoro Rivadavia, que desde hace años venían reclamando las sabias y virtuosas

Hermanas de María Auxiliadora para la Educación de sus hijas. Para la Dirección del

mismo Colegio ha sido elegida la actual directora del de Rawson, Sor V. Barrio, a cuya

reconocida competencia, laboriosidad y dotes educacionistas, la Superioridad ha

confiado la difícil y penosa tarea de la apertura del Colegio”244

.

La llegada de las salesianas se produjo durante el transcurso del mes de enero

del veinticinco cuando desembarcaron en el muelle de Yacimientos Petrolíferos

Fiscales. Las crónicas de la escuela relataban a cincuenta años de la creación del

colegio: “Es imposible detallar la interminable lista de almas generosas que durante 50

242

El Chubut; 18/11/1923; pág.1. 243

Ibídem. 244

El Chubut; 2/1/1925; pág.7.

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132

años han ayudado al Instituto María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia. Desde las

beneméritas familias que la mañana del 28 de enero de 1925 recibieron a las primeras

Hermanas en el muelle hasta las actuales familias que hoy le confían sus hijas; desde el

Sr. Humberto Beghin que les facilitó la Capilla-Salón del Círculo Católico de Obreros

San José para que se cobijaran mientras no tuvieran un techo estable, hasta el Superior

Gobierno de la Nación que cedió el edificio conocido en 1925 con el nombre de

“Asilo”, sobre el que se levanta el actual colegio”245

.Entre las familias a quienes la

escuela guardaba eterno agradecimiento se encontraban la familia Van Raap, Larrea,

Herrera y la Sra. de Huber Platz, esposa del entonces administrador del Yacimiento

Estatal. Estas damas habían formado la Comisión que había tenido “la grata misión”

según la prensa local de recaudar los fondos que serían destinados a las mejoras del

local escolar durante los dos años previos a la instalación definitiva de las salesianas en

la localidad.

Durante esos años se produjo la segunda intervención de la comuna (1924)

retornando la normalidad institucional tras una nueva jornada electoral durante el

transcurso de 1926. El cargo de presidente del Concejo Concejo Municipal quedó en

manos de Casimiro Pella, integrante de la Unión Vecinal Máximo Abásolo. En julio de

1927, en su carácter de Presidente del Concejo, Pella presenció la firma de un acuerdo

entre la Condesa Pagani Pacci. y un grupo de damas entre las que figuraba sus esposa

Polly. El acuerdo seguía el programa del último Congreso Internacional Femenino de

Roma y habían resuelto constituir el Comité de Cultura Femenino pro derechos de la

mujer, solicitando al Superior Gobierno de la Nación que se les concediera el voto

administrativo y político. Entre las integrantes del Comité de Cultura Femenino

figuraban: Elli M. De Platz, Polly de Pella, Mercedes D. De Herrera, Elvira S. De

Raventos, Henny Ivoene, Rosalía B. De Becerra, María Lusarreta, Mercedes Larrea,

Imperata Wawtra, Armanda Lovatini, Rosa Coletto, Teresa Miojheth, Johana du

Plesssis, Dolores Lovatini, Alejandra Lovatini, Adelina de Lutz, América Perelli,

Mercedes Lusarreta y Hermelinda Pessolano246

.

Muchos de esos nombres volvieron a repetirse entre las integrantes de la

Asociación de Beneficencia de Cooperadoras Salesianas (más tarde adoptó el nombre

Sociedad de Damas de Beneficencia) surgida en setiembre de 1927. La comisión

245

Folleto editado con motivo de la Conmemoración del Cincuentenario de la Fundación del Colegio

María Auxiliadora de Comodoro Rivadavia, sin datos editoriales, 1975. 246

AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Expediente No. 279, 24 de julio de 1927. También

El Chubut, 13/7/1927, pág.4. .

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133

directiva quedó constituída de la siguiente manera: Directora Sor Victorina Barrio

(Directora del Colegio de Salesiano de Niñas); como Presidenta Honoraria figuraba Elli

M. De Platz (esposa del entonces administrador local de Yacimientos Petrolíferos

Fiscales); Presidenta: Emilia G. De Larrea; vicepresidenta Dorotea G. De Garófoli;

Secretaria, Polly L. de Pella, pro: Iride C. De González; tesorera: María S. de Stempft;

Pro: Teresa C. De Orbaiz, Cronista: Mercedes D. De Herrera; Consejera: Adelina F. De

Luth247

. Las promotoras del Comité Cultura Femenino ocuparon cargos en la primera

comisión directiva de la asociación en 1927(Presidenta honoraria: Elly de Platz, como

secretaria: Polly LLoyd de Pella). Los estatutos de la asociación exigían la renovación

periódica de la comisión directiva, aunque es posible observar que quienes figuraban

entre las promotoras del voto femenino, en las décadas siguientes se mantuvieron en la

asociación ocupando cargos de relevancia (secretarias o tesoreras) como Mercedes

Lusarreta, y Johanna Du Plessis. Como veremos Emilia Guillot de Larrea estuvo al

frente de la presidencia durante la mayor parte de la vida de la entidad.

La Asociación ocupó sus primeros años de existencia en la constitución del

patrimonio de la misma, ya hacia 1929 sus integrantes se encontraban inmersas en la

concreción de un proyecto mucho más ambicioso: el de la inauguración de un asilo. El

proyecto surgió en agosto de 1929 y las damas se habían propuesto “crear un pequeño

asilo para todos aquellos niños cuyas madres se ven precisadas de abandonarlos para

con su honesto trabajo procurar el honesto trabajo de sus hogares. La obra que es de

todo punto de vista, merecedora de apoyo consiste, según sus propias manifestaciones

en lo siguiente: Interpretando la necesidad de ayudar a esas pobres madres y criaturas

cuya afligente situación, las obliga a separarse por determinadas horas del día, les ha

concebido la idea de crear un pequeño asilo donde poder recoger a las criaturas que se

hallen en tan tristes condiciones. [...] Al frente de la casa estará una encargada o

gobernanta, la que cuidará o atenderá, a los niños que se les confíe. Allí se les

suministrará su correspondiente su correspondiente desayuno, comida y merienda,

debiendo pasar sus madres después de terminar sus tareas a retirarlos. Le llaman (dice

el Cronista) la Casa de los Niños”248

.

Los primeros años de la asociación coincidieron con una nueva intervención al

gobierno municipal, lo cual no parece haber afectado la labor de las “damas”, las que

concentraron sus actividades en elevar solicitudes de internación en nombre de los

247

El Chubut, 23/7/1927, pág..3. 248

El Chubut, 16/8/1929, pág. 3

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134

pobres de solemnidad de la localidad u organizando rifas y kermeses para así poder

constituir el patrimonio de la asociación. En 1929, la disolución de del Comité Billiken

Le Bretón les permitió consolidar los fondos con que contaban en la Caja Social. Ese

mismo año, organizaron una importante campaña para recibir donaciones e inaugurar el

Asilo, que comenzó a funcionar en instalaciones alquiladas por la asociación. En ningún

momento ocultaron los objetivos maternalistas del proyecto y sus actividades se fueron

orientando hacia la concreción de los mismos, lo cual les permitió incursionar en tareas

asociadas con el denominado “proceso de gestión y construcción de la ciudad”. 249

La construcción del asilo comenzó en junio de 1931, procediendo el interventor

municipal de turno, Comisario César Stafforini, a cederles una fracción de terreno en

la avenida Rivadavia. Yacimientos Petrolíferos Fiscales se hizo cargo de la dirección

técnica de la obra, dándose comienzo a los trabajos en agosto de 1932. Al comienzo de

las tareas se contaban con donaciones provenientes de Y.P.F. (13000 $), de la Cía.

Ferrocarrilera del Petróleo ($ 1000), la Cía. Diadema Argentina (1000$ ), la Cía. Astra

(32.000 ladrillos) y la Cía. Industrial y Comercial de Petróleo (1000 $)250

. Fueron

frecuentes la elevación de solicitudes de suministro gratuito de gas y agua, de

eximición del pago de impuestos municipales y en la medida que se aproximaba el

momento de inaugurar el Asilo, las Damas comenzaron a pedir a las autoridades

municipales materiales y obreros que les permitieran realizar actividades de refacción

del antiguo edificio como de las nuevas instalaciones. Ninguno de sus pedidos fue

rechazado, aún cuando el municipio estuvo afectado por la intervención que se

extendió desde fines de 1927 a 1932 como ya he señalado251

. A fines de ese año, se

realizaron nuevamente elecciones municipales, participando la Unión Popular del Dr.

Schneider y la Unión Vecinal Máximo Abásolo, que resultó ganadora del comicio,

nombrándose presidente del Concejo al Dr. Ciarlotti, éste se mantuvo al frente de la

comuna entre diciembre de 1932 y mayo de 1933. Los escasos seis meses en que se

desempeñó como Presidente del Concejo no obstaculizaron su interés por ejercer algún

tipo de control sobre la asociación que se encontraba bajo la presidencia de Jeannette

Du Plessis de Schneider, la esposa de su mayor rival político. Ciarlotti solicitó a las

Damas un informe detallado de los ingresos, egresos y donaciones con las que contaban

249

Luciano de Privitellio, Ob. Cit., 2003. Sobre las cuestiones conflictivas y el lugar de las mujeres en

este proceso véase, Ricardo González, Ob. Cit, 1990, pág.106-108. En cuanto al maternalismo véase,

Marcela Nari, Políticas de Maternidad y maternalismo político. Buenos Aires 1890- 1940, Bs.As., Biblos,

2004. 250

AHMCR, Exped. No. 2181, Sección XXXI, letra “S”, Octubre 8 de 1943. 251

AHMCR, Expeds. No.96-S, 15/3/28, No. 370- S, 11/9/29, No. No. 97-C, 27/2/31.

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135

para el desenvolvimiento de sus actividades, y, aunque cumplieron con la presentación

de la documentación que se les había requerido, no desperdiciaron la oportunidad de

solicitar una subvención de 50 $ mensuales que sería destinada a comprar alimentos

para el asilo. La nota fue presentada por una comisión integrada por las Señoras de

Clemant, Camarero y Garófoli y firmada por la vicepresidenta Rosa M.V de Santillán,

quizás para evitar herir la susceptibilidad del Presidente del Concejo, si era elevada por

la Sra. de Schneider. Ciarlotti no pudo negarse y otorgó la subvención que permitió

solventar la compra mensual del pan252

.

En mayo de 1933, Ciarlotti fue reemplazado por su opositor, el Dr. Pastor

Schneider. El nuevo gobierno municipal no tardó en recibir un pedido de ayuda y

“cooperación suficiente” de parte de la comisión directiva de la asociación (bajo la

presidencia de su esposa) la que sostuvo que siendo la única institución dedicada a la

atención de la infancia desvalida, éste constituía “Un acto justiciero”. En reunión del

5 de junio, el concejo aprobó el otorgamiento inmediato de un subsidio de 2000$, suma

a la que se le agregarían otros 7000$ que serían percibidos por la asociación en cuotas

de 400 $ mensuales. La noticia no fue bien recibida ni por la prensa opositora ni por

otras sectores de mujeres quienes en compañía de sus hijos y de trabajadores que

militaban en el comunismo en la zona, se movilizaron hacia el edificio donde

funcionaba la municipalidad coreando: ¡Abajo las subvenciones a las Damas de

Beneficencia! ¡Pan para los hogares pobres !253

. La oposición de estos sectores no

afectó en lo más mínimo a las “damas”, quienes volvieron a elevar al Presidente del

concejo solicitudes de préstamo de stocks de cemento Pórtland, aduciendo que “tenían

conocimiento” de la existencia y disponibilidad de los mismos, o bien utilizaron

mosaicos destinados a la construcción del hospital vecinal, un préstamo que “estaba

perfectamente garantido” de acuerdo a las declaraciones del presidente interino del

Concejo254

.

El 12 de octubre de 1933 las instalaciones de la Casa del Niño fueron inauguradas

en presencia de las autoridades municipales y de numeroso público, aquel acto formó

parte de la conmemoración del Día de la Raza. La apertura de la nueva sede se produjo

en un momento en que si bien había críticas hacia las prácticas económicas de la

comisión directiva de la asociación, las mismas no eran suficientes para cuestionar el

252

AHMCR, Exped. No.208-S, 28/1/1933. 253

AHMCR. Expediente No. 664, Tomo XSVI, S, 7 /6/1933, El Chubut, 8/6/33, pp. 1 y 4. 254

AHMCR, Expediente No. 766-S. 7/7/33.

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136

accionar de las Damas. La prensa opositora destacó, siguiendo las críticas habituales

esgrimidas por quienes pretendían racionalizar la administración de la beneficencia: “La

Sociedad de Damas (…) se ha construído el hermoso edificio que en nuestra localidad

se erigió con el nombre de “Casa del Niño” ha dado a publicidad el estado de cuenta

de dicha construcción hasta la fecha. Tal debe suponerse al menos el volante que con

este título se ha distribuido y en el cual figuran detalles minuciosos sobre préstamos,

donaciones, pagos, anticipos de subvenciones recibidas y otros aportes ya gastos que

figuran en las columnas de ingresos y egresos del volante. Cabe hacer notar algunas

fallas al documento como la de no tener fecha ni firma alguna, parte otros detalles que

no aparecen claros o bien distribuidos en lo que normalmente se entiende por balance

o estado de cuenta. No obstante, ahí están confirmado los detalles tan reclamados como

necesarios, sin duda, cuya circunstancia viene a reivindicar la seriedad de la

institución en lo que atañe a la publicidad de inversión de fondos.255

”.

No creo que haya sido casual que los actos se realizaran en un día en que se

vinculaban la raza y la nacionalidad. En un contexto en que el conservadurismo

avanzaba, las damas locales como otras de sus pares de la década se presentaron como

modelo de femineidad y se jactaron de sus logros256

. Mientras ellas festejaban, los

temores masculinos respecto del lugar que estas mujeres estaban ocupando en el espacio

público de la localidad, comenzaron a acercar voluntades de distintos sectores. No

tardaron en encontrar un motivo que justificara sus reuniones y a la vez les permitiera

ocultar sus verdaderas intenciones. La finalización del Hospital Vecinal proporcionaba

la excusa perfecta para intentar poner fin al control que las damas ejercían sobre las

pobres madres obreras y sus hijos.

Una misión imposible: la beneficencia bajo el dominio racional de los hombres

El 19 de abril de 1934 los integrantes de la Comisión Vecinal Pro Hospital de

Comodoro Rivadavia remitieron copia del acta de constitución de la misma al

Presidente del Concejo Dr.Pastor Schneider. Si bien los integrantes declaraban en los

considerandos que la misma sería completamente apolítica, entre sus integrantes

figuraban Augusto Perelli, (presidente de la Liga Patriótica en los veinte), Casimiro

Pella y Luis Spadazzi, ambos vinculados al partido opositor a Pastor Schneider.

También mencionaban que no reveerían en absoluto los fondos que existían para el

255

El Chubut, 12/10/33, pág. 3. 256

María Fernanda Lorenzo, Ana Lía Rey y Cecilia Tossounian, Ob. Cit,, 2005, pág.19

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Hospital, comprometiéndose ni a criticar ni aplaudir nada de lo actuado con

anterioridad. La comisión solicitaría al Concejo la sanción de una Ordenanza que le

diera facultades autónomas para proseguir las Obras del Hospital hasta su terminación,

habilitación y para su administración y explotación conforme a un detallado plan de

actividades. Teniendo en cuenta estos objetivos se solicitaba al Concejo determinara en

la Ordenanza el monto de su aporte para la terminación de las obras, forma y fecha en

que se haría entrega de los mismos y se fijara el aporte mensual para sostenimiento del

Hospital. Finalmente señalaban que hasta que no se conociera el resultado de las

gestiones mencionadas no deberían iniciarse otras. Habiéndose aprobado las bases, fines

y propósitos de la misma, el Dr.Phillippeaux en nombre de la comisión remitió las actas.

Una nueva nota fechada en diciembre del mismo año, aunque en un tono menos

amigable, fue enviada por el presidente de la Comisión al Concejo, ya que no se

conocía el resultado de las gestiones. Casi un año después de la conformación de

aquella primera convocatoria y tras haberse realizado nuevas elecciones quedando la

presidencia del Concejo bajo el Dr. Pedro Ciarlotti, se constituyó la Comisión de

Fomento y Fiscalización de las Obras del Hospital Municipal integrada por los vecinos:

Don Enrique Marx, Otto Hinsch, Roque González, Armando Gosio, Casimiro Pella,

Miguel San Martín, Agustín Ibarguren, Julio Cabeza, Pedro A. Barros y el Presidente

del Concejo. A esta comisión se sumarían como colaboradores, los señores presidentes

de la Asociación Española de Socorros Mutuos, Sociedad Italiana de Socorros Mutuos,

Sociedad Portuguesa de S.M., Sociedad Alemana local y el Presidente del Centro de

Propietarios de Bienes Raíces257

. El proyecto de ordenanza preveía que en los 10 días

posteriores a su sanción, la Junta Vecinal debía presentar un reglamento para el

funcionamiento del Hospital que quedaría bajo su jurisdicción. Para el normal

desenvolvimiento de sus actividades y mantenimiento del nosocomio, la Municipalidad

traspasaría a la Junta, la administración y explotación de los servicios públicos de gas y

agua, que la misma manejaría de acuerdo a las “las prácticas más eficientes de

administración y técnica”. Una vez cumplidos los objetivos anteriormente

mencionados, la Junta se daría la tarea de resolver” todo problema relacionado a la

niñez abandonada, desamparada y sin orientación, y a la ancianidad, de las personas

carentes de recursos para su subsistencia, etc, etc, y para lo cual podría fundar Asilos

257

AHMCR, Municipalidad de Comodoro Rivadavia, Resoluciones y decretos, 1933-1938, 13/5/35, folio

67.

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138

para niños y menores, colonias de menores y de vacaciones, reformatorios,

dispensarios de salubridad, etc. etc”258

.

Días después la prensa local informó sobre su constitución pero sin dar cuenta de

los objetivos de la Junta que amenazaban con disputar el control a las Damas de

Beneficencia respecto a la infancia desvalida. Esta fue la última mención que se hizo

acerca de la existencia de la mencionada. Meses después y quizás por despecho,

Ciarlotti respondió a una solicitud de las damas en las que reclamaban el pago de

subvenciones atrasadas, que en realidad ellas adeudaban al estado municipal

aproximadamente unos 5400$ en concepto de impuestos y que sería multadas, aunque

es posible pensar que el presidente del Concejo no contaba con muchas fuerzas para

enfrentarlas ya que tras una sesión del mismo, se decidió dejar la multa en suspenso259

.

Poco tiempo le restaba a su administración, ya que la cuarta intervención comenzó en

1937. Un ex interventor, el Comisario César Stafforini fue designado al frente del

gobierno comunal permaneciendo en su cargo hasta setiembre de 1943. Dada la escasa

documentación que ha sobrevivido sobre la existencia de la Junta, no podemos dar

cuenta de los motivos por los cuales se produjo su desaparición. Podemos sugerir que

la materialización de sus aspiraciones se concretó parcialmente ya que el 1 de agosto

de 1936 se procedió a habilitar el dispensario de salubridad y consultorio para los

enfermos pobres de solemnidad en el nuevo edificio destinado a Hospital Municipal.

En contrapartida, el retorno a la administración de César Stafforini consolidó la

labor de las damas, fortalecimiento que contó con el aval presidencial. La firma de

Agustín P.Justo, confirmaba el 20 de octubre de 1937 que la Inspección General de

Justicia les concedía la personalidad Jurídica a la Asociación Sociedad de Beneficencia

de Comodoro Rivadavia. Para sus sostenimiento contaba con las cuotas mensuales de

las/los asociados, con los legados y donaciones en dinero, mercancías, con las

subvenciones acordadas por las autoridades, con el producido por las conferencias,

fiestas , conciertos , etc. que se organizaran a favor de la institución, con las rentas e

intereses que puedan producir el capital de la institución. Habían además instituido el

Día del Niño, fijándose a tal fin los días 4, 5 y 6 e enero de cada año con el objeto de

solicitar ayuda para la Casa del Niño 260

. En los estatutos quedó claramente establecido

258

Asociación Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia, la copia se

encontraba entre los papeles sueltos correspondientes a los trámites de solicitud de personería jurídica de

la asociación. 259

AHMCR, Exped. 1011-P, 11/10/35. 260

AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943; Expediente 1865, 4/10/51; Expediente 1453; 9/6/55.

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139

el objeto de su existencia: “proteger, amparar y socorrer a los desvalidos y necesitados

de esta zona, sin distinción de nacionalidad, sexo, estado, religión o credo político”261

.

Pero como ya era habitual en las prácticas institucionales de estas damas, no

desaprovecharon la oportunidad de que se asentara en los mismos que “la institución

se proponía solicitar de la Municipalidad los fondos que ésta tiene destinados para

tales fines, sean como donación o en administración, peticionar subsidios a los poderes

públicos para su sostenimiento como así recabar la ayuda de la población en la forma

que lo crea conveniente la Comisión Directiva”262

. Aquella cláusula finalmente se

materializó, otorgándole a la asociación no solamente el dominio sobre las pobres

madres obreras y sus hijos, sino dejando en sus manos el control de esos fondos

públicos.

En tiempos del primer peronismo

En setiembre de 1943 el Comisario César Stafforini fue reemplazado por el

Coronel Angel Solari quien ocupó el cargo de Comisionado Municipal hasta su

posterior nombramiento como primer gobernador militar de Comodoro Rivadavia.

Quien desempeñaba el cargo de subintendente, el Mayor David. A. Lavori fue

encargado de realizar visitas a la Casa del Niño. En días subsiguientes el Comisionado

Municipal elaboró un informe en el que destacaba entre otros aspectos que “el

Subintendente ha presenciado los más dolorosos e increíbles cuadros de miseria y

abandono, inadmisibles en un pueblo donde la Municipalidad invierte tantos dinero en

beneficencia. […] La necesidad de refundir en un solo organismo y con una sola

dirección, todas las asociaciones y entidades de carácter benéfico, debiendo renovarse

la comisión anualmente”263

. El Comisionado subrayaba la necesidad imprescindible de

que las Señoras de la Comisión de Damas desplieguen actividad para recolectar fondos,

pidiendo a los comercios locales, organizando ferias de productos confeccionados por

ellas mismas y obsequiados por terceros, etc. Sugería finalmente, que a los niños no

había solamente que alimentarlos sino “que hay que inculcarles aseo, prolijidad,

buenas costumbres, amor a Dios y a la Patria”264

.

Las instituciones que el Comisionado Municipal pretendía fusionar eran la

Sociedad de Damas de Beneficencia local y la Institución Ropero Infantil. Esta política

261

AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943. 262

AHMCR, Expediente 1170, julio 1930. 263

AHMCR, Expediente 2181,8/10/1943. 264

Ibídem.

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140

se encontraba en el marco más amplio de centralización que el gobierno de la

revolución del junio del 43 llevaba adelante. Las sugerentes menciones a “Dios” y a la

“Patria” nos recuerdan la fuerte impronta del Nacionalismo Católico en las fuerzas

armadas del momento, pero además nos remiten al proyecto de institucionalización del

bienestar que la “elite militar” auspiciaba265

. El informe además mencionaba el tipo de

actividades que las Señoras de la Comisión de Damas de Beneficencia debían realizar

para recaudar fondos subrayando la relación existente entre caridad y el dominio de las

labores domésticas por parte de las integrantes de la Comisión.

A principios de los cuarenta Doña Emilia Guilot, quien presidía la entidad, ya

había enviudado, cuestión que no hizo que mermaran sus actividades en forma alguna.

Muchas integrantes de su núcleo familiar integraban también la misma comisión en

carácter de vocales. En 1951 fue nombrada como “presidenta vitalicia” de la Sociedad

y era además la atracción principal de las actividades caritativas organizadas por las

damas de la asociación. La prensa local promocionaba en 1947:

“Esta noche- 27 de mayo a las 22 hs.- esta noche

Eduardo Bianco dedica su Noche de Moda a beneficio de la Soc. de Damas de

Beneficencia “ Casa del Niño” que preside la distinguida Sra. Dña.

EMILIA G. DE LARREA

Selecto programa musical. Han prometido su asistencia autoridades de la ciudad y zonas

vecinas.

Grandiosos Éxito Orquesta de Señoritas

“Hungarian Serenaders”

Con la notable cantante Gloria Dorre

Los precios de las consumisiones no tendrán recargo alguno

CONFITERíA VARIETE “EL AGUILA’

San Martín 362- Tel. 520- C.R.

265

Loris Zanatta, Del Estado Liberal a la Nación Católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del

peronismo. 1930-1943, Bs.As., Universidad Nacional de Quilmes, 1996; Loris Zanatta, Perón y el mito

de la Nación Católica. Iglesia y Ejército en los orígenes del peronismo, 1943-1946, Bs.As,

Sudamericana, 1999; Juan Carlos Torre, “Interpretando una vez más los orígenes del peronismo”, Bs.As.,

Desarrollo Económico, vol. 28; No. 112; enero- marzo 1989, pp. 524-548.

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141

Un nuevo y espléndido local con una nueva modalidad europea” 266

El protagonismo alcanzado por Emilia Guillot en el evento seguía las pautas

establecidas por los estatutos aprobados en la década precedente, seguían organizando

funciones teatrales, bailes y desfiles de modas, actividades en las que destacaron Emilia

Guillot de Larrea y Pilar Martínez de Moirón, viuda y esposa de presidentes de

asociaciones étnicas. 267

En el capítulo 3 sostuve que el perfil de esta última responde a

las características del denominado liderazgo de proyección268

. Emilia Guillot también

debe ser inscripta en la misma tipología ya que sus prácticas ejemplifican más

acabadamente otro de los rasgos del mencionado liderazgo: suelen situarse en los

márgenes del grupo étnico y están dispuestos a abandonarlo “bajo una delgada capa de

lealtad”269

. Es que habiendo sido marginadas por los hombres de su propio entorno

familiar de los cargos directivos de las asociaciones voluntarias, estas mujeres supieron

hacer de la beneficencia un área bajo su control y comenzaron a ser temidas

precisamente por esos mismos logros 270

.

En este marco debemos entender la necesidad de refundir en un solo organismo y

con una sola dirección todas las asociaciones y entidades de carácter benéfico

existentes en la zona hacia 1943. Con el claro objeto de poner en duda el accionar de la

Sociedad Damas de Beneficencia, el encargado de su redacción enfatizó

deliberadamente el manejo dudoso de la Casa del Niño. Especialmente subrayó

aspectos relacionados con la alimentación deficiente de los niños, el cuidado y orden de

instalaciones como el comedor, los baños y los roperos por cierto ausentes. El Informe

finalizaba sosteniendo que “La Casa del Niño no es una cárcel ni un claustro. Trabajos

manuales, inculcar amor a la tierra haciendo trabajos de jardinería, organizar juegos y

sacarlos a pasear además de efectuar visitas diarias a los barrios donde habitan

familias humildes para hacerles llegar la ayuda no solo material sino también moral.

266

El Rivadavia, 27/5/1947, pág. 5 267

AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943; Expediente 1865, 4/10/51; Expediente 1453; 9/6/55. 268

Xosé Manoel Núñez Seixas, “Modelos de liderazgo en comunidades emigradas. Algunas reflexiones

a partir de los españoles en América (1870-1940)” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006,

pp. 17-41. 269

Idem, pág.22. 270

Mary Ryan se encuentra en Nancy Fraser, “Reconsiderando la esfera pública: una contribución a la

crítica de la democracia realmente existente”, Bs.As., Entrepasados, No. 7, 1994, pp.92-93.

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142

No cortarles el cabello como presidiarios, dejarles su aspecto de niños no

disminuyéndolos ante los demás, ni denigrarlos; la casa del niño debe ser un verdadero

hogar, donde el niño se encuentre alegre y feliz y no una reunión de seres humanos que

lleven en su rostro el estigma de su orfandad o ilegitimidad. Finalmente señalaba,

turnarse los demás de la comisión que son maestras, para dar a los niños todos los días

una o dos horas de clase tratando educación, urbanidad, etc.”271

No hubo un informe similar en relación a la otra de las asociaciones voluntarias

involucradas en la futura fusión, de la cual ha sobrevivido una escasísima

documentación. Hacia 1936, un grupo de niñas había comenzado a organizar un

costurero, para terminar fundando una nueva institución en 1937: la Institución

“Ropero Infantil”. Labores y Manualidades de Comodoro Rivadavia. De acuerdo a sus

estatutos orientaba su accionar en la línea de actividades practicadas en torno a la

caridad durante la restauración conservadora: los costureros. La sede de las actividades

de la sociedad se encontraba en el mismo predio ocupado por el Parque Infantil.

Originalmente había comenzado sus actividades en dependencias de la Sociedad de las

Damas de Beneficencia, pero tras solicitud al interventor municipal, trasladaron su sede

al mencionado Parque. 272

Los estatutos de la Sociedad “Ropero infantil” mencionan

que la misma tenía por objeto “contribuir a la enseñanza en forma gratuita, de las

labores y manualidades útiles a la mujer y el hogar, al mismo tiempo que ayudar y

socorrer los hogares necesitados distribuyendo ropas, confeccionadas por las alumnas

entre la gente pobre”273

. El artículo dos mencionaba además que las integrantes de la

asociación para lograr sus objetivos han “gestionado y obtenido una subvención

municipal y ha formado su caja con el aporte de socios”274

. La institución contaba

además con empleadas que dictaban clases y un registro de alumnos. Entre las

asociadas al “Ropero Infantil” sobresalía Raquel V. De Ciarlotti, esposa del Dr. Pedro

Ciarlotti quien había estado al frente del concejo municipal en los treinta en dos

oportunidades.

El día 9 de setiembre de 1943 Emilia G. de Larrea, elevó una nota al Interventor

Municipal en nombre de la más criticada de las dos asociaciones. Sin embargo, no se

molestó en contestar ninguna de las cuestiones que las desprestigiaban, sino que por el

271

AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943. 272

AHMCR,Expediente Municipal 1170, julio 1930. 273

AHMCR, Expediente 2181, 8/10/1943. 274

Idem.

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143

contrario comunicó que en reunión extraordinaria habían resuelto aceptar “en

principio” la anexión de la entidad “Ropero Infantil” para lo cual esta última debería

resolver su propia disolución. Además establecían que la anexión supondría la creación

de un anexo que conservaría la denominación “Ropero Infantil, integrando a las ex

socias de la sociedad disuelta, “sin perjuicio de que la acción de la misma dependería

de la Comisión Directiva de la Sociedad que presidía la cual “no sufrirá modificación

alguna en su nombre social”. Por su parte, las integrantes de La Institución Ropero

Infantil, que también realizaron asambleas extraordinarias, parecen no haberse opuesto a

la fusión. En los días previos al 29 de setiembre de 1943, Doña Emilia invitó

personalmente al Interventor a presenciar la Asamblea en la que se resolvería a favor o

en contra de la propuesta del Coronel Solari. Fue entonces cuando la Presidenta de la

Sociedad de Beneficencia comunicó que la Asamblea extraordinaria consideraba “ que

la disolución de la Sociedad y la Cesión de sus Bienes a esa Municipalidad, tropieza

contra toda la obra efectuada por las sucesivas comisiones directivas y contra el

espíritu de esta institución que se creó y se mantiene con el apoyo y beneplácito de toda

la población, cual si fuera un imperativo de la dádiva anónima el mantener íntegra la

obra de la Sociedad, considerando además que la base de su existencia y la efectividad

de su acción implica su independencia como entidad jurídica […]Y que a los fines de

una mayor eficacia en la obra de beneficencia y asistencia social a realizar, solicita

que la Municipalidad amplíe su apoyo a ésta Institución, sea en el orden pecuniario,

sea en la contratación de personal idóneo u otro medio de ayuda para que se

intensifique la labor de amparo al necesitado que ha polarizado siempre la acción de

esta sociedad.”275

.

Emilia agregó en la nota enviada al Comisionado que la Asamblea había resuelto

“no acceder a la sugerencia propuesta”. Al acusar recibo de la nota que le fuera

enviada, el Coronel Solari lamentó que no se hubiera llegado a un acuerdo para la fusión

de las dos Entidades de Beneficencia de la localidad y manifestó que la municipalidad

seguiría cooperando dentro de las posibilidades financieras. Promesa que parecen haber

cumplido sus sucesores ya que los presupuestos municipales de 1950 contaban con

financiamiento de 1200 pesos para ambas instituciones276

. No es posible mostrar aquí,

hasta cuando desarrolló actividades la Institución Ropero Infantil, lo único que sabemos

es que su sede se transformaría en un jardín de infantes posteriormente. En el caso de la

275

Ibídem. 276

Soil Brohman, Ob. Cit., 1951, pág. 176.

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144

Sociedad de Damas de Beneficencia, las mismas sobrevivieron incluso al primer

peronismo transfiriendo posteriormente su patrimonio al naciente Estado Chubutense al

transitar la década del 60277

.

Conclusión

Desde las primeras décadas del siglo XX las dirigencias de las asociaciones

voluntarias ubicadas en la zona coincidían en la organización de las actividades y en la

procesión cívica realizada en las fiestas patrias, siendo estas ocasiones las fechas

elegidas para exhibir los logros de las comisiones directivas al inaugurar sedes o bien

reunir fondos para constituir el capital social. Como hemos visto en los capítulos

precedentes estos grupos desarrollaron una capacidad asociacionista que se destacó por

la gran cantidad de entidades creadas. Sin embargo, al descender en la escala de

observación hasta alcanzar un nivel casi microscópico he encontrado que las mujeres

tuvieron un importante protagonismo, ya que a través de la exaltación de su abnegación

y el “carácter social” de sus labores supieron contrarrestar los efectos de la

pauperización producida por las guerras mundiales, las crisis económicas o los azares

de la vida cotidiana, aunque lo más significativo de ese proceso fue que las mujeres

encontraron los repertorios organizaciones que les permitieron hacer política en los

márgenes de la nación como ha sugerido Elisabeth Clemens278

.

En el capítulo 1 focalicé mi atención en la asociación temprana entre beneficencia-

patria y pobreza mostrando cómo las mujeres al desarrollar actividades recreativas y

fundamentalmente benéficas encontraron una forma de acceder a la esfera pública. A

partir de 1921 cuando Polly Lloyd de Pella entregó obsequios a los niños pobres de la

localidad a nombre de la corporación municipal un 25 de mayo, un conjunto de mujeres

comenzaron a movilizarse ajustándose sus prácticas a las de los movimientos de

mujeres en la Argentina, los que demandaban tanto por derechos sociales como

políticos279

. En este sentido, no debe extrañarnos que Polly Lloyd figurara en la nómina

de integrantes del Comité de Cultura Femenino Pro derechos de la Mujer que reclamó

ejercer derechos políticos en la esfera municipal en 1927. Las frecuentes intervenciones

municipales contribuyeron a que sus demandas tuvieran que esperar hasta 1951 cuando

277

Clemente I. Dumrauf, Historia de Chubut, Bs.As, Editorial Plus Ultra, 1996, pp. 493-494. 278

Elisabeth Clemens, Ob. Cit., 1999, pp. 81-110. 279

Dora Barrancos, Mujeres en la Sociedad Argentina. Un historia de cinco siglos; Bs.As.,

Sudamericana, 2007.

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145

finalmente alcanzaron la ciudadanía política en pie de igualdad con sus pares

masculinos de los Territorios Nacionales. Lo importante es señalar que a pesar de que

estas mujeres debieron concentrarse en el carácter caritativo de sus actividades,

desarrollaron un rol clave en el reconocimiento de esos derechos y contribuyeron a

moldearlos. Así, en los veinte el desplazamiento del interés hacia los hijos puede ser

entendido como la proyección de una visión de la maternidad que producto del

higienismo y del avance estatal se centraba en relación madre-hijo. A partir de esta

imagen las mujeres pudieron construir nuevos espacios de sociabilidad que les eran

propios. Lejos de la pasividad, estas mujeres supieron articular sus intereses: en la

primera mitad de los veinte en torno a la educación de las niñas, luego reorientaron sus

pasos conformando asociaciones en los que la protección hacia los hijos ocultaba el

objetivo de dar protección a las madres pobres. Sin embargo, tras la inauguración del

Asilo denominado La Casa del Niño en 1929 esta perspectiva fue la que culminó por

perdurar hasta nuestros días, ignorándose en el presente que la obra surgió como

resultado de las prácticas asociativas desarrolladas por las feministas maternalistas de la

zona.

Las asociaciones femeninas de beneficencia no difieren de otras tantas que han

sido estudiadas en el resto de la Argentina y como he mostrado quienes las lideraron

enfrentaron exitosamente intentos de fusión con otras asociaciones voluntarias

existentes o bien el traspaso de sus actividades a otras áreas de la corporación municipal

que estaban en manos de los hombres. Aunque la Sociedad de Damas de Beneficencia

de Comodoro Rivadavia (1927) fue la única asociación voluntaria que alcanzó casi las

cuatro décadas de existencia, pude rastrear la existencia de otras asociaciones caritativas

como el Comité Billiken- Le Bretón (1924) y la Institución Ropero Infantil (1927).

Destaca del conjunto de las mujeres integrantes de las mismas, el protagonismo

alcanzado por las españolas, quienes habían resultado ciertamente marginadas de la

conducción de las propias entidades mutualistas por sus propios padres, hermanos o

esposos. Como resultado de la mencionada marginación, bajo el liderazgo de Emilia

Guillot de Larrea procuraron hacer visible su accionar apropiándose del estereotipo

“Angel del Hogar” e imprimiendo un carácter de abnegación patriótico - asistencial a

sus acciones, el que culminó por dejarlas con el control de la beneficencia en Comodoro

Rivadavia durante la primera mitad del siglo XX. Más allá de ello, Emilia Guillot de

Larrea y el resto de mujeres movilizadas compartían con quienes lideraban las

asociaciones del mutualismo étnico una serie de principios en que el carácter moral de

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146

sus actividades daba cuenta de las concepciones de bienestar que manejaban esas

dirigencias. En ellas jugaba un lugar central la conservación de la independencia de la

Sociedad como entidad jurídica ya que como las palabras de la misma exaltaron al

principio del presente capítulo, ésta era obra de las sucesivas comisiones directivas y

cualquier medida que amenazara su autonomía contrariaba los intereses de toda la

población.

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147

Capitulo 5

Virtudes moralizadoras, ahorro colectivo y socorro mutuo: la cooperativa del

Personal de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales en sus décadas iniciales

“Los trabajadores de Y.P.F. han

demostrado siempre que poseen el espíritu de iniciativa, propio de que todo obra de

nobles fines encontró apoyo moral y material. Una vez más tenemos que responder y a

favor de nuestros intereses, ofrecer el apoyo total para que tengamos pronto al lado de

nuestra organización gremial una ejemplar cooperativa, orgullo de los obreros y

empleados de Y.P.F”. Adam Trybus, vicepresidente. 280

El 18 de enero de 1972 los integrantes del consejo directivo de la Cooperativa del

Personal de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales homenajearon a sus predecesores con

motivo del veinticinco aniversario de la fundación de la mencionada asociación.

Quienes ejercían el liderazgo de la entidad voluntaria por entonces consideraron

oportuno colocar ofrendas florales al pie del Monolito a los Caídos en la explotación

petrolífera y organizar cenas conmemorativas a las que sumaron la edición de la

Revista Actividad Cooperativa que dedicó su ejemplar al acontecimiento. Las imágenes

del programa de festejos ocuparon una parte importante de la publicación, destacándose

del conjunto las tomadas en inmediaciones del monumento anteriormente mencionado,

las que reproducían a los integrantes de la Comisión Directiva en ejercicio como las de

aquellos que habían tenido un liderazgo indiscutido en las etapas fundacionales de la

asociación281

. La ocasión fue además oportuna para que las reglas de oro de la

cooperación establecidas por los tejedores de Rochdale a mediados del siglo XIX

fueron reproducidas con el objeto de recordar a los lectores de la publicación que los

miembros del directorio aún adherían a aquellos postulados: libre acceso y adhesión

voluntaria, control democrático, distribución del excedente en proporción a las compras,

limitación del interés al capital, neutralidad política y religiosa y estímulo a la

educación. A pesar de que más de un siglo había transcurrido entre su formulación y

el momento en que se los evocaba, aquí intentaré rastrear su vigencia entre quienes

280

El Rivadavia, 13/12/47, pág. 2 281

Manuel José Bolaño (Dir.) y Eduardo Gallego, Actividad Cooperativa, Com.Riv. , Abril de 1972.

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148

promovieron la creación de la cooperativa ejerciendo un liderazgo indiscutido en el

movimiento asociacionista en la Cuenca del Golfo.

Reunir la documentación necesaria para reconstruir en términos generales el

devenir del cooperativismo en la zona y más específicamente el del período de sus

orígenes ha consumido un tiempo más que prologado de mis esfuerzos. Dado que las

Cooperativas conformadas por el personal de las compañías petrolíferas han dejado de

existir hace ya largo tiempo, la documentación que da cuenta de su existencia se

encuentra en archivos provinciales, municipales y policiales dispersos en la

inmensidad patagónica. Las entrevistas de historia oral realizadas a integrantes del

directorio, socios y familiares de quienes ejercieron roles protagónicos en la etapa

fundacional de la cooperativa me posibilitaron acceder a documentación que ha sido

difícilmente conservada en los archivos públicos de la región: ejemplares de las

memorias de la asociación voluntaria y de las publicaciones de la entidad. En ambos

casos, tanto las narraciones conversacionales de mis entrevistados y las imágenes que

se reproducen en las fuentes mencionadas fueron fundamentales para poder acercarme

a un universo de representaciones asociadas a las concepciones de bienestar

compartidas por quienes animaron el movimiento cooperativista en la zona. En las

páginas que siguen abordo estas cuestiones, me interesa recuperar la forma en que la

dirigencia de la entidad voluntaria constituyó el capital social y paralelamente lideró el

movimiento cooperativo en la Cuenca del Golfo San Jorge.

De mediaciones y discursos: las huellas de la Acción Cooperativa en la Cuenca del

Golfo

La Cooperativa del Personal de los Yacimientos Petrlíferos Fiscales fue creada en

enero de 1947 como parte de una explosión asociativa. En poco tiempo el

cooperativismo de consumo alcanzó un desarrollo considerable ocupando un lugar

relevante en las tendencias del asociacionismo voluntario en la zona. La Cooperativa se

formó en un momento en que las vías de acceso al bienestar estaban siendo redefinidas

e institucionalizadas en la Argentina y como ya he mostrado en otro lugar quienes la

organizaron utilizaron el consumo para finalmente lograr un objetivo largamente

postergado, algo que les había sido negado en las décadas formativas de la empresa y

que la institucionalización del bienestar ya no podía obviar: el derecho legítimo de

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149

existir282

. Este interés por expandir la esfera de los consumos guardaba una estrecha

relación con la sindicalización y en muchos casos coincidía con una tendencia a nivel

nacional estudiada por Joel Horowitz 283

.

Ahora bien, dado que me interesa restituir el lugar que la Cooperativa del Personal

ocupó dentro del conjunto del asociacionismo a nivel local vuelvo sobre el contexto en

que se produjo su formación. Hacia 1947 existían en la zona la Sociedad Cooperativa

Popular Limitada que desde 1933 se dedicaba a la provisión de electricidad, a esta

experiencia se había sumado en 1945 la Cooperativa de Consumos del Personal del

Puerto de Comodoro Rivadavia Limitada. El interés por combatir el agio y la

especulación, motivó a los ganaderos locales a formar una cooperativa durante el mes

de mayo de 1947. Durante el transcurso del mismo mes, una unión vecinal de reciente

formación, conformaba también una comisión pro-cooperativa de consumos. En junio,

quienes habían organizado la Cooperativa del personal de la Petrolera estatal,

encabezaron una importante serie de esfuerzos del que participaban los sindicatos de

las compañías petroleras privadas, proponiéndose por lo menos instituir una cooperativa

central para las mismas (sin embargo, terminaron instituyendo tres cooperativas

separadas siguiendo la identidad laboral : Astra, Diadema Argentina y Km 8 ). Hacia

1950 las cooperativas de consumos de Km 8 y la de Y.P.F., la de Ganaderos y la de

Consumos Limitada culminaron reuniéndose en una entidad más amplia, la Unión de

Cooperativas de la Gobernación Militar, la que adoptó el 10 de setiembre para

conmemorar el Día de la Cooperación siguiendo los lineamientos de la Alianza

Cooperativa Internacional284

. En los días previos a los festejos locales, la prensa había

acompañado la difusión de las actividades subrayando: “El día 10 del presente mes se

conmemora el Día Universal del Cooperativismo. Cooperar que significa unión de

esfuerzos y de miras, en un solo propósito de bien común, es la reunión de los intereses

del que produce, del que comercia y del que consume. La forma cooperativa de

accionar libera al Productor de la explotación del intermediario y el que consume de

los recargos que significan las ganancias de terceros. La bondad del sistema

cooperativo, lo han convertido en una aspiración de todos los estados progresistas que

se interesan por el bienestar de los pueblos. (…) No es el individuo aislado que se

interesa por sementales o semillas, sino la colectividad que se agrupa para conseguir

282

Edda Lía Crespo, Ob. Cit.,2003, pp. 169-181. 283

Joel Horowitz, Ob. Cit., 1988, pag. 10. 284

El Rivadavia, 6/9/1950, pág. 5.

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150

sus necesidades. Y esas agrupaciones gozan de los beneficios que el Estado acuerda a

las cooperativas, interesado en su engrandecimiento que es en resumen, el

engrandecimiento colectivo”285

.

El discurso difundido por la prensa local estaba en consonancia con los planteos

de distintas vertientes socialistas las que dentro de los principios básicos del

cooperativismo ponían el acento en la solidaridad de los trabajadores haciendo hincapie

en las agrupaciones positivas de los mismos en tanto consumidores, empleadores y

productores según lo planteado por Luis Alberto Romero286

. Me interesa subrayar

siguiendo a Patricio Geli y Leticia Prislei los ecos justianos de la argumentación, ya que

para Juan B. Justo las cooperativas devenían en manifestaciones modernas de la lucha

de clases en tanto instancias superadoras y no meramente defensivas como las huelgas,

las que al tiempo de mejorar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros

operaban como faros pedagógicos demostrando la capacidad de autogobierno de los

trabajadores287

.

Como ya he señalado en los capítulos precedentes el ascenso de Comodoro

Rivadavia a rango de ciudad capital de la Gobernación Militar en mayo de 1944 se hizo

siguiendo el modelo vigente en la ciudad de Bs.As., el que ha sido estudiado con

detenimiento tanto por Adrián Gorelik como por Luciano de Privitellio288

. En todo

caso me interesa recuperar de sus enfoques que durante el período 1920-1943 las

transformaciones de la mancha urbana coincidieron con un proceso de madurez de la

sociedad civil como lo sugiere Luis Alberto Romero, pero podría preguntarme si el

fenómeno se había hecho extensivo a Comodoro Rivadavia y en todo caso si cuento con

las fuentes disponibles para evaluar tal madurez, dado que algunas interpretaciones han

insistido sobre la debilidad de la sociedad civil haciendo extensivo un juicio referido al

Territorio Nacional de Santa Cruz al del conjunto de la Gobernación Militar que estoy

analizando 289

. Como ya he señalado la prensa local nos aporta una de las vías de acceso

a esos discursos y aquí me interesa en particular el Diario El Rivadavia y sobre todo su

director propietario Soil Brohman y los anuarios conmemorativos editados por la

empresa bajo su conducción.

285

El Rivadavia, 6/9/1950, pág. 5. 286

Luis Alberto Romero, Ob. Cit. 2002, pp. 171-275. 287

Patricio Geli y Leticia Prislei, “Una estrategia socialistas para el laberinto argentino. Apuntes sobre el

pensamiento político de Juan B. Justo”, Bs.As., Entrepasados, Año III, No. 4-5. Fines de 1993, pág.33. 288

Adrián Gorelik, Ob. Cit, 1998, Luciano De Privitellio, Ob. Cit, , 2003. 289

Juan Vilaboa y Aixa Bona; Ob. Cit., 2003; pág. 438.

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151

Soil Brohman además de su labor periodística se encontraba entre los miembros

del directorio de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada desempeñándose desde

1942 como síndico suplente de la misma290

. Al promediar 1947, Brohman postulaba en

las páginas de su diario que Comodoro Rivadavia era el centro urbano del país donde el

cooperativismo se practicaba con mayor entusiasmo y eficacia e insistía que la zona se

prestaba admirablemente para la creación de asociaciones de tal carácter, sosteniendo

que existía en “nuestro pueblo” algo que podía calificarse de “conciencia cooperativa”

291. También se rodeaba de colaboradores que adherían a esos mismos principios como

en el caso de Víctor Hugo Xarrier quien en ese momento se desempeñaba como

integrante del Directorio de la Cooperativa del Personal de Y.P.F. A fines del 2006 me

acerqué a las instalaciones de la Asociación de Jubilados y Pensionados de Y.P.F. de

Capital Federal con el objeto de solicitar información para contactarme con este

integrante de la comisión directiva de la Cooperativa. Sorpresivamente, uno de los

jubilados del Centro me solicitó que esperara puesto que el Sr. Xarrier iba a recibirme

en su despacho. No solamente vivía aún sino que estaba sentado en su escritorio, en

compañía de su máquina de escribir y rodeado de una inmensa biblioteca y ciertamente

fascinado porque “una joven patagónica” había acudido a entrevistarlo. En la medida

que se fue desarrollando la entrevista Víctor me facilitó ejemplares de la publicación del

Centro denominada Antorcha Petrolera, la que editaba desde hacía tiempo y según

confesó entre risas a la que había tenido que anexarle petrolera al bautizarla, aunque

su objetivo era hacer referencia a la iluminación socialista292

.

Por otra parte, Víctor mencionó que personalmente había recabado la información

necesaria para la elaboración de las secciones sobre el asociacionismo del

Cincuentenario. De allí que no debe llamar la atención la dimensión y extensión que se

concedió tanto a la Biblioteca Popular General Mosconi como a la Cooperativa del

Personal de los Y.P.F., asociaciones en las que se desempeñaba como integrante de la

Comisión Directiva, sin embargo en la estructura de la obra omitió hacerse referencia a

290

Daniel Cabral Marques, Gabriel Carrizo y Luis Zaffaroni, La Sociedad Cooperativa Popular Limitada.

Una institución con identidad local, Argentina, Sociedad Cooperativa Popular Limitada de Comodoro

Rivadavia, Febrero 2008. pp. 102 y 148-149.

pp. 102 y 148-149. 291

El Rivadavia, 30/6/1947. 292

Victor Hugo Xarrier, Entrevista Personal, Capital Federal, Octubre- Noviembre 2006. Xarrier nació

en Capital Federal, cursando estudios técnicos e incorporándose a la petrolera estatal a principios de los

cuarenta, siendo destinado al Yacimiento Comodoro Rivadavia. Militante del Partido Socialista desde

temprana edad, guarda un recuerdo muy especial de las horas que había pasado en la Biblioteca Obrera.

Sobre la iluminación socialista véase: Dora Barrancos, La Escena Iluminada. Ciencias para trabajadores

(1890- 1930), Bs. As., Plus Ultra, 1996.

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152

que paralelamente se desempeñaba como secretario de prensa y propaganda en el

Sindicato de Obreros y Empleados de Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

La información sobre la Biblioteca Mosconi se encuentra en la sección dedicada a

abordar la cultura en la Gobernación Militar, se sostenía al respecto: “Un núcleo de

jóvenes técnicos de Y.P.F. y habitantes de la Casa de Técnicos del Yacimiento, tuvieron

la feliz iniciativa de fundar una biblioteca con el objeto de contribuir a enriquecer el

acerbo cultural no sólo de ellos, sino de la población de la mina fiscal. El Señor José

García Aranda, fue quien demostró mayor inquietud en ese sentido, y habiendo

encontrado otros compañeros en quienes germinó tan interesante idea se convocó a

una amplia reunión el 20 de marzo de 1944, fundándose en dicha fecha, la biblioteca,

cuyo nombre, General Mosconi, recuerda a uno de los argentinos que más lucharon en

defensa de la nacionalización de todo el petróleo argentino293

. Me interesa subrayar

que aquella iniciativa de un conjunto de “jóvenes técnicos” en los que había

“germinado” la idea y cuyo perfil socialista Víctor Xarrier no dejó de exaltar en su

entrevista, los que parecen no haber encontrado conflicto alguno al emplear la figura

de Mosconi para nombrar a la misma, aunque esta denominación se ubicaba en una

tradición opuesta a la de quienes en las décadas formativas de la empresa habían

resistido la militarización del yacimiento impuesta por el anteriormente mencionado294

.

La figura de Mosconi fue revalorizada por el Partido Socialista en su conjunto durante

los gobiernos de la restauración conservadora y en especial desde el momento en que el

Ingeniero Ricardo Silveyra asumió la dirección de la petrolera estatal. El período

también coincidió con los últimos años de la vida de Mosconi, quien recibió en su

domicilio asiduamente a Julio V. González (socialista), quien desde su banca en el

Congreso sería la figura más relevante de la oposición a la política petrolera del

Gobierno de Justo295

.

Por otra parte, durante los últimos años de su administración al frente de la

petrolera estatal, Mosconi había encontrado en las nuevas generaciones de jóvenes un

conjunto de interlocutores insospechados y ya durante el transcurso de su “retiro”

recibía a delegaciones de la Federación Universitaria Argentina. Sus biógrafos sostienen

que a ellos dedicó su producción literaria del período: “a la juventud de Latinoamérica,

293

Soil Brohman, Ob, Cit., 2007, pág.92.Víctor Hugo Xarrier, Entrevista personal, Capital Federal,

Octubre- Noviembre 2006. 294

Edda Crespo, Ob. Cit., 2002. 295

Nicolás Gadano, Ob. Cit., 2006, pp.325- 449. Raúl Larra, Mosconi, General del Petróleo, Bs.As.,

Ediciones Anfora, 1981.pp.141-158.

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en la esperanza de que recoja y haga germinar y florecer algunas de las ideas”296

. El

nombre de la biblioteca recuperaba los ecos rodonianos del nacionalismo petrolero

practicado por integrantes de comisiones directivas de otros clubes de fútbol creados en

la segunda década del siglo pasado en el yacimiento, los que habían adoptado el Ariel

como denominación297

. Pero aquí quisiera sugerir que al nombrar a la biblioteca como

General Mosconi sus creadores apelaban al lugar que éste tenía como defensor del

nacionalismo económico, pero recuperaban asimismo al carácter de “desafiliado” en el

que había pasado sus últimos años.

Olvidado por sus pares de las fuerzas armadas y condenado a una muerte civil, el

general empresario hemipléjico quedó al cuidado de sus hermanas María y Ernestina,

las que tras su muerte continuaron viviendo en el domicilio familiar y las que no habían

sido alcanzadas por el régimen de pensiones militares existentes. Tras su muerte,

producida el 4 de junio de 1940 y según Nicolás Gadano, las autoridades de la empresa

intentaron comprar su biblioteca personal para ayudarlas, a lo que las hermanas se

opusieron decidiendo realizar una donación de la misma, los directivos decidieron

entonces otorgarles un “beneficio” de 1000$ mensuales para compensarlas por los

años de asistencia abnegada hacia su hermano”298

.Los homenajes a su figura

continuaron extendiéndose tras el golpe de estado de 1943 y subrayándose el carácter de

batalla de la política petrolera mosconiana, por ello no debe extrañarnos que el

directorio de la petrolera impulsara la teatralización de su personal en tanto víctimas

durante el período, razón por la cual el 13 de diciembre de 1947 se procedió a

inaugurar el Monolito de los Caídos en la Explotación Petrolífera, sitio conmemorativo

que a posteriori elegirían los directivos de la cooperativa del Personal de los Y.P.F.

para homenajear a sus predecesores como he señalado al comienzo de este capítulo.

Robert Castel ha llamado la atención sobre el lugar que la exaltación de las

desdichas colectivas jugaron en relación de los desafiliados y su inscripción en el

cuerpo de la Nación en el caso francés. Algo similar parece haber sucedido en los

Estados Unidos tras la guerra de secesión, en donde surgió un estado de Bienestar

maternal como lo ha mostrado Theda Scokpol. Es que quienes institucionalizaron el

estado social asumieron una doble tarea, por un lado perpetuar el sentido de ayuda

mutua que aparece en una crisis colectiva, el espíritu de mutualidad que se manifiesta

296

Ibídem. 297

Edda Crespo, Ob. Cit, 2007, pp..221- 239. 298

Raúl Larra, Ob. Cit., Nicolás Gadano; Ob. Cit, pág. 533.Robert Castel, Ob. Cit., 2006, pp.15-16.

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ante una catástrofe y por otra, hacer de sus víctimas las principales beneficiarias de sus

políticas.299

Cierto es que el contexto de la segunda guerra mundial fue un escenario

favorable para la expansión de expresión de solidaridades en ese sentido, pero se hace

difícil contextualizar aquel monolito en el contexto de las imágenes de los trabajadores

difundidas por el primer peronismo en sus inicios. Como ha mostrado Marcela Gené,

las publicidades de la petrolera estatal en la conmemoración del primero de mayo de

1946, dieron cuenta de que el arquetipo del trabajador industrial se asimilaba

fuertemente al alemán: granjeros jóvenes rodeados por sus instrumentos de trabajo,

fortaleciendo el mito de una pastoral, de una existencia pre- industrial donde la

simplicidad y la superioridad moral de la vida agraria intentaba contraponerse al

liberalismo y a sus efectos nocivos, como la degradación urbana300

. Nada de eso puede

observarse en el monumento, en el que se aprecia el mapa de la Argentina y un conjunto

de placas de bronce. La única imagen humana se encuentra en la placa colocada en

1950, en la que se reproduce el rostro de Mosconi y la que le es dedicada por el personal

de la petrolera al cumplirse el décimo aniversario de su fallecimiento.

Paul Connerton ha subrayado la importancia de prestar atención a estos intentos

de fijar la memoria. Como tales las coordenadas espaciales de la memoria son cruciales

para el recordar individual y social; representan la grilla en la cual los recuerdos pueden

localizarse y cartografiarse. Nos permiten recuperar el espacio social y material perdido

convirtiéndose en una forma de conjurar el duelo por los seres queridos y son también

expresión de sensibilidades como las solidaridades301

. Sugiero entonces que aquel

Monolito se había erigido para teatralizar el advenimiento de los derechos sociales

aunque éste parece ser habido concebido en la lógica de aquellas políticas sociales

destinadas a grupos con problemas especiales302

. En todo caso lo que aquel monumento

tendía una imagen de continuidad entre el nacionalismo de Mosconi y el del naciente

peronismo retomando el perfil paternalista de políticas sociales de carácter bismarkiano

del general anteriormente mencionado.

299

Robert Castel,, Ob.Cit, pp.190-191. Pierre Rosanvallon, La nueva cuestión social. Repensar el Estado

Providencia, Argentina, Manantial, 1995, pp. 52-53. 300

Marcela Gené, Un mundo feliz. Imágenes de los trabajadores en el primer peronismo, 1946-1955,

Bs.As., F.C.E., 2005, pp. 84-85. El epígrafe de la gráfica subrayaba: “La acción social de YPF es un

índice del progreso que avanza por el camino de las pacíficas realizaciones hacia el perfeccionamiento

del nivel de vida del trabajador argentino”. 301

La cita de Connerton puede consultarse en Daniel James, Doña María. Historia de Vida, memoria e

identidad política, Bs. As., Manantial, 2004, pág. 151. 302

Gisela Bock, “Pobreza femenina, derechos de las madres y Estado de Bienestar (1890-1950)”, en

George Duby y Michelle Perrot ( Dirs.), Historia de las Mujeres. El siglo XX, Madrid, Taurus, pp. 1993,

399-437.

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El monolito fue inaugurado a fines de 1947, en una fecha que se encuentra ubicada

entre la proclamación por parte de Perón de los derechos del trabajador en febrero de

ese año y la del 1 de mayo de 1948, en las que los mencionados derechos fueron el leit

motiv de los festejos. El monolito parece ubicarse en continuidad con tradiciones

existentes desde la revolución francesa sobre la exaltación de las desdichas colectivas y

menos en la de las alegorías elaboradas por el Estado peronista unos meses después,

cuando el 1 de mayo de 1948 lo que se buscaba era exaltarse la felicidad en el

reconocimiento de esos derechos. En oposición a estos repertorios aquí se recordaba a

quienes habían perdido su vida en el desempeño de sus tareas en los yacimientos de la

empresa como resultado de accidentes de trabajo, prevaleciendo el sentido reparador

para quienes habían caído como víctimas de grandes guerras, pero en este caso tal

batalla no era otra que la defensa del nacionalismo petrolero.303

Aquel carácter

moralizador parece haber tenido continuidad en los discursos de los integrantes del

Directorio de la Cooperativa del Personal de los YPF por un largo tiempo.

El cooperativismo entre la pauperización, el ahorro y el consumo

En la sección del Cincuentenario dedicada a abordar el devenir del

Cooperativismo en la Gobernación Militar, los cronistas dedicaron atención especial a

la reproducción de un conjunto de imágenes que daban cuenta del accionar de al menos

tres de las cooperativas que conformaban la Unión de Cooperativas de la Gobernación

Militar. La cooperativa del Personal de los Y.P.F. ocupó un lugar destacado del

conjunto, reproduciéndose las fotografías en las que se podía observar la sucursal

ubicada en la zona de Cañadón Seco, una vista de la sección consumo de la casa central

de la Cooperativa, el del frente de esta última y la del presidente del Directorio. La

imagen de los integrantes de la comisión directiva en ejercicio, entre los que figuraban

Víctor Xarrier, fue reproducida en un tamaño casi exagerado, quizás como forma de

exaltar la hegemonía alcanzada por sus dirigentes dentro del movimiento cooperativo a

nivel de la Cuenca del Golfo. Aquel recorrido fotográfico se ofrecía a la de par de

información considerada relevante para evaluar los logros de la dirigencia. En primer

término se reprodujo la nómina completa de quienes en su carácter de fundadores

habían tenido a su cargo desde la convocatoria al personal de la petrolera a la redacción

303

Alejandra Ferreira, “Por culpa de cuatro fumadores empedernidos…Condiciones laborales y muertes

accidentales en Comodoro Rivadavia (1919-1943)”, XII Jornadas Interescuelas de Historia, Bariloche,

Universidad Nacional del Comahue, 2009. Ponencia.

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156

de los estatutos, aunque no deja de llamar mi atención que se subrayara que “el Sr.

Juan S. del Río, fue el verdadero propulsor de la iniciativa y fruto de su entusiasmo y

capacidad surgió a la luz la Cooperativa del Personal del los Y.P.F.”304

. ¿Habría

habido algún tipo de conflicto entre los fundadores de la asociación?

La nómina de los integrantes de aquel primer directorio estaba conformada por

Juan Del Río (presidente), Adam Trybus (vicepresidente), Carlos Bataglio, Pedro

Amieva, Osvaldo Irachet, José Viegas Souza, Osvaldo Fernández Balmaceda, Sebastián

Orestes, Victor Coptil, Alberto Senuy, José Esvenciones, N. Fernández Muñoz. Como

síndico titular se desempeñaba Rubén Dorrego y como suplente Pedro Carlone. Con

excepción de que en su totalidad todos integraban el personal de la petrolera estatal y

que algunos de ellos habían figurado entre los impulsores de la creación del Sindicato

de Obreros y Empleados de los Y.P.F en 1946 (Trybus, Amieva y Coptil) la

información que ha sobrevivido sobre la cooperativa es tan fragmentaria que no nos es

posible reconstruir el perfil del conjunto de la dirigencia de la asociación. El presidente

se desempeñaba como técnico de acuerdo a lo manifestado por Víctor Xarrier en su

entrevista. En el caso del vicepresidente si bien no podemos precisar el sector de la

empresa en el que trabajaba, aunque el análisis del prontuario conservado en los

archivos policiales su actividad es calificada como “socialista”. No me es posible

corroborar el grado de institucionalización de tal actividad partidaria, aunque si es

posible reconstruir algunos aspectos parciales de su trayectoria en especial la que da

cuenta de que Adam Trybus parece haber ocupado un lugar más relevante en el

contexto más amplio de las prácticas asociativas durante la década previa a la fundación

de la Cooperativa.

El 8 de setiembre de 1939 la Asociación Dom Polski, entidad que reunía a los

polacos en la zona, elevó una nota a las autoridades municipales solicitando permiso

para formar la “Comisión Pro Ayuda a las víctimas de la guerra”. Adam Trybus era

uno de sus integrantes y la comisión había surgido con la única finalidad de ayudar a

los polacos afectados por la invasión alemana, habiéndose constituído con el objeto de

asistir a “huérfanos, viudas y ancianos”. Concebida como una obra benéfica, la misma

aceptaba donaciones en ropa, víveres y dinero que quedarían bajo el control de la

Corporación Municipalidad y luego serían remitidos a la Cruz Roja Argentina en

304

Soli Brohman, Ob. Cit., 1951, pág. 217.

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157

Buenos Aires305

. Por otra parte, Trybus se encontraba entre los editores del Periódico

Huella, publicación de la filial local de Acción Argentina. Dado el alto grado de

protagonismo alcanzado como organizador del sindicato de obreros y empleados de

Y.P.F., fue objeto de persecución tanto por parte de los directivos de la empresa como

por las de la Gobernación Militar306

. Cesanteado a principios de 1952, debió alejarse

de la zona aunque su figura aún es recordada por quienes ejercieron cargos a futuro en

la conducción del SUPE en décadas posteriores307

. Trybus parece haber desempeñado

un papel central durante los momentos iniciales de la organización de la cooperativa y

el de portavoz de sus ideales ya que estaba al frente de la comisión de Propaganda, al

menos así lo atestiguan sus expresiones reproducidas por la prensa local al

conmemorarse otro aniversario del descubrimiento del petróleo en 1947, de los cuales

destaco aquellos aspectos que permiten dar cuenta del papel que asignaba tanto a la

iniciativa del personal de la empresa como a los valores morales que acompañaban

aquellas prácticas, palabras con las que he iniciado este capítulo.

El hecho de constituir una cooperativa de consumo, ahorro y edificación se

encontraba en consonancia con los objetivos más amplios perseguidos por el conjunto

de quienes lideraban el asociacionismo voluntario en la zona, aunque creo importante

destacar siguiendo a Castel que en la perspectiva de estos reformadores sociales la

política social que preconizaban no era responsabilidad del gobierno sino de ciudadanos

esclarecidos, que debían hacerse cargo voluntariamente del ejercicio de ese patrocinio

sobre las clases populares308

. Trybus destacaba permanentemente que el Directorio

había retomado los principios elaborados por sus antecesores un siglo antes: “Los fines

que persigue el cooperativismo prácticamente son conocidos por la mayor parte de la

población y especialmente por la clase trabajadora. Sus principios y las reglas

fundamentales son universalmente practicados en todas las partes del mundo, donde

funcionan las cooperativas. Su organización y el funcionamiento se basa sobre la

filosofía de Rochdale, Owen, Howarth y Gide, padres del movimiento

cooperativista”309

. Para Charles Gide, el espíritu solidarista tendía a la abolición del

305

Stella Armesto, Elvira Córdoba y Raúl Figueroa, Ob. Cit., 2001,pág. 217 306

El Chubut, 1/2/52, pág. 5. Gabriel Carrizo, “Saldando deudas. El peronismo en la Gobernación Militar

de Comodoro Rivadavia, 1944-1955”, Córdoba, Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad

Nacional de Córdoba, Documento de Trabajo No. 11, 2007, pp. 13- 18. 307

Juan Svoboda, Entrevista personal, Comodoro Rivadavia, agosto 2007. Svoboda lideró el SUPE

durante el período 1971-1984, en su entrevista subrayó que todo lo que sabía sobre el tema lo había

aprendido de Adam Trybus. 308

Robert Castel, Ob. Cit., 2006. 309

El Rivadavia, 13/12/47, pág. 2.

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capitalismo y del proletariado sin sacrificar ni la propiedad privada ni las libertades

heredadas de la Revolución Francesa, en su perspectiva la ayuda mutua y la educación

económica a través de la cooperación transformaban al hombre. Pero mientras que el

socialismo asociacionista promovía sobre todo la cooperación en la producción, Gide

había hecho de la cooperación en el consumo el centro de la renovación social310

.

El escenario europeo descripto por Trybus retoma con distinto énfasis el carácter

trágico de las guerras producidas en los siglos XIX y XX, reapareciendo asimismo los

temores sobre los efectos de la pauperización en la medida que se ha producido el

avance de la industrialización. La idea de formar un frente cooperativo aparecía como

una vía alternativa. El interés por los desafiliados volvía a aparecer como uno de los

objetivos del cooperativismo: “En la hambrienta y semidestruida Europa por el

bárbaro totalitarismo, la reconstrucción y el aprovisionamiento se lleva a cabo y con

resultados halagüeños por medio de las cooperativas. La iniciativa particular y la

inversión del capital está bien visto, pero las cooperativas tienen el privilegio y así debe

ser, para no depender económicamente de ningún “Plan”.El movimiento cooperativo,

sindical, o sea, gremial, está ligado al movimiento, ambos nacen de la necesidad y con

un fin idéntico. Defender al proletariado contra la explotación y la pauperización”311

.

Tras la finalización del primer ejercicio, se produjo la renovación de integrantes

del directorio de la cooperativa no figurando Trybus entre los mismos, aunque la

presidencia permaneció en manos de Juan Del Río. Este último renunciaría a su cargo

“en procura de actividades acordes a sus inquietudes” de acuerdo a los datos que

reprodujo la edición de Actividad Cooperativa muchos años después312

. Es posible

imaginar que probablemente se opusiera al naciente peronismo, que se encontraba

llevando adelante una agresiva campaña de afiliación en la zona en vistas de las

elecciones de 1951, en la que por primera vez los habitantes podrían elegir

representantes en el parlamento y participar en la elección presidencial. Como manifestó

Víctor Xarrier en su entrevista el antiperonismo de los integrantes del directorio fue

causa para que la empresa decidiera destinarlos a otros yacimientos como en su caso

que fue trasladado a Salta. De todas maneras el número de asociados de la cooperativa

ascendía a 2285 en 1949, los que en el ejercicio siguiente se habían elevado a 3517

310

José Luis Monzón y Jacques Defourny, “La economía social, entre economía capitalista y economía

pública”, en www.cfg.uchile.cl, julio 2009. 311

El Rivadavia, 13/12/47, pág. 2. 312

Manuel José Bolaño (Dir.) y Eduardo Gallego, Ob. Cit, pág.25.

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incorporándose al mismo el personal de la empresa que trabajaba en el yacimiento

ubicado en la zona de Cañadón Seco-Caleta Olivia, asimismo se contaba con la sede

central y tres sucursales esparcidas por la zona de la cuenca del Golfo San Jorge. Los

líderes insistían en mostrar el acompañamiento de los accionistas a sus gestiones

sosteniéndose que los asociados depositaban en las cuentas personales el resultado de

sus ahorros periódicos, lo que expresaba con elocuencia “la conciencia solidaria”. La

oportunidad fue aprovechada para subrayar que se habían iniciado las gestiones

tendientes para que la administración de la petrolera estatal les transfiriera la

Proveeduría y se insistía: “La Cooperativa del Personal ha demostrado palpablemente,

que los propios trabajadores pueden administrar sus propios intereses, dedicando sus

horas libres a esta gran obra que se llama Movimiento Cooperativo (…)”313

.

Por aquellos años, los integrantes del Directorio ejercían un protagonismo que

excedía ampliamente el de las cooperativas integradas por el personal de las petroleras

de la zona al que habían contribuido a consolidar a través de conferencias y reuniones.

Como lo muestran las palabras de Juan Del Río, quien en nombre de la Unión de

Cooperativas de la Gobernación Militar tuvo a su cargo el discurso central al

conmemorarse el Día Internacional de la Cooperación en setiembre de 1950, sus

palabras resumían las anhelos de un conjunto más amplio de cooperadores: “La

Cooperativa del Personal de los Y.P.F. que agrupa en su seno a la gran mayoría de los

consumidores de YPF adhiere a esta clara significación pacifista de la fecha de la

cooperación internacional. Afirma asimismo en ella que los cooperadores no solo

trabajan para la paz, sino por un mayor orden en la economía del mundo que haga

posible el advenimiento de un sistema que tenga como especial punto de vista el del

consumidor (…), todo ello es el fruto del ahorro familiar, de la moral colectiva, de la

educación de sus asociados en las virtudes de la acción solidaria”314

Sus palabras hicieron referencia aún a que la Humanidad precisaba comer y

vestir, a que las reglas de Oro de Rochdale suponían neutralidad política y religiosa y

que el objetivo más amplio de los cooperativistas de la zona era profundizar el carácter

complementario de sus actividades en relación a la del Estado. Sus argumentaciones se

encontraban aún en consonancia con las de Adam Trybus: “Las cooperativas, tan

sencillas como modestas, encierran todo un nuevo mundo moral, que son el fundamento

313

Soil Brohman, Ob. Cit., pp.217-218. 314

El Rivadavia, 16/9/50., pág. 5.

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de una nueva sociedad basada en la justicia y en la solidaridad y que llevará a este

mundo de postguerra por los senderos de la paz y la fraternidad, haciendo de la

humanidad toda una gran familia”315

.

Conclusión

He tratado de mostrar en este capítulo que el cooperativismo de consumo del

personal de la petrolera estatal desarrolló sus pasos iniciales en el marco de una

“explosión asociativa” que clausuraba un ciclo iniciado en las décadas precedentes en

las que las bibliotecas populares habían crecido a la par del avance de los clubes

deportivos y sociales que eran la modalidad dominante en la zona a diferencia de los

sucedido en la ciudad de Buenos Aires durante la entreguerra en las que el fomentismo

barrial hegemonizaba el universo relacional. Aquí he sugerido que a los ojos de quienes

militaban en el cooperativismo y como en el caso de Víctor Xarrier también lo habían

hecho en el socialismo en Capital Federal, la ciudad capital de la Gobernación Militar

de Comodoro Rivadavia ofrecía un entramado asociativo soñado por el reformismo

durante largo tiempo y al que dedicaron la edición del Cincuentenario para exaltarlo.

Con el correr de los años, sucesivas ediciones conmemorativas reeditaron aquella

visión en la que la declarada apoliticidad de sus promotores y el repudio a la política

partidaria no hacían más que recordar los logros de una visión reformista de la sociedad

en las que el socialismo había llegado a confundirse con la localidad y la iniciativa

asociativa pero no a través de una vía institucionalista como la ofrecida por los partidos

políticos, sino a través del asociacionismo voluntario en general como procuraban sus

impulsores sobre todo los del cooperativismo de consumo. Sin embargo quisiera

enfatizar que como sus oficiantes ya alcanzaban a sospechar en 1950 la inminencia de

una integración corporativa de la sociedad pondría freno a sus sueños de civilidad y

progreso por lo menos durante las décadas iniciales de la cooperativa que hemos

estudiado y los que coincidieron con los del primer peronismo.

He apelado a una amplia variedad de fuentes, intentando delinear los lazos que

permitan rastrear la interacción social en conjuntos más amplios de personas y sobre

todo intentado acercarme a las representaciones sobre el bienestar que circulaban en

esas dirigencias como lo ha sugerido Fernando Devoto aunque sus reflexiones se

315

Ibídem.

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161

orientaban al de los estudios sobre las dirigencias étnicas316

. Por ello, al recuperar el

perfil mutualista de quienes como Adam Trybus ocuparon un lugar central entre los

cooperativistas de la zona, el que parece haber seguido el derrotero sugerido por las

transformaciones identitarias de los sectores populares que ha estudiado Ricardo

González Leandri para el caso de Capital Federal, creo que aquí sería mejor hablar de

“habitantes conscientes”317

. En este sentido, he creído pertinente emplear la noción de

desafiliación propuesta por Robert Castel para aproximarme a una concepción de la

ciudadanía más cercana al ejercicio de las virtudes morales y del patrocinio por parte de

quienes se concebían como un grupo esclarecido de habitantes de la zona. Por otra

parte, he intentado dar cuenta especialmente de la forma en que las representaciones del

bienestar que circulaban entre estos líderes cooperativos eran continuidad de los

principios de Gide en los que la apoliticidad y los valores morales asociados al ejercicio

del cooperativismo habrían de triunfar a más de un siglo de su formulación. Así, he

intentado sugerir el lugar que ocuparon en el conjunto de las prácticas asociativas de

la cuenca del Golfo y más específicamente, en la configuración asociativa conformada

por mutualismo, beneficencia y cooperativismo.

Entre la acción económica y los imperativos de la protección social, los

fundadores de la Cooperativa del Personal de los Yacimientos Petrolíferos Fiscales

lideraron un movimiento que procuró respetar esa miríada de concepciones al

expandirse por la zona que nos ocupa respetando un modelo que ha sido calificado por

los especialistas en economía social como “el modelo francés”318

. Las palabras de Juan

del Río en 1950 confirmaban que así lo entendían sus principales propulsores: “Lo más

destacado y esencial del movimiento cooperativo radica en que se desenvuelve

pacíficamente dentro del actual orden social bregan por la renovación que persigue

no con revoluciones ni violencias, ni trastocándolo todo, sino con métodos

esencialmente constructivos, tratando de aprovechar inteligentemente las más

valiosas energías útiles de la sociedad al permitir a la misma sustituir el régimen de

la competencia que es la expresión más aguda de la lucha por el de la cooperación

que es la forma más práctica de la ayuda mutua”319

.

316

Fernando Devoto, “Prólogo” en Alicia Bernasconi y Carina Frid, Ob. Cit., 2006, pág. 14. 317

Ricardo González Leandri, “La nueva identidad de los sectores populares” en Alejandro Cattaruzza

(Dir.), Nueva Historia Argentina. Crisis económica, avance del Estado e incertidumbre política (1930-

1943), Bs.As, Sudamericana, 2001, Vol VII, pp.222-237. 318

José Luis Monzón y Jacques Defourny, Ob. Cit., 2009. 319

El Rivadavia, 16/9/50., pág. 5.

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162

Conclusión

Repensar la exclusión identificando prácticas asociativas en las márgenes de la

Nación

“En el Comodoro Rivadavia de 1902, que ni aún su nombre se sabía con certeza, con

solo ocho o diez casitas, todas de un solo ambiente, no había hotel, sino dos fondas con

su capacidad totalmente colmada, en las que se daba de comer a cualquier hora, pero

quien quería dormir, debía hacerlo casi siempre sobre el piso y en sus propias pilchas o

recado. Se hospedaban en sus carpas de lona, al costado de los carros acampados en

las calles del pueblo.(…) Como población que se está formando en un desierto amplio y

provisor, donde afluían representantes de todas las razas del mundo y circulaba el

dinero, tenía en cambio repetidos lugares de diversión nocturna, garitos o “cabarets”,

siempre colmados de parroquianos deseosos de aumentar, (o casi siempre perder) los

pesos ganados en los trabajos duros para así poder comprar una mayor porción de

“amor de estantería” o “placer a la minuta”. Pero siempre en cualquier resultado,

negativo o positivo, conservando el ánimo, el buen humor, sin echarle la culpa de sus

males a nadie, ni pedir que nadie, ni siquiera el Estado, les pague las consecuencias de

sus chifladuras. Afuera fogatas, música de campamento, con los más variados

instrumentos pero servida al natural…”.

Asencio Abeijón, El Vasco de la Carretilla y otros relatos. Apuntes de un carrero

patagónico, Com.Riv., Imprenta Gráfica Armando Andrade, 1986, pp.43-44.

“En pocas ciudades del interior del país, como en Comodoro Rivadavia se

desenvuelven tantas instituciones privadas de bien público que cumplen una efectiva

labor por el bienestar y progreso de la comunidad. (…) Fueron los españoles,

colectividad laboriosa y cuya contribución al progreso de nuestra zona ha sido

incuestionable, los primeros en concretar, en 1910, la fundación de la primera

institución mutual y de beneficencia(…) A ella siguieron posteriormente otras entidades

representativas de las colectividades que estaban en el quehacer lugareño(…) que aún

contribuyen desde su esfera de acción, como en los primeros tiempos, al

desenvolvimiento y progreso de la ciudad, incluyendo entidades constituídas con fines

sociales o culturales”.

Comodoro 70, pp.225.

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163

En febrero de 1971, los editores del anuario Comodoro 70 dedicaron una

importante sección de la mencionada publicación a exaltar el devenir del

asociacionismo voluntario en la zona. Repitiendo una fórmula practicada por sus

antecesores en las décadas precedentes, las asociaciones que participaron de la edición

de aquel anuario conmemorativo tuvieron ocasión de exhibir sus logros a lo largo del

período comprendido entre 1901 y la celebración del setenta aniversario de la ciudad.

Por aquellos años, la que había sido capital de la Gobernación Militar homónima

durante el período 1944-1955 había perdido tal condición desde el momento mismo en

que el inicio del proceso de provincialización de los territorios nacionales de Santa Cruz

y Chubut coincidió con el abrupto final del primer peronismo. Quizás por ello los

cronistas convocados en aquella oportunidad decidieron evocar uno de los rasgos que la

distinguían de otras ciudades de la Patagonia: la sociabilidad asociativa.

Imágenes del equipamiento e infraestructura institucional, cantidades de

actividades sociales y culturales permanentes, el detalle de las cifras de asociados

sirvieron para dar cuenta de la intensa actividad social desarrollada por quienes

voluntariamente habían sido protagonistas de aquel entramado surgido a comienzos del

siglo XX. Inicialmente el impulso había llegado de la mano de un conjunto de

españoles, quienes mayoritarios en número desde la ocupación efectiva de la zona

litoral del Golfo San Jorge, jugaron un rol destacado como propietarios, hacendados y

arrendatarios, comerciantes y gerentes de compañías o bien en tanto trabajadores en el

ferrocarril, el puerto, las actividades de transporte de todo tipo o la incipiente

explotación petrolífera. Respondía también a aquel origen el primer muerto del que se

tuviera recuerdo en el poblado y de hecho fueron su viuda y prole respectiva las que

formando parte de un elevado conjunto de mujeres y niños se transformaron en objeto

de la asistencia de la entidad mutualista que se hacía cargo del pago de pensiones

destinadas a socorrer a quienes en la mencionada situación de desvalimiento así lo

requerieran. Solventadas por contribuciones extraordinarias de los asociados estas

prácticas previsionales servían también para asistir asimismo a quienes dentro del

conjunto de pares masculinos que por razones de salud hubieren perdido la posibilidad

de trabajar. Es que las mencionadas medidas de asistencia que estaban en manos de la

asociación voluntaria permitían paliar la ausencia del estado argentino en esa área

marginal de su territorio.

Fue entonces a partir de la constitución de una sociedad de socorros mutuos de

carácter étnico en 1910 que comenzó a adquirir una mayor formalidad lo que hasta el

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164

momento había sido una tarea compartida por hombres y mujeres casi a nivel

doméstico. Tras el descubrimiento del petróleo en 1907 y mientras el proceso de

urbanización avanzaba en la línea de ocupación del espacio que terminará por convertir

al pequeño caserío en una ciudad industrial, la población comenzó a incrementar su

número, de modo que rápidamente culminó por alcanzarse la cantidad de habitantes

requerida por la legislación vigente para la organización de la vida municipal del

poblado de acuerdo a lo establecido por la ley de Territorios Nacionales. Como he

sugerido en el capítulo 1, la organización política del poblado era imprescindible para

definir la jurisdicción municipal, sobre todo porque de ello dependía el establecimiento

de un régimen de asistencia para quienes se consideraba destinatarios del socorro sin

importar su origen. En la medida que las redes de protección cercana basadas en los

vínculos étnicos demoraban en constituirse (la Asociación Italiana de Socorros Mutuos

se constituyó recién en 1919) debió apelarse a una forma de lazo social considerada

más moderna (la de la organización municipal, el partido político) para poder así

definir la comunidad de pertenencia necesaria para imputar al cuerpo político de la

Nación Argentina a un conjunto de extranjeros de diverso origen cuya miseria

preocupaba a la población conciente del incipiente poblado. Como he mostrado, en

1914 un conjunto de vecinos elevó un petitorio solicitando la intervención de los

integrantes del Concejo Municipal reorganizado en esa fecha tras una intervención al

mismo que se había prolongado desde 1911. Los firmantes reclamaron a los concejales

que constataran la miseria en que se encontraban muchas familias del poblado, quienes

respondían a sociedades políticas enfrentadas en el pasado dejaron las mismas de lado

o bien porque las mencionadas nunca habían sido tales. Por entonces la noción de

vecino en la zona refería a un conjunto de solidaridades y expectativas moralizadoras

de la sociedad pero sobre todo porque el ámbito municipal era concebido como la

escuela en la que los propios vecinos podían ejercer una tutela moral sobre el conjunto

de sus habitantes además de materializar sus expectativas ciudadanas.

Ahora bien, si desciendo en la escala de observación hasta alcanzar un nivel casi

microscópico y focalizo mi atención en las dimensiones de la vida cotidiana de los

hogares y familias asentadas durante ese mismo período, encuentro que las que tuvieron

un importante protagonismo fueron las mujeres, las que a través de su abnegación y el

“carácter social” de sus labores supieron contrarrestar los efectos de la pauperización

producida por las guerras mundiales, las crisis económicas o los azares de la vida

cotidiana. En ausencia de un estado fuerte las asociaciones voluntarias tuvieron un

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165

creciente protagonismo, pero lo más significativo de ese proceso es que las mujeres, las

que habían sido excluídas mayoritariamente de esas esferas por los propios integrantes

de sus familias (padres, hermanos, esposos), encontraron los repertorios organizaciones

que les permitieron hacer política en los márgenes de la nación. Así he mostrado que

desde las primeras décadas del siglo XX, las mujeres encontraron en el desarrollo de

actividades educativas, recreativas, culturales y fundamentalmente benéficas una forma

de acceder a la esfera pública, esfera que por cierto demoró en constituirse y que si

debiera fecharse comprendería el período 1914- 1917. Durante aquellos años el

gobierno municipal fue reorganizado, aparecieron los primeros periódicos locales, las

mujeres comenzaron a organizar romerías y beneficios y surgieron las primeras

protestas obreras, las que culminaron con la redefinición del ejido municipal puesto que

se dejó fuera a los campamentos dependientes de las compañías petroleras asentadas en

la zona. A partir de entonces quienes residían en las mencionadas jurisdicciones no

pudieron ejercer su ciudadanía política en el ámbito municipal, condición que alcanzó a

quienes habitaban en las proximidades de Caleta Olivia en la medida que las actividades

exploración y explotación del petróleo se expandieron siguiendo la Cuenca del Golfo

San Jorge. Solamente hacia 1951 durante los años del primer peronismo, hombres y

mujeres pudieron elegir presidente y delegados territoriales en pie de igualdad con el

resto de la ciudadanía de la Argentina, la exclusión llegó a su fin coincidiendo con el

momento en que Comodoro Rivadavia se había convertido en ciudad capital de la

Gobernación Militar. Ahora bien quienes en esa misma fecha conmemoraron y

exaltaron esa condición describieron un escenario caracterizado por el dominio del

asociacionismo voluntario que me he dedicado a cartografiar.

II

La elaboración de una tipología del asociacionismo me ha permitido realizar una

caracterización del fenómeno, en principio siguiendo a Bobbio, Matteucci y Pasquino

he distinguido tres tipos de sociedades: patronales, sindicales y las que comprenden el

amplio espectro del asociacionismo voluntario (asociaciones culturales, recreativas,

religiosas, profesionales, económicas, políticas, comerciales, asociaciones de socorros

mutuos, cooperativas de productores y de consumidores, etc.). Sin embargo, no me he

restringido únicamente al empleo de la misma ya que la he combinado con la

propuesta por Luis Alberto Romero para el caso de Buenos Ares, en la que se distingue

entre asociaciones de base (sociedades de fomento, bibliotecas populares, cooperadoras

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166

escolares, clubes de fútbol, sociales y deportivos, asociaciones parroquiales),

asociaciones de afinidad (étnicas y mutuales) cooperativas y corporaciones empresarias

y finalmente, asociaciones culturales. He propuesto una periodización del fenómeno y

además distinguido entre aquellas prácticas que se desarrollaron en el ejido urbano de

Comodoro Rivadavia de aquellas que aparecieron en el ámbito del Yacimiento

dependiente de la Petrolera estatal. En términos generales, puede afirmarse que la

tendencia a conformar asociaciones de todo tipo fue en constante aumento entre 1910-

1955. Sin embargo, la tipología resultante se diferencia sustancialmente de la de

Buenos Aires, el caso más estudiado. Un ejemplo claro de la diferencia de estos

procesos, es el escaso desarrollo del fomentismo barrial a nivel local que he registrado.

En oposición, dentro de la conformación de las asociaciones de base, prima la

constitución de clubes deportivos (sobre todo el fútbol entre el personal de la petrolera

estatal) y en menor medida, las asociaciones como las bibliotecas que se orientan a

elevar el nivel cultural de sus asociados. En cuanto a las asociaciones de afinidad si bien

se registra una fuerte presencia tanto del mutualismo étnico como de los sindicatos, la

misma adquiere menor relevancia si se la compara con el elevado número de

asociaciones de base y el desarrollo del cooperativismo que he identificado. La cuestión

no es menor, ya que mayoritariamente los estudios sobre el asociacionismo que se han

realizado a nivel local han abordado preferentemente el mutualismo étnico y los

sindicatos y federaciones organizados por los trabajadores petroleros.

Por otra parte, al realizar el estudio de la Cooperativa del personal de YPF, abordé

la forma en que la cooperativa utilizó el área de expansión del Yacimiento para crear

filiales de la misma, pero además mostré que el personal de la petrolera estatal

consideraba el derecho de asociarse un fin en sí mismo. En el capítulo 5, dedicado al

cooperativismo de consumo del personal de la petrolera estatal, señalé que la

mencionada asociación desarrolló sus pasos iniciales en el marco de una “explosión

asociativa” que clausuraba un ciclo iniciado en las décadas precedentes en las que las

bibliotecas populares habían crecido a la par del avance de los clubes deportivos y

sociales que eran la modalidad dominante en la zona a diferencia de los sucedido en la

ciudad de Buenos Aires durante la entreguerra en las que el fomentismo barrial

hegemonizaba el universo relacional. He sugerido asimismo que a los ojos de quienes

militaban en el cooperativismo y como en el caso de Víctor Xarrier también lo habían

hecho en el socialismo en Capital Federal, la ciudad capital de la Gobernación Militar

de Comodoro Rivadavia ofrecía un entramado asociativo soñado por el reformismo

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167

durante largo tiempo y al que dedicaron la edición del Cincuentenario de la ciudad para

exaltarlo. Con el correr de los años, sucesivas ediciones conmemorativas reeditaron

aquella visión en la que la declarada apoliticidad de sus promotores y el repudio a la

política partidaria no hacían más que recordar los logros de una visión reformista de la

sociedad en las que el socialismo había llegado a confundirse con la localidad y la

iniciativa asociativa, pero no a través de una vía institucionalista como la ofrecida por

los partidos políticos, sino a través del asociacionismo voluntario en general como

procuraban sus impulsores sobre todo quienes militaban en el cooperativismo de

consumo. Sin embargo quisiera enfatizar que como sus oficiantes ya alcanzaban a

sospechar en 1950 la inminencia de una integración corporativa de la sociedad pondría

freno a sus sueños de civilidad y progreso por lo menos durante las décadas iniciales de

la cooperativa que hemos estudiado y los que coincidieron con los del primer

peronismo.

III

Clubes, bibliotecas populares, entidades mutualistas, sociedades de beneficencia

y cooperativas fueron espacios de sociabilidad para el ejercicio de liderazgos que

apenas comienzan a ser estudiados, los que deben ser analizados asumiendo los riesgos

de apelar a la “sociabilidad asociativa” como ha advertido criteriosamente Pilar

González Bernaldo. Para aproximarme a ellos he apelado a una amplia variedad de

fuentes, intentando delinear los lazos que permitan rastrear la interacción social en

conjuntos más amplios de personas y sobre todo para acercarme a las representaciones

sobre el bienestar que circulaban en esas dirigencias como lo ha sugerido Fernando

Devoto aunque su reflexiones se orientaban más específicamente a los referidos a las

dirigencias étnicas. Creo entonces que la zona litoral del Golfo San Jorge puede ser

incluída en las tipologías construídas para abordar la historia de la inmigración en la

Argentina por Devoto. Así, inspirada en una importante tradición que ha prestado

atención al estudio de los liderazgos étnicos he intentado aquí sugerir la importancia de

concentrar nuestra atención en esa área pero focalizando nuestras reflexiones tanto en

hombres como en mujeres. Me interesó explorar esa compleja cultura asociativa

porque me obligaba a imaginar los múltiples contactos cara a cara que pudo haber

tenido alguien que tras asociarse, rápidamente integraba una o varias comisiones

directivas de distintas entidades. El pasaje de socio a dirigente, otorgaba visibilidad y

protagonismo en ocasiones tales como la fiestas mayas o julias, el día de la raza o los

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168

festejos por el descubrimiento del petróleo en la localidad. Como hemos visto en los

capítulos precedentes, las dirigencias de las asociaciones voluntarias ubicadas en la zona

coincidían en la organización de las actividades y en la procesión cívica que podía

realizarse tanto de la zona del ejido del pueblo de Comodoro Rivadavia, en la zona

costera donde se encuentra emplazada Caleta Olivia o bien en la jurisdicción del

Yacimiento dependiente de la petrolera estatal. En muchas ocasiones estas fiestas

cívicas fueron las fechas elegidas para exhibir los logros de las comisiones directivas

al inaugurar sedes sociales y monumentos, permitiéndosenos incursionar a través de

su estudio en las prácticas materiales y simbólicas de las mismas. Y como ya he

señalado, las mujeres se apropiaron de esas ceremonias para construir una esfera

alternativa a la de los propios hombres de su entorno familiar, resultando tanto temidas

como celebradas.

En un esfuerzo mayúsculo por visibilizar sus prácticas he elaborado breves

semblanzas de mujeres como Emilia Guillot utilizando una amplia diversidad de

fuentes (expedientes municipales, libros de actas y copiadores de cartas de las entidades

mutualistas, la prensa local, anuarios conmemorativos y entrevistas de historia oral a

familiares de las mencionadas). Las españolas, que habían resultado ciertamente

marginadas de la conducción de las propias entidades mutualistas por sus propios

padres o esposos encontraron la forma de superar esa exclusión a través de una serie de

prácticas en las que el maternalismo y la patria jugaron un lugar no menor. En procura

de hacer visible su accionar, he rastreado los repertorios organizacionales y a su vez

he intentado pensar sus prácticas en el contexto más amplio de los feminismos en

España a fines del siglo XIX y primeras décadas del XX. Siguiendo a Mary Nash

sostengo la importancia de considerar a este feminismo como movimiento social que

representa una manifestación colectiva que ha pretendido superar realidades de

discriminación y de desigualdad social, política y cultural de género.

Ahora bien, en los últimos años quienes han estudiado el contradictorio proceso de

inclusión de los habitantes de los territorios nacionales a la ciudadanía política muy

tímidamente incorporaron a esa discusión la forma en que los mismos afectaron a

varones y mujeres. Si bien algunos aspectos vinculados a prácticas materiales e

imaginarias comenzaron a ser abordados en torno a las fiestas patrias, los rituales

obreros y las ceremonias de coronación de reinas de belleza, otros enfoques priorizaron

el peso de la etnicidad en la reconstrucción de las prácticas asociativas, recuperando el

protagonismo de los españoles y de las asociaciones que ellos conformaron. Si bien son

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169

aportes importantes para el análisis del mutualismo étnico en la zona, en la medida que

estos grupos han desarrollado una capacidad asociacionista que se destaca por la gran

cantidad de entidades creadas en la misma, creo que se hace imprescindible explorar las

formas que permitieron a sus integrantes (sea masculinos o femeninos) construir

vínculos en la sociedad local. Ya que es escasa la producción que se ha interesado por

dar cuenta de estas cuestiones, aquí he intentado explicar cómo a través de estas

prácticas asociativas y la adopción de diversos repertorios organizacionales, las mujeres

encontraron formas de hacer política a pesar de su exclusión promoviendo asimismo el

reconocimiento de otros tipos de derechos (civiles y sociales) para ellas mismas como

para otras mujeres de la zona en estudio .

Apropiándose del estereotipo “Angel del Hogar”, Emilia Guillot de Larrea y otras

mujeres de las asociaciones étnicas españolas encontraron la forma de reclamar “por la

igualdad en la diferencia”. Dado que considero que las mismas ejercían un liderazgo

de proyección, los repertorios organizacionales que he rastreado dan cuenta de la

importancia de organizar romerías y fiestas patrias, aunque estas prácticas las situaran

en un lugar marginal ya que esas asociaciones estaban bajo el control masculino. Sin

embargo, al subrayar su identidad social como madres y el dominio de los saberes

domésticos, el carácter de abnegación patriótico - asistencial que imprimieron a sus

acciones culminó por dejarlas con el control de la beneficencia en Comodoro Rivadavia

prácticamente durante la primera mitad del siglo XX. Nuestros ángeles resultaron

exitosos, aunque me gustaría que fueran imaginadas menos desde esa concepción de la

feminidad y más como sujeto de derechos.

Estas mujeres compartían con quienes lideraban por entonces las del mutualismo

étnico una serie de principios en que el carácter moral de sus actividades daba cuenta de

las concepciones de bienestar que manejaban esas dirigencias. Así en el capítulo

dedicado a la Coooperativa del personal de los Y.P.F. he intentado recuperar el perfil

mutualista de quienes como Adam Trybus ocuparon un lugar central entre los

cooperativistas de la zona, el que parece haber seguido el derrotero sugerido por las

transformaciones identitarias de los sectores populares que ha estudiado Ricardo

González Leandri para el caso de Capital Federal, aunque aquí sería mejor hablar de

“habitantes conscientes”. En este sentido, he creído pertinente emplear la noción de

desafiliación propuesta por Robert Castel para aproximarme a una concepción de la

ciudadanía más cercana al ejercicio de las virtudes morales y el ejercicio voluntario del

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170

patrocinio por parte de quienes se concebían como un grupo esclarecido de habitantes

de la zona.

Por otra parte, he intentado dar cuenta especialmente de la forma en que las

representaciones del bienestar que circulaban entre estos líderes cooperativos eran

continuidad de los principios de Gide en los que la apoliticidad y los valores morales

asociados al ejercicio del cooperativismo habrían de triunfar a más de un siglo de su

formulación. Así, he intentado sugerir el lugar que ocuparon en el conjunto de las

prácticas asociativas de la cuenca del Golfo y más específicamente, en la configuración

asociativa conformada por mutualismo, beneficencia y cooperativismo. Sin embargo,

ni la Sociedad Damas de Beneficencia ni la Cooperativa del Personal de los Y.P.F. han

sobrevivido hasta nuestros días, solamente del conjunto de esas formas del socorro

mutuo perduran la Asociación Española de Socorros Mutuos y el Centro Gallego de

Comodoro Rivadavia.

El estudio de las dirigencias étnicas me ha permitido rastrear las formas en que las

mismas se fueron confundiendo con los partidos políticos locales y las veces en que las

mismas compartieron proyectos con quienes controlaban el estado municipal o bien con

la creciente intervención del estado nacional en el área. Hasta mediados de la década del

treinta, las mencionadas dirigencias pudieron manejarse con relativa libertad a la hora

de aprobar estatutos, renovar autoridades o bien beneficiarse con las exanciones

impositivas dado el carácter asistencial de sus prácticas, sin embargo el escenario

comenzó a modificarse progresivamente durante los años en que Agustín P. Justo

estuvo en el gobierno y abruptamente en los inicios del primer peronismo. En el caso

de quienes lideraban el mutualismo étnico a nivel local comenzó a sospecharse que

muchos de los rasgos del franquismo al que fervientemente se habían opuesto

reaparecían en la figura de Juan Domingo Perón o más cercanamente de los sucesivos

gobernadores militares en Comodoro Rivadavia. Por ello, si bien en principio

asumieron una actitud colaborativa (se imaginaba que su acción era complementaria

de la del estado) finalmente iniciaron un proyecto que lo enfrentaba: el sanatorio social

en 1947. Cuando pudieron hacer gala de sus exitosas gestiones al frente de la entidad

mutualista más antigua de la zona al inaugurar sus instalaciones en 1959, pudieron

hacerlo en un contexto en el que la Gobernación Militar era un dato del pasado y algo

similar se imaginaba acerca del peronismo, de modo que sus logros no pudieron ser

opacados de ninguna manera. Por entonces, volvían a recordarse las gestiones de

Toribio Larrea, de Teodoro Cereceda, los que en la línea de los fundadores subrayaban

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171

como lo habían hecho los cronistas de la época: “Los pueblos de la extensión

patagónica, se acostumbraron, en el correr de largos años de luchas y sacrificios, a

resolver sus problemas por sus propios medios. Entregaron siempre sus riquezas.

Poblaron los campos, levantaron pueblos, hicieron escuelas, crearon hospitales,

refinaron sus haciendas y llegaron a la prosperidad, sin que la acción oficial se

manifestara de ninguna manera, que no fuera la de perturbar, periódicamente aquella

vida de tesón y de trabajo con sus “comisiones” que llegaban de tanto en tanto en

misiones de estudio”320

.

320

Soil Brohman, Ob. Cit., 1951, pág. 163.

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172

ANEXO

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173

MAPA Nº 5

ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1914

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174

MAPA Nº 6

ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1947 - A

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175

MAPA Nº 7

ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1947-B

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176

MAPA Nº 8

ASOCIACIONES EN COMODORO RIVADAVIA. 1960

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177

Metodología y fuentes

Este trabajo indaga los procesos de construcción de la ciudadanía en la zona litoral

del Golfo San Jorge. Al comenzar el proyecto tenía previsto abordar comparativamente

las prácticas asociativas en las comunidades mineras vinculadas a la extracción

petrolífera de capital estatal o privado ubicadas en las localidades de Caleta Olivia y

Comodoro Rivadavia durante el período 1901-1955. Sin embargo, al comenzar el

relevamiento de archivos locales, y sobre todo, tras consultar la prensa local decidí

concentrar mi atención en las prácticas asociativas que se desarrollaron en el pueblo de

Comodoro Rivadavia (fundado en 1901) y las asociaciones que se conformaron en la

jurisdicción del Yacimiento dependiente del Estado Argentino ( 1910: Explotación

Nacional del Petróleo –1922: Yacimientos Petrolíferos Fiscales) ya que en ambos se

encuentran el mayor número de asociaciones conformadas durante el período . La

expansión de este último yacimiento sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante

la primera mitad del siglo XX, me permitió rastrear las asociaciones integradas por el

personal de la petrolera estatal que se conformaron siguiendo este proceso. Las

actividades de exploración culminaron con el surgimiento del petróleo en las

proximidades de Caleta Olivia en 1944, instalándose un campamento dependiente de

la petrolera estatal denominado más tarde Caleta Olivia- Cañadón Seco, las asociaciones

que en él se conformaron seguían las tendencias del resto del yacimiento.

Para caracterizar el proceso de expansión del Yacimiento sobre la zona costera del

Golfo San Jorge he utilizado las Memorias de la Empresa del período 1915-1945 que

conservo en mi archivo personal como producto de las tareas realizadas en proyectos

de investigación desarrollados en otra Universidad pública321

. Hasta el momento me ha

sido imposible acceder al archivo de la petrolera estatal en Comodoro Rivadavia ya

que cuando el proceso privatizador de la misma comenzó en los noventa se iniciaron

las acciones tendientes a transferir el fondo documental existente del ámbito de la

petrolera a la órbita municipal. Proceso que aún no ha concluído322

.

Si bien inicié mi experiencia como investigadora cuando era posible acceder a los

archivos de la petrolera estatal, era conciente que el uso de la información que

321

Edda Lía Crespo; “ Los Campamentos petroleros estatales de Comodoro Rivadavia, 1907-1957”,

Directora Susana López de Monedero; Com.Riv., Universidad Nacional de la Patagonia “ San Juan

Bosco”, Informe Final de Investigación, 1991, inédito; Edda Lía Crespo, “Una visión popular

para la reconstrucción de una historia barrial. El caso del Barrio General Saavedra”; Director: Daniel

Borquez; Com.Riv, CIUNPAT/ Universidad. Nacional de la Patagonia “ San Juan Bosco”,

Informe final aprobado, 1997, inédito. 322

Graciela Swiderski y Elisabet Cipolletta; “La situación de los archivos frente a la privatización de las

empresas públicas”, Bs.As. ; Entrepasados, Año III, No. 4-5, fines de 1993, pp.139-144.

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178

encontraba en los mismos era relevante para caracterizar las particularidades de

población de estas comunidades mineras, necesitaba utilizar otro tipo de fuentes si

quería recuperar la experiencia de los trabajadores. Entrevistas de historia oral y la

organización de grupos de recordación que contaron con la participación de personal de

la empresa realizados durante aquellos años y que conservo en mi archivo personal,

hicieron que orientara mis preocupaciones hacia el estudio de las prácticas

asociativas323

. Mis entrevistados/as hacían referencia a sus actividades durante las horas

de trabajo pero en sus relatos mencionaban frecuentemente las relaciones construídas en

espacios de sociabilidad muy variados. Muchos de ellos habían integrado comisiones

directivas de clubes de fútbol y cooperativas; subrayando permanentemente los

intentos de instaurar formas de organización autónomas que estuvieran por fuera del

control empresarial. Comencé entonces a intentar localizar los archivos de muchas de

esas asociaciones, proceso que no estuvo exento de frustraciones. En la mayoría de los

casos las sedes sociales se han incendiado o bien al desaparecer la asociación, con ella

se perdió la documentación que daba cuenta de sus actividades y existencia.

La prensa local ofrece una vía para explorar esas prácticas asociativas. Los dos

diarios que se conservan en las bibliotecas locales (El Chubut y El Rivadavia) tienen

secciones dedicadas a la vida social y deportiva de las localidades estudiadas y es

posible encontrar en ellos las convocatorias realizadas para la organización de

asociaciones, asambleas ordinarias y extraordinarias e incluso pueden reconstruirse las

nóminas de integrantes de comisiones directivas como los temarios tratados en cada

una de esas convocatorias. Este tipo de información es fundamental para rastrear las

diferentes asociaciones, sobre todo las integradas por mujeres que aparecen en las

columnas dedicadas a la vida social.

323 Encontré en los estudios realizados por Daniel James y Mirta Lobato sobre las comunidades obreras de

Berisso un modelo metodológico que valiéndose de una amplia variedad de fuentes ha priorizado los

archivos de empresas y el uso de fuentes orales para aproximarse a la experiencia de los trabajadores.

Ambos autores son concientes de las limitaciones y posibilidades del empleo de fuentes orales para la

investigación histórica, pero coincido con ellos en que el empleo de estas fuentes alternativas permite

analizar las relaciones de producción en las que nacen o entran los hombres y mujeres, el modo en que

articulan intereses comunes y contrapuestos a los de otros y la forma en que expresan sus experiencias en

términos culturales (incluída la dimensión política). Sin embargo, ambos historiadores se han interesado

predominantemente por analizar la experiencia de los trabajadores en la fábrica, prestado menor atención

a lo que sucedía por fuera de ella, objeto central de mis preocupaciones. Mirta Zaida Lobato, Ob. Cit.,

2001; Daniel James y Mirta Zaida Lobato, “Fotos familiares, narraciones orales y formación de

identidades: los ucranianos de Berisso”en Entrepasados, Año XII, No. 24/25, 2003, pp.151-175 y

Daniel James; Ob. Cit., 2004.

.

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179

A partir de la información que obtuve en la prensa local - disponible desde 1921-

fue posible elaborar diversas tipologías que me permitieron caracterizar las

modalidades y tendencias del asociacionismo en la zona. La necesidad de cartografiar

las prácticas asociativas aparece en los estudios sobre las sociabilidades contemporáneas

realizados por Pilar González Bernardo y en las visiones de conjunto más recientes

elaboradas por Roberto Di Stefano, Hilda Sábato Luis Alberto Romero y José Luis

Moreno324

. Ya que no existen estudios de conjunto sobre la temática en la zona decidí

realizar diversos cortes temporales distinguiendo entre la asociaciones con sede en el

ejido urbano de Comodoro Rivadavia y el Yacimiento dependiente de la Petrolera

estatal, que se encontraba fuera de la jurisdicción municipal desde 1917 y que durante

el período analizado culminó expandiéndose sobre la zona litoral del Golfo San Jorge e

incluyendo los campamentos ubicados en la zona norte del Territorio Nacional de Santa

Cruz ( Caleta Olivia-Cañadón Seco).

La información disponible en el Archivo Histórico Municipal de Comodoro

Rivadavia es sumamente relevante, éste fue organizado a principios de la década del

noventa y prácticamente no ha sido utilizado por los historiadores locales. El Archivo

cuenta con un registro de expedientes correspondiente al período 1915-1962, estos

expedientes brindan información muy variada sobre las asociaciones (permisos para

construir las sedes, exanciones impositivas, solicitudes de permiso para organización de

actividades recreativas, etc.). A través del análisis de los mismos he podido acceder a

los estatutos de muchas asociaciones que ya no existen en la actualidad y reconstruir

nóminas de integrantes y comisiones directivas (Centros Recreativos, Asociaciones

femeninas, Cooperativas).En este archivo pueden consultarse también algunos

padrones municipales, actas de los Concejos Municipales del período como libros de

ordenanzas que permitieron recuperar aspectos muy variados de la sociabilidad formal

de la localidad y de la zona analizada. También la consulta de este archivo me ha

posibilitado reconstruir las prácticas asociativas en Caleta Olivia, ya que se conservan

expedientes sobre la conformación de las comisiones de fomento, solicitudes de

asistencia médica de vecinos destacados; esta información es sumamente relevante ya

que el Archivo de Municipal de Caleta Olivia se encuentra en proceso de organización.

Para dar cuenta de las prácticas asociativas utilicé bibliografía de autores locales. Las

memorias de la petrolera estatal proveen información sobre las actividades de

324

Pilar González Bernardo, Ob. Cit, 2001, pág.75 y Roberto Di Stefano, Hilda Sábato, Luis Alberto

Romero y José Luis Moreno; Ob. Cit, 2002.

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180

exploración y explotación en esa zona, la prensa de Comodoro Rivadavia cuenta con

una sección especial en la que se informa sobre las actividades sociales en Caleta

Olivia.

La prensa local ha editado durante el transcurso del siglo XX una importante

colección de anuarios conmemorativos que aportan información sobre las asociaciones

voluntarias existentes en la zona ya que ofrecen nóminas de los socios fundadores, de

comisiones directivas, de fechas de fundación, inauguración de sedes, en algunos casos

se mencionan la cantidad de asociados, obtención de la personería jurídica y el capital

social. La información es generalmente acompañada por fotografías de quienes

ejercieron algún tipo de liderazgo, de imágenes de los edificios sociales, en ellas puede

apreciarse la presencia tanto de varones como de mujeres, sobre todo de estas últimas

que aparecen retratadas en su condición de “ comisión de damas organizadoras de

festejos”. La información que contienen esos anuarios fue aportada a la prensa por

quienes ejercían el liderazgo de las asociaciones en el momento en que los mismos se

elaboraron: el aniversario de la ciudad (Album de Comodoro Rivadavia. Reseña Gráfica

Retrospectiva - 1934-; Cincuentenario de Comodoro Rivadavia – 1951-; Comodoro

´70 -1971- ) del descubrimiento del petróleo (Medio siglo de Petróleo Argentino –

1957- ), también se cuenta con un Album histórico de los deportes (1948). Estos

anuarios han sido utilizados para elaborar visiones de conjunto del pasado de la ciudad

suponiendo que los mismos contienen la nómina de la totalidad de las asociaciones

existentes en la zona. Tras un análisis detallado de los mismos he podido advertir que

se encuentran cargados de omisiones y errores si se los compara con las asociaciones

que figuran en el registro de expedientes municipales o las que pueden rastrearse

consultando la prensa local. Utilizo los mencionados anuarios atendiendo a su

condición de “artefactos materiales” a los cuales la comunidad ha otorgado un lugar

especial como símbolos del pasado, pero sin olvidar que la información que se

encuentra contenida en los mismos refiere a una acción de los sujetos que utilizaron

esos objetos para determinar el modo en que los recordarían los demás. 325

Esta no es

una cuestión menor al momento de analizar las prácticas asociativas ya que coincido

con Radley en que estos objetos son susceptibles de ser empleados para enmarcar

325

Alan Radley; “Artefactos, memoria y sentido del pasado” en David Middleton y Derek Edwards

(comps.); Memoria compartida. La naturaleza social del recuerdo y del olvido; España; Paidós; 1992;

pp.63- 76.

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181

relaciones sociales326

. Estas publicaciones dan cuenta de una tradición asociativa que se

exhibe como uno de los mayores logros comunitarios aunque si se atiende a los

olvidos u omisiones que contienen y se utilizan “sintomáticamente”

contraponiéndolos con el uso de otras fuentes como las orales, es posible rastrear el

carácter muchas veces conflictivo y los contextos en que surgían y se desarrollaban esas

prácticas327

.

Por otra parte, también intenté reconstruir momentos en que se registraron

enfrentamientos entre distintas asociaciones pero otros tantos en que las dirigencias

encontraron espacios de sociabilidad desde los cuales articular consensos y proyectos.

La inauguración de las sedes y las fechas elegidas para esos eventos me permitieron

explorar aspectos algo descuidados en los estudios realizados sobre el asociacionismo

en la zona. El estudio de la iconografía es importante y por ello he intento captar la

trama de relaciones entre distintas asociaciones voluntarias y las imágenes, sueños y

percepciones de la experiencia vivida. Aquí resulta imprescindible la elaboración de un

calendario de ceremonias para realizar un acercamiento a la sociabilidad popular,

cuestión que ocupa un lugar relevante tanto en la obra de Maurice Agulhon como en la

de Joffre Dumazedier. De ese amplio conjunto de fiestas que puede reconstruirse

siguiendo fundamentalmente la prensa local, abordé con mayor profundidad aquellas

que me parecieron más significativas ya que condensan aspectos tanto locales como

nacionales o de vinculación con el lugar de origen: las fiestas mayas, el día de la raza y

el día del petróleo. He examinado muy someramente ceremonias como el día del

cooperativismo.

Dado que me interesaba fundamentalmente mostrar en qué medida estas prácticas

asociativas se vinculaban con las redes sociales construídas en el ámbito laboral, a partir

del vínculos étnicos o entre distintos grupos de mujeres, seleccioné de la tipología

elaborada algunos casos que me parecieron más relevantes ya que me permitieron dar

cuenta de la diversidad de aspiraciones de quienes animaron el movimiento

asociacionista en la zona: la Cooperativa del Personal de Yacimientos Petrolíferos

Fiscales y la Sociedad de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia (hoy

326

Ibídem; pág. 74. 327

Ronald Grele “Movimiento sin meta: problemas metodológicos y teóricos en la historia oral”

en Dora Schwarzstein (Selección), La Historia Oral; Bs.As., CEAL, 1991; pp. 119-141, David

Dunaway and Willa Baum (Eds.), Oral History. An interdisciplinary Anthology, The United States of

America Altamira Press, 1996.

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182

desaparecidas) y dentro del amplio espectro del mutualismo étnico : la Asociación

Española de Socorros Mutuos y el Centro Gallego ( aún existentes).

Para abordar el estudio de la Cooperativa del Personal de Yacimientos Petroleros

Fiscales utilicé la información que he encontrado en el Archivo Provincial de la

Provincia de Santa Cruz (Río Gallegos). Los expedientes consultados me han permitido

acceder a las actas de constitución de la cooperativa en 1947, los estatutos y algunas

memorias y balances elaborados por los directivos de la cooperativa durante su

existencia. También he utilizado los anuarios conmemorativos anteriormente

mencionados, la prensa local y entrevistas de historia oral a socios fundadores, personal

masculino y femenino de la cooperativa como a hijas/os y esposos/as de los fundadores

de la asociación. Mis entrevistados/ as residen en su mayoría en la zona, pero un

número importante de los fundadores de la cooperativa (socialistas, comunistas) fue

trasladado por la directivos de la petrolera estatal a otros yacimientos ( Salta,

posteriormente a Capital Federal) durante los años del primer peronismo, de modo que

me tuve que trasladarme a Capital Federal para producir esas fuentes orales. Por su

militancia en la izquierda, los fundadores de la cooperativa se encontraban bajo un

estricto control por parte de las autoridades policiales y militares de la zona, de modo

que pueden recuperarse parte de sus prácticas a través de la consulta de los prontuarios

conservados en el Archivo Policial de la Provincia del Chubut (Rawson). Algo similar

ocurre con quienes ejercieron un liderazgo destacado dentro del amplio conjunto del

mutualismo étnico en la zona, en especial los integrantes de las comisiones directivas de

la Asociación Española de Socorros Mutuos y del Centro Gallego de Comodoro

Rivadavia, quienes en algún momento de sus vidas como dirigentes fueron trasladados

al Penal de Rawson producto de sus declaraciones en la prensa local o bien si se

encontraban bajo estrecha vigilancia de la policía territoriana dado el activismo

desarrollado a favor de la causa republicana. Este activismo es un aspecto que ha sido

frecuentemente “olvidado” en un conjunto de publicaciones de carácter conmemorativo

que han editado las asociaciones étnicas con motivo de recordar los aniversarios de su

fundación y los hitos en su historia asociativa.

Durante el transcurso de los últimos años y tras una larga espera, las comisiones

directivas de la Asociación Española de Socorros Mutuos y del Centro Gallego de

Comodoro Rivadavia me permitieron acceder a la consulta de sus archivos. Ambas

asociaciones cuentan con libros de actas, registros de socios, registros de festivales,

estatutos, bibliotecas y en el caso del Centro Gallego un pequeño museo en su sede

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183

social. La Asociación Española de Socorros Mutuos es la única que cuenta con dos

edificios sociales que sintetizan el carácter de sus prácticas: el Teatro y el Sanatorio

Social. La información que se conserva en estos archivos privados fue fundamental

para reconstruir el perfil de las dirigencias étnicas, de los asociados en general como de

las actividades desarrolladas por sus miembros durante el transcurso del siglo XX

(romerías, xantar gallego, festivales benéficos). Muchos de sus miembros residían tanto

en Caleta Olivia como en Comodoro Rivadavia. Estos archivos son importantes para

dar cuenta de la presencia de las mujeres en estas prácticas asociativas. Los libros de

actas permiten advertir del protagonismo desarrollado por las mismas en su carácter de

organizadoras de festejos de distinto tipo, pero al momento de aprobarse los estatutos

son sus propios padres, hermanos y esposos los que las han excluído de los cargos

directivos por razones de género. A partir de la consulta de estos archivos privados, de

la prensa local y de los expedientes del Archivo Municipal de Comodoro Rivadavia

pude reconstruir las asociaciones femeninas, sus repertorios organizacionales y el

carácter de sus demandas. En la medida que la documentación me lo permitió elaboraré

un fichero que procuró recuperar las biografías de las mujeres que animaron el

moviendo asociacionista en la zona, aunque como he podido advertir se hace

imprescindible elaborar otros ficheros en los que también se de cuenta de los varones

que ocuparon cargos en las estructuras de poder a nivel municipal o de la petrolera

estatal como de las pertenencias asociativas de los mismos.

La adopción de la perspectiva de género me ha llevado a consultar otros archivos

existentes en la zona donde se conservan información sobre las actividades

desarrolladas por las mujeres: Obispado de Comodoro Rivadavia, la Asociación

Portuguesa de Beneficencia y Socorros Mutuos. He consultado también los archivos

del Club Jorge Newbery ya que contaba con presidentas honorarias en sus inicios y la

Revista El Goblito Comodorense que fue editada por el Club Huracán durante los años

setenta del siglo pasado, allí se mencionan a varias de mujeres como socias fundadoras.

Los integrantes de la comisión directiva de la Asociación San David me han facilitado

documentación personal (cartas, fotografías) que aportan información sobre varias

integrantes de la primer asociación caritativa femenina creada en 1924. Dado que

muchas de sus integrantes fallecieron desapareciendo la asociación, he debido utilizar

el registro de cementerios ya que allí se consignan nacionalidad, estado civil, fecha y

razones de su fallecimiento. Dado que los Estatutos de la Sociedad de Beneficencia de

Comodoro Rivadavia son similares a los de la Sociedad de Beneficencia de Capital

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184

Federal se ha consultado el Archivo General de la Nación en procura de contactos entre

ambas asociaciones. Se han realizado actividades de relevamiento de bibliografía y

periódicos en la Biblioteca Agustín Alvarez de la ciudad de Trelew (Chubut). Los datos

referidos a la población se basan en los Censos Nacionales que se encuentran

disponibles en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos de la Capital Federal, en

las Memorias de la petrolera estatal y en los anuarios conmemorativos.

La tesis consta de dos partes: en la primera de ellas para introducir al lector y

poder estudiar las prácticas asociativas. En el capítulo 1 he intentado delinear las

particularidades del escenario en que me he ubicado y que trasciende de múltiples

formas las fronteras de los territorios nacionales por entonces existentes: el de la zona

litoral del Golfo San Jorge y las comunidades mineras allí asentadas, cuestión

fundamental a para acceder en el capítulo siguiente a la tipología que he elaborado en

base a la consulta de la prensa local y a la que acompaño con los mapas elaborados

especialmente a partir de la misma y que se presentan en el anexo. En la segunda parte

he reconstruido la experiencia de quienes en su carácter de integrantes de asociaciones

voluntarias (hombres y mujeres) dieron vida a un complejo entramado asociativo que se

expandió sobre la zona litoral del Golfo San Jorge durante la primera mitad del siglo

XX pero para dar cuenta de la diversidad de aspiraciones de quienes animaron el

movimiento asociacionista, he seleccionado el estudio de algunos casos que he

considerado más relevantes dado el protagonismo que tuvieron y tienen esas

asociaciones voluntarias: la Cooperativa del Personal de Yacimientos Petrolíferos

Fiscales, la Sociedad de Damas de Beneficencia de Comodoro Rivadavia (hoy

desaparecidas) y dentro del amplio espectro del mutualismo étnico: la Asociación

Española de Socorros Mutuos y el Centro Gallego (aún existentes). En términos

generales he descripto en cada uno de los capítulos dedicados a las mismas el contexto

temporal y asociativo en el que surgen, los objetivos que persiguen, la forma en que

constituyen el capital social y simbólico. Intenté asimismo identificar los liderazgos

ejercidos por los/las integrantes de estas asociaciones, el carácter del protagonismo que

tuvieron dentro del complejo entramado asociativo de la zona, y, en la medida que la

documentación lo permitió, intenté rastrear proyectos compartidos entre distintas

asociaciones o bien conflictos hacia el interior de las mismas o con los poderes

constituídos. En las conclusiones retomé las tipologías elaboradas sobre del

asociacionismo durante el período 1901-1955, dando cuenta de las particularidades en

la zona en estudio e intentando mostrar en qué medida el avance del asociacionismo en

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185

la zona sirvió para compensar la exclusión de la ciudadanía política como para

demandar por el reconocimiento de otro tipo de derechos (civiles y sociales).

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186

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El Rivadavia, 1942-1955.

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Abril de 1972.

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187

5. Archivos de Asociaciones.

Asociación Española de Socorros Mutuos de Comodoro Rivadavia. Actas, Estatutos

y Libros copiadores de cartas. 1910-1955.

Centro Gallego de Comodoro Rivadavia, Actas, Estatutos y Libros copiadores de

cartas. 1923-1955.

Asociación Portuguesa de Comodoro Rivadavia, Actas. 1923-1955.

Club Atlético Jorge Newbery, Actas, Estatutos, Libros de Asociados. 1929-1970.

6. Fuentes empresarias.

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de 1933.

Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Memorias, 1915- 1945.

7. Fuentes provinciales.

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204

Indice de mapas y croquis

Mapa No.1: Ubicación de la Gobernación Militar de Comodoro

Rivadavia……………………………………………………………………………….15

Croquis No. 1: Ubicación de las Compañías

Petrolíferas……………………….………….………………………………………….31

Mapa No. 2: Ubicación de la Cuenca del Golfo San

Jorge…………………………………………………………………………………….36

Mapa No. 3: Explotación Nacional del

Petróleo.1915…………………………………………………………………………38

Mapa No.4: Ubicación del Ejido Municipal de Comodoro Rivadavia y la Mina

Fiscal…………………………………………………………………………………..40

Mapa No. 5: Asociaciones en Comodoro Rivadavia. 1914……………………. .173

Mapa No. 6: Asociaciones en Comodoro Rivadavia. 1947.A…………………...174

Mapa No. 7: Asociaciones en Comodoro Rivadavia.1947.B…………………….175

Mapa No. 8: Asociaciones en Comodoro Rivadavia. 1960………………………176