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Bogotá D.C. No. 92, domingo 21 de mayo de 2006 Página web: http//unperiodico.unal.edu.co Correo electrónico: [email protected] Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987 Cine Cine al patio, una apuesta por la calidad de vida de los presos en Colombia. 22 Científicos suizos desarrollan vacunas terapéuticas contra el cáncer. Ciencia 16 Ciudad ¿Por qué cuestan tanto las tarifas del transporte en Bogotá? 7 La reconciliación no se opone a la verdad ni a la justicia “La reconciliación debe ser interpretada como el proceso que encuentra las claves de una nueva convivencia, de reconstruir las relaciones dañadas, de generar cambios profundos en la sociedad, la identidad y la institucionalidad”, exhorta el investigador del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, Mario López. 2 12 La decisión de Evo El presidente boliviano Evo Morales anunció la determinación de asumir el control de los recursos energéticos en su país, lo que los analistas consideran una declaración de propósito político que tendrá eco en toda América Latina. Política En vísperas de elecciones. Experto analiza las candidaturas presidenciales. 4 P ÁG. 14 Archivo. La unión entre dos ciencias, la ingeniería y la medicina, promete desarrollos tecno- lógicos de alto alcance para la salud públi- ca en Colombia. La creación de un sistema de control de las enfermedades crónicas mediante un teléfono móvil, la fabricación de materiales resistentes a bajo costo para elaborar prótesis que beneficien a víctimas de las minas antipersona, diseñadas con los estándares antropométricos de los colombianos, o la implementación de una base de datos con historias clínicas digitales que permita su consulta desde cualquier lugar del país son algunos de los vacíos que piensa abordar la Universidad Nacional de Colombia, gracias a la recién creada Maestría en Ingeniería Biomédica, cuya apertura será el primer semestre de 2007. Soluciones saludables bajo la fórmula Ingeniería +Medicina Médicos, ingenieros, físicos, biólogos, matemáticos, químicos, psicólogos, entre otros, aunarán sus esfuerzos y conocimientos para desarrollar proyectos que solucionen falencias en el sector salud, mediante sus trabajos en la Maestría de Ingeniería Biomédica.

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Bogotá D.C. No. 92, domingo 21 de mayo de 2006 Página web: http//unperiodico.unal.edu.co Correo electrónico: [email protected]

Publicación de la Universidad Nacional de Colombia • ISSN 1657-0987

CineCine al patio, una apuesta por la calidad de vida de los presos en Colombia.

22Científicos suizos desarrollan vacunas terapéuticas contra el cáncer.

Ciencia16Ciudad¿Por qué cuestan tanto las tarifas del transporte en Bogotá?

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La reconciliación no se opone a la verdad ni a la justicia“La reconciliación debe ser interpretada como el proceso que encuentra las claves de una nueva convivencia, de reconstruir las relaciones dañadas, de generar cambios profundos en la sociedad, la identidad y la institucionalidad”, exhorta el investigador del Instituto de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada, España, Mario López. 212

La decisión de EvoEl presidente boliviano Evo Morales anunció la determinación de asumir el control de los recursos energéticos en su país, lo que los analistas consideran una declaración de propósito político que tendrá eco en toda América Latina.

PolíticaEn vísperas de elecciones.Experto analiza las candidaturas presidenciales.

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PÁG. 14

Archivo.

La unión entre dos ciencias, la ingeniería y la medicina, promete desarrollos tecno-lógicos de alto alcance para la salud públi-ca en Colombia. La creación de un sistema de control de las enfermedades crónicas mediante un teléfono móvil, la fabricación de materiales resistentes a bajo costo para elaborar prótesis que beneficien a víctimas de las minas antipersona, diseñadas con los estándares antropométricos de los colombianos, o la implementación de una base de datos con historias clínicas digitales que permita su consulta desde cualquier lugar del país son algunos de los vacíos que piensa abordar la Universidad Nacional de Colombia, gracias a la recién creada Maestría en Ingeniería Biomédica, cuya apertura será el primer semestre de 2007.

Soluciones saludables bajo la fórmula

Ingeniería+Medicina

Médicos, ingenieros, físicos, biólogos, matemáticos, químicos, psicólogos, entre otros, aunarán sus esfuerzos y conocimientos para desarrollar proyectos que solucionen falencias en el sector salud, mediante sus trabajos en la Maestría de Ingeniería Biomédica.

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Comité editorial: Egberto Bermúdez Cujar � Luis Eduardo Hoyos Jaramillo � Carlos Patiño Villa � Rocío Londoño Botero � Clara Helena Sánchez Botero � Fabio González Benítez � Jorge Cossio � Juan Carlos Chica.

Coordinación editorial: María Claudia Rojas � Coordinación periodística: Diamilia Aguirre. � Coordinación gráfica: Ricardo González. � Correctores: VJ Romero, Alejandro Rodríguez Mendieta. � Diseño e impresión: Impresiones Periódicas S. A.

Página web: http://unperiodico.unal.edu.co Versión Internet: UNDigital Correo electrónico: [email protected] Teléfonos: 316 5348 316 5000 extensión: 18384 / Fax: 3165232 Edificio Uriel Gutiérrez Transv. 38 Nº 40-04, piso 5º. ISNN1657-0987

Subdirectora: Zoraida Rueda

Las opiniones expresadas por los autores y sus fuentes no compromenten los principios ni las políticas de UN Periódico.

Una de las lecciones más dramáticas del fin de los conflictos armados y de los procesos de paz es que no ha habido voluntad política de abordar la reconciliación con seriedad. Muchos dirigentes han creído que la victoria mi-litar o un acuerdo negociado con los actores armados (con grados de impunidad) y con alguna reparación a las vícti-mas, es suficiente. Ha sido un error generalizado que a me-dio y largo plazo se paga caro, con procesos de venganza y retaliación. Reconciliar es su-perar de manera consciente y consensuada una sociedad y un país azotado por las espi-rales de las violencias y cons-truir otra identidad sobre la base de derrochar esfuerzos permanentes y políticas de cultura de paz y de transfor-mación social.

No hay un modelo uni-versal aplicable a todos los procesos de reconciliación, de esto tenemos certeza. Para reconciliarse hace fal-ta inteligencia, corazón y un fuerte estómago, pero no es imposible; hemos aprendido –especialmente de las vícti-mas– lecciones de generosi-dad incalculables que rom-pen cualquier explicación académica.

¿Qué tienen en común muchas de las sociedades violentadas que han o están abordando procesos de re-conciliación? Es difícil com-parar Camboya con Argenti-na o ésta con Ruanda. Pero se observan algunos elementos: a) en todas estas sociedades se llegó a un punto máximo de saturación de la violencia (de deshumanización y em-brutecimiento) que permitió parar la escalada armada y buscar un plan B (transaccio-nar); b) vistos en perspectiva, estos procesos acabaron por degradar la ineludible rela-ción entre medios y fines, la

violencia de ser un método de excepción para llegar a un fin justo se convirtió en un fin en sí misma, matando a la pro-pia política; y, c) el resultado de años de violencias condu-jo a una mayor polarización social, a escenarios de auto-ritarismo y de militarización, donde los actores armados estatales, paraestatales o in-surgentes acabaron teniendo protagonismo desmedido.

Hemos vivido nuevas oleadas democráticas, el final de regímenes dictato-riales, del Apartheid, la caí-da del Muro de Berlín, han nacido nuevos instrumentos de control (Tribunal Penal Internacional y tribunales ad hoc), una sociedad global está preocupada por la paz y quiere intervenir en la agen-da política mundial. En este contexto emergen los pro-cesos de reconciliación y las comisiones de la verdad (más de 40 desde 1971 al momento actual, unas 17 en África y otras tantas en América, 6 en Europa y otra media doce-na en Asia), azotados por los tiempos y el balance del siglo más violento de la historia, nuestro siglo XX, con el peli-gro de trivializar su concepto y su sentido último: comple-jo, multifactorial, realizado a largo plazo y con un senti-do profundo de justicia pero también de realismo político.

La reconciliación no de-bería ser la oposición entre verdad y justicia o una puerta abierta a la total impunidad, no debe ser una respuesta rá-pida y coyuntural, ni abrir un período de paz negativa (co-mo exclusivamente ausencia de conflicto armado sin cam-bios estructurales e institu-cionales), no es una excusa para la amnesia. En cambio, la reconciliación debe ser in-terpretada como el proceso que encuentra las claves de una nueva convivencia, de re-construir las relaciones daña-das, de terminar con las vio-lencias del pasado, de generar cambios profundos en la so-ciedad, la identidad y la insti-tucionalidad. Es, también, la apertura y la revelación de

no es el dilemaLa reconciliación

El investigador español Mario López sostiene que si no hay reconciliación, cualquier proceso de la guerra a la paz será un fracaso. Esta ha sido la línea argumental defendida durante el recorrido de tres semanas por varias universidades del país.

Mario López Doctor en Historia

Contemporánea e in-vestigador del Institu-to de Paz y Conflictos

de la Universidad de Granada, España.

grandes dilemas políticos y éticos que si se resuelven mal repetirán escenarios pasados o exportarán tensiones y vio-lencia a futuro.

Una hoja de ruta

Más de 40 procesos de posconflicto y de reconcilia-ción permiten trazar una hoja

de ruta de carácter descripti-vo, prescriptivo, normativo y, sobre todo, pedagógico. Esta no es la completa realidad pe-ro permite, con este encuadre, juzgar y evaluar los diferentes procesos habidos o por haber.

1. Reconocimiento social y ético-político de que ha ha-bido víctimas y victimarios.

Algunas sociedades vivieron de espaldas a la realidad del conflicto: negando la eviden-cia. En cambio, los esfuerzos deben dirigirse a aflorar las voces silenciadas, recuperar la memoria histórica; recordar, no olvidar; señalar respon-sabilidades y responsables; construir la verdad “no ofi-cial” (también la extrajudi-

Ricardo González / Unimedios.

AFP

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Una niña desplazada por

la violencia pinta carteles alusivos

a la paz, una de las demandas

más caras para la reconciliación de la

sociedad.

Profesor Mario López

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cial); ayudar a definir a las víctimas por sus factores so-ciopolíticos, legales y cultu-rales, especialmente las más vulnerables (mujeres, niños); saber quiénes son víctimas directas e indirectas, indivi-duales y colectivas, de pri-mera y segunda generación, hacerles un reconocimiento público, generoso y solidario; pero, también, allanar el ca-mino para que los perpetra-dores sientan su responsabili-dad como una condición para su reintegración social, escu-char sus razones y señalar sus contradicciones públicamen-te para hacer una lectura his-tórica más consensuada para las generaciones futuras.

2. Catálogo de los ho-rrores y los errores. Conocer que ha habido víctimas y victimarios no es suficiente. Hay que saber qué sucedió, dónde, cuándo, cuántos y quiénes. En algunos lugares ha habido sorpresas cuando las investigaciones han podi-do precisar dónde recayó la crueldad, sobre qué grupos, quiénes y qué tipo de vio-laciones se cometieron. Una parte de este trabajo es de las Comisiones de la Verdad. Saber, investigar, esclarecer, una labor siempre difícil que ha ayudado a identificar las estructuras del terror, sus ra-mificaciones y conexiones. Pero las diferencias son enor-mes, no es lo mismo el Ulster con 30 años de conflicto y 3.000 muertos, que Ruanda con un millón de muertos en 100 días. Las comisiones de-ben reconstruir y divulgar los hechos de la violencia, hacer que las víctimas tengan un papel protagonista y elaborar toda una serie de recomenda-ciones compensatorias hacia éstas pero, sobre todo, son una gran caja de resonancia de la estupidez moral de las violencias.

3. Fases de las disculpas, el perdón, el arrepentimien-to y las justicias. Es uno de los episodios más difíciles porque las disculpas han de ser completas, verdaderas, genuinas, sinceras y satis-factorias. Debe haber gestos significativos que lo demues-tren, donde se acepten las responsabilidades. Aún más difícil es hablar en términos de perdón-arrepentimiento, pero la práctica demuestra que los ha habido, no obstan-te el perdón no puede ser ol-vido ni negación de la ofensa, no es simple disculpa, debe ser un acto libre nunca una imposición, no es sustituti-vo de la justicia (quizá sí de las penas), quien perdona es la víctima (o sus familiares) porque no hay perdón por delegación y, en todo caso, el arrepentimiento es el que permite cerrar y dar plenitud al proceso. ¿Y las justicias? La retributiva, las alternati-vas penales y transicionales, las restaurativas…, cada una aporta una lectura de la so-ciedad y de sus recursos éti-co-políticos, el eclecticismo se impone salvando que la impunidad y la amnesia, sin más, son la puerta abierta a la reincidencia, a destruir la paz antes de nacer o a privar a las generaciones futuras de una oportunidad de aprender de los errores del pasado.

4. Definición de los ac-tores (directos e indirectos) de la pacificación y la reconcilia-ción, así como agendas de la reparación y la reinserción. El sujeto de la reconcilación es

toda la sociedad y sus acto-res directos: las víctimas y los perpetradores, pero éstos no pueden quedar solos frente a frente. Se necesitan actores indirectos, piezas claves del complejo engranaje: facilita-dores y mediadores, así como iglesias, medios de comuni-cación, universidades, ONG, organismos internacionales, etc., su experiencia en otros procesos y su buen hacer es vital. ¿Qué hay de las víctimas? Su reparación moral, social, económica pero, también, un óptimo proceso de desvicti-mización: deconstruyendo su actitud pasiva, sumisa y dependiente (de los victima-rios o de la sociedad), se debe propiciar la elaboración del duelo y la curación del dolor, convertir en relato e historia el drama personal y la an-gustia, restaurar y visibilizar su condición con dignidad, apoyar procesos asociativos y grupos de pertenencia, evitar la competición entre las víc-timas y trabajar que víctimas-perpetradores no tengan roles intercambiables. ¿Por qué la reinserción de los victimarios? Existen razones, entre otras, jurídicas (el castigo aislado no es nada sin resocialización), sociales (mantener formas de exclusión social y física son contraproducentes a largo plazo para la normalización) y éticas (conviene evitar la retaliación y ofrecer la gene-rosidad de la reconciliación). Hay que ejercer la curación usando los recursos locales, la cultura profunda y los en-laces con los esfuerzos por la reconstrucción (programas psicosociales, formación y educación de comunidades locales, refuerzo de grupos de autoapoyo o incentivación de formas simbólicas de cu-ración).

5. Plan general y planes específicos para la reconstruc-ción social y económica. Son planes tan ambiciosos como las agendas de reinserción y rehabilitación pero aun más transversales. De una parte,

la reconstrucción y la inser-ción de las economías nacio-nales dañadas en el circuito internacional, tarea difícil de hacer sin donantes y sin compromisos concretos, no puede ser solo estabilizar la macroeconomía sino realizar cambios estructurales que hagan una lectura inteligente de los errores que condujeron a las violencias (mal reparto de la riqueza, incapacidad de negociación social, miopía de las élites en la construcción del país). Así como la cons-trucción de los planes espe-cíficos que permitan traba-jar, en lo más profundo, las transformaciones sociales y las mentalidades: inversiones en construcción de paz y pre-vención de conflictos, planes integrales comunitarios, de-sarrollo humano, protección del medio ambiente, necesi-dades humanas básicas, go-bernabilidad y no violencia, sistemas cooperativistas de producción y consumo, forta-lecimiento local-regional, etc.

6. Modelo sociopolítico de convivencia y democracia. La aspiración última de la reconciliación no es solo la curación y el cierre de las he-ridas, sino la creación de una sociedad que no repita los errores pretéritos. Interiori-zar los valores del pluralismo, la participación, el ejercicio de las libertades, la justicia social, la solidaridad activa, el consenso, la equidad, el respeto y la tolerancia no se improvisan. Hay que hacer inversiones en valores, revisar los procesos de socialización y de aprendizaje, educar y formar más ciudadanos com-prometidos. Una sociedad en la que los descendientes de las víctimas y victimarios compartan valores, convivan y construyan país, no es un sueño sino el resultado de hacer las cosas de otra mane-ra; es reconstruir las identida-des que nos conforman junto a los otros. Es un proceso largo de aprendizaje donde también han de cambiar las

instituciones (políticas, judi-ciales, policiales, militares y públicas) orientadas por una ética del cuidado y una ética de mínimos al servicio del conjunto de la sociedad y de la convivencia. Cada socie-dad debe hacer este tránsi-to, ese ejercicio, porque solo experimentando los propios pasos se aprende a caminar.

Colombia: el aprendizaje de la paz

Colombia está abordan-do un proceso duro y difícil, al igual que inevitable: cómo re-parar y reconciliar. Se ha crea-do una Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, muy equilibrada en la com-posición de sus miembros si la comparamos con otras comisiones en otros países, pero ha nacido con una fuerte polémica sobre sus límites y competencias jurídicas y polí-ticas. Nominal y públicamen-te tiene varias tareas funda-mentales: conocer qué pasó, cómo reparar a las víctimas y cómo desarrollar proyectos ambiciosos y concretos, man-tenidos en el tiempo, a favor de la reconciliación. Son dos columnas vertebrales total-mente compatibles. No exis-tirá una buena reparación sin reconciliación, ni viceversa. Si Colombia quiere aprender de los errores cometidos en otros lugares del mundo, y de su propio pasado, en el que tras acuerdos de paz ha habido largos periodos de venganza y de exterminio político de los adversarios, no puede apoyar todo el proceso sobre la alter-natividad penal, la reparación de las víctimas y la reinserción fría de los victimarios, sino sobre fuertes políticas de re-conciliación, aprovechando lo mucho que se ha hecho por la extensa piel del país, y potenciando programas de aprendizaje, experimentación y cultivo de la paz, cuidar exquisitamente los medios, orientar los fines y políticas a este objetivo central, clave para superar las violencias y

Experiencias en construcción

Sudáfrica ha sido un buen ejemplo de gran impunidad a favor de la verdad. Ruanda ha creado miles de tribunales ga-caca para enjuiciar a más de un millón de victimarios por una justicia comunitaria que busca la alternatividad penal. Sierra Leona optó por hacer juicios a algunos “señores de la guerra”. En Mozambique y Angola los victimarios se han incorporado a sus comunidades mediante ritos de culpabilidad y castigos menores. En Timor Oriental se han creado tribunales especia-les para enjuiciar a los victima-rios y juntas de compensación económica a las víctimas. En Camboya ha habido un altísimo grado de impunidad frente a los jemeres rojos. Las víctimas han tenido un gran protago-nismo en Argentina y Chile. En la primera fueron llevadas las juntas militares a prisión, pero se creó la “Ley de Punto Final” y de “Obediencia Debida”. En Guatemala se descubrió el ge-nocidio indígena a cambio de reformas institucionales en el ejército y la policía, y el reco-nocimiento de derechos indí-genas. El Salvador logró llevar a algunos militares a los tribu-nales, pero, al mismo tiempo, ha habido notables niveles de impunidad en las cadenas de mando. En la Europa del Este, se han hecho juicios selectivos y se ha mandado a jubilación a miles de funcionarios implica-dos en los viejos regímenes. En lugares como España se optó por altos grados de amnesia e impunidad y una reconciliación hacia el futuro que ha resulta-do ser una política consciente y vertebrada, mantenida en el tiempo, que podemos calificar como ejemplo exitoso.

Se han creado tribunales pena-les internacionales especiales, para Sierra Leona, Ruanda y la antigua Yugoslavia, con la función de enjuiciar a líderes y responsables ideológicos de crímenes de guerra, pero no serán llevadas a juicio más de 50 personas. Descubrimientos de las Comisiones de la Ver-dad: Perú, 1980-2000: 70.000 víctimas (el 65% indígenas y, además, 4.000 personas de-tenidas-desaparecidas); Guate-mala, 1962-1994: 200.000 muer-tos y desaparecidos. Argentina, 1976-1983: 30.000 muertos y desaparecidos. El Salvador, 1980-1991: 75.000 muertos y desaparecidos. Chile, 1973-1990, más de 3.400 muertos y detenidos-desaparecidos.

modificar la identidad de la Colombia que los colombia-nos quieren superar.

Sería una frustración pensar que la Comisión ac-tual, con ocho años de trabajo como horizonte, solo hiciera un catálogo de recomenda-ciones al Estado y resolviera una parte de las reparaciones a las víctimas, sin aportar una dimensión cualitativa, que sería un ejemplo singular y casi único para el mundo. Es necesario meterle músculo y nervio a una seria, profunda y consciente política de Re-conciliación nacional. La ta-rea no es fácil, pero no hacer-lo sería un error histórico que trasladaría a las generaciones futuras nuevas violencias.

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Si Colombia quiere aprender de sus errores no puede apoyarse sólo en la reinserción fría de los victimarios, sino de las experiencias locales en el aprendizaje de la paz, recomienda el investigador de la convivencia Mario López.

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Ha sido una campaña presidencial muy distinta. El hecho de que ahora se está ante una reelección presi-dencial implica un profun-do cambio en las reglas de juego. Ya no se trata de que los electores deban escoger una opción, entre una gama amplia o no de propuestas de gobierno presentadas por los distintos candidatos a con-sideración de los votantes. En las nuevas condiciones, se trata de que los electores decidan votar por la conti-nuidad del gobierno o por un cambio a una alternati-va que propone alguno de los candidatos opositores al gobierno. Se trata, entonces, de una campaña que –co-mo cualquier campaña de reelección– tiene como eje principal el examen de las realizaciones de gobierno del Presidente en ejercicio y su propuesta para el periodo si-guiente.

En este escenario, para que la campaña presidencial pueda mantener el mínimo básico de equilibrio compe-titivo que se requiere entre los candidatos opositores y un presidente que aspira a ser reelegido (sobre todo para subsanar los desequilibrios que puede producir un pre-sidente muy popular o uno muy desprestigiado) necesi-ta cumplir tres condiciones fundamentales:

1. Que el Presidente en ejercicio delimite muy bien los actos de gobierno de los actos de campaña electoral y que los candidatos oposito-res respeten los linderos del debate en las elecciones.

2. Que la discusión pú-blica gire en torno a los temas que resultan de los debates entre un presidente que de-fiende su gestión y propone quedarse un periodo más y unos candidatos que buscan reemplazarlo en su cargo.

3. Las campañas tie-nen una relativa capacidad para corregir las distorsiones que generan los medios de comunicación amigos del go-bierno o de la oposición.

La primera condición exige tanto de una institu-cionalidad política muy sóli-da, que haga valer los límites entre actos de de gobierno y campaña electoral, como también de una cultura po-

lítica regida por la legali-dad. Es decir, convenciones y comportamientos regidos por una ética apegada al res-peto a las normas.

La segunda, supone que, por lo menos, una par-te del proceso deliberativo se desarrolle en un mismo espacio político, de manera que los electores puedan te-ner la oportunidad de sope-sar, con los suficientes ele-

mentos de juicio, las distintas posiciones y propuestas de los candidatos (incluyendo al Presidente-candidato) sobre los distintos temas de pre-ocupación pública.

Y la tercera condición supone una cierta organi-cidad en el sistema político electoral, de manera que los partidos y movimientos polí-ticos, cuyos candidatos están en competencia por la silla

presidencial, tengan una base electoral sólida, de modo que aseguren un caudal electoral mínimo que pueda movilizar al voto el día de las elecciones y también capacidad política y organizativa para proyectar y mover la propuesta política de gobierno antes, durante y después de las elecciones.

Lo que se había presen-tado como el simple cam-bio de un “articulito”, el que aprobaba la reelección pre-sidencial inmediata, se pro-yecta ahora como un gran desafío para el régimen presi-dencial y, más precisamente, para el sistema electoral que lo sustenta. En el contexto de la reelección presidencial inmediata, ¿tiene el sistema político colombiano la capa-cidad para asegurar el equi-librio competitivo entre los candidatos a la Presidencia de la República?

La responsabilidad de los candidatos

Sin embargo, el proce-so electoral que definirá el próximo presidente de los colombianos no ha logrado cumplir con las condiciones que aseguren un mínimo bá-sico de equilibrio competi-tivo entre los candidatos. Se pueden esgrimir dos tipos de razones bien definidas.

Por una parte están las razones asociadas al com-portamiento de los propios candidatos. Primero, está el hecho de que el Presidente Uribe no ha sabido delimitar los actos de gobierno de los actos de campaña electoral. Quizá guiado por un “moti-vación rentista de las elec-ciones”, el presidente no ha tenido problema para utilizar los actos de gobierno para hacer anuncios o propuestas que, por su naturaleza, hacen parte de una campaña de re-elección, y viceversa.

Segundo, está la deci-sión del Presidente Uribe de no asistir a debates con los demás candidatos, ni contro-vertir sobre ningún tema con los candidatos opositores. De esta manera, los ciudadanos no han podido contar con un espacio de deliberación común en el que puedan sopesar –sobre una misma pregunta o una misma cues-tión– los argumentos a favor o en contra de los avances o retrocesos que ha logrado el gobierno en sus cuatro años o sobre las ventajas y desven-tajas que tiene cada propues-ta de los candidatos.

Y tercero, los candidatos opositores tampoco han sabi-do estructurar sus campañas dentro de un escenario de

Pedro Medellín Torres Profesor Titular de la

Universidad Nacional de Colombia.

Elecciones presidenciales 2006:

¿Un paso más en la depreciación

presidencialismo?del

En las elecciones presidenciales del 28 de mayo los colombianos no elegirán entre un abanico de candidatos y sus programas, sino en contra o a favor de la reelección del presidente Álvaro Uribe. Así lo plantea el analista Pedro Medellín.

Lo que se había presentado como el simple cambio de un “articulito”, que aprobaba la reelección presidencial inmediata, se proyecta como un gran desafío para el régimen presidencial y, más precisamente, para el sistema electoral.

Ante la convicción de que ya hay un ganador, que a pesar de negarse al debate va a llevarse todo, se debe esperar la abstención, el voto en blanco y el voto castigo.

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La decisión presidencial de no participar en los debates electorales con los demás candidatos contribuye a depreciar el régimen presidencial en el país.

reelección presidencial. Lejos de buscar presentarse como una alternativa de gobierno, los candidatos han estructu-rado sus propuestas de cam-paña, estrategias electorales y sus agendas de campaña como si se tratara de una elección en la que todos van a competir en condiciones de igualdad y el votante optará por alguna de las propuestas. Con más o menos diferen-cias, los distintos candidatos se han quedado cortos tanto en la evaluación de la gestión gubernamental del candi-dato-presidente, como en la presentación de las propues-tas que los proyecten como alternativa de gobierno.

En todos los casos, el ciudadano es el más perju-dicado. La no diferenciación entre los actos de gobierno y los actos de campaña electo-ral propician el espacio para que la información que reci-be el potencial votante sobre la gestión de gobierno o las propuestas de los candidatos pueda ser manipulada por los medios de comunicación. Bien para mostrarla como un hecho trascendente o bien para reducirla a un simple acto de campaña, de acuerdo a los intereses económicos o políticos que mueva o quiera mover el medio de comuni-cación.

La negativa del Presiden-te a participar en los debates o a responder a los cuestiona-mientos que hacen los oposi-tores cerró los espacios de deliberación política-electo-ral, particularmente aquellos que hubieran podido permi-tir una adecuada rendición de cuentas del gobierno. Lo cierto es que los ciudadanos no tienen hoy claro cuáles son los cuestionamientos de fondo que se hacen a la ges-tión presidencial de Uribe, las consecuencias que trae-rá y, sobre todo, la urgencia para dar un cambio en este sentido.

Los problemas estructurales

La imposibilidad de ase-gurar un mínimo básico de equilibrio competitivo entre los candidatos no sólo se explica por sus decisiones y comportamientos. También existen problemas de carác-ter estructural que se erigen como factores que bloquean el sistema político frente a las exigencias que impone un proceso electoral que involu-cra la reelección presidencial inmediata.

Sin duda, el principal argumento que atenta con-tra cualquier posibilidad de asegurar un mínimo de equi-librio competitivo lo consti-tuye el carácter mayoritario que distingue al régimen presidencial colombiano. Es decir, un régimen en que el poder presidencial, cada vez más, se ha ido reduciendo a un juego de suma cero: Quien gana las elecciones presidenciales, gana todo. Es el principal referente de po-der político e institucional.

El poder nominador del Presidente es concebido como exclusivo y excluyen-te. Para nada intervienen los partidos o movimientos que lo respaldaron en la elección. Es la personalización del po-der presidencial, que tam-bién se extiende y afecta a los centros más neurálgicos de las decisiones y operaciones gubernamentales. El meca-nismo funciona de manera muy simple: Para evitar las amenazas al nuevo poder adquirido, el entorno más próximo del candidato gana-dor concentra todas las deci-siones a sus equipos y se cie-rra, para evitar cualquier in-tromisión externa. En medio de las tensiones internas por el control político, burocráti-co o presupuestal del aparato público, se reservan las gran-des decisiones y los mejores y más importantes cargos. In-

clusive llegan a afirmar que el nombramiento en un alto cargo no necesariamente im-plica que el funcionario, su grupo político o a su partido adquiera capacidad real pa-ra participar en las grandes decisiones gubernamentales. Los que no son del “entorno” quedan condenados a asu-mir un papel secundario y ocasionalmente serán convo-cados en instancias formales en las que se los solicite.

Las consecuencias no se hacen esperar. El “ence-rramiento” del equipo de go-bierno va propiciando la pri-vatización de los procesos de formación de las políticas. La definición de objetivos, pro-cesos administrativos y via-bilidad política comienzan a depender enteramente de la particular percepción que ten-gan el gobernante y su equipo sobre cómo se debe ordenar la acción de gobierno. Los sobresaltos sobre la manera de proceder quedan depen-diendo de la capacidad de ne-gociación personal que tenga con el gobernante cada alto funcionario nombrado y de los recursos que pueda mover para satisfacer las peticiones y compromisos del jefe.

Sin embargo, el poder del presidente no es total. Hay segmentos de la política y la administración pública que quedan fuera del control pre-sidencial. Como se trata de un juego de suma cero, las mayo-rías parlamentarias se cons-truyen después de la elección presidencial. Cada apoyo, ca-da voto de aprobación parla-mentaria a los proyectos del gobierno tiene un costo que el gobernante debe pagar.

En un país con institu-ciones tan frágiles, la obliga-ción de recurrir a los manejos burocráticos y presupuestales para neutralizar la oposición a los proyectos del gobierno revela, entre otras cosas, el es-caso margen de maniobra que tiene el poder presidencial

para cumplir con sus com-promisos. Mientras en las de-mocracias más consolidadas los que pierden las elecciones son quienes se mantienen más activos y vigilantes (pues son los más interesados en demostrar la consistencia y vigencia de sus proyectos po-líticos), en Colombia los can-didatos y miembros de los equipos perdedores no du-dan en aceptar un cargo en el gobierno del ganador, quizá con la esperanza de que es el único recurso que les po-sibilita mantener su vigencia pública. Es la dura realidad que impone el juego de suma cero resultante de un presi-

dencialismo de mayorías, y que se revela nuevamente co-mo una traba para la salida de la crisis. Y aun cuando pare-ciera tener éxito, el gobierno en realidad no contribuye a la consolidación del régimen democrático en el país.

Las consecuencias

La primacía de los regí-menes de mayorías genera una progresiva desafección de la política y el régimen democrático. Los ciudada-nos tienden a creer cada vez menos en los políticos y las instituciones políticas y, por contrario, son cada vez más resistentes a actuar siguiendo el dictado de los políticos. Camilo Herrera, en el Estudio Colombiano de Valores (2006, Raddar S.A.) muestra que el 23% de los jóvenes entre 18 y 25 años esta interesado en la política, pero sólo el 1,69%

manifiesta algún interés por participar en movimientos o partidos políticos (p.78).

En el contexto de un ré-gimen presidencial de mayo-rías, la reelección presidencial inmediata tiende de manera natural a consolidar todavía más ese carácter mayoritario. Y, en ese contexto, la decisión presidencial de no participar en los debates electorales con los demás candidatos y su resistencia a mantener la distancia entre los actos de campaña y los actos de go-bierno, contribuyen mucho más a depreciar el régimen presidencial en el país.

El resultado no puede ser otro que el aumento de la desafección democrática de los colombianos, sin referen-cia a una campaña abierta y limpia donde los votantes cuenten con la información necesaria para soportar su decisión electoral sobre cuál política le conviene al país: si la que viene gobernando o la que se promueve como una alternativa a la que está en ejercicio del poder.

Ante la convicción de que ya hay un ganador, que a pesar de negarse al deba-te va a llevarse todo se debe esperar que la abstención, el voto en blanco y el voto casti-go a las principales opciones se constituya en el principal rasgo distintivo de las eleccio-nes presidenciales del próxi-mo domingo. Unas elecciones que, sin duda, marcarán un quiebre para la historia del ré-gimen presidencial en el país.

La primacía de los regímenes de mayorías genera una progresiva desafección de la política y el régimen democrático. Los ciudadanos son cada vez más resistentes a actuar siguiendo el dictado de los políticos.

Archivo Unimedios.

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Opinión

Terminó la 19ª Feria In-ternacional del Libro de Bo-gotá, con su redundante te-ma central “El papel del libro en la educación”. Los lectores colombianos solemos sobre-dimensionar en sus aspec-tos positivos la importancia de este evento. En los países desarrollados que han cons-truido una sólida tradición editorial las ferias del libro son ante todo una actividad gremial en la que sus diferen-tes actores (editores, escri-tores, distribuidores, ilustra-dores, diseñadores, agentes de la industria gráfica, etc.) acuden anualmente porque es allí donde tienen la opor-tunidad de acceder a una bolsa para la compra y venta de derechos de autor, de tra-ducciones, de ilustraciones, y para realizar contactos y compartir conocimientos so-bre nuevas tecnologías con qué desarrollar mejor su ne-gocio. Acude también el pú-blico lector, para conocer la última producción editorial de su interés, que se muestra en reducidos espacios y casi nunca está disponible para su venta directa e inmediata.

En Alemania, por ejem-plo, si algún visitante des-prevenido quiere comprar un libro que le llama la atención, el editor le indicará la librería más cercana, en donde, ade-más del título que solicita, puede acceder a una oferta temática más focalizada y al asesoramiento de los libre-ros, verdaderos profesionales del oficio, quienes le abrirán un abanico de posibilidades que, con seguridad, satisfa-rán sus necesidades como lector o investigador.

¿Pero cuáles serán las razones de tan inaudito com-portamiento, a nuestros ojos? ¿Por qué motivos los editores y distribuidores de otras lati-tudes no convierten estos es-cenarios en gigantescas libre-rías temporales, para poner a disposición del público la parte de su producción que no ha sido posible vender por

los canales habituales que permanecen abiertos duran-te todo el año? Varias son las razones. Una de ellas, quizá la principal, es que conside-ran que una feria del libro de-be ser sobre todo un evento impulsor del desarrollo edi-torial y un importante centro de promoción de la lectura a través de las actividades cul-turales desarrolladas en ella, un centro de negocios de los profesionales del libro y no una inmensa librería abierta transitoriamente al público lector, con el consecuente de-trimento que conlleva para el sector librero la venta directa al público durante su reali-zación. Dato curioso: según el Boletín semanal de Cegal (2 de mayo del 2006 - www.cegal.es), durante la 37ª edi-ción de la Feria del Libro, que tuvo lugar en los Jardines de Viveros de Valencia, del 27 de abril al 6 de mayo del 2006, el Gremio de Libreros de la ciudad asumió el control de los intercambios comerciales con el público comprador. Los editores, sin tener que realizar ventas directas, tu-vieron un gran espacio donde exhibir sus fondos editoriales y sus novedades y ayudaron a fortalecer las librerías.

Actividades libreras para la educación

En nuestro país, entre otras razones, el alto costo del alquiler de los espacios en que se realiza este evento –Corferias, $152.000 por m²,

para la Feria del Libro– tiene como consecuencia, además, que muy pocas de las edito-riales y distribuidoras parti-cipantes alcancen a cubrir sus gastos de participación, a pesar de vender directamen-te al público (sólo los gran-des sellos editoriales, muy comerciales). Por ejemplo, a pesar de contar con más de 200 novedades y 190 m² para exhibición durante la Feria, la Universidad Nacional de Co-lombia no alcanzó a llegar en ventas a su punto de equili-brio ¿Alcanzarían a cubrir sus gastos las otras universidades participantes? ¿Qué tan útil y rentable es la participación (no su presencia), de las edi-toriales universitarias en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, de la forma como lo vienen haciendo? ¿Cabe preguntarse sobre la nece-sidad de buscar un espacio alternativo en dónde orga-nizar y realizar anualmente una feria del libro académi-co o universitario, un evento que realmente convoque, de manera amplia, la partici-pación de editoriales de las universidades nacionales y extranjeras, y directamente de la comunidad académica, estudiantil y profesional de la ciudad y del país?

Por su fortaleza, las agremiaciones de libreros en Europa, como la Confedera-ción Española de Gremios y Asociaciones de Libreros, Ce-gal, en España, han logrado regular y proteger, a través de

dispositivos legales, las acti-vidades libreras como pilares fundamentales de la educa-ción del país en su función de servir de puente entre el co-nocimiento recogido en los medios impresos, digitales o electrónicos, y sus posibles beneficiarios, fortaleciendo las librerías como centros de asesoramiento al lector, mo-tores de la promoción de la lectura y espacios que reco-gen la producción editorial e intelectual de una sociedad. Y esto es así, pues la industria editorial se nutre fundamen-talmente de las librerías, con su permanente actividad y su continuo enriquecimiento en contenidos, de la posibilidad de su disposición al público durante los 365 días del año. Son ellas, junto con las bi-bliotecas, las que garantizan a los lectores el permanente acceso al amplio panorama de la producción académica y cultural de un país.

Esta es una de las ra-zones por las que el sector editorial, que impulsa y or-ganiza la Feria del Libro, y el Ministerio de Cultura, dentro de sus políticas culturales, deben apoyar la creación y viabilidad comercial a largo plazo de pequeñas y media-nas librerías, a todo lo largo y ancho del país. Además, pueden aunar esfuerzos en la consolidación de este sec-tor de la cultura, de manera que pueda ofrecer, cada vez más, un mejor servicio a sus clientes y a la sociedad en

general, fortaleciendo estos espacios, primordiales para el acceso al conocimiento y a la educación.

No debemos perder de vista que el libro es el ve-hículo cultural por excelen-cia para la transmisión del conocimiento o el placer de la lectura. Que el libro y la lectura son básicos en la ge-neración de individuos con capacidad crítica, partícipes de su sociedad, activos fren-te a las profundas y rápidas transformaciones de nues-tros horizontes cotidianos. También es importante re-saltar que el libro es el único vehículo de comunicación masiva que recoge y difunde el pensamiento, sin que me-die la publicidad comercial, lo que hace de él un medio absolutamente independien-te y democrático, soporte de la identidad y de la cultura.

Por ello queremos resal-tar el esfuerzo y empeño de la Universidad Nacional de Colombia en el desarrollo de su primera librería externa al campus. Al cumplirse nueve meses de la apertura y puesta en funcionamiento de UN ¡La librería!, situada en el corazón de Bogotá, donde la comuni-dad académica y el público lector pueden encontrar –a lo largo de todo el año– una am-plia perspectiva de la produc-ción editorial universitaria y cultural de nuestro país, al lado de las más importantes editoriales del ámbito hispa-noamericano.

La Feria debe ser un centro de negocios de los profesionales del libro y no una inmensa librería abierta transitoriamente al público, con detrimento para el sector librero.

Ferias del libro:

¿gigantescas librerías?Pablo Daniel Arcila G.

Librero Director UN ¡La librería!, Unibiblos

Por la forma como está concebida la Feria Internacional del Libro de Bogotá, ésta no se traduce en un espacio para el desarrollo editorial del país ni para la promoción de la lectura, como sucede en la mayoría de encuentros de este estilo en el mundo. Balance crítico.

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A diferencia de la de Bogotá, las ferias del libro en el mundo, dan protagonismo a los distintos eslabones de la cadena editorial, sin tener que realizar ventas directas, y fortaleciendo las librerías.

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Ciudad

En Bogotá existen dos sistemas de transporte públi-co diferentes en sus esque-mas de operación y negocio. El transporte masivo Trans-milenio y el sistema colectivo de transporte. En medio de ellos se encuentra el usuario, que en ambos casos soporta deficiencias de calidad en la prestación del servicio.

Los usuarios del siste-ma Transmilenio se quejan de apiñamiento, escasez de alimentadores, baja frecuen-cia de rutas, dificultad en la compra de tiquetes y falta de servicios complementarios, malestar ha originado cre-cientes bloqueos al Sistema. En el sistema colectivo, por su parte, los usuarios sufren problemas de congestión, desorganización de rutas, mala calidad de la flota de transporte, inexistencia de paraderos e incertidumbre en la frecuencia y los horarios de rutas.

Una revisión a la con-cepción de ambos sistemas permite decir que, mientras el Transmilenio es un mo-delo de creación de riqueza, la forma como contractual-mente se fijó la distribución de riesgos y recursos entre los agentes del sistema impide mejorar la calidad en la pres-tación del servicio, dado que los recursos se concentran en los operadores privados. Por el contrario, el sistema co-lectivo es un modelo de des-trucción de riqueza, pues su operación no permite gene-rar recursos suficientes para recuperar la inversión, actua-lizar la flota de transporte y generar rentabilidad, princi-palmente para los pequeños transportadores.

Beneficios privados

La tarifa constituye la fuente de ingreso de ambos sistemas y es el instrumento mediante el que se recono-cen los costos de operación, la rentabilidad financiera de los agentes y la identificación y distribución de riesgos. La demanda de pasajeros y los costos de operación son las variables fundamentales para determinar y actualizar la tari-fa y de su definición depende la viabilidad y la sostenibilidad financiera de cada sistema.

La estructura tarifaria de Transmilenio está basada en un modelo de operación planificado, con un horizon-te temporal de largo plazo y con una clara identificación y mitigación de los riesgos asumidos por los operadores privados. Esto no permite el exceso de oferta de buses en la medida en que existe una coordinación con la deman-da de pasajeros. Hasta el mo-mento, el sistema ha supera-do las expectativas iniciales de la demanda, riesgo que ha jugado en su favor. El Índice de Pasajeros por Kilómetro (IPK) ha sido muy superior al mínimo proyectado –4,75–. Por el contrario, los últimos problemas de Transmilenio han sido ocasionados por el exceso de demanda.

En cuanto a la visión de largo plazo, la canasta para

estimar los costos de ope-ración fue definida desde el inicio y contractualmente no se contempló ninguna revi-sión en las variables opera-cionales. La estructura de la canasta está vigente durante los diez años de la concesión. Es de anotar que los valores de la canasta corresponden al escenario pesimista. Es de-cir, los más altos, pues en su momento se quería dis-minuir el riesgo asumido por los operadores privados. En la práctica esto también ha jugado a favor de los agentes privados del sistema, aunque los costos estimados en la ca-nasta han sido muy superio-res a los reales asumidos por los operadores. Los agentes privados se han organizado con visión empresarial, co-mo operadores de transpor-te, permitiendo aprovechar las ventajas de reducción de los costos, incremento de las utilidades, recuperación de la inversión y capitalizaciones.

Con una centralización de los recursos obtenidos a través de la tarifa y una dis-tribución establecida con-tractualmente para cada uno de los agentes, Transmilenio tiene una concepción de au-tosostenibilidad. Los agentes privados reciben los ingresos contractualmente estableci-dos y en promedio, durante los años 2001 a 2004, se han

distribuido los recursos así: operadores troncales, 73%; operadores alimentadores, 14%; recaudador, 9%; fidu-ciaria, 0,05%, y la empresa Transmilenio, el 4,5%.

El problema radica en la distribución de la rique-za creada por el sistema. La incertidumbre y riesgo per-cibidos cuando se diseñó el Sistema condujujeron a que contractualmente se busca-ra mitigar el riesgo asumi-do por los agentes privados, generando una inflexibilidad en la revisión de la tarifa y la distribución de los ingre-sos del sistema. Esto impide transferir el exceso de bene-ficios obtenidos por los agen-tes privados a la ciudadanía, mediante el mejoramiento de la calidad, y que los agen-tes privados asuman los cos-tos de la infraestructura o el otorgamiento de subsidios a la tarifa a determinados sec-tores, estudiantes, tercera edad, población pobre, etc.

Tarifas ineficientes

Por su parte, la falta de una operación planificada del sistema colectivo condu-ce a la existencia de una so-breoferta de buses con índi-ces de ocupación muy bajos. Los buses “desocupados” ha-cen los recorridos, asumien-do altos costos de operación

y generando problemas de congestión y contaminación. Así, los costos de sobreoferta están incluidos en la tarifa, es decir, el usuario asume cos-tos de dicha ineficiencia.

La inadecuada concep-ción empresarial en el sis-tema colectivo impide apro-vechar las economías de escala para la reducción de los costos de operación y el cumplimiento de estándares mínimos de calidad a través, por ejemplo, del manteni-miento preventivo de la flota de buses. El esquema de em-presas afiliadoras y pequeños propietarios de buses genera incentivos negativos, pues el interés de las primeras es aumentar el número de bu-ses, porque sus ingresos de-penden de esta variable. Los segundos, no cuentan con el suficiente capital de trabajo para mantener y reponer su inversión. Las urgencias de sostenimiento diario hacen que se produzca un proceso de descapitalización y des-mejoramiento de la flota de buses.

La estructura tarifa-ria recoge estas deficien-cias con una visión de cor-to plazo. Contrario, a lo que ocurre con Transmilenio, la definición de la canasta de costos de operación se revi-

sa semestralmente. Esto no permite que las empresas interioricen el concepto de riesgo. Aunque tarifa inclu-ye recuperación al capital y rentabilidad, la forma como lo hace genera incentivos ne-gativos, que desmejoran la calidad en la prestación del servicio y comprometen su viabilidad y la sostenibilidad del sistema.

En primer lugar, la fór-mula no establece claramen-te el monto que va a recupe-rarse: se confunde el monto inicial de la inversión con el valor comercial del vehículo cada vez que se debe actuali-zar la tarifa. En segundo lugar, deja un valor de salvamento que el propietario no puede recuperar vía tarifa, lo que genera que una vez acabada la vida útil de un vehículo se quiera seguir utilizándolo, para recuperar el valor del salvamento. En tercer lugar, la vida útil es de 20 años –en Transmilenio es 10–, y esto hace que estén en operación vehículos muy antiguos, que no cumplen los estándares mínimos de calidad. Final-mente, la tarifa está asociada a la rentabilidad del mercado financiero y no a la de la in-dustria transportadora. Este esquema de transporte gene-ra un proceso de destrucción de valor que compromete la viabilidad del sistema y redu-ce la calidad en la prestación del servicio. La tarifa al usua-rio recoge estas ineficiencias y no permite procesos de ca-pitalización para reponer y actualizar la flota vehicular.

El sistema de transporte público debe ser entendido como uno solo con diferen-tes modalidades. Esto impli-ca que los sistemas masivo y colectivo deben ser comple-mentarios y no competido-res, y aplicar el concepto de conectividad e intermodali-dad. Bogotá tiene aproxima-damente 8 millones de viajes en el transporte público y Transmilenio solo cubre 1,3 millones. La concepción de los modelos debe atender a los mismos principios y la tarifa debe reflejarlo.

En el largo plazo, si no se logra esa integralidad en los modelos de operación y tarifario, ambos sistemas po-drían estar comprometidos en su viabilidad y sosteni-bilidad por razones contra-rias. El sistema Transmilenio por exceso de demanda y el sistema colectivo por exceso de oferta. En medio estará el usuario, que tendrá que asu-mir los excesos de costos y la mala calidad en la prestación del servicio.

Germán Guerrero Chaparro

Profesor e inves-tigador del CID,

Facultad de Ciencias Económicas de la

Universidad Nacional de Colombia.

El precio de

transportarseen Bogotá

A través del análisis de la tarifa es posible entender por qué los usuarios del sistema de transporte público en la capital están asumiendo el exceso de costos en los pasajes.

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El diseño de los contratos del sistema Transmilenio, a 10 años, no permite transferir el exceso de beneficios obtenidos a la ciudadanía mediante el mejoramiento de la calidad.

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El proceso de desmo-vilización y desarme de las Autodefensas Unidas de Co-lombia (AUC) y otros grupos paramilitares se encuentra en su recta final. Organiza-dos en 36 estructuras, 27.771 combatientes entregaron 16.188 armas de fuego. ¿Ha impulsado este proceso de negociación la pacificación del país? ¿Ha mejorado la se-guridad de las personas? ¿Ha deteriorado la seguridad en las ciudades?

Académicos, analistas y representantes de la comu-nidad internacional se han concentrado en señalar las falencias del proceso de Jus-ticia y Reparación, más que en conocer su impacto. Tan importante como ese deba-te sobre la justicia de tran-sición es el relacionado con los efectos del desarme, la desmovilización y la reincor-poración (DDR).

Escepticismo y poca credibilidad

No es novedoso afirmar que el proceso con las AUC se ha desarrollado en un clima de escepticismo y poca cre-dibilidad. El escepticismo se explica porque la opinión y

los analistas no perciben un efecto del desarme sobre el objetivo central de cualquier proceso de negociación: la reducción de la violencia. No sólo persiste la violencia aso-ciada con el conflicto armado y la criminalidad sino que está mutando. La misión de apoyo al proceso de paz de la Or-ganización de Estados Ame-ricanos (OEA) sostiene que se han creado nuevos gru-pos paramilitares que buscan retomar el control en zonas donde actuaban las AUC, y que algunos de sus miembros de estos han reagrupado en bandas criminales.

La poca credibilidad se debe, en gran parte, al tema de las armas. La Secretaría de Gobierno de Medellín de-nunció en días pasados que el proceso de desarme fue incompleto, pues las armas amparadas con licencia de

porte o tenencia en manos de miembros de estos gru-pos no fueron entregadas como parte del proceso. Otros aspectos que se cues-tionan, tienen que ver con la relación combatiente-arma entregada, con la calidad del material bélico, la ausencia de información detallada so-bre el mismo, con su posible uso como prueba en los pro-cesos judiciales, y por últi-mo, con el “encaletamiento” de armas que podrían fil-trarse, en el futuro cercano, al mercado negro para otros grupos del conflicto o a paí-ses vecinos.

Por último, la reincor-poración genera temor. Na-die sabe si el proceso al que son sometidos los excom-batientes permitirá que se alejen por completo de las armas y la ilegalidad. Nadie sabe cuál será el papel de los excombatientes en la socie-

dad. Tampoco se sabe si los mecanismos para garantizar su vida son efectivos.

¿Un posconflicto benigno?

Son muchas las pregun-tas alrededor del proceso de Desarme, Desmovilización y Reincorporación (DDR) y po-cas las respuestas. Investiga-dores del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac) han elaborado una primera evaluación del DDR y su impacto en la seguri-dad humana. Entendemos la seguridad humana como la protección de las personas de todas las formas de violencia. Este trabajo se inició en co-operación con el Instituto de Estudios Políticos y Relacio-nes Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional2.

El seguimiento al DDR busca establecer si existe un

efecto –positivo o negativo– sobre la seguridad humana y actividades criminales de alto impacto. Este trabajo se concentra en el impacto so-bre la seguridad humana, por lo tanto en los homicidios, las lesiones comunes y el hurto a las personas, pues son éstos los principales (aunque no los únicos) riesgos a la seguri-dad de las personas. En efec-to, la violencia homicida es la principal causa de muerte en el país3, lo que contrata con que el homicidio es la vigési-ma segunda causa de muer-te en el mundo. Aun cuando existe una relación estrecha entre la violencia criminal y la violencia del conflicto in-terno, el 75% de los homici-dios no están directamente asociados a las acciones del conflicto armado sino a la criminalidad, la cual es ma-yoritariamente urbana4. Por su parte, si bien las lesiones

Andrea González Peña

Estudiante de la Maestría en Estudios Políticos

(Iepri) de la Universidad Nacional de Colombia e

investigadora de Cerac.

Jorge Alberto Restrepo

Profesor, Departamento de Economía, Universi-

dad Javeriana e investiga-dor Asociado de Cerac.

Desmovilización de las AUC: ¿mayor

Qué tanto ha incidido la desmovilización paramilitar en las tasas de homicidios y hurtos en Colombia. Un estudio entre el Iepri de la Universidad Nacional y el Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (Cerac), financiado por Embajada de Suecia, investigó sobre el asunto. Aquí presentamos algunas de las conclusiones.

seguridad humana?1

AFP

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ardo

Góm

ez.

Una anciana observa a los combatientes del Bloque Suroeste de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), antes de su desmovilización: ¿qué tanto ha incidido en la seguridad la entrega de sus armas?

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comunes y el hurto no son fenómenos característicos del conflicto interno, sí son fenómenos críticos en una si-tuación de posconflicto.

Un primer resultado es que el proceso de desmovi-lización colectiva ha tenido un impacto positivo sobre la seguridad humana, no obs-tante este efecto alentador ha mostrado grandes dife-rencias cuando se hace un análisis regional. También se encuentra un resultado no concluyente en relación con los hurtos a personas.

Con el objetivo de es-timar el impacto del DDR, se examina la información desde las áreas geográficas de influencia y operación de cada grupo paramilitar, tomando en cuenta el mo-mento en que cada grupo se desmovilizó. Adicionalmen-te, dado que los homicidios, y otros indicadores de vio-lencia han presentado una tendencia decreciente en los últimos años, se incluyeron otras variables para tratar de aislar el efecto de las des-movilizaciones de esta caída generalizada.

La tabla 1 muestra los resultados detallados del ejer-cicio. La desmovilización y el desarme de un grupo para-militar están asociados, de manera significativa a una reducción promedio de 13% del nivel de homicidios muni-cipal y a una caída similar de las lesiones a personas y del total de hurtos, en los munici-pios en los que tenían presen-cia estos grupos. Si bien es-tadísticamente este resultado aparece asociado a la desmo-vilización en cada municipio, también puede explicarse por una mayor presencia institu-cional lo que aumenta la ca-pacidad de disuasión.

Otra conclusión impor-tante del estudio se encuen-tra en el hurto a personas, que ha presentado un cre-cimiento importante en el último año. De acuerdo al Centro de Investigaciones Criminológicas de la Dijin, este delito aumentó en 44% respecto al año anterior. Sin embargo, a partir de la in-formación disponible no es posible establecer si existe un efecto estadísticamente sig-nificativo entre las desmovi-lizaciones de grupos parami-litares y los incrementos pre-sentados en este delito5. Pero el incremento en los hurtos a personas es un mensaje de alerta para la formulación y el diseño de políticas de se-guridad local y de reinserción en el ámbito nacional. Expe-riencias vividas por otros paí-ses con procesos similares, muestran que en los casos en que el desarme tiene lu-gar y no existen alternativas no violentas para la reinser-ción de los excombatientes, la criminalidad no homicida se presenta como una de las primeras manifestaciones de

gran mayoría están en buen estado (una excepción fueron las armas del Bloque Cacique Nutibara) y son más moder-nas y de superior calidad en comparación con las que se han entregado en procesos de desarme en otras nacio-nes. Esto no debería sorpren-der: el tráfico de armas es un espejo del narcotráfico. La gran disponibilidad de armas y rutas de trasiego de los gru-pos paramilitares demuestra su mayor exposición relativa a fases más avanzadas del co-mercio de drogas ilícitas.

Pero el tema de las ar-mas no es, en últimas, el fun-damental. El desarme es una estrategia de reducción de la violencia y todo proceso de desarme será incompleto y estará sujeto a incertidum-bre: nadie sabe cuántas ar-mas tenían o se quedaron los paramilitares. Lo importante es determinar si ha habido un dividendo del proceso de negociación.

¿Un dividendo de paz?

Si bien se encontró un efecto positivo asociado al DDR, hoy en día existe un ma-yor riesgo no letal para la se-guridad de las personas, prin-cipalmente en las ciudades, que debe ser neutralizado.

El éxito del proceso, en términos de una mayor segu-ridad para las personas, está relacionado con la integra-ción, sostenible, activa y po-sitiva de los excombatientes a la sociedad y con un desarme completo. El reto institucio-nal está en evitar y disuadir el reciclaje de los excombatien-tes –y de las armas– hacia ac-tividades delictivas comunes y hacia el crimen organizado.

El caso colombiano es exótico en comparación a otros procesos de DDR, pues el desarme se adelantó con sólo uno de los grupos que hacen parte del conflicto ar-mado interno. El conflicto ar-mado continúa, las armas y hombres de guerra abundan y Colombia ofrece una diver-sidad inusitada de rentas pa-ra financiar el aparato bélico de todas las partes que en él intervienen. Lograr que el DDR de las AUC sea un éxito y un ejemplo para los futu-ros procesos –con el ELN y las Farc– es un trabajo difícil para el Estado y la sociedad colombiana, que muchas ve-ces entiende el desarme y la reincorporación, de manera simplista, como el premio por tener un fusil.

Fuente: Cerac. Información base, CIC-Dijin-Policía Nacional.

Estimaciones del efecto promedio de la desmovilización colectiva de un grupo paramilitarsobre los niveles de criminalidad de un municipio

Efecto promedioDelito

Homicidios

Hurto a personas

Lesiones a personas

Otros hurtos -13.65%

-6.95%

-8.77%

-8.45%

3.73%

-17.85%

-18.26%

-17.40%

-10.44%

-13.04%

No significatico

-12.57%

Rango estimado (95%)

Tabla 2

1 La investi-gación que se reseña en este documento ha contado en diferentes etapas con la participación de Óscar Becerra y Nicolás Suárez (Cerac), Aaron Karp (Small Arms Survey, Universidad de Ginebra), Eduardo

Pizarro León-Gómez (Iepri-Universidad Nacional) y Michael Spagat (Royal Holloway, Universidad de Londres). La elaboración de este artículo contó con los comentarios de Michael Spagat y Óscar Becerra. 2 Véase el

documento “¿Hacia un post-conflicto benigno? des-movilización, reinserción y criminalidad en Colombia”, producto de la investigación del Iepri y Cerac auspi-ciada por la Embajada de Suecia. 3 La segunda causa de muer-

te en Colombia es la cardiopa-tía isquémica que incluye: el infarto de miocardio, la muerte súbita de origen car-diovascular y los síndromes coronarios agudos. Esta es la muerte en el mundo. 4 Véase Small Arms Survey, 2006, Capítulo

9: La hidra de Colombia: Las múltiples caras de la violencia arma-da, Ginebra: Oxford University Press. 5 Es decir, el rango estimado para el resulta-do del ejercicio no permite distinguir si el efecto es positi-vo o negativo,

por lo que no es posible afir-mar que este aumento esté relacionado con el proceso de negociación con los grupos paramilitares. 6 Esta tabla resume los resultados de un ejercicio de datos panel para datos de conteo. Para conocer el

impacto direc-to del DDR el ejercicio econo-métrico incluye variables que tienen en cuenta la caída generalizada en la violencia, el efecto de la violencia aso-ciada al con-flicto armado con la guerrilla, la población y las característi-cas propias de

cada munici-pio. El “Efecto Promedio” en la tabla mues-tra la estima-ción puntual, la cual es signi-ficativa cuando se reporta su valor a más de un 95% de confianza. El “Rango Estimado” muestra los valores entre los cuales oscila

el valor del efecto prome-dio, con un nivel de con-fianza del 95%. La estimación se realizó con datos trimes-trales de 2003 hasta 2005 a nivel munici-pal. Los autores del estudio agradecen la colaboración del Centro de Investigaciones

Criminológicas (CIC) de la Dirección Central de Policía Judicial (Dijin) de la Policía Nacional, por haber provisto la información requerida para su desarrollo. Los detalles técnicos están a disposición de los interesados.

Aun cuando existe una relación estrecha entre la violencia criminal y la violencia del conflicto interno, el 75% de los homicidios no están directamente asociados a las acciones del conflicto armado, sino a la criminalidad

violencia que aparecen.

Heterogeneidad regional

Con el fin de estudiar el impacto regional se dividió el país en quince zonas geo-gráficas donde actuaban los grupos que se desmoviliza-ron hasta diciembre de 2005.

En seis de las quince re-giones, los homicidios comu-nes presentan una reducción estadísticamente significati-va (ver mapa 1). Más intere-sante aún, es que las regiones que concentran un impacto positivo, corresponden a las áreas andinas del país, el sur occidente de la costa Caribe (incluyendo Urabá y el norte del Chocó), las sabanas del Caribe, los santanderes (in-cluyendo el Catatumbo) y el sur del Cesar. Por el contrario, gran parte de la zona costera del Departamento de Nari-ño bajo presencia paramili-tar, mostró un crecimiento sustancial en los homicidios asociado estadísticamente al DDR. En las zonas restantes el resultado no es estadística-mente significativo; esto es, no se puede asociar un au-mento o un descenso de los homicidios con el DDR.

El mapa 2 muestra los resultados del mismo ejercicio regional para los hurtos a per-sonas. Únicamente se encuen-tra un impacto positivo en el centro y oriente de Antioquia, en el Alto Cauca (en Córdoba y Antioquia) y el occidente del valle del Magdalena Medio. El área que presenta, por el con-trario, un efecto negativo, es decir un crecimiento en los hurtos a personas de manera significativa, es vasta e incluye casi todo el occidente del país y la mayor parte de los llanos orientales. En el resto de zonas no se encuentra un efecto sig-nificativo asociado al DDR.

La relación entre las le-siones comunes a personas y el DDR es positiva (una reduc-ción) para la zona central y oriental de Antioquia, y nega-tiva (aumento) para una zona que incluye Chocó, Risaralda, Norte del Valle, Córdoba y Urabá. Los otros hurtos, que concentran principalmente delitos contra la propiedad, presentan un comportamien-to muy parecido al de los hur-tos a personas.

Las armas que se entregaron

La relación arma-hom-bre de este proceso es de seis armas por cada diez desmo-

vilizados. Sorpresivamente, esta razón es similar a la que se encontró en otros procesos fuera de Colombia y es muy superior al mismo indicador que presentaron los proce-

sos de desarme que tuvieron lugar en el país durante la dé-cada de los noventa (ver tabla 1). La inspección visual de las armas que han sido entre-gadas muestra además que la

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Coyuntura

Las razones que hacen del fenómeno migratorio un asunto que amerita atención son, en esencia, diferentes para las sociedades recepto-ras y para las “expulsoras”. En España, es innegable que la llegada sostenida de in-migrantes y su instalación suponen una transformación social profunda con grandes implicaciones. Según cifras de enero de 2006, un 8,5% de la población total del país es extranjera y uno de los flu-jos migratorios que en tiem-pos recientes ha contribuido a este aumento es el de los colombianos, situado en el cuarto lugar. En Colombia, un hecho contundente que evidencia el interés que la migración internacional ha tomado en los últimos años y que va más allá del impacto de las remesas, radica en que de cada cien colombianos, de 8 a 10 residen de manera permanente fuera del país.

Los emigrantes1

El crecimiento de este colectivo fue muy lento hasta 1999. Durante el año 2000 se duplicó el número y, desde entonces, el crecimiento se ha acelerado de forma es-pectacular. Se encuentra en los estadios iniciales del ciclo migratorio, con predominio de primo-inmigrantes, aque-llos que inician una cadena migratoria que, en un elevado número de casos, será con-tinuada. Se trata de jóvenes adultos en edad económi-camente activa con un nivel medio de educación, tanto hombres como mujeres, acompañados por sus cónyu-ges, parejas u otros miembros de la familia y de procedencia predominantemente urbana. La mitad tiene una relación de pareja estable y solo dos tercios de ellos están vivien-do en España con su pareja.

Migrar es una decisión personal. Muchos dejan a su familia, y las principales ra-zones son económicas y la-borales, dejando muy de lado la influencia de la violencia y la inseguridad como mo-tivos para ello. La entrada y permanencia se da por vías distintas a las legales: entran con visado de turista y per-manecen tras su expiración. En su aventura cuentan con la ayuda de redes migrato-rias, por ahora simples, que brindan el alojamiento como principal apoyo.

La mayor parte de los emigrantes abandonan sus empleos en Colombia bus-cando mejores trabajos y con-diciones de vida, y al llegar encuentran uno muy pronto, dada la potente demanda de mano de obra foránea. En su primer empleo se ocupan en el servicio doméstico, en la construcción y en otros em-

pleos no cualificados, indis-tintamente del nivel educa-tivo y consiguen ganar más del doble que en Colombia. Este primer empleo, la ma-yoría de las veces, incumple las regulaciones legales en el mercado de trabajo español, en consecuencia de la falta de autorización de residen-cia y trabajo.

Experimentan una gran movilidad laboral, con el fin de mejorar su situación, y tienen una tasa de actividad notablemente superior a la de los españoles. Una vez estabilizado el proceso de adaptación laboral, la mayor parte se ubica en el sector de servicios y con el tiem-po obtiene un contrato de trabajo, muchos de duración indefinida, dándose, por el contrario, bajo nivel de em-pleos temporales. A pesar de esas situaciones positivas y de que en promedio triplican sus ingresos mensuales, se percibe un notable desajuste entre el nivel de cualificación y los trabajos se desempeñan con una considerable discri-minación en el trato.

Los que se quedan2

Según el perfil definido del emigrante colombiano a España, es de esperarse que el relativo éxito de la empresa migratoria y, especialmente, la optimización de su nivel

de ingresos repercutan de ma-nera directa en las condicio-nes de vida de aquellos que se han quedado. Los hogares de origen de estos colombia-nos llevan recibiendo dineros del exterior desde hace cerca de cinco años, pertenecen a estratos socioeconómicos me-dio-medio/medio-bajo, con bajos niveles educativos. En éstos, los ingresos ya han sido incorporados en los hábitos de consumo y gasto, gozando de mejores condiciones en la vivienda y su equipamiento, y se destinan principalmente a alimentos y bebidas, servicios públicos y pagos relacionados con la vivienda, lo que redun-da en una clara dependencia de estos recursos.

El nivel de ocupación es dos veces más alto entre los emigrantes en comparación con los residentes en Colom-bia. Esto confirma indirecta-mente que las altas tasas de desempleo, los empleos de baja calidad, la destrucción de puestos de trabajo y la re-ducción de los ingresos de los hogares, ocurridos a partir del segundo quinquenio de los años noventa en Colombia, podrían haber sido causas de-terminantes de la emigración. La baja tasa de actividad de los residentes se podría explicar por las dificultades laborales y por el efecto de sustitución de ingresos por causa del envío de remesas.

Es importante mencio-nar que, emocionalmente, el emigrante se encuentra bajo las presiones generadas por las expectativas fundadas en el éxito de su experiencia. Más cuando se trata de un fenómeno de migración pre-dominantemente parental, en la que quien migra hace el compromiso de la manu-tención de su hogar en el país de origen.

Se debe llamar la aten-ción sobre aquellos emigran-tes que retornan; aunque en el momento no se trate de una variable determinante llegará a serlo en un futuro cercano.

Señales de permanencia

A pesar de lo reciente del fenómeno migratorio a Espa-ña, se evidencian señales de

que es un colectivo proclive a permanecer y establecer-se. Una valoración positiva de su experiencia migratoria con respecto a sus objetivos originales y la satisfacción respecto de su estancia en el otro país apuntan en este sentido.

El perfil sociodemográ-fico y la condición de pri-mo-inmigrantes determinan un potencial considerable de reagrupación familiar en el próximo futuro y, combinado con la juventud del grupo, la progresiva aparición de una segunda generación. A tal grado que quienes llevan más tiempo ya han recurrido a la reunificación de la pareja o familia o a la formación de nuevas familias.

Los colombianos en Es-paña se sienten parte de los dos países, factor emocional revelador de generación de procesos de integración y que se refuerza con la mani-fiesta intención de muchos de quedarse. La principal ra-zón para la permanencia es de carácter laboral y conside-rando la situación de ventajas económicas que se genera en los hogares de origen por el envío periódico de dinero, se condiciona más la estancia.

A medida que aumen-ta el tiempo de permanen-cia hay optimización de las condiciones laborales, de acomodación y vivienda. Esto sugiere mejoras en la situación económica y en el conocimiento y control del entorno laboral y social. También es mayor el número de quienes obtienen la legali-dad residencial y laboral, y la proporción de los que solici-tan la nacionalidad española o piensan hacerlo.

No es arriesgado resaltar el refuerzo positivo producido por los que retornan. Los da-tos sugieren que, a su regreso, han ascendido en la escala so-cioeconómica, sea por las re-mesas o a consecuencia de los ahorros con los que ingresan al país. Aspecto que estimula el efecto “llamada”, haciendo que se establezca una diná-mica de intercambio entre los que retornan y los que migran, balanza de “intercambio mi-gratorio” que se va inclinando hacia los que se van.

Lucía Nieto Huertas

Instituto Uni-versitario de

Investigación Ortega y Gasset, Madrid, España

1. Para la construcción del perfil descrito se ha recurrido fundamentalmente a las siguientes investigaciones: Arango J., Cachón L. y Nieto L., 2004. “La inserción laboral de los inmigrantes colombianos en la Comunidad de Madrid”. Investigación financiada por el Fondo Social

Europeo de la Unión Europea, la Consejería de Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid y la Asociación Iberoamericana para la Cooperación, el Desarrollo y los Derechos Humanos (Aicode). Madrid. Inédita. Y, Aparicio R., Jiménez C., 2003 “Migración Colombiana en

España”. Naciones Unidas. Ginebra. 2. La caracterización que se presenta está elaborada a partir de los resultados del Estudio sobre Migración Internacional y Remesas, que se desarrolló con la participación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Colombia, la OIM, y el DANE,

llevado a cabo durante el año 2004 y publicado en abril de 2005 y de las Memorias del Seminario “Migración Internacional, el Impacto y las Tendencias de las Remesas en Colombia” realizado en noviembre de 2004 en Bogotá y cuyas ponencias se han publicado en abril de 2005.

quiénes y por qué

El incremento y la permanencia de nacionales en territorio español están más relacionados con la crisis de empleo en Colombia desde mediados de la década de los años noventa que con el conflicto armado. Planteamiento que se deduce por las características de los emigrantes y de la sociedad “expulsora”.

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El Aeropuerto de Barajas, en Madrid, se ha vuelto escenario habitual del flujo migratorio de colombianos, el cuarto en importancia que se registra hacia España.

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Análisis

Los pueblos indígenas están presentes en todos los estados nacionales latinoa-mericanos a excepción de Uruguay. Se estima que pue-den ser entre 30 y 40 millones de personas distribuidas en 400 grupos étnicos. Durante los últimos 15 años la reivin-dicación étnica ha tomado un auge inusitado en el marco de la globalización. En la ac-tualidad, las organizaciones indígenas, particularmente aquellas que se encuentran en los países andinos (Ecua-dor, Bolivia, Perú y surocci-dente de Colombia), se han convertido, gracias a sus pro-cesos de consolidación inter-na, en interlocutores tanto para los gobiernos, como pa-ra las organizaciones inter-nacionales de carácter multi-lateral. Sin embargo, pasada ya la década de los Pueblos Indígenas decretada por la ONU (1992-2002), los niveles más altos de pobreza y exclu-sión siguen manifestándose en las regiones habitadas por los pueblos indígenas.

Vale la pena señalar que el mundo indígena está lejos de ser un sujeto uniforme y fácilmente aprehensible. Si-tuación evidente cuando se observa que las organizacio-nes interactúan en un hete-rogéneo espectro de escena-rios y bajo una densa trama de relaciones e influencias, entre las que están: i) Sus relaciones con movimientos sociales que no están direc-tamente involucrados con la problemática indígena, ii) Los juegos de las alianzas indígenas en el sistema po-lítico, iii) La influencia per-manente de las instituciones religiosas, iv) Las negociacio-nes y enfrentamientos con los estados y sus políticas de administración de indios, v) Las redes especializadas de la cooperación internacional y vi) Las mediaciones y los discursos construidos desde la academia.

En este contexto, ¿cómo podría explicarse esta mul-tiplicidad de relaciones que suscitan hoy los fenómenos étnicos en el escenario lati-noamericano?

Para visibilizar la rele-vancia del sujeto indígena, podríamos empezar por com-prender los procesos comu-nes que consolidan tanto las mismas organizaciones indí-genas (a través de la perma-nente reinvención del “punto de vista indígena”), como la particular visión que de lo “indígena” han construido las instituciones que regulan el poder en las formaciones sociales latinoamericanas. Así sería posible establecer un marco más amplio de explicación y reflexión para observar los intercambios, las negociaciones y los en-frentamientos entre esos dos puntos de vista.

Bajo esa lógica, los pue-blos indígenas latinoameri-canos pueden ser apreciados a partir de una división fun-damental, marcada históri-camente en sus procesos de construcción cultural, de so-metimiento y de resistencia:

i) De una parte, están los pueblos ubicados en las regiones selváticas, espe-cialmente los del área ama-zónica. Estos viven entre el actual interés internacional para conservar los recursos no renovables y el afán de las multinacionales por ex-plotar y apropiarse de estos recursos. En medio de esta situación, han visto revalori-zado su conocimiento ances-tral en el manejo del medio ambiente, como un compo-nente vital de las políticas de investigación y desarrollo en biotecnología. Igualmen-te, el imaginario occidental del “indio amazónico” ha re-sultado una excelente excu-sa para contener los frentes de colonización campesina, creando estratégicas zonas de reserva ambiental, fuera del control de los mismos in-dígenas, con el agravante de que con el paso del tiempo han sido desplazados de es-tas mismas áreas.

ii) De otra parte están los pueblos indígenas ubica-dos en las regiones monta-ñosas de los Andes. Tienen en común su contacto for-zoso dentro del orden e ins-tituciones de la modernidad latinoamericana, así como su temprana incorporación en los diferentes modelos de

producción capitalista. Para los pueblos andinos esta si-tuación significó, además de la desposesión de sus tierras, el sometimiento a las políti-cas indigenistas que busca-ron integrarlos a la cultura dominante a través de la ne-gación de su propia cultura. Ello provocó un proceso dual de afirmación étnica y de concientización clasista.

Estrategia del Gato Pardo

Así, a medida que las movilizaciones indígenas se ampliaron y radicalizaron a lo largo de la década de los 90 (especialmente en Ecuador y Bolivia), las instituciones multilaterales se preocupa-ron por implementar gigan-tescos programas de ayuda, cuyos pobres resultados con respecto a la marginalización y la exclusión sugieren que más bien están dirigidas a atenuar la movilización so-cial, cooptando los líderes y las estructuras organizativas indígenas a través de su pro-fesionalización como agentes del desarrollo.

Es imposible pasar por alto que los anteriores pro-cesos se encuentran en per-manente imbricación con las lógicas locales, nacionales e

internacionales que el capita-lismo señala. En este sentido, vale la pena recordar que en la historia de las formaciones sociales andinas es posible apreciar que los cambios en las relaciones interétnicas no han significado una opo-sición real al desarrollo de las trayectorias capitalistas. Por el contrario, en la ma-yor parte de los casos éstas han sido transformadas en correspondencia con la evo-

lución de los sistemas que el capital promueve. Habría que preguntarse, entonces, por qué el llamado “desper-tar indígena” ha sido relativa-mente tolerado por los espa-cios hegemónicos, justo en esta nueva fase globalizada del sistema capitalista. Puede ser que el afán neoliberal en

desmontar las instituciones estatales de carácter social y la idea de poner los espacios locales bajo la tutela de las instituciones y los intereses transnacionales encuentren una momentánea corres-pondencia con los discursos que pregonan la autonomía étnica.

Así, gran parte de los ac-tores estatales e internacio-nales, aunque ven en el refor-zamiento del poder local una herramienta de autogestión y una solución para reconocer en la práctica las identida-des e impulsar el desarrollo indígena, impulsan al mismo tiempo contextos macroeco-nómicos totalmente desfavo-rables para los procesos de autonomía local.

¿Cómo entender esta si-tuación en la que los pueblos indígenas han obtenido de las mismas estructuras de po-der –que históricamente han avalado su desaparición– un estatus político? Estatus con-seguido no solo por la toma de conciencia de los espacios que concentran el poder, sino en la lucha y el conflicto per-manente. Podemos interpre-

tar esta situación, en primer lugar, como el resultado del esfuerzo de las innumerables generaciones de indígenas que se han organizado y han resistido y, en segundo lugar, como la estrategia a través de la que se consolida el poder transnacional en la actual fa-se de desarrollo del capitalis-mo. Se trata de la Estrategia del Gatopardo (cambiar todo para que todo siga igual), en la que se les reconocen dere-chos a los pueblos indígenas a través de una juridicidad nacional e internacional, siempre y cuando no alteren el orden preestablecido.

El anterior marco de re-laciones puede ser apreciado como un modelo o tal vez como una política con múlti-ples niveles, en la medida que es aceptada y contestada. Así, estaríamos señalando los ejes que orientan la asimilación y la integración de los pueblos indígenas en el escenario úl-timo de la globalización y el capitalismo. En otras pala-bras, estaríamos hablando de la existencia de un modelo neoindigenista en medio del actual discurso de reconoci-miento a la diversidad.

Carlos Duarte Doctorante de l’Institut des Hautes Etudes de l’Améri-

que Latine, Paris III Las paradojas del“despertar indígena”

Los cambios en las relaciones interétnicas, el fortalecimiento del pensamiento indígena y el discurso multicultural han creado un modelo neoindigenista que, al parecer, no libera a estos pueblos de la exclusión.

Los pobres resultados de los programas de ayuda al desarrollo indígena sugieren que más bien están dirigidos a atenuar la movilización social, cooptando a los líderes y las estructuras organizativas indígenas a través de su profesionalización como agentes del desarrollo.

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Para los pueblos aborígenes andinos, el sometimiento a las políticas indigenistas significó integrarlos a la cultura dominante a través de la negación de su propia cultura.

Los pueblos indígenas latinoamericanos pueden ser apreciados a partir de sus procesos de construcción social, sometimiento y resistencia.

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En un gesto que recuer-da varios episodios similares anteriores en la historia de América Latina, Evo Morales celebró el 1° de Mayo –y tam-bién sus primeros cien días en el poder– enviando tropas para reclamar la propiedad nacional de los pozos petrole-ros y gasoductos del país. Esto puede haber sido interpretado en buena parte del resto del mundo como un paso ana-crónico, pero en Bolivia fue visto en general como el caso de un presidente que cumple sus promesas de campaña de nacionalizar el más valioso re-curso económico del país.

La reacción negativa internacional de los estable-cimientos económicos y po-líticos fue veloz. Las críticas más acerbas procedieron de las compañías directamente afectadas –sobre todo Petro-brás, de Brasil (que el 4 de mayo anunció la suspensión de futuras inversiones en Bo-livia), y la española Repsol-YPF. Además, la decisión de Morales también fue critica-da en diferentes grados por la Unión Europea, por el go-bierno español y (en un tono mucho más moderado) por el gobierno de Lula, en Brasil.

En un nivel más pro-fundo, la visita de Evo Mora-les a Cuba para reunirse con Fidel Casto y Hugo Chávez –solo dos días antes del anun-cio de la nacionalización del gas y el petróleo– está sien-do interpretada como una prueba adicional de la pre-dilección del nuevo gobier-no de Bolivia por cultivar la amistad de los principales enemigos de Washington en América Latina. Esto pro-bablemente también cause un impacto en el nivel in-tergubernamental, donde agencias como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desa-rrollo (el principal acreedor internacional de Bolivia y su principal fuente de los muy necesarios préstamos de carácter social) no van a ver con buenos ojos la na-cionalización en La Paz de la inversión extranjera.

Un asunto pendiente

La nacionalización del gas había estado en la agen-da desde el 2003 cuando el ex presidente Gonzalo Sán-chez de Lozada fue desban-cado por su participación en la llamada “guerra del gas”, una importante mo-vilización contra los planes del gobierno para vender-le gas boliviano a los Esta-dos Unidos a través de un gasoducto que atravesaría Chile, considerado desde hace mucho tiempo como el tradicional enemigo del país. El corto gobierno de Carlos Mesa que siguió –en respuesta a un aplastante voto positivo en un referen-do sobre el asunto del gas, en julio del 2004– procla-mó la propiedad boliviana de los hidrocarburos y en el 2005 promulgó una ley que reiteraba este reclamo y su-

bía el tipo de gravamen a los inversionistas extranjeros.

Las compañías extran-jeras respondieron con cau-tela, nada dispuestas a expo-nerse a críticas y convertirse en el blanco de la ira nacio-nalista, en particular durante la campaña presidencial en los últimos meses del 2005, que llevó al poder a Morales. Sin embargo, en privado de-clararon su oposición a que las obligaran a firmar nue-vos contratos bajo coacción, una situación que (aunque solo fuera por eso) temían causaría un precedente que otros países con tendencias nacionalistas o productores de petróleo o gas querrían copiar. Tales temores se cum-plieron cuando la marea de la “Revolución Bolivariana” en Venezuela –la quinta ma-yor economía petrolera del mundo– llevó a Hugo Chávez a anunciar que muchos de sus principales inversionis-tas tenían que firmar nuevos contratos si deseaban seguir operando en el país.

Por su parte, las autori-dades bolivianas sostuvieron que los contratos en vigencia, hechos durante la más re-ciente privatización de la in-dustria de los hidrocarburos del país en 1996, no tenían de hecho validez. Afirman que nunca fueron ratificados por el Congreso, como lo re-quieren las leyes bolivianas. El conjunto de los inversio-nistas desdeña estos argu-mentos, y algunas firmas han estado considerando apelar a un arbitraje internacional de daños y perjuicios si prosigue la nacionalización total.

Tradición nacionalista

El asunto de la propie-dad nacional de los recursos nacionales de Bolivia está profundamente arraigado en

la memoria popular. La in-dustria petrolera ya ha sido nacionalizada dos veces en el pasado, la última en 1969. Tras la revolución de 1952, Bolivia nacionalizó su indus-tria minera, un paso histórico que ayudó a financiar el pos-terior desarrollo económico del país.

Después de 1985, sin embargo, el péndulo de las políticas económicas –ani-mado por el Banco Mundial y bajo la influencia del mo-delo del “Consenso de Was-hington”– se inclinó en una dirección neoliberal. En los noventa, Bolivia fue incluso pionera en una novedosa for-ma de privatización, llamada “capitalización”, bajo la cual las compañías extranjeras in-vertían una cantidad igual a la capitalización previa de la antigua compañía estatal y asumían el control de la ad-ministración. El resto del ca-pital era invertido en los pen-sionados de edad del país.

El aumento de la impor-tancia de Evo Morales puede comprenderse en este contex-to. Reflejó, entre otras cosas, un desencanto muy profun-do en los pobres resultados de la liberalización económi-ca y en una creciente hostili-

John Crabtree*

La decisión de Evo Morales de asumir el control de los recursos energéticos de Bolivia es una declaración de propósito político que tendrá eco en toda América Latina.

El gobierno boliviano calcula que las compañías que decidan irse pueden ser reemplazadas por otras dispuestas a entrar, incluyendo posiblemente compañías chinas.

Boliviadad hacia las compañías pri-vadas extranjeras. Basándose en las tradiciones políticas a menudo militantes del país, Morales prometió un nuevo acuerdo en las elecciones de diciembre de 2005, aunque deliberadamente dejó vago lo que quería decir exactamente con “nacionalización”.

El anuncio del 1° de ma-yo del 2006 clarifica algo las cosas. La declaración de la posición de Morales parece bastante más radical en sus implicaciones que las pala-bras tranquilizadoras expre-sadas por él durante sus vi-sitas, después de las eleccio-nes y antes de su posesión, a países europeos y asiáticos, a principios de enero.

Las condiciones expre-sadas en el anuncio requie-ren que las compañías en Bolivia decidan en un plazo de 180 días si desean irse del país o aceptar nuevos con-tratos, que en gran parte li-mitarían su participación a la provisión de servicios para el sector público. El gobierno también ha anunciado im-puestos considerablemen-te más altos en el caso de por lo menos dos depósitos de gas. Los términos que el gobierno está ofreciendo no

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Consecuente con su pensamiento, el líder cocalero Evo Morales (centro) junto a Román Loayza (derecha) secretario Ejecutivo de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia participa de una marcha en octubre de 2004 exigiendo la nacionalización de los hidrocarburos.

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son ni siquiera tan favorables como los concedidos tras la privatización de 1996, pero el gobierno está contando con que por lo menos algunos de los actuales inversionistas ex-tranjeros –entre ellos British Petroleum, British Gas, To-tal, así como Repsol y Petro-bras– acordarán permanecer en Bolivia. Además, calcula que las compañías que de-cidan irse pueden ser reem-plazadas por otras dispuestas a entrar, incluyendo posible-mente compañías chinas.

Un cálculo político

El momento escogido por Morales para la naciona-lización del petróleo y el gas se debió en parte a conside-raciones políticas internas. El ciclo de elecciones boliviano no terminó con su llegada al poder: el 2 de julio, los boli-vianos irán a las urnas para elegir una asamblea constitu-yente que redactará una nue-va constitución del país. Esta, como la nacionalización del gas, fue otro tema clave de la llamada “agenda de octubre”, una lista de demandas hecha por los manifestantes que obligaron a Sánchez de Loza-da a renunciar en octubre del 2003. En medio de señales

de que su promedio de alta popularidad está empezando a disminuir, a Morales le inte-resa tomar la iniciativa políti-ca antes de las elecciones.

Su gobierno también es-tá bajo una creciente presión de la oposición, tanto de de-recha como de izquierda. En el departamento oriental de Santa Cruz, donde el apoyo a Morales tal vez es el más débil, el 4 de mayo hubo una huelga de un día, organizada por el comité cívico de dere-cha “Pro Santa Cruz”. Al mis-mo tiempo, sus opositores de izquierda –sobre todo la antes poderosa y ahora bas-tante débil, Central Obrera Boliviana, COB– han aclara-do que consideran a Morales un “reformista” destinado a traicionar las justas deman-das de los trabajadores. La posición de la COB se refleja en algunos otros sindicatos, como el de los maestros y en algunos sectores del campe-sinado indígena del altiplano que el gobierno de Morales está muy por debajo de lo que esperaban.

Sin embargo, es casi se-guro que los miembros del Movimiento al Socialismo (MAS), partidarios de Mora-les, tendrán una mayoría en

la asamblea constituyente que se reunirá en Sucre, la capital legal de Bolivia. En las últimas semanas, algunas voces influyentes –entre ellas la jerarquía de la iglesia cató-lica– han acusado a Morales y al MAS de buscar un mo-nopolio del espacio político, que niega a la oposición la posibilidad de expresarse.

Contra esto, los parti-darios de Morales conside-ran la asamblea como una oportunidad histórica para aumentar el alcance de la participación política de que dispone el boliviano medio, pero sobre todo las mayo-rías quechuas y aimaras. Sin embargo, en Santa Cruz este propósito es motivo de pre-ocupación, porque los grupos indígenas del oriente están agitándose contra la élite de negocios local, en particular en lo que hace a la agricultu-ra en gran escala (sobre todo el cultivo de la soya) a expen-sas del uso de la tierra de los indígenas.

Dificultades en el extranjero

En cuanto hace a la política exterior, aunque el gobierno de Morales ha cau-sado cierto resquemor en-

tre sus vecinos, sobre todo por su alianza con Chávez, la cumbre de Puerto Iguazú, Argentina, el 4 de mayo re-sultó ser todo un éxito para Morales: Chávez, Lula y Kir-chner apoyaron su política de hidrocarburos. Brasilia y Buenos Aires tuvieron que callar cualquier objeción an-te la amenaza de que La Paz, influida por Caracas, dejara de satisfacer sus necesidades de energía.

Por su parte, Perú y Co-lombia están irritadas por las críticas de Morales y de Chávez a los tratados de libre comercio que negociaron ha-ce poco con los Estados Uni-dos. Perú tampoco ha visto con buenos ojos el apoyo de Morales a Ollanta Humala, el candidato nacionalista, en la segunda vuelta de las elec-ciones el 4 de junio. Entre-tanto, Chile permanece aler-ta frente a la pretensión de Bolivia de convocar presión internacional para que ceda una franja del territorio que ganó en la Guerra del Pacífico (1879-1884), y le dé a Bolivia su “salida al mar”.

También Washington está observando el desarro-llo de los hechos en Bolivia con cierta consternación. El gobierno de Bush descon-fía de la relación cada vez más estrecha entre Morales, Chávez y Castro. Se muestra preocupado por el posible efecto de los hechos en Boli-via, en las elecciones de Perú y Ecuador; y no está conven-cido por la política de drogas de Morales, resumida en el lema “coca sí, cocaína no”. El

cultivo de la coca en Bolivia ha aumentado en los últimos años y el consumo de las ho-jas de coca absorbe solo una pequeña fracción de la ofer-ta total. Un alto funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos visitó La Paz a finales de abril, pa-ra reiterar la línea oficial de erradicación de la coca de su gobierno. Bolivia, al parecer, sigue un curso distinto.

Aunque el gobierno de Morales solo lleva tres me-ses y medio, ya ha dejado su impronta en América Lati-na, donde los mecanismos heredados de la influencia estadounidense están siendo cada vez más desafiados.

reivindica sus derechos

La decisión de Evo Morales de asumir el control de los recursos energéticos de Bolivia es una declaración de propósito político que tendrá eco en toda América Latina. Aunque el gobierno

de Morales ha causado cierto resquemor entre sus vecinos, sobre todo por su alianza con Chávez, la cumbre de Puerto Iguazú, el 4 de mayo, resultó ser todo un éxito para Morales: Chávez, Lula y Kirchner apoyaron su política de hidrocarburos.

Bolivia

* John Crabtree es investiga-dor miembro del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Oxford. Es

autor de Peru under Garcia: Opportunity Lost (Macmillan, 1992), Fujimori’s Peru (Ilas, 1998) y Patterns of Protest: Politics

and Social Movements in Bolivia (Latin American Bureau, 2005). Publicado por la Universidad Nacional de

Colombia con propósitos pedagógicos y bajo licencia académica de openDemocracy. Traducción de Nicolás Suescún.

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La nacionalización del gas había estado en la agenda desde la llamada “guerra del gas”, una movilización contra los planes del gobierno para venderle gas boliviano a los Estados Unidos a través de un gasoducto que atravesaría Chile.

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Universidad

En la Universidad Nacio-nal, desde el primer semestre de 2007, médicos, ingenieros, físicos, químicos, biólogos, matemáticos, psicólogos y, en general, profesionales de las ciencias, ciencias básicas y ciencias humanas estu-diarán juntos en las mismas aulas y aplicarán sus conoci-mientos para ofrecer solucio-nes a los problemas que en el sector salud afectan a los colombianos, en desarrollo de la Maestría de Ingeniería Biomédica.

“En la Maestría vamos a hacer que los ingenieros entiendan algo de Medicina; los médicos, algo de Ingenie-ría, y que matemáticos, bió-logos y químicos entiendan también parte del mundo de la Medicina. Por eso, es un reto hacer que personas de tan diferentes áreas se unan para buscar soluciones: las más expeditas, las mejores y las más factibles para el país”, explica el profesor Alfonso Lozano, Director del Centro de Telemedicina de la Uni-versidad Nacional.

Para el profesor Luis Fer-nando Niño, jefe de la Unidad de Posgrados de la Facultad de Ingeniería, la importancia de la Maestría en Ingeniería Biomédica radica en el hecho de que en las últimas déca-das los avances científicos y tecnológicos para mejorar la salud provienen no solo de la Medicina, sino también de la Ingeniería.

Son muchos los retos que un país en desarrollo como Colombia tiene: “que-remos formular no sólo una, sino dos o tres soluciones para que el país escoja la me-jor. Incluso, en corto tiem-po, podemos crear pequeñas empresas que impulsen in-dustria, algo que un país en vías de desarrollo necesita”, enfatiza el profesor Lozano.

Trabajo multidisciplinar

El hecho de lograr que profesionales de tan diversas disciplinas compartan aulas, clases e investigaciones tiene su vital razón de ser en que el trabajo multidisciplinar es indispensable en la Maestría.

Esto se evidencia, por ejem-plo, en una de las líneas de investigación de la Ingeniería Biomédica: la Telemedicina.

La Telemedicina, que es la atención médica presta-da a distancia y en la que la Universidad Nacional es líder en el país, actualmente cu-bre áreas como Dermatolo-gía, Radiología, Cardiología

y Medicina Tropical. Lleva atención a pacientes en Le-ticia y San José del Guaviare, mediante redes y sistemas de comunicaciones desarrolla-dos para tal fin.

Según el profesor Loza-no, para hacer Telemedicina no sólo se requiere un médi-co especialista, sino de desa-rrollos en software y de la co-nexión de todos los canales de comunicación necesarios, aspectos donde la Maestría tiene su futuro. “Para hacer Telemedicina no basta con tener el ingeniero que sabe de comunicaciones o al in-geniero que sabe hacer pro-gramas. Tampoco se puede tener aislado al médico que sabe resolver los problemas,

pues cada enfermedad y cada región tienen sus demandas particulares. No es lo mis-mo hacer una solución pa-ra un hospital en Facatativá, Cundinamarca, que para un hospital en La Pedrera, Ama-zonas”, explica.

La Maestría tiene un én-fasis netamente investigati-vo, por lo que el estudiante

admitido en el posgrado de-be definir la línea de inves-tigación que desea trabajar, relacionada con la resolución de un problema en el sector salud alrededor de la Inge-niería Biomédica.

En este sentido, y dado el carácter multidisciplinar que reunirá a profesionales de muy variadas áreas, la Maes-tría contará con un plan de estudios flexible, que facilite la generación y aplicación de conocimiento. Así lo confir-ma el profesor Niño: “vamos a desarrollar un plan a la me-dida. Dependiendo del traba-jo de investigación, el alum-no tomará unas asignaturas básicas, para avanzar en el conocimiento y formular las

soluciones, y luego unas asig-naturas de profundización”.

Soluciones para la vida real

Sin duda, son muchos los problemas que por años vienen afectando a los colom-bianos y que son objetivos del trabajo en la Maestría. El control de enfermedades cró-nicas es uno de estos casos: el paciente va cada tres o seis meses a consultar a su médi-co para ver cómo evoluciona la enfermedad. Con la diabe-tes, por ejemplo, los pacien-tes siguen una dieta rigurosa e incluso toman medicamen-tos, pero el médico sólo se entera tres meses después –cuando el paciente va a su consultorio– de cómo se ha comportado el azúcar en la sangre durante este tiempo.

“Desde la Telemedicina se propone que el seguimiento se pueda hacer a través de los teléfonos móviles. Para ello, pretende desarrollarse un sis-tema que capte la información de los aparatos de medición de la glucosa, hacer que sea transmitida al teléfono celular y de allí remitida a una base de datos, en la que el médico haga seguimiento continuo de los niveles de glucosa y, en caso de encontrar niveles muy bajos o muy altos, buscarles solución inmediata”, afirma el profesor Lozano.

Otro problema identifi-cado es la falta de historias clínicas digitales en el país. Por esto, se plantea crear un sistema de información clí-nico que permita la consul-ta desde cualquier lugar del mundo. Por ejemplo, la situa-ción de una persona, que vive en una ciudad como Bogotá, y va de vacaciones a un sitio pequeño, como Girardot, y sufre un inconveniente de sa-lud que la deja inconsciente. El ideal es que cuando llegue al hospital tan sólo con ingre-sar el número de su cédula, los médicos conozcan si el paciente sufre de alguna en-fermedad o si hace reacción alérgica a determinados me-dicamentos, y así tomar las decisiones más apropiadas para tratarlo.

“Hay infinidad de pro-blemas que pueden ser desa-rrollados en Colombia. Aquí tenemos el mayor índice de afectados por minas antiper-sona y adquirir una prótesis para que una persona vuelva a caminar le cuesta al país mucho dinero. Si nosotros, en el contexto del Hospital Universitario y de la Maestría, logramos diseñar materiales resistentes, más baratos que los importados y con funcio-nes más parecidas a las de una pierna biológica, vamos a hacer muchos adelantos para el país y para nuestra pobla-ción”, concluye Lozano.

Diamilia Aguirre Acosta, Unimedios

Soluciones saludables bajo la fórmula

Ingeniería+Medicina

Producir sustitutos de la sangre, construir robots mecánicos que remplacen las extremidades, desarrollar redes de comunicación para llevar atención médica de alta especialización a sitios recónditos o crear un sistema para consultar las historias clínicas desde cualquier lugar del país son algunos de los desafíos para los que trabajarán durante tres semestres los futuros estudiantes de la Maestría en Ingeniería Biomédica.

Un sistema de información permitirá consultar la historia clínica desde cualquier lugar del mundo, con el fin de que los médicos conozcan si el paciente sufre de alguna enfermedad o si hace reacción alérgica a determinados medicamentos.

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Tubos de ensayo: Grupos de investigación en Biomecánica, Bioingeniería y Análisis mecánico y neuromecánico del movimiento y el Laboratorio de investigación en Sistemas Inteligentes, entre otros, contribuyen con el desarrollo de la Maestría.

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Salud

A simple vista, el estre-ñimiento es un problema sencillo y, para la mayoría, la solución también es co-rriente: tomar ocho vasos de agua, aumentar el consumo de frutas y verduras, y tomar avena. “Idea simplista y este-reotipada de abordar el tema, que en buena medida fraca-sa”, acusa el cirujano pediatra Efraín Bonilla, con larga ex-periencia en esta disfunción de la población infantil.

De hecho, el vertiginoso aumento de alimentos en-riquecidos con fibra –desde lácteos hasta cereales sofisti-cados–, y la evidencia de que 3% de las consultas pediá-tricas y 25% de las remisio-nes a gastroenterología son causadas por la constipación, están lejos de mostrar que el asunto es baladí. Además, está demostrado que la so-ciedad colombiana gasta millones de pesos al año en laxantes y enemas.

Pero quizás lo más pre-ocupante es que esa reali-dad se haya extendido de las edades adultas a los niños. “Aunque se ve pacientes en todos los grupos etarios, el mayor número de casos de estreñimiento crónico co-rresponde a la etapa de lac-tancia, con un 43%, seguidos por el de pre y escolares, con 28%”, señala la doctora Ana Margarita Baldión. Las cifras son producto de su investiga-ción para la Especialización en Patología de la Facultad de Medicina de la Universi-dad Nacional de Colombia, “Estreñimiento crónico en niños: características clínicas e histopatológicas”, resulta-do de revisar 415 historias clínicas de pacientes meno-res con esta alteración, en el Hospital de la Misericordia, entre 1987 y 2003.

Fallas orgánicas

Con el abdomen abulta-do y actitud retraída, Eudoro* agacha la cabeza cuando el pediatra intenta hablarle. ¿Por qué tan reservado? Es posi-ble que sea la consecuencia de tantos años de ensuciar-se involuntariamente en los interiores y de aguantar los castigos inflingidos por sus padres, al tildarlo de “necio”.

Pero la “necedad” del niño de ocho años se resu-me en un diagnóstico tan complicado como su pro-nunciación: enfermedad de Hirschprung o aganglionosis. El dictamen médico, luego de una biopsia, coincidía con los síntomas que, en el caso de Eudoro, se expresaron ple-namente: escurrimiento de la materia fecal todo el tiempo, incluso de noche. Para quie-nes no saben –como sus pa-dres–, aquello se parecía más a una diarrea que a una obs-trucción intestinal; no obs-tante, la dificultad de evacuar se tradujo en la acumulación de excremento, que terminó saliendo profusamente por la boca (caso agudo).

Aunque entre 90% y 95% de la tasa de estreñimiento es funcional, es decir, tratable con medicamentos y cambio de dieta, el 5% de la disfun-ción atribuida a causas orgá-nicas, tiene que ver con tras-tornos en las terminaciones

difícil diagnósticoNiños estreñidos:

Una infancia y, a veces, adolescencia traumática viven los menores que sufren de constipación crónica, enfermedad que altera la evacuación de la materia fecal. Un problema no tan recurrente aunque de mucho cuidado, que por su difícil identificación pasa desapercibido incluso para los mismos médicos.

nerviosas del colon, ya sea por ausencia, defecto o exce-so de neuronas. Acostumbra-dos a saber que las neuronas habitan en el cerebro, pocos imaginamos cómo hay neu-ronas en el intestino; pero lo cierto es que tales células re-gulan la movilidad intestinal, y una migración inadecua-da de éstas, desde el cerebro hasta el intestino durante la gestación, afecta la función de inervación necesaria para la deposición.

Recién nacidos, los seres humanos tienen hasta once neuronas por cada ganglio, pero entre los cuatro y sie-te años esa cifra se reduce a siete, considerada la can-tidad normal, es decir que la mayor o menor cantidad de esas células es signo de hiperganglionosis (exceso de neuronas) o hipogangliono-sis (neuronas disminuidas).

“Al ver semejante cua-dro imaginamos que se tra-taba de un castigo divino o una brujería”, dice Helena, la mamá de Eudoro, que se encontró con una explica-ción difícil de comprender: “Su hijo no hace del cuerpo adecuadamente y la evacua-ción oral es producto de años de acumulación de materia fecal porque hay una parte del colon dilatada (donde se acumulan las heces) y otra obstruida en la transición ha-cia el recto (lo que impide el impulso de las excretas)”, le dijo el médico.

De las tres fallas orgá-nicas mencionadas la más

frecuente es la que padeció Eudoro. “La aganglionosis tiene una incidencia de uno en 5.000 niños nacidos vi-vos, y los hombres se afec-tan cuatro veces más que las mujeres”, señala la patóloga y autora del estudio Margarita Baldión.

Hábitos intestinales

El meconio es la depo-sición que el bebé hace el primer día de nacido. Es claro que su ausencia es altamente sugestiva de eventuales mal-formaciones anorectales y el principio de un largo pade-cimiento que, en la mayoría de los casos, empieza con la demora de la evacuación me-conial.

Según las observaciones sistemáticas del doctor Boni-lla durante treinta años, en efecto, el estreñimiento cró-nico ha crecido entre la po-blación infantil, “pero tam-bién veo cómo se subvalora la enfermedad y se maneja superficialmente, incluso por parte de los mismos médi-cos”.

Una apreciación com-patible con el estudio ade-lantado por la doctora Bal-dión cuando refiere que los médicos pasan por alto que el niño haya hecho “popo” el día que nació, o simplemente lo estimulan con supositorios y se olvidan del asunto: “En-contré que era un hallazgo frecuente en las historias clí-nicas de niños con complica-ciones”, dice.

Además, el estudio se-ñala que, excepto el 14% de los casos agudos, el 29% de los pacientes de la muestra fue llevado a la consulta en el primer año de sintomato-logía, el 42% entre dos y tres años y el 8% entre cinco y once años después de sufrir la enfermedad. “De ese gru-po llegó uno a los 14 años. ¡Eso es una barbaridad!”, se aterra la patóloga, mientras acentúa cómo a menudo se posterga el manejo de esta alteración, en cuyo siguiente paso se dilata el recto como consecuencia de la forma-ción de un bolo fecal duro y voluminoso.

Médicamente el estreñi-miento es tener menos de tres evacuaciones a la sema-na. Pero en la vida cotidiana esa definición es subjetiva, pues muchos niños si bien hacen del cuerpo todos los días, sus deposiciones son dolorosas o en forma de bo-litas (evacuaciones caprinas), lo que denota alteración en la fisiología del intestino que ha perdido su capacidad de evacuar fácilmente.

Aunque en la mayoría de casos la constipación crónica se puede tratar con medica-mentos o cirugía, las cifras del estudio advierten que los problemas de estreñimiento en los niños colombianos vienen en aumento, así como la experiencia traumática de padecerlo, pues generalmen-te estos menores son vícti-mas de la estigmatización en el aula escolar.

Los médicos y las mamás pue-den desconfiar de los siguien-tes indicios:

* Que el bebé no expulse el me-conio, durante las primeras 24 horas después de nacido.

* Que el niño con frecuencia deje en la cama o en los interio-res muestras de materia fecal, señal de que no controla los esfínteres.

* Que la barriga esté muy infla-mada (abdomen distendido).

* Que al niño le duela o le cues-te trabajo hacer deposición, o que haga menos de lo que la mamá acostumbra a ver.

* Que la materia fecal tenga consistencia muy dura.

* Si los médicos hacen manejo inicial de la constipación y el ni-ño no responde, deben suponer que tiene algo más grave.

* Que tarde más de dos días en defecar.

Cuándo sospechar

En algunos casos, el niño con estreñimiento llega a acumular heces hasta por 20 días, ocasionándole ensanchamiento o destrucción de los nervios intestinales.

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Ciencia

Como en el antiguo re-lato de la lucha desigual del rey David contra el gigante Goliath, los linfocitos T ci-tolíticos (CD8+), una subpo-blación especializada de glóbulos blancos, se yerguen contra las masas tumorales malignas en un esfuerzo por eliminar las células transfor-madas. Una nueva clase de vacunas experimentales tie-nen por objetivo amplificar la respuesta antitumoral de lin-focitos T citolíticos. La espe-ranza es que este tipo de in-munoterapia eventualmente incline la balanza en favor del paciente que padece una en-fermedad maligna progresi-va. Puedo decir que del éxito de esta nueva generación de vacunas, llamadas terapéu-ticas, depende el futuro de las nuevas bioterapias para el tratamiento del cáncer.

El concepto de inmu-novigilancia fue propuesto por el inmunólogo alemán Paul Ehrlich en los albores del siglo XX. Su postulado central es que el sistema in-munitario no sólo responde a la presencia de microbios de alta patogenicidad, sino que también es capaz de re-

conocer las células transfor-madas que crecen en forma descontrolada en los tumores malignos. Por analogía con la admirable eficacia con que el sistema inmune nos protege de las enfermedades infec-ciosas, la implicación más importante del concepto de inmunovigilancia antitumo-ral es la promesa de una tera-pia antitumoral eficaz.

En efecto, la esperan-za es que el desciframiento de los eventos moleculares que llevan a una respuesta inmune antitumoral debería proveer los fundamentos de nuevas formas de inmunote-rapia contra el cáncer. Cien años después de la formula-ción de esta hipótesis, la idea ha ganado suficiente crédito como para entusiasmar a un número creciente de investi-gadores y atraer numerosas firmas farmacéuticas en el mundo occidental.

Tanto interés obedece a dos importantes razones. Por un lado, los tratamien-tos en oncología basados en quimioterapia y radioterapia parecen haber alcanzado un límite infranqueable. La ma-yoría de los tumores más im-portantes, desde el punto de vista epidemiológico, son re-fractarios a estos tratamien-tos y sus efectos adversos son severos y comprometen se-

riamente la calidad de vida del paciente. Por otro lado, la perspectiva de tratar el cán-cer mediante vacunas ofrece la promesa de una terapia altamente eficaz con efectos colaterales mínimos.

Las pruebas

Experimentos llevados a cabo en un sinnúmero de modelos tumorales en ra-tones de laboratorio han contribuido a demostrar el potencial de la inmunotera-pia específica. Es decir, de las vacunas anticancerosas. Los resultados demuestran claramente los siguientes puntos: Primero, la ablación del sistema inmune adapta-tivo tiene como consecuen-cia un aumento mensurable de la incidencia de tumores. Segundo, los tumores que crecen en animales con un sistema inmune intacto ad-quieren mecanismos que les permiten resistir al ataque efectuado por los glóbulos blancos o linfocitos T. Estas dos observaciones constitu-yen la prueba experimental de la validez de la teoría de la inmunovigilancia antitumo-ral. Tercero, es posible admi-nistrar vacunas profilácticas que protegen al ratón contra la implantación de un tumor.

Cuarto, también es posi-ble obtener regresiones dramá-

Pedro Romero Instituto

Ludwig de In-vestigación en

Cáncer.

Vacunas contra el cáncer:

horizonte prometedor

un

Basados en el concepto de inmunovigilancia, profesionales del Instituto Ludwig, de Lausana, Suiza, trabajan en el desarrollo de vacunas terapéuticas contra distintos tipos de cáncer, en un esfuerzo por contribuir al mejoramiento de la calidad de vida los pacientes.

La investigación en el tratamiento de cánceres específicos como el de cuello uterino mediante vacunas terapéuticas se encuentra avanzada, y promete convertirse en la terapia más adecuada en los próximos años.

Caos y complejidad son dos palabras que al ciudadano común le evo-can cuestiones difíciles, in-accesibles y en todo caso incómodas. Pero para los investigadores del Grupo “Caos y Complejidad” del Departamento de Física de la Universidad Nacional, estos vocablos evocan imá-genes de arduo trabajo ma-temático y largas jornadas de labor intelectual, com-pensados con hechos como la comprensión matemáti-ca de fenómenos aparente-mente irreductibles al azar y la publicación que logró el grupo en la edición de febrero de la revista Physi-cal Review Letters una de las más prestigiosas de es-te ámbito científico en el mundo.

El artículo: “Semi-classical Propagator of the Wigner Function” pasó los exigentes filtros de edición de la revista y se constituye en un punto de referencia sobre la investigación en la búsqueda de lenguajes co-munes para la física clásica y la cuántica. Es decir la relación entre las leyes que rigen el cosmos a escalas macro y atómica.

A este respecto, el di-rector del grupo Tomás Dittrich señala que tienen algo de cierto los mitos generados alrededor de la aparente incompatibilidad entre los “dos universos” y la ciencia disponible para comprender su funciona-miento. Sin embargo, el ha-llazgo que presentaron a la comunidad científica mun-dial, basados en el trabajo sobre la función de Wigner disminuye la incertidumbre sobre el diálogo entre físi-cos clásicos y cuánticos.

De esta manera, un complicadísimo problema halla solución, al menos en uno de sus elementos claves: la reducción de in-determinación en la des-cripción de trayectorias para escalas atómicas. Una cuestión que hace treinta años se encontraba irreso-luble. Hoy un trabajo de fí-sicos formados en el Grupo “Caos y Complejidad”, del Departamento de Física de la Universidad Nacional, espera aplicar el hallazgo en no menos de veinte años en áreas como la química cuántica, óptica cuántica y computación cuántica, en-tre otras.

Resuelto en la UN complejo

problema físico, existente desde

años30hace

Profesor Tomás Dittrich.

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Cienciaticas de tumores relativamente masivos mediante un régimen de vacunación acompañado de varias medidas inmuno-terapeuticas. Los dos últimos escenarios constituyen la base experimental para el desarrollo de las vacunas anticáncer en el escenario clínico. En este caso, por ahora es utópico pensar en vacunas preventivas contra la enfermedad. En efecto, el grueso de los esfuerzos en este campo se concentra en el di-seño de vacunas terapéuticas. Es decir, aquellas que serán utilizadas en el tratamiento de un cáncer ya avanzado, refrac-tario a los medios terapéuticos existentes.

Sin embargo, una ex-cepción que es altamente relevante para la realidad co-lombiana es el caso de las vacunas profilácticas para el carcinoma de cuello uteri-no. Estudios llevados a cabo por virólogos, entre ellos H. Zur Hausen, en Heidelberg, permitieron comprender que la causa del cáncer de cuello uterino es la infección transmitida sexualmente por ciertos tipos de virus de papi-loma humano. Los primeros ensayos clínicos a gran escala han mostrado que es posible inducir respuestas de anti-cuerpos antipapiloma que protegen el cien por ciento de las mujeres vacunadas du-rante un periodo de al menos dos años (Koulsky et al. NE-JM, 2002).

El quinto hallazgo en modelos animales de inmu-nidad anticáncer es que los linfocitos T son los jugadores clave para propiciar la eli-minación de grandes masas tumorales. De éstos, son los linfocitos T citolíticos (CD8+) los que efectúan el trabajo principal de reco-nocer y provocar la muerte rápida de las células tumo-rales, sin afectar los tejidos normales adyacentes. Es un efecto potente y a la vez altamente específico.

Elementos para la historia

La década de los no-venta fue prolífica en re-sultados que permitieron por primera vez empezar de modo concreto el desa-rrollo de las vacunas tera-péuticas anticancerosas. Un grupo del Instituto Ludwig, de Bruselas, dirigido por el genetista T. Boon, clonó el primer gen que codifica para un antígeno tumoral huma-no. A este gen lo denomina-ron MAGE-1, por Melanoma antigen 1. Desde la publica-ción de este descubrimiento en 1991, más de doscientos antígenos tumorales distin-tos han sido identificados. De manera inesperada, la ma-yor parte de estos antígenos son derivados de proteínas normales. Una lista curada de estos antígenos puede ser consultada en la pagina web http://www.cancerimmuni-ty.org/peptidedatabase/Tce-llepitopes.htm.

Poco tiempo después de estos descubrimientos surgió el concepto aplicado de que sería posible utilizar estos antígenos como agentes de vacunación en pacientes con cáncer. La idea es en verdad simple. Sin embargo, el ca-mino que habrá de recorrerse hasta obtener vacunas que tengan eficacia clínica com-probada es largo y complica-do. En él, múltiples decisio-

expresan el antígeno tumo-ral son elegibles. En el caso de MAGE, este antígeno es expresado en 70% de los me-lanomas metastáticos, 30% de carcinoma de pulmón y en menores proporciones en otros tipos tumorales.

De otro lado, los pacien-tes deben también expresar el alelo de HLA apropiado que puede presentar el an-tígeno a los linfocitos T. El elevado polimorfismo del complejo mayor de histo-compatibilidad tiene como consecuencia la expresión de alelos definidos en pequeñas proporciones de los indivi-duos en una población. Esto por supuesto limita drástica-mente la aplicabilidad de las vacunas a solo grupos selec-cionados de pacientes.

Numerosos ensayos clí-

nicos de este tipo han sido publicados en los últimos 10 años. En general, sus resulta-dos muestran que es posible vacunar repetidamente sin tener toxicidad importante. Las vacunas son seguras y bien toleradas en la mayoría de los pacientes. Además, en

muchos casos ha sido posi-ble demostrar la inducción de repuestas inmunitarias

en la mayoría de los pa-cientes. Sin embargo, el impacto clínico objetivo

ha permanecido limitado.

En efecto, solo de 3 a 10 de los pacientes vacunados han tenido regresiones tumo-rales significativas. Así que estos resultados plantean una paradoja importante. ¿Por qué las respuestas inmunes antitumorales inducidas por la vacunación no son capa-ces de eliminar los tumores? Un esfuerzo vigoroso está en marcha en muchos laborato-rios para tratar de entender las razones de este fracaso parcial. El futuro, pues, será el de la combinación de vacunas con otros medicamentos que podrán reforzar la capacidad funcional de los linfocitos T antitumorales y, sobre todo, protegerlos de las influencias negativas en el medio intra-tumoral y que neutralizan su capacidad de eliminar las cé-lulas tumorales.

En conclusión, las vacu-nas antitumorales se encuen-tran a mitad de camino en su desarrollo hacia agentes anticáncer utilizables en la práctica clínica. Al mismo tiempo, la investigación en torno a estos nuevos produc-tos promete generar nuevos descubrimientos que permi-tirán una mejor comprensión del funcionamiento del siste-ma inmune en humanos.

nes deben ser tomadas.

La primera concierne a la escogencia del antígeno más apropiado para un tipo de cáncer definido. En la ac-tualidad, de los más de dos-cientos antígenos tumorales definidos a nivel molecular, una categoría en particular es la favorita: Se trata de los an-tígenos específicos de los tu-mores que tienen un perfil de seguridad elevado. Algunos ejemplos de estos son el an-tígeno llamado NY-ESO-1 y los miembros de la familia MAGE-A. Otra categoría muy empleada en las va-cunas experimentales es aquella de los antígenos expresados en órganos o tejidos no vitales, como los melanocitos (melano-ma) y glándulas como el se-no y la próstata.

La segunda decisión que es necesario tomar,

inmediatamente después de haber hecho la escogencia del antígeno, es la del método de administración de éste al paciente con cáncer. En es-te terreno existen numerosas posibilidades. El antígeno puede darse en forma de pép-tidos cortos, péptidos largos,

proteínas recombinantes, ADN purificado, virus recom-binantes, bacterias recombi-nantes o por medio de células dendríticas modificadas de forma que expresan altos ni-veles del antígeno de interés.

Cada método de admi-nistración tiene sus compleji-dades particulares y requiere un esfuerzo combinado de la academia con las empresas de biotecnología para llegar a la generación de productos con las características apro-piadas para la administración a humanos. Esto por supuesto conlleva costos elevados, aun para los métodos más sim-ples, como los péptidos sinté-ticos o el ADN purificado.

Los ensayos clínicos de fase I para probar la seguri-dad y la tolerancia a las va-cunas terapéuticas, así como su eficacia en términos de la inducción de inmunidad específica, típicamente in-

cluyen series de 6 a 20 pacientes. Es impor-

tante comprender que este tipo de vacunas sólo son aplicables a grupos selec-cionados de pa-cientes. De un lado, sólo aque-llos pacientes cuyos tumores

Los tratamientos en oncología basados en quimioterapia y radioterapia parecen haber alcanzado un límite infranqueable. La mayoría de los tumores más severos son refractarios a estos tratamientos.

En el estímulo del sistema

inmunológico humano se cifran

las esperanzas de tratamiento

del cáncer, pues la quimioterapia parece haber alcanzado un

límite infranqueable.

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Medio ambiente

Los residuos líquidos de olor penetrante que se depo-sitan en el fondo de las bolsas de basura no parecen lo sufi-cientemente atractivos como para llamar la atención. Sin embargo, estos lixiviados que suelen dejar sus incómodas marcas antes de llegar al ca-mión recolector, podrían ser tratados naturalmente para facilitar y economizar su ma-nejo.

Esta es una de las princi-pales conclusiones de la tesis “Biodegradabilidad anaero-bia del lixiviado del relleno sanitario Doña Juana”, rea-lizada por Luisa Marina Gó-mez, Magíster en Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional, ella, luego de hacer

la caracterización fisicoquí-mica del lixiviado proveniente de la zona VIII de ese relleno, determinar su biodegradabi-lidad, establecer su toxicidad y cuantificar la degradación del residuo, comprobó que éste “se puede tratar anaeró-bicamente en un porcentaje entre 78,7% y 93,4%, depen-diendo de las condiciones de carga”.

Es decir, el proceso de descomposición de la materia orgánica del lixiviado puede ser realizado por el consorcio de bacterias presentes en el lodo y en ausencia de oxíge-no. Esto supone un proceso en el que los componentes contaminantes de la mate-ria orgánica del desecho son transformados –tras la diges-tión anaerobia– en metano y gas carbónico, y devueltos a la atmósfera. De esta ma-nera se reduciría el riesgo de contaminar fuentes de aguas subterráneas, superficiales e incluso el suelo.

Es de notar que tales desechos en un relleno sani-tario se producen por la des-composición de los residuos, la liberación de la humedad contenida en ellos y la inte-racción entre el agua super-

ficial y la basura del relleno. Según la Agencia de Medio Ambiente de Estados Unidos (Usepa), estos lixiviados de los vertederos de residuos sólidos urbanos contienen clorobencenos, cloruro de metilo y arsénico, entre otros compuestos, señalados como sustancias cancerígenas. De igual forma, la Agencia con-sidera el agua lluvia que se filtra en el relleno como la mayor causa del incremento de estos desechos.

También es reconocido el impacto negativo que se genera para el medio ambien-te, especialmente la contami-nación de aguas superficiales y subterráneas. Así lo señala Luisa Marina Gómez: “Los

lixiviados contienen conta-minantes que pueden ser cla-sificados en cuatro grupos: materia orgánica disuelta, sustancias inorgánicas, me-tales pesados y compuestos orgánicos xenobióticos (tóxi-cos como las dioxinas).

En consecuencia, la car-ga para el medio ambiente es muy fuerte. Esto obliga a un tratamiento complejo y altamente tecnificado de los lixiviados que, para el relle-no Doña Juana, fue diseñado por el consorcio Hera Hol-ding y supone al menos vein-te pasos entre la medida del caudal del lixiviado hasta su vertimiento al río Tunjuelito, entre otros: almacenamiento, bombeo a mezcla rápida, de-cantación primaria, tanque de aireación, etc.

Esto es, un proceso de oxidación química en el que se incrementa fuertemente el aporte de oxígeno para facili-tar el crecimiento de los mi-croorganismos encargados

de degradar la materia orgá-nica. Aunque este tratamien-to es rápido, la dificultad para remover residuos adicionales en el agua, su costo y comple-jidad, lo hacen poco práctico como solución para rellenos pequeños, sin contar la gran cantidad de lodo adicional que carga al ambiente.

Propuestas ambientales

Por estas razones el gru-po de investigación en Inge-niería y Procesos Biológicos de la Universidad Nacional ha desarrollado varios tra-bajos sobre el tratamiento anaerobio de distintas cla-ses de residuos industriales. En esta medida, la tesis de Gómez se constituye en otra de las piezas de un proyecto más ambicioso que preten-de aportar soluciones desde la academia para el medio ambiente. Así lo considera el profesor Carlos Julio Colla-zos, director de la tesis, quien resalta la validez de buscar alternativas que se ajusten a las condiciones del país. Para él, la alta carga contaminan-te y el insuficiente control de los lixiviados son motivo suficiente para fortalecer la investigación en este campo.

En esta dirección el gru-po realizó el montaje de un reactor Uasb que permite tra-tar anaeróbicamente el dese-cho. Allí, estudiantes, como Julio César Vega, han adelan-tado proyectos de evaluación de la tratabilidad del residuo y el monitoreo de los pará-metros de calidad del proce-so. Según Vega, “se ha anali-zado la capacidad del reactor de desprender los alógenos

tóxicos y otras remociones indispensables para el trata-miento del lixiviado”.

Así mismo, el grupo tie-ne proyectos adelantados en el tratamiento de las aguas residuales producidas por las fábricas de curtiembres, y otros para optimizar los procesos de potabilización del agua en sectores rurales, especialmente del Departa-mento de Cundinamarca.

En cuanto a los trabajos adelantados en Doña Juana su pertinencia no se cuestio-na, pues se trata del relleno más importante del país, que en 456 hectáreas recibe entre seis mil y nueve mil tonela-das diarias de basura, y pro-duce ocho litros de lixiviado por segundo. Además, está a punto de llenar su capacidad total. Por tal razón, las autori-dades distritales ya negocian 123 hectáreas para diseñar un relleno complementario, y se espera que la concentra-ción de los lixiviados no sea un problema, como lo pun-tualiza el grupo Control de la Universidad de los Andes.

Cabe agregar que, si bien la alta biodegradabili-dad de estos líquidos favore-cería la implementación de un reactor Uasb, ésta es aún más lenta que con el trata-miento aerobio. Sin embargo, como afirma Gómez, para el caso de un lixiviado joven, como el que ella evaluó, con altos contenidos de materia orgánica disuelta, los trata-mientos anaeróbicos son idealmente apropiados, “da-da su mayor simplicidad y la menor producción de lodos”.

Hechas las pruebas, queda a la voluntad de las autoridades distritales avan-zar en la implementación de tecnologías que por su costo y facilidad de aplicación po-drían constituirse en una al-ternativa para aliviar la “carga intestinal” que ha acrecen-tado, desde su nacimiento, el malestar de Doña Juana. Una propuesta que ya ha si-do estudiada para pequeños rellenos sanitarios, como el de Buenaventura, que bus-caron la asesoría de los pro-fesionales de la Universidad Nacional.

Yino Castellanos Camacho, Unimedios

La alternativa

Doña Juana

A un año de completar su capacidad, el relleno sanitario “Doña Juana” presenta considerables niveles de residuos líquidos (lixiviados), cuya biodegradabilidad anaerobia podría ser aprovechada como alternativa para el tratamiento de estos desechos.

Una tesis desarrollada en Ingeniería Ambiental comprobó que los lixiviados del relleno sanitario Doña Juana son biodegradables anaeróbicamente en un porcentaje entre 78,7% y 93,4.

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Las tecnologías anaerobias, a pesar de su lentitud en degradar desechos, podrían funcionar mejor con lixiviados jóvenes como el de la zona ocho del relleno sanitario.

Aspecto de la planta de tratamiento de lixiviados de “Doña Juana” que obedece a un proceso aerobio, costoso y complejo.

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Las pilas de estiércol, que sus cerdos acumulaban hasta rebozar los pozos sépticos de la marranera, no fueron pro-piamente la preocupación de Ricky Williams durante sus primeros años como porci-cultor. Al igual que muchos de sus coterráneos de la Isla de San Andrés, aprendió a castrar sus chanchos cuan-do la luna estaba en cuarto menguante, a alimentarlos con “aguamasa” (sobras de cocina) o con lavazas de la industria hotelera, y a deste-tarlos cuando cumplían se-senta días de nacidos, pero en esa sabiduría tradicional heredada se omitió el rumbo que debía dárseles a las heces de los puercos, uno de los factores más contaminantes de la Isla.

Aproximadamente el 99% de la porcicultura en San Andrés no maneja los residuos sólidos ni líquidos. Estos, más bien, son verti-dos en los alrededores de la unidad productiva, generan-do impactos en el suelo, con-taminación de los acuíferos, malos olores, proliferación de roedores y factores cau-santes de enfermedades co-mo el dengue. Una realidad más que suficiente para que Williams le hiciera caso a otro saber: “Aprendí a transformar el estiércol de mis veintidós puercos en abono”, dice el isleño de cuarenta años par-tícipe del proyecto “Apoyo a la conformación de una so-ciedad agroindustrial a partir de pequeños productores”, que lidera la Universidad Na-cional Sede San Andrés junto a la Secretaría de Agricultura y la Gobernación del Archi-piélago.

Este proyecto, precedi-do por un diagnóstico sobre el sector agropecuario y la seguridad alimentaria de la región realizado con Pronna-ta, tiene entre sus propósitos consolidar asociaciones de productores agrícolas y por-cinos, y brindarles asesoría técnica para lograr produc-ciones eficaces, impactos ambientales mínimos y be-neficio económico.

La propuesta integra el saber cultural que en años pasados hizo de la labor agropecuaria una de las ac-tividades más productivas de la Isla, interrelacionada con la vida cotidiana, las re-uniones sociales, el baile en épocas de cosecha alrededor de la luna llena, y el inter-cambio de productos entre las familias que aseguraba la alimentación de los poblado-res raizales.

Actualmente la realidad es otra. De acuerdo con la zootecnista Claudia López, “la agricultura y la pesca se volvieron actividades secun-darias en la Isla. La decla-ración de Puerto Libre en 1953 y la apertura económi-ca, impusieron un modelo de desarrollo basado en el crecimiento económico a través del comercio y el turis-mo, que fueron debilitando la actividad agropecuaria”. Para la investigadora, “una de las consecuencias ha si-do la afluencia de continen-

tales y extranjeros que han aumentado la necesidad de alimento, sustituido hoy con mercado proveniente de Co-lombia continental, Estados Unidos, Panamá y Nicaragua, principalmente, quedando en entredicho la seguridad alimentaria”.

Eslabones de la cade-na agroalimentaria

La producción agrope-cuaria comienza a relegarse y ha quedado en manos de pequeñas comunidades que aún mantienen su tradición cultural en huertos de pan coger, como le ocurre a Ricky Williams.

“La manera artesanal de criar un cerdo o mantener un huerto, es la que buscamos apoyar desde la Universidad Nacional”, comenta Yeimy Adriana Suárez, una zootec-nista que recientemente hizo su pasantía en la Sede Caribe del Alma máter. Aportó su sa-ber a uno de los grupos más afianzados hasta el momen-to: la Fundación San Andrés Pig Producer, con quienes también aprendió.

Se trata de 15 porcicul-tores pertenecientes a algu-nas de las 258 granjas porcí-colas distribuidas en la Isla que están incursionando en la elaboración de abonos orgánicos con las heces de sus puercos, y también de los otros animales que mantie-nen en sus fincas. Hoy saben que si mezclan porquinaza, gallinaza y bovinaza, le incor-poran bagazo de caña, mela-za como material catalizador, y elaboran pilas de 2 metros por 1,5 de altura, obtendrán

compost, luego la fermenta-ción de estos ingredientes por cerca de dos meses para que los microorganismos de-graden esa materia orgánica. “Produjimos 14 bultos des-tinados a abonar una huerta con tomate y cilantro”, co-menta el ingeniero agrónomo Tomás Guerrero, uno de los integrantes del subproyecto “Generación de opciones tec-nológicas para la producción agropecuaria y la reserva de la Biosfera Sea Flower”, finan-ciado por Colciencias.

La implementación de un biodigestor es otra de las propuestas para darle mejor uso a las excretas. Se trata de una técnica anaerobia de manejo de residuos que in-duce a los microorganismos a actuar en un proceso me-tabólico, generándose así un abono excelente –listo para implementar en agricultu-ra– y gas metano, útil para la cocción de alimentos de los propios marranos. “Esto ayudaría a eliminar el tradi-cional uso de madera y raí-ces del manglar, mitigando el impacto ambiental”, refuerza Tomás.

Los integrantes de San Andrés Pig Producer tienen máximo dos o tres cerdas de cría por familia, para un total de 36 lechones por año. Las explotaciones son de aproxi-madamente 30 individuos y en su crianza participa toda la familia. Permanecen en corrales en el patio de la casa y su alimento principal son las lavazas hoteleras, por lo que se constituyen en eslabo-nes importantes de la cadena de reciclaje.

Dentro de la Isla es nor-mal que junto a la produc-ción pecuaria de una finca haya pequeños cultivos, de ahí que el programa de la Universidad Nacional bus-que integrar las dos activi-dades a partir de prácticas sanas como la aplicación de abonos fabricados a partir de excretas. Los sanandresanos tienen pequeñas siembras de

papa, yuca, ñame, caña de azúcar, batata, tomate, noni y cilantro, entre otros. Como el agua es “un regalo de Dios” en la isla, las lluvias del se-gundo semestre del año son su principal sistema de riego, y el calendario Mac Donals su mejor vaticinador. Este último, de origen norteame-ricano, apoyado en las fases lunares les indica cuándo cultivar productos que cre-cen en la superficie de la tie-rra (frutales) o en el subsuelo (yuca, papa, batata) o cuándo “capar” los cerdos.

Sin embargo, “esta pro-ducción agrícola tiene como limitante la calidad de los suelos”, estableció la ingenie-ra agrónoma Diana Correa, a partir de un minucioso estu-dio. Factores como el Ph de algunos terrenos, la estructu-ra de otros, y la deficiencia de nutrientes como nitrógeno,

fósforo y potasio, esenciales para las plantas, sugerían la incorporación de los abonos orgánicos elaborados, pero también de caldos microbia-nos para el fortalecimiento de los suelos. A propósito de este tema, los agricultores contaron con las enseñan-zas de dos autoridades, los profesores de la Universidad Nacional Sede Palmira, Ma-rina Sánchez y Martín Prager, quienes les enseñaron los trucos para que con el pro-vecho de los residuos de la finca, elaboraran biorreme-diadores del suelo.

En los talleres mensua-les supieron que la yuca pue-de durar más de lo previsto si se somete a un proceso de parafinado. Lo comprobaron

al momento de la cosecha, luego de lavarla, desinfectar-la, secarla y someterla al es-perma de una vela, quedan-do cubierta por una película delgada que aumenta su con-servación. Sobre las cerdas aprendieron que a los siete días de parir están en celo y es necesario buscar un ma-cho para que vuelva a preñar, con miras a reducir los ciclos reproductivos y hacerlas más eficientes. También que a un “lechoncito” es mejor deste-tarlo a los 21 días que a los 60 para empezar a darle alimen-to que lo engorde.

La Unesco declaró en el año 2000 a San Andrés como Reserva de la Biosfera, lo cual ha llevado a los habitantes de la Isla a entender que las prácticas productivas deben estar acordes con lo que sig-nifica ser un patrimonio eco-lógico mundial.

Agricultura

“reservada”

Los productores de la Isla de San Andrés, reserva natural del planeta, comparten su saber ancestral con las tecnologías agroindustriales para hacer sostenible el ambiente insular, tan vulnerable como su autonomía alimentaria.

Quince porcicultores pertenecientes a algunas de las 258 granjas porcícolas distribuidas en San Andrés están incursionando en la elaboración de abonos orgánicos con las heces de sus puercos.

Nelly Mendivelso Unimedios

Vacunar, pesar y desparasitar a los cerdos y sus crías es una labor que realizan conjuntamente isleños e investigadores de la Universidad.

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Su cuerpo y cabeza comprimidos lateralmente, la presencia de barbillones que funcionan como órga-nos sensoriales y una lengua de origen óseo, favorecen el encanto de la arawana. Las tonalidades grisáceas que a la luz se acentúan sobre su cuer-po, así como la armonía de sus movimientos ondulantes, comparables solo con los de los dragones de agua descri-tos por la mitología oriental, complementan los atractivos que han hecho de éste uno de los peces más exóticos y con mayor presión pesquera de la Cuenca Amazónica.

Al menos con relación a su uso incontrolado lo regis-tra el Libro rojo de peces de agua dulce, publicado recien-temente por los institutos de Ciencias Naturales de la Uni-versidad Nacional y Alexander Von Humboldt, que incluye al arawana en la categoría de especie vulnerable.

A Osteoglossum bicirr-hosum, como se conoce en el ámbito científico a este pez, uno de los 400 ornamentales descritos para el país, ya no es común hallarlo en los 166 kilómetros del frente amazó-nico colombiano. De hecho, es más fácil verlo en tien-das de mascotas, “pet shop”,

de Estados Unidos, España, Francia o en países asiáticos, como Corea o Japón, en don-de le atribuyen cualidades para la buena suerte, la salud, la riqueza y el bienestar.

Con el anterior panora-ma sobre la zulamba, bahia-no, aruanã o macaco de água, como popularmente se co-noce a este pez ornamental, la bióloga Claudia Rodríguez comenzó el estudio Estado de la pesca actual de arawa-na para el área de frontera Brasil, Colombia y Perú, en el que propone una alternativa de manejo en cautiverio ba-jo condiciones del trapecio amazónico.

En Colombia se comer-cializa principalmente la arawana que proviene de los tributarios del río Amazonas, Caquetá, así como de cuen-cas compartidas con el Perú por el río Putumayo e Içá y Yavarí con Brasil.

La arawana, durante la transición de larva a alevino, presenta un saco vitelino de color naranja, cargado de nu-trientes, que le permite ali-mentarse entre 15 y 20 días sin suministro de alimento exógeno. Esta es la etapa fa-vorita para los acuaristas in-ternacionales, dispuestos a pagar hasta cinco dólares por un baby-arawana, el principal tamaño de comercialización.

La fecundidad media varía entre 150 y 300 crías. El padre es el encargado de incubar los huevos en su gran boca, y sólo deja en libertad a sus hijos cuando pueden valerse por sí mismos. La-

mentablemente es el primero al que sacrifican los pescado-res, pues su sagacidad les ha permitido saber que dentro de un padrote de cinco kilos, un metro de longitud y boca anaranjada hay cientos de larvas “disponibles” para el mercado. Saben también que en el momento del arponazo y mientras es capturado el pez lucha por no soltarlas.

La arawana desempe-ña un papel importante en la economía regional. “De un millón 700 mil unidades de peces movilizadas desde Le-ticia, 29% corresponde a esta especie, lo que genera a la re-gión ingresos cercanos a 520 mil dólares”, señala la bióloga Rodríguez. Este dinero sos-tiene la economía familiar de pescadores, acopiadores e in-termediarios durante casi seis meses del año, pues debido a la presión que se ejerce sobre la especie, al poco número de crías y a que su crecimiento y desarrollo es lento existen periodos de veda.

Mientras que la legisla-ción colombiana y peruana permiten su comercialización como ornamental desde la etapa larval hasta la juvenil, con una talla próxima a 20 cm, la legislación brasileña únicamente la permite como pez de consumo, con aproxi-madamente 45 cm de longi-tud. La discusión se agudiza si se tiene en cuenta que el principal centro de acopio de la especie es Leticia, y que la inexistencia de criterios uni-ficados sobre legislación pes-quera se aprovecha muchas veces para explotar indis-

criminadamente la especie. Otro de los puntos críticos es la carencia de prácticas de manejo en cautiverio para estos peces ornamentales en el sector de frontera.

Manejo en cautiverio

La propuesta de Clau-dia Rodríguez se apoyó en el conocimiento local sobre la pesca, biología y ecología de la especie, así como sobre su manejo poscaptura.

El experimento contó con 355 arawanas, larvas y alevinos, extraídos del medio y confinados en dos sistemas de cautiverio, jaulas y acua-rios, bajo criterios de acui-cultura como mejoramiento y calidad del agua, alimen-tación apropiada y manejo sanitario eficiente. “Lo que se pretendió fue optimizar la calidad del producto, con mi-ras a beneficiar a los acopia-dores, pescadores y al medio natural”, dice Rodríguez.

La identificación de agentes patógenos, como bacterias y hongos, en peces que presentaban, entre otros síntomas, inapetencia, letar-gia y nado ocasional fue uno de los hallazgos del estudio en el ámbito sanitario.

Al evaluar las condicio-nes para el manejo en tér-minos de biomasa de ani-males por volumen de agua, los parámetros productivos determinaron que el manejo de cinco gramos de arawana por litro de agua es el más apropiado. Este procedi-miento se vio reflejado en el crecimiento homogéneo de

los ejemplares, en óptimas conversiones alimenticias y disminución de las tasas de mortalidad. Tal densidad fue la recomendada a pequeños y medianos productores, pa-ra minimizar el riesgo de pér-didas económicas.

Cuando alimentan las arawanas en la etapa de co-mercialización, los pescado-res lo hacen con comején. “Ello explica por qué los pe-ces padecen estrés, pierden vigor y vitalidad, enflaquecen y mueren”, añade Rodríguez. Como solución, ella elaboró alimentos con ingredientes de la región, harina de pes-cado, harina de yuca y ensi-lados de pescado. Este nuevo alimento mejoró las condi-ciones físicas de los peces.

El mejoramiento de la calidad del agua durante el cautiverio permitió la su-pervivencia del 95% de las arawanas. Luego de sociali-zar los resultados entre los pobladores de la comunidad La Playa, habitantes del sis-tema de lagos de Yahuarcaca, próximo a Leticia, fueron li-berados al medio natural el 20% de los ejemplares del ex-perimento, para devolverle al ecosistema una especie que hacía mucho tiempo no se encontraba en esos ambien-tes y abrir así las puertas a planteamientos innovadores para el manejo del recurso íctico ornamental.

Este proyecto hace par-te del Programa de Maestría en Estudios Amazónicos de la Sede Amazonia de la Uni-versidad Nacional. Contó con el apoyo logístico, técnico y científico del Grupo de Eco-sistemas Acuáticos del Insti-tuto Amazónico de Investiga-ciones Científicas, Sinchi; el Instituto Colombiano de De-sarrollo Rural Incoder-Leticia, y la financiación del Programa de Becas IEA propuesto por la Fundación Omacha, Conser-vación Internacional Colom-bia y el Fondo para la Acción Ambiental, así como la Fun-dación Tropenbos Colombia.

Equipo periodístico Unimedios

La pesca indiscriminada y el uso inadecuado de arawana está disminuyendo la presencia de este pez ornamental en afluentes del río Amazonas. Una alternativa de manejo en cautiverio, bajo condiciones del trapecio amazónico, pretende optimizar el aprovechamiento de este recurso en la región.

La transición de larva a alevino es la etapa favorita para los acuaristas internacionales, dispuestos a pagar hasta cinco dólares por un baby-arawana, el principal tamaño de comercialización.

bien conservadasArawanas

Claudia Milena Rodríguez.La restricción para la pesca de arawana en el río Amazonas se da entre el 1 de septiembre y el 15 de noviembre, señala el Incoder.

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Entre las bebidas de los dioses, junto al vino, el sake y la ambrosía, está el chocolate. Tal ha sido el encanto por su sabor y aroma que culturas como la azteca le atribuyeron un origen divino: la leyen-da asegura que fue un regalo de Quetzalcoatl (o Serpiente Emplumada) a los humanos para aliviar su cansancio y deleitar el reposo.

Parte de esa creencia fue preservada por la ciencia en el nombre que corresponde al género de la planta, pues Theobroma, en griego, signi-fica bebida de los dioses. Ha-ce más de 2.000 años, entre mayas y aztecas, fue usado con fines terapéuticos: los hechiceros lo prescribían co-mo estimulante, calmante y reconstituyente. Incluso los granos secos se usaron co-mo moneda. Hoy en día se le siguen atribuyendo pro-piedades como estimulante del sistema nervioso, arterial y cardiaco, que haría que quien lo coma experimente una sensación similar a la del enamoramiento.

Los habitantes de la re-gión amazónica colombiana, que conocen las bondades de dos especies nativas, apenas descubren sus posibilidades industriales y económicas. Allí, muy bien adaptadas a los suelos pobres y ácidos, crecen la grandiflorum, co-nocida como copoazú o bacau, y la bicolor, llamada bacao o maraco. Examinar sus potencialidades dentro de los sistemas productivos de la región fue el objetivo de un proyecto realizado en-tre la Universidad Nacional y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), con apoyo financie-ro de Colciencias.

Este surgió como parte de una estrategia de desarro-llo de alternativas a los cul-tivos ilícitos y recuperación de áreas degradadas, para generar una producción sos-tenible con material nativo, promisorio y accesible para los cultivadores.

Bajo la coordinación de Luz Marina Melgarejo, profe-sora de Biología de la Univer-sidad Nacional, y María Sole-dad Hernández, investigado-ra del Instituto Sinchi, se cla-sificó y seleccionó genética-mente materiales de copoazú y maraco, los de frutos más grandes y con mayor tole-rancia a enfermedades como escoba de bruja y moniliasis. Se analizaron 226 muestras del banco de germoplasma del Sinchi, localizado en San José del Guaviare.

El análisis creó herra-mientas para mejorar los ma-teriales genéticos, que pue-dan soportar la demanda de producción de licor de cacao de buena calidad y de otros productos derivados.

Se determinaron seis grupos promisorios que fue-ron sembrados en seis parce-las demostrativas en los mu-nicipios de Morelia, Monta-ñita y Florencia, Caquetá. “La idea es lograr que los cam-pesinos y empresarios de la región se interesen en sacar provecho de estas especies amazónicas para abastecer el mercado de la región, en ciu-dades como Leticia y Floren-cia”, explica María Soledad Hernández.

A cargo de las parcelas están cerca de 20 campesi-nos, quienes se le midieron a la agricultura, una actividad poco fomentada en la Ama-zonia. Hernández agrega que las parcelas no son cultivos convencionales, son chagras en las que las plantas coexis-ten con otras especies de ár-boles maderables.

Una vez hecho el segui-miento vegetativo –que exa-minó la manera en que crecen estas plantas, sus flores y fru-tos– se iniciaron las pruebas que determinaron el proceso industrial para producir pas-tillas de chocolate amazónico: fermentación, secado, tostión, escarificación, molienda, con-chado y atemperado, bajo las características ambientales de humedad y las particularida-des tecnológicas disponibles en la zona.

La bebida resultante sería cupulate, para el caso del copoazú, y bacalate, pa-ra el bacau. Aunque son de la misma familia del cacao, el primero, se parece más al chocolate convencional pero

su aroma es menos empala-goso, mientras en el segundo, el aroma es similar a la cocoa. En estas diferencias están los propiedades promisorias, que hacen a las dos especies amazónicas, atractivas para los mercados que buscan sa-bores nuevos y exóticos.

Dichos conocimientos son retomados por una em-presa de la región, Café Ma-ranata, que con el acompa-ñamiento de la Universidad y el Instituto Sinchi adelanta ensayos preliminares para la producción semiindustrial del chocolate de estos cacaos autóctonos. Además, en poco

tiempo los citadinos podrán saber a qué sabe la versión amazónica de la bebida de los dioses aztecas, pues este cho-colate se empezará a distri-buir en almacenes de cadena.

Ideas con pulpa

Del copoazú y el maraco también salen mermeladas, salsas, dulces y jugos, pues a diferencia de la pulpa que rodea la semilla del cacao, en éstas sí puede ser utilizada. Desde el punto de vista nu-tricional es atractiva por sus aportes en vitaminas, mine-rales, aminoácidos, enzimas, carbohidratos y fibra.

Del trabajo con copoazú y maraco también se des-prende otra posibilidad de aprovechamiento relaciona-do con la cáscara, que cons-

tituye casi el 50% del fruto. Ésta puede ser más que ba-sura, pues los 144.000 kilos de cáscara que resultan por cada 20 hectáreas, generarían energía, dados sus altos por-centajes de carbón fijo.

Según el informe de in-vestigación, el poder calorífi-co de las cáscaras de ambas especies es muy cercano al del carbón (5.800 cal/g), en el co-poazú es de 4.912 cal/g y en el maraco de 4.753 cal/g. Los ba-jos niveles de azufre, principal causante de la contaminación, es una ventaja comparativa en pro de la conservación del medio ambiente.

Transformar este desecho en energía se logra median-te la gasificación, un proceso de descomposición térmica a temperaturas superiores a los 800ºC. Gracias a él, el material combustible sólido se trans-forma en una mezcla gaseosa de mayor capacidad energé-tica, por sus contenidos de hi-drógeno, dióxido de carbono, monóxido de carbono, vapor de agua, metano, entre otros.

Aún están por exami-narse otras potencialidades de estos frutos, por ejemplo las cualidades cosmocéuticas (cosméticas y curativas) de su manteca, tema que será objeto de una investigación futura. Por ahora, se espera que los resultados del pro-yecto sigan enriqueciendo las posibilidades agrícolas y comerciales de la Amazonia.

Paula Andrea Grisales N.

Unimedios

Particularidades amazónicas

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Dos especies amazónicas de la familia del chocolate podrían ser un importante motor para incentivar el comercio en la región. Además de tener un particular aroma y sabor, el fruto permite explotar la pulpa y la cáscara.

La bebida resultante sería cupulate, para el caso del copoazú, y bacalate, para el bacau. El primero es menos empalagoso que el chocolate convencional, mientras el segundo es similar a la cocoa.

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Copoazú y maraco, dos especies adaptadas a los suelos amazónicos: ácidos y de exiguos nutrientes.

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El jueves es un día de película en la Cárcel Modelo de Bogotá. El salón donde se hacen las proyecciones tiene 400 pupitres de madera que pronto son ocupados. Los úl-timos en entrar se sientan en los peldaños de la escalera que conduce al segundo piso, o en el suelo, a pocos metros del proyector. El resto per-manece de pie, recostado en las paredes que no aciertan a tener un color definido.

Son hombres jóvenes en su mayoría, entre 20 y 40 años. Todos miran al frente, en silencio y atentos, ace-chantes. Sus rudas miradas muestran desconcierto, do-lor, rabia, apatía y resigna-ción. Unos tienen cara de “yo no fui” y otros de “lo volvería a hacer”. Luego de la char-la introductoria, las luces se apagan y aparece en la pan-talla Charles Chaplin. Tras las primeras escenas los rostros se transforman. Todavía sa-ben sonreír.

“Ya los extrañamos cuando no vienen”

La vida de un preso transcurre entre rejas, mallas, muros y candados. “Apren-diendo a tejer, con el hilo delgadito de la paciencia, las redes de sus días inciertos”, como dice uno de ellos en La Carta, relato de un hombre que durante siete meses “ha visto anochecer al otro lado de estas rejas, al otro lado de ese río. Solo, degradado, durmiendo, añorando a ve-ces sus humildes logros de hombre libre”.

Una joven de la reclu-sión de mujeres, donde las si-llas son de plástico y tampo-co queda una vacía cuando llega Cine al Patio, afirma con la autoridad que le confiere la experiencia: “Cuando uno está en la calle no valora tan-to la vida ni la libertad como aprende a valorarlas aquí, en medio del hacinamiento, la inseguridad, el aburrimiento y la monotonía”.

Los testimonios de los presos muestran lo que ha significado el proyecto para ellos. “Es la oportunidad que se nos ha brindado de dar a conocer la esencia que tene-mos, o sea, el amor de estar vivos, de mostrarle a la gente

que se encuentra afuera que estamos aquí, que no nos he-mos muerto, que aún tene-mos esperanza de salir de acá y triunfar en la vida. Para mí eso es Cine al Patio”, dice un joven de La Picota.

Para los que ya han per-dido la esperanza de salir también es importante, como lo muestra el testimonio de un hombre mayor de 60 años que dice haber escrito 14 libros: “Es una especie de refugio es-piritual que uno busca, ya sea en el cine, la lectura, la escri-tura, cualquier cosa. Aquí hay que buscar, yo diría no una fuga material, sino espiritual”.

“Inicialmente fue como un escape a la rutina”, re-cuerda uno de los reclusos. “Luego me ayudó a entender mejor el cine, los pasos que lleva hacer una película. Me pareció una experiencia bo-nita porque es otra forma de vivir la cárcel, más dinámica. Y también ayuda a que el pre-so crea en él, porque sabe que tiene algo para dar. Entonces ya no va solo a sentarse en el patio a esperar que pasen las horas, llegue la noche y el otro día, sino que ahora hay un sentido de vida”.

El artesano, capaz de moldear a su antojo cual-

quier pedazo de madera, opi-na que “el cine, o mejor dicho las películas, nos hacen ver lo que muchas personas no pueden, por tantos años de condena: la calle. Entonces nos traen el mundo hacia no-sotros y eso nos ayuda a que aprendamos y veamos dife-rentes cosas. Hasta para uno trabajar se basa en esculturas o arte o carros, modelos, para inspirarse”.

Enriquecer la cultura, mejorar la vida

“Cuando el proyecto lle-gó a La Picota, a mí me pare-ció un poco quijotesco, por-

que pensé que el nivel cultu-ral de la gente que está aquí recluida no iba a permitir que saliera adelante –comenta un asiduo asistente a las proyec-ciones–. Sin embargo, a me-dida que fue transcurriendo el tiempo, me di cuenta de que la gente tenía algunas in-quietudes distintas a las que yo pensaba. En ese sentido, uno de los principales logros es que la gente ha aceptado una nueva forma de cultura”.

Otro de los reclusos, maestro del taller de impre-sión, confirma la relevancia del proyecto en la cultura carcelaria: “La educación en el país es la cenicienta. Pero si le pusiéramos un poquito más de atención a la educa-ción en las cárceles, encon-traríamos que hay una ca-pacidad intelectual impresio-nante, que hay personas con valores humanos, así hayan cometido cualquier delito”.

“A pesar de que esto sea una reclusión, para no-sotras también es un centro de rehabilitación, porque nos ayuda a reflexionar, a reca-pacitar –dice una mujer que ronda los 50 años–. Por eso es importante Cine al Patio, porque nos ayuda a recrear la mente, a despertar. Y porque a pesar de que estamos solas eso nos ayuda a sentirnos co-mo acompañadas de alguien que realmente se preocupa por nosotras. Porque no solo nos falta la libertad, también la compañía de alguien que nos estimule”.

El director español Alex de la Iglesia dijo alguna vez que “lo fascinante del cine es poner al espectador en po-siciones morales en las que nunca estuvo”. El profesor Juan Diego Caicedo, director del proyecto Cine al Patio, parece darle la razón cuando afirma que es “hermoso, gra-tificante y reconfortante ver cómo una serie de timadores, ladrones, asesinos y, en ge-neral, personas al margen de la ley se reconocen en obras del mayor valor artístico, co-mo coprotagonistas de los dramas de discernimiento, descomposición y recons-trucción morales de los que hablan las películas”.

Después de cuatro años de llevar el cine a los patios, las perspectivas del proyecto son promisorias. El profesor Caicedo espera, a mediano o largo plazo, hacerlo llegar a “todas las ciudades o pobla-ciones donde sea factible y viable encontrar personas o universidades interesadas en vincularse”.

El testimonio de La Cos-teña confirma esta aspira-ción: “Yo creo que el proyecto les va a hacer mucho bien a todas las personas que no salen a los talleres y que es-tán metidas en un problema psicológico, porque en la cár-cel nos coge la depresión y entonces el cine nos saca de la monotonía, del estrés que tenemos, porque esto es ho-rrible para toda persona, ni al peor enemigo se le desea”.

Javier Riveros Unimedios

Facultad de Cine y Televisión lleva a las cárceles el séptimo arte

con la imagen en movimiento

Cautivos

Hace cuatro años el profesor Juan Diego Caicedo echó a rodar el proyecto Cine al Patio, que intenta impartir formación cinematográfica y audiovisual, teórica y práctica, en centros de reclusión. Al principio, los escenarios de trabajo fueron sólo tres cárceles de Bogotá. Hoy, los cursos, cine-foros y talleres han llegado a 12 en todo el país.

“Hermoso, gratificante y reconfortante ver cómo una serie de timadores, ladrones, asesinos y, en general, personas al margen de la ley se reconocen en obras del mayor valor artístico como coprotagonistas de los dramas”.

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Para los reclusos el proyecto ha sido “una especie de refugio (...), yo diría no una fuga material, sino espiritual”.

El profesor Juan Diego Caicedo ha logrado que “Cine al patio” llegue a 12 cárceles del país y espera que siga creciendo

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Noticias

Con el apoyo del Grupo de Estudios Sociales de las Re-ligiones y Creencias (Gesrec) y del Centro de Estudios Sociales (CES), de la Universidad Nacio-nal, dos eventos académicos se llevarán a cabo esta semana con el objetivo de intercambiar experiencias e investigaciones en torno a la diversidad y las transformaciones del cristia-nismo en América Latina, para intentar establecer sus inciden-cias en los diferentes campos de la vida social.

El primer evento es el “Encuentro de investigadores de la Religión en Colombia”, que tendrá lugar los días 22 y 23 de mayo. El 22, en la Uni-versidad del Rosario y el 23, en la Universidad Nacional. El segundo es el Congreso inter-nacional sobre “Diversidad y dinámicas del cristianismo en América Latina”, con sede en la Universidad de San Buena-ventura, que se realizará los días 23, 24 y 25 de mayo.

A los dos eventos están in-vitados destacados investigado-res internacionales. Entre ellos, Jean Pierre Bastian, profesor de Sociología de las Religiones de la Universidad Marc Bloch, de Estrasburgo, y director de investi-gación en el Instituto de Altos Es-tudios de América Latina, Iheal, Universidad de Paris III, y autor de varias obras, entre las que se encuentran: Los disidentes, socie-dades protestantes y revolución en

México, 1872-1911 y La mutación religiosa de América Latina.

También participará Ana María Bidegain, presiden-ta del Instituto Colombiano para el estudio de las Reli-

giones, Icer, y profesora de la Universidad Internacional de la Florida. Ella es autora de obras como: Historia del Cristianismo en Colombia y Globalización y diversidad re-ligiosa en Colombia. Además,

Daniel R. Álvarez, que realizó estudios de Religión, Filosofía y Teología en la Universidad de Harvard. En la actualidad es profesor del Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad Internacional de

la Florida. Entre sus obras se encuentran: La Religión y la política en los Estados Unidos y Rupp en perspectiva: un exa-men de dos tópicos en más allá del zen y el existencialismo.

Los organizadores del “Encuentro de investigadores de la Religión en Colombia” buscan la creación formal de una Red de investigadores del hecho religioso en sus múlti-ples aspectos y dimensiones, que viene siendo estudiado por científicos sociales, filó-sofos, teólogos y profesiona-les de otras disciplinas. La Red les permitirá agruparse en nodos de trabajo que con-tribuirían al crecimiento aca-démico y a la divulgación de trabajos investigativos a nivel regional y nacional, así como a la consecución de los apo-yos financieros e institucio-nales necesarios.

De otro lado, en el acto de instalación del congreso internacional sobre “Diversi-dad y dinámicas del cristia-nismo en América Latina” se hará el lanzamiento del libro De microempresas religiosas a multinacionales de la fe, del investigador y sociólogo William Mauricio Beltrán, profesor del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional. La pre-sentación la hará el profesor Jean Pierre Bastian.

Sandra Lucía Molano Guionista Expedición Sonora y productora

General UN Televisión-Unimedios

Expediciones hay mu-chas. Pero un recorrido a tra-vés de los sonidos y las músi-cas de Colombia como el que plantea la serie de televisión Expedición Sonora sólo podrá volver a verse a partir de la primera semana de junio en el canal Señal Colombia.

Expedición Sonora, la serie que ha obtenido exce-lentes comentarios del públi-co, producida por la Univer-sidad Nacional de Colombia y RTVC, estrena este mes su segunda temporada, con seis nuevos capítulos, que permi-ten reconocer al país desde seis instrumentos musicales: los tambores del Caribe, los instrumentos wayúu, la voz a capella, las bandas de viento, las quenas y zampoñas y el tamborito chocoano.

Expedición Sonora basa su narrativa en un diario de viaje de dos músicos jóvenes que parten desde la ciudad en busca del origen, la cons-trucción, la función musical y los personajes que se pueden encontrar tras un instrumento musical tradicional colombia-no. León David Cobo, músico clarinetista, averigua la histo-ria de los instrumentos para a través de sus músicas en-señarles el país a los niños. Y Teto Ocampo, uno de los me-jores guitarristas del país, viaja para encontrar esos sonidos que lo inspiran a componer nueva música, con raíz en lo tradicional.

Cada músico va encon-trando su objetivo. Uno gra-ba y aprende, el otro escucha y reproduce en su guitarra. Pero los encuentros también se dan en dimensiones que exceden lo musical: por ejem-plo, en los personajes. Ellos muestran un país que en cada

región siente, ríe, baila, reza y come diferente. En los paisa-jes que influyen y son influi-dos por la música: es verdad que si no existiera el árbol de chonta, que tanto se ve en el Pacífico, tal vez jamás hubiera existido la marimba, y que, a su vez, el paisaje no sería igual sin la música de la marimba, que le sirve de telón de fondo.

En esta temporada, el espectador podrá encontrar los nuevos instrumentos, los nuevos paisajes y los nuevos personajes que Teto y León David le irán mostrando des-de la sensibilidad de quien

llega por primera vez a un lugar y es capaz de aprender, de asombrarse. Teto y Batata IV, el heredero del legendario tamborero de San Basilio de Palenque, hablarán del bulle-rengue, y con él, de la escla-vitud en esta región del país, desde la óptica de la música.

León David será testigo de cómo el músico wayúu hace sonar su sawawa o su maasi en un canto de tris-teza, porque su mujer lo ha abandonado, o cómo la si-sirra (maraca) ayuda a curar a los enfermos en un ritual de sanación, porque para la comunidad la música está

siempre ligada a una vivencia cotidiana.

A través de la serie po-drá comprenderse por qué las bandas musicales son el alma de los pueblos; cómo un ritmo olvidado recuerda la unidad cultural que hubo entre Colombia y Panamá, dos países que fueran uno a principios del siglo XX; cómo los cantos a capella sirven de apoyo en el trabajo de gana-dería, y la forma en que los nariñenses rumbean a ritmo de zampoñas y quenas.

No hay que perderse esta nueva temporada de Expedi-ción Sonora, en la que se cuen-

ta una “versión auditiva” de la diversidad colombiana, que a veces hasta se puede bailar.

Estos son algunos comen-tarios que personajes del medio han hecho acerca de la serie:

“Si debo escoger –en la programación de Señal Co-lombia– me inclino por la serie Expedición Sonora” Consuelo Araújo, ex Ministra de Cultura, El Tiempo, 19 de octubre de 2005.

“Expedición Sonora es una divertida aventura con tono y forma de país. Descu-brimiento de músicas y talen-tos de la Colombia profunda” Ómar Rincón, El Tiempo, 13 de febrero de 2006.

“Muy bien narrada. Es interesante el tema” Mau-ricio Acosta, productor de documentales para canales internacionales como Disco-very Chanel, BBC, y National Geographic Channel.

La mutación religiosa en América Latina

Luis carlos urrutia.

Expedición sonora,Colombia al oído

AFP

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zon

Intercambiar experiencias e investigaciones en torno a la diversidad y las transformaciones del cristianismo en América Latina es el objetivo de los dos eventos.

El equipo de Expedición Sonora graba los cantos de boga de un llanero en Orocué, Casanare.

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Arte

A partir del 10 de mayo y durante un mes, Bogotá reci-be al pacífico colombiano con las curadurías que conforma-ron el Salón Regional Pacífico (Valle del Cauca, Cauca y Cho-có). El salón recoge aspectos y problemáticas desde las par-ticularidades de los lenguajes visuales y acerca lo artístico a las dinámicas culturales y a la vida diaria de los habitantes de la región. Está conformado por las propuestas del Colec-tivo Helena Producciones, los proyectos seleccionados en Cali para el Salón de Octubre y la propuesta del Colectivo de la Universidad Tecnológica del Chocó, La minería desde las entrañas de la tierra negra.

Los ganadores del Salón de Octubre apuntan a desa-rrollar una línea de actividad fuerte en las prácticas artísti-cas. Entre ellas, las relaciones del arte con la construcción de comunidad. Varios de estos proyectos desarrollan talleres pedagógicos destina-dos al empleo del arte para pensar e imaginar la historia y el presente de Cali.

El grupo Helena Produc-ciones lleva las artes plásticas a un terreno más amplio de la cultura y se interesa por dis-tanciarse de las historias ofi-ciales, para puntualizar en lo local y lo cotidiano. Todo ello está enmarcado en prácticas artísticas que dan cabida a expresiones incluso “inco-rrectas” y distanciadas de los cánones que se asumen como buenas formas artísticas.

Por su parte, Luis Abe-lardo Miranda, participante y gestor del grupo de esgri-ma con machete, incluido en la curaduría de Helena Pro-ducciones, señala: “La esgri-ma con machete es un arte practicado por la comunidad afrocolombiana durante más de tres siglos. Los afrodescen-dientes lograron vencer en muchas batallas. No se debe olvidar que la Nueva Granada estaba conformada por ha-ciendas y que los trabajadores eran generalmente población afrodescendiente esclavizada. La gran mayoría de la batallas de la independencia las ga-naron ellos, aunque en los libros de historia no apare-cen. Ellos mismos conservan tradiciones de combate muy antiguas, no reconocidas por la historia tradicional. Nues-tro propósito es poner sobre la mesa esta situación”.

La esgrima con machete nada tiene que ver con la técni-ca occidental del ir y venir rec-tilíneo. Es una esgrima que se practica saltando arriba y abajo, moviéndose con gran habilidad, desplazando la cabeza y a la vez las piernas, defendiéndose con el arma y sin el arma. Es una es-tética de los movimientos y las posiciones. Isabelino, de ochen-ta años, es un maestro de la estética que siempre recuerda no olvidar esa condición.

En ese contexto, otro de los objetivos ha sido propiciar la etnoeducación. Es decir, que las etnias empiecen a ha-blar, sobre todo la afrocolom-biana, y a propiciar un traba-jo con la cátedra de estudios afroamericanos, para impul-sar un proceso de crecimiento de estas comunidades.

Estética minera

El proyecto adelantado por el Colectivo de la Universidad

Tecnológica del Chocó se titula La minería desde las entrañas de la tierra negra. La investigación toma como eje central esa acti-vidad ancestral que ha permea-do a la comunidad por siglos. Plantea un acercamiento pluri-disciplinar, que sitúa al arte en diálogo con lo antropológico, lo político y lo cultural.

El proyecto intenta recu-perar la identidad chocoana a través de la minería y de las expresiones derivadas de ella. Expresiones y voces nunca es-cuchadas que en esta ocasión tienen tono propio. Al respecto Ninoska Salamandra, pertene-ciente al equipo de investiga-ción, anota: “Para nosotros este proyecto es trascendental por-que nos permitió amalgamar varias disciplinas artísticas con una dirección totalmente defini-da, como el proceso de la mine-ría en las comunidades negras”.

Lexy Durán, artista y miembro del equipo de inves-

tigación, comenta: “Hicimos un recorrido por comunida-des chocoanas, por ciudades en las que han ocurrido cosas fundamentales desde la mine-ría: historias, cuentos, magia. La exposición es también una denuncia frente a la gran ma-quinaria industrial asentada en nuestro territorio, que aglutina las riquezas para ella, mientras el minero humilde sigue vivien-do de un miserable jornal”.

La iniciativa trabaja con artistas empíricos, en su ma-yoría sin academia. No obs-tante, dialogar con sus obras advierte situaciones como las deformaciones de la figu-ra humana o la exageración fenotípica. Una persona no vinculada a la zona no en-tiende la forma alargada de los brazos de las mujeres o la figura voluminosa de los se-nos, en forma de cáliz. Todo ello está vinculado a narra-ciones y mitos asociados a la actividad minera.

Finalmente, Lexy se re-firió a la situación del artis-ta chocoano: “Es importante mejorar la formación del artis-ta de la región. No obstante, es fundamental que los Salones Regionales vinculen zonas ol-vidadas, como la del Chocó”.

Las exposiciones estarán abiertas en distintos lugares. La minería desde las entrañas de la tierra negra se exhibe en la Biblioteca Nacional (Calle 24 No. 5-60), el Proyecto Hele-na Producciones estará en el Museo de Arte de la Universi-dad Nacional (Carrera 30 No. 45-03) y el Salón de Octubre, en la Fundación Mapa Teatro (Carrera 7 No. 23-08).

Informes, eventos parale-los, visitas guiadas y atención a grupos: 284 0751, 336 9223 ext. 206. Así mismo, para acceder a la información actualizada ingresar a www.sna40.com

La esgrima con machete nada tiene que ver con la técnica occidental del ir y venir rectilíneo, es una esgrima saltando arriba y abajo, defendiéndose con el arma y sin el arma.

se toma Bogotá

Arte

“Pacífico”La minería, el esgrima con machete y expresiones artísticas irreverentes para plasmar a Cali dejan ver las propuestas artísticas que se desarrollan en el suroccidente colombiano y que recoge el Salón Regional Pacífico, que muestra su repertorio hasta el 10 de junio en Bogotá.

Fotos: Cortesía Ministerio de Cultura.

Cuadernos de esgrima pertenecientes al Proyecto Escuela de Esgrima con Machete de Puerto Tejada, que hace parte del Proyecto Helena Producciones, Zona Pacífico.

Registro de acción de Carolina Franco, Proyecto Helena Producciones.