Manuel María Fernández - Comedia microscópica

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MANUEL MARÍA FERNÁNDEZ Biblioteca Virtual de Dramaturgia Venezolana Tintateatro 0 COMEDIA MICROSCÓPICA (1870)

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(1870)

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COMEDIA

MICROSCÓPICA

(1870)

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ACTO I

La escena pasa en una ventana

ELLA y ÉL

ELLA.-

Vamos a cuentas, amiguito. Seis años largos tenemos de compromiso, y esto no puede durar así más tiempo. Cuando estudiabas, me dijiste más de una vez que nos casaríamos cuando recibieses el grado de Doctor. ¿No es verdad?

ÉL.-

Sí, ángel mío.

ELLA.-

Bien, pues, te graduaste, te recordé lo ofrecido, ¿y qué me dijiste entonces?, –que comprometido con los azules, debías esperar el triunfo de ellos para cumplir tu palabra.- ¿No es así?

ÉL.-

Así es, negrita.

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ELLA.-

Triunfaron los azules, se reunió el Congreso, eligieron Designados, volvieron a alzarse los federales, fue Ruperto a someter al Zulia, regresó y… nada que es un contento. Ahora bien, cansada ya de esperar y de recibir regaños del viejo por tus plantones en mi ventana, he resuelto romper hoy contigo, si no entras ahora mismo y le pides mi mano a papá.

ÉL.-

Pero, negrita, no ves que nada me deja mi profesión, que los negocios están muertos, que la situación es malísima, que el programa…

ELLA.-

Yo nada tengo que hacer con programas. ¡Para programas estamos ahora! ¡Nada!, o entras, o punto y a otra cosa.

ÉL.-

Espera a que se despeje un poco el horizonte político: mira que la nave del Estado se halla combatida por contrarios vientos; mira que estamos corriendo un chubasco a palo seco, como dicen los marinos, y puede llevarnos los Pateta; mira que por Carabobo nos aprietan; mira que…

ELLA.-

Si vamos a esperar para casarnos a que esta tierra se componga, yo me quedaré para vestir santos, y tú vendrás a ser la segunda edición de Pepillo, que en paz descanse. O me pides hoy mismo, o se acaba todo entre nosotros.

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ÉL.-

¿Esa es tu última resolución?

ELLA.-

Sí.

ÉL.-

Pues allá me voy…

ELLA.-

¿A dónde?

ÉL.-

A pedirle tu mano a vuestro buen padre.

ELLA.-

De buena gana te comería a besos.

ÉL.-

A ver, pues…

ELLA.-

Cuando nos case el Cura.

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ÉL.-

¡Ingrata!

ELLA.-

¿Entras o no?

ÉL.-

Entro.

ACTO II

EL PADRE, ELLA y ÉL.

ELLA.-

Papá, el señor es…

ÉL.-

Yo soy…

EL PAPÁ.-

Ya… ya comprendo. ¿Y a qué debo el honor de verlo a usted por mi casa, amiguito?

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ÉL.-

Yo vengo…

ELLA.-

Él viene…

EL PAPÁ.-

Parece que vamos a conjugar el verbo venir. ¡Sea!, ¿y a qué ha venido usted, caballero?

ÉL.-

No me atrevo…

ELLA.-

No se atreve…

EL PAPÁ.-

No nos atrevemos. ¡Pues, señor, estamos frescos! Mi cuarto se ha convertido en clase de gramática castellana. Bien pudieran algunos empleados venir a tomar algunas leccioncillas para que no escriban tantos disparates. Pero en resumidas cuentas, y por los clavos de Cristo, ¿puede usted decirme qué vientos lo han traído por mi casa? Vamos, atrévase usted a… atreverse, como dijo el otro.

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ÉL.-

Pues, señor, yo vengo a pedirle la mano de su hija…

EL PAPÁ.-

¿Y con qué cuenta usted para mantenerla?

ÉL.-

Esa misma pregunta le hago yo a usted.

ELLA.-

(Cayendo desmayada) ¡¡Ah!!

EL PAPÁ.-

(Socorriéndola) ¡Hija mía!

ÉL.-

(Tomando las de Villadiego) ¡Ojos que te vieron paloma turca!

(Tablean)

-Demás está decir que este proyecto de matrimonio se fue por

donde vino.

Juan Pascual (pseudónimo)

El Federalista,

Caracas, 15 de enero de 1870