Manual de histología Compendio de tejidos 2006

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Introducción a la Biología Histología Titular: Dr. Víctor Hugo Casco. JTPs: Bqco. Pablo Húmpola, Dra. María Fernanda Izaguirre, Bqca. Soledad Petrilli y - FCV y S – UADER - 2006 1 Compendio de Histología INTRODUCCIÓN A LA BIOLOGÍA F. Cs. V. & S. 2006

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Compendio de Histología

INTRODUCCIÓN A LA BIOLOGÍA F. Cs. V. & S.

2006

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ÍNDICE

TEJIDO EPITELIAL…………..………………………………………………………….. 3-19 TEJIDO CONECTIVO……………………………………………………………………. 20-31

TEJIDO ADIPOSO (CONECTIVO ESPECIALIZADO)………………………………. 32-34

TEJIDO CARTILAGINOSO (CONECTIVO ESPECIALIZADO)……………………. 35-38 TEJIDO ÓSEO (CONECTIVO ESPECIALIZADO)…………………………………… 39-48

TEJIDO SANGUÍNEO (CONECTIVO ESPECIALIZADO) ……………………...…... 49-53

TEJIDOS HEMATOPOYÉTICOS ................................………………………………..... 54-63

TEJIDO MUSCULAR ..............................................................……………………..……. 64-70 TEJIDO NERVIOSO……………………………………………………………………… 71-85

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TEJIDO EPITELIAL

1. Generalidades

El tejido epitelial es un conjunto de células, prácticamente sin sustancia interpuesta entre ellas, que cumple funciones de revestimiento, absorción, secreción, o todas ellas combinadas y, en algunos casos, funciones sensitivas. Los epitelios recubren todas las superficies libres del organismo (externas e internas). La superficie externa está representada por la epidermis, que se continua con la capa epitelial que recubre todos los conductos que llevan a la superficie externa: tubo digestivo, vías aéreas y vías urogenitales. Las superficies internas son: cavidades pulmonares, cavidad cardíaca y abdomen. En estos lugares se denomina mesotelio al epitelio. Además, recubre la superficie interna de vasos sanguíneos y linfáticos, donde se denomina endotelio.

Sus células basales apoyan siempre sobre una membrana basal y adecuan su morfología a las diferentes funciones que realizan (ejs., una célula absortiva aumenta la superficie de su borde libre, una célula protectora adquiere sustancias en su citoplasma que la hace más resistente, etc.).

El tejido epitelial es avascular. Sin embargo, todos los epitelios crecen sobre un tejido conjuntivo subyacente rico en vasos, separado por la membrana basal (Fig. 1). La superficie límite entre el epitelio y el tejido conjuntivo subyacente, frecuentemente forma pequeñas invaginaciones de tejido conectivo vascularizado, cubiertas por epitelio, denominadas papilas. Debido a estas características se formuló el término epitelio, del griego epi = sobre y theleo = papila.

Figura 1: Esquema del tejido epitelial y subjuntivo subyacente.

1.1 Criterios de clasificación del tejido epitelial En base al número de capas que lo forman:

Simple: una capa de células Estratificado: dos o más capas celulares

En base a la morfología del tipo celular: Plano Cúbico Cilíndrico

En el caso de epitelio estratificado lleva la denominación de acuerdo a la morfología del tipo celular de la capa más superficial. En general, las células poseen una morfología más irregular que lo que estas denominaciones implican. No responden a la morfología clásica:

Seudoestratificado

epitelio

membrana basal

capilar

tejido conectivo

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Polimorfo o de transición En base al rol fisiológico:

Absorción Secreción Protección

En base a su morfología y función: Revestimiento (Fig. 2) Glandulares (Fig. 3)

Ver tabla 1

Figura 2: Esquema de tejido glandular. Figura 3: Detalle esquemático de una glándula.

Tabla 1. Clasificación de epitelios

Epitelio de revestimiento Epitelio glandular

Epitelio simple: plano cúbico cilíndrico seudoestratificado

Glándulas exocrinas: Unicelulares: células caliciformes Multicelulares: ♦ superficie epitelial secretora ♦ intraepiteliales

• simples ramificadas • compuestas no ramificadas

tubulares alveolares acinosas tubuloalveolares tubuloacinosas mucosas serosas mixtas (mucoserosas)

Epitelio estratificado: plano cúbico cilíndrico de transición

Glándulas endocrinas: Secreción serosa Secreción esteroidea

1.2 Características del tejido epitelial

a. Estructura básica: corresponde a una lámina continua de células estrechamente asociadas entre sí, la que se adhiere a la matriz extracelular subyacente a ella. Sin embargo, existe una

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variedad de formas de tejido epitelial, especializada cada una de ellas en una o más funciones específicas.

b. Función característica: formar barreras selectivas capaces de cubrir las superficies externas del organismo y de delimitar las superficies internas existentes en los distintos órganos. Modulan la relación entre el tejido subyacente al epitelio y el medio que baña su superficie libre. A este gran grupo pertenecen los epitelios de revestimiento. Otros tipos de epitelios (glandulares) tienen por función la secreción.

c. Morfología celular: forma y tamaño celular muy variables y en relación a una función determinada. Todas las células epiteliales contienen núcleo, cuya forma y tamaño están en relación directa con el resto de la célula (ej., generalmente una célula epitelial plana presenta un núcleo ovoide con su eje mayor horizontal). El nucléolo es por lo general visible. Poseen abundante citoesqueleto, lo que favorece la unión intercelular (Fig. 4).

Figura 4: Esquema del citoesqueleto presente en células epiteliales. d. Ausencia de sustancia intercelular: ausencia de material entre sus células, a excepción de

glicoproteínas de membrana, algunas de las cuales constituyen las uniones intercelulares, lo que permite formar membranas adhesivas entre sí (Fig. 4).

e. Superficies laterales: se encuentran especializaciones de la membrana plasmática, cuya función es mantener el contacto con las células vecinas (uniones intercelulares).

f. Superficie distal o libre: toma formas especializadas según su función. Ejemplos: presencia de estereocilias, microvellosidades, cilias, etc.

g. Superficie proximal o basal: encontramos complejos de unión célula-membrana basal. Las células epiteliales apoyan sobre una membrana basal, que es una capa extracelular de sostén, que separa al epitelio del tejido conectivo subyacente. La membrana basal es sólo visible en preparaciones histológicas especiales; aunque en ocasiones es de gran espesor. Está compuesta por una lámina basal (formada por una lámina lúcida y una lámina densa) delgada de 50-100 nm, ubicada a 30 nm de la superficie celular, que posee finos filamentos, incluidos en una sustancia glucoproteica amorfa; por debajo se encuentra la lámina reticular formada por pequeños fascículos de fibras reticulares embebidas en la sustancia amorfa. Esta membrana basal contacta con el tejido subyacente. Su espesor varía en los diferentes órganos. Actúa como filtro semipermeable entre los tejidos epitelial y conectivo.

Figura 5: Esquema de la membrana basal (modificado de Geneser).

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h. Unión intercelular: la conexión entre las células epiteliales y con la membrana basal, se lleva a cabo por especializaciones de la membrana celular y del citoesqueleto, denominadas uniones celulares. Hay diferentes tipos de uniones (Fig. 6); entre las intercelulares: la unión ocluyente o de oclusión (tight junction), que establecen una barrera de permeabilidad selectiva; los desmosomas (desmosomes) (Fig.7) y las zonas adherentes o de adherencia (zonulae adherens) (Fig. 8) que son contactos de anclaje y las uniones de nexo (gap junctions), que son contactos de comunicación. Los hemidesmosomas anclan las células epiteliales a la membrana basal. A pesar de esta clasificación, todas los tipos de unión controlan la comunicación intercelular.

Figura 6: Dos representaciones de distintas uniones intercelulares de una célula intestinal.

Figura 7: Micrografía electrónica y esquema de un desmosoma.

Figura 8: Esquema de una zonulae adherens y su vinculación con el citoesqueleto de actina.

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Figura 9: Esquema de una unión ocluyente intercelular.

Figura 10: Esquema de uniones intercelulares de nexo.

h. Polaridad: queda determinada por la distribución espacial: de los organoides en relación con

el núcleo celular, de los tipos de uniones y de las diferentes macromoléculas de membrana plasmática. Así, quedan definidas diferentes caras o regiones celulares: la región basal es la que está próxima a la membrana basal, la región apical es la que está en la superficie opuesta a ésta y las caras laterales. Esta polaridad celular está relacionada a las actividades funcionales de la célula, secreción, absorción o protección.

Figura 11: Esquemas celulares mostrando distribución polarizada de organelas (a) y de moléculas de membranas (b).

1.3 Especializaciones de la superficie libre (apical) a. Microvellosidades: son evaginaciones o prolongaciones cilíndricas del citoplasma

acompañadas por membrana plasmática. En su interior el citoesqueleto se organiza formando haces paralelos de microfilamentos asociados a proteínas motoras. Se denomina ribete en cepillo al conjunto de numerosas y pequeñas microvellosidades, las cuales están presentes en células cuya función principal es la absorción. Las encontramos en las células

a b

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del tubo contorneado proximal del riñón y en el epitelio del intestino delgado y grueso, donde particularmente se denomina “chapa estriada”.

Figura 12: Micrografía electrónica (a) y representación esquemática (b) de microvellosidades epiteliales (modificado de Geneser).

b. Estereocilias: son prolongaciones del citoplasma, largas, finas, con base muy ancha, que se

observan formando pequeños penachos sobre gran parte del borde libre celular. Se considera que son inmóviles, de allí el nombre de estereocilias (del griego, stereos fijo), son microvellosidades muy largas a las que le falta el complejo filamentoso central. Por lo tanto, son flexibles y se enroscan entre sí en los extremos, lo que les da el aspecto de penachos al microscopio óptico. Se localizan en las células del epidídimo y se cree que su función sería aumentar la superficie para la importante absorción de líquido que se da en este órgano.

Figura 13: Fotomicrografía del epitelio cilíndrico seudoestratificado del epidídimo, mostrando estereocilias (modificado de Geneser).

c. Cilias: son evaginaciones móviles del citoplasma de 5-15 µm, acompañadas por membrana

plasmática. Internamente poseen un complejo de microtúbulos denominado axonema, compuesto por 9 pares de microtúbulos periféricos rodeando a un par central y en la base de

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la cilia, se encuentra el cuerpo basal constituido por 9 tripletes de microtúbulos periféricos sin microtúbulos centrales. Son numerosas y largas y poseen activa motilidad para facilitar el desplazamiento del material contenido en la luz del órgano. Están presentes en células del epitelio respiratorio, donde gracias a sus movimientos se eliminan partículas de polvo y microorganismos atrapados por la capa mucosa; y en trompas de Falopio, los movimientos ciliares son importantes para transportar la célula huevo hacia el útero.

d. Flagelos: poseen una estructura similar a las cilias, pero poseen mayor longitud (15-30 µm), habitualmente sólo hay uno o dos por célula y su movimiento es diferente al de las cilias. Forman la cola de los espermatozoides. Esporádicamente y con función desconocida, se encuentran flagelos en diferentes tipos de epitelios de mamíferos (incluyendo al hombre). Un dato interesante es que la estructura fundamental de cilias y flagelos es la misma, tanto en el reino animal como en el vegetal.

Figura 14: (a) Microfotografía óptica mostrando un epitelio ciliado. (b) Microfotografía electrónica de cilias. (c) Representación esquemática de cilias y flagelos. (d) Detalle esquemático del axonema de cilias y flagelos (modificados de Geneser).

1.4 Especializaciones de la superficie basal Membrana basal

Finn Geneser, considera a la membrana basal una especialización de la superficie epitelial basal. Ver punto 1.2g.

a

b

c

d

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1.5 Tipos de epitelio a. Epitelio simple plano: una sola capa de células planas, achatadas, que se interdigitan entre

sí. Núcleo esférico u ovoide, grande y que generalmente protruye en la superficie celular. Vistas desde arriba, las células forman un mosaico, porque tienen borde ondeado o recortado. Vistas de perfil, las células son ahusadas. Lo encontramos revistiendo vasos sanguíneos y linfáticos, alvéolos pulmonares, glomérulo renal y grandes cavidades como la peritoneal, la pericárdica y la pleural.

Figura 15: (a) Esquema de un epitelio simple plano. (b) Microfotografía de riñón de rata. Observe el epitelio simple plano del glomérulo (flecha). Tinción Hematoxilina (H)-Eosina (E).

b. Epitelio simple cúbico: vistas desde la superficie, las células forman un mosaico de

pequeños polígonos, mientras que en un corte transversal son aproximadamente cuadradas. El núcleo es esférico y se ubica en el centro celular. Sus organoides adquieren alguna polaridad. Lo encontramos recubriendo los pequeños conductos excretores de muchas glándulas, el ovario, los túbulos renales, el cuerpo ciliar, el plexo coroideo y en el folículo tiroideo (células secretoras y absortivas).

Figura 16: (a) Esquema de un epitelio simple cúbico. (b) Microfotografía del epitelio simple cúbico de túbulos renales de rata (flecha). Tinción H-E.

b

b

a

a

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c. Epitelio simple cilíndrico: forma un mosaico de polígonos. Visto de perfil, las células son

como columnas; su altura varía desde un poco mayor que la de las cúbicas hasta muy altas. Por lo general, los núcleos son ovalados y suelen ubicarse a la misma altura, normalmente cerca de la base celular. Cumple diferentes funciones como: absorción, secreción y protección. Recubre la superficie interna del tubo digestivo, desde el cardias hasta el ano, donde además es el epitelio secretor característico de las glándulas. En el intestino distinguimos dos tipos celulares cilíndricos, las células caliciformes (secreción y protección) y las de chapa estriada (absorción). En ocasiones, la superficie libre puede presentar flagelos o cilias. En la trompa de falopio y en el útero encontramos células ciliadas.

Figura 17: (a&b) Esquemas de epitelios cilíndrico simple y simple ciliado, respectivamente. (c) Microfotografía óptica de epitelio cilíndrico simple de intestino de rata. Tinción H-E.

d. Epitelio seudoestratificado cilíndrico: compuesto por una sola capa de células que contactan

todas con la membrana basal, pero sólo algunas llegan hasta el borde libre del epitelio, debido a que las células tienen formas y alturas diferentes. Las células que alcanzan la superficie libre son cilíndricas, pero afinadas hacia la membrana basal. Entre las prolongaciones basales finas de estas células se encuentran células más bajas, que son más anchas hacia la la membrana basal y de extremos ahusados que alcanzan hasta cierto punto del espesor del epitelio. Como los núcleos se observan a distintas alturas, se lo ha confundido con un epitelio estratificado. Realiza funciones de secreción, absorción y protección; además en el caso de la tráquea y vías aéreas superiores, sus cilias favorecen el desplazamiento de los elementos de la luz. También lo encontramos en los tubos deferentes y el epidídimo, en la uretra masculina y en grandes conductos excretores glandulares.

a b

c

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Figura 18: (a) Esquemas del epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado. (b&c) Microfotografías del epitelios seudoestratificado cilíndrico con y sin cilias de rata, respectivamente.

e. Epitelio estratificado plano o pavimentoso: constituido por varias capas que se van aplanando a medida que nos alejamos de la membrana basal. El número de estratos celulares es muy variable. La capa más cercana a la membrana basal se compone de células cúbicas altas o cilíndricas, ordenadas en una hilera definida. Después siguen varias capas de células poliédricas irregulares. Las células se van aplanando hacia la superficie libre. Cumplen funciones de protección, por lo que se encuentran en lugares muy expuestos. En algunas regiones como en la piel, las células pierden su núcleo y queratinizan su citoplasma para aumentar la protección; así las células se secan y se transforman en escamosas y el epitelio recibe el nombre de epitelio estratificado plano córneo o queratinizado. En las mucosas internas y en contacto con líquidos como la córnea, la boca, el esófago y la vagina, las células no pierden su núcleo y poseen menor concentración de queratina que el subtipo precedente. Por ello, se denomina epitelio estratificado plano no córneo o no queratinizado.

a

E

b

cilias

b c

a

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Figura 19 (a) Esquema de un epitelio estratificado plano. (b&c-d) Microfotografías de epitelios estratificado plano no córneo del ojo de rata y plano queratinizado de la lengua y de la piel de rata, respectivamente. E: epitelio, flecha: escamas queratinizadas. Tinción H-E.

f. Epitelio estratificado cúbico: formado por dos capas de células cúbicas. Se encuentra en los

conductos de excreción de las glándulas sudoríparas. En algunos órganos puede detectarse en regiones de transición entre epitelios.

Figura 20: (a) Esquema de un epitelio estratificado cúbico. (b) Microfotografía de epitelio estratificado cúbico (flecha) de un conducto glandular excretor de rata. Tinción H-E.

g. Epitelio estratificado cilíndrico: las capas celulares más profundas se asemejan mucho a las

capas correspondientes del epitelio plano estratificado, pero las células superficiales tienen forma cilíndrica. Se presenta con poca frecuencia y está en los conductos excretores de ciertas glándulas de gran tamaño, en algunas regiones de la uretra femenina y masculina y en la conjuntiva palpebral (superficie posterior de los párpados).

h. Epitelio de transición: su denominación proviene de la concepción errónea de que se trataba de un epitelio de transición entre el epitelio estratificado plano y el cilíndrico. Si bien todas las células epitelialadas están capacitadas a acomadarse a variaciones de la superficie epitelial, esto es especialmente válido para el epitelio de transición, el cual cubre órganos huecos sometidos a grandes variaciones de volumen. En estado de contracción o de órgano vacío las células adquieren mayor altura, se observan muchas capas celulares, de las cuales las más basales tienen forma cúbica a cilíndrica; luego siguen varias capas de células poliédricas, que finalizan en una capa superficial de grandes células con superficie libre convexa o forma globulosa o piriforme. En estado dilatado ó de órgano distendido las

E

c d

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células tienden a aplanarse y se observan 1 o 2 capas de células cúbicas, recubiertas por una capa superficial de células cúbicas bajas grandes ó casi planas. Lo encontramos exclusivamente en vías urinarias excretoras, es decir, cálices, uréteres, vejiga y parte de la uretra. Por ello, a menudo se lo denomina urotelio.

Figura 21: Microfotografías del epitelio de transición de vejiga de rata. (a) Vejiga distendida: se observan sólo 2 capas de células. (b) Vejiga vacía: se observan varias capas de células. E: epitelio, Tinción H-E. 1.6 Histofisiología de la célula epitelial

1.6.1 Secreción La secreción es un proceso mediante el cual la célula sintetiza productos que serán liberados y

utilizados por otras células. La secreción puede ser endocrina, exocrina, paracrina o autocrina, en función del lugar en que es liberada. En la secreción endocrina, las células liberan el material de secreción como hormonas a la circulación sanguínea para actuar sobre otras células o tejidos. En las secreción exocrina, las células liberan la secreción (ej., enzimas digestivas) por medio de un sistema de conductos a superficies externas o en cavidades internas del organismo. En la secreción paracrina, las células liberan el material de secreción al líquido extracelular para que actúe sobre células vecinas. En la secreción autocrina, las células liberan el material de secreción al líquido extracelular para que actúe sobre sí mismas. En función de la manera y frecuencia en que la secreción se libera puede ser: constitutiva o continua, es decir, que el material de secreción se libera a partir de pequeñas vesículas del complejo de Golgi tan pronto es elaborado; o regulada o discontinua, cuando el material es temporariamente almacenado en la célula, en grandes vesículas originadas en el complejo de Golgi, hasta que una señal (hormonal, neurotransmisora, factores de crecimiento, etc.) active su liberación. La secreción constitutiva se encuentra en casi todas las células, mientras que la regulada es propia de células especializadas, ya sea produzcan secreción endocrina o exocrina. En función del mecanismo o forma en que se expulsa el material de secreción de la célula, hablamos de secreción merocrina (del gr. meros, parte) cuando las sustancias segregadas son liberadas por exocitosis, sin pérdida de sustancia celular (ej., células pancreáticas); secreción apocrina, cuando junto con el material segregado se pierde el citoplasma apical de la célula, pero el resto celular puede seguir produciendo más sereción (ej., glándulas sudoríparas apocrinas y mamarias); y secreción holocrina (del griego holos, parte o división) cuando con la liberación de la secreción se produce la pérdida de células completas, las cuales se destruyen totalmente (se observa sólo en las glándulas sebáceas de la piel). En función de la composición química del material de secreción, se clasifica en secreción serosa (proteínas), mucosa (mucopolisacáridos), lipídica (triglicéridos, escualeno) y esteroidea (esteroides).

E

a

E

b

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a. Célula secretora de proteínas: forma poliédrica, un núcleo esférico, grande y central, con cromatina laxa y nucléolo evidente. El núcleo separa al citoplasma en 2 regiones: la basal con abundante RER y polirribosomas y mitocondrias bastoniformes; y la zona apical con el aparato de Golgi y los gránulos de secreción. Ej., célula pancreática que produce enzimas digestivas como el tripsinógeno y quimotripsinógeno A y B, procarboxipeptidasa A y B, desoxirribonucleasa, etc. Este tipo de secreción se denomina serosa porque es un líquido claro, rico en proteínas, es decir, parecido al suero.

Figura 22: (a) Esquema de una célula secretora de proteínas. (b) Microfotografía de una célula del páncreas exocrino secretora de proteínas (modificada de Geneser).

b. Célula secretora de glucoproteínas: pueden tener morfología muy similar a la del punto a. En

otros casos, debido a la gran acumulación del material de secreción en la región apical, la célula se dilata a manera de cáliz, de allí su nombre de célula caliciforme (o goblet). Ej., células caliciformes del intestino, productoras de mucopolisacáridos (ver Fig. 18).

Figura 23: (a) Esquema de una célula caliciforme secretora de mucina (una glucoproteína con 75% de hidratos de carbono y 25% de proteínas). (b) Células caliciformes en el intestino (flecha). Tinción, alcian blue.

b

a

b

a

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c. Célula secretora de esteroides: grandes, esféricas o poliédricas, núcleo esférico grande y central, con cromatina laxa y nucéolo evidente. Su organela más desarrollada es el REL, en forma de vesículas, túbulos y cisternas. Su Golgi también está muy desarrollado. Poseen grandes mitocondrias que rodean al RER y gotas lipídicas dispersas en todo el citoplasma. Estas células no almacenan las hormonas que sintetizan en grandes cantidades, sino que almacenan el precursor colesterol, captado exclusivamente de la sangre y lo almacenan como ésteres de colesterol. Estas células no poseen polaridad, a diferencia de las secretoras de proteínas y glucoproteínas. Ej., algunas células de los ovarios, testículos e interrenales.

Figura 24: Micrografía electrónica de una célula secretora de esteroides. Se observan mitocondrias (M), Aparato de Golgi (G), gotas lipídicas (L) y abundante REL.

Es importante resaltar que la secreción no es una actividad exclusiva de los epitelios. Otros

tipos celulares, como fibroblastos, condroblastos y osteoblastos son secretores de los componentes de la matriz extracelular que los rodea. A su vez, numerosas células aisladas del organismo secretan sustancias que median la comunicación intercelular por efectos autocrinos, paracrinos y endocrinos.

1.6.2 Absorción Todas las células absorben sustancias, ya sea por difusión o mecanismos activos. Sin

embargo, las células dedicadas especialmente a esta función desarrollan microvellosidades, donde se alojan enzimas que favorecen el transporte de sustancias. Además de existir los mecanismos antes mencionados, algunas moléculas penetran a las células como una vacuola pinocítica o fagocítica, en la base de la microvellosidad. Esta vacuola luego se fusionará con un lisosoma, donde serán desdobladas a productos solubles y utilizables por las células. Muchas células (ej., las renales) también pueden plegar sus membranas laterales o basales para aumentar el intercambio de sustancias.

REL L

M

G

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1.6.3 Protección Esta función es propia de los epitelios estratificados, los cuales protegen superficies húmedas o

secas. En el primer caso, como en la boca y en el esófago, la humedad la proporcionan las glándulas anexas; en las superficies secas como la piel, las células superficiales se transforman en una capa gruesa e inerte de queratina que se adhiere a las células subyacentes y las protege de la evaporación, ya que son células relativamente impermeables al agua.

1.7 Epitelios glandulares Las glándulas pueden estar formadas por una única célula, como es el caso de las células

caliciformes del intestino (Fig. 23), o pueden agruparse varias células secretoras formando acinos (Fig. 25). Si la glándula está compuesta por una sola célula se denomina unicelular y si posee varias, multicelular. La porción epitelial de una glándula multicelular, formada por las células secretoras, se denomina adenómero; mientras que la porción formada por las células que constituyen los conductos por los cuales se trasladan las secreciones se denomina conducto glandular. En función de la distribución de las células en el adenómero, las glándulas se clasifican en tubulares, alveolares o acinosas (Fig. 26). A su vez, cada una de ellas puede ser simple o compuesta, según el número de conductos excretores. Las glándulas compuestas poseen varios conductos excretores y diversos adenómeros. El tejido conectivo rodea la glándula a modo de cápsula, subdividiéndola en algunos casos en subunidades menores, aunque se mantiene la unidad glandular como un todo. Este tejido conectivo le proporciona irrigación e inervación a la glándula.

Figura 25: Esquema que representa la formación de glándulas multicelulares exocrinas y endocrinas (modificado de Geneser).

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Figura 26: Esquema de distintos tipos de glándulas multicelulares. (a) Simple, tubular, no ramificada (ej., criptas de Lieberkühn del tubo digestivo). (b) Simple, tubular enrrollada o “glomerular” (ej., glándulas sudoríparas), no ramificada. (c) Simple, tubular ramificada (ej., gándulas del píloro). (d) Simple, alveolar no ramificada. (e & f) Simples, alveolares ramificadas (ej. Glándulas sebáceas de la piel). (g) Compuesta, tubular ramificada. (h) Compuesta, túbuloacinosa y túbuloalveolar ramificada. (Según Sobotta-Hammersen).

Según la forma en que se expulsa el material de secreción, las glándulas se clasifican en

merocrinas, apocrinas y holocrinas (ver punto 1.6.1). Las glándulas merocrinas pueden estar constituidas por células mucosas, serosas o por ambas. Es común que se organicen en acinos, es decir varias células rodean a una luz central donde vierten su secreción (Fig. 26).

Figura 27: Microfotografía de (a) una glándula salival de la lengua, mostrando acinos mucosos y serosos. H-E. (b) de acinos serosos del páncreas. H-E (modificado de Geneser).

Los acinos serosos poseen (Fig. 27) entre 4 a 6 células poliédricas grandes, con núcleo esférico

central, de cromatina con gruesos grumos, abundante RER responsable de la intensa basofilia basal

alvéolo acino

a b

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y gránulos de secreción en la región apical. Las células limitan una luz estrecha, es difícil distinguir los límites intercelulares, aunque se encuentran algunos canalículos entre células. Este tipo de acino se localiza en las glándulas anexas del tubo digestivo. Los acinos mucosos (Fig. 27) poseen 6 o más células, de núcleo pequeño, ovoide, con cromatina laxa, ubicado basalmente debido a la compresión que le produce la gran cantidad de secreción elaborada y acumulada. El citoplasma se colorea débilmente con los colorantes básicos. Las células limitan una luz amplia. Las células mucosas aisladas se localizan en los epitelios gastrointestinal y respiratorio, en tanto que los acinos mucosos forman parte de algunas glándulas anexas del aparato digestivo. En algunas glándulas mixtas (Fig. 28) (ej., submaxilares) las células serosas rodean parcialmente a las mucosas constituyendo la semiluna de von Ebner y un acino mixto.

Figura 28: (a) Microfotografía de una glándula submaxilar, mostrando terminales secretores mixtos. En muchos de ellos se observan semilunas de von Ebner. H-E. (b) Esquema de un terminal secretor mixto (modificado de Geneser).

1.8 Histogénesis del tejido epitelial Puede derivar de las tres hojas embrionarias, es decir, del ectodermo, del mesodermo y del

endodermo, aunque habitualmente procede de la primera. Por ej., la piel deriva del ectodermo, el epitelio intestinal del endodermo y el epitelio que forma la serosa peritoneal del mesoderno.

a

b

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TEJIDO CONECTIVO

2. Generalidades Los tejidos conectivos, llamados también de sostén, puesto que forman el “esqueleto” que

sostiene otros tejidos y órganos, componen un grupo de tejidos bastante poliforme que se caracteriza por poseer diversos tipos de células y fibras, contenidas en una matriz de sustancia intercelular amorfa. Las variedades de células y fibras y la composición química de la sustancia amorfa son muy variables, depende de la función particular de cada tejido y en sus variaciones se basa su clasificación.

Su polimorfismo se debe a que todos los tejidos conectivos derivan del mismo tejido indiferenciado, el mesénquima, cuya célula mesenquimatosa primitiva es capaz de diferenciarse en diversos tipos celulares especializados en una función característica.

El estroma de un órgano es la estructura, generalmente de tejido conectivo, que forma una malla tridimensional donde se asienta el parénquima, es decir, las células propias del órgano.

2.1 Variedades de tejido conectivo

Tejido conectivo propiamente dicho De acuerdo con el grado de empaquetamiento de las fibras encontramos:

Tejido conectivo laxo A su vez, podemos encontrar como derivados de éste: - tejido conectivo mucoso - tejido conectivo elástico - tejido conectivo reticular

Tejido conectivo denso: - irregular (las fibras se disponen en direcciones no paralelas. Ej: dermis)

- denso regular (las fibras se disponen en direcciones paralelas. Ej.: tendón)

Tejidos conectivos especiales

Tejido adiposo Tejido cartilaginoso Tejido óseo Sangre Médula ósea hematopoyética Tejido linfático

2.2 Células del tejido conectivo propiamente dicho Posee dos tipos celulares, algunas de ellas son exclusivas del tejido conectivo, mientras que

otras son celulas sanguíneas que también pueden ser componentes normales del tejido conectivo. Las células fijas, propias de cada tipo de tejido conectivo, son los fibroblastos y adipocitos y las células libres o migrantes, que no son específicas de un tipo determinado de tejido conectivo y son los macrófagos, monocitos, plasmocitos, mastocitos, linfocitos y leucocitos polimorfonucleares. Los macrófagos pueden existir en formas fijas o libres, ya que la misma célula puede adoptar ambos estados.

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2.2.1 Células fijas

El fibroblasto es la célula más abundante del tejido conectivo y es el responsable de elaborar los componentes intercelulares de la matriz amorfa. La forma y aspecto de estas células varía en función de su grado de actividad. Aunque existen muchas formas intermedias pueden distinguirse: el fibroblasto que es la célula activa y el fibrocito que es la célula en reposo o inactiva.

El fibroblasto es una célula fusiforme, con núcleo elíptico de cromatina finamente granular y uno o dos nucléolos. Su citoplasma posee largas y finas prolongaciones que se extienden entre las fibras vecinas y que son difíciles de observar en preparados clásicos, ya que se colorean débilmente. El citoplasma es ligeramente eosinófilo, aunque en los tejidos conectivos en crecimiento o en proceso de cicatrización, puede ser basófilo. Poseen abundante RER, aparato de Golgi muy prominente y mitocondrias alargadas de crestas paralelas. Esta célula sintetiza las fibras colágenas y los mucopolisacáridos de la sustancia amorfa. Aunque normalmente no abandonan el tejido conectivo, los fibroblastos en cultivo pueden migrar con movimientos activos, diferentes de los movimientos ameboides de los macrófagos y leucocitos. Los fibroblastos muestran poca tendencia a la fagocitosis.

Figura 29: Esquema de un fibroblasto. El fibrocito posee un núcleo fusiforme, de extremos muy aguzados y cromatina muy

condensada que impide observar los nucleólos. El citoplasma es escaso, con muy pocas prolongaciones y escasas organelas; todas características de una célula en reposo.

Las células adventiciales son fusiformes y parecidas a los fibrocitos, aunque de menor tamaño. Se ubican en la capa adventicia de los vasos sanguíneos. Algunos autores las han llamado células mesenquimatosas primitivas, ya que consideran que son indiferenciadas y pluripotenciales, por lo que pueden diferenciarse en cualquier tipo de célula conectiva. En ciertas condiciones, como en la inflamación y el transplante de tejidos, ellas se diferencian en otros tipos celulares. Algunos autores las consideran precursoras de las células adiposas, así como de las células musculares de los vasos sanguíneos en regeneración (situación que aparece ante una lesión).

Las células adiposas se especializan en la síntesis y almacenamiento de lípidos, especialmente triglicéridos en forma de gotas. Poseen forma esférica, con núcleo ovoide pequeño y achatado, desplazado hacia uno de los bordes debido a la gran vacuola central que almacena los lípidos. Estas características les dieron la denominación de “células en anillo de sello”. Estas células pueden encontrarse en forma aislada o en pequeños grupos, por lo general a lo largo de los vasos sanguíneos. En una célula joven encontramos numerosas y pequeñas inclusiones lipídicas, que luego coalescen en una célula madura para formar una gran vacuola. El adipocito maduro no puede dividirse y se cree que se forma por diferenciación de las células mesenquimáticas que persisten tras el nacimiento. No poseen actividad fagocítica ni movilidad activa (Figs. 43-44).

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2.2.2 Células libres

Figura 30: Dibujo esquemático que muestra la diferenciación de una célula madre o “stem cell” (1), mastocito (2), célula plasmática (3), linfocito (4), neutrófilo (5), eosinófilo (6), basófilo (7), monocito (8) y macrófago (9).

Los plasmocitos o células plasmáticas, son células de defensa del organismo especializadas

en la producción de anticuerpos. Son de gran tamaño, esféricas u ovoides, de núcleos excéntricos y esféricos, de cromatina dispuesta en gruesos grumos, en general rodeando la lámina nuclear interna y en forma radial hacia el centro nuclear. El citoplasma es muy basófilo debido a su abundante RER y presenta una zona clara cerca del núcleo donde se ubica el aparato de Golgi. Ocasionalmente se detectan inclusiones citoplasmáticas esféricas, eosinófilas, denominadas cuerpos de Russell, que contienen los anticuerpos producidos. Poseen movimientos ameboides lentos, pero carecen de función fagocítica. Se encuentran en gran cantidad en la lámina propia de de los epitelios digestivo, urinario y respiratorio y en los centros germinativos de los folículos linfáticos. Aumentan notablemente en las inflamaciones crónicas. Se desarrollan a partir de linfocitos B, los cuales frente a una infección se dirigen a la zona de la lesión, donde se diferencian a células plasmáticas para secretar anticuerpos.

Figura 31: Fotomicrografía de un corte de epitelio digestivo de rata donde se pueden observar células plasmáticas. Coloración H-E.

Los mastocitos producen heparina, histamina y serotonina y poseen activa movilidad. Estas

sustancias son liberadas en los focos infecciosos, para cumplir funciones defensivas. La histamina es un vasodilatador periférico que facilita la salida de plasma y de células sanguíneas en el foco infeccioso, para que lleven adelante su tarea defensiva. La heparina es un potente anticoagulante. Su característica morfológica distintiva es la gran cantidad de gránulos citoplasmáticos, que impiden

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2

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observar el núcleo en preparaciones frescas. El núcleo es esférico y pequeño; algunos mastocitos pueden ser binucleados. Con hematoxilina-eosina, los gránulos son eosinófilos y poco visibles. Sin embargo, con tinciones supravitales, éstos son basófilos y PAS positivos si la heparina que es un mucopolisacárido ácido está monosulfatada, mientras que son basófilos y metacromáticos si está bisulfatada. Posee numerosos pliegues y microvellosidades, el aparato de Golgi está poco desarrollado, pero posee gran cantidad de REL y mitocondrias. Se localiza generalmente en el tejido conectivo laxo, cercano a pequeños vasos sanguíneos. Si bien no se conoce exáctamente su función, debido a las sustancias que libera tendría un rol defensivo muy activo. Los mastocitos se originan en el tejido conectivo, a partir de células indiferenciadas.

Figura 32: Fotomicrografía que muestra mastocitos (flechas). H-E Los linfocitos son las células libres más pequeñas del tejido conectivo, poseen movilidad

activa ameboide por la emisión de pseudópodos. Provienen de la sangre, son células defensivas, pero no poseen actividad fagocítica. Su morfología es algo variable, según se observen en frotis sanguíneos o en cortes histológicos. En el tejido conectivo se observan esféricos, de variado tamaño, de núcleo esférico o levemente arriñonado, con cromatina muy condensada y nucleólo sólo visible al MET. Su citoplasma muy escaso se observa como un delgado halo levemente basófilo. Posee pocas mitocondrias y escaso RE, pero muchos ribosomas libres y un pequeño Golgi. Los linfocitos circulan desde la sangre a los tejidos y recirculan por la linfa para volver a la sangre; a veces abandonan el medio interno a través de los epitelios y son eliminados al exterior. Por lo general, se encuentran en gran cantidad en la submucosa del tubo digestivo y de las vías aéreas, mientras que son escasos en el resto de tejidos conectivos. Aunque su presencia es constante en el tejido conectivo, no son abundantes a excepción de que se produzcan procesos inflamatorios agudos o crónicos, puesto que son de importancia fundamental para la respuesta inmune del organismo (Fig. 61).

Los leucocitos eosinófilos del tejido conectivo provienen de la sangre. Poseen un núcleo generalmente bilobulado, aunque a veces es trilobulado. Poseen abundantes y grandes gránulos eosinófilos. Poseen movilidad y tienen funciones fagocíticas, destruyendo los complejos antígeno-anticuerpo. En la especie humana son relativamente escasos en el tejido conectivo, aunque son más abundantes en la lámina propia del intestino delgado y del pulmón, en el peritoneo y en el estroma de la glándula mamaria en actividad. En las enfermedades alérgicas, como la fiebre del heno y el asma, aumentan tanto en la sangre como en los tejidos. El contenido de sus gránulos eosinófilos está ligado al fenómeno de hipersensibilidad (Fig. 57).

2.2.3 Monocitos y macrófagos Los monocitos provenientes de la sangre se encuentran libres en el tejido conectivo. Se

originan en el promonocito de la médula ósea, entran al torrente circulatorio, donde permanecen

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pocas horas, para abandonarla e ingresar en la cavidad peritoneal y otras cavidades serosas o en el tejido conectivo. Cuando abandonan la sangre adquieren actividad macrofágica transformándose en macrófagos. Desde estos lugares los macrófagos penetran a veces en los vasos linfáticos, llegan hasta la sangre, desde donde se distribuyen. En inflamaciones crónicas los macrófagos adquieren una forma poligonal, como la de células epiteliodes. En otras oportunidades pueden coalescer formando células gigantes multinucleadas.

Los monocitos poseen un núcleo en herradura o redondeado con una depresión, cromatina fina y laxa, sin nucléolo visible. Su citoplasma es escaso.

Los macrófagos del tejido conectivo son difíciles de diferenciar de los fibroblastos y de los monocitos. Poseen tamaño variable, núcleo ovoide de cromatina más condensada que la del fibroblasto. El aspecto del citoplasma es muy heterógeneo, presentando a veces granulaciones y vacuolas. En el tejido conectivo hay dos clases de macrófagos: los fijos o histiocitos, que son la mayoría y los libres. Los fijos son células estrelladas o fusiformes que están adheridas a fibras colágenas; que se transforman en libres al soltarse. Los macrófagos libres son de forma variable y con grandes prolongaciones citoplasmáticas o seudópodos. Por su gran movilidad y poder fagocítico son células de defensa. Adicionalmente, participan en la producción de la respuesta inmune al comportarse como presentadores de antígenos y activadores de las diferentes líneas de leucocitos.

2.2.4 Sistema retículoendotelial

Los macrófagos del tejido conectivo no son las únicas células del organismo capaces de la

fagocitosis. Los microorganismos infecciosos tienen muchas posibilidades de entrada al organismo, por lo que deben ser variables los mecanismos de defensa. Las células fagocíticas del organismo reciben distintos nombres de acuerdo al tejido en el que se localicen. Son los macrófagos del tejido conectivo, los monocitos de la sangre, la microglia del tejido nervioso, las células de Kupffer del hígado, los fagocitos alveolares de los pulmones y las células reticulares del tejido hematopoyético. Estas células tienen ciertos rasgos morfológicos comunes y todas se caracterizan por su capacidad fagocítica, por lo que hace más de 70 años fueron agrupadas por Aschoff bajo la denominación de sistema retículoendotelial (RES). El nombre se debe a que estas células frecuentemente están muy relacionadas con una red de fibras reticulares y a que las células endoteliales de los sinusoides hepáticos, del bazo y de la médula ósea se consideraban fagocíticas y se incluían en el sistema. En los últimos años se ha cuestionado su nombre y se han propuesto otros como, sistema fagocítico mononuclear o sistema retículo histiocitario.

Si bien se ha demostrado que las células reticulares poseen capacidad fagocítica sólo en un porcentaje mínimo y que aparentemente las células de los sinusoides del bazo y del hígado no son fagocíticas, se sigue utilizando la denominación de sistema retículoendotelial porque todas sus células tienen su origen en células precursoras de la médula ósea.

2.3 Componentes extracelulares del tejido conectivo propiamente dicho Los componentes extracelulares constituyen la matriz extracelular del tejido conectivo, la cual

posee un componente fibrilar que resiste tensiones y tiene propiedades elásticas. Debido a estas propiedades las fibras son la base de la función mecánica de sostén. Las fibras pueden ser colágenas, reticulares o elásticas. El otro componente es la matriz o sustancia amorfa, cuyo contenido líquido representa una ruta de transporte entre la sangre y las células del tejido. Las fibras colágenas son las más abundantes, poseen de 1 a 10 µm de diámetro, tienen gran flexibilidad aunque son muy resistentes a la tracción, por lo cual tienen como función fortalecer el tejido conectivo. En un tejido no sometido a tracción la trayectoria de estas fibras es ligeramente ondulante y entrecruzada en todas direcciones. Debido a su falta de color, las fibras colágenas son dificiles de visualizar en preparados en fresco no coloreados. En preparados coloreados adoptan

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color rosado con hematoxilina-eosina, azul intenso con Mallory y rojo con van Gieson. Al MET se observan estriaciones transversales. Su unidad molecular es el tropocolágeno, el cual forma microfibrillas y éstas fibrillas. Conforme con las características del tejido donde se encuentren (ej., piel, tendones, etc.) varía la organización de estas unidades y por lo tanto, se forman fibras colágenas de diferentes propiedades. Estas fibras son producidas por los fibroblastos, osteoblastos, condroblastos y células musculares lisas. .

Figura 33: Tejido conectivo denso modelado o regular de un tendón, teñido con la coloración tricrómica de Mallory. Observe el ordenamiento paralelo de las fibras colágenas (azul) y entre ellas fibroblastos (núcleos ovoides de cromatina laxa) y fibrocitos (núcleos alargados de cromatina densa) que se disponen paralelos también a las fibras colágenas. A la derecha se observa la inserción con el músculo estriado esquelético, cuyo citoplasma presenta bandas oscuras y claras (estrella).

Las fibras reticulares poseen las mismas características físicas (periodicidad) aunque forman

haces más delgados que las fibras colágenas, disponiéndose en forma de una fina malla o red, a la cual deben su nombre. Actualmente, se considera a la reticulina una variante del colágeno. Estas fibras no pueden detectarse con hematoxilina-eosina, sino con PAS o tinciones con plata, de allí su nombre “fibras argirófilas” donde se visualizan como finos filamentos negros. Si bien las características moleculares y estructurales serían las mismas, las diferencias tintoriales parecen deberse a la cantidad de microfibrillas y al tipo de glicoproteínas de la matriz que las mantiene unidas. Estas fibras son características de tejidos conectivos que comienzan a diferenciarse, mientras que en el adulto persisten en las láminas basales de los endotelios y epitelios, alrededor de células adiposas y en el estroma de ciertos órganos, como páncreas, hígado y algunas glándulas endocrinas. Están presentes como componente específico de la matriz del tejido conectivo reticular, en el tejido linfoide y la médula ósea.

Figura 34: Fotomicrografía del tejido reticular hepático de rata. Tinción argéntica.

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Las fibras elásticas son delgadas, ramificadas y se anastomosan. Poseen gran elasticidad, esto

significa que pueden estirarse hasta aproximadamente 150 % de su longitud original y luego volver a su posición. Por ello, permiten que los tejidos ricos en ellas recuperen su forma original luego de que han sido sometidos a grandes tensiones. Son especialmente abundantes en los tejidos conectivos elásticos, los cuales se observan frescos de color amarillo. En la pared de las arterias el componente elástico es constante y forma láminas fenestradas. Son difíciles de detectar con tinciones de hematoxilina-eosina, no así con colorantes fluorescentes como la orceína, aldehído –fucsina o resorcina-fucsina con la cual adquieren una coloración violeta. Las fibras elásticas se forman cuando ciertas células secretan tropoelastina; a ésta se unen 4 derivados de la lisina, formando el enlace transversal complejo de la desmosina, con 4 ramificaciones, con lo que se mantienen unidas 4 cadenas polipeptídicas de elastina. Todas las células capaces de sintetizar proteínas de fibras elásticas son de origen mesenquimático.En los tendones y ligamentos las fibras elásticas son originadas por los fibroblastos, mientras que en la aorta lo hacen las células musculares lisas de la capa media.

Figura 35: Fotomicrografía de arteria de rata, coloreado con orceína. Obsérvese como se ramifican y se anastomosan las fibras elásticas. (flecha)

La matriz amorfa del tejido conectivo está constituida principalmente por agua, sales, sustancias

de bajo peso molecular, cantidades variables de tropocolágeno y mucopolisacáridos ácidos o glicosaminoglicanos o glucosaminoglucanos (hialuronidatos y condroitinsulfatos) que son polisacáridos con aminoazúcares, los cuales le confieren el aspecto viscoso y son extraordinariamente efectivos como material para ocupar espacios, siendo imprescindible que no impidan la difusión de pequeñas moléculas. La matriz amorfa no se distingue en los preparados en fresco no coloreados y al ser soluble en los liquidos histologicos de uso comun, no es visible en los cortes habituales salvo en el cartilago en donde la matriz amorfa se visualiza facilmente lo cual ha facilitado su estudio. El ácido hialurónico (del griego hyalos, cristal) que representa la mayor parte de los glucosaminoglucanos de la matriz, es un polímero de un disacárido ácido, constituido por ácido glucorónico y glucosamina, contiene numerosos grupos cargados negativamente, por lo,que constituye un polianión. Los condroitinsulfatos son polímeros del disacárido formado por ácido glucorónico y galactosamina, más sulfato. Los más comunes son el condroitin-4-sulfato o codroitinsulfato A, condroitin-6-sulfato o codroitinsulfato C, el dermatan-sulfato o codroitinsulfato B y el queratansulfato. El más abundante en el tejido conectivo propiamente dicho es el tipo A, mientras que en el cartílago es el C. Las moléculas de condroitin sulfato se hallan unidas a proteínas centrales formando glucoproteínas. En función del tamaño de las macromoléculas de la matriz se genera una trama que regula el pasaje de moléculas y agentes infecciosos. La movilidad disminuye

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con el mayor tamaño molecular, así las bacterias de dimensiones aproximadas de 0,5 µm x 1 µm son detenidas casi totalmente. 2.4 Tipos y variedades del tejido conectivo propiamente dicho 2.4.1Tejido conectivo laxo

El tejido conectivo laxo es bastante rico en células, posee abundante sustancia amorfa, es blando y cede a las presiones. Se caracteriza por poseer las 3 clases de fibras entrecruzadas en forma laxa, es decir que corren en todas direcciones. La proporción de fibras varía conforme la ubicación del tejido. La célula característica es el fibroblasto, aunque también hay algunos fibrocitos. Los macrófagos aparecen en número variable, pudiendo ser tan abundantes como los fibroblastos en algunos lugares; el resto de células aparecen en escasa cantidad, a excepción de casos de inflamación o mecanismos defensivos. Está surcado por numerosos vasos sanguíneos y linfáticos y por abundantes filetes nerviosos.

Este tejido se ubica fundamentalmente debajo de los epitelios, entre los músculos y alrededor de los vasos y nervios. Las láminas serosas como la pleura, el pericardio y el peritoneo, son láminas delgadas de tejido conectivo laxo recubiertas por mesotelio.

Figura 36: Fotomicrografía de dermis de rata. H-E. Obsérvese el tejido conectivo laxo (flecha). 2.4.2 Tejido conectivo denso Contrariamente al tejido conectivo laxo, éste contiene escasas células, abundante cantidad

de fibras y poca matriz amorfa. El fibrocito es la célula característica, mientras que los fibroblastos son escasos o están ausentes. El resto de células es limitado y difícil de identificar. Predominan las fibras colágenas, aunque en algunos lugares como en la dermis hay una buena cantidad de fibras elásticas. En la mayoría de los casos las fibras se disponen irregularmente, por lo que se denomina “denso irregular”. Posee menor vascularización que el laxo, se ubica en la cápsula de los órganos rígidos, en las trabéculas y tabiques que subdividen algunos órganos, en las vainas de los tendones y nervios, en las aponeurosis de los músculos y en las meninges. Adicionalmente, generalmente se ubica en los epitelios debajo del conectivo laxo, con el cual se continúa sin transición.

En el tejido “denso modelado o regular” (ej., tendón) las células y fibras se disponen de manera ordenada y paralela en el sentido de las tensiones mecánicas a que estén sometidas. Los tendones están constituidos por gruesos haces paralelos de fibras colágenas, con pocas fibras elásticas entremezcladas. Los fibrocitos, únicas células presentes, están alineados paralelamente a los haces de fibras. Los tendones están formados por varios haces menores separados por delgadas láminas de conectivo laxo.

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Los ligamentos, las fascias y las aponeurosis tienen estructuras intermedias entre la de los tendones y la del conectivo denso irregular.

Figura 37: Fotomicrografía de un corte glándula mamaria de rata. H-E. Obsérvese la densidad de los haces de fibras colágenas (flecha).

Figura 38: Fotomicrografía de dermis de rata. H-E. Observe el tejido conectivo denso no modelado (flecha), debajo del laxo.

Figura 39: Fotomicrografía de un corte transversal de tendón de rata. H–E. Obsérvese la densidad de las fibras colágenas y su trayectoria ordenada y paralela (flechas).

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El tejido conectivo elástico es una variedad del denso, en el que predominan las fibras elásticas, las cuales se ubican formando gruesos haces, que a veces se ramifican y anastomosan con sus paralelos. Los haces están separados en grupos, por haces de fibras colágenas y por los fibroblastos. Lo encontramos en los ligamentos intervertebrales, estilohioideo y suspensor del pene y en las cuerdas vocales. También forma una lámina fenestrada en la pared de las arterias de gran calibre. Estas láminas están separadas por sustancia amorfa y por algunas fibras musculares.

Figura 40: Fotomicrografía de un corte de arteria aórtica de rata, coloreado con la tinción de Verhoff. Observe la trayectoria de las fibras elásticas teñidas de color negro. 2.4.3 Tejido conectivo reticular Compuesto por las células reticulares, los macrófagos fijos, las fibras reticulares y escasa

matriz amorfa. Su nombre se debe a que sus fibras forman una intrincada malla. La célula reticular posee un núcleo oval grande, con cromatina muy laxa, citoplasma

moderadamente basófilo y difícil de delimitar, porque posee ramificaciones que siguen el trayecto de las fibras que contactan con las ramificaciones de otras células reticulares, formando una malla que encierra gran cantidad de células libres. Al MET su citoplasma se parece al de un fibroblasto. Es difícil establecer una clara diferencia entre los macrófagos fijos y las células reticulares, a menos que se suministre azul tripán o carmín de litio para que sea fagocitado por los primeros.

Posee abundante irriganción sanguínea y linfática. Es característico del estroma de la médula ósea, las amígdalas, los nódulos linfáticos y el bazo; y de una delgada capa que envuelve los capilares sinusoides del hígado.

Figura 41: Estroma hepático, coloreado con tinción argéntica. Observe los núcleos grandes y ovales de las células reticulares y la trayectoria ramificada de las fibras reticulares.

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2.4.4 Tejido conectivo mucoide Es propio del estroma del cordón umbilical, conocido como gelatina de Wharton y de

algunas partes del embrión. Posee células mas grandes que los fibroblastos comunes, de forma estrellada, con múltiples

y delgadas prolongaciones, se asemejan mucho a las células mesenquimáticas. Se observan numerosas fibras colágenas delgadas, pero ninguna reticular o elástica. Predomina la matriz amorfa, que es gelatinosa y blanda y se caracteriza por poseer una gran proporción de ácido hialurónico.

Figura 42: Fotomicrografía de un corte de cordón umbilical. H-E. 2.5 Histofisiología de los tejidos conectivos propiamente dichos Clásicamente se han asignado 5 funciones: sostén, transporte, almacenamiento, protección y

reparación. Las funciones de sostén están a cargo de las fibras y en menor grado, de la matriz amorfa. La

distribución y concentración de ambas dependerá de las necesidades de cada conectivo. Así, las fibras colágenas se hallan presentes donde se requiere gran resistencia a la tensión y por ello, se orientan en la dirección de las fuerzas que deban resistir y están en cápsulas fibrosas de órganos rígidos, tabiques, tendones, aponeurosis y ligamentos articulares. Las fibras reticulares, más delicadas que las anteriores, sostienen en general a grupos celulares más o menos homogéneos y coherentes. Por ello, están en las membranas basales de los epitelios, rodeando capilares y fibras musculares, en el parénquima de algunos órganos y glándulas, dividiéndolos en unidades funcionales. Las fibras elásticas se hallan en aquellos órganos que deben volver a su forma original, después de haber sido sometidos a estiramientos o deformaciones. Así, están presentes en los órganos huecos del tubo digestivo, los pulmones y las cavidades arteriales.

La sustancia amorfa que confiere viscosidad y resistencia a la compresión, está presente en abundancia en el tejido conectivo laxo. Lo encontramos en lugares donde hay movilidad y a la vez se necesita cierta resistencia a las presiones, como debajo de los tegumentos, entre las fibras musculares o alrededor de los vasos sanguíneos.

Las funciones de transporte están vinculadas a la matriz amorfa. A través de ella pueden pasar libremente el agua y los solutos que no superen el tamaño de la malla que forma la matriz junto a células y fibras. Adicionalmente, el pasaje de solutos estará restringido por las cargas negativas de los glicosaminoglicanos, otorgando selectiviadad al transporte molecular.

Las funciones de almacenamiento implican reservas de lípidos, proteínas, agua y electrolitos. Los lípidos se almacenan en los adipocitos, mientras que las proteínas en la matriz amorfa (cerca del 50% de proteínas sanguíneas se almacenan aquí). El agua y los electrolitos conforman un flujo

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permanente que circula desde los capilares arteriales, recorre el conectivo, llega a los órganos y regresa a la circulación por las venas y capilares linfáticos.

Las funciones de protección están relacionadas a todas las acciones defensivas del organismo ante agresiones externas, por microorganismos o sustancias extrañas. Está a cargo de las células y de la matriz amorfa, ya que puede retener o demorar el pasaje de agentes nocivos. Las células que intervienen primariamente en la defensa del organismo son los neutrófilos, los macrófagos y todas las del sistema inmunitario, incluyendo los mastocitos.

Las funciones de reparación se ponen en juego ante heridas o lesiones que alteren la arquitectura del conectivo en sí o de otros tejidos no reparables. Un ejemplo de ello son las lesiones en el sistema nervioso central o en el miocardio; cuando se lesionan, los espacios dejados por ellos se reemplaza por tejido conectivo, lo que se denomina cicatrización de heridas. En este proceso interviene la célula mesenquimatosa indiferenciada, la cual se diferencia en fibroblastos que al secretar precursores de fibras, terminan de completar la cicatrización.

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TEJIDO ADIPOSO (CONECTIVO ESPECIALIZADO) 3. Generalidades Deriva del tejido conectivo laxo. Los lípidos que almacena representan el depósito de energía más importante del organismo. Hay dos tipos de tejido adiposo, siendo el más común en el hombre el blanco o amarillo o unilocular y el otro es el marrón o grasa parda, que a excepción de algunos casos, no se identifica en el adulto sino en el embrión y en el recién nacido. La grasa parda, tambien denominada tejido multilocular, finalmente se transforma en adiposo blanco.

Figura 43: Fotomicrografía de tejido adiposo blanco (flecha) y marrón de rata (estrella). Se distingue el menor tamaño de las células de tejido adiposo marrón y la distribución exéntrica de los núcleos. Coloración tricrómica de Masson.

3.1 Tejido adiposo blanco

Está constituido por células adiposas y escasa matriz extracelular. La célula adiposa es grande,

habitualmente esférica o poliédrica, con gran depósito central de lípidos, rodeado por un delgado anillo de citoplasma. El núcleo suele ser desplazado por los lípidos hacia uno de los bordes celulares, es pequeño, elíptico con cromatina condensada. Posee un Golgi pequeño, escaso RE y algunos ribososmas libres, algunas mitocondrias filiformes, pocos microfilamentos y exíguas vesículas de RER. En el citoplasma pueden observarse pequeños depóstos de lípidos, algunos de los cuales vuelcan su contenido en el depósito central. Tanto los depósitos pequeños como el central carecen de membrana limitante, estando separados del resto del citoplasma por microfilamentos condensados en su periferia.

Figura 44: Micrografía electrónica de un adiposito

multilocular de tejido adiposo marrón de rata.

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Cada célula adiposa está rodeada por una capa de glucoproteinas, de aspecto similar a las laminas basales y por fuera de ésta por delicados haces de fibras reticulares y escasa matriz extracelular amorfa. En los ángulos libres entre las células hay finas arteriolas o capilares que forman una delicada malla pericelular. El tejido adiposo blanco es en realidad un tejido ricamente vascularizado, puesto que cada celula adiposa esta en contacto por lo menos con un capilar.

Este tejido se distribuye a modo de capa debajo de la piel, denominada panículo adiposo o tejido celular subcutáneo. Esta capa es uniforme en el recién nacido y en la niñez. En la pubertad, debido a estimulación de las hormonas sexuales, persiste como panículo adiposo pero adquiere mayor espesor en regiones localizadas, diferentes para cada sexo. Así, en el hombre adulto se localiza preferentemente en la región lumbosacra, en las nalgas, en el dorso del cuello y rodeando a los músculos deltoides y bíceps; mientras que en la mujer, lo hace en las mamas, nalgas, caderas y en los muslos. En ambos sexos también hay abundante adiposo en el peritoneo, en los mesenterios y en algunas áreas retroperitoneales. Por otra parte, en individuos con exceso de alimentación la grasa aumenta en prácticamente todo el cuerpo, salvo en zonas muy específicas como la palma de la mano, la planta del pie, el pene, los párpados y el oído externo. Parece que en estas regiones su función sería sólo de protección.

Figura 45: Fotomicrografía de los adipocitos uniloculares del tejido adiposo blanco. Coloración tricrómica de Masson.

3.2 Grasa parda

Su color cambia del ocre al marrón rojizo. Las células son poligonales y más pequeñas que las

adiposas comunes, su núcleo es pequeño y suele ser excéntrico, pero rara vez suele estar desplazado hacia la periferia. La característica distintiva es que sus lípidos están distribuidos en múltiples depósitos de tamaño varible. A su vez, en comparación a las células del adiposo blanco, poseen mayor cantidad de citoplasma, mitocondrias grandes, esféricas, con numerosas crestas, escaso RER, algunos ribosomas libres y glucógeno. Su matriz intercelular es más irrigada e inervada que la del adiposo blanco.

Mientras que la grasa blanca es difusa, la parda está dividida en lóbulos y lobulillos, por tejido conectivo; los vasos sanguíneos están distribuidos en forma similar a la de algunas glándulas.

La grasa parda se encuentra normalmente en el feto y en el recién nacido en la región interescapular, las axilas, un triángulo en el dorso del cuello y a lo largo de los grandes vasos sanguíneos. En el adulto no es identificable; sin embargo, aparece en las mismas regiones del recién nacido en casos de extrema vejez o de emaciación (enflaquecimiento morboso). Este tejido es propio de animales hibernantes.

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Figura 46: Fotomicrografía de tejido adiposo multilocular de rata recién nacida. Coloración tricrómica de Masson.

3.3 Histogénesis

Aún no está claro que tejido da origen a células adiposas. La teoría más aceptada es que

derivarían de células mesenquimáticas primitivas, aunque el proceso de desarrollo sería diferente para el adiposo blanco y el pardo.

El tejido adiposo blanco comienza a desarrollarse aproximadamente en el 5° mes de vida fetal, en zonas denominadas islotes grasos. Aparecen gradualmente gotas grasas en el citoplasma de células mesenquimáticas, las células se van redondeando, las gotas lipídicas se fusionan en una gran vacuola central y el núcleo se hace excéntrico. La célula aumenta de tamaño y continúa formando gotas grasas que se agregan a la vacuola central. Las células adiposas completamente desarrolladas no sufren mitosis, por lo sólo pueden formarse nuevas células después del nacimiento, a partir de células mesenquimáticas indiferenciadas. El tejido adiposo pardo se genera también a partir de una célula mesenquimática indiferenciada, pero de forma epitelial y el tejido se hace lobulado como el tejido glandular. Comienzan a aparecer las primeras gotas lipídicas hasta llegar a la célula parda típica. Este proceso se produce únicamente en el feto y en determinadas zonas. Normalmente no se produce la transformación de un tipo celular a otro. 3.4 Histofisiología

El adipocito acumula triglicéridos (TG) provenientes de tres orígenes: 1) los ácidos grasos (AG)

que llegan por la vía linfática o hemática en forma de quilomicrones, procedentes de la absorción intestinal, 2) los AG sintetizados en el hígado a partir de glucosa, que le llegan en la sangre en forma de β-lipoproteínas y 3) los AG que sintetiza la célula adiposa a partir de hidratos de carbono. Cuando el adipocito libera estos TG, lo hace mediante la hidrólisis en AG libres y glicerol. El balance entre la acumulación y la liberación de las grasas neutras está regulado por la dieta y los sistemas hormonal y nervioso autónomo. Se recambia constantemente.

Mientras que en el hombre la función del tejido adiposo blanco es la reserva energética, en los animales hibernantes y en el recién nacido la función del tejido pardo es la producción de calor con el fin de mantener la sangre circulante a una temperatura apropiada. Este calor se alcanzaría por la oxidación de los AG en mitocondrias más especializadas en utilizar la energía en la producción de calor en lugar de la fosforilación oxidativa, así como en la oxidación de AG en los peroxisomas.

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TEJIDO CARTILAGINOSO (CONECTIVO ESPECIALIZADO) 4. Generalidades

El cartílago es una forma especializada de tejido conectivo, compuesto, como otros tejidos conectivos, por células y componentes extracelulares. Las células, los condrocitos, están aislados en pequeños espacios de la abundante matriz extracelular, compuesta por fibras incluidas en una sustancia fundamental. A diferencia de otros tejidos conectivos, el cartílago no contiene vasos ni terminaciones nerviosas (salvo las articulaciones) y las células se nutren por difusión a través de la sustancia fundamental, que es un gel coloidal firme rico en agua..

En el ser humano adulto hay relativamente poco cartílago, pero en el feto y en la infancia el

cartílago desempeña un papel muy importante en el organismo. Es un componente capaz de crecer con gran rapidez y al mismo tiempo tener cierta consistencia; estas dos propiedades lo hacen ideal como material esquelético durante el desarrollo fetal. La mayor parte del esqueleto se forma primero sobre la base de moldes de cartílago, que luego serán reemplazados por huesos. Además, el crecimiento longitudinal de los huesos largos durante el periodo de crecimiento del individuo, la infancia y la adolescencia, depende de la presencia de cartílago en las zonas de crecimiento de esos huesos. En el esqueleto del individuo adulto aparece cartílago sólo bajo la forma de cartílagos articulares y costales, si bien forma un armazón rígido para las vías aéreas y el pabellón auricular. Salvo los cartílagos articulares, todos los demás están rodeados por una capa de tejido conectivo de colágeno denso, denominado membrana del cartílago o pericondrio.

4.1 Cartílago hialino En estado fresco, el cartílago hialino tiene un aspecto vidrioso azulado (gr. hyalos, vidrio). Es el

más abundante y se lo describe como ejemplo general de cartílago. En el individuo adulto aparece en los cartílagos costales, como parte del esqueleto nasal, en la laringe, en la tráquea, en los bronquios y en las superficies articulares.

Histogénesis Al igual que otros tejidos, el cartílago se desarrolla a partir del mesénquima. En la cabeza éste

se caracteriza por ser de origen ectodérmico (no derivado del mesodermo, como es normal para el mesénquima), dado que evoluciona de células que migran desde la cresta neural. Este ectomesénquima da origen al tejido conectivo, el cartílago y el tejido óseo del esqueleto facial y de algunos de los huesos del cráneo. Con independencia del origen, ya hacia la quinta semana de vida se distinguen zonas en las cuales las células del mesénquima se hacen más redondeadas y forman cúmulos celulares densos, denominados núcleos cartilaginosos o centros de condrifícación. Durante la diferenciación aumenta el tamaño de las células, que comienzan a secretar la sustancia fundamental metacromática y el tropocolágeno, que se polimeriza fuera de la célula para formar microfibrillas de colágeno. A medida que aumenta la cantidad de matriz se hace más elástica y firme la consistencia del tejido, en el que las células se ubican en pequeños espacios. Gradualmente, las células se diferencian a células cartilaginosas maduras o condrocitos y al mismo tiempo se desarrolla, a partir del mesénquima y alrededor del modelo cartilaginoso, una capa de células aplanadas y de fibras, el pericondrio, que rodea el cartílago. En cuanto se formaron las primeras células cartilaginosas a partir del mesénquima, se produce el consiguiente crecimiento del cartílago de dos maneras. En el centro de condrificación tiene lugar el crecimiento por divisiones mitóticas de las células cartilaginosas ya diferenciadas, los condroblastos, e inmediatamente después de la mitosis las células hijas producen una delgada pared de matriz. Tras una nueva división de las células hijas se forma un pequeño grupo de cuatro células, que a su vez se pueden dividir. Este

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crecimiento interno del cartílago se denomina crecimiento intersticial. Cada uno de los pequeños grupos formados contiene células originadas por divisiones mitóticas a partir de un único condrocito, por lo que se denominan grupos isógenos.

La otra forma de crecimiento, denominada crecimiento aposicional, tiene lugar por diferen-ciación a condrocitos de varias células mesenquimáticas alrededor del cartílago en formación. Después de la formación del pericondrio tiene lugar la diferenciación de las células en el interior, en la denominada capa condrogénica. Durante toda la vida fetal y a velocidad más reducida, en la infancia y la pubertad, se produce un crecimiento aposicional continuo desde el pericondrio. Las lagunas ubicadas inmediatamente por debajo del pericondrio contienen, por lo tanto, las células cartilaginosas recién formadas. El crecimiento intersticial sólo tiene lugar en el cartílago joven.

Los condrocitos vivos adoptan la forma de las lagunas que ocupan, pero en los preparados observados con el microscopio óptico suelen estar contraídos por la deshidratación. Los condrocitos más inmaduros (condroblastos) cercanos al pericondrio se ubican en lagunas ovales, aplanadas en sentido paralelo a la superficie, mientras que los condrocitos maduros ubicados más en la profundidad del cartílago se ubican en lagunas más redondeadas. La forma de los núcleos también varía en correspondencia. El citoplasma es basófilo en los condrocitos inmaduros y con el microscopio electrónico se distingue un retículo endoplasmático rugoso bien desarrollado. A menudo los condrocitos maduros contienen cantidades importantes de grandes gránulos de glucógeno y pequeñas gotas de lípidos.

Matriz cartilaginosa

Desde el punto de vista macroscópico y en los secciones semifinas de cartílago hialino, la matriz

parece carecer de estructura porque el colágeno aparece bajo la forma de finas fibrillas que tienen índice de refracción muy similar al de la sustancia fundamental. Se pueden observar mediante microscopía electrónica.

En los preparados teñidos con H-E la matriz es acidófila cerca del pericondrio (en la zona de los condrocitos inmaduros), pero se torna gradualmente más basófila a medida que se penetra en la profundidad del cartílago, al mismo tiempo que las lagunas se hacen más ovales.

La sustancia fundamental, en su mayor parte, se compone de proteoglucanos, cuyos glucosaminoglucanos principales son condroitinsulfatos y queratan-sulfato. La basofilia se debe a los grupos sulfato muy ácidos, y la notable basofilia de la matriz territorial se debe al mayor conte-nido de proteoglucanos sulfatados en esta zona.

Figura 47: Micrografía electrónica de un condrocito.

microfibrillas de colágeno

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En estado fresco, la matriz contiene alrededor del 75% de agua bajo la forma de un gel coloidal firme y el cartílago se nutre por difusión de nutrientes y gases a través de la fase acuosa de este gel.

El colágeno representa más del 40% del peso seco de la matriz cartilaginosa. En su mayor parte, el colágeno es de tipo II, el característico del cartílago y que se encuentra en muy pocas otras localizaciones. Las fibrillas son muy delgadas y forman un reticulado especialmente denso alrede-dor de las lagunas. También hay pequeñas cantidades de tipos más raros de colágeno (tipos IX, X y XI), que se entretejen al reticulado de fibrillas de colágeno tipo II, con lo cual éste se estabiliza.

Estudios radioautográficos han demostrado con claridad que el condrocito produce el colágeno y el proteoglucano de la matriz (Fig. 47). Se ha demostrado que el ciclo secretor de las moléculas de colágeno se relaciona con las condiciones de secreción de otros productos proteicos. Esto también vale para los proteoglucanos, a los que se les acoplan grandes cantidades de polisacáridos por glucosilación en el aparato de Golgi.

Los condrocitos también sintetizan moléculas de adhesión celular, de las cuales la mejor estudiada es la condronectina. Es una glucoproteína del mismo tipo que la fibronectina y fija a los condrocitos al colágeno tipo II, para el cual la condronectina tiene sitios de unión específicos.

4.2 Cartílago elástico El cartílago elástico aparece formando parte del cartílago de la epiglotis, del cartílago

corniculado (o de Santorini) y del cuneiforme (o de Wrisberg) en la laringe, en el oído externo y en las paredes del conducto auditivo externo y la trompa de Eustaquio. A simple vista el cartílago elástico es amarillento y presenta mayor elasticidad y flexibilidad que el cartílago hialino.

Desde el punto de vista histológico, el cartílago elástico es similar al cartílago hialino, con una diferencia importante: la matriz presenta un entretejido denso de finas fibras elásticas, que son basófilas en los cortes teñidos con HE y se tiñen con colorantes selectivos, como la orceína. Las fibras elásticas son muy densas alrededor de las lagunas.

Cabe destacar, además, que en el cartílago elástico también aparecen fibrillas de colágeno, incluso en mayor cantidad que las elásticas. Al igual que en el cartílago hialino, el colágeno es, en su mayor parte, de tipo II.

4.3 Cartílago fibroso o fibrocartílago

El cartílago fibroso o fibrocartílago es una forma de transición entre el tejido conectivo denso y el cartílago hialino, dado que se compone de una combinación de fibras densas de colágeno y de células cartilaginosas ubicadas en lagunas y rodeadas por cantidades variables de matriz hialina. Las cantidades relativas de fibras de colágeno, células cartilaginosas y matriz hialina son muy variables. A menudo las células cartilaginosas se disponen en hileras entre las que se encuentran densos haces ondulantes de fibras de colágeno. Aquí el colágeno es de tipo I, como el tejido conectivo en general, lo cual subraya el carácter de mezcla entre cartílago hialino y tejido conectivo que presenta el cartílago fibroso. Se encuentra en relación con ciertas articulaciones.

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Cartílago elástico Cartílago fibroso

Figura 48: Fotomicrografías de cartílago. (a) Elástico de la epiglotis. La matriz está entretejida con finas fibras elásticas. Orceína, 165 X. (b) Fibroso de un disco intervertebral. Tinción H-E, 275 X.

a b

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TEJIDO ÓSEO (CONECTIVO ESPECIALIZADO)

5. Generalidades

Tejido conectivo especializado en sostén y protección, cuya matriz intercelular calcificada le proporciona dureza y rigidez. En la bóveda craneana cumple funciones protectoras, en el esqueleto cumple funciones de armazón y sostén para las partes blandas. Junto con los músculos esqueléticos, los huesos esqueléticos conforman el aparato locomotor. Las cavidades del hueso alojan y protegen a la médula ósea. Además de sus funciones puramente físicas y mecánicas, la matriz intercelular calcificada es importante para el mantenimiento iónico del organismo, puesto que representa su reserva más valiosa de calcio. El hueso ofrece una combinación de resistencia, firmeza y flexibilidad.

La arquitectura ósea es consecuencia de la adaptación a las fuerzas que soporta, lo cual implica incesantes procesos de destrucción y reconstrucción, que se suceden durante toda la vida del individuo.

Desde el punto de vista macroscópico, en los huesos el tejido óseo se organiza de dos formas diferentes. El tejido óseo esponjoso, o hueso trabecular está compuesto por finos listones u hojas, las trabéculas, que se entrecruzan en distintas direcciones y forman un reticulado esponjoso, cuyos espacios huecos intercomunicantes están ocupados por la médula ósea. Por el contrario, el tejido óseo compacto, forma, a simple vista, una masa compacta sin espacios visibles (Fig. 49).

Figura 49: Fotografía de cuerpos intervertebrales seccionados frontalmente. (a) De un adulto joven. Posee tejido óseo trabecular esponjoso, rodeado por una delgada capa de tejido óseo cortical compacto. (b) De un adulto anciano. Se observa la disminución del tejido trabecular.

Según la dimensión predominante, los huesos se clasifican en planos, cortos y largos. Los

huesos planos están formados por dos gruesas capas de tejido compacto, separadas por una capa de esponjoso, mientras que las superficies externa e interna están recubiertas por el periostio. Las trabéculas de la capa media están tapizadas por una delgada capa celular denominada endostio. Tanto los periostios como los endostios tienen capacidad osteogénica. En los huesos del cráneo, las dos capas de hueso compacto se denominan tablas interna y externa, el hueso esponjoso diploe y los periostios se conocen como pericráneo (externo) y duramadre (interno). Los huesos cortos están constituidos por una masa de tejido esponjoso, rodeado por una corteza de tejido compacto, que se interrumpe en las superficies articulares. Los huesos largos (Fig. 50) están compuestos por un cuerpo o diáfisis y dos extremos abultados, las epífisis. La diáfisis está constituida por una gruesa

trabéculas de tejido óseo esponjoso

tejido óseo cortical

compacto

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pared de tejido compacto, que en su superficie interna se continúa con una delgada capa de hueso esponjoso; la cavidad central longitudinal o canal medular, contiene la médula ósea. Las epífisis están formadas por hueso esponjoso recubierto por una delgada corteza de hueso compacto, con excepción de las superficies articulares y de las de unión con la diáfisis. En un hueso largo adulto, el hueso esponjoso de la epífisis se continúa con el de la diáfisis, constituyendo una especie de casquete que oblitera por sus extremos a la cavidad medular. Durante el periodo de crecimiento, hay una región cartilaginosa entre la diáfisis y la epífisis, responsable del crecimiento en largo del hueso (cartílago de crecimiento o disco epifisario); entre este cartílago y la diáfisis hay una zona de transición, con trabéculas de hueso esponjoso, que recibe el nombre de metáfisis.

Todos los huesos están recubiertos por periostio en su superficie externa, mientras que en la interna por endostio. Algunas células de estas capas tienen capacidad para diferenciarse en células óseas.

Figura 50: (a) Esquema de un hueso largo. (b) Esquema de la estructura de un hueso largo. 5.1 Histología En esencia el tejido óseo es el mismo, ya sea esponjoso o compacto, pero responden a una

disposición diferente de sus unidades estructurales o laminillas óseas. A su vez, el hueso esponjoso puede transformarse en compacto acorde a la necesidad funcional. Por ser un sistema difícil de nutrir al tener su matriz calcificada, el hueso se organiza de manera tal que sus laminillas nunca estén muy alejadas de un vaso sanguíneo.

La laminilla ósea es una estructura laminar compuesta por una matriz intercelular calcificada y células denominadas, osteógenas u osteoprogenitoras, osteoblastos, osteocitos y osteoclastos. En el espesor de la laminilla hay cavidades lenticulares denominadas lagunas, a partir de las cuales irradian canalículos que atraviesan la matriz hasta su borde. Tanto las lagunas como sus sistema de canalículos están ocupados por el citoplasma del osteocito. Los canalículos de cada laguna se anastomosan con los de las lagunas vecinas, intercomunicándolas y permitiendo la nutrición de los osteocitos (Figs. 51 & 52). En el hueso compacto las laminillas se disponen en tres formas típicas: los sistemas de Havers u osteones, los intersticiales y los circunferenciales. Los sistemas de Havers constituyen la mayor parte de la masa ósea (Figs. 51 & 52). Son estructuras cilíndricas, de diámetro variable, compuestos por 4 a 20 laminillas dispuestas concéntricamente alrededor de un conducto central, denominado conducto de Havers. Cada sistema de Havers está envuelto por una banda de glucoproteínas, de espesor variable, denominada línea de cementación. Los vasos sanguíneos que irrigan a los sistemas de Havers transcurren por los conductos de Havers, los cuales tienen tejido conectivo laxo, algunos filetes nerviosos, varias arteriolas, capilares arteriales y vénulas

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postcapilares. Todos estos elementos están interconectados con los de otros conductos de Havers y con la superficie del hueso mediante los canales de Volkmann, que corren en sentido perpendicular a los conductos de Havers. Los sistemas intersticiales son conjuntos de fragmentos de laminillas de forma irregular y tamaño variable, generalmente triangulares o romboidales, que se ubican a modo de relleno en los espacios que dejan libres los sistemas de Havers. Se trata de viejos sistemas de Havers que desaparecen parcialmente para dar lugar a la formación de otros nuevos. Los sistemas circunferenciales externo y interno, están ubicados en la zona cortical del hueso, debajo del periostio y en la superficie interna, en contacto con el endostio, respectivamente. Están formados por laminillas concéntricas que rodean ininterrumpidamente las superficies que recubren. Su irrigación es provista por los vasos sanguíneos del periostio para el externo y la médula ósea para el interno.

Figura 51: Microfotografía de un preparado por desgaste de tejido óseo compacto.

Figura 52: (a) Detalle de un sistema de Havers. (b) Esquema de una parte de la diáfisis de un hueso largo, mostrando la organización histológica.

a

b

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La preparación de cortes histológicos de tejido óseo presenta algunas dificultades, debido a su

dureza. El método clásico consiste en serruchar discos tan delgados como sea posible y luego lijarlos hasta hacerlos tan finos que permitan el pasaje de la luz del microscopio. Se habla de preparados lijados o "por desgaste". Otro método consiste en descalcificar el tejido óseo (p. ej., con ácidos o agentes quelantes) y luego prepararlos como cualquier tejido. En años recientes ha sido posible cortar tejido óseo descalcificado mediante el empleo de plásticos de inclusión duros y micrótomos especiales. Matriz ósea

La matriz ósea extracelular se compone de una matriz orgánica y de sales inorgánicas. La matriz

orgánica está formada por fibras de colágeno incluidas en una sustancia fundamental. En adultos, el colágeno representa alrededor del 90% de la matriz orgánica, por lo que la matriz ósea es eosinófila. La dureza y la resistencia a la compresión del tejido óseo se deben, al contenido de sales inorgánicas, mientras que sus propiedades elásticas y resistencia a la tracción, dependen del colágeno.

Sustancia fundamental

El componente carbohidratado está formado por proteoglucanos, especialmente por condroitinsulfato y pequeñas cantidades de hialuronato. También hay varias moléculas más pequeñas relacionadas, por ejemplo, con el mecanismo de la calcificación. Una de ellas, la osteocalcina, es la proteína no colágeno más abundante en el tejido óseo adulto. La osteocalcina es producida por los osteoblastos y depende de la vitamina K. Se une a la hidroxiapatita, por lo que es posible que tenga importancia para el proceso de calcificación. La producción de osteocalcina es estimulada por 1,25-dihidroxicolecalciferol (la forma activa de la vitamina D). Parte de la osteocalcina recién secretada pasa al torrente sanguíneo, por lo que la concentración sérica de osteocalcina se puede utilizar en la clínica como expresión del grado de formación de tejido óseo. La osteocalcina sólo es producida por el tejido óseo, es decir, es específica. Los osteoblastos tam-bién secretan osteonectina, una glucoproteína adhesiva del mismo tipo que la fibronectina y la condronectina. Se une a las superficies celulares y a los componentes de la matriz, en especial la hidroxiapatita. Los osteoblastos también secretan osteopontina, con propiedades similares a la fibronectina.

Fibras colágenas

Las fibras de colágeno del tejido óseo se componen fundamentalmente por colágeno de tipo I, es decir, el mismo tipo general del tejido conectivo.

Sales minerales

Los componentes inorgánicos del tejido óseo representan en el adulto alrededor del 75% del peso seco y están compuestos en su mayor parte por depósitos de fosfato de calcio cristalino (también hay una pequeña cantidad de fostafo de calcio amorfo). Los cristales son casi idénticos a los del mineral hidroxiapatita, con fórmula general Ca10(PO4)6(OH)2. Los cristales tienen la forma de varas finas, de unos 3 nm de espesor y hasta 60 nm de largo. Los cristales se disponen en paralelo, en relación estrecha con las fibras de colágeno.

Además del fosfato de calcio, el mineral de los huesos contiene numerosos iones diferentes, entre ellos magnesio, potasio, sodio, carbonato y citrato. Puede haber adsorción de iones en estado amorfo sobre la superficie de los cristales de apatita o sustitución de iones dentro de la estructura cristalina. Los iones antes mencionados parecen estar adsorbidos. Por el contrario, se ha demostrado que el estroncio se puede encontrar adsorbido a la superficie y también sustituido en la estructura cristalina. Una serie de iones, normalmente extraños al tejido óseo, también son capaces de adsor-

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berse o de ser sustituidos en los cristales de apatita, por ejemplo, iones de plomo, oro y otros metales pesados. Proceso de mineralización:

El depósito de minerales en la matriz orgánica del cartílago y el tejido óseo se denomina mi-neralización (osificación es un concepto más amplio, que implica la formación del hueso como consecuencia de la actividad de los osteoblastos). La mineralización también se denomina calcificación, dado que la mayor parte de los minerales depositados (sales inorgánicas) son compuestos de calcio. Aún no se conocen con exactitud los mecanismos de calcificación. Unos 20 días después de que los osteoblastos formen el osteoide (compuesto por matriz ósea orgánica) se produce allí un depósito de fosfato de calcio amorfo, que luego se transforma en hidroxiapatita cristalina. La combinación de colágeno y proteoglucanos en el osteoide aparentemente representa un medio capaz de captar fostafo de calcio de la fase acuosa circundante, por lo general sobresaturada de esos iones, sin que se produzca la mineralización de otros tejidos conectivos con contenido de colágeno y proteoglucanos. Los osteoblastos secretan gran cantidad de fosfatasa alcalina; ésta, por su actividad libera iones fostafo, que en parte causan un aumento local del pH hasta alcanzar niveles básicos y en parte favorece el depósito de calcio al incrementar el producto de solubilidad del fosfato de calcio. De este modo disminuye la solubilidad del fosfato de calcio, lo que parece contribuir con su depósito. En la patología hereditaria hipofosfatasia hay defecto de la producción de fosfatasa alcalina por los osteoblastos, circunstancia similar al raquitismo severo, debido a la mineralización insuficiente del osteoide.

El proceso de mineralización también está relacionado con las vesículas de matriz, que se liberan de los osteoblastos (y también de otras células que intervienen en la formación de tejidos duros mineralizados en el organismo, es decir, los condrocitos del cartílago, relacionados con su calcificación, y los odontoblastos y ameloblastos de los dientes). Las vesículas de matriz tienen 40-100 nm de diámetro y un interior electrondenso. Se observan al principio del proceso de mineralización y contienen fosfatase alcalina y finos cristales de fosfato de calcio, entre otros com-ponentes. Hay controversia respecto a la importancia de las vesículas de matriz en el proceso de mineralización; posiblemente induzcan el depósito inicial de fosfato de calcio amorfo. Sin embargo, el posterior transcurso del proceso de mineralización parece depender de las fibras de colágeno.

En el tejido óseo recién formado se deposita alrededor del 80% del total de mineral óseo al cabo de 3-4 días, lo que se denomina mineralización primaria, mientras que la mineralización completa tiene lugar en la mineralización secundaria, al cabo de los siguientes 3-4 meses, durante los cuales los cristales de hidroxiapatita crecen en tamaño por intercambio de agua ligada a cristales por mineral.

Células

Existen 5 tipos de células óseas: las células osteoprogenitoras, los osteoblastos, los osteocitos, las

células de recubrimiento óseo y los osteoclastos. Células osteoprogenitoras

Las células osteoprogenitoras se diferencian de las células mesenquimáticas más primitivas. La célula madre mesen-quimática pluripotente que da origen a las células osteoprogenitoras también tiene capacidad de diferenciarse a fibroblastos, condrocitos, adipocitos, células musculares y células endoteliales. Se identifica en los cultivos de médula ósea por las colonias a que da origen y se ha demostrado que tiene capacidad para inducir la formación de hueso por transferencia a tejido conectivo.

Las células osteoprogenitoras aparecen en el mesénquima fetal cerca de los centros de osificación, en el endostio y en la capa profunda de periostio después del parto y durante el resto

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de la vida posfetal. Se asemejan a fibroblastos, dado que poseen núcleos ovales claros y citoplasma claro con límites irregulares. Durante la formación del hueso las células osteoprogenitoras se dividen y desarrollan a células formadoras de hueso u osteoblastos. Esto ocurre sobre todo durante la vida fetal y la etapa del crecimiento, pero en la edad adulta se puede observar en relación con la curación de fracturas.

Osteoblastos

Los osteoblastos son las células formadoras de hueso, es decir, sintetizan y secretan matriz ósea orgánica (fibras de colágeno, proteoglucanos y las moléculas pequeñas como osteocalcina, osteonectina y osteopondina). En las zonas con formación de hueso a menudo los osteoblastos forman una capa semejante a un epitelio de células cúbicas sobre la superficie del tejido óseo recién formado. Están en contacto entre sí mediante cortas prolongaciones delgadas unidas por nexos. El núcleo suele estar localizado en la porción de la célula orientada en dirección opuesta al hueso recién formado. El citoplasma es muy basófilo y con el microscopio electrónico se distingue un retículo endoplasmático rugoso bien desarrollado y un notable aparato de Golgi. El citoplasma contiene gran cantidad de fosfatasa alcalina demostrable por métodos histoquímicos, secretada por los osteoblastos, y que muy posiblemente tiene importancia en el proceso de mineralización. Como se vio antes, esto también vale para las vesículas de matriz liberadas por los osteoblastos. Además, los osteoblastos secretan varias citoquinas y factores de crecimiento de efecto local sobre la formación y la resorción del hueso, entre ellas interleuquina-1 (en un principio denominada factor activador de osteoclastos), interleuquina-6 e interleuquina-11, y todas estimulan la formación de osteoclastos. La producción de estos factores es favorecida por hormonas circulantes como la hormona paratiroidea y el 1,25-dihidroxicolecal-ciferol (vitamina D activa), para los cuales se ha demostrado la existencia de receptores sobre los osteoblastos. Otros ejemplos de mediadores locales producidos por los osteoblastos con efecto sobre la formación o la resorción del hueso son IGF-I (ing. insulin-like growth factor, factor de crecimiento simil insulina) y las prostaglandinas, entre ellas PGE2, que junto con la hormona paratiroidea estimula la producción de interleuquina-1 por los osteoblastos. Los os-teoblastos también producen TGF beta (ing. transforming growth factor beta, factor de crecimiento y transformación beta) que atrae por quimiotaxis a las células osteoprogenitoras, estimula la maduración de los osteoblastos y favorece su producción de matriz, todos efectos que contribuyen a incrementar la formación de hueso. Al mismo tiempo se inhibe la actividad de los osteoclastos y los osteoblastos secretan TGF beta, que los estimula en forma autocrina a incrementar la producción máxima. Las células de la estroma de la médula ósea no sólo dan origen a las células osteoprogenitoras en la vida fetal y durante el periodo de crecimiento, sino también durante toda la vida adulta; este reclutamiento de células osteoprogenitoras también es estimulado por las proteínas modeladoras óseas producidas por las células de la estroma de la médula ósea. Las BMP tam-bién estimulan la diferenciación terminal de los osteoblastos, y el efecto conjunto es un aumento de la formación de hueso, lo que se ha demostrado en experimentos in vivo. En consecuencia, hay regulación paracrina, local autocrina y acción de hormonas circulantes sobre la formación de hueso.

Durante la formación del hueso, se ubican alrededor del 10% de los osteoblastos en el tejido óseo recién formado y se transforman en osteocitos, mientras que los osteoblastos restantes se transforman en células de recubrimiento óseo cuando finaliza la formación de hueso. Estas células mantienen el contacto con los osteocitos mediante las prolongaciones en los canalí-culos, aún unidos por nexos. De este modo es posible el transporte transcelular de sustancias captadas por las células de recubrimiento óseo, hacia los osteocitos (además de por difusión a través del líquido extracelular que rodea las prolongaciones en los canalículos). Los nexos

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permiten, además, la comunicación entre los osteocitos y las células de recubrimiento óseo, lo que se cree es importante para iniciar la remodelación del tejido óseo.

Figura 53: Micrografía electrónica de un osteoblasto. Nótese el retículo endoplasmático rugoso bien desarrollado. 10.000 X. (Según Lucht.)

Osteocitos El osteocito es la verdadera célula ósea. Como se vio antes, los osteocitos emiten finas

prolongaciones por los canalículos, donde los osteocitos están en contacto entre sí a través de los nexos en los puntos de contacto. Los osteocitos se originan a partir de osteoblastos que quedan atrapados en la matriz ósea

recién formada durante el proceso de formación del hueso. La transformación se caracteriza por una degradación paulatina del retículo endoplasmático rugoso y del aparato de Golgi. Como se vio antes, es posible que los osteocitos desempeñen un papel importante en la comunicación del estado del tejido óseo hacia la superficie, hacia las células de recubrimiento óseo y también a los osteoclastos. En apariencia los osteocitos tienen capacidad para registrar diferencias de potencial que se generan en relación con la reformación mecánica del hueso. En consecuencia, es posible que los osteocitos intervengan así en el mantenimiento de la calidad del tejido óseo, dado que mediante el señalamiento hacia la superficie, pueden facilitar su remodelamiento. Células de recubrimiento óseo (osteocitos de superficie)

Las células de recubrimiento óseo (también denominadas osteocitos de superficie) se originan a partir de osteoblastos que han finalizado la formación de hueso y recubren como una capa de epitelio plano simple todas las superficies óseas internas y externas en las que no hay actividad de osteoblastos u osteoclastos. En consecuencia, están mucho más dispersas en el individuo adulto.

Esta capa de células inactivas tiene gran importancia, porque descansa sobre una capa muy delgada de osteoide (matriz ósea no mineralizada). La resorción ósea nunca ocurre sobre superficies recubiertas por osteoide u otra matriz ósea no mineralizada (colágeno), por lo que es necesario eliminar esta capa antes de que los osteoclastos entren en contacto directo con el tejido óseo mineralizado y comiencen la resorción. La eliminación de la capa tiene lugar cuando las células de recubrimiento óseo se activan (posiblemente ante una señal de los osteocitos por vía de los nexos) y secretan la enzima colagenasa necesaria para eliminar la capa superficial no mineralizada. Una vez degradado el osteoide de la superficie se retraen y dan paso a los osteoclastos.

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Osteoclastos Los osteoclastos son las células que degradan el hueso. Son células gigantes multinuleadas de

tamaño y forma muy variable, con un diámetro máximo de unos 100 um. Por lo general contienen 5-10 núcleos, pero puede haber hasta 50 en una única célula (Fig.54).

Figura 54: Micrografía electrónica de un osteoclasto. Presenta numerosas vacuolas y mitocondrias. Su borde fruncido característic está, compuesto por profundos dobleces y bolsas de la membrana plasmática. Entre los dobleces y entre éstos y el tejido óseo se observan grandes cristales de mineral óseo. (Según Lucht.) A menudo los osteoclastos se localizan en cavidades de la superficie del hueso, denominadas lagunas de Howship y en la superficie orientada hacia el tejido óseo resorbido por los os-teoclastos se distingue un rayado radial irregular. Con el microscopio electrónico se demostró que esta superficie del osteoclasto se presenta como un borde fruncido, compuesto por profundos plegamientos y bolsas de plasmalema. Entre los pliegues y las bolsas se distinguen cristales de mineral óseo. El citoplasma contiene varios complejos de Golgi, numerosas mitocondrias y suele estar muy vacuolado. Se ha demostrado que muchas de las vacuolas son lisosomas primarios, dado que dan reacción histoquímica positiva para la fosfatasa acida. Los osteoclastos tienen capacidad para secretarlas enzimas lisosomales, lo que se evidencia mediante la demostración con microscopio electrónico de la presencia de fosfatasa acida fuera de la célula, entre el borde fruncido y el hueso. La estimulación de la resorción ósea con

borde fruncido

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hormona paratiroidea estimula también la producción y el transporte de lisosomas hacia el borde fruncido. La membrana celular del osteoclasto está aquí firmemente unida a la matriz ósea mediante moléculas de adhesión celular incluidas en ella. El líquido extracelular del espacio subosteoclástico tiene un pH de alrededor de 4, que se alcanza con una ATPasa loca-lizada en el plasmalema del borde fruncido, que bombea protones hacia el exterior del espacio subosteoclástico. De este modo se activan las enzimas lisosomales que degradan la matriz ósea orgánica, mientras el líquido ácido disuelve el mineral óseo. El bloqueo de la ATPasa que bombea protones mediante venenos enzimáticos específicos, bloquea a la vez la resorción ósea. En el citoplasma cerca del borde fruncido se ha demostrado la presencia de la enzima anhidrasa carbónica, que cataliza la formación de ácido carbónico a partir de anhídrido carbónico y agua, tras lo cual se liberan los protones por disociación del ácido carbónico. Durante la degradación del tejido óseo, los osteoclastos son capaces de fagocitar los osteocitos, el colágeno y el mineral. Tras la finalización de la resorción se cierra la superficie ósea libre con una línea de cemento que se forma inmediatamente después y el osteoclasto, con movimiento activo, se desplaza con rapidez por sobre la superficie del hueso para comenzar una posible nueva resorción.

Como se vio al estudiar osteoblastos, el reclutamiento y la actividad de los osteoclastos es estimulada por citoquinas secretadas por los osteoblastos, en especial IL-1, IL-6 e IL-11, y la estimulación de la resorción ósea es favorecida por la hormona paratiroidea.

Los osteoclastos se forman a partir de otra célula madre, distinta de la línea de las osteoprogenitoras, los osteoblastos y los osteocitos. A partir de la célula madre de los granulocitos y macrófagos en la médula ósea (CFU-GM), que también da origen a los gra-nulocitos neutrófilos y los monolitos macrófagos, se diferencian las células progenitoras de osteoclastos. Estas células llegan hasta el tejido óseo por el torrrente sanguíneo o por migración directa y se ubican allí, donde se diferencian a preosteoclastos, que aún son mononucleados. Durante el proceso de diferenciación desde la célula madre y hasta el estadio de preosteoclasto también hay proliferación. Los preosteoclastos se fusionan y forman osteoclastos multinucleados maduros. Los preosteoclastos también tienen capacidad de resorción ósea, aunque en menor grado que los osteoclastos maduros y, al igual que ellos, expresan receptores para la hormona inhibidora de la resorción calcitonina y producen fosfatasa acida resistente a tartratos (TRAP), que es un marcador específico de osteoclastos y preosteoclastos. La diferenciación y la fusión final con formación de osteoclastos y desarrollo del borde fruncido es estimulada por varias moléculas señal, de las cuales tienen especial importancia la IL-6 y la IL-11, secretadas por los osteoblastos, como se vio antes. La pro-ducción de estos factores por los osteoblastos es a su vez estimulada por la hormona paratiroidea y el 1,25-dihidroxico-lecalciferol (vitamina D). Además de la estimulación por medio de moléculas señal es necesario el contacto directo célula a célula entre las células progenitoras de osteoclastos y los osteoblastos. El reclutamiento de osteoclastos hacia la zona que rodea el hueso en el que se va a iniciar la resorción ósea implica que los precursores mononucleares sean guiados hacia la localización correspondiente. Se cree que los osteocitos y las células de recubrimiento óseo desempeñan un papel importante en este proceso y, como se vio antes, existen evidencias que sugieren que los osteocitos pueden funcionar como mecanorreceptores y comunicar señales sobre la fortaleza y la calidad del tejido óseo a las células de recubrimiento óseo. Tras finalizar el proceso de resorción es muy posible que el osteoclasto muera por apoptosis.

5.2 Articulaciones y membranas sinoviales Las articulaciones son las uniones entre los huesos del esqueleto, que permiten su movimiento.

De acuerdo al grado de movimiento que permitan se clasifican en: sinartrosis, cuando no hay movimiento o este está muy restringido y diartrosis, que permiten que los huesos se muevan

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libremente. Según el tejido de unión entre los huesos que las forman, las sinartrosis se clasifican en sinostosis, sincondrosis o sindesmosis.

En las diartrosis hay una cavidad que separa las piezas óseas. En el interior de esta cavidad las superficies de los huesos están recubiertas por un cartílago hialino, sin pericondrio, conocido como carilla articular. Las diartrosis están circundadas por una cápsula articular de composición variable, que las matiene unidas. Esta cápsula habitualmente posee una cubierta fibrosa externa, de conectivo denso y una interna o membrana sinovial, de conectivo más celular. Esta última capa presenta, a veces, pliegues ricos en vasos sanguíneos y linfáticos que llegan a penetrar profundamente en la cavidad articular. La capa sinovial aparece en una pequeña extensión de la superficie del cartílago articular. En algunas articulaciones, como las de las rodillas, existen discos de fibrocartílago llamados meniscos, que se unen a la cápsula y se extienden, a la vez que se adelgazan, hacia el interior de la articulación. A su vez, la cavidad articular presenta el líquido sinovial, producido por las células de la cápsula sinovial, que sirve como lubricante para la articulación y cuya viscosidad y gran capacidad de deslizamiento se deben a su importante contenido de ácido hialurónico.

En la sinartrosis, los huesos están soldados por medio de tejido óseo y por ello, carecen de movimiento. Es el caso de los huesos del cráneo. Las sincrondrosis permiten algún movimiento porque la unión entre las piezas óseas se produce mediante un cartílago (es el caso de la unión entre el esternón y las costillas). Las sindesmosis también permiten algún movimiento ya que la unión se produce por medio de conectivo denso (este tipo específicamente se denomina sínfisis).

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TEJIDO SANGUÍNEO Ó SANGRE PERIFÉRICA (CONECTIVO ESPECIALIZADO)

6. Generalidades Constituido por una masa líquida en permanente movimiento, dentro de un compartimiento

cerrado: el sistema cardiovascular. El movimiento de este tejido se debe fundamentalmente a la actividad cardíaca, pero además de la contracción de los grandes vasos y de los músculos, de los movimientos respiratorios pulmonares y, en menor escala, de la fuerza de gravedad.

La sangre está esencialmente formada por dos componentes: una sustancia intercelular líquida, denominada plasma y elementos figurados (glóbulos rojos, góbulos blancos y plaquetas).

Las funciones de la sangre son: transportar elementos necesarios para el funcionamiento de los distintos órganos - como el oxígeno, el agua y los nutrientes- , recoger elementos de desecho, transportar secreciones que regulan el funcionamiento de algunos sistemas y defender al organismo.

6.1 Histología El plasma, de color amarillo, está constituido aproximadamente por 80% de agua y 20% de:

proteínas (7%), sales (0,9%), glúcidos, vitaminas, hormonas y otras sustancias. De las proteínas se destacan, la albúmina (5%), las globulinas (2,5%) y el fibrinógeno (0,3%). Mientras que la albúmina es fundamental para mantener la presión osmótica, las globulinas son fundamentales en la defensa del organismo y el fibrinógeno en la coagulación. De los lípidos se destacan el colesterol (0,15%) y la lecitina (0,10%). La glucosa es el hidrato de carbono más abundante (0,10%).

El plasma se halla en constante equilibrio con el líquido intersticial a través de los capilares sanguíneos.

Los glóbulos rojos, también llamados eritrocitos o hematíes, en el hombre son discos bicóncavos, anucleados, de 7,2 ± 0,5 µm de diámetro. Los eritrocitos menores a 6 µm se denominan microcitos y los mayores a 8 µm macrocitos. La presencia de eritrocitos de diferentes tamaños se llama anisocitosis. La forma bicóncava, propia de la especie humana, le proporciona mayor superficie y le facilita el paso por los capilares. Cuando se altera la presión osmótica del plasma tornándose hipotónica, los eritrocitos sufren hemólisis, mientras que si se torna hipertónica, reciben el nombre crenocitos (membrana estrellada). Su citoplasma, de densidad homogénea, posee más de la mitad del volumen de agua, un tercio de hemoglobina (Hb), reducida cantidad de ferritina y un estroma lipoproteico que la sostiene. Las organelas citoplasmáticas son muy escasas y por lo tanto, incapaces de sintetizar Hb; además como no poseen mitocondrias, dependen sólo de la glucólisis para obtener energía. De acuerdo a la constitución polipeptídica de la Hb, podemos encontrar diferentes variedades. En el adulto encontramos en un 98% HbA1 y 2% de HbA2, mientras que un 100% y 80% de Hb fetal (HbF) en el feto y recién nacido, respectivamente. La disminución de Hb por debajo de sus valores normales (15g/100 ml) se denomina anemia.

Figura 55: Extendido de sangre humana donde se pueden observar los glóbulos rojos o eritrocitos y dos plaquetas (flechas). Coloración H-E

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La vida media de un eritrocito es de 100 a 120 días y cuando envejecen son fagocitados por los macrófagos del bazo, del hígado y de la médula ósea (MO), la Hb es degradada a hemo y globina y el Fe es transportado por la transferrina a la MO para ser reutilizado; el resto de la Hb formará bilirrubina. Cuando envejecen los eritrocitos no presentan cambios morfológicos, sólo aumenta su fragilidad y disminuye su contenido en glucosa-6-fosfato deshidrogenasa. Para mantener constante el número de eritrocitos, se producen regularmente en la médula ósea, la misma cantidad que la perdida.

Los eritrocitos poseen en su membrana mucopolisacáridos determinantes de los grupos sanguíneos y en el plasma se hallan aglutininas contrarias al grupo sanguíneo del individuo. Por ello, hay que ser cuidadoso durante las transfusiones sanguíneas para evitar incompatibilidades.

Las plaquetas son fragmentos citoplasmáticos esféricos u ovales, de diámetro aproximado de 3 µm (250.000-300.000/mm3) y su vida media es de 5 a 9 días. Se observan formando grupos con material granular. Ultraestructuralmente poseen un material amorfo denominado hialómero, que contiene una zona central teñida de púrpura que se denomina granulómero. Este último posee gránulos α poco densos en mayor abundancia, gránulos densos que contendrían serotonina, que se dispondría a manera de mdialuna, gránulos de glucógeno, ribosomas, siderosomas (vesículas con Fe) y mitocondrias. El hialómero es homogéneo, pero posee grupos de microtúbulos con material muy denso, trombosteína (citoesqueleto), gránulos de glucógeno y otros electrodensos y escasas mitocondrias. Su función es la de actuar en la hemostasia, es decir, en la detención de la hemorragia, al tapar la lesión del vaso sanguíneo con una placa trombótica.

Los glóbulos blancos o leucocitos se agrupan en granulocitos y agranulocitos, de acuerdo a si sus gránulos citoplasmáticos son visibles o no al microscopio óptico. Conforme a su afinidad tintorial, los granulocitos se subdividen en neutrófilos, eosinófilos y basófilos; y los agranulocitos en linfocitos y monocitos. Ellos se encuentran entre 4.000 a 10.000/mm3.

Los neutrófilos se denominan también polimorfonucleares, en el adulto representan entre el 60 a 70% del total de leucocitos y viven 8 a 12 hs. en sangre periférica. Miden de 10 a 12 µm, su núcleo es irregular, con un número variable de lóbulos (2 a 5), aunque lo habitual es tres. La cromatina forma gruesos grumos. El citoplasma posee finos gránulos, que sólo en ocasiones patológicas pueden verse de mayor tamaño y color marrón rojizo; contienen productos tóxicos. También tienen escasas organelas e inclusiones inespecíficas (naturaleza lisosomal) rodeando la carioteca. Al MET los gránulos se ven de tamaño y forma variable. Hay dos tipos: los primarios o inespecíficos (20%), azurófilos y de contenido homogeneamente denso, que poseen mieloperoxidasa, fosfatasa ácida, galactosidasa y 5’nucleotidasa; los secundarios o específicos (80%), más pequeños, menos densos, suelen contener cristales y fundamentalmente poseen actividad de fosfatasa alcalina. Los gránulos están rodeados por membrana y son de carácter lisosomal. Los neutrófilos tienen una capacidad fagocítica muy amplia y pueden pasar a los tejidos para actuar de barrera defensiva.

Figura 56: Extendido de sangre humana mostrando un leucocito neutrófilo. H- E.

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Los eosinófilos constituyen del 1 al 3% del total de leucocitos y miden cerca de 10 µm de diámetro. Poseen un núcleo bilobulado; estos lóbulos pueden estar libres, aunque habitualmente están unidos por un delgado puente nuclear. Su cromatina es laxa y su citoplasma presenta gránulos ovoides de gran tamaño que se tiñen fuertemente de rojo anaranjado. Estos gránulos poseen membrana, de contenido poco electrodenso y un cristaloide electrodenso, tienen actividad de mieloperoxidasa, fosfatasa alcalina y ácida, lo que le confiere carácter lisosómico; el resto de las organelas están poco desarrolladas. Su función no se conoce exáctamente, son móviles y levemente fagocíticos y parecen tener poca importancia en la defensa contra microorganismos infecciosos. Fagocitan complejos antígeno-anticuerpo; así podrían disminuir los procesos alérgicos mediados por estos complejos, situaciones en las que los eosinófilos están muy aumentados.

Figura 57: Extendido de sangre humana mostrando un leucocito eosinófilo (flecha). H-E

Figura 58: Extendido de sangre humana mostrando un leucocito neutrófilo (N) y uno eosinófilo (E). H- E.

Los basófilos constituyen menos del 1% del total de leucocitos, miden cerca de 12 µm de

diámetro y tienen un núcleo muy voluminoso e irregular. Poseen numerosos gránulos citoplasmáticos que suelen oscurecer total o parcialmente al núcleo, que se tiñen color púrpura por su metacromasia. Estos gránulos están rodeados de membrana, tienen contenido granular y a veces, figuras mielínicas y cristaloides. Contienen heparina (anticoagulante), histamina (vasodilatador) y escasa serotonina, por lo que están relacionados con los gránulos de los mastocitos del tejido conectivo. Poseen una actividad fagocítica reducida y participan en fenómenos alérgicos y shock anafilácticos.

N

E

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Figura 59: Extendido de sangre humana donde mostrando un leucocito basófilo (B). H- E. Los monocitos representan del 5 al 8% del total de leucocitos, de 12 a 15 µm de diámetro, de

forma esférica. El núcleo es irregular, ovoide o en herradura y por lo general, excéntrico, cromatina muy laxa y en ocasiones, puede poseer 2 o 3 nucléolos. Su citoplasma es muy abundante, gris-azulado y aspecto pulvurulento, poseen gran cantidad de gránulos azurófilos, que por ser muy pequeños, suelen estar por debajo del límite de resolución del microscopio óptico. Poseen un gran centrosoma yuxtanuclear, con un Golgi muy desarrollado, abundante RER y microtúbulos. Sus límites celulares son muy irregularidades, debido a la presencia de microvellosidades y a los seudópodos que emite. Permanecen 10 a 12 hs. en circulación y su capacidad macrofágica la adquieren cuando salen de la circulación para formar los macrófagos, los cuales tienen una vida más prolongada.

Figura 60: Extendido de sangre humana que muestra un monocito. H –E

Los linfocitos constituyen el 25 al 35% del total de leucocitos por mm3. Son células esféricas de 6 a 8 µm de diámetro, por lo que se los clasifica en pequeños, medianos y grandes. Sus variaciones de tamaño se dan a expensas del citoplasma. El pequeño es el que predomina en sangre periférica, posee núcleo esférico, a veces con una escotadura, de cromatina muy condensada en grumos gruesos. El citoplasma es muy escaso y aparece como un halo celeste con gránulos azurófilos inespecíficos muy pequeños, de carácter lisosómico; posee escasas organelas, algunos polirribosomas y RER en diverso grado de desarrollo. El aspecto de los linfocitos medianos y grandes es similar al de los pequeños, pero pueden ser confundidos con monocitos. Los linfocitos desempeñan un papel preponderante en las respuestas inmunitarias.

B

M

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Figura 61: Extendido de sangre que muestra un linfocito (L). H-E.

Figura 62: Extendido de sangre humana. Coloración May Grunwald Giemsa. Observe las relaciones de tamaño de los distintos elementos formes.

L

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TEJIDOS HEMATOPOYÉTICOS

7. Hemocitopoyesis o hematopoyesis Es el proceso de formación de las células sanguíneas. Éste se produce en órganos

hematopoyéticos, los cuales liberan las células a la circulación o sangre periférica. La formación de glóbulos rojos (GR), leucocitos y plaquetas se produce en la médula ósea roja

o tejido mieloide, mientras que los linfocitos y monocitos, además de producirse en la MO, lo hacen en el bazo, el timo, los ganglios y los nódulos linfáticos. Por ello, los GR y los leucocitos granulocíticos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) son conocidos como células de la “serie mieloide”, mientras que los agranulocíticos (monocitos y linfocitos) se los agrupa en la “serie linfoidea”.

7.1 Médula ósea

Es una variedad de tejido conectivo reticular, por lo que tiene células y componentes

extracelulares. Las células fijas son los adipocitos y las células de las paredes de los vasos y las libres son las células hemopoyéticas.

Hay dos variedades: MO roja y MO amarilla. La primera es la que produce activamente los GR, por lo que debe a ellos su color rojo; la amarilla es rica en células adiposas. Durante la vida fetal predomina la MO roja, mientras que en el adulto la amarilla. Esta última posee capacidad potencial para producir elementos mieloides, principalmente GR, aunque es hemopoyéticamente casi inactiva. La MO roja se halla en el adulto, en los huesos del díploe de la bóveda craneana, en las costillas y en el esternón, en los cuerpos vertebrales, en algunos huesos cortos y en los extremos de los huesos largos.

La MO se caracteriza por estar dividida histológicamente en un compartimiento vascular, compuesto principalmente por un sistema de sinusoides vasculares y un compartimiento hemopoyético, que forma columnas o cuñas irregulares entre los vasos. Las células libres aparecen en el compartimiento hemopoyético, que en la MO roja está casi totalmente lleno de células hemopoyéticas. En el centro de la MO, alrededor de los grandes vasos, se observa una gran cantidad de grasa, puesto que la hamatopoyesis es más activa en la periferia. En la MO amarilla, la grasa ocupa casi todo el compartimiento hemopoyético, donde se encuentran sólo algunos megacariocitos.

Sinusoides vasculares: el intercambio de componentes entre la MO y la circulación ocurre fundamentalmente a través de las paredes de los sinusoides. Éstas pueden estar compuestas por tres capas: endotelio, sustancia basal y adventicia; pero sólo el endotelio es constante. El endotelio es fino y está compuesto por células reticulares modificadas. Su citoplasma es difícil de ver, su núcleo es grande, oval y claro, con cromatina periférica gruesa y ocasionalmente, se observa un nucléolo. Las células son aplanadas con prolongaciones citoplasmáticas largas, que dejan aberturas intercelulares. Estas células pueden ser fagocíticas. La capa basal rara vez tiene propiedades de una verdadera membrana basal. Las células adventicias o pericitos recubren por lo general, la mayor parte de la pared del sinusoide, en una capa. Pueden parecerse a las células endoteliales, pero también pueden aparacer hinchadas y gelatinosas, o haberse transformado en células adiposas típicas. Si éstas aumentan en número la MO pasa a ser amarilla. Son fagocitos más activos que las células reticulares del endotelio.

La MO no contiene vasos linfáticos. Las células reticulares libres (sin relación con las paredes del sinusoide), muy rara vez se

encuentran en la MO roja activa. Las fibras reticulares (producidas por las células reticulares) se encuentran en muy escasa cantidad y sólo relacionadas con los sinusoides y las paredes vasculares.

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El verdadero estroma de fibras y células reticulares, como se observa en el tejido linfoide, no se encuentra en la porción hemopoyética de la MO. El sostén estructural fundamental lo componen los vasos y sus uniones al endostio.

La circulación en la MO permite el fácil acceso de ciertos componentes de la sangre a la porción hemopoyética y las células que allí se encuentran, sólo pasan a la sangre cuando han alcanzado cierto grado de diferenciación.

Figura 63: Médula ósea hematopoyética. La misma se distingue entre las trabéculas del tejido óseo esponjoso. H-E.

Porción hemopoyética de la MO: en la médula activa contiene fundamentalmente las células

de la hemopoyesis; también hay macrófagos, células plasmáticas y mastocitos. Cada tipo celular tiene una ubicación particular. Los megacariocitos se encuentran siempre adosados a la pared del sinusoide por encima de una abertura del mismo, a través de la cual pasan a la luz largas prolongaciones de citoplasma. Las plaquetas pueden formarse por liberación de fragmentos de citoplasmáticos mayores a partir de las prolongaciones, que requieren fragmentaciones ulteriores; o por el pasaje de megacariocitos enteros a la luz y luego a la circulación, donde liberan las plaquetas. Los eritrocitos, al igual que los trombocitos, no tienen movimientos propios y se forman cerca de las paredes de los sinusoides. En las zonas eritropoyéticas las células se ordenan de modo característico, en los denominados islotes o nidos eritroblásticos. Éstos están compuestos por eritroblastos, ubicados en un círculo cerca del citoplasma de un macrófago, para permitir la fagocitosis de los núcleos expulsados y de los eritroblastos defectuosos. En el macrófago central; se observan vacuolas fagocíticas que contienen eritrocitos. Como los granulocitos poseen movimiento, se producen en grupos ubicados a cierta distancia del sinusoide. Sólo cuando las células alcanzan el estadio de mielocito adquieren movimiento propio para pasar al sinusoide y de allí a la circulación.

El tejido mieloide se desarrolla a partir de células mesenquimatosas que invaden la cavidad de los huesos junto con los vasos osificantes durante la osificación. Se cree que las células mesenquimatosas multipotenciales o totipotenciales constituyen por un lado las fibras reticulares del estroma de la MO y por otro lado, las células reticuloendoteliales que revestirán a los capilares sinusoides.

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Figura 64: MO hematopoyética donde se puede observar la serie blanca (SB), la serie roja (SR), la serie plaquetaria (SP), adipocito blanco hipertrófico (A) y sinusoide (S). H-E.

Figura 65: Esquema de organización de la MO (modificado de Geneser).

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La célula madre hemopoyética, es aquella célula capaz de diferenciarse en cualquiera de las células sanguíneas y de mantener su propia existencia por divisiones mitóticas.

Ciclo vital de los eritrocitos: los estadios tempranos de las células son de mayor tamaño que el de las células maduras, tienen mayor relación núcleo/citoplasma; el citoplasma es basófilo y sin contenido de componentes específicos (Hb, gránulos). A media que madura, la célula disminuye su tamaño, al igual que el núcleo, tanto en valor absoluto como en relación al citoplasma, la cromatina se va condensando y la basofilia es reemplazada gradualmente por los componentes específicos. Finalmente el núcleo es expulsado. El ciclo completo dura aproximadamente 80 hs.

Figura 66: (a) Esquema de maduración de los eritrocitos (modificado de Geneser). (b) Microfotografía de MO que muestra la serie roja.

La célula madre unipotencial para la serie eritrocítica se denomina ERC (erythropoietin

responsive cell), porque responde a la hormona eritropoyetina. En orden de maduración encontramos: proeritroblasto, eritroblasto basófilo (16-18 µm, núcleo pequeño, cromatina agrumada y fuertemente coloreada, citoplasma fuertemente basófilo), eritroblasto policromatófilo (disminuye la basofilia y aparecen zonas acidófilas por la Hb, disminuye el tamaño nuclear, citoplasma rojo azulado), normoblasto (citoplasma acidófilo al llenarse de Hb, núcleo de menor tamaño y excéntrico) y eritrocitos (el proceso finaliza con la expulsión del núcleo). Siempre se encuentran algunos ribosomas en los eritrocitos recientemente formados, pero en aproximadamente el 1% de los eritrocitos circulantes en el hombre, la cantidad es tan elevada que puede observarse por coloración supravital con brillante de cresilo, como una red azulada en el eritrocito eosinófilo, de allí que a estas células se las denomine reticulocitos.

Ciclo vital de los granulocitos: se caracteriza fundamentalmente por un aumento del número de lóbulos del núcleo y la aparición de gránulos característicos en el citoplasma. El ciclo dura entre 8 a 10 días.

Existe una célula madre granulocítica unipotencial, que si bien no se sabe cual es la hormona a la que responde, se cree debe ser una leucopoyetina. En orden de maduración encontramos: mieloblasto (20-25 µm, núcleo grande oval, bastante pálido con 2-5 nucléolos, citoplasma basófilo, con gránulos azurófilos primarios), promielocito (disminuye la basofilia y aparece suave eosinofilia, disminuyen los gránulos primarios y aumentan los gránulos neutrófilos secundarios), mielocito (predominan los gránulos secundarios neutrófilos, basófilos o eosinófilos, núcleo de menor tamaño y achatado y cromatina de grano grueso), metamielocito (aumenta número de gránulos secundarios, con pocos azurófilos, disminuye tamaño celular a 15 µm, el núcleo se achata más y luego se torna de forma arriñonada o de bastón curvo) y granulocito maduro (formación de lóbulos nucleares). Se denomina núcleo encayado a los metamielocitos con núcleo en forma de

a b

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bastón curvo, que pueden pasar a sangre periférica; si bien sólo los granulocitos maduros son móviles para pasar al torrente sanguíneo.

Figura 67: Esquema que representa la maduración de la serie blanca. Ciclo vital de los monocitos: En orden de maduración encontramos: promonocito (son de

mayor tamaño que los monocitos, pero son difíciles de caracterizar; están en MO un corto periodo), monocito (ya maduro, pasa a la sangre, donde sólo permanecen 10 hs.) y macrófagos (en tejidos). Ciclo vital de los linfocitos: los linfocitos T se originan de células madre o de linfocitos que abandonan la MO en el torrente sanguíneo y que en su camino a los tejidos se detienen en el timo. Durante este periodo se dividen, pero la mayoría muere. Los que abandonan el timo han adquirido capacitación inmunitaria para reaccionar con un Ag. Los linfocitos B se originan de células madre de la MO y se cree que aquí adquieren su capacitación inmunitaria en el hombre. Los linfocitos pequeños de la sangre y los tejidos son de tipo T y B. Los linfocitos T representan la mayor parte en la sangre y los B el 15%, ambos pueden vivir años en el ser humano. Ocupan determinadas zonas de los nódulos linfáticos y el bazo y circulan continuamente entre la sangre y estos órganos.

Ciclo vital de las plaquetas: Existe una célula madre de la serie megacarioblástica unipotencial,

que se cree responde a la trombopoyetina, aunque no ha sido aislada ni se conoce donde se produce. Dura aproximadamente 10 días. En orden de maduración encontramos: megacarioblasto (30-100 µm de diámetro, núcleo oval, citoplasma basófilo; tanto el tamaño del núcleo como el del citoplasma dependen del grado de poliploidía; tras repetidas replicaciones de ADN el núcleo se divide en lóbulos; el citoplasma se va haciendo eosinófilo y se llena de gránulos azurófilos), megacariocito (son células grandes de 50-100 µm de diámetro, núcleo grande polilobulado, es poliploide hasta 64 n, pero generalmente de 16 n, citoplasma ligeramente eosinófilo, con numerosos gránulos azurófilos, a excepción de un halo externo libre de ellos y otras organelas), megacariocito formador de plaquetas (los gránulos forman pequeños grupos, especialmente en la periferia, donde se observan prolongaciones semejantes a seudópodos). Las plaquetas se forman por fragmentación del citoplasma. Se forman invaginaciones de membrana que dividen al citoplasma en cisternas o cilindros con gránulos azurófilos, los cuales se desprenden formando las plaquetas. Entonces, el núcleo celular se torna picnótico o edematoso, el citoplasma se fragmenta en pequeñas gotas basófilas y finalmente el núcleo es fagocitado por las células reticulares o por los macrófagos.

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Figura 68: Extendido de MO que muestra un megacariocito (Mg) en el centro del campo (flecha)

7.2 Tejido linfoide o linfático. 7.2.1Generalidades Los linfocitos se encuentran en la sangre y la linfa, además del tejido conectivo y los epitelios,

en forma aislada, pero pueden aparecer como masas más densas en el tejido conectivo laxo, denominándose entonces tejido linfoide o linfático. Algunos órganos están formados principalmente por tejido linfoide, por lo que se denominan órganos linfoides y comprenden el timo, el bazo y los ganglios linfáticos. En muchas mucosas los linfocitos no están muy agrupados, por lo que el tejido linfoide no está bien delimitado respecto al tejido conectivo circundante. Estas zonas se denominan tejido linfoide difuso, a diferencia del tejido linfoide nodular, en el que los linfocitos están más densamente agrupados en masas redondas.

De los órganos linfoides, el timo y el parénquima de los ganglios linfáticos están formados totalmente por tejido linfoide, mientras que el bazo posee otro componente, la pulpa roja. Un lugar especial está ocupado por la MO, que no es un órgano linfoide, pero que representa la única fuente de células madre (stem cells) linfocíticas en el último periodo de vida fetal y todo el período de vida postnatal.

Básicamente el tejido linfoide está formado por una trama de tejido conectivo reticular. Las células reticulares, los linfocitos y las células derivadas de ellos en diferentes grados de desarrollo, se encuentran en la red. Estas estructuras constituyen el estroma de casi todos los órganos linfáticos, salvo el del timo.

El sistema inmunitario está representado por los órganos linfoides, todos los cúmulos de tejido linfoide de los órganos no linfoides, las células linfoides de la MO, los linfocitos de la sangre y la linfa y todos los linfocitos del tejido conectivo y los tejidos epiteliales del organimo. Son ejemplos de cúmulos de tejido linfoide fuera de los órganos linfoides específicos, los grupos de nódulos parcialmente encapsulados; representados por las amígdalas (Fig. 69), las placas de Peyer del intestino delgado (Fig. 70), los nódulos del apéndice vermiforme y los numerosos nódulos solitarios del tubo digestivo. Las distintas zonas del sistema inmunitario están íntimamente relacionadas entre sí a través de la sangre y la linfa. La propiedad principal de este sistema es la de reconocer y reaccionar específicamente contra las macromoléculas extrañas al organismo.

Mg

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Figura 69: Fotomicrografía de un corte de intestino delgado de rata, mostrando los cúmulos de tejido linfoide de las placas de Peyer (flecha). H-E.

Figura 70: (a) Esquema que muestra la ubicación corporal de las amígdalas. (b) Fotografía de las amígdalas.

7.2.2 Timo El timo está ubicado por detrás del esternón. Posee 2 lóbulos unidos por tejido conectivo.

Figura 71: Fotomicrografía de un corte de timo de rata, H-E. (a) Observe la corteza intensamente teñida (C), la médula más débilmente teñida (M) y la presencia de adipocitos (A). (b) Detalle de la médula, mostrando un corpúsculo de Hassal.

A

A M

C

ab

H

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Está rodeado por una cápsula de tejido conectivo, que emite numerosas trabéculas dentro del

órgano, dividiendo a cada lóbulo en varios lobulillos poliédricos (Fig. 71). Cada lóbulo está dividido en corteza (zona periférica) y médula (zona central). Las trabéculas sólo llegan hasta el límite corticomedular.

Tanto la corteza como la médula están compuestas principalmente por linfocitos pequeños, pero el predominio linfocitario respecto a otros tipos celulares (células reticulares epiteliales y macrófagos) es mayor en la corteza. En contraste, la médula posee más células epiteliales, menos ramificadas que las de la corteza y además de formar una red reticular, pueden formar los corpúsculos tímicos o de Hassall (Fig. 71). Éstos son estructuras redondeadas u ovales, de capas concéntricas de células epiteliales aplanadas, que se encuentran sólo en el timo.

A pesar de que el timo es necesario para el desarrollo madurativo de los linfocitos, es decir para

que adquieran inmunocompetencia, en los últimos días de vida fetal comienza a disminuir su crecimiento, tal que en la pubertad el órgano ha involucionado, reemplazando el parénquima por tejido adiposo.

7.2.3 Ganglios linfáticos Son órganos pequeños, aplanados, ovales o arriñonados, que se encuentran incluidos en el

trayecto de las vías linfáticas colectoras. Su tamaño es de unos pocos milímetros hasta más de 2 cm. A menudo aparecen en grupos, de localización bastante constante, como en el cuello, las axilas, las ingles y a lo largo de los grandes vasos del mediastino y el abdomen.

Están rodeados por una cápsula de tejido conectivo denso rico en colágeno, que emite trabéculas hacia el interior y que en su superficie externa se confunde con el tejido conectivo circundante (Fig. 72). En uno de los bordes hay una hendidura, el hilio, donde la cápsula está especialmente engrosada. Numerosos vasos linfáticos aferentes penetran a través de la cápsula, en distintos sitios, mientras que unos pocos vasos linfáticos eferentes parten del ganglio a nivel del hilio, donde además penetran los vasos sanguíneos.

Figura 72: Fotomicrografía de un corte de ganglio de rata, H-E. Observe la cápsula de tejido conectivo denso que rodea al órgano (flechas).

El parénquima del ganglio está compuesto por una delgada red de células y fibras reticulares,

cuya trama está llena de células libres, principalmente linfocitos y macrófagos. El órgano tiene una zona central clara, la médula, unida al tejido conectivo del hilio, que posee mayor número de senos linfáticos que la corteza (Fig. 73). También posee los cordones medulares de linfocitos pequeños,

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con muchas células plasmáticas maduras y gran cantidad de macrófagos, separados por senos medulares. En la corteza predominan los linfocitos, los cuales en la corteza periférica forman folículos separados por tejido linfoide interfolicular difuso, mientras que en la corteza profunda se compone sólo de tejido linfoide difuso. Los folículos tienen un centro germinativo, rodeado por tejido linfoide difuso más oscuro, de mayor densidad que se denomina casquete. La zona clara del centro germinativo contiene más células reticulares de citoplasma más eosinófilo muy ramificadas y linfocitos pequeños que la zona oscura. Esta última posee linfocitos grandes muy agrupados, junto con linfoblastos y plasmablastos, ya que aquí se realiza una activa proliferación de linfocitos que se diferencian a células plasmáticas. Prácticamente no existen fibras reticulares en el centro germinativo. El casquete se compone de linfocitos pequeños de larga vida que se agrupan densamente.

Figura 73: Fotomicrografía de un corte de ganglio de rata, H-E. Observe la organización en médula (M) y corteza (C).

Los ganglios linfáticos realizan una acción filtrante de la linfa circulante. La linfa fluye a baja

velocidad por los senos y las fibras entrecruzadas del retículo actúan como filtro mecánico, que detiene o disminuye la velocidad del pasaje de microorganismos infecciosos y de otras células. Así, son presa fácil para los macrófagos de la pared sinusoidal. A su vez, en caso de infecciones agudas se produce una vasodilatación de los senos del ganglio y una mayor afluencia de neutrófilos desde los vasos sanguíneos hacia la médula del órgano, para aumentar la fagocitosis; también aumentan mucho los macrófagos. Del mismo modo, los ganglios retienen sólo una parte de las células tumorales acarreadas por la linfa. Si estas pasan al sistema linfático, pueden dispersarse por el organismo a través del sistema sanguíneo, generando metástasis.

7.2.4 Bazo Está rodeado por una cápsula de tejido conectivo denso rico en colágeno, que emite trabéculas

ramificadas hacia el interior del órgano, dividiéndolo en numerosos segmentos que se comunican entre sí. Además en el hombre, encontramos escaso músculo en la cápsula. En la superficie media que está orientada hacia el estómago se encuentra el hilio, donde se engrosa la cápsula y a través de la cual pasan vasos sanguíneos, vasos linfáticos y nervios.

El parénquima se denomina pulpa del bazo, la cual en su mayor parte está representada por la pulpa roja, constituida por grandes vasos sanguíneos de paredes finas, los sinusoides del bazo, separados por placas o cordones tisulares, los cordones del bazo o de Billroth (Fig. 74). El color rojo se debe a la gran cantidad de eritrocitos presentes en los sinusoides y los cordones. Dispersas en la pulpa roja se encuentran pequeñas zonas ovales o redondeadas (1 mm de diámetro) de color

M

C

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blanco grisáceo, la pulpa blanca o corpúsculos esplénicos de Malpighi (Fig. 74). Ésta está compuesta por tejido linfoide difuso y nodular.

Figura 74: Fotomicrografía de un corte pulpa de bazo de rata, H-E. Observe la organización del órgano en pulpa blanca (B) y pulpa roja (R).

La pulpa blanca es el tejido linfoide que forma vainas periarteriales que rodean los vasos

arteriales, desde que abandonan las trabéculas hasta casi la formación de los capilares. La vaina linfoide corresponde a la adventicia en otros vasos arteriales. El retículo de la periferia de las vainas, el cual se compone de células y fibras reticulares, forma un borde limitante alrededor de la pulpa blanca. Las células libres son fundamentalmente linfocitos pequeños (pertenecen al pool circulante), numerosos macrófagos y algunas células plasmáticas. Así, las vainas periarteriales representan la zona dependiente del timo en el bazo. Estas vainas en muchas zonas contienen folículos con centros germinativos (cuerpos de Malpighi). Al igual que en el ganlio linfático, los folículos contienen linfocitos B y representan la zona dependiente de la MO en el bazo.

La mayor parte de la pulpa roja está formada por los sinusoides, separados por pequeña cantidad de cordones esplénicos. Éstos son cilindros o placas comunicantes de tejido, que ocupan el espacio entre los sinusoides esplénicos. Forman una masa esponjosa de tejido, donde los agujeros quedan determinados por los sinusoides. Los cordones se componen de un retículo de fibras y células reticulares, en cuya trama se encuentran todos los elementos figurados de la sangre, puesto que los vasos arteriales se vacían en los cordones. Además, se encuentran gran cantidad de macrófagos y células plasmáticas.

La base de la capacidad filtrante del bazo depende del pasaje de la mayor parte de la sangre, a baja velocidad, a través de la trama reticular de la pulpa roja, con lo que tanto los elementos figurados de la sangre, como el plasma entran en contacto íntimo con los macrófagos que allí se encuentran. De esta manera, el bazo elimina partículas extrañas de la sangre, así como células sanguíneas envejecidas o dañadas, como los eritrocitos; se separa entonces el hierro que es transportando por la transferrina hacia la MO para ser reutilizado en la síntesis de nuevos GR, mientras que el hemo es degrado por los macrófagos a bilirrubina, la cual es unida a la albúmina y transportada al hígado para ser eliminada por las vías biliares. El bazo a su vez reacciona con una respuesta inmune ante material antigénico que se encuentre en el torrente sanguíneo.

R

B

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TEJIDO MUSCULAR

8. Generalidades y variedades del tejido muscular Formado por células fusiformes denominadas fibras musculares, que pueden acortarse o

contraerse al ser estimuladas. De acuerdo a su función puede clasificarse en voluntario e involuntario. Entre los músculos

voluntarios están los faciales y los del aparato locomotor y entre los involuntarios, los músculos de las vísceras y de las paredes de los vasos sanguíneos.

De acuerdo a su morfología puede clasificarse en liso y estriado. Este último puede ser esquelético o cardíaco. Mientras que la contracción del músculo estriado esquelético, salvo excepciones, es voluntaria, la de los demás es involuntaria.

Tiene una arquitectura general y está formado por fascículos musculares, constituidos por fibras musculares. Cada fibra contiene unidades menores, las miofibrillas, compuestas por miofilamentos. El músculo estriado está rodeado por conectivo denso denominado epimisio; que cuando envía tabiques al interior, rodeando los fascículos musculares se denomina perimisio. Desde éste parten haces de fibras reticulares que rodean a cada una de las fibras musculares formando el endomisio. La membrana plasmática de las fibras musculares recibe el nombre de sarcolema y su citoplasma, el de sarcoplasma. Los componentes fundamentales del sarcoplasma son las mitocondrias o sarcosomas, REL tubular cerca de la superficie, RER en los polos celulares, abundantes gránulos de glucógeno y pigmentos.

8.1 Tejido muscular liso Formado por haces o fascículos de fibras musculares rodeadas por vainas de tejido conectivo

(Figs. 75-77).

Figura 75: Sección longitudinal de tejido muscular liso, H-E.

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La fibra muscular lisa relajada es fusiforme y cónica, de tamaño muy variable, desde 20 µm en una arteriola hasta 1 mm de largo en el útero gestante. Posee un núcleo central, ubicado en la parte celular más ensanchada, suele presentar dos o más nucléolos y cromatina laxa. Cuando las fibras musculares están contraídas, sus núcleos aparecen plegados. La membrana plasmática difícilmente se visualiza, el sarcoplasma presenta miofibrillas y en general, las mitocondrias, el retículo sarcoplasmático y el Golgi se ubican perinuclearmente. Cada célula muscular está rodeada por una capa de glucoproteína similar a las membranas basales. En algunos casos se observan uniones estrechas entre fifras adyacentes. La contracción se producen gracias a la presencia de actina y miosina. La inervación se produce por el sistema nervioso autónomo.

Figura 76: Sección transversal de tejido muscular liso, H-E.

Figura 77: Sección de la pared del intestino delgado, mostrando músculo liso en sentido longitudinal (L) y transversal (T) y el plexo mioentérico (P), H-E.

T

L

P

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8.2 Tejido muscular estriado esquelético Constituido por fascículos de fibras musculares multinucleadas, que a su vez poseen miofibrillas

con una citoarquitectura muy compleja (Fig. 78). Son de mucho mayor tamaño que las del músculo liso, alcanzando hasta 40 mm de largo y 40 µm de ancho. Los núcleos se ubican periféricamente, poseen cromatina densa y homogéneamente distribuida.

Al observar una fibra muscular con luz polarizada se detectan bandas mayores con birrefringencia positiva y bandas menores con birrefringencia negativa, correspondiente a las miofibrillas. Las primeras son denominadas bandas A o anisótropas (birrefringentes), las cuales alternan con bandas I o isótropas (difracción simple). A su vez, cada banda A tiene una banda central H o estría de Hensen, la cual a su vez tiene una línea central M o mesodiafragma. Cada banda I posee una línea central llamada línea Z. En preparaciones de hematoxilina-eosina pueden verse las bandas A y líneas Z oscuras y las bandas I y H como zonas claras. Se denomina sarcómero al segmento compreendido entre dos líneas Z. Éste representa la unidad contráctil de la fibra muscular.

Las miofibrillas están constituidas por dos tipos de miofilamentos, los gruesos de miosina y los finos de actina. En la banda A, en un corte transversal se observa que los filamentos se ubican en forma de hexágonos, donde cada miofilamento de miosina que se ubica centralmente, está rodeado por 6 filamentos de actina. A su vez, la miosina envía prolongaciones radiales que contactan con la actina. En las bandas H sólo se encuentran filamentos de miosina y en la I sólo de actina. Estas proteínas a su vez están vinculadas a otras, como tropomiosina, troponina.

Figura 78: Representación esquemática de la arquitectura de las miofibrillas que contituyen las fibras y fascículos musculares.

El retículo sarcoplasmático está formado por cisternas y túbulos anastomosados que se orientan

paralelamente a la miofibrilla (Fig. 79). Entre dos sarcómeros se detecta un túbulo transverso o T

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que se invagina en ángulo recto desde el sarcolema. Este sistema es fundamental para la transmisión del impulso nervioso a través de la liberación de calcio que opera para que se realice la contracción muscular. A su vez este sistema comunica a las fibras musculares entre sí.

Figura 79: Representación esquemática de la organización del sarcoplasma en el músculo estriado.

Figura 80: Cortes transversal (T) y longitidinal (L) de tejido muscular estriado esquelético, H-E.

Figura 81: Músculo estriado esquelético,

coloración tricrómica de Mallory. Presenta

células (fibras musculares) de gran longitud, paralelas

entre sí, multinucleadas y

estriadas.

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La irrigación del tejido se logra a través del conectivo que lo rodea, es decir, en los vasos del

epimisio, perimisio y endomisio. La inervación se realiza a través de filetes que también llegan con el conectivo. Cada fibra nerviosa inerva una sola o varias fibras musculares en zonas denominadas unión neuromuscular. Éstas presentan una hendidura sináptica primaria y secundarias.

8.3 Tejido muscular estriado cardíaco El corazón está compuesto entre otros tejidos por músculo estriado involuntario. El músculo

cardíaco es muy parecido al esquelético, tiene las mismas estriaciones, pero se diferencia porque sus fibras están ramificadas, por lo que forman una red tridimensional y presentan un núcleo único, grande, ubicado en la región central de la fibra (Figs. 82-84). Éste es ovalado y de cromatina laxa. Las mitocondrias son grandes, con numerosas crestas paralelas y se ubican tanto perinuclearmente como paralelamente a las miofibrillas. El citoplasma suele presentar inclusiones pigmentarias de lipofucsina, los cuales aumentan con la edad, pudiendo producir su depósito excesivo la atrofia parda del corazón del anciano. Las fibras musculares se vinculan entre sí por uniones denominadas uniones intercalares o bandas escaleriformes de Eberth, porque se observan a distintas alturas. Asimismo las fibras transversas se interdigitan formando uniones gap. La red de capilares entre las fibras es muy abundante. Los túbulos T son de mayor tamaño que en el músculo esquelético y siempre están a la altura de las líneas Z, el retículo sarcoplasmático tiene una conformación más simple.

Las fibras de Purkinje corresponden a un grupo especial de fibras musculares especializadas en la conducción del impulso nervioso. Están situadas fundamentalmente en el tabique interventricular y forman una red compuesta por unidades celulares que no se anastomosan. Son más gruesas, grandes y pálidas que el resto de las fibras cardíacas; poseen además menor número de miofibrillas que se ubican sólo en la periferia celular y tienen grandes cantidades de glucógeno en su citoplasma. Regulan las contracciones coordinadas del corazón.

Figura 82: Tejido muscular estriado cardíaco, H-E. Observe que las células están ramificadas (flechas).

8.4 Histofisiología de la contracción muscular La iniciación de la contracción muscular se produce al difundirse un potencial de acción en el

sarcolema y llegar al interior de la fibra por medio de los túbulos T. El potencial de acción de estos túbulos desencadena una variación del potencial en las cisternas terminales del retículo sarcoplasmático y éste desencadena la liberación de iones de calcio por el retículo hacia el sarcoplasma circundante (Fig. 85). Los iones de calcio se unen al complejo troponina-tropomiosina,

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el cual al modificar su conformación desbloquea los sitios de inserción de las cabezas de miosina sobre los filamentos de actina (Fig. 85). Inmediatamente las cabezas de miosina entran en contacto con la actina y se inicia el deslizamiento de los filamentos. Al cabo de 20 mseg, una bomba de calcio del retículo sarcoplasmático, retira los iones calcio, con lo que la fibra muscular se relaja y alcanza el estado de reposo (Fig. 85).

Figura 83: Detalle de un corte longitudinal de tejido muscular estriado cardíaco, H-E. Las células son mononucleadas. Se observan discos intercalares (flechas) y capilares sanguíneos (C).

Figura 84: Detalle de un corte transversal de tejido muscular estriado cardíaco, H-E. Los núcleos celulares ocupan una posición central.

C

C

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Figura 85: Representación del mecanismo de contracción del músculo estriado. (a) Inervación de las fibras musculares; (b) el potencial de acción provoca liberación de neurotransmisores en la placa motora; (c) la contracción muscular se inicia al difundirse un potencial de acción en el sarcolema y llegar al interior de la fibra por medio de los túbulos T, lo cual desencadena una variación del potencial en las cisternas terminales del retículo sarcoplasmático, lo que desencadena liberación de Ca+2 por el retículo hacia el sarcoplasma circundante; (d&e) el Ca+2 se une al complejo troponina-tropomiosina, modificando su conformación y desbloqueando los sitios de inserción de las cabezas de miosina sobre los filamentos de actina. Inmediatamente las cabezas de miosina entran en contacto con la actina y se inicia el deslizamiento de los filamentos; (f) representación histológica del sarcómero relajado y contraído, respectivamente.

a

b

c

de

f

Túbulo T Ca+2

Ca+2

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TEJIDO NERVIOSO 9. Generalidades

En el organismo de los mamíferos existen dos sistemas capaces de integrar y coordinar los

estímulos y sus respuestas: el endocrino y el nervioso. El endocrino, por lo general, media reacciones más difusas y prolongadas; mientras que el nervioso media reacciones precisas, rápidas y casi siempre más cortas.

El tejido nervioso está distribuido por todo el organismo y a su vez interconectado, constituyendo un sistema continuo. Esto permite que exista una continua transmisión de flujo de información nerviosa. Este sistema responde tanto a estímulos externos como internos. La irritabilidad (capacidad para responder a un estímulo) y la conductividad (potencialidad para transportar este estímulo o su respuesta) son las dos propiedades más importantes. Su función principal es la comunicación.

Para percibir los estímulos, el sistema nervioso cuenta con receptores sensoriales donde el umbral de respuesta es menor que en otras partes del organismo. Éstos están especializados en percibir estímulos luminosos, térmicos, osmóticos, etc.

Las células nerviosas se irritan o estimulan con gran facilidad, lo que genera una onda excitatoria o impulso nervioso, que puede transmitirse a través de distancias considerables, como una diferencia de potencial eléctrica progresiva, a lo largo de la fibra nerviosa.

A través de los receptores sensoriales, la información es procesada en elsistema nervioso central y los mensajes son enviados hacia los órganos efectores: músculos esqueléticos, músculo liso y glándulas.

Un estímulo puede desencadenar una respuesta inmediata o puede almacenarse la información con el objeto de una reacción posterior. El cerebro, en especial la corteza cerebral utiliza la información en funciones superiores, como el pensamiento abstracto y la memoria, que constituyen la base estructural y química para la existencia consciente.

9.1 Organización

Anatómicamente el sistema nervioso se divide en central (SNC), constituido por el encéfalo

(ubicado en el cráneo) y la médula espinal (ubicada en el conducto raquídeo); y periférico (SNP), constituido por los nervios y ganglios nerviosos (Fig. 86), es decir, todo el tejido nervioso fuera del encéfalo y la médula espinal.

Histológicamente, todo el sistema nervioso está compuesto por células nerviosas, denominadas neuronas y por sus prolongaciones, los axones y dendritas. Entre las células nerviosas existen contactos celulares denominados sinapsis (gr. synapsis, unión), a través de los cuales se transmiten los impulsos nerviosos, mediante sustancias químicas neurotransmisoras. En el SNC, por lo general los cuerpos celulares de las neuronas se encuentran agrupadas en núcleos, mientras que sus largas prolongaciones o fibras nerviosas forman fascículos o cordones que atraviesan el SNC. El SNP está constituido por cuerpos de células nerviosas o ganglios, entrecruzamientos de fibras nerviosas o plexos, y haces de de fibras nerviosas de recorrido paralelo, bajo la forma de nervios (Fig. 87).

Los nervios del encéfalo se denominan nervios craneales y los que provienen de la médula espinal, nervios espinales. Los nervios periféricos permiten que las neuronas del SNC estén en contacto con todas las partes del organismo. Las fibras nerviosas que salen del SNC con los nervios craneales o espinales se denominan eferentes o motoras, porque conducen los impulsos desde el SNC hacia la feriferia. Las fibras nerviosas que provienen de los ganglios externos al SNC y que ingresan allí por medio de los nervios craneales o espinales, se denominan aferentes o sensitivas, porque conducen impulsos desde la periferia hacia el SNC. Por lo general, las fibras nerviosas motoras y sensitivas están entremezcladas en los nervios craneales y espinales. Los nervios se

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ramifican en su camino hacia la periferia, donde presentan terminales libres en los tejidos y órganos.

Además de las neuronas, el sistema nervioso posee células de la glía o neuroglia que cumplen funciones de sostén y nutrición y también tejido conectivo. Este último forma las membranas cerebrales o meninges que rodean el SNC y también aparece en escasa cantidad a lo largo de los vasos sanguíneos que ingresan en el SNC. El tejido conectivo interviene también en la formación de nervios, ganglios y órganos sensoriales en la periferia.

Funcionalmente se distinguen tres regiones fundamentales: el sistema nervioso central, el periférico y el autónomo (SNA). Otros dividen a los componentes del sistema nervioso en sensitivos y motores, según su función esté relacionada con la recepción de estímulos o la ejecución de órdenes.

Figura 86: Esquema que representa la organización del sistema nervioso humano.

9.2 Neurona

Es la unidad funcional del tejido nervioso. Se caracteriza por poseer prolongaciones

citoplasmáticas que pueden alcanzar enormes longitudes y a través de las cuales las neuronas se comunican entre sí o con los diversos órganos desde donde recibe o transmite la información (Fig. 88). Las neuronas se ubican predominantemente en el SNC y en conglomerados celulares denominados ganglios nerviosos. Los axones constituyen el SNP, al formar parte de los nervios.

El nervio es un conjunto de fibras nerviosas unidas por tejido conectivo, en tanto que se denomina fibra nerviosa a la unidad que forma el axón con las vainas que lo envuelven.

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Figura 87: Esquema que representa una organización más detallada del sistema nervioso humano.

El tejido nervioso1. Ventrículo lateral 2. Núcleo caudado 3. Putamen 4. Globus pallidus 5. Cápsula interna 6. Corteza cerebral 7. Cuerpo calloso 8. Tercer ventrículo 9. Tálamo 10. Hipotálamo 11. Lemnisco medial 12. Formación reticular 13. Núcleo del trigémino (5º par) 14. Núcleo del tracto solitario

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Figura 88: Esquema que representa los componentes de una neurona. Existe una gran variedad de neuronas, aunque poseen rasgos comunes. La forma es

irregular, sus límites son casi siempre poligonales y presenta superficies cóncavas entre sus prolongaciones. Todas las neuronas poseen un cuerpo celular o soma, compuesto por el núcleo rodeado por cantidades variables de citoplasma. Este citoplasma se denomina pericarion, el cual emite largas prolongaciones citoplasmáticas. Todas las neuronas poseen al menos una prolongación. Frecuentemente existen numerosas prolongaciones cortas ramificadas, las dendritas y una prolongación larga, el axón.

Los tamaños y formas celulares son muy variables. Pueden medir de 4 a 135 µm de diámetro (Fig. 89).

Figura 89: Esquemas de diferentes tipos neuronales. (a) Célula de Purkinje del cerebelo; (b) neurona de axón corto de la corteza cerebral; (c) neuronas seudounipolares de los ganglios espinales; (d) neurona piramidal de la corteza cerebral; (e) neurona motora del asta anterior de la médula espinal; (f) neurona bipolar de la retina. (Esquema modificado de Geneser).

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Núcleo El soma posee un núcleo grande, por lo general, central, esférico de cromatina laxa, con uno

o varios nucléolos grandes y muy basófilos. En estos núcleos puede observarse fácilmente la cromatina sexual de las mujeres.En las neuronas pequeñas, el núcleo es más oscuro, con granos de cromatina más gruesos.

Pericarion El citoplasma o pericarion es muy escaso y por lo general de forma poligonal o angular

(con ángulos afilados), con prolongaciones que parten de sus extremos. El pericarion contiene los cuerpos de Nissl y neurofibrillas, además de todas las organelas características de cualquier célula. Los corpúsculos de Nissl o sustancia de Nissl (ergastoplasma) corresponde a cisternas y vesículas de RER y a ribosomas libres; se ubican en el soma y en la primera porción de las dendritas, pero no en el axón, ni en el cono de origen. Éstos servirían para asegurar el crecimiento dendrítico. El citoplasma posee neurofibrillas de neurofilamentos (filamentos intermedios), visibles sólo con las sales de plata, formando el citoesqueleto celular. Éstos atraviesan el axón y las dendritas en forma paralela, mientras que lo hacen cruzadamente en el soma. Además, también contiene grandes cantidades de neurotúbulos (microtúbulos) y de filamentos de actina. El aparato de Golgi se ubica perinuclearmente, las mitocondrias bastoniformes en el soma y las prolongaciones. El REL es abundante en el pericarion, dendritas y axón. En células neuronales embrionares se encuentra un par de centríolos en el centrosoma; mientras que en las neuronas maduras se distingue un único centríolo, cuya función se desconoce ya que las neuronas maduras no se dividen. Las neuronas suelen tener inclusiones de gotas lipídicas, que pueden aumentar en ciertos estados patológicos. En las células embrionarias hay glucógeno, pero en el tejido nervioso maduro sólo aparece en las células gliales. En muchas neuronas también encontramos gránulos de pigmentos oscuros de melanina, como en la sustancia negra del mesencéfalo. En ciertas neuronas encontramos gránulos de hierro. A su vez, a medida que aumenta la edad del individuo aumenta la cantidad de lipofucsina neuronal, probablemente como producto final no metabolizable de la actividad lisosómica.

Prolongaciones (dendritas y axones)

El axón es una prolongación de diámetro uniforme, por lo general de mayor longitud y

menor grosor que las dendritas de la misma neurona. El axón nace de una región saliente del citoplasma o de la primera porción de una dendrita, denominada cono de iniciación o cono axónico, caracterizada por carecer de corpúsculos de Nissl. Es pobre en organelas. No exhibe ramificaciones en la vecindad de la neurona, aunque sí puede emitir ramas colaterales en forma casi perpendicular, a lo largo de su recorrido. Cerca de la región terminal, el axón suele dividirse en un ramillete de ramificaciones preterminales o telodendrias, que suelen terminar en un bulbo de gran tamaño o botón sináptico.

El citoplasma del axón o axoplasma es continuación del citoplasma del pericarion y contiene mitocondrias, REL, microtúbulos y neurofilamentos. El plasmalema que rodea al axón se denomina axolema. Muchos axones están rodeados por una vaina de mielina rica en lípidos. Las dendritas son prolongaciones numerosas y muy cortas y se presentan como las arborizaciones citoplasmáticas de las neuronas. Representan la mayor superficie receptiva neuronal. Son ramificadas e irregulares, su superficie es espinosa y favorece el contacto con otras terminaciones nerviosas. Sus neurotúbulos poseen un mayor diámetro que los del axón. La mayoría de las neuronas posee gran cantidad de dendritas, sólo en casos excepcionales hay una sola o ninguna. Las dendritas pueden estar cubiertas por pequeñas saliencias, las espinas que hacen sinapsis con las terminales axónicas de otras neuronas.

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Tipos neuronales En general pueden clasificarse en función del número de prolongaciones (multipolares, bipolares y unipolares) (Fig. 90 & 91) y según el largo del axón (Golgi tipo I y II). Las unipolares presentan un solo axón, son raros los ejemplos auténticos de este tipo y son propias del sistema nervioso en desarrollo. Las seudounipolares poseen las dendritas fusionadas con el axón como una prolongación única; son propias de los ganglios espinales y craneales. El cuerpo celular es redondeado y emite una única prolongación, que luego se divide como una T. Las bipolares tienen un axón y una dendrita en polos opuestos, son de forma ahusada; se encuentran formando parte de los epitelios olfatorios, de la retina y de algunos ganglios sensoriales (de Corti o coclear; de Scarpa o vestibular). Las multipolares tienen varias prolongaciones dendríticas y un axón y se hallan en el SNC conformando las neuronas piramidales y las estrelladas.

Figura 90: Esquema que representa la clasificación de neuronas, en base al número de prolongaciones (modificado de Geneser).

Figura 91: Neuronas multipolares del asta anterior de la médula espinal. Tinción argéntica. Según la longitud axonal tenemos las neuronas de proyección (Golgi tipo I) e

interneuronas (Golgi tipo II). Las neuronas Golgi tipo I se ubican en la sustancia gris, tienen un axón muy largo y

muchas dendritas; luego de abandonar el cuerpo celular, pasan a otras zonas del SNC a través de la sustancia blanca o abandonan el SNC y pasan a ser fibras periféricas. Estos axones representan entonces los grandes haces de fibras en el encéfalo y la médula espinal, además de los nervios periféricos.

Las neuronas Golgi tipo II poseen muchas dendritas ramificadas y un axón relativamente corto, que se ramifica cerca del cuerpo celular. Se ubican en la corteza cerebral y cerebelosa y en la

unipolar

bipolar

seudounipolar

multipolar

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retina. Se intercalan entre otras células nerviosas muy cercanas y su función es mediar señales entre las neuronas de un grupo.

Además de estos criterios generales de clasificación, la forma del pericarion y el esquema de ramificación y la disposición de las dendritas permiten detectar un gran número de neuronas morfológicamente diferentes.

Se sabe que cada zona del SNC se compone de poblaciones neuronales específicas. Entre los cuerpos de las células nerviosas existe un a disposición muy compleja, pero característica de prolongaciones dendríticas, axónicas y gliales. Este entretejido de prolongaciones se denomina neuropilo. Éste contiene innumerables contactos sinápticos intercelulares; más de la mitad del citoplasma de las neuronas se encuentra en el neuropilo.

Figura 92: Neuronas piramidales (triángulo) de la sustancia gris cerebral. Con H-E no podemos observar las prolongaciones celulares. También se observan células gliales (flecha roja).

Figura 93: Neuronas piramidales de la corteza cerebral. H-E. Las flechas señalan vasos sanguíneos.

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Figura 94: Neuronas piramidales de la corteza cerebral. La tinción argéntica permite seguir la trayectoria de las prolongaciones. Terminales axónicas y sinapsis

Los contactos para la transmisión de los impulsos nerviosos están estructurados de tal forma que los mismos se dan en una dirección. En lugar de actuar directamente sobre la célula vecina, el impulso nervioso que se desplaza por el axón y llega a las terminales nerviosas, produce la liberación de una sustancia transmisora, el neurotransmisor. Los neurotransmisores son sustancias químicas liberadas por exocitosis en la sinapsis de un terminal nervioso, como consecuencia del potencial de acción del axón y que transmite la señal a otra célula (postsináptica) para excitarla o inhibirla. La sinapsis o unión sináptica es la región de transmisión entre una o más células nerviosas, o bien entre una célula nerviosa y una perteneciente a cualquier otro sistema. Las sinapsis pueden ser axoaxónicas, axodendríticas o axosomáticas (Figura 95). Para realizar mejor la transmisión, el telendrón puede adoptar diferentes formas para aumentar su superficie de contacto. La transmisión del impuslo nervioso se da por la liberación de neurotransmisores (acetilcolina, adrenalina, noradrenalina, etc.) contenidos en las vesículas sinápticas presentes en el telendrón, frente al estímulo nervioso. Los neurotransmisores liberados en la hendidura sináptica (espacio intersináptico) difunden a través de ella y ocasionarán un cambio iónico originando un potencial sináptico en la postsinapsis. La membrana del axón involucrada en la sinapsis se denomina membrana presináptica, mientras que la membrana receptora del estímulo nervioso se denomina membrana postsináptica. Vainas de mielina

Las fibras nerviosas, formadas por los axones neuronales, están cubiertas por vainas de mielina que las protegen y facilitan la conducción nerviosa. Grupos de fibras nerviosas forman nervios periféricos y tractos del SNC. Las vainas que protegen a los axones del SNC están constituidos por los oligodendrocitos, mientras que en los SNP y SNA, las vainas provienen de las células de Schwann. En este último caso, el axón está protegido por varias capas de mielina y en su parte más externa por la célula glial. En otros casos el axón está protegido por una vaina simple. En

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función de si poseen o no vainas de mielina las fibras nerviosas se denominan mielínicas o amielínicas o amedular. La vaina de mielina no es una secreción de la neurona que se deposita sobre el axón, sino que es una parte especializada de la célula de revestimiento o glial.

Figura 95: Esquematización de los tipos de sinapsis neuronales (modificado de Geneser)

En las fibras mielínicas el axón está rodeado por varias capas de citoplasma de la célula de Schwann (Fig. 96). La mielina, la cual se dispone en capas concéntricas, está constituida por 40% de proteínas y 60% de lípidos (esfingomielina y colesterol). La vaina de mielina no es continua, sino que se interrumpe a intervalos regulares constituyendo los nódulos de Ranvier. Las capas celulares se disponen formando ángulos llamados incisuras de Schmidt-Lantermann. El núcleo de la célula de Schwann es alargado y se ubica en la superficie y siguiendo el eje axónico (Fig. 96).

Figura 96: Esquemas que representan (a) formación de la vaina de mielina por la célula de Schwann en las fibras nerviosas periféricas; (b) una porción de un axón mielínico: en la parte superior derecha del gráfico la mielina está representada por el color negro como en los preparados con osmio, mientras que a la derecha está representada por un granulado fino como en los preparados histológicos clásicos (modificados de Geneser) .

Incisura de Schmidt-Lantermann

a b

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Los oligodendrocitos se diferencian de la célula de Schwann en que envuelven simultáneamente a varias fibras nerviosas.

La velocidad de conducción está directamente relacionada al espesor de la capa de mielina. Esto se debe a que la mielina impide la dispersión continua del potencial de acción, el cual debe saltar desde un espacio de Ranvier hasta el siguiente, lo que ocurre por pasaje de la corriente axoplasmática de iones hasta el axolema del espacio siguiente, donde se produce una nueva despolarización y una transmisión nerviosa saltatoria. Como la permeabilidad de la membrana solo se modifica en los espacios, el transporte de iones es de menor emvergadura que en la dispersión continua del impulso y en consecuencia, la difusión requiere menos energía (Fig. 97).

Figura 97: Esquematización de la transmisión de un potencial de acción en un axón amielínico (a) y en uno mielínico (b) (modificado de Gneser).

Se dividen en fibras tipo A de 4-20 µm de diámetro, llevan los impulsos a grandes

velocidades (15-100 m/seg) e involucran las fibras motoras y algunas sensitivas. Las tipo B de 1-4 µm de diámetro, llevan los impulsos a 3-14 m/seg e involucran principalmente las fibras viscerales sensitivas. Las tipo C de 0,2-1 µm de diámetro, llevan los impulsos a 0,2-2 m/seg e involucran las fibras autónomas y algunas sensitivas.

Fibras amielínicas también reciben el nombre de fibras grises o de Remark. Las células de Schwann las envuelven en una sola capa, no hay nódulos de Ranvier ni incisuras de Schmidt-Lantermann. Como les falta el material aislante la velocidad de conducción es menor que para las mielínicas. Nervios periféricos

Según sus funciones se clasifican en motores y sensitivos y según su morfología en

mielínicos y amielínicos. El grupo de axones que forman el nervio está rodeado por tejido conectivo denso que le

ofrece protección, sostén e irrigación. El endoneuro rodea cada haz de fibras nerviosas, el perineuro circunda a varios haces y finalmente el epineuro rodea a todos los manojos (Fig. 98).

9. 3 Neuroglia o células de la glía

Se incluye en este grupo a aquellas células presentes en el SNC cumpliendo funciones

generales de nutrición y sostén y que poseen diferentes orígenes, morfología y funciones específicas. Son muy pequeñas en comparación a las neuronas. Con las técnicas comunes de tinción sólo se distinguen sus núcleos y sus prolongaciones se confunden con los axones de las neuronas.

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Se clasifican en células de la macroglia, que son astrocitos y oligodendrocitos y las de la microglia, que son microcitos y células ependimarias. La macroglia es de origen ectodérmico y la microglia mesodérmico. Figura 98: Microfotografía de un corte transversal de un nervio periférico, H-E (modificado de Geneser).

Los astrocitos son las células gliales de mayor tamaño y poseen largas y abundantes prolongaciones. Algunas veces éstas se ensanchan en sus porciones terminales para conectarse con los vasos sanguíneos formando los pies vasculares o chupadores y otras veces se conectan directamente con órganos del SNC. Cumplen importantes funciones de intercambio entre los vasos sanguíneos y las neuronas a través de los chupadores; también participarían en la regulación del equilibrio iónico. Pueden efectuar pequeños movimientos. Se distinguen tres tipos de astrocitos: protoplasmáticos, fibrosos y mixtos. Los protoplasmáticos poseen un núcleo grande y esférico, citoplasma granuloso y prolongaciones arboriformes gruesas. Se los encuentra rodeando los vasos de la sustancia gris. Los fibrosos poseen prolongaciones lisas, largas y muy delgadas y rodean los vasos de la sustancia blanca. Algunas veces, en las zonas límites entre sustancia gris y blanca se ubican los astrocitos mixtos (Fig. 99). Los oligodendrocitos poseen morfología y función similar a la de los astrocitos, pero son células más pequeñas y con menor número de prolongaciones, las cuáles se ramifican constituyendo un ángulo recto. Se les atribuye la formación de la mielina central, al mismo tiempo que a sus homólogos periféricos, las células de Schwann, la formación de la mielina de los axones periféricos y autónomos. Se hallan indistintamente en la sustancia blanca y en la gris, conformando las células satélites de las neuronas. Pueden efectuar pequeños movimientos (Fig. 99). Las células de la microglia o microcitos son las más pequeñas, su núcleo es triangular, con cromatina muy densa, sus prolongaciones son cortas y muy numerosas y parecen cubiertas con espículas. Tienen funciones macrofágicas, a veces recuperan su movilidad y realizan funciones fagocíticas en regiones distantes. Las células ependimarias son pequeñas pero poseen largas prolongaciones. Tienen funciones de sostén, secretoras y regenerativas. Conservan su aspecto epitelial, permaneciendo en contacto con el líquido cefalorraquídeo en las cavidades del encéfalo y en la médula (Fig. 99).

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Figura 99: Esquemas que representan la morfología de las células neurogliales (modificado de Geneser).

9.4 Sustancia blanca y gris El SNC se compone de sustancia gris y blanca. La sustancia gris contiene cuerpos de células nerviosas, sus dendritas y sinapsis, fibras mielínicas y amielínicas con sus ramificaciones terminales, astrocitos protoplasmáticos, oligodendrocitos y y células de la microglia. La sustancia blanca contiene fundamentalmente fibras mielínicas, astrocitos fibrosos, oligodendrocitos y microglia (Fig. 100).

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Figura 100: Esquema que representa las interrelaciones de neuoglia, neuronas y vasos sanguíneos en el SNC. La zona izquierda representa la coloración de diferentes métodos para glía, mientras que la de la derecha tras la coloración de Nissl. FA: astrocito fibroso; MI: microglia; OL: oligodendrocito; PA: astrocito protoplasmático. (Modificado de Geneser). 9.4 Ganglios nerviosos

Son agrupaciones de neuronas fuera del SNC. Pueden estar incluídos en algún órgano o

estar libres, en cuyo caso están protegidos por una cápsula de tejido conectivo denso. Desde el punto de vista funcional se agrupan en dos tipos: los del sistema nervioso cerebroespinal o sensitivos y los del sistema nervioso autónomo o motores. Cuando en el SNC hay una agrupación de neuronas que cumplen funciones similares se denomina núcleo. El tamaño de los ganglios es variable y depende del número de neuronas. El ganglio está rodeado por una cápsula de tejido conectivo denso que envía tabiques hacia el interior y a su vez, las neuronas están sostenidas por una fina malla de tejido conectivo reticular. La irrigación se produce por los vasos que circulan por los tabiques. Adicionalmente cada neurona está rodeada por células adventiciales o satélites. Los ganglios cerebroespinales (sensitivos) son los ganglios de los nervios craneales y de las raíces dorsales de los nervios espinales. Habitualmente se reconocen dos zonas, una interna formada por las prolongaciones de las células nerviosas y otra externa ocupada por los cuerpos de neuronas seudounipolares. Al salir el axón se enrolla sobre sí mismo constituyendo el glomérulo nervioso, para luego seguir su curso y formar el nervio propiamente dicho. Las células ganglionares presentan una prolongación con forma de T, cuya rama central penetra en el SNC, mientras que la rama periférica penetra en el nervio periférico. Cada célula ganglionar está rodeada por un a capa de células satélite, las de Schwann. Estas neuronas no reciben sinapsis. Los ganglios autónomos (motores) se ubican en el trayecto del SNA y algunos de ellos dentro de los órganos. Son de menor tamaño que los cerebroespinales y carecen de la gruesa cápsula conectiva, sino que están rodeados por el tejido conectivo del estroma del órgano en el que se encuentran. Las neuronas que los conforman son multipolares estrelladas, con axones amielínicos que se denomonan fibra eferente visceral postganglionar. Están rodeadas por células satélite en forma discontinua. Algunos ganglios autónomos también contienen interneuronas y pueden recibir

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fibras sensitivas provenientes de las visceras, lo cual sugiere que estos ganglios también tienen funciones de centros reflejos para los reflejos viscerales simples. 9.5 Terminaciones motoras y sensoriales Las terminaciones motoras tienen su origen en los SNC y SNA y corresponden a las terminaciones que contactan con músculos y glándulas (Fig. 101). Las terminaciones sensoriales se ubican en diversas localizaciones corporales para recibir distintos estímulos. Éstas pueden ser libres o estar organizadas en los órganos de los sentidos (ejs., corpúsculos de Meissner o tactiles, corpúsculos de Pacini y Herbst o receptores de presión, los corpúsculos cilíndricos y los husos musculares y tendinosos) (Fig. 102). Figura 101: Esquemas de (a) las rutas seguidas por las terminaciones motoras, (b) una placa motora del músculo estriado).

Figura 102: esquema (a) y microfotografía (b) de epidermis, mostrando un corpúsculo de Meissner (M).

a

b

M M

a

b

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9.6 Histogénesis del sistema nervioso Se origina en la placa neural, que es un conjunto de células ectodérmicas. Estas células originarán las neuronas de los núcleos y ganglios y además algunas células gliales. Las células de la macroglia se originan en el ectodermo, mientras que la microglia en el mesodermo. 9.7 Histofisiología del tejido nervioso Sus funciones principales son la producción y disribución de impulsos nerviosos y la elaboración de neurohormonas. La transmisión del impulso nervioso provoca cambios en la permeabilidad de la membrana, los cuales se manifiestan principalmente por la salida del ión K+ y el ingreso del de Na+. Como normalmente ingresa mayor cantidad de Na+ de lo que sale de K+, el pasaje del impulso modifica la polaridad de la membrana. Ese cambio puede ser en algunos casos, el causante de la liberación del mediador químico contenido en las vesículas sinápticas del telendrón, que ocasiona la transmisión sináptica. Este proceso ocurre en la transmisión de todos los nervios amielínicos, en tanto que en los mielínicos, las excitaciones deberán producirse en los nódulos de Ranvier, donde no hay mielina, puesto que en la zona internodal no existe respuesta posible porque aquella actúa como aislante. La organización de la transmisión nerviosa más simple, denominada arco reflejo, está constituida por lo menos por dos neuronas. Una de las neuronas es sensitiva, o sea es capaz de recibir un estímulo nervioso; ésta hace sinapsis con una neurona motora, la cual responde con una orden. Ejemplo: si se acerca a la mano un objeto caliente, un receptor térmico sensitivo de la piel, informará a su neurona del asta posterior de la médula, la cual se intercomunicará con una neurona motora del asta anterior que, mediante un impulso motor hacia los músculos de la mano, le ordena retirarla para no quemarse.

Nota: las imágenes de este compendio han sido modificadas a partir de imágenes seleccionadas de Histología de Fin Geneser y de las siguientes páginas web: www.iessuel.org/ salud/ssvv/muscu6.htm; www.postpoliomexico.org/ NeuronaMusculoUnidadMotora; personales.mundivia.es/ mggalvez/lasangre2.htm; biblia.com/ maravillas/sangre.htm; http://tejidoconectivo.galeon.com; escuela.med.puc.cl/.../ fotosBig/SN92.html; escuela.med.puc.cl/.../ fotosBig/D6F3_1.html; tejidomuscular.galeon.com/; www.postpoliomexico.org/ CPK/LaCPK.htm; www.uam.es/.../ seminarios/musculo.html; www.terra.es/personal/ josapa/nervioso.htm; www.unlu.edu.ar/ ~biologia10903/tp07.htm; www.uc.cl/sw_educ/ neurociencias/html/016.html