Magic The Gathering: The Brothers's war Artifact cycle book I

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libro 1 del ciclo de artefactos de esta entretenida saga de ficción.

Transcript of Magic The Gathering: The Brothers's war Artifact cycle book I

Jeff Grubb

La Guerra de los Hermanos

Ciclo de los Artefactos Libro I

Jeff GrubbIndicePrlogo: Atracciones Opuestas (63 AR)..7Parte 1: Estudio de las Fuerzas (10 - 20 AR)Captulo 1: Tocasia. . 13Captulo 2: Ornitptero . 23Captulo 3: Koilos...31Captulo 4: Visiones........45Captulo 5: Cataclismo....59Parte 2: Objetos en Movimiento (21-28 AR)Captulo 6: Kroog ..73Captulo 7: Mak Fawa...93Captulo 8: Tawnos..111Captulo 9: Ashnod..121 Captulo 10: Korlis...131Captulo 11: Asuntos de Estado...149Captulo 12: Pirexia ..............157Captulo 13: Conversaciones de Paz. ..... .167Captulo 14: Movidas Nocturnas..181Captulo 15: Ataque y Defensa.191Captulo 16: Secuelas....................207Parte 3: Trayectorias Convergentes (29-57 AR)

Captulo 17: El Taller de Mishra......213Captulo 18: La Torre de Urza ....221Captulo 19: Intercambio de Informacin .. .... ..... ..229Captulo 20: Transmutadores233Captulo 21: Torres de Marfil...243Captulo 22: La Mitra de Urza..251Captulo 23: Crculos de Proteccin.257Captulo 24: El Tercer Camino.263Captulo 25: El Potro269Captulo 26: Mecanismos.279Captulo 27: Sylex287Captulo 28: Argot295Captulo 29: Man y Artefactos303Parte 4: Masa Crtica (57-63 AR)

Captulo 30: Tambores de Guerra.313Captulo 31: Magia y Mquinas319Captulo 32: El Camino al Apocalipsis.331Captulo 33: Tawnos y Ashnod.343Captulo 34: Urza y Mishra...349Eplogos: Caminos Divergentes (64).357Mapas de Terisiare (Durante La Guerra de los Hermanos) ..359Prlogo

Atracciones Opuestas(63 A.R.)

Era la noche anterior al fin del mundo.

Los dos ejrcitos se haban reunido en lados opuestos de un valle destruido. Mucho tiempo atrs ste haba sido un exuberante valle, su extendida llanura surcada por un amplio y serpenteante arroyo, sus colinas laterales cubiertas de robustos robledales, Maderaplida y Raicesprofundas. Ahora estos rboles se han ido, no quedan ms que algunos troncos irregulares, el pasto calcinado, y una tierra seca y estril. El arroyo no es ms que un lento hilo de agua oculto por una capa gruesa de aceite, cuya superficie se quiebra solo por ensombrecidas masas de slidos innombrables.

Espesas y entintadas nubes ocultaban de toda vista a las lunas y las estrellas.Haba estado nublado y fro en Argoth, a pesar de haber tenido una temporadams clida en otras partes de Terisiare. Cuando la guerra se haca ms prxima ambos bandos comenzaron a incendiar los bosques que encontraban a su paso aunque slo sea para negar a sus oponentes los suministros de apoyo. Durante el da la nube semejaba a un dosel gris mate, una hoja de acero laminado y sin terminar.Por la noche iluminada slo desde abajo, por las miles de fogatas y fundiciones que ahora salpicaban el paisaje. A lo largo de los bordes opuestos del valle iluminado por las llamas, las fuerzas invasoras brillaban en la oscuridad como ojos malficos.

Atravesando el pequeo arroyo haba un par de gigantes derribados, restos de una batalla anterior entre los invasores y los habitantes originales de esta tierra. Uno de los gigantes cados estaba hecho de madera viva, y se haba dividido en mas de mil fragmentos. Su enorme cabeza selvtica descansaba en el suelo, gritando en silencio a la noche indiferente. Haba sido el ltimo campen de los nativos de Argoth, el avatar de su diosa, y con su muerte muri toda esperanza para la gente de la isla.

El vencedor de la batalla tambin haba sido destruido en la lucha. Este enorme monstruo humanoide era de piedra, sus articulaciones construidas con multitudinarias lminas seas de hierro y grandes engranajes de bronce. Su cuerpo ltico haba sido roto y remendado infinitamente, y grandes hojas de metal haban sido atornilladas a su piel para mantenerlo unido. La batalla con la bestia del bosque haba sobrecargado sus pistones y armaduras. Su estocada final haba dividido a su oponente, ahora yaca tendido hacia delante, boca abajo, un puente sobre la tibia corriente. Uno de los brazos del gigante de piedra haba sido arrancado en medio de la batalla y estaba tendido a algunos cientos de metros de distancia, sus dedos alzados queriendo desgarrar el cielo.En la parte posterior del cadver silencioso del gigante de granito una figura solitaria esperaba. En su juventud haba sido ancho de hombros y guapo, pero los aos de la guerra y el servicio a su amo le haban agotado. Hoy sus hombros estn hundidos, y su cuerpo lleva el peso adicional tanto de sus responsabilidad como de su edad. Su pelo rubio, alguna vez alborotado lo llevaba corto, y un primer lunar de piel se haca evidente en la corona de su cabeza, heraldo de la calvicie final. Sin embargo, como era ms alto que la mayora de sus compaeros, los otros no le vean a menos que estuviera sentado. Por el momento se paseaba a lo largo de la espalda del gigante.Tawnos se quit su amarronada capa de lana de alrededor de su cuerpo, maldiciendo el fro y la oscuridad. Mientras lo haca con los dedos roz la coraza de metal que le colgaba por debajo. No encajaba con l, ya que no haba sido hecha especficamente para su gran cuerpo, y solo la haba trado como una ocurrencia tarda. El mensaje haba sido clido y acogedor, pero lleg desde el campamento enemigo. Urza se hubiera irritado si su ex-alumno hubiera bajado la guardia tan fcilmente.

Hubo movimiento a lo largo del otro lado de la espalda del gigante, cerca de donde su cabeza destrozada yaca en un ngulo retorcido con el resto del cuerpo. Tawnos no la vi subir, pero de repente all estaba -un destello de pelo rojo rodeado por un manto de bano. Parecia como si ella llevara un pedazo de la noche misma. Y lo llevaba tan bien.

Estaba sola, como haba prometido. Al cruzar hacia l, Tawnos sac un pequeo dispositivo de bolsillo. Era una esfera achatada con la mecha de una lmpara que sobresala de la parte superior. Apret un clavo del costado de la esfera, y el dispositivo chisporrote. La mecha estall en una llama breve, amarilla, que cambi a un tono naranja suave cuando Tawnos la manipul utilizando el perno lateral. Ashnod se acerc a la luz, y vio que ella tena esa sonrisa perpleja que l siempre haba encontrado atractiva. Tambin vio que ahora haba cabellos plateados entre los de color escarlata.

"Haba odo que estabas muerto", dijo."No creas todo lo que oyes, patito", respondi Ashnod indiferente con una amplia sonrisa. "He odo de mi muerte al menos cinco veces en los ltimos diez aos." La sonrisa se desvaneci y la voz se volvi solemne. "Haz venido. Gracias.""Enviaste un mensaje ", dijo Tawnos."Podra haber sido una trampa", dijo Ashnod."Podra haber sido", admiti Tawnos y abri su capa. Su coraza reflej la pequea luz que brill fuera de los dos conjuntos de armas ornamentadas montadas en sus caderas. Ashnod sonri de nuevo."Es bueno saber que ests siendo cauto", dijo."Preparado", observ Tawnos. "Eso es todo. Preparado".Ashnod descolg la mochila en el suelo y se arrodill junto a l. Tawnos vacil, luego se uni a ella. Se sentaron en relativo silencio durante un largo rato. Lejos, en la distancia a cada lado del valle, los martillos de la forja preparaban los asuntos sangrientos del da siguiente."Me enviaste un mensaje," repiti Tawnos."Este ser el ltimo, sabes." dijo Ashnod mirando hacia fuera en una noche atravesada por fuegos de color rojo. "La ltima batalla. El conflicto final. De una forma u otra, la resolucin de la guerra entre tu maestro y el mo.""Entre Urza y Mishra," dijo Tawnos asintiendo."Ambos estn aqu", agreg Ashnod. "No hay refuerzos. No hay retirada posible para cualquier lado. De una forma u otra, todo termina aqu."Tawnos se movi incmodo. Haca mucho tiempo que no se haba sentado con las piernas cruzadas sobre la piedra dura. "Es un buen momento para un final", dijo. "Todo esto ha durado demasiado tiempo".Frente a l, Ashnod inclin la cabeza en la luz. "Y se ha perdido mucho.""Si, muchos han perdido sus vidas", asinti Tawnos.Ashnod ri, un sonido enfermizo que puso los pelos de punta del cuello de un irritado Tawnos. "Vidas?" dijo. "Las vidas no son nada. Piensa en todos los bosques destripados, los lagos drenados, las tierras saqueadas para llegar a este punto. Piensa que hubiramos hecho con esos recursos. Y la gente: s, la forma en que podran haberlos utilizado."Mientras hablaba Tawnos poda sentir como su cara se estiraba en seal de desaprobacin. Incluso en el tenue resplandor Ashnod poda sentir su irritacin en silencio. Lo siento dijo al fin. "He hablado sin pensar.""Es bueno saber que hay constantes universales", dijo Tawnos framente."Lo siento". Hubo otra pausa, y en la distancia algo traquete. Sonaba como un demonio riendo mecnicamente. "Cmo est?" dijo al fin."Lo mismo, slo que ms", respondi Tawnos. "Y el tuyo?"Ashnod neg con la cabeza. "Algo est mal ...". Tawnos levant una ceja y aadi rpidamente, "Mishra est ms fro que nunca. Ms calculador. Estoy preocupada.""Yo siempre estoy preocupado", dijo Tawnos. "Urza se ha vuelto cada vez ms retrado con el paso de los aos.""Retirado", dijo Ashnod. "Esa es la palabra. Como si no estuviramos all. Como si no hubiera nadie ms." Ella extendi la mano para tocarle el hombro. Tawnos se puso rgido, lejanamente inclinado, y ella dej caer el gesto. Tienes razn acerca de que todo es una prdida", dijo al fin. "Pero se puede evitar, incluso ahora.""Cmo?" los ojos de Tawnos se estrecharon."Darle lo que quiere", dijo Ashnod. "Darle a Mishra la otra mitad de la piedra.""Rendirse?" dijo Tawnos, con voz muy fuerte. "Despus de todo esto, entregarse? Cuando maana debemos ir al campo de batalla? Antes de venir a Argoth, podra haber sido una opcin, tal vez." Pens un momento y dijo ms para s que para su compaero: "No, ni siquiera antes."Ashnod levant ambas manos en un gesto pacfico. "Slo una sugerencia, patito.""l te ha enviado con ese mensaje?"No, son mis propias palabras, le espet Ashnod. "l no confa en m", aadi en voz baja."Quin podra, en este momento?" pregunt Tawnos. Las palabras salieron de su boca antes de darse cuenta lo que dijo.Bien, gru ella, y se levant de repente. Agarr la mochila, que desapareci de nuevo en las sombras de su capa voluminosa. "Si hasta traa regalos"."Cualquier regalo proveniente de t sera tratado con desconfianza," dijo Tawnos revolviendo sus pies y colocndose junto a ella.Se detuvieron por un momento, y un viento fro pas entre ellos. Luego Ashnod dio la vuelta para marcharse."Tal vez ..." comenz Tawnos. Ella dud de sus palabras. "Tal vez podramos conseguir unir a nuestros dos maestros", continu. "Sin sus armas. Sin sus ejrcitos. Tal vez hay una manera de hacer que ambos se entiendan."Ashnod neg con la cabeza. "Estn congelados en sus acciones ahora, tan mecnicos como sus propias invenciones, tan implacables como las fases de la Luna Brillante". Ella mostr una triste sonrisa. "Sueas con un momento en que pudieran entenderse entre s. Ese momento nunca existi."Ella se alej de l, luego se detuvo y se volvi. "Maana s cuidadoso. Que sobrevivas a la batalla." Camin hasta el otro extremo del gigante derribado, y se puso su capucha. Su cabello escarlata desapareci y se fundi una vez ms con las sombras."T tambin ten cuidado", dijo Tawnos a la muda oscuridad y se volvi en silencio hacia su propio campo. Mientras retornaba, una parte de su mente tom nota de las condiciones del terreno, ya que tendra que evitar las trampas del ejercito de Urza.Pero otro segmento de su conciencia medit las palabras de Ashnod, repitiendo una y otra vez.Ese momento nunca existi..."PARTE IEstudio De Las Fuerzas(10 - 20 AR)

Captulo 1TocasiaLa arqueloga Argiviana se quit los lentes y se frot los ojos cansados. La arena del desierto estaba en todas partes, ms an cuando la brisa soplaba hacia el este desde los yermos del interior. El aire del desierto era tan clido como carbones encendidos, pero Tocasia se alegr por el viento suave. Sin la brisa la excavacin sera simplemente insoportable y sofocante.La anciana investigadora se sent en una mesa adornada, un monstruosidad enorme con piernas gruesas, estriadas y con una pesada incrustacin superior de cscara brillante. Era un regalo de una de las familias de la nobleza Argiviana, una recompensa por "enderezar" a un vstago andante de su lnea. La herencia pareca casi cmica asentada en el afloramiento que Tocasia haba reclamado como su cuartel general, debajo de una lona plidamente gris de muselina de Tomakul.El regalo haba sido bien intencionado, y ella slo poda imaginar los gastos derivados del envo de la tabla hasta ella. El desierto ya haba tomado su peaje: el pulido a mano final haba sido casi completamente arruinado por el viento cargado de arena, y la madera se haba agrietado debido al evaporamiento del lquido que contena su interior. Adecuado para una sala de tocador Argiviana, era mucho menos aceptable en el desierto. Sin embargo, era un espacio plano, y Tocasia lo apreciaba.La mesa estaba llena de pergaminos a medio introducir en sus estuches y mapas de sobrevivencia sostenidos debajo de trozos de metal oxidado, los bordes rotos de los papeles revoloteaban en la brisa. Una parte particularmente grande de metal azulado se hallaba directamente frente a Tocasia, maldicindola con su enigma.

Pareca una parodia de un crneo humano, con una cara como de murcilago y ojos fros, impasibles, de cristal de colores en el metal azul desconocido. El propio metal pareca tan dctil y blando como el cobre, pero al doblarlo slo hizo que recobrara lentamente su forma original. Un conjunto de glifos Thran corra a lo largo de la parte inferior del crneo, que Tocasia haba traducido aproximadamente como su-chi. Si este era el nombre de la criatura, su propietario, o su fabricante era un misterio para ella.

La mandbula inferior del crneo sobresala hacia adelante, terminando en un puado de colmillos. La parte superior del crneo se haba desprendido para revelar una maraa de cables de metal azul. Situado entre ellos haba una solitaria piedra grande, era opaca como un vidrio viejo, desgastada antiguamente y afectada por una grieta longitudinal a lo largo de la parte superior.

Tocasia suspir. Incluso si su excavadores pudieran encontrar el resto del cuerpo de este artefacto Thran, era poco probable que alguna vez vuelva a funcionar. El dao era demasiado extenso, e incluso si pudieran volver a recrear su forma, la piedra preciosa que le daba su poder estaba hecha aicos. Slo haban encontrado un puado de piedras enteras y funcionando. Brillando en tonalidades del arco iris, podan alimentar los dispositivos Thran de mas edad. La mayor de esas piedras haba sido enviada de regreso a Argivia para un estudio adicional a cambio de ayuda y suministros.Una sombra toc la esquina de su mesa, y Tocasia salt ligeramente. Haba estado tan concentrada en el crneo que no haba visto acercarse a nadie. Mir la cara oscura de Loran y se pregunt cunto tiempo haba estado all la nia.

Loran era la hija de unos nobles y una de las mejores alumnas de Tocasia, aunque eso no era decir mucho, dada la actual cosecha de estudiantes. Temprano en la carrera de Tocasia haba aceptado la ayuda financiera de muchas de las casas nobles de Penregon. A cambio, las casas solan enviar sus miembros ms jvenes mas recalcitrantes o rebeldes al desierto durante el verano para unirse a la loca arqueloga en su excavacin de artefactos Thran.

Para ser honestos, Tocasia pensaba, que la mayora de los jvenes que reciba eran culpables nada ms que de ser tpicos adolescentes y sus padres slo trataban de sacarlos de sus mansiones. Una vez en el sitio, su inters en el pasado oscilaba entre mnimo e inexistente. Ellos estaban contentos de estar lejos de las cortes perfumadas y protegidas de Penregon, sus pequeas intrigas, y lo ms importante, sus padres. Tocasia les encomend de tanta responsabilidad de como ellos fueran capaces. Algunos supervisaban a los excavadores Fallaji, mientras que otros ayudaban a recoger y catalogar los dispositivos que salan a la luz. Sin embargo otros se contentaron con manejar las catapultas de metralla que flanqueaban el campo y que servan como elemento disuasorio para los ladrones del desierto y los rocs carroeros. Los jovencitos y las jovencitas llegaban, cumplan su tiempo, y huan a las ciudades con suficientes cuentos como para impresionar a sus amigos y con la madurez suficiente para apaciguar a sus padres.

Y algunos, como Loran, tena la inteligencia, la sabidura, y la presencia de nimo como para volver despus de su primera experiencia. Loran estaba en su tercera temporada y entrando en la plena floracin de su feminidad. Tocasia saba que era slo cuestin de tiempo antes de que la chica comenzara a preocuparse ms por vestidos de gala y cenas que de artefactos y sitios de excavacin, pero para este verano, al menos, le complaca tenerla all para ayudarle a catalogar, organizar, y coordinar.

Tocasia parpade, empuj sus gafas mas arriba de su nariz, y arque una ceja hacia la estudiante. Loran nunca hablara hasta que se le hablara, aunque Tocasia estaba tratando de romper esa costumbre.

Hubo una pausa, y luego Loran dijo en voz baja, "La caravana de Argivia ha llegado."

Tocasia asinti con la cabeza. Ellos haban estado observando la nube de polvo que se levantaba desde el este durante toda la maana, pero haban pensado que no sera hasta la tarde cuando los vagones de Bly llegaran a destino. El viejo capitn del vagn habra tendo la posibilidad de adquirir nuevas bestias, o bien el viejo uro, haba finalmente sucumbido. Lo que quera decir Loran era que los vagones de Bly haban pasado a travs de las puertas de la empalizada, y era mejor que Tocasia estuviera all para salvar a sus estudiantes del mal humor del mercader si la duea del campo no estaba all para darle la bienvenida.

Loran no se movi, y Tocasia agreg: "Voy a estar abajo tan pronto como sea posible. Si a Bly no le gusta, que se espere." Los labios de Loran se comprimieron en una delgada lnea, luego la nia asinti con la cabeza y desapareci. Tocasia suspir de nuevo. En dos o tres aos Loran estara dndole ordenes a los comerciantes como Bly sin ningn esfuerzo, pero ahora ella, y la mayora de los otros estudiantes, estaban intimidados por las bravatas del comerciante.

Tocasia observ como se retiraba Loran, vestida con el traje de trabajo color crema que utilizaba la mayora de las estudiantes mujeres. Not que la nia tena su pelo ms largo, a la moda que se llevaba en la capital. El cabello de Loran era largo, oscuro y espeso, lo que la haca mas extica entre la mayora de sus compaeros. "Un toque del desierto" era la expresin que utilizaba la nobleza Argiviana. No era un elogio sino una acusacin tcita de que algn brbaro del desierto estaba al acecho en el rbol familiar. Tal vez por eso Loran regresaba todos los veranos -no poda ser solo por la presin de la familia. La ltima vez que Tocasia visit Penregon, la madre de Loran haba dejado bien en claro que Loran deba frenar esos tontos esfuerzos por hurgar en el polvo en busca de desechos de metal.

Tocasia mir hacia el campamento, un enorme muro construdo en torno a un conjunto de colinas. Las suaves colinas estaban talladas por lava seca y result ser muy productiva en artefactos Thran. La empalizada era ms una demarcacin de territorio que una verdadera proteccin, pero mantena a los bandidos del desierto, como diran ellos acorralados. La barricada de piedras apiladas estaba flanqueada por un par de catapultas de gran tamao cargadas con ripio suelto para mantener los rocs a distancia. Dentro de las paredes la mayor parte de la actividad del campo era lenta por el calor del verano. Una colina en particular, aquella en la que se haba recuperado el crneo su-chi, result ser particularmente prometedora, y ahora estaba cubierta con una malla de cuerda y estacas para un examen ms detenido. Las patas de los lentos pebeteros se movieron pesadamente para alcanzar a los vagones, dirigidos por los nios nobles que gozaban de aporrear a los animales albinos con sus aguijones improvisados.

La puerta se cerr con el paso del ltimo vagn, y una figura de gran circunferencia de cabeza salt, agitando los brazos de una manera animada. Bly pareca disfrutar aterrorizando a los estudiantes, tal vez porque tena que doblegarse a sus padres de vuelta en Penregon.

Tocasia sonri ante la idea de Bly de vuelta en la capital Argiviana, sombrero en mano, inclinando ligeramente la cabeza, tratando de enunciar sus demandas sin tener que recurrir a las maldiciones. El desierto era probablemente el mejor lugar para l.La arqueloga se pas las manos por el pelo canoso corto, tratando de sacudir algn enredo inexistente. Cuando ella era joven su pelo haba sido tan largo y casi tan oscuro y exuberante como el de Loran. Podra haber habido un toque del desierto en el rbol de su familia. Sin embargo, la edad tiende a hacer iguales a todos las personas, y su mechones rapados eran ms fciles de cuidar en el desierto.

Tocasia dio a la calavera azul de metal una palmadita cariosa y se levant de su silla de campamento. Cogi su bastn, un fragmento roto de madera y acero brillante de algn mecanismo Thran desconocido. Todava estaba lo suficientemente activa como para justificar su uso como una ayuda extra en el recorrido del terreno irregular y no como una muleta. Pero los dolores en sus articulaciones durante el fresco amanecer del desierto contaban una historia diferente.

Tocasia se tom su tiempo para descender de su elevada posicin. Bly se embroncara y se quejara, pero eso nunca le impidi comerciar. Los artefactos y botn vendibles que traera de vuelta desde el sitio haca valer la pena del viaje largo y difcil hacia el interior.

No fue una sorpresa, entonces, que una vez que lleg a los vagones haba un amplio crculo de estudiantes y carreteros que rodeaban al patrn del vagn. La sorpresa se la llev una pareja de jvenes a los que Bly reprenda.Los dos le eran completos desconocidos. Uno de ellos era moreno y fornido, y daba un respingo cada vez que Bly bramaba. Estaba medio escondido detrs del otro, un muchacho delgado, de pelo aleonado, que estaba firmemente parado, recibiendo la tremenda explosin de truenos que lanzaba el patrn vagonero.

"Engaadores! Tramposos! Mentirosos!" gritaba Bly.La pareja era de diez aos de edad, segn Tocasia poda adivinar. Doce como mucho. Esa era la edad en la que los nobles enviaban por primera vez a sus hijos al campamento de Tocasia. Pero estos no eran sus alumnos, y no se esperaban nuevos arribos hasta el comienzo de la siguiente temporada. Loran estaba a un lado de la multitud, pareca tanto avergonzada por la escena como aliviada de no ser el objeto del temperamento de Bly.

"Trataban de engaarme! Ahora ocpense de la descarga, perros asquerosos!" farfull Bly, con un tono carmes arrastrndose a travs de su cara.

El muchacho de cabello oscuro levant los puos y dio un paso hacia adelante. El muchacho rubio que era mayor extendi un brazo para bloquear a su compaero, pero sus ojos no se apartaba del maestro vagonero.

"Sirrah", dijo con calma, aunque lo suficientemente fuerte como para que la gente que le rodeaba le escuchara, "hicimos una trato. Trabajaramos para t solo para pagar nuestro pasaje hasta aqu. Ahora que hemos llegado, ya no vamos a trabajar mas para ti."

Bly se volvi apopljicamente prpura. "Estuvieron de acuerdo en servir como ayudantes durante todo el viaje. El viaje no ha terminado todava; an tenemos que volver a Penregon!"

"Pero entonces tendremos que volver aqu por nuestra propia cuenta!" explot el nio rechoncho, inclinando hacia adelante el brazo que le sujetaba el otro.

"Qu est pasando aqu, Bly?" dijo Tocasia.

El capitn de los vagones se gir ante la acadmica, parpadeando como si recin ahora se hubiera dado cuenta de ella. "Este es un asunto privado, seora Tocasia. Nada ms."

El ms delgado de los dos jvenes se adelant. "T eres Tocasia la Acadmica?"

"No hemos terminado", quiso comenzar Bly, pero Tocasia levant una mano y respondi a los jvenes.

Si, lo soy, dijo.

Soy Urza," dijo el joven. "Este es mi hermano Mishra." El ms robusto de los dos nios asinti con la cabeza, y el mas delgado de los jvenes sac un sobre maltratado desde el interior de su chaleco. El sello en la solapa, la impresin de una familia noble conocida, estaba intacto, pero pareca como si la carta haba hecho todo el viaje junto a la piel del nio. Bly respir profundamente cuando la vi.

Tocasia mir a los dos jvenes, luego al patrn del carro. Ella desliz una ua pulida por la arena del desierto debajo de la aleta y abri la carta. La caligrafa era fluida y bien formada, dictada a un escribano, pero la firma en la parte inferior era reconocible, aunque dbil y entrecortada.

Por un momento se hizo un silencio mientras ella lea, durante el cual tanto Bly como Mishra cambiaban de posicin con impaciencia, esperando la oportunidad de comenzar de nuevo la discusin. El joven Urza estaba impasible, con sus manos cruzadas delante de l.

Tocasia dobl la carta de nuevo y dijo pensativamente: "Bueno, eso es todo." Y a los dos nios, dijo, "Tomen vuestras cosas, y sigan a Loran hasta sus cuartos." A Bly, respondi, "Estos dos son de mi responsabilidad. Ellos se estn uniendo como estudiantes."

El color prpura regres al rostro de Bly. "Pero me deben medio viaje! Me ests diciendo que tengo que dejar que estos sabandijas rompan un acuerdo justo, solo por esa carta!"

Tocasia dej que el patrn vagonero se quejara. Vio a los nios sacar un par de mochilas delgadas de un vagn y poco despus la forma delgada de Loran corriendo presurosamente. Slo cuando pasaron a travs de la multitud y esta se dispers para atender inmediatamente los asuntos de la descarga de suministros puso su atencin en Bly.

"El acuerdo era que trabajaran a lo largo de su viaje," dijo ella bruscamente. "Cuando llegaron aqu, ese viaje termin. Ellos estn tomando residencia aqu. Entiendes?". Habia cierto sonido metlico en su voz, e incluso Bly saba que no podra hacer cambiar de opinin a la erudita cuando utilizaba ese tono. Asi que, respir hondo y se comform con calmarse.

Tocasia levant la carta. "Esto es de su padre, de quien no he odo durante muchos aos. Qu sabes de l?"

Bly balbuce por un momento y luego dijo: "No est muy bien que digamos. Se ha vuelto a casar recientemente con un marimacho, una verdadera zorra de una buena familia con sus propios hijos. Se haba puesto gravemente enfermo aproximadamente un mes antes de salir de Penregon. Podra ser que ya est muerto. "

"Podra ser," dijo Tocasia solemnemente, "o podra estar demasiado enfermo como para ver el bienestar de sus hijos. T no sabas nada de esta carta, verdad?"

El capitn mir a los pies de su vagn, avergonzado. "No, no lo sabas", continu Tocasia. "Porque si lo hubieras sabido, no habras tratado de empujar a esos nios a una negociacin tan difcil. Viaje completo Cuando no! Conocindote, probablemente habras hecho trabajar a esos dos, tan duramente como lo haces con tus uros, o quizs an peor. Porque sabas que sin esa carta no les tomara slo por su palabra!"

"La nueva madre, es una engendro", dijo Bly en voz baja, a modo de explicacin. "Buscaba que se fueran, pero no gastara un molino en su bienestar. No quera echar mano del dinero de la familia, ya que probablemente es todo suyo ahora mismo."

"As que distes a los chicos un descanso, hacindoles trabajar como esclavos, y tratando de retenerlos, ya que nadie se dara cuenta de su suerte", dijo Tocasia. "Eso es bajo, incluso para t, Bly. Ahora descarga los suministros, y s, voy a hacer un inventario completo, gracias. Y luego vamos a cargar los vagones para tu regreso. Hay algunos elementos que te proveern un beneficio excelente, a pesar de tu conducta escandalosa."

Tocasia quera darle algunas lecciones ms Bly, pero Loran lleg corriendo. "Seora Tocasia, los chicos nuevos!"

Tocasia frunci el ceo hacia la estudiante. La joven al fin haba hablado, por lo que deba ser importante. "S?"

"Se estn peleando", dijo Loran. "Con Richlau y un par de los otros chicos."Tocasia pronunci una leve maldicin. Bly se ri entre dientes. "Puedo llevarlos de vuelta si as lo deseas, acadmica" dijo.

La erudita le dispar al patrn de los vagones una mirada que pondra los pelos de punta a un buey detenido a quince pasos. Dijo a Loran, "Busca a Ahmahl y a un par de los otros excavadores para que los separen. Y envia a los chicos a mi tienda." Loran vacil, y Tocasia prcticamente pate el suelo. "Ahora!"

La joven desapareci en una nube de polvo, y Bly, dijo, "Creo que ese par traern ms problemas de lo que valen, si no te importa que lo diga."

"No me sorprende", gru la erudita. "Su padre fue siempre un bicho malo".

"As que al final te los vas a quedar?" pregunt el maestro vagonero, moviendo la cabeza.

Tocasia suspir. S. Le debo mucho a su padre. Por un favor muy antiguo."

"Debe haber sido un gran favor", dijo Bly. "Qu te dio?"

"Slo mi libertad ", dijo Tocasia, y se alej del maestro vagonero sin esperar respuesta.

Bly mir la espalda de Tocasia mientras caminaba de vuelta por la colina. Era su imaginacin, o pareca ser ms anciana y ms frgil de lo que haba sido hace solo un momento? Entonces oy gritos roncos entre los vagones, y la idea huy de su cabeza.

"Eh!" grit a los camioneros, arrojndose de nuevo en el trabajo. "Nunca has transportado mercancas antes? Esa cosa es delicada! Manjalo como lo haras con el recin nacido de tu hermana, o nosotros no cobraremos!"

La colina le pareci ms empinada a Tocasia en la subida de lo que haba sido en el camino hacia abajo, y los muchachos ya estaban esperando all cuando lleg a la cima. Ahmahl y Loran estaban all tambin.

El lder de la tribu de excavadores del desierto asinti con la cabeza bruscamente hacia Tocasia. En Fallaji, la lengua del desierto, dijo, "Mire al pequeo. Era todo puos y mordiscos cuando le alejamos. Tanto fuego en alguien tan pequeo. El grande hizo sangrar la nariz de Richlau, pero no est rota."

Tocasia respondi en el mismo idioma, Richlau merece tener la nariz ensangrentada. Dle que est de servicio en la cocina por el resto del mes. Y traslada las cosas de los chicos a las tiendas de Havack en su lugar." Ahmahl asinti con la cabeza y sali del lugar . Loran no hizo ademn de irse hasta que Tocasia le dio instrucciones de vigilar a Bly.La arqueloga camin alrededor de la mesa, deslizando el bastn de vuelta a su estuche, una canasta en forma de tambor hecho de un piel de pebetero. Se apoy con las palmas sobre la mesa y mir a los dos muchachos. Sus chalecos haban sido destrozados en la batalla, y los bolsillos de Urza estaban completamente desfondados. Mishra haba adquirido un ojo negro, y ambos muchachos mostraban numerosas marcas de araazos. Tocasia suspir y se sent en su asiento. Los muchachos se movieron incomodamente.

"Quince minutos", dijo al fin. "Quince minutos y ya estn en una pelea. Un nuevo registro, incluso para este lugar."

Los dos chicos empezaron a hablar a la vez. Urza dijo: "Me gustara pedir disculpas en nombre de todos los involucrados"

Mishra revent con un, "Lo siento, pero en realidad no fue culpa nuestra si"

"Silencio!" dijo Tocasia golpeando la mesa duramente, fue tan fuerte el golpe que el crneo su-chi subi ligeramente, y un pedazo de la incrustacin de perlas rebot fuera de su entorno. Los dos muchachos se calmaron inmediatamente y comenzaron a mecerse nerviosamente.

Tocasia se reclin en su silla. "Qu pas?"

Los muchachos se miraron entre s, como si cada uno concediera al otro la oportunidad de hablar. Por un mutuo consentimiento tcito, Urza gan la oportunidad."Uno de los chicos mayores quiso pegarle a mi hermano. Yo le detuve", dijo remilgadamente. Un nio grande, con pelo rojo y pecas.

"Ya lo veo," dijo Tocasia. Mirando a Mishra dijo, "Y por qu Richlau se meti contigo?"

"No hay ninguna razn", dijo Mishra. Urza empez a decir algo, pero Tocasia levant una mano para silenciarlo. Despus de un largo silencio, Mishra agreg, "Me dijo que estaba en su cama."

"Y estaba en lo cierto?" pregunt la sabia.

Mishra se encogi de hombros. "Supongo". Entonces, despus de una pausa, solt: "Pero l no tena por qu ser grosero al respecto!"

"Richlau es grosero con todos ", dijo Tocasia. "Vas a tener que acostumbrarte si te quedas por aqu." Enfrentando a Urza, dijo, "T eres el hermano mayor, correcto?"

"As es", dijo Urza, pero Mishra hizo un pequeo ruido de tos. Urza hizo una mueca y aadi: "Debo decir que Mishra y yo nacimos en el mismo ao, yo nac en el primer da del ao, Mishra naci en el ltimo. As que salvo ese ltimo da , yo tengo un ao ms."

"En el ltimo da, somos iguales!" chill Mishra, como si estuviera contento de que su hermano se hubiera corregido.

Tocasia levant la carta del chaleco de Urza. "Saben lo que dice?"

Una vez ms, los dos muchachos se miraron entre s. Tocasia sinti que hablaban en un lenguaje secreto, un lenguaje que solo ellos podan escuchar.

No exactamente, respondi Urza al fin.

"Su padre era un querido amigo mo a quien le debo mucho", observ Tocasia. "l quiere que yo cuide de ustedes, que los cuide por si algo le ocurriera a l. Eso significa que van a quedarse por aqu un buen rato. Y eso significa trabajar conmigo y con mis alumnos. Si se sienten incmodos con este acuerdo, puedo enviarles de vuelta con Bly, pero para ser honesta no s qu clase de bienvenida les esperar en Penregon ".

Una vez ms los chicos se miraron entre s. Fue Mishra el que habl en esta ocasin, "Qu es lo que haces?""Excavo", dijo Tocasia. "O, mejor dicho, superviso a otros que excavan. Estamos buscando artefactos aqu. Sabes de que estoy hablando?"

"Restos del pasado", dijo Urza. "De una civilizacin que estaba aqu mucho antes de Argivia o de cualquiera otra nacin de Terisiare. Antiguedades.""As es", dijo Tocasia. "Artefactos cuyo poder abarca desde juguetes pequeos hasta grandes mquinas, mquinas que pueden hacer el trabajo de muchos hombres.""Al igual que esas cosas grandes blancas parecidas a bueyes?" pregunt Mishra, casi en silecio.Tocasia arque una ceja hacia el hermano menor. "S, por supuesto. Los pebeteros que utilizamos aqu como bestias de carga son artefactos, los cre yo hace un tiempo en base a los diseos que hemos reconstruido de la raza Thran, una raza constructora de artefactos. Los pebeteros son fuertes y leales mquinas irreflexivas, unos trabajadores incansables. No requieren agua ni comida, y cuando se rompen, los fluidos de sus articulaciones se utilizan para preparar una bebida fuerte que comerciamos con las tribus del desierto a cambio de informacin y otros artefactos".

"Suenan muy tiles", dijo Urza.

Tocasia se reclin en su silla. "Mishra, estoy impresionada. El esqueleto est cubierto por cueros cosidos para proteger el funcionamiento de las arenas del desierto. Tuve una estudiante que era muy til con la aguja. La mayora de los nuevos estudiantes asumen que los pebeteros estn vivos, puesto que la nica cosa comparable son los uros.. Tocasia ri. "Una de las bromas que Richlau y los otros muchachos probablemente estaran preparando sera asignarte a alimentar a un pebetero y no volver hasta que hubiera terminado su comida. Cmo has adivinado que no estaban vivos?"

Mishra parpade, y luego frunci el ceo. "No lo adivin. Slo lo saba."

Urza dijo: "Su marcha no es la correcta de un ser vivo. Se lanza hacia adelante cada vez que da un paso. Una criatura real sera ms suave." Mir a Tocasia y se encogi de hombros. "Yo tambin lo saba, pero no crea que fuera lo suficientemente importante como para mencionarlo. Los Thran deben haber sido gente maravillosa para haberlos creado."

Tocasia dijo: "Y qu sabe usted de los Thran, jven Urza?"

El nio de pelo rubio separ sus pies y se llev las manos a la espalda en una posicin de recitacin que Tocasia recordaba de su propia juventud.

"Los Thran fueron una antigua raza que vivi en esta tierra muchos miles de aos atrs. Crearon una serie de dispositivos maravillosos, slo unos pocos de los cuales han sobrevivido hasta nuestros das. El gran reloj de la Corte Suprema de Penregon se dice que es un artefacto Thran."

Tocasia reprimi una sonrisa, el dispositivo que haba en el corazn del reloj haba sido uno de sus primeros hallazgos. "Pero quines eran?" -pregunt ella. "Quines fueron los Thran? Eran humanos?"

Urza se asombr, como si la pregunta fuera imparcial. "Por supuesto. Por qu no habran de serlo?"

"Qu pruebas puedes ofrecer?" pregunt Tocasia.

Urza pens por un momento, y Tocasia not que baj un poco la cabeza como si tratara de apoyar un crneo lleno de pensamientos contra su pecho. "Yo no me acuerdo de nada que diga que no lo eran. Po eso supuse que lo eran."

"La mayora de la gente lo hace", dijo la acadmica. "Pero la verdad del asunto es que no sabemos. En efectivo, pueden haber sido humanos. Ahmahl, uno de los Fallaji, tiene algunos cuentos populares acerca de cmo los Thran eran poderosos dioses que condujeron a su pueblo a este mundo, pero las historias estn muy descuidadas en detalle. Los Thran podran haber sido minotauros, elfos, enanos, duendes"

"Oh, espero que hallan sido minotauros!" dijo Mishra. "Esos si que tienen un buen aspecto!"

Urza extendi las manos delante de l y dijo secamente: "Tuvimos un carnaval en Penregon cuando ramos ms chicos. La mayor parte de lo que sabe Mishra de minotauros viene de haber visto uno all."

"Pero el hecho es que no sabemos quines fueron los Thran", continu Tocasia. "Y por ello excavamos, examinamos y tratamos de juntar las piezas del pasado. Los pebeteros son el resultado de lo que hemos aprendido. Asi como, en menor medida, las catapultas de metralla que custodian el campamento. Lo que s sabemos es que muchos de los dispositivos Thran fueron impulsados por fuentes de energa cristalina. Las llamamos piedras de poder. Como las llamaban los Thran es una incgnita. Tenemos una idea aproximada de su lengua, aunque muy poco se halla escrito. No hemos encontrado estatuas, arte, cermica o nada que implique las artes creativas. Sabemos que destruyeron esta tierra y la dejaron casi desnuda, pero no sabemos cmo murieron, si por una guerra interna, hambre o peste."

Suspir. "No tenemos ni siquiera idea de cmo eran fsicamente. Podran haber sido como nosotros. O podran haberse visto como nuestro amigo de aqu." Empuj hacia adelante al su-chi del escritorio y le acarici.

Mishra se adelant y cogi el crneo. Tocasia se sorprendi por la velocidad que slo los depredadores del desierto y los nios pequeos pueden manejar. Le dio vuelta una y otra vez en sus manos.

"Detnte", comenz Tocasia. Quizo decir: "Deja eso y ponlo en su sitio," pero era demasiado tarde. Al primer sonido suyo Urza se lanz hacia su hermano pequeo.

"Djalo donde estaba!" grit el muchacho de pelo rubio. "Podra ser peligroso!"

"No es peligroso", gru su hermano de pelo mas oscuro. "Si fuera peligroso, lo habra tenido en un lugar donde no podramos tocarlo!"

Entonces, es frgil! "grit Urza. "Lo vas a romper!"

"Si lo rompo, ser por tu culpa!" dijo Mishra. La pareja form un nudo apretado, el crneo, su-chi entre ellos.

"Dselo!" grit Urza.

"No!" respondi Mishra.

"Basta!" rugi Tocasia, haciendo tronar las dos manos en la parte superior de la mesa. En un momento los nios estaban derechos otra vez, y el crneo qued balancendose suavemente contra la incrustacin de perlas en la que haba estado unos minutos antes.

La erudita frunci el ceo ante los muchachos. "Ustedes hablan mucho y parecen tener bastante energa para quemar. Es suficiente. Van a pasar lo que queda del mes aprendiendo desde el principio. Empezarn trabajando en la cocina. Junto con Richlau, por lo que les recomiendo que encuentren la manera de tratar con l. Si tengo ms problemas con ustedes, voy a enviarlos de vuelta con Bly. Tocasia les hech una mirada. "Me he expresado con claridad?"

Como si fueran uno, ambos nios asintieron con la cabeza.

"Bien". Tocasia dej caer su delgado cuerpo en la silla. "Ahora, reprtense a la tienda de campaa y empiecen a pelar tubrculos. Estn preparando una gran fiesta esta noche para los hombres de Bly. Confo en que no habr ms problemas"

Ambos nios asintieron nuevamente al unsono con la cabeza. Tocasia les hizo seas de que se retiraran, y desaparecieron de su tienda, dejando rastros de polvo detrs de ellos mientras correteaban por la ladera.

A pesar de todo Tocasia sonri. Eran tan parecidos en edad, pero su orden de nacimiento estableca sus actitudes. Urza tena diez aos pero se comportaba como si fuera mucho mayor y se senta responsable de su hermano menor. Mishra tena casi diez, pero actuaba ms juvenilmente y era ms exuberante. Probablemente siempre estara dispuesto a probar cosas nuevas, pens Tocasia, porque su hermano mayor estara all para cuidar de l.

An as, pens, sera razonable dedicarle algunas palabras a Richlau. Hacerle saber que a ella no le gustara escuchar que le estaba haciendo la vida difcil a los dos estudiantes ms nuevos y jvenes. Eso podra crear sentimientos contrarios si los "nios nuevos" eran conocidos por ser sus favoritos, pero sera un pequeo precio, y algo temporal. Al final de esta temporada, este grupo de jvenes nobles regresaran a Penregon y un nuevo contingente tomara su lugar. Los hermanos deberan ser capaces de manejarse por s mismos para ese entonces, pens, o se habran ido.

La sonrisa de Tocasia se desvaneci mientras coga el crneo metlico su-chi. Lo examin cuidadosamente para ver si los muchachos lo haban daado an ms en la refriega. De alguna manera, observ, las dos mitades del cristal de poder se haban unido durante la lucha. La grieta longitudinal se haba desvanecido, y el cristal ahora era una pieza slida. An ms interesante, haba un parpadeo de luz en lo ms profundo del cristal, una luz dbil, pero que indicaba que el cristal segua manteniendo parte de su energa.

Tocasia mir el crneo y su cerebro cristalino hasta que Loran lleg a buscarla para la cena con los hombres del capitn de las carretas y sus propios alumnos. Pero sus ojos y sus pensamientos se desviaban muy a menudo durante la comida hacia los dos chicos que haba llegado recientemente al campamento.

Captulo 2Ornitptero

Tocasia no envi a los chicos de vuelta con Bly en ese viaje, ni en ningn otro viaje a Penregon durante los siguientes seis veranos. Urza lleg a un acuerdo con Richlau, y Mishra era ms cuidadoso al sentarse en literas que no le pertenecan. Loran volvi a Penregon y se qued all por cinco aos. A Bly comenzaban a desgastrsele los bueyes nuevos y trat de comprarle uno de los pebeteros a Tocasia sin xito. Tocasia sigui excavando y cuidando de los dos muchachos.

Al principio Tocasia pens en Urza y Mishra como dos partes de una misma entidad. Su inclinacin se vio reforzada por la manera en que los dos se miraban entre s antes de contestar una pregunta. Sin embargo, eran personas muy diferentes, y el desierto recalc diferentes partes de su personalidad.

Urza se hizo ms estudioso, devorando cada trozo de informacin que Tocasia haba reunido de los Thran. Examinaba minuciosamente las listas de artefactos de temporadas anteriores e incluso los montones de desechos de material que haban sido descartados. De esta manera encontr varias piezas que pertenecan a descubrimientos ms recientes, pero haban sido descartadas por no concordar con aquellas encontradas por aquel entonces.

Tocasia se dio cuenta que Urza estaba intrigado por la manera en que funcionaban las cosas. A los doce aos separ las extremidades anteriores de uno de los pebeteros, volvindolas a montar slo despus de que Tocasia le amenazara con terribles consecuencias. l y Mishra se quedaron reconstruyendo a la bestia durante toda la noche, y su rediseo improvisado detuvo el tambaleo que haba experimentado el equipo previamente.

El hermano mayor creca fuerte pero se haca cada vez mas delgado en el sol caliente. Su cabello se ti de un rubio pajizo, y ahora lo llevaba recogido en forma de cola de caballo colgando de la parte posterior de su cuello. Sus conocimientos eran enciclopdicos y sus ideas perspicaces.

Mishra tambin floreci en el aire seco del desierto. Mientras Urza urgaba entre rollos echos jirones y mapas, Mishra aprendi a remover, tamizar, y excavar. El hermano menor pasaba ms tiempo fuera en el campo que su congnere. Trepaba entre las expuestas paredes rocosas y los ridos despojos . Al poco tiempo poda observar el sitio de una excavacin y aventurar una respuesta sobre a que profundidad deberan llegar las excavadoras para encontrar los artefactos Thran. Sus suposiciones eran cada vez mas acertadas.

Tocasia se dio cuenta de que Mishra pasaba ms tiempo con los otros estudiantes y excavadores, as como con Ahmal, de lo que lo haca su hermano. Despus de la cena, mientras Urza estaba encorvado sobre las ligaduras de algn artefacto esqueltico, Mishra se encontraba en el campo con los buscadores, escuchando las leyendas del pueblo Fallaji. Haba cuentos de incursores y hroes y genios del desierto, de grandes ciudades encerradas en botellas y almas desgraciadas transformadas en burros. As, Mishra se enter de que la gente del desierto consideraba a los Thran como una raza de semidioses que haban utilizado sus artefactos para crear ciudades terriblemente maravillosas.

Tocasia sospechaba que los excavadores le dejaban probar a Mishra su nabiz, el vino poderosamente fermentado y condimentado con canela preferido por la Fallaji, pero no dijo nada. Le pareca bien que Mishra se hubiera alejado un poco de debajo del ala protectora de su hermano. Por otra parte, como Urza pasaba la mayor parte de su tiempo envuelto en sus estudios a Tocasia le pareci que este no se di cuenta de que su hermano pasaba ms tiempo con los dems que a su lado.

El trabajo en el sol del desierto fortaleci a Mishra. Se volvi ms musculoso, y como resultado de las largas horas pasadas en los sitios de excavacin, su carne tom un bronceado tan profundo como el de aquellos que trabajaban all. Su pelo oscuro se arrastraba tras l como un estandarte, adornado con trenzas a la moda del desierto. Tena los hombros ms anchos y un esqueleto mas firme que su hermano mayor y ahora poda manejar la chatarra sin la ayuda de Urza.

Ambos muchachos eran trabajadores incansables, y Tocasia se dio cuenta porque Bly haba tratado de quedrselos. Pero algo ms que su trabajo los vinculaba a ella. Cada uno de los hermanos tena un entusiasmo por sus tareas que era contagioso. Tocasia no senta la necesidad de hablar con ellos como si fueran nios, sino que hablaba con ellos como lo hara con adultos de confianza, y ellos le devolvan esa confianza.

Pronto, la pareja fue considerada tan vital y permanente por una parte del campamento como lo era Tocasia misma. Luego de dos aos, los jvenes nobles procedentes de Penregon tenan la misma edad que Urza y Mishra, y los hermanos ya conocan la disposicin de la tierra. Recordando sus propias experiencias, la pareja siempre buscaba a los futuros matones entre el grupo y dejaba en claro que no permitiran la persecucin de los estudiantes ms pequeos. Dos aos mas tarde los hermanos ya eran considerardos como los lderes de facto del contingente de estudiantes, lo que permita a Tocasia ms tiempo para su propio examen de los artefactos y las piedras de poder.

En el otoo del segundo ao lleg la noticia al campamento, a travs de las caravanas de Bly, de que el padre de Urza y Mishra haba fallecido despus de una larga enfermedad. La carta haba sido escrita breve, rapidamente, por la madrastra de los nios. La misiva no hablaba nada acerca de una herencia, y Tocasia sospech que tal vez nnca se hara mencin de ella.

Le dio la noticia primero a Urza. Quin estaba trabajando debajo de la tienda de Tocasia, limpiando el polvo de un dispositivo que se haba encontrado ese mismo da, y que se hallaba impulsado por un resorte en espiral. Tocasia sospechaba que no era ms que un mecanismo de reloj, pero el joven haba encontrado smbolos grabados a lo largo de la longitud del resorte, smbolos que pareca tener una relacin conocida con los glifos Thran. Cuando ella le habl de su padre, Urza dej sus herramientas y se qued mirando un largo rato hacia la incrustracin de perlas que tenan en la parte superior. Se frot los ojos y agradeci a Tocasia la informacin, a continuacin, tom sus herramientas de nuevo, y contino ocupndose del dispositivo.

Mishra respondi de manera muy diferente. Cuando Tocasia le dio la noticia huy del lugar de la excavacin, subiendo por el lado rocoso sobre el campamento de Tocasia. Su hermano mayor quizo ir tras l, pero Ahmahl se lo impidi. Mishra necesita desahogarse a solas, le dijo el Fallaji. Sin embargo, despus de la cena, Tocasia vio a Urza subir el afloramiento, y sentarse junto a su hermano durante mucho tiempo para ver como la Luna Resplandeciente se alzaba sobre el desierto. Ninguno de los hermanos mencion despus este incidente, y Tocasia siempre se pregunt que se habran dicho el uno al otro en aquella colina rocosa .

En la primavera del sexto ao de la llegada los muchachos Loran regres, esta vez como representante oficial de su casa en lugar de como una simple estudiante. Ella tambin haba crecido y ahora era una dama de alta cuna (Bly inform a Tocasia con un guio y un codazo poco sutil) con una serie de pretendientes que deseaban tanto su mano como el dinero de su familia. Oficialmente, Loran estaba all para inspeccionar el campamento debido a los logros recientemente adquiridos y para recomendarle a su familia el aumento del patrocinio de los trabajos de Tocasia. En realidad, esa decisin podra haber sido tomada en Penregon, un nmero creciente de jvenes lderes de las diversas familias haban pasado al menos un verano trabajando para Tocasia, y sus buenos recuerdos ahora volvan convertidos en grandes aportes. A la Corona Argiviana no le importaba el trabajo de Tocasia, ella lo saba, pero la Corona Argivian era dbil y trataba al asunto como trata todo lo que no le importaba: ignorando el problema.

Loran haba hecho el largo y difcil camino hacia el campamento, sobre todo para ver a Tocasia otra vez, y Tocasia lo saba. La mayora de las formalidades y la suavidad de la principiante desaparecieron al final de la primera noche, y para el medioda del segundo da Loran rondaba junto a Tocasia mientras esta se mova de excavacin en excavacin.

Tocasia tena algo para mostrar a Loran, una historia que ella podera llevar de nuevo a los otros estudiantes antiguos de la capital Argiviana. Se haba producido un repentino aguacero el mes anterior, una lluvia implacable que haba amenazado a varios de los sitios de excavacin. Rahud, uno de los buscadores de Ahmahl, haba odo decir a un miembro de la familia nmada que la lluvia haba llegado an ms lejos al norte. Esta tormenta haba inundado gran parte de una zona rida en la que haca muchos aos no llova revelando lo que pareca una mquina Thran. Rahud le dijo a Mishra, Mishra inform a Tocasia, y un da despus el grupo haba realizado una pequea expedicin al norte.

Lo que haban encontrado era un dispositivo, y sin ninguna duda de origen Thran. Al principio pareca como una especie de embarcacin de vela, algo imposible en el desierto. Largos mstiles de madera balsa sobresalan de orillas opuestas, a los que se haba unido lo que pareca ser el aparejo de una vela. Urza lo examin y, a continuacin, para sorpresa de Tocasia, declar con confianza que era un artefacto volador, algo nnca visto en los cielos de Terisiare salvo en la ms antigua de las historias.

Para la siguiente semana la actividad del campamento se traslad al nuevo sitio, en busca de hacer palanca para soltar la mquina de vuelo parecida a un pjaro y trasladarla de vuelta al campamento principal. Las excavadoras tuvieron que trabajar rpidamente para evitar la atencin de los Fallaji menos amistosos as como los rocs depredadores color arena. Mientras los estudiantes trabajaban a presin acarreando tierra y removiendo los escombros, Urza y Mishra acamparon en el sitio para proteger el nuevo hallazgo.

Al cabo de algunos das el dispositivo se hall libre de la tierra circundante y las rocas, y a Urza le fue dada la razn. Lo qu Tocasia haba tomado como velas en realidad eran las alas. El artefacto pareca moldeado con forma de pjaro asi que Tocasia lo llam ornitptero. Ambas alas estaban intactas, aunque el conjunto de la cola haba sido aplastado. Un pequeo laberinto de cables y tubos en el corazn de la nave resguardaba una piedra de energa, ahora destrozada.

Dos das antes de la llegada de Loran el ornitptero estaba de vuelta en el campamento, y Tocasia se alegr de ver la cara de la joven dama cuando vio los restos andrajosos. Para cualquier otro Argiviano era un lo de mstiles fracturados, metal destrozado, y pedazos de tela antigua, pero para cualquier antiguo alumno de Tocasia era un tesoro. Ver este gran dispositivo despus de pasar un verano entero tratando de liberar fragmentos de roca con un cepillo pequeo hizo indescriptiblemente felices a la arqueloga y a sus alumnos.

Tocasia tambin observ que con el paso del tiempo Loran se haba vuelto ms segura de s misma. Ya no dudaba en hablar. Tampoco se pasaba todo el tiempo con su antiguo mentor. Durante los primeros das se qued cerca de Urza, quin haba quitado el cristal del ornitptero y estaba ocupado desmontando y limpiando el pequeo dispositivo. Entonces, repentinamente y sin previo aviso, dedic su tiempo y atencin a Mishra, quien trabajaba en la reconstruccin del enorme esqueleto de la nave. Tocasia no saba lo que haba ocurrido, si algo haba ocurrido, para que Loran cambiara su inters, y ninguno de los dos jvenes nunca la mencion en presencia de la estudiosa.

La joven regres a Penregon prometiendo apoyar a Tocasia, llevando un pedido de telas livianas para velas , y los hermanos regresaron a su trabajo. Mishra haba reconstruido el esqueleto del ornitptero, pero la naturaleza del conjunto de la cola le desafiaba. Casi por acuerdo tcito, Urza se hizo cargo de la reconstruccin de las alas, descubriendo por donde corran los cables y cmo iban a funcionar en vuelo. Fue Urza quien descubri que las alas con forma de vela deban ir cruzadas con delgadas cuerdas con el fin de mantener su forma durante el vuelo. Por su parte Mishra confirm esto al traer delgados arcos rotos con forma de costillas junto con filamentos de alambre pelado. Urza vio que era mejor utilizar alambre para controlar la forma de las alas que las simples cuerdas , as que se curs otro pedido para Bly. Los dos jvenes se pasaron horas leyendo el diseo, tratando de determinar cmo haran funcionar la cola.

En total se tard ocho meses para reconstruir el ornitptero. La clave fue la caja de cables y discos que servan como motor de la nave. Ni Urza, ni Mishra, e incluso ni Tocasia saban exactamente cmo el pequeo motor podra hacer funcionar al enorme ornitptero, slo saban que lo haca. Urza utiliz el dbil y pequeo cristal que haba pertenecido al crneo su-chi para alimentar el dispositivo.

Era el ltimo da del ao, el cumpleaos de Mishra, cuando la nave finalmente estuvo lista . El da era sorprendentemente clido, y un viento suave soplaba del desierto. Hubo cierto debate sobre quin tendra el honor y el peligro del primer vuelo de prueba.

"Debo hacerlo", dijo Urza. "Despus de todo, yo soy el nico que comprende el funcionamiento del cristal de energa."

"Yo debo hacerlo", respondi Mishra. "Las palancas de control de vuelo de las alas son testarudas, y necesitarn una mano fuerte para mantenerlas en lnea."

"Yo soy ms ligero", dijo Urza.

"Pero yo soy ms fuerte", espet Mishra.

"Yo soy capaz de mantener las palancas en su lugar", dijo Urza.

"Pero yo tambin entiendo como funcionan los cristales de energa", aadi Mishra rpidamente.

"An asi yo soy el mayor," dijo con aire de suficiencia Urza.

"Y es mi cumpleaos!" grit Mishra, la sangre corriendo por su rostro. "As que estamos iguales".

Tocasia mir a los dos jvenes y dej escapar un profundo suspiro. Estos desacuerdos eran poco frecuentes, pero eran lo suficientemente graves como para crearle varios problemas. Por fin, dijo, "Si ustedes no pueden decidir, entonces voy a tener que arriesgar mi viejos huesos en este dispositivo."

Los dos jvenes miraron Tocasia, a continuacin, se miraron entre s. Cada uno seal al otro y dijo: "l debe volar."

Al final, arrojaron una moneda. Ganado Urza, mientras Mishra hizo un trabajo aceptable al contener su decepcin con el ltimo de los preparativos. Se haba preparado un amplio sitio nivelado fuera de las puertas de empalizada para hacer despegar la nave. El joven rubio subi a la cubierta en la parte delantera del ornitptero y poco a poco presion las dos palancas principales, acoplando el cristal arcano en el laberinto de engranajes y ruedas que l haba reconstruido cuidadosamente en los ltimos meses. La nave entera tembl cuando el ltimo de los cables fue energizado y las alas se doblaron en forma de acorden conformando un par de velas grandes.

Las alas golpearon el suelo: una primera, segunda, y luego una tercera vez. El ornitptero dio un pequeo salto en la tercer batida, y Tocasia vio a Mishra asustarse. El nio ms joven no dijo nada, sus ojos parecan paralizadoa por la vista, y sus manos estaban cerradas. Tocasia se pregunt si estaba preocupado por su hermano o preocupado de que su hermano daara la mquina antes de que tuviera la oportunidad de probarla.

El dispositivo dio otro salto corto, luego otro, ms grande. El polvo de los fuertes aleteos vol en todas direcciones, y los estudiantes se retiraron, cubriendo sus ojos y sus bocas de los remolinos de arena. Un ltimo salto, y esta vez el ornitptero no volvi a bajar.

Sobrevol el suelo, sus alas luchando contra el aire caliente. Tocasia y el resto de los estudiantes poda or el sonido de los cables debido a la tensin mientras la pequea embarcacin, como una cra de Roc dejando por primera vez el nido, salt por los aires.

El ornitptero subi a los cielos, y hubo un ruido agudo cuando Urza coloc el mecanismo de bloqueo en su lugar, fijando las alas solidamente, para poder planear.

Urza estuvo en el aire durante diez minutos. Di la vuelta al campamento dos veces, y hubo cierto nerviosismo cuando la nave cay repentinamente tres metros, pero rpidamente subi de nuevo. Urza vol en crculos una vez ms y, a continuacin, apunt el ornitptero hacia la plataforma de despegue. Las alas desbloqueadas golpearon el suelo al aterrizar. Los soportes del esqueleto gimieron pero mantuvieron a la nave en posicin horizontal.

Urza sali. "Sent que el aire se tornaba algo ms fro", dijo brevemente a Tocasia.

"Debe ser un efecto derivado de su capacidad para mantenerse en alto".

"Djame probar", dijo Mishra.

Urza no se alej del dispositivo. "Debemos comprobar todos los acoplamientos por si hubo algn desgaste", observ, hablando a Tocasia, "Y los puntales en busca de fracturas. Por no hablar de la integridad del cristal de poder".

Mishra mir a Tocasia, su rostro se ensombreci.

"Urza," dijo Tocasia en voz baja, "deja que tu hermano utilice el ornitptero."

Urza abri la boca para discutir, a continuacin, mir a su hermano y en silencio se hizo a un lado.

Cuando Mishra se coloc en el dispositivo de vuelo, Urza apoyandose en la carcasa le dijo "La palanca derecha se traba, as que tendrs que poner algo de fuerza".

Mishra slo sonri y grit: "Aljate!" Coloc las dos palancas en su lugar haciendo batir las alas.

Urza dio marcha atrs alejndose rpidamente de las enormes alas. La arena que no haba sido desperdigada esta vez desapareci en un cicln de viento.

El ornitptero se elev casi verticalmente en un rebote individual. El campamento entero pudo or el agudo crujido de los puntales de madera balsa y el ensordecedor zumbido de los cables mientras pasaban a travs de los aros de metal y las poleas. Urza hizo una mueca como si el sonido le hiriera fsicamente.

"Hubiera sido mejor inspeccionar la nave antes de haberla hecho volar nuevamente", dijo a Tocasia con los dientes apretados.

Hubiera sido mejor, pero no hubiera sido lo ms sabio, respondi la anciana erudita.

Mishra subi unos treinta metros, cerr las alas, y luego oblig a la nave a dar un salto precipitndose sobre el campamento. Ovejas y cabras encerradas en sus corrales soltaron balidos aterrorizados cuando el ornitptero pas tan slo a unos metros por encima de ellos. Mishra tir de las palancas, contrajo nuevamente las alas, y la nave subi de donde haba provenido.

"No crees que el artefacto necesita un piloto ms ligero, ahora?" dijo Tocasia.

Urza se encogi de hombros. "En realidad creo que las alas son suficientemente fuertes como para levantar a tres o cuatro personas. Solo hara falta ampliar la cabina."

"As que el argumento que habas expuesto a tu hermano de que t eras el ms capaz para volarlo por ser el ms ligero ha sido refutado", contest sonriendo la anciana.

Urza despleg una mueca de dolor, pero no dijo nada.

Mishra di vuelta al campamento dos veces mas que lo que Urza lo haba hecho antes. Tocasia imagin que el muchacho fue a buscar el mismo lugar de aire fro para poder afirmar lo que haba dicho su hermano. Tambin se dio cuenta de que, si bien Urza se haba concentrado en mantener nivelado el artefacto, Mishra continuamente se abalanzaba haciendo movimientos parecidos a los de las aves, ladeando a un lado y luego al otro.

Mishra vol sobre el campo una vez ms y dirigi la nave hacia el oeste a lo profundo del desierto.

La forma de la ornitptero se convirti en un borrn, y luego una mancha en el horizonte. Tocasia y Urza se miraron entre s.

"Tal vez uno de los cables de direccin se rompi", dijo Tocasia.

"O el pequeo tonto quera ver hasta dnde poda ir", se quej Urza, corriendo hacia la elevacin rocosa para tener una mejor vista.

Urza haba subido slo la mitad de la colina, cuando el sonido de las alas cortando el aire caliente anunci el retorno de Mishra. El hermano ms joven dio la vuelta al campo dos veces y luego aterriz poco ms all de las puertas de la empalizada. En el momento que Mishra aterrizaba Urza le estaba esperando con el rostro tan severo como la piedra.

"Qu crees que ests haciendo?" -grit hacia Mishra cuando este sala de la cabina. "Ya era suficiente con que hayas esforzado las poleas con tu sambullidas! Como para volar fuera de la vista del campamento! Podras haber sido atacado por rocs!. Si te estrellabas en el desierto, tal vez no te habramos encontrado mas!"

Mishra no pareca estar escuchando. En su lugar, dijo, "Qu no vistes los dibujos? Porque yo si lo hice"

Urza se asombr y mir a Mishra, desconcertado.

El hermano de cabello oscuro se volvi hacia Tocasia. "Afuera en el desierto, hay dibujos. Montculos de tierra oscura rodeados de arena ms ligera. Los hemos pasado por arriba cuando fuimos de a pie, pero nunca nos dimos cuenta. Pero desde arriba, se pueden ver que son grabados! Hay dragones, genios, rocs, incluso minotauros. Se volvi hacia su hermano. "Los has visto, no?"

Urza lo mir estupefacto. Entonces, con ms cautela, respondi: "Estaba ms preocupado por el rendimiento de la nave."

Mishra no se molest en escuchar. "Rodean un montculo de gran tamao. Apuesto a que si se comprueba, hallaremos un especie de antiguo campamento Thran."

"Podra ser un lugar Fallaji sagrado", coment Urza, pero Mishra neg con la cabeza.

"No, dijo enfticamente. "No hay nada en los cuentos legendarios sobre asentamientos Fallaji en esta rea inmediata. Creo que es Thran, y creo que debemos investigar".

"Lo que debemos investigar es el dao que con los vuelos sufri el ornitptero," dijo Urza, ya rondando a lo largo de las alas, tirando de las telas y pasando sus manos a lo largo de los puntales.

Tocasia extendi las manos en un gesto que abarcaba a los dos hermanos. "Tenemos que celebrar", dijo. "Habr suficiente tiempo para hacer todo lo dems en la maana."

Esa noche los estudiantes y excavadores construyeron una gran hoguera en el campamento y se reunieron alrededor de las llamas que iban en aumento. Haba un aire de entusiasmo entre los estudiantes. Los jvenes nobles tenan nuevos cuentos para llevar a Argivia. Ellos haban estado presentes cuando Urza tom el primer vuelo y cuando Mishra encontr los grandes dibujos en el desierto. Despus de largos meses de agotador trabajo realizado en zanjas poco profundas, limpiando detalladamente largos pedazos de metal muerto, aqu al final haba algo para estar orgullosos. Hubo canciones, y corra el nabiz. Rahud trat de ensear a varios de los muchachos nobles una danza tradicional Fallaji. Los muchachos no tenan un concepto del ritmo de la danza, pero ya que se trataba de agitar palos puntiagudos se unieron con espritu de aventura. Mishra relat una y otra vez la historia de su vuelo, y Tocasia saba que todos los jovencitos y jovencitas del campamento pediran a gritos una oportunidad de volar ellos mismos en un futuro prximo.

Urza se mantuvo alejado de la hoguera, sin bailar, sin beber, y sin hablar.

Tocasia se acerc a l. "La ests pasando bien?"

"Bastante bien", respondi el joven. "Pero creo que deberamos revisar los aparejos en busca de cualquier desgaste. Y si usted quiere podemos poner una cabina ms grande"

"Maana," dijo la anciana. "T eres lo suficientemente joven como para disfrutar de un montn de maanas. Disfruta de esta noche."

"Me gusta trabajar en los dispositivos", dijo Urza, viendo a su hermano a travs de la fogata. El nio ms joven haba sido rodeado por los estudiantes, as como por algunas de las excavadoras. A Tocasia le pareca que su historia se haca cada vez ms y ms emocionante cada vez que la repeta.

"Hay otros placeres", dijo Tocasia, siguiendo la mirada de Urza. "Tu hermano parece haber descubierto eso."

Los dos permanecieron en silencio durante un momento iluminados por los destellos que producan las fogatas. Luego Urza, dijo, "Yo no tena nada en contra de que Mishra tomara su vuelo."

"Yo nunca dije lo contrario," declar Tocasia.

"Es slo que hay cierto desgaste en cualquier objeto que se pone a prueba por primera vez", continu el hermano mayor. "Tendramos que haber hecho una revisin completa antes de dejarlo ir por el aire."

"Por supuesto", dijo Tocasia en un suave susurro.

"Adems su temeridadpodra haber resultado herido", dijo Urza.

"S," dijo Tocasia haciendo una pausa. "Pero dile eso a un joven que quiere ser igual a su hermano."

"Yo slo estaba siendo prudente."

"Y habras sido tan prudente si perdas el sorteo?" pregunt Tocasia.

Urza no respondi, pero se qued mirando a su hermano a travs de las llamas.

Captulo 3

Koilos

Mishra estaba en lo cierto haba dibujos en la arena del desierto al oeste de su campamento. Eran grandes figuras hechas de montculos de tierra seca, ms oscura que la de sus alrededores, y mejor visibles desde el aire. Tocasia haba llevado a cabo expediciones anteriores en esa zona antes de colocar el actual sitio del campamento, pero nunca haba supuesto su verdadera naturaleza.

Los dibujos eran una mezcla extraa. Haba figuras humanoides de todo tipo, cualquiera de las cuales podra ser la representacin de un Thran. Haba tambin toda clase de animales: ciervos, elefantes y camellos. Haba una coleccin impar de smbolos geomtricos, curvas, espirales y ngulos agudos que cruzaban y volvan a cruzar las figuras, dividiendo algunas, dejando a las dems sin tocar. Garabatos, pens Tocasia, creados por una raza de titanes del desierto.

Los dibujos eran de origen Thran como Mishra haba adivinado. Estaban dispuestos en torno a un solo lugar, un gran montculo. Este result ser un rico campo de artefactos, incluyendo un esqueleto casi completo de su-chi que finalmente cumpli el sueo de Tocasia de armar una de las bestias enigmticas. Tambin estaban los restos de varios ornitpteros. Sin embargo, el descubrimiento del su-chi y los ornitpteros eran secundarios con respecto al rico tesoro de cristales de poder hallados en el montculo central. Muchos de los cristales estaban agrietados o destruidos, pero entre la escoria haba muchisimos ms que estaban operativos: joyas vibrantes y ondulantes que brillaban con un arco iris de chispas y patrones en su interior. Haba joyas ms que suficientes como para mantener el propio trabajo de Tocasia, con un supervit suficiente como para enviar a otros estudiosos y varios partidarios nobles de la capital de Penregon. Esto a su vez suministrara un suficiente inters de la nobleza que le permitira abrir un segundo campamento permanente en el lugar encontrado por Mishra.

El descubrimiento de los dibujos en el desierto fue posible gracias a la observacin area. El mismo mtodo revel campos similares de dibujo, aunque ninguno tan grande e intacto como el primero. Un arco de ellos se extenda en el desierto en una amplia extensin hacia fuera de la Cordillera Kher. Algunos de los dibujos tenan rasgos de razas reconocidas, mientras que otros no se parecan a nada conocido. Todos contenan un patrn estilizado de curvas y lneas en zigzag en torno a un montculo central repleto de artefactos destrozados y piedras de poder. Durante los siguientes dos aos los investigadores ubicaron casi veinte montculos parecidos.

Sin embargo las grandes preguntas eludan a Tocasia y a los hermanos. Nadie encontraba restos seos de los propios Thran, ni ningna clase de arte. La arqueloga no descubri nada acerca de su lenguaje ms que algunos fragmentos que parecan poco ms que etiquetas y un conjunto claro de smbolos numricos. Durante la cena, la estudiosa, los dos hermanos, y algunos de sus estudiantes ms antiguos acostumbraban hablar de la posible naturaleza de los Thran.

"Deberan haber sido humanos", dijo Urza en el curso de una de estas conversaciones. "Todo lo que hemos encontrado es capaz de ser utilizado por individuos de tamao humano. Ellos eran probablemente unos antepasados mas exitosos de las personas mas ancianas de los Fallaji que dominaban a los dems a travs de su ciencia avanzada. Los sobrevivientes Fallaji de hoy convirtieron a sus hermanos mas emprendedores en seres divinos."

En desacuerdo Mishra dijo: "El hecho de que nos sentimos cmodos con sus herramientas no significa nada". "Los enanos, los elfos o los orcos podran haber utilizado estos artefactos. Incluso los minotauros".

"Los minotauros son demasiado grandes", dijo Urza. "Sus manos seran demasiado grandes para utilizar la mayor parte de los dispositivos."

"Los minotauros podra haber estado a cargo, con los seres humanos haciendo el trabajo," replic Mishra. Tocasia not que el hermano menor se negaba a conceder a su hermano hasta el ms mnimo punto. "Imaginen", continu. "A los minotauros como gobernantes de la nacin Thran, y a los seres humanos como una clase inferior. Al igual entre los orcos, los grandes estn en la parte superior, y los trasgos hacen todo el trabajo duro."

"No hemos encontrado restos de minotauros, hermano", dijo con frialdad Urza.

"Tampoco hemos encontrado restos humanos, hermano", dispar Mishra, levantando su copa de nabiz en un brindis burlandose de su propia lgica.

Tocasia se reclin en su silla (recin llegada de la capital, un asiento cmodo y acolchado) y dej discutir a los dos hermanos. Este era un viejo argumento, revisado al menos una vez al mes. Siempre terminaba de la misma manera: admitiendo de que no se saba lo suficiente. Esta confesin siempre pareca frustrar mucho a los jvenes.

Los dos hermanos haban cambiado a lo largo de los aos de descubrimiento. Urza estaba ms delgado que nunca, a pesar de que finalmente obtuvo un buen par de hombros. Su cara era lisa, y se enorgulleca de no perder los estribos como lo haba hecho cuando era un nio. Mishra, por su parte, era tan impulsivo como lo haba sido el da de su primer pelea. Su cambio ms evidente era una barba rala oscura que enmarcaba su boca sonriente.

Los estudiantes mayores sentados a la mesa tambin vean la discusin, pero no participaban. Urza y Mishra eran mayores que la mayora de los estudiantes de ahora, y en algunos pocos aos ms seran considerados como adultos en su propio derecho. Los estudiantes nobles haban aprendido desde un principio que expresar una opinin contraria, cuando los dos estaban peleando de esa forma, era una manera segura de colocar a ambos hombres en contra del intruso.

Tocasia estaba orgullosa de los muchachos y sus logros, y a su vez ellos se dedicaban totalmente a ella. Pero una y otra vez volvan esta discusin y no poda ir ms all de ella. Todava no haban aprendido la identidad de los Thran.

Como las voces de los jvencitos comenzaban a elevarse, Tocasia se inclin hacia delante, con la esperanza de llevar a los hermanos a un nuevo rumbo.

"Por qu no lo hemos hecho?" interrumpi.

Ambos jvenes miraron con asombro a la anciana erudita mientras repeta: "Por qu no hemos encontrado restos humanos o de otra raza?"

"Carroeros?", dijo Mishra inmediatamente. Urza hizo un ruido grosero.

"Entonces por qu no hemos encontrado algn resto de esa carroa?" -pregunt con sorna. "No hay criaturas muertas de ningn tipo entre los restos. Debera haber alguna, incluso por accidente."

"Tienes una teora, hermano?" pregunt Mishra.

"La peste", dijo con calma Urza. "Algo se extendi que no slo mat a los Thran sino que tambin destruy sus restos. Eso tambin explicara por qu los restos estn dispersos tan ampliamente."

Mishra neg con la cabeza. "Peste no. Guerra. La peste no explica por qu no hallamos arte. La guerra si lo hara ya que los vencedores quemaron todo lo que pudieron:..... pinturas, libros, cuerpos. Luego destruyeron el resto. Hemos encontrado pozos de ceniza entre los diversos sitios."

"Esos son el resultado de la fabricacin, no de la batalla", observ Urza. "Y en el caso de que tuvieras razn, qu fue de los vencedores?

"Se convirtieron en los carroeros", replic triunfalmente Mishra, dejando su vaso. "Eso es lo que tuvo que suceder. Una raza esclava de hombres que destruy a sus maestros minotauros y entonces se vinieron abajo ya que la sabidura de los minotauros ya no estaba all para apoyarlos."

Urza se ri entre dientes. "Un argumento perfecto. Cada punto utiliza como prueba otro punto cuestionable, que eventualmente requiere que creas lo que ests tratando de demostrar, en primer lugar. As que, hermano, por qu estos carroeros sobrevivientes no crearon alguna clase de arte despus de la guerra? "

Mishra frunci el ceo ligeramente, considerando el argumento. "No eran lo suficientemente capaces de realizar arte", dijo finalmente. "As que no hay arte de aquella poca."

"Con excepcin de los dibujos en el desierto", dijo Urza.

"Con excepcin de los dibujos en el desierto", coincidi su hermano.

"Excepto que no lo son, sabes," dijo Urza con una pequea sonrisa.

Mishra neg con la cabeza, mirando perplejo. "Acaso no son dibujos los del desierto? No hay nada natural que puede producir"

"Eso no es arte", interrumpi Urza. "O, las figuras humanas podran serlo, o pueden ser simplemente un reconocimiento de una de las razas que los Thran haban conocido. Pero todas esas lneas, ngulos y garabatos, no son arte. Son instrucciones."

Tocasia mir a Urza, tambin intrigada. Qu haba descubierto ahora?

Urza se levant de la mesa y sali de la tienda sin decir una palabra ms. Regres con un gran mapa de la zona, que despleg sobre la mesa. Los otros estudiantes retiraron rpidamente los restos del asado de liebre del desierto y meln salvndolos para que no quedaran cubiertos por la hoja. El mapa mostraba el arco de ruinas que haban descubierto.

"Estas son las ubicaciones de los distintos puestos de avanzada Thran que hemos encontrado", dijo, golpeando con su dedo delgado en el mapa. Sigui sealndolos de uno a otro, trazando la curva de los restos. "En cada lugar, la coleccin de extraos ngulos y lneas parecen apuntar en una sola direccin. Desde nuestro segundo campamento, apunta ligeramente al oeste del norte."

Dibujando una flecha, el estudiante rubio esboz una lnea que se extenda hacia el norte. "En el prximo, algo ms al oeste, la mayora de las lneas tambin indican una direccin en particular, stas un poco ms al norte que la primera", dijo, dibujando otra flecha recta. "Y la prxima muestra otra lnea, casi en direccin norte, los siguiente apunta al norte y ligeramente al este;. y as sucesivamente para cada uno de los sitios descubiertos hasta ahora" El lpiz llev a cabo una serie de nuevas lneas.

Urza se apart del mapa para que los dems pudieran ver. Las ruinas se encontraban en un arco, como todo el mundo saba, pero las lneas que Urza haba dibujado apuntaban a un lugar determinado: el centro de un crculo, de los cuales los montculos de ruinas eran puntos a lo largo del permetro."Los Thran no fueron un pueblo artstico", dijo Urza, mirando a su hermano. "Por qu entonces dejar arte en el desierto? La respuesta es que no lo hicieron. Dejaron instrucciones. Instrucciones acerca de dnde estaban sus asentamientos ms grandes. Hemos visto las figuras, que hemos reconocido, pero ignoramos las lneas, que no conocamos. Pero las lneas son ms importantes."

Mishra se inclin sobre el mapa y frunci el ceo. "Lneas sobre un papel," resopl. "Vistes el arco y calculaste el centro, y luego buscaste la justificacin en las lneas de los diferentes montculos."

"As que no ests de acuerdo con mi argumento, hermano?" pregunt en voz baja Urza.

Mishra sonri, la blancura de sus dientes roz la barba circundante. "Hermano, me encanta tu argumento! Es perfecto. Cada punto utiliza como prueba otro punto cuestionable, que eventualmente requiere que creas lo que ests tratando de demostrar, en primer lugar! El argumento que mas me encanta! Son tus conclusiones las que creo que estn equivocadas.

Urza enroll su mapa lentamente. "Supongo que eso significa que no quieres venir maana, cuando vaya a averiguarlo?"

Mishra se qued parado, e incluso Tocasia lanz una mirada penetrante sobre el hermano mayor.

"Con su permiso, seora, me gustara tomar un ornitptero para comprobar esto", dijo Urza. "Como mi hermano no quiere acompaarme, puedo manejar uno de los ms pequeos"

"Yo no he dicho que no ira," interrumpi Mishra bruscamente. "De hecho, creo que debo ir adelante, aunque slo sea para impedir que veas ruinas que no estn all."

Urza asinti con una sonrisa determinada. Luego se agach debajo de la tienda y entr en la creciente oscuridad. "Tengo planes que hacer", grit por encima del hombro. Buenas noches a todos!"

Cuando Urza se fue la mesa qued en silencio. Ninguno de los otros estudiantes quiso hacer comentarios sobre la teora de Urza, y Tocasia necesitaba tiempo para digerir lo que el hermano mayor haba dicho.

Tentativamente, la conversacin volvi a asuntos ms mundanos. Un estudiante aventur que su rea de la excavacin estaba produciendo algunos discos de inters marcados con nmeros Thran. Otro mencion que su trabajo estaba siendo retrasado por un estudiante de secundaria que declaraba a todas las rocas como artefactos de la antigua raza. Eso llev a una pequea risa de los dems y a Tocasia a contar una historia de un estudiante, que unos aos antes, pensaba que deba cavar en la cima de las montaas, porque si ella fuera una de las Thran, sera all donde dejara los artculos ms valiosos.

Mishra se sent en silencio alejado del fuego y se acarici la barba sin afeitar. Despus de unos minutos se excus tambin y abandon la mesa. No se dirigi a los cuarteles que comparta con Urza, sino que camin hacia abajo, hacia donde los excavadores Fallaji haban hecho su campamento. Tocasia se dio cuenta de que el hermano menor tena una mirada de preocupacin en su rostro, pero aquella vez no le dio mucha importancia.

Esa noche, despus de que limpiaron los platos, Tocasia trabajaba montando la pierna su-chi en su mesa. El diseo que haban descubierto del espcimen casi completo result ser mas diferente de lo que Urza o ella haban previsto. Era casi, pens, como si las piernas se montaran hacia atrs, las rodillas apuntando hacia la parte posterior. Era este el diseo escogido por los Thran, se pregunt, o este era un modelo de su apariencia real?

Una sombra apareci en la entrada de la tienda, y vo de repente como entraba Ahmahl. El Viejo Ahmahl como era conocido ahora, record; su cabello se haba vuelto gris cayendo a lo largo de ambos lados de su rostro. ltimamente se haba estado quejando de que su edad se estaba finalmente poniendo al da con l. Tocasia saba que era abuelo, y algn da, muy pronto abandonara el campamento. Tocasia lo echara de menos, porque representaba todo lo que ella senta que era admirable entre la gente Fallaji. Era directo, franco y honesto.

Ahora, por la mirada severa de su rostro, Tocasia tuvo la sensacin de que estaba a punto de recibir una dosis desordenada de la mejor calidad.

"He odo que vuestros jvenes volaran maana a las montaas, dijo. Su acento del desierto segua al rojo vivo a pesar de todos estos aos entre los Argivianos.

"Cmo te..." Tocasia empez a hablar, pero se dio cuenta de que Ahmahl haba sido informado. Mishra le habra preguntado por el anillo de ruinas y el punto central del arco que Urza haba localizado. Y la noticia haba perturbado, obviamente, al anciano Fallaji.

Ella asinti con la cabeza e hizo un gesto hacia una silla de campamento. El antiguo lder de los buscadores se sent con cuidado sobre ella, como si l o la silla se fueran a romper debido a la experiencia.

"Urza tiene algunas ideas sobre hallar los restos de un gran asentamiento Thran all."

El Viejo Ahmahl mir la alfombra gastada, llena de polvo bajo sus pies. "Yo no creo que sea una buena idea. Los Fallaji lo desaprobarn."

Tocasia levant su frente. Ahmahl y sus excavadores nunca haba expresado antes la idea de una tierra tab. De hecho, en la mayora de los asentamientos tribales que haban visitado, los habitantes se hallaban sumamente orgulloso de mostrar, incluso de comerciar, los artefactos Thran que haban descubierto.

"No todos los Fallaji", continu Ahmal. Levant la vista rpidamente hacia ella, como si pudiera leer sus pensamientos en los ojos. "La mayora de nosotros somos lo suficientemente modernos, y lo suficientemente sabios como para saber que no hay nada en las montaas que no est en el desierto. Pero hay quienes estn preocupados por los espritus de los Thran. Acerca de su corazn. Se dice que el secreto de su corazn se encuentra en las montaas, y que nosotros los Fallaji deberamos mantenernos bien alejados de ellos."

"Ahmahl", dijo Tocasia suavemente, "nunca has mencionado nada como esto antes, ni te has quejado de nuestras anteriores excavaciones."

"Eso es porque estn en el desierto, y el desierto pertenece a todos los que lo pueden soportar", dijo Ahmahl. "Los Fallaji son dueos de toda esta tierra, pero estn dispuestos a compartirla con otras personas que la respeten. Las altas montaas, sin embargo, las montaas interiores, son peligrosas, y no slo por los grandes pjaros rocs que se encuentran all. Las reclamamos como territorio Fallaji, pero no las visitamos. Tampoco recomendamos a otros que lo hagan."

Argivia tambin reclamaba esas montaas, pens Tocasia, aunque no se hizo eco de esa opinin. La mayora de los Argivianos eran gente de la costa, para empezar, y las extensas reas reclamadas por las facciones nobles eran slo lneas en un mapa.

"Si estamos violando algn tab comenz a decir Tocasia. Ahmahl levant una mano.

"Seora, no es un tab, exactamente. Un deseo. Una preocupacin. La mayora de los excavadores no creen las historias de sus abuelas, pero algunos s, y pueden hacer las cosas difciles. Hajar, mi propio asistente, cree en genios, demonios, y grandes dragones, los mak fawas, que rondan por la noche."

"Ahmahl", dijo Tocasia, sonriendo ligeramente, "T sabes que interponerse en el camino del hermano cuando l ha decidido hacer algo es como tratar de desviar el viento del desierto. Ellos irn a observar. Y ahora que me has trado tu preocupacin, voy a ir con ellos. Mi pregunta es, si encontramos algo y es necesario seguir investigando, vendrs y nos ayudars?"

El Viejo Ahmahl se sent de golpe, sorprendido. Tocasia haba enunciado la cuestin de una forma demasiado cercana a un insulto, pero lo suficientemente directa para exigir una respuesta. l farfull por un momento, luego se volvi ms austero.

"Yo estar siempre all donde me necesites", dijo con frialdad. "He aprendido ms sobre los das antiguos trabajando con ustedes de lo que habra hecho en toda una vida de bsqueda en el desierto. Hemos movido demasiado tierra, t y yo, como para pelearnos por cuentos de abuelas."

Tocasia se permiti una pequea sonrisa, luego volvi su rostro hacia el anciano. "Ve, pues, y descubre entre tus excavadores quines creen en las historias de las abuelas y quines no. Descubre quin ira a un sitio de excavacin en las montaas y quin se quedara. No impugnes su orgullo o su valor, porque entonces an los que piensan que sera sacrilegio acudiran, y se sentiran peor. No s si vamos a encontrar algo, pero si lo hacemos lo investigaremos".

Ahmahl asinti y se puso en pie. "Yo nnca pens que te alejaras de cualquier desafo, Tocasia. Eres como un hombre en ese sentido."

Tocasia aument tambin su respeto. "Yo tampoco pens que fueras capaz de ocultarme cualquier informacin que yo necesitaba saber. Gracias."

Ahmahl hizo una reverencia y se fue. Tocasia sacudi la cabeza mientras vea su sombra unirse a las dems de la tarde. Eres como un hombre, haba dicho, y eso era como un cumplido. Tpico de un habitante del desierto, despus de todos estos aos. Sin embargo, l todava estaba dispuesto a desafiar las viejas historias y darle una advertencia.

Tocasia sacudi la cabeza de nuevo y regres a la complejidad de los mecanismos de la pierna su-chi.

* * * *

Salieron a la maana siguiente, llevando raciones suficientes para un da y medio de vuelo de ida y vuelta. Ambos jvenes aceptaron la compaa de Tocasia sin comentarios, aunque ninguno le sugiri que no fuera. Dej a Kantar, uno de los estudiantes ms prometedores de esa temporada, a cargo mientras ella no estaba y le dijo que no discutiera con Ahmahl o Hajar y aplazara las controversias o decisiones importantes hasta que regresara.

El ornitptero era el original que haban reconstruido haca algunos aos. Ahora la cabina haba sido ensanchada, encerrada por un marco ms grande de madera con espacio ms que suficiente para los tres exploradores y sus suministros. Las palancas de control se colocaron en medio del artefacto, para que cualquiera de los dos jvenes, pudieran manejarlas. El poder de la piedra era casi inagotable, pero la carne humana era otro tema. Despus de unas cuatro horas de vuelo tendran que cambiar de operador.

Desde la tierra las fronteras del Gran Desierto eran un yermo bajo y ondulante de polvo volador empaado con frecuentes afloramientos rocosos. La regin era estril, reclamada por los estados ribereos con bordes intermitentes y vagos hacia interior. Los Fallaji tambin reclamaban esta regin, pero aplicaban este ttulo slo cuando trataban de extorsionar a algunos de los pocos mercaderes y exploradores del desierto. Pareca un mundo inhspito y estril.

Desde lo alto se transformaba. Las afiladas rocas se convertan en centinelas, marcando el paso del tiempo con sus sombras alargndose debajo de ellas.

Los profundos e infranqueables caones se convertan en arco iris de colores de granito y arenisca. Los lagos secos se transformaron en brillantes manchas de sal. El viento del desierto tironeaba de los cables de control del ornitptero mientras navegaban sin esfuerzo hacia el norte.

Con Urza en los controles, volaron en lnea recta a travs del cielo, fijos sobre el curso que se haba propuesto. De vez en cuando le peda a Mishra que comprobara las coordenadas. Inevitablemente, despus de consultar el mapa y la brjula, y teniendo una lectura del sol, el hermano menor declar que todo estaba bien. Cada vez que lo haca, Urza asenta con la cabeza, como si fuera a ser sorprendido por cualquier otro resultado.

Cuando Mishra pilotaba, vagaban algo ms, todava manteniendo una direccin norte a la vista y ligeramente al oeste, pero errando hacia atrs y adelante a lo largo de esa lnea. Si una formacin interesante llamaba la atencin de Mishra el se diriga hacia ella hasta que Urza le adverta que estaban fuera de curso. Entonces el hermano menor suspiraba y colocaba la proa de la nave de nuevo en ruta. De vez en cuando tena que reajustar las alas para recuperar la altura perdida. Luego Urza comprobaba tres veces para asegurarse de su posicin.

En un momento pasaron sobre otra serie de lneas. Estas no eran figuras humanoides, slo espirales y ngulos yuxtapuestos entre s. Mishra dio una vuelta alrededor del sitio mientras su hermano mayor las dibujaba, luego asinti con la cabeza confirmando que haba terminado. Los ngulos apuntaban en la direccin que estaban viajando.

Al final del primer da se detuvieron sobre una meseta especialmente elevada. Lejos de la proteccin de la empalizada y las catapultas de metralla, acamparon sin fuego y durmieron dentro de la cabina del ornitptero. Aunque Tocasia no haba tenido que utilizar las palancas de control durante el vuelo, estaba cansada por el movimiento continuo. Le dola la cabeza debido a la acometida del viento sobre los cables. Esa noche durmi sin sueos y se despert rgida y con calambres en sus piernas. Los jvenes ya estaban afuera, Urza