Los tres herederos

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Pequeña obra de teatro para los alumnos de tercero.

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Los tres herederos

Personajes

• NARRADOR • DAMA 1 • REY • DAMA 2 • REINA • ESCUDERO 1 • PRÍNCIPE ALEJANDRO • ESCUDERO • PRÍNCIPE EVARISTO • ESCUDERO 3 • PRÍNCIPE FERNANDO • MINISTRO • CONSEJERO 1 • DAMAS Y CABALLEROS • CONSEJERO 2

Escena primera Se abre el telón y aparece la sala del trono. En ella se hallan el REY, DOS CONSEJEROS,

DOS DAMAS y la REINA. En el centro se encuentran los dos tronos. A la izquierda de la

REINA se sientan las DAMAS y a la derecha del trono del REY, los CONSEJEROS.

NARRADOR: Había una vez un rey que tenía tres hijos. Este rey era muy justo y

quería que a su muerte reinase quien fuese mejor administrador del reino.

REY: (Se pasea por el escenario, hablando consigo mismo). ¿Cómo podré

averiguar cuál de mis hijos será mejor rey para mi pueblo? (Se dirige a

los demás). ¿Qué me sugerís vosotros, que gozáis de mi confianza?

REINA: (Sentada en el trono). Vuestro sucesor, esposo mío, tendría que ser Alejandro, es el mayor y el más guapo de todos.

DAMA 1: (Con gran entusiasmo, lanza un gran suspiro). ¡Es verdad, es tan

guapo!

REY: (Detiene su caminar ante la REINA). ¡No es cuestión de belleza, reina mía, ni tampoco de edad! Lo importante es que sea justo y tolerante.

CONSEJERO 1: Elegid a Evaristo, que es buen cazador y además usa bien la espada y

la lanza.

REY: (Se dirige al CONSEJERO). Las artes de la guerra son importantes en un rey, pero más lo es que sea responsable y honrado.

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CONSEJERO 2: ¿Pensáis en Fernando, entonces? Es el menor de todos y ni es guapo ni es buen guerrero.

DAMA 1: ¡Es verdad, no es nada guapo!

DAMA 2: (Asintiendo con la cabeza). No es guapo, pero es muy bueno y

generoso.

REINA: (Dirigiéndose al rey). ¿A quién queréis más, entonces?

REY: A todos los quiero por igual, pero lo que importa no son los sentimientos, sino quién gobernará al pueblo velando por sus intereses.

NARRADOR: El rey decidió someter a sus hijos a una prueba. A cada uno le daría

una bolsa con dinero. Quien hiciese mejor uso de ella demostraría que era el más adecuado para ocupar el trono.

REY: (Levantando la voz). Que vengan los príncipes a mi presencia.

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Escena segunda En la sala del trono aparecen los mismos personajes que antes, además de otras damas y

caballeros, para dar la impresión de que es un evento multitudinario. El REY y la REINA se

encuentran sentados en el trono y los demás los rodean. Frente a ellos, se encuentran los

tres príncipes: ALEJANDRO, guapísimo y elegante; EVARISTO, vestido de cazador; y

FERNANDO, que viste con gran sencillez.

REY: Ya sabéis para qué os he convocado. Vosotros mismos, con vuestra

actitud, debéis ayudarme a elegir mi sucesor.

MINISTRO: (Se adelanta y entrega a ALEJANDRO tres bolsas de oro). Príncipe Alejandro, he aquí tres bolsas de oro con las que tendréis para vivir durante seis meses.

ALEJANDRO: (Las mira con aprecio). Gracias, padre. (Hace una reverencia al rey y se

coloca a un lado).

MINISTRO: (Se adelanta y entrega a EVARISTO dos bolsas de oro). Príncipe

Evaristo, es deseo de vuestro padre que os entregue dos bolsas de oro para que podáis vivir durante seis meses.

EVARISTO: (Mira sus bolsas y luego con envidia las de su hermano mayor).

Gracias, padre. (Dice a regañadientes, hace una reverencia y se pone a

un lado).

MINISTRO: (Se adelanta y entrega a FERNANDO una bolsa de oro). Príncipe

Fernando, vuestro padre me ha indicado que os dé una bolsa de oro para que viváis durante seis meses.

FERNANDO: (Agradece con alegría y de corazón, haciendo una reverencia).

Gracias, padre.

REY: Ahora, marchaos. Y vivid con el oro que os he dado. Dentro de seis meses os quiero a los tres aquí, para decidir entonces quién será mi sucesor.

Los príncipes se retiran haciendo una reverencia.

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Escena tercera

NARRADOR: Así los tres príncipes emprendieron el camino. Primero partió el príncipe Alejandro, el mayor.

ALEJANDRO: (Entra por la derecha seguido de su escudero). Vamos al pueblo de

Pinosaltos de la Ribera. Allí me recibirán como quien soy, el legítimo heredero de la corona, por ser el mayor de los tres.

ESCUDERO 1: ¿Y qué haréis con las tres bolsas de oro que vuestro padre el rey os ha

dado, señor?

NARRADOR: El príncipe no pensó en la responsabilidad que tenía ante su padre, ni que el oro tendría que durarle seis meses.

ALEJANDRO: (Lanza una carcajada). Lo apostaremos al mejor caballero en las justas

que allí se realizan. Total, tengo tanto oro… Se alejan por la izquierda.

NARRADOR: Lo siguió su hermano, el príncipe Evaristo.

EVARISTO: (Entra por la derecha seguido de su escudero. Va cabizbajo). Vámonos

a Pinosbajos del arenal, que allí podremos cazar unos buenos jabalíes.

ESCUDERO 2: ¿Y el oro que os ha dado vuestro padre, el rey?

NARRADOR: Evaristo tampoco se responsabilizó de lo que su padre le había dado y solo pensaba en divertirse con la caza.

EVARISTO: ¿No ves que le ha dado más a Alejandro que a mí? Es su favorito, y

estoy seguro de que le dejará el reino a él. Utilicemos el oro para comprar armas y buenos caballos para la caza, al menos así nos lo pasaremos muy bien.

Se alejan por la izquierda.

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NARRADOR: En tercer lugar partió el príncipe Fernando, el más pequeño de los tres.

ESCUDERO 3: ¿Adónde nos dirigiremos, mi señor?

FERNANDO: A Entrepinares del Llano. Me han dicho que allí hay mucho oro.

Trabajaremos en las minas y nos haremos ricos.

ESCUDERO 3: ¿Vos, mi señor, de minero? ¡Si sois un príncipe!

FERNANDO: En este momento no soy nadie. Solo debo hacer lo que me ha dicho mi padre: vivir del oro que me ha dado. Y eso quiere decir que lo tengo que multiplicar, así siempre viviré tranquilo. Aprovechemos esa bolsa para comprar unas palas y unos picos. Así podremos trabajar.

NARRADOR: Y Fernando y su escudero se dirigieron a Entrepinares del Llano a

buscar el oro. Se alejan por la izquierda.

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Escena cuarta

Sala del trono. La corte reunida. Los dos príncipes mayores se colocan

frente al rey.

NARRADOR: Al cabo de seis meses, los dos príncipes mayores se presentaron ante el rey.

REY: Alejandro, hijo mío, ¿qué has hecho con el oro que te di?

NARRADOR: El príncipe Alejandro intentó justificar su falta de responsabilidad culpando a los demás.

ALEJANDRO: No tengo nada, padre. Fue por culpa del inútil caballero al que aposté en las justas. Perdió.

REY: ¿Y tú, Evaristo, qué has hecho con el oro que te entregué?

NARRADOR: El príncipe Evaristo tampoco quiso hacerse responsable de no haber multiplicado el dinero que su padre le había dado.

EVARISTO: Era tan poco, padre, que solo me alcanzó para unos caballos y un arco con sus flechas.

REY: Y Fernando, ¿dónde se halla?

REINA: No ha venido todavía, ¿le habrá sucedido algo?, pobrecito mío.

ALEJANDRO: (En tono burlón y dirigiéndose al público). Tenía tan poco oro que ni siquiera se atreve a volver.

EVARISTO: (Con sarcasmo, al público). Estoy seguro de que le han robado la bolsa con el oro, ¡es tan bobo!

NARRADOR: Pero no tuvieron que esperar demasiado…

DAMAS 1 Y 2: (Mirando hacia el público). ¡Allá viene!

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Por el auditorio se acercan el príncipe Fernando a caballo y su escudero, si es posible con

una carretilla llena de bolsas de oro. Si no es posible, con las bolsas de oro en las manos.

CONSEJERO 1: (Asombrado). ¡Viene cargado de oro!

CORTE: (En corrillo, hablando entre ellos). ¡Mirad todo el oro que trae! ¡Viene

cargado!

FERNANDO: Perdonad el retraso, padre. Aquí tenéis vuestro oro.

REY: Ved cómo Fernando, que tenía menos oro, es el que más tiene ahora. (En voz alta y fuerte, lo pregona a toda la corte). Lo importante en la vida no es lo que recibes, sino lo que haces con ello. Ven, hijo mío. Me siento orgulloso de ti. (Lo abraza. Dirigiéndose a la corte). ¡Felicitadlo todos, que aquí tenéis a vuestro futuro rey!

HERMANOS: (Lo abrazan y palmean en la espalda). Te lo mereces, hermano, has

ganado en buena ley.

CORTE: (Vitorea). ¡Viva el príncipe heredero! ¡Viva don Fernando!

FIN