Los precios y - inicio | Universidad Autónoma Chapingo · da $ 1 980 por hectárea como ingreso...

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Los precios y los salarios en la agricultura LOS PRECIOS RURALES lE N este cap ítulo examinaremos el mo- . . vimiento general de los precios rura- les a los que el agricultor vende sus cosechas, y haremos notar cómo y por qué aquel movimiento se aparta de la mar- cha que han seguido otros precios. Analizare- mos las variaciones de los precios rurales en los productos alimenticios y en otros grupos espe- cíficos. Por último, haremos reseñas breves de las fluctuaciones observadas en los precios de algunos artículos importantes. Pero ante todo daremos algunos informes generales. Los ingresos brutos que un agricul- tor obtiene por la venta de sus cosechas en una hectárea, son el producto del rendimiento fí- sico unitario (véase el cap ítulo anterior) por el precio rural. El ma fz da rendimientos muy bajos en la zona central de México, y se paga a precios relativamente reducidos, de modo que sólo da, en promedio, una entrada bruta de $ 224 por hectárea. En cambio el tomate da $ 1 980 por hectárea como ingreso bruto, gracias a sus altos precios y rendimientos. Véanse los ingresos siguientes, calculados para el año 1947: PRO o U.CT OS Pesos/ha Maíz 224 Trigo 371 Café 680 Algodón 775 Arroz 1l'l3. Caña de azúcar 1282 Alfalfa 1782 Tomate 1980 Los cosecheros de tomate están muy expuestos a los riesgos que imponen las fuertes fluctuaciones de precios en el mercado nortea- mericano y las disposiciones aduana les del pa(s vecino, pero en caso favorable reciben nue- ve veces mas dinero que los cosecheros de maíz. Estos -que son gran mayoría- se hallan a merced de los elementos climatológicos, de las plagas y de otras adversidades, y en el mejor 174 de los casos tienen ingresos bastante limitados. Los ingresos brutos del agricultor también se relacionan con la cantidad de traba- jo humano que se ha empleado para producir las cosechas vendidas. En el ma (z resulta una entrada bruta de $ 0.75 por hora-hombre, pe- ro en esta cantidad está inclu ída la parte que corresponde a los otros factores de la produc- ción. El arroz tal vez da $ 1.46 por hora-hom- bre, como ingreso bruto. El trigo sube a $ 1.69, el algodón a $ 1.73 Y la caña de azúcar produce una entrada total de $ 1.83 por hora-hombre. El peón cañero recibe una remuneración más alta que la del trabajador dedicado al cultivo del maíz, a igualdad de otras circunstancias. El ingreso bruto -que frecuentemen- te indica la magnitud del beneficio neto del agricultor y señala el nivel de los salarios- in- , fluye casi decisivamente sobre el ritmo de las ampliaciones superficiales de los cultivos, o de sus reducciones. Así lo muestran los siguientes índices de las superficies cosechadas en México el año 1947, tomando como base 100 las áreas cosechadas en el año 1939: f, CULTIVOS indices Maíz 107 Trigo 89 Café 113 Algodón 127 Arroz 172 Caña de azúcar 168 Alfalfa H6 Tomate 213 El trigo se cultiva en tierras de riego que se pueden ocupar con cultivos más remune- radores, mientras que el maíz no tiene mejores sustitutos. La alfalfa tiene que cultivarse en tierras próximas a las grandes ciudades, pero tienen que ser tierras regables; a éstas limita- ciones se han agregado las de la fiebre aftosa, y explican la insuficiente expansión del cultivo (véase Gráfica 57).

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Los precios y los salarios en la agricultura

LOS PRECIOS RURALES

lE N este cap ítulo examinaremos el mo-

. .

vimiento general de los precios rura­les a los que el agricultor vende sus cosechas, y haremos notar cómo y

por qué aquel movimiento se aparta de la mar­cha que han seguido otros precios. Analizare­mos las variaciones de los precios rurales en los productos alimenticios y en otros grupos espe­cíficos. Por último, haremos reseñas breves de las fluctuaciones observadas en los precios de algunos artículos importantes. Pero ante todo daremos algunos informes generales.

Los ingresos brutos que un agricul­tor obtiene por la venta de sus cosechas en una hectárea, son el producto del rendimiento fí­sico unitario (véase el cap ítulo anterior) por el precio rural. El ma fz da rendimientos muy bajos en la zona central de México, y se paga a precios relativamente reducidos, de modo que sólo da, en promedio, una entrada bruta de $ 224 por hectárea. En cambio el tomate da $ 1 980 por hectárea como ingreso bruto, gracias a sus altos precios y rendimientos. Véanse los ingresos siguientes, calculados para el año 1947:

PRO o U.CT OS Pesos/ha

Maíz 224 Trigo 371 Café 680 Algodón 775 Arroz 1l'l3. Caña de azúcar 1282 Alfalfa 1782 Tomate 1980

Los cosecheros de tomate están muy expuestos a los riesgos que imponen las fuertes fluctuaciones de precios en el mercado nortea­mericano y las disposiciones aduana les del pa(s vecino, pero en caso favorable reciben nue­ve veces mas dinero que los cosecheros de maíz. Estos -que son gran mayoría- se hallan a merced de los elementos climatológicos, de las plagas y de otras adversidades, y en el mejor

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de los casos tienen ingresos bastante limitados.

Los ingresos brutos del agricultor también se relacionan con la cantidad de traba­jo humano que se ha empleado para producir las cosechas vendidas. En el ma (z resulta una entrada bruta de $ 0.75 por hora-hombre, pe­ro en esta cantidad está inclu ída la parte que corresponde a los otros factores de la produc­ción. El arroz tal vez da $ 1.46 por hora-hom­bre, como ingreso bruto. El trigo sube a $ 1.69, el algodón a $ 1.73 Y la caña de azúcar produce una entrada total de $ 1.83 por hora-hombre. El peón cañero recibe una remuneración más alta que la del trabajador dedicado al cultivo del maíz, a igualdad de otras circunstancias.

El ingreso bruto -que frecuentemen­te indica la magnitud del beneficio neto del agricultor y señala el nivel de los salarios- in-, fluye casi decisivamente sobre el ritmo de las ampliaciones superficiales de los cultivos, o de sus reducciones. Así lo muestran los siguientes índices de las superficies cosechadas en México el año 1947, tomando como base 100 las áreas cosechadas en el año 1939:

f, CULTIVOS indices

Maíz 107 Trigo 89 Café 113 Algodón 127 Arroz 172 Caña de azúcar 168 Alfalfa H6 Tomate 213

El trigo se cultiva en tierras de riego que se pueden ocupar con cultivos más remune­radores, mientras que el maíz no tiene mejores sustitutos. La alfalfa tiene que cultivarse en tierras próximas a las grandes ciudades, pero tienen que ser tierras regables; a éstas limita­ciones se han agregado las de la fiebre aftosa, y explican la insuficiente expansión del cultivo (véase Gráfica 57).

El índice de los precios rurales para todo el país se mantuvo arriba del nivel general de precios al mayoreo en México, D.F., toman­do como base el año 1939. La diferencia fue máxima en 1947 y tal vez se anuló en 1949, pues los precios rurales bajaron desde 1948, mientras que los precios de mayoreo siguieron elevándose. Los precios rurales también au­mentaron más de prisa que los precios de art í­culos industriales puestos en fábrica, aunque este hecho aparece en las estad ísticas más acen­tuado que en la realidad. Por otra parte, los precios rurales se movieron como los niveles del costo de la vida obrera en la ciudad de Mé­xico, pero a partir de 1946 este costo ha cre­cido más que el índice de precios rurales. Los precios al menudeo han subido mucho más que los precios rurales (véase la Gráfica 58).

El volumen físico de la producción agrícola fue en el año 1948 superior en un 48% al de 1939, según el índice calculado para 22 productos. Al mismo tiempo, la población creció 24%, pero las demandas totales de pro­ductos agrícolas aumentaron en mayor propor­ción, de modo que durante la guerra hubo es­casez relativa de ~ales productos, y a ella se de­be en parte que los precios rurales hayansubi­do más rápidamente que los precios de mayo­reo. mcha escasez fue más notable en ciertos productos como el plátano, cuya producción no pudo incrementarse por el chamusco, y como la alfalfa, que puede cultivarse econó­micamente sólo en tierras de riego y en áreas próximas a las grandes ciudades. En cambio los productos alimenticios cosechados fueron menos escasos y sus precios rurales se elevaron menos. (Ver el Cuadro 42).

Los precios rurales en Estados Uni­dos fueron muy bajos el año 1939, y en los años siguientes ascendieron más que los pre­cios rurales de México, pero los niveles de am­bos precios se igualaron casi en 1947, con re­lación a sus bases respectivas. En este último año el precio rural del maíz era en Estados Unidos -convertido en pesos mexicanos-45% más alto que el precio rural en México. En cambio el algodón fue vendido por los productores del país vecino a precios, equiva­lentes en moneda nacional 16% mayores que los precios de los algodoneros mexicanos. Es­tas relaciones reflejan la influencia de la pro­ductividad en los diversos cultivos y de las diferentes condiciones en los dos países.

175

M a íz

El precio rural del ma íz que se co­sechó en México el año 1947, fue 29% inferior al precio pagado a los agricultores mexicanos por el trigo. 8 mismo año en Estados Unidos los cosecheros vendieron su ma íz 5% más caro que su trigo. Además, la relación entre los precios ru­rales del algodón y del maíz resulta de 8.9 para México y 7.4 para Estados Unidos (año 1947); es decir, que el precio del algodón está en Mé­xico más favorecido que en Norteamérica, res­pecto al maíz. En otras palabras, los agricul­tores mexicanos que cultivan maíz se hallan en situación de inferioridad, agravada a partir de 1945, porque desde entonces los precios rurales de este cereal se han mantenido casi constantes, mientras que los precios de otras cosechas subieron. El estancamiento de los pre­cios del ma íz se ha debido en parte a que el cultivo se ha extendido en tierras que dan ren­dimientos elevados, a costos relativamente ba­jos; además, el gobierno ha querido mantener iguales los precios del ma íz, que es el alimento más popular. Esta voluntad del Estado ha per­judicadoa los agricultores y ejidatarios que cul­tivan ma íz en el altiplano, a costos altos, por los bajos rendimientos (ver la Gráfica 59).

Tri 9 o

Con $ 439 se pudo comprar una to­nelada de trigo en los campos de México (en promedio), y casi con el mismo dinero pudo comprarse una tonelada del mismo cereal en los campos de Estados Unidos, el año 1947. Como el agricultor mexicano dedica 143 ho­ras-hombre al cultivo y a la cosecha de una to­'nelada, en tanto que el agricultor norteameri­cano trabaja únicamente 21 horas-hombre pa~ ra cultivar y cosechar la misma cantidad de gra­no, y como el precio rural fue el mismo para ambos agricultores, el mexicano necesariamen­te recibió un ingreso bruto 7 veces menor que el norteamericano, por cada hora-hombre em­pleada. La baja productividad de los agriculto­res que cultivan trigo en México, no tiene por efecto aumentar el precio del grano, sino dis­minuir la capacidad de compra de los cultiva­dores. La baja productividad no perjudica a quienes compran y consumen pan, galletas y pastas alimenticias, sino a todas las personas que intervienen en la fabricación y distribución de los artículos que la clase agrícola podría comprar, si su poder adquisitivo fuera mayor.

A r r o z

La cantidad de arroz cosechado en México el año 1947 fue 41 % mayor que la re­cogida en 1939, y este porcentaje baja a 31 si se resta el volumen de arroz exportado aquel año. Sin embargo, el precio medio rural en 1947 fue 229% mayor que en 1939; en el mis­mo periodo el nivel general de precios al ma­yoreo en la ciudad de México, subió 139%, bastante menos que el alza de los precios rura­les del arroz. Además, este grano subió de pre­cio mucho más que el maíz y que el trigo, cu­yas producciones han sido insuficientes para las necesidades nacionales, y ello se debe a que los precios del arroz no han sido controlados por las instituciones semioficiales o por dependen­cias gubernamentales, y también se debe a que los precios de exportación, dos y media veces mayores que los precios rurales, ejercen fuerte influencia ascendente sobre los precios pagados a los cultivadores que producen arroz para el mercado interno.

INGRESOS BRUTOS PESOS POR HECTAREA

1947

PRODUCTOS

Maíz

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Gráfica 56. Aumento de superficies cosechadas. Base 1939 = 100.

F r i jo I

Los precios de este producto se dis­tinguen por su inestabilidad, sus fuertes fluc­tuaciones en el curso del tiempo debidas, en ocasiones, a cambios bruscos en las cantidades cosechadas, por motivos que se explican en el capítulo de rendimiento. Los precios rurales del frijol el año 1942, de muy buena cosecha, fueron 15% inferiores a los de 1939. El año 1947 el precio rural promedio fue 247% más

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alto que el de 1939, quizá por la muy baja cosecha del año 1946. El frijol se exporta a precios menores que los pagados a los agricul­tores por término medio, en cantidades peque­ñas y sólo cuando la cosecha es muy abundan­te. En cambio, cuando las cosechas se pierden, se importa frijol sólo en volúmenes reducidos, insuficientes para abatir los precios domésti­cos. Los cultivadores obtienen alguna compen­sación a sus pérdidas, con los precios altos, pero los consumidores se ven obligados a pagar precios mucho mayores en los años excepcio­nalmente malos para el cultivo del frijol. La conservación de este producto en su estado natural o industrializado se hace ahora en pe­queñas proporciones y a plazos reducidos, por razones técnicas y economicas, según parece.

Tomate

En 1948 se exporto a Estados Un i­dos el 40% de la cosecha nacional de tomate, a precios que, en promedio, resultan inferiores a los que reciben los agricultores cuya cosecha se · destina al mercado interno. Los costos eJe los cosecheros . que exportan s6n menores que los costos de los otros cultivadores. El mercado nacional ha incrementado mucho su demanda, pero no podría absorber los excedentes que en­vían a Estados Unidos. Además, el tomate de exportacion se cosecha en regiones muy distan­tes de los grandes centros de consumo en Méxi­co, que sólo disponen de transportes lentos y caros. Por último, la devaluación del peso me­xicano frente al dólar, cumplida inicialmente en julio de 1948, ha creado nuevos estímulos para la exportación de tomate. Todo est.:, ex­plica que el precio rural del tomate ha subido 110% entre 1939 y 1948, mientras que el pre­cio de exportación aumento 262% en el mismo periodo, pero todavía este último precios esin­feriar al que reciben los agricultores en el inte­rior del pa ís.

Las' tres quintas partes del café co­sechado en 1948, se vendieron fuera de Méxi­co, a precios una y media veces más altos que los pagados a los cosecheros cuyo grano fue al mercado nacional. No se exportan los dos quin­tos restantes debido tal vez a las restricciones impuestas por los compradores extranjeros y a la menor demanda internacional para ciertas ca­lidades de café que en México se producen. El café mexicano exportado en 1948, fue 19% in­ferior a la cantidad de grano exportada en 1939. El consumo nacional ha crecido, absorbiendo los volúmenes que no se ha podido o no se ha

Precios ru rales general

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I COSECHAS DE PRODUCTOS FORRAJEROS

querido exportar. Sin embargo, los precios ru­rales del café aumentaron 363% en 1939-1949, .en tanto que los precios de exportación se in­crementaron en 312% durante los 10 años ci­tados. Aún así, los exportadores -general-

mente comerciantes- venden a precios mucho más elevados que los precios rurales a que ven­den los agricultores. Los precios de mayoreo en la ciudad de México han crecido un poco más que los rurales.

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CUADRO 46. Indice de producci?n a~ícola. B_ 1939 = 1OÓ.

A i\J O GENERAL PRODUCTOS ALIMENTICIOS PRODUCTOS INDUSTRIALES PRODUCTOS FRlTTALES

1939 1940 1941 1942 1943

1944 1945 1946 1947 1948

Volu· men

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114 122 117

126 123 127 133 148

Pre· cio

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200 223 260 287 276

Valor

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116 149 189

251 274 331 376 409

Volu· men

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109 122 102

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Pre· cio

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Valor

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112 132 155

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362 371

Volu· men

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155 143 151 155 171

Pre­cio

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198 233 272 282

Valor

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Volu· men

100 91 94 98

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107 112 120 122 127

Pre­cio

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262 351 451 480 516

FUENTE: Dlreccl6n General de Estudios Econ6mlcos. S.E.N. Los productos que forman cada lrupo son los que aparecen en la lista anexa. Precios rurales Datos orlllnales de la Secretaria de Alrlcultur. y Ganaderí •.

PESOS POR TONELADA

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I ~t=.~~t-=V·~ r----j--r-.n~·: ¡ ! Fuente Oír. Gral. de Economía

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Gráfica 58. Precios rurales en ~xico.

Algodón

La fibra obtenida en 1948 fue en cantidad 76% mayor que la recogida en 1939. En 1948 se exportó el 41 % de toda la cosecha mexicana de algodón, pero en el año anterior 'y en 1949 las exportacion~s fueron excepcio­nalmente elevadas. Los precios rurales subieron 157% entre 1939 y 1947, mientras que los pre· cios de exportaciones en el mismo periodo su­bieron 179%; la devaluación del peso mexicano agregó estímulos para la exportación de fibra,

178

y en 1949 se vendió al extranjero con precios medios expresados en moneda nacional, 24% mayores que los precios de 1948. El aumento de exportaciones no ha impedido que los con­sumos de algodón por parte de la industria tex­til nacional hayan crecido considerablemente, para satisfacer las crecientes demandas domésti· ca e internacional. En 1948 México exportó la décima parte de su producción de hilados y tejidos de algodón, y las exportaciones de telas de algodón en ese año equiyalen físicamente a la tercera parte de lo que fueron en 1947. Pero en 1949 las exportaciones de telas de al· godón se redujeron aún más, a pesar de la de· valuación del peso mexicano.

PRODUCTOS ALIMENTICIOS:

Maíz Frijol

Arroz Café Chile seco Trigo Garvanzo Jitomate Cebolla Chile verde -Papa

PRODUCTOS AGRICOLAS

Algod6n Henequén

PRODUCTOS INDUSTRIALES

Cana de azúcar Ajonjolí Copra

PRODUCTOS FRUTALES : Plátano Naranja Aguacate Mango Piña

PRODUCTOS FORRAJEROS : Alfalfa verde

Caña de azúcar

La cantidad de caña cosechada en México aumentó 110% del año de 1939 a 1948, y este incremento es aún más notable porque

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Gráfica 59. Indices da precios. México 1939 = 100.

179

.. este cultivo era ya muy importante en 1939. Gran parte de la cosecha cañera se vende a ingenios de azúcar que están agrupados en un cartel de origen semioficial, que fija los precios de la caña. El resto de la producción cañera se consume en la fabricación de piloncillo o panela y aguardiente, en la venta como fruta y en semilla para nuevas plantaciones. Estas circunstancias determinaron un aumento en los precios rurales de la caña de 145% entre 1939 y 1948, ligeramente mayor que la elevación general de los precios al mayoreo. En el mismo periodo de 9 años el precio del azúcar granula­da al mayoreo en México, D.F., creció 152%, o sea algo más que la caña, seguramente por­que otros factores de la producción y de la distribución se incrementaron más que el pre­cio de la caña. Cuando el azúcar se exporta porque hay excedentes, los precios de las ven­tas al exterior son menores que los precios al mayoreo en el mercado interior. En 1948 se exportó, excepcionalmente, el 26% de toda la azúcar producida en México.

Henequén

La guerra elevó los precios del he­nequén en proporciones que sólo iguala el café, y esto generó fuerzas que incrementa­ron la producción de fibra en 43% de 1939 a 1948. Las exportaciones de henequén en 1948 fueron 17% inferiores a las de 1939, de modo que se exportó únicamente el 51 % de la producción total de fibra. El restase almacenó para ventas posteriores, y se ven­dió para la fabricación en México de cordele­ría, hilo de engavillar, etc., destinados en gran parte para la exportación. Sumando la fibra de henequén exportado con .Ias manufacturas de henequén vendidas en el exterior, resulta que se exportó el 82% de la producción total de henequén, correspondiente al año de 1948_ El henequén manufacturado se vende a precios aproximadamente dobles de los que se pagan por la fibra sola. También debemos mencionar que, con relación al año 1939, los precios ru­rales fueron 281 % y los precios de la fibra . exportada 481 % mayores en 1948. Esta nota­ble diferencia ha sido sucesivamente menor en

"los años retrospectivos.

Alfalfa

El cultivo de la alfalfa ha tenido con­diciones poco propicias para un gran desarroUo, la demanda de este producto ha sido muy gran-

180

de, y los precios rurales subieron 231 % de 1939 a 1948. Mayores aumentos se hubieran registra­do si la fiebre aftosa y la campaña contra esta enfermedad no hubieran eliminado muchas ca­bezas de ganado lechero en 1947 y 1948. A fal­ta de vacas, de alfalfa y de otras cosechas fo­rrajeras, se han aumentado las importaciones de · leche y sus derivados, cuyo valor sube a 17 mi­llones de pesos (enero a octubre de 1949).

.Carnede bovino

El precio de esta carne en canal, · en rastros de la ciudad de México, subió 277% entre 1939 y 1949, pero en 1946 llegó a ser ' 404% más cara que el año base. Los precios de la carne en canal, y consecuentemente los precios rurales de bovinos para la matanza, tienen grandes fluctuaciones estacionales, rela­cionadas estrechamente con el régimen de las lluvias que determinan la cantidad de pastos disponibles. Ultimamente se han establecido frigonficos y plantas empacadoras que faci ­litan la exportación de carnes, pero poco se ha hecho para dismir:lUir los perjuicios de las variáciones estacionales, que determinan diver­sas fluctuaciones en los precios.

Carne de cerdo

Esta carne es dos veces más cara que la carne de bovino en canal y ha llegado, el año 1949, a un nivel proporcionalmente tan alto como el de la carne de res. Los precios de la carne de cerdo fluctúan, en el curso de un año, menos que los precios de bovinos, pues aquéllos están menos sujetos a los regímEmes. climatológicos. Los precios medios anuales también aparecen en la carne de cerdo con va· riaciones menos bruscas que las registradas en la carne de bovinos. Se observa que la carne de cerdo se vende a precios relacionados con los precios del ma íz mucho menos estrech!'l­mente que como ocurre en Estados Unidos. Esto se debe a que el cerdo en México se explo­ta en formas bien diferentes de las que se si­guen en el país vecino. Sin embargo, lo dicho atrás en el párrafo destinado al ma íz, debe te-o nerse en cuenta para juzgar la situación presen­te y futura de los abastecimientos de carne de cerdo, lamentablemente reducidos en México.

RESUMEN

El ingreso bruto que los agricultores reciben por cada hectárea cosechada, ha influi-

do poderosamente para determinar la preferen­cia dada a cada cultivo en las ampliaciones de las superficies sembradas; la ubicación geográ­fica y las necesidades de riego para los cultivos tambien aparecen como factores importantes para repartir los aumentos de las áreas cultiva­das. En la competencia establecida entre los diferentes cultivos, el trigo, ·el maíz, el café y la alfalfa han sido los menos favorecidos la caña de azúcar, el arroz y el tomate han sido los preferidos con incrementos en las superfi­cies cosechadas de 68%, 72% Y 113% respectiva­mente, del año 1939 a 1947. A un aumento no­table en las áreas cosechadas corresponde una elevación del volumen total de cosechas, que necesariamente afecta el nivel de los precios rurales (a que venden los agricultores). La in­flación monetaria y las demandas adicionales domésticas e internacionales ' creadas durante los últimos 10 años, han hecho que los pre­cios rurales suban nominalmente. La deflación, o un descenso de la demanda, pueden ocasionar un brusco abatimiento de los precios rurales cuando menos para ciertos productos.

El año 1949, el índice de precios al menudeo en la ciudad de México fue 442 apro­ximadamente, tomando como base 100 el año 1939. En cambio el índice de precios rurales, en 1949, tal vez no llegará a 300. Ha ocurrido, como se ha observado en otros pa íses durante épocas de inflación, que la parte del precio re­servada para el proceso de preparación, indus­trialización y distribución comercial de los pro­ductos agr ícolas, es ahora proporcionalmente mayor que en 1939. Los datos siguientes se re­fieren a la proporción que lo pagado a los pro­ductores agrícolas representa en lo que los con­sumidores pagan en la ciudad de México:

PRODUCTOS 1939 1947-49

Maíz 65 58 Arroz 40 33 Fr1jol 81 61 Café 51 48

El ma íz estuvo manejado comercial­mente por una institución semioficial cuyo fin principal no fue el lucro; sin embargo,. se ha re­ducido la parte proporcional que correspon­de a los agricultores. El frijol, no manejado por dicha institución, tuvo un mayor descenso. Los gastos de distribución aumentados más que proporcionalmente, se mantendrían casi iguales si los precios bajaran, y los agricultores ten­drían que abatir mucho sus precios rurales. /\'sí

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se ha observado en otros pa íses durante las épo­cas deflacionarias.

Los productores de maíz están ex· puestos a graves adversidades naturales y, ade­más, tienen que vender sus cosechas a precios muy bajos en relación con los que reciben los cosecheros de otros productos. Los producto­res de ma íz obtienen ingresos brutos por hectá-

. rea nueve veces menores que los recibidos por el cosechero de tomate; aquéllos adquieren por cada hora-hombre empleada en el cultivo del maíz, tres veces menos dinero que los coseche­ros de caña. Cada tonelada de ma íz se paga, en el campo, a precios 29% más bajos que una to­nelada de trigo. Los agricultores mexicanos que cultivan maíz han empeorado su situación de inferioridad a partir de 1945, y esto ha sido más sensible para la clase agrícola dedicada al cu~tivo del maíz en el altiplano, a costos altos por los bajos rendimientos.

La baja productividad de los agricul­tores mexicanos (véase el Capítulo 111) no tiene como efecto aumentar el precio de sus cose~ chas, sino disminuir la capacidad de compra de

. la clase agrícola, con perjuicio para industriales y comerciantes, más que para los consumidores de productos agrícolas. Esta situáción tuvo úl­timamente un leve correctivo entre los grupos que ' cultivan henequén, café, arroz, algodón, plátano y otros productos que se exportan en proporción apreciable, dedido a la devaluación

PRODUCTOS Años Aumento del precio real

Maíz 1948 15 Trigo 1947 1 Arroz 1947 38 Frijol 1948 15 Tomate 1948 -17 Safé 1949 75 Algodón 1949 31 Caña de azúcar 1948 -4 Henequén 1949 -90 Alfalfa 1948 30

del peso mexicano. Las proporciones de au­mentos señalados en el Cuadro anterior, se obtienen al descontar de los precios rurales el efecto de la inflación monetaria, medido por el índice general de precios al mayoreo en México, D.F.

El cortísimo aumento real del precio rural del trigo se debe a que el año 1947, se importaron 279 000 toneladas de este cereal, equivalentes al 66% de la cosecha nacional. El

tomate, el arroz y la caña de azucar mejoraron su situación en 1949.

LOS SALARIOS AGRICOLAS

En este informe nos referimos a las' remuneraciones que reciben los trabajdores agr ícolas como salarios o jornales, pero hace­mos notar que estos trabajadores pertenecen a los siguientes grupos: 1, jornaleros de campo permanentes, que solo trabajan en la agricultu­ra, 2, jornaleros de campo eventuales, que tra­bajan también en otras actividades; 3, ejidata­rios con insuficientes ingresos de las parcelas que recibieron por la reforma agraria, y que tra­bajan también como jornaleros rurales o como obreros urbanos 4, pequeños propietarios de tierras, que trabajan para otros en actividades rurales o urbanas 5, aparceros, arrendatarios y colonos que también trabajan para otros, en ,la agricultura o en otras actividades. Es muy importante distinguir estos grupos, pues las cuestiones sobre el salario agrícola en México solo se comprenden en relación con los ingre­sos que los trabajadores agr ícolas obtienen de otras fuentes.

También debe notarse queen el cam­po muchas familias reciben ingresos tanto de su jefe como de los otros miembros, quienes frecuentemente son asalariados o artesanos o comerciantes en muy pequeña escala. En gran parte del pa ís se acostumb ra dar a los jornale­ros el derecho de cultivar parcelitas para su provecho exclusivo, o bien se les facilita ma íz para su alimentación, a precios poco inferiores a los del mercado local. En ocasiones los jor­naleros de campo permanentes disponen de casa gratuita, y tienen trabajo asegurado por todo el año. En cambio, los jornaleros even­tuales, que generalmente se ocupan en las cor­tas épocas de mayor actividad agncolá, reciben salarios que son de 20 a 40% más altos que los salarios en otras épocas. Tanto los trabaja­dores permanentes como los eventuales suelen ocuparse por destajo o por tareas que les dan oportunidad de aumentar sus ingresos, prolon­gando su jornada de trabajo. Además, muchos trabajadores agrícolas residentes en la zona central del país, emigran periódicamente a otras zonas o a Estados Unidos, donde ganan mejores salarios que les ' permiten hacer aho­rros destinados a complementar sus ingresos futuros.

La población agrícola en cualquier parte del mundo está sujeta a realizar sus tra-

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bajos según lo permiten las condiciones cli­matológicas, y de acuerdo con la demanda que imponen los ciclos bi,ológicos de las plan­tas. Esta situación universal hace que los tra­bajadores agrícolas trabajen efectivamente en el curso del año, mucho menos tiempo del que daría un cálculo teórico de su capacidad po­te~cial. Esto significa que si un jornalero de campo quiere trabajar 2 000 horas al año, no podrá hacerlo, porque muy probablemente el tiempo en sentido meterológico y la demanda en las explotaciones agrícolas, sólo le permiti­rán ' trabajar 1 000 horas repartidas en dos, o tres temporadas durante el año. Este es el viejo problema que pone a la población rural en con­dición de inferioridad respecto a la población urbana, y que en México sufre agudamente una gran parte de los trabajadores agrícolas, sobre todo los que tienen pocas oportunidades para ocuparse en otras actividades cuyos ingresos les permitan completar sus baj ísimos salarios anuales. .

El salario nominal pagado al jornale­ro dé campo mexicano aumentó 230% de 1939 a 1948; en promedio para toda la República. Este incremento es mayor que el observado en los precios rurales durante los mismos años, pa­ra todo el país, pero es menor que la elevación del costo de la vida de las familias campesinas; se ignora en qué medida subió dicho costo, pero puede conjeturarse que por lo menos fue 277%, como se registró entre las familias obre­ras del Distrito Federal. Si esto es cierto, el sa­lario real de los trabajadores agrícolas ha des­cendido 17 % entre 1939 y 1948. Algo semejan­te ha sucedido con los salarios de los industria­les, pero éstos siempre han recibido salarios bastante superiores a los de los jornaleros de campo, y éstos no gozan de vacaciones, seguro social y otras prestaciones que muchos trabaja­dores urbanos tienen. Véase cómo fueron di­ferentes los ingresos que obtuvieron los traba­jadores de actividades diversas, el año 1944:

ACTI VI DADES Salario anual Indices

.1 ndustria petrolera $ 6472 100 Ferrocarriles Nacionales de México 3308 51 Industria minerometalúrgica 2075 32 Industria de transformación 1603 25 Agricultura y ganader(aa 334 5

a El salarlo por día fue de $ 1.91 en promedio para todo el país. El salarlo anual se obtuvo suponiendo que un jornalero de cam­po trabajara sólo 25 semanas al ailo.

Una persona que sólo tiene su sala­rio agrícola como medio de ganarse la vida, puede gastar en un año, sólo el 5% de los ingre-

sos que percibe un trabajador de la industria petrolera. Datos más recientes (1947) indican que la industria manufacturera y los transpor­tes urbanos pagan a sUs operarios $ 1.20 por hora de trabajo, mientras que el peón de cam­po recibe $ 0.46 como salario horario, en pro­medio para todo el pa ís. La diferencia se acen­túa en un plazo anual, por la desocupación invisible e involuntaria del jornalero agrícola. Consecuencia natural de esta situación es el éxodo del campo hacia los grandes centros ur­banos y la emigración a Estados Unidos, a veces subrepticia y frecuentemente definitiva. El abandono del campo en sí no es malo en tanto que en él permanezcan personas suficientes por su cantidad y por sus facultades para con­servar y mejorar la explotación del suelo hasta los niveles que la nación reclama. E;I pa ís en conjunto aún está lejos del límite en que el éxodo rural sea aun inminente y grave peligro.

Cada trabajador agr ícola cu Itiva 14 hectáreas en los Estados Unidos y sólo 2 hectá­reas en México. Los campesinos mexicanos desean abrir más tierras al cultivo, y lo están haciendo en el grado en que lo permiten sus recursos y las condiciones del país. Se están agregando muchas tierras que se hacen cultiva­bles gracias a obras hidráulicas para su regad ío, pero a cada hectárea corresponden obras que representan una inversión inicial de $ 1 000 a $ 3 000. Otras tierras pueden incorporarse a las áreas cultivadas mediante simples des­montes, pero estas tierras no siempre son acce­sibles para los agricultores. Los equipos de tra­bajo y los gastos de cultivo que requi~ren las tierras que se adicionan, representan sumas considerables, disponibles en pocos casos por el crédito agrícola gubernamental o privado. El excedente· de mano de obra en los campos de la zona central es un hecho que se modifica­rá poco a poco con la emigración hacia otras zonas, por la absorción de las actividades no agrícolas y por las necesidades de jornaleros en las nuevas regiones agrícolas de la periferia. Con el mismo ritmo se elevará la productivi­dad de los trabajadores agrícolas y se tendrá que subir el salario real, no el nominal, si la inflación monetaria no deforma este proceso.

Todo lo expuesto hasta aqu í es cier­to para México tomando como unidad, pero las condiciones regionales pueden ser bien diversas. Las generalizaciones todavía son más expuestas cuando se hacen con relación a los cambios ocurridos en el poder adquisitivo de toda clase de agricultores, dedicados a muy variados cultivos en regiones muy distintas.

Hay campesinos que sólo compran unos cuan­tos artículos, y ellos han sufrido encarecimien­tos como estos que corresponden al mercado de menudeo, en México, D. F.

Precios ARTICULO Unidad

1930 1947

Maíz Kg. $ 0.16 $ 0.50 Chile cascabel seco Kg. 1.10 4.78 Sal en grano Kg. 0.13 0.23 Pulque a Litro 0.14 0.42 Manta Núm. 50b M 0.32 1.45

a Bebida fermentada, proveniente de agaves.

b Tela corriente, de algod6n.

Indices 1939 =100

1947

313 435 176 300 453

Los ejidatarios de algunas regiones que dan cosechas remuneradoras, los jornale­ros de campo que trabajan en el cultivo de la caña de azúcar, del tomate u otros análogos, y muchos agricultores, colonos y aparceros, con­sumen una mayor variedad de productos, tan­to para cubrir las necesidades de sus familias como para desarrollar sus actividades agríco­las. Pasamos a los grupos inmediatos, econó­micamente superiores, que compran mercan­cías y máquinas cuyas variaciones se ejempli­fican en el Cuadro 47.

CUADRO 47. Precios al menudeo en México, D.F.

ARTICULO

Frijol bayo

Pan blanco

Kg.

Huevo Pieza Leche pasteu rizada Litro

Arroz de 2a Kg.

Azúcar granulada 28

Manteca vegetal

Carne de res de 2a

Plátano Cerveza Litro

$

Precios

1939

0.33 $ 0.59

0.09 0.27

0.26 0.32

1.10

0.60 0.15

0.30

Indices 1939=

1947 100

1.43 433

1.28 217

0.26 289 0.73 270

1.11 427

0.79 247

3.55 323

2.86 477

0.60 400

0.65 217

Velas de parafina Kg. 0.71 2.26 318·

183

Calcetln corriente Par 0.27 1.72 637

Zapato de oscaria 5.33 30.12 565

Sweater de algodón Pieza 2.77 12.60 455 Gasolina Litro 0.18 0.30 167 Bueyes! Yunta 164.00 526.00 321 Arado· Pieza 64.00 171.00 267 Tractor2 5163.00 6079.00 118 Abonos minerales2

. Kg. 208.00 185.00 89

• Estimaci6n. 2 Los precios se calcularon dividiendo el valor de las importa­

ciones entre el número de unidades importadas. Los cam­bios en los precios están fuertemente influidos por las cia· ses o la composici6n de los artlculos importados. Los pre­cios de estos artlculos subieron mucho con la devaluaci6n de la moneda mexicana, desde 1948.

,

Los productores agrícolas quepue­den exportar sus cosechas, seguramente han au ­mentado su poder adquisitivo a partir de 1949, como consecuencia de la devaluación moneta­ria, pero su mejoría ha sido limitada por el fis­co federal y por la elevación de sus costos y su auge se halla subordinado a la inestable demanda del mercado norteamericano. Estas exportaciones agrícolas mejoran directa o indi­rectamente al 15% de la población dedicada .a la agricultura, y el otro 85% restante muy pro­bablemente ha sufrido nuevas contracciones en sus ingresos reales, porque los artículos que compra se han encarecido más que los que ven­de. Los cultivadores de ma íz en la zona central agravaron su situaclon el año 1949, pues la sequ ía disminuyó sus rendimientos de 20 a40%.

RESUMEN

Muchos trabajadores agr ícolas que reciben salarios, además obtienen ingresos mo­netarios o en especie de otras fuentes agrope­cuarias, forestales, de artesanado, de construc-

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ción urbana u obras públicas, de actividades in­dustriales, o de ventas comerciales en muy pe­queña escala. Las emigraciones temporales ha­cia regiones de altos salarios, son recursos que siguen muchos trabajadores de la zona central para complementar sus ingresos anuales que son muy bajos, tanto por las bajas tasas del sa­lario- diario como por el corto número de jor­nadas que pueden trabajar durante el año en su lugar de residencia. Muy probablemente el salario real de los jornaleros de campo des­cendió 17 % entre 1939 y 1948, baja que es más sensible por el escaso poder adquisitivo que ellos ten ían en 1939, y porque no reciben pres­taciones sociales que los trabajadores urbanos tienen normalmente. Una persona que ·sólo tie­ne su salario agrícola como medio de ganarse la vida puede gastar, en un año, sólo el 5% de los ingresos que percibe un trabajador de la industria petrolera, o el 20% de las entradas que tiene un obrero de las industrias de transforma­ción. El excedente de mano de obra en los cam­pos de la zona central se corregirá poco a poco, la productividad agrícola se elevará y los sala­rios reales de los peones subirán, si la inflación monetaria no deforma este proceso.