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  • NOTAS Y DISCUSIONES

    tman (ed.), The Inner Citadel, Oxford, OxfordUnv, Press, 1989, pp. 170-189.

    27. La rnetapreferencia de autonoma es equi-valente al segundo Inters del ms alto orden.de Rawls: el inters por formar, construir y revi-sar uno mismo una concepcin de lo que es bue-no para uno mismo.

    28. Imaginemos el caso de que si me inyecta-ran una peculiar droga adictiva me hubiera dedespertar cada maana con el intenso deseo derecibir una nueva dosis (el ejemplo es de DerekParft, que lo discute con mucha agudeza enReasons and Persons, Oxford, Clarendon Press,1984, pp. 497 Y ss.), Ese deseo no sera inmedia-tamente doloroso, y alguien le dara por lo demssiempre rpida satisfaccin. A la larga esto con-llevara una gran cantidad sumativa de deseos lo-cales satisfechos. Segn la apreciacin atomista

    de las preferencias, lo recomendable habrfa deser crear artificialmente preferencias fcilmentesaciables (crear un Brave Ne\J,! World). Con todo,si alguien diese ese paso, lo ms probable es queluego yo deseara no haberme convertido en undrogadicto. Pero dado que este deseo no sera tanperentorio ni pertinaz como mis matutinos anhe-los de droga, el total sumativo sera siempre favo-rable a la iniciativa de convertirme en un droga.dicto. Una consideracon de las metapreferenciasexcluye en cambio esta extraa conclusin. Sitanto antes de ser convertido en un drogadictocomo despus de serlo tengo la metapreferenciade no tener preferencias locales por la droga,por ms que estas preferencias fueren satisfe-chas siempre, la metapreferenca o preferenciaglobal adquiere prioridad sobre esas preferenciaslocales.

    Los mundos de Nelson Goodman

    MANUEL LIZUniversidad de La Laguna

    La presente nota viene motivada por lareciente publicacin en castellano dellibro de Nelson Goodman Maneras dehacer mundos (trad. de Carlos True-baut), Madrid, Visor, 1990, col. La Bal-sa de la Medusa.

    El titulo original del libro que vamosa comentar es Ways of Worldn-laking.Este ttulo queda perfectamente tradu-cido como Maneras de hacer mun-dos, y no como Maneras de cons-truccin del mundo, Formas deconstruir el mundo o cosas semejan-tes. Estas ltimas traducciones, reali-zadas en algunos textos, traicionaranpor completo el sentido de la obra deGoodman. Por cierto, el resto de la tra-duccin que del libro realiza CarlosThebaut resulta asimismo impecable,conservando perfectamente el tono es-tilstico del propio autor.

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    La primera edicin de este libro deGoodman data de 1978, Doce aosdespus, an contina siendo novedad.

    En realidad, toda la obra de NelsonGoodman tiene la novedad de los clsi-cos. Estamos ante uno de los filsofosanalticos que ms han marcado eldesarrollo de la filosofa analtica con-tempornea. Sin embargo, Goodmanes un filsofo heterodoxo y fronterizo.Su estilo y la temtica de algunos desus trabajos son difciles de clasificardentro de las principales corrientes dela filosofa analtica. Al igual que otrosde sus colegas en Harvard (en otrotiempo, C.I. Lewis, del que el propioGoodman fue discpulo, )', ms recien-temente, Quine, Putnam, Nozick,Rawls, etc.), ms que seguir determi-nadas corrientes, las inaugura.

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  • NOTAS Y DISCUSIONES

    1, Ways ofWorldmaking;) en elcontexto de otros trabajos de Goodman.

    Antes de referirnos al trabajo de Good-man que nos ocupa, ser convenienterecordar algunas cosas.

    En 1951 aparece, basado en su tesisdoctoral, su primer libro. Se titulabaThe Structure ofAppearence,' En l sepresenta un sistema fenomenalista dela familia de los sistemas fenomenals-tas de Mach, Russell y Camap.' Estossistemas exploran la posibilidad de re-construir lgicamente todo nuestro co-nocimiento a partir exclusivamente dedatos sensoriales. Se trata de un pro-yecto audaz y radical. Lo sorprendentedel sistema de Goodman es su mximoradicalismo dentro de este radicalismo.El sistema de Goodman es fenornena-lista, su material bsico son los datossensoriales tal como se le presentan in-mediatamente a un sujeto con su pecu-liar carcter cualitativo. Estos datossensoriales son llamados qualia (ensingular, quale). Un ejemplo de qualesera el aparecer como blanco el papelen el que estoy ahora mismo escribien-do. Su ser de color blanco podraser, acaso, una propiedad, pero noun quale: su aparecer como de co-lor blanco;' o, sencillamente, su pare-cer blanco s sera un quale. Esta dife-rencia es fundamental en todo sistemafenomenalista. Hemos dicho que el sis-tema de Goodman era fenomenalsta,pero tambin es extensonalsta y no-minalista. El aparato lgico empleadoes cierta versin particular del clculode individuos. Su rechazo ontolgico acosas como los significados, las clases,las esencias, los mundos posibles, etc.,se convierte desde aqu en un temaconstante de toda su obra. El colmodel radicalismo de Goodman surge.cuando reconoce explcitamente queno considera al fenomenalismo comouna filosofa en s misma mejor que,

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    por ejemplo, el fscalsmo. El desarro-llo de ambos tipos de sistemas no tienepor qu ser excluyente. La eleccin deun sistema sobre otro siempre depen-der de nuestros cambiantes objetivosconcretos.

    En 1954 publica Fact, Piction, andForecasts tal vez su libro ms influyen-te, En l se enfrenta al problema de lajustificacin de los condicionales con-trafcticos, de la induccin y, en gene-ral, de toda generalizacin (como, porejemplo, la que acabamos de hacer),de toda generalizacin descriptiva onormativa. Detengmonos un momen-to en su especial tratamiento de estascuestiones. Entre las generalizacionesy los casos particulares debe darsecierto tipo de equilibrio. Los enuncia-dos generales son aceptables mientrasno vayan en contra de casos particula-res que no estemos dispuestos a igno-rar. Por otro lado, los casos particula-res son tenidos en cuenta en la medidaque no contraren las generalizacionesque no estemos dispuestos a abando-nar. Mediante este equilibrio reflexivose justifica toda generalizacin des-criptiva o normativa. As debe respon-derse tambin al viejo escepticismohumeano acerca de la induccin.'

    El caso es que surge un nuevo pro-blema. El llamado por Goodman nue-vo enigma de la induccin. Un equili-brio reflexivo entre generalizaciones ycasos particulares permitira justificartanto la generalizacin todas las es-meraldas son verdes como, por ejem-plo, una generalizacin del tipo todaslas esmeraldas son verdules, donde elpredicado verdul (traducimos asel predicado grue de Goodman) se apli-cara a todo aquello que es azul y atodo aquello que al ser examinado an-tes de cierto momento t es verde. Res-pecto de todo momento t, nos encon-traramos con multitud de casos par-ticulares en los cuales toda esmeralda

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    que sea verde es, asimismo, verdul. Latotalidad de nuestra evidencia respectoa la generalizacin todas las esmeral-das son verdes es, pues, evidenciatambin respecto a la generalizacintodas las esmeraldas son verdules.Una de estas generalizaciones nos pa-rece apropiada y la otra no, perocmo rechazar la generalizacin quenos parece inadecuada? Qu justifi-ca una generalizacin concreta por en-cima de todas las alternativas quenuestra imaginacin puede llegar aconstruir?

    El problema se complica si conside-ramos que los predicados verde yazul pueden ser tambin redefinidoscon ayuda del predicado verdul y deotro extrao predicado, del predicadoazurde, donde azurde (traducimosas el trmino bleen de Goodman) seaplica a todo aquello que es verde y atodo aquello que al ser examinado an-tes de cierto momento t es azul. Asf,verde se aplicara ahora a todo aque-llo que es azurde y que al ser examina-do antes de 1 es verdul. De manera si-milar, azul se aplicara a todo aque-llo que es verdul y que al ser examina-do antes de t sea azurde, Tanto ver-de y azul como verdul y azurde-podran, en principio, funcionar comopredicados primitivos en nuestros len-guajes y en nuestras organizacionesconceptuales de la experiencia.

    Pero, an hay ms. Otra vuelta detuerca. S no distinguimos de algunaforma las generalizaciones genuinas delas indeseadas, siempre ser posible, atravs de ciertos predicados apropiada-mente dispuestos, llegar a la conclu-sin de que cualquier cosa podr ser-vir como evidencia favorable respectoa cualquier generalizacin. Veamos.Sea, por ejemplo, esmerrosa (tradu-cimos as el trmino esmerose deGoodman. Curiosamente, volvemos atraducir de un idioma a otro palabras

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    que no existen en ninguno de ellos) unpredicado que se aplica a las esmeral-das examinadas antes de cierto tiempot y a las rosas examinadas despusde t. La misma evidencia que confirmala generalizacin de que todas las es-meraldas son verdes confirmar, comovimos, la generalizacin de que todaslas esmeraldas son verdules. Esta mis-ma evidencia, por definicin, confirmatambin la generalizacin de que to-das las esmerrosas son verdules, Pero,tambin por definicin, justamente esaevidencia ser evidencia a favor de lahiptesis de que todas las rosas exami-nadas despus de t sern azules. Laevidencia a favor de que todas las es-meraldas sean verdes es asimismo evi-dencia a favor de que todas las rosassern azules. Sustityase en esmer...y ver->- los lugares vacos por lo quese quiera y, de acuerdo a nuestras esti-pulaciones, obtendremos que aquellaevidencia lo es tambin para la genera-lizacin de que todo ... ser ---o

    El problema es importante y su-mamente radical. Ya fue sealadotambin por Hempel' a propsito delos mecanismos de confirmacin denuestras hiptesis. La distincin en-tre hiptesis confirmadas correcta eincorrectamente, as como entre ge-neralizaciones genuinas y generaliza-ciones indeseadas, se resiste a ser tra-zada mediante criterios meramenteformales.

    La solucin original que proponeGoodman consiste en traer a colacinel resto de las generalizaciones yaaceptadas como genuinas. Nuestrospredicados verde y azul han sidomucho ms ampliamente utilizados ennuestras generalizaciones, han sidomuchas ms veces proyectados (la ter-minologa es de Goodman) sobre elmundo, que los predicados verdul. yazurde, Los primeros predicados, adiferencia de los segundos, se encuen-

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    tran muy bien atrincherados (la termi-nologa vuelve a ser de Goodman) ennuestros lenguajes y esquemas con-ceptuales y estn dispuestos a volver aser fcilmente utilizados, proyectados,siempre que se presente la ocasin.sta es la nica diferencia fundamen-tal que permite considerar ciertas hi-ptesis o generalizaciones como co-rrectamente confirmadas o genuinasfrente a otras que no lo son. La mane-ra peculiar como organizamos nuestraexperiencia en el presente ha de justifi-carse en relacin a nuestra historia ln-gstca y conceptual. Lo proyectabledepende, directamente, de lo que hayasido efectivamente proyectado en elpasado.

    An debemos recordar algo suma-mente importante. Algo que siempreest muy presente en la obra de Good-mano Su inters por la esttica y la teo-ra del arte. La mejor prueba de ello laconstituye su libro de 1972 tituladoLanguages of Art,6 punto de referenciaobligado para buena parte de la estti-ca contempornea Tanto las formasartsticas como los lenguajes permitenorganizar nuestra experiencia y articu-lar nuestro conocimiento del mundo.Aunque el arte se refiera al mundo deuna forma tpicamente no denotativa.comparte con el lenguaje la capacidadde expresar y ejemplificar nuestrosms diversos puntos de vista. Los an-lisis que Goodman realiza en esta obraacerca de cosas como la metfora, elestilo o las diversas formas artsticas,en relacin a nuestra capacidad de re-ferirnos a algo sin denotarlo lingsti-camente, siguen siendo, como deci-mos, profundamente estimulantes parala actual reflexin esttica. Pero, tam-bin, para toda aquella reflexin epis-temolgica que quiera situarse en uncontinuo entre la ciencia y el arte.

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    2. Ways ofWorldmakingen su propia salsa

    En Ways of Worldmaking volvemos atener gran parte de toda la problemti-ca anterior," En primer lugar, nos en-contramos con un programa filosficoreconstructivo, esta vez mucho ms li-beral que su anterior sistema fenome-nalista aunque siga estando tambinaqu presente el profundo rechazo deGoodman a cualquier presunta hips-tasis de los significados, las clases, lasesencias, los mundos posibles, etc.

    Asimismo, nos resultar ya conocidala tenaz insistencia de Goodman en laradical pluralidad de formas como po-demos llegar a organizar nuestra expe-riencia y, as, llegar a tener mundos al-ternativos. Lo cual, sin embargo, noconducir a ningn relativismo; ascomo tampoco conduca a un relativis-mo el fomento de sistemas fenomena-listas y fiscalistas, o la posibilidad deemprender generalizaciones a travsde los predicados verdul y azurdeen lugar de con los predicados verdey azul. En el primer caso, eran nues-tros objetivos concretos los que, encada circunstancia, guiaban la eleccindel tipo de reconstruccin deseable.En el segundo caso, haba predicadosms proyectables que otros en funcinde las proyecciones que realmente hu-biramos realizado en el pasado. A finde desmarcarse del relativismo, el plu-ralismo de Ways of Worldmaking reali-za una pirueta semejante: los mundosque construimos no los construimosde la nada, sino siempre a partir deotros mundos previos.

    Tambin nos encontramos en este l-bro con un persistente inters poracercar los mundos de la ciencia y delarte. Hasta el punto de que, segn elmismo Goodman, una de las tesisprincipales del libro consistira justa-mente en que el arte no debe tomarse

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    menos en serio que las ciencias en tan-to forma de descubrimiento, de crea-cin y de ampliacin del conocer, enel sentido ms amplio de promocindel entendimiento humano, y que, porlo tanto, la filosofa del arte debe con-cebirse como una parte integral dela metafsica y de la epistemologa(p. 141 de la traduccin que estamoscomentando).

    Hay, pues, muchos mundos. Algunosde ellos alternativos. Y, tambin, haymuchas formas de construirlos y dellegar a captarlos. Tantas como formasde organizar el conjunto de nuestra ex-periencia.

    En el captulo 1 de su libro, tituladoPalabras, trabajos, mundos, Goodmandiscute el problema del pluralismo yseala algunos procedimientos genera-les de la construccin de mundos; pro-cedimientos como 1) la composiciny descomposicin a travs de sus par-tes, miembros o rasgos, 2) la pondera-cin de la pertinencia y el nfasis rela-tivo que deben tener ciertos elementos,3) la ordenacin de sus relaciones in-ternas, 4) la supresin y la comple-mentacin, O 5) la deformacin. Estosprocedimientos se ejemplifican mstarde en todo el captulo 5, tituladoUn rompecabezas para la percep-cin", ilustrando el viejo tema de laconstruccin de nuestro mundo per-ceptivo, y en el apartado 3 del captulo6, en relacin a las primeras disputasfilosficas presocrticas acerca de laconstitucin ltima de la realidad.Tanto la captacin perceptiva de unmundo como su conceptualizacinterica no son otra cosa sino formaspeculiares de construccin. Goodman,en cualquier caso, no propone ningunasistematizacin definitiva de las for-mas de construir mundos. No puedehacerlo. Las razones que favorecen elpluralismo de mundos favorecen tam-bin el pluralismo en todo aquello que

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    pudiera tratar de englobarlos. Comodice Goodman, no slo no existe unnico mundo sino que tampoco existeun nico mundo de mundos (p. 37 dela traduccin que comentamos).

    Pero, cules son esas razones parael pluralismo? cules son las razonesque invitan a hablar de muchos mun-dos en lugar de uno solo? La respuestade Goodman es sta: lo que distinguealgo como un nuevo mundo en lugarde como otra versin del mismo mun-do no puede ser establecido de una vezpor todas. A la distincin entre versio-nes de un mismo mundo, por un lado,y mundos distintos, por otro, le ocurrelo mismo que a la distincin entre es-quema y contenido. Tales distincionesson arbitrarias. 0, en otras palabras,no tienen ninguna importancia ontol-gica destacable. Lo que hara de algouna versin sera su particular presen-tacin, a travs de cierto esquema con-ceptual concreto, de un mismo conte-nido que se supone compartido por elresto de las versiones. Cada versinpresentara ese mismo contenido a tra-vs de versiones diferentes. Pero nohay normas inquebrantables que impi-dan considerar a un determinado ras-go como constitutivo de un contenidoen lugar de como parte de un esque-ma, ni viceversa. El rechazo de estedogma del empirismo, la distincin en-tre esquema y contenido, as como delos dogmas de la distincin analti-co/sinttico y de la existencia de unabase emprica incontrovertible, estciertamente en la base del pluralismode Goodman. Y las distinciones entreestilo y contenido, o entre convenciny naturaleza, no seran sino otras for-mas camufladas de presentar los ante-riores dogmas. No podemos destacarun mundo sobre los dems, haciendode l la autntica realidad de la cual elresto de los mundos sean versiones,porque podramos hacer lo mismo con

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  • NOTAS Y DISCUSIONES

    cualquiera de sus versiones. Hablar deversiones diferentes viene a ser, en de-finitiva, lo mismo que hablar de mun-dos distintos.

    Todo lo anterior, sin embargo, noquiere decir que no haya mundos me-jores y peores, ms o menos correctose incorrectos, ni tampoco que poda-mos construir cualquier mundo quequeramos. Slo quiere decir que nin-gn mundo correctamente construidotiene por s mismo ms realidad quelos restantes.

    Los captulos 2, 3 Y 4, titulados res-pectivamente Sobre el estilo, Sobrela cita y Cundo hay arte?, se ocu-pan de la creacin de mundos artsti-cos. No obstante. muchas de las ideasque en ellos aparecen seran directa-mente aplicables a la construccin decualquier mundo. Deben destacarseaqu dos cosas. En primer lugar, la in-sistencia de Goodman en la tesis deque, adems de la denotacin. hayotras importantes formas no lingsti-cas de referirse a un mundo. Por ejem-plo, la ejemplificacin (de una idea,concepcin, etc.) y la expresin (deunos sentimientos, emociones, etc.).En segundo lugar. su tratamiento de lametfora. La correccin de algo comolas metforas slo es posible a travsde falsedades literales. Esto tiene con-secuencias importantes, pues si cosascomo las metforas. las generalizacio-nes, las Iormas no denotativas de refe-rencia, etc., estn siempre presentes ennuestra construccin de mundos, loscriterios de correccin de nuestrasconstrucciones debern tener en cuen-ta ms aspectos que la verdad. Estasideas se desarrollan ms extensamenteen los captulos 6 y 7 del libro bajo losttulos respectivos "La fabricacin delos hechos y Sobre la correcta inter-pretacin.

    Como ya hemos indicado en varioslugares, Goodman no quiere ser sim-

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    plemente un relativista. Con otras pa-labras, con sus mismas palabras (vaseel Prlogo del libro), slo sera un rela-tivista radical bajo rigurosas restriccio-nes. No todo vale. No podemos cons-truir los mundos que queramos. Sloconstruimos mundos sobre mundos yaexistentes. Adems, si bien no pode-mos recurrir a la idea de que haya he-chos objetivos que se encuentran odescubren mientras que las ficciones yversiones las construimos nosotros,hay construcciones mejores y peores.La nocin de correccin sigue vigente.Una nocin de correccin que es mu-cho ms amplia que la nocin de ver-dad.

    3. Cmo ser pluralistassin ser relativistas?

    A lo largo de todo el libro, a veces unodeseara encontrar alguna mayor acla-racin respecto a la diferencia quedebe haber entre considerar algo comocorrecto o real y, por otra parte, queese algo sea correcto o real. Goodmantal vez contestara, como tambin con-testara Hilary Putnam desde su rea-lismo interno," que esa diferencia slopuede hacerse dentro de cada mundo,que cada mundo tiene en s mismo supropio ideal de correccin y realidad,que tal vez algn mundo particularconsiga englobar a otros muchos ex-tendiendo as sus propios criterios decorreccin y realidad, pero que, inclu-so a pesar de esto ltimo. querer sea-lar definitivamente, de una vez por to-das, a un mundo particular como elmundo indiscutiblemente correcto yreal es absurdo.

    Examinemos ms de cerca este lti-mo punto. En su recensin al libro deGoodman que estamos comentando,Quirie? intentaba poner un lmite a suproliferacin de mundos sealando losprivilegios de la fsica. Recojamos un

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  • NOTAS Y DISCUSIONES

    fragmento de la argumentacin deQuine:

    Se tiene la impresin de que esta secuen-cia de mundos o versiones se desploma enla absurdidad.'? Considero que la defensaque hace Goodman de ella consiste en afir-mar que no hay ningn punto intermediorazonable en el cual ponerle un alto, Yo lepondra el alto despus del primer paso: lateora fsica. Concedo la posibilidad de teo-rfas fsicas alternativas sobre las cuales nopodemos pronunciamos; pero el resto de susecuencia de mundos o versiones de mun-do me parece slo una rnetafra ms biendbil.

    Por qu esta especial deferencia hacia laleona fsica?, pregunta Goodman. sta esuna buena pregunta y una parte de su mri-to es que admite una buena respuesta. Larespuesta no es que todo lo que vale la penadecir puede ser traducido al vocabulario tc-nico de la fsica; ni siquiera que toda buenaciencia puede traducirse a ese vocabulario.La respuesta es, en cambio: nada ocurre en elmundo, ni la vibracin de un prpado, ni elaleteo de Un pensamiento, sin una redistribu-cin de estados microitsicos. Es normalmen-te intil e insensato determinar exactamen-te cules estados microfsicos desaparecen ycules otros sobrevienen en cada evento,pero tiene que haber alguna barajadura enese nivel; la fsica no puede afinnar menosque eso. S el fsico sospechara que hay al-gn evento que no consiste en una redistri-bucin de los estados elementales admitidosen su teoria fsica, buscarla una [orma decompletar su teoria. En este sentido, llegar acubrirlo todo es el negocio mismo de la {{sicay slo de la fsica [...] De ah mi especialdeferencia hacia la teora fsica como ver-sin del mundo y hacia el mundo fsicocomo el mundo. '

    Confo en que habr merecido lapena una cita tan extensa. El argumen-to de Quine se apoya en la idea de quecualquier variacin o cambio en elmundo debe entraar un cambio fsi-co, una variacin en los estados micro-fsicos del mundo. A veces se expresa

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    esta idea diciendo que todo sobrevienea lo fsico."

    Como se desprende de parte del tex-to (primer subrayado), esa relacin desobrevenienca, tal como la entiendeGuine, seria en s misma un asunto ex-clusivamente ontolgico. No slo no serequiere ninguna sinonimia entre lasexpresiones que describan algo sobre-veniente y aquellas expresiones quepuedan llegar a describir la base mi-crofsica de tal sobrevenenca. Ni si-quiera se exige que las relaciones desobreveniencia deban ser expresablesen ningn lenguaje. Tales intuicionesresultan sugerentes; y sin embargo, noson incontestables. Pues, como Quinemismo afirma en las ltimas frases deltexto (segundo subrayado), aunque esasohrevenenca sea en s misma unasunto puramente ontolgico, el inte-rs que para nosotros pueda tener afir-mar la sobrevenienca sobre lo fsicode cualquier otro fenmeno y las razo-nes para aceptar tal sobrevenienca spresuponen un lenguaje y cierto lmiteideal de la ciencia fsica. Y aqu empie-zan los problemas. Porque ese lmiteideal de la ciencia fsica es del mismotipo que el que asimismo podra serpostulado, por ejemplo, para un siste-ma fenomenalsta. Pero en este ltimocaso, tambin podramos decir quetodo sobreviene sobre aquellos qualiadel fenomenalismo a los que nos refe-ramos algo ms arriba."

    La apelacin a una sobreveniencaparece no favorecer a la fsica ms quecomo una cuestin de hecho: los pro-gramas fsicalistas han tenido ms des-arrollos exitosos que los programas fe-nomenalistas (que los programas idea-listas en general). Gran parte de nues-tra historia como constructores demundos se ha orientado por la idea deque mereca la pena sealar un mundocomo el ms correcto y real; a saber, elmundo de la fsica (o, de una manera

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  • NOTAS Y DISCUSIONES

    ms vaga, el mundo material). Empe-ados en esta obsesin hemos cons-truido, destruido y vuelto a recompo-ner sistemas cosmolgicos enteros.

    Estoy de acuerdo en que querer se-alar, definitivamente y de una vez portodas, a un mundo particular como elmundo indiscutiblemente correcto yreal es absurdo. Sin embargo, si cam-biramos el anterior definitivamentey de una vez por todas por un men-tras dure satisfactoriamente segnnuestros criterios y conocimientos dis-ponibles (cosa sumamente razonableen otros contextos), tal obsesin deja-ra de ser tan absurda.

    De todas formas, a'>e mientras duresatisfactoriamente segn nuestros crite-rios y conocimientos disponibles nopuede tener, a su vez, una lectura dema-siado restringida. Imaginemos (1) querestringimos el significado de

  • NOTASY DISCUSIONES

    los mundos est siempre a nuestro al-cance. Contemos con los materiales,con los mundos previos, con los quecontemos.

    Es muy difcil permanecer impasibleal empuje de los argumentos e intui-ciones de Goodman. Nelson Goodmannos ha construido un universo del queresulta muy difcil escapar. Y resultamuy difcil escapar porque sus lmitesson indeterminables.

    Tal vez sea ste, justamente, el prin-cipal motivo de desasosiego. Los in-

    numerables mundos, creados de lanada mediante el uso de smbolos deCassirer y Goodman (Goodman co-mienza su libro con esta cita de Cassi-rer), pueden llegar a constituir un uni-verso tan inhspito como el ms auste-ro universo fisicalista y, tambin, pue-den llegar a cuajar en un universo msdesconcertante que el que jams hayanllegado a imaginar los postmodernos.Y, sin embargo, no hay nada tan rea-lista y seguro como aprender a confiaren nuestras propias fuerzas.

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    ISEGORAlS (1993)

  • NOTAS Y DISCUSIONES

    NOTAS

    1. Vase Goodman 0977a) para la tercera edi-cin de este libro. Su tesis doctoral llevaba portitulo AStudy of Gualities.

    2. Un anlisis pormenorizado de los sistemasfenomenalistas de Mach, Carnap, Russell y Good-man, as como una discusin crtica del alcance ysupuestos de todo el programa fenomenalista seencuentran en cllibro de Moulines (1973).

    3. Vase la tercera edicin de este libro enGoodman (1977b).

    4, El procedimiento de Goodman ha sido am-pliamente utilizado dentro y fuera de la filosoffaanaltica. Tal vez, el caso ms conocido sea laaplicacin que Rawls (1971) hace de cierto equi-librio reflexivo en sentido amplio a problemasde filosofa del derecho y filosofa poltica. La cr-tica ms mordaz a este tipo de estrategias la po-demos encontrar en el captulo 4 de! reciente li-bro de Stich (1990). Una, a mi modo de ver con-vincente, respuesta a las criticas de Stich apareceen el captulo 15 del tambin reciente libro deSosa (1991).

    5. Vase, por ejemplo, Hempel (1945).6. Vase la segunda edicin' de este libro en

    Goodman (1976).7. Problemtica que se repite tambin en otras

    dos obras suyas que no hemos comentado, Good-man (1972 y 1984).

    8. Como inmediatas referencias bibliogrficasrespecto al realismo interno de Hilary Putnam,destacara Putnam (1981, 1983, 1987 Y 1990).

    9, Quine, .Gooi!man's "Ways of Worldmak-ing?, New York Review (25 de noviembre de

    1978). Los subrayados son mos. Este texto se en-cuentra reimpreso en Quine (1981). La cita pro-viene de la traduccin castellana de este ltimolibro. Un interesante intercambio de comentariosentre Oune, Goodman y otros apareci el 25 deenero y el 17 de mayo de 1979 tambin en NewYork Review,

    10. Como se ve, las acusaciones recprocas deabsurdidad son sntoma indiscutible de que nosencontramos entre filsofos.

    11. La actual discusin filosfica de este con-cepto de sobrevenenca o superveniencia (dispo-nemos de estos dos trminos en castellano paratraducir la palabra inglesa supen!eHience) comien-za a resultar ya desbordante. Indicar slo tresreferencias bibliogrficas: Kim (19M y 1990) YVV.AA. (1984).

    12. Este problema es sealado, con gran acier-to, por Putnam en su recensin del libro deGoodman que se recoge en Putnam (1983) bajoel ttulo -Reflections on Goodman's "Ways ofWorldmaking" , En esa misma recensin se ana-lizan y rechazan diversas posibles rplicas fsca-listas al pluralismo de Goodman que, en buenamedida, Putnam mismo comparte.

    13. He adaptado aqu algunos argumentos dePutnam (1981) y Sosa (1991).

    14. Posiciones como, por ejemplo, la que a ve-ces adopta Rorty (1979. 1982 Y 1985), o la quepodemos tambin encontrar en autores como Fe-yerabend (1970), Foucault (1966) o Derrida(l967a y b).

    La caligrafa de la Historia

    M. TERESA LPEZ DE LA VIEJAUniversidad de Salamanca

    Posiblemente uno de los problemas funda-mentales del lenguaje filosfico consiste enun doble desarraigo. Por un lado, de la ex-periencia vital que haya puesto en mar-cha la reflexin filosfica, y que apenas si,es perceptible ya en la escritura. Por otrolado, de la marcha propia de un discursoque se sostiene a s mismo, estableciendo

    ISEGORN8 (1993)

    una cierta forma de coherencia en el engar-ce y justificacin de sus proposiciones. Sinembargo, la aparente neutralidad de esediscurso, y la lgica de sus articulaciones,mantienen todava formas de vinculacincon el lenguaje natural. El olvido de su pro-pia historia, al caer el lenguaje de la filoso-fa en el presente eterno de un tiempo

    189

    a08_180-1a08_180-2a08_180-3a08_180-4a08_180-5a08_180-6a08_180-7a08_180-8a08_180-9a08_180-10