Liderazgo Femenino Gerencia SXXI
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EL LIDERAZGO FEMENINO EN LA GERENCIA DEL SIGLO XXI
María A. Sierra VeraC.I.: 14.149.472
Profesora: María J. Franco
Trujillo, 2010
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL“RAFAEL MARÍA BARALT”
EXTENSIÓN TRUJILLOMAESTRIA EN GERENCIA DE RECURSOS HUMANOS
TEORÍA ADMINISTRATIVA
EL LIDERAZGO FEMENINO EN LA GERENCIA DEL SIGLO XXI
Autor: María A. Sierra Profesor: Franco María Fecha: Júlio, 2010
RESUMEN
Los expertos en liderazgo afirman que el XXI será el siglo de la mujer, pues ella posee una serie de cualidades que serán indispensables para afrontar la dinámica de constante cambio y globalización que hoy en día prevalece en los ámbitos empresarial, comunitario e institucional. Superado ya el ideal de liderazgo que valoraba la rigidez en lugar de la flexibilidad, la frialdad en lugar de la emotividad, la rivalidad en lugar del compañerismo, en esta era de la información las mujeres tienen ante sí grandes oportunidades y grandes retos. Existen diferencias, por ejemplo en las habilidades comunicativas, que las hacen a ellas más eficaces en el manejo de los nuevos entornos laborales, pero al mismo tiempo combate los prejuicios sexistas que limitan su desarrollo integral. Por esa razón el presente estudio, hace hincapié en el papel de la mujer contemporánea, ante los retos y barreras que les impone la sociedad actual, basado en estudios y documentos altamente relacionados y pertinentes con la realidad mundial y venezolana.
Palabras Claves: Liderazgo femenino, Gerencia del Siglo XXI.
WOMEN'S LEADERSHIP IN THE MANAGEMENTXXI CENTURY
Autor: Sierra Maytte Profesor: Franco María Fecha: Júlio, 2010
ABSTRACT
Leadership experts say the twenty-first century will be the woman because she has a number of qualities that are essential to address the changing dynamics and globalization that prevails today in the business, community and institutional. Surpassing the leadership ideal that valued the rigidity rather than flexibility, coolness instead of emotion, rivalry in place of fellowship, in this era of information women are facing great opportunities and great challenges. There are differences, such as communication skills, which make them more effective in handling new work environments, but also combat sexist prejudices that limit their development. For that reason, this study emphasizes the role of contemporary women, the challenges and barriers imposed on them by modern society, based on studies and related documents and highly relevant to the global reality and Venezuela.
Keywords: Female Leadership, Management XXI Century.
INTRODUCCIÓN
La principal característica del fin del siglo XX es la profunda
transformación en todos los ámbitos: económicos, políticos y culturales.
Tales cambios son impulsados por un proceso de globalización. De tal
manera que países en vías de desarrollo, se ven ante la necesidad de buscar
mejores alternativas para desarrollar sus economías.
Un escenario así obliga a las empresas en general, a replantear sus
estrategias para aumentar la productividad y competitividad tanto en el
mercado nacional como internacional, que en este principio de siglo XXI es
más competitivo.
De allí que, el papel de la mujer actual en el mercado de trabajo es una
prueba de la potencialidad que los recursos humanos tienen para
desempeñar con flexibilidad sus habilidades. Cada vez es más frecuente
encontrar mujeres que trabajan activamente en las empresas y
organizaciones, ocupando puestos de dirección aunque de momento su
presencia es francamente minoritaria.
En ese sentido, el presente trabajo considera como aspecto más
importante en el ascenso de la mujer, además de la capacidad que desarrolla
por su propia experiencia, sin duda su formación educativa. Es por eso, que
el problema que hoy enfrenta la mujer ejecutiva, al margen de sus
habilidades y su formación universitaria se encuentra en su carrera de
ascenso en las organizaciones, es decir, límites que impiden su acceso a los
máximos niveles jerárquicos. Es obvio que esta limitación no obedece a
criterios establecidos o a normas impuestas en forma clara y objetiva, sino a
los referentes de una cultura tradicional que proyecta los valores masculinos.
La Gerencia del Siglo XXI
En la actualidad se hace necesario cambiar el esquema de uniformidad
en el que se basan las teorías administrativas, pues así como las personas
tienen diferentes principios, habilidades y objetivos, los tienen las
organizaciones, y las anteriores teorías no permitían su desarrollo a partir de
estos. Los nuevos esquemas que se proponen, no rechazan el cambio, sino
que sugieren enfrentarlo y adelantarse a él, convirtiéndolo no en un peligro
sino en una oportunidad de aprender y de fortalecer la institución, con el fin
de sobrevivir y de convertirse en líder de cambio.
Al respecto Drucker (2000:200), considera plantear la relación entre las
actuales ideologías administrativas, la tendencia a la globalización, la
preparación para adelantarse, liderar el cambio, y los componentes
humanistas o personales, como un desafío para quienes tienen en sus
manos el funcionamiento y el éxito de los negocios u organizaciones. Pues la
gerencia es el órgano distintivo de toda organización, de esta depende, en
gran parte, la economía en la comunidad moderna, pues, como lo define
Drucker:
El centro de una sociedad, es la institución, administrada como el órgano de la sociedad que está para producir resultados, y la administración es la herramienta específica, la función específica, el instrumento específico que capacita a la administración para que produzca resultados. Tal desafío consiste básicamente en la integración, la diversificación, la innovación, y la creación de estrategias que permitan asumir los cambios, y desenvolverse fácilmente en los mercados mundiales.
De lo anterior se entiende que, para lograrlo, es necesario
desprenderse de las antiguas concepciones administrativas que se
dedicaban a crear estructuras y jerarquías, buscando únicamente resultados
operativos, haciendo a las empresas débiles y renuentes al cambio.
La administración, hoy en día, se debe apoyar en el funcionamiento de
las empresas, a partir de fines comunes, a nivel interno, por parte de quienes
la componen, y a nivel externo, con el fin de integrar intereses políticos y
sociales, consolidando la empresa en el mercado. Este conocimiento e
integración de factores influyentes en la empresa, es lo que se denomina
globalización. En ese contexto, el propósito de la gerencia, desde un punto
de vista globalizado, es por tanto, la creación de planes y objetivos, basados
en el análisis de todo lo que afecte a la institución aunque sean aspectos
exteriores que no se encuentren bajo el control de la institución.
Esto sugiere, mantenerse al tanto de los cambios que se producen,
pues aunque los cambios no se pueden administrar, si es posible verlos
como oportunidades para encontrar el éxito, para que esto sea posible, al
respecto Drucker (2000), formula algunas pautas que facilitan este proceso, y
que a demás, contribuyen con un mejoramiento continuo y sistemático de la
empresa, siendo las principales, en el marco del presente trabajo: abandonar
el ayer, es decir no quedarse en el pasado, sino aprender de él y tener una
visión realista de las situaciones, el mejoramiento de la organización, lo cual
se debe hacer poco a poco, pero siendo persistente, y por último, el
aprovechamiento del éxito, es decir verlo como una oportunidad.
También se debe pensar buscar el sostenimiento de la fuerza laboral,
para asegurar la prosperidad y la supervivencia futura de las empresas en
las economías desarrolladas, este desafío consiste en pensar más en la
productividad de la práctica de los conocimientos de las personas, no en la
rentabilidad que logra la empresa por medio de este compromiso, pues así,
se eleva la productividad del trabajo cimentado en el conocimiento o de quien
trabaja con él. La aparición de nuevas tecnologías y la tendencia a la
globalización conllevan una serie de cambios que afectan a todas las
empresas y plantean nuevos retos a los empresarios.
El Liderazgo en el Siglo XXI
Con base en lo señalado en la sección anterior, puede exponerse que
rehacer lo viejo es tener la capacidad de reinventar, desde sus principios,
con base en nuevos paradigmas, la organización y la estructura. Cambiar
paradigmas es tener la capacidad de crear nuevos, hacer horizontales las
estructuras es hacerlas pequeñas, ágiles, centros rápidos de decisión.
En ese sentido Sánchez (2010), considera que profesionalizar la
comunicación es dar liderazgo a la organización y a la estructura, en ella el
líder armoniza y dirige, no es necesariamente técnico. Es ineludible sí, un
profundo conocimiento del ser humano para lograr grupos integradores de
trabajo en equipo, y por ello el líder crea grupos de trabajo autodirigidos y
profesionales, donde estos tendrán un liderazgo propio, trabajando en
equipo por la misma misión, visión y valores. Crea grupos efectivos de
trabajo con base en objetivos y resultados, no solo tiene un enfoque propio
sino que lo toma del grupo. Ser líder de un grupo implica crear la visión, la
misión y los valores en consenso y no de manera unilateral, permitiéndole
esta acción, superar las expectativas de los que tiene alrededor.
Por ello, el líder que requiere la sociedad del siglo XXI, responde a los
cambios que vendrán cada día más rápido, él tendrá que responder a la
velocidad de los mismos. Y eso solo será posible si está entrenado para
tomar decisiones a nivel de toda la organización para crear organizaciones
inteligentes en donde todos puedan tomar decisiones y no esperar a que
otros las tomen.
En ese sentido, la desaparición continua de paradigmas es parte de un
proceso de mejora continua y de liderazgo horizontal y es algo inevitable en
las organizaciones del siglo XXI, en ellas el líder no envejece, crece
empujado por el cambio. Provocando al grupo y estimulado por el grupo;
solamente los líderes que mantengan la mente fresca podrán sobrevivir a los
cambios.
De allí que, la meta del líder es el ser mejor, poseer el bien en toda la
expresión de la palabra, excelencia, perfección, entre otras. La capacidad de
servir es la mejora continua del líder y hace del éxito su misión, su único
objetivo debe ser la capacidad de ofrecer, permitiéndose ser un humanista
transformador, quien motiva a todos al cambio, hace suya la frase: renovarse
o morir. Tienen la capacidad de vencerse a sí mismo para estar
permanentemente al servicio de quien le rodea.
Este nuevo líder crea a su vez líderes como él, esparcidos por toda la
organización. El verdadero líder del siglo XXI es aquél que siembra líderes,
ya que el liderazgo debe ser circular, donde cualesquiera intervienen, tienen
opinión, y por supuesto, todos trabajan. Por ende, éste será experto en
motivar y congregar a la gente para dirigirla.
Y por supuesto, tal como lo considera Sánchez (2010), las
organizaciones deben ser pequeñas para poder hacer cambios rápidos,
entendiéndose que los organigramas del siglo XXI serán circulares, con
pequeños equipos de trabajo profesionales, autodirigidos con suficiente
autoestima, sentido de pertenencia y motivación.
La Mujer en el Mundo Gerencial
Respecto a la idea de la mujer como gerente, en este punto del trabajo,
puede concentrarse el mismo en la disertación que respecto al tema de la
gerencia y el género, realizará García (2005), en el cual señala que la
evolución del pensamiento sobre la administración y la gerencia desde sus
inicios hasta el presente, revela su carácter fuertemente androcéntrico.
Donde es obvio que, con excepción de aquellos aportes que surgieron de la
investigación científica autónoma y algunos que se propusieron con una
pretensión universalizadora en su aplicación, la mayor parte de los
postulados están movidos por los principios básicos de una ética masculina
de los negocios, que ha sido dominante en todos los tiempos.
Ahora bien, últimamente ha habido algunos cambios significativos en
las orientaciones y contenidos, que han marcado en las disciplinas
dominantes de la gerencia, tres grandes tendencias evolutivas, muy
relevantes en la actualidad serían.
a) La creciente importancia que se le esta dando a los factores
humanos involucrados, que se ha traducido principalmente en una
consideración mas objetiva y sensible del rol de los trabajadores en el logro
de los fines de la organización, de la importancia de las características de la
clientela y en una humanización de las y los gerentes, todo en una
concepción principalmente androcéntrica.
b) La expansión del contexto social y político en el cual hay que
interpretar, planificar la acción de la empresa, y de quien ejerce la función
gerencial.
c) La plena legitimación del carácter científico, técnico, profesional que
exige el manejo de las organizaciones y el ejercicio de la gerencia.
Si bien a partir de los años sesenta se registraron cambios profundos y
acelerados en las concepciones, el ambiente intelectual en este campo se ha
caracterizado en los últimos tiempos por el mutuo enriquecimiento o
complementación de las propuestas, así como por la emergencia de un
amplio abanico de posibilidades técnicas que permiten buscar solución a una
gran variedad de situaciones y problemas. Es éste el contexto que, en lo
teórico y en la mayoría de las prácticas gerenciales, enfrenta el esfuerzo de
consolidar como una opción de ruptura, la Gerencia con perspectiva de
Género.
La historia del pensamiento gerencial no es un proceso simplemente
acumulativo. Rupturas profundas han estado presentes, y de un tiempo a
esta parte, por las mismas circunstancias de cambio permanente que vive la
sociedad, todos los aportes se conciben como una reserva intelectual y
técnica a la cual siempre es posible recurrir en la búsqueda de conocimiento
y luces. Sin embargo, todavía para la teoría gerencial, las diferencias
sexuales son irrelevantes. En esto, las disciplinas de la Dirección como
disciplinas articuladas a la reflexión sobre el ejercicio del poder, mantienen
un cerrado parentesco epistemológico con la teoría política.
De allí que exista el interés de configurar un nuevo paradigma de la
gestión gerencial que involucra en si mismo un redimensionamiento del
sentido del poder en algunos aspectos, dando mayores posibilidades a la
legitimación del empleo de criterios de género como un apoyo importante
para esa nueva alternativa.
Según, García (2005), las investigaciones cada vez más numerosas
sobre los comportamientos de hombres y mujeres en la gerencia, han
demostrado la supervivencia de procedimientos, prácticas discriminatorias,
así como desventajas basadas en el sexo, contra las mujeres, aun contra las
que ocupan las más altas posiciones gerenciales. Parte del salto cualitativo
que deberá hacer la gerencia en el siglo XXI será hacerse sensible a los
criterios de género y no quedar, como pretenden algunos desarrollos, en la
simple incorporación de rasgos femeninos en la practica de la función, que a
la larga seguirá estando dirigida a favorecer intereses o valores de una
cultura y sociedad basada claramente en un Ethos masculino, que admite
además de justificar la discriminación.
En este sentido conviene advertir que los adelantos que han
incorporado rasgos de los comportamientos femeninos al estilo gerencial
más contemporáneo, no pueden ser considerados, en sentido estricto, como
enfoques género inclusivos o sensibles al género, ni tampoco son respuestas
en esa vía las ya corrientes experiencias de formación de gerentes que
están introduciendo en los programas componentes que apuntan a la
consideración todavía parcial de tales criterios, tal como ocurre, por ejemplo,
con los cursos de capacitación sobre condiciones femeninas requeridas para
el desempeño gerencial exitoso.
Estas iniciativas están relacionadas con el espíritu y los nuevos
paradigmas que ha favorecido el cambio epocal, pasando del siglo XX al XXI.
En tal sentido, no hay duda que los cambios de todo tipo que se produjeron
en el último tercio del Siglo XX, crearon requerimientos sobre la práctica
gerencial, ante los cuales surgieron respuestas importantes como las que se
dieron a partir de la emergencia de la Gerencia de Calidad. La
transformación, la turbulencia, la inestabilidad, la incertidumbre, son los tonos
que marcan un cambio de época que afecta a la totalidad, en todos los
planos, y donde lo universal se diluye ante el reclamo paradojal de las
multiplicidades que demandan su derecho al protagonismo, a la atención, a
la presencia y a la opinión. El espíritu de estos tiempos está fuertemente
impregnado por la reivindicación de la multiplicidad y la diferencia, frente a
los valores de alcance universal heredado como paradigma ético del pasado.
(Gomáriz, 2000)
En este clima de cambio temporal, lo humano ha sido redimensionado
como un factor clave del éxito gerencial y de las organizaciones, pese a que
en todos los enfoques actualmente dominantes del pensamiento
organizacional, esté implícita la concepción de que lo humano es equivalente
a lo masculino o todo lo que ello representa en términos de capacidades y
valores socio culturalmente reconocidos. No obstante, el cambio de época,
ha incluido la validación de la diferencia como referencia legítima a ser
considerada, cuando se trata o considera lo humano. Siendo en este
contexto, donde se produce el desarrollo del pensamiento feminista y las
teorías de género que, progresivamente, han ido impregnando el
pensamiento, la reflexión, las prácticas de casi todas las disciplinas
conocidas, especialmente en el caso de las ciencias sociales o humanas.
Para comprender mejor el contexto en el cual se abre paso la adopción
explícita o no de criterios de género en la gerencia, es necesario tener claros
los alcances del cambio epocal aludido (tecnológico, de las comunicaciones,
de los sistemas políticos, de la textura relacional de las sociedades y de los
géneros, de las teorías y disciplinas científicas y la filosofía, de la base
ecológica, de los modos de saber y conocer, entre otras) y los nuevos
referentes que ha venido planteando a la gerencia.
En este sentido conviene señalar que las sociedades nunca han sido
homogéneas, pero durante siglos, paradigmas, ideologías y doctrinas han
intentado crear una ficción de universalidad que ha querido dar la impresión
de la existencia de relativa homogeneidad o al menos, de escasas
diferencias al interior de lo real social.
Uno de los hechos resaltantes de este tiempo es la eclosión y plena
manifestación del pluralismo de la cultura y de la sociedad. Esta es una de
las transformaciones más profundas recientemente y que se expresa de
forma radical en el universo de las organizaciones. Peter Drucker (1989)
habla de los nuevos pluralismos, por que son pluralismos con protagonismo.
Esta es una de las huellas más perceptibles que ha dejado en la sociedad la
tromba postmoderna, como la denomina Gomáriz (2000).
Ciertamente, la post modernidad legó a esta época la relevancia y
legitimidad de la diferencia frente a lo igual y el valor de lo situacional, frente
a lo permanente. Es en ese contexto donde se pueden entender las
demandas muy diversas que es posible registrar respecto a la gestión
gerencial. Y es ese pluralismo lo que permite entender que la gerencia, como
disciplina y como práctica, se haya convertido progresivamente en un
proceso abierto que, a partir de una matriz básica de criterios centrales, es
capaz de dar respuesta a todas estas necesidades organizacionales de
managment, adecuadas a las particularidades propias de la naturaleza,
actores y contenidos del área de que se trate.
Conviene destacar que, desde aquellos momentos, una de la
megatendencias que comenzaban a marcar el cambio epocal fue el creciente
ascenso de las mujeres al liderazgo y la relevancia de lo femenino como
referencia. (Naisbitt, 1982, citado en García, 2005). El rescate de lo femenino
y no sólo la mayor presencia o el ascenso de las mujeres, es por si mismo,
en el contexto de una cultura raigalmente androcéntrica, una señal
significativa de las transformaciones que se han iniciado con mayor o menor
fuerza, según los ámbitos de expresión.
Por ello el cambio epocal entraña todos los signos mencionados y a los
cuales la gerencia debe responder. Es por ello que las disciplinas que la
abordan han venido cambiando al ritmo de los tiempos, tratando de caminar
eficientemente en la incertidumbre y enfrentando el hecho real de que la
gerencia también es un fenómeno actualmente globalizado y complejo. A
partir de la comprensión de este contexto se entiende que las
determinaciones que actualmente obran sobre la labor de la gerencia sean
tan múltiples, variadas y complejas, como el escenario al cual debe dar
respuestas la función.
Las Mujeres como un Componente Marginal de la Gerencia
Existe un grupo de grandes contribuciones que apuntan a la
conformación progresiva de una gerencia con perspectiva de género, se
refiere a los recientes desarrollos de la teoría y de algunas disciplinas
gerenciales, que dentro del marco conceptual dominante, examinan la
situación de las mujeres en ciertas funciones de la gerencia, como
componente marginal, junto a otros componentes como son los casos de las
personas mayores o que han adquirido alguna discapacidad. Obviamente,
esta no es una respuesta género sensitiva. Responde a una concepción
“mujerista” del tema de la gerencia y está dentro de los contextos
tradicionales de las concepciones de las teorías gerenciales dominantes, Sin
embargo, es importante registrar que aun dentro de tales condiciones, la
teoría androcéntrica señala a las mujeres como un grupo que demanda
atención o consideración especial. (García, 2005)
Una obra que refleja paradigmáticamente este punto de vista es el muy
conocido manual de Stephen Robbins, “Comportamiento Organizacional.
Conceptos, controversias y aplicaciones”.(citado en García, 2005). A lo largo
del análisis que se hace de todas las funciones organizacionales, en varios
casos se exploran las diferencias de comportamientos entre hombres y
mujeres, desde una perspectiva eminentemente descriptiva y teniendo como
fundamento y referencia el sexo, sin mención alguna a las realidades del
género. Y también en se toca el tema de la dirección gerencial y las posibles
diferencias existentes entre hombres y mujeres.
El manual anteriormente señalado, concluye en esta parte que no es
cierto que los estilos de liderazgo masculino predominantes favorezcan a los
hombres, pues las organizaciones están cambiando hacia contextos más
abiertos y democráticos En términos generales, pese a la frecuente mención
que se hace a las diferencias “por sexo” en los comportamientos ante ciertas
funciones de la administración y gerencia, se mantiene la prevalencia de los
criterios tradicionales que invisibilizan lo femenino como género.
Conviene señalar que esta perspectiva marginal de la consideración de
las mujeres, comienza a ceder paso a una visión más incluyente, como lo
demuestra el hecho de que en obras más reciente, el propio Stephen
Robbins está entre quienes aseguran enfáticamente la existencia de estilos
de liderazgo gerencial diferentes en hombres y mujeres.(ob.cit)
En contraste, un reciente estudio de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT) señala que, en la última década, la ocupación femenina en
América Latina creció del 42,1 al 47,1 por ciento (Paludi, 2010:02). Datos
alentadores, sin dudas, acerca de la creciente importancia de la mujer en el
mercado laboral.
No obstante, la investigación de la OIT sólo refleja una parte de la
realidad. De hecho, además de la cantidad de mujeres que trabajan, es
necesario observar la calidad de sus puestos. Y aquí los datos son menos
alentadores, y repetitivos en el tiempo, por ejemplo Virginia E. Schein,
profesora de management del Gettysburg College en Pennsylvania, pionera
en la investigación de los estereotipos de género y su impacto en la carrera
laboral de las mujeres, en 1973, publicó un estudio donde presentaba que
tanto hombres como mujeres pensaban que los hombres eran quienes
poseían las características asociadas a un manager exitoso. (ob.cit:04):
Una investigación publicada en 2005 en Harvard Business Review
(citado en Paludi, 2010) confirma que, tras años de iniciativas por
la diversidad, existe lo que llaman “el techo de cristal” para el surgimiento de
la mujer.
El estudio señala que las mujeres en posiciones senior siguen
frustrándose por las barreras que les impiden el acceso a puestos
gerenciales. Las encuestadas se lamentaban por la falta de oportunidades y
reconocimiento para desarrollar todo su potencial.
En ese contexto, la consultora Catalyst, especializada en mangement
femenino, ha identificado las siguientes barreras (ob.cit:10):
1) Estereotipos y preconceptos negativos sobre las habilidades de la
mujer para los negocios.
2) Aversión al riesgo de depositar responsabilidades clave en manos de
una mujer.
3) Falta de planeamiento de carrera en mujeres ejecutivas.
4) La naturaleza de los trabajos típicamente desempeñados por las
mujeres en las organizaciones.
5) Exclusión de las mujeres de las redes informales de comunicación.
Al respecto la autora anteriormente señalada, considera que los costos
asumidos por las barreras ya presentadas serán los siguientes (ob.cit:12):
- Desmotivación de los mandos medios. Los puestos senior son claves
en la carrera de la mujer. Así, encontrar el techo de cristal en este estrato es
altamente desmotivador.
- Menor productividad como consecuencia de la inequidad entre
hombres y mujeres.
- La escasa diversidad en la composición de los grupos de
trabajo gerenciales puede derivar en decisiones pobres y sesgadas.
- Reducción en el suministro de talentos y recursos. Este punto es
crítico en mercados con alta concentración de mujeres entre los
consumidores. El techo de cristal impide a la empresa contar con mujeres en
el nivel estratégico de toma de decisiones.
En definitiva, el techo de cristal no es un concepto nuevo. Y, sin
embargo, sigue vigente, causando altos costos para las organizaciones y
para las mujeres que ven frustrada su carrera laboral.
Sin duda, la mujer contemporánea le resta ir logrando vencer poco a
poco el gran obstáculo del machismo, el mismo que a duras penas, todavía
se resiste a morir, hoy el hombre mayoritariamente ha reconocido el gran
valor e importancia del rol que tiene la mujer en este nuevo escenario actual.
El rol de la mujer está también en conseguir se efectivice
completamente el derecho que tiene la mujer a sentir, a vivir, a trabajar, a
pensar, expresar ideas y llevar a cabo una vida digna, realizada, exitosa y
con responsabilidad. Es decir, a vivir sin discriminación, igualdad de
condiciones y libertad en este mundo que le es tan propio como al hombre.
Paso a paso, a baja y alta velocidad, pero con aplomo, fuerza y
constancia, desde tiempos inmemoriales la mujer ha dado y da vida y sentido
a la vida; ha inspirado e inspira la letra de infinidad de poemas, canciones,
pinturas, esculturas y demás expresiones del arte, y ha dado y da vida a la
obra y a la vida de muchísimos autores, poetas, cantantes y artistas; a la par
de ir estableciendo su real espacio en la historia al reclamar sus derechos.
Y no es para menos, porque el rol de la mujer en la sociedad ofrece un
abanico de funciones, como son: amiga, compañera, madre, trabajadora,
profesional, educadora, ama de casa, artista, deportista; y hoy mas que
nunca protagonista señera del presente y futuro prometedor de los pueblos
de la tierra.
Claro que si, a lo largo de estos años muchas cosas han cambiado. Si
antes era un pensamiento errado imaginar a una mujer en un alto cargo de
trabajo, o dirigiendo procesos, hoy eso es parte de lo cotidiano, de lo
conocido y reconocido por propios y extraños.
La mujer de ésta era es por de más emprendedora y demuestra
nítidamente su avasalladora capacidad y potencial para destacar en
cualquier área, mas aún a nivel profesional, académico y laboral. Sin
embargo, lo que a muchos preocupa, es que al tiempo que esto ocurre en
algunas latitudes, lamentablemente hay millones de zonas donde las niñas,
jóvenes, madres y ancianas, experimentan la violencia, el acoso sexual y la
desigualdad de derechos. Ante la indolencia e inclemencia de sus gobiernos.
La mujer, como persona humana no es más ni menos que el hombre.
Ambos tienen iguales derechos. Sin embargo, por múltiples razones sociales,
culturales o religiosas, en la realidad han sido siempre y siguen siendo ahora
víctimas de diversas y odiosas discriminaciones.
El Rol de la Mujer Venezolana en la Gerencia del Siglo XXI
Ante la nueva realidad Socio – Política que se vive en Venezuela, con la
cual se puede estar o no de acuerdo, se ha dado paso de manera cierta,
grandes avances para la participación de la mujer en funciones de poder. Al
frente de instituciones políticas y en el seno de los movimientos sociales, las
venezolanas conforman quizá el sector más dinámico del cambio profundo
que se registra en el país.
Pocas naciones, en particular latinoamericanas y caribeñas, cuentan
con tal despliegue femenino en las principales tareas de dirección en la vida
política, económica y social del país, como acontece actualmente en
Venezuela.
Las riendas de tres de los cinco poderes centrales del Estado son
llevadas por mujeres: Cilia Flores, Luisa Estela Morales y Tibisay Lucena
presiden la Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo
Electoral Nacional, respectivamente. Ellas dirigen, en sus respectivos
ámbitos, los designios de la nación junto al jefe de Estado y la Fiscal General
de la Republica, Luisa Ortega Díaz, hecho inédito en la historia venezolana.
Este pareciera un impulso verdadero, resultado de una natural
explosión de las fuerzas contenidas durante décadas por gobiernos que nada
o muy poco se preocuparon por la situación de la mujer, u obstaculizaron e
impidieron su desarrollo.
Permitiendo esta nueva realidad, de lo que son capaces, no sólo para
asumir altas responsabilidades del Estado, sino como fuerza clave para
grandes tareas como la ejecución de los programas sociales impulsados por
el Gobierno, en el área de salud, alfabetización y educación de adultos para
vencer el nivel primario, entre otras.
Durante el encuentro mundial de mujeres realizado este año se destacó
al proceso que viven las mujeres venezolanas como un verdadero ejemplo,
"para transitar un camino aún largo, porque nos quedan trechos por recorrer
y obstáculos que vence" (ABN, 2010:01). Además de las mencionadas, otras
venezolanas ocupan hoy puestos importantes de dirección en el país: dos
mujeres fungen como gobernadoras de estados: Yelitza Santaella (Delta
Amacuro) y Antonia Muñoz (Portuguesa), mientras la periodista Desirée
Santos Amaral fue hasta hace poco la primera vicepresidenta del
Parlamento.
Y en cuanto a los ministerios, cuatro de ellos son dirigidos por ellas:
María Cristina Iglesias (Industria Ligera y Comercio), Nicia Maldonado
(Pueblos Indígenas), Yubirí Ortega (Ambiente) y Titina Azuaje (Turismo),
además de varias viceministras en diversas carteras.
En noviembre de 2006, la Asamblea Nacional aprobó la Ley orgánica
sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, mientras en
febrero de 2007 entró en vigor la de Heroínas Venezolanas, propuesta por el
Instituto Nacional de la Mujer (Inamujer).
Por otra parte, en junio de 2008, Venezuela presentó los avances en
materia de derechos humanos de las mujeres ante la Convención sobre la
Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (Cedaw,
por sus siglas en inglés), según se observa en el portal Agencia Bolivariana
de Noticias (ABN).
Esa convención sobre derechos humanos de la mujer fue aprobada por
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1979 y suscrita por
Venezuela en junio de 1980. La presidenta del Instituto Nacional de la Mujer
(Inamujer), María León, indicó que ese informe, que se presenta cada cuatro
años ante la Cedaw, reflejó la participación activa y protagónica de la mujer
venezolana en los ámbitos político y económico.
Asimismo, dijo preciso la presidenta de Inamujer que ese informe
presenta avances en las áreas de salud, educación, contexto jurídico y
equidad e igualdad de género, entre otros aspectos.
Acotó además, que la aprobación de la Ley Orgánica sobre el Derecho de
las Mujeres a una vida libre de violencias, en noviembre de 2006, y la
creación los 22 puntos de encuentro de Inamujer, ubicados en varios estados
del país, forman parte de los logros el área jurídica y social de la mujer
venezolana.
Del mismo modo, en el ámbito político destacan aspectos como la
participación de las mujeres en 90%, en la conformación de los consejos
comunales, como instancias del poder popular, y el incremento de 10% a
20% de representación femenina ante la Asamblea Nacional.
También destaca la incorporación de 50% de participación femenina en
las listas que presentará el Consejo Nacional Electoral (CNE) para la
elección de cargos en órganos de elección popular forma parte de los logros
en materia de participación política alcanzados por las mujeres
venezolanas. (ABN, 2010)
María León refirió que en el aspecto económico, el Ejecutivo Nacional,
mediante un punto de cuenta elaborado en 2005, orientó al Ministerio del
Poder Popular para las Finanzas para la elaboración de los presupuestos
sensibles al género, exponiendo (ob.cit:05):
Venezuela debe presentar este aspecto como un gran avance y como un ejemplo, porque los presupuestos sensibles al género se han aplicado en otros países, sólo en regiones o en municipios, pero no como presupuestos sensibles al género asumidos por el Estado
Igualmente, destacó que la aprobación del Proyecto de Reforma
Constitucional presentado por el presidente de la República, Hugo Chávez
Frías, fortalece los derechos humanos y la participación política de la mujer,
"debido a que otorga más poder al pueblo".(ibídem)
Por otra parte, la reducción de la jornada laboral a seis horas diarias,
propuesta en la reforma constitucional, busca impulsar el desarrollo de la
mujer en diversos aspectos. La presidenta de Inamujer señala que los logros
en materia de derechos humanos de la mujer que presentó Venezuela ante
la Cedaw, "se impulsan en conjunto con diversos organismos del Estado
venezolano". (ibídem)
CONSIDERACIONES FINALES
Es conveniente e imperativo referirse al rol que le corresponde
desempeñar a la mujer como líder del siglo XXI en las distintas actividades,
ya sean de índole familiar, laboral y social; debiendo tener un papel
protagónico y conforme a las exigencias que la actualidad requiere, como su
constante preparación para contribuir al desarrollo y progreso (como ya lo
viene haciendo), interviniendo en diferentes trabajos y desempeñando
importantes cargos. Las mujeres están asumiendo su rol y de la mejor
manera.
Efectivamente, poco a poco, la mujer está avanzando y creciendo en
espacios que antes estaban destinados sólo a varones, por ejemplo hoy son
muy comunes y los cargos de Presidentas, Ministras, Congresistas,
Alcaldesas, entre otras.
Así también, se debe destacar la importancia del papel de la mujer,
demostrando su capacidad y competitividad en diversos trabajos, los mismos
que le demandan esfuerzos, sacrificio y sobre todo compromiso de seguir
contribuyendo al desarrollo de la sociedad.
Así, se tiene que para asumir el reto muchas mujeres, jóvenes y
adultas; hoy, estudian y/o trabajan, en áreas que antes estaban reservadas
exclusivamente para los varones, tales como: el ejército, la política,
economía, derecho, mecánica, ingeniería, ciencia, tecnología, manejo de
maquinaria pesada, astronáutica, entre otras. Pero lo más importante, es que
se desempeñan con igual responsabilidad y eficiencia que sus pares
masculinos, y cada vez son más las mujeres quienes destacan por su
inteligencia, dedicación y honestidad logrando grandes éxitos profesionales y
aportando desarrollo para sus países.
A pesar de todo esto, el rol de la mujer se ha revalorado y cada vez es
más importante su participación y su aporte como líder. Por esta razón, es
necesario que la mujer sea consciente de sus derechos y su propia defensa,
haciéndose respetar para aspirar a su felicidad y realización como persona.
Ganándole paulatinamente protagonismo al hombre y dejando prácticamente
en muchos casos en el olvido al típico modelo de hombre tradicional,
caballero y sostén del hogar.
En los tiernos albores del siglo XXI, el paradigma de la nueva mujer
para esta centuria ya está presente. Hoy toca ser testigos de un mundo
relacionado al sobresaliente desempeño de muchas mujeres sobresalientes,
líderes o no, que ya están presentes con actitudes, decisiones y
comportamientos inéditos.
El origen de esta nueva generación de mujeres del siglo XXI,
irónicamente no está en el presente sino en el pasado. Es en la segunda
mitad del siglo XX donde se inicia la gesta. Esta nueva súper mujer se
encuentra hoy actuante y veloz escalante de posiciones sociales,
profesionales, laborales, académicas, económicas y políticas de gran
relevancia.
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